NORTEREVISTA HISPANO-AMERICANA Cuarta Época No. 437/438 Enero-Abril 2004 Publicación del Frente de Afirmación Hispanista, A.

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SUMARIO EL MAMÍFERO HIPÓCRITA XV Arquetipos Cósmicos asociados al fuego, al ojo y ala piedra (Cuarta Parte)

Fredo Arias de la Canal 3

POETAS INCLUÍDOS EN ESTE ESTUDIO 80

Portada y Contraportada: Samuel Feijóo (1914-92)

ARQUETIPOS CÓSMICOS ASOCIADOS AL FUEGO, AL OJO Y A LA PIEDRA

(Cuarta Parte

Fredo Arias de la Canal HISTORIA DE NUESTRA RELIGIÓN ASTRAL m

Atrahasis es la primera teogonía documentada que conocemos. La antigua versión babilónica de la Primera tablilla de escritura cuneiforme dice:

Cuando en lugar del hombre laboraban los dioses, llevando las cargas, pensaban que eran demasiado pesadas, el trabajo muy duro, el esfuerzo enorme. Los Anunaki crearon a los Igigi para que trabajaran siete veces más.

Los dioses al crear a los humanos los hicieron -a diferencia de los Igigi- mortales. Veamos la Tablilla X:

Se reunieron los grandes Anunaki. Mamitum el creador del destino acordó con los otros dioses. Entonces establecieron la muerte y la vida, no marcando los días de la muerte pero sí los días de la vida.

En la tablilla II de Atrahasis , recordamos el día en que el dios Enlil decidió acabar con las criaturas humanas:

Pasaron seis siglos, menos de seis siglos, y la población creció, había mucha gente, hacían tanto ruido como un toro mugiente. Se perturbaron los dioses con el clamor. Elil no soportaba el ruido y esto les dijo a los dioses: El barullo de los humanos es enorme, he perdido el sueño por el alboroto. Acabemos con los cereales de la gente, que no alcancen las cosechas para su hambre, que Adad lo inunde todo.

4 Ahora leamos el Génesis (6, 6) del Viejo Testa- no obstante que jamás envejecían gracias a mento: que Dios les obsequió la fruta del árbol de la vida que crecía junto con el árbol prohibido Y Arrepintióse Jehová de haber hecho al en el Paraíso. hombre en , -quien habló- Voy a exterminar todo lo que hice sobre la faz de la Schopenhauer (1788-1860), en Doctrina del tierra: a los humanos, animales, reptiles y sufrimiento de la humanidad de Parerga y hasta las aves del cielo, pues me arrepiento de Paralipomena , nos habla de Adán y Eva: haberlos creado. Esto nos conduce a pensar que hijos de padres Hay suficiente evidencia documentada como para disolutos, hemos nacido con la carga de asegurar que el Viejo Testamento es un plagio de culpabilidad, y que nuestra miserable existen- la teogonía mesopotámica, cuya doctrina estable- cia y mortalidad se debe a que debemos de ció claramente la creación de los humanos por los pagar esta deuda. Esta visión me reconcilia al Anunaki para que los sirvieran como esclavos Viejo Testamento. Para mí -aunque escondi- durante el lapso de vida que aquellos les conce- da por la alegoría- es la única verdad metafí- dieron. sica de ese libro, porque nada se parece más a La doctrina judía coincide con el concepto del nuestra existencia que la consecuencia del hombre-esclavo creado por los dioses, reducién- pecado y la culpabilidad de la lujuria. dolo al monoteísmo en que Jehová crea delibera- damente un mundo de miseria y aflicción y luego Schopenhauer en Sobre religión del mismo libro se regocija en su creación, según Génesis. dijo: ¿Fue la historia de la Expulsión del Paraíso una invención judía? Hasta la fecha no se ha El Nuevo Testamento es posible que tenga encontrado dicha alegoría en los testimonios un origen hindú, como se evidencia por su cuneiformes de Mesopotamia. Recordemos en la severa ética que informa de una moral que Épica de Gilgamesh, cuando Utanapishtin dijo: raya en el ascetismo, por su pesimismo y su doctrina de encarnación humana de la deidad, Gilgamesh, has llegado aquí muy cansado lo que lo hace diametralmente opuesto al ¿qué te puedo ofrecer Viejo Testamento, siendo el mito de la para que regreses a Uruk? Expulsión del Paraíso el único contacto Te revelaré un secreto de los dioses, entre ambos testamentos . (...) La doctrina pues existe una planta como un espino de la expulsión es medular a la Cristiandad, cuyas púas te punzarán la mano como un rosal. con sus proposiciones del pecado original, la Si logras comer esa planta rejuvenecerás. depravación de nuestro estado natural y la corrupción del hombre por la naturaleza. Ahora leamos el capítulo XX del libro XIII de La Asociado a esto existe la intercesión y ate- ciudad de Dios de San Agustín, que habla de nuación del Redentor con quien comulgamos Adán y Eva y la planta de la juventud: en la fe.

Porque, hasta no pecar no tenían porque Schopenhauer floreció en la primera mitad del morir, sin embargo comían como humanos, siglo XIX, cuando no se había descubierto la siendo sus cuerpos animales y no espirituales, biblioteca del rey Asurbanipal, y por lo tanto se

5 desconocía el Atrahasis, uno de los documentos grey mediante la culpabilidad inherente al pecado de la religión sumeria que influyó en el Viejo original de los padres Adán y Eva. Los humanos Testamento. De haberlo conocido, otro hubiera pasamos de ser simples esclavos de los Anunaki, sido el concepto del filósofo alemán sobre el a ser deudores de Jehová, obligados a pagar una origen de la miseria humana. deuda de por vida por un supuesto pecado de los Ahora bien, la alegoría de la expulsión del padres originales. paraíso no puede comprenderse sin el arquetipo: Ante semejante injusticia de la religión judía serpiente. En el capítulo: Sobre la zoofobia de se alzaron voces de protesta, como la de Lucilio mi Freud psicoanalizado (1978), dije: Vanini -citado por Schopenhauer- quien por haber denunciado esta atrocidad fue quemado por La serpiente es un símbolo sexual que se la Iglesia: encuentra en la mitología de casi todos los pueblos. Ya comparé la teoría berglerista de El hombre sufre grandes aflicciones y si no que la neurosis básica de la humanidad es fuera repugnante a la religión cristiana, me el masoquismo psíquico , con la clarísima atrevería a decir que es como un demonio que provocación masoquista de Adán-Eva, que ha sido encarnado para pagar la penitencia de tenía el propósito inconsciente de que se le sus pecados. echara del Paraíso . La fruta prohibida es un simbolismo oral en el que se observa el pre- Prosigue Vanini en Anfiteatro del mundo: cepto o mandamiento que forma el yo-ideal, y que al ser desobedecido crea un estado de Si Dios no quisiera que el mundo sufriera de culpabilidad o de internación de agresividad injusticias, aboliría sin duda todos los actos de que puede ser atenuado por el castigo o la infamia [como el pecado original]. Tal parece penitencia; mecánica ésta perfectamente que Dios no se propone ningún cambio, y si establecida por la religión. Pero, ¿y la ser- permite los pecados es porque él los comete, piente? Este reptil que incita a Adán-Eva y aunque él no los cometa sin embargo permi- contravenir el precepto del yo-ideal, en mi te que se cometan. En consecuencia declaro opinión representa el pezón maligno res- que Dios es o impróvido, o impotente, o ponsable del fenómeno de la adaptación cruel. inconsciente al rechazo ; adaptación maso- quista oral que incitó a Adán-Eva a comer en La tragedia de Vanini es que culpó a Dios de los forma pseudoagresiva algo que estaba prohi- pecados de la Iglesia, la que lo mandó sacrificar bido, con las consecuencias de todos conoci- porque atacaba las bases de poder de la misma. das. Sin pecado original, la grey no estaría en deuda eterna con Dios, y por lo tanto no requeriría de El Atrahasis equivalente al mito del diluvio, nos penitencia ni de las indulgencias de la Iglesia. confirma que los orígenes del Viejo Testamento Mas no olvidemos que la Iglesia también debe su son sumerios, mas el desarrollo monoteísta de la poder al masoquismo innato de la grey. religión judía se debió a la religión egipcia de Existe otra historia de la Expulsión que me Akenatón, según Freud ( Moisés y monoteísmo). enseñó un maestro de literatura, quien era un gran Lo hasta ahora evidente -mientras no se descu- poeta improvisador, además de ser un admirador bran nuevos documentos en Mesopotamia- es del Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, y que un sacerdote judío inventó el control de su que componía sus décimas siguiendo la tradición

6 del metro del romance castellano y de la poesía metro del Cid es el mismo que el de las baladas, jámbica griega, caracterizada por la burla irreve- o sea el romance que también aparece en pies rente. octosilábicos con el acento en la séptima silaba, Manuel Milá y Fontanals en el capítulo 1: y septasilábicos si el pie tiene acento en la última Literatura de este ramo de poesía , de la Poesía sílaba. heróico-popular castellana (Librería de Alvaro Leamos, pues, las décimas jámbicas: Verdaguer, Barcelona 1874), cita el tratado de métrica: Arte de la lengua castellana (1492) de ¿Quién se comió la manzana?, Antonio de Lebrija (p. 6): Jehová preguntóle a Adán, y contestóle el rufián: El tetrámetro jámbico que llaman los latinos a Eva le dio la gana. octonario e nuestros poetas pie de romance; Con mala intención humana tiene regularmente diez e seis sílabas, e llamá- Eva culpó a la serpiente ronle tetrámetro porque tiene cuatro asientos: de haber sido impertinente octonario porque tiene ocho pies, como en de dar maldito consejo este romance antiguo: a su marido pendejo del que jamás se arrepiente. Digas tu buen ermitaño / que hazes la santa vida Aquel ciervo del pie blanco / donde haze su manida. Inquirió Jehová otra vez, preguntóle a la serpiente Puede tener este verso una sílaba menos: si había sido impertinente cuando la final es aguda como en el otro roman- de tal conducta raez. ce: Respondióle "así no es", que con furioso ademán Morir se quiere Alexandre / de dolor de coracon: atrevióse el padre Adán Embio por sus maestros / quantos en el mundo son. a hacer lo que tuvo gana Milá nos ilustra sobre el origen latino de los octo comiéndose la manzana y endecasílabos en Versificación de los cantares como un bocado de pan. y romances , de la misma obra (Pags. 434-5): Dice la historia sagrada ...produce movimientos análogos a los de que Jehová desesperó algunos versos latinos, tales a lo menos como y que pronto los mandó ahora los pronunciamos. Así (buscando los a los tres a la chingada. tipos más puros) el verso de 8 sílabas: Rey La vida la vio arruinada don Sancho, rey don Sancho, tiene el movi- Adán por su acusación miento trocaico de Crux fidelis inter omnes. y Eva por su maldición, El de 11 sílavas: Pues fuera osado intento mas la serpiente no pena nuevo canto , es idéntico al movimiento por la terrible condena jámbico de Suamque pulla ficus ornat que fue nuestra perdición. arborem.

En una nota a Old Spanish Readings , J. D. M. Ford (Ginn and Co. Boston 1911), observó que el

7 A Henríquez contele un día Eva se vio perseguida las décimas del profesor, como por furioso can, respondiendome el señor y así con un torpe afán que una glosa les haría. echó culpa a los reptiles Se las di con alegría que nunca fueron hostiles... al conocer su intención y contestóle el rufián: pues tenía reputación de ser un gran repentista 4 además de buen artista, a Jehová... punto seguido: el mejor para la ocasión. "Eva fue, por tentación, quien en acto de pasión, Francisco Henríquez glosa la primera décima del la manzana se ha comido"... profesor: pero el odioso marido sabiendo que Eva era sana 1 quiso salvar la mundana Arriba luz y cobalto: tentación frente a la vida debajo, en oscura cueva, y a Jehová dijo enseguida: gozaban Adán y Eva a Eva le dio la gana. de sublime sobresalto. Jehová llegó por asalto 5 a molestar la mañana Eva insistió que la culpa y a la iniciación humana de la serpiente había sido detuvo el noble quehacer por salvar a su marido cuando intentó conocer que fue quien probó la pulpa. ¿quién se comió la manzana? De tan funesta disculpa aún sufre la fe cristiana, 2 pues muy poco bueno emana Hasta la tierra florida de ese "dios de la mentira" del ancho jardín terreno si el hombre enciende la pira vino Jehová muy sereno con mala intención humana. buscando señal de vida. Vio la manzana mordida 6 bajo un cielo de azafrán Sabemos que el "ente humano" y con curioso ademán padece desde un principio penetró en la negra gruta, de su condición de "ripio", y, ¿quién se comió la fruta? detrás de un velo "cristiano". Jehová preguntóle a Adán. De ahí que en un gesto vano sentido del subconsciente 3 cuando se sintió impotente Con palabra remordida (sin tener defensa alguna) desde el fondo de la cueva bajo el fulgor de la luna Adán, a la pobre Eva Eva culpó a la serpiente. quiso culpar enseguida.

8 7 y cuando volvió "caliente" Desde entonces la pelea del cielo al regio paraje del bien contra el mal existe contó a los dioses un viaje y toda "verdad" se viste del que jamás se arrepiente. con la más sucia ralea. Los que dominan la "idea" de una forma diferente, tergiversan el presente y con un empeño hostil culpan al pobre reptil Ahora contemplemos los arquetipos que confor- de haber sido impertinente . man el protoidioma de la humanidad.

8 En fin: las culpas llegaron, y con el viento se fueron, y al sentimiento impusieron los males que procuraron. Muchos dioses se quejaron de este malsano reflejo de bajo y torpe gracejo, y ahora culpan por desdén a los "hijos del Edén" de dar maldito consejo.

9 La culpa siempre ha caído, por cierta razón de ser, sino es sobre la mujer, sobre su pobre marido. Jehová, (ser entrometido y sabio sólo por viejo), para aventar su complejo de Eva hartó la fruta amada y ésta le hizo una trastada a su marido pendejo.

10 En fin, que Jehová no vino a la hacienda terrenal a poner remedio al mal sino porque le convino. Aquí gozó lo divino del monte y el sol ardiente,

9 ROSAMARINA GARCÍA MUNIVE, peruana, su poema quiero de ti el espíritu y la carne, inédito: contorno de lo eterno siderales espacios, sin hálitos de espigas ni falanges.

TE ESPERO NAIR -El trazo de tus velas llaga, manantiales de arañas y alfileres Te espero Nair el ancla de tus muslos muerde golpeando mares rojos, donde todo escapa en vértigo de sangre-. la evasión imposible que blasfema y maldice mientras el viento bifurca, Llegarás ami silencio, el último despliegue del silencio. con tu rostro de mar excomulgado tus pupilas abismos zodiacales, serán sierpes de cieno Nair, atrapando ¿No ves, la marca insumisa de las cosas profundas el rayo ultravioleta del instante. y un naufragio de sierpes en vocablos que huyen? Tus yemas Nair, aprendieron de memoria -Mil veleros arpegian mis muslos de helechos y contiendas esta sed invisible que devora y constriñe violentando, quiébrase tu nombre la bóveda violeta de mi cauce en crepúsculos de espejos y diamantes temblor de espejos masoquistas vuelvo a ser mito por las siete pupilas del desvelo. lengua multiforme de los astros-. -Ha crecido en mi cerebro, Nair, otro mar de centauros y trigales te espero otra piedra errabunda de lujuria en el límite suicida de las horas ¡oh enjambre torrencial de alta pureza!- sin el muro calcinante del segundo allí Tu sexo Nair, la vendimia, quemadura de hogueras retorcidas arborescente lienzo del encuentro demudará esta carne, humus sangrante de tu boca. dimensión inexacta de barbechos y sueños yo, cascabel de tu lluvia silvestre -Mis muslos entreabren , la arista exacta de su vuelo trizando estalactitas con tus uñas de nieve. inventando, la sombra enrarecida de tu aliento-. Ahora sabes, Nair, del pan de arena antigua de mis ojos ¡Oh animal de trazos infinitos! el fuego jura, por la tonsura de la espiga alada Nair, sangre hirviente que demarcas, que hay mil gaviotas invernando entre mi boca la espalda irreverente de los siglos con la furia del trueno, y el suplicio del alba. -la cópula se suma al latido astral de tus pupilas queda aún, el ritmo intermitente de tus alas -Aspiro, madriguera de espasmos, con la fuerza infinita del caos, cenáculo de lenguas lujuriosas vocablos que incendian mi lengua donde esplende, la sal tantálica del mundo-. esponja de estrellas preñando los mares manantiales de azufre en un soplo de nácar Nair, piedras, luceros y luna, deshuesando el instante-. hazme toda de luna, mordiendo esta humareda de aleluya

10 -Me nace un mar profundo de palabras, con la luz más triste de la creación. rompiendo el universo con mi boca-. Ya izó velas y se dejó llevar por el viento del Norte con la figura acelerada ante los ojos del amor. Despierta Nair, Una mujer está sola. inculpado por los besos del alba Sujetando con sus sueños sus sueños, efluvio de costras centelleantes los sueños que le restan y todo el cielo de Antillas. escriben a lo largo de tu cuerpo, Seria y callada frente al mundo preñada estoy de hogueras y de muerte, que es una piedra humana, cargando el evangelio del hombre en mis espaldas. móvil, a la deriva, perdido el sentido de la palabra propia, de su palabra inútil. Aquí estoy repartida, Una mujer está sola. Piensa que ahora todo es nada en esta soledad del privilegio y nadie dice nada de la fiesta o el luto tengo que hacerme palabra de la sangre que salta, de la sangre que corre, matriz de luna en tus helechos de la sangre que gesta o muere en la muerte. carnaval de sales, agua eterna en tu garganta Nadie se adelanta ofreciéndole un traje sagrario clandestino de párpados amantes para vestir una voz que desnuda solloza deletreándose. para seguir viviendo desnuda como un sueño. Una mujer está sola. Siente, y su verdad se ahoga en pensamientos que traducen lo hermoso de la rosa, Nair, de la estrella, del amor, del hombre y de Dios. hazme toda de luna, bajo el principio de todas las edades ¡oh Nair, guarda este relámpago de sangre en tus ojeras ANTONIO FERNÁNDEZ S PENCER (1922-95). De diseña con tu lengua, la extraña simetría de mi cuerpo Antología histórica de la poesía dominicana del Siglo bifurcando distancias XX (1912-1995): para reinventar la vida, piedra a piedra con un puñal de estrellas y de besos.

ELEGÍA ¿Acaso tu cuerpo de infinita substancia no es tierra y memoria fecundando Algunas noches los muertos encienden estrellas; este crecer de siglos, en mi cuerpo de espuma? con sus manos el tiempo hace locas señales en la flor o en la espiga o en el aire que baja del cielo como un dulce caballo que trota imposible llanura AIDA CARTAGENA PORTALATÍN (1918-94), domini- donde van vagos, lúcidos muertos. cana. De Antología histórica de la poesía dominicana En el alma del mundo la tarde los mira. del Siglo XX ( 1912-1995), por Franklin Gutiérrez: Con miradas tan dulces, tremendas, en lo yerto los lánguidos muertos levantan sus blancas cabezas; y hay un aire que busca en los frutos lo eterno. UNA MUJER ESTÁ SOLA Lo eterno en tus ojos, Pilar, y en tus manos Una mujer está sola. Sola con su estatura. y en la pálida niebla del cuerpo Con los ojos abiertos. Con los brazos abiertos. que en el mar o en los días Con el corazón abierto como un silencio ancho. llenó con su sombra el sendero. Espera en la desesperada y desesperante noche He besado una boca que trajo las brasas del día sin perder la esperanza. y voló mi alegría constante en el viento. Piensa que está en el bajel almirante Mi alegría que es yerba dormida en el agua,

11 o en la flor, o en el paso del tiempo. de su presencia tierna, de tantas He bebido en la copa del mundo cenizas, presencias desveladas y puras. cenizas de un beso. Ahora, con el asombro que me dan las Una abeja voló por mi frente, voló por mi alma dunas de fina y dorada arena y dejóme soñando en lo lejos empiezo a escribir el retrasado que estaba mi alma en la flor de la tierra. poema que tenía en la sangre. Dame un beso, estrella, pradera; ¡Cuánto camino para llegar! dame un beso que ponga del mundo lo nuevo Es el azul luminoso de la bahía de en el sol de mi carne. Burgas, es la permanencia de las viejas Tú vagas sonámbula, tú vagas como agua que es yelo iglesias de Nesebar. en la copa que bebo abrasado. ¡Oh, penetrar por el largo espejo Tú vas por el mundo dejando tu boca encendida, tener dos milenios sobre la espalda, y yo, sin saberlo, y caminar por las calles entre me voy por la tierra agotando las casas de madera de los me voy por el mundo sin verlo. pescadores Tú vas como el gamo o la brisa entre yerbas azules; y las imponentes ruinas de los yo estoy en la cuna dormida del sueño. templos de piedra, No vuela la abeja en mi alma, no vuela en mi boca: ahora, venir del tiempo para en el aire se escucha la paz de los muertos. el otro tiempo, hacer posible la apresurada canción, encontrar al compañero de los primeros juegos LALITA CURBELO BARBERÁN (1930-2001), cubana, tocar un poco de eternidad. de su libro Oficio del recuerdo: Y en lo simple, en lo más simple aspirar el olor del pescado y del mar salado. Del mar salado NESEBAR que siempre fue mi grito, mi llamada. Callado el rostro junto a tu Que troto con mis sueños por soledad, voy a enlazar el litoral todos los caminos con mi recontada manera de soñar y arrastrando los recuerdos, mientras los otros hacen juicios con la fórmula escrita en la y juegan a seres humanos, brisa, porque voy por la arena como si desenterrar una cerámica azul fuera el último camino y supieran negra mis pasos de los secretos de las tracia olas, que me entrega su secreto. no hay más que este istmo estrecho Estar como asomándome al alba enlazando la costa huérfana de mientras me esperan criaturas hormigas, de cerrados ojos bajo las tumbas con esta tierra rocosa que conoce de piedra. de las trágicas canciones Oh litoral amigo, amigo de la luna, de los siglos pasados. del sol, de la arena, de mi sangre, ¿De dónde me viene este amor por conversación apretada contigo los molinos? Acaso de mi niñez hombre de ojos azules y cabellos mojada de lluvia, rojizos, contigo, pescador, del agua limpia de los días azules, contigo, hermano.

12 Porque me penetra una alegría ALFREDO CARDONA PEÑA, costarricense. Dos distinta, un himno de primavera ejemplos de su libro Los jardines amantes: y quisiera quedarme aquí contigo y beber el vino rosado , el rubio vino que alegra las arterias, 1 conocer los peligros, lo difícil, lo bueno, Una esférica llama, grandes alas, apresurarme para que el tiempo profundidad azul... el ojo -dilatado- no se rompa, roba color, penetra y adivina. desvelarme, Debajo hay una sed petrificada. ir por tu ceniza, Ríos muertos se sienten. Pasan nubes. y al final, quedarme quieta frente Y arriba, innumerables, a las olas danzan los genios de la luz; sujetando el escudo. danzan abiertos, tensos, traspasados Oh esta serenidad de mi rostro junto de luz, de luz, de luz. a tu soledad, estas murallas de mármol que no dan sensación de angustia ni El aire se hace labio, de muerte. es errante caricia, fino canto. Oh costa occidental del Mar Negro El agua no va en río, cómo penetra el sol de la ciudad no tiene piedras que cantar, no canta, por mis poros y dejo mis manos en sino que piensa o llora las aguas poco profundas de tu orilla con una soledad tan detenida para tocar la historia que guardas. que la mirada riega su milagro. Cómo pasé mi juventud, toda mi vida El fuego está por dentro, deseando una casa con los balcones vive en la flor oscura del origen, al mar, y siempre la ciudad cerrada, en la sangre, la cólera y el mito. las calles iguales, la ausencia de El cielo es la verdad de su hermosura, azul, el cielo lleva otoños inminentes, y ahora, al fin, definitiva, tragarme carros de sol, abismos. el mar con las pupilas y saber que Sus violentos azules nada mueven: tus murallas adquieren el viejo sentido trabajan en silencio, conquistan que siempre guardaste debajo de las el imperio del aire; luego caen, poblando piedras, de rumores el mundo. muralla amiga, ciñendo los contornos La tierra es la morada de los dioses. de la península, Ellos trabajan roca y nacimiento, dejando pedazos de luz para que entrara y en su creador reposo nos entregan los himnos. el mar, Quisiera hablar de su gozo sombrío, destino de agua que me conoce. quisiera referir lo que sucede Florecer de lo antiguo, en el Valle, en la altura, cuando el sueño recuerdo de años felices, sus calladas hogueras va encendiendo; regreso mío para dejarte desearía contar los animales, trigo, miel y cera. ellos me darían largos sonidos mágicos, Aquí, Nesebar, callado el rostro una mirada hipnótica, junto a tu soledad y tu alegría. una forma misteriosa de penetración; Enlazando el litoral con mi secretos en poder, altos de fuego, recontada manera de soñar. los tocaría con sus pieles húmedas Definitiva. para sentir la noche mexicana,

13 noche siniestra en donde las hogueras palpitan. oyen pasar las horas, Vería los anillos de la serpiente indígena y no se van hasta que asoma el día, y el águila del viento y de la espada. inminente poder a sus cuerpos vedado. (La serpiente es la antigua morada del instinto, Extraños, como reyes lo que repta y vigila, la posesión adánica; que se hubieran perdido, el águila es la estatua perenne de la nieve. los mendigos se mueven en lo oscuro: Sus alas de bandera cubren la geografía a vellones la noche se les cae, y está en el sol y por el sol existe). y si hablan, lo hacen como ríos sin prisa. Frotaría el pedernal con el miedo, Detrás de las paredes sueña el sueño, la obsidiana con los ojos de la serpiente, vela el amor y se entrelazan los amantes: la danza con la castidad de los ritmos, alguien se muere o nace, largamente los frotaría quizá viajan los presos. hasta producir el humo de la leyenda Pero la vida, aquí no contemplada, y llenarme de olvido, de pasión y de lluvia. rueda como las hojas, Pero trampas de luz derrumban la mirada rueda y se va cumpliendo. y no otra cosa hacemos sino caer en ellas, El mundo de la aurora en la ciudad es triste, que tal es el destino del amante. pero el Valle es luminoso y profundo, Vemos las apariencias, ciertamente es como el mar, semejante a sí mismo: es bello contemplar. tiene la roca altiva, la tormenta, Mas en lo oscuro alienta lo divino. y ese rumor que nace de la historia y se corona de esplendor y olvido. Porque en la madrugada, Nunca el silencio adquiere tanto espacio, cuando el durmiente alcanza su alto paraíso nunca la soledad es tan abierta y se abren los sonrientes engaños de la aurora, como este corazón moviéndose y sonando, hay una ternura monstruosa, urna profunda en que todo se oye. como si la tierra, removiendo sus piedras, En que todo se oye porque el Valle es vibrante tornara a las edades que ha perdido, y en su forma de concha caben todas las olas. o como si los ruidos y la lluvia Su raíz de laguna, las almas de sus ríos, asumieran las formas de la infancia, un oscuro tan-tan lo va integrando, restos de amor, naufragios que llevamos. y es tal vez que en el aire ha quedado prendida Lejos serán las rojas alboradas, la voz de sus batallas, la callada dulzura de la leche, o que su roja historia nos envuelve. el humo antiguo, prócer, de los pactos: Escuchad en el Valle los mercados, aquí amanece una gran piel de sueño, sus vitales sonidos. aquí un párpado está junto a la sombra. Decidme si no son llamas acústicas, Es la ciudad soñando con aldeas, o si en ellos el pueblo no edifica sus labios. tristísima, en la hora de las arpas. ¿Qué son, qué son mercados? Es el valle en su cárcel, Adentro, las palabras los muros, los rincones y la sombra. están sonando; Entonces los mendigos despiertan. debajo del sonido, Llegan, despacio, haciéndose visibles se oyen; junto al fuego , mientras una mujer, vibran, se agitan, pululan la mirada de frío, como en la gota del agua reparte a cada uno el gozo tibio. los universos en lente. Allí beben ¡Glóbulos rojos del habla! el vino humilde de la madrugada, Como alcancías, aquí allí tienden las manos, los diccionarios se rompen,

14 y van saliendo las voces Los argonautas, que danzar solían descalzas, limpias, agrestes, en las islas amadas, llenas de tierra, insumisas la hubieran coronado de jardines. a la corbata y al guante. Nadie sabe lo que esta perla fue cuando una raza Después son los aromas, de pequeños varones ondulantes las moradas del tacto, y mujeres como los hongos silvestres y las bayas, el equilibrio en forma de limones. habitó sus montañas, toda llena (¿Quién no pernocta en una piel de marzo, de amor bajo los símbolos australes. quien no siente los senos de la anona?) Un día fue violada por el blanco, Después son los olores amorosos del mar, sometida a tormento, la pulpa de los pulpos destrozada en sus almas una a una; y el ojo de sus ágiles danzantes. y aquella flor humana que tenía Viajando por estas rutas la hermosura del orto y conversaba los sentidos se van y no regresan; con la lengua del agua, que abejas forman rumores, desapareció para siempre, rumores forman mercados, dejando sobre el mar una corona mercados forman amores, de ferviente ciprés. y estos se suben al aire El grito de sus almas ha impregnado por invisibles trapecios. en tal forma los aires, que hoy, cuando los barcos ¡Oh caracol, oh selva! y las viejas gaviotas allí secan sus lejanas tormentas, Los mercados son olas que en el Valle se tienden, se puede recoger entre las olas sollozantes. pequeños resplandores que sus aguas labraron. ¡Ah, Tasmania, Tasmania! Cuando siento en mis versos el sabor de las flechas Pero el Valle trasciende toda simple hermosura, y una antigua tristeza me convoca, toda posible imagen o alabanza, me voy a tu sonrisa deshojada, porque debajo de sus muertos vive colecciono tu lágrima geográfica sin perecer, y es en lo-no-mirado y bebo entre tu esponja de sudor y de olvido. donde levanta el cielo su verdad deslumbrante. Porque eres el espejo de las razas hundidas Así ¿de qué nos sirven los cantos? y rojas y nocturnas batallas reproduces. ¿Cómo llegar al seno de los padres, allí donde la noche recogió su rocío? Tú, sonriente hijo de los bosques, No preguntéis. Mirad. árbol puro de blancos envíos matinales, Gozad los dones puros, los otoños, como en Tasmania, un día, fuiste herido que no por inteligencia, sino por tranquila visión por el rayo del odio. Caíste, joven dardo, el mundo se contempla. como las catedrales de los pájaros: haciendo un gran gemido, levantando los ecos para que nuevos seres construyeran ciudades EL SALVAJE con tu cuerpo de lluvia y preciosa madera. Saliste de todo lo que se reúne para arder: En los brazos del sur duerme Tasmania, de la compacta muchedumbre de la sombra, bienaventurada de bosques, luminosa del corazón de los aromas vírgenes, como una madre al sol. de aquella alegría invasora de las aguas. Las dulces arpas de su nombre evocan Si pudiéramos mirar entre la noche, paraísos de miel, si pudiéramos apartar un poco los juncos, las estepas, y entre sus caracoles mece el viento soplar, como el bóreas, en los viejos sudarios los rumores oceánicos. de la niebla,

15 entonces aparecería tu rostro con esos movimientos tan parecidos a la sangre como una llama envolvente. cuando regresa al centro de las germinaciones; o te evoco mecido entre los brazos de la aurora, Hablarías con la belleza de la tempestad paseando tu inmensa libertad bajo los astros, y nuestra evolución se miraría en ti como un árbol. en aquella jornada anterior a los límites Brillarías con el metal de los ríos en donde eras como un foco irradiante y yo te daría una linda canción hecha de flores del que partían pájaros e incendios. a cambio de las explicaciones de tus templos. Mejor, guerrero mío, Beberíamos espíritu de raíces, te verifico en cada lengüeta de mi instinto, vino de selva, húmedos labios terrenales, en cada afinación de mis sentidos, y entonces el Jefe-Mirada- de-Luna en todos y cada uno de mis reinos ocultos. nos llevaría hasta el centro de los altares Así quedarás en mi poema, oh Silencioso, en donde se levanta la gran estatua de los mitos; Así podré llevarte como una pequeña luna temerosa allí me iría anunciando el poder de la fuerza que, de tiempo en tiempo, con mirada nictálope, que duerme en los dragones, ilumina la amarilla ternura de mis huesos. y en qué consiste la serpiente sumergida Porque vives, hermoso niño sonando tambores, y el mundo de la elevación por el ritmo del águila. vives en la noche de nuestras almas; Tú, mientras tanto, como poeta de las estrellas, y eres como el relámpago, que aparece de pronto quemarías los himnos en el véspero; estremeciendo los sueños del mundo, abrirías un monte revestido de musgo tierno y como los bosques, cuyo espíritu nos invade. y me irías diciendo, orgulloso y como iluminado:

"Este collar está hecho de huesos de cóndor, si te lo pones te casarás con la tormenta. LÁZARA CASTELLANOS, cubana. De su libro inédito Este anillo está hecho de oro de río, Poesía 1990-2000, su poema: si te lo pones te dormirás en el mar. Esta corona está hecha de plumas de colibrí, si te la pones te quemarás en el arco iris. PASEO CON ÁNGEL Este colmillo está hecho de elefante viejo, si te lo pones te morirás en la montaña." 1 El silencio es la forma perfecta sobre la ciudad dormida Así me irías diciendo, oh Saludable; y la huella de los árboles. Cada fragmento permanece en y yo pasaría por los estados de la tormenta, su sitio, inmóvil y por la sombra encadenado. Silencio del río, del pájaro y de la montaña, y sombra. Los rostros muestran la palabra escrita: todo sujetando un momento los caballos celestes, acaba. tornando a ser la fuerza y el principio.

Mas no el origen, sino tu festejo es lo que canto. 2 Nada podría unirnos. La noche me sostiene, me hace trampas. ¿Quién halla Por lo tanto, inútil es mojar en el recuerdo tiempo para advertir el gran agujero, saltar el abismo mi pequeña tristeza, inmenso? Acaricio el vacío y dejo al viento escarbar en como la lluvia en los cristales de la tarde. la tierra. Es el desierto. Mejor te miro danzando sobre el mar, escuchando los sexos de la tierra, 3 comunicándole tu gracia, Un ángel con su llama pasa. Se expande corno un identificándote con el seno inmutable, surtidor de fuego, salvaje y puro. Es el caballo desbo- en tanto van cayendo los ritmos, oh Armonioso, cado sobre los muros inaccesibles de la fortaleza.

16 Derriba piedras y alza círculos concéntricos de sangre. SILVIA DEL CASTILLO, ecuatoriana. De Memorias de No basta la fuerza del agua para salvar estas ruinas. las primeras jornadas poéticas juveniles del Ecuador Todos están vencidos. por Xavier Oquendo Troncoso:

4

Me devoro a mí misma . Temblor. Muerdo un pan HACE CINCO MESES QUE NO RÍO maldito, carne de otro. Temblor. Los recuerdos llenan las ventanas donde crecí con muchas lunas y soles. Algo Yo sólo quiero decirte que en mi extraño entra en mi alma, un sonido oscuro, una pluma noche de pasiones me nació una suave, algo que vuela mientras cae. lujuria asesina que agrandaba ojos y piernas que se parecían a ti. 5 Mis horas descansan lejos de las piedras fabulosas. Se Esta hambre de mierda de abrazarte me calcina. levanta un grito sobre el pedestal de mi lengua y ya nada Hay una canción que me habla de ti. es posible. En la entrada del puerto, el barco toca hondo Empaño el libro con mi aliento con la quilla y de mi oído izquierdo se derrama la voz y a través de este Colón Camal o Camal del mar desolado. Machángara, veo esas serpentinas de asfalto, brea y accidentes, constelaciones de azúcar, 6 carnaval despoblado. El hombre imprevisible trae la guerra. Polvo que pasa y a nadie sirve. En el centro navegan los metales. La flor A veces creo estar en otro mundo y ver las se prostituye y una pequeña luna cae en el fango. cosas desde fuera, como si en mi cuerpo no estuviese yo, sino ese arlequín colgado en la 7 pared, observándote. Ruedo hacia el espejo donde me aguarda el Yo ajeno, ladeado y sonriente . Una pausa, y sin redobles me Se está sembrando un amanecer en tus labios. instalo en la aburrida esquina de la noche. Una gota de Toma mi pie y comételo ; contigo mi pie deja de rocío se vuelca en la arena : un hallazgo que guardo en la ser y se convierte en alimento. mano. Toda yo me agito al ver tu desnudez perfilarse en esta ciudad. 8 Mariposas de colores gigantes, Al fin, expulso palabras. Doblo la esquina renunciando tobogán, a los ecos de la campana. Desciendo con el último de los pesadilla, pasadizo, pájaros moribundos. El río duerme. El odio y el amor amor de temprano en la cama. danzan abrazados junto a las casas abandonadas. Sueño, sueñito, chiquito, tímido; yo imaginaba cómo sería tu familia, y las sobrinitas que te gritaban cuando hablábamos por teléfono y lo 9 que encerraba la "etapa folclórica" de tus Yo soy la ausente. Me despego en el colmo de la ausen- cuadros, las calles estrechas que salían de tu cia. Cientos de veces abro los ojos para empuñar mi casa a las dos de la mañana y tu hermanita de terror. Se quiebra la noche y en el desierto pasea un catorce años, o el cantante de valses peruanos ángel con su llama. o tu inmensa cama. ¿Qué te oculta tras esta sala pequeñita y debajo de esta alfombra deliciosa? ¿Qué habrá enredado detrás de esos labios finitos o detrás de tu pantalón con parches? ¿Dónde nacería esa dulzura pegajosa que se te

17 escapaba a veces`? a la cascada, a las artesanías Hoy no quiero llorar por ti. salidas de tus manos; ¿Cómo serían esas manos tuyas recorriéndome, a tus peleas callejeras. invitándome a amarte por la larga travesía de No se sabe nunca dónde estás, tu espalda, mientras me pintabas. ¿a quién le sirves de pesadilla? Naufragando en este infiernillo Eres mi martirio, ilegal, real, de carcajadas tuyas me derrito obsceno. ansiando tus manos llenándome de paz. Ya no te soporto, indecente, dormilón; A veces quisiera huir, tengo ganas de apagar la luz y despertarme sobre todo cuando te veo riendo. junto a un monstruo que no eres tú. Soy tan miserable, ser, ya no puedo implorarte consuelo ni nada. Nunca más seré hiedra de tus ventanas ni luz de luna; ANDRÉS CASTRO Ríos, puertorriqueño. De la revista invento cuentos de toda la gente, Julia, número 3/4: situaciones, arbitrios, incluso de ti. Te inventé con el nombre de "sueño" embadurnándome óleos al amanecer SILENCIO DE Dios o usándome de modelo de tus incoherencias aladas, te hice de papel, de carne, Algo que no está claro en estos ojos de huesos y colores, ando buscando corazón adentro y minuto a minuto, como los tuyos. atravieso la noche del recuerdo a largos pasos Te hice para mí, como esperando, Cristo, ese algo tuyo. para mi risa, inundando mi llanto; No quisiera despedirme de los árboles, te hice así, como eres, real y palpable, buscar en el otoño el soplo último: infame, hay un silencio que lo dice todo, miedoso, por él transitaremos como en un viaje puro. llorón. No es demasiado el mar pidiendo cuentas, Te hice genio, galaxia y drama. atrás el mar con su certeza, no es eso lo que busco, Yo no sé por qué me dueles tanto; una puerta de niebla se cierra contra el pecho si sólo eras un muro , una pared descascarada, y la sangre me habla con un lenguaje oscuro. inútil, impenetrable, Cerca de la memoria una tarde hace espumas, una pared sedienta de hiedras la soledad emerge con su rayo nocturno, y poblada de musgos. ahí, Señor, fabricas tus auroras Te hice como yo te vi moviendo largamente el corazón del mundo. y como pensaba que eras; Pero la niebla de estos ojos no nos deja entenderte entre sábanas castañas, gente pobre y arañamos la sombra y golpeamos el muro: y champán a la medianoche. entramos en la tierra de una estrella callada Tal vez soñé que vivirás conmigo, donde el oído estudia su futuro. falsificando papeles, Atravieso la noche del amor a largos pasos inventándonos una vida de irresponsables para alcanzar desesperadamente lo que busco... con la sana hipocresía del mundo por detrás de los ojos la luna se levanta criticándonos; escuchando el rumor de ese silencio tuyo. con tus obras de arte gigantes, cono pared , como subsuelo, raspando las goteras. Viajando de madrugada a ese pueblo,

18 SUSANA CATTANEO. De la revista Papirolas: te brindaré mis senos como una bandera un mástil o una estrella sin ruidos. Naufragaré en tu lengua de pájaro solitario Escucha el otoño. Viene de lejos, cansado. Busca beberé por tus dientes la soledad de un navío. refugio en las habitaciones con floreros mustios y Tú que me llevas bajo los árboles retratos de abuelos adelgazados por las horas. donde esa flor roja se yergue en los troncos y se lanza al vacío de las hojas como una maga salvaje. Escucha, amor. Está golpeando los dinteles. Se acurruca Aquí te espero nacida de las piedras voy donde tú vas en los marcos y se filtra por las indiferentes ventanas. naciendo de tus ojos más clara que yo misma. A ti pertenecen las auras, los nacimientos Escucha. Creo que viene con un ejército de ángeles. en ti se desparraman las lluvias más tristes. Ángeles ocres; helados. Empobrecidos de sol. Creo que Ayúdame a esperarte bajo los jacintos serios llega en busca de hogueras y leños que no se vuelvan destinatario de furias, catador de crepúsculos. cenizas. Trae promesas de eternidad que ninguno Socavaré en tu nombre mi alegría primera entiende. Pero llega, inexorable. De muy lejos, allende me vestiré de cuerpo para aromar tu sombra. la Tierra, con una carga de peces extraviados, de ornito- Hagamos entre los dos una hoguera de grillos rrincos extranjeros, de piedras congeladas. crepitaremos juntos en las nubes de humo.

Escucha. Escucha, amor. No dejes que invada nuestros ojos ni las noches robadas para nuestra dicha. No dejes que el otoño entre a esta casa. GLORIA CEPEDA VARGAS, colombiana. Dos ejem- plos:

MARÍA LILIANA CELORRIO, cubana. De Anuario de 31 DE DICIEMBRE poesía 1994 (UNEAC): El año que se muere me habla quedo con su voz de agua, donde no resbala ELEGÍA A DESTIEMPO ni la abstracción ni el límite ni el miedo.

Tú que me llevas de recorrido bajo la estrella polar ¿Qué quedó como un eco, como un ala los jacintos ebrios toman agua del musgo de tanto padecer, de tanto grito? y la barca te llena de sombras los ojos. Sólo mi corazón sin luz ni gala Acércame a la peligrosidad del recodo donde la abeja no duerme con su ojo de miel. se detiene a la orilla del proscrito Invéntame un cementerio de polvos blancos mar del atardecer, para evocarte para sentirme reír con las cuencas vacías. mudo, como un propósito no escrito. Beso tu risa desde acá donde el agua es más tierna y las gaviotas chocan con la suavidad de los remos. Quiero saber por qué, quiero expresarte Espero la hora en que estés desnudo y áspero mi arrebatado espejo milenario y bajen por tus manos casi sin verte y casi sin hablarte. las huellas sangrientas del mundo y pueda dormir en tu cuello Porque mi paso, esfuerzo solitario, donde apacientas animales salobres el del interrogante sin respuesta, golondrinas sin alas esteros maduros. el del rito de cirio funerario Entrégame lo que ocultas tu verdadero sello recogeré en las sombras tu corazón indefenso

19 por no hollarte, ni grita ni protesta, la ansiedad de saber en qué bandera por no hurgar en el tránsito tangible flota mi sombra sobre la llanura. llega tarde a la mesa y a la fiesta.

Muda bajo la pléyade invisible CLAMOR de soledad, de garfios, de cadenas, de manotazo sórdido y terrible Ruge mi mar de lomo desbocado más adentro, más hondo, más oscuro siento que sin quererlo me envenenas de lo reconocido y olvidado. y a la no plenitud, como un verdugo lleno de saña oscura, me condenas. Lo que está más allá de su hosco muro quiero mirar, aunque la paz se vaya Que estoy bajo la flama de tu yugo y se torne la risa en rostro duro. desde antes de los riscos y la hondura sin saber quién lo dijo y a quién plugo ¿Por qué la sed sin agua ? ¿La batalla sin tregua? ¿La llanura desolada? hacerme así, de quiebre, de hendidura, ¿La ráfaga de fuego y de metralla? más frágil que la flor en las tormentas, más llena de pavor y de locura ¿Por qué si el aire de la noche helada nos cruza, nos dispersa, nos oprime que el cielo de cariátides violentas y desgarra la clámide sellada o que el mar, cuando lleno de centellas se resigna a morir sin Dios y a tientas. sola voy en la hora del que gime sin vislumbrar lo que por un derecho ¿Por qué si ni al alud ni a las estrellas que hace tiempo me abrasa y me redime pedí ser de este pozo sin albura donde no dejaré ni luz ni huellas me hace entrever la magnitud de un hecho que no comprende mi abrumada frente gimo presa de aleve mordedura que vacilante va de trecho en trecho? y describo una elipse de agonía donde la desazón cabe y perdura? ¿Es esto todo lo que me resiente? ¿Esta la única vía, éste el destello Hoy, a la orilla del postrero día que me enceguece el ojo de repente? del año, te pregunto nuevamente y nuevamente callas como fría ¿Esto lo sideral , esto lo bello, lo supremo, lo acerbo, lo sentido, losa de cementerio . No se miente lo que me gasta el alma y el cabello? en mi árido aquilón. Sólo el asombro, sólo la incertidumbre del poniente. ¿No hay nada más que un niño malherido, una flor deshojada, un pez morado, Porque la voz sin voz con que te nombro un Dios lejano, un árbol abatido? ya de tan vieja, exangüe me pondera incisiva en el nido y el escombro. Es la muerte tan sólo polvo anclado, tan sólo acontecer definitivo ¡Fiebre azul de olvidada primavera! y si es así, ¿por qué gira angustiado Sin embargo pregunto si se cura

20 el pulso, campanario pensativo, Así me sobrevivo en mis tres rosas. de leones y avispas recubierto? Contemplo los zafiros y las lunas, ¿Por qué obligar a mi consciente altivo sobre la orilla aguda de mis días, contra los muros grises de mis noches. a proceder como si fuera un huerto sin aroma, sin aire, sin cultivo, Contemplo sus cabezas agrupadas, sólo al rigor y a la tormenta abierto? sus gestos invisibles de piedad, sus acompañamientos numerosos, Cruza la caravana del desierto, sus silencios de nieve consagrada se desploman el vértigo y la duna por los conciertos blancos de su luz. en campo gris y a cielo descubierto. Oigo sus oraciones cuando lejos Y aquí estoy simplemente. No hay ninguna recuerdan que soy suyo y que son mías. respuesta a este clamor de hierro y lumbre. Una vez más se estrella allá en la cumbre el pavor solitario de la luna. NICOLÁS CócARO, argentino. De la revista mejicana Periódico de poesía No. 4:

JUAN EDUARDO CIRLOT LAPORTA. Tomado de Poetas heterodoxos españoles del siglo XX por Anto- EL COMETA HALLEY DESPIERTA nio Beneyto: Está pasando diminuto A MI MUJER Y MIS HIJAS por los ojos poblados de los hombres, alargado, muchas veces pavoroso, felino muchas veces, La tierra está dormida bajo el fuego lejos o cerca de la nebulosa piedra en que se vive. y los rayos se forman en el fondo El hombre habita en el miedo, siempre en el miedo, de las montañas negras y abrasadas. o sonríe para olvidar Es preciso encontrar un hueco blanco, el lechoso cuerpo de pavo real espléndido y brumoso. un muro de color de sentimientos, Lo esperarán en otros siglos ansiosos un apoyo de bronce entre los vidrios, las contadas memorias un trípode celeste cuyos ojos que se pierden, recubran con sus alas mis miradas, los libros que agonizan o se desintegran mis perdidas miradas de otro mundo, en la quietud enroñada de las bibliotecas: porque recorro campos incendiarios, lo esperarán ansiosos, pantanos de cenizas despiadadas, los impacientes astrónomos, los curiosos telescopios, sollozos y desiertos bajo un humo los callados espejos que mis oscuros dedos envenenan. y aquellos que preguntan por el más allá. Y seguirá su infinito paseo, siempre, Es preciso que exista una ciudad y su lucha de átomos en continuo movimiento, en cuyas puertas triples se organice inmutable, entre los hombres que presienten, la residencia que me deja ser entre las oscuras realidades del cosmos quien soy cuando la tarde desmenuza y las últimas luces de los breves soles. mi cerebro cansado de morir, Y todavía surge en 1986 con entre músicas verdes y aterradas, su cabeza iluminada, entre selvas salvajes y arrecifes -un alfiler mostrando la escasa luz del universo- de metal emanado de mi frente. esplendorosa, ceñidora en el infinito ramo de sombras

21 que nacen y renacen de sí mismas. ANTONIO COLINAS, español. De Barcarola No. 39: Una sola vez ha de llegar a nuestra vida y, airoso, aunque estemos ciegos cruzará por el cielo de los ojos. VALLE DE SILENCIO Su sombra siempre, su cuerpo vivo animarán nuestra memoria. El río nos señala la dirección del manantial, las flores del nevero: la verdad sin verdades. Por la vena del río buscamos el útero de la roca, el cuenco rebosante de pez negra de la noche. CARLOS COFFEN SERPAS. Tomado del Periódico Cuarzo y nieve sepultan fechas, nombres, ideas. mejicano de poesía Deriva No. 2: La santidad es esta luz de las peñas albas, ese ojo o antorcha del sol incendiando los cielos MIRAR EL AGUA, BEBER EL SOL y la verde sombra venenosa de las ortigas entre las que alza, amenazador, su guadaña Oh suave movimiento apenas percibido... el último habitante de este nido de sierpes. Sin posible violencia. (Nos había confundido con los que hace años vinieron de madrugada a llevarse para siempre Amor nos indica lo amado. la gran cruz mozárabe de plata). Vacío de luz en que nuestra densidad sombría sucumbe y se desploma. Yo iba leyendo los pecados de los hombres en la lepra de los muros del cenobio. Después, Amor se ha ido y estamos solos. Leía las sangres cuajadas en el retablo Misteriosa sonrisa-también llamada vida- del templo que abandonaron los sacerdotes. nos acompaña los labios. Vi cómo dolor y plegarias cauterizaron las grietas en la cueva del asceta indomable. Todo se ha vuelto simple, tan sencillo todo, Vi el nuevo paganismo en el orín y en las pintadas que nuestra mano pareciera detenerse que habían dejado sobre el ara los excursionistas. hasta no ser más que la huella Y he imaginado cómo los ladrones de un gesto-caricia impalpable arrastraban por el precipicio en la paz de lo ausente. la cabeza de piedra de Cristo tras habérsela tronchado con otra piedra ¡Es como haber amado y es casi haber muerto! aún más grande. Mirar el agua, beber el sol. Queda pues el jardín. Arrancar hierba seca, Porque la santidad es una lápida de piedras legibles. retirar la piedra o el guijarro importuno... La santidad son estas ruinas que hierven entre castaños, Y proteger con nuestra sombra en las que está temblando una luz sin tiempo, -contra el sol exasperado- la frescura. un silencio lleno de muerte y de Paraíso. Este río no sólo se llama Oza ¡Jardín, cuánta lágrima y gota y brota del Pico de la Yegüa. de sangre nutrió tu fertilidad! Este río le ha dicho a los amantes que ese lobo que cruza fugaz por el prado enlunado Deja que mi insomnio cuide tu abandono es el mismo Nuestro Señor. y déjame ser por siempre Este río nace y murmura en los mármoles de Dios. -en tu paz- tu siervo, tu abono. Muchos son los caminos de este mundo, pero sólo esta senda de agua

22 por la que seguiremos ascendiendo Construyo ahora mi pequeña iglesia, el tiempo que vivamos, mantengo abiertas las ventanas sólo esta senda que avanza y avanza para que entren collares de luz por el silencio de un valle sin salida, para que el tiempo grabe tu nombre conduce al silencio de Dios. imborrable en páginas de eternidad.

ORLANDO CONCEPCIÓN PÉREZ , cubano. Su poema JACINTO CORDERO ESPINOSA, ecuatoriano. De inédito: Antología poética hispanoamericana por Alberto José Márquez:

ELLA EL CÍRCULO

La magia, el esplendor pueden cebarse Moriré, en la gracia sin par de su hermosura. pero en tu círculo maravilloso, tierra, Un rayo admirativo de dulzura, ya nada me será extraño. en su tibio universo ha de posarse. Me llamarán los sembrados Como verso de amor, al declamarse, con su voz de silencio y de semillas. inflama con la luz de su ternura, como la llama indócil que apresura, Estaré cubierto de raíces esperando, con su fuego, la dicha prolongarse. de alas de mariposas que el verano En su belleza un imán atropella hará girar en su dorada rueda, al corazón que late sollozante, de hierbas y de cielos ante el fulgor de la sublime estrella. mirados hacia arriba, como desde el fondo de una campana. Sus ojos aprisionan al instante, y no hay más ilusiones. Sólo ella En una alta planicie de sueño puede irradiar su brillo de diamante. seguirán paciendo las ovejas, como siempre, a mi costado, y un hilo invisible de paz, un aire ya antiguo YIORGOS CONSTANTIS, griego. De Alforja No. VI: unirá mi muerte a los grandes ojos del caballo.

PEQUEÑA IGLESIA Relucirá como en algunas tardes, Caminé sobre piedra quemada. la luna a lo lejos En medio del lodo perdí los pies. con su olvidado espejo Mis palabras rasguñadas por piedrecillas y por la montaña olvidaron el aroma del sol. descenderán el río y los rebaños. Tan sólo escuché la valentía del amor y con coraje esperé Vendrán y se irán las auroras, hasta que apareciste los soles, el rocío, los veranos, poniendo a mi sangre nuevas cadencias. los días y las noches

23 pasarán sobre mi corazón SANDRA CORNEJO, argentina. De su libro Ildikó: que una brizna de hierba entristece.

Y todo será lo mismo, ULTIMO TEMPLO resplandecerá la curva del río que se pierde en el pasado. Me preguntaba si las ballenas del amanecer En un pequeño prado vendrían a rozar las grutas del amanecer dorará la infancia su rostro triste. con canciones de pan

Cuidará el niño indio si se abriría el hielo y el más dulce los rebaños de nubes de la altura, de los mamíferos el labrador partirá el pan surcaría las corrientes hacia el sitio donde de las siembras y de las despedidas, arena y marea se reencuentran. el constructor conducirá la fragante madera de su casa, A menudo se siente perdida en la Aldea del espejo, el sepulturero colocará la dura piedra del adiós tan con voz de huida en la mirada, sobre el rostro de los muertos, que hasta sus ojos guiará el labrador -que son como si fueran el mundo- los bueyes sobre los surcos se tiznan también con la propia nostalgia que el sembrador amortaja. de rosales o puertos. Infancia mía, país de aire y de pájaros, Me preguntaba si las ballenas del amanecer velas fiel mi muerte, vendrían a silbar canciones de pan, el niño que yo fui si el más dulce de los mamíferos se niega a morir cobijaría y torna la cabeza con los ojos empañados. la fría placidez este día de arpones que rasguñan los hombros Dejas caer tu pequeño sollozo y una cruz amordaza en mi pecho de hombre el fondo de la risa como un ave cautiva. más visible y desnuda.

En altas hogueras contra las montañas, Preguntaba si aquí esta espuma que aprieta en las tardes de septiembre, en la boca quemarán los labradores la paja. cambiaría la angustia Las sombras de las montañas medirán en el campo las horas si el grito hubiera sido necesario con sus cuadrantes azules. este día de hiedra. Todo seguirá su lento curso: el arroyo y el tiempo, Si vinieran las ballenas con un ademán de amor el sembrador arrojará la simiente, y Orión romperá el maíz con su lengua verde y sus ojos la tumba de la semilla y lo estrecho de la frente y ya nada será extraño a mi amor. descerrajaran el sol

24 ¿se haría la paz? la piedra entra en el agua y después se desvía en una curva imaginaria hasta caer de bruces en la superficie Paz que cancela sus válvulas a la mecánica de la bulimia en el último templo que brilla entre las dunas. un dedo en el agujero del sueño y otro en el agujero del éxtasis todavía separados pero consumidos en las secreciones de la frágil membrana donde se oculta la MANUEL CORTÉS CASTAÑEDA, colombiano. De la divinidad antología Donde mora el amor por Oscar Abel Liga- luppi: un adminículo de más haciendo de las suyas en el lugar menos conveniente y sumándole a la lengua sus medica- CUNNILINGUS mentos y a las ramas que se quiebran un eco lejano y al desasosiego su muñeco de barro A hurtadillas o de patitas para arriba la lengua también se pone su corona de espinas desde el fondo del ojo finalmente la aguja se deshenebra y el hilo se pudre en que la reclama su irrisión para que nadie pueda sacar de la tela las manchas de sangre. los dedos se multiplican en los agujeros como una emanación de larvas a través de una fruta ya casi en el umbral de la descomposición RAFAEL COURTOISIE . De Antología plural de la primero es el delicado sistema del veneno que se poesía uruguaya del siglo XX por Washington Benavi- deteriora en los canales del sueño y se repliega en su des, Rafael Courtoisie y Silvia Lago: cicatriz antes de consumirse en su luz los ojos como dos ollas vacías abandonados a la deriva LLANTO DEL HÉROE de una mar ya casi vaciada de raíz y sin una sola estrella Me quedé sin planeta, sin tierra, sin país. la piel ciega y cegada desde siempre por la palabra Había una piedra de kriptonita desde siempre hecha carne y sangre y heces y yo me entristecí despacio. La piedra me hizo mal con su sustancia, con su verde después es el olor nauseabundo de la herida que desde anular que hacía mis delirios. Tuve fiebre y fue cuando su oquedad simula un apéndice delicadamente sazonado supe que ya no volvería a aquella casa. en su propia sangre El relámpago se vio en la parte norte, cuando caía un dios mojado sobre el techo de cemento. Parecía una el lugar más oculto se desangra a plena luz del día y un osamenta parda, cuadrada por la lluvia, aquella casa. Yo temblor efímero se prolonga y se debilita junto a las lo supe después, pero la piedra vino de su adentro, puertas que caen una tras otra como un bollón de nada, un cero grueso. A su costado dejé mi ropa y debajo no tenía la capa para el órgano donde la quietud de la tarde acumula el suave volar, ni era héroe aunque me mirara desnudo los huesos licor de las materias ya en desuso se prolonga hacia de las costillas, y aguantara callado aquella pena. adentro más allá de su condición sublime y se desangra Pobre mi dura pelvis, mi cordura. en los muros socavados por la canícula Me quedé sin planeta, sin tierra, sin país. Sin casa ni parientes, que es lo que uno más tiene y yanta del entre dientes y garras el fruto se cae a pedazos sin recuerdo si no están. Feroces, idos. haber aún sufrido del síntoma de la separación y con sus Ya no soy yo. No hay héroe. velas todavía intactas en el conjuro de la metamorfosis Que me dañe la piedra de lo mío, el huevo de mi origen,

25 mi maligno embrión agusanado . Que me dañe lo ferviente de la luna, mismo que era yo y ya no es mío. Que no pueda acercar- ocultándose de ojo solar me al relicario, al callo de pavor como una fosa y tan que se avecina y tiende a develar las formas. llorado vaya a la cueva de palabras sin medida. Así, con el arma lunar de mis cien dientes, llena de caries que Ave de la noche, provoca el tumor de kriptonita, la piedra de mi escán- ruiseñor. dalo. Yegua de la noche. Que una grieta feroz me tenga a poco, colgado a mi Zarza ardiente. distancia, unido al espolón, pronto al martirio. Que una palabras sin cifra que las calce, piedra menor sea lo que queda, la cáscara de un grito dotadas demolido, la parte inferior de una minucia. Llaga despojadas. después que se ha alejado, es plomo para el ojo en Hirviente acero de la noche, equis, del que lloro. frases mudas Una poza de nimia podredumbre. llenando el blanco sueño Un sol de mezquindad, caído. del oro deslavado, de la lluvia fecunda.

Estría que abre el pensamiento ELSA CROSS, mejicana. De Premio de Poesía Aguas- penetrando al sesgo calientes, 30 años, tomo ITI: en recintos donde no reinan las palabras.

EL DIVÁN DE ANTAR PABLO ANTONIO CUADRA, nicaragüense. De Antolo- VIII gía de la poesía hispano-americana moderna , tomo II El sueño fértil (Monte Ávila Latinoamericana, Venezuela): como la mar y sus criaturas.

La nube acertada tiembla MITOLOGÍA DEL JAGUAR en la orilla donde discurren vientos contrarios. Álamo. La lluvia, la más antigua creatura Arbol esdrújulo -anterior a las estrellas- dijo: convocando números insólitos. «Hágase el musgo sensitivo y viviente». Y el sueño aprehende Y se hizo su piel; mas las escalas de amianto, el rayo golpeó su pedernal y dijo: las verdes lunas. «Agréguese la zarpa». Y fue la uña con su crueldad envainada en la caricia. Me pronuncio en silencio, atiendo al sobresalto: «Tenga -dijo el viento entonces, presagios silabeando en su ocarina- el ritmo despliegan urnas consteladas habitual de la brisa». -derruidos potros- Y echó a andar estatuas como terrones de sal. como la armonía, como la medida Lo que al día cantaba, se enmudece, que los dioses anticiparon a la danza. y lo que bien dormía Pero el fuego miró aquello y lo detuvo: se desata partidario de sombras,

26 Fue al lugar donde el «sí» y el «no» se dividieron hecha racimo de alforjitas luminosas, -donde bifurcó su lengua la serpiente- arroyo de felices pergaminos y dijo: «Sea su piel de sombra y claridad». que testimoniaban el ser. Hoy, brutalmente arrebatada Y fue su reino de muerte, indistinto del tópico reloj de los sucesos, y ciego. renaces para mí, Mas los hombres rieron. «Loca» te vuelves cuerpo en letras llamaron a la opresora dualidad de papel cuando unió al crimen el azar. y candil de esponjas tiernas en la mirada. Ya no la Necesidad con su adusta ley Hoy, rubrico, (no la luna devorada por la tierra estás infinitamente para nutrir sus hambrientas noches húmeda en los besos de Dios o el débil alimentando con su sangre y en estos labios de hombre. la gloria del fuerte), sino el Misterio regulando el exterminio. La fortuna, el Sino vendando a la justicia -«¡dioses!»- gritaron los rebeldes- «Leeremos en los astros SANTIAGO CUENCA POBLET . De el periódico cultural la oculta norma del Destino». mejicano Botella al mar No. 2:

Y escuchó el relámpago el clamor desde su insomne palidez. -«¡Ay del hombre!»- dijo CADA ESTRELLA ES y encendió en las cuencas vacías del jaguar Cada estrella es un sol la atroz proximidad de un astro. lejano y arbóreo un mar de tormentas una hirviente vorágine de relámpagos.

JOSÉ CUADRADO MORALES, español. De Voces Cada estrella es un sol, poéticas 1977: una historia oculta de remolinos un torturado andar sin testigos una furia desnuda en su propio universo DALILA la espada cernida del arcángel un amor que extiende los brazos Se me ha derrotado el alma y no abraza a nadie: en maldita tormenta sin retorno; tanto frío hace en los cristales porque a la distancia que mis ojos paralizan la angustia. las estrellas parecen de hielo. Ayer, no más, vivías en mí como roca de suerte imposible de deshacer en un segundo. Y ahora, errado, cabalgo sobre palabras desnutridas de ti, somnolientas sin ti, casi inútiles por ti. Ayer, no más, vivías de sol

27 MANUEL CHACÓN, español. De Manxa No. XIV: MARíA DEI,IA CHIESA, urugaya . De la revista Blanco No 11:

No QUIERO QUE SEAS RECUERDO LA TIERRA

Anoche, niña querida, La tierra planifica sus días eran nieve las estrellas como una cuidadosa ama de casa y la luna se escondía. sus soles ardidos y sus vientos, sus lluvias La madrugada era mármol sus tempestades, sus heladas, en la noche de azul claro, sus días de floración radiante, y el alma, el alma encendida sus cosechas y por el fuego de la tuya, en el magma cambiante, Marisa, por ti lloraba. de la capa biológica, la vida se organiza y se mantiene. ¡Creía que te marchabas! La nieve cubre, con su colchón de frío, Y tus ojos musicales la semilla dormida, pero intacta. -más queridos para mí El sol, cuando su tiempo llega, que olivares y Atalayas crea torrentes que riegan y despiertan la vida, y canteros de las huertas- y toda la tierra en su lugar florece, no alegraban el paisaje. en una explosión de flores y cachorros. Cumple la flor, su destino de belleza, Pero un ángel de la Sierra la abeja zumba ebria, en el aire me dijo que aún no te irás. de miel henchida, y deja, de flor en flor, su mensaje de vida. ¡Tu voz, que a mí me desgarra ¿Cuánto sería su tiempo y me atrae... no comprende... de permanencia establecido? Duraría, mientras el sol se enfría (Sólo veo que tu dulzura hasta una enana blanca, engrandece el parque verde). una más, de tantas que miramos. Hombre, de rodillas, respeta Y las rosas, los castaños, lo que te dieron, las adelfas y el jazmín a ti, a la flor, que se pierde entre los setos, al árbol, al conejo, están llenos de alegría. a todos los seres de la Tierra, a la oruga y al vencejo, Aunque el cielo de verano detén tu mano ciega se ha cubierto de neblina, y prepotente, tú irradias todo el azul, déjanos vivir el tiempo decretado Marisa, linda Marisa. hasta la hora de la mortaja final, definitiva y lógica.

28 DANIEL CHIROM, argentino. De El hilo de oro: la amante perfecta, la de los mil rostros, los pechos en que mamas la luz oscura que te separa del lago de tu imagen; MUÉRDAGO DEL DESEO el destino y la obediencia; tu cuerpo funerario, la urna ancestral ¿Quién eres? de una historia que comenzó en mi útero Un vestido blanco y terminará con tu muerte". un cuerpo un puente Cuerpo candente, muérdago del deseo, un sueño te invoco para que sobre las murallas Lilit, amante de los caídos; y cielos de mi torre Eva, primer resplandor del cielo; vengas a embellecer mi tiznado verbo Ofelia, manos ocultas en el Paraíso; mis ojos de nunca Ayesha, ojos celestes del fuego; y prepares la copa de miel y leche Sara, estirpe para morir en soledad; que cegará mi dolor y traerá la gota pura Cleopatra, labios solitarios del héroe. de un canto enhebrado en los abismos.

¿Quién eres? Una cicatriz una doncella ANGELES DALÚA, española. Su poema: una reina una historia Isis, voz del maleficio; POEMA PARA LA MÚSICA Dulcinea, llaga del sueño; Morgan Le Fay, sangre de un conjuro; Brota el sol en el vientre. Helena, batalla de un ciego; La luna se abre en ti. Regresa María, madre del anhelo; la ternura infinita Laura, dulzura del ocaso. del inicio. Espiral dulce, pecho de volcanes, luz ¿Quién eres? ¡Quién eres! de caracola . Arpa verde, mar, La que funde la sangre en oro amor en las raíces de los ojos. la inasible montaña que ensombrece el camino Crece el corazón, canción de cuna. la que incendia los bosques y corta la leña Abraza el árbol de la música la mentira y su verdad transparente. la herida, el dolor del universo. Margarita, vejez hechizada; Sonríe, entre ruinas, el misterio. Titania, música fastuosa de la luna; "Estate quieto, amor, no destroces más Beatriz, cabellera del poniente; las telarañas, deja quieto el polvo Ginebra, daga de las tinieblas; de mi frente, dile a ese violín que no me toque. Reina de Saba, lenguaje secreto; ¿Quién abrió la ventana? Hay cornamusas Penélope, espera enceguecedora. entre las cicatrices de los sueños. Algo brilla en ti, algo despierta. ¿Quién eres? ¿Quién eres? ¿Quién? Savia de guitarra, sangre en armonía "Soy la única, la bella, la muerta con los astros , armónica agridulce, que puso nieve en los ojos y fuego en las palabras; luminosa inocencia. Corazones abiertos la Gran Madre que te parió en los bordes del universo al milagro. Aullidos de amor contra la muerte. y luego te expulsó del Edén para que invocaras su nombre;

29 ARTURO DÁVILA. mejicano. De La ciudad dormida: Una carta sin palabras, escrita con miradas y gestos. Un vacío de emociones que reclama: METEMPSICOSIS "¡Cuándo? ¿Cuándo extraño veneno, Entre tibias y solitarias noches saldrás de la hoja de un libro te vas quedando solo en los caminos; para tomar nombre?" la sombra de la luna azul inunda Viajero herido de fatigas, y tinta. el dulce navegar de tus memorias. Eterno designio de extraño.

Caminas por ahí, como otras veces, con pie incierto en olvidadas tierras, acariciando tus recuerdos tibios JUAN DELGADO LóPEZ, español. Dos ejemplos de de otras edades y otros cuerpos tristes. Tiranía del viento:

Estuviste por aquí, mas ignoras IV cuándo y bajo qué reinos interiores; ¿qué pieles desechadas por la muerte El horizonte se me cayó en los hombros, miraron tristes estos ojos tibios? tronchado, como un árbol sin nido y sin abeja, Tristeza antigua y lánguida tibieza: como un dolor en tarde con nubes y con canas, murieron por tu cuerpo otros imperios igual que una montaña desolada y sientes las corrientes del olvido y un diluvio de piedras naufragar mar adentro de tus penas. en las sienes cansadas, mártires de sudor y lejanías. Fue el viento, ¿Qué importa!, te lo dices (sin creerlo) el ogro viento negro señor del crimen de la espiga lanzando piedras muertas contra el tiempo; quien derramó su furia en el paisaje nos veremos de nuevo en nuevas lunas pueril que levantaba mi inocencia de rubias ilusiones; envueltos por la noche triste y tibia. el viento que no quiere que la mirada tenga largura de universo, y ciega la mirada con la terrible losa de su epitafio minimizante y duro, GABRIELA DELGADO, argentina. De su plaquete con el seco estallido sordo de su lengua de viento. Milagros y melancolías: Ya la lluvia de golpes ordenados por su látigo impune cumple la turbia vocación de muerte y ajusticia la clara verdad de las pupilas POSTAL DE UN SUEÑO que se atrevieron a inventar milagros. Ya no hay espacio para el vuelo amigo El velo de tu piel del verso que alejaba el horizonte ondea rumores de jade, hasta la primavera del cenital color esperanzado. mensajero de promesas. Los hombros de los hombres, en los míos Señales de luna y terciopelo. tiene todo el dolor cierto y profundo Madura un tañido de campanas, de los siglos podridos en la umbría del fracaso, mezcla de plegaria y deseo. en el muro cruel de la ceguera Se esboza la postal de un sueño. más quietamente negativa. Ceremonia del tiempo Mi voz se torna pozo cegado y sin caricia que forza la huella en el camino. de cangilón fresquísimo, chorreante y amigo;

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1 en la garganta mueren los ecos del abrazo La música de su cuerpo venía del Trópico de Cáncer que no pudo ser bosque, la del mío venía de Capricornio ni pájaro, ni aliento de cosecha, ni grito de animal, con palabras envueltas entre nubes ni fuente sola. besos que reventaban como pedernales El viento no perdona indisciplinas, y volaban a los espacios siderales. no disculpa la vertical del sueño y lo abate con rápido zarpazo de absoluta presencia. Apagó su fuego descubrió su sexo. Comunión de formas y de historias lenguas vivas (17) sinfonía de cuerpos astrales que desprendían cristales Caen sobre las pupilas de la ilusión chispeaban luces. todas las lluvias ácidas que árboles ignoran. Eramos infatigables. ¿Por qué esta terquedad en el castigo? ¿Por qué el viento destruye soles nuevos que iniciaron con gozo su proclama? ¿Por qué siempre transitan por la sangre BETSIMAR DÍAZ, venezolana. De su libro Patio fantasmas amarillos con ahogos de miedo? interior: ¿De qué planeta vienen los soplos que atenazan SÉ ESTO la elemental presencia de humanos sentimientos? ¿Cuándo se inicia ese mirar severo Que el cuerpo es una metáfora del corazón que entenebrece el respirar humano? que las metáforas cambian en el tiempo ¿Cómo crecen ortigas, cardos, zarzas, o que simplemente se va sustituyendo en el huerto sembrado con mimo y con sonrisa? ¿Qué troncha el tallo nuevo del último suspiro que la poesía es impronunciable si no molesta a nadie el perfume de un sueño? que la palabra siempre es borde

Calado hasta los huesos que existir es una idea, está el pretil de la ilusión; y viene un filo para imaginar lo otro, el silbido fatal de la impotencia que las cosas todas nos pertenecen erosionan de muros antiquísimos. que los peces son los ojos del agua y el hombre la garganta del mundo

ESTUARDo DEZA SALDAÑA, peruano. De Ontolírica que la poesía guía a los pensamientos del canto, por José Guillermo Vargas: para que lleguen a ser nobles pensamientos

que el aire y la piedra XLIII son amigos íntimos del alma que somos de agua y fuego El paraíso estaba cerca de sus ojos que sabemos a sal de puertos ella desabrochaba los soles de su cuerpo y anclamos con facilidad se acostaba en una alfombra volandera que las ilusiones saben sostener palacios donde danzaban nuestros astrales cuerpos que los palacios no pesan tanto como sus reyes vigilando la venida de los sueños. y que los reyes son viejos duendes de invierno jugando

31 que los colores son memorias de la luz HUMBERTO DÍAZ CASANUEVA, chileno. De Antolo- que las cosas, solas, no tienen color gía de la poesía hispano-americana moderna tomo y que la luz sin el ojo no tiene memoria 1, dos ejemplos: que el río es un brazo de Dios y el viento el aliento divino TRÁNSITO CIEGO que la tierra es humana y que lo humano es de tierra que las manos son barcos donde navegan las penas De ojo consumido, con sus cisternas debajo se guarda el alma prudente ebria en sí misma, que todo es lengua, lo sé rehúsa el fuego la onda y sus vastas creaciones el alma con solsticio está dorada y vuela, que el secreto no es ninguno pero sus secretas raíces convienen a toda sombra, y inmolado en mis propias leyes, adentro estoy. que el azar es puro olvido Ay mi deshabitada abeja, agotado el seno puro su miel ya no revive estas antorchas vacías. que el sol es la luz de los sueños El espantoso mundo dejé con pies mortales, y la luna vigila vigilia aquí entre mis alas un canto es mi suerte más pura mas la luz para espiga aun no basta y el poema que el amor es la causa de la vida qué cintura deslumbrante y potencia necesita que la muerte está viva y camina al lado nuestro para trocar ángeles por canto, viento por centella. que el dolor es un hueco que no entiende remedio De mi cuerpo, sus partes marinas irritan horizontes, negros huesos me sostienen y lo cautivo devorador, que los amantes son siervos, en mi llanto buscan cuajarse mármoles y palomas. volcanes, desiertos Mi frente porosa, inmóvil, bajo vanos silencios, que todo habla de todo humos veloces giran mi canto en distinto sentido y nada confiesa nada aceleradamente como una cabeza en la muerte. que en el pan están las llaves del tiempo Soy la mitad más trémula de cosas que por debajo y en las almendras los besos del alma asume mi completo ser sobre súbitas llamas. Bajo estrellas en furia, quien las atrae sin piedad, que lo oscuro, porque conoce la luz, se preserva tantas para este lugar, aquí sólo pacen sueños, y la luz hace lo mismo por ella rebaños cerrados como mi pueblo defensor. El pensamiento en vigilia para su pastor no basta que soy llanto y música continua por eso persigo entre mis dioses, cautivos infinitos, que poco sé de lo que sé bajo su peso puro mi flecha ya respira en la muerte. que muero y espero por obediencia y que amo y camino LA APARICIÓN por obedecer. 1 Tengo hambre hambre demente en la boca en el chasquido del ojo en los pies febricitantes.

Sostenedme porque tambaleo en mi imagen

32 crepita el grito Por algo ha venido aquí el tacto oprime lo yermo. ¿sabrá ella por qué ha venido? ¿Por qué? Me está punzando la piedra que Tal vez da luna para despegar de la nada una paloma luna de hueso. ¡oh adentro de mí! Quemadura del león que me dilata. Comamos partamos esta piedra musgosa Vienen días inconclusos vomitemos en todos los charcos. no obstante la llaga es noble y azulada. Amanece dentro de la Me dan ganas de besar gaviotas. medianoche. Forcejeo con el acólito para arrancarle Insomne un destello. lleno de una oscura certidumbre ¡Oh dadme de beber espuma extiendo en la aspersión la fugaz piel de leopardo del agua mojada con llanto! sobre la cama. Dejadla que enraíce sus trémulos Así cubro el purísimo fulgor de una cabellos. aparición Todo su cuerpo escrito por una sola tan súbita letra de oro. tan milagrosamente cierta tan hecha de latidos Está completamente despierta en el pánico pero dormida de lo demasiado hermoso. absorbe su rostro un espejo sonámbulo.

Venid El ojo fulminante comienza a agujeread mis párpados tatuarla. mis manos el nimbo enceguece mis vísperas. Tan desnuda lisa Aproximadme la nube de polen rojo lisa y volcadla. como una espada reverberando en un sol de nieve. Semeja una muñeca lívida frotándose los huesos cristalinos. Su cuerpo se escurre entre Pienso que voy hundiéndome en una palpaciones abisales. luna blanda. Yo estaba solo asomado a mi piel Me dicen: ayudando a la estalactita. "si ella ha llegado alguien Solo no puede morir todavía solitario ella se traga cicatrices de negrura". entretejiendo mi alma para condescender con mi muerte.

33 Yo derramaba mi sideral Y de árboles sagrados, almendros, palmeras, memoria. de soles y de lunas y de los ojos de los iconos. Y ahora, al cumplirse un año, mi corazón tiembla. ¿Tuve una premonición bailando un tango tango que resbalaba de un espejo Antes que la noche de negras alas herrumbroso? empiece a probar el blanco alimento del lucero de la mañana ¿Quién bailaba conmigo? en el mantel del nuevo día Quizá el poeta está subiendo a los tejados una joven borracha sin mejillas como el gallo de latón vestida de percal. sobre las veletas de las torres para anunciar los primeros brillos terrestres, Hace ya tanto tiempo el ojo filosófico del gato, los lobos se tragaron los coágulos del vino. el esperado oro de las yemas, Esta noche la azada o el telar recupero la sangre dentro de mi o el polluelo cuando sale del cascarón herida. echando chispas como el pedernal Mis pies entiérranse en el mármol. al ser golpeado con un eslabón. Esta noche Todavía las flores de la adormidera una tupida zarza me cierra adornan los cabellos adolescentes el rostro. y el poeta sigue sin descanso la búsqueda constante del amor Ella no sabe que detrás del muro entre los millones de palabras trenzan su sombra. porque según dicen las antiguas creencias Me alarga la mano en que cava tiene la intuición del gallo el pez despavorido. como Adán para cavar y Eva para hilar.

JOSÉ MASCARAQUE DÍAZ -MINGO, español. Dos NILDA DÍAZ PESSINA, argentina. De su libro La ejemplos tomados de su libro Pentateuco poético: soledad impura:

Recuerdo aquella tarde primera COLAPSO cuando al llegar la noche apareció ante nuestros ojos Postrados miramos indecisos todo el edificio blanco que avanza una lluvia como una novia, un iceberg, un almendro florido. terrenal y angustiosa Un copo de luz convirtió y querernos que nuestras manos se mojen en mármol la entera fachada rehabiliten las células marchitas como si fuese la Venus de Milo pero estamos lejanos y un tul veló sus ventanas virtualmente solos mudadas en observatorios del mañana. con temor de claudicarnos Casualmente habíamos hablado de cimas habitadas estamos solos y de unas casas celestes y de una cueva endiablada. contemplando un mar sideral

34 de caras pétreas A la luz pensativa de mis manos y tememos por nuestro firmamento todo lo voy contemplando. y aquí estamos con tormentas imprecisas Los balcones en folio con duelos de conciencia miniados de países musicales y digerimos los diarios y de los que pendían como sellos conociendo que dentro de las letras lágrimas verticales. existe la incomunicación la pesadilla La retreta de sueños y nuestro carácter se derrite y papeles pintados comprime las tragedias desfilando a compás y damos vuelta nuestra propia piel sobre los puentes del ocaso. queremos cambiar lo de afuera y el instinto Y un día y logramos continuar los mismos la cometa plácidos, horrendos que desaté en mi regazo cotidianos y ancló desorientada en el pasado. tomando nuestra sopa invulnerable En la ciudad dormida perseguidos de los muertos y los baleados salían retozando de la escuela y bebemos nuestros jugos los signos ortográficos. buscando refugio en las burbujas mientras los antiguos carceleros Y los ángeles de la guarda nos siembran el terror y nos devoran en el pico traían las estampas. creemos creemos y creemos y todo va bien. Para los meses muertos no siembran ataúdes los sepultureros.

Venid que os embalsame. GERARDO DIEGO, español. Tomado de la revista española Barcarola No. 53: Sobre vuestros disfraces arrugados yo nevaré mis versos.

GESTA Aquel corro de niñas.

Por vez primera entre la lluvia muerta Para la primavera cantaban los tranvías zozobrantes. los besos maduros caerán de sus trenzas.

Y en la sala del piano Por entonces Mambrú volverá de la guerra. un esqueleto jugaba al ajedrez con guantes negros. En las revistas ilustradas las efemérides Golondrinas precoces recitaban sus versos. se han convertido en alas disecadas y el lápiz que planté La abuela junto al tiempo alumbra la calle como un farol. rezaba su rosario de nietos. Me he asomado al balcón. Y el rumor de las sombras en la estancia En un pañuelo amortajado encendía romanzas sin palabras. llevaban a enterrar el último adiós.

35 Los verbos irregulares Galanes apasionados brincan como alegres escolares. rasgueaban las rejas.

Por el termómetro trepa la emoción. Sin saber cómo me hallé a las puertas del aedrónomo. En una sonata blindada me embarqué con la brújula imantada. Como un gorrión herido cojeaba el aeroplano. Las campanas vuelan en mi cabellera. El buen veterinario condolido La novia que me espera le llevó a la barraca. se ha amputado las alas. Una noche en un globo Voy midiendo las millas con mis rimas. vino a mí el bulevar.

La hora del té La trenza enroscada al cuello los abanicos bailan un minué. no me deja hablar.

Para apagar mi sed Yo le fui desnudando fumé todas las islas. beso a beso La lámpara del estío sin notar que se apagaba abrió entre mis brazos. su sombrilla. Sobre la acera mortuoria Y un hálito de playa con el paraguas estilográfico atraviesa la lona de campaña. le escribí el epitafio.

De tienda a tienda Y a mi alborotado ruiseñor el oasis cuelga sus hamacas. lo encerré en la jaula y oprimí el botón del ascensor. Todos los astros corren en las regatas. Ella ondea en la meta con la copa en la mano. Las manos en los bolsillos El lecho del estío está lleno de náufragos. me alejé por los años entoldados de plátanos.

En el hall del hotel Salamancas diáfanas las playas pelotaris quemaban los domingos en las plazas. jugaban al tenis. Y las romerías mártires Un día al despertar hilaban en sus torres danzas ágiles. me sentí acariciado de campanas pascuales. Las coplas enlazadas Con la capucha descubierta ciñeron un collar a mi garganta. pasaron en procesión las catedrales. Como péndulos Los pilluelos jugaban a los dados lentos con ojos de mujer. del ocaso los pueblos olvidados tocaban a muerto.

36 Y en la estación del alba Los años venideros ahorcaron el reloj y la campana. se han extraviado allá por los senderos.

En sus sepulcros prolongados Todo lo voy contemplando a lo largo de las fiestas a la luz soñadora de mis manos. dormían los itinerarios. Mi gesta encadenada se alzará arco tras arco Y mi hijo aún no nacido como el gran acueducto de los siglos lloraba entre las hojas de mi libro. y allá tras las murallas anclada en el silencio Mariposas efímeras los besos malogrados la biblioteca. volaban en mi pipa desfilaban por mis párpados. El tiempo sabe a cloroformo. Al remover el álbum los tirabuzones A la luz de mis dedos me tendieron sus brazos que arden como cirios lo veo. y las recién nacidas vacaciones en sus axilas tibias Todos los paraguas en vez de libros de texto traen nidos de vencejos. acuden a mi entierro.

Una mano inocente. Y doncellas sin novio se desposan las manos Entre mis dedos con un rosario póstumo de versos. ríe el mundo transparente.

En la hoguera sin ISABEL DíEZ SERRANO, española. Dos ejemplos, el lumbre primero de la antología ¡Y Dios la hizo... mujer!, por voy quemando uno a uno los instantes. Eliana Onetti:

Sembrando mis imágenes me hallaréis olvidado entre la nieve. YACE MI ESCARCHA EN ESTE FRÍO SUELO

La mujer paisaje Yace mi escarcha en este frío suelo desnuda como un circo este tapiz sin lunas. canta tardes antiguas Mi arcilla se deshace en las trémulas gargantas del ramaje. y se agrietan mis muros. Necesito en la noche ensoñación. En las aguas del piano Tan grande el Universo. se ha ahogado aquel recuerdo Tan grande. sin dejar rastro ni de sus cabellos. Cuán larga la distancia para esta flor de un día La sirena aúlla la historia del ayer y la memoria, como un perro lejano. haber odiado porque se ha querido más allá de los rezos. Necesita mi alma nuevas fuentes,

37 caricias renovadas PAZ DíEZ -TABOADA, española. De la antología Motu para aliviar esta primera arruga propio por Eliana Onetti: y esa piel de locura que envuelve mi pasado. Tan grande el Universo. Tan grande. INVITACIÓN AL VIAJE Necesito el aliento de los astros, la luz de su mirada, Acompáñame, ven. Por el camino mis ventanas abiertas a la noche, encontraremos perros y cristales, poder gritar al viento semáforos en rojo y cerradas las verjas que amo, soy amada y embriagarme de los jardines secos donde la arena ahoga de fe, de infinito y de palabras los linderos bordados de flores humilladas. y el hombre como un dios y Dios sea Hombre. Pero no importa. Ven. Encontraremos rostros adustos, dientes como garras, violentos gestos y feroces gritos... con manotazos bruscos tratarán de alcanzarnos. De Sin linderos ni arrabales, hacia el siglo XXI por Eliana Onetti: Pero, juntos, tú y yo seguiremos la ruta, sonrosada y alegre, que no marcan los mapas sobre el gris del asfalto. A cada instante ESTÁS EN EL CAMINO nos propondrá el deseo un alto vuelo.

Peina la brisa Acompáñame, ven. Te invito a un largo viaje la roja arboladura de la tarde contra el viento, sin coche ni maletas. mientras sabor a labios llega Dejaremos atrás placeres preceptivos de la noche que va cayendo insomne. y a tanto triunfador con las cartas marcadas. Frutos de vino y miel, se asoman al camino duermen con los ojos abiertos Buscaremos un norte. Buscaremos un alto y el nervio vegetal con la sangre vertida. bosque frondoso y el rumor marino. En esta vieja tierra que enarbola mis pasos Y, cercana la hora del silencio, y esta jugosa yerba que protege mi incendio cuando el sol se derrama como un ámbar voy atando silencios que reclaman y encierra en su cristal rocas y espumas, la batalla de amor. brindaremos, alegres, con la mirada absorta Y tú te me presentas, vivo, ante la inmensidad del mar y del olvido. brotando de mi espacio y mis estrellas, me deslumbras y ondulea marítimo mi sexo. Dulce varón con las espaldas ciegas, NINA DONOSO , argentina. De su antología Inéditos: ciegas como el amor, como la muerte. Aquí estoy evocando tu brebaje infinito, tu diamante Los TIEMPOS SE REÚNEN con un placer de viernes cuaresmado y me voy disolviendo en ondas mágicas Decíamos que el tiempo no regresa. enhebrando la noche, que envejece, Que no vuelven los días. con el grito corrupto de mi sangre. Decíamos -¿Te acuerdas?- y llorábamos por el crisólito, por el topacio

38 y por ese puñado de magnolias que ocultaba la puerta. que aromaban la playa. El ángel se durmió sin esperanzas. Aún conserva la huella de tus dientes Decíamos que el tiempo no existía, la manzana caída sobre el césped. -el miedo agazapado en nuestras frentes El muro era un sonido, un astuto sonido, tejía telarañas diminutas una octava en un Do que subía y bajaba para atrapar olvidos y recuerdos-. por los nervios esquivos de la hiedra. Decíamos que Einstein, que Copérnico. Soledad de la luna que no vimos Pero no era la música ni el muro en el espacio curvo e infinito. los que hirieron tus manos y tu frente. Decíamos Amor. ¡Con cuánta gracia! Había que juntar los esqueletos, Mientras Dante montaba el Paraíso resplandecer la cal para el regreso en las mismas fronteras del Infierno. y esperar que el verano y el invierno confundieran el llanto y la sonrisa. Ayer regresó el tiempo. Ayer se desdoblaron los espejos, -Judas besaba a Cristo-. Ya comprendes... por un puente de nieblas conoces la hojarasca y las raíces. cruzó la diligencia del hastío Comprendes el por qué de la molécula. y se detuvo en medio del abismo. Amas estercolando y bendiciendo la espina aguda y el fulgor del pétalo. Primero se bajaron las estrellas, después un aire de limón y menta. Ayer regresó el tiempo. Un ojo vacilante se detuvo El tiempo en que los tiempos se reúnen. en medio de tu frente. Ya resplandece el hueso en tu mandíbula Y he aquí que los tiempos regresaron. y el Infierno es igual al Paraíso. La hora de la piedra y el planeta. El río se detuvo. Floreció el cervatillo en el acacio y huyeron sigilosos los espectros.

El duende regresó, FRANK ABEL Dopico, cubano. Dos ejemplos tomados botaste los anteojos, las arrugas de la antología Los ríos de la mañana: y fuiste nuevamente el meollo de luz del universo. LA INSURRECCIÓN SOLITARIA Petrarca me sonrió desde una esquina, la sorpresa de Laura era perfecta. Tu muerte de tres días, En mi cuerpo habitó la sulamita tu despiadada costumbre de morir. y la hermosura andaba despeinada Debajo de ti el entusiasta venado pisoteando las eras, los relojes, se come las letras de tu nombre. los días que nacían y morían, Solo en la muerte, puedes esconder el desamor, una fuga de Bach... una sonata hundirte tres días a mirar cómo las manos siguen y todas las Elisas de la tierra haciendo ese raro ejercicio de vivir. palidecían y se diluían en el largo tropel de los crepúsculos. Tan bueno como es tener un garfio, una pata de palo, una bandera negra. Decíamos que el tiempo no regresa Echarse arena en los ojos, una princesa al agua, y el muro-tiempo era una niebla gris izen las velas.

39 Y el barco que se haga el inocente. y anda por el jardín, medio dormida. Un puerto que vendrá, luego otro puerto, El ciudadano que soy va tras su noticia. luego un combate en el mar, Apedreando al que fui. un abordaje sin tregua en un hotel; Quiero saber cómo está Mayra, también mearse en la estatua de un león. qué le hablan sus ojos al recuerdo. Eres el héroe pero si descuidas un poco tu amuleto la buena suerte no estará en paz con tus estrellas. El correo de la noche atraviesa edificios, irrumpe en plazas moribundas. Y más tarde decides ser un mago. Sus remos son caballos silvestres Convertirías al primer hijo de puta en un conejo como los ojos de Mayra. y al segundo hijo de puta en una zanahoria Alguien cruza mordisqueando sus dedos. Alguien (el tercer hijo vendría a ser poeta). (y una carta) entró a la oscuridad. Mago al fin entrarías invisible por la voz de tu amada, Pasan los novios, humeantes cuerpos, y el reloj a maravilla y truco ella sufrirá se clava sus agujas. las miles de explosiones del amor, la mitad de caníbal del que ama. A dos cuadras de mí Pero después la azotarías por no haberte amado antes, el anciano espera que esté completo su rebaño. la pondrás a pan y miel mientras el verano golpea Un hombre esconde el espejo las flores con su diestra. donde se va a mirar mañana.

Al otro día decides ser el que debiste. Mis piernas siguen los ecos de la noche. Ese hombre delgado, el más furioso de los hombres Soy un bufón, esquivo ese color dulce de la primavera que buscan en el sol una manzana hereje porque dentro llevo los charcos de su lluvia que siempre está llegando. y puedo florecer, Pones en orden el mejor de los túneles, y es indiscreto florecer, uno tan noble, sacas la cabeza, despacio, el cuerpo, tan bueno que es uno así de solo, ese cuerpo que te dieron aprisa y con misterio. Con mi tierno diablo y mi dios tan solo y pobrecito. Quiero poner la vida como trampa, Un hombre más está en la calle, cuidado, criar conmigo al rey que nunca seré, a los reyes su alma es su granada, cuidado, se dice un Beatle, sonámbulos, los que con cielo y pan un arquero, hacen el amor sin manifiestos. un resurrecto, Busco una noticia, busco el puente que hicieron uno que viene a decidir su vida y su muerte los héroes para mí, en un segundo. y siempre está más lejos, está en el mismo sitio Déjenlo pasar, es peligroso, soñó. de los héroes, debo hacer algo más que comerme estas naranjas, debo inventar un flamboyán o algo amenazante, el puente me espera, nos espera, EL CORREO DE LA NOCHE tantas flores mediocres aplastan los caballos que el correo va lento, los caballos sangran Mis piernas van tras el correo de la noche. pero yo los aplaudo. Un enemigo tiende su mano miserable, ayuda mi carrera, Los caballos resbalan, rehenes de la luna, luego me hace polvo con su mano apagada. dejan su lamido triste en mi pupila. Las casas huyen grises y una estrella abandona El correo de la noche puede ser asaltado su casa de la noche pero va con cicatrices que recuerdan al sol. y anda con sus bártulos a cuestas. Una estrella vuelve a su casa de la noche En un lugar de mi vida hay un revólver.

40 MARÍA FERNANDA DRINCOVICH, argentina. Tomado que, como paraninfos de leyenda, de Homenaje a Pablo Neruda (Pegaso Ediciones): en vertical solemnidad difunden la música sutil del agua niña por la amplitud de rústicos alcores. POBRE VIENTO Cenotafio de indómitos menceyes que, en lid de honor, las glorias de su estirpe Pobre viento de esta ciudad supieron defender con las tabonas se han robado tu libertad pulidas en las fairas de sus grutas. los monstruos de cemento Volcán difunto, tempestad de piedra se burlan de ti, porque te ante la cual los hombres enmudecen encuentras encarcelado entre para pensar mejor en el prodigio sus paredes. por las manos de Dios un día creado. Dichosa brisa que acompasa ¡La Atlántida fue aquí! No hay en el mundo los trigales y se arremolina en una herida mayor. Los horizontes las copas de los árboles. de la ilusión deslumbran al pie de estas rocas en semicírculo plasmadas. Y ¡ay de ti, lluvia de verano!, Emociona la rústica nobleza que caes sobre el duro e hirviente de las generaciones aborígenes, asfalto consumiéndote allí. ante el fragor de las corsarias naves Bendita de aquella que se une ansiosas de botín, en sus Tagoros al veloz arroyo, salpicando las defendiendo la paz igual que un culto. flores y las hierbas. Hoy, lo mismo que ayer, los huracanes bruñen tus muros que la luz matiza Y las estrellas, ¿dónde se han ido? con pulcritud de jóvenes orfebres, ¿Será que se han marchado porque príncipes del estímulo, en el surco ya no hay quien las mire? abierto en pos de un ideal, sin sombra, En cambio el campo se engalana donde la fe en el bien no disminuye. todas las noches con su brillo y Cráter de Taburiente : ¡qué fulgores las luciérnagas toman un poquito íntegros hay en ti, cuando desnuda de su luz para alumbrar a los surge el alba en los cármenes del cielo, visitantes nocturnos. y una ausencia de vivas ambiciones ven diáfanas pupilas , observando, cual mar de soledad, tu vientre roto! No hay voz capaz de definir el júbilo FÉLIX DUARTE PÉREZ , canario. Dos ejemplos toma- de quien logra acercarse a tu recinto, dos de Poemas del Atlántico: y oye del ave audaz el suave acento en las isleñas cumbres que al sol brillan cual torsos de robustos dromedarios.

CALDERA DE TABURIENTE

1 TEIDE Cósmico monumento, coronado de bruma, nieve y sol, en la más bella Cumbre maravillosa en cuyas vértebras isla que ronda el mar enfurecido hunde el tiempo su hoz torva y desnuda, al borde de los curvos arrecifes. mientras el mar perfila Crisol de monolitos donde el aire las ondas que naufragan, pulsa su lira azul entre los bosques como un sueño, a los bordes de tus pies.

41 Sultán de inextinguible majestad la espiritual pasión que a ti me une que no vulnera el polvo de los siglos, como al árbol, la sombra; pues tu belleza única, las corrientes , al río; se hace mayor cuando las fumarolas los surcos, a la tierra, surgen de tus entrañas, y a los hombres, el duelo universal. matizando las rocas y colinas, Por los náufragos júbilos que un día con el ziszás rojizo de sus huellas. disfruté al vislumbrar tu tez hirsuta, en noble y hogareña convivencia, Rey de la canariense desde secos apriscos contemplando orografía, que jamás te inmutas solemnes horizontes. con la luz del relámpago, Por las lecciones que aprendí en la escuela con las salvas del trueno del sufrimiento, solo y sin exámenes ni el ruido de la pólvora que me restituyesen la alegría que hiere tu maciza arquitectura. que entre retumbos de agua naufragó.

Déjame contemplarte Por los rurales éxtasis que pude con fervor, sin eclipse, disfrutar en los predios florecidos, centinela inmortal del Archipiélago donde mi madre se sintió feliz, que Castilla hizo suyo -cuando llegué de América- con la voz apostólica viendo en mi rostro joven, de sus hombres de mar, de tierra y cátedra un caudal de esperanzas semirrotas. enamorados del rotundo verbo que creció con la fe, en los paraninfos Al contemplarte, Teide, olvido todo donde expiró la humana esclavitud. pesar. Por algo tus aristas parecen sonreír, ebrias de sol, Tesoro de los nautas peregrinos sobre la azul pizarra del Océano. del azar y las luchas permanentes. Relicario de vidas prehistóricas sin más consuelo que el amor en horas de incertidumbre, escalofrío y muerte, PAOLA DUCHEN, española. De la revista Artistas del bajo la robustez de tu reinado. vértigo No. 7:

Nunca, lejos de ti, logró el olvido borrarte del pensil de mi memoria, CAMINAMOS PISANDO UN CORAZÓN DE HOJAS pues fue mayor el ansia de volver a tenerte en mi presencia De hojas y acero como te tuve en la niñez gozosa, iba mi pie sin tierra cuando desconocía lánguido, inmóvil pisando el torpe rumbo de la ingratitud un corazón de hojas en las míseras urbes sin sosiego. despacio y vertical, donde cae el hueso y humedece Hoy que ya está mi frente su mudez de mujer múltiple signada por la nieve que perdura y austera. pronosticando la terrible noche sin estrellas , ni diáfanos crepúsculos Semillas y estragos de ciudades que pongan fin a su brutal silencio; velocidad de llaga quiero rendirte loas que dilaten de alumbrado silencio

42 en la mirada. El siguiente de su libro Muerte: sueño sellado: Pariendo escarcha pariendo en las paredes CANCIÓN DESCONOCIDA su dolor de penitencia su ventana para el sueño Hay mármoles ocultos a los ojos del hombre la discrepancia de su soledad que llevan en su entraña formas desconocidas sus hermanos a brochazos y esperan en la eterna noche de su silencio y el sol cortado. la mano que ya nunca llegará a darles vida.

Avería del alma Hay música recóndita que no se ha escrito nunca, difícil desazón en paracaídas que jamás será escrita, o que nadie ha escuchado para ese extraviado y que rueda en silencio por los cauces del viento deseo de niño en busca del oído que escuche su milagro. domingo, domingo Hay estrellas que vibran más allá de la noche amanece y ya es con su herida de luz abierta por los siglos, lunes pugnando por salir de su red de distancia todo el día abierto sin que un ojo descifre su mensaje perdido. para tus pasos sin luna. Hay poemas que nunca fueron interpretados, que cantan en el arpa vegetal de los árboles o en la líquida flauta del agua inmensurable OSCAR ECHEVERRI MEJÍA, colombiano. Dos ejem- o en las formas efímeras de las nubes que corren. plos, el primero de su libro Destino de la voz: Hay mundos escondidos dentro del universo que bullen en la sombra de lo desconocido A LA NOCHE esperando callados la criatura increada que descubra sus vastos tesoros sumergidos. Como una herida ausencia es el desvelo de tu presencia siempre desvelada: ¡cabes en la pupila deslumbrada tú que rebasas con tu sombra el cielo! ANGEL MANUEL ENCARNACIÓN RIVERA, puertorri- queño. De su libro Los dos ríos: Es un mar de oscuro desconsuelo tu alto caudal de niebla congelada. ¡Cómo conturba el ánima abismada LA ENVIDIA tu mudez asomada hacia este suelo! Mi pozo envidia las rías, los esteros Como pequeños días retrasados y los deltas que forman los luceros te hieren , desvelados tus cauces, esos flujos que corroen en las desolaciones de tu nada. y penetran montes y socavan precipicios, esas corrientes que suben picos y estacionan Enterrado cristal , espejo ciego, sus aguas en pasos cristalinos y quietos tu clara sombra, viva como el fuego, pero que más tarde caen al vacío arrastrando pulsa la inmensa bóveda estrellada. poblaciones enteras y barrios, despiadadamente.

43 Mi pozo sólo ha visto el sol ANTONIO ENRIQUE, español. De la antología Y el sur al mediodía (Corona del Sur), por José García Pérez: y habla con la luna en madrugadas, tú no, la luz del sol te quema, te hace arder con un hervor de EL DIABLO erupciones y lava que cauteriza la piel de quien El mal, cuando imita a Dios, te toca; se convierte en el Diablo. la luna es manjar de monjes El mal no tiene cerebro, no corazón ni ojos, solitarios y nocturnos carece de sangre a no ser que la suya que se arriman a tu cuerpo enlutado y creen sea el hielo de la oscuridad entre los astros. beberte; la luna es aficción La maldad es un artrópodo que está arriba normal de fanáticos de tus aguas, del todo del cosmos y lo atenaza plato perenne en las noches que suspendido, invisible e invidente. sobre tu espalda invita a sorber, Respira y en su aliento flotan los planetas. como una trampa, a los voraces amantes El mal no pregunta, ofende. que se dan cita en tus orillas El mal no perdona, es loco. y caen presos de tus ondas fatales. Por esto cuando imita a Dios tan sólo se convierte en el Diablo. Mi pozo: quieto, callado, oscuro; También el Diablo es el olor de las hogueras turbia verruga taladrada a la tierra, que no pueden verse, y el miedo recóndito oasis que nadie frecuenta, que queda en el aire tras que suceda un terremoto. envidia el canto que das sobre las Es la ciudad devastada y los hombres piedras y en las cascadas ocultas que se cuelgan de los árboles, y la tizne y la soga. entre parajes verdes y secretos No se ve al Diablo cuando acaba de pasar. para que laven sus cuerpos salinosos El mal no se mueve, para qué va a moverse, los fugaces caminantes, si de imitar a Dios le ha quedado los peregrinos penitentes. la virtud de estar en todas partes, como una sombra.

Mi pozo, con su enmarañado recuerdo de aguas turbias que ya nadie bebe, cómo quisiera DAVID ESCOBAR GALINDO, salvadoreño. Dos ejem- unirse a tus ramificados manantiales plos de su libro Cornamusa: soterrados, cómo quisiera disolver su agua en tu corriente, quebrar caminos, asolar LA DUALIDAD DEL SER los puentes, embestir con un alud de rocas Por carne huraña la verdad trasuda, y con fuerzas recrecidas cálida miel de espíritu, que alcanza su llegada a la mar. los niveles del pulso en la balanza donde se pesa el juego de la duda.

Porque es un juego de pasión aguda que a medianoche, entre la luz, descansa, dueño de la espesura por que avanza el tigre fiel con su hambre más desnuda.

44 Y en la balanza están tigre y humano, como la bendición del caos y la contradicción. cada quien con su brillo soberano, Yo probé ese fruto amargo que ahora se endulza piedra de estrella en las miradas fijas. para ti, esos pezones, esa frente que refleja el sol para cobijarte. Detrás el sol con garras y con dientes Porque vienes desde muy lejos desnudo acecha el pulso de los inocentes y vienes con las pequeñas profecías soplando un agua azul por las rendijas. a las que tenemos derecho pero no estamos acostumbrados los pecadores y los incrédulos. RELECTURA DE UN POEMA No hay destino incierto para ti ESCRITO EN LA INFANCIA porque hemos sacrificado nuestras esposas y nuestros propios hijos, Soy mi espíritu, pues, doble cantera: y he dejado esa corteza blanda de donde provienes; sangre y razón, videncia y desatino, sus aromas amargos como esa luna ciega en el camino sus labios donde parece acabarse el mundo que sólo un ojo que la guarde espera. y su cuello donde pude haber reclinado la cabeza para dejar de respirar de una vez por todas, ¡Qué resplandor mi gesto deshiciera, dejar de perdonarla, de soñarla en el líquido rencoroso poder de pensamiento bizantino! y tibio que crece en el interior, Imagen doble de horizonte trino de buscar en su ombligo el origen de todas las cosas, sobre esa sola y una luz de afuera. de todas las naranjas , y de todos nosotros.

Niñez, entonces: senectud ardiente. Pude haber escrito un libro, darte mi nombre de visitante, De hilo pulsado y bárbaro, mi frente. mi herencia que es el polvo Letra voraz que en su rubí destella. o la lluvia en una botella.

¿Cómo sajar lo fatuo, cómo? Vive. Pero ya tenías la espina y el capullo, Y el espíritu, pompa que se escribe, el nombre que arde liquidez favorable de la estrella. y otro segundo nombre que también arde, los nombres, cientos de nombres repasados por la memoria. Porque te sabíamos de memoria DANIEL ESPARTACO SÁNCHEZ. Tomado de la revista cuando ya nadie necesitaba, más libros ni más poemas mejicana Alforja No. IX: que hablaran de amor.

Debo decir te quiero, ahora que estoy mecánico y sin oriente, EL NARANJO porque mi patria la forman otros soles, igualmente inútiles pero desigualmente muertos. Tú y yo somos el naranjo hogar de piedra tristeza sin palabras, nos une la mujer de los aguaceros. Debo decir tuve un sueño o tuve la memoria, Yo conozco el mayo de los azahares preñados una cornisa y una virtud, el entusiasmo del sexo y el último pecho del zodiaco, prominente o fértil. y las lámparas encendidas. En él podrás ver la relojería del sol Te vi desnudo, los incendios del polvo, te di mi paraguas y te lavé los pies. comerás el gajo como un antiguo castigo Me marcaste con la cintura que escapa

45 entre las manos raspadas por el Sol y la Tierra NORGE ESPINOSA MENDOZA, cubano. Dos ejemplos o el adulterio inoficioso. de su libro Las estrategias del páramo:

Vienes con nada y te quedas con todo, esa es tu naranja de la buena estrella. CARTAS A THEO Vienes para con el tiempo aprender a olvidar todo lo que representa caminar sobre el origen, XXII los nutrientes de la tibia placenta, La esperanza. la primera palabra. El lienzo está terminado: el girasol, la esperanza. Hermano, Y preguntarás el por qué de los besos y tu madre tú que te rompes en París a partes iguales, te mostrará un árbol, o la fotografía de una casa tú que no vas ya a la iglesia los domingos donde vivió hace muchos años un gigante. ni bebes a tu salud sino a la mía el té Preguntarás por qué los crucifijos son tan tristes comprenderás mi retrato, el tiempo que lo mueve; y nadie sabrá responderte. porque es necesario despedirse con un girasol Te salvarás de mis respuestas, de mis utensilios o alguna estrella para hacer llover. o quizás con un poema escrito en el relámpago para que los hombres bailen a la sombra del almendro Vendrá la oportunidad de encenderte en la flagelación y haya un redondel en todas las ventanas de un cuerpo nuevo o de beber su vaticinio. que incendie y proteja Vendrá el tiempo de los teoremas y las decapitaciones. cada lugar común, cada estatua de vidrio. No probarás las espinas del naranjo. Es peligroso vivir pegado a las paredes de la noche, Porque te enseñarán a no comer los frutos verdes, es peligroso temer asomarse a la mañana, a quitarles el polvo. almacenar la luz, no derramarla, esconderla. Te enseñarán la lluvia y el fuego y la crucifixión. Habrá que "expresar la esperanza con alguna estrella, Pero nuestra comunión es el naranjo. el ardor de una alma con el esplendor de un ocaso" Tú y yo somos el naranjo que crece para que calle el orador y hablen las islas y expande sus dominios sobre el Sol. en nombre del habitante que en realidad merecen. Nos unen las líneas de la vista que se desdicen Hay que hacer del hombre un girasol, un lienzo, el tiempo y la forma como aprendemos a decir hay que pintar sobre la piel, negarla y defenderla agua casa noche aves senos. y una y otra vez levantarse a defenderla Si tú aprendes los sonidos yo empiezo a reconocerlos, hasta que acuda el hombre y no un dios para salvarnos. si miras las formas yo las destruyo para palparlas. Hay que abrir los ojos ante cada lienzo, Nos mira la mujer anciana salida de los pasillos, hay que beber no el zumo de la redención sus acertijos de bolsillo y remedios caseros sino el que viene con una mayúscula en su sombra nos mira el fermento y el muslo derecho de tu madre. elemental, sanada. Y tú eres también un trozo de la madre noche Hermano, naces del ramaje y de la entraña tibia, recuerda que estaré en el lienzo entonces te abres paso entre las hojas y la carne y reiré contigo en la mesa de los naipes y nos juzgan las piedras arrulladas, como el hombre del trigo, el pintor de la campánula. la gente sin rostro que muere al atardecer en las terrazas, Hermano, no hay remedio, también el naranjo tendremos que "expresar la esperanza como un rey vegetal sin rostro, con alguna estrella", que nos deja caer el sonajero amargo, clavarla en el girasol, dejarla que sangre, un pequeño y amputado sol por si alguna vez el hombre llega y la alcanza; con semillas tristes. por si alguna vez, oh hermano mío,

46 la soledad, esta locura, la tristeza, Viajar, viajar, yen el centro del delirio pueden servir de algo tocar a puertas de maldad, donde la víctima es el pecho sobre la luz que cae hacia el Mundo. que muestra latitudes de rama pisoteada. "Adiós, adiós", decimos, y es la lumbre DEJAR LA ISLA el brillo del hogar lo que se quebranta y rueda.

III Dejar la Isla. Abandonarse al polvo elemental de cada aullido, MARIANO ESQUILLOR, español. De Arco lírico: del almuerzo salvador y del pájaro en la mesa tan abierta y familiar en la más sagrada hora. Morir, dejarse IMÁGENES OCULTAS caer a otro sentido lejano al de la fiesta que giraba en los amigos El mundo de la sobrevivencia escala peldaños de fuego. cuando el saludo era un hallazgo La blancura de sus pies, dulce e inocente, asoma sobre y el oro nos caía como trino en los bolsillos. los acantilados de la demencia que promete ser pintura, No estar, despedazarse belleza y luz. hacia una nueva orfandad, que lastima y muerde una y otra vez, y otra Gorilas y panteras perdidos en el desierto me invitan desdorada por el mismo resplandor a beber en los santuarios de la Creación. Círculos de con que tejí mi podredumbre. oro surgen en mi cerebro. Oh lluvia, crepúsculo sin sol, Partir, cifrar el rumbo suaviza mis actos de barro y súbeme a los caballos de que impone a cada rostro la lágrima la fantasía. que nadie podría arrebatarse. Que no todo sean caminos sin orillas. Que no haya Dejar la Isla negando el cáliz de la rosa, contaminación, negra o azul, sobre el encaje de la noche el agua vespertina, ni fieras rondando con sus brillantes ojos perdidos. su luz, tan familiares. Alegría es calmar el hambre . Terrible recoger flores Saltar del mimbre al lienzo, provocando ese espanto sembradas con la sangre de otros. La historia cuenta que no diluye otra voz que no sea la furtiva. tantas cosas que a la luna le falta tiempo para acariciar Dejar esta Isla por otra menos dadivosa, la gracia de seres con gestos de profecía y el maestro de mucho menos cierta, exacta o calada. la ternura es un león comiendo piedras ensangrenta- Dejar todo un planeta, una casa, un filo das. de luna común abandonado a la intemperie para corrompernos en jaurías de miserias Muchas cosas dicen los días por más que la soledad y no tener por cardinal ni al árbol ni sus nombres, calle tantas imágenes ocultas. La espada de la vida corre y no tener por amigo tras la cabeza del destino. El destino se escapa y muer- sino a un muchacho de ojos peligrosamente verdes. de las trallas que fustigan la paz de las edades. Se Todos queremos escapar, destilarnos en el mundo, enmarañan las manos del agua. Los peces gritan ante el trocar nuestra virtud por otros cuerpos más silentes. sudor de su hastío.

Todos queremos detenernos en actos de violencia El amor camina en silencio. A veces dirige sus pasos que contar a los padres, a los hijos, al cuchillo. hacia un ocaso de resurrección. La sencillez se viste con Y así quebramos la falda para huir a lo invisible la sonrisa de la vida. asesinando a algún niño, a un corazón que espera.

47 JORGE ESQUINCA, mejicano. De Premio de Poesía Vuelta al cielo mi mano es un estanque nimio. Antes de Aguascalientes, 30 años, tomo III: lavarme, antes de beber siquiera, alzo la cara al sol y el día comienza con un batir de alas.

EPISODIO EN AL-QAYROUAN "Cuida tus rebaños pues no hay pensamientos más elaborados que las piedras." El mar entero cabe en el ojo de una aguja. Bebo el mar en la palma de mi mano y su sabor es Durante la noche, los enormes pájaros marinos duermen amable. Nada se interpone entre la turquesa líquida y al amparo de la antigua ciudad amurallada. mis labios abrasados por el sol inmóvil del mediodía.

El viento del desierto se afila contra sus picos acera- "Entra despacio a la mezquita pues su extensión no dos y se desliza como el instrumento de un presagio, una desconoce el desierto." daga, un reptil. Por las tardes unas cuantas garzas sobrevuelan las Yo catalogaba las dunas del desierto, las olas de un mar almenas, bajan majestuosas hacia la gran fuente y se disperso en las plumas de los grandes pájaros. disuelven antes de tocar el agua.

Todo pasaba en el ojo de una aguja que se erguía en el "Ama sólo aquello que te quite el sueño, pues sólo centro de mi sueño como un minarete de diamante, a fin aquello está destinado a durar" -había dicho su voz. de que yo pudiese desglosar los colores del espectro y mostrarlos a los pastores nómadas que atravesaban la Yo catalogaba las naves que nunca he visto. Los puertos pradera. fecundos que no habré de pisar, las anchas bahías bordeadas de palmeras donde se reúnen los niños a La voz de mi madre vino con la lluvia a despertarme. inventar historias como ésta; "Busca entre las raíces del naranjo la piedra tenue de tu de la aguja por la que fluía un fila- sueño". yo era el corazón mento luminoso y la plegaria de una mujer a la que he Yo miraba el rostro de mi madre en el ojo de la aguja y llamado madre era una isla rodeada por el agua del mar que había llegado con los pájaros. para no develar el misterio de sus ojos imantados como el ámbar de los mercaderes; Junto a los muros de la ciudad crecen ortigas. Los mercaderes instalan tiendas blancas como la sal de los yo era el pez cautivo en la resina, esta luna turbia que veranos. vigila en las murallas la respiración de la ciudad.

Y sus pregones son más blancos que la sal. Antes del anochecer hemos visto desvanecerse la silueta de una caravana. Al principio parecía dirigirse hacia Para referir la historia de las caravanas basta con invocar nosotros, el rumor de su tránsito llegaba de vez en vez. al ojo de la aguja , su resplandor intermitente, su Luego, un parpadeo, el silencio infinito de la arena. levitación serena. "Mas tarde -a la hora en que se encienden las hogue- "La línea del horizonte es la oración del peregrino, ras- te hablaré del mar." quiere siempre elevarse pero es paciente." Supe de ti por el ojo de la aguja, por las espigas que En mi sueño se abría paso su voz delicada como una brotan hechizadas en los labios de la acequia. nube en el desierto.

48 Supe de ti por el perfil cambiante de las dunas, por el ENA EyIA, mejicana. De Tropo a la uña No. 12: viento que dibuja con ellas una nueva versión de tu destino. EN EL DESIERTO Supe de ti, gemela prófuga, cuando menos supe y caminaba a tu lado entre el desierto y su ausencia. No nos heredó el agua su líquido refugio. Desterrados de lluvia caminamos la noche "Más tarde -a la hora en que se encienden las hogue- con el sudario astral que oprime la epidermis. ras- te hablaré del mar." Buscamos gaviotas en las plazas desiertas para atenuar la soledad con el blanco espejismo. En la palma de mi mano -vuelta al cielo- ha nacido un espejo. Vestigios de maleza horadaron la luna, los ecos de la umbría cegaron las pupilas. En el tumulto de la arena fragmentamos los sueños. ¿Será el silencio el bálsamo del sol en la sequía? DoLoREs ETCHECOPAR, argentina. De Periódico de Poesía No . 4 (INBA/UNAM): El dolor traza la interminable línea del insomnio sobre el ocre retazo de la estera. Otra vez las tinieblas con su mítico acecho Grandes ríos efímeros son preludio de muerte. han hablado palabras desalojadas Habrá que recorrer las cárcavas, evitar exterminios. entran al parque Nadie recibirá nuestra cautiva sangre en homenaje, se arrastran por la nieve el encierro de nombres vestidos por el miedo. han perdido algo tan leve y desolado No cambiarán las piedras su corteza de incienso en el vidrio de los árboles por el rojo vibrátil que ansían los crepúsculos los monos y la luna se abrazan para animar la danza. dónde viven estos párpados que con un poco de agua se alejan La sombra de una estrella en la raíz del alba y para siempre tus cabellos entona los acordes azules del abismo. irradian mi pena Amanece un racimo de lirios en la melancolía. rápido tren El rostro se diluye en el caos de luces del verano. rápido sol El universo ha vuelto a ser el mismo. estoy perdida en la nieve que cambia de país y las hojas me hacen cantar tu risa se levanta cansada de arrodillarse en mi corazón ANA MARíA FAGUNDO, canaria. De su Antología la mañana golpea con sus remos Poética: la sombra de un caballo estoy perdida asida al silencio que huye con su horrible carta COMO QUIEN NO DICE VOZ ALGUNA AL VIENTO los pájaros sangran al pasar por mi memoria y no me acuerdo dónde estuve qué decían las palabras CAMINOS DE EFEso: las monedas trabadas en la máquina que engulle la calzada central del mar a la tierra. el clamor de lo que muere. El perímetro dentado del teatro. Unas columnas rotas , caídas. Unas losetas de mármol no gastadas

49 por la sierra de los siglos. acariciando tensos músculos y brisas, Eso quedó sobre la hierba penetrando espacios más allá de los espacios, para nuestro paso curioso de hoy. queriendo concretar el vacío Y caminamos a pleno sol que niega a mi cuerpo su rotunda huella hilando con el zumbido del viento de roca de isla historias que fueron jadeos de amor, y pone duda a la palabra, agujas de dolor, a ese extraño albor con que me digo víboras de astucias, que estoy, que soy en estos siglos mariposas tiernas, y que surco ríos nubes blandas de alegría, y navego mares niños jugando escuelas; y devoro sol y los talladores de la piedra y abrazo tierra entre mis muslos. que hoy queda (columna, calzada, loseta) muda entre la garra suave Pugno por sentir físico mi cuerpo y húmeda de la hierba, sobre la tierra que piso; los talladores se han hecho materia pugno porque la tierra sea hierba, de mármol, roca, agua, sus frentes son mármol tallado, porque el calor del sol sea humo sus manos son mármol liso para nuestras piernas sobre mi piel que caminan pasos de ruina, y la arena no se hunda con mi peso; sus sexos -buríes ardientes- son pugno porque el aire se concrete cristalino mármol, entre mis manos el mármol caído de estas columnas, y tenga yo manos con que sentirlo el mármol trizado de esta tierra dibujar el espacio en los pliegues que el tiempo que dice que fueron va poniendo a la vida y dice que somos; y nada se borre diciendo que fue, que la vida siempre es; que quizás el espacio tuvo rocas, que la vida siempre queda sangre en punta, aunque el soplo de un hombre olor, sabor, tacto duro en las esquinas. tallando su mármol sólo se ancle torpe en la piedra. Creo comprobar que soy materia, que llevo infinitos siglos viajando por este vacío sonoro de mis huesos VOLUNTAD DE CONCRECIÓN: y si alguna vez Me acojo a la concreción de mi cuerpo: una flor me enseña la osadía de sus pétalos huella del pie, del gesto, coloreando el aire rotunda redondez de los senos, creo que me palpo viva caverna iluminada del sexo entre la piel y la sangre por donde entra y sale la vida, y me creo flor, el afán de seguir siendo roca, mar, materia gloriosa, pugna de isla creo y me creo la concreción solitaria de una isla entre espacios azules de agua y de aire. entre la nada azul del mar, la nada azul del cielo, Me aferro a mi sangre, a mi piel, la nada de la palabra. a mis ojos que miran y me miran palpando colinas y risas de niños

50 Pero creo en la palabra, MIGUEL ANGEL FEDERIK, argentino. De Alguien en su cuerpo de siglos y espacios, llama No. 12: en su configuración de labio, y ternura. Por eso afirmo cuerpos -el mío, el vuestro- que no existen. PATRIA DE LA ESMERALDA (fragmento)

Aquí la esmeralda es vegetal. ¡Dádiva umbría! RUBÉN FAILDE BRAÑA, cubano. De su libro La noche Hidra frutal amancebada a cielos y pájaros fulgentes, que habitamos: aparición germinatriz, cabal, de aquellas geodas que bajo Capricornio hibernan su condición de meteoro, selladas urnas donde el fuego congelara sus cristales JULIÁN YA NADA ESPERA para que ría la luz un día en sus múltiples dientes de claridad por la sombra vulnerada, Tal vez el sueño en los portales de ceniza y que aquí emergen en aspersión enfebrecida lo llevaría a revivir lejanos años, como un prodigio solar donde la piedra canta cuando eran sábanas y no cartones y hasta puede el rocío visitarlas. y esperar de la vida no parecía la orilla más ausente. Aquí la esmeralda es vegetal. ¡Ternura rediviva! Y en pubertad inaugurada para la estrella del verano ¿Qué hay detrás de sus ojos? ¿En qué sombra dándose al vértigo de floraciones y zodíacos se le extravió la dicha? con el riesgo de volverse milagro de la pedrería y que la asalte un ángel desangelado por Cupido Alguna vez techo y amor fueron ventaja. para entregarla en guirnalda nupcial a su Afrodita Alguna piel le acarició el regreso. Alguna mano en una primavera de serafines sobre el Atlántico, dio calor a sus latidos. cuando sus cielos perfuman rodando planetarios Alguna boca trazó rumbos en la suya. un reino de duendes como nubes para la luna de su fauna, Es lento el cuerpo y encorvado. Antiguas mariposas seducida y redonda prisionera de sus pupilas acuáticas. se han convertido en polvo. Guasasas persiguen el cansancio de sus tardes. Aquí la esmeralda es vegetal. ¡Gracia escindida! Y en agrario afán labrada y concebida entre linares, Pero Julián no ansía. bucólica hembra que se acomoda al cuello enverdecido No quedan anhelos en la piedra. el serpentario de lapizlázuli de sus arrozales trémulos Hay sed en los dedos. La enfermedad y a las trenzas de sus montes el almizcle y el oro ajusta su medida. de sus espinillas donde la cantan los zorzales del hechizo, Hoy estará en cualquier sitio, a traición de los cuatreros los domadores y los búhos contando estrellas que la víspera se ahogaron. con una ignorada e invisible partitura de Corot o Boticelli, La soledad y la tristeza para que Quirós, ya sin Goya ni la sombrilla de Sorolla, no caben en su bolsa. Alcoholes de evasión. le pinte enardecido Federales, Manosantas, Carniceros Su rostro contra el filo severo de la noche. en vivo rojo de pasión para guardarla en tan injusta lucha de quererla.

51 MARGARITA FELICIANO, argentina. De Poetas sin Se desnuda, fronteras, selección de Ramiro Lagos: nada contra la corriente. La luna tiembla en su cuerpo, en su sexo abierto por la fe, MUNDO ANTIGUO juega con el oleaje, bebe, Raro lenguaje anuncia el pie quebrado busca un camino entre las piedras. estallan sus palabras una a una, Debajo del framboyán cuenta las estrellas, florece la metáfora exaltada viaja con su luz. tiembla una gota de agua en tu mirada Eva se masturba. violento escalofrío de la luna. Eva no duerme para tejer el tiempo, quiso creer en el paisaje ineludible de los dioses, Tallará tu semblante enardecido tuvo por amante a un muchacho triste marmórea majestad de precipicio, que soñaba con la nieve. tu torso se enardece en el abismo Eva sacrificó su amor hostigado por blancas caracolas. porque nada podía salvarnos de un país tan inmenso como la Tierra. Con su irisado látigo la luna El amante de Eva murió en sus brazos, duerme en el fondo oscuro del estanque; murió de asfixia. seducciones metálicas del día Eva lo sepultó en las tibias aguas. remontan como flecha a la alta cima. Ahora nadie entra en la casa de Eva. Baja, noche vestal, columna airosa, Ella es un ave rara cual soplo leve de inspiración divina. que dispara su corazón sobre el hielo. Eva ya no sabe si es Eva o la otra, perdió el sentido de las cosas, está sentada en el muro,

MARIBEL FELIÚ GÓMEZ, cubana. Su poema: tiene frío, mira fijamente al que pasa y lleva una flor en las manos. Eva espera que la flor se marchite. UN POEMA PARA EVA Nada puede regalarte Eva que no sea su soledad y el río. La única cosa que Eva deseaba Eva niega su identidad, era poder llegar al otro lado tiende sus manos al viento, arrastrando sus sueños. Guillermo Tell, Robinson Crusoe, deja caer una moneda de otro siglo, no podrán reconocerla, héroes de su infancia. Eva aún no ha crecido: se ha pintado el rostro con el hollín de los candiles. en un barco azul Eva no tiene amigos. Ella quiere salir, gritar echa sonetos a Dios que lo ve todo. y ya no tiene lágrimas. Eva un día va a llegar a la otra orilla. Eva cree en los peces Eva lanza barcos de papel al río. en el misterio de las aguas. Eva abraza al niño que llora en la distancia, camina sin rumbo, luego se pierde por una calle con salida al infinito. Eva quiso ser únicamente Eva. se mira frente al espejo y escribe. Eva tiene treinta años y quiere salir a pescar. El hombre es un abismo para Eva, una canción extraña que no ha podido cantar.

52 Luis FERIA. De No menor que el vacío (Bib. Básica la cola burguesa, la granada celular. Canaria No. 39): Hacia el viento se iba el aroma prudente de las mansas violetas que ahuyentan el invierno.

LOS DONES Si fue sueño tal vez, o la memoria la estricta realidad recobra y fija. Distinta realidad es la del sueño Lección de buen amor nos dieron no más hermosa o menos que la vida. y les dimos. Y aunque el tiempo creció dándonos caza, la enseñanza perdura ¡Qué dueños fuimos! igual que el palmacristi entre los pedregales. Cobrábamos el mundo con un quiero. Nos apropiábamos del día universal, del rumor de la hierba rondando en la cañada. Toda la tierra fue un relámpago AMANDO FERNÁNDEZ , cubano. De Museo natural: despeñado a tus plantas. Como feudo los montes fueron nuestros, códigos de verdad, de amena historia NOCHE DE LA ESTATUA- FLORIT sin barajar aún, como el océano. Tímidamente canta el hombre en lo profundo ¡Estío, cómo ibas de un cercado jardín que el corazón preserva. divulgándolo todo! La noche pasajera se extiende sobre el árbol. Verde tu luz en las tabaibas, Memoria de un olvido se agita por las ramas. gualda en los trigos rectos, Tarde o temprano el fruto recobra sus luciérnagas. en la maraña de la niebla, gris. Alzada en la distancia, sus formas carcomidas, Vida, vida total la luz alrededor, la estatua sueña, vive, la dimensión, los astros. lumbrarada del mundo inflamado en su fondo.

¿Fue más nuestro el invierno que el verano? Por largas correteras de eucaliptos, GUILLERMO FERNÁNDEZ, mejicano. De La hora y el viento en la tarde, susto, invitación sitio/ Bajo llave: a adentrarnos en su hondo túnel negro, el fragor de las hojas metálicas entrechocaba con el viento y su marea PETRIFICACIONES resonante. Vigilancias voraces ojos ahogados Si el mundo velando en su sentina de polvo. irá a morir. Ellos son los albaceas del infortunio Luego de la tiniebla, los que transforman la almohada en sapo blanco la tierra igual de hermosa se ofrecía, los que ahuyentan el hada del azúcar el agua anónima, los que pintan de negro las ventanas. los maizales distantes, pardos como el manchón de un grupo que van a fusilar. Pero los amo.

Fueron leales las provincias pequeñas: Ellos vienen contigo cada noche caseramente olían mejorana y cantueso, saben el número preciso de tus pasos el rábano y la sanguínea betarraga, (si alguna vez miras atrás sobre tu hombro

53 advertirás qué profundas huellas dejas MARTÍN E. FERNÁNDEZ , argentino. De su libro Solo: cómo trituran el cemento tus zapatos). Ellos peinan el cabello de la luz hasta dejar un cuervo en tu cabeza. Lo QUE VIVIMOS, LO QUE SOÑAMOS

No lo sabes aún pero en tus ojos Este es el libro que nunca leí, arden puertas de ciudades fantasmas estas son las palabras que jamás dije, y tu conversación convoca sombras este es el camino por el que nunca fui, desbandadas de peces en ríos subterráneos estos son los sueños que voy a soñar, edulcorados ecos celosas turbulencias esta es la alegría que a veces se desgarra, silencios que sonríen en el ojo del huracán estas son las lágrimas, (los silencios que mueven engranajes las lágrimas que nos guardamos, hunden armarios resucitan reflejos los miedos, las miradas, deshielan jardines sojuzgados). estos son los años que nos gastamos y esto es lo que nosotros representamos, ¡Ah!, si tú supieras que de tu desnudez lo que vivimos, lo que soñamos... brota una invasión de desnudeces Ciego delirio, persiguiendo lo deseable, a sorber el calor de nuestros cuerpos cabalgando fantasías, violando lo imaginable. a poner en nuestras manos otras armas Místico silencio enciende las estrellas de una noche y a engañarnos con sus soles desvaídos asomando a un camino, saldrías huyendo en busca de tu piel avanzando al borde del abismo, transitando . de tu azorado corazón pasto de lobos. Mutando en música, acontecimientos tristes de un lugar a otro sin hallar su paso Pero eres el oleaje predestinado por la noche vistiendo con nubes grises, y de ola en ola muda tu semblante mezclando el sentido para hallar el calor necesario. por el de aquel que miraba las horas Sublime palabra, amor en sus jaulas con pájaros inmóviles libertad palabra santa y una cama de hospital en la mirada palabras reclamando alas al mundo, por el de aquel que no me devolvieron las aguas color del aire, sutil pájaro del alma, y clama por el resto de su vida no hay muro que te contenga en hondos movimientos circulares ni mar que hunda tu carga. por el de todos los demás los saqueadores Los miedos, la ilusión, del sueño craso y su jardín en ruinas. los años que nos gastamos, la esencia en tu mirada, Y cuando de la altura momentánea lo que vivimos, lo que soñamos. nos despeñamos todos como fardos en una catarata de ceniza siempre tendré que reencontrarte entre piedras porosas troncos derribados SIRA FERNÁNDEZ DE MARTINO, argentina. Dos alentando tu nombre en los rescoldos. ejemplos, el primero de la Antología 1998. Soñando en Unquillo: Amanece otra vez. La luz devuelve a las orillas LA MUJER Y SU SOMBRA el paso de las aguas. Volvemos a ser Los cielos producen esferas tú y yo los infiernos cubos dos piedras blancas. la tierra cementerios.

54 Nuestros pecados serían juzgados sobre las rocas que cercan la emboscada en un inventado purgatorio ¡hay que despertarle! Soñoliento con pedestal de algas y clorofila no podrá verte ni verme liberada clavado en el abismo de un calvario. su fulgor quemante y ceniciento Navegábamos con dolor de soledad dará incienso de oro a mi plegaria. hacia el alba hacia el juicio Estamos rodeadas por un muro hacia la redención ¿un muro? ella y yo -yo y ella Detrás está la trampa con nuestra percepción de lo infinito son redes atadas por un nudo avistando un mástil infrahumano y el mástil infrahumano de la estampa sobre la espuma de las olas es un arpón agudo. interminable ruta vigilante. El pescador dispara. Yo dirigía el timón, era mi barca El agua toma tono rosa oscuro ella destilaba la inocencia pues con la sombra atravesó mi máscara. mientras llegaba la hora señalada Queda en el anochecer rojizo y duro y la raíz de la conciencia sombra y mujer, flotando en la distancia. despertaba ardiente y sublevada. Atrás, en el camino recorrido el fascinante misterio palpitaba los vientos con ternura de amapolas HABRÁ UNA VEZ UNA TIERRA arrullaban sin cesar nuestra llegada. Vencido ya el paso de las horas 1 la sombra tras mi cuerpo se ocultaba Pensando sin cesar su heroica muerte acercándonos más a los faroles camino por la playa, el firmamento que pendían dando luz a la muralla. incrusta en el centro de mi frente un rayo de sol que mece el viento. ¡Sombra mía! Cuido rebaños, soy de caminar lento Custodia y cómplice peregrino, indagador de los que vienen de mi territorio deslindada músico, soñador, la caña es mi instrumento mi otro yo, mi otra orilla embriagado por el perfume agreste en la costa azul que navegaba. entono una bella canción casi en secreto Estás prendida, le decía. para no despertar los pájaros que duermen. Estoy prendida, contestaba Marcho con mi majada hacia la patria y toda la luz del universo prometida en el lejano oriente sobre las dos lo proclamaba. donde chocan pasiones encontradas Pero no temas el sueño eterno es virtud celeste casi ya no falta nada y las estrellas aristas de las armas hay en nuestros hombros una herida dispersadas sobre el pasto verde. por el peso inacabable de la espada. Busco a Jesús. Es el pastor de almas El juicio será al atardecer ¿habrá mucho que andar aún sin verle? en la sobria geometría de la sala ¿Atravesar puentes, ríos y Tomadas el juez nos va a absolver zarzas y espinas que al clavarse duelen? tú y yo saldremos liberadas. Todo sea por encontrarme su mirada El sol con cara de mendigo que es bálsamo, amor universal y fuerte rugoso y turbio ayuda en la estocada conque obsequia a su legión amada. simulando estar tirado y muerto

55 II jugaste con sutiles mariposas, Mi perro pastor de pronto se detiene águilas, luz y fuego, sol y llama; en la búsqueda empeñosa de la nada la estatua y la columna, grandes ondas de espuma blanca y verde el sauce y el ciprés, son señales que con fervor el mar me manda todo latió en la vida para ti. porque como a mí los ripios duelen el mar como nosotros tiene alma. Uniste lirio y sangre, Mi perro desapareció. Entró en la roca de los duendes el jazmín con la rosa y el jacinto; ¿regresará de allá? ¡Hay tanta rama! la caléndula fría Arrojo una piedra. Silencio. Hasta los ecos duermen te acompañó en el llanto. Tu lenguaje quizás quebré sin querer el jarrón grana fue de la levedad de los encajes. que encontró mi perro bajo el puente y entre sus escombros halló guardada El ideal y el símbolo disputas una carta milenaria y hoy latente con lanza y con espada, escrita en arameo, en letras gualdas vistes en tus poemas pero que sin ningún poder se entiende. túnica o toga o manto, cantas al terciopelo y a la seda. III No camines más. Aquí encontró tu alma Un broche de marfil como divisa, la salvación y la esperanza tan buscada y en ave de dos alas, que cabalgas, dentro la roca que rompió tu fuerza cambias oro por negro: y celosa guardaba en su garganta ]a risa por el llanto, un mensaje que existe y existió y al pensar como un niño y que debes transmitirle a cuanto pasa. descubres inocente, Mira dentro el lecho de la perfumada flor que un canario amarillo el reposo del amor, la rosa abierta tiene el ojo tan negro. que perfuma con respeto y con temor el sudario con mi sangre muerta que es la bandera que iza el vencedor sobre el horror y el desastre de la guerra ANTONIO FERNÁNDEZ MOLINA, español. De la olvidando que sólo seré yo antología Frac poético: la sublime victoria de esta tierra. Sigue, sigue, peregrino buen pastor ¡la hora ya está cerca! VISIÓN

Como desde lo alto de los cielos veo un planeta diminuto. JOAQUÍN FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, español. De Estoy muy lejos de la Tierra, Homenaje a José Martí (Málaga, España): al descender distingo territorios y mares.

Me atrae el aspecto de un país. MOTIVOS ¿Por su perfil de vieja, por su forma de piel de rana? Desde la cuna grácil Desciendo al suelo. de tu Cuba soñante Paseo la mirada por calles y plazas diste a los cuatro vientos de una ciudad ¿la conozco? voces de inexplorados horizontes; Ahora reconozco una fachada.

56 Tiene los rasgos del rostro amado. Llegan los oleajes de los astros, Adoro su puerta como a sus labios. orgía de banderas desplegadas; Piso el umbral de la casa. enjambres de tambores celestes, en bosques de cristal, en fuego de cerezos. Puedo recorrerla con los ojos vendados. Puedo subir de este modo las escaleras Alas, estallidos de sangre. hasta la habitación donde convertimos en seres vivos Todo fue, es, algunos de nuestros sueños. como lo siento ahora. Hay en el cuarto la misma luz de los años azules, Es la furia dorada, calienta la existencia transparente el bálsamo de nieve que baña los espacios. de queridos personajes, Es la vida. de tantos libros leídos Mi testamento estoy al amor del rescoldo de las estrellas, firmándolo en la paz; rubricándolo cartas escritas con tinta simpática, en los pétalos dulces de los besos. una cajita repleta de monedas de valor permanente, las paredes son bellas como paisajes, las vigas como los árboles vivos de un bosque, las baldosas como limpias piedras El segundo de Apuntes mínimos No. 12: lisas de la catedral de un arroyo. ME VES AQUÍ En la habitación está la mujer-musa. Guardián del Paraíso, Me ves aquí emite luz de espiga implorante y al viento mis ramas de miseria y se dispone a dictarme un poema. soy yo un hombre un poeta que dicen aprieto contra mi pecho un mapa MANUEL FERNÁNDEZ MOTA, español. Dos ejemplos, casi piedra quemada el primero tomado de Pastores de poetas 1 (Cuadernos casi cereza en sangre. de Poesía Nueva. España): Por las mañanas cuando todo está nuevo PÉTALOS PARA UN TESTAMENTO beso los muros del establo donde ayer El Universo está desnudo, quieto. un día El empuje sonoro del mar se ha detenido. ¿o tal vez hace ya un milenio de siglos?, Se ha dormido en el pétalo un niño se ahorcó la brisa de la tarde. con un jirón de sábana.

Y la luz, el ramalazo vivo de la carne, Los campos hecho un arroyo de rocío. ¡y qué importa si verdes o morados! Siento la voz primera del barro, Siguen pacientes el pájaro temprano de la llama. tendidos al sol de la montaña. Todo está tatuado en los ojos, en las piedras. Mas yo estoy triste y una mujer se ha llenado de nubes los ojos.

57 ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR, cubano. De la CONCHITA FERRANDO DE LA LAMA, española. Dos antología Poesía joven de Cuba (2do Festival del libro ejemplos de La huella del universo: cubano s/t):

EL BOSQUE MÁGICO EJERCICIO DE BRAVA DISCIPLINA (fragmento)

La voz cuidada y perseguida, 111 ante la honda llamada de la sangre La noche ya se quiebra huye, afila sus flores como lanzas. como cristal-vidriera en mil colores. Crece su boca, llénase de encendido rumor, Cascada de murmullos, de alzados puños enturbiando loco fantasma turbio y ocre. hasta los golpes la atendida vida. Su lamento elegante Impotente por no poder gritar, se endurece, rompiéndose en piedras o martillos. el páramo vislumbra pesadillas, Su palabra es entonces la palabra se ahoga en sentimientos. sencilla, escueta, decidida, de miles de hombres oprimidos Sus manos se deslizan, poco a poco, del tabaquero, curvado sobre su dulce semilla de humo, en liturgia creciente con la luna. relampagueando aún la voz Misterio que se enreda en los helechos de un ángel airado en su oído; y extingue los aullidos. del cortador de cañas, estallando columnas delgadas, como concretos monumentos de azúcar; Chorrea por sus hombros del guajiro, borrándose en su turbio paisaje, el húmedo perfume de los sueños frotado con furor sobre la roja tierra; latiendo agazapado del hombre, sencillamente, que alza los brazos y trabaja, entre álamos, arces y abedules. erige, siembra y silenciosamente muere. Una palabra anónima y robusta Boga la sombra en barca de catalpas como la sangre, como el agua , como el cielo. buscando las orillas alumbradas por ojos masculinos de luceros. Su relámpago llega, su juventud se curva sobre la llaga, dulce, sobre la garra, firme, Avanzan los arcanos por la algaida inflexible, armadamente insomne. con máscaras de hierro. Con una amada cruz que se coloca, El verde fuego de los lagos con un terrible hombre que le recorre, cruza; se condensa en luciérnagas de niebla. con una fuerte estrella que sustenta. Rubén cae, Rubén dice, Rubén terrenalmente ama el cielo, Rubén entrega el cuerpo como un guante sonoro, como una cosa ajena. SE ROMPERÁN LOS SELLOS Muere desde las venas, empina el horizonte. Una noche su pecho viene abajo. I Una noche más sombra, se deshace, y cojean No vengas protegiéndote las estrellas, y obreros verticales en las luces guardan su nombre duro al cinto, como un arma. del fuego y el estruendo, sino blanco de lunas a través del silencio ungido por los mirtos.

58 No llegues rodeado de unicornios «Si pudiese ser de agua ni con yelmo de plata, buscaría las corrientes ni oculto por el tigre más acalladas del Indo». fustigando tus alas. 2 Atrévete a encender País de ríos , la India, país de flujos y reflujos, de tus faroles de muerte, convergencias y divergencias, a veces vertiginosas y acechando lo infausto otras veces impregnadas por una suavidad tan uterina con espada de plumas y garras. como los sonidos del sitar y la vina.

Derriba las simas de la Atlántida. Razas que se oponen y que no se combaten Deja que fluya lenguas que divergen entre las piedras y que no se devoran. la luz de la inocencia, la savia de las viñas, Olas el laurel de la gloria de palabras, y la leche del alba. de mantras, de cuerpos, No ocultes que deseas devorarlas. de deseos, de vértigo y de vacío.

JESÚS FERRERO , español. De la revista Turia No. 42: Olas de una inmensa rueda de fuego: la India arde incesante mente. LA RUEDA DE FUEGO La India es una mente incesante que siempre tiene fiebre y que por eso desea tanto el vacío, el silencio, 1 la cesación de toda causa Miradas, gestos, mitos, ritos, estruendo de la vida, y intervalos de sosiego, conjunción de voces, conjunción todo efecto. de cuerpos, silencio. 3 Actos que hallan su temblorosa continuidad en otros, río Ciudades del Norte, del Centro, del Sur: olor a aldea, que no cesa de fluir, destellos continuos de una íntima olor a urbe, olor a barro, olor a sol amarillo limón, y extraña alegría que parece impregnar hasta los rinco- olor a sol cobrizo y casi podrido, olor a sol enrojecido. nes más sórdidos. Impensable diversidad, impensable identidad, abismo. Y lo contrario truculencia, miseria, enfermedad, decrepi- tud, pestilencia. 4 Darsana es una palabra sánscrita que significa «siste- Y en medio de todo el padre Ganges, en medio del cielo ma». Abro los ojos al sistema de la India, abres los ojos. y del infierno el Ganges, más que un río de agua un río verbal. Religiones, ideologías, mitologías. El gran panteón del barroquismo oriental, el gran sofoco . Uno no se explica Y en medio de todo el Indo, río de los ríos. Un poeta cómo puede albergar tanto contenido el cuenco indio, tibetano dijo: tanto precipicio, tanta calma y tanta ansiedad.

59 A veces hay matanzas en la India, pero son excepciones 6 que confirman la gran regla, que consiste en huir de las En el "Libro tibetano de los muertos" se dice que, tras la garras de la estrechez de conciencia, como decía Kabir. muerte, el cuerpo etéreo, semejante al cuerpo de carne Tantas culturas y tantas religiones hubiesen conformado, que teníamos en la vida precedente y que tendremos en en cualquier otro lugar, un polvorín. Pero la India tiene la futura, inicia su viaje a través de la "existencia inter- su darsana, su misterioso darsana, pero la India tiene su media". sistema. Las frases del libro tibetano acuden a mí en Sikkín, entre Plaf, plaf. Las tortugas carnívoras del Ganges hacen la los Himalayas. ronda. También ellas forman parte del sistema. Son tortugas integradas, son darsana, son gramática. Rostros, gestos, miradas . Niebla entre las montañas, niebla en la conciencia: "existencia intermedia". 5 Y también son darsana las aguas de Cachemira, sobre Velas ardiendo en los templos y en los monasterios, todo las aguas de Cachemira. Allí el agua está tan círculos de fuego como los que dicen que se ven entre integrada en el darsana como los rebaños de ovejas. Y una y otra existencia, budas repitiéndose hasta el infini- hasta Cachemira llegó un día Alá. to: es el río de las reencarnaciones, bastante más sofo- cante que los ríos de turistas que se cruzan conmigo Seguramente en el origen Alá fue una divinidad insepa- aquí y allá, bastante más abismal. rable del desierto: la voz sin nombre y no obstante nombrada, la voz sin rostro. 7 Dice el budismo: Desde antiguo se sabe que en los desiertos de Arabia, de Gobi, de Rajasthán hay lugares donde el viento, al "No hay un restaurador del orden natural y moral. deslizarse entre las rocas, emite sonidos que sugieren Pueden existir los dioses, pero son tan pasajeros como una voz humana, áspera y misteriosa. los hombres y como las civilizaciones de las que surgen y que les rinden pleitesía". Igual Alá empezó adoptando esa voz, la voz del desierto, pero al llegar a Cachemira su voz se dulcificó, al llegar Y añade: a esa encrucijada líquida en mitad de la ruta de la seda, perdió la aridez original sin dañar su esencia. "La liberación es algo que no puede ser deparado por ningún dios, y únicamente se logra por el esfuerzo Alá se hizo líquido, como las calles líquidas y las casas personal". flotantes de Dal y Srinagar. La voz del arenal se convir- tió en otra voz: el arpa de arena pasó a ser arpa de Ambos pensamientos me conducen a Darjeeling, patria agua. de los exiliados tibetanos, además de entrada y salida del Tíbet hasta que la avaricia internacional destruyó el Fugacidad, comercio entre los pueblos del Himalaya. maleabilidad, continuo derivar dentro de la permanencia. Me pierdo entre los grupos de tibetanos, me exilio con ellos mientras pienso en la otra India, la central, y en las Alá parece más misericordioso en Cachemira, y su cuevas monásticas de Ajanta y Ellora. Allí se despliega mirada es tan envolvente y difusa como las aguas de otro budismo, el propiamente indio. Allí la noción Dal. búdica de esfuerzo queda plasmada en las estatuas que los eremitas tallaron sobre la roca.

60 8 Pero el agua estaba ausente Y de Ajanta a Kerala... otra vez el agua, la cultura del en tanto Nicoletta desgranaba: agua y de la alianza casi líquida entre las religiones. «Señor amor». Un cirio : -vidriosa luz-. Gestos, máscaras, disfraces del teatro de Kerala. Como Un pacto: -cegado el sueño-. los personajes de ese teatro, como sus dioses, cada uno Una roca: -fragmentada imagen-. tiene su "dharma" y su "karma", pero quizá es posible Dando el homenaje cierto al día escapar de las garras de toda estrechez, pienso al reco- donde nueva llama brota rrer las rugientes calles de Kerala, mientras evoco una ausente esa carroza de agua y sal vez más a Kabir: que nos conduciría al de un ser que pretendía brotar «Oh, Sadhú, en mi tierra no existe la tristeza. -espuma al vuelo- de pequeñas partículas de arena Yo llamo a todos, al rey y al mendigo, junto al cerro enhiesto donde estaba al emperador y el fakir. la cruz que mitigara sus angustias. Hoy, piedra a piedra cubro el sendero Aquel que busca el refugio supremo por donde transita robusto y libre que venga y se quede en mi país. el nuevo cervatillo hacía la pradera virgen. Que los cansados vengan y descansen aquí. Vive aquí, hermano mío, para que puedas cruzar II con facilidad la otra orilla. Mirad de nuevo: En mi país no hay tierra, mis manos están llenas de minúsculos seres. ni luna, Se ha levantado el muro y en él preludian caracoles ni cielo, sus nuevos colores de alegría. ni estrellas, Mirad mis manos y digan: pues sólo el fulgor de la luz primera brilla en él. -La dicha puede ser legiones de moluscos Oh, Sadhú, nada es tan especial avanzando rumbo al Sol, como esa luz primera. mientras el rechinar del fuego colma de este raro olor que no comprendo mi decisión de estar al pie de las veredas. Se ha quemado la nave FIDEL FIDALGO MONCADA, cubano. -goleta al pairo-. Nuevos caracoles proclaman lentamente el atrofiamiento agudo que les impide TRÍPTICO PARA UN DOMINGO morir justo en el cenit. Es carne chamuscada la que siento 1 arder en derredor de los guijarros. Se apagará la llama un día, Mis manos se han llenado ahora el fuego en el hogar también se apaga. de agua y sal para apagar el fuego Allí me encontrarán los perdedores y una legión de caracoles que temieron vivir al pie de las cenizas. invade los solsticios. Mostraré tarde a tarde mis manos Apagada la llama habrá calma -no hay dudas: que un día hirieron las ramas espinosas. el fuego es siempre el fuego El ascenso logró colmar mis predicciones, y el agua salvadora llevo en las manos. el abrazo final selló esta utopía, No es hoy el sacrificio vano, mis manos se llenaron con piedrecitas millares de caracoles invaden las serranías -el viento modeló sus transparencias- para cubrir de sueños los espejismos -el agua lavó su verde por el gris- que un día colmaron estas manos

61 unidas en la cima que azularon mis ojos un día para no estar nunca vacías. se duermen calladas.

111 Sólo un dolor inmóvil de huesos vacíos Tampoco habrá más flores secas y un temblor vespertino recordando el milagro de esta tarde. en las alas plegadas No sé si hice bien o mal ausencia de canto en las piedras pero he plantado lilas para festejar la vida. y destierro de vírgenes playas. Renacerán de nuevo en los jardines y el tiempo -señor que todo puede- No me queda en los poros de arena podrá darnos la certeza ni siquiera el estigma de haber obrado conforme a lo pedido, de una sola palabra. no habrá dolor al partir sembramos una planta en la mañana, el árbol crecerá, De su libro Bajo la piel: aguardaremos sus flores para llenar el corazón enorme que me crece en medio de la noche. REGRESO

La noche es esperar, El tiempo se detuvo en el umbral. lanzar las piedrecitas, El estrecho zaguán mirar los caracoles, abrazó horizontes perdidos negar las flores secas bajo un mar de risas. pensar que en este domingo Los muros irreconocibles se abrieron, prolongará su luz el Sol sus huesos de carnes renovadas que un día brilló en mi cielo desnudaron estigmas. seguro de la mano que oprimió en el ascenso. Caminé reteniendo el paso sobre antiguas voces de estrellas. En la poblada estancia de sueños y ocasos MABEI, FONTAU, argentina. Dos ejemplos, el primero la magia del aire borró el decorado, de Prueba de galera No. 1, año II: con la luz transparente de otros espacios. Desde azules sombras, hermosa y pálida, OQUEDAD la nueva imagen del cuarto mostró arrugas veneradas Sin norte en el rostro amado. mudas Y mis ojos fueron dos extraños mundos están mis nubes de espuma en el espejo de su mirada. perdida su luz de horizonte La fragancia de una piel desconocida carentes de mar rozó mis manos. me rondan Una ajena sustancia enervó el río me acechan desde el silencio memorioso de mi sangre. me duelen Y un escalofrío susurró en mi espalda los sueños que no he permitido la noche cerrada del pecho. ahogados en soles y lunas Me habitó la nostalgia. que hoy guarda mi sangre y las altas mareas

62 Recorté las figuras de aquellos rincones Arcángeles oscuros atraviesan, con sus ponzoñosos con gestos de melancolía, ojos, los erguidos pezones del silencio. palabras de conjuros, prematuros versos, Doblaron airosas las campanas de la lucidez cuando me lágrimas calladas. integraste, con verdad desnuda, bajo la tumba helada El aire era escaso. de tus lágrimas de piedra. Se marchitó mi voz en la garganta de ese patio, sin flores, ni hadas. Renegaré de ti aunque entorpezca con mi huida la Quise buscar aquella rayuela oculta fluidez de mi aliento, renegaré de ti. bajo el tapiz de cerámica, y me hundí en un damero de luz y sombra, He de robar tu silencio de intangible soledad que te con sabor a cuentos, llama con voz de luna rota. y rumor de castañas. Llorando el ayer, mi nube Se refleja en la aurora tu corazón de estaño como puñal se fugó del cielo nuevo en las ventanas, del indeciso viento. del calor de otro fuego, la ilusión de otras alas. Cegaste, con afán siniestro, los ojos de la niebla y Y cerró el libro de amarillas páginas, apareció mi nombre en su frente. donde aún, encerrado, persistía el aroma Quiero traspasar con delicada firmeza la palidez de tu de mis rosas deshojadas. umbral sombrío para arañar, con mis celos errantes, esa Busqué la salida. pena congelada que atravesó tu pecho de bronce. Otra vez, las mismas puertas, después de tanto tiempo, No sientes pero mata tu corazón envuelto en niebla. con los sueños gastados, se cerrarían, Sabiduría de un ser despreciativo. guardando la niña fantasma. Las cicatrices de su noble madera se miraron en el cristal empañado de mi alma. RAMÓN FRANCISCO. De Antología histórica de la poesía dominicana del siglo XX (1912-1995) por También mi roble estaba marcado. Franklin Gutiérrez:

ESTE DÍA

A. FRANCIA, española. De Crecida en sombras: Un día, un día cualquiera, un solo día, con la base del mundo quebrantada bajo los pies, junto a hombres jóvenes muertos, muy muertos XXIV junto a un pedazo de sol en los labios y un poco de mar distante entre las manos. Por el río veloz de tu sonrisa, sensibles naufragan las heladas niñas de mis ojos. Un día en que los ríos se humedecen y asoman sus cauces tímidamente, Taciturno el aire vierte sus pálidas lágrimas en la camino a las montañas, floresta desolada de mi alma. sin música en los ojos, flagelado por la lluvia que golpea las cabezas que duermen sobre las piedras, las cabezas no despertadas de ese sueño encendido.

63 Un día solo, digo, en que basta un pedazo de silencio y levanto en mis manos la vida que tú traes brevemente repartido como silencio amargo colgando de los labios. en que los huesos crujen por un frío que penetra Este día, ya cansado, tú me haces dormir sin aviso en los cuerpos... sobre un vasto lecho de risueñas hojas, Un día cuyas paredes desprendidas del tiempo y hundo mi rostro entre tus manos que recobran pretenden ahogar en la garganta nuestra vida. mis mejillas agotadas, y emerjo como una lluvia nueva Este día yo, cansado, me echo a dormir que reconforta mis campos asolados. sobre las secas hojas que el viento recostó sobre la tierra, En este día sí, en fin, y en este lecho al fin desplazo en este día solo, mi lento agotamiento. Me rebelo, tú le pusiste nombre a la sonrisa. bajo las sombras de los árboles me rebelo y doy mi pecho al sol y a la brisa que traen tus manos reposadas. HÉCTOR J. FREYRE , argentino. De la antología Entre Este día tú me das en el rostro la utopía y el compromiso por Antonio Aliberti y con una fuerza que estalla en mis ojos de alegría Amadeo Gravino: y mi espacio se ensancha bajo los pies y la tierra no basta. ETERNIDADES Yo estaba allí, hundido entre las sombras, las manos tocando levemente la adulta frente, El tiempo es un vértigo sin fondo, debajo de hombres recientemente muertos, un largo poema soñado por un hombre viendo caer la vida al lado de mis hombros que escribe un poema sobre el sueño. sacudiendo una lucha desesperada con la muerte Es también un pájaro ciego en una casa hueca, entre oscuras lágrimas que cubrían mi rostro. el ojo descifrando el espejo interminable del crepúsculo. La humillación y el júbilo de la memoria, Yo estaba debajo de los sitios el largo día sin sombras de las águilas donde enterraron aquellos blancos cadáveres, o la delicada luz modelada de la rosa. con un miedo en los ojos que me hacía girar La aurora reflejada en el rostro del ocaso, sobre una danza helada, un alto muro, y la moneda de oro con una angustia colgada de los párpados nostálgicos en la boca de los muertos. y con las manos frías y vacías La historia de la noche grabada las manos, y cerradas. en las semillas lustradas por el viento. Suyo es el ejercicio avaro de las olas, De repente creí en esta noche larga las cenizas de los nomeolvides que deja caer el libro. que envolvía en un velo doloroso ami alma, La costumbre intolerable de los hombres de repente con mi deseo inmóvil me dejé navegar de descubrir y olvidar. río de sangre dolorida abajo, La infinita sustancia de Spinoza, de repente creí que esta ansia de vivir y la escritura de Vallejo que ignora la hipérbole. ya no bastaba. El tiempo es un vértigo sin fondo, Pero un día así, un día solo, un día como éste un delicado laberinto que nos es dado penetrar. en que oigo rumor de músicas que llegan El fuego húmedo en la hoguera de Juana a encender estos pechos cerrados, arqueándose en el aire yo entonces ardo como una llama dilatada y el agua seca en los labios dulces de Odiseo.

64 El azar de la dicha inmerecida, "El tiempo es veloz sombra de pájaro", y el inefable Aleph que Borges robó una corriente muda que fluye y resplandece, a Carlos Argentino Daneri el fuego que ha perdido su mar, para mirar el caos del Universo, y aquellos animales de la infancia desde el sótano de sus ojos. que practicaban el arte de soñar lo bueno. Lo que dijo Shakespeare y lo que calló Rimbaud. Todo presente es perpetuo: El tenue rumor del agua tiene la rara y suave sensación conjurada en los patios de la Alhambra, de estar sin estar, como la luz avanza retrocediendo. el idioma infinito del viento Nosotros también somos el tiempo, en el desierto de Marruecos, aunque éste tal vez el musgo impertinente desgastando la tolerancia nos desmienta para no dejar huellas. de la piedra en el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago.

"La página que vive más allá de la mano que la escribe". ANA MARÍA FRESCO, uruguaya. De Con el íntimo Somos el tiempo, y el tiempo es un soplar del espacio idioma de los pájaros: dentro de un agujero, una falta en el silencio del aire, la alteración de la luz en las tardes de otoño en Buenos Aires EL BESO prolijamente indefinida. La caída enrollada de una hoja seca, Caernos dentro del beso la voz entrecortada de Pessoa es deslizarnos del otro lado de la Tabaquería, de espaldas que encarnado en otra persona se dice: sobre una sustancia de alas "he encontrado la personalidad en la pérdida de ella". El río ancho que a lo largo de los años o bajo el derrumbe lateral hemos dejado pasar entre los dedos. de infinitud de rosas Las viejas manos del mandarín Ezra Pound tenues de perfume aferradas a los barrotes en St. Elizabeth, rojas como llamas. señalando desesperadamente la ruta de la luz. Y aquella playa de Cabo Frío, Caer en el pozo del beso desamparada en lo infinito de la noche. de cara al cielo es El poema de Eliot recitado por Marlon Brando, ya sin tiempo, sentir en plena selva, ante el horror de la guerra. en los hombros El opaco mensaje la caricia de la hierba de los prados de los que buscan a Dios en ellos mismos. y La raíz del árbol, las piedras del jardín en ruinas, la mirada el sabor de la sal en el brillo de las lágrimas. abrochada a la pedrería rutilante Las bellas mujeres de Dylan Thomas, del firmamento. desnudas bajo impermeables mojados, y las otras, las de Gauguin cuyos rostros hacen pensar en lluvias violentas. La extraña lujuria en el Cristo de Masaccio hundido para siempre en el corazón de la piedra. El eslabón que cede, y las ventanas abiertas del verano.

65 ZOELIA FRóMETA MACHADO, cubana. De Ave de Aquí los cuerpos decapitados acosan el mirar. tránsito: Las máscaras en la latitud del escenario se yerguen sollozantes frente a la abulia carnal de los espectadores. ALBEDRÍO El alma es una mueca noble de silencios En este sitio siguen colgados los azares silencio de espadas mi alma del tiempo. pálida como la noche tiembla herida y fracasa. En este sitio escasean los mejores frutos y zozobra el azul. A lo largo de las calles cuelgan los ojos de la inocencia Mi madre sentada a la ojiva de la noche y tienta la pesadilla el sueño de los durmientes. esconde la memoria del insomnio Me pregunto alucinado insomnio la memoria de mi madre ¿dónde el crucificado que en silencio y su naturaleza de lunas. se arropa el dolor? Cosas del tiempo escanciador como un perro caótico. Tiempo de los perros en la memoria Llegada la hora evocaremos nuestros salmos y la opulenta rijosidad de las serpientes. el polvo de los cascos ha obnubilado la mirada. Ignorada la voz Que vengan sabios y profetas a exorcizar tanta ceguera. los deseos de la sangre anuncian la retórica del paladín y el verbo. Partamos, partamos por esos mundos después de esta oscuridad vendrá la incertidumbre En este sitio se corrompe la humanidad de los pájaros y no es bueno para entonces andar esos predios. y el balido de la noche descuartiza las contrahechas pupilas de los desvelados Después dolerá la memoria y los años donde el azul es abrojo de espejismos. el paisaje en la largueza del que mira más allá del gesto de ver dónde las estrellas son atalayas Aquí la violencia y la cicuta de oscuro fervor. el rostro lancinado del auriga en el pulgar de la luz anuncia la pesadilla de las constelaciones. Aquí donde antes eran mis ojos La salamandra que salta en su círculo evoca quedaron vacíos profundos el delirio del fuego. naufragan las islas y los delfines no conocen el asombro ardiente de las orillas. Aquí la noche intangible esquirla en la boca temblorosa de las charcas Aquí los ahogados reclaman un pedazo la soledad y mi hermano recortando palabras del corazón hollado por las arenas viejas idolatrías de fauno. y allá lejos allá los puentes la hoguera y la sed Aquí las visiones y el solo ojo el desasosiego y las imágenes decapitadas. los ecos rodantes la telaraña en el rostro del párpado Pero lo terrible no está en las imágenes la cabeza del vidente en la mesa del apostador ni en la humanidad podrida de los pájaros mientras en el iris velado de la sierpe ni en la imposibilidad de los puentes. el fuego quema el plañido de los prosélitos. Lo terrible es el conocimiento saber que entre el pasado y el presente Los que no están partieron sólo existe una hebra mínima que puede romperse tras la desidia y la porfía y quedarnos a puro desamparo. tras la lujuria de las sedas.

66 Pero tú mírame reconoce esta bestezuela CIIARO FUENTES, española. Su poema: que se pregunta ¿qué es la Patria? Y no cree en aplausos y sonrisas de maquillada porfía. RITUAL Y OFRECIMIENTO DEL VINO Yo que guardé en mis zapatos trozos de viejos sones el recuerdo de la muchacha que no fui Abre la mano, amigo, descubro que los sueños la palma cóncava, los dedos curvos, como las palabras nos abandonan y acoge la pureza de este vientre, nostalgias de puertos y lluvia honda cristal y vino que te ofrece en mi fuerza y plenitud del tiempo esa lluvia de manos que pulsaron y mañanas inmensas los sueños las claves del sabor en mis entrañas. que para siempre abandonan. Abre la mano, amigo, yo te invito. Y perdí mi cara de mirar al mundo No la crispes, no hieras, y no lo sabe mi Patria. déjame reposar ¿Madre ahora dónde irá tu hija? como un llanto de amor que se sofoca Del otro lado están los muros antes de que quebrante la garganta. los soberbios muros del nunca jamás y me sigue asustando la ternura del látigo Abre la copa y cierra tú los ojos. la cólera de mi vientre y su idolatría irrefrenable. Desnúdame en tu olfato y tus pulmones, bailaré, evocativo, hasta embriagarte el ansia. Aquí estoy yo la tuerta la abandonada hija de la noche Acaricia mi piel, mis racimos en flor, ramo de rosas en una cara harta de remiendos. blancas de luz, como una blanca reina, Esta que fue ya no es más mi cara y sus insomnios rosas frutales, pétalos de herría, sólo quedan las proféticas huellas del alfanje rojos de sol, de toros, de pañuelos, una máscara falsa y alucinante que grita burdeos en capullos. "Vengan y saqueen este cuerpo Admira mi color en la distancia. pero dejen su corazón descansar plácido y eterno Abre tu boca, ven, ponme en tu lengua. sobre la sobriedad de esta tierra fresca". Soy mozo y soy mujer, soy rito y tierra, Mi corazón en el anillo de la noche un sorbo de intrahistoria, será como el ave Fénix. un trago al más allá guiñándole los ojos a tus cinco sentidos Pero cuidado con esas voces que vienen y a tus cinco sentidos entregado, entregada. de las entrañas de los abismos.

Advierto: La verdad es un amanecer que siempre asusta. Advierto: Nadie vista de blanco esta noche ni salga a la puerta de la casa usted, madre, no mire el rostro del durmiente, rece un padre nuestro y piense en sus hijos que estamos afuera desnudos en medio del Esplendor y el Caos.

67 CARMEN DE LA FUENTE, mejicana. Dos ejemplos, el Glorio mi labio, perfumo mi palabra primero de su libro Procesión de la memoria: de sólo respirarte; el tiempo se destella en resplandores húmedos, agota abril sus ánforas HABITACIÓN DEL ALMA y de túnica verde el cielo estío despliega amor en vívidos relámpagos. Desde su acontecer de golondrina viene a mi corazón esta doncella Descubrimos historias: cuyo nombre no sé; tiene de estrella los libros participan de la perfecta unción la magnética luz y se adivina nace la majestad, alza la música una tristeza oculta que confina templos por los que andamos con los desnudos pies con lo que fui yo misma, siendo ella hollando las alfombras del martirio. fuego oscuro, dulcísima centella, subterráneo fulgor de aguamarina. Escucharte es recrear, ungir el mundo, Halo de la inocencia, puro ardiente, encontrar la invisible permanencia en los serenos ojos reflejado; de lo que el ojo y tacto no perciben. imagen que yo fui, en la lejanía Siendo de ti retorno a la tersura de una fuente me encuentro verdadera y sustantiva, donde quedó mi rostro dibujado como si antes no hubiera padecido; en la mañana de su lozanía. como si estatua, hielo, estepa dura ayunara en fuego virginal.

Cerca de ti las tardes son más lirio, De la antología Viaje por un siglo: se desprenden del árbol más canciones, lo ideal se arrodilla, lo terrestre pierde su densidad, DEL MÁGICO AMOR alcanza nuestra vida lo profundo.

Vienen tus sueños en corcel de luna En lenguaje de ciervo hurtando inmensidad a los espacios, te oye mi sed nocturna; fuego en meteoro, a lucero escalada, a tierra virgen aspas deslumbrantes, enfermo en lasitud: quiebras serenidades, equilibrios. nadie dirá más hondo cuánto he sido Dédalo en la prisión Rasgas azul. sometes a delirio que fabrico a sus muros adherida. una estrella , una rosa, el ala oscura, inflamas de poder la tierra extática, alzas humanidad a firmamento.

Vivimos desde adentro, pulido el vaso donde sirves ámbar, las ventanas abiertas a la noche, labrados sin medida ni atadura.

68 Luis RICARDO FURLÁN, argentino. Dos ejemplos, el Es tremendo el espacio, borrascoso primero de Antología Poética General, selección de de raíces eléctricas, un foso Carlos Murciano y Carlos María Maínez: de pesares convictos. Magro duelo.

Rotamos en los rieles, COMPAÑERA demudados. Más cínicos y crueles. Solos. Buscando ese peñón de cielo. Tú, la del nombre claro, la esperada, canto vital y brújula y camino, iluminado aliento de la llama, albo crecer en júbilo de lirios. MANUEL GARETE, español. Dos ejemplos, el primero de su libro Alba de lava: ¿En qué día naciste con el ángel por desatar tus manos y tu grito? ¿En qué cielo de amor cundió el milagro Te he buscado en la muerte de la estrella y el sueño prometido? sereno como entonces, demolido en el ronco Vesubio de mi calma. Milagro de mirarte la mirada Te he evitado los ojos y el párpado de luces y ver la altura de tu gesto limpio. que un pez atardecido sorbía sin saberlo. Y renacer en árbol o en calandria ¡Qué quedaba del agua, del viento, de los sistros! junto a un muro de luna casi antiguo. ¡Qué yacía! ¡Qué yace! ¡Qué lava tras el culmen, Sé que te dije sólo compañera tras la sirte en celliscas, plagada de libélulas! como se dice pan, aire o amigo. (Y me anudé tu sangre en el costado Todo fue por hablarte. para escuchar las voces de tu ciclo). Mi voz sin ti no existe. ¡Dios astral de la lluvia, máncer gris de la nada! Tú, cigarra cantándome en el hueco Es como si la piedra que tapiaba los ojos de mi creyente corazón cautivo. de nuevo iluminase la tarde anochecida porque nunca más, nunca, De Soledades de la vida precaria y otros exilios: nunca enmudecerá la primavera. No importa que tuviera un nudo en la garganta o un cadáver de besos EL AVISO o un dolor clandestino, otra voz generosa Su atención, por favor: juntos viajamos de pomelos y espumas en la nave del tiempo. ¿Quién nos mira desde un río sin fondo logró resucitarme. por el ojo de luna? Bella, gira la beata paloma de los ramos. De Arboleda No. 55 Provenimos de exilios y nos vamos al destierro solar. Lame la pira IN MEMORIAM de encendidos carbones. Ya delira el alto amor, inútil, sus reclamos. Cegó en negror un ángel tu luz aquí en la Tierra para hundirla en el verso profundo de la muerte; y, en cada huella herida, nunca un beso la sombra.

69 Ya nos dejas, se penetran, escupen, sangran, rocas que se destrozan, ya has roto la seda de tus dioses, estrellas enemigas, imperios que se afrentan. tus huesos en el oro vacío de la memoria. Ya te vas y nosotros lloraremos velarse, Se acarician efímeros entre mil soles tras tus ojos cerrados, que se despedazan, se besan hasta el fondo, la última mirada. saltan como dos delfines blancos en el día, Ya te vas. Son tus manos heladas dos palomas, pasan como un solo incendio por la noche. sorbidas en el cosmos, de ceniza y de nieve; tus labios dos carbones, dos vencejos heridos; CARLOS GALINDO, cubano. De Rosas blancas para tu cuerpo un surco blanco de arena atardecida. el Apocalipsis:

Te han crecido ferales guijarros, en la lluvia, por tus miembros. Y nácar ANTÍGONAS y cera por tus labios. (fragmentos) Dulce como la espuma se ha posado en tus venas el cobez del oraje 1 y, poblando de zarzas tu sangre , te ha llamado: Seguros estamos, oh dioses, que Antígonas compañero, despierta, es tiempo del olvido, increpó al tirano. de pacer tus rehalas de dedos en la hierba, Iba ataviada de púrpura como convenía de arderse entre las ascuas tu corazón , ¡de arderse! al prodigio ígneo de su alma. Por qué clamar al tiempo. Sabido es que los tiranos De qué le sirve al alma rezar si ya te has ido se celan de los muertos. azul, como una estrella robada de la noche. Ay, voz de Antígonas entre los pinos Aquí nos dejas, Juan Bernier, con nuestros ojos creando el alma de su pueblo: clavados en la tierra, sin luz de tal nostalgia, -mil veces haré que caiga eternamente solos, vacuos por la tristeza. el pudor de la tierra sobre mi muerto como lluvia implacable que soborna la tienda del guerrero, caerá el barro sobre el rostro humillado, sobre los ojos inocentes, JORGE GAITÁN DURÁN, colombiano. De la antología sobre las manos que sabían conducir Suma de amor por Oscar Abel Ligaluppi: a los ejércitos tebanos, sobre la alegoría de su sexo cercado de infinito. SE JUNTAN DESNUDOS Antígonas era esplendente como el antiquísimo día de la iguana. Dos cuerpos que se juntan desnudos Ella eternizó el gesto de morir solos en la ciudad donde habitan los astros para seguir viviendo, inventan sin reposo al deseo. infinita presencia frente a la inmóvil No se ven cuando se aman, bellos conciencia de los siglos. o atroces arden como dos mundos El tiempo es como un caballo herido que una vez cada mil años se cruzan en el cielo. que galopa hacia la nada.

Sólo en la palabra, luna inútil , mirarnos cómo nuestros cuerpos son cuando se abrazan,

70 2 hombre con cuarenta y siete años según la tarjeta azul de Antígonas besa levemente la tierra, identidad llena de cuellos despeinados. Un hombre y el encantamiento se establece cansado dilatando su ojo de alfiler. Un hombre mil entre los dioses. veces descalzo bajo el revólver automático que haría Pues para cubrir al muerto, arder la frente mundial de los escaparates. Un hombre basta la tierra de Tebas tiritando los asfaltos de su mano eléctrica. Un hombre de con sus sortilegios basados cristal observando minuciosamente el prospecto favori- en el crimen o tal vez en el incesto, to de su camisa de llanuras. Un hombre a rayas sobre la bastan los signos que las aves marinas bombilla negra, dirimiendo el correspondiente tanto por depositan sobre las tumbas. ciento de bromo y silicio con el que optar democrática- Quien resiste crece mente a un suicidio en toda regla. Un suicida cinemato- como el otoño de la sangre. gráfico. Sabido es que los tiranos se celan de los muertos. Era una puesta de sol con una corista lubricando leche Con su boca húmeda de cólera a los barcos y muelles de ceniza y esmalte de uñas. Antígonas besa a Hemón Todo sucedió tan rápido aquel día en la frente oscura de junto a la eternidad de las piedras siderales. las muñecas que la corista, soñando el toro sobre una Es más sabio y prudente cuna planchada, empeñó en extenderse hasta la última agradar a los muertos que a los vivos. primavera del transeúnte. Sí. Arriba, en su transistor Y en ese conocimiento revelador de las tinieblas fundido de brillantes higueras, llovía un pelotón de le permitió a Antígonas llorar sobre Polinice. fusilamientos antioxidantes. Llovía perros con migas porque la madre envuelta en cáscaras enormes de pequeños besos me avisó arrancándose los pelos con una cuchara de yogur. Era una madre roja como el pan de los MIGUEL ANGEL GALINDO RODRÍGUEZ, español. De perdedores. Y ella siempre esperaba en la puerta del XII Premio Félix Francisco Casanova 1998: desfiladero con una sonrisa pintada en el parking de las alcantarillas, en la diastasa inflamada de los días venideros. DEL SUEÑO DE UNA CORISTA SOBRE UN FONDO DE OJOS SOSPECHOSOS Esperaba con los puños llenos de alambres ardiendo. Esperaba a que el raíl cincuenta y tres, su preferido, se Arriba, junto al cuerpo reciente, esperaba la corista comiera a la serpiente de estómagos arándanos. Pero la tendida sobre el ojo fronterizo de los líquenes. Tocó sus fruta podrida fue más rápida que el oro del padre ramas de fuego para comprobar si existía la muerte a muerto. Y justamente cayó el pájaro crudo sobre la pesar del ratito que expío arrastrando la pértiga de la pestaña limpia cuando, arriba, la orquesta deseaba con luna argenta . A pesar de las advertencias del telegrafista absoluta discreción un cálido trance a la corista de cal y adulterado a quien todo se le perdonaría por ser quien palmera. era: el dueño del árbol voltaico vertiginosamente erguido sobre el caballo con nombre negro como la Y celebraron su muerte un ratito abierto como los yerba congelada . El caballo Privilegio con crines de clavos. Y se despertó a las siete menos cuarto para llorar alféizar y patas trenzadas como abedules repentinos. Le por sí misma en la boca limpia de los peces enterrados. daba de comer la tercera noche de cada mes y le sangra- Pero no encontró ni a los cuatro hermanos descalzos en ban los oídos justamente cuando sucedió que, arriba, los el parto de la excavadora, ni a los cuatro caballos cuatro náufragos rociaron los hielos de la cintura de su desnudos sobre la frontera de sus ojos con zarcillo. Ni madre de verano. Era latón de industria y carne enlatada siquiera a los hombres con las llagas encendidas bajo la en la escalera de agua . Un ojo perfecto, un hombre solo playa. Sólo alcanzó un periódico humedecido que lamiendo a su hijo vacío en la terraza carbonizada. Un escondía la aorta ajada del becerro de Azael, una bola de

71 iridio extendida sobre el pecho de los niños breves como RAÚL GÁLVEZ, argentino. De la antología Poetas sin la espuma ácida del invernadero. Los niños rápidos fronteras por Ramiro Lagos: como la muerte del trapecista fatigado por el llanto de los pájaros solos, imborrables. LA BREVE VUELTA Y se encontró a sí misma sola frente a la nube de esperma y napalm. Tragándose el corazón liviano de Los recuerdos por el aire mueren Dios antes de llegar a la frontera de los hombres recien- como dados a la luz sin padecerla tes. De los hombres tendidos sobre un fondo de ojos al cabo de un tiempo escapan sospechosos. y vuelven tibios en alegorías, en el viaje al sur, al país de la Virgen y la ceniza; FRANCISCO J. GALLARDO, argentino. De Trebejos a la ciudad plateada de mi fardel: al árbol de la infancia a la raíz enclavada JUEGO de la plaza de la montañita a cuyo tacto Reluce el cristal del cielo brotan el volcán y el aroma del gomero en un verano fastuoso; el sol y la espesura de su vientre. y cuelgan de los trigos amarillos Parado ante la estatua de mí mismo los racimos de harina. tantas veces traicionada, Se ha completado la retreta del desierto y la cal blanca de tus ojos con el buey corneta. aprendí quienes son mis amigos Y en la sombra que cubre la tormenta y a quien pertenece un luminoso relámpago esa llamarada inútil es el trazo de tiza que ese niño que llamamos memoria. dibujó en el horizonte.

Todo parece venir de los ultra mundos, de los ultra dioses. JOSÉ Luis GARCÍA FERRADA , español. De Laberin- to de amor por Francisco Peralto: Y el hombre se achica, se achica, se achica ante el espectáculo porque no tiene los "tantos" TE LLEVARÉ SOÑANDO, que le hacen falta para el "primero". ADONDE PACEN LAS NOCHES Juega su carta Natura, y parece un As de espadas. El latir de mis sienes se estremece El hombre mira los confines cabalgando la noche de tus sueños. y espera la encrucijada. Y ese miedo vacío en donde siempre te hallo, De pronto estalla un alarido paraíso de cisnes encerrado en mis versos, con fuerza triunfal: ¡truco! triste como la lluvia, se consume. Y la tormenta se disuelve en lluvia Pero queda el recuerdo de los pequeños sorbos y el pavor se esconde entre los montes. nacidos de tu boca, de tus labios de nácar, que jamás se malgastan porque sueñan. Al silencio, en espera del retruco Desde esa misma noche me invade la nostalgia lo quiebra un silbido, en el horizonte. que cobijo en el viento para tomarla eterna.

72 Porque eres mi torre de marfil , asombroso Como una niña sonreías mi lamento y mi sombra cobijo de mi abismo, mientras cierras, y quisiste atragantar mi malherido llanto las puertas del anhelo que habita en mi tristeza. arrancándome los ojos. Eres, también, el junco que el viento balancea Más elevado que mi sufrimiento, Dios, y abre su corazón de soledades mucho más elevado que mi sufrimiento, hacia ese pentagrama donde los violines las estrellas devoraban a un corazón de niño. llenan de luz la estancia, como un cuerpo de baile que en sus danzas, sosiega la ternura, Eres hija de la lluvia. eres como el deseo abierto a la ventana Tu venida etérea alimentó las horas de la historia reciente, adonde se entreteje tras la turbulenta ventana de mi centro. la espuma de las olas en cada luna nueva. La sórdida calle se quemó de azogue. Eres como el rigor donde conservo Me mostraste tus pechos sudorosos y los acogí matices y alabanzas para, un día, con el temor del ladrón de encrucijadas, verterlos en tus labios inocentes. con los ojos hinchados de lirios Y en tu boca alojas la armonía, copulando el insomnio de la duda. en tus pechos dormida como Adelfa A ti llegó la catedral del suburbio brotando de las luces de tu sangre y apareciste con toda la belleza del sexo caudalosa, fluvial y sonriente, de cemento y carne. perdida en el vacío y poseída, No sufriste porque eras humana. por duendes empeñados en hallarla huida entre la lluvia de gaviotas, Eres hija del fuego. tan blancas como un sueño sin retorno. La ciudad engendradora de dioses Todo es perfecto en ti, palmariamente, nos poseyó en la furia de las puertas corredizas. aunque sea el invierno quien golpea Éxtasis de cieno y hambre, la niña de tus ojos donde escondes la voracidad de la lujuria manchada la sombra de la estrella que me guardas, no dejaba aliento el filial talismán, pulido y reluciente a nuestro deseo de serpientes venenosas. dibujado en los pulsos de tu aliento. Te hundiste en mi cuerpo y me arañaste Es la propia dulzura de tus labios con la frenética crueldad de tus lágrimas. quien alumbra palomas, como elogios, No importó la tensión de los pájaros podridos, que surcarán más tarde ese crepúsculo, ni los infinitos entierros sin nombre. ocultamente en sueños capturado. Sofocamos el ardor de los rastrillos Abrazarte quisiera cuando lluevan ahorcándonos en su pecho silencioso. espigas en el viento de mis noches. Eres hija de la Tierra. De tus ojos surgió la gran tragedia de la leyenda arrugada. JUAN .JOSÉ GARCÍA GÓMEZ, español. De la revista Comenzaste por llorar en pechos ajenos Anima I Fanc No. 7: donde el onanismo arrasaba vitalicias pubertades. Volvías a pensar que eras aire, agua y fuego y en brazos te apuntalaban las caracolas AGUA Y SOMBRA y sonreían bajo la imprecación de tu vientre pequeño. Por fin, regresaste a mí por las farolas encendidas Eres hija del viento. y estuvimos abrazados largo rato, Vi tu nacimiento desde el borde mismo del abismo, interminables casi siete besos, donde mi frente y la calle bailaban con la sabiduría conquistada a golpes de ignorancia. al son de las fábricas y las trompetas. Y después ya no existimos.

73 JOSÉ Luis GARCÍA HERRERA , español. De Los ANGEL GARCÍA LÓPEZ, español. De Como un viento caballos de la mar no tienen alas: del sur que nos cegara:

ICI REPOSE UN SOLDAT FRANCAIS A LOS POETAS CORDOBESES MORT POUR LA PATRIE 1914-1918 DE AL-ANDALUS

¿Quién fuiste tú? He llorado de ausencia en un palacio Bajo un tibio sol de melena corta, abandonado hasta quedar rendido o refugiado en la carpa de la noche, bajo el cielo estrellado del Al-Andalus. he visitado tu tumba por tres días formulándote la misma pregunta las tres veces. (La brisa desmayábase al crepúsculo, Preguntas que no esperaban más respuesta y apiadada de mí languidecía que esa piedra muda y maciza con ternura, mientras los arriates que solidifica el silencio en mi garganta; parecían sonreírme con sus aguas que no esperaban nada que ya no supiera de plata que fingían ser collares antes de llegar aquí; desanudados ya de sus gargantas). deudor de este desafío que nació en mis manos con la oscura noticia de nombrarte Y desde Al-Zahra he recordado hijo del agua o joven soldado su dorado esplendor y mis amores de mirada rojo transparente. arruinados los dos, oh tú que fuiste como arrayán de olor de mi existencia Quizá, porque somos prisioneros del olvido, antes que espinos, cuervos y escorpiones necesitamos un nombre, reconocernos expulsaran de allí a las palomas. en la nómina de los vencidos, pronunciamos en los labios jóvenes (Al perderte mis días se mudaron que rescatan la savia de la vida y la entregan y se tornaron negros cuando hasta fresca de rocío y de íntimo perfume. mis mismas noches de antes eran blancas cuando estabas conmigo y, de tus blancos La antorcha que encabeza tu retorno al invierno dedos cogiendo un ramo de jazmines, fue encendida para iluminar la memoria coger creyera estrellas luminosas de aquellos que murieron antes o después que tú, de manos de la luna). para quienes reposan anónimos bajo losas de tosca piedra gris o en fosas Me he embriagado de vinos y de rosas cavadas con la urgencia de una guerra inútil oyendo al ruiseñor en la enramada y la escasez de una tierra arrojada a puñados. competir con las guzlas y los versos de los poetas de Persia, al son del agua. Ignoro por qué siempre te asedio con preguntas que sobre el viento escapan sin despedirse. Y he ganado mi pan cantando loas Yo sé quién eras. Por ti cortesanas a emires y caudillos, he derramado más versos de los que predije. Por ti refinados los unos, sanguinarios he desgranado mazorcas de agua en noches sin retorno, los más, y tras cenar en sus salones negándole al calendario sus tablas de fiebre, negándome he gozado del lecho de las reinas. a claudicar bajo un mar de alfileres y a callar la injusta senda de tu muerte, de todas las muertes que reposan contigo.

74 Y canté a los jazmines y el rumor de las fuentes, y los perros que aúllan a mitad de la noche. la frescura de un patio que exhala la armonía Ya nadie se resiste a consultar relojes de un oasis doméstico tengo una voz enorme de meretriz francesa y el murmullo del céfiro. soy un trasnochador, Dulces noches de amor una tarántula sin otra descendencia a orillas de los ríos, curvos como pulseras, que su oscuro envoltorio y el muro de la torre. con su curso alhajado como un cuello desnudo Y tiemblo a la luz de la luna, bajo el soplo del viento y dedico la luz al cisne de ojos grises hasta rayar el alba, mientras se escancia el vino con las orejas rotas en cada pomarrosa. y brotan las casidas de embriagada lujuria Y grito como un cuello de garza, de ancho ritmo pausado y acepto que este nombre ya no me pertenece, o finos atauriques de mármol, marfil , ébano. que lo han congestionado de ostras y retazos para que no tropiece con el sol. ¡Oh qué tiempos aquellos de hermosura y orgullo cuando era Al-Zahra igual que una flor blanca Cuando se terminaron las flautas a los pies de la Sierra: como una blanca esclava y el Manco de Lepanto se quedaba sentado estrechada en los negros brazos de un etíope! al borde del camino me sostuvo el milagro de perderme en el viento Mas también he probado de otros castos amores en que, eterno, el deseo nunca alcanza su meta, como si la tormenta siempre quedara lejos y en ello aún más se goza que en ardientes abrazos, y todo fuese el gheto del pez y el hombre raro como enseñó Ben Hazm. Y he pasado las noches de la mujer fantasma los dos bajo la tienda al lado de mi amada rodando en las travesías de su ombligo. viendo caer tan sólo el rocío y la sombra, absteniéndome de ella, cual pequeño camello sediento al que el bozal no le deja mamar, o como en un vergel, donde el mayor encanto FRANCISCO MANUEL GARCÍA PALANCAR, español. está en ver y en oler, que no soy cual las bestias De Aguamarina No. 36: que los jardines toman como pasto.

¡Asómbrate, POESÍA Y AGUA pues, del que siente el fuego ardiendo en sus entrañas, y de la sed se queja, teniendo el agua cerca, Hay un río bajo un estrecho cauce, y no accede a beber! crecido en sus profundidades que nace y sigue su curso, que lleva el canto de antiguas piedras, y el sabor de las hojas mojadas. ANDREA GARCÍA MOLINA, cubana. De Noticias para Su trayecto es escritura sobre la tierra, el hijo del hombre: el poeta es el viento que las combina, La fuerza que las arrastra, las piedras que las golpea. LEVITACIÓN PARA LOS SUEÑOS QUE HUYEN POR EL REVERSO DEL ESPEJO La gota que llueve sobre el río, se une a su torrente, Vuelvo a mirar al cielo lleno de incendios pero el ruido que produce, y luces amarillas. viajará a través de la selva. Cubriendo con mentiras el temor por mis faltas Y el lugar donde llueven, ¡qué importa!,

75 Y la rama que mojan, ¡qué sabe!, Nuestro destino es tierra, Lo que ha escrito el viento en ellas. el triste cementerio poblado de cipreses El agua en la desembocadura, que apuntan a la altura. anhela ver a su madre, pero la nube en la montaña, no mira, Qué poco nos separa de los muertos, lanza un golpe bajo, qué frontera tan leve, un silencio castigador. sólo un tapial de piedra en el recinto Sangre que cae hacia el fondo del mar, que aprisiona este cuerpo de ceniza. donde el sol es un mosaico de colores imposibles, Mas, ¿todo acaba aquí? ¿No existe un más allá cantos, reflejos, rayos láser, detrás de la otra orilla de la vida amor en las profundidades, tan breve como el brillo de una rosa, sobre soles nocturnos de poderosa mirada. como tibio crepúsculo que comunica el día con la noche? En ese abismo, reina la Gran-verdad, poderosa fuerza que decide... En qué galaxia nos encontraremos, Fue la roca que se movió en el fondo, qué esfera nos contempla la mirada. la que arrastró la ola que llegó a la playa, Inútil preguntar. Nadie responde. y rozó aquel pecho desnudo, que hizo que yo matara. Lo triste no es la muerte, sino esta decadencia, Agua de mar, esta penumbra cauce inmenso, profundo, que va dejando el tiempo en nuestros ojos agua entre agua, cuando todo se torna pesadumbre, contenido entre continentes. hasta que un día cualquiera Agua que penetra en la tierra, se detiene el reloj en nuestro pecho. que busca, que se esconde, Entonces lo inmediato es esta arcilla que da la mano al fuego y estalla, que desmorona y quiebra lentamente agua de mar como semen de peces, y rebasa el tapial de ese recinto que moja, que crea. llamado cementerio, Las nubes su vida, siempre próximo el fuego su muerte, a nuestro caminar de cada día. lágrimas, babas y orina, gotas de una misma fuente.

JOAQUÍN GARCÍA QUINTERO, colombiano. De Vida de nadie: Luis GARCÍA PÉREZ, español . De Manxa, segunda época, número XVII: Soy el excusado, la triste versión de un caballero an- dante en tierras de La Mancha. No tengo armas ni CERCA DEL CEMENTERIO escudero que sean mi voz en el camino. No poseo Dios ni Rey. El nombre de mi señora lo he olvidado entre los Como el árbol nacemos a la vida árboles de una noche sin luna. He perdido todas las olvidando que al fin será talado cosas que vienen del mundo. por el hacha del viejo leñador o por un huracán intempestivo.

76 Ahora siento que nunca he abrigado el amor, sólo estas MAGNOLIA GARCÍA TRIMIÑO, cubana. Dos ejemplos piedras afiladas atesoro para mi pecho. Desde aquí no de Confesiones de una sombra: veo el sol ni escucho cantar el agua del río, sólo hablo de ellos en mi penumbra. ÚLTIMOS JUEGOS SOBRE EL AGUA Mi laúd ya no tiene cuerdas y bajo su madera, miro las polillas multiplicarse. Estos son los bordes aquí hacemos un hueco para asomarnos a la angustia. No soy más el silencio de la piedra ELMYS GARCÍA RODRÍGUEZ , cubana. Su poema: ni siquiera conservo el último mensaje. El campo está extendido con todo su vientre al sol. No hay un niño que atraviese ese cansancio SI TRAS LA LLUVIA SE VAN MIS ESPERANZAS ni corazón como los pastos. PARECE QUE TODOS QUIEREN Vuelve sosegado el que soñaba atravesar MORIRSE DE UNA VEZ países de centeno países de trigales blancos países donde morirse de tristeza. Ellos pueden salvarse con mis pies en el agua Los días pasan con único designio. mas no creo haber hecho lo suficiente Las sombras de los que alguna vez creyeron en la vida siendo melancólica hasta la cintura, dialogan en las horas. parece que todos quieren morirse de una vez Nadie delimita los bordes con esa luz intensa cerca de los ojos. nadie dice hasta aquí la muerte No he visto la nieve esta es la verdad. ni tengo interés en conocerla Ya no recuerdo el dibujo de los cisnes esta es buena razón para seguir de pie, a la que soñaba escaparse hasta los puertos aunque mis pequeños dedos doblar la tarde en un pañuelo. no puedan escalar mi espalda ¿En qué sitio definitivamente apedreamos la inocencia? ha sido cruel la lejanía ¿Dónde el amasijo de su sangre sin espinas? y tras la lluvia se van mis esperanzas. Ven, golpéame los ojos cansados de no ver desata los naufragios Ten presente que la ciudad no es la misma lléname de improperios. que aparece en los retratos -me decías- Recuerda que pudimos acercar el firmamento ya los trenes no parten rumbo al sur y nos entregamos vivos al bárbaro rumor eres la única que puede decir en las provincias. de qué lado soplan las constelaciones. Ahora saboreemos el zumo de las horas A pesar de continuar escuchando traza tu ruta hasta la tierra el golpe insistente de las piedras tiembla. a nadie más le interesa conocer Sólo en la nada estaremos a salvo si aquella noche decidiste tomar otro camino. y para entonces ya también será tarde. Deja que sueñe -escuché que repetían- ella nunca ha tenido el privilegio de soñar.

77 SOÑAR ESCALERAS Vibraba en la alberca pura el salmo del universo. El cielo no va a venir y oculta sus diamantes con fervor. De pronto, yo vi llenarse Lucy canta para el pecho de las nubes de gritos largos al cielo. y yo que soñaba escaleras Yo vi volar a la muerte miro los ínfimos astros y vi los ojos del viento. desacomodo mis huesos a vivir. En los riscos resonaba Al cielo siempre le dio vértigo lo humano. el seco tambor de El Hierro. Apenas sacude un poco de color ¡Tenesedra, Tinibarombo...!, con hábito de eterno comediante parecía estar diciendo. y yo que tanto pedía ascender estas migajas ¡Tenesedra, Timbarombo...!, asomarme a las magníficas terrazas tal un clamor agorero. pongo mi corazón entre las piedras a que salte el hombre La túnica de la isla a nadie sude un ápice de cielo. se rasgó de un gran lamento. Si mi carne es transitoria Las ramas, despavoridas. mi escalera es agua por el aire se esparcieron, pura tierra la calma del horizonte y pide otra cosa más asible se quebró como un espejo. el ojo bueno de la luz. El árbol, con la voz rota Que alguien abra la puerta me llamaba desde lejos, que el cielo no va a venir. de más allá de los mares, del infinito silencio...

Las raíces de la vida FERNANDO GARCIARRAMOS, español. De su libro hay que buscarlas adentro, Tafuriaste: donde honda es la cadencia, donde insondable es el verso.

EL HONTANAR DE LOS SUEÑOS Donde nunca se apagaran los entrañables reflejos. (POEMA DEL GAROÉ) Donde jamás se agotara el hontanar de los sueños. En la umbría se escuchaba el telar del pensamiento: el verbo amorosamente En la verdad del poeta, iba en las hojas tejiendo el Garoé no está muerto. el manto con que cubría Perenne señal del alma, al desnudo campo yermo. heraldo del sentimiento, él tiene la voz del agua El Garoé semejaba y pulsa el bordón eterno. tras los cristales del tiempo Ya no lo hieren las hachas una fontana encendida ni lo derrumba ya el viento, serenamente naciendo. ni lo destruye siquiera el infinito silencio. En el agua se mecían los transparentes reflejos. Cual tierno fruto brotaba de la fronda un sol inmenso.

78 ¡Tenesedra, Timbarombo...! y en el viento arde la huella ¡Timbarombo, Tamborero! de su voz. Que el sol sucumba. ¡Redobla, tambor, redobla! El horizonte es la tumba ¡Resuena, tambor de El Hierro! de la luz que lo desviste, ¡Retumba otra vez, retumba! bajo el hielo se resiste ¡El Garoé no está muerto! a contemplar su desnudo: la flor al nacer no pudo despertar al hombre triste. El no tiempo se destroza JOEL GARNIER MÉNDEZ, cubano. De Para ocultar en manos de la demencia la dureza: y estalla la confluencia de las aguas en su choza. La flor de nieve reposa NÁUFRAGO humeando sobre sus huesos gravitan presagios, rezos, Un raro animal escribe las emociones del hombre. en su témpano de hielo ¿Quién sabrá por qué en su nombre cartas, signos al desvelo, mis ojos quedaron presos? los pone en el mar y vive. Busca, tan sólo concibe ver el parto de las olas, su rostro impalpable, a solas penetra el poro del llanto Fredo Arias de la Canal y ve en su sangre el encanto que engendran las amapolas. Sobre la isla dibuja la canción donde navega el náufrago se doblega a esperar que el hielo cruja. Al horizonte lo empuja el soplo de su mirada pero en el hielo, sembrada hay una flor, su rescate, un pez anuncia el combate de la paciencia y la nada. ¿Cuándo nacerá este invento de la soledad, ungida?, ¿cuándo arrancará su vida del cristal que hizo el aliento? El hombre escarba en el viento, palpa el muslo de la espera, lo abraza, ya es la madera delirante de su barca, alguien borrará la marca del hielo para que muera. En el agua se derrumba su escafandra, una botella

79 POETAS INCLUIDOS EN ESTE ESTUDIO

Alfredo Cardona Peña Paz Díez-Taboada Héctor J. Freyre Aida Cartagena Portalatín Nina Donoso Ana María Fresco Lázara Castellanos Frank Abel Dopico Zoelia Frómeta Machado Silvia del Castillo María Fernanda Drincovich Charo Fuentes Andrés Castro Ríos Félix Duarte Pérez Carmen de la Fuente Susana Cattaneo Paola Duchén Luis Ricardo Furlán María Liliana Celorrio Oscar Echeverri Mejía Manuel Gahete Gloria Cepeda Vargas Angel Manuel Encarnación Rivera Jorge Gaitán Durán Juan Eduardo Cirlot Laporta Antonio Enrique Carlos Galindo Nicolás Cócaro David Escobar Galindo Miguel Angel Galindo Rodríguez Carlos Coffen Serpas Daniel Espartaco Sánchez Francisco J. Gallardo Antonio Colinas Norge Espinosa Mendoza Raúl Gálvez Orlando Concepción Pérez Mariano Esquillor José Luis García Ferrada Yiorgos Constantis Jorge Esquinca Juan José García Gómez Jacinto Cordero Espinosa Dolores Etchecopar José Luis García Herrera Sandra Cornejo Ena Evia Angel García López Manuel Cortés Castañeda Ana María Fagundo Andrea García Molina Rafael Courtoisie Rubén Failde Braña Rosamarina García Munive Elsa Cross Miguel Angel Federik Francisco Manuel García Palancar Pablo Antonio Cuadra Margarita Feliciano Luis García Pérez José Cuadrado Morales Maribel Feliú Gómez Joaquín García Quintero Santiago Cuenca Poblet Luis Feria Elmys García Rodríguez Lalita Curbelo Barberán Amando Fernández Magnolia García Trimiño Manuel Chacón Guillermo Fernández Fernando Garcíarramos María Delia Chiesa Martín E. Fernández Joel Garnier Méndez Daniel Chirom Sira Fernández de Martino Angeles Dalúa Joaquín Fernández González Arturo Dávila Antonio Fernández Molina Gabriela Delgado Manuel Fernández Mota Juan Delgado López Roberto Fernández Retamar Estuardo Deza Saldaña Antonio Fernández Spencer Betsimar Díaz Conchita Ferrando de la Lama Humberto Díaz Casanueva Jesús Ferrero José Mascaraque Díaz-Mingo Fidel Fidalgo Moncada Nilda Díaz Pessina Mabel Fontau Gerardo Diego A. Francia Isabel Díez Serrano Ramón Francisco

80 Rigoberto Fernández Castillo Marisol García de Corte

ANTOLOGIA DE LA DECIMA COSMICA DE CHAMBAS, CIEGO DE AVILA, CUBA

11,11

Marisol García de Corte

Rigoberto Fernández Castillo

Frente de Afirmación Hispanista, A. C. México 2003