EL FORASTERO Se Alienta Con La Protección Del Illustríssimo Señor, El
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EL FORASTERO Se alienta con la protección del illustríssimo señor, el señor don Blasco de Alagón y Cardona, marqués de Villasor, conde de Montesanto, señor de los nueve lugares de Trexenta y de los seis de Parte Barigado, de la baronía de Jave y Cosaini, primer voz del estamento militar en el Reino de Cerdeña, señor de las villas de Alcallaly y Mosquera y del mayorazgo de Belloch en el de Valencia, de Zamboy y de las carlanías de Balaguer en el Principado de Cataluña. Introdúcele Jacinto Arnal de Bolea, su autor, primer contador de cuentas de la Hacienda de su magestad en el Reino de Cerdeña, secretario del marqués de Villasor. En Cáller, en la emprenta del doctor Antonio Galcerín, por Bartholomé Gobetti, 1636. Con licencia de los superiores. 2 JACINTO ARNAL DE BOLEA El Forastero 3 Al illustríssimo señor, el señor don Blasco de Alagón y Cardo- na, marqués de Villasor, mi señor, conde de Montesanto Todo vuestra señoría, señor, deve mirarse en este vizarro es- pejo que le represento a los ojos de su grandeça, que guarnecido de immortalidad, no el tiempo ni la emulación (pollila atenta a todo lustre) se han empeñado a perturbar sus luzes, que tan fieles se muestran al aplauso del mundo, cuya luna hermosa, sin linaje de mancha que la haga ofensa, se traslada a ser sol de su illustríssima casa, comunicándose en rayos de su estirpe glorio- sa para que no coan desalumbramiento me desate en fervores. Pero a tanto esplendor, ¿qué pluma no quedará en ceniza?, ¿qué atrevimiento no con castigo en confusiones?, ¿qué discurso no sumergido en piélagos de antigüedades? Mi afecto dicta, el respecto enfrena, la obligación anima, el impossible acovarda; y entre tantas dudas indeciso, abalançán- dome al riesgo, quiero más la fatiga de una pena en mi deli- to que un escrúpulo de quexa en mi reconocimiento. Sirva de acuerdo a vuestra señoría esta copia de original tan valiente para que, corriéndole el zendal de sus pocos años, vea a todas luzes retrato seguro de la calidad antiquíssima que ha merecido, primorosamente animado a los retoques de tantos trofeos en la officina de la antigüedad. No quiero, no, fatigar su atención de vuestra señoría con tan gloriosas memorias de tantos y tan calificados servicios del se- ñor don Juan de Cardona, generalíssimo de mar y tierra1, de quien ha sido vuestra señoría tan dignamente suzessor que fuera tropeçar en la inadvertencia de prolixo quando le solicito desahogo en tantos recuerdos, que vuestra señoría casi puede hallarse embaraçado en la eleción de sus mismas glorias, pues a qué heridas2, haziéndose lenguas, no deve vuestra señoría en sus bocas, purpureando los cardos coronados, victorias tantas. No quiero molestar a vuestra señoría con las relevantes fac- ciones en que se hallaron sus progenitores gloriosos con los sereníssimos reyes de Aragón en las conquistas de los reinos 1 1602. En la Armada contra Irlanda. 2 Herido don Juan de Cardona en la batalla naval y en el sitio de Metz de Lorena. 1552. 4 JACINTO ARNAL DE BOLEA de España, que será offensa a su decoro valerme de tan breve resumen quando la fama de su apellido imortal de vuestra se- ñoría tan ocupada se ha visto en las dilatadas edades, respirando solamente admiraciones entre tanto peso de victorias. ¿Qué premios se le negaron a don Artal de Alagón, casado con doña Teresa Pérez, hermana del rey don Pedro3? ¿Qué li- beralidades de don Blasco no fueron aplaudidas del sereníssimo rey don Jaime quando ganó el castillo de Morella y, a instancia y ruego de su alteza, dispuniéndole con la ley del parentesco (como si no fuera mayor la de su fineza) se le entregó a sus pies, siendo, en virtud de su real firma, todo lo que ganasse proprio? ¿Qué fuerças le faltavan para defenderlo? ¿Qué recompensa no mereció entonces, pues por juro de heredad para él y sus de- cendientes le dio las villas y castillos de Sástago, Pina y María, que el rey don Pedro havía empeñado a don Artal de Alagón, su padre4? ¿Qué peso de sangrienta guerra no resistió, embiándole a Sicilia el sereníssimo rey don Jaime con cargo de governador y capitán general de la provincia de Calabria, proveyéndole el infante don Fadrique de todo lo que necessitava5? ¿Qué atro- pellamiento no hizo de su pundonor por el servicio de su rey para que no se perdiesse lo ganado en el tumulto y discordia de la guerra que se despertó entonces? ¿Qué retiro a Monte León, entre bizarra astucia, no desluzió a Vidal de Sarriá, Guerau de Pucher y Ponce de Quenalt, recibiéndole después en común aplauso por lugartiniente del Reino de Aragón? ¿Qué conquis- tas no venció prendiendo al francés Guido de Primirano, gene- ral de Carlos? ¿Qué aciertos no le devió el infante don Fadrique, tiniéndole por principal ministro para la empresa del Reino de Sicilia? ¿Qué batallas no dio don Blasco en compañía de don 3 Jerónimo Blanca, después de haver dicho que a Juan Zapata le empleó el rey don Jaime en reconciliarle los ánimos de algunos ricos hombres que estavan encontra- dos con él, prosigue: «quorum Artald, Alagonius primarius, vir erat Teresiae Petri sororis Regis maritus, qui non civili solum contentione cum Rege, sed prope etiam armis decertarat», folio 454, año 1220. Surita I t., f. 355. 4 Beuter I. 2 p., c. 25, f. 132, lib. 2. Día de San Julián, 7 de enero, 1232. Palabras del Rey: «Pues Dios los ha dado este lugar tan fuerte y nombrado, que aunque vos merezcades todo bien, pero no pertenecen sino a Rey. Por tanto, os rogamos por la naturaleça que havéis con Nos, que le queráis para Nos.» Término del coronista: «Liberalidades de don Blasco de Alagón». Surita, t. I, c. 15, f. 141, lib. 3. 5 Surita, t. I, lib. 5, c. 2, f. 352. El Forastero 5 Guillén Galcerán, conde de Catançaro, a Gualter, conde de Bre- na, junto al Garillano, viéndose los franceses vencidos6? ¿Qué horror y espanto no dava el apellidar su nombre a los enemigos, teniéndole por astucia para vencerlos? ¿Quántos no se retiravan fugitivos a su eco? ¿De qué valor no se hizo experiencia quando atropellado el estandarte de don Guillén Galcerán, acogiéndose su gente al esquadrón de don Blasco de Alagón venciendo la ba- talla, prendió al conde de Brena que valerosamente se defendía entre unas rocas? ¿Qué preciosa piedra solicitó mejor engaste en augusta corona como la tosca que se trasladó a ser finíssimo rubí en la cabeça de don Artal de Alagón, su hijo, combatiendo a Villena y Saix, apoderado ya de las dos partes de la villa, mu- riendo tan gloriosamente en la contienda7? Ya me parece que veo a vuestra señoría encendido a los rayos de tanto sol, que le alumbran en la ocasión presente con afec- tuoso deseo de inquirir más luz de su progenitor glorioso, con- duzido a este reino don Salvador de Alagón, quinto abuelo de vuestra señoría, hermano de don Leonardo de Alagón, marqués de Oristán y conde de Gocéano, hijo de don Artal de Alagón, señor de Pina y de Sástago y de segunda muger, doña Benedeta de Arborea, hija del marqués Leonardo Cubello de Arborea8. Casó, pues, don Salvador con doña Isabel de Besora, hija y he- redera de don Jaime de Besora –copero del sereníssimo rey don Alfonso, el quinto de Aragón–, el qual, assí en la real casa como en la guerra de España, Nápoles y otras partes, derramó su san- gre, destruyó su hazienda y sirvió con satisfación tanta que el mismo señor Rey en un privilegio de infeudación9 lo recono- ce y confiessa con particulares honras que le comunica, siendo vuestra señoría legítimo decendiente y heredero suyo. Como lo es también de don Salvador de Alagón, que haviendo servido como en apuesta (glorioso tema de su sangre) a los sereníssimos reyes con tanta ostentación de fineza, mereció del sereníssimo rey don Juan, el segundo de Aragón, escritura otorgada10, ofre- ciéndole en ella el condado de Gocéano siempre que llegasse a 6 1242. Surita, t. I, c. 46, f. 396, l. 5. 7 1300. Surita, t. I, lib. 3, c.35, fol. 155. Murió don Artal herido de una piedra. 8 Surita, t. 4, c. 28, fol. 172. Año 1470. 9 A 22 de julio, 1434. 10 A los 6 de marzo, 1471. 6 JACINTO ARNAL DE BOLEA sus reales manos y poder, que vuestra señoría tiene en el archivo de su casa. Y aunque no tuvo efecto esta donación, no fue por culpa ni sombra que lo ocasionasse; antes bien, a más que era legítimo y verdadero sucesor del marquesado de Oristán y con- dado de Gocéano por haver faltado su hermano y decendientes, fue digno y merecedor de esta y de mayores mercedes por su mucha fidelidad y servicios, assistiendo siempre a los sereníssi- mos reyes, sin haverle embaraçado las inquietudes del marqués, su hermano, conforme lo declaró el señor rey don Fernando el Cathólico por medio de justicia, haviéndose hecho muy grande y exacta averiguación, como parece por la declaración misma11. Y haviendo tenido don Salvador de12 Alagón y doña Isabel de Besora por su único hijo y sucessor en su casa a don Jaime de Alagón, conde de Villasor, quarto abuelo de vuestra señoría, este continuó los servicios de sus passados. Y le sucedió el conde don Blasco su hijo, el qual, siendo criado de la cesárea magestad del Emperador y Rey nuestro señor, le sirvió en todas las gue- rras de Alemania con la assistencia y satisfación que se sabe. Y su muger, la condessa doña Ana de Cardona, fue camarera ma- yor de la cesárea magestad de la señora emperatriz doña María de Austria, haviendo tenido el mismo officio y ministerio de la condesa doña Mariana, su hija y de don Álvaro de Madrigal, en segundo matrimonio, que tantos años sirvió a Su Magestad de virrey y capitán general en este reino.