Otra Literatura Existe 1
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OTRA LITERATURA EXISTE 1 OTRA LITERATURA EXISTE Cerebro, par de ojos, tienes en tus manos la revolución. De nuevo un fantasma recorre al mundo, ahora el fantasma de la literatura .comtemporánea. La literatura .comtemporánea está compuesta mayormente por literatura secretada. Sin embargo no hay consciencia de la existencia de ambos tipos de literatura. Son fenómenos prácticamente desapercibidos, a pesar de estar omnipresen- tes, así como varios otros cuyo discernimiento implica ampliar la noción de lo que es la literatura. Este esfuerzo mental es obstaculizado por los límites formales que le ponen tanto la sociedad como los expertos. La comprensión habitual de los límites y configuraciones que puede tomar la literatura es rígida y cegata. Una inmovi- lidad que constituye un obstáculo no sólo a innovaciones de tipo literario (en cuanto a géneros, técnicas, procesos etc.) sino a una comprensión cabal de la naturaleza de la literatura, ontológica y epistemológicamente. Una serie de conceptos nuevos serán introducidos al mundo en este manifiesto. Aunque son nacientes, resultan fácilmente comprensibles y hemos hecho el mayor esfuerzo para irlos desplegando con cadencia y claridad. Los iremos pre- sentando en apartados, y algunos tendrán ejemplos que los ilustrarán. Son los siguientes, por orden de aparición: Literatura .Comtemporánea. Literatura Secretada. Tejidos Literarios. Literatura Desmenuzada. Literatura Performativa. Literatura Chatarra. Literatura Troll. Literatura Cuajada. Literatura Esculpida. 3 OTRA LITERATURA EXISTE Aclaremos desde el principio que nuestras reflexiones no constituyen ningún esfuerzo académico. Partimos únicamente de la constante perplejidad con la que vivimos estos temas. No pretendemos contrastar, glosar teorías o nom- bres y todo ese ropaje que instituye a la actividad intelectual “profesional”. Desarrollamos observaciones desnudas, especulaciones raudas y buscaremos exponer ignoradas configuraciones de lo literario. Algunas de ellas muy palpa- bles y cuya aceptación solo requiere un pequeño esfuerzo y buena voluntad. Otras demandan para su comprensión una superación abierta de la “norma- lidad” literaria. Lo que nos interesa probar, con algunos argumentos y ejemplos, es la posibilidad de pensar las cosas de manera distinta. El autor de este libro es Alejandro Carnero. Empecemos por la pregunta esencial. 4 OTRA LITERATURA EXISTE ¿Qué es la literatura? ¿Qué es el tiempo? «Si no me lo preguntan lo sé, si me lo preguntan no lo sé» escribió el santo y filósofo medieval Agustín. Es un comentario interesante. Parece no decir nada, pero avanza. Si bien no define el concepto de tiempo, ilustra el estado del fenómeno en la mente humana, a la vez firme y escurridizo. En el caso de la literatura también el perfil parece evidente, pero definirlo es endia- bladamente difícil. ¿Qué es la literatura? Similar al caso del tiempo y su sensación, el humano parece equipado de forma in- nata con un sentido de aprehensión de lo literario. Todos compartimos un sentido de lo literario, así como poseemos un sentido de los números, o de la probabilidad. Los sucesos materiales ocurren en su autonomía inmanente. Son los ejes de un mecanismo de creación y destrucción constante de presencias físicas sin mayor sentido per se. El humano decodifica esta realidad en forma de historias. Es inevitable darles for- ma a los sucesos, nada detiene el río de acontecimientos en que humanos vamos, mansamente desbocados. Por ejemplo, el asesinato de una cucaracha a manos de nuestro pie. La vemos, nos irrita, la cazamos, corre, le alcanzamos el recto con un puntillazo, sigue andando tullida, con el talón la reventamos, agoniza. El acontecimiento se constituye en una historia. Desde que la vemos hasta que agoniza. O desde el momento en que salió de algún escondite al momento en que hormigas la llevan al banquete funerario. Para encauzar (o mejor, encausar) este proceso desde el comienzo de los tiempos 5 OTRA LITERATURA EXISTE los humanos aplican sistematizaciones literarias. Contar las historias es un corolario inevitable a lo vivido, es tan inseparable como es la sombra al cuerpo. Somos seres programados para narrar. Los criterios sobre qué debe contarse y cómo debe contarse algo, varían según las épocas y sociedades, moldeadas por individuos concretos en menor o mayor grado. Las decisiones al respecto dan nacimiento a los diferentes géneros literarios. Se esta- blecen entonces lógicas literarias específicas, temporal y culturalmente circunscritas. Pero todas se derivan de ese sentido literario innato y de tal forma los géneros literarios son manifestaciones de la plasticidad de la literatura. Como sucede en tantas cosas, dicha plasticidad parece perderse en el camino so- cial. De varias maneras. Por un lado, las sociedades tienden a anquilosarse en determinadas formas que se consagran como Los géneros literarios. Al punto de hacer olvidar la plasticidad esencial de lo literario. Generalmente cada cultura se estabiliza en unos cuantos géneros que se cultivan con predominancia. Pero más allá, se anquilosa la percepción. En efecto, hay una gran cantidad de gé- neros literarios presentes en la cotidianidad más no reconocidos. Un ejemplo ilus- trativo es el caso del apodo, fenómeno universal y eterno. El apodo es una muy curiosa forma de la palabra pues es de alguna forma un objeto. Un buen apodo define a alguien, completa su perfil, lo fija. Una persona es él y su apodo, se incorpora a su personalidad. Es exactamente tan parte de su ser como la única ropa de los personajes de dibujos animados.1 1 El “apodo” peruano de la propia palabra apodo es bastante elocuente sobre lo que implica para una persona: se llama al apodo “chapa”, literalmente la tapa metálica que sella las botellas. Hay muchos apodos “circunstanciales”; ligados a temporadas de la gente, pero todos apuntan a un rasgo esencial de la persona. El que apoda, puntualiza. En ese sentido ningún apodo es aleatorio, aunque sea ligado a circunstancias. Hay apodos tan literariamente evidentes que viven en la persona y solo necesitan de un rapto de sentido común de la comunidad para ser consagrados. Hay otros refinados, productos de autor, digamos. Desde tiempos inme- moriales las mafias criminales han sido las proveedoras de los apodos más finos e intensos puesto que la vida del crimen implica una segunda identidad, antisocial por antonomasia, unida a la identidad social dada por nacimiento y sancionada por el nombre. A la identidad antisocial la consagra el apodo. También hay apodos malos y anodinos, como igualmente hay pinturas y libros, pero eso es otro asunto, habla- mos de lo que califica como arte. La puesta de apodo es un género de la literatura. Es por lo demás un ejemplo claro de literatura secretada. Secretada por el viento, diríamos, por el telón de fondo del murmullo social. 6 OTRA LITERATURA EXISTE Queremos resaltar que la literatura es una piel que recubre el mundo. Habita en géneros a ser descubiertos, ya cuasi delineados esperando a ser vistos. O puede ser generada y “generizada” por la creatividad de culturas específicas en tiempos históricos específicos. Pasa exactamente como en los (géneros de) juegos y deportes. Algunos son casi evidentes, otros son más complejamente intervenidos históricamente por alguien en algún lugar. El fútbol fue inventa- do pero el principio de meter una pelota en una meta sin usar las manos ya estaba ahí. 7 OTRA LITERATURA EXISTE ¿Qué es lo literario? La literatura es el arte de las palabras, se dice. En efecto las palabras son el material que se usa para realizarla, así como la pintura usa los colores, la músi- ca, los sonidos, y la danza el cuerpo. Pero la literatura está ligada a las palabras en el mismo sentido en que las matemáticas están ligadas a los números, de una forma utilitaria y procedimental. Lo literario, como lo matemático, es algo mucho más amplio. Ambas naturalezas son constituyentes esenciales de la experiencia humana. Todo lo penetran y de alguna forma organizan. Así la gente no sepa de obras literarias o teoremas mate- máticos, percibe y aprehende las características del fenómeno. Esto se refleja en el uso popular de los conceptos como adjetivo. La palabra “matemático”, evoca ca- racterísticas tales como exacto, riguroso, metódico, detallado, automático. La pa- labra “literario” hacer pensar en ficticio, retórico, simbólico, inspirado, sentimental. Definirlas de manera nítida y sofisticada resulta bastante más complejo y en muchos libros que tratan sobre la naturaleza y alcances de la literatura no se intenta un análisis esquemático de lo literario, que destile puntos mínimos de definición. Se asume que el lector entiende qué es lo literario por ser de algu- na forma autoevidente y se recurre burocráticamente a las categorías de libro de texto, que comanda desde siempre el colegial Aristóteles. Pensamos que toda obra que intente hablar de la literatura, especialmente de sus géneros y categorías, debe presentar lo que considera las características básicas del fenómeno literario. A continuación, resumiremos algunos lados del dado. Lo literario es: Matemática de lo incidental Como se dijo, el pensamiento literario le da forma al tiempo, al continuum de incidentes. Estos incidentes pueden ser tan diminutos y literaturizables como en diminuto se divida el tiempo, y tan etéreos como pensamientos. La anti-monotonía Si los instantes van pasando en esa cadena que llamamos vida, y todos pue- den ser contados, no todos merecen ser contados. Aquellos que sí lo ameritan 8 OTRA LITERATURA EXISTE son los que consideramos literarios. Ojo que cuando decimos “merecen o no ser contados”, nos referimos estrictamente a la ecuación monotonía/anti-mo- notonía. Es un criterio formal, sin contenidos predefinidos. Cada cultura, cada tiempo histórico llenará con su propio sentido y vida práctica lo que considera monótono o no. Pero estos ya son casos particulares, así como el que una voz creativa y dedicada a eso puede hacer literatura de lo monótono. Expresiones como “ha leído demasiadas novelas” para quien imagina improba- bles circunstancias, o “parece una novela” cuando se habla situaciones espe- ciales, manifiestan cómo lo literario es asociado con lo extraordinario.