América sin nombre, no 19 (2014) 27-33 DOI. 10.14198/amensn.2014.19.03 ISSN: 1577-3442 / eISSN: 1989-9831

Elzbieta Sklodowska De origen polaco, ocupa la cátedra de Randolph Family Professorship en Washington University en Saint Louis (EEUU), donde ha dirigido el Departamento de Lenguas y Litera- turas Románicas (2003-2010) y se ha desempeñado como co-editora general de la Revista de Estudios Hispánicos (1999-2010). Dentro de Genealogías de la diáspora africana: sus áreas de investigación requie- ren especial mención la narrativa hispanoamericana contemporánea, José Antonio Aponte y los archivos con énfasis en dentro del contexto del Caribe, el testimonio y la teoría literaria. Ha publicado más de la represión de sesenta artículos así como varios libros y co-ediciones, incluyendo Elzbieta Sklodowska La parodia en la nueva novela hispanoamericana (1990), Testi- monio hispanoamericano: historia, teoría, poética (1991; Premio de Resumen Northeast Modern Language As- sociation) y Todo ojos, todo oídos: control e insubordinación en la En las intersecciones cubano-haitianas del Circuncaribe diaspórico, híbrido y rebelde, se novela hispanoamericana (1895- 1935) (1997). Su libro más recien- enmarca la figura histórica del cubano José Antonio Aponte y Ubarra (? – 1812) —pintor, te, Espectros y espejismos: Haití en afrodescendiente, liberto, héroe y mártir— acusado por las autoridades coloniales españolas de el imaginario cubano, fue publica- haber sido líder de una conspiración antiesclavista, encarcelado, interrogado y ejecutado en La do por Iberoamericana-Vervuert en 2009. Tiene en preparación otro Habana el 9 de abril de 1812. Este ensayo repasa la evolución de la consideración del personaje libro sobre Cuba, provisionalmen- en la historiografía cubana contemporánea y analiza «el archivo de la represión»; documento te titulado Invento, luego existo: representaciones del Período Es- legal de registro metaliterario que recoge la descripción pormenorizada del Libro de pinturas, pecial en Cuba. En reconocimiento hoy perdido, con interpretaciones correspondientes, suministradas por el propio Aponte en de su actividad académica y admi- nistrativa ha recibido numerosos respuesta al inquisitivo interrogatorio del comisionado Nerey. premios, siendo el más reciente el Palabras : Cuba, José Antonio Aponte, Libro de pinturas, diáspora, archivo de la título de profesora honoraria de la represión. Universidad del Norte (Asunción). Entre sus cargos corrientes cabe mencionar el puesto de «embajado- ABSTRACT ra» de la McDonnell International Scholars Academy para la Univer- sidad de Chile en Santiago. In the Cuban-Haitian intersections of the diasporic Circum-Caribbean, hybrid and rebelious, emerges the historical figure of Cuban José Antonio Aponte y Ubarra (? – 1812) —painter, Afrodescendant, freed slave, hero, and martyr, acussed by the Spanish colonial authorities of being the leader of an antislavery conspiracy, imprisoned, interrogated, and executed in on the 9th of April of 1812. This essay reviews the evolution of Aponte as a character in contemporary Cuban historiography and analyzes the «archive of repression»; legal document of metaliterary register that gathers the detailed description of the missing Libro de pinturas [Book of Paintings], with image interpretations, provided by Aponte himself in response to the inquisitive questioning by commissioner Nerey. Key words: Cuba, José Antonio Aponte, Libro de pinturas, Diaspora, Archive of Repression.

En el imaginario cultural del Caribe, la per- portante. Sin llegar a ser «de un pájaro las dos cepción de la región como encrucijada de iden- alas,» ambos países se insertan en el devenir tidades, convergencias y tensiones se entrelaza histórico de destinos a veces paralelos, a veces con la experiencia de la diáspora que, a su vez, trenzados, que han girado alrededor de los se asocia con los desplazamientos y fugas: ejes definitorios de la subyugación esclavista, desde la ignominia del paso transatlántico y el la economía de la plantación, la insurgencia cimarronaje hasta las migraciones de exiliados revolucionaria y los complejos procesos de y expulsados y los periplos transcaribeños de hibridación. Para muchos pensadores e inves- braceros y balseros. Desde esta perspectiva tigadores, la trascendencia de la Revolución Genealogías de la diáspora africana: intra-antillana, las relaciones entre Cuba y Haitiana en el destino socio-económico y polí- José Antonio Aponte y los archivos de la represión Haití adquieren un relieve particularmente im- tico de Cuba resulta más que evidente, tanto en Elzbieta Sklodowska

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la configuración del discurso de «miedo a otro La Escalera» (103). Es innegable que con res- Haití» a raíz de la insurgencia esclava en Saint pecto a Aponte, en Cuba sigue prevaleciendo Domingue como en los esfuerzos posteriores el término «conspiración,» con el uso ocasional por recuperar las raíces comunes. de «conjura,» aunque aparecen cada vez más Es precisamente en las intersecciones cu- referencias a «rebeldía» o «insurgencia». bano-haitianas del Circuncaribe diaspórico, La reivindicación de Aponte empezó, paso híbrido y rebelde donde debe ser enmarcada la a paso, durante el siglo XX cuando el desplie- figura del cubano José Antonio Aponte y Ub- gue de comparaciones con rebeldes tan diver- arra (? – 1812)—pintor, descendiente de afri- sos como Plácido, Antonio Maceo o Espartaco canos, liberto, héroe y mártir, acusado por las terminó elevándolo al panteón de héroes. La autoridades coloniales españolas de haber sido Revolución Cubana incluyó a Aponte en la ge- líder de la conspiración antiesclavista, encar- nealogía de sus precursores, construyendo un celado, interrogado y ejecutado en La Habana archivo que va desde el homenaje conmemo- el 9 de abril de 1812. Los eventos conmemo- rativo en la revista Bohemia, celebrando el 150 rativos que se dieron en Cuba en 2012 con el aniversario de la rebelión, hasta la divulgación motivo del bicentenario de la conspiración de masiva en 1977 por la Editorial de Ciencias Aponte generaron un amplio acervo de deba- Sociales del expediente del interrogatorio de tes, conferencias, simposios y una sustanciosa Aponte, originalmente dado a conocer por bibliografía que promete seguir creciendo. el eminente historiador cubano José Luciano No obstante, antes de que llegara a integrar Franco en 1963 y que se conserva en el Fondo el panteón de héroes de la gesta antiesclavista de Asuntos Políticos del Archivo Nacional de e independentista cubana, Aponte había sido Cuba bajo el rótulo Expediente sobre declarar. demonizado y estigmati- José Antonio Aponte sobre el sentido de las zado. El lenguaje popular pinturas que se hayan en el L[ibro] que se le cubano da cuenta de ello aprehendió en su casa. Conspiración de José con el dicho «más malo que Antonio Aponte, 24 de marzo de 1812. Aponte» que va resonando, La literatura cubana del siglo XX tampoco además, en novelas tan dis- ha sido ajena al usufructo de la rebelión de pares como Cecilia Valdés Aponte. Desde una breve mención en El reino (1839) de Cirilo Villaverde o de este mundo (1949) de Alejo Carpentier y Aponte (1901) de Francisco una vaga referencia a una rebelión que «pudo Calcagno. En el conocido ser semejante a la de Haití» en Santa lujuria pasaje de su novela así des- (1998) de Marta Rojas, hasta una viñeta en Ruinas del Palacio de Sans Souci. Schomburg Center for Re- cribe Villaverde la huella de search in Black Culture. The New York Public Library Digital Vista del amanecer en el trópico (1974) de Collections. 1920. la rebelión de Aponte en Cuba: «Quedaban, además, Guillermo Cabrera Infante y un extenso confusas, si ya no tristes, reminiscencias de las episodio en El polvo y el oro (1993) de Julio pasadas conspiraciones. De la del año 12 sólo Travieso Serrano, Aponte encontró su rei- sobrevivía el nombre de Aponte, cabeza motín vindicación y mitificación en el espacio de la de ella, porque siempre que se ofrecía pintar a ficción, siempre en estrecha conexión con el un individuo perverso o maldito, exclamaban ejemplo rebelde de Haití. las viejas: —¡Más malo que Aponte!» (109). La novela de Travieso Serrano —un fresco Dentro del complejo marco de la resisten- épico que cubre casi dos siglos de la historia cia esclava, es importante tomar nota de la ob- cubana— merece una mención aparte por la servación de Susan Gillman, que ha estudiado relevancia de los pasajes que giran en torno la epistemología de las rebeliones de esclavos a a Aponte. Si seguimos la útil categorización partir de las diferencias semánticas entre Cuba de la novela histórica propuesta por Joseph y los Estados Unidos: «My approach to this W. Turner —novelas que inventan el pasa- topic (long-called-for but still understudied) do, las que disfrazan con ficción un pasado was inspired by the peculiar semantics of slave documentado y las que recrean un pasado resistance: what are generally termed ‘revolts’ documentado— veremos que con su mez- or ‘rebellions’ in the US (Denmark Vesey’s cla de fabulación e investigación El polvo y Genealogías de la diáspora africana: rebellion, Nat Turner’s rebellion) are called el oro corresponde nítidamente a la tercera José Antonio Aponte y los archivos de la represión ‘conspiracies’ in Cuba [including] the most categoría. En las escenas que conducen a la Elzbieta Sklodowska notorious of them all, the 1844 Conspiracy of conspiración de Aponte, Travieso Serrano

28 América sin nombre, no 19 (2014) 19-26 da rienda suelta a la invención y traslada lo que conocemos por El libro de pinturas a las paredes de la vivienda del artista. Al mismo tiempo, en un ademán más «realista», se es- mera en proporcionar detalles sobre la apre- hensión de Aponte: «A las once de la mañana fue apresado el mulato José Antonio Aponte mientras almorzaba en su casa de la calle Jesús Peregrino, en cuyas paredes colgaban retratos de Henri Christophe, rey de Haití, de Toussaint Louverture, George Washington y del mismo Aponte» (53). En otra escena de Henri Christophe. Schomburg Cabildo de Santa Barbara-Changó. Trinidad, Cuba. Fotografía de la novela, el ensañamiento de Francisco Valle Center for Research in Black José Gomariz. Culture. The New York Public Li- —representante de la oligarquía azuca­rera brary Digital Collections. 1910. cubana— con «el perro Aponte», las huellas de la investigación historiográfica son casi indiscernibles, con el archivo supeditando a la quedan solo espejeos de un testimonio oral, fabulación performática del novelista: descriptivo y exegético a la vez. Con todo, Peña González se propone reconstruir las diversas facetas de Aponte: ne- Temprano llegó Francisco a la explanada de la Punta gro libre, cabo primero retirado de las milicias para no perder un solo detalle de la ejecución de habaneras, carpintero y ebanista de iglesias, Aponte, «el perro Aponte,» como ya le llamaban en pintor, miembro de la cofradía de carpinteros la sorprendida villa, donde no se recordaba tal temor de San José, hombre culto y respetado en o intranquilidad. Lo que desde la Revolución de Hai- su comunidad, lector ávido, dueño de una tí era espera, sospecha, miedo de las familias blancas, biblioteca respetable, esposo, padre de seis había sucedido finalmente: una conjura de negros y hijos, devoto de la Virgen de los Remedios, mulatos para acabar con el dominio blanco y devastar jefe del cabildo Shangó Tedum de origen al país […]. El miedo reinaba. (55) Toussaint Louverture. Schomburg yoruba. El mismo Peña González admite Center for Research in Black Cul- su fascinación por «la necesaria habilidad de ture. The New York Public Library En contraste a El polvo y el oro que borra simular» de su protagonista, al mismo tiempo Digital Collections. 1910. la voz y cancela la perspectiva de Aponte y de que confirma que «la única fuente primaria los rebeldes ajusticiados junto a él, Una biblia que ha llegado hasta hoy concerniente a su perdida de Ernesto Peña González intenta persona» es el informe de «los largos inte- recuperar a Aponte como un sujeto que no rrogatorios policiales a los que fue sometido» solamente emerge de las redes discursivas de la («La Biblia de Aponte»). Efectivamente, del represión, sino que logra desafiarlas. Galardo- llamado Libro de pinturas, confeccionado por nada con el prestigioso Premio Alejo Carpen- Aponte entre 1806 y 1812 e incautado por tier de Novela en 2010, Una biblia perdida se las autoridades en el allanamiento de su casa- ciñe a los pocos materiales archivísticos dispo- taller en el barrio habanero de Guadalupe, nibles para brindar una recreación sutilmente «solo se conserva… la detallada descripción ficcionalizada de la vida y obra de Aponte. oral, aportada por él mismo y consignada por Peña González se vale de todo un arsenal de el escribano.» estrategias para dejar constancia de un sistema Sabemos que las autoridades usaron el George Washington. The New York Public Library Digital Co- fundado en la subyugación y de la resistencia Libro de pinturas como un corpus delicti para llections. 1847. que emerge de las entrañas mismas de la abyec- comprobar el rol del artista en las activida- ción. El novelista va armando este gigantesco des subversivas que iban a desembocar en fresco con referencias intertextuales, invencio- la supuesta conspiración antiesclavista. En nes apócrifas, conjeturas, retazos del acontecer palabras del historiador Jorge Pavez Ojeda, colectivo rescatado de los archivos, palabras excavadas de la memoria y del subconsciente. Enfrentado al Libro de pinturas, obra pictoglífica Al mismo tiempo, el venerado tropo literario saturada de personajes, íconos, alegorías, hieróglifos, Genealogías de la diáspora africana: José Antonio Aponte y los archivos del manuscrito encontrado se invierte/convier- versos, mapas, paisajes, ciudades, símbolos, colores de la represión te en el recurso de un libro perdido, del cual y textos repartidos en setenta y dos láminas de gran Elzbieta Sklodowska

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1 formato, el juez encargado de la causa procedió a in- mostrar a los negros que su pasado descansaba en tra- El documento reproducido por Pavez lleva el título original de terrogar durante cinco días al autor, sobre «el sentido diciones ilustres y que estaba alejado de la oprobiosa «Expediente sobre José Anto- de las pinturas.» Por lo tanto, aunque este libro no cotidianeidad de la esclavitud y del desprecio hacia nio Aponte y el sentido de las pinturas que se hayan en el se haya encontrado hasta hoy, disponemos de varios el subalterno del que eran víctimas, posiblemente su Libro que se le aprehendió­ en elementos para proponer una lectura de las «pintu- principal propósito fuera el de proporcionar una his- su casa. Conspiración de José ras»: el documento del extenso interrogatorio donde Antonio Aponte, 24 de marzo toria de cierto lustre y distinción, que de cierta manera de 1812.» Se incluyen,­ además, Aponte describe de manera exhaustiva cada una de contribuían a la inclusión de los africanos en la esfera los siguientes anexos: Anexo I: las láminas que componen su libro, y la biblioteca Biblioteca apontiana, incauta- de la cristiandad. («José Antonio Aponte. Icono») da en el primer allanamiento, que sirve de inspiración al autor… («Lecturas de un 1812; Anexo II: Materiales grá- códice afrocubano» 57-58) ficos y otros textos incautados en A la luz de estas observaciones no resulta el segundo allanamiento, 1812; del todo sorprendente que el Libro de pin- Anexo III: Documentos de la cau- El autor de Una biblia perdida destaca turas se haya perdido o, posiblemente, haya sa por conspiración contra León las inspiraciones intertextuales del Libro de Monzón y otros, 1839; Anexo sido destruido. Es bien sabido que la historia IV: Firmas abakuá (Mokongo, Aponte al catalogar la biblioteca del pintor de de los grupos subalternos —la «historia de la Empegó). manera un tanto reminiscente del escrutinio gente sin historia,» según el término acuñado de la biblioteca de Don Quijote. Por otra par- en Cuba por los historiadores Juan Pérez de te, Peña González repara también en que el formato abigarrado del Libro de pinturas pa- la Riva y Pedro Deschamps Chapeaux— se rece haberse adelantado a la estética de collage caracteriza por el silenciamiento de las voces y de bricolaje un siglo antes de que estos tér- y la destrucción de las huellas materiales. minos entraran en el vocabulario crítico. Peña Lo que sí es insólito en el caso de Aponte es González describe el Libro de Aponte como que haya llegado a nuestros días el espejeo «inclasificable dentro de un género, ya que de aquel legendario Libro conservado en combina elementos lingüísticos, históricos, forma de un expediente legal en el seno de religiosos, artísticos y alegóricos, comprimi- lo que Carlo Ginzburg llamara «el archivo dos en 72 láminas» («La biblia de Aponte»). de la represión», en este caso del régimen Como es sabido, la teoría del bricolaje cultu- esclavista colonial. Pero es más: el texto que ral se encuentra detrás de muchas aproxima- ha pervivido trasciende y transgrede los pará- ciones a la identidad caribeña, donde la imi- metros habituales de una deposición legal. De tación irreverente y la recontextualización de acuerdo a Pavez Ojeda, el expediente fechado prácticas, estilos y artefactos provenientes de en los meses de marzo a abril de 1812 es «un diversas culturas en el proceso de hibridación largo y alucinante documento» que consiste se reconoce como una forma de resistencia, de en «la trascripción de las varias sesiones de in- «cimarronaje» cultural (Burton, Afro-Creole). terrogatorio que el juez Juan Ignacio Rendón, A los ojos de las autoridades de la siempre fiel el comisionado de la causa, Licenciado José isla de Cuba, la peligrosidad del Libro de pin- María Nerey, y el escribano Balaguer efectua- turas surgía de una perfecta correlación entre ron al inculpado» (Pávez 2006: s/p)1. Pero tal la forma, accesi- vez lo más trascendente de este documento ble al público, y legal es su registro metaliterario, ya que más el contenido, cla- allá de los estremecedores espejeos y espejis- ramente subver- mos del interrogatorio, el expediente recoge sivo, tal como lo la descripción pormenorizada del Libro de explica María del pinturas, con interpretaciones correspondien- Carmen Barcia: tes, suministrada por el propio Aponte en La mayor parte de respuesta a las exhaustivas indagaciones del los negros y mulatos comisionado Nerey. de Cuba eran analfa- No puede pasarse por alto el hecho de betos por lo que un que este registro autoconsciente del testimo- La Habana desde el Castillo del Morro. Fotografía de Liset Cruz. documento escrito nio de Aponte, transcrito por el escribano necesitaba pasar, para legal, queda teñido por las circunstancias estar a su alcance, por la interpretación de otros, la coercitivas de su producción. El mecanismo Genealogías de la diáspora africana: imagen, sin embargo, podía trasmitir de inmediato casi inquisitorial involucrado en la extrac- José Antonio Aponte y los archivos de la represión el mensaje del autor. El libro de Aponte estaba des- ción de la confesión implica toda clase de Elzbieta Sklodowska tinado, sin dudas, a ese público y fue construido para distorsiones debidas tanto a la formulación

30 América sin nombre, no 19 (2014) 19-26 de preguntas como al acorralamiento físico te legado por encima de y psicológico del interrogado: la herencia de la cultura judeo-cristiana usurpa- Aponte aprovechaba las pausas para imaginar nuevos da por los blancos. Tal argumentos. Sabía que el licenciado Nerey no era un como comenta Agnes niño obediente. Más bien se parecía al maestro que Lugo Ortiz, glosando diseminaba el terror al castigo entre los discípulos…. el importante estudio Y los muchachos díscolos tenían una sola arma para de Orlando Patterson burlar la astucia del maestro: disimular todos los he- sobre la dominación es- chos; contradecir, con argumentos creíbles, que él y clavista, sus allegados planeaban una insurrección de esclavos Castillo de la Real Fuerza, 1558-1577. La Habana, Cuba. Foto- y negros libres. (Una biblia perdida 39) una de las técnicas para grafía de Liset Cruz. la desubjetivación de los Michel Foucault ha dilucidado el meca- esclavos fue precisamente nismo de la confesión como «la infinita tarea el aislamiento genealógi- de sacar del fondo de uno mismo, entre las co… Dice Patterson que a palabras, una verdad que la forma misma los esclavos se los separó de la confesión hace espejear como lo inac- violentamente del mundo cesible» (75). Partiendo de los estudios de de los ancestros y que la Foucault acerca de la formación del sujeto posesión de un pasado en en el proceso confesional, Jeremy Tambling manera alguna debe ser ha observado, por su parte, que el acto de la vista como sinónimo de la confesión obliga al individuo a autodefinirse posesión de una historia… como sujeto a la vez que el molde confesio- Sin lugar a dudas, los es- nal ejerce sobre él/ella una poderosa fuerza clavos, como parte de sus Castillo de los Tres Reyes del Morro, 1589-1630 / 1763-1767. La Habana, Cuba. Fotografía de Liset Cruz. de acoso y coacción. Sin embargo, a contra- prácticas de resistencia, lo- pelo del paradigma de la confesión religiosa graron reelaborar, con distintos matices y grados de y legal, en la novela de Peña González el intensificación, el legado de los ancestros en formas acusado Aponte no busca absolución como rituales, gestualidades y tradiciones performáticas (en forma del olvido ni se resigna a una postura el sentido de prácticas corporalizadas) de todo tipo. subalterna del no-saber y no-poder. Antes («Poder, resistencia» 80) al contrario, Aponte intenta asumir un po- der discursivo por medio de la glorificación El gozne intertextual entre el Libro de de las hazañas de los héroes negros y de la pinturas y la poética de Una biblia perdida se herencia cultural africana así como por la ce- vislumbra en el eclecticismo de la novela, que lebración autoconsciente de su propio genio juega con paradigmas discursivos tan diversos artístico como fuerza liberadora: como el testimonio, la novela histórica, el Bildungsroman, el discurso legal, la novela de Aponte compró un grueso y largo cuaderno, de aventuras o incluso la narrativa policial. Sin Virgen de Regla. Fotografía de los usados en la contaduría, y se prometió que sus recaer en un escepticismo de pastiche posmo- Paul Niell. hijos y nietos y todos cuantos vieran el Libro de derno que no admite que exista un referente Aponte, conocerían la belleza azabache de la virgen más allá del texto, la obra de Peña González de Regla, «nigra sum….»; la grandeza del preste Ga- acaba difuminando, sin embargo, las fronteras lawdewos…Y pintaría al preste Juan, descendiente de entre la experiencia y su rendición discursiva, Melchor, el rey negro de los Tres Reyes Magos; y a haciendo alarde de un estilo rico y fluido don- Menilek, hijo de Salomón y la reina de Saba. ¡Y pin- de la imaginación, la transcripción, la omisión, taría a su propio abuelo, el capitán Joaquín Aponte la autocensura, el miedo, el pudor, la destreza venciendo al destacamento inglés que en 1762 intentó retórica y la falsificación se contraponen, se en- apoderarse del torreón de Marianao! …Y desde lue- trecruzan y se retroalimentan. La urdimbre de go, pintaría un autorretrato…. (36-37) la novela reposa sobre la exégesis que el propio Aponte está forzado a hacer de su obra, ha- La enorme carga subversiva del proyecto ciendo pasar sus palabras por inocentes, pero de Aponte consiste no solamente en sustraer- persuasivas, capaces de sostener la verdad, su Genealogías de la diáspora africana: José Antonio Aponte y los archivos se del silenciamiento de los ancestros - verdad, mientras su vida está en vilo. Al mismo de la represión nos por el sistema esclavista, sino en elevar es- tiempo, tal como nos ha enseñado Foucault, Elzbieta Sklodowska

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cualquier comentario —o metacomentario— Derrida, el oído problematiza la distinción en- es una forma poderosa de controlar «lo aza- tre lo interno y lo externo, produciendo el efec- roso» del discurso. En esta contienda verbal to de ambivalencia y extrañeza. Para Derrida, el hasta la muerte, entre la palabra pronunciada oído es siempre «el oído del otro» y como tal e interceptada, primero por el discurso legal y funciona para romper la presencia y cuestionar luego por el novelístico, el lector de Una biblia la autoridad del hablante o del autor (Jay 514). perdida se enfrenta a una vertiginosa puesta De modo que dentro de esta cámara de ecos en abismo (mise en abyme) de narraciones que es Una biblia perdida está resonando no imbricadas una dentro de la otra (Dällenbach, solamente la retórica coercitiva del archivo El relato especular). En más de un sentido, Una de la represión sino que se deja escuchar, con biblia perdida se suscribe, pues, a la estética de renovada fuerza, la historia de un manuscrito «reflexión especulativa»,­ término acuñado en (aún) no encontrado en La Habana. otro contexto por Juan José Saer (3). El engarce entre el testimonio de Aponte y Bibliografía las otras voces cuyos ecos resuenan a lo largo del interrogatorio está marcado por la sospe- Alfonso López, Félix Julio. «Algunas miradas cha de las supuestas delaciones y la sombra en la historiografía y la literatura cubana de la traición que hacen más extrema aún la sobre José Antonio Aponte.» http://www. sensación del asedio que sufre el acusado: lajiribilla.co.cu/2012/n557_01/557_23.html Álvarez Herrera, Isván. «Arqueología bíblica Debía mantener la mente clara. Por lo común hacia en tierra non-sancta.» http://www.lajiri- el final del interrogatorio, después de casi diez horas billa.co.cu/2010/n498_11/498_10.html de preguntas, coacciones y todo tipo de añagazas, el Barcia, María del Carmen. «José Anto- licenciado Nerey le mostraba una vez más el mismo nio Aponte, icono de la subalterni- mapa de La Habana y todas sus fortalezas y le decía dad.» http://www.lajiribilla.co.cu/2012/ que Clemente Chacón (¡su hermano Chacón!) había n570_04/570_22.html confesado que él, Aponte, poseía una copia de ese Barcia Zequeira, María del Carmen. «Sobre plano con las entradas y salidas de las fortalezas para, José Antonio Aponte y su época». A Contra una vez verificada la revolución, distribuir a su gente Corriente 5.2 (Winter 2008): 243-51. http:// en los puntos convenientes. (39) www.ncsu.edu/acontracorriente/winter_08/ documents/BarciaZequeirareview.pdf Las manipulaciones retóricas y psicoló- Best, Stephen. «Neither Lost nor Found: Slav- gicas del licenciado Neyra también van em- ery and the Visual Archive.» Representa- pujando a Aponte hacia una «reflexión espe- tions 113 (Winter 2011): 150-55. culativa», sobre todo cuando el interrogador evoca las acusaciones de otros detenidos sin Burton, Richard. Afro-Creole. Power, Opposi- permitir una confrontación directa entre los tion and Play in the Caribbean. Cornell: acusados. Al reproducir esas palabras des- Cornell U P, 1997. provistas de un referente visual, Neyra crea Cabrales Moreno, Randy. «La Biblia re- una suerte de cámara de ecos, donde siguen cobrada.» Esquife. Revista de Arte reverberando, obsesivamente, las variantes y Literatura. http://www.esquife. de la misma pregunta: ¿quién habla/delata/ cult.cu/index.php?option=com_ escucha/interroga/inculpa/transcribe/escribe/ content&view=article&id=587:la-biblia-re interpreta? Lo que sabemos a ciencia cierta es cobrada&catid=100:agenda14dejuliode201 quién paga con su vida por las palabras que 1&Itemid=88 circulan entre testigos, lectores, jueces, dela- Cabrera Infante, Guillermo. Vista del amanecer tores, traidores, escribanos e interrogadores. en el trópico. New York: Penguin Books, Importa agregar aquí, a modo de conclu- 1997. sión, el comentario de Jacques Derrida sobre Calcagno, Francisco. Aponte. 2 vols. Barce- las «fisuras» inherentes al régimen auricular. El lona: Tipografía de Francisco Costa, 1901. oído —que tiene una configuración más labe- Casales Reyes, Marta. «Aponte: Rebeldía y ríntica que el ojo— produce, para Derrida, un libertad.» Boletín del Archivo Nacional 18- Genealogías de la diáspora africana: desfase y un distanciamiento debido a las rever- 19-20: 91-97, 2012. José Antonio Aponte y los archivos de la represión beraciones dentro de sus pasajes y membranas. Chapeaux, Pedro y Juan Pérez de la Riva. Elzbieta Sklodowska Al igual que otros orificios del cuerpo, sigue Contribución a la historia de la gente sin

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