BUENOS AIRES, 1° De Agosto De 2016 Al Sr Presidente De La
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BUENOS AIRES, 1° de agosto de 2016 Al Sr Presidente de la Comisión de Acuerdos del Honorable Senado de la Nación, Senador Rodolfo Urtubey, S/D Ref: Proceso de selección de la Dirección General y Subdirección General de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Candidatos Gustavo Arribas y Silvia Majdalani. Exptes Nros. PE 62/16 y PE 63/16 De nuestra mayor consideración: Nos dirigimos a Ud. por parte de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Fundación Vía Libre, el Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia (ILSED) y el Núcleo de Estudios sobre Gobierno y Seguridad (UMET), en nuestra calidad de organizaciones integrantes de la Iniciativa Ciudadana para el Control del Sistema Inteligencia (ICCSI) y acompañados por la Asociación Pensamiento Penal y Poder Ciudadano, a efectos de impugnar la eventual designación de Gustavo Héctor Arribas y Silvia Cristina Majdalani para los cargos de Director General y Subdirectora General de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), respectivamente, por falta de idoneidad para cumplir adecuadamente las responsabilidades inherentes a dichos cargos. En virtud de ello, solicitamos al Honorable Senado de la Nación que niegue el acuerdo solicitado por el Poder Ejecutivo. 1. ACLARACIONES PRELIMINARES SOBRE EL PROCEDIMIENTO DE DESIGNACIÓN 1.1 El acuerdo del Senado en la nueva Ley de inteligencia. Necesidad de audiencia pública. La exigencia de obtener el acuerdo del Senado para la designación del Director y Subdirector de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) constituyó, sin lugar a dudas, una de las innovaciones centrales de la Ley N° 27.126. Al igual que con otros mecanismos incluidos en su articulado, el objetivo que se buscó fue limitar el poder y la autonomía de la AFI y legitimar la conducción de un organismo estratégico para el Estado Nacional mediante la construcción de un consenso interpartidario que de respaldo a la designación de sus autoridades. En el viejo sistema de la Ley N° 25.520, el nombramiento del Secretario y Subsecretario de Inteligencia dependía exclusivamente del Poder Ejecutivo. Por su parte, el artículo 15 preveía la intervención no vinculante de la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia del Congreso Nacional. La inactividad de esta comisión tuvo como resultado que, en la práctica, este mecanismo de consulta no tuviera efecto. La exigencia del acuerdo del Senado no es una innovación de la legislación argentina sino que está contemplada en diversos textos constitucionales y leyes de otros países1. Existen buenas razones que aconsejan la intervención del Senado en el proceso de designación de la cúpula del Sistema Nacional de Inteligencia. En primer término, esta es una oportunidad para incrementar el control político y el debate público sobre el perfil y la idoneidad de los candidatos propuestos por el Poder Ejecutivo. Este principio responde a la necesidad política y jurídica de escuchar al público antes de adoptar una decisión, cuando ella consiste en una medida de carácter general. En segundo lugar, el paso de los pliegos por el Senado les da a los candidatos la oportunidad de explicar las políticas de su eventual gestión. Su funcionamiento supone necesariamente que la autoridad someta un proyecto al debate público, proyecto que debe tener el suficiente grado de detalle como para permitir una discusión eficaz. Finalmente, exigir que las máximas autoridades del organismo rector de la inteligencia nacional obtengan el acuerdo del Senado significa echar algo de luz sobre una actividad estatal que se ha mantenido en una penumbra injustificada. Por ese motivo, aun cuando no se encuentre reglamentado por la Comisión de Acuerdos, el procedimiento debería incluir una instancia de audiencia pública. Este es el medio más idóneo para incrementar la transparencia del proceso institucional y para facilitar la supervisión y la participación de los 1 Entre otras, Brasil: Ley N° 9.883 de Creación de la Agencia Brasileira de Inteligencia (ABIN); Estados Unidos: Código de los Estados Unidos, Titulo 50 (Guerra y Defensa Nacional), Sección 403 Agencia Central de Inteligencia, Articulo 2°. distintos sectores sociales interesados e impedir la concentración excesiva de poder en una autoridad, como ha ocurrido a lo largo de las designaciones del organismo. 1.2 Alcance de la intervención del Senado en el tratamiento de Acuerdos solicitados por el Poder Ejecutivo. Entre las funciones asignadas por la Constitución Nacional al Senado se encuentra la de brindar su acuerdo a los ciudadanos propuestos por el Poder ejecutivo para llenar vacantes en cargos públicos de relevancia dentro del Poder Judicial (art 99, inc. 4°), las Fuerzas Armadas (art 99, inc. 13°) y el Cuerpo Diplomático (art 99, inc. 7°). También se utiliza para la designación de los titulares de diversos órganos extra poder, como el Procurador General de la Nación, el Defensor General de la Nación y el Defensor del Pueblo. Posteriormente, otras leyes sancionadas por el Congreso extendieron la exigencia de acuerdo senatorial para ocupar cargos en la administración pública, como, por ejemplo, para designar Presidente, Vice y miembros del Directorio del Banco Central (Ley N° 24.144, art 7°) y, a partir de la sanción de la Ley N° 27.126 de reforma de la Ley de Inteligencia Nacional, para designar Director y Subdirector General de la Agencia Federal de Inteligencia. La obligación de contar con el acuerdo del Senado para ocupar determinados cargos públicos estaba contemplada ya en la Constitución histórica de 1853-60. Su fuente es el artículo 2°, Sección II, numeral 2 de la Constitución de los Estados Unidos de América2. El acuerdo del Senado fue pensado como un contrapeso o limitación a los amplios poderes conferidos al Poder Ejecutivo. El acuerdo del Senado no puede ser visto como un simple voto de confianza a favor de la persona propuesta ni a favor del presidente que lo propone. El análisis del Senado debe girar sobre si el candidato es idóneo para ocupar el empleo público para el cual fue nominado, en línea con el artículo 16 de la Constitución Nacional. En consecuencia, el Senado tiene plenas atribuciones para realizar un estudio detallado de los antecedentes, condiciones, títulos, opiniones y proyectos de los candidatos para determinar si la persona propuesta supera o no el estándar exigido por la Constitución y hacer una evaluación política de la propuesta del Ejecutivo. En todos estos años un buen número de senadores de todos los partidos políticos han tenido la oportunidad de pronunciarse durante los debates de la Comisión de Acuerdos del Senado y ante el pleno de la Cámara. De esa experiencia acumulada han surgido algunos consensos destacables: la evaluación 2 RODRIGUEZ GALAN, Alejandra. “El acuerdo del Senado” en “El Poder Legislativo. Aportes para el Conocimiento del Congreso de la Nación Argentina” de idoneidad no es de índole penal sino político institucional e implica un juicio sobre el compromiso del candidato con los valores democráticos. Apenas unos meses después de la reforma constitucional de 1994, en la reunión del 19 de octubre de 1994 de la Comisión de Acuerdos del Senado convocada para estudiar los pliegos de los capitanes Juan Carlos Rolón y Antonio Pernías, los senadores expresaron con claridad cuál es el rol del Senado: “[…] el juicio que tiene que hacer el Senado no es de culpabilidad o inocencia. La valoración que hace el Senado es una valoración institucional que analiza el caso individual, pero también analiza lo conveniente para la salud de la república”3 “[…] nuestra misión no es hacer de tribunal ni juzgar, sino hacer un análisis valorativo político”4 Más recientemente, a fines del 2013 en ocasión de la sesión extraordinaria5 en la que se trató el ascenso de César Milani al grado de Teniente General del Ejército Argentino, un buen número de senadores de diversa procedencia política expresaron con elocuencia el alcance de la intervención del Senado ante una solicitud de acuerdo del Poder Ejecutivo. Por ejemplo, el entonces senador Ernesto Sanz de la Unión Cívica Radical dijo6: “No estamos en un juicio penal. Esto no es una cuestión de abogados, de procedimiento penal, de derecho de defensa, de que esté en juego la presunción de inocencia. Estamos en el Senado de la Nación para el cual el concepto de acuerdo, no sólo para un militar sino para un diplomático, para alguien del Banco Central, para un embajador o para el que sea, implica la idoneidad política, la conducta y la visión que se tiene sobre esa persona y el cargo que va a ocupar. (…) El hecho que el Senado dé acuerdo a una persona para ir a ocupar un cargo y que esa persona no tenga, al entendimiento del ciudadano común, la idoneidad para ocupar ese cargo, no es un problema penal ni de presunción de inocencia. Es un problema de desajuste entre el rol del Senado y el del acuerdo, la persona y la función que va a cumplir.” La actual Vicepresidenta de la Nación y entonces Senadora por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Gabriela Michetti, afirmó ese mismo día7: “El Senado, con la posibilidad en cada uno de nosotros de decidir si esta persona es digna, idónea y merece realmente el lugar para el que se la está proponiendo que ejerza actividades, tareas y 3 Senador Ricardo Emilio Lafferriere, desgravación de la reunión de la Comisión de Acuerdos del Honorable Senado de la Nación, Expte. PE-524/1993, folio 149. 4 Senador Juan Carlos Romero, ibíd., folio n° 150. 5 Versión Taquigráfica de la 21° Reunión – 1° Sesión extraordinaria de la Cámara de Senadores de fecha 18 y 19 de diciembre de 2013. 6 El resaltado nos pertenece 7 El resaltado nos pertenece responsabilidades (…). Para mí cualquier conductor, cualquier persona que se responsabilice de encabezar un organismo o una entidad importante del Estado argentino requiere de ejemplaridad.