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TORRES DEFENSIVAS Y CAMPANARIOS DE IGLESIA: VILLAESCUSA DE ROA EN LA RIBERA DEL DUERO

José Ignacio Sánchez Rivera Universidad de Valladolid 7-121 Jose Ignacio Sanchez:Maquetación 1 13/7/10 11:41 Página 122 7-121 Jose Ignacio Sanchez:Maquetación 1 13/7/10 11:41 Página 123

El Cristianismo, en su origen, no contaba con nin- Surge así la cuestión de las torres de iglesia que, gún modelo de templo dentro del mundo romano al por no estar previstas ni desarrolladas en el modelo, que poder copiar. En efecto, el culto romano oficial, ni asociarse a ninguna figuración que determinase un por ser público y realizarse en el exterior de los tem- desarrollo unívoco, ha generado gran cantidad de so- plos, no necesitó de grandes espacios para acoger a luciones, evolucionando en diversidad una enriquece- los fieles. Por el contrario, en el Cristianismo, la ce- dora para la arquitectura cristiana. lebración eucarística precisó de un espacio a la me- dida del número de fieles que se reunían y, una vez Sobresale entre las funciones de la torre la de sus- decretada la legalidad del culto, su número fue en tentar las campanas para convocar con su tañido a aumento. las celebraciones religiosas que, en el cristianismo, han de ser ejercidas por la asamblea de fieles. La ne- Los grandes edificios cubiertos romanos eran las cesidad de sincronizar la presencia en el templo de termas y las basílicas. Estas últimas resultaron elegi- todos los acólitos de la comunidad llamados por el das, por su afinidad funcional, como paradigma ar- sonido de las campanas exige su ubicación en un lu- quitectónico al que se someterían los nuevos tem- gar elevado desde donde el sonido pueda propagar- plos cristianos que, por extensión de la asamblea se limpiamente y ser oído en cualquier lugar de la allí reunida, pasaron a tomar también el nombre de parroquia. iglesias. Una segunda función, asociada a la cualidad focal Los edificios se planteaban con una considerable del templo en el espacio, es la de hacerse visible en superficie que necesitó para cubrirse de una división el territorio circundante. La torre, como elemento pro- en tres naves paralelas separadas por filas de colum- minente de geometría vertical y por tanto ortogonal nas, dando como resultado un espacio en tensión ha- sobre el caserío, va a representar el icono de un faro cia un extremo que ocupará la presidencia, ejercida orientador que busca, además de la utilidad, evocar la por presbíteros, de donde tomará el nombre de pres- metáfora de la misión de la Iglesia en el mundo. biterio, remarcado en planta por un espacio semicir- cular o ábside que tomó textualmente del lenguaje ar- No deben olvidarse, pues, estas dos cualidades quitectónico romano. También del modelo incorporó de la torre de iglesia: ser audible y visible en el te- un espacio transversal entre las naves y el ábside (el rritorio. La visibilidad intentará la búsqueda de solu- transepto) que insinuaba en la planta la presencia del ciones técnicamente audaces y plásticamente seduc- brazo de la cruz, por lo que su poder evocador sim- toras, que hacen de las torres uno de los edificios bólico resultó ideal para la plasmación del culto cris- más atractivos para su estudio, a pesar de que por lo tiano sobre un espacio construido. Si bien existió otro general haya atraído poca atención entre los erudi- tipo de espacio sagrado, los martiria, con planta cir- tos españoles. cular, concebidos para la veneración de reliquias de mártires sacrificados durante la época heroica del UBICACIÓN DE LAS TORRES DE IGLESIA cristianismo, el tipo basilical fue el más desarrollado y difundido por todo el mundo romano, que desde el No es preceptivo que la torre esté adosada física- siglo IV coincidió en gran medida con el mundo cris- mente a la fábrica de la iglesia. Se dan casos en los tiano. Sin embargo, se hizo necesario incorporar un que la torre dista unos metros del edificio de culto. Así elemento que el modelo original no tenía previsto: la puede verse en el campanario de , torre de campanas. en la sierra burgalesa.

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En otros casos se advierte que la torre ha sido ado- Una derivación de éstos serán los edificios que le- sada a la iglesia o a la inversa, que el templo se ha vantan su torre sobre el presbiterio o el crucero, caso construido pegándose a una torre preexistente, lo que de tenerlo; serían los continuadores del modelo ro- resulta más habitual. La consecuencia inmediata es la mánico introducido en la abadía de San Quirce en falta de continuidad en sus fábricas y la carencia de y en el . En la Ri- escuadría entre los muros de uno y otro edificio. Es- bera encontramos, siguiendo este modelo, las torres tos signos son indicio de que torre y templo son edi- de Bahabón de Esgueva y Bocos de Duero, aunque ficios de origen diverso. éste más que una torre podría considerarse una espa- daña ancha. Una vez que se da la conjunción de iglesia y torre en un mismo ente construido, la disparidad se presen- LAS TORRES A LOS PIES DEL TEMPLO ta en el lugar donde se inserta la torre en el edificio parroquial. Nada hay en la esencia de la doctrina cris- Y llegamos por fin al modelo que ha concentrado tiana que obligue a la ubicación de la torre en un lu- nuestro estudio: la torre a los pies del templo. El ori- gar determinado, como tampoco se prescribe la forma gen de esta disposición podría situarse, dentro del que ha de tener la iglesia. Se situará la torre, en con- mundo de la arquitectura cristiana occidental, en las secuencia, allí donde lo aconsejen las necesidades del iglesias otonianas del Siglo VIII. Así, en San Miguel de culto, las circunstancias económicas o las exigencias Hildesheim (fig. 1), arquetipo de este estilo, al ábside geológicas y orográficas. en la cabecera de la iglesia se opone un contraábside integrado en un complejo cuerpo que recibe el nom- Uno de los lugares predilectos será el costado del presbiterio o cabecera del templo, aprovechándose el ábside de la fortaleza de los muros de la torre y vice- versa. Esta ubicación presenta otras prerrogativas, co- mo son la de contar con la cercanía de presbiterio y campanario a la hora de dar las señales y toques opor- tunos. Pero aparte de esta ventaja utilitaria, también debe considerarse que las iglesias comenzaban su construcción por la cabecera para poder cuanto antes decir misa, aunque la nave tardara más en concluirse. Como la torre era otro elemento de necesidad, resulta lógico que se iniciara lo antes posible, junto con el áb- side, dejando para más adelante las naves, que podrí- an alargarse o ensancharse a medida que el vecinda- rio iba creciendo. Sirven de ejemplo en la Ribera del Duero las parroquias románicas de y Calerue- ga, con sus campanarios románicos adosados a me- diodía de su ábside semicircular. Esta disposición qui- zá tenga su origen en esta región en los grandes edificios monásticos, como San Pedro de Cardeña y San Pedro de Arlanza, cuyas torres flanquean también el ábside.

Una segunda ubicación del campanario será situar- se directamente sobre el ábside, de modo que se unen los dos elementos más fuertes de la fábrica en uno. Así puede verse en y (si bien éste es del siglo XVI), así como en al- gunos ábsides medievales segovianos y vallisoletanos Fig. 1.- Representación axonométrica de San Miguel de Hildesheim (en di- (San Miguel de Bernuy, Fuente el Olmo de Fuentidue- bujo de Gorecki publicado por Christe), con el ábside en posición opuesta ña y Lomoviejo, por ejemplo). al Westwerk, a los pies de la iglesia.

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bre genérico de Westwerk, que podríamos traducir co- mo fábrica occidental o de poniente, por contraposi- ción a la oriental, que constituiría el presbiterio1.

En el Westwerk se destacan con claridad dos pi- sos superpuestos y permeables hacia las naves del templo. A través del piso bajo se verificaría el ingre- so desde el exterior y el paso a la iglesia. Sería pues un pórtico integrado en las fábricas. El piso superior abre ventanales hacia las naves a modo de tribunas que permitirían presidir las ceremonias desde lugar elevado, separado del resto de la asamblea y en po- sición privilegiada por el control visual que se ejer- cería sobre las naves y el presbiterio, punto focal de sus visuales. En este sentido, heredaría las funciones de la tribuna carolingia que se dispone en el octógo- no de la capilla de Aquisgrán. Pero este espacio no se circunscribe a una función estática o de simple co- ro, ya que a izquierda y derecha, adyacentes a los flancos del edificio, se adosan sendas escaleras de caracol que permiten el recorrido procesional de as- censo, paso por la tribuna y descenso con vuelta a la Fig. 2. Gran torre de la catedral de Paderborn (Alemania), situada a los pies iglesia por el otro extremo. La tribuna se integra así del templo y con las dos escaleras de caracol laterales adosadas al cuerpo en cultos de carácter representativo y escenográfico de la torre. donde tienen lugar hitos rituales en procesiones de liturgias en las que la dimensión vertical tiene un es- La gran abadía de Cluny presentaba a occidente de pecial significado. sus 5 naves un cuerpo añadido de tres naves con 5 tramos y 2 plantas que estaría destinado a este fin. Esto sucede cuando la asamblea rememora el También la abadía de Moissac levanta un airoso cuer- pasaje de la Transfiguración, manifestación divina po en el extremo occidental coronado con almenas de Jesucristo que sucedió en el Monte Tabor, acci- que dan un aire de gran fortaleza a este edificio. En la dente montañoso en la región de Galilea. También Magdalena de Vezélay son sólo 3 tramos, pero de ma- en el pasaje de la Ascensión de Jesús a los cielos, yor altura que las naves2. En el primero de los tramos cuando los discípulos ven desaparecer a su maestro se sitúa la tribuna que preside la nave desde su posi- en una nube y ven dos figuras que les dicen: «Gali- ción, opuesta al presbiterio. leos, ¿por qué permanecéis mirando al cielo?…» (Hechos de los apóstoles 1,6-12; también vid. Mateo No sólo hemos de encontrar la galilea en edificios 28,16-20) Por estos motivos, el lugar del templo monacales, en la catedral de Paderborn (Westfalia, fig. donde tenían lugar las liturgias propias que reme- 2), una gran torre obra del siglo XII se levanta a los moraban estos pasajes tomó el nombre de galilea. pies flanqueada por las dos torrecillas que albergan las Así pues la galilea sería un elemento adicional a los escalas de caracol, necesarias para permitir los recorri- templos más complejos, generalmente relacionados dos procesionales de ascenso y descenso en esta zo- con iglesias monacales, donde la magnificencia del na de la nave3. culto exigía espacio para liturgias específicas que propiciaron la creación de una arquitectura donde En España, contemporáneamente al período dar cabida estos actos. Otoniano, la monarquía asturiana patrocina templos

1 CHRISTE, Y. pág. 111. 2 MIDANT, J. P. pág. 25. 3 CHRISTE, Y. pág. 293.

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como Santa Cristina en Pola de Lena con su tribuna Un modelo especialmente importante es la basílica a los pies, a la que se accede por sendas escaleras de San Vicente en Ávila, por su tamaño, su calidad y en los laterales de la nave4. Es pues, notoria, la pre- la elegancia con la que resuelve el complejo proble- sencia de este elemento litúrgico que se origina en ma de la tribuna a los pies de las naves. Este templo la Alta Edad Media y que, en ocasiones, se manifies- se remata a poniente por dos torres entre las que, a ta al exterior con prominencia, identificándose co- modo de puente cubierto, se tiende la tribuna sobre mo torre. las naves. Sendas escaleras que caracol que dan servi- cio a las torres sirven también para el ascenso y des- Las corrientes culturales medievales, como el Ca- censo de la tribuna5. mino de Santiago, arrastraron hasta España los mode- los monásticos franceses, que ya detectamos en la Soluciones parecidas, con dos escaleras de caracol, gran torre fortificada a los pies de la iglesia de L’Espe- se encuentran sobre el mismo camino de Santiago en ron (fig. 3), próxima a Roncesvalles, o en San Pedro el monasterio de San Zoilo de Carrión o en San Mar- de Siresa, cerca de Jaca, con su tribuna flanqueada por tín de Frómista ya que sus dos torrecillas cilíndricas a escaleras interiores. los pies no serían otra cosa que los accesos a un cuer- po hoy desaparecido6.

En España, otro antecedente de los cuerpos cons- truidos a los pies de la nave lo constituyen los espa- cios contraabsidales de época mozárabe. En San Ce- brián de Mazote, un espacio de planta circular se levanta simétrico del ábside a los pies del templo. A falta de otras explicaciones, pudiera ser un lugar para albergar la pila bautismal. En los primeros templos só- lo entraban los cristianos, es decir los ya bautizados, por lo que el bautismo debía realizarse en el exterior del templo y posteriormente, ingresar en la iglesia. La presencia de la pila bautismal en el interior del edifi- cio y a los pies, como ha sido norma general hasta ha- ce unos años, representa el camino que siguen los fie- les en su incorporación a la Iglesia, desde los pies del templo, hasta el polo opuesto del edificio, el altar, donde se consagra el cuerpo de Cristo. La situación de la torre a los pies del edificio permitía subrayar con un elemento excepcional el lugar de incorporación de los nuevos fieles y el punto donde se iniciaba su recorri- do espiritual y físico dentro de la Iglesia.

En muchas ocasiones una torre pórtico a los pies del templo ha podido verse clausurada y su espacio inferior verse dedicado a baptisterio (Villaescusa de Roa, Rodilana, en Valladolid, etc). En todos los casos reseñados la torre a los pies aloja la portada princi- Fig. 3. Torre de aspecto militar a los pies de la iglesia de L’Esperon, en la pal del edificio, recogiendo funciones cultuales al in- región de Las Landas francesas, por donde pasa el camino de Santiago. terior y representativas al exterior. En tierras burgale-

4 ARIAS PÁRAMO, L. pág. 43. 5 LAMPÉREZ Y ROMEA, V. pág. 474. Enciclopedia del románico en Castilla y León: Ávila, pág. 141. 6 Así lo hacen ver JOSÉ LUIS SENRA, pág. 46 y PEDRO LUIS GALLEGO, pág. 125

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sas la presencia de la torre a los pies debió ser tim- distinguen de las naves del templo. Así, en San Este- bre de gloria de los edificios religiosos pues apare- ban lo que se hace es recrecer unos ligeros muros cen con gran potencia en los últimos años del gótico sobre la portada y los pilares interiores. En Gamonal en lugares tan representativos como el Hospital del se recrecen los tres muros a los pies de la nave y una Rey, la denominada Santa María la Real y Antigua de ligera pared sobre la propia nave para cerrar el con- Gamonal, y la parroquia de San Esteban en la ciudad junto (fig. 4). En algunos casos es un simple tabiqui- de . Pero curiosamente en estos dos últimos llo, ligerísimo, el que apoya sobre la nave. Así pue- casos se trata de falsas torres, es decir volúmenes le- de verse en Villovela y Terradillos de Esgueva7. vantados al exterior pero que interiormente no se LOS CAMPANARIOS RIBEREÑOS

Dentro de la geografía cercana a la Ribera del Duero destacan torres como la de Gumiel de Izán, le- vantándose sobre la plaza que fue mercado de la po- blación con su corona de agujas y gárgolas góticas. Sobre otra plaza levanta su es- belto fuste coronado de almenas y escudos, como las torres civiles italianas del Quattrocento (fig. 5). Am- bas añadían a su colección de címbalos religiosos las campanas concejiles, que lo mismo llamaban a fuego que anunciaban el nacimiento de un hijo del Sobera- no. Muchas terminaron golpeadas por los mazos del reloj de la villa, pagado a medias por la parroquia y el concejo, ya que a los dos servía dando las horas a súbditos y a fieles.

Fig. 5. Torre de San Pedro en Gumiel de Izán, con su borde de almenas y los escudos de los fundadores.

Si queremos recordar las que mejor se yerguen so- bre la línea horizontal del paisaje, basta con acudir a , con su escalera de caracol destacán- Fig. 4. Planta de Santa María de Gamonal (según Lampérez) donde se mar- ca en gris el pórtico a los pies mientras que la torre adyacente no se iden- dose a la vista de los que transitan por el valle, o la tifica por tener mayor grosor en los muros que el resto de la nave, sino por de San Juan en Aranda, que se levantaba imponente los contrafuertes más robustos. sobre los que cruzaban el Bañuelos por el Puente de

7 Esta forma de levantar falsas torres es frecuente en toda la provincia de Burgos y aparecen, por ejemplo, en , Villamorón o .

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las Tenerías. Aunque la que mejor sirve de modelo, Los agitados siglos del medioevo, con la falta de un tan cerca de la Ribera, sería la torre de Santa María del estado fuerte que garantizase la seguridad de sus ciu- Campo. Sólo las torres de una catedral podrían tratar- dadanos, supuso un constante ir y venir de huestes y la de igual a igual. saqueos que amedrentó a los pobladores de villas y aldeas. En este caos, la mole firme y segura de la to- Otra función utilitaria asociada a las torres era la de rre parroquial sirvió también para el refugio y la vigi- servir de conjuradero, es decir, acoger al clérigo encar- lancia del territorio. Son ejemplo de ello las torres del gado de recitar las oraciones que impetraban el favor llano al sur del Duero, por tierras de Medina, Olmedo divino para alejar las devastadoras tormentas. Son y Madrigal, donde las torres con numerosos pisos abo- bien conocidos en Burgos los Arcos del Conjuradero vedados podrían acoger a la población en caso de pe- en y en Villegas. En la Ribera del Due- ligro y darle cobijo hasta que volviera la paz. ro se conservan altísimos balcones, con espléndidas vistas sobre la campiña, en lo alto de las torres de También los nobles, civiles y eclesiásticos, contro- Guzmán, Peñaranda de Duero y Gumiel de Izán, des- laron las rentas parroquiales durante el medioevo y no de los que se invocaría el favor divino por la interce- dudaron en encastillar las iglesias para defenderlas, sión de Santa Bárbara (fig. 6). como un apéndice más de su poder omnímodo. Las llamadas de atención que las autoridades regias y episcopales hacen al final de la Edad Media acerca de la prohibición de «escastillar y fortalecer» iglesias, es signo del cariz que tomaron los acontecimientos. A pesar de los cinco siglos transcurridos todavía se co- ronan con almenas las torres de los Gumieles, Tórto- les y Pinillos de Esgueva, Moradillo de Roa y la torre que estudiamos en esta edición de la revista Bibliote- ca: Villaescusa de Roa.

LA ESTRUCTURA DE LAS TORRES Y SUS PROBLEMAS DE COMUNICACIÓN

Exteriormente una torre tipo consta de dos partes: el fuste y el campanario. Puede que ambas partes se separen por medio de impostas, cornisas o retranqueo de muros, pero no es imprescindible hacerlo. Incluso pueden marcar otras divisiones por medio de más ele- mentos como los expuestos. Sin embargo, estas divi- siones no tienen porqué corresponderse con su orga- nización interior.

Resulta más interesante para el análisis de estos edi- ficios investigar su organización interna pues es allí donde se plantean las mayores dificultades estructura- les y funcionales. Es frecuente que una torre se divida en varios cuerpos exteriormente sin que en el interior aparezca ningún elemento de relevancia, como sucede con algunos campanarios románicos, que se dividen en varios cuerpos con ventanas en el exterior sin que por dentro haya más que unos forjados de madera comuni- cados por escaleras, no siendo la torre más que un pris- ma hueco desde los cimientos al tejado (fig. 7). Llama- Fig. 6. Torre de la iglesia de Guzmán, con el balcón en la parte alta de la es- remos a estas construcciones torres del tipo A y su calera de caracol para servir de conjuradero contra nublados y pedriscos. ejemplo en la Ribera sería la torre de .

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pacio para baptisterio. Si tiene salida también al exte- rior se convierte en un espacio de paso constituyendo una portada, como las que se han comentado. El pro- blema surge en la comunicación con el espacio supe- rior, que exige sobrepasar la bóveda. Para ello suele utilizarse el coro levantado a los pies del templo; una escalera conecta las naves con el coro y desde allí se entra en el segundo piso de la torre, aunque también puede servirse de una escalera de caracol exterior.

Por último, el tipo C consiste en abrir un espacio en planta baja, otro espacio, abovedado también, en primera planta que conecta con coro y, por fin, el es- pacio superior hasta el campanario. Para conectar to- dos estos huecos suele utilizarse un caracol adosado a la torre con puertas en cada uno de estos espacios.

La forma de los husillos exteriores es variable: des- de cilindros (Gumiel de Mercado, Guzmán) a prismas cuadrangulares (, Olmedillo) u octogonales (Pedrosa). Pueden encontrarse en el período gótico estas escaleras embebidas dentro de los muros sin no- tarse al exterior (Gumiel de Izán), para salir parcial- mente en torno al año 1500 ( y Pinillos de Esgueva). El aligeramiento de los muros en siglos sucesivos determinó su salida al exterior, quedando como un cuerpo adosado donde los artistas volcaron un repertorio de cornisas y remates que embellecía el adusto fuste de la torre. Así lo vemos en Santa María de Gumiel de Mercado, , Sotillo de la Ri- vera, San Martín de Rubiales, Guzmán y Pedrosa de Duero.

LOS ACCESOS EMPOTRADOS EN LOS MUROS

Se trata de torres con muros excepcionalmente an- chos, que pueden superar los dos metros de grosor, en los cuales se insertan las escaleras a modo de corredor comunicando los diferentes pisos de la torre. En la pro- Fig. 7. Esquemas de torres y su compartimentación interior. vincia de Burgos se detecta por primera vez en la to- rre de Doña Urraca de Covarrubias, construcción pro- bable del siglo X. Este proceder es habitual en la Un segundo tipo, más complejo, lo constituirían las arquitectura militar, donde el espesor de los muros per- torres con una cámara en planta baja, sobre el que se mite empotrar tramos rectos con facilidad y así lo en- levanta el prisma hueco de la torre (tipo B). Cuando la contramos en el Castillo de Ciudad Rodrigo, construc- torre se levanta junto al presbiterio esa cámara inferior ción del siglo XIV. Luego aparece también en los suele terminar dedicada a sacristía. Si se levanta a los castillos de Torrecitores y Aza, bajomedievales8, así co- pies del templo, comunicada con la nave, suele ser es- mo en la Puerta de Santa María en la capital burgalesa.

8 COBOS GUERRA, F. & DE CASTRO FERNÁNDEZ, J. J.

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LA TORRE DE LA IGLESIA DE SAN MAMÉS EN VILLAESCUSA DE ROA

La población de Villaescusa se encuentra al nor- oeste e Roa, donde la campiña de la Ribera se eleva y comienzan los páramos del Cerrato. De hecho es el úl- timo pueblo de la provincia de Burgos fronterizo con Encinas de Esgueva, ya en Valladolid. Antaño también hizo de frontera entre el obispado de Osma y el de Pa- lencia, así como de la Comunidad de Villa y Tierra de Roa con la Merindad de Cerrato. Es evidente, por tan- to, que se halla en una situación límite entre dos do- minios geográficos, la Ribera y los páramos, lo que ha determinado su posición en la raya de diversos límites administrativos históricos.

Su origen debió estar relacionado con la repobla- ción medieval, como tantos otros lugares cercanos hoy desaparecidos, citados todos en 1143 cuando Al- fonso VII concede el fuero de Roa a la villa y su co- munidad de aldeas13. Ochenta años más tarde, en 1224, vuelve Villaescusa a la historia con ocasión del deslinde entre las comunidades vecinas de Curiel y Roa14. En aquel momento se cita el «camino de Palen- cia que va entre Villaescusa e Encinas», aludiendo la importante vía de comunicación en uso entre la villa de la Ribera y los valles del Pisuerga y Carrión, quizá por el mismo lugar por donde fuera la vía romana que uniera ambas poblaciones, Roa y Palencia, de proba- da romanidad. Fig. 8. Interior de la torre de Bercero (Valladolid) con su escalera de comunicación entre las plantas empotrada en el muro. Al final del período medieval, el proceso de se- ñorialización llevó a villas como Roa a depender de la nobleza, en este caso de Don Beltrán de la Cue- Fuera de los recintos militares, son frecuentes en va y del Conde de Siruela, considerándose probable las torres mudéjares de iglesia en los llanos al sur del que la misma suerte llevaran las entidades menores Duero, en pueblos como Fuentelsol9 y Mojados10 en agrupadas en su comunidad como sería el caso de Valladolid, Sinlabajos y Alseaseca en Ávila y Codor- Villaescusa. niz11 y Villagonzalo de Coca en Segovia12. Apenas se vuelve a tener noticias de Villaescusa y En construcciones pétreas las encontramos en Ber- su parroquia de San Mamés, despachándose el artícu- cero, cerca de Tordesillas (fig. 8). En la Ribera, sólo lo que le dedica el diccionario de Madoz con un es- han sido localizadas en Villaescusa de Roa, torre que cueto «servida por un cura y un sacristán», sin que se pasamos a continuación a describir destaque ningún detalle alusivo a su fábrica.

9 SÁNCHEZ RIVERA, J. I. y BARBA, S. (2006) pág. 358. 10 SÁNCHEZ RIVERA, J. I. y BARBA, S. (2007) pág. 793. 11 SÁNCHEZ RIVERA, J. I. et al. (2008) pág. 733. 12 SÁNCHEZ RIVERA, J. I. y BARBA, S. (2006) pág. 361. 13 MARTÍNEZ DÍEZ, G. pág.385. 14 NUÑO GONZÁLEZ, J. (2002) pág. 2919.

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Fig. 9. Vista panorámica desde la torre de Villaescusa de Roa. En primer término se distingue el valle que se abre camino hacia el Duero. Al fondo, los páramos hacia los límites de Palencia y Valladolid.

SITUACIÓN DE LA TORRE ganizado el caserío (fig. 10). Sin embargo, por debajo de esta trama aparecen también un haz de calles con- El pueblo de Villaescusa ocupa una plataforma en fluyentes hacia el enclave donde se sitúa la iglesia, en el extremo del páramo calizo, a 900 de altitud, gozan- el borde más escarpado del páramo, sugiriendo la pre- do de buenas vistas sobre los llanos parameros y so- sencia de un edificio defensivo anterior asociado o bre el valle que allí se origina y se desparrama hacia sustituido por el templo, que ha originado la trama las campiñas de la Ribera del Duero. En los bordes del primera de comunicaciones15. páramo manan espléndidas fuentes que han permiti- do el abastecimiento de la población y el riego de los DESCRIPCIÓN DE LA TORRE huertos, garantizando la subsistencia en el enclave. Disfruta, pues, de la ventaja estratégica de la altura y La iglesia parroquial de San Mamés Mártir muestra de la calidad agrícola del valle (fig. 9). al exterior nítidamente tres volúmenes: el ábside, la nave y la torre, a los pies del templo. La forma del núcleo recuerda un óvalo con su eje mayor orientado a lo largo del camino de Roa a Pa- El ábside es construcción de estilo gótico final bien lencia, que parece ser el eje entorno al cual se ha or- definido, con desarrollo vertical marcado por contra-

15 SÁNCHEZ RIVERA, J. I. (2009) pág. 134. NUÑO GONZÁLEZ, J. (2001) pág. 89

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lente estado de conservación, lo que la hace merecedora de ser el eje central de este artículo (fig. 11).

En planta es prácticamente cuadrada y se adapta a la anchura de la nave, si bien resulta ligeramente rectangular (fig. 12) con el lado menor en el sentido de la na- ve y el mayor en el transversal (7,40 x 7,80 m). En sus esquinas reúne pares de contrafuertes que se elevan hasta la mitad del fuste de la torre. En el flanco oriental, donde se encuentra la nave del templo, no se levantan contrafuertes, indicio de que la nave estaba ya construida cuando se hizo la torre.

Exteriormente su silueta es un fuste Fig. 10. Plano de Villaescusa de Roa. Se destaca la forma cerrada del casco monolítico hasta una imposta de bisel que y el eje del camino de Roa a Palencia (en negro) superponiéndose a la trama la circunda y que da origen al campana- focalizada en la iglesia (en rojo). rio, consistente en dos huecos ojivales por frente, si bien son más anchos los de las caras oriental y occidental para adaptarse fuertes y detalles ornamentales en las cornisas y mén- a la mayor anchura de esos lados. Los ventanales tie- sulas, de inspiración renaciente, que permiten fechar nen 3m de altura hasta otra imposta de bisel, que ci- su construcción a mediados del siglo XVI, sustituyen- ñe de nuevo toda la torre a la altura del arranque de do un ábside anterior sin duda más sencillo, como su- los arcos. El material empleado hasta ese momento es giere la modestia de la nave a la que se adosa. sillar calizo proveniente de la costra calcárea de los páramos: piedra de buena calidad aunque presente Dicha nave se disimula en el costado a mediodía por coqueras. Está labrada en sillares y aparejada en hila- el añadido de la vivienda del párroco, que ocupa una das de anchura bastante homogénea, aunque se ad- primera planta, dejando libre los bajos para soportal, vierte alguna hilada de nivelación (por su mayor an- donde se encuentra la portada de organización románi- chura) a lo largo del fuste. Los contrafuertes hacen ca. Conserva hoy sólo alguna arquivolta muy dañada. corresponder la anchura de sus hiladas con las del Más interesante es el costado norte, donde se distingue muro, aunque la traba de las fábricas se verifica cada a media altura un rosario de canecillos de nacela mar- 3 o 4 hiladas. cando el nivel donde apoyaba una primera cornisa. Un metro y medio por encima de esta cota aparece una se- El perfil exterior de la torre sólo se ve alterado por gunda cadena de canes, formalmente similares a los an- un leve retranqueo de un tercio de pie al llegar a ca- teriores, indicando un levante de la nave que no debió da una de las molduras de ceñido que se verifica en ser muy distante en el tiempo a la construcción del pri- los tres frentes exteriores, ya que el construido sobre mer muro. Por fin, otro medio y medio más arriba se re- la nave se levanta a plomo en toda su altura. mata un paramento enfoscado con cemento y que debe corresponder a un recrecido moderno para tratar de ar- Destaca en este cuerpo la gran sobriedad, motivada monizar la enorme altura del presbiterio con la nave a por la uniformidad del aparejo y la ausencia de huecos la que está adosado. La flaqueza de los muros y la au- que no sean para las campanas. Sin embargo en el fren- sencia de contrafuertes son índice de que la nave se cu- te occidental, a modo de fachada del edificio se advier- brió con armaduras de madera, sin volteo de bóvedas. te la presencia de una portada tapiada, fácilmente detec- table por el resalte de una chambrana sobre el arco La torre merece un comentario más minucioso por exterior y una imposta que se prolonga hasta los con- lo imponente de su escala, su antigüedad y su exce- trafuertes que la delimitan, siembre con moldura a bisel.

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Fig. 12. Sección de la torre de Villaescusa desde la iglesia y plantas a dife- Fig. 11. Vista de la torre de Villaescusa desde el noroeste. rentes alturas.

Su perfil sigue un arco ligerísimamente apuntado. tado norte, a escasa distancia de la imposta de rema- El relleno de sus muros, con una piedra similar al res- te del fuste. Toda esta obra, que se muestra homogé- to de la torre, es de mampostería irregular salpicada nea en técnica y materiales y, por consiguiente, esti- de piezas escuadradas que permiten descubrir, con su mamos realizada en una sola fase, se termina una característico perfil de cerradura invertida, una trone- hilada por encima de las claves de las ventanas. So- ra que hoy se muestra, a su vez, cegada. También so- bre este nivel asoma, en todos los frentes, un apare- bresalen en sus extremos, bajo la moldura, los ángu- jo de mampuestos desiguales que van desde grandes los tallados de sus capiteles vegetales, que debieron ortostratos irregulares en el costado sur a los cantos emparedarse en el momento de la clausura de la puer- sin frente plano del occidental, dejando la sillería pa- ta. Sobre la puerta se abre una ventana abocinada de ra las esquinas y para la ejecución de un remate con medio punto que conserva en su interior un dintel almenas de poca anchura, a razón de cinco almenas monolítico, resto de una abertura aspillerada, con per- por banda. fil ojival (fig. 13). Destaca en este levante de porte militar la exis- La otra discontinuidad observable en el fuste de tencia en el frente sur de un sillar de mayor escala la torre es una reparación con mampuestos en el cos- que el resto del despiece, colocado en resalte y cen-

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trado entre los dos ventanales, que debió disponer- La construcción es sólida y no presenta más da- se para ser tallado con algún escudo nobiliario, co- ños, aparte de los parcheos en los añadidos, que al- mo vemos en las torres de Gumiel de Mercado y guna fisuración sobre las claves de los arcos meridio- Gumiel de Izán. El hecho de volcarse este frente nales y cierta meteorización por humedades en las meridional sobre la plaza del pueblo es coincidente hiladas de la base. La presencia de líquenes con sus con la orientación de los escudos en las torres de características coloraciones sólo está ausente en la fa- los Gumieles. Por encima de esta pieza se aprecia chada septentrional, donde el soleamiento ha impedi- una reparación con mampuestos aún más irregula- do su aparición. res en parte ocultos por la esfera del reloj, hoy des- montado. Debe matizarse que su forma es cuadrada El interior, por el contrario, se muestra bastante y corresponde a un tablero cubierto con chapa gal- más complejo. Para empezar, todo el volumen co- vanizada. rrespondiente, más o menos, al espacio bajo los contrafuertes, está abierto a la nave de la iglesia ba- Por último, otro relleno ha colmatado casi todos jo una gran bóveda de cañón ojival apoyada sobre los huecos entre las almenas dejando el perfil de la to- moldura de bisel y reforzada por tres fajones sobre rre enrasado y protegido por una moldura de piedra ménsula. En el muro occidental destacan las aber- artificial, colocada en una reparación de la última dé- turas del ventanal y la portada cegada. El primero cada, en la que apoya el tejado a cuatro aguas. muestra abocinamiento con derrame en su hueco

Fig. 13. Alzados de las fachadas de la torre de Villaescusa.

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apuntado, en contraposición a su forma exterior neo festoneado, creando una silueta antropomorfa. que, como se comentó, seguía el medio punto. En Luego se inicia un tramo de escalera cubierta con din- cuanto a la portada, se revela el arco ojival de la ar- tel doble en ángulo recto seguido por otro de cañón quivolta inferior y una caja para la puerta conser- ojival. Un giro recto a la derecha, bajo dos nuevos tra- vando en perfecto estado los goznes y perfil mitra- mos ojivales, nos introduce en el ángulo sudoriental do, con dintel de dos tramos en ángulo recto. de una segunda cámara, cuya planta ya no sigue el Destaca en el arco ojival de la puerta que se ha trapecio de la inmediata inferior sino que se adapta trespuntado al cuarto de la luz, mientras que en el con gran regularidad al rectángulo que muestra la to- exterior la arquivolta superior, la única visible, el rre desde el exterior. En la pared correspondiente a la traspunte es mínimo. fachada se abre un arco ojival de descarga que tendría la misión de aliviar el peso sobre los vanos (fig. 14). La planta del volumen abovedado de la torre es trapezoidal, aumentando en anchura hacia el presbi- Una nueva escalera metálica, que sustituye a otra terio, buscando un exagerado efecto perspectivo en anterior de madera, nos conduce sobre el forjado que la impresión de los que ingresaban en el templo16. En los lisos muros la- terales se abren sendos nichos sepul- crales con señales de haber sido abiertos en los paños inicialmente ciegos, pues los despieces perimetra- les no encajan con los del resto de los muros. Al haberse clausurado la puerta, hoy el espacio central está ocupado por la pila bautismal rena- centista, haciendo las funciones de baptisterio en posición opuesta al ábside el templo, situación muy fre- cuente en este tipo de edificios.

En las claves de las bóvedas se ven reposiciones con morteros que corresponden a reparaciones de bo- quetes practicados para el paso de cuerdas campaneras.

El gran arco que se abre a la nave se flanquea en su costado sur y a la altura de los salmeres, por una puer- ta que da acceso a la correspondien- te escalera hacia los cuerpos superio- res. En su día existió coro alto de madera con acceso desde la nave, desde el que otra escalera permitía acceder a la puerta citada pero hoy, suprimido el coro, puede subirse por medio de una escalera metálica de caracol. La puerta tiene arco mixtilí- Fig. 14. Sección mostrando el interior de las cámaras de la torre.

16 En las medidas realizadas para dibujar la torre, resultó que el abocinamiento era mayor que el representado por Beatriz Casalvázquez en sus di- bujos, publicados en el capítulo de Nuño González (2002).

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hace de piso al cuerpo de campanas. Tanto este piso los Caballeros. Este edificio se conserva con ábside como el inferior tienen el mismo perímetro. Por enci- rectangular y espadaña a los pies. Los ábsides rectan- ma de las ventanas del campanario, coincidiendo con gulares eran la norma para los edificios parroquiales el cambio de fábrica al exterior, se observa un retran- más modestos y así pueden verse en numerosas ermi- queo de muros que indica que el levante almenado tas de la Ribera, restos de los antiguos despoblados17. se realizó con paramentos de menos grosor que la fá- El momento de su construcción no puede precisarse brica original. El forjado que hacía de piso para el ni- por la ausencia de elementos decorativos y por la ten- vel de almenas y su escalera de acceso han sido des- dencia de los edificios rurales a perpetuar formas y montados, no hallándose al presente más que unas técnicas más allá del momento de su auge y desarro- vigas que reciben algún puntal de la cubierta a cua- llo. Por analogía, de nuevo, con el templo de Torreci- tro aguas. lla, puede deducirse que el período en el que se cons- truyó sería durante el siglo XII18. EVOLUCIÓN DEL EDIFICIO Aquella modesta parroquia aldeana se vería altera- A la vista de las partes conservadas de la iglesia de da por la construcción de la gran torre a los pies que San Mamés (ábside, nave y torre) puede establecerse modificaría su escala ya que el gran arco de la torre una hipótesis de su origen y evolución hasta el mo- sobresaldría por encima del cuerpo de la iglesia, obli- mento actual. gando al levante que es visible en el muro norte de la nave, buscando una nueva cota. La puerta que da ac- Se conserva de la primitiva iglesia la nave, que era ceso al segundo cuerpo de la torre, que se halla a cier- de escasa altura (como muestra la primera línea de ca- ta altura sobre el suelo de la nave, resulta que se en- nes) y tenía portada a mediodía, a cubierto de los frí- contraría a la altura del primer alero de éste (véase el os vientos del páramo y abierta a la plaza de donde alzado desde el interior), lo que sugiera la posibilidad salen los caminos radiales que se reparten por el pue- de que tuviera un acceso exterior desde el tejado. blo. Por las arquivoltas de la portada y la forma de los canes podemos deducir que se trataría de una senci- Parece claro que el motivo de levantar la torre fue lla iglesia rural de estilo románico. La escala de la na- también el de dar un digno acceso axial al templo, ve que se conserva permite establecer comparaciones pues la apertura interior de los muros para imaginar con otras de la comarca, siendo la más parecida la er- una perspectiva así lo manifiesta. El referente geográ- mita de la Magdalena de Baños de Valdearados (fig. fico más cercano lo tenemos en la misma villa de Roa, 15), antigua parroquia del despoblado de Torrecilla de donde la iglesia colegiata, que antes fue parroquia de Santa María, levanta a los pies una torre que también abre portada. En este caso no sabemos cómo era el resto del edificio, pues en el período gótico se cons- truyeron tres naves que son hoy el cuerpo de la igle- sia. Por último, en el siglo XIX sufrió varios incendios que afectaron a la torre, obligando a su reconstruc- ción desde el segundo cuerpo de manera que hoy só- lo es original el pórtico de entrada. Consiste éste en una solemne portada con arquivoltas de medio pun- to y restos de capiteles que pueden fecharse en el pe- ríodo románico sin que se pueda dar una fecha muy precisa. Es razonable pensar que el templo levantado en la cabeza de comunidad sirviera como referente a Fig. 15. Ermita de la Magdalena en Baños de Valdearados, antigua parro- otros edificios de la jurisdicción, como sería Villaes- quia del despoblado de Torrecilla de los Caballeros. cusa (fig. 16).

17 Como el de Fenaltar en Hinojar del Rey, San Nicolás en La Sequera de Aza y Nª Sª de la Henosa en Bahabón de Esgueva, entre otros. Vid. SÁN- CHEZ RIVERA, J. I. (2003), pp. 143 y ss. 18 PALOMERO ARAGÓN, F. pág. 2720.

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de un nuevo estilo que en Villaescusa y Roa no será tan evidente, quizá por la presencia de talleres locales apegados a la tradición.

La datación de las fábricas del Hospital Rey es asunto no del todo resuelto; la fundación correspon- de a 1195, fecha en la que se procedería a construir los edificios imprescindibles, entre los que figuró la capilla. Simultáneamente se levantaba, también bajo patrocinio real, el Monasterio de las Huelgas, edificio con el que guarda relaciones estilísticas. En cualquier caso la torre parece que se levantaría en el primer cuarto del XIII y los escudos con castillos que campe- an en su campanario proponen una construcción an- terior a la unión con León, aunque el hecho de que el castillo sea el emblema del Hospital no permite que este dato sea determinante19. En cualquier caso, pare- ce obra de comienzos del siglo XIII y la torre de Vi- llaescusa iría a la zaga de esta fecha.

Otra vía de penetración del modelo puede haber sido el monasterio de San Pedro de Arlanza, cuya to- rre al norte de la nave se decora en su fuste con ar- quillos ciegos ojivales y ceñidos por imposta, como los de Villaescusa. Las fechas también estarían en tor- no a las citadas par el Hospital del Rey20.

Desde estos focos de la innovación el modelo se expandiría hacia las parroquias rurales llegando a tem- plos como San Millán en , cuya torre Fig. 16. Perspectiva de la torre de Villaescusa en su estado actual, con apertura de la puerta que hoy se encuentra cegada. guarda cierta similitud con la de Villaescusa, aunque no iguala su calidad.

Otra torre emblemática con la que guarda paren- Por otra parte, dentro del territorio burgalés pue- tesco es la de San Miguel en Palencia. Como aquella, den encontrarse otros edificios relacionados; comen- es un pórtico a los pies de la nave con arquivoltas zando por el Hospital del Rey, en Burgos, su torre pre- apuntadas, si bien en la Ciudad del Carrión la decora- senta una gran portada a los pies ornamentada con ción con esculturas que sigue la dirección de los ba- frisos en zigzag y con directriz claramente ojival. En el quetones, preludio del sistema decorativo gótico, y en campanario abre dos ventanas por lienzo articuladas Villaescusa nada sabemos por estar la portada tapiada. entre sí por molduras de bisel por bajo y a la altura de Más atrayente resulta el parecido en la organización y los salmeres. Por todos estos detalles, es una torre que construcción de la torre: en ambos casos se refuerzan mantiene un gran paralelismo con la de Villaescusa y con contrafuertes pareados las esquinas y se abre en podríamos considerarla su predecesora, ya que pare- el interior un gran espacio hueco que prolonga la na- ce lógico pensar que a Burgos llegara primero el mo- ve, cubierto por bóveda de arista. No paran aquí las delo que luego se extendería hasta la Ribera. La por- analogías pues la composición de la fachada de occi- tada del Hospital, goticista, está anunciando la llegada dente repite el esquema de Villaescusa, con la puerta

19 NUÑO GONZÁLEZ, J. (2002) pág. 808. MARTÍNEZ GARCÍA, L. pág. 327 propone 1220 como año de construcción de la portada. 20 RANILLA, M. pág. 94.

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Por encima del cuerpo de campa- nas, homogéneo en cuanto a su fecha de construcción, que hace de la torre de Villaescusa un ejemplar del mayor interés, tenemos los levantes en mam- postería coronados por bordura de al- menas. No son ajenas a la Ribera la to- rres almenadas, antes al contrario, es comarca donde se encuentran abun- dantes y de gran calidad. Destácase en la misma comunidad la de Moradillo de Roa con su escalera en garitón datable en el siglo XV. En los alrededores de Aranda las de Gumiel de Izán y Gumiel de Mercado (San Pedro) ambas de la segunda mitad del XV. Esta última coin- cide con Santa María de Aranda en su remate de matacanes, aunque la torre arandina haya perdido su remate alme- nado. También en la Esgueva, y muy próximas a Villaescusa, están las torres de Tórtoles, Torresandino y Pinillos, con garitones exteriores para albergar los husillos de acceso al cuerpo de campanas. Las decoraciones a base de frisos con perlones, tan típicos del final de XV, delatan su posible fecha de Fig. 17. Comparación entre los alzados de San Miguel de Palencia (sin la ampliación) construcción (fig. 18). En definitiva, y la torre de Villaescusa de Roa. asistimos a fines del siglo XV a una exaltación del ideal guerrero que lleva- ría a la identificación de los edificios re- bajo una ventana de iluminación y dos ventanales de ligiosos con edificios militares a partir de la decoración campanario21. Tampoco esta torre de San Miguel ha con elementos defensivos: las garitas y las almenas23. sido posible fecharla y dan los estudiosos una fecha aproximada a comienzos del siglo XIII (fig. 17)22. No sería ajeno a este proceder el hecho de la pro- gresiva señorialización de la sociedad, con un poder En resumen, se trata de una tipología de torre que feudalz expansivo creando estados señoriales en los estaría representada y quizá introducida en el Hospi- que recaudaba y defendía rentas eclesiásticas, lo que tal del Rey de Burgos y en San Miguel de Palencia, llevó a los reyes y concilios a proscribir «el encastilla- trasplantada a la Ribera en Santa María la Mayor de miento» de iglesias por lo que suponía de usurpación Roa y que podría haber llegado a Villaescusa a co- de rentas y lo que representaba de alarde poderoso24. mienzos del siglo XIII. Es el momento en que el Conde de Siruela se hace

21 En Palencia se elevó un segundo cuerpo repitiendo el gran ventanal y los dos huecos, quizá inacabados, que han sido tenidos por almenas. Bas- ta observar el grabado decimonónico de Parcerisa para ver que se trata de jambas de ventanas luego recortadas y rematadas como almenas, igual que con San Juan de . La comunicación con los pisos superiores se consigue en Palencia por husillo exterior, adosado al fuste de la torre, cuya diferente sección avala la teoría de la construcción de la torre en dos tiempos. 22 LAMPÉREZ Y ROMEA, V. t. II, pág. 289. y MILICUA, J. pág. 124. 23 PORRAS GIL, C. pág. 129. 24 En este momento, fines del XV, y en plena Ribera tuvo lugar el Concilio de Aranda de 1473, donde en sus constituciones conciliares se amena- zaba con excomulgar a los que ocupen beneficios eclesiásticos o fortifiquen iglesias (Vid. SANZ ABAD, P. pág. 90).

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Fig. 18. Evolución de la torre de Villaescusa entre los siglos XIII y XVI.

con el poder en Roa, como se ha comentado. Un de- talle más avala la acción señorial en la coronación: es el sillar en voladizo sobre la fachada meridional sin ta- llar, que estaría esperando el momento de ostentar un blasón nobiliario como en las torres de los gumieles.

La coronación se realiza con un murete de poco grosor (igual que Tórtoles y Gumiel de Izán). En Gu- miel de Mercado el grosor se reduce al mínimo, hasta el extremo de que hoy se están cayendo las almenas empujadas por el viento. Son almenas más decorativas que defensivas por lo que deben considerarse un ele- mento simbólico más que un dispositivo preparado para un asedio. Téngase en cuenta que a fines del XV la artillería tenía un considerable desarrollo y que los castillos importantes se estaban ciñendo por un muro exterior para defenderse de tan potente arma (Medina del Campo, Coca, Portillo, etc). Nada parecido a estas almenas de atrezzo decoradas por blasones señoriales.

Otro efecto de la señorialización es el interés no- biliario por enterrarse en sagrado levantando capi- llas funerarias privadas para la familia. En Villaescu- sa se advierte cómo se clausura la portada a los pies y se abren sendos nichos sepulcrales góticos en los Fig. 19. Sección longitudinal de la iglesia de Villaescusa mostrando en la laterales (fig. 19). La puerta abierta a un estrecho ca- cámara inferior uno de los nichos sepulcrales abiertos en los muros, po- llejón donde soplan los enfurecidos vientos del nor- siblemente, cuando se clausuró la puerta.

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Figs. 20. Evolución de la iglesia de Villaescusa entre los siglos XII y XVI, vista desde el ángulo suroccidental.

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te que transitan el páramo, hubiera terminado cerra- LAMPÉREZ Y ROMEA, V. Historia de la Arquitectura Cris- da por razones prácticas, pero cabe pensar que su tiana Española en la Edad Media (2 tomos) (facsí- clausura estaría asociada también a la apertura de mil). Ámbito y Junta de Castilla y León. Valladolid los nichos y la formación de una capilla funeraria (Madrid), 1999 (1908). privada a los pies del templo. La tronera aspillerada, estaría en relación con la imagen militar que corona- MARTÍNEZ DÍEZ, G. Las comunidades de villa y tierra en ba el templo. la extremadura castellana. Editora Nacional. Ma- drid, 1983. En lo constructivo, el retranqueo interior que supo- ne el muro de almenas deja un espacio perimetral, a MARTÍNEZ GARCÍA, L. El hospital del Rey de Burgos. Uni- modo de acera, en el que se apoya el último forjado versidad de Burgos, 2002. de la torre, como aún puede verse en cualquiera de las torres citadas anteriormente. MIDANT, J. P. Au Moyen Age avec Viollet-le-Duc. Paran- gon. París (Francia), 2001. Ya por último, la erección del nuevo ábside se re- aliza en época moderna, siguiendo un patrón gótico MILICUA, J. Palencia monumental. Plus ultra. Madrid, en sus bóvedas de crucería pero rematándose con 1954. ménsulas y cornisas de claro sabor clasicista que nos llevan a fecharla en la mitad del XVI. Debería haber- NUÑO GONZÁLEZ, J. «Pautas de ocupación territorial y se prolongado hasta sustituir la vieja nave, como de- conformación urbana en la Ribera burgalesa duran- muestran los arranques para otro tramo gótico que te la Edad Media», en Estudio e investigación - Bi- han quedado suspensos en el aire, pero la crisis del si- blioteca nº 16. Aranda de Duero, 2001. glo XVII detendría todo intento de ampliación. En un momento indeterminado de esos siglos se techaría la NUÑO GONZÁLEZ, J. «Burgos; Hospital del Rey « y «Vi- torre con su cubierta a cuatro aguas. A su cobijo se lle- llaescusa de Roa», en Enciclopedia del románico en varía el reloj cuya esfera aún es posible ver asomán- Castilla y León: Burgos. Fundación Sª Mª la Real – dose a la plaza y ocultando la última reparación, po- C.E.R. Aguilar de Campoo (Palencia), 2002. siblemente debida a un rayo, meteoro que tantas torres ha desmochado. Un resumen gráfico de la evo- PALOMERO ARAGÓN, F. «Baños de Valdearados», en Enci- lución del edificio puede verse en las figuras 20 y 21. clopedia del románico en Castilla y León: Burgos. Fundación Sª Mª la Real - C.E.R. Aguilar de Cam- BIBLIOGRAFÍA: poo (Palencia), 2002.

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