ANTO NIO BLAZQUEZ

De la Real Academia de la Historia

Calcada

Romana

de

yF s t o r g a

a

Oamplona

LUCHA POR LA VERDAD

ANTONIO BLAZQUEZ

De la Real Academia de ja Historia

LUCHA POR LA VERDAD.

CALZADA ROMANA

DE ASTORGA A PAMPLONA.

LA CORUÑA IMPRENTA DE «EL NOROESTE» Real, 26 y Galera, 21 1930

NECESIDAD DEL ESTUDIO PRESENTE

Hace más de cuarenta años vengo estudiando la identi• ficación de las vías romanas incluidas en el Itinerario lla• mado de Antonino, sin que pueda extrañar, a los que han troperado y tropiezan hoy mismo con dificultades de iden• tificación, tan largo período; porque ha habido que hacer una selección de las numerosas lecturas de nombres y dis• tancias que por errores de los amanuenses figuran en las copias del Documento citado; y aunque ya en 1892 publi• qué un avance, que mereció la aprobación de los especia• lizados en estos estudios, no podía resultar definitivo. Años enteros l^tn sido precisos, también, para encontrar la demostración de la existencia de unidades itiuerarias que, con el mismo nombre (el de milla), tenían sin embargo di• ferente longitud y eran causa de dificultades y discordan• cias insolubles, hoy resueltas. El examen de los restos de calzadas, que a los indoctos les parece suficiente para determinar de modo completo y exacto, las calzadas y la situación de la? localidades men• cionadas en el itinerario, presenta al comparar sus datos con los de la Guía de los caminos romanos, tales dificultades, que solo mediante detenidos estudios y posteriores inves• tigaciones del terreno pueden resolverse; sin que basten los datos recogidos en los viajes, como se verá más ade• lante, entre y Miranda; siendo, sin embargo, úti• les como trabajo provisional, necesario para llegar al es• clarecimiento del asunto, y por esto las Memorias anuales redactadas con premura, no siempre habían recogido los ele• mentos de información necesarios. Reconocidos bastantes trayectos, que eran una buena base, aunque no completa, de información, pensé dedicar Io"s últimos años a hacer por mi cuenta nuevos reconocimien• tos y a completar las noticias recogidas; pero larga enfer• medad, me ha impedido dar a luz el resultado de esta nue• va labor, que aunque en resumen se publicará pronto. En tal estado aparecen ahora en un estudio interesante titulado "Divisiones Tribales y administrativas del solar del reino de Asturias en la época romana" (Bol. Acad. Hist.— Julio-Sep. 1929), juicios contrarios a algunas de las iden• tificaciones propuestas por mí, de algunas vías romanas; y me veo obligado a refutarlas, porque no concuerdan con la realidad de los hechos.

LA EDICION CRITICA DEL ITINERARIO COMO

BASE DE ESTOS ESTUDIOS

Las divergencias entre el autor de "Divisiones tribales" y el que esto escribe, se refieren principalmente al camino número 34 de los que en España menciona el Itinerario ci• tado en la única edición crítica, hecha por los señores G. Parthey y M. Pinder, después de un examen detenido de los muchos códices medioevales, que contienen copia del do• cumento citado, algunos de los cuales corresponden al si• glo VIII, teniendo en tintas diferentes los nombres de lo• calidades y las distancias numéricas en millas. Sus lecturas fueron depuradas escrupulosamente y seleccionadas docu- mentalmente; pero no en relación con los datos del terreno; porque no entró en sus planes, sino hacer la ediuón crítica documental, y no la geográfica o de localización de man• siones, no hizo la más pequeña indicación de cambios del orden en que figuraban en el original; y precisamente los cambios de lugar que por distración cometieron los ama• nuenses, son los principales defectos que, después de su edi• ción hay que introducir. Los de distancias equivocadas, cuan• do no trascienden a otros lugares los selecciona casi siempre en su edición paleográficamente, atendiendo a las lecturas de los mejores códices, y rechazando las restantes. En los nom• bres también hace solo la selección paleográfica general admi• tiendo por excepción, correcciones autorizadas por constar de modo más preciso en los autores clásicos de la anti• güedad y son tan numerosas en las lecturas de nombres y en las distancias, de tal suerte que las confusiones, equivo• caciones o errores de nombres, lo mismo que las de núme• ros, llegan a ser casi iguales a las de los nombres y a laí de los trayectos; pudiendo decirse gráficamente que la ca• racterística de las copias del Itinerario, es la de no tener ni un nombre ni una distancia seguramente cierta. Por es• to el terreno donde se encuentran los restos de vías, pue• blos y nombres, y se pueden medir las distancias, es donde hay que buscar la corrección de los mendaces datos del iti• nerario de calzadas romanas. LA CALZADA NUMERO 34, SEGUN LA EDICION CRITICA En la edición crítica, citada antes, aparece el camino nú• mero 34, en la siguiente forma:

DE HISPANIA IN AQUITANIAM Nombres Lecturas que adopta Otras

Ab Asturica Burdigalam. . . . M. P. 421 (Detalle) Vallata . . 16 Interamnio , . . . 13 16 Palantia 14 Viminatio 31 (1) Lacobriga 15 Segisamone 15 Deobrigula 15 Tritium. 21Í Verovesca 11 Vindclesria o Vindeleia. . 11 ...... 12 Deobriga 14 Beleia 13 Suessatio...... 13 Tullonio 6 7 Alba 12 Araceli 211 Alantone 16 Pompelone 8 9

Suman hasta aquí. . . 267 (Hasta el Summo Pirineo otras, 40 y hasta Burdigala, otras. . . 114) 421 Sumadas todas las distancias resultan igualmente 421 millas. (1) En el camino 32 figura el trayecto de Lacobriga a Virovesca en esta forma. Lacohriga Dessobriga 15 Segisamone 15 Deobrigula...... 21 Tritium 21 ; OBSERVACIONES

En la página anterior vemos que la longitud total dada por los que construyeron la calzada, teniendo a la vista la numeración correlativa de las piedras miliarias, resulta ser de 421 millas de acuerdo con la suma que da el detalle frac• cionario; lo cual es prueba de que no faltaba ningún tra• yecto, aunque como luego veremos, hubo alguna transposi• ción o cambio de lugar en la lista; cambio que, como es sabido elementalmente, no influye en la suma, que se con• serva siempre idéntica, aunque se trastorne por completo el orden de los sumandos de una suma. No debe olvidarse esto, pues es común a muchas calza- das en las que se notan análogos trastornos; pero cuando se obtiene la igualdad de la suma, con el número escrito en el encabezamiento del camino como longitud total de él, siem• pre se logra después, mediante nuevos estudios la comple• ta solución, no solo del trazado de la vía, sino de las difi• cultades que a primera vista presentaba la colocación de las mansiones, mediante una transposición crítica. Por otra parte, el señor Sánchez Albornoz, que opina que solo se trata de una sencilla omisión del escribiente, en lo relativo a Dessobriga, y la salva añadiendo, en el lugar de la omisión, el nombre y la distancia que cree olvidados; no observa (supongo que por olvido no ha hecho la com• probación) que obrando así, rompe la conformidad de la longitud total; y que, en el caso presente, resultaría, según su procedimiento, que el camino no mediría, como consta textualmente 421 millas, sino 436, lo cual es absurdo. Esta discordancia de los datos del itinerario que sería in• comprensible e inexplicable satisfactoriamente, se encuen• tra rechazada por completo y de modo indiscutible, como ve• remos, desde el momento en que acudiendo al terreno, y si• guiendo los restos de la calzada, veamos que de acuerdo con las 421 millas del texto y no con las 436 que pretende el se• ñor Sánchez Albornoz, el camino mide los kilómetros equi• valentes al número 421 que nos sirve de base. Esta es la primera confusión involuntaria del señor Sán• chez Albornoz. Precisamente es prueba, tal discordancia o aumento de 421 a 436, de que se ha introducido indebidamente un nue• vo sumando en este caso; pues por otra afirmación mate• mática sabemos que si se aumenta un sumando, la suma queda aumentada en igual cantidad y que si la suma excede al total, previamente conocido, es porque se ha añadido una cantidad que antes no existía entre los sumandos. Así como la edición crítica, no puede advertir los erro• res debidos a la transposición de los números parciales; así el examen del terreno no puede tener tampoco el carácter de estudio definitivo de todos los detalles de nombres y restoe de población romana o falsas pistas por efecto de la multi• plicidad de vestigios de calzadas. Da sí, de un modo gene• ral, la identificación de la vía; pero no de todas las man• siones. Los reconocimientos de las vías romanas practicados bajo mi dirección, en otro tiempo, no pudieron pues ser de• finitivos e indiscutibles. Vías que fueron motivo de recono• cimientos parciales, han sido por esto examinadas nueva• mente, y rectificadas en trabajos posteriores, hechos a mis expensas y sin carácter oficial.—En las Memorias publi• cadas, ya se hizo constar la necesidad de una revisión de conjunto, y se anunciaba la publicación, que también haría por mi cuenta; y que desgraciadamente por mi estado de sa• lud no he podido terminar todavía. ,

LOS RESTOS DE LA CALZADA ROMANA NUM. 34

RECONOCIMIENTOS PRACTICADOS El ingeniero de caminos señor Martínez González midió y levantó el plano de la calzada romana desde Astorga a Carrión de los Condes, en amplio detalle y con precisión, en el orden puramente geográfico y material. D. Angel Blázquez ha reconocido los alrededores de As- torga y el que esto escribe ha recorrido la calzada desde el Sur de León, o sea desde Torneros, Villa de Soto y Gru- ileros hasta Melgar, cerca de , recogiendo datos de su continuación a . Desde el Oeste de Burgos tam• bién reconoció el terreno encontrando la calzada, hasta cer• ca del . D. Angel Casimiro Goban- tes, rioj ano y Académico de la Historia; y Madoz con da• tos y referencias de los vecinos de Foncea la describieron desde hasta Miranda; y yo en viaje realizado en 1929 he comprobado su existencia y ampliado datos. Desde Miranda la recorrió y describió Prestamero, y la dibujó Coello, en su mapa de la provincia de Alava, y en el de Navarra hasta Pamplona, último lugar de este estudio, pues en lo restante hasta Burdeos no hay duda ni dificul• tad para identificar la parte del trayecto que estudiamos ahora. yo 1»5 11

- ' DESCRIPCIÓN DE LA CALZADA

El púdico de partida era Astorga, cmdad calificada de magnifica, que ocupaba un recinlo considerable en aquellos tiempos. El camino pasa por San Justo, luego a un kilcv- metro de Puente de Orbigo habiendo pequeñas ruinas in• mediatas al río Orbigo; y restos de puente a 15 kilómetros de Astorga. Llegaba a Milla del Páramo (un kilómetro al Sur) donde hay ruinas al lado de la calzada, a 20 kilómetros de Astorga. (Mapa del ingeniero señor Martínez). Seguía por Villar de Manzarife también con ruinas, por Antimio y con el nombre de Senda de la Quinea llegaba a Villa de Soto, y Grulleros donde hay ruinas y se han en• contrado objetos y monedas. Aquí pasaba el Bernesga a 43 kilómetros de Astorga. Continuaba recta a las ruinas de Lancia, la famosa ciudad de los astures, que era mansión en una vía romana de Ita• lia a León y allí se unían las dos, yendo juntas, aunque las mansiones eran distintas, para los que iban de Astorga ha• cia el Oriente, y para los que venían en sentido inverso a León. En esta parte se encontraba próxima a Reliegos, en el Despoblado de Escarabajosa, una ciudad romana cuyos restos se perciben hoy a 63 kilómetros de Astorga. Cruza luego la línea del ferrocarril en Villamarcos, pasa al Norte del Burgo Ranero, a los 73 kilómetros, por Calzadi- 11a de los Hermanitos a los 78, por Valdehorcajo a los 81; por Calzadilla de Coto a los 86, por Sahagún a los 90, por la Virgen del Puente a los 93 y por Cárcabos a lo ; 95 ki• lómetros. A la izquierda queda el_despoblado de Boadilla o Buadilla a cosa de un kilómetro. En San Nicolás del Real Camino cruza el río Sequillo a los 97; llega a Moratinos a los 100; pasa cerca de Ledigos a los 105; y a las no toca en las ruinas romanas de Cas• tro Muza y Calzadilla de la Cueza separadas por el río. Desde aquí continúa por el Hospital blanco a Carrión de los Condes, que dista 127 kilómetros de Astorga, y a los 132 llega a San Mames que tiene hada el Sur a corta distancia y en dirección a Villasirga unas importantes rui• nas romanas y mosaicos hallándose siempre visible con al• gunas interrupciones la calzada desde Astorga. Desde San Mamés una carretera construida en el último siglo ha cubierto por completo la calzada antigua que hoy apenas en algún corto trayecto se percibe al lado de aqué- fla. El contratista de la carretera moderna nos acompañó en 12 la excursión y reconocimieato facilitando el hallazgo. Pasa por Villaherreros, Villadiezma y Osorno y llega al pie de ios Cenizales, nombre de un pago en elevado cerro, en don• de hay restos de población romana, en la parte alta y al pie. Allí se cuentan desde Astorga 154 kilómetros. Continúa con restos visibles hacia Melgar y , y llega a Sasamón que está a unos 22 kilómetros de los Cenizales o 176 de Astorga. Entre Sasamón y Burgos pasa por Palacios de Benaver, , Tarda jos (queda al Sur a 2 kilómetros) y Villalvilla, llegando a Burgos a los 207 kilómetros de As- torga. Aquí varía algo el rumbo y salvando el Páramo de Brú• jula donde está perfectamente clara en su cruce con la ca• rretera general de Francia, llega a unas ruinas romanas inmediatas al Monasterio de Rodilla unos 229 kilómetros. Continúa casi recta a Bribiesca, que dista de Astorga 245 kilómetros. Desde Bribiesca, la vía fué reconocida por Gobantes; pe• ro su trazado relegado a segundo lugar por otros escrito• res, cayó en olvido y hoy se restablece, por que no era aceptable, ni por tanto cierto el que señalaban más al Oeste por Pancorbo y Pentelarrá y si el de Bribiesca, Arce Fon- cea y . En viaje reciente he comprobado los datos de Madoz y Gobantes. Va por Vallarta a Arce Foncea a distancia de unos 22* kilómetros de dicha población y 267 de Astorga. En Arce Foncea existen las ruinas de una ciudad romana, las más extensas e importantes de esta comarca. Bajaba por Arce Foncea a Bugedo por calzada empedra• da cuyos materiales utilizó con permiso de un Alcalde un moderno contratista de carreteras; existe en Bugedo una inscripción romana y sigue la calzada a veces enlosada y otras convertida en camino real hasta el paso del río Oron- cillo viéndose perfectamente sus márgenes y pasado el río en una cuesta bastante pronunciada. Sigue a Orón y continúa, pasa el Ebro cerca de Miranda, llega al río Bayas y luego al pueblo del mismo nombre y a Ribaguda y Ribabellosa donde hay restos romanos, así co• mo en Quintanilla (algo después) una miliaria. Cerca de Bayas se cnuza con otra calzada descrita por Coello que pro• cedente de Puentelarrá va a Salinillas de Buradón (próxi• mo este pueblo a las Conchas de Haro), distinto de Salinas de Añana. La distancia desde Arce Foncea a Ribabellosa es de una 16 kilómetros y desde Astorga de 283 kilómetros. 13

Continúa recta por Armiñón, La Puebla de Arganzón, la Venta de la Melchora y llega hasta Zuazo, que tiene ruinas romana hacia el Sur y Sureste. La distancia es de unos 2o> kilómetros y desde Astorga de 303. La descripción de este trozo y de los sigiuientes hasta Pamplona pueden verse en Prestamero y Coello, quién en el mapa de esta última provincia dibuja la calzada por las márgenes del Araquil hasta cerca de Irurzun y luego por las inmediaciones de la vía férrea. En Alava se conserva clara en su trazado habiendo restos de población romana en casi todo su trayecto. Alegría que tiene próximo el Castillo de Henayo con ruinas romanas y una inscripción en la que se lee, como nombre personal, el de S. Sever. Tullonio, dista 18 kilóme• tros de Zuazo, y 321 de Astorga. A Salvatierra hay 330. A Arruazu o Huarte Araquil 361 kilómetros. A Atondo 373. A Pamplona 396, medidos estos últimos trayectos sobre el mapa y a la vista del trazado de los restos de la calza• da dibujados en él. Los 396 kilómetros que hay desde Astorga a Pamplona, equivalen a 267 millas que son las que asigna el itinerario, en la edición crítica, computando siempre en este camino lo mismo en la distancia total, que en las parciales, a 1.48I metros la milla.

COMPARACION DEL ITINERARIO CON LOS DA•

TOS DEL TERRENO

La comparación de los datos del Itinerario, según la edición crítica con la medición del trazado de la calzada en el terreno, me hizo ver en mis primeros estudios quef siendo indulable las identificaciones de Segisamone, Viro- vesca y Suessatio con las poblaciones modernas de Sasa- món, Briviesca y Zuazo; y debiendo ser iguales en lon• gitud a los trayectos que las unían a partir de Astorga, has• ta Pamplona no coincidían sin embargo, puesto que había 15 millas de menos en el Itinerario en el trayecto que terminaba en Sasamón; seguía esta diferencia en el segundo trayecto; y desaparecía en el tercero, sin volver a repetirse en el cuar• to ; lo cual probaba que se había omitido en aquél una dis• tancia de 15 millas a la cual debía ir acompañado un nom- 14

bre, y que antes de Zuazo, reconocido el olvido se había re• parado con más o menos precisión incluyendo allí las 15 millas y un nombre. Esto, unido a la circunstancia de que en el camino 32 al repetir la descripción de este trayecto se incluía una población de Dessobriga (que en el camino 34 no ñguraba) fué bastante para rectificar el detalle del cami• no 34, incluyéndola en el sitio que indicaba el camino nú• mero 32. De modo inverso hubo que separar en la edición crítica del Itinerario, y antes de Zuazo, una longitud de 15 millas y un nombre, que por razón natural debía ser el de Des- obriga u otro muy parecido ya que las innumerables erra• tas de transcripción, mostrando la facilidad con que los amanuenses confundían y alteraban la escritura de los nom• bres, no permitían abrigar la seguridad completa de que el nombre trastocado y llevado después de Briviesca fuese en su escritura el mismo antes omitido, aunque indudable• mente se trataba de la misma población. Y así fué, el nom• bre de Dessobriga se había desfigurado en el de Deobriga, quizás por que al buscar en las líneas anteriores (o en el camino número 32) el olvidado, vieron el de Deobrigula, diminutivo, al parecer, de Deobriga o de Dessobriga. Y como es sabida la dificultad que los romanos tenían para pronunciar y escribir los nombres indígenas españoles; y este de Dessobriga tiene todas las apariencias de tal, escri• bieron Deobriga, supieran o no, que podía existir, o había existido y existía, otra población de este nombre; los escri• bientes, no tenían por que meterse en investigaciones y dis• quisiciones filológicas, ni en acudir a las obras técnicas de Geografía o Historia, aparte de que la obra de la anti• güedad en que figura Deobriga, que es la de Tolomeo, ni estaba en latín, ni era apenas conocida y menos de los es• cribientes. Hecha la transposición en la forma indicada; y mos• trado, como, por la comparación de los datos de me• didas del itinerario, se advierte en algunos casos la exis• tencia de transposiciones, pasaremos a examinar ahora to• da la vía, procurando ya con un criterio y una base firme situar las mansiones,, siempre que sea posible.

LAS MANSIONES La transposición anterior pudo observarse porque la al• teración de las longitudes de los grandes trayectos era de la misma cuantía y de orden inverso en uno y en otro de 15 ellos; y tuve como base la identificación anterior de las po• taciones ya citadas: pues bien, en el nuevo estudio, es pre• ciso proceder con orden y fijar en primer término, dentro de cada trayecto algunas localidades, para que sirvan de base a los nuevos cálculos. Esto es lo que vamos a poner en práctica y como complemento de los viajes de explora• ciones de vías romanas. Primer trayecto.—La primera localidad era Valtata que el itinerario situaba a 16 millas de Astorga; pero las ruinas están a 20 kilómetros de la citada población, en Milla del Páramo, y, por esto, es preciso rectificar, mediante una permutación de números, los datos del Itinerario, en esta forma: Vallata 13. —Interamnio estaba situada, según su nombre indica, cer• ca de la confluencia de dos ríos; eran éstos el Bernesga y el Esla; y, en efecto, cerca de ella está Villa de Soto y allí me enseñaron restos de edificación, afirmaron el hallazgo, hace años, de monedas y objetos romanos. La localidad ro• mana pudo pues estar aquí o, por lo menos, el parador o sitio de descanso de los viajeros y de las tropas, en sus marchas. La distancia medida por los restos de vía roma• na, desde Astorga, es de 43 kilómetros equivalentes a las 29 millas que asigna el itinerario. La tercera era Palancia, a 43 millas o 64 kilómetros de Astorga y efectivamente a esta distancia se hallan las rui• nas de Escarabajosa, cerca de Reliegos, que hemos men• cionado en la descripción. La cuarta era Viminatio, situada a 74 millas de Astor• ga: coincide, en distancia y camino, con las ruinas de Cas• tro Muza y Calzadilla. La quinta, Lacohriga, coincide con San Mames, en cu• yas inmediaciones, en dirección a Villasirga y en término de esta última villa, hay unas importantes ruinas romanas, cu• ya situación precisó en carta a la Academia el dueño del te• rreno. En ella menciona al mismo tiempo el camino empe• drado que procedente de Carrión va a Osorno, y que es la misma vía romana, reconocida por mí. La distancia a As- torga que es de 132 kilómetros, fija aquí esta mansión. Dessobriga (así escrita en el Itinerario), fué identificada por mí después del reconocimiento del terreno y de la vía, en las ruinas de los Cenizales, al Este de Osorno, y a unos 3 kilómetros, donde coinciden la distancia a Astorga, y la que hay a Sasamón. En Sasamón no hay dificultad de ninguna clase para co- 16 locar Segisamone desde el momento en que se ha vuelto a incluir la mansión anterior, omitida por olvido de los co• pistas, y luego colocada por ellos mucho más adelante en este camino. Segundo trayecto.—Hemos mencionado hace poco la mansión de Dessobriga, cuyo nombre es posible que sea corrupción del de Deobriga, y ahora encontramos como pri• mera localidad después de Sasamón, la áe Deo-brigula, de• rivada o diminutivo e Deo-briga. Los manuscritos permiten situarla a 15 millas o a 21 de Sasamón siempre que en la distancia siguiente se cambiaran los números en forma in• versa, ya que hay en los códices lecturas de 15 para la pri• mera y de 21 para la segunda (que es Tritium); y también 21 y 15. Se ha venido situando, de acuerdo con las 15 mi• llas por Saavedra y por mí, pero ni en Rabé donde la situa• ba el primero, ni en Tarda jos, donde yo opinaba que tenía su asiento, se conservan en los nombres restos de la voz de Deo-brigula; y en cambio, en Burgos, se une al río Ar- lanzón el río de la Brigula, según aparece en el Mapa de la provincia de Burgos, por Coello; y esta concordancia es tanto más interesante, cuanto que Coello, hombre escrupu• loso, no inventaba ni deformaba los datos que directamente recogía. En este mismo mapa al alto de La Brújula le denomina así, sin buscar relación alguna con el de Brigula; por tanto, es de admitir la existencia, desde antiguo tiempo, del nombre de Brigula aplicado a un río afluente del Arlan- zón. Esto unido a que la calzada romana que procede de Sasamón, llega recta; y que en Burgos es donde cambia de rumbo, cosa que ocurre con frecuencia en localidades donde había mansiones, me determina a admitir el nombre de Deo-Brigula para Burgos, y a adoptar la trasposición de los datos numéricos, en la siguiente forma: Segisamone en ves de; Segisamone Deoibrigula. M. P. 21 Deobrigula. ... IS Tritium 15 Tritium 21 Virovesca. ... 11 Virovesca. ... 11 Como el nombre de Brigula aparece también aunque de• formado en el Alto de Brújula que tiene ruinas romanas, atribuidas hasta hoy a Tricio, puede también creerse que Deobrigula estuvo aquí en cuyo caso de acuerdo con la edi• ción antigua en distancias, debería situarse Tricio en Tar- dajos, según opinión mía anterior. La duda ha de resolver• se por inscripciones si se encuentran. 17

Las ruinas del Tritium se señalan a dos kiló(metros al oriente del Monasterio de Rodilla, y las distancias a As-' torga coinciden, asi como las a Virovesca. El camino es vi• sible desde Burgos: lo he recorrido. Tercer trayecto. La distancia a Suessatio en el itinerario es de 53 millas; en cambio la longitud de la via según sua restos es solo 38; sobran pues 15 millas, según ya hemos dicho, y el nombre de una mansión, que es de Deobriga. Pe• ro además están trastornados y alterados los datos en las copias, que no pudiendo ni debiendo tenerse en cuenta, hay que acomodar por completo a lo que resulta en el terreno; y, en este, la primer localidad con ruinas sumamente im• portante es la de Arce Foncea, que dista poco más de 22Í kilómetros o sean unas 14 millas, número que figura en el Itinerario para la eliminada Deobriga. Si se encuentra en• tre Bribiesca y Pancorbo restos de calzada directa, como también los hay entre Pancorbo y Bayas, éstos serán de otra vía que pasaba por Antecuvia (Cas tro de la Cuba, cerca de ). La segunda era Beleia, y conserva su nombre en el rio Bayas, y sus ruinas, cerca "del paso natural de la calzada, en Ribaguda y Ribabellosa con restos de camino, ruinas (Saavedra y Altadill) inmediatas, y hasta una Miliaria en Quintanilla. Suessatio se sitúa también, por restos de antigüedad, ca• mino, y semejanza o derivación de nombre1 en Zuazo. Cuarto trayecto. Tullonio. También tiene Alegría restos de población romana y lápidas; y el itinerario solo señaJia seis millas, pero su distancia a Pamplona coincide con la que habria, permutándolas con las 12 de la mansión si• guiente, lo cual no altera la longitud total de la vía y esta• blecería la identidad de Tullonio con las inmediaciones de Alegría. Alba. Las 18 millas que había de Suessatio a Alba, se cuentan en el trayecto de Zuazo a Salvatierra con gran aproximación. Así, pues, hay que admitir esta identifica• ción y no otra. Araceli. Coincide con Huarte-Araquil o con Arruazu, ya que entre estos dos pueblos, solo hay una distancia de dos kilómetros.Huarte-Araquil conserva el nombre, y por ello no hay dificultad; los hallazgos de restos de población y las inscripciones, decidirán en su día. Alantone. Esta localidad tiene invertidos en el itinera• rio los números de los trayectos que en vez de XVI y VIII, 18

son VIII y XVI, pues disa 12 kilómetros de Hiuarte Ara- quil y 24 de Pamplona. Con esto queda terminada la localización de las poblacio• nes antiguas romanas en otras modernas españolas y para ello hemos exigido: primero, la existencia de camino roma• no; segundo, que este camino, tenga, en toda su longitud, igual desarrollo en el itinerario, que en el terreno sus restos; tercero, que haya ruinas o nombre parecido o ambas co• sas a la vez al de las ciudades antiguas; quinto, que sus distancias al punto de partida de la vía, y también al final de la parte reconocida, siempre que sean puntos identifi• cados previamente, correspondan a las distancias del itp nerario; quinto, que cuando no ocurra esto, como la dis• cordancia es consecuencia de haberse alterado el orden de las localidades o de los números de distancias, ha de exa• minarse el caso, y ver (en la forma empleada aquí), cual es la localidad y la distancia alteradas; mediante un tanteo que primero nos acuse donde empieza la discordancia de los datos, y luego, cuando termina, y por último como en estos casos se ha hecho buscar en los trayectos anteriores puntos fijos y de identidad conocida, y en algunos casos pro• ceder por tanteos. Conocida la distancia y el nombre, hay que efectuar el traslado; y en los trayectos parciales fija• dos ya, proceder de modo análogo para resolver las equi• vocaciones que ^in trascender a otros trayectos hayan po• dido ocurrir dentro de ellos.

LA CALZADA NUMERO 34, SEGUN EL SEÑOR

SANCHEZ ALBORNOZ

Mi querido y excelente amigo señor Sánchez Albornoz, a quien, desde cuando era niño, he tenido en alta estima• ción por su cultura y talento, y a quien me une un afecto que no puede alterar la divergencia de criterio en estos asuntos; ha incurrido en algunos errores o confusiones in• voluntarias, al trazar la vía y por consiguiente al situar al• gunas localidades; y aunque me duele tener que hacerlas notar, es indispensable ya que en su artículo de "Divisio• nes tribales" ha incurrido en ellas, tomándolas como ver• dades, para combatirme. Ya tuvo una, de carácter general, relativa a la longitud del camino 34; ahora la segunda nace porque no llega a de- 19 20 cir ciertamente donde estuvo Lacohriga, si en San Mamés, como yo he dicho, o en Carrión, donde, con dudas, la si• tuaba Saavedra; pues decía "cerca de Carrión de los Con• des" pero no decía en Carrión. Carrión de los Condes, dista, siguiendo el camino roma• no que parte de Astorga, 127 kilómetros, que no llegan a equivaler a las 89 millas, que sin reparo alguno figuran co• mo dato del itinerario, entre Asturica y Lacobriga cerca de San Mamés y de Villasirga aparecieron restos de edificios, mosaicos, monedas, etcétera, del camino em• pedrado (este nombre dan en el país a la vía roma• na) a 132 kilómetros estuvo Lacobriga, pues reúne la tri• ple condición de estar cerca del camino (que yo también he visitado y recorrido), que sigue a Sasamón, tiene grandes ruinas, y coincide la distancia, pues es de 132 kilómetros y no de 127. Dessobríga, que era la mansión siguiente, estaba en los Cenizales, al E. de Osorno, según se ha dicho. A Sasamón coincide igualmente la distancia desde Lacobriga situándo• la en San Mamés, y no coincidía en Carrión de los Con• des. La tercera confusión, (véase las páginas 339 y 365) con• siste en llevar, (como el señor Saavedra) la calzada entre Sasamón y Rabé de las Calzadas, donde situaba a Deobri- gula, por y Hornillos, sin que coincidieran las dis• tancias. De haberse tomado la molestia de ver donde esta• ban Manciles y , habría observado que la línea supuesta por Saavedra, y adoptada por él, es una línea angulosa, y que en vez de 22 kilómetros y medio que debía medir, según sus datos (15 millas), hay más de 28 ki• lómetros. Tenía también que haber visto si existían noti• cias o restos de camino romano directo entre Sasamón y , donde yo situaba a Deobriga, y tampoco lo vió, ni comprobó en mapas, y ese camino, que existe es la vía romana. La cuarta confusión, es compleja y múltiple, porque abarca varios conceptos, afectando a los datos itinerarios; a las distancias; al trazado del camino; y hasta a los nom• bres de las mansiones, en su identificación con los mo• dernos. Empieza por sostener la existencia en el tercer trayecto de la mansión de Deobriga, no admitiendo la inclusión in• debida. Ya hemos dicho antes que si se hiciera esto habría que rechazar la verdad del dato fundamental del Itinerario 21

(dato que acepta) de medir la vía romana 421 millas; por• que mediría 436. Quizá el autor de Divisiones tribales no ha hecho la operación aritmética correspondiente; y de ahí su confusión; el lector debe efectuarla; y observará, que ha• bría que variar la longitud de la vía. Pero esta longitud, de 421 millas, no solo está de modo fijo e invariable escrita en todos los códices (sin adición ni enmienda), sino que resul• ta directamente de los datos parciales de la edición crítica, que muestran igualmente que la suma es 421 y no 436; y por último habría que rechazar la existencia de un camino que reuniendo (como reúne el aceptado por mí) condicio• nes de vía romana general, medía y mide igualmente 421 millas, y no 436. Una confusión de nombre y de lugar en el itinerario es, no solo posible, sino lo natural y lo frecuente, en términos tales, que el mayor número de dificultades que sur jen en muchas vías obedecen a qiie se han trasladado en los ma• nuscritos, los nombres y las distancias (juntos o separada• mente). Una triple equivocación de los datos en la forma que pretende es inaceptable por completo. Para salvarla in• tenta presentar un trazado de vía pero es tal, que el más li• gero examen demuestra su equivocación. Y no se crea que soy yo solo quien lo afirma; porque el autor del trabajo impugnado (el señor Sánchez Albornoz) al juzgar el trazado que proponía el señor Saavedra en es• te trayecto dice textualmente (páginas 354 y 355) que es inadmisible porque obligaría a suponer que el camino roma• no iba de Pancorbo a Puentelarrá, de Puentelarrá hasta cerca de Miranda; y de Miranda, por el Zadorra, hasta la llanada de Vitoria, describiendo un sis-zás, absurdo e inex• plicable. En el plano adjunto van dibujados los trazados del señor Saavedra y del señor Sánchez Albornoz, y el lector puede ver que no solo desde Pancorbo, sino desde Bribiesca, a los dos trazados son aplicables, por igual, las censuras del señor Sánchez Albornoz, pues el suyo (como el de Saave• dra) describe un arco pronunciado entre Bribiesca y Pan• corbo; luego otra línea de distinta orientación a Puentela• rrá ; aquí se inflexiona para ir a Salinas, el del señor Albor• noz y cerca de Salinas tuerce en ángulo casi recto para ir a Sopeña, localidad que es indudablemente Sopeña-Caice- do o Caicedo-Sopeña, ya que en la provincia de Alava, don• de este camino se desarrolla, no hay nombre de Sopeña. Desde Sopeña tuerce nuevamente en ángulo muy abierto 22

y va a Nanclares y a las ruinas de Iruña, donde coloca a Beleia (sin razón); y desde alli una nueva inflexionóle con• duce a Zuazo donde sitúa Suessatio. (Véase en Divisiones tribales página 356). Queda pues a la vista de los datos del señor Sánchez Al• bornoz (con los cuales he trazado el croquis) realmente desechado, por su propio juicio, lo que pretende, pues su trazado es por los mismos motivos que el del señor Saave- dra un trazado absurdo e inexplicalble. Pero todavía el trazado del señor Sánchez Albornoz es inferior al del señor Saavedra, porque éste se hallaba jus• tificado en gran parte por la existencia cierna, de calzada ro• mana, tanto entre Bribiesca y Puentelarrá; como entre Puentelarrá y cerca de Miranda; y entre Bayas y Ribabe- llosa al Sur, y Zuazo al norte. Estas calzadas fueron reco• nocidas y descritas por Madoz y otros escritores que las vieron; y por la observación propia del señor Sánchez Al• bornoz, que en 1917 comprobó su existencia es Armiñón y la Puebla; pero la que va por Sopeña es un trazado que su autor no justifica, ni describe, limitándose a decir, por ejemplo, que pudo y debió continuar por; detrás de la Sierra de Turisso hacia Salinas, para ir desde allí, etc., es decir que se trata de una hipótesis, de una sospecha o su• posición, pero no de un hecho real y efectivo, como es pre• ciso en este caso. Parte el autor de Divisiones tribales del hecho de que las copias del Itinerario consignan entre Briviesca y Zua• zo las mansiones y distancias siguientes: Itinerario Según el Sr. Sánchez Albornoz Vindeleia (o Vindelegia). . 11 millas 11 Deobriga 14 millas 14. Beleia 15 millas 1(5 Suessatio 13 millas 6

53 46 Más sospechando que el trazado que da a la vía no mide 53 millas o 78 kilómetros trata de acortarlo cosa que po• dría admitirse, si no tuviera mayores inconvenientes esto último y permuta al efecto las 1$ millas de Suessatio, por las seis del trazado siguiente a Tullonio; y cabe preguntar: ¿Para qué? Porque resulta inútil la obra pues aun así no logra la igualdad de longitud entre los datos del itinerario y los terrenos. Mídase la vía que propone y se verá que 23

su longitud excede a la del itinerario, pues hay desde Bri- viesca a Puentelarrá pasando por Ribarredonda y Pancor- bo unos 38 kilómetros; desde Puentelarrá a Salinas 8; a So• peña otros 8; a las ruinas de Iruña 16; y a Zuazo unos 5; en total 75 kilómetros. Después desde Zuazo hasta Pamplona resultarían según el Itinerario rectificado por el señor Sánchez Albornoz 70 millas, siendo los restos del camino romano, que han des• crito los señores Prestamero, Coello y últimamente Alta- dill. La vía sigue una línea recta hasta poco antes de Alantone (Atondo) y al efectuar el cambio de distancias que propone entre Zuazo (Suessatio) y Tullonio se aumen• ta la longitud del trayecto (Suessatio-Pompelone) en las siete millas que dedujo de Suessatio, y por tanto le corres• ponden, según el señor Sánchez Albornoz: 13 a Tullonio, 12 a Alba, 21 a Araceli, 16 a Tullonio (según él) y 8 a Pom- pelona; total 70, cosa que no es exacta, como puede com• probarse midiendo las distancias en un mapa en escala su• ficientemente grande (i: 400.000 ó 1: 200.000). Véanse por ejemplo los de Michelín, Coello o Depósito de la Guerra. Queda pues demostrado que el supuesto trazado del señor Sánchez Albornoz no ofrece garantías de vía romana de ninguna clase, en la parte comprendida entre Puentelarrá e Iruña, por deficiencia de testimonios; pero, aunque les presentara, siempre sería inaceptable por no reunir las con• diciones de vía general. Queda aun por esclarecer un punto. ¿Cómo ingenio tan peregrino como el de mi amigo, ha podido incurrir en este error ? La explicación es al parecer la siguiente: En 1917 no en• contró entre Pancorbo y Miranda, o mejor entre Ameyugo y Bayas, restos de calzada en cuya busca iba, y por esto de• dujo lógicamente que la vía tenía que haber ido por donde los restos vistos por él la señalaban. Más como las conjeturas, por muy racionales que parez• can o sean, no siempre responden a la realidad, conviene en casos dudosos hacer otras, pensando en la posibilidad de que la base antes aceptada no sea cierta, porque haya algo que impida, como en el caso presente encontrar los hechos en que se fundaba la hipótesis primeramente for• mulada, lo hago constar en su elogio; pero no logró por desgracia en el viaje de 1928 encontrar tampoco restos de la calzada y existían sin embargo, pues en mi viaje de hace un año, encontré una calzada procedente de Foncea, diri- 24 giendose hacia Miranda y además me dieron noticia de la existencia, entre Ameyugo y Bugedo, de un trozo de calza• da, resto de otra más larga, que unía a ambos pueblos; tro• zo que no vi porque una indisposición repentina, me obligó a regresar aquella misma tarde. El camino es ancho y lia-

Vm romana

que no se

encontró en

1917, ni en

Vista tomada

entre Buge

Miranda

no y duro y se une a la calzada o camino de Foncea, Tam• poco pude ver, como deseaba, las inmediaciones de la ca• rretera entre Ameyugo y Miranda, pues mi deseo era com• probar si había debajo de la carretera, como dice Coello que ocurría entre Puentelarrá y Miranda, señales del firme de la calzada antigua, en algunos sitios. Solo con un examen muy minucioso podría advertirse esto que hemos comprobado entre Bembibre y San Román (León) y en las Rozas (Madrid), y era de sospecharlo por• que desde el siglo XVI los Reportónos o Guías de camí- 25

nos señalan el de Burgos a Vitoria pasando por Ameyugo y Orón. Hoy en vista de la existencia de camino romano por Arce Foncea, y de ruinas, importantes en este lugar, se fija sobre él, la vía número 34 del Itinerario, opinando que un Castro próximo al lugar de La Cuba de Amuyugo ¡(co• rresponde a la Antecuria romana y a otro camino. Pero, en definitiva, lo que hay que afirmar es qiue los he• chos han probado que el reconocimiento fué deficiente, por causas fortuitas e independientes de la buena voluntad del que las realizó; y, por tanto, que hay que abandonar esta tesis, una vez comprobada, también la existencia de la cal• zada de Briviesca a Foncea y a las inmediaciones de Mi• randa ; calzada de la cual hay entre Briviesca y Zuazo res• tos que forman una línea continua, que mide la longitud que corresponde una vez descartada de aquí y trasladada a Los Cenizales de Osorno, la mansión de Dessobriga con un trayecto de 15 millas. La calzada, pues no medía entre ambos puntos como que• ría el señor Sánchez Albornoz 46 millas distribuidas entre las mansiones de Virovesca y Suessatio; sino solo 38 y la correspondencia de trayectos y mansiones concordantes con este trazado, son ya conocidas. Desde Zuazo a Pamplona tampoco medía 70 millas sino 63. A las distancias parciales que asigna no corresponden los pueblos que indica, y es por tanto inexacto lo que ex• pone. Entre Suessatio y Pamplona, hemos admitido la modi• ficación de los datos numéricos de Tullonio y Alba; pero es de presumir que solo deba variarse el orden de los nom• bres, leyendo Alba 6 (situándola cerca de Aiava) y Tu• llonio 12.

LA DEOBRIGA DE TOLOMEO

Dice el señor Sánchez Albornoz: "La atribución de Deobriga (por Tolomeo) a los Autrigo- "nes, nos induce a creer que se hallaba en la márgen dere- "cha del Bbro, frente a Puentelarrá" (pág. 357, nota se• gunda—Divisiones tribales). "La coincidencia de Tolomeo con el Itinerario obliga a "considerar mansiones distintas Dessobriga y Deobriga, (Id. pág. 355, nota, hacia el final). A esto basta aponer los siguientes hechos: 26

Que el autor de Divisiones tribales escribe en la página 362, lo siguiente refiriéndose a los Vardulos: "Junto a Vi- "llarcayo se encuentra un pueblo llamado Sigüenza del "Páramo, nombre que parece coincidir con la Segontia Pa- "ramica, atribuida por Tolomeo a los Vardulos. Ahora bien, "como hasta dicho lugar no podía extenderse la Vardulia "sin atravesar por encima de Caristios y , cabe "pensar que, como en el caso de Numancia, trasladada por "Tolomeo de los Pelendones, donde la coloca Plinio, a los "Arevacos, también aquí el geógrafo de Alejandría, con• cedió a los Vardulos una ciudad de los autrigones". ¿Eran en Tolomeo raras estas equivocaciones? De nin• guna manera; es este un defecto de su obra que reconocen todos los geógrafos que la han estudiado, aunque todos dis• culpen sus errores por la inseguridad de los datos que le sirvieron de base, además de los errores de copia de su obra. En España (y lo mismo en otros países) son centena• res las localidades mal situadas; así es que no puede atri• buirse a sus datos, un valor de que carecen casi en absolu• to, tratándose de casos concretos de situación de localida• des. Bastará que se fije el lector en cualquier población de las mencionadas por él, y observará al momento, si hace el traslado al mapa que cuando se sabe la correspondencia de la localidad moderna con la antigua, no tiene ni la latitud ni la longitud de la población antigua. Esto es lo que por no alargar demasiado este trabajo, voy a referir solo a las localidades discutidas. En efecto Tolomeo coloca a Vivo- resca en los grados 12 de longitud y 43 de latitud; y a Deo- briga en los 13o 15' de longitud y 43o 30' de latitud, es de• cir a Io y 15 minutos al Este y Io 30' más septentrional; pues bien, la consecuencia que gráficamente puede obtener cualquier lector es, que la distancia geográfica, en kilóme• tros, que había, según Tolomeo, entre Briviesca y Deobri- ga era de unos 120 kilómetros, y en el itinerario solo hay 25 millas o 37 kilómetros. ¿ Se quiere mayor prueba de que no ha sido oportuna la cita de Tolomeo? No bastan pues sus citas para situar las localidades anti• guas (caso primero) dentro de las regiones, porque se equi• voca; y no bastan tampoco para fijar la situación general geográfica, ni la particular de distancia a otra población de• terminada (caso segundo). A pesar de la brevedad que quie• ro dar a estas observaciones, es preciso hacer notar que, no por tener una o dos letras más, el nombre de Dessóbri- ga que el de Deóbriga, han de considerarse distintas. Los 27

nombres han llegado a nosotros a través de distintas adul• teraciones introducidas en las copias; ejemplo de ello, ce• ñido precisamente al itinerario, es el de que en dicho do• cumento, si hay algunos nombres incorruptos, en cambio, se encuentran alterados, de una a otra copia, la mayoría de ellos. De otra parte, en España, y aun fuera de ella, hay multitud de nombres que, refiriéndose a distintas localida• des, tienen sin embargo, la misma grafía; luego no hay in• conveniente para identificar Dessóbriga con Deóbriga o vi• ceversa ; ni lo hay tampoco para admitir que hubo dos Deó- brigas. En esta parte de España, existieron varias Segon- tias, varias Uxamas, varias Segasas o Segesas o Segisas; varias Albas, varios Tritios, y a nadie se le ha ocurrido que solo hubiera de admitirse que con estos nombres solo hubo, en cada caso, o para cada uno, una población. Siento tener que poner tan claros los hechos; pero an• te la confusión reinante, se hace necesario, para desvanecer y destruir tales argumentos. Quedan con estas notas demostradas las confusiones pa• decidas al pretender poner reparos a mis afirmaciones, en la páginas del artículo Divisiones tribales. Sospecho que el señor Sánchez Albornoz ha creído, co• mo yo creí en otro tiempo que merecía fe la edición del iti• nerario del señor Saavedra, y como en ella no ve apenas va• riantes de nombres de localidades, razonadamente ha su• puesto que no las había, y como consecuencia que solo en casos muy comprobados podría admitirse para una locali• dad la escritura en dos formas diferentes (aquí las de Des• sóbriga y Deobriga). Pero la edición citada es muy de• ficiente y carece de elementos de juicio en casos como éste. En otras ediciones y sobre todo en la de Parthey y Pinder puede observarse que los nombres equivocados o diversos de poblaciones existen en gran número y segundo que no solo se han confundido cada uno de ellos una vez sino varias, siendo esto una de las características de la transmisión es• crita. Pero aunque el señor Saavedra omitió la mayor parte de ellas, todavía en algún caso dejó rastros de la diversi• dad de lecturas de nombres, lo cual debió llamar la aten• ción del autor de divisiones tribales; y precisamente en este camino, sí no la de Deobriga aparecen viciadas (véanse las notas del Discurso, pág. 81, segunda edición) Palantia en Peralandia; de Deobrigula en Theobrigula, de Vindeleia, en Uindelagía y Uindelera y de Suessatio en Duissatio. 28

DESCRIPCION Y LOCALIZACION CRITICA

DE HISPANIA IN AQUITANIAM

Ab Asturica Burdigalam. . . . M. P. 421 Vallata (Milla del Páramo) 13 Ineramnio (Villa del Soto) . 161 Pallantia (Despoblado de Escarabajosa). . 14 Viminatio (Castro Muza). 31 Lacobriga (San Mames, ruinas) 15 Dessobriga (Los Cenizales de Osorno)... 15 Sigisamone (Sasamón) 15 Deobrigula (Burgos) 21 Tritium (Rodilla, ruinas) 15 Virovesca (Bribiesca) 11 Vindelegia (Arce Foncea, ruinas) 14 Beleia (Paso del rio Bayas) 11 Suessatio (Zuazo) 13 Tullonio (¿Alegría?) 12 Alba (¿Salvatierra?) 6 Araceli (Huarte-Araquil) 21 Atlantone (Atondo) 8 Pompelone (Pamplona) 16 Hasta el Summo Pirineo 40 Hasta Burdigala (Burdeos) 114

(Suma total, 421 millas)

LAS TESERAS ITINERARIAS Fueron publicadas por mi; pero hice constar que las consideraba sospechosas. El autor de Divisiones tribales las consideraba sin duda auténticas. Examinemos el asunto. Una de ellas, en el camino de Asturica a Emérita señala 7 millas a Bedunia y en el itinerario hay 20. A Brigeco o Britico 10 y en el itinerario hay 20; a Vico aquario 10 y en el itinerario 32; y a Ocelo Duri 11 y en el itinerario 16. Como no es posible que estas dos series de números y distancias, sean simultáneamente verdaderas; hay que re• conocer que quien hizo las teseras, ignoraba la verdad y aun la existencia del itinerario romano. Otra tesera señala las distancias desde L.VII (indudable• mente Legio VII, esto es León) al Puerto Blendio: coloca a Rhana a 5 millas; después Amaia a XVIII; Villelia a 5 29

millas; Legio IV a 5 millas; Octaviolca a otras 5; y Julio- briga a 10 millas. Observando que desde León hasta Amaia Jhay más de 100 kilómetros en el mapa, y en la tesera solo se consignan 23 millas, se puede afirmar igualmente la false• dad de la Tesera indicada. Véanse: Blázquez. Cuatro Tesseras militares. Bol. Acad. Historia, IXXVII, 102; y Divisiones tribales pág. 363, +iota.

OBSERVACION FINAL

7f,i autor de Divisiones tribales nos muestra la deficien• cia de su información en su reciente trabajo, en el que ni menciona la capital de los Caristios, a pesar de conservar• se sus ruinas, ni sitúa bien muchas localidades y en cambio trata de ciudades desde luego insignificantes. También he de salvar mi opinión contraria al trazado de vías que figu• ran en Divisiones tribales (Mapa), aunque en algún caso haya de rectificar también anteriores opiniones raías.

•«©oeoooo"0

OBRAS PUBLICADAS POR EL AUTOR

Grecia. Estudio geográfico. Madrid, 1878. Apuntes de Geografía económica de España. Varias ediciones; la última, 1904. Geografía económico-militar de Europa. (Premiada). Cuaero ediciones; la última 1908. Juicio crítico de la batalla de Montiel. Ciudad Real, 1889. (Premiada). Historia administrativa de las principales campañas mo• dernas. Premiada. Madrid, 1892. Las costas de España en la Epoca romana. 1893. Exploraciones geográficas y geológicas en América. Ma• drid, 1893. Historia de la Administración militar española. (Pre• miada). Madrid, 1897. Historia de la provincia de Ciudad Real. Avila, 1894. Dos tomos en cuarto. Discurso acerca de la Literatura abulense. Avila, 1894. Biografía de Diego de Almagro. (Premiada). Ciudad Real, 1899. Descripción de Iberia, de Estrabón. Madrid, 1900. Descripción de España, del Edrisí. Madrid, 1901. Vía romana de Tánger a Cartago. Madrid, 1902. El Itinerario de Fernando Colón y Las Relaciones to• pográficas. Madrid, 1904. La Mancha en tiempo de Cervantes. Dos ediciones; la última, 1928. Diccionario geográfico estadístico de la provincia de Avila. Avila, 1900, Estudios de Cartografía española en la Edad media. Madrid, 1906. Premio internacional de Geografía Histó• rica por la Societé de Geographíe de París. Los manuscritos de los Comentarios al Apocalipsis de San Beato. Madrid, 1906. Descripción de España, por Fernando Colón. Tres to• mos. Madrid, 1900. El geógrafo Tomás López y sus obras. (Traducción). Madrid, 1908. Mapa Mundi (obra de San Isidoro de Sevilla). Madrid, 1908. 3Z

Descripción de las Costas y puertos de España, da Pedro Texeira Albernas. Madrid, 1910. La geografía de España, en el siglo XVI. Madrid, 1909. (Discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia). Elementos de Estadística. Cuatro ediciones de 1894 a 1904. ' Curso de Geografía Universal, en seis tomos. Dos edi• ciones, Barcelona. La segunda edición en 1920. Una joya de la Cartografía Americana, en el siglo XVI. Madrid, 1910. Elogio de Don Pelayo, Obispo de Oviedo. Madrid^ 1910. Discurso leído en la Real Academia de la Historia, por acuerdo de dicha Corporación. Edición española del Atlas Stielers. Gotha, 1909. Pyteas de Marsella. Madrid, 1913. Mapas antiguos del siglo XVI, Madrid, 1918. Islario general de todas las islas del Mundo, por Alon• so de Santa Cruz, (publicado por primera vez). Madrid, 1918. Estudios geográficos-históricos de Marruecos. Madrid, I9I3- Las costas de Marruecos en la antigüedad. Madrid, 1921. El libro de las longitudes de Alonso de Santa Cruz. Pu• blicado por primera vez. Sevilla, 1921. Fernando de Magallanes, Ginés de Mafra y un anó• nimo. Obras publicadas en Madrid, 1921. Reconocimiento de vías romanas españolas, con foto• grafías y planos. Ocho Memorias, en colaboración, que comprenden los practicados desde 1915 a 1923. Publica• ción de la Junta Superior de Excavaciones. Catálogo de Mapas y planos de la Real Sociedad Geo• gráfica. Madrid, 1917. El Periplo de Himilco. Madrid, 1909. Las Casiterides y el Comercio del Estaño en la anti• güedad. Madrid, 1915. Estudios de historia antigua del Egipto. Madrid, 1912. La cronología en la antigüedad clásica. Madrid, 1913. A propósito de la Crónica de Alfonso III. El Escorial, 1926. Estudios Medio-evales. El Escorial, 1925. Ora Marítima, de Avieno. Madrid, 1924. (Estudio crí• tico y edición del poema).

B L I O T E C A

Numero Precio de la obra

Estante . Precio de adquisición

Tabla Valoración actual Numero de tornas.

JJ3 '