LA CERÁMICA EN : DE LOS CASTROS A SARGADELOS Actas del XIV CONGRESO ANUAL ASOCIACIÓN DE CERAMOLOGÍA

Del 2 al 4 de octubre de 2009 Museo dos Oleiros, Santa Cruz. Oleiros - A Coruña

Editor: Asociación de Ceramología Coordinadora: Susana González Amado © de esta edición: Asociación de Ceramología © de los artículos: Los autores, 2011 © de las fotografías: Los autores, 2011 Diseño gráfico: mazairagrafismo, sl Impresión: Alva gráfica, sl ISBN: 978-84-693-9525-7 Depósito legal: C 54-2011 Patrocinadores: XUNTA DE GALICIA Consellería de Economía e Industria Dirección Xeral de Comercio FUNDACIÓN CENTRO GALEGO DA ARTESANÍA E DO DESEÑO DEPUTACIÓN DA CORUÑA CONCELLO DE OLEIROS CONCELLO DE MALPICA DE BERGANTIÑOS CONCELLO DE MESÍA Colaboradores de las jornadas: SARGADELOS TERRANOVA INTERPRETACIÓN Y GESTIÓN AMBIENTAL, SL. CERÁMICAS EL PROGRESO

El presente volumen recoge ponencias y comunicaciones presentadas en el XIV Congreso de la Asociación de Ceramología celebradas en Oleiros - A Coruña (2009) Comité organizador: Luciano García Alén Susana González Amado Josefa Rey Castiñeira Comité científico Jaume Coll Conesa Luciano García Alén Josep Pérez Camps Josefa Rey Castiñeira Alfonso Romero

Primera edición, enero de 2011 Ninguno de los textos y fotografías de esta publicación puede ser reproducido, almacenado o transmitido de ninguna manera ni por ningún medio o sistema, sin la autorización previa y escrita del editor. LA CERÁMICA EN GALICIA: DE LOS CASTROS A SARGADELOS Actas del XIV CONGRESO ANUAL ASOCIACIÓN DE CERAMOLOGÍA

Del 2 al 4 de octubre de 2009 Museo dos Oleiros, Santa Cruz. Oleiros - A Coruña

XIV Congreso de ceramología 5

Del 2 al 4 de octubre de 2009 Galicia acogió tas guiadas a lugares de interés de la provin- la celebración de la XIV edición del con- cia de A Coruña, fundamentalmente a mu- greso anual de la Asociación de Ceramolo- seos con fondos cerámicos, convertidos por gía, un encuentro de intercambio cultural y tanto en puntos de interés turístico que im- profesional, dedicado a la evolución histó- pulsarán la dinamización social y económica rica de la cerámica en Galicia, una trayecto- de estas localidades. ria en la que, sin duda, me gustaría reconocer el papel fundamental de la tradición alfarera Desde el Gobierno gallego dirigimos nues- de nuestra comunidad. tros esfuerzos hacia la promoción de la arte- sanía en todas sus vertientes, especialmente Gracias a las conferencias recogidas en estos en lo referido a la vinculación de los oficios textos, se puede trazar un recorrido a través artesanales con los hábitos comerciales, la re- del patrimonio cerámico y alfarero gallego, cuperación, documentación y mantenimiento desde los documentos arqueológicos, pa- de actividades artesanales que, por su tradi- sando por las alfarerías tradicionales, llegando ción o cualidades singulares, están considera- hasta nuestros artesanos contemporáneos e das parte integrante del patrimonio artesanal incluso hasta una industria cerámica de pres- de Galicia, como es el caso de este encuentro tigio como Sargadelos. anual de la Asociación de Ceramología.

Bajo el título “La cerámica en Galicia: de los El hecho de que Galicia haya sido el lugar castros a Sargadelos”, la Asociación de Ce- escogido para esta celebración en el año ramología pudo realizar un análisis de nues- 2009 constituye un factor de gran relevan- tro patrimonio cerámico desde todos los cia y reconocimiento para el sector artesa- puntos de vista: histórico, artístico, etnográ- nal gallego y especialmente para la artesanía fico, arqueológico, antropológico, econó- cerámica. Es una gran satisfacción compro- mico y tecnológico. bar la gran acogida a este congreso por parte del sector, lo que ha permitido crear un es- Por eso, desde la Consellería de Economía la pacio de intercambio cultural y profesional celebración de este congreso, que además que, sin duda, redundará en el avance y con- contribuye también muy positivamente a fo- solidación de la cerámica gallega como un mentar el turismo cultural en Galicia, puesto sector de calidad, que cuenta con una base que las charlas se complementaron con visi- profesional sobradamente contrastada.

Javier Guerra Fernández Conselleiro de Economía e Industria

XIV Congreso de ceramología 7

Desde la Asociación de Ceramología aco- cial en relación con la cerámica y mucho gimos con ilusión y con gran interés la pro- más desde el Laboratorio de Formas de puesta de realizar nuestro XIV Congreso Galicia y del Seminario de Estudios Cerá- anual en Galicia sobre el tema “La cerámica micos de Sargadelos, el Museo Carlos Ma- en Galicia: de los Castros a Sargadelos”. La side y la fundación de diversas experiencias ocasión suponía analizar, profundizar en el fabriles que convergieron en la creación de conocimiento y difundir el excepcional la actual Cerámica de Sargadelos. El acer- papel histórico de Galicia en la historia ce- camiento a la actualidad se completó con rámica de España, y por ello las ponencias la visita de la primera factoría de Cerámica abarcaron una amplia visión general. El pri- do Castro, que hoy prosigue bajo aquella mer aspecto se centró en el extraordinario firma, y de Cerámicas el Progreso, de las episodio creativo castreño, bisagra entre el que esperamos superen este momento con- mundo mediterráneo y el Atlántico, puente vulso que vive la cerámica deseándoles lo cultural y comercial hacia productos bási- mejor. El Congreso supuso mucho más, ya cos del desarrollo de nuestra civilización y que conocimos un sinfín de aspectos de in- foco de innovación y de creación plástica vestigaciones iniciadas recientemente, sin igual, magistralmente tratado por Josefa sobre Pontecesures, heredera industrial de Rey Castiñeira. Una segunda ponencia acu- los caminos emprendidos por Sargadelos dió al encuentro con la tradición secular un siglo antes, sobre la fábrica de loza de que hunde sus raíces en aquellos remotos Dorneda, sobre las telleiras y los cabaque- tiempos y que ha sido celosamente preser- rios, aspectos que en sí encierran muchos vada en Galicia a través de su alfarería po- más conocimientos y experiencias que am- pular, sabiamente estudiada y divulgada por plían y magnifican la historia conocida de Luciano García Alén en una labor pionera, ese territorio entrañable. Pero mucho más constante y ya longeva, que nos ha traído a grato fue descubrir el esfuerzo en iniciati- la luz esos aspectos, como ha hecho en su vas públicas de custodia, protección de la más pragmático quehacer profesional al herencia cultural y difusión del patrimonio servicio de la vida humana. Naturalmente, cerámico a través de colecciones, centros la tercera se centró en el fenómeno de in- de interpretación y museos, que realizan día dustrialización y renovación que supuso la a día los concellos de Oleiros, Mesía o Mal- fundación de la fábrica de loza de Sargade- pica de Bergantiños, que además nos aco- los, analizado por Eva Vidal Pan. La última gieron con gran generosidad, hospitalidad ponencia nos acercó al particular lenguaje y y simpatía. modo de vida de los cabaqueiros y se debió a Juan Martínez Tamuxe. Y junto a ellos, el Las presentes actas recogen los conoci- encuentro con Isaac Díaz Pardo, persona mientos presentados en el Congreso e in- que ha encarnado el espíritu de regenera- tentan trasmitir parte de lo vivido, aunque ción en el lenguaje estético, de avance so- mucha es la riqueza de la experiencia dis- 8 XIV Congreso de ceramología

frutada y sólo la imaginación del lector de Artesania e do Deseño, de la Deputación puede suplirla. Suponen su culminación, de A Coruña, y de los concellos de Oleiros, resultado del trabajo de muchas personas e de Malpica de Bergantiños y de Mesia, así instituciones a las que debemos agradecer como del apoyo de la Universidad de San- su apoyo y dedicación, la buena acogida y tiago y de las empresas Cerámicas el Pro- los medios e instalaciones puestos a nues- greso, Cerámica de Sargadelos y Terranova tra disposición. Entre ellos debemos citar a Interpretación y Gestión Ambiental S. L. los organizadores del Congreso Luciano Agradecemos la ayuda especial de los alcal- García Alén, Susana González Amado y des de Oleiros D. Ángel García Seoane, de Josefa Rey Castiñeira, mencionar a todos Malpica de Bergantiños D. José Ramón Va- los ponentes, participantes de la charla co- rela Rey, y de Mesía, D. Mariano Iglesias loquio, a quienes presentaron comunica- Castro y de la concelleira de Cultura De- ciones o noticias y atendieron nuestras portes, Muller e Xuventude de este último visitas, responsables institucionales y técni- municipio Dª Pilar Sánchez Ulloa. A todos cos, y también a los alfareros de Niñoda- ellos deseamos expresar nuestra inmensa guía, Bonxe, Gundivós y a los cabaqueiros gratitud desde la Asociación de Ceramolo- de O Rosal que realizaron demostraciones gía, esperando que esta iniciativa cumpla con prácticas de su saber. Ha resultado funda- sus fines de dar a conocer una parte de la re- mental el patrocinio institucional de la Di- alidad histórica y cultural de la cerámica en rección Xeral de Comercio de la Conselleria Galicia y con ello contribuir en la medida de de Economía e Industria de la Xunta de Ga- nuestras posibilidades al progreso social y licia a través de la Fundación Centro Galego económico de este territorio.

Jaume Coll Conesa Presidente de la AC XIV Congreso de ceramología 9

ÍNDICE

1ª Ponencia. La estimación de la olería tradicional: formas y usos Luciano García Alén...... 11

2ª Ponencia. Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones Josefa Rey Castiñeira ...... 19

3ª Ponencia. Eva Vidal Pan. No presentada en plazo

4ª Ponencia. Os cabaqueiros Xoán Martínez Tamuxe ...... 45

1ª Comunicación. Dos patrimonios desconocidos: la primera fábrica de loza fina de Galicia en Dorneda y las telleiras de las Brañas de Sada Susana E. González Amado ...... 61

2ª Comunicación. A rota atlântica do mel bético e os contextos de autarcia: vasa mellaria e colmeias em cerâmica Rui Manuel Lopes Sousa Morais ...... 75

3ª Comunicación. Cerámica Celta - Puentecesures. La Universidad Plástica de Galicia Mª Josefa Diéguez Montes ...... 91

4ª Comunicación. La gestión de los materiales cerámicos en las intervenciones arqueológicas de urgencia Purificación Soto Arias y Mónica Montero Borrazás ...... 99

5ª Comunicación. Las asociaciones de la alfarería de Agost (Alicante) Ilse Schutz ...... 107

6ª Comunicación. Sargadelos a través da cerámica Elisa Pérez Vázquez ...... 115

7ª Comunicación. “Rentes” e “canões” dos sécs. XVI, XVII e XVIII: uma produçao vidrada de Prado na Braga Moderna María Joana Neves Tomé ...... 123 10 XIV Congreso de ceramología

8ª Comunicación. La fábrica de decoraciones Galher (A Coruña) Nuria Calo Ramos ...... 133

9ª Comunicación. Síntesis de los materiales cerámicos procedentes del yacimiento de As Encrobas ( - A Coruña) Mario César Vila y Andrés Bonilla Rodríguez ...... 141

Transcripción Charla-Coloquio: Mesa redonda: “Experiencias de Renovación en la cerámica industrial en Galicia” .. 153

Centros de interés ceramológico visitados: Museo Os Oleiros José María Kaydeda ...... 163 Ecomuseo Forno do Forte ...... 165 Os barreiros de Buño ...... 167 Centro comarcal de Bergantiños. Museo O Alfar ...... 169 Colección Luciano García Alén ...... 171 Museo Etnográfico y Aula da Natureza de Brañas de Valga. Mesía ...... 173

Crónica del XIV Congreso ...... 177 XIV CONGRESO DE CERAMOLOGÍA. PRIMERA PONENCIA

LA ESTIMACIÓN DE LA OLERÍA TRADICIONAL : FORMAS Y USOS

Luciano García Alén

XIV Congreso de ceramología 13

1. LA SIGNIFICACIÓN DE LA OLERÍA Mejor sería en un lugar hablar de “ olería de Foto 2. Tres cuncas de Buño. Tres cuncas dife- pueblo” o “ olería tradicional de un pueblo”. rentes, por la calidad del barro, el adorno y la extensión del vidriado, que se corresponden a La interpretación de la olería tradicional no re- Referido a objetos producidos por una socie- dad rural sin empleo de métodos industriales, diferentes ámbitos sociales. Así, la “cunca dos presenta una tarea fácil para cuantos vivimos pobres” la mas antigua y la mas auténtica, de siempre tratándose de objetos utilitarios, con alejados del área territorial y cultural en el que barro escamentado o pardo y vidriado sola- ese material se elabora y que utilizamos esca- una aplicación necesaria respecto a la subsis- mente por dentro. Una cunca de barro blanco samente. Herbert Read define la olería como tencia a la valoración estética comprendida en pero lisa, la superficie plana exterior va lisa “la más sencilla y más difícil de las artes” . La mas “un arte aplicado”, que brota según Herbert aunque podría llevar dibujos esquemáticos flo- sencilla por tratarse de la mas elemental, y la Read de un “ deseo de impartir color y di- rales para gentes de mediana economía, cono- mas difícil por ser al mismo tiempo un bien vertimento a los objetos de uso diario que se cida por “cunquelo” . Y la “cunca de los ricos” o “escudilla” de barro blanco, decorada con inci- abstract. Y agrega “este arte está tan unido a las ne- posponen a la intencionalidad utilitaria”. siones en la superficie plana bajo el borde y vi- cesidades elementales de la cultura que el genio de un driada por dentro y por fuera. pueblo pudo encontrar expresión a su través” . Por 1.1. La significación de la olería. medio de su estudio obtenemos conocimien- Imágenes tos de la labor colectiva de un pueblo en el transcurso del proceso histórico. Al tiempo las tradiciones y las innovaciones se van inte- grando en esa memoria colectiva para cons- truir pausadamente la idiosincrasia cultural de un pueblo. Hoy la acelerada información y la penetración fácil de las vías comerciales de la producción industrial fueron suprimiendo todas las fronteras físicas y los caracteres pro- pios que definían el mundo campesino, den- tro de la cultura de cada país y de su diversidad.

Se hace ostensible que los considerados rústi- cos intentos, en pueblos con escaso equipa- miento tecnológico, en la decoración de simples útiles o de la propia vivienda o en el hecho de gravar concisos dibujos en las rocas, deberían ser considerados aspectos estéticos de la cultura. Ininteligibles en la mayoría de las circunstancias. Como resumen a las diferen- Foto 1. El Sr. Chao de Mondoñedo a la puerta cias entre el arte de los pueblos integrados en de su obradoiro por el año 1970, contemplando or- una vida rural y de baja economía en relación gulloso una muestra de su última cocción. El sabe a aquellos otros de alta cultura y civilización, que podía ser el último cacharreiro de Mondoñedo. diferencias de grado en opinión de Ha- La loza que nos enseña se trata de unos cuantos cacharros para la cocina, que se llevan a la venta selberger que no afecta a la propia esencia o por los mercados de Mondoñedo y del Val do sentimiento. A la denominación de “olería po- Masma . Lo destacable son las potas de barro que pular”, utilizada frecuentemente, se creó para por la gruesa asa se pueden colgar de la gramalleira abarcar aspectos de más y como consecuencia para aquellas gentes que no pueden adquirir un su significación no está claramente definida. pote de hierro. 14 La estimación de la olería tradicional: formas y usos - Luciano García Alén

mercado como más rompibles por aquellas 2.1. El por qué de las formas. gentes de baja economía, que compraban de Imágenes mejor gana las olas de paredes gruesas.

Cuando el alfarero al torno, acaba de pasar el bollo de barro a la forma tubular, inicia el des- envolvimiento de la “forma”, partiendo del borde o límite superior, lo que se conoce en el propio lenguaje de estos artesanos como Foto 3. Dos jarras para el vino de los oleiros de “vestir” o “hinchar la pieza”. Singularmente Loñoá das Olas. De configuración semejante entre entre los oleiros de Buño se recurre a consi- ellas. Una de las jarras es mas lisa para ser usada a diario. Y la otra jarra está adornada con un cordón derar “ segmentos horizontales”, haciendo circular que lleva depresiones y ramitos ascendentes relieves circulares a diferentes alturas de la conformación tubular que facilitan la cons- incisos que parten del cordón, usada en los días de Foto 4. Ola de Santomé. De conformación esfe- fiesta y por tal conocida como la “xarra das festas” . trucción de las formas. Por la aldea de San- roidal y hermoso color ennegrecido como con- tomé, en las montaña sobre Castrelo de Miño secuencia de la cocción reductora. De resistentes se fabricaban unas vistosas “olas” para la me- paredes que terminan por arriba en un borde ex- 2. EL POR QUÉ DE LAS FORMAS dida del vino, de barro denegrido conse- vasado o “ a beira da ola”. Comentaban las alfa- cuencia de rematar la cocción en atmósfera reras que “ as olas cuanto mas ennegrecidas, Desde el material de una “pota” que, en ex- reductora, que son pulidas en la mitad de mejor y mas bonitas son”. La pretensión de una presión de Arthur Lane, “ Es parte de su de- arriba de su barriga con un canto rodado, en alfarera era que la capacidad de una olla alcanzara finición formal” hasta las obstinadas y tanto que la parte inferior de la barriga se los 18 litros, que definen a la unidad de la medida que así se entiende como una “ola para medir el extravagantes exigencias de los posibles com- mantiene áspera para su mejor sujección. pradores o compradoras deben plantearse de vino y si estaban bien cocidas al golpearlas con la mano “sonaban como campanas”. acuerdo con el artesano del mundo rural. Un deseo generalizado del oleiro era llegar a tornear “vasijas lanzales”, sobre una base pro- Es norma esencial en el mundo de la olería porcionalmente reducida sin que esta reduc- para uso que las vasijas para conservar sóli- ción comprometiese la estabilidad. En alguna dos o líquidos deben ser robustas, en tanto comarca se dicen expresiones como “la gra- que las destinadas para comer o beber deben cia” o “ o la caida” para definir la estima que ser manejables y fáciles de limpiar. La per- despierta un cacharro que se acaba de cons- fecta aplicación de este principio supone que truir. Y los oleiros son conscientes de que el bolo de barro que el alfarero dispone una cuando tornean un cacharro pueden modifi- vez tras otra sobre la rueda del torno para la car su altura o anchura de su cuerpo, u otros Foto 5. Xarro con bigotes de Gundivós. Expresa- construcción de un cacharro debe suponer la elementos formales hasta un cierto límite, mente hecho para beber en reunión y beber por el menor masa posible de barro en tanto que la pues pasando un nivel la vasija dejaría de “bico”. Para que nadie apure los tragos de vino. En forma lograda tenga la resistencia necesaria. cumplir la función utilitaria, desmereciendo este jarro no se diferencia el cuello del borde o “ourella”, porque esta forma a “á do xarro” o el Y o extraña la exagerada burla de que eran la estima del propio constructor. objeto aquellos oleiros que llevaban puche- ala del jarro. De manera que si se levanta el jarro excesivamente cae el vino sobre el que bebe. Y para ros o cazuelas de mucho peso para su tamaño Tal deseo de los oleiros de perfeccionar su aumentar las precauciones el jarro suele llevar unos a los hornos comunales. En Buño se les decía labor, tropieza con el interés de la clientela relieves o “bincos” que salen del “bico” en amplia “bazoqueiros”, menospreciando el trabajo de que estima más los aspectos prácticos de los curva figurando bigotes, y algún jarro lleva botones aquellos. Pero las olas de paredes finas y bien cacharros que dan preferencia a los que tie- como si fueran ojos a los lados del “bico”. Y los bi- rematadas, habitualmente consideradas en el nen base amplia y gruesas las paredes. gotes y ojos miran para quien bebe. XIV Congreso de ceramología 15

3. EL INTERÉS UTILITARIO ancha, ésta no podía ser tan amplia que pu- dieran causar una pérdida de estabilidad que Cada vasija tiene una determinada forma desaprobarían los usuarios tan remisos a los acorde al uso a que se destina: un diferente cambios en las formas tradicionales. cuerpo, un determinado borde y demás ele- mentos constitutivos de su específica forma, Artesanos y usuarios mantenían formas y que exige un programa de trabajo diferen- usos seculares y entre unos y otros se decían ciado que la costumbre fue grabando en la “cosas”, cuando las olas vienen bien o mal mente del oleiro, incapaz de salir de la tradi- hechas. Así cantaban las mozas de Tioira a ción. La razón final está en alcanzar el sen- sus bien queridos oleiros: tido utilitario y la seguridad de aceptación en Foto 6. Asador de castañas. Construido por los Oleiro da miña terra alfareros de Loñoá como puchero para asar las el mercado. Podría referirse como ejemplo, Oleiro do meu lugar castañas con cuidadosa técnica: así los agujeros que las vasijas hemiesféricas en las que se del asador se hacen con el barro en crudo y la di- comía, conocidas como “cuncas”, la base Fime unha ola feitica rección de los agujeros se hace de abajo arriba si- está apenas señalada por los oleiros, porque Para ir á fonte de mañá. guiendo la dirección de la pared para que la saben a la perfección que el uso hace inne- penetración de las llamas estén a par con la pared. cesaria una base o pie para apoyar en la mesa Una referencia a los bordes de los cacharros porque las cuncas no van a la mesa sino que ofrece un buen ejemplo de variedades de se comía en ellas sostenidas por la mano. Y formas que se fabricaban en algunas aldeas la cunca reproduce a la perfección la conca- de oleiros relacionadas con la burguesía, en vidad de la mano en unidad funcional. Y no la proximidad de importantes vías o en el ca- es una actitud poco frecuente que la mano mino de paso de los transportadores. acaricie la superficie exterior de la cunca que Cuanto mas en contacto con el mundo ur- transporta. Yo añadiría, que nuestros oleiros bano, los bordes se modifican y enriquecen diseñan las cuncas con atención y por tradi- como consecuencia de criterios funcionales. ción se les guarda trato preferente. Así se afinan para facilitar el contacto con la boca y se hacen gruesos y fuertes para usar- Estos alfareros que referimos entendían que los de agarradera o se prolonga formando los cacharros deberían llevar amplia boca un “bico” para beber por el extremo. En lo para que a través de ella pudieran acceder la rural el borde no cambia que tradicional- mano y permitir la limpieza interior de la va- mente es simple sin relieves ni desbastes. sija, y por la misma razón los de menos boca deberían dar paso a dos dedos. Por los pue- Las asas acostumbran a poseer un valor evi- blos del rural gallego no existieron recipien- dentemente funcional, pero no es una ex- tes de cuello estrecho pero luego la cepción que tenga una significación influencia de una olería arabizada trajo a decorativa embelleciendo la vasija para una Foto 7. Jarra de Buño. Para beber el vino en casa nuestra cultura alfarera recipientes de boca mejor venta. Abundan en la casa campesina o en la taberna. Las antiguas jarras tenían forma estrecha para el transporte del vino y del los cacharros con asas rotas sin que nadie elegante, de cuello largo adornado con lineas in- cause asombro. Airosas asas son frágiles asi- cisas o “riscos” estrechos relieves o “vivos”, fi- agua y otros líquidos para evitar que se ver- deros y conocedores de su breve duración gurando franjas se conocían como “xerras tieran. Sin embargo se construyeron con acuelladas”. El “bico” podía hacerse de la misma cuello estrecho cacharros para guardar la pocas veces dejaron de hacerse. Por muchas pared o paño de la jarra o bien construido a parte, miel o el aceite que no precisan de tanta lim- aldeas de alfareros el asa para el artesano que se dice “bico apegado”. pieza. Volviendo a los recipientes de boca constituye como una señal de referencia de 16 La estimación de la olería tradicional: formas y usos - Luciano García Alén uno a otro lugar de construcción, por su di- ferente rematado al final del asa. Así en Buño al pegar el extremo final del asa, los artesanos definen un prisma triangular con leve curvatura, mientras que en Niñodaguia, con rematado semejante al referido, dejan un hueco como una gota en el relieve del prisma. Los de Tioira a menudo remataban el asa dejando la señal del dedo pulgar. Otras señales podrían definirse recorriendo aldea tras aldea que dejan patente diversos mati- ces de nuestra cultura. Foto 9. Barrila de Portomourisco. Vasija para Foto 11. La “cunca” de Portomourisco. La alfa- beber por el “bico”. De cuerpo esferoidal de rera cuando construye la cunca sigue la concavi- 3.1. El interés utilitario. Imágenes amplia base, que por arriba remata en un estre- dad de la mano y así queda para siempre cuando cho cono que forma el bico, con una o dos asas. se cuece el barro. El borde levemente afinado con Se transportaba con una cuerda por las asas o un rebaje para beber mejor. Y descansa en un pie dentro de un serón que llevaba el animal. Se apenas marcado. Se decía que no lleva pie porque bebía por el bico a morro o por medio de una esta “cunca” no va a la mesa. Para estas gentes paja al “garete” como por una bota. Era un era la verdadera “cunca do caldo”, en tanto que beber garimoso. Y había un barrilito pequeño las “tazas” son otras que se hacen fuera. que cabía en la mano, para el aguardiente que bebían a sorbos en las mañanas frías, con una corteza de pan. 4. EL VALOR DE LA DECORACIÓN

Los aspectos decorativos de los cacharros de nuestra olería tradicional merecen un por- menorizado estudio por su complejidad. Para aquellas gentes rurales la decoración no supone un elemento fundamental, ni siquiera que influya para modificar la definición de una vasija. El adorno para unas gentes con Foto 8. El puchero de Buño. Es un antigua forma escasos recursos representa únicamente ser de la olería de Buño. Su capacidad variaba de 18 a 1 litro. Al mas pequeño se conocía como “miu- un reclamo para aquellos que pueden pagar danza”. La base del puchero debía no ser muy un mayor precio, que se corresponde con las ancha.El puchero se dedicaba a transportar el horas de mas que el alfarero empleó en la de- coración. Cuanto más rural mayor era la pre- agua de la fuente y se tenía costumbre de encajar Foto 10. Jarra para el agua de Niñodaguia. Para el fondo en un rollo de trapo para llevarlo en la llevar el agua a los que faenan en la siega del ferencia por el “barro limpio”, sin adornos cabeza. También se usaba para cocinar, encajando pan. La boca u oreja está formada por dos ni pinturas, hasta tal punto de no considerar en el trespiés, y como depósito, tal como brasero, “bicos” contrapuestos. Esta disposición de asas a la ornamentación como alfarería. Una an- en la cocina. y bicos permitían que la jarra pasara de uno a tigua doctrina recordada por Gombrich otro de los segadores dispuestos en hilera para (1980) según la que “lo que importa no es la beber. apariencia exterior sino el valor interior”. So- XIV Congreso de ceramología 17 lamente cuando mejora la economía es posi- 4.1. El valor de la decoración. ble “adornar lo necesario” y gozar de una Imágenes mas libertad en el trabajo.

Algunos de los cacharros ofrecen como or- namentación leves rayas, líneas incisas dibu- jadas sobre el torno. Como diría Herbert Read ( 1973) de “trazos proclives cara la abs- tracción como consecuencia de la naturaleza de técnica y de las calidades de los materiales empleados”. Las decoraciones más simples consisten en trazos de rayas sobre la barriga o bien punteados sobre el borde libre o en el Foto 12. El puchero para miel y el vinagre de Por- asa. Una ornamentación básica, extensa- tomourisco. Era un puchero de oleiras y a su mente conocida entre los alfareros era la modo cuidaban la decoración. El puchero que servía para guardar la miel era muy estimado y Foto 14. La jarra del agua de la Terra Chá. Para lle- línea incisa ondulada, usualmente acompa- por eso se decoraba. Una cuidada forma esferoi- var a la siega. Dicen los chairegos que las jarras son ñada por una o más líneas de recto. A dal con ancho “bico” para verter la miel. La de- para el agua y los jarros son para el vino. El “bico” esa línea ondulada la nombra Hogarth “el coración asemeja una vasija recubierta tal si fuera de los jarros es apretado en la base porque siendo trazo de la belleza” que dibuja el oleiro con de cuero figurando una costura vertical por para el vino conviene que salga a los pocos. Las ja- ritmo lúdico siguiendo el movimiento de la ambas caras. El color ennegrecido del barro lus- rras que salían de la casa para los que trabajaban en mano en tanto no deja de dar vueltas a la troso le da hermosura al puchero. la siega del centeno o del trigo iban decoradas como rueda. Algunas formas usadas en los gran- esta jarra con rayas y “pintura” blanca caolínea ha- des festejos, como las tarteras para los asa- ciendo flores estilizadas como costumbre tiempo dos o las jarras para llevar el vino que salían atrás. Para aquellas gentes la siega era una fiesta. de la casa, se decoraban profusamente. Las aldeas de alfareros próximas a las áreas de población empleaban una decoración de tra- Foto 15. Decora- zos de barro de diferente color al del cacha- ción de fuen- tes en Buño. rro. En Buño cuantos oleiros trabajan Ya viene de anti- continúan aplicando esa decoración de “pin- guo la decoración tura” por influencia de la loza decorada con con “rayas” inci- flores que se importaba de fuera de Galicia. sas y “listas” de pin- tura blanca con barro En la loza, que por fortuna se continua a fa- caolíneo o barro marrón bricar en Buño se sigue decorando con mo- o “teixo”, contrastando tivos lineales y florales y alguno que otro con el color de la vasija. Con especial interés se or- dibujo de animales, tal como un pez que re- Foto 13. Puchero de los cacharreros de Gundivós namentan las fuentes que podían salir de casa y ricamente decorado. Un puchero para las comidas cuantas se usaban en los días de fiesta. En opinión cuerda al mar tan inmediato. Una ornamen- importantes, como para “el cocido de las fiestas” de los alfareros se fomentó el adorno de la loza a tación que Herbert Read define como un cocido que olvidando la escasez sufrida du- causa de la influencia de la loza que venía de fuera decoración con “tendencia hacia la abstrac- rante el año, lleva un buen trozo de cabeza y de adornada de flores, como la loza de Talavera. Los ción geométrica y hacia un estilo rítmico de mandíbula de cerdo, lacón, chorizo y garbanzos de Buño comentan que ya había listas antes de la motivos naturales”. porque las alubias eran para e caldo de diario. de Talavera y que se listaba más que ahora. 18 La estimación de la olería tradicional: formas y usos - Luciano García Alén

5. LA EVOLUCIÓN DE LA hay menos que usen el torno. Ese es el gran peligro al que se enfrenta nuestra olería, y AFARERÍA TRADICIONAL son menos cada vez los que conocen las for- Los alfareros han sabido adaptarse a los mas tradicionales. gustos y necesidades de los clientes y, aun- que todavía es posible encontrar los tradi- Como refiero, hoy se aprecia en la alfarería cionales botijos, son mucho mas frecuentes mas color que antes. E imitación al objeto los objetos decorativos. La vitrocerámica real de otros materiales. ha hecho que se vayan aparcando las olas y pucheros. La cerámica de Buño está de- La artesanía es muy decorativa. Así en los jando los estantes de la cocina para aden- adornos utilizan dibujos geométricos y pin- trarse en el salón, los dormitorios y la turas. Se vende frecuentemente para regalo decoración de paredes. y los ambientes turísticos.

Es frecuente ver ollas de color negro. De Buño sigue interesado en fabricar abun- todos modos, el rojo brillante es el tono es- dante alfarería y quizá menos Gundivós y trella de este año y también los tonos ana- Niñodaguia. ranjados. Considero pues que todos tenemos una gran Entre los alfareros que muestran sus obras labor para el futuro de la olería. En mi si- bajo la carpa de la “casa do Oleiro” cada vez guen teniendo los oleiros un gran amigo. XIV CONGRESO DE CERAMOLOGÍA. SEGUNDA PONENCIA

CERÁMICA CASTREÑA Y ALFARERÍA TRADICIONAL COMPARACIONES

Josefa Rey Castiñeira Departamento de Historia I, GEPN-Grupo de Estudos para a Prehistoria do NW ibérico, Facultade de Xeografía e Historia, Universidade de

Mi homenaje particular a Luciano García Alén

XIV Congreso de ceramología 21

Josefa Rey Castiñeira 1. LA INTENCIÓN DEL TRABAJO tarea como arqueólogos consiste en tender [email protected] puentes sobre ese vacío para obtener una Mediante el empleo de una fuente etnográ- posible explicación a una determinada evi- fica esencial, como la monografía de García dencia o a la falta de ella, sin que por ello Palabras clave Alén (1983), se trata de buscar analogías creamos que está garantizada una recons- Cerámica popular, cerámica arqueológica, entre dos tipos de alfarerías: la popular ga- trucción objetiva. Cerámica castreña, Edad del Hierro, Cultura llega, de época actual y la castreña de la castreña Edad del Hierro. La finalidad no es otra que Mediante la observación directa de una rea- generar nuevas perspectivas de trabajo para lidad dinámica, un oficio,obtenemos refe- Key words las cerámicas arqueológicas, indagar qué re- rencias para construir un marco de Popular ceramic, archeological pottery, Iron gistros en el trabajo de campo faltan por in- comprensión general de una evidencia ar- Age, castro’ s culture, castro’ s pottery. corporar, diseñar las estrategias de queológica, que es estática y solo es un re- extracción más adecuadas para las eviden- tazo de algo más amplio (Orton et alii 1997: Resumen cias arqueológicas previstas desde los nue- 29). Comparamos y establecemos semejan- Este trabajo representa la oportunidad de vos esquemas y los sistemas descriptivos que zas entre un caso etnográfico particular y explorar el tema de la alfarería popular ga- mejor se adecuen. uno arqueológico, entre una alfarería prein- llega, conocerla y sobre todo mirarla desde dustrial del presente y una arqueológica del la perspectiva adquirida con la cerámica cas- En definitiva, se trata de analizar un informe pasado. Buscamos llegar a comprender bajo treña; pero, también de paso, considerar la etnográfico con una perspectiva arqueoló- qué circunstancias puede esperarse un cierto imagen viva del oficio, con la intención de gica y con dos objetivos inmediatos: com- tipo de comportamiento o la aparición de obtener nuevas claves para un mejor cono- prender evidencias y preverlas; y esto, a un cierto registro material. Se establecen cimiento de la cerámica arqueológica. través de profundizar en la función y el sig- identidades de funcionamiento, uso, etc., nificado que los objetos materiales cumplen entre elementos que pertenecen a culturas Abstract en un oficio tradicional como el del alfarero, muy alejadas en tiempo o espacio, el tipo de This paper represents the opportunity to ex- que es esencial en arqueología. En definitiva, racionalidad que debió estar presente para plore the field of the traditional pottery in se trata de intentar conocer qué tipos de que se formara determinado registro mate- Galicia, looking at it from the acquired kno- comportamientos pueden originar los con- rial y cuáles no pudieron estarlo; qué com- wledge about pottery of castro culture. We juntos de cultura material que encontramos portamientos ideológicos, sociales o would like also to consider the current pot- en los yacimientos (Hernando 1995: 17). tecnológicos funcionaron como agentes del tery artwork in order to get keys to gain a registro (Hernando 1995: 25). better knowledge of archaeological pottery. Los estudios etnográficos sirven de adver- 2. EL INTERÉS DE LA COMPARACIÓN tencia para matizar determinadas lecturas ENTRE LAS DOS ALFARERÍAS (Orton et alii 1997: 29). Es una manera de someter a prueba las teorías arqueológicas Los restos arqueológicos que han llegado (Mayoral y Chapa 2007: 22). Es un filtro a hasta el presente son incapaces de hablar- la visión personal de cada arqueólogo. nos directamente de las sociedades vivas Ayuda a desvelar los prejuicios y las pro- que los generaron y cada vez es más difícil, yecciones actualistas de la arqueología en para nuestra sociedad, hacer una valoración general, ayudando a deconstruir muchas de de la evidencia arqueológica y entender los las asociaciones pretendidamente objetivas factores que determinan su creación (Man- con la que ésta ha ido construyéndose noni y Giannichedda 2003: 5). Nuestra (Hernando 2006: 30). 22 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira

En ausencia de una máquina del tiempo que Un abuso metodológico que se produce a plazamientos y desde ahí, de orígenes, permita la «observación directa» de los seres veces con la analogía etnográfica es que lo desarrollos y decadencias de los núcleos humanos del pasado utilizando sus artefac- que previamente se postula como posibili- donde existe el oficio: El catastro del tos, la analogía etnográfica se le ha conside- dad luego se entroniza como «verdad acep- Marqués da Ensenada (1752-53), “Me- rado como un auxiliar de primer orden para tada», sin haber sido nunca contrastada morias políticas y económicas sobre los complementar las deficiencias del registro ar- (Gándara 2006: 15). frutos, comercio, fábricas y minas de Es- queológico. Forma parte inevitable del razo- paña…” Larruga (1799), “Descripción namiento arqueológico. No hubiéramos económica del Reino de Galicia” de podido imaginar un pasado diferente de nues- 3. LA DOCUMENTACIÓN DE PARTIDA Lucas Labrada (1804), libros parroquia- tro presente, si no fuera por el conocimiento les de bautizados y difuntos, en los que de sociedades distintas a la nuestra. No hu- La monografía de Luciano García Alén además de los apellidos conocidos de los biéramos atribuido funcionalidades, signifi- (1983) es aquí el material de trabajo para la alfareros, a partir del segundo cuarto del cados, y ni siquiera hubiéramos podido comparación con la cerámica castreña, ya S. XIX, en los de Buño, al parecer, se es- clasificar determinados objetos, de no ser por que sigue siendo la síntesis sobre alfarería pecifican oficios (García-Alén 1983: 48), ella. La inferencia arqueológica siempre es popular gallega más completa que hasta Acta inicial do Gremio Sindical de Olei- analógica. Sin analogía simplemente no hay ahora tenemos. De esta manera se ahorra la ros de Buño, 1969 (García-Alén 1983: arqueología. Un argumento analógico es, por recopilación y revisión bibliográfica de tra- 52), libros del obispado de Mondoñedo ejemplo, asegurar que una hilada de piedras bajos más dispersos, que retrasarían el obje- (1787), de I., Lence-Santar y Guitián, es un «muro», pues lo establecemos desde tivo inicial de esta primera toma de contacto. Eduardo (1911). nuestro mundo actual (Gándara 2006: 14). Otra cualidad de esta síntesis es que su tra- bajo de campo hoy sería imposible de repe- A esta lista, sería interesante añadir en futuras Ahora bien, ello no significa que pueda pen- tir, ya que esa realidad ya no existe, ni investigaciones la búsqueda de documentos sarse el pasado integrando indiscriminada- tampoco el recuerdo de los mayores de en- equivalentes a los registros medievales de mente retazos del presente (Hernando 1995: tonces. La cerámica tradicional de hoy se en- entrada y salida de mercancías de los puertos 20). La analogía etnográfica es un meca- cuentra en otra coyuntura y se mueve con ingleses, que Orton et alii (1997: 224) nos nismo para generar hipótesis, pero su vali- otras premisas. citan, para imaginarse el consumo de la loza dez precisa del paso siguiente, que es la de importación, a través de la cantidad, la contrastación (Gándara 2006: 15). Es una El primer punto de interés en su monogra- procedencia y los precios de los materiales forma de argumento en la que propiedades fía es para nosotros observar las fuentes de introducidos. conocidas en un conjunto «fuente» son pro- información que consulta, pensando en yectadas al conjunto «meta», que son inferi- cómo convertirlas en documentos fuente A la imagen viva que nos proporciona el tra- das ahí inductivamente. Requieren de para una mirada arqueológica, como si de un bajo de García Alén le contraponemos una explicaciones que permitan discernir cuán- documento etnográfico se tratara: alfarería castreña de la que más del 90% de la tas y cuáles propiedades deben ser compar- • Libros de geografía que dan constancia documentación que tenemos de ella son las tidas entre ambos conjuntos, antes de de la existencia de alfarerías: la de Gali- vasijas, convertidas en miles de fragmentos proponer que aquellas no observadas tam- cia dirigida por Carreras Candi (1936), el repartidos en los basureros. Son excepciona- bién se comparten (Gándara 2006: 13). Se diccionario de Madoz (1847) o el de Mi- les las evidencias directas de los sistemas de trata de que entre el conjunto de referencia ñano y Bedoya (1827). el Directorio de producción y de los contextos de uso. Es por y el conjunto meta haya suficientes y rele- Galicia, Guía especial de las provincias ello que toda la cadena de producción, in- vantes similitudes y que no existan disimili- (1912). cluidos los hábitos de consumo deben infe- tudes importantes que reduzcan la • Libros de carácter económico y social, rirse de los atributos inherentes a los propios probabilidad de la inferencia (Gándara 2006: que nos informan del numero y nombres fragmentos, en su mayor parte especulativos 18 y Hernando 1995: 20). de alfareros y por lo tanto de sagas, des- y pocas veces demostrativos, lo cual sucede a XIV Congreso de ceramología 23 veces, cuando los análisis arqueométricos 1992). El inconveniente es que hay una dis- gal), cuatro (Amaral y Pereira 1997) y hasta hacen acto de presencia. tancia de, al menos, dieciséis siglos entre tres, otros muchos de los centros gallegos. Buño y Borneiro, y de diecinueve en los También es desigual la información dispo- demás. La cerámica castreña ocupa el pri- Ya no es la historia individual del artesano, nible de la cerámica castreña, en cuanto a su mer milenio antes de nuestra era, y la alfa- sino de la comunidad alfarera, a la que per- distribución geográfica y cronológica. El rería tradicional referida por García Alén tenecen, en la que asumen la tradición esta- área mejor conocida es el suroeste gallego, pertenece en su mayor parte a los siglos blecida, y que les identifica con un seguida de la zona noroccidental. Es muy XIX y XX, algunos llegan a mediados del determinado territorio (García-Alén 1983: poca la información referida a la Galicia XVIII y, excepcionalmente, se documenta 47). Aceptan plenamente las reglas recono- oriental; zona en la que se ha incrementado en el S. XVI. cidas y aceptadas por los artesanos de la co- el número de castros excavados en los últi- munidad y la de los consumidores. mos anos, pero, su cerámica permanece in- Antes de aplicar una analogía continua, que édita en su mayor parte. las vincule en una secuencia ininterrumpida, Las “aldeas de alfareros” o “lugares de olei- además de precisar previamente la recons- ros” representan un área geográfica com- A pesar de todos estos desequilibrios hay trucción histórica y arqueológica de tan puesta por una o varias parroquias, que que recordar que la cerámica es una de las largo intervalo, habría que tener en cuenta incluye la totalidad o parte de sus aldeas: evidencias privilegiadas en arqueología. Es que la alfarería tradicional no es un fósil que hasta 24 lugares repartidos entre dos parro- un material frágil y ha de ser restituido. A la se haya mantenido inamovible a lo largo del quias, cita García Alén, en el ayuntamiento vez los fragmentos no se destruyen y no se tiempo (Hernando 1995: 21). Así, por ejem- de Buño (9 lugares en la parroquia de Gun- reciclan; al contrario que la madera, el cuero, plo, al referirse a la cerámica tradicional ca- divós, 7 en la de Tioira). Todos ellos con va- el hueso o la metalurgia. Por lo tanto, su au- naria de Hoya de Pineda, los arqueólogos rias familias de alfareros, que en Niñodaguia, sencia o su presencia guardan generalmente Rodríguez et alii (2006: 212) nos recuerdan a comienzos del siglo XX –y aún en 1936- relación directa con lo ocurrido y no con los que son colonos los que la desarrollan y que, son algo más de dos tercios de las 120 per- procesos posdeposicionales de su incorpo- por lo tanto, no se puede establecer una re- sonas que tenía la parroquia (García-Alén ración en los sedimentos. Por último, es lación directa con la de los yacimientos ar- 1983: 151). A principios del siglo XX, en cierto que se trata de una de las evidencias queológicos, del lugar en que se encuentran, Bonxe, se recuerda que rara era la casa en la más incomodas, por los miles de fragmentos porque corresponden a una etnia y a un que no hubiese un alfarero (García-Alén que proporciona una excavación y que des- tiempo diferentes. 1983: 189); en Buño, durante los años 80, de borda cualquier presupuesto. 126 familias, se dedicaban a la alfarería 59 No hay que olvidar, además, que la alfarería (García-Alén 1983: 50). Las aldeas, además, es ante todo un oficio que se implanta, se se retroalimentan con desplazamientos cor- 4. DOS TRADICONES ALFARERAS QUE SE desplaza y desaparece con el oficiante, y que tos entre ellas, por casamiento al lugar de su APARTAN EN EL TIEMPO es, por lo tanto, la historia particular de cada consorte, a veces acompañados de familiares uno de ellos, con las circunstancias sociales que también poseen el oficio: de O Seixo a Sería muy tentador establecer una conexión que le rodean. Portomourisco, en Samos; de Lamartín a San “histórico-directa” entre la cerámica cas- Mamede, a Val y a Romelle; trasvases de al- treña y la popular “actual”, entre la de Buño La duración tiene algo que ver con el tipo fareros entre A Bouza, Santomé y Ramirás. y la del castro de Borneiro (Cabanas) (Rey de producción articulada en la sociedad. 1992 y Calo 1999), la de Santomé (Cartelle, Cuando se trata de un núcleo de aldeas con Los talleres se rigen por otras premisas. Los Ourense) y la del castro de Castromao (Ce- casi un alfarero por familia, la permanencia alfareros son agentes individuales. Desarro- lanova) (García-Rollán 1971), o la de A del oficio en un área geográfica es de varios llan su actividad en un ambiente socioeco- Guarda y la de los castros de A Forca (Car- siglos. Buño y Silvarrei duraron al menos nómico más dinámico e industrial, en el que ballo 1987) y Santa Trega (A Guarda) (Rey cinco; el centro alfarero de Gondar (Portu- la iniciativa particular es un factor impor- 24 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira tante. El oficio está donde ellos vayan y no con más iniciativas propias. Tienen que bus- Su emplazamiento suele estar condicionado representa una tradición específica, sino la car un equilibrio entre la demanda del en- por la disponibilidad de todo lo necesario suma de toda la experiencia acumulada por torno en el que se instalan y el de sus para su desarrollo: combustible, agua y can- su oficiante (García-Alén 1983: 48). vivencias profesionales. Después de un largo teras de arcilla en las proximidades (Mayoral recorrido profesional, se readaptan a las vie- y Chapa 2007: 83). En los núcleos gallegos, Al igual que las aldeas son de carácter fami- jas tradiciones o consiguen transformarla. al igual que en otras alfarerías, la presencia de liar y campesino. No se diferencian en el for- abundante barro en las inmediaciones parece mato, pero si en el espacio geográfico que A comienzos del S. XX, Vicente Fuentes y un factor importante en la mayoría de los define y en los esquemas productivos. Son un hijo emigraron a Cuba, donde trabajaron casos, aunque no falta la excepción. La aldea puntos aislados geográficamente, se en- de alfareros. Vicente se volvió al poco de Bamio lo transporta por mar desde 25 cuentran allí en donde el alfarero instale su tiempo y se estableció en una aldea de Km. de distancia (García-Alén 1983: 133). vivienda, al final de sus recorridos por di- Narón. Su hijo instaló una industria de alfa- versas fabricas de cerámica en donde fueron rería en la Habana, en donde trabajaron alfa- La alfarería parece ser la alternativa a una participes de incorporaciones técnicas y es- reros gallegos, de Mondoñedo y Buño, entre agricultura menguada o con la tierra en tilísticas novedosas y en donde la explora- otros; pero, también catalanes y mallorqui- pocas manos, pero también lo contrario; se ción del oficio pesa mas que las reglas nes. En 1945 vuelve y se instala con sus hijos puede ver favorecida por una agricultura estrictas de una única tradición. Los condi- cerca de su padre, en otro lugar de Naron; desarrollada que garantiza la demanda. cionantes en su producción tienen más que allí revivieron viejas formas de trabajar el Cuenta también como un factor positivo su ver con la demanda. barro y las vasijas de San Clodio, un centro emplazamiento en una encrucijada comer- alfarero cercano (García-Alén 1983: 43). cial, con facilidad para el transporte de mer- El oficio dura la vida del alfarero y en todo cancías y la atención de los consumidores. caso de cuantas generaciones en su línea su- En 1933, José Gándara, «o Bicho», uno de los En las áreas más desenvueltas económica- cesoria lo mantengan. Ignacio Rodríguez, es alfareros de la fábrica “O Progreso”, de origen mente, también es impulsada por industrias el primer alfarero de Nicolás de Prado (Pon- portugués, se fue a trabajar a Niñodaguia, con- afines que comparten el mismo tipo de ma- teareas), seguido de sus hijos. Era natural de tratado para dirigir la elaboración de tuberías teria prima y algunos de sus conocimientos A Guarda, emigró a Portugal, donde trabajó para una fuente. A consecuencia de la guerra técnicos, como en el caso de las “telleiras” y con alfareros de Barcelos. A la vuelta se casó civil, decide quedarse en Maceda, a pocos ki- de las fábricas de ladrillos, cuyos dueños con una vecina de Prado, donde estableció lómetros de Niñodaguia. Indujo a otros alfa- contratan alfareros de diversas procedencias su taller (García-Alén 1983: 151). Es decir, la reros de la zona a incorporar vasijas de barro para ampliar la oferta de sus productos. alfarería de Prado comienza en el primer «roxo», más resistentes al fuego que las tradi- cuarto del XIX y desaparece en 1915 (Gar- cionales blanco amarillentas. Aportó nuevas Referencias etnográficas de África nos cuen- cía-Alén 1983: 24). formas y el empleo de moldes de yeso para tan que el oficio de la alfarería recae en de- los fondos curvos. Merced a su presencia, se terminados linajes, a veces los mismos que En la fábrica de A Caeira (Pontevedra) coin- perfecciono la preparación del barro, el tor- los de los herreros (Bonte e Izard 1996: 48). cidieron alfareros segovianos, de Cesures y neado y la terminación de las vasijas. Se cuenta En la cerámica castreña los diálogos tecno- de A Guarda (García-Alén 1983: 147); en la que llegó a enseñarles como limpiar las manos lógicos con la metalurgia y la orfebrería son de El Progreso (A Guarda) participaron al- y aprovechar las sobras del barro que queda- evidentes. De ellos incorporan herramien- fareros de Barcelos e incorporaron técnicas ban en los dedos (García-Alén 1983: 185). tas, gestos y efectos estéticos, además de que se estaban implantando en Manises. compartir el fuego en sus procesos técnicos La historia de las comunidades o tradiciones (figura 1) . Sobre su decadencia, la informa- Su saber hacer sigue siendo empírico, pero su alfareras se compone de las particulares de ción etnográfica hace referencia a la falta de percepción esta enriquecida por tradiciones cada alfarero pero también de los factores barro, en algún caso por agotamiento de las múltiples, que los hacen más experimentales, medioambientales y sociales. barreras, como la del Monte San Lorenzo, del XIV Congreso de ceramología 25

Figura 1. Diálogos tecnológicos de la cerámica con la metalurgia. Gestos y efectos de la calderería laminada y remachada y de las sítulas hechas a la cera perdida.

Cerámicas del castro de Guimarey (A Estrada, Pontevedra) Fragmento de caldero del depósito de Hío (Pontevedra) (Meijide 1991: 264) (Rey y Rodríguez 2001: 159) Fragmento de sítula del castro de Taboexa (Pontevedra) (Silva y Rey 2005: 82) que se abastecía Bonxe (García-Alén 1983: cambio, pero aún tiene la opción de explorar centros de producción. Carecemos de evi- 193); pero, sobre todo es la imposibilidad de persistencias y el recuerdo de los mayores de dencias arqueológicas, porque realmente no acceder a él lo que produce la decadencia, bien entonces. Del quehacer colectivo se fue pa- las había o porque no supimos verlas. Las que sea porque la vía férrea atravesó la zona de ar- sando a una producción individual, donde los hay, son muy problemáticas: hornos que po- cillas, caso de Ramirás (García-Alén 1983: artesanos pasaron por un período de pro- drían serlo de pan o de metal; tal vez, alguna 108), bien sea porque cambiaron de propieta- funda crisis, probando su capacidad de iden- piedra que podría estar relacionada con la es- rios, como sucede con las de Monte Ramil. tificar los cacharros que pudieran salir de su tructura de un torno (figura 2) y, en todo torno con el gusto de los nuevos consumi- Otro factor que los habitantes encuestados dores (García-Alén 1983: 213). consideran importante en el proceso de des- aparición de una comunidad alfarera, es la in- Otra cuestión de carácter técnico, mencio- troducción y desarrollo de otros productos nada como causa de desaparición de los al- más competitivos, debido a una producción fares es la traída de agua a las casas, pues al por mayor, a su uso o a su aspecto atractivo. suponía prescindir de los cacharros destina- El hierro esmaltado, el plástico, los cubos de dos a transportar agua (sellas, cántaros, etc.). zinc, la hojalata, “a louza boa”, son opciones Pero, sobre todo, son acontecimientos polí- muy ventajosas para el uso en el fuego, para ticos o socioeconómicos los que provocan el trasporte y almacenaje de agua y de ali- su desaparición: la Guerra civil y los años de mentos, o para lucir en la mesa. A la alfarería posguerra acompañados de la emigración. tradicional le dejan el papel de la nostalgia, De 500 talleres de alfarería que existían en donde la demanda estima más los efectos de- los años 30 en Galicia, no llegaban a 35 en corativos que su inicial valor utilitario. Esto los 70 (García-Alén 1983: 213). hace que a partir de los años 70 estemos ante Figura 2. Piedra procedente de Borneiro con un nuevo tipo de alfarería y, por lo tanto, ante Si queremos ver lo que pasa en la cultura cas- desgaste circular. Podría formar parte de la es- un nuevo tipo de “documento fuente”. Gar- treña, el primer inconveniente reside en que tructura de un torno. Museo Arqueológico e His- cía Alén en su trabajo de campo registró ese muy poco, o más bien nada, sabemos de sus tórico. A Coruña. 26 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira

Figura 3. Posibles alisadores de Castrovite (Pontevedra). Museo Provincial. Pontevedra (Foto de César y Manel Candamo). caso, líticos que podrían ser alisadores del como para pensar en una producción arte- barro (figura 3) . Aun así, a través de las pro- sanal de carácter parecido al de las aldeas Figura 4. Contraste de facturas entre una vasija pias cerámicas, distinguimos sistemas de pro- de alfareros tradicionales “de la actuali- de la primera Edad del Hierro y de la Segunda. ducción diferenciados a lo largo de los mil dad”. Para la ejecución de sus productos es Museo do Mar de Galicia. Vigo. años que dura la cultura castreña. preciso un entrenamiento previo y la exis- tencia de reglas para el hacer estandarizado Durante la Edad del Hierro Inicial (siglos IX- que se aprecia. Cada trazo formal y deco- V aC) tendríamos una alfarería doméstica rativo atiende a una norma preestablecida. poco especializada, con un nivel tecnológico Parece indudable la incorporación del muy bajo y con poca soltura en los gestos téc- torno, criterios claros en la selección y ama- nicos. Emplean barros poco seleccionados y sado de las arcillas y la mejora en los siste- mal amasados, cocciones con temperaturas mas de cocción (Rey y Soto 1997). Los reducidas, un modelado manual poco atre- gestos son seguros y atrevidos en el mode- vido en la elaboración de formas y con deco- lado y en la decoración, que se puede volver raciones ejecutadas con poca seguridad. barroquizante; se atreven a decorar con mo- tivos complejos todos los rincones de una El conocimiento técnico, desde la segunda vasija, con un control pleno de la plastici- Figura 5. Marcas identificadas en cerámicas del Edad del Hierro (siglos IV aC-I dC), se dad adecuada, que evite las deformaciones Castro de Briteiros (Guimarâes) (Silva 1986, Est muestra lo suficientemente desarrollado (figura 4) . LXIII). XIV Congreso de ceramología 27

Fase Inicial Fase Media Fase Final

Figura 6. Tradiciones cerámicas identificadas en las Rías Baixas: Edad del Hierro Inicial, Medio y Final (Rey 2000: 239).

Los dos tipos de alfarerías (las comunidades Para cualquiera de las etapas castreñas, los treña de las Rías Baixas, donde se reflejan de alfareros y los talleres) probablemente se análisis arqueométricos tienden más a la los cambios explicados (figura 6) . Poco dieron a finales de la segunda Edad del Hie- idea de producciones locales que a grandes podríamos decir del inicio de la Edad del rro, ya muy próximos al cambio de era. Ac- producciones centralizadas (Rodríguez-Co- Hierro, ya que el número de castros y la ex- titudes equivalentes a los talleres se podría rral 2007), lo cual creemos que no excluye tensión de los conjuntos cerámicos de esa proponer para la cerámica del castro de Santa un sistema equivalente al de las aldeas alfa- época impiden dibujar un área definida y Trega, que posee la categoría de un “oppi- reras. Para saber realmente lo que repre- pronunciarse sobre las diferencias estilísti- dum”. Entre su cerámica se aprecian formas sentan estos datos, además de intensificar cas apreciadas. Durante la segunda Edad novedosas, que parecen imitar a las de fuera, los análisis de la cerámica arqueológica, que del Hierro prerromano, es muy nítida la cerámicas, estas últimas, que también consu- aún son muy pocos, habría que realizarlos tradición alfarera y el mapa por donde se men. Hay además marcas de significado des- también en las cerámicas populares, parti- distribuye (eminentemente marítima). La conocido, pero que podrían tener que ver cularmente en la explotación de arcillas, situación cambia en la fase final del perí- con los alfareros, con los consumidores, con pues tenemos la impresión de que un odo, donde las tradiciones se contaminan y los productos o con los usos. El hecho de mismo alfarero, o por lo menos una misma los mapas se desdibujan y amplifican, pro- que, aquellos yacimientos -Santa Trega, Bri- comunidad alfarera, puede ofrecernos un bablemente propiciado por la nueva es- teiros o Sanfins- donde aparecieron cerámi- panorama parecido. tructura administrativa romana y las cas con marcas (figura 5) , sean ciudades ya mejoras de las redes viarias. Vasijas propias supone reconocer un grado mínimo de divi- Sobre la evolución descrita son interesantes de las Rías Baixas, como las “vasijas Vigo” sión del trabajo y de clases artesanales. los mapas secuenciados de la cerámica cas- llegan, o tal vez se imitan, en las tierras lu- 28 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira

Figura 8. Imitación de una sítula o caldero me- tálico en el Castro de Santa Trega (Rey 1992: CCCLXXXI). Esquema de un detalle de la dia- dema de Ribadeo/Moñes, de un porteador de cal- deros rituales (Balseiro 2000: 58).

tos de funcionamiento parejos, causas o significados similares.

En primer lugar, si las dos alfarerías que com- Figura 7. Imitaciones de “Vasijas Vigo” en el castro de Borneiro (Rey 1998: XLII) paramos comparten el mismo espacio geográ- (Dibujos de Anxo Rodríguez Paz). fico, entonces es importante traer a colación el pensamiento braudeliano de que la geografía censes (figura 7) . Las “vasijas perladas”, que 5. PERO SÍ QUE COMPARTEN EL lenta e insensiblemente, va moldeando el ca- imitan en su aspecto y en los gestos técnicos rácter y la forma de ser y vivir de las poblacio- ESPACIO GEOGRÁFICO a las sítulas hechas a la cera perdida, aparecen nes. La geografía determina unas constantes distribuidas por todo el Noroeste peninsular Puesto que la comparación histórica di- que permanecen en el tiempo, independiente- (figura 8) . La presencia de estas piezas es ex- recta no es posible, cabe la opción de la mente de cuales son los actores. Sobre esto y, cepcional en cada yacimiento, probablemente analogía «discontinua», donde las diferen- aunque encierra otro tipo de cuestiones, resulta por su carácter simbólico y por la compleji- cias en el tiempo o en el espacio resultan muy adecuada una cita de Miguel Anxo Mu- dad que encierra su elaboración. Tal vez se irrelevantes (Hernando 1995: 22). Pero rado (2008: 26): “Los países no son personas, podrían equiparar a las vasijas ibéricas del S. aun así, previamente se ha de evaluar la son lugares. No tienen memoria, tienen histo- III aC con ricas ornamentaciones figuradas, viabilidad del paralelo y los términos en ria. Pero la historia la escriben las personas, no que parecen encargos a ceramistas y pintores que deben hacerse, con la convicción de los lugares. Somos nosotros quienes antropo- prestigiosos, de clientes concretos (Mayoral y que existen condiciones de comparación morfizamos los países y los dotamos de per- Chapa 2007: 88). entre ambas tradiciones alfareras, contex- sonalidad, de una imagen”. XIV Congreso de ceramología 29

La contraposición entre la Galicia litoral y la está mas extendido; donde más les gusta de- tra la más dinámica en todas las evidencias interior, que García Alén nos destaca, para corar las vasijas; donde cuecen en hornos arqueológicas relacionadas con la vida eco- diferenciar las alfarerías populares que en con parrilla, con atmósferas oxidantes. Su nómica y cultural, inclusive la cerámica, ella se desarrollan, forman parte de las ca- producción alfarera está especialmente donde los basureros evidencian un consumo racterísticas estructurales del Noroeste ibé- orientada a las villas y ciudades de la costa. de derroche. Es frecuente la incorporación rico, que también se observan en la Edad del Es el área donde se desarrollan los talleres, de productos importados desde épocas tem- Hierro y diríamos que en todas las etapas de donde los alfareros muestran mayor movili- pranas de la Edad del Hierro. En esta zona la prehistoria. dad geográfica. Por sus puertos se introduce se podría hablar de sistemas productivos asi- loza fina que complementa el consumo. Los milables a la categoría de talleres. El Noroeste peninsular tiene un marcado focos de irradiación más destacados son A carácter marítimo y exterior más que inte- Guarda y Tui. La Galicia interior se muestra de nuevo en rior, que le confiere personalidad. Es una frente, con producciones y consumos co- línea de costa muy articulada, sobre todo la De la Galicia interior resalta su menor des- medidos, el mismo interés por un barro lim- del suroeste, que le dota de buenos puertos arrollo económico. Las “aldeas de alfareros” pio sin adornos como en la alfarería popular y donde se concentran las mejores tierras; son el sistema de producción dominante. actual. Sus relaciones exteriores con las tie- Con una topografía accidentada en el 60% Sus manufacturas están especialmente orien- rras de León, Zamora y Portugal oriental de su territorio, que aísla y dificulta las co- tadas al campesinado. Son escuetos con los son evidentes aunque escuetas en la cerá- municaciones con la Meseta. Nos destaca adornos “el barro cuanto más limpio mica, por la poca información disponible. Ruiz Gálvez (1998), al hablar de Bronce mejor”. Es la zona del torno bajo o alto ru- Basta observar la delimitación del convento Final Atlántico, que Galicia se comporta dimentario, de los hornos sin parrilla y al- astur para hacerse una idea de la asiduidad como una isla. Dice Murado (2008: 14), que guna en hoguera al aire libre, de las de estas relaciones, puesto que toda la Gali- en líneas generales, los momentos en los que atmósferas reductoras. Niñodaguia es la cia oriental y tierras occidentales meseteñas Galicia ha podido relacionarse a través del única excepción, con un nivel técnico supe- forman parte de una misma división admi- Atlántico le han sido propicios, mientras que rior, probablemente porque está emplazada nistrativa romana. aquellos en los que las circunstancias políti- en una de las vías principales de comunica- cas lo han impedido, marcan fases de em- ción Galicia - León (García-Alén 1983: 49). Hay una parte de la Galicia interior que du- pobrecimiento. Desde los restos del Apóstol Los contactos de los centros alfareros situa- rante la Edad del Hierro, casi funcionó hasta el Prestige, a Galicia casi todo le llegó dos en la Galicia más oriental se mantuvie- como costa, ya que la cuenca del Miño hasta por mar (Murado 2008: 22). ron con las tierras castellanas de Zamora y la confluencia del Sil fue navegable. Por toda León y las portuguesas de Vila Real, por ca- esta cuenca la cultura material castreña, en En definitiva, no es nada nuevo que la alfa- minos de montaña. Rubiá y Valdeorras se todas sus manifestaciones, incluida la cerá- rería popular y la castreña muestren un encuentran en la ruta de los arrieros bercia- mica nos ofrece una expresión estética muy mayor dinamismo en la línea de costa, sobre nos (García-Alén 1983: 199). Os Barraxei- destacable. todo en la suroccidental, la correspondiente ros de Lamartín incorporaron formas a las Rías Baixas. castellano-leonesas, que debieron llegar a las Para entrar más en detalle en las comparacio- ferias o traer los campesinos que iban a nes geográficas entre las cerámicas popular y García Alén destaca la alfarería de la Galicia «Castilla» a trabajar en la siega (García-Alén castreña, cabe el análisis de los atlas que cada litoral. Aquí es donde se produce el mayor 1983: 234). O Seixo y Portomourisco man- una de ellas ofrece. Los de época castreña se desarrollo económico; donde más población tienen fuertes relaciones con Portugal y Za- refieren al estilo de sus productos manufac- se concentra; donde acceden más fácilmente mora (García-Alén 1983: 49). turados y por lo tanto, son equiparables a los a las influencias burguesas e industriales; que en la alfarería tradicional se refieren a las donde se producen reiterados intentos de in- Durante la Edad del Hierro, la Galicia lito- áreas de mercado de un centro productor. En dustrializar la alfarería; donde el torno alto ral, especialmente las Rías Baixas, se mues- cambio, carecemos de documentación cas- 30 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira treña para confrontarla con los mapas de los Figura 10. Tradiciones alfareras de la Segunda Edad del Hierro reconocidas y áreas de mercado de la centros de producción de la alfarería popular alfarería popular gallega equiparables. (figura 9) , que en todo caso podrían estar cerca de aquellas áreas de máxima concen- tración de un estilo característico.

Los mapas de mercado populares, a veces uno en concreto o la suma de varios presen- tan semejanzas interesantes con los estilos castreños de la segunda Edad del Hierro, que es cuando las tradiciones cerámicas son más nítidas y se dan menos contaminaciones entre ellas (figura 10) . Son parecidas el área de mercado de Buño y la estilística castreña septentrional, la tradicional de Bamio y la castreña de las Rías Bajas, aunque esta última ampliándola hasta la desembocadura del Miño y restringiéndola a la línea de costa. La suma de los mapas de mercado de Santomé- Ramirás, Ninodaguia y Loñoá das Olas, coin- ciden en parte con la tradición castreña que Área de mercado de las vasijas denominamos Miño, aunque con interesan- de los alfareros de Buño. tes diferencias, ya que las populares actuales

Figura 9. Áreas alfareras tradicionales con siste- Área de difusión de las vasijas de “barro cocido” Área de mercado de las vasijas mas de producción compartidos. de la alfarería de la fábrica de A Guarda. de los alfareros de Niñodaguia. XIV Congreso de ceramología 31

Tipos cerámicos de los castros del noroeste

Figura 11. Mapa porcentual de tipos cerámicos consumidos en la cerámica castreña septentrional, de la Segunda Edad del Hierro (elaborado por Emilio Abad).

Figura 12. Tipos cerámicos consumidos en la se orientan en mayor medida hacia el este y cada una tenía, para un mismo alfarero, una cerámica castreña septentrional, de la Segunda la castreña hacia el suroeste, dirigiéndose a la demanda diferente (García-Alén 1983: 231). Edad del Hierro: fragmentos de “Vasijas Bor- costa, donde el castro de A Forca consume neiro A” (Rey 1998: XXXV y XXXVI) (Dibujos en igual medida los productos del Miño y los En el mapa de distribución porcentual de de Anxo Rodríguez Paz). de las Rías Baixas. tipos cerámicos del área septentrional en época castreña (figura 11) , se refleja que anteriores alcanza cotas de máxima presen- En ocasiones ocurre que en un mismo es- dentro de la unidad territorial, que comparte cia en el de Recarea y Baroña. pacio geográfico puede haber tradiciones di- un mismo tipo de producto, el consumo no ferenciadas: Tioira y Niñodaguia son lugares es uniforme. Las grandes vasijas de almace- En todo ello puede que tenga que ver, por muy próximos y, sin embargo las formas de naje que llamamos “Borneiro A” (figura 12) ejemplo, que los castros de Recarea y Baroña trabajo y la producción son diferentes (Gar- tienen un éxito pleno en el castro que le da también adquieren productos de las Rías cía-Alén 1983: 115). A Bouza, Santomé, Ra- nombre. Elviña la consume en igual medida Baixas. La proximidad del castro de Elviña al mirás y Lobios comparten la estructura del que las piezas singulares Recarea (figura 13) , puerto de Brigantium, y el importante por- torno y las formas de las vasijas, pero Lo- que suponemos un horno de pan, aunque centaje de productos importados que con- bios discrepa en la técnica de cocción. Por no logramos recomponer su forma del todo. sume, se opone a los hábitos de Borneiro, otra parte también se nos dice que no se En cambio, la vasija Corredoiras (figura 14) , donde la cerámica indígena es casi el 99% vendían por igual las vasijas en las ferias, que presenta escasa presencia en los castros frente a la importada. 32 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira

Figura 14. Tipos cerámicos consumidos en la cerámica castreña septentrional, de la Figura 13. Tipos cerámicos consumidos en la ce- Segunda Edad del Hierro: rámica castreña septentrional, de la Segunda fragmentos de “Vasijas Co- Edad del Hierro: fragmentos de “Piezas Singular rredoiras” (Rey 1998: LXXX) Recarea” (Gutiérrez 1991: 66 y Rey 1992). (dibujos de Gonzalo Meijide).

Otros aspectos sobre la conducta geografía, Si la extensión de las áreas de mercado tra- quema técnico, con los detalles precisos, que la alfarería popular nos ofrece, son los re- dicionales y las castreñas tienen proporcio- para crear un modelo. lacionados con los sistemas de distribución nes parecidas y el nivel de estandarización de las cerámicas. La transportan, por tierra, también es parecido ¿podríamos hablar en- Este tipo de objetivos hoy están arropados en fajos atados con una cuerda, metidos en tonces de procesos de producción semejan- por una línea de investigación arqueológica sacos de “mustil”, con paja o helechos; en tes? Habrá que analizar cada paso del en auge creciente sobre el mundo del tra- grandes cestos expresamente construidos proceso de producción con más detalle. bajo. Los especialistas la denominan “estu- para este uso, como “os paxes” de , dio de la vida cotidiana”, “historia de la “os goxos” en Mondoñedo o “os cestos para cultura material” “Arqueología de la pro- os Oleiros” que se hacían en Corcoestro para 6. SERÍA BUENO ENCONTRAR ducción” o “Arqueología del trabajo”. Den- los alfareros de Buño. Se llevaban sobre la es- LOS LUGARES DE PRODUCCIÓN tro de ella, cada objeto es el resultado de un palda o en la cabeza. Cuando estaba a su al- conjunto de procesos técnicos y tecnológi- cance utilizaban un burro llevado de la mano Está claro que es un tema pendiente el cos, que van desde la selección y captación o un carro de vacas y el alfarero también iba identificar los centros de producción cas- de la materia prima, hasta su transforma- cargando (García-Alén 1983: 38). treño. Para conseguirlo es preciso diseñar ción, uso y abandono. la búsqueda y los sistemas de identificación El comercio por mar fue más ágil y con de una determinada evidencia, ver si se po- El primer paso es construir la cadena téc- menos riesgos de accidentes. Buño, Bamio o drían detectar las acciones que forman nica, que se compone de acciones, espa- A Guarda, emplearon barcos de vela para parte de los procesos productivos en el re- cios, instalaciones y herramientas. Lo transportar y vender en los pueblos de las gistro arqueológico y cómo hacerlo (Orton segundo apreciar y preveer lo que esto Rías Baixas. Buño también vendía por la et alii 1997: 29). Nuestros procedimientos significa arqueológicamente: la evidencia costa asturiana y portuguesa (García-Alén de búsqueda están diseñados en función de que se conserva, cual no, en que modos 1983: 38). Las familias de navegantes de cómo concebimos una actividad, y ello se manifiesta y los requerimientos de ex- Muros y utilizaban en su mesa vajilla condiciona la fisonomía de lo que encon- tracción y registro que se precisan. Di- de Bristol, adquirida en el puerto de Cardiff tremos (Mayoral y Chapa 2007: 12). Por seño de cautelas o protocolos para una (García-Alén 1983: 41). eso es tan necesario sistematizar el es- acción; por ejemplo, el amasado, a traves XIV Congreso de ceramología 33

de la evidencia directa -la pella de barro- si quiere estar seguro del resultado (Man- 7. PROBEMOS CON EL PRIMER ESLABÓN : o por las consecuencias que crea en el noni y Giannichedda 2003: 28). “A S BARREIRAS ” producto final, que pudo llegar a buen fin o resultar fallido. También es importante acordarse que exis- Se nos antoja que los sistemas y criterios de ten analogías en las que el principio general extraccion de arcillas en la cultura castreña, En esta línea de trabajo, la cadena operativa involucrado no es social, sino físico, o quí- a partir de la segunda Edad del Hierro, de- -serie de operaciones que llevan a una mate- mico, y que, por tanto, son universales y no bieron ser parecidos a los de la alfareria po- ria prima de su estado material a un estado están sujetos a las condiciones de historici- pular. Los argumentos para hacerlo son el fabricado- es una herramienta fundamental dad (Gándara 2006: 21). A esta categoría volumen de piezas consumidas, el tamano de análisis. Su reconstrucción sistemática pertenecen muchos de los gestos técnicos y de muchas de ellas, las calidades de las pas- permite enfrentarnos con sus variantes, y sus resultados. Así en condiciones idénticas, tas, con texturas muy variadas según el tipo por lo tanto a la vez con sus ‘columnas ver- las mismas operaciones técnicas dejan tra- de vasija, desde gruesas a muy finas (Rey y tebrales’, con los componentes estratégicos zas materiales similares (Mannoni y Gianni- Soto 1997). que no pueden modificarse sin arriesgar chedda 2003: 16). toda la cadena, y con los grados de libertad Consideremos las acciones, herramientas, y las opciones que los autores se pueden Otro aspecto a considerar es que los traba- consecuencias y evidencias que aparecen en permitir. Es la mejor manera de deducir (o jos de alfarería son muy extensos y comple- la síntesis de García Alén: inferir) los esquemas mentales y las maneras jos, con una larga sucesión de acciones preferidas de hacer las cosas (Pie y Vila realizadas de maneras diferentes. Dentro de • La primera acción, la búsqueda 1992: 276). ella hay actividades que requieren un mayor Los alfareros de A Terra Chá clavan una nivel de destreza. El modelado y la cocción, barra de hierro aguzada “o espeto”, de Un paso más adelante de la cadena técnica sobre todo, subordinan las demás funciones, aproximadamente metro y medio de se encuentra la perspectiva teórico-metodo- que pueden ser delegadas bajo la supervi- largo (García-Alén 1983: 192). Desde el lógica de los procesos de producción, que sión del alfarero, como la extracción de ar- punto de vista arqueológico es una ope- considera a los objetos como parte de un cillas, el amasado, el secado o la venta. ración que no deja huella. proceso productivo, que está en relación con las estrategias económicas de las comunida- Otra peculiaridad del ciclo productivo de la • La segunda, la extraccion des, así como con las tradiciones tecnológi- alfarería es que puede ser abarcado en su to- La primera analogía etnográfica, la obte- cas en la que estos individuos están talidad por los mismos artesanos, que son ca- nemos entre un párrafo de García Alén inmersos. Se diferencia del estudio de cade- paces de acometer cualquier operación. La (1983: 192) y las representaciones griegas nas operativas en la jerarquía de los criterios metalurgia, por el contrario, se divide en fases (figura 15) que ilustran esta actividad. más importantes: uso “versus” técnica (Pie y secciones especializadas, a causa de su pro- Dice García Alén: “Cada alfarero extrae y Vila 1992: 276). pia complicación y de las distancias entre los personalmente su barro de la «barreira», lugares de extracción y los de elaboración, ayudado por dos hombres, uno para car- A la hora de incorporar todos estos enfo- que implica a sectores socioeconómicos dife- gar el barro en cestos de varillas o astillas ques en el análisis cerámico, es preciso re- rentes, pero también a sociedades heterogé- de sauce, mediante una pala; otro para cordar que los conocimientos de la neas (Mannoni y Giannichedda 2003: 29). subir hasta la boca de la «barreira», donde alfarería popular y la castreña son empíri- las mujeres lo recogían y trasladaban”. cos; un saber hacer no escrito, que se Cabe insistir, asimismo, que para alcanzar Se hace con las mismas herramientas de aprende con la práctica, que se rige por todas estas pretensiones, partimos única- las faenas agrícolas –una azada o un aza- una secuencia de elecciones y de operacio- mente de los hallazgos arqueológicos, que dón- y más modernamente con «o pica- nes fijadas por las reglas del arte aprendi- generalmente están constituidos por des- cho do barro» de fuerte constitución, “el das de un maestro, las cuales debe seguir, echos, lo cual dificulta las interpretaciones. sacho del barro”, de hoja y mangos pe- 34 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira

Figura 16. Utillaje agrícola de finales de la Segunda Edad del Hierro, de los castros portugueses de Sa- broso, Sanfins y Romariz (Silva 1986: Est. LXXXVIII).

queños, para excavar el filón (García-Alén encontrar, debajo, el filón de barro de 1983: 192), el mismo instrumental que en calidad, una capa fina que se asienta en la cerámica popular canaria de la Hoya de “o lar do barro” que ya no interesa. Pineda (Rodríguez et alii 2006: 213). En El beneficio de los filones de barro “os me- la cultura castreña, este instrumental téc- llores dentes do barro” forma galerías ho- nico lo encontramos desde finales de la rizontales o minas, cuya longitud era segunda Edad del Hierro y se parece al equivalente a la de un hombre estirado, con tradicional actual y por lo tanto disponen los pies fuera de la mina. La altura guarda de los mismos medios tecnológicos (fi- relación con el grueso de la veta y el volu- Dibujo esquemático de una “barreira” de Loñoá. gura 16) . Pero, lo que no se constata es la men de una persona en cuclillas o tumbado. Medidas en centímetros actividad en sí misma, al tratarse de he- Se dejan columnas térreas o cepas entre rramientas no especializadas. cada dos galerías, para evitar derrumbes. Las evidencias estructurales que produce Muchas veces la barrera se escalona en uno la extracción son las marcas en el terreno, de los lados para poder descargar la arcilla como los pozos o el conjunto de barreras. (García-Alén 1983: 192). Los pozos son la unidad de explotación La barrera, en su conjunto, es la suma de particular, con el ancho suficiente para muchos pozos con sus galerias, que se yus- dos o tres personas (unos 2 metros), taponen o se interfieren, se conservan o para el que extrae, el que carga los capa- se alteran con intervenciones sucesivas o chos y el que sube el barro a la superfi- por su permanencia a lentemperie. En “A cie. Tienen de 2 o 3 de profundidad, Campa de Outonais”, en la barrera de hasta alcanzar el barro deseado. Los Lourido Pequeno se apreciaban unas “Barraxeiros de Samos” lo encontraban grandes hondonadas o “baiocas” por la a un nivel muy superficial y no precisa- gran cantidad de barro extraído (García- Figura 15. Imágenes de la extracción de arcilla ban pozos profundos (García-Alén Alén 1983: 234). En el monte O Picato, la en plaquetas corintias del S. VI-V aC (D’ Anna 1983: 234). Otras veces es preciso atra- barrera de A Terra Chá, quedó tan llena 2003: figura 2) y en la alfarería popular (García vesar varias capas (la superficial de tie- de agujeros que es peligroso atravesarlo Alén 1983: 133). rra y una de barro muy arenoso) para (García-Alén 1983: 193). XIV Congreso de ceramología 35

El producto derivado de la tarea extrac- creto donde se recogio la tiva es el barro. Recien extraído, presenta arcilla: la barrera, el estrato la forma de bloques secos, que se acu- arcilloso o las arcillas de mulan en las inmediaciones o se trasla- una cuenca. El segundo se dan al taller. refiere a la zona geográfica. Son dos las categorías de arcillas que se ex- Un dato interesante para traen: la que se desecha (el “barro zu- componer el calendario rudo”, muy arenoso) y la que se busca (el de trabajo es la insisten- «barro de freba» o «lisil», de buena calidad) cia en que la extracción (García-Alén 1983: 192). El primero, en del barro se hace prefe- teoría debe dar lugar a acumulaciones o es- rentemente en verano y combreras importantes, que para la ar- sobre todo a finales, queología sería interesante tipificar. El cuando las tierras tienen segundo, rara vez debería aparecer en la menos humedad y los forma original. Serían aquellos retazos que riesgos de desplome son quedaron pendientes de traslado en la ba- menores. En Bonxe se rrera, o el que quedó a la espera de ser hace por la segunda quin- amasado, en el taller. cena de agosto, al día si- Para la recostrucción de esta parte de la guiente de la fiesta cadena técnica es indispensable, por parroquial de San Ma- Figura 17. Horno del Castro de Castromao (Celanova, Ourense) tanto, el conocimiento de la región donde mede; en Terra Chá espe- (foto cedida por el Museo Arqueológico Provincial de Ourense). se pretenda llevar a cabo un análisis cerá- cialmente en setiembre; mico. Debemos contar con una buena en Tioira en los meses de setiembre y oc- mero de preguntas, ya que la evidencia ar- cartografía geológica y de buenos traba- tubre (García-Alén 1983: 192). queológica no ofrece demasiadas opciones. jos regionales. Es recomendable, siempre Nada sabemos de los pozos de extracción que sea posible, la recogida sistemática de • El transporte, la tercera para calcular el volumen, ni de los carros, ni muestras actuales de arcilla del área en es- De la barrera se transporta al taller en ca- de la capacidad de los hornos, ya que no se tudio, potencialmente utilizables, con el rros, un carro por alfarero. Cada hornada conservaron completos. Sabemos el diá- fin de contrastar los resultados de la ca- es un carro; una hornada por mes son 12 metro de sus parrillas pero no su altura racterización (García-Heras 1992: 265). carros (García-Alén 1983: 193). Cabe pre- (Coll 2000), en parte por los procesos des- Sobre este aspecto, García Alén (1983: guntarse entonces ¿cuantos kilos de barro tructivos; pero, también es probable que 54) menciona la existencia de análisis de son por carro o por hornada? ¿Cuantos como nos indica la información etnográ- barros en la mayoría de los centros alfa- carros de una barrera? ¿Cuántas vasijas fica, la capacidad del horno esté en función reros gallegos, una fuente de información dan un carro o una hornada? ¿Y una ba- de la carga disponible para la cocción, ya que los arqueólogos de este ámbito geo- rrera? Una recopilación etnográfica siste- que la parte superior crece y se construye gráfico aún no hemos explorado. mática de información sobre estas y otras con la acumulación de las vasijas para el Puesto que las arcillas extraídas son sus- cantidades, nos permitiría hacer cálculos a horneado. Un caso diferente son los hor- ceptibles de análisis de elementos quími- la inversa, en la cerámica castreña. Desde nos “portátiles”, como el aparecido en cos, que determinen su procedencia, el total de vasijas por poblado podríamos Castromao (Fariña 2001), que nos ofrece tambien es importante considerar las cate- calcular la entidad de las barreras. una cavidad cerrada, cuyas medidas pues- gorías que García-Heras (1998: 227) nos Para saber de las cantidades de barro ex- tas en relación con las cerámicas del cas- propone. Una es la fuente y otra el origen. traído, trasportado y empleado, precisamos tro, podrían ofrecernos datos interesantes La primera hace referencia al punto con- de los datos etnográficos, ampliando el nú- (figura 17) . 36 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira

En los castros podría ser posible el prestigio y un rico patrimonio (Mayoral En Silvarrei, en las barreras del monte Ramil mismo sistema de transporte, ya que el y Chapa 2007: 84). Los “Barraxeiros de sacaban un barro de tal calidad que se em- empleo de carros en la prehistoria se va Samos” depositaban el barro en bloques pleaba tal como salía del terreno (García- más atrás de la Edad del Hierro, aunque al lado de la casa, en una superficie es- Alén 1983: 193). El barro de Monte Ramil de su evidencia directa nada tenemos. pecialmente acondicionada de losas de iba muy bien para las piezas grandes como Existen marcas de su paso (las roderas) piedra o de barro endurecido, donde las “ámboas”. El barro blanco, del mismo en el castro de San Cibrán de Las, cuya permanecía a la intemperie para que la monte, se empleaba en las piezas “finas” de ocupación transcurre a finales de la Edad lluvia y el sol lo curtieran (García-Alén mesa. Los “Barraxeiros de Samos”, aunque del Hierro, en torno al cambio de era. 1983: 234). En “A Terra Cha” el barro diferenciaban varias clases de arcillas, em- estaba fuera de la casa, “no barreiro”, pleaban una sola clase para todas las vasijas • El Machacado, majado o desmenuzado espacio inmediato a la edificación, con y preferían la de color amarillo “rubio” ou de bloques, la cuarta un suelo y espacios delimitados de losas; «roxo». La arena que contenía servía de des- El barro transportado de la barrera se co- el número de estos variaba en función grasante (García-Alén 1983: 235). Los alfa- loca sobre un «cepo», hecho con un de cuantas clases de barro se empleasen reros de Terra Chá conocían el barro “relo” tronco de árbol, donde se maja o des- (García-Alén 1983: 193). como «barro de San Lourenzo» o «do Pi- hace. Se desmenuza con la ayuda de una cato», los nombres de los dos lugares donde hoz de hierro provista de un mango de • La sexta, el amasado. se extraía. madera (García-Alén 1983: 234), con Busca una pasta homogénea y la plastici- mazas de madera, o con rodillos de pie- dad adecuada para el modelado. Esta ac- En Terra Chá combinan dos tipos de arci- dra (rulos), que también se usan en el ción conlleva la clasificación de arcillas en lla: el “barro de freba”, de color rojo, muy desterronado y mantenimiento de los función de su plasticidad o “liga”, y de la plástico, de más liga, y el de “relo”, de campos o en el pavimentado de las eras densidad y coloración que adquieren des- color blanco, azulado o castaño, de poca (Mayoral y Chapa 2007: 84 y Rodríguez pués de la cocción (García-Alén 1983: plasticidad, de menos liga (García-Alén et alii 2006: 213). 54). El siguiente paso es la selección de 1983: 193). Los artesanos de Buño dife- una arcilla en concreto, que no precisa ser rencian los barros “finos ou de corpo ou • La quinta, la depuración del barro transformada, la mezcla de varias en las de liga” y los barros “escamentos ou zo- La intención es separar las inclusiones proporciones adecuadas o la alteración rras”, menos plásticos. Las proporciones no deseadas (raíces, piedras gruesas y de las cualidades de una de ellas mediante varían según la forma y tamaño de la va- arenas), que arriesgan la cocción. Se es- el añadido de desgrasantes. sija. La proporción más empleada son cogía con las propias manos, se cribaba, veinte partes de barro «fino» por seis de se decantaba con agua, en balsas poco Cualquiera de estas labores busca modificar «zorra». En la comarca de Gundivós com- profundas. Una segunda fase del depu- las propiedades de la arcilla, reducir el exceso binan un barro “forte ou ligoso”, cono- rado es la pudrición o el curtido, que de plasticidad, facilitar el secado, lograr una cido como «barro correudo», con otro busca la descomposición de cualquier mayor resistencia durante el proceso de coc- arenoso que denominan “barro faragu- resto de materia orgánica que hubiera en ción y durante el uso, aumentar la porosidad, llám” y con uno «roxo», que se extrae más la pasta. La arcilla batida y reposada, una evitar roturas o compresiones durante la coc- en la superficie, éste último para obtener vez pierde agua y cobra consistencia su- ción (Eiroa 1999: 150 y Mayoral y Chapa vasijas oscuras (García-Alén 1983: 54). En ficiente, se retira en bloques y se guarda 2007: 85). La plasticidad adecuada es impor- Niñodaguia, cuando una pieza debía ir al en un espacio húmedo y sombreado tante para que el barro se haga mejor, que las fuego se le añadía cierta proporción de para su “pudrición”. En estas despensas vasijas suban, que las paredes se aguanten, barro arenoso. el barro podía permanecer mucho que “termen”, que no se vengan abajo, que tiempo. Entre los alfareros tradicionales “non se estiliquen” por un barro excesiva- El añadido de desgrasantes o una selección poseer una buena reserva de arcilla daba mente plástico (García-Alén 1983: 191). de arcillas en función de los recipientes que XIV Congreso de ceramología 37 se pretendían elaborar, se constata en ar- el trabajo diario o “tarea”. Cada “bolo” se rece y la presencia de marcas de dedos, de- queología desde el neolítico, en yacimientos sitúa sobre una tabla bien seca “a mesa do beríamos pensar en un “cacho o fondo”, la granadinos, por ejemplo (García-Heras, barro” o mesa de gramar, que antiguamente unidad de barro adecuada para la elabora- 1998). Las diferentes texturas identificadas era un cepo ancho de roble, donde se brega, ción de una vasija en concreto; parece claro en las cerámicas castreñas de las Rías Baixas o grama, estirándolo con la cara ventral de que no se trata de una “empiada o barreira”, y tradición Miño, desde la segunda Edad del las manos y después amasándolo fuerte- que por su volumen requiere una localiza- Hierro, que van desde las muy gruesas a mente con los puños cerrados. De la masa ción más precisa -un espacio y una estruc- muy finas, indican la existencia de este tipo de barro gramada se van cortando distintos tura concreta, en el suelo- y además no de laboreo (Rey y Soto, 2002). La “vasija cachos o “fondos”, según la pieza que se admite el amasado con las manos. Borneiro B”, en concreto, parece haber pre- quiera modelar. Luego, se colocan en las ta- ferido una pasta poco tratada con inclusio- blas situadas junto al torno y, por último, se Sobre la posibilidad de se trate de una alfa- nes naturales no añadidas, de gran tamaño y trocean con la mano o se cortan con “a tren- rera, por la finura de los dedos, o en todo de alta esfericidad y redondez (Rodríguez- cha do barro”, que es un trozo de alambre caso, de un alfarero “joven”, cabe hacerse la Corral 2007). fino (García-Alén 1983: 194). pregunta de si la alfarería castreña estaba en manos de mujeres y si las alfarerías como las El amasado del barro, convenientemente Nos preguntamos, a cuál de las tres unidades de Portomourisco y Ramirás, en la Galicia humedecido, se hace con las manos, con los de barro amasado corresponde la pella en- interior, donde se empleaba el torno bajo pies descalzos o con mazos, en el suelo, contrada en una casa del Castro de Laias (García-Alén 1983: 233) son un fósil de ese sobre una piedra lisa (García-Alén 1983: (Cenlle, Ourense) (Álvarez y López 2000: trabajo femenino. Para descartar la idea de 234; Rodríguez et alii. 2006: 213 y Mayoral y 529). En principio, por el lugar en que apa- continuidad y de relaciones concretas de gé- Chapa 2007: 84). nero con los oficios, cabe resaltar que, en todo caso, el área alfarera castreña en que se Las cantidades de barro que se amasan va- contextualiza esta pella de barro, posee un rían en función del sistema de amasado y del alto nivel tecnológico para la época y es una destino inmediato. Los “barraxeiros de de las más apreciadas. Samos”, con las manos forman “bolos” de diverso tamaño, proporcionado al calibre de La cantidad de barro amasado por día cada vasija que se va a modelar (García-Alén guarda relación con el trabajo diario, el cual 1983: 234). Los alfareros de A Terra Chá, variaba en relación con el tamaño o a la di- conforme necesitan, disponen un montón ficultad de las piezas. En A Terra Cha, la de barro “o barreiro» sobre “a pedra do tarea estipulada por día son 20 “barreños barro”, de unos dos metros y medio de diá- para la zorza” o 40 piezas “grandes” o 60 metro, situada a nivel del suelo. Lo pisan con piezas “medianas” o 72 de “a tres” o 20 do- “mazos de pau», que son de distinta longitud cenas de “platos” o entre 30 y 50 docenas y tamaño, según los maneje un hombre o de “tazas” (García-Alén 1983: 190). En la una mujer. Están hechos con madera de cerámica tradicional de Hoya de Pineda álamo, fresno, boj o aliso. También utilizan hacen unas 20 o 30 piezas por día (Rodrí- un trozo de eje de un carro del país, de guez et alii 2006: 212). roble. Años atrás lo hacían pisando el barro con los pies descalzos. El montón de barro En la cerámica castreña se ensayaron al- pisado se denomina “empiada”, que se frag- Figura 18. Reconstrucción de una “jarra Toralla” gunos tiempos de ejecución de piezas menta en pellas o “bolos”, de unos cin- del castro de Punta do Muíño, Alcabre (Vigo) concretas. Una “jarra Toralla” (figura 18) cuenta kilogramos de peso, que constituyen (Rey 2007) (dibujo de Nuria Calo Ramos). se puede hacer en 20 minutos escasos. 38 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira

Figura 19. Reproducción experimental de una “vasija Borneiro B” (fotos de Javier Rodríguez Corral).

Para una “vasija Borneiro B” (figura 19) ción. El recuento también está condicio- Achadizo, que puede alcanzar varios miles, de gran tamaño se emplean unas 20 horas nado por la estrategia seguida en las exca- contrasta con el reducido número recupe- de trabajo directo, y cinco días si contamos vaciones: los fragmentos recogidos y los rado en Recarea, o en los castros del Deza, los tiempos de espera precisos para su excluidos, y finalmente los que son consi- donde el recuento es de varios cientos. De- construcción por módulos (Rodríguez-Co- derados en el siglado, el registro y en la cla- trás de estas oscilaciones, además de las es- rral 2007). sificación final, donde se lleva a cabo el trategias metodológicas de campo y trabajo de reconstrucción. laboratorio que encierran, también están Estos cálculos de tiempo experimentados otros factores aun pendientes de evaluar. y los que actualmente conseguimos a tra- Ante la falta de un criterio acordado en Presentan un consumo más de derroche vés de las vasijas recuperadas en las exca- todo el proceso de recuperación, hoy por en la línea de costa (figura 20) ; pero, tam- vaciones, tal vez nos ofrezcan una vía para hoy, es imposible comparar los datos entre bién da la impresión de que detrás del re- concretar algo más en los procesos de pro- yacimientos, ya que, detrás de los recuen- ducido porcentaje de consumo en el ducción. Cierto que los cálculos, tienen la tos totales que hemos llevado a cabo, se es- Castro Grande de O Neixón, Santa Trega misma problemática que nos presentan los conden estrategias de recogida, registro y o Elviña, hay una relación con el consumo arqueozoólogos con el recuento de anima- clasificación diferentes. Aun así, obtene- de otro tipo de productos, que son las va- les a partir de una fracción anatómica. En mos la impresión de que hay actitudes di- sijas de importación. El castro de Alcabre, nuestro caso, hablamos de un número má- ferenciadas en el consumo y por lo tanto que proporciono un porcentaje importante ximo de vasijas, ya que su reducción está en los volúmenes de barro extraídos y em- de ambos tipos de productos, ofrece, sin en parte relacionada con el tiempo y los pleados. El volumen de vasijas recogidas embargo, una actitud diferente, a la que ha- procedimientos dedicados a su reconstruc- en una única campana, en Toralla o en bría que buscar una explicación. XIV Congreso de ceramología 39

8. EL CAMINO INICIADO Y Figura 20. Basurero con abundantes restos LO QUE QUEDA POR ANDAR de cerámica en el Cas- tro de O Achadizo Con la alfarería tradicional de hoy, a los ar- (Cabo de Cruz, ) queólogos nos quedan pendientes todavía (Concheiro 2008: 26). muchas opciones de análisis. Una de esas cuestiones pendientes es recuperar partes del recuerdo que aun permanecen; pero, también tenemos la oportunidad de hacer un registro más activo, al contar con la dis- ponibilidad ofrecida por los nuevos alfare- ros para colaborar con nuestras cuestiones; y ello, por diversas razones: porque sienten curiosidad, porque les abre nuevas alternati- vas de producción, porque se promocionan, porque es lúdico o por la razón que sea. Figura 21. Fiesta de la cocción tradicional de Buño, el primer domingo de agosto.

La cocción tradicional, que Buño realiza el primer domingo de agosto, desde 1999, en el marco de un proyecto impulsado por la Diputación de A Coruña, es una oportuni- dad única para observar cómo actúan los alfareros, en los antiguos hornos abandona- dos y con los viejos sistemas de cocción. Es el momento de observar qué comentan entre ellos; qué valoraciones hacen los más viejos sobre los productos de los más nue- vos; las denominaciones que emplean; cómo va la carga del horno, la cocción o que cerá- mica está en condiciones de cocer bien y cual corre el riesgo de accidentes; los nom- bres que le dan a las roturas, etc (figura 21)

Esta actividad ofrece, además un potencial para el experimento arqueológico, especial- mente para el de cerámica castreña del área septentrional o, más concretamente, para la cerámica del castro de Borneiro, que les queda próximo y es lugar de visitas guiadas. Podría llegar a hacerse algo semejante a lo que describen Renfrew y Bahn (1993: 317) sobre siderurgia primitiva en el noroeste de Tanzania, hecha por un pueblo, que hoy en 40 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira día trabaja la metalurgia con herramientas nominada “Borneiro B”, que procede de guntas y el desarrollo de esta línea de tra- actuales, pero que poseían tradiciones ora- dicho castro. Lo desarrollaron un arqueó- bajo. El material obtenido le sirvió al ar- les concernientes a los procedimientos side- logo (Javier Rodríguez Corral) y un alfarero queólogo para sus estudios en la línea rúrgicos que desarrollaban 50 o 60 anos de Buño (Antonio Manuel Pereira Rodrí- contextual y estructural, dentro de lo que atrás y que aun recordaban los viejos herre- guez “O Rulo”) con las siguientes funcio- Lemonier (1992) denomina Antropología de ros. Ellos estaban dispuestos a recrear la ex- nes: el arqueólogo solicita y observa y el las técnicas (Rodríguez Corral: 2007). Entre periencia, para compararla luego con la de alfarero reacciona y actúa. Podríamos deno- sus objetivos estaba el pensar la materialidad yacimientos arqueológicos próximos. minar a este trabajo una experimentación tu- y más concretamente la cerámica castreña, telada, una combinación de arqueología averiguar cuáles fueron los procesos sociales De hecho, hicimos la primera intentona den- experimental y arqueoetnología (figura 19) . y estructuras que condicionaron su produc- tro del curso de posgrado, del 2005-2006 ción y que “rol” social y técnico tuvo a su sobre arqueología, realizado en la Universi- La base fundamental para que surgiera esta vez el objeto producido, entendiendo que la dad de Santiago de Compostela, en la que se iniciativa fue precisamente la fiesta de Buño cerámica también es agente constructor de incluyó un seminario de experimentación y, por supuesto, los trabajos previos sobre la realidad, y que las piezas están vivas y jue- cerámica. Se incluyó el caso particular de cerámica de Borneiro (Rey 1992, Rey y Soto gan papeles activos dentro de la construc- una vasija castreña del área septentrional, de- 2002, Calo 1999), que propiciaron las pre- ción de la sociedad, tanto como los individuos mismos (Rodríguez-Corral 2007).

A raíz del congreso de ceramología, en el que se incluye este trabajo, se entablaron nuevos contactos con alfareros, que propi- ciaron planes para futuros proyectos en este curso académico, dentro de la docencia re- glada de la asignatura “Tecnologías proto- históricas”. Su experiencia nos ofrece la oportunidad de incorporar ensayos experi- mentales que se recreen en casuísticas pro- pias de los yacimientos gallegos y que, por su complejidad, no podrían formar parte del programa docente.

Figura 22. Arqueología experimental con fines didácticos, dentro de la asignatura Tecnologías protohistóricas, en la USC. XIV Congreso de ceramología 41

En esa asignatura, la línea argumental de las lecciones que la componen, se rige por la reconstrucción de cadenas técnicas y de los procesos productivos en que se enmarcan, a partir de los oficios tradicionales. Dentro de ella, la arqueología experimental consti- tuye un recurso didáctico para entender con la propia práctica las afirmaciones de los manuales académicos sobre los dife- rentes procesos técnicos, comprender mejor la abstracción e incorporar las inter- pretaciones que se nos ofrecen con un es- píritu más crítico y también, como no, más lúdico (figura 22) .

Es cierto que este ensayo didáctico, no es exactamente experimental; pero, es el germen para conseguirlo. De hecho, ya se han abierto varias líneas de trabajo con esta perspectiva.

Otra vía interesante para impulsar es el de una arqueología aplicada hecha en estrecha colaboración con el arqueólogo y la arqueo- logía experimental. Las reproducciones de vasijas encontradas en excavaciones arqueo- lógicas gallegas, para comercializar (figura 23) nos ofrecen una imagen aproximada de lo que pudieron ser, pero no consideran los procesos de elaboración que les afectan. Su aspecto, por lo tanto, no alcanza a ser del todo el original.

Entre los asuntos pendientes, para seguir avanzando, enunciaríamos unos cuantos: Figura 23. Reproducción comercial de una “Jarra Toralla” • Es necesario un desarrollo del registro et- nográfico de la cerámica popular gallega, con los técnicos, del estudio sistematico nomina «Arqueología viva», «etnografía bajo la perspectiva arqueológica, que se de la cultura material, que desarrolla la ar- arqueológica», «arqueoetnografía» o «ar- anuncia muy fructífera. queología. Es muy difícil encontrar estu- queología de acción», para los estudios Los datos arqueológicos y los etnográfi- dios etnológicos que se puedan utilizar etnográficos de sociedades vivas, con- cos no son ontológicamente idénticos, con propiedad como analogías para la temporáneas, realizados por arqueólogos porque los modelos y las formas de las Prehistoria (Hernando 1995: 18). Es pre- o etnógrafos entrenados arqueológica- etnografías no tienen por qué coincidir ciso desenvolver, por tanto, lo que se de- mente, «con especial referencia a la pauta 42 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira

de comportamiento "arqueológica" de 9. UNA CURIOSIDAD FINAL : de que la mayor parte de los nombres se re- esas sociedades» (Hernando 1995: 19). Se fieren al producto final y no a la materia que LOS NOMBRES DEL OFICIO trata del desarrollo de un nuevo tipo de trabajan, como sucede en la mayoría de los Antropología que está basado en las ha- Como broche final, queremos resaltar el oficios: herreros, metalúrgicos, orfebres, la- bilidades de observación e interpretación nombre y los apodos de los alfareros, por- toneros o ebanistas, por ejemplo. A los que que son peculiares de la Arqueología. que nos parece interesante (figura 24) . trabajan el barro se les llama “louceiros”, “cacharreiros”, “oleiros”, “cazoleiros”, • La intromisión que hemos hecho en la ex- Independientemente de lo que pueda signi- “cunqueiros” y “xarreiros”, nombres que plotación de las arcillas, está visto que es ren- ficar a nivel geográfico, la distribución de las comprenden el total producido o una parte table; pero, quedan muchos apartados de la denominaciones dadas a los oficiantes, que destacada. Los “barraxeiros” o “barreiros” cadena técnica y de los procesos de pro- nos ofrece García-Alén, desde el punto de de Samos, también denominados “cacha- ducción, además de ampliar el de arcillas. vista arqueológico, es interesante el detalle rreiros” son la única excepción registrada.

• Una vía muy fructífera, que apenas tuvo un comienzo en la cerámica castreña y ya se quedó interrumpida, es la de los análi- sis arqueométricos, o de aplicación de Figura 24. Los nombres de otras ciencias al análisis arqueológico, los alfareros (Alén 1983: 48). bien sean químicos o físicos. A través de ellos podremos reconstruir aspectos de su proceso de producción; identificar el origen de las arcillas con el que están he- chas las vasijas, los sistemas de cocción, rasgos relacionados con el amasado y la selección de arcillas, con el modelado y con los usos a que se han destinado las piezas. Y se hace, en muchos casos en términos demostrativos, una cualidad que no contienen las analogías etnográficas y la experimentación.

• Y, por último, hay que insistir en que todas estas vías de trabajo el registro ar- queológico -los análisis arqueométricos, la experimentación y la analogía etnográ- fica- se ha de hacer coordinado, ya que un análisis arqueométrico, por ejemplo, sin una cuestión formulada previamente desde la arqueología, carece de valor in- terpretativo. Es preciso que la oferta de un laboratorio entienda los requerimien- tos del arqueólogo y a la inversa, para que la interdisciplinaridad sea rentable. XIV Congreso de ceramología 43

BIBLIOGRAFÍA CLOP GARCÍA, X., (2007) Materia prima, cerá- HERNANDO GONZALO, A., (1995) La etno- mica y sociedad. La gestión de los recursos mi- arqueología hoy: una vía eficaz de aproximación nerales para manufacturar cerámicas del 3100 al ÁLVAREZ GONZÁLEZ, Y. y LÓPEZ GON- al pasado. Trabajos de Prehistoria, 52.2, pp. 15-30. 1500 ane en el noreste de la Península Ibérica. ZÁLEZ, L. F. (2000) La Secuencia cultural del HERNANDO GONZALO, A., (2006). Etnoar- asentamiento de Laias: evolución espacial y fun- D' ANNA, A. (et al.) (2003) La Céramique: la po- queología y globalización. Propuesta para una et- cional del poblado. En: 3º Congreso de Arqueo- terie du Néolithique aux temps modernes. Co- noarqueología estructuralista. En Simposio logia Peninsular (Vila Real 1999). Oliveira Jorge, llection "Archéologiques" (Errance). Paris Internacional "Etnoarqueología de la Prehistoria: V. (coor). Proto-história da Península Ibérica. Be- más allá de la Analogía" (2004 Barcelona). Ma- rrocal-Rangel, L. (coor). Porto, ADECAP, pp. FARINA BUSTO F. Forno cerámico. Castro- drid. CSIC. Treballs d' etnoarqueología (Univer- 523-530. mao, Celanova. marzo 2001 (en línea) En sitat Autònoma de Barcelona). 6. pp. 25-32. http://www.musarqourense.xunta.es/pezames AMARAL, P. e PEREIRA DINIS, A. (1998) O 2001 (Consulta: 22/01/2010) LEMONIER, P. (ed.) (1992) Elements for an centro oleiro de Gondar. O tempo e as formas. anthropology of technology. Michigan. En: Cleto, J.; Varela, J.M. e Barros, S. (coor). Actas GANDARA (2006) La inferencia por analogía et- do III Encontro de Olaría Tradicional de Mato- nográfica. En Simposio Internacional "Etnoar- LEROI GOURHAN, A. (1988) El hombre y la sinhos, 1997, pp. 89-115. queología de la Prehistoria: más allá de la materia (Evolución y técnica I y II), Taurus Co- Analogía" (2004 Barcelona). Madrid. CSIC. Tre- municación, Madrid. BALSEIRO GARCÍA, A. (2000) Diademas áu- balls d' etnoarqueología (Universitat Autònoma reas prerromanas. Análisis iconográfico y simbó- de Barcelona). 6. pp. 13-24. LÓPEZ MAZZ, J. M., (2006) Posibilidades y lí- lico de la diadema de Ribadeo/Moñes. mites para una etnoarqueología de la cerámica Diputación Provincial de Lugo (ed). GARCÍA ALÉN, L., (1983) La Alfarería de Ga- matis. licia. Un estudio a través del testimonio cultural BONTE, P. y IZARD, M. (eds.) (1996) Diccio- de las vasijas y de los alfareros-campesinos. Fun- MANNONI, T. y GIANNICHEDDA, E.(2003) nario de etnología y antropología. Madrid. dación Pedro Barrié de la Maza. A Coruña. Arqueología de la producción. Barcelona. Ariel.

CALO RAMOS, N. (1999) A decoración na ce- GARCÍA HERAS, M. (1997) Estudio bibliométrico MEIJIDE CAMESELLE, G (1991) A Idade do rámica castrexa de Borneiro: conclusións. Histo- de los trabajos de caracterización sobre materiales Bronce en Galicia. En Rodríguez Iglesias, F. (dir) ria Nova VI e VII. A.G.H. Santiago de cerámicos arqueológicos en España: una valoración. Galicia: historia. Prehistoria e historia antiga Vol. Compostela: 353-387. Revista d'arqueologia de Ponent, 7, pp. 129-152. 1. A Coruña. Hércules de Edicións. pp. 233-271. GARCÍA HERAS, M. (1998) Caracterización ar- MURADO LÓPEZ, M. A. (2008): Otra idea de ARCEO, L. X. (1987) Castro da queométrica de la producción cerámica. Oxford. Galicia. Debate. Barcelona Forca. Campaña 1984. Santiago de Compostela. BAR. Xunta de Galicia. ORTON, C., TYERS, P. y VINCE, A. (1997): La GARCÍA- HERAS, M. y OLAETXEA ELO- cerámica en Arqueología. Barcelona, Crítica. COLL CONESA, J. (2000) Aspectos de tecnolo- SEGI, C. (1992) Métodos y análisis para la carac- gía de producción de la cerámica ibérica. En Sa- terización de cerámica arqueológica: estado actual PIE J. y VILA, A (1992) Relaciones entre objetivos guntum. Extra 3. Papeles del Laboratorio de de la investigación en España. Archivo español y métodos de estudio de la industria lítica. En Mora Arqueología de Valencia. pp. 191-208 de arqueología. 65, Nº 165-166, pp. 263-289. et alii (eds). Tecnología y cadenas operativas líticas: 271-278. Universitat Autónoma de Barcelona. CONCHEIRO COELLO, A. (2008) Castro do GARCÍA ROLLAN, M. (1971) "Memoria de la Achadizo: cultura material, economía de subsis- excavaci¢n arqueol¢gica de Castromao (Caelio- RENFREW, C. y BAHN, P. (1993) Arqueología. tencia na Idade de Ferro: memoria das escava- briga)". A.E.Arq., 44 (123-124); pp. 175-211. Teorías, métodos y práctica. Madrid. cións, 1991-1994. Cadernos culturais (Boiro. Concello); 11. Boiro. Concello, ed. GUTIÉRREZ LLORET, S. (1990-91) Panes, ho- REY CASTIÑEIRA, J. (1992) "Yacimientos cas- gazas y fogones portátiles. Dos formas cerámicas treños de la Vertiente Atlántica: análisis de la ce- CHAPA BRUNET, T. y MAYORAL HE- destinadas a la cocción del pan en Al-Andalus: El rámica indígena". Teses en microficha núm 185. RRERA, V. (2007) Arqueología del Trabajo. El hornillo (tannür) y el plato (täbag). Lucentum, IX- Servicio de Publicacións e intercambio Científico. ciclo de la vida en un poblado ibérico. X. pp. 161-175. Universidade de Santiago de Compostela. 44 Cerámica castreña y alfarería tradicional. Comparaciones - Josefa Rey Castiñeira

REY CASTIÑEIRA, J. (2000) “Cerámica cas- REY CASTIÑEIRA, J. Y RODRÍGUEZ CAL- RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, A, C; JIMÉNEZ trexa decorada”. Historia da Arte Galega. Prehis- VIÑO, M. (2001) Novas imaxes de arqueoloxía MEDINA, A. M.; ZAMORA MALDONADO, toria, Arte castrexa, Arte da romanización. castrexa estradense a través das coleccións J. M. y MANGAS VIÑUELA, J. (2006) El em- Volumen 1. Nosa Terra. Fasc. 15. pp. 225-239. Bouza-Brey e Fraguas Fraguas do Museo do pleo de cantos rodados en la elaboración de la Pobo Galego. En A Estrada. Miscelánea histó- loza tradicional de la isla de Gran Canaria, impli- REY CASTIÑEIRA, J. (coor). (2007). Unha rica e cultural. Museo do Pobo estradense. 4. caciones etnoarqueológicas. aportación ó contexto cronocultural do Castro de Noia: 141-168 Alcabre e á estrutura socioeconómica: a agricul- RUIZ GÁLVEZ PRIEGO, M. (1998) La Europa tura, a explotación forestal e a olería. Estudo cro- REY CASTIÑEIRA, J, SOTO ARIAS, P. (2002) atlántica en la Edad del Bronce. Un viaje a las ra- nolotipolóxico e arqueométrico da cultura Estudio preliminar del análisis físico-químico íces de la Europa occidental, Crítica, Barcelona. materia. Memoria depositada en Consellería de aplicado a la cerámica castreña: Vertiente Atlán- SILVA A. C. F. (1986) A cultura castreja no Nor- Cultura e Deporte. Santiago de Compostela. tica Gallega. Revista Gallaecia. 21: 159-176 oeste de Portugal. Paços de Ferreira.

REY CASTIÑEIRA, J. (coor). (2009). Estudo das RODRÍGUEZ CORRAL, J. (2008) Una pro- SILVA, A. C. F. Y REY CASTIÑEIRA, J. actividades de produción en Castrovite (A Estrada, puesta de estudio tecnológico de la cerámica cas- (2005) "Arte e Cultura de Galicia e Norte de Pontevedra). Memoria depositada en Consellería trexa: el caso de Borneiro B. Gallaecia 27, pp. Portugal" volumen 2. Nova Galicia Edicions A de Cultura e Deporte. Santiago de Compostela. 205-225. Coruña. S CABAQUEIROS Historiador y etnógrafo

O MartínezXoán Tamuxe XIV CONGRESO DE CERAMOLOGÍA. CUARTA PONENCIA DE CERAMOLOGÍA.XIV CONGRESO CUARTA

XIV Congreso de ceramología 47

INTRODUCCIÓN de madeira, leña miuda” (en una carpintería, recortes de madera para el fuego 2). De Antes del desarrollo de nuestra ponencia, todos son bien conocidas las tejeras, anti- queremos agradecer la invitación de la propia guas industrias artesanales, aunque no tanto organización, así como por reconocer la im- su duro trabajo, por ejemplo, cómo se hace portancia de estos ceramistas, cuyo oficio, al una teja, o un ladrillo. igual que las tejeras, son hoy historia. Así mismo felicitar a quien eligió el siguiente ti- Tejeras, por supuesto, las hubo en todo el tular de este XIV Congreso: LA CERÁ- mundo, aunque en momentos históricos di- MICA EN GALICIA: DE LOS CASTROS ferentes. Nosotros vamos a referirnos a las A SARGADELOS. Pues, como veremos, las cabaqueiras de Galicia, y de especial modo en tejeras y los tejeros arrancan de los mismos ellas a los trabajos (el lasqueo ) de los cabaquei- Posando en la tejera de Cuntis (Pontevedra) el jefe castros galaico-romanos. Los tejeros son en- ros galegos , singularmente, a los de la zona sur de la cuadrilla, Santiago M. Álvarez, de O Rosal tonces habitantes de los castros, donde, al pie de Galicia (Ghalleira), y en ella a la Comarca (1949). de los mismos, se emplazan las tejeras. (Daordaria) del Baixo Miño: Tui, Tomiño, A Guarda, O Rosal y Oia, en la provincia de Ciertamente los hornos, por lo general, de pie- Queremos además expresar nuestra sor- Pontevedra. Y esta colaboración es sólo un dra forrados de ladrillo, circulares o cuadrados, presa, al tiempo que satisfacción, por el tí- resumen del tema Cabaqueiros . con cúpula o sin ella, tenían diferentes medidas, tulo elegido para nuestra ponencia, aludiendo y por tanto, capacidad. El tipo más frecuente a los industriales, artesanos gallegos que en Si bien en un próximo apartado traeremos usado por los cabaqueiros baixomiñotos, tal esta ocasión son denominados no tejeros, ni igualmente al recuerdo alguna cabaqueira de como los construidos en la zona de Ferrol, te- telleiros , y sí mediante el nombre en su jerga o la zona de Oleiros y Mesía. nían las medidas de 4’2 m de altura, 3’7 de largo verbo : OS CABAQUEIROS. Su producto por y 2’5 de ancho de base. Con estas características tanto son las cabacas (tejas) y los toupos (ladri- su capacidad media era de 15.000 piezas. Llenar llos, del latín later ). Y la industria o lugar de 1. LA TEJERA Y SUS HUMILDES DEPENDENCIAS o cargar el horno, se denominaba encañar, librar esa producción, a cabaqueira (la tejera). Caba- o descargar el horno: desencañar . quear significa, pues, fabricar cabacas (tejas). Esa industria de elaboración de tejas ( cabacas ) estaba integrada por una rudimentaria caseta Durante la temporada, aproximadamente, Lejos de nuestra intención de exponer aquí (chufana ), donde comer y dormir, pues mien- podrían hacerse unas 15 hornadas. Algún te- el vocabulario de este lenguaje particular, tras no se fabricaba material (teja o ladrillo) jero nos comentó que conoció un horno sólo esporádicamente, daremos la equivalen- se hacía de tierra (terrones) y se cubría (te- cuya capacidad era de 30.000 piezas. cia en verbo de algunas palabras, sin más. Po- jaba) con paja, ramas, cañas, junco, retama… demos decir por simple curiosidad. Después se mejoraba, salvo excepciones, para Y, por último, el cubierto o galpón a fin de que el tejar tuviera “vivienda”, entre comillas. proteger el material de las lluvias ( bureta do Estos apelativos proceden del especial y se- El interior ordinariamente era calamitoso surriba ) o como almacén para acoger el ma- creto lenguaje o jerga de los tejeros, que se también, comenzando por su suelo terroso. terial fabricado y la propia herramienta. denomina en la Comarca del Baixo Miño Se dormía sobre paja y los servicios higiéni- (Pontevedra): Latín o Verbo dos cabaqueiros ou cos eran al aire libre (de campo). Seguía el Conviene recordar que los castros galaicos daordes (trabajadores y amigos del mismo ofi- descubrir el yacimiento de la arcilla (barro); la (hábitats), con población autóctona, en cio), sobre el que volveremos más adelante. era ( costaneira , donde secaba el material); la pila época prerromana -cuando menos hasta el del barro ( xunca ), próxima a la era; asimismo, siglo I antes de Cristo- en su mayoría eran Quizás fuera tomado de la palabra del anti- habilitar el horno ( deboleira ), pieza fundamen- viviendas circulares o elípticas. Su cubrición guo gallego: cavaco/-a 1 , significando: “lasca tal en esta industria artesanal. era de paja, junco, ramas, etc.; en fin, mate- de Muimenta (Lugo, cabaqueira ) mediante un volante accionado a mano. a accionado volante un mediante ) churrera mos a conocer algunas de esas marcas. En cualquier yacimiento si castreño, fue roma- excavacio- las en abunda más que lo nizado, cerámica es precisamente, arqueológicas, nes doméstica y tégula. Ga- en fabricaron se teja de tipos dos Estos licia -pensamos que como en el resto de la según antes o VIII, siglo el hasta Península- partirA cons- la con aquí, de autores. otros mo- como tal mayores, edificios de trucción nasterios, iglesias, castillos, palacios, etc., desaparece la tégula y se impone definitiva- mente la forma La razón es clara y ímbrice. lógica: con esta pieza, más corta y delgada gro- de cimera, teja o mayor (la tégula la que Cuadrilla en la 1951). Fabricando teja y ladrillo ya con máquina ( romana (tégula) Teja de la “vila romana” de Cu- cuadradas. para cubrir viviendas rrás (Tomiño), ca- po- , “cu- ). Dare- tegere , , a orillas del tegula da cabaqueira , horno), (te- y el de Os Telleiros Telleiras da Xunqueira Telleiras furnus , como muchas , de como las muchas piezas de la alfa- RIGEN DE NUESTRAS TEJERAS , pueblo), se encuentran vestigios de va- de vestigios encuentran se pueblo), , O brir, brir, tejer”). Son piezas de tierra cocida, de forma plana y rectangulares y de buen ta- igualmente utilizaban cm); (60x30x2-3 maño la teja ímbrice (árabe, acanalada o del país), que es la que se empleaba “para cubrir las junturas de las las tégulas”. Estas piezas, bacas rería doméstica romana, llevan marca de alfar (marca también río Miño. En ese mismo concejo, también en su celebrada parroquia de San Lorenzo A Castro del ladera misma la en Salcidos, de y a poca distan- Bandeira (Monte Torroso), cia de un asentamiento romano en el lugar población, del latín de A Proba (pueblo, pulus de las y XVI) (siglo Pintán de la tejeras: rias As Cachadas (siglo XVIII). Una de éstas, luegoalfarería tejera, 1909- primero –desde Lomba de cerámica industria notabilísima y Camiña, últimamente dedicada a la fabrica- ción de material refractario. También en m. 500 allí a Rosal, O de concejo al próximo de vestigios aparecen Calvario, del Castro el (del Furnos topónimos: los perviven y tejera latín rrenos arcillosos). Después las tejeras se le- pueblo un nacía donde asimismo, vantaban, –o cuando éste entraba en una fase de des- inmediato más lo siempre industrial- arrollo posible a la zona de arcilla. 3. en castros nuestros de romanización la Con rec- viviendas las aparecen C., de a. I siglo el Su tangulares cubrición de una y dos aguas. es ahora de teja (del latín –hoy restos- tres tejeras, dos pertenecientes dos tejeras, tres restos- –hoy a los vecinos, y una al municipio, cuya ex- plotación salía a subasta cada año, conoci- das como ) y en las ori- las en y ) ), por tratarse pre- tratarse por ), bureteiros - Xoán Martínez- Xoán Tamuxe de los Ancares o del Cebreiro. del o Ancares los de bureteiro dangle bureteiro

Os cabaqueiros pallozas U SITUACIÓN S rial perecedero, por lo que no aparecen ves- aparecen no que lo por perecedero, rial Ob- arqueológicas. excavaciones las en tigios nos que (chozas) sérvese viviendas las no si muestran nuestros castros en sus restaura- ciones o las poblaciones antiguas del inte- rior, tal como en ejemplo, la restauración podemosde las viviendas observar, por las o Tecla, Santa de Monte del Castro el en típicas galaico-romano poblado el en restaurada Cabaña con cubierta de paja. de Santa Tecla, 2. Las tejeras suelen emplazarse cerca de las lugarescuen- esos que siempre poblaciones ten con yacimiento de arcilla, función en está sutejar el porque ello Y prima. materia y al servicio de la población, evitandotransporte el distante. Por esa razón las más primitivas se topan en las proximidades de los castros (poblaciones de altura). Así, con en también tejeras encuentran se frecuencia ( ríos los de riberas las cisamente de zonas de buen barro, y de fácil de y barro, buen de zonas de cisamente transporte –marítimo- del material. Refiriéndonos a casos damos algunos ejemplos: que conocemos, (pa- Tecla Santa de Castro famoso del pie Al rroquia en A Guarda) se hallan de Salcidos, 48 llas del mar ( mar del llas XIV Congreso de ceramología 49

sor de 2’50 cm, la normal de 1’50 cm) se zona de Tui-Guillarei, y por supuesto en el 5. VIDA Y TRABAJO DE LOS CABAQUEIROS economizaba material y era más fácil su su- Baixo Miño y Valle Miñor. Información ésta bida y manejo en los tejados. La tégula si- recogida en las fuentes de archivo citadas. Conscientes de la imposibilidad de conden- guió fabricándose algún tiempo más, y se sar en unas cuantas páginas todos los acon- utilizaba en las necrópolis paleocristianas, A partir del siglo XVIII las menciones son ya teceres de estos cabaqueiros , aspiramos –eso para la confección de las tumbas de cubierta más frecuentes y con amplia documentación. sí- a ofrecer unas cuantas pinceladas en a dos aguas. De aquí, precisamente, arran- torno a sus tareas y demás vivencias en la te- can nuestras tejeras, nuestros tejados y nues- jera, en la cual se iba forjando y poniendo tros tejeros ( cabaqueiros ). en práctica su jerga: el verbo dos daordes .

A propósito de la avanzada técnica ceramista El presente apartado dedicado a la experien- incorporada por los romanos, el historiador cia vital de los antiguos tejeros pretende dar y etnógrafo gallego Xocas 3, en su libro: Et- a conocer los aspectos más relevantes y sig- nografía , apartado: “Oleiros e telleiros”, des- nificativos de la labor que a todos unía, y el taca la siguiente aportación de éstos: “dos modo en que el oficio podía llegar a condi- técnicas nuevas: los hornos para cocer las va- cionar sus múltiples relaciones sociales y sijas y la rueda de alfarero”. Junto a ello, personales. Unas vidas estrecha e inevitable- añade, como ya dejamos expuesto, que la cul- Muestra del tipo de cubierta con tégula e ímbrice de una casa romana. mente enlazadas por una misma ocupación. tura romana introduce otra novedad: la té- Se trata, en definitiva, de aproximarnos a gula. Explica que tanto las tejas como los una cultura común –y con posesión de un ladrillos (o los tellóns , tejas cimeras) parecen La abundancia de tejeras en la zona del lenguaje propio- a partir del acercamiento a no haber sido empleados por los castreños Baixo Miño obedece a la multitud de yaci- quienes se esconden tras ella: la jerga de los antes de la invasión romana. mientos de arcilla de notable calidad para la tejeros los une como gremio, los identifica cerámica en general. A su vez, consecuencia como emigrantes en tierra ajena, se hace eco del levantamiento de tantas tejeras, se va de su mundo interior. Se convierte, al fin y al 4. ALGUNAS CITAS ANTIGUAS profesionalizando el oficio, hasta alcanzar, cabo, en la expresión de defensa y libertad estos expertos del barro, una categoría tal de cada uno. Volveremos a referirnos a la A través de nuestra investigación en docu- que les llevaría a ser requeridos con frecuen- jerga en un próximo apartado. mentos sobre el tema –y con mínima docu- cia –y hasta 1965 aproximadamente- por in- mentación anterior- conocemos diferentes dustriales capitalistas, tanto gallegos como referencias en nuestras parroquias gallegas foráneos (castellanos, leoneses…). Este del sur de Galicia, en pleno siglo XII. Men- hecho explica entonces que el movimiento ción que se hace a propósito de límites y migratorio haya estado siempre tan estrecha- foros tanto en documentación del Monaste- mente ligado a las necesidades del oficio. rio de Santa María la Real de Oia como del Archivo Histórico Diocesano de Tui. En En esta línea el escritor e historiador Do- ellos, y ya en pleno siglo XII, se encuentran mingo Álvarez recuerda en su libro sobre diferentes referencias a límites “ (per) furnum esta jerga que “los tejeros, canteros y albañi- tegularum ”, es decir, “(por) horno de tejas”. les se esparcen todos los veranos por la Lo propio se recoge en España Sagrada 4. mayor parte de los pueblos de España” ( Gha- Contamos con más diversa y extensa docu- lleira dangle ). Y añade que “los más audaces y mentación si aludimos a tejeras en los siglos emprendedores” se convierten en emigran- Gran montón de barro en la tejera de Verín (Ou- XIV, XV, XVI y XVII en el Condado, en la tes “y se diseminan por el mundo entero 5”. rense, 1954) antes de pasar a la pila de amasar. ) ofi- mu- ) con- ) ; y, por y, ; chioniña ). ), o ayudado chioneiro tendedor belbo jouchóns , hombre entendido ) o ) en una pila especial, ha- especial, pila una en ) r oficial i e se encargaba de amasar el i , -máxime si se localizaba cer- localizaba se si -máxime , p era siempre contratada –“ajustada”- contratada siempre era buxa sobar a xunca a sobar cabaqueiro ) que utiliza dicho oficial; según se gasta se según oficial; dicho utiliza que ) L AJUSTE cuadrilla , así como de la rapidez del del rapidez la de como así , E de de la en capacidad el corte por parte del cial supuesto, de la compenetración entre ambos. ambos. entre compenetración la de supuesto, cano a la zona de cabaqueiros- se ocupaba de la contratación del equipo técnico. En an- de ya el en tarea esta delegaría ocasiones temano escogido y experto en la tejera, que generalmente go- generalmente que tejera, la en experto y 6.3. Pilero ( siste en trasladar con el carretillo ( el barro desde la pila a la era, donde se en- cuentra trabajando el oficial en el A banco. barrode ( montón el sitúa se derecha su dada esta materia prima la repone el carretillero. podría dar para 500 tejas. Cada mudada 6.5. Cocinero al sale que años, 11 10, de niño un ser Suele también es (primerizo); primera vez por tejar el recadero de la cuadrilla. 7. 7. La apretón un con sellado acuerdo oral, forma de quedaba No casos. contados salvo manos, de constancia mismo. del por condiciones escrito, las de por ni sí, en tanto, acuerdo ni del propio El Este ciéndolo con los pies ( barro ( barro 6.4. Carretillero ( carretillero del desempeño El habitualmente del caballo ( ). ) en ) solía ) y el frúa tender tendedor y caballo en la en caballo y , componían re- componían , . El . situándolo sobre situándolo pieiro , con la herramienta oficial oficial cabaca ) de 14 o 15 años, quien a quien años, 15 o 14 de ) -ya que daba la forma acana- r nenzo o ) para la la para ) taxicar cabacas e toupos a ghoucha a toupos e cabacas taxicar ), era quien “cortaba” el barro d , pues, pasaba el contenido crudo contenido el pasaba pues, , e d ) las secase. formal n ), dando forma a esa pieza. xunca e oficial lasqueo cabaqueiro tendedor T melco tendedor la era las a tejas, fin de que el aire ( Ordinariamente estos dos tejeros podían fa- podían tejeros dos estos Ordinariamente bricar hasta 2.500 tejas, y alguna vez –muy raramente- hasta 3.000 cada día. Con res- pecto al ladrillo, se obtenía siempre mayor La número que de cantidad de ambos tejas. como barro del calidad la de tanto dependía sol ( ser un joven ( joven un ser ( depositarcorría a velocidad, toda lada a la teja- debía recogerla, con la máxima la con recogerla, debía teja- la a lada del manos de rapidez, Este llamada pila del barro. almente la máquina de fabricar tejas y ladri- y tejas fabricar de máquina la almente ( mano a llos bajo ( ayudante el ofrecía le que formal, o molde el ( sobre la gradilla, preparando la efecto, la teja. gradilla En que usaba era la herra- mienta que proporcionaba las medidas de ladri- del hacía lo marco el como teja, dicha El llo. (arcilla, Este operario, junto al junto operario, Este 6.2. Típico sistema de amasar con con amasar de sistema Típico . ) cuadrilla ) y cinco lasqueo da cabaqueira cuadrilla de . Con dicho Con . potro ). La tejera podía ser podía tejera La ). .

cabaqueiro CABAQUEIROS - Xoán Martínez- Xoán Tamuxe , ante el banco de tra- oficial . ) y acostumbraba a desem- a acostumbraba y ) oficial lasqueantes buxa l , y en cada temporada, aquel a ) en una fábrica o tejera ( tejera o fábrica una en ) )varias cuadrillas. Esto dependía i c cabaqueira i

Os cabaqueiros f buxa O A CUADRILLA DE L delacategoría delatejera deylademanda del mercado. En consecuencia, la impor- tancia de las tejeras se medía por las cua- drillas o bancos. cabaqueira jefe, podía llevar para el trabajo ( peñar el cargo de Cada Aludimos en todo momento a pueblos esen- pueblos a momento todo en Aludimos dedicados a los que- cialmente campesinos, haceres agrícolas y ganaderos. Y, entre el sector masculino de sus habitantes, un alto porcentaje –alrededor del 90%- se ocupaba también, y de modo temporal, de una se- de la profesión: gunda 6. Formaban el equipo de tejeros ( Él era el responsable y administrador de la industria, y se encargaba de la compra del de como así menú, el indicar de comestible, la búsqueda de mercados para la venta del material, El etc. cabaqueiros fin se reunían constituyendo un equipo de normalmentedenominado trabajo, ordinaria de un solo banco ( trabajadores ( trabajadores en propiedad o en arrendamiento, en la ma- la en arrendamiento, en o propiedad en yoría de los casos. El dueño o arrendatario mayor con profesión; la no o conocer podía frecuencia el amo –propietario o no- solía ciertamente conocer y el se oficio, le consi- ( jefe deraba 6.1. 50 Lo trataremos a continuación con mayor de- mayor con continuación a trataremos Lo tenimiento, junto a otros aspectos básicos en toda XIV Congreso de ceramología 51 zaba de la completa confianza del amo. La operación popular de contratación ver- nado cabaqueiro , habiendo iniciado la tempo- Aquel se encargaba, pues, de la contratación bal se llevaba a cabo en lugares muy puntua- rada , y pasado ya el 18 de abril, provocaba del personal de trabajo (cuadrilla); ordinaria- les, como veremos. enfados o discusiones con el buxa o con mente, vecino y conocedor de la capacidad cualquier otro compañero ( daorde ). Así, con de los operarios. Así en las tascas de la zona; los domingos a la excusa de incompatibilidad con algún la salida de la misa mayor de las 12:00 horas, miembro de la cuadrilla, abandonaba la te- Tras los cinco meses de trabajo (tiempo de en el atrio de la iglesia; o los días que coinci- jera y pasaba directamente a trabajar con el la temporada ), el dueño de la cabaqueira paga- dían con feria 6 en el pueblo. La conformidad nuevo dueño (por unas pesetas, zuricas, calas , ría a cada empleado el dinero acordado ( ler- del axuste consistía entonces, como queda más), como ambos lo habían acordado, más xes axustados ), excepto en el ya indicado caso indicado, en un apretón de manos ( aghoucha- de una vez, previa y clandestinamente. del niño ( cachiza, pifre... ). El hecho de que el mento ), llegando a su cierre con la esperada buxa accediera a llevar consigo a alguien tan merienda: manises, higos, avellanas, pulpo... e inexperto y poco capacitado para aquella incluso una ración de percebes, según las po- dura actividad, era considerado como un sibilidades o generosidad del amo o del ofi- singular favor hacia la familia. El muchacho cial , que en nombre de aquel, contrataba. se convertía desde ese momento en “pieza útil”, productible, cotizable, y por tanto tam- Esta negociación fijaba su inicio ya en los bién “ajustable”. meses de noviembre o diciembre, pudiendo durar hasta la emblemática y tan conflictiva fecha del 18 de abril ( feira de virachaquetas ). Cualquier individuo, a pesar de haber sido previamente contratado por un buxa , podrá aceptar cualquier otra oferta de trabajo que le Interior de un horno (hasta hace poco activo) car- suponga una determinada ventaja con res- gado de cabacas . pecto al anterior ajuste; esto es, ser informal (virachaquetas ) siempre y cuando, este segundo Ahondemos a continuación en el hecho en sí acuerdo, no exceda dicha fecha. Esa era la de la contratación, de la conversación man- norma: jamás quebrantar la fidelidad al buxa tenida durante el axuste . Ésta, según las apor- a partir del definitivo día de axuste ; y aún así, taciones de los veteranos vecinos del pueblo, aquéllos, que atendían a la nueva propuesta, giraba en torno a aspectos muy concretos: el solían quedar tachados de informales entre buxa , consciente de que a mayor producción, los contratantes, lo que sería tenido muy en más beneficios, preguntaría al axustable por cuenta para futuras negociaciones. su rapidez en la elaboración y cantidad de tejas y ladrillos ( cabacas e toupos ) en cada jor- Por todas estas alteraciones o imprevistos, nada. Así también, sabía el cabaqueiro contra- muchos de los dueños de las tejeras, temero- tado que cuanto mayor fuese su rendimiento, sos de inesperadas resoluciones de su cuadri- más segura tenía la temporada ; en la tejera ten- lla , abandonaban el pueblo dando comienzo dría que demostrar su conocimiento y agili- a la temporada de trabajo varios días o incluso dad. En reiteradas ocasiones el empleado, semanas antes del “18 de virachaquetas ”. Sin subordinaba el número de piezas fabricadas Horno de la tejera (fábrica ya con máquinas) en embargo, ni siquiera ésta era una medida de al día, a las condiciones del barro (la varie- Guillarei (Tui) de los hermanos Treinta de O seguridad fiable, ya que existían también las dad de la pasta cerámica exigía un trato téc- Rosal, con parte de su cuadrilla, 1957. llamadas “negociaciones secretas”: determi- nico también diferente) y a las inclemencias ), y ). Cita- mancóns fusca , bajo el bajo , 9 )”, puesto se permitía buxa )”, sino “de estre- de épocas pasadas épocas de Heraldo Guardés Heraldo ” (13 de abril de 1935), de abril de (13 ” , aún advirtiendo la es- la advirtiendo aún , 8 , con los encabezamientos los con , cabaqueiros melco a melco rufulanta a rufulanta cabaqueiro , consciente de la lamentable situa- ) para llevar a buen fin la negociación: la fin buen a llevar para ) Nuevo Heraldo Nuevo A TEMPORADA buxa L tafa o explotación a la que se exponía, acep- exponía, se que la a explotación o tafa su de carencias las de también sabedor taba, hogar. En ocasiones, el hacer alguna que otra promesa al contra- llegaría la cual casi nunca a cumplir. tado, Estos datos de recogida oral pueden ser fá- no- las con cotejarlos al ratificados cilmente momento. del local prensa propia la de ticias Así aluden pues, a la labor de las tejeras y a el crisis comentada la tejeros “Salud, título Los veteranos veteranos Los nos comentan las necesidades y problemas que atravesaban en aquellos años ( dangles el te- del económica- tanto por -y laboral ción contrataba jero, sin preámbulos o acuerdos de ningún tipo; él establecía las normas, se- rechazada. sería no solicitud su que de guro humilde El mos estas referencias por ofrecer simple- mente una informaciónperiódicos. ambos en presente pequeña muestra de la 8. te- las en labor de época la a referencia Hace esta- la con año tras año coincidiendo jeras, ción estival, y los meses que la enmarcan. Equivale, pues, a un período concreto de cinco meses de actividad: de mayo a sep- tiembre u octubre. Los propios tejeros so- lían reiterar que el suyo era un trabajo no “de sol a sol ( lla a estrella ( que se levantaban en plena noche ( “Marcha de tejeros” (2 de mayo del 1935) y 1935) del mayo de (2 tejeros” de “Marcha “Conflicto” (10 de agosto de 1935 o el el o ya con luna ponían fin a la jornada (aproxi- tempo- (compañero, . daorde , de modo que no cabaqueiros , que comenzasen la cabaqueira . . La pronta tiranía de la meca- , antes del 18 de abril, tenían la cuadrillas con posterioridad, prolongaban su es- cabaqueiro rada tancia en la tie- su de festejo ningún de disfrutar podrían circunstan- esta rra.a precisamente Debido cia, en la primera mitad del siglo XX,creará la se fiesta de todo Aquellos equipos, que hubieran iniciado su temporada oportunidad, y aún el derecho, de regresar definitivamente a sus hogares el día 29 de asis- para tiempo a así Llegaban septiembre. tir a las Fiestas de San Miguel “O Anxo”, aunque para ello tuvieran que todas aplicarsecontrario, el al Por tareas. sus en máximo aquellas tejero): la Pilarica, el 12 de octubre, a la que la a octubre, de 12 el Pilarica, la tejero): faltarían los nunca fac- el que de -reiterada- constancia Dejamos convierte el siglo, ya tor avanzado máquina, cerámicas, o fábricas modernas en tejeras las trabajo el y técnica la tiempo al despreciando del antes, años sensible haciendo iría se nización mer- el en así y inicios, sus con coincidiendo - industrial progreso el contratación: de cado unido a veces a in- una de vísperas en una adversa, internacional política nacional en crisis e grave una en derivó guerra- minente tejeras. las para plantilla de axuste el Horno de un tejar en (Ourense, Verín 1953) en plena cocción de material. ). ten- , las , xidí- caba- o o tempo- tendedor cachizas ). ) y Santiago y ) sobre 2.000 sobre temporada oficiales pieiro andallas , todo dependía del dependía todo , se incluía la comida la incluía se y el el y - Xoán Martínez- Xoán Tamuxe como todo aquel aquel todo como axuste ) el 24 y 25 de julio, siem- julio, de 25 y 24 el ) axuste ), permitía que el 25 de julio de 25 el que permitía ), (llegando a recibir, en fechas en recibir, a (llegando oficial carretilleiro ), con diferencia la mejor del año. del mejor la diferencia con ), sólo sólo permitía en muy ocasiones cobraba una media de 3.000 pese- 3.000 de media una cobraba Morcela ) no pagaba con puntualidad la Keico Tiago Keico

Os cabaqueiros temporada buxa . . Incluso se han dado a conocer buxa , de cierta categoría, exigían el pago de pago el exigían categoría, cierta de , 7 oficial Romancha da Dulcísima do Pilar do Dulcísima da Romancha , que así lo desease, incluido el amo, te- el amo, incluido lo , desease, así que , acordado en el el en acordado , En lo relativo al valor monetario de las las de monetario valor al relativo lo En radas cargo a ocupar y, en buena medida, de la en de la los década por ejemplo, Así, época. el ‘40 por tas el pesetas); unas 30.000 posteriores, el 2.500; unas pesetas; y el cocinero, queda dicho, la volun- la dicho, queda cocinero, el y pesetas; con menos, lo por coincidiendo, buxa, del tad ( zapatillas unas de valor el Apenas se establecían otras condiciones, a no a condiciones, otras establecían se Apenas la durante pueblo al visitas las ser dedores los viajes de ida y vuelta a casa. Esta ventaja Esta casa. a vuelta y ida de viajes los ( niños los a también abarcar solía que que el temporada, poniendo como excusa que la mercados, y negocios sus material, del venta favorables. nada fueran le no el en ordinario, De del tiempo, ya que la lluvia obligaba a recoger a obligaba lluvia la que ya tiempo, del el frecuencia cierta Con trabajo. el en cesar y amo ( y el lavado de la ropa, y sólo los los sólo y ropa, la de lavado el y queiro del Fiestas las a acudir de oportunidad la nían ( Pilar contadas: por fallecimiento de algún familiar, o familiar, algún de fallecimiento por en contadas: Hallándose fiestas. ciertas a asistencia la por el tanto Galicia, numerosos casos en que, siendo el dueño del dueño el siendo que, en casos numerosos y localizándose Miño, del Baixo natural tejar ( Castilla en no se trabajase, y todavía sabría obsequiar a los a obsequiar sabría todavía y trabajase, se no ( comida formidable una con empleados sima murcideira sima 52 Apóstol ( Apóstol pre y cuando lo hubieran negociado de ante- de negociado hubieran lo y cuando pre mano XIV Congreso de ceramología 53 madamente de 5:00 ó 6:00 horas a. m. hasta Acostumbraban estos hombres a empren- que si realmente la temporada había sido de casi medianoche) 10 . Por la dureza del tra- der el viaje a pie, en tren o a caballo, y en pésimos ingresos, quizás los gastos (comes- bajo, se decía que ganar la vida en la tejera épocas más cercanas se desplazarían ya en tibles, leña, reparaciones en el tejar, viajes...) era “ murcir o ghito que o darghas sobou ” (comer moto, o coche los menos. superasen las ganancias, resultando endeu- el pan que el diablo amasó). dado ( cunha boa chaqueta ó lombo , empeñado). Las dos modalidades, de a pie ( a patán ) y a caballo ( no belbo ), solían emplearse cuando las tejeras se localizaban en el interior del terri- torio gallego, aunque no faltan en la historia casos conocidos de cabaqueiros que se despla- zarían así hasta León y demás provincias ve- cinas. Otra posibilidad para movilizarse en dirección al tejar era el carruaje ( chión ), al que con frecuencia se recurría para llegar a Cas- tilla o a cualquier punto de la geografía espa- ñola. Ya en fechas más próximas, destacarían Cuadrilla, posando en plan cómico, en una tejera como medios de locomoción la bicicleta, la Cuadrilla de Salcidos (A Guarda) posando delante de Barbadillo (Salamanca, 1941). Era buxa, Ge- moto o el coche, y aún el tren, para despla- de una pila de ladrillo hueco en la tejera de Fa- neroso Martínez Martínez, de O Rosal. zarse por toda la Península. A la altura de beiro (León). 1960 resultaban ya infrecuentes los viajes a Y así, en la operación ya conocida del axuste , pie a Santiago, por ejemplo, aunque no por Completada la temporada , con maleta en el buxa efectuaba la contratación de los com- ello dejaban de existir cuadrillas que así lo hi- mano, al fin es tiempo de coger el tren ( boca ponentes de la cuadrilla , para trabajar durante ciesen, llevando en su compañía al menos un negra ) de regreso a casa. En el viaje de vuelta, el tiempo que durase la temporada . De ahí pro- caballo ( belbo ), pieza indispensable en la ela- y sabedores de la acostumbrada presencia de cede precisamente una posible segunda acep- boración del material. De su cuidado se hacía carteristas y timadores, cosían la bolsita de ción relativa al término temporada : interpretada responsable el pieiro , gracias a lo cual recibi- dinero a la ropa interior, como medida de como sinónimo casi perfecto, en determina- ría un extra al final de la temporada . seguridad. De igual modo, en las paradas y dos contextos, de axuste , entendiendo este úl- esperas del tren, abundaban los “charlata- timo como la cantidad de dinero ( lerxes ) a A punto de finalizar la temporada , las fami- nes”, que invitaban a los honrados trabaja- recibir. De tal manera, hablar de “dinero ajus- lias, que esperan a los tejeros, reciben cartas dores a juegos y entretenimientos poco tado” vendría a equivaler a “dinero ganado” de aquéllos anunciando su pronta llegada, fiables y honestos, en los cuales sobre todo (lerxes anciñados), esto es, temporada , fruto del motivo de contento para mujer y niños. los más jóvenes e inexpertos, perdían gran trabajo del cabaqueiro en esos meses. Mientras esto sucede en los hogares ( cibas ), parte del sueldo. allá en el lugar de laboreo son días de má- Una vez cerrado el acuerdo con el amo, y tras ximo esfuerzo: el jefe manifiesta sus quejas El dinero de la temporada estaba destinado de superar el 18 de abril, todo tejero debía dar ini- sobre la escasez de ventas o de fabricación... antemano para unas compras muy frecuentes cio a su preparación psicológica, es decir, ha- entre estos individuos, como eran la de una bría llegado el momento de abandonar el hogar Cualquier excusa era válida para prolongar finca, bueyes y carros en muchas casas de la- y a los seres más queridos. Guardado el escaso las jornadas de trabajo, no por ello incremen- branza, un traje nuevo, un reloj, una bicicleta, equipaje en la vieja maleta de cartón o madera tándose el sueldo, cuya paga también se vería un anillo de compromiso para los solteros... -la de todas las temporadas - era momento de la retrasada. Es cierto que no siempre el buxa Y, cómo no, las deudas de casa aguardaban despedida, siempre difícil e hiriente. era el gran beneficiario del negocio, puesto por la llegada del padre de familia. Nuevo Heraldo Nuevo baixomiñotos ) cabaqueiros, con (1904) y (1904) buxos cabaqueiros solían abandonar la ense- ) sólo) pudo posibilitarse en terris Heraldo Guardés Heraldo cabaqueiras L NIÑO EN LA TEJERA E tejeras en propiedad, llevaban a toda su fa- milia para poblaciones de Galicia o de Cas- tilla. Allí trabajarían, incluso, mujer e hijos de lejos casaron pocos No cabaqueira. su en prensa la según quedaron, se allá y pueblo su local: el momento en que la mujer se hizo cargo de las tareas agrícolas. El casa contribuiríahombre con este deáspero trabajola a la economía de la familia, aunque con un reducido e insuficiente ingreso, muy lejos de recompensar el sacrificio y dedicación del empleado. Algunos maestros ( (1934-1936). Son muchos los autores que califican a las los de compañeras como mujeres de carácter gran de sobrio y trato, y agradable de duro, siempre aunque sin que, Añadamos trabajo. el para capacidad imposible sería colaboración, y presencia su que sobreviviese, hasta hace algunas déca- esta das, tradición de todo en un gremio, y, de toda una cultura. sentido amplio, Enefecto, lasalida temporal deltejero por elmundo ( 10. 10. a Los los chavales que les aguardaba acudir a las mo- edad, de años nueve o ocho los a ñanza mento en que iniciaban su adoctrinamiento De- ocupación. inadecuada- -e nueva tan en jaban obedeciendo sus el hogares, deseo de dos moverían les que los a progenitores, sus vigentecreencia la la en esenciales: motivos época de que todo niño cómo y, setejar; un formarde parteal hombre convertía en no, el buscar un ingreso más para la débil . Y buxa ) consti- ) al menos de menos al follecas cabaqueira , las cartas ( cartas las , ) próxima a la zona, para que ): pronto el ausente regresará a temporada ), a finales del mes de septiembre, de mes del finales a ), arteleira calloa caias así, llevadas por unas y otras preocupacio- nes -y con cierta actitud supersticiosa- acu- dían en ocasiones a la consulta de alguna bruja ( las palabras de éstas aliviasen en parte su afligidos corazones. la Durante el entre comunicación de forma única la tuían novia...), hermana, (madre, esposa y su tejero la en recibían se que las poco fiables promesas de pago del tiene su principio la cuenta atrás para la es- posa ( agríco- actividades las a incorporará se y casa te- el octubre, de 12 el Indudablemente, las. jero estaría sin falta en de aún y suyos, los para felicidad de motivo el hogar, siendo últimas por económica, tranquilidad relativa deudas. de liquidación y efectuadas compras manera quincenal. En ellas las mujeres les ha- les mujeres las ellas En quincenal. manera las cosechas, las de estado el sobre saber no- cían las pueblo, el en atmosféricas inclemencias conoci- o parientes de fallecimientos de ticias el en corrían que índole toda de rumores dos, comenta- otros a junto muchos vecindario... afectivo. y personal más carácter de rios Con la cercanía del día de San Miguel das ( uvas Nieves García Almirante (hija de tejero leonés) tendiendo en una demostración en la Plaza del (O Rosal). Calvario ca- ), se ), . En . 11 ), para cabaqueira al hogar ), típico fes- típico ), buxa da ciba cabaqueiro daordaria, ghalleira daordaria, - Xoán Martínez- Xoán Tamuxe cheifa do cico do cheifa

Os cabaqueiros ), para poder contrarrestar las carencias las contrarrestar poder para ), A TEMPORADA DE LA MUJER ) se ve forzada a ejercer una especie de ma- de especie una ejercer a forzada ve se ) L calleu efecto, su efecto, dedicación al sector primario su- ingre- cuyos actividad importante una pondrá sos se completarán o unirán al del marido ( más básicas de los suyos. suyos. los de básicas más Cuentan los más veteranos del pueblo que, entre rezos y oraciones, las mujeres temían las por incluso e esposos, sus de salud la por Una vez en el pueblo ( pueblo el en vez Una la en cuadrilla la de componentes Tejeros 9. ( mujer la esposo, del ausencia la Durante lloa tareas: múltiples de responsable Será triarcado. la de obligaciones las a atender supuesto por y (niños familia la de necesidades las a y casa su a ocupaciones, estas de lado al Y ancianos). cultivo al relativas las también figurarán cargo animales los de cuidado al y campo del de Rairiz de Veiga (Ourense, 1961). Cortando, en Cortando, 1961). (Ourense, Veiga de Rairiz de Armán. Vicente Juan oficial, como banco, el celebraba el regreso del con un afectuoso recibimiento. Era cuente también que la mujer aguardase por fre- jefe de la casa ( el marido, la matanza del cerdo ( cerdo del matanza la 54 tejo en familia. XIV Congreso de ceramología 55 economía familiar. Sin embargo, este se- de los demás compañeros adultos. Así llegaron Los relatos de los ex cabaqueiros del pueblo gundo factor, tan sólo podría ponerse en a alcanzar un gran renombre algunos amos, co- nos facilitan la reconstrucción de lo que era marcha, pasadas como mínimo unas dos o nocidos por tratar con especial consideración y un día cualquiera de trabajo en el tejar. tres temporadas: sensibilidad a los más jóvenes. A dichos persona- jes, el pueblo agradecido, los llamó “padres de Muy temprano en la mañana, todavía alum- El inexperto aspirante a cabaqueiro se inicia los niños”, por su humano y cariñoso proceder brando en el cielo alguna estrella, tras una en el oficio desempeñando la función de co- para con ellos como patrono. En el pueblo se rápida visita a la charca, cada componente cinero ( arrufante ). Si bien es cierto que ade- decía: “O neno ten que ir á telleira para facerse de la cuadrilla se disponía a ocupar su cargo, más de preparar las comidas diarias, estaba un home”. Es decir, el niño tiene que ir a la te- comenzando ya la agotadora fabricación encargado de la limpieza de chabola y era jera para hacerse un hombre. manual de tejas y ladrillos. A media mañana (costaneira ), así como de hacer los recados, en- recuperaban fuerzas con una buena taza de viar la correspondencia, y un largo etcétera. caldo ( choco ), y al mediodía, cuando el sol 11. UN DÍA CUALQUIERA EN LA TEJERA más apretaba, entraban en la caseta para En sus ratos libres –más bien escasos, cabe comer, e inmediatamente regresaban al tra- pensar- iba aprendiendo la tarea de tender las Algo hemos señalado ya en torno a los horarios bajo. De merienda, había de contentarse con tejas. De este modo, como pinche y recadero, de actividad y a la chabola presente en todas un pedazo de pan, y ya después de cenar con no obtenía sueldo alguno al finalizar la tempo- estas fábricas de tejas. Esa caseta, recordemos, caldo, introducían en el cobertizo ( cabanón ) rada, tan sólo algo de vestir o unos zapatos ( cal- era usada por la cuadrilla como cocina ( arrufanta ) todo el material seco. cos ), como máximo, según creyese conveniente y dormitorio ( cocadoiro ): en ella se instalaban las el amo ( buxa ); y ello por costumbre y tradicio- tablas cubiertas por paja (centena o triga), o por Una vez peladas las patatas por el cocinero nal consentimiento de los padres ( rulos ). un jergón que se llenaba con la hoja de la es- -tarea que era obligada de todos cada sá- piga ( follato ) del maíz, y que les servían como le- bado-, se ponía fin a las obligaciones de En sucesivas temporadas, estaría en condiciones chos donde pasar la noche. Carecía la chabola esa jornada. Pasada la medianoche, fatiga- ya de convertirse en tendedor, por ello cotizable, de cuarto de baño, por lo que se lavaban con el dos por la intensidad de la actividad diaria, con lo que sí recibiría un salario. Pese a todo, la agua ( bureta ) de una especie de charca o pe- se disponían a dormir ( cocar ), en el redu- suerte del cachiza dependía del mayor o menor queño manantial, igualmente empleado para la cido departamento compartido por todos grado de cultura y bondad del buxa y del oficial, elaboración de tejas. Sólo en ocasiones conta- ellos (a veces el buxa contaba con un únicos en la tejera con autoridad suficiente, para rían con una fuente ( boreteiriña ) o un pozo ( bu- cuarto aparte). Raramente se vivía en una impedir los maltratos, abusos y burlas por parte reteiro do terris ) donde calmar la sed. casa normal.

En lo concerniente a las comidas, el joven pin- che era el encargado de cocinar. Los alimentos básicos de la temporada , los cuales –en opinión de los antiguos tejeros- llegaban a aburrir por su repetición, eran entre otros el tocino ( burel ), las patatas ( balocas ), el bacalao ( rañoto ), la verdura (maraballas ), los garbanzos ( gabrieles ), las habi- chuelas ( zarabetos ) y el pan ( gito ). Raramente se añadía a éstos unos chorizos ( llotas ), y en días especiales, un buen vino 12 (lacre xido ). Al com- Un niño haciendo de tendedor de teja pequeña binar algunos de los ingredientes ahora citados, Cuadrilla en una tejera de Guadarrama (Madrid) (cabaca ghiche ) en la demostración anual en O se obtenía como resultado el conocido y simple siendo buxa el salcidense Ramón de Saladina, Rosal, 1992. (danoca , “malo”) caldo de los cabaqueiros . 1952. Comida en la fiesta del Apóstol Santiago. 14 de caba- que organizaban que buxas ESÍA M , eran verdaderos empresarios. , eran verdaderos se pasaría del millón de unidades. ). Anotaremos primero, la tejera del NRECUERDODELASTEJERASDE U cuadrillas cabacas LEIROS Y queiras lugar denominado Espíritu Santo,(Oleiros); la segunda, la de Santaia de Liáns 1787 (Oleiros), que data de 1798 y pertenecía al de Ella recuerda que los que recuerda Ella las de María coruñesa historiadora e profesora La los Ángeles Verea, en su tesis doctoral O Parte de las cuadrillas pertenecientes a la tejera tejera la a pertenecientes cuadrillas las de Parte los Hermanos Treinta, empresarios del 1952. naturales de O Rosal, Baixo Miño, escribe: notas- estas en seguimos -que (2008) tella e que elaboraban nun principio “Aínda mi- polos cobrando Rei, do fornos nos ladrillo asen- de condición coa pero realizados, llares tistas (contratistas), axiña pasarán a exercer presentán- «empresarios», verdadeiros como dose ás diferentes posturas que realizaba a Facenda”. Real 14. deferencia Por con la Villa de Oleiros, mu- CongresoXIV este de anfitrión nicipio Ce- ramista, añadimos que meritorio –eny documentado estudio sude tesis amplio, doctoral- María de los Ángeles enu- Verea, mera en Oleiros, tres antiguas tejeras ( , IÑO M AIXO B ) del Baixo Miño: DEL buxos cabaqueiros ( CABAQUEIROS 13 OS L Manuel de Lomba, León González Lasca- rín, los hermanos Portela (Francisco, Mar- tín y Pedro) y otros. Tenían a su cargo los la- y teja de contratos- –o asientos diferentes drillo y sólo ellos figuran en las correspon- Entre responsables. como libranzas, dientes Par- del Arsenal el levantaron se obras otras Armasde los Sala de la conclusión la y que, almacenes de Artillería. Se calcula que, du- rante unos ocho años, se fabricarían cerca de siete millones de ladrillos, mientras que para volver para a volver la tejera y recoger el material, producto de largas horas de laboreo que se abajo a causa de la lluvia. podría venir Ejemplo de marcas o grabados que suelen llevar tejas muchas En de el nuestras casas. Museo Et- nográfico de O Rosal se tienen registradas marcas diferentes. 30 13. erigie- se tejeras muchas que referido Queda desarro- del propósito a rehabilitaron o ron llo industrial de un pueblo. Así aconteció, en (A el Coruña),Ferrol por ejemplo, entre 1750 y 1800, cuando el Estado -reinando Fernando VI- determinó realizar las obras del Real Astillero y del nuevo Arsenal. A partir de 1750-1762, trabajando en los hor- nos (tejares) del Rey que se hallaban situa- dos en Caranza, aparecen ya los maestros tejeros AUTÉNTICOS EMPRESARIOS ), ca- louro xano xano a estaba ) acu- ). Los Los ). cachiza truscados ) alguna que otra - Xoán Martínez- Xoán Tamuxe xanos da caicoa da xanos esgarabatear ) ) o del párroco incluso ( ) a los parientes, novias, amigos... novias, parientes, los a ) ) años sucesivos. Este retornoEste se sucesivos. años ) ) del pueblo. Todavía emplearían , en este último día de la semana, bedello

Os cabaqueiros ), y los ya casados ( folleca N DOMINGO EN LA TEJERA ) ) en el tejar era en contrarrestada cierta caicoa U nenzas chiona xida chiona veía veía adelantado en caso de mal tiempo: ur- gentemente abandonaban sus diversiones diendo a la taberna para conversar y jugary tabernaa la a diendo conversar para las cartas con un buen vino sobre la mesa. re- de momento el llegaba anochecer el Con gresar a la cabaqueira, a pie o en bicicleta ( carta ( carta Después de la comida -más pausada y tran- siesta la echar de y costumbre- de que quila aquél que lo acostumbrara, el irremediablemente abocado a permanecer co- la llevando patatas, (pelando tejera la en rrespondencia de los compañeros al correo o haciendo cualquier otro servicio). Mien- tras los tanto, demás trabajadores visitaban el pueblo más cercano: los solteros cando el bus- entretenimiento entre las jóvenes ( disponiendo de tal modo de una jornada de jornada una de modo tal de disponiendo algunos libre, la mañana De tener descanso. tejeros -quizás una minoría- aprovechaban para asistir al precepto en dominical la igle- sia ( esas primeras horas del día para la higiene incluso o ropa, la de lavado el para personal, para escribir ( baqueiros du- trabajar a únicamente obligados estaban rante la mañana, la cual se hacía más breve al no madrugar, en al- centrándose finalizar guna tarea pendiente. Sin embargo existían en trabajaba se no que en lugares numerosos del prohibición la a debido ello y día, el todo ( alcalde La La rutina y monotonía del día a día ( xano activida- y horarios de cambio el por medida ( domingos los de des 56 12. XIV Congreso de ceramología 57 maestro tejero ( buxo cabaqueiro ) Manuel 15.1. Posible antigüedad nario- sufre la constante interferencia del es- Alonso, de San Lorenzo de Salcidos (Baixo pañol, lo que seguramente influye en la incor- Miño). Y la tercera, la de San Pedro de Nós Dar respuesta a esta cuestión no resulta sen- poración de castellanismos. Ateniéndonos a (Oleiros), que en ese año de 1798 pertenecía cillo, ya que forma parte de la llamada “tradi- los estudios que conocemos, el vocabulario de al maestro tejero Juan Pérez, del municipio ción inmemorial”. No se trata, pues, de un esta jerga: “Verbo dos daordes o Latín de los de Oia (también del Baixo Miño). dato que haya permanecido en el saber popu- cabaqueiros”, consta de más de 3000 vocablos. lar gracias a la transmisión oral. Ello proba- A pesar de –ordinariamente- ser utilizado tele- Y, por razón similar -de hallarnos en Mesía blemente evidencie que la fecha de creación gráficamente, tiene capacidad para composi- y siguiendo la documentación citada- aludi- de la jerga queda, a estas alturas, excesiva- ciones literarias en verso y en prosa. remos también a la tejera de San Sebastián mente lejana en el tiempo. Pero sí, es motivo de Castro. Sobre esta cabaqueira , la profesora de investigación. Calculamos muy probable- Los periódicos de la Comarca, Heraldo Guar- María de los Ángeles comenta: “onde non mente, tengan relación con los gremios y que dés y Nuevo Heraldo , recogen cantidad de car- había ningún natural que exercera o oficio no sea anterior al siglo XVI. Sabemos que, tas desde el pueblo a las tejeras, bajo el título «sólo el dueño de los hornos para fabricarla cuando menos en el siglo XVI, siguiendo la de “Follecas da Jalleira” (cartas de la aldea o (la teja) los busca fuera del término»”. Para Gran Enciclopedia Gallega (1974), entrada: Gre- del pueblo). apoyar esta afirmación la autora 15 sigue la mios, se nos recuerda que en Santiago de documentación recogida en el Catastro del Compostela, en dicho siglo, el gremio de teje- Marqués de la Ensenada (1753). ros y herreros revisaron sus ordenanzas.

Ya en el terreno de los materiales escritos, 15. LA JERGA tampoco han sido localizados hasta la fecha datos fiables y clarificadores. Al igual que otros oficios gallegos (cesteros, paragüeros, albañiles y canteros 16 ), esta pro- 15.2. Léxico fesión poseía su propia jerga, el verbo o latín dos cabaqueiros : fiel reflejo de la cultura, pero Al igual que la jerga de los demás oficios no menos vehículo de sus inquietudes, pre- mencionados, toma como base el gallego, y ocupaciones y todo tipo de reivindicaciones, Tejera de los Hermanos Segundo y Avelino Vi- por tanto se apropia de los principios gra- cente González. Última tejera de O Rosal, des- principalmente laborales. maticales de la lengua gallega, manteniendo aparecida en 1984. su morfología y sintaxis, y por supuesto su fonética. Incluye además léxico gallego, pero de poca difusión o con extensión de su sig- 15.3. Qué motiva su creación nificado, e igualmente palabras gallegas dis- frazadas mediante prefijos, sufijos, etc. Junto La jerga nace y se desarrolla en un entorno a ellas, el vocabulario se completó con pala- laboral muy definido: la tejera. En ella, el po- bras de creación propia, original. seer un lenguaje propio, funciona como es- pecie de nexo conector, de apoyo y Pero gracias al movimiento migratorio de estos entendimiento entre ellos. Igualmente se trabajadores, tomaron contacto con otros pue- convierte en arma de defensa de sus intere- blos, y así con otras lenguas. De tal modo po- ses y reivindicaciones. Cabaqueiros en la tejera de Amancio, en las Cacha- seen préstamos del latín, euskera, francés, das (Salcidos). Dejó de funcionar como tal poco inglés... e igualmente del castellano. Recuérdese Además, los propios cabaqueiros del Baixo después de 1960. que el propio gallego -en su empleo oral ordi- Miño, aseguran que sus buenos conocimien- ; y una verbo ”. En ella se reco- , una sección dedicada a dedicada sección una , 17 y su sacrificado oficio, en ARA MANTENER SU MEMORIA cabaqueiros Cultura da Cabaqueira P museo, y su saber artesanalsaber su y jerga,su y obje- museo, tos de interés y admiración. No en constituyen,vano en conjunto, un pasado per- jamás con que pero legendario, matiz cierto derá su etno- etiqueta de capítulo histórico, gráfico y socio-antropológico de un pueblo y su pasado. 17. 17. El Municipio de la Muy preci- Leal(Pontevedra), Miño Baixo el Villa en Rosal, de O samente para mantener viva la memoria de los 1987, levantó en la Plaza del Calvario, un monumento en recuerdo y homenaje al ca- José tomiñés escultor del obra Es baqueiro. Antúnez Pousa. sigue que fiesta, una creó se año mismo Ese edi- XXII la en ya anualmente, celebrándose ción (2009), con idéntica finalidad. En ella se lleva a cabo la demostración de fabricar Además, tradicional. modo al ladrillos y tejas se realizan intervenciones en el autoridad invitada, perteneciente habitual- mente al mundo de las letras de Galicia, da histórico-et- carácter de pregón un a lectura nográfico y literario. Igualmente se preparó, en el Museo Etno- gráficoMunicipal la “ gen: piezas cerámicas (tejas y ladrillos), sin- gulares herramientas, documentos, fotos etc. antiguas, de revista una año cada publica se También investigación, donde se recoge también la fiesta, anterior la en acontecido lo de crónica persona- la de pregón el vez, su a incluyendo lidad invitada. , si bien en ) en la Plaza del cabaqueiras Romancha do Cabaqueiro otros tiempos generaron cierta economía fa- economía cierta generaron tiempos otros miliar, hoy día son historia; las herramien- tas, piezas dignas de ser expuestas en un mayoría de las tejeras ahora anticuadas y hu- y anticuadas ahora tejeras las de mayoría mildes industrias terminan desapareciendo; mientras que algunas otras estarán destina- das hacia un fin muy diferente: se transfor- en cerámica; de fábricas modernas en marán éstas la máquina obtendrá un papel prota- la en redundará que lo trabajo, gonistael en ac- la de valoración y importancia de pérdida puramente humana. tividad De modo que, estas Calvario (O Rosal). Calvario Gente del Miño Baixo en una de las “Fiestas del Tejero” ( hacer de demostraciones las de una en Tendedor teja y ladrillo en O Rosal. las- arginas, Enciclo- ), que también - Xoán Martínez- Xoán Tamuxe (1999) incorpora mu- chafoutas -junto a su actividad ( y su cultura. favorecía la defensa y protec- y defensa la favorecía

Os cabaqueiros cuadrilla cabaqueira cabaqueiro ) y albañiles ( INAL DE LAS TEJERAS )- vio llegar su cese definitivo a partir de partir a definitivo cese su llegar vio )- F queo 1960, coincidiendo con un gran desarrollo en el ámbito de la economía y la industria. gran la desenvolvimiento, tal de motivo Con tos pronto eran detectados y expuestos al peligro de que otros trabajadores quisieran apropiarse de ellos. De ahí que el comuni- carse en la jerga con los compañeros de la misma 16. Toda chos términos detejeros. nuestros de la está, claro incluyendo, las diferentes jergas, de actuales intentos los de más muestra Una pa- nuestro conservaciónde y recuperación sado pedia Galega Universal 15.4. Un dato la que de constancia dejar Queremos 58 bichos ción de su buen hacer. Añadamos que seguramente haya influido ca- los de relación la verbo del creación la en que recuérdese oficios: otros con baqueiros los tejeros, durante las jornadas de trabajo, ( canteros con ejemplo, por convivían componían sus propias jergas (entre las que las jergas(entre propias sus componían se detectan notorias semejanzas, con canti- dad de palabras comunes). Se igualarían así de subyacente idea la con profesiones, estas categoríaque no hay tanto –y sin jerga. Por antigüe- la de citada cuestión la recuperando dad- es lógico pensar que se hiciesen con una jerga propia en fechas semejantes, qui- el en “colegas” sus de imitación pura por zás trabajo, o -más probable aún, insistimos- ella. de carecer al inferiores sentirse no para XIV Congreso de ceramología 59

ciones y municipios trabajan en la recupera- MARTÍNEZ TAMUXE, Xoán, Boletín Informa- ción de ruinas de antiguas tejeras, prepa- tivo Municipal , Concello de O Rosal, 1987-2008. rando a su vez diferentes publicaciones sobre el tema. MARTÍNEZ TAMUXE, Xoán, “Vida y muerte de las tejeras en visión histórica” (pregón) en Memoria da I Festa do Cabaqueiro , Concello de O Rosal, 1989. En este mismo XIV Congreso de Ceramo- logía dos “cabaqueiros” de O Rosal Manuel MARTÍNEZ TAMUXE, Xoán. Os telleiros galegos Rodríguez (Trintiña), 84 años, como oficial do Baixo Miño. Súa xerga (verbo dos daordes) e marcas y Manuel Enríquez, de 79 años, como tende- nas tellas . Comunicación no II Congreso Gallaecia dor, hicieron una demostración de fabricar (A Guarda, Pontevedra), 1990. Fotografía delante del Monumento al Cabaqueiro tejas y ladrillos a mano (al uso tradicional). de los tejeros que asistieron a la primera demos- MARTÍNEZ TAMUXE, Xoán, Citania y Museo tración de su oficio en 1988. Arqueológico de Santa Tecla , A Guarda: Patronato de Santa Tecla, 1998. Finalmente, se confecciona un plato conme- BIBLIOGRAFÍA morativo de cada fiesta anual, recogiendo MARTÍNEZ TAMUXE, Xoán, Parroquia de San Lorenzo de Salcidos. Aproximación histórica , Conce- motivos de la cabaqueira . ALONSO ESTRAVÍS, Isaac, “Cavaco” en Dicio- nário da Língua Galega , Madrid: Alhena, 1986. llo de A Guarda, 2001. Estos últimos años, la Comisión de Cultura ÁLVAREZ ÁLVAREZ, Domingo, Jergas de Gali- MARTÍNEZ TAMUXE, Xoán, Cabaqueiras e ca- de O Rosal viene organizando distintos obra- cia , Pontevedra: Paredes Valdés. 1965. baqueiros do Baixo Miño, o seu oficio e xerga (en pre- doiros (talleres) con los niños, a fin de que Archivo Histórico Diocesano de Tui y Archivo paración). también conozcan este viejo y artesanal ofi- particular de Xoán Martínez Tamuxe. cio de sus abuelos. TRIGO DÍAZ, Feliciano (2001): Zanqueando cos FLÓREZ, Enrique, España Sagrada , Tuy, vol. Cabaqueiros . Pontevedra: Servicio de la Excma. Un grupo de tejeros del Baixo Miño sale XXII, 1767. Deputación Provincial de Pontevedra. cada año a realizar demostraciones de cul- VEREA CASTELO, María de los Ángeles, Es- tura da cabaqueira, invitados por municipios GONZÁLEZ MARTÍNEZ, Praxíteles, Embaja- dores de los infiernos. Historia y lenguaje de los cabaquei- tudo dunha industria tradicional: as telleiras galegas , San- de Galicia, coincidiendo con sus fiestas ma- ros , O Rosal: Gráficas Lomba, 1996. tiago de Compostela: USC (Tesis Doctoral), 2008. yores. Sabemos, asimismo, que varias asocia- Gremios, en Gran Enciclopedia Gallega . Ed. Silverio Cañada, Santiago-Gijón, 1974.

IGLESIAS ALMEIDA, Ernesto, “Notas sobre NOTAS tejas, hornos y tejeros de la antigua provincia de Tui” (pregón) en Memoria da VI Festa do Caba- 1 En la jerga de los tejeros será más frecuente en- queiro , 1994. contrar el término cabaca con “b”. Una informa- ción más completa sobre la etimología de esta LORENZO FERNÁNDEZ, Xaquín, Etnografía . palabra se recoge en el Boletín Informativo Municipal “Oleiros e telleiros”, en Otero Pedrayo (dir.), His- (BIM) de O Rosal (nº 3, 1988). toria de Galiza , Buenos Aires: Editorial Nós, tomo II, 1962, págs.. 517-518. 2 Isaac Alonso Estravís, Dicionário da Lingua ga- lega , 1986. MARTÍNEZ BARBOSA, Ruth María, “ O verbo dos cabaqueiros. Tras las huellas de una jerga en la tra- 3 Xaquín Lorenzo Fernández. “Etnografía” en Niños/as que tomaron parte en el taller sobre el dición escrita y oral de la Comarca del Baixo Miño ”, Historia de Galiza . Dir. Ramón Otero Pedrayo. oficio del tejero. Santiago de Compostela: USC (T.I.T.), 2005. Edit. Nós. Buenos Aires, 1962, págs. 517-518. a- 7), Estudo dunha in- Estudo dunha indus- . SantiagoCom- . de op.cit., pág. 271. pág. op.cit., 13 Estos empresarios, paralelamente a la tejera, participaban en negocios de ganado En aparcería. caballar en reses también y poseyendo mular, sus amplias fincas, próximas al tejar, cultivaban diversos frutos para su posterior comercializa- ción. Además, realizaban préstamos de dinero e en la compra de tierras. inversiones Castelo. 14 Mª Ángeles Verea galegas telleiras as tradicional: tria postela: USC (tesis doctoral), 2008. 15 María de los Ángeles Verea. dustria tradicional… 16 Tenemos verificado que muchos de los teje- en tienen Tamargos, los (Asturias), Llanes de ros su jerga -La Xiriga- muchas palabras similares a Miño. las de los cabaqueiros del Baixo exhi- se Cabaqueira” “Da sección Museo, el En 17 ben, además de grab herramientas sus y por documentación, documental, valor de ladrillos 170 y tejas antigua, más (la fechas anagramas, letras, dos: medidas de cerámico material tejeros, de nombres etc. fabricación, de defectos con diferentes… - caba- Nuevo He- Heraldo Guar- en tal labor, el labor, tal en belbo Zanqueando cos Caba- cos Zanqueando ) desempeñada por sobar a xunca . El vino sólo llegaba a la mesa los pieiro ) degustaba el vino con mayor frecuencia mayor con vino el degustaba ) (2001) recoge las vicisitudes de estas mujeres, estas de vicisitudes las recoge (2001) : era tan corta la noche que por la mañana, la por que cortanoche tan la era : , de Juan Noya (1934-1936). Noya , de Juan belbo , director José Darse (1904-1939); llamado hor tenía se cuando o pueblo, el en fiesta, de días nada, de tejas y ladrillos. 9 Semanarios de la Villa del Tecla: dés el animal, era recompensado con dicha bebida, per- fuerzas las repusiera que de intención la con didas. Este detalle, sin embargo, no se hacía ex- al dirigía que tejero al tensible raldo los de humor- de –llena observación Una 10 queiros al levantarse, tenían la sensación de que aún los pantalones se movían. su en Díaz, Trigo Feliciano 11 queiros destacando la dureza de algunos de sus trabajos, mari- productos otros y algas de recogida la como 51). – 49 (págs. campos los de abono el para nos caba- el que recordamos anécdota de modo A 12 ( llo que el propio trabajador. Tras la operación de amasar el barro ( España - Xoán Martínez- Xoán Tamuxe

Os cabaqueiros , tomo XXII (sobre Tui). Madrid, 1767, Sagrada 280. pág. 5 Domingo Álvarez Álvarez. Jergas de Galicia. 17. 1965, pág. Tomiño, 6 Las ferias en O eran Rosal el 2 y el 18 de cada marzo de 13 y 12 el y Calvario, del Plaza la en mes se celebraba la anual de San Gregorio, en Pías (San Miguel de Tabagón). 7 La Virgen del Pilar y Santiago Apóstol son pa- sus celebrando Rosal, O de municipio del tronos fiestas el 25 de julio. un fragmento 8 de Reproducimos la noticia titu- lada “Salud, tejeros”: “(...) el el oficio trabajo, de desde sufrido, ha mano a ladrillos y tejas fabricar hace unos cuantos años a esta parte, unos duros propaga- enorme la ante consideración de golpes máquinas, sus con que modernas fábricas de ción pai- nuestros que a lugar dan no profesionales los sanos puedan dar utilidad a sus brazos y tengan los que competencia una mercado el en sufrir que arruina por completo”. 4 Enrique Flórez. “Apéndice XIX”, en 60 XIV CONGRESO DE CERAMOLOGÍA. PRIMERA COMUNICACIÓN

DOS PATRIMONIOS DESCONOCIDOS : LA PRIMERA FÁBRICA DE LOZA FINA DE GALICIA EN DORNEDA Y LAS TELLEIRAS DE LAS BRAÑAS DE SADA

Susana E. González Amado Terralume

XIV Congreso de ceramología 63

Susana E. González Amado tivar futuras investigaciones. Necesitamos a que se catalogue como tal. Se desconoce su [email protected] todos, arqueólogos, ceramistas, restaurado- nombre comercial, su cuño o firma (si lo res, etnógrafos, historiadores... para poner hubo), su decoración… Un enigma. en valor nuestro legado. En algunos casos, La motivación especial para embarcarme en la antes de que sea irreparable el olvido. Meijide sitúa a primeros de 1799 una solicitud organización de este Congreso fue constatar (denegada) al Consulado de Comercio de La el desconocimiento general del gran valor pa- Coruña de 5.000 reales para concluir su casa trimonial que ceramológicamente encierra Ga- 1. LA PRIMERA FÁBRICA DE LOZA FINA DE (aún recordada entre los vecinos como la casa licia. Así como en Levante o Cataluña llevan GALICIA EN DORNEDA : LA FIGURA DE del inglés) y el horno. Esto sitúa cuando menos muchos años estudiando y cuidando sus patri- THOMAS PRICE en 1798 su asentamiento en esta parroquia y la monios, con abundancia de publicaciones, en voluntad de montar una fábrica de “talavera”, Galicia se echa en falta ese mismo afán. Mien- 1.1. Investigaciones de Meijide Pardo medio construida contando ya con “…todos los tras que en otras regiones el patrimonio cerá- adherentes para su uso y ejercicio ...”. Esto a su vez mico constituye una fuente de riqueza, aquí Dorneda es una parroquia del Ayunta- implica conocer previamente el emplazamiento estamos perdiendo a pasos agigantados estos miento de Oleiros (A Coruña), a escasos ki- de las materias primas necesarias. testimonios de arqueología industrial. Hoy en lómetros de Santa Cruz, donde está día nos parece impensable que se derribe un emplazado el Museo Kaideda, sede de este Pese a la denegación, afora un molino dete- hórreo o un molino, pero asistimos impasibles Congreso. Abeleiras es un lugar de dicha pa- riorado al señor de Xaz, Pardo de Andrade, a la demolición de estos centros, de sus hor- rroquia, en la carretera que une Santa Cruz (que también le cede el aprovechamiento de nos y chimeneas sin darnos cuenta de que con y Meirás, y donde hace casi 200 años se im- una cantera próxima), y en otoño de ese año ellos desaparece una parte importante de nues- plantó este centro desconocido. ya está “…aderezado y moliente, para poder moler tra cultura. Solo hay una explicación para tanta piedras y verniz y más cosas necesarias a su fábrica de insensibilidad: falta de cultura cerámica. El único estudio publicado hasta la fecha loza fina, comenzando la elaboración de cerámica, sobre esta fábrica, “La fabricación de loza fina en puesto que ya tenía acopiados varios materiales para Esta comunicación sólo pretende resaltar la parroquia de Dorneda (1799-1812)” 1, del his- sostenerla en ejercicio…” . En 1800, en escritura dos casos singulares de los muchos que no toriador Antonio Meijide Pardo (1917-2004) notarial obtiene permiso para el uso del agua atesoramos, sino que estamos en riesgo de sacó a luz su existencia de forma documental, precisa para “ amasar los barros ” de su fábrica perder. Una llamada de atención para incen- a pesar de que “…La historiografía coetánea de “ talabera ”, y construye “ un pozo o estanque ”. nos dejó tan solo escuetísima referencia...”. En 1804, planea montar además una fábrica de curtidos, otorgando un poder notarial a un Sus investigaciones nos permiten datar su compatriota en Madrid para gestionar ante el corta vida, apenas doce años, e identificar a rey que su proyecto contase con “…las gracias quien la fundó, el inglés Thomas Price cuando y privilegios que sean de su real agrado …”. contaba 59 o 60 años. La datación cobra mucha importancia por el hecho de conver- En 1810, se asocia con el francés José Figuiery, tirla en la primera fábrica en Galicia de este vendiéndole la mitad de su fábrica por 20.000 tipo, contra la creencia generalizada de que fue reales. A principios de 1811, declara en su tes- la de Sargadelos, fundada por Raimundo Ibá- tamento estar administrando la fábrica. El 24 ñez en 1803 como fundición y que empieza de febrero fallece. Tiene entre 71 y72 años. Plano de situación. Lugar de Abeleiras, parroquia en 1806 a funcionar como fábrica de loza “al de Dorneda, Ayuntamiento de Oleiros (A Co- estilo Bristol”. Esta particularidad hace que Figuiery, ahogado por un negocio que no es ruña). Carretera de Santa Cruz a Meirás, a la al- sea más interesante identificar su producción, rentable, solicita en 1811 una ayuda de tura del castro de Xaz. ya que actualmente no existe ninguna pieza 12.000 reales al Real Consulado de Comercio 64 Dos patrimonios desconocidos: la primera fábrica de loza fina de Galicia en Dorneda y las telleiras de las Brañas de Sada - Susana E. González Amado de A Coruña. Tras denegársela, insiste en fe- tornos (alfareros). Este dato abre la posibi- posibles partidas enviadas por transporte brero de 1812, con igual suerte. Fallece el 17 lidad a las reproducciones de volúmenes marítimo desde algunos puertos cercanos. de diciembre de ese año tras enfermar y tras- que no sean de revolución (fuentes ovala- ladarse a Coruña, dejando como único here- das, decoraciones con relieves, etc…). Por último, nombra heredera a su sobrina, dero al hijo menor de Pardo de Andrade, y • Se citan 4 hornos, que indica que la pro- vecina de “ Backbery, cerca de Mordiford en la pro- nombrando albacea a la madre, María Sarasa. ducción no debía ser tan pequeña. vincia de Herefordshire” . Esto sitúa aproxima- A principios de 1813 se hace recuento de damente su origen en una zona de tradición bienes e inventario de la fábrica de loza. La descripción general del inventario, trans- cerámica, próxima a Bristol y a Worcester. mite la idea de una fábrica semiabandonada, Bristol era por entonces el gran puerto de sa- Esta es, esquematizada, la narración de los he- con gran cantidad de piezas defectuosas. lida hacia Europa y América de la gran pro- chos documentados por Meijide, que aporta el Ello podría deberse a la falta de su “admi- ducción de loza de calidad que conllevó la testamento de Price y una relación de existen- nistrador”, el verdadero ceramista de los dos revolución industrial en Inglaterra, conocida cias en las diferentes estancias de la fábrica tal socios, Price. Aunque no fuese demasiado como “loza tipo Bristol”. Worcester es otro como quedó reflejado en el inventario. Estos floreciente, Figuiery no se hubiese embar- gran centro de producción cerámico que in- son los documentos que nos pueden aportar cado en esta aventura si no creyese ver un corporó a partir de 1751 el innovador sis- más pistas sobre esta gran desconocida. buen negocio. tema de estampación, que permitía largas • En el inventario, además de relatar la tipo- tiradas de piezas decoradas a unos precios logía de producción (pocillos, jícaras, ja- En su testamento, Price deja constancia de muy inferiores, y que exitosamente se exten- rras, tazas, orinales…), se informa de la su condición de “católico christiano” , y mani- dió (sobre todo a partir de 1763 en que se existencia de plomo y estaño, lo que pone fiesta haber salido de Inglaterra hacia Es- pierde el monopolio de esta técnica) por de manifiesto la cubierta estannífera, blan- paña “a tierna edad”, seguramente con sus todos los centros ingleses, incluidos los pró- quecina que debió tener la producción. padres . Da cuenta de los incumplimientos ximos de Herefordshire. Dado que todas sus • Figura “ una porción de piedras de seijo blanco ”, económicos de su socio (del que duda si le “familias de mi ascendencia se hallan existentes en el cuarzo blanco. No muy lejos de Dorneda, pagará en vida). Revela aprecio y preocupa- Reyno de Inglaterra” , es fácil suponer que todos en la costa, existe un paraje conocido ción por el futuro de María Fagul, “viuda de estos avances no le eran desconocidos, y que como “Seixo branco”(castellanizado Seijo Domingo la Cuesta natural del Reyno de Asturias, incluso podría recibir de sus parientes envíos Blanco) que destaca por la gran veta de que vino para mi compañía hace muchos años, luego de planchas de cobre para estampación. Esto cuarzo muy blanco, que bajando por el que yo me coloqué en esta parroquia, sin que abriría la posibilidad de hallarnos ante una acantilado llega hasta el mar, haciéndose jamás…cobrase soldadas algunas, …porque corre cerámica estampada, aunque no se nombren visible desde lejos. La molestia en carre- con la venta de la talavera y yo por ello le hago al- las placas de cobre en el inventario (incluidas tear dicho material podría indicar el deseo gunas gratificaciones, según la que venda” . Se pone en los “etc” del mismo). de minimizar las impurezas ferruginosas, de manifiesto una relación anterior al esta- tanto en el verniz como en la pasta. Ello blecimiento en Dorneda entre estos perso- 1.2. Tras las pistas aportadas por daría lugar a un color blanco más puro. najes. Quizá Domingo ya trabajase Meijide • Se menciona “un molino de mano para moler anteriormente para Price, y por ello con- el jaspeado ” y “una bola de hierro para moler el siente en abandonar su tierra para seguirle En primer lugar, había que localizar la anti- color” , por lo que algún color presentaba en este proyecto, y la confianza para dejar gua fábrica. El Ayuntamiento de Oleiros su decoración de “talavera”, aplicada en manos de María la comercialización debía había dedicado una calle a Price. La suerte sobre la cubierta blanca, si seguimos el es- de ser grande. Por otra parte, podemos sos- puso en mi camino a Xoan Xosé Muñiz tilo de la época. pechar que el ámbito de distribución de esta Bello, residente en Abeleiras (Dorneda) y que • En dos estancias se recuentan 17 y 90 mol- cerámica, si dependía de esta mujer, se rea- ya había publicado un artículo sobre el estu- des de yeso para piezas “grandes y peque- lizase en las poblaciones relativamente cer- dio de Meijide y la ubicación de la fábrica. ñas, de diferentes construcciones”, y tres canas (incluida A Coruña), al margen de Gracias a él, pude reconstruir la situación de XIV Congreso de ceramología 65 todos los escenarios apuntados en el estudio el inventario, o escombrera de la misma), así Pero por desgracia, la casa del inglés se de- de Meijide, entre las actuales Rua Thomas como esconderse jugando dentro del cono- rribó, junto con el espacio donde estaban los Price, Rúa Río do Couto y la carretera Santa cido como “ forno ”, seguramente uno de los 4 restos de la cerámica y los hornos, para Cruz-Meirás: la casa, la fábrica, los hornos, que existieron. Testimonios de los vecinos construir una nueva edificación. Sólo que- la fuente de Os Tornos, el molino, la cantera, próximos aseguran que en fincas de labradío dan en pié parte de la fábrica de planta baja e incluso localizar el posible estanque para de la zona, “ a terra e clara e co arado pártese coma y anchos muros de carga, hoy vivienda par- embalsar agua. El vecindario recordaba per- un queixo ” (la tierra es clara, y con el arado se ticular, y parte de un muro de la casa. Otra fectamente la existencia de la “casa del in- parte como un queso). Pocas descripciones vez punto muerto. Se hizo una convocatoria glés”, de tipología atípica en su época y más gráficas para unas tierras que constata- a través del Ayuntamiento de Oleiros para entorno. La madre de Xoán Xosé, Josefa mos abundante en arcillas blanquecinas. Ya que los vecinos que tuviesen piezas antiguas Bello Pardo, recordaba vagamente jugar de teníamos las materias primas que llevaron a en su poder permitiesen que se fotografia- pequeña en sus alrededores con multitud de instalar esta fábrica. Sobre el aspecto de la sen, con la esperanza de que, por descarte, fragmentos cerámicos (sin duda últimos res- cerámica, cree recordar que era mayormente alguna pudiese pertenecer a esta produc- tos defectuosos de la fábrica nombrados en blanca con algo de azul. ción. Iniciativa infructuosa dado que no había ninguna descripción previa que apor- tar tipo: “piezas blancas con decoración de flores en azul y firmadas Price” u otra seme- jante. Continuaba el enigma.

Pude fotografiar los restos cerámicos obteni- dos en una cata efectuada en las cercanías (muy próximo se encuentra el Castro de Xaz, sin estudiar aún). Por descarte, quedaron al- gunos fragmentos de cerámica de cubierta blanca, uno con fileteados y trazos a pincel en azul y amarillo, otro sólo en azul y un par de restos con estampaciones en hierro. ¿Podría ser alguna un resto de la loza de Price? Nin- guna estaba presente de forma tan abundante como para presagiar la proximidad de su cen- tro de producción. A la espera de futuras ex- cavaciones, esta vía tampoco concluía nada.

La clave residía en conocer el tipo de trabajo que Price había realizado con anterioridad. Nadie se hace ceramista con 60 años. Ni cambia de estilo ni de técnicas. En algún lugar habría ejercido anteriormente. ¿Pero dónde? Andrés Varela me dio la respuesta: Asturias. Cuadraba con la presencia de Do- mingo la Cuesta y María Fagul. A partir de Emplazamientos: 1) Casa do Inglés 2) Nave-Almacén de la fábrica 3) Posible ubicación Balsa-estanque aquí empieza el intento de reconstruir la 4) Molino-río. vida de este hombre en Asturias. 66 Dos patrimonios desconocidos: la primera fábrica de loza fina de Galicia en Dorneda y las telleiras de las Brañas de Sada - Susana E. González Amado

• ¿Sería el padre de Price (que bien pudiese tradas y una relación fluida con Jovellanos. En ser también ceramista) uno de los técnicos 1799, asociado a su pariente Antonio López que trajo de Francia a principios del S. Doriga, reabre la fábrica también con innova- XVIII para instalar su fábrica de loza en ciones francesas, como el horno de ladrillos Villar (Pola de Siero)? No sabemos si el pri- refractarios o la mirilla de cristal en la chime- mer destino de la familia Price fue Francia. nea. En 1780 López Doriga abandona la so- ciedad con la idea de crear su propia fábrica. Los datos comienzan a encajar en los últimos años, debido a los estudios más recientes. Re- 1.3.2. Casona de Regla - Casona de Nan- almente se crearon 4 centros relacionados de clares - El Cortixu - Oviedo Restos hallados en las catas próximas al castro de alguna manera con Price y Jovellanos, dentro Xaz, dirigida por Otilia Prado en 2003. Resto de ce- del movimiento de impulso industrial que su- Antonio López Dóriga compra a su pariente rámica de cubierta estannífera y corte claro, con de- puso la ilustración de la época. Andrés Consul una fábrica de curtidos cerca coración a pincel de fileteado azul y amarillo. A la de la fuente de Regla, a las afueras de derecha fragmento con posible cuño o decoración 1.3.1. Villar - Vega de Poja - Pola de Siero Oviedo en 1759. En 1765, figura como co- en relieve (grabado en molde): simula una espiga. merciante de cerámica de Bristol con Amé- Fundada por una familia procedente de Fran- rica. Como era un buen negocio, pensó en 1.3. Thomas Price en Asturias cia, los Consul, autentica dinastía dedicada a la producir su propia cerámica, y se asocia en fabricación de cerámica desde principios del 1779 con su pariente Nepomuceno Consul, La primera sorpresa fue descubrir la conexión S.XVIII. ¡No había un Consul, sino 4 genera- cuya familia se había dedicado a elaborar de este inglés con el entorno de Jovellanos. ciones de Juan Consul en todo el siglo XVIII! loza, para re-abrir la fábrica en Villar. En Los escritos de este ilustrado abren nuevas Juan Consul inicia la actividad, y su hijo Juan 1780 abandona la sociedad, con la idea de pistas sobre Mr. Price, al que aprecia, tanto Consul Malen le sustituye, aportando ideas nue- montar su propia fábrica junto a su curtidu- por buen ceramista como por buena persona. vas (y posiblemente técnicos) procedentes de ría, en Regla. Sobre ese año, construye su Francia ya que entre los Consul fue tradición Casona-Palacio de Regla-Nanclares junto a Las primeras búsquedas son frustrantes: fe- formarse en ese país. Elabora loza decorada. Su la curtiduría, y junto a esta en 1782, el horno chas que no coinciden, doble ubicuidad de hijo le sustituye en 1740, y al cesar la actividad, y fábrica de talavera (obra retrasada por un Prince, diferentes localizaciones y eterna antes de fallecer en 1771, los antiguos opera- embargo ante el temor de contaminar la vida de un tal Consul. Los datos recabados rios dispersan las nuevas técnicas fundando pe- fuente de Regla). Ambas actividades com- por el propio Jovellanos, Feito, Fuertes Arias queños talleres, elaborando de forma más parten un espacio común y el conjunto se y otros parecían contradecirse. Las primeras artesanal y más basta, producciones similares. conoce por el Cortixu. Cesa la actividad ce- conclusiones y dudas son: Nacen las cerámicas de Vega de Poja, La Cuesta rámica en 1785, pero continúa la curtiduría. (¿coincidencia con Domingo la Cuesta, o indi- • Con certeza Prince se asoció con D.José cativo del lugar de origen?), La Cañada y El Jovellanos, en la 7ª de sus “ Cartas a Ponz” , elo- López Valdés para fundar una fábrica en Rayu, caracterizadas por una cubierta blanca y gia la fábrica de loza fina “…a imitación de la de Miranda de Avilés. decoración en azul y más tardíamente, finales Bristol, dirigida por un hábil comerciante inglés, que • Prince frecuentaba Gijón, dada la facili- del S.XVIII, el amarillo (coincide con uno de desde los primeros ensayos ha logrado igualar sus mejo- dad con que coincidían o lo visitaba Jove- los fragmentos de la cata de Dorneda). res modelos, y camina rápidamente hacia la perfección.” . llanos según sus Diarios . • ¿Sería Price el “ hábil fabricante inglés ” al servi- Tras la muerte de su padre, regresa de Francia Helena Carretero Suarez, en estudios recientes, cio de Antonio López Dóriga que fundó una donde se estaba formando, Juan Nepomu- identifica a Price como ese hábil inglés, afir- fábrica cerca de Oviedo según Jovellanos? ceno Consul, que mantendrá afinidades ilus- mando que además fundó la fábrica con Doriga. XIV Congreso de ceramología 67

¿Será aquí donde aprende los secretos del Bristol en 1796, y sus descendientes trabaja- Según lo expuesto, Prince fundó con Díaz curtido para años después pretender mon- ron hasta 1961). Posiblemente su padre per- Valdés dos fábricas, la primera se supone la tar una curtiduría en Dorneda? teneciese a una de estas sagas y llegase a de Miranda de Avilés (1781) y la segunda España cuando Price tenía “ tierna edad ”. Natahoyo-Gijón (antes de 1794). Al tiempo, 1.3.3. Miranda de Avilés Pero su familia continúa en Inglaterra, y fundó con (o trabajó para) López Doriga en Price bien puede ser el puente que facilita la Regla-Oviedo entre 1782 y 1785. En defi- Fundada en 1781 por José Díaz Valdés y llegada a Asturias de este avance. nitiva, de no saber dónde había trabajado Price en Miranda, a 4 km de Avilés. Unáni- Price, pasamos a descubrir que de las cuatro memente considerada la 1ª fábrica de loza fábricas de loza más importantes de Astu- fina de Asturias, se encuentra próxima a un rias en su época, fundó 3 y tuvo relación filón de caolín. Quizá la mejoría de las pas- con la cuarta. tas y vidriados justifique ese título, ya que la de Villar de Nepomuceno le precede como En estos últimos años estudios como los fábrica de loza, tal vez no fina. de Crabiffosse Cuesta y Helena Carretero Suárez parece que empiezan a reivindicar Valdés era hermano de Pedro Díaz Valdés, In- la figura de este gran ceramista. Espere- quisidor de Barcelona y gran amigo de Jovella- mos que salgan a la luz estudios que deta- nos. En Miranda ya había tradición de cerámica llen aspectos de estas cuatro producciones. negra, y en 1792 Jovellanos escribe hablando Como afirmaba en abril de 2010 Crabif- de esta localidad que hay “…4 hornos destinados fosse, fue “el personaje clave en la introducción al barro blanco, que no lo es, con su vidriado blanco y de la loza en Asturias”. amarillento y con algunos rasgos verdes y azules…” . 1.4. Relaciones Price - Jovellanos - Su producción se consume con éxito y se Díaz Valdés exporta a Galicia y Vizcaya. Price lo sabe e incluso puede tener acceso a los clientes ga- Antigua fábrica de Charles Price (Bristol), cuando En sus “Diarios” , Jovellanos nos hace casi una llegos, puntos de venta, etc…, junto con la ya había sido absorbida por Powell. Cuño inciso crónica de las desavenencias entre los dos so- certeza de la carencia de competidores de de la firma Price (S.XIX). cios, entre el 4 de marzo del 1795 y el 26 de este tipo de material en Galicia. Quizá esta agosto de 1796. Jovellanos se posiciona de sea una de las razones por las que escogió parte de Price, al que considera injustamente este destino para sus últimos días. 1.3.4. Natahoyo - Gijón tratado, asesorándole y haciendo un papel pri- mero mediador y luego defensor. Parece que Jose Manuel Feito describe la producción de Esta sería una segunda fábrica de la socie- Valdés (rico, poderoso y mezquino) pretende Price en Miranda como loza estampada al estilo dad Díaz Valdés-Price, cerca de Gijón, al estafar a Price (ingenuo, honesto, desintere- Bristol . Recordemos que ya en 1751 se inicia frente de la cual estaría este inglés. Por eso sado y más pobre) negándole la mitad que le la técnica de estampación en Worcester, y podía ir paseando hasta la fábrica para con- corresponde a la hora de disolver la sociedad. que el comercio con Inglaterra era impor- sultarle sobre minerales, o coincidir en visi- Y todo apunta a que lo consiguió. tante. Por entonces existían autenticas sagas tas sociales (“ Diarios” ). Desconozco la fecha de ceramistas, negocio familiar por genera- de establecimiento y hasta cuando duró su En ocasiones Jovellanos recurre a Price para ciones, y el apellido Price puede rastrearse producción. Sobre esta antigua fábrica, se le- traducciones del inglés como con las cartas fácilmente en la zona (un tal Charles Price vantó en 1876 otra, que desde 1901 se de- de Hardings, Jardine en sus Diarios , que co- funda junto a Gadd su primera fábrica en nominó “La Asturiana”. noció en 1793 y fue cónsul inglés en A Co- 68 Dos patrimonios desconocidos: la primera fábrica de loza fina de Galicia en Dorneda y las telleiras de las Brañas de Sada - Susana E. González Amado ruña. Jovellanos admira la habilidad de Price 1.5. Prince en Dorneda misas en su memoria, pagando lo preciso para como ceramista, tanto que, orgulloso, remite ello. Es de suponer una lápida acorde a lo gas- unas muestras a su amigo Pedro Díaz Valdés ¿Qué motivos llevan a Price a viajar a Galicia? tado en su encargo: de piedra grabada como a Barcelona el 18 de Julio de 1795. Envía ¿Cómo encuentra el emplazamiento para su se hacía en la época. La iglesia se derribó para “…una muestra de loza de nuestra fábrica: una do- fábrica? Seguramente no puede montar otra hacer una nueva, y se recolocaron las sepultu- cena de tazas, una de platillos, seis floreros, dos tan- fábrica en Asturias debido a que los acuerdos ras interiores salvo…la de Price. En el Cam- ques, un tintero, una palancana, una bacía y una con Valdés se lo impiden, o simplemente posanto que rodea a la iglesia, una gran losa orza….Ello es de lo mejor que hay ahora, y aunque busca esa “ vida sosegada ”. Sabe que en Galicia rectangular de piedra hace de altar y “ pousa- nuestra fábrica se mejora por días, no me ha parecido no hay competencia, y que hay demanda. Tal doiro ”. Pero si palpamos u observamos su cara retardar mas este encargo, ni creo que pueda parecer vez fuese aconsejado por Alexander Hardings, inferior, adivinamos que es una lápida. Quizá mal la muestra en ese país…” ¿No sería lógico a quien Jovellanos conoció cuando este residió la de este inglés sin familia que reclamase ni que lo hiciese su hermano José Díaz Valdés? en Oviedo, entre 1793 y 94. Fácil resulta que nadie que defendiese unos derechos que pagó. se lo presentase, o que le hablase de él en la Confía en sus conocimientos cuando le con- correspondencia que mantuvieron, hoy per- sulta sobre minerales (wólfram y pirita) dida. Hardings fue cónsul inglés en A Coruña cuando él había hecho un Estudio sobre la entre 1794 al 96. ¿Pero cómo acaba en Dor- Minería en Asturias. El 15 de abril de 1796, neda, lugar sin tradición previa de alfarería? viendo como se fragua la injusticia de Val- dés, lamenta “…¡Qué gran hombre perde- Mi hipótesis apunta a los defensores del ide- mos!…Le emplearemos en el Instituto para ario de la Ilustración. José Cornide Saave- ayudante en la física y la química y mineralogía; que dra, en el Consulado de Comercio de A sólo le podremos dar una ayuda de costas; dice que Coruña, compartiendo inquietudes con Jo- no le mueve el dinero.”Solo amo la vida, pero la vellanos, pudo recibir de este la “recomen- quiero sosegada”: he aquí su carácter…. ”. El 16 dación” de velar por Price. Otro ilustrado de abril, ante otra mezquindad, y sin avenirse galleguista de A Coruña era Consul Jove, Valdés a razones, considera que “es preciso re- emparentado con Nepomuceno Consul, que currir a la justicia; pero, ¿me atreveré a aconsejarlo sin duda conoció a Price y seguiría el caso a este infeliz sin hogar, sin bienes, contra un hombre (de sus competidores) de mano de Jovella- rico y obstinado? ” nos, su amigo. Y por último, otro ilustrado galleguista, conocido de Cornide y Consul Durante las negociaciones, Price está dis- Jove, Manuel Pardo de Andrade, era her- puesto a perder dinero a cambio de que “ queda mano del señor del Pazo de Xaz, quien libre para montar otra fábrica ” pero Jovellanos le aforó finalmente a Price en Dorneda. advierte que no será así. El asunto se complica Posible lápida de Price en San Martiño de Dor- y parece que Valdés consigue acusar a Price, Parece que siendo un gran ceramista, mala ned. Grabada pero ilegible por el cemento en su llevándolo ante la justicia. Jovellanos parece suerte tuvo Price en sus sociedades. O que por cara inferior. retirase: “ me duele mucho su suerte; temo que le sa- su carácter noble, ingenuo y pacífico abusaron crifiquen, pero no debo buscarle…Se acaba el trasiego de él (de ahí la desconfianza ante Figuiery). Un 1.6. La cerámica de Price: primera de papeles y una instrucción de lo acontecido entre Díaz dato anecdótico más, advertido por Xoan loza fina de Galicia y Price, por lo que pueda ocurrir ”. La última cita es Xose Muñiz Bello: no terminaron los abusos del 26 de agosto de 1796. Price tiene 56 o 57 ni después de muerto. En su testamento dis- Con todos los estudios que salen a la luz en años. No sé cómo termina la historia, pero si puso ser enterrado dentro de la iglesia parro- los últimos años sobre las lozas asturianas, quien es el perdedor. quial de Dorneda, así como decir muchas estaremos en mejores condiciones para co- XIV Congreso de ceramología 69 tejarlas con los posibles restos que se hallen. cluso hay zonas en que construirse una tida por sus propios medios. A menudo al- Un dato esperanzador y una señal de casa de ladrillos era considerado señal de quilaban “zorras”, carros grandes de cuatro alarma: Las tierras que se extrajeron para pobreza. Por todo esto, el uso del ladrillo ruedas tirados por una pareja de bueyes. hacer los cimientos de la construcción que no fue tan intenso como en otras regiones, sustituyó a la “casa del inglés” y su patio y su producción era mucho menor compa- Con el aumento de la demanda de ladrillos con hornos, fueron depositadas (y los restos rativamente a la de tejas. Aunque se exten- y la incorporación de las primeras máquinas de cerámica con ellas) en una finca cercana, dió el uso del ladrillo como elemento extrusoras, la producción se multiplicó, y se próxima al Castro de Xaz, donde en estos constructivo hasta nuestros días (muchos inició su distribución en un radio cada vez momentos es inminente la construcción de pisos y un solo tejado), en que nuevos ma- mayor. Desaparecieron aquellos centros que un campo de golf. teriales (como la uralita) han aminorado el no pudieron adaptarse a esta primera revo- consumo de tejas, en la mente de la gente lución tecnológica. Es urgente rescatar esos fragmentos si- pervive la palabra telleira para indicar estos guiendo un proyecto arqueológico adecuado centros de producción. En la década de los 70, coincidiendo con para poder por fin reconocer a esta gran ig- una fuerte crisis mundial (que provocó una norada, nuestra primera loza. Es la última Las telleiras se instalaban cerca de un yaci- gran emigración en Galicia), la construcción oportunidad, porque en caso contrario, la miento de arcilla, sin precisar una calidad en general se estancó. Los estocajes crecie- habremos perdido para siempre. Este con- excelente como en el caso de los oleiros (al- ron y sólo aquellas telleiras que apostaron greso, y ahora esta comunicación, pretende fareros). Originaron unas construcciones por un gran salto tecnológico y tenían una servir para movilizar voluntades y aunar es- características, con variaciones por zonas, ubicación favorable respecto a las vías de fuerzos. Si se aprueba un proyecto, volunta- y desarrollaron una tecnología propia, un distribución evitaron su cierre. rios no han de faltar. Intentémoslo. oficio, el de telleiro , que bebe de una sabi- duría ancestral. 2.2. Las brañas de Sada

2. LAS TELLEIRAS DE LAS BRAÑAS DE SADA Era una actividad marcada por las estacio- Brañas y Gándaras son dos topónimos con nes, ya que la extracción del barro no podía frecuencia asociados a la existencia de produc- 2.1. Las telleiras en Galicia hacerse hasta llegar el buen tiempo, y el calor ción cerámica. Denominan terrenos bajos, del verano incrementaba el ritmo de secado junto a ríos, fácilmente anegables por las llu- Telleira es el nombre gallego de la tejera, permitiendo una mayor productividad vias y crecidas del invierno. Solían explotarse lugar donde se manufacturaban tellas (tejas) como pastos de verano para el ganado. y ladrillos. Fueron numerosas en toda Gali- Sus trabajadores no siempre eran oriundos cia, debido a la abundancia de terrenos arci- del lugar, sino que cuadrillas especializadas llosos en esta tierra antigua, que desgastada se desplazaban contratadas ciertas tempo- a lo largo de millones de años creó depósi- radas a ellas para cubrir las demandas de la tos sedimentarios de este material. zona. Normalmente, estas cuadrillas esta- ban compuestas por raianos, de las zonas Tradicionalmente, el material noble para próximas a la raia (raya, o frontera con las construcciones gallegas fue la piedra. Portugal), el Baixomiño, destacando los Comúnmente se usaba piedra para los procedentes del Rosal, cabaqueiros a los que muros y madera para la tabiquería interior. se dedica una ponencia en este Congreso. En amplias zonas de Galicia, especial- mente Ourense y Lugo, se usaba la lousa en Abastecían sólo a las poblaciones próximas las cubiertas, grandes losas de pizarra, de- porque la producción manual era limitada y bido a la abundancia de ese material. In- los compradores tenían que carretar su par- Una de las lagunas de las Brañas. 70 Dos patrimonios desconocidos: la primera fábrica de loza fina de Galicia en Dorneda y las telleiras de las Brañas de Sada - Susana E. González Amado

Sada es un ayuntamiento costero, próximo marino se depositaron las finas partículas de Para explotar un barreiro, se comenzaba por a la ciudad de La Coruña. Toda la comarca arcilla, los limos, aportados por los ríos. Un abrir en verano un pozo con un diámetro es rica en depósitos arcillosos, fruto de la oleiro precisa una arcilla lo más pura posible y pequeño (varios metros) en un prado pró- sedimentación a través de los siglos de las libre de arenas; para hacer tellas , no era precisa ximo a un regato. Una rampa permitía acce- partículas que viajaron a las zonas bajas en esa calidad, y para ladrillos mucho menos, der al fondo a una carreta de volquete tirada las corrientes de agua en su camino hacia siendo utilizadas arcillas más bastas. Pero nin- por un caballo para carretear la carga a la te- el mar. En concreto en Sada se formó una guno de los tres casos puede admitir los “ca- lleira, haciendo acopio de arcilla para todo laguna costera al cerrarse el frente al mar liches”, restos de carbonato cálcico, como los el año. Al terminar, en el fondo junto a una mediante una barrera de arena, hoy pleno presentes en las conchas, que arruinarían el pared lateral, se excavaba un nuevo agujero centro de la localidad. Esa laguna se col- trabajo con grietas y desconchamientos. Las de menos de 1 m de diámetro y hasta 5 de mató y evolucionó a terreno firme: las bra- dos calidades de arcilla se mezclaban en dife- profundidad. Con las lluvias y crecidas, el ñas. Cuando el hombre comienza la rentes proporciones según su destino: la pasta pozo se anegaba. Al verano siguiente debía explotación de estos depósitos excava para tejas debía ser más plástica, para facilitar vaciarse para seguir ampliando su diámetro. pozos, que cada invierno se llenan de agua, su acabado y disminuir su porosidad. El ama- Las aguas se vertían al regato. El agujero de auténticas lagunas artificiales naturalizadas, sado de las arcillas con la cantidad de agua los 5 metros servía para recoger las últimas que hoy en día forman las llamadas “ Lagoas adecuada era una labor ardua, para la que se aguas, evitar el agua de las filtraciones y acu- de las Brañas de Sada ”. La población ha cre- precisaba la ayuda de una bestia, tradicional- mular el agua de posibles aguaceros. Con la cido rodeando ese humedal, que encierra mente un caballo. aparición de los camiones, se pudo hacer un gran valor ecológico y etnográfico, pero desgraciadamente de espaldas a él. A menos de un kilómetro, alejándonos de la costa, se encuentra el complejo de O Cas- tro de Sargadelos.

2.3. La extracción de la arcilla

Los pozos de donde se extrae el barro se co- nocen como barreiros ó barreiras . En Sada los primeros 30 cms del terreno eran de barro con “ herbas ” (hierbas), rechazado para la pro- ducción y utilizado para relleno de otros ba- rreiros agotados. Generalmente, los siguientes dos metros excavados eran los más utilizados, recorridos por una veta interme- dia de aproximadamente 50 cm (variable por zonas) de una calidad superior, más plástica. Ráramente aparecían pequeñas vetas blancas. Algunos barreiros superaron los 5 metros de profundidad. Esta venía determinada por la aparición de la “casca”, extracto rico en con- chas marinas, testimonio de tiempos en que el mar entraba libremente y la barrera de arena aún no se había cerrado. Sobre ese sustrato Vista aérea de las Brañas de Sada. Lagunas “compartimentadas” XIV Congreso de ceramología 71 funcionar motobombas que achicaban el 2.4. Elaboración manual de tejas y “grade ”, marco trapezoidal de madera o agua conectadas a su motor, y posterior- ladrillos metal. Se espolvorea barro seco muy tritu- mente, se hicieron tendidos eléctricos provi- rado en el interior con la “ peneira ” (cedazo o sionales para el mismo fin. Cada año el 2.4.1. Las primitivas tejas en Oriente se ha- arel elemental), para evitar que la pasta arci- barreiro se hacía mayor, hasta llegar a unos cían posando una plancha de barro sobre un llosa se pegue al banco. Se rellena la grade de 5.000 m 2 de media, con alguno que superó muslo, hasta la rodilla. De ahí su caracterís- barro y se alisa eliminando el sobrante con los 10.000 m 2. tica forma trapezoidal. Heredera de esta tra- un listón de madera adecuado llamado “ ce- dición, la conocida como teja curva o árabe pillo ”. Se espolvorea también la “ forma ”, de Entre dos pozos contiguos se respetaban fue la más abundante en Galicia. madera, molde semitroncocónico con unas franjas de terreno, que servían de paso mango. Sobre ella se posa la grade rellena, a la carreta o el camión, llamados “ machóns ”, En su elaboración se emplea el “ banco ” haciendo que se desprenda el barro que se verdaderos diques que contenían las aguas mesa de madera, de superficie inclinada o adapta a la forma . Por el mango, se traslada embalsadas. Una telleira tenía varios barrei- no según las zonas. Sobre el se sitúa la el conjunto al “ aira ”, espacio abierto al sol, ros, y no los explotaba simultáneamente donde poniéndolo inclinado se dejará res- todos. Había barreiros anegados que no se balar la teja hasta liberar la forma, quedando vaciaban en varios años, bien por rotación la teja secando ya con su forma caracterís- con otros o por estar agotados y no haber tica (Lorenzo 2002). Una vez seca una gran barro con “ herbas ” suficiente para rellenar- partida, se enfornan o encañan (estiban) en el los El característico minifundismo gallego horno y se cuecen. se refleja en que cada parcela tenía su dueño, y explotaba su barreiro en ella, 2.4.2. Los ladrillos manuales macizos se ha- dando lugar a un ecosistema único, de lagu- cían presionando barro dentro de un molde nas compartimentadas intercomunicadas, retícular previamente espolvoreado de barro con aportaciones de agua dulce y hasta no seco. Se alisaba y eliminaba el sobrante con hace mucho con aportaciones salobres. Ese un listón y se levantaba la retícula, dejando vaciado periódico de lagunas alternadas, los ladrillos frescos en el suelo secando. provocaba una regeneración sostenible, ya que la flora y fauna asociadas se asentaban En el caso de ladrillo manual hueco, el en las que permanecían con agua, evitán- molde solía ser de madera, con unos aguje- dose la eutrofización a la que hoy están con- ros en los laterales de las cabeceras. Un con- denadas. Además aportaban una riqueza junto de cilindros de madera con un mango complementaria a sus dueños: patos, angui- común se introducía atravesando de lado a las y peces proliferaban en ellas, cazados y lado la masa con que se llenaba el molde. pescados para autoconsumo. Tras retirar estos cilindros del interior gra- cias al mango, podía liberarse el molde que- En la actualidad, con muchos machóns derri- dando el ladrillo a secar. bados, y tomados por la maleza, todavía se reconoce la compartimentación de las lagu- 2.5. Producción industrial de tejas y nas vistas desde el aire. A día de hoy este hu- ladrillos medal tiene garantizada su pervivencia a la espera de concretarse bajo qué figura de pro- Existen referencias a la existencia de telleiras en tección ambiental concreta. No así los teso- Sada desde principios del siglo XX, pero pro- ros de arqueología industrial que atesora. Herramientas del telleiro. bablemente con anterioridad ya se explotaba 72 Dos patrimonios desconocidos: la primera fábrica de loza fina de Galicia en Dorneda y las telleiras de las Brañas de Sada - Susana E. González Amado este recurso. Eugenio Carré cita “4 telleiras y una automática las secciona obteniendo el ta- a todo lo largo del frente, favoreciendo el alfarería” alrededor de 1920. Además de en las maño elegido y los operarios colocan la pro- paso del aire. Cuando el secado endurecía el Brañas, había numerosas telleiras en la comarca: ducción sobre una carretilla que cuando está material, se liberaban los estantes para nue- En el Alto de Carnoedo, en O Seixal, Espíritu llena se traslada al aira para su secado. vos usos, acumulando el material hasta su Santo, , Pravio, Mera, Santa Cruz… completo secado y posterior cocción. Las tejas se extrusionaban en una sola hilera Durante la época de su mayor apogeo, con- de sección semicircular. Un operario alimen- En verano, los ladrillos se secaban al sol en vivieron cerca de 17 telleiras, de distintos ta- taba continuamente la extrusora. Un se- las “ muelas ”. Una hilera de ladrillos cocidos de maños. Brandariz, Temprano, Castro, gundo operario, cortaba las porciones de hasta 50 metros servía de base a la muela, ais- Fajardo, Vázquez Freire,…, son algunos de longitud adecuada, y otros dos, diestro y lándola de la humedad del suelo. Cinco hile- los apellidos ligados a esta actividad. zurdo, se encargaban de introducir la forma ras de ladrillos secando se colocaban sobre de madera por delante alternativamente. La esta base, transversalmente, de manera que el En 1918, se instó desde el ayuntamiento al forma con el semicaño insertado se posaba aire circulaba atravesando los huecos. Dos va- relleno de las charcas, consideradas por en- por el mango sobre un alambre tensado en rales de madera recorrían longitudinalmente tonces “focos insalubres”. A pesar de esta horizontal y se desplazaba hacia atrás sobre la cima de la muela, que servían de apoyo a las mentalidad, las telleiras de Sada sobrevivie- el, de manera que se cortaba el barro so- tejas cocidas que la coronaban, protegiendo la ron, tuvieron su esplendor y languidecieron brante. La teja se colocaba en el estante de producción del rocio y de lluvias inesperadas. hasta que en los 70 cesó su actividad la úl- estiba de madera que estaba en la carretilla, Entre dos muelas paralelas se dejaba un pasi- tima. Al principio hacían una producción liberando la forma para un nuevo uso. Dos llo de anchura suficiente para que pudieran manual escasa. Pero esta se multiplicó al in- tejas llenaban el estante y otros operarios su- cruzarse dos carretillas. Cuando alguna noche troducir maquinaria. El amasado mejoró con perponían los estantes hasta llenar la carre- amenazaba la helada, se encendían hogueras los laminadores de rodillos. La pasta acondi- tilla, momento en que era reemplazada por en los pasillos, para evitar que se helaran los cionada se dirige con cintas transportadoras otra mientras se llevaba el material a la zona frontales de los ladrillos, lo que hacía peligrar al alimentador de la extrusionadora-galletera de secado, siempre a cubierto bajo un gal- toda la producción. Se velaba hasta el amane- (con o sin vacío), que expulsa a través de los pón. Todo ello exigía una gran coordinación cer, hasta que la temperatura subía. En in- moldes de su boquilla, una o más hileras con- y control de la velocidad de extrusión. Los vierno la producción secaba a cubierto bajo tinuas de ladrillos. Una cortadora manual o estantes superpuestos llegaban casi al techo, alpendres, en estanterías y bancos de secado.

Cuadro propiedad de Cerámica Rioboo, que representa las labores realizadas en una fábrica de ladrillos al introducir la primera extrusora-galletera XIV Congreso de ceramología 73

Horno tipo botella, en medio de las brañas. Dos hornos y restos de construcciones, rodeados de maleza.

2.6. Los hornos ban tanto los ladrillos como las tejas de pie, chas horas o días, según la capacidad y can- superponiéndose en filas y procurando dejar tidad de material en el interior. El punto Bien seca, la producción iba al forno (horno). canales ascendentes para que el calor circu- final lo determinaba el forneiro (hornero) Inicialmente, eran “hornos botella”, que son lase. Se llenaba de abajo a arriba, y del fondo veía las piezas al rojo vivo a través de la mi- los que caracterizan las telleiras de Sada. Son hacia la puerta. Las últimas piezas se coloca- rilla en la parte alta del horno. Se procuraba una construcción cilíndrica de ladrillo, refor- ban desde el exterior. Finalmente se sellaba que el final coincidiese ya anochecido, por- zada con cinturones de hierro. Remata en la puerta con ladrillos y barro, cerrando el que la oscuridad facilitaba el valorar la to- una cúpula que a su vez remata en otro cilin- cilindro al exterior. nalidad del color. dro que hace de chimenea. En la parte infe- rior está el fogar (hogar), donde se quemaba La cocción comenzaba con pouco lume , poco Ante una producción creciente, se hicieron madera, cascajo de pino o serrín, introduci- calor, para favorecer el secado definitivo de nuevos hornos de mayor capacidad Final- dos por la boca do fogar y distribuidos unifor- las piezas. Una de las propiedades de la ar- mente se hicieron hornos semicontinuos, tú- memente con la ayuda de un largo varal cilla es la higroscopicidad, que hace que neles paralelos que cocían en días alternos, metálico rematado en una placa transversal. iguale su humedad interna con la externa. aprovechando el calor de la hornada en uno Sobre el fogar , y soportado por arcos, está el En Galicia, con una humedad ambiente tal para un precalentamiento del otro. Llegaron solado , plataforma perforada para permitir alta, el secado final en el horno es funda- a cocer 3 días por semana en cada horno y, que el calor ascienda. A él se accede por la mental. A medida que se calentaba la fornada en épocas de apogeo, el stock se limitaba a la porta (puerta) abierta exteriormente y accesi- (hornada), se admitía un fuego cada vez producción de tres días. El material se distri- ble por escaleras. Sobre el solado se coloca- más fuerte. La cocción remataba tras mu- buía desde Ferrol hasta Coruña. 74 Dos patrimonios desconocidos: la primera fábrica de loza fina de Galicia en Dorneda y las telleiras de las Brañas de Sada - Susana E. González Amado

2.7. Conclusiones

Las telleiras de Sada fueron auténticos cen- tros fabriles autosuficientes, contando con serrería e forja para elaborar los complemen- tos que precisaban. También fueron “centros de investigación e innovación”, desenvol- viendo prototipos y modelos originales de productos que llegaron en algún caso al mer- cado, con mayor o menor fortuna. Un ejem- plo fue un tipo de ladrillo con abundantes agujeros pero de tamaño muy reducido, dise- ñado para construir horreos, típica construc- ción gallega donde se secan ventilados los productos agrícolas. Se pensó para favorecer la aireación y evitar la entrada de roedores. Línea de extrusión entre la maleza. Detalle de la boquilla con el último barro extrusionado.

Se llegó a contar con 14 empleados (hom- BIBLIOGRAFÍA GARCÍA MARTÍN, Ainara (2008), La “Casona de bres y mujeres) en una sola telleira. Ocasio- Nanclares”, huella del Oviedo preindustrial. En Liño, Re- nalmente los marineros, en días de mala mar, vista Anual de Historia del Arte, nº 14. Oviedo, Ser- ADARO RUIZ, Luis (2003), Jovellanos y la minería en vicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo. hacían medias jornadas, para poder ganar un Asturias. Gijón, Fundación Foro Jovellanos y UEE. jornal. Muchas familias vivieron de estas te- JOVELLANOS, Gaspar Melchor de (1992), Dia- lleiras, referente importante en la economía BLANCO DEL DAGO, Maximino (2001), Las ce- rio: antología /Gaspar Melchor de Jovellanos . Barce- local. Pero la fama de trabajo duro y “sucio” rámicas en el museo Basilio Sobrecueva. Oviedo, lona, ed. Planeta. también se marcó en la memoria. Concejalía de cultura del Ayuntamiento de Oviedo. LORENZO FERNÁNDEZ, Xaquín (2002), Os CARRETERO SUAREZ, Helena (2009), Las re- Oficios . A Coruña, Ed. Galaxia. De la mayoría sólo quedan vestigios enterra- laciones entre Asturias y las Islas Británicas a finales del dos en la maleza, o se han derribado para Antiguo Régimen , en España y las Islas Británicas MEIJIDE PARDO, Antonio (2004), La fabrica- construir en sus terrenos, pero la familia en el “largo” s. XVIII, de la Sociedad Española ción de loza fina en la parroquia de Dorneda (1799- Brandariz mantiene en pie y bien conserva- del Siglo XVIII. Barcelona. 1812). Oleiros, Editorial Trifolium. dos los hornos y galpones de su telleira, el viejo camión y la carreta de volquete, los úti- CEÁN BERMUDEZ, Juán Agustín (1814), Me- RODRÍGUEZ ARES, Ramón (1998), Historias les y máquinas, así como despejados y tran- morias para la vida del Excmo. Señor D. Gaspar Mel- de Sada . Sada, Edición del propio autor. sitables los machóns de “sus” lagunas. Ojalá chor de Jovellanos . Madrid, Fuentenebro. algún día estas joyas de la arqueología indus- CRABIFFOSSE CUESTA, Francisco (2000), El trial puedan contar a las futuras generacio- Palacio de Regla I y II . Ed. La Nueva España. NOTAS nes como era este oficio, hacer justicia al trabajo de sus gentes, y transmitir toda la sa- FEITO, José Manuel, (1977), La artesanía popular 1 Aparece por vez primera en el nº 22 de la Revista biduría que encierran. asturiana . Salinas, Ayalga D.L. del Instituto José Cornide de Estudios Coruñeses. XIV CONGRESO DE CERAMOLOGÍA. SEGUNDA COMUNICACIÓN

A ROTA ATLÂNTICA DO MEL BÉTICO E OS CONTEXTOS DE AUTARCIA : VASA MELLARIA E COLMEIAS EM CERÂMICA

Rui Manuel Lopes Sousa Morais

XIV Congreso de ceramología 77

Rui Manuel Lopes Sousa Morais mano, além de algumas notícias esporádicas imperial, como se comprova por duas inscri- [email protected] que referem os preços do mel e os ganhos ob- ções funerárias que referem libertos que exer- tidos com a sua venda, a principal fonte de re- ciam em Roma a profissão de mellarii. Fora da ferência para compreender o valor económico área urbana é possível que o mel fosse ven- A história do mel está intimamente relacionada deste produto continua a ser o Édito dos Pre- dido nos mercados ( nundinae ) que ocorriam com o percurso da humanidade, não só sob o ços de Diocleciano (301), que tenta regulamen- periodicamente nas proximidades das comu- ponto de vista alimentar mas também sob o tar os custos com base na distinção genérica nidades rurais (Bortolin, 2008, 118). Estes ponto de vista económico, religioso e medici- entre mel de primeira ( mel optimum ) e de se- mercados estavam em estreita relação com os nal, pelo menos desde o período neolítico 1. gunda ( mel secundinum ) qualidade 6. cultivos agrícolas provavelmente dispostos em Era a substância edulcorante mais utilizada, função da perecibilidade dos produtos, do seu apesar de existirem outros tipos de açúcares, O mel era um dos géneros alimentares mais peso, das vias de comunicação e dos custos de tais como os xaropes de tâmaras, de uvas e de procurados no mercado e motivo de um co- transporte (Foraboschi, 1990, 820). figos, para além de extractos de algumas plan- mércio lucrativo (Vázquez Hoys, 1991, 75). tas. A própria cana-de-açúcar, originária da Em zonas rurais e na periferia de povoados e A ausência ou a reduzida produção de mel numa Índia, à qual se refere Estrabão (15,1,20) e Dio- de cidades existiam vários mellaria sob a res- determinada área geográfica exigia, inevitavel- doro Sículo (19,94,10), era provavelmente já ponsabilidade de colmeeiros ou mellarius . mente, a sua importação (figura 1) . Um conhe- conhecida na antiguidade a partir do século III Estes eram os proprietários das terras e tin- cido caso no mundo romano, a que voltaremos ou II a. C., mas apenas utilizada para fins me- ham ao seu serviço apiarius , escravos especia- mais adiante, é mencionado por Estrabão (III, 2, dicinais, como recorda Plínio (12,16-17,32); lizados na colheita e no tratamento do mel. 6), a propósito da exportação de mel bético, e apenas no século VIII, com a chegada dos por Plínio (N. H., XI, 8, 18), quando este se re- Árabes à Península Ibérica, se difunde o seu A existência de mercados locais destinados à fere à grande variedade de mel produzido nesta uso no mediterrâneo como edulcorante 2. venda de mel está documentada para os finais província. Estes dois passos são extremamente do período republicano e inícios do período valiosos na medida em que nos permite inferir

1. O MEL TRANSPORTADO EM ÂNFORAS

O mel, nas suas diferentes qualidades e usos, era um bem comercializado a par de outros importantes produtos alimentares 3. Nas fontes clássicas, em particular nos tratadistas roma- nos 4, a recolha do mel era indicada com o nome de “messe” ou de “vindima”, o que su- gere que poderia ser mais lucrativo possuir um colmeiro do que uma vinha 5. Alguns teste- munhos históricos referem-se á exploração e aos lucros obtidos com a produção e venda do mel, como no caso dos irmãos de Faléria (Etrúria), que chegam a vender mel com um ganho de 100.000 sestércios ao ano, ou do conhecido velho senador de Tarento, citado por Cícero ( De Senet ., 5.6), enriquecidos com a indústria da apicultura ( apud Fernández Uriel, 1988, 190-191; 1994-95, 957). No mundo ro- Figura 1. Mapa de circulação do mel na área mediterrânica no Alto-Império (Bartolin, 2008). 78 A rota atlântica do mel bético e os contextos de autarcia: vasa mellaria e colmeias em cerâmica - Rui Manuel Lopes Sousa Morais a importância do mel a par de outros produtos vinho. Em Port-la-Nautique (Narbona), foi grande qualidade provavelmente usado em transportados em ânforas, tais como o vinho, o encontrada uma ânfora do tipo “cretense 3” preparações medicinais (figuras 3a, 3b) . azeite e os preparados piscícolas. (figuras 2a, 2b) , datada de Augusto a in- São ainda conhecidas muitas outras inscri- ícios do século III, com a seguinte inscrição: ções relativas ao mel mas em fragmentos de Na recente obra de Raffaellla Bortolin, inti- “Mel(lis)flos ”, alusiva a um mel de excelente ânforas de difícil determinação tipológica. tulada Archeologia del Miele (2008), a autora qualidade (Liou, 1993). Outros testemunhos Nestes casos são referidos os valores pon- realça a comercialização deste produto a com dados epigráficos relativos ao mel estão derais relativos à quantidade de mel que as média e longa distância. Aí são apresentados presentes em ânforas recuperadas em Pom- ânforas continham. É o caso de fragmentos variadíssimos casos, a maior parte dos quais peia. A maior parte corresponde a ânforas recuperados em Pompeia, na Sicília, na directamente relacionados com o transporte vinárias produzidas em Creta do tipo AC1, África Proconsular e em Magdalensberg e deste produto em ânforas 7. Os primeiros AC2 e AC3; exceptua-se uma ânfora piscí- Vindonissa (Suíça). Estes exemplos são su- testemunhos de contentores para o trans- cola hispânica do tipo Dressel 12, datada de ficientes para confirmar que o mel era co- porte do mel datam da Idade do Bronze, meados do século I a. C. e da centúria se- mercializado não só em contextos do como comprovam frescos egípcios da XV guinte. Neste caso, é difícil pensar-se que se dinastia (meados do II milénio a. C.) e algu- trata de uma simples reutilização, dado que mas tabuinhas de Linear B micénicas (2ª me- o conteúdo preferencial destas ânforas era tade do II milénio). Outros tipos de piscícola. Segundo Raffaella Bortolin (2008, contentores usados no transporte do mel 125), a referência ao mel no plural aí pre- são referidos em papiros da época ptole- sente pode significar uma espécie de com- maica (Bortolin, 2008, 119-122). Os conten- posto meloso ou a mistura de vários tipos tores recuperados pela arqueologia são de de mel. Ainda em Pompeia foi recuperada, época romana e bizantina. A sua identifica- na chamada “Casa de Menandro”, uma pe- ção é possível graças às inscrições (grafitos quena ânfora de corpo globular (com cerca e tituli picti ), na sua maioria presentes em for- de 37 cm de altura), com a indicação pin- mas de ânforas usadas para o transporte de tada: “… mellis desp(umati) ”, um mel de

Figuras 3a, 3b. Anforeta com titulus pictus recol- Figuras 2a, 2b. Ânfora cretense 3 recolhida em Narbona com titulus pictus que indica mel de primeira hida em Pompeia que indica mel despumatum qualidade (Bartolin, 2008). (Bartolin, 2008). XIV Congreso de ceramología 79 mediterrâneo mas também nas províncias hoje em uso nalgumas regiões de Espanha, pez, o vinho ou o azeite, pois era pouco ren- setentrionais do império. No período tardo- como na província de Guadalajara. Trata-se tável utilizar o odre num meio de transporte romano e bizantino são também conhecidas de uma prática já referida por Plínio (N. H., que não o requeria. A importância da Bética ânforas com inscrições pintadas alusivas ao XXI, 74-75) para a Hispânia: “ In Hispania como região produtora está também docu- mel. É o caso de um fragmento recuperado mules provehunt simile de causa. Tamtumque pa- mentada pela epigrafia. Conhecida é a ins- na Ágora de Atenas, datado do século IV, e bulum refret ut mella quoque venenate fiant ”. crição encontrada nas proximidades de de uma ânfora bizantina recolhida em Córdova, gravada numa tábua de bronze, Classe, no Norte de Itália, datada do século Algumas fichas monetiformes 9 em estanho onde se refere que um tal C. Valerius Capito VI (Bortolin, 2008, 124-128). com a ilustração de mulas, são representati- tomou posse de um terreno para o utilizar vas deste sistema de transporte e teste- como zona de cultivo do mel: “ Alvari lucum munho da existência de profissionais que se occupavit ” (C.I.L. II 2242). 2. UM CASO SINGULAR : O COMÉRCIO DE dedicavam ao transporte do mel, profissão MEL BÉTICO conhecida no mundo romano. Era normal A referência à Bética como uma província encontrar à porta das cidades grupos de pes- que exportava mel nos finais do período soas que tinham como profissão o aluguer tardo-republicano e inícios do período im- Como vimos, são significativos os casos em de burros ( asinarii ) ou de mulas ( muliones ). perial e os conhecidos casos de ânforas viná- que se documenta a exportação de mel em Estas pessoas faziam parte dos collegia iumen- rias usadas para o transporte de mel ânforas. Se atentarmos ao mapa alusivo às tarium , uma espécie de grémio associativo colocam algumas questões interessantes. principais áreas de produção do mel no documentado em variadas inscrições. Se- mundo antigo constatamos uma especial gundo Chic García (1997, 160), devemos Conhecida é a forte relação comercial da concentração nas seguintes áreas: Egipto, supor que a exportação de mel se fazia em província da Bética com toda a região atlân- Grécia e Egeu, Ásia Menor e Mediterrâneo recipientes cerâmicos, como ocorria com a tica em época romana, utilizando-se uma Oriental, Norte de África, Península Itálica e Ilhas Tirrénicas, Sicília e Malta, Sul de Es- panha, Germania e Norico (figura 4) . Destas áreas produtoras interessa-nos em particu- lar a área correspondente à Baetica romana. Como referimos, Estrabão (III, 2, 6), ci- tando Posidónio, diz-nos: “Da Turdetânia exporta-se trigo, muito vinho e azeite, não somente em quantidade, mas ainda em qua- lidade; e ainda cera, mel, peixe, muita quer- mes e vermelhão nada inferior ao da terra de Sínope” 8. Deste passo conclui-se que o mel hispânico, não só de boa qualidade, era um dos produtos exportados da Bética para a cidade de Roma, em conjunto com outros produtos, no final do período tardo-republi- cano. Segundo Genaro Chic García, num ar- tigo intitulado “La miel y las bestias” (1997, 153-166), aquela província era excedentária em mel e este era obtido recorrendo-se a uma apicultura transumante praticada por meio de mulas segundo um sistema ainda Figura 4. Mapa com os principais lugares de produção de mel no mundo antigo (Bartolin, 2008). 80 A rota atlântica do mel bético e os contextos de autarcia: vasa mellaria e colmeias em cerâmica - Rui Manuel Lopes Sousa Morais rota marítima situada num dos circuitos na- e, deste modo, aumentar a concentração de duação, tornando o vinho mais forte e doce, turais de navegação desde a Idade do álcool permitindo uma melhor conservação. como referimos, muito em voga no período Bronze (Morais, 2007a, 99-132). Neste con- O produto daí obtido podia ser utilizado de Augusto 10 . Graças aos tituli picti conheci- texto, é possível pensar-se que partes dos ex- como correctivo para aumentar o teor saca- dos sabemos que o defrutum era preferencial- cedentários de mel fossem exportadas para rino de mostos fracos, favorecer a conser- mente comercializado nas ânforas Haltern esta região, em particular para o Noroeste. vação de vinhos débeis e ocultar sabores 70, uma ânfora bética fabricada em vários Uma das possibilidades é que este produto desagradáveis. Segundo Columela (XII, 19- centros produtores do Vale do Gualdalqui- fosse comercializado em ânforas. Sobre este 20), esta técnica da cozedura do vinho, da vir. Da análise do mapa de cálculo de densi- tema voltaremos mais adiante. qual resultavam o defrutum e a sapa , era obtida dades das ânforas Haltern 70 no Império fazendo cozer o mosto em contentores de romano (programa IDRISI 4.1 11 ) – recen- Mas para além da importância comercial do mel chumbo colocados acima do fogo, mas não temente apresentado num estudo conjunto – como vimos, para ser utilizado em variadíssi- em contacto directo com a chama; tal pro- com César Carreras Monfort (Morais e Ca- mos fins – sabemos que este produto entrava duto, destinado a múltiplos usos, seria so- rreras Monfort, 2003, 111) –, constata-se também na preparação de vinhos doces, tão bretudo utilizado para os vinhos débeis, uma forte concentração destas ânforas na apreciado no período de Augusto, e como com- mais doces e menos agressivos. No mundo faixa atlântica, em particular no Noroeste plemento de outras bebidas, tais como o mul- romano é provável que, a diferentes graus peninsular (figura 5) . Naquele estudo, su- sum , o mosto, o hidromel (de que se fazia grande de redução, correspondessem, também, de- gerimos ter existido uma grande coerência consumo). Plínio (N. H., XXV 84-85), a propó- nominações diferentes; o arrobe utilizava-se, entre aquelas densidades e as boas comuni- sito da utilização do mel na Hispânia, refere a assim, para lotear colheitas com pouca gra- cações marítimas e fluviais, seguindo os iti- excelente qualidade de uma bebida feita com cem ervas e vinho melado frequentemente con- sumida em banquetes e celebrações. Além das fontes escritas, os vestígios arqueológicos tam- bém testemunham o consumo deste tipo de be- bidas. É, por exemplo, o caso de alguns recipientes cerâmicos encontrados em tabernae de Pompeia, usadas para conter este tipo de be- bida (Fernández Uriel, 1994-95, 964, nota 21).

Deve ainda pensar-se numa outra situação complementar: para substituir o uso do mel nos locais onde este rareasse, poderia ainda recorrer-se a outros produtos açucarados como o defrutum , um líquido doce obtido pela cozedura do mosto (Beltrán Lloris, 2000, 325-326, notas 29-31). Os romanos conheciam bem as técnicas relacionadas com a cozedura deste produto. Esta técnica – que em português se designa por arroba- mento – já era aliás conhecida dos egípcios: consistia na concentração do mosto me- diante a cozedura a fogo directo com vista a conseguir a evaporação de 1/3 a 1/2 da água Figura 5. Mapa de distribuição dos achados das ânforas Haltern 70 (Morais e Carreras, 2004). XIV Congreso de ceramología 81 nerários que se dirigiam às explorações aurí- indicarem este produto (Antonio Aguilera, por outros produtos edulcorantes com a feras do Noroeste e os acantonamentos mi- 2004, 57-69). Para o tema em análise são mesma origem, como o defrutum e a sapa . A litares, e, como tal, preferencialmente muito interessantes dois tituli picti encontra- importação destes produtos, no contexto destinadas ao abastecimento dos exércitos dos em Mainz-Weisenau (Antonio Aguilera, atlântico e em particular no Noroeste Penin- nas primeiras décadas do período imperial 2004ª, 66-67). Um (nº 33) com a referência a sular, era essencial para a dieta alimentar das (Morais e Carreras Monfort, 2003, 93-112). OL(ivae) / AL(bae) / DULCI, alusivo ao populações e fundamental no abastecimento Deveremos também pensar no pressuposto transporte de azeitonas verdes conservadas dos exércitos, como parte do cibus castrensis , de um sistema de abastecimento direccio- num produto edulcorante, possivelmente o nas primeiras décadas do período imperial. nado e a baixo custo na comercialização das próprio mel. O outro titulus (nº 41) apenas ânforas Haltern 70, de acordo com o princí- refere [– EX / CEL(lens) ! DU[LCI], um pio da maximização de uma economia de qualquer produto novamente conservado 3. VASA MELLARIA mercado (Dicken e Lloyd, 1990, 181-184, numa substância edulcorante. A este propó- apud. Carreras Monfort, 1999, 94), apenas sito refira-se ainda as análises efectuadas a re- Para além do comércio do mel em ânforas e comparável ao sistema anonário das ânforas sinas e conteúdos de alguns exemplares outros contentores de transporte a média e Dressel 20 (Morais, 2007b, 137). recolhidos no naufrágio Culip VIII, que longa distância, este produto era também con- transportava ânforas Haltern 70. Estas aná- servado e comercializado a nível local ou re- Um outro aspecto que convém agora salien- lises permitiram revelar a presença de cera gional em instrumenta domestica , a maior parte tar, relativamente à hegemonia das ânforas que poderá estar associada a um conteúdo dos quais em contentores multifuncionais e Haltern 70 no Noroeste Peninsular, prende- resinoso ou ao resultado da adição de mel a de reutilização secundária sem características se com a possibilidade do mel bético ter sido um determinado tipo de vinho (Juan-Trese- específicas que os distingam quanto à sua fun- exportado nestas ânforas, aproveitando os rras e Carlos Matamala, 2004, 165-166). cionalidade. Estes recipientes podem, todavia, mesmos circuitos comerciais, à semelhança ser identificados com base em análises gascro- dos exemplos já referidos para outro tipo de As hipóteses aqui levantadas são sugestivas motagraficas-espectrográficas de massa, que ânforas vinárias. de duas situações diferentes mas comple- podem fornecer importantes informações mentares. Referimo-nos à exportação do sobre os elementos orgânicos ainda conser- Mais significativo ainda devia ter sido o caso mel bético (e seus sucedâneos, como o vados na porosidade das paredes dos vasos. A da utilização do mel como sucedâneo de ou- vinho adocicado) e/ou à sua substituição grande diversidade de recipientes referidos nas tros produtos, como no caso de vinhos ado- cicados. Na verdade, o uso do mel para adocicar vinhos é muito anterior ao período romano. Em tabuinhas minoico-micénicas re- colhidas em palácios cretenses, escritas em li- near B (1400-1200 a. C.), o mel vem referido para tais fins. A vantagem dos vinhos adocica- dos residia no facto de este não perder tão fa- cilmente as suas qualidades organoléticas.

Forte é também a possibilidade da substitui- ção do mel por outros produtos, como o já referido caso do defrutum 12 . Esta última pos- sibilidade é, como referimos, em parte con- cordante com o facto da grande maioria dos Figuras 6a, 6b. Ollae dos séculos I-II de proveniência itálica (Arcole e Summa Lombardo) com indica- tituli picti identificados em ânforas Haltern 70 ção do mel e/ou vinho melado (Bartolin, 2008). 82 A rota atlântica do mel bético e os contextos de autarcia: vasa mellaria e colmeias em cerâmica - Rui Manuel Lopes Sousa Morais fontes (em particular em papiros da época he- fim, que encontram paralelos em exemplares ninsular que tem vindo a ser reinventada ou que lenística) poderá, em parte, ficar a dever-se às modernos ainda em uso na Península Ibé- tem persistido ao longo dos tempos, como se da diferentes qualidades do mel e ao seu uso di- rica. Como já fizemos salientar num artigo circularidade do tempo se tratasse 15 . De entre as versificado, de acordo com as necessidades do publicado na revista Saguntum , intitulado produções mais antigas e com maior variedade mercado. Além de algumas fontes literárias e Potes meleiros e colmeias em cerâmica: uma tradição de formas constam as designadas “cerâmicas das análises acima referidas, é possível identi- milenar (Morais, 2006a, 149-161), estes reci- ibéricas pintadas”, do Horizonte Ibérico Antigo ficar algumas peças cerâmicas usadas para o pientes, maioritariamente potes, possuem ao Horizonte Ibérico Pleno, entre 600 a 200 a. transporte e conservação do mel quando estas em comum um característico ressalto muito C. (Pérez Ballester e Rodríguez Traver, 2004, apresentam grafitos ou inscrições pintadas saliente (mais raramente dois) em forma de 102). São produções bem caracterizadas e estu- alusivas à qualidade ou quantidade do produto aba ou “pestana”, situada a cerca de um dadas que possuem uma grande variedade de contido (figuras 6a, 6b) . Um outro aspecto a terço da parte superior do pote ou situada fabricos e centros de produção, a maior parte ter em consideração na identificação destes re- na proximidade da boca. De acordo com pa- dos quais situados no Sudeste e Levante da Pe- cipientes é oferecido pela documentação ico- ralelos etnográficos esta característica for- nínsula 16 (figuras 9a, 9b, 9c, 9d) . No mesmo nográfica, especialmente para o período mal parece directamente ditada por duas âmbito geográfico, a importância deste tipo de greco-romano 13 . Vários são os tipos conhe- razões de ordem prática: criar um canal de formas é-nos ainda sugerida por cerâmicas mais cidos que correspondem a formas comuns: água em torno da parte superior do bojo tardias, recolhidas na região de Ampúrias (figu- ollae de duas asas, urceus com ou sem asas, lago- para impedir que insectos como as formigas ras 10a, 10b) , representadas por cerâmicas de enae com asas e guttus . Tal como sugere Colu- cheguem ao produto e, por outro lado, evi- uso comum datadas de 350 a 225 a. C. (Barberà, mela (RR., XII, 4, 4), é igualmente possível tar que este escorra ao longo das paredes 14 1968, 97-150; García i Rosello, 1993, 186-189) e que alguns contentores usados fossem de (figuras 7a, 7b, 7c; figuras 8a, 8b, 8c, 8d) . cerâmicas de engobe branco datadas dos finais vidro, ideais para conter e conservar vários do período tardo-republicano, entre 150 a 30 a. tipos de alimentos, entre os quais as conservas Como referimos naquele estudo (Morais, 2006ª, C. (Nolla et al, 1986, 189-195, forma 7, fig. 2). meladas, pois não alteravam as suas proprieda- 149-161), se atentarmos na dispersão geográ- des e permitem uma melhor conservação. Se- fica dos recipientes com estas características em gundo sugere Raffaella Bortolin (2008, época antiga verificamos que estes estão presen- 113-115), as formas ideais em vidro seriam as tes na bacia ocidental do mediterrâneo, com es- ollae , em particular as formas Ising 62 e 67. pecial incidência na Península Ibérica. A avaliar pelos dados até à data conhecidos, tendo em Mau grado a dificuldade em reconhecer os conta a maior antiguidade dos exemplares re- recipientes usados no transporte e conser- colhidos na Península e a existência de paralelos vação do mel, são conhecidas formas espe- etnográficos ainda hoje documentados, talvez cíficas, especialmente adaptadas para este se deva admitir que se trata de uma tradição pe-

Figuras 7a, 7b, 7c. Paralelos etnográficos de potes meleiros em Portugal (Morais, 2006). Figuras 8a, 8b, 8c, 8d. Paralelos etnográficos de potes meleiros na Galiza (Morais, 2006). XIV Congreso de ceramología 83

Figuras 9a, 9b, 9c, 9d. Potes meleiros da época ibérica (Pérez Ballester e Rodríguez Traver, 2004).

Se atentarmos na análise dos dados disponí- veis e se fizermos um simples rastreio da bi- bliografia arqueológica espanhola constatamos que este tipo de formas não se confina à re- gião Catalã. Na verdade, entre outros exem- plos que certamente poderiam ser referidos, encontrámos este tipo de recipientes no povo- ado de “La Coraja” (Aldeacentenera, Cáceres), datados da 2ª Idade do Ferro estremenha (Es- teban Ortega, 1993, 57-71; 83-90; fig. 9), e no dígenas do Sudoeste, designadamente em forno galego de San Martiño de Bueu (Ponte- Cabeça de Vaiamonte, Monforte (Arnaud e ), datado de época romana (Diaz Alvarez Gamito, 1974-77; Fabião, 1998, 61-62) e e Vazquez Vazquez, 1988, 40-41, nº 13). Esta Mesas do Castelinho, Almodôvar e no sítio última peça é de especial interesse (figuras fortificado do Castelo da Lousa, em Mou- 11a, 11b) , não só pelo facto de se tratar de uma rão (Évora). À medida que caminhamos forma proveniente de um forno de ânforas e para norte, estas formas aparecem em duas datar de um período mais tardio, mas especial- cidades romanas bem nossas conhecidas, mente por estar associada a um local de produ- Conimbriga e Bracara Augusta . De Conimbriga ção de salgas de pescado, onde se identificou provém um exemplar em cerâmica comum um conjunto de seis tanques de salga e parte cinzenta datada do século V e que se carac- das edificações anexas, armazéns e oficinas teriza por possuir, além do característico res- (Morais, 2005, 133-138; Figs. 32-33; 2006b, salto muito saliente em forma de aba ou 295-312; 2007b, 401-415). Tal associação su- “pestana”, um canal vertedoiro ou de tras- gere o uso do mel na preparação das conservas fega junto à base (Alarcão, 1975, 34, fig. 3, nº de peixe, como no caso do garum da muria e do 862). Esta última característica, apenas do- halec , certamente utilizado para adocicar estes cumentada neste exemplar, tem paralelos et- produtos e igualmente contribuir para a sua nográficos (figuras 12a, 12b, 12c) . É o caso conservação. de uma talha para provisão de mel ou azeite fabricada na olaria de Felgar (Torre de Mon- Figuras 10a, 10b. Potes meleiros da região de No actual território português as peças mais corvo), já fora de uso em 1986, e actual- Ampúrias (García, 1993; Nolla et. al., 1986). antigas foram encontradas nos povoados in- mente em depósito no Museu de Olaria de 84 A rota atlântica do mel bético e os contextos de autarcia: vasa mellaria e colmeias em cerâmica - Rui Manuel Lopes Sousa Morais

Figuras 11a, 11b. Pote meleiro do centro produtor de San Martiño de Bueu (Morais, 2006).

Barcelos (Macedo Freitas, 1988; Delgado, teriais datáveis da segunda metade do século 1996-97, Est. III, nº b) e de uma “meleira” I e dos finais do século III (Delgado, 1996- fabricada num centro oleiro ainda a laborar, 97, 149-165). Da época romana acrescente- situado em Gundivós (Concelho de Sober), se ainda um fragmento de bordo e colo na província de Lugo (Abellán Ruíz, 1995, recolhido nas antigas escavações do povo- 15; 46-47). ado de Monte Castêlo (Castro de Guifões), em Matosinhos, fabricado em cerâmica De especial interesse, pela sua quantidade e comum cinzenta de cronologia baixo-impe- diversidade, são, no entanto, os potes melei- rial (figura 14a) . ros documentados em Braga (figuras 13a, 13b, 13c, 13d) . Trata-se de quatro potes fa- Da Idade Média encontram-se igualmente bricados em cerâmica de uso comum que potes meleiros com a característica moldura possuem uma forte aguada ou engobe na muito saliente em forma de aba ou ressalto parede externa, recolhidos em contexto de (figuras 14b, 14c) . Tal situação permite deposição numa cova aberta, na alterite, na constatar que não se trata de um simples “Zona das Carvalheiras” e associados a ma- comportamento relíquia mas antes da ma-

Figuras 12a, 12b, 12c. Potes meleiros com canal vertedoiro de Conimbriga e das olarias de Felgar (Torre Figuras 13a, 13b, 13c, 13d. Potes meleiros de de Moncorvo) e Gundivós (Concelho de Sober, Lugo). Bracara Augusta (Delgado, 1996-97; Morais, 2006). XIV Congreso de ceramología 85 nutenção de uma tradição milenar adaptada terracota de tipo cilíndrico ou em tubo (Bor- 1973, 355-443). Este local estava situado na às necessidades de conservação, transporte e tolin, 2008, 66-68) 17 . As colmeias em cerâ- famosa área montanhosa do Himeto, com armazenamento do mel. Estes potes foram mica são referidas nas fontes clássicas, como condições ambientais favoráveis, e que vem recolhidos em Trás-os-Montes, no sítio ar- no caso de Varrão ( RR ., III, 16,16-17) e de referida nas fontes como uma área que pro- queológico do Baldoeiro (Adeganha, Torre Columela ( RR ., IX, 6, 1-4). Segundo estas duzia um tipo de mel muito prestigiado (Es- de Moncorvo), nas escavações na área da fontes a qualidade do mel obtido neste tipo trabão, IX, 1, 23; Plínio, N. H. , XI, 13, 32; torre, junto com materiais datáveis do séc. de suportes era inferior, dado que estas col- Pausânias, I, 32, 1). XII e os inícios do séc. XIII (Rodrigues e meias (como as de pedra) não mantinham Rebanda, 1992, 55). É ainda possível ver uma temperatura constante. É possível pen- Conhecem-se ainda colmeias em cerâmica num pequeno fragmento de parede de um sar-se que para evitar grandes mudanças tér- em Atenas (recolhidas na Ágora e em Kera- pote recolhido na casa nº 4 da Rua do Cas- micas se utilizassem alguns procedimentos, meikos), noutros locais da Ática e da Gré- telo em Palmela, datado do sécs. XIII/XIV tais como a sua cobertura com ramos, ervas cia Continental e nas ilhas de Quios e de a inícios do séc. XV, um fragmento de pote ou lama, facilmente transportáveis e mane- Creta (Bortolin, 2008, 73-78). A contextua- meleiro (Fernandes e Carvalho, 1992, 89, 92, jáveis (Bortolin, 2008, 66; 69). Este tipo de lização arqueológica destas colmeias, junta- 95, nº 46). colmeias está muito bem documentada ar- mente com o estudo comparativo de outras queologicamente no mundo grego pelo ainda em uso na ilha de Chipre, indica que se menos desde o século V a. C. até o século dispunham separadas ou empilhadas direc- 4. COLMEIAS EM CERÂMICA XIII. Estudos etnográficos têm demons- tamente sobre o solo ou colocadas em cima trado que continua em uso nalgumas regiões de muretes; posteriormente seriam cerradas Ao contrário da Europa centro-setentrional do mediterrâneo, como no caso da Grécia, com tampões de cortiça, madeira, cerâmica onde predominam as colmeias dispostas na de Chipre, do Egipto, da Jordânia e de Es- ou barro, deixando-se um pequeno orifício vertical, na área mediterrânica a preferência panha. Estes estudos têm, inclusivamente, para permitir a entrada das abelhas, e seladas de dispor os troncos ocos das árvores na ho- revelado que algumas das colmeias em cerâ- nas juntas com barro ou esterco para uma rizontal criou a tradição do uso das colmeias mica tinham um sistema de extensões que melhor aderência e, simultaneamente, evitar de forma cilíndrica, feitas em madeira, cor- permitiam a união de mais de uma colmeia. a intrusão de insectos ou de outros animais tiça ou terracota igualmente dispostas na ho- Tal sistema era (e é) usado para permitir um (Bonet Rosado e Mata Parreño, 1995, 280- rizontal. No mundo antigo a tradição de mel de melhor qualidade e facilitar a recolha, 281). A etnoarqueologia é assim particular- colmeias em cerâmica posicionadas na ho- sem recorrer à fumigação ou utilizá-la de mente útil para esclarecer a função deste rizontal remonta, muito provavelmente, aos forma reduzida. Um caso bem conhecido é tipo de colmeias encontradas nos sítios ar- egípcios, pelo menos a partir do III milénio. o sítio de Vari, na Ática, um habitat rural de queológicos. Além do já referido caso de Muito curiosa é identificação de um ideo- época helenística, de finais do século IV/in- Chipre, conhecem-se outros locais na actua- grama em Linear B *168 em tabuinhas re- ícios do século III a. C., especializado na lidade que ainda recorrem a colmeias de ce- colhidas em Cnossos como uma colmeia em produção de mel (Jones, Graham, Sackett, râmica dispostas na horizontal (figura 15) .

Figuras 14a, 14b, 14c. Potes meleiros de Monte Castêlo (“Castro de Guifões”, Matosinhos), Baldoeiro (Adeganha, Torre de Moncorvo) e Palmela (Morais, 2006). 86 A rota atlântica do mel bético e os contextos de autarcia: vasa mellaria e colmeias em cerâmica - Rui Manuel Lopes Sousa Morais

máximo de 17,4, diâmetro mínimo de 13 cm Nesse mesmo estudo assinalámos a apa- e uma altura de 42 cm (figura 17) . Diferen- rente coincidência na dispersão geográfica cia-se dos tubos para canalizações não só das colmeias e dos potes meleiros, como pa- pela forma, mas igualmente pelo estriado rece constatar-se no Sudeste e Levante da em ambas as superfícies e pelo tipo de fa- Península, onde (pelo menos no Período brico, distinto das argilas de tipo refractário Ibérico) ambos são particularmente abun- das canalizações e dos restantes materiais de dantes (Bonet Rosado e Mata Parreño, 1995, construção, e igual às produções de cerâ- 277-284; García Cano, 1995, 262-265), e no mica comum conhecidas na cidade 20 . caso de Braga, inclusivamente provenientes Figura 15. Colmeias em cerâmica em uso na ilha da mesma escavação (Morais, 2006a, 157). de Chipre (Jones, Graham e Sackett, 1973). Como salientou Raffaella Bortolin (2008), o carácter móbil deste tipo de colmeias per- É o caso da Grécia Continental, Rodes, mitia, por um lado, evitar a necessidade de Creta e em muitas ilhas do Egeu (em parti- percorrer vastas áreas em busca de um hi- cular nas Cíclades), para além do Egipto, potético ninho para obter o mel e a cera, e Malta e toda a faixa costeira da Síria e da Pa- por outro, permitia colocá-las em sítios con- lestina (Bortolin, 2008, 82-83). siderados estratégicos em cada momento. Na região de Valência 18 , a recolha de um vasto conjunto de colmeias em cerâmica da- ******** táveis da época ibérica, pelo menos desde fi- nais do século III a. C., e do período Importante fonte de proteínas necessárias romano alto-imperial (Bonet Rosado e Mata para a alimentação humana e com uma Parreño, 1995, 277-284), é bem demonstra- grande capacidade de conservação (e, por- tivo da importância económica da apicultura tanto, de armazenamento), o mel está pre- na Península naquelas épocas 19 (figuras sente na história da humanidade, pelo 16a, 16b) . São peças cilíndricas, entre 24 e menos, desde o Neolítico. Não é de estran- 29 cm de diâmetro e uma altura entre 53 e har, pois, que todos os povos do Mediterrâ- 58 cm, que se caracterizam por possuírem neo o tenham adoptado na sua dieta bordos muito diferenciados e uma superfície alimentar e integrado em mitos e crenças. interna propositadamente estriada para fa- cilitar a aderência dos favos (Bonet Rosado Nesta época de abundância, sem precedentes e Mata Parreño, 1995, 280). históricos, tendemos a esquecer o valor que certos produtos tinham na vida diária dos No artigo sobre os potes meleiros de Braga nossos antepassados. As oferendas de mel (Morais, 2006a, 149-161), demos a conhecer que os cretenses dedicavam aos seus deuses uma colmeia em cerâmica recolhida numa reflectem, à semelhança dos poemas homé- camada de derrube na insula das Carvalhei- ricos, a importância deste bem entre os ras, em Braga, e actualmente em depósito no povos do mediterrâneo. Com o mundo ro- Museu D. Diogo de Sousa (M.D.D.S., nº inv. mano, a comercialização do mel ultrapassou 2004-0200). Trata-se de uma peça cilíndrica, Figuras 16a, 16b. Colmeias em cerâmica da re- as fronteiras do mediterrâneo e passou a mas com menores dimensões do que os ou- gião de Valência da época ibérica (Bonet Rosado fazer parte fundamental da dieta das popula- tros exemplares ibéricos: com um diâmetro e Mata Parreño, 1997). ções do Império. Como vimos no Édito de XIV Congreso de ceramología 87

çava o seu prestígio político e social. Como ANTONIO AGUILERA (2004), Defrutum, sapa y sugerimos, a exportação de mel bético teria coroenum . Tres nombres y un producto: arrope, in também outros destinos, toda a região cos- “Culip VIII i les àmfores Haltern 70”. Monogra- teira atlântica e, em particular, o Noroeste fies del Casc 5 . Girona, pp. 120-132. Peninsular. O mesmo se poderá dizer da ARENA, M. S. (1969), “Su alcuni frammenti di possibilidade do mel ter sido exportado ceramica italo-megarese conservati nell'Antiqua- como sucedâneo de outros produtos, em rum di Ostia”, in RSL. 35, pp. 101-121. particular os vinhos adocicados. De modo complementar, encaramos ainda a possibili- ARNAUD, J. M., GAMITO, T. J. (1974-77), “Ce- dade da sua substituição por outros produtos râmicas estampilhadas da Idade do Ferro do Sul edulcorantes, caso do defrutum ou da sapa , de Portugal. I - Cabeça do Vaiamonte - Mon- transportados em ânforas Haltern 70 maio- forte”, in O Arqueólogo Português . Série III. 7-9. Lis- boa, pp. 165-202. ritárias nesta região. Mas, à semelhança de outros géneros alimentares, como o vinho e BARBERÀ, J. (1968), “Las necrópolis ibérica de o azeite, à medida que o processo de roma- Cabrera de Mar”, in Ampurias . 30, pp. 97-150. nização se estendia à escala global do Impé- rio, a produção de mel foi sendo BELTRÁN LLORIS, M. (2000), “ Mulsum betico. desenvolvida em contextos de autarcia. Este Nuevo contenido de las ánforas haltern 70”, in fenómeno foi, em parte, responsável por de- Actas do 3º Congresso de Arquelogia Peninsular terminadas especificidades, quer no tipo de (UTAD, Vila Real, Setembro de 1999): Arqueologia colmeias, quer no tipo de contentores adop- da Antiguidade na Península Ibérica . Porto, 6, p. 323- tados. Neste ponto, os estudos etnográficos 344, Lam. I-III. são importantes dado que permitem ilustrar BLANC, N.; NERCESSIAN, A. (1994), La cui- tradições que se mantiveram ao longo de mi- sine Romaine Antique . Éditions Glénat. Grenoble. lénios. É o caso do uso das colmeias em ce- râmica, ainda em uso em certas regiões do BONET ROSADO, H.; MATA PARREÑO, C. Mediterrâneo, e de alguns recipientes com (1995), “Testimonios de apicultura en epoca ibé- características específicas que parecem per- rica”, in Verdolay . Nº 7. Murcia, pp. 277-285. Figura 17. Colmeia em cerâmica de Bracara Au- petuar uma tradição peninsular ao armaze- gusta (Morais, 2006). nar este alimento delicioso elixir de saúde, BORTOLIN, R. (2008), Archeologia del miele, in remédio incomparável e insubstituível cujo Documenti di Archeologia . 45. SAP. Mantova. uso é indispensável àqueles que desejam ter Preços de Diocleciano, as autoridades roma- uma vida longa e sã, como afirmou Hipócra- BRONCATO, S.; BLÁNQUEZ, J. J. (1985), “El nas preocupavam-se em regular os preços do Amarejo (Bonete, Albacete)”, in Excavaciones Ar- tes há mais de vinte e cinco séculos. mel. O abastecimento da cidade de Roma e queológicas en España . 139. Madrid. de outras importantes cidades do Império deficitárias deste produto fazia-se essencial- CARRERAS MONFORT, C. (2000), “Economía BIBLIOGRAFÍA mente por via marítima. Tal circunstância de la Britannia romana: La Importción de Alimentos ”, exigiu um tráfego comercial considerável. A in Collecció Instrumenta 1 , Barcelona. ABELLÁN RUÍZ, E. (1995), Terra, Man e Lume . exportação do mel bético para Roma consti- Casa das Artes. Vigo. CHIC GARCÍA, G. (1997), “La miel y las bes- tui um dos exemplos mais notáveis da estra- tias”, in Habis . 28. Sevilha, pp. 153-166. tégia de abastecer a população urbana pobre: ALARCÃO, J. (1975), “La céramique commune a repartição de alimentos pelas autoridades, locale et régionale”, in Fouilles de Conimbriga . Dif- CRANE, E. (1999), The World History of Beekee- ou inclusivamente por cidadãos ricos, refor- fusion E. de Boccard, V. Paris. ping and Honey Hunting . Duckworth. 88 A rota atlântica do mel bético e os contextos de autarcia: vasa mellaria e colmeias em cerâmica - Rui Manuel Lopes Sousa Morais

DAMS, L. R. (1978), “Bees and Honey-Hunting FLETCHER, D. (1953), “Una nueva forma en la mana”, in Simpósio Internacional Produção e Comércio Scenes in the Mesolithic Rock Art of Eastern cerámica ibérica de San Miguel de Liria (Valèn- de Preparados Piscícolas durante a Proto-História e a ”, in Bee World . 59. 2, pp. 45-53. cia)”, in Zephyrus. IV. Valência, pp. 187-191. época Romana no Ocidente da Península Ibérica , Ho- menagem a Françoise Mayet, Setúbal Arqueológica DELGADO, M. (1996-97), “Potes meleiros de Bra- FORABOSCHI, D. (1990), “Dinamiche e con- 13 , Setúbal, pp. 295-312. cara Augusta ”, in Portugalia . Nova série, vols. XVII- traddizioni economiche alla fine della repubblica: XVIII. Instituto de Arqueologia. Porto, pp. 149-165. 3: il mondo delle merci: traffici mediterranei e MORAIS, R. (2007a), “ A via atlântica e o contri- mercati locali”, in Storia di Roma . Guilio Einaudi buto de Gádir nas campanhas romanas na fa- DIAZ ALVAREZ, P.; VAZQUEZ VAZQUEZ, Editore, 2*, pp. 815-821. chada noroeste da península”, in Humanitas , 58, M. (1988), Noticia preliminar del primer horno y alfar de Coimbra, pp. 99-132. anforas gallegas . San Martiño de Bueu. Pontevedra. GARCÍA CANO, C. (1995), “El departamento B de La Loma del Escorial (Los Nietos, Carta- MORAIS, R. (2007b), “Ânforas tipo urceus de ESTEBAN ORTEGA, J. (1993), “El Poblado y la gena)”, in Verdolay . Nº 7. Murcia, pp. 259-269. produção bética e produções regionais e locais do Necropolis de “La Coraja”, Aldeacentenera - Cá- NW peninsular”, in Actas del Congresso, Cetariae. ceres. In El Processo Historico de la Lusitania Orien- GARCÍA i ROSELLO, J. (1993), Turó dels dos Pins, Salgas y Salazones de Pescado en Occidente durante la tal en Epoca Prerromana y Romana”, in Quadernos necrópolis ibèrica . Ed. AUSA. Sabadell, pp. 186-189. Antigüedad (Cádiz, 7-9 de noviembre de 2005). B.AR ., Emeritenses . 7. Mérida, pp. 57-112. International Series 1686, Oxford, pp. 401-415. JONES, J. E.; GRAHAM, A. J.; SACKETT, H. ESTRABÃO (séc. I), Livro III da “Geografia” (1973), “An Attic Country House below the Cave MORAIS, R.; CARRERAS MONFORT, C. (trad. Francisco José Veloso e José Cardoso), in of Pan Vari”, in BSA . 63, pp. 355-443. (2004), Geografia del consum de les Haltern, in Colecção Amphitheatrum . IX. Centro de Estudos “Culip VIII i les àmfores Haltern 70”. Monogra- Humanísticos. Porto (1965). JUAN-TRESERRAS, J. ; CARLOS MATA- fies del Casc 5 . Girona, pp. 93-112. MALA, J. (2004), “Estudio de resinas y conteni- FABIÃO, C. (1998), O mundo indígena e a sua roma- dos de ánforas Haltern 70 de Culip VIII”. NOLLA, J. M. et al. (1986), “Les ceràmiques indí- nização na área céltica do território hoje português . Dis- Monografies del Casc 5 . Girona, pp. 165-166. genes fines del nord-est de Catalunya. Una forma sertação de Doutoramento em Arqueologia, nova de la ceràmica d'engalba blanca”, in Quaderns Lisboa: Faculdade de Letras de Lisboa. MACEDO, M. M.; FREITAS, M. G. (1988), del Centre d'Estudis Comarcal de Banyoles (Homenatge “Olaria de Felgar, Torre de Moncorvo. Catálogo”, al Dr. Josep Corominas). II, pp. 189-195. FERNANDES, I. C.; CARVALHO, A. R. (1995), in Colecções do Museu 1. Barcelos. “Cerâmicas Baixo-Medievais da Casa nº 4 da Rua PÉREZ BALLESTER, J.; RODRÍGUEZ TRA- do Castelo (Palmela)”, in Actas das 1ª Jornadas de MORA SERRANO, B. (2004), “Plomos moneti- VER, J. A. (2004), “El poblado ibérico del Alt del Cerâmica Medieval e Pós-Medieval (Tondela 28 a 31 formes y su relación com la producción y trans- Frare (La Font de la Figuera, València). El depar- de Outubro de 1992). Tondela, pp. 77-96. porte del aceite bético”, in “ Figlinae Baeticae . Talleres tamento 5”, in Saguntum . 36. Valência, pp. 97-110. alfareros y producciones cerámicas en la Bética ro- mana (ss. II a C. - VII)”, vol. 2, B.A.R., Internatio- FERNÁNDEZ URIEL, P. (1988), “Algunas ano- RIVET, L. (1982), “La céramique culinaire micacée de nal Series 1266, Oxford, pp. 527-536. taciones sobre la abeja y la miel en el mundo an- la région de Fréjus (Var)”, in RAN. 15, pp. 243-262. tiguo”, in Espacio, Tiempo y Forma , Serie II, Historia MORAIS, R. (2005), Autarcia e Comércio em Antigua I, pp. 185-208. RODRIGUES, M.; REBANDA, N. (1995), “Ce- Bracara Augusta. Contributo para o estudo eco- râmicas Medievais do Baldoeiro (Adeganha - nómico da cidade no período Alto-Imperial, Bra- Torre de Moncorvo)2, in Actas das 1ª Jornadas de FERNÁNDEZ URIEL, P. (1993), “La evolución cara Augusta, Escavações Arquológicas 2 , Cerâmica Medieval e Pós-Medieval (Tondela 28 a 31 mitológica de um mito: la abeja”, in J. Alvar, C. UAUM/Narq, Braga. Blanquez y C. Gonzalez (eds.), Formas de difusión de de Outubro de 1992). Tondela, pp. 51-66. las religiones antiguas. Madrid, pp. 133- 159. MORAIS, R. (2006a), “Potes meleiros e colmeias em cerâmica: uma tradição milenar”, in Saguntum , RÜTTNER, F. (1979), “Minoische und Altgrie- FERNÁNDEZ URIEL, P. (1994-95), “Nuevas 38, Valência, pp. 149-161. chische Imkertechnik auf Creta”, in Apimondia: aportaciones sobre la apicultura en la Hispania”, BienenMuseum und Geschichte der Bienenzucht . Interna- in Actas do II Congresso Peninsular de História Antiga. MORAIS, R. (2006b), “Consumo de preparados tionales symposium über Bienenwirtschaft (Frei- Coimbra, pp. 955-969. piscícolas em Bracara Augusta durante a época ro- burg, 16-18 August 1977). Bucarest, pp. 218-225. XIV Congreso de ceramología 89

VÁZQUEZ HOYS, A. M. (1991), “La miel, ali- 6 O mel foenicium também aí referido, de inferior qua- racterística em “cerâmica ibérica pintada” recol- mento de eternidad”, in Gerión. Anejos. 3. Ali- lidade, deveria corresponder a uma espécie de suce- hida em San Miguel de Liria (Valencia), sugere menta. Estudios en homenaje al Dr. Ponsich. dâneo licoroso à base de tâmaras fermentadas, que, à semelhança de exemplares ainda em uso Madrid, pp. 61-93. produto conhecido desde a época babilónica e nas regiões rurais valencianas, a existência de um ainda em uso nos países árabes (Bortolin, 2008, 35). ressalto muito saliente em forma de aba ou “pes- tana” poderia servir para ser preenchida com 7 Desta autora tomamos vários dos exemplos que água, com a finalidade de refrigerar o conteúdo NOTAS se seguem. ou, mais provavelmente, para evitar o alcance dos insectos. Mais tarde, S. Broncano e J. Blánquez 8 Tradução de F. José Veloso e José Cardoso. (1985, 273) referem que recipientes com estas ca- 1 O mel produzido pelas abelhas ( apis mellifera ) é racterísticas poderiam ter servido para conter lí- um produto natural muito enérgico, rico em pro- 9 Estas fichas ilustram várias actividades econó- quidos densos como o azeite ou mel que se teínas e dotado de propriedades antibacterianas, micas como, por exemplo, a recolecção da azei- arriscavam a escorrer pela boca: neste caso o res- dada a presença de ácidos orgânicos enriquecidos tona e de cereais e o seu transporte a partir dos salto muito saliente teria como fim recolher o que por substâncias aromáticas, enzimas, sais minerais centros de produção até aos locais de envase e de se escapasse e assim evitar que se derramasse e vitaminas. A referência ao mel como anti-sép- armazenamento, para posterior comercialização pelas suas paredes. Segundo o oleiro de Rivera tico já se encontra documentado nas fontes anti- (Mora Serrano, 2004, 533). Sacra (Gundivós), Tomás López González, os gas (cfr. Lucrécio, II, 886; Columella, RR , XII, 45; potes meleiros de “Verão” têm aba ou “pestana”, Plínio, N. H. , XXIII, 108; Phorph., De antro nymph , 10 Sobre estas questões consultar Antonio Agui- os de “Inverno” não necessitam deste elemento, 15; apud Vázquez Hoys, 1991, 67, nota 14). lera, 2004b, 120-132. pois não há o perigo da intrusão dos insectos. 2 Sobre a importância do mel e das abelhas no 15 Fora da Península, exemplares com estas ca- mundo antigo, nas civilizações pristinas do 11 Cálculo quantitativo das densidades de ânforas racterísticas apenas estão documentados em Itá- Egipto e da Mesopotâmia, e Antiguidade Clás- dividas por extensão da área escavada. Para uma lia e na Gália: o exemplar itálico, actualmente no sica, consulte-se Pilar Fernández Uriel (1988, 185- discussão sobre a idoneidade deste método con- Antiquarium de Óstia, é integrável nas produções 208; 1993, 133-159; 1994-95: 955-969). sultar Carreras Monfort (2000a, 45-62). italo-megarenses datadas de 150 a 25 a C. e su- postamente fabricado numa das oficinas de Popi- 3 O mel, omnipresente na cozinha, era usado 12 Ainda que sem uma relação directa, não deixa lius ou Lapius (Arena, 1969, 101-121, fig. 14); o para conservar fruta e outras substâncias orgâni- de ser curioso o facto de o defrutum ser usado na exemplar gálico, proveniente da região de Fréjus cas e como alimento de eleição dos neonatos, de- captura de enxames (Columela, RR ., IX, 8.9.7 e (Var, Provença), possui um fabrico comum às ce- pois do leite materno. O mel era ainda necessário Paladio, V, 7.3) e na alimentação das colmeias no râmicas de uso culinário, datadas nesta região de para uma quantidade de utilizações, tais como o Inverno (Varrão, RR ., III, 16.28.11; Columela, 40 a 100 (Rivet, 1982, 243-262). uso em perfumes, unguentos e óleos aromáticos, RR ., IX, 14.15.9; Plínio, N.H ., XXI, 82.3) ou na farmacopeia, nos sacrifícios aos deuses (Blanc quando as abelhas estavam doentes (Virgílio, 16 Problemática e distribuição em García Cano, e Nercessian, 1994, 28-33) e no embalsamamento Georg . IV, 276-270; Columela, RR ., IX, 13.7.7) 1995, 262-265. dos corpos (Vázquez Hoys, 1991, 68, nota 18). (apud Antonio Aguilera, 2004b, 119; 131). A abundância deste produto na Bética foi certa- 17 Não deixa de ser interessante o facto de ser mente importante para o desenvolvimento das 4 Para além da literatura técnica, deve igualmente possível identificar o tipo de colmeias usadas a actividades relacionadas com a apicultura. assinalar-se a importância de alguns papiros mais partir da representação iconográfica de favos, na antigos datados da época helenística, importan- medida em que a sua forma é condicionada pelo 13 Os primeiros testemunhos arqueológicos de con- tes para reconstituir as dinâmicas relacionadas tipo de contentor que o acolhe. É por exemplo o tentores utilizados remontam ao Neolítico, em reci- com a venda e o comércio do mel a média e longa caso do famoso pendente em ouro (cerca de 1700 pientes documentados na zona da Europa Central e distância, pelo menos no que respeita à parte a. C.), proveniente do palácio de Malia, em Creta, na Grécia, e à Idade do Bronze, especialmente no oriental do mediterrâneo (Bortolin, 2008, 13). que representa duas abelhas afrontadas que segu- âmbito minóico e micénico (Bortolin, 2008, 105). ram com as suas patas um favo de mel (Rüttner, 5 Através do confronto com a apicultura mo- 1979, 219; Bortolin, 2008, 69). derna poderá depreender-se que uma só colónia 14 Na actualidade, a primeira referência a este de- de abelhas, em boas condições, poderia produzir talhe é-nos dada por D. Fletcher (1953, 191) 18 Segundo Bonet Rosado e Mata Parreño (1995, cerca de cem litros de mel (uns 140 kg). quando, a propósito de uma forma com esta ca- 282 e fig. 2) teriam sido catalogados, até à data, 90 A rota atlântica do mel bético e os contextos de autarcia: vasa mellaria e colmeias em cerâmica - Rui Manuel Lopes Sousa Morais

78 sítios com colmeias em cerâmica, a maioria sistema ainda em uso por algumas tribos em haverá muitos outros por identificar nesta cidade e dos quais em Camp de Túria, Los Serranos e Alto África e no Nepal (Bortolin, 2008, 58-59). Trata- em muitos outros sítios da Península. Para isso será se de uma actividade predatória que frequente- necessário reavaliar os materiais tradicionalmente 19 Conhecidas são as pinturas rupestres da Gruta mente destruiria o enxame. classificados como tubos de cerâmica para canali- del Ragno e Castellón, ambas no território Valen- zações e verificar se possuem o característico es- ciano, que testemunham a recolha do mel em es- 20 A identificação deste exemplar - que se pensava triado interno, como referimos, comum nas tado selvagem (Dams, 1978; Crane, 1999), tratar-se de uma canalização - leva-nos a crer que colmeias em cerâmica (Morais, 2006a, 157). XIV CONGRESO DE CERAMOLOGÍA. TERCERA COMUNICACIÓN

CERÁMICA CELTA - P UENTECESURES LA UNIVERSIDAD PLÁSTICA DE GALICIA

Mª Josefa Diéguez Montes

XIV Congreso de ceramología 93

PONTECESURES desembarcan en Pontecesures (el Del Riego, Castelao, etc. y que se caracteriza último puerto fluvial navegable por un fuerte sentimiento de reconstrucción Ayuntamiento de la provincia de Ponteve- del Ulla), camino de Santiago. de la identidad nacional (Galicia), basada en dra. En 1881 Alfonso XII le otorga el título 3.4.2. El Camino Portugués. la lengua propia, la tradición oral, las cos- de villa llamándose “Villa de San Luis de Ce- tumbres y el territorio, que más tarde se ex- sures” y en 1925 se constituye autónomo, 4. Actividad económica: tendería a la diáspora. Aparece la revista Nós por segregación del de Valga llamándose en- El profesor Arias, de la Universidad de San- (1920), La Cerámica Artística Gallega (1923) tonces PUENTECESURES y en la actuali- tiago de Compostela (USC), lo define como o el Seminario de Estudios Gallegos (1923), dad PONTECESURES . un “Polígono autónomo”. En el se concen- hasta culminar con el Estatuto de Autono- tra desde su segregación de Valga, que era mía el 28 de Junio de 1936, que por cuestio- Su extensión es de 6,2 Km 2, esta formado por eminentemente agrícola y forestal, la activi- nes obvias no se llegó a aprobar. una sola parroquia y trece núcleos urbanos. dad económica de la industria transforma- dora de leche (Nestlé), la maderera, el En todo este contexto (muy brevemente de- comercio (productos “coloniales” que llega- finido con trazos gruesos) nos encontramos DATOS A TENER EN CUENTA ban por el río desde el puerto de Villagar- con la figura de Ramón Diéguez Carlés, (San cía), pesca (lamprea, sollas...), realizada por Luís de Cesures 1898 - Pontecesures 1968). 1. Población: valeiros (marineros de río) y distribuída por Cursa Bachillerato en los Jesuítas de La Guar- Año 1920: 2.387 las patifas (pescantinas) del Ullán, pequeños dia, Química y Farmacia en Santiago de Año 2009: 3.050 talleres profesionales (cerería, prefabricados Compostela, y posteriormente se traslada a 1.1. Mayor tasa de natalidad de Galicia. de cemento, etc.), y las Caleras del Ulla. Madrid a estudiar cerámica con el político y 1.2. 135% de universitarios sobre la media catedrático Prof., Casares Gil, por un período gallega Lo que no existe, en aquel momento, es una no bien determinado de entre 3-4 años. Antes tradición importante de trabajo cerámico, de volver a Galicia, realiza un viaje por el Le- 2. Situación geográfica: hasta que por una serie de acontecimientos vante español para conocer las industrias ce- Esta situado en el norte de la provincia de arranca la Cerámica Artística Gallega , fundada rámicas de amplia tradición en esta zona. Pontevedra, en el ecuador del eje atlántico y por D. Eugenio Escuredo Lastra en 1923 y en el fondo de saco de la ría de Arousa, la auténtico germen de lo que muy poco des- En 1923 y ya de vuelta en Pontecesures monta mas importante de Galicia, bañado por el río pués sería la Cerámica Celta de Puentecesures de “Caleras del Ulla” en unos terrenos del ba- Ulla que en este municipio forma frontera Ramón Diéguez Carlés, que no tiene nada rrio de Porto, que con el paso del tiempo natural con la provincia de A Coruña. que ver, a pesar del nombre, con la cerámica pasarían a ser conocidos como “La Calera” Castrexa (piezas de cerámica encontradas en y actualmente da nombre a la calle donde 3. Comunicaciones: los Castros, poblados Celtas, antiguos mo- continuan funcionando las instalaciones de Esta atravesado por: radores de estas tierras). esta cerámica. 3.1. La primera línea de ferrocarril tra- zada en Galicia por el Sr.Jhon Tru- 5. Contexto histórico-etnográfico: En 1925 y animado por su amigo, gran cola- lock, (abuelo de C.J. Cela), que A toda esta actividad económica hay que borador y artista D. Víctor García, médico del cubría el trayecto Santiago de Com- añadir un grupo humano gran dinamizador pueblo y posterior artífice del paso de mu- postela- Carril. intelectual, social y político. chos de los bocetos a piezas de bulto redondo , 3.2. Por la carretera N-550. se hace cargo de la “Artística” de Escuredo, 3.3. Por la autopista AP-6. Las primeras décadas del s. XX son de un (que abandona la cerámica para dedicarse a la 3.4. En él confluyen dos rutas Xacobeas : fuerte compromiso político-cultural contex- importación de maderas tropicales de Gui- 3.4.1. Ruta Xacobea del mar de Arousa tualizado en el Noucentismo folclorista an- nea), pasando a llamarse, siguiendo el espíritu y Ulla, en la que los peregrinos tropológico, con figuras como Otero Pedrayo, de la época “Cerámica Celta de Pontecesu- 94 Cerámica Celta - Puentecesures. La Universidad plástica de Galicia - Mª Josefa Diéguez Montes

res” a la que con el tiempo Borobó (escri- 3. Técnica del vidriado: se convertirá en 1.3. El vidriado: Esta técnica revestía tor y jornalista gallego), llegó a denominar su principal característica técnica, lle- mucha dificultad: La Universidad Plástica de Galicia , que da tí- gando a ser su seña de identidad, aun- 1.3.2. Por que se tenía que conseguir tulo a este trabajo, por la importancia de que había división de opiniones a cerca una pasta de recubrimiento sus colaboradores y diseñadores, la ri- de este tipo de acabado: unos defendían uniforme, que sometida al queza y variabilidad de sus modelos y la la ortodoxia de la cerámica tradicional, horno, diera un vidrio fino, divulgación de nuestra cultura por todo el que Castelao denominaba cerámica chei- uniforme y brillante. Se recu- mundo a través de los Centros Gallegos renta , y otros se apuntaban a la novedosa rre a los desechos de una fá- de la diáspora. técnica del vidriado . brica de bombillas ubicada en Padrón Lámparas Iria . Para X. Guitián, estudioso de esta cerámica 1.3.3. Por el control de la tempera- y autor de dos libros sobre ella: CARACTERÍSTICAS DE LA tura del horno en la 2ª cocción “La Cerámica Celta es la expresión en el y en el enfriado de las piezas. CERÁMICA CELTA DE PONTECESURES área de las artes industriales o aplicadas de los movimientos artísticos de su tiempo. 1. MATERIALES 2. IDENTIFICACIÓN DE TODAS La traducción del arte galleguista al len- 1.1. La pasta: se empieza a investigar con LAS PIEZAS guaje de la cerámica.” diferentes pastas hasta conseguir la Las piezas se identifican con un logotipo en que reúne las condiciones idóneas de forma de cuño romboidal con la leyenda elasticidad para el vidriado posterior. “Cerámica Celta – Puentecesures” en su in- PERÍODOS DE LA CERÁMICA CELTA Se trabaja desde el principio y hasta terior, y que se marca en la pieza en barro la actualidad con una pasta base de crudo de manera que en el acabado final 1ª ETAPA (1925 - 1936) quede bajo cubierta, haciéndose de esta ma- 1. Nacimiento barro blanco para colada. 1.2. Los colores: Se caracteriza por su nera indeleble. Existen tres variantes del 2. Desarrollo cuño, todas ellas con la misma validez. 3. Inicio de la expansión internacional policromía, con una paleta de colores actual de alrededor de 100 tonos, (Foto nº 1) 2ª ETAPA (1939 - 1985) siendo el verde (esmeralda fuerte) y 1. Desarrollo de la expansión amarillo (pajizo fuerte), “de la Celta” , 3. DECORACIÓN DEL MANTEO 2. Declive como se identifican y por los que es Es una abstracción de los motivos decorati- identificada. vos del manteo o mantón del traje antiguo fe- 3ª ETAPA (1986 - Actualidad) 1. Recuperación 2. Divulgación cultural

COMIENZOS

1. Se monta el primer torno de alfarero de la zona, para la realización de piezas de re- volución (tazas, platos), por el procedi- miento del torneado. 2. Experimentan con la arcilla para conse- guir una pasta más fina, uniforme y plás- tica que la de la Artística . Foto 1 XIV Congreso de ceramología 95

Manteo 1

Manteo 2

Manteo 3

Foto 2. Decoraciones características de la Cerá- Foto 3 Foto 4. O Tesouro. Autor: F. Asorey mica Celta menino gallego, compuesta por elementos 4.2. Daniel A. Rodríguez Castelao geométricos y florales esquematizados. 1886-1950 Escritor, pintor, politico, médico, Se realizan diversos modelos en colores hombre polifacético, colaboró activa- vivos, sobre todo en azules, amarillos y ver- mente en la cerámica, modelando, di- des, con las figuras geométricas en negro o señando e implicandose directamente marrón y sirviendo de soporte muchos tipos en el proceso de las piezas. A el debe- de piezas: jarrones, jarras, vasos, tazas, con- mos: O Cabrito, Cruceiros, Muller con chas grandes, ceniceros, potes, etc. sella (Foto nº 5) , Candeeiros, Nena con Su autoría se atribuye a Castelao y su reali- Mazás,Galgos, Paxaros, etc. zación en cerámica a Fabeiro, posiblemente 4.3. José María Acuña 1902-1991 Discípulo de F. Asorey, escultor en el mejor decorador de la “Celta” en sus dos Foto 5. Muller con sella. primeras etapas. piedra y bronce, las piezas de su auto- Diseño: Daniel A. R. Castelao ría pertenecen a la línea costumbrista, La decoración del manteo es un elemento tan como: Cruceiro con gaiteiros y pandereteiras característico de la cerámica Celta de Pon- (Foto nº 6) , Nai, Parolando, Bico (Foto tecesures que identifica de forma inconfun- nº 7) , Noticias, Irmans, etc. dible sus piezas. (Foto nº 2) (Foto nº 3) 4.4. Carlos Maside 1897-1958 Pintor nacido en Pontecesures, de sus 4. AUTORES Y DISEÑADORES lienzos se pasaron a barro obras 4.1. Francisco Asorey 1889-1961 como: Lavandeira, Leiteira (Foto nº 8) , Este gran artista gallego, escultor en Segadora, y varios motivos decorativos. piedra y madera, hizo posible, al con- 4.5. Santiago Bonome 1901-1980 sentir pasar a barro sus obras, la reali- Escultor compostelano exiliado. Realizó zación de algunas de las piezas mas uno de los diseños mas emblemático de emblemáticas de La Celta. Suyas son esta cerámica: el Valle-Inclán (Foto nº 9) entre otras: Pórtico de la Gloria, Apóstol 4.6. Carlos Sobrino 1885-1978 ecuestre, O Tesouro (Foto nº 4) , Canónigos, Pintor, acuarelista gallego de referen- Foto 6. Cruceiro con pandereteiras. Apostol con beatas, Naiciña, Castelao, etc. cia del siglo XX. De su obra se pasó Diseño: Xosé Mª Acuña 96 Cerámica Celta - Puentecesures. La Universidad plástica de Galicia - Mª Josefa Diéguez Montes

a barro: Cruceiro con nena rezando (Foto 6.5. El mar: Peces, estrellas de mar, caba- nº 10) , De misa, etc. llitos de mar, conchas, caracolas, etc. 4.7. Manuel Torres 1901-1995 6.6. Piezas religiosas: Vírgenes, cristos, San Pintor. Sus colaboraciones son funda- franciscos, cruceiros, curas, pilas, etc. mentalmente en piezas relacionadas 6.7. Xacobeo: Apóstol Santiago en varias con el mar, como son: Mariñeiros con rede formas, Pórtico de la Gloria (Foto nº (Foto nº 11) , Mariñeiros apoialibros, etc. 12) , Maestro Mateo, Virgen Peregrina, Botafumeiro, Puerta Santa, etc. 5. ARTESANOS, DECORADORES Y 6.8. Menaje y adornos: Candeleros, jue- TORNEROS gos de chocolate, juegos de vino, Francisco Ferro (moldes), Hipólito Castaño “cuncas”, jarrones, floreros, cenice- (torno), Devantier, Pepe Llerena, Arturo Ja- ros, cuencos, potes, etc.... mardo, Antonio Fabeiro, “Pintacristos”, “Pe- teiro”, Teresa Gonzalez, Concha Vazquez 3ª ETAPA (1985 - A CTUALIDAD ) Foto 7. O bico pequeño. Diseño: Xosé Mª Acuña (decoradores), Rafael Ochoa, y un largo etc. En 1986, la 3ª generación de la familia Dié- 6. TIPO DE PIEZAS guez toma el relevo, y para diferenciarla de 6.1. Costumbristas: Da feira, Da Festa, las etapas anteriores se le añade al nombre Parolando, O Bico, Noticias, Vella con bu- inicial el topónimo de “La Calera”. ceiro, mendigo, etc. Fue D. Anselmo López Morais, estudioso y 6.2. Oficios: Labrego, Lavandeira, Berberi- coleccionista de esta cerámica, quien deno- cheiro, Mariñeiros, Pescantina del Ullán, minó al período actual: lechera, etc. 6.3. Personajes: Castelao, Valle-Inclán, La 3ª Etapa de la Cerámica Celta Ramonciño , Rosalia de Castro, etc. La Calera - Pontecesures 6.4. Animales: Pájaros, lagartos, mariposas, Se acomete la restauración de las antiguas perros, carneros, vacas, caracoles, etc. instalaciones, adecuándolas al funciona- Foto 8 miento actual y al desarrollo comercial.

Se adaptan las antiguas paletas de colores, que se encontraban en medidas como: cu- charadas, cucharillas, tazas, pizcas, etc. a me- didas estándar, hasta conseguir los mismos acabados y que a la vez tengan los mismos coeficientes de dilatación que las pastas y las cubiertas usadas en la actualidad.

Se realizan labores de restauración, conser- vación y catalogación de los moldes antiguos, mas de 600, de entre 1931 hasta la actualidad.

Foto 9. Valle Inclán. Foto 10. Nena rezando. Se pasan todos los modelos antiguos, que Diseño: Santiago Bonome Diseño: Carlos Sobrino eran de escayola, a silicona, para su mejor XIV Congreso de ceramología 97

conservación y se realizan los nuevos mo- BIBLIOGRAFÍA delos ya directamente en este material por sus características de perdurabilidad. GUITIAN, X. (2007): Castelao e a cerámica. Fundación Castelao. Identificación y catalogación de piezas anti- guas, bocetos, documentos, testimonios, etc. GARCÍA DOMÍNGUEZ, M. (BOROBÓ) (2003): y su seguimiento a través de la presencia de Tropiezos con el maestro Asorey. Litoral das piezas de “La Celta” en los centros gallegos Rias s.l. de la diáspora y en colecciones particulares. GARCÍA DOMÍNGUEZ, M (BOROBÓ) (2003): O Cesures de D. Victor. Diputación de La presentación de las piezas actuales es rea- Foto 11. Mariñeiros con rede. Autor: M. Torres Pontevedra. 1ª edición. lizada por medio de instituciones ( Xunta de Galicia, Diputaciones, Concellos, etc.), GUITIAN, X. (1999): A Cerámica Celta e o seu Ateneos, Aulas de Cultura, Fundaciones, o tempo. Edicions do Castro actos culturales. PIÑEIRO ARES.J. (1978): Cerámica de Ponte- Colaboramos con artistas, diseñadores y ar- cesures. Ediciones del Castro tesanos contemporáneos siguiendo la misma PIÑEIRO ARES,J. (1972): Historia de Puentece- filosofía de sus comienzos. sures. Edición del autor

Contamos además con la Fundación R. Dié- ARIAS VEIGA, P. (1990): Las trescientas trece guez-Cerámica Celta que tiene como uno de galicias. E.A.S., s.l. sus objetivos fundamentales preservar y dar a conocer todo el legado cultural de la Ce- FUNDACIÓN R. DIEGUEZ- CERÁMICA rámica Celta – La Calera de Pontecesures y CELTA. Archivos y catálogos cuyo patronato esta compuesto por los he- AGUIRRE, A: Un siglo de la Antropología rederos y/o descendientes, de la practica to- española. talidad de los artistas que colaboraron en el inicio y desarrollo de esta cerámica. ONEGA, F: Artículos periodísticos. Foto 12

XIV CONGRESO DE CERAMOLOGÍA. CUARTA COMUNICACIÓN

LA GESTIÓN DE LOS MATERIALES CERÁMICOS EN LAS INTERVENCIONES ARQUEOLÓGICAS DE URGENCIA

Purificación Soto Arias y Mónica Montero Borrazás

XIV Congreso de ceramología 101

Con esta comunicación, y en el marco de un cerámicos pertenecientes a épocas y zonas congreso de ceramología, en el que se han dispares, cuando el trabajo del profesional se tratado y van a tratar distintos aspectos rela- hace cada vez más complicado. Hay que en- cionados con la cerámica, nuestra intención tender que en un mismo solar pueden apa- es la de hacer una llamada de atención. recer restos desde la Prehistoria hasta la actualidad y a pesar de la gran cantidad de es- No cabe duda que en arqueología, la cerá- tudios existentes es paradójico que siendo en mica reviste una gran importancia, tanto las épocas más recientes cuando contamos porque desde su aparición en el Neolítico con mayor datos históricos escritos a la par está casi siempre presente en la secuencia que la variedad de materiales cerámicos se ha estratigráfica como por la gran cantidad incrementado (en utilidades, formas, acaba- de información que aporta al conoci- dos, técnicas...) no ocurra lo mismo con los Asas y cuerpos miento de un yacimiento, gracias en parte estudios de estos restos...o bien no existen o a su resistencia ante los factores de altera- bien son claramente insuficientes, y es en este formación sesgada del yacimiento. La falta de ción, lo que no sucede generalmente con sentido en el que queremos llamar la aten- estudios tipológicos, que pueden ser comple- otros materiales como los de origen orgá- ción, aspecto que ya ha sido puesto de ma- tados o modificados si así lo requiere el nico o los metales. nifiesto en otras ocasiones, al menos para lo avance de la información, pero que de mo- que respecta al NW peninsular. mento no existen, ello dificulta la actividad La cerámica de las diferentes culturas, por lo profesional cotidiana de los arqueólogos, con anteriormente expuesto ha sido, en general, Esta ausencia de estudios podría dar la sensa- el resultado de memorias muy desiguales y bien estudiada, datada y clasificada. Gracias ción de que para la Arqueología gallega, en con vacíos importantes en cuanto a la identi- a las investigaciones hemos ido adquiriendo particular, todo aquello que no sea anterior a la ficación de los restos y por tanto, incluso, en conocimientos en cuanto a su proceso de Edad Media, no merece el interés suficiente las conclusiones. Verdad es que se trata de un elaboración, a la vez que nos aproximan a la para la investigación. Quizás la existencia de trabajo tedioso, pero no debemos olvidar que vida cotidiana, e incluso se pueden estudiar documentación escrita sobre estas siglos (aún son el punto de partida para la realización de los movimientos de exportación-importa- siendo un lapso de tiempo extenso e intenso otro tipo de investigaciones. ción, de manera que puede trazarse la tra- en cambios), parezca suficiente para el cono- yectoria de esas producciones cerámicas con cimiento de esas sociedades, y esto no es así, al La documentación histórica nos indica que gran exactitud. menos si nos queremos acercar con una visión desde los comienzos de la Edad Moderna pa- más próxima y cotidiana. Es cierto, que deter- rece que se da un refinamiento en los hábi- Unos restos cerámicos que se convierten en minadas zonas de la Península cuentan con tos de la población en general, la vajilla de la arqueología en auténticos “fósiles directores” una nutrida información al respecto, gracias al mesa -por ejemplo- se diversifica, e indivi- de tal forma que su aparición en un deter- éxito de sus alfares o a su larga tradición y así dualiza; este refinamiento se aprecia en la minado nivel de excavación permite, en se manifiesta a través de la investigación. adopción de nuevos hábitos referentes a la hi- principio y de manera casi inmediata, su da- giene personal, avanzada la Edad Moderna el tación, sobre todo y evidentemente porque Muchas de esas producciones llegaron con bacín por ejemplo será una de las piezas más las producciones cerámicas han variado y distinta intensidad al NW, al tiempo que lo representativa de las nuevas costumbres, una evolucionado a lo largo de los siglos. han hecho, piezas de la Europa del Norte. pieza cada vez más conocida, al menos en lo Todas ellas pueden ser identificadas, con que respecta al Levante y Sur de España, o en Con la intensificación de las intervenciones menor o mayor dificultad, pero paralelamente Ourense donde se ha comenzado a prestarle en Arqueología Urbana (a menudo de ur- nos encontramos con otros restos cuya ads- atención. A Coruña seguramente se hizo eco gencia) es a la hora de gestionar un gran nú- cripción cronológica, tipológica y geográfica de esas nuevas modas, siendo como fue, el mero de fragmentos de distintos tipos no es aún posible, y esto da lugar a una in- puerto más importante del NW. 102 La gestión de los materiales cerámicos en las intervenciones arqueológicas de urgencia - Purificación Soto Arias y Mónica Montero Borrazás

Por otro lado hemos visto como a veces los la calle Príncipe nº 6-8, en el transcurso del En esta intervención para evitar los proble- tipos se encuadran en cronologías bastante año 2002. Fruto de unos sondeos valorati- mas apuntados (sesgar la información y posi- extensas, con intervalos de dos o incluso tres vos anteriores (del año 2000) se pudo deter- bilitar la recuperación de objetos completos) siglos, sobre todo por lo que respecta a las minar que el muro de cierre que desde decidimos que sería más positivo que la re- producciones de la alfarería popular, perío- Capitanía llega al jardín de San Carlos, era cuperación fuese lo más exhaustiva posible, dos quizás demasiado extensos, aún siendo en realidad una parte importante de la mu- pero, hay que señalar que contábamos con la sociedad rural gallega del Antiguo Régi- ralla que en época medieval cercaba la ciu- un espacio lo suficientemente amplio con un men poco permeable a los cambios ¿suce- dad, lo cual daba especial relevancia a la mínimo de dotación (agua, luz artificial, dería lo mismo con su alfarería? De existir actuación. En estos dos solares en sus casi mesas...) y sobre todo por la presencia de variaciones, estas debieran poder ser reco- 321m 2, se documentó una amplia secuencia una restauradora dedicada exclusivamente a nocibles en la secuencia estratigráfica. estratigráfica que aunque muy alterada y en tal fin, lavando, registrando y siglando e in- la que predominan los niveles de relleno re- cluso aplicando intervenciones de conserva- El principal problema para recuperar la lacionados con el abandono de la muralla, ción de urgencia. Pero esto no es lo habitual, mayor cantidad de datos estriba en que la ar- se da una gran concentración o sucesión de ya sea porque las dimensiones de los solares queología urbana, con la celeridad que im- estructuras arquitectónicas así como nume- hace imposible acondicionar una zona a tal primen las intervenciones de urgencia se ve rosos restos muebles, de los cuales los cerá- fin, o porque la brevedad de la actuación tam- abocada a realizar una selección de los res- micos son los más abundantes. poco lo facilita, si por esto fuese poco, la ges- tos, normalmente atendiendo a su aspecto tión de los materiales recuperados y del resto formal (pastas y acabados) pero si tenemos Quizás la parte más visible de la excavación de información a la hora de realizar las me- en cuenta que la mayor parte de los objetos es la que puso de manifiesto un amplio y morias no facilita de ninguna manera que se cerámicos aparecen fragmentados ya sea in complejo tramo de muralla que se comple- recoja todo, por no hablar de los presupues- situ o en deposición secundaria (desechos) taba con un postigo o puerta rematada en tos. Finalmente y no menos importante en lo bien podría suceder que se eliminasen frag- arco. Por otro lado hay que señalar que es- que respecta a la realización de selecciones mentos que pudiesen representar a tipos dis- tamos en la zona “noble” de la ciudad Alta, de los materiales es la capacidad de almace- tintos a los registrados, al tiempo que será y el palacete urbano de Príncipe 10 así lo naje con la que se puede contar tanto en la imposible en un futuro completar o restau- atestigua, tanto como restos de columnas fase de estudio como en el depósito final: el rar los objetos. documentados que debieron pertenecer a museo, una desventaja que se ha hecho nota- edificaciones nobles desaparecidas. ¿Nos in- ble desde que la arqueología urbana es una En este sentido traemos a colación la exca- dicará este carácter nobiliario los restos ce- práctica casi cotidiana y que genera grandísi- vación que se llevó a cabo en A Coruña en rámicos?, entendemos que sí. mas cantidades de materiales. XIV Congreso de ceramología 103

Fondos de plato Grandes vasijas Plato nº1 anverso

Gracias a esto en Príncipe hemos podido re- Y un amplio elenco de cerámica moderna Por último y asociado a niveles de ocupación cuperar un repertorio bastante amplio de ce- que comprende “groso modo” desde la Baja contemporáneos (siglo XVIII hasta la actuali- rámicas, aún en fase de estudio, ¿nos están Edad Media hasta prácticamente nuestros dad) otro grupo bien nutrido es el representado respondiendo a la pregunta que dejábamos días. En este último grupo es donde los ar- por la cerámica común vidriada, tipo Buño. En expresada de forma positiva? Vemos que queólogos del noroeste encuentran mayor este repertorio pueden estar presentes formas junto a materiales cerámicos de lujo, apare- dificultad para clasificar los ejemplares, tanto arcaicas de la alfarería tradicional. cen numerosos ejemplares de la alfarería po- más cuanto que solo contamos con frag- pular que se suele asociar a una función mentos y en raras ocasiones con piezas de No queremos entrar aquí en la discusión de doméstica, de uso cotidiano y de cocina. morfología completa, lo que dificulta mu- las cronologías, sino en la necesidad de po- chísimo la sistematización. Se trata de pie- seer corpus de producciones cerámicas, de Un repertorio cerámico que comprende zas de cerámica fina o más o menos fina, consulta, (al modo de portugueses y france- desde la cerámicas romanas y de tradición esmaltada y pintada, normalmente perte- ses (folies....) de aquellos talleres peninsula- indígena castreña, que son las que, como co- nece a vajilla de importación de talleres co- res con producciones bien identificadas. mentábamos, estudia la arqueología con- nocidos y están especialmente representados vencional/tradicional; cerámica común los platos y las fuentes: Talavera, Manises o Otro punto de interés del que quisiéramos medieval, representada mayoritariamente Sevilla y todos los alfares de imitación, ma- dejar constancia se refiere a la conservación. por las ollas globulares de borde exvasado, yoritariamente asturianos para el noroeste. La aplicación de tratamientos de conserva- cuello poco desarrollado y acabado basto o Junto con estas lozas, aparece en el ajuar la ción y restauración destinados a preservar el grosero; el labio exvasado y volteado suele correspondiente cerámica común o de co- objeto, o en su caso la ausencia de trata- tener terminación en bisel con moldura su- cina, mucho peor estudiada y que perma- mientos, quizás porque los recursos a tal fin perior para recibir una tapa; jarras trilobula- nece bastante invariable en el tiempo, desde (tanto económicos como de tiempo) son das con asa ancha con decoración ungulada, el siglo XIV hasta el XVII e inicios del destinados a otras piezas de "mayor interés" muy tosca y alguna vasija vidriada de proce- XVIII: ollas globulares exvasadas grises de (lo que suele significar: antigüedad) y esto dencia discutida y dispar (talleres nazaríes o sonido metálico, realizadas a torno rápido, cuando existen realmente recursos, cosa que importaciones de las Islas Británicas, según de pastas depuradas y acabados exteriores en la arqueología de urgencia es muy difícil autores): se trata de piezas de cerámica fina, con retícula bruñida, cuya evolución viene de conseguir, matizando que la mayor parte depurada y muy blanca, con acabado vi- marcada por el desarrollo y refinamiento del de las veces obedece más a una falta de co- driado al exterior verde a verde claro con labio. Para este período conforma el reper- nocimientos mínimos para intervenir sobre moteados naranja. torio cerámico más abundante. las piezas que a falta de recursos (humanos). 104 La gestión de los materiales cerámicos en las intervenciones arqueológicas de urgencia - Purificación Soto Arias y Mónica Montero Borrazás

los restos que no se hayan desprendido, acla- ramos y si disponemos de espacio se trasva- san a la cubeta de desalación. Por supuesto siempre existen piezas que necesitan una in- tervención diferente.

La desalación es una operación por la cual se eliminan las sales solubles, para ello hay que introducir el objeto en agua desionizada durante el tiempo suficiente para que las sales pasen del objeto al agua, haciendo los cambios de agua necesarios hasta completar la operación. Para determinar la eliminación de cloruros podemos emplear los papeles tornasol, lo ideal es que dispongamos de un conductivímetro...si no tuviésemos los re- cursos para realizarla se pasan los restos a la zona de secado o se introducen en las bolsas para ser transportadas al lugar de estudio, como están húmedos prestaremos atención a que no se produzcan fricciones entre ellos.

El secado , en un lugar ventilado, podremos Vidriadas medievales ayudarnos de estufas para mantener el am- biente cálido, y debe ser totalmente completado En general la intervención sobre los mate- desionizada , lo cual no supone una dife- pues si introducimos una pieza en un lugar ce- riales cerámicos podría resumirse en el si- rencia sustancial en los presupuestos, y real- rrado con restos de humedad pueden salir guiente esquema: mente debiera ser -incluso- de uso obligado. mohos, además haría la pieza más vulnerable. • la limpieza • la desalación La limpieza es la única forma de ver todas las La fijación , es un proceso más complejo, • el secado características del objeto, pero si una buena los productos que se usan deben ser rever- • la fijación/engasados limpieza ayuda a conservar, una mala puede sibles como el Paraloid B-72, una resina acrí- • la consolidación suponer la destrucción de información. lica que también debiera formar parte del • la adhesión equipo de campaña de la arqueología, sirve • las reintegraciones En el yacimiento recomendamos pasar di- para llevar a cabo distintos tratamientos, va- • el siglado rectamente al lavado , siempre cuando sea riando la concentración y el disolvente. Las • el embalaje una intervención de urgencia. Hemos cons- fijaciones pueden ser intervenciones intere- tatado que introducir los objetos en un con- santes, pues evitan males mayores, y no De todas ellas las cuatro primeras y la pe- tenedor con agua, con unas gotas de un jabón siempre necesitan una gran formación. núltima pueden ser aplicadas sin mayores neutro , ya sea por unidades estratigráficas, problemas, pues los recursos necesarios no número de bolsa etc., nos facilita el lavado, La consolidación , es una intervención que van a diferir con las intervenciones habitua- y no supone para las piezas ningún pro- cambia sustancialmente el objeto, y su apli- les, la única diferencia será el uso de agua blema, al final con una brocha eliminamos cación debiera ser sopesada con mucho cui- XIV Congreso de ceramología 105

dado, nunca será una acción indiscriminada. ficie, una vez seco se escribe el código y se BIBLIOGRAFÍA Para ello se usan distintos productos (des- finaliza con una capa de protección de la taca el Paraloid B-72) mediante la aplicación misma laca, si la cerámica es oscura esta laca XUSTO, Rodríguez Manuel (2003) BACÍN Se- de distintas técnicas, dada su complejidad es de color blanco. El problema es que al gunda mitad del siglo XVI / comienzos del XVII. debe ser realizada por profesionales. estar escrito a mano los signos pueden ser Loza vidriada. Excavaciones en el Museo Ar- de difícil lectura. Por contra recomendamos queológico de Ourense, 2003. Las adhesiones , son por regla general fre- la sustitución de estas lacas (por demás muy cuentes, aunque no recomendables, sobre variadas) por la resina ya mencionada, Par- VILA, Mario César y BONILLA Rodríguez. An- todo si la conservación de la pieza no se ha loid B-72 en una concentración bastante alta drés, Estudio de los materiales del “Castelo da Lúa” (Rianxo, A Coruña), en Gallaecia nº22. 2003. abordado desde una perspectiva física que que puede llegar al 45% tanto en xyleno incluya diferentes parámetros de evaluación. como en acetona, (aunque con el primer di- BONILLA Rodríguez, Andrés, excavación ar- Se ha generalizado el uso de un adhesivo ni- solvente hemos visto que se dan menos pro- queológica en área en el solar de la antigua capilla trocelulósico, el “Imedio” banda azul, de re- blemas, con la acetona es muy frecuente que y lazareto medieval de San Lázaro (Santiago de sultados probados, pero también se ha visto se produzcan burbujas) esta concentración Compostela, A Coruña), en Gallaecia nº24. 2005. que cuando la pieza está debilitada puede puede rectificarse si se ve muy espeso, por dar lugar a nuevas y más complicadas frac- otro lado en las intervenciones que siguie- turas. En caso de no saber a que nos en- ron a Príncipe hemos sustituido la escritura frentamos, es más recomendable ejecutar un manual por una “etiqueta” preinscrita en montaje temporal para la realización del es- papel vegetal, que facilita muchísimo la lec- tudio del objeto, pero el depósito en el tura, finalmente se protege con otra capa de museo debe ser en fragmentos. la misma resina.

Las reintegraciones , sólo deben ser inter- El embalaje , es también una acción que venciones realizadas por profesionales al igual lleva a cabo el profesional de la arqueología, que las consolidaciones. Hay que valorar dis- aunque parezca una tarea sencilla: introducir tintos aspectos, como por ejemplo: si va a ser en una caja los materiales, la verdad es que expuesto, si existen problemas de estabilidad, debiera hacerse con una atención mayor. Lo o la necesidad de un determinado acabado es- ideal es siempre individualizar lo máximo tético. La reversibilidad siempre es preceptiva posible, evitar roces, peso excesivo, facilitar en todos los procesos, pero en este caso los el acceso futuro, aislar, no mezclar nunca añadidos aunque no sean en sí mismos re- materiales de naturaleza diferente, (en los versibles su eliminación no deberá afectar a metales esto debe ser más estricto) debemos la integridad del original. Se busca pues, tanto considerar atentamente el material del em- la estabilización como la mejora en la lectura balaje, uniformizando lo máximo posible el y comprensión del objeto. tamaño de las cajas y por último que exista un buen registro del contenido. El siglado , es una acción que permite la identificación mediante la aplicación de un No quisiéramos terminar sin apuntar la po- código, de cada uno de los objetos o frag- sibilidad de que estos elementos fragmenta- mentos extraídos de la intervención. Es co- dos y fosilizados (al menos en parte) tengan rriente y equivocada la aplicación de una laca aún correlatos en la artesanía alfarera tanto de uñas de la que se desconoce la fórmula, popular como de mayor calidad (caso de y que se aplica directamente sobre la super- lozas o porcelanas).