Mujeres Eremitas Y Penitentes. Realidad Y Ficción
Via spiritus 9 (2002) 185-215 Mujeres eremitas y penitentes. Realidad y ficción «El desierto, después de quedar incorporado a la historia de la salvación en el éxodo, adquiere una significación que no perderá jamás» 1. I ) Introducción . En el Antiguo Testamento, leemos que Moisés abandona la corte faraónica y huye al desierto, desde donde le será encomendada la gran misión de conducir a los israelitas, en continuo peregrinaje durante cuarenta años, hasta Canán, la tierra prometida. Más tarde, el Profeta Elías, cuya portentosa figura llegó a considerarse reencarnada en Juan el Bautista y hasta en el propio Jesucristo, habita frecuentemente en cavernas de lugares inaccesibles, montuosos, inhóspitos, en el yermo o desierto 2. La Biblia nos cuenta que, cansado de persecuciones, se retira al desierto, donde suplica a Yavé: «lleva ya mi alma» (Reyes, 19.4). La respuesta llega en forma de alimento, que le permitirá andar cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte Horeb. Allí, metido en una cueva, «le dirigió Yavé su palabra». Sale de este mundo elevado al Cielo en un carro de fuego. Siglos después sería erigido en fundador de una de las más importantes órdenes monásticas, nacida al amparo del Monte Carmelo, junto a la fuente del Profeta. En el Nuevo Testamento, leemos que «apareció en el desierto Juan el Bautista, predicando el bautismo de penitencia para remisión de los pecados. Acudían a él de toda la región de Judea, todos los moradores de Jerusalén, y se hacían bautizar por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Llevaba Juan un 1 En Jesús ÁLVAREZ, El problema del eremitismo occidental , in España eremítica.
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