LOS DERECHOS HUMANOS EN EL DEPARTAMENTO DE VALLEVALLE

VICEPRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA PROGRAMA PRESIDENCIAL DE DERECHOS HUMANOS Y DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO VICEPRESIDENCIA DE LA REPUBLICA

Director: Carlos Franco E. Coordinador Área de Políticas y Coordinación Interinstitucional: Tomas Concha Coordinadora Observatorio de Derechos Humanos: Ana Silvia Linder Diseño carátula: Patricia Lora Diagramación: Patricia Lora EvoluciónEvolución deldel conflictoconflicto armadoarmado

Guerrilla

La primera estructura armada en hacer presencia en el Valle del Cauca fueron las FARC, en la zona de la Cordillera Central en los municipios de Tulúa, Buga, , Palmira, Florida y , en su condición de municipios limítrofes con los asentamientos originales e históricos de esta agrupación, como lo son Marquetalia en el Tolima y Río Chiquito en el Cauca. Sin embargo, la presencia de las FARC en el Valle es históricamente de muy baja operatividad, pues esta agrupación utilizó, durante muchos años, esta zona como lugar de avituallamiento y descanso, entendiendo las dificultades para realizar operaciones armadas en la zona a raíz del descalabro de Ciro Trujillo en 1966.

A pesar de la sonada actividad armada que hizo del Valle uno de los escenarios más cruentos de la guerra en la década de los ochenta, cuando se observa de manera retrospectiva, queda claro que la actividad armada, llevada a cabo entonces por el M-19 en este departamento, debe su importancia al hecho de haber comprometido un enorme esfuerzo bélico en un intento de esta agrupación por llevar la guerra a las ciudades que, si bien logró generar un momentáneo y pasajero clímax de guerra, luego descendió de manera continua hasta el momento de su desmovilización.

Durante ese mismo período de intensa presencia del M-19 en la Cordillera Occidental, las FARC crearon a mediados de la década de los ochenta el frente 30, en la zona rural de Buenaventura, y Calima, el cual registra durante dicho período una baja operatividad que sólo se activará de manera importante en 1991 y 1992 con el desarrollo de las operaciones directamente relacionadas con la respuesta de las FARC a la toma a Casaverde y el desarrollo de las negociaciones de paz en Caracas y Tlaxcala. A pesar de la histórica presencia de las FARC y de los antiguos núcleos del ELN, no será sino a finales de la década de los 90 cuando estas organizaciones logran desarrollar una verdadera capacidad de fuego.

Los eventos de Casaverde y la actividad armada desplegada por el frente 30 de las FARC, en especial sobre la carretera que une a Buenaventura con , llamaron la atención acerca del poderío militar de esta organización en el departamento y su capacidad para perturbar el desarrollo de la actividad económica. Sin embargo, a partir de 1992 esta actividad conoció un franco decrecimiento hasta el año de 1995, año en el cual se empezó a registrar un sostenido crecimiento hasta el año 2000.

Este crecimiento de las guerrillas, principalmente de las FARC, coincidió con el temporal debilitamiento del Cartel de Cali, la redefinición de estrategias y la determinación de copar el Pacífico y garantizar corredores hacia esa zona. Esta actividad conllevó a la desaparición del Movimiento Jaime Bateman Cayón[1], que operó como disidencia del M-19, principalmente entre 1990 y 1997, y que no logró mayor actividad militar en el departamento, ni pudo ampliar su poder militar a más de 200 hombres en su conjunto, situación que coincidió con algunos golpes propinados por el Ejército en el año 2000[2]. Como consecuencia de lo anterior, la militancia fue absorbida por las FARC.

Aunque pareciera que la guerra llegó de manera abrupta al Valle del Cauca, lo cierto es que se puede considerar que a partir de 1990 se redefinieron los actores y luego, a partir de 1995, se definió un nuevo escenario.

La disputa entre los carteles de la droga había llevado la guerra a varios municipios del Valle. Sin embargo, esta violencia entre los carteles se desarrolló a partir de la modalidad sicarial, el asesinato, la masacre y la desaparición, siendo absolutamente excepcional el enfrentamiento entre los actores.

A partir de 1998 y 1999, el dispositivo de las FARC en el Valle del Cauca se amplió de manera notoria, así como su actividad armada. El frente 30 cobró especial importancia y empezó a proyectarse hacia la zona urbana de Buenaventura, al mismo tiempo que atacó los municipios de la margen oriental de la Cordillera Occidental. Sin embargo, el dispositivo más importante de esta organización se desarrolló en la Cordillera Central que convoca dos puntas de expansión: el primero, proveniente del departamento del Cauca, con la proyección del frente 6, que empezó a copar los territorios del Movimiento Jaime Bateman Cayón; el segundo, el Comando Conjunto Central amplió de manera paralela el dispositivo existente en el sur del Tolima.

La situación en el departamento era una bola de nieve. En 1998 y 1999 los cascos urbanos de Tuluá, Caicedonia, Candelaria, Pradera, Florida, habían sido atacados u hostigados. En los alrededores de Cali, y en los sectores populares, en especial Siloé y Terrón Colorado, el ingreso de frentes, tanto del ELN como de las FARC, era permanente.

El Valle ganó importancia estratégica y por ello a partir del año 2000 se concentraron en este departamento cerca de 900 hombres de las FARC. En la Cordillera Central operan los frentes 6; en el sur, Víctor Saavedra; Alonso Cortés y Alirio Torres en el centro; en la Cordillera Occidental el frente 30, el bloque móvil Arturo Ruiz desde el año 2000, y el frente urbano Manuel Cepeda en Cali. La importancia que da las FARC a la región se manifiesta

[1] Esta agrupación adelantó fallidas conversaciones de paz con el Gobierno de Ernesto Samper a lo largo de 1995. [2] En el año 2000 el Comandante de esta agrupación alias “Rommel” murió en una operación del Ejército que se desarrolló en el municipio de Caicedonia. al nombrar como responsable militar de la región a uno de sus más importantes jefes militares: “Pablo Catatumbo”.

El ELN, con una presencia anterior a la de las FARC, se asentó con el frente Luis Carlos Cárdenas a partir de 1984, presencia que luego ampliaría a los municipios de Riofrío, y Trujillo de la Cordillera Occidental. Su expansión sufrió un grave traspié, entre 1989 y 1993, luego del accionar de los grupos paramilitares del cartel del norte del Valle, que entraron en dura disputa por el territorio, en especial la zona del Cañón de Garrapatas y eliminaron al campesinado que podía servirles de apoyo. La presencia paramilitar en Trujillo, Riofrío y Restrepo obligó al ELN a replegarse a las ciudades, en especial a Cali, en donde empezó a trabajar una estrategia de expansión urbana de las milicias populares.

Sin embargo, el ELN redefinió su estrategia y se recompuso en la Cordillera Central así como en Cali y su zona periférica. El frente urbano Omaira Montoya y la creación del frente José María Becerra son consecuencia de un largo proceso de asentamiento de las milicias urbanas y núcleos rurales desde la década de los setenta. La máxima expresión militar del ELN se dio en 1999 y su caída coincidirá con las enormes operaciones desplegadas por el Ejército en la zona de los Farallones de Cali, luego de la toma masiva de rehenes en el kilómetro 18 durante el año 2000.

En el caso del ELN, la actividad desarrollada determinó su estancamiento. La acumulación de fuerzas realizada a lo largo de la década de los noventa, con un importante componente urbano y semi-urbano alrededor de Cali, con la creación y fortalecimiento del frente José María Becerra, no alcanzó a consolidarse, pues a raíz de los secuestros masivos de La María (1999) y del kilómetro 18 (2000), el Ejército desarrolló amplias operaciones militares que mermaron de manera significativa su capacidad militar. Para el 2003 el dispositivo militar del ELN en el Valle del Cauca se acerca a 250 hombres, contando el frente urbano Omaira Montoya y las milicias populares en Cali.

Autodefensas

Las agrupaciones de autodefensa o paramilitares en el Valle del Cauca, se presentan de múltiples maneras a lo largo del período analizado. Relacionados tanto con vendettas entre grupos mafiosos, operaciones de “limpieza social” como confrontaciones directas contra las guerrillas, estos grupos juegan un amplio rol en la definición de poderes sociales y económicos en el Valle del Cauca.

A principios de los noventa, y como ejemplo están las masacres de Caloto (Cauca), Trujillo (norte del Valle), Miranda (Cauca), Riofrío (norte del Valle), los grupos de narcotraficantes organizaron bandas armadas que dirimían de manera violenta y a favor de sus financiadores, los diferentes litigios por tierra u otros factores. Debido a la baja actividad de la guerrilla y luego, a las múltiples disputas internas, estas agrupaciones se vieron mermadas en su poder, pero su renacimiento coincidió con la definición de nuevos poderes preponderantes con tendencia a la hegemonía, luego de la caída de varios capos del narcotráfico como Pacho Santacruz, Helmer Herrera y los hermanos Rodríguez Orejuela, entre otros. El aumento de la actividad armada de la guerrilla y la realización de secuestros masivos, entre otros, permitieron el desarrollo de alianzas entre diversos sectores de la vida económica y social vallecaucana, legales e ilegales, que utilizaron como plataforma militar el aparato de los carteles. Es así como confluyeron en un mismo propósito propietarios de terrenos tanto legales como narcotraficantes de la zona, que venían siendo extorsionados en los municipios de Jamundí, Pradera y Tulúa. A lo anterior se sumaba la dificultad en la instalación de laboratorios para el procesamiento de drogas en las zonas rurales en donde los carteles habían perdido toda autonomía por la presión guerrillera. Además, el Cañón de Garrapatas y la vía Cali-Buenaventura, corredores indispensables para el tráfico de drogas y la llegada a los puestos de embarque, estaban en control o bajo el asedio permanente de la guerrilla. Así mismo, la muerte de Pacho Santacruz y el ascenso de “Varela”, un nuevo capo, a lo que se sumó el enfrentamiento entre el Clan Herrera y el mismo Varela aceleraron la formación de cuerpos armados privados para la guerra.

El surgimiento del bloque Calima en 1999, y su expansión a lo largo de los años subsiguientes, en consecuencia, no es sólo el producto de una reacción por la toma masiva de rehenes llevada a cabo por el ELN, como lo presentó dicha agrupación es, ante todo el resultado de una compleja estrategia de posicionamiento y aceptación social de las élites mafiosas del Valle y la necesidad de garantizar los canales de su principal fuente de financiación: el narcotráfico.

De manera paralela a la presencia del bloque Calima en el departamento con cerca de 600 hombres, en el norte del departamento se encuentran múltiples estructuras sicariales del narcotráfico, autónomas y con un acendrado poder en la zona. Con cerca de 300 hombres, estos grupos evolucionaron, en los últimos cinco años, hacia la conformación de pequeños ejércitos privados dada la nueva coyuntura en el conflicto. La potencialización de los actores en el Valle obligó a los carteles a constituir un “ejército” para confrontar a sus enemigos de Cali, a la guerrilla con ánimos de expansión sobre la Cordillera Occidental y como un resultado adicional del know how generado en la zona. Esto último permite ratificar la complejidad de los vasos comunicantes de la violencia, su retroalimentación, de tal manera que la delincuencia común se alimenta de la violencia del conflicto, aprende y evoluciona con ella. AccionesAcciones armadasarmadas

Acciones de los grupos armados irregulares

En el primer lustro de la década de los noventa, el Valle vivió una situación de relativa calma en relación con el conflicto. La definición de nuevas zonas estratégicas, la participación del departamento en extensas zonas del Pacífico, la proximidad de Cali a amplias regiones selváticas y montañosas, la existencia de recursos económicos derivados de su actividad agroindustrial e industrial, la existencia de una mafia arraigada y consolidada, y la existencia de amplios territorios de presencia histórica de las guerrillas, determinan la evolución del conflicto.

Las acciones guerrilleras, especialmente de las FARC realizadas a partir de 1998, derivaron en el retiro de las estaciones de Policía de Cumbarco, Barragán, La Marina, así como la destrucción de las estaciones de Calima-Darién en el occidente, y daños a las de Pradera, Caicedonia y Tuluá. Aunque la Policía no se ausentó de manera definitiva de ninguna cabecera municipal, uno de los pocos departamentos donde ello sucedió, en inspecciones y corregimientos los puestos fueron retirados, permitiendo la ampliación del dominio rural de los actores organizados.

Aunque el surgimiento de agrupaciones de autodefensa profundamente ligadas al narcotráfico en el Valle era un hecho, la coyuntura del secuestro de los feligreses de la Iglesia La María, generó una coyuntura favorable para establecer nuevas alianzas debido al profundo temor y sensación de vulnerabilidad que dicho hecho generó.

INTENSIDAD DEL CONFLICTO EN EL VALLE DEL CAUCA 1998-2003 ACCIONES ARMADAS 1998 1999 2000 2001 2002 2003 TOTAL Acto terrorista 50 42 66 29 16 28 231 Contacto armado 16 17 33 18 34 25 143 Hostigamiento 9 12 13 3 6 10 53 Ataque instalación 22511516 Emboscada 32 23313 Asalto población 1 1 1 1 4 Total general 81 75 118 54 61 71 460

Fuente: Boletín diario del DAS Procesado por el Observatorio del Programa presidencial para los Derechos Humanos Vicepresidencia de la República Hasta el año de 1999, la iniciativa armada en la región en cabeza de la guerrilla, baja respecto del promedio nacional. En el año 2000 se ve el salto en cuanto a los contactos armados por iniciativa del Ejército que casi se duplican respecto del 1999, cuando pasa de 17 acciones a 33. El alto nivel de iniciativa del Ejército baja en el 2001 y vuelve a incrementarse en el 2002, sobre todo a raíz del secuestro de 12 diputados por parte de las FARC. Sin embargo, la actividad armada del Ejército se manifiesta como básicamente reactiva en la región, aunque los operativos desplegados a lo largo del año 2002 en la parte alta de Tulúa en la Cordillera Central, señalan el desarrollo de propósitos estratégicos, encaminados a disminuir la capacidad bélica de los frentes allí instalados.

Durante el período analizado también es importante el peso ganado en los enfrentamientos, choques armados entre guerrillas y autodefensas. Estos eventos señalan dos cosas: de un lado, el rápido incremento en el poder de fuego del bloque Calima, y para los años 2001 y especialmente en el 2002, la contraofensiva de la guerrilla, en especial de las FARC, contra las bases de estas agrupaciones que se traducen en enfrentamientos directos. Estos enfrentamientos entre guerrilla y autodefensas se han desarrollado básicamente en la parte alta de Tulúa, Buga, Pradera y Palmira en la Cordillera Central, y en los municipios de Dagua, Calima y Jamundí en la Cordillera Occidental.

El fracaso de la incursión de las autodefensas en El Naya en el 2001, su pronta denuncia llevada a cabo por la comunidad, los medios de prensa y la Defensoría del Pueblo, puso de presente la crueldad y dimensión de los hechos y dio lugar a una operación militar de envergadura por parte de la Fuerza Pública.

Dicha operación, a la que se sumó el desconocimiento del terreno por parte de los miembros de las autodefensas, pues no eran de la región, y el continuo hostigamiento y combate por parte de la guerrilla, en especial del frente 30 de las FARC, derivó en la desarticulación temporal de dicho bloque.[1]

Este evento, al parecer generó una agria disputa al interior de las AUC, y se señala, cada vez con más frecuencia, la escisión del llamado bloque sur-occidental de las AUC del Comando original, y la posible independencia de este sector.

El golpe sufrido por las AUC no logró, sin embargo, detener su accionar. En el puerto de Buenaventura, la carretera Cali-Buenaventura, la zona del Calima-Darién, y la parte plana del Valle y el Norte del Cauca, las AUC a lo largo del 2002 y el 2003 han hecho y hacen constante presencia y ejercen un importante dominio, que se siente con rigor en ciertos sectores de Cali. La presencia de las AUC en Dagua y Calima-Darién en el 2003 coincide con un sustancial aumento del homicidio en la región.

[1] La Armada capturó a casi 80 miembros de dicha agrupación y abatió a varios más. Por su parte, las FARC, al parecer secuestraron a algunos miembros y causaron la muerte a varios de ellos en su huída hacia la parte baja del Naya. De manera paralela, en los municipios de la región Pacífica, las FARC potenció su presencia, que ya había dado muestras en el ataque a la Base Tokio el 10 de marzo del 2001, cuando guerrilleros del frente 30 y del bloque móvil Arturo Ruiz, atacaron esta base de la Infantería de Marina, importante para el desarrollo de comunicaciones.[1]

Durante los meses subsiguientes, el aparato militar de las autodefensas en el Valle del Cauca se recompuso. El golpe sufrido en El Naya, se sumaba a fuertes bajas sufridas en el municipio de Tuluá en enero del mismo año[2]. Sin embargo, el poder en la zona plana era cada vez más evidente y el ejercicio hegemónico en Jamundí palpable. Durante los meses de septiembre y octubre del 2001 el Bloque Calima arreció de nuevo sus incursiones, esta vez en la Cordillera Central, en los municipios de Buga, Tuluá, Palmira, Pradera y Florida.

En el año 2002 la Cordillera Occidental volvió a ser escenario importante de la guerra en la región. El repliegue de la Policía de zonas tales como la cabecera de Cisneros, el retiro de la Base Tokio de Queremal por parte del Ejército, el duro revés de las AUC luego de la masacre de El Naya y el repliegue del ELN, habían permitido el avance de las FARC en la Cordillera Occidental. A lo anterior se suma los ataques de esta organización en contra de la estación de policía de Cisneros en la vía Cali-Buenaventura, así como de los continuos ataques y hostigamientos a las estaciones de policía de Pradera, Florida, Miranda, Caloto (Cauca) y Dagua que se inscriben dentro de la denominada contraofensiva de dicha agrupación.

Por su parte, el bloque Calima de las AUC, había logrado para el 2002 el control del casco urbano de Buenaventura y un amplio dominio en la parte plana de Jamundí, Candelaria, Buenos Aires (Cauca) y , así como incursionar en los cascos urbanos de Dagua, Calima-Darién y otros municipios.

En los meses de febrero y marzo del 2002 se presenta una gran incursión del bloque Calima en la Cordillera Occidental[3], en la cual a pesar de los arduos enfrentamientos las FARC ratificaron el espacio ganado ante estos grupos. Los combates tuvieron lugar de manera simultánea en varios puntos, en el Alto Anchicayá, Queremal en los municipios de Dagua y Buenaventura, así como en Bellavista y San Antonio en el municipio de Jamundí[4].

[1] Alrededor de 26 miembros del Ejército perdieron la vida, 19 resultaron heridos y tres fueron secuestrados. El número de guerrilleros que murieron en la acción es desconocido. [2] El dominio sobre el piedemonte de la Cordillera Central, en el municipio de Tulúa, se selló con un intento de dominio total a través de la incursión al corregimiento de Barragán en Tulúa, durante los meses de diciembre del 2000 y enero del 2001. [3] Diario “EL País” de Cali. Febrero 22 de 2002 “Por lo menos 33 muertos habría dejado un enfrentamiento entre presuntos miembros de las Autodefensas Unidas de , AUC, y guerrilleros de las FARC, en cercanías del Alto Anchicayá, zona rural del municipio de Dagua“ [4] De acuerdo con las informaciones de El País de Cali, los enfrentamientos en zona rural de Jamundí habrían dejado cerca de 15 combatientes muertos, diez heridos y cerca de 150 desplazados. El País, febrero 26 del 2002. Al respecto la información disponible no es precisa. De acuerdo con un parte del Comando Conjunto de Occidente de las FARC, los diferentes enfrentamientos habrían tenido lugar entre el 17 y el 26 de febrero dando como resultado 82 miembros de las AUC muertos y 8 de las FARC. No se conoce al respecto un comunicado del bloque Calima.

Para el año 2003, el conflicto en el Valle tendría las siguientes características:

•Modificación del dispositivo del bloque Calima, desde el 2002, que se ha ido ampliando hacia Quindío, Cauca, Nariño y la zona del San Juan en el Chocó, ampliando las zonas de disputa. •Creciente distancia entre los grupos de autodefensas del norte del Valle y el bloque Calima •Estrecha e indiscutible relación entre el bloque Calima y miembros de los carteles locales, que lo hacen susceptible de seguimientos especiales por parte de Estados Unidos. Este mismo factor puede llevar a que se agudicen los enfrentamientos con las ACCU u otros sectores de las autodefensas. •Afianzamiento de las FARC y desaparición del movimiento Jaime Bateman Cayón. •Repliegue y estancamiento militar del ELN durante el 2001 y 2002 y nueva redefinición y recomposición a partir del 2003, supeditado militarmente a las FARC. •Amplio dominio de la zona selvática de la Cordillera Occidental y la zona rural de la Costa Pacífica por parte de las FARC, en asocio con el ELN, que se ha traducido en un estancamiento del avance del bloque Calima en esta zona y la generación de puntos críticos de “frontera”. •En la Cordillera Central el dispositivo de las FARC es amplio y de gran fortaleza, sin embargo ha demostrado incapacidad para acceder a la zona plana o atacar unidades militares en las ciudades. •Ampliación del dispositivo de la Fuerza Pública como contención a la guerrilla, limitando su acceso a las zonas planas, debiendo señalarse el efecto de contención logrado al limitar la posibilidad de incursiones por parte de la guerrilla a la zona urbana de Cali metropolitana (Cali, , Jamundí, Candelaria). •La presencia de las FARC en la zona rural de Cali. En Los Farallones es elevada y se hizo manifiesta con la comisión de la toma de rehenes de la Asamblea Departamental. Cali se perfila como un municipio altamente vulnerable en términos de conflicto, debido a la existencia de corredores que llevan de la zona montañosa a la ciudad y de las dificultades de la Fuerza Pública para consolidar la zona. •Consolidación de las autodefensas en Buenaventura, el norte del Valle y la franja plana del departamento, así como en el sur, Jamundí y Santander de Quilichao (en el Cauca) en donde han instalado sus bases principales en la zona plana.

El hecho de que la guerrilla haya logrado permanecer en las zonas donde se ubicaron al inicio de la ofensiva de las autodefensas y su potencialización, determinan un aumento en la escalada y generan la posibilidad de importantes ataques a poblaciones como Pradera, Florida en el sur, Dagua, Calima Darién y Buenaventura, hacia el occidente, y Tuluá y Buga en el norte y centro del Valle.

Al observar el cuadro de enfrentamientos entre guerrillas y autodefensas, los focos críticos se ubican en zonas como Tuluá, Buga, Pradera y Palmira, en el piedemonte, así como en Buenaventura, alrededor del casco urbano, la carretera Buenaventura-Cali y zonas rurales de Calima-Darién, Dagua, Jamundí y, de manera creciente, El Dovio, Trujillo, Riofrío y Toro en el norte del departamento, más aún cuando es claro que los actores, a pesar de su crecimiento, están lejos de poder ejercer dominios hegemónicos. Sabotaje

A pesar de lo que normalmente se dice, la incidencia de actos de sabotaje, normalmente relacionados con terrorismo, tienen una participación relativamente baja aunque en crecimiento respecto de las demás actividades armadas en el departamento. Es de notar que antenas y repetidoras de telecomunicaciones y televisión, instalaciones del servicio de energía eléctrica han sido objeto de destrucción por parte de la guerrilla, como lo sucedido en el Cerro Tokio, con antenas de Telecom y Bellsouth, así como presión sobre la represa de Anchicayá, amenazando atacar sus instalaciones. Sin embargo la mayor parte de los eventos están relacionados con el transporte público y el deseo de bloquear el tránsito en vías intermunicipales.

INTENSIDAD DEL CONFLICTO EN EL VALLE DEL CAUCA- TIPO DE ACTIVIDAD ARMADA 1985-1994

INCIDENTE 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 Hostigamiento 5 1 1 3 5 2 9 Sabotaje 8 16 8 29 58 34 44 33 17 25 Piratería 7 6 7 4 4 17 9 1 6 Terrestre Asalto 5 8 23 19 12 24 25 34 27 Entidad Ataque 1 4 1 0 0 1 5 1 1 2 Instalación Asalto 3 0 0 0 1 2 2 0 1 Población Emboscada 3 18 6 1 1 3 2 4 6 2 Contacto 1 30 11 5 7 4 7 15 14 9 Armado Retén 0 0 0 0 0 0 3 1 1 0 Enfrentamiento 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 TOTAL 13 88 40 66 90 59 107 95 76 81

Fuente: Boletín diario del Das Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH Vicepresidencia de la República INTENSIDAD DEL CONFLICTO EN EL VALLE DEL CAUCA- TIPO DE ACTIVIDAD ARMADA 1995-2003

INCIDENTE 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total Hostigamiento 3 10 3 9 12 13 3 6 10 86 Sabotaje 17 34 44 50 42 66 29 8 28 570 Piratería 6 1 3 5 12 20 8 7 0 123 Terrestre Asalto 14 14 4 11 16 5 1 2 0 244 Entidad Ataque 0 3 1 2 2 5 1 1 5 31 Instalación Asalto 0 1 0 1 0 1 1 1 0 14 Población Emboscada 1 2 2 3 2 0 2 3 3 60 Contacto 14 14 13 16 17 33 18 34 25 261 Armado Retén 1 0 1 1 3 5 2 1 4 23 Enfrentamiento 0 0 0 0 2 4 6 3 4 1 TOTAL 56 79 71 98 108 152 71 60 79 1413

Fuente: Boletín diario del Das Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH Vicepresidencia de la República

Al observar el comportamiento armado de los actores, es importante notar que en los casos tanto del ELN como de las FARC, la participación de los actos de sabotaje y ciertos actos de terrorismo varía enormemente de año a año. En el caso de las FARC, la participación de este tipo de actos en su histórico alcanza apenas el 20%, lo que indica que la mayor parte de sus acciones están inscritas dentro del desarrollo normal de la guerra y que en esa medida el uso del sabotaje es mediático. En cuanto a los actos de terrorismo imputados a las FARC, estos registran un continuo descenso desde 1997, cuando registra una participación del 37%, hasta llegar a un 8% en el año 2002, y asciende de nuevo al 30% en el 2003.

Para el ELN, sin embargo, los actos de sabotaje fueron llevados a cabo de manera sistemática hasta el 2000, y logran una participación histórica muy importante dentro del conjunto de sus acciones, el 48%, siendo el pico reciente más importante el año 2000, cuando el 60% de sus acciones son así registradas. Sin embargo los golpes sufridos por sus estructuras urbanas y la concentración de operaciones militares en Los Farallones, llevaron los actos de sabotaje a un registro cero, mientras los contactos armados subieron al 100% en los años 2002 y 2003.

Emboscadas-Tomas a poblaciones y hostigamientos

Otra de las características de la evolución histórica en el accionar de las guerrillas, es la sistemática pérdida de importancia de la emboscada y los hostigamientos, situación que parece revertirse en el 2003. En 1989 el 50% de las acciones llevadas a cabo por las FARC fueron emboscadas, 75% en 1986, pico histórico, para luego caer a porcentajes entre el 3% y el 7% en los años subsiguientes sin que logre mayor importancia. Para el ELN las emboscadas tienen baja importancia dentro de su accionar, excepción hecha de los años 1990, 1991 y 1992, en donde éstas representan entre el 20 y 25% de su accionar. Este tipo de acciones luego caen al 2% durante los años 2000, 2001, 2002 y 2003. El cambio en la estrategia del Ejército se refleja en estas cifras.

El poder militar de las FARC también marca una diferencia en relación con el ELN. La toma a poblaciones, que implica una confrontación directa, generalmente con la Policía durante varias horas, y obliga a tener un amplio dispositivo en las zonas circundantes, es llevada a cabo por esta organización y no por el ELN que registra un porcentaje cercano al 0% en los últimos diez años. Para las FARC, la participación de estos asaltos en la totalidad de las acciones armadas desarrolladas fue de 2% en el 2000, 3% en el 2001 y 2002; en el 2003 no se registran tomas a población.

ACCIONES ARMADAS DEL ELN EN EL VALLE DEL CAUCA -Porcentaje de participación-1986-2003 120%

100%

80% Acto terrorista

Contacto 60% armado Emboscada 40% Hostigamiento 20%

0% 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

Fuente: Boletín diario del Das Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH Vicepresidencia de la República Hay que tener en cuenta, que el Valle del Cauca es uno de los pocos departamentos del país en el que ha existido presencia de manera ininterrumpida de la Policía Nacional en todos los cascos urbanos y que, dada la confluencia de un número importante de ciudades intermedias, el dispositivo por municipio es importante. No obstante lo anterior, las acciones de la guerrilla ha determinado el retiro de los puestos de Policía en varios corregimientos de las zonas montañosas, aún no restaurados y varias estaciones son hostigadas, siendo las más afectadas las de la zona rural de Cali, Terrón Colorado y Pichindé.

EVOLUCIÓN PORCENTUAL DEL CONFLICTO EN LAS SUBREGIONES DEL VALLE DEL CAUCA – 1985-2003

REGIÓN 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 CALI 60 49.03 40.27 55.72 54.39 46.97 39.46 37.99 47.31 51.26 CENTRO SUR 26.66 10.96 20.83 16.03 15.38 13.42 17.93 21.14 22.71 18.05 PACIFICO 6.66 21.29 16.66 9.16 6.04 16.1 22.42 16.12 8.51 8.66

NORTE 6.66 18.7 22.22 18.32 22.52 20.13 16.59 22.58 19.87 20.21 TOTAL 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100

REGIÓN 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

CALI 46.23 57.27 57.89 56.47 54.25 55.38 54.73 28.07 26.76

CENTRO SUR 20.78 16.61 13.62 13.73 18.01 13.05 12.13 17.53 25

PACIFICO 6.81 11.86 10.83 12.69 9.71 17.45 16.04 39.9 39.4

NORTE 23.65 13.35 17.33 16.58 18.01 13.96 16.46 15.17 10

TOTAL 100 100 100 100 100 100 100 100 100

Fuente: Boletín diario del Das Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH Vicepresidencia de la República

Municipios o regiones más afectados o vulnerables

Al observar el comportamiento del conflicto en las diferentes subregiones del Valle, debe ponerse en realce la importancia de lo que sucede en Cali, con una participación por encima del 50% a partir de 1996 y hasta el 2001, con una caída importante en el 2002 y luego en el 2003, lo que implica un cierto debilitamiento de la guerrilla en la zona urbana y periférica de Cali. EVOLUCION DEL CONFLICTO EN LAS REGIONES DEL VALLE DEL CAUCA -1985-2003

70,00

60,00 O I 50,00 G E

R CA LI

X 40,00

E CENTRO SUR J A

T PA CIFICO 30,00

EN NORTE C R 20,00 PO

10,00

0,00 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

Fuente: Boletín diario del Das Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH Vicepresidencia de la República

En las demás subregiones el desarrollo del conflicto es constante y se mantiene dentro de importantes niveles históricos, tanto en el norte como en la región centro-sur con pequeñas variaciones con tendencia a la baja. El único cambio importante en las subregiones, es la creciente participación de la actividad armada en la región del Pacífico que pasa de un 9.71% sobre el total departamental en 1999 a un 17.45% en el 2000, continuando con un 22.9% en el 2002 hasta llegar al casi 40% en el 2003. Este incremento está determinado por varias razones de carácter militar y político.

La Cordillera Occidental y la zona plana del Pacífico son esencialmente selváticas y boscosas, con baja densidad de población. La región posee amplias costas y corredores naturales que le comunican con el interior del país y que se convierten en zonas esenciales para el comercio de los actores armados. La región, igualmente, y de manera paulatina, se ha ido convirtiendo en zona de cultivo de coca. Además de lo anterior, este conjunto de municipios se constituye en periferia estratégica para tratar de llevar el conflicto a las ciudades, con sus importantes efectos políticos y económicos. Acciones importantes en la tercera ciudad en importancia en el país, pueden generar presiones para más acción militar pero, igualmente, para mayor apertura hacia un proceso de paz, así como dar una impresión internacional de una guerrilla importante en términos militares. Por último, la zona genera múltiples recursos a través del flujo vehicular y de carga desde Buenaventura, de un lado, y la posibilidad de llevar a cabo tomas de rehenes con fines económicos en las zonas urbanas. Todo lo anterior explica el importante dispositivo militar desplegado por las guerrillas y el Bloque Calima y el aumento en el pie de fuerza de la Fuerza Pública. Sin embargo, lo escabroso, selvático y extenso de la zona seguramente hará muy difícil cualquier acción de consolidación total para cualquiera de las partes. De manera paralela la actividad armada de la guerrilla presentó un importante aumento. En Jamundí, por ejemplo, se registró un aumento del 160% en las acciones entre 1999 y el 2000. En Buenaventura el aumento para el mismo período es del 100% así como en Palmira. En Pradera el aumento alcanzó un 400%. Para el subtotal de municipios ya referidos el aumento de la actividad armada de la guerrilla en el 2000 fue del 155% respecto de 1999, al pasar de 20 acciones a 51.

En consecuencia, lo que se puede observar es que los municipios más afectados por el conflicto son Buenaventura, como parte de la zona Pacífico, por su amplia extensión, su costa, los importantes recursos en disputa, el sembradío de coca y el acceso al mar. En situación similar estarían Dagua y Calima-Darién, cuya situación se comporta de manera similar a Buenaventura.

En la zona centro-sur, los municipios de Pradera y Florida, con el 9,9% y 3% de la actividad armada son, desde hace muchos años, otros municipios que conocen una situación delicada debido a la fuerte presencia de las FARC en el Cauca y al dispositivo del sur del Tolima, al otro lado de la cordillera, que los refuerza. Con un escenario difícil, aunque menos explosivo en el último año, aparecen Buga, Tulúa y Palmira con cerca del 12% de la actividad armada, disputa que tiene a las autodefensas como actores importantes.

Contactos armados comparados con la intensidad del conflicto departamental 1998 - 2003*

140 120 100 80 60 40 20 0 1998 1999 2000 2001 2002 2003

Contactos Armados Intensidad del Conflicto

Fuente: Boletín diario del DAS Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial DDHH y DIH Vicepresidencia de la República El norte del Valle, normalmente ausente del conflicto, aunque con altísimas tasas de homicidio y fuertes estructuras del narcotráfico y el sicariato, empieza a verse involucrado en el desarrollo del conflicto, en una dinámica que viene en doble sentido, del Chocó desde el norte, y del Pacífico desde el sur. Aunque los registros son bajos, la presencia de actores y el desarrollo de eventos por parte de la guerrilla para el 2003 en Toro, Roldadillo y Trujillo auguran un nuevo escenario de disputa.

Acciones militares de la Fuerza Pública

El aumento de los contactos armados implica un salto en el conflicto, ya que los actores se miden de manera directa y en abierta confrontación, en un escenario en el cual todos han aumentado su poder de fuego.

Tanto hacia las FARC como hacia el ELN, el Ejército presenta un incremento en las acciones a iniciativa suya, registrados como contacto armado, llegando al tope del 100% con el ELN en el año 2000, nivel que se mantiene para el 2003. La iniciativa del Ejército registra un aumento en el caso de las FARC pasando de un 24 % en 1997 a un 45% en el 2001, y un 64% en el 2002. En el 2002 la importancia está determinada por las acciones emprendidas a raíz de la toma de rehenes en la Asamblea del Valle y en el 2003 por la instalación del Batallón de Alta Montaña en Los Farallones, así como operaciones desarrolladas en Tuluá. ViolacionesViolaciones aa loslos DDHHDDHH ee infraccionesinfracciones alal DIHDIH

El homicidio y su relación con el conflicto

El momento más claro en el cual se observa una fuerte relación entre homicidio y conflicto, es a partir de 1998. Sin embargo, para poder establecer una cierta relación se va observar un período de 14 años haciendo énfasis en los datos a partir de 1998.

Tal vez los cambios más notorios se dan al haber redefinido la región Pacífico, incluyendo Buenaventura, Dagua, Calima y Jamundí, municipios con amplias selvas y conectados, en su calidad de corredores estratégicos, con el Pacífico. De este grupo de municipios, Jamundí normalmente está asociado al área metropolitana de Cali, pero en el desarrollo del conflicto su importancia está determinada por su composición geográfica mixta, una parte en la zona del Valle y otra, importante, en la cordillera boscosa y empinada.

Ya habíamos visto como a pesar de la desmovilización del M-19 y de otras guerrillas con relativa influencia en el Valle del Cauca, como el Quintín Lame, la violencia homicida continuó su ascenso hasta 1995, profundamente determinada por factores diferentes a la violencia política y el conflicto armado, pues se observa que mientras el homicidio avanza en el departamento el conflicto desciende o se mantiene en niveles muy bajos. El comportamiento del conflicto y del homicidio son divergentes lo que, de partida, impide explicar una dependencia. A partir de 1998, sin embargo, el comportamiento es similar, homicidio y conflicto se comportan de la misma manera, y se marca una nueva tendencia al alza, el conflicto armado y sus actores, guerrilla y autodefensas, van a determinar una mayor participación en el homicidio.

La dispersión de las organizaciones del narcotráfico en el Valle, se tradujo y se ha traducido en una enconada disputa entre sectores y clanes, que el autor Darío Betancur llamaba grupos y no carteles, que se refleja de manera clara en la dinámica del homicidio, con una altísima incidencia en el norte del departamento.

Cali, por su parte, también se sujetó a las dinámicas del narcotráfico por ser estratégico punto de encuentro y de negocios de los carteles. De manera paralela a la dinámica del narcotráfico, especialmente en centros urbanos de importancia como Cali, Palmira, Buenaventura y Tuluá, se potenció un sicariato a partir de grupos y bandas ya organizadas que se alimentaban, y aún lo hacen, con frecuencia, de grupos de jóvenes de barrios populares ligados a pandillas. EVOLUCION DEL CONFLICTO ARMADO VS EVOLUCION DEL HOMICIDIO: VALLE DEL CAUCA- 1990-2003 160 5000 140 4500 4000 120 3500 os o t 100 3000 c di i i l

c Conflicto

80 2500 i m onf 60 2000 Homicidio o C

1500 H 40 1000 20 500 0 0 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

Fuente: DAS y Policía Nacional Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH Vicepresidencia de la República

Si se observan las tendencias de las diferentes subregiones, en relación con el total departamental, asombra la enorme similitud del comportamiento, tanto de la zona norte como de la zona sur e inclusive del Pacífico y de la ciudad de Cali.

Ello supone, en principio, una violencia de vasos comunicantes en la que las dinámicas se retroalimentan a tal punto, que las diferencias subregionales no aparecen como determinantes en sus curvas de tendencia. Afectada una zona por un actor rápidamente los demás municipios empiezan a vivir la misma realidad. El departamento del Valle, así como el norte del Cauca, están cruzados y determinados por los mismos actores, por las mismas dinámicas.

En todas las subregiones se observa un dramático pico en 1994, luego de un continuo ascenso durante los años previos, que no logra explicarse por la disputa entre el Cartel de Medellín y el Cartel de Cali. Tampoco tiene fundamento alguno hallarle relación con el conflicto armado y la presencia de grupos guerrilleros, pues el período es uno de los más bajos en actividad armada de la guerrilla, excepción hecha del año 1991.

Durante este período se podría entender que la violencia iba de la mano con la consolidación de los carteles de la droga de la región, pues ante la disminución de la capacidad operativa del Cartel de Medellín, luego de la captura y posterior fuga y muerte de Pablo Escobar, el cartel de Medellín se atomizó y no quedó con cabeza visible, sino que se disgregó en diversos núcleos. Esta disgregación facilitó el crecimiento del Cartel de Cali y los grupos del norte del Valle entre los años de 1992 y 1995, que coinciden con un crecimiento del homicidio. Durante 1995 el gobierno del Presidente Samper emprendió fuertes operaciones en contra de los carteles del Valle del Cauca, y logró el arresto, así como el sometimiento a la justicia, de importantes cabecillas de estas agrupaciones. Aunque claramente estas capturas no determinaron su fin, los hechos subsiguientes sí permitieron entrever la generación de espacios en el negocio que buscaron ser copados por otros pequeños capos, que vieron allí la oportunidad de apoderarse de las rutas y zonas de producción de estructuras debilitadas.

Así, la baja en la violencia homicida de estas organizaciones en 1995 sólo se sostuvo hasta 1997, excepción hecha del Pacífico en donde se agudizó y el proceso se tradujo en múltiples disputas durante los años subsiguientes. Nuevos poderes se configuraron y el reacomodamiento derivó en homicidios y, posteriormente, en el desarrollo de fuertes aparatos militares y sicariales. La tendencia a la baja en algunos municipios del Valle, especialmente en la parte más septentrional del norte del Valle, se ajustaba más al desarrollo de hegemonías y monopolios de la violencia.

La disputa se empezó a saldar con la muerte de grandes capos como Pacho Santacruz, delatado por la organización de Carlos Castaño, cuando luego de su fuga se movilizaba en Medellín. Posteriormente, se dio el homicidio de Helmer Pacho Herrera en la cárcel y en respuesta, uno de sus hermanos asesina a Orlando Henao, señalado como un importante capo del norte del Valle. La posterior captura y homicidio de otros miembros del clan Herrera aumentó la violencia y la generación de crecientes hegemonías en el mercado.

EVOLUCIÓN DEL HOMICIDIO EN LAS SUBREGIONES DEL VALLE 1990-2003

SUBREGION 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 CALI 1102 1420 1654 1702 2226 2079 2000 CENTRO-SUR 285 391 384 625 792 586 510 NORTE 606 737 872 1221 1403 979 917 PACIFICO 81 116 113 203 263 177 251 TOTAL VALLE 2074 2664 3023 3751 4684 3821 3678

SUBREGION 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 CALI 1627 1683 2004 1969 2033 2024 1836 CENTRO-SUR 448 511 597 703 737 482

NORTE 837 819 880 973 869 570

PACIFICO 242 267 419 614 602 490 530 TOTAL VALLE 3154 3280 3900 4259 4241 4197 3696

Fuente: Policía Nacional A partir de 1998 se hizo pública la figura de “Varela”, un miembro del Cartel del norte del Valle, quien es acusado de la sistemática eliminación de otros competidores. La aparición del bloque Calima reforzó las estructuras de narcotraficantes en el Valle, permitiendo asegurar que luego de la muerte, entrega y extradición de parte importante de los capos de los carteles de Cali y el norte del Valle, el aparato mafioso se redefiniera a partir del poderío militar generado por las agrupaciones de autodefensas, la consolidación de territorios y el establecimiento de nuevas alianzas con otros sectores de la vida económica.

El comportamiento del homicidio en Cali difiere levemente del comportamiento de los otros municipios. Allí el homicidio está estrechamente ligado al comportamiento de una importante mafia, así como a eventos de pequeña delincuencia, disputas entre bandas y pandillas, víctimas de atracos y riñas ocasionales así como a vendettas entre organizaciones de la mafia o al servicio de ésta, tal como lo han demostrado las masacres acaecidas en sitios nocturnos de Cali a lo largo del 2003.

Dentro de este panorama en la capital del departamento, el conflicto armado tiene una pequeña incidencia en el homicidio a pesar del sostenido aumento en la presencia armada tanto de guerrillas como de autodefensas en la ciudad así como en su zona periférica. Sin embargo, no es lo mismo para el caso del narcotráfico, ni desdeñable el peso de sus estructuras armadas en la comisión de homicidios por ajuste de cuentas y la forma como éste incide en el afianzamiento de bandas y otras estructuras delictivas que se alimentan con su presencia.

El peso de las estructuras guerrilleras es importante en ciertas zonas de la ciudad, en su primera fase, por el ejercicio de dominio y control de sectores marginales de la ciudad, en donde llevan a cabo acciones de la mal llamada “limpieza social”, así como presión sobre otros grupos. A lo largo de la década de los noventa el ELN aumentó su presencia urbana a partir de las milicias populares y el Frente Omaira Montoya, con la constitución del frente rural José María Becerra en Cali, Jamundí, Dagua y Suárez (Cauca). Las acciones de este frente convulsionaron el departamento debido a la realización de dos secuestros masivos, el de la Iglesia La María en 1999, y el del kilómetro 18 en el año 2000, lo que significó la toma de cerca de 200 rehenes civiles.

De manera paralela al crecimiento del ELN, las FARC aumentaron su accionar a través del frente urbano Manuel Cepeda y las milicias del frente 30. Grupos sicariales al servicio de comerciantes, en la zona de Aguablanca, también hicieron presencia en la ciudad durante estos años.

Si bien el crecimiento de los actores armados no modificó de manera significativa la tasa de homicidio en Cali, en otros municipios, como en el norte del Valle, Buenaventura, Florida, entre otros, a partir de 1998 y 1999 el comportamiento del homicidio tiene una plena correspondencia con su presencia y expansión, en especial luego de la incursión de los grupos de autodefensa. Por ello, para los años anteriores debe buscarse la relación entre grupos privados y narcotráfico, para explicar la dimensión del homicidio en varios municipios, así como con la delincuencia común en ciudades intermedias como Buga y Palmira, pero ante todo, siendo muy cauto en asignar responsabilidades a la violencia ciudadana, cotidiana y no dirigida.

Así, en el Valle se conjuga un escenario que permite la reproducción de varios tipos de violencia. En el norte, la hegemonía de los carteles permanece incólume al paso de los años. En los municipios del centro y el Pacífico, autodefensas, mafia y guerrillas hacen la zona cada vez más conflictiva y dirimen sus disputas a partir de una dinámica de retaliaciones. Las autodefensas, por su parte, bajo el sofisma de defender al Estado, lo debilitan y deslegitiman, y la dificultad para afianzar su poder, tanto por la presencia guerrillera, como por el doble propósito de buscar la permanencia de negocios ilícitos, las llevan a continuar de manera sistemática con el homicidio, elevando de manera sostenida las tasas e imponiendo un código de terror para el ejercicio de su poder.

La presencia de las autodefensas se reflejó en un inusitado y grave aumento de los homicidios, la mayor parte de ellos cometidos en civiles o personas en estado de indefensión. De acuerdo con las cifras de la Policía Nacional, Tulúa registraba una tasa de 53.49 p.c.m.h. en 1998, la cual pasó a 93.24, es decir registró un incremento del 74.31%. Una situación similar se presentó en que pasó de una tasa de 88.64 p.c.m.h. en 1998 a una tasa de 208.79 en 1999, lo que implicó un aumento del 135%, así como en Palmira, municipio que registraba una tasa de 41.84 p.c.m.h en 1998, por debajo de la tasa nacional, y pasó en 1999 a 68 p.c.m.h, es decir, un aumento del 62%.

El mismo fenómeno se dio de manera simultánea en Buenaventura en el Pacífico. En este municipio, el homicidio pasó en 1998 de una tasa de 46.11 p.c.m.h. a una tasa de 118.56 p.c.m.h. en 1999, lo que se traduce en un incremento del 146.73%, situación que se ha mantenido en los últimos años, pues la proyección de la tasa de homicidio en Buenaventura para el 2003 es de 133 p.c.m.h. En estos municipios la irrupción de las autodefensas y la disputa entre actores se tradujo en la muerte de cerca de 400 personas en 1999 y en cerca de 150 muertes en promedio anual.

A partir de julio de 1999 las masacres, asesinatos selectivos y desapariciones son comunes en la región. Así mismo, la actividad guerrillera se intensificó y los combates, hostigamientos y ataques a instalaciones militares se hicieron más frecuentes. La irrupción del Bloque Calima generó una respuesta armada de la guerrilla que se tradujo, entre 1998 y 1999, en un aumento del 140% en la actividad armada en Tulúa, un 166% en Bugalagrande, un 100% en Palmira. En los municipios de San Pedro y Buga la actividad bajó y en Buenaventura se sostuvo los primeros años, aumentando de manera sustancial en el 2003. Para este conjunto de municipios la actividad armada de la guerrilla tuvo un incremento, para el mismo período, del 34.78%.

Grupos vulnerables (sindicalistas, maestros, concejales, periodistas, indígenas)

Bajo la excusa de dar muerte a los miembros de las bases de apoyo de las guerrillas, las agrupaciones de autodefensas aprovecharon las circunstancias para atacar a las organizaciones sociales. Es así como las organizaciones campesinas ACACEVA y LOS YARUMOS, constituidas en 1996 y 1998 respectivamente y que aglutinaban a más de 2.500 personas se convirtieron en objetivo principal del bloque Calima. Las primeras muertes se produjeron en el corregimiento La Moralia de Tuluá, y tres días después fueron asesinadas otras tres personas, miembros de las Juntas de Acción Comunal del corregimiento de Monte Loro. Luego de dos meses de incursiones en zona rural de los municipios de Tuluá, Buga, Bugalagrande y San Pedro, habían asesinado a 60 personas, cobrando la vida de 21 personas en sólo un día, el 26 de septiembre.

Estos hechos generaron el desplazamiento masivo de cerca de 5.000 personas, que se concentraron en los cascos urbanos, en especial en Tuluá.

En julio del 2000 se presenta una fisura al interior del bloque Calima. El Comandante de esta agrupación Norberto Hernández Caballero alias "“Román”, fue asesinado el 27 de julio en el casco urbano de Tuluá, en un establecimiento público, mientras departía con otras cuatro personas. Como nuevo comandante en la zona quedó alias “Roger”.

Luego del desplazamiento de las veredas y corregimientos cercanos a los cascos urbanos, las acciones se centraron contra el campesinado que habitaba las partes altas de la Cordillera Central, en especial la zona conocida como El Páramo de Barragán.

Los asesinatos se dirigieron entonces contra los transportadores de pasajeros y de productos de la región, en una estrategia dirigida a desplazar a esas comunidades sometiéndolas a amenazas y a un bloqueo alimenticio. Luego de varios fallidos intentos, ante la presencia guerrillera, el 23 de diciembre los miembros del bloque Calima lograron llegar a la parte alta del municipio de Tuluá, Barragán, allí, luego de permanecer durante varios días en la zona, asesinaron a 13 personas.

En 1999 miembros de la Comisión Justicia y Paz y de AFAVIT (Asociación de Familiares víctimas de Trujillo) empezaron a ser amenazados y hostigados por miembros de estos grupos que incursionaron a partir de julio de 1999 en la zona rural de Buga, Tuluá, San Pedro y Bugalagrande, en El Placer, Monteloro y Frazadas entre otros.

Las incursiones en la Cordillera Central del Valle fueron sólo el comienzo de la extensión del bloque Calima. En el año 2000 sus actividades no sólo continuaron en municipios donde habían hecho sus primeras apariciones, sino que se extendieron hacia los municipios de Yumbo, Jamundí, Pradera, Florida, Candelaria, todos muy cercanos a Cali, ciudad en la cual establecieron un importante centro de operaciones. En el 2000 además de estos municipios la situación se agravó en Buenaventura, Palmira y Tulúa.

La situación más crítica se presentó en Jamundí, Buenaventura, Palmira y Pradera. Entre 1999 y el 2000, la tasa de homicidios en Jamundí pasó de 46.19 p.c.m.h. a 86.82 p.c.m.h.; en Buenaventura, ya en crecimiento, pasó de 118.56 p.c.m.h. a 165 p.c.m.h.; Palmira, por su parte, pasó de 68 p.c.m.h. a 86.3 p.c.m.h. y Pradera desde 50.1 p.c.m.h. a 86.5 p.c.m.h. En números absolutos, en este conjunto de municipios en los cuales se registró una nueva incursión o se mantuvo de manera intensa la presencia de las autodefensas, los homicidios pasaron de 712 en 1999 a 1.026 en el 2000[1], lo que hace coincidir la presencia de esta

[1] Los municipios aquí sumados son: Buenaventura, Palmira, Jamundí, Yumbo, Candelaria, Pradera, Florida. EDUCADORES ASESINADOS EN EL VALLE DEL CAUCA-2001-2003

N. P PRESID.DE LA SUBDIR. GERMAN CARVAJAL Julio 2001 DEL SUTEV RUIZ YOTOCO DIR. NUCLEO D.E. DEL ANA RUBY ORREGO Octubre 2001 DISTR. 4 PALMIRA N. P BELTRAN MARCOS Marzo 2002 ANTONIO FLORIDA INSTITUCIÓN EDUCATIVA DIONILA VITONAS Diciembr 2002 IDEBIC CHILUESO e TULUA N. P NUÑEZ MARIA DEL Julio 2003 SOCORRO Fuente: FECODE agrupación con la ocurrencia de 400 nuevos homicidios y señala, de manera clara, la alta incidencia de los actores armados en el desarrollo del homicidio.

En el 2001 la presencia de las autodefensas en Jamundí se agudizó en los meses de febrero, marzo y abril del 2001, en especial luego de la incursión de las AUC en El Naya. Aunque parte importante de esta región y su zona de influencia pertenecen al departamento del Cauca (Buenos Aires, López de Micay y Suárez), la incursión de las autodefensas al parecer fue organizada y desplegada desde Jamundí.

La ampliación de la presencia de las autodefensas se tradujo en un incremento inmediato de la persecución a líderes campesinos, como los casos de ACACEVA y Yarumos, arriba mencionados, así como de sindicalistas. Dentro de estos últimos, los maestros han sido uno de los grupos más afectados y los homicidios se han dado en zonas de incursión de las autodefensas, como en Florida, en donde en diciembre del 2002 fue asesinado Dionila Vitrinas Chilueso y en Tulúa en julio del 2003 María del Socorro Núñez.

Concejales y alcaldes

Dentro de los grupos vulnerables se encuentran no sólo los defensores de derechos humanos, sino también los concejales. La presión violenta, desde muy distintos flancos, es enorme sobre el poder local a tal punto que en los últimos dos años han sido asesinados ocho (8) concejales de diversos municipios, pero con una tendencia a concentrarse en el norte del departamento, como los eventos acaecidos en El Dovio, , La Unión, Toro, Restrepo y . Estos eventos serían atribuibles, en su mayoría, a pesar de la falta de información, a estructuras de sicarios: el narcotráfico y disputas políticas múltiples que desde los años cincuenta se dirimen de manera violenta en la zona serían las principales causas, contrariamente a lo que sucede en la mayor parte del país, donde las FARC y las AUC son los autores de tales hechos. Tal vez el único caso en donde la responsabilidad podría ser de las FARC, o eventualmente de las AUC, sería el asesinato del concejal de Pradera, Jorge Enrique Castro, asesinado en el mes de mayo del 2003, pues en este municipio el conflicto ha venido en aumento desde 1999 como zona de frontera entre las AUC y las FARC y punto de acceso a la zona plana del departamento.

Masacres

En términos de Derecho Internacional Humanitario las masacres son entendidas como homicidio colectivo en persona protegida. La masacre, sin embargo, comporta una enorme gravedad no sólo por el hecho de recaer, casi siempre, en personas civiles ajenas al conflicto y en total estado de indefensión, sino por los efectos colaterales de terror y aleccionamiento que pretende insuflar quien la ejecuta. Al respecto, es claro que los efectos de una masacre no se quedan en la búsqueda de causar la muerte a un determinado número de personas o a personas específicas, para ello es empleado el homicidio selectivo, sino en la intención de doblegar y someter a través del terror a una población con el fin de que sirva a sus fines estratégicos.

Doblegar a esta población, implica en la lectura del actor armado, cerrar las puertas a intereses diferentes a los suyos, armados o no armados, por lo que es normal que luego de la erradicación, supuesta o real del actor armado, se continúe con el amedrentamiento y el ejercicio violento del poder en contra de todo aquello que pueda ser leído como una amenaza. El resultado de esta dinámica, es por lo general, el ejercicio intolerante del poder y su consecuente cadena de homicidios sin razón aparente.

Las masacres en la década de los noventa no sólo presentaron un sustancial incremento, a partir de 1993 y 1994, años de reposicionamiento de las autodefensas, sino que se convirtieron en la estrategia por excelencia de estas agrupaciones y de otras como el narcotráfico y hasta la delincuencia común. La guerrilla, de otro lado, también ha aumentado su participación en estos hechos, oponiendo un contra terror al terror de las autodefensas, pero en dimensiones mucho menores. A las masacres va atada una lógica de desplazamiento, expoliación de tierras, desarraigo, repoblamiento y hasta incremento de la guerra.

A diferencia de otras regiones del país, las masacres en el Valle llevadas a cabo por desconocidos tienen un enorme peso y sus fluctuaciones están relacionadas con eventos del narcotráfico. Sin embargo, el aumento de estos eventos imputables a desconocidos en 1999 y el año 2000 coinciden plenamente con la reaparición y reorganización de las estructuras de las autodefensas, especialmente ligadas al narcotráfico. Lo anterior, sugiere problemas en la determinación del autor por un lado, y por el otro, un escenario más complejo en el que otras estructuras han afianzado sus máquinas de muerte. En 1998 el departamento se ubicaba en el quinto lugar por comisión de masacres en su territorio[1], con 12 eventos y 62 víctimas. Para 1999 el Valle ocupaba el tercer lugar pasando a 34 eventos y 135 víctimas, lo que significó un aumento de 183% en los eventos y de 117% en las víctimas, con una participación del 7.24% de las víctimas en el concierto nacional y del 8.44% de los eventos.

En 1999 los municipios que más sufrieron este tipo de eventos fueron Cali con 14 eventos y 49 víctimas, seguido de Tuluá con 6 eventos y 29 víctimas. De acuerdo con los datos de la Defensoría del Pueblo se debe anotar que en Cali la mayor parte de autorías está relacionada con bandas, narcotráfico y desconocidos, posible violencia común y grupos ligados al narcotráfico, mientras que en Tuluá las acciones fueron llevadas a cabo por las AUC principalmente. El evento más sonoro durante ese año fue el asesinato de siete personas a manos del bloque Calima en la vereda La Mina. Estos hechos habían estado precedidos de continuos y cuasi-simultáneos homicidios en la zona rural de Tuluá, Bugalagrande, Buga y San Pedro, especialmente durante el mes de agosto. En octubre del 2001 las AUC asesinaron a 24 campesinos en la zona conocida como Alaska, en el municipio de Buga.

Las guerrillas recurrieron a la masacre en una menor proporción, llevando a cabo 2 eventos, uno por parte de las FARC y el otro por el ELN. Uno de los eventos fue el asesinato por parte de las FARC de cuatro personas en zona rural de El Cerrito el 1 de septiembre de 1999.

De acuerdo con los datos de la Defensoría del Pueblo, al mes de septiembre del año 2000, el Valle del Cauca ocupaba el segundo lugar en masacres sucedidas con 49 casos, luego de Antioquia con 121. Estas masacres habían significado el homicidio de 205 personas. Esta cifra aumentaría de manera sustancial en los tres últimos meses del año, contándose dentro de los hechos más graves, la masacre de Barragán, en Tuluá, en donde las AUC dieron muerte a cerca de 19 personas.

En tan sólo dos años el departamento pasó del sexto lugar en las masacres al segundo lugar, mientras que la autoría varió de los grupos del narcotráfico y bandas a los grupos de autodefensa.

Para el año 2003 las masacres se han vuelto recurrentes en Cali, en donde se enfrentan bandas del narcotráfico por vendettas a lo cual se añade la agria disputa histórica entre las facciones del norte del Valle y otros sectores.

[1] Defensoría del Pueblo “Masacres ocurridas en Colombia 1.998-1999” Sistema de Alertas Tempranas SAT. Es de notar que la Defensoría en este informe consideraba la categoría “Masacre difusa, como aquella constituida por homicidios perpetrados en diferentes actos criminales, los cuales guardan conexidad entre sí, principalmente por la autoría y los móviles perseguidos” La Masacre de El Naya

A lo largo del año 2000, las AUC se asentaron en la parte plana del Valle en los municipios de Jamundí, Pradera (Valle), Santander de Quilichao y Buenos Aires (Cauca), así como en Tuluá, Buga, Palmira y Sevilla donde se da una dinámica similar, así como en el casco urbano de Buenaventura. A pesar de estas acciones, la parte montañosa resultaba de muy difícil acceso para las AUC, y en especial las zonas selváticas de Los Farallones, el río Naya, Queremal, Zabaletas y otras, en los municipios de Jamundí, Cali, Dagua y Buenaventura. Ciertos homicidios selectivos anticiparon la situación que se venía y se dieron particularmente sobre la carretera Cali-Buenaventura, de interés estratégico para la exportación de narcóticos, como la masacre de Cisneros.[1]

En Semana Santa del año 2001, entre el 10 y el 12 de abril, un grupo de cerca de 200 hombres de las AUC, bloques Calima y Pacífico, subió la cordillera desde la parte plana del Valle del Cauca, desde el municipio de Jamundí. En su recorrido ocuparon y atacaron 17 aldeas de comunidades negras e indígenas en el Alto Naya. Las víctimas, al menos diecinueve personas fueron asesinadas y sometidas a maltrato, tortura y mutilaciones causadas con motosierras y objetos cortopunzantes y contundentes. La particular sevicia de este accionar, generó desplazamientos masivos de la población hacia la zona plana del casco urbano.

Durante la permanencia de las AUC en la zona, se enfrentaron, inicialmente contra miembros del frente José María Becerra del ELN y luego, en su descenso hacia la vertiente del Pacífico por el río Naya, contra miembros del frente 30 de las FARC[2]. La intensidad de los enfrentamientos, más de una semana, forzó la salida de los miembros de las AUC hacia la costa Pacífica en el municipio de Buenaventura, en donde se enfrentaron contra miembros de la Infantería de Marina. En estos hechos, fueron capturados 68 miembros de esta agrupación.[3]

Es de notar que los municipios con riesgo en el Valle del Cauca, es decir, aquellos que presentan tasa de homicidio incrementada o con riesgo elevado de incremento notorio, tienen una alta correspondencia con el desarrollo inmediato o reciente del conflicto. Dentro de los municipios con situación álgida, se presentan los del Norte del Valle, con elevadísimas tasas históricas de homicidio, tales como el Águila y Alcalá. En la zona Pacífico la situación es

[1] Cisneros es un caserío de Buenaventura. En diciembre del 2000 el puesto de policía fue atacado por las FARC y destruido. Días después, el 17 de diciembre, un grupo del Bloque Calima asesinó, en estado de indefensión y obviando el carácter de personas protegidas, a nueve varios pobladores de dicho casco urbano. [2] Aunque no se conoce con certeza el resultado de estos combates, es claro que el grupo de las AUC sostuvo reiterados enfrentamientos contra miembros de las FARC y el ELN que dificultaron su permanencia en la zona de los hechos. [3] De acuerdo con comunicaciones de prensa provenientes de la Fiscalía General de la Nación, el 3 de mayo del 2002 “Entre los sindicados que fueron acusados formalmente se encuentra Luis Felipe Arce Martínez, conocido con el alias de Chilapo, quien con lista en mano dirigió la matanza de campesinos. Las víctimas fueron sacadas de sus casas, mutilados con machetes y cuchillos y acribillados. Los presuntos asesinos fueron capturados por un comando de la Brigada Dos de Infantería de Marina, un mes después de ocurridos los hechos y puestos a disposición de las autoridades..” El Colombiano. Mayo 3 del 2002 MUNICIPIOS DEL VALLE DEL CAUCA – VARIACIÓN PROYECTADA EN LA TASA DE HOMICIDIO

Municipio 1999 2000 2001 2002 2003 VARIACIÓN VARIACIÓN 2001-2002 2002-2003 EL CAIRO 188,1 167,5 169,2 205,4 162 21,39 -21,13 LA CUMBRE 161,3 54 108,4 172,7 219 59,32 26,81 98,5 162 126,2 205 130 62,44 -36,59 ULLOA 203,4 187,2 136,8 189,3 ND 38,38 ND CARTAGO 160,3 145,6 143,3 163,2 102 13,89 -37,50 YOTOCO 139,2 83,9 136,7 176,9 58 29,41 -67,21 DAGUA 115,9 101,9 150,4 164,9 210 9,64 27,35 JAMUNDI 87,1 203,2 186,5 183 110 -1,88 -39,89 FLORIDA 67,5 75 62,5 161 112 157,60 -30,43 TULUA 93,2 131,4 113,9 150,5 138 32,13 -8,31 RIOFRIO 100,3 139,9 138,5 119,5 44 -13,72 -63,18 ARGELIA 37 100 139,3 128,4 156 -7,82 21,50 ANSER/NVO 95,3 152,4 115,2 161 94 39,76 -41,61 LA VICTORIA 124,4 137,7 126 127 13 0,79 -89,76 YUMBO 91,1 104,5 107,2 112,4 110 4,85 -2,14 BUGA 84,6 83,7 136,9 107,7 71 -21,33 -34,08 BUENAVENTURA 118,5 165,4 147,7 111,6 133 -24,44 19,18 OBANDO 146,4 86,3 119,2 79,3 40 -33,47 -49,56 RESTREPO 137,1 129,3 162,2 108,5 23 -33,11 -78,80 CALI 94,9 91,1 91,8 89 79 -3,05 -11,24 PALMIRA 68 86,3 76,9 81,8 69 6,37 -15,65 SEVILLA 72,2 114,7 106,1 67,7 106 -36,19 56,57 57,5 58,7 60,1 74,1 ND 23,29 ND 70,4 78,7 79,8 63 36 -21,05 -42,86 ANDALUCIA 83,5 29,9 44,3 73 51 64,79 -30,14 EL CERRITO 46,6 61,4 62,3 56,6 26 -9,15 -54,06 LA UNION 67,1 76,2 72 55 38 -23,61 -30,91 CANDELARIA 46,1 86,82 69,3 80,5 32 16,16 -60,25 SAN PEDRO 157,6 81,9 47,5 54,2 81 14,11 49,45 144 105 91,9 65 ND -29,27 ND EL AGUILA 207,5 172,2 127,6 110 185 -13,79 68,18 TORO 101,2 121,8 68,4 52,4 42 -23,39 -19,85 ALCALA 124,1 110,9 134,6 66,9 97 -50,30 44,99 BOLIVAR 57,3 104,2 52,6 53,2 24 1,14 -54,89 GINEBRA 40,8 85,7 74,8 64,1 68 -14,30 6,08 TRUJILLO 101,7 161,9 103,6 60,6 ND -41,51 ND CAICEDONIA 75,4 106,7 89,5 55 70 -38,55 27,27 BUGALAGRANDE 208,7 128,1 59,9 35,9 32 -40,07 -10,86 GUACARI 44,2 50 52,6 58,3 73 10,84 25,21 PRADERA 50,1 86,5 65 66,1 55 1,69 -16,79 CALIMA 58,4 57,3 174,2 44,1 76 -74,68 72,34 EL DOVIO 139,4 132,5 105,7 46,2 66 -56,29 42,86 crítica para Buenaventura, Calima y Dagua, y aunque parece disminuir en Jamundí, la influencia del narcotráfico en dicho municipio no permite aseverar, de ninguna manera, que ello sea una tendencia. La constante es que la presencia del bloque Calima y de las FARC en la zona, la convierte en alto riesgo para la población civil. La frontera en la zona del Naya es San Antonio, en donde las AUC establecieron una base desde el 2002, a pesar de los múltiples ataques de la guerrilla.

Toma de rehenes- secuestro

Uno de los departamentos en los cuales se ha despertado mayor sensibilidad acerca de la gravedad de la toma de rehenes que involucra civiles ha sido, sin duda, el Valle del Cauca. En los últimos cuatro años sus ciudadanos han sufrido en el departamento, o como viajeros, por ejemplo en el departamento del Chocó[1], múltiples y sonoros plagios llevados a cabo tanto por grupos de guerrillas como por las autodefensas.

En el año 1999 el secuestro masivo más sonoro lo llevó a cabo el frente José María Becerra del ELN en Cali. De manera paralela el bloque Calima de las autodefensas realizó varios plagios masivos de campesinos en las zonas rurales de Tulúa, San Pedro y Buga en la Cordillera Central.

En el año 2000 el mismo frente del ELN efectuó también en cercanías de Cali un secuestro masivo, esta vez de paseantes y veraneantes.

En el año 2002, luego del repliegue del ELN de la zona de Farallones, el frente 30 de las FARC llevó a cabo una acción urbana en Cali; la toma de 12 rehenes, diputados de la Asamblea Departamental. A diferencia de los eventos anteriores, esta toma de rehenes tiene como principal objetivo la solicitud de un proceso de intercambio que permita la puesta en libertad de integrantes de dicha agrupación.[2]

El secuestro en los últimos años en el Valle del Cauca ha sido básicamente urbano y Cali su principal lugar de comisión. Más allá de los eventos masivos a partir de 1999, en 1998 esta ciudad participaba con el 47% de los plagios cometidos. El año de 1999 es el pico histórico como consecuencia del evento de La María y se mantiene en niveles muy altos luego del secuestro del kilómetro 18 en el 2000. En el 2001 se repiten los eventos masivos con el secuestro de la finca Larry cometido el 17 de junio, del cual fueron víctimas 18 ciudadanos.

La preponderante participación de Cali respecto de las demás subregiones pone de manifiesto la lógica del secuestro y la lógica de maximización económica, pues Cali es el

Estos cuatro últimos años no sólo van a llevar a un aumento en el registro, teniendo como pico el año 1999 a raíz del evento de La María, sino que convirtieron al Valle en el departamento en el cual el aumento de este fenómeno es más significativo durante dicho período. La toma de rehenes sin duda aumentó en la misma medida en que se afianzaron los actores, se amplió su presencia geográfica y se acercaron a las ciudades. [1] En el mes de agosto del 2002, cerca de 24 turistas, la mayoría provenientes del Valle del Cauca, fueron secuestrados por el ELN en el municipio de Bahía Solano en el Chocó. [2] Al mes de octubre del 2002, no se había dado un acuerdo respecto al tema. De otra parte, las reclamaciones de las FARC continúan siendo las mismas. centro regional de negocios para todo el sur occidente del país. Su comisión también se explica por la proximidad de una zona rural extensa, agreste y de difícil acceso y control por parte de la Fuerza Pública, que permite fácil acceso y repliegue de los grupos armados ilegales. El parque de Los Farallones y su entorno ha sido la zona en donde se han llevado a cabo los secuestros masivos o hacia donde se han replegado los grupos armados ilegales luego de su comisión, como en caso de la Iglesia La María (1999) y el de los doce diputados (2002).

De las subregiones es la del Pacífico la que registra mayor incremento porcentual en la comisión de secuestros. Este incremento está fuertemente jalonado por Buenaventura, así como por la carretera Cali-Buenaventura. En efecto, al observar el incremento en su participación ésta pasa del 10% en 1998 al 26% en el 2001, en relación con el total regional pasa del 5.8% en 1998 al 21.43% en el 2001. Es importante señalar que en Buenaventura el secuestro lo llevan a cabo todas las agrupaciones: delincuencia común, autodefensas, FARC y ELN.

La geografía determina en sumo grado la comisión de secuestros en el Valle; basta observar el comportamiento del secuestro en los municipios que hacen parte del Parque Farallones o de su entorno, cuya participación ha pasado del 57,7% en 1998 al 80,9% en el 2001 con una importante tendencia al alza y a la comisión de eventos masivos.

La participación de los grupos de autodefensa en materia de secuestro es creciente, sin embargo su accionar está más cercano a la desaparición que al secuestro, pues éstas agrupaciones, aunque llevan a cabo acciones de carácter extorsivo, ante todo las efectúan con el fin de buscar información, castigar población que siente adepta a la guerrilla y establecer retaliaciones económicas.

De otro lado, la guerrilla también está detrás del aumento del secuestro, ante la necesidad de aumentar los recaudos, por el escalamiento de la guerra, así como mecanismo para ejercer control territorial bien sea para determinar las actividades de una persona o para llevar a cabo retaliaciones. Su accionar, con el ingreso de las autodefensas, también gira hacia secuestros simples y políticos como el de los 12 miembros de la Asamblea Departamental.

Los secuestros simples llevados a cabo por la guerrilla tienen varias explicaciones. La primera, tiene como fin de establecer dominio y control territorial con el fin de constatar identidades y evitar el ingreso de personas dudosas o consideradas como enemigos, en la misma medida que lo hacen los grupos de autodefensa. La segunda, el secuestro simple está asociado a la realización de secuestros masivos, luego de los cuales seleccionan el grupo y establecen identidades y niveles de ingreso o importancia política. Este caso se dio con el secuestro de los diputados de la Asamblea, luego del cual fueron liberados funcionarios, asistentes y secretarias de dicha entidad. El secuestro simple ha bajado de manera importante, ante la disminución de las llamadas “pescas milagrosas” que efectúa, sobre todo la guerrilla, en las carreteras del piedemonte de la cordillera central, así como en la carretera Cali-Buenaventura. Por último, en el departamento se debe suponer como clara la participación del narcotráfico en algunos de estos eventos, con el fin de consolidar hegemonías regionales.

La presunción de la relación del secuestro con el conflicto armado y la agudización del conflicto en los otros municipios, se manifiesta en el presente gráfico. En apartes anteriores se había observado el aumento de los homicidios, las masacres y otras manifestaciones violentas en municipios como Jamundí, Florida y Buga. El aumento del secuestro en estos municipios nos lleva a la misma conclusión, de tal suerte que la presencia de un actor irregular como las autodefensas ha exacerbado el conflicto en todas sus manifestaciones y, de manera grave, se ha traducido en el aumento de la violación a las normas del Derecho Internacional Humanitario tal como la toma de rehenes y la desaparición forzada. En Jamundí, por ejemplo, el aumento del secuestro es responsabilidad de las autodefensas, mientras que en Florida se atribuye a las FARC.

El secuestro que han llevado a cabo las autodefensas en Jamundí con frecuencia termina en la muerte de la víctima sin que se tenga noticia de rescate, mientras que al parecer el que llevan a cabo las FARC está relacionado con el control de vías y el pago de rescates.

El agravamiento del secuestro como resultado de la agudización del conflicto es más notorio en el norte del Valle. En esta subregión la incidencia de la guerrilla es históricamente muy baja, salvo por muy cortos períodos de tiempo, mientras que la acción de grupos del narcotráfico es elevada. El secuestro denunciado en la región no es muy importante, de manera comparada, y con frecuencia ha estado ligado a pugnas internas y ajustes de cuentas entre agrupaciones delictivas. La presencia de las guerrillas se ha traducido en unos cuantos secuestros, especialmente llevados a cabo por las FARC, en los municipios con zona rural en la Cordillera Central como Tuluá, aunque para el 2003 aparece un hecho cometido por las FARC en Riofrío, lo que ratifica la ampliación del radio de acción de los frentes operando en la Cordillera Occidental y el Pacífico.

Sin embargo, el ingreso de las autodefensas ha escalado de manera grave el conflicto lo que se ha traducido, al igual que en otras subregiones, en el aumento del conjunto de las violaciones en el norte del Valle; los municipios que registran mayor aumento en el secuestro son aquellos en los que la dinámica del conflicto se ha potenciado, como Tuluá y Caicedonia.

En Tulúa se llevaron a cabo más de la mitad de los secuestros cometidos en la subregión, y aunque son en su mayoría imputables a desconocidos, la autoría de las autodefensas y la guerrilla es determinante, más aún si se tiene en cuenta el secuestro masivo llevado a cabo por esta primera organización en zona rural del municipio, en el corregimiento de Barragán, en diciembre del 2000 y en agosto del 2002, cuando el bloque Calima secuestro cinco personas, de las cuales a diciembre del 2003 tres se encontraban desaparecidos.

Por el contrario, en municipios donde el secuestro ha tenido períodos críticos como Cartago, Riofrío y Trujillo, los eventos son menores o inexistentes, situación que coincide con un bajo o nulo nivel de actividad armada en desarrollo del conflicto. El municipio de El Águila tuvo un momento delicado cuando en agosto del 2002 fueron secuestradas cinco personas, varios de ellos miembros de una contratista de obra civil posteriormente liberadas en San José del Palmar en el Chocó, uno de los nuevos escenarios de disputa entre actores ilegales. EVOLUCIÓN DE LA PARTICIPACIÓN PORCENTUAL DEL SECUESTRO EN MUNICIPIOS DEL VALLE DEL CAUCA 1998-2003

Municipio 1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total CALI 47.40% 68.58% 54.90% 54,76% 46,67% 36,59% 55.5% BUENAVENTURA 5.84% 13.90% 13.64% 21.43% 11,52% 17,7% 13,8% PALMIRA 9.09% 3.93% 1.75% 2.98% 4,85% 8,5% 4,4% TULUA 5.84% 1.51% 3.85% 0.60% 4,85% 2,4% 2,97% JAMUNDI 3.25% 2.11% 3.85% 0.60% 1,21% 0,00% 2,2% BUGA 7.14% 1.21% 2.45% 0.00% 0,61% 2,74% 2,1% CANDELARIA 0.00% 0.60% 3.85% 4.17% 1,21% 0,00% 1,8% FLORIDA 3.90% 0.30% 3.50% 1.19% 1,82% 3,66% 2,1% DAGUA 1.30% 1.51% 1.40% 4.17% 11,52% 12,20% 3,9% GINEBRA 0.00% 1.51% 2.10% 1.79% 0,00% 3,66% 1,4% EL CERRITO 2.60% 0.60% 1.75% 0.60% 0,00% 0,00% 1,0% SEVILLA 2.60% 0.30% 1.75% 0.60% 0,61% 0,00% 1,02% CAICEDONIA 0.00% 0.00% 2.80% 1.19% 0,00% 0,00% 0,85% PRADERA 1.30% 0.91% 0.70% 0.60% 1,82% 2,44% 1,0% RESTREPO 2.60% 0.30% 0.00% 0.00% 0,00% 1,22% 0,5% YUMBO 1.95% 0.00% 0.00% 0.60% 0,00% 0,00% 0,3% CARTAGO 1.30% 0.00% 0.35% 0.00% 1,21% 0,00% 0,4% LA UNION 1.30% 0.30% 0.00% 0.00% 0,00% 0,00% 0,2% RIOFRIO 0.65% 0.00% 0.35% 0.60% 0,61% 1,22% 0,4% ROLDANILLO 0.65% 0.60% 0.00% 0.00% 1,21% 0,00% 0,4% ANSERMANUEVO 0,00% 0,00% 0,00% 0,00% 1,82% 0,00% 0,25% ARGELIA 0,00% 0,00% 0,35% 0,00% 0,00% 0,00% 0,08% BOLIVAR 0,00% 0,00% 0,00% 1,19% 0,00% 0,00% 0,17% BUGALAGRANDE 0,00% 0,00% 0,35% 0,00% 0,61% 0,00% 0,17% CARTAGO 1,30% 0,00% 0,35% 0,00% 1,21% 0,00% 0,42% DARIEN 0,00% 0,00% 0,00% 0,00% 1,21% 1,37% 0,25% EL AGUILA 0,00% 0,00% 0,00% 0,00% 3,03% 0,00% 0,42% EL CAIRO 0,00% 0,00% 0,00% 0,00% 3,03% 0,00% 0,42% LA CUMBRE 0,00% 0,00% 0,00% 1,19% 0,61% 0,00% 0,25% LA UNION 1,30% 0,30% 0,00% 0,00% 0,00% 0,00% 0,25% LA VICTORIA 0,65% 0,00% 0,00% 0,00% 0,00% 0,00% 0,08% RIOFRIO 0,65% 0,00% 0,35% 0,60% 0,61% 1,37% 0,42% SAN PEDRO 0,00% 0,00% 0,00% 1,19% 0,00% 0,00% 0,17% TORO 0,00% 0,30% 0,00% 0,60% 0,00% 0,00% 0,17% TRUJILLO 0,65% 0,30% 0,00% 0,00% 0,00% 0,00% 0,17% VERSALLES 0,00% 0,00% 0,35% 0,00% 0,00% 2,74% 0,25% VIJES 0,00% 0,30% 0,00% 0,00% 0,00% 0,00% 0,08% YOTOCO 0,00% 0,91% 0,00% 0,00% 0,00% 0,00% 0,25% YUMBO 1,95% 0,00% 0,00% 0,60% 0,00% 0,00% 0,34% Total general 100,00% 100,00% 100,00% 100,00% 100,00% 100,00% 100,00% Una relación muy estrecha con el conflicto también se puede deducir en la región del occidente Pacífico. En esta subregión el secuestro está determinado por los eventos sucedidos en Buenaventura. El salto se da en el año de 1998, uno de cuyos eventos más sonados fue el secuestro masivo llevado a cabo por las FARC en contra de civiles paseantes. Estos fueron luego liberados gracias a la acción de los organismos de seguridad. Otros eventos que determinan el alto índice del secuestro son los llevados a cabo por las AUC en el casco urbano del municipio en contra de comerciantes, de un lado, y del otro lado, la privación de la libertad de los policías sobrevivientes luego del ataque al corregimiento de Cisneros a finales del año 2000.

En el caso de los secuestros políticos, se puede citar al caso del 11 de abril del 2002 un comando de las FARC ingresó a la sede de la Asamblea Departamental del Valle del Cauca en pleno centro de la ciudad de Cali y tomó como rehenes a 12 miembros de dicho cuerpo legislativo. Esta tercera toma masiva de rehenes en Cali o sus cercanías, puso de manifiesto la vulnerabilidad de esta ciudad y la perfiló como la gran ciudad de Colombia, en el 2002, en la que el conflicto armado rural y urbano se pueden conjugar más claramente.

Aún si en el Valle la extorsión es la principal motivación de quienes secuestran, se debe notar la alta participación del secuestro extorsivo político en el año 1999, cuyas principales víctimas fueron los feligreses de La María, así como los eventos de la Asamblea. Aunque se afirmó que en algunos casos se pagó rescate, al parecer una parte importante de los plagiados fueron liberados bajo otras condiciones.

En el departamento es importante la baja incidencia de la privación de la libertad de miembros de la Fuerza Pública. El caso más importante fue el del Coronel de la Policía Álvaro León Acosta, quien cayó en manos de la FARC luego de intensos combates en la zona de Barragán en Tulúa, el 5 de abril del 2000.

EVOLUCIÓN DEL SECUESTRO POR MODALIDAD EN EL VALLE DEL CAUCA 1998-2001

Tipo de secuestro 1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total

FUERZA PUBLICA 1 2 7 1 0 0 11

SECUESTRO EXTORSIVO 117 135 107 75 79 62 575 ECONÓMICO SECUESTRO EXTORSIVO 7 159 9 1 13 1 190 POLÍTICO SECUESTRO POR DEFINIR 25 22 129 35 4 4 219 FINALIDAD SECUESTRO SIMPLE 4 13 34 56 69 15 191

Total general 154 331 286 168 165 82 1186

Fuente: Fondelibertad EVOLUCIÓN DEL SECUESTRO EN EL VALLE DEL CAUCA -1998-2003

Municipio 1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total CALI 73 227 157 92 77 30 656 BUENAVENTURA 9 46 39 36 19 14 163 PALMIRA 14 13 5 5 8 7 52 TULUA 9 5 11 1 8 2 36 JAMUNDI 5 7 11 1 2 0 26 BUGA 11 4 7 0 1 2 25 CANDELARIA 2 11 7 2 0 22 FLORIDA 6 1 10 2 3 3 25 DAGUA 2 5 4 7 19 10 47 GINEBRA 5 6 3 3 17 EL CERRITO 4 2 5 1 12 SEVILLA 4 1 5 1 1 12 CAICEDONIA 8 2 1 11 PRADERA 2 3 2 1 3 2 13 RESTREPO 4 1 1 6 YUMBO 3 1 4 CARTAGO 2 1 2 5 LA UNION 2 1 3 RIOFRIO 1 1 1 1 1 5 ROLDANILLO 1 2 2 5 YOTOCO 3 3 BOLIVAR 2 2 CALI 2 2 LA CUMBRE 2 1 3 SAN PEDRO 2 2 TORO 1 1 2 TRUJILLO 1 1 2 ARGELIA 1 1 BUGALAGRANDE 1 1 2 LA VICTORIA 1 1 VERSALLES 1 2 3 VIJES 1 1 ANDALUCIA 1 1 ANSERMANUEVO 3 3 DARIEN 2 1 3 EL AGUILA 5 5 EL CAIRO 5 5 Total general 154 331 286 168 165 73 1177

Fuente: Fondelibertad Al examinar la autoría del secuestro en el Valle del Cauca, sobresale la participación de la delincuencia común y lo sostenido de las cifras. Si bien en los últimos años la participación del ELN es muy importante, en realidad son dos eventos de secuestros masivos, La María y el kilómetro 18, los que determinan su primer lugar. Sin embargo, al observar el comportamiento de la delincuencia común, la mayor parte de los plagios son individuales, en parte importante contra menores y con una constancia muy significativa en el tiempo, y aún en el espacio, pues Cali es su epicentro.

En el caso de las FARC, su participación es creciente y la recurrencia a plagios masivos, sobre todo en la carretera Cali-Buenaventura, así como en las cercanías a Cali han determinado el ascenso en su participación. Para este mismo período la disminución más importante en la participación es la del desaparecido grupo Jaime Bateman Cayón.

EVOLUCIÓN DEL SECUESTRO Y AUTORÍA EN EL VALLE DEL CAUCA 1998-2003

1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total

ELN 22 167 90 12 3 4 298

DELINCUENCIA 54 51 60 56 62 37 320 COMÚN SIN ESTABLECER 31 63 95 27 23 8 247

FARC 32 38 32 68 56 24 250

JBC 15 8 2 1 0 0 26

FAMILIA 0 3 1 2 0 0 6

AUC 0 0 6 1 14 0 26

EPL 0 0 0 1 0 0 1

ERG 0 1 0 0 7 0 8

Total general 154 331 286 168 165 73 1177

Fuente: Fondelibertad MUNICIPIOS EN DONDE SECUESTRA LAS FARC- 1998-2003

Municipio 1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total CALI 38% 24% 6% 60% 39% 17% 36% BUENAVENTURA 9% 50% 6% 4% 5% 21% 14% DAGUA 0% 8% 3% 9% 30% 13% 12% FLORIDA 9% 0% 25% 1% 4% 8% 6% PALMIRA 9% 5% 3% 1% 5% 21% 6% CANDELARIA 0% 3% 16% 6% 0% 0% 4% CAICEDONIA 0% 0% 16% 3% 0% 0% 3% GINEBRA 0% 3% 9% 4% 0% 0% 3% TULUA 0% 0% 13% 0% 2% 4% 2% EL CERRITO 13% 3% 3% 0% 0% 0% 2% EL CAIRO 0% 0% 0% 0% 9% 0% 2% RESTREPO 9% 0% 0% 0% 0% 4% 2% LA CUMBRE 0% 0% 0% 3% 2% 0% 1% BUGA 0% 3% 0% 0% 0% 4% 1% RIOFRIO 0% 0% 0% 1% 0% 4% 1% CARTAGO 6% 0% 0% 0% 0% 0% 1% JAMUNDI 0% 3% 0% 0% 2% 0% 1% SAN PEDRO 0% 0% 0% 3% 0% 0% 1% YUMBO 3% 0% 0% 1% 0% 0% 1% DARIEN 0% 0% 0% 0% 0% 4% 0% PRADERA 0% 0% 0% 1% 0% 0% 0% ROLDANILLO 3% 0% 0% 0% 0% 0% 0% SEVILLA 0% 0% 0% 0% 2% 0% 0% Total general 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100%

Fuente: Fondelibertad

La comisión de secuestros por parte de las FARC registra una altísima participación en Cali y un importante aumento en los municipios de la zona del Pacífico colombiano, en Buenaventura y Dagua, por ejemplo.

Otra de las constantes del secuestro llevado a cabo por las FARC en el 2001 es la dispersión, es decir, secuestra en más municipios respecto de los años anteriores, bajando en participación de manera importante municipios como Tulúa, con el 12.5% en el 2000 y Florida con el 25% el mismo año.

El secuestro en los municipios de Los Farallones es elevado. Si bien el año 2001 registró un descenso respecto del 1999 y del 2000, el número total aún es muy elevado para la zona y registra un preocupante aumento en Buenaventura, en cuyo casco urbano grupos de narcotraficantes, mafias de contrabando y grupos de autodefensa ejercen control y dominio. Es necesario anotar el elevadísimo porcentaje del secuestro en estos cuatro municipios que concentran en los últimos tres años entre el 73 y el 86% del total de los secuestros en el Valle. Así mismo, además de los conocidos eventos de secuestro masivo en Cali, el aumento del secuestro en Buenaventura a partir de 1999 corresponde al año de la irrupción de las AUC en dicho puerto.

Uno de los puntos importantes a tener en cuenta es la participación de la delincuencia común en la comisión de secuestros. Se puede observar que históricamente su número permanece constante, lo que indica la existencia y permanencia de estructuras dedicadas y especializadas en esta actividad. La relación con el narcotráfico es en todo caso importante y su carácter urbano determinante.

Al observar los municipios en los cuales secuestra la delincuencia común, sobresalen Cali y Buenaventura, este último con una importante y creciente participación, a tal punto que en el año 2001 sobrepasa a Cali al alcanzar una participación del 51,79%, cuando en 1998 la de la delincuencia común en el puerto era del 7,41%. Aunque el registro en los delitos siempre plantea diferentes niveles de credibilidad, es curioso notar la plena correspondencia entre aumento del secuestro y del homicidio en Buenaventura, situación que coincide con el dominio de las AUC en el casco urbano y la expansión de las FARC en la zona rural.

Uno de los elementos graves del secuestro en el Valle es la creciente participación de los menores de edad como víctimas. Su aumento en términos numéricos y porcentuales es esencialmente urbano y se reduce a tres municipios: Cali, Buenaventura y Palmira.

MUNICIPIOS DEL VALLE EN DONDE SECUESTRO LA DELINCUENCIA COMUN EN EL 2003

CA LI 5% 3% 3% BUENAVENTURA 5% 3% PA LMIRA 5% 49% GINEBRA BUGA 3% PRA DERA FLORIDA 24% VERSALLES A NDA LUCIA

Fuente: Fondelibertad Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial para los DDHH y DIH Vicepresidencia de la República ConclusionesConclusiones

•Las violaciones a los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario en el Valle del Cauca están fuertemente determinadas por la presencia de actores armados organizados, autodefensas, guerrilla y, particularmente, grupos del narcotráfico.

•En el norte del Valle el narcotráfico y grupos de autodefensa a su servicio son los directos responsables de la violencia que allí se ejerce.

•El bloque Calima y las demás agrupaciones de autodefensas, están estrechamente ligadas a los intereses de los carteles regionales. La modificación del dispositivo del bloque Calima que se ha ido ampliando hacia Quindío, Cauca, Nariño y la zona de San Juan en el Chocó, ampliando las áreas de disputa, aunque se acrecienta la distancia entre los grupos de autodefensas del norte del Valle y el bloque Calima.

•La relación estrecha entre este bloque y miembros de los carteles locales es ineludible, y lo hace susceptible de seguimientos especiales por parte de Estados Unidos. Este mismo factor puede llevar a que se agudicen los enfrentamientos con las ACCU u otros sectores de las autodefensas.

•El comportamiento del homicidio tiene una relación directa con la presencia de las autodefensas desde el año de 1999. En el caso de Cali, su comportamiento está determinando por el accionar de grupos de sicarios al servicio del narcotráfico.

•Desde finales de 1996 varios sectores del narcotráfico se encuentran en abierta disputa que se ha prolongado hasta el 2003, año en el cual una de sus principales manifestaciones es la comisión de masacres en la ciudad de Cali. •El Valle presencia un afianzamiento de las FARC en ciertas zonas y la desaparición del movimiento Jaime Bateman Cayón.

•Repliegue y estancamiento militar del ELN durante el 2001 y 2002 y nueva redefinición y recomposición a partir del 2003, supeditado militarmente a las FARC.

•Amplio dominio de la zona selvática de la Cordillera Occidental y la zona rural de la costa Pacífica por parte de las FARC, en asocio con el ELN, que se ha traducido en un estancamiento del avance del bloque Calima en esta zona y la generación de puntos críticos de frontera.

•Ampliación del dispositivo de la Fuerza Pública como contención a la guerrilla, limitando su acceso a las zonas planas.

•La presencia de las FARC en la zona rural de Cali, en Los Farallones es elevada y se hizo manifiesta con la comisión de la toma de rehenes de la Asamblea Departamental. Cali se perfila como un municipio altamente vulnerable en términos de conflicto debido a la existencia de corredores que llevan de la zona montañosa a la ciudad y de las enormes dificultades de la Fuerza Pública para consolidar la zona. La respuesta del Ejército ha sido plantear la instalación de una Base y la puesta en marcha de un Batallón de Alta Montaña en Los Farallones.

•Consolidación de las autodefensas en Buenaventura, el norte del Valle y la franja plana del departamento, así como en el sur, en Jamundí y Santander de Quilichao (en el Cauca) donde han instalado sus bases principales. AnexosAnexos

MUNICIPIOS DEL VALLE Y SUBREGION ASIGNADA*

MUNICIPIO SUBREGION MUNICIPIO SUBREGION

DAGUA PACIFICO CARTAGO NORTE

JAMUNDI PACIFICO TULÚA NORTE

BUENAVENTUR PACIFICO RIOFRÍO NORTE A CALIMA PACIFICO ARGELIA NORTE

LA CUMBRE CENTRO-SUR ANSERMANUEVO NORTE

VIJES CENTRO-SUR LA VICTORIA NORTE

YOTOCO CENTRO-SUR OBANDO NORTE

FLORIDA CENTRO-SUR SEVILLA NORTE

YUMBO CENTRO-SUR VERSALLES NORTE

BUGA CENTRO-SUR ROLDANILLO NORTE

RESTREPO CENTRO-SUR ANDALUCIA NORTE

CALI CALI LA UNION NORTE

PALMIRA CENTRO-SUR ZARZAL NORTE

EL CERRITO CENTRO-SUR EL AGUILA NORTE

CANDELARIA CENTRO-SUR TORO NORTE

SAN PEDRO CENTRO-SUR ALCALA NORTE

GINEBRA CENTRO-SUR BOLIVAR NORTE

GUACARI CENTRO-SUR TRUJILLO NORTE

PRADERA CENTRO-SUR CAICEDONIA NORTE

EL CAIRO NORTE BUGALAGRANDE NORTE

ULLOA NORTE EL DOVIO NORTE

*Los criterios fueron geográficos en plena relación con el desarrollo del conflicto armado. ACTIVIDAD ARMADA DEL ELN Y PARTICIPACIÓN PORCENTUAL VALLE DEL CAUCA 1985-2003

INCIDENTE 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 Acto terrorista 21% 50% 75% 83% 60% 75% 25% 25% 25% 0% Asalto entidad 14% 0% 0% 0% 10% 0% 25% 25% 0% 0% Asalto población 14% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% Ataque instalación 7% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% Contacto armado 29% 33% 25% 17% 10% 0% 25% 50% 50% 50% Emboscada 14% 17% 0% 0% 20% 25% 25% 0% 0% 0% Hostigamiento 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 25% 50% Piratería terrestre 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% Retén 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% Total general 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100

INCIDENTE 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total Acto terrorista 71% 45% 37% 44% 48% 60% 0% 0% 48% Asalto entidad 0% 0% 4% 0% 3% 0% 0% 0% 4% Asalto población 0% 0% 4% 0% 0% 0% 0% 0% 2% Ataque instalación 0% 0% 4% 0% 0% 0% 0% 0% 1% Contacto armado 18% 36% 26% 22% 36% 40% 100% 100% 29% Emboscada 6% 0% 11% 11% 0% 0% 0% 0% 7% Hostigamiento 6% 9% 7% 11% 6% 0% 0% 0% 5% Piratería terrestre 0% 9% 7% 11% 3% 0% 0% 0% 3% Retén 0% 0% 0% 0% 3% 0% 0% 0% 1% Total general 100 100 100 100 100 100 100 100 100

Fuente: DAS Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH Vicepresidencia de la República ACTIVIDAD ARMADA DE LAS FARC Y PARTICIPACIÓN PORCENTUAL VALLE DEL CAUCA 1985-2003

INCIDENTE 1985 1986 1987 1988 1989 1991 1992 1993 1994

Acto terrorista 67% 0% 0% 0% 0% 41% 31% 10% 6%

Asalto entidad 0% 0% 43% 33% 0% 0% 6% 5% 13%

Asalto población 0% 0% 0% 0% 0% 5% 6% 0% 0%

Ataque instalación 11% 0% 0% 0% 0% 11% 3% 5% 6%

Contacto armado 11% 25% 43% 33% 50% 14% 34% 52% 25%

Emboscada 11% 75% 14% 33% 50% 3% 3% 14% 0%

Hostigamiento 0% 0% 0% 0% 0% 8% 13% 10% 50%

Piratería terrestre 0% 0% 0% 0% 0% 11% 0% 0% 0%

Retén 13% 0% 0% 0% 0% 8% 3% 5% 0%

Total general 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100%

INCIDENTE 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total Acto terrorista 29% 19% 35% 22% 12% 17% 14% 8% 20% Asalto entidad 5% 0% 6% 0% 3% 0% 0% 0% 3% Asalto población 0% 5% 0% 0% 0% 2% 3% 3% 2% Ataque instalación 0% 14% 6% 6% 6% 9% 3% 3% 6% Contacto armado 43% 29% 24% 33% 38% 32% 45% 64% 36% Emboscada 5% 0% 12% 0% 3% 0% 7% 5% 6% Hostigamiento 10% 33% 12% 33% 26% 15% 7% 8% 15% Piratería terrestre 5% 0% 0% 0% 6% 19% 14% 8% 6% Retén 5% 0% 6% 6% 6% 6% 7% 3% 4% Total general 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100%

Fuente: DAS Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH Vicepresidencia de la República MUNICIPIOS EN DONDE LA DELINCUENCIA COMÚN SECUESTRA -1998-2003 Fuente: FONDELIBERTAD

Nombre municipio 1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total CALI 72% 63% 47% 36% 69% 49% 56% BUENAVENTURA 7% 18% 28% 52% 16% 24% 24% PALMIRA 7% 10% 3% 4% 5% 3% 5% JAMUNDI 4% 4% 8% 0% 0% 0% 3% DAGUA 2% 2% 3% 0% 2% 0% 2% GINEBRA 0% 2% 2% 0% 0% 5% 1% BUGA 0% 0% 2% 0% 2% 3% 1% PRADERA 2% 0% 0% 0% 0% 5% 1% TULUA 2% 0% 2% 0% 2% 0% 1% BOLIVAR 0% 0% 0% 4% 0% 0% 1% CANDELARIA 0% 0% 0% 4% 0% 0% 1% EL CERRITO 0% 2% 0% 2% 0% 0% 1% FLORIDA 0% 0% 2% 0% 0% 3% 1% RIOFRIO 0% 0% 2% 0% 2% 0% 1% VERSALLES 0% 0% 0% 0% 0% 5% 1% ANDALUCIA 0% 0% 0% 0% 0% 3% 0% ANSERMANUEVO 0% 0% 0% 0% 2% 0% 0% ARGELIA 0% 0% 2% 0% 0% 0% 0% LA UNION 2% 0% 0% 0% 0% 0% 0% ROLDANILLO 0% 0% 0% 0% 2% 0% 0% YUMBO 2% 0% 0% 0% 0% 0% 0% Total general 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% MUNICIPIOS Y NUMERO DE VICTIMAS POR MASACRES EN EL VALLE DEL CAUCA 1993-2000

MUNICIPIO 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 Total ANSERMA NUEVO 5 5 BOLIVAR 4 4 BUENAVENTURA 8 13 4 46 71 BUGA 4 6 4 9 23 BUGALAGRANDE 10 10 CAICEDONIA 5 7 12 CALI 19 13 11 19 12 10 17 10 111 CANDELARIA 5 4 9 CARTAGO 4 4 DAGUA 5 8 5 18 EL CAIRO 8 7 4 19 FLORIDA 4 4 GINEBRA 4 4 JAMUNDI 5 16 21 LA CUMBRE 5 5 LA UNION 4 4 8 PALMIRA 4 4 8 RESTREPO 8 8 RIOFRIO 4 4 8 SEVILLA 5 7 12 TRUJILLO 5 5 TULUA 4 4 4 5 12 29 VIJES 9 9 Total general 53 29 58 44 21 23 45 134 407 Fuente: Defensoría del Pueblo