Etnolo gía

SEVERIANO GIL Las Dos Historias Escritor

Hace ahora dos años, en que el fruto de una conversación acabó por adop- tar la forma esférica de un proyecto agradable e interesante. Porque escri- bir —narrar me gusta más— la histo- ria de la Comunidad Israelita de Melilla tenía esa redonda redundan- cia de lo bien definido, de lo equilibra- do, de lo lógico, de lo coherente... Hasta que comencé a trabajar. No quise, en principio, seguir un patrón al uso, y traté de convertirme yo mismo en la primera fuente que me ayudara a instalarme bien en el centro del asunto. Un par —quizá más— de viajes por Marruecos fue- ron suficientes para ponerme en ante- cedentes de que la cosa no iba a ser tan sencilla. Había en principio deta- La Melilla moderna es un compendio de las variadas culturas que se dan cita en ella; la Comunidad lles y rasgos que mi bolígrafo clavaba Israelita contribuyó de modo determinante en el desarrollo de ésta a partir de finales del XIX. profundamente en las páginas de la libretilla donde registro las ideas; y, para empezar, me di cuenta de que escribieron, el segmento de materia Pero, ¿cómo hacerlo? casi todas las anotaciones comenza- disponible, más que ajustarse a mis Supongo que, para un Historiador ban con un ¿por qué...? necesidades, se basaba en la simple y que podríamos llamar profesional , es A los quince días, eran demasiados llana premisa de ofrecer lo que a decir, para un licenciado que ha llega- porqués sin respuesta deductible, y mi otros parecía interesante. Y ahí radica do a la misma conclusión de que la estrategia se reorientó hacia las otras la segunda forma de trabajar Historia: Historia necesita, más que conoci- fuentes más tradicionales, las biblio- la investigación. mientos, trabajo, existen procedi- gráficas, donde descubrí al poco, para Se hacía necesario, imprescindible, mientos institucionalizados con los inquietud de mi espíritu, que no había convertir la bibliografía en una mera que encarar la tarea, fórmulas ya pro- demasiados porque con los que iniciar herramienta con la que desbastar, badas, métodos usuales y directorios las respuestas a mis interrogantes. cortar y pulir la materia prima —la que reflejan los pasos que los anterio- Como la Historia se escribe así, Historia—, al objeto de fabricar un res han dejado marcados sobre el lar- leyendo a otros que, antes que uno, producto decente que ofrecer al públi- go camino. En cambio, para un mero leyeron a otros que, antes que ellos, co que, dicho sea de paso, apenas escritor como el que suscribe, la cosa se dedicaron a copiar lo que otros conoce la propia Historia. no estaba tan clara, a pesar de la dis-

AKROS 15 Etno logía

Los judíos melillenses eran los únicos que, a partir de 1862, explotaban los mercados del interior marroquí por medio del comercio caravanero.

ponibilidad de muchos y buenos historiadores que me Son en realidad —me refiero a estos compendios lujosa- rodean, de todos los cuales he podido aprender, de quienes mente envueltos en tapas de calidad— una especie de se me ha pegado algo y a los que constantemente frecuen- publicidad encubierta de determinados estereotipos. Igual to para que el vínculo de la amistad mantenga esa transmi- que nuestra prensa diaria, sólo tratan asuntos —noticias— sión —a veces involuntaria— de sabiduría, que constante- que van a ser del interés del gran público, y así siguen siem- mente destilan sobre mis neuronas profanas. pre los mismos patrones: Arqueología, lo último ; Tampoco es plan de andar por ahí, exprimiendo mentes, Mesopotamia y Egipto, los más antiguos; fenicios, griegos y provocando ideas e hipotecando el tiempo ejeno, así que cartagineses casi metidos en un mismo saco; y Roma, la tuve que echar mano de la lógica, del razonamiento..., y gran Roma que tanto dejó, y que justifica la calidad de las comencé por leerme todo cuanto podía estar relacionado con el asunto a tratar, es decir, con la presencia de judíos en el actual Magreb, el Noroeste africano, que es lo que realmente me interesaba. Podía hacer dos cosas —de hecho las hice—, una de ellas era trabajar con el tiempo, acudir a la cronología para situar un segmento de la crónicas que abarcase desde el siglo I hasta el VIII, momento en que la llegada del a esta parte del mundo indujo nuevos puntos de vista —a la par con una reconversión total de las estructuras ideológi- cas y políticas—; la otra modalidad de estudio la basé en marcar el territorio geográfico y trabajar con todo lo que discurrió a través de él; luego, con las dos —el tiempo y el espacio— pude ir haciendo acopio de datos, algunas veces meros apuntes, que me permitieron ir construyendo mi pro- pia idea de lo que iba a contar. Y me fue bien, porque no había poco. Algunos títulos apenas si pasaban sobre el tema en volandas; otros, hacían mención directa de esta especial configuración étnico-cul- tural que apenas se menciona en los textos de Historia en general; y me refiero a esas voluminosas, bien editadas y caras enciclopedias que, rivales entre sí, pugnan por ofrecer una mejor visión de los hechos, unos hechos acontecidos hace tanto que pueden someterse a las más variadas espe- culaciones.

Calle de San Miguel, en la ciudad vieja. Aquí estuvo situada la primera sinagoga, alrededor de 1865.

AKROS 16 Etno logía

Un pórtico de la isla de Alhucemas. La icono- atención allí donde piensan que va a grafía bereber está empapada de símbolos centrarse el interés de los futuros lec- que ilustran su pasado judaico. tores o estudiosos. Por eso, lo mismo que, entre sep- tiembre del 2001 y febrero de 2002, Y me vino a la mente la similitud no había telediario que no hablara de esta conducta historiadora con la —en exclusiva algunos— de los tali- forma de actuación actual de los bán y de las operaciones militares medios de comunicación, que sólo sobre Afganistán, la atención entre reflejan la actualidad de la parte del los siglos III aC. y V dC. se centra mundo donde están ellos, o a donde sobre todo en lo que más noticias envían a sus corresponsales. Por proporcionaba: Roma y sus asuntos; poner un ejemplo y a las fechas en las y apenas si se detecta interés alguno que nos encontramos, en los noticia- por contar cómo vivían los tártaros, rios sólo aparecen crónicas de Oriente qué pasaba en las brumosas tierras Medio, algo de los Balcanes, muy de Germania —que no fuera prepa- poco ya sobre Afganistán y alguna rar una incursión sobre los limes pincelada breve sobre las convulsio- imperiales—, cómo prosperaban en nes del subcontinente sudamericano, centroáfrica o qué narices se estaba fotos, la prolijidad de las notas y la casi siempre relacionadas con la pro- cociendo en África noroccidental, genialidad de los autores que, contan- ducción de droga o la corrupción polí- donde la ausencia de problemas gra- do con mil años sobre los que elucu- tica. En el resto del mundo: no pasa ves para el Senado eximía a los cro- brar, llenan las páginas de papel caro absolutamente nada..., cuando todos nistas de mantener corresponsalías con mil y un datos que enriquecen el sabemos que no es cierto. Pero las permanentes —salvo los episodios texto. Luego, llegados al siglo V cam- necesidades de tiempo y de espacio protagonizados por Yugurta y com- bian las direcciones, y unos se decan- obligan a los editores a recortar, a pañía—. tan por los germanos que nos vinie- tachar y a prescindir de determinadas No eran determinantes los suce- ron del Norte, en tanto que otros noticias que no están dentro del sos de aquí —y utilizo el adverbio prefieren seguir exprimiendo el limón carrusel dinámico del día o, a lo sumo, con toda propiedad—, y eso y se regodean con las glorias de de la semana. demuestra que los historiadores de Bizancio. Y ninguno, ni de pasada, Pues algo así —a mi entender— la época no eran resistentes a la hace mención a que, en ese tiempo, el ocurría con los historiadores, o al ceguera; porque es precisamente en Noroeste africano bullía como un menos esa es la sensación que prima. ese entorno norteafricano, romaniza- hormiguero, estaba lleno de vida, de Los libros de peso, los numerosos y do aún después de que Roma no fue- movimiento, de gentes apegadas a fáciles de encontrar, se basan en cró- se más que una caricatura bizantina, las formas romanas que todavía nicas de lo que, en términos coloquia- donde se estaba fraguando una alentaban, pero basándose en cultu- les, podríamos definir como la jet his- identidad fundamental de la ras mucho más viejas que, siempre, tory , y van mudando el punto de Historia: los bereberes —imasighen habían sabido sobrevivir, y me refiero al ámbito judeo-púnico que imperaba a todas luces. Fue una sorpresa comprobar hasta qué punto las sucesivas migraciones de israelitas —años 70 y 135, con un colapso inducido por la misma Roma en el 117— habían impreso su propio carácter cultural y religioso en un ámbito libio-púnico que, entre otras cosas, parecía haber estado esperan- do desde siempre la irrupción de un fenómeno como aquél.

Mercado del Mantelete. Adosado a las murallas de la ciudad anti- gua, el mantelete era origen y término del intenso tráfico comercial que, a partir de la declaración de puerto franco, prota- gonizó la actividad mercantil de Melilla.

AKROS 17 Etno logía

perdurando mil años más, todavía constituían núcleos de suficiente enti- dad como para ser determinantes en la política de los reinos marroquíes del XVIII. Sin embargo, no era suficiente; porque, ya que podía centrarme en esa época oscura y poco ilustrada, no tenía pies ni cabeza el hecho de hacerla aparecer como por ensalmo, aludir a ella directamente o finiqui- tarla casi tan bruscamente como realmente sucedió. Aunque, eso sí, para retrotraerme a siglos anteriores no tuve dificultad: Canaán —o Palestina, que más o menos es lo mismo— ha sido siempre una zona de máximo interés, y el Cristianismo Margen del río de Oro. Al pie del Cerro de Camellos se instaló, en 1903, el campamento de los tardó cientos de años en darse cuen- judíos huidos de Taza que se acogieron a la protección de la ciudad española. ta de que podía inventarse una iden- tidad distinta de su propio padre, el Judaísmo, y había mucho escrito del uno y del otro. Para después, para los en su propia denominación—, que Y me dije que, o afinaba, o podía siglos posteriores, ya se había desa- irrumpen apenas dos siglos después ocurrir que mi versión de los hechos rrollado tanto la difusión de glorias y en la escena histórica sorprendiendo quedara excluida a priori de las miserias que, a pesar de una cierta a la mayoría de los cronistas que, si expectativas de buena parte —casi la cicatería en lo referente al Magreb, bien no carecen de apelativos para mitad—de la población local, que es, no nos es difícil seguir la pista del denominarles —berberiscos, moros, a fin de cuentas, a quien más va diri- dato concreto, extrapolar situacio- magrebíes, musulmanes—, todavía gido este intento de aclarar los oríge- nes, elaborar razonamientos y dejar no saben quiénes son en realidad nes históricos del ahora llamado que gane la coherencia, junto con la esos que, aún hoy día, están a falta Magreb. aplicación de los patrones de com- de leer su propia Historia..., porque Para entonces, cuando había llega- portamientro típicamente humano nadie la ha escrito aún. do a esas alturas, yo estaba convenci- que nos hacen iguales a todos, desde do de que el libro que iba a escribir — hoy día a las fechas en que los nean- que ya estaba escribiendo en dertales rezongaban por la arribada Metido en faena realidad—, iba a ser algo mucho más de la gente nueva que acabaría con ostensible y voluminoso de lo que en ellos. Pero si algo me llamó la atención en un principio había calculado..., aun- Fue en ese instante en el que apa- medio de todo el proceso, fue com- que aún no tenía título. reció el título del libro. Eran ocho probar hasta qué punto se forzaban Pero no importaba, porque me fases en los que podía dividir el grue- las expresiones faciales de mis paisa- bastaba con trabajar sobre aquella so de la Historia, desde la aparición nos bereberes que me escuchaban base de inmensas posibilidades que, de los primeros hebreos en la zona preguntar sobre los orígenes judíos de según sigo creyendo, constituye un hasta llegar a los integrantes de la los norteafricanos, y sé que ése será el lujo para cualquiera empeñado en Comunidad Israelita actual. Ocho tema estrella una vez que el libro sal- contar una historia.Todo tenía el sello apartados, ocho capítulos..., y qué ga publicado. Porque había de todo, de lo legendario, de lo epopéyico. Los afortunada coincidencia con el núme- aquiescencia en unos pocos, muy nombres de los reyes, reinos y bata- ro de las luces de la fiesta de Janucá, pocos, que algo habían leído sobre el llas iban apareciendo —cierto que al por no hablar de que, al salir a la asunto; perplejidad en los que, cons- final y de la mano de historiadores calle, el presente sería mi octavo títu- cientes de su escasa o nula formación árabes—; todos con su identidad lo publicado. al respecto, me dejaban la iniciativa al judía y, en algunos casos, cristiana: Acabé llamando luces a los capítu- seguir explicando al motivo de mis Gasmul, Kusaila y la Qahina eran las los, y Como las luces de Janucá al preguntas; rechazo, cuando no cierta figuras descollantes, Nihi fue el libro que, año y medio después de hostilidad, en aquéllos que considera- encuentro decisivo que detuvo a los comenzado, me ha permitido, entre ban mis comentarios como una agre- musulmanes durante treinta años, y otras cosas, haber podido contar a sión a su realidad netamente musul- los mediuna, yeráua, fendelua, tilatan ustedes, lectores de AKROS , estas mana. o rhiata, los gentilicios de quienes, conclusiones a modo de coloquio.

AKROS 18 Etno logía

Sin querer pecar de una cierta ale- nal en el que se mezclaban, ya con Deshaciendo la maraña gría a la hora de aceptar conclusio- carta de naturaleza única, todo tipo nes, y extrapolando la costumbre de de elementos sin ningún escrúpulo. Sin embargo, este paseo por mi parti- generalizar a la hora de definir grupos Dentro de este universo púnico , cular visión de la Historia, que podía étnicos o culturales en la actualidad, pudo darse entonces las condiciones haberse quedado ahí, en una narra- los eruditos griegos y sus imitadores idóneas para que, en el 320 aC., se ción más o menos comprometida con romanos metían en el mismo saco a contabilizara un contigente hebreo de los textos anteriores no demasiado los hebreos del norte, a los sirios cos- unos cien mil individuos en diversos conocidos, acabó cargándose de valo- teros y a los inquietos tirios y sido- enclaves de Cirenaica y Egipto, estra- res propios, de conclusiones y de nios; es decir, para los primeros, todos tégicamente situados entre la órbita datos que, muy a pesar del que escri- eran phoeni que provenían de esa helenística y la cartaginesa —cuando, be, reacio siempre a invadir territorios región oriental del Mediterráneo, les todavía, no había diáspora ni berrin- académicos —por respeto, no vayan había picado el veneno del intercam- che imperial que les empujara hacia a creer que cultivo esa especie de des- bio comercial y manejaban los barcos allí—. dén barato con que los aficionados como nadie. Ésos eran los fenicios, Y esta conclusión —a lo mejor diletantes suelen mirar a los historia- una identidad que tomaba cuerpo de bien asumida académicamente, pero dores de profesión—, no podía obviar epidemia socio-económica al exten- extraña a los lectores de Historia con- en absoluto. derse por toda la cuenca del mar de tenida en publicaciones de consu- De hecho, buena parte de las moti- las culturas —como podríamos lla- mo—, es lo que me ha permitido afir- vaciones de este artículo se basan en mar también al Mare Nostrum —. marme en mi idea de que la presencia poder sintetizar lo que, a lo largo de Tal vez eso nos ayude a entender la hebrea —todavía no me gusta utilizar las páginas del libro podría quedar un apabullante extensión alcanzada por el concepto judío para lo que es mera- tanto velado por la maraña narrativa. las líneas comerciales, el tremendo mente un término identificativo de En primer lugar, salta a la vista de despliegue de factorías y puntos de una cultura y una etnia no del todo un modo evidente que nos rige una apoyo costeros y la hegemonía mer- definida— en el Mediterráneo occi- cierta simplicidad a la hora de esta- cantil que dominó el litoral europeo, dental es, como poco, coetánea del blecer márgenes definitorios de cultu- africano y asiático; es más creíble, por segmento asignado a los fenicios, si ras, etnias y religiones. Al menos para supuesto, imaginar a todo el ámbito no es que la aceptamos como parte el lector empedernido de Historia se del Canaán costero y parte del vecino integrante de ella misma, con todos conforma la idea de que fenicios, grie- anatolio como el origen de esta eclo- los derechos. gos, hebreos y egipcios —por citar los sión gigantesca, y no mantenernos más usuales— formaban un mosaico aferrados a la idea de que los pocos bien definido con sus piezas separa- habitantes de tres o cuatro ciudades Más cerca das entre sí y, como en aquellos fenicias organizaron tamaña empresa mapas antiguos de lectura fácil, con que, además, perduró durante siglos e La siguiente conclusión no es más que un color asignado para diferenciarles incluso mucho después de que, oficial- una suma de elementos entresacados del resto. mente, desapareciera esa denomina- de los datos generales referentes al Nada más lejos. ción de origen . Norte de África entre los siglos IV aC. Ya los mismos textos sagrados, el Tal vez por eso los cartagineses, y III dC., y que, enganchados entre sí Antiguo Testamento, empezando por herederos de esa identidad ya bien para formar un tren aparte, adquieren el Génesis, hacen una alusión directa amalgamada, se expandieron con la individualidad única de un mismo a la amalgama poblacional que reina- tanta comodidad y dieron forma a convoy de vagones idénticos. ba en el Canaán del siglo VIII aC., una república de corte pluralista y El fuerte y próspero sustrato cuando las tribus del norte de Israel, multicultural, un escenario poblacio- hebreo norteafricano es la mejor pla- Dan Neftalí,Aser y Zabulón, formaban parte de una demografía general en la que estaban incluidas junto con los principados fenicios; es decir, que cuando los historiadores más anti- guos se referían a los fenicios , no establecían distinciones entre unos y otros.

Hospital Indígena, en primer plano; detrás, el barrio hebreo, edificado para acoger a los refugiados de Taza.

AKROS 19 Etno logía

Interior de la sinagoga Or Zaruah , la principal de Melilla. Edificada por el filántropo Yamín Benarroch a la memoria de su padre, ilustra el desarrollo eco- nómico de este sector poblacional melillense que, para esta época, mediados de los Veinte, había alcanzado su máxima expresión.

taforma sobre la que apoyar la diáspora del año 70, al más que el preludio de otro movimiento masivo acaecido menos la rama orientada en esa dirección, que aparece en cuando, en el 135 aC., el poderío romano aplasta la rebelión escena como un refuerzo obligado.Alejandría, la Trípolis y la de Bar Cochba y —entonces sí—, definitivamente, vacía Pentépolis, y algunos enclaves aún más insertados en las Canaán de judíos y les empuja a que, en una alta propor- cercanías de la capital cartaginesa, pierden un poco su ción, emigren hacia el Oeste de nuevo para cumplir el divi- identidad púnica para convertirse en lugares netamente no castigo ideado por Júpiter. hebráicos, hasta el punto que, una generación después, Pero todo está ocupado; los recursos dan para los que cuando las noticias del castigo romano se afianzan en toda ya están, y las ciudades egipcias alejandrinas, la Cirenaica esta extensión judía, estalla la rebelión del 117, que pone y las Trípolis no pueden absorber tanto desplazado; por en pie de guerra a todas las colonias hebreas de la costa otro parte, el interior también está copado con las conse- africana, desde Egipto hasta . cuencias del año 117..., ¿qué les queda?: seguir adelante, La respuesta romana es eficaz y contundente, por más hacia poniente, hacia ese Oeste que, según los indicios de que en un principio llegara a barajarse incluso la pérdida hace siglos, alcanza costas que ven de frente la puesta de de estas áreas para el Imperio. Triunfan la represalia y el sol. orden romano; pero se inicia un fenómeno poblacional a Tal vez fue así, o tal vez fue que, al hacer presión los últi- tener en cuenta cuando, los más recalcitrantes de los mos, una suerte de efecto dominó empujara a parte de los rebeldes, optan por alejarse de la mano dura imperial y se asentados, que se corrieron hacia lo que después se llamó el alejan —tal vez por vez primera— de las costas prósperas Magreb. para penetrar más en África y colonizar el interior del con- Podemos situar la llegada en masa de estos judíos a los tinente. confines occidentales norteafricanos a finales del siglo II dC., Estos núcleos que abandonan las ricas ciudades del lito- pero la expansión de su cultura, la importancia del sistema ral acaban por asentarse y crear otros núcleos judíos en el socioeconómico y religioso judío posterior parece indicar interior de y Numidia; se llevan con ellos su vir- que aquéllos no constituyeron una vanguardia, sino que, de tuosismo comercial y artesano, pero adoptan también la algún modo, aprovecharon una presencia anterior —costera agricultura y la ganadería como el modus vivendi que les seguramente—que les hizo insertarse con comodidad en un hace perpetuarse hasta que, en el siglo VII dC., se encuen- ámbito geográfico poco conocido, poco explotado y poco tran con ellos los árabes en su expansión hacia el Oeste. dispuesto a enfrentarse al baño oriental que la Historia aca- Sin embargo, esta migración judía “norte-sur” no fue baba de ofrecerles en bandeja.

AKROS 20 Etno logía

Bereberes los asnos como tractores antes de de fenicios , todo el norte de África, a pasar al caballo a modo de motor? partir del siglo III, es un entorno don- No existe una Historia bereber, y es Pues algo así ocurre con la realidad de lo judío es lo más preponderante. una pena; aunque, a fuer de sincero, bereber, aunque, en este caso, la base, Para el receptor de las noticias y los no sé si sería conveniente que dispu- el sustrato poblacional de indígenas movimientos comerciales, que veía siéramos por escrito de lo que la tra- netamente norteafricanos, ha perdido documentos escritos en hebreo o que dición oral ha instaurado como cróni- una enorme parte de su identidad a oía hablar de las maravillas de tal o cas de los bereberes musulmanes. causa de su poca afición por poner cual sinagoga norteafricana, la identi- Hay tales diferencias entre lo que los sobre el papel los chismorreos de su dad de los autores estaba más que textos ofrecen y lo que la mayoría de cultura; por eso no tienen Historia. clara. los bereberes actuales —deberíamos Pero, si bien se han perdido los pla- Bajo el manto romano, unificador utilizar el término imasighen , pero en nos de diseño de esta estirpe amplia y por aplastamiento, lo hebreo tenía una publicación de tanta difusión antigua, no ocurre lo mismo con el propia densidad, y flotaba; bien es como ésta prefiero mantener los con- otro elemento, el foráneo que, desde verdad que mezclado con el aporte ceptos más conocidos— tienen asu- bien pronto, hace acto de presencia étnico indígena e influenciado hasta mido como Historia, que sólo después en sus costas y acaba por engullirles extremos insospechados por lo púni- de un largo periodo de formación y en su sistema organizado..., y escrito. co que se resistía a morir. Pero ni después de pasar por demostrar la De los legendarios —y poco acadé- éstos tenían ninguna posibilidad, una validez de las fuentes bibliográficas, micos— garamantes, pasando por vez Roma había dejado claro que podremos contarles a los bereberes númidas y , se tiene certeza histó- Cartago le era non grata , ni aquéllos cuál es la realidad más cercana a la rica desde que las sucesivas influencias eran capaces de escribir su Historia si verdad sobre sus orígenes. externas nos hablan sobre ellos, con su no era echando mano de la lengua Para el bereber del presente, ellos versión de la cosa y su lengua propia. más universal y conocida del entorno, siempre han existido como tales, y Así, a la migración que hemos asis- el latín o, en su defecto, el hebreo. hasta hay quien afirma que, en reali- tido en las páginas precedentes, suce- Cuando Roma se repliega y dad, muchos eran musulmanes aún de una conversión o, mejor aún, el Bizancio queda como único rescoldo antes de que su profeta apareciera nacimiento de una cultura que, aun- de poder efectivo, se disparan los por los desiertos arábigos e ideara un que apoyada poblacionalmente en resortes, y el Noroeste africano tiene nuevo código ético-moral más, que, una demografía aún por determinar, que echar mano de sus propios recur- como todos, acabó conviertiéndose acaba por tomar forma definitiva — sos para seguir adelante. La realidad en única religión inspirada por Dios. forma que ha podido llegar hasta libio-púnica no tiene nada que hacer Es tan difícil establecer prolijamen- nosotros—desde que funde en sí mis- si quiere estar a la altura, y los únicos te los orígenes de los actuales habi- ma tanto a los unos como a los otros. tantes del Magreb como tratar de No es de extrañar, entonces, que seguir la genealogía mecánica entre abunden los textos en los que se men- Barrio del Polígono. un automóvil moderno y los primeros ciona con precisión a los judíos norte- Desde 1888, el polígono se convirtió en la vehículos del siglo pasado. africanos, sin hacer salvedades dignas primera expansión extramuros de la ciudad, y Porque, ¿quién podría negar el de mención sobre los bereberes no albergó una intensa actividad comercial con aporte de Renault o de Ford en cual- asimilados. Y acaba por ocurrir que, lo primacía judía. Ya entrado en el XX, el barrio quiera de esas joyas coreanas o japo- mismo que a los habitantes de hebreo que albergó a los damnificados de nesas que inundan poco a poco el Canaán se les englobaba bajo el sello Taza se ubicaría muy cerca. mercado europeo? Todo es el resulta- do de un intercambio universal. Y si, en el caso de mi ejemplo tecnológico, podemos retrotraernos documental- mente y fijar con rigor el precedente de los diseños Packard de primeros de siglo en cualquier monovolumen actual de los que infestan nuestras calles y carreteras, ¿por qué detener- nos ahí, si es más que evidente que, todos, están más que influenciados por el concepto eje-rueda-motor de las cuádrigas romanas? Estas, a su vez, no hubieran aparecido de no haberse empezado a utilizar la rueda en Mesopotamia miles de años antes, o no haber absorbido el uso hitita de

AKROS 21 Etno logía

que se han mantenido incólumes contra viento y marea son Creo que, en mi caso y con todas las limitaciones posi- los judíos, con su cultura y su religión de probada solidez, y bles, he conseguido aunar las dos formas de ver la Historia, tiene lugar el siguiente paso de esta historia cuando, orga- sumándolas en lugar de hacer que se opongan entre sí; nizándose de un modo harto desorganizado, se crean las tri- pero, lejos de equilibrarse, el resultado de ambas me ha lle- bus y principados que, por primera vez, son capaces de vado en la misma dirección. La historia escrita no hacía más autogobernarse desde que los hijos de Dido aparecieron por que indicarme el camino, y la razón me empujaba y me aquellos confines. hacía acelerarme hacia la siguiente curva, lo cual es un ali- Ya andaba el cristianismo sembrando promesas por aque- vio porque me ha privado —¡albricias!—de la responsabili- llos lares, pero era mucho más rentable, política y cultural- dad de estar en desacuerdo con alguna de las dos. mente, afianzarse en las estructuras hebreas, mucho más antiguas. De este modo, si los bereberes inmaculados en su esencia querían arrimarse la seguridad de lo instituido, aca- ¿Cuál de las dos será la que quede? baron por asimilarse y entrar a formar parte del entorno judío, fraccionado e independiente entre cada uno, pero con Cualquiera de los lectores habituales de revistas como esta una bandera unificadora final que llevaba impresa en sus Akros , tienen hace tiempo asumido que, más o menos, la pliegues la efigie de la menorah del templo de Salomón... Historia es así, arriba y abajo, a derecha e izquierda, adelan- ..., un poco como ahora mismo —lo podemos observar te y atrás... Un tiovivo excéntrico que trata de abarcar los claramente en Melilla— que, a pesar de las efusiones de extremos de un círculo vago y lejano en el tiempo. Todo es sentimiento islámico, los jóvenes —varones, por supues- matizable, relativo y susceptible de revisión...: nunca habrá to— se empeñan en imitar los modos y atuendos propios una Historia definitiva. de cierto sector social norteamericano, por otra parte más Pero para una gran mayoría del público —y me estoy que difundido a través de películas y telefilmes. refiriendo a un exponente de cultura media y cierta objetivi- Pero, volviendo a nuestro entorno judeo-bereber de fina- dad, no a quienes, todavía, se aseguran la paz de su psique les del siglo VII, así les encuentra el Islam, y las banderas fijando con cola industrial los resortes de su mundo ideal— hebreas se aúnan para hacer frente a los nuevos que vienen , es más sencillo recelar, pasar de largo o, si el tema prome- del Este, demostrando que se había producido la asunción te, empaparse bien antes de negar toda la verdad que del concepto de pueblo , ese nosotros frente a ellos que vie- podría hacerles libres. nen a por nuestras tierras. Y,al contrario de un artículo en una revista especializada, Luego, el Islam victorioso —después de tres décadas de un libro abarca un ámbito muchísimo más amplio y variado, lucha sin apenas tregua— hizo tabla rasa, imitó a Roma y entre los que se encontrarán seguramente representantes dejó claro que: “antes de mí, todo es prehistoria ”, robándo- de todo lo expuesto arriba. les a los bereberes la única oportunidad de haber formado ¿Qué hacer, pues? una interesante biblioteca —no tan antigua como ellos, En mi caso, ser fiel a mis principios e ideas, y mantener a pero sí lo suficientemente importante como para que for- rajatabla mi propia concepción de la Historia. Es uno de los mara parte de su bagaje cultural— en la que poder estu- pocos privilegios —aparte el de poder hablar sin que te diarse a sí mismos. interrumpan— que le caben al que decide escribir, lo Por eso las reticencias de los bereberes musulmanes — demás, son todo responsabilidades. incluyo el adjetivo religioso porque no se entiende si no Y por eso el título del presente artículo, porque, frente a este rechazo— a considerar su pasado judío con la suficien- la fácil y poco comprometida forma de hacer Historia com- te y determinante importancia que tiene. pendiando lo anteriormente escrito —y dejando el compro- miso instalado en esas páginas, que casi nadie lee, dedica- das a la bibliografía, es decir, echándole el muerto a ¿Dos Historias? otros—, se abren las infinitas posibilidades de poner en jue- go el sentido común y trabajar sobre lo poco conocido, flir- Es difícil practicar dos deportes distintos en la misma can- teando con la intuición, bailando con la duda y aproximán- cha, a la vez; y ahí radica la dificultad; para unos, entre los dose peligrosamente al error, es cierto; pero saboreando la que me cuento, el peso y el valor de lo escrito, de lo suscep- incomparable satisfacción de poder dejar por escrito lo que tible de ser contrastado y discutido, es lo único que importa. la razón sugiere, dejando al margen lo que el cantero grabó Para otros, la tradición y lo que, para ellos, es sentido sobre la piedra, para perpetuidad del famoso, creyendo que común, constituye la única forma de permanecer estrecha- era lo que, en el futuro, los demás querríamos leer. mente aferrados a La verdad , sea ésta cierta o no.

AKROS 22