La Alfarería Popular Salmantina Ii
CENTRO DE ESTUDIOS SALMANTINOS LA ALFARERÍA POPULAR SALMANTINA I.U1S L. CORTES VAZQUEZ .9 II SALAMANCA ABRIL - MCMLIIi "'LIBRERIA MARTINEZ PEREZ" m.moRTinízaRpai. RAMBLA DE CATALUÑA. foO BARCELONA (7) N2 Luis L. CORTES Y VÁZQUEZ LA ALFARERÍA POPULAR SALMANTINA c. A todos los alfareros salmantinos, y en especial, a mi amigo Florentino, de Cespcdosa de Tormes, en cuyo humilde alfar entré por vez primera, en contacto con el barro y la rueda. Surge et descende in domum íiguli et Ibi audiea verba mea. Jerem. XVIII, 2. CsN el principio fué la alfarería. Cada vez que la piqueta excavadora saca, a la luz del sol las reliquias de remotas ci• vilizaciones, allí junto a los huesos de los hombres, aparecen siempre los cacharros. Y es que el alfarero, como el herrero o el agricultor, como el pastor, pertenece a una categoría humana sin la cual nin• guna civilización es posible. Oficio es éste nobilísimo y doblemente hermoso, porque para ejercerlo es necesario aunar a la cualidad de operario ejemplar, la de artista consumado. Al escribir estas palabras iniciales, vaya mi simpatía y mi admiración a todos ios alfareros salmantinos, que, trabajando en obscurísimos e incómodos obradores, en cocinas llenas de humo, en lugares, en fin, de una pobreza ejemplar, en los que toda incomodidad tiene su asiento, creen ejercer un hu• mildísimo y sucio menester. Y, sin embargo, oficio es este de la alfarería, lleno de dignidad y de belleza. Para ejercerlo preciso es gozar de una integridad física perfecta. No es, como tantos otros, socorrido refugio de pobres desgraciados, lisiados o contrahechos.
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