Inventario De Los Cas
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
nwüTjT Inventario de los Cas- ti los, Murallas,Puentes.Monasterios,Er• mitas, Lugares pintorescos o de recuerdo histórico, asi co• mo de la riqueza, mob i liaría, artística o histórica de las Corporaciones o de los particulares de que se pueda tener noticia en la pro- ^ vincia de SALAMANCA C OMPU ESTO Por ANTONIO GAÑCIABOIZA por encabo de la Excma Diputación y publicado a sus expensan | En Salamanca, en la imprenta provincial junto al colegio del Anobispo L *••••••••••••*•••••#••*•••••••• ?•*••*«•«•*••••••••»•••••••#••• ••••••••••••••••••••••••A «•••••••••••••••••••••••••A* • • * * * * • INVENTARIO de los Castillos, Murallas, Puentes, Mo• nasterios, Ermitas, lugares pintorescos o de recuerdo histórico, así como de la ricfueza mobiliaria, artística o histórica de las Cor• poraciones o de los particulares de que se bueda tener noticia en la brovincia de Sa• lamanca, combuesto bor Antonio Oarcía Boíza bor encargo de la Excma. Oibuta- ción y bublicado a sus exbensas. — En Sa• lamanca, en la Imbrenta jbrovincial, junto al Colegio del Arzobispo, 193?. Segundo Año 1 riuntal. ?I . W// i Autorizada esta publicación | por la Delegación del Estado f para Prensa y Propaganda INTRODUCCIÓN LOS datos que se consignan en este Inventario se han ordenado siguiendo el plan que marcaba la Real orden de 2 de Noviembre de 1929. La loable dís- posición de la época tan injustamente difamada de la Dictadura, venía a poner de manifiesto cuanto de interés histórico o artístico posee España en pueblos y aldeas donde muchas veces no llega la curiosidad turística, casi enteramente reducida a la visita de ías grandes ciudades o de sitios de dilatada fama. Además, si estos inventarios se hubieran he• cho con probidad y acierto, sería ahora más fácil la labor de rescate de los robos y detentaciones crimi• nales que las hordas marxístas han perpetrado en el patrimonio artístico de la Nación. Réstanos advertir que no todos los lugares cita• dos en este Inventarío los hemos podido visitar, aun• que sí la mayor parte, y, por lo tanto, que tenemos que fiarnos del relato que han enviado los pueblos, discirníendo de sus palabras la apreciación aproxi• madamente exacta de sus noticias dudosas, casi siempre llevadas a la época de moros o de romanos. También indicamos, siempre que es posible, el mejor y más fácil camino de visita, con indicación de dis• tancias, vías de comunicación, cruces y empalmes. Aunque el Inventario le dimos terminado el 5 de Agosto de 1930, son muchas las novedades que des• pués hemos podido hacer en él, sobre todo en lo que se refiere a los pueblos de Béjar, Peñaranda y Ciudad Rodrigo, donde aparecen documentadas varías obras INVENTARIO. de arte, merced al estudio realizado en el Archivo histórico provincial, de formación reciente, que ha concentrado en Salamanca los protocolos de las ca• bezas de partido. Sin embargo, muchas serán las lagunas que ad• vierta el lector, y ya que no de justificación, sirva de atenuante el sincero interés en lograr el acierto y la dilatada esfera a que se extiende la Real orden cita• da, que quiere abarcar todo el contenido histórico y artístico de las provincias y cuya dificultad se aumen• ta cuando se trata de la nuestra de Salamanca, tan rica y compleja como podrá apreciar el lector en el siguiente preámbulo del Reparto de la Riqueza His• tórica y Artística en la provincia- Prescindiendo de la Salamanca prehistórica—ya estudiada por el P. César Moran—, iniciaremos nues• tro Inventario a partir de la dominación romana. Quedan restos de esta dominación en el puente, mu• rallas en varios lugares de la provincia, inscripcio• nes, mosaicos, monedas, etc. El camino que sigue el arte salmantino lo marca la Calzada de la Plata, Platea de los romanos, que unía a Salamanca con Mérida y Zaragoza. De la época post-romana hasta la repoblación de Salamanca a principios del siglo xn, es muy poco lo que se conserva, por no decir nada, ya que algunas piedras encontradas en derribos con adornos visigo• dos, alguna de mármol, indica una construcción lu• josa pero totalmente desconocida; y las ruinas más legendarias y literarias que históricas del Castillo de Bernardo del Carpió, es lo único que podemos ofrecer antes de la venida de los Condes de Borgo- ña a nuestra ciudad. Pero a partir de la repobla• ción, surgen ya de modo claro las dos fuerzas mo• trices del arte salmantino: la Catedral o Sede Vieja y el Estudio, que aunque nace en su propio recinto, cumple su obra secularízadora y doctrinal aun en los tiempos en que vivió en los claustros de la Catedral Vieja, atrayendo gentes de varios y lejanos países ANTONIO GARCÍA BOIZA que tenían que aportar orientaciones nuevas tanto de ciencia como de sentido artístico. Y es tan cierto, que el esplendor o el decaimiento de la Iglesia y sobre todo de la Universidad, han dejado siempre un eco fiel y patente en la vida artística de Salamanca. Así, por ejemplo, quien esto desconozca, no sabría expli• carse cómo en la llanura armuñesa (parte Nordeste de la provincia), en lugares insignificantes, sin histo• ria, se encuentran hoy Iglesias magníficas con arteso• nes valiosos, ornamentos que no harían mal papel en Guadalupe ni en el Museo de Cluny, con cruces pro• cesionales, custodias y candelabros de orfebres ma• gistrales, retablos de talla y pincel suntuosos, como se pueden gozar en Palencia de Negrilla, Calzada de Valdunciel, Víllaverde, Los Villares de la Reina, Pe- drosíllo el Ralo, La Orbada y Aldeanueva de Figue- roa entre otros varios pueblos igualmente humildes. Pues la razón que explica esta abundancia y riqueza artística no es otra que esas Iglesias las levantó la Catedral de Salamanca, que tenía el Priorato y juris• dicción de esos lugares, a los que dio también cartas pueblas, y así campea su escudo, el jarrón de azuce• nas, en los muros y fachadas de esas bellas fábricas levantadas por la munificencia del Cabildo salman• tino. La predilección de la Catedral por la Armuña pue• de explicarse por la fertilidad de estas tierras llanas tan cercanas a la capital; por la antigua y hoy insos• pechada frondosidad de su suelo que hizo que Reyes y proceres la escogieran para sus fincas de campo y de recreo, y así se dice que los Villares de la Reina llevan este nombre en memoria de la Reina D.a Be- renguela, que allí tuvo su palacio de campo; y así Vi- llanueva de Cañedo con el Castillo-Palacio de los Fonsecas, magnífica residencia que, aun desbaratada por las inclemencias del tiempo y de los hombres, merece ser declarada edificio arquitectónico artísti• co. Pero qué más?, hasta el nombre de Aldeanueva de Figueroa está delatando la predilección por la Almunia — voz árabe que significa Vergel — de los INVENTARIO. Fonsecas, Zúñigas, Acebedos y Figueroas, aunque no lo pregonase a los cuatro vientos los escudos de estas ilustres familias que hasta tres veces se repi• ten en los muros y fachada de la magnífica Iglesia levantada a fines del siglo xv en este hoy humilde lu• gar, también yermo y triste, pero que antaño cose• chaba tanta fruta y tenía tanto viñedo que rivalizaba con las fértilísimas vegas de la ciudad de Toro. ¿Ex• trañará ahora encontrarnos en Aldeanueva de Figue- roa con un terno de terciopelo rojo de seda de dos pelos, con bordados de seda de imaginería de oro con el escudo de D. Diego de Anayay en cuyo capillo se ofrece la imagen de San Bartolomé, bajo cuya advo• cación fundara el gran Prelado el famoso Colegio Viejo de este nombre y tan rico, artístico y bello que afirmo rotundamente que no hay mejores ropas en Guadalupe ni en Cluny? ¿Y que en esta misma Iglesia se conserve una Cruz procesional gótica, de plata, con relieves de la Santa Cena, Apostolado y Evange• listas, .verdadera pieza de museo, sin contar tablas del siglo xv, imágenes bizantinas como una Santa Ana con el prolícomado antiguo y una Santa Lucía digna de Berruguete? Al Oriente de la Armuña nos encontramos con las cinco villas del Duque de Alba, cuyo castillo en ruinas, apenas hoy visibles, existe en Babilafuente, donde radicaba la cabeza del señorío; son éstos los lugares de Villoría, Vílloruela, Huerta y Aldearrubia, donde aún se encuentran cosas tan interesantes como el magnífico artesonado mudejar de Villoría, que aún conserva en la fábrica de su Iglesia restos de un ábsi• de románico de ladrillo. En esta misma dirección y separado por un cerro que divide estos lugares de la llamada Tierra de Mu- las, se encuentra otro núcleo de población muy inte• resante, presidido por la villa de Cantalapiedra, el lugar más famoso en el medievo salmantino y cuyo Fuero, el tantas veces recordado en los archivos Fue• ro de Campopetre, era el Código jurídico normativo en toda la región salmantina, ya que son tan frecuen- ANTONIO GARCÍA BOIZA tes las frases «según el Fuero de Campopetre, ansi como lo dice el Fuero de Capopetre», etc., aunque hoy desgraciadamente no conozcamos tan interesan• te texto legal. Tal importancia tuvo Cantalapiedra durante la Edad Medía y primeros años de la Moder• na, que los libros del Archivo Universitario de Sala• manca hablan de la guerra de Cantalapiedra, puesto que la villa organizó y dirigió una hueste que tomó parte en el turbulento reinado de Enrique IV y en el pleito de la sucesión en la Corona de Castilla a favor de la Beltraneja, a la que se sumó un batallón de es• tudiantes de nuestra Universidad, y aún pueden verse restos del Castillo de dicha villa; el famoso pintor del retablo de la Catedral Vieja de Salamanca, Nicolás Florentino, se firmaba vecino de Cantalapiedra, y hace poco más de cinco años, el que escribe, descu• brió en la Iglesia de esta villa, de las más interesan• tes de la provincia, dos tablas del primitivo retablo que el Sr.