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ABRIR CRITERIOS DE EDICIÓN NARRACIÓN --Y

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:~~ ú¿ú¿— ~1 LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

CENSURA

Por comisión de los Seflores del consejo de su Majestad he visto este libro, cuyo título es el Pastor de Fiida, compuesto por Luis Gálvez de Montalvo, en prosay verso castellano, y habiéndole pasado con atención me parece no sólo digno de salir a luz, en conformidad de la pretensión de su autor, mas, aunque merece por su pureza, propiedad, facilidad y dulzura, por la novedad de las invenciones, por la orden y disposición con que las trata, ser estimado por uno de los más aceptos que hasta agora en este género han salido a juicio del mundo, y aunque la materia siendo pastoril y amorosa, parece que de suyo requiere humildad y llaneza, no le ha costado tampoco guardar el decoro que en ella se pide, que no hay hecho por igualar el estilo, y acomodarle al propósito que sigue, guardando las panes a él necesarias, todo lo que con mucho estudio de un aventajado ingenio se puede esperar. Y así libre de pasión me parece que se le debe conceder la licencia que pide. En Madrid a dos de Junio de 1581.

Pedro LaÑnez’ /[3v]¡

Se lo conoce en el mundo de las lefras por sumediocre calidad de escritor. Debe su fama, sin embargo, a su amistad con Cervantes, Figueroa y Ramfrez Pagán, así como a algunos elogios de escritores contemporáneos. Utilizó el nombre poético de Damón y su poesía carece de entusiasmo o de un pensamiento personal. Pertenecía a una familia que ocupó cargos secundarios en el Palacio Real y él mismo fue ayudante de cámara del príncipe don Carlos. Nació en 1538 y murióen 1584. (Diccionario de Literatura Española e Hispanoamericana, Alianza Editorial, Madrid, 1993, p. 829). Antonio Prieto

-321- EL PASTOR DE FILIDA

LICENCIA

Yo Cristóbal de León escribano de Cámara de su Majestad de los que residen en su consejo, doy fe que ante los Señores don Francisco Enríquez, librero estante en esta corte, presentó una petición por la cual dijo que él quería hacer imprimir un libro intitulado Pastor de Filuda, compuesto por Luis Gálvez de Montalvo, que otras veces había sido impreso con licencia de su Majestad, y suplicó a los dichos Señores le mandasen dar licencia para lo poder hacer. Y por ellos visto habiéndole hecho en el dicho libro la diligencia que la premática por su Majestad fecha sobre la impresión de los dichos libros dispone, le dieron licencia para que por esta vez pueda hacer imprimir y vender en estos reinos el dicho libro que de suso se hace mención, por el original que en el consejo se vio, que van rubricadas las hojas de mi rúbrica, y firmado al fm de él mi nombre, con que antes que se venda le traiga ante ellos juntamente con el original que ante ellos presentó, para que se vea si la dicha impresión está confonne a él, o tráigase en pública forma, en como por corrector nombrado por su Majestad se vio y cor/[4r]/rigió la dicha impresión por el dicho original, y quedan así mismo impresas las erratas por él apuntadas para cada un libro de los que así fueren impresos, y se tase el precio que por cada volumen ha de haber y llevar, so pena de caer e incurrir en las penas contenidas en la dicha premática y leyes de estos reinos, y para que de ello conste, de mandamiento de los dichos Señores del consejo, y de pedimiento del dicho Francisco Enríquez di esta fe. Que es fecha en la villa de Madrid, a tres días del mes de Noviembre de mil y quinientos y ochenta y nueve años.

Cristóbal de León. 1114v]!

mencionala edición que Joaquín de Entrambasaguas hizo sobre la obra poética de este autor (Obras de Pedro Laynez, Madrid, CSIC, 1951 en dos tomos).

- 322 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

SONETO De don Lorenzo Suárez de Mendoza

Pastor, si estáis de serlo tan ufano, ¿cómo en las cortes os habéis metido? y si sois, cortesano, conocido, ¿para qué es bueno el traje de villano?

Si tocáis el rabel con ruda mano, ¿cómo sale de cítara el sonido? y si sois con los árboles nacido, ¿quién os mostró el lenguaje ciudadano?

Pastor, quiero deciros lo que siento después de descifrar vuestros primores, y de llegar con vos casi a las manos,

que Fílida os ha dado ser y aliento para ser el mejor de los pastores, y el más discreto de los cortesanos. ¡[Sr]!

- 323 - EL PASTOR DE FILIDA

SONETO De Diego de Lasarte

Agradar al discreto, al más mirado, al necio, al maldiciente, al invidioso, medir los gustos del cortés curioso, ¿cómo podrá un pastor con su cayado?

En su querido albergue del ganado trate y cuide si el pasto le es dañoso; de Fílida, su bien, sólo cuidoso, y de otro fin ajeno y descuidado.

Pastor, este es oficio de pastores, pero quien os leyere dirá, al punta, que sois un nuevo cortesano Apolo.

Con fama tal,4e1 uno al otro polo viviréis agradando a todos junto: discretos, invidiosos, detractores. /[5v]/

-324- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

SONETO De Pedro de Mendoza

Este es, pastor, en quien el cielo quiso resumir el primor de los pastores, que, aunque son de los campos sus primores, do vive amor no ha de faltar aviso.

Por tal pastor se vuelve paraíso la ribera, caudal de amor y amores; portal pastor merecen más loores los pastores del Tajo que el de Anfriso.

¡Oh tú sola, sin par Fílida bella, y tú pastor gentil que su renombre tomaste portriunfo verdadero!

Ella es digna por ti, mas tú por ella. Ella de ser del Tajo eterno nombre, y tú, de sus pastores, el primero. I[6r]/

- 325 - EL PASTOR DE EIL~A

SONETO De don Francisco de Mendoza, Señor de Yunquera

Si al claro ilustre son que con victoria tan célebre robé al olvido y muerte los hechos grandes de aquel griego fuerte tuvo Alejandro invidia tan notoria,

tuviérala mayor a la alta gloria de los pastores que, do cuajo viene, habitan, pues, les da el cieleea suerte quien alce a más grandeza su memoria.

Y a ti, Tajo mayor, que por tu arena dorada al lustro y Gangesigualabas, mas ya tu nombre cielo y tierra llena.

Perlas, y rubís es-cuanto lavas, pues Montalvo con rica heroica vena, te enriquece del bien que tu alcanzabas. ¡[6v]!

- 326 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO

SONETO Del Doctor Campuzano2 Hallar del Nilo la primera fuente procuraba Nerón con gran trabajo. ¡Oh! quién me descubriese la del Tajo, avenida de amor, rica corriente.

El Pindo debe ser en el Oriente, de allí desciende por su falda abajo. Dejemos sus rodeos que el atajo más breve es esperarle en occidente.

¿Dónde está esto, pastor, para gustalle? Aquí es el agua dulce, aquí se cría aquel licor del monte soberano.

Este solo pastor basta a loalle y a tal pastor ninguno bastaría, y así lo dejo por trabajo vano.

2 La única noticia que he podido encontrar sobre don FranciscoCampuzano está en el discurso que F. Rodríguez Marín dedicó a dilucidar la identidad de HIlda (“La FUida de Gálvez de Montalvo”, Discursos leídos ante laRealAcademia de laHistoria, Madrid, 1927). En él informa que se doctoró en medicina en 27 de enero de 1566 cuando frisaba los veinticinco años de edad, que fue médico de la Casa Real y que casó con doña María de Nieva(p.43). Debió de morir después de 1583 cuando testó a &vor de su hija Antonia.

- 327 - EL PASTOR DE FILH)A

SONETO De Gregorio de Godoy Pastor que por ovejas ha escogido dulces cuidados, altos pensamientos, aunque la leche y queso sean tormentos, sólo firmeza su cayado ha sido.

No es mucho que, cansado del ejido, se venga a los ilustres aposentos, que es agradable y sonlo sus intentos, y es bien morir a donde fue nacido.

Por él puede decirse sin defeto que so el sayal hay al, pues si qpe~emos apartarle el rebozo conxuxdadn

un Gálvez de Montalvcr hallaremos tan hidalgo y gaiánxomo discreto, y tan discreto como enamorado. ¡[7v]!

-328- LUIS GALVEZ DE MONTALVO

CARTA DEDICATORIA DEL AUTOR A DON ENRIQUE DE MENDOZA YARAGÓN3

Considerando que desde el tiempo que V.S. se criaba en casa de sus excelentísimos abuelos, aquel gran Duque del Infantado tan digno de este nombre y aquella gran señora digna hija del ínclito Infante Fortuna, siempre V.S. fue amador de la virtud y, siempre, desde aquella edad tierna, ha ido resplandeciendo en su pecho la gloriosa llama dc su sangre hasta ser el mayor testimonio de ella; de do nace ser V.S. entre los suyos el más virtuoso de los ricos y el más rico de los virtuosos con aquel don del /[8r]/ cielo que por mayor premio el mundo puede dar, amado de grandes y menores, y de todos conocidas las excelencias con que fue criado, sin que rabia de tiempo, ni rigor de invidia lo puedan negar ni deshacer entre los venturosos que V.S. conocen y tratan. He sido yo uno, estimo que de los más, porque deseando servir a V.S. se me cumplió mi deseo y, así, dejé mi casa y otras muy señaladas, do fui rogado que viviese, y vine a esta, donde holgaré de morir y donde mi mayor trabajo es estar ocioso, contento y honrado, como criado de V.S. Y así a ratos entretenido en mi antiguo ejercicio de la divina alteza de la poesía, donde son tantos los llamados y tan pocos los escogidos, he compuesto el ¡[8v]! Pastor de Filuda, libro humilde y pequeño, dignisimo de su nombre de aquel favor con que V.S. suele amparar a los necesitados de él, en lo cual fiado se le ofrezco, rudo y mal ataviado, como viene de las selvas para que V.S. le despierte y componga de su mano que, cuanto es soberbio en pensamientos, es humilde en voluntad, y sabrá conocer la merced que se le hiciere, sin miedo de que nadie le ose enojar, y yo que le envío, me atreveré a trocar su zampoña en trompa heroica que cante el bien que el mundo de V.S. tiene y espera, cuya muy ilustre persona y estado Nuestro Señor guarde y acreciente como todo el mundo desea, De Madrid y de Febrero 20 de 1582.

Gálvez de Montalvo /[9r]¡

Don Enriquede Mendoza y Mendoza fue el quinto hijo de don Diego Hurtado de Mendoza y su esposa doña Maria de Mendoza Fonseca, condes de Saldaña, marqueses del Cenete. F. Layna Serrano (Historia de Guadalajara ysus Mendozasen los siglos XVyXfl, AACHE, Guadalajara. 1995, p. 236, tomo III) dice de él que fue “hombre muysimpático, culto y tan enamoradizo como inconstante, caballero de Santiago y amigo del latinista Alvar Gómez de Castro, catedrático de Alcalá”. Contrajo matrimonio en Toledo con doña Ana de la Cerda Latilope, sobrina del duque de Medinaceli.

- 329 - EL PASTOR DE FLIDA

EL AUTOR AL LIBRO4

Pastor de mis pensamientos, guardador de mis cuidados, si quieres trocar los prad~s por soberbios aposentos te será fuerzavolar sin alas con que subir y me habré de lastimar de mípor verte partir, de mi por yerme quedar.

Dejarás la gravedad, no me parezcas en esto. También será deshonesto que pierdas mi autoridad. Si te vieres en aprieto te mostraré a ser bastante para quedar sin defeto; sey con el necio arrogante y humilde con el discreto.

Cuando entre damas te vieres honestas, sabias, hermosas encubrirás cuantas cosas contra su opinióntuvieres. Mas site catan los senos y en sus orejas disuenas~ diles con ojos-serenos quezsi todas fueran buenas, las buenas valieran menos. ¡[9v]!

No llevas capas ni ornatos de Parnasos ni Helicones que, por mis pobres rincones, a penas tenias zapatos; Y, silos faunos, acaso, por los montes te encontraren, pasa quedo, habla paso que donde ellos agradaren harán de ti poco caso.

No te quiero yo obligar ahablarde miportasa, que lo que pasa o no pasa

En estas coplas mixtas (abba:cdcdc) Gálvez de Montalvo presenta su libro allector de modo que le da una serie de consejos parasaber moverseen sociedad. El talante cortesano, por tanto, aparece desde la misma presentación. A. Egido (“Sin poética hay poetas. Sobre la teoría de la égloga en el Siglo de Oro” Criticón, 30 (1985) p. 43-77) se sirve de esta carta-dedicatoriapara ejemplificar-el estilo hwnilisqn-se usaba para las confesiones en los prólogos, lo que no permite dudar acerca de su valortópico.

-330- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

ya sé que lo has de contar. Y si causares porfia con lo que te enseño yo, bajarás la fantasía; y di que el que te ensefió, quizá, menos lo entendía.

Si te aprobaren los más, no te mueva hinchazón que la perfecta elección en los menos la verás. Pero si los pocos ves contar tus hechos por vanos, no pretendas tu interés m te cures de las manos, que más te valdrán los pies.

Para derramar tus obras no tomes larga carrera, ¡[1 Or]! si agradas, bastas do quiera, si enfadas do quiera sobras; donde tus prendas estén no temas los enemigos, y si te ves en afán, acógete a mis amigos, que estos no te faltarán.

No quiero negarte aquí que otro gallo me cantara, si a mí se me aconsejara lo que te aconsejo a ti. Lo que sé te significo. Haz lo que será cordura, no puedo dejarte rico mas, si tuvieres ventura, podrás valer por tu pico.

Bien conviene que recuerden los hados a te ayudar, site tienes de ganar por lo que tantos se pierden. Podría ser que murieses como han hecho más de dos; o tantos siglos vivieses que hoy pidieses por Dios y tú mañana lo dieses.

Si se rompiere la hebra de mi nombre y de tu vida la hechura irá perdida

331- EL PASTOR DE FILIDA

como vidrio que se quiebra, ¡[10v]! y, pues, de vivir honrado te partes tan sospechoso no debes juzgar tu estado por larga vida, dichoso, ni, por corta, desdichado.

¡Mas, ay, que me llevas cuanto me tenía enriquecido-, que como lo he padecido por tUerza lo estimo en tanto, y otras prendas que no cuento, que parece poco seso mezclarlas en este intento, me van para contrapeso porque no te lleve el viento!

Ora cantes, ora llores, ora provoques a nsa, siempre será tu devisa la causa de mis dolores. Este es elblasón que quiero y dél quiero que presumas, y en lo demás te requiero que te faltarán las plumas site picas de altanero. ¡[1 lr]/

- 332 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

PRIMERA PARTE DEL PASTOR DE FILIDA

Cuando de más apuestos y lucidos pastores florecía el Tajo, morada antigua de las sagradas musas, vino a su celebrada ribera el caudaloso Mendino,1 nieto del gran Rabadán Mendiano] con cuya llegada el claro río ensoberbeció sus corrientes, los altos montes de luz y gloria se vistieron, el fértil campo renovó su casi perdida hermosura. Pues los pastores de él incitados de aquella sobrenatural virtud, de manera siguieron sus pisadas que, invidioso Ebro, confuso Tormes, Pisuerga y Guadalquivir admirados, inclinaron sus cabezas, y las hinchadas urnas manaron con un silencio admirable.3 Sólo el felice Tajo resonaba y lo mejor de su son era Mendino, cuya ausencia sintió de suerte Henares, su nativo río, que con sus ojos acrecentó tributo a las arenas de oro.4 Bien le fue menester al gallardo pastor, para no sentir la ausencia de su clarísimo hermano, hallar en esta ribera al gentil Castalio, su primo, al caudaloso Cardenio, al galán Condón con otros muchos valerosos pastores y rabadanes, deudos y amigos de los suyos, con quien ¡[liv]! pasaba dulce y agradable vida. Mendino en quien todos hallaban tan cumplida satisfacción que, como olvidados de sus propnias cabañas, sitios y albergues, los de Mendino estaban siempre acompañados de la mayor nobleza de la

‘Bajo este nombre se oculta lapersonalidad de don Enrique de Mendoza y Aragón, dedicatario del libro. Esta equivalencia ha hecho buscar las delresto de personajes de la obra: comenzó esta tarea Juan Antonio Mayáns y Siscar en el prólogo a la sexta edición de El Pastorde Filida (par. 9, pág. X) y llega hasta nuestro siglo, cuando Rodríguez Marín en su discurso de ingreso a la Real Academia de la Historia dilucida la identidadde Fílida. 2 Desde un primer momento se alude a laestratificación social que darájuego al narrador para, más adelante,justificar el ocio de los pastores. Igualmente, es una constante en el libro el calificativo de caudaloso y otros análogos en alusión a supreeminente posición social y económica, lo que la diferencia de las Dianas de forma considerable. Más adelante este granRabadán Mendiano es identificado con el IV Duque del Infantado, D. Iñigo López de Mendoza, casado con doña Isabel de Aragón, hija de don Enrique de Aragón, Duque de Segorbe, conocido como Infante Fortuna (par. 14, pág. XIV-XV). Esta y otras alusiones semejantes que Avalle-Arce recoge en su libro La novela pastoril española, Istmo, Madrid, 1975 (p. 146), le sugieren una “estratificación del vivirmítico inconcebible dentro de la concepción original de éste”, que achaca a la circunstancia histórica que se introduce en el género. Todos los ríos pertenecen a la geografia ibérica, pero todos ellos están dentrode la tradición clásica. Esta incide en su caracterización mediante el símbolo de la urna. Con ello, junto a la consideración del Tajo como morada antigua de las sagradas musas, consigue conformar una ambientación clásica muy afin al tópico pastoril que funde lo poético con lohistórico, en este caso en una geografia concreta y reconocible, donde el proceso desrealizador de la alusión clásica recreará un ámbito ambiguo, mitad realidad, mitad mito clásico. (Para este asunto véase J. F. Montesinos, Entre Renacimientoy Barroco, Cornares, Granada, 1997, p. 106-107). Nada tiene que ver este comienzo con el de la Diana de Montemayor, donde la mención espacial está en función de la memoria que el lugar despierta en Sireno. Aquí, sin embargo, se produce una presentación del lugar al que se asocia la llegada dc un personaje ajeno al mismo, y que comienza su andadura pastoril. Por ello se comparan los diversos ríos que pueden acoger a los pastores y se pondera la calidad de éstos en la ribera del Tajo, frente al Henares, origen del protagonista.

333 - EL PASTOR DE FILIDA pastoría.5 De allí salían a los continuos juegos y allí volvían por los debidos premios, allí se componían las perdidas amistades y por allí pasaban los bienes y males de Amor, cuáles pesada y cuáles ligeramente. Sólo Mendino entre todo era tan señor de si en sus tratos que, si todos no le amaran, todos le fueran invidiosos. ¡Mas quien gozará perseverancia en tanto bien contra las fuerzas del tiempo, si donde unas no bastan, otras sobran!6 Curiosamente Mendino, guiado de los pastores de la nueva ribera, vio las más hermosas pastoras y nintUs de ella, la gracia y gallardía de Filena y Nise, la gran hermosura de Padelia y Clon, la sin igual discreción de- Nerea? acostumbrada a vencer en versos a los más celebrados poetas del Tajo, el dukisimo canto de Belisa acompañado de igual valor, y otras muchas que no quedaban atrás no bastaron a que la libertad de Mendino no pasase por muchos días adelante hasta llegar el plazo de su deuda que fue en un día del florido Abril8 entre los salces del rio, donde retirados de los /[jl2r]¡ silvestres juegos, los más validos pastores y las pastoras de más beldad, Elisa, entre ellas, fue señalada para venganza de Amor, a quien Mendino rindió las fuerzas y la voluntad a un punto. Era Elisa de antigua y clara generación, de hermosura y gracia sin igual, de edad tierna y de maduro juicio,9 amada de muchos, mas de ninguno pagada. Y aun e] saber esto fue causa en Mendino de detenerse en descubrir su que, como las plantas con los años, iban con las horas creciendo, hasta que el sufrimiento rompió y las secretas

Este sintagma se repetirá en otras ocasiones alo largo de toda la narración. La mención de los pastores desde su condición de nobles en el libro de Gálvez de Montalvo juega con la doble acepción por la que el noble por posición social incorpora a su naturaleza la nobleza espiritual. Desde el principio aparece ya la cuestión de la pertenencia a buen linaje como condición sine qua non para conformar el cortesm~e-ideal. Ningún otro autor insistirá tanto como Gálvez de Montalvo en la nobleza de sus pastores. 6 Estas irrupciones de lavoz del narrador irán aumentando amedida que vaya transcurriendo el argumento. En ellas, tal vez, sea donde mejor se puede detectar la auténtica imagen del autor que prorrumpe en exclamaciones alusivas a su posible anécdota vivida. Prácticamente latotalidad de los nombres del libro de Gálvez de Montalvo aparecen en la Arcadia de Sannazaro, pero no tienen elmismo significado que los dados por el napolitano. Para su valor etimológico y su significado véase H. Iventosch, Los nombres bucólicos en Sannazaroy lapastoral española, Castalia, Madrid, 1975. Esta primera indicación temporal sirve para seguir lamedición del tiempo en su fluir y fija, además, el tópico primaveral de los amores. Es el mes en que se cierra el ciclo aquí iniciado y que marcará lapatita del resto del tiempo en el libro. ~Se trata de la nobleza de linaje que Castiglione hace compartiral hombre ya lamujerentre otras cualidades que han de adornar al cortesano. Entre ellas aquí se menciona la del maduro juicio, factor esencial para la conformación de cualquier cortesano (op.cit. p. 215), y antesha afladido la diferencia esencial entre elhombre y la mujer: “la necesidad de disfrutar de hermosura”. Se añade, por tanto, al tópico de la hennosura en la mujer por exigencias que provienen de más alláde las propias fronteras del género literario. Además, otra constante de las pastoras de Gálvez de Montalvo consiste en poseer la cualidad de la gracia que tiene que ver con cierta afabilidad graciosa (en palabras de Hebreo, op.cit. p. 404); o en una belleza vivaz y espiritual (según Ficino, op.cit. p. 104). Este va a ser un retrato protQtípico que aparte de homogeneizar el sentido estético de la belleza femenina, lo ennoblece de acuerdo a los

-334- LUIS GALVEZ DEMONTALVO

~~lO resplandecieron por mil diversas panes, ora en placer, ora en tristeza; cuando concertando fiestas públicas donde a todos los pastores se aventajaba, y cuamlo en profundas melancolías, retirándose; aunque lo más ordinario era, olvidado del hato y los amigos, buscar los lugares donde Elisa estaba, no inocente, aunque disimulada de la afición de Mendino, el cual entre temor y esperanza, determiné decirle su mal. Y faltándole aliento en la presencia, tomó por medio escribirla,” no en versos proprios ni ajenos, ni con palabras de artificio y cuidado, sino por pura llaneza del corazón,12 en razones humildes como estas:

MENDINO’3

Elisa si el conoceros ha sido causa para desco/[12v]/nocerme podrálo ser también de mi disculpa en esta osadía que os certifico que no lo es decir mis males, sino un dolor de que debéis doleros como causa de él. Y no le tuviera por tal si le mereciera, pero yerme indigno del daño me quita la esperanza del remedio y me acobarda de suerte al descubirle que holgaría que este papel perdiese el camino, porque no nos perdamos los dos, que esto es muy cierto si vos, como sola señora mia, no volvéis en todo por mi, revolviendo a vuestro valor y hermosura, de cuya fuerza fUera imposible resistirme cuanto más librarme. En fin, peno y no hay para mí lugar de alivio sino vuestra voluntad, que como yo la sepa será la medida de mi deseo, del cual, pues antes que a

cánones filográficos de la época. Para este asunto véase también AA. Cirurgiáo, “O papel da beleza na Diana de Jorge de Monternor”, Hispania, 51, (1968) (ji 402-407). O Las metáforas del fuego y las llamas como imágenes del amor eran ya anteriores al propio Petrarca, aunque como indica Manero Sorolla (Imágenes petrarquistas en la lírico española del Renacimiento. Repertorio, PPU, 1990) citando a Dámaso Alonso, “Su uso y abuso en la lírica petrarquista posterior responde a una imitación de los ejemplos presentados por el Canzoniere peúarquesco”(p. 550). La imagen del fuego y lallama que aquí Gálvez de Montalvo descontextualiza de su ámbito lírico tradicional es atribuido al amante “designándole a él, a su amor o a otros aspectos particulares de su

?rsonaAdoptao eldeconsejosus sentimientosque misercomoCésartérminoGonzagareal”da para(Manerolos queSorolla,con empacop.cit.,ha,p.por579).declarar el amor a su seflora,no se atreven a hacerlo en su presencia y recomienda se haga por escrito (El Cortesano, p. 429). 12 En lo que sigue cometen el primer mor a la horade iniciar sus flirteos amorosos, cuando es necesaria una neutralidad que deje a la dama la libertad de poder interpretarlos con otro sentido o, por lo menos, poder disimular en pro de su honra, tal y como sugiere el Magnífico Julián (El Cortesano, p. 430). Sin embargo, aquí no hay “palabras de artificio y cuidado”, sino claras razones amorosas que no dejan otra alternativa a su entendimiento. ‘~ Cierto resabio a relato sentimental se desprende del uso del poliptoton en la carta, así como la voluntad como medida del deseo del amante. Más propio del carácter renacentista es la pahetic fallacy de la naturaleza testigo de su sufrimiento. Wardropper (“me Diana of Montemayor: revaluation and interpretation”, Siudies in Philology, 48(1951), p. 126-144) dice que la naturaleza “pía» an active pafl in his love. She fecís with him” (p. 129).

- 335 - EL PASTOR DE FIJADA vos he hecho testigos a las piedras y a las plantas, no es razón que también antes que

‘4 vos se duelan de quien ama la muerte por amaros. Este papel llegó a las manos de Elisa por las de un zagal de Mendino que en la caballa de la hermosa pastora tenía entrada. No fUe Sirio, que así el zagal se llamaba, mal recebido, antes pasando Elisa muchas veces los ojos por la carta, pasaron por su pecho mil consideraciones tiernas que con cada una iba perdiendo de la entereza de su corazón, que siempre fUe desdeñoso y grave.’5 Y vuelta a Sirio le dijo:

- Dile, zagal, a Mendino que si estas son verdades el tiempo lo di/[13r]/rá por él. Con esto el zagalejo volvió a Mendino. Y Mendino tan en sí como de muerte a vida. Primero alabé su pensamiento y la hora de su determinación, y ofreció de nuevo la libertad a Elisa, y luego estudió los pasos de su jornada con más cuidado y menos demostraciones, que es muy de buen enamorado más recato a más favor.’6 No dejó la compañía de los amigos y deudos, ni se apartó de los ratos de ejercicio público, aunque todos eran pesados para él, pero con una templada disimulación buscaba los de su contento y acompañaba al viejo Sileno, venerable padre de la hermosa pastora y muchas veces en su compañía y en la de Galafrón y Barcino, Mireno y Liardo, los tres deudos y el uno apasionado de Elisa, pasaban los días por la espesura del monte o por las sombras del llano a gran placer de todos, que sin más industria de su natural condición de buenos y malos era amado, y en cualquier lugar se le daba el primero.

Mas en el pecho de Elisa no había segundo, ni el pastor quería otro bien sino este, ni ya ella podía detenerse en allanarse, ni amor en favorecer sus intentos. Y así todo era verdad, todo amor y todo llaneza sin estorbo’7 que los mismos deudos y aficionados de Elisa entretenían a Mendino y le llevaban a las cabañas de Sileno. Y el mismo Sileno sin esquivarse de que acompañase a la cara hija por la soledad de los

14 Es la única carta en prosa de toda la obra. En ella sigue el ejemplo de Montemayor además de recordar el procedimiento propio de los libros de caballerías y sentimentales. Contribuye, desde el punto de vista narrativo, a acelerar el proceso de amor entre los personajes y fácilita al narrador la intromisión directa en la conciencia de sus personajes. ‘~ Otra de las característicasrecurrentes en las pastorasde Gálvez de Montalvo es su condición de graves y desdeñosas. Todas muestran este talante, sobre todo la protagonista. En cualquier caso todas ellas adaptan a su vivir pastoril lo que Calvi en su Tratado de lahermosura y del amor (Milán, 1576) encomia como razón fimdamental para que una mujer sea considerada hermosa. Se tratade lo que él denomina “ser frías de conversación” (fo. 40v).Gálvez de Montalvo la transforma en gravedady desdén, algo que quizá se ajuste más a su experiencia vivida, pero que encaja perfectamente con la teoría tratadistica. 16 Detrás de este recato está el secreto recomendado desde Andrés el Capellán (De A more, p. 223), hasta Castiglione (op.cit., p. 433) y Nobili (op.cit., fo. 54v),que hacen hincapié en el disimulo. ‘~ Se debe sobreentender un trato de proximidad en el que es posible, además de la conversación y el trato, el contado con la mano y el beso. Así loreconoce Castiglione (op.cit., p. 524) que incluye el intercambio de secretos y la confianza entre los enamorados, como base firme de sus relaciones. Aquí

.336- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO campos y las frentes, y todo se po/[l3v]/dia fiar de la bondad de Mendino y del valor de Elisa. Aunque no en la opinión de Filis, hermosa ninfa del Tajo, que amando secretamente a Mendino, sin osar descubrirle su intención, combatida de amor y celos, muchas veces los buscaba y, con fingida amistad acompafléndolos, escudriñaba sus pechos sin entender el pastor que Fiis le amaba, ni Elisa que le aborrecía. Pues, como un día entre otros, Elisa, Filis y Clon, Mendino, Galafrón y Castalio se hallasen juntos a la sombra y frescura de un manso arroyo,’5 habiendo pasado gran rato en dulces pláticas y razones, ya que el sol iba igualando los campos y los sotos, Galafrón, incitado de los demás pastores, sacó la lira y la acompañé cantando.

GALAFRÓN’9 Pastora, tus ojos bellos mi cielo puedo llamallos, pues en llegando a mirallos se me pasa el alma a ellos.

Ojos cuya perfección desprecia humanos despojos, los ojos los llamen ojos, que el alma sabe quién son.

Pastora, la fUerza delios por cielo hace estimallos, pues viene junto el mirallos, 414r]I y el pasarse el alma a ellos.

Muchas cosas dan señal aparece como prolepsis loque será un grado de intimidad grande a la horade proteger sus amores de otros pretendientes. ‘~ Estos lugares amenos van a menudear en la narración en su cruce temporal indeterminado de un día, por un día cualquiera. Son la mejor forma de insertar la poesía que se va desgranando por todo el libro. ‘~ Elpoeta de los ojos lo Hama Menéndez Pelayo (Orígenes de la novela, II CSIC, Madrid, 1961 p. 325) y esta es la primera muestra de las muchas composiciones dedicadas a los ojos de su amada. Se trata de una canción trovadoresca, como las que incluye Montemayor en su Diana, donde las cinco redondillas que integran la canción se distribuyen con la glosa del tema inicial en las estrofas pares, (con rima abrazada) y dos vueltas en las estrofas tercera y quinta. Junto a esto las redondillas de vuelta recogen en partelos versos 3-4. Se ha alabado por la crítica el uso del autor del verso octosílabo; este es un buen ejemplo donde se sirve del verso agudo justo en las estrofas segunda y cuarta. Estas alternan con las otras tres estrofas que consiguen su unidad por medio de la rina reiterada, mientras que entre estas dos estrofas la relación depende del primer y último verso que terminan en palabra aguda. En sus octosílabos encierra la teoría de los espíritus sutiles por la que el alma de los enamorados se trasvasan al cuerpo del otro y en este intercambiode almas se producen una muerte y dos resurrecciones (Ficino,cit., p. 4146). Por este fenómeno el alma del amante vive en el cuerpo del enamorado. A. Oquendo (“Sobre un tema de Montemayor”, Boletíndel Instituto Riva-Agz2ero, 1 (195 l,l9$2)p. 367-383),raslrea este asunto de los ojos en trovadores occitánicos y comenta cómo los ojos son los instrumentos por los cuales amor se introduce en el cuerpo del amante (ji 368).

- 337 - EL PASTOR DE FLIDA

de esta verdad sin recelo, que tus ojos son del cielo y su poder celestial.

Pastora, pues solo vellos fuerza el corazón a amalles, y la gloria de mirallos a pasarse el alma a ellos.

Elisa fue en quien menos Galafrón puso los ojos mientras duró su. canto, y aun ella la que menos estuvo en él, pero todos conocieron el recato del pasto?0 y el> desdén de la pastora,21 y no osando alabarle a él por ella, ni hablarla a ella en él, to~les caLban hasta que Mendino al son del rabel con esta canción rompió el silencio. MENDINO22 Si tanto gana, pastora, quien mira tus ojos bellos

1qué hará el mirado dellos!

Entre mirarse y nurar la ventaja es conocida, como de buscar la vida a venir ella a buscar. No le queda qué hallar a aquel que merece vellos, sino ser mirado delios.

Aunque en su luz sin igual /[14v]¡ no puede haber competencia por oficio hay diferencia de más y menos caudal, que si el medio principal del deseo es conocellos, el fm, ser mirado delios.

20 El recato en el pastor es condición obligada en todo hombre de buenjuicio (Castiglione, op.cit., p. 215) del que podrá enamararse cualquier dama por descubrir en él prudencia y discreción demostradas en este aspecto. 21 El desdén de la pastora tiene que ver también con la protección de su honra, punto esencial quejunto a su hermosura, deben ser los aspectos básicos por los que se diferencie del hombre (Castiglione. op.cit., p. 350). 22 La segunda composición que tiene por tema los ojos adopta la siguiente forma: a un villancico inicial de tres versos octosílabos (abb) siguen dos estrofas o pies de siete versos, también octosílabos (cddc:cbb) cuyos dos últimos versos repiten la rima de los dos últimos versos del estribillo. En un desarrolla muy conceptualizado entremirary ser mirado, que sustituye a amar y ser amado, juega con la distribución de versos agudos para demostrar0ysu50)virtuosismoaunque haya-endistribuyendocada estrofaen sendasla mismaestrofasrimatresparaversoslos tresdeversosrima aguda(mfrar. buscar,en la mismahallarposicióne igual,(10,caudal,4 principal). Entre-estas palabras se establece ciertojuego conceptitra* repartirseel campo semántico que comparten entre ellas, y al desembocar, unas y otras, en la misma conclusión que quedó establecida desde el principio en el villancico.

- 338 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO

Este breve cantar, dilatado con dulce son y agradable armonía,23 escuchó Elisa con rostro alegre y grave, y los demás con mucha atención y gusto. Y ya que el gentil Castalio las manos en el rabel y los ojos en la bella Clon acrecentarle quería, vieron venir al arroyo los dos apuestos pastores, Bruno y Turino, éste nuevamente cautivo y aquél escapado del amor, siendo verdad que poco antes fue Bruno el amante y Turino el descuidado.24 Pero a todo bastó la hermosura y aspereza de Filis2’ esta misma Filis que a Mendino secretamente amaba. Pues como agora los dos pastores llegaron y vieron la causa, uno de su presente y otro de su pasado daño, ambos de estos pastores admitidos y ambos de ellos mismos rogados, ambos las manos en las liras, de esta arte Bruno y así Turino cantaron:

BRUNO26 Id, mis cuidados de rigor vestidos por los peñascos de dureza llenos, que allí aun seréis por ásperos tenidos.

TURINO /1151/ Venios a mí, llenad entrmnbos senos de cuerpo y alma, que el que os busca y llama, cuando sois más os tiene por más~buenos.

BRUNO Bien gana gloria, bien consigue ~nxa quien por amar a solo su enemigo

23 Van a ser muy típicas estas ponderaciones sobre las composiciones y la música que las acompaña en correspondencia con lo que, ajuicio del conde Ludovico de Canosa, debe conocer un cortesano: el arte musical y sus instrumentos (Castiglione, op.cit., p. 187). 24 Este juego de alternancias parecen representar una misma situación en dos estados diferentes. Se trata de dos personajes itinerantes que no volverán a aparecer hasta la quinta parte. En ella cantarán unas composiciones en forma de villancico, donde a la inestabilidad del amor responden con la constancia de su animo. 25 Las pastoras en Gálvez de Montalvo demuestran con notable facilidad sus cualidades de graves y severas. Esta otra, la aspereza, va a estar presente junto a la mutabilidad del amor en el sexo femenino en más de una pastora. Esto mismo ha promovido un juicio desfavorable en la crítica a la hora de considerar la presencia del neoplatonismo en el libro (Avalle-Arce, 1975: p. 153; Solé-Luis, 1980: p. 119; Osuna,1972: p. 235, Cull,1984: ji 295) si bien hay que considerar que esta cosmovisión está matizada desde distintas perspectivas, entre otras los tratados filográficos y el saber poético cancioneril de Gálvez de Montalvo. 26 Es la primera composición que utiliza el endecasílabo. A los tercetos encadenados siguen cuatro estrofas polimétricas que en su combinación de heptasilabos y endecasílabos conforman unos sextetos alirados que se enmarcan, finalmente, por una serie de endecasílabos de rima encadenada. No han sido los versos de artemayor los más alabados por la crítica. Siempre se ha destacado su maestría y habilidad versificatoria en el octosílabo. En esta primera muestra no se puededetectar un uso del endecasílabo por el que pudiera ser recordado entre los grandes poetas que lo cultivaron. Pero si aparece una constante que supone la combinación de diferentes metros en una misma composición. De modo que se puede observar la inclusión de los sextetos aIrados (aBaBcC) que coincide en su distribución de la rima con la usada por fray Luis de León en las traducciones de Horacio. (A. Quilis, Métrica española, Ariel, Barcelona, 1986, p. 105).

-339- EL PASTOR DE FUJDA

de sí se olvida y su salud desama.

TURINO Al cielo, Filis, quiero por testigo, Filis hermosa, que me importa amarte, cuando procuro no estar mal conmigo.

BRUNO Miedos a una, celos a otra parte, vayan y vengan fáciles antojos en cuyo gusto el alma tenga parte.

TURNO Si para mí nacieron los enojos, ¿cómo podré no sujetar eLcuello al yugo amado sobre entrambos ojos?

BRUNO Ya que te ves colgado de un cabello, y tu esperanza encomendada al viento, ¿qué piensas ver en recompensa dello?

TURNO Cuando no vea más de mitormento, y aquel valor que es ocasión del daño es paga justa de mi perdimiento.

BRUNO Mira y verás tu engaño, ¡[15v]! que tu garganta con placer desnuda, y el presto desengaño el duro lazo al tierno cuello afluda. La leña pone luego y tu fe misma está soplando el fuego.

TURNO Los claros ojos miro de quien el alma vida o muerte quiere, que allí sólo respiro, dónde el dolor con más rigor me hiere y aquella hermosura es el Abril de mi mayor frescura.

BRUNO ¡Oh desdén, santo y pío! Hágate el mundo un soberano templo y el fiel corazón mio se ponga allí en mi muerte por ejemplo,

y con él sean- colgadas - estas cadenas rotas de apretadas.

340 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

TURINO A ti solo consagro, amor, por tuyas todas mis prisiones, que en el camino agro en que a tu gusto mis pisadas-pones más aliviado ando, cuando las llevo por tu honor rastrando.

BRUNO Vive penando entre cuidados tristes.

TURINO /[16r]/ Cuenta tus chistes entre los pastores.

BRUNO Bebe dolores, sudarás fatigas.

TURINO Come tus migas, vivirás contento.

BRUNO Haz en el viento muros y castillos.

TURINO Haz tú a los grillos jaulas de la avena.

BRUNO Siembra en la arena, perderás cuidado.

TURINO Y sin perderle, quedaré pagado.

Si la hermosa Filis no fiera tan graciosa y tan discreta, pudiérase cansar de estas canciones, porque igualmente el cautivo y el exento la enfadaban, mas viendo que los demás con tanto deleite los oían, la pastora hizo lo mismo hasta el fm, que como los pastores se metieron en cuestión de firmezas y mudanzas, ella se volvió a Elisa y, a poco rato, despedidas de los pastores, se entraron por la espesura de los árboles con poco gusto de todos y menos de Mendino, que las quisiera seguir, pero no pudo, que Galafrón por diversa parte le llevó hablando, y cuando le vido en soledad favorable a su intención primero alabé la hermosura y discreción de ¡[16v]! Filis, el caudal y suerte y, sobre todo, el trato tan lleno de bondad y llaneza. Después le aconsejó que pusiese en eUa el pensamiento, pues en otra ninguna estaría tan bien ocupado. No le pareció al cortés Mendino despreciar alguna de estas cosas, pero menos le salió al empleo, y como

-341 - EL PASTOR DE FILIDA

no era esto lo que Galafrón buscaba, declaróse más y dijo que él sabía que le amaba Filis. Mendino hizo la estimación debida y tras largas razones a más ver, se despidieron los dos, y guiaron a sus ganados que en el amparo de nobles mayorales y pastores los tenían.27 Graciosa cosa que Filis hizo el mismo oficio con Elisa, pidiéndola que amase a Galafrón, pues su valor y su fe lo merecían, de do se deja entender que Galafrén y Filis estaban de concierto, y aunque Galafrón a Mendino y Filis a Elisa se encargaron el secreto, no por eso Mendino y Elisa le guardaron. Y bueno fiera que los dos se celaran ningún proprio acaecimiento; esta fiera la falta que sin eso otro la hubo.28 Quedóse en quien entendió que entre Mendino y Elisa podía, habiendo sola un alma haber más de un corazón.29 Discreta era Elisa y, viendo que Filis enamorada y celosa los podría dañar, aconsejó a Mendino que con apariencias la entretuviese, y serviría de más seguridad y secreto en sus veras; lo mismo quiso Mendino que Elisa hiciese con Galafrón, y el ponerse ansi por obra fije causa /[17r]/ en ellos de mayor deleite, porque las horas que los dos verdaderos amantes se hurtaban de todos para solos verse y conversarse30 con toda aquella bondad que dos almas desnudas lo pudieran hacer, no era la peor parte el contarse lo que a él con Filis y a ella con Galafrón les sucedía. Ved si Mendino y Elisa

27 A la estratificación social entre rabadanes, mayorales, pastores y zagales obedece y responde la justificación del ocio pastoril. Hay aquí ya un adelantode lo que será aducido como ironía del autor en la sexta parte,y que no es más queuna progresiva explanación verosímil del estilo de vida de los pastores. 25 Alusión encubierta que anticipa un tipo defalta por la que el éxito de sus relaciones desemboca en el fracaso por la muerte de Elisa. Aunque en todo lo demás ambos configuran el ideal que se exige para conseguir el goce del bien deseado. En este caso consiste en comunicarse todo entre ellos sin que se oculten nada (Castiglione, op.cit. p. 524). Apane deque en este aspecto renuevan desde su grado de confidencialidad los valores quepan un amor casto y fiel vienen tratando los stilnovistas, la concepción

del amor cortésy Andrés el Capellán (Singer, op.cit., p. 41 y Denomy, citado por Boase , op.cit., p. 39- 40). 29 Se puede detectar en esta afirmación la idea ficiniana de que el único constituyente básico del ser humano es el alma. Según se observa este factor aparecejusto en el momento en que el estado amoroso de los personajes ha culminado y comparten una sola alma (Ficino, op.cit., p. 70). Además de suponer el trasvase de las almas y la convergencia de voluntades que hace al amante depender de la amada (Hebreo, op.cit., p. 41; Capellán, op.cit., p. 103). Esto mismo los lleva a disfrutar del amor verdadero que, en palabras del Bembo (op.cit., p. 337), conviene al enamorado en un ser templado y honesto. Más adelante los califica de “verdaderos amantes” y de ser “dos almas desnudas” que gozan de la bondad de su amor y de su sinceridad. 30 La vista y el oído son losmedios menos materiales de apreciar y gozar la belleza y son considerados por Castiglione ministros de larazón (op.cit.. p. 522). De ellos Caivi asegura que son los que están menos mezclados de pesar>’ dolorpor ser más espirituales (op.cit., fo. 36r). También en Nobili (op.cit., fo. 54r-54v).

- 342 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO vivirían contentos, pues Galafrón y Filis también lo estaban hasta que no Ibító quien lo viniese a turbar en todos.3’ Murió Padelio22 noble y próspero rabadán, y vino al Tajo a heredar sus rebaños Padileo, su hermano mancebo, sabio y galán. Y quitando los ojos de la herencia, los puso en la belleza de Elisa, con tanta solicitud y ardimiento, que de día en sus cabañas con el viejo Sileno, que su grande amigo era, y de noche cercándolas con sus proprios pastores, jamás faltaba. Esto a gran costa y pesar de Mendino y no menos de Elisa, porque estorbadas las horas de su contento, los dos andaban tan sin él que, fácilmente, se les echaba de ver. Y lo peor fue que Sileno con sospecha o aviso se recelé de entrambos. Creció el cuidado en Mendino y perdiendo el respeto a su recato,33 los días velaba y las noches no dormía. Y no es posible menos a quien ama en competencia, aunque verdaderamente se vea triunfando de su enemigo.34 De esta diligencia Pad-ifro, celoso, acrecentó la suya, y Galafrón y Filis 437v]! vieron su perdición, que en los tiempos adversos nadie sabe fingir. Nublados fueron estos que en Padileo tronaron, en Mendino y Elisa turbaron la luz, y en los ojos de Galafrón y Filis llovieron. Y no por eso cesaron, pues viéndose Elisa en tanto dolor y a su querido amante confuso y triste, e imposibilitada de poderle consolar, quiso hacerlo por escrito, y con el zagal Sirio le envió una letra que decía:

ELISA35

~‘ En todas las relaciones de las parejas que pueblan la ribera del Tajo este inconveniente del enamorado ajeno que constituye una amenaza para los enamorados conforma un motivo recurrente que adopta diversas manifestaciones en cada caso. 32 La presencia de la muerte en el libro hace pensar a Avalle-Mce (op.cit., p. 146) que se debe a la temporalidad que domina toda la narración desde la recreación de su propio vivir. Sin embargo, la muerte está presente en el género como una constante tal y como lo ha estudiado para el caso de La Diana KM. Damiani, “Et iii Arcadia Ego”: Death in La Diana of Jorge de Montemayor”, Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, 8 n0 1(1983), (p. 1-19). Este crítico observa el simbolismo que adopta en la novela y las fUnciones artísticas y didácticas. En Gálvez de Montalvo parece que tiene una fUnción argumental y, posiblemente, didáctica en el caso de Elisa. Si en el primero le sirve de recurso para introducir, justificadamente, un personaje que tendrá incidencia sobre el devenir de otros, en el segundo, la muerte de Elisa se convierte en un final que conforma un deus er machina con moralidad incluida. ~ Comienza una serie de errores que desestabilizan la perfección lograda en sus amores. Lo primero corresponde a la pérdidadel disimulo que incide directamente en el secreto estipulado y que los enamorados habían mantenido hasta el momento. De ahí que, más adelante, un nuevo juicio del narrador- autor sobre los “tiempos adversos” introduzca ya no sólo el pensamiento y el recuerdodel autor, sino, sobre todo, la anécdota vivida de alguien que no sabe fingir cuando la realidad impone su dominio frente al ideal teorizado. ~ Parece una intromisión del pensamiento del propio autor en recuerdo de sus contrariados amores. “ Es la segunda carta que se inserta en esta primera parte. Pero a diferencia de la otra está versificada. Para ello Gálvez de Montalvo utiliza la copla castellana (abba:cddc).

- 343 - EL PASTOR DE FILWA

Es el papel en que escribo el corazón que os he dado y el estilo, mal limado, el mismo mal en que vivo. El agotado licor de mis entrañas, la tinta, y la pluma que le prnta es con la que vuela an~r.

Recebid esta embajada, a vos solo dirigida, de una libertad perdida y una voluntad ganad~, aunque por aqueste modo pagados vamos los dos, pues que hallo en solo vos todo lo que pierdo en todo.

Viviendo sola y ausente de mi propria compañía, agravio al alma seria /[l8r]/ preguntarle lo que siente. Si a descubrirlo me ofrezco en vano me cansaré, pues se ha de entender por fe o por mi que lo padezco.

Estas montañas a una testigos firmes me son, que lo es más mi corazón a los golpes de Fortuna; y este noble, humilde techo, que de albergaros fúe dino sabe que solo Mendino puede caber en mi pecho.

Moradas de hombres y fieras conocen esta verdad, que mi mucha voluntad no se extiende a menos veras. Y si vos de aqueste mtento lo cierto queréis sentir srn alma podré vivir con vuestro conocimiento.

Si no-excusáis el dolor tenelde de yerme asi, con tal que me deis a mi el vuestro todo, pas#er. Mas no me contenta, no,

-344- LUIS GALVEZ DE MONTALVO

haceros tal demasía; más a cuento me vendría pagar por entrambos yo. ¡[18v]!

Si por ventura estimáis más mi fe que vuestro gusto a tiempo estamos que es justo que mostréis lo que me amáis, pues puedo y quiero juraros, ansi me vala el quereros, que cuanto pierdo de veros lo voy cobrando en amaros.36 El que dañarnos pretende aqueste cargo nos echa, si en estorbarse aprovecha, que en aprovechar se ofende. Y no mejuzguéis culpada en su yana pretensión, pues sola vuestra opimón me hace a mi deseada.

Él vela noches y días con enojo suyo y nuestro, mas yo os ofrezco por vuestro el fruto de sus porfias. Él verá, por más que haga, el poco rastro que deja, y siendo suya la queja veréis vos vuestra la paga.

Imposible me es quererle, y aun no dejar él de amarme, que cansárale el cansarme, más que a mí el aborrecerle. Su bien y su mal igualo, /[19r]/ y por ponerle más freno ¡u le encenderé con bueno, ¡u le indignaré con maíoP

Si estos medios no sontales, dadme vos otros mejores, que aunque me los déis peores, me serán los más cabales.

36 La imagen del amado trasladada al alma del amante es la consecuencia que tiene el trasvase de almas por medio de los espíritu sutiles y que por depender de la mirada hace necesaria surenovación periódica. Aunque aquí parece afirmar la permanencia indeleble de la imagen plasmada en el ahna, la cual recrea la del amado con ayuda de la memoria y sin necesidad de renovar la visión. (Ficino, op.cit., p. 134). “ Recoge la idea de la necesidad de guardar el debido disimulo por el que no comprometerse con los galanteos y que, a la vez, permita salir airosa a la dama sin menoscabo de su honra, además de no dar o quitar esperanzas al enamorado (Castiglione, op.cit., p. 418).

- 345- EL PASTOR DE FILIIJA

Esto es lo que amor me enseña, y lo que compro barato, siendo de cera en el trato yen la firmeza de peña.38 Ausencias, muertes, debates, adversidades y antojos son el toque en que a los ojos muestra la fe sus quilates. Los suyos os mostrará la mía, con tal exceso que la tomaréis sin peso y después no os pesará.

Y pues tan claro veréis que es mi fe tan viva y cierta, porque no parezca muerta mandalda obrar y veréis cómo atropella al momento honsa y vida sin temor, porque no hay vida ni honor ifiera de vuestro contento.

Andando a solas un poco ayer, sin vos y sin mi, ¡(19v]! en un álamo leí: “nunca mucho costó poco” ~ Mas yo que sé cómo lucho con deseo y con trabajo, borrélo y puse debajo: “nunca mucho costó mucho”.

En el mar seguro y manso se anega el desconfiado, y al que espera ser premiado cualquier trabajo es descanso. Con la esperanza de gloria no puede haber mucha pena, que el que vence en la cadena mayor hace la victona.

Hay un muro en mi vergel, a la parte de la fUente, y un resquicio suficiente para hablarnos por él,

~ Suenan estos versos a una conjunción entre realidad y mundo ideal. Donde a la firmeza del surtimiento amoroso que proviene del ámbito literario del género pastoril y de la literatura de los tratadas, sezapanela normativa social impuesta desde larealidad. 39Mote o refrán antiguo que aparece en cl Cancionero general atribuido a-doña CatalinaManríque-(L Whinnom, Lo poesía amatoriade la época de los Reyes Católicos, University of Durham, 1981, p. 58).

-346- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

do podréis venir seguro, entre el norte y el lucero, que allí, pastor, os espero, y en Dios, de veros sin muro.

Aunque no fUera deseado, fuera de mucho contento en Mendino el papel de Elisa, pues vmiendo a tan buen tiempo, fácil es de entender cómo sería recebido y cómo celebrado. Quisiera el pastor poder mostrar su ale/[2OrVgria sin que fUera tan a costa suya, pero cerrándola dentro de su corazón se dispuso- a la siguiente noche,’~ que, a penas vido el silencio de ella, cuando, mudado el vestido, con un grueso bastón de encina con que acostumbrado estaba Mendino a despartir los toros en pelea y a derribar los osos en los montes, se salió de su cabaña y, rodeando la de Elisa, con atento oído y pies sordos, llegó al muro señalado, donde ya la pastora le esperaba y le avisó que aun no era tiempo para hablarle de espacio, que entretanto se fUese y tornase acompañado, porque Padileo no pudiese, como a solo ofenderle, ni como a ocupado hallarle. A esto Mendino obedeció, y aunque pudiera buscar a su buen primo Castalio o al galán Condón, su leal amigo, que con mucho gusto de Elisa era consabidor de este caso, no quiso más compañía que a Siralvo, uno de sus mayorales de quien fiaba mucho y más podía.4! Juntos se fueron a aquel secreto lugar42 y, quedando Siralvo a la entrada de él, de donde todas las del campo descubría, Mendino, por entre el muro y las peñas, lugar estrecho y sombrío, llegó al resquicio; y sentado sobre la húmida yerba, esperó y no mucho que presto vino la hermosa Elisa, que con su luz esclareció la noche y con su habla puso el día en el alma de Mendino. Allí hubo razones tier/[20v]/nas y turbadas, allí lágrimas y risas, ruegos y promesas y, sobre todo, amor y verdad que lo sazonaban.

~ Va a ser la noche protagonista de muchos encuentros, citas y conversaciones entre los pastores. Junto a ella el secreto y el recato tienen acogida en estos momentos, donde se explaya la intimidad como un sentimiento natural protegido por la oscuridad y alumbrado por la luz de la luna. El ambiente nocturno, como reconoce Montero en su edición de La Diana (Barcelona, Crítica, 1996, p. 139 nota 25) es extraflo a las convenciones del género, lo cual puede hacer pensar que,junto a los factores del secreto y la dificultad de acceso por lo intrincado del camino para llegar a determinados lugares, obedezca a una proyección psicológica concreta. De modo que la escena nocturna sólo aparece en el episodiode Belisa en consonancia con el carácter trágico y misterioso de la historia. En la Segunda Diana de Alonso Pérez también aparece la noche en un cuento relatado por Placindo y que recuerda el enredo de una comedia de capa y espada (libro séptimo). Sin embargo, la noche irrumpirá con toda su fUerza en La Galatea, tal y corno la estudia A. Egidoen “Topografla y cronografia en La Galatea”, Leccionescervantinas, Zaragoza, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, 1985 p. 49-93 (en especial p. 81 y ss.). ~ Esto obedece a la necesidad de confidente para los enamorados. Ese confidente ha de ayudar y aconsejar en las necesidades que se presenten. Ya era recomendadopor Andrés el Capellán (op.cit.,p. 319) y actualizado por Castiglione (op.cit., p. 439). 42 De secretos serán caracterizados muchos de los lugares y espacios en que se producen encuentros; también constituye un aspecto del ámbito buscado y deseado por los pastores.

- 347 - EL PASTOR DE FILILPA

No fue sola esta vez la que Mendino y Elisa por aquella parte se hablaron, pero no todas Mendino llevó a Siralvo que le acompaflasc, porque sabía que- el humilde pastor no lo era en pensamientos. Andaba furiosamente- herido de los amores de- FíIidt Fílida que, por lo menos, en hermosura era llamada sin par y en suerte no la. tenía.. Y como los días con la ocupación del ganado y el recelo de Vandalión43 y sus pastores, a donde Fílida estaba, no le daban lugar a procurar verla ni oírla, iba las noches y descansaba a vista de sus cabañas, y algunas veces veía a la misma Fílida.. que en compañía de sus pastoras salía a buscar la frescura de tas fuentes y entre los- árboles cantaba; y haciéndose encontrado con ellas no se esquivaba Fílida de oírle, ni de entender que la amaba, que bien sabía de Florela, pastora suya con quien Siralvo comunicaba su mal y de cuantos más al pastor conocían, que cabía en su virtud su deseo.44 Esto entendía Mendino, y lastimoso de estorbarle muchas noches se iba solo a hablar a la hermosa Elisa, entre las cuales una el sospechoso Padileo le acechó y le vido y fue por mejor que, celoso y desconfiado, sin decir la causa de su movimiento, pidió luego por mujer a la hermosa y discreta /[21r]/ Albanisa, viuda del próspero Mendineo, hija del generoso Rabadán Coriano,45 que en la ribera del Henares vivía, y allí desde las antiguas cabañas de su padre apacentaba en la fértil ribera mil vacas, diez mil ovejas criaderas y otras tantas cabras en el monte, al gobierno de su mayoral Montano, padre de Siralvo, pastor de Mendino. Esta famosa empresa consiguió Padileo46 y, en conformidad de los deudos de una y otra parte, partió del Tajo, acompañado de los mejores rabadanes de él y el mismo Mendino, que muy deudo y amigo era de la gentil Albanisa. Y desposado y contento, con el mayor gasajo y fiesta que-jamás se vide- entre pastores, volvió de Henares con la cara esposa, enriqueciendo de beldad y valor el Tajo y su ribera.

~ Para identificar a este personaje, Rodríguez Marín en su discurso (op.cit., p. 46) loconvierte en Vandalio en su significado de andaluz y lo supone alusión a don Pedro Girón, hermanode doña Magdalena, la Elida de Siralvo, encargado de buscarle marido después de la muerte de su padre, don Juan Téllez Girón, condede tireña. ~ Sintetiza todo cuanto el lectornecesita saber sobre la situación y el estado amoroso de la pareja protagonista. De lo que se puede deducir que su amor se fimdamenta en la vista, e] oído, el mutuo y recíproco amor que sobre tales bases se sustenta y la periodicidad de sus encuentros. Todo se contsponde con lo teorizado en los tratados. ~‘ Mayáns y Sisear en su introducción (pár. 21, pág. XXVI-XiXVII) lo identifica con elmarqués de Coria. 46 Esta extraña reacción del personaje creo que obedece a un código caballeresco del amor heredado desde Andrés el Capellán, pero que debería estar presente en todo el ambiente cultural de la época y por el cual todo caballero del amor debe evitar todo tipo de pleitos y riñas y, en loposible, solucionarlos (op.cit., p. 117-121). En esta reacción, por tanto, se encierra toda una cosmovisión que propicia la convivencia pacífica.

-348- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

De esta suerte quedó contento Mendino y pagado Padileo y Elisa pagada y contenta, y como de nuevo comenzó Mendino en sus amores y, forzosamente, a fingir con Filis y Elisa con Galafrón, que no les importaba menos que el sosiego. Y sin más industria de ellos, el viejo Sileno aseguró su pecho y el trato como primero, y con más deleite tomó en todos, y los placeres y fiestas lo mismo, porque para cualquier género de ejercicio había en la ribera bastantísima compañía: en fUerza y maña Mendino, Castalio, Cardenio y Condón; en la divina alteza de la poesía Arciolo, Tirsi, Cam/[21v]/piano47 y Siralvo; en la música y canto con la hermosa Belisa, Sasio, Matunto,48 Filardo y Arsiano, aunque a la sazón Filardo, enamorado de la pastora Filena y celoso de Pradelio, andaba retirado con mucho desgusto de todos, que nadie probaba su amistad que no le amase por su nobleza y trato.49 Pero de muchas bellas pastoras favorecido, amaba a sola Filena, y sola ella le aborrecía, siendo verdad que otro tiempo le estimaba. Pero cansóse el amor, como otras veces suele50 y, con todo eso, Filardo, tan cortés y leal que se escondía a quejarse, y en la mayor soledad5’ encubría sus celos.52 Solos estaban Condón y Mendino junto a una fUente que al pie de una vieja noguera manaba, cubierta por la parte del oriente de una alta roca que alargando la

~‘ Menéndez Pelayo (Origenes II, p. 328)hace corresponder a Arciolo, Alonso de Ercilla; a Tirsi, Francisco de Figueroa; ya Campiano, el doctor Campuzano. ~ La identidad de estos personajes, según Menéndez Pelayo (op.cit., p. 328-329) y Avalle-Arce (op.cit., 145) se corresponde con los músicos Matute y Sasa. Se produce aquí la presentación de un buen número de personajes entre los que simplemente Filardo será el que tengaun cierto protagonismo. De ese ¡nodo d narrador incluye en la primera partetodos los personajes que tendrán presencia en el libro y cuyas trayectorias ocuparán el argumento general. Con Filardo entrarán Filena y Pradelio, con los que constituye un triángulo amoroso que evolucionará paulatinamente junto a la introducción de otros personajes. <>Esta intromisión de un pensamiento propio del autor es un nuevo indicio de la presencia de un vivir que condiciona el género pastoril. Pero no creo, como dice Avalle-Arce (op.cit.,p. 151), que suponga una desorientación conceptualcon respecto al amor. Sus personajes viven integramente un tipo de amor dado por los tratados y que ha encontrado en los libros de pastores la forma que lo sustente. Gálvez de Montalvo, sólo, se sirve del género para insuflarle un conocimiento teórico y práctico; estas exclamaciones no corresponden al sentir de los pastores, son expresiones, enjuiciamientos, que vienen desde el recuerdo de una experiencia que se adapta al transcurrir amoroso del pastor que mantiene intacta su concepción amorosa. Por ella será capaz de remontar una situación dificily, en peregrinajede amor, alcanzar la cota del amor verdadero. Portanto, no hay esa desorientación, sí hay “manipulación” que proviene de la vida proyectada en el libro. ‘~ La soledad nunca se hace efectiva en el ámbito pastoril como reconoce Vossler en “La soledad en la poesía española?, Revista de Occidente, Madrid, 1941 (y.94). Además deque nunca se trata de auténtica soledad. En el caso de Filardo parece más bien recordar los valores deduelo, tristeza, queja, languidezy nostalgia que ya habíaadquirido la palabra desde los trovadores galaico-portugueses, como atestigua Vossler en su artículo (p.l 1). 52 La primera muestra por la que el personaje se mantiene en la línea establecida por el género es la presencia de los celos, la búsqueda de la soledad y la necesidad de expresar su sufrimiento a través del canto. Sin olvidar que con su caracterización de cortés y leal incide en aquellas particularidades que llegan al personaje pastoril de otro ámbito: el cortesano.

- 349 - EL PASTOR DE FUInA mañana gozaban de más frescura y secreto,53 cuando por un estrecho sendero54 vieron venir a Filardo buscando la soledad para sus quejas. Y al mismo tiempo fueron de él sentidos y, viendo ocupado el lugar que él buscaba, quiso volverse, pero los dos no lo consintieron. Antes Mendino le rogó que llegase y, llegado Condón, le pidió que tañese y, tañendo ambos, le incitaron al canto, que comedido y afable no se pudo excusar, ni aquí su canción que fue esta: FILARDO55 Vuestra beldad, vuestro valor, pastora, contrarios son al que su fuerza trata, /[22r]I que si la hermosura le enamora la gravedad de la ocasión le mata. Los contentos del alma que os adora, el temor los persigue y desbarata; luchan mi amor y mi desconfianza. Crece el deseo y mengua la esperanza.

Los venturosos ojos del que os mira os juzgan por r-e~alo-del tormento, y el alma triste; que-por vos sospira, por rabia y perdición del pensamiento. Esa beldad que al corazón admira,

~ De nuevo la mdicación de ser un lugar reservado a los que lo conocen y, por tanto, adecuadopara los que buscan la soledad y disfrutar de la amenidad del lugar. Una ffiente, una noguera y una roca que encubre el lugar y produce una fresca sombra son los rasgos identificativos de éste. En la narración de Gálvez de Montalvo no hay un lugar emblemático donde confluyan los personajes como la fluente de los alisos en La Diana. Aquí los lugares, dentro de los rasgos comunes del tópico, reúnen una serie de peculiaridades que los diferencia entre sí. Esto exige, por parte del autor, un creciente despliegue de características novedosas que procuran descripciones cada vez más prolijas y detalladas, e incide en su virtuosismo descriptivo. Para el paisaje ideal y sus características, véase E.R. Curtius, Literatura europea y EdadMedia latina, Madrid, FCE, 1984 (p. 263-289).

~‘ Otro de los rasgos constantes de los medios para acceder a estos lugares secretos es el de los senderos estrechos. En afinidad con el secreto también incorporan un valor simbólico que se dirige a la caracterización del personaje y su trayectoria amorosa. ~ En esta composición, formada por seis octavas, ya demuestra Gálvez de Montalvo el gusto que tendrá por combinar la forma italianizante con contenidos más propios de la poesía cancioneril. Sin descripciones de la damao de la naturaleza, las octavas representan un estado emocional que reposa en la contraposición, reiterada en el último verso de cada estrofa, entre el deseo y la esperanza. La amada aparece bajo el ténnino de beldad o hermosura y, en otra metonimia, el poeta es representado por sus ojos o por su alma. Entre ambos se entablauna contiendaque puede hacerse extensible a los dos estados representados por el deseo y la esperanza. El deseo impera y aumenta frente a la mengua de la esperanza. Ambos estados anímicos dominan la composición y aunque no llegan a constituir una alegoría plena no permiten un desarrollo más humano y menos abstracto. La composición evoluciona en finción de los contrarios que van ligándose por medio de encabalgamientos oracionales que permiten dotar al endecasílabo de un fluir más melodioso que el de la primera composición italianizante. La preocupación por el contenido contribuye a la construcción de un verso menos atento a la forma estética, aparte de la deuda con la poesía cancionenil En la última estro~ se puede apreciar el uso que Gálvez de Montalvo hace de la ¡mitat¡o. La imagen de la planta abatida por el viento-se suma a la de la misma planta que pierde el fruto y que ya es tradicional desde el mismo Virgilio, a juicio de lo que dice Manero Sorolla (op.cit., p. 345 y ss.). Aquí tiene una reminiscencia con “la imagen del árbol en relación al tema de la esperanza amorosa que se ve rota por el desdén de su dama” (p. 347), y que la autoraencuentra en algunas composiciones de Tansillo. Probablemente, Gálvez de Montalvo pudo inspirarse en los líricos italianos y cerrar su composición pseudoalegorizante con una imagen que lo afilia al ideariorenacentista.

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ese rigor que atierra el sufrimiento, puniéndolos el seso en su balanza, sube el deseo y baja la espetanza.

Aunque me vi llegado al fin de amaros ningún medio hallé de enterneceros, que como fUe forzoso el desearos lo fue el desconfiar de mereceros. El que goza la gloria de miraros y padece el dolor de conoceros, conocerá cuán poco bien se alcanza. Rey el deseo, esclava la esperanza.

Si propria obligación de hermosura es mansedumbre al alma que la estima, y al fuerte, do razón más asegura, tantos peligros voluntad anima, vaya para menguada mi ventura, pues lo más sano della me lastima. Mas si holgáis de ver mi mala andanza, ¡[22v]! viva el deseo y muera la esperanza.

Bien muestra amor su mano poderosa, pero no justiciera en mi cuidado, atando una esperanza tan medrosa al yugo de un deseo tan osado que, en cuanto aquel pretender, puede y osa. Ella desmedra, teme y cay al lado, que malpo&~ hacer buena alianza, fuerte el deseo y débil la esperanza.

La tierna planta que de flores llena el bravo viento coge sin abrigo, bate sus ramas y en sus senos suena, llévala, y torna, y vuélvela consigo; siembra la flor o al hielo la condena; piérdese el fruto, triunfa el enemigo; sin más reparo y con mayor pujanza, persigue mi deseo ami esperanza.56

Cantó Filardo y Mendino quedó de su canción muy lastimoso; Condón no, que estaba ausente de su bien y cuantos males no eran de ausencia le parecían fáciles de

56 Esta estrofa es aducida por Alonso Gamo (op.cít., p. 106) como un espléndido ejemplo del uso acertado del endecasílabo por partede Gálvez de Montalvo y que contrasta con los juicios negativos que Menéndez Pelayo (op.cit., p. 335) había emitido al respecto. Esta misma estrofa es citada por el ilustre polígrafo para ejemplificar con ella algún caso excepcional en el cultivo del endecasílabo por parte del autor en su libro. Curiosamente, se trata de la única estrofa donde se ofrecen las imágenes petrarquistas que chocan con el desarrollo pseudoalegorizante del resto del poema.

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sufrir. Cada uno siente su dolor57 y el de Filardo no era de olvidar que era de ob44e. Y ahora, después de haber alabado su cantar tan igual en la voz y el arte, los tres pastores se metieron en largas pláticas de diversas cosas y la última fue la ciencia de- la

Astrología, que grandes maestros de ella había en el Tajo.58 Allí estaba el grave Erión de I[23rj¡ quien después trataremos, el antiguo Salcino, el templado Micanio con otros muchos de igual prueba. Mas entre todos, Filardo alabé el gran saber de Sincero, y la

llaneza y claridad con que oía y daba sus respuestas. Por esto le dio gran gana a Mendino de verse con Sincero que muchos días había deseado saber adonde llegaba el arte de estos magos.59 Y como Filardo dijo que sabía su morada, los tres se concertaron

de buscarle el día siguiente antes que el sol estorbase su camino, con lo cual tomaron el de sus cabañas, donde cada uno a su modo pasó el día y la noche. Y ya que el alba y el

cuidado del concierto desterraron el sueño, Condón y Filardo buscaron a Mendino

cuando él salía de sus cabañas a buscarlos, y escogiendo la vía más breve y menos agra,

pasaron el monte y a dos millas que, por selvas y valles, anduvieron, en lo más secreto de un espeso soto hallaron un edificio de natura60 a manera de roca en una peña viva cercado de dos brazas de foso de agua clara hasta la mitad de la hondura. Aquí quiso

Filardo merecer la entrada y, sentado sobre la yerba, sacó la lira a cuyo son con este soneto despertó a Sincero.

“ Valoración propia del autor que introduce en la narración a raíz de la situación creada para el personaje y que contrasta con la del otro personaje presente. Con este juicio, además, el autor va creando una imagen que lo convierte en una figura que va adquiriendo una presenciry una capacidad departicipación cada vez más evidente.

SR Introduce otro de los errores por los que su relación adolecerá de las imperfecciones que no le permiten alcanzar el grado de perfecto cortesano-pastor. Además de que Castiglione (op.cit., p. 484) y Equicola (op.cit., fo. 1 57r) advierten en sus tratados sobre lo inadecuado del uso de las artes adivinatorias paratodo cortesano que se precie de buen cristiano. ~ Para abundar en mi tesistraigo las palabras que sobre este mago expone FA. de Armas (“Caves of Fame and Wisdom inte Spanish Pastoral Novel”, Siudies in Philology, 82 (1985) p. 332-358): “Sincero is tus notjust an astrólogo but also a mago. In other words, he goes beyond what for te times were te licit applications of star ¡ove”. (p. 348). Aduce el testimonio de la Reprobación de las supersticiones y hechicerías (1530) de Pedro Ciruelo, donde a las artes adivinatorias de los magos se las adscribe a la frísa astrología de que se sirven los magos a través de “pacto de amistad con el diablo” (fo. XXIv). Esto le lleva a la conclusión de que Sincero practica la falsa astrokgia, lo que sujxne una transgresión que debe ser pagada por quienes lo consultan. Para la presencia de otros magos en las anteriores pastoriles y en la Arcadia de Lope véase B. Mujica, “The wizard in te Spanish Pastoral Novel”, Homenaje a Humberto Piñera, Madrid, Playar, 1970 (p. 179-185). ~ Aparece por primera vez esta conjunción entre arte y naturaleza como componentes complementarios. A medida que transcurre la narración la relación se hace más intrincadademostrando que ambos tienden hacia la perfección, como dice D.H. Darst, “Renaissance Platonism and dic Spanish Pastoral Novel”, Hispania, 52 (1969), p. 384-392). También lo dice E.W. Tayler, NatureandArt in Renaissance Literature, Columbia University Press, 1966.

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FILARDO61 Si me hallase en Indias de contento y descubriese su mayor tesoro /[23v]/ en el lugar donde tristeza o lloro jamás hubiesen destemplado el viento.

Donde la voluntad y el pensamiento guardasen siempre al gusto su decoro, sin ti estaría, sin ti, que sola adoro, pobre, encogido, amargo y descontento.

Pues qué haré donde continuo suenan agfleros tristes de presente daño, proprio lugar de miserable suerte.

Y adonde mis amigos me condenan y es el cuchillo falsedad y engaño, y tú el verdugo que me das la muerte.

Con el postrero acento de Filardo abrió el mago una pequeña puerta y con aspecto grave y afables razones los saludó y convidó a su cueva. Pues con» tese aquello a lo que venían fácilmente aceptaron, y por una tabla que el mago tenía en el foso que sería de quince pies en largo, hecha a la propia medida, pasaron allá y entraron en aquel lugar inculto, donde, sentados sobre troncos y piedras, Sincero les dijo:

- No es el lugar de mi morada como de otros magos donde lo que hay menos que ver es el dueño. Aquí, en estas peñas cavadas, solo vivo y solo valgo, y aunque no a todos comunico mi pecho, bien sé, nobles pastores, que sois dignos de amor y reverencia. Mas vos Condón, ausente, y vos Filar/[j24r]/do, olvidado, perdonaréis por agora. Y vos Mendino oíd quién sois, y lo que de vos ha sido y será que dichoso es el hombre que sabe sus daños para hacerles reparo y sus bienes para alegrarse en ellos.

61 En este primer soneto se puede observar que usa las rimas abrazadas (ABBA:ABBA) que serán una constante en todos sus sonetos, y deja para los tercetos la combinación CDE:CDE. Gálvez de Montalvo contrapone en el soneto, dos momentos, donde a la firmeza amorosa de los ocho primeros versos, se enfrenta la inquietud del presente repleto de inconvenientes y problemas. El poeta se encuentra, trasladado en el espacio, en un lugar donde es posible la plenitud emocional, si no fiera por su ausencia, mientras que los tercetos lo devuelven al espacio real. Parece que, por el afán de originalidad, recupera el recuerdo del J->onmi ove ‘¡sote occide ¡fon e ¡‘erba del Petrarca y que, desde Horacio, dará ftutos estimables en todo nuestro Renacimiento (A. Prieto, Lapoesía española del siglo XVI, 1, Cátedra, Madrid, 1984, p. 67-80) con la canción IdeGarcilaso. Gálvez de Montalvo no sigue al pie de la letra la imitación de tales modelos, si se inspira en la idea y la adapta a su experiencia vital y poética, para lo que compone un soneto donde al traslado del poeta a un lugar ajeno y lejano al de su amada se contrapone el presente daño en el que todo se conjura en contra de su felicidad. Alonso Gamo lo considera una fiel muestra de la construcción petrarquesca en la que se produce una gradual escalada entre cuartetos y tercetos que culmina en el último verso (op.cit., p. 146).

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Y viendo que Mendino le prestaba atención en estas palabras, soltó su voz el mago:

62 Cuando NaturaS[NCEROcon atenta mano, viendo el ser soberano dtdn viene, el ser que el hombre tiene yes-dechado, do está representado yjuntrrtoda, quiso con nuevo modo hacer prueba maravillosa y nueva, no del pecho, cuyo poder y hecho a todo excede, pero de cuanto puede y cuanto—es-Ñena capacidad, terrena entbrtaleza, en gracia, en gentileza, en cortesía, en gala, en gallardía, en arte, en ciencia, en ingenio, en prudencia y en concepto, en virtud y respeto y, fmalmente, en cuanto propriamente acá enel suelo una muestra del cielo sea posible. Con la voz apacible, el rostro grave, como aquella que sabe cuanto muestra su poderosa diestra y sola abarca, invocando a la parca cuidadosa, “Obra tan generosa se te ofrece”, I[24r]/ le dice, “que parece menospreeio hacer caudal y precio de otraa]guna de cuantas con la luna se renuevan, o con el sol se ceban o fatigan, o a la sombra mitigan su trabajo. Tus hombros pon debajo de mi manto, obrador sacrosanto de tu ciencia, y con tal diligencia luego busca aquel copo que oflisca lo más dino que después del Austrino al mundoes solo. De los rayos de Apolo está vestide~ de beldad guarnecido, de limpieza allí acaba y empieza lo infinito. Es ave el sobrescrito sin segundo,

62 Utiliza para el panegírico del mecenas don Enrique de Mendoza y Aragón una tirada de 101 endecasílabos con rima encadenada, donde representa a la naturaleza que encarga a Láquesis la creación de un hombre excepcional. Este asunto está tomado, según Lida de Maildel (Estudiossobre la literatura española del siglo 2% Porrúa, Madrid, l9’77~de1Anticlaudianus de Antirufino (1182 ó 1183) de Main de Lille(p. 234 nota 53). Sobre Alain de Lifle

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a cuyo nombre el mundo se alboroza, de Mendoza y Mendoza sólo suena, donde la luz serena nos alegra, y a do la sombra negra nos espanta; agora te adelantaen el estilo y del copo tal hilo saca y tuerce, que por más que se esÑerce en obra y pueda mi mano, nunca exceda en otra a esta”. Dijo Natura y presta al mandamiento, Láquesis, con contento y regocijo, sacó del escondrijo de natura aquella estambre pura, aquel tesoro. Ciñó la rueca de oro, de oro el huso, y como se dispuso al ejercicio, la mano en el oficio, ansi ala hora, 425r]/ la voz clara, sonora a los loores: “Oid, los moradores de latierra, cuánta gloria se encierra en esta vida, qué hilo por medida más que humana aquí se cobra y gana el bien pasado, que del siglo dorado fue perdido. Este bien escogido por amparo, de bondad y reparo de los daños, que el tiempo en sus engaños nos ofrezca, porque resplandezca la luz muerta, la verdad halla puerta y la mentira cuchillo que la admira y nos consuela, y la virtud espuela, el vicio freno en quien lo menos bueno al mundo espante. Crece gentil infante Enrique, crece, que fortuna te ofrece tanta parte no que pueda pagarte con sus dones, pero con ocasiones, de tal suerte, que el que quiera ofenderte, o lo intentare, si a tu ojo apuntare el suyo salme, y su cólera ap]aque con su-da5o. Del proprio y del extraño serás visto y de todos bienquisto, infante mío. ¡Mas ay que el desvarío del tirano mundo cruel, temprano te amenaza! Tan áspero sin traza a tu contento que tendrás los tormentos por consuelo cuando e] amor del suelo lo más raro te diere, menos caro hará trato 425v]! que tendrás por barato de esta fiesta lo que la vida cuesta. Mas entiende que si el hado pretende darte asalto y que te halles falto de la gloria do estará tu memoria, el cielo mismo te infundirá un abismo de cordura

355 - EL PASTOR DE FILIDA

conque la desventura se mitigue, que, aunque muerte te obligue, cuanto ha hecho, rompa el ínclito pecho de tu padre, de claro abuelo y madre asentimiento, y el duro acaecimiento que te espera de que a tus ojos muera la luz bella de aquella, digo, aquelia que nacida será tu misma vida, muertos ellos. Serás la Fénix de ellos; crece ahora que ya la tierra llora por tenerte, por tratarte, y por verte y será presto”. Dijo Láquesis esto, y yo te digo que tú eres buen testigo en lo que ha sido, y si en lo no venido no reposas, esfliérzate en las cosas que te ofenden, que en el tiempo se entienden las verdades, y el franco pecho en las adversidades.

Ganoso anduvo Mendino de oír a Sincero, y valiérale más no haberlo hecho, porque una vez le oyó y mil se arrepintió de haberle oído. Imprimióse una imagen de muerte en su corazón que, si juntamente en él no estuviera la de Elisa, cayera sin duda en el postrer desmayo. /1126r]I Cruel fue Sincero con Mendino en afirmarle lo que tijera posible ser tan falso como verdadero, mas pocos hay que encubran su saber, aunque el mostrarlo sea a costa del amigo. Tal quedó el pastor que no fue poco poderse despedir del mago que, con ofertas y abrazos, salió con ellos hasta pasar del soto, donde se quedó, y ellos volvieron a la ribera que, al parecer de Mendino, ya no era lugar de contento, sino profundo de dolor, con quien anduvo luchando muchos días por no poderle excusar, y por hacerlo de que Elisa lo sintiese. ¡Oh cuántas veces el leal amador mostró placer en el rostro que en el alma era rabia y ponzoña! ¡Y cuántas veces su risa fue rayo que penetraba su pecho y aún los mismos ratos de la presencia de Elisa, que en muerte y afrenta le fueran consuelo, le eran allí desesperación!63 Y así no tenía gusto sm acíbar, ni trabajo con alivio. “¿Es posible” decía “que la celestial belleza de Elisa ha de fáltar a mis ojos? ¿Y que muerta Elisa, yo podré vivir, y mis esperanzas juntas con Elisa se harán polvo que lleve el viento? Primero mego a la deidad, donde todo se termina, que mude en mí la sentencia, y si no yo me la doy, Elisa, que ya que no sea poderoso para que no mueras lo seré, al menos, para no vivir”. Estas y tales razones decía MenI[26v]Idino a solas con la boca y

63 Gálvez de Montalvo ha recreado una situación dramática dondeel personaje puede encamar lo que Castiglione (op.cit., p. 433) dijo sobre los cortesanos queaspiren alideal, “ría muchas veces con los ojos y con la boca, cuando llora con el corazón y las entrañas”.

- 356 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO acompañado con el corazón. Y Elisa inocente de estos daños siempre se ocupaba en agradarle y engañar a Galafrón como Mendino a Filis. Tres veces se vistió el Tajo de verdura y otras tantas se despojó de ella,64 en tanto que Elisa sin sobresalto y Mendino siempre con él, gozaron de la mayor ~ y amor que jamás cupo en dos corazones humanos. Y al principio del tercero invierno, cuando el fresno de hoja y el campo de hermosura juntamente se despojó de vida el corazón de Mendino,65 no olvidado, no celoso ni ausente, menos que del alma, porque adoleció Elisa de grave enfermedad, y inútiles los remedios de la tierra, aquella alma pura, buscando los celestiales, desamparó aquel velo de tan soberana, natural belleza, dejando un dolor universal sobre la haz del mundo y una ventaja de todo en el pecho del sin ventura pastor que, aun para quejarse, no le quedó licencia. Solo por la soledad de los montes, buscaba a Elisa, y en lágrimas sacaba su corazón por los ojos, allí con aquellas peñas endurecidas comunicaba su terneza, y en ellas mismas ponia sentimiento. Con él lloraron Siralvo, Castalio y Condón; con él lloraron los montes y los ríos; con él las ninfas y pastoras. Mas nadie sentía que él lloraba. Gran pérdida fue aquella y grande el dolor de ser perdida, y muchos los que perdie427r]/ron. Esto se pudo ver por las majadas de Sileno donde no quedó pastor que no llorase y gimiese. Y desamparando las cubiertas cabañas, pasaban la nieve y el granizo por los montes las noches, y por los yermos los días, mayormente en el lugar do fue Elisa sepultada, en una gran piedra

64 Es esta una de las más marcadas diferencias con respecto a los anteriores libros del género. Prieto (Morfología de la novela, Planeta, Barcelona, 1975 p. 349-373) estudia el tiempo en las dos Dianas y comprueba que hasta llegar a la acción presenteque arranca desde el libro IV, las tres anteriores se ocupan del pasado como explicaciónde su situación actual, mientras que Gil Polo hereda esta misma situación y ladesarrolla en un corto espacio de tiempo. A. Egido (“Topografla y cronografla en Lo Galatea”, Lecciones cervantinas, p. 49-93) estudia el tiempo en ambas obrasy observa que en la de Gil Polo sólo transcurren tres días y dos noches, frente a los tres días con sus noches en lostres primeros libros de la Diana que se convierten en un acelerado sucederse desde el quinto (p. 61-62). Gálvez de Montalvo, por lo pronto, ha prescindido, en el arranque de la novela, del comienzo inmedias res, lo cual obliga a una consideración distinta del tiempo. Por tanto, no hay un pasado quejustiflque laacción que tiene un transcurrir presente desde el principio. En esta primera parte, Gálvez de Montalvo va dando cuenta desde el principio de la situación amorosa de todos y cada uno de sus personajes, y entre ellos el protagonismo de Mendino y Elisa le sirve como preámbulo introductorio que aclimata, en sus tres años de duración, el resto de los casos. Tantotiempo en esa primera parte le proporciona un margen de verosimilitud que lo ayuda a seguir surelato sin recurrir aexplicaciones que se apoyen en el pasado. Esto mismohace que se prolongue en un presente que va adquiriendo una sensación de eternidad dilatada en el estatismo de la falta de acción. 65 Constituye la segunda de las muertes que ocurren en el libro. Aparte del mayor o menor sentido moralizante,hay quetener en cuenta que la presencia de lamuerte en el ámbito pastoril está ya desde su mismo creador, Teócrito en su Primer idilio, aunque O. Quint (“Sannazaro: from OIj,heus to Proteus”,

Origin and Originallly iii .Renaissance Literature: Versions of the Source, Yale University Press, 1983) lo contraponga al sentido másconsolador de la elegía funeraria de la Bucólica Quinta de Virgilio (p. 53). En cualquiercaso A. Egido (op.cit.,p.73). mencionando a Panofsky, cree que en justa valoración a las elegías, a los espacios funerariosy a la presencia de la muerte se debetener en cuenta la Bucólica quinta de Virgilio, dedicada a la tumba de Dafne.

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coronada de una alta pirámide a la sombra de algunos árboles y a la frescura de algunas Rentes. Todos los rabadanes, pastoras y ninfas de más estima cubrieron sus frentes con dolor, y bañaron con lágrimas sus mejillas en compañía del anciano padre, donde Mendino, que más sentía, era quien menos mostraba por el decoro de Elisa y el estorbo de Filis.66 Y ansi, apartado donde de nadie podía ser visto ni oído, satisfacía a su voluntad en lágrimas sin medida y en quejas sin consuelo. Y cuando el bravo dolor le daba alguna licencia cantaba en vez de llorar, y peor era su canto que si llorara, que cuando el triste canta, más llora y más Mendino que de esta suerte cantaba:

MENTWNO67 Yéndote, señora mía, queda en tu lugar la muerte, que mal vivirá sin verte el que por verte vivía, /[27v]/ pero viendo que renaciste muriendo, muero yo con alegría.

En la temprana partida vieja fénix pareciste, pues tu vida escarneciste por escoger nueva vida. Sentiste la mejoría y, en sintiéndola, volaste.

~ El personaje, después de las faltas cometidas, parece que ha adquirido laperfección necesariapara todo cortesano. En momentos críticos, como este, es cuandodemuestra el valor adquirido en el aprendizaje que amor le ha enseñado. Este comportamiento asegurauna madurez intelectual que se ha ido configurando a través de las pruebas por las queha pasado. En este sentido, el amor queda reducido a su carácter espiritualy remite a la concepción de Ficino sobre el hombre constituidoúnicamente por el alma (op.cit., p. 70), o a la idea de Bembo del amorcomo vía de ascenso hacia la transcendencia (op.cit., p. 427). Pero la muerte trunca laposibilidad de disfrutarlo en sociedad, dondeFilis juega el papel de la presencia real de los inconvenientes que rodean a los enamorados. 67 Esta composición permite comprobar el virtuosismo de Gálvez de Montalvo así como su preferencia por elconceptismo de tradición cancioneriltendente a laabstracción. Aquí en este villancico de creación original, Gálvez de Montalvo compone un estribillo de siete versos (abba:cca) seguido de seis pies de once versos donde combina unas redondillas dobles más tres versos finales que repiten lamisma dma (deed:affa:cca), además de reiterar el tetrasílabocon que se introduce, ya no sólo por forma sino también por contenido: al ver corresponde, en equivalencia neoplatónica, el entendery elsaber de quien contempla la mejoríade la fállecidt Las redondillas suelen formar unidades sintáctica y semánticamente completas y dejan el pie quebrado en fimción de contraste entrecortado por el ritmo del tetrasílabo. El desarrollo abstracto de este poema, aldecir de AlonsoGamo (op.cit., p. 132), se mueve entre los conceptos de muerte, viday la comprensión que produce la alegríade saberla vencedora. Quedan reducidos a puros sentimientos de regocijo para ella y de agonia para él. Además el conceptismo de toda lacomposición reside en esta misma contraposición de términos, donde al gozo de ella se opone la tristeza de él, y al ámbito humano se enfraita el divino. No hay una comprensiónhumana del suceso, quedando todo envuelto en una consideración que prescinde de imágenes sustituidas por conceptualizaciones abstractas.

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¡Mas ay de aquel que dejaste triste, perdido y sin gula! Y entendiendo que te cobraste muriendo. se pierde con alegría.

El árbol fértil y bueno no da su fruto con brío hastaque es de su natio mudado a mejor terTeno. Por esto, señora mía, en eljardín soberano te traspuso aquella mano que acá sembrado te había; y entendiendo que allí te gozas viviendo, muero aquí con alegría.

Bien sé, Elisa, que convmo, y te 11w forzoso y llano, quitarte el vestido humano para ponerte el divino. /[ZSrjI Mas quien contigo vestía su alma, di, ¿qué hará, o qué consuelo tendrá quien sólo en ti le tenía, si no es viendo que tú te vistes muriendo de celestial alegría?

En esta ausencia mortal iene el consuelo desdén no porque te fuste al bien, mas porque quedé en el maL Y es tan fiera la osadía de mi rabiosa memoria que con el bien de tu gloria el mal de ausencia porfia; pero viendo que a] mal venciste muriendo, al fin, vence el alegría.

Es la gloria de tu suerte la fberza de mi cadena, porque no cese mi pena con la presurosa muerte, que esta no me convenía. Mas entonces lo hiciera cuando mil vidas tuviera que derramar cada día,

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pues sabiendo la que ganaste muriendo las diera con alegría. /[28v]/

Vi tu muerte tan perdido que no sentí pena della, porque de sólo temella, quedé tijera de sentido. Y a mi mal, pastora mia, da la rienda al sentimiento, siempre crece tu contento y el rigor de mi agoniía pero viendo que estás gozosa viviendo mi tristeza es alegría.

Así pasaba Mendino su congojosa vida, huyendo de los lugares donde de Elisa se trataba, honrándola o llorándola, porque para ella y para él era este recato de grande importancia, y así se entretema en sus cabañas con el vaquero Condón o con Castalio, su primo, lo más del tiempo. Y este, porque en amor no falte su costumbre, que es haber siempre quien de nuevo llore, Cardenio, enamorado de Clon, perdió el respeto a Castalio que más que a sí la quería, y la pidió en casamiento. Y el generoso padre de ella, viendo la igualdad de los dos ricos pastores en edad y suerte, y que ambos le pedían, y ambos eran dignos, y a Castalio heredero, y a Cardenio heredado, dio la palabra a Cardenio, y dejó a Castalio, de manera que estuvo mil veces por darse la muerte.68 En estos trances tan /[29r]/ dolorosos se pasó lo restante del mvíerno.. 69 No os he dicho nada de Galafrón, siendo mucho lo que hay que decir. Mas presto celebraremos el sepulcro de Elisa donde serán sus lágrimas las mejores, porque

68 La presencia de la rivalidad generadora de una violencia reprimida la estudia E. Mujica en “Violence in te Pastoral Novel from Sannazaro to Cervantes”, Hispano-Italie Studies, 1 (1976) (p. 39-55) quien considera queArcadia, laDiana y la Diana enamorada “are saturatedwith repressed violence”. (p. 49). La búsquedade una armonía artificial en el medio pastoril constituye una derivación de la violencia reprimidagenerada por las emociones humanas y que se manifiesta con la actualización de la muerte, invocada o solicitada. Y como concluye Mujica su artículo “the underlying violence ofthe pastoral novels reveals, perhaps, te inabilityof the individual to divorce himselftotally from te tunnoil and conflision ofeveryday existence” &• 53). Y Gálvez de Montalvo y su obra responden bien aesta agresión que la realidad infierea la utopía pastoril. 69 Estos resúmenes elípticos sirven para producir la sensación del transcurso de tiempo. Gálvez de Montalvo es consciente de laimportancia del mismo para dar una cierta credibilidad a sus acciones; necesita que el tiempo juegue una función justificadoray, de esta manera, las acciones posteriores adquieran verosimilitud. También separa esta primera parte de lo que acontecerá en las siguientes, lo que la transformaen un arco introductorio quemarca un antes y un después dentro de unamisma línea temporal. También hay que considerar que en elgénero pastoril el invierno no es tiempo narrativo para un espacio idílico y, aunque el autor lo mencione, lo elide y opera una selección que tiene que ver con la que realiza sobre su vida y su conversión en literatura. A. Egido (op.cit.. p. 82) asegura que la primavera en el género pastoril “equivale alamor y el invierno aldesamor o al olvido”. Aquí, por proximidad, el invierno está en función de esos trances dolorosos por los que Castalio pasa.

-360- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO allí faltarán las de Mendino. Y ahora veréis que llega a la ribera un galán coflesano en hábito de pastor. Alfeo se llama y con dolor viene. Tratemos de él en tanto que de Mendino y Castalio sus recientes daños no nos dan lugar, que tal vendrá que los 70 hallemos más tratables, pues el mal que el tiempo hace, el tiempo le suele curar. ¡[29v)!

La relación establecida entre narrador y lector tiene aquí su punto de partida. La imagen que el narrador ha ido elaborando de sí mismo, con juicios que provenían de un más allá autorial, ahora tiene aquí un perfil más acabado. Además esta figura depende del lector al que se dirige con tal naturalidad, y al que incluye en la primera persona del plural. Esta relación surge en cuanto lanarración adopta un carácter diferente al introducirse un nuevo personaje que seráel enlace que, narrativamente, va engarzando la acción de los restantes. Y en esta misma introducción se encuentra el lector como participe del relato acompaflado por la imagen del narrador.

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LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

SEGUNDA PARTE DEL PASTOR DE FIL IDA

En tanto que el generoso Alfeo’ siguió las pomposas cortes, tan satisfecho de su habitación que le parecía tiempo perdido el que en otra parte se gastaba, mayormente el de aquellos que de las ciudades y villas retirados a las humildes aldeas vivían entre aquella soledad, acompañada de murmuración, y aquella compañía desierta de consejo, no es de maravillar que ansi amase el trato cortesano, porque cnado en él y aficionado a las artes, hallaba allí del mundo lo mejor. Ayudábale a gozarlo ser rico y liberal, gentil, cortés, discreto y bien nacido, amado de todos y, sobre todo, señor de su voluntad.2 Pero después que vio la hermosura de Andria2 que era sin igual, y probo su condición, tan fácil al mal y al bien, que en breves días, enamorado y creído, sintió el favor de su parte a medida de su deseo, y en más breves la ponzoña secreta de su dulzor. Juzgó enemigos al cielo y a la tierra, estragó su pecho, hasta quedar tan trocado de sí que a sí mismo no se cono/[30r]/cía y tan enemigo del lugar que a otra cosa que infierno no le comparaba. Huyó de él, corrido de sus amigos, desesperado de su contento, y atónito de su perdición buscó la ausencia con deseo que en ella le viniese la muerte, sin que la despiadada Andria supiese de su muerte ni de su vida.

‘El nuevo personaje de Alfeo introduce el viejo contraste entrecorte y aldea. De él se conoce, sin ningún tipo de dudas, la procedencia cortesana, lo que Avalle-Arce (op.cit., p. 147) aprovecha para mencionar como ejemplo evidente “de que lo pastoril es un disfraz”. Con él, igualmente, entra el significado del disfraz pastoril como retiro bucólico en el que conseguir laverdad y lapaz mental que, según Poggioli (The Oatenflute, Cambridge, Harvard University Press, 1975, p. 1-2) los pastores buscan en el medio arcádico. Con este personaje se atrae el desasosiego cortesano y un vivo recuerdo late detrás de los acontecimientos que condicionan la actitud del mismo. Con él, el mito pastoril recobra su valor de utopía donde salvar al hombre en su inocencia y en su felicidad, tal y como Poggioli (y. 1) lo expresa, “not through conversion or regeneration but merely through a retreat”. Alfeo, portanto, realiza un repliegue sobre sí mismo, donde buscar el refugio que leproporcione la paz de ánimo que sólo el pastor puede disfrutar. 2 Los rasgos que adornan lapersonalidad del personaje reúnen en un haz diversas características que oscilan entre las personales (ser liberal, gentil, cortés, discreto) y las sociales (rico y bien nacido). Las primeras conforman el criterio de que todo cortesano ha de ser “hombre de buen juicio” (Castiglione. op.cit., p. 215), y las segundas entran dentro de laconsideración de la pertenencia a buen linaje. Con ella entran los aspectos tocantes al vivir en la corte que es afectado del vicio de la hipocresía, como asegura Wardropper (“El mundo sentimental en la Cárcel de amo?’, Revista de Filología EspaRola, 37 (1953) p. 168-193) (p.183). Andria, desde el ámbito del que procede, se caracteriza de esta forma por su volubilidad. Esta depende del factor belleza en que depositatoda su confianza y por laque emprenderá un viaje en el queexpurgará toda su soberbia hasta merecer el amor de Alfeo. Curiosamente, es el único personaje femenino cuya hermosura es definida de sin igual, lo que la empareja con la protagonista, considerada sin par. Tal vez entre ambas constituyen los dos aspectos de un mismo signo real. De este modo a la vertiente pastoril significada en su belleza contrasta su condición procedente de lavertiente cortesana.

363 - EL PASTOR DE ElIDA

Así como iba trocada su fortuna, así lo iba su traje,4 camisa cruda llevaba y sayo pardo vaquero, caperuza de faldas y calzón de lienzo, polaina tosca y zapato grueso, intencionado de encubrir su suerte y guardar cabras y ovejas en la ribera del Tajo, donde al silencio de la noche enderezó sus pasos, sin más compañía que su dolor y cuidado que casi con alas del viento apresuraban sujornada. Llegó a su verde ribera al punto que el sol con la primera lumbre ahuyentaba las postreras sombras de la noche. Era el tiempo que la deleitosa primavera desechando las flores de sus plantas, casi apenas, el deseado fruto entre las tiernas hojas descubría.5 Ya las aves de la noche por las cavernas encerrándose; las del día, desamparados los nidos, dulcísimos cantares acordaban. Ya el rústico Arsindo desde un alto peñasco que sobre el Tajo pendía, tocaba una sonorosa bocina a que de muchas panes de la ribera le comenzaron a responder con flautas, chapas, adufres6 y otros instrumentos pastorales, donde Alfeo /[30v]! entendió ser día entre ellos de gran solemnidad y fiesta. Y acrecentando su pena se entró por la espesura de unos tarayes y, recostado en la tierra junto a un pequeño arroyo que del Tajo salía, los ojos en él y el pensamiento en Andria, al son del agua y al compás de sus sospiros, comenzó a decir:

ALFEO7 Apartado de la vida, pago viniendo a morir, con la pena del partir,

‘ Este tipo de descripciones de trajes va a proliferar en lanarración de Gálvez de Montalvo. Solé-Leris (The SpannishPastoral Novel, 1980, p. 45) dice queMontemayor los describe con evidente placer, aunque su presencia en el libro de Gálvez de Montalvo no supone tanto interés como el que le suponen este y otros críticos en relación ala novela del portugués. Avalle-Arce (op.cit., p. 152) lo justifica por el menoscabo que la dimensión ideológica sufre con respecto a la dimensión artística, ya que el componente autobiográfico desustancializa la materia neoplatonizante y, por tanto, su capacidad de narrativizar casos teóricos. Tal descompensación motivada por la fuertecarga emotiva, se equilibraría con los elementos de indole estética con que llena su narración. Pero elpreciosismo que le atribuye y del que toma un ejemplo posterior no creo que deba más a la autobiografia que al sentido semiótico que adopta elvestir, como dice Oleza en “La corte, el amor, el teatro y la guerra”, Edad de oro, 5 (1986) p. 149-182 (p. 176). El tiempo de su llegada, al amanecer de un verano próximo, adopta un carácter simbólico que anticipa el desarrollo de su futura trayectoria erótica en la ribera. ~P. Bailo (“Instrufrientos musicales en ElPastor de FfiiddtDicenda, 12 (i994)p. 1 ¡-18)menciona estos instrumentos de viento y comenta sobre las flautas que son “el aerófono más usado” (p.l4) en el libro, seguidas de las chapas y adufres, emparentadas las primeras con el crótalo y las segundas con el pandero morisco (p. 17). El personaje usa en su queja lacopla castellana. Cada estrofa forma una unidadindependiente que se contrabalancea entre las dos redondillas que forman la copla. Como en los anteriores poemas octosilábicos, hay una Ihíta absoluta de imágenes concretas de la dama o de lanaturaleza, e impera la efusión sentimental por medio del término abstracto. Igualmente, el amante confirma su sometimiento al destino por voluntad de suamada (y. 55-5 6), y lo quese produce en la composición es la expresión de la interio¡idad anímica del enamorado. Con tales rasgos Gálvez de Montalvo está directamente conectado, en forma y en espíritu con lapoesía cancioneril (véase It Lapesa, “Poesía de Cancionero y poesía italianizante”, De la Edad Media a nuestros días, Gredos, Madrid, 1982, p. 145-171).

- 364 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

la culpa de la partida. Culpa que, si bien se apura, procede en tal ocasión no por falta de afición, mas por mengua de ventura.

Húyome de vos ahora, aunque decirlo es afrenta, mas si vos quedáis contenta iré pagado, señora. Sin derramar más querellas que en su mayor fundamento las ha de llevar el viento, y, a mi, la vida tras ellas.

Partinie de vos sin veros, porque no puedan decirme que fue posible partirme y no lo fúe enterneceros. ¡[3 ir]! Excusaré, nial mi grado, eljuzgar en la partida a vos por desconocida, y. a mi, por desesperado.

No hay fortuna que asegure aquel que de vos se parte, ni tiempo, razón, ni arte que por su salud procure. Y así a tan amarga suerte no buscaré resistencia, pues vos distes la sentencia, yo ejecutaré mi muerte.

No crece en esta jornada la pena como el quereros, que no es mayor mal no veros, que veros continuo airada. Y, pues, iguala a la ausencia lo que padezco presente, no podrá llamarme ausente quien no me lloró en presencia.

Yo me huyo y no me quejo porque no vengo conmigo, perdonadme que os lo digo porgalardón de que os dejo. Y si os mostrades servida en partirme desta suerte podré decir que la muerte me valió más que la vida.

365 - EL PASTOR DE FILIDA

Coged el fruto que ofrece /¡j3 lv]! mi partida en mis enojos, pues quita de vuestros ojos lo que vuestra alma aborrece. Quedad satisfecha ansi que, aunque soy el agraviado, triunfaré como vengado si sé vengaros de mi.

De este bien desconfiando, mis males agradeciendo, vuestro desdén conociendo, de la vida no curando, tal me voy a tierra extraña a volverme en tierra poca, con vuestro nombre en la boca y en el alma vuestra saña.

Bien pensó Alfeo que se quejaba a solas,8 ignorando que a su siniestro lado, a la caída del río, al fm de la espesura estaba la cabaña de la pastora Finea, discreta y bella serrana,9 la cual recordando a la bocina de Arsindo fue herida de las palabras del afligido amante, mientras las cuales duraron, dejó el humilde lecho, calzó abarcas de limpio cuero con cordones de fma lana, vistió su cuerpo gentil de saya parda escura con sayo bajo y camisa blanca gayada,t0 cogió sus cabellos y, cubriéndolos con un ancho y alto tocado, afuera de la serranía salió, al lugar donde Alfeo estaba con /[32r]/ más semejanza de muerto que de vivo. Y aunque la graciosa Finca había bien entendido de sus palabras la causa de su dolor, disimulando le dijo:”

Sobre esta Ñlsa soledad ya he mencionado La soledad en lapoesía espaliola de K. Vossler, vuelto a editar como La poesía de la soledad en España, Losada, Buenos Aires, 1946. Ideas parecidas se encuentran en Damiani (Jorge de Montemayor, Roma, Bulzoni, 1984 p. 103) citando a Rosenmeyer (¡he Oreen Cabinet Theocritus and 11w European Pastoral Lyric, Berkeley and Los Ángeles, University of California, ¡969, p. 187). Entra con elpersonaje de Fines una implícita estratificación social que tendrá sus consecuencias hacia el final del libro. Finca es una serrana cuya condición la convierte en extrafia al ámbito pastoril de laribera, lo cual la empareja con Alfeo. Pero este pertenece a las esferas más altas de rabadanes y mayorales, mientrasque ella ocupa el último escalón de pastoril. Estereconocimiento que másadelante, se hará explícito, es otra novedad dentro de la narración de Gálvez de Montalvo. Por lo demás, la presentación del personaje se apoya en los tópicos propios del género y su caracterización entraen la combinación que aprecia Damiani (op.cit., p. 141) entre labelleza de la damay alguna de las virtudes femeninas: “mese virtues are stressed by a series ofconventions: hermosura-gracia, hermosura- discreción, etc.”. JO Hay que destacar la simplicidad de la indumentaria de la pastora, acorde a su condición y alejada de cualquierpretenciosidad estetizante, como dijo Avalle-Arce (op.cit., p. 152). ~ Con el diálogo se propicia el encuentro entreambos y adelantan otro de los motivos que encaman tanto ellos como el protagonista: el de laamistad. EntreAlfeo y Finea el diálogo va a constituir un medio de aproximación y conocimiento mutuo en que laamistad ya juega un papel importante. La comunicación entreellos pone en fi.mcionamiento lo que Castiglione (op.cit., p. 522) considera los ministros de larazón,

-366- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

- ¿Duermes pastor?

- No duermo -dijo Alfeo.

- Pues, ¿por qué -dijo Finca- dejas pasar el río tu manada? Que cuando de ella no cures, del daño que puede hacer deberías tener cuidado.

- No tengo cosa -dijo Alfeo- que a nadie pueda dañar, sin haberla en el mundo que a mí no me dañe.

- Según eso -dijo Finea- tú eres el más desdichado de los hombres, pues ninguno lo es tanto que no halle quien de él se duela. Y sin duda ya yo lo hago de ti, porque me pareces enamorado y .

- En lo uno y lo otro -dijo Alfeo- has acertado. Sólo yerras en tener compasión de mi. Y ansi te ruego no la tengas, sino eres amiga de tiempo muy perdido.

- ¿Qué sabes -dijo Finca- si puedes pagarme en mi moneda?

- ¿Eres acaso -dijo Alfeo- enamorada y forastera?

- Eso -dijo Finea- puedes tú ver sin preguntarlo en mi traje, por una parte, y en mi piedad, por otra. Pero dime pastor, ansi triunfes de tus enojos, quién eres, de dónde y a qué eres venido, que tu hábito me dice uno y tu persona me descubre otro.

- No creas nada -dijo Alfeo- que aquí estoy yo que te desengaflaré de todo, pues no puedo ser ingrato al cargo que en tan breves razones me has echado. Suplicote primero me digas qué es /[32v]! la causa del ruido que esta mañana, al parecer del sol, sonó en la ribera.

- La causa -dijo Finea- de las voces e instrumentos que has oído es una junta casi general de los pastores de esta ribera que hoy se hace en lugar señalado por recordación de la difunta Elisa, hija del caudaloso Rabadán Sileno, cuyas cenizas serán cada año en este mismo día celebradas.’2 Por esto subió el rústico Arsindo a avisar con su ronca bocina desde las altas peñas, y toda la pastoral compañía, desde sus moradas, le respondieron, a cuyo son recordé yo, y oí tus quejas, y estimo, en lo que es razón, la

los ojos y los oídos, lo que &cilita el proceso de enamoramiento entre los dos personajes. A ellos se suma la conversación que llega hasta Calvi (op.cit., fo. 39v) y serámedio con el ánimo, sin otra pretensión que conversar (fo. 40r). 12 Con este motivo comienza la imitación que Gálvez de Montalvo realiza sobre laArcadia de Sannazaro y que lacrítica ha venido seflalando desde Menéndez Pelayo (op.cit., p. 333), J.G. Fucilla,(’Sannazaro’s Arcadia and Gálvez de Montalvo’s El Pastor de Fílida”,Modern Language Notes, 57(1942) p. 35-39; Juego traducidocomo “Sobre laArcadia de Sannazaro y El Pastor de Fílida de Montalvo”, Relaciones híspanoitaltanas, Anejo de la Revista de Filología Espaflola, 59 (l953)p. 71-76) hasta Avalle-Arce (op.cit., p. 149-150) y Solé Leris (op.cit., p. 119). La conmemoración de la muerte de Elisa equivale a la celebración que se realiza en la Arcadia, dedicada a los restos de Massilia &rosa undécima). Sin embargo, el pían que Sannazaro propone en su obra es desarticulado por Gálvez de Montalvo que, desde este punto a lacelebración de los funerales, intercala otros episodios y convierte todo el conjunto en un festejo de caráctermuy diferente al resurgir neopagano que recrea el napolitano en su obra.

-367- EL PASTOR DE FILIDA voluntad con que te ofreces a darme cuenta de ti. Pero el detenimiento en este lugar podría ser peligroso porque el sitio de Elisa es más de una milla distante de donde estamos, y la obligación de entrar yo a tiempo forzosa, y sin duda no hay pastor ni pastora que ya no vaya caminando. Ansi que en el camino podré saber lo que tanto deseo, y tú mandar lo que quisieres de tu gusto que responderé a él con toda la obligación que me has echado.

- Pastora -dijo Alfeo-, yo no debo hacer esa jornada sino es porque tú lo quieras. Y ansi te acompañaré hasta donde frieres contenta, que para mí no tiene más un lugar que otro, salvo los de la soledad a que mi mala fortuna me tiene tan obligado.

- Sígueme pastor -dijo Finea. Y saliendo de entre los tarayes se entraron por una /[33r]! senda estrecha y deleitosa,’3 entre olmos y salces. Y a poco espacio, antes que de nada pudiesen tratar, sobrevino de la parte del rio una banda de apuestos pastores y hermosas pastoras,’4 y entre ellos Licio, pastor de mucha estima, desfavorecido y celoso de Silvia, una de las pastoras que allí iban. Fueles forzoso a los dos, Alfeo y Finea, seguir su compañía que sin esquivarse del nuevo pastor iban en dulces pláticas entretiniéndose. Y a la mitad del camino, Finea pidió a Ergasto que tañese, y a Licio que cantase, a cuyo ruego Ergasto sacó la flauta y a su son Licio comenzó a cantar de aquesta suerte:

LIGIO’5 ¿De qué sirve, ojos serenos, que no me miréis jamás? De que yo padezca más, mas no de que os quiera menos.

Si el que con gusto moría queréis que rabiando muera,

‘~ No será la primera vez que una senda sea caracterizada de estrecha para ciertos personajes que responden a situaciones emocionales de inseguridad y languidez. Por ello creo que el adjetivo tiene una importante carga simbólicaque significa las dificultades por las que deberán atravesar hasta purgar todos los errores cometidos. Ala par, junto al término estrecha aparece lacompensación de deleitosa, tanto en su conformidad con el espacio idílico, como apuntando a lanueva situación por la que ambos personajes emprenden un proceso de mejoramiento personal. ~ Es típico de la narración este deambular de pastores y pastoras que marchanhacia puntos concretos. Junto al locas arnoenus, en que se reúnen para cantar, este dinamismo espacial de personajes que se dirigen a un destinonarrativo, es utilizado para intercalar composiciones que darán ocasión paratratar diferentes asuntos sobre los que conversar. “Adopta para esta composición el mismo esquema de la canción trovadoresca de la primera parte cantada por Galafrón. Pero aquíaumenta elnúmero de estrofas y en los dos últimos versos de cada una introduce una glosa de losversos 3-4. Con estos conceptosrepetidos articula toda la composición. Sigue mostrando Gálvez de Montalvosu predilección por el tipo de conceptualización abstracta propia de la poesía de cancionero. Deposita en los ojos el favor y la gracia que el enamorado solicita para sentirse correspondido, algo que su dama leniega, y produce su queja.

- 368 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

aunque mudéis la manera, firme está la &ntasía de ira y de gracia llenos, dáis por un mismo compás el mal de menos a más, y el favor de más a menos. ¡[33v]!

Si imagináis que dejarme tan sin ley y sin razón en mí ha de ser ocasión para desaficionarme, pues no basta ser ajenos, mdustrias son por demás, antes el deseo es más, cuando la esperanza es menos.

Podéis con desabrimiento quitarme el yerme y el veros, mas no que por conoceros no me agrade mi tormento. Ser tan hermosos y buenos que lo dejáis todo atrás, esto en mi siempre fue más, y lo demás, todo menos.

Si por matar al amigo no podéis ser alabados, y os queréis ver disculpados con todo el mundo y conmigo, cuando huya de sus senos el alma triste, además, miradme, y no pido más, mas tampoco pido menos.

Todos, sino Silvia, oyeron atentamente la tierna canción del angustiado Licio, pero ella que de costumbre tenía esquivarse con él en todo, mientras duró se entretuvo con Dinarda en plé/[34r]!tica de poca importancia, según pareció por lo que Dinarda hizo que pidiendo a Ergasto que no cesase, y a Licio que le respondiese,’6 Ergasto empezó a tañer y ella a cantar, y Licio a responder de esta manera:

16 Estos intervalos narrativos cumplen una función de enlace, lo cual incide en su carácter secundario frente a las poesías que son las que condicionan el devenir narrativo, e incluso los diálogos. Si se acepta que la poesía preexiste a lanarración, estos fragmentos, entonces, acogen no una explicitación de la misma, como ocurre en la Arcadia, sino una forma de acomodar una circunstancia que primero fue poesía y ahora se inserta en una andadura pastoril que le aporta un nuevo significado. De alguna manera, en esta contextualización narrativa, la poesía impone la dirección queha de seguiry, así, las actitudes, reacciones y aún conversaciones entre lospastores dependen de la composición que les precede.

- 369 - EL PASTOR DE FILIDA

DINARDA Y LICJO’7 Si Silvia se te desvía ¿más la sigues? Hago bien. Morirás por ello. Amén, quizá la contentaría.

Pon más consideración en tan confrsa aspereza, que te lleva tu firmeza carrera de perdición. Cuando más males te envía, ¿más te humillas? Hago bien. Tú te destruyes. Amén, que eso es lo que yo querría.

No abras con tal error tu mal soldada herida, que si es mala la caída la recaída es peor. Mfra que es gran niñería no escarmentar. Hago bien, ¿Y si pierdes? Amén, que poco se perdería.

De tantos males y enojos ¡[34v]! ¿qué nuevas esperas buenas, si tu afición y tus penas son culpas ante sus ojos? ¿A la que te desafia te abasallas? Hago bien. Veráse vengada. Amén, que entonces yo triunfaría.

Eres juez tan cruel en sentenciar tu proceso que, o se te ha enjugado el seso, o no naciste con él. Lo que en tu frente se cría es locura. Hago bien.

17 Responde al mismo esquema de la composición anterior, pues se trata de otra canción trovadoresca. Sin embargo, aquí se produce un diálogo entre los dos pastores por el que a las preguntas y recomendaciones de la pastora, el pastor responde con la finneza del enamorado. Nuevamente, la dma de la redondilla inicial se repite en todas las redondillas que cierran cada copla. Sucede, por tanto, lo mismo con los versos agudos de cada redondilla, en los que se reiteran las mismas ideas. El desarrollo conceptual de la poesía la sitúa dentro de la tradición cancioneril española, donde la aspereza está en sustitución de la amada y lafirineza está por la persona del poeta. Entre los versos 25-28 aparece la idea del amante sometido a la voluntad de la amada. Suexpresión recuerda los versos 63-65 de la Canción II de Garcilaso (“sinoque, siendo vuestro másque mío, ¡quise perderme así 1 por vengarme de vos, señora, en mi”). En Gálvez de Montalvo no hay nada que pueda hacerpensar en el trasvase de almas, como en Garcilaso, sino que másbien lo alternacon una concepción cortesana todavía afin alsentir propio del cancionero.

-370- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

¿Y site atasen? Amén, que por cuerdo quedaría.

O por oir Silvia a Dinarda, o porque el cantar la movió a más atención que el primero, mientras duró, estuvo puestos los ojos en los pastores que cantaban. Mas ya que vio que era acabado con rostro grave y hermoso, vuelta a la pastora, le dijo:

- Volvamos, Dinarda, a nuestro cuento que aunque el día es largo para esto faltará lugar, y para eso otro no que, llegados al valle, todos cantaremos.’8

- Eso creo yo -dijo Uranio,’9 pastor de pocas palabras, pero de mucho aviso- mas será la diferencia que cantaréis en la rama y Licio en la red.

- Si yo la hice -dijo Silvia- en ![35r]/ ella muera.

- Pues ¿quién la hizo? -dijo Licio.

- Tú, pastor -dijo Silvia- si alguna hay, aunque tu desasosiego no es prisión, sin duda, sino temor de venganza, de las más conocidas sinrazones que jamás contra mujer se han hecho.

- ¿Quién las hizo? -dijo Licio.

- Tú -dijo Silvia- que en medio de una ternísima voluntad mía donde eras sólo señor, moviste en pago tus pies y tu lengua contra mí.

- Si tú primero -dijo Licio- me quitaste el seso no fue mucho que yo hiciese locuras.

- Pues ¿tengo yo culpa -dijo Silvia- a tus desvariadas sospechas?

- De eso -dijo Licio- tú eres testigo, pero sey juez que yo huelgo de ser el condenado.

- Sola una cosa -dijo Silvia- quiero preguntarte. ¿Qué te movió a desterrar a Celio de la ribera?

- Eso -dijo el pastor- fue concierto de nuestra contienda que el que quedase vencido no pudiese, por término de un año, apacentar en la ribera del Tajo. Condición fue sacada por su boca y desafio hecho por su mano, y pena por que yo pasara, aunque a

18 El diálogo que mantienen aquí los pastores vieneya orientado en función de las dos composiciones que lo preceden. Por un lado, el pastor que las canta representa una situación semejante a los contenidos de las mismas con respecto a la pastora Silvia; y por otro, promueven una conversación en la que se aprecia el motivo de los celos y el sentido didáctico del amor. Este, a través de la pastora, alecciona al pastor pan saber comportarse con otros pastores y con ella misma. Late aquí el sometimiento y la obediencia a la voluntad del amado que aparece en Castiglione (op.cit., p. 428429), Equicola (op.cit., fo. 156v), Hetreo (op.cit., p. 411) y Andrés el Capellán (op.cit., p. 289-291). ‘~ Este personaje es identificado por RodríguezMarín (op.cit.,p. 46) con el conde de Uretia, hermano de doña Magdalena Girón, identificación aceptada porAvalle-Arce en su libro (op.cit., p. 145).

-371 - EL PASTOR DE FILIDA

mi pesar, si él me venciera. Y ojalá Licio fuera el vencido con que el cielo me ayudara con la más minima parte del sentimiento que por Celio tienes. 20- vuelve a Celio a su - Mira pastor -dijo Silvia con rostro más altivo y tierno cabaña, y de mi y de la mía no te acuerdes jamás. Y agradece mucho que me humillo a enseñarte cómo podrás te!Ij3Sv]!nerme menos agraviada.

- Sí agradezco a ti y al cielo -dijo Licio, y llamando a Ergasto a paso largo se entraron por una senda que a mano derecha estaba, quedando los demás pastores muy agradados del noble respeto del pastor y del buen proceder de la pastora.2’ Pero viéndola casi forzada a llorar no quisieron enternecería, antes vuelto Uranio al nuevo pastor Alfeo, con gran cortesía le preguntó su nombre y su venida.

- Mi nombre -dijo el pastor- es Alfeo. Mi venida de paso y serlo ha más si os soy mconveniente.

- Eso estuviera a mi cargo -dijo la serrana Finea. Y volviendo a los demás les aseguró que Alfeo era muy digno de su compañía y trato. Y en estos agradables razonamientos llegaron a una hermosa y gran floresta que a la entrada del valle de Elisa estaba, y donde había orden de irse aguardando los pastores hasta que juntos entrasen a] sagrado valle. Y ansi ahora hallaron muchos divididos por los arroyos y fuentes, tejiendo guirnaldas, juntando ramos de diversas flores, y algunos tañendo y cantando con gran armonía y arte. Que allí estaban Sasio, Filardo y Arsiano y la pastora Belisa, hija del doctísimo lusitano Coelio,22 los cuatro más aventajados en música y canto que en las españolas riberas se hallaban. Ayudábales mucho estudio, suaves voces y discreción y donaire, aunque /[36r]! en suavidad y armonía Belisa los dejaba atrás.23 Cantando estaba Arsiano, cuando nuestros pastores llegaron, pero a poco rato Belisa, ayudada de Sasio, al son de la lira con gran dulzura, comenzó a cantar aquestos versos:

20 Un rasgo muy característico de las pastoras de Gálvez de Montalvo consiste en este de la altivez, la gravedad, combinado con lagracia y la ternura. Demuestra, en este sentido, la expresión concreta de la mnediania djjtcil (Catiglione, op.cit., p. 351) con la que debe adomarse la dama y que irá evolucionando hasta que Calvi en su tratado alabe a las mujeresfrias de conversación (op.cit., fo. 40v). 21 Tanto en el noble respeto como en el buen proceder de los pastores se encierra todo un sistema de urbanidad y convivencia que, sobre todo, en los libros de Equicola y Castiglione, aparece a la hora de concretarmodelos de cortesanía y de conducta como los que aquí se narratívizan. 22 Para esta pastora Menéndez Pelayo (op.cit., p. 329) y Avalle-Arce (op.cit., p. 145) aceptan la identidad de Isabel Sánchez Coello, hija del pintor Alonso. 23 En ninguna de las anteriores obras pastoriles se encarecía el arte musical de un modo tan pormenorizado y contanto detalle técnico. Castiglione en su tratado expone lanecesidad de saber de música por partedel cortesano, y aún “tañer diversos instrumentos” (op.cit., p. 187), lo que significa un conocimiento profundo del arte musical.

-372- LUIS GÁLVEZ DEMONTALVO

BELISA24 Entre hierbas fresquisimas floridas, un cendal por los ojos rodeado, juntos los pies, las alas encogidas, suelta la aljaba, el arco flojo al lado, durmiendo estaba con descuido y gana el pequeñuelo dios de amor, echado. Llevaba, en el frescor de la mañana, Fílida sus ovejas que las flores iban barriendo con la blanca lana. No sonaban zampoñas de pastores, iba cantando, cuando vio dormido al mismo Amor, ¿qué cosa es mal de amores? No conoció quién era, aunque le vido porque nunca sintió su pena grave, mas llegó a conocerle sin mido. Miróle y dijo con su voz suave: “¿Hombre y ciego y con alas? No eres hombre. ¿Ave con solas alas? No eres ave. Si te pusiste aquí porque me asombre con tu nueva facción por no hacello, quiero saber de ti cuál es tu nombre”. ![36v]I Una trenza tejió de su cabello y atóle, y recordando el amor luego, se vio cautivo de ella y preso en ello. Fílida dijo: “Dime, alado ciego, cómo te llamas”. Respondió riendo: “Furor, causado de tu gran sosiego”. Fílida le responde: “No te entiendo”. Y dice Amor: “Mi nombre es tu belleza, con cuya luz la misma nieve enciendo. Yo soy Amor, si quieres más certeza. Ves allí el arco. Ves allí la aljaba.

24 La introducción de estos tercetos encadenados queda separada de las anteriores composiciones, tanto por un fragmento narrativo, como por unanueva situación en la que los asuntos poéticos pueden variar. De ahí el fuerte contraste que se produce entre latemática anterior de las composiciones ya aparecidas y esta, donde el personaje, caracterizado por estar exento de amor, canta una especie de capítulo protagonizado por laprotagonista ya la que se pinta como libre de la preocupación amorosa, igualmente. Combina esta composición la forma italianizante, una temática mitológica junto con laponderación de la superioridad de la amada en todos los aspectos, el amoroso incluido. Gálvez de Montalvo demuestra lo que significa el arte poético en esta composición, y las fuentes de que se sirve para inspirarse. En toda ella construye un episodio mitológico en que Amor, atrapadopor Fílida, reconoce someterse a su dominio y la declara sustituta de sus poderes que residen en su gracia y hermosura. Toda la composición tiene un carácter discursivo que le resta fluidez y naturalidad, pero forma partede la concepción poéticade Gálvez de Montalvo, más pendiente del contenido que del verso en que se vierte. Esta fluidez armoniosa se suple con un verso queha abandonado el conceptismo precedente, pero cuidando el discurrir de lo expresado; además prescinde de metáforas ennoblecedoras o imágenes brillantes porun enunciado más llano, más ordinario. En este sentido, y también en abundancia de la originalidad del poeta, se puede obsen’ar el personal uso que de las armas de amorhace aquí (versos 40-45). Manero Sorolla (op.cit., p. 104-116) recoge ejemplos dondeaparece esta misma imagen desde Petrarca a otros muchos poetas, lo que dificulta su filiación única al petrarquismo. Gálvez de Montalvo establece una equivalencia entre el amor que Fílida despierta y la flecha de plomo que produce el desamor con queella responde con su actitud, por Jo que Amor le invita aromperla, pues mientras ella viva permanecerá el desamor quetal flecha representa.

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Tiéntalos y verás tu fortaleza”. Fílida dice: “El tiempo que me amaba el que sólo obligada me tenía, al yugo que atajó la muerte brava cuatro coronas el amor traía. No era arquero, no era amor alado, ni ciego como tú, que bien veía. Tú vienes con dos jaras adornado, una ligera y otra muy pesada, y el efecto por dicha más pesado”. Dícele, humilde, amor: “Esa dorada de sólo bien querer está sangrienta, y esa de plomo en desamor bañada. Si quebrar la pesada te contenta, puedes, pues, para el hombre que te viere es imposible que su fuerza sienta. Mas cuanto tu beldad acá viviere por fuerza esotra vivirá segura, I[37r]/ que cuando de mi aljaba se perdiere, la hallaré en tu gracia y hermosura”.

La mucha arte, la gran armonía, el vario son que la pastora Belisa a sus versos iba dando, fue de manera que no quedó pastor ni pastora que por una y otra parte no la rodeasen. Y al fm de su cantar, como maravillados de oiría, y no menos satisfechos de mirarla, no se movían de aquel lugar, deseosos que tornase a su agradable canto. Pero a esta hora ya la floresta estaba llena de la más noble y lucida gente que jamás se vido entre pastores. Y el viejo Sileno con largo sayo y retorcido bastón, la barba al cinto, cana como la limpia nieve, y sobre su arrugada frente una corona de funeral ciprés,25 salió del valle acompañado de los cuatro escogidos y gallardos pastores Mireno y Liardo, Galafrón y Barcino en discreción y gentileza iguales, y en caudal y estimación lo mismo.26 Traían de varios pellicos sus vestiduras con dardos gruesos de fresno de puntas de luciente en sus manos, sus cabellos limpios y peinados, cubiertos con guirnaldas de verde yedra, a cuya entrada todo el pastoral concurso prestó un atento silencio.

25 La descripción del viejo Sileno parece un recuerdo de la quehace Sannazaro del mago Enareto: “degno veramente di molta riverenzanc larugosa fronta, con labarba e i capelli lunghi e bianchissimi piu che la lana de le tarentine pecore; e nelí’ una de lemani avea di genebro un bastone bellissimo quanto alcuno mai nc vedesse a pastore, con la punta ritorta un poco” (Arcadia, a cwa di F. Erspamer. Mursia, Milano, 1993 (p. 155-156). 26 Sannazarorepresenta aErgasto, hijo de Massilia, como oficiante, adiferencia de Gálvez de Montalvo que encarga este papel a su viejo padre Sileno. Aparte queen el napolitano es el mismo Ergasto quien declama la plegaria y en elespañol es otro personaje, Alfesibeo, el que la recita, con el consiguiente desdoblamiento y unasolemnidad mayor también lograda por el acompañamiento. Ergasto, sin embargo,

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Y después que Sileno con sus cuatro pastores hubo paseado y visto por todas partes la floresta, vuelto al encerrado valle, mandó que Arsindo tocase en él su bocina, cuyo son ape/[37v]/nas fue oído, cuando por una sola entrada que el valle tenía, se trasladó en él toda la gente que en la floresta estaba. Dispuesto era el lugar para la gran fiesta que se ordenaba. Tenía de ancho media milla y una en largo.” Guardábale de ambos lados espeso y alto monte de gruesos robres y viejas encinas por entre los cuales bajaban muchos arroyos de agua clara que, unos haciendo estanques en el fresco valle, y otros por las cavernas sumiéndose, acrecentaban su deleite yhermosura. No faltaban en el llano fuentes purísimas que como de cristal bañaban los troncos a las diversas y hermosas plantas. Estaba entre ellas una alta pirámide de rico mármol casi todo cubierto de nativa yedra y de compuestos ramos. Aquí con gran reverencia fueron llegando pastoras y pastores sin quedar ninguno que no dejase en el devoto sepulcro verde ramo o florida guirnalda.28 Y apañados por orden, sentándose sobre la menuda hierba, Alfesibeo, caudaloso Rabadán de edad madura y de presencia gentil, subiendo con el viejo Sileno, Galafrón y Barcino, Mireno y Liardo a un ramoso y alto asiento que a un lado de la pira estaba, tomó la templada lira, y no impedido de las aves del cielo, pero ayudado de los suaves vientos, y oídos de los atentos pastores, comenzó a cantar esta piadosa elegía: ¡[3 Sr]!

ALFESIBEO29 aparece solo y acto seguido, después de la oración, propone los premios y los juegos y pruebas. Algo que en el libro de Gálvez de Montalvo no tiene lugar sino más adelante. 27 Un lugar parecido, pero en este caso descrito como una isleta, aparece en la Segunda Diana de Alonso Pérez (Madrid, Juan Flamenco, 1602, p. 384) donde se especifica también las medidas y se señala que sus entradas y salidas son solamentedos y de dificil acceso. “Salía el agua della a la isleta por dos lados a rodear el verde llano o pradería que cercado estaba de blancos álamos y negros olmos y verdes sauces. Tenía en largo hasta ciento y cincuenta pasos y ciento y veinte en ancho. No se podía entrar en él sino por donde los pastores vinieron, y por otra entrada ftontera a esta, hecha casi por lamisma manera, porque no daba a ello lugar la espesura de los árboles”. 28 A diferencia de Sannazaro, que tras laplegaria incluye la ofrenda de objetos, aquí es anterior al canto elegíaco, además de que en la obra del napolitano se compone de un cordero, miel, leche, vino e hierbas aromáticas en un gusto por rescatar el sentido paganoque Gálvez de Montalvo no tiene. 29 En la elegía Gálvez de Montalvo sigue la que incluye Sannazaro en su obra. Se sirve de la misma forma de tercetos encadenados, pero como señala Fucilla (op.cit., p. 72) sólo es literal en el comienzo del lamento de Ergasto: “Pol che’l soave stile e’l dolce canto ¡sperar non lice piú per questo bosco, rícominciate, o Muse, el vostropianto” (op.cit., p. 205-206), siendo el resto de la elegía original. Fucilla indica que “por ciertasrepeticiones del refrán (línea tercera) conalgunas variantes, el resto de la composición se apegapoco almodelo italiano.” (p. 72) Y aún nada, pues las mismas variantes que incluye Gálvez de Montalvo en la reiteración de laimprecación a las musas, van cambiando frente al modelo fijo de Sannazaro. Pero según se observa sólo es literal en el primer verso, pues el segundo pertenece al autor español y en el tercero ya ha incluido alguna variante. Estas tienen una constante presencia en toda la poesía de Gálvez de Montalvo que demuestra ser un poeta queno se detiene en la simple imitación, sino que más bien, tras asimilarlo, ofrece un nuevo resultado que está dentro de la

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Pues el suave estilo y dulce canto perdió la causa, en testimonio desto comenzad, Musas, vuestro anmrgo llanto. Presentes sean al dolor funesto, beldad, fortuna, amor, gracia y prudencia en veste negra y dolorido gesto. Llore beldad la sin igual violencia de la muerte cruel, acerba y dura de quien le daba vida y excelencia. Fortuna oftezca suma desventura, pues quien la pudo dar al mundo buena, guarda su luz en esta pira oscura. Amor derrame en abundante vena su sentimiento, pues la cruda muerte a fm eterno su poder condena. La gracia, viuda de mezquina suerte, pues la fuente perdió, de do manaba, la de sus ojos crezca en mal tan fuerte. Prudencia llore su deidad esclava de la Parca cruel, pues, juntamente con las demás su breve curso acaba. Y todos ellos mi cantar doliente acompañen con lágrimas, en tanto que diere luz al mundo el rojo Oriente. Sin igual es la causa del quebranto, débelo ser también el sentimiento. Proseguid, Musas, vuestro amargo llanto. Yace a la sombra deste encentamiento ¡[38v]! oscuro y negro, reverente y pío, la misma Idea de merecimiento. Mi voz cansada en monte, en valle, en río, Elisa, Elisa en triste son resuena y acoge el cielo el tierno acento mío. General es la pérdida y la pena; general es el afligido lloro; general la sentencia que condena. En lo más alto del Castalio coro las nueve hermanas con estrecho luto cubren la luz de sus cabellos de oro. Allánanse a pagar este tributo los que en mil lastimosas ocasiones han conservado siempre el rostro enjuto. Dólopes fieros, duros Mirmidones, los soldados de Ulises inclementes, ablandarán aquí sus corazones. No es maravilla que unas y otras gentes tomen el triste oficio por costumbre, haciendo agora

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que el sol subido en la más alta cumbre, envuelto en nubes de mortal tristeza, tiene eclipsada su serena lumbre. Y el fértil suelo lleno de aspereza, de seco invierno, con estéril manto, llora también la celestial belleza. Y que llore o no llore el duro canto que sus miembros bellísimos encierra. Bañalde, ¡oh Musas!, con amargo llanto. /[39r3/ Fría piedra, estrecha pira, poca tierra, que encerráis juntamente cuanta gloria de nuestras almas el dolor destierra; de la muerte cruel fue la victoria; vuestros son los rarísimos despojos; nuestro será el dolor y la memoria. La clara luz de los serenos ojos, el semblante gentil, el aire dino de producir y refrenar antojos. La blanca mano, el rostro cristalino, la boca de rubí, ebúrneo cuello, frente de nieve, trenzas de oro fino. Beldad que puso a la beldad el sello, ¿dónde está, pira oscura, piedra fría? Tú, pocatierra, danos cuenta dello, tierra dichosa en cuanto el cielo cría, dichosa en cuanto tú, Neptuno, bailas, y en cuanto mira el portador del día. De Atiante en las altísimas montañas, en lo hondo del Ganges, sola suenes, y bañen venas de oro sus entrañas, que las perlas y el oro no son bienes que con gran parte deban igualarse a la menor que en tu custodia tienes. Montes y mares vengan a humillarse a ti, pira, a ti, piedra, a ti, terreno en quien tanta beldad quiso encerrarse. Guarda, sepulcro, en tu dichoso seno la que guardó en el suyo todo cuanto /[39v]/ se conoce en el mundo amable y bueno. Y si oprimidas de piedad o espanto el dolor os suspende, al mismo punto, volved, 1oh Musas!, al amargo llanto. Si debe ser en todos tan apunto el dolor, la tristeza, e] descontento, ¿qué hará en quién lo para todo junto? Padre Sileno, el alto entendimiento socorra en tan justisima querella, y en ocasión de tanto sentimiento. Limpiad los ojos y veréis aquella, libre de nuestras graves ligaduras,

377 - EL I’ASTOR DE FÍLIDA

alma pura, gentil, beata y bella. Entre las almas gloriosas, puras que escarneciendo nuestros desatinos, van de esperanza y de temor seguras. Y si gozaba acá con los más dinos pareceres humanos tanta estima, lo mismo hace allá con los divinos. Nadie, pastor, se espantará que aprima vuestro sentido tan pesada carga, y ese dolor que en general lastima. Pero por eso os dio con mano larga juicio el cielo, con que la victoria dulce gocéis de la contienda amarga. Y cuando os diere asalto la memoria de la ocasión de vuestro bien pasado, volvedía luego a su presente gloria. Yo sé que su provecho ponderado ¡[404/ con vuestro daño, ya que no os le quite, comportable hará vuestro cuidado. En el dolor que la razón permite, si rio tomáis por vuestra su ganancia, pérdida fue que no tendrá desquite. En público lugar, en sola estancia el tiempo aplicaréis con celo santo a consideración tan de importancia. Y después que digáis al mundo cuanto supierdes de dolor y de consuelo, dejen las Musas el amargo llanto. Suba el encienso al cristalino cielo, los versos píos las ofrendas santas hinchan de honor y de socorro el suelo. Júntense ahora en esta pira cuantas nobles, piadosas y diversas gentes hoy tienes a la sombra de tus plantas, cercanos deudos, próximos, parientes que desto fuiste tan enriquecida, como de esotros bienes excelentes. Yjunta la progenie esclarecida, templos se hagan a tu nombre ilustre, que pueda fama eternizar tu vida. De siglo en siglo irán, de lustre en lustre, contigo allí mil ínclitos varones, sin que fortuna o tiempo los deslustre. Y entre sus gloriosísimos blasones, otro se les añada por tu parte. de tus virtudes y admirables dones. ¡[40v]! Las venas cesarán de ingenio y arte, mas no podrá jamás faltar, yo fió, la voluntad perpetua de alabarte. Los hombres con respeto y señorío

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a tu nombre pondrán, de templo en templo, mil epitafios y primero el mío: “Aquí se hace tierra, aquí contemplo la más perfecta y singular criatura que fue en su muerte de bondad ejemplo, siendo en su vida so] de hermosura.”

Fue escuchado Alfesibeo de toda la agradable compañía con un grave silencio interrompido a ratos con tiernísimos sospiros. Pero ya que hubo dado fin a sus versos, el venerable Sileno le tomó la lira con que los tañía y colgándola de la ancha rama que de una gran encina sobre ellos pendía, mandó que Arsindo tocase nueva señal, a cuya bocina los pastores y pastoras se fueron dividiendo por el ameno valle, y sobre humildes mesas, cuál del cortado tronco, y cuál de la fresca y menuda yerba, gastaron las rústicas viandas que traían. Lo mismo hicieron el viejo Sileno y los gallardos cuatro pastores que le acompañaban con el rabadán Alfesibeo, y todos seis al cabo de su breve comida, que fue al pie de una fuente que salía de una viva peña poco distante de la alta pira, enderezaron a la parte que la pastora Belisa de los más hábiles y nobles ¡[4 Ir]! pastores de nuestro Tajo estaba acompañada. Y con gran cortesía les pidieron que mudasen lugar, porque la fuente de la peña estaba más fresca y el sitio más acomodado, No gastaron mucho tiempo en megos que al punto Sileno fue obedecido y tras los llamados fueron otros muchos deseosos de gozar tan buen entretenimiento y entre ellos Alfeo y Finea que, vistos de Sileno, por el conocimiento de la gentil serrana y la pastora del nuevo pastor, particularmente les hizo lugar entre sí y la pastora Belisa. A esta hora Pradelio, pastor mozo, robusto, de más bondad que hacienda,30 llegó cansado y solo por la parte que Sileno estaba y, disculpando su tardanza, fue de todos bien recebido. Pero más de la pastora Filena, cuya hermosura y gracia traía robadas mil secretas intenciones, sin poderse guardar en esto la cara amigos a amigos. Bien conoció Belisa el contento de Filena en la llegada del pastor, porque sabía que con gran bondad y ternura le amaba. Y porque la vido mezclar de fina rosa el cristal de su cara, con una alegría conocida y honesta. Y volviéndose a ella, por ayudarla a disimular le dijo:

- Cantemos juntas pastora.

- Canta tú -dijo Filena- que es lo que Sileno y los demás aguardan.

30 Mayáns y Siscar en su introducción a El Posfor de Fi/ida habla propuesto identificar a este personaje con don Luis Ramón Folch de Cardona, C&doba y Aragón, conde de Prades (par. 28, p. XXXII-XXXIII). Sin embargo, Menéndez Pelayo (Orígenes, p. 329) rechaza esta identificación apoyándose en la presentación quehace de él el autor, aludiendo a la diferencia entre bondad y hacienda.

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- Como mis cantares -dijo Belisa- no nacen de propria ocasión, siempre he menester quien me los ¡[41v]! acuerde.3’

- Eso haré yo -dijo Arsiano-. Canta, pastora, aquel que ayer dijiste en la ribera, que si no fuere a tu propósito será al de todos. Que eso tiene lo que por sí es tan bueno. Con lo cual Belisa, templando el rabel de seis cuerdas, dijo con gran dulzura aquesta letra:

BELISA32 Ojos que cuesta el reposo volver a mirar con ellos, mas valiera no tenellos.

Ojos que saben prenderme, pero nunca rescatarme, osados a aventurarme, cobardes a socorrerme, pues no estiman el perderme, en el menos gusto delios; mas valiera no tenellos.

Ojos de tan malas mañas que estando por veladores, dan paso, como traidores, a las banderas extrañas hasta las mismas entrañas que en llanto salen por ellos; mas valiera no tenellos.

Ojos con quien miro y veo, que aquí consiste mi daño, y si dicen que me engaño, /[42r]/ muero, y digo que lo creo, pues llevan tras el deseo,

~‘ Lo expresado por el personaje de Belisa parece acomodarse, perfectamente, amuchas de las mtercalaciones poéticas que aparecen por todo el libro. Tanto que Fucilla (op.cit., p. 72) indica cómo las composiciones que cantan Belisa, Filardo y Alfeo “no tienen ninguna relación con el solemne momento”. En este caso se aprecia la distancia que separa ambas concepciones, lírica y narrativa, y el modo en que la segunda acoge a la primera, no consiguiendo siempre una articulación adecuada. 32 En esta ocasión los ojos que canta el poeta son los suyos propios y las nefastas consecuencias que le acarrea su thlta de previsión y cuidado porno protegerlo de laprisión y tormentos de amor. Gálvez de Montalvo se ha servido de la forma del villancico donde al estribillo de tres versos (abb) siguen cuatro píesde siete (cddc:cbb); en ellos se repite la ilma de los dos últimos del estribillo inicial, además de glosar el último de ellos con su reiteración En esta composición lamedida del octosílabo es perfecta y como en las anteriores, que usan este metro, se mueve entre las características propias de la poesía cancioneril sin hacer ninguna concesión a las imágenes petrarquizantes o al estilo de la poesía italiana. Los protagonistas omnipresentes son los ojos y los estados emocionales que le producen su acción de mirary ver. Ni siquiera tienen estos términos elcarácter neoplatónico con que sueleaparecer en el resto del relato, sino másbien, adoptan un sentidonegativo y de culpabilidad por llevar al poeta a tal estado de desasosiego.

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la razón por los cabellos, mas valiera no tenellos.

Ojos que cuanto se piensa en los males que se ofrecen, por su deleite escarnecen sm dar otra recompensa, pues recibe el alma ofensa si quiero vengarme delios, mas valiera no tenellos.

No pudo tanto la pastora Filena, mientras duró el suave cantar de Belisa, que no volviese sus muy más suaves ojos, muchas veces, a los de Pradelio que atentamente la miraban. Pero Filardo que cada vez que la pastora lo hacía, como de agudo hierro sentía traspasar su corazón con la rabia de los celos y la fuerza del amor, turbó su rostro y cubrió de sudor su frente, y sin aguardar a que le rogasen, pidió a Sasio que tocase la lira, y acompañóla de esta arte lamentándose:

FILARDO33 Los que consiguen favores por sus servicios fieles, busquen alegres vergeles para gozar sus dulzores. ¡[42v]! Yo por los sepulcros feos buscaré , que estos fueran mis iguales si sintieran mis deseos.

Quien mirando mi dolor burlare de mi cuidado de mi será perdonado, si no sabe qué es amor. Y porque mi padecer no tenga de hoy más por juego, mcta la mano en mi fuego, mudará de parecer.

~ Quizás sean estas coplas castellanas unas de las que más sabor cancioneriltengan. Se observa con claridad lo que Lapesa ha sintetizado en “Poesía de Cancionero y poesía italianizante” (De laEdad Media a nues,tros días, 1982, p. 150) sobre el sometimiento de la voluntad personal al destino, laconcentración en la interioridad anímica del enamorado, junto aciertas imágenes del amor y de las Ñcultades humanas en luchaalegórica. Por otra parte, parece que se sirve de manera original de laidea del monte como representación de las dificultades y que apareció en el soneto IV de Garcilaso y en la canción XXXVII de Petrarca en combinación con el mar. También usa la imagen de las cadenas, aunque no en la tradición italianizante, según se observa en el Repertorio de Manero Sorolla (op.cit., p. 148-154), sino más bien con un valor algórico más propio de la poesia de cancionero. Parece una composición cuya deuda con la tradición española es mayor que la debida a latrayectoria italianizante, de la cual no ha asimilado todavía ni sus imágenes ni su concepción poética.

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1-lay mil montes de pasión delante de mi consuelo, y ha cerrado el paso el cielo con un mar de confusión. En navegación tan fuerte, descanso no le procuro, que en el puerto más seguro está ascondida la muerte.

A veces por me acabar vienen a mis sentimientos tan atropel los tormentos que se estorban al entrar. Y en batalla tan reñida, por mi mano les es dada, con tal condición, entrada, que no pidan la salida.

Lo que pudiera ayudarme, /[43r]/ eso viene a combatirme, por ver si me halla firme para más y más daflarme. Mi cadena es mi victoria; mi fe, mi condenación; mi cuchillo, mi razón; mi verdugo, mi memoria.

Más cantara Filardo si pudiera, mas la pasión que le forzó a hacerlo, le forzó a dejarlo. Bajando los ojos y pasando apriesa la mano por su rostro, se levantó de donde estaba, dando con su ida a todos, ocasión de mucho pesar, que asaz amigos de estima tenía Filardo. Pradelio de esto no hizo sentimiento, pero la pastora Filena por disimular el suyo, vuelta al nuevo pastor Alfeo, le pidió que no gastase más tiempo en escuchar, antes pagase lo que había oído. A este mego acudió Belisa, y ayudó Finea, y aunque Alfeo poco ganoso de obedecer, no quiso parecer menos cortés a las primeras vistas, antes pidió a Finca que tocase la zampoña, y ella a Sasio la lira, y así el pastor al son de los dos acordes instrumentos cantó con gran dulzura estas querellas:34

~“ Ni siquiera se justificala razón del cantar del próximo personaje.Tan solo se aprovecha la circunstancia de lareunión de los pastores que se juntan para cantar mientras se entretimen y que el mismo género habíaconvertido en tópico. Alfeo, por tanto, canta una composición ajena por completo al entorno y a la razón que lun provocado su canto. La poesía intercalada impone, así, cieno extrañamiento, con respecto a la situaci&nrrativa y condiciona el retrato del personaje y la configuración interna del propio relato.

-382- LUIS GALVEZ DE MONTALVO

ALFEO35 Si el desabrido y rústico aldeano, en quien amor no luce, ni parece /[43v]I por ajena ocasión, hace jornada, y por un solo acogimiento humano suele cobrar amor a la posada, y al despedirse della se enternece, con razón se entristece. El alma sola, amarga, que con mano tanlarga regalada se vio en tu pensamiento al inhumano y triste apartamiento de su sombra y abrigo, y no es razón que esté sin ti, conmigo.

Sale de Oriente con ligero paso Febo, vistiendo el cielo de alegría, comunicando al mundo su grandeza. Mas apenas le alberga el frío Ocaso, cuando se ve una sombra, una tristeza de negra noche, temerosa y fría. Desta arte el alma mía, del sol de hermosura gozó la luz más pura que se puede mirar con vista humana, y desta arte es ya noche su mañana, y desta arte, en su ausencia, es, de tiniebla y muerte, la sentencia.

La verde hierba que el arroyo baña la tierra, el aire, el sol la favorecen, mas si le falta el agua, así se muda, que el fresco viento la inficiona y dalia; ¡[44<11 quémala el sol, la tierra no la ayuda, y su verdor y su virtud fenecen. Desta suerte perecen gracia, salud y vida, estando despedida de tu presencia el alma que te adora, porque sin este solo bien, señora,

~ Como en ocasiones anteriores, aquí hay una muestra en laque Gálvez de Montalvo, si bien se sirve de un tipo de canción petrarquista, se decanta, desde el punto de vista del significado, por una concepción más propiamente cancioneril. Compone una canción de cinco estancias, cada una de trece versos que combinan endecasílabos y heptasílabos, másuna tomata de cincoversos. La fronte inicial está formada por seis endecasílabos (ABC:ACB) a la que sigue la volta y la sirma que cierra laestancia (b:dd:ee:fO. Cada estancia parece contraponer la fronte a su respectiva coda, y así en la primera concentra descripciones típicamente petrarquistas, aunque sin imágenesni metáforas, contrastándolas con la coda, donde surge la figuración abstracta del poeta en forma de alma y tormentos, ocasionados por la ausencia de su amada. Como se ve Gálvez de Montalvo adapta a su propia concepción poética formas e imágenes (la del amanecer,o la vade biaba del prado) heredadas de la poesía italianizante, para conjugarías con contenidos cancioneriles.

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cualquiera que se ofrezca, es mal y daño con que más padezca.

Levanta el diestro artífice seguro sobremuro y columnas su artificio, que quiere competir con las estrellas, mas si quebranta el tiempo el fUerte muro, o rompe el peso las columnas bellas, también ha de faltar el edificio. Yo que de tu servicio y de mi bien y gloria, máquinas de victoria, sobre tu voluntad iba subiendo, esta ilustre columna falleciendo, tu servicio y mi suerte cayrán por tierra en manos de la muerte.

En tanto que el favor y la privanza siente el siervo leal del rey benino, su lozanía y su contento suena, mas si después en esto ve mudanza por su mal hado, o por industria ajena, corrido y triste le veréis contino, ~Ohmenguado destino! ¡[44v]! Mira cuál he quedado solo, desamparado de aquel favor y tiempo venturoso, que entre las gentes ando vergonzoso, cabizbajo, y con miedo, que me señalen todos con el dedo. Canción de mi despecho, si llanto y no canción quieres llamarte, aquí podrás por mi amistad quedarte que en desventura tanta bien se puede llamar loco el que canta.

Los tiernos afectos, la mucha armonía, las amorosas palabras del afligido Alfeo se hicieron sentir generalmente, de suerte que, acabado el dulce canto, por gran rato unos con otros encarecieron, cuál los afectos, cuál la armonía, y cuál las palabras. Pero Belisa que de todo quedó pagada, todo lo encareció mientras duraba, y después de acabado, primero con el semblante y después con muy discretas razones, que ayudaron a confrmar en todos la buena opinión de Alfeo. Pero él agradecido a sus &vores no podía en lo interior tomar contentamiento. A esta hora Sileno ordenó que la música cesase y se diese lugar a otro entretenimiento de los usados entre pastores, porque no solamente las almas se

-384- LUIS GALVEZ DE MONTALVO recreasen en aquel /[45r]/ ejercicio, que en efecto no era para todos. Y ansi señalando premios para la lucha ofreció al más fUerte un cayado de acebo guarnecido dc estaño, tallado de buril de despojos de caza y por la una parte un gran cuchillo secreto que tocando a una llave salía y tocando a otra se tornaba a esconder, obra ingeniosa del Alcimedonte.36 Y si este don era para el más fuerte, para el más mañoso había otro tal: un arco era de palo indio con la empuñadura de luciente plata y esmalte fino, cuerda de seda, aljaba labrada y seis ligeros tiros de diversas puntas, con plumas variadas blancas, encarnadas y verdes. Premios que movieron por ser tales los ánimos más exentos de amor, que los enamorados no han menester quien los mueva.37 Hizose a la hora una ancha plaza de toda la general compañía con gran concierto y orden, y a poco rato que esperaron, en medio de ellos se puso Colín, pastor de cabras, más robusto que bien proporcionado, en cuello y brazos desnudo, camisa muy justa y zarafuelle estrecho, y medias de lienzo sin zapatos. No le dejó mucho sosegar Barcino, rico ovejero y competidor suyo en amores, que con el mismo hábito le salió delante, y sin aguardar inÉs señal se fueron el uno para el otro. Cada cual intencionado de hurtar el cuerpo al contrario, y ansi sucedió que ¡[45v]! casi de esta vez no se tocaron. Pero quiriéndolo ambos enmendar, la segunda con tal mafia se acometieron, y con tal fuerza se hicieron presa, que ambos arrodillaron. Era el perder o el ganar a la primera caída, y e] conocimiento de] vencido estar en tierra, y su contrario ambas rodillas sin tocar el suelo. Y como agora ansi se vieron, cada cual procurando que el otro no se levantase, anduvieron gran rato volteando por la yerba sin conocerse ventaja. Hasta que Colín, inadvertido, se cogió la una pierna debajo de la otra y al revolver el cuerpo, se torció la rodilla, de manera que, olvidado del premio y de Dinarda que le miraba, quejándose, se dejó tender en tierra, y Barcino sobre él comenzó a pedir victoria. La grita de los

36 Este personaje aparece mencionado en la Bucólica tercera de Virgilio donde Menalcas y Dametas se apuestan unas copas labradas por Alcimedonte (Virgilio, Bucólicas; Geórgicas; Apéndice virgiliano, Madrid, Gredos, 1990, p. ¡81). ~ Comienza aquí lo que la crítica ha considerado como los pasajes arcádicos en que más directamente se ha inspirado Gálvez de Montalvo. Fucilla (op.cit., p. 72-73) comenta que “excepto por cierta prestidigitación en la secuenciay orden de los episodios, así como por la sustitución de algunos detalles por otros” son “reproducción fiel de la escena descrita en la prosa undécima de la Arcadia”. Y efectivamente, Gálvez de Montalvo cambia el orden de los juegos y pruebas, elimina unos e incorpora otros de propia inspiración. Lo primero que hace es alterar el orden y ofrece primero la lucha para la que tiene, igualmente, premios distintos: un arco para el más mafioso y un cayado para el más fuerte, frente al vaso “di legno di acero” para el único vencedor de la lucha (op.cit., p. 200). Además, Gálvez de Montalvo inventa varios enfrentamientos, lo que lo separa, notablemente, del episodio originario donde luchan sólo Ursacchio y Selvaggio. Aparte que entre los vencedores se produce una suerte de empate por el que ambos son premiados. De todos modos Fucifla (p. 73-74) extracta sendos pasajes donde se aprecia la imitación en los detalles que Gálvez de Montalvo lleva a cabo en su libro.

- 385 - EL PASTOR DE FILIDA

pastores, unos con gusto y otros con pesar, hicieron mayor la honra del uno y el corrimiento del otro. Luego salió Damón, mozo membrudo, aunque de poca edad, gran amigo de Colín, pero presto le hizo compañía y alguna parte de consuelo. Los dos vencidos pastores tenían a Barcino más animoso y a los circunstantes menos determinados. Y ansi de la segunda lucha le dejaron algún tanto de lugar para que descansase. Pero Pradelio que, ardido en amores, los ojos en la pastora Filena con gran aten/1146r]/ción veía mirar a los que luchaban, pareciéndole que le hurtaba a su corazón cualquier vuelta que con sus ojos daba en otra parte, a la hora sin más prevención de quitarse el gabán y el cinto, se presentó con gentil cuerpo y donaire al victorioso Barcino que ya le esperaba. Asiéronse por los brazos igualmente, y aunque la fuerza de Barcino era aventajada, la mafia de Pradelio no era menos, y cuanto el uno de la fuerza del uno, el otro de la maña del otro se debían recelar.38 Y ansi andando entorno gran espacio, sin dar el uno lugar al otro para sus fUerzas, ni el otro al otro para sus mañas, ya sus venas estaban tan gruesas que parecían querer reventar, y el sudor de sus frentes les quitaba la vista. Pisaban sobre la verde yerba, inconveniente grande para Barcino por no poder restribar en ella como quisiera, pero no para Pradeio que no tenía en eso la confianza. Y ansi, viendo a Barcino que con gran furia venia sobre él, hurtándole el cuerpo, tuvo muy cerca la victoria, mas el fuerte pastor proveyendo al daño, tan fuertemente tuvo a Pradelio por los brazos que, juntos llegaron a tierra, y juntos se levantaron, juntos se tornaron a apercebir, y juntos gimieron como dos bravos toros en pelea. Ya la gente estaba admirada de la terrible y peligrosa lucha, y lastimosos de los dos ¡[46v]! pastores, pero ellos, más animosos que al principio, iban buscando sus presas, cuando Sileno, puesto en medio, les atajé su porfia con aprobación de toda la compañía, mayormente de las pastoras Dinarda y Filena. Y a Barcino le fue dado el cayado gentil y a Pradelio el galán arco,39 y a Colín y a Damón licencia para tenerles envidia.

‘8 Hasta aquí estas primerasdemostraciones de fuerza y mafia entre Barcino, Colín y Damón corresponden a purainvención de Gálvez de Montalvo que desmolía el episodio de Sannazaro. ~ Esta es la parte que utiliza Fucilla en su articulo para destacar“la fidelidad con que Montalvo copia los detalles sannazariarios” (op. cit., p. 73). Sin embargo, creo que con el añadido original y con este pasaje lo que se demuestra es la capacidad de imitación de Gálvez de Montalvo. Imitación que es capazde superar y recrear para adaptar el modelo a un nuevo marco narrativo. No niego que llegue a inspirarse, pero dudo que se limite a una mera copia, como seflala el critico en su artículo.Gálvez de Montalvo desde la imitatia inicial remonta el vuelo y logra crearsu propio escenario y sus propios episodios que lo colocan dentro de

- 386- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

Quedó Sileno nuevamente deseoso de ver a los demás ejercitarse en saltar, o correr, o tirar barra. Gran turba de pastores se levantó para estos ejercicios. Pero con diferentes intentos, porque Uranio y Folco, Frónimo y Tirfeo se apercibieron para la carrera; Elpino, Bruno y Silveo para la barra; Delio, Lidonio y Florino para el salto. Cupo la primera suene de ejercicio a los cuatro corredores que sin ningún detenimiento se despojaron de sus vestidos, salvo de las camisas y zarat’uelles, sin medias, ni zapatos. Puso Sileno al cabo de la carrera, que era en una parte del valle, sin tropiezo ni hierba, cuatro premios: el primero y menos bueno un rabel de tres cuerdas de oloroso ciprés de Candia; el segundo y mejor un zurrón de seda y lana, labrado con gran arte; el tercero y mejor que el segundo, un espejo de acero guarnecido en palo de serbal; el cuarto y mejor que todos un puñal de monte, por la una parte de corte vivo, y por /[47r]/ la otra sierra muy fUerte con vaina verde y empuñadura de cuerno de ciervo, trabado con correas blancas de venado. En esta forma el rabel colgaba de un olmo, y adelante ocho pasos, el zurrón de un salce, y otros ocho adelante, el espejo de un mirto, y doce más, el puñal de un enebro.40 Y hecha calle vistosísima de todos los pastores y pastoras, ya que los cuatro corredores estaban los pies izquierdos adelante, y los derechos casi en las puntas, haciendo Arsindo señal el son de su bocina fue como el de la cuerda del sacudido arco, y los pastores no otra cosa parecieron que ligeras saetas por el aire. Fáltame por decir lo más gustoso,4’ cómo Sildeo, pastor de claro entendimiento, aunque de pies perezosos, vido el orden con que los premios estaban. Barruntó luego lo que había de suceder y alzó al viento las luengas haldas del sayo, y púsose con los cuatro que en ligereza excedían al viento. Y juntamente con ellos, comenzó a medir sus pasos por la carrera, y toda la gente que lo miraba a reírse de su osadía. Pero como los cuatro pasaron tan adelante, y los ojos de todos iban tras ellos, Sildeo pudo correr a sus anchuras, sin ser más mirado ni reído. Qué cosa iiae ver a Folco de] primer vuelo tan aventajado que a la mitad de la carrera todos juzgaron el puñal por suyo, pero Frónimo, ¡[47v]! corrido, criando alas de su afrenta, con dos cuerpos se le puso delante. Uranio iba tras Folco, y Tirfeo tras Uranio, cuando Frónimo, vanaglorioso de su ventaja y codicioso de la victoria, o un carácter original adecuado a sutiempo y a lo que esto suponía de asimilación personal y de recreación en una obra individual. 40 Este es elsegundo episodio, el de la carrera, que en laArcadia es la primen de las pruebas. Otro cambio es el que tiene que ver con los premios, que son tres en Sannazaro, e, igualmente, difiere en la disposición, así como en la forma de ganarlos. Con ello incluye una nota de ingenio de que carece la prueba del autor napolitano.

-387- EL PASTOR DE FIlUDA tropezó en la tierra, o en sus piernas, que súbito pareció tendido en la carrera, y Polco sobre él que no pudo apartarse sm caer. Uranio y Tirfeo se vieron señores del campo, y la grita y ruido de la gente que los debiera animar, parece que los desalenté, de modo que los dos caldos, levantándose, y ellos dos entorpeciéndose, todos cuatro llegaron casi juntos a los premios;42 y todos cuatro, despreciándose del rabel, pasaron al zurrón, y desde allí al espejo y adelante al puñal, que en un instante alargaron los brazos a tomarle. Bien se contentara Sildeo, que tras ellos iba, con el rabel, pero viéndolos, que asidos del puñal reciamente porfiaban, pasó hasta el espejo y tomóle, y bajó al zurrón y pusósele al cuello, y después allí al rabel, y pudo hacerlo, porque el concierto era que comenzando de premio mayor, pudiesen de allí tomar los menores que hallasen. Sildeo, risueño y gritado de la gente, enderezó los pasos a Sileno, y los cuatro pastores asidos de su puñal, cuál por la vaina, cuál por el puño, y cuáles por las correas, hicieron lo mismo. No pudo Uranio, /[48r]/ aunque quisiera, desnudar el cuchillo, porque tenía un secreto que le cerraba, pero Sileno, presto en atajar su contienda, tomó a su cargo el puñal, y dióle a Sildeo, para que él le diese a quien le agradase. Discreto y gracioso era Sildeo, y como se vido hecho juez de todo les dijo de esta manera:

- Estos premios se pusieron para el corredor que primero los viese en su poder. Yo los veo en el mío, sin que ninguno de vosotros haya tenido el cuarto libremente como yo y así, por derecho y condición, son todos cuatro míos, y ansi lo juzgo. No sólo los amigos de Sildeo rieron de la graciosa sentencia,43 pero a los mismos pretensores hizo mucho donaire. Y Sileno la confirmó por bien dada, y mandé a

41 Esta advertencia delnarrador configura su presencia en su propio libro hasta que llegue aconcretarse de forma que casi participa en su obra, según se podrá ver. 42 Este es el otro de los pasajes que Fucilla (op.cit., p. 73) compara con lafuente sannazariana en que se inspiró, e insiste en la fidelidad en tos detalles de la carrera y lazancadilla. Pero lo que ocurre,no obstante, es algo parecido al caso anterior. Gálvez de Montalvo se inspira y despliega sobre este episodio una rica imaginación que centra todosu desarrollo en el ingenio demostrado por un personaje. Toda la carrera, desde el principio hasta su solución final, está creada en función de la graciay del donaire de que Sildeo se ayuda para obtener los cuatro premios. El pasaje en que Gálvez de Montalvo sigue, “copia” o imita a Sannazaro no añade nadaal propio episodio, salvo la evidencia del saber humanístico del autor y el bagaje cultural de que hace gala. Pero de nuevo Gálvez de Montalvo no se ¡imita a imitar, sino que emula para encontrar su propia aportación original (vid. Rico, op.cit., p. 4142) ~ Es una muestra patente del ornfaceto, gracioso y burlador de que habla M. Morreale en “Castiglione y Boscán: elideal cortesano en el Renacimiento español,”, Anejos del Boletínde la RAE, 1959,( p. 277) que en laobra de Gálvez de Montalvo se concreta en el personaje de Sildeo. Pero ya era destacada en El Cortesano (p. 266 y ss.) esta necesidad de usar de donaires y gracias que contribuyeran a conformar un hombre de corte ingenioso y con sentido del humor. Además, en lo ingenioso de larespuesta está también el ejercicio de la sprezzatura en su vertiente humorística, como señala Navarrete (Los huérfanos it Petrarca, Madrid, (Iredos, 1997, p. 75).

-388- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

ValJeto, zagal suyo, que diese a los cuatro pastores el siguiente día cada dos gruesos cameros de los mejores del rabaño con que quedaron los circunstantes muy contentos y los pastores muy pagados. Y mientras muchos se estaban culpando de no haber tenido el aviso de Sildeo, Delio, Lidonio y Florino pidieron lugar para los saltos y Elpino, Bruno y Silveo para la barra y aunque quisiera Sileno dársele, viendo que del día estaba gastada la mayor parte y aquellos ejercicios, aunque de mucha estima, no eran de tanta recreación, acordé que ¡[48v]! se ingeniasen en pruebas de fUerza y ligereza, cada cual como supiese o bastase, 44 prometiendo a todos dignos premios de su ejercicio.

- Prueba haré yo -dijo Bruno- que no la hará otro pastor de la ribera.

- Hazla -dijo Elpino-. Veamos donde llega tu soberbia.

- Ahora lo veréis -dijo Bruno-. Y haciéndose atar por las muñecas con dos cuerdas de torcido cáñamo, dio el un cabo a Elpino y el otro a Silveo, y tomando en cada mano una manzana, “Tirad -les dijo- cada uno por su parte. Veréis si salgo con mi intención”. Con tanta fuerza tiraban los dos pastores que parecía quererle abrir por los pechos, pero Bruno recogiendo sus fuerzas, haciendo piernas, apretando los dientes, a pesar de entrambos, puso las manzanas en la boca. No hubo entre todos quien a otro tanto se atreviese. Pero Lidonio que deseaba mostrarse en algo aquel día, viendo presente a la hermosa Silvia, digo45 aquella que a la ida del valle toparon Alfeo y Finea con la pastora Dinarda, alegre de verla sin los dos competidores, Licio y Celio, la pidió licencia para ejercitarse en su nombre, y ella que de nada tenía gusto, le dijo que hiciese el suyo. Esto tuvo Lidonio por gran favor y animado con él, mientras que Delio y Florino, haciendo vueltas galanas y dificultosas por el suelo y por el aire, entretenían la gente, envió por dos perchas altas y delgadas a un huerto suyo que cerca del valle estaba y, pue/[49r]/sto en medio de la gente, las afirmó en tierra derechas sin hincarías y con ambas manos, sin otra ayuda, comenzó a subir por ellas con grande facilidad hasta poner los brazos sobre lo alto, y arrimándolas al cuerpo, sin otra ligadura, ni afirmar los pies en nada, se comenzó a pasear por entre

~ Todo lo que sigue a continuación ya no debe nada ala obra de Sannazaro, sino que es creación original de Gálvez de Montalvo. Imagina una serie de pruebas de fuerza y habilidad algunas de las cuales se asemejan aproezas funambulescas y ejercicios gimnásticos harto curiosos. ~ El narrador aparece entre la concurrencia de los pastores y va haciéndose un sitio amedida que los acontecimientos van desarrolléndose. La vez anterior fue para puntualizar el descuido de no haber señalado lo quea su juicio puede resultar gracioso; ahora se trata de unamatización que convierte al lector en cómplice de este ámbito y de estos hechos.

- 389 - EL PASTOR DE FILIDA los que le miraban y después de ser bien visto, se dejó deslizar por ellas hasta el suelo. Prueba fue que agradó, y admiré a todos en general. Mas viendo que el luchador Pradelio tomaba e] puesto para hacer nueva prueba, todos volvieron a él atentamente, y el mancebo gentil, tendiéndose en tierra de espaldas, los brazos abiertos, sobre la una mano se puso un pastor de pie y sobre la otra otro, asiéndose los dos de las manos para afirmarse. Pradelio levantó en alto los brazos con ellos, y estuvo ansi un rato, y luego se sentó en tierra con la misma carga, tras lo cual se levantó en pie, y trayendo a los pastores tres o cuatro vueltas en el aire, se fue sentando y tendiendo y bajando los brazos hasta dejarlos donde los había tomado. ¡Oh cómo fue prueba esta del esfUerzo y maña de Pradelio, y cómo contentó a todos los pastores y pastoras que la vieron! El gusto de Filena para después se quede y aún las pruebas por ahora, porque Sileno bien siente que no es razón ejercitarse tanto con tanta fatiga y ansi, premiando ¡[49v]! a todos con mucha voluntad y franqueza, mandó tornar a componer las rústicas mesas con regaladas viandas, de donde brevemente todos se levantaron, y siguiendo a Sileno, Galafrón y Barcino, Mireno y Liardo, y el rabadán Alfesibeo, enderezaron a la devota pirámide, y allí Galafrón, tierno y verdadero amante de la difunta Elisa, la una rodilla en tierra, al son de la flauta de Barcino que de la misma arte la tocaba, cantó estos versos tristes y amorosos:

(IIALAFRÓN46 Elisa, que un tiempo fUiste descanso de los enojos con solo volver los ojos a los que en llanto volviste. La Iliria perpetua y triste de nuestras continuas quejas no es tanto porque nos dejas, como por ver que te fuiste.

Porque, Elisa, aunque dejamos sea lo mismo que irte, sintiendo el mal de partirte no se entiende el de quedamos Y solo en representarnos la memoria que te has ido, no queda libre el sentido para de otro mal quejamos. /[SOr]/ ~ En estacomposición de coplas de arte menor (abba:acca) Gálvez de Montalvo seajusta con precisión al argumento. Canta, por tanto, la ausencia de la pastoraa causa de la muerte. Aún así adolece de las mismas características cancionerijes por las que predomina la conceptualización abstracta sin descripciones, ni imágenes concretas.

-390- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

Mas dime, en prisión tan grave, ¿por qué nos dejas con ceño, como cautivos sin dueño, donde esperanza no cabe? ¿Qué nueva vendrá suave a nuestra prisión y pena, si cenada la cadena el cielo rompe la llave?

Algún alivio tenemos en ausencia tan amarga, y es que no puede ser larga, aunque ya larga la vemos. Otra rienda hallaremos que más enfrene al tormento, y es que vives en contento, ya que nosotros penemos.

Tengo aquí, pastora cara, una canción que decías, con cuyos versos cubrías de mis lágrimas mi cara; y aunque de dulzura avara, y más que la muerte fiera, si yo agora te la oyera bien piadosa lajuzgara.

De suerte nos igualaste que contra el competidor nuestra venganza mayor era ver que le miraste. Bien seguros nos dejaste ¡[50v]! de memorias de contento, porque aun de damos tormento, señora, no te preciaste.

Por nuestra afición abrojos nos diste, en lugar de palma, y nunca smtió tu alma lo que hicieron tus ojos. Nuestros más ricos despojos llevaste sin pretendellos, y este es el mal que a querellos gloria fueran los enojos.

Baje ya tu luz preciosa del alto cielo a la tierra, y venga hacernos guerra, si no quisiere piadosa

-391 - EL PASTOR DE ELIDA

por el mármol do reposa tu ceniza sepultada, que de mi diestra cuitada fUe pruebecilla amorosa.

Vaya lejos la alegría de nuestro monte y ribera, cuanto se teme y se espera, pare en la ventura ¡ma. Fálteme el postrero día una común sepultura, que si ya busqué ventura por ti sola la quería.

Húyame el contentamiento, nada me preste favor, 45 Ir]! conviértaseme en dolor cualquier causa de contento. Deme el cielo solo aliento para conocer mi mengua, no quiera llegar la lengua do no alcanza el sentimiento.

Bien puede Elisa subir atrás el corriente ño; y el más importuno frío, nuevas flores producir. Mas no podrán permitir tiempo, fortuna, o estrella, que cese nuestra querella, hasta que cese el vivir.

En tanto que Galafrón cantaba de esta suene, muchas de las pastoras habían traído blancos tabaques de yerbas y rosas de la floresta y en un punto sobre sus luengos cabellos, poniendo artificiosas guirnaldas alrededor de la alta pira, presas por las manos sus anchas mangas de blanco lienzo, colgando mientras cantaban, iban en sosegado corro, y acabado el cantar, vueltas las unas a las otras, con gran donaire bailaban.47 Ya en esto el gran planeta parecía que, agradecido de la solemne fiesta, quería dejar libre sombra para que los pastores buscasen sus moradas, y al trasponer del monte su rostro alegre y santo, recogiendo la lumbre de sus rayos, desde el Oca/[51vJ/so arrojó una viva y templada claridad que, bordando de fina plata y luciente oro las varias nubes,

~ Aparece por primera vez la danza de las ninfas, destacándose su sosiego y elhecho de que bailen en grupo. Con esto cumplen con larecomendación que Federico Fregoso (op. cit., p. 354) da sobre el danzar de lamujer, en la cual no quiere ver “nioviniientos muy vivos y levantados”.

- 392 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO dejó nuestro cielo hermosísimo.48 Y luego las pastoras trocando las guirnaldas de sus frentes con las que en el sepulcro estaban y los pastores ramos con ramos, todos juntos comenzaron a seguir al viejo Sileno hasta la salida del valle, que allí con alegre rostro y dulces abrazos se despidió, uno por uno, de todos, y dejando con él sus cuatro pastores y el rabadán Alfesibeo, se comenzaron, por las sendas y caminos, a dividir desde la verde floresta. I[52r]I

48 Corresponde al tópico del cierre y caída del díajunto con las actividades que se han realizadoen él, de modo que todo tiene una conclusión natural, propia del ciclo de la vida pastoril. Curiosamente, Gálvez de Montalvo aquí se explaya en una delicada descripción del atardecer; tal atención al paisaje y sus detalles contrastan grandemente con lo escueto de las mismas imágenes en supoesía.

- 393 -

LUIS GALVEZ DE MONTALVO

TERCERA PARTE DEL PASTOR DE FÍLIDA

Alegremente vinieron nuestros pastores al fresco valle de la celebrada Elisa, y no menos se dividieron al salir de él, porque no quedó senda, atajo, ni camino donde no sonasen voces acordadas, liras, rabeles, flautas y otros alegres instrumentos. Solos Finea y Alfeo, como solos entraron por la vereda de los salces, camino poco usado por ser áspero y estrecho.’ Y al principio de él dijo Finea:

- ¿Qué te ha parecido, Alfeo, de los pastores del Tajo?

- Tan bien —dijo Alfeo- que no te lo sabré decir. Su gala es mucha discreción y cortesía grande, y lo que es habilidad y mesura aventajado a cuanto he visto. Paréceme que de España lo mejor se recoge en estas selvas.

- Eso puedes creer —dijo Finca- que aunque lo natural de ellas es bueno, todos esos ricos pastores que hoy has visto, y esas pastoras de tanta gracia y hermosura, cuál es del Ebro, cuál del Tormes, Pisuerga, Henares, Guadiana y algunos de donde mudando nuestro Tajo el nombre se llama Tejo. Pero como el sitio es tan acomodado a la crianza ¡[52v]! de los ganados, a la labor de la tierra y a la recreación de la gente, muchos que aquí vienen por poco se quedan por mucho, como a mi me ha sucedido, y a ti creo que será otro tanto.

- No hará, pastora, -dijo Alfeo- que aunque entiendo que no me estaba mal, véome imposibilitado para ello. ¿Qué podría yo hacer aquí, o en qué entretendría el tiempo que no pareciese feo a todos?

- Yo te lo diré -dijo Finea- lo que yo hago, o lo que hace Siralvo, forastero pastor que aquí habita. Yo compré ovejas y cabras, conforme a mi poco caudal, y con dos zagales las apaciento. Siralvo, aunque pudo hacer otro tanto, gustó de entrar a soldada con el rabadán Mendino por poder mudar lugar cuando gusto o comodidad le viniese, sin tener cosa que se lo estorbase.2

- ¿Quién es ese Siralvo?-dijo Alfeo.

- Es un noble pastor —dijo Finca- de tu misma edad, honesto y de llanísimo trato. Amado generalmente de los pastores y pastoras de más y menos suerte, aunque hasta

‘Para Alfeo y Finca surge ya el carácter simbólico del espacio por el que transitarán en un camino de ascenso que los llevará basta el primer estado de la felicidad. 2 Por boca de sus propios personajes, Gálvez de Montalvo parece interesado en dejar clara su preocupación por conferir un carácterverosirnil a su narración. Esta preocupación le llevará hasta la justificación irónica con que comienza la sexta parte, si bien aqui ya hay una muestra de cómo procura explicar, con coherencia y sin dejos irónicos, los medios por los que viven los pastores.

- 395 - EL PASTOR DE FLIDA agora no se sabe de la suya más de lo que muestran sus respetos que son buenos, y sus ejercicios de mucha virtud.

- ¿Cómo vería yo a Siralvo? —dijo Alfeo.

- Bien fácilmente —dijo Finea-, porque las cabañas de Mendino están muy cerca de aquí y Siralvo por maravilla sale de ellas, y más agora que está su rabadán ausente, y él no podrá apartarse del ganado.

- Así hayas ventura —dijo Alfeo- que vamos /[53r]/ allá.

- Vamos, pastor —dijo Finea. Y volviendo el camino sobre la mano derecha, mientras Alfeo, agradeciendo a la serrana su voluntad y trabajo, ella, nuevamente, con amor se le ofrecía. Llegaron a la fUente de Mendino, que poca distancia de las cabañas estaba y a un lado de ella, cerca del arroyo, oyeron una flauta que al son del agua y de los inquietos árboles acordadamente sonaba.

- Aquella flauta -dijo Finea- es de Siralvo, y si él canta, a buen tiempo hemos venido que no es menos músico el pastor que enamorado, aunque él, no preciado de esto, siempre busca la soledad para cantar sus versos.3

- Oyámosle —dijo Alfeo- que no es posible que el aparejo tan conforme a su condición no le incite. Y con esto, sentándose los dos junto a la fUente, casi a un punto, Siralvo, dejando la zampoña, comenzó a cantar aquestas rimas:

Con este diálogo ambos personajes enfocan la presentación directa del protagonista. El lector ya tenía información desde la primera parte, cuando el narrador comenta sus amores con Filida. Sin embargo, ahora, desde-laperspectiva del personaje; ci aspectoamorosoqueda relegado a un segundo plano yse - - pretende construir una imagen más completa y acabada del mismo para lo que se seflalan sus actividades y medios de vida. El resto de la presentación cae dentro del modo tópico en que aparecen los personajes: por medio del canto en el que suelen ser sorprendidos y al que asisten otros personajes, escondidos, sm interrumpirlo.

-396- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

sn4ÁLvo4 Ojos a gloria de mis ojos hechos; beldad inmensa en ojos abreviada; rayos que heláis los más ardientes pechos; hielos que derretís la nieve helada; mares mansos de amor bravos, estrechos; amigos, enemigos en celada; volvéos a mí, pues sólo con mirarme, podéis yerme y oírme y ayudarme.

Si me miráis veréis en mí primero cuánto con vos amor hace y deshace; ¡[53v]! si me escucháis, oiréis decir que muero, y pues la vida que me satisface, si me ayudáis, lo que pretendo y quiero, que es alabaros, fácil se me hace. En tan altas empresas alumbradme, Mis ojos, vedme, oídme y ayudadme.

Siendo verdad que el alma que me ampara es sólo un rayo de esa luz pendiente, cuando no me miráis es cosa clara que estoy del alma con que vivo, ausente; mas no tan presto a la marchita cara vuelve la vuestra, soles de mi Oriente, cuando el espíritu mío renovado quedo vivo, contento y mejorado.

La causa fuistes de mi devaneo, y podéis serlo de mi buena andanza, que si vuestra beldad causa el deseo, vuestra color ofrece la esperanza. Esmeraldas preciosas, donde veo más perfección que el ser humano alcanza,

Se trata de una composición en octavas sobre los ojos de la amada. Gálvez de Montalvo demuestra un uso del endecasílabo que podría desdecir todo cuanto se ha dicho sobrepremiosidad. El tema guíael desarrollo de las imágenes que siguen dentro del carácter abstracto de anteriores poemas. Si el poeta se representa a través del alma, la amada se reduce a sus ojos. La relación entre ambos recuerda, sutilmente, el intercambio de los espíritus sutiles y la necesidad de contemplar la presencia de la amada confirmada desde el mirar benevolente de la misma. En cualquier caso, parece que también está imbuido de cieno petrarquismo que se trasluce en las imágenesde la primera esÚof~ y de la última en forma de clara lumbre que ilumina la oscura noche del poeta envuelto en tinieblas. Por otra parte, la penúltima estrofa (versos 57-64) ha desatadouna pequefia polémica sobre quién sería el precedente sobre el motivo de los ojos serenos. Avalle-Arce (“Gutierre de Cetina, Gálvez de Montalvoy Lope de Vega”, Nueva Revista de Filología Hispdnica, 1(1951) p. 411414) considera que Gálvez de Montalvo “se inspiró en el famoso madrigal de Gutierre de Cetina, (p. 412) a la hora de inventar esta octava. Muy contrario es el parecer de Alonso Gamo (op.cit., p. 123) quien argumnenta la precedencia del autor con respecto a Cetina y entre otros echa mano de la suposición de haberse escrito esta partetercera entre 1566 y 1570 y de no haberse publicado la poesía de Cetina sino mucho tiempo después de la aparición del libro de Gálvez de Montalvo. Polémicas a un lado, creo que Avalle-Arce está en lo cierto, pues como demuestra en el artículo el asunto de los ojos serenos del madrigal de Cetina, ya había sido imitado por Jorgede Montemayor en la Diana y puesto en música por el maestro Francisco Guerrero, en su Libro de mz¿sica para vihuela intitulado Orphenicalyra, Sevilla, 1554.

-397- EL PASTOR DE FILIDA

viva mi alma entre esas dos serenas lumbres divinas de victorias llenas.

Cuánto mejor en vuestra compañía que con la lira o con el tierno canto, pudiera Orfeo el malhadado día robar la esposa al reino del quebranto, pues la amorosa, ardiente ánima mía, al resplandor de vuestro viso santo, suspende tantas penas infernales, /[54r]/ ojos verdes, rasgados, celestiales.5 ¿Sois celestiales, soberanos ojos? Sí que lo sois, aunque os alberga el suelo, pues solas almas son vuestros despojos; almas que os buscan como a proprio cielo. Fundó el amor sus gustos, sus enojos; estableció su pena y su consuelo; dejó las armas frágiles de tierra, y escogió vuestra luz en paz y en guerra.

Estrellas, nortes, soles que a la diestra del Sol salís, por soles verdaderos, sí en cuanto el largo cielo al mundo muestra, no hay cosa que merezca pareceros ¿Quién verá sola una pestaña vuestra que presuma aún con muerte mereceros? Bástale a aquel que os ve, si os conociere, morir y ver que, por miraros, muere.

Pues los que os miran quedan condenados a arder de amores si miráis piadosos, y a rabia eterna si volvéis airados; ved si los que abraséis son venturosos. Yo que con pensamientos inflamados, ojos, os miro, y con deseos rabiosos, o rabie, o arda, o muera, o viva al menos, no dejéis de mirarme, ojos serenos.

Al revolver de vuestra luz serena, se alegran monte y valle, llano y cumbre; la triste noche de tinieblas llena halla su día en vuestraclara lumbre. ¡[54v]! Sois, ojos, vida y muerte, gloria y pena; el bien es natural, el mal costumbre. No más, ojos, no más que es agraviaros, sola el alma os ajahe con amaros.

Esta octava es comentadapor P. Cabañas “Eurídice y Orfeo en la novela pastoril”, Estudios dedicados a Menéndez Ricial, CSIC, tomo IV (1953) (p. 331-358) como un caso, entreotras muchos, donde se establece un paralelo entre Orfeoy su dama

-398- LUIS GALVEZ DEMONTALVO

No tocó Siralvo al fr~ de la postrera estancia la flauta como a las demás había hecho, pero rematóla con un tiernisimo suspiro, y Alfeo y Finea que con mucho gusto le habían escuchado, dejando la fUente se llegaron a él, saludándole con muy corteses palabras.

- ¿Qué caso —dijo Siralvo- te trae, Finea, por esta parte tan a deshora?

- Buscarte, Siralvo —dijo la graciosa serrana.

- Aquí me hallarás muy a tu voluntad —dijo Siralvo, y levantado del suelo, echando al hombro el zurrón, todos tres se fUeron llegando a la fresca fuente. Y allí, sentados, preguntó quién era el pastor que con ella venía. No dio lugar Finea a que Alfeo respondiese, mas ella lo hizo de arte que Siralvo, muy contento de su venida y deseoso de saber su suerte, se le ofreció en lazo estrecho de amistad,6 a que Alfeo bastantemente correspondió en voluntad y razones. No se contentó Finea con esto, pero pidió a Siralvo que diese orden en acomodar a Alfeo.

- Aquí están -dijo Siralvo- mil ovejas del gran rabadán Paciolo que las guardaba Liardo y ahora está con Sileno. Este rabafio tiene cuatro zagales diligentes, cabaña nueva, instrumentos muy cumplidos, /[55r]/ dehesa propria en que se apacienta y abrevaderos y corrales para él solo. Está en cargo buscar un mayoral que le gobierne, y si Alfeo le quiere tomar al suyo, en cuanto yo le pudiere descuidar, lo haré con las mismas veras que lo ofrezco. Finca y Alfeo aceptaron con grande agradecimiento la voluntad y obra de Siralvo, y contentísima de esto, le pareció a la serrana irse a su cabaña y a los dos pastores hacerla compañía, y sin valer excusas, que ella dio para desviarles aquel cuidado, los tres comenzaron a caminar por la espesura, y la pastora a contar a Siralvo lo que en el valle de Elisa había pasado, cuando Filardo, competidor de Pradelio, hacia ellos venía cantando con una voz llena de melodía y tristeza. Y por no ser causa de que lo dejase, apartándose entre los árboles con gran silencio oyeron esta canción, que no con menos espacio iba diciendo:

6 Detrás del ofrecimiento del lazo estrecho de amistad entre Siralvo y Alfeo está todo un bagaje cultural y social por el que se concibe la amistad como un sentimiento de reciprocidad de amor y benevolencia posible entre hombres iguales en virtud. Siralvo más adelante le ofrece una posibilidad paraquedarse en laribera contando con un medio de vida. De este modo el calado de laamistad entre personajes no queda reducido aun mero intercambio de palabras, sino que se apoya en una posibilidad pseudorreal que,en cualquier caso, convieneen creíble no sólo la vida y la estancia en la ribera, sino también las relaciones que entablan los pastores entre sí. Sus intercesiones timen visos de reales por apoyarse en estos pormenores de tinte “realista”. Sin olvidar quepara Gálvez de Montalvo cuenta, fundamentalmente, el modelo de Castiglione, donde la amistad es una conformidad de condiciones, de voluntades, de corazones y de juicios (op.cit., p .248).

- 399 - EL PASTOR DE ELIDA

FILARDO7 No por sospiros que déis, corazón, descanso espero, pero del alma el postrero, y ella y vos descansareis.

Estando la vida tal de su tiempo bueno, ausente, que ser vida es accidente y cansarme es natural, corazón, no alcanzaréis ¡[55v]! con sospiros lo que quiero, pero del alma el postrero, y ella y vos descansaréis.

El rato que sospiráis, descansárades siquiera, cuando la vida no fuera el fuego en que os abrasáis. Dad sospiros y veréis que el mejor es más ligero, pero del alma el postrero, y ella y vos descansareis.

Un solo rayo os abrasa, mas sus lugares son dos, las llamas tocan en vos, y en el alma está la brasa; con sospiros la encendéis, y el sospiro verdadero es dar el alma el postrero, y ella y vos descansaréis.

No quiero yo, corazón, quitaros el sospirar, que sospiro podréis dar que os valga por galardón. Si con sospiros movéis la voluntad por quien muero, sin dar el alma el postrero, ella y vos descansaréis.

Lapresentación del personaje guarda analogía con laanterior de Siralvo, pero ahora el asunto es muy diverso y la forma esla de una letra formada por una redondilla y cuatro pies formados por sendas coplas castellanas. Cada una de estas coplas repiten lamisma rirna del estribillo en su segunda redondilla y dentro de estareiteran los dos últimos versos en las dos últimas coplas con variantes mínimas. Vuelve con ella lamanera cancioneril donde laausencia de descripciones, imágenes y ¡netátras, se suple con la alegorización del sentimiento y del deseo de descanso simulados a través del suspiro, todo ello englobado en la intimidad animica del enamorado.

- 400 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

No estaba muy confiado de merecer Filardo /[56r]! tanto bien que, como sus versos decían, se ablandase por tiempo la causa de su dolor, y ansi el presente fue tanto que sin poder animarse con los postreros acentos, cayó en tierra. Siralvo con gran lástima y amor se le presentó diciendo:

- ¿Qué es esto, Filardo nilo? ¿Qué congoja te mueve a tanto extremo?

- ¿Qué ha de ser -dijo Filardo- sino lo que siempre suele? ¿O qué Ñtiga me puede descomponer, sino la que Filena me quisiere dar? ¿O qué rato podré vivir sin que ella guste de atormentarme? Maldita sea la hora en que nací para amalia, y maldito sea el hombre que nace para amar. Puesto estoy, Siralvo, en el profundo de las miserias de amor, sin haber cosa de donde espere consuelo.

- Levántate, amigo -dijo Siralvo- que, aunque yo creo que tendrás razón, de tu proprio humor eres congojoso. Vente con nosotros y dime tu pena, quizá no será tanta la causa como te parece.

- Como tú>, quizá -dijo Filardo- estás favorecido, parécete poco el mal ajeno.

- En cada jornada -dijo Siralvo-, hay su legua de mal camino, pero menester es resistencia si ha de haber perseverancia. Si Filena se descuidó en algo contigo, ya pensarás que el mundo es acabado. No la futigues con quejas continuas, aunque la razón te sobre; no la pidas celos, aunque te arranquen el corazón, que la mujer apretada siempre desliza por donde peor nos está. Haz lo mismo que Pradelio, ¡[56v]! dondequiera que la ve, llega risueño y regocijado, y pone en fiesta a cuantos allí están inventando juegos y danzas, y cualquier cosa que la pastorcilla haga, alaba por buena. Créeme que la primera fuerza que con mujeres se ha de probar es bien parecer, y un hombre marchito y trasojado viene a ofendellas hasta ser demonio en su presencia.8

- Basta, pastor -dijo Filardo-, hablas como sano en fin, y tus medicinas no son para el doliente. Haga Filena conmigo lo que hace con Pradelio, verás cuál ando yo y cuál anda él. Mas si desde que entró en el valle de Elisa hasta la salida, jamás de él partió los ojos, ni los volvió a mirarme. ¿Qué quieres que sienta, o que sintieras tú si como yo la amaras?

En ¡incacon el asunto de laamistad, Siralvo da muestra de su capacidad aconsejadora que en la última parte del librotendrá su plenocumplimiento con la resolución de los distintos casos amorosos. En tal disposición Siralvo ya no sólo encama el modelo que Castiglione elabora en su libro, sino que puede remontarse hasta el militante del ejército del amor de Andrés el Capellán, al que retrata desde la generosidad del que se ofrece a todos cuantos lo necesitan, sin necesidad de que lo soliciten (op.cit., p. 117). Con esto, Gálvez de Montalvo parece que supo representar en su vida y en su obra un ejemplar que venia desde muy atrás y que él debió conocer como meraasimilación cultural a travésde El Cortesano y de otras lecturas.

-401 - EL PASTOR DE F[LIDA

- Doliérame -dijo Siralvo-, mas a las veces una sinrazón notable suele desapasionar al más enamorado.

- Y aún indignar -dijo Filardo-, mas pásase esa ira en un momento y queda el triste que ama hecho un centro de dolores, donde creo que nunca la muerte viene por fuerza de los males, sino por contradicción del que la teme, que a mi que la deseo tan necesitado de su favor, niégamele, y niéguemele si quiere, que si nací para esto, yo no lo puedo excusar.9 ¿Qué ves, ingrata, en Pradelio más que en mí, sino lo que tú le das, o qué en mi menos que en él, sino lo que tú me quitas?10 Ayer pagada de mis servicios, y hoy de mi muerte. Buen galardón lleva el que te desea servir. Tó4S7r]/mate cuenta de lo que haces, y volverás por ti misma, sino olvidas del todo a lo que te obliga tu propio valor.

- Paso, Filardo, -dijo Finea- ansi veas a Filena tan de tu parte como deseas, que no te aflijas más, saca la lira y canta un poco, y entretendrás tu dolor y nuestro camno.

- Gracia tienes, serrana, -dijo el pastor- ¿Cantar me mandas de gusto viéndome morir?

- Pues haz como el cisne -dijo Finea-, y lo que has de lamentar sea cantado, que no enternecerán menos tus querellas.

- Por castigarte de lo que pides -dijo Filardo- quiero cantar, serrana. Y sacando la lira tres mil sospiros en son triste, pero artificioso y suave, comenzó a decir Filardo: FILARiDO” Si a tanto llega el dolor de sospechas y recelos, no le llame nadie celos, sino rabia del amor.

~Filardo expresa el principio del amor cortés, por el que el amante se somete de modo voluntario al destino que le impone amory que Lapesa hace típico de lapoesía de los cancioneros castellanos (op.cit., p. 150). En Filardo va a concretar diferentes rasgos relativos a asuntos como los celos y este del sometimiento al destino del enamorado despechado. En esta parte. Alfeo, Siralvo y Filardo constituyen tres facetas simultáneas de lo que en vida de Gálvez deMontalvo debió ser sucesivo. lO Parece que aquí está el asunto de la mujer como reflejo del Bien que emana de Dios. II Es igual en su estructura a la letra que canta Filardo. A laredondilla siguen cuatro coplas castellanas que repiten la misma dma en su segunda redondilla, ademásde reiterar con una sola variante (verso 35) los dos últimos versos del estribillo. Filardo, através de esta composición, aparece de forma explícita como representante del tema de los celos. Curiosamente, la calificación que se hace de los celos desde el mismo arranque de laletra, hace que no se acomode a ninguna de las teorías que sobre ellos y sobre el amor se haya podido dar ai algún tratado. Al contrario el tema aparece con unaintensidad propia de aquel queha experimentado tales sentimientos. Esto me hace suponer que entrepoesía y narración hay un hiato temporal y conceptual, pues la primera surgiría a raíz de la experienciavivida y la segunda del saber asimilado de la cultura de la época.

- 402 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO

Dolor que siempre está verde, aunque vos más os sequéis, y adonde quiera que estéis, véis presente a quién os muerde; mal que para su rigor se conjuran hoy los cielos, no le llame nadie celos, sino rabia del amor.

Pues derriba una sospecha ¡[57v]! la vida más poderosa, y una presunción celosa deja una gloria deshecha, y a fuerza de su furor se aborrecen los consuelos, no la llame nadie celos, sino rabia del amor.

No valen fuerzas ni mallas contra mal tan inhumano, porque es hambriento gusano que se ceba en las entraflas. Allí vierte a su fávor sus centellas y sus hielos, no le llame nadie cejos, sino rabia del amor.

Si deste diente tocado debe un corazón rabiar, nadie lo podrá juzgar, sino aquél que lo ha probado. Yo que en medio del favor gusté tan enormes duelos no puedo llamarlos celos, sino rabia del amor.

- Quien tal pide que tal pague -dijo Filardo al fin de su canción-. Véis aquí, pastora, cuál estoy, cuál está la lira, y cuál el canto.

- Ansi estuviera tu corazón -dijo Finea- que como cantas sin gusto no te satisfaces a ti como a nosotros.12

¡2 Varios son los factores que pueden vislumbrarse en lo que dice el personaje de Finea. Por un lado, está loque dice Rosenmeyer (Pie Oreen Cabinet: Theocritus ano’ the European Pastoral Novel, Berkeley, 1969, p. 166) sobre la poesía yel canto, deque son expresión espontánea en la manera que tienen de manifestar los sentimientos y los deseos que quieren ser reconocidos. Por otro lado, la música sirve “para subrayar lamelancolía y crearun ambientepropicio al cultivo de la tristeza” (en palabras de Enrique Moreno Báez en su edición de Los siete libros it la Diana, Madrid, Nacional, 1976, p. XLII y recogidas por Damiani en Montemnoyor’s Diana, musie, ano’ the visualart, Madison, 1986, p. 27). Finalmente, y en la línea de loque dice Daminani (op.cit., p. 27-29) la música cumple con unos efectos beneficiosos para el espíritu, provee de una nueva dimensión a la vida, actúa como un revulsivo para el lector que lo desvía

- 403 - EL PASTOR DE FILIDA

- Pues ansi ¡tSSrjl te ha parecido él, págamelo en otro tanto, y di alguna canción de las que suele decir Filena que, aunque poco ganoso de hacerlo ni escucharlo, quiero ver si hay en el mundo orejas que se muevan a mi ruego.

- Las mías -dijo Finca- prestas estarán a oírte, y yo a obedecerte. Toca la lira que a tu son quiero cantar.

- No andaba tras eso -dijo Filardo-, mas hágase lo que quieres. Y tocando el instrumento, la serrana le acompañó diciendo así: FINIEA’3 Del amor y sus favores, lo mejor, es no tratar con amor.

Esme el cielo buen testigo de cuál voy tras mi deseo, do con mil muertes peleo, teniendo un solo enemigo. No durará lo que digo, y aún peor los que tratan con amor.

Verán su fe y su razón escrita en letras de fuego, y verán que su sosiego es campo de alteracion. Verán que su galardón, el mejor, no tiene seflal de amor. ¡[58v]! Juntamente llegó Finea al fm de su canción y a la puerta de su cabaña, donde halló a Dinarda y a Silvia que la esperaban, y allí despidiéndose los pastores con gran cortesia, Filardo, a mego de Silvia, se quedó con ellas. Y Alfeo y Siralvo tornaron por su camino.

- No querría -dijo Siralvo- cansarte con preguntas, ni congojarte con mi deseo, pero no dejaré de decirte que holgara en extremo de saber quién y de dónde eres. Las alabanzas que de ti me dio la serrana, tu persona las confirma todas, y lo que tengo visto de la monotonía del lamento para enfrentarlocon la belleza de los versos y, por último, regula el desarrollo argumental y ayuda en elcambio de dirección del conjunto narrativo. Toda esta amalgama de fretoresse dan en este momento y en otros, cuando Gálvez de Montalvo inserta su poesía. Pero su articulaciónno crea un mundo acabado y autónomo, porque, justamente, la dirección del propio relato no es ayudada por lapoesía y el canto, sino que lo condiciona hasta elextremo de hacer de los personajes entelequias de estados anímicos y sentimientos que los desvitaliza en gran medida >~ Se trata de una poesía que se sirve de la estructura delvillancico antiguo con un estribillo de tres versos, siendo quebrado el segundo y dos pies de siete versos que repiten en los dos últimos, variantes de

- 404 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO bien basta para procurar tu amistad. Pero ya sabes que entre amigos no es justo haber nada encubierto, préndote mi fe que no te arrepientas jamás de lo que conmigo comunicares.’4

- Eso creo yo muy bien -dijo Alfeo-. Pero sabe que es mucho lo que hay que saber de mí, y si más hubiera más supieras, que tu bondad,15 Siralvo, a esto y más me obliga. Tú sabrás que este hábito no es mio, pluguiera al cielo que desde mi nacimiento lo fuera; excusara las mayores desventuras que jamás han pasado por hombre de mi suerte.16 Caballero soy natural de esta vecina Mantua, que por toda ella se ve el blasón de mi verdadero apellido, y sabrás que pago en breves días con las setenas, lo que en muchos gocé de libertad y contento. No renuevas mi mal con tu pregunta, que siempre se está presente, ni me aflige tu voluntad que bien ensefia/[59r]¡do estoy a no seguir la mia. Mas porque temo cansarte con mi cuento largo y pesado, te suplico, cuando lo estés, me avises, que llevándolo en dos veces quizá te bastará la fuerza y a mí el ánimo.17

- Ser tú quien dices —dijo Siralvo- bien claro lo muestras. Y conocer yo la merced que me haces no lo dudes, y menos que es imposible cansarme de oír tus casos. Mas yo sé, Alfeo, que el día ha sido hoy largo para ti, y será razón dar a la noche su parte hasta el alba, y entonces habiendo tú reposado, podrás cumplir la promesa y oírme un rato. Quizá seré ocasión de alivio a tu mal.

- No espero menos de ti -dijo Alfeo. Y en estas y otras agradables pláticas llegaron a las cabañas de Mendino, donde Alfeo fue albergado. Y Siralvo, sin que él ni nadie lo sintiese, tomó el camino de las huertas del rabadán Vandalio, donde Fílida estaba, y a esta hora Siralvo con seguridad podía los versos 2-3 del estribillo. La interioridad anímica continúa dominando, lo cual la sitúa dentro del tipo de poesía propiamente cancionerii. ~ De nuevo el tema de la amistad entre Alfeo y Siralvo los aproxima a la concordancia de voluntades prescindiendo de desigualdades sociales y falsos honores, lo que convierte la amistad en el trato que iguala al inferior con el superior (Cicerón, op.cit., p. 90). y la dimensión donde se puede compartir la desgracia que el amigo es capaz de sentir (p. 34). ‘~ En la bondad que Alfeo ve en Siralvo se encierratodo lo que Davies (lite individt¿al ano’ 11w bases of an ideal society iii Cervantes, Michigan, Stanford University, 1964, p. 173) considera como valores pastoriles: “soledad, integridad moral y espiritual, hospitalidad y bondad natural”. 16 Alfeo hace del hábito pastoril un deseo de retraimiento y una concepción de soledad que sólo se puede alcanzar entrepastores, no entre cortesanos (Davies, op.cit., p. 173); Poggioli (op.cit. p. 1-2) también habla de la imitación de los pastores por la que se aspira a alcanzar una nueva vida compuesta de verdad moral y paz mental. ‘~ Con esta interrupción el autor procede a dividir lo relatado por Alfeo de modo que queden emparentados ambos episodios y se contaminen del estatismo en que se instalan los amores de Siralvo y Fílida. Resalta, de estamanera, el contraste entre los amores negativos en la corte, frente a los amores positivos en el campo. Apane que convierte este último lugar en espacio donde, además de amores desgraciados, se da la posibilidad de buscar soluciones a los problemas propios del sentimiento amoroso.

405 - EL PASTOR DE FLIDA buscarla para oírla o verla desde aparte.’8 Poco tardó en llegar el enamorado pastor, pero rato había que la hermosísima Fílida reposaba. Triste y despechado se halló Siralvo por su tardanza y, sentándose al pie de un olmo, junto al ancho y rico albergue se dejó transportar en un profUndo pensamiento, de manera que sin sentirlo él, fue sentido, recordando con sus suspiros a Florelaj9 hermosa y discreta pastora de la casa de Vandalio y tan amada de Fílida que en su mismo apo/[j59vj¡/sento se albergaba. Bien conocía los suspiros de Siralvo y muchas veces deseó que Filida los smtiese y admitiese la voluntad del pastor allí donde infmitas y de grande estima eran despreciadas. Dejó el lecho Florela y, mal vestida, salió donde halló a Siralvo que, vuelto en sí, se levantaba para irse.

- ¿Qué venida es esta? -dijo Florela.

- La mia no sé-dijo Siralvo-, pero la tuya mi remedio será, porque te certifico que estaba a punto de acabarme. Consuélame, pues siempre lo haces, y no hay quien pueda hacerlo sino tú.

- Deja el pesar -dijo Florela- que si esta noche vinieras a la hora que sueles, pudieras ver y ofr a Fílida en el lugar que estamos.

- Buena manera -dijo Siralvo- es esa de consuelo. ¡Maldita sea mi tardanza que soy el más desazonado de los hombres! Bien le bastaría al que ama una pequeña sepultura donde pasase el tiempo que resta de sus contentos para que cuidados ajenos no le estorbasen los suyos. Vinieron a mi cabaña Filardo y Finea, y otro pastor forastero. Y cuando de ellos me pude librar hallo la pérdida que ves.

- Descongójate —dijo la pastora- que por lo menos sabrá Filida tu sentimiento. Y yente conmigo que tengo grandes cosas que contarte, y este lugar no me parece muy 20 seguro, que poco ha andaban por aquí pastores de Vandalio buscando unos mastines.

- Vamos donde quisieres -dijo Siralvo. Y /[60r]I siguiendo a Florela entraron por un camino estrecho que dividía dos huertos y entre las ramas que de ellos salían que casi el camino cegaban, los dos se sentaron, y la pastora comenzó diciendo:

- ¿Qué tanto amas a Fílida, Siralvo?

- A. ese grado -dijo el pastor- no llegó mi proprio sentimiento.

~Desde la primera ocasión queda claro que larelación entre los protagonistas está fundamentadaen los dos sentidos básicos que Castiglione considera instrumentos de la razón y que son base de todoamor honesto y virtuoso (op.cit., p. 522).

‘~ Este personaje actuará como confidente e intermediario que velará por mantener las relaciones de ambos libre de cualquier peligro, así comosalvaguardar el secreto de su amorpara protegerlo (Castiglione, op.cit. p. 439).

- 406 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

- ¿De manera -dijo la pastora- que te parece mucho lo que la amas?

- Sí, mientras no la veo -dijo Siralvo- que, llegado a miralla, no me parece posible amarla lo que se le debe.

- Pues, ¿quién te ataja la voluntad -dijo Florela- para no pagar esa obligación?

- Un corazón de hombre -dijo Siralvo- con que la amo, imposibilitado a pagar deuda tan divina.2>

- Mucho me agrada tu fe -dijo Florela-, y ten cierto que toda la debes como la pagas, que aunque te parezca que Fílida guarda su punto más que las otras mujeres, pues es la mejor de todas, no hay exceso en esto, y al fin sólo has bastado en lo que nadie ha sido parte. No se desgusta de que la veas, y allánase a leer tus versos, y oir tus querellas, cuando tú se las das, o yo por ti.22 Ves aquí una carta de Carpino que le envió con Silvia y no la quiso leer, ni recibir, y yo por mostrártela, se la tomé a Silvia.

- No me encarezcas -dijo Siralvo- mi buena fortuna que para conocer el bien que tengo no es menester que le pierda. Yo lo sé en más cosas de las que tú me dices. Pésame que hayas tomado ese papel, que ¡[60v]! no pensará Carpino que le quieres para tu gusto, sino para el de Fílida.

20 Elorela actúa como el amigo confidente que ayuda, aconseja en las necesidades, remedia los yerros del enamorado, procura que todo ande secreto y “provee en muchas cosas” (Castiglione, op.cit., p. 439). 21 Supongo que son ideas como las que aquí expresa el personaje las quemueven a Solé-Leris (op.cit., p. 119) a manifestar lo siguiente: “Re underlying attitude does not one much, ifanything, to Neoplatonic ideology, but rather harks back to te medieval conception of a love service which is its owai reward. Siralvo’s love for Fílida is not te first step iii a possible dynamic process of spiritual refinement, but te static adoration of an object regarded as quasi-divine in herself’. Obviamente, el crítico destaca un aspecto que se puede apreciar a lo largo de toda la narración, pero creo que, lamentablemente, se limita a permanecer en la superficie de las apariencias y no considera la evolución que esta ideología ha tenido en el tiempo y que es la que recoge Gálvez de Montalvo en su vida yen su obra. En cuanto a la concepción medieval del amor como servicioa la dama que tiene su recompensa en el propio servicio entra de lleno en el criterio del ennoblecimiento de amante y amado, por medio del amor y que conviertea este sentimiento en un ejercicio de castidad y fidelidad ajeno al matrimonio (Singer, La naturaleza de/amor, 1992,p. 41; Rougemont, El amor y occidente, 1993, p. 34). Esto, sin embargo, es típico de lanovela pastoril, tal y como fue concebida desde su origen. Por otro lado, el amor cortés se vincula al cortejo ya la cortesía que permitía gozar la compaflía del otro sexo en un contexto más o menos sexual (Singer, op.cit., p. 46), algo totalmente alejado del género pastoril yen concreto de este relato, donde la “divinización” supuesta de laprotagonista habría que examinarla como “ese primer paso en un posible proceso dinámico de refinamiento espiritual”, del que Solé-Leris dice que está exento el libro de Gálvez de Montalvo. Por supuesto que este autor se sirve de todaesta concepción amorosa y cortesana, pero no desde un plano retrospectivo, sino desde los valores propios de su época, desde su propia experiencia cortesana, erótica y libresca. Más adelante, en otra escena con Florela, Gálvez de Montalvo explicará el tipo de amor con que ama a Fílida y se podrá ver y considerar que depende de un amor de elección, no ya sólo como clase, sino como decisión adoptada en la que permanecer y seguir manteniendo vivo un amor activo, en terminología ficiniana, “dondejamás sintió brizna de humano deseo”, según dice el narrador del propio Siralvo, en connotación al amor lascivo y bestial. 22 Estos rasgos siempre se han tomado como referencia histórica adoña Magdalena Girón. Me refiero al retrato que Calvi incluye en su Tratado dela hermosura y ael amor de 1576 sobrela obligación en la mujer, paraser considerada hermosa, de guardar lapudicicia, así como ser fría de conversación (fo. 40- 41).

-407- EL PASTOR DE FILIDA

- En la respuesta lo verá -dijo Florela, y sacando la carta fácilmente a la luna vio Siralvo que decía: CARTA23 Vive amor, dulce sehora, y vivirá en mi cuidado, al natural retratado del que en vuestros ojos mora. Que holgara de callar si pudiera, mas no puedo, con amor, sin culpa, quedo, con vos lo quería quedar.

Vuestra hermosura vi, y luego mi muerte en ella; tocó al arma contra mí, ojos, frente, manos, boca, que al ser humano excedéis, “¡Tate!”, dije, “no osjuntéis tantos a empresa tan poca!

Prendiéronme juntamente, sin mostrar desto desdén, vuestra voluntad también se quiso hallar presente, viendo que merecimiento faltaba de parte mía, puse yo lo que tenía ¡(6Ir]! que fue mi consentimiento.

A la sazón que el amor me prendió desta manera, la montafla y la ribera sin hoja estaba y sin flor, y cuando os llegué a mirar mostróme amor de su mano el más felice verano, que el cielo puede mostrar.

Mas apenas fue llegada vuestra ausencia fiera y cruda, cuando mi verano muda su fuerza en sazón helada; y ansi será hasta ver

23 Utilizapara esta composición las coplas castellanas y sigue dentro del quehacer poético cancioneril, salvo en los versos 25-32 en los que hay una vaga imagen descriptiva del paisaje. Pero termina por cumplir la misma función alegorizante de los sentimientos del enamorado ante las diversas situaciones por las que ha atravesado su amor desde el comienzo hasta el desdén presente. Entrelos versos 89-112, además, aparece el asunto de la mujer como obra maestra de la naturaleza (Lida de Malkiel, Estudios sobre la literatura española del siglo XV Porrúa, Madrid, p. 187-280).

-408- tUya GÁtva DE

la luz deso5 claro5 Ojos, 9ue Cfltonc~ estos abro~05 flores ton~.¿«,, a ser

Pues esmerala divinas, lUmbre gen y alma,

que, sabedauzlqÚeytanVerosquer¡g1n~1ahnaellaenseSIempresícon~aaecmerecQSespj~88 adora, desre Cue~ donde mora.

Llev<~ mis Pasos VCniura Pensánd0~~ despei~ y heme Ver4J0 ahalíg en niuias de ben /161 vj¡ tan 5ober~ OStJra• tesoros ~ remados,riqu~~a, no permj~5 que balíaao3 se me tomen en Pobreza

Sefiora, lo bagáis. reíd y burlad de ni),, cuenta que >~~¡ PO-ra que ~ Mas fo, ~ OS flajs tOnlada en bus’ 110 sea que e~ Vuestra la fe, Yen ~ aJaba beíaaaJure, Se recrea No hay en ~¡ cosa que osPonga en ob¡igac¡611 de estimar esta afición que estimo en más que a la Vida toa~ es Ofendero Servfr059uiem¿quiénmásllegaque allí?a mt yaY siVoyos Pagad 0 en quere~05 162r]¡ Ñing~ cosa he hallado /

409. EL PASTOR DE FUinA

que merecer pueda dar de descaros mirar, sino es haberos mirado, porque aquel conocimiento de vuestro sumo valor, es la dignidad mayor que cabe en merecimiento.

Ya véis que fuistes nacida por milagro de natura; seldo, también, de ventura, y hacelde en mi humilde vida, y vénganse luego a mi los más bien afortunados, yoIverán desconsolados, muertos de envidia de mí.

¿Qué nos enseña en la tierra el cielo por sobrescrito de aquel poder que infmito todo lo abarca y encierra? ¿Qué pinta imaginación, qué descubre ingenio o arte que llegue a la menor parte de vuestra gran perfección?

Juntáronse tierra y cielo a poneros sus señales con las dotes celestiales y las mejores del suelo. Hizoos tan perfecta Dios, que lo que es menos espanta, /[62v]! y a mí de ventura tanta que venga a morir por vos.

Yo sé que si lo que os quiero acertara a encarecer, os pudiera enternecer, aunque fuérades de acero. Mas de lo poco que muestro podéis ver mi mucho amor, y que, con ira o favor, me firmaré, siempre, vuestro.

- Enamorado está Carpino —dijo Siralvo al fin de la carta- y, para dicir verdad, no me hace muy buen gusto.

- Siempre vosotros —dijo Floreta- queríades que la que amáis no pareciese bien a nadie.

-410- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

- Mal recado tendría yo -dijo Siralvo- si eso quesiese, que a la belleza de Fílida los cielos se enamoran, los hombres se admiran, y pienso que las fieras se amansan. ¡Oh Floreta, qué excesivas ventajas puso Dios en ella sobre cuantas viven!24

- Pues la condición, Siralvo, -dijo Florela-. Yo te prometo que no es menos buena que su hermosura. Tiene una falta, que no es discreta, al menos, como las otras mujeres, porque su entendimiento es de varón muy maduro y muy probado. Aquella profundidad en las virtudes y en las artes, aqueUa constancia de pecho a las de fortuna.

- ¿Y la gracia pastora? —dijo Siralvo.

- No me hables en eso -dijo Flo/[63r]/rela- que con ser yo mujer me veo con ella mil veces alcanzada de amores. Su limpieza y aseo, liberalidad y trato, ¿dónde se hallará? Ámala, Siralvo, y ámela el mundo que no hay en él cosa tan puesta en razón.25 Mas dime, ¿qué papel era el que le enviaste anoche? Que no me acordé de pedírsele.

- Florela —dijo Siralvo-, era un retrato en versos que yo le hice.

- Diniele, pastor, -dijo Florela- que aun podría yo pagartele en otro de pintura suyo que hizo el lusitano Coelio, padre de Belisa.26 Mfra si será extremado.

- También lo será la paga —dijo Siralvo-. Y, porque no la excuses, oye el que yo hice, que el uno y el otro sé yo que cuando a Filuda no se parezcan, menos habrá quien se parezca a ellos, pues de tan rico dechado no saldrá labor que en otra pueda hallarse.

24 Esta interrelación entre el serhumano y la naturaleza constituye parte esencial en la concepción neoplatónica del Renacimiento, ajuicio de D.H. Darst, “Renaissance Platonism and te Spanish Pastoral Novel”, Hispania, 52 (1969> (p. 284-392). Considera que lanaturaleza forma parte activa del sistema universal donde hombre y naturaleza toman parte de un movimiento armonioso en acciones y reacciones mutuas, “for it is not only te novelistic characters who take part lii te execution of events, but nature as well” (p. 385-386). El crítico lo ejemplifica con fragmentos de laArcadia de Lope y otro momento de El Pastor de Fílida, cuando la protagonista detiene el curso de la naturaleza con su canto. Lo que aquí ocurre es la valoración quesobre Fílida hacen Siralvo y Florela; si el primero se ocupa de la belleza, Florela se encarga de encomiar labondad, es decir Fílidaencarna la suma perfección en sus dos vertientes, la exterior y la interior; justo lo que Ficino establecía entre Belleza y Bien, como fines para alcanzar la felicidad del Bien supremo. 25 FUrcIa alaba aquí las cualidades internaspor las que debe ser admiraday amadala protagonista. Incluso la declaración de sentirse atraída por ella, aun siendo mujer, estaría dentro de lo que J.T. Culí (“Androginy in te Spanish Pastoral NoveS”, HispanicReview, 57 (l989)p. 3 17-334) concluye sobre el amorhomosexual a que incita el andrógino (en algunos casos desde el travestismo). aunque el carácter asexual del mismo “teaches restraint in te expression of passion” (p. 330). Pero también se corresponde lo que dice Florela sobre Fílida con lo que argumenta P. Gómez Bedate (“Neoplatonismo y dignidad femenina en la Diana de Jorge de Montemayor”, Syntcaís, 27-28 (1991-1992) p. 60-70) acerca de que este tipo de relaciones (y en este caso concreto de esta manifiesta declaración) se dirige a la “defensa de la dignidad de la naturaleza femenina al equipararía a la masculina”, justamente en el ámbito ficiniano. En elcaso del libro de Gálvez de Montalvo se implica a ambos protagonistas, y su relación se basa en la capacidadde concebir el “aniore umano” (es decir, pura pasión nacida de laadmiración por la belleza y la percepción de la armonía) como grado intermedio en la escala que conduce al “amore divino” y la contemplación mística (y. 67-68). Además de incluir la reivindicación de la inteligencia femenina dentro del mismo pensamiento neoplatónico (j.69).

-411- EL PASTOR DE FILIDA

SIRALVO27 Ya que me faltan para dibujaros pincel divino y mano soberana, y no lapresunción de retrataros, con mal cortada péñola liviana de mis entrañas quiero trasladaros, donde os pintó el amor con tanta gana que por no ser a su primor ingrato, se quedó por alcaide del retrato.

Ricas madejas de inmortal tesoro, cadenas vivas, cuyos lazos bellos no se preciaron de imitar al oro, ¡[63v]! porque apenas el oro es sombra dellos. Luz, alegría que en tinieblas lloro, ébano fmo, tales sois, cabellos, que aunque mil muertes muera quien os mira, dichosa el alma que por vos sospira.

Campo agradable, cielo milagroso, hermosa frente en cuyo señorío goza la vista un mayo deleitoso, y el corazón un riguroso estío. Nieve, blando jazmín, marfil precioso, fuego, espina cruel, espejo mio, pues la beldad en vos de sí se admira, dichosa el alma que vos sospira.

Ojos de aquella eterna luz maestra de donde emana estotra luz visible, que la noche y el día, el cielo muestra, de aquella fustes hechos y es posible ser verde el rayo de la lumbre vuestra, para hacer vuestro poder sufrible, ora miréis con mansedumbre o ira, dichosa el alma que por vos sospira.

Si destinto elemento el primor fuera de la tierra, del agua, el aire, el fuego, bella nariz, vos fuérades su esfera, pues doquiera que estéis se halla luego, centro de la belleza verdadera, donde la perfección goza sosiego,

26 Estepersonaje es identificado con elpintor Alonso Sánchez Coello (Avalle-Arce, op.cit., p. 145). 27 En estas octavas el personaje describe, parte porparte, el rostro de su amada e incluye la manoy otras consideraciones referentes a su carácter (donaire,gala y discreción). Es otra de las mejores muestras del uso del endecasílabo. Desde la primera estrofr Gálvez de Montalvo comparte el ideal neoplatónico del amado trasladado a las entrañas del amante, y viene al recuerda fas espíritus sutiles de Ficina. Por otro lado, sin seguirlo como modelo concreto, tambiéntrae elrecuerdo del soneto y de Garcilaso. (Escrito está en mi alma vuestro gesto).

-412- LUIS GALVEZ DE MONTALVO

y en quien naturaleza se remira.. dichosa el alma que por vos sospira. /[64r]/

Sale la esposa de Titán bordando de leche y sangre el ancho y limpio cielo; van por monte y por siena matizando oro, y aljófar, rosa y lirio el suelo, vuestra labor, mejillas, imitando, que llenas de beldad y de consuelo dicen las gracias puestas a la mira: Dichosa el alma que por vos sospira.

Puede humana invención en breve y poca materia, debujar parte por parte, el cielo todo, soberana boca, mas no de vos la más pequeña parte; ámbar, perlas, rubí, cristal de roca, que conñindído habéis ingenio y arte, espíritu que por tal gloria respira, dichosa el alma que pos vos sospira.

Cuello gentil, columna limpia y pura por quien amor un Hércules tomado, por fm del mundo y de la hermosura, sobre ese monte ilustre, os ha plantado. Pues en vos se remata la ventura, y en vos sólo el deseo está amarrado, aunque esperanza a vuelo se retira, dichosa el alma que porvos sospira.

Jardín nevado cuyo tierno fruto dos pomas son de planta no tocada, do las almas golosas, a pie enjuto, para nunca salir hallan entrada, que el crudo amor, como hortelano astuto, ¡[64v]! allí se acoge, y prende, allí, en celada, si a tal prisión de vuestro grado aspira, dichosa el alma que por vos sospira.

Hermosa mano rigurosa y dina de atar las del amor en lazo estrecho, a cuya fuerza la mayor se inclina, y el más exento y libre paga pecho, pues veros es bastante medicina del corazón, por vos mil partes hecho, siendo la mano con que amor nos tira, dichosa el alma que por vos sospira.

Donaire, gala, discreción, sujeto, secretos sólo al alma revelados,

-413- EL PASTOR DE FILIDA

¡Quién fuera tan dichoso y tan discreto, que os viera encarecidos y gozados! Ya que tan alto don no me prometo, ni me conceden tanto bienlos hados, pues todo el ser del munda en vos espira, dichosa el alma que por vos sospira.

- ¡Oh! Cómo está el retrato bonísimo —dijo Florela, y sacando de la manga una cajuela de marfil-, aquí está —prosiguió- el que hizo el lusitano. Una ventaja hace el tuyo a este, que se puede oír sin verse; mas otra hace este al tuyo, que se puede conocer sin oírse.28 Tómale, pastor, que en nadie del mundo estará más seguro que en ti, y yo sé que Fílida holgará de que tú le tengas.

- A la fe, Florela, -dijo Siralvo- como ella sabe que tengo ¡[65<1/ el original en el alma, no se recelará de que traya eltraslado en el seno.29

- Esa es la verdad —dijo Florela- mas ya ves si alguno te le viese cómo seria caso peligroso.

- Descuida, pastora, -dijo Siralvo, y abriendo la caja vido a la luna su sol. Por gran rato estuvo elevado en él, y cuando su turbación le dio lugar, ansi dijo, puestos en él los ojos: SIRALVO30 Divino rostro en quien está sellado el postrer punto delprimor del suelo, pues de aquel en quien tanto puso el cielo, tanto el pincel humano ha trasladado.

Rostro divino, fuiste retratado del que Natura fabricó de hielo, del que amor pasando el mortal velo,

28 Combina el tópico del utpic¡urapoiesis en el que ambas artes se disputan lacapacidad de representar el original de larealidad. Y comodice EL. Bergmann (Art inseríbed: Essays cm ekphrasis inSpanish Golden Age Poetzy, Harvard ?Jníversity Press, Cambridge, 1979, p. 250), mientras la pintura actúa como sustitutosimultáneo desde la visión, la poesía es capaz de nomlrar aquellas cualidadesimplícitas en la representación visual, e incluso elevar la belleza visible a una perfección inefable. Por lo demás, Florela expresa lo que dijo Leonardoda Vinci respecto a ambas artes: “la pittura é poesia che si vede e non si sente, la poesia é pittura chesi sente e non si vede” (extraído de Levisi, “La pintura en la narrativa de Cervantes”, Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, 48 (1972), p. 293-325, p. 304). 29 Denuevo expresa el ideal neoplatónico de lateoria pneumofantasmológica que desde Ficinohacía que la imagen de laamada quedara conservada en lamemoria y lacontemplan el alma. Por eso la idea de tener el original en el alma conviene, a laperfección, con el sistema ficiniano por elque el enamorado no vive en sí mismo sino en el otro (op.cit., p. 148), cuando ya seha producido el trasvase de almas (p. 43- 44). 30Aionso Gamo (op.cit., p. 146) alaba este soneto comouna acabada muestra de laconstrucción petrarquista antitética. Todo él estáarticulado desde la oposición “hielo/fUego”(para esta imagen petrarquista véase Manero Sorolla, op.cit., p. 557-566) con el significado de “temor, rigor y desdén”, como términos reales para laimagen del “hielo” y “pasión amorosa” para el “fUego”. Laanáfora alternante (Divino rostro, Rostro divino) proporciona unidad a toda lacomposición desde el esquema clásico del soneto.

-414- LUIS GALVEZ DE MONTALVO

con vivo fuego en mi dejó estampado.

Divino rostro, el alma que encendiste, y los ojos que helaste en tu figura, por ti responden y por ellos creo.

Rostro divino, que de entrambos fuiste sacado en condición y en hermosura, pues tiemblo, y ardo, al punto que te veo.

- ¡Lo que hace un buen sujeto! —dijo Florela-. No me ha contentado menos el soneto que las estancias. Escríbemele, Siralvo, en estas memorias que son de Fílida, y quiero que le vea. Ansi lo hizo el pastor, y pareciéndoles que ya la noche tenía ¡[65v]! muy vecina la mañana, con gran amor se despidieron. La pastora volvió al aposento de Filida, y el pastor a la cabaña donde quedó Alfeo. Y hallándole dormido, se puso junto a él a esperar que recordase, donde el sueño parece que agraviado de lo poco que de ¿1 curaba, llegó con gran silencio, y le bañó el rostro de un licor suavísimo con que Siralvo quedó por gran espacio transportado, hasta que Alfeo recordó, y a su movimiento Siralvo dejó el sueño y el lugar. Y saliendo a la puerta del albergue, halló el sol extendido por el monte, y su ganado por la debesa, y antes que la calor se lo impidiese dio vuelta a las demás cabañas, y dejando orden en todas para todo, volvió a la suya, donde ya Alfeo, levantado, le esperaba. Allí pasaron dulces y agradables pláticas, y después de haber visitado los zurrones, se bajaron a la fuente, acomodado y fresco lugar para su propósito, donde sin dar lugar Alfeo a que Siralvo le preguntase, de esta manera comenzó su cuento: ALFEO3’ Sabe el cielo, Andria, que cuantas señales doy de vivo son para mí nueva muerte, después que de mi vida y de tu fe tan mala cuenta diste; pues mira si el quejarme de ti será mi gusto, o cómo lo excusaré contra el poder de tu crueldad. Yo soy el mismo que levantaste y desvaneciste, y /[66r]/ tú eres sola, quien me pudo hacer bien o mal, sin haber en la tierra otra parte de do venir me pudiese. Ya tu bien no le quiero, que sé cuán poco dura; tu mal me basta para que hartes en mi tu condición terrible.

~‘ El relato de Alfeo se caracteriza por su extremado esquematismo, que le impide desarrollarse nan~ativamente como relato independiente, aunque inserto en la trama principal. Lo más destacable es la ausencia de detalles descriptivos o psicologistas. Se limita a sintetizartodo lo sucedido de manera que queda incorporado al mismo espacio y al mismo tiempo en que se produce el hecho de contar. La vaguedad e imprecisión dejan el relato envuelto en un secreto más propio del amante cortesano preocupado por mantener oculto la identidad de la amada.

-415- EL PASTOR DE FItfl)A

Yo fui, Siralvo mío, el primero de los dichosos, y soy de los desdichados el postrero, porque jamás vendrá desdicha como la mía. Vime hasta la edad de veinte años tan señor de mí que jamás mis cuidados salían de mi contento, no porque viviese tan sencillamente que no procurase parecer bien y ser querido, pero con una libertad sobre todo, que jamás amor ni fortuna me dieron mala comida. Era mi estancia en la corte, y mis entretenimientos amigos, caballos y caza, música y libros a que principalmente era inclinado. Las liviandades del mundo pasaban por mi sin dejar señal ninguna, pero cansado amor de mis burlas, y fortuna de mis veras, armáronme un poderoso lazo en la hermosura de Andria, por lo menos, donde tropecé y caí, de manera que nunca me he levantado.32 Es Andria de clara generación y caudalosos parientes, de hermosura sin igual, de habilidad rarísima, moza de dieciocho años, y de más ligero corazón que la hoja al vientosfl ¡0W qué mal viene, Andria, lo uno con lo otro! Ya que era forzoso tener algo para mostramos que eres del suelo, no fuera tan contra nuestras almas y vidas. Quitara el cielo del fmo oro de tu ¡[66v]! cabeza, del cristal puro de tu frente, de la inmensa luz de tus ojos, del vivo rubí de tus labios; hiciera menos buenas las perlas de tu boca; descompusiera la rosa y el jazmín de tus mejillas; de esa gracia y habilidad tan altas cercenara un poco y un mucho pudiera, y quedar tú bastante a prender y nunca a soltar. Mas no quiso, pastor, sino que probase yo lo que pruebo. No se mostró esquiva Andria a mis deseos, ni gasté mucho tiempo en procurar sus favores, ni cuando vinieron los sentí como solía otros muchos de que sin trabajo había triunfado. Vime en un punto cautivo, de manera que contento ni gusto, si de Andria no venía, me podía recrear. Retiréme de mis amigos y deudos; dejé la caza y los libros; fundé todo mi deleite en los papeles de Andria, y en visitar su calle, y en verla las horas hurtadas que ella me concedfa. No fue menos lo que Andria sentía por mi, ni lo que menos me dañó, porque retirada de cuanto la solía dar contento, fue notada en su casa,34 y más en las ajenas, y muchos prendados de su amor, (hombres de suerte y caudal), procuraron saber la causa de su novedad. Y a pocos lances la hallaron en mí. Luego comenzaron las asechanzas,

32 DemuestraAlfeo que además de pertenecer a buen linaje, como estipulé Castiglione en su tratado, sus aficiones cortesanas excluyen lo que en el ámbito pastoril se da como parte esencial de la naturaleza del pastor: su ocupación amorosa. Esto mismo implica una modificación en la naturaleza del hombre cuando aparece. ~ El retrato de Andria comprende todos los rasgos que Castiglione recoge en LI Cortesano para la conformación de toda damaperfecta (p. 349-351), salvo su característica peculiarde lainconstancia que ropiciará el desarrollo argumental de sutrayectoria amorosa. Ambos demuestran con esta actitud el descuido por el disimulo que todos los tratadistas recomiendan para salvaguardar tanto el amor reciproco, como la honra femenma.

-416- LUIS GALVEZ DE MONTALVO las chismes y las mentiras, cartas falsas contra Andria, amenazas contra muY Día me amaneció en que mil veces deseé la muerte, porque Andria apretada de amigos y parientes se enfriaba conmigo en yerme y ¡[67<1/ escribirme. Y yo a cada cosa más encendido por ella viendo levantarse montes de estorbos36 contra ini contento. No hallaba remedio de valerme, ya las horas de verla y de oírla estaban imposibilitadas, sus letras pocas y de estilo caído. Forzado de este dolor, con su licencia me ausenté de mi casa, y caminando por los pasos de la muerte, Andria me hizo buscar, y me volvió a la pasada vida, atropellando cuantos estorbos e inconvenientes se ofrecían. Pero todo esto para más mal, porque en medio de esta felicidad comenzaron de uno y otro lado a combatirme celos y sospechas. ¡Oh, crueles enemigos del alma y de la vida! ¿De qué servían aquí mis quejas? De indignaría conmigo, y de sufrir mis agravios para volver en su gracia; de no dormir acechando; de no hablar viendo; y de no ver llorando mis desventuras. ¡Oh, cuántas veces me despedí del cielo y vuelto a los abismos invoqué los infernales, y en medio de este fUror llamaba a Andria, y con un breve pape] de su mano quedaba sosegado mi corazón! Hasta que ocasión nueva tornaba a verter en mis venas la cruel ponzoña de los celos. Día hubo que después de haberme jurado con gran ternura y amor que sólo en la tierra me amaba, y todo lo demás que hacía era fingido y de ningún efecto, estando yo alenténdome en mi casa, y contradiciendo lo que veían mis ojos y oían mis ¡[67v]! oídos, me envió a pedir cuantos papeles tenía suyos y otras prendecillas de su mano, que yo estimaba más que a mi corazón. Y partiéndoseme en mil partes, la obedecí sin réplica, y a la noche cuando me disponía al suello de la muerte, me tomó mis caras prendas, culpándose de su ímpetu. Mil veces la indigné con lo que la solía agradar, y otras mil la injurié honrándola, y no es, Siralvo, esto lo peor que por mí ha pasado. Mis trabajos y mis celos con yerme en su memoria se aliviaban, pero cansóse de todo y olvidóse de su honra y de mi fe, y juntó en mi pecho todas las penas de] infierno, dolor, espanto y desesperación. Halléme sin ella y sin mí, porque lo procuré remediar, y no pude; busqué medios lícitos, no me bastaron; hice supersticiones, no me valieron; llamé la muerte, no me oyó;

~ Son, probablemente, los f~ctores propios del amor en la corte, frente a la sencillez pastoril Y se corresponde con lo que B.W. Wardropper (op.cit., p. 183) dice sobre que la sociedad esla culpable, ya que la corte comporta un vicio: lahipocresía. 36 Quizá sea recuerdo del soneto IV de Garcilaso“romper un monte que otro no rompiera, ¡ de mil inconvenientes muy espeso”.

-417- EL PASTOR DE PILIDA dolíme del alma, y por eso no me privé de la vida; determinéme a mudar lugar. Mira Siralvo qué huésped te ha venido para tu recreación tan importante.37

- Eréslo tanto —dijo Siralvo- que no te lo sabré encarecer. Lastimado me ha mucho tu mal, mas no es posible que la sinrazón de Andria no pare en gran consuelo tuyo. Afrenta es amar a tan varia mujer, ¿De qué sirve, ¡ay!, la hermosura y discreción, el alto linaje y los favores colmados? Si todo es sin proporción de bondad. Yo sé de mi corazón que sabe amar, a veces más de lo que le está bien, pero en tu causa mejor /[68r]/ supiera valerse que el tuyo. No te quiero consejar que la olvides, que esto no será en tu mano, ni que te alegres, porque nadie es tan señor de sus tristezas que cuando viene las pueda tomar o dejar. Sólo te encargo que no se aparten de tu memoria los agravios que Andria te hubiere hecho, y la fe con que siempre la amaste, y cuando su hermosura te salteare acuérdate que de ella procedió el mal que has pasado y pasas. Si quieres proseguir con tu disfraz y tomar el rabaño del gran Paciolo, no te será contrario el ejercicio para tu mal, y si quisieres estarte en mi caballa, de ella y de mi podrás hacer a tu gusto.

- Todo cuando dices me lo da muy grande —dijo Alfeo- y por ahora contigo me quiero estar, que entiendo que has de ser el solo consuelo de mis daños. Mas no se gaste toda nuestra plática en tristeza y desventura. Alégrala con algo de tu parte, debajo de mi fe, que te será guardada con la mayor del mundo.

- Gran cosa me pides -dijo Siralvo-, pero pues en esas se han de ver los amigos, óyeme Alfeo. SIRXLVO38 Tú sabrás que yo no soy natural de esta ribera. Mis bisabuelos en la de Adaja apacentaron, y allí hallaron y dejaron claras y antiquísimas insignias de su nombre. So las alas de un águila de plata sobre color de cielo, que de inme/[68v]/morial es blasón suyo, mis abuelos y padres, trasladados al Henares, me criaron en su ribera, y de allí yo

“ Los extremos a los que llega Alfeo en sus amores con Andria ilustran todo lo negativo que envuelve la pasión y el desenfreno amorosos, frente a los valores del amor neoplatónico, consistente en una virtud heroica que exigeuna disciplinaorientada hacia lacontemplación estética como privilegiologrado por la abstención fisica, según dice B.M. Damiani (“‘Nature, Love and Fortune as Instrument ofDidacticism in Montemayor’s Diana”, Hispan¡c Journa!, 3 n9 (1982) p.l 3), En este sentido, en cuantorepresentación mas opuesta están las supersticiones de las que seintenta valer para recuperar elamor de Andria y que son rechazadas por Castiglione(op.cit., p. 484)y antes por Equicola (op.cit., fo 157). 38 El protagonista no explicanada nuevo que ya el lector no conozca. Por oposición con el relato de Alfeo, el retrato de Filuda quedamucho más destacado en sus cualidades, así como en su encumbramiento con respecto alresto de personajes.

-418- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO por favorable estrella, bebo las aguas del Tajo.39 Bien habrás oído nombrar a Filida, aquella en cuya hermosura y bondad~ como en clarísimo espejo resplandece la virtud de sus mayores, y sabrás que dejó las aguas de su pequeño río, anchas y felicisimas por su nacimiento, y engrandeció con su presencia las de] dorado Tajo en los ricos albergues de Vandalio,4’ donde por deudo vive la sola señora de mi voluntad, que a lugar tan alto volaron mis pensamientos, y en él permanecen sin despefiarse.

- ¿Quién hay -dijo Alfeo- que la ignore? ¿En qué corte o ciudad, en qué montaña o camino no se celebra la sin par Fílida? Pero dime, pastor, ¿ella sabe que ¡a arnas?

- Sí sabe —dijo Siralvo- que pues he comenzado a descubrirme contigo, cosa que jamás pensé, no quiero dejar nada para otro día.42

- Y dime -dijo Alfeo-, ¿estima tu voluntad?

- No soy -dijo Siralvo- tan desvanecido que quiera tanto como eso. Basta que no se ofenda de que la ame para morir contento por su amor. Alguno ha tenido fUerza en la tierra para espantarla toda, y no ventura para que allí se admita su voluntad,43 pues ¿quién presumirá ganar aquella plaza? Sola podría mi fe por su grandeza. Yo la amo sobre todas las cosas que Dios ha criado, y ella sabe donde llega mi amor, y no ibera Fílida /[69r]/ quien es si despreciara esta obra fabricada de su mismo poder.44 No es locura mi intención, aunque en mil cosas lo parezca, ni fuera desvalor suyo valerla pues sola se puede ser digna de esta gloria, y como la mía no la puede haber en lo terreno, digo que no le pido a Fílida que me ame, pero que vivo contentísimo con que no se

~ Este mismo pasaje es el reproducido por Rodríguez Marín en su discurso (op.cit., p. 41). Asegura que son las armas de los Montalvo, tal y como se puede ver por las pruebas hechas en Zamora en 1549 a Juan de Montalvo, natural de Arévalo, para conseguir el hábito de San Juan. 40 Filida conjuga belleza exterior y bondad interior, como ya habían demostrado Florela y Siralvo en su diálogo nocturno. ~‘ Aquí Rodríguez Marín (op.cit., p. 46) reconoce que tras tal identidad se oculta el hermano de doña Magdalena, y sobre elrío cree que serefiere al Corbones, “que cruza por el término de laPuebla de Cazalla, junto a Osuna, villas propias de aquella opulenta casa”. 42 Se produce aquí la conculcación del precepto del silencio cortés que C. Baranda(“Novedad y tradición en los origenes de la prosa pastoril española”, Dicenda. Arcadia. Estudios y textos dedicados a E. López Estrada, 6(1987), p. 359-371) detecta en el episodio de Filínides de la Segunda Celestina de Silva. (p. 367). ~ Rodríguez Marín (op.cit., p. 46) quiere ver aquí una alusión a Felipe 11, con lo que intentajustificar la negativa del rey a dar licencia a la obra de Gálvez de Montalvo, Las doce elegías de Cristo, así como a “la insólita largueza con que dotó a la bella damita de lareina doña Isabel”, movido por “lasciva inclinación”. Contra esta explicación ya escribió Marañón, Los tres Vélez: una historía de todala vida, Espasa-Calpe, 1962. “Aparici Llanas (“Teorías amorosas en la líricacastellana del siglo XVI”, Boletínde la Biblioteca Menéndez Pelayo, 44 (1968)p. 121-167) sintetiza en tres ideas ifindanientales el pensamiento deFicino: el amante no vive en sí, sino en el amado; e! amor esmuerte voluntaria; el amante no correspondido está muerto” (p. 124). Ficino(op.cit.. p. 45) asegura que el amado está forzado a amar a su vez al amante si no quiere ser acusado de homicida.

-419- EL PASTOR DE IILWA disguste de mi amor.45 No pienses, Alfeo, que por vivir en los campos donde en buena razón la malicia debería ser menos, lo debe ser el recato. Grandes son mis inconvenientes, grandes mis peligros, y grandes mis enemigos de los que en competencia miran la beldad de Fílida. No me peno mucho, aunque ellos lo son en caudal y en suerte, sin haber en el mundo otros mejores, pero yo sé cómo vuelven de esta empresa. Los pastores de Vandalio, éstos son grandes contrarios a mis contentos, pues por ellos pierdo el verla muchas veces, siendo su dulcísima presencia principio y fm de mis deseos. Ves aquí mi suerte, y ves aquí mi vida, y ves aquí la voluntad que te tengo, pues tan abiertamente te he manifestado lo más intimo de mi pecho.

- Plega al cielo -dijo Alfeo- de conservar tu vida, sin que la sin par Fílida de tu bien se canse.

- Él mismo —dijo Siralvo- alegre la tuya, de suerte que de la ingrata Andria te veas con entera satisfacción. Y ahora por mi contento cantemos un poco, Alfeo, que por el tuyo se hará luego lo que ordenares. Y sacando /[69v]/ la lira, Siralvo comenzó a cantar, y Alfeo a responderle: SIRALVO46 ¡Oh! Más hermosa a mis ojos que el florido mes de abril; más agradable y gentil, que la rosa en los abrojos; más lozana que parra fértil temprana; más clara y resplandeciente que al parecer del oriente la mañana.

~ La obligación de corresponder el amado al amante parece establecer cierta contradicción con el sometimiento a la voluntad del segundo, pero se puede solventar si se atiende a que sc trata de la opinión delpersonaje, aparte que en su declaraciónno se sale de lo estipulado en este sometimiento a la voluntad de la amada, que, aunque proceda de la concepción cortés del amor, está presente en El Cortesano en cuantorequisito principal de todo aquel que comienza a amar (op.cit.,p. 428-429; también en Equicola, oy.cit.~ fo. 156v; en Hebreo, op.cit., p. 411; y en el Capellán, op.cit., p. 289-291). En estas coplas mixtas lacrítica ha visto una influencia de Cristóbal de Castillejo de su Canto de Pol(femo. Alonso Gamo (op.cit., p. 113) argumenta en contra de tal influencíaytrae otra posible fluente de imitación: el canto amebeo entre Montano y Uranio que Sannazaro incluye en el libro segundo de su Arcadia. En cualquiercaso, completa lo que se ha ido configurando en tomo a los personajes de Fílida y Andria, y en el presente canto amebeo tiene un cumplido remate. Todo él juega con la contraposición entre ambas pastoras y para ello utiliza estrofhs de nueve versos octosílabos, quebrados los versos quinto y noveno de cada estrofa. Con rima consonante (abba:ccddc) es de los más elogiados por Menéndez Pelayo (op.cit., p. 336-337), que lo transcribe integro. Las menciona también Cossio en Fábulas ,nitológicasenEspaña, Espasa-Calpe, Madrid, 1952 en el capitulo VIII (p. 202-219). En cuanto canto aniebeo, además, cumple con la función de disciplinar pormedio del valor del diálogo el sentidopor el que compartiruna temática y hacer a los participantes personas (compañía) y no individuos (aislados), comunicaciónposible en una sociedad como larenacentista, ajuicio de Prieto (Morfología de la novela, Planeta, Barcelona, 1975, p. 324).

-420- LUIS Gi LVEZ DE MONTALVO

ALFEO ¡Oh! Más contraria a mi vida que el pedrisco a las espigas; más que las viejas hortigas intratable y desabrida; más pujante que herida penetrante; más soberbia que el pavón; más dura de corazón que el .

SIRALVO Más dulce y apetitosa que la manzanaprimera; más graciosa y placentera que la fUente bulliciosa; /[70r]/ más serena, que la luna clara y llena; más blanca y más colorada que clavellina esmaltada de azucena.

ALFEO Más fuerte que envejecida montaña al mar contrapuesta; más fiera que en la floresta la brava osa herida; más exenta que fortuna; más violenta que rayo del cielo airado; más sorda que el mar turbado con tormenta.

SIRALVO Más alegre sobre grave que el sol tras la tempestad, y de mayor suavidad que el viento fresco y suave; más que goma tierna y blanda cuando asoma; más vigilante y artera que la grúa y más sincera que paloma.

ALFEO Más fugaz que la corriente entre la menuda yerba; /[70v]/ y más veloz que la cierva que los cazadores siente; más helada

- 421 - EL PASTOR DE HISIDA

que la nieve soterrada en los senos de la sierra; más áspera que la tierra no labrada. SIRALVO Fílida tu gran beldad, porque agraviada no quede, ser comparada no puede sino a sola tu bondad. Ser tan buena. por ley y razón se ordena, y en razón y ley no siento, quien tenga merecimiento de tu pena.

ALFEO Andria contra mi se esmalta cuanta virtud hay en ti, donde sólo para mí lo que sobra es lo que falta, y porfias, site sigo te desvías, persíguesme si me guardo, y cuando yo más me ardo, más te enfrías. ¡[7 ir]! Prosiguiendo en su canción, los dos pastores quedaron tendidos sobre la menuda yerba, suspensos, oyendo la diversidad de aves que cantaba junto a sus oídos, el manso arroyo que de la fuente salía, a cuyo son las manos en las mejillas se adurmieron. Duerman, dejémoslos, que en siendo hora no les faltarán amigos que los recuerden, y cuando no lo hagan, cuidados tienen ellos que lo sabrán hacer. ¡[71v]!

- 422 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

CUARTA PARTE DEL PASTOR DE FÍLIDA’ Posible será que una sola deidad rija y dispense en los amores, pero dificultoso me parece, porque no sólo sus efectos en nosotros son contrarios, sino también en sí mismo; poder diviso es sin duda, y si lo es ¿cómo permanece? ¿Hay por ventura quien haya determinado esta contienda? Quizá sí, pero cada uno aprobará conforme a su voluntad, de do se deja entender que en cada pecho nace y gobierna quien le condena, o le salva, y este señor allí mengua o crece, como le viene la gana, o halla nuestro sujeto. Grande es amor, grande sobre el poder humano, mas no se entienda que este grande amor es aquel crimen del mundo injusto, que desde que la malicia tocó en su materia Baja y vil, el cendrado oro de la edad dichosa, juntamente amor se desterró del concurso de las gentes, y buscó la soledad de las selvas, contento de habitar con los sencillos pastores, dejando en los anchos poblados, desde los más humildes techos hasta los resplandecientes de oro y plata, una ponzoña incurable, vengadora de sus injurias que hasta hoy permanece. Luego ya se /[72r]/ determina que en las selvas vive amor, y en los poblados su ira y saña, yo sin ninguna duda lo creo que, puesto caso que de las incultas plantas apenas la esperanza y el miedo se desvían, cualquier efecto suyo puede fundarse en razón, que menos o más no contradice su fuerza allí donde el amor se sigue con vanagloria, y es la beldad estimada en menos que el arreo, y la voluntad se hace precio, los celos son invidias y pundonores, la perseverancia tema, y los servicios engaños. Imaginario es amor, venganza justa del cielo, triste del que con él mora, y infmito el número de los tristes, porque los más moran con él. Allá se avengan, y no permita el cielo que llegue su infición y daño a las silvestres cabañas, donde al menos nadie fmge; el celoso no es traidor, ni el olvidado enemigo; el querido no es engañado, ni el cohecho hace bien ni mal. No dudo yo que en la mayor Babilonia permita amor algún pecho lleno de fe y lealtad, y entre la soledad de los campos alguna intención dañada, para confusión de aquellos y ventaja de estos otros, mas pocos son y tan pocos que por milagro se puede topar con ellos.2

1 Con esta cuarta parte la estructura total de la obra de Gálvez de Montalvo llega a su punto central si se tiene en cuenta la estructura que he propuesto en el estudio introductcrio. Este carácter axial no tiene la simetría de La Diana de Montemayor, pero entre la primera parte con su aspecto prologal y la séptima con el suyoepilogal conviertea esta en centro que reparte elresto. Además desde la quinta eltiempo adquiere ima aceleración que seopone a la demora del mismo entre lasegunda y esta cuarta. Otra peculiaridad de esta parte consiste en que contiene el mayornúmero de versos de todo el libro, lo que bien puede potenciar esta idea de ocupar el centrode laobra. 2 En esta disquisición la voz del narrador aparece desde la subjetividad de su juicio personal. Desde la reflexión sobre el poder omnímodo del amor va discurriendo a través del tópico corte/aldea que conforma

- 423 - EL PASTOR DE FILIDA

Bien probarán los pastores del Tajo con su intención la mía, y bien me acuerdo que el enamorado Filardo la noche antes quedó en la cabaña de Finea con Silvia y Dinarda, pues agora sabed que, recogidas las tres pastoras, ¡[72v]! después de largas y dulces pláticas, el celoso amante, vencido del dolor que le atormentaba, buscó a Pradelio, y con palabras graves y corteses le llevó a la falda de un collado, lugar solo y proprio para su intención. No se receló Pradelio de Filardo, porque sabía que era noble de corazón y de trato llano y seguro; ni Filardo jamás pensó ofenderle, porque tic nada le tenía culpa, y junto con eso le conocía por bastante para su defensa. Golpeándole iba a Filardo el corazón, y mil veces en el camino escogiera no haberse determinado, pero ya que no se vido en tiempo de volver atrás, lo más sereno que pudo soltó la voz y dijo le:

- ¿Qué has entendido siempre de mi amistad pastor?

- Hasta ahora —dijo Pradelio- no la he probado, pero entiendo que a mí ni a nadie la puedes hacer mala.

- No, cierto —dijo Filardo-, pero si eso es ansi, ¿por qué me haces tanto daño?

- ¿Daño —dijo Pradelio-, no sé cómo?

- Yo te lo diré —dijo Filardo-. ¿No sabes pastor que yo amo a Filena más que a mí? ¿Y que fiÉ la causa de que tú la conocieses, y después que ella te conoce nunca más ha vuelto sus ojos a mirarme? ¿Y yo muero sin remedio, porque sin ella me es imposible vivir?

- Pues yo, pastor, -dijo Pradelio- ¿qué puedo hacer que bien te esté?

- Mucho -dijo Filardo- con no verla quitarás la ocasión de mi tormento.

- ¿Qué es la causa -dijo Pradelio- que huelgas de verla tú?

- Arriarla como la amo —di/[73r]/jo Filardo.

- Pues si eso te obliga -dijo Pradelio- la misma obligación tengo yo, y si te parece que tú me la diste a conocer, qujérote desengañar que antes que tú la conocieses la amaba yo.

- Basta decirlo tú -dijo Filardo- para que yo lo crea. una visión delamor estereotipada, sobre la dicotomía entre amor falso/amor verdadero. Esta viene a parar en lo que dice Robb (Neoplatonism ofthe ftalian Rena¡ssance, Octagon Books, NewYork, 1968, p. 192) acerca de que en estas cuestiones amorosas la oposición corte/aldeadeja de ser una visión personal para convertirse en una fórmularetorizada afin a las convenciones delgénero. De todos modos, y por no traicionar a los partidarios de la explicación autobiográfica, se puede pensar que laaceptación de las convenciones y de la retóricapropia del género no está reñida con laproyección psicológica del autor sobre su relato, siempre y cuando setenga en cuenta que la dicotomía entre larealidad y el ideal anhelado nunca se disuelve (en palabras de Mujica, ¡bedan pastoral characters, 1986, p. 18).

- 424 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO

- Y aún para ser verdad —dijo Pradelio-, y esto nadie mejor que Filena lo puede saber, si tienes tanta parte con ella que te lo diga. Por gran amiga la tengo de aclarar dudas, y si no estás tan adelante, no te penes Filardo, que es la vida breve, y inhumanidad gastarla en pesadumbres.

- Pastor -dijo Filardo-, yo no vengo por consejos que valen baratos, y cómpranse muy caros. Tú te resumes en no hacerme el gusto que te pido. Filena haga el suyo, que quizá pararás en lo que yo paré.

- Sin duda —dijo Pradelio-, tú fuiste muy favorecido de Fijena.

- Como tú lo eres -dijo Filardo.

- Pues, ¿qué se puede hacer? -dijo Pradelio-. A las mujeres, y más a las que tanto valen, amarlas es lo más justo, y el tiempo del favor estimarle con el alma. Y si esto faltare, como el buen labrador cultivarlas de nuevo, que tierras son que, tras los cardos, suele dar el fruto.

- Mientras tú le gozas -dijo Filardo- poca esperanza de él me puede a mí quedar.

- Y a mi poco miedo -dijo Pradelio-, mientras que tú le deseas. Filena, aunque moza y poco cursada en esto,3 es de tan claro entendimiento y de bondad tan natural, que lo que contigo hizo y comnigo hace, sólo le sale de una condición ¡[73v]! afable y llana con que generalmente trata sus amigos, sino que los hombres, pastor, burlados de aquella llaneza y aficionados a su hermosura, al punto armamos torres de viento, y arrojamos la presunción por donde jamás ha pasado su pensamiento. Yo aseguro que si te entendió que no era tu trato con ella tan llano como el suyo contigo, esa fue la causa de sus desdenes, y lo mismo haría conmigo si me desviase del camino que ella lleva.

- Gracias te doy, pastor -dijo Filardo-, por la buena conclusión de tus bienes y mis males. Si yo no hubiera arado con Filena, maestro quedaba para saberlo hacer. Yo nací antes que tú Pradelio, y moriré primero, vive en paz con tus fávores que eres digno y muy digno de gozarlos.4

Lamención de la juventud en la pastora se opone, más adelante, a lasupuesta mayor edad de Filardo. Esta consideración puede tenerse en cuenta desde la defensa que Bembo hace en ElCortesano acerca de que “los viejospuedan andarenamorados” (op.cit., p. 512), o desde la valoración de la edadjuvenil como próxima a la inestabilidad emocional y de laque la pastora daráamplia muestra en la narración. Además, esta inestabilidad también puede ser observada desde un plano teórico, proveniente de los tratados, es decir, reflejo de ¡a impulsividad que proviene de lajuventud; y desde un planovital, como experiencia vivida, al ser una pastora la que encame esta volubilidad, que ya habíaaparecido en Andria. Lo más destacable del diálogo, evidentemente, reside en la urbanidad con que lo llevan a cabo. Sobre todo teniendo en cuenta la rivalidad en el caso de amor que los enfrenta, por lo que sobresale la solución civilizada por la que optan. En este sentidoel libro de Gálvez de Montalvo carece, en ciertamedida, del elemento de la violenciaque Mujicaen “Violence iii te pastoral novel ftom Sannazaroto Cervantes”, Hispano-Izalie Studies, 1(1976) p. 39-55) detecta en las restantes novelas pastoriles. Aunque aquí llega a apuntarse la posibilidad, la opción dialogada asegura el valor de manual de conducta que tiene el género

-425- EL PASTOR DE FILIDA

En estas pláticas se les pasó la noche a los pastores,5 y ya que el alba rompía, Finea y las dos pastoras, desamparando el lecho, guiaron a la cabaña de Filena por complacer a Silvia, que iba intencionada de valer con ella a Filardo en todo lo que pudiese, pues como toparon a los dos pastores, Dinarda les pidió compañía, y todos cmco caminaron. Pero no le pareció a Finea que fuesen ociosos, y vuelta a Filardo, encarecidamente le pidió que cantase, y a Pradelio que tañese.

- Él lo hará -dijo Pradelio.

- Sí haré —dijo Filardo-, /jj74rjj/ que quien consigo discorda con ninguna se podrá templar.6 FILARDO7 Cuando el amor, con poderosa mano, prendió mi pensamiento, prometióme salud, paz y alegría. Fieme del tirano, y si ve mi contento por diverso camino le desvía. No espere más, amor, quiende ti ña.

¡Oh, mala rabia te atraviese el pecho, porque sientas un poco de lo que siente el que porti se guía! Tu voluntad, despecho; Tu entendimiento, loco; Y tu memoria como está la mia; Y vengárase, amor, quien de ti ña.

desde su creación y que es señalado por A. Rallo en su edición de la Diana (Madrid, Cátedra, 1991, p. 32- 33) al ofrecer “fórmulas de comportamiento y conversación, en un múltiple muestrario de circunstancias.” También Senabre (“La novela pastoril”, Literaturaypúblico, Paraninfo, Madrid, 1987) creeque la educación humanística que ofrecían los diversos tratados pasó al relato, donde se podían ajustar los modelos de comportamiento desde un aspecto más atractivo y al que el público ya estaba más acostumbrado (p. 93). Igualmente, BM. Damianí, (“Realismo histórico y socialde La Diana de Jorge de Montemayor”, Actas del VIIICongreso de/aAsociación Internacional de Hispanistas, Brol4,, University 22-27 Agosto 1983, Istmo, Madrid, 1986 p. 421431), considera que los contemporáneos de la obra del portugués veían en “los pastores paradigmas de cortesía” (p. 429). Convienerecordar la simultaneidad de acciones que se produce entre esta escena y laescena nocturna entre Siralvo y Florela que tuvo lugar en latercera parte. 6 “Pastoral poets have always been concerned with dic extent Lo wbich pleasurable song can confront ami, ifnot transform and celebrate, ten accept and reconcile man to te stresses and realities of bis situation”. (P. Alpers, “What is Pastoral?”, Critical Inquiry, 8 (1982),( p. 43 7-460)p. 458). En esta composición polimétrica el personaje pinta las malas artes de amor y todos los tormentos por los que atraviesa el que se sometea él. Las estrofas de siete versos combinan endecasílabos y heptasílabos en nma consonante (AbC:ab:CC) con un Iberte sabor alegórico donde el protagonista señero es Amor. En la quinta estrofa S.G. Fucilla (“Sobre la Arcadia de Sannazaro y ElPastorde Fílida de Montalvo”, Relaciones Nispanoitalianas, RFE, Anejo 59 (1953)p. 71-76) descubre que su modelo se encuentraen uno de los tercetos (versos 10-12) de la Egloga Ottava de Eugenioy Clonico que Sannazarointercalaen su obra. Aparece luego en “Fortuna española de un terceto en la Arcadia de Sannazaro”, Rdaciones Hispanoitalianas. Anejo de laRevista de Filología Española, 59 (1953), p. 100-104.

- 426 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

¿Qué ley de cielo o tierra puedes damos, que obligue en nuestras penas, a más de padecer en su porfia? Mas quieres obligarnos, nuevos fueros ordenas, que llamemos reposo laagonía. ¡Oh, desdichado, amor, quien de ti ña!

¿Hemos por dicha visto de tu casa salir algún pagado, ¡[74v]! como salen quejosos cada día. ¡Oh, mano al bien escasa! ¡Oh, mal aconsejado el que se alegra con tu compañía! Y más, amor, aquel que de ti ña.

Pone en sulcar las ondas confianza; en seca arena siembra; coger el viento en ancha red confia, quien fUnda su esperanza en corazón de hembra, que es tu templo tu cetro y monarquia. ¿Qué fruto espera, amor, quien de ti ña?

El que de libre se te hace esclavo, en tus leyes profesó; morir mejor partido le sería, pues queda al cabo, al cabo, pobre, enfermo, sin seso, y arrepentidos los de su valía. En esto para, amor, quien de ti ña.

- Buena ha estado la lisonja -dijo Silvia-, si de esa manera sobornas a todos los que has menester, yo los doy por desapasionados de tu gusto.

- Pastora —dijo-, quien me hiciese a mi mudar estas canciones bien poderosa seria. Yo sé que cualquiera entiende cuán digno es de perdón el forzado.

- Cante Pradelio, que como le hacen otro son, podrá llevar otros tenores.

- Eso no se excusa —dijo Dinarda, y tomando a Filardo la lira la dio a Pradelio, el cual así obedeció a la pastora sin poner acusa. /[75r]! PRADELIO8

Se ensaya en esta composición con unas liras (aBabfl), aunque desde el contenido sigue siendo fiel a la inspiración cancioneril. Alonso Gamo (op.cit., p. 156)no cree que Gálvez de Montalvo ofrezca en las composiciones en que utiliza liras la medida exacta de su calidad de poeta. Pero quizá lo que ocurre con ellas es lo mismo que con el resto de su poesía: su concepción poéticaestá anclada en el pasado, en unos modos cancionedíes que condicionan su expresión poéticay a la que semuestra fIel, sea cual sea elmetro utilizado. Esta firmeza y fidelidad convierteel uso del metro italiano en un medio que se ve forzado al intentar combinar una formulación poética antigua dentro de un formato rítmico ajeno al sentir anterior, y

- 427 - EL PASTOR DE ULLOA

El tiempo que holgares, Filena, en ver mis ojos de agua llenos, o los tuyos alzares en mi favor serenos, el ganado y la vida tendré en menos.

Viendo de donde viene el bien o el ma] que tu beldad me ha hecho, obligado me tiene, con un constante pecho, a agradecer el daño y el provecho.

Tu alta gentileza, tu valor, tu saber amé primero; subíme a más alteza de un querer verdadero. Ámote mucho y mucho más te quiero.

El quererte y amarte proceden de mirarte y conocerte, cada cual por su parte. El amarte es por suerte, pero por albedrío el bien quererte.

Mis llamas, mis prisiones son los jardines donde me recreo; tus gustos, tus razones las leyes en que creo, y en tu contento vive mi deseo.

A ser sólo dotada como otras de caduca hermosura, ¡[75v]! quizá fueras amada de la misma hechura, mas tu beldad sin fm mi fe asegura.

Ansi ciega y asombra mi gran amor que a todos oscurece, y el mundo es una sombra, y cuando en él parece del sol que en mis entrañas resplandece.

Págame en mi moneda, mi amor, si tanto amor puede pagarse, o al menos no pueda con pesares aguarse la fe más pura que podrá hallarse. aunque Gálvez de Montalvo llegue a dominar la técnica siempre está presente elresabio deltema que lo arrastra hacia el quehacer conceptista propio del cancionero.

-428- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

No son estos recelos por no entender mi hado venturoso, y tan poco son celos de indicio sospechoso, sólo mi desvalor me trae medroso.

Tú, mi dulce señora, primera causa de mi buena andanza, por la fe que en mi mora, si en la tuya hay mudanza, haz que socorra engaño a mi esperanza

- Entre otras cosas que los hombres tienen malas —dijo Dinarda- esta es una, que desde la hora que comienzan a amar, desde esa misma comienzan a temer.

- Yo te aseguro -dijo Filardo-, que si es agravio temellas, también lo es amallas, por/[76r]/que, verdaderamente, el que no teme no ama, que bien lo dice aquel soneto de Siralvo.

- ¿Hasle oído Silvia?

- No, Filardo -dijo la pastora.

- Pues yo te lo quiero decir -dijo Filardo.

- Y yo oírle —dijo Silvia- que, aunque me tienes enojada, no tanto que no te quiera escuchar.

- Tú sabes —dijo Filardo- la obligación que tienes a mi voluntad, y ahora óyeme el soneto: FILARDO9 Poco precia el caudal de sus contentos el que no piensa en el contrario estado. El capitán que duerme descuidado, poco estima su vida y sus intentos.

El que no teme a los contrarios vientos, pocos tesoros ha del mar fiado; pocos rastros y bueyes fatigado, el que no mira al cielo por momentos.

Poco ha probado a la fortuna el loco que en su privanza no temiere, un hora,

En el soneto Gálvez de Montalvo incluye ciertanovedad en la combinación clásica de los cuartetos (ABBA:BAAB) que hace extensible a los tercetos (CDE:DCE). Con esto se desmarca de los anteriores, más clásicos en su composición, ya la vez sigue dando muestras de su gusto por el virtuosismo. Por lo demás lo más curioso del mismo consiste en que si el tema consiste en los celos o en la inseguridaddel amante, está cantado dentro de lanarración por elrepresentante del tema de los celos, si bien elsoneto es creación de Siralvo, cuyos amores están libres de estos sentimientos. Quizá pueda considerarse como una prueba de que laproducción poética de Gálvez de Montalvo esanterior al libro y de que es fruto de sus amores reales.

- 429 - EL PASTOR DE FÍLIDA

que se atraviese invidia en la carrera.

Finalmente, de mi y por mi, señora, creed que el amador que teme poco, poco ama, poco goza y poco espera.

- En cuánto -dijo Silvia- será para Fílida el soneto. Sólo esto me descontenta de Siralvo, ser tan demasiado altanero. En el Henares a Albana, en el Tajo a Fílida, a otra vez que se enamore será de Juno o Venus.

- Amigo es de mejorarse -dijo Dinarda- ¡[76v]! que, aunque Albana no es de menos suerte y de más hacienda, Fílida es muy aventajada en hermosura y discreción.

- Pues yo sé quién la pide en casamiento -dijo Finea- y si se ha de casar no toparáotra cosa que mejor le esté.

- Fílida -dijo Dinarda- no lo hará de su voluntad, y si la apremian dejará los deudos y se consagrará a Diana; y si considera lo que con tanta razón puede, que es no haber hombre que la merezca, hará muy discretamente.’0

- Unas coplas sé yo -dijo Pradelio- que hizo Siralvo a su deseo, aprobadas por dos clarísimos ingenios, uno el culto Tirsi” que de engaños y desengaños de amor va alumbrando nuestra nación española, como singular maestro de ellos, y otro el

10 En esta prolepsis se encierra, probablemente toda la clave explicativa del libro. En primer lugar, se opone, en cuanto articulación narrativa, al resto de protagonistas pastoriles, amenazadas también por el matrimonio forzoso y con un trasfondo relativo a la libertad amorosa en conflicto con las instituciones sociales (Montero, edición de La Diana, Barcelona, Crítica, 1996, p. 261 nota 49); sin embargo, la protagonista del libro no adopta esta solución, sino la alternativa del templo de la diosa de lacastidad. En segundo lugar, esta opción difiere, radicalmente, de la verdad histórica, cuando doña Magdalena Girón casa con don Jorge de Alencastro y parten para Lisboa en 1569, según descubrió Rodríguez Marín (op.cit., p. 4849). Estas cuestiones convienen la narración de Gálvez de Montalvo en una elección voluntaria de proyectar su deseo sobre una posibilidad ideal, sólo materializable en las coordenadas que le ofrece la literatura. Y en tercer lugar, el encarecimiento delpersonaje de Fílida por el que se cree que no hay hombre que la merezca, tanto puedecomprenderse como proceso de divinización y como derivación que considera la virginidad y la castidad factores importantes para convertirla en lamáximarepresentante de la belleza perfecta (recu¿rdese a Calvi, op.cit., fo 47r, que equipara la virginidad al estado de integridad y limpieza, espiritualy corporal, que gozan los santos en el cielo; y en los Coloquios matrimonialesdel licenciado Pedro Luján, edición de A. Rallo, Anejos al Boletín de la RAE, 1990, se considera el estado virginal comO el más perfecto). En este sentido el libro de Gálvez de Montalvo constituye una compensación artística, como dice S.K. Heninger (“me Renaissance perversion of pastoral”, Journal ofile ffístoy ofIdeas, 22(1961) p. 254-26!)(y. 255-256), en cuanto le permite completar a través de un medio de cultura lo que la realidad le impide consumar. “Pastoral depends upon this distinction between ideal and reality; but equally important, it insists uponjuxtaposition ofte two worlds. The boundariesare contiguous, and te frontiers must be crossable”. Este valor de proyección imaginativa es la que destaca también J. Hahn (77w origins of the Baroque Concepí of “Peregrinatio Chapel Hill, The University ofNort Carolina Press, 1973) para los libros de pastores donde lasolución imaginaria representa una necesidad psicológica latente que surge de la imposibilidad de cumplir en la sociedadreal elamor ideal sonado (p.107). ‘~ Bajo este nombre poético Menéndez Pelayo (op.cit., p. 328) cree que seoculta el poeta Francisco de Figueroa que aparece también en La Galatea, y no acepta la propuesta de Mayáns en su introducción a la obra de Gálvez de Montalvodonde conjetura que bajo este apelativo pastoril menciona a Cervantes (par. 34, p. XXXVII).

-430- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO celebrado Arciolo que con tan heroica vena canta del Atauco los famosos hechos y ¡2 victorias.

- Eso tienen las coplas —dijo Silvia- que por parecer de uno aplacen a muchos, pero si a mí no me agradan, poco me mueve que grandes poetas las alaben, que por la mayor parte gustan de cosas que no son buenas para nada. ¿Qué poesía o ficción puede llegar a una copla de la Propalladia?’3 ¿De Alecio y Fileno?14 ¿De las Audiencias de amor?’5 ¿Del brevecillo Inventario?’6 Que todos son verdaderamente ingenios de mucha estima, y los demás ni ellos se entienden, ni quién se le da.

- ¿Y los dos de un nombre —dijo Pradelio-, el Cordobés y el Toledano?” ¿Y el claro espejo de la poesía que cantó 1[77r]/ tiempo turbado y perdido?’8

- No falta —dijo Filardo- quien los murmure, y aún al que por mayoría es llamado el poeta Castellano,’9 porque hasta ahí llega la licencia de los que a sola su opinión lo entienden.

- Esa es la mía —dijo Silvia-. Dinos las coplas, Pradelio, que para mí no quiero mejor Tirsi ni Arciolo que mi gusto.20 Con lo cual, sacándolas el pastor del seno, las leyó, y decían: PR4.DELIO2’

12 Sin embargo, coinciden ambos en descubrir que tras Arciolo está la figura histórica de don Alonso de Ercilla (Mayáns, op.cit., par. 35, p. XXXVIII; Menéndez Pelayo, op.cit., p. 328). ~ Con este nombre se publicó en 1517 y en Nápoles laobra de Torres Naharro al que alude a través de ella. “~ Estos son los nombres de los interlocutores del Dialogo de las condiciones de las mujeres de Cristóbal de Castillejo. ‘~ Obra con la que alude a Gregorio Silvestre. 16 Se trata del Inventario de Villegas, f~moso por contener una versión delrelato de Abindarrciez y la hermosa JarW, aparte de lo que F. López Estrada (“Estudio y texto de la narración pastoril Ausenclay soledad de amor del Inventario de Villegas”, Boletín de laRAE, 29 (1949), p. 99- 133) considera el primer ejemplo de una narración pastoril novelesca

- 431 - EL PASTOR DE FILIDA

Si no te he dicho, deseo, en la estimación que estás, sabe que te tengo en más que a los ojos con que veo. Y no es demasiada fiesta, que una prenda tan valida, no es mucho que sea tenida en lo menos que me cuesta.

Aunque tú quedaste en calma, sin viento que te contraste, bien sabes que me anegaste la luz del cuerpo y del alma. Y visto parte por parte, pues sólo suples la falta, de todo lo que me falta, por todo debo estimarte.

Yo voy ciego, y voy sin guía, por la mar de mis enojos, y tú das lumbre a mis ojos, ¡[77v]! más que el sol a mediodía. No puede imaginación engastar perla de oriente que esté tan resplandeciente como tú en mi corazón.

Voy a remo navegando; es la imán mi voluntad; y sola tu claridad el norte que va mirando, el débil barquillo abierto sin merecimiento en él, y en el naufragio cruel, eres mi seguro puerto.

No espero jamás bonanza en la vida ni en la muerte, mas bástame a mi tenerte en lugar de la esperanza. Bien sé que en ti se turbó el sosiego más sereno, mas no hay ninguno tan bueno por quiente trocase yo.

21 Remata la teoría poética esta composición en coplas castellanas (abba:cddc) con laque ofrece una muestrade lo que concibe como poesía. Como las anteriores el grado de abstracción y de interioridad anímica laadscriben a la poesía cancioneril. Y lamisma forma en redondillas constituye un espaidarazo a su inclinación por los versos y coplas castellanas. Incluso se declara voluntariamente sometido a su destino.

-432- LUIS GÁLVEZDE MONTALVO

Vengan penas desiguales, y por caudillo el desdén, que sólo serás mi bien, aunque les pese a mis males. Tú en la aspereza más dura, tú sólo enel día malo, tienes de ser mi regalo, mi consuelo y mi blandura. /[78r]/

¿No fuste engendrado, dime, de aquellos ojos divinos, por quien quedarán indinos los que el mundo en más estime, y en mi pecho concebido, y en la vida alimentado, hijo que tanto ha costado, no es razón que sea querido?

Juzguen el justo caudal que hago de ti por vicio; digan que en este edificio eres arena sin cal; llamen tu hecho arrogancia, sin esperanza a do fueres, que yo que entiendo quién eres, confesaré tu importancia.

¡Oh, cuánto me has de costar en cuanto no me acabares, mas cuanto más me costares, tanto más te he de estimar! Los daños de aquesta historia. bravos son considerados, vistos no, que van mezclados contigo que eres mi gloria.

El rato que considero la gracia, la gentileza, la discreción, la belleza, por quien a tus manos muero, no sólo el dolor terrible ¡[78v]! paso sin dificultad, pero con facilidad te sufro en ser imposible.

Quizá dirán, ¿devaneas? muchos que saben de amor qué es cosa y cosa amador, ¿deseas o no deseas? Responderéles que sí,

-433 - EL PASTOR DE FIIÁDÁ

y que el mal que amor me hace, de mi desventura nace, y el bien, y el honor de ti.

Pues ilustre deseo mío, quién te torcerá el camino, si veniste por destino, y vences por albedrío. Eres una dulce pena, eres un contento esquivo, eres la ley en que vivo, y en la que amor me condena.

- Las coplas me han contentado -dijo Silvia- porque son del arte que yo las quiero. Tienen llaneza y juntamente gravedad. En mil obras de poetas he leído a Caribdis, y Escila, y Atiante, y el húmido Neptuno, cosa bien poco importante en los amores, y que se deja entender que no le sobran conceptos al que se acoge a los ajenos.22 Mas ahora ¿qué hará Siralvo? ¿Es su cabaña aquella?

- Sí-dijo Pradelio-. Vamos por allí que él hol/[79r]/gará de hacernos compañía.

- Qué fresca es -dijo Finea- esta fuente de Mendino, pues allí me parece que duermen dos pastores, y sin duda son Alfeo y Siralvo.

- Sí son -dijo Finea, y llegando más cerca, al ruido, los dos pastores recordaron, y saludándose alegremente determinaron de seguir a Silvia, y ella que en extremo era graciosa y discreta los Ñe entretiniendo hasta llegar a la cabaña de Filena, donde la hallaron vestida de una saya de grana fina con pellico azul de palmilla pespuntado de pardo y lazadas verdes, camisa labrada de blanco y negro, y el cabello cogido en cinta leonada trenzado con ella. Estaba Florela vestida de verde claro, saya y pellico, el cabello en una redecilla de oro, y un cayado en la mano. 23

22 En esta crítica se halla implícita la cuestión de la imitación (F. Rico, E/sueño del humanismo, Alianza, Madrid, 1997, p. 4 1-42) y por la cual menosprecia el puro artificio imitador que se mantiene en la superficie deljugueteo retórico, sin que los poetas sean capaces de alcanzar una asimilaciónpoética coherente con su modo de componer poesía. 23 Al respecto Avalle-Arce (op.cit., p. 152) asegura que el autor presta una “continua y minuciosa atención” a los trajes pastoriles, debido aldesarrollo de los elementos de índole estética. Lo curioso es que el detallismo al que alude en ladescripción de los trajesno tiene un carácter opulento, sino que más bien, se orienta hacia una ambientación verosímil. Se adapta, por tanto, a las recomendaciones que se encuentran en El Cortesano, dadas para vestir honestamente a su modelo, y de entre lo aconsejado destaca ser apropiado a su profesión (en este caso lapastoril), evitar los extremos y tender a los colores apagadosque dan un tono grave y seflorial. Compérese con ladescripción del traje de Felismena en La Diana, y que hace comentar a Montero en su edición (op.cit¿, p. 177 nota 62) que la “descripción minuciosa de ropas y joyas [es]elemento destacado delrelato”. B. M. Damiani, (“Realismo histórico y social de La Diana de Jorge de Monteniayor”, Actas del VIII Congreso de laAsociación Internacional ¿k Hispanistas, Bro~~m University, 22-27 Agosto, 1983, Istmo, Madrid, 1986, p. 421432) considera que las nmfhs y pastoras de la obra delportugués son damas que “exhiben vestidos y tocas típicos de las damas del siglo XVI”

- 434 - LUIS G VEZ DE MONTALVO

Con la llegada de los pastores, creció su hermosura y gentileza, y tras breves pláticas supieron que la sin par Fílida iba al templo de Pan, dios de los pastores, y enviaba por Filena, y tendría mucho gusto de que todos fuesen allá, porque estaría sola con Belisa y la vieja Celia, Campiano y Mandronio, doctisimos maestros del ganado. Con esta seguridad tomaron el camino del templo, donde en breve espacio pasaron grandes cosas. Siralvo supo de Florela cómo trataban de casar a Fílida, y Fílida estaba tan congojada de ver a sus deudos determinados, que se pensaba ir con Diana sm ninguna duda, y porque la tenían la noche antes ¡[79v]/ no se lo había dicho, mas ya estaba declarado por la una parte y por la otra. Este fue agudo pufiaí para el corazón de Siralvo, y mucho más holgara de verla casada, que con Diana en los montes, donde el verla y oiría sería con mayor dificultad, pero certificado de que era su gusto hacerlo, se consoló con Florela cuanto pudo.24 Por otra parte Silvia y Filena trataron de la causa de Filardo y Pradelio, y sin valerle a Silvia megos ni razones, Filardo quedó excluido, y Silvia corrida, y triste llamó al pastor y a Dinarda. Y despidiéndose los tres se volvieron a gran pesar de Filardo, y a mayor placer de Pradelio, porque tuvo lugar de irse con la pastora Filena, solo a su voluntad platicando. Finea y Alfeo no se hicieron mala compañía, porque si él se desterró enamorado y desfavorecido, ella hizo otro tanto; un mismo dolor los afligía, y una misma razón los debiera consolar. Mas agora de todos seis, sólo Pradelio y Finea contentos, llegaron al templo del semicapro Pan, donde fueron de la sin par Filida, y los que con ella estaban, favorablemente recibidos, y sacando la anciana Celia preciosas conservas, por ruego de Fílida, los pastores comieron del desusado manjar, y bebieron del agua fresca que en el jardín del templo había.25

24 Hay que recordar cómo el amor de Siralvo por Fílida se flindamenta en la vista y el oído, que ajuicio de Calvi son los sentidos menos contaminados de materialidad (op.cit., fo 36r), pero a la vez más necesitados de renovar la contemplación de laamada, pues si el alma es capaz de retener la imagen grabada de la amada, el resto de los sentidos debe renovar la visión periódicamente (Ficino, op.cit., p. 134). 25 Comienza desde aquí un prolijo ejercicio de écftasis por el que va describiendo una serie de pinturas relativas a motivos mitológicos y pastoriles. Igual que en el caso de las descripciones de trajes, Avalle- Arce (op.cit., p. 152) justifica la presencia de estos “entremeses descriptivos” como compensación por la desustanciación que se opera en la obra de Gálvez de Montalvo al introducir el componente autobiográfico. Sin desmerecer la opinión del crítico argentino, creo que también es conveniente tener en cuenta la acción ejercida por la obra de Castiglione, en la que se atiende a lanecesidad deque el buen cortesano conozca el arte de la pintura (op.cit., p. 191), incluso Ludovico de Canosa llega a decir que aquel que no la aprecia leparece “hombre ifiera de toda razón” (p. 193). También sigue en este motivo de las pinturas la descripción que incluye Sannazaro en su prosatercera relativa a diferentes motivos pastoriles y mitológicos similares a los aqui tratados por Gálvez de Montalvo.

- 435 - EL PASTOR DE FILIDA

Luego anduvieron por él mirando, y entre otras cosas hallaron, de sutil mano y pincel, la bella Si/[80r]/ringa26 convertida en caña, y el silvestre amante juntando con cera los nuevos cañutos. Adelante en una gran tabla27 estaban por letras y números las leyes pastorales, el tiempo del desquilar, el modo de untar la roña, el talle del mastín, la forma del cayado, el arte de hacer el queso y manteca, y otras muchas menudencias más y menos importantes. Y por si alguno se acordase que el silvestre dios fue de Hércules por amores de Deyanira despeñado, quiso el pintor que se viese la fuerza de su despeñador, y así puso alrededor del templo sus espantosas hazañas.28 Primero en su concepción, Júpiter, su padre, transformado en Anfitrión, marido de su madre Alcmena. Después en su nacimiento, la madrastra Juno hecha pobre vejezuela, y con hechizos estorbando el peligroso parto, pero después con la astucia de Aglante está nacido el poderoso Hércules en compañía del menos valeroso hermano, hijo de su padrastro Anfitrión. Después de esto se veían los muchachos solos en sendas cunas, el de Anfitrión llorando de dos culebras enviadas de la venenosa Juno, pero Hércules que de soberano poder era ayudado, asiendo con sus tiernas manecillas las fieras culebras las tenía ahogadas. Tras esto estaba cuando llevó vivo a Euristeo el fiero puerco de Arcadia del monte Enmanto, ¡[80v]! donde estaba, por maldición de Diana, destruyendo los campos y labores, y matando cuanta gente hallaba, o le buscaba por la fama de su fiereza.29 Luego se veía la selva Nemea, y el gentil mancebo por ella siguiendo al fiero león, el cual alcanzado rompía con sus manos las fuertes quijadas, y después desollándole se cubría de su durisima piel.30 Ansi vestido estaba más adelante en la laguna Lerna, llena por sus anchas islas de juncos y cañaverales, peleando con sierpe Hidra, mas viendo que si le cortaba una cabeza por sola aquella le nacían siete,

26 Como están en el templo de Pan es lógico que los motivos pictóricos que lo adornanhagan referencia a su historia mitológica. De modo que la primera consiste en lametamorfosis de laninfa Siringe cuya transformación aparece en el Libro 1 de las Metamorfosis de Ovidio. 27 Sannazaro describe dos tablas de modo más minucioso en su prosa décima. En ellas aparecen las estaciones y en una y en otras diversas tareas con el ganado. 28 Gálvez de Montalvo en esta descripciónde las hazañas de Hércules no discrimina entre elciclo canónico de los Doce Trabajos y el resto de hazañas secundarias atribuidas al héroe. De manera que incluye como primera hazaña la muerte de las serpientes enviadas por Juno para matarlo, mientras que se deja fuera otras hazañas comola del toro de Creta, la limpieza de los establos de Augías, rey de Elis en la Élida, el cinturón de Hipólita. la reina de las Amazonaso las vacas del gigante Qerión. (Para obtener esta información me he servido de las notas adicionales de la edición de las Metamorfosis de Ovidio en CSIC, Madrid, 1984, traducción de Ruíz de Elvira, p. 228-229; y la obra de Juan Humbert, Mitología griega y romana, GustavoGili, Barcelona, 1980, p. 120-132). 29 Se refiere al jabalíde Enmanto, monte de la Arcadia y perteneceal ciclo canónico de las hazañas del semidiós.

-436- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO después que con la espada la tajaba el duro cuello, sobre la misma herida ligeramente le pegaba una hacha de vivo fuego.3’ Aunque esto se veía vivamente retratado no parecía menos bien la lucha suya y del gran Anteo, al cual como Hércules vido que, dejándose caer sobre la tierra, cuyo hijo era, cobraba dobladas fuerzas en sus brazos, con los suyos le apretaba, de manera que quitándole el alma le hacia extender el cuerpo, desasido de su bravo y fuerte vencedor.32 Adelante estaba en el océano de África matando el fiero dragón de la huerta de Atíante. Y después victorioso con las manzanas de oro.33 Tras esto en el monte Aventino, viendo que el /[jSlr]/ ladrón Caco, hijo de Vulcano y Venus, le había hurtado sus vacas, le estaba poniendo fuego a su fuerte cueva, donde con lumbre y humo le procuraba dar la muerte, y al fm salido de ella, echando por su boca y oídos grandes llamas, procuraba en vano defenderse, pero el valeroso Alcides tendiéndole en el suelo sin ninguna piedad le ahogaba.34 Luego sustentando el cielo con sus hombros.35 Después amarrando al , y sacándole a él y a Proserpina robados, dejaba herido a Plutón, dios de los infiernos.36 No con menos agonía peleaba con el de las aguas, Aqueloo, al cual habiendo vencido en su propria figura de gigante, y después de dragón, cuando le ve hecho toro, con risa le abate, y quita el cuerno de su frente.37 Tras esta lucha estaba la cierva en Ménalo con sus pies de metal y cuernos de oro, a quien con gran trabajo

30 Es el león de Nemea, ciudad del norte de la Argólida; suele figurar como el primero o el segundo de los doce trabajos. ~‘ Es otro de los trabajos cuando se enfrenta a la espantosa hidra de la laguna de Lerna. Gálvez de Montalvo confunde el número de cabezas que surgen de cada cabeza cortada del monstruo, y asegura que aparecían siete de cada una, cuando en realidad siete era el número de cabezas que tenía y por cada una cortada brotaban dos. 32 Esta es una de las hazañas secundarias que no entran en el ciclo canónico. Se trata de la famosa lucha contra el gigante Anteo, hijo de Neptuno y de la Tierra. ~ Hay de nuevo una pequeña confusión en este trabajo mencionado por Gálvez de Montalvo. La huerta de Atiante es un dislate en la que el autor mezcla al gigante Atlas o Atíante, hijo del Titán Jápeto y hermano de Prometeo y Epimeteo, con eljardín de las Hespérides. Lahazaña de Hércules consiste en arrebatar las manzanas de oro deljardín guardado por un dragón que nunca duerme. El héroe solicita la ayuda de Atlas, condenado por Júpiter a sostener sobre sus hombros la bóveda celeste, el cual adormece al dragón y recoge las manzanas de oro. ~ Esta es otra de las hazañas secundariasen que Hércules libra a las riberas del Tíber del ladrón Caco, monstruo mitad hombre y mitad sátiro que devoraba a sus víctimas y vomitaba fuego desde su estatura colosal. ~ Gálvez de Montalvo señala aquí, separado de su hazaña original, el momento en que Hércules sostiene la bóveda celeste mientras Atíante consigue para él las manzanas de oro deljardín de las Hespérides. 36 Este suele ser considerado el último de sus trabajos consistente en llevar ante Euristeoel perro infernal de las tres cabezas.

~‘ También está fuera de las hazañas consideradas como canónicas. Consiste en la luchaque mantiene con el río Aqueloo por la joven Deyanira. En el transcurso de la misma dio origen al cuerno de laabundancia, cuando Aqueloo setransformó en toro, y le arrancó uno de sus cuernos. Ovidio lo inmortalizóen el libro noveno de sus Metamorfosis.

-437- EL PASTOR DE ELIDA

Hércules mataba, triunfante con los ricos despojos de su empresa.38 Ansi mismo desterraba las Arpías, por voluntad del rey Fineo.39 Luego, más trabajosamente, dividía los altos montes de Calpe y Abila, por donde el fiero mar estrechamente pasase.40 Mas allí se mostraba con las pesadas columnas en sus hombros. ¡[8 lv]! Tras esto en la ribera del mar libraba a 1-lesione, hija de Laumedón, matando la fiera que para su comida la buscaba.4’ Después a aquel que por voluntad de los dioses en el monte Cáucaso, viendo comer sus hígados de una cruel águila, brevemente criaba otros, donde el mesmo tormento se le diese.42 Más adelante estaba cuando la gente Pigmea al pie del monte le quiso matar, viéndole dormido.43 Y cuando llevó los pueblos franceses atados a su lengua. Y cuando al que con sangre humana engordaba sus caballos, dio el mismo castigo haciéndole manjar de ellos.44 Y cuando en las bodas mató los Sagitarios. Velase el Centauro Neso muerto con sus saetas al tiempo que al pasar del río Eveno le llevaba a Deyanira. Llegando pues, al fm de esta historia, se veía lastimosamente, casi en venganza de la quebrantada pierna del dios Pan, cuando la celosa mujer con la engañosa camisa que el Centauro le dio, pensando remediar su mal, fue causa de mayor daño, porque vistiéndosela el ausente marido, con la furia del pestífero veneno que en sí tenia, se le pegó a las carnes, y abrasándole los tuétanos y entrañas, el sin ventura Hércules, fuera de su sentido, vertía los humildes sacrificios, /[82r]¡derribaba los templos, y arrancaba duros troncos. Y procurando desnudarse,

38 Esta sí pertenece a uno de los doce trabajos, consistente en atrapar la cierva que moraba en el bosque del monte Ménalo ~ Probablemente esta hazaña haga referencia a la matanza de aves que lleva a cabo Hércules en el lago Estinfalo. Estos pájaros monstruosos se alimentaban de carne humana, sus alas, su cabeza y su pico eran de hierroy poseían poderosas ganas. Hércules las expulsó haciendo retumbar unos címbalos de bronce y las mató a flechazos. ~ Se trata de otra hazaña secundaria. Cuando creyó haber llegado a los confines del mundo y separó las montañas de Calpe y Abila, donde levantó sendas columnas. De este modo puso en comunicación el Atlántico con el Mediterráneo.

~‘ Tampoco pertenece al ciclo canónico, perorelata el rescate de Hesione, hija del rey de Troya, Laumedón o Lauinedonte(Ovidio lo recoge en su Metamorfosis, Libro XI), encadenada a la orilla del mar en ofrenda al monstruomarino enviado por Neptuno, después que el rey troyano se negara a pagar la soldada a él y a Apolo cuandoayudaron a levantar las murallas de la ciudad. Trasel rescate, Hércules tampoco fuerecompensado, así que saqueé la ciudad, asesiné al rey perjuro y se ¡levé a Hesione y se la entregó a Telamón, rey de Salamina. 42 Forma parte lambió, de las hazañas secundarias que atribuyen a Hércules la muerte del buitre que devoraba las entrañas del titán Prometeo, encadenado en la cima del monte Cáucaso. ~ Otra hazaña ajena al ciclo canónico que cuenta el ataque que los pigmeos, pueblo que medía sólo un pie de estatura, hizo contra Hércules cuando dormía. ~ Se trata, esta vezsí, de uno de los trabajos, cuando Hércules dominó los caballosde Diómedes, rey de Tracia; caballos de gran ferocidad que vomitaban llamas y que se alimentaban de carne humana. Gálvez de Montalvohabla de caballos, al igual que Ovidio (libro undécimo), cuando en realidad son yeguas.

- 438 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO despedazaba sus mismas carnes, descubriendo los propios huesos y nervios, por donde como de gran hoguera salía un espeso humo, y él mirando a los cielos con amargo rostro a ratos de su crueldad parecía que se quejaba, y otros pedía socorro a tan insufrible y dolorosa muerte, y a veces que sin sentido, destruyendo sus carnes, se tendía en tierra y callaba.46 Estaba sobre un altar en medio del templo el vestido, el cayado y la lira de Apolo, aquel mismo apero con que moró en las selvas, y por las altas columnas, sembrados irifmitos despojos de pastores y fieras, cayados y zampoñas, cabezas de lobos y pies de águilas, versos y prosas que no poca hermosura acrecentaban al devoto templo. Pero Siralvo que en Fílida veía el de su alma, pocas señas pudiera dar de lo que aquel tenía, y ella que no dudaba los efectos de su valor, no lo hacía en volver la luz de sus hermosos ojos al enamorado pastor, robándole nuevamente a cada vuelta el alma, y dejándole cada vez nueva vida con que viviese. En tanto que esto pasaba, Sasio y Arsiano vinieron allí por orden de Mandronio, y viendo junto cuanto en la música podía desearse, amén de Filardo y Matunto, que si no eran más, no eran menos, acordaron de entrarse a] jardín del templo que, aunque pequeño, era lleno de ¡[82v]! frescura y deleite. Nunca Vertumno47 tuvo los suyos compuestos con tanta destreza como este lo estaba sin arte; las flores y hierbas, las aguas y las plantas, las aves que en él moraban, todo era extremadamente bueno. Pues como dentro se vieron, Florela que tiernamente a su señora amaba, mirando su hermosura y la habilidad de los pastores con la comodidad del tiempo y del lugar, pidió encarecidamente que tomando el sujeto de la beldad de Filida cantasen.48 Deseo fue el de Florela que todos le tenían, y tocando el principio de la empresa a la gentil Belisa, de esta manera comenzó su canto, y de esta fueronpor su orden prosiguiendo:

~ Es otrode los episodios ajeno a los trabajos. En él se cuenta la matanza de Centauros cometida por Hércules solo, cuandovisitó el monte de Polo en la Arcadia. 46 Con esto cierra todo el conjunto de pinturas que sobre Hércules adornan el templo y relata la cruel muerte del héroe, cuando Deyanira, celosa de lole, envía a su marido la túnica impregnada de la sangre envenenada del Centauro Neso, muerto por Hércules cuando, al cruzar el río Eveno, intentó raptar a Deyanira (también lo recoge Ovidio, en el libro undécimo de las Metamorfosis). ~ Representación del año y de sus variaciones, solía regirlas estaciones. Aparecemencionado en la Égloga décimacantada por Selvaggio y Frónimo en laArcadia de Sannazaro. 48 La artificiosidad del lugarpropicia el canto encaminado a ensalzar la belleza de la protagonista. No debe pasar desapercibido que primero las pinturas y luego el espacio del jardín configuran un ámbito especial donde la belleza tiene su lugar adecuado. Además que el recuerdo de las hazañas de Hércules y ahora lamención del dios campestre colaboran a crearuna sensación atemporal que eleva labelleza hacia un sentido acrónico. Por lo demás, se produce una combinación entre arte y naturaleza donde laprimera complementa a la segunda (E.W. Tayler. NatureandArt in Renaissance Literature, Columbia University Press, 1966, p. 28) o, quizá mejor, hayun inextricable entrelazamiento destinado a alcanzar laperfección

-439- EL PASTOR DE FILIDA

BELISA49 Las hondas quiere sulcar; el agua en red oprimir; el friego quiere medir; y el viento quiere pesar, el que pretende loar, Fílida, vuestra figura, siendo el comenzar locura, y imposible el acabar. ARSIANO Lazos son de amor aquellos do amor tiene su prisión, pues sin dar en corazón /[83r]I nunca hace tiro delIos; hablo de vuestros cabellos por cuya gran excelencia, el sol no tiene licencia sin deslumbrarse de vellos.

FINEA El lugar esclarecido sobre los dos claros ojos de mil sangrientos despojos a costa ajena ceñido, es duro campo corrido de la muerte y el amor, donde él es el vencedor, y ella el premio del vencido.

ALFEO Soles son con que alumbráis; rayos con que derretís; saetas con que herís; licor con que remediáis, los ojos con que miráis en quien se mira el amor, o para hablar mejor, los ojos con que matáis.

formal, como dice H.D. Darst (“Renaissance?latonism and the Spanish Pastoral Novel”, Hispania, 52 (1969), p. 384-392, p. 385). ~Se tratade doce coplas de arte menor (abba:acca) donde se canta, parte por parte, labelleza de Filida (cabellos, frente, ojos, mejillas, nariz,boca, garganta, pecho, mano y condición). La primera y la última copla se encargan de enmarcar este elogio, una abriendo y otra cenando lacomposición y que, muy artificiosamente,es fragmentada entre todos lospastores presentes. De esta maner ase opone a las octavas quecantó Siralvo en latercera parte, y que tienen el mismo motivo. A la unidadde emisor enfrenta también la de la forma, endecasílabo en la anterior y octosílabo en la presente. Aunque el espfritu cancioneril es compartido por las dos y la descripción sigala línea estereotipada del petrarquismo, sobre todo en las coplas dedicadas a boca y garganta (versos 49-64). En las demás predomina latendencia alegorizante de los sentimientos.

- 440 - EL PASTOR DE FILIDA

CAMPIANO Lo que falta por contar, después de la blanca mano a quien el sentido humano es imposible loar, no quiero en ello hablar, que aunque la fe como diestra tan altos bienes nos muestra, son más para contemplar.

MANDRONIO Vuestra discreción bara ¡[84v]! a no haber considerado que como queda agraviado el cuerpo, al alma agraviara. A vos sola es cosa clara que concede la razón que hiráis al corazón, cuando amaguéis a la cara. SIRALVO Yo no me hallo bastante a proseguir este intento, bien basta aquel pensamiento se pierda por arrogante. Razón diga y amor cante, y lleve la fe el compás, donde queda más atrás quien pasa más adelante. No acabaran con esto los pastores si la bella Fílida que con una gravedad suavísima estuvo escuchando sus loores y acrecentando la causa de ellos en su soberano semblante,50 no los atajara, tomando a Belisa la lira, y obligada de su liberal condición, vuelta a Siralvo, le dijo:

- Pastor, yo quiero cantar una glosa tuya de una canción ajena a que soy muy aficionada, porque me la dio Florela, y porque la glosa lo merece.

50 Esta es la primera vez que aparece Fílida en público y en su comportamiento debe mostrar la inedianía d(flcil queCastigiione pide para toda dama perfecta (op.cit.. p. 349). También es la primera vez que ambos enamorados estánjuntos y hablan y no se debe olvidar que tanto su amor como sus relaciones se basan en la vista y en el oído, quea su vez se sirven de un confidente que actúa de intermediario, y por todo ello en esta ocasión es imprescindible disimular su amor (aunque laconvencionalidad del género le obligue a jugar con cierta ambivalencia entre secreto y reconocimiento de los amores) (Castiglione, op.cit., p. 433). Por último, hay que recordar que Calvi destaca una serie de virtudes para considerar hermosa auna mujer entrelas que estén: latemplanza, la modestia (op.cit. fo. 39v-40), lapudicicia (fo. 4(k) y, la más curiosa de todas, lafrialdad de conversación fundada en el retiroyen el silencio (fo. 40r- 41r) que previene la desenvoltura en las pláticas y confirma la cordura y la discreción en la dama. Según se ve, aunque recuerde lahelle dame sans mercí del amor cortés, ya no se trata del mismo hieratismo medieval, sino de una norma que viene orientada desde la mediania d¡¡ficil de El Cortesano.

- 442 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO

FLORELA Vuestras mejillas sembradas de las insignias del día, ¡[83v]! florestas son de alegría de la eterna trasladadas, donde no por las heladas, ni por las muchas calores faltan de continuo flores, divinamente mezcladas.

SASIO El alinde que divide las dos florestas reales con frescuras celestiales, los rayos del sol despide. A la misma invidia impide su proporción aguileña, y, aunque es medida pequeña, al amor inmenso mide.

FILENA Vuestra boca no es coral, ni vuestros dientes aljófar, que el aljófar es azófar, y el coral bajo metal. Mas en puerta celestial fabricada del primor, archivo do tiene amor todo su bien o su mal.

PRADELIO La columna generosa de este edificio tan claro, /[84r]/ más que el mármol de Paro, más que blanca poderosa, es la garganta graciosa fuente rica de dulzor, donde la fuerza de amor segura y libre reposa.

CELIA Vuestro pecho, no hay braveza que no se amanse con él, ni hay quien pensando en él no esforzase su flaqueza, a quien dio Naturaleza por mezclar gracia y rigor, de la leche la color, y del hierro la dureza.

-441- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

- Bien basta tu afición —dijo Siralvo- para ese merecimiento, y la merced que nos haces para que todo /[SSr]/ el mundo quede invidioso de nuestra ventura. Y con esto Filuda alegrando tierra y cielo comenzó a taller y cantar, y los pastores a suspenderse oyéndola. FÍLIDA51 Mi alma tenéisla vos, y yo a vos en lugar della, ¿A cuál da más gloria Dios, a ella sin mí con vos, o ami con vos y sin ella?

GLOSA Aquel venturoso día que amor, con industria y arte, me robé cuanto tenía, fue tanta su cortesía que os dio la más noble parte. Y como sólo mi oficio es contentar a los dos, por principal ejercicio mi cuerpo está en su servicio, mi alma tenéisla vos.

Bien galardonado voy si sirvo como cautivo, pues cuando en la cuenta estoy hallo que es lo que recibo mucho más que lo que doy. En gran deuda me dejáis, no quedaréis sin querella, ¡[85v]! pues por favor ordenáis que vos mi alma tengáis, y yo a vos en lugar della.

En la gloria que se ven han movido gran cuestión cuerpo y alma sobre quién consigue más alto bien, y entrambos tienenrazón: el alma dice que allá está continuo con vos, el cuerpo que os tiene aca.

~‘ Esta y la siguiente composición son sendas glosas cuyo texto está formado por una quintilla (abaab) y la glosa por cincocoplas reales (abaab:cdccd). Sigue en la línea de abstracción cancioneril. Para lo referente a la glosa véase H. Janner, “La glosa española. Estudiohistórico de sumétrica y de sus temas”, Revista de Filología Española, 27(1943) p. 181-232. Considera este autor que laglosa introducida en los libros de pastores son un reflejo de la vida cultural de la época ya que son poesía de sociedad destinada a ser enjuiciada porquien la oye. (y. 205-206).

- 443 - EL PASTOR DE FILIDA

¿Quién, señora, juzgará a quién da más gloria Dios?

Firmes en su diferencia cada cuál lleva victona sin que se dé la sentencia, porque es tal la competencia, que acrecienta más la gloria. Y como se ven en calina en este pleito los dos, que no importa, dice el alma, que ya se le dio la palma a ella, sin mi, con vos.

Aquí comienza a juraros el cuerpo que la dejó por poder mejor gozaros, y concluyendo en amaros la duda en pie se quedó. Mas dijo amor que él saldría, ![86r]! cerrados los ojos della, porque en vuestra compañía a mx alma escogerla, o a mi con vos y sin ella. Callaron las aves, cesó el viento, paró la fuente, y pienso que el sol se olvidó de su camino mientras la sin par Filida cantó estos versos,52 y acabados con un donaire igual a su hermosura, volvió la lira a Belisa como corrida de haber cantado, pero los pastores que de su llaneza como de su beldad estaban cautivos, vueltos unos a otros, alabaron la hora en que el cielo había juntado en Fílida cuanto bien por el mundo repartía.

- Eso no -dijo Florela- que lo que en Filuda hay, no se halla en el mundo junto ni repartido.

- Paso, pastores —dijo Fílida- que me afrento mucho de oírme loar, y no quiero que en mí cese la música. Gusto tanto de canciones viejas bien glosadas que eso me hizo cantar, y cierto es la cosa en que el poeta muestra mayor ingenio.

- Una muy nueva sé yo —dijo Siralvo- y direla con tu licencia.

- Para eso, pastor -dijo Fílida-, tú la tienes, y más si es tuya.

52 Con estas palabras ilustra D.H. Darst (op.cit. p. 386) la colaboración que entre hombre y naturaleza se produce en el género pastoril, donde tanto uno como la ofra toman parte en los aconteemientos. Sin olvidar que A. Zamora Vicente (“Observaciones sobre el sentimiento de lanaturaleza en la lírica del siglo XVI”, De Garcilaso a Valle-Inclán, Buenos Aíres, 1950, p. 65-84) dice que“el pai~je se mueve en ffinción de la amada”. (p. 72).

-444- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

- Primero —dijo Siralvo- que te diga el dueño, quiero decirla, y saber lo que te parece. SIRALVO53 En mi pensamiento crecen mis esperanzas y viven; ¡[86v]! en el alma se conciben, y en ella misma fenecen.

GLOSA

Porque en el mal que me hiere perpetua pena reciba, el amor ordena y quiere que en mi pensamiento viva lo que en mi ventura muere, pues si alguna vez se ofrecen, o de lejos aparecen esperanzas de mi bando, en vuestra gracia menguando, en m pensamiento crecen.

¿Do llegará mi tormento, pues por caminos tan agros do no llega entendimiento, suben a hacer milagros, ventura y mi pensamiento? En ello gloria reciben, y en libertad se aperciben a morir desesperadas, y en él están sepultadas, mis esperanzas y viven.

Aunque falsas, lisonjeras, mil veces vengo a pensar que deben ser verdaderas viéndolas en el lugar do suelen estar las veras. /[87r]/ Y aunque por milagro aviven en parte inmortal se escriben, que como su vanidad se engendra en la voluntad, en el alma se conciben.

En noble parte nacidas, en noble parte criadas,

‘~ Segunda glosa en la que el texto es una redondilla (abba) y la glosa cuatro coplas reales (ababa:ccddc) con rinia diferente a la glosa anterior, lo cual incide en el virtuosismo de Gálvez de Montalvo. La interioridadanimica espalpable en la glosa donde la esperanza se alegoriza en ftanca derrota ante el amor no consumado.

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nobles, aunque van perdidas, noblemente comenzadas, y en nobleza concluidas, al pensamiento obedecen, y en su prisión resplandecen, y su natural guardaron que en el alma comenzaron, y en ella misma fenecen. A todos contentó la glosa de Siralvo, y más a Fílida que vio en sí la causa de ella, y pareciéndole hora de que los pastores descansasen, mandó a Florela por señas lo que había de hacer, y al punto se puso en medio de todos una mesa ancha, limpia y abundante de dulces y regaladas viandas, que del albergue de Vandalio habían traído, y sin esquivarse Fílida de comer con los pastores todos juntos lo hicieron,54 salvo Finca y Alfeo que de secreta mano se habían sentido trabar los corazones, y entre el viejo dolor y el nuevo estaban con una suspensión en los espíritus que sin poderse ellos entender, fácilmente los ¡[87v]! entendieron todos. ¡Oh grande y poderoso amor! ¿Será posible que Alfeo muriendo ayer por Andria, bellísima cortesana, hoy se enamore de la serrana Finea? Verlo he menester para creerlo que Finca de Alfeo menos maravilla me hace, porque aunque rústica y criada en aspereza es muy discreta y hermosa, y Alfeo excesivamente aventajado al pastor de quien ella era despreciada, si nuevamente estos dos se aman, cosa es que no se podrá encubrir.55 Alcemos las mesas, levántense los pastores, y queden solas Filida y Celia en el fresco jardín, que los demás en el templo podrán pasar la siesta, donde hallarán a Filardo que a excusa de Silvia se volvió tras ellos, y aunque había gran rato que allí estaba, no quiso entrar al jardín, antes saliéndose a la ribera por un pequeño resquicio del muro estuvo mirando y oyendo lo que pasaba, y cuando sintió que los pastores al templo salían, adelantóse, y entró primero. Filena y Pradelio holgaron poco de verle, pero Campiano íntimo amigo suyo, con gran caricia le recibió, y ansi luego los dos se apartaron, y por otra parte_Florela y Siralvo, Pradelio y Filena, Belisa y Mandronio,

~ Vuelve a mostrar la concreción de la ,nedianía dificil de que he hablado más arriba. “ Utiliza aquí una velada prolepsis de lo que en laséptima parte será motivo de las dudas de Finea, cuandoaparezca, repentinamente, Orindo, su primer amor. Esta preocupación sociológica reaparecerá con este personaje. Además de esto, Alfeo y Finea, pretenden satisfacersu pasión amorosa para alcanzar la felicidad, según alisma Poggioli (op.cit., p. 42), aunque son conscientes de este obstáculo. Perola felicidad depende de la correspondencia amorosa, lo que convierte a los habitantes del campo, ya no sólo a los pastores, en amantes por excelencia, y en su relación cumplen su destino consistente en lalucha por conocerse a sí mismos, como dice Rallo en laintroducción a su edición de La Diana (Cátedra, Madrid, 1991, p. 55).

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Sasio y Arsiano, a un lado del templo, se pusieron a concertar alguna fiesta para entretener aquella tarde a la hermosa Fílida, y la mejor les pareció presentarle la égloga de Delio y Liria y Fanio, pastores de aquella ribera, que con sus casos habían ![88r]! dado mil veces materia a los poetas. Belisa tomó la persona de Liria, Sasio la de Delio, y la de Fanio Arsiano. Y mientras en baja voz estaban ensayándose, Alfeo y Finca en algo se ocuparon. Sentados los vio Siralvo56 a una parte del templo, hablando menos palabras que solían, demudados de su color natural. No pudo tanto consigo que no se llegase a ellos, y antes que nada les preguntase, Alfeo le dijo cuanto les pudiera preguntar:

- Siralvo mío, por tres partes me siento combatir, y por todas tres vencer. Las smrazones de Andria contrastan mi afición; tus consejos me mudan la voluntad; la beldad de Finea me cautiva.

- A mi me enamora todo —dijo Siralvo-, pero a ti, serrana, ¿qué te parece?

- Que estás hablando por mi—dijo Finca.

- Pues, ¿qué haremos?—dijo Siralvo- de Andria y Orindo?

- Lo que ellos hicieron de nosotros —dijo Alfeo. Y con esto se dieron las manos de no faltarse jamás, tomando al dios de los pastores por testigo, y llenos de contento y placer se fueron con los que ensayándose estaban. Campiano y Filardo siempre se estuvieron apanados, y bien se le echó de ver al pastor el mal que por Filena sufría, pues sin bastar su dolor, ni el menosprecio con que le dejaba, se iba tras ella sin poderse refrenar en sus deseos. No tomó la sin par Fílida mucho tiempo de reposo, antes sintiendo que los pastores en el templo esperaban que los llamase, mandó 1 Celia que lo hiciese, y así ¡[88v]! fueron todos al jardín, salvo Belisa, Sasio y Arsiano que se quedaron para entrar representando, y después que todos se sentaron por orden de Fílida, los tres que habían quedado entraron por la suya, como aquí veremos. ÉGLOGA57

56 Cumple Siralvo con su papel de amigo aconsejador que desde Andrés el Capellán está estipulado, el cual recomienda prestar servicio incluso antes de ser solicitado (op.cit., p. 117-121). Llegará hasta Castiglione (op.cit., p. 218). ~ Gálvez de Montalvo con la intercalación de esta égloga en su libro va a crear un precedente que será continuado por Cervantes en La Galatea y Lope de Vega en su Arcadia. Ahora bien, el cultivo de este género y su inclusión en obrasmayores ya está atestiguado en la novela Questión de amor, publicada en Valencia por Diego de Ouniiel en 1513. Traigo este posible antecedente consciente de que se trata de una obra en clave, donde los personajes se inspiran en personas reales y el libro se convierte en un juego de salón, en que se recoge la crónica de la vida en la corte de Nápoles entrelos años 1508 y 1512. (1. Oleza, “La corte, el amor, elteatro, y la guerra”, Edad de Oro, 5 (1986)p. 149-182). Estemismo críticoen Teatros yprácticas escénicas, (Valencia, InsiltucióAlfons el Magndnim, 1984), analiza el ambiente

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Personas FAMO DELIO LYRIA Floridos campos llenos de belleza, en cuya hermosura, sitio y traza gran estudio mostró Naturaleza.58 En vosotros se halla espesa caza de aves, bestias, y animalías fieras, y tanta flor y fruto que embaraza; en vosotros, majadas y praderas, donde se ven ganados abundosos, y en medio los inviernos, primaveras. No faltan los pastores querellosos, que forman al amor quejas sin cuento, y otros regocijados, venturosos; unos al ejercicio dan su intento, cuál corre, salta, tira, lucha o canta; cuál en los huertos pone su contento; aquel engiere, siembra, poda o planta, otros con sus ganados se recrean, ![89r]/ viendo desde las sombras copia tanta. Mira los cabritillos que pelean, y después a sus madres van buscando, que con ubres pesadas los desean. Allí ve sus zagales ordeñando, allí las cabras que la nueva hoja no con poca codicia van buscando. Una al agua parece que se arroja; otra en lo más espeso está mordiendo, que el rigor de la zarza no la enoja. Luego ve la ovejuela que paciendo apoca, simplemente, lo que halla, teatral de los primeros allos del siglo XVI y demuestra que el drama cortesanollega hasta la mitad del siglo con una fimcionalidad social muy marcada (p.23). A. Egido (“Sin poéticahay poetas. Sobre la teoría de la égloga en el Siglo de Oro”, Criticón, 30 (I985)p. 43-77) seencarga de analizar los aspectosteóricos de la égloga desde diversas perspectivas, tanto en sus traducciones de Virgilio como en su consideración narrativa. Por tanto, esta égloga, entre otras funciones, bien podría suponer un recuerdo de otros entretenimientos que se daríanen la supuesta tertulia literaria que se reunía en tomo a la Infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe IT. W.F. King, (“Prosa novelística y academias literarias en el siglo XVII”, Anejos de/Boletín de laRAE, 10 (1963), siguiendo a Pérez de Guzmán, cree que en lasexta parte del libro de Gálvez de Montalvo se refleja ese tipo de actividades literarias (p. 26). J. Pérez de Guzmán y Gallo (Bajo los Austrias, Escuela Tipográfica Salesiana, 1923)no indica más que Gálvez de Montalvo “en lasexta parte de su Pastor de Pitido retrató de manomaestra la corte que en lade Felipe IT rodeaba en las academias literarias de palaciola hermosay poética figura de la Infanta Isabel Clara Eugenia” (y. 64- 65). Sea ono sea cierto, Gálvez de Montalvo introduce una diversión en forma de égloga caracterizada por ser una burla especular de cuanto sucede en el libro. Constituye un contrafactum irónico que desarticulatodo elmundo ideal y cortesano de sus pastores. Porlo demás, es una composición polimétricade 727 versos; se compone de una presentación ambiental junto a la introducción de los dos primeros pastores que usan los tercetos encadenados; una canciái de tipo petrarquista que reservapara la aparición de la pastora, seguido de laconversación entre Liria y Faniapormedio de endecasílabos de nma encadenada; una carta ai liras; y un final con tercetos encadmados. ~ Denuevo aparece el motivo de la combinación de arte y natiralen, asunto presente en todo el libro de Gálvez de Montalvo (vid. Darst, op.cit., y Tayler, op.cit.).

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lo más dificultoso no queriendo. Y si Orión se mueve a dar batalla, permite que el pastor pueda avisarse, y con flacos ingenios mitigalla. Veréis a los carneros alegrarse, veréis las hormiguillas polvorosas, ciegas, unas con otras encontrarse. Las ánades bafiarse presurosas, y lamerse al revés el buey el pelo, y pacer las becerras más golosas. Cuervos, grajas, cornejas para el cielo suben y bajan luego con mido, y tornan para arriba con su vuelo. Oyese en las lagunas el sonido de las cantoras ranas en más grado, que en el sereno tiempo le han tenido. Véese de blancas aves ayuntado ¡[89v]! más número que suele en valle o sierra, y el cabrío dormir más apretado. Escarba la ovejuela por la tierra, y la golondrinilla a la corriente con pobres alas hace flaca guerra. Al fm esto se pasa brevemente, y en tanto en la abrigada cabañuela, arropado el pastor poco lo siente. Después que nieva, que ventisca y hiela, el nuevo sol su claridad extiende con que el mundo afligido se consuela. Después cuando a baflarse al mar desciende hallándose en la noche escura y fiera, con las anchas hogueras se defiende. Todo se acaba en dulce primavera, después que fenecida esta contienda, llena de paz el cielo la ribera. Y contra el sol en monte, en valle, en senda, los árboles, o en selva, o en bosque ameno, no sufren que su lumbre al suelo ofenda. Con el frescor de su confino seno59 la altiva haya, y el ciprés frisado, con cuerpo asaz de duro fruto lleno; el laurel, siempre verde, preservado de la ira del cielo, y el espino de más puntas que hojas adornado; con su rebelde fruto ayuda el pino, aguda hoja y enredado saco; del pacífico olivo de contino /[90rJ/ no se precia entre todos de más flaco;

‘~ Estos versos (67-99) son incluidos en el artículo de R. Osuna, “Un caso de continuidad literaria: la silva amnoena”, Thesaun¿s, 24, 3 (1969) (p. 377407) como ejemplo anterior al Barroco, donde la enumeración de árboles conforman un sitio ameno al que contribuye su demorada descripción (p. 394).

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ni el olmo, que a las nubes se aveema, con la planta gentil del libre Baco. Allí se extiende la robusta encina con sus antiguos brazos, y el precioso cidro que a todos su cabeza inclina. Y el pobo y el castaño, alto, ñudoso, con las soberbias frentes acopadas, uno en corteza feo, otro hermoso. Las ricas palmas de hojas espinadas, triunfante premio de gloriosaestima, con los racimos de oro coronadas. La que defiende con la espesa cima, que no caliente Febo el agua clara, en pago el aguaal tronco se le anima. No se podrá decir que le es avara, que si el agua no pierde el tronco gana, ella le da frescor cuando ella ampara. Siembra el manzano la postrer manzana, siembra el racimo la noguera fría, el jazmín nieve, y el madroño grana. ¿Hay más beldad que ver la pradería estrellada con flores de las plantas que van mostrando el fruto y la alegría? Donde con proflindisimas gargantas, las tiernas avecillasestudiosas estánde señalar cuáles y cuántas~ Allí veréis pastoras más hermosas, no cori maestra mano ataviadas, ¡[90v]! que las damas en cortes populosas. Allí veréis las fluentes no tocadas, destilando no agua al viso humano, mas elcristal de piedras variadas. Allí veréis el prado abierto y llano, donde los pastorcillos su centolla descubren al amor túrtoso, insano. Este de su pastora se querella; aquél de sí, porque miró a la suya; el otro más grosero se loa della. No hay quien por defecto se lo arguya, ni quien de rico ponga sobrecejo, ni quien a los menores deje y huya. En el prado se oye el rabelejo, la zampoña resuenaen la floresta, en la majada juegan chuca o mejo. Pues que, venido el día de la fiesta, ¿hay gusto igual a ver a los pastores haciendo a las pastoras su querella? ttno presenta el ramo de las flores, y cuando llega el rostro demudado, otro dice suavisimos amores.

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Uno llora y se muestra desamado; otro ríe y se muestra bien querido; otro calla y se muestra descuidado. El uno baila, el otro está tendido; el uno lucha, el otro corre o salta, el otro motejado va corrido. En esta dulce vida, ¿qué nos falta? ¡[9 lr]/ Y más a mi que trato los pastores, y cazo el bosque hondo y la sierra alta, con arco, perchas, redes y ventores; ni basta al ave el vuelo presuroso, ni se me van los ciervos corredores. Este sabueso era un perezoso y ya es mejor que todos. Halo hecho que como mal usado era medroso. Tiene buen espinazo y muy buen pecho, y mejor boca, ¡oh, pan bien empleado! Toma Melampo, y éntrete en provecho. Quiérome ya sentar que estoy cansado. ¡Oh, seco tronco que otro tiempo ¡tiste fresno umbroso de ninfas visitado! Aquí verás el galardón que hubiste, pues te faltó la tierra, el agua, el cielo, después que este lugar ennobleciste. Así pasan los hombres en el suelo, después que han dado al mundo hermosura, viene la muerte con escuro velo. Ya me acuerdo de ver una figura que estaba en tu cogollo dibujada de la que un tiempo me causó tristura. Estaba un día sola aquí sentada, ¡cuán descuidado iba yo de vella! cuando la vi, no menos descuidada. Puse los ojos y la vida en ella, y queriendo decirle mis dolores, huyó de mi, como yo ahora della. ¡[9 lv]! Por cierto, grande mal son los amores, pues al que en ellos es más venturoso, no le falta sospechas y temores. Igual es vivir hombre en su reposo ¿Quién es aquel pastor tan fatigado? Debe de ser Florelo o Fulneroso. La barba y el cabello rebujado, la frente baja, la color torcida, que claras señas trae de enamorado. ¿Es por ventura Fanio? Que perdida tengo la vista. Fanio me parece, ¡Oh, Fanio buena sea tu venida!60

~ En estos 174 endecasílabos introductorios reúne todos los tópicos al uso del género pastoril. Si empieza encareciendo la belleza natural de todos los seres y de los campos, no deja de ponderar, paulatinamente,

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FAMO Amado Delio, el cielo que te ofrece tanta paz y sosiego no se canse, que sólo es bien aquel que permanece.

DELIO Aquese mismo Fanio me amanse el cuidado cruel que te atormenta de suerte que tu corazón descanse. He deseado que me dieses cuenta, pues que la debes dar de tus pesares, a quien contigo como tú los sienta. Y quiero Fanio, por lo que tratares, perder la fe y el crédito contigo, cuando en poder ajeno lo hallares. Sabe que al que me ofrezco por amigo61 ¡[92r]¡ la hacienda pospuesta, y aun la vida, hasta el altar me hallará consigo.

FANIO Delio, tu voluntad no merecida, no es menester mostrarla con palabras, pues en obras está tan conocida. Pero después que tus orejas abras, más lastimosas a escuchar mi duelo en un lenguaje de pastor de cabras,62 ni a ti podrá servirte de recelo, pues ya tienes sobradas prevenciones, ni a mi de alivio en tanto desconsuelo. Y no son de manera a mis pasiones que se puedan contar tan de camino, que aunque sobra razón, faltan razones

DELIO Conmigo te han sobrado de contino entendiendo que la hay para encubrirme, lo que por más que calles adivino. Y aunque me ves en porfiar tan firme, sabe que poco más que yo barrunto. De tu importancia puedes descubrirme, y pues me ves en todo tan a punto para mostrarme amigo verdadero, no me dilates lo que te pregunto. las bondades de los animales (versos 19-51), lapintura de la silva amoena (y. 64-99), las relaciones amorosas entre pastores y pastoras (versos 103-132), para terminar centrándose en si mismoy su caso particular, hasta que hace acto de presencia e] nuevo personaja ~~Vuelve a aparecer el asunto de laamistad ~‘ del amigo como confidente. Además, en esta escenaparece retratarse el episodio entre Alfeo y Siralvo, allá por latercera parte. 62 En este versoparece concentrarse buenaparte de la ironía que encierratoda la égloga. También pone en evidencia el contrafactumn que lleva a cabo con respecto a lo dicho en la nota anterior.

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Cuéntame tus pasiones, compañero, cata que un fUego f~cil, encubierto, suele romper por el templado acero.63 ¡[92v]! FANIO ¡Oh, caro amigo mio!, y cuán más cierto será hacer mis llagas muy mayores, queriéndote contar mi desconcierto, porque siendo mis daños por amores tú pretendes saber contra derecho, más que la que ha causado mis dolores. Salga el nombre de Liria de mi pecho, y toque a tus orejas con mi daño, ya que no puede ser por mi provecho. No me quejo de engaño o desengaño, de engratitud, de celos, ni de olvido, quéjome de otro mal nuevo y extraño; quéjome del amor que me ha herido; abrióme el corazón, cerró la boca, ató la lengua, desató el sentido. Y cuanto más la rabia al alma toca, la paciencia y firmeza van creciendo, y la virtud del espíritu se apoca.64 De tal manera que me veo muriendo, sin osarlo decir a quien podría, sola, dar el remedio que pretendo.

DELIO Amigo Fanio, aquesa tu porfia tiene desvarío una gran parte, aunque perdones mi descortesía. Dime por qué razón debes guardarte de descubrir tu llaga a quien la hace, o cómo sin saber la ha de curarte. ¡[93r]¡

FANIO Porque de Liria más me satisface que me mate su amor que su ira y saña, y en esta duda el buen callar me aplace.

DELIO No tengo a Liria yo por tan extraña ni entiendo que hay mujer que el ser querida le pudiese causar ira tamaña. Cierto desdeño, o cierta despedida, cual que torcer de rostro, o cual que enfado, y cada cosa destas muy fmgida.65

63 Se asemeja a las llamas internas de Mendino por Elisa, en la primera parte. ~ Estos son motivos constantes de toda la poesía intercaladaa lo largo del libro.

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Aquesto yo lo creo, Fanio amado, empero el ser amada no hay ninguna que no lo tenga por dichoso hado. Y si como me cuentas te importuna aquese mal y tienes aparejo, no calles más pesar de tu tértuna. ¿Tú no te acuerdas del proverbio viejo que no oye Dios al que sc hace mudo, tu da ventura al que no ha consejo?

FAMO Pues dame tú la industria que soy rudo, grosero y corto, y en un mismo grado mi razonar y mi remedio dudo. Bien que llevando Liria su ganado por mi dehesajunto con el mio me pregunta si soy enamorado. ¡[93v]! Y el otro día estando junto al río, llorando solo en medio de la siesta, Liria llevaba al monte su cabrio, y díjome: “Pastor, ¿qué cosa es estaW, y yo, turbado, sin osar miralla, volvíle en un suspiro la respuesta. Mas ya estoy resumido de buscalla, y decirle por cifra lo que siento, al menos mataráme el enojalla. De cualquier suene acaba mi tormento, con muerte si la enojo, o con la vida si mi amor y mi fe le dan contento. Veremos esta empresa concluida; venceré mi temor con mi deseo, la victoria o ganada, o bien perdida. ¿Oyes cantar? DELIO. Sí, oyo. FANIO. A lo que creo, Liria es aquella. DELIO. Eslo. FANIO. Al valle viene, ¡ay, que te busco y tiemblo si te veo! Ascóndete de mi que no conviene, si tengo de hablarla, que te vea.

DELIO Ascóndome, pastor. Amor ordene que tu mal sienta y tus cuidados crea.

LIRIA66 65 Aquí, en boca del pastor, aparece por primera vez, la actitud de la pastora y que ya está recogida en El Cortesano sobre el que dijere amores a la dama, y cómo esta “muestre entonces no entendelle” (op.cit., p. 418). ~ El personaje de Liria es introducido a través de una canción al estilo petrarquista, que además, según dice Segura Covarsi (La canción petrarquista en la lírica espaZola del Siglo de Oro, Madrid, CSIC, 1949, p. 156) reproduceel modelo de la Canción XIV de Petrarca Chiare, fresehe e dolci acque (abCabC:cdeeflfF). Pero, a pesar de laformaitalianizante, su expresión es deudorade la poesía cancioneril, que no se aviene del todo bien con el nuevo estilo.

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El pecho generoso que tiene por incierto serle posible el más enamorado ¡[94r]! ser pagado y quejoso, vivir estando muerto, y verse en medio de la llama helado; cuán bien aventurado le llamará el extraño, y en cuanta desventura juzgará al que procura hacerse con sus manos este daño, y por su devaneo a la razón esclava del deseo?

Memoria clara y pura, voluntad concertada, consienta al alma el corazón exento. No viene su dulzura con acíbar mezclada, ni en medio del placer ama el tormento; sano el entendimiento, que deja el amor luego, más que la nieve frío, preso el franco albedrío, y el acuerdo enemigo a sangre y friego, y en tan dañosa guerra, sin fe, sin ley, sin luz de cielo o tierra.

Promesas mentirosas, mercedes mal libradas son tu tesoro, amor, aunque no quieras; las veras peligrosas, las burlas muy pesadas: huyan de mi tus burlas y tus veras; ¡[94v]! que sanes o que hieras, que des gloria o tormento, seas cruel o humano, eres al fm tirano, y el mal es mal y el bien sin fUndamento. No sepa a mi morada yugo tan duro, carga tan pesada.

Corran vientos suaves; suene la frente pura; pmtese el campo de diversas flores; canten las diestras aves; nazca nueva verdura, que estos son mis dulcísimos amores. Mis cuidados mayores, el ganadillo manso

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sin varios pensamientos, o vanos cumplimientos que me turben las horas del descanso; ni me place ni duele que ajeno corazón se abrase o hiele.

FAM067 Por esa culpa, ¿Fanio qué merece, Liria? LIRIA. Lo que padece, pues penando quiere morir callando. FAMO. Gran engaño recibes en mi daño, ¿tú no sientes que las flechas ardientes, amorosas, vienen siempre forzosas? Si de grado tomara yo el cuidado bien hicieras si me reprendieras y culparas. ¡[95r]¡

LIRIA Déjame que a las claras te condenas. Pudo amor darte penas y matarte, y no debes quejarte, pues que pudo de ti que has sido mudo y vergonzoso. ¿Debes estar quejoso? ¿De qué suerte remediará tu muerte y pena grave, quien no la ve ni sabe? FANIO. ¡Ay, Liria mía! que yo bien la diría, pero temo que el friego en que me quemo se acreciente.

LIRIA ¿Pues tan poquito siente de piadosa quien tu pena furiosa ensoberbece?

FAMO Mas antes me parece, y aun lo creo, que tan divino arreo no es posible en condición terrible estar fUndado, pero considerado, aunque esto sea, no esjusto que yo vea mi bajeza, y aquella gentileza soberana, a que sufra de gana mis dolores sin pretender tUvores. LIRIA. Grande parte ha de ser humillarte a lo que creo, para que tu deseo se mitigue, porque amor más persigue al más hinchado, que está muy confiado que merece, que al otro que padece y de contino ¡[95v]! se cuenta por indigno. Pero cierto, tú no guardas concierto en lo que haces, ¿no se sabe que paces las dehesas

67 El diálogo entre Fanio y Liria se va a desarrollar por medio de larima encadenada, justo hasta la carta donde usará las liras, para después de ella volver a los tercetos encadenados.

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con mil ovejas gruesas, abundosas, y mil cabras golosas y cien vacas? ¿No se sabe que aplacas los estíos y refrenas los fríos con tu apero, y tienes un vaquero y diez zagales? Todos estos parrales mal podados que tienes olvidados, ¿no son tuyos? Pues estos huertos, ¿cuyos te parecen? Todo el fruto te ofrecen, pues si digo, del cielo cuán amigo se te muestra, y cuánto la maestra alma natura te dio de hermosura, fUerza y maña. ¿Hay ave o alimaña que no matas? ¿Hay pastor que no abatas en el prado? ¿Hate alguno dejado en la carrera? ¿Pues en la lucha fiera o en el canto, hay quien con otro tanto se te iguale? Pues eso todo vale en los amores porque de los dolores no se sabe, si es su accidente grave o si es liviano, todo lo tienes llano. FANIO. ¿Qué aprovecha tener la casa hecha y abastada, si en la ánima cuitada no hay reposo?

LIRIA Vivir tú doloroso, ¿qué te vale ![96r]¡ si aquella de quien sale no lo entiende? Tu cortedad defiende tu remedio.

FAMO ¿Parécete buen medio que lo diga?

LIRIA Antes es ya fatiga amonestar.

FAMO ¿Pues tienes de enojarte silo digo?

LIRIA Fanio, hablas conmigo o desvarías, ¿pensabas que tenias y mirabas presente a quién amabas? FAMO. Sí pensaba, y en nada me engañaba. LIRIA. No te entiendo, aunque bien comprendo que el amante tiene siempre delante a la que ama, y allí la habla, y llama en sus pasiones.68

68 Liria pone en práctica lo recomendado por Castiglione en sutratado (op.cit., p. 418), aparte que se sirve de la teoría pnewnofanzasmológica de la amada retratada en el alma del amado a través de los espíritus sutiles para burlarse del pastor e impedir que este se salga con su intento.

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FAMO No gloses mis razones. LIRIA. ¿Pues qué quieres?

FANIO Hacer lo que quisieres, aunque quiero preguntarte primero, si mis males y congojas mortales me vinieran por ti y de ti nacieran, y el cuidado te fiera declarado, ¿te enojaras?

LIRIA Si no lo preguntaras, te prometo que Iberas más discreto.69 Tú bien sientes los rostros diferentes de natura ¡[96v]! en una compostura de facciones, pues en las condiciones es al tanto, aunque no debe tanto ser piadosa, a mi ver, la hermosa cual la fea, que en serlo hermosea su fiereza.

FANIO ¡Ay, cuánta es tu belleza! LIRIA. Ansi que digo que no debes conmigo asegurarte, pues sé certificarte que en tal caso aquello que yo paso por contento, puede ser descontento a tu pastora, y no imagino ahora por qué vía con la voluntad mia quies regirte.

FANIO Porque puedo decirte que en belleza, en gracia y gentileza eres trasunto, sin discrepar un punto, a quien me pena.

LIRIA ¿Es por dicha Silena, tu parienta? Si es ella no se sienta entre la gente, que eres tan su pariente como mio, pueda más tu albedrío que tu estrella.

FANIO ¡Ay, Liria que no es ella, y aun te excusas, y de decir rehusas el sujeto, que en semejante aprieto mostrarías~ ¡[97r]I

LIRIA Horas me tomarías silo digo, nilo nnn~n ~Ol o,,,;n-~ ta trotoca• %~t/LLflJ LL~L L•flJ2

6lj LI~ LLL•Luo%’~

69 La pastora pone en evidencia la torpeza del pastor que busca seguridadespor anticipadoy conculca por tanto, todo el proceso de disimulo y secreto que debe envolver toda relación amorosa.

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y horas que me enojase, que aun no siento mi proprio movimiento. FAMa. Desa suerte más me vale la muerte y encubrillo, que al tiempo de dedilo verla airada.

LIRIA Bien puede ser quitada tu congoja, si aquella que te enoja me mostrases, y en mis manos fiases tu remedio.70 FANIO Desas espero el medio que conviene.

LIRIA ¿Es mi amiga quien tiene tu alegría?

FÁMO Si tanto fuera mía en tal fortuna poca queja o ninguna se tuviera.

LIRIA Pues di desa manera mal tan duro, que por mi fe te juro de hablalla y a tu amor incitalla. FANIO. Que me place. A mi me satisface tu promesa, aunque en la alma me pesa de probarte, y antes quiero mostrarte aquesta carta, que con angustia harta tengo escrita para aquella que quita mi contento. Jamás mi pensamiento fue adivino que Iberas papel digno de hallarte ¡[97v]! donde pudo llegarte mi osadía. Leelde, Liria mía, parte a parte.

CARTA71 La libertad ganada, porque en tan buena empresa va perdida; la voluntad prendada; el alma enriquecida, viéndose en tu servicio de partida.

Indignas de llamarte sin tu licencia el nombre de señora, vienen a suplicarte que se la des ahora,

~ No sólo apunta al asunto de la amistad entrepastores, así como al confidente, sino que también juega con la figuradel intermediario, tal y como Silvia actúa con Filardo dentro del propio libro. ~ El artificio de la carta, escrita en liras, consiste en un acróstico que forma el nombre de la amada, con el que Liria va a empezar ajugar, no dándose por enterada de ladeclaración amorosa que Fanio intenta hacer.

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y cada cuál se llamará deudora.

Recibe por cautivas las que este nombre en su sepulcro escriben. Verás, si no te esquivas y tal merced reciben, cómo en mí sólo mueren, en ti viven.

Inclina a mis cansadas razones tus orejas, por ventura no sean despreciadas en afición tan pura las mismas obras de tu hermosura.

Al fm mi fe y mi pena, pues de ti nacen, tuyo será el cargo; y aquí cese la vena de estilo tan amargo, corto en hablarte y en pedirte largo. ![98r]!

LIRIA72 La carta está tan buena que, aunque pruebe de mil maneras, no sabré baila, porque es en fm compendiosa y breve.

FAMO ¿Parécete que puedo aventuralla?

LIRIA Paréceme que pierdes de ventura lo que te detuvieres en cerralla.

FÁNIO ¿Parécete que llegará segura de que puedan culparme de arrogante?

LIRIA Paréceme un retrato de mesura.

FANIO ¿Al fm me juzgas verdadero amante?

LIRIA Y que mereces ser galardonado.

FANIO Quiera Dios que ansi digas adelante.

LIRIA

72 Vuelven los tercetos encadenados con que ya se cerrará la égloga.

- 460 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

Pero ya que la carta me has mostrado, dime quién fue la causa de hacella, pues sé la pena, sepa quién la ha dado.

FANIO En cinco partecillas que hay en ella, podrás saber el todo que pretendo, si adivinares el secreto della.73 ¡[98v]! LIRIA Tórnamelo a decir que no lo entiendo.

FANIO De cada cinco estancias ve tomando la primer letra, y velas componiendo, porque estas cinco letras ayuntando, por el orden que digo, tUdilmente, el nombre de mi alma irás formando.

LIRIA No te he entendido verdaderamente. ¿Acaso dice Leria? FAMO. Con dos íes, no puede pronunciar Leria el leyente.

LIRIA Dice por dicha Libia. FANIO. No porfies. ¿Con erre Libia? Buen descuido es ese.

LIRIA Pues menester ser que tú me guíes.

FAMO Habrélo de hacer aunque me pese, que Liria dice. LIRIA. Siria, ¿pues entiendes que no lo sé decir si lo leyese?

FAMO ¿Pues Siria digo yo? ¿Por qué me vendes descuidos, cuando el alma me has robado, y con falsa ignorancia te defiendes? ¿Dónde te vas pastora? LIRIA. A mi ganado.

FAMO Mira pastora, ténte. LIRIA. ¿Qué locura

~ En este punto Liria actúa según recomendaba Castiglione (op.cit., p. 418) acerca del disimulo y del fingirno entender lo que se dice. Pero también echa mano de dos tipos de burlas por las que, primero toma tan sólo “las palabras del que hablay no la sentencia” (op.cit.. p. 294), y en segundo lugar, utiliza un tipo de gracia que Hoscán traduce por “derivar”, y que consiste “en mudar o quitar o poner una letra o sílaba” (op.cit., p. 292), con lo que genera una confúsión buscada que desvía la primera intención del pastor.

-461 - EL PASTOR DE FILIDA

es esta que tan presto te ha tomado? ![99rJ/ ¿Estás loco, pastor? FANIO. Que no hay cordura en quien no la perdiese contemplando mi amor y tu desdén y hermosura.

LIRIA Déjame, ¿qué pretendes? FANIO. Que llorando me veas fenecer. LIRIA. Deja mi mano.

FAÑO Y tú mi alma que la estás matando.

LIRIA ¡Oh, solitario valle! ¡oh, campo llano! ¿habrá quién lastimoso me defienda deste pastor perdido, deste insano?

FAMO Escucha Liria, ya solté la rienda a la osadía para detenerte, no bastará aunque Júpiter descienda.

LIRIA ¿Qué quieres? FANIO. Quiero en todo obedecerte, si no es ahora en esta fácil cosa, que estés presente al paso de mi muerte.

LIRIA Otra podrás buscar más animosa.

FANIO Pues para dar la muerte eres osada, para yerme morir, no seas medrosa.

LIRIA Suéitame, Fanio. FANIO. Ya serías soltada por no enojarte si tuviese cierto que escucharías un rato sosegada. ¡[99v]!

LIRIA Suéltame que no aprietas como muerto.

FANIO Asido a las aldabas de la vida, pensar muerte prenderme es desconcierto.

LIRIA Suelta ya. FANIO. Sí haré, mas sey servida de me escuchar. LIRIA. Como no fueses largo.

- 462 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO

FANIO Eso tu voluntad será medida, y site pareciere que me alargo, méndame tú callar, y verás luego como procuro en todo echarte cargo. Ser contigo atrevido no lo niego, ¿mas qué derecho guardará el forzado, o cómo no cayrá sin luz el ciego?

LIRIA Eso me agrada, llámate culpado, y yo te escucharé de buena gana.

FAÑO Y aun si quieres me doy por condenado. Mira esta parra fértil tan lozana, cómo por este olmo infructuoso se abraza, y lo que él gana, y ella gana.

Él con ella se muestra más hermoso, y ella sin él cayera por el suelo, do no fuera su fruto provechoso. La flor desamparada quema el hielo, no hay cosa sola en la naturaleza, ¡[lOOr]! y lo que no aprovecha no es del cielo. Goza con tiempo de tu gentileza, que el día pasado no puede cobrarse, ni como rosatoma la belleza. Cuando un estado tiene de tomarse, hallando la ocasión que es conviniente, ¿qué sirve o qué aprovecha dilatarse? No te niego yo, Liria, que al presente podrías escoger otro que fUese en bondad y en hacienda, preeminente, mas si tomases a quien más valiese que yo, yo juraré que no hallases otro que más ni tanto te quisiese. Demás de esto, pastora, si mirases mi edad y mi hacienda y mis respetos podría ser que no me despreciases. Y sobre todo, mira los efetos que en mi hacen tu gracia y hermosura,O que bastan a suplir muchos defetos.

LIRIA Basta pastor, que Dios te dé ventura. Yo te agradezco amor tan verdadero, y escúchame otro poco, por mesura. ¿Qué sabes tú si por ventura quiero, y amo otro pastor, de tal manera que, como tú por mi, por él me muero?

-463 - EL PASTOR DE FIJADA

Y le tengo una fe tan verdadera, que aunque la vida su afición me cueste

ha de ser la primera y la postrera. /[ 100v]! ¿Qué es esto Fanio? ¿Qué desmayo es este? ¿Háceslo adrede? No que estás muy frío. ¿1-lay algún dios que su favor te preste? Recuerda Fanio, ¡oh, ninf~s de este río, venidme a socorrer un caro amigo, porque no me castigue el error mio! Recuerda ya, los dioses sean contigo, mira que lo que dije fue burlando, y ahora es verdadero lo que digo?”

FAÑO Yo muero, o vivo, o veo, o estoy soñando, 6qué ha sido aquesto, Liria? LIRIA. A lo que entiendo, ibaste con el sueño trasportando, que como yo te estaba persuadiendo que te dejases de tan yana empresa, con el placer quedástete durmiendo.

FAÑO Más que eso, Liria, a lo que entiendo pesa; paréceme que me ponías un caso, donde el extremo de miserias cesa.

LIRIA De eso pastor no hagas mucho caso, si le haces de mi, porque son cosas que, en efecto, las digo, y no las paso. Mas porque son razones peligrosas estas que aquí pasamos, quiero irme que bien bastan dos horas para ociosas.

FAÑO Yo de ti y de la vida despedirme, ¡[10 Ir]! que aqueste lazo acabará mis días, si como tú se me mostrare firme.

LIRIA Mira, pastor, no hagas niñerías, 75 que,noparafaltaráyermelugary aunmásparade doshablarme,días.

FAÑO

~“ Otro desmayo será razón de otra declaración diversaa esta en elepisodio de Livio y Arsia en la sexta parte. Mientras aquí ladeclaración del amor de la pastora durante el desmayo de Fanio, no tiene otra trascendencia que elentretenimiento, la burla, la ironíay el juego especular, en el posterior episodio será motivo de huida al enfrentarse dosconcepciones amorosas distintas. “ La vista y el oído vuelven a ser los óptimos instrumentos de la razón para el enamoramiento.

- 464 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

Eso, pastora mía, es engañarme.

LIRIA Es gran llaneza. FANIO. Y aunque no lo sea, bien bastará para resucitarme.

LIRIA Fanio, lo que yo digo se me crea, y forzada me voy de aquí tan presto, adiós. FANIO. El haga que otra vez te vea. Publicar tanto bien seráme honesto, o a poderlo callar seré bastante, ¿A quién iré que me aconseje en ésto?

DELIO Tu verdadero amigo está delante.

FAÑO ¡Oh caro Delio mío!, y cómo atas mi voluntad con lazos de diamante. ¿Fuistete o hasme oído? DELIO. Mal me tratas. ¿Irme tenía viéndote en tal punto?

FAÑO ¿Pues dónde estabas? DELIO. Entre aquellas matas. Con tu desmayo me quedé difunto, pero decirte mi placer no puedo ¡[101v]! viendo a Liria en valerte tan apunto. Bien quisiera salir, mas tuve miedo de darla sobresalto o descontento, y entre pena y placer me estuve quedo.

FAÑO ¿Pues hizo en mi desmayo sentimiento?

DELIO Tú, como transportado, no lo viste, mas cree de mi que la verdad te cuento, que se mostró tan alterada y triste que comenzó a pedir al cielo ayuda, y mesuróse cuando en ti volviste. Sabe disimular,76 como es sesuda, mas de quererte como tú la quieres, no tengo yo, ni tú la tengas, duda.

FAÑO Ya yo sé, Delio, que a doquier que fueres, o tus consejos fueren admitidos, no faltarán contentos y placeres.

76 Estejuicio explicito confirma lo que vengo diciendo al respecto.

- 465 - EL PASTOR DE FILIDA

DELIO Esos tengas de Liria muy cumplidos, aunque en lo que quedaste aquí hablando cuando se fue, ofendiste a mis oídos. No sé qué te decías, no bastando a cerrar en tu pecho tu alegría, ora el callar, ora el hablar dudando. Pues mira qué consejo te daría, que en lo que toca a amor antes revientes que confieses ahora que es de dia. 41 02r]/ Bien parece sencillo, pues no sientes cuándo debe excusar el hombre sabio la invidia y la malicia de las gentes. El que te arrima dulcemente el labio, no le fies el dedo, que a tu costa podrá ser que conozcas su resabio. Porque la fe del mundo es tan angosta, tan ancha y prolongada la malicia, que la virtud escapa por la posta. Aquel que te hiciere más caricia, site escudriña con industria el pecho, cree que tu mal y no tu bien codicia. Los bienes que el amor te hubiere hecho, Fanio, tesoros son de duende casa, cállalos y entraránte en buen provecho. Y aquel refrán que tan valido pasa que pierde el bien, si no es comunicado, no atraviese las puertas de tu casa. Calla con el amigo más fundado, que en prisión, en discordia o en ausencia, no te arrepentirás de haber callado. Sabe que es general esta dolencia entre la gente moza respetarse amigo a amigo solo en la presencia. Que ya hemos visto alguno porfiarse de un gran amigo hecha sujornada, pensar que es todo un tiempo, y engaflarse. Y alguno vi con suerte confiada, lleno de vanagloría en sus favores, ¡[102v]! después hallarse un nido con nonada. Y cuando la ocasión destos temores, cesase, que imposible me parece, por ley han de callar los amadores. Y en lo que ahora de tu bien se ofrece, no te descuides, menos te apresures, que lo extremado apenas permanece.77 ~ Llama poderosamente la atención esta insistencia en el secreto que parece adoptar un aspecto más autobiográficoque teórico. Semejan consejos del cortesano ya experimentado en mil lances de los que tan solo le queda ladecepción del fracaso.

- 466 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

¿Qué me respondes, Fanio? FANIO. Que no cures de decir más, que poco daño temo, con tal que tú por mi salud procures. Demás que siempre huygo yo el extremo, y callo bien como si fuese un canto, y de mi hermano en mi afición blasfemo.

DELIO Cumple que ansi lo hagas, y con tanto, me voy, que tengo lejos el abrigo, y desdobla la noche aprisa el manto, y porque pienso luego dar conmigo en el monte del pino a las paranzas, quédate en paz. FANIO. Y vaya Dios contigo.

DELIO Allá te avén con vanas esperanzas que, aunque se muestre tu fortuna mansa, quizá te arrastrarán tus confianzas.

FAÑO Delio me espanta cómo no descansa, sí topa con quien ha de respetarle, que habla tanto que, aunque bueno, cansa, ya yo casi lo estaba de escucharle.78 ![103r]/ Con tales afectos representaron los discretos pastores, que a los oyentes no les parecía representación, sino proprio caso, y aunque agradó a todos, a Filuda mucho mas, porque sabía más por entero aquella historia. Liria era su amiga y Fanio y Delio muy conocidos de todos, y ansi estuvo con gran atención desde el principio hasta el cabo, que le hizo gran donaire verlos despedir murmurándose. Y agradeciendo a los pastores la curiosidad con que la entretenían, pidió a Sasio que rematase la fiesta, el cual las manos en la lira y el pensamiento en Silvera, pastora gentil a quien nuevamente amaba, cantó con gran dulzura aquestos versos suaves: SA51079 Esto que trayo en mi pecho, no puede ser sino amor, pues me siento, en su rigor, agraviado y satisfecho. Yo oso en la cobardía, 78Este cierre de la égloga desmonta el amargor anterior con un súbito cierre irónico en que moteja a su amigo de charlatán y pesado. ~ Dentro de lamisma tradición cancioneril estas coplas de pie quebrado, cuya rima es abba:cddcd, están llenas de imágenes alegóricas de su sentimiento amoroso. Solamente la primera copla condene una imagen petrarquista que combina la típicafigura de los impossibilia referidos a sus significados con la designación de los consabidos términos reales de fúego/pasión, nieve/rigor, tal y como lo señala Manero Sorolla (op.cit., p. 567 y 55.).

- 467 - EL PASTOR DE ELIDA

y en el osar acobardo, ¿qué me guardo si la nieve que me enfría es el fuego en que me ardo?

Guárdome de tal manera que me guardo del contento, pues la causa del tormento fue mi ventura primera. ¡[103v]! Anipárorne con mi ofensa, porque sé que, aunque más pene, me conviene no hacer jamás defensa, sino al bien que sin vos viene.

En la empresa comenzada no puede faltarme gloria, pues la primera victoria de mí latengo alcanzada. Que aunque la pena contina mi juicio desconcierte, es de suerte, que estimo por medicina lo que me causa la muerte.

En tan rabioso combate bien se verá a lo que vengo, pues por vencimiento tengo ser vencido y sin rescate. Porque, pastora, quedé en lugar donde bonanza no se alcanza que en los brazos de la fe se desmaya la esperanza.

El que más se guarda y mfra más en vano se defiende, pues vuestra terneza prende, y ejecuta vuestra ira. Y pasa tan adelante, que entiendo en el daño fiero ¡tlO4r]¡ de que muero, que sois hecha de diamante, o pensáis que soy de acero.

Trayo conmigo guardado licor para mi herida, un sufrimiento a medida de vuestro rigor cortado. Que aunque en el alma me daña,

- 468 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

prestando a vuestra aspereza, fortaleza, crecer puede vuestra saña, mas no menguar mi firmeza. El suave son de la lira, la dulzura de la voz, la armonía de los versos fue tal que echó el sello a todo lo pasado, y habiendo Fílida hecho traer de sus cabañas una curiosa caja de ébano fino, allí en presencia de todos la abrió, y sacando de ella ricas cuchares de marfil, cuchillos de Damasco, peines de boj y medallas de limpio cristal, con gran amor lo repartió de su mano, y los pastores con igual alegría recibieron sus dones. Salvo Filardo que no había cosa que le pudiese alegrar, y ansi él solo triste y todos los demás contentos, salieron a la ribera con la hermosa Fílida, y por la orilla del cristalino Tajo se anduvieron recreando. ¡Oh, quién supiera decir lo que aquellos árboles oyeron! Porque Siralvo y Florela gran rato estuvieron solos; Finea y Alfeo lo mismo; Pradelio y Filena por ¡[104v]! el consiguiente. Pues Sasio y Arsiano, Campiano y Mandronio bien tuvieron qué hacer en consolar a Filardo. Y la sin par Fílida como señora de todo, todo lo miraba, y todo lo regia.80 Hasta que el sol traspuesto forzó a todos a hacer otro tanto. A Fílida acompañaron los dos maestros del ganado y sus pastoras Celia y Florea, y a Filena los demás, porque ansi Fílida lo ordenó. Sólo Filardo viendo cuán poco allí granjeaba, por diferente parte tomó el camino de su cabaña. Y sólo yo fatigado de este cuento, un rato determino descansar, y si hay otro que también lo esté, podrá hacer lo mismo. ¡[1 OSr]!

~ Nueva muestra de lafrialdad de conversación recomendada por Calvi en su tratado (op.cit., fo. 40) para parecer cumplidamente hennosa.

- 469 -

LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

QUWTA PARTE DEL PASTOR DE FILIDA

No es posible que a todos agrade e] campo, los árboles y las yerbas, mas ya sabemos que las selvas fueron dignas de resonar en las orejas de los cónsuJes. La diferencia es salir el son de la zampofla de Tftiro1 o de la mía, mas esto tiene su descuento, que de más y menos se adorna el mundo, tan ama hallaremos quien oya el tamborín de Baco, como la lira de Apolo. Haré una cosa dificultosa para mi, pero fácil para todos, que será pasar en silencio lo que nos queda del florido abril y del rico y deleitoso mayo, donde nuestros pastores entre sus bienes y sus males, con fbrtuna y amor, perdiendo y ganando, pasaron cosas dignas de más cuenta que la que yo agora hago.2 Porque Pradelio y Filena en este tiempo entre mucho dulzor hallaron mucho acíbar, el pastor, celoso y perdido, y la pastora, apremiada y confusa. Alfeo y Finca fUeron creciendo en las voluntades hasta hacerse de dos almas una. Ergasto y Licio trujeron a Celio, y hallaron a Silvia enamorada, no se puede decir de quién que cuando se sepa será un 4105v]! notable hechizo de amor. Y lo que sin lágrimas no podré contar, aquella sin par nacida principio y fm de la humana hermosura, que por estos nombres bien puede entenderse el suyo, oprimida de su bondad natural y del conocimiento de su valor, dejó los bienes, negó los deudos, y despreció la libertad. Consagróse a la casta Diana, y llevóse tras sí a los montes la riqueza y hermosura de los campos, pues al cuitado pastor que más que a sí la amaba, nada nuevo le pudo llevar, porque el alma dada se la tenia, pero dejóle en lugar de su dukisima presencia una noche de eterno dolor y llanto, en que ocupado pasaba la mezquina vida. No buscaba los montes, porque no osaba; no seguía la ribera, porque le afligía; lo más del tiempo solo en su cabaña entre memorias crueles esperaba la muerte, y si alguna vez salía, no por la sombra de los árboles, ni por la frescura de las fuentes, pero por riscos y collados donde el sol de Junio abrasaba la desierta arena? Sobre ella, tendido, llamaba en vano a la hermosa Filida, y entre estas lamentaciones un día sentado sobre el tronco seco de un acebo, repentinamente, sacó el rabel que estaba tan olvidado,

‘En el comienzo de esta quinta partehay un eco de la bucólica cuarta de Virgilio que dice: “¡Musas sicilianas, elevemos un poco nuestro canto! No a todos agradan las arboledas y los humildes tamarindos, si cantamos las selvas, sean las selvas dignas de un cónsul”. (Virgilio, Bucólicas; Geórgicas; Apéndice virgiliano, Madrid, Gredos, 1990, p. ¡87). Desde el recuerdode este inicio Gálvez de Montalvo enlaza con eJ tópico de la oposición corte/aldea, así como con el tópico de la humildad de la que ya habló A. Egido(op.cit., p. 49) al respecto de la carta-dedicatoria que incluye en su libro. 2 Este saltotemporal de tres meses, aproximadamente, separa esta quinta partede las anteriores, donde solamente habían transcurrido dos días, Con este lapso temporal &ci¡ita la comprensión verosímil de los cambios amorosos que se han producido. Ejemplo del uso metafórico o simbólico del tiempo para representar estados emocionales internos.

-471 - EL PASTOR DE FILIDA y los ojos tiernos y helados, que se pudiera juzgar que no veía, de esta manera acompañó sus lágrimas. SIRALVO’ Filida ilustre, más que [el] sol hermosa, /[lOár]/ sol de mi alma sin razón ausente, destos húmedos ojos anublados, ¿cuándo veré la cristalina frente, cuándo el jazmín, cuándo el color de rosa con los dos claros soles eclipsados? ¿Cuándo piensas romper estos nublados, y mostrarnos el día? Fílida, dulce mía, si en algún tiempo a los desconsolados niancilla hubiste, ténla de mi pena, cese tan triste ausencia, que en tu presencia la fatiga es buena.

Fílida, tú te fuiste que de otrarte estar ausente no fuera posible, porque nunca de ti yo me apartara, que ni accidentes de dolor terrible, ni peligros de muerte fueran parte para partirme de tu dulce cara. Ven no te muestres a mi amor avara, que si gusto te diera, Filida, si bien fuera, entre tigres de Hircania te buscara;5 mi ma] me hace que a mi bien no acierte y estando tu ascondida, busco la vida, y topo con la muerte.

Fílida, mira con quién vivo ausente, mfra de quién estoy acompañado, y lo que saco de su compaflia. La esperanza ligera, el mal pesado, /[lOávJ/

‘Se tratade una canción al estilo petrarquista que se estructura en estancias de trece versos con la siguiente rima ABC:BAC:C dd CEE. Con esta composición anticipa el siguiente episodio en el que se encontrará con Florela y Filida disfrazadas de cazadoras. En el posterior diálogo que mantiene con Floreta se vuelve a confinnar el tipo de amor humano que Siralvo profesa por Filida y la garantía de ser correspondido. Así aparece el motivo de la ausencia de Ja amada (verso 49) que le impide poder verla, condición primordial para el estilo de amor que lleva a la práctica Siralvo, basado en la vista y en el oído; tal impedimento incapacita al pastor para renovar su visión y con ello su imagen a través de los espíritus sutiles. Además de que confirma esta necesidad (versos 95-97) por la que su amor depende de la mirada para permanecer alentado en la esperanza. Un rasgo de originalidad de Gálvez de Montalvoaparece en el uso de la imagen de la tigrehircana, inaugurada por Poliziano en sus Stanze (vid. Manero Sorolla, op.cit., p. 26 1-267) y tomada por Garcilaso en su Egloga II (versos 563-565). Manera Sorolla cree que también depende de la influencia directa de Virgilio en la Eneldo (IV, 367). Sin embargo, la asimilación de esta imagen por Gálvez de Montalvo lo lleva a buscar su versión personal, por lo que en este verso no se produce la tradicional identificación de la crueldad de la amada con el tigre de Hircania, sino que convierte la imagen ci una nueva dificultad que aftontar por el poeta para conquistar su amor.

- 472 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

el bien pasado con el mal presente, y el interés, morir en mi porfia. Mas si yo viese un venturoso día en que tu rostro viese, Fílida, aunque muriese, por cuán vivo y dichoso me tendría, mas lay de mí!, que temo más que espero. Temo que si hay tardanza, esta esperanza morirá primero.

Filida, cuantas lágrimas envio no son ya tanto porque no te veo, cuanto porque jamás espero verte. No sé si tiene culpa mi deseo, bien sé que tiene pena, y yo lo lb, que al que espera salud no hay dolor fuerte. ¿Qué juzgarías que perdí en perderte? Perdí la misma vida, Filida mía querida, que en tu ausencia no es vida sino muerte; perdí los ojos que sin ti los niego, y negados conviene, pues quien los tiene y no te mira es ciego.

Filuda, tal quedé de ti apanado, cuál sin el alma el cuerpo, o cuál la nave marinero,6 o cuál sin sol el día. Muriendo aprendo ciencia harto grave, a conocer un buen y un mal estado, y cuanto va de un es a un ser solía. Edificando estoy de noche y día, /[l 07r]/ labores sin cimiento, Filuda, el argumento y el oficial mi yana fantasía, mas en siendo la torre levantada, trazada a mi deseo, luego la veo portierra derribada.

Fílida mía, consuelo de mi alma, más agradable que la luz serena, y muy más que la misma vida cara, ¿dónde suena tu canto de sirena? ¿Quién goza tu amistad sincera y alma? ¿Dónde se mira tu hennosa cara? ~Oh,cuán de veras me ha costado cara

~Nuevo toque de originalidad de Gálvez de Montalvo en la imagen de lanave de amor combinada con la del marinero. Ambas proceden de antigua tradición (véase Manero Sorolla, op.cit., p. 200-224), pero aquí hay un cruce entre las imágenes por el que la nave representa el cuerpo del poeta desorientado y desalentado por la pérdida del marinero que vendria a ser la amada y el alma querige el vivir del poeta y le confiere firmeza.

- 473 - EL PASTOR DE PILILA

la lumbre de los ojos! Filida, que mis ojos de espaldas ven el bien, el mal de cara. La triste vida que poseo me culpa, y ella misma me pena, sufra la pena quien causó la culpa.

Fílida, en tanto que el sereno Apolo ciñe nuestro horizonte, y entretanto que le da cuna el húmedo Neptuno, mis ojos no en reposo, mas en llanto, su oficio es llorar sólo, y como solo, a solas estas rocas importuno. Excúsome que sepa ya ninguno vida tan trabajosa, Fílida mía hermosa, si contase mil males de uno en uno ¡[107v]! corta sería la vida, el tiempo, el modo, corto el entendimiento, que mi tormento no se entiende todo.

Fílida, viva o muera, llore o ría, o trabaje, o repose, o duerma, o vele; ora tema, ora espere; y dude, y crea, ha de estar firme lo que siempre suele: fume el querer, y firme la porfia del que mirarte, y no otro bien desea. Escrito está en mi alma, allí se lea tu nombre y mi deseo.7 Fílida allí te veo, mas haz que con mis ojos hoy te vea; mfralos viudos, tristes y enlutados, coronados de nieblas, con las tinieblas por amor casados.

Ya falta aliento al espíritu cansado, que vencen las pasiones, Fílida, y las razones con mi seca ventura se han helado; muero, y si quieres que contento muera, doquier que estés señora, acoge agora mi razón postrera. Apenas Sfralvo puso fin a su afligida canción, cuando llamado de un súbito ruido volvió los ojos al monte y, por la falda de él, vida venir un ligero ciervo, herido de dos saetas en el lado izquierdo, sangrientas las blancas plumas, /[108r]/ y tan veloz en

Recuerdo inolvidable del soneto V de Garcilaso.

- 474 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO su carrera que sólo el viento se le podía comparar.8 Y a poco rato que entró por la espesura del bosque, por las pisadas que él había traído, llegaron dos gallardas cazadoras, que en presuroso vuelo le venían siguiendo. Descalzos traían los bleneos pies y desnudos los hermosos brazos, sueltos los cabellos, que como fmo oro al viento se esparcían, blanco cendal y tela de fina plata cubrían sus gentiles cuerpos, las aljabas abiertas y los arcos colgando? Pues agora sabed que la una de estas era Floreta que juntamente con Filuda seguía los montes de Diana, y como vido a Siralvo, casi forzada de amor y compasión, le dijo:

- Pastor, ¿has visto por aquí un ciervo herido, que poco ha bajaba de la altura de este monte?

- Sí he visto —respondió Siralvo, lleno de turbación de ver quién se lo preguntaba.

- Pues guianos, pastor, -dijo la cazadora- que las saetas que lleva nuestras son, y tuya será parte de los despojos. No respondió Siralvo, pero atónito y contento, tomó la senda del bosque, obligándolas a correr más que solían, y después que gran rato anduvieron por la espesura a un lado oyeron bramar el ciervo, y acercándose a él, se hallaron cerca de una frente, que al pie de un pino salía, haciendo de la yerba sobre el agua. Prestamente, Siralvo le asió por los anchos cuernos, y con el puñal le cortó las piernas, conque quedó tendido al pie ¡[108v]! del árbol. Las cazadoras contentas con la presa pidieron a Siralvo que le quitase los cuernos, y los pusiese en lo alto del pino, en tanto que ellas se alentaban de la larga carrera. Poco tardó Siralvo en hacer esto, y menos Floreta en hablarle, cuando a la compañera vio dormida.

- Siralvo mío, -le dijo-, ¿qué buena suerte te ha traído por donde yo tetopase?

- Esa —dijo Siralvo- mía sola la puedes llamar, si siendo tan buena puede ser de quien tan mala como yo la tiene.

8 El motivo del ciervo herido es estudiado por M~. R Lida en “Transmisión y recreación de temas grecolatinos en la poesía lirica espaflola”, Revista de Filología Hispánica, 1(1939) (p. 20-63) y entre los antecedentes, su valor simbólico y su presencia en distintospoetas y autores, menciona este episodio del libro de Gálvez de Montalvo y lo cree deudor de la Égloga venatoria de Herrera (y. 36). Este ya imitaba el motivo que aparecia en Garcilaso (Égloga II versos 720-728)y que parece seguir también Gálvez de Montalvo en la representación del ciervo herido por la flecha envenenada (“la flecha enherbolada iba mostrando, ¡las plumas blanqueando solas fiera”. Versos 726-727). Cristóbal López (Virgilio y la temática bucólica en la tradición clásica, Universidad Complutense, Madrid, 1980) comenta la diferencia, con respecto al mismo motivo del ciervo en autores clásicos, con sentido simbólico, frente a los autores renacentistas en los que se convierte en un elemento más o menos decorativo (y. 604). ~El sentido pictórico de esta descripción conviene al retrato ya los personajes en sí en una pieza de arte único que se eleva por encima de las coordenadas espacio-temporales del mundo pastoril y conecta con el mundo mitico de la paganía en otras coordenadas libres de cualquier limitación.

- 475 - EL PASTOR DE FILIDA

- Eso me enoja —dijo Florela-. Viva Fílida y contenta, tú en su gracia, ¿cómo puedes quejarte de tu suerte?

- Desde agora —dijo Siralvo- mal contado me sería que sé de ti tales nuevas. Pero ausente de su hermosura y ignorante de su contento y desesperado del mio, ¿cómo juzgas, Florela, que podría estar?

- Como tú dices —respondió la cazadora-. Pero porque ati y a Fílida no ofendas te certifico dos cosas: la una su gusto y la otra tu favor. Mira si es razón que basten contra tus melancolías, y vuelvas al tiempo de tus deleites, pues nunca ha habido mudanza en la causa delios, ya que en el estado la haya.

- Eso te parece poco -dijo Siralvo- ¿una privación continua de ver su beldad como solia? Pues sabe que, aunque los ojos del alma nunca de Fílida se apartan, estos son para aguar mis consuelos.

- ¿Y si yo hago —dijo Florela- que [aveas?

- Harías conmigo —dijo Siralvo- más I[109r]¡ que el cielo, pues lo que él me mega, tú me lo dabas.

- Pues alégrate, pastor —dijo Florela-, y vete en buen hora, que me importa quedar aquí. Mfra qué quieres que le diga a Fílida, que de la misma arte se lo diré.

- Dile, Florela —dijo el pastor- que aquella misma vida que en virtud de sus ojos se sustentaba, está ahora en su ausencia. ‘o

- ¿Qué más le diré? -dijo Florela.

- Dije más —dijo Siralvo- que se fue y me dejó. Y basta, que ella sabe más que tú y yo la podemos decir. Lo que ves en mi cara la podrás contar, y el bien que me hubiere de hacer sea a tiempo que aproveche, porque me llama la muerte muy aprisa, y aunque ahora por ti entretendré la vida, si tardas en confirmarla, no sé qué seráde mi.

- Pierde cuidado, pastor-dijo Florela- que yo le tendré como verás.

20 En este diálogo Siralvo obtiene la respuesta a sus angustias manifestadas en la canción. Según se puede ver el asunto está directamente relacionado con el de la composición poética; la queja de Siralvo radica en la falta de renovación periódica de la visión de su amada con la que renovar la imagen y el amor que siente por ella. Todo ello está dentro del sistema ficiniano (op.cit., p. 134) y lo corrobora floreta cuando recrimina lo poco razonablede sus melancolías y lamentaciones, si no ha cambiado en susrelaciones más del estado, ya que el resto de circunstancias permanecen igual. Esta inmovilidad parece análoga a los momentos en que, cantando a la belleza de Filida, recrea ambientes marginales, donde todo adquiere un sentido diferente de detención por el logro del Bien alcanzado. En palabras de Florela lo que se encuentra es la misma confinnación de que la esencia de sus relaciones permanece, sólo han cambiado las apariencias externas. Simplemente, por las propias convenciones del género la pastora promete al pastor poder renovar la visión de la belleza de su amada con lo que serenar su espíritu y albevgar esperanzas de continuidad.

- 476 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO

Con lo cual Siralvo se partió de ella, y por pensar mejor en su suceso entró por lo más espeso del bosque, entre temor y esperanza, lleno de turbación, y sentámlose en aquella soledad sombría, oyó un sospiro tantierno que le juzgó por propio suyo.

- ¡Oh suspiros míos! —dijo Siralvo-, si será posible que algún día lleguéis a las orejas de Fílida, y vosotros, tristes ojos, veáis en los suyos vuestra lumbre verdadera. Resuma el cielo en este solo bien cuantos pensare hacerme. Aquí Siralvo quedó suspenso consigo, y a poco rato, oyó otro sospiro muy más tierno, y volviendo los ojos a la parte de donde había salido, ¡[109v]! por entre la espesura de las ramas, vido un bulto que no determinó si de pástor o de pastora fuese, y levantándose en pie lo más quedo que pudo se fue acercando hasta llegar donde vido, el cuerpo en la tierra y en la mano la mejilla, una pastora en tanto extremo hermosa, que si no hubiera visto la hermosura de Fílida, aquella estimara por la primera del mundo. Su vestidura humilde era y el apero humilde, pero su suerte tan extraordinaria que Siralvo quedó admirado; sus cabellos, cogidos en ellos mismos, despreciaban al sol y al oro; el color de su rostro, venido de leche y sangre, con una ternura que representaba el alba cuando nace; sus ojos eran negros rasgados, con las pestañas y cejas del color mismo; la boca y dientes excedían al rubí y a las fmas perlas orientales. Tan nueva cosa le pareció a Siralvo que sacó del seno el retrato de la sin par HIlda, mas en viéndole, arrepentido de haberle opuesto a beldad humana, la tomó a cubrir ~‘, y representándose a la pastora le dijo:

- Si supieses al tiempo que me llego ati verías lo que has podido conmigo.

- De tu tiempo —dijo la pastora- poco puedo yo saber, del mio te sé decir que es el peor que nunca tuve.

- Si tu congoja —dijo Siralvo- es tal que un pastor con sus fuerzas pueda remedialla, dimela, gentil pastora, que ansi halle yo quien por mí vuelva, como tú me hallarás a mii.

- ¿Qué te mueve —dijo la pastora- a ¡[1 lOr]/tanta cortesía con quien no conoces?

“Estemomento de duda de SiraJvo ante la belJeza de Andria sugiere un parangón inevitable con la belleza de laprotagonista. La excelsitud de Filida no ha tenido en ningún momento rival posible que la comparara, salvo en este momento en que aparece la dama de lacorte. Por esta razón, no me parece descabellado pensar queAndria, al igual que Alfeo con respecto a Siralvo, funcione como la otra cara, la versión negativa de un mismo referente que Gálvez de Montalvo desdobla. El fingimiento del personaje ya no se limita al disfraz sino que se amplía a su propia identidad en forma de nombre de fuerte tono simbólico. El personaje, por lo que se sabe de él en lo queha contado Alfeo en la terceraparte, trae la hipocresía de la corte (B.W. Wardropper, “El mundo sentimental de la Cárcel de amo?’, Revista de Filología Española, 37(1953) p. 168-193) y en eJ retiro pastoril va a comenzar un proceso de purgación por el quemejorar y merecer el amor de Alfeo que ya ha empezado su peregrinaje amoroso al lado de la seimna Finca.

- 477 - ELPASTOR DE FILIDA

- Paréceme —dijo el pastor- que es mucho lo que mereces.

- Mejor lo diré yo —dijo la pastora- que es ser tú noble de corazón, y quizá haberte visto en necesidad como me veo.

- Esa deseo saber —dijo Siralvo.

- Por agora —dijo la pastora- no es posible, pero yo voy barruntando que tú y los demás pastores de estas selvas y ribera seréis testigos de mi mal, y no podéis remediarle.

- Bien podrá ser —dijo Siralvo-, pero yo ganoso estoy de servirte, y si me pruebas, hallarme has muy apunto.’2

- Soy contenta —dijo la pastora-. ¿Conoces a Alfeo, un pastor nuevo de esta ribera?

- Sí conozco —dijo Siralvo.

- Pues búscale -dijo la pastora-, y dile que no tengo aquí más armas de un cayado y un zurrón, y que si todavía me teme, se traya consigo a la serrana Finea, que le quite el miedo. A la hora entendió Siralvo quién era, más no quiso hacer demostración, y sin más detenerse, tomando aquello a su cargo, dio la vuelta a su cabaña, donde ya Alfeo lo estaba aguardando triste y pensativo, lleno de dolor. Siralvo, pues, aunque conifiiso, contento iba y animado en las palabras de Florela, mas ahora sin tratar nada de sí, “Pastor”, le dijo, “¿qué congoja es esta en que te hallo?’

- La mayor -dijo Alfeo- que me pudiera venir. Sabe que Andria en hábito de pastora es venida a buscarme, y está en el bosque del pino.

- ¿Cómo lo sabes?—dijo Siralvo. ¡[110v]!

- ¿Cómo? -dijo Alfeo-. Como me ha enviado a llamar.

- También yo lo sé -dijo Siralvo-, y te trayo un recado suyo, porque pasando yo por el bosque encontré con ella, y preguntándola quién era, no me lo quiso decir, pero rogóme que te dijese que estaba sola sin más armas que el cayado y el zurrón, y que si ansi la temías llevases contigo a Finea que te quitase el miedo. Luego conocí quién era, y te vine a dar aviso.

- Harto hemos menester ahora -dijo Alfeo- para no errarlo. A ti te basta tu mal sin ponerte a los ajenos, yo estoy necesitado de consejo y de favor, y no sé adónde lo halle.

12 Siralvo da muestras de serun caballero perfecto una vez más alofrecer su servicioy prestarayuda a la nueva pastora(Castiglione, op.cit., p. 218; y Capellán, op.cit., p. 117-121).

- 478 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO

- Pastor -dijo Siralvo-, no creas que mis pasiones han de estorbarme el buscar remedio a las tuyas. Yo quiero volver a Andria y saber de ella lo que quiere, y contbrme a su intención podremos apercebir la nuestra para lo que mejor te estuviere.

- Muy bien me parece -dijo Alfeo, y quedándose en la cabaña tomó Siralvo al bosque, y por presto que llegó, halló con ella a Arsiano que era con el que primero había topado, y había enviado a llamar a Alfeo, y como le vio tan turbado de la nueva, volvió luego a la pastora a darle cuenta de lo que pasaba. Por parte llegó Siralvo que los dos no le vieron, y gran rato estuvo ascondido oyendo sus razones,’3 ella le dijo que era una pastora de Jarama que se llamaba Amaranta, y por cierta adversidad era allí venida, y Alfeo era un pastor que 411 Ir]! la estaba muy obligado, y se adntaba que en el Tajo se hubiese hecho tan descortés, que no viniese llamándole. Arsiano la decía que Alfeo no se osaba apartar de la serrana Finea,’4 y que ninguna cosa querría ella mandar que no la hiciese él también y mejor que Alfeo. A esto la pastora replicaba que ninguna importancia al presente tenía sino verse con Alfeo en parte donde nadie lo pudiese juzgar,’5 que se le trujese allí si quería dejarla muy obligada. Arsiano parece que pesaroso de apartarse de ella, tomó con aquel recado, y Siralvo que la vio sola, llegó con el suyo, pero el mismo despacho tuvo que Arsiano, y ansi volvió a su cabaña, donde llamaron a Finea y le dieron cuenta de lo que pasaba, y su parecer entre mil temores fue que Alfeo se ascondiese algunos días, y se echase fama que se había ido, para que Andria también se frese a buscarle, y cuando Arsiano volvió certificáronle que Alfeo, en sabiendo la venida de la pastora Amaranta, se había despedido de ellos, e idose no sabían adonde. Con esto volvió Arsiano a la pastora y ella que amaba, y era mala de engañar, posponiendo el crédito al enojo, con Arsiano se vino a la ribera, donde, vista su gran hermosura, no quedó pastor ni pastora que no se le ofreciese, y ella agradecida a todos, escogió la cabaña de Dinarda, por

‘~ K. Vossler ya habíaadvertido que resultaba imposible estar en soledad en un ámbito como el pastoril. En este movimiento pseudodramático se puede comprobar el carácter puramente convencional de estos encuentros, ires y venires y escuchas aparte. Gálvez de Montalvo inventa una escena a raiz de lallegada del nuevo personaje, para informar, con cierta habilidad y originalidad, de las motivaciones internasque han movido al personaje a ir hasta laribera del Tajo pararecobrar su primer amor. 14 No creo que deba interpretarse como cobardia del personaje, sino como la evidencia deque Alfeo ha iniciado su propia evolución hacia el encuentro con el amor verdadero. Su primer paso consiste, por tanto, en acomodarse a la voluntad de la amada (Castiglione, op.cit., p. 428-429) y que ya viene desde el rendimiento del amante a “los escrúpulos del amor cortés”, según afinna Montesinos (Erre Renacímienroy Barroco, Comares, Granada, 1997p. 121). También está en Hebreo (op.cit. p. 406) y en Equicola (op.cit., fo. 177r-177v y 197r-197v). “ Este primer apunte sobre la intención de Andria la refrata como una mujer soberbia que sólo confla en su belleza como reclamo para supeditar a su pretendiente, lo que hace peligrar el dificil equilibrio inestable de la medianía quese exige a toda dama.

-479- EL PASTOR DE FILIDA consejo de Arsiano, que estaba herido de su beldad, sin bastar su cordura pa4ll lv]/ra disimularlo. Y ansi la noche siguiente,’6 cubierto de la capa del silencio, tomó la flauta, y puesto donde Amaranta le pudiese oír, con estos versos acompañó su instrumento. ARSIANO”

Si sabéis poco de amores, corazón, agora veréis quién son.

Esta empresa a que os pusistes, confiado en no sé qué, es la que os hará a la fe, saber para que nacistes, no os espanten nuevas tristes, corazón, pues vos les dais ocasión.

Llevaréis la hermosura que os ofende por amparo, pues este solo reparo os promete y asegura que no os faltará ventura, corazon, aunque os falte galardón. No tan presto Arsiano diera fin a su canción, si no sintiera venir por la parte del río un gran tropel de pastores, y ascondiose entre lo más espeso de los árboles, esperó lo que seria. Y vido llegar al lugar mismo donde él antes estaba a 5a41 12r]/sio con su lira, a Ergasto con la flauta y a Frónimo con el rabel, y templando los instrumentos, después de haber tañido un rato, al mismo son Liardo comenzó a cantar aquestos versos, tomando principio de esta canción ajena: LIARDO’8 Donde sobra el merecer, aunque se pierda la vida, bien perdida no es perdida.

Tal ganancia hay que desplace,

16 Con la composición poética que sigue introduce otra escena nocturna que se producirá a laluz de la luna. Con ello se suma a las dos anteriores en lasegunda y en latercera parte. El gusto porel velado y recogido ambiente de la noche es una constante en el libro de Gálvez de Montalvo que, probablemente, obedezca a una proyección psicológica. 17 Es una composición que sigue laestructura del villancico con un estribillo de tres versos, quebrado el segundo y dos píes de siete versos, cuyo sexto repite el segundo del estribillo. Tiene un fuerte regusto cancioneril que lo tilia al resto de composiciones que ya han aparecido en el libro. ‘~ Semejante al anterior pero sin versos quebrados, en este villancico el estribillo de tres versos es repetido con variantes en los pies que lo siguen, formados por siete versos. Sigue fiel al carácter cancioneril con la contraposición entre vida y muerte.

- 480 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO

y tal perder que es ganar, que atodo suele bastar la forma con que se hace, de tal arte satisface vuestro valor a mi vida, que perdida no es perdida.

La vanagloria de yerme morir en vuestro servicio, será el mayor beneficio que el vivir puede hacerme, para pagarla el valerme, quiero yo poner la vida, do perdida no es perdida.

De lo que el amor ha hecho no puedo llamarme a engallo, que si fue en la vida el daño, en la muerte está el provecho, si de trance tan estrecho ¡[112v]! se aparta y libra la vida, es perdida y más perdida.

Ser la vida despreciada si en la muerte no se cobra, bien se conoce que es obra sobrenatural causada; a vos sola es otorgada tal potestad en la vida, si es perdida o no es perdida. Mal se les hace esta noche a los nuevos amantes su propósito, que si Arsiano fue impedido a la primera canción de Liardo, Liardo lo fue de la misma suene, porque apercibiéndose para la segunda, de la parte del soto comenzó a sonar una flauta y tamborino, y esperando quién fuese, llegó Damón, que era el que tallia y con él Barcino y Colín, grandes apasionados de Dinarda. Poco se les dio que los demás pastores estuviesen junto a la cabaña, antes llegándose a ellos Barcino los desafió a bailar, y Frónimo, que no era menos presumido, salió al desafio y, aunque al principio comenzaron a nombrar grandes precios en su apuesta, al cabo acordaron que se bailase la honra.19 Pusieron por juez a Sasio, y aguardando que pasase una nube que les impedía la luna, apenas mostró su cara clara y redonda, cuando Frónñno comenzó un admirable

19 En la prosa cuartade laArcadia de Sannazaro después de una larga éeftasis para describir lospremios que se van a apostar en el canto entre Logisto y Elpino, Selvaggio, que hace las veces de juez, dispone

-481- EL PASTOR DE FILIDA zapateado que el tamborino tenía que hacer en al/11113r]/canzalle. Acabó con una vuelta muy alta y zapateta en el aire, que fue solemnizada de todos. Y a la hora, Barcino que ya tenía las haldas en cinta y las mangas a los codos, entró con gentil compás bailando y, a poco rato, comenzó unas zapatetas salpicadas. Luego fue apresurando el son con mudanzas muchas y muy nuevas, y cuando quiso acabar, tomó un boleo en el aire con mayor fuerza que maña, de arte que, por caer de pie cayó de cabeza. Su dolor y el polvo y la risa de los pastores fue causa de correrse Barcino. De manera que, si Sasio no le ammara se alborotara la fiesta,20 y pidiéndole que juzgase les dijo que ya sabían que el premio era la honra, y el uno la había hallado en el aire y el otro en el polvo, que pues ansi era toda la del mundo, ambos quedaban muy honrados.21 A este tiempo, ya Arsiano se había mezclado con ellos, cansado de estar ascondido, y viéndose juntos Sasio y él, unas veces ellos cantando y otras Damón tañendo, pasaron la mayor parte de la noche. ¿Deseáis saber si Amaranta y Dinarda los oían? Sí, sin duda, porque Dinarda acostumbrada estaba a oírlos, y Amaranta, aunque triste, no por eso seria desconversable. Idos los pastores, las dos volvieron a sus consejas, que desde el principio de la noche las tenían comenzadas, y su resolución fue que Amaranta viese con Finea, y a Arsiano se le encomendase que bus/[1 13v]/case a Alfeo, dondequiera que estuviese. Con esto saliendo de la cabaña, vieron los más altos montes coronados del vecino sol, y oyeron las aves del día saludando la nueva mañana.22 Todo para Amaranta era tristeza y desconsuelo, y no sé si igual la gana de hallar a Alfeo y de ver a Finea. En fin las dos sin más compañía enderezaron a su cabaña, donde la hallaron no tan alegre como otras veces pudieran, pero disimulando lo más que pudo las recibió con gracioso que el vencedor se conforme con la alabanzay el vencido no se corra de la vergilenza. Probablemente, Gálvez de Montalvo recordarla estemomento del libro del napolitano y lo cambiarla por jugarse la honra. 20 Se apunta el asunto de la violencia que no llega a manifestarse abiertamente como laestudiafl. Mujica (“Violence in te PastoralNovel ftom Sannazaro to Cervantes”, Hispano-Italic Studies, 1(1976) p. 39- 55) y que nunca llega a irrumpir, aunque considera que Arcadia, Diana y Diana enamorada están saturadas de violencia reprimida (p. 49), hasta que llega la explosión revolucionaria de La Galatea (p. 50). 21 Este ingeniosojuicio está en lalínea del donaire y de la gracia que debe adornar al cortesano de buen juicio y sobre lo que Castiglione teoriza en su obra (op.cit., p. 318). Aparte que sirve de introducción al diálogo que van a mantener Andria y Enea para recuperar y proteger, respectivamente, su amor por Alfeo. 22 No seprodiga Gálvez de Montalvo en las descripciones del amanecer y suele hacer referencia al nuevo dfa de forma escueta, o como esta algo más desarrollada, donde indica la presencia del sol y elcanto de las aves. Para este motivo hay dos artículos uno de M. It ¡Ida “El amanecermitológico en la poesía narrativa española”, Revista de Filología Hispánica, 8(1946) (p. 77-110), y de E.C. Riley “El alba bella que las perlas cría: Dawn-description in te novels of Cervantes”, Bulletin ofHispanic Studies, 33 (¡956) (p. 125-137).

- 482 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO semblante. Era discreta Finea y no menos hermosa, y ansi se lo pareció a Amaranta y le dijo en viéndola:23

- Muy hermosa eres serrana.

- Al menos muy serrana —dijo Finea.

- La condición —dijo Amaranta- no sé yo si lo es, mas la cara no es de sierra.

- Lo uno y lo otro —dijo Finea- fue criado entre las peñas, do apenas las aves hacen nidos.

- ¿Y quién te trujo acá? —dijo Amaranta.

- Quien te podría llevar allá -dijo Finca.

- De eso me guardaré yo -dijo Amaranta-, pero dime, serrana, ¿do está Alfeo?

- Como es grande -dijo Finea- para traerle en la manga, no te lo sabré decir.

- A estar de gana —dijo Amaranta- gustara de la respuesta. Pero dime, serrana, ¿sabes como es Alfeo fugitivo?

- No —dijo Finea-, pero sé que la causa de serlo le podría desculpar.

- Esa —dijo Amaranta- yo te la diré. Testigo me es el cielo que no se la di, porque si dejé de acudir a sus contentos no fue por falta de voluntad, sino por más no poder, y cuan/[l 14r]/do pude, ya no le hallé, y agora cansada de esperarlo, olvidé honra y vida, y como ves le vengo a buscar. Pues no será razón que tú me usurpes mi contento.

- Yo -dijo Finca- muy poca parte soy para eso. Hombre es Alfeo que sabrá dar cuenta de sí, y tú mujer que acertará a tomársela. Quiérate él pagar las deudas que publicas que yo os serviré de balde a entrambos.

- Por más cierto tengo -dijo Amaranta- serviros yo a los dos, pero ya que no te hallas parte para lo que he dicho, seylo, siquiera, para que yo le hable.

- Haz tú lo que yo hago -dijo Finea- cuando quiero verle, y no habrás menester rogar a nadie.

- ¿Qué haces? -dijo Amaranta.

- Búscole —dijo Finea- hasta que le hallo.

- Yo estimo en mucho el consejo —dijo Amaranta- y ansi le pienso tomar. Adiós, serrana.

- Adiós, pastoras —dijo Finea, y quedándose en su cabaña, ellas guiaron a la de Siralvo, donde entendieron hallar a Alfeo. Pero como allá llegaron, Siralvo muy

23 En esta escena Finca demuestra su gran discreción, su vivo ingenio y su agudeza en las respuestas produciendo diferentes efectos en su utilización. Para ello utiliza lo que Castiglione califica y Boscín traduce comoji¡era de opinión (op.cit., p. 287), y que consiste en responder con algo muy diferente a lo esperado por el que pregunta.

-483 - EL PASTOR DE VIUDA cortésmente las recibió, y les dio la entrada franca para que se asegurasen de que no estaba allí. Ya, en esto, iba el veneno creciendo en el pecho de Amaranta, porque estaba muy fiada que, en viéndola Alfeo, sería lo que ella quisiese,24 y como veía que este medio le iba faltando, la paciencia también le faltó, y vuelta a la cabaña con Dinarda, solté la rienda al llanto y al dolor, sin ser parte Dinarda para su consuelo, ni la continuación de ¡[114v]! muchos caudalosos pastores que, vencidos de su beldad, de mil maneras procuraban su contento. Ansi pasaron algunos días sin que Alfeo saliese donde ella le pudiese ver, pero pareciéndole que el encerrarniento iba muy largo, determinó de salir con licencia de Finea que, aunque temerosa de la hermosura de Amaranta, pudo más la confianza de su amador.25 Muchas veces Amaranta y Alfeo se toparon, y estuvieron a razones solos y acompañados, pero siempre Finea llevó la mejor parte, y no por eso Amaranta cesaba en su porfia. ¡Oh cuántas veces se arrepintió de su mal término pasado, y cuántas quisiera que se abriera la tierra y la tragara!. Tal andaba Amaranta que muchas veces se quiso dar la muerte, y tal andaba Arsiano por su amor que a sola ella se podía comparar que, aunque otros muchos comenzaron, ninguno con las veras que él prosiguió. Yo26 le vi una vez, entre otras, sólo con ella en la ribera tan desmayado y perdido, que quise llegar a darle ayuda, pero cuando volvió en sí, viendo los ojos de la hermosa pastora que, en nombre de Alfeo, venían abundantes lágrimas, sacó la flauta y al son de ella con gran ternura les dijo: ARSIANO27 Ojos bellos no lloréis si mi muerte no buscáis, ¡[1 lSr]I pues de mi alma sacáis

24 Al fallarle este subterfugio, la autoestimapersonal de Andria, fundada tan solo en su hermosura, se derrumba. Esto propicia el iniciode su crisis en la que deberá aprender el modo de comportarse y ganar a través de otros medios una nueva concepción amorosa que la mejore en su estado personal, en el doble plano individual y colectivo. Con el ¡tanto, Andria empieza su panicular purgación. Andria, desde este punto de vista, cae en el defecto de la qfectaci¿n, vicio vituperado en el libro de Castiglione (op.cit., p. 144) y que aleja al personaje del resto de condiciones por las que cualquiera aspiraa la gala de la ?erfección

- 484 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

las lágrimas que vertéis.

Ese licor que brotando de vuestra lumbre serena, va la rosa y azucena del claro rostro bañando, ojos bellos, no penséis que es agua que deramáis, srno sangre que sacáis desta alma que allá tenéis.

Ya que el ajeno provecho me hace a mí daño tanto, al menos templad el llanto, mientras vives en mi pecho; si no con él sacaréis las entrañas donde estáis, pues dellas mismas sacáis las lágrimas que vertéis.

De aquesas gotas que veo, la más pequeña que sale, si se compara, más vale que todo vuestro deseo. Ya yo veo que tenéis pena de lo que lloráis y culpa, pues derramáis lágrimas que no debéis.

Ojos llenos de alegría, entended que no es razón que otro lleve el galardón /[l 15v]! de la fe que es solo mia. Agraviad si vos queréis al alma que enamoráis, mas mirad que, si lloráis, alma y vida acabaréis. Palabras eran estas con que Amaranta se pudiera enternecer, si no tuviera toda su ternura sujeta a tan diferente causa, mas ahora no hicieron en ella más que en los penascos duros. ¡Oh gran tirano de la humana libertad! Es posible que siendo amor permitas que uno muera deseando lo que otro desecha, y que sea tan flaco el hombre que no sólo se te rinda, pero te dé lazos con que le ates, armas con que le hieras, y veneno con que le atosigues las heridas. Rómpase el cielo y caya una ley que borre todas las tuyas, no venga escrita que perecerá, sino de mano oculta se imprima en tu voluntad, para que con solo un nudo ates dos corazones, y cuando aquel se rompiere ambos se suelten que, quedar uno riendo y otro Uorando, no es reliquia de amistad, smo

- 4&5 - EL PASTOR DE VILmA de mortal desafio, mas ¡cuándo podrá cumplirse este deseo! Ansi te hallamos, y así te 28 dejaremos amor. Bien poco ha que vimos a Alfeo morir por Andria, a Finea por Orindo, Silvia por Celio, Filardo por Filena, y a Filena y Pradelio amándose tan contentos. Pues mirad del arte que estén ahora: Alfeo y Finea se aman y Andria ¡[1 lór]! llora; Silvia y Filardo amigos, Celio olvidado; Pradelio y Filena combatidos de irreparable tempestad, donde la fe de Filena y la ventura de Pradelio, con el agua a la boca, miserablemente se van anegando. 29 Llevó el cruel destino a la cabaña de Filena a Mireno, rico y galán pastor, en fuerte punto para Pradelio, porque enamorado de ella, y continuando su morada y persuadida de Lirania, deudo suyo y de la persona y hacienda de Mireno, Pradelio iba a malandar, y cada día peor, pero con un corazónvaleroso disimulaba su mal. Pues como llegase el día que se celebraba la fiesta de la casta Diana, donde se habían de juntar los pastores de la ribera y las ninfas de los montes, ríos y selvas, Pradelio la noche antes solo al pie de un roble estaba enajenado de si, cuando un búho, puesto sobre el árbol, con su canto llenó de amargura el pecho del pastor, y queriéndose alentar cantando los grillos no le daban lugar; y no eran grillos que en el temblor de la voz los hubiera conocido; y si alacranes fueran, en el suyo breve lo pudiera entender; y si abejarones en el ruido prolongado, donde creyó Pradelio que el son estaba en sus oídos. Y retirado a su cabaña, llegaron sus mastines mordidos de tos lobos, y calentando sus zagales aceites para curarlos, la cabaña se comenzó a quemar. En reparar estos daños se pasó la noche, aunque el ¡[116v]! principal no tenía reparo.30 Y ya que aparecía la hermosa mañana, más benigno el cielo, oyó Pradelio el son de dos suaves instrumentos acordados, una lira y un rabel, y atentamente escuchando, conoció ser los pastores Bruno y Turino que, a poco rato que tañeron, sobre estas dos letras ajenas, comenzaron así a cantar a su propósito.

28 Esta imprecación contra amor está en conexión directa con la aparición del yo autorial. Conforma, por tanto, un desahogo personal una vez que el propio autor ha entrado en el mundo pastoril porél recrado. Tal licencia no tiene nada que ver con la ironíade la figuradel narrador, sino con una postura personal con respecto al sempiterno tema delgénero pastoril y su más íntimo torcedor: el amor no correspondido. 29 Esta particular rueda de amor que en Gálvez de Montalvo ha tenido tanta variaciónen tan poco espacio es típica del género, ya aparece en La Diana de Montemayor, aunque Bayo (Virgilio y ¡a pastoral espaftola del Renacimiento, Gredos, Madrid, 1970, p. 92 y 284) la remonta hasta la Bucólica Segunda de Virgilio. 30 Estos augurios nefastos serán los que vayan cercando el destino del pobre pastor hastaque dominado por signos simbólicos cargados de indicios de muerte lo lleven a un supuesto suicidio alfinal de esta quinta parte.

- 486 - LUISGÁLVEZ DE MONTALVO

TURINo3’ Sembré el amor de mi mano pensando haber galardón, y cogí de cada grano mil manojos de pasión.

Aré con el pensamiento y sembré, con fe sincera, semillas que no debiera llevar la lluviani el viento. Reguélo invierno y verano con agua del corazón, y cogí de cada grano mil manojos de pasión. Era latierra morena que el buen fruto suele dar, y cuando quise segar, halléla de abrojos llena. Probéla a escardar en vano, y bajé la presunción, y cogí de cada grano mil manojos de pasión. /11 17r]/

Torné de nuevo a rompella, por ver si me aprovechaba, y cuando el fruto asomaba vino borrasca sobre ella, que quiso el tiempo tirano que no llegase a sazón, y cogí de cada grano mil manojos de pasión.

Aunque ella vaya faltando no ha de faltar la labor, que como buen labrador, pienso morir trabajando. Todo se me hace llano por tan valida intención, aunque me dé cada grano mil manojos de pasion.

~ Canta Turino una letra formada por una cuarteta (abab) que esel estribillo y cuatro pies formados por sendas coplas de arte menor (cddc:abab).

- 487 - EL PASTOR DE FilADA

BRUNO3 Con amor, niño rapaz, ni burlando ni de veras, os pongáis apartir peras si queréis la pascua en paz.

Por verle niño pensáis que está la victoria llana, burláis dél entre semana, mas la fiesta lo pagáis. Convertirse os ha el solaz en fatigas lastimeras /[ 117v]! sobre el partir de las peras perderéis sosiego y paz.

Yo me vi que Amor andaba tras robarme la intención, y mirando la ocasión dél y della me burlaba. Fue mi confianza el haz, donde encendió sus hogueras, el fuego, el partir las peras, y la ceniza mi paz.

Prometióme sus contentos, y al fm vencióme el cruel, y fui perdido tras él, cuando me daba tormentos. Llamóme y fUi pertinaz a las demandas primeras, una vez partimos peras, y mil me quitó la paz.

Ya que estoy desengañado tan a propria costa mía, su tristeza o su alegría no se arrime ami cuidado. Para las burlas capaz, inútil para las veras, otro le compre sus peras, que yo más_quiero mi paz. Tanta fue la dulzura con que los pastores dijeron sus cantares que Pradelio suspendió un ¡[11 Sr]! poco su tristeza, y, con pesar de que tan presto acabasen, salió a ellos y con mucha cortesía, sentándose entre los dos, les pidió que tomasen a su canto, y

32 Bruno se encarga de cantar otra letra cuyo estribillo es una redondilla y los pies están formados por coplas castellanas, cuya segunda redondilla repite la rima del estribillo. Los dos últimos versos de cada copla repiten con variantes los versos 3-4 del estribillo. Ambas letras son una muestra del gusto por la

-488- LUIS GALVEZ DE MONTALVO ellos con no menos amor se lo otorgaron, y con otras dos letras viejas tornaron a su intención como primero.33 TURJNo34 ¿En qué puedo ya esperar, pues a mis terribles daños no los cura de pasar años ni mudanza de lugar?

Para el dolor que camina con mayor fUria y poder, tiempo o lugar suelen ser la más cierta medicma. Todo ha venido a faltar en el rigor de mis daños, porque crecen con los años, sin respeto de lugar.

Siendo el tiempo mi enemigo, ¿cómo querrá defenderme? ¿Qué lugar ha de valerme, si me llevo el mal conmigo? Bien puedo desesperar del remedio de mis daños, aunque gastase mil años en mudanzas de lugar.

No hay tan cierta perdición ¡[118v]! como la que es natural, ni enemigo más mortal que el que está en el corazón; pues ¿qué tiempo ha de bastar para reparar mis daños, si son proprios de mis años, y es el alma su lugar?

No está en el lugar la pena, ni tiene el tiempo la culpa, mi ventura los desculpa y ella misma me condena. La voluntad ha de estar tradición de la poesía de cancionero y ambas comparten lamisma temática del amante perdedor ante las malas artes de amor. ~ Este modo de intercalar las poesías con este tipo de explicaciones resulta extremadamente forzado. Ello da indicio de que lapoesía preexiste a la narración que seamolda a la dirección impuesta por lapropia poesía para lo que Gálvez de Montalvo recrea estas escenas pastoriles por pura convención, pero muy escasamente convincentes. ~ Repite la estructura de laúltima letra y aquí al estribillo, compuesto por una redondilla, siguen cuatro pies formados pos sendas coplas castellanas, cuyos últimos versos también ofrecen variantes de los versos 3-4.

- 489 - EL PASTOR DE FIlADA

entretiniendo mis daños, pues aunque pasen más años serán siempre en un lugar.

BRUNO3’ No me alegran los placeres ni me entristece el pesar, porque se suelen mudar.

Los gustos en su venida tengo por cosa pasada, porque es siempre su llegada víspera de su partida, y en la gloria más cumplida menos se puede fiar, porque se suele mudar.

Puede el pesar consolarme cuando viene más terrible, /[ 11 9rJ/ porque sé que es imposible no acabarse o acabarme, y aunque más piense matarme, no pienso desesperar, porque se suele mudar. En la perseverancia del tiempo verdad cantó Turino que, después que él amaba a Filis, el tercer planeta cuatro veces había rodeado el quinto cielo, y en la mudanza del lugar lo mismo, porque después, si os acordáis que estos dos pastores otra vez cantaron en compañía de Elisa, Filis y Galafrón, Mendino y Castalio a la orilla de un arroyo, Turino con despecho y dolor se ausentó de la ribera, pero viendo que el mal no cesaba, y el remedio se hacía más imposible, volvióse al Tajo y allí pasaba su vida amargamente, siempre en compañía de Bruno que, aunque eran tan diversos en aquella opinión en todas las demás se conformaban. Y por la mayor parte los hallaban por la soledad de los campos o los montes, huyendo Turino de cansar a Filis y temiendo Bruno hallar otra que la pareciese. Pues agora como la mañana se declaró, Pradelio, forzado de ir a la fiesta de Diana, con agradables razones se despidió de estos amigos, y conñiso y lastimoso, considerando el mal que tenía entre manos, tomó el camino por una fresca arboleda de pobos y chopos y otras plantas, donde las maflanas 4119v]! muchos pajarillos solían, dulcemente cantando, alegrar a quien pasaba. Mas entonces, en señal de descontento sin parecer ave que blanca fuese, las verdes ramas que de unos con otros árboles solían,

490 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO apaciblemente, abrazarse, estaban apartadas y sin hoja, de suerte que el sol pudiera hallar entrada, y con sus rayos calentar las aguas de un manso arroyo que desde el Tajo por entre ellos corría. Todo en señal de la desventura de Pradeliot el cual, ansi caminando, oyó cantar a la celosa Amaranta, cuya dulzura enamoraba el cielo, y parecía que con tal deleite se iba clarificando. Mas ella que vio al pastor, vergonzosa y turbada, dejó colgar al cuello la zampoña, con que a ratos tañía, y ansi a un tiempo cesó su son y su canto, pero Pradeliio necesitado de entretener su mal de cualquier suerte, llegándose a ella le dijo:

- Hermosa Amaranta, así el cielo te haga tan venturosa como gentil y discreta, que no cese tu comenzado canto, antes tornando a él muestres tu grande amor y la mudanza de Alfeo (porque ya todos sabían los casos de estos pastores). Y ella vencida del dolor, sin guardar la ley de su respeto, como un pastor aficionado usaba de libertad en sus querellas,37 y ansi Pradelio se atrevió a pedirla que cantase a propósito de esta historia, y ella que no era menos cortés que enamorada, sm más mego, comenzó a tocar su zampoña, tras cuyo son, suavemente, dijo ansi sus males: 4120r]/ AMARANTA38 Agua corriente, serena, que desde el Castalio coro vienes descubriendo el oro

35Esta composición tiene un estribillo de tres versos y dos pies de siete versos que repiten larima de los versos 2-3, siendo este último reiterado íntegramente. 36 Resulta evidente el carácter simbólico que adquiere el espacio a lahora de representar el despechoy el desamparo en que está sumido el pastor. Desde este aspecto se puede considerar lo que de proyección psicológica tiene esta representación espacial para reflejar los estados anímicos de los personajes. Para tal asunto A. Egido (“Topografia y cronografla en La Galated’, Lecciones Cervantinas, 1985, p. 48-93) apunta hacia la subjetividad del espacio arcádico desde la que laamenidad delespacio que enmarca los amores felices se puedetransformar en agrestes y escarpados paisajes “a impulsos del dolor de la ausencia” (p. 57). Para la novela sentimental seflala este mismo carácter de signo C. Panilla en su edición de Cárcel de amar, Crítica, Barcelona, 1995, (p. 126). ~ Evidencia Gálvez de Montalvoel carácter convencional por el que los pastores carecen del pudor cortesano a la hora de manifestar a través del canto sus amores para los que se recomienda disimulo y secreto. Por esto mismo, este momento muestra un punto de convergencia entre distintas lineas: la narrativa propia del género pastoril y la de los tratados filográficos. El autor las cotnbina a través del narrador y las conjuga en el personaje de Andria; este personajerefleja la convención tópica del disfraz pastoril, yen él es donde encuentra la posibilidad de expresar, mediante el canto, sus lamentos amorosos sin ocultaciones, lo cual se opone al código cortés, donde el secreto sobre la identidad del amado es requisito imprescindible. Esta conculcación la seflala C. Baranda (op.cit., p. 367). 38 En estas coplas castellanas Andria canta la palinodia. Es el primer síntoma de que la crisis en que está mmersa empieza a surtir efecto, ya que en esta canción ella es consciente de los defectos por los que su amor fracasó. En ellasreconoce perturbada su identidad amorosa al haber fracasado en lo único en que consistía su seguridad: subelleza y los estragos que esta hacia en su enamorado. Desde ahora hasta su solución final, Andria se encainina hacia una nueva concepción amorosa por laque regirse, como dice Castiglione, puestan importante es en el hombre como en la mujer servirse de las mismas reglasy virtudes que propicien el mejoramiento de cadauno (op.cit., p. 349).

491 - EL PASTOR DE FILIDA

de entre la menuda arena, y haces con la recuesta del verde y florido atajo, parecer que está debajo una agradable floresta.

Más bella y regocijada en otras aguas me vi, ya no me conozco aquí, según me hallo trocada. Y ansi no pienso ponerme a mirar en ti mi arreo, pues cual era no me veo, y cual soy no quiero venne.

De mi parte estaba Amor, cuando me dejó mortal, no vive más el leal de lo que quiere el traidor. Vendióseme por amigo, fuéme señalando gloria, y hizo de mi victoria triunfo para mi enemigo.

No quiero bienni esperanza de quien a mi costa sé que tuvo en menos su fe que el gusto de su mudanza. ¡[120v]! Pero en tanto mal me place que se goce en mi tormento, si puede tener contento quien lo que no debe hace.

Contigo hablo, alevoso amor, que si tal no fUeras de mis ojos te ascondieras, de ti mismo vergonzoso. Mas en daño tan sin par claro se deja entender que el que lo pudo hacer lo sabrá disimular.

Querrás, quizá, condenarme, que merezco mi pasión, pues sabes bien la razón, consiénteme disculparme. Quise amar y ser amada, pero fortuna ordenó que la fe que me sobró me tenga ya condenada.

- 492 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

¿Quiénjuzgará las centellas, dime Alfeo, en que vivias, viendo ya las brasas mías, y a titan helado en ellas? Tempestad fue tu dolor, menos que en agua la sal, pues no quedó de tu mal cosa que parezca amor.

Dime qué hice contigo, ¡[12 Ir]! o lo que quieres que haga, pues en lugar de la paga me das tan duro castigo. Tu voluntad se me cierra cuando más ves que me allano, ¿tu corazón es serrano, que ansi se inclina a la siena?

No tengo celos de ti, ni tu desamor se crea que es por amar a Finea, mas por desamarme a rut. Quejarme de llano quiero, porque tú me vengarás, que presto la dejarás, si no te deja primero.

Mas ¡ay! que un tigre sospecho que en mis entrañas se cría, que las rasga y las desvía, las arranca del pecho; y un gusano perezoso carcome mi corazón, y yo canto al triste son de su diente ponzoñoso.

Y confieso que algún día, me sobró la confianza, mas si no hice mudanza perdonárseme debía. Muera quien quiere morir y como lloro, llorar, ¡[121v]! que en esto suele parar el demasiado reír.

Sólo aquel proverbio quiero por consuelo en mi quebranto, pues en tan continuo llanto le hallo tan verdadero.

- 493 - EL PASTOR DE PILIlA

Las abejuelas de flor jamás tuvieron hartura, ni el ganado de verdura, ni de lágrimas amor.39 Los tiernos metros de la pastora Amaranta, no sólo a Pradelio, dieron contento, pero a otros muchos que la escucharon, y por no atajarla, apartados del manso arroyo, por entre las plantas se iban deteniendo, al fm de los cuales llegaron a la falda de un fresco montecillo, donde el sitio de Diana comenzaba. Y en él vieron al pastor Alfeo que en compañía de otros caminaba al templo de la diosa. Aquí quedó la vencida Amaranta casi muerta, y sin alzar los ojos de la tierra dijo:

- Mucho quisiera, pastor, acompañarte, y dar a Diana los debidos loores, pero ya ves cuán mal se me ha ordenado, pues yo no puedo vivir donde Alfeo estuviere, aunque él sea mi propria vida y contento. Mira si mi dolor es grave, y mi ventura ligera, pues temo lo que deseo, y siendo aquella presencia la cosa que yo más amo, tantas veces la excuso, cuan/[122r]/tas puedo. Como el que huyese la luz, medroso de ser abrasado de ella, porque mi buen Pradelio, cuando el amador no es desamado, debe seguir continuo lo que ama, pero después que conoce el adverso odio y enemiga, debe siempre excusar de dar fastidio, porque es llana cosa que entonces son las gracias groserías, la beldad fiereza, y la luz tiniebla. Ansi que el aborrecido por donde más gana es buen callar y retraimiento, que nunca mejor me hallo que cuando sola, llorando de mí misma me querello.40 Por esto te ruego que, dejándome, te vayas, y si a Alfeo de mi mal hablares, antes le cuentes mancillas que proezas que aquellas creerá, y a estas otras dará la poca fe que siempre ha dado. Esto decía Amaranta con tantas lágrimas que para ayudarla Pradelio sólo bastara cualquier movimiento de su lengua, y ansi forzado de esto, sin más respuesta que mirarla tiernamente, se partió de ella, tan enemigo de nueva compañía que, dejando el camino derecho entró por una angosta senda que más de una muía se alargaba.4’ Y por ella apresurándose, vino a rodear templo, que estaba en un valle ascondido, no edificado de cedros, ni de cipreses, pero de sólo laureles y fresca murta, y no cortados,

~ Recuerda en este proverbio los versos de la BucólidaDécima de Virgilio, aunque podria venirle a través de la ProsaOctava de la Arcadia donde tambiénaparece. ~ Estas palabras de la fingidapastora van a actuar como nefasta prolepsis para el acontecer vital y amoroso del pastor Pradelio, que tomará al pie de la letra la idea de apartarse del enamorado cuando no es correspondido. Él ledará una versi&~ que puede interpretarse como la de un suicidio velado. ~‘ negativo de la senda angosta y larga apunta simbólicamente a su desesperación (A. Egido, op.cit.)

- 494 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO pero, ansi desde sus troncos, los ramos entretejidos y las hojas anudadas, que por ningunaparte podía el sol entrar, salvo por las que con artificio se apartaban.42 4122v]! En medio de él estaba la imagen de la hermosa Diana de mármol resplandeciente. Caían sus cabellos hasta la cinta y en las blancas manos su arco y saetas, con la pendiente aljaba, todo de fma plata, cristal y oro.43 Estaba cercada de bultos de castas ninfas con las mismas armas de cazadoras, unas desnudas, cubiertas sólo con sus luengos cabellos; otras entre flores tendidas, como fatigadas del presuroso curso; y otras, vestidas de ricos paños, hincherido de contentamiento el sacro templo, en el cual por un lado y otro habia clavados muchos despojos, cabezas de jabalies, cuernos de ciervos, redes, arcos, cepos y otros instrumentos de la generosa caza. Tenía dos altas puertas de maravilloso artificio abiertas, y cerrábanse con dos laureles que, puestos en dos vasos grandes de tierra cocida, y allí bastantemente cultivados, se podían quitar y poner cuando importaba. No era este templo aquel que en la provincia de Jonia estaba sobre su fiera laguna con ciento y veinte y siete columnas de rico mármol, parte de ella con esculturas, parte lisas con el bruñido acero, sobre las cuales todo el maderamiento era de labrado cedro, y las puertas de oloroso ciprés, de anchura de doscientos y veinte pies y de longura cuatrocientos y veinte y cinco, y de alto cada columna ciento y veinte, hecho por las manos de Thesifon y Archii[123r]/fron, en doscientos y veinte años de trabajo.” Pero creo que si el nuestro vieran las fuertes Amazonas, se excusaran de hacer aquel, y el maldito Eróstrato no se moviera a quemarle como el otro. Dejémosle y hablemos del presente, el cual en el ancho pedestal de la bella diosa tenía, de menuda talla, las otras seis maravillas de la tierra.

42 De nuevo la combinación entre arte y naturaleza vuelve a crear un ámbito específico donde la belleza tiene acogida. Pero en este escenario destaca el Intimo entrelazamiento que se da en el alzado del templo, todo él de vegetación natural, orientado a construir un recinto sagrado. La idea de artificio natural recoife toda la descripción del templo así como de las maravillas que mcien~a. Si en el templo es dificil distinguir dónde termina la naturaleza y empieza el arte (en palabras de D.H. Darst, op.cit., p. 385), en las maravillas en miniaturase insiste en la capacidad artística delhombre que lo imbuye de lleno en el problema de su situación en el orden de la naturaleza, como dice E.W. Tayler, (op.cit., p. 26). Arte y Naturaleza, en este momento, llegan a ser complementarios, además de las dos principales alternativas que ofrece la cultura del Renacimiento (Tayler, op.cit., p. 29). ~ También introduce con el templo la descripción de numerosas tallas, como esta estatua y otras miniaturas de las maravillas del mundo que describirá a continuación. Con esto retorna el ejercicio de écfrasis que ya había realizado con las pinturas sobre Hércules, en el templo de Pan. Ahora es el turno de laescultura, que como ya apunté en el estudio introductorio, es otro de los asuntos sobre los que es necesario que el cortesano esté versado para serperfecto. (op.cit., p. 194). En estas descripciones escultura y arquitectura se combinan, pero hay que tener en cuenta que la primera se subordina, por lo general, a la segunda. De esta Morreale (op.cit., p. 140-141)hace a Castiglione un curioso aficionado.

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Primero el espantoso edificio de Babel, hecho o, verdaderamente, reparado por la antigua Semíramis, en una parte del cual se veía el anchuroso campo lleno de agradables frescuras, y de la otra parte herían las claras hondas del río Éufrates, acrecentando belleza a las puentes, alcázares, huertos y jardines que sobre arcos en los muros estaban edificados.45 Tras esto estaba el fiero coloso o estatua de Rodas que, aunque no pudo tallarse de setenta codos en alto, como él era, al menos mostraban las facciones de este traslado claramente, la grandeza de su original, y para mayor muestra muchos hombres de menor figura, puestos a sus lados, procuraban abrazar sólo uno de sus dedos, pero menos podían que los vivos en tiempo que este Coloso se sostuvo en alto.46 Después entre la ciudad de Menfis y la isla del Nilo , estaba la excelsa Pirámide que, comenzando en cuadro, subía su punta en increíble altura de mármoles de Arabia. No 4123v]! tenía cada piedra como ella treinta pies, pero cercábanla con extraña viveza los trescientos y sesenta mil hombres que tardaron veinte años en hacerla.41 Luego el ancho y alto sepulcro que la honesta Artemisa hizo para su caro marido, rey de Cama que, aunque no pudo darse en circuito los cuatrocientos y seis pies, y en alto los veinte y cinco codos que él tenía, al menos diéronsele sus treinta y seis columnas de extraño artificio y riqueza, sembrando por todo él piezas de mucho valor y hermosura, y abriéndole con anchurosos arcos al Norte y al Mediodía, que era su propio asiento. Pero hacia la parte del Oriente estaba su artífice, Escopas, de su propia labor maravillado; y a la del Septentrión Brias, tendido como cansado de su largo y trabajosa obra; y a la del Mediodía Timoteo, con grande alegría; pero a la del Poniente Leócares, como esperando la paga de su trabajo, junto a la viuda animosa que, más

~ Se trata del templo de Diana en Éfeso. Todas Las noticias que da son las propias que se han conservado sobre sus dimensiones. A esto Gálvez de Montalvo añade el nombre de sus arquitectos y el fanático que por a5n de ser inmortalizado lo incendió hacia el alio 356 antes de nuestra era. “ Parece que Gálvez de Montalvo comete un error debido a algún tipo de conffisión al relatar las maravillas. Justo aquí cuando menciona el edificio de Babel, reconstruidopor la reina Semiramis, parece estar pensando en los huertos pensiles de Babiloniaque también son atribuidos a estamisma reina y que luego aparecerán comootra de las maravillas. Yun tercer error consiste en el obelisco de Serníramis que con su forma de pirámide no deja traslucir sise trata de un zigurat con jardines o una pirámide al estilo de las de Egipto. Para elcaso, resulta que Gálvez de Montalvo parece errar en estepunto sobre los jardines de lareina Semíramis construidos en Babiloniay de los que el historiadorQuinto Curcio ha dejado una detallada descripción. 46 Alude al Coloso de Rodas, estatua de bronce de 32 metros de altura, dedicada a Apolo y que estaba situada a la entrada delpuerto. ~ Hace referencia a las pirámides de Egipto única de las maravillas del mundo antiguo que aún perduran.

- 496 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO ocupada en su largo planto, sin respuesta le detiene, acaso por no ser la obra conforme a su voluntad acabada.48 Más, la provincia de Acaya en el Olimpo, entre las ciudades Lis y Pisa, y allí el simulacro o figura de marfil de Júpiter del artífice Fidias, de riqueza y arte incomparable y no con menos retratado.49 Seguianse, otra vez, los huertos pensiles de la /[124r]/ alta Babilonia,50 y con ellos, frontera a las bocas del Nilo de albísima piedra cercada de agua, la alta y muy costosa torre de Faros, en cuya altura se mostraban muchas grandes lumbres, dando guía a los presurosos navíos que por la ancha mar iban a tomar puerto.51 No faltaba el Obelisco de Semíramis, a manera de pirámide, salvo que era todo de una pieza, y en él, por números sefialados, sus ciento y cincuenta pies en alto, y noventa y seis en circuito, como de los montes de Armenia fue sacado.52 Todo lo cual estaba en el último cuadro por la variedad de los que de ello tratan, pero no estaba el antiguo templo de la diosa, por no ofender al presente que con tanto cumplimiento suplía. Acababan aqui las esculturas, las pinturas no que sobre la una puerta estaba la ínsula Delfos, donde Latona, retraída de la fiera serpiente se veía en el parto de la amada Diana, al fm del cual la misma hija ayudaba a la madre en el nacimiento de su hermano Apolo, el cual nacido se mostraba de tan perfectos matices que, verdaderamente, se juzgara que él daba la luz al templo. No era menos agradable el cuadro de la segunda puerta, donde la misma Diana, metida en su fresca y reservada fluente, había tornado ciervo al sin ventura Acteán, al cual sus proprios ¡[124v]! lebreles, rabiosamente, despedazaban. Y lo que más era de

48 Se trata delsepulcro de Mausolo, rey de Carla, cuya esposa mandó construir en Halicarnaso. Las medidas y características son las que se han conservado en la tradición, al igual que los escultores que habían hecho estatuas y bajorrelieves para el sepulcro, Timoteo, Escopas y Leácares. ~ Es la estatua de Júpiter Olímpicohecha por Fidias en oro y marfil. Representa al padre de los dioses sentado sobre un trono de oroy sosteniendo en su mano derecha una victoria y empuñando con la izquierda un cetro coronado por un águila. 50 Repite, con el otra vez, los jardines pensilesde Babilonia de la reina Semiramnis y remite al edificio de Babel con que empezó esta relación de maravillas. ~ Es el faro de Alejandría, torre que se levantaba a laentrada de la isla de Pharos en ladesembocadura del Nilo y que servía para orientar a los barcos. Fue construido por Tolomeo II. 52 De nuevo lareina Semiramis aparece relacionada con un obelisco que bien podríareferirse a alguna estructura de zigurat, con lo que se volvería a los jardines colgantes que esta reinamandó constuir en Babilonia.

- 497 - EL PASTOR DE FILWA mirar del sutil artífice que, habiendo pintado una cabeza de perro ferocisima, se pintó temeroso junto a ella, queriendo honestamente loar la viveza de su pintura.53 Aquí entró Pradelio lleno de pesar y, viendo que la gente aún no era entrada, imaginó que estuviese en la floresta, y ansi se fue allá, que muy cerca estaba, donde con estudiosa y abundante mano parecía que la maestra Natura hubiese querido señalarse. Eran las flores rojas, blancas y amarillas, casi como rubíes y diamantes entre el oro, y pienso que la esmeralda no llegase a la fmeza de la yerba. Estaba en medio de la hermosa estancia una pura fuente de relevado cimiento, ansi alrededor, cercada de yerba y hoja que por ninguna parte se veía, salía de allí un arroyo claro, cercado de muchas plantas, donde las varias aves, seguras volando, andaban de una en otra parte, sin faltar algunas que, suavemente, cantasen, no impidiendo al manso susurro que, entre claveles y sándalos, las abejuelas hacían.54 Halló Pradelio, de la una parte de este arroyo que más ancha y llana era, todos los pastores que buscaba, esperando a las bellas ninfas que nacidas en las aguas, en las selvas, y en los montes vivían en los secretos jardines y reservados lugares del sagrado templo. Y lo primero que el I[125r]I pastor vido fue a Mireno que en compañia de Filena andaba cogiendo de las bellas flores. Sintió traspasar su corazón de rigurosa espina y, esforzándose cuanto pudo, se llegó a Siralvo y Filardo que estaban cerca de la fuente. Bien conocieron el dolor con que llegaba y, por no acrecentársele, callaron. Y a poco rato que ansi estuvieron el gallardo Condón, vaquero de valor y estima, rendido y ausente de la beldad de Fenisa, e incitado de Sasio, comenzó a cantar, al son de su lira, esta sextina: CORIDÓN55 Faltó la luz de tus hermosos ojos, dulce Fenisa, a los de mi alma triste, ~ Es lógico que haya pinturas consagradas a la diosa en un templo dedicado a su veneración. Mora bien, meparece singular que seleccione sólo estos dos episodios de la diosa de la castidad, sobre todo el segundo, cuando Acteán, transformado en cieno, esdevorado por su propia jauría. En toda esta ambientación no se debe olvidar que más adelante sehabía intercalado el episodio del cieno herido y perseguido por las ninfas disfrazadas de dianas cazadoras, lo que proporciona un juego de analogías con el que Gálvez de Montalvoparece querer establecer alguna relación de semejanza. ~ Esta descripción delpaisaje corrobora la artificiosidad de la obra de laNaturaleza que pugna por alcanzar el grado artístico de laobra de arte (véase Darst, op.cit., y Tayler op.cit.). Además parece recrear un ámbito donde tiene cabida la natura art~fexde que hablaE.L. Rivers (“ThePastoral Paradox of Natural Art”, Baltimore, The Johns Hoopkins Press, 77n02 (1962) p. 130-144)y donde viven las ninfas como seres que comparten el mundo natural y el humano(p. 135). “ Para este tipo de composición A. Prieto tiene un capitulo de su Ensayo semiológico de sistemas literarios (Barcelona Planeta, 1972, p. 101-133) dedicado a la sextina. Destacasu cualidad de signo que representa el anstocratisiflo poético.

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y ansi quedaron en eterna noche, sin buscar otro alivio de su pena, sino la muerte que les litera vida, ¡mas, cuándo les vendrá tan dulce día!

Si aquesta cuenta rematase un día, cerrando ya mis fatigados ojos, para principio de otra nueva vida, y pudiese salir el alma triste desta prisión mortal de infernal pena, el sol saldría en medio de la noche.

Razón sería, tras larga noche, que apareciese en el oriente el día, que no son dignos de Uevar la pena, pues que no fue la culpa de mis ojos. /[125v]/ El yerro fue de la ventura triste, que siempre yerra a costa de mi vida.

¿Cómo podrá pasar mi enferma vida con la pesada carga de la noche, que si es consuelo del doliente triste la esperanza de ver el nuevo día, ninguna tiene mis cansados ojos que les pueda aliviar su grave pena?

Dure la ausencia, dóblese la pena que a todo he de pagar con una vida; no veré los despechos de mis ojos, ni andaré tropezando por la noche, ni tendré envidia de quien goza el día, ni mancilla de mi, pues, viví triste.

Por cuán más venturoso tengo al triste que le acaba la furia de su pena, que al doliente a quien va de día en día atormentando la mezquina vida. El vivir cese, o cese ya la noche, o véante, o no vean estos ojos.

Que no son ojos en tu ausencia triste, son dura noche, son eterna pena, pues en la vida no gozaron día. Apenas dio Condón fm a su canto, cuando se oyó resonar gran número de instrumentos, albogues, flautas, liras, citaras y cornamusas que con suave armonía se iban llegando a la floresta, y mirando los pastores aquella parte vieron en/[126rJ/trar sesenta ninfas, veinte del río, veinte del monte, y veinte de las selvas. Todas venían vestidas de sus proprias telas de oro y seda, pero las unas traían guirnaldas de flores en

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sus frentes, las otras luengos ramos levantados y los cabellos sueltos, las otras cogidos en varios velos y redes, las aljabas a los hombros, los brazos desnudos y los arcos en las manos. Tanta ¡te la hermosura de las ninfas que los pastores, admirados, no sabían apartar los ojos de ellas. No viniera allí la sin par Fílida, si no fiera por reparar la vida de su amante, que ya sabía de Florela en el estado que Siralvo estaba. Entró, pues, en la floresta tan aventajada a las demás que no sólo a ellas, más a la misma Diana parecía que despreciase. Brotó el suelo nuevas flores, el cielo dio mejor luz, la fuente más agua y los suaves vientos, arrogantes entre tanta beldad, desdeñándose de herir en los verdes ramos, entre las vestiduras de las ninfas y los cabellos de sus cabezas, mezclándose, hicieron graciosos y agradables juegos.56 Pues Siralvo que, atentamente, miraba los ojos de Fílida y su alma en ellos, no es posible encarecer su sentimiento,” ni es poca prueba de la hermosura de las pastoras no haber parecido mal entre las ninfas. No se detuvieron mucho en la floresta, antes llamando luego a los pastores, entraron al sagrado templo, donde de quince en quince hicie/11126v]/ron cuatro coros, y los tres danzando y el uno tañendo, fueron dejando sus insignias sobre el devoto altar, las del río sus guirnaldas, las de las selvas sus ramos, y las de los montes arcos y saetas. Con esto remitieron la oración al viejo Sileno que entre ellos iba, y con aquel aspecto grave y gentil, vuelto al de la triforme diosa, primeramente alabé su excesiva belleza, y después con humildad le pidió perdón, si algunas veces violaron los montes con la misma sangre de las fieras a ella consagradas, o si acaso, cansados de la propria caza, torpemente el curso de ella maldijeron, y ansi mismo de otros errores y culpas, en que el frágil juicio suele caer. Pero después de todo le rogó los librase de las venenosas redes de los solícitos lisonjeros y falsos halagtieños, con la fuerza de los camales apetitos, destruidores de devoción y salud, antes prestándoles de su cumplido favor les diese resistencia contra todo mal, contra todo daño y contra toda malicia.58

56 Para estas interrelaciones véaseDarst y Tayler (op.cit.), aunque aquí se manifiesta la acción que ejerce la belleza sobre el entorno natural. ~ “Iflove, therefore, is te desire for beauty, and beauty is only perceived by themmd and te sensesof sight and hearing, it must follow that love will be conten with such perception and that te other senses can haveno part in it. Sensual appetites are not love, but a madness that drags te mmd towards deformity ami defiecis it from lis proper state” (N.A. Robb, Neopkiionism oft,’w llaPan Renaissance, New York, Octagon Books, 1968, p. 77). ~ Parece un vago recuerdo de la plegaria que dice el sacerdote del templo de Palas en la ProsaTercera de la Arcadia de Sannazaro con motivo de la celebración de su tiesta. Su imprecación sigue la misma línea argumental en la que pide perdón por las culpas cometidas en el bosque durante la caza, pero Gálvez de Montalvo la remata con alusiones que incorporan al discursoel mundo de la corte en forma de “halagtleños lisonjeros” y “carnales apetitos”, lo cual lo separa de su Ibente de inspiración.

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Y con esto, callando él, la música tomó a sonar, y las ninfas a la orden de sus corros, en que por gran espacio se ocuparon hasta que pareciéndoles hora del reposo, tomando por orden sus insignias, tornaron a la floresta y, mezcladas con los pastores, se fueron repartiendo por las sombras, donde no faltaron rústicas y delicadas viandas, y algunos que durmiesen y alguno que velase. No os he con/[127r]/tado la ventura de Siralvo, pues sabed que al salir del templo, estuvo gran rato con Florela y de parte dc Elida le certificó que holgaba de su vida, y de la suya le avisé que se templase en mirarla, porque nunca apariencias sirvieron sino de dañarY Con esto volvió Siralvo tan contento, que en sí mismo no cabía y, mientras todos reposaban, ¿1, a la sombra de un fresno en voz baja estuvo recitando al silencio, unos versos que hizo al principio de la ausencia, cuando entre temor y esperanza andaba el sufrimiento de partida. Quien gustare de ofrlos podrá llegarse al pastor, en tanto que las ninfas duermen, y quien no, pase por ellos y hallarálas despiertas.60 SIRALVO6’ ¡Oh tú, descanso del cansado curso desta agra vida a mi pesar tan larga! Oye un momento en suma su discurso. y si mi boca más que hiel amarga no te acertare a pronunciar dulzuras, eso la culpa y eso la descarga. Presentes sean mis entrañas puras, mi limpio corazón, mi sano pecho, Atlantes firmes de mis desventuras. Y tú que con tus manos tienes hecho el grave monte que su fuerza oprime, no hagas cierto lo que yo sospecho. /[127v]/ Ya que tan grave mal no te lastime, pues eres de él la causa, no la niegues,

~ Antes ha informado el narrador que la presencia de Buida en la fiesta se debe a lo que ledijo Florela sobre la necesidad de verlapara renovar su amor. Ahora, después de este intercambio de espíritus sutiles, le informa la intermediaria de la obligación del enamorado de moderar y aun refrenar el mirar si se produce en lugares públicos a fin de evitar sospechas, según amonesta el Magnífico Julián (op.cit., p. 432). De nuevo surge la contradicción entre la convención social y la convención literaria del género dentro de la cual este disimulo es innecesario, pues el ámbito pastoril si permite una cosa es laexpresión amorosa sin tapujos. De todos modos en la aspiración por alcanzar la belleza, amor y arte van de la mano, aunque aquella solo es alcanzada a través de estos dos mediosque deben ser sometidos a un “metódico sistema de conducta”, como lo expresa B. Mujica (IberianPastora) Characters, 1986, p. 136). Este código de conducta, por otro lado, procede del exterior y es de índole social, como indica Montesinos (“Lo Diana deMontemayor”, Entre RenacbnientoyBarroco, Comares, Granada, 1997, p. 122) yes el honor el que impone una escrupulosa castidad, todo lo cual enturbia acciones y reacciones de los personajes a los que priva de toda justificación. ~ De estamanera parece intentarjustificar la inclusión de esta composición que representa una paradoja que surge por el contraste entre su contenido y el momento de aparente felicidad en que la canta.

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porque siquiera a padecer me anime. Amor te obliga que a razón te llegues, y aun ella quiere que su túerza entiendas, no la será que con su lumbre ciegues; o es necesario que el rigor suspendas de los duros peñascos do no hallan las aves nidos, ni las bestias sendas. Los perversos contrarios que batallan por acabarme, en desigual pelea, mientras te hablo, mira cómo callan. Vieron mis ojos, celestial idea de gracia y discreción, tu soberana beldad, que sola sin igual pasea, desde la parte donde la lozana Aurora tierna, de su luz hermosa, abre a las gentes la primer ventana, hasta el Ocaso, a do la trabajosa muestra, dada del sol en premio justo, en los brazos de Dórida reposa. Y desde aquella, do el ardor injusto la habitación de su mocada evita enflaqueciendo al Etíope adusto, hasta las fUentes, donde el duro Scita mata la sed, y el inclemente Arturo, cuajando el mar, el curso el agua quita, y por esa beldad misma tejuro que con ser en el mundo la primera I[128rJ/ es la menor que tiene en ti seguro. La deleitosa y fértil primavera de juventud; el sin igual tesoro de ese rostro do amor teme y espera; la mansedumbre y gravedad que adoro; tos cabellos que ébano bruñido han imitado, despreciando el oro; el cristal de la frente, el encendido rosicler puro o púrpura de oriente sobre los blancos lirios esparcidos, las fmas perlas, el coral ardiente, con las dos celestiales esmeraldas, beldad que loor humano no consiente. Aunque dc preciosfsimas guirnaldas ciñen al sol y a Amor las francas sienes, son las menores rosas de tus faldas. Esotras plantas que en el alma tienes, que tocando en el cielo con sus ramas, nos dan por fruto incomparables bienes. Esos ricos tesoros que derramas del pecho ilustre, en abundancia tanta que a los deseos más remotos llamas. Ese juicio que a la tierra espanta;

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ese donaire que enamora el cielo; ese valor que a todos se adelanta. Esas y otras grandezas con que el suelo tiene tan rico y tan enriquecida el alma que te adora de consuelo, dejando, aparte, ahora el ser nacida ¡[128v)! sobre las ilustrísimas llamada, y entre las más honestas escogida. Y con ser de Fortuna acompañada, porque Himeneo al gusto te ofendía, quisiste ser a Delia dedicada. Aquestos bienes que tu alma cría, impresos en mi alma y aun aquellos de carne y sangre, en carne y sangre ana. Llevo el yugo de amor sobre dos cuellos, que si no fuera más que de diamante fuera rompido a cada paso delios. Cuando el cuello del cuerpo va delante, queda atrás el del alma, y cuando la pasa, cae el del cuerpo y no hay quien le levante. El uno quiere retirarse a casa, llamado de la sombra y del reposo; el otro al yermo donde el sol abrasa; el cuerpo está sediento, trabajoso; el alma harta de sosiego llena, ¿quién compondrá combate tan furioso, de suerte que, derecha la melena, cuerpo y alma camrnen con templanza por la carrera para entrambos buena? Y si hallaren muerta la esperanza, y a la fe, siempre viva, que la llora, juntos alaban a la confianza. ¿Mas quién podrá tan alta paz, señora, entre dos enemigos tan contrarios, que con lo que uno sana, otro empeora? /jjl29r)/ Estos combates son tan ordinarios, que los dones del alma escarnecidos, me son también mortales adversarios. Los deleites del cuerpo no cumplidos, los del alma turbados con engaños, y los inconvinientes tan unidos. Bien sé que el solo medio de estos daños fuera apartarse deste cuerpo esta alma, puniendo fin a mis cansados años. Aquella fuera generosa y alma vida del cuerpo, cuando en tierra vuelto, libre dejara al espíritu la palma, que como es el autor del mal revuelto, y el alma está bañada en sus zozobras, la vida es furia de enemigo suelto.

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¡Oh tú que a todas las potencias sobras de bien y mal! ¡Tu poderosa mano estampe en mí la fUerza de tus obras, que de este trance y cautiverio insano, destatristeza, deste mal terrible, podrás dejarme libre, alegre y sano! A ti sola ha dejado amor posible, que aquesta piedra de mi gran cuidado hagas, sobre estas rocas, inmovible. Y estas navajas con que el tierno lado abre la rueda de mis fantasías, sean rotas y mi cuerpo desatado. Y esta águila infernal que tantos días me halla en este monte de sospechas, 4129v]! no sepa más a las entrañas mías. Y estas aguas y frutas tan ahechas a burlar por momentos al deseo, dejen mi sed y hambre satisfechas. Mil continuos estorbos ya los veo, y otros más de creer dificultosos, por mi corta ventura, mas los creo. Ojos abiertos, pechos enconosos, tu gran beldad, mis ricas intenciones cercadas de legiones de envidiosos. Bien imagino yo que si te pones a querer tropellar dificultades irás segura en carros de leones. Bien tienes entendidas mis verdades, y que en mi son llanezas conocidas las que en mil otros son curiosidades. Bien sabes que quisiera tantas vidas cuantas momentos vivo por contallas por muy ganadas en tu amor perdidas. Y bien sé yo que en mi rudeza hallas ingenio soberano para amarte; y sabes que te escucho aun cuando calles. Entiendes que me huyo por buscarte, y alguna vez tan me dejas, que pierdo la esperanza de hallarte. Conoces, claramente, que mis quejas llevan puro dolor sin artificio, y con descuido, mi cuidado aquejas. Mis ojos ven que el principal oficio 4130r]/ que, sustentando el cuerpo, al alma honra, es no faltar los dos de tu servicio. Y ven los tuyos, vueltos a mi honra, que el rato que sin ellos me Imagino tengo el alma y la vida por deshonra. Alguna vez creciendo el desatino a fUerza del pestífero veneno,

504 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

matarme o despeflarme determino. Acoge ¡oh mar! en tu sagrado seno estabarquilla62 que a tu golfo enviste, porque se alabe de algún día sereno. Esos divinos nortes que escogiste de la primera inaccesible lumbre, para alegrar al navegante triste. Muéstrense en esa soberana cumbre, bincha la vela el viento fuvorable contra la calma desta pesadumbre. Deje el cuidado el remo incomportable, y estotras jarcias de trabajos llenas tórnense en ejercicio saludable. Cántenme tus dulcísimas Sirenas que, vencida del sueño mi barquilla, y a voluntad la sangre de mis venas, si tú, Neptuno, a mi frvor se hunillía, aumentarás tus obras y mi suerte librando en tan heroica maravilla, a quien te ofrece el alma, de la muerte. Aunque Siralvo en sus versos iba mezclando ¡[130v]! tristeza, su corazón contento estaba, pero como pocas veces hallaremos un alegre sin un triste, Pradelio que menos dormía, le ffie buscando entre todos y le dio cuenta de la poca que ya Filena tenía con él. Antes le era tan contraria que a sus mismos ojos no se hartaba de fuvorecer a Mireno, y hablándola él no le había respondido. Esto decía con tanto dolor y enojo que casi quería reventar, y mientras Siralvo procuraba consolarle, ya los pastores y ninfas, viendo pasada la hora ardiente de la siesta, iban buscando la clara fuente y el manso arroyo, a una parte del cual llegaron las tres más herniosas del gremio de Diana; era la una Fílida, diosa en los montes, la otra Filis, dehesa en las selvas, la otra Clon, ninfa en el río. Con ellas estaba Silvia y Filardo, Filena y Mireno, entreteniéndose en dulces pláticas y suaves canciones. También llegaron Siralvo y Pradelio, uno de placer y otro de pesar incitados, y no faltaron los dos caudalosos y apuestos rabadanes Cardenio y Mendino. Gran cosa se había juntado si Pradelio no llegara, porque de los once sólo él dejaba de estar contento, y mirando la sin par Fílida la agradable compaflia, escogió al triste para que cantase, mas viendo Siralvo que no estaba para cantares, lo desculpó con Fílida y rogó a Filardo que lo hiciese, el cual, los ojos en la graciosa Silvia, tocó la lira y comenzó a cantar así al sonde ella:63 /113 Ir]!

62 Vuelvea utilizar la imagen del barco o de la nave, en este caso, para representarse él misma (vid. Manero Sorolla, op.cit., p. 210 y Ss.). 63 Propiciade esta manera una nueva intercalación de poesías que corren a cargo de cada pastor. A estos, según su situación personat, se les asigna una u otra temática, aunque hay que tener en cuenta que

505 - EL PASTOR DE I4LIDA

FILARDO64 Tus ojos, tus cabellos, tu belleza, soles son, lazos de oro, gloria mía, que ofuscan, atan, viste de alegría el alma, el cuello, la mayor tristeza.

Fuego, no siente el alma tu aspereza; yugo, no teme el cuello tu porfía, que bastante reparo y osadía concede amor en tanta gentileza.

Rabia que por mis venas te derramas, oro que a servidumbre me condenas, beldad por quien la vida se asegura.

Pues soy un nuevo Fénix en las llamas, y hallo libertad en las cadenas, amo y bendigo tanta hermosura. En extremo contenté a todos el soneto de Filardo, pero más a Silvia y menos a Mireno, que invidioso de verla tan loada, sin que nadie le rogase sacó el rabel, y vuelto a Filena, presumió de igualarla de este modo: MIRENO65 Sale la aurora de su luz vertiendo las mismas perlas que el oriente cría; váse llenando el cielo de alegría; váse la tierra de beldad vistiendo.

Las claras fuentes y los ríos corriendo; las plantas esmaltándose a porfía; ¡[13 lv]/ las avecillas saludando el día, con armonia la nueva luz hiriendo,

y esta aurora gentil, y este adornado mundo de los tesoros ricos, caros, que el cielo ofrece, con que al hombre admira, predominan los de quejas por ausencia, despecho o no correspondencia, o los dedicados a los ojos o a otras partesque indiquen la belleza de la amada. “Soneto de estructura clásica en el que intentajugar con los versos correlativos. No consigue la correlación perfecta, pues al aranque del primer cuarteto, no corresponde en el segundocon miembros correlativos. Gálvez de Montalvo no es capaz de mantenerla correlación que queda diluida en los dos tercetos siguientes. El abigarrado comienzo de laplurimembración sepierde en el cierre del soneto que queda limitado a tres únicos miembros, ya surgidos desde el verso 5 y que se reduce a la imagen del tego (llamas; yugo/cadenas;amor/hermosura). Para esteasunto véase O. Alonso, “Versos correlativos y retórica tradicional”, Revista de Filología Espaflola, 28(1944) (p. 139-153). 63 Sigue este soneto elmismo esquema clásico del anterior y es la primenmuestra de una descripción de un amanecer como los que recogen Liday Riley en sendos artículos ya mencionados. Aquí, por otro lado, se entremezcía lacomparación de este fenómeno natural con los ojos de la amada en recuerdo del madrigal de Cetina (véase Avalle-Arce, “Gutierre de Cetina, Gálvez de Montalvoy Lope de Vega”, Nueva Revista de Filología Hispánica, 1(1951) (ji. 411-414).

-506- LUIS GALVEZ DE MONTALVO

es miseria y tristeza, comparado a la belleza de tus ojos claros, cuando los alzas a mirar sm ira. Ya le pareció a Pradelio que perdía de su punto si a vuelta de aquellos sentimientos dulces no sonaba el amargo suyo, y pidiendo a Siralvo que tocase la zampoña, los ojos y el color mudados, la acompañé diciendo: PRADELIO66 Mientras la lumbre de tus claros ojos estuvo en el oriente de mi gloria, entendimiento, voluntad, memoria ofrecieron al alma mil despojos.

Mas después que siguiendo tus antojos, a gente extraña fue su luz notoria, es mi rico tesoro pobre , mis blandos gustos ásperos enojos.

Vuelva ya el rayo a su lugar usado, pero no vuelva, que una vez partido, no puede ser que no haya sido ajeno.

Mas jay, sol de mi alma deseado! vuelve a mis ojos que una vez venido, mi turbio día tomarás sereno. /[132r)/ A este soneto hizo Filena tan mal semblante que Pradelio se arrepintió de haber cantado, y aun de ser nacido, pero las ninfas que con gran gusto oían sus contiendas, pidieron que cantasen las pastoras. Ellas respondieron que aún faltaban pastores por cantar, y en haciéndolo ellos, ellas lo harían. Agradó a Clon la respuesta, y tomando a Filena la lira, la dio a Mendino, el cual, los ojos en Filis, dijo sin más excusa: MENDINO67 Ponen Filis en cuestión mi corazón y mis ojos, ¿cuál goza de más despojos, los ojos o el corazón?

Los ojos dicen que os vieron, y de vuestro grado os ven,

~ Vuelve a repetir el mismo esquema de los anteriores sonetos. Dedicado a los ojos en comparación con los otros semueve dentro del gusto tradicional de Gálvez de Montalvo, el cual se sirve de la forma italianizante para expresar una ideología inclinada del lado cancionenil. 67 El tema de los ojos vuelve a aparecer en esta letra cuyo estribillo se forma de una redondilla seguida de cuatro coplas castellanas que en la segunda redondilla repite lailma del estribillo. Es la forma típica en que Gálvez de Montalvo construyeestas poesías que están deiitro del estilo de la poesía de cancionero.

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y que del presente bien la primera causa fueron. Prueba en la misma razón el corazón a los ojos, que gozarán más despojos los ojos del corazón.

“Poco importa más testigo”, dicen los ojos, “que a ti”, dice el corazón, “ni a mí de lo que tengo conmigo”. No les niega su razón, el corazón a los ojos, ¡[130v]! no le nieguen sus despojos los ojos al corazón.

Su contienda es por demás, pues todos llevan victoria, estando llenos de gloria, sin que a nadie quepa más. Mas viva la presunción del corazón y los ojos, por ser de quien son despojos, los ojos y el corazón.

Son estos competidores flacos, aunque liberales, que en efecto son mortales, y hánlo de ser sus favores, si pone al alma el bastón entre corazón y ojos, verán eternos despojos los ojos y el corazón. Contenta quedó Filis de la canción de Mendino, de manera que no lo pudo disimular, y por pagar a Clori en su moneda, tomó la lira, y diósela a Carderijo, el cual aunque menos músico que enamorado, ansi enmendó lo uno con lo otro: CARDENIO68 Por mirar vuestros cabellos, quitóse la venda Amor, y estuviérale mejor, ¡[13 3r]/ dar otro nudo y no vellos. Quitósela no entendiendo lo que le podía venir, valiérale más vivir

~ Dedicada a los cabellos de su amada esta letra tiene la misma formaque la anterior con una redondilla como estribillo y cuatro coplas castellanas que repiten Jarima del estribillo en su segunda redondifla.

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deseando que muriendo. Pues fue de los lazos bellos atado con tal rigor, que se le tomó dolor toda la gloria de vellos.

Entenderá desta suene que fue grande devaneo dar armas a su deseo, con que le diese la muerte. Voluntad de conocellos, fuera su pena mayor. Mirad si será peor perder la vida por ellos

Hizo sus ojos testigos de tan alto merecer, y dio su mismo poder victoria a sus enemigos, que si con estos cabellos, quitó mil vidas amor, vengáranse en su dolor los que padecen por vellos.

Quiso ver con qué prendía, y sus redes le prendieron, y a herirle se volvieron las flechas con que hería. /[133v]/ Quedar cautivo de aquellos cabellos fue gran honor, pero fliérale mejor adorallos y no vellos. Cuando Cardenio acabó su canción, ya Siralvo tenía la zampoña en la mano, y mientras las ninfas alabaron el pasado canto, leyó él, en los ojos de Fílida, el presente: SIRALVO69 Fílida, tus ojos bellos al que se atreve a mirallos, muy más fácil que alaballos, le será morir por ellos. Ante ellos calla el primor, rindese la fortaleza, porque mata su belleza y ciega su resplandor.

Son ojos verdes, rasgados,

69 En coplas castellanas se vuelve a tratar el asunto de los ojos de Filida y en la aparición de Cupido recuerda el capítuloen tercetos encadenados cantado por Belisa en la segunda parte. Allí como aquí el amor se sometía a la belleza de Fílida y le entregaba las armas de amor sustituyéndolas por sus ojos.

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en el revolver suaves, apacibles sobre graves, mañosos y descuidados. Con ira o con mansedumbre, de suerte alegran el suelo, que fijados en el cielo no diera el sol tanta lumbre.

Amor, que suele ocupar todo cuanto al mundo encierra, ¡II 134r]/ señoreando la tierra, tiranizando la mar, para llevar más despojos sin tener contradicción, hizo su casa y prisión en esos hermosos ojos.

Allí canta y dice: “Yo ciego fui, que no lo niego, pero venturoso ciego que tales ojos hallo que, aunque es vuestra la victoria, en dárosla fui tan diestro que, siendo cautivo vuestro, sois mis ojos y mi gloria”.

“El tiempo que me juzgaban por ciego, quiselo ser, porque no era raa5n ver si estos ojos me faltaban; será ahora con hallaros esta ley establecida, que lo pague con la vida quien se atreviere a miraros”.

Y con esto, placentero, dice a su madre mil chistes: “El arquillo que me distes, tomáosle, que no le quiero, pues triunfo siendo rendido de aquestas dos cejas bellas, haré yo dos arcos dellas ¡[134v]! que al vuestro dejen corrido”.

“Estas saetas que véis, la de plomo y la dorada, como herencia renunciada, buscad a quien se las déis, porque yo de aquí adelante podré con estas pestañas

-510- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

atravesar las entrañas a mil pechos de diamante”.

“Hielo que dejatemblando; fuego que a la nieve enciende; gracia que cautiva y prende; ira que mata rabiando, con otros mil señoríos y poderes que alcanzáis, vosotros me lo prestáis, dulcísimos ojos míos”.

Cuando de aquestos blasones el niño amor presumia, cielo y tierra parecía, que aprobaban sus razones, y él dos mil juegos haciendo, entre las luces serenas, de su pecho a manos llenas amores iba lloviendo.

Yo que supe aventurarme a vellos y a conocer, no todo su merecer, mas lo que basta a matarme, /[135r]/ tengo por muy llano ahora, lo que en la tierra se suena que no hay amor ni hay cadena, mas hay tus ojos, señora. No cesara con esto el cantar de los pastores, porque Silvia y Filena también cantaran, si las ninfas no oyeran señal en el templo que las forzaba a ir allá, y ansi con gran amor, despedidas de los pastores por no serles permitido ir esta vez con ellas, por el mismo orden que primero, volvieron a visitar a la casta diosa, y los pastores y pastoras, que eran muchos y en diferentes ejercicios repartidos, dejando la floresta, unos con placer y otros con pesar, tomaron el camino de sus ganados. Cardenio, Mendino y su mayoral Siralvo tales iban como aquellos que se apartaban de su propria vida y contento. Filardo, Alfeo y Mireno estos sí que llevaban consigo todo su bien y descanso, pero el más contento de todos era Sasio, que supo allí que Silvera era venida al Tajo, y el más triste de los tristes, Pradelio que a rienda suelta Filena no sólo le negaba sus favores, pero olvidada de la estimación que le debía, le iba escarneciendo.

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Tal llegó Pradelio a la ribera que sus enemigos se pudieran lastimar y, viendo que la causa estaba tan lejos de hacerlo, determinó partirse70 y dejarse el ganado perdido, como él lo iba. Y aquella misma noche sin dar parte a amigos ni parientes, solo sin guía dejó los cam/[135v1/pos del Tajo, con intención de pasar a las islas de Occidente, donde tarde o nunca se pudiese saber de sus sucesos, y para testigo de su apartamiento, llegando a la cabaña de Filena en la corteza de un álamo que junto a ella estaba, dejó escrita esta piadosa despedida: PRADELIO7’ Ya que de tu presencia, cruel y hermosísima pastora, parto por tu sentencia, la desdichada hora que, con tanta razón, el alma llora,

queriendo ya partirme de cuanto me solía dar contento, habré de despedirme, dando en tanto tormento, mis esperanzas y ¡ni lengua al viento.

Adiós, ribera verde, do muestra el cielo eterna primavera, que el que se va y te pierde, su partida tuviera por muy mejor, si de la vida fuera.

Adiós, serenas fuentes, donde me vi tan rico de despojos, que si quedáis ausentes, presentes mis enojos, me dan otras dos frentes de mis ojos.

Adiós, hermosas plantas, adonde dejó el rostro soberano, ¡[1364/ con excelencias tantas,

70 Pradelio con esta actitud y su determinación de abandonar laribera delTajo practica lo que momentos antes Amaranta le había dicho sobre el enamorado no correspondido y su obligación de no importunar al amado. Ahora bien, esta conclusión es extremosa en un joven que, como Pradelio, decide desaparecer en lo que podría interpretarse comouna suerte de suicidio simbólico. Aparte que como dice Ficino (op.cit., p. 44) “quien no ama al amante ha de su acusado de homicidio”. Sobre el suicidio en la literatura del Siglo de Oro véase 0.11. Oreen, EspaFiay la tradición occidental, III, Oredos, Madrid, 1969, p. 237-259) apunta que son“contadísimas las obras que presentan el suicidio sin condenarlo o atenuarlo” (p. 258) y entre las obras pertenecientes algénero pastoril solamente mencionael suicidio frustrado que aparece en la Diana enamorada (¡,. 253). ~‘ La despedida del pastor está en liras(aBabfl) y se sirve de la escritura en lacorten del álamo, larga tradición que estudiaD. Devoto en “Las letras en el árbol (de Teócrito a Nicolás 0livari~’, Nueva Revista de Filología Hispánica. 36(1988) (ji. 787-852).

-512- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

que todo el siglo humano celebrará las obras de mi mano.

Adiós, aguas del Tajo, y ninfas dél, que en el albergue usado sentiréis mi trabajo, pues el cantar pasado en tristeza y en llanto se ha trocado.

Adiós, laurel y yedra, que fregando uno en otro os encendía; adiós acero y piedra, de do también salía el fuego que ya va en el alma mia.

Adiós, ganado mío, que ya fbi por tu nombre conocido, mas ya por desvarío del hado endurecido, tu nombre pierdo, pues que voy perdido.

Adiós, bastón de acebo, que conducir solías mis ganados, pues los que ahora llevo de penas y cuidados, de fortuna y amor serán guardados.

Adiós, mastines fieros, bastantes a vencer con vuestras mañas, los lobos carniceros, antes que yo las sallas de aquella que se ceba en mis entrañas.

Adiós, espejo escaso, ¡[136v]! donde sólo se ve lo pobre y viejo, pues fuera duro caso mirarse el sobrecejo, faltando al alma su más claro espejo.

Adiós, caballa triste, que en el tiempo pasado más copiosa de gozo y gloria fuiste, ya sola y enfadosa, sierpes te habitarán que no otra cosa.

Adiós, horas pasadas, testigos aquel tiempo de victoria, que si debilitadas perdistes ya mi gloria no os perderá por eso mi memoria.

-513- EL PASTOR DE FUSDA

Adiós, aves del cielo, que no puedo imitar vuestra costumbre. Adiós, el dios de Delo que tu sagrada lumbre fuera de aquí no quiero que me alumbre.

Adiós, adiós, pastores, adiós, nobleza de la pastoría, que sin otros dolores turbará mi alegría dejar vuestra agradable compaflia.

Adiós, luz de mi vida, Filena ingrata, en tan mortal quebranto cese mi despedida, porque el dolor es tanto que se impide la lengua con el llanto. /[137r]¡

-514- LUIS G LVEZ DE MONTALVO

SEXTA PARTE DEL PASTOR DE FILIDA Posible cosa será que mientras yo canto las amorosas églogas, que sobre las aguas del Tajo resonaron, algún curioso me pregunte entre estos amores y desdenes, lágrimas y canciones, ¿cómo por montes y prados tan poco balan cabras, ladran perros, aúllan lobos? ¿Dónde pacen las ovejas? ¿A qué hora se ordeñan? ¿Quién les tinta la roña? ¿Cómo se regalan las paridas? Y finalmente, todas las demás importancias del ganado. A eso digo que, aunque todos se incluyen en el nombre pastoral, los rabadanes tenían mayorales, los mayorales pastores y los pastores zagales que bastantemente los descuidaban. El segundo objeto podrá ser el lenguaje de mis versos; también darán mis pastores mi desculpa con que todos ellos saben que el ánimo del amado mejor se mueve con los conceptos del amador que con las hojas de 1<] s árboles. La tercera duda podrá ser si es lícito donde también parecen los amores escrit~ ,s en los troncos de las plantas, que también haya cartas y papeles, cosa tan desusada entre los silvestres pastores. Aquí respondo que el ¡[137v]! viejo Sileno merece el premio o la pena, que como vido el trabajo con que se escribía en las cortezas, invidios< de las ciudades, hizo molino en el Tajo donde convirtió el lienzo en delgado papel y d e las pieles del ganado hizo el raso pergamino, y con las agallas del robre y goma del ciiuelo, y la carcoma del pino, hizo la tinta y cortó las plumas de las aves, cosa a que los más pastores fácilmente se inclinaron. De esta arte podría ser que respondiese a ca into se me culpase, mas ya que yo no lo haga, no faltará en la necesidad algún discreto y benigno que vuelva por el ausente,’ confiado en lo cuál prosigo; que la ausencia de Pradelio se sintió generalmente en el Tajo, porque era bueno el pastor para las veras y las burlas, bastante para amigo y

‘Quizá sea este el pasajemás citado por la crítica cuando se tral de hablar del libro de Luis Gálvez de Montalvoy es,justamente, el que utiliza Avalle-Arce (op.cit., p. 147-148) para explicar,no el conflicto 8. S. Arredondo entre ficción y realidad, sino la tensión creada entre mito pastorí y anécdota vivida M (“Lascríticas a los libros de pastores: de la ironía a laparodia”, Dicenda. Arcadia. Estudios y textos dedicados a F LópezEstrada, 6 (1987), p. 349-358) incluso cor sidera que este fragmento, junto con otros dos al final de la cuarta partey al comienzo de la quinta, st n muestras patentes de la ironía del autor matizando el concepto que de burla cínica tiene sobre el mismo >asaje E.C. Riley (Teoría de la novela en Cervantes, Taurus, 1989, p. 64). Evidentemente, todo esto es cie to, pero creo que Gálvez de Montalvo no es solamente ini autor que se sirve de la ironía y cínicamente des ruye el ideal arcádico. La proyección subjetiva de supropia vida tiene aquí un pesoespecífico superiol al que puede soportar elmolde convencional del género. Con ironía o sin ella, Gálvez de Monta yo no quiere dejar sin explicación lo que las convenciones narrativas de la pastoril le obligan a hacer, perc es conscienteque el molde usadono resiste el otro ámbito del que ély su historia proceden: el social. In alguna medida estádetrás la necesidad dejustificar por medio de la verosimilitud lo quede ot •o modo resulta imposible de creer. En estos momentos es cuando Gálvez de Montalvo pretende salvar 1 componente de idealismo del mito en el reajuste que intenta hacer con lo verosímil probable de la reali lad vivida y así dar consistencia, autenticidad a sumito personal, el que él trata de salvar en un marco ficticio pero pleno de la verdad vivida.

-515- EL PASTOR DE FILADA enemigo, hombre de verdad y virtud, y de nunca vista confianza, pero sobre todos lo sintió Siralvo, que en muchas cosas le tenía probado. Lloraron sus nobles padres Vilorio y Pradelia; cubrieron sus cabellos de oro las dos hermosas hermanas Armia y Viana;2 y la misma Filena causa de la partida, bañó sus ojos en llanto, en presencia del nuevo amor Mireno. Tal tÚerza tiene la razón que el que la niega con la boca con el alma la confiesa.3 Guíe el cielo a Pradelio que donde quiera que vaya amigos hallará y patria, quizá más favorable que la suya y, vueltos a los que quedan, sabed que los dos cau/[138r]/da]osos rabadanes, Mendino y Cardenio, y el pastor Siralvo quedaron de esta fiesta de Diana tan desaficionados de los campos, tan enemigos de sus chozas y tan sin gusto de sus rabaflos que, a pocos días, ordenaron desampararlo todo y buscar sólo su contento.4 Y entrando en acuerdo sobre el orden que tendrían, a Cardenio le pareció que en el bosque del pino, hacia la falda del monte se edificase un albergue ancho y cubierto de rama, donde apartados del concurso de la ribera pudiesen expender las horas a su gusto. No le pareció a Mendino que el lugar era seguro para esto, antes seria fácilmente barruntado su propósito por ser aquella parte visitada muchas veces de las ninfas, a lo cual dijo Siralvo de esta suerte:

- Yendo por el cerrado valle de los fresnos hacia las frentes del óbrego, como dos millas de allí, acabado el valle, entre dos antiguos allozares, ¡nana una frente abundantisima, y a poco trecho se deja bajar por la aspereza de unos riscos de caída extraña, donde por tortuosas sendas fácilmente puede irse tras el agua, la cual en el camino va cogiendo otras cuarenta frentes perenales que, juntas con extraño ruido, van por entre aquellas peñas quebrantándose, y llegando a topar el otro risco soberbias le pretenden contrastar, mas viéndose detenidas, llenas de blanca espuma tuercen por ¡[138v]! aquella hondura cavernosa como a buscar el centro de la tierra; a pocos pasos,

2 Bajo estos nombres en anagrama, Mayáns y Siscar cree que se ocultan doña María de Cardona, tercera hija de D. Fernando, segundo Duque de Cardona y de doña Francisca Manrique, y su hermana doña Juana de Cardona, la hija mayor de estos mismos; Armia y Viana, respectivamente, serían las hennanas del conde de Prades, don Luis Ramón Folch de Cardona (par. 93, p. LXXII) que se ocultaría bajo la identidaddel pastor Pradelio, algo que pone en duda Menéndez Pelayo (op.cit., p. 329). De tal manera en la oscuridad sendas identidades. En la actitud de Filena se transparenta eljuicio de Ficino (op.cit., p. 4.4). “Quizá la ironía anterior del comienzo de esta partequede matizada por la decisión de estos pastores desaficionados de un ambiente que en cuanto a servicios nada tiene que envidiar a la corte. Y con la corte vendrían otros muchos vicios de los que secontaminaría el espaciobucólico del que ahorapretenden partir. La ironía de Gálvez de Montalvo parece apuntar en varias direcciones y una de ellas podría su hacia la convención del género desde el plano social, no desde el interior de su propia narración. Es decir, Gálvez de Montalvo intentarla proteger su relato de los mismos dislates que le confieren un peculiar aspecto por no ser capaz de inventar y descubrir una nueva dimensión literaria en la que recrear su mito individual, y lo que hace es destruir y reconstruirel idealismo bucólico desde su perspectiva de cortesano humanista.

-516- LUIS GALVEZ DE MONTALVO en lo más estrecho está una puente natural, por donde las aguas, pasando casi corridas de verse ansi oprimir, hacen doblado estruendo, y al fin de la puente hay una angosta senda que, dando vuelta a la parte del risco, en aquella soledad descubre al mediodía un verde pradecillo de muchas fluentes, pero de pocas plantas y entre ellas de viva piedra cavada está la cueva del mago Erión, albergue ancho y obrado con suma curiosidad. Este es el solo lugar que os conviene, porque el secreto de él es grande y el apartamiento no es mucho.5 ¿Qué podréis allí pedir que no halléis? Todo está lleno de caza y de frescura y, aunque es visitado continuamente de las bellas ninfas, no es lugar común a todos como el bosque del pino. Pues la compañía de Erión seros ha muy agradable. Este sabe en los cielos desde la más mínima estrella hasta el mayor planeta su movimiento y virtud; en los aires sus calidades y en las aves de él y alimañas de la tierra lo mismo; en la mar tiene flierza de enfrenar sus olas y levantar tempestades, basta poner sobre las aguas las arenas; ¡a división de las almas irracionales y la virtud de la inmortal con proflhndísimo saber. Pues llegado a los abismos, las tres Ilirias a su canto: Alecto tiembla, Tesifon gime y Megera se humilla; Plutón le obedece y /[139r]/ los dañados salen a la menor de sus voces. Pues de las penas de amor, sin yerba ni piedra, con solo su canto hace que ame el amado o aborrezca el aborrecido y, si le viene la gana, vuelto en lobo se va a los montes y hecho águila a los aires; tomado pez entra por las aguas y convenido en árbol se aparece en los desiertos. No tiene Dios desde las aguas del cielo a las ínfimas del olvido cosa que no conozca por nombre y naturaleza.6 No es de condición áspera ni de trato oculto, aUl recibe a quien le busca y remedia a quien le halla. Aquí podemos irnos que en probarlo se pierde poco y yo sé que el ser bien recibidos está cierto.

A lo dificultoso delacceso, el paraje une todos los aspectos que Gálvezde Montalvo ha conferidoa sus espacios arcádicos. Al ámbito natural se suade loartificioso de su descripción mostrando una vez más la fuerte interrelación entre arte y naturaleza (véase Darst y Tayler, op.cit.). La dificultady la artificiosidad natural del lugar están orientadas, por otro lado, a la presentación del segundo de los magos que pueblan laribera y que a juicio de F.A. de Armas (op.cit., p. 352)enmarcan lanarración. Además, en este segundo caso sealcanza la pefección del poeta pastor “wbose love and artare closest to the truthfld simplicity of te golden age, a myth that arises ftom te depts ofte inner sel?’. 6Análogamente al mago Sincero, los poderes delmago Erión son mucho más detallados en su exposición. Esto demuestra lo que estaba implícito en el primero y por eso Armas (op.cit., p. 351) considera que la figura de estemago-astrólogo con poderes sobrenaturales, entre los que está la licantropía y el dominio sobre el infierno, está en contacto con las fuentes de lacreatividad, las cuales se manifiestan más allá de lo puramente relacionado con lamagia para adentrarse en los reales del arte. Aparte parece que Gálvez de Montalvo se inspira paradescribir estos poderes mágicos en los de lamaga o vieja “maestra di magichí artiflci” de la Prosanovena del libro de Sannazaro. Sobre la presencia de la figura del mago en lanovela pastoril véase, B. Mujica, “The wizard in te Spanish Pastoral Novel”, Homenaje a Hunber¡o P113.era, Playor, Madrid, 1979 (p. 179-185).

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Cardenio, como de la ribera había estado tanto tiempo ausente, quedó admirado del gran saber del nuevo Erión, pero Mendino que de él y de su estancia tenía mucha noticia, aunque pudiera desde el mago Sincero estar escarmentado, fácilmente dando crédito a sus loores, determinó que le buscasen el siguiente día, por poner aquel en cobro lo que les importaba dejar, que fúe fácilmente hecho y, recogiéndose a las cabañas de Mendino, pusieron orden en la cena que tite de mucho gusto, y al Fm de ella no faltó quien se le acrecentase, porque vinieron Batto7 y Silvano, pastores conocidísimos, ambos nobles, ambos mozos y ambos de grande habilidad a buscar juez a ciertas dudas que Batto sentía de versos dc Silvano. Y el juicio de Si/[139v1¡ralvo fue que si todos los poetas fresen calumniados pocos escaparían de algún objeto, y colérico Silvano en un momento puso mil a Batto y de razón en razón se desafiaron a cantar en presencia de aquellos pastores. Pero pareciéndoles la noche blanda y el aire suave se salieron juntos a tomarle y oírlos a la fresca frente, donde sentados sacaron la lira y el rabel a cuyo son ansi cantó Silvano y así tite Batto respondiendo: SILVANO BATTO8 Dime, que Dios te dé para un pellico, ¿por qué te traes tan mal vestido, Batto, presumiendo tu padre de tan rico? BATIO Porque el pastor de mi nobleza y trato no ha menester buscarlo en el apero, que una cosa es el hombre y otra el hato. Mas dime, ese capote dominguero, ¿quién te le dió? ¿Quizá porque cantases en tanto que él comía, compañero? SILVANO Si a quien yo le cante tú le bailases, yo sé, por más de rico que te alabes, site diese otro a ti que le tomases. Mas, ¿por qué culpas tales y tan graves de Lisio,9 traes sus rimas desmandadas

Para la identidadde este personaje Dámaso Alonso tiene un artículo, “El Rano de LI Pastorde Filida”, Nueva Revista de Filología Hispánica, 24 (1975) (p. 235-341), donde lo identifica con eltraductor de Os Lisiadas Benito Caldera y cuyo nombre poético era el de Batto. ~En esta composición polimétrica Gálvez de Montalvo demuestra su capacidadvirtuosistica en una abigarradamezcla de tercetos encadenados que alternan con endecasílabos de dma encadenada, seguidos por una variedad de combinaciones métricas y de rima que conforman diversas canciones de tono, eminentemente, lírico. Además aparece una graciosa muestrade versos esdrújulos tan poco comunes en la líricarenacentista, sobre los cualesE. Buceta, tiene un artículo (“Una estro& de dma interior esdrújulaen ElPastor de Fitidd’, Romanic Review, 11(1920), p. 61-64) y A. Sánchez Robayna otro, (“Algo más sobre los esdrújulos”, Cuadernos Hispanoamericanos, n0 502 (1992), p. 73-81). Por otra parte, entre insultos y desaflos los contendientes desembocan en una críticaliteraria que guarda cierto paralelocon la que ya mantuvieron los pastores en la cuarta parte, salvo que en estecaso ladiscusión se lleva a cabo a través del canto en el que domina el estilo italianizante, y además se llegan a conclusiones concretas. Teoría y práctica aparecen enfrentadas a lapar que combinadas en dificil armonía.

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de lengua en lengua que ninguna sabes? /[140rJ/ BATTO Calla y sabrás. ¿No ves cuán aprobadas del mundo son las mías y la alteza de mis líricas odas imitadas? Tú tienes portesoro tu pobreza, y silo es, está tan ascondido que para descubrirle no hay destreza. SILVANO Pastor liviano, ¿en qué libro has leído que de ti pueda nadie hacer caso, si no estuviese litera de sentido? El franco Apolo lite contigo escaso y por hacerte de sus paniaguados no te echaran a palos del Parnaso. BATTO De eso darán mis versos levantados el testimonio, y de mi poesía, sin ser como los tuyos acabados En diciendo fineza e hidalguía, regalo, gusto y entretenimiento, diosa, bizarro, trato y gallardía. SILVANO ¡Oh qué donoso desvanecimiento de esos vocablos uso, Batto mío! Porque son tiernos y me dan contento. Pero las partes por do yo los gulo son tan diversas todas y tan buenas, que ellas lo dicen, que yo no porfio. /(140v]! BATTO ¿Sabes lo que nos dicen? Que van llenas de muy bajas razones su camino, y si algunas se escapan son ajenas. Y no hurtas, Silvano, del latino, del griego, del francés o del romano sino de mí y del otro tu vecmo. SILVANO Si tu trompa tomases en la mano, que la de Lisio apenas lo hiciste, ¿qué son harías, cabrerizo hermano9 Para vaciarla el sueño no perdiste, para cambiarla, si, que no bailaste otro tanto metal como fundiste.’0

~>U. Alonso (op.cit., p. 235-236) cree que bajo este nombre poético se representa alpoeta Luis de Canioens, cuya obra fue traducida por Benito Caldera y de la cualhay aquí una dura críticapor la escasa o nula calidad de latraducción. lO En estos tercetos detecta, nuevamente, U. Alonso (op.cit., p. 236) una alusión a la traducción de Caldera en laque se censura el vano esfuerzo empleado para el pobre resultado obtenido. Sigue Alonso exponiendo cómo en esta crítica Gálvez de Montalvo sigue de cerca los conceptosexpuestos por Pedro Lainez en laepístola en prosa de los preliminares de la traducción de Caldera y cambia lo que en Lainez era una alabanzapor una censura &• 237).

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BAlTO Basta que tú en la tuya granjeaste de crédito y honor ancho tesoro; mas dime si en mis rimas encontraste la copla ajena entera sin decoro, o espuelas barnizadas de gineta con jaez carmesí y estribo de oro. SILVANO Descubriréte a la primera treta tu lengua sin artículos, defecto digno de castigar por nueva seta. Tu nombre es piedratoque y, en efeto, usando descubrir otros metales el miserable tuyo te es secreto.” ¡[14h11 BAlTO ¡Oh tú que con irónicas señales, cansas los sabios, frunces los misérrimos, viviendo por pensiónde los mortales! SIRALVO Pastores, dos poetas celebérrimos no han de tratarse ansi que es caso ilícito motejarse en lenguajes tan acérrimos. Ni a vosotros amigos oses licito ni a mi sufrirlo, y es razón legítima que ande el juez en esto más solícito. La honra al bueno es cordial epictima y los nobles conócense en la plática, dándose el uno por el otro en víctima. Aquí donde la yerba es aromática con el sonido de la fluente armónica al claro rayo de la luz Seenática. Suene Silvano vuestra lira Jónica, Batto responda el rabelejo Dórico, y duerma el Jobio con su docta crónica. Cada cuál espoeta y es histórico, y cada cuál es cómico y es trágico, y aun cadacuál gramático y retórico. Pero dejado en un cantar selvático, si aquí resuenan Lúcida y Thirrena, más mueve un tierno son que un canto mágico.’2 SILVANO Enhorabuena, pero con tal pacto si pierde Batto que esté llano y cierto /[141v]/

‘~ O. Alonso (op.cit., p.237-238) observa que estereproche de carácter lingoistico va dirigido a la traducción del portugués al español y las dificultades inherentes altrasvase de ¡os artículos en concreto. ¡2 ~Arce, (Literaturas Úalianay españolafrente afrente, Espasa-Calpe, Madrid, 1982) comenta que los tercetos esdrújulos que emplea Sannazaro ai su obra se convertirán “en un elemento inherente a la estructura de lanovela pastoril”. Sdlala, también, la pobreza de laurna esdrújulaen Lo Diana de Montemayor, frente ala mayor variedadde que se sirve Gil Polo en la suya. Aunque “emplea vocablos que no son en castellano esdrújulos” (ji 36). Nada comenta sobre Gálvez de Montalvo que demuestra con estos ejemplos una gran maestríay capacidad creativa.

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que por concierto deste desafio, ha de ser mío su rabel de pino; y si el benigno Apolo se le allana, y en él se humana para que me gane, que yo me allane y, sin desdeño o ira, le dé mi lira de ciprés y sándalos. BAlTO No hagas más escándalos, satírico, ni presumas de lírico y bucólico, con algún melancólico lunático, te precias tú de platico en poética que esté su lira ¿tica y él ético, que ¡ni rabel poético, odorífero no entrará en tan pestífero catálogo, ni en tan falso diálogo, ni cántico.’3 SIRAiLVO Si estilo nigromántico bastase a poder sosegar vuestra contienda, tened por cierto que lo procurase. O callad ambos, o tened la rienda, o poned premios, o cantad sin ellos, pero ninguno en su cantar se ofenda. SILVANO Dos chivos tengo y huelgo de ponellos para abreviar en elpresente caso, contento de ganallos o perdellos. BAlTO Pues yo tengo, Siralvo, un rico vaso que ami opinión es de ponerse dino I[142r]/ con las riquezas del soberbio Craso. El pie de haya, el tapador de pino, de cedro el cuerpo y de manera el arte que excede al precio del metal más fino. Dédalo lo labró parte por parte, tallando en él, del uno al otro polo, cuanto el cielo y el sol mira y reparte. Y cuando en tanta hermosura violo, frese por Delfos y, pasando Anfriso, dióle al santo pastor, al rubio Apolo. Y cuando al carro trasponer se quiso, el rector de la luz dejó el ganado y aqueste vaso con mayor aviso a las nin~s del Tajo encomendado; y ellas después lo dieron a Silvana, de quien mi padre fue pastor preciado, ella a él, y ¿la mi; mas si me gana Silvano, ahora quiero que le lleve.’4

13 Esta estrofa merece la atención de Buceta por representar “un caso de rinia doblemente afectada” al ir unidas la dma esdrújula con la interior o encadenada (op.cit., p.63). Y de la que SánchezRobayna (op.cít., p. 78) dice ser una variable del versoesdrújulo y “el caso más antiguo conocido en España”.

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SIRALVO Y yo juzgaros cori entera gana. Bailo a pagar y a no reñir se atreve, y tú, Silvano mio, bien te acuerdas que has prometido lo que aquí se debe. Pues fregad la resma por las cerdas, muestren las claras voces su dulzura al dulce son de las templadascuerdas. Sentémonos ahora en la verdura, cantad ahora que se va colmando de flor el prado, el soto de frescura. /[142v]¡ Ahora están los árboles mostrando, como de nuevo, un año fertilísimo, los ganados y gentes alegrando. Ahora viene el ancho río purísimo, no le turban las nieves que el lozano salce se ve en su seno proflandísimo. Descubrir vuestro ingenio mano a mano, cada cuál cante con estilo nuevo. Comience Batto, seguirá Silvano, diréis a veces, gozaráse Febo. BATTO ¡Oh rico cielo cuya eterna orden es claro ejemplo del poder divino! Haz que mis versos y tu honor concorden. SILVANO Para que deste premio sea yo dino en mis enamorados pensamientos, muéstrame amor la luz de tu camino. BATTO Lleven los frescos y suaves vientos mil dulces versos a la cuarta esfera pues ama el mismo Apolo mis acentos.’5 SILVANO Dichoso yo si Lúcida estuviera tras estos verdes ramos escuchando, y oyéndose nombrar me respondiera.’6 BATTO’7 Pues no me canso de vivir penando la que me está matando, /[143r]/

‘~ Para esta écfrasis JO. Fucilla (“Sobre la Arcadia de Sannazaro y ElPastor de Filuda de Montalvo”, p. 75) recuerda los versos 21-27 de la Égloga Nona de la obra del napolitano, donde aparecen apuestas semejantes a la que hacen Batto y Silvano aquí; aunque luego trae a colación la Bucólica Tercera de Virgilio como fuente original donde seda una descripción análoga de unas copas de madera de haya hechas porAlcimedón. ‘~ Fucilla (op.cit.. p. 75) cree que esta parte final del exordio de Batto coincidecon el “Et me Phoebus amat...” del exordio de Menalcas en la Bucólica tercera de Virgilio. ‘6Con estos tercetos que actúan a manera de introducción se da paso a una serie de estructuras poéticas muy diversas y que en forma de canto amebeo dirigen a sus amadas. ‘~ La distribución de lacima de esta primera canción es lasiguiente AaBBbc, además de que entreel último verso de cada estrofa y elprimero de la siguiente compren la misma rima.

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debría templar un poco de mi pena. Ablándate, dulcísinia Thirrena, que siendo en todo buena no es justo que te falte el ser piadosa. SILVANO Pues cuando te me muestras amorosa, Lúcida mía hermosa, más humilde te soy, seyme benina. Regala, diosa, esta ánima mezquina que mi fineza es dina de que tu gallardía me entretenga. BATTO Si quiere amor que mi vivir sostenga de Ihirrena me venga el remedio que es malo de otra parte. Mira que de mi pecho no se parte, Thirrena por amarte, un Etna fiero, un Mongibelo ardiente. SILVANO Si yo dijese lo que mi alma siente, cuando me hallo ausente de tu grande beldad, Lúcida mía, Etnas y Mongibelos helaría, porque su llama es fría con la que abrasa el pecho de Silvano. BATTO Cuando en mi corazón metió la mano, sm dejarme entendello, robóme Amor la libertad con ella, /[143vj1/ dejando en lugar della el duro yugo que me oprime el cuello. SILVANO’8 El duro yugo que me oprime el cuello por blando lo he tenido llevado del dulzor de mi deseo, por quien de amor me veo menos pagado y más agradecido. BATTO Menos pagado y más agradecido, amor quiere que muera, quiéralo él que yo también lo quiero, y veráse si muero cuanto ¡ni fe, pastora, es verdadera. SILVANO Cuanto mí fe, pastora, es verdadera, es falsa mi esperanza, porque mejor entrambas me deshagan

18 A partir de aquí cada estrofa, cuyarima ha cambiado y ha reducidoel número de versos a cmco (AbCcB), reitera en su primerverso el último de la anterior. Siguen combinando heptasílabos y endecasílabos.

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y, aunque ellas no la hagan, nunca mi corazón hará mudanza. BATTO’9 Thirrena mía, más blanca que azucena, más colorada que purpúrea rosa, más dura y más helada que blanca y colorada, si no te precias de aliviar mi pena hazlo, al menos, de ser tan poderosa que, queriendo tus ojos acabarme, con ellos mismos, puedas remediarme. /f144r]/ SILVANO Lúcida mía, en cuya hermosura están juntas la vida con la muerte, el miedo y la esperanza, tempestad y bonanza; sin duda a aquel que de tu amor no cura darás vida, esperanza y buena suerte, pues por amarte, Lúcida, me has dado la muerte, el miedo y el adverso hado. BATTO20 Di, quién recién nacido de un animal doméstico preciado, del todo está crecido, de padre sensitivo fue engendrado, mas nació sin sentido, y en esto su natura ha confirmado, después materna cura, muda su ser, su nombre y su figura. SILVANO Di tú, ¿quién en dulzura nace y, en siendo della dividida, la llega su ventura a otra cosa que tiniendo vida, muere ella y, si procura vivir, queda la otra amortecida, haciendo su concierto del muerto vivo y del vivo muerto? BAIUFO El canto se ha pasado querellándonos /11144v]/ de aquellas mhumanas que. ofendiéndonos, quedan sin culpa con el mal pagándonos. SILVANO

19 Y por último esta otra estancia de ocho versos (ABccABDD) con la que concluyen las canciones de tono más lírico. En sus comienzos Fucilla (op.cit., p. 75) dice que encuentrahuellas de laégloga seconda de la Arcadia de Samuazaro (versos 101-1 16). “Fillidamia, piúchei ligustri bianct..”y”Tirrena mia, U cui colore agguagliaIle matutine rose e’l puro latte...”. 20 Vuelve acambiar la rima y la combinación entre heptasílabos y endecasílabos (aBaBaBcC: cDcDcDeE) con lo que cierra definitivamente eljuego virtuosistico de las estrofas. Signe con unos tercetos encadenados en los que reaparecen los esdrújulos y como en los anteriores cierto aire chusco y gracioso.

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Al principio pensé que, defendiéndonos, tan solo nuestros premios procuráramos, menos deseo y más pasión venciéndonos. SIRALVO Pastores, mucho más os escucháramos, aunque en razones no sabré mostrároslo, porque de oíros nunca nos cansáramos. Ponerme yo en mis rimas a loároslo, pormás que lo procure desvelándome, no será más posible que premiároslo. BATTO Pues yo, Siralvo, pienso que premiándome saldrás de aquesa deuda conociéndote, y en tu saber y mi razón fiándome. SILVANO Yo no pienso cansarte persuadiéndote a lo que tú, Siralvo mío, obligástete, y la justicia clara está pidiéndote. SIRALVO Bailo, de tal manera sefialástete, de suerte tus cantares compusístelos, que de tu mano con tu loor premiástete. Y tú, Silvano, tanto enriquecístelos, tus conceptos de amor, que de este premio como de cosa humilde desviástelos. Por esto, sin gastar largo prohemio, /[145r]I firmen las nueve musas mí sentencia, pues sois entrambos de su ilustre gremio; iguales sois en música y en ciencia; iguales sois en arte, en voz, en gracia, ansi yo os imitan en elocuencia como en cantar vosotros al de Tracia?’ Bien confiado estaba cada cual de estos pastores en su victoria, porque a la verdad les cupo mucho al repartir de la arrogancia, pero el punto de honrados, que lo eran en extremo, venció en ellos y pasaron aÑblemente por la sentencia de Siralvo, la cual aprobaron Mendino y Cardenio y juntos se retiraron a las cabañas, porque el aire comenzó a correr menos fresco y en el cielo parecieron unas nubecillas que cubrían la claridad de la luna entre relámpagos, aunque pequeños muy espesos, y ya con desapacibilidad estaban en descubierto. No pareció, después de recogidos, que Batto y Silvano quedasen cansados, porque nueva, aunque amigablemente, sacaron contiendas muy dignas de su habilidad, recitando versos proprios y ajenos. Bailo loando el italiano, Silvano el español, y cuando Bailo decía un soneto lleno de musas, Silvano una glosa

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llena de amores y, no quitándole su virtud al endecasílabo, todos allí se inclinaron al castellano, porque, puesto caso que la autoridad de un soneto es grande y ¡[145v]! digno de toda la estimación que le puede dar el más apasionado, el artificio y gracia de una copla, hecha de igual ingenio, los mismos toscanos la alaban sumamente, y no se entiende que les falta gravedad a nuestras rimas, si la tiene el que las hace, porque siempre o por la mayor parte las coplas se parecen a su dueño. Y allí dijo Mendino algunas de su quinto abuelo, el gran pastor de Santillana que pudieran frisar con las de Títiro y Sincero.22

- ¿Y quién duda -dijo Siralvo- que lo uno o lo otro pueda ser malo o bueno? Yo sé decir que igualmente me tienen inclinado; pero conozco que a nuestra lengua le está mejor el proprio, allende de que las leyes del ajeno las veo muy mal guardadas, cuando suena el agudo que atormenta como instrumento destemplado; cuando se reiteran los consonantes que es como dar octavas en la música; la ortografia, el remate de las canciones, pocos son los que lo guardan; pues un soneto que entra en mil epítetos y sale sin concepto ninguno y tiénese por esencia que sea escuro y toque fábula;23 y andarse ha un poeta desvanecido para hurtar un amanecimiento o traspuesta del sol del latino o del griego, que aunque el imitar es bueno, el hurtar nadie lo apruebe que, en fm, cuesta poco. Pues qué tras un vocablo exquisito o nuevo al gusto de decirle, le encajaran donde nunca venga, y de aquí viene que muchos bue/[146r]/nos modos de decir por tiempo se dejan de los discretos, estragados de los necios, hasta desterrallos con enfado de su

21 Cabañas (“Eurídice y Orfeo en la novela pastoril”, Estudios dedicados a Menéndez Pida!, IV, CSIC (1953),( p. 33 ¡-358), p. 339) recogeeste serventesio final en su articulo con que secierra ladiscusión

rética2 Acercaentrede lasBailopreferenciasy Silvanodey porGálvezel quedesonMontalvocomparadosaquí seaOrfeo.refleja un asunto muchomás complejode lo que a primera vistase puede pensar. Pues si gana el castellano frente al italiano no se ha echado de ver que todo el episodio se sirve del endecasílabo; la victoria no es más que una defensanacionalista de los valores que ya habían aparecidoen la primera discusión; y por otra parte, Gálvez de Montalvo parece atacara un determinado estilo, independientemente del metro que utilice, de ahí que asegure que “las coplas se parecen a sudueño”. Por ello creo que el calado de la teoría literaria de Gálvez de Montalvono se limita a una tendencia conservadora, sino más bien a una revitalización lírica en la que, como Diego Hurtado de Mendoza, se produjeraun intercambio y trasvase de motivos y formas que enriquecieran ambas tradiciones. 23 Es toda una exposición teórica que se ocupa de estos asuntos laque aquí hace Gálvez de Montalvo en forma de abigarrado tratado que abarca un amplio espacio de tiempo. En cualquiercaso para el verso agudo véase F. Rico, “El destierro del verso agudo”, Homenaje a José Manuel Blecua, Gredos, Madrid, 1983, (p. 525-551), donde recoge noticias por las que se atestigua que “diversos autores” del Cancionero general usaban estos versos, aunque elendecasílabo llano se impuso en la segunda mitad del siglo (p. 531). El Cancionero genera/ tuvo una edición en 1573 (J.M. Blecua, Sobre poesía de laEdad de Oro, Gredos, Madrid, ¡970, p. 21) y según dice Rico (op.cit.. p. 549) citando a K. Whinnom (“Hacia una interpretación y apreciación de las canciones del Cancionero general de 1511”, Filología XIII(1968- 1969)p. 361-381)”la poesía arquetípica del Cancionero general ‘estÉ limitada conceptualnientea abstracciones, y en especial haypocos términos concretos”’. En este entorno poético es donde se debe comprender la concepción poética de Gálvez de Montalvo.

-526- LUIS GALVEZ DE MONTALVO prolija repetición.24 Ahora yo quiero deciros un soneto mio a propósito de que he de seguir siempre la llaneza que, aunque alguna vez me salgo de ella por cumplir con todos, no me descuido mucho fiera de mi estilo. SIRA1~VO25 Si para ser poeta hace al caso hablar de musas o del dulce riso, por mi descargo de concienca aviso que haga de mi el mundo poco caso.

Esto que me sucede a cada paso, si quien quise, me quiso o no me quiso, esto tengo en mis versos por más liso, que andar por Helicón o por Parnaso

Si Domenga me miente o me desmiente, ¿qué me harán los Faunos y Silvanos, o el curso del arroyo cristalino?

Todos son nombres flacos y livianos; que ajuicio de sabia y cuerda gente, lo fmo es pan por pan, vino por vino. A todos agradó el soneto de Siralvo, pero Batto que era de contraria opmión, dijo otros suyos, haciéndose en alguno roca contrapuesta al mar, y en alguno nave combatida de sus bravas /[146v]/hondas, y aun en alguno vencedor de leones y pastor de innumerables ganados. En estas impertinencias se pasó la mayor parte de la noche y cargando el sueño, Batto y Silvano cortésmente se despidieron, y Mendino y Cardenio quedaron con mucho agradecimiento y Siralvo pagadísirno de la habilidad de entrambos, con lo cual se entregaron al reposo que, aunque necesitados de él, fue breve, porque apenas cogió Titán los postreros abrazos de la tierna esposa, y la estrella del Alba pidió albricias del alegre día, y en los verdes ramos, cargados del maduro fruto, las

24 En esto del hurtar parece traslucirse una crítica a los que imitan sin ánimo de asimilación y sin procurar conseguir cierta originalidad (véase F. Rico, El sueño del humanismo, Alianza, Madrid, 1997, p. 41-42). Para este mismo asunto Rico tiene el artículo “De Garcilaso y otros petrarquismos”, Rente de Liltérature Comparée, 52 (1978) p. 325-338) donde reconoce que la descendencia italianizante se reduce a la “disgregación de briznas petrarquescas en el marco de otro sistema literario” (p. 336); ahora bien lo que Gálvez de Montalvo critica es la simple imitación sin capacidad creativa quelo convierta en ae,nulatio (op.cit., p. 41). 25 Con este sondo (ABBA:ABBA:CDE:DCE) establece su propia concepción poética, pero lo importante, en cualquier caso, consiste en que la declaración de intenciones larealiza a través del endecasílabo y mediante una de las formas más italianizantes, lo que abundaría en su interés por combinar ambas artes eliminando toda su cargaornamental y mitologizante.

- 527 - EL PASTOR DE ElIDA avecillas comenzaron a moverse,26 cuando Mendino de sus gallardos miembros sacudió el suello y, libres de aquella imagen de la muerte, salió del lecho y sacó a Cardenio y Siralvo. Y todos tres, dejando bastantes pastores y zagales, se pusieron en camino para buscar al sabio Erión, y a pocos pasos oyeron el son de una melodiosa zampofla, el cual llevando sus ojos a la parte donde resonaba, vieron venir por entre los sombríos ramos uno que en hermosura de rostro y gallardía de miembros, más cortesano mancebo que rústico pastor representaba. Eran sus luengos cabellos más rubios que el fmo ambar, su rostro blanco y hermoso, bien medido, cuyas facciones, debajo de templada severidad, contenían en sí una agradable alegría. Traía un sayo de diferentes colores girona/[147r]/do, mas todo era de pieles fmísimas de bestias y reses, unas de menuda lana y otras de delicado pelo, por cuyas mangas, abiertas y golpeadas, salían los brazos cubiertos de blanco cendal, con zaraffielles del mismo lienzo que hasta la rodilla le llegaban, donde se prendía la calza de sutil estambre.27 Bien descuidado venía de ser visto y ansi hacía extremos extraños, aunque no feos, entre los cuales fúe el uno quebrar furiosamente la zainpofia con que las cercanas selvas resonaba, pero después como arrepentido o constreñido de necesidad, se llegó a un verde saúco, donde con un pequeño cuchillo comenzó a labrar otra, sentado sobre la fresca yerba. Y allí las manos en su oficio y los ojos en el cielo, comenzó a decir:

- ¡Oh cielo que adornado de claro sol y de agradable Luna más te me muestras hermoso que benigno! Si después de tu ira sueles oír las voces de los que con dolor te llaman, oye agora las querellas de este a quien todo bien y contentamiento es ajeno. Cierto, yo creo que la causa de tanta pena y fatiga, de tanto mal y cuidado, de solo imaginario no se acuerde, la cual cosa si cierto es verdad no sé cómo te baste dureza, no sé, ¡oh alto cielo! cómo te baste justicia para no remediar tan fiero daño, aplacando aquella que con su rostro los ojos míos alegrar solía, mi alma con sus palabras conhortaba, mi corazón28 con su belleza traía domado; no como agora al yu4147v1/go

26 Gálvez de Montalvo no había utilizado hasta ahora, en toda su narración, un amanecer queen su descripción utilizara el recurso mitológico, justo después de su crítica al uso de estas imágenes y de estos ¶ítetos en poesía. Para estos amaneceres ya he citadosendos artículos de Lida y Riley. Sin el disfraz pastoril adoptado por Alfeo entraen el ámbito pastoril este nuevo personaje procedente de la corte, contodo lo que ello supone. Esta misma descripción sirve aJi Culí, “Androginy iii dic Spanish Pastoral Noveis”, Hispanic Review, 57(1989) (p. 3 17-334)para ejemplificar eltipo del andrógino y la ambiguedad sexual de la que Castiglione en su tratado habla en términos peyorativos (op.cit., p. 133). Aunque creo que Livio representa más bien la afección y el tipo de amor lascivo, bestial, de los tres en que Ficino los dividió (op.cit. p. 14 1-142). 28”Ecosola me muestra ser piadosa;1 respondiáidome, prueba conhortarme 1 como quien probó mal tan importuno” (versos 598-600de la Égloga II de Garcilaso, ed. de B. Morros, Crítica, 1995).

- 528 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO del desamor y olvido, pero a la sabrosa cadena de su templada voluntad. Cierto, yo no sé quién de aquí adelante me sea agradable, ni quién remedie mis daños, ni dé alivio a la carga de mi mal, si la cosa que más amo, y es la causa de él, tan olvidado lo tiene. Y tú, cielo, sordo cielo, ¿tan descuidado estás de esta memoria? ~Ay, Arsia mía, causa principal! Contigo me vi alegre en dulces pláticas, contigo en deleite cazando por los altos montes,29 contigo dichoso visitando los sacros templos. Ya sin ti, por pequeña ocasión, me veo triste, lleno de dolor y miseria; sin ti me veo mezquino, siempre llorando, solo y sin voluntad de conwaflía. ¡Ay cuántas veces contigo coroné los toros,30 reduje y estreché los ganados con el son de mi zampoña y tu lira! Al cual unos de pacer olvidados escuchaban, y otros de placer conmovidos rumiaban las tiernas y matutinas yerbas.3’ Y cuántas veces sin ti, olvidado el hato, por los riscos y solitarios valles me lamento, donde mis ojos te dan ríos, ríos te dan mis ojos,32 y mi triste zampoña te canta entre mis justas querellas alguna parte de tus más justos loores. De manera que ya los árboles a tu suave nombre con sus hojas me responden, y yo enseflaré a las bestias33 que, con sus bramidos, al son de él, muestren temor y humildad, escribiendo por estos olmos, por estas hayas, por estos pinos34 tu crueldad y mi pena, tu beldad y mi firmeza. I[148r]I De manera que en largos tiempos dure tu memoria, y de temor y amor sea tu nombre reverenciado sin que jamás la fuma de tu valor y mi dolor sc acabe. Apenas el sin ventura había llegado a los postreros acentos de su qucrellosa plática, cuando, repentinamente, sin poder los pastores avisarse, lo vieron caldo en tierra, y, queriendo llegar a socorrelle, les fue forzado dejarle por no impedir a una ninfa que lastimosa a él vieron llegar, cuya hermosura juzgaron digna de las palabras del desmayado amante. Mas ella llorosa y con angustiado rostro, vertió sobre el pastor abundantes lágrimas y después, con ardientes sospiros, le decía:

- ¡Oh Livio, Livio, más hermoso que el sol, más gracioso que el Alba, y más suave que el Aura! Tú sólo desde tu nacimiento fuiste agradable a mis ojos; tú sólo fuiste dulce a mi alma; tú sólo deleitoso a mis sentidos; mas tú sólo injusto a mis

29 “Viniendo de la caza &tigados” (verso 432, Égloga II de Garcilaso). 30 “Aquí sus fuertes toros coronaba” (verso 469 de laÉgloga IT de Garcilaso). 31 “Cuyas ovejas al cantar sabroso 1 estaban muy atentas, los amores, /de pacer olvidadas, escuchando”. (versos 4-6, Égloga Y de Garcilaso). 32 “Que hice de mis lágrimas un rio” (verso 490, Égloga II de Garcilaso).

“ “Formosani resonare doces Amarillida silvas”(Bucólica primera, 5, Virgilio). ~ Como ejemplo de revoltillo lo recoge en nota (p. 825) D. Devoto en su artículo “Las letras en el árbol (De Teócrito a Nicolás Olivari~’, Nueva Revista & Filología Hispcinita, 36 (1988) p. 787-852.

- 529 - EL PASTOR DE FINIDA

orejas.35 ¡Oh Livio, Livio, amarga fue la hora que tu voluntad violaste!36 Contentáraste con lo mucho que te amaba, miraras la amistad que te hacía, pues bastara a entretener cualquier ardiente deseo. ¡Mas, ay, que ni bastó mi honestidad a refrenar tu apetito, ni mi respeto a mudar tu intención! Y ansi, con ambas cosas me injuriaste, y con tu valor me tienes en tu cadena. Conténtate con que si penas, peno; si amas, amo; y si me sigues, huyo ¡[148v]! de mi mismo contento y alegría.37 Y no quieras más mal de lo pasado, y agora pues con mi vista te adormiste y con mis lágrimas recuerdas. Quédate, adiós, que rio es justo que veas a quien con el corazón amas y con los hechos aborreces.38 En esto la hermosa ninfa, temerosa del pastor que en su acuerdo volvía, comenzó a apresurar los pasos por la espesura, mas el pastor que con sobresalto en sí volvió, mirando a una y otra parte, se levantó del suelo y la comenzó a seguir, repitiendo su nombre muchas veces, de la cual cosa nuestros pastores, extrañamente admirados, quisieron ver el fm de aquella historia y siguiéronlos a paso largo, sin detenerse más de una milla que no los perdieron de vista, hasta la traspuesta de un monte que, como tragados de la tierra, se desparecieron, y casi corridos de no haberlos alcanzado, bajaron de la cumbre y se dejaron andar por un valle espacioso, donde a partes yermo y a partes plantado, estaba lleno de frescura y deleite. Llamábase este el valle del venero, porque casi en medio de él estaba una fresquisinia fluente, rodeada de olmos y salces. Aquí guiaron nuestros pastores con intención de reposar un rato en ella y aliviar del peso a los zurrones comiendo de lo que dentro traían Mas esto no pudo ser como pensaron que, a poca distancia, antes que llegasen, y a que a sus oídos tocara el rumor /[j149r]I de la agradable corriente, toparon a Carpino que les salió al encuentro, rico y noble rabadán de poca edad y de muchos casos, amigo de amor, pero más de su libertad y ansi, a cada cosa, acudía con un mismo cuidado. Este les dijo que se detuviesen, si no querían turbar a cinco ninfas que en la fuente reposaban, y él había esperado si alguna desmandada viniese por allí, con intención de hablarla, mas ellas, después de largas

~ “[...] no quiero ¡menos un compañero que yo amaba, / mas no como él pensaba” (versos 747-749, Égloga II de Garcilaso). no violaste nuestra conipaflia, ¡ queriéndola torcer por el camino! que de la vida honesta se desvía?” (versos 817-819, Éloga II de Garcilaso). “ “Locura debe ser la que me fuerza1 a querer más qu’el alma y que la vida 1 a la que aborrecerme ami se ‘sfiierza” (versos 808-810, Égloga II de Garcilaso). 38 En elmonólogo de ella sedescubre la verdadera intención del joven cortesano que en su deseo de gozar la belleza de Arsia demuestra lo que fi. Mujica (op.cit.,p. 129) dice sobre que el sexo es un obstáculo y su subliniación depende de larepresión de los instintos. A través de las palabras de Arsia se puede observar que el joven Livioha perdido larazón y la libertad, pues no se somete a lavoluntad de laamada y se deja dominarpor el amor loco que contraía su entendimiento (véase O.H. Green, España y la tradiciónoccidemal, II, Gredos, Madrid. 1969, p. 225).

-530- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO pláticas se habían quedado dormidas, y que a la otra parte del valle, a la entrada de la selva, tenían sus redes armadas, y otra ninfa que las estaba guardando. Al razonar de Carpino, o caso que ellas lo oyesen, o que el cuidado les quitase el sueño, comennron a hablar y los pastores, por oírlas, se entraron con gran silencio entre las matas, donde fficilmente las conocieron, y se vieron llenos de contentamiento. Por lo menos eran la sin par Fílida, la discreta Filis, la gallarda Clon, la hermosa y agradable Albanisa, y la graciosa y bella Pradelia, entre las cuales Filuda, sacando la lira por su mego, casi divinamente tocada, y pienso que de los divinos espíritus atentamente oída, cantó esta letra antigua conestas coplas de su raro ingenio: ELIDA39 Enjuga, Filis, tus ojos, que el tiempo podrá curar ¡[149v]! lo que no tú con llorar.

Si piensas que son las penas con el llorar redimidas, más lágrimas hay venidas que tiene la mar arenas, y pues ellas no son buenas, al tiempo debes llamar, que puede más que llorar.

Si acaso el llorar bastara a aliviar nuestros quebramos, yo que sufro y callo tantos, hasta secarme llorara, pero pues es cosa clara que no tiene de bastar, ¿para qué sirve llorar?

No hay peligro tan ligero que con llorar se asegure, ni mal que cl tiempo no cure, por desvariado y fiero. El reparo verdadero el tiempo te le ha de dar, que no, Filis, e] llorar.

Si es friego que Amor emprende, no le mate el agua, no, que como en la mar nació con e] ilorar más se enciende,

‘9Letra donde hay un estribillo de tres versos (abb) seguido de cuatro pies de siete versos que repiten la rinia de los versos 2-3 en los finales de cada estrofa. Dedicado al llanto tiene como subtemas los ojos ye! paso del tiempo como cura de todos los males.

- 531- EL PASTOR DE FILIDA

pues mi consejo te ofende, /[lSOr]/ toma el tiempo en su lugar, valdráte más que llorar. Esta canción fue solemnizando Hilda con su gracia, las ninfas con sus loores y los pastores con su silencio, pero Filis con sus sospiros. y al fm de ella con ellos y este soneto acompañó la lira: FILIS40 Pues la contraria estrella de mi vida no hace cosa que no sepa a muerte, tenga piedad de mi dolor la muerte, poniendo fin a tan cansada vida.

Tal ha sido el discurso de la vida que mil vidas daré por una muerte, quizá satisfaré con esta muerte a quien siempre ofendí con esta vida.

Siempre fueron contrarias vida y muerte, que va la muerte a quien querría la vida, que está la vida en quien desea la muerte.

Yo que soy enemiga de la vida, líbrame della, perezosa muerte, antes que muera a manos de tal vida. Acabó Filis su cantar, mas no cesaron sus suspiros, a la cual Clon, piadosamente, dijo:

- Desde ayer te veo llorosa, Filis, y no te he preguntado la causa, pero pues Fílida te ha procurado consolar, dime qué nueva pasión te aflige para que ¡[150v]! yo también lo haga. A esto respondió Filis:

- No es nuevo tener yo que llorar, ni dolerte tú de mis pesares, más ahora son de manera que los extraños lo pueden hacer, cuanto más Fílida y tú a quien yo tanto amo. El descuido de Mendino me tiene llena de sospechas y nunca el alma me dice cosa que me engañe. Palabras fueron estas que hicieron temblar el corazón de alguna que allí estaba, y por muy amada de Mendino se tenía. Turbo el color de su rostro y atravesó razones que descubrieron más su sentimiento, lo cual mirando Clon, con gracioso semblante, dijo:

40 Soneto en que, una vezmás, demuestra Galvez de Montalvo su virtuosismo y gusto por el concepto. Se aprecia en la dma final basada en la repetición de las palabras vida y muerte, que desde su contraposición va jugando con los contrastes que perfilan un historiar de sus amores lleno de contrariedades.

- 532 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

- Todos los hombres son mudables y a la verdad, menos nosotras nos dejamos olvidar, pero yo muy disculpada estoy en haber dejado a Castalio por Cardenio, pues hice la voluntad de su padre y cl mio, y aun mi negocio y el suyo. Pésame que Mendino te dé ocasión de quejarte, aunque ya tú le conoces, bien sabes a quién amó en el Henares, y en apartándose en lo que se entretuvo, y que apenas murió Elisa, cuando se ocupó en otras partes que, antes de llegar a ti, tuvo muchas leguas de mal camino. A esto dijo Filía:

- ¡Oh Clon, qué engaño tan grande es pensar que tenga Mendino olvidado su primer amor! Más vivo está en su alma que nunca estuvo. Con esta carga le tomé, ninfa, y de otras muertas y vivas antes de mi, poco me peno que es agua pasada. Cosas nuevas son las que escuecen ¡[15 lr]/ y lo harán hasta la muerte.

- Eso me admira -dijo Clon-. Luego, cuanto trata Mendino, ¿pasatiempo y burla es?

- Tenlo por cieno -dijo la bella Albanisa- que yo soy bastante testigo de sus veras y sé que con nadie las puede tener, porque las consagró a buen lugar.

- Su hado lo sea -dijo Pradelia- que el contento general sería. A esto Filis quiso responder, mas ffie impedida de Florela que estaba en guarda de las redes, y como vido llena la selva de aves que se venían a recoger del sol, presurosa las vino a avisar. Y ellas sin detenerse, dejaron la plática y la túente, y siguieron a Florela. Los pastores que ni palabra ni afecto habían perdido, cuál confuso y cuál contento, se frieron con el mismo secreto siguiéndolas por entre las plantas; hasta que sin avisarse toparon con una dc las redes, teñida en verde perfectísimo, que de dos altos chopos hasta la tierra pendía. A un lado estaba una alta pef~a cubierta con las copas de los árboles, donde los cuatro pastores, subiéndose sin ser vistos, descubrían la selva y vieron las hermosas ninfas que, puestas en ala con ¡argos ramos en las manos, comenzaron a sacudir las plantas, trayendo cada una las aves hacia sus redes que, espantadas del ruido, de rama en ramavenían hasta dar en ellas. No a cuarto de hora que de esta suerte fatigaron la selva, sus anchas redes se sembraron de más de cien maneras de aves, desde el simple /1151v)! ruiseñor, hasta la astuta corneja.4’ Y a este tiempo pasando Ergasto por Ja selva, sentado sobre el asnillo, las ninfas le llamaron para que las ayudase a desprender las redes. Esta tomaron los pastores por

~ “En la Prosa Ottava [...] Sarnazaronos da una mucho más detallada descripción del pasatiempo, pero no cabe duda que el trozo de Gálvez de Montalvo fue conformado de acuerdo a la versión italiana” (Fucilla, op.cit,, p. 76).

- 533 - EL PASTOR DE FILWA propicia ocasión y descendiendo a las ninfas, alegremente frieron de ellas recebidos. Allí vio Siralvo todo su bien; Cardenio toda su gloria; Carpino todo su gusto, porque era general con ninfas y pastoras; pero Mendino que había oído hablar tan profundamente de sí, con más recato gozó de aquella buena suerte. Y todos juntos llegándose a las redes, bajó Siralvo las de Fílida, Cardenio las de Clon, Mendino las de Albanisa, que era su deudo y verdadero amigo, Carpino las de Filis y Ergasto las de Pradelia. Y echándolas sobre el asnillo a Florela se le encomendó que las llevase al monte, y en tanto que tomaba acordaron de volverse juntos a la fluente. ¡Oh amadas ninfas! ¡Oh pastores míos! ¡Quién podrá decir lo que allí pasastes! ¡Quién viera a Siralvo ardiendo en su castísimo amor, donde jamás sintió brizna de humano deseo;42 a Cardenio tan enriquecido de despojos; a Carpino tan inclinado a todas y a Mendino de todas tanjuzgado! Que sola Albanisa lo defendía. No se descuido Cardenio en decir cómo los tres iban buscando la cueva de Erión con intención de habitar en ella, ni las ninfas contradijeron su propósito, antes le aprobaron. /[lS2rjj/ Y al

42 Justo en esta expresión está encerrada toda una síntesis asimilada de las teorias neoplatónicas sobre el amor y en el que Siralvo-Montalvo decide pemianecer en cuanto representante del amor activo o humano (Fiemo, op.cit, p. 141-142). el cual se queda en la mirada sin descendera interesestáctiles ni ascender más allá de un conocimiento empírico de su objeto (según expresa Singer en La naturalezadel amor, 1992, p. 198). Detrás de ella están también las anteriores demostraciones amorosas que permanecen en la mirada y en la conversación (vista y oido como instrumentos & la razón, según Castiglione y como los sentidos menos contaminados de la materia, según Calvi). Frente a los detractores de la obrade Gálvez de Montalvo como una obra carente de neoplatonismo (Avalle- Arce, Solé-Leris, Osuna y CulO, creo que todas estas muestras vienen a actuar como contrapeso que demuestran justo lo contrario, sin olvidar que críticos como Damianí encuentraen la Diana de Montemayor el cumplimiento de la máxima del amor cortés cifrada por Andrésel Capellán en sutratado, “aquel que no sufre, no ama” (Jorge de Montemcryor, Roma, Bulzoni, 1984, p. 153). En la misma línea está el artículo “Neoplatonismo y dignidad femenina en la Diana de Jorge de Montemayor”, Syntaris, 27-28 (1991-1992) p. 66-70) de Pilar Gómez Bedate que considera el concepto del amor en la Diana más medieval que renacentista. Mucho antes A. Prieto (Morfología de la novela, Planeta, 1975, p. 365 nota 171) apunta la impropia adjudicación del neoplatonismo a la Diana del portugués, presente tan solo como una contaminación de ambiente “que se acomoda a su vitalismo de proyección narrativa”. Incluso Montesinos (“La Diana de Montemayor”, Entre Renacimientoy Barroco, Granada, Contares, 1997, p. 116) considera que la doctrina amorosa en que se mspira Montemayor está más próxima a la línea tradicional caballeresca, confundida con la ovidiana, que a la neoplatónica del Renacimiento. Para cerrar esta nota sólo quiero recoger la opinión de B. M. Damiani, (“Nature, Love and Fortune as lnstruments of Didacticism itt Montemayor’s Diana”, Hispanie Journa!, 3 n0 2 (1982), p. 7-19) que dice que el amor neoplatónico es una virtudheroica que requiere la disciplinade la abstención fisica para lograr el privilegio de la contemplacón estética &• 13), algo que en este punto ha logrado Siralvo con respecto a su amada Para la Diana enamorada, Aurora Egido (“La invención del amor en la Diana enamorada de Gaspar Gil Polo”, Dicenda. Arcadia Estudios y textos dedicados a F LópezEstrada, 6 (1987) p. 383-397)estudia la presencia de una corriente negativa sobre el amor, afin a las novelas sentimentales y a la poesía cancioneril (p. 385 y ssj, junto a otras corrientes positivas de raigambre platónica (p. 392 y ssj. Con esto sólo pretendo que se reconsidere lo que se ha dicho acerca delneoplatonismo en la obrade Gálvez de Montalvo y se aprecie que su concepto sobre el amor, sin teorizar, es más afin al sentir platonizante que es el que reactualiza la tradición cortesana en todas sus facetas en la que está inmerso. Además está enmarcado por el episodio de Livio y Arsia, representante del amor bestial y por la siguiente composición cuyo protagonsita son los ojos.

- 534- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO fin de sus razones Fílida pidió a Siralvo que cantase, y él que quizá lo tenía más gana, sacó la lira, a cuyo son dijo, mirando los ojos de la hermosa ninfa: SIRALVO43 Ojos llenos de consuelo si vuestra luz me faltase, fálteme él, si no esquivase los míos de ladel cielo, quien de vuestro mirar tierno gozó la gloria algún día, Ibera della ¿qué vería que no le fUese un infierno? Van el daño y el provecho tanjuntos en esta historia que vuestra sola memoria fabrica un cielo en mi pecho; pero si el helado miedo de perderos llega allí, ¿quién dará sefias de mí? Hable amor que yo no puedo.

No será poca osadía tenerla amor en hablar que yo le he visto temblar a vuestra luz más de un día. Él me ofende y yo le ofendo, si nuestras causas callamos, ¡[152v]! ojos, hablemos entramos, el temblando y yo muriendo.

Vos sabéis que no hay quien huya de esos rayos vencedores; y él sabe que sois señores de mi alma y de la suya. Yo sé que si me dejáis llevará muerte la palma, pues tanto tenga de alma, ojos, cuanto me mi.rrns. Cuando miráis producís mayos de contentamiento y a cualquier apartamiento, rnvwmos los convertís; y en la sequedad mayor

‘~ Se trata de unas coplas castellanas (abba:cddc) dedicadas a los ojos de Filida. Hay que tener en cuenta la situación en que aparece intercalada esta canción y que se corresponde, perfectamente, con lo que AA. Cirurgiáo (“O papel dos olbos na Diana de Jorge de Montemor”, SItios, 42(1966) p. 411424) dice sobre los ojos que “nenbuni outro sentido ¿tAo fiel na tradu9áo do amor como o olbar. Sé nele se pode ler cm profundidade o que vai na alma. Todos os outros sentidos sAo enganadores”. (p. 418).

- 535 - EL PASTOR DE FUSDA

como tornéis a mirar, el más marchito lugar vuelve de vuestro color.

uniendo tales maestros tal espíritu quisiera que quien mis loores oyera conociera que eran vuestros, mas si en la intención se gana en el efecto se yerra; mal podrá pincel de tierra sacar labor soberana.

A la gloria de miraros sólo iguala el bien de veros, y a lapena de perderos, ¡[1 53r]/ el dolor de no hallaros. El punto que os puedo ver es el que tiene el deseo y, si no os veo, no os veo, ved si hay más que encarecer. Aunque mi alma sustenta vuestra luz en mis enojos, la sed de veros mis ojos, con miraros se acrecienta; y ¿qué señal más segura, qué razón más conocida de estar sin alma y sin vida que haber en veros hartura?

Sois grandezas peregrinas; sois milagros inmortales; sois tesoros celestiales; sois invenciones divinas; sois seflales de bonanza; sois muertes de los enojos; sois ídolos de mis ojos; sois ojos de mi esperanza. Por más agradable tuviéramos a Florela a ser esta vez menos diligente, porque no hizo más de llegar al monte y, en lugar señalado, dejar en guarda la caza y volverse con el asnillo de Ergasto a llamar a las ninfas que la fuesen a repartir. Llegó cuando Siralvo acababa su canción y acabóseles a todos el con/[153v]/tento, porque a la hora dejando sentimiento en el lugar, cuanto más en los corazones, que más que así las amaban, las ninfas se despidieron. También el galán Carpino se fue por su parte, Ergasto por la suya, Cardenio, Mendino y Siralvo atravesaron por sendas y veredas al

-536- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO valle de los fresnos y a la misma hora de mediodía bajaron los riscos y pasaron a la morada de Erión, donde le hallaron curando con yerbas a un miserable pastor que, siguiendo una ninfa a quien amaba y le huía, con rabia y dolor se había despeñado, y sus amigos lleváronle al mago sin sentido. Luego conocieron los pastores que era el mismo que ellos venían siguiendo y después de saludar a Erión y ser de él alegremente recebidos, ayudaron allí en lo que pudieron, hasta que Livio, que si os acordMs ansi le llamó la ninfa, volvió en sí y haciéndole beber de un precioso licor, quedó totalmente reparado y arrepentido, que tal fUerza puso Dios en el saber humano.U Con esto Mendino apartó al mago y le dijo cómo los tres venían por algunos días a habitar su morada, de que Edén recibió mucho contento, y despidiendo a Livio y a sus compañeros, entró con los tres por los secretos de su cueva que, para no la agraviar, era de realísima fábrica, pero toda debajo de tierra, con anchas lumbres que en vivas peñas se abrían a una parte del risco, donde ¡[1 Mr)! jamás humano pie llegaba.45 No sé yo si esto fUese por fuerza de encantamiento o verdadero edificio,46 pero sé que su riqueza era sin par. Primero entraron a una ancha y larga sala de blanco estuco, donde en concavidades embebidas estaban de mÁrmol los romanos césares, unos con bastones y otros con espadas en sus manos, y en los pedestales abreviado, versos griegos y latinos que ni negaban aJulio César sus victorias, ni callaban a Heliogábalo sus vicios. El techo de esta sala era todo de unos pendientes racimos de oro y plata que por si pudieran clarificar el alto aposento, en medio del cual estaba una mesa redonda de precioso cedro sobre tres pies de brasil, diestramente estirados y alrededor los asientos cran de olorosa sabina.

‘~ El personaje de Livio en este intento de suicidio representa el hombre dominado por sus pasiones y que se aleja del amor verdadero bembiano y conviene al hombre en un ser razonable y templado, pues de otra manera no es de necesidad amor (op.cit., p. 259). Es desde esta perspectiva desde donde adquiere todo su significado al comparar implícitamente por la proximidad, las situaciones antagónicas de Siralvo-Filida, Livio-Arsia, lo cual lo aleja de la lectura cripticaque hiciera Rodríguez Marín sobre su identidad histórica por la que creía ser alusión ‘no sé si velada, sobre la calda que el domingo 19 dc abril de 1562 tuvo el príncipe don Carlos al correrpor una escalera de caracol detrásde doña Mariana de Garcetas. Esta noticia la adelantó en nota a píe de página en su estudio sobre LuisBarabona de Soto (Luis Bara/zona de Soto. Estudio biográfico, bibliográfico y crítico, Establecimiento tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, 1903, p. 117-118) y que luego recogió en su discurso de ingreso para la Academia de la Historia (op. cit.,p. 4344) ~ F.A. de Armas(“Caves of Pame amI Wisdom in tite Spanish Pastoral Novel” Studies inPhilology, 82 (1985)p. 332-358, p. 351) considera que la cueva del mago Erión surge de la combinación de las dos grutas que aparecen al final de la Arcadia de Sannazaro. Aunque lo importante de este lugar radica en la capacidadcreativa que inspira el recinto reflejado en las esculturas de los emperadores romanos y en las pinturas de las damas de la época. ~ Armas (op.cit., p. 352) con esta parte de la descripción, ponderando el artificio de la cueva, relaciona la habilidad artística del mago con la ilusión del poeta, lo que guarda estrecha conexión con el intrincado entramado entre Naturaleza y Arte que se ha ido viendo a lo largo de toda la narración (véase Darst, y Tayler, op.cit.).

- 537 - EL PASTOR DE FIlUDA

Aquí pienso que el mago adivinó la necesidad, porque los hizo sentar y sacó fresquisima manteca y pan que en blancura la excedía, sin Ñltar precioso vino que con el agua saltaba de los curiosos vasos y, habiendo satisfecho a esta necesidad, entraron a otros aposentos, aunque no tan grandes, de mucha más riqueza. Admirados quedaron los pastores de que en las entrañas de los riscos pudiese haber tan maravillosa labor, pero poco rato perdieron la admiración de esto, y la hallaron mayor en un fresco jardín que solo el cielo y ellos le veían, donde la abundancia de ¡[154v]! fUentes, árboles y yerbas, la armonía de las diversas aves y la fragancia de las flores, representaban un paraíso celestial,47 a la una parte del cual estaba una lonja larga de cien pasos y ancha de veinte, cubierta de la misma labor de la primera sala. Era el suelo de ladrillo esmaltado que por ninguna parte se le veía juntura, a una mano era pared cenada y a otra abierta sobre columnas de un hermoso jaspe natural. Por todas partes se veía llena de varias figuras que de divino pincel con la naturaleza competían, y en la cabecera se levantaba sobre diez gradas de pórtido un suntuoso altar, cubierto de ricos doseles de oro y plata, y en él la imagen de la ligera Fama, cubierta de abiertos ojos y bocas, lenguas y plumas, con la sonora trompa en sus labios)8 Tenía a sus lados muchos retratos de damas, de tan excesiva gracia y hermosura, que todo lo demás juzgaron por poco y de poca estima. Aquí Erión los hizo sentar en ricas sillas de marfil y él con ellos, al son de una suave baldosa, ansi les dijo, puestos los ojos en la inmensa beldad de las figuras:49 ERIÓN50

~ Armas (op.cit., p. 351-352) presta especial atención a este aspecto de la cueva por ser, en su opinión, reflejo del paraíso representado por la vuelta de la Edad de oro que profetizó el mago Sincero en su canto con la venida de don Enrique de Mendoza; pero a través de este jardín interior lo que se quiere representar es el interior de uno mismo. “Erion’s paradisewitbin a cave is aix emblem ofwhat te Christians cali te interior paradise of te soul”. ~ Sin el detalle ni el valar estructural dado por Montemayar a supresentación del Canto de Orfeo, Gálvez de Montalvo parece que supo reconocer en eltemplo de Diana lo que O. Correa(“El templo de Diana en lanovela de Jorge de Monternayar”, Ro/edn de/Instituto Caro y Cuervo, 16 (1961), p. 59-75) explicita sobre que en él elautor portugués representa un templo de la Fama donde incorpora elementos de lo nacional histórico y lo legendariomitológico (p. 68). Algo similar hace Gálvez de Montalvo, pero sin su rrofinión. ~Dentro de tal complejo artístico tiene lugar el mismo ejercicio ecifástico que Monteniayor pone en boca de Orfeo A su situación central, Gálvez de Montalvo responde con un ambiente sobrenatural dominado por la maravilla artistica de la belleza señera; crea, por eso, un ámbito único donde no puedesobrepujar Arte a Naturaleza, ni viceversa. Además que con esta cueva y la primera del mago Sincero, Armas (op.cit., p. 352) considera que Gúlvezde Montalvo construye un marco en el que a la promesa inicial se sigue la perfección consumada del pastor poeta que alcanza laverdadera simplicidad del amory del arte de la edad dorada, “a myth that arises from dic depths of tite inner sel?’. 50 Siguiendo la tradición iniciada por Montemayar en su Canto de Orfeo y seguido por Gil Polo con el del Turia, Gálvez de Montalvo intercala estas octavas donde, igual que elportugués, canta las excelencias de las damas de la corte. Montero (edición de Lo Diana, Crítica, Barcelona, 1996, p. 187 nota 121) lo define como un ejercicio de écfrasis en que se realizauna descripción literaria de diferentes retratos de mujeres ¡lustres que aparecen pintadas en las paredes, igual que en Gálvez de Montalvo.

- 538- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

Desde los etíopes abrasados, hasta los senos del helado Scita, fueron nueve varones consagrados I[lSSr]! a ladiosa gentil que al alma imita. Los nueve de la fama son llamados, y lo serán, en cuanto el que se quita y se pone en Oriente para el suelo, no se cansare de habitar el cielo.

Agora, cuanta gloria se derrama por todo el orbe, nuestra Iberia encierra en otras lumbres de la eterna fama; por quien sus infmitas nunca cierra, recuperaron con su nueva llama aquella antigua que admiró la tierra, para que como entonces de varones, muestre de hoy más de hembras sus blasones.5’ Estas cuatro primeras son aquellas que a nuestro Cristianísimo Monarca han prosperado las grandezas dellas, mas que cuanto su suertediestra abarca; después que el mundo vio su fruto en ellas segó las flores la violenta Parca, Luso, Galia, Memania, con Bretafla lloran, e Iberia el rostro en llanto baila.52

Tras ellas la princesa valerosa, aquella sola de mil reinos dina, a quien fUe poco nombre el de hermosa, no siendo demasiado el de divina, a cuya sombra la virtud reposa, y a cuya llama la del sol se inclina, /JiSSv]/ ínclita y poderosa dofia Juana, por todo el mundo gloria lusitana.

Las dos Infantas que en el ancho suelo

~‘ No he podido identificar, por desgracia, a muchas de las damas que aquí conmemora Montalvo. No obstante me he servido para este trabajo del Diccionario Heráldico y Genealógico de Apellidos Españoles y Americanos de García Carraifa, así como de Juan Pérez de Guzmán y Gallo, Rajo los Austrias, Escuela Tipográfica Salesiana, Madrid, 1923, donde identifica a alguna de estas damas. 52 Hace referenciaa las cuatro esposas de Felipe II. Doña Maria de Portugal (1526-1545)primera esposa y madre del príncipe don Carlos. Erahija de Catalina, hermana de Carlos 1 de España y de Juan 111 de Portugal. Marial Tudor (1516-1558), reina de Inglaterra e hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón. Casó con Felipe IT en 1554. Isabel de Valois (1545-1568) fue la tercera de las esposas. Erahija de Enrique II de Francia y de Catalina de Médicis. Fue madre de Isabel Clara Eugenia y de Catalina Micaela. Ana de Austria (1549-1580) cuarta esposa, hija del emperadorMaximiliano fly de doña María de Austria. Fue madre del futuro Felipe III. ~ Doña Juana de Austria, princesa de Portugal (1535-1573) era hija de Carlos V y de Isabel de Portugal. Casó con don Juan, hijodel rey de Portugal de quien enviudó a punto de ser madre. Ejerció laregencia en ausencia del emperador con especial celo cristiano con respecto a la religión. En 1559 fundó un convento de monjas de Santa Clara donde terminó sus días.

-539- EL PASTOR DE PUADA

con sus rayos clarfsimos deslumbran, como dos nortes en que estriba el cielo, como dos soles que la tierra alumbran, son las que a fUerza de su inmenso vuelo nombre de Austria encumbran, bella Isabel y Catalina bella, esta sin par, y sin igual aquella.~

De clarisimos dones adornadas luego veréis las damas escogidas, que al soberano gremio consagradas rinden las voluntades y las vidas. Ni de pincel humano retratadas, ni de pluma mortal encarecidas, jamás pudieron ver ojos mortales otras que en algo pareciesen tales.

Aquel rayo purísimo que asoma como el sol tras el Alba en cielo claro, es doña Ana Manrique de quien toma la bondad suerte y el valor amparo. La siguiente es doña María Coloma que en hermosura y en ingenio raro, en gracia y discreción y fama clara su nombre sube y nuestra vista para.55

Eloy la beldad con el saber concuerda; hoy el valor en grado milagroso en otras dos que cada cual acuerda /[156r]/ la largueza del cielo poderoso, esta de Bobadilla y de la Cerda con estotra de Castro y de Moscoso, una Menda y otra Mariana, esta el lucero y esta la mañana.56

Doña María de Aragón57 parece esclareciendo al mundo su belleza, su valor con su gracia resplandece, su saber ifisa con su gentileza.

~ Se refiere a las in6itas Isabel Clara Eugenia (1566-1634) y CatalinaMicaela (1567). La primera fue Infanta de España, duquesa de Brabante y condesa de Flandes. Casó con el ArchiduqueAlberto y gobernaron los Paises Bajos. Catalina Micaela casó con don Carlos Manuel, duque se Saboya. ~ Pérez de Guzmán (op.cit., p. 69) identifica algunas de las damas que aparecen aquí comoparticipantes de laacademia literaria que en Palacio se celebraba en torno a la infanta Isabel Clara Eugenia. Entreotras comienza mencionando a doña Ana de Manriquey doña Maria de Coloma. 56 Pérez de Guzmán (op.cit., p. 69) mencionaen su obra a doña Menda de Bobadilla y de la Cerday a doña Mariana de Castroy de Moscoso. “ Por un lado doña María de Aragón aparece como dama de las infantas doña Isabel ClaraEugenia y de doña Catalina Micaela. Por otro Pérez de Guzmán en nota (op.cit., p. 69) indica que era dama de la reina doña Ana. Era hija de don Alvaro de Córdoba, caballero mayor de Felipe IIy de rara y peregrina hermosura. Habíahecho voto de castidad y fundó el convento de Doña Maria de Aragón de Agustinos.

- 540 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

Y la que nuestra patria ensoberbece, y a Lusitania pone en tanta alteza, con cuantos bienes comunica el cielo, es la bella Guiomar, gloria de Melo.58 La más gentil, discreta y valerosa, la de más natural merecimiento, será doña María en quien reposa el real nombre de Manuel59 contento. Y esta Beatriz tan bella y tan graciosa, que excede a todo humano entendimiento, luz de Bolea,60 diga el que la viere; quien a tus manos muere, ¿qué más quiere?

Doña Luisa y doña Magdalena de Laso y Borja6’ el triunfo que más pesa, vida de la beldad, de amor cadena, de la virtud la más heroica empresa que cada cual con su valor condena a la fama inmortal que nunca cesa, ni cesará en su nombre eternamente, véislas allí, si su beldad consiente. /[156v)I

Aquel cuerpo gentil, aquel sereno rostro que véis, aquel pecho bastante, es de doña Francisca, por ser bueno Manrique, porque va tan adelante; y aquellas dos que no hay valor ajeno que se pueda llamar más im ortante, son doña Claudia y ~ adonde con el deseo la gloria corresponde.

De Diatristán el nombre esclarecido en Ana y en Hipó [ita63se anima, y en ellas vemos el deseo cumplido de cuantos buscan de beldad la cima, su mucho aviso, su valor crecido de suerte se conoce, ansi se estima, que vista humana no se halla dina para mirar tal dama y tal menina.

Doña Juana Manrique viene luego, doña Isabel de Haro64 en compañia,

‘~ También menciona Pérez de Guzmán a esta dama portuguesa doña Gulomar de Melo. ~ Pérez de Guzmán (op.cit., p. 69) dice de doña María Manuel que era de cunareal. ~ Igualmente aparece mencionada doña Beatriz de Bolea. ~ También aparecen las hermanas doña Enisay doña Magdalena de Lassoy Borja. 62 Pérez de Guzmán mencionaa doña Claudia de Jasincourt como el grupo de damas que integraban el núcleo de extranjeras que formaban partede la academia literaria. 63 Lo mismo sirve para las damas doña Ana y doña Hipólita Diatristein.

-541 - EL PASTOR DE FIJADA

y doña Juana Enríquez,65 por quien niego que haya otras gracias ni otra gallardía. Por estas tres espera el amor ciego quitar la venda y conocer el día que esta estrella, este norte, este lucero serán prisión de más de un prisionero.

Aquesta es la clarisimacompaña que el invicto Felipe escoge y tiene con los soles purLsimos de España, y cuanto el cielo con su luz mantiene; de lo que el Tajo riega, el Ebro baña, /[157r]/ mostraros otras lumbres me conviene, que, donde aquestas son, fueron criadas, y otras no menos dignas y estimadas.

La que con gracia y discreción ayuda a su mucha beldad, con ser tan bella, que sí estuviera su beldad desnuda, graciay saber halláramos en ella, doña Luisa Enríquez66 es sin duda; duquesa es del Infantado, aquella en quien el cielo por igual derrama hermosura, linaje y clara tánm

Desta rama esta flor maravillosa, de aqueste cielo, aquesta luz fulgente, deste todo, esta parte gloriosa, de aquesta mar, aquesta viva fuente; bella, discreta, sabia, generosa, es gloria y ser de innumerable gente, dice doña Ana de Mendoza67 el mundo, y el Infantado queda sin segundo.

Aquellas dos duquesas de un linaje, entrambas de Mendoza, entrambas Anas, a quien dan dos Medinas homenaje, de Sidonia y Ruiseco$8 más humanas

64 Encontré una doña Isabel Dávila y Haro, bija de doña Aldonza de Vargas y Haro (tercera hija de don Alonso Pérez de Vargas y de doña María de Haro y Hurtado de Mendoza) y de don Femandode Carrizosa. Isabel casó con don Juan Román de Trujillo, VeinÉicuatro de la ciudad de Jerezde la Frontera, pero no puedo asegurar que sea lami~na que aquí alaba Gálvez de Montalvo. 65 Doña Juana de Mendozay Velasco, llamadatambién Juana Enríquez, estaba casada con don Antonio Coloma Calvillo, segundo conde de Elda. Era hija de don Antonio Gómez Manrique de Mendozay Sandoval, quintoconde de Castrogeriz y de su primera esposa doña Isabel de Velasco. ~ DoñaLuisa Enríquez de Cabrera era mujerde Iñigo López de Mendoza, quinto duque del Infantado. Era hija de Luis Enríquez Girón, segundoduque de Medina de Rioseco, quinto condede Melgar y sexto Almirante mayor de Castilla. Casó con doña Ana de Cabrera y Moncada, quinta condesa de Módica y Osona y Vizcondesa de Cabrera y Bas. 67 Pérez de Guzmán (op.cit., p. 70) la idaitiflca con doña Ana de Mendoza y Silva, duquesa de Medina Sidoma.

- 542 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

rinden las alabanz.as vasallaje a sus altas virtudes soberanas, Mendoza y Silva en sangre y en ejemplo de valor y beldad el mismo templo.

Doña Isabel gentil, discreta y bella, de Aragón y Mendoza, allí se muestra, ¡[157v]! Marquesa de la Guardia69 en quien se sella todo el ser y valor que el mundo muestra, ¿Qué bien da el cielo que no viva en ella? ¿Qué virtud hay que allí no tenga muestra? Diga el nombre quién es, que lo que vale, no hay acá nombre que a tal nombre iguale.

Mirad las dos de igual valor: doña Ana70 y dolía Elvira, cada cual corona de cuanto bien del cielo al mundo mana, como la fama sin cesar entona, Enríquez y Mendoza por quien gana tal nombre Villafranca y tal Cardona, que de su suene y triunfo incomparables quedarán en el mundo inestimables.

Humane un rayo de su rostro claro en mi pecho si quiere ser loada, aquella que en virtud y ingenio raro es sobre las perfectas acabada, ser condesa de Andrada y ser amparo de Apolo es alabanza no fundada, ser doña Catalina, esta lo sea, de Zúñiga y del cielo viva idea.72

Véislas dos nueras del segundo Marte, y de la sin igual de las nacidas a quien el cielo ha dado tanta parte

68 Doña Ana de Mendoza y Mendoza estaba casada con don Luis Enríquez de Cabrera, Almirante de Castilla y duque de Medinade Rioseco. Era hija de don Diego Hurtado de Mendoza y Aragón, conde de Saldafla y de doña Maria de Mendoza y Fonseca, marquesa del Cenete y condesa delCid. Era hermana, por tanto, de don Enrique de Mendoza y Mendoza, mecenas de Gálvez de Montalvo. 69Pérez de Guzmán (op.cit., p. 70) diceque setrata de doña Isabel de Aragón y Mendoza, Marquesa de la Guardia. ~ Doña Ana Enríquez de Mendoza, cuarta hija de don LuisEnríquez de Cabrera, tercer duque de Medina de Rioseco, séptimo Almirante mayor de Castilla, conde de Médica, Osona y Melgar, Vizconde de Cabrera y Ras y de doña Ana de Mendoza (hija de don Diego Hurtado de Mendoza, conde de Saldaña, primogénito de los Duques del InÑntado y de doña María de Mendoza, marquesa de Cañete). Ana Enríquez casó con don Luis Fernández de Córdova y Cardona, conde de Ampurias y de Prades. ~‘ Pérez de Guzmán (op.cit., p. 70) la identifica con doña Elvira Enríquez de Mendoza, hermana de la anterior, la cual era marquesa de Villaponce mientras quedoña Elvira era duquesa de Cardona. 72 Doña Catalina de Zúñiga, condesa de era esposa de Fernando Ruiz de Castro Andrade y Portugal, sexto conde de Lemos, primogénito del segundomatrimonio de Pedro Fernández de Castro Andrade y Portugal con Teresa de la Cueva y Bobadilla. Catalina de Zúñiga erahija mayor de Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, cuarto marqués de Denia y de dolía Isabel de Borja.

- 543 - EL PASTOR DE FILIDA

que son por gloria suya conocidas. La una de ellas en la Albana parte, y la otra en Navarra obedecidas, ¡[15 Sr]! son Maria73 y Brianda74 y su memoria de Toledo y Viamonte, honx y gloria.

Aquella viva luz en quien se avisa, para alumbrar el claro sol de Oriente, que entre sus ojos lleva por divisa la gracia y la prudencia, juntamente, será la sin igual doña Luisa de Manrique y de Lara procedente, duquesa de Maqueda y más segura reina y señora de la hermosura75

Aquella que los ánimos recuerda a buscar alabanza más que humana, a donde, si es posible que se pierda, hallaréis la beldad, pues della mana la gloria de Mendoza y de la Cerda, es la sabia y honesta doña Juana por quien la gracia y el valor se humílla y se enriquece el nombre de Padilla.

Aquella en quienNatura hace prueba de su poder, y el cielo y la fortuna, doña Isabel, riqueza de la Cueva, duquesa es de la felice Osuna; y el claro sol que nuestros ojos lleva a contemplar sus partes de una en una, es doña Mariana Enríquez,76 bella Fénix del mundo para no ofendella.

La que con sus virtudes reverbera en su misma beldad luz sin medida, es doña Guionr Pardo de Tavera ¡[15 8v)! en quien valor y discreción se anida. Y la que levantando su bandera es a las más bastantes preferida, ~ Heencontrado una tal doña Maria de Toledo que aparece como hija de don Antonio Alvarez de Toledo Beaumont y de doria María de Mendoza, pero no aseguro que corresponda con la que aparece en el canto. ~ También he localizado una doña Brianda de Beaumont esposa de don Diego Álvarez de Toledo, segundo hijo del duque don Femando y de la duquesa doña María Enríquez. Era hija y heredera de don Luis de Beaumont, conde de Lerin y Condestable de Navana. Pérez de Guzmán (op.cit., p. 70) la incluye dentro del grupode damas extranjeras, siendo de origen navarro. ~ DoñaLuisa Manrique de Laraestaba casada con Bernardino de Cárdenas y Portugal, virrey y Capitán General de Cataluña y Sicilia. Era duquesa de Maqueda, duquesa de Nájera, condesa de Trevilloy de Valencia de don Juan. 76Mariana Enríquez Manrique casó con don Pedro de Velascoy Rojas. Erahija de don Femando Enríquez de Velasco, cuarto conde de Melgar, quinto Almirante mayor de Castilla y quinto señor de Medina de Rioseco y de doña MaríaGirón, bija de don Juan Téllez Girón, segundo conde de Ureña y de doña Leonor de laVega y Velasco.

- 544 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

es dolía Inés de Zúñiga, en quien cabe cuanto la &ma de más gloria sabe.

Véis aquella duquesa generosa de Francavila a quien amor respeta, entre las muy hermosas más herniosa, y entre las muy discretas más discreta, que de virtud y gracia milagrosa tocar la vemos una y otra meta, doña Luisa de Cárdenas” se llama gloria del mundo y vida de la fama.

Ved el portento que produjo el suelo, donde Natura mayor gloria halle, Magdalena gentil, que el cortés cielo Cortés le plugo su consorte dalle, Cortés levanta de Guzmánel vuelo, Guzmán resuena en el felice valle, por que el descubridor del Nuevo Mundo, goce del nuevo triunfo sin segundo.

Aquella de valor tan soberano que es agravio loaría en hermosura, aunque natura con atenta mano se quiso engrandecer en su figura, en quien linaje y fama es claro y llano poner su raya en la suprema altura, condesa es de Chinchón, mas es el Eco que lo cabal es dolía Inés Pacheco.78 ¡[15*]! Doña Juana y doña Ana79 son aquellas de la Cueva y Lalama, madre y hija, Medinaeeli y Cogolludo en ellas tienen el bien que al mundo regocija. Hermosura y valor que están en ellas sin que halle la invidia qué corrija, fama y linaje de este bien blasonan, y las virtudes de ellas se coronan.

Aquella fortaleza sin reparo, aquella hermosura sobre modo, aquella discreción, aquel don raro de dones y el de gracia sobre todo,

“ Podría tratarse de doña Luisa de Cárdenas,nieta de don Luis Gómez de Cárdenas y de dolía Constancia Fernández de Bocanegra. Sus padres fueron doña Catalina Gómez de Cárdenasy don Martín de Caicedo y Saavedra. Pérez de Gunnán (op.cit., p. 71> dice que era duquesa de Francavilla. ~ Dolía Inés Pacheco era la segunda hija de don Rodrigo Pacheco Osorio de Toledo, tercer marqués de Cen-alvo y de doña Francisca de la Cueva (hija de don Beltrán de la Cueva, sexto duque de Alburquerque yde doña Isabel de la Cueva). 79Pérez de Guzmán (op.cit.. p. 71) las identifica con dolía Juana de laCueva y Lalama, duquesa de Medinaceli y doña Ana de la Cueva de la Lalama, marquesa de Cogolludo.

- 545 - EL PASTOR DE FINiDA

del tronco de Padilla, lo más claro de las reliquias del linaje Godo, en quien del mundo lo mejor se muestra, es Marquesa de Auflón80 y gloria nuestra. Aquella es la princesa por quien suena la temerosa trompa tan segura, y dice doña Porcia Magdalena8’ por quien Asculí goza tal ventura; y aquella que el nublado sol serena, y el claro oflisca con su hermosura, tal que en Barajas vencerá a la Fama, doña Menda de Cárdenas se llama.

Otra más dulce y más templada cuerda, otra voz más sonora y no del suelo, cante a doña Maria de la Cerda,82 que en la Puebla podrá poblar un cielo. Y pues el son con tal nivel concuerda ¡[159v]! que escucha atento el gran señor de Delo, y la voz oye y la armonía siente doña Isabel de Leyva83 la siguiente.

Aquella que entre todas raya hace en valor, en saber y en gentileza que de Mendoza y de la Cerda nace y de Leyva quien goza su belleza. Por quien la fama tanto satisface, que con lo llano sin buscar destreza hace que el suelo Mariana84 diga y que el deseo tras otro bien no siga.

La que a los ojos con beldad admira y a los juicios con saber recrea, Denia la ofrece, espérala Altamira, y quien la goza más la desea, doña Leonor de Rojas85 con quien tira amor sus flechas y su brazo emplea, fama se esfuerza, pero no la paga

~ Pérez de Guzmán (op.cit., p. 71) identitlca esta marquesa de Atitlán con dolía Luisa de Padilla. ~ Pérez de Guzmán laidentifica como la dama italiana Porcia de Leiva, princesa de Asculi. 82 Mariade laCerda, marquesa de la Puebla erala cuarta bija de don Juande la Cerday doña Juana Manuel de Portugal. Contrajo matrimonio en Nápoles con Antonio de Aragón y de Cardona,cuarto duque de Montalto. ~ Podría iratarse de doña Isabel de Leiva y Hurtado de Mendozaque aparece como esposa de don Luis de Toledo, señor de Mancera. Era laséptima hija de don Sancho Martinez de Leiva y Ladrón de Guevara, virrey y Capitán General de Navarra y de su primera esposa doña Leonor Hurtado de Mendoza y Leiva, su sobrina. “Pérez de Guzmán (op.cit., p. 71) laidentitica con doña Mariana de Mendoza de la Cuevay Leiva. ~ Heencontrado una doña Leonorde Rojas que fue esposa de don Francisco Pacheco de Natera, Caballerode Santiago. Erahija de don Juan de Rojas Trillo y de doña Leonor Boza y Figueroa. Pérez de Guzmán (op.cit., p. 72) la identifica con lamarquesa de Denia.

-546- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

porque no hay cosa en que su pruebahaga.

Veréis las dos de Castro a quien fortuna imposible es que al merecer iguale, son Juana a quienjamás llegó ninguna; Francisca que entre todastanto vale, que el claro sol y la hermosa luna de Mendoza y Pizarro en ellas sale. Juana y FranciscaPufionrostro canta, y el mundo al son los ánimos levanta86 Hermanas son y bien se les parece en valor y beldad y cortesia, /[160r]/ las dos do más el nombre resplandece de Zapata que el sol a mediodía, son Jerónima y Juana en quien ofrece el cielo cuanto pormilagro cría; Rubí se engasta de su esmalte puro, Puertocarrero el puerto ve seguro.

En el discurso de la grave lista id con nuevo recato apercebidos, que la belleza ofuscará la vista, y el valor y el saber a los sentidos, la condesa mirad de Alba de Lista, veréis en ella los deseos cumplidos que cuanto el mundo considera y sabe, doña María de Urrea87 es en quien cabe.

Aquella viva lumbre descendiente de Mendoza, Velasco se apellida, Juana gentil, en quien Ramírez siente bondad y gracia y triunfo sin medida; es doña Juana Cuello88 la siguiente, donde tal suerte y tal valor se anida, tal beldad, tal saber, tal gentileza que empereza la Ñma su grandeza. Si queréis ver de discreción la suma, si queréis de valor ver el extremo, de hermosura el fin, donde la pluma se ha de abrasar y al pensamiento temo, golfo de bienes que, aunque más presuma, 86Pérezde Guzmán (op.cit., p. 72) dice que se trata de las hennanas doña Juana y doña Francisca de Mendoza y Pizarro. 87 Doña Maria de Urrea, damanoble y erudita, hija de los condes de Aranda. Era esposa de don Diego Enríquez de Guzmán, quinto conde de Alba de Liste. Mujer de gran caridad y valor y peritísima en los idiomas griego y latino. ~ Doña Juana Coello, hija de don Alonso Coello y de doña Mariade Bozniediano, nació en 154S. Casó con Antonio Pérez, fhmoso secretario de Felipe II, el 3 de Enerode 1567. Estuvo en prisión desde 1591 hasta Abril de 1599 en que fue indultada tras la muerte del rey.

- 547 - EL PASTOR DE ULlOA

no correrá el deseo a vela y remo, /[láOvjj/ volved, veréis las cuatro lumbres tEllas y lo más que diré lo meno&ddllas.

Brianda, Andrea serán, Teresa y Ana, nortes del mundo y más de nuestra Iberia, por quien gozan victoria más que humana Béjar, Gibraleón, Arcos y Feria; Guzmán, Sarmiento, ZWIiga que llana hacen la palma nuestra y dan materia a la fama que haga formas tales que durarán por siglos inmortales.89 Gracia, bondad, valor, beldad, prudencia, linaje, fama y otras celestiales partes se ven en firme competencia, para quedar en un lugar iguales; es Mariana90 quien les da excelencia, la gloria de Bazán por quien son tales, y a quien la casa de Coruña llama, para más nombre gloria, triunfo y fama.

Entre estas maravillas singulares doña María Pimentel9’ se mira, valerosa condesa de Olivares, en quien el valor mismo se remira, y aquella preferida en mil lugares, doña Luisa Fajardo es quien admira a laNatura y Medellín dichoso por ella al mundo dejará insidioso. Aquella gracia y discreción que iguala a la beldad con ser en tanto grado que lo menos que vemos tiende el ala 416 lr)/ sobre lo más perfecto y acabado, miralda bien que es doña Inés de Ayala,92 sin poder ser de otra aquel traslada, aquel extremo de amistad y vida

~ Pérez de Guzmán (op.cit., p. 72) las identifica con las cuatro hermanas Guzmán y Sarmiento, de la casa de Medina Sidonia. Doña Brianda era duquesa de Béjar, doña Andrea condesa de Gibraleón, doña Teresa duquesa de Arcos y doña Ana condesa de Feria. ~ Marianade Bazáncasó con don Bernardino Suárez de Mendoza, conde de la Coruña Era primogénita de don Alvaro de Bazán, priniei- marqués de Santa Cruz y de doña Juana de Zúñiga y Avellaneda, hija de Francisco de Zúñiga, cuarto conde de Miranda y de doña Maria de Bazán. 91 Doña María Pimentel, segunda esposa de don Fadrique Álvarez de Toledo, cuarto duque de Alba y Huesca y marqués de Coria (hijo de don Femando Alvarez de Toledo y de doña María Enríquez). María Pimentel era hija de don Antonio AlonsoPimentel, sexto conde de Benavente y de la condesa doña Luisa Enríquez Girón. También existió otra doña MariaPimentel de Quiñones, mujer de Luis Fajardo, cuarto marqués de los Vélez. Era la segunda hija de don Alonso Pimentel Herrero, octavo condede Benavente, virreyy Capitán General de Valencia y Nápoles y de su primera esposa doña Catalina Quiñones. ~ Podría fratarse de doña Inésde Ayala, segunda hija de don Diego López de Ayala, tercer señor de Cebolla y de doña Constanza Manuel.

-548- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

de antigua y clara sangre producida.

Mirad, veréis a la gentil doña Ana Felix, felicidad de nuestra era, es condesa de Ricla, es quien allana al siglo el nombre de la Edad primera. Y aquella que se muestra más que humana en valor, suerte y gracia verdadera, doña Guiomar de Saa93 será su historia luz de Vanegas, de Espinosa gloria.

En Tavara y Cerralvo contemplamos nueva luz que los ánimos asombre, con estas das bellezas que juzgamos engrandeciendo de Toledo el nombre, si otiascada la vista retiramos veremos otro sol de tal renombre que el de Guzmán adelantado queda, por quien compite con el cielo Uceda.

Allí se muestra en rostro grave y ledo, aquella admiración de los vivientes, honor de Enriquez, gloria de Acebedo, siendo condesa sin igual de Fuentes. Y aquella, si en tan poco tanto puedo que, dejadas sus panes excelentes, diga su nombre, es doña Catalina de Carrillo y Pacheco, la más dina. 4161v]!

Mirad las dos de extraña maravilla en valor, en saber y en hermosura, la una de Escobedo, otra de Ercilla, gloria y honor, y más de la Natura, María y Catalina94 a quien se humilla todo lo digno de alabanza pura, ambas por albedrío y por estrella, aquesta de Bazán, de Hoyo aquella.

Llegue doña María de Peralta, en quien se alegra y enriquece al suelo; doña Angela de Tarsis do se esmalta más viva luz que la que muestra el cielo; Doña Isabel Chacón~ aquí no falta, que faltara la gloria y el consuelo.

~ Pérez de Guzmán (op.cit., p. 70) dice que se trata de una dama portuguesa. ~ Pérez de Guzmán (op.cit., p. 72) dice que es doña Catalina de Ercilla yZúñiga hermana del autor de La Araucana. “ Podría tratarse de doña Isabel Josefa Chacón Mendozay Cárdenas, cuarta condesade Casarrubios, señora de los Mayorazgos de los Carabancheles, Móstoles y Vargas. Casó con don Melchor Chaves y Mendoza, Caballero de Alcántara.

- 549 - EL PASTOR DE FIUDA

Tres tales son que para no agraviallas gastar debía tres siglos en baIlas.

Vamos a aquella de la antigua cepa, de Córdoba, sin par doña Maria,96 es Marquesa de Estepa, y con Estepa, serlo de un mundo entero merecía. Y a ti en quien no es posible que más quepa suerte, valor, beldad y gallardía, del tronco de Velasco, Mariana, por quien el de Alvarado tanto gana.

Las tres hermanas que en mirarse goza con atención el regidor de Oriente, véislas aquí, como las muestra Poza y como Aranda, y como Ávilaftiente. En ellas el real nombre se alboroza /[162r]/ de Enríquez y un misterio nuevo siente, que, aunque no es nuevo en él el bien cumplido esto en el mundo el que elias han tenido.

De Castro97 y de Moscoso98 llana hacen dos Teresas la luz y al sol escaso, por quien Mendoza y Vargas satisfacen sin haber cosa que más haga al caso, con doña Mariana más aplacen por quien Mendoza enriqueciendo a Laso se alegra el Tajo, y su feliz corriente dirá Losa y Mendoza eternamente.

Las dos hermanas en quien cupo tanto, que en lengua humana su loor no cabe, son Blanca99 y Catalina,100 y son espanto de quien lo menos de sus panes sabe. El claro nombre de la Cerda en tanto abre su lumbre, y estas son la llave

~ Quizá sea doña María Fernández de Córdoba, octava hija de don Juan Fernándezde Córdoba, segundo señorde la Villa de Zuheros y de doña Elisa Gutiérrez de los Ríos. 9’ Teresa de Castro y de laCueva era latercera hija de don Pedro Fernández de Castro Andrade y Portugal y de doña Leonorde la Cueva y Girón (hija de los terceros duques de Alburquerque). Esta Teresa fue señora del condado de Andrade y casó el 11 de Enero de 1573 con García Hurtado de Mendoza, cuarto marqués de Cañete. ~ Podría serdoña Teresa de Moscoso Osorio y Castro, llamada también Teresa de Castro, era esposa de don Diego de Vargas Carvajal. Era latercera hija de don Rodrigo de Moscoso Osorio y Toledo, quinto conde de Altamira y de doña Isabel de Castro y Andrade (hija de don Fernando Ruiz de Castro, conde de Lemos y de doña Teresa de Andrade). ~ Doña Blanca de laCerda era esposa de don Fernando de SilvaAyala y Monroy, sexto conde de Cifuentes. Era la sexta hija de don Juan de la Cerda y de doña Juana Manuel de Portugal, dama de la emperatriz doña Isabel. lOO Doña Catalina de la Cerda era dama dc la reinadoña Ana de Austria, cuarta mujer de Felipe II. Era mujer de don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, quinto marqués de Denia y primer duque de Lerma. Hermana de la anterior era laséptima hija.

-550- LUIS GÁLVEZ DEMONTALVO

con su gracia y virtud resplandecientes, una de Denia y otra de Cifrentes.

Aquella que, aunque el sol más se le acerque, es imposible que a su luz parezca, y por más vueltas conque el cielo cerque, no hallará quientanto loor merezca, es la gentil duquesa de Alburquerque por quien después que todo el bien perezca, recobrarse podrá en laantigua Cueva que ha de ser siempre milagrosa y nueva.

De singulares dones me~orada se ve doña María de Padilla, ¡ /[162v]/ del mundo por valor Adelantada, siéndolo por estado de Castilla. Y la que fue de tal beldad dotada que la misma belleza se le humilla, doña Juana de Acufia,’02 en quien se halla tanto que más la alalia el que más calla.

La de Velada y la del Carpio vienen, aquesta de Toledo, esta de Haro, y ambas del cielo en lo que en sí contienen de beldad y valor y ingenio raro. Junto con ellas, a su lado, tienen a la que no fue el cielo más avaro, es señora de Pinto, y es aquella luz de Carrillo y de Fajardo estrella.

No nos encubre la alta Catalina de Mendoza’03 su aspecto valeroso, Marquesa de Mondéjar, sola dina de hacer nuestro siglo venturoso. Ni aquella de bondad tan peregrina del nombre de Velasco generoso, que desde Pefiafiel hinche la tierra de cuanto bien y gloria el mundo encierra.

La que al sol mira en medio de su esfera, y el sol se oflisca al resplandor jocundo,

~ Doña María de Padilla era la cuarta hija de doña María de Acuña, séptima condesa de Buendía y de don Juan de Padilla, señorde laCasa de Padilla y Adelantadomayor de Castilla. Doña Maria casó con don Cristóbal Gómez de Sandoval, primer duquede ticeda. i02 He encontrado una tal doña Juana de Acuña que fue monja en el convento de Santa Isabel de Valladolid. Era hija de don Juan de Acuña y de doña Constanza de Avellaneda, pero no estoy seguro de QblIe se trate de lamisma persona. Quizá podria fratarse de doña Catalina de Mendoza, tercera hija de don Juan Hurtado de Mendoza, señor de Beleña y Valbermoso de las Sogas (hijo segundo de don DiegoHurtado de Mendoza, primer duque del Infantado y de la duquesa doña Brianda de Luna) y de doña Beatriz de Zúñiga y de Toledo. Casó con don Juan de Castilla, Caballero de la orden de Santiago.

-551 - EL PASTOR DE FilADA

es doña Ana del Águila, do espera Ciudad Rodrigo, y goza el bien del mundo. Quise cantar aquesta luz primera al cabo de este templo sin segundo, 1163r]/ ya que en el orden no hay otro remedio, para igualar principio y fm y medio.

Dijo el mago Erión y, vuelto a los tres pastores que, con sumo contento, le escuchaban, recibió de ellos las debidas gracias y, tornando del fresco jardín, les señaló aposentos en que habitasen y familiares suyos que los sirviesen, donde gozaban sin medida su deleite, cuando con las diosas de los montes, siguiendo las fieras; cuando con las dehesas de las selvas, cazando las aves; y cuando con las ninfas del sagrado río, apartando el oro de entre la menuda arena. Vida dulce, más fácil de ser invidiada que imitada,’~ donde era la razón señora, el deseo cautivo, el gusto honor, el honor regalo, amor ardía y el respeto no se helaba. Bien se puede de aquí esperar firmeza que, donde falta virtud, dificil es la perseverancia.105 Y ahora volvamos a la ribera, donde, con su bien o su mal, quedaron nuestros pastores esperándonos. /[163v]/

¡04 En la expresión de este deseo late lo que dice A.J. Cascardi (“meexit from Arcadia: Reevaluation of te Pastoral in Virgil, Garcilaso, and Góngora”,JournalofFlispanio Philology, 4 n02 (1980) p. 119-141) acerca de la búsqueda del paralso terrenaljunto con la inocencia perdida, desde el convencimiento de que no podrán ser recuperados. En este sentido el género “takes its primary impulse from te contrastbetween te ideal world it purports to represent andte one in which man lives” (p. 121). Además deque se aprecia ladicotomía objetiva/subjetiva de lavisión de Gálvez de Montalvo por la que los libros de pastores, según Mujica (op.cit., p. 173) no son más que proyecciones de una utopia en laque eventualmente, triunth la virtud sobre el mal y “a semblance of order is imposed on dic caotic reality of human existence”. se ha puesto nunca en relación elcomienzo de esta sexta parte, tan utilizado, por lo demás, por toda la crítica para demostrar la ironía de Gálvez de Montalvo, con este cierre, marco idóneo donde la ironía queda ligeramente matizada por laexpresión de un deseo, o simplemente de su proyección, donde quede recogida una formade vida para salvarla del paso del tiempo. Gálvez de Montalvo expresa, ante la imposibilidad del ideal bucólico del que, supuestametne, se ha mo1~do al principio, un desideratum posible en ini ámbito mágico como es elcreado aquí, donde es, incluso, viable lacuración del tipo de amor más abominable.

-552- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

SÉPTIMA PARTE DEL PASTOR DE FEIDA Si en la llaneza y soledad de los campos se lloran celos y se padece olvido, ¿de qué más se puede amor culpar en la pompa de las cortes, y en el tráfago de las ciudades? De la mentira y engallo de un corazón que, dividido en mil partes sin reparar en ninguna, a todas se vende por entero; y de la miseria del amador que, a Inieco de no ser olvidado, le es fácil pasar callando por más mal que sospechas y recelos, donde claro se ve cuánto mayor sea el dolor del olvido que la pasión celosa. Celosos he visto yo, sin miedo de ser olvidados, y jamás vi olvidado que no viviese celoso. Ausencia calle con celos, celo y ausencia con olvido que, si el ausente carece de su contento, puédele buscar, y el celoso si le halla es en poder ajeno, y el olvidado ausente está y con más violencia y celoso y con menos reparo. Pero todo esto no puede compararse, amor, a la injusticia de un engaño que, mientras uno con lealtad y fe sirva y ame, sea pagado con fingida voluntad y agradecida esta paga. ¿Mas quién me aparta a /[164r]/ tan insufrible consideración? Vuélvame la verdad de mis pastores a la agradable ribera, donde ya que como humanos hagan mudanzas no como dañados harán engaños.’ Vimos venir a Sasio del sacro templo de Diana tan contento de la venida de Silvera, como si tuviera muchas y grandes seguridades de su amor, mas sucedióle lo que suele a los confiados que la pastorcilla gentil no estimando en nada haberla él hospedado en la ribera de Pisuerga, y agasajádola con su música y canto tantas veces, y alabádola en tiernas y numerosas rimas, y menos la afición que de presente le mostraba, puso los ojos en el prendado Arsiano, empleo que a la verdad pudiera tener Sasio por venganza, si su mucho amor la consintiera, porque mas que nunca Arsiano amaba a la hermosa Amaranta. Y de aquí vino que Sasio y Arsiano adolecieron a un tiempo con el continuo cuidado, con el celoso dolor, con las noches malas y los peores días, y en muy breves, Sasio murió dejando un general sentimiento por cuantas aguas riegan nuestra España, especial en los pastores y hermosas hijas del sagrado Tajo y pienso que las nueve Musas y el mismo Apolo sintieron esta pérdida.2

‘En este comienzo se puede apreciar laambivalencia desde laque dispone Gálvez de Montalvo su relato mu-ando, a un tiempo, hacia larealidad social y hacia el ideal bucólico. Trata de proteger un deseo susceptible de ser salvado, tan solo, en el ámbito pastoril 2 Esta es la terceramuerte que tiene lugar en lanración, lo cual sugiere a Avalle-Arce (op.cit. p. 146) “una fuerte dosis de temporalidad” que destruye el carácter mítico de anteriores muestras pastoriles; como si lamuerte no fueraun integrante propio del género, tal y como lo demuestra Darniani en “Et in Arcadia Ego: Death iii La Diana ofJorge de Montemayor”, Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, 8 ni (1983), (p. 1-19).

- 553 - EL PASTOR DE FILIDA

¡Oh grande padre de la música! Sin duda callabas cuando te llamó la muerte. Tú, con tu voz divina, mil veces alegraste los tristes, y aliviaste los dolores ajenos, digno fue tu acento de resonar en /[164v]/los cielos y de mover las peflas en la tierra, ¿cómo ahora no lo haces en la que te cubre? Vengan Sasio de las remotas naciones los hombres raros a llorar tu muerte, y de la propria llore Filardo, lloren Arsiano y Matunto y tu traslado, Belisa, en quiennos queda tu mayor herencia y nuestro mejor consuelo. Fue puesto Sasio poco distante de su cabafia en un mármol negro como el ébano de oriente, cubierto de otro blanco como la nieve de la siena, y en muchas plantas que alrededor tenía se escribieron diversos epitafios en sus loores. Mas entre todos el famoso Tirsi, cuyas rimas tantas veces Sasio solía cantar, en el tronco de un olmo que con sus ramas cubría el ancho sepulcro, escribió estos versos de su mano: De Tirsi a Sasio3 Yace a la sombra deste duro canto, el que le enterneciera si cantara, dejando al mundo su silencio en llanto. Dejó el velo mortal, el alma cara, mas no pudieran muerte y amor tanto, si el cielo para sí no le envidiara. Amor y muerte dan, recibe el cielo, el don es Sasio y quien le llora el suelo. Entre las lágrimas justas de estos amigos pastores nació otra justísima ambición y codicia pa/(165r]/ra heredar la lira del segundo Orfeo.4 Los opositores Ñeron Filardo y Matunto, Belisa y Arsiano que, aunque enfermo y sin gusto, dejó el lecho y se animO a esta empresa. Pusieron por jueces al venerable Sileno, al celebrado Arciolo, al famoso Tirsi que todos tres sabían la dignidad de los cuatro pretendientes y aun esto fue causa de no determinarse, antes remetieron el juicio y la lira a las ninfas del río. Ellas la tuvieron un día en su poder, y la cubrieron de una rica fUnda de oro y seda, hecha por las hermosas manos de Aretusa, y ansi adornada la enviaron a las dehesas de las selvas, donde estuvo otros dos días entre olorosas flores y yerbas, y hecho un carro triunfal, cubierto de yedra y de frescas ramas, tirado de dos blancos becerros, fue llevada en él a las diosas de los montes, y allí se consagró a Fiida en cuyo poder, de conformidad de

D. Devoto (“Las letras en el árbol” (De Teócrito a Nicolás Olivan)”, Nueva Revista de Filología Hispánica, 36 (1988) p. 787-852) menciona esta octava dentro de la tradición virgiliana, aunque se equívoca cuando dice que el epitafio incluido en el libro de Gálvez de Montalvo por Tirsi se compone de tres octavas cuandosólo hay una. Sobre la presenciade cierta violencia soterrada ai el medioarcádico tieneS. Mujica el articulo “Violence lii te PastoralNovel from Sannazaroto Cervantes”, Hispano-Italie Studies, 1(1976),(p. 39- 55). Cabañas, igualmente en “Eurídicey Orfeo en lanovela pastoril”,Estudios dedicados a Menéndez Pidol, CSIC, IV (1953), (p. 33 1-358), mencionaesta ponderación sobre el personaje.

-554- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO ninfas y pastores, quedó aquel don caro del cielo, y con mayor fuerza que antes mueve los animales y las gentes por la grandeza de su poseedora. ¿Pero la lástima universal de Sasio y el general aplauso de su muerte por ventura movieron el pecho de Silvera? Eso no, que moría por Arsiano y, mientras un contento huye, mal puede haber otra cosa que lastime. Juntos estaban un día gran número de pastores y pastoras, caído el sol, gozando de la frescura de un verde pradecillo y del templado viento ¡[165v]! que soplaba, donde Alfeo los ojos en Finea, Andria los suyos en Alfeo, los de Arsiano en Andria y los de Silvera en Arsiano, Andria rompió el silencio y dijo al sonde la zampoflade Silvera: ANDRIA5 Suele en el bosque espeso el animoso mozo gallardo que, con el agudo venablo fuerte, ha penetrado el crudo pecho del tigre, o del león, o el oso,

mirarle en tierra muerto, sanguinoso, y recrearse viendo lo que pudo, y a las veces, dejándole desnudo, la piel acuestas, irse victorioso.

¿No he sido digna yo de tanta cuenta como las fieras que la muerte suya baña de envidia mis cansados ojos,

pues tienes el matarme por afrenta, y estimas en tan poco mis despojos, que te ofende mi alma porque es tuya? Acostumbrado estaba Alfeo a oír estas mancillas y Arsiano a sentirlas por los dos, pero no por eso menguaba punto de su amor, y como ahora vido que, callando Silvera, Filardo tañía, dijo ansi, puestos los ojos en la fingida Amaranta: ARSIANO6 Mientras el más ocioso pensamiento del bravo mozo con soberbio pecho /[166r]/ levanta de su honra o su provecho hasta las nubes máquinas de viento;

las victorias allí de ciento en ciento, laplata, el oro se le viene al lecho, y alargando la mano a lo que ha hecho,

Soneto (ABBA:ABBA:CDE:CED) que alterna el sentir cancioneril de larepresentación abstracta con alguna imagen más concreta del cazador y los despojos de sucaza. 6 Este otro soneto sigue en la misma línea del anterior, pero cambia su rima en los tercetos (ABBA:ABBA:CDE:DCE).

- 555 - EL PASTOR DE FILIDA

se ve de rico pobre en un momento;

dejando yo estas torres de victoria, de triunfos, de riquezas, de despojos, suelo fingir, pastora, por lo menos,

que me miras de grado con tus ojos, mas despiértame luego la memoria y quedo con los míos de agua llenos. No dio lugar Silvera a que Filardo dejase la zampoña que al punto que Arsiano acabó su soneto, vuelto a él, comenzó de esta manera el suyo: SILVERA7 Toma del hondo del abismo el fuego, la rabia y ansia de los condenados, el descontento de los agraviados, de los tiranos el desasosiego.

Pónio en el alma donde el amor ciego puso tu merecer y mis cuidados, y porque sean mis males confirmados, cesen mis ojos de mirarte luego,

Que, de tu voluntad escarnecido, aqueste amor que sólo me asegura ¡[166v]! prisión. afi-enta y muerte de tu mano,

no sólo, no, de lo que siempre ha sido podrá quitar un punto, un tilde, un grano, pero hará mi fe más firme y pura. Estos pastores cantaban y otros menos afligidos, aunque todos enamorados, se estaban ejercitando en grandes pruebas, cuando entre todos llegó un pastor robusto, con un cayado dejó un sayo tosco sin pliegues hasta los pies y en izquierdo un zurrón de lana, cinto ancho de piel de cabra y caperuza baja de buriel; serrano era el traje y el color del rostro más, pero la postura y brío tan gentil que suspendió a todos su llegada y en lugar de cortesía, soltando cayado y zurrón, desafló a tirar, saltar y correr a cuantos allí estaban. Muchos salieron a estos desaflos, mas a ninguno le estuvo bien, ansi a los que saltaron y corrieron como a los que tiraron la barra. Y entre ellos no quedó el menos corrido Alfeo, sino el más deseoso de saber quién fuese, y si con este cuidado mirara a la serrana Finea, conociera fficilmente ser el pastor Orindo,8 por cuyo

‘Con este tercer soneto cierra el conjunto de versos italianizantes con una fuerte tendencia hacia el conceptismo cancioneril. En este últimorepite larima del primero. 8 La aparición de este personaje funciona amodo de deus a machina quepropicia lasolución de los casos amorosos de Finca, Alfeo, Amaranta, Arsiano y Silvera, teniendo en cuenta que laanterior muerte

- 556 - LUIS GALVEZ DE MONTALVO desdén ella andaba desterrada, que la turbación de su rostro bien claro se lo dijera, pero seguro de esto, pensó que era su mudanza porque aquel serrano le habla vencido. Y llegándose a ella le dijo:

- Finca mía, en esto y en todo es Ñcil que todos me venzan, mas /[167rjj/ en amarte ninguno. A esto Finea le hizo señas que callase que vido venir a Orindo adonde estaban, el cual, tras breve salutación, le dijo:

- Finca, ¿hallaste mejor en lo llano que en la siena?

- ¿Quién eres tú -dijo Finea- que quieres saber eso de mi?

- Si tú no lo sabes -dijo Orindo- menos lo quiero yo saber, pero certificote que soy Orindo.

- Ya te conozco -dijo la serrana, y sin más hablar se levantó y dejólos. No hizo señal Orindo de seguirla, ni Alfeo de sentimiento, aunque le tuvo en medio del corazón y ya que la noche cerraba se Le a buscarla a su caballa, donde amargamente la halló llorando y, queriéndola alegrar, no pudo. Muchos días pasó Finca de esta suerte, y muchos Orindo la seguía, y otros muchos Alfeo confliso no sabía si perdía o si ganaba,9 hasta que veniendo un día Siralvo a la ribera, que muchos acostumbraba venir a visitar las caballas de Mendino y los pastores que curaban su ganado, Alfeo le rogó que hablase con Finca y supiese de ella la causa de sus lágrimas, porque si era pesar de ver a Orlado él le echaría fácilmente de la ribera, y si era voluntad de volverse con él, no era razón desviárselo.’0 Siralvo lo tomó a su cargo y a pocos lances sintió de Finca que andaba cruelmente combatida y su salud a mucho riesgo. Orlado era de su misma suerte, y Alfeo no; de manera que estándola bien casarse con Orindo, a Alfeo no I[167v]/ le convenía casarse con ella. Su destierro había sido por desdén de Orlado, y ya venía humilde a su desculpa. Orlado era su amor primero, Alfeo segundo. Por otra parte amaba a Alfeo, y se veía de él amada y en él había tantos quilates de valor y

de Sasio viene a cumplir una suerte de eliminación de obstáculos que facilitan la labor organizadora que se leencomienda a Siralvo para resolver estos problemas. De este modo y de una manera definitiva, el protagonista puede demostrar sus cualidades de cortesano perfecto, no sólo por la a»ida prestada, sino rr la consecución exitosa de su empeño. El paso de lafelicidad a la infelicidad está íntimamente unido al cumplimiento o a lainsatisfacción de la pasión amorosa, como afirma Poggioli (op.cit., p. 42). 10 Con la aparición de Orindo la reacción de lospastores parece no corresponder al ámbito pastoril, pero larivalidad y los celos son potencialidades quepueden surgir en cualquier momento, sobre todo cuando hay varios pretendientes quetienen por objetivo lamisma pastora, según dice B. Mujica (Iberian Pastoral Characters, 1986, p. 128). Sin olvidar la violencia soterrada que esta misma autora estudia en el articulo ya citado.

- 557 - EL PASTOR DE FILIDA merecimiento que antes ella se debía dejar morir que hacer cosa en que lo ofendiese.

Acordábase de la venida de Amaranta y que su mucha hermosura y afición no habían sido parte para torcer su voluntad.” Estas consideraciones y otras muchas en la discreta Finea eran ponzoña que penetraba su pecho, pero Siralvo que verdaderamente a los das amaba, valiéndose de toda su industria echó el resto de su diligencia y pudo tanta que, en dos días que se detuvo en la ribera, trocó las lágrimas de aquellos pastores en súbito placer y contento. De manera que Orindo y Finea tomaron a su primera amistad, Alfeo y la encubierta Andria a la suya y Arsiano, vencido de la razón, volvió sus pensamientos a Silvera, que tan tiernamente le amaba. Con intención, Finea y Orindo de volverse a la sierra, Alfeo y Amaranta a la olvidada corte, Arsiano y Silvera de habitar el Tajo, no quedó en sus campos pastor que de tanto bien no se alegrase. Y junta la mayor nobleza de la pastoría, concertaron celebrar estos conciertos hechos por mano de amor con alguna fiesta en me/[168rJ/moria de ellos. Y sabiendo ya que Alfeo era cortesano, quisieron que la fiesta fUese a su imitación. Propuso Elpino que se enramasen canos, y en ellos saliesen invenciones y disfraces con músicas y letras cada uno a su albedrío. Ergasto dijo que se cerrase una gran plaza de estacada y dentro se corriesen bravos toros con horcas y lanzas. Pero Sileno dijo:

- Yo tengo yeguas que en velocidad pasan al viento. Mendino y Cardenio lo mismo y holgarán de dallas para el caso. Hágase una fiesta de mucho primor que en las ciudades suele usarse y sea correr una sortija’2 donde se puede ver la destreza y ánimo de cada uno.

“Aunque es más que improbable que Gálvez de Montalvo conociera o hubiera leído el tratado De Amore de Andrés el Capellán, aquí hay un reflejo de una de sus recomendaciones a la hora de buscar el amor perfecto (“afirmo que nadie debeexceder los limites de su clase, sino que todo hombre íntegro debe buscar el amor de una dama integra, que pertenezca a su misma clase(y un hombre de clase media el de una mujer de su misma condición), y así cada clasesocial se conservará pura y cada cual saldrá remunerado según sus esfuerzos”, p. 105); que esta ideologia forman parte de su sociedad y que se mantuvieran vivos estos principios, reactualizados unos y conservados otros en su origen y sentido primitivos por las nuevas corrientes neoplatonizantes, parece lo más probable; además no se debeolvidar que la conclusión final de lanarración cierra con regocijo y fiesta los problemas solucionados por Siralvo. Tal vez estodemuestre que en el espacio y en el tiempo arcádicos hay soluciones para casos como este, aunque estos procedan de un tiempo y un espaciosocial donde se encuentran las receptoras, cuya ~probacióntambién seriabuscada. Después de lapertenencia a buen linaje la condición esencial queha de cumplir el cortesano perfecto, según Castiglione, es el ejercicio de las armas (op.cit., p. 128). De alguna manera, si Gálvez de Montalvo está empeñado en retratar un cortesanoperfecto y establecer un modelo acabado de vida desde la perspectiva de los ideales culturales de su época, debía acomodar un episodiodonde las armas tuvieran una presencia y un papel activo. El reto consistía en introducirlo en un medio en que, por milenaria tradición, las amias estaban abolidas, al menos como asunto principal. Por esto mismo la invención, o quizá mejor, eltrasvase de un juego cortesano a un molde ajeno no resulta tan disparatado como parece si seconsidera que en lanarración de Gálvez de Montalvo ha estado bordeando, constantemente, elplano socialy cortesano. Primero por estas razones, y segundo por el final festivo que Oil Polo introduce en su obra y que actúa como antecedente y ejemplo a seguirla fiesta de la sortija se adapta a la perfección al

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Esta proposición de Sileno agradó a todos y de conformidad hicieron mantenedor a Liardo y acompailado a Licio y juez a Sileno. Y a la hora se escribió un cartel señalando lugar para el cuarto día, desde la mitad de él hasta puesto el sol, donde allende de los precios que ellos quisiesen correr, al más galán se le daría un espejo, en que viese su gala; al de mejor invención un dardo con que la defendiese; a la mejor lanza un cayado para otro día; a la mejor letra las plumas de un pavón; y al más certero una guirnalda de robre por vencedor; y al que cayese un vaso grande en que pudiese beber. Venida la noche, por toda la ribera se encendieron anchas hogueras y el buen Sileno con toda la compaflia, principalmente Mireno, Liardo, ¡[168v]! Galafrón, Barcino, Alfeo, Orindo, Arsiano, Colín, Ergasto, Elpino, Licio, Celio, Uranio, Filardo y Siralvo salieron por la ribera en yeguas de dos en dos, con largas teas encendidas en las manos, corriendo por todas partes con mucho contento de cuantos lo miraban, porque unos se veían ir por la cumbre del monte, otros por los campos rasos, otros por entre la espesura de los sotos y aun algunos arrojar las yeguas en el Tajo y pasarle a nado, reverberando sus lumbres en el agua. Después, al son de la bocina de Arsindo, se juntaron en un ancho prado que a una parte sin yerba y llano y a otra lleno de altas pellas, era sitio para la fiesta principal muy acomodado, y allí fijaron su cartel en el tronco de una haya, y con gran orden, acompañando al viejo Sileno, se volvió cada cual a su caballa. Excepto Siralvo que fue a despedirse de Arsiano, Orindo y Alfeo y de las hermosísimas Andria, Finca y Silvera prometiéndoles hallarse allí el cuarto día. Con lo cual guió a la morada de Erión, donde Mendino y Cardenio lo aguardaban, maravillados de su tardanza. Allí les contó el pastor lo que pasaba en la ribera y cómo los pastores de ella les pedían sus yeguas y Sileno daba las suyas. No lo excusaron Mendino y Cardenio, antes por su orden volvió Siralvo a darlas el tercero día, y ellos también se determinaron de ver aquella fiesta tan nueva entre pasto/[ 1 69r]/res. Pero primero quisieron avisar a las amadas ninfas y pudiéronlo &cilmente hacer porque hallaron a sentir vital, social y literario de laépoca. Asi lo corrobora E. López Estrada (“Fiestas y literatura pastoril: el caso de laDiana enamorada de Gil Polo”, Lofile el 1 ‘écritw-e, tjniversite de Provence, 1985 (y. 199- 211) que considera análogasambas situaciones, cuando ya los casos amorosos pastoriles han sido resueltos, la ficción se abre a la descripción de las fiestas de la época (y. 208). De todos modos este cierre de la narración de Gálvez de Montalvo creo que se ajusta a lanaturaleza peculiarde la misma y no constituye en si misma ninguna sorpresa como dice L. Clare (“La Quintaine, la course de bague et lejeu des tétes: ¿tude historique et ethno-linguistique d’une ffimille de jeux ¿questres”, CentreNational de la Recherche Scientiflque, Paris, 1983, p.218), quizá la sorpresaprovenga del plano de laserie genérica con

-559- EL PASTOR DE FLIDA

Florela en el monte, esperando que un ruiseñor se recogiese al nido para llevarle a Fflida que aquella noche se había agradado mucho de su canto. Para este efecto la acompañaron los dos gallardos pastores, y tomando Mendino el ruiseñor se lo dio a Florela y le dijo lo que en la ribera pasaba, y que en todo caso Filuda y Filis y Clon no perdiesen de ver aquella fiesta, porque con la esperanza de verlas, él y Cardenio y Siralvo estarían allá. Con esto Florela se encumbró al monte y los pastores se bajaron con el mago que, ya la mesa puesta, los esperaba. Costumbre tenía Erión de tomar el instrumento sobre comida para recrear juntamente los cuerpos y los ánimos,’3 ansi esta vez en siendo acabada tomó un coro, que divinamente le tañía, a cuyo son los pastores se transportaron, y al fm de él, alabando al docto mago, y tomando su licencia, se salieron

con los arcos por el monte, deseosos de toparse con las ninfas. Mas no les fue posible

porque como ellas tuvieron aviso de la fiesta, juntáronse Fílida y Filis, Clon y Padelia,

Nerea y Albanisa, Arectusa y Colomnia y fueron al templo de la casta diosa por r~<~aa para ir a la ribera. Ansi gastaron el día, y Mendino y Cardenio buscándolas en vano y ya que bajaban a la cueva, mataron dos corzos en la falI[169v]/da del risco. A la hora con Siralvo, que era venido a certificarles la fiesta, los enviaron a Sileno porque supieron que los había menester el siguiente día, y ellos, en amaneciendo, dejaron la cueva y fueron a sus caballas, donde le hallaron poniendo orden en todo. Era muy de ver a cada parte los sitios de los pastores donde tenían sus yeguas, y ordenaban sus invenciones cada uno en soledad con los de su cabaña, sin que de otro nadie los ocupase. Y sabiendo Sileno de Florela, que vino delante, cómo las ninfas venían, mandó hacer tres enramadas, una para él y los precios, otra para las ninfas y otra para las pastoras. En estos apercebinilentos, pastoras y ninfas, y la hora de la fiesta llegaron juntas. A cada cual puso Sileno en su sitio y tomando el cartel subió al suyo con Mendino y Cardenio y los festejados Alfeo, Arsiano y Orindo. Sin duda eran estos los más apuestos pastores del Tajo, y estas las más hermosas pastoras del mundo. A las

ninfas no alabe lengua humana, porque ellas no lo nnr~níap ¡nviciincn Pshn se puso tras las pardas nubes, y ansi pasó el día todo sin dar fastidio con sus rayos; soberbia la tierra

la que contrasta, pero la obra de Gálvez de Montalvo adopta rasgos y personaliza otros muchos hasta dar con el producto híbrido que es su libro. ‘~ “Ihe miraculous effects ascribed to music byte ancient Greeks 1<] alí were constantly in te minds of te Renaissance musicians. The beneficial effects ofsong and music on te spirit of man were rexterated in te Renaissance, under te influence ofte Neoplatonism of Marsilio Ficino [...] Music tus also provides a new dimension of life to nature, te great paradigm of te novel” (BM. Damiani, Montemayor’s Diana: Musie andihe VisualAris, Madison, 1983, p. 27-28).

- 560 - LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

se alegró de arte que compitió con el cielo. Pues los pastores que tan mejor lo sentían, celébrenlo con mirarlo si ojos mortales bastan a tanto bien. Y ahora digamos /[170r]/ cómo llegó el mantenedor Liardo,’4 vestido de un paño azul finísimo, sayo largo vaquero y caperuza de falda, camisa labrada de blanco y negro, con mangas anchas, atadas sobre los codos con listones morados, zarafuelle y medias de 1am parda y verde, zapato de vaca que le servía de estribo y espuela, en una yegua castaña acostumbrada a volver los toros a las dehesas, el freno era un cabestro de cerdas con una lazada revuelta por los colmillos y la silla una piel de tigre de varias colores. Y presentándose a Sileno fue su letra:’5 Si no gano mantiniendo mas que en mantener la fe, pocos precios ganaré. Licio, su acompañado, salió de la misma suerte, excepto que el vestido era leonado, la yegua baya y por silla su gabán doblado y la letra: El que con la fe ha perdido la esperanza, ¿qué ganará con la lanza? Celio cogió de los campos gran diversidad de flores y yerbas, y con el jugo de ellas y agua de goma pintó la yegua y la lanza y su vestidura, que era de un blanco lienzo, todo a bani¡jl7Ov]/das de más de diez colores, pero la que caía sobre el corazón

era negra,’6 y la letra: Las alegres son ajenas, mas las tristes proprias son y más las del corazón. Puso por precio una bolsa de 1am parda con cenaderos verdes y contra ella señaló Sileno unas castañetas de ébano con cordones de seda, luego al son de la bocina de Arsindo y de un atabal de dos corchos que Pirón tañía, tomaron lanzas, y a las dos que corrieron no hubo ventaja, pero a las terceras Liardo Uevó la sortija y Celio la

“ Se detiene en describir la indumentaria de cada participante en el juego de la sortija. Se puede observar un cuidado por el detalle y un gusto por los colores y atuendos, y aun disfraces, que destacan por lo vistoso y bizarro del conjunto, algo que no desentona con lo que dice Federico Fregoso en El Cortesano (p.245). Sin olvidar el carácter simbólico de los colores (para este asunto véase H. Goldberg, “A Reappraisal of Colour Symbolism iii the Courtly Prose Fiction of Late-Medieval Castile”, RulleUn of Hispanic Siudies, 69(1992) p. 22 1-237). ‘5K. Whinnom (La poesía amatoria de laépoca de los Reyes Católicos, University of Durham, 1981, p. 47) caracteriza estas letras como divisas que solían estar bordadas o grabadas en la ropa o en las armas y constaban, normalmente, de dos o tres versos ya octosilabos, ya combinados con un verso de pie quebrado. ~6 Es obvio el simbolismo del color que además cae sobre el corazón.

-561 - EL PASTOR DEFiluDA cuerda. Recibió Liardo sus precios y diólos a la hermosa Andria que a quien él quisiera no podía, y vuelto al lugar. Llegó Uranio vestida la piel entera de un oso que él había muerto y en la cabeza de la yegua, hecha de cartones, otra de sierpe que la cubría, y en la anca una gran cola de la misma invención, la lanza cubierta de pellejos de culebras de arte que parecía verdaderamente un oso sobre una sierpe con una gran culebra en la mano. Decía su letra: Pero la que sigo es al revés. Puso por precio un cuerno de yerba ballestera y Sileno un carcaj con seis saetas y licencia pa/[171r]/ra hacer un arco el que ganase. Corrieron sus lanzas Licio y Uranio y las cinco fueron con tanta gallardía que a todos dieron contento, pero a la sexta, como la yegua de Uranio llevaba la cabeza cubierta, tropezó y dio con el oso una gran caída, perdió el precio, pero diósele el vaso de agua, y tomando a subir algo corrido, se puso a un cabo. Luego entró Siralvo en una yegua overa, vestido de caza de una tela blanca y verde, por toda ella sembrada de efes y eses, de las efes salían unos lazos que en muchos nudos enredaban las eses y la letra: De ti nacieron los lazos,

Y, uy liii la gana de yerme ansi. Puso por precio doce cintas de colores con cabos blancos y Sileno dos cenojiles de lo mismo. Corrieron Liardo y Siralvo sin haber ventaja entre ellos, pero como ya dos aventureros habían perdido, quiso Sileno animar a los demás y juntamente hacer lisonja a Mendino y dióle el precio a Siralvo, el cual mirando a quién pudiese darle, vido llegar a la enramada de las ninfas un pastor muy flaco, vestido de un largo sayo de buriel en un rocín que casi se le veían los huesos, y a las ancas traía otro pastor en habito de ¡[171v]! vieja, ambos con máscaras feisimas, y llegándose a ellos, les dio los cenojiles y las cintas, los cuales a la hora los presentaron a Sileno y nidieron cainno. Sileno se le otorgó y señaló contra sus precios una bola de acero bruñida que servía bastantemente de espejo y, llegado al puesto, el pastor disfrazado quiso suplir la falta que había de padrinos en esta fiesta y hasta la media carrera le llevaba la vieja la lanza, allí la tomaba él y en corriendo se la tomaba a dar; la gracia de las lanzas era muy conforme al talle, y la lisa de las ninfas >~ pastéres ho cesaba. Al fin, por pagalles el contento, Licio pidio al juez que les diese los precios y preguntándoles las ninfas si traían letra, sacó la vieja un

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papel y diósele. Entre los pastores no se supo lo que decía, entre ellas basta que fue bien solemnizado con risa y colores en algunas.’7 Aquí llegó Filardo en una yegua alazana de hermoso talle, traía vestido sobre jubón y zarafuelles blancos, sayo y calzones de grana fina, caperuza verde y en ella un manojo de espinas con un ramo de oliva que salía de entre ellas y la letra: Mi guerra produjo espinas, mas amor mi paz les puso por flor. /[172r]/ Dio por premio un caramillo de siete puntos y, contra él, Sileno una flauta de trece. Corrió Liardo laprimera lanza en que llevó la sortija, siguióle Filardo de la misma arte, a la segunda Liardo tocó en ella y derribóla, lo mismo hizo Filardo, y a la tercera Liardo no llevó tal lanza como las pasadas, pero Filardo la aventajó a todas, y ansi Sileno le dio el precio, y él a Silvia que con el deseo le tenía comprado. A la hora oyeron gran ruido de instrumentos y voces, y vieron llegar una ancha cuba soba sobre secretas rodajas, tirada con cuerdas de cuatro máscaras con rostros de simios y pies de sátiros. Venía enramada toda y encima un pastor sentado con carátula ancha y risueña, los brazos desnudos, los pechos descubiertos y en su cabeza una guirnalda de pámpanos llenos de uvas y hojas, en una mano una copa y en otra un odre, alrededor de él, con las mismas coronas y alegría, venían muchos hombres y muchachos que torciendo llaves del vientre de la cuba, sacaban vino, henchían vasos y derramaban los unos sobre los otros. No faltaba quien también tañese chapas, albogues, bandurrias y chirumbelas y otros instrumentos más placenteros que músicos, todos generalmente se alegraron con la buena venida del fingido Baco y, llegando a Sileno, le dio esta letra: ¡[172v]! El que de mí se desvía, a sí y a mi madre enfría. Puso por precio un vaso grande de vidrio sembrado de verde pimpinela, Sileno señaló un caracol muy hermoso que podía servir de vaso y de bocina. Con esto Baco y Licio fueron al puesto, la lanza de Baco era hecha de luengos sarmientos juntos y añudados con sus mismas hojas. No quiso Licio correr primero por el respeto del alegre rey, y en un punto, al son de los envinados instrumentos, la gran cuba fue llevada con grandísima velocidad, y sin hacer calada ni cosa fea, Baco llevó la sortija y lo mismo

“ Esta gracia del disfraz en combinación con la chispa del dicho agudo, aunque elidido parael lector, corresponde con la condición del ornfaceto e ingenioso (Morreale, op.cit., p. 277).

- 563 - EL PASTOR DE FILIDA hizo la segunda y la tercera lanza y, aunque Licio corri<5 bien, quedóse en todas muy atrás. Tornaron a sonar los instrumentos y la bocina de Arsindo y el atabal de Pirón y con gran aplauso y contento se le dio a Baco el caracol, con lo cual hizo lugar a Galafrón que entró en una yegua cebruna, cubierto de yerba, tan compuesta y espesa que por ninguna parte se veía otra vestidura, la lanza teñida del mismo color y un sol de flores en la caperuza con esta letra: Mi sol fue la flor de abril, mi contento la verdura, y el invierno mi ventura. Puso por precio un cinto de becerro bayo, tachonado de nuevo latón con su escarcela ple/¡j173r]/gada y Sileno unas carlancas de cuero de ante, herradas con puntas de acero, iinportantisinio reparo del mastín contra los nocturnos lobos robadores del ganado. Corrió Liardo la primera lanza con mucha destreza, y Galafrón con mucha más; a la segunda se aventajó Liardo y a la tercera anduvieron tan iguales que Sileno, Mendíno y Cardenio no se supieron determinar, pero quiiendo Sileno igualar a entrambos, trocó los precios dando a Galafrón las carlancas y a Liardo el cinto, con que quedaron contentos y más Silvera a quien ambas joyas se presentaron. Gran rato después de esto estuvieron Liardo y Licio esperando aventureros y ya, casi admirados de la tardanza, vieron venir un gran castillo almenado con extraño ruido de cohetes que por todas partes salían, invención que a ser de noche sin duda pareciera la mejor, porque era todo ensetado de mimbres torcidos y cubierto de lienzos pintados de color de piedra y dentro los pastores de Mireno por secretos lazos lo llevaban, y llegado a los jueces, abriéndose de una parte una ancha puerta, por ella salió Mireno en una yegua melada, pisadora, vestido de un sayo corto gironado a colores, caperuza y calzón de lo mismo, zarafluelle y camisa de varias sedas y lana, con una argolla al cuello y esta letra: ¡[173v]! Por hado y por albedrío. Puso por precio una hermosa caja de cuchares, labradas con gran primor, y Sileno otra de ricos cuchillos, limados no con menos. Corrió Licio mejor que nunca su primera lanza, mas bien le hizo menester que la de Mireno fue con gran gala y destreza, la segunda no menos, pero a la tercera Licio se embarazó y perdióla. Mireno más animado remató con llevar la sortija y el premio, el cual fue luego a manos de la hermosa Filuda.

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Poco después entró Ergasto en una yegua tordilla, vestido al modo serrano, un sayo pardo de pliegues, largo de faldas, escotado de cuello, mangas abiertas de alto abajo, con cintas blancas, calzón de polaina, y sobre una gran cabellera postiza, la caperuza vaquera, sembrada de cuchares y peines, y en lo alto de ella una mata de retama en flor con esta letra: Tales son amor tus flores que, del olor engañado, el gusto queda burlado. Quitó un peine de su caperuza y púsole por precio y Sileno unas tijeras grandes lucias de desquilar. Liardo fue en las dos lanzas primeras desgraciado y en la tercera muy gracioso, pero como Ergasto en todas anduvo bien y igual, diósele el precio de que hizo presente a la serra/[174r]/na Finea y ella le recibió con rostro afable. Iba ya el sol tan cerca de ponerse que a poco más que Barcino tardan no fuera de efecto su venida, mas él llegó a tiempo en una hermosa yegua rucia rodada, vestido un galán pellico y calzón de armeño, sombrero en su cabeza alto y ancho de la misma piel, con zarafuelle y camisa de igual blancura y su letra: En quererte, y tan en blanco mi suerte. Puso por precio un ramillete de rosas blancas y Sileno un vidrio do se pudiesen conservar en agua. Corrió Licio la primera lanza y llevó la sortija; Barcino tras él hizo otro tanto sin haber mejoría en la destreza y volviendo a la segunda, mientras Licio corría y todos se ocupaban en miralle, Barcino sin dejar la yegua se quitó el hábito de pastor, y quedó hecho salvaje, ‘~ cubierto de largo vello de pies a cabeza, de suerte que no fuera conocido a no serlo tanto la yegua. Estas segundas lanzas también fueron buenas y de la misma suerte, mientras Licio corrió la tercera, menos bien que las otras, Barcino tomó a dejar la piel de salvaje, y quedó vestido de un cuerpo plateado en for/[174v]/ma de arnés desde el escarpe hasta la celada. Iba todo él y la lanza bañado en agua ardiente y en medio de la carrera, cuando la gente con más atención le miraba, con

18 A diferencia de los salvajes de lanovela de Montemayor con función narrativa y simbólica fueflemente marcada, aqui la figuradel salvaje parece que cumple una mera función estética equivalente a la de adorno según la emplea Gil Polo en su libro, según A.D. Deyermond (“El hombre salvaje en la novela sentimental”, Actas del II Congreso Internacional de Hispanistas, celebrado en Nf/megen del 20 al 25 de Agosto, 1965, Instituto Espaflol de la Universidad de Nimega, 1967, p. 265-272). Para la presencia del salvaje en la narrativa del siglo XVI véase J.D. Williams, “The Savage lii Sixteenth Century Spanish Prose Fiction”,Kentucky Foreign Language Quarterly, III, 1(1956), (p. 40-46). Yen concreto para los salvajes de Montemayor, véase M. Brioso Sánchez y H. Brioso Santos, “Observaciones sobre el episodio de los salvajes en la Diana de Monteniayor”, Trivium, 6(1994), (p. 77-108). Montero incluye en nota complementaria a su edición de La Diana (Barcelona, Crítica, 1996, p. 352 nota 92.117) una sintesis del estado de la cuestión.

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fuego secreto se hizo arder todo el cuerpo hasta la armella de la íanza, de manera que no se pudo tener con ella cuenta, mas ella la dio tan buena de sí que se llevó la sortija. Mucho placer hubieron ninfas y pastores de la invención de Barcino, y dándole Sileno el precio, él le dio a Dinarda. Con esto viendo ya que el sol era traspuesto, Sileno pidió a Mendino que diese los premios del cartel, y llegando todos a la enramada, Mendino, con muchos loores, encareció su fiesta y a Barcino dio el dardo que era el premio de la invención; a Mireno el espejo que era el de la gala; a Uranio confirmó el vaso de agua que se le dio tan a mejor tiempo; a Baco, que se supo que era Elpino, el cayado por mejor lanza; y a Liardo la corona por vencedor; y las plumas del pavón que eran para la letra remitió a las ninfas que las habían leído todas, y ellas, con mucho gusto, las dieron a la vieja. Bien quisieran los jueces que hubiera premios para cumplir con todos, y alabando a aquel que solo todo lo cumple, dejaron las enramadas, y ninfas y pastores siguieron al buen Sileno que en sus cabañas estaba apare/11175r]/jada la cena, donde se pasaron cosas de no menos gusto, y donde se vido junta la bondad y nobleza humana, y donde quedaron en silencio hasta que más docta zampoña los cante o menos ruda mano los celebre.

LAUS DEO

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SONETO~9 Al libro de su autor. Por más que el viejo segador usado, la hoz extienda por la mies amiga, no puede tanto que de alguna espiga no se quede el rastrojo acompañado.

Aunque el corvo arador, con más cuidado, los bueyes rija y el arado siga, no le hace tan diestro su fatiga, que no vaya algún sulco desviado.

Y tú, pastor, que con tan pobre apero de los humildes campos te retiras, lleno de faltas, sin enmienda alguna,

site llamaren rústico y grosero, tendrás paciencia, pues si bien lo miras, aquesta es mi disculpa y tu fortuna.

FIN

19 Con este soneto (ABBA:ABBA:CDE:CDE) cierra, en paralelo análogo a las coplas del comienzo en la dedicatoria, el libro en que vuelve a reiterar la conveniencia de mantenerse en un plano humildey respetuoso.

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LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

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-582- LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO

INDICE

SUMARIO

UNACUESTIÓN DE GENERO 3

NOTICIA BIOGRFICA 17

EL PASTOR DE FILIDA Y LOS TRATADOS AMOROSOS 25 Preámbulo Una incursión en el amor cortés

El DeAmore de Marsilio Ficino

Los Asolanos de Pietro Bembo

Los Diálogos de amor de León Hebreo

El Libro di natura d’amore de Mario Equicola

El Cortesano de Baltasar Castiglione

El Tratrato dell ‘Amore humano de Flaminio Nobilí

El Tractado de la hermosura y del amor de Maximiliano Calvi

LOS TRATADOS AMOROSOS EN EL PASTOR DE FILIDA 93

Mendino-Elisa

Alfeo-Andria

Alfeo-Finea

Siralvo-Fílida

Livio-Arsia

Filardo-Filena-Pradelio

Licio-Silvia

PRESENCIA DE EL CORTESANO EN EL PASTOR DEFÍLIDA 161 Vocabulario

El orn faceto

Los trajes

La danza

- 583 - EL PASTOR DE FILIDA

EL PASTOR DE ELIDA YLAS BELLAS ARTES 181

La pintura La escultura La música y las armas

ESPACIO Y TIEMPO 205

NARRACIÓN FRENTE A NARRADOR 225

Descripciones

Elipsis

Sumarios

Analepsis y prolepsis

El estilo indirecto

Diálogos La voz del narrador

Narrador, personaje y autor

El lector implícito

Secuencias

Conclusiones

POESIA 257

Siralvo y la felicidad

Filardo y los celos

Pradelio y la desesperación

Alfeo y el despecho Otros personajes, otras canciones y otros sentimientos

ESTRUCTURA 295

ESTILO 305 Léxico

Epítetos

Figuras de posición

- 584- LUIS GÁLVEZ DEMONTALVO

Figuras de apelación Figuras de repetición

Figuras de amplificación

Figuras de omisión

Tropos

CRITERIOS DE EDICIÓN 317

NARRACIÓN

PRELIMThJARES 321

PRIMERA PARTE DEL PASTOR DE FILIDA 333

SEGUNDA PARTE DEL PASTOR DE FILIDA 363

TERCERA PARTE DEL PASTOR DE FILJDA 395

CUARTA PARTE DEL PASTOR DE FILIDA 423

QUINTA PARTE DEL PASTOR DE FÍLIDA 471

SEXTA PARTEDEL PASTOR DE FILIDA 515

SÉPTIMA PARTE DEL PASTOR DE FILIDA 553

BIBLIOGRAflA 569

INDICE 583

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