Por La Verdad. Calzada Romana De Astorga a Pamplona
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ANTO NIO BLAZQUEZ De la Real Academia de la Historia Calcada Romana de yF s t o r g a a Oamplona LUCHA POR LA VERDAD ANTONIO BLAZQUEZ De la Real Academia de ja Historia LUCHA POR LA VERDAD. CALZADA ROMANA DE ASTORGA A PAMPLONA. LA CORUÑA IMPRENTA DE «EL NOROESTE» Real, 26 y Galera, 21 1930 NECESIDAD DEL ESTUDIO PRESENTE Hace más de cuarenta años vengo estudiando la identi• ficación de las vías romanas incluidas en el Itinerario lla• mado de Antonino, sin que pueda extrañar, a los que han troperado y tropiezan hoy mismo con dificultades de iden• tificación, tan largo período; porque ha habido que hacer una selección de las numerosas lecturas de nombres y dis• tancias que por errores de los amanuenses figuran en las copias del Documento citado; y aunque ya en 1892 publi• qué un avance, que mereció la aprobación de los especia• lizados en estos estudios, no podía resultar definitivo. Años enteros l^tn sido precisos, también, para encontrar la demostración de la existencia de unidades itiuerarias que, con el mismo nombre (el de milla), tenían sin embargo di• ferente longitud y eran causa de dificultades y discordan• cias insolubles, hoy resueltas. El examen de los restos de calzadas, que a los indoctos les parece suficiente para determinar de modo completo y exacto, las calzadas y la situación de la? localidades men• cionadas en el itinerario, presenta al comparar sus datos con los de la Guía de los caminos romanos, tales dificultades, que solo mediante detenidos estudios y posteriores inves• tigaciones del terreno pueden resolverse; sin que basten los datos recogidos en los viajes, como se verá más ade• lante, entre Pancorbo y Miranda; siendo, sin embargo, úti• les como trabajo provisional, necesario para llegar al es• clarecimiento del asunto, y por esto las Memorias anuales redactadas con premura, no siempre habían recogido los ele• mentos de información necesarios. Reconocidos bastantes trayectos, que eran una buena base, aunque no completa, de información, pensé dedicar Io"s últimos años a hacer por mi cuenta nuevos reconocimien• tos y a completar las noticias recogidas; pero larga enfer• medad, me ha impedido dar a luz el resultado de esta nue• va labor, que aunque en resumen se publicará pronto. En tal estado aparecen ahora en un estudio interesante titulado "Divisiones Tribales y administrativas del solar del reino de Asturias en la época romana" (Bol. Acad. Hist.— Julio-Sep. 1929), juicios contrarios a algunas de las iden• tificaciones propuestas por mí, de algunas vías romanas; y me veo obligado a refutarlas, porque no concuerdan con la realidad de los hechos. LA EDICION CRITICA DEL ITINERARIO COMO BASE DE ESTOS ESTUDIOS Las divergencias entre el autor de "Divisiones tribales" y el que esto escribe, se refieren principalmente al camino número 34 de los que en España menciona el Itinerario ci• tado en la única edición crítica, hecha por los señores G. Parthey y M. Pinder, después de un examen detenido de los muchos códices medioevales, que contienen copia del do• cumento citado, algunos de los cuales corresponden al si• glo VIII, teniendo en tintas diferentes los nombres de lo• calidades y las distancias numéricas en millas. Sus lecturas fueron depuradas escrupulosamente y seleccionadas docu- mentalmente; pero no en relación con los datos del terreno; porque no entró en sus planes, sino hacer la ediuón crítica documental, y no la geográfica o de localización de man• siones, no hizo la más pequeña indicación de cambios del orden en que figuraban en el original; y precisamente los cambios de lugar que por distración cometieron los ama• nuenses, son los principales defectos que, después de su edi• ción hay que introducir. Los de distancias equivocadas, cuan• do no trascienden a otros lugares los selecciona casi siempre en su edición paleográficamente, atendiendo a las lecturas de los mejores códices, y rechazando las restantes. En los nom• bres también hace solo la selección paleográfica general admi• tiendo por excepción, correcciones autorizadas por constar de modo más preciso en los autores clásicos de la anti• güedad y son tan numerosas en las lecturas de nombres y en las distancias, de tal suerte que las confusiones, equivo• caciones o errores de nombres, lo mismo que las de núme• ros, llegan a ser casi iguales a las de los nombres y a laí de los trayectos; pudiendo decirse gráficamente que la ca• racterística de las copias del Itinerario, es la de no tener ni un nombre ni una distancia seguramente cierta. Por es• to el terreno donde se encuentran los restos de vías, pue• blos y nombres, y se pueden medir las distancias, es donde hay que buscar la corrección de los mendaces datos del iti• nerario de calzadas romanas. LA CALZADA NUMERO 34, SEGUN LA EDICION CRITICA En la edición crítica, citada antes, aparece el camino nú• mero 34, en la siguiente forma: DE HISPANIA IN AQUITANIAM Nombres Lecturas que adopta Otras Ab Asturica Burdigalam. M. P. 421 (Detalle) Vallata . 16 Interamnio , . 13 16 Palantia 14 Viminatio 31 (1) Lacobriga 15 Segisamone 15 Deobrigula 15 Tritium. 21Í Verovesca 11 Vindclesria o Vindeleia. 11 ..... 12 Deobriga 14 Beleia 13 Suessatio. ....... 13 Tullonio 6 7 Alba 12 Araceli 211 Alantone 16 Pompelone 8 9 Suman hasta aquí. 267 (Hasta el Summo Pirineo otras, 40 y hasta Burdigala, otras. 114) 421 Sumadas todas las distancias resultan igualmente 421 millas. (1) En el camino 32 figura el trayecto de Lacobriga a Virovesca en esta forma. Lacohriga Dessobriga 15 Segisamone 15 Deobrigula. ....... 21 Tritium 21 ; OBSERVACIONES En la página anterior vemos que la longitud total dada por los que construyeron la calzada, teniendo a la vista la numeración correlativa de las piedras miliarias, resulta ser de 421 millas de acuerdo con la suma que da el detalle frac• cionario; lo cual es prueba de que no faltaba ningún tra• yecto, aunque como luego veremos, hubo alguna transposi• ción o cambio de lugar en la lista; cambio que, como es sabido elementalmente, no influye en la suma, que se con• serva siempre idéntica, aunque se trastorne por completo el orden de los sumandos de una suma. No debe olvidarse esto, pues es común a muchas calza- das en las que se notan análogos trastornos; pero cuando se obtiene la igualdad de la suma, con el número escrito en el encabezamiento del camino como longitud total de él, siem• pre se logra después, mediante nuevos estudios la comple• ta solución, no solo del trazado de la vía, sino de las difi• cultades que a primera vista presentaba la colocación de las mansiones, mediante una transposición crítica. Por otra parte, el señor Sánchez Albornoz, que opina que solo se trata de una sencilla omisión del escribiente, en lo relativo a Dessobriga, y la salva añadiendo, en el lugar de la omisión, el nombre y la distancia que cree olvidados; no observa (supongo que por olvido no ha hecho la com• probación) que obrando así, rompe la conformidad de la longitud total; y que, en el caso presente, resultaría, según su procedimiento, que el camino no mediría, como consta textualmente 421 millas, sino 436, lo cual es absurdo. Esta discordancia de los datos del itinerario que sería in• comprensible e inexplicable satisfactoriamente, se encuen• tra rechazada por completo y de modo indiscutible, como ve• remos, desde el momento en que acudiendo al terreno, y si• guiendo los restos de la calzada, veamos que de acuerdo con las 421 millas del texto y no con las 436 que pretende el se• ñor Sánchez Albornoz, el camino mide los kilómetros equi• valentes al número 421 que nos sirve de base. Esta es la primera confusión involuntaria del señor Sán• chez Albornoz. Precisamente es prueba, tal discordancia o aumento de 421 a 436, de que se ha introducido indebidamente un nue• vo sumando en este caso; pues por otra afirmación mate• mática sabemos que si se aumenta un sumando, la suma queda aumentada en igual cantidad y que si la suma excede al total, previamente conocido, es porque se ha añadido una cantidad que antes no existía entre los sumandos. Así como la edición crítica, no puede advertir los erro• res debidos a la transposición de los números parciales; así el examen del terreno no puede tener tampoco el carácter de estudio definitivo de todos los detalles de nombres y restoe de población romana o falsas pistas por efecto de la multi• plicidad de vestigios de calzadas. Da sí, de un modo gene• ral, la identificación de la vía; pero no de todas las man• siones. Los reconocimientos de las vías romanas practicados bajo mi dirección, en otro tiempo, no pudieron pues ser de• finitivos e indiscutibles. Vías que fueron motivo de recono• cimientos parciales, han sido por esto examinadas nueva• mente, y rectificadas en trabajos posteriores, hechos a mis expensas y sin carácter oficial.—En las Memorias publi• cadas, ya se hizo constar la necesidad de una revisión de conjunto, y se anunciaba la publicación, que también haría por mi cuenta; y que desgraciadamente por mi estado de sa• lud no he podido terminar todavía. , LOS RESTOS DE LA CALZADA ROMANA NUM. 34 RECONOCIMIENTOS PRACTICADOS El ingeniero de caminos señor Martínez González midió y levantó el plano de la calzada romana desde Astorga a Carrión de los Condes, en amplio detalle y con precisión, en el orden puramente geográfico y material. D. Angel Blázquez ha reconocido los alrededores de As- torga y el que esto escribe ha recorrido la calzada desde el Sur de León, o sea desde Torneros, Villa de Soto y Gru- ileros hasta Melgar, cerca de Sasamón, recogiendo datos de su continuación a Burgos.