Universidad Alberto Hurtado

Magister Interdisciplinario en Intervención Social

Familias rurales y Programa de Desarrollo Local: estudio de caso de la identidad cultural de las familias rurales de la localidad de Pañul que participan en el Programa de Desarrollo Local

Tesis para optar al Título de Magíster Interdisciplinario en Intervención Social con Especialización en Territorio

Por

Yessica Núñez Martínez

Profesora Guía: Doctora Lorena Valencia

Santiago de , octubre de 2015 Tabla de contenidos

Dedicatoria ...... 4

Agradecimientos ...... 5

Resumen ...... 6

Capítulo I ...... 8

1. Problematización del estudio ...... 8

1.1 Objetivos de la investigación ...... 12

1.1.1 Objetivo general ...... 12

1.1.2 Objetivos específicos ...... 12

Capítulo II. Marco teórico ...... 13

Familias e identidad cultural ...... 13

1.2 Identidad cultural: sentido de pertenencia, patrimonio material e inmaterial ...... 20

1.3 Nueva ruralidad: familias rurales y sus transformaciones históricas...... 31

1.3.1 Contextualización histórica: familia y ruralidad ...... 31

1.3.2 Familia rural y reforma agraria ...... 36

1.3.3 Contextualización de la población rural de la comuna de , sexta región 38

1.3.4 Contextualización histórica del sector de Pañul, sexta región ...... 39

1.4 Familias rurales: Estado y políticas sociales ...... 41

1.4.1 Estado y políticas sociales ...... 41

1.4.2 Ley de fomento productivo: creación del Instituto de Desarrollo Agropecuario 42

1.4.3 Programa de Desarrollo Local, Prodesal, Pichilemu ...... 43

Capítulo III. Marco metodológico ...... 45

1.5 Tipo de investigación, alcance y enfoque epistemológico ...... 45

1.5.1 Enfoque epistemológico de la investigación ...... 45 1.5.2 Tipo de investigación ...... 46

1.5.3 Alcance de la investigación ...... 47

1.5.4 Estudio de caso ...... 47

1.5.5 Operacionalización de variables ...... 49

1.5.6 Recolección y análisis de la información ...... 51

1.5.7 Construcción de instrumento ...... 53

1.5.8 Elementos muestrales ...... 54

1.5.9 Fuentes de información ...... 55

1.5.10 Criterios de validez del estudio ...... 55

1.5.11 Análisis de datos ...... 55

1.6 Análisis descriptivo ...... 57

1.6.1 Patrimonio material ...... 58

1.6.2 Patrimonio inmaterial ...... 61

1.6.3 Tradiciones culturales ...... 65

1.6.4 Sentido de pertenencia ...... 67

1.6.5 Migración...... 70

1.6.6 Territorio ...... 73

1.7 Análisis interpretativo ...... 75

Capítulo V. Conclusiones ...... 87

Bibliografía ...... 96 Dedicatoria

“A mis padres, hermano y compañero de vida, quienes con su compañía constante y amor infinito permitieron que este proyecto se concretara. Sin ellos esta ardua tarea no hubiese llegado su fin.”

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Agradecimientos

En primer lugar, agradezco a Lorena Valencia, profesora guía de tesis, a quien aprendí a conocer y se convirtió en un apoyo permanente de este proceso, para ella mi más profunda admiración y agradecimiento.

Al sector de Pañul, en especial a las familias que participaron de este estudio, quienes con su amabilidad, honestidad y buena acogida permitieron destacar el patrimonio cultural reflejado en sus lazos familiares, tradiciones y turismo, el que es una muestra de la identidad cultural existente.

Al programa de Desarrollo Local, PRODESAL-Pichilemu, por su buena disposición y apoyo para la realización del estudio.

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Resumen

La presente investigación tiene por objetivo conocer la identidad cultural de las familias rurales del sector de Pañul que participan en el Programa de Desarrollo Local, Prodesal. Se comprende la relevancia que adquiere dicha temática, que se configura como uno de los elementos representativos de toda historia local, abordando conceptos como nueva ruralidad, patrimonio territorial o multifuncionalidad, y contextualizando la historia local que han experimentado las familias rurales.

Otro aspecto que se evidencia es la homogenización tanto de las políticas sociales como de los programas específicos que abordan la temática de ruralidad y los procesos de evaluación, agudizados con el actual modelo económico neoliberal, evidenciando la pérdida de identidad cultural de las familias y perdiendo de vista las especificidades de los territorios, los cuales se sustentan en el fortalecimiento histórico de sus tradiciones, costumbres y creencias.

En cuanto a lo metodológico, la presente investigación considera una metodología cualitativa a través del paradigma interpretativo de Alfred Schutz. Siendo un estudio de caso de tipo instrumental, en los aspectos temáticos se consideran los aportes a la ruralidad de autores como Edelmira Pérez, Ximena Valdés y Rocío Silva.

La localidad rural que se analiza corresponde a Pañul, perteneciente a la comuna de Pichilemu, provincia de Cardenal Caro, cuya población rural representa el 8,77% del total de la región (INE, 2013).

Para fundamentar lo anterior, el marco teórico de esta investigación se basa en dos capítulos. El primero corresponde al marco teórico del estudio, que aborda en primer lugar el concepto de «identidad cultural» como patrimonio cultural: «Nueva ruralidad: familias rurales y sus transformaciones históricas», en el cual se realizan contextualizaciones históricas del mundo rural y sus procesos de

6 intervención; el segundo concepto se titula «Familias rurales: Estado y políticas sociales»; el tercero lleva por nombre «Familias Rurales: desarrollo rural», que plantea la importancia de concebir el desarrollo rural desde un enfoque territorial. Por último, el segundo capítulo envuelve la metodología utilizada.

Palabras claves: identidad cultural, patrimonio cultural, nueva ruralidad, familias rurales.

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Capítulo I

1. Problematización del estudio

La presente investigación está basada en la identidad cultural de las familias rurales de la localidad de Pañul que participan en el Programa de Desarrollo Local —Prodesal, perteneciente a la comuna de Pichilemu— dada la valoración social que ha adquirido el programa a lo largo de la historia, adquiriendo un rol protagónico y una representatividad directa entre el Estado y las familias rurales más pobres del país.

Siguiendo con esto, resulta importante mencionar que las familias rurales han experimentado de manera histórica una pérdida de identidad cultural, desde los procesos de globalización con la migración campo-ciudad, hasta la actualidad con la creciente urbanización, donde los territorios rurales son definidos como suelos no urbanizables o como posible extensión de suelo urbano, perdiendo de vista el cúmulo de tradiciones históricas ligadas a los territorios. Lo anterior se puede traducir principalmente en desconfianza e individualismo, es decir, cada habitante y sus familias velan por su propio bienestar, lo cual permite afirmar una decreciente importancia en el territorio. Reflejo de esto es lo que acontece en las familias de la localidad de Pañul, con una población envejecida y sin nuevas generaciones que perpetúen su historia y territorio.

Este ejemplo representa la importancia de comprender las particularidades y especificidades que cada territorio posee, los cuales resultan ser condicionantes de la calidad de vida y proyección de sus habitantes. De ahí la importancia de incorporar la mirada de las familias rurales de Pañul que participan en el programa Prodesal, entendiendo que las familias son el principal receptor de las políticas sociales implementadas por el Estado, por lo que desde ellas se producen los procesos de interacción y socialización (Castro, 2011).

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Incorporar la mirada familiar como centro de la presente investigación permite posicionarla como elemento central y socializador de los procesos interventivos y transformadores experimentados a lo largo de la historia en ámbitos culturales, económicos, y políticos, por lo que cualquier transformación en alguno de los ámbitos mencionados repercute en la estructura familiar, y por ende en la sociedad (PNUD, 1997).

Ahora bien, en su acepción explícita, la familia como tal experimenta un ciclo vital de desarrollo. No obstante, la forma en que éstas experimentan y viven sus procesos es múltiple y heterogénea, de ahí la relevancia de poder indagar cualitativamente en los relatos que estas familias puedan hacer, a través de su experiencia, como trasmisoras del elemento cultural de su historia (Alwyn, 2002).

Paralelamente, resulta importante considerar el estrecho vínculo entre lo rural como espacio en el cual se producen y reproducen las actividades agrícolas y el elemento territorial que lo sustenta. Sin embargo, este reconocimiento no es incorporado totalmente en las instituciones públicas, ya que lo rural y sus actividades productivas son considerados solo por su funcionalidad, ocasionando la muerte de la ruralidad, es decir una agricultura sin territorio y un territorio sin agricultores (Silva, 2010).

Junto con esto, considerar el elemento patrimonial del paisaje permite tener una mirada más compleja y acabada en torno a la ruralidad, es decir desde su significante, por lo que esta forma cualitativa de concebir los paisajes propicia que los habitantes relaten sus vivencias arraigadas en el componente patrimonial del paisaje, porque es éste quien ha configurado la manera de ser, hacer, ver y sentir su espacio, convirtiéndose en un indicador de la calidad de vida de sus habitantes.

Desde el punto de vista de los paisajes agrarios además de verse, se escuchan, se huelen, se saborean, se palpan; en definitiva, se sienten. El trinar de pájaros durante la primavera, el zumbido de chicharras en las tardes de verano, los olores a heno y a vendimia, al igual que los lamentos de los animales durante matanza, los tufos del alpechín tras la molienda de

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las aceitunas o los hedores a estiércol y efluvios químicos en fases de tratamiento y abonado, forman parte de los paisajes de la agricultura, están presentes en nuestras evocaciones mentales y, sobre todo, repercuten en la valoración social que hacemos de ellos. (Silva, 2009)

Sin duda, no es posible atribuir solo a sus habitantes la responsabilidad de la valoración y perpetuación de su cultura rural, sino que también se debe considerar la participación de los programas estatales que se ocupan del desarrollo de dichas localidades, ya que según lo expuesto, se podría mencionar que la creación de políticas sociales dirigidas a las localidades rurales más vulnerables del país serían más bien medidas paliativas antes que un efectivo desarrollo y activación de dichas localidades. De ahí la necesidad de incorporar una lógica participativa e integral de los territorios, entendiendo que son espacios vivos y dinámicos.

Lo anterior puede reforzarse con lo acontecido en el programa Prodesal Pichilemu ya que, desde sus inicios en el año 1997, su objetivo ha apuntado al desarrollo de la agricultura campesina más vulnerable del país y, por ende, de sus agricultores. Sin embargo, a lo largo de la historia se evidencian más elementos de mantenimiento y control social paliativos que elementos que permitan considerar el desarrollo y crecimiento de estos agricultores y sus familias. Esto queda registrado en los diagnósticos sociales realizados anualmente por el mismo programa, el cual refleja que un promedio del 80% de agricultores lleva participando más de diez años en él, y no han podido generar elementos de autogestión de su propio desarrollo (entrevista Actor Clave, 2014).

De esto surge la importancia de volver a mirar las políticas estatales y programas sociales específicos que intervienen en las familias rurales más pobres del país, específicamente en las localidades rurales pertenecientes a la provincia de Cardenal Caro, comuna de Pichilemu, las cuales representan un 8,77% del total de población rural de la región del Libertador Bernardo O’Higgins, cifra por debajo del promedio en comparación con el resto de las provincias que abarca la región, ya que en la provincia de Cachapoal la población rural llega al 49,35%,

10 mientras que en la provincia de Colchagua abarca un 31,48% (Instituto Nacional de Estadísticas, 2014).

Las intervenciones generadas por el programa Prodesal se basan en planes anuales de trabajo, cuyos sistemas de medición de resultados se sustentan en indicadores cuantitativos generalizados, fundamentados en el modelo positivista, sin especificaciones de la temática de familia rural. Se aplica como instrumento de medición de resultados una encuesta, la cual es respondida solo por un agricultor que ejerce el rol de coordinador de cada localidad, lo que resulta poco representativo del impacto del programa (entrevista a Actor Clave, 2014).

Esta investigación está sustentada en material documentado como visitas domiciliarias, talleres participativos grupales y taller de evaluación de contenidos, los cuales contaron con la participación de un representante por cada una de las quince localidades en las que actualmente interviene el programa (Núñez, 2012- 2014). Dicha información, recopilada con anterioridad, refleja lo siguiente:

 Existe una estrecha valoración social con el programa, debido al acompañamiento realizado a las familias por alrededor de diecisiete años, siendo parte de sus ciclos vitales y su historia local.

 Una lógica asistencial de intervención por parte del programa, respondiendo a una intervención de mantenimiento más que de potenciación y desarrollo de las localidades rurales.

 Ausencia de intervención interdisciplinar con las familias rurales de la localidad, debido a que la intervención del programa se sustenta por periodos de trabajo que imposibilitan una intervención continua a largo plazo, y a su vez la posibilidad de incorporar nuevas disciplinas.

 Escaso equipamiento y servicios, existiendo una lógica segregadora ya que las comunidades se encuentran desprovistas de servicios y equipamiento que les permitan posicionarse en igualdad de condiciones respecto de los habitantes urbanos.

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 Escaso vínculo con el gobierno local, se sienten ajenos a éste al sentirse un instrumento por parte de la política local.

Finalmente se hace necesario desarrollar, desde un enfoque epistemológico interpretativo, una mirada holística de la identidad cultural de las familias del sector a través de los propios relatos que éstas puedan hacer como agentes trasmisores de su historia y acervo cultural. Dicha identidad cultural será abordada mediante tres elementos centrales: valoración de la identidad cultural, tradiciones significativas y patrimonio cultural.

A la luz de lo descrito anteriormente, la pregunta de investigación se configura de la siguiente manera:

¿Cuáles son los elementos más relevantes de la identidad cultural de las familias del sector que participan en el Programa de Desarrollo local, Prodesal, Pichilemu?

A partir de esta pregunta es posible plantear los siguientes objetivos:

1.1 Objetivos de la investigación

1.1.1 Objetivo general

Conocer los elementos más relevantes de la identidad cultural del sector de Pañul, a partir de los relatos de las familias que participan en el Programa de Desarrollo Local, Prodesal.

1.1.2 Objetivos específicos

 Caracterizar el patrimonio material de las familias del sector de Pañul que participan en el Programa de Desarrollo Local, Prodesal.

 Describir el patrimonio inmaterial de las familias del sector de Pañul que participan en el Programa de Desarrollo Local, Prodesal.

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 Caracterizar el sentido de pertenencia en los propios términos de las familias del sector de Pañul que participan en el Programa de Desarrollo Local, Prodesal.

Capítulo II. Marco teórico

A continuación se presentan los principales elementos teóricos que permitirán comprender y construir el análisis de investigación social.

Familias e identidad cultural

La identidad cultural es el tema que trasciende los aspectos más profundos de la presente investigación, por lo que es menester indicar el sello que se le imprime al estudio cuando nos referimos a la identidad de las familias rurales. El reconocimiento de la transmisión de su herencia cultural se encuentra inserta en los relatos y conversaciones que envuelven el espacio y tiempo, este último ligado estrechamente a lo generacional, que hacen característicos patrones de vida que marcan una convivencia colectiva. Así, se permite rescatar especificaciones y particularidades intrínsecas a dicha localidad.

Reencontrar la propia identidad —dice Regine Robin— es en primer término reencontrar un cuerpo, un pasado, una historia, una geografía, tiempos, lugares y también nombres propios (Giménez, 2005: 96-97).

La identidad cultural, según Giménez (2005), es concebida por factores de tiempo e historia, surge por el reconocimiento de una identidad común y diferencial; la primera de éstas hace alusión a un discurso común que nos distingue de otros, mientras que la diferencial son las diversidades existentes dentro de esta identidad englobante, como etnias, provincias, tribus, entre otras. Es decir, poseemos una identidad común compartida como el ser parte de una nación, pero dentro de ésta, se construyen diversas identidades como micro organizaciones:

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La identidad, así entendida, constituye un hecho enteramente simbólico construido, según Fossaert, en y por el discurso social común, porque solo puede ser efecto de representaciones y creencias (…), y supone un “percibirse“ y un “ser percibido“ que existen fundamentalmente en virtud del reconocimiento de los otros, de una “mirada exterior“ (Giménez 2005: 90).

Ciertamente, referirse a identidad cultural es referirse a la historia cultural de una localidad, pueblo, comunidad, región o país. Cualquiera de éstos trae consigo una historia que los consagra con su territorio, la diferencia se encuentra en cómo sus habitantes se hacen parte e identifican con ella. Desde ahí nace la identidad cultural, que no se reduce al espacio físico del territorio sino que además posee lo asbtracto, lo que es parte de la memoria colectiva, como tradiciones referidas a sus valores, costumbres y creencias.

La cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias y que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden (UNESCO, 1982).

Tal acepción, con el paso de los años, incorporó la temática de diversidad cultural, comprendiendo la heterogeneidad de culturas existentes como herramienta de desarrollo y cohesión social, ligado no solo a términos de crecimiento económico, sino también de riqueza intelectual, afectiva y espiritual. «Esta diversidad es un componente indispensable para reducir la pobreza y alcanzar la meta del

14 desarrollo sostenible, gracias, entre otros, al dispositivo normativo, elaborado en el ámbito cultural» (UNESCO , 2001).

«El pensamiento simbólico es único y crucial para los humanos y el aprendizaje cultural (…) dependiente de la simbolización, la cultura consiste en herrramientas, implementos, utensilios, vestimenta, ornamentos, costumbres, instituciones, creencias, rituales, juegos, obras de arte, idiomas» (Kottak, 2009: 29-30).

Por lo anterior, es de gran importancia relevar la historia cultural de los territorios, en especial los referentes a los sectores rurales del país, los que producto de los procesos de globalización y lógica de mercado han visto disminuidas las posibilidades de desarrollo de sus localidades, conllevando al desplazamiento de sus habitantes a otros sectores más provistos de acceso a oportunidades como en el caso del sector de Pañul. De este modo se provocan quiebres a nivel de familia, ya que la vida familiar se ve interrumpida debido a estos desplazamientos, cuyo objetivo se basa en la búsqueda de ingresos económicos permanentes y mejoras educacionales. Otro quiebre ocurre a nivel local, ya que el abandono del territorio impide una dinamización del mismo y, por consiguiente, pérdida de identidad colectiva.

Ahora bien, se entiende por «identidad» tanto la identidad pasada como también el presente y posterior futuro. De esta manera, la identidad no solo es herencia sino que también es un proyecto a futuro, por lo mismo el concepto va cambiando y construyéndose a lo largo del tiempo, y además va creando múltiples versiones sobre una misma realidad. Esta multiplicidad lleva a plantear una realidad compleja y variable, al mismo tiempo que es capaz de integrar todo en un núcleo coherente y consistente. Tal concepto es definido como «Una cualidad o conjunto de cualidades con las que una persona o grupo de personas se ven íntimamente conectados (…) tiene que ver con la manera en que individuos y grupos se definen a sí mismos al querer relacionarse —“identificarse“— con ciertas características» (Larraín, 2001: 23-26).

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A la luz de este concepto, Ranabolbo (2006) plantea tal término como un sentido de pertenencia a un grupo social con el cual se comparten rasgos culturales como costumbres, valores y creencias. Además, la identidad puede trascender las fronteras pero su origen se encuentra frecuentemente vinculado a un territorio, por lo que no es un concepto fijo, sino que se recrea individual y colectivamente, alimentándose de manera continua de la influencia exterior. Po ello, no se trata de un elemento estático sino sujeto a permanentes cambios. Tales concepciones se pueden complementar con lo planteado por Ardila (2006), quien señala:

Podemos decir que el territorio es una noción. A pesar de tener una base física en la que se concreta, habita en la mente y forma parte fundamental de la identificación de los seres humanos con un paisaje, con una sociedad, con una parentela, con una historia, con una tradición, con una memoria. Aunque tiene algunos niveles muy personales de manifestación, la construcción de la noción de territorio es colectiva, histórica, basada en la experiencia de cada sociedad particular y en las variables formas de organización de las relaciones de los seres humanos y la naturaleza (17).

Por otra parte la identidad cultural, además de proporcionar elementos concretos de referencia y comparación, resume el universo simbólico que caracteriza a la colectividad, porque establece patrones singulares de interpretación de la realidad, códigos de vida y pensamiento que permean las diversas formas de manifestarse, valorar y sentir.

Referirse a la temática de identidad cultural es reconocer una historia particular, un patrimonio cultural que lo precede, por tal razón se hace necesario realizar una mirada retrospectiva respecto de los inicios que configuraron la identidad cultural del país.

Previo a la Conquista Española, alrededor del siglo XVI, el país era eminentemente aborigen, con una diversidad cultural dados los diversos pueblos existentes, tales como los Aymaras, Quechuas, Atacameños, Mapuche, entre

16 otros. Sus actividades estaban estrechamente vinculadas a los espacios geográficos a los cuales pertenecían, destacando la recolección, caza y agricultura. Esto, sumado al desarrollo de una serie de simbolismos culturales propios de cada pueblo y de su convivencia social, configuraron una identidad cultural propia que se vio quebrantada con la llegada de los españoles y las distintas expediciones que posibilitaron su permanencia y consiguiente fundación de distintas ciudades a lo largo del país (Frías, 1986).

Esto, a su vez, trajo diversas resistencias y conflictos entre los distintos pueblos originarios con mayor poder militar, especialmente referidos al pueblo Mapuche y los conquistadores. Resistencias marcadas por la Guerra de Arauco, principal enfrentamiento de lucha por mantener arraigada una cultura e identidad compartida. «La poesía épica, la crónica y el examen crítico de la guerra de Arauco son la base de la tradición literaria e histórica chilena» (Mizón, 2001: 60).

Conjuntamente con lo anterior, se hace necesario mencionar un hito destacado que produce, quizás, el quiebre más significativo de la identidad colectiva de los pueblos aborígenes: la cuestionada evangelización en manos de una congregación religiosa llamada Compañía de Jesús, lLa cual apuntaba a una conversión de carácter religioso-católico, conllevando la pérdida de sus diversas creencias ancestrales.

Otro acontecimiento que marca la historia del país y que se configura en la base de nuestra identidad nacional es el llamado mestizaje. Para dicha época, sin embargo, no solo existía la raza mestiza, sino también distintas mezclas raciales que condicionaban fuertemente el tipo de rol a ejercer ante la sociedad y, por consiguiente, determinaban las oportunidades o derechos a los cuales pudieran acceder.

Como se mencionó, cada una de estas mezclas raciales ejercía un rol dentro de la sociedad, en donde la mezcla mestiza es la más significativa, ya que al vincularse entre los mismos provocaron un aumento de su población. Esto dado que, al nacer, estaban destinados a realizar labores en el campo para las clases

17 más acomodadas, es decir para la clase aristocrática. En principio existió una ausencia de identidad colectiva debido al constante conflicto por las condiciones de sus orígenes, ya que algunos desarrollaban vínculos de lealtad hacia el padre (español) y otros hacia la madre (indígena), razón que dificultaba el cruce de experiencias e historias culturales.

Lo anterior marca la configuración de las familias, que estuvieron vinculadas a un fuerte componente cultural como: relaciones de poder entre los sexos, control de las costumbres originarias e influencia de la iglesia referidas a la importancia de los valores religiosos en las familias. Pese al castigo social-religioso, tuvieron una notoria presencia las familias monoparentales, en su mayoría con jefatura de hogar femenino, haciéndose latente el rechazo y la escasa posibilidad de éstos de acceder a un mejor bienestar social. En términos específicos, el ciclo familiar se prolongaba alrededor de los cincuenta años, el promedio de esperanza de vida existente en la época.

Es así como el mestizaje y la dinámica familiar fueron experimentando transformaciones paulatinas a través del transcurso del tiempo, las que provocaron una mayor participación e integración social dentro del país. A modo de ejemplo, muchos mestizos pasaron a ser considerados criollos, pudiendo tener acceso a educación y mejores condiciones laborales. De este modo la familia chilena se fue hispanizando, adquiriendo costumbres y desarrollándose a nivel educativo, especialmente en el caso de los hombres, ya que las mujeres estaban destinadas a realizar labores domésticas. En tanto, quienes se resistían a dicha hispanización quedaban postergados a toda posibilidad de desarrollo. La identidad de las personas se encuentra determinada por el sentido de pertenencia a una familia particular, donde se adoptan distintas formas de relacionarse, valores y normas de comportamiento que persisten a lo largo de toda su historia de vida (Valenzuela, Tironi y Scully, 2006).

Conjuntamente con este acceso educacional comenzaron a surgir los pensamientos de convertirse en nación, una nación bajo su propio Estado, fuera del dominio de la monarquía española.

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La independencia del país se realiza en el siglo XIX, por el conflicto latente entre patriotas y realistas. Los primeros perseguían la independencia, mientras que los segundos favorecían la monarquía, manteniendo lealtad hacia el rey. Dicho conflicto se vio influenciado por una multicausalidad de influencias tanto internas —crisis económica de la colonia y nacimiento de élite— como externas — la Revolución Francesa, el pensamiento ilustrado, la independencia de Estados Unidos y la invasión de Napoleón en España (Encina, 1984).

Así fue consolidándose la idea de nación, y a su vez aparecieron diversas influencias culturales provenientes de países como España, Francia, Italia, Venezuela y Argentina, traducidas en simbolismos como la construcción del palacio de gobierno en manos de un extranjero, proveniente de Italia, el primer himno nacional cantado en el país con la música del himno argentino —previo a la composición realizada por el español Ramón Carnicer—, o la presencia de Andrés Bello, procedente de Venezuela, en la educación. Todas estas muestras aportan a la construcción de nuestra identidad cultural como nación. «Pertenecer a una nación es participar en una identidad común y formar parte de un grupo humano que vive en un territorio determinado» (Mizón, 2001).

Esta emancipación permitió la construcción de una identidad nacional propia, valorando la diversidad paisajística. Reflejo de ello es el himno nacional, que resalta los atributos más significativos del país: «La consideración del paisaje y la descripción de los indios (…) nos muestran un alto grado de desarrollo del sentimiento de apego y valoración de la tierra, el paisaje y los hombres que es base del sentimiento nacional» (Mizón,2001).

De esta manera, la identidad cultural del país se encuentra marcada por una continua construcción y reconstrucción de su identidad, vinculada al sentido de pertenencia con su territorio.

La identidad cultural de un pueblo viene definida históricamente a través de múltiples aspectos en los que se plasma su cultura, como la lengua, instrumento de comunicación entre los miembros de la comunidad, las

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relaciones sociales, ritos y ceremonias propias o los comportamientos colectivos, esto es, los sistemas de valores y creencias (…) un rasgo propio de estos elementos de identidad cultural es su carácter inmaterial y anónimo, pues son producto de la colectividad (Molano, 2008).

1.2 Identidad cultural: sentido de pertenencia, patrimonio material e inmaterial

El concepto de identidad cultural encierra un sentido de pertenencia a un grupo social con el cual se comparten rasgos culturales, como costumbres, valores y creencias. La identidad no es un concepto fijo, sino que se recrea individual y colectivamente y se alimenta de forma continua de la influencia exterior.

Es el sentido de pertenencia a una colectividad, a un sector, a un grupo específico de referencia. Esta colectividad puede estar por lo general localizada geográficamente, pero no de manera necesaria (…) hay manifestaciones culturales que expresan con mayor intensidad que otras su sentido de identidad, hecho que las diferencias de otras actividades que son parte común de la vida cotidiana(…) manifestaciones como la fiesta, el ritual de las procesiones, la música, la danza. A estas representaciones culturales de gran repercusión pública, la UNESCO las ha registrado bajo el concepto de «patrimonio cultural inmaterial».

Con el fin de rescatar los aspectos más específicos de los territorios, se ha indagado en las características culturales y/o ancestrales que marcan la historia y las vidas de los habitantes de un territorio y que, según el tema investigativo, configuran su identidad.

Es preciso destacar que no toda subdivisión de un territorio corresponde a una sociedad local, para ello se debe detallar una serie de componentes sociales y territoriales ligados a aspectos trascendentales como la visión de ser en el mundo y los valores que se comparten dentro de una sociedad local. En este sentido, solo podremos hablar de sociedad local cuando «se es portador de una identidad colectiva expresada en valores y normas interiorizadas por sus miembros (…) por lo tanto una sociedad local es un sistema de acción sobre un territorio limitado,

20 capaz de producir valores comunes y bienes localmente gestionados» (Arocena, 1995: 20).

En este nivel cultural hablamos de una pertenencia al territorio expresada en términos de identidad colectiva, la que se fundamenta en que el grupo humano comparta rasgos de identidad comunes, es decir, que configure una manera de ser determinada que los distingue de otros individuos y grupos al poseer un proyecto común.

Sumado a lo anterior, hablar de «sociedades locales» no refiere solo a sus características identitarias, además debe contemplarse el nivel socioeconómico, vale decir que para que exista una sociedad local debe haber riqueza generada localmente, sobre la cual los actores locales ejerzan un control decisivo, tanto en los aspectos técnico-productivos como en los referidos a la comercialización. Sin embargo, esta dimensión por sí sola no es constituyente de una sociedad local, para ello hace falta que los habitantes del territorio se nutran de su propia historia y así se conforme un sistema de valores interiorizado por todos sus miembros, lo que para el caso se ha establecido como identidad.

Entonces, el sentido de pertenencia es la sensación de formar parte de una comunidad, un sentimiento compartido de que las necesidades colectivas serán atendidas bajo un compromiso cooperativo entre los sujetos; está basado en las experiencias compartidas entre los miembros de una comunidad, generando una identidad colectiva que traza y norma los mecanismos internos para la acción, conservación y desarrollo de la comunidad, así como para mediar las relaciones con otras comunidades. Cada miembro, por lo mismo, se concientiza como sujeto de estos códigos culturales y se siente portador y representante del universo simbólico que recrean como tejido social.

De acuerdo con lo planteado, se vislumbran algunos focos de interés que permiten indagar y centrar el presente estudio. Como se ha mencionado, el sentido de pertenencia se encuentra estrechamente ligado al territorio y sus habitantes. Desde una definición y mirada amplia, se puede comprender que dicha

21 vinculación no es más que la «identidad» que mantienen sus habitantes con su territorio y las distintas dinámicas existentes que confluyen.

Desde ahí se desarrolla el término «lazos de comunidad», apuntando a los vínculos que se establecen entre los habitantes de un territorio a través de lazos de confianza, solidaridad, reciprocidad y la cotidianeidad misma vivida por éstos.

La comunidad es fundamentalmente un modo de relación social, es un modelo de acción intersubjetivo construido sobre el afecto, la comunidad de fines y de valores y la incontestable esperanza de la lealtad, de la reciprocidad; la comunidad es un acabado ejemplo del tipo ideal de la acción social, una construcción teórica de alguna manera extraña de la propia realidad que acostumbra ser algo más sentido que sabido, más emocional que racional (Dieguez 2000: 12).

Otro foco trascendental a visualizar corresponde a la dinámica familiar. Considerando que el presente estudio se centra en los relatos de éstas desde la obtención de una mirada generacional, se debe comprender como un microsistema: «una oganización social, un microcosmos de relaciones de producción, de reproducción y de distribución que cuenta con una estructura de poder interna (…) integrada por personas de diferente sexo y edad que tienen una relación de alianza y parentesco o afinidad, cuyo propósito es la convivencia prolongada“ (Valenzuela, 2006: 17).

Al hablar de microsistema se hace referencia a la diversa institucionalidad familiar y a su vez, aumenta la importancia que históricamente ha tenido dentro de la sociedad: «institución fundamental para la vida de las personas y para la sociedad, hay cierto consenso que las funciones de la familia se despliegan en cuatro ámbitos: reproducción, socialización, protección y comunidad» (Valenzuela, 2006: 18). Dicha funcionalidad también forja el tejido de recursos que éstas pueden poner en movilidad, específicamente el recurso económico, que se ha vuelto un elemento trascendental dado el actual modelo de crecimiento económico del que somos parte y que, de alguna manera, configura la posición en la escala

22 social. «La familia es también la unidad básica de reproducción económica. Los integrantes de una familia generalmente administran en forma conjunta sus recursos e inversiones y gestionan también conjuntamente el riesgo asociado a las decisiones que toman» (Valenzuela, 2006: 18).

La unidad familiar es única pero no basta con comprenderla como una unidad aislada, ya que es parte y se encuentra en constante interrelación con su entorno más cercano, es decir su mesosistema. En esto radica la importancia de vislumbrar las redes sociales existentes dentro de la comunidad y el acceso a éstas: «la creación de un amplio espectro de contactos con distintas personas y organizaciones para tomar confianza, cooperar e intercambiar información» (Instituto de Investigaciones Económicas, 2007). Considerando los vínculos con diversas organizaciones sociales de base —instituciones u organismos públicos y privados con los cuáles se establecen canales o vías de información, gestión de recursos económicos y humanos, entrega de información, entre otras—, la educación y la salud son partes fundamentales. La primera se entiende como un derecho universal, por lo que es de vital importancia conocer, a través de los relatos de los sujetos de estudios, si poseen acceso a la educación así como su nivel de enseñanza.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos expresa que el fin de la educación es el pleno desarrollo de las personas y el fortalecimiento de los demás derechos. La educación debe ayudar a la comprensión mutua, la tolerancia y la amistad entre las naciones, los grupos étnicos y religiosos. Una educación de calidad para todos asegura el respeto, la tolerancia y la amistad cívica como fundamentos de la paz social. A través de ella, los estudiantes conocen y respetan los derechos humanos de todos desarrollando valores, actitudes y comportamientos acordes (UNESCO, 2014).

La salud, por su parte, se sustenta en el derecho de todo ser humano a gozar de una vida saludable a través del tiempo, por lo que también apunta a describir

23 la existencia de enfermedades y al acceso a sistemas de salud primarios como indicadores de calidad de vida de los individuos.

El derecho a la salud incluye el acceso a una atención sanitaria oportuna, aceptable, asequible y de calidad satisfactoria (…) El derecho a la salud significa que los Estados deben crear las condiciones que permitan que todas las personas puedan vivir lo más saludablemente posible. El derecho a la salud no debe entenderse como el derecho a estar sano. Los problemas de salud suelen afectar en una proporción más alta a los grupos vulnerables y marginados de la sociedad (OMS, 2013).

Las temáticas de educación y salud son pilares fundamentales que determinan la calidad de vida de sus habitantes. Sin embargo existen otros factores que también inciden, a saber, el acceso y abastecimiento de servicios básicos como agua, luz y alcantarillado. Entendiendo que el presente estudio se encuentra geográficamente situado en una localidad rural, la insuficiencia de alguno de los servicios puede condicionar el estado de bienestar de sus habitantes, así como también la seguridad comunitaria dentro del territorio, la cual es exigida como un derecho colectivo fundado en el sentimiento de solidaridad de las personas y un bien público gestionado e instruido por el Estado. En tal sentido, «la seguridad humana significa que la gente puede ejercer una gama de oportunidades en forma segura y libre, y que puede tener relativa confianza en que esas oportunidades que hoy tiene no desaparecerán totalmente mañana» (Ministerio del Interior, 1995). A la luz de lo señalado, este concepto abarca un conjunto de condiciones sociales, políticas, económicas, culturales e institucionales que garantizan el adecuado y normal funcionamiento de la comunidad y la convivencia ciudadana.

Otra definición que se entrelaza con las anteriores es la referida a la recreación u ocio, entendidos como los espacios disponibles para el desarrollo de actividades no relacionadas al trabajo o labores domésticas. Corresponden a actividades de esparcimiento —deportivas, culturales, paseos, entre otros—

24 que los sujetos de estudio puedan desarrollar, permitiendo identificar la existencia e importancia que éstos le otorgan.

La identidad solo es posible y puede manifestarse a partir del patrimonio cultural, que existe de antemano y cuya existencia es independiente de su reconocimiento o valoración. Es la sociedad la que a manera de agente activo, configura su patrimonio cultural al establecer e identificar aquellos elementos que desea valorar y que asume como propios y los que de manera natural se van convirtiendo en el referente de identidad (…) Dicha identidad implica, por lo tanto, que las personas o grupos de personas se reconocen históricamente en su propio entorno físico y social y es ese constante reconocimiento el que le da el carácter activo a la identidad cultural (…) el patrimonio y la identidad cultural no son elementos estáticos, sino entidades sujetas a permanentes cambios, están condicionadas por factores externos y por la retroalimentación entre ambos «La identidad está ligada a la historia y al patrimonio cultural. La identidad cultural no existe sin la memoria, sin la capacidad de reconocer el pasado, sin elementos simbólicos o referentes que le son propios y que ayudan a construir el futuro» (Mizón, 200: 921).

Tal aseveración permite identificar los elementos que se encuentran de manera intrínseca dentro del concepto de identidad cultural y que, en los últimos tiempos, permiten relevar su significación y consagrarla como un potente fortalecedor de políticas de desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes con la particularidad de la «no intervención», es decir políticas que permitan el mantenimiento y valoración de los territorios, sus habitantes y la historia que los envuelve.

Referido a lo anterior se encuentra el patrimonio material, el cual hace alusión al patrimonio tangible, a todo aquello perteneciente al mundo de lo físico, de la materia y susceptible de ser considerado como patrimonio, el cual es consagrado históricamente en la cultura de una sociedad. Esta definición es quizás el primer acercamiento al posterior reconocimiento cualitativo de los territorios.

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En Chile, como se detalló con anterioridad, el patrimonio cultural estuvo marcado por un legado histórico de influencias culturales exteriores, las que posteriormente dieron paso a una construcción de nación con identidad propia, bajo la lógica de una raíz cultural campesina. «Los bienes que integran el patrimonio cultural existen desde el mismo momento en que el hombre deja testimonios materiales de su presencia y actividades, dando lugar a objetos de todo tipo, desde obras de arte hasta objetos de carácter utilitario» (Molano, 2008: 76).

El Congreso de Atenas del año 1931 fue el primer acercamiento internacional al reconocimiento del patrimonio cultural de los territorios, lo que se menciona en el siguiente extracto:

La Conferencia, profundamente convencida de que la mejor garantía de conservación de los monumentos y de las obras de arte viene del afecto y del respeto del pueblo, y considerando que este sentimiento puede ser favorecido con una acción apropiada de las instituciones públicas, emite el voto para que los educadores pongan empeño en habituar a la infancia y a la juventud a abstenerse de cualquier acto que pueda estropear los monumentos, y los induzcan al entendimiento del significado y, en general, a interesarse en la protección de los testimonios de todas las civilizaciones (España, 2014).

El reconocimiento patrimonial, a través de la educación, permite argumentar y concientizar desde la enseñanza el significante cultural existente en las distintas localidades, envuelto en un sentido de pertenencia e identidad colectiva. El patrimonio cultural es clave para una sociedad porque es la historia entre la memoria individual y colectiva, es parte de la transmisión de lo que ha sucedido en un territorio determinado. «Nadie puede vivir sin recordar y nadie puede vivir tampoco sin los recuerdos de la historia (…) la historia está allí orientando nuestros juicios a cada instante, formando nuestra identidad, determinando la fuente y toma de conciencia de nuestros valores» (Molano, 2008).

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De esta manera, desde el ambito cultural existe un reconocimiento del patrimonio material lo que permite entender que «todas las sociedades tienen una infraestructura, correspondiente al núcleo cultural de Steward, que consiste en tecnología, economía y demografía: los sistemas de producción y reproducción sin los cuales las sociedades no podrían sobrevivir» (Kottak, 2009: 73).

Complementando lo anterior, en la convención realizada en 1972 por la UNESCO en París se mencionó que:

Los monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales, elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos de elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia,

Los conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia,

Los lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza así como las zonas, incluidos los lugares arqueológicos que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico (UNESCO, 1972).

Destruir un patrimonio o dejar que se deteriore es negar una parte de la historia de un grupo humano, de su legado cultural. El patrimonio que ha producido a lo largo de su historia y ha logrado conservar un pueblo es lo que lo distingue, lo que logra identificarlo, lo que alimenta su identidad cultural y lo que define mejor su aporte específico a la humanidad, ya que refleja la vida de la comunidad, su historia e identidad.

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A la luz de lo anterior, y bajo el reconocimiento del patrimonio cultural existente, el equipamiento comunitario se encuentra constituido por viviendas y entornos que conforman un parque habitacional, y por eso la necesidad de su conservación, evitando un impacto urbano y rural negativo (MINVU, 2014). De esta manera se pretende identificar el equipamiento existente, como alumbrado eléctrico, hospitales, centros educacionales, comercio, transporte, entre otros.

También se detectarán la localización de las viviendas del sector, es decir su distribución geográfica-espacial, a modo de describir los tipos de hábitat rurales de los sujetos de estudio, y sus caminos para describir tanto el tipo físico de camino rural existente (curvas, rectas, piedras, tierra, señaléticas, entre otros) como las características de desplazamiento utilizadas por sus habitantes, ya sea por medios personales como caminatas, utilización de animales, automóviles, etc.

Las fuentes de recursos naturales también se convierten en un elemento patrimonial de vital importancia, ya que precisamente en su tierra se encuentran los recursos campesinos de preservación y mantención de sus habitantes, como los cultivos, animales, frutales y flora. No se pierde de vista el recurso característico de la localidad de investigación, la arcilla, que se ha convertido en un elemento característico del paisaje y un atractivo turístico cultural. «Lo que piensan las personas: procesos relacionados con las actitudes, las creencias, las ideas y los valores; lo que hacen las personas: procesos relativos a las pautas de comportamiento normativo o modos de vida; Lo que fabrican las personas: productos como obras de arte, artefactos, o productos culturales» (Iberoamérica, 2009).

La preservación ayuda a reconstruir comunidades desmembradas, a restablecer su identidad, a crear un vínculo con su pasado, presente y futuro, es decir, el reflejo de una herencia cultural que no solo se encuentra construida por su patrimonio material sino también por lo inmaterial, lo inherente a la cultura y que se encuentra fuertemente arraigado en su historia, y que refiere al discurso compartido de la memoria colectiva de sus habitantes.

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Se entiende por «patrimonio cultural inmaterial» los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana (UNESCO, 2003).

Esta definición se relaciona con las creencias, rituales y fiestas culturales existentes de manera ancestral en las comunidades, permitiendo revitalizar los territorios y su cultura, ya que es justamente en ese territorio donde sus habitantes adquirirán una serie de experiencias que se transformarán en una historia de vida. «No puede comprenderse la formación de la identidad sin tomar en cuenta el lugar donde la experiencia surge y se desarrolla (…) cada lugar en sí, es un conjunto de historia vivida» (Mizón, 2001).

Por lo mismo, la tradición ocupa un lugar primordial en la construcción de esta definición, toda vez que acumula una serie de costumbres y creencias que se transmiten de manera generacional en una comunidad; es algo que se hereda y que, dependiendo del territorio en el cual se encuentra inserta, adquiere diversas costumbres y tradiciones. «Campo, ciudad y puerto, aldeas y lugares muestran tanto en lo material como en lo inmaterial de la vida, las huellas vivas del pasado tradicional que dan unidad a la cultura y riqueza a las costumbres» (Mizón, 2001).

Para autores como García Canclini (1999: 16), el patrimonio no está formado solamente por los bienes culturales producidos por los estratos poblacionales más elevados de una sociedad como pirámides, palacios, objetos legados a la nobleza, sino también los productos de la cultura popular —música indígena, escritos de campesinos y obreros, sistemas de autoconstrucción, etc.—.

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Limón Delgado acota el concepto de patrimonio agregando el término cultural, y considerando a éste como sinónimo de grupo.

Desde el punto de vista de los paisajes agrarios además de verse, se escuchan, se huelen, se saborean, se palpan; en definitiva se sienten. El trinar de pájaros durante la primavera, el zumbido de chicharras en las tardes de verano, los olores a heno y a vendimia, al igual que los lamentos de los animales durante matanza, los tufos del alpechín tras la molienda de las aceitunas o los hedores a estiércol y efluvios químicos en fases de tratamiento y abonado, forman partes de los paisajes de la agricultura, están presentes en nuestras evocaciones mentales y, sobre todo, repercuten en la valoración social que hacemos de ellos (Silva, 2009).

En este sentido, lo simbólico juega un papel importante en la construcción colectiva que sus habitantes puedan hacer, significar y reconocer de los elementos simbólicos que puedan poseer. Por eso la religión, mitos y leyendas son parte de ellos, ya que son el cúmulo de creencias existentes en los sujetos de estudio, son dimensiones simbólicas de la acción del ser humano. La religión se entiende como una creencia humana con devoción a lo divino: «La religión es una cosa eminentemente social. Las representaciones religiosas son representaciones colectivas que expresan realidades colectivas» (Durkheim, 1912).

En el caso de los mitos, son narraciones orales de carácter ficticio que son validadas y compartidas por los miembros de una comunidad, los cuales no persiguen la explicación racional de sucesos, por lo que toman un carácter más bien espiritual. A su vez, las leyendas serán entendidas como el relato de sucesos históricos acontecidos en una cultura, por lo que adquiere relevancia la transmicion oral que los integrantes de una comunidad puedan hacer para su permanencia en el tiempo.

Siendo un mecanismo fundamental en la memoria de la cultura, los símbolos transportan textos, esquemas de argumentos y otras formas semióticas de un estrato a otro de la cultura. Al atravesar la diacronía de la

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cultura, los conjuntos constantes de símbolos en una medida significativa, adoptan la función de mecanismos de unidad al realizar la memoria que el colectivo tiene de sí, estos impiden que la memoria se disperse en estratos aislados cronológicamente. La unidad del conjunto básico de símbolos dominantes y su permanencia en la vida cultural, definen de manera esencial las fronteras nacionales y territoriales de una cultura (Couceiro, 2014).

Esta combinación de patrimonio cultural, «material e inmaterial» permite sustentar el presente estudio, ya que nos abre una gama de factores de interés asociados al clima, suelo, flora y fauna. El objetivo principal es describir los elementos geográficos del territorio, descartando la lógica estática con la cual se conocen, reconociendo la movilidad o dinamismo presente y destacando el conocimiento de los simbolismos existentes, los cuales solo pueden ser sustentados en base al contenido del discurso de los sujetos de estudio.

1.3 Nueva ruralidad: familias rurales y sus transformaciones históricas

1.3.1 Contextualización histórica: familia y ruralidad

Resulta pertinente para la investigación entender los conceptos de «ruralidad» y «nueva ruralidad». Para esto es necesario entender los procesos y los escenarios históricos a los que se ha visto enfrentada la ruralidad. Se puede señalar que la definición de ruralidad que se ha aplicado tanto en Chile como en el mundo hace alusión a lo opuesto de lo urbano, pudiendo asociar la ruralidad a «lo atrasado», lo negativo, lo que se traduce en bajos niveles de producción y aplicación de tecnologías a sus producciones, desconocimiento en establecimiento de precio de venta de sus productos, baja delincuencia, mala educación, muchos niños, sumado a la concepción de una cultura atrasada (Leander Zeise, 2003).

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Siguiendo con lo anterior, el modelo de crecimiento económico o modelo de industrialización surgido a partir del siglo XVIII daba a entender que, con este progreso, se daría paso a una sociedad moderna, es decir pasaría de un pasado a un futuro próspero y, conjuntamente con esto, de lo rural a lo urbano, del trabajo agrícola al industrializado, de lo atrasado a lo moderno (Giarracca, 2002). Este modelo industrial provocó que el mundo rural experimentara cambios en aspectos demográficos, económicos e Institucionales.

Estas transformaciones industriales y nuevos modos de producción provocaron grandes migraciones campo-ciudad en toda América Latina. El campesinado se concentró en las ciudades urbanas. Cabe mencionar que América Latina, a pesar de ser considerada como perteneciente al Tercer Mundo, es la única que concentra mayores habitantes urbanos que rurales. Lo que queda manifestado en que existen solo 123 pobladores rurales de un total de 3.313 existentes en el mundo. Dicha migración ha sido rápida y sin mayores planificaciones. También se generaron cambios económicos originados por el declive de la agricultura y por la nueva visión que lo urbano tiene de lo rural, dando paso a una mayor diversificación. Por último, ocurrieron cambios institucionales referidos a la descentralización parar generar mayor autonomía y poder a nivel local (Pérez, 2004).

La aplicación de este modelo provocó un gran crecimiento económico, lo que conllevó a un enorme crecimiento urbano y, como consecuencia, un despoblamiento de lo rural. A raíz de esto se experimentaron una serie de crisis que se traducen en lo siguiente: crisis de la producción y orientación, crisis de población y poblamiento, crisis de las formas de gestión tradicionales, crisis en el manejo de los recursos ambientales y crisis de las formas tradicionales de articulación social.

A partir de lo anterior se debe entender que el mundo rural no va de lo atrasado a lo moderno, de lo rural a lo urbano, de lo agrícola a lo industrial. Hay características que entienden la multi-direccionalidad del proceso. De ahí la importancia de comprender que dicha temática no debe ser definida desde un solo

32 prisma, sino que debe integrar los múltiples escenarios y contextos socioculturales en los que se sitúa, por lo que no es una realidad histórica lineal sino que debe ser entendida como una compleja realidad social.

De esta manera, la ruralidad ha experimentado múltiples transformaciones a nivel tanto local como global, por lo que también han surgido nuevas definiciones del concepto y su compleja realidad. Se debe acuñar y comprender el concepto de «nueva ruralidad», ya que al entenderlo nos hacemos cargo de una serie de elementos que envuelven el concepto en sí mismo, es así como:

Las sociedades rurales han experimentado cambios estructurales, debidos en buena parte al modelo de desarrollo global. Estos cambios hacen que tengamos que ver y analizar lo rural de distinta forma y, en esta medida, que las definiciones y estrategias del desarrollo rural se adapten a dichas modificaciones (Giarracca, 2002: 28).

En este sentido, los procesos de globalización no responden solo a transformaciones a nivel económico para la ruralidad, sino también a nivel tecnológico, religioso, político, cultural y social. Estas transformaciones abarcan desde el periodo del inquilinaje hasta la actualidad, y existen múltiples autorías que ponen en evidencia esto. En conjunto con los procesos de transformación experimentados por la ruralidad, la familia también ha sido parte de procesos de transformación a lo largo de la historia, ligados a cambios en su estructura y funciones, mutaciones ligadas profundamente con los procesos globales que ha experimentando la sociedad a lo largo de la historia, ejerciendo así un rol protagónico dentro de la sociedad. Por lo tanto, es importante entender que ninguna de estas transformaciones se sobrepone a las que ocurren dentro de las familias (Giddens, 1999). Para esta investigación es fundamental comprender el fenómeno de la ruralidad dentro del contexto familiar, para luego poder abordarlo desde el rol del Estado y la generación de políticas sociales hacia las familias rurales.

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Dada su importancia, la unidad familiar ha sido abordada por distintas disciplinas, cada una de ellas aportando diferentes concepciones y modos de intervenirla, por lo que históricamente ha sido portadora de una heterogeneidad disciplinar. Pese a esta diversidad, existe un punto de encuentro que apunta a que la familia es una unidad social e histórica, y por su condición se convierte en un observatorio trascendental para comprender a la sociedad.

Cada vez se han manifestado mutaciones significativas en la esfera familiar, como lo sucedido con la revolución industrial en el siglo XIX, o bien frente a factores que ponen en riesgo la reproducción de la sociedad, como es la disminución acentuada la natalidad hacia fines de la segunda mitad del siglo XX (…) Por otra parte, la familia, ya sea la de épocas pasadas o en la sociedad actual, así como el sentido que toman los cambios, siempre están sometidas a nuevas y diferentes interpretaciones (Valdés, 2007: 38).

Adentrándose en estudios clásicos sobre la familia, los cuales se refieren a familias extensas y nucleares, podemos encontrar a diversos autores como Engels y Durkheim, quienes concedían a la familia un carácter lineal sin matices, lo que dio paso de una familia extensa a una nuclear; la familia extensa se encontraba caracterizada o era propia de las familias rurales, y de esto se da paso a las familias nucleares propias de la colonización, quedando en evidencia que existen vagas autorías que profundicen y reflejen a las familias rurales tanto de América Latina como de Chile. Se entiende que no se pueden realizar intervenciones a familias rurales desde definiciones de familias urbanas, por lo que se hace pertinente conocer y especificar definiciones aptas a su propia historia y realidad (Valdés, 2007).

Ahora bien, en América Latina, a diferencia de Occidente, se produce una fuerte dicotomía en la concepción de la familia, sustentada por los procesos de colonización ocurridos. Esto es debido a que el proceso de colonización por parte de los españoles trajo consigo el componente religioso, impulsando de esta manera un modelo de familia patriarcal y monógama como norma institucional. El modelo se contrapuso a la cultura indígena que se desarrollaba en el país, lo que

34 empujó al mestizaje, que dio lugar a un nuevo tipo de familia, una familia de tipo matriarcal con ausencia paterna. Ya que este mestizaje estaba fuera de toda norma establecida, y dadas las características de la época, las mujeres indígenas debieron hacerse cargo y tomar responsabilidad de este nuevo modelo familiar, cuya mayor presencia se encontraba en el medio rural.

Respecto a lo anterior, podemos reafirmar la heterogeneidad de la familia reflejada en el medio rural, encontrando familias de tipo nuclear, extensas e incompletas, lo que rompe con la lógica de algunos autores que señalaban que un tipo de familia (extensa) dio paso a otra (nuclear). Las familias mencionadas estaban en directa relación con el factor económico y clase social: en las familias nucleares predominaba la hacienda, mientras que para las extensas e incompletas, el campesinado y los independientes.

Ahora bien, a mediados del siglo XX la sociedad rural se encontraba marcada por el poder del latifundio y la Iglesia Católica, cuyos procesos del campesinado, y por ende la familia, eran vividos bajo la sumisión en torno a estos poderes. A modo de ejemplo, la educación se realizaba dentro de los latifundios, el trabajo campesino no tenia remuneración y las decisiones políticas eran controladas por los latifundistas, lo que se traduce en el nulo establecimiento de políticas agrarias que apuntaran a la potenciación y protección de los derechos del campesinado (Pezo, 2007).

Otro proceso que envuelve a la sociedad y a las familias rurales fue el trabajo asalariado y las migraciones campo-ciudad. Debido a los procesos de industrialización, la sociedad chilena se fue secularizando. Estos procesos apuntaban a un tipo de familia moderno-industrial y buscaban fortalecer el trabajo remunerado de la población.

Entre las causas de estos desplazamientos de población del medio rural al urbano se encontraba, por una parte, el deterioro de las economías campesinas y por otra, el cambio que se produjo en la agricultura hacendal luego de un proceso de re-inquilinización, el cual culminó con la

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proletarización de los inquilinos en la antesala de la reforma agraria (Valles, 2007: 57).

Lo anterior refleja una reconfiguración del medio rural debido a la incorporación de nuevos sistemas de producción, lo que trajo consigo cambios sociales y económicos. Se fue avanzando hacia una nueva estructura familiar rural ya que los hombres campesinos, atraídos por el dinamismo económico, se desplazaron hacia estas ciudades, ocasionando un desorden en la estructura familiar y en la agricultura, con lo que se comienza a vislumbrar la promoción del trabajo femenino en la agricultura.

Pese a esto, siguió existiendo una brecha entre el campesinado y la ciudad, traducido en falta de medios de comunicación para estas familias, la casi inexistente educación escolar —solo existían escuelas básicas hasta cuarto de preparatoria— y la falta de servicios de atención de salud (Valdés, 2007).

1.3.2 Familia rural y reforma agraria

Respecto a la importancia que este momento adquiere en la agricultura del país, para el presente estudio no es posible entender las políticas de intervención llevadas a cabo por el Estado en las familias rurales sin detenerse en la reforma agraria y sus implicancias en el medio rural.

Es posible identificar tres periodos, entre los años 1965 y 1973, en los cuales se desarrolla esta reforma. El primero comenzó a aplicarse bajo el gobierno de Jorge Alessandri y la ley n° 15.020, específicamente en el año 1962 con el nombre de «reforma del macetero»; el segundo momento corresponde al periodo de gobierno de Eduardo Frei Montalva, específicamente en el año 1967 con una nueva modificación a la ley de reforma agraria, la ley n°16.640; el tercer periodo corresponde al gobierno de Salvador Allende, el cual no realiza modificaciones a la ley, pero sí incorpora decretos a dicha reforma.

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Este proceso de reforma agraria dio un impulso a las producciones agrícolas y familias rurales con el fin de mejorar la distribución de los ingresos, el mercado interno y el desarrollo industrial, generando una activación del campesinado. Con esto se apuntaba a mejoras de tipo social, que buscaban el mejoramiento de la situación del campesino a pequeño agricultor, y en segundo lugar, de tipo económico, que buscaban el aumento de la producción y productividad agrícola.

Dentro de esta reforma también se crearon organismos como el Instituto de Desarrollo Agropecuario, INDAP, y el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, los que iban en directo beneficio de los agricultores del país, entregándoles asesorías en sus producciones a nivel local y nacional.

Las consecuencias de esto afectaron en la estructura social y en las familias, ya que empezó a desaparecer la imagen del campesino para dar paso al pequeño agricultor. También hubo cambios en las familias rurales a nivel de género, fortaleciendo el rol de los hombres en la propiedad y tenencia de la tierra, y las mujeres continuaban manteniendo el modelo de ser dueñas de casa, pero se les otorgó la posibilidad de decidir sobre sus cuerpos a través de la aparición de dispositivos de control de natalidad y, a su vez, se produjo un proceso de socialización externa con la creación de los centros de madres (Valdés, 2007). Con lo anterior se comienza a disminuir la brecha existente entre lo rural y lo urbano en cuanto a derechos y servicios.

Sin embargo, con la irrupción del gobierno militar dicha reforma quedó atrás, ya que se instauró un modelo neoliberal que trajo consigo nuevos procesos de transformación tanto para el mundo urbano como para el mundo rural chileno. Estos procesos de transformación entienden a un Estado disminuido, en donde el equilibrio monetario se regula por el mercado externo con un gasto social rebajado de manera considerable, lo que se traduce en un bajo desarrollo rural (Pezo, 2007).

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Estas transformaciones también tuvieron un impacto en las familias rurales, siendo uno de los más relevantes la incorporación de la mujer al trabajo asalariado, mientras que en los hombres ocasionó la pérdida del vínculo del trabajo permanente en el campo para dar paso al trabajo de tipo temporal, permitiendo establecer rupturas entre los patrones masculinos y femeninos dentro de las familias rurales. Estas rupturas se dieron en los hombres en patrones ligados a trabajos agrícolas y ganaderos, mientras que para las mujeres se evidenciaron rupturas en las labores referidas al trabajo doméstico (Valdés, 2007).

Lo antes mencionado pone de manifiesto que la aplicación del modelo económico tuvo un fuerte impacto en las familias rurales, con la incorporación definitiva y estable de la mujer al mercado laboral, fortaleciendo sus redes sociales con otros organismos fuera del hogar, situación que se contrapone con años anteriores en que las redes establecidas estaban ligadas solo al hogar. En cuanto a los hombres evidenció la pérdida del trabajo permanente, es decir un quiebre con los vínculos laborales.

1.3.3 Contextualización de la población rural de la comuna de Pichilemu, sexta región

La Sexta Región del Libertador Bernando O’Higgins, se distribuye en tres provincias: Cachapoal, Colchagua y Cardenal Caro; la capital de esta última es la comuna de Pichilemu y es donde se enmarca la presente investigación.

La población rural de la comuna se distribuye en quince localidades aledañas: Espinillo, , Quebrada de Nuevo Reino, Cahuil, , Barrancas, Alto Ramírez, La Plaza, La Villa, , Cóguil, , La aguada, y Pañul.

Dentro de las estadísticas se estableció que la Sexta Región posee un 8,2% de la superficie nacional dedicada a los cultivos. Los usos principales son plantaciones forestales con un 38,8%, frutales con un 21,5%, cereales con un 15,6%, y finalmente las viñas y parronales con un 9,9% (Censo Agropecuario, 2007).

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La temática de educación se distribuye en los sectores rurales en dos niveles, estudios básicos y medios. Con educación básica completa existen 144 agricultores, y con educación básica incompleta, 310, mientras que con educación media completa, 77, e incompleta, 28 (Censo Agropecuario, 2007).

1.3.4 Contextualización histórica del sector de Pañul, sexta región

Según antecedentes recopilados a través de visitas domiciliarias, conversaciones informales y entrevistas semi-estructuradas a informantes claves efectuadas por quien realiza la actual investigación, se puede mencionar que Pañul es un pueblo ubicado a 17 kilómetros de la ciudad de Pichilemu, cuyos orígenes se remontan al año 1760, al encuentro de los primeros españoles e indígenas que llegaron al sector. Es así como, en sus inicios, la zona fue conformada por alrededor de diecisiete familias; las viviendas eran de material de adobe y tabique para sus techos.

En la actualidad su población es de 250 habitantes aproximados, traducidos en un total de 62 casas-habitación, representando un 0,6% del total rural de la provincia (entrevista Informante Clave, 2014).

La economía familiar también ha ido experimentando nuevas actividades productivas, ya que en un comienzo se realizaban solo actividades agropecuarias por parte de los hombres del sector, mientras que las labores domésticas estaban a cargo de las mujeres. La implementación del modelo neoliberal y sus transformaciones tecnológicas también tuvo consecuencias en estas familias y en su economía, ya que se descubrieron e incorporaron nuevos rubros al campesinado.

Sobre esto, dadas las características del sector se descubrieron minas de arcilla y se incorporó el trabajo femenino al mercado laboral campesino. Las mujeres fueron las encargadas de elaborar múltiples piezas de arcilla, las cuales en la actualidad son la principal fuente de atracción turística del sector, artesanías que son vendidas a través de pequeños negocios familiares construidos en los patios de cada vivienda, como también por medio de intermediarios que revenden

39 sus productos en otras ciudades del país. Un elemento importante a destacar es el reconocimiento internacional y nacional por su confección en artesanía en arcilla, única por sus formas y colores característicos.

En cuanto al aspecto educativo, las familias del sector presentan baja escolaridad pese a que desde el año 1975 cuentan con una escuela rural que imparte educación hasta séptimo básico, lo que obliga a los niños del sector a trasladarse hasta la comuna de Pichilemu para concluir su enseñanza básica, lo que en muchos casos no se llega a efectuar: «La variable educacional ha sido una de las principales causas de migración rural-urbano que se han producido» (Pérez, 2004: 183).

En el ámbito de participación social, cuentan con una sede social que se ha convertido en un lugar de encuentro para la comunidad debido a que se reproducen diversas actividades, desde reuniones de tipo vecinal hasta capacitaciones. Sumado a esto, es el lugar físico en donde atiende la posta rural.

Sobre lo mismo, la temática de salud es otra variable importante para las familias del sector, ya que solo cuentan con una posta rural que atiende una vez al mes, por lo que las enfermedades de mayor complejidad deben ser tratadas en el hospital de Pichilemu.

En lo referido al acceso a servicios básicos, las familias del sector cuentan con luz eléctrica y agua potable desde el año 1995, sin embargo no cuentan con alcantarillado. La conectividad en telefonía móvil es escasa o nula, a pesar de la masificación de este medio de comunicación en el país, por lo que en este ámbito no se han producido cambios relevantes. En lo referido al transporte público, las familias cuentan con un microbús los días lunes y miércoles.

Lo antes expuesto deja de manifiesto la brecha de desigualdad existente entre las familias rurales en su desarrollo hacia la modernización. Su población rural está envejeciendo, y las nuevas generaciones han abandonado el territorio hacia zonas urbanizadas en búsqueda de mejores oportunidades (Pérez, 2004).

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1.4 Familias rurales: Estado y políticas sociales

1.4.1 Estado y políticas sociales

A partir de los procesos históricos de múltiples transformaciones experimentadas a través del tiempo por las familias rurales, se puede afirmar que los procesos familiares no son estáticos ni lineales sino que se encuentran en continuos procesos de cambio. También es posible mencionar transformaciones en la relación entre el Estado y las familias, sustentada en el proceso de secularización, en el cual la religión pierde poder frente a la familia y se da paso al protagonismo del Estado, que se hace cargo de problemática sociales.

Ahora bien, las políticas sociales del país han estado estrechamente vinculadas a las familias rurales, por encontrarse en situación pobreza y vulnerabilidad social. Se puede realizar una contextualización histórica en torno a tres periodos entre el rol del Estado y las políticas sociales. El primero corresponde al Estado de tipo benefactor y centralizado sin intervención del privado, con un gasto social creciente, sumado a una amplia y fuerte cobertura en los servicios sociales y sin una focalización, centrados en temáticas de salud como maternidad e infancia. El segundo periodo apunta a un Estado subsidiario, sustentado en el modelo económico neoliberal, con fuerte intervención del privado, en donde la economía se superpone a la política social con un gasto social decreciente, en el cual se focaliza la intervención a los bolsones de pobreza a través de subsidios asistenciales, abordando principalmente hogares pobres, salud y nutrición, y educación básica, mediante la incorporación de la ficha de caracterización socioeconómica. Surge la desconcentración en la administración estatal dirigida hacia los municipios, haciéndose cargo de las temáticas de salud y educación. Se desarrolla la privatización de servicios sociales para los sectores medios y altos (Raczynski, 1999).

Por último se encuentra el Estado integrador, con un gasto social creciente con equilibrios macroeconómicos. La prioridad de la política social se encuentra en la calidad de los servicios, se realiza inversión en capital social y apoyo productivo,

41 además de integrar la participación social con un énfasis del Estado de tipo regulador. Se incorporan programas sociales con y sin fines de lucro, ejecutados por privados y con apoyo municipal. La focalización adquiere un adjetivo más diverso y complejo de la realidad, a través de la asignación de recursos a nivel individual, familiar y colectivo. Los grupos destinatarios de la intervención son sectores pobres, niños, mujeres, etnias y pueblos originarios, tercera edad, pequeños productores rurales y urbanos, comunas y localidades pobres (Raczynski, 1999).

Bajo esta lógica se puede afirmar que, dados los procesos históricos y formas en que se abordaron las temáticas sociales de la pobreza rural, han estado fuertemente marcadas por políticas de tipo económico, aplicando intervenciones homogéneas desde la reforma agraria hasta el actual modelo de Estado neoliberal. De manera histórica han perdido de vista la heterogeneidad múltiple de las familias rurales, sin tener consideraciones en torno a que se deben considerar las variables socioculturales y demográficas que las envuelven.

Finalmente, y comprendiendo que las familias son las principales protagonistas de los procesos históricos ocurridos y, a su vez, receptores de las políticas de desarrollo rural que han sido llevadas a cabo hasta ahora, se han encontrado escasos registros acerca de sus propias significaciones y reflexiones con respecto a estos temas.

1.4.2 Ley de fomento productivo: creación del Instituto de Desarrollo Agropecuario

Durante el gobierno de Jorge Alessandri Palma en el año 1962, y bajo la ley 15.020 de fomento productivo, se crea el Instituto de Desarrollo Aropecuario, INDAP, como organismo de fomento productivo con el fin de apoyar la economía familiar de la población campesina más pobre del país. Con el transcurso de los años, el INDAP fue integrando programas a su gestión, tales como el Programa de Asistencia técnica Empresarial y de Asistencia técnica y crédito, en conjunto con la creación del Programa Integral de Transferencia de Tecnología durante los años

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1980 y 1999, se comienza a estructurar el Plan Nacional de Desarrollo Rural, el cual se llevó a cabo con el advenimiento de la Democracia bajo la ley 18.910, la cual promueve la descentralización del organismo con el fin de proveer apoyo enconómico y tecnológico a los agricultores más pequeños. Bajo estos acontecimientos, en el año 1996 se crea el Programa de Desarrollo Local, Prodesal, en las comunas rurales más pobres del pais (revista Vitrina rural, 2013).

1.4.3 Programa de Desarrollo Local, Prodesal, Pichilemu

Teniendo en cuenta lo anterior, la creación e implementación del Programa de Desarrollo Local se enmarca en lo siguiente:

El objetivo de la creación del Programa es apoyar el desarrollo de capacidades productivas, de gestión y organizacionales de las familias de los clientes, a partir de la producción silvoagropecuaria y agroindustrial, y de actividades relacionadas con estos ámbitos, que sean complementarias a los procesos productivos que desarrolla (Ministerio de Planificación y Cooperación, 2014).

Bajo esta concepción, el programa se implementó y ejecutó en los municipios de todas las regiones del país, apoyando a los pequeños agricultores pertenecientes a las comunas rurales. De esta manera el campesinado tuvo un acompañamiento y seguimiento a sus producciones.

El programa se implementón en la comuna de Pichilemu en el año 1997, y en la actualidad presta asesoría a un total de 300 usuarios distribuidos en las diferentes localidades en las que interviene.

La planificación del programa se basa en distintos aspectos de los usuarios pertenecientes a una unidad operativa. Cabe mencionar que la comuna de Pichilemu cuenta con dos unidades operativas, las cuales contemplan a 150 usuarios cada una, en las que se identifican: segmentación, rubros, cantidad de usuarios que poseen un rubro determinado, actividades realizadas por los usuarios en base a cada uno de sus rubros y necesidades de cada usuario.

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Teniendo conocimiento de lo anterior, el programa planifica su intervención por rubro, lo que se realiza por un tiempo acotado de entre ocho a doce meses. Es un factor preponderante de dicha intervención el tipo de contrato que tengan los equipos técnicos; de acuerdo al tiempo de contrato depende el tiempo en que se realiza o proyecta la intervención. Dentro de este periodo se realizan entre cinco a siete visitas personalizadas a cada usuario.

En el sector de Pañul el programa otorga asesoría a cuarenta agricultores, distribuidos entre hombres y mujeres, lo que lo convierte en uno de los sectores con mayor cantidad de usuarios de la comuna participando en el mismo.

Sobre lo mismo, los ejes de intervención con los que trabaja el programa en la localidad de Pañul son los siguientes: artesanía en arcilla, producción de cereales, producción de hortalizas al aire libre, producción de ganadería ovina, turismo rural, producción de hortalizas bajo plástico y producción de berries.

Estas intervenciones por parte del programa se han ejecutado a lo largo de diecisiete años, de ahí su fuerte vinculación y valoración social. Pese a esto, es necesario mencionar que las familias no han podido desarrollar herramientas que les permitan potenciarse de manera autónoma, uno de los principales nudos críticos hace referencia al tipo de medición y los instrumentos utilizados. El instrumento corresponde a una encuesta de tipo cuantitativa, la cual se aplica a un solo representante por cada sector, lo que no refleja el real impacto del programa y, a su vez, impide poder utilizarla como herramienta para posteriores periodos. De manera interna, la evaluación que realiza el programa se basa solo en el cumplimiento de acuerdo al número de visitas programadas.

Lo anterior refleja la rigidez de los métodos evaluativos y la ausencia de una lógica de carácter cualitativa que permita adecuarse al contexto y requerimientos de cada familia; así también impide que el programa pueda realizar modificaciones en pos de una mejor intervención.

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Capítulo III. Marco metodológico

A continuación se presentan los elementos que conforman el diseño de investigación, el cual permitirá describir y analizar el fenómeno a investigar, así como también establecer las técnicas para la recolección y análisis de información del presente estudio.

1.5 Tipo de investigación, alcance y enfoque epistemológico

1.5.1 Enfoque epistemológico de la investigación

El enfoque epistemológico con el cual se abordará la presente investigación es el paradigma interpretativo o Verstehen, que en alemán significa «comprensión». Deriva del campo del conocimiento o hermenéutica, ya que se intenta trasladar el concepto desde el entendimiento de textos al entendimiento de la vida social. Es así como el paradigma Verstehen se define como un procedimiento racional de estudio, que implica identificar el sentido de la acción según la intención del actor y reconocer el contexto al que la acción pertenece y obtiene sentido, el cual significa «comprender desde adentro por medio de la intuición y la empatía, como opuesto al conocimiento desde afuera por medio de la observación y el cálculo» (Matus, 1987: 36).

Desde esta perspectiva, y en consideración a lo anteriormente establecido, se ha optado por desarrollar la mirada fenomenológica de Alfred Schutz. La razón de esto fue que su posición epistemológica considera a la persona dentro de su ámbito de conocimiento. En este sentido, sus acciones tendrán que ver con la historia y con el cúmulo de conocimiento de sí misma. Sumado a esto, se interesa sobre todo por la «comprensión de la acción social como el sentido que el actor asigna a su acción, es decir, el sentido que su acción tiene para él» (Schutz 1974: 16). El autor piensa en la interpretación subjetiva del sentido, principalmente,

45 como una tipificación del mundo del sentido común, la manera concreta en que los hombres interpretan, en la vida diaria, su propia conducta y la de los demás.

Al revisar lo anterior, cabe mencionar que la fenomenología de Alfred Schutz hace referencia al comprender, lo que concuerda con el método interpretativo Verstehen anteriormente mencionado.

Otra de las razones por las que se optó por esta decisión tiene que ver con la interpretación desde lo que cada observador posee, por eso debe preocuparse de sí mismo y del mundo intersubjetivo que se da entre las personas. Teniendo como antecedente que el observador no puede entrar directamente en el mundo subjetivo de los otros, su labor se basará en realizar una descripción del mundo desde el sentido común, es decir, de las tipificaciones que se dan al interior del grupo que se estudia.

Otro aspecto de relevancia es que la fenomenología considera a cada quien como un ser distinto y único debido a su situación biográfica, por lo que la observación estará basada en la conducta intersubjetiva de las acciones, las que se establecerán de acuerdo a tipificaciones que les son dadas.

1.5.2 Tipo de investigación

El presente trabajo se enmarca en una investigación de tipo cualitativa, debido a que este tipo de investigación incorpora percepciones, descripciones detalladas de eventos y situaciones, además de la importancia que atribuye a la incorporación de relatos y pensamientos que tienen los propios sujetos de investigación. Por lo anterior, se puede señalar que este tipo de investigación:

(…) parte desde un acontecimiento real acerca del cual se quiere hacer un concepto. Se está ante algo que se quiere saber qué es. El punto de partida son las observaciones que se han hecho y se hacen acerca del acontecimiento inmerso en la realidad. La meta es (…) configurar un concepto acerca del fenómeno (…) tiene como objetivo la descripción de las cualidades de un fenómeno (Mella, 1998).

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De esta manera, no se busca establecer generalizaciones en torno al sujeto de estudio, sino que su objetivo es comprender el fenómeno en sí mismo, a través de sus propias construccciones. Por lo mismo, esta investigación no busca establecer datos estadísticos, sino que apunta a realizar un análisis interpretativo desde los relatos y vivencias de la identidad cultural de las familias del sector de Pañul que participan en el Programa de Desarrollo Local, Prodesal, en Pichilemu.

1.5.3 Alcance de la investigación

Se ha decidido que el alcance de esta investigación será de tipo descriptivo, lo que consiste en describir situaciones, eventos y hechos. En otras palabras, decir cómo es y cómo se manifiesta un determinado fenómeno. Los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades, las características y los perfiles importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis. Así, se pretende hacer un análisis comprensivo de los significados que los sujetos le atribuyen a su historia local (Hernández, Fernández y Baptista, 2003). Desde esta perspectiva, la información recopilada a través de los informantes claves será sometida a un análisis que posteriormente concluirá en un estudio acabado de la situación en cuestión.

1.5.4 Estudio de caso

La investigación propone un estudio de caso apuntado a la realización de un análisis comprehensivo del caso mismo en cuestión, por lo que no busca generalizaciones sino que especificidades. De este modo, puede ser abordado desde distintas metodologías, enfoques y técnicas de recolección, las que más ajusten al estudio de caso en cuestión, ya que el interés que prima es el objeto de estudio en sí mismo y no los procedimientos de investigación que se utilicen. Tampoco importa el tiempo en el que se desarrolle el estudio de caso, que puede llevarse a cabo en semanas, meses o incluso años. De acuerdo a esto podemos señalar: «Estudiamos un caso cuando tiene un interés muy especial en sí mismo. Buscamos el detalle de la interacción con sus contextos. El estudio de casos es el

47 estudio de la particularidad y de la complejidad de un caso singular, para llegar a comprender su actividad en circunstancias importantes» (Stake, 1999: 8).

En consideración a lo antes mencionado, esta investigación se enmarca en un estudio de caso de la identidad cultural de ocho familias rurales de la localidad de Pañul desde la intervención que realiza el Programa de Desarrollo Local (Prodesal) de la comuna de Pichilemu, Sexta Región.

A partir de lo anterior se desprende la tipología del estudio en cuestión, el cual corresponde a un estudio de caso de tipo instrumental: «No nos interesa porque con su estudio aprendamos sobre otros casos o sobre algún problema general, sino porque necesitamos aprender sobre ese caso particular. Tenemos un interés intrínseco en el caso, y podemos llamar a nuestro trabajo estudio intrínseco de casos» (Stake, 1999: 13).

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1.5.5 Operacionalización de variables

Variable Dimensiones Indicadores Tópicos/preguntas

Primer momento: patrimonio material

¿Me pueden describir Pañul?

Patrimonio material Morfología rural y paisaje ¿Me pueden describir la ubicación de las casas?

¿Me pueden describir cómo se desplazan de su sector?

¿Me pueden describir qué es la arcilla?

Segundo momento: patrimonio inmaterial Identidad cultural ¿Me pueden mencionar si pertenecen a alguna religión?

¿Me pueden señalar la existencia de mitos o leyendas que circulen en el sector?

Patrimonio inmaterial Tradición histórica generacional ¿Pueden señalar si realizan celebraciones costumbristas en el sector?

¿Me pueden señalar quiénes conforman su familia?

¿Me pueden señalar las tareas que realizan cada uno en su familia?

¿Me pueden mencionar cómo se sustenta económicamente la familia?

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Tercer momento: sentido de pertenencia

¿Me pueden mencionar si tienen acceso servicios básicos como luz eléctrica, agua potable y alcantarillado?

¿Me pueden mencionar cómo es la relación entre ustedes y sus vecinos?

¿Me pueden señalar si ustedes se sienten seguros viviendo en el sector?

¿Me pueden describir qué actividades realizan cuando no se encuentran Sentido de pertenencia Actividades costumbristas predominantes trabajando o estudiando?

¿Me pueden señalar dónde estudian?

¿Me pueden mencionar a qué lugar acuden cuando se encuentran enfermos?

¿Me pueden señalar si participan o conocen otras instituciones tales como Prodesal?

¿Me pueden describir los elementos de infraestructura que posee el sector?

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1.5.6 Recolección y análisis de la información

Para efectos de recolección de información, en este estudio se adoptará la técnica de entrevista en profundidad, ya que ésta permite que el entrevistador rescate, desde una conversación exhaustiva, opiniones personales del sujeto entrevistado acerca de un tema en cuestión.

Entrevista en profundidad a sujetos de estudio. Esta técnica se considera pertinente debido a que da énfasis a los encuentros cara a cara entre el investigador y los informantes, con la finalidad de comprender las perspectivas que éstos tienen respecto de sus vidas, experiencias o situaciones, tal como la expresan con sus propias palabras Taylor y Bogman (1994). Este tipo de entrevistas sigue modelos de conversación entre iguales y no como un intercambio formal de preguntas y respuestas. En este sentido se hace fundamental la connotación del habla, las señales acerca de las emociones o los sentimientos, expresados a través de la gestualidad y de la entonación de la voz.

Las ventajas se encuentran en su estilo abierto, el cual permite al entrevistador obtener información enriquecedora generada a través de los relatos de los entrevistados. Dada su flexibilidad, permite clarificar preguntas en el momento mismo de la entrevista, sumado a que facilita la comprensión del fenómeno en estudio (Valles, 2003).

Una óptima aplicación de esta técnica requiere de la elaboración previa de una pauta de estudio, la cual contenga las principales temáticas que se quieran abordar, de manera tal de incorporar todos los elementos que se pretenden investigar.

Ahora bien, para el análisis de la información se utilizará el análisis del discurso, permitiendo estudiar de manera sistemática los relatos de las familias proporcionados a través de las entrevistas.

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La aplicación de esta técnica se centrará en lo referido al patrimonio ambiental, en otras palabras, a la relación existente entre los sujetos de estudio y su medio natural.

(…) la manifestación de relaciones sociedad/naturaleza. El concepto consiste en la calidad de las relaciones entre una sociedad determinada y una porción discreta de la naturaleza. Cuando existe un cierto equilibro en esta relación, se puede decir que las sociedades de dicha cultura poseen cierto patrimonio ambiental (UNESCO, 2001).

Bajo esta lógica, la técnica será abordada desde los factores naturales asociados al clima, suelo, flora y fauna. Su objetivo principal es describir los elementos geográficos del territorio, descartando la lógica estática con la cual se conocen, reconociendo la movilidad y dinamismo presente y relevando el conocimiento de los simbolismos existentes. Por ello, este objetivo solo puede ser sustentado en base al contenido del discurso de los sujetos de estudio.

Desde el punto de vista de los paisajes agrarios además de verse, se escuchan, se huelen, se saborean, se palpan; en definitiva se sienten. El trinar de pájaros durante la primavera, el zumbido de chicharras en las tardes de verano, los olores a heno y a vendimia, al igual que los lamentos de los animales durante matanza, los tufos del alpechín tras la molienda de las aceitunas o los hedores a estiércol y efluvios químicos en fases de tratamiento y abonado, forman partes de los paisajes de la agricultura, están presentes en nuestras evocaciones mentales y, sobre todo, repercuten en la valoración social que hacemos de ellos (Silva, 2009).

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1.5.7 Construcción de instrumento

Preguntas etnográficas descriptivas, de tipo «gran tour»: cabe mencionar que la entrevista etnográfica, a diferencia de las «conversaciones amistosas», se sustenta en el registro de lo que las personas en su contexto conversan, por lo que el entrevistador se encuentra en constante estado de entrevista. Esto quiere decir que no es necesario que existan medios como grabadoras o una pauta de registro tangibles, ya que un entrevistador etnogáfico se encuentra en permanente alerta de dichas conversaciones que surgen, precisamente, en la habitualidad o cotidianidad de los sujetos de investigación (Valencia, 2014).

Ahora bien, para el presente estudio se considerarán ciertos elementos etnográficos como el propósito explícito, el cual apunta a que el investigador dará todas las explicaciones correspondientes acerca del propósito de la entrevista como forma de eliminar incertidumbres y ansiedades que pudiesen existir en los sujetos informantes. También se darán explicaciones etnográficas referidas a la claridad que debe existir en el sujeto informante, por lo que el investigador debe considerar, desde el primer acercamiento hasta el último, el entregar explicaciones referidas a la investigación (Valencia, 2014).

Por lo anterior, la elaboración y realización de entrevistas contemplará el establecimiento de tres momentos para la realización de la entrevistas, tomando en consideración los elementos de identidad cultural en los que se quiere indagar, para así no desgastar a las familias informantes y, a su vez, lograr obtener una mayor profundización y desarrollo de dichas temáticas. Por consiguiente, los momentos serán los siguientes:

- Primer momento: patrimonio material

- Segundo momento: patrimonio inmaterial

- Tercer momento: sentido de pertenencia

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1.5.8 Elementos muestrales

Para el presente estudio se abordará a seis familias rurales pertenecientes a la localidad de Pañul y que participan en el Programa de Desarrollo Local, Prodesal, comuna de Pichilemu, Sexta Región. Estas familias serán seleccionadas en su totalidad, y de manera generacional, como forma de comprender la complejidad y diversidad de familias existentes, ya que se hace necesario considerar la continuidad en el tiempo, la cual es generadora de un sistema de normas y valores que construyen identidad colectiva. De este modo se busca comprender que «el pasado, el presente y el proyecto no forman más que una sola realidad del desarrollo» (Arocena, 1995: 26). Esto, a su vez, permite recoger miradas históricas y obtener resultados más integradores y fidedignos acerca de la identidad cultural de las familias participantes del programa. Con el fin de mantener la confidencialidad y anonimato de las familias entrevistadas, sus nombres fueron reemplazados por números, identificados desde la familia número uno hasta la número seis. Lo que a continuación se describe de la siguiente manera:

1. Familia entrevistada n° 1, perteneciente a la localidad de Pañul y que participa del Programa de Desarrollo Local, Prodesal, Pichilemu.

2. Familia entrevistada n° 2, perteneciente a la localidad de Pañul y que participa del Programa de Desarrollo Local, Prodesal, Pichilemu.

3. Familia entrevistada n°3, perteneciente a la localidad de Pañul y que participa del Programa de Desarrollo Local, Prodesal, Pichilemu.

4. Familia entrevistada n°4, perteneciente a la localidad de Pañul y que participa del Programa de Desarrollo Local, Prodesal, Pichilemu.

5. Familia entrevistada n°5, perteneciente a la localidad de Pañul y que participa del Programa de Desarrollo Local, Prodesal, Pichilemu.

6. Familia entrevistada n°6, perteneciente a la localidad de Pañul y que participa del Programa de Desarrollo Local, Prodesal, Pichilemu.

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1.5.9 Fuentes de información

Las fuentes que proporcionaran la entrega de información para este estudio serán de tipo primaria y secundaria; la primaria es la que se obtendrá a través del trabajo en terreno, mediante la aplicación de entrevistas semi-estructuradas a actores claves, entrevistas en profundidad a las familias rurales de la localidad de Pañul y observación en terreno; las secundarias se obtendrán a través de documentación obtenida por el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, Censo Agropecuario, Ministerio de Agricultura y registros de visitas domiciliarias efectuadas a las familias del sector, a las cuales se tiene acceso a través del programa Prodesal de Pichilemu. Todas estas fuentes aportarán datos estadísticos, demográficos y de caracterización social de la población rural de la Sexta Región.

1.5.10 Criterios de validez del estudio

Los criterios de validez para efectos del presente estudio serán abordados como la comprensión de «una relación cognitiva de acceso creciente a medida que el investigador profundiza su inserción en la realidad cotidiana y local del sujeto o en su sistema de significados y representaciones. A mayor proximidad con el mundo subjetivo e intersubjetivo del sujeto investigado, mayor validez del conocimiento» (Canales, 2006: 250).

1.5.11 Análisis de datos

Con la finalidad de presentar de manera sistemática el análisis de la información en el presente estudio cualitativo, se optó por el análisis de contenido. Consiste en la profundización de contenidos de forma manifiesta y no manifiesta, adquiriendo relevancia el contexto en donde se desarrolló el mensaje; por lo tanto, texto y contexto se encuentran en constante interdependencia. Sus ventajas corresponden a que permite realizar el análisis dentro de un modelo de comunicación. Contiene reglas de análisis, lo que favorece la división del material en unidades de análisis, y a su vez posibilita el establecimiento de categorías centrales de análisis. Por último, contiene criterios de fiabilidad y validez,

55 apuntando al establecimiento de un conocimiento acabado para la reducción del contenido y posterior interpretación de éste (Abela, 2002).

Siguiendo con lo anterior, este método se construye a través de un proceso de codificación, el cual permite una descripción precisa de las características de su contenido, para luego realizar un proceso de categorización, es decir, clasificar elementos en categorías buscando lo que cada uno de ellos tiene en común con los otros. Se pueden agrupar porque hay una parte que tienen en común entre sí, pero es posible que diferentes criterios insistan en otros aspectos por analogía, modificando quizás considerablemente la distribución anterior. En tercer lugar se produce la fiabilidad, la cual asegura que los datos y resultados obtenidos tienen completa independencia del instrumento o persona que los aplica.

Finalmente se desarrolla un proceso de inferencia o interpretación, que corresponde a las conclusiones que se pueden extraer del texto, lo que como ya fue mencionado, pueden ser interpretaciones contenidas de forma implícita o explícita, con tres posibilidad: variables de inferencia, material analizado y la explicación analítica (Abela, 2002).

Capítulo IV. Análisis de la información

El análisis de contenido del presente estudio de casos ha tenido como finalidad rescatar el discurso de los grupos familiares entrevistados, ya que desde ese contenido discursivo se realiza el proceso de codificación, el que ha sido seleccionado por palabras y frases de los mismos sujetos, cuyos criterios de validez han sido los de frecuencia, intensidad y contingencia.

Quizás la definición de Laurence Bardin (1996 2ªe p. 32) puede englobar todas las definiciones vistas hasta ahora conceptualizando el término “análisis de contenido” como “el conjunto de técnicas de análisis de las comunicaciones tendientes a obtener indicadores (cuantitativos o no) por procedimientos sistemáticos y objetivos de descripción del contenido de los

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mensajes permitiendo la inferencia de conocimientos relativos a las condiciones de producción/recepción (contexto social) de estos mensajes” (Valencia, 2015).

Al clarificar los criterios de codificación y validez, se realiza el proceso de categorización, el cual consiste en agrupar las frases, palabras o códigos lingüísticos por similitud o familiaridad. En esta etapa de investigación, dichas categorías han surgido desde las definiciones operacionales preestablecidas, y a su vez por categorías que emergen del discurso.

La presente fase de análisis de contenido se divide en dos partes; la primera correspondiente a una descripción de las familias lingüísticas y sus respectivos códigos, los que resultaron siendo agrupados en seis familias de códigos; mientras que la segunda fase apunta a la realización de una interpretación de los códigos y categorizaciones realizadas.

1.6 Análisis descriptivo

A continuación se presenta el análisis descriptivo de la presente investigación obtenido desde las entrevistas en profundidad, las cuales permitieron realizar una codificación del discurso para luego ser agrupadas en códigos lingüísticos, dando paso a la elaboración de seis familias de códigos.

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1.6.1 Patrimonio material

PATRIMONIO MATERIAL

PAÑUL

ARTESANÍA PAISAJE

LANA ARCILLA CAMPO

SUSTENTO - FLORES ECONÓMICO

- ÁRBOLES

- CASAS ar - CAMINOS - TRANSPORTE

PROGRESO

La familia de código «patrimonio material» está compuesta por el código Pañul, siendo una de sus dimensiones la artesanía, referida a la elaboración y producción de piezas de arcilla creadas en forma manual, así como también la artesanía en lana sin intervención de procesos industriales. Su característica principal se encuentra en su materia prima local, convirtiéndose en una oportunidad laboral, y

58 a su vez, en un importante sustento económico tanto familiar como comunitario. Lo anterior, según el propio relato de los entrevistados, ha permitido un desarrollo paulatino al interior del sector a nivel de construcciones de viviendas, mejoras de caminos y transporte.

«Pañul se destaca por la arcilla po’, Pañul es reconocido a nivel nacional por la arcilla, porque ahora hay artesanía, hay trabajo pa’ la gente no pa’ toos, hay colegio, too’ eso, hay lú’, agua potable ya como que está mejorando la cosa que es lo má’ importante» (E5:2015:7).

«La diferencia que nosotro’ tenimo’ uun uun un trabajo aquí po una obra de mano (...) que es la artesanía en arcilla que otros sectores no la tienen, igual pue’ que tengan otras cosas, pero la artesanía en arcilla aquí es la única que hay que tiene Pichilemu» (E3:2015:1).

Otra dimensión asociada es paisaje, la cual se refleja en la simpleza y sencillez con que sus habitantes describen el gusto de vivir en un campo lleno de árboles y flores.

«Pañul eh’ un sector po’… campo» (E3:2015:1).

«porque tiene flores… yy eeeh porque tiene árboles yyy (rie)» (E2:2015:1).

«y la gente vive preguntando ¿quién venderá un sitio? ¡Yo me vendría a vivir a Pañul, quien venderá un sitio! entonces eso a uno la llena de gozo cada persona me encanta también porque somos como preocupás de nuestras casas (…) ya se ve un árbol se ve unas flores eeeh esas cosas me encantan» (E1:2015:3).

Finamente, una última dimensión asociada es el progreso, toda vez que en los discursos de las familias entrevistadas se revelaba una analogía entre su pasado y presente, desde un pasado con limitaciones económicas y nula conectividad a servicios básicos hasta un presente con nuevas oportunidades laborales, mejores

59 ingresos económicos y servicios básicos. De esta manera se identifica un antes y un después, un antes con limitaciones y un después con progreso y bienestar.

«a ver…Pañul ahora es un pueblo avanzao’ pa’ como estaba (…) no había lúuu’ no había camino, habían huellas solamente, no habían tantas casas como hay ahora, nooo existía el agua potable que también está ahora» (E6:2015:1).

«pa’ ir a Pichilemu hay una micro y que la mayoría de las personas tiene vehículos son poco los que no tienen vehículo (…) eeeh viene micro» (E2:2015:4).

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1.6.2 Patrimonio inmaterial

CULTURAL

FIESTAS CREENCIAS COSTUMBRISTAS RELIGIOSAS MITOS

- RED TURISMO CATÓLICA EVANGÉLICA - CLUB DEPORTIVO

F - DUENDES - VACA LOCA A VIRGEN DEL - MATA DE CARMEN MENTIRAS M

I

L - TRANQUILIDAD PATRIMONIO VIDA - SEGURIDAD INMATERIAL I SOCIAL

A

MUJER

MACHISMO

ECONÓMICO

ARTESANÍA AGRICULTURA PENSIÓN 61

Esta segunda familia de códigos, llamada patrimonio inmaterial, está compuesta por la dimensión de la familia, la cual a su vez está compuesta por la dimensión cultural, visualizada en fiestas costumbristas, creencias religiosas y mitos. Para el caso de las fiestas costumbristas, éstas se dividen por organizadores, algunas son llevadas a cabo por una agrupación de artesanos llamada «red de turismo», y por otro, el club deportivo perteneciente a la localidad.

«la misma cazuela esa es una fiesta costumbrista que hacimos, la trilla a yegua que se volvió a remontar que ¿hacen cuantos años serán ya? unos ocho años por lo menos (…) hicimos la fiesta costumbrista pa’ darle una identidad a la red de turismo» (E1:2015:12).

«nosotro’o’ y estoy en eel turismo rural, en la red de turismo y hacimo’ la cazue…las mil cazuelas (…) sip, la hacemo’ eh aquí por eeh el dos por ciento que ha puesto el gobierno, pero son costumbristas sí (…) consiste en un plato de cazuela de campo y quínoa con conejo (…) lo vendemo’ eso, con el plato» (E3:2015:6).

En cuanto a las creencias religiosas, las familias se encuentran fuertemente marcadas por la religión católica, y en un menor número, por la religión evangélica. Referente a la religión católica, ésta también realiza una fiesta costumbrista en donde se venera a la Virgen del Carmen. Es una fiesta a nivel familiar con participación de vecinos pero en calidad de invitados.

«es como la tradición de la familia, no es que alguien me haya enseñao’ sino que es la tradición me bautizaron de guagua de chica, hice mi primera comunión, me confirmé, me casé por la iglesia católica y con mi hijos siempre lo he llevado a misa, siempre que puedo en realidad porque porque no es que sea constante ni perseverante para ir a misa no es de todos los domingos, pero cuando tengo la ocasión y podemos, vamos» (E5:2015:8).

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«la virgen del Carmen esa fiesta es una fiesta costumbristas (…) se hace en una casa equis se celebra la Virgen del Carmen y se le cantaba a lo divino y todo eso en la noche» (E1:2015:10).

En relación a los mitos, encontramos la existencia de éstos argumentados a través de las entrevistas a las familias, las cuales los denominaron como «duendes», «mata de mentiras» y «la vaca loca».

«cuando yo me crié digamos, existía mucho esos mitos que en tal parte era la mata de la mentira se sentaban a contar cuentos los aguelitos que más allá era la otra cosa porque salía un mono en la noche que habían duendes» (E1:2015:11).

«eeeh cuando los duendes cuidaban las arcillas (…) esos duendes cuidaban las arcillas, eran unos niñitos chiquititos que a mi esposo le salieron» (E6:2015:6).

«en el puente la vaca loca que decían (...) si cuando éramos chicos cuando leseábamos con los chiquillos que había un mito según (…) sí, salía una vaca que a los niños chicos los salía persiguiendo, pero era pa’ que no fuéramos pa’ allá no má’» (E5:2015:8).

Como fue mencionado, dentro de la dimensión de la familia se encuentra lo social, de la que se desprende la vida, asociada a la tranquilidad y seguridad del entorno que habitan las familias. También se obtiene información sobre la mujer, relacionada con los roles que prevalecen dentro de la dinámica familiar, prevaleciendo una lógica machista, según el mismo relato de las familias entrevistadas.

«tiene el lugar es tranquilo pa´empezar yyy y se vive de lo que se siembra también, de lo que se o sea las plantas igual se dan buenas po’, no es como en otros laos que hay lugares que no es muy bueno para vivir (…) no es que no sé cómo serán los otros lugares, pero aquí igual por ejemplo nadie tiene, nadie, nadie discute, nadie pelea, así si hay algún roce eeeh

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como será como lo mínimo, pero se nota que toda la gente se ve bien, uno no vive al lado de cada uno, pero uno sabe eso más o menos (…) y má encima no hay vicios» (E4:2015:1).

«tenemos arcilla, artesanía en lana, trilla a yegua suelta, capilla, posta rural, vivimos bien central un lugar cómodo, tranquilo, no corren riesgos los niños, englobándolo ¡súper lindo! y tranquilo para nosotros, los niños juegan sin problema hasta tarde, entonces eso para uno es impagable, la tranquilidad y qué estén ellos seguros es impagable, pueden caminar por la calle, no les pasa nada, no andan con problemas de no se po’ que los asalten que los… que cualquier persona no le’ haga nada, salen a andar en bicicleta, a caballo a la pelota, encumbran volantín en la época que sea, entonces eso es tranquilo» (E5:2015:1).

«sí, nos sentimos seguros a pesar que igual de repente uno piensa que puede andar cualquier, otra persona extraña, pero igual nos sentimos seguras esa es la verdad (…) porque como que nos cuidamos unos con otros esa es la verdad po, nos sentimos como… como juntos po’ en ese aspecto» (E1:2015:23).

«no po’ la mujer hace lo que tiene que hacer y el hombre sale a trabajar po’, el machismo todavía existe» (E2:2015:15).

En lo referido a lo económico, las familias entrevistadas manifestaron tres ámbitos de sustento económico familiar prevaleciente en la localidad, que son la artesanía, la cual con el transcurso del tiempo ha alcanzado una importante sustentabilidad económica, la agricultura y pensiones.

«dinero, rentabilidad económicamente, no sé para vivir y too’, pero además de eso a mí me gusta (…) a nosotros nos da pa’ vivir bien y y pa’ todos nuestros gastos po (…) trabajamos todo el año, pero todos los meses nos da pa (…) pa mantenernos» (E1:2015:5).

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«aquí con las do’ pensione’ yo soy pensioná’ y él como trabaja en las salina’ el co… como temporero porque trabaja pa’l verano pal’ invierno (…) yo yo mi actividá’, hilo, hago lana pa’ ser eeh gorro, bufanda, charpesito toa’ esa cosa» (E2:2015:15).

1.6.3 Tradiciones culturales

TRADICIONES CULTURALES

FIESTAS COSTUMBRISTAS

TRILLA A YEGUA MIL CAZUELAS SUELTA DE AVE

TURISMO

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La familia «tradiciones culturales» se compone por cuatro dimensiones: fiestas costumbristas, trilla a yegua suelta, «las mil cazuelas» y turismo. En relación a las fiestas costumbristas, las familias entrevistadas relatan que antiguamente se realizaban con mayor énfasis, pero que con la aparición del turismo han resurgido, de ahí la importancia de considerarlo como una dimensión. La fiesta de la trilla a yegua suelta es organizada por el club deportivo del sector para autofinanciar sus campeonatos y mejorar su equipamiento. En cuanto a la fiesta de «las mil cazuelas», ésta se caracteriza por ser una fiesta reciente, cuyo objetivo apunta a apoyar a los artesanos pertenecientes a la red de turismo llamada El encanto a través de financiamiento estatal y colaboración de los mismos participantes de dicha agrupación.

«ah la verdad que esa cazuela, fiesta costumbrista partió a través de la red de turismo El encanto que tenimo’ formá acá en Pichilemu» (E1:2015:12).

«hicimos la fiesta costumbrista pa’ darle una identidad a la red de turismo, entonces la cazuela la vendemos en el plato de artesanía pa’ darle un valor agregado a la cazuela» (E1:2015:12).

«eeh la que se hace aquí es la trilla a yegua suelta po’ también se basa eeen eeen el trigo po’ con hacen una hera con trigo y ahí ponen la’ bestias a trillar el trigo, ahí también hacen el charquicán y la cazuela» (E3:2015:7).

«la trilla la hace la gente como ahora, la verdad que aquí la ha hecho el club deportivo pa financiar sus gastos (...) no paga entrá’ la gente, nada, paga lo que consume no más y y hay folclor todo el día, hay música en la tarde, hubieron un grupo también que vino a cantar (…) ellos hacen asado de cordero, charquicán, cazuela de vacuno, cazuela de cordero esas cosas, venden mote con huesillos cosas típicas» (E1:2015:14).

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1.6.4 Sentido de pertenencia

SENTIDO DE PERTENENCIA

SERVICIOS BÁSICOS

PASADO PRESENTE EQUIPAMIENTO RECREACIÓN

- VELA - LUZ - LÁMPARAS ELÉCTRICA A PARAFINA - AGUA - POTABLE CHONCHON - ADULTOS INFANCIA ES RECOLECCIÓ JUVENTUD - LINTERNAS N BASURA - ESCUELA

- MULTICANCHA

- CANCHA

- CAPILLA - TALLER - BICICLETA - SEDE LANAS - CABALLOS COMUNITARIA - DESCANSO

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La familia «sentido de pertenencia» está compuesta por los códigos de servicios básicos: equipamiento y recreación. En esta familia se encuentra un ethos epocal, es decir, una temporalidad referida a un pasado y un presente referido a los servicios básicos. En el primero, las familias entrevistadas manifestaron la escasez y precariedad, lo que se traduce en una inexistencia de acceso a servicios básicos, por lo cual debían utilizar implementos o artefactos de fabricación manual como mecanismo de subsistencia. Dentro del ámbito rural, los procesos de modernidad han llegado de manera más tardía y paulatina.

«cooon loo los chonchones que eran las cosas que hacían caseras en un tarro de en un tarro de Nescafé y le ponían un cañón de cobre un tubo de cobre, y a ese tubo le pasaban un género y a eso se le echaba parafina y eso se prendía y alumbraba la gente lo llamaba los chonchones y vela» (E5:2015:14).

«alcantarillado no son baños con pozo vela y a parafina (…) velas y lámparas (…) sii po’, sii se mejora la calidad de vida porque ya uno puede tener una tele, a pesar de eso teníamo una, pero con batería» (E4:2015:11).

«eh igual po, igual se mejoró ahí ya pudimo’ tener baño porque antes cómo teníamo un baño, si el agua era, no tenía cómo se llama, presión (…) teníamos baños de pozo, la ducha había que calentar agüita en algo y hacer un balde de agua tibia (…) si porque así se pudo instalar un lavaplato, la cocina, se pudo tener un baño» (E4:2015:12).

El equipamiento también se encuentra marcado por un discurso de avance para las familias, con un conocimiento clarificador de cada una de las construcciones que se encuentran al interior de la localidad.

«la escuela, la capilla y la sede comunitaria, la cancha, la multicancha como la má’ identidad que tiene el sector» (E1:2015:27).

«con una capilla con una sede comunitaria para reuniones que se usa de posta, un colegio yyy que otra cosa aparte las casas, no peor así mas

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como es para instituciones… la cancha de fútbol y una multicancha, ah en el colegio también hay una multicancha, el colegio tiene multicancha» (E4:2015:15).

En cuanto a la dimensión de recreación, ésta se enmarca en dos etapas del ciclo vital, la infancia/niñez y la adultez. Cada actividad de recreación mencionada por las familias se encuentra estrechamente vinculada con su etapa de vida. En el caso de los adultos, éstos manifiestan como actividad recreativa la participación de un taller de lanas, en especial por el género femenino, y el descanso. En cuanto a los niños, sus actividades recreativas apuntan a andar en bicicleta y a caballo.

«y en bicicleta los jóvenes son los que andan en bicicleta como que por su hobby sus cosas, pero no que alguien se transporte así como en bicicleta» (E2:2015:4).

«yo voy al taller de las lanas (…) ese es un taller, no eeh, un no eeh, una agrupación, donde vamo’ una vez por semana todo’ los martes nos reunimos ahí y estamo’ en el taller de lana (…) todos los martes en torno a la lana es un taller de de donde vamo’ a puro tejer» (E4:2015:13).

«dormir y la arcilla, eso otro no más, nada más que eso, la verdad es que nosotros todos los días trabajamos en nuestra actividad, todos los días tenimos la misma actividad» (E1:2015:24).

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1.6.5 Migración

MIGRACIÓN

EDUCACIÓN LABORAL

- NIÑEZ - JUVENTUD - ADULTEZ

- HOMBRES

JUVENTUD

JUVENTUD

DISCRIMINACIÓN

DESARROLLO PERSONAL

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La familia «migración» está compuesta por cuatro dimensiones: educación, laboral, discriminación y desarrollo personal, todas conectadas entre sí. Cabe mencionar que esta familia surge como un descubrimiento emergente, es decir, no integrado dentro del estudio. Esto confirma la riqueza de las investigaciones cualitativas, ya que permiten relevar el discurso e integrar nuevas concepciones desde los propios sujetos investigados. La dimensión de educación se vincula con la etapa de la niñez y adolescencia, puesto que en la localidad existe una escuela básica que abarca los cursos de primero a sexto básico, por lo que los niños y adolescentes deben migrar a los sectores más próximos como Pichilemu o Cahuil. Otro aspecto a mencionar es que los adolescentes que terminan sus estudios de enseñanza media y quieran continuidad de estudios de nivel superior deben obligatoriamente trasladarse a otras ciudades.

«eeeh aquí eeh hay un colegio estudian hasta sexto año (…) claro, yyy y el sexto, el séptimo y octavo ya se van a Pichilemu ya, porque aquí no hay, Pañul es pa’ lo’ chicos too’ el niño ahora, ahora too’ niño estudia, ahora no se queda nadien en el campo, porque hay facilidad de estudiar» (E3:2015:10).

«es un pequeño colegio de primero a sexto básico» (E6:2015:15).

«a mí no, al contrario, lo que a mí me complica es la educación para mis hijos, porque ellos tienen que salir (...) doce, trece años tienen que migrar a Pichilemu, catorce, quince año’ se van afuera si quieren si es que quieren sacar un técnico, de lo contrario siguen en Pichilemu y ahí igual tienen que migrar porque de aquí sexto básico, de ahí se van a Pichilemu séptimo, octavo y de ahí siguen estudiando» (E5:2015:2).

La dimensión «migración» también lleva consigo de manera implícita la discriminación que deben enfrentar los niños de Pañul al verse obligados a insertarse en nuevos espacios educacionales y fuera de éstos, con adjetivos descalificativos como «huaso bruto» por su lugar de procedencia.

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«ven que el niño es del campo es como el huaso bruto, por darle una palabra porque eso así lo tratan de huasos brutos, pero de repente el huaso bruto sabe má’ que un niño del campo, porque el niño del pueblo a quien respeta, nadie, son pocos los niños del pueblo que respetan, eh no sé a nivel global no solamente familiar, porque el niño del pueblo qué, ¿respeta?, a nadie ni a los papás, pero sí un niño de campo a usted la va a respetar y eso no quiere decir que sea un huaso bruto, al revés (…) en la sala de clase no va ser tanto, no es tanto el problema sino que el problema es fuera de la de la sala de clase ahí es cuando se juntan, se crean los problemas y eso es a too’ nivel no es solamente ha sido siempre, porque siempre no se po’ nunca todos somos iguale’, hay unas personas más gordas hay unas más delgadas, entonces toa’ toa’ persona tiene tiene un punto débil y ese es el punto débil que siempre lo’ los niños siempre han sufrio’» (E5:2015:5).

La familia «migración» contempla la dimensión laboral, en especial al género masculino quienes, al no encontrar posibilidades de ingresos fijos para sus familias al interior de la localidad, deben trasladarse a otros lugares con mejores oportunidades. Lo anterior implica un esfuerzo emocional para las familias, ya que deben desapegar lazos sentimentales por un mayor bien común que es el sustento económico familiar.

«si po’, pa’ too’ no es ni un chiste que el día lunes se vaya y no vuelve hasta el día viernes en la noche, entonces uno qué disfruta, nada po, sábado, domingo y ya el día domingo a medio día hay que estar haciendo el bolso porque el día lune’ en la madrugada se va» (E5:2015:6).

Finalmente, surge la dimensión «desarrollo personal», ya que por razones educacionales y laborales los pobladores del sector se han visto obligados a abandonar su territorio para apostar a mejoras en su desarrollo personal.

«entonces no se po’ que se vayan los niños porque es su necesidad, es su prioridad estudiar, es su deber, bien, pero que haiga que separarse

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uno como familia, no, a mí no me gusta y créame que en marzo voy a sufrir harto» (E5:2015:6).

1.6.6 Territorio

TERRITORIO

ENDÓGENO EXÓGENO

- TRANQUILIDAD - DESCONFIANZA - CONFIANZA - INSEGURIDAD - SEGURIDAD - DELINCUENCIA - FAMILIARIDAD - INDIVIDUALISMO - COMUNIDAD

ARRAIGO CULTURAL

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La familia «territorio» está compuesta por las dimensiones que hacen referencia a lo endógeno, lo exógeno y el arraigo cultural. Lo endógeno, en primer lugar, con códigos de tranquilidad, confianza, seguridad, familiaridad y comunidad, ya que los relatos de las familias asocian una cultura identitaria al interior del sector y diferente al resto de los lugares o alrededores. De este modo, los elementos mencionados juegan un papel fundamental traducido en un cúmulo de vivencias que marcan su historia.

«tenemos arcilla, artesanía en lana, trilla a yegua suelta, capilla, posta rural, vivimos bien central, un lugar cómodo, tranquilo, no corren riesgos los niños, englobándolo ¡súper lindo! y tranquilo para nosotros, los niños juegan sin problema hasta tarde, entonces eso para uno es impagable, la tranquilidad y que estén ellos seguros es impagable, pueden caminar por la calle no les pasa nada no andan con problemas de no sé po’, que los asalten que los… que cualquier persona no le’ haga nada, salen a andar en bicicleta, a caballo a la pelota, encumbran volantín en la época que sea, entonces eso es tranquilo» (E5:2015:1).

«pero el vivir así Pichilemu centro, no me complica vivir aquí a esta distancia de dieciocho, veinte kilómetros, no me complica vivir en Pichilemu, estar a, para mí es como, es como mejor más rico más relajao’ que estar viviendo allá, no estaría tan segura, Pichilemu no me da la misma seguridad que me da Pañul» (E5:2015:2).

Contrario a esto, la dimensión exógena apunta, desde los discursos de las familias entrevistadas, a lógicas de desconfianza, inseguridad, delincuencia e individualismo, todas atribuidas a factores y entornos externos a su localidad. Esto quiere decir que no lo visualizan al interior del sector, ya que si bien reconocen la existencia de estos elementos, no manifiestan que esa negatividad haya llegado a sus vidas.

«y la gente no es ná’ cómo la del pueblo, la gente aquí es como má sociable toos’ conversan, se preguntan cómo están, en cambio el del

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pueblo ¡hola y chao! con el vecino no má’ (…) en el sentido que acá la gente es poco, pero todos se conocen y no sé si hay alguien enfermo, too’ se preguntan por esa personaaa o la gente se visita aquí too’ entre to’ se conversa» (E2:2015:1).

«no acá no, gracias a Dios nada, pa venir a robar tendría que venir una persona externa porque unos con otros aquí medio difícil que se metan a nuestras casas y todo eso, eso lo, eso siempre lo he pensado yo, pa’ meterse a mi casa por ejemplo yo no voy a ir a la casa del vecino a meterme pa’ na’ se fija, va a venir otra persona externa acá si po’ o a mi casa igual, noo porque yo no me atrevo a ir a la casa del vecino y el otro tampoco se va a atrever porque como que nos cuidamos unos con otros, esa es la verdad po’, nos sentimos como… como juntos po’ en ese aspecto y no voy a robarle a mi vecino aonde’ tenemos que ayudarnos unos con otros» (E1:2015:1).

1.7 Análisis interpretativo

Las familias de la localidad de Pañul identifican y relacionan su sector con su artesanía y paisaje. Es decir, pertenecer al sector mencionado significa estar interrelacionados con un trabajo en artesanía que se simboliza en la elaboración de diversas piezas de arcilla y tejidos en lana de ovino. Además, implica estar conectados con un paisaje, particularmente un espacio campestre con vegetación y flora que, en palabras de los mismos, es el reflejo de un campo adornado de árboles y flores: «Eeeh…porque tiene flores…y, y eeeh porque tiene árboles yyy (ríe)» (E2:2015:1). En la morfología de este paisaje se vislumbran las casas bordeando el camino y sus pequeños quioscos cubiertos de artesanía, representando una perfecta mezcla entre turismo y vida campesina: «Es decir, en el paisaje es posible leer la historia y el carácter de una sociedad, así como también observar sus diferencias y sus estructuras internas» (Ardila, 2009: 19).

Este consenso discursivo de las familias, referente a una identidad cultural y simbolizado a través de su artesanía y paisaje, puede ser interpretado desde la

75 concepción que plantea Giménez (2005), quien describe que la cultura es una manifestación totalizadora reflejada a través de las representaciones sociales, determinando comportamientos y prácticas sociales. Así se concibe la comprensión de la cultura como un agente activo y raíz de toda dinámica social.

El comportamiento social indica un estilo de vida entre progreso y tradición, en donde sus habitantes han ejercido, implícitamente, resistencia a procesos totalizantes de transformación. Con eso se han logrado ventajas, como la tecnificación de algunos modos de producción, así como también aprender a optimizar sus recursos, en especial su materia prima, pudiendo reinventarse y mantener sus tradiciones, y perpetuando de esta manera su identidad cultural. «La cultura especifica a una colectividad delimitando su capacidad creadora e innovadora, su facultad de adaptación y su voluntad de intervenir sobre sí misma y sobre su entorno» (Giménez, 2005: 87).

Desde esta concepción, la comprensión de la cultura resulta ser un elemento transversal para el entendimiento de los diversos procesos y cambios acontecidos en las familias, a través de un constante e inconsciente ejercicio mental de un antes y un después. En este caso particular, el descubrimiento de las minas de arcilla, se convirtió paulatinamente en una oportunidad laboral que trajo consigo ingresos económicos permanentes y un complemento a las actividades agrícolas realizadas. «A nosotros nos da pa’ vivir bien y… y pa’ todos nuestros gastos po’, trabajamos todo el año, pero todos los meses nos da pa (…) pa mantenernos» (E1:2015:18).

Ese bienestar económico ha permitido mejoras de infraestructura en las viviendas, caminos y transporte de Pañul. Al recorrer el lugar, se constata la presencia de viviendas de carácter urbano, alejadas de la concepción en el imaginario colectivo de viviendas precarias, construidas de materiales como adobe o madera bruta. En general, es posible identificar la combinación entre lo moderno y tradicional, por ejemplo, caminos de tierra pero con mantenimiento constante para un óptimo estado de las vías, presencia de vehículos particulares, microbús público, y también la permanencia de caballos y bicicletas: «En otras palabras:

76 tradición y modernización solo se oponen como tipos ideales polares (…) Lo nuevo a menudo se mezcla con lo antiguo, y la tradición puede incorporar y aún estimular la modernización» (Giménez, 2005: 121).

Por lo tanto, apreciar el entorno en el que un grupo social de individuos se desenvuelve parece ser la piedra angular para aquellos grupos que obtienen su materia prima de la tierra directamente, o de lo que ésta da. En el caso de los habitantes del sector rural de Pañul, esta particularidad cobra más relevancia que el simple estado de agrado que pudiera manifestarse, pues en dicho lugar el medio significa el éxito o fracaso de cualquier tipo de emprendimiento que quiera seguirse, rige las vidas de aquéllos a quienes cobija, determina la productividad que puede lograrse y responde de acuerdo al estímulo que se le dé. En el caso de la artesanía, indistintamente se trate de lana o arcilla, provee de la materia prima necesaria para iniciar la actividad; no es solo el clima, el suelo, los árboles o flores, es el resultado que se obtiene de la ecuación de todos ellos a la vez. Por lo tanto, son sus propios habitantes quienes aprovechan lo que el medio tiene para entregar.

Por otro lado, los estudios acerca de la temática familiar han consensuado en definirla como un sistema complejo y en constante dinamismo, motivo de sus diversas definiciones que también han sido parte de las familias del sector, al encontrar variados modos de vida en familia. Su cotidianidad se caracteriza por la importancia al valor de la vida en familia como núcleo central de las relaciones sociales, encontrando de tipo uniparantales, extensas o monoparentales. La valoración que los sujetos realizan de la familia es abordada por Hooper (1992) y explica que se debe a que los sujetos buscan y esperan de ella ese apoyo incondicional, «una sensación de permanencia/continuidad, cuidado/amor» (207). No obstante se debe considerar que el valor otorgado depende de la cultura que las trasciende, es decir, desde el significado que la sociedad le atribuye a ésta (Kottak, 2009).

Al interior de las familias las relaciones de poder por sexo se han dispersado, en especial en el ámbito laboral. Como lo menciona Valdés (2005) la

77 reforma agraria conllevó a establecer rupturas en las familias, ya que propició la incorporación de la mujer al trabajo. Pese a esto, las mujeres del sector fueron incorporándose paulatinamente con una participación de tipo estacionaria, en especial en épocas de verano.

Con el desarrollo de los procesos de modernización se fueron transformando las relaciones sociales, en especial el rol de la mujer quien, con un pasado dedicado netamente a labores domésticas, ahora encuentra un rol protagónico y activo dentro de las actividades laborales-productivas. Esto ocurrió debido a la ampliación y potenciación de las actividades en la vida campesina chilena, lo que permitió relacionar lo rural no solo con labores agrícolas sino también con nuevas formas de producción, difusión y comercialización, incorporando nuevas especialidades campesinas, como por ejemplo, la artesanía y el turismo rural. De manera particular, son las mujeres del sector quienes han aprendido el oficio de la artesanía, logrando mantenerlo por más de veinte años. Lo anterior fortalece del rol ejercido por la mujer, ya sea como sostenedoras afectivas y/o económicas al interior de su núcleo familiar.

No obstante, la incorporación de las mujeres rurales al mercado laboral no dista de la realidad experimentada a nivel nacional e internacional. Es sabido que la visualización de la figura femenina ha sido una lucha constante; en este caso, aún se mantiene la presencia del machismo arraigada en la cultura rural de Pañul, específicamente en lo referente a las labores domésticas, pues la dinámica familiar funciona a través de las mujeres, encargadas de realizar las diversas tareas al interior del hogar, mientras el hombre sigue manteniendo un rol de jefe de familia y proveedor: «No po’, la mujer hace lo que tiene que hacer y el hombre sale a trabajar po’, el machismo todavía existe» (E2:2015:6).

Otro aspecto constituyente en las familias es el estilo de vida, el cual identifican a nivel familiar y social como tranquilo y seguro, en el entendido de que es una condición necesaria para el funcionamiento de la sociedad y uno de los principales criterios para asegurar la calidad de vida de las personas. Se visualiza la idea de una comunidad de familia, tanto por el parentesco como por lazos de

78 amistad existentes al interior del sector: «es too’ una familia, que primo hermano’, que madrina, que compadre, queee hermano, que cuñao’, aquí son poca’ las diferecias eeen porque son Pavez Vargas, Vargas Pavez que eeel es casi la mayoría» (E2:2015:8).

Desde un acercamiento antropológico, la religión forma parte de un universal cultural, en donde cada sociedad significa de manera diferente lo divino, sobrenatural y real (Kottak, 2009). En concordancia, esto ha sido algo característico en las familias del sector, que se encuentran marcadas generacionalmente por la religión Católica. Se siguen perpetuando tradiciones como la veneración a la Virgen del Carmen: «la Virgen del Carmen esa fiesta es una fiesta costumbristas (…) se hace en una casa equis, se celebra la Virgen del Carmen y se le cantaba a lo divino y todo eso en la noche» (E1:2015:10). También se hace referencia a la participación en misas dominicales y catequesis: «de corazón (…), lo llevaos’ toda la vida yo soy catequista hace muchos años en el sector y la verdad que me encanta servir al Señor» (E1:2015:10). Hay una creencia enraizada por la evangelización durante la colonización del país, la cual es parte de nuestra identidad cultural y que, específicamente, en estas familias ha perdurado sin mayores cuestionamientos.

Conjuntamente con la existencia de creencias religiosas, persisten ciertos mitos que las familias mencionaron como la existencia de «duendes», en especial antes de la explotación de las minas de arcilla, de los cuales se decía que cuidaban estas minas y en ocasiones se dejaban ver por algunos lugareños del sector: «eeeh cuando los duendes cuidaban las arcillas (…) esos duendes cuidaban las arcillas, eran unos niñitos chiquititos que a mi esposo le salieron» (E6:2015:6). Estaba igualmente la «mata de mentiras» que era un lugar en dónde los adultos mayores contaban historias pasadas: «cuando yo me crié digamos, existía mucho esos mitos que en tal parte era la mata de la mentira, se sentaban a contar cuentos los agüelitos que más allá era la otra cosa porque salía un mono en la noche que habían duendes» (E1:2015:11). Otra presencia mística, esta vez identificada por los adolescentes del sector, es la de una vaca loca que, según se

79 rumoreaba, aparecía en un puente: «en el puente la vaca loca que decían (…) si cuando éramos chicos cuando leseábamos con los chiquillos que había un mito según (…) sí, salía una vaca que a los niños chicos los salía persiguiendo, pero era pa’ que no fuéramos pa’ allá no má’» (E5:2015:8).

Respecto a estas particularidades culturales, Kottak (2009), citando a Clifford Geertz, sostiene que son ideas basadas en el aprendizaje y en los simbolos culturales. Así lo manifiesta la localidad mediante la evocación de fiestas costumbristas tradicionales pasadas, como la llamada «trilla a yegua suelta», organizada por el club deportivo que reúne a un sinnúmero de locatarios y turistas de diversas localidades del país, y «las mil cazuelas», realizada por la red de turismo, ambos pertenecientes al sector. La relevancia de estas tradiciones se vincula con la potenciación del turismo en la zona; en el caso de la fiesta de la «trilla a yegua suelta», es una tradición campesina realizada por los campesinos de épocas pasadas, que consistía en picar fardos de paja con un caballo, labor que, al realizarse manualmente, se convertía en un trabajo comunitario en donde las mujeres eran las encargadas de la alimentación con la realización de comidas típicas como charquicán, cazuelas, chocolate caliente, entre otros.

En cuanto a «las mil cazuelas», es una festividad que los locatarios identifican como nueva, ya que ha surgido con el propósito de potenciar la agrupación de turismo existente y a su vez dar a conocer su artesanía. La comida campesina y la artesanía son sus principales protagonistas. La finalidad principal de estas festividades es potenciar y financiar el turismo rural como forma incipiente de dar a conocer la cultura campesina, arraigada en sus cantos, bailes y comidas: «Mucha promoción tiene, viene gente de todos lados, la gente que pregunta ¿van hacer la fiesta este año?, ¿la van a volver a hacer?, hay gente que todavía está motivá’ con la fiesta, pero los anfitriones somos nosotros no más» (E1:2015:13).

Estas expresiones culturales son manifestaciones de una cultura campesina, donde la religión, sus mitos y fiestas costumbristas son elementos simbólicos de su patrimonio inmaterial y parte de su identidad cultural colectiva:

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«Por consiguiente, podemos seguir sosteniendo el carácter ubicuo y totalizador de la cultura: esta se encuentra en todas las manifestaciones de la vida individual y colectiva» (Giménez, 2005: 71).

Ahora bien, las nuevas formas de producción y obtención de recursos al interior de la localidad son consecuencia de la introducción de nuevas especialidades campesinas, el perfeccionamiento del oficio a través de capacitaciones y el propio esfuerzo de estas familias, todo lo cual ha traído beneficios económicos. Por eso es importante vincular el aspecto económico a las familias como representación básica de reproducción económica, ya que entre sus integrantes se generan distintas formas de administración y gestión del dinero (Valenzuela, 2006).

Sumado esto, hablar de comunidades locales implica referirse no solo a sus características identitarias, además debe contemplarse el nivel socioeconómico, vale decir que para que exista una sociedad local debe haber riqueza generada localmente, sobre la cual los actores locales ejerzan un control decisivo tanto en los aspectos técnico-productivos como en los que respectan a la comercialización. Lo anterior se ha podido concretar mediante un trabajo de cooperación mutua entre las familias del sector y organismos gubernamentales, específicamente INDAP, a través del Programa de Desarrollo Local (Prodesal) de Pichilemu. Este programa, bajo una lógica patrimonial y reinventiva, logró rescatar elementos culturales caracteríscos del sector, permitiendo el perfeccionamiento y mejoras en sus niveles de producción y venta a través de capacitaciones, financiamiento de proyectos y permanente apoyo técnico, potenciando el turismo local y logrando generar en la comunidad una identificación y valor afectivo. En esto radica la importancia de que los habitantes del territorio se nutran de su propia historia y así se conforme un sistema de valores interiorizado por todos sus miembros que configure su identidad: «después ya mi marido hizo un quisco como chiquitito (…) de dos por dos, era como así po’ como esta mesa, así se veía pa’ dentro y después como aparecieron los proyectos de INDAP y todo eso, postulamos a

81 proyectos y nos ganamos un PDI (proyecto de incentivo) y ahí lo hicimos más grande y todo eso, la misma forma y todo eso» (E1:2015:7).

Gracias a lo anterior los recursos económicos de las familias se han diversificado, principalmente, hacia el trabajo en artesanía y/o lana, y en menor grado por la agricultura y pensiones: «yo trabajo en artesanía y en arcilla y él la agricultura (…) eeeh el, eeeh es pensionao» (E3:2015:8).

El progreso a nivel comunitario, vivenciado por las familias, es consecuencia de los procesos de modernización, lo cual es reflejo de un sentido de pertenencia con el entorno, con cambios relevantes en su ordenamiento territorial. Primeramente, la tecnificación de algunos recursos naturales —en especial la llegada del agua potable rural— conllevó a que la ubicación de las viviendas dejara de estar en quebradas, para dar paso a una ubicación estratégica a orillas de caminos. Así se permitió mayor equipamiento comunitario y a su vez se potenció el turismo local, con la construcción de quioscos aledaños a las viviendas, lo que se convirtió en una incipiente fuente económica al interior del sector: «La verdad que Pañul por decirlo treinta años atrás no es lo que era ahora, Pañul era un caserío que habían cuatro casas y eso era todo, pero sin embargo yo fui la primera que inventé mi casa aquí alrededor del camino que se llama público de Pañul» (E1:2015:1).

Referente a esto, existe un discurso consensuado en las familias acerca de una notable mejora en su calidad de vida, vinculada a la aparición de servicios básicos, equipamiento y recreación, los que en el pasado no existían y en la actualidad permiten acceder a las mismas condiciones de vida de los habitantes urbanos, pero con un entorno distinto. Sergio Boisier (2006) plantea que el nivel de autorrealización de un individuo depende críticamente de la calidad del entorno en el que el individuo se desenvuelve. A ello se suma lo que plantea Arocena (1995), cuando se refiere a que los procesos de desarrollo local deberán hacer posible la generación de servicios e infraestructura que mejoren la calidad de la vida y permitan a todos los habitantes de una zona alcanzar la satisfacción de sus necesidades básicas.

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«eh’ igual po’, igual se mejoró ahí ya pudimo’ tener baño porque antes cómo teníamo’ un baño, si el agua era, no tenía cómo se llama, presión (…) teníamos baños de pozo, la ducha había que calentar agüita en algo y hacer un balde de agua tibia (…) sí porque así se pudo instalar un lavaplato, la cocina, se pudo tener un baño» (E4:2015:12).

«Pero yo de vivir en el pueblo a los pichileminos y a los que están en Santiago, a los que están en cualquier lado no les envidio nada porque si uno puede tener sus cosas las puede tener igual, imagínese yo tengo secadora, centrífuga, lavadora automática, todas mis cosas, refrigerador, una máquina conservadora y porque vivo aquí entremedio la tierra pero tengoo mi luz» (E1:2015:19).

Por lo tanto, la relación cultural entre los habitantes de la localidad se desarrolla a partir de la riqueza local existente, como puede ser su materia prima, ya sea en arcilla o lana, y la adaptación paulatina de los mismos con sus propias tradiciones, a través de la realización masiva de actividades que representan su propia historia, desde la ruralidad en que fueron concebidas hacia el mundo exterior moderno. A partir de estos factores, las familias de esta comunidad refuerzan sus lazos afectivos, culturales e incluso laborales con el sector, quedando de manifiesto que dicha dinámica es legitimada por quienes visitan el lugar, lo que los lleva a proyectarse en el tiempo como una sociedad perteneciente al mundo rural, pero adaptable según se requiera.

Pese a identificar positivamente su vida y entorno, las familias también albergan un quiebre familar a nivel educacional, ya que si bien cuentan con una escuela básica, ésta no es suficiente para la culminación de estudios, por lo que las nuevas generaciones deben migrar a otras localidades. Lo mismo ocurre en el ámbito laboral, abandonando el territorio en la búsqueda de un desarrollo personal y profesional. Esto se ha analizado tomando en cuenta la definición que establece Kottak (2009) para considerar que los procesos de aislamiento familiar surgen de la movilidad geográfica producida por los empleos, ya que serían éstos últimos quienes condicionan los lugares de residencia de las nuevas generaciones.

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Son precisamente estos efectos los que han generado una preocupación en sus habitantes, específicamente en lo referido al abandono del territorio que realizan las nuevas generaciones porque, mayoritariamente, la localidad es habitada por padres y/o abuelos, es decir, una población envejecida. A partir de lo anterior surge la necesidad de generar instancias que permitan destacar las particularidades del sector, lo que permitiría una doble valoración: la primera, al poseer un documento ilustrado como legado de su historia, y la seguda, poder exibirlo a los visitantes turísticos. Por eso es importante que estos pobladores sean protagonistas de su historia, capaces de rescatar elementos de su identidad cultural vivenciados desde sus propios relatos:

La memoria colectiva es ciertamente una memoria de grupo, pero bajo la condición de añadir que es una memoria articulada entre los miembros del grupo. En términos de Fossaert diríamos que la memoria colectiva es aquella que se constituye en y por el discurso social común, en el seno de redes sobre todo primarias, pero también secundarias, de sociabilidad, que dan origen a la proliferación de grupos o de colectividades concretas fuertemente autoidentificadas y conscientes de su relativa estabilidad a través del tiempo (Giménez, 2005: 100).

Esta preocupación se puede comprender desde el sentimiento de un fuerte arraigo cultural, ya que desde el discurso familiar se manifestaba una percepción positiva hacia la comunidad, atribuyendo características de seguridad, confianza, tranquilidad y familiaridad, mientras que los adjetivos negativos eran para lugares ajenos a ésta. Este tipo de seguridad social se puede concebir a partir de un estudio realizado por Kottak (2009) en una localidad Brasileña, en donde la seguridad social es comprendida desde las relaciones de parentesco, es decir, al interior de la comunidad se sienten seguros y cómodos debido a esta consanguinidad: «segura porque nooo no sé que me podría hacer daño si yo no hago daño y la gente no eeeh por aquíiii, toos’ lo’ conocemo’ too’ sabemos quiénes somos, tendría que venir una persona dee afuera no má’ que ande y haga daño, pero nunca ha sucedío’ por aquí que uno sienta miedo vivir (…) noo, lo

84 que e’ robo yo salgo dejo abierto too’ aquí, sin llave sin nada y me voy a Pichilemu, salgo en la noche que me invitan a alguna cosa a Pichilemu, queda too’ abierto, nunca me le ha perdíó’ nada, y creo la gente toa’ e’ igual» (E3:2015:9). Con este ejemplo se constata el fuerte sentido de pertenencia de las familias con su territorio. Suárez (s.f) señala que desde esta perspectiva, la sociedad local existirá en la medida que el conjunto de personas que habite un territorio comparta rasgos de identidad, incluidos los que remitan a la autorreferenciación geográfica. Esta capacidad de reproducir identidades colectivas territoriales mantendrá vigentes los procesos histórico-culturales que le dieron origen:

La comunidad es fundamentalmente un modo de relación social, es un modelo de acción intersubjetivo construido sobre el afecto, la comunidad de fines y de valores y la incontestable esperanza de la lealtad, de la reciprocidad; la comunidad es un acabado ejemplo del tipo ideal de la acción social, una construcción teórica de alguna manera extraña de la propia realidad que acostumbra ser algo más sentido que sabido, más emocional que racional (González, 2000: 12).

En este sentido, la concepción de territorio y su comprensión adquieren un papel fundamental en el ser humano, ya que es precisamente en él donde constantemente articulamos nuestra vida cotidiana. «En otras palabras, el territorio no es tan solo nuestra ubicación espacial, es también nuestro referente de ubicación social y, por tanto, el referente para nuestro comportamiento en la relación con los demás, en cada instante de nuestra vida» (Giménez, 2005: 14).

Lo anterior se sustenta y acuña desde el concepto de «nueva ruralidad», ya que nos permite comprehender que lo rural y urbano no son opuestos, que se reúnen características positivas de la modernidad y el progreso, y que también lo rural ha experimentado diversas transformaciones. Por esto, vivir en el campo no es sinónimo de atraso, sino más bien una opción de vida de sus locatarios, quienes verbalizan un orgullo intrínseco dado por su historia de trabajo y sacrificio, lo que les ha permitido convivir con la modernidad pero manteniendo sus raíces y particularidades: «yo como no sé como Pañul en sí para mí es todo, la verdad

85 es que lo siento como nuestro muy de corazón estar en… vivir en Pañul para mí es una alegría, un orgullo y… y hacer lo que hago la artesanía es todo, la verdad que me siento contenta con lo que hago, recibir también todas las personas que me visitan, más todavía, recibo a los adultos mayores, todo eso me enorgullece mucho y estar en este campo que es es un campo no sé po’ lleno de vida, lleno de todo y nosotros tenimos que hacerlo crecer en sí, porque somos los dueños de nuestro campo, la verdad que no sé y tengo hartas cosas más, pero la verdad que… es como mucho decir tantas cosas que siento» (E1:2015:1).

Comparativamente hablando, en la actualidad las familias están en una posición tal vez impensada por ellos mismos una o dos décadas atrás, ya que el desarrollo en los sectores rurales llega más lento que en las zonas urbanas. Sin embargo, esto no necesariamente significa un retardo en la organización de una sociedad, ya que para los habitantes del sector lo realmente importante existía ya desde antes; la llegada de la modernidad, en el momento que haya sido, solo vino a repotenciar su desarrollo como un conjunto de personas que comparten un medio ambiente, viven de y en él. En definitiva, la visión de presente y futuro es mucho más optimista de lo que pudo haber sido décadas atrás, ya sea por los cambios propios del entorno en que viven, como también por las mejoras en la calidad de vida de todos, desde servicios básicos hasta actividades culturales masivas.

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Capítulo V. Conclusiones

Considerando el objetivo general de la investigación, el cual apuntaba a conocer los elementos más relevantes de la identidad cultural del sector, se puede mencionar que este fue alcanzado, de acuerdo a los propios testimonios de las familias investigadas, siendo destacados elementos materiales el reconocimiento de su equipamiento comunitario y edificación paísajística como los inmateriales, en especial sus tradiciones campesinas y recurso artesanal como atractivo turístico.

 Esquema representativo de la significaicón de progreso de las familias del sector

Siguiendo con lo anterior, el primer objetivo específico, el cual buscaba caracterizar el patrimonio material de las familias del sector, es posible señalar que las familias han realizado una comprensión y significación de su patrimonio material desde su paisaje y artesanía. Lo anterior, desde una idea de progreso vinculado con una memoria emotiva, ya que, conjuntamente, con la aparición de nuevas tecnólogías, y mejoras en su entorno, también éstas fueron construyendo

87 un desarrollo local. Acuñando el concepto de desarrollo local desde lo planteado por Sergio Boisier (2005), quien intenta crear un nuevo conocimiento sobre el medio externo de un territorio, sobre los factores desencadenantes de su propio desarrollo, y sobre la forma de organizar una intervención destinada justamente a desatarlo o acelerarlo, que no es ciertamente el desarrollo del territorio, sino más bien, de las personas humanas que habitan en él. Lo anterior indica que el desarrollo no es privilegio de algunos sino derecho de todos, y se alcanza mediante procesos colectivos basados en el conocimiento, la asociatividad y el liderazgo político.

En esta perspectiva el Desarrollo Local es entendido, como “un proceso endógeno registrado en pequeñas unidades territoriales de asentamientos humanos capaz de promover el dinamismo económico y la mejoría en la calidad de vida de la población.(…) por lo que el desarrollo local dentro de la globalización es una resultante directa de la capacidad de los actores y de la sociedad local para estructurarse y movilizarse con base en sus potencialidades y en su matriz cultural, para definir y explorar sus prioridades y especificidades en la búsqueda de competitividad en un contexto de rápidas y profundas transformaciones“ (Boisier, 2005: 52).

En este sentido, la de progreso se entrelaza con los procesos de modernización del Estado, y las formas de concebir los territorios, surgiendo nuevos organismos de acompañamiento para impulsar el desarrollo local de las comunidades campesinas más vulberables del país, como es el caso del porgrama Prodesal, quien a través de una asesoría permanente a los agricultores y sus familias, pudo incentivar mejoras en sus condiciones de vida, a través de la potenciación de los propios recursos campesinos existentes. Desde ahí, el estrecho vínculo e importancia que las familias le otorgan al trabajo realizado por dicha entidad, asociándolo a beneficios y a la concreción de mejoras en su calidad de vida.

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 Esquema de la descripción del patrimonio inmaterial de las familias

Ahora bien, en cuanto al segundo objetivo específico, el cual pretendía describir el patrimonio inmaterial de las familias del sector, se puede mencionar que éstas lo señalaban en base a ámbitos culturales, sociales y económicos. El primero de éstos ligado a la realización de fiestas costumbristas desde una mirada turística, es decir desde un retorno y protagonismo de dichas festividades, generando un doble sentimiento, nostálgico por un pasado lleno de viviencias y lazos comunitarios, en donde la comunidad se reunía en torno a la realización de una actividad y alegría por volver a retomarlos, impulsando la importancia de los alimentos y comidas típicas –

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Lo religioso, también ha sido una constante en la comunidad desde un traspaso generacional de las familias, quienes hasta la actualidad mantienen un respeto y veneración por esta. Lo mitico, se ha debilitado con el paso de la modernidad, las familias, en especial las nuevas generaciones manifiestan que han abandonado esa forma de relacionarse para dar paso a los avances tecnológicos de celulares e internet.

En el apsecto económico, el desenvolvimiento contemporáneo de un grupo social, suele estar conectado con una o varias actividades que signifiquen réditos para las familias que lo componen. En el caso de la comunidad de Pañul, sus integrantes han logrado establecer un nicho productivo propio, a través del desarrollo de su artesanía y su comercialización. Esto debido en gran parte, a las limitantes productivas que existen en el secano costero, y que dificultan el establecimiento de cultivos tradicionales, por lo tanto, los habitantes de este sector vieron en la arcilla un opción lucrativa sustentable y que además permite el impulso de la economía familiar campesina, ya que, si bien no genera ingresos demasiado elevados, sí logra mantener de forma digna a aquellas familias que se dedican a este rubro sin tener que abandonar el ambiente en el que ya están asentados.

Por lo tanto, la artesanía producida por las familias de Pañul, representa un importante sustento económico, basado en lo reducido que son los gastos en los principales insumos que se necesitan y del prolongado periodo en que se puede comercializar, debido a que, aunque la época de verano sea la más importante, no están excentos de potenciales compradores durante todo el año. Aspecto en que también se menciona la participación del programa Prodesal, mediante la obtención de importantes incentivos productivos, pudiendo establecerse de manera segura y óptima, y así, ofrecer productos mejor terminados, lo que significa una mejora en los ingresos por venta.

Resulta innegable que la familia, como núcleo fundamental de la sociedad, contribuye significativamente al desarrollo de las personas, indistintamente de su composición. Es así como, se puede afirmar que el apoyo que ésta brinda no

90 puede ser reemplazado por ningún otro. Por lo anterior, las características de las familias son universales, ya que como forma de organización social se encuentra presente en todas las sociedades y épocas, frente a esto Buendía (1999) plantea que “simultáneamente es particular y tiende a una multifuncionalidad de acuerdo al contexto sociocultural y al ámbito histórico donde se desarrolla“ (p.29). Bajo esta lógica la identidad de las personas se encuentra determinada por el sentido de pertenencia a una familia particular, donde se adoptan distintas formas de relacionarse, valores y normas de comportamiento que persisten a lo largo de toda su historia de vida.

Lo anterior, cobra mayor relevancia en las familias del sector, dado que su particular estilo de vida en comunidad es desde una relación de parentesco, ya sea consanguíneo o social, existiendo los hermanos, primos, tíos, madrinas, padrinos, ahijados, entre otros.

Siguiendo con la importancia del núcleo familiar, es que en el ámbito social, destaca el rol de las mujeres, Esto debido a que por muchos años las mujeres, y específicamente la identidad de éstas, eran asociadas a labores domésticas sin tener mayor participación en el mercado laboral ni en la vida social, esta lógica aún permananece en la cultura rural de estas familias, conservando en sus discursos una mirada doméstica de su rol, pese a esto y con los nuevos procesos de concebir el rol femenino en una búsqueda de integración e igualdad de oportunidades es que éstas han diversificado su rol como referente social y económico dentro de la dinámica familiar. Es posible verla en un rol preponderante en cuanto a la participación en instancias de organización, autogestión y cohesión comunitaria, respondiendo a su necesidad intrínseca de crear nexos y agruparse, en este sentido se moviliza y busca estrategias de subsistencia para su grupo familiar, ubicándola en un lugar histórico en relación a la manera en que se hacen operativas las políticas sociales. Ejemplo de esto, es la participación activa dentro del porgrama Prodesal, llegando alrededor de un 45% (Entrevista actor clave, 2014).

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 Esquema del sentido de pertenecía de las familias

En cuanto al último objetivo que pretendía describir el sentido de pertenencia de las familias del sector, se puede mencionar que estas verbalizaban una fuerte identificación con su territorio, manifestando como un privilegio de vida el vivir en dicha localidad, debido a la adquisión material que les facilita su vida y a su vez, una pasividad difícil de encontrar dado los contextos actuales.

Bajo la lógica de desarrollo local, las familias han intentado explorar lógicas de desarrollo en su territorio, desde el reconocimiento de sus potencialidades y particularidades otorgadas por las características idóneas de su tierra. Lo que tambien se puede atribuir a una lógica de superación personal, dada por el valor y reconocimiento que éstas expresan por su localidad, haciendo permanente un

92 arraigo cultural, independiente de las circunstancias que han conllevado asentamientos en otros espacios geográficos. Manifestado en una concientización de orgullo y felicidad del ser parte de la localidad rural de Pañul.

Lo anterior, se puede entender desde las relaciones de reciprocidad existentes, referido a un trabajo cooperativo, el cuál se sustenta en la ayuda mutua entre los miembros de un espacio local. Tal componente se ve reflejado en la cotidianeidad de las familias, es decir en el contexto que éstas interactúan. Por lo que tales relaciones de interdependencia configuran un aspecto central para potenciar el capital social en los territorios.

Por lo que no es posible ignorar la relevancia que ha adquirido la identidad cultural y singularmente la construcción de identidad colectiva como proceso impulsor del desarrollo local. Considerando la divergencia que existe en ambos procesos, ya que entendiendo que la identidad cultural es un proceso intrínseco del ser humano esta no es garante de la identidad colectiva, ya que ésta última depende críticamente del reconocimiento y pertenencia que presenten los individuos en relación tanto al territorio como entre sus habitantes.

Desde ahí, la importancia y énfasis en las organizaciones que interactúan con el sector, integrando una visión que reconozca que el territorio es producto de lo social, visto este desde la realidad relacional, reconociendo la movilidad de la sociedad, razón por la cual se debe intervenir con flexibilidad en los procesos que se suscitan en éste.

En relación a los hallazgos, se puede destacar que en la localidad de Pañul existe una realidad heterogéna en cuanto a su paisaje, distinta a las ciudades urbanizadas con políticas de urbanización unificadas, en dónde lo moderno se construye de la misma manera edificios, áreas verdes, caminos, viviendas, por lo que se puede determinar una falsa pluralidad, una libertad atada al mercado. A diferencia de la localidad de Pañul, quien es acreedor de un imperfecto paisaje en sus caminos, en la edificación de sus casas, en sus campos, cada familia construye de acuerdo a sus recursos económicos y gustos personales,

93 permitiendo una libre autonomía y un imperfecto paisaje, no existiendo la competencia por ser acreerdores de bienes económicos, ya que en esta localidad el estatus social en el ámbito económico no tiene valor, esto quiere decir que cada locatario es igual a otro ,indistintamente de su poder económico. Por lo que, su valor o rol al interior de la comunidad tiene que ver con su identidad y sentido de pertenencia con el territorio, por sus años siendo habitante de la localidd, por las generaciones familiares que han transcurrido en ella, traducidos en valores de confianza, honestidad y respeto.

El rol de las mujeres, es otro aspecto a destacar dentro de la investigación, ya que son éstas quiénes a través de su doble rol, ya sea familiar y/o turístico artesanal han contribuído a perpetuar e impulsar los valores y tradiciones del sector. Instaurando una movilidad social, reflejada en su asistencia a diversos talleres de capacitación para mejorar sus emprendimientos, así como tambien, de adjuticación de proyectos gubernamentales, participación en ferias dentro y fuera de la Región. Permitiendo un mayor desarrollo económico para sus familias y el dinamismo de su territorio.

Finalmente, como se mencionó en los postulados teóricos, es que el presente estudio rompe con la idea de lo rural como reflejo de lo atrasado sino más bien, permite comprender a través de las familias el privilegio de poder ser garantes de sus propios progresos, en que los avances tecnológicos son utilizados de acuerdo a sus necesidades y no a las imposiciones del mercado. Lo que les permite estar en una cierta posición de ventaja con el resto de la sociedad en su pensar, hacer y sentir. Subrayando el respeto por la naturaleza, referido a sus campos y animales con una preocupación por el cuidado y mantención de cada uno de éstos. Así como por sus recursos naturales, con una conciencia real y activa por el agua y luz, los cuales se cuidan y agradecen como parte trascendental de su s mejoras en su claidad de vida.

Frente a lo antes mencionado cabe preguntarse si ¿los procesos de modernización han sido una brecha entre lo rural y lo urbano? o en su opuesto ¿han contribuido de manera inconciente a potenciar identidades de comunidades

94 rurales desde la particularidad de su tierra? y dentro de la lógica patrimonial ¿cómo poder generar estrategias que contribuyan a perpetuar nuestras raíces ancestrales?

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Anexos

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102

103

Entrevista actor clave

Nombre entrevistado: Patricio Vargas Celis, Jefe técnico Programa Prodesal, Pichilemu. Fecha: 10 de julio de 2014

1. Cuantas familias y/o usuarios participan del programa

Pañul posee alrededor de 62 casas habitación, con alrededor de 250 habitantes de los cuales son asistidos con el programa unos 40 usuarios aproximadamente (actualmente son asistidos los usuarios y no el núcleo familiar como tal).

Este sector cuanta con una escuela rural en el cual los alumnos cursan hasta 7mo básico, para luego continuar sus estudios en Pichilemu, posee una junta de vecinos, un club deportivo y una pequeña asociación de turismo rural.

La mayoría de los habitantes de este sector se dedican a lo largo del año al trabajo en arcilla, trabajos que son vendidos tanto a través de pequeños negocios familiares construidos en los patios de cada casa, como también a intermediarios que revenden sus productos en otras ciudades como Santiago, santa cruz entre otras.

Caso particular del sector que la mayoría de los habitantes que se dedican a los trabajos de artesanía son mujeres. Dado que los hombres se dedican a la agricultura, faenas forestales, como también a la confección de ladrillos.

Sector conocido nacional e internacionalmente por la confección de artesanía en arcilla, única en chile por sus formas y sobre todo su color característico.

2. Promedio de años dentro del programa

El 80% de los usuarios que participan del programa prodesal lo hacen desde su creación en el año 1997.

3. rubros principales

Dentro de los ejes de intervención con los que se trabaja con los usuarios del programa prodesal podemos señalar los siguientes por orden de importancia para la comuna:

1.- Artesanía en arcilla. 2.- Producción de cereales. 3.- Producción de hortalizas al aire libre 4.- Producción de ganadería ovina. 5.- Turismo rural…Molino de agua (1 usuario) 6.- Producción de hortalizas bajo Plástico. 7.- Producción de Berries 4. Planificación anual del programa, como se ejecuta? en base a qué. quien plantea la intervención a realizar en los sectores?

La planificación realizada se basa en distintos aspectos de los usuarios pertenecientes a una unidad operativa ( Pichilemu cuenta con 2 unidades operativas, las cuales cuenta con 150 usuarios cada una) dentro de los cuales podemos destacar:

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 Segmentación ( segmento 1 o segmento 2)  Rubros  Cantidad de usuarios que poseen un rubro determinado  Actividades realizadas por los usuarios por cada uno de sus rubros  Necesidades de cada uno de los usuarios

Al tener claros estos puntos se planifica la intervención por rubro. Esta intervención se realiza en tiempo acotado de 8 a 12 meses todo dependiendo del tipo de contrato que tengan los equipos técnicos, y dentro de este periodo se realizan 3ntre 5 a 7 visitas por cada uno de los usuarios para realizar en forma personalizada la intervención….de ser necesaria y si la planificación lo amerita se realizan intervenciones en forma grupal…en el caso de nuestro programa se realizan a través de una profesional del área social.

5.- Qué instrumentos utilizan para la evaluación del programa

Este es uno de los puntos débiles del programa ya que como instrumento de evaluación son solamente un tipo de encuesta cuantitativa, la cual se realiza con una persona de cada sector (coordinador)….lo que trae consigo no tener una verdadera evaluación ya que al realizarla a una persona de cada sector no refleja realmente el impacto del programa, como tampoco tener resultados concretos en que basarse para una próxima temporada.

6. Cómo miden los resultados

Como se explica anteriormente estos son los puntos negativos del programa ya que solo se mide en forma cuantitativa, es decir solamente interesa el cumplimiento de las vistas (5 o 7) por parte del equipo y no se toma en cuenta el real impacto que causa el programa en cada uno de los usuarios del programa y su familia. Han pasado más de 10 años de programa y creo que aun no se tiene la conciencia del gran cambio que ha tenido el sector rural a gracias a la intervención del programa

7. año en que comienza Prodesal Pichilemu

El programa comienza en el año 1997, realizando un puerta a puerta por cada uno de los sectores contando y preguntando el interés del municipio y el indap en desarrollar un programa de desarrollo rural en cada uno de los sectores. Este fue creciendo tanto por el aporte de ideas del equipo técnico, como por las necesidades que tenían los usuarios en esos momentos, cabe señalar que tras el paso de los años no ha cambiado mucho el tipo ni el modo de intervención en los sectores.

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