Departamento de Historia Medieval y Moderna UNIVERSIDAD DE

GREGORIO MAYANS Y LA COMPAÑÍA DE JESÚS. RAZONES DE UN DESENCUENTRO Enrique Giménez López

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Alicante, abril de 1999 Gregorio Mayans y la Compañía de Jesús. Razones de un desencuentro1 Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ Universidad de Alicante

El 6 de abril de 1767, transcurridas poco más de 48 horas desde que el Alcalde Mayor de Gandía hubiera procedido a intimar la orden de expulsión a los jesuitas de aquella población, Gregorio Mayans redactaba, al menos, tres cartas, de contenido similar, si bien con objetivo diverso, en función de sus distintos destinatarios. En la primera comunicaba a su amigo y bibliotecario real Manuel Martinez Pingarrón aquella "novedad impensada", ofreciendo detalles de la detención de los padres y concluyendo que había sido la excesiva ambición y la desobediencia de la Compañía la causa de su ruina: "En esto paró este cuerpo inobediente al rei; i en lo mismo pararán todos los que, saliendo de su esfera, quieran dominar más de lo que deven i abatir a los beneméritos"2.

La segunda misiva iba dirigida al Secretario de Gracia y Justicia Manuel de Roda. En ella Mayans daba gracias a Dios de que el rey hubiera tomado, por fin, la "heroica acción" de expulsar de sus dominios "al cuerpo político que tantos años ha que está pervirtiendo las costumbres por medios de su relajadísima dotrina, haciendo al mismo tiempo gravíssimos daños a la monarquía". Se abría con ello una esperanza para la reforma de la enseñanza, en particular la universitaria, pues se podrían dotar adecuadamente las cátedras y mejorar sustancialmente las bibliotecas con los libros confiscados de los colegios jesuíticos3. En palabras de Mayans, desterrados los bárbaros, faltaba desterrar de España la barbarie4.

La tercera misiva, remitida a Fernando José de Velasco, por entonces Fiscal de la Sala de

1 Publicado en Y en el tercero perecerán: Gloria, caída y exilio de los jesuitas españoles en el s. XVIII: Estudios en homenaje al P. Miquel Batllori i Munné ed. por Enrique Giménez López. Alicante, Universidad de Alicante, 2002, pp. 163-196. 2 Mayans a Martinéz Pingarrón, Oliva 6 de abril de 1767, en Gregorio MAYANS: Epistolario, vol. IX, pp. 58- 59. 3 Mayans a Roda, Oliva 6 de abril de 1767, en Epistolario, vol. X, p. 223. 4 "Ya se desterraron los bárbaros; falta desterrar de España la barbarie". Mayans a M.M. Nava , 23 de julio de 1768, en G. MAYANS: Epistolario, vol XV, p. 454. 1 Alcaldes de Casa y Corte, tras indicar que desde hacía años preveía lo sucedido, y lamentar que algunos buenos jesuitas ignoraran lo que habían hecho sus superiores, también se manifestaba en tono esperanzador: "Espero que las letras bolverán a su antiguo esplendor i que las costumbres se mejorarán por medio de libros de doctrina más sana"5.

Eran lógicas estas reiteradas referencias a la reforma universitaria, pues Mayans había recibido a finales de noviembre del año anterior órdenes de Carlos III, al igual que Antonio Tavira en o Pablo Olavide en Sevilla6, para elaborar un plan de reforma de la enseñanza secundaria y universitaria "para la mejor dirección de los maestros y estudiantes"7, al tiempo que le eran concedidos los honores de Alcalde de Casa y Corte, con pensión aneja de 2.000 ducados anuales, y una renta eclesiástica para su hijo José. A esa labor se había dedicado con entusiasmo agradecido el erudito, alentado por la impresión de que se estaba gestando una posibilidad cierta de reformas profundas tras la conmoción vivida por los motines de la primavera de 1766 y la consiguiente pérdida de influencia de colegiales y jesuitas, estando en disposición, a primeros de marzo de 1767, de presentar a Roda un borrador de su Idea del nuevo método que se puede practicar en la enseñanza de las universidades de España, que ya tiene finalizado el 1 de abril de ese mismo año, tras "tres meses de trabajo secreto e intenso"8. Buenos libros y buenos maestros constituían para Mayans la base sobre la que asentar la reforma, y ya en el capítulo I, titulado "De la doctrina que se ha de enseñar", tras la explícita vindicación de la verdad como medio de conocimiento, se hacía eco implícitamente de uno de los cargos fundamentales que los parlamentarios franceses habían hecho a la Compañía -- la ciega obediencia de sus miembros a su General -- cuando afirmaba que "No se ha de hacer profesión de seguir doctrina alguna con ciega credulidad"9.

Por tanto, en los instantes inmediatamente posteriores a la expulsión de la Compañía, y en sólo cuatro textos de Mayans -- sus cartas a Pingarrón, Roda y Velasco fechadas el mismo 6 de abril, y en el capítulo I de su Idea del nuevo método, ya quedan planteados un buen número de elementos de discrepancia graves y de fondo entre Mayans y los jesuitas: la Compañía estaba

5 Mayans a Fernando de Velasco, Oliva 6 de abril de 1767, en G. MAYANS: Epistolario Vol. XVI, p. 354. 6 Antonio MESTRE: "Ilustrados y reforma universitaria: las 'Escuelas'", en Universidades españolas y americanas, Valencia 1992, pp. 395-402. 7 Mayans a Roda, Oliva 6 de abril de 1767, en Epistolario, vol. X, p. 215. 8 Antonio MESTRE: "Estudio preliminar" a Gregorio Mayans: Epistolario. Mayans con Manuel de Roda y Conde de Aranda, vol. X, Valencia 1990, p. 44. 9 G. MAYANS: Informe sobre los estudios, I,1. Cfr. Antonio MESTRE: Ilustración y reforma de la Iglesia, 2 poseida por un espíritu de cuerpo que había trascendido lo estrictamente espiritual -- "saliendo de su esfera" -- transmutándose en una organización de finalidad política, que faltaba al sagrado deber de obediencia al soberano, poniendo en peligro la misma monarquía con sus doctrinas populistas y su defensa del regicidio y del tiranicidio, y la salud social como pervertidores de la moral y de las buenas costumbres con la difusión de su "mala doctrina", propagadores del fanatismo y dominadores de ámbitos claves de la vida española, como la administración y la enseñanza, impidiendo que los más beneméritos, forjados en el trabajo y en la capacidad, pudieran llevar a cabo las reformas conducentes al engrandecimiento de la nación.

Cuando Mayans escribía estos párrafos que he comentado no contaba todavía con el texto de la solemne Real Pragmática ni de las Instrucciones que la complementaban, pues el texto le fue remitido por Pingarrón el 7 de abril10, si bien el documento era poco explícito sobre las causas de la expulsión, pues se hacía una genérica referencia a "gravísimas causas" que quedaban reservadas en el "real ánimo" de Carlos III.

La primera explicitación de las razones "urgentes, justas y necesarias" que justificaban la extirpación del reino de la, hasta entonces, poderosa orden ignaciana, se produjo el 30 de abril de 1767. El papa Clemente XIII había remitido un breve a Carlos III, fechado el 16 de abril, solicitando del monarca una reconsideración de la providencia de extrañar de sus reinos a los jesuitas y enviarlos a los Estados Pontificios11, y el Consejo Extraordinario aprobó el texto de respuesta al papa que, en forma de consulta, fue redactado por Pedro Rodriguez de Campomanes, y que resumía los cargos que él mismo, de manera secreta, había presentado al rey en su Dictamen Fiscal de 31 de diciembre de 176612. Los cargos que en él se exponían no se diferenciaban de los ya señalados por Mayans y que hemos indicado, pues eran fruto de una animosidad hacia la Compañía de Jesús que no había dejado de crecer en las dos décadas anteriores.

Valencia 1968, p. 323. 10 Pingarrón a Mayans, 7 de abril de 1767: "Por la pragmática, que acompaño, verá Vmd. mandada i publicada la expulsión general de los jesuítas de todos los dominios de nuestro rei i señor", en Gregorio MAYANS: Epistolario, vol IX, p. 59-61. Hasta el 14 de abril no remitió Pingarrón las Instrucciones complementarias a la Pragmática. 11 El breve Inter acerbissimas se haya reproducido en Manuel DANVILA: Reinado de Carlos III, Madrid 1891, vol. III, pp. 53-55. 12 El texto del dictamen no fue conocido hasta su publicación por Teófanes Egido y Jorge Cejudo, pues quedó entre los papeles del archivo privado del Fiscal. Vid. Pedro R. de CAMPOMANES: Dictamen fiscal de la expulsión de los jesuitas de España, Edición de Jorge Cejudo y Teófanes Egido, Madrid 1977. 3 No podemos entrar ahora en el análisis de las causas que motivaron esa animosidad, pero sí es conveniente indicar, enmarcándolas en el clima general imperante, las circunstancias que, a nuestro criterio, llevaron a Mayans (al margen de factores de oportunidad) a manifestarse en los términos indicados.

La enseñanza

La enseñanza fue elemento capital en la concepción reformista de Mayans, y él mismo se sentía llamado a sacar al país de la ignorancia en que se encontraba sumido, y ponerlo en sintonía con la Ilustración europea13. En esa labor era inevitable encontrarse con la Compañía de Jesús, cuyo expansionismo educativo le había llevado a mediados del siglo XVIII a controlar ámbitos docentes fundamentales, como el aprendizaje de las lenguas clásicas y, muy especialmente, el latín.

La experiencia de Mayans como alumno de los jesuitas era desalentadora. Hasta 1713 había asistido en al Colegio de Cordelles, cuando la familia se trasladó a Cataluña por su adscripción al bando del Archiduque austriaco. Mayans estudió los textos que la Ratio Studiorum establecía como obligatorios en todos los Colegios de la orden: el manual de Gramática del P. Manuel Álvarez y la retórica del P. Cipriano Suárez, ambos de la segunda mitad del siglo XVI14, y en opinión del joven Gregorio muy insuficientes y desfasados15.

En la Universidad de Salamanca, donde acudió a cursar Derecho, las lenguas clásicas se encontraban en estado pésimo. Lo que más causaba desazón en Mayans era comprobar el expurgo a que se sometía a muchos autores clásicos, o la prohibición sin más de otros, los llamados por los jesuitas auctores vitandi, por razones de moralidad o de estrecha ortodoxia.

13 En 1748, se expresaba en los siguientes términos a Rávago: "Yo escribo en tiempo en que las ciencias se ven renovadas en toda Europa i totalmente descaecidas en España". en Antonio MESTRE: Ilustración y reforma de la Iglesia, p. 313. 14 Lawrence J. FLYNN: "The 'De arte rethórica' de Cyprian Soarez S.I.", en Quaterly Journal of Speech 42 (1956), pp. 367-374. 15 Mayans comparó su Gramática con la del P. Álvarez para que resultara evidente su superioridad formativa: "Compárense su obscuridad con mi claridad. Cotégense sus egemplos con los míos; aquellos copiados de otras Prosodias sin elección; los míos, hijos de mi lectura i muchos más i más escogidos", Mayans a Roda, Oliva 6 de agosto de 1768, en G. MAYANS: Epistolario, vol. X, pp. 248-249. Una semana después escribía a Aranda para que enviara un ejemplar de su Gramática "a los extrañados para que digan si ellos son capaces de hacer otra como ella", Mayans a Aranda, Oliva 13 de agosto de 1768, en Ibidem, p. 365. 4 Plauto, Marcial, Ovidio y, sobre todo, Terencio eran parcial o totalmente mutilados16, y el contacto con los autores clásicos quedaba reducido a la utilización de algunas epístolas familiares de Cicerón17.

Esta pésima impresión personal se vio fortalecida por el influjo que sobre él ejercía Manuel Martí, convertido por entonces en su mentor, quien consideraba a los jesuitas responsables de la decadencia de los estudios clásicos en España, pues para el Deán de Alicante los ignacianos habían cercenado el conocimiento del latín, eran ignorantes, y el control que ejercían sobre su enseñanza auspiciaba un retroceso a las oscuridades del medievo: "Y así el día en que ellos entraren debe tenerse por nefasto y inauspiciado como fatal a las ciencias. Yo sé la lengua latina porque no le he aprendido de ellos"18.

Este negativo diagnóstico expresado por Martí, y corroborado por Mayans, se hallaba muy extendido entre los ilustrados, y se fue incrementando conforme se hizo mayor el sentimiento antijesuita, hasta el punto de constituir un importante elemento entre los cargos que justificaban la oposición a la Compañía como enemiga de las Luces. El régimen pombalino, por ejemplo, estaba convencido que los jesuitas eran, por sí mismos, un obstáculo para el progreso de las luces, como podía leerse en la "Instrucción para maestros de Gramática, Latín, Griego, Hebreo y Retórica" de 28 de junio de 1759, que consideraba que sus alumnos quedaban condenados a la ignorancia y sometidos a una sujeción tan injusta como perniciosa19. En Francia, el fiscal del Parlamento de Bretaña, Louis-René de la Chalotais, autor de uno de los libros que habían conmocionado más a la Compañía, el Compte rendu des constitutions des Jésuites, editado en 1762, sostenía que el sistema educativo de los jesuitas era el resultado de los perjuicios e ignorancia del siglo XVI20. Y en España, la legislación inmediatamente posterior a la expulsión, también se hizo eco de esta acusación, pues en la Real Provisión de 5 de octubre de 1767 para reintegrar a maestros y preceptores de primeras letras, y establecer viviendas y casas de pupilaje, podía leerse que "en lo tocante a Primeras Letras, Latinidad y Retórica que

16 Bernabé BARTOLOMÉ: "Los Colegios de jesuitas y la educación de la juventud", en Historia de la acción educadora de la Iglesia en España , vol. I, Madrid 1995, pp. 644-682. 17 Luis GIL FERNÁNDEZ: Panorama social del humanismo español (1500-1800), Madrid 1981, pp. 536-545. 18 Martí a Mayans Alicante, enero de 1729, Epistolario, vol. III, p. 191. 19 La parte más significativa del edicto fue recogida por los jansenistas Christophe COUDRETTE y Louis Adrien LE PAIGE:Histoire géneral de la naissance et des progrés de la Compagnie de Jesús en France París 1761, vol. III, pp. 244-245. 20 Dale VAN KLEY: The Jansenist and the Expulsion of the Jesuits from France, 1757-1765, New Haven and London 1975, pp. 140-143. 5 tuvieron en sí como estancada los citados Regulares de la Compañía de que nació la decadencia de las letras humanas porque deteniéndose poco en la enseñanza aspiraban a otros estudios y manejos en su orden"21.

Como ya he indicado con anterioridad, Mayans estaba convencido, desde fechas muy anteriores a esta cascada de acusaciones, de la incapacidad jesuítica para la enseñanza del latín, un aprendizaje que consideraba básico, pues la formación humanista debía servir de fundamento a todo progreso cultural22. Esa actitud le llevó a enfrentarse en 1728 con la Compañía por criticar la Concordia firmada por la ciudad de Valencia y los Jesuitas para que estos últimos monopolizaran la enseñanza del latín en la ciudad a expensas de la Universidad, que quedaba excluida de ejercer cualquier tipo de control sobre el profesorado, alumnos y sistema docente. Si bien los avatares de la disputa son conocidos23, es importante destacar que de ella se derivaron consecuencias muy negativas y de larga duración en la relación de Mayans con la Compañía. Su intento de obtener en 1729 una pavordía de Derecho Civil vacante en la Universidad de Valencia se saldó con un fracaso, al ser rechazado por los regidores de la ciudad, que controlaban las cátedras, por su posición enfrentada a la Concordia24. De hecho, el prepósito Jerónimo Julián, responsable último de la Concordia y consejero de la familia Mayans cuando Gregorio iba a dar sus primeros pasos como estudiante salmantino25, negó su aprobación al Orador Cristiano en 1733, y en 1748 Mayans consideraba que la persecución que sufría era debida a su enfrentamiento con la orden ignaciana veinte años antes:

21 A.G.S. Gracia y Justicia Leg. 667 Real Provisión sobre maestros y preceptores de primeras letras, 5 de octubre de 1767. 22 Los textos clásicos, latinos y griegos, "siempre se estimarán como orígenes de la verdadera erudición". Mayans a Jover, Oliva 21 de junio de 1748, Epistolario, vol. XIII, p. 283. Recientemente el profesor Sánchez-Blanco niega a Mayans la condición de innovador y sólo le otorga la de restaurador, orientado hacia el pasado, y que por ello consideraba muy negativo que la mayoría de los docentes fueran "incapaces de interpretar directamente las fuentes patrísticas o los textos de los grandes clásicos", en Francisco SANCHEZ-BLANCO: La mentalidad ilustrada, Madrid 1999, pp. 146-179. 23 El conflicto entre la Universidad y la Compañía ha sido analizado por Salvador ALBIÑANA: "La Universitat de València i els jesuïtes. El conflicte de les Aules de Gramàtica (1720-1733), en Studia histórica et philologica in honorem M. Batllori, Roma 1984, pp. 10-31. Cuando en 1736 los Escolapios llegaron a Valencia y establecieron escuelas de primeras letras en 1738, los jesuitas hicieron valer su condición de únicos capacitados para la enseñanza del latín, lo que lograron por el decreto de 23 de abril de 1741 que obligaba a las Escuelas Pías a cesar su enseñanza de la gramática, recurriendo los Escolapios al Consejo. Vid. Telesforo M. HERNÁNDEZ y Vicente LEÓN NAVARRO: "La pugna entre jesuitas y escolapios en Valencia por el control de la enseñanza secundaria (1737- 1760)", en Estudis 24 (1998), pp. 307-337. 24 Para Antonio Mestre, "fue una humillación, considerada por él como una repulsa de la ciudad, que influyó decisivamente en su vida", pues determinó su alejamiento de la ciudad. Vid. Antonio MESTRE: Perfil biográfico de D. Gregorio Mayans y Siscar, Valencia 1981, p. 46. 6 "I porque tratándose de dar la Cátedra de Gramática perpétuamente a los jesuitas, privando a todos los presentes i venideros del derecho de oponerse, dige yo que se diessen por oposición, he padecido, i padezco, una persecución de 20 años por la qual no he podido lograr las conveniencias que he sabido merecer, aunque después de aver salido de la Universidad, he callado como un mudo sobre esto, i nada he obrado contra la Compañía i la he obsequiado en quanto he podido"26.

A primeros de septiembre de 1747, Mayans anunció a alguno de sus amigos su decisión de dedicar una parte importante de su tiempo a intentar sacar al país de la ignorancia, situación de la que responsabilizaba, en buena parte, a los jesuitas. En carta a Asensio Sales de 6 de febrero volvió a referirse a la incapacidad de los padres ignacianos para promover la enseñanza del latín dada su ignorancia: "... si quiere que todos los que la aprendan [la Gramática], solamente porque visten la sotana jesuítica son habilísimos maestros, querrá también que se crea un milagro continuado con admiración de todo el mundo"27. Cuando escribió estas palabras habían trascurrido tan sólo cuatro días desde que anunciara al fiscal Blas Jover su propósito de elaborar una Gramática Latina que ofreciera un método distinto, basado en el uso práctico de la lengua, al que practicaban los jesuitas en sus aulas:

"una semana ha que he hecho el propósito de publicar mi Gramática Latina, i para ponerla en forma necesito de algunos meses de grandíssimo trabajo; porque tengo ideado no sólo enseñar los principios de la lengua, sino también el uso de ella, facilitando por un medio estraño, que será útil i agradable a los professores y estudiosos de todas las ciencias: de manera que esta obra de ninguna manera será pueril ni parecerá tal, sino digna de la gravedad de qualquier letor. Porque aunque el fin principal es enseñar la lengua latina, el modo interesará a todo género de letores"28.

Esta actitud de Mayans guarda relación, sin duda, con las esperanzas que se abrieron con la llegada al trono de Fernando VI, tras la muerte en julio de 1746 de Felipe V, pero sobre todo su proyecto coincide en el tiempo con la publicación en 1746 del Verdadeiro método de estudar de Luis Antonio Verney -- el Barbadiño --, un texto que, de manera caústica, criticaba la enseñanza jesuítica y presentaba como alternativa un sistema basado en principios claros y simples, cuya eficacia práctica debía sustituir a la decadente complejidad barroca en el

25 Mariano y José Luis PESET: Gregorio Mayans y la reforma universitaria Valencia 1975, pp. 11-13. 26 Mayans a José Borrull Oliva, 25 de mayo de 1748, en G. MAYANS: Epistolario, vol XV, p. 549. 27 Mayans a Asensio Sales, Oliva, 6 de septiembre de 1747, Cfr.A. MESTRE: Ilustración... pp. 320-1, not. 51 7 aprendizaje del latín.

La primera noticia que Mayans tuvo sobre el libro de Verney se la proporcionó Martínez Pingarrón el 15 de abril de 1747. Pingarrón calificaba la obra de "sumamente útil y extremadamente crítica"29, lo que debió, sin duda, estimular la curiosidad de Mayans. A primeros de septiembre de ese mismo año, el fiscal Jover le transmitía sus gestiones para conseguir la obra30, y Mayans, el 16 de septiembre, también manifestaba su deseo de adquirirla "si es buena"31. Por tanto, cuando Mayans había decidido iniciar los trabajos de su Gramática latina, no conocía todavía la obra de Verney, pues sólo la tuvo en sus manos a finales de 175032.

La identificación de Mayans con Verney fue total, convirtiéndose en su divulgador más entusiasta33, hasta el punto que corrió el rumor de que el autor del Verdadero método era el propio D. Gregorio34. José Finestres afirmaba que en Verney había encontrado "las mismas ideas que nos dan algunos extranjeros y nuestro Mayans sobre la enseñanza"35. Ambos se proponían aplicar el empirismo a las diferentes disciplinas frente al aristotelismo escolástico y, al igual que Mayans, Verney insistía en la necesidad ineludible de entender las lenguas clásicas para hacer progresar las letras humanas, considerando que el anquilosamiento de la enseñanza

28 Mayans a Jover, Oliva 2 de septiembre de 1747, en Gregorio MAYANS: Epistolario, vol. XIII, p. 195. 29 Martinez Pingarrón a Mayans, Madrid 15 de abril de 1747, en G. MAYANS: Epistolario, vol. VII. pp. 276- 277. 30 "Y en el día me contentara de hallar un nuebo portugués que se ha impreso en Nápoles, porque me aseguran ser obra insigne en aquella corte y en la de Lisboa, por su erudición y por su crítica, y tengo escrito a ambas, tampoco he podido todabía darle alcance", en G. MAYANS: Epistolario, vol. XIII, p.196. 31 Mayans a Jover Oliva, 16-IX-1747: "También he oído celebrar al escritor portugués que V.S. desea tener, i quisiera saber su nombre. Después de V.S. gaste su dinero, i me diga qué obra es, la encomendaré si es buena", en G. MAYANS: Epistolario, vol. XIII, p.197. 32 "Embio a Vmd. (...) los tres tromos en portugués del Método de estudiar, porque me han parecido estos unos de los mejores libros que he visto en su materia. Han parecido aquí unos pocos (pues los han perseguido en Portugal) i no he querido que Vmd. ni yo carezcamos de ellos", Pingarrón a Mayans Madrid, 19 de diciembre de 1750, en G. MAYANS: Epistolario, vol. VII, p. 351. 33 En febrero de 1751 recomienda encarecidamente la lectura del Verdadero Método... a Piquer: "Pero sobre todo, Vm. procure leer el Méthodo de estudiar de Barbadiño, que le divertirá muchíssimo. Es obra necesaria en España para desengañar a muchos; i Vm. hallará en ella un modo de discurrir mui conforme al que nosotros tenemos en nuestras confabulaciones, si bien a otros desagradará", en Mayans a Piquer, Oliva 20 de febrero de 1751, en G. MAYANS: Epistolario vol. I, pp. 113-114. 34 José Luis PESET: "La influencia del Barbadiño en los saberes filosóficos españoles", en Bracara Augusta. Congresso A Arte em Portugal no século XVIII, XXVIII, 65-66 (1974), pp. 223-246. 35 Finestres a Ignasi de Dou, Cervera 15 de agosto de 1764, en J. FINESTRES: Epistolari. Documents per la Història cultural de Catalunya en el segle XVIII, recollits i publicats pel P. Ignasi Casanovas, Barcelona 1933-34, vol. II, p. 98. Las relaciones entre Finestres y Mayans se hayan estudiadas en Antonio MESTRE: Historia, fueros y actitudes políticas, Valencia 1970, pp. 256-264. 8 latina era responsabilidad de los jesuitas36.

Las renovadoras ideas de Mayans y Verney encontraron un enemigo común: los jesuitas, si bien con excepciones procedentes del círculo de Cervera próximo a Finestres37. La obra de Verney fue denunciada por el Procurador General de la Provincia jesuítica de Toledo, el P. Francisco Lozano, quien la consideraba una solapada sátira contra la Compañía, y pretender desacreditar a la Península con su antinacionalismo, acusación que también tuvo que soportar Mayans en numerosas ocasiones, y que le acarreó serios digustos con el Consejo de Castilla en 1743, y enturbiando posteriormente sus relaciones con el P. Rávago, quien lo consideraba "enemigo de la nación española"38.

La traducción del libro de Verney por el valenciano José Maymó y Ribes, a su vez traductor posterior del furibundo texto antijesuita atribuido al fiscal portugués José de Seabra da Silva Deducción Cronológica y Analítica39, recibió tales ataques de los jesuitas que Maymó tuvo que redactar en 1758 una Defensa del Barbadiño en obsequio de la verdad donde afirmaba que Verney debía ser el modelo para la reforma de la enseñanza en España, pues ésta "no se puede hacer sin introducir el método de estudios que trae el Barbadiño, el qual se dirige a descubrir y manifestar esas mismas inutilidades, extravagancias y preocupaciones que se han

36 El P. Batllori ha señalado también la pedagogía "quasi immobilista" imperante en los colegios de la Compañía en el siglo XVIII. Vid. Miquel BATLLORI: A través de la historia i la cultura, Barcelona 1979, pp. 305-306. 37 Según José Finestres, el P. Gallissá, en 1759, aunque se encontraba irritado por el trato dado por el rey de Portugal a los jesuitas, sí que consideraba positivo el método de enseñanza propuesto por Verney, opinando que, de aplicarlo en España, quedarían desterradas las enseñanzas inútiles y prolijas. Vid. J. FINESTRES: Epistolari..., vol. II, p. 98. 38 El Cardenal Molina, Gobernador del Consejo, le acusaba en 1743 de lo mismo que posteriormente sería acusado Verney. En Censura de historias fabulosas Mayans había realizado afirmaciones que fueron consideradas "injuriosas a la nación española, no siendo éstas las primeras que ha estampado Vm. en sus escritos (...) aun cuando fuese cierta la ignorancia que Vm. supone en una nación tan gloriosa, y en que tubo su cuna, debiera, sino honrarla y celebrarla, a lo menos no injuriarla para evitar (...) la desprecien las naciones extranjeras, en donde no nos consta que aya tantos gigantes sabios y eruditos como Vm. se figura...", Vid. Cardenal Molina a Mayans Madrid, 20 de abril de 1743, en G. MAYANS: Epistolario, vol. VII, p. 208. En abril de 1753, Jover comunicaba a Mayans una conversación con Rávago, en la que el P. Confesor tenía esta imagen del erudito: "...estrechando mis cortos oficios con el Padre Confesor, me cortó con las extravagancias de su genio ser Vm. enemigo de la nación española...". Jover a Mayans Madrid, 21 de abril de 1753, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XIII, p. 420. 39 La traducción de la Deduçao, obra en realidad de Pombal, fue publicada en 1768 en tres volúmenes. Consistía en una recopilación de "os horrorosos estragos que a Companhia de Jesús fez em Portugal e os seus dominios". Esta recopilación de acusaciones culpabilizaba a la Compañía de todos los males sufridos por Portugal desde la introducción de los primeros jesuitas en el reino. 9 introducido en todas las Ciencias, dando el modo útil para la mucha reforma que necesitan"40.

Entre los jesuitas que atacaron a Verney sobresalieron Antonio Cordoniu, quien en su Desagravio de los autores y facultades que ofende el Barbadiño, vindicaba el método de la Ratio Studiorum y calificaba de materialista el empirismo preconizado el portugués41, y el P. Isla, quien en su Fray Gerundio hizo chanzas del Barbadiño. Ambos jesuitas sentían igual aversión por Mayans. El P. Codorniu había ignorado conscientemente El orador cristiano mayansiano cuando en 1740 publicó El predicador evangélico42, y también Mayans fue objeto de las ironías de Isla en su Fray Gerundio43, libro calificado por Mayans de "depravado" y "abominable".

Pero no sólo los jesuitas atacaron a Verney. También lo hizo el pavorde Vicente Calatayud, catedrático de teología tomista y oratoriano, contrincante de Mayans, quien en una de sus Cartas eruditas, afirmaba que era su deseo conservar el buen nombre de la escuela aristotélica "que desde su fundación se ha merecido en toda Europa con su método de enseñar, que ahora quieren desterrar algunos Modernos con la libertad de discurrir el buen gusto en estudiar"44, estando todas sus Cartas repletas de frases despectivas contra los "Modernos Filosofantes", entre los que incluía, por supuesto, a Mayans y a Verney45. Para Mayans, Calatayud no se distinguía en nada de los jesuitas, pues en su opinión era "persona íntimamente aliada con los de la Compañía", y enemigo, tras la expulsión, "de las christianas máximas del govierno presente", como lo denunciaría ante Roda en julio de 1767 y agosto de 176846.

40 José MAYMÓ Y RIBES: Defensa del Barbadiño en obsequio de la verdad Madrid 1758, p. 88. 41 Francisco SANCHEZ-BLANCO: "Filosofía", en Francisco Aguilar Piñal (Ed.): Historia literaria de España en el siglo XVIII, Madrid 1996, pp. 671-738. Vid. especialmente pp. 707-708. 42 Antonio MESTRE: Ilustración y reforma de la Iglesia... p. 95. 43 Decía Isla: "Pues con esta moda de poner el escritor todos sus dictados, y más si tiene cuidado de declarar la patria donde nacieron, como loablemente lo practican muchos por no defraudarla de esta gloria, diciendo: N.N. Generosus Valentinus...", en P. José Francisco de Isla: Fray Gerundio de Campazas..., Edic. de Joaquín Alvarez de Barrientos, Barcelona 1991, p. 108. 44 Vicente CALATAYUD: Cartas eruditas por la preferencia de la Philosophía aristotélica para los estudios de Religión, Carta VII, Valencia 1759, p. 34. 45 Además de las numerosas referencias que el prof. Mestre ofrece sobre las profundas diferencias con Calatayud, en especial A. MESTRE: "La 'carta' de Mayans al pavorde Calatayud; dificultades con la censura", en El mundo intelectual de Mayans, Valencia 1978, pp. 351-384, véase también el artículo de F. BLAY MESEGUER: "Escolástica e Ilustración: la polémica entre Calatayud y Mayans", en Qüestions valencianes, 1 (1979), pp. 171- 209. 46 Mayans a Roda Oliva, 14 de julio de 1767, y 2 de agosto de 1768, en G. MAYANS: Epistolario, vol. X, p. 235 y 245-247. 10 Verney puso en circulación el concepto de método de estudios, en su significación de reforma pedagógica y como nueva orientación de disciplinas académicas, como la filosofía, la ciencia o las letras47. Tras la lectura de Verney, en 1755, Mayans ya tenía un plan complejo para renovar la enseñanza desde la base -- el aprendizaje del latín --, pasando por la retórica y ofreciendo un buen texto de filosofía moral: "En España no se sabe latín. Yo lo facilitaré en mi Gramática Latina. No se sabe rhetórica, y yo la enseñaré este mismo año. No havía una buena filosofía moral. Yo la he publicado con admiración de los más sabios de Europa"48. Tres años después, en 1758, reiteró su propósito de ofrecer una Gramática Latina, que enseñase dando prioridad al método práctico49. En julio de 1761, a poco de aparecer la traducción de Maymó del Verdero método de estudiar, Mayans efectuó un diagnóstico pesimista de la cultura española, al considerarla lastrada por una enseñanza carente de método: "La lengua latina está totalmente perdida i la rhetórica ni se enseña ni se sabe, de la filosofía sólo ha quedado el nombre. El méthodo de enseñar las leyes no puede ser peor. El estudio de los cánones totalmente olvidado. La theología dogmática como si no tuviéramos religión i la predicación ridícula. Esto, ?en qué ha de parar? Pidamos a Dios que ponga remedio"50.

Con esos antecedentes era lógico que en noviembre de 1766, en vísperas de la expulsión, Roda le encargase trabajar, de manera reservada y confidencial, "en el método de estudios de humanidad y jurisprudencia"51, y que Mayans dedicara todas sus energias a finalizar su Gramática, en la que venía trabajando a ratos perdidos desde hacia más de dos década, y que aspiraba a convertir en un texto utilizado no sólo en España sino en Europa52, y en la que

47 Pedro ALVAREZ DE MIRANDA: Palabras e ideas: el léxico de la Ilustración temprana en España, Madrid 1992, pp. 430-431. 48 Mayans a Francisco Velasco y Cevallos, Oliva 14-VI-1755, en MAYANS: Epistolario vol. XVI, p. 75. 49 "...haré una Gramática Española que dege mui atrás a la rhetórica. Pero piense V.S. que ha de sr para niños, porque haré ver muchas cosas que nadie sabe. Tengo los materiales, que es lo más difícil, pero nada ordenado, porque la Gramática Latina pretende ser la primera. En ésta trabajo a ratos perdidos", en Mayans a Francisco Velasco y Cevallos, Oliva 25-II-1758, en MAYANS: Epistolario vol. XVI, p. 106-7. 50 Mayans a F. Velasco Oliva, 27-VII-1761, en G. MAYANS: Epistolario vol XVI, p. 182. 51 "El rei me manda prevenir a V.S. el deseo que tiene de que se promuevan y adelanten los estudios en España, y especialmente los de latinidad, letras humanas y derecho natural y civil y público, y que, constándole a S.M. el gran conocimiento que V.S. ha logrado en estas materias, quiene que V.S. se dedique a formar la instrucción o método que deba observarse en las escuelas y universidades, para la mejor dirección de los maestros y estudiantes", en Roda a Mayans Madrid, 21 de noviembre de 1766, en G. MAYANS: Epistolario, vol X, pp. 214-215. 52 "porque ha de estar ordenada de tres maneras en ritmo castellano para los niños, i en prosa castellana para qualquier padre maestro i en latín para enseñar a los maestros de Europa", en Mayans a Velasco, Oliva 23 de enero de 1764, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XVI, p. 263. Mayans tenía la esperanza de que Meerman la introdujese en Holanda: "El célebre erudito Gerardo Meerman, síndico de Rotterdam, pensando quizá que escrivo esa Gramática en latín, me ha manifestado su deseo de introducirla en Holanda, lo que será fácil haciéndola traducir", en Mayans a Roda, Oliva 10 de febrero de 1766, en G. MAYANS: Epistolario, vol. X, pp. 204-207. 11 pretendía aunar la claridad y la brevedad con la incorporación de "doctrina útil".

En lo que Mayans denominaba "doctrina útil" se daban diferencias muy considerables con las concepciones oficiales de la Compañía de Jesús. Las Comedias de Terencio, proscritas por los jesuitas, tenían para Mayans un valor pedagógico de primer orden. En su prólogo a la traducción que Pedro Simón Abril hizo de Las seis comedias de Terencio, publicado por Mayans en la imprenta valenciana de Benito Monfort en 1762, afirmaba: "Todas estas causas han movido a los maestros más sabios a enseñar la lengua latina a la edad tierna por las comedias de Terencio", para añadir poco después: "la lengua latina empezó a descaecer en España desde que Terencio dejó de leerse en las Universidades, más por la ignorancia de los maestros que por el vano pretexto de las comedias, cuya especie de composición autorizan los mismos que la desprecian, valiéndose de medios poco decorosos"53. Esa edición de Terencio se había logrado tras vencer la mucha resistencia de la Compañía a su publicación54.

El método mayansiano consistía en utilizar como modelo autores clásicos, en lugar del latín eclesiástico usado por los jesuitas y los escolapios. El maestro debía traducir al castellano el texto original latino seleccionado por Mayans, y el alumno debía trasladar al latín el ejemplo escogido, bajo la dirección del profesor que le indicaría el vocabulario a utilizar: "y de este modo se compone el Latín, como le compusieron los autores clásicos de la lengua latina", practicando el alumno, al mismo tiempo, la lengua vulgar y la clásica, "y el modo de saber pensar, i de acaudalar una exquisita erudición"55.

Por los trabajos del profesor Mestre conocemos que las esperanzas depositadas por Mayans en que su Gramática pasara a convertirse en el cimiento de un renovado edificio humanista, pronto se vieron frustradas. A fines del verano de 1768 ya denunciaba una confabulación de los seguidores de la Compañía -- "los sectarios de la mala doctrina" -- contra sus planteamientos reformistas en general y contra su Gramática en particular.

53 G. MAYANS: Prólogo al libro intitulado Las seis comedias de Terencio, en O.C. vol. V, p. 365-366. 54 "El prólogo sobre las comedias de Terencio es más doctrinal. No se quando saldrá a luz porque, aunque toda la obra está impressa, ai algunos en España que tienen interés en que no se sepa latín. Con todo esso yo no dejo de procurar que se sepa", en Mayans a F. Velasco, Oliva 21 de julio de 1761, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XVI, p. 179. 55 Mayans a Cenáculo, Valencia 12 de enero de 1770, en Marie-Helene PIWNIK: "La correspondance Mayáns- Cenáculo", Arquivos do Centro Cultural Português, vol. XXII (1986), p. 506. 12 La expulsión de los jesuitas no había sido el fin del jesuitismo, que seguía, en opinión de Mayans, actuando con total impunidad e impidiendo cualquier avance significativo hacia la reforma a través de sus "apasionados"56. El Juez de Imprentas, el Colegial Juan Curiel, "tirano de las letras" como le llamaba Mayans, y hombre próximo -- "hechura de los jesuitas" -- a la Compañía57, había llegado a paralizar durante algún tiempo la distribución de su Gramática, "sin más motivo ni fin que impedir el méthodo que pretendo establecer"58; en Valencia, los canónigos Benavent, Cebriá y Calatayud se atrevían a "reprehender con la mayor insolencia i acrimonia la conducta del rei de Portugal i, lo que es más, de nuestro govierno"59; y lo que resultaba más doloroso, los que por intereses puramente egoistas y de facción se aliaban con los terciarios de la Compañía para impedir la aplicación de sus planes, como Francisco Pérez Bayer y su influyente grupo60, y favorecer a los Escolapios, que habían venido a sustituir a los jesuitas en el control de la enseñanza del latín, si bien no en la calidad de la docencia. "Tratamos con una nación bárbara -- afirmaba Mayans desconsoladamente -- i que no quiere dejar de serlo"61.

A fines de 1769, el entusiasmo de Mayans se había enfriado de manera notable: la expulsión de los jesuitas no había traido consigo los cambios sustanciales que se auguraban y, todo, aparentemente, seguía igual que en los momentos previos al extrañamiento, con el abandono de la enseñanza del latín y el predominio de la escuela tomista en la Universidad:

56 "No puedo dejar de tener contrarios i fuertes. Primeramente los jesuitas, después sus apasionados, para que no se vea que perjudicavan a las letras". Mayans a Pingarrón Valencia, 18 de octubre de 1768, en G. MAYANS: Epistolario, vol. IX, p. 165. 57 Los folletos antijesuitas publicados en Lisboa por orden de Pombal, en especial la famosa Relaçâo abreviada da republica que os religiosos jesuítas das provincias de Portugal e Hespanha estableceram nos dominios ultramarinos, fueron quemadas públicamente en Madrid el 16 de abril de 1759 en un auto de fe ordenado por Curiel. En 1757 Mayans remitió un informe a Roda que tituló "Reflexiones sobre el reciente auto tocante a impresiones que se publicó, siendo juez de imprentas D. Juan Curiel, colegial mayor y hechura de los jesuitas". Vid. Mayans a Roda Oliva, 24 de marzo de 1757, en G. MAYANS: Epistolario, vol. X, pp. 151-154. Sobre las relaciones Mayans-Curiel, vid. Antonio MESTRE: "Informe de Mayans sobre el auto de censura de libros establecido por Juan Curiel en 1752", en El mundo intelectual de Mayans, Valencia 1978, pp. 333-350. 58 Mayans a Cenáculo Valencia, 26 de noviembre de 1768, en Marie-Helene PIWNIK: Op. Cit. pp. 491-492. También, Mayans a Roda Oliva, 1 de octubre de 1768: "...he escrito al Exmo Sr. Conde de Aranda, esperando que su Ex. hará que baste la licencia del Consejo i que D. Juan Curiel no me moleste, ni desacredite entre el vulgo de los descontentos", en G. MAYANS: Epistolario, vol. X, p. 256. 59 Mayans a Campomanes Valencia, 2 de agosto de 1768, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XV, p. 456. 60 José Segarra, emparentado con Pérez Bayer, fue designado director del colegio de San Pablo, antes dirigido por los jesuitas. Se opuso a que se enseñara latín con la Gramática de Mayans, pese a las órdenes en Consejo: "Aviendo mandado el mismo Consejo que mi Gramática se enseñasse en la corona de Aragón, se leyó aquella orden en el Claustro Mayor, en que el canónigo Segarra assistía también, i tuvo el atrevimiento para decir que, aunque el Consejo se lo mandasse, no obedecería". Vid. Mayans a Aranda, Oliva, 11 de febrero de 1772, en G. MAYANS: Epistolario, vol. X, pp. 400-402. El obispo auxiliar Rafael Lasala también pertenecía al grupo de Bayer, y se oponía a Mayans, al igual que su sustituto al frente del obispado, el tomista Fabián y Fuero. 61 Mayans a Roda Oliva, 14 de noviembre de 1769, en G. MAYANS: Epistolario, vol. X, p. 269. 13 "En la Universidad no se enseña Gramática, ni bien ni mal, porque no ai maestro de ella, como ni de Rethórica, ni de Poética. La Filosofía es la más bárbara que se puede decir. (...). En la Medicina no ai quien dicte tratados. Los pavordes y cathedráticos de Leyes y Cánones no enseñan una i otra ciencia. En la Theología todo es gritar: Viva Santo Thomás, i cada uno enseña tan caprichosamente como quiere, sin explicar las Sacras Escrituras, sin enseñar los dogmas, ni los preceptos de la religión christiana. Las ciencias mathemáticas se pretenden saber de repente"62.

El pesimismo de Mayans era compartido, en esas mismas fechas, por figuras importantes del grupo reformista en la Corte. En julio de 1769, Campomanes en carta privada a Azara se manifestaba en términos parecidos a los de Don Gregorio:

“De estudios estamos muy mal, y así no ay trazas de hacer muy solidos progresos en muchos puntos; unos por lucir, y otros por contradecir se reunen en impedir la luz”63

En septiembre de ese mismo año, las esperanzas de Mayans se circunscribían a una "mano poderosa y fuerte", que cree encontrarla en Aranda y Campomanes64, y en Portugal.

El modelo portugués

La atención que siempre prestó Mayans al vecino reino portugués, se incrementó notablemente con la llegada a la Secretaría de Estado de aquel país de Sebastián José de Carvalho e Melo, más tarde marqués de Pombal, y su política decididamente reformista.

Marie-Helene Piwnik ha puesto de manifiesto en sus trabajos que la ruptura política entre Madrid y Lisboa no supuso una ruptura cultural, y que los intercambios culturales entre

62 Mayans a Aranda, Valencia, 28 de septiembre de 1769, en G. MAYANS: Epistolario, vol. X, p. 376. El profesor Mestre ha contextualizado este pesimista diagnóstico de Mayans en A. MESTRE: "Pugnas por el control de la Universidad después de la expulsión de los jesuitas", en Revista de Historia Moderna 8-9 (1988-1990), pp. 91-118. 63 Campomanes a Azara, Madrid, 18 de julio de 1769, en Archivum Romanun Societatis Iesu, Hist. Soc. Leg. 234. II. 64 A Aranda le dice: "Todo esto pide remedio, i remedio de mano poderosa i fuerte, qual es la de V. Ex.". Mayans a Aranda, Valencia, 28 de septiembre de 1769, en G. MAYANS: Epistolario, vol. X, p. 376. Y considera a Campomanes como adalid de la lucha contra el jesuitismo: "V.S.Ilma. está a la frente de los bárbaros, aquí tiene un soldado que seguirá a tan sabio y valeroso capitán". Mayans a Campomanes Valencia, 4 de septiembre de 1768, em Ibidem, vol. XV, p. 477. 14 intelectuales portugueses y españoles fueron muy intensos en el Setecientos65. Mayans mantuvo correspondencia con el académico Francisco de Almeida, con el maestro de Verney, el cuarto conde de Ericeira, con el teatino Tomás Caetano de Bem y, muy en particular, con dos de los principales colaboradores del régimen pombalino y antijesuitas convencidos, el franciscano Manuel de Cenáculo Villas Boas y el oratoriano Antonio Pereira de Figueiredo.

La cuestión jesuítica no es asunto que se trate en la correspondencia con los tres primeros, pero sí está presente en las relaciones epistolares con Cenáculo y Pereira. Antonio Mestre ha destacado la importancia del contacto de Mayans con Almeida tras haber fracasado en su intento de lograr plaza de Cronista de Indias en 1736, pues el erudito valenciano acarició la posibilidad de que la Academia de Lisboa, por mediación de Almeida, pudiese patrocinar la edición de las Disertaciones Eclesiásticas de Mondéjar y las obras de Nicolás Antonio contra los falsos cronicones, ante la oposición que encontraban en España66. La relación entre Mayans y Caetano de Bem, que se prolongó entre 1754 y 1761, fue estrictamente erudita, con algunas diferencias, como la actitud favorable del portugués hacia la tradición jacobea, no compartida por Mayans. Además, Bem era partidario el partido antipombalino, temeroso de que la política religiosa del Secretario de Estado afectara a los Teatinos al igual que había golpeado a la Compañía.

Mayans, sin embargo, siguió con interés y admiración los acontecimientos portugueses, hasta el punto de que Martínez Pingarrón tenía el encargo del erudito "de comprar todo lo que en Portugal se ha impreso en favor i en contra del Barbadiño i sobre los jesuitas"67. Para D. Gregorio, en Portugal se procedía con decisión "contra la ignorancia y la superstición", mientras que en España esa falta de determinación reducía a papel mojado los acuerdos tomados por el Consejo, con Aranda de presidente y Campomanes y Moñino como fiscales, y por Manuel de Roda en su calidad de responsable de la Secretaría de Gracía y Justicia68. Para D. Gregorio, Pombal era motivo de admiración, incluso elevándolo a la categoría de un "héroe"69 que

65 Marie-Helene PIWNIK: Echanges erudits dans la peninsule Iberique (1750-1767), París 1987. 66 La correspondencia con Almeida cubre el período entre 1736 y 1745, y con el conciliarista Caetano de Bem los años 1754-1761. Cfr. Antonio MESTRE: Ilustración y reforma... pp. 118-122. 67 Mayans a Pingarrón Oliva, 11 de noviembre de 1758, en G. MAYANS: Epistolario, vol.VIII, p. 149. 68 "Veo que en esse Reino se procede con suma prudencia contra la ignorancia i superstición. Aquí el Ministerio es sabio, pero los egecutores, remissos por la general corrupción de las costumbres". Vid. Mayans a Cenáculo Valencia, 25 de abril de 1769, en M.-H. PIWNIK: Correspondencia Mayans-Cenáculo... p. 498-499. 69 Mayans mostró su indignación al conocer el atentado sufrido por Pombal en 1775 en estos términos: "\Quién no se indignara viendo o considerando que un Héroe como el Exmo. señor Marqués de Pombal ha estado en peligro de 15 gobernaba Portugal con "espíritu de sabiduría i Religión"70.

Este entusiasmo por Pombal era compartido por quienes en España deseaban un mayor impulso reformista tras la expulsión de los jesuitas. Cuando en noviembre de 1767 el Consejo Extraordinario se reunió para analizar una propuesta portuguesa para lograr de Roma la extinción de la Compañía, Campomanes y Moñino, redactores del dictamen fiscal, calificaron de "varonil" la política anticurial portuguesa y de "conducta digna de imitación" su política eclesiástica71.

La admiración de Mayans trasciende, no obstante, el ámbito de la similitud de ideas, pues siempre manifestó su adscripción al regalismo anticurial72 y su escasa simpatía por el jesuitismo. Es sabido que el erudito valenciano consideró indispensable el apoyo del poder para poner en práctica las reformas ilustradas. Y al igual que en 1736 confió en el Portugal de Juan V para poder desarrollar su programa de edición de textos sobre la historia crítica, sin importarle que sus enemigos, entre ellos los jesuitas, insistieran en su antiespañolismo73, y posteriormente consiguió que su Filosofía Moral se utilizara como texto en la Congregación del Oratorio lisboeta, a finales de los sesenta pretendió que sus obras, en especial su Gramática, fueran adoptadas por el gobierno portugués ante los inconvenientes insalvables que encontraban en España.

ser la víctima de un malvado abominable, fieramente instigado de otros muchos peores que él? Demos gracias a Dios por el descubrimiento de tan horribles aseñanzas". Mayans a Cenáculo Valencia, 14 de noviembre de 1775, en Ibídem, p. 544. 70 "Las Providencias que se dan ahi para la prohibición de los malos libros, son digníssimas del espíritu de sabiduría i Religión con que se goviernas", vid. Mayans a Cenáculo Valencia, 11 de febrero de 1769, en Ibidem, pp. 495-497. 71 La Consulta del Consejo Extraordinario de 30 de noviembre de 1767 se encuenta transcrita, como Documento número 7, en el "Apéndice" de Manuel DANVILA Y COLLADO: Reinado de Carlos III, Madrid 1891, tomo III, pp. 638-665. 72 Véase su entusiasmo hacia el Juicio Imparcial de Campomanes, a la que califica de "insigne obra, que me parece semejante a la torre de David edificada con sus baluartes, i de que están colgados mil escudos i todo género de armas para el uso de los hombres fuertes. Siempre he dicho que la oposición conseguiría hacer a este libro más inexpugnable". Vid. Mayans a Campomanes Valencia, 9 de septiembre de 1769, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XV, p. 474. En carta al jesuita Burriel afirma con respecto al Patronato Real: "Yo le sostendría como el que más, arruinaría a los Curiales romanos, favorecería a los obispos i al clero lo más que podría". Mayans a Burriel Oliva, 16 de enero de 1751, en G. MAYANS: Epistolario, vol. III, p. 492. 73 Hacia enero de 1743, su amigo Pingarrón le advierte: "El asunto de las láminas de Granada i aquellas palabras, de apoyo sobre el misterio de la Concepción, creo que harán a Vmd. guerra. Los padres jesuitas no sé si estarán quedos. Los aplausos a Arias Montano i a Pedro de Valencia no han sido bien recibidos de algunos", para añadir poco más adelante: "La Dedicatoria al rei de Portugal no ha parecido bien; esto es, han sentido mal de Vmd. se aya ido fuera de España, i también es Vmd. mormurado de tan mal como dice de los españoles". Vid. Martínez Pingarrón a Mayans s.f. (hacia finales de enero de 1743), en G. MAYANS: Epistolario, vol. VII, p. 195. Sobre el "antiespañolismo" de Mayans, vid. A. MESTRE: Historia, fueros... pp. 412-430. 16 Para ese propósito era clave el todopoderoso Pombal, y Mayans -- como en otras ocasiones -- acudió a quienes estaban próximos al poder para que le ayudasen en sus objetivos. Nadie tan adecuado para ello como Cenáculo, antijesuita no visceral, sino teórico, reformador de la enseñanza portuguesa, colaborador estrechísimo de Pombal, que lo designó en 1768 presidente de la Real Mesa Censória y preceptor del Infante D. José, y encargado de reorganizar la Universidad de Coimbra. La profesora Piwnik estableció hace algunos años un marco común ideológico y de actitud entre Cenáculo y Mayans74: ambos compartían la necesidad de reformar en profundidad las estructuras educativas; ambos elaboraron planes de estudios; y ambos se esforzaron por sacar del olvido a grandes nombres de la cultura peninsular, como Lulio en el caso de Cenáculo75, o Vives, Fray Luis, Antonio Agustín, el Brocense y otros, en el caso de Mayans. La gran diferencia estribaba en que Cenáculo contaba con todo el favor del gobierno, hasta llegar a participar de él en grado nada desdeñable, mientras que Mayans se encontraba alejado de los centros de poder político.

Mayans intentó reiteradamente que Pombal conociera sus obras con el propósito que se convirtieran en textos oficiales en Portugal, especialmente la Gramática y la Filosofía Moral, procurando que esta última se introdujera como texto en la Universidad de Coimbra.

Con Antonio Pereira de Figueiredo hay también coincidencias, pero menores. En el régimen pombalino, Pereira fue el teólogo oficial, pues contribuyó teóricamente a la construcción de una Iglesia Nacional Lusitana con la publicación en 1766 de su Tentativa Teológica, cuyo sentido último apuntaba a denunciar lo exagerado de la jurisdicción romana76. Pero la admiración de Mayans por Pereira se circunscribió en gran medida a su condición de gran latinista, pues en 1752 había impreso su Novo Méthodo de Gramática Latina, que recibió de inmediato furibundos ataques de los jesuitas, y que Mayans no pudo tener en su poder hasta 1754, año en que se inicia una correspondencia latina entre ambos. Mayans no dejaría de sentir

74 Según Piwnik, "tous deux ont un même project individuel, humain, éthique et métaphisique", en M.-H. PIWNIK: Op. cit. p. 273. 75 Mayans fue, también, admirador de Lulio: "El libro que yo busco en dicha lengua es el Blanquerna de Raimundo Lull, porque solamente le tengo en castellano".Mayans a Velasco Oliva, 27 de septiembre de 1760, en G. MAYANS: Epistolario, vol XVI, p. 159. 76 Samuel J. MILLER: Portugal and Rome, 1748-1830. An aspect of the Catholic Enlightenment, Roma 1978, pp. 256-283. 17 una cierta envidia cuando la Gramática de Pereira pasó en 1759 a convertirse en texto oficial para la enseñanza del latín en sustitución de la gramática jesuita del P. Álvarez. Antonio Mestre, que ha estudiado la relación entre Mayans y Pereira77, ha destacado el interés del valenciano por los textos latinos de Pereira, al que calificó de Gramaticorum Hércules, pero también ha señalado que si bien elogió el regalismo del teólogo portugués, este aspecto le interesó menos y nunca provocó en Mayans grandes entusiasmos, quizá por econtrarse más cerca del reformismo más moderado que representaba Cenáculo78.

La "mala doctrina" y el ostracismo de los beneméritos

En el estereotipo del jesuita que circulaba entre los oponentes a la Compañía figuraba, en lugar destacado, su perfil caviloso y embustero. Se difundió con profusión la opinión de Monseñor George Bronswell, arzobispo de Dublín, que en 1558, dejó escrito un retrato de los jesuitas que se consideraba doscientos años después una muy acertada premonición: "Hay una Compañía, que se ha levantado, poco tiempo hace, y se llama de Jesuitas. Engañan grande número de personas; viven la mayor parte como los Escribas y Fariseos. Con el tiempo intentarán abolir la verdad"79. Obispos contemporáneos de Mayans, como Felipe Bertrán o Rafael Lasala, hicieron suyo el diagnóstico de Bronswell, citándolo expresamente80, y otros prelados se refirieron a que la doblez de los jesuitas era consustancial con la Compañía.

Mayans compartía también esta imagen tópica de los jesuitas, aunque no la expresara en términos tan inequívocos. No obstante, dos pleitos que afectaron a su localidad natal, y en los que intervino colaborando con la parte opuesta a la que apoyaban los jesuitas, vinieron a reforzar una impresión que ya poseía y que se hallaba muy extendida en los ambientes ilustrados. Me refiero al pleito sobre los derechos a la sucesión del ducado de Gandía, iniciado en 1749, y al contencioso por derechos de riego de las aguas del Serpis entre Oliva y Font d'Encarros, unos años después.

77 Antonio MESTRE: "Precisiones al juicio de Menéndez Pelayo sobre los orígenes del episcopalismo español del siglo XVIII", en Influjo europeo y herencia hispánica, Valencia 1987, pp. 159-178. 78 Samuel J. MILLER: Op. cit. p. 272. 79 Retrato de los jesuitas formado al natural, Madrid 1768, pp. 14-15. 80 Vid. los dictámenes manuscritos de ambos, favorables a la extinción de la Compañía, firmados el 21 de noviembre de 1769 el de Lasala y el 16 de diciembre de ese mismo año el de Bertrán, en A.G.S. Gracia y Justicia Leg. 686. 18 En el primero de los casos, Mayans, que apoyaba junto al entonces abogado Manuel de Roda los derechos de sucesión del conde de Benavente frente a los del pretendiente Francisco José de Borja Larraspuru, conocido como el Indiano por residir en Indias, consideraba que con embustes los jesuitas de Gandía apoyaban a este último con el propósito de "continuar en desfrutar i tiranizar este condado" de Oliva81, y que los Padres habían impuesto en 1745 en la villa un maestro de Gramática totalmente ayuno de conocimientos que contribuía a su ignorancia y ruina82.

En el segundo, el pleito era sobre derechos de regadío, y Mayans lo vivió con gran intensidad, dedicándole todas sus energías83. Los jesuitas, de nuevo, estaban detrás como instigadores indirectos y disimulados del pleito, por "estar interesados en el agua furtiva"84. Los manejos de los jesuitas indignaron tanto a Mayans que contribuyó en gran manera a consolidar hacia 1764 sus prejuicios sobre la Compañía. En ese año regantes aguas arriba del rio Serpis habían impedido por la fuerza el paso de las aguas destinadas al riego de la huerta de Oliva, y habían secuestrado al Alcalde mayor de la villa. Para Mayans, los jesuitas había sido los instigadores de estos sucesos, donde se unía su moral relajada, su defensa del derecho de sedición contra la autoridad y su capacidad de manipulación gracias a su coaligación con magistrados colegiales de la Audiencia valenciana. En carta a Gil de Jaz de agosto de 1764 podemos encontrar reunidas todas estas acusaciones genéricas concretadas en la acción de los vecinos de Font d'Encarros y Potries contra los derechos de los regantes de Oliva. La detención del Alcalde mayor de Oliva se produjo tras "amotinarse a son de campana", justificado por sus instigadores, los jesuitas, como "trato de defensa natural contra los poderosos de Oliva". Y Mayans reiteraba en estos términos el poder de la Compañía entre los magistrados valencianos: "...es tan eficaz la diablogía -- theología iba a decir -- relajada, que ha podido persuadir a algunos ministros que negar el agua a los condueños" era legal, todo ello "por ciertos juegos de

81 Mariano Peset, que ha estudiado con detalle el pleito, considera que las presiones de los jesuitas a favor del Indiano eran meras especulaciones, pese a la actitud de algunos jesuitas de Gandía. Vid. Mariano PESET: "Gregorio Mayans y la práctica jurídica: su intervención en el pleito de sucesión del Ducado de Gandía", en Mayans i la Ilustración, Valencia 1981, tomo II, pp. 539-571. 82 Mayans a Roda Oliva, 13 de septiembre de 1749, en G. MAYANS: Epistolario, vol. X, p. 115. Sobre las oposiciones de Oliva y la activa participación de los jesuitas, vid. Antonio MESTRE: "Mayans y Oliva", en Mayans y la Ilustración, Valencia 1981, tomo II, pp. 467-518, especialmente pp.482-489. 83 Le informaba a Jover: "...porque tengo mucho interés en esto, i deseo complacer a la villa". Mayans a Jover Oliva, 18 de diciembre de 1751, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XIII, p. 377; y a Burriel seis años después: "en cuya causa he trabajado quando no es decible". Mayans a Burriel Oliva, 5 de noviembre de 1757, en Ibidem, vol. III, p. 638. 84 Mayans a Roda Oliva, 20 de diciembre de 1755, en G. MAYANS: Epistolario, vol. X, p. 173. 19 manos diestras mui sinistras" que han impedido que la Audiencia haga justicia. Y finaliza su desahogo afirmando: "A tanto se estiende la potencia jesuítica. En una resma de papel no diría lo que ai que decir. Dios ponga su mano poderosa i me libre de enemigos que fingen una lei acomodada a su propio interés"85. Al igual que para el arzobispo Bronswell, para Mayans los jesuitas eran, a la altura de 1764, "fariseos de nuestro tiempo", además de promover motines justificándolos como actos de defensa natural, y de actuar como cuerpo solidario:

"Fácilmente pensará V.S. que hablo de los fariseos de nuestro tiempo, los quales, teniendo interés en que sus secanos se rieguen en años estériles de agua de la que es de Oliva, se han valido para hurtarla de los de la villa de la Fuente de Encarroz i lugar de Potríes (...) i aviendo enviado el Alcalde Mayor de Oliva (...) los escrivanos y ministros de su tribunal, como conocedor que es i distribuidor del agua, los prendieron, amotinándose a son de campana, i temiendo ser multados por ello, se obligaron con escrituras públicas a mancomunarse en el pago de las penas pecuniarias. Un delito tan grave se quiere cohonestar con que el motín fue un acto de defensa natural... Todos los jesuitas de este reino se han unido para persuadir este contraprincipio legal de que el condueño por el uso que le da el condominio excluie el condominio i uso de su condueño, i son unos sofistas tan hábiles en su manera de persuadir que lo han hecho creer no sólo al vulgo de la república, sino también a muchos que se llaman letrados, indignos de al nombre por tal credulidad"86.

Si bien estos dos contenciosos agudizaron la antipatía que D. Gregorio sentía por la orden ignaciana, el origen de ésta hay que buscarla en su convencimiento de que los jesuitas, en colaboración con los colegiales mayores, habían obstaculizado la puesta en práctica de sus ideas de renovación de la cultura española, favoreciendo a gentes menos valiosas y de menor capacidad. En 1759, en carta al fiscal Velasco, ya señalaba la fuerza de la coligación colegiales- jesuitas contra los beneméritos: "Antes vivía yo algo desconfiado de que V.S. lograsse lo que merece por aquella perniciosa liga, hecha i continuada por tantos años contra las personas de mérito"87, y su amigo, el magistrado Gil de Jaz, acusaba a ambos del exilio interior de Mayans: "los dos partidos -- jesuitas y colegiales -- que han querido que Vmd. viva retirado en esa soledad van decayendo, pero aún conservan algún resto de dominación"88.

85 Mayans a Gil de Jaz Oliva, 13 de agosto de 1764, en G. MAYANS. Epistolario, vol. XV, p. 387. 86 Mayans a Gil de Jaz Oliva, 17 de septiembre de 1764, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XV, p. 391. 87 Mayans a Velasco Oliva, 17 de noviembre de 1759, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XVI, p. 128. 20 La escasa simpatía hacia los jesuitas se hizo extensiva a los Colegiales Mayores. Si en sus años de estudiante en Salamanca pudo comprobar la escasa preparación de los jesuitas para la docencia, sobre todo latina, también percibió la inoperancia de los Colegios Mayores y el control que éstos ejercían sobre las cátedras universitarias, en perjuicio de los manteístas89, y no dejará de manifestar su apoyo a la reforma de los Colegios emprendida por Pérez Bayer90. Si su condición de manteísta condujo a Mayans a descartar cualquier posibilidad de convertirse en catedrático de Salamanca, la oposición de la jesuitas le llevó, primero, a renunciar a continuar como catedrático de Derecho en la Universidad de Valencia tras los enfrentamientos que siguieron a la Concordia de 1728, y a abandonar la Real Biblioteca, controlada por los confesores reales jesuitas, en 1739, seis años después de su nombramiento.

Que los jesuitas se hubieran convertido en España en auténticos árbitros de las letras, y que fueran miembros relevantes de la Compañía los que determinaran con su influencia los ascensos o los ostracismos en el ámbito de la cultura, producía en Mayans una gran irritación, pues estaba profundamente convencido de que los jesuitas eran, por lo general, ignorantes, pese a su presunción de sabios, y que su fama de eruditos era el resultado de una hábil simulación. A fines de 1744, el P. Burriel intentaba justificar en su correspondencia con Mayans al P. Higuera, poniendo en duda que el jesuita fuera el autor de los falsos cronicones, pues residiendo en la Casa Profesa de Toledo, repleta en su opinión de sabios jesuitas, resultaba extraño que éstos no hubieran percibido los embustes falsarios de aquél91. En su respuesta, Mayans no dejaba lugar a dudas de la escasa consideración intelectual que le merecían los PP. que convivían con Higuera en la Casa Profesa de Toledo: "Que los padres que vivían con el P. Higuera no le tuviessen por fingidor de los chronicones no lo estraño, porque no eran menos buenos que sabios..."92, y esa misma opinión no había quedado circunscrita al ámbito más privado de la correspondencia, sino que la había expresado con claridad en 1739 en su Censura de la España primitiva:

88 Gil de Jaz a Mayans Madrid, 11 de mayo de 1764, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XV, p. 370. 89 En septiembre de 1721 comunicaba a su padre la coligación de los colegiales para acaparar los altos cargos de la administración: "Ya sabe Vm. la política, que tienen los Consejos reales, de tirar a asistir los hijos de los que asisten en su sala, anque ayan muerto, para que después hagan lo mismo con los suyos", en Antonio MESTRE: Ilustración y reforma... p. 58. 90 Vid. Estudio preliminar de Antonio Mestre a Francisco PEREZ BAYER: Memorial por la libertad de la literatura española Alicante, 1995. 91 "Si éste fue el único artífice de los chronicones y éstos no tuvieron otra oficina que su aposento, \es posible -- se preguntaba Burriel -- que un embustero de tanto cuerpo y de tales circunstanzias se ocultó enteramente por tantos años (...) no sólo a los domésticos sabios (...) que entonces poblaban la casa profesa de Toledo (...) sino es al mismo Mariana, el hombre más universal y sabio, el más severo, el más juicioso y más sagaz que entonzes avía en España...?. Burriel a Mayans, Madrid 30 de diciembre de 1744, en G. MAYANS: Epistolario, vol. II, pp. 37-38. 21 "El vulgo de los indoctos tienen sus ídolos venerados por doctos, cuyas palabras pasan por oráculos. Lo que uno de estos dice, lo repiten mil. I tantas veces se repite que llega a recibirse por opinión común lo que a los principios no merecía el nombre de congetura"93.

Su apoyo a la beatificación del obispo Palafox, piedra de toque en las controversias en torno a la Compañía, se debió no sólo al convencimiento de las virtudes que adornaban al obispo de Puebla y Osma, y a mostrar su adscripción al antijesuitismo en momentos en que la estrella de la Compañía declinaba en la Corte94, sino también al rechazo de una campaña urdida por los jesuitas para mancillar la fama de un hombre benemérito. Cuando Carlos III decidió en 1761 publicar las obras de Palafox y apoyar así su proceso de beatificación, Mayans manifestó su alegría por lo que suponía un golpe para la Compañía y porque "los buenos finalmente triunfan"95, colaborando en la redacción de una carta latina que la ciudad de Valencia remitió a Clemente XIII apoyando la beatificación96. En su opinión, Palafox "fue un buen hombre, de ingenio vivo, de imaginativa fuerte, de doctrina inerudita, facundo i no eloquente. Si vivimos algunos años diremos ora pro nobis"97.

No obstante, eran concepciones de más calado, las que ponían distancia entre la religiosidad mayansiana, adscrita a los presupuestos de la Ilustración católica, y la auspiciada por la Compañía de Jesús, más cercana a los principios de la Contrareforma.

El elemento que mejor define la llamada Ilustración católica fue el deseo de devolver la Iglesia a la pureza de sus primeros tiempos, lo que sólo podía ser posible si se lograba vencer a los enemigos de la verdad, que para los intelectuales adscritos a este movimiento eran el

92 Mayans a Burriel Oliva, 16 de enero de 1745, en Ibídem, p. 67. 93 G. MAYANS: Censura de la España primitiva, 1739, p. 305. 94 Mayans publicitó su apoyo a la beatificación con cartas a Roda, Velasco, Gil de Jaz y Aranda. A todos ellos les remitió la epístola latina que escribió para la ciudad de Valencia solicitando del Papa la beatificación, haciéndoles saber que él era su autor. 95 Mayans a Velasco Oliva, 26 de enero de 1761, en G. MAYANS: Epistolario vol. XVI, p. 171. 96 "Si V.S. oye hablar de una carta escrita al papa en nombre de la ciudad de Valencia, que se ha embiado al rei, sepa que es mia". Mayans a Velasco Oliva, 5 de octubre de 1761, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XVI, p. 187. Se trataba de Epístola Urbis Valentiae ad Sanctissimum Patrem Clementem XIII, qua petit ut iussu eius peragatur caussa beatificationis venerabilis et illustrissimi Johannis Palafoxii et Mendozae Valencia, 1761. La carta, según Mayans, "ha sido estremadamente aplaudida i también vituperada de los que piensan que Palafox está haciendo compañía a Lucifer". Mayans a Pingarrón Oliva, 7 de diciembre de 1761, en Ibídem, vol. VIII, p. 260. 97 Mayans a Burriel Oliva, 4 de enero de 1762, en G. MAYANS: Epistolario, vol. II, pp. 681-682. 22 ultramontanismo, el exceso de escolasticismo y la Compañía de Jesús.

La atribución de una jurisdicción excesiva al Papa y a la Curia, había reducido indebidamente la potestad que Jesucristo otorgó a los obispos. Restaurar el episcopalismo en el seno de la Iglesia estaba en el centro del ideario mayansiano, convencido que Roma oprimía a los obispos, además de los abusos económicos de la Dataría vaticana, que obtenía cuantiosos beneficios "de la pródiga tolerancia de los españoles"98.

Ya que los límites entre Iglesia y Estado eran todavía muy porosos, las reflexiones generadas en torno a la potestad papal implicaban una reflexión también sobre el papel del Príncipe. Ludovico Muratori, de gran influencia sobre Mayans99, había argumentado en su libro Della publica felicità ogetto dei buoni principi que el Príncipe es fuente de toda autoridad, pero que ésta debe dirigirse hacia el logro de la felicidad pública, demandando una "armonía perfecta y duradera entre el sacerdocio y el imperio"100. El regalismo anticurial de Mayans sintonizaba plenamente con estas posiciones, expresadas de manera inequívoca en multitud de escritos y especialmente en sus Observaciones al Concordato: "Que la jurisdicción de las cosas eclesiásticas no espirituales i, por institución divina no anexas a las espirituales (...) perteneciesse al rei como de cosas por su naturaleza temporales, parece cierto"101. Y como resultado de estas convicciones admiraba profundamente al canonista y episcopalista flamenco Van Espen, pues el Derecho canónico debía ser pieza fundamental para situar los derechos de la Iglesia en sus límites naturales102. Los jesuitas, por el contrario, eran valedores de una Iglesia jerarquizada y abanderados de la pretensión ultramontana de que el papado liderara las cuestiones temporales sobre los Príncipes, descalificando, con el epíteto de jansenista, a quienes defendieran lo contrario103.

El exceso de escolasticismo también había sido denunciado por Muratori en sus

98 A. MESTRE: Ilustración y reforma... p. 263. 99 Antonio MESTRE: "Muratori y la cultura española", en El mundo intelectual de Mayans, Valencia 1978, pp. 25-97. 100 Vid. Capit. VI de Della publica felicità... (1749). Mayans lo calificó de "libro absolutamente bueno", en A. MESTRE: "Muratori y la cultura española", art. cit. p. 79. 101 Gregorio MAYANS: Observaciones al Concordato..., en Obras Completas, Vol. , Valencia , p. 308. 102 "El canonista perfecto debe distinguir los derechos de las dos supremas potestades, espiritual y temporal", en G. MAYANS: Cartas Morales, vol IV, p. 189. Cfr. en A. MESTRE: Ilustración y reforma... p. 345. 103 Refiriéndose a Van Espen, Mayans afirmaba lo siguiente en carta a Nicolás Morera, fechada el Oliva el 18 de marzo de 1752: "...i no lo tenga Vm. por jansenista, aunque lo digan los jesuitas nuestros amigos", en A. MESTRE: Ilustración y reforma... p. 399, not. 81. 23 Reflessioni sopra il buon gusto, de 1708, y en De ingeniorum moderatione, de 1714, como elemento contaminador de las aguas limpias de la Iglesia104. También Mayans rechazaba el delirio escolástico que dominaba el mundo universitario porque los alumnos llegaban a la convicción de que el estudio de las Sagradas Escrituras era baladí y que la teología consistía exclusivamente en cuestiones especulativas. La escolástica había sido la ruina de los estudios teológicos y había fomentado la perversión de la Razón con una dialéctica inútil y el gusto por el sofisma, y ese gusto por la sutileza también había afectado a la enseñanza del Derecho, disciplina que frecuentemente se veía rodeada de artificiosidades jurídicas que D. Gregorio despreciaba profundamente. Para Mayans, la enseñanza de la Teología debía basarse en la Sagradas Escrituras y en la tradición y la patrística105.

También Mayans era poco inclinado por el sistema penitencial seguido por la mayoría de los jesuitas, el Molinismo que, en opinión de los integrantes de la Ilustración católica, otorgaba demasiado protagonismo a las fuerzas de la naturaleza humana, hasta aproximarlo a los pelagianos. Mayans era muy crítico con el sistema del P. Luis Molina, hasta el punto de calificarlo de "heregía la más perniciosa i vergonzosa que ha padecido la Iglesia en España"106, si bien poco entregado a sus oponentes probabilioristas, como el dominico Daniel Concina, cuyo estilo calificaba de "bárbaro"107.

El escaso apego de los jesuitas a la verdad se manifestaba en su despecio a la crítica histórica. Los PP. confesores habían perseguido, instrumentalizando el Santo Oficio, aquellos textos que, en su opinión, podían suponer un menoscabo a las glorias nacionales o a las tradiciones eclesiásticas, pese a que respondieran a la verdad108, y favorecían las patrañas y supercherías que, so capa de patriotismo o piedad, exaltaran la fabulosa historia de la monarquía española, o el origen apostólico del cristianismo en la Península. El P. Jerónimo Román de la

104 Según Pellegrino, Muratori sostiene que "nel campo della scolástica, teologia e filosofia, se deve rifuggire dallo escolasticismo, che pretende rinchuidere la verità in un sistema, o addiritura pretende legare la verità della fede ad un determinato sistema, come quello peripatetico", en Ubaldo PELLEGRINO: "La riforma de la Chiesa in L.A. Muratori", en L.A. Muratori e la cultura contemporanea, Firenze 1975, pp. 333-343. La cita en p. 337. 105 Su coincidencia en estos puntos con Verney es absoluta, y estaba próxima a Cenáculo quien, al igual que Mayans, sentía inclinación por la teología dogmática del oratoriano Gaspar Juénin (1650-1713). Vid. Samuel J. MILLER: Op. cit.. 106 Mayans a Asensio Sales Oliva, 29 de marzo de 1755, en A. MESTRE: Ilustración y reforma... p. 354. 107 A. MESTRE: Ibídem, p.. 410 108 Sobre la instrumentalización de la Inquisición por los Confesores reales jesuitas, y que tuvo su colofón en el caso del cardenal agustino Enrico Noris, cuyos libros fueron incluidos por la Inquisición española en el índice de libros prohibidos en 1747, vid. José F. ALCARAZ GÓMEZ: Jesuitas y reformismo... pp. 403-504. 24 Higuera era culpable de dolo pío, ejemplo máximo de las imposturas de los falsos cronicones y exponente del "espíritu de mentira" que las Luces debían desterrar definitivamente109. También el P. Juan de Mariana pasó de ser admirado a ser considerado un historiador poco apegado a la verdad histórica y, por tanto, mediocre: "...toda su Historia, es una de las más mentirosas que se han escrito en España", y redactada "disparatadamente", afirmaba Mayans en 1759110, quien en su Defensa del rei Witiza había criticado con dureza al historiador jesuita por aceptar fabulaciones sobre Witiza y mantener una actitud ambigua sobre el regicidio, doctrina que, en su opinión, había hecho suya la propia Compañía:

"...pedí yo licencia al Vicario de Madrid para imprimir la Defensa del rei Witiza, leída con aplauso de los fieles vasallos de nuestro rei i señor en la Real Academia de Valladolid, i oida con disgusto de aquella otra gente, porque manifestava yo las imposturas de Juan de Mariana, i mucho más porque impugnava yo el regicidio, como el patricidio más abominable. Yo que entonces no sabía las traiciones que ocultamente se fraguaban, no comprendía la misma razón que se me insinuaba de que la Defensa del rei Witiza no era pieza de aquellos tiempos, pero quando después se corrió el velo a la maldad con su depravada intención de que no saliese al público doctrina contraria al regicidio..."111.

Incluso, jesuitas próximos a Mayans y a la crítica histórica que éste propugnaba, caían en alguna ocasión en la negación de la evidencia por su apego al espíritu de cuerpo, olvidando que el mandato de la verdad vale para todos, aunque pudiera suponer desdoro para la orden. Tanto Andrés Marcos Burriel como Mateu Aymerich pusieron en duda la paternidad del P. Higuera en los falsos cronicones por lo que podía suponer de mácula para la Compañía, lo que exasperaba a Mayans al considerarlos poseidos de la "ciega credulidad" que imbuia la Compañía en sus miembros: "Verdaderamente, padre mío, si V.Rma. i yo no fueramos tan amigos avíamos de reñir por decirme V.Rma. en su carta que sostiene su juicio sobre la suposición de los chronicones. ?Es posible esto aviendo V.Rma. leído tanto i sobre este asunto?", le respondía a Burriel en diciembre de 1744. El P. Aymerich "ha hecho una inútil defensa del P. Higuera", le escribía a Pérez Bayer en 1761 por la misma razón112.

109 Mayans a Burriel Oliva, 19 de diciembre de 1744, en G. MAYANS: Epistolario, vol II, p. 17. 110 Mayans a Velasco Oliva, 7 de abril y 9 de junio de 1759, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XVI, p. 115 y 118-119. 111 Mayans a Campomanes Valencia, 16 de septiembre de 1768, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XV, pp. 463- 464. 112 Mayans a Pérez Bayer Oliva, 19 de enero de 1761, en A. MESTRE: Ilustración y reforma... p. 175. Según 25 El desapego por la verdad, en suma, estimulaba también prácticas devotas poco cristianas de filiación claramente jesuítica. La devoción del Sagrado Corazón la calificaba Mayans de fanática, y "antojo de entendimientos indiscretamente devotos y caprichosos"113, y el incremento de devociones marianas patrocinadas por la Compañía no eran de su agrado, como Nuestra Señora del Incendio, en Cervera, la Divina Pastora en Oliva, o la Madre Santísima de la Luz, cultos que estimaba supersticiosos114. En las campañas antijesuíticas anteriores y posteriores a la expulsión, fue frecuente aportar los testimonios de "varones doctos" del siglo XVI que habían pronosticado los males que acarrearía a la Iglesia la orden fundada por San Ignacio, atreviéndose a denunciar por escrito lo que era el jesuitismo. Ya hemos citado al arzobispo de Dublín Bronswell, pero entre los españoles destacaron, junto al arzobispo de Toledo Siliceo, y al provincial de los Dominicos Lanuza, las figuras de Arias Montano y Melchor Cano.

Tras la muerte de Arias Montano se publicó una carta muy crítica hacia los jesuitas, remitida desde Amberes a Felipe II el 18 de febrero de 1571, que posteriormente se ha demostrado apócrifa115, pero que fue muy utilizada por partidarios y detractores de la Compañía como munición en el fragor de la disputa116, y que fue incluida por Campomanes en su

Aymerich, no había quedado "tan probado, como se pretende, el aver dicho padre (P. Higuera) compuesto los Chronicones que se le atribuyen, confessando que queda siempre motivo para la sospecha". Cfr. Aymerich a Mayans Barcelona, 15 de octubre de 1759, en A. MESTRE: Historia, fueros..., p. 260, not. 160. Aymerich había defendido la tradición de San Severo pese a que Mayans le había advertido la inexistencia de testimonios que confirmaran la existencia de aquel supuesto obispo de Barcelona. Vid. A.MESTRE: Ibídem, pp. 264-272. 113 Mayans a Asensio Sales Oliva, 25 de marzo de 1765, en A. MESTRE: Ilustración y reforma... p. 408, not. 131. 114 La veneración en Oliva de una imagen de la Divina Pastora, establecida por el P. Félix de Albaida, fue rechazada como "idolátrica" por Mayans. Vid. Antonio MESTRE: "Mayans y Oliva", en Mayans i la Ilustración, Valencia 1981, tomo II, pp. 467-518. La referencia en pp. 478-479. Sobre la Madre Santísima de la Luz podemos encontrar una ironía de Pérez Bayer a Mayans. En 1743 se encontraba Bayer preparando oposiciones a curato, y comentaba su escasa inclinación a leer Tratados de Moral: "Si Vm. quiere decir por mí una oración a María Santísima de la Luz para que me la de por media hora, o tres cuartos, lo apreciaré mucho, aunque después no tenga la menor noticia de Moral", en Pérez Bayer a Mayans Valencia, 4 de diciembre de 1743, en G. MAYANS: Epistolario, vol. p. 42. Sobre la devoción a la Madre Santísima de la Luz, vid. Enrique GIMÉNEZ: "La devoción a la 'Madre Santísima de la Luz': un aspecto de la represión del jesuitismo en la España de Carlos III", en Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante 15 (1996), pp. 213-231. 115 El P. Burriel ya manifestaba sus dudas sobre la paternidad del escrito atribuido a Montano: "También hago a Arias el favor de no creer que sea obra suya una carta que anda en nombre suyo contra la Compañía", en Burriel a Mayans Madrid, 11 de junio de 1746, en G. MAYANS: Epistolario, vol. II, p. 276. Sin embargo, Mayans no dudaba de que se trataba de un texto de Montano, como lo manifestó en una carta al portugués López Caldeira de 22 de junio de 1761. Vid. Marie-Helene PIWNIK: Echanges erudits dans la Peninsule Iberique, París 1987, p. 198. 116 En la más influyente obra publicada en Francia contra los jesuitas, se incluyó traducida la supuesta carta de Montano. Vid. Christophe COUDRETTE y Louis Adrien LE PAIGE: Histoire géneral de la naissance et des progrés de la Compagnie de Jesús en France, París 1761, vol I, pp. 186-190. 26 Dictamen de diciembre de 1766117. Los jesuitas descalificaron a Montano con la acusación de judaizante, poniendo en duda su virtud y sabiduría, lo que produjo una profunda irritación en Mayans, que consideró este tipo de descalificaciones como "apasionadas i sin conocimiento", y que le "dañaron mucho"118. Para Mayans, el escriturista constituía, junto a Vives y Fray Luis de León, uno de los pilares más sólidos del humanismo hispano. "Soi estrañamente apasionado a Montano", afirmaba en 1741119, y Antonio Mestre ha demostrado la influencia que ejerció, por instigación del propio Mayans, en Pérez Bayer120. Esta admiración por Montano fue motivo para que los jesuitas vieran en el erudito valenciano a un potencial enemigo de la orden, y así se lo advirtieron en ocasiones sus corresponsales121.

También el dominico Melchor Cano era para Mayans uno de los grandes hombres del Quinientos español: "Yo hago tanto aprecio de sus escritos que qualesquiera otros de sus contemporáneos me parecen inferiores", escribía al portugués Almeida en 1737122. Cano fue contrario a los jesuitas desde la fundación de la orden, y en carta al confesor del emperador Carlos V calificaba a la Compañía de "orden de negocios", pronosticaba en tono apocalíptico que por su causa correrían peligro de destrucción "así las Religiones como la Christiandad, como la policía y vigor de estos Reynos, y no puedo disimular el fuego que veo prendido para abrasar y asolar el Mundo"123, y la hacía culpable del deterioro de los estudios teológicos al fomentar las contiendas de Escuela, lo que obligaba a los teólogos a disputar sobre puntos controvertidos en lugar de trabajar en la búsqueda de la verdad.

Cano estuvo permanentemente en el punto de mira de los ataques de los jesuitas, pues consideraban que había denigrado a la Compañía. Según sus apologistas, a Cano se "le encanceró la lengua" pues con ella -- "lengua mal hablada y pecadora" -- había calumiado a los

117 Pedro RODRIGUEZ DE CAMPOMANES: Dictamen Fiscal de expulsión de los Jesuitas de España Edic. de Jorge CEJUDO y Teófanes EGIDO, Madrid 1977, pp. 90-1. Campomanes poseía en su casa de una copia de la Apología contra la economía jesuítica fechada en Amberes el 18 de febrero de 1571, en Archivo Campomanes 44.7.1. 118 Antonio MESTRE: Ilustración y reforma... p. 397. 119 Mayans a J. Bermúdez Oliva, 1 de abril de 1741, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XV, p. 59. 120 Vid. A. MESTRE: "Estudio preliminar" a G. MAYANS: Epistolario Mayans-Pérez Bayer. 121 Martinez Pingarrón le advierte en enero de 1743: "Los padres jesuitas no sé si estarán quedos. Los aplausos a Arias Montano i a Pedro de Valencia no han sido bien recibidos de algunos", en G. MAYANS: Epistolario, vol. VII, p. 195. 122 Mayans a Almeida Madrid, 24 de mayo de 1737, en A. MESTRE: Ilustración y reforma... p. 342 not. 142. 123 La cita de Cano la incluyó el obispo de Salamanca Felipe Bertrán en su dictamen sobre la extinción de los jesuitas de 16 de diciembre de 1769, en A.G.S. Gracia y Justicia, Leg. 686. 27 jesuitas, lo que le llevó a la muerte en 1560124. La aversión de los jesuitas a Cano no encontraba excepciones, pues incluso Andrés Marcos Burriel se permitió, en su correspondencia con Mayans, calificarlo de calumniador, y eclesiástico altanero y de "orgullo indomable"125, acusaciones a la que el erudito sólo respondió indirectamente señalando a su amigo jesuita que sus conceptos frailescos le habían hecho reir126.

Últimas consideraciones

Admiración y respeto, pues, por aquello que la Compañía denigraba, y rechazo por aspectos fundamentales del quehacer de la orden ignaciana y que, en gran parte, constituían los argumentos centrales de la ofensiva antijesuítica de la que participaban, entre otros, muchos ilustrados.

A los jesuitas se les consideraba, por amplios sectores del mundo católico, una orden ávida de poder, como lo probaba su proclividad a ocupar el confesionario regio y desde él poder influir decisivamente en la política eclesiástica y cultural. El Deán Martí los calificaba de "ambiciosa gente que aspira al dominio universal y opresión de la libertad"127, y su discípulo de Oliva no estuvo alejado de ese diagnóstico, al calificar a la orden ignaciana de "cuerpo político", y haber sufrido en carne propia el desdén de los Confesores reales hacia sus méritos literarios y sus planes de reforma128.

Su independencia de los obispos y su exclusiva vinculación al Papa, los había enfrentado frecuentemente con diversos prelados, como Palafox, a quien por haberse opuesto a ellos fue perseguido en vida y después de su muerte, maniobrando para evitar su beatificación. Mayans, convencido episcopalista, defendía que la jurisdicción sobre los religiosos

124 Francisco MIRANDA: El fiscal fiscalizado Manuscrito conservado en la Biblioteca del Santuario de Loyola. La referencia a Melchor Cano en el parágrafo 86. 125 Burriel a Mayans Buenache, 2 de mayo de 1745, en G. MAYANS: Epistolario, vol. II, pp. 116-117. 126 Burriel a Mayans Buenache, 1 de agosto de 1745: "He leido y releido y rumiado la carta de Vm. y cada vez con maior deleyte. Vm. dice que mis conceptos fraylescos (dice bien) le han hecho reir. Yo me he reido a carcajada suelta de mi mismo...", en G. MAYANS: Epistolario, vol. II, p. 173. 127 Martí a Mayans Alicante, 18 de febrero de 1729, en G. MAYANS: Epistolario, vol. III, pp. 193-4. 128 Del P. Fèvre señalaba: "...el desdén del P. Fèvre quería valerse de mí para sus altas pretensiones i no valerme, i finalmente, dejando de referir el disfavor de otros muchos", Vid. Mayans a Rávago Oliva, 10 de febrero de 1748, en G. MAYANS: Epistolario, vol. III, p. 306. José Alcaraz ha señalado que el P. Rávago "despreció a Mayans por viejo, por antijeuita y por "antiespañol", en José F. ALCARAZ GÓMEZ: Jesuitas y reformismo. El Padre Francisco de Rávago (1747-1755), Valencia 1995, p. 42. 28 correspondiera al ordinario, sin excepciones.

Eran también acusados de sostener una moral laxa que, decían sus enemigos, era utilizada para ganarse adictos tras manipular sus conciencias, pues el confesor jesuita llegaba a justificar cualquier pecado atendiendo a las circunstancias, convirtiéndolo de mortal en venial. La doblez era una de sus características consustanciales. El jesuita tenía siempre dos caras, por lo que su lealtad era siempre dudosa. Por el contrario, Mayans sentía una profunda admiración por el obispo jansenista de Soisons, François de Fitz-James, cuyas Instrucciones para todos los domingos y fiestas del año y su Catecismo o exposición de la doctrina cristiana tradujo su hermano Juan Antonio por indicación de Campomanes129. Mayans confesaba releer ambos textos con frecuencia porque suponían un modelo de meditación sobre la doctrina cristiana, y "con lo que se promoverá maravillosamente la predicación i el estudio de nuestra religión"130, mientras que teólogos jesuitas, como Harduino o Berruyer eran objeto de su rechazo más absoluto:

"Años ha que tengo por un loco de mucha letura al P. Harduin, cuyas Notas a Plinio he leído enteras i algunas obritas más; i puedo referir con gusto que, aviendo abierto la Historia del Pueblo de Dios del P. Berrullére, noté en la primera cláusula que leí no se qué despropósito por el qual ni quise comprarla ni leerla. Ahora veo que huviera perdido el dinero i el tiempo, i que en España ai una grande ignorancia muy general de la doctrina christiana"131.

Pero de todas las acusaciones y cargos que se hacían sobre la Compañía de Jesús el más próximo a las convicciones íntimas de Mayans fue aquel que se refería a la falta de aprecio que los jesuitas tenían por la verdad132. Ya en sus primeros años de estudiante en Salamanca,

129 Según Mayans, la traducción del Catecismo le causó problemas: "...es el cuerpo de su gran delito (...) por aver hecho español un catecismo herético i especialmente jansenista". Mayans a Fr. Juan Lutre Oliva, 3 de agosto de 1770, en Amparo ALEMANY PEIRÓ: Juan Antonio Mayans y Siscar (1718-1801). Esplendor y crisis de la Ilustración valenciana, Valencia 1994, p. 189. 130 Mayans a M.ML Nava Valencia, 10 de octubre de 1769, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XV, p. 476. 131 Mayans a Velasco Oliva, 5 de octubre de 1761, en G. MAYANS: Epistolario, vol. XVI, p. 187. Probablemente el despropósito del que habla Mayans se deba a ciertas afirmaciones sobre la Trinidad que se consideraron cercanas al arrianismo. Christophe Coudrette y Louis Adrien Le Paige también se hacían eco en su influyente Histoire géneral de la naissance et des progrés de la Compagnie de Jesús en France, de los autores jesuitas que "infeccionan a sus alumnos con los errores adoptados por la Compañía, tanto en la doctrina como en la moral". Vid. vol. III, p. 246. 132 Para Muratori, el primer fundamento de la reforma de la Iglesia era "l'amore alla verità". Cfr. Ubaldo PELLEGRINO: art. cit., p. 335. 29 Mayans adoptó una divisa de comportamiento vital que le acompañaría de por vida: "Ego cum veritate adversus omnes"133. En las misiones, los jesuitas eran acusados de no persuadir a los gentiles con la fuerza de la verdad, y con el ejemplo de la mansedumbre evangélica; se les acusaba de que su forma de administrar el Sacramento de la Penintencia era poco arreglada a las máximas de la Moral Cristiana, sin promover una contrición verdadera, de amor a Dios, y que con sus anfibologías y restricciones mentales dificultaban el esclarecimiento de la verdad y estorbaban el correcto funcionamiento de los tribunales.

El principio básico de la acción renovadora de Mayans era la reivindicación de la verdad firme y ordenada en los ámbitos de la Religión, de la Historia, y de la Enseñanza, en la búsqueda de un equilibrio entre razón y fe: "lo que me conviene es echar los fundamentos de la verdadera sabiduría"134. La palabra verdad era utilizada por Mayans en un sentido ilustrado, como conocimiento basado en datos empíricos, y no en sentido barroco, como "verdad espiritual" que se hace sensible por el uso de determinadas imágenes, o en la manifestación de conocimientos sin evidencias ni certidumbre.

Mayans creyó que el origen de su ostracismo y de las persecuciones de que fue objeto se debió al "ejercicio de la Crítica"135, concepto éste que era todavía inaceptable para muchos jesuitas, que lo consideraban "invención de Modernos cavilosos que en todo hallan que notar y morder"136, provocando malestar y ofreciendo flancos débiles a los enemigos de la religión católica -- jansenistas, filósofos, libertinos y ateístas -- que de manera mancomunada conspiraban contra ella137. Con su postura cautelosa y desconfiada hacia las leyes de la razón, la Compañía de Jesús, baluarte todavía de los principios contrarreformistas, se había convertido a mediados del Setecientos en el mayor obstáculo para poder levantar con solidez lo que el exjesuita Pedro Montengón en su Oda a Don Gregorio Mayans llamaba "morada a quien ilustra tanto tu presencia"138, o lo que es lo mismo, el edificio donde debía habitar la Verdad ilustrada.

133 Sobre la postulación de la verdad por Mayans, vid. José Antonio MARAVALL: "Mayans y la formación del pensamiento político de la Ilustración", en Mayans y la Ilustración, Valencia 1981, pp. 43-80. 134 Mayans a Francisco Velasco y Cevallos, Oliva 14-VI-1755, en MAYANS: Epistolario vol. XVI, p. 75. 135 G. MAYANS: Epistolario, vol. I, p. 27. 136 A. CODORNIU: Dolencias de la crítica Gerona 1760, p. 15. 137 Para el P. Miranda, la Compañía se enfrentaba a una gigantesca conspiración, o cábala, destinada a destruir a los jesuitas, primero, y minar la autoridad del Pontífice, después, "para establecer una nueva Iglesia sobre los principios del Obispo de Ypres, y aún para trastornar la Constitución del Gobierno Político en algunas Monarquías", en F.J. MIRANDA: El fiscal fiscalizado, parágrafo 33. 138 "Pueda pues desatada / mi libertad, en tan penosa ausencia,/ volar a esa morada,/ a quien ilustra tanto tu presencia", en Pedro MONTENGON: Odas, Madrid 1794. La oda XX "A Don Gregorio Mayans" ocupa las 30 páginas 102-103. Agradezco al profesor Guillermo Carnero su localización. 31