La Habana Escultórica: Sculptural Havana from De La Giraldilla a Lennon La Giraldilla to Lennon
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ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura CLXXXV 740 noviembre-diciembre (2009) 1211-1230 ISSN: 0210-1963 doi: 10.3989/arbor.2009.740n1086 LA HABANA ESCULTÓRICA: SCULPTURAL HAVANA FROM DE LA GIRALDILLA A LENNON LA GIRALDILLA TO LENNON María de los Ángeles Pereira Profesora Titular del Departamento de Historia del Arte Universidad de La Habana ABSTRACT: Public sculpture accompanied Havana’s architec- RESUMEN: La escultura pública acompañó al desarrollo ar- tural and urban development from its origin through its con- quitectónico y urbanístico de La Habana desde su surgi- solidation as a modern city towards the late 19th and first miento hasta su cabal consolidación como ciudad moder- decades of the 20th Centuries. This substantially contribu- na hacia finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, ted to form the city’s profiles and to grant Havana those mas- contribuyendo de modo sustancial a la configuración de sus perfiles sive dimensions that characterize it as the Cuban capital. y a la monumentalidad que la caracteriza como capital de Cuba. The development of commemorative monuments reflects both El desarrollo del arte monumentario conmemorativo, además de the repertoire of icons of the Cuban nation throughout its histo- reflejar el repertorio icónico de la nación cubana a lo largo de rical process, and the evolution of the aesthetic course towards su proceso histórico, constituye un reflejo de la evolución de los a ormal and conceptual renewal that eventually granted this artis- derroteros estéticos en el tránsito hacia una renovación formal tic expression a leading role within the Cuban culture. y conceptual que, finalmente, coloca a esta manifestación en un lugar protagonista entre de las diferentes expresiones de su cultu- KEY WORDS: Cuba; Havana 19th and 20th Centuries; Cuban sculptu- ra artística cubana. re; Commemorative monuments. PALABRAS CLAVE: Cuba; la Habana siglos XIX y XX; escultura cubana; arte monumentario. I que no lo han observado, han venido a La Habana y no la han visto” (Venegas, 1990, 30). Su autor, Gerónimo Mar- Cuando el General Juan Bitrián de Viamonte –quien asu- tínez Pinzón, puede ser considerado entonces el primer mió la gobernación de la ciudad capital de Cuba hacia el escultor nacido en esta villa, al parecer predestinada a final del último tercio del siglo XVII (1630-1634)– mandó engalanar con bronces y con mármoles sus principales edificar la torre del Castillo de la Real Fuerza y la hizo edificios, plazas y avenidas desde aquellos primeros si- rematar con una discreta giralda, estaba lejos de imaginar glos coloniales. que aquella iniciativa inauguraba la historia de la escultura pública habanera, y que la joven india representada en En cuanto al arte conmemorativo, el primer exponente bronce se erigiría muy pronto en el símbolo de la villa de habanero se localiza en los inicios de la segunda mitad San Cristóbal de La Habana. del siglo XVIII, cuando la caída de la vieja ceiba –“la más temprana representación del municipio de la Villa de San En efecto, La Giraldilla –así denominada por su con- Cristóbal de La Habana” (Venegas, 1986, 93)– motivó la dición de veleta antropomórfica destinada a indicar a construcción de una columna pétrea, de unos ocho metros los marinos la dirección del viento–, es la primera obra de altura, la cual marca el sitio donde radicó aquel primer artística que se conserva realizada en la Isla y ha llegado símbolo de justicia y derecho ciudadanos: La Columna de a identificarse con el nombre de la ciudad capital, “al Cajigal, así llamada en tanto fue levantada por iniciativa punto que se dice que aquéllos que visitan nuestra tierra y del gobierno de Francisco Cajigal de la Vega hacia el año 1754, en conmemoración de la celebración de la primera en 1847, una singular fuente conmemorativa dedicada a misa y del primer cabildo. los héroes de la marina española –la Columna O’Donell–, que fue popularmente bautizada con el nombre de su Nº 740 En el siglo siguiente, específicamente en 1827, se acometió patrocinador, el Capitán General O’Donnell. LA HABANA ESCULTÓRICA: DE LA HABANA ESCULTÓRICA: la remodelación y ampliación de esta obra: la primitiva columna fue rematada por una nueva imagen de la Virgen La mejor dotada de nuestras avenidas del XIX en lo que del Pilar y enriquecida con nuevos elementos, construyén- respecta al número de fuentes, rotondas, arbolado y mo- dose entonces ese sobrio edificio de inspiración griega: El biliario urbano –más poblada incluso que el Paseo del Templete, fiel exponente del lenguaje neoclásico, en cuyo Prado– fue la denominada Alameda de Tacón, también co- interior se instalaron las tres grandes pinturas murales nocida como Paseo Militar o de Carlos III. Allí se dispusie- ejecutadas por el artista francés Juan Bautista Vermay, ron en poco más de un año (1836-1837), en el ámbito del todas alusivas a la fundación de la ciudad en 1519. Quedó llamado Plan de Obras Públicas de Don Miguel de Tacón, LA GIRALDILLA así constituido el más antiguo conjunto conmemorativo cuatro fuentes bien pródigas en alegorías grecolatinas y un de La Habana y de la Cuba colonial, una obra de franca abundante número de estatuas y bustos representativos de atmósfera y vocación clásicas, emplazada en la Plaza de diferentes divinidades olímpicas, estos últimos destinados Armas –la primera de las plazas mayores habaneras– que a embellecer los jardines de la llamada Quinta de los Mo- A también fuera oportunamente remodelada durante el úl- linos, casa de recreo del Capitán General. LENNON timo tercio del siglo XVIII. No obstante, lo mejor de la escultura pública decimonónica Precisamente por aquellos años, bajo el influjo de las trans- en La Habana (y en toda Cuba) se le reconoce y agradece formaciones políticas y administrativas que experimentó al prodigio y talento de un escultor italiano: Giuseppe la Corona tras la recuperación de la Habana en 1763, y Gaggini, cuya labor enalteció a esta ciudad con realiza- como resultado bastante inmediato de la aplicación de las ciones emblemáticas que le otorgaron tempranamente un fórmulas del llamado Despotismo Ilustrado en sus posesio- sello de grandeza, singularidad y distinción. El es el autor nes americanas, tuvo lugar el replanteamiento del cuerpo de la Fuente de los Leones –inspirada en la homónima arquitectónico y urbanístico de la capital de la Isla, con el fuente granadina y que, como aquélla, exhibe las clásicas diseño de un Plan de Obras Públicas que se inicia bajo el figuras de la heráldica española–, que fuera instalada en mandato del Gobernador Marqués de la Torre (1771-1776). 1836 como ornamento focal de la Plaza de San Francisco; Este proyecto estuvo acompañado por un importante des- y es también el creador de la archiconocida Fuente de la pliegue de la escultura pública en tanto manifestación India o de la Noble Habana (fig. 1), emplazada en 1837 llamada a desempeñar un papel muy activo en la nueva en las inmediaciones del Campo de Marte y rápidamente estructuración de las funciones urbanas. En tal sentido se devenida el símbolo más popular de la ciudad en la pa- destacaron las numerosas fuentes que fueron ubicadas en sada centuria. Esta última fue considerada en su tiempo los nuevos paseos perimetrales y en otros puntos claves “lo mejor que ha venido a la América”. Se emplazó cuando del trazado de la ciudad, otorgándole singular relevancia llegó de Italia, en 1837, frente a la salida de la Puerta de la a sus respectivos entornos como nuevos núcleos de las Tierra y de espaldas a la Puerta del Este, también llamada actividades recreativas de la población capitalina. de Tacón, desalojando de su antiguo recinto a la Estatua del Rey Carlos III que allí estuvo ubicada desde 1803. La La primera mitad del siglo XIX no fue menos pródiga en figura que corona el conjunto representa a una gallarda cuanto a la presencia del arte público vinculado a la cua- joven india que mira hacia el Oriente evocando a la ciudad lificación de las más importantes avenidas. Durante el pe- de La Habana. ríodo de Gobierno de Don Miguel de Tacón, especialmente interesado en las intervenciones urbanas con un nítido Tal alegoría fue plenamente intencionada. Frente al Plan propósito de exaltación simbólica del poder colonial, se de Obras Públicas emprendido por el ya mencionado Go- emprende la remodelación del propio Paseo del Prado (y de bernador español, cuyo objetivo político era la apropiación sus numerosas fuentes) y de la llamada Alameda de Paula simbólica del cuerpo de la ciudad en tanto expresión del (el más connotado eje vial intramural) donde fue ubicada, progreso de la Colonia al amparo de la Metrópolis, se hizo 1212 ARBOR CLXXXV 740 noviembre-diciembre [2009] 1211-1230 ISSN: 0210-1963 doi: 10.3989/arbor.2009.740n1086 1. Giuseppe Gaggini, Fuente de la India o de la Noble Habana, 1837. La Habana. MARÍA DE LOS ÁNGELES PEREIRA MARÍA DE LOS notar la respuesta de la oligarquía criolla que emprendió debemos al virtuoso artista genovés, verdadero pionero de un plan paralelo de iniciativas urbanas liderado por el nuestro arte escultórico, no sólo la autoría de esa imagen ilustre hacendado habanero, Conde de Villanueva. La eje- símbolo del espíritu de rebeldía y resistencia secular de los cución de la Fuente de la India constituyó parte esencial cubanos, sino también la oportunidad de presentar a nivel de ese plan “alternativo”; como lo explica Carlos Venegas, público un valioso exponente de buen hacer, que impuso la obra escultórica fue manifiestamente concebida como su calidad frente a la pléyade de mediocres estatuas de una “alegoría de la ciudad; con una actitud serena, porte y monarcas hispanos. perfil clásicos, la figura femenina se disfrazaba de indígena, lo que equivalía a decir de autóctona, convirtiéndose en el Ciertamente, más allá de las fuentes, la tipología monu- símbolo más popular de La Habana del siglo XIX” (Venegas, mentaria de mayor peso y presencia en La Habana colonial 1990, 30).