COMPLEJO ENTRAMADO SOCIAL RESPONSABLE DEL SURGIMIENTO Y AUGE DEL SOFTWARE LIBRE EN EL MUNDO. Lic. José Luis Montes de Oca Montano Tecnólogo de la Salud. Gestor de Información en Salud Prof. Asistente. Filial Universitaria de Ciencias Médicas. Provincia Cienfuegos. Cuba. Lic. Miriela Roque Gutiérrez Especialidad: Higiene y Epidemiología Prof. Asistente. Filial Universitaria de Ciencias Médicas. Provincia Cienfuegos. Cuba.

Resumen (idioma español):

El software libre es un fenómeno más antiguo de lo que algunos especialistas suponen, su surgimiento coincide con los albores de la programación para equipos de cómputo y se remonta a los años 50, 60 e inicios de los 70 del siglo XX; época en la que algunas comunidades cooperativas de desarrollo eran responsables de casi todo el software que se producía en el mundo. Por aquel entonces, las relaciones sociales y el roce entre especialistas de diversas instituciones constituían la llave para el tránsito irrestricto de segmentos de código que más tarde formarían parte de soluciones programáticas más complejas y robustas, sin que en sus inicios, el software resultante debiera estar sujeto a acuerdos de no divulgación u otras limitaciones. Entre los años 60, 70 y principios de los 80, los vendedores de computadoras y compañías de software empezaron a cobrar por licencias de software. Por la estrecha relación de estos elementos el presente trabajo aborda, además, el surgimiento del software privativo, su faz mercantilista y la contrapropuesta que constituye en el mundo actual la disponibilidad de diversas variantes de software libre. La forma dinámica y relativa a la comunión de intereses en que se conforman las organizaciones que, en el actual mundo globalizado, desarrollan y ofertan software libre como un producto más, son también centro de mira en el presente artículo.

Resumen (en inglés):

Free software is more ancient than some experts assume, its emergence coincides with the dawn of programming for computer equipment and goes back to the 50s, 60s and early 70s of the twentieth century, time when some community development cooperatives were responsible for almost all software that was produced in the world. At that time, social relations and social contacts between specialists from several institutions constituted the key for unlimited transit of segments of code that later would constitute a certain part of more complex and robust programmatic solutions, the resulting software should be subject to non-disclosure agreements or other limitations. Between the 60s, 70s and early 80s, computer vendors and software companies started charging for software licenses. Because of the close relationship of these items, this paper also discusses the rise of proprietary software, its mercantilist face and counterproposal that in today's world is the availability of different variants of . Its is also included the way organizations are conformed, based on common interests in order to offer free software as a product.

Palabras claves (español): software libre, software privativo, software propietario, productos informáticos.

Palabras claves (inglés): Free software, private software, informatic products. Introducción:

Durante las décadas correspondientes a los años 50, 60 e inicios de los 70 del siglo XX, algunas comunidades cooperativas de desarrollo eran responsables de casi todo el software que se producía en el mundo, tales agrupaciones estaban constituidas por académicos e investigadores corporativos que colaboraban entre sí, sin que el software resultante de esta colaboración fuera visto como un elemento que debiera estar sujeto a severas restricciones en lo tocante a su propiedad o a las formas en que tenía lugar su divulgación. (Lazalde Garcia et al., 2011)

En los años 60, las universidades e institutos de investigación, fundamentalmente radicados en Estados Unidos como Berkeley y el Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), así como también diversos centros de investigación privada, como los Laboratorios Bell de la American Telephone and Telegraph (AT&T, por sus siglas en inglés), entre otros, desarrollaron distintos sistemas operativos. En ese escenario, compartir el software disponible era algo “natural” e incluso se promovía la posibilidad de intercambiar el formato de código leíble por humanos (código fuente), lo que generó a su vez, importantes avances en el diseño de un sistema operativo que pudiera ser ejecutado en plataformas diversas. En el año 1969, “UNIX” fue uno de los más conocidos sistemas operativos, desarrollado al interior de la empresa AT&T y diseñado con la posibilidad de acceder a su código fuente . (Mochi Alemán, 2007, p. 78 y 79)

Desarrollo:

Refiere el autor Richard Stallman (n.d., p. 1)que al comenzar a trabajar en el MIT, en 1971; entró a formar parte de una comunidad que compartía software el cual “...había existido por muchos años”, durante su estancia en el citado instituto, el autor pudo constatar que “...el compartir software no se limitaba a nuestra comunidad en particular; es tan antiguo como las computadoras, del mismo modo que compartir recetas de cocina es tan antiguo como cocinar”.

Durante este período, los sistemas operativos eran ampliamente distribuidos y mantenidos por comunidades o grupos de usuarios, tales como los llamados ¨SHARE¨ que trabajaban con la Máquina IBM 701 y los pertenecientes a la Digital Equipment Corporation. El código fuente era distribuido con el software porque los usuarios modificaban el software ellos mismos para arreglar errores de programación o agregar nuevas funcionalidades. (Acuña Rodríguez, Bernal Guerrero, Fernández Heras, Fernández Rabadán, Hernando García, & Ruiz Gálvez, (n.d.) p. 27)

Todo lo antes referido soporta el criterio de que en aquellos tiempos, estos programas eran en su mayoría, en cierto sentido libres, ya que no estaban sujetos a acuerdos legales de no revelación ni a licencias que impidieran su distribución, como tampoco se prohibía que fueran modificados o se diseminara su código fuente de forma gratuita.

Aseveraciones de esta índole se encuentran en los textos de Stallman (n.d., p. 1) quien comenta: “… no llamábamos software libre a nuestro software porque este término todavía no existía; pero eso es lo que era. En cualquier ocasión que personas de otra universidad o de una empresa quisieran portar y usar un programa, les dejábamos con gusto. Si veía a alguien usar un programa que no era familiar aunque sí interesante, siempre podía ver el código fuente, para que pudiera leerlo, modificarlo, o tomar partes del mismo para hacer un nuevo programa”.

Estos eran tiempos en los que el software no alcanzaba aún a convertirse en un producto vendible por sí mismo sino que los costosos equipos de computación de la época añadían al precio del hardware el costo de los programas que acompañaban al sistema.

Tal situación comenzó a cambiar a finales de los años 60, al evolucionar los sistemas operativos, lo cual fue posible gracias al grado de madurez que estos alcanzaban y a los robustos lenguajes de programación de la época; de los cuales emergían softwares mejor elaborados, dotados de superior acabado y calidad, aunque debe acotarse que su obtención tenía lugar a un mayor costo para las compañías responsables de su producción. (“Historia del Software Libre. Usa software libre,” 2012)

Una naciente aunque pujante industria del software le estaba haciendo la competencia a los programas incluidos en el hardware de los fabricantes, el continuo incremento en la robustez de estos primeros, entre otros factores, trajo por consiguiente que algunos usuarios ya no estuvieran dispuestos a pagar por los programas que incluían los ordenadores, ya fuera porque otros programas satisfacían sus necesidades de mejor manera o por que preferían otro software que no fuera el impuesto por el fabricante. (Mediateca Rimed, 1999)

El estado de cosas antes descrito propició el crecimiento vertiginoso del valor agregado que podían aportar los programas de ordenador, bajo su influencia el equipo o hardware comenzó a abaratarse frente al nacimiento de un negocio basado en el comercio de software. Apercibidos de esta situación, las compañías de software y los vendedores de computadoras optaron por proteger sus inversiones e impusieron restricciones legales al nuevo software desarrollado, estas maniobras se materializaron en la figura de los derechos de autor, contratos de arrendamiento y las muy conocidas marcas registradas.

Ya en los años 70 La American Telephone and Telegraph distribuía al gobierno y a investigadores académicos, libre de costo, las primeras versiones del Sistema Operativo UNIX, pero estas no permitían su distribución ni la difusión de versiones modificadas. La propia AT&T, en 1979, comenzó a hacer cumplir sus licencias restrictivas cuando la compañía decidió que se podrían generar utilidades vendiendo el sistema UNIX. (Mediateca Rimed, 1999)

A finales de los años 70 y principios de los 80, los vendedores de computadoras y compañías de software empezaron a cobrar por licencias de software de manera rutinaria, comercializándolas como "Productos Informáticos". Este emergente modelo “privatizador” y “mercantilista” se caracterizó por la venta de productos desprovistos de su código fuente, la ocultación de este “idioma” hacía posible camuflar las técnicas de programación utilizadas, así como reutilizar los segmentos que fueran necesarios en la producción de nuevas versiones del producto, lo cual generó ganancias extraordinarias, suficientes para sostener monopolios que hoy perduran. (Vidal, 2000, p. 2)

En 1981, la compañía Symbolics había contratado a casi todos los programadores del laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT, y la comunidad despoblada no era capaz de mantenerse a sí misma. Otras comunidades llegaron al ocaso debido a la falta de una arquitectura de computadora provista de algún sistema operativo no sujeto a licencias restrictivas y que hiciera posible darle continuidad a sus labores de diseño. (Revista mundo , 2013, p. 3) Las restricciones antes citadas causaron rechazo en muchos de los antiguos miembros de estas comunidades cooperativas, el propio Stallman (n.d., p. 1) plantea la situación antes descrita en los siguientes términos: “…se prohibía la existencia de una comunidad cooperativa. La regla hecha por los dueños de software privativo era: «si comparte con su prójimo, es un pirata. Si usted desea algún cambio, ruéguenos para que lo hagamos»”. “…La elección fácil era unirme al mundo del software privativo, firmando acuerdos de no revelación, y prometiendo que no iría en ayuda de mi compañero…”. “Es muy probable que programara software que se entregaría bajo acuerdos de no revelación; incrementando, de esa manera, las presiones sobre otras personas para que traicionen a sus compañeros”. “Podría haber hecho dinero de esta manera, y tal vez me hubiese entretenido escribiendo código. Pero sabía que al final de mi carrera miraría hacía los años en los que construí muros para dividir a la gente; y sentiría que usé mi vida para hacer del mundo un lugar peor”.

Precisamente, de esta decisión de no unirse al modelo de privatización del software y gestionar alternativas que hicieran posible continuar socializando este vital recurso, comenzó a emerger el “movimiento del software libre”, el cual constituyó a su vez una estrategia de resistencia a la política de la AT&T de vender UNIX y restringir el acceso de la comunidad académica a su código fuente al impulsar sus derechos de propiedad intelectual sobre ese sistema operativo. (Robert, n.d., p. 3)

El movimiento se mostró, desde sus inicios, contrario a la incipiente comercialización de software general (Robert, n.d., p. 3). En los hechos, estas acciones cobraron forma a través de la presentación del Manifiesto GNU en el año 1985, así como la posterior elaboración de la Licencia Pública General GNU (General Public License por sus siglas en inglés) –GNU-GPL– y la creación de la Free Software Fundation (FSF) también en 1985, por Richard Stallman.

El Proyecto “GNU” defiende como postulado fundamental y contrario al modelo privativo, que la propiedad intelectual no es un “derecho natural”, sino un monopolio artificial que limita el natural derecho a copia de los usuarios y que es impuesto en términos abusivos e irrespetuosos por el gobierno de los Estados Unidos. Así, el proyecto GNU se propuso la tarea de construir un sistema operativo completamente “libre”. Para proteger el trabajo de los intereses privados se lanza en el año 1989 la primera versión de lo que fue uno de los mayores logros de la FSF: la GPL -General Public License- o Licencia Pública General. (Stallman, 2006, p. 17)

Para Richard Stallman el software libre es una cuestión de libertad, no de precio. Para comprender este concepto, es preciso pensar en la acepción de libre en el sentido de “libertad de expresión”. En términos del citado autor el software libre garantiza la libertad de los usuarios para ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, cambiar y mejorar el software. Y se refiere especialmente a cuatro libertades:

• Libertad 0: la libertad para ejecutar el programa para cualquier propósito. • Libertad 1: la libertad para estudiar el funcionamiento del programa y adaptarlo a las necesidades del usuario, el acceso al código fuente es condición indispensable para esto. • Libertad 2: la libertad para redistribuir copias del software, y que el público se beneficie de ellas. • Libertad 3: la libertad para mejorar el programa y luego publicarlo para el bien de toda la comunidad, el acceso al código fuente es condición indispensable para esto. (Stallman, 2006, p. 45)

Con el principal propósito de garantizar que los conocimientos y recursos programáticos contenidos en el software conservaran su libre circulación, así como asegurar la posibilidad de contribución pública a su mejora, Stallman enuncia el concepto de “copyleft”. Este término fue creado para invertir y aprovechar la “insospechada flexibilidad” de la jurisdicción anglosajona del copyright y encarnar así la consigna “sesentayochista” del “prohibido prohibir”, aplicada en esta ocasión a un terreno tan inusitado como el campo jurídico.

Este efecto se hace posible a tenor de que en la propia arquitectura de las leyes se reconoce invariablemente al autor la posibilidad de elegir, con plena libertad, el modelo de distribución y explotación de sus obras. El autor se reserva así los derechos para que su obra pueda ser utilizada por cualquiera, con la única condición de que nadie restrinja o elimine esos derechos de libre uso dado que en el caso de que alguien suprima o añada nuevas condiciones que limiten en algo su disponibilidad, estaría vulnerando la licencia y perdería el derecho a servirse de ese software. (Stallman, 2006, p. 12)

Lo antes referido permite aseverar que la GPL constituye a su vez el seguro jurídico del concepto copyleft, al respecto el propio Stallman refiere: “Copyleft utiliza la ley de copyright, pero dándole la vuelta para servir a un propósito opuesto al habitual: en lugar de privatizar el software, ayuda a preservarlo como software libre”. (Stallman, 2006, p. 20)

El crecimiento del software libre al interior de la FSF estaba confinado a expertos en el área de programación quienes, a principios de la década de los 90, tenían desarrolladas casi todas las piezas necesarias para que su sistema operativo fuera utilizable a excepción del Kernel o núcleo del sistema. (Luciana Mónica, 2010, p. 372)

Esta situación comenzó a despejarse cuando en 1991 el estudiante de la universidad de Helsinki, Linus Torvalds decidió desarrollar un nuevo sistema operativo a partir de Unix, tomando como modelo el Minix creado por el Profesor Andrew Tannenbaum de la Universidad de Vrije, en Ámsterdam. En octubre de 1991 Linus envió un mensaje al foro de discusión comp.os.minix en Internet en el que anunciaba que el código de su incipiente sistema operativo, denominado Linux; estaba disponible y solicitaba la ayuda de otros programadores para su desarrollo. De esta forma consiguió reunir a un grupo de estos especialistas interesados en el proyecto. (Rodríguez Díaz, 1999, p. 29 y 32)

Es preciso aclarar que Torvalds primero publicó el núcleo Linux, sujeto a una especie de licencia de código fuente compartida (en inglés, share source) y que disponía de una restricción contra la actividad comercial. En 1992, él sugirió cambiar a la GNU/GPL. El cambio fue anunciado en las notas de lanzamiento de la versión 0.12 y ya a mediados de diciembre de 1992 se publicó la versión 0.99 usando la GNU GPL. (Universidad Nacional Autónoma de México, 2010)

Si bien el software libre no es un fenómeno nuevo, dado que existe desde los orígenes de la informática, su uso se ha visto favorecido en igual medida en que la conexión a Internet se ha extendido cada vez a más usuarios. Precisamente el trabajo conjunto y el ambiente de colaboración a través de la red de redes, ha constituido la fragua de la cual emerge el Sistema Operativo Linux. Al respecto, Dirk Hohndel, funcionario de Intel, enumera tres factores para su éxito, a saber: la aparición de los chips 386 que trajeron suficiente potencia; el auge de Internet, lo cual hizo posible la cooperación necesaria para construir a Linux; y la cadena de herramientas GNU (software no-UNIX de la Free Software Foundation) sin las que de ninguna forma Linux hubiese trascendido. (Kerner, 2006). La novedad radica, además, en la emergencia de un marco tecnológico distinto que tuvo lugar a partir del rechazo hacia la propiedad del código fuente y que define otra forma de desarrollar software. Dicho marco se caracteriza por incorporar una metodología de desarrollo “no estructurada” o “modelo bazar”. (Raymon, 2009, p. 10)

En 1997, Eric Raymond (Raymon, 2009, p. 3) publicó “La catedral y el bazar”, en este ensayo su autor se refiere a dos modelos divergentes de desarrollo de software, a saber: • El utilizado por la FSF en la mayoría de sus proyectos así como por la generalidad de los fabricantes de software y que es referido por el autor como “modelo catedral” o “metodologías estructuradas”, por su semejanza con el modo en que se construyen las catedrales. • El modelo de desarrollo utilizado por Linus Torvald que adopta mecanismos nada convencionales de cooperación, en los cuales prima la descentralización de las tareas; espíritu encarnado en la siguiente frase de Linus: “libere rápido y a menudo, delegue todo lo que pueda, sea abierto hasta el punto de la promiscuidad”. Raymond compara este último modelo con el ambiente bullicioso de un bazar de babel (estilo bazar), “…colmado de individuos con propósitos y enfoques dispares…”, “…de donde surgiría un sistema estable y coherente únicamente a partir de una serie de artilugios.” Para este autor, el estilo de desarrollo de Torvalds constituyó un punto de inflexión con respecto a las formas de programar y en tal sentido originó un nuevo marco tecnológico en el campo de la informática.

En opinión de Vidal (Vidal, 2000, p. 56 y 57), aún cumpliendo las antes citadas máximas, no siempre es posible el “modelo bazar” ya que sólo puede darse en un entorno de libertad, cooperación y disponiendo del código fuente. En tal sentido, el software libre pone en funcionamiento un modelo de “cooperación sin mando”, “Es más, la ausencia de mando, de control corporativo o jerárquico, parece condición sine qua non: allí donde reaparece el mando sea en forma de interés propietario, sea en su variante autoritaria, el modelo se marchita, se agota y acaba por desaparecer”.

El ensayo de Erick Raymond llamó la atención de no pocos programadores y desarrolladores de software con respecto a las inusitadas bondades del “estilo bazar” de Torvald, en contraste con las limitaciones que el autor aprecia en el “estilo catedral”. El escrito recibió especial atención a principios de 1998 y fue un factor estimulante para que la Corporación Netscape Communications liberara su popular Suite Internet Scape Communicator como software libre; este código es mejor conocido en la actualidad como Firefox y Thunderbird. (Culebro Juárez, Gómez Herrera, & Torres Sánchez, 2006, p. 93)

Este acto por parte de Netscape provocó que Raymond, entre otros, se percatara de la utilidad presente en el traslado de los principios del software libre a la industria del software comercial. En esencia, el conjunto de desarrolladores había llegado a la conclusión de que el activismo social de la FSF no resultaba atractivo para las compañías como Netscap, por lo que ingeniaron nuevos enfoques o modalidades de software libre en las que se enfatizara el potencial comercial de compartir código fuente. El nuevo nombre escogido fue “Código Abierto” (Open Source en inglés) y rápidamente Bruce Perens, el editor Tim O´Reilly, Linus Torvald y otros firmaron a favor del nuevo nombre. La Open Source Initiative (Iniciativa por el Código Abierto u OSI, por sus siglas en inglés) fue fundada en febrero de 1998 y dedicó no pocos esfuerzos a difundir los principios del código abierto. (Reina, 2005, p. 14)

La OSI defiende el acceso al código fuente de los programas no en defensa de los principios de libertad que sostiene la FSF, sino en virtud de la posibilidad de crear mejor software, adaptado a las necesidades reales de los usuarios. La OSI se centra en destacar las ventajas pragmáticas derivadas de la utilización del software de código abierto, basada en la constante exposición de la estructura y funcionamiento de los programas al escrutinio de la comunidad y en la capacidad de implicación y participación de sus usuarios en su mejora. La OSI sostiene que, como resultado final de este proceso, el software de código abierto tiende a ser de mejor calidad que el privativo.

En opinión de Stallman (n.d., p. 1), algunos de los que favorecieron el término “código abierto” “…tenían como objetivo evitar la confusión de {{Free}} con {{gratis}}; una meta válida, otros, sin embargo, apuntaban a dejar de lado el espíritu de principio que había motivado el movimiento por el software libre y el Proyecto GNU”, en algunos casos este abandono respondió, según manifiesta Stallman, a un intento por “…resultar atractivos a los ejecutivos y usuarios comerciales, muchos de los cuales sostienen una ideología que pone las ganancias por encima de la libertad, la comunidad y los principios. Por lo tanto la retórica del {{Código Abierto}} se centra en el potencial de realización de software poderoso de alta calidad…”

Por su parte la OSI, establece un decálogo de condiciones que ha de cumplir un programa para que pueda ser considerado de código abierto. En su versión 1.9, son las siguientes. (Adell, n.d.)

1. Libre distribución. No se puede impedir la venta o distribución del programa o parte de él. Así mismo, tampoco se puede exigir el pago de un canon o tasa a cambio de su distribución por parte de terceros. 2. Código fuente. El programa debe incluir su código fuente y no se puede restringir su distribución. 3. Trabajos derivados. No debe impedirse realizar modificaciones o trabajos derivados del programa y debe permitirse que éstos sean distribuidos bajo los mismos términos que el software original. 4. Integridad del código fuente original. Puede exigirse que una versión modificada del programa tenga un nombre y número de versión diferente que el programa original para poder proteger al autor original de la responsabilidad de estas versiones. 5. No discriminación contra personas o grupos. Las condiciones de uso del programa no pueden discriminar a una persona o un grupo de personas. 6. No discriminación contra usos. No se puede negar a ninguna persona el uso del programa para ningún fin como, por ejemplo, el comercial o el militar. 7. Distribución de la licencia. Los derechos del programa deben aplicarse a todos quienes se distribuye el programa sin ninguna condición adicional. 8. La licencia no debe ser específica de un producto. Los derechos garantizados al usuario del programa no deben depender de que el programa forme parte de una distribución o paquete particular de software. 9. La licencia no debe restringir otro software. La licencia no debe poner restricciones en otros programas que se distribuyen junto con el software licenciado. 10. La licencia debe ser tecnológicamente neutra. No puede existir ninguna disposición en la licencia que obligue el uso de una tecnología concreta.

En opinión del presente autor, los primeros programas que se presentaron al público, como software libre, abrieron las puertas a muchos interesados en participar en proyectos de desarrollo colaborativo, que se mostraran desprovistos de las restricciones propias del ámbito privado. Este software mostró su capacidad para generar ganancias a un costo de adquisición muy bajo, conjugado con la posibilidad de reparar errores y escalar a versiones superiores de un mismo programa en plazos de desarrollo muy cortos, al disponer de la cooperación de una comunidad de programadores, usuarios avanzados y otros especialistas. Semejantes ventajas no pasaron desapercibidas por la industria del software comercial, entre otros muchos interesados. El propio Dirk Hohndel, declaró haber conocido a Linus Torvald en la década de los 90 así como haber hecho uso de las primeras versiones de Linux. (Kerner, 2006)

Linux recibió la aceptación de un creciente grupo de especialistas a partir del momento en que su código estuvo disponible en Internet. Ya en 1996 se habían creado versiones de Linux para varios tipos de hardware, desde la Atari ST hasta la Macintosh. (Medina, n.d. p. 19)

Rodríguez (1999:29) refleja una realidad enmarcada en el año de esta publicación, en el cual ya se observan a varias entidades que suministran o distribuyen sistemas operativos basados en Linux, entre las cuales se encuentra Red Hat Software y Caldera, quienes han añadido Software de código base o núcleo de Linux. Estas compañías han llevado a cabo apuestas de mercado diferentes: Red Hat opta por ofrecer sistemas de altas prestaciones e incorpora facilidades tales como el Red Hat Package Manager (programa de instalación y desinstalación que facilita este proceso), mientras que Caldera dirige sus esfuerzos a adquirir clientes corporativos, con este fin ofrece una instalación más fácil y brinda ayuda técnica por vía telefónica.

Creciente es también el número de fabricantes que sube al tren de Linux, desde Internacional Business Machines (IBM), Informix, Silicon Graphics, entre otros, que ya desde 1999 invertían para no quedar fuera de una oportunidad de negocio (Rodríguez, 1999:29), hasta los más grandes actores de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), tales como: Intel, u Oracle, las cuales son empresas que participan en la Fundación Linux.

La compañía surcoreana Samsung, ha mostrado su firme apuesta por el Open Source al convertirse en un miembro de lujo en la Fundación. El gigante ha aportado 500.000 dólares. Una suma que le reserva un asiento en la Junta de la Fundación y derecho a opinar sobre el desarrollo de Linux. Es una inversión a largo plazo, que ayudará a que el éxito de sus productos (algunos basados en el software Open Source) se mantenga. (Bilboa, 2012)

La presencia en el mercado actual de una amplia variedad de soluciones provenientes del ámbito del software libre, ha conducido a que una cifra cada vez mayor de usuarios replantee sus políticas de adquisición y actualización de software, en función de aquellas ofertas económicamente más llamativas y que provean de un mayor control sobre el producto adquirido, en virtud de este cambio de paradigma ha estado teniendo lugar a nivel mundial, el fenómeno de migración hacia software libre.

El interés por el Sistema Operativo Linux se pone de relieve en 1999, cuando EmperorLinux comienza a comercializar portátiles especialmente configurados con distribuciones modificadas de Linux para asegurar su usabilidad. Después del 15% de incremento en las ventas de servidores Linux que tuvo lugar en el 2001, en el mercado irrumpe Dell quien anuncia en el 2007 la comercialización de determinados modelos dotados del Linux , mientras en el 2008 comienza a comercializar ordenadores en Canadá y América, basados también en Ubuntu. (Menchaca, 2008)

En Junio de 2008 la Corporación Electrónica (ELCOT), comprador al por mayor de ordenadores para estudiantes en el Estado Indio de Tamil Nadu, decide suministrar únicamente sistemas Linux tras el intento de Microsoft de utilizar su situación de monopolio para vender a la organización sus sistemas Windows como un todo con el paquete Microsoft Office. ELCOT declina la oferta alegando que “cualquier paquete de productos de ese tipo podría resultar en serio perjuicio para el consumidor”. (Estepa Nieto, 2007, p. 10)

En enero de 2009 el New York Times publica: “se estima que más de 10 millones de personas están utilizando Ubuntu en la actualidad”, mientras que en el 2010 Chris Kenyon, vicepresidente de Canonical Ltd. estima que la cifra se encuentra en 12 millones de usuarios. (Fuente No. 106. New York Times publica sobre Ubuntu)

Aunque la condición de Linux como sistema operativo establecido es relativamente reciente, el mismo se extiende ya a muy diversos entornos, tales como: las administraciones, la educación, los hogares, empresas e instituciones científicas, entre muchos otros. Algunas administraciones locales, bajo la presión de instituciones como la Organización Mundial del Comercio y la Alianza Internacional de la Propiedad Intelectual, han adoptado el software de código abierto Linux como solución económicamente viable y alternativa legal, tanto al material pirateado como a los caros productos informáticos de Microsoft y similares. (“El Software Libre como Estrategia y Política de Estado para el Gobierno Peruano - Software Libre,” 2011)

En la medida en que se extiende el uso del software libre en el mundo, se diversifican las razones de quienes por él optan, esto tiene lugar en igual medida en que el software libre evidencia sus bondades y permite apreciar el impacto positivo de sus libertades.

1.4.1.- Estado del software libre en Europa

España se encuentra entre los tres países europeos que más adopción ha hecho del software libre, junto a Alemania y Francia. Un estudio de la INE (Instituto Nacional de Estadísticas) revela que el 75% de las empresas españolas ya utiliza algún tipo de solución de código abierto. El mismo instituto asevera que el 64.3% de estas empresas emplea navegadores de Internet de software libre, mientras que el uso que las mismas hacen de sistemas operativos y servidores web de este tipo se estima en un 26.4% y 20.6% respectivamente. (“El 75% de las empresas españolas usa software libre en sus operaciones | Noticias - Gestión del Conocimiento,” 2013)

En opinión del presente autor, España dispone de una de las legislaciones más favorables para la implantación del software libre a nivel mundial, la misma se muestra especialmente propiciativa de las inversiones que realizan las administraciones en sus proyectos tecnológicos, así como a la creación de empresas locales capaces de aportar servicios que de otra manera tendrían que contratarse fuera de las comunidades donde se desarrollan tales proyectos, o en el exterior. Todo esto tiene lugar dentro de un marco de eficiencia económica donde se hace énfasis en la interoperabilidad, la colaboración y reutilización de aplicaciones, entre otros recursos informáticos.

A tenor de lo antes referido, cabe destacar la presencia de los siguientes instrumentos legales (Fuente No. 23)

• Ley 11/2007: Para el Acceso Electrónico de los Ciudadanos a los Servicios Públicos. • Ley 56/2007: La cual aporta un especial impulso a la Sociedad de la Información. • Ley 37/2007: Para la Reutilización de la Información del Sector Público. • Real Decreto 4/2010: Perteneciente al Ministerio de Administraciones Públicas, por el que se regula el Esquema Nacional de Interoperabilidad.

A finales del año 2011, el Ministro de Justicia de Finlandia anuncia la decisión de migrar hacia la Suite Ofimática Open Office, la cual en esencia reproduce las prestaciones de su equivalente privativo Microsoft Office, sin que sea necesario desembolsar un solo centavo en el pago de licencias por el uso de ese software. (Preguntas y respuestas, 2003)

El Ministerio Finlandés, después de haber realizado un proyecto piloto para comprobar las posibilidades de OpenOffice.org, decide migrar a este paquete ofimático puesto que las conclusiones han resultado positivas.

Para el organismo estatal antes citado, implementar el uso del software de código abierto puede llegar a representar un ahorro anual de dos millones de euros, esta suma no viajará más desde Finlandia a los bancos de Estados Unidos de América donde la Corporación Microsoft tiene sus cuentas.

Según los analistas del desarrollo de la informática en Finlandia y otros países escandinavos, al tema del ahorro se suma una elevada “tranquilidad operacional” que trae aparejada el empleo de programas de código abierto, debido a la muy baja incidencia del impacto en los mismos, de virus troyanos, gusanos informáticos y otros programas en la actualidad conocidos como “malware”. Estos expertos vaticinan que las decisiones tomadas por el Ministerio de Justicia Finlandés, tendrá un impacto en otros organismos del Estado de esa y otras naciones europeas, así como también será tenido muy en cuenta por empresas e incluso usuarios individuales. (Preguntas y respuestas, 2003)

En Alemania también se apuesta por la migración. En marzo del 2012, el Alcalde de Munich, Christian Ude, anunció que la ciudad había logrado ahorrar más de 4 millones de euros en costos de licencias de software en tan sólo un año. Al estar usando programas como Open Office, el sistema operativo y el gestor de correos Thunderbird, el ayuntamiento evita tener que pagar las licencias inherentes al uso de sus equivalentes privativos.

Los resultados antes expuestos constituyen el fruto de uno de los proyectos más ambiciosos que haya acometido la ciudad, con un costo superior a los 20 millones de euros y que hizo posible disponer de una distribución (personalizada en función de sus necesidades e intereses) del sistema operativo Linux, la cual se denominó “LiMux”.

En opinión de Andreas Heindrich, consultor de IBM y uno de los principales responsables del proyecto, aunque los medios han hecho mucho hincapié en el ahorro, las razones que condujeron a la migración fueron otras. Según sus propias palabras “…el motivo radicaba más en planteamientos filosóficos y democráticos que en el dinero. Antes de adoptar Linux, el ayuntamiento operaba todo su equipo informático con Windows NT y los resultados eran bastante satisfactorios”. En 2002 se recibe una notificación de Microsoft que les informaba de que dejarían de ofrecer soporte a esta versión. Ante el riesgo de acabar con un sistema operativo obsoleto, se planteaba la necesidad de pagar por acceder a las nuevas versiones de Windows. Heindrich comenta la situación en los siguientes términos: “pensaron que pagaríamos siempre pero los políticos empezaron a hacer preguntas. ¿No hay otras alternativas? ¿Otras formas de hacer las cosas?”. (Hurst, 2012)

En las declaraciones del antes citado especialista, afloran otros elementos a tener en cuenta en materia de móviles que impulsaron este proceso migratorio en particular, el mismo comenta: “…era arriesgado tener tanta dependencia de una empresa”, “…tiene mucho que ver con la libertad. Con ser propietario de nuestros propios datos. Imagínate que quiebra la empresa de software, mañana. Imagínate lo que eso podría implicar para las instituciones públicas de la ciudad. Es un tema de autonomía.” (Hurst, 2012)

Conclusiones:

En opinión de los presentes autores, los primeros programas que se presentaron al público, como software libre, abrieron las puertas a muchos interesados en participar en proyectos de desarrollo colaborativo que se mostraran desprovistos de las restricciones propias del ámbito privado. Este software mostró su capacidad para generar ganancias a un costo de adquisición muy bajo, conjugado con la posibilidad de reparar errores y escalar a versiones superiores de un mismo programa en plazos de desarrollo muy cortos, al disponer de la cooperación de una comunidad de programadores, usuarios avanzados y otros especialistas. Semejantes ventajas no han pasado desapercibidas por la industria del software comercial. No está dicha la última palabra en lo que respecta a tipo de software predominante a nivel mundial, los presentes autores hacen semejante afirmación a la luz de las nuevas apuestas por el software libre como modalidad colaborativa apta para el crecimiento de entidades que ofrecen productos y servicios que giran entorno a las diversas modalidades de tecnología abierta y software libre. Referencias Bibliográficas:

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