Director fundador Jean Meyer . Istor es una publica­ción trimestral de la Di­ visión de Historia del Cen­tro de In­ves­tiga­ Director David Miklos ción y Do­cenc­ia Econó­mi­cas (cide). Consejo editorial Catherine Andrews, . El objetivo de Istor es ofrecer un acercamien­ Luis Barrón, Adolfo Castañón, Clara García to original a los aconteci­mien­­tos y a los Ayluardo, Luis Medina, Antonio Saborit, gran­­­des de­bates de la historia y la actua­lidad Rafael Rojas y Mauricio Tenorio internacio­nal. Diseño y formación Natalia Rojas Nieto . Las opiniones expresadas en esta re­vis­ta son responsabilidad de sus au­to­res. La reproduc­ Corrección Pilar Tapia Nora Matadamas ción de los tra­bajos necesita previa autoriza­ ción. Consejo honorario . Los manuscritos deben en­viar­se a la Di­visión Yuri Afanasiev † Universidad de Humanidades, Moscú de Historia del cide. Su presen­tación debe Carlos Altamirano Editor de la revista Prisma (Argentina) Pierre Chaunu † Institut de France seguir los atri­butos que pueden observarse Jorge Domínguez Universidad de Harvard en este nú­mero. Enrique Florescano Secretaría de Cultura . Todos los artículos son dictaminados. Josep Fontana Universidad de Barcelona . Dirija su correspondencia electrónica a: Manuel Moreno Fraginals † Universidad de La Habana [email protected] Luis González † El Colegio de Michoacán . Puede consultar Istor en internet: www.is­ Charles Hale † Universidad de Iowa tor.cide.edu Matsuo Kazuyuki Universidad de Sofía, Tokio Alan Knight Universidad de Oxford . Editor responsable: David Miklos. Seymour Lipset † Universidad George Mason Olivier Mongin Editor de Esprit, París . Centro de Inves­tiga­ción y Docencia Eco­nó­ Daniel Roche Collège de France mi­­­cas, A.C., Carretera México-Toluca 3655 Stuart Schwartz Universidad de Yale (km 16.5), Lomas de Santa Fe, 01210, Rafael Segovia El Colegio de México Ciudad de México. David Thelen Universidad de Indiana . Certificado de licitud de título: 11541 y John Womack Jr. Universidad de Harvard contenido: 8104. . Reserva del título ­otorgada por el Indautor: 04-2000-071211550100-102 . issn: 1665-1715 . Impresión: Offset Rebosán. Acueducto 115, colonia Huipulco, Ciudad de México, 14370. . Suscripciones: Tel.: 57 27 98 00, ext. 6093 [email protected] . Redacción: [email protected]

Portada: Bandera de Kurdistán por Yul. Imagen publicada con la licencia de Shutterstock.

­istor, año xviii, número 70, OTOÑO de 2017 Istor, palabra del griego antiguo y más exactamente del jónico. Nombre de agente, istor, “el que sabe”, el experto, el testigo, de donde proviene el verbo istoreo, “tratar de saber, informarse”, y la palabra istoria, búsqueda, averi­gua­ción, “historia”. Así, nos colocamos bajo la invocación del primer istor: Heródoto de Halicarnaso.

Índice 5 Carlos Antaramián, Introducción: Kurdistán Dossier 15 Carlos Antaramián, Proemio: Entrevista a Gérard Chaliand

19 Djene Rhys Bajalan, La historia kurda antes de 1918. Los kurdos: De la conquista árabe al final de la Primera Guerra Mundial 41 Sacha Alsancaklı, El de Sharaf Khan Bitlisi: Nuevas aproximaciones al estudio de una fuente única de la historia de los kurdos 51 Gilberto Conde Zambada, Geopolíticas y antigeopolíticas de la cuestión kurda en perspectiva histórica 73 Juan Carlos Castillo, ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático? El proyecto político de los kurdos en Siria e Irak 97 Erika S. Aguilar Silva, El paradigma Yineología como parte del proyecto de Confederalismo Democrático de Royavá 107 María Eugenia Gantus, Sin treguas: La nueva persecución de los yazidíes de Irak 117 Tork Dalalyan, Construcción de identidades kurdas y yazidíes entre la población hablante de kurmanyi de la República de Armenia Notas y diálogos 129 Ipek Demir, El campo de batalla de la diáspora: Cómo los kurdos de Turquía reviven, construyen y traducen la lucha kurda en Londres 145 Carlos Antaramián, Érase una vez en Dersim: Salir de Armenia, ¿regresar al Kurdistán? Textos recobrados 159 William Eagleton Jr. y Archie Roosevelt Jr., La República kurda de Mahabad Ventana al mundo 171 El fracaso de Lausana Convergencias y divergencias 173 Kumru Toktamis, El espectro de la violencia en forma de un ex aliado gubernamental: La (im)posibilidad de negociar la paz Historia y literatura 187 Artsví Bakhchinyán, Zaré y kurdos yazidíes: La representación de los kurdos en dos películas armenias soviéticas 197 Çemil Turan Bazidi, El galanto ensangrentado (fragmento de novela) 205 Carlos Martínez Assad, ¡Bienvenido seas Yaşar Kemal! Reseñas 213 Sara Achik López, Siria en el torbellino 215 Ana Mercedes Alfaro Albarrán, Estos son los kurdos: Análisis de una nación 217 Jean Meyer, Reseñas breves Perfiles 223 Jean-Pierre Bastian, El protestantismo en la latinidad: Cuestionamiento de una modernidad religiosa de ruptura

241 Cajón de sastre

247 Línea de tiempo de la historia de los kurdos

Introducción

Kurdistán

Carlos Antaramián

El 28 de julio de 2017 el Parlamento turco aprobó un proyecto de ley que esti­ pulaba cambios a las reglas internas de procedimiento en dicha cámara. Tanto el partido del presidente Recep Tayyip Erdogan, el Partido de Justicia y Desarrollo (akp, por sus siglas en turco) como el Partido del Movimiento Nacionalista (mhp) votaron a favor de esta ley que, bajo el argumento de que “insultaba la historia y el pasado común del pueblo turco”, prohibía a los legisladores el uso del término “genocidio armenio”, así como las palabras “Kurdistán”, “Amed” (Diyarbakir) y “regiones kurdas”.1 Esta violencia simbólica ha tenido periodos de recrudecimien­ to y distensión en Turquía, en especial fue muy intensa en la década de 1930, cuando además de prohibir el uso de las palabras “kurdo” y “Kurdistán” a este pueblo se le negó cualquier derecho a la identidad y sus miembros fueron consi­ derados Dagli Türkler (turcos de las montañas). Su nombre fue borrado de artícu­ los, discursos, periódicos y libros de historia y el uso de su lengua se prohibió también en espacios públicos. Hoy Turquía se encuentra polarizada y hay grupos que demandan una solución pacífica al tema kurdo; sin embargo, grandes sectores de la burocracia turca, así como grupos nacionalistas, son particularmente agre­ sivos hacia el uso de estas palabras o hacia aquel que muestre en público la ban­ dera tricolor del Kurdistán, que tenemos como portada de este dossier. Pero así como la palabra Kurdistán es considerada un “insulto” a la historia y pasado turcos, según la Ley interna del Parlamento, el presidente Erdogan dijo, el pasado 22 de agosto en el Palacio Presidencial en Ankara, que la posible creación de un Estado kurdo en Irak —que podría suceder si el plebiscito por la indepen­

1 véase el artículo en línea: http://www.kurdistan24.net/en/news/ad5632af-652d-4aa6-aaa8-e6531115c7a8

5 Carlos Antaramián dencia del 25 de septiembre es afirmativo—,2 es igualmente “un insulto a nuestros hermanos kurdos”.3 En este discurso dijo que “sus hermanos kurdos” nunca per­ mitirían la creación de un Estado kurdo en el norte de Siria o el sur de Turquía, ya que “somos una nación en un país con una estructura unitaria […] Tenemos una sola bandera, una patria y un Estado […] Y mandaremos a los que quieran romper esta nación a la tumba”.4 Palabras prohibidas, amenazas directas. Parece­ ría que las autoridades turcas creen que si juzgan impropias o insultantes ciertas palabras o términos modificaran el mundo a su gusto. El artificio puede resultar contraproducente, porque puede generar interés por saber más sobre esas palabras, sobre ese Estado prohibido. Este dossier pretende satisfacer tal curiosidad. Como pieza de inicio para este número de Istor le pedimos al joven historia­ dor inglés Djene Rhys Bajalan, egresado de la Universidad de Oxford y actual profesor de la Universidad Estatal de Missouri, un artículo que sintetizara la milenaria historia kurda para un público que, debido a una lastimera falta de publicaciones sobre el tema en Hispanoamérica,5 no siempre puede tener una aproximación científica a la lectura del pasado kurdo en español. El texto “La historia kurda antes de 1918” logra este cometido al presentarnos de manera breve los debates sobre los mitos y leyendas de este pueblo, así como un repaso general de las teorías desarrolladas tanto en el mundo islámico como por acadé­ micos occidentales, o por los mismos kurdos sobre su origen; sobre la primera mención de su nombre en la época sasánida, sus complejas y diversas conversiones religiosas y un recuento de algunos de sus príncipes —entre ellos el célebre Sala­ dino—. El artículo también habla sobre el auge y la caída de las dinastías kurdas, el continuo cambio de los poderes externos que los gobernaban y otros episodios de la convulsa historia de este grupo. El artículo de Sacha Alsancakli, “El Sha­

2 Dicho plebiscito fue convocado por Masud Barzani, presidente del Gobierno Regional del Kurdistán en Irak, y mientras escribimos esta introducción los resultados hacen evidente un triunfo del Sí a la Indepen­ dencia. 3 véase el artículo en línea: http://www.hurriyetdailynews.com/we-will-not-allow-a-kurdish-state-on-our- borders-erdogan-.aspx?PageID=238&NID=117059&NewsCatID=352 [consulta: 5 de septiembre de 2017]. 4 véase: http://www.kurdistan24.net/en/news/ad5632af-652d-4aa6-aaa8-e6531115c7a8. Asimismo Ara Khalidi del portal Kurdistan24 traduce una versión ligeramente diferente: “We will make sure this home­ land becomes a cementery for those who try to divide it”, disponible en: http://www.kurdistan24.net/en/ news/019f93d2-667a-409c-a242-e0e42cfce758 5 Quizá el primero fue el de Manuel Martorell, Los kurdos. Historia de una resistencia, Madrid, Espasa, 1991, seguido por Salim Barakat, Las plumas. Viaje sentimental al Kurdistán, Madrid, Libertarias-Prodhufi, 1992; Nazanin Amirian, Los kurdos: Kurdistán, un país inexistente, Barcelona, Flor del Viento, 2005; Abdullah Öcalan, Revolución en Kurdistán. La otra guerra contra el Estado Islámico, Colonia, International Initiative, 2008, y unos pocos más que se cuentan con los dedos de la mano. En México se ha publicado uno, del cual conta­ mos con una reseña en este número de Istor.

6 Introducción: Kurdistán rafnama de Sharaf Khan Bitlisi”, es un breve extracto de la tesis doctoral que pre­ sentó en la Universidad de la Sorbona y en donde nos brinda una aproximación a esta crónica primordial de la historia kurda, escrita entre 1596 y 1599. Su autor, el príncipe Sharaf Khan, puede ser considerado sin ambages el primer historiador kurdo. El Sharafnama, con lenguaje simple y accesible, pero no por ello carente de profundidad, hace un recuento de los gobernantes kurdos, así como del origen de este pueblo y de su forma de vida, con apartados que describen las lenguas kurdas y sus cambiantes fronteras. Como estacas insertas en el pasado, estos dos textos de la historia kurda nos permiten recorrer el resto del dossier con una mirada mejor cimentada en la problemática que enfrenta este, el mayor grupo humano en Medio Oriente que no ha logrado conformar un permanente Estado moderno. En el texto “Geopolíticas y antigeopolíticas de la cuestión kurda en perspec­ tiva histórica”, el profesor-investigador de El Colegio de México Gilberto Conde Zambada explora los modelos de autodeterminación de las principales organiza­ ciones kurdas y la diversidad de propuestas estratégicas que han planteado para ello. En este artículo se analiza la evolución del nacionalismo kurdo desde prin­ cipios del siglo xx, hasta sus manifestaciones más recientes luego de la Guerra del Golfo en 1991 y el inicio de las rebeliones populares en la región en 2011. El autor enfatiza la capacidad de agencia del pueblo kurdo al plantear que, a lo largo de la historia, sus movimientos políticos han adoptado diferentes estrategias frente a la actitud de las élites de los Estados donde residen. Algunas organizacio­ nes kurdas, argumenta, se han acomodado a las estrategias geopolíticas de los poderosos, mientras que otras las desafían y presentan sus propias políticas eman­ cipatorias, como es el caso del denominado “confederalismo democrático” pro­ puesto por Abdullah Öcalan, líder moral e ideológico del movimiento kurdo en Turquía, preso desde 1999. También de El Colegio de México, Erika S. Aguilar en su artículo “El para­ digma Yineología como parte del proyecto de Confederalismo Democrático de Royavá” analiza las especificidades del proyecto kurdo en Siria y las condiciones que permitieron su conformación a partir de 2012. La autora se centra en la par­ ticipación de las mujeres en la revolución kurda en Royavá y expone las caracte­ rísticas generales del paradigma denominado Jineologî 6 —“estudio de la mujer” en kurdo— en el marco del confederalismo democrático. La autora observa la

6 En kurdo jin es mujer (se pronuncia yin) y logi viene del griego estudio, por lo que una correcta traducción al español sería Yineología.

7 Carlos Antaramián intersección que se ha dado entre la lucha nacionalista y la agenda femenina y advierte sobre los momentos en los cuales las cuestiones de género han quedado subordinadas a la lucha de liberación nacional. El paradigma Yineología, se plan­ tea en el texto, puede ser una alternativa efectiva para incluir las demandas del activismo femenino kurdo. Por su parte, Juan Carlos Castillo, estudiante de doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México y cuya decisiva ayu­ da para recomendar y contactar articulistas para este dossier fue invaluable, en su artículo “¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático? El proyecto político de los kurdos en Siria e Irak” contrasta las directrices de los proyectos políticos de los kurdos en estos dos países, planteándolos como paradigmas opuestos, aunque con importantes interconexiones y espacios de diálogo. El autor argumenta que los kurdos han cimentado su posición política en las últimas dos décadas, consti­ tuyéndose en elementos clave que definirán muchos de los cauces del proceso de transición por el que está atravesando la región de Medio Oriente. El yazidismo es una religión muy poco conocida y considerada herética e in­ cluso diabólica por los grupos religiosos vecinos. Sus enseñanzas, tal como la practican sus seguidores, contienen una gran cantidad de préstamos de otras fuentes, incluso abreva de antiguas religiones mesopotámicas —lo que permite pensarlos como el grupo kurdo “original”—. Su símbolo más importante es el Ángel Pavorreal (Malak Tawús), seguido por una serpiente negra, símbolo de la sabiduría. Durante el romanticismo decimonónico los historiadores europeos construyeron variadas interpretaciones de los yazidíes, incluso el viajero y etnó­ grafo avant la lettre Richard Francis Burton los menciona en sus relatos y sobre todo como ecos entre las estrofas de The Kasidah. Para este dossier contamos con dos trabajos que nos ayudan a entender la construcción identitaria de este intere­ sante grupo kurdo y su persecución actual. María Eugenia Gantus, egresada de El Colegio de México, nos brinda en su artículo “Sin treguas: La nueva persecución de los yazidíes en Irak” un panorama de la historia de este grupo a partir de esas sutilezas en la interpretación del mito edénico, mismo que provocó el estigma de “adoradores del diablo”. Aunado a esta tajante diferenciación étnica está su papel en la conformación del actual Estado iraquí, como producto de los acuerdos de Sykes-Picot en 1916, en que los yazidíes y también otros grupos kurdos fueron vistos de manera despectiva por los árabes debido al decidido apoyo que le dieron al gobierno colonial inglés. “Herejes” y “colaboracionistas”: Dos estigmas que han sido capitalizados actualmente por Daesh (Estado Islámico) para justificar el ataque genocida en contra de la población yazidí en Siria e Irak.

8 Introducción: Kurdistán

La lucha por mantener su particular identidad no es sólo en contra del elemen­ to árabe, sino también contra los kurdos musulmanes que han tratado de asimi­ larlos. La acendrada endogamia y militancia en el mantenimiento de su fe yazidí, así como la imposibilidad de aceptar conversos, han asegurado el mantenimiento de esta religión pero, como señala Gantus, el costo ha sido enorme. En especial en la jornada del 3 de agosto de 2014 en que tanto árabes como kurdos musul­ manes los dejaron completamente indefensos en Sinyar ante la furia fanática y criminal de Daesh. Y aunque Daesh ya fue expulsado de la zona, los yazidíes de­ berán continuar negociando su identidad de cara a nuevas fuerzas que no necesa­ riamente aceptarán su diferencia. La compleja negociación y construcción de la identidad yazidí no es exclusiva de Irak, de hecho, en la actual República de Armenia, como muestra Tork Dalal­ yan, de la Academia de Ciencias de Armenia, la problemática es particularmente interesante. Su artículo complementa la discusión iniciada por Gantus y nos con­ duce a un análisis de los cuatro factores etnodiferenciadores más importantes de los yazidíes y kurdos hablantes de kurmanyi; lengua, patria, mito de origen y re­ ligión, y cómo estos factores son interpretados por ellos. Y es que de los 42 mil hablantes de kurmanyi en la República de Armenia (1.3% de la población) todos son de religión yazidí, pero sólo una minoría (1 500) se identifica como kurda. Aquellos que lo hacen, nos explica Dalalyan, es porque en su mayoría son personas con educación universitaria, representantes de la intelligentsia o para quienes la religión no es importante, pero sobre todo es gente que busca ser parte de un mo­ vimiento mayor que los hermane con los kurdos de Turquía e Irak. Y es que esa “orientación”, o imaginada comunidad, les permitiría tener posibilidades reales de conformar un Estado kurdo y para ello, explica el editor del periódico Rya Taza,7 deben dejar de usar el término yazidí que se refiere a su religión y empezar a usar el término kurdo, que se refiere a su nacionalidad. Dejar a un lado el pasado recien­ te de “nuestras diferenciaciones etnorreligiosas” y olvidar “el profundo antagonis­ mo existente entre los kurdos musulmanes y los kurdos yazidíes”. Sin embargo, para la mayoría de los yazidíes de Armenia, como lo demuestra con ejemplos históricos Dalalyan, el término kurdo sigue siendo un exónimo incorrecto. En la sección Notas y Diálogos tenemos dos artículos que examinan batallas por definir algunos aspectos de la identidad de dos diásporas que, de hecho, tienen

7 A diferencia de sus contrapartes en Turquía, Irak, Siria e Irán, los kurdos de Armenia no tuvieron restric­ ciones para publicar en su idioma, lo que posibilitó transformar su lengua en un vehículo literario. El pe­ riódico Rya Taza (Nuevo Camino) fue publicado de 1930 a 2003.

9 Carlos Antaramián como origen el mismo territorio, en algún momento compartido. Kurdos y arme­ nios son parte de una misma saga milenaria, con economías simbióticas, vecinos cuyas historias tienen intersecciones múltiples y complejas, también lastimeras. El diálogo es no sólo pertinente sino necesario. La profesora de sociología de la Universidad de Leicester, Ipek Demir, ofrece el artículo “El campo de batalla de la diáspora: Cómo los kurdos de Turquía reviven, construyen y traducen la lucha kurda en Londres”, en el que la doctora Demir presenta información etnográfica sobre la manera en que los kurdos en Londres traducen —o reescriben— su lucha, de forma “apetecible” para las audiencias británicas; sin duda una aproximación innovadora al estudio de las diásporas. Los kurdos de Londres en su mayoría son alevíes, refugiados en Inglaterra por la política de represión del Estado turco desde la década de 1980 y, aunque en cierto sentido son medio invisibles para la sociedad inglesa, en realidad son políticamente muy activos, a diferencia de los kurdos de otros lugares. La presencia política de los kurdos de Turquía es hege­ mónica y se teje con vínculos transnacionales que tocan muchos puntos de Euro­ pa y la misma Turquía. Algo muy parecido a lo que le sucedió a los armenios en las décadas de 1920 y 1930 cuando además de imaginarse como diáspora lograron estructurar una “cuestión armenia” en diferentes foros y agendas políticas. La “cuestión kurda”, y su traducción para el público británico, está mediada por esos líderes de organizaciones comunitarias o por personajes influyentes que, principal­ mente gracias a su educación —como sucede con el caso de la intelligentsia kurda estudiada por Dalalyan— y posición de élite, tienen esa capacidad de acción que permite colocar un discurso certero en ese campo de batalla de cara a Turquía, pero cuyo escenario es Inglaterra. Dicho discurso es también central en la formación de la identidad kurda. Este campo de batalla de la diáspora que desafía la “versión oficial turca” tiene su primera esfera de influencia en la misma comunidad kurda de Londres, pero sus repercusiones también se dan en otras comunidades dias­póricas y llegan finalmente al Kurdistán turco, sirio, iraquí o iraní. En ese espacio diná­ mico, sensible y dependiente —y como sucede en todas las comunidades diaspó­ ricas ya sean kurdas, armenias, judías, palestinas, etc.—, hay luchas internas por definir, entre otras cosas, la identidad y los discursos que se quieren traducir, las posturas políticas y las nociones del retorno. Sobre este último punto, el artículo del investigador del Centro de Investiga­ ciones y Estudios Superiores en Antropología Social Carlos Antaramián “Érase una vez en Dersim: Salir de Armenia, ¿regresar al Kurdistán?” es una narración autoetnográfica que intercala la experiencia del retorno a esa tierra que en el dis­

10 Introducción: Kurdistán curso de la diáspora armenia es la “Patria” y que hoy corresponde al actual Kur­ distán turco: con episodios de encuentro con diversos personajes cuyos pueblos han habitado este lugar y la manera en que recuerdan el genocidio y a los antiguos habitantes armenios. Latente en la narración, conforme se produce el encuentro con un zaza, con un criptoarmenio y con un aleví está, además del crimen negado y los fantasmas que conlleva, el recuerdo de un espacio compartido pero, sobre todo, la necesidad de encontrar la posibilidad de reconciliar a las partes: A los herederos de la historia del genocidio armenio, víctimas, testigos y verdugos. El telón de fondo no es Turquía, sino Kurdistán. En la sección Ventana al Mundo incluimos una nota aparecida en Revista de Revistas del 7 de enero de 1923 sobre el “fracaso” del Tratado de Lausana (1923). Este tratado invalidó al Tratado de Sèvres (1920), el cual, a raíz del triunfo aliado sobre el Imperio Otomano, había contemplado tanto la creación de un Estado armenio como de un Estado kurdo. A raíz de la victoria del movimiento nacional turco comandado por Mustafá Kemal, quien rechazó lo acordado en Sèvres, los aliados aceptaron el Tratado de Lausana, donde se estipuló que los territorios kurdos fuesen repartidos entre Turquía, Persia, el mandato británico de Irak y el mandato francés de Siria, estas fronteras continúan hasta la fecha… En Texto recobrado Juan Carlos Castillo nos presenta un posible diálogo sobre la “Repúbli­ ca kurda de Mahabad” entre William Eagleton y Archie Roosevelt, ambos testi­ gos presenciales de la misma. Esta República kurda en Irán (1945-1946) fue antecedida por la República del Ararat en Turquía (1927-1930), por la Región Autónoma del Kurdistán en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1923- 1929) y por el Reino del Kurdistán en Irak (1922-1924). Aunque los cuatro proyectos fracasaron, podemos hablar de antecedentes para una historia de la creación de un Estado kurdo. Particularmente la República de Mahabad fue un proyecto que sentó las bases para el desarrollo de una conciencia democrática entre los kurdos, además de que posibilitó el surgimiento de partidos y grupos políticos cuyos líderes fueron pieza clave en la consolidación de una conciencia independentista. La embestida persa que destruyó la efímera República, como sucedió en Turquía con la República del Ararat, incluyó erradicar todo desarrollo autonómico prohibiendo el uso de los dialectos kurdos, la publicación de perió­ dicos o revistas en esta lengua y en general buscando dividir a los grupos tribales kurdos. En Coincidencias y Divergencias contamos con un artículo de la profesora asocia­ da del Instituto Pratt de Nueva York, Kumru Toktamis, donde explora, de

11 Carlos Antaramián manera admirable, ese espectro que ha tenido una presencia contundente y omni­ presente en la política turca desde que el partido del presidente Erdogan —su antiguo aliado— llegó al poder en 2002, el Cemaat o Congregación que dirige el enigmático Fethullah Gülen. Poco se sabía en occidente de este líder autoexi­ liado en Estados Unidos hasta que fue culpado del golpe de Estado de julio de 2016, pero su organización, escribe Pablo Kendikian,8 cuenta con unos siete millones de seguidores en ciento treinta países, sin duda un poderoso líder que tiene capacidad de desestabilizar a cualquier gobierno en su natal Turquía. El artículo de la doctora Toktamis nos proporciona un análisis de las minutas escri­ tas por el líder kurdo Abdullah Öcalan durante las reuniones que tuvo al interior de la prisión —entre 2013 y 2015—, como parte de las negociaciones de paz con funcionarios del gobierno del akp. En estas reuniones, además de tratar los aspec­ tos más apremiantes de la política kurda, como la guerra en Siria y Royavá, ga­ rantías para combatientes del pkk o asuntos relacionados con las mujeres, también aparecen, de forma recurrente, discusiones sobre la formación de ese “Estado pa­ ralelo” que sugieren que el Cemaat era un obstáculo para la paz y también para el akp. Estas minutas escritas por Öcalan nos dicen que, mucho antes de que el gobierno del akp vituperara públicamente al movimiento de Gülen, la dirigencia kurda ya sabía, y sufría, la amenaza que esta congregación representaba para el proceso de paz, para el mismo Estado turco y también tenía muy claro del papel que este grupo como fuente de violencia en contra de los kurdos y sus dirigentes. En la sección Historia y literatura tenemos de Artsví Bakhchinyán, historiador y gran conocedor del cine armenio, un artículo sobre dos filmes kurdos producidos en la Armenia soviética. Zaré (1926) de Hamo Beknazaryan es probablemente la primera película kurda y la segunda del cine armenio. En un intento por alejarse del “orientalismo” cinematográfico de entonces, Beknazaryan hace un trabajo de investigación etnográfica en que una historia de amor se entrelaza con proble­ mas sociales y de clase, proveyendo imágenes reales de la vida kurda en las mon­ tañas del sur del Cáucaso. En la misma veta, y apenas ocho años después, Amasi Martirosyan dirige Kurdos-yazidíes (1932), en donde nuevamente el registro etnográfico guía la historia ficcional y produce un film con un marcado tono do­ cumentalista. El film retrata el establecimiento de una granja colectiva en un pueblo de Armenia y muestra cómo los kurdos son forzados a dejar su vida seden­

8 Pablo Kendikian, Fethullah Gülen. La enigmática red política turca llega a la Argentina, Buenos Aires, Ciccus ediciones, 2014.

12 Introducción: Kurdistán taria para incorporarse a la modernidad soviética. Mientras que en el resto de los países donde hay población kurda se busca la asimilación o negación de la iden­ tidad kurda, los directores armenios están recuperando y produciendo represen­ taciones fílmicas de la cultura de este pueblo de manera positiva a pesar, nos dice Bakhchinyán, de una historia de hostilidad entre los dos pueblos que es más que centenaria. Habría que agregar, como corolario de filmes kurdos realizados en pueblos de Armenia, y por ser muy conocida en México, a Vodka Lemon (2003) del director kurdo iraquí Hiner Saleem. Gracias a la traducción del griego y notas de Guadalupe Flores Liera, contamos con un fragmento de la novela El galanto ensangrentado (2001) del escritor kurdo Çemil Turan Bazidi. Oriundo de las proximidades del Monte Ararat, Turan fue miembro del Movimiento de Liberación del Kurdistán en las décadas de 1970 y 1980 y luego de sufrir persecución y torturas en 1984 escapó de Turquía para exiliarse en Grecia; es el primer escritor kurdo que escribe directamente en grie­ go. Esta es la primera publicación en español de un texto suyo. Asimismo el in­ vestigador emérito de la unam y gran especialista en culturas del Medio Oriente, Carlos Martínez Assad, nos facilitó un artículo y apunte biográfico donde trata admirablemente la vida y obra de otro escritor kurdo perseguido, éste de lengua turca, Yaşar Kemal. A través de las novelas de Kemal y al igual que sucede con Çemil Turan viajamos a ese montañoso Kurdistán, en ambos casos a las faldas del Ararat —la gran montaña del dolor— y ahí, con la guía y el consejo de sabios ancianos o a través de historias de amor, nos dan a entender que, sin lucha, la tierra no tiene ningún valor. Dos reseñas de libros publicados en México sobre Medio Oriente terminan este número de Istor: Siria en el torbellino, guerras y geopolítica [Gilberto Conde (coord.), México, El Colegio de México, 2017] realizada por Sara Achik, y Estos son los Kurdos: Análisis de una nación [Manuel Férez (comp.), México, Porrúa, 2014], primer compendio publicado en México sobre los kurdos reseñado por Ana Mer­ cedes Alfaro. Para finalizar, y como proemio deIstor 70, hacemos una breve entrevista y pequeño homenaje a Gerard Chaliand, sociólogo, historiador, trotamundos, es­ critor y poeta de origen armenio nacido en 1934 en Bélgica y quien, sin duda, ha sido una lectura obligada para todo aquel que se aproxima al estudio de los pueblos kurdos y el Kurdistán.

13 “Anciana mostrando sus dedos marcados por haber votado en el Plebiscito”, Kurdistán iraquí, 25 de septiembre de 2017, fuente: http://www.rudaw.net Dossier

Proemio Entrevista a Gérard Chaliand*

Carlos Antaramián

El sociólogo francés de origen armenio Gérard Chaliand (n. 1934 en Etterbek, Bélgica) ha sido un comprometido estudioso de las guerrillas anticolonialistas desde la década de 1960. Como observador-participante ha seguido de cerca a los combatientes en Guinea Bissau, al lado de Amílcar Cabral (1964), así como las guerrillas en Vietnam del Norte (1967), Colombia (1968), Jordania y Líbano (1970), Eritrea (1977), Afganistán (1980, 1982) y un buen número de etcéteras en cuatro continentes. Como defensor de derechos humanos, en 1984 lanzó la iniciativa de la onceava sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos, que reconoció y condenó el genocidio armenio. Profesor visitante de una veintena de universidades, ha sido director del Centro Europeo para el Estudio de los ­Conflictos (1997-2000), así como del Grupo por los Derechos de las Minorías (1978-1987), ambos en París. Autor, coautor y editor de más de cincuenta libros sobre análisis político, estrategia militar, atlas históricos y geopolíticos, así como libros de histo­ria, viajes, memorias e incluso libros para niños y poesía. Acaba de recibir la me­dalla de plata del Prix du maréchal Foch (2017) de la Academia francesa por su libro Pourquoi perd-on-la guerre? Un nouvel art occidental, Odile Jacob, 2017. Chaliand también ha sido un pilar para dar a conocer la historia de los kurdos en occidente, sobre este tema y como producto de largas temporadas de campo ha publicado Les kurdes et le , Maspero, 1978 (en inglés A People without a Country: The and Kurdistan, Zed Press, 1980); La malheur kurde, Le Seuil, 1992 y Anthologie de la poésie populaire kurde, Éditions de l’Aube, 1997. Para este dossier sobre Kurdistán tuvimos la fortuna de que nos concediera una entrevista.

* Traducción del inglés de Agnes Mondragón Celis.

15 Gérard Chaliand

¿Qué lo llevó a interesarse por los asuntos kurdos? ¿Cómo se involucró en ellos?

Conocí a los kurdos por primera vez en 1959, mientras hacía auto stop entre Er­ zurum y la frontera iraní. Fueron amables. Pasé algunos días en su pueblo. Todo lo que sabía sobre ellos era que habían sido seminómadas a principios del siglo xx y que algunos de ellos habían participado activamente en el asesinato de los armenios en 1915-1916. A principios de 1960, un amigo me contactó para informarme que una orga­ nización buscaba a alguien capaz de escribir un ensayo corto sobre la cuestión kurda. Los kurdos sufrían la opresión de cuatro países en Medio Oriente. ¿Lo haría yo si me ofrecían materiales publicados como fuentes? Dije “¿por qué no?” después de reunirme con Kamuran Bedir Khan, que enseñaba kurdo en la Escue­ la de Lenguas Orientales en París. Y produje un ensayo bastante corto (30 páginas) sobre el tema. En el verano de 1960 fui invitado como observador a la quinta reunión en Europa de estudiantes kurdos, que tuvo lugar en Berlín Oriental. Ahí conocí a varios de quienes más tarde serían famosos, como Abdel Rahman Ghas­ semlu (el entonces futuro líder de los kurdos en Irán). En septiembre de 1961, la cuestión kurda se volvió un tema álgido en los medios, mientras comenzaba la guerra civil entre Mustafá Barzani y el General Abd-al-Qarim Qasim, quien entonces encabezaba el Estado iraquí. Este conflicto fue el inicio de una larga guerra (de 1961 a 1975) y de tensiones que aún existen entre los kurdos y la capital, Bagdad.

Usted menciona en su libro Mémoire de ma mémoire (París, Julliard, 20031) que se sentía cercano a los fedayines armenios. ¿Qué papel jugó esto —si es que jugó alguno— en la clase de vida que ha vivido y el trabajo investigati- vo que ha llevado a cabo, específicamente en su interés en los temas kurdos? Cuando era niño no me interesaban los kurdos (nos decían que nos comportábamos como kurdos cuando no nos comportábamos adecuadamente) ni el papel que jugaron en las masacres de 1915-1916. Por el contrario, los fedayines [guerrille­ ros armenios que lucharon en contra de la represión otomana] jugaron un papel importante en mi infancia. Su aspecto me fascinaba, sus cherkeskas negras [un estilo de vestimenta que evoca a los hombres circasianos, conocido también como

1 En español Memoria de mi memoria, Eduardo Chalian (trad.), Buenos Aires, Galáctica Ediciones, 2017.

16 Proemio choja], sus botas, sus papakhs [o papahas, sombrero cilíndrico de lana parecido al de Astrakán] y especialmente sus armas: la “pistola Mosin”, sus espadas, rectas y largas como las del Cáucaso y sus municiones alrededor de la cintura. Sí, cuando era niño me fascinaban, eran parte de mi mundo; guerreros luchando por la liber­ tad y la supervivencia.

Usted ha trabajado sobre temas kurdos durante más de treinta años. ¿Cómo ha evolucionado durante ese tiempo la posibilidad de un Estado indepen- diente kurdo, especialmente ahora? No habrá un Estado independiente kurdo que reunifique las partes turca, iraquí, siria e iraní de Kurdistán. La única posibilidad —y es incierta— sería un Estado kurdo independiente en Irak. Turquía está en contra de un Estado kurdo independiente, como lo está Irán. El Estado sirio también se opone hoy y se opondrá mañana. Lo mismo suce­ de con Bagdad. De hecho, todo depende de Estados Unidos. ¿Cuál es el interés de Estados Unidos? ¿Mantener a Irak como un país, federal o no? ¿U obtener un beneficio de la creación de un Estado kurdo al que todos los países vecinos se oponen? Las probabilidades de que veamos un Estado independiente kurdo son escasas. Tal Estado sólo se usaría en contra de Irán, que, por supuesto, se opone a un Kurdis­ tán independiente en Irak…

¿Qué efectos han tenido los constantes cambios geopolíticos de la región en las conexiones entre las distintas regiones kurdas? ¿Qué implicaciones tienen estas interconexiones para un futuro Estado kurdo independiente? La Organización de las Naciones Unidas no está por encima de las naciones. Sólo constituye la expresión de un equilibrio dominado principalmente por Estados Unidos. No existe nada supranacional en el mundo actualmente. El equilibrio de fuerzas es el factor decisivo. El hecho es que los kurdos están rodeados de vecinos hostiles y son menos numerosos que los árabes, turcos e iraníes. Todos los países vecinos se han aliado en un tema: a los kurdos se les debe negar una nación; no habrá un Estado kurdo (Saadabad, 1937).2

2 “La llamada Entente Oriental, que concluyó en el palacio de verano del sha en Saadabad, el 8 de julio de 1937, entre los representantes de Turquía, Irak y Afganistán […] marcó el primer intento de establecer un pacto de seguridad en Medio Oriente sólo entre los Estados del área. Incluyó a los primeros tres Estados orientales independientes que se embarcaron en el arriesgado proceso de modernización y occidentalización

17 Gérard Chaliand

Los kurdos recibieron apoyo de la Unión Soviética en 1945-1946. De 1961 a 1970 recibieron apoyo de la izquierda (el partido comunista iraquí y otros simi­ lares). Después, a partir de 1972, las cosas cambiaron. Irak era amigo de Moscú (tenían un tratado de amistad y asistencia). Los kurdos se beneficiarían de la gue­ rra de 1991. También se beneficiaron enormemente de la guerra de 2003 (en última ins­ tancia, un error de Estados Unidos). En Irak se encuentran en la mejor posición en la que han estado desde 1920. Tienen una entidad autónoma y un cuasi-Esta­ do con sus propias instituciones, sus propias fuerzas armadas y demás. Su posición en Irak es única en el mundo. El referéndum del próximo 25 de septiembre sin duda beneficiará al clan de losBarzanis . Después de eso, veremos qué sucede…

y al primer Estado árabe moderno que alcanzó más que una independencia meramente nominal”, véase D. Cameron Watt, “The Saadabad Pact of 8 July 1937”, en Urial Dann (ed.), The Great Powers in the , 1919-1939, Nueva York, Holmes & Meier, 1988, pp. 333. Chaliand insinúa que fue en esa Entente donde se decidió negar cualquier forma de independencia a Kurdistán.

18 La historia kurda antes de 1918 Los kurdos: De la conquista árabe al final de la Primera Guerra Mundial*

Djene Rhys Bajalan** Missouri State University

Los orígenes y el desarrollo temprano de la comunidad kurda de Medio Oriente sigue siendo un tema de debate académico y controversia considerables. Antes de la edad moderna, coexistían diversos mitos y leyendas sobre el génesis de los kurdos; probablemente el mito más famoso consistía en que los kurdos eran descendientes de niños rescatados de Zahhak, el tirano caníbal del folclor iraní. Otras teorías pueden encontrarse en el trabajo de los estudiosos islámicos medievales; entre ellas está la idea de que los kurdos tenían una genealogía árabe, puesto que eran descen­ dientes de tribus árabes que habían escapado de Arabia en la época preislámica, y la leyenda de que los kurdos eran producto de una unión profana entre las concu­ binas del rey Salomón y jinns (genios), criaturas sobrenaturales de las mitologías árabe e islámica. Desde mediados del siglo xix, un número creciente de académicos de Occidente han propuesto nuevas teorías sobre el origen de los kurdos. Tales teorías a menudo buscan plantear la hipótesis de que la comunidad kurda moderna es la continuación de uno o más de los pueblos que habitaban el antiguo Medio Oriente, incluyendo grupos como los carducos de La Anábasis de Jenofonte y los cyrtii, que aparecen en los trabajos de Polibio, Tito Livio y Estrabón. Sin embargo, tal vez la teoría más conocida y aceptada consiste en que los kurdos modernos son sucesores directos de los medos, un pueblo iranio antiguo que dominó gran parte del territorio del Irán moderno entre 678 y 549 a.C. Aunque esta teoría ha ganado popularidad entre los intelectuales kurdos, es en gran medida especulativa y ha sido

* Traducción del inglés de Agnes Mondragón Celis. ** Profesor asistente en el Departamento de Historia de la Universidad Estatal de Missouri. Es doctor en Es­ tudios Orientales por la Universidad de Oxford, ha estudiado y enseñado en Turquía, Irak y Gran Bretaña. Se encuentra en el proceso de terminar un libro que examina la participación kurda en los asuntos otomanos durante la Primera Guerra Mundial (Oxford University Press, 2018).

19 Djene Rhys Bajalan criticada por académicos modernos, que sostienen que el estudio de la comunidad kurda debería comenzar con la aparición del término “kurdo” en el registro histó­ rico.1 La mención directa más antigua de los kurdos puede encontrarse en fuentes en pahlavi del Irán de la época sasánida (224-651).2 Sin embargo, fue después del ascenso del en el siglo vii cuando el término adquirió un uso más amplio. Las fuentes islámicas medievales con frecuencia usaban el término kurdo de forma vaga para referirse a una variedad de poblaciones tribales y nómadas que habitaban zonas montañosas entre las mesetas de Anatolia e iraní. Citando el tra­ bajo del estudioso del siglo x, Hamza al-Isfahani, el orientalista nacido en Rusia Vladimir Minorsky notó que los persas “estaban acostumbrados a llamar a los dailamitas ‘kurdos de Tabaristán’ y llamaban a los árabes ‘kurdos de Suristán’, es decir, de Irak”, resaltó, además, que otros autores árabes y persas del siglo x utili­ zaban el término para describir a “todos los nómadas iraníes de Persia occidental, como los de Fars que vivían en tiendas de campaña”.3 Esto ha llevado a numerosos académicos a concluir que el término kurdo originalmente era una denominación socioeconómica, sinónimo del término “nómada”, y que fue después cuando co­ menzó a usarse para referirse a una comunidad étnica específica.4 Investigaciones académicas más recientes han cuestionado estas conclusiones, al sugerir que aunque la comunidad kurda a menudo se asociaba con la forma de vida pastoral, el térmi­ no kurdo era un etnónimo utilizado para describir a una población específica que habitaba un territorio particular y poseía otros atributos compartidos, que incluían mitos sobre orígenes comunes y especificidades lingüísticas.5 Sin embargo, antes del siglo xii es difícil afirmar si alguna de esas comunidades, tribus o personas descritas como kurdos se veía como parte de una comunidad étnica más amplia.

Mundo islámico medieval (610-1500) De acuerdo con los recuentos de historiadores y geógrafos musulmanes de la época medieval, las tribus kurdas que vivían en las montañas de Mesopotamia Superior e Irán Occidental resistieron el avance de los ejércitos islámicos en el

1 Hakan Özoğlu, Kurdish Notables and the Ottoman State: Evolving Identities, Competing Loyalties, and Shifting Boundaries, Albany, State University of New York Press, 2004, p. 25. 2 Garnik Asatrian, “Prolegomena to the Study of the Kurds”, and the , 13, 2009, p. 28. 3 vladimir Minorsky, “The Gūrān”, Bulletin of the School of Oriental and African Studies, vol. 11, núm. 1, 1943, p. 75. 4 Basil Nikitin, Les Kurdes, étude sociologique et historique, París, Klincksieck, 1956, p. 9; Wadie Jwaideh, The Kurdish Nationalist Movement: Its Origins and Development, Nueva York, Syracuse University Press, 2006, p. 11. 5 Boris James, “Arab Ethnonyms (‘, ‘Arab, Badū and Turk): The Kurdish Case as a Paradigm for Thin­ king about Differences in the ”, Iranian Studies, vol. 47, núm. 5, 683-712, pp. 4-18.

20 La historia kurda antes de 1918

Fotografía que menciona la repentina muerte de Babanzade Ismail Hakki Bey (líder intelectual kurdo) en Hetaw-i-Kurd (El Sol Kurdo), 1913.

siglo vii. Los encuentros más tempranos datan de finales de la década de 630 (d.C.), cuando los ejércitos árabes avanzaron hacia regiones cercanas a Mosul y derrotaron a miembros de tribus kurdas en los alrededores montañosos de la ciudad. Cam­ pañas posteriores, de principios de la década de 640 y dirigidas por el coman­dante árabe ‘Utba ibn-Farqad, pusieron las regiones de (la actual gobernación de Suleymaniya en Irak) y Hulwan (la actual provincia de Kermanshah en Irán) bajo control musulmán. Antes de la conquista musulmana, las poblaciones kurdas parecen haber tenido una variedad de orientaciones religiosas, incluyendo comu­ nidades de cristianos y “adoradores del fuego”, probablemente una referencia a zoroastras. Sin embargo, la sujeción árabe marcó la pauta para la difusión gradual del Islam entre las tribus kurdas. Los procesos a través de los cuales la población kurda se islamizó se conocen poco, aunque esto puede explicarse en parte por el deseo de los grupos tribales kurdos de evitar la obligación del jizya, un impuesto

21 Djene Rhys Bajalan islámico para las comunidades no musulmanas. En consecuencia, entre los siglos vii y ix, la gran mayoría de los kurdos se convirtieron al Islam; la mayor parte de ellos se afiliaron a la rama suní y fueron seguidores de la escuela Shafi’i de juris­ prudencia islámica.6 La conversión masiva de los kurdos al Islam tuvo una profunda repercusión en su destino, ya que abrió el camino para la integración de elementos de la comunidad a las élites militares y políticas del mundo islámico. Con el declive del califato abasí en el siglo ix, varios líderes tribales kurdos fueron capaces de tomar el control efectivo de sus tierras montañosas y establecieron una serie de emiratos musulmanes, los más importantes de los cuales fueron los shadádidas (951-1174) en Azerbaiyán y Armenia, los rawádidas (955-1071) en Azerbaiyán, los marwánidas (990-1096) en Diyarbakir y el lago Van, y los hasanwáyhidas (959-1095) en Irán occidental. Este periodo de ascenso kurdo, relativamente breve, llegó a su fin en el sigloxi en gran medida debido a la llegada de los tur­ cos selyúcidas a Irán. La dinastía selyúcida, que tomó el control de Irán, Irak, Anatolia y Siria —y sus subordinados, como los atabegs zanguíes de Mosul— emprendió numerosas campañas militares en contra de líderes kurdos indepen­ dientes. Sin embargo, durante los siglos xi y xii la relación entre los kurdos y los turcos no fue de completa hostilidad. Por ejemplo, una rama de la dinastía sha­ dádida siguió gobernando la ciudad de Aní (en la actual frontera entre Turquía y Armenia) como vasallo de los selyúcidas hasta 1175. Asimismo, a menudo se integraban grupos tribales kurdos a los ejércitos de las comunidades políticas dominadas por los turcos, volviéndose así actores importantes en las luchas con­ tra las Cruzadas de los siglos xi y xii, lo cual ofrecía, además, nuevas oportuni­ dades de ascenso a los líderes tribales kurdos. Probablemente el líder kurdo más exitoso de su época fue Saladino Ayubí (1137-1193), el héroe musulmán de la lucha contra las Cruzadas. Los antepasa­ dos de Saladino originalmente sirvieron a los gobernantes shadádidas de Dvin (en la actual Armenia). Sin embargo, después de la toma de la ciudad por los selyúcidas, el abuelo de Saladino, Shadhi ibn Marwan, migró a Irak con sus dos hijos, el padre de Saladino, Najm ad-Din Ayyub (m. 1173) y su tío, Asad ad-Din Shirku (m. 1169). Con el tiempo, ambos hombres entraron al servicio de Nur ad-Din Zanguí (1118-1174), el gobernante turco de Mosul y Siria, y obtuvieron

6 Arshak Poladian, “The Islamization of the Kurds (7th-10th Centuries AD)”, Acta Kurdica, vol. 1, 1994, pp. 21-26.

22 La historia kurda antes de 1918 altos cargos en la comunidad política zanguí. El padre de Saladino fue nombra­ do gobernador de Baalbek y Damasco, mientras que su tío fungió como gober­ nador de Homs y en 1163 fue elegido para dirigir una intervención de las fuerzas zanguíes en el Egipto fatimí. Aunque Shirku se vio forzado a retirarse de Egipto en 1164, fue nombrado jefe de una segunda expedición zanguí a Egipto en 1167. Esta vez se quedó en Egipto hasta su muerte, dos años más tarde. Después de la muerte de Shirku, Saladino, que había acompañado a su tío en ambas campañas egipcias, logró asumir el control de las fuerzas zanguíes en Egipto y, bajo las órdenes de Nur ad-Din Zanguí, derrotó a la dinastía shi’i fatimí y restauró el sunismo en Egipto. A pesar de haber tomado el poder en Egipto, Saladino inicialmente se man­ tuvo leal a los zanguíes. Sin embargo, después de la muerte de su superior en 1174, Saladino se estableció como gobernante independiente y se proclamó su­ cesor de Nur ad-Din Zanguí. Con el tiempo, Saladino no sólo fue capaz de poner a Egipto y los territorios zanguíes del Levante bajo su control; estableció un vasto imperio musulmán que incluía Libia, Sudán, Yemen y el Hiyaz. Hoy se recuerda a Saladino principalmente por su papel en la lucha contra las Cruzadas. En julio de 1187, las fuerzas de Saladino derrotaron de forma contundente a los cruzados en la batalla de Hattin. Posteriormente, fuerzas musulmanas tomaron numerosos pueblos de manos de los cruzados, incluyendo la ciudad santa de Je­ rusalén, que había estado bajo el control de los cristianos durante más de ochen­ ta años. A pesar de estos éxitos tempranos, la dinastía ayubí duró relativamente poco. En lugar de establecer un Estado imperial centralizado, los territorios ayubíes se organizaron en feudos semiindependientes, gobernados por miembros de la familia de Saladino. Este orden político resultó ser inestable y, después de la muerte de Saladino en 1193, la discordia interna que provocó la competencia entre sus descendientes por la supremacía sacudió el imperio. La eventual caída de la dinastía ocurrió a manos de los mamelucos, soldados-esclavos turcos que varios príncipes ayubíes mantenían. En 1250, una revuelta mameluca en El Cairo puso fin al control ayubí sobre Egipto. Mientras tanto, las invasiones mon­ golas devastaban las posesiones ayubíes en Siria. Más tarde, los mamelucos logra­ ron tomar control del Levante gracias a su victoria sobre los mongoles en Ain Yalut en 1260. La caída de los ayubíes supuso el fin de la supremacía de elementos kurdos en Egipto y Siria, aunque una rama menor de los ayubíes continuó gobernando el pueblo fortificado de Hasankeyf a la orilla del Tigris superior hasta bien entrado

23 Djene Rhys Bajalan

Imagen del puente de Mosul publicada en un periódico kurdo de Estambul, 1908.

el siglo xvi. Sin embargo, siguieron existiendo comunidades kurdas a lo largo y ancho del Levante mucho después de la revolución mameluca, particularmente en Damasco, donde el barrio kurdo permaneció como un centro importante de lengua y cultura kurdas hasta bien entrado el siglo xx. Además, ciertos grupos tribales y emiratos kurdos fueron actores importantes en sus territorios montaño­ sos. La importancia política y militar de los kurdos creció aún más como resulta­ do de la lucha entre los mamelucos egipcios y los ilkánidas mongoles en Irán. Dado que eran habitantes de las tierras fronterizas entre los dos imperios, los miembros de las tribus kurdas llegaron a ser vistos como potenciales aliados mi­ litares. Los mamelucos buscaron obtener apoyo kurdo en su lucha contra los mongoles al nombrar a un “comandante supremo de los kurdos” (Muqaddaam al-Akrad), un individuo responsable de unir a las tribus kurdas. Los administra­ dores mongoles también lograron acuerdos con ciertas élites tribales kurdas, re­

24 La historia kurda antes de 1918 conociendo, por ejemplo, a Asad al-Din Musa como gobernante de la región de Mazanjaniyya, cerca de Hakkari.7 A finales del sigloxiv , el Medio Oriente fue sacudido por las invasiones de Timur Lang —Tamerlán— (1370-1404), quien conquistó un vasto territorio que se extendía desde Asia Central hasta Anatolia. Después de su muerte, su imperio decayó rápidamente al sustituirse la autoridad timúrida sobre Kurdistán por la de las confederaciones tribales túrquicas kara koyunlu (turcomanos de la Oveja Negra) y ak koyunlu (turcomanos de la Oveja Blanca). Para 1450, los gobernan­ tes provenientes de kara koyunlu, que se constituyeron como una fuerza domi­ nante en Azerbaiyán, extendieron su autoridad sobre los emiratos kurdos de , Siirt y Hasankeyf, mientras que los kurdos residentes en la región de Di­ yarbakir eran gobernados por turcos de ak koyunlu. En 1460, el gobernante ak koyunlu, Uzun Hasan (1428-1478), comenzó a avanzar hacia el este, tomando Hasankeyf y Siirt de manos de los kurdos. En respuesta, el gobernante kara ko­ yunlu, Cihanşah (1397-1467) emprendió una contraofensiva, pero fue derrotado y asesinado en 1467. Posteriormente, las fuerzas de Uzun Hasan se dirigieron al este, hacia Azerbaiyán e Irán y en el camino tomaron control de los bastiones kurdos de Cizre-, Bitlis y Hakkari.

Periodo moderno temprano (1500-1830) El dominio ak koyunlu de Irán duró relativamente poco. Fue derrocado por los safávidas, una orden religiosa sufí fundada por un místico kurdo, Safi ad-Din Ar­ dabili (1252-1334). Aunque originalmente fue un movimiento suní, para media­ dos del siglo xv había llegado a asociarse con creencias “exageracionistas” (ghulat), una forma radical y mesiánica de shi’ismo. Los safávidas atrajeron un extenso apo­ yo entre las tribus turcas de Azerbaiyán y Anatolia, volviéndose en el proceso una potencia militar y religiosa importante. A finales del sigloxv , el movimiento logró expulsar a la dinastía ak koyunlu y en 1501, el carismático líder de la orden, Ismail Safaví, fue coronado shah en la capital de ak koyunlu, Tabriz. Durante la siguien­ te década, el shah Ismail I (r. 1501-1526) estableció un vasto imperio que se ex­ tendía desde Kurdistán al oeste hasta la frontera de Afganistán al este. Cuando llegó al poder, el shah abandonó el milenarismo y estableció en su lugar el ortodoxo Islam shi’i duodecimano como la religión oficial de Irán. Esta

7 Boris James, “Mamluk and Mongol Peripheral Politics: Asserting Sovereignty in the Middle East’s ‘Kurdish Zone’ (1260-1330)”, en Bruno Nicola y Charles Melville (eds.), The Mongols’ Middle East: Continuity and Transformation in Ilkhanid Iran, Leiden, Bill, 2016, pp. 277-305.

25 Djene Rhys Bajalan revolución religiosa sentó las bases para el conflicto con los kurdos, predominan­ temente suníes, que ahora se encontraban bajo el gobierno safávida. Aunque al­ gunos potentados kurdos —especialmente el emir de Hakkari, İzzeddin Şir— se adaptaron al nuevo orden religioso, la mayoría desconfiaba profundamente de los safávidas y su religión. Esta situación se agravó con la tendencia del shah de remo­ ver a emires kurdos de sus feudos ancestrales, a menudo para colocar en su lugar a sus propios seguidores, conocidos como los “sombreros rojos” (Qezelbash). De acuerdo con un recuento, cuando un grupo de dieciséis emires kurdos viajó para prometer fidelidad al shah, todos menos dos fueron “encadenados con grilletes y apresados”.8 Las políticas que el shah Ismail I adoptó hacia los kurdos contrastaban profundamente con las que impuso el vecino occidental de los safávidas, el Impe­ rio Otomano. El surgimiento de una poderosa dinastía shi’i en Irán constituyó un desafío estratégico para los otomanos suníes. Esto sentó las bases para la interven­ ción otomana en Kurdistán, un acto que culminó en una derrota devastadora del shah Ismail a manos del ejército otomano, dirigido por el sultán Selim I (r. 1512- 1520) en Çaldıran en el verano de 1514. A diferencia de sus rivales, los otomanos adoptaron una política de cooptación hacia los emires kurdos: el sultán Selim I eligió a İdris-i Bitlisi, un ex funcionario ak koyunlu que conocía bien los asuntos kurdos, como encargado de garantizar el apoyo kurdo. Este esfuerzo resultó ser efectivo; una crónica otomana apunta que Bitlisi logró ganarse “los corazones de veinticinco de los famosos emires kurdos y con su dulce lengua los llevó a la obediencia y sumisión frente al soberano [otomano]”.9 La diplomacia de Bitlisi rindió frutos en el campo de batalla, puesto que los guerre­ ros kurdos desempeñaron un papel crítico en la expulsión de fuerzas pro safávidas provenientes de buena parte de Kurdistán durante la primera mitad del siglo xvi. El éxito otomano para asegurar y mantener el apoyo kurdo puede atribuirse en gran medida a las estructuras administrativas que el imperio estableció en Kurdistán. Aunque los territorios que habitaban los kurdos estaban organizados en provincias cuyas autoridades eran gobernadores generales (beylerbeyi) nombrados por el cen­ tro, a los emires y líderes tribales kurdos se les permitía mantener la propiedad de sus tierras “ancestrales” y heredarlas a cambio del reconocimiento de la sobe­ ranía otomana. El grado de autonomía del que disfrutaban los distintos elementos de la élite kurda variaba. A los notables kurdos más prestigiosos, los emires que

8 Sharaf Khan [Şeref Han], Scheref-nameh ou Histoire des Kourdes par Scheref, Prince de Bidlis, vol. 1, San Peters­ burgo, Gregg International, 1860, p. 441. 9 Mehmed Solakzâde (1881-1882), Tarih-i Solakzâde, Istanbul, Mahmud Bey Matbaası, 1298, p. 378.

26 La historia kurda antes de 1918 gobernaban pueblos amurallados en las montañas, como Bitlis, Cizre-Bohtan y Hakkari, se les otorgó la posesión de sus tierras en forma de feudos dinásticos hereditarios (yurtluk/ocaklık), exentos de impuestos otomanos. Otros territorios tribales kurdos estaban organizados en “condados kurdos” (ekrad sancakları) que, aunque estaban sujetos a los impuestos otomanos, también habían sido otorgados a líderes tribales kurdos como feudos hereditarios. Para los funcionarios y hombres de Estado otomanos, los kurdos llegaron a verse como aliados clave en la defensa de la frontera oriental del imperio. El funcionario reformista Koçi Bey (m. 1650) afirmó que las provincias de Diyarbakir yV an, además de los “enclaves kurdos que dependían de ellas” podían proveer 50 mil soldados, más que suficiente para defenderse de cualquier ataque iraní.10 Evliya Çelebi (1611-1682), el viajero otomano, expresó la importancia de los kurdos para las estrategias otomanas en el este de forma sucinta, notando que si no fuera por la presencia de los miembros de las tribus kurdas, “sería un asunto fácil para los persas invadir Asia Menor”.11 El éxito de las políticas otomanas para obtener apoyo militar kurdo llevó a los safávidas a suavizar su forma de gobernar Kurdistán. Aunque los otomanos con­ trolaban la mayoría de las tierras habitadas por los kurdos, los extremos más orientales de Kurdistán permanecían bajo el poder de los safávidas. Mientras que algunos distritos poblados por kurdos, como Kermanshah, estaban organizados como provincias imperiales, a ciertos clanes kurdos importantes, como de Sanandej y la confederación tribal Mukriyani en el occidente de Azerbaiyán, se les reconocía como gobernadores hereditarios. La reputación de los kurdos como guerreros de la frontera llevó a varios monarcas safávidas a trasplantar a miembros de tribus hablantes de kurdo a Jorasán, estableciendo así una red de emiratos kurdos destinada a la defensa del noreste de Irán de ataques uzbekos y turcos.12 Los safávidas también intentaron obtener apoyo kurdo dentro de la porción de Kurdistán dominada por los otomanos. Cuando el sultán Solimán el Magnífico (r. 1520-1566) removió de su cargo al emir de Bitlis, éste y los miembros de su clan huyeron al Irán safávida, donde se les otorgó asilo y el favor imperial. El nieto del emir, Sharaf Khan (1543-1603) fue educado en la casa real safávida y años después se le otorgó el título de “emir superior de los kurdos” (amir al-omara al-akrad) con

10 Koçi Bey, Koçi Bey Risalesi: Şimdiye Elde Edilememiş Olan Tarihî Eserin Tamamı, Ali Kemalî Aksüt (trad.), Estambul, Vakıt Kütüphanesi, 1939, p. 26. 11 Martin van Bruinessen, “Kurdistan in the 16th and 17th centuries, as reflected in Evliya Çelebi’s Seyahat­ name”, Journal of Kurdish Studies, núm. 3, 2000, p. 33. 12 Abbas-Ali Mahdih “The Kurds of Khorasan”, Iran and the Caucasus, vol. 11, núm. 1, 2007, pp. 11-31.

27 Djene Rhys Bajalan la responsabilidad de representar los intereses de los kurdos en la corte safávida.13 Aunque con el tiempo Sharaf Khan desertó y se fue con los otomanos a cambio de la restauración de su trono ancestral, la subversión iraní siguió siendo una amena­ za constante para el máximo funcionario de Estambul en Kurdistán. En 1821, cuando el gobernante del emirato babánida —un principado kurdo que se había vuelto prominente en el distrito de Shahrizor durante el siglo xviii— desertó y se alió al gobernador iraní de Azerbaiyán, el príncipe heredero Mirza Abbas (1789- 1833), se produjo una guerra entre Irán y el Imperio Otomano. Las formas relativamente indirectas de administración adoptadas por los oto­ manos e iraníes en Kurdistán desde principios del siglo xvi hasta principios del xix ofrecen un contexto importante para la visible prosperidad material que experimen­ taron ciertos centros importantes de la región. Por ejemplo, cuando Evliya Çelebi visitó Bitlis a mediados del siglo xvi, encontró un pueblo vibrante, con numerosas tiendas y una extensa industria del curtido y trabajo de pieles.14 El viajero británi­ co Claudius Rich, quien visitó el emirato babánida a principios del siglo xix, en­ contró una sociedad igualmente próspera, de la que dijo: en la capital de Babán, Suleymaniya, había cinco mercados cubiertos, dos buenas mezquitas y “un muy buen baño”.15 La prosperidad material de Kurdistán se reflejaba en el desarrollo de la esfera cultural. Los feudos kurdos eran importantes centros de producción cultu­ ral. Evliya Çelebi observó que el emirato de Amadiya [İmadiye] tenía una vibrante escena literaria, que producía poesía en el dialecto kurmanyi del kurdo. El emirato de Ardalan patrocinaba trabajos en el dialecto gorani, mientras que el ascenso del dialecto estaba estrechamente vinculado a las crecientes fortunas del emirato babánida a finales del sigloxviii .16 Además de las cortes de los emires, las ins­ tituciones de enseñanza religiosa de Kurdistán también servían como centros importantes de actividad cultural e intelectual. A lo largo del periodo moderno temprano, Kurdistán fue un centro de enseñanza religiosa shafi’i y una región en donde la enseñanza de las ciencias racionales, que declinó en otras partes del Medio Oriente, continuó constituyendo una parte importante de la educación religiosa.17

13 Sharaf Khan, op. cit., pp. 427-428. 14 Martin van Buinessen and Hendrik Boeschoten. Evliya Çelebi in Diyarbekir, Leiden, Brill, 1988, pp. 70-71. 15 Claudius James Rich, Narrative of a Residence in Koordistan, and on the Site of Ancient Nineveh; With Journal of a Voyage down the Tigris to Bagdad and an Account of a Vvisit to Shirauz and Persepolis, vol. 1, Londres, James Duncan, 1836, p. 85. 16 Joyce Blau, “La littérature kurde”, Études Kurdes, núm. 10, 2012, pp. 13-15. 17 Khaled El-Rouayeb, “The Myth of ‘The Triumph of Fanaticism’ in the Seventeenth Century Ottoman Empire”, Die Welt des , vol. 48, núm. 2, 2008, pp. 196-221.

28 La historia kurda antes de 1918

La familia Bedirkhan, líderes kurdos de Cizre. Sus ancestros gobernaron la ciudad como vasallos otomanos; sin embargo, en el siglo xix el clan fue removido del gobierno y exiliado de su Patria. Fotógrafo desconocido, c. 1880. Mientras que gran parte de la educación religiosa se realizaba en árabe y persa, la existencia de textos pedagógicos y religiosos en el dialecto kurmanyi a lo largo de los siglos xvii y xviii sugiere que, al menos en algunas regiones habitadas por kur­ dos, había una tendencia hacia la vernaculización de la educación religiosa.18 La importancia de las instituciones religiosas en el desarrollo de la cultura kurda tam­ bién es evidente en el hecho de que la vasta mayoría de los literatos kurdos —espe­ cialmente el jeque Ahmed-i Khani, autor de la épica poética Mem u Zin— fueron producto de la red de seminarios islámicos (madrasa) de Kurdistán.

La época de la reforma (1830-1906) El siglo xix y principios del xx fue una época de cambios sociales y políticos considerables en Kurdistán. Para finales del sigloxviii , ya era evidente que el equilibrio de poder militar, económico y diplomático favorecía de forma crecien­ te a los Estados-nación europeos y norteamericanos, en proceso de industrialización. En respuesta, los Estados otomano e iraní emprendieron procesos de reforma y

18 Michiel Leezenberg, “Elî Teremaxî and the Vernacularization of Madrasa Learning in Kurdistan”, Iranian Studies, vol. 47, núm. 5, 2014, pp. 713-733.

29 Djene Rhys Bajalan modernización inspirados en Occidente, para fortalecerse frente a un Occidente cuyo poder aumentaba. En el Imperio Otomano, estas reformas comenzaron en serio durante el reino del sultán Mahmud II (r. 1808-1839) y alteraron, de forma gradual pero fundamental, la relación entre el sultanato y los kurdos. Un tema central en la reforma fue la racionalización y centralización de la administración de las provincias. En la década de 1830, gobernadores y comandantes militares de provincias habitadas por kurdos, nombrados por el centro, emprendieron campañas militares para remover a los líderes tribales independientes y a los emires kurdos de sus feudos ancestrales. Este fue un ataque fundamental contra los acuerdos constitucionales no escritos, que habían garantizado la soberanía otomana en Kurdistán desde principios del siglo xvi. La resistencia de los notables kurdos fue feroz. En 1842, Bedirkhan Bey (m. 1868), el líder de la casa gober­ nante tradicional de Cizre-Bohtan, se rebeló en respuesta a los esfuerzos de los gobernadores generales de Diyarbakir y Mosul de dividirse su “emirato”. Duran­ te los siguientes cuatro años, las fuerzas del gobierno otomano debieron limitarse a suprimir a Bedirkhan Bey y a sus aliados, que incluían a otros emires descon­ tentos como Han Mahmud (m. 1866) de Müküs y Nurullah Bey de Hakkari. En 1846, Bedirkhan Bey fue capturado por fuerzas gubernamentales y enviado al exilio, primero en Estambul y después en Creta y Damasco. Durante los siguien­ tes cuatro años, el gobierno otomano abolió los emiratos kurdos semiindepen­ dientes que quedaban. En 1849, Nurullah Bey, que se había vuelto en contra de Bedirkhan Bey en las etapas finales de su rebelión, fue echado de Hakkari y en 1851 el último de los babánidas fue removido de Suleymaniya. Ocurrió un proce­ so similar a lo largo de la frontera con Irán, aunque con mayor lentitud. A pesar de que los emiratos kurdos en Jorasán fueron suprimidos durante la primera mitad del siglo xix, fue en la década de 1860 cuando se removió a la casa de Ardalan de la posición de gobernadores generales hereditarios de Senandej. Aunque las décadas iniciales del siglo xix habían visto el fin de la autonomía de la que disfrutaban ciertas casas nobles kurdas poderosas, el control otomano e iraní sobre Kurdistán siguió siendo precario. En los centros urbanos principales de la región los gobernantes otomanos buscaban establecer instituciones de un Esta­ do moderno —consejos provinciales, tribunales, escuelas y periódicos— ofrecien­ do nuevas oportunidades de ascenso a las élites urbanas. Sin embargo, para la mayoría, los miembros de las tribus y los cultivadores del campo, la modernización fue una experiencia sobre todo negativa, caracterizada por impuestos crecientes y el establecimiento de la conscripción. El descontento tribal kurdo se agravó por el

30 La historia kurda antes de 1918 miedo creciente al ascenso del cristianismo. La dominación social y política del Islam era un pilar ideológico central de las civilizaciones otomana e iraní premo­ dernas; sin embargo, ciertos sucesos a lo largo del siglo xix parecían debilitar la superioridad musulmana. Lo más evidente era la invasión de tierras islámicas por parte de las potencias europeas, además de su enorme influencia en los asuntos internos de los imperios otomano e iraní. Al mismo tiempo, las reformas otomanas del periodo de la Tanzimat (1839-1876) buscaron sentar las bases de un patriotis­ mo cívico otomano, sustentado en la igualdad legal de todos los sujetos imperiales, independientemente de su raza o religión. Numerosos kurdos tradicionalistas también consideraron esto un desafío al orden musulmán. El nerviosismo aumen­ tó con la creciente asertividad de los representantes de la comunidad armenia. En esta atmósfera de creciente sectarismo, el liderazgo religioso se volvió cada vez más importante en la sociedad tribal kurda. El sufismo, la práctica espiritual islámica, había tenido una influencia definitoria en la práctica de la religión popu­ lar en Kurdistán durante mucho tiempo. Las logias sufíes eran extensas redes re­ ligiosas encabezadas por jeques (sheijs), líderes de culto cuyos seguidores a menudo consideraban que poseían poderes espirituales o místicos. Con la eliminación de los emiratos y la debilidad de la autoridad otomana, los jeques sufíes lograron convertir su autoridad espiritual en poder político y actuaron como mediadores en disputas tribales. Esto les permitió acumular enormes fortunas y numerosos segui­ dores entre las tribus. La influencia de las órdenes sufíes en la sociedad tribal llevó al ejército otomano a depender de miembros irregulares de las tribus, criados por los jeques kurdos, para enfrentar la guerra ruso-otomana de 1877-1878. Sin embargo, los jeques también desempeñaron un papel importante al organizar la resistencia al gobierno. Después de la guerra, los gobiernos otomano e iraní en Kurdistán se encontraban en un profundo desorden, muchas regiones cayeron en condiciones de hambruna y surgieron rumores en la comunidad musulmana de que el gobierno otomano estaba a punto de acceder a la formación de un Estado armenio en la región del lago Van. En estas caóticas circunstancias, el jeque Ube­ ydullah (m. 1883), un veterano de guerra, emprendió una insurrección en contra de los gobiernos iraní y otomano en aras de crear un distrito administrativo kurdo unificado, compuesto por el Kurdistán otomano e iraní. Las implicaciones de la rebelión del jeque Ubeydullah fueron importantes para los sucesos del último cuarto del siglo xix. En Irán, el gobierno shi’i se impuso de nuevo a través de una campaña de castigo en contra de los kurdos, que eran predominantemente suníes. La política otomana en Kurdistán también cambió;

31 Djene Rhys Bajalan

Panorama de Bitlis, fuente: C.F. Lehmann-Haupt, Armenien Einst und Jetzt, Berlín/Leipzig, 1926. en 1876, el sultán Abdul Hamid II (r. 1876-1909) había promulgado la primera constitución del imperio, que había abierto las puertas para la formación de un régimen parlamentario; empero, el sultán terminó por rechazar el constituciona­ lismo, disolvió el parlamento y se estableció como un poderoso autócrata. En términos ideológicos, el nuevo régimen buscó volver a enfatizar el carácter islá­ mico del imperio, en aras de incidir en el sentimiento popular musulmán, pero las políticas hamidianas también buscaban apelar al interés propio de los musul­ manes a quienes las reformas habían alienado. En Kurdistán, el sultán trató de forjar vínculos fuertes de lealtad con intereses tribales poderosos; los más famosos fueron los Regimientos de Caballería Hamidiye que el gobierno creó. Esta forma­ ción militar —establecida en 1891, nombrada en honor del sultán y cuyos miem­ bros provenían de las tribus suníes kurdas— fue puesta bajo el control del cuñado del sultán, el mariscal Zeki Pashá (1862-1943), comandante del IV cuer­ po del ejército otomano. En la superficie, el esquemaHamidiye estaba diseñado para proveer al ejército regular de caballería ligera, aunque también servía para distribuir prebendas entre tribus kurdas importantes y como contrapeso al cre­ ciente movimiento revolucionario armenio. La organización adquirió notoriedad internacional luego de su involucramiento en los pogromos antiarmenios, que arrasaron Anatolia oriental entre 1894 y 1896. Incluso en las regiones en las que

32 La historia kurda antes de 1918 los kurdos no estaban inscritos en la caballería Hamidiye, el sultán cultivaba rela­ ciones con notables locales, y a menudo perdonaba sus actos ilegales; por ejemplo, en la provincia de Mosul, el palacio imperial forjó fuertes vínculos con el jeque Said Berzinci (m. 1909), quien se convirtió en el hombre fuerte del régimen y un detestado tirano de la región de Suleymaniya. El patronazgo otorgado a los líderes tribales kurdos le hizo ganar al sultán Abdul Hamid II el sobrenombre de Bave Kurdan o “padre de los kurdos”; no obstante, las políticas hamidianas estaban lejos de ser universalmente populares entre los kurdos. La tiranía de los notables kurdos con conexiones en el palacio generó la oposición de numerosos kurdos. Los hombres de las tribus, miembros del Hamidiye, no distinguían entre sus enemigos tribales tradicionales y los del Estado, y a menudo robaban a aldeanos musulmanes, además de cristianos y de otras minorías religiosas. En Diyarbakir, ciertos notables urbanos, como los Pi­ rinççizade de Diyarbakir, estaban envueltos en una intensa —y a menudo violen­ ta— competencia con el comandante hamidiye y favorito del sultán, Milli Ibrahim Pashá (m. 1908). El régimen hamidiano también enfrentaba la oposición de al­ gunos miembros de las nacientes clases intelectual y profesional, que fueron producto de la expansión de la educación occidental en el Imperio Otomano. Muchos miembros de esta nueva élite provenían de familias kurdas eminentes, incluyendo viejas dinastías de emiratos, como los Bedirkhan o los Babán, que se habían integrado a las nuevas clases gobernantes de musulmanes otomanos que encontraron empleo en las instituciones civiles y militares reformadas del Estado otomano. En consecuencia, aunque algunos kurdos educados llegaron a oponerse a la autocracia hamidiana, lo expresaron con su participación en la oposición constitucionalista. Dos estudiantes kurdos, Abdullah Cevdet (1869-1932) e İshak Sükuti (1868-1902), tuvieron un papel crítico en la formación del Comité de Unión y Progreso (cup), la organización revolucionaria principal del imperio. No obstante, la inclinación de la élite intelectual y profesional kurda hacia el consti­ tucionalismo y el Imperio Otomano no excluía un interés profundo en el desarro­ llo de la comunidad kurda. En 1898, Mikdad Midhat Bedirkhan y Abdurrahman Bedirkhan (1868-1936), ex funcionarios otomanos e hijos de Bedirkhan Bey, publicaron Kürdistan, el primer periódico dirigido a los kurdos. En términos políticos, era un órgano del cup, mantenido con dinero y apoyo técnico del cup, por lo tanto, tenía una línea editorial crítica de las políticas hamidianas, soste­ niendo que el constitucionalismo era la solución a los problemas de todos los otomanos, incluidos los kurdos. La publicación también actuaba como foro para

33 Djene Rhys Bajalan examinar la cultura, la historia y la política kurdas, lo que indica un resurgimien­ to “nacional” entre la naciente élite intelectual kurda occidentalizada.

Revolución, guerra y fin del imperio (1905-1923) Entre 1905 y 1908, una ola de fervor revolucionario recorrió el Medio Oriente, para marcar el comienzo del gobierno constitucional tanto en Irán como en el Imperio Otomano. En 1905, una ola de protestas populares a lo largo y ancho de Irán obligó al shah Mozaffar ad-Din (r. 1896-1907) a promulgar una constitución en diciembre de 1906. Sin embargo, este breve experimento constitucionalista resul­ tó un desastre. El shah murió unos días después de otorgarle a Persia su ley funda­ mental. El nuevo gobernante de Irán, el shah Muhammad Ali (r. 1907-1909) se movilizó en contra del nuevo parlamento y los constitucionalistas y en 1908 elimi­ nó el parlamento con la connivencia de los británicos y los rusos. En julio de 1909, las fuerzas constitucionalistas restablecieron su autoridad y el hijo de once años del shah, el shah Ahmad (1909-1925), fue puesto en el trono; para entonces la autori­ dad del gobierno central se había colapsado casi por completo y tanto soldados como funcionarios rusos, británicos y otomanos violaban la soberanía persa de manera regular. En el Kurdistán iraní, la debilidad de la autoridad de Teherán provocó que la región se volviera un refugio para los rebeldes y revolucionarios kurdos que huían de la más enérgica administración otomana; sin embargo, aunque el poder y la autoridad del gobierno otomano siguieron siendo considerablemente superio­ res a los de Persia, administrada de forma laxa, el gobierno otomano no era inmu­ ne a la agitación revolucionaria. El Kurdistán otomano se vio sacudido por una serie de revueltas en contra de los impuestos en las que participaron algunos miem­ bros de tribus kurdas. El movimiento finalmente fue suprimido pero, en julio de 1908, una revuelta militar en los Balcanes, encabezada por funcionarios jóvenes con conexiones con el cup, obligó al sultán Abdul Hamid II a restituir el parla­ mento y permitir el establecimiento de un gobierno constitucionalista. La caída de la autocracia hamidiana fue bien recibida por las élites educadas kurdas en la capital, muchos de cuyos miembros simpatizaban con el cup y el nuevo orden constitucional. En septiembre de 1908, los líderes políticos kurdos de la capital establecieron una organización de la sociedad civil kurda, la Sociedad para la Ayuda Mutua y el Progreso Kurdos (sampk), con el fin explícito de pro­ pagar la constitución y el amor por el sultán-califa entre la población kurda. La sociedad, que se desintegró en 1909, fue sólo la primera de una serie de agrupa­ ciones kurdas que surgieron en la capital otomana, que se volvió un centro de

34 La historia kurda antes de 1918 activismo kurdo. En 1910, un grupo de intelectuales eminentes, notables y dipu­ tados parlamentarios kurdos establecieron una nueva asociación, la Sociedad para la Propagación de la Educación Kurda, dedicada al establecimiento de escuelas para la población kurda otomana; en 1911, esta organización también desapa­ reció. Sin embargo, un año después, estudiantes kurdos de las universidades ca­ pitalinas establecieron la Sociedad de Esperanza de Estudiantes Kurdos, una agrupación estudiantil que permaneció activa hasta que estalló la guerra en 1914. Naturalmente, los círculos de activistas kurdos en la capital otomana estaban lejos de ser homogéneos; había liberales seculares y conservadores religiosos, además de sindicalistas pro-cup y seguidores de la oposición liberal. Sin embargo, incluso quienes llegaron a oponerse al gobierno dirigido por el cup se mantuvie­ ron comprometidos con el ideal de un Imperio Otomano unificado, con un go­ bierno constitucional. En contraste, la actitud popular hacia el constitucionalismo en las provincias de Kurdistán era bastante más ambiguo. El régimen constitucionalista tenía, por supuesto, partidarios kurdos en las provincias. Los notables de las ciudades apro­ vecharon el cambio de régimen para movilizarse en contra de los protegidos de los hamidianos, como Milli Ibrahim Pashá en Diyarbakir y el jeque Said Berzinci en Suleymaniya, quienes murieron menos de un año después de la revolución. Algunos notables de las ciudades, como los Pirinççizade de Diyarbakir, lograron prosperar en la época constitucional manteniendo relaciones cercanas con el cup y ganando elecciones en el parlamento otomano. Sin embargo, quienes tenían relaciones cercanas con la autocracia hamidiana, especialmente los inscritos en la Hamidiye, temían con razón que el cup y el gobierno constitucional buscaran li­ mitar los privilegios de los que habían disfrutado durante el régimen anterior. En el verano de 1908-1909, muchos líderes tribales kurdos disgustados establecieron clubes kurdos, comités locales que estaban formalmente vinculados al sampk en Estambul. A diferencia de su organización madre, los clubes provinciales tomaron un carácter profundamente anticonstitucionalistas y fueron suprimidos luego de una breve insurrección anti-cup dirigida por el club de Bitlis. Aunque el nuevo gobierno abandonó sus planes para abolir la Hamidiye y restituir las tierras que los miembros de las tribus kurdas habían tomado de manos de los agricultores arme­ nios, la administración sí actuó para contener la rebeldía tribal y limitar los pri­ vilegios de los que gozaban las tribus hamidiye. Como resultado, los años que precedieron el estallido de la Primera Guerra Mundial se caracterizaron por un creciente antagonismo. Muchos kurdos veían el

35 Djene Rhys Bajalan

cup como irreligioso y existía la idea de que sólo los armenios se habían benefi­ ciado de la llegada del constitucionalismo. Como un líder tribal le reclamó al reformista religioso kurdo, Said-i Kürdi (1877-1960): “[desde la revolución] los armenios se han vuelto amos y señores, nosotros hemos continuado en la desgracia”.19 El miedo al dominio armenio se intensificó con la aparente debilidad del imperio. Las derrotas en Libia (1911-1912) y los Balcanes (1912-1913) soca­ varon el prestigio del gobierno, pero lo más preocupante desde la perspectiva kurda era el consentimiento otomano, otorgado en febrero de 1914, a la adminis­ tración europea de las “seis provincias” (Vilayat-ı Sitte) de la Armenia otomana (Diyarbakir, Harput, Erzurum, Van, Bitlis y Sivás), distritos donde habitaba un número considerable de kurdos, además de armenios. Esta creciente atmósfera de descontento e incertidumbre produjo un estallido de agitación separatista. En 1911, Abdürrezzak Bedirkhan (1864-1918), un ex funcionario otomano educado y descendiente de Bedirkhan Bey, comenzó a recorrer la frontera entre el Imperio Otomano e Irán, ganando apoyo para una rebelión antiotomana. El objetivo de Abdürrezzak Bey consistía en garantizar un Kurdistán independiente con el apo­ yo y la protección de la Rusia zarista. Para este fin, estableció un conjunto de or­ ganizaciones secretas que unieron a notables opuestos al gobierno, incluyendo a líderes tribales influyentes, como Simko Shikak, el jeque Taha de Nehri y el jeque Abdüsselam Barzani. Aunque en la víspera de la Primera Guerra Mundial Abdü­ rrezzak Bey y sus simpatizantes habían fallado en gran medida en producir un levantamiento kurdo en el Kurdistán otomano, sí lograron constituir un desafío creciente a la autoridad otomana en el este.20 La entrada otomana en la Primera Guerra Mundial en octubre de 1914 alteró radicalmente las circunstancias políticas tanto en el Kurdistán otomano como en el iraní. En el plazo más inmediato, la región se volvió un campo de batalla con el choque de las fuerzas rusas y otomanas, que ignoraron la soberanía iraní en el proceso. Debe considerarse que numerosos individuos de origen kurdo servían en el ejército otomano a lo largo y ancho del imperio; sin embargo, la población kurda era más significativa en el frente ruso. En el nivel más básico, muchos de los miembros del ejército regular situados en el este habían sido reclutados de áreas donde se hablaba el kurdo. Los irregulares kurdos también desempeñaban un papel importante en la campaña militar. En el Kurdistán iraní, los emisarios

19 Said Nursi, Bediüzzaman Said Nursî’nin İlk Dönem Eserleri, Estambul, Söz, 2007, p. 441. 20 Michael A. Reynolds, “Abdürrezzal Bedirkhan: Ottoman Kurd and Russophile in the Twilight of Empire”, Kritika: Explorations in Russian and Eurasian History, vol. 12, núm. 2, primavera de 2011, pp. 411-450.

36 La historia kurda antes de 1918 otomanos lograron instigar a miembros de tribus kurdas a luchar contra los rusos. Las tribus kurdas también tuvieron un rol crítico en la batalla de Dilman, en abril de 1915, así como en las operaciones otomanas en Mesopotamia. Rusia también tenía agentes kurdos y Abdürrezzak Bey recibía apoyo del ejército del zar e, in­ cluso, fue nombrado gobernador de Erzurum cuando la ciudad cayó ante los rusos en febrero de 1916. Elementos de la población kurda también se vieron envueltos en uno de los capítulos más oscuros de la Primera Guerra Mundial, la campaña de genocidio que emprendió el gobierno del cup en contra de la población arme­ nia otomana en 1915. En el este, muchos kurdos participaron en los saqueos, robos y asesinatos desenfrenados de armenios que orquestó la administración. Civiles kurdos también fueron víctimas de violencia. Buena parte de ésta a manos del ejército ruso y partisanos armenios. Incluso quienes huyeron del frente expe­ rimentaron dificultades. En 1916, elcup emitió una directiva sobre el tratamien­ to de los refugiados kurdos que buscaba dispersar a los que huían del frente a través de Anatolia para facilitar su turquificación.21 Después de la victoria rusa en Sarikamish en enero de 1915, las operaciones otomanas en el frente del este fueron en gran medida defensivas. Sin embargo, la Revolución Rusa de 1917 sentó las bases para un rápido cambio de fortuna. En la medida en que el ejército ruso retrocedía, las fuerzas otomanas lograron volver a ocupar territorios perdidos y capturar y ejecutar a Abdürrezzak Bey. A pesar de los éxitos en el frente ruso, las fuerzas británicas lograron expulsar a los otomanos de Bagdad y avanzar desde el sur hacia Mosul y sus posesiones kurdas. En octubre de 1918, con las tropas otomanas en retirada de Irak y Siria, Estambul se rindió. El fin de la guerra produjo una intensa lucha militar y diplomática sobre el des­ tino de Kurdistán. En el Kurdistán iraní, el viejo aliado de Abdürrezzak Bey, Simko Shikak, tomó el control de extensas áreas alrededor del lago Urmía y logró resistir la autoridad de Teherán hasta 1920.22 Al otro lado de la frontera, el des­ tino de las regiones habitadas por kurdos del Imperio Otomano también eran objeto de disputa. En diciembre de 1918, las élites kurdas de la capital otomana establecieron la Sociedad para el Mejoramiento de Kurdistán (smk). En términos políticos, la smk era una organización dividida entre una facción más conservado­ ra, pro-otomana, encabezada por el hijo del jeque Ubeyduallah, el jeque Abdülka­

21 Serhat Bozkurt, “The Kurds and Settlement Policies from the Late Ottoman Empire to Early Republican : Continuities and Discontinuities (1916-1934)”, Iranian Studies, vol. 47, núm. 4, 2014, pp. 823-837. 22 Martin van Bruinessen, “Kurdish Tribes and the State in Iran: The case of Simko’s Revolt”, en Richard Tapper (ed.), The Conflict of Tribe and State in Iran and Afghanistan, Londres, Croom Helm, 1983, pp. 364-400.

37 Djene Rhys Bajalan dir Efendi (1851-1925), un senador otomano, y una facción más radical, independentista, liderada por el hijo de Bedirkhan Bey, Emin Ali Bedirkhan (1851-1926). Sin embargo, a pesar de las divisiones, en 1920 el representante de la organización en París, el general Mehmed Şerif Pashá (1856-1951), un ex di­ plomático otomano, logró una victoria diplomática importante al alcanzar un acuerdo con la delegación armenia sobre la división de las tierras otomanas en el este, además de asegurar un camino hacia la independencia kurda con el Tratado de Sèvres de agosto de 1920. Sin embargo, el movimiento kurdo en la capital se encontraba en una posición precaria. En 1920, la facción independentista del smk, que encabezaba Emin Ali Bedirkhan, creó una organización disidente, la Organización de la Sociedad Kur­ da. Aún más importante fue el creciente aislamiento de las élites kurdas en la capital y en Europa con respecto a la sucesión de eventos en Kurdistán. En los distritos kurdos de Mosul, los británicos actuaron para suprimir la agitación na­ cionalista en Suleymaniya que encabezaba el hijo del jeque Said Berzinci, el jeque Mahmud (1878-1956), e integraron la región al recién formado Reino Hashemí de Irak. En las provincias kurdas más al norte,23 que permanecieron bajo control otomano al final de la guerra, los sucesos fueron distintos, la resistencia ante los esfuerzos de partición de los restos del territorio otomano ocurría bajo el lideraz­ go de Mustafa Kemal Pashá (Atatürk) (1882-1939), que había llegado a Anatolia en marzo de 1919. En las provincias del este, el movimiento kemalista logró capitalizar el miedo de la población kurda de que los armenios tomaran control de la región. Como anotó un general kemalista, “Ya he inoculado en todos los kurdos [el nacionalismo kurdo] afirmando que ‘ellos [las grandes potencias] quie­ ren convertir a Kurdistán en Armenia”.24 El apoyo kurdo resultó crucial para los éxitos militares tempranos del movimiento kemalista en su conflicto con la Re­ pública Armenia en el otoño de 1920. Los notables kurdos también fueron acto­ res importantes en las luchas políticas. Los líderes tribales kurdos estaban representados en los congresos de oposición en Erzurum (agosto de 1919) y Sivás (septiembre de 1919), lo que sentó las bases para un nuevo gobierno en Ankara. Los notables kurdos también intervinieron en el proceso diplomático, muchos de ellos enviando telegramas a los mediadores en París para condenar el Tratado de Sèvres por entregar tierras musulmanas a los armenios.25

23 Ibid., pp. 364-400. 24 Kazim Karabekir, Istiklal Harbimiz, Estambul, Turkiye Basimevi, 1960, p. 113. 25 Hakan Özoğlu, op. cit., p. 112.

38 La historia kurda antes de 1918

Esto no significa que los kemalistas no hayan encontrado oposición entre los kurdos; en la región de Koçgiri estalló un serio disturbio en 1921. Sin embargo, para 1923, la posición de los kemalistas se aseguró luego de sus victorias sobre Grecia en el occidente de Anatolia. Después de tomar el control de Estambul, luego de las retiradas británica y francesa, el nuevo gobierno de Ankara actuó para suprimir a las organizaciones kurdas que operaban en la antigua capital otomana, obligando a muchos activistas kurdos a irse al exilio. Los kemalistas también lograron renegociar los términos impuestos al gobierno otomano en Sèvres. El Tratado de Lausana, firmado en julio de 1923, no incluyó disposición alguna para una tierra kurda independiente, o al menos autónoma. Se aseguró la supremacía de Ankara en las provincias de Anatolia oriental habitadas por kurdos. Sin em­ bargo, los kemalistas no lograron imponer sus demandas en Mosul ni en sus al­ rededores habitados por kurdos. En 1926 el asunto se decidió mediante un arbitraje de la Liga de las Naciones y el territorio se le otorgó al reino de Irak, controlado por los británicos. Otros distritos kurdos del sur, entre Gaziantep (Aintab) y Alepo, se incorporaron a Siria, dominada por Francia, y el ferrocarril Berlín-Bagdad sirvió como línea divisoria de buena parte de la frontera turco- siria. Así, para marzo de 1924, cuando la Gran Asamblea Nacional de Turquía abolió los últimos vestigios del orden otomano, el califato, la partición del Kur­ distán otomano estaba por concluir.

39 Reinos y principados autónomos kurdos hacia 1835

mar negro

Kars lago seván Ereván Imperio Ruso KOCHGIRI Erzurum Bayazid Najicheván DOJHIK Makú Hozat JELALI

lago Malatía van Bitlís Imperio Otomano BITLÍS SHAKAK Diyarbakir Chihriq Tabriz JALIDI HAKKARI Aintab Urfá Radwán Bay MILÁN BOJTI Urmía Kilis lago Cizre urmía JUMI Weranshahir Persia SORÁN Sauj Bulaq TASINI Mosul Sinyar Mosul Jedivato de Egipto Garrus Suleymaniya ARDALÁN BABÁN Sena Hamadán Jecato Anaza Kermanshah Principado mameluco de Irak Bagdad

BABán ­ Reino independiente o principado y su dominio aproximado ARDALÁN ­ Principado o Janato vasayo autónomo Suleymaniye ­ Capital ­ Ciudad principal

- Fronteras internacionales - Fronteras entre principados y reinos kurdos

Fuente: Elaborado por Carlos Antaramián con base en Michael Izady “Kurdish Kingdoms and Autonomous Principali­ ties”, circa 1835. Disponible en: www.Gulf2000.Columbia.edu/maps El Sharafnama de Sharaf Khan Bitlisi Nuevas aproximaciones al estudio de una fuente única de la historia de los kurdos*

Sacha Alsancaklı** Universidad Sorbonne Nouvelle

Dadas las circunstancias políticas del siglo xx, la historia del pueblo kurdo se ha ignorado con frecuencia. Su tierra, Kurdistán, se dividió en cuatro partes luego del Tratado de Lausana (1923), a lo que siguió una severa represión de la identidad kurda, especialmente en Turquía, donde el régimen kemalista impuso una polí­ tica de etnocidio. El objetivo era borrar la existencia de los kurdos como un pueblo; el idioma kurdo y las palabras mismas “kurdo” y “Kurdistán” se prohi­ bieron. Todo un movimiento, que Malmîsanij ha llamado “antikurdología”, es­ taba envuelto en la reescritura de la historia kurda como turca y lo que no podía asimilarse debía ignorarse o destruirse.1 En este contexto, el estudio de la historia kurda no podía prosperar. Es sólo gracias al trabajo de unos cuantos intelectuales kurdos, además de un número se­ lecto de académicos —especialmente en Europa occidental y la Unión Soviética— que, a pesar de todos estos obstáculos, los estudios kurdos lograron desarrollarse. Sin embargo, los trabajos producidos en este escenario se concentraron más en la historia oral y las prácticas heterodoxas que en el lugar de los kurdos en la historia del Medio Oriente, un proceso que Michiel Leezenberg ha llamado la “folclorización de los kurdos”.2 Como resultado, los estudios sobre los kurdos en la Edad Media y la época moderna fueron escasos y estuvieron influidos por esta tendencia.

* Traducción del inglés de Agnes Mondragón Celis. ** Joven académico egresado de la maestría en estudios kurdos del Inalco, actualmente realiza su doctorado en la Universidad de la Sorbona-Nouvelle 3 con una disertación sobre el Sharafnama. 1 véase Malmîsanij, “Riya ku ji antî-kurdolojiyê ber bi kurdolojiyê ve diçe û Îsmaîl Beşîkçî”, Le monde diplo­ matique kurdî, 13 de diciembre de 2010, pp. 14-17 y “Anti-Kürdoloji”, Kürt tarihi, 19, julio-agosto de 2015; Uğur Ümit Üngör, The Making of Modern Turkey: Nation and State in Eastern Anatolia, 1913-1950, Oxford, Oxford University Press, 2011, esp. p. 235. 2 Michiel Leezenberg, “Soviet and Kurdish Orientalism”, en M. Kemper y S. Connermann (eds.), The Heritage of Soviet Oriental Studies, Londres, Routledge, 2011, pp. 86-102.

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Los estudios sobre el Sharafnama producidos en este periodo contienen la marca de esta tendencia a la esencialización: abordaron el libro como una especie de crónica protonacional, o incluso nacional, una perspectiva anacrónica, sin examinar el contexto en el que Sharaf Khan escribió su trabajo. El daño se agudi­ zó por el hecho que el Sharafnama es el único trabajo de historia kurda producido por un kurdo hasta principios del siglo xix. Todas las otras fuentes a las que po­ demos recurrir son externas y la mayoría fueron producidas desde los centros de poder del mundo islámico. Sus autores, entonces, ven a los kurdos de la forma estereotipada característica de los autores musulmanes tempranos.3 El Sharafnama es un texto primordial, por lo que es crucial comprenderlo en el contexto de su escritura, lejos de las aproximaciones esencialistas y estereotipa­ das, para dar paso a una perspectiva crítica de la situación de los príncipes kurdos, al grupo al que Sharaf Khan pertenecía y para el cual escribía al comienzo del siglo xvi. Esto es lo que busco hacer en este artículo.4

¿Quién fue Sharaf Khan? Sharaf Khan fue el príncipe kurdo de Bitlis, nombre de una ciudad y una región ubicadas a unos 20 kilómetros al suroeste del lago Van, en el norte de Kurdistán. Fue miembro de la dinastía de los Diyadinid, apoyada por la confederación tribal Rojikid, que había gobernado esa zona al menos desde finales del sigloxiv , en la época timúrida temprana. Los Diyadinid de Bitlis fueron, junto con de los Sham­ bo de Hakkari y los ayubíes de Hisn-Kayfa (Hasankeyf), uno de los principados más poderosos del norte de Kurdistán entre los siglos xv y xvii. La mayoría de la información que tenemos sobre Sharaf Khan proviene de la autobiografía que incluyó en el Sharafnama. Esta información generalmente se había tomado al pie de la letra, pero estudios recientes —en particular el de Mustafa Dehqan y Vural Genç— nos han permitido adoptar una perspectiva más crítica.5

3 Sobre este tema, véase Boris James, “Arab Ethnonyms (‘Ajam, ‘Arab, Badu and Turk): The Kurdish Case as a Paradigm for Thinking about Differences in the Middle Ages”, en Dj. R. Bajalan y S. Zandi Karimi (eds.), Studies in Kurdish History: Empire, Ethnicity and Identity, Londres, Routledge, 2015, pp. 4-33. 4 La mayor parte de la información de este artículo está basada en mi tesis doctoral, titulada “The Sharafnama de Sharaf Khan Bidlisi: Composition, transmission and reception of a Kurdish chronicle between Ottomans and Safavids”, escrita bajo la tutela de la profesora Maria Szuppe en la Universidad Sorbonne Nouvelle de París. 5 véase Mustafa Dehqan y Vural Genç, “Reflections onSharaf Khān’s autobiography”, Manuscripta Orientalia, vol. 21, núm. 1, 2015, pp. 46-61 y “Why was Sharaf Khān killed?”, Manuscripta Orientalia, vol. 21, núm. 2, 2015, pp. 13-19.

42 El Sharafnama de Sharaf Khan Bitlisi

Sharaf Khan nació en Karahrud (hoy un distrito del municipio de Arak), a unos 150 kilómetros al suroeste de Qom, en el centro de Irán, el sábado 7 de marzo de 1543. Fue ahí donde su padre, Shams al-Din Khan, había fijado su re­ sidencia luego de que el sultán otomano lo despojara del principado de Bitlis. Como sucedía a menudo entre los príncipes kurdos, esta reducción de rango es­ taba estrechamente vinculada con el conflicto otomano-safávida, así como con la política interna de los dos imperios. Sin embargo, Shams al-Din Khan fue bien recibido por el shah y se le otorgaron tierras cerca de Qom, donde su tío abuelo Amir Ibrahim había estado exiliado a finales del sigloxv bajo las órdenes del gobernante ak koyunlu Uzun Hasan. Del lado materno, Sharaf Khan era nieto de Amir Khan Mawsillu, el ex go­ bernador ak koyunlu de Diyarbakir, con cuya hija se casó Shams al-Din cuando llegó a tierras safávidas. Esta alianza tendría consecuencias importantes para la carrera de Sharaf Khan en el sistema político y militar safávida. Los turcomanos mawsillu eran una confederación tribal poderosa y Amir Khan, en particular, había servido como tutor (lala) del shah Tahmasp (r. 1524-1576), cuya madre, Tajlu Khanum, también era mawsillu. Así que Sharaf Khan era primo lejano de los shahs safávidas.6 Sharaf Khan recibió la educación primaria en la casa de los qadis de Karahrud —quienes afirmaban ser descendientes del famoso Qadi Shurayh de Kufa— des­ pués de la cual, dado su linaje, fue admitido a los nueve años en el palacio del shah Tahmasp, donde fue educado durante tres años con los hijos del shah. Aquí reci­ bió la mejor educación de la región en numerosas actividades militares y artísticas y, especialmente, fue aquí donde adquirió su interés por la historia. Sharaf Khan recibió su primer puesto como gobernante de Salian y Mahmu­ dabad, en Shirván, cuando tenía doce años y tuvo una carrera exitosa sirviendo a los safávidas, que culminó con su nombramiento como “comandante en jefe” (amir al-umara) de los príncipes kurdos bajo el reino del hijo de Tahmasp, Ismail II (r. 1576-1577). Sin embargo, después perdió el favor real y fue enviado al exilio a Najicheván. Como parte de su política kurda proactiva, inspirada por el gobernador de Van, Köse Hüsrev Pashá, el sultán otomano Murad III (r. 1574-1595) restableció a Sharaf Khan como gobernante del principado de Bitlis en 1578. Después de eso,

6 Sobre la tribu mawsillu, véase también J.E. Woods, The Aqquyunlu: Clan, Confederation, Empire, Salt Lake City, University of Utah Press, 1999, pp. 192-193.

43 Sacha Alsancaklı

Sharaf Khan participó en numerosas campañas militares como comandante de los príncipes kurdos. Sin embargo, sus relaciones con la Sublime Puerta decaye­ ron considerablemente cuando el sucesor de Murad III, Mehmed III (r. 1595- 1603), llegó al poder. Por estar involucrado con las facciones en conflicto en la Sublime Puerta, Sharaf Khan fue removido del poder en Bitlis en mayo de 1596. Fue entonces cuando comenzó a trabajar en el Sharafnama, del cual él y otros bajo su supervisión produjeron al menos cinco diferentes manuscritos entre los años 1596 y 1599. De acuerdo con archivos otomanos estudiados por M. Dehqan y V. Genç, Sharaf Khan después se rebeló en contra de los otomanos, posiblemente aliándo­ se con rebeldes yelali en el área. Lo asesinaron las tropas de Ahmed Han, el go­ bernante otomano de Van, hacia finales del año 1600. estructura y contenido del Sharafnama El Sharafnama está compuesto de dos partes distintas: una crónica kurda y un trabajo sobre los anales otomanos y safávidas, que constituyen, respectivamente, alrededor de 60 y 40 por ciento del libro. Existe evidencia de que los anales oto­ manos originalmente fueron un trabajo independiente, que probablemente Sha­ raf Khan produjo para el sultán Mehmed III, con el fin de recuperar su favor.7 Cuando se hizo evidente que eso no sucedería, Sharaf Khan convirtió su trabajo en una crónica kurda y le agregó los anales otomanos como una “conclusión” (khatima). Esto fue el reflejo de su actitud cada vez más independiente, que ter­ minó por llevarlo a la ruina. El Sharafnama incluye un prefacio, una introducción (muqaddima), cuatro libros (sahifa) y la ya mencionada conclusión (khatima). El prefacio del trabajo es una presentación del autor, el tema del libro y los motivos del autor para escribirlo, seguidos de un resumen completo.8 La introducción se concentra en los orígenes de los kurdos y su forma de vida. El primer libro trata sobre los gobernantes kurdos independientes, como los marwánidas y los ayubíes. El segundo libro habla de los líderes autónomos de Kurdistán que en ciertos momentos mandaron acuñar moneda y establecieron que el rezo del viernes se leyera en su nombre (sikka

7 véase mi tesis doctoral para más información. 8 Esto corresponde de forma bastante precisa con los prefacios de otros trabajos históricos del periodo safávida. Sobre este tema, véase especialmente Sh. A. Quinn, Historical Writing During the Reign of Shah ‘Abbas: Ideol­ ogy, Imitation and Legitimacy in Safavid Chronicles, Salt Lake City, University of Utah Press, 2000, y otros trabajos del mismo autor.

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y khuṭba/jutba, los símbolos tradicionales del poder en tierras islámicas). El tercer libro agrupa a ciertos gobernantes menores de Kurdistán y el cuarto examina la dinastía del autor, la dinastía Diyadinid de Bitlis. Como se mencionó, la conclu­ sión es una historia de los anales de los imperios otomano y safávida. Sobre su proyecto y uso de las fuentes, Sharaf Khan escribe: “dado que ni las damas de compañía de la novia del discurso ni los loros de los plantíos de azúcar de las crónicas nuevas y viejas habían, en ningún periodo o época, narrado la historia de los gobernantes de Kurdistán ni los acontecimientos que les habían sucedido y porque no habían producido una compilación de manuscritos para este efecto, la débil mente de esta indigna partícula, sin crédito alguno, pensó en tomar esta pluma y escribir un libro que narrara, de la mejor manera que fuera capaz, su historia y sucesos. Utilizó lo que vio en las historias persas y lo que escuchó de viejos hombres dignos de confianza, así como lo que él mismo había atestiguado, para consignar la información recabada a la pluma y tinta en un libro llamado el Sharafnama [“El libro de Sharaf”/ “El libro de honor”], para que la historia de las grandes dinastías de Kurdistán no permaneciera tras el velo del ocultamiento”.9 Para los periodos anteriores, Sharaf Khan recurrió a un conjunto selecto de fuentes, especialmente Zafarnama de Sharaf al-Din ‘Ali Yazdi, a quien enaltece, Matla’ al-Sa’dayn de ‘Abd al-Razzaq Samarcandi, Rawzat al-Safa’ de Mirkhwand, Habib al-Siyar de Khwandamir y Tarikh-i Jahan-Ara de Qazi Ahmad Ghaffari Qazvini. Al parecer, Sharaf Khan no dominaba el árabe perfectamente, puesto que incluso para las dinastías con más registros en las fuentes en árabe, como los marwánidas o los ayubíes, prefiere usar crónicas persas. Como era costumbre en la época, Sharaf Khan integró selectivamente y reinterpretó pasajes de sus fuen­ tes, añadiendo sus propias ideas, en un proceso típico que Sholeh A. Quinn ha llamado “escritura imitativa”.10 Para la historia de las dinastías kurdas, además de sucesos recientes, recurrió principalmente a fuentes orales y a su propia expe­ riencia. El estilo del Sharafnama corresponde con la tendencia prevalente en la histo­ riografía safávida de la época. Sharaf Khan adoptó el estilo más simple y la estruc­ tura de trabajos como Tarikh-i Jahan-Ara de Qazi Ahmad Ghaffari Qazvini,

9 v. Veliaminov-Zernov, Scherefnameh ou histoire des Kourdes, San Petersburgo, Academia Imperial de Ciencias, 1860-1862, vol. I, pp. 7-8. 10 Véase Sholeh A. Quinn, op. cit. Sobre Sharaf Khan y su uso de las fuentes, véase S. Alsancaklı, “What’s Old is New Again: A Study of Sources in the Šarafnāma of Šaraf Xān Bidlīsī (1005-1007/1596-1599)”, Kurdish Studies, vol. 5, núm.1, 2017, pp. 11-31.

45 Sacha Alsancaklı característico de la escuela de escritura histórica que se desarrolló en Qazvin, ca­ pital de los safávidas, durante el reinado del shah Tahmasp.11 La prosa es simple y accesible, mientras que el principio de los capítulos está escrito de forma más elaborada, que evoca el florido estilo timúrida de Mirkhwand y su nieto Khwan­ damir. La narrativa del autor también contiene anécdotas vívidas relacionadas con el carácter de los distintos clanes kurdos y está ligeramente ilustrada con poemas, generalmente de autores persas clásicos, como Nizami (uno de los favoritos de Sharaf Khan), y citas del Corán. El Sharafnama contiene los tres subgéneros principales de la escritura históri­ ca islámica: la historia dinástica, la historia de los anales y la historia local.12 Ha recibido considerable atención por su descripción temprana de la identidad kur­ da, que aparece de manera más prominente en la introducción, en una especie de ensayo etnográfico en el que el autor anota que “el pueblo kurdo (ta’ifa) está com­ puesto de cuatro ramas (qism), cuyas lenguas y costumbres varían. Éstas son, en primer lugar, Kurmanj, en segundo Lur, en tercero Kalhur y en cuatro Guran”. Sharaf Khan también es el primero en ofrecer una descripción precisa de las fronteras geográficas de Kurdistán, que después utilizan escritores otomanos como Katip Çelebi:

El país (vilayet, que normalmente se traduce como “provincia” o “gobierno”) Kurdistán co­ mienza en Ormuz, en la costa del Océano Índico, y de ahí continúa en línea recta hasta las provincias de Malatía y Marash, donde termina. Al norte de esta línea están las provincias de Fars, el Irak persa, Azerbaiyán y Armenia; al sur están Diyarbakir, Mosul y el Irak árabe. Sin embargo, ciertos grupos kurdos (shu‘bat) también han alcanzado los extremos más lejanos al oriente (vilayat-i mashriq) y los límites exteriores de occidente (diyar-i maghrib).13

En la mayor parte del trabajo, Sharaf Khan se ocupa sobre todo de las familias nobles y los clanes tribales de Kurdistán, una tierra situada en las fronteras de dos imperios guerreros. Estas dinastías se desarrollaron en un mundo de política, guerra y violencia, puesto que así es el mundo descrito en el Sharafnama: “un mundo engañoso, que nos atrae con miel y nos alimenta con veneno”.14 Así, el

11 véase Sholeh A. Quinn, “Historiography vi. Safavid Period”, en Encyclopedia Iranica. Disponible en: http:// www.iranicaonline.org/articles/historiography-vi [consulta: 6 de julio de 2017]. 12 véase J.S. Meisami, Persian Historiography to the End of the Twelfth Century, Edimburgo, Edinburgh Univer­ sity Press, 1999. 13 v. Veliaminov-Zernov, op. cit., vol. I, pp. 13-14. 14 Ibid., p. 187.

46 El Sharafnama de Sharaf Khan Bitlisi

Sharafnama constituye un ejemplo primordial de la política de dominación de las dinastías kurdas, a quienes la frontera que atravesaba Kurdistán amenazaba y fortalecía a la vez. La frontera —tanto una tierra de oportunidad como un frente de batalla— creaba una situación de inestabilidad que podía llevar a políticos ingenuos o sin experiencia directo a la ruina. Los líderes más astutos y capaces, por su parte, podían utilizarla para perseguir sus intereses, incrementando su poder y prospe­ ridad al enfrentar a los dos imperios. Ni el sultán otomano ni el shah safávida podían prescindir de la ayuda de los grandes príncipes kurdos de la frontera, como se demuestra una y otra vez en el Sharafnama.

Los manuscritos, las ediciones y las traducciones del Sharafnama Existen al menos cuarenta y cinco copias manuscritas del Sharafnama.15 El ma­ nuscrito existente más viejo se encuentra en la Biblioteca Bodleiana de Oxford, bajo el número de catálogo Elliot 332; incluye veinte miniaturas y está fechado el 13 de agosto de 1597. Se cree que es un autógrafo del autor. El manuscrito Huntington Donation 13, que también se encuentra en Oxford, fue copiado bajo la supervisión del autor en agosto y septiembre de 1598. Otra copia revisada por el autor es el manuscrito Dorn 306, producido en mayo de 1599. Estuvo en la bi­ blioteca del Shah Abbás (r. 1588-1629), quien la donó en 1608 como un vaqf a la biblioteca del santuario del jeque Safi en Ardebil; fue llevada a San Petersbur­ go luego de la guerra ruso-persa de 1828.16 También existen dos traducciones al turco de finales de los siglosxvi y xvii, y una traducción al kurmanyi kurdo de mediados del siglo xix, hecha por Mela Mehmûdê Bayezîdî.17 Hasta ahora no existe una edición crítica del texto, pero está en proceso de creación.18 La edición de Vladimir Veliaminov-Zernov, publicada en dos volú­ menes entre 1860 y 1862, está basada en el manuscrito Dorn 306. La mayor

15 Para una lista completa, véase mi tesis doctoral. Véase también A. Soltanî, 35 destnûsî Şerefnamey le kitêbxa­ nekanî cîhan, Jönköping, Kitab-i Arzan, 1997; C.A. Storey y Y. Bregel, Persidskaia literatura, bio- bibliografičeskij obzor, Moscú, Nauka, 1972, vol. II, pp. 1097-1100, y A. Munẓavi, Fihristvara-yi kitabha-yi farsi, Teherán, Markaz-i Daʼirat al-maʻarif-i buzurg-i islami, 2003, pp. 1007-1008. 16 Sobre este manuscrito, véase S. Alsancaklı, “From Bidlīs to Ardabīl via Aleppo and Iṣfahān: On the Circu­ lation of a Manuscript of Šaraf Ḫān Bidlīsī’s Šarafnāma Revised by the Author (1007/1599)”, Eurasian Studies, vol. 13, 2015, pp. 133-152. 17 véanse A. Soltanî, “The Sharafnama of Bitlisi: Manuscript Copies, Translations and Appendixes”, docu­ mento presentado en la Conferencia Internacional sobre el Sharafnama, Berlín, 1998; A. Oktay, Terceme-i tevarih-i Şeref Han, Estambul, Nûbihar, 2017; K.K. Kurdoev y J.S. Musaelyan, Tevarîxê qedîm ê Kurdistan, Moscú, Nauka, 1986, y S. Dêreşî, Tevarîxê qedîm ê Kurdistan, Dihok, Spîrêz, 2007. 18 Yusuf Baluken, Mustafa Dehqan y el autor están realizando ese trabajo.

47 Sacha Alsancaklı parte del texto es correcta. Incluye variantes de algunos otros manuscritos y des­ afortunadamente no contiene notas críticas ni un índice.19 La mayoría de las ediciones y traducciones posteriores del Sharafnama están ba­ sadas en el texto de esa edición, incluyendo el texto de El Cairo de Muhammad ‘Ali Awni (1930) y su reimpresión, con una nueva introducción, de Muhammad Abbasi en Teherán (1964-1965). Con respecto a las traducciones, podemos men­ cionar como ejemplos tempranos una alemana, casi completa, hecha por H.A. Bard, publicada en una serie de artículos entre 1853 y 1860, y la traducción francesa de F.B. Charmoy, publicada en San Petersburgo entre 1868 y 1875. Se realizaron dos traducciones árabes, por Muhammad Jamilbandi Rojbayani (1953) y Muhammad ‘Ali Awni (1958-1962) y una traducción rusa fue publicada en 1967 por Evgenia I. Vasilveya, quien también escribió una biografía de Sharaf Khan (2003). Una traducción al sorani kurdo fue realizada por Hejar en 1972 y traducida del sorani al kurmanyi por Ziya Avcı (Elîşêr) en 1998. Una traducción al turco moderno apareció en 1971, escrita por Mehmed Emîn Bozarslan. Finalmente, Mehrdad Izady publicó en 2005 una traducción parcial al inglés que contiene el primer libro.

Conclusión El Sharafnama tuvo una influencia considerable en la historia e historiografía kurdas posteriores. En cuanto fue escrito, el libro se difundió ampliamente entre los príncipes kurdos, como lo demuestran los 17 manuscritos existentes escritos en el siglo xvii. Además, se produjeron dos traducciones al turco a finales del siglo xvii en las cortes kurdas de Bitlis y Palu, que dan cuenta de la continua relevan­ cia del trabajo para los príncipes kurdos. El libro también era conocido en círcu­ los intelectuales de Estambul; por ejemplo, el erudito otomano Katip Çelebi lo cita como una fuente de información sobre los kurdos en su tratado geográfico Cihannüma, escrito entre 1648 y 1657. La influencia delSharafnama también se extendió hasta principios del siglo xix, cuando ocurrió la llegada de una tradición historiográfica moderna al sures­ te de Kurdistán con la escritura de numerosos zayls, o continuaciones del trabajo, especialmente en los principados de Ardalan y Mokri. Este renovado interés por

19 Mustafa Dehqan proporcionó ese índice para la crónica kurda en “Index to Sharaf-Nāma”, Nûbihar Akademî II, 2015.

48 El Sharafnama de Sharaf Khan Bitlisi parte de algunos príncipes e intelectuales kurdos coincidió con el principio de la investigación orientalista sobre los kurdos. En este contexto, a solicitud del cón­ sul ruso de Erzurum, Auguste Jaba, Mela Mehmûdê Bayezîdî escribió una con­ tinuación general del trabajo a mediados del siglo xix, que desafortunadamente no se ha encontrado aún.20 Este interés tanto de los kurdos como de los académicos ha continuado en el siglo xx, incluso a pesar de las limitaciones mencionadas en la introducción de este artículo. El Sharafnama es un trabajo formidable para el conocimiento de la his­ toria kurda y resulta aún más entrañable anotar que el resurgimiento de los estu­ dios kurdos en el siglo xxi ha estado acompañado de la reanudación de los estudios sobre el Sharafnama. Se espera que, una vez libres del problemático dilema de esencialización y negación, estos estudios continúen produciendo resultados im­ portantes para el conocimiento de la historia kurda en el periodo moderno.

20 Sobre este trabajo, que se dice que alcanzaba las mil páginas, véase J.S. Musaelian, “On the First Kurdish Edition of the Sharaf-Nāma by Mullā (Melā) Maḥmūd Bayāzīdī”, Manuscripta Orientalia, vol. 5, núm. 4, 1999, pp. 3-6.

49 Zonas de influencia kurda dentro de Irak y territorios reclamados (1970-2017)

MAR NEGRO GEORGIA RUSIA Tblisi

ARMENIA AZERBAIYÁN Bakú Área de población Lago mayoritariamente kurda ErevánSeván

ARTSAJ Najicheván Turquía Dersim MAR BAKUR Lago Van Tabriz CASPIO Diyarbakir Urmía Lago Tigris Kurdistán Silopi Urmía Territorio autónomo aprobado en 1970 Kobane Zakho Qamishli PDK Mahabad Irán ROYAVÁ Sinyar BASHUR Alepo Lago Assad Mosul Erbil ROYHILAT Línea de demarcación o cial del GRK UPK establecida en la Constitución de 2005 Kirkuk Suleymaniye Área controlada por el Ejercito Islámico (2013-2017) Territorios en disputa entre Irak y el GRK Siria Tigris MEDITERRÁNEO

Beirut Éufrates Lago Tartar LÍBANO Damasco Bagdad ISR. Lago Tigris Razzaza CISJORDANIA Irak Amán

Éufrates JORDANIA

Golfo Kuwait Pérsico

Región autónoma establecida de forma unilateral por Irak en los Acuerdos de marzo de 1970 (excluye Kirkuk). Fronteras oficiales del Gobierno Regional Kurdo g( rk) estipuladas en la nueva Constitución de 2005 (aprox. 10% del territorio total de Irak). Territorios en disputa entre el grk e Irak. A la fecha las fuerzas kurdas controlan de facto la mayoría de estas áreas, incluyendo Kirkuk. UPK Área administrada por la Unión Patriótica del Kurdistán. PDK Área administrada por el Partido Democrático del Kurdistán. Negritas Sinyar: pertenece legalmente al grk, pero a la fecha se encuentra bajo resguardo de fuerzas cercanas al Partido de los Trabajadores Kurdos (pkk), y es una fuente de tensiones intrakurdas.

Fuente: Elaborado por Juan Carlos Castillo con base en Carl Dahlman (junio 2002), “The Political Geography of Kurdistan”, en Eurasian Geography and Economics, 43, núm. 4, p. 284. Y otras fuentes. Geopolíticas y antigeopolíticas de la cuestión kurda en perspectiva histórica

Gilberto Conde Zambada* El Colegio de México

A lo largo del siglo xx, se desarrollaron diversas formas de nacionalismo kurdo que buscaban la autodeterminación, y quizá la mayoría ambicionaba la creación de un Estado propio. Como se sabe, los kurdos se encuentran distribuidos en un amplio territorio dividido entre la soberanía de varios países. Las potencias mun­ diales y regionales, y aun los Estados de menor poderío han tomado diversas posturas hacia los kurdos en diferentes tiempos: atraerlos a sus esferas de influen­ cia, combatirlos para evitar que crearan un Estado propio o utilizarlos como pieza de cambio en los juegos de poder en la región. Se argumenta en el presente texto que la geopolítica de los Estados hacia pueblos como el kurdo suele definirse y redefinirse en función de criterios que pueden variar de acuerdo con los intereses estratégicos y coyunturales de las élites del Estado en cuestión, no de las poblaciones —kurdas u otras— ni de sus dere­ chos. Las organizaciones kurdas tienen como alternativas principales acomodarse a las estrategias geopolíticas de los poderosos, esperando gozar prolongadamente de su gracia, o desafiarlas para presentar sus propias opciones en un acto constan­ te de rebeldía y afirmación de una política emancipadora. Aunque en las ciencias políticas y las relaciones internacionales con frecuen­ cia se discute de geopolítica sin advertencias ni adjetivos, en el presente ensayo nos sentimos obligados a aclarar éste y otros conceptos. En general, se considera como una ciencia que permite el estudio de las relaciones de poder principal, aunque no únicamente, entre Estados, con base en el estudio de la geografía y

* Maestro y doctor en Estudios de Asia y África, actualmente es profesor-investigador del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México. Recientemente coordinó el libro Siria en el torbellino: Insurrección, guerras, geopolítica (El Colegio de México, 2017) del que contamos una reseña en este dossier.

51 Gilberto Conde Zambada un número variable de datos geográficos. Sin embargo, desde finales de la déca­ da de 1990 ha tomado fuerza en los medios académicos una teoría crítica de la geopolítica. Tuathail y colaboradores,1 por ejemplo, argumentan que la geopolítica es más que cualquier otra cosa un discurso de poder en el que los líderes de Estados, los medios de comunicación ligados a ellos y los académicos que les proporcionan reflexiones más finas y verosímiles tienden a producir concepciones simplificado­ ras del mundo para revelar posibilidades y peligros con base en generalizaciones espaciales o territoriales. Lo acertado o no de los argumentos políticos y geográ­ ficos es menos importante que los objetivos del poder geopolítico. Por otro lado, estos autores han llamado antigeopolítica a las estrategias de resistencia o contra­ ofensiva que, en las relaciones de poder con diversos Estados, desarrollan los ac­ tores más débiles, no estatales, independientemente de su posicionamiento ideológico. En el presente ensayo, se utiliza “geopolítica” y “antigeopolítica” con estos sentidos. Como concepto alternativo, la “geografía humana” se entiende aquí como un esfuerzo intelectual que busca explicar las relaciones territoriales y espaciales del quehacer humano en sus diferentes dimensiones, incluida la política, sin que las fronteras y las ideologías se conviertan en barreras mentales insuperables. En el artículo se busca mostrar las geopolíticas de los principales Estados que se involucran en lo que ocurre entre el Mediterráneo y el Golfo y las tomas de postura de algunos de los movimientos kurdos más importantes, del lado ya sea de la adaptación a esas geopolíticas, ya, alternativamente, del despliegue de al­ guna antigeopolítica mediante rebeliones que aspiran a convertir la utopía en realidad. Las páginas siguientes están divididas en un apartado en que se esboza la geo­ grafía humana de los kurdos y el desarrollo de sus luchas por la autodeterminación en los contextos geopolíticos de la Guerra Fría; otro en que se resume en el con­ texto de los vaivenes geopolíticos entre la Guerra del Golfo de 1991 y la ocupación estadounidense de Irak en 2003 y su evolución; uno más en que se rastrean las luchas kurdas desde el estallido de las rebeliones populares desatadas en la región en 2011, en especial la siria, y el último, en que se resumen las lecciones del ar­ tículo en función del argumento propuesto en esta introducción.

1 Gearóid Ó. Tuathail, Simon Dalby y Paul Routledge (eds.), The Geopolitics Reader, Nueva York, Routledge, 2006.

52 Geopolíticas y antigeopolíticas de la cuestión kurda en perspectiva histórica

Los kurdos, la adversidad y sus nacionalismos El nacionalismo kurdo y la idea de crear un Estado propio dominaron las narra­ tivas de numerosos movimientos kurdos durante el siglo xx, lo que los llevó a acariciar un proyecto geopolítico u otro, así fuera desde la adversidad. Sin embar­ go, un proyecto tal implicaba luchar contra Estados ya establecidos, en los que vivían los kurdos y en cuyo espacio se encontraban los territorios reclamados por este pueblo. Cada movimiento concibió propuestas estratégicas con miras a al­ canzar sus objetivos. Simultáneamente, las potencias que buscaban influir en los acontecimientos regionales, intentaron pesar sobre algunos movimientos rebeldes kurdos, esperando poder aprovechar su activismo con miras a debilitar unos Es­ tados y fortalecer otros. Mientras que algunos de los movimientos kurdos inten­ taron adaptarse a las geopolíticas de ciertos poderes regionales o mundiales para incrementar sus recursos en la lucha nacionalista, otros tomaron una postura antigeopolítica, al menos desde este punto de vista. Los kurdos son un pueblo de varias decenas de millones de individuos2 que habitan un territorio que identifican como Kurdistán, que abarca zonas princi­ palmente montañosas en el cruce de cuatro Estados, Turquía, Irak, Irán y Siria, dentro y alrededor de las cuencas del Tigris y el Éufrates.3 Dada la diversidad étnica, lingüística, religiosa y cultural que caracterizaba al Imperio Otomano —que incluía los territorios de los actuales Estados de Turquía, Siria e Irak— y al Qayarí —en lo que ahora es Irán—, y a sus predecesores,4 se ha conservado la lengua kurda, que incluye varios grupos dialectales; hay que decir que los kurdos no se caracterizan por la uniformidad religiosa, y pueden ser musulmanes sunníes (la mayoría) o shi‘íes, alevíes, yazidíes o incluso cristianos o judíos. La aparición de los nacionalismos en la región que está entre el Mediterráneo y el Golfo a finales del sigloxix y principios del xx y la subsecuente creación de los Estados modernos de Turquía, Irak, Irán y Siria desembocaría en la dispersión

2 no existen censos que permitan saber con precisión el número de kurdos en el mundo. Aunque, los cálculos difieren enormemente. Held y Cummings calculan que son alrededor de 30 millones dentro de Kurdistán. Los líderes kurdos hablan de hasta 45 millones de personas; Colbert C. Held y John Thomas Cummings, Middle East Patterns: Places, Peoples and Politics, Boulder, Westview Press, 2014. 3 Ordenados según su población kurda. Hay que mencionar que también hay comunidades kurdas en Arme­ nia, Azerbaiyán y Turkmenistán, además de la importante diáspora asentada en países como Alemania, los Países Bajos, Francia, Bélgica y Líbano. 4 Gilberto Conde, “La historia, clave para entender la actualidad del mundo árabe y el Medio Oriente”, en Gilberto Conde, Marta Tawil y Camila Pastor (eds.), Mundo árabe: Levantamientos populares, contextos, crisis y reconfiguraciones, México, El Colegio de México/Centro de Investigación y Docencia Económicas, 2016, pp. 27-51.

53 Gilberto Conde Zambada de los kurdos en varios Estados. Las dificultades de centralización que padecían imperios como el Otomano o el Qayarí, aún durante el siglo xix, llevaron a que muchas comunidades kurdas —distantes por lo general de los centros de poder— gozaran de un grado importante de autonomía. Los Estados que Gran Bretaña y Francia, potencias victoriosas en la Primera Guerra Mundial, crearon bajo el mandato de la Liga de las Naciones —que ellas mismas fundaron— no incluyeron uno kurdo a pesar de sus promesas en sentido contrario.5 Sin embargo, a diferen­ cia de los imperios Otomano y Qayarí, a cada uno de los nuevos Estados lo carac­ terizaba algún nacionalismo etnolingüístico excluyente del kurdo, lo que facilitó el desarrollo del nacionalismo kurdo a lo largo del siglo xx. Así, la mayoría de los kurdos consideran ahora que el Kurdistán quedó ilegítimamente fragmentado en cuatro territorios: Bakur (norte), dentro de las fronteras de Turquía; Royavá (po­ niente), dentro de las de Siria; Bashur (sur), dentro de las de Irak, y Royhilat (levante), dentro de las de Irán. Durante la Guerra Fría, desde finales de la década de 1940 hasta 1991, Estados Unidos, a la cabeza del bloque capitalista, y la Unión Soviética, al frente del co­ munista, rivalizaron en numerosos asuntos. En cuanto a los kurdos, ofrecieron apoyo a varios movimientos en función de sus particulares criterios de poder. Sin embargo, las alianzas con los kurdos, en especial por parte de las potencias occi­ dentales, variaban según las coyunturas. La Unión de Repúblicas Socialistas So­ viéticas (URSS) apoyó hasta marzo de 1946 a los kurdos en el establecimiento de la efímera República de Mahabad frente a Irán. Tras el retiro de los soviéticos y la disolución de la república kurda, Moscú dio asilo al Mullah Mustafá Barzani, quien se convertiría en el primer presidente del Partido Democrático del Kur­ distán (pdk) de Irak. Barzani volvería a la región kurda de Irak en 1958, tras la revolución que depondría a la monarquía hashemí en este país. Según los vaivenes del momento, el pdk recibiría apoyo estadounidense, británico, israelí o incluso soviético. Según las circunstancias, su dirección en ocasiones establecería pactos con los gobernantes en turno en Bagdad. Washington y algunos de sus aliados regionales, como la monarquía pahlavi de Irán o los líderes del Estado de Israel, en ocasiones apoyaron a grupos kurdos para después abandonarlos en función de sus juegos de alianzas. Tras apoyar a las guerrillas kurdas contra el gobierno iraquí durante lustros, las abandonaron a su suerte una vez que Saddam Husein pactó la paz en 1975 con el entonces shah de

5 David McDowall, A Modern , Londres, I.B. Tauris, 2000.

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Irán. En este contexto, la Unión Patriótica del Kurdistán (upk) se escindiría del pdk con posturas marxisantes y críticas a las tendencias tribalistas del partido de Barzani. Tras la revolución islámica de Irán de 1979, Irak se lanzó a una guerra contra Irán que se extendió desde 1980 hasta 1988. Durante ese tiempo, el bloque occidental se cuidó de criticar las masacres de kurdos a manos del régimen de Husein en su campaña de al-Anfal, e incluso algunas potencias le proveyeron precursores que empleó para la elaboración de las armas químicas que utilizó para masacrarlos. A pesar de sostener un discurso pro kurdo en Irak, las potencias del Bloque Occidental se opusieron con fuerza al movimiento kurdo que emergió en Turquía durante esos años. En 1978, se formó bajo un ideario marxista-leninista el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (pkk) bajo el liderazgo de Abdullah Öcalan. Su planteamiento consistía entonces en establecer un Estado socialista kurdo, en el que esperaban realizar el derecho a la autodeterminación. Sin embargo, su combate no sólo confrontaba al Estado turco, sino también la estructura de clase de la que eran víctimas los kurdos pobres, campesinos y trabajadores, por la explotación de terratenientes y capitalistas, turcos o kurdos. A partir de 1984, el pkk conduciría la lucha armada desde el territorio que le fuera posible contra las autoridades turcas. La revolución islámica de Irán de 1979, sin embargo, trastocaría muchas ten­ dencias en la región que también afectaron a los movimientos kurdos, aunque quizá menos que a otros. Debido a una combinación de factores que incluyen la ubicación del Kurdistán y que el grueso de sus movimientos emancipadores se fundaron antes de la ola desatada por la revolución islámica, el fundamentalismo tardó en asentarse entre la población kurda. Mientras que, en Irán, los kurdos nacionalistas tenían que enfrentarse a la República Islámica, en Irak y Siria el islamismo se amalgamaba con otras corrientes, como el islamismo shi’i o el na­ cionalismo árabe. En Turquía se desplegaron intentos por emplear el fundamen­ talismo islámico para dividir a los kurdos, lo que derivó, por un lado, en la formación de una organización paramilitar con una ideología fundamentada en la religión (el Hezbollah turco) y, por el otro, en la preparación de individuos que apoyaban cofradías religiosas y partidos islamistas entre la población kurda.

Cambios tras la Guerra del Golfo El final de la Guerra Fría trajo varios cambios en la geopolítica de la región, con importantes consecuencias para los kurdos. Al principio del periodo de 1990 a 1991, la administración estadounidense buscó aprovecharse de que, con la des­

55 Gilberto Conde Zambada aparición de la Unión Soviética, se había convertido en la única superpotencia en el mundo para crear lo que llamó un “nuevo orden internacional”. La Guerra del Golfo contra Irak, el sistema de prohibición de vuelos y las sanciones a este país tuvieron grandes consecuencias para los movimientos kurdos rebeldes, como se verá más adelante. La ocupación de Irak una docena de años después, en 2003, tendría de nuevo consecuencias importantes para estos movimientos. Con excep­ ciones momentáneas, el pdk, la upk y los grupos afines a estas organizaciones continuaron con sus planteamientos geopolíticos heredados de las décadas ante­ riores e intentarían adaptarse a la geopolítica de Estados Unidos en Irak y en la región. Mientras tanto, el movimiento kurdo de liberación fue afirmando cada vez con más fuerza un planteamiento antigeopolítico, aunque procuraba tener la flexibilidad suficiente para no chocar de lleno con las geopolíticas de los Estados constituidos en la región. En 1991, tras la Guerra del Golfo, se creó una región autónoma de facto en el Kurdistán iraquí. Mediante la guerra, la administración del presidente estado­ unidense George H.W. Bush no sólo logró sacar las tropas iraquíes de Kuwait y encontró justificación para dejar una fuerza militar masiva en la península arábi­ ga, sino que pudo anunciar al mundo sus planes de establecer un nuevo orden internacional en el que su país sería la potencia hegemónica del orbe. En un primer momento, en la región kurda, el Pentágono y la Casa Blanca permitieron que el ejército iraquí aplastara los levantamientos populares; después, con el argumento de la carnicería realizada por Husein, establecieron una zona de exclusión de vuelos y ayudaron a crear la región autónoma del Kurdistán iraquí, que desde entonces gobiernan el pdk y la upk. Aunque el objetivo de la administración estadounidense era, sin duda, múltiple, no se puede obviar la existencia de recur­ sos petrolíferos en la región kurda, sobre todo en la zona alrededor de Kirkuk, aunque esta última es reclamada no sólo por los kurdos, sino también por turk­ menos y árabes. A pesar de grandes inversiones en dinero y esfuerzos, el régimen de Ankara no había logrado aniquilar la rebelión kurda en su país durante la década de 1980, lo que lo condujo, a partir de 1990, a emplear una estrategia compleja para ha­ cerle frente en diferentes niveles. Así, decidió permitir la formación y participación electoral de partidos políticos que apoyaran la causa kurda. La represión contra los kurdos durante los años precedentes había sido brutal, con el uso simultáneo de tácticas de guerra de baja intensidad, como la promoción de grupos paramili­ tares y mecanismos similares a los de las llamadas “aldeas estratégicas” en Cen­

56 Geopolíticas y antigeopolíticas de la cuestión kurda en perspectiva histórica troamérica, por no hablar de la promoción del chovinismo turco, que generaba un flujo constante de voluntarios a las fuerzas armadas. A pesar de los cambios, Ankara insistió en catalogar al pkk como terrorista y presionó a sus aliados inter­ nacionales para que hicieran lo mismo. De tal manera, junto con la apertura, mantuvieron la represión, que afectaba al movimiento en todas sus expresiones, no sólo armadas. Con frecuencia, se acusaba a activistas civiles e incluso a parla­ mentarios de terroristas o de hacer la apología del terrorismo por delitos tan aparentemente inocuos como hablar en kurdo en público o expresar dudas sobre la legitimidad de la guerra contra el pkk. Con todo, se fue conformando una ór­ bita de grupos culturales, ambientalistas y políticos, en su mayoría civiles, pero también clandestinos, que convergieron con las ideas de Öcalan.6 Por su parte, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, según autores como Martin van Bruinessen,7 se esforzó desde 1990 por encontrar una solución negociada al con­ flicto, pero el régimen de Ankara se mostró inflexible. Aunque los objetivos de las administraciones estadounidenses con la pro­ hibición de vuelos en el norte de Irak eran independientes de los acontecimientos en Turquía, el pkk también estuvo en condiciones de sacar ventaja. El Partido de los Trabajadores del Kurdistán estableció un bastión en las montañas Qandil en el norte iraquí, donde sus guerrilleros han logrado guarecerse de las tropas turcas e incluso lanzar ofensivas desde que las autoridades sirias les impidieron operar desde su territorio. Desde entonces, el ejército turco adoptó la costumbre de in­ cursionar en Irak para atacar los campamentos guerrilleros. A pesar de que la Guerra Fría planetaria tocó a su fin, la guerra del Estado turco contra el pkk continuó. En 1999, Turquía situó tropas en la frontera con Siria con la amenaza de atacar el país árabe si no entregaba a Öcalan. Poco después de que Damasco lo echara, el dirigente kurdo fue arrestado con la cooperación de los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes, con lo que el gobierno de Turquía lo puso tras las rejas. Las presiones internacionales ayudaron a que la condena de muerte fuera conmutada por prisión a perpetuidad. Desde su celda, el líder kurdo llamó a sus seguidores a poner un alto a toda acción ofensiva. Aunque

6 A este ámbito lo llamamos aquí “movimiento kurdo de liberación”. Otros autores han acuñado otros térmi­ nos; es el caso, por ejemplo, de Drott (2014), que habla de “apoísmo”, en referencia al apodo de Öcalan, “Apo”, que significa tío, en kurdo.V éase Carl Drott, “The Syrian Experiment with ‘Apoism’”, Diwan, Middle East Insights from Carnegie, 20 de mayo de 2014, disponible en: http://carnegie-mec.org/diwan/55650 7 Martin van Bruinessen, Kurdish Ethnonationalism versus Nation-Building States, Estambul, The Isis Press, 2000, disponible en: http://www.let.uu.nl/~martin.vanbruinessen/personal/publications/Kurds_after_cap­ ture_Ocalan.pdf

57 Gilberto Conde Zambada las armas estuvieron en silencio durante varios años, el gobierno de Ankara se mantuvo inflexible ante los llamados a negociar la paz. El siglo xxi trajo a la región cambios tan importantes, si no es que más, como los que el final de la Guerra Fría había generado una década antes. El proceso de paz palestino-israelí, que tantas esperanzas había levantado apenas un lustro atrás, había quedado nulificado por el rechazo israelí a ofrecer cualquier compromiso al menos desde la primera administración de Benjamin Netanyahu en 1997. A esta frustrante realidad se agregó una provocación del general Ariel Sharón a finales de 2000, que suscitó una nueva rebelión palestina que pronto se convirtió en levan­ tamiento armado y que fue aplastado por la vía militar. Este proceso se conjuntó muy pronto con la decisión de la administración del presidente George W. Bush de lanzar una ofensiva de dominación sobre la región. Los gobiernos de Turquía, Siria, Irak y, por supuesto, Irán manifestaron su inconformidad;8 además del for­ talecimiento paulatino de una región autónoma kurda en el norte del país, a los tres primeros les perjudicaba la aplicación del régimen de sanciones contra Irak. La llegada a la cima del poder en Estados Unidos del equipo encabezado por Bush hijo, con la idea de hacerse del control absoluto de los destinos del Medio Oriente —aprovechando la coyuntura abierta por los ataques terroristas en Nue­ va York en septiembre de 2001— tendría efectos profundos y duraderos. Sus fuerzas armadas invadirían y ocuparían Irak en 2003 con el objetivo de perma­ necer indefinidamente y extender su dominio en la región.9 El proyecto fracasó por diversas razones, pero básicamente por la resistencia feroz que opusieron di­ ferentes sectores de la sociedad iraquí.10 El proceso, con todas sus complejidades, generó profundas alteraciones, entre las que destaca, por sus consecuencias a largo plazo, el surgimiento o fortalecimiento de corrientes basadas en una especie particular de fanatismo político-religioso, como la llamada “al-Qaeda” en Meso­ potamia. Durante el periodo, las fuerzas políticas kurdas tradicionales de Irak lograron afianzar su control sobre el Kurdistán iraquí. Para la administración estadounidense era crucial que la ocupación se coronara de éxito, por lo que intentó a toda costa establecer alianzas, y fijó sus esperanzas en las fuerzas políticas kurdas y shi’íes que su régimen había apoyado durante la década anterior. Así, influyeron para que se creara una región autónoma en la que se estableciera el Gobierno Regional del

8 Gilberto Conde, Turquía, Siria e : Entre amistad y geopolítica, México, El Colegio de México, 2013. 9 Idem. 10 Eric J. Hobsbawm, On Empire: America, War, and Global Supremacy, Nueva York, Pantheon Books, 2008.

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Kurdistán (grk) con sede en la ciudad de Erbil. Se trató de una importante vic­ toria de los kurdos, ya que, desde el establecimiento del actual sistema de Estados en el Medio Oriente después de la Primera Guerra Mundial, nunca habían lo­ grado gobernar de manera autónoma un territorio durante un periodo tan largo. El grk se ha convertido en un semi Estado o Estado fáctico. No obstante, su transformación en un Estado pleno aún parece un desafío, dada la fragilidad de su economía, al no contar contar con una provincia rica en hidrocarburos como Kirkuk, y al depender de la buena voluntad de los países vecinos para exportar sus recursos, así como de los favores debidos a esos Estados. Las administraciones de Recep Tayyep Erdogan, al principio como primer ministro y después como presidente, se han esforzado por congraciarse con el grk y, más particularmente, con su presidente, Masud Barzani, y su partido, el pdk. Pocos olvidan que al inicio de la ocupación, en 2003, el gobierno turco, ya bajo el mando de Erdogan, se opuso al establecimiento de un gobierno autónomo en el Kurdistán iraquí. Sin embargo, desde 2008, coincidiendo con una mayor pre­ ocupación frente al pkk, Ankara empezó a acercarse a Erbil. A partir de entonces se entablaron relaciones bilaterales de alto nivel que redundaron en un incremen­ to de las inversiones turcas en el Kurdistán iraquí, así como de las exportaciones hacia este territorio, por no hablar de la construcción de un oleoducto para extraer el petróleo del norte de Irak por Turquía evadiendo el control de Bagdad.11 El acercamiento no ha hecho más que continuar, lo que ha conducido a algunos kurdos del Bakur (en Turquía), entrevistados por el autor, a sospechar que la verdadera intención de las autoridades turcas es conseguir en los líderes de Erbil un contrapeso a la influencia del Partido de los Trabajadores del Kurdistán entre los kurdos de Turquía. Es importante observar que, en esta corriente de la rebelión kurda, se operó una importante transformación ideológica. Dentro de prisión, Öcalan concretó un cambio de visión acerca de la emancipación, de la lucha por alcanzarla y de la política en general, y logró transmitir esta nueva perspectiva a importantes sectores del movimiento kurdo de liberación, civil y armado. Duran­ te la primera década de 2000, Öcalan escribió varios textos desde la cárcel en los que replanteó sus posicionamientos. Además de dar prioridad a las vías pacíficas e incluso electorales —influido por las ideas anarquistas y socialistas de Murray

11 F. Stephen Larrabee, “Troubled Partnership. US-Turkish Relations in an Era of Global Geopolitical Chan­ ge”, Inf. téc., Rand Project / Air Force, Santa Monica, 2010, pp. 22-24; disponible en: http://www.dtic. mil/get-tr-doc/pdf?AD=ADA514549

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Bookchin—,12 expresó que constituir un Estado, así fuera kurdo y liderado por su movimiento, llevaría a perpetuar la opresión. En línea con lo anterior, propu­ so lo que llamó “confederalismo democrático” como la clave para la paz entre los kurdos y los Estados de Turquía, Siria, Irak e Irán y con las diversas poblaciones de la región, así como para la paz en general en Medio Oriente. Las ideas expresadas por Öcalan tuvieron un enorme efecto sobre numerosos activistas kurdos, no sólo en Turquía y entre la diáspora en Europa, sino también en Irak e Irán, aunque probablemente aún más en Siria. Durante las décadas de presencia del pkk en este país, el partido echó raíces entre la población kurda local. Como a ésta le resultaba difícil construir una alternativa activa dentro de ese Estado, la mayoría de los que se decidían a luchar por la liberación nacional se integraban al pkk y combatían al Estado turco. Así, con el tiempo, el ámbito de quienes seguían las ideas de Öcalan se convirtió en la principal opción política kurda de Siria.13 Tras la ocupación de Irak, el gobierno sirio, bajo la presidencia de Bashar al- Asad, generó una gran animadversión entre la población kurda, lo que llevó a un mayor fortalecimiento del movimiento en el país. Tras la formación del Gobierno Regional del Kurdistán iraquí, creció la popularidad de Masud Barzani y de Jalal Talabani, los líderes del pdk y la upk, respectivamente, entre los kurdos en general, incluidos los de Siria. Durante un partido de futbol en la ciudad de Qamishli al inicio de 2004, jóvenes kurdos alzaron pancartas con las imágenes de Barzani y de Talabani, lo que pronto llevó a una batalla campal entre aficionados árabes y kurdos presentes en el partido. La situación se agravó con la intervención de la policía, que causó la muerte de varios kurdos, y generó una oleada de protestas en la zona, en las que se exigía, además de justicia por las muertes, derechos para los kurdos.14 El Partido de la Unión Democrática (pyd), que acababan de formar los seguidores de las ideas de Öcalan en 2003, participó en las manifestaciones y en la formulación de las reivindicaciones más sentidas por los kurdos de Siria, lo que ayudó a que se convirtiera en el partido kurdo más importante localmente. Otros partidos inclu­ yen el Movimiento Futuro, fundado por Mishal Tammo en 2005, y numerosas derivaciones del Partido Democrático del Kurdistán en Siria, fundado en 1957.

12 véanse por ejemplo los capítulos 4 y 5 en Abdullah Öcalan, Prison Writings: The Roots of Civilization, Londres, Pluto Press, 2007. 13 Opiniones recabadas en entrevista con kurdos en Damasco, Siria, 2003. 14 Hassan M. Fattah, “Kurds, Emboldened by Lebanon, Rise Up in Tense ”, The New York Times, 2 de julio de 2005, disponible en: http://www.nytimes.com/2005/07/02/world/middleeast/kurds-emboldened- by-lebanon-rise-up-in-tense-syria.html noviembre de 2008.

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En Turquía, el movimiento kurdo de liberación se fortaleció por medio de varias expresiones pacíficas, incluyendo notablemente varios partidos que se su­ cedieron unos a otros en la medida en la que el régimen los suprimía tras declara­ rlos ilegales.15 Del Partido de la Democracia del Pueblo, constituido en 2003, se llegaría a la creación del Partido de la Paz y la Democracia en 2009, que tras una nueva transformación en 2014, en que se asoció con organizaciones turcas de iz­ quierda, tomó el nombre de Partido Democrático de los Pueblos (hdp). Los partidos pro kurdos participaron en diversos procesos electorales con programas que incluían la resolución pacífica del conflicto turco con el pkk, la creación de una Turquía federativa de regiones democráticas autónomas, derechos para las mujeres y para las personas de sexualidad no heteronormada, así como para otras comunidades étnicas y religiosas minoritarias. El primer decenio del siglo xxi, sin embargo, mostró una evolución práctica­ mente sin precedentes en la política de la República Turca. A finales de 2002, un partido de base islámica, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (akp) ganó las elecciones. Desde el gobierno, el partido, promovió una identidad de la nación que contradecía, así fuera moderada e incluso temporalmente, la ideología nacio­ nalista que había predominado en la República desde su fundación, ochenta años atrás.16 Dado que la propuesta del akp se basaba más en la religión que en la et­ nicidad o la lengua, pudo adaptar su discurso y atraer electoralmente a cierta proporción de kurdos conservadores que no se identificaban con las propuestas del movimiento kurdo de liberación, pero eran conscientes de que no se podía seguir marginando a los kurdos sin sufrir los estragos de un conflicto armado. Como se verá en el apartado siguiente, esto cambiaría en 2015 con un giro en las circunstancias.

Las rebeliones populares en la región y sus secuelas para los kurdos Las rebeliones populares desatadas en los países árabes durante 2011 y sus deri­ vaciones durante los años posteriores representaron un fuerte sacudimiento polí­ tico para toda la región, con grandes consecuencias para los kurdos y sus movimientos. Las potencias mundiales ajustaron sus geopolíticas y las regionales

15 nicole F. Watts, Activists in Office: Kurdish Politics and Protest in Turkey, Seattle, University of Washington Press, 2010. 16 Carlos Manuel Reyes Silva, “La incidencia de la identidad nacional en la política exterior: El caso de Turquía frente a Europa y Medio Oriente durante el periodo del akp”, tesis doctoral, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, 2016.

61 Gilberto Conde Zambada intentaron trastocar las realidades sociales y políticas en el terreno para evitar verse demasiado afectadas. En los ires y venires que implicó este proceso, se for­ talecieron diversas corrientes del fundamentalismo islámico, desde las más incli­ nadas a la política tradicional hasta las partidarias del yihad armado. Cada una por su lado, las principales tendencias kurdas se esforzaron no sólo por sobrevivir, sino por hacer avanzar sus planteamientos estratégicos. Los medios variaron, como antes, entre la adaptación a las geopolíticas de otros, la aplicación de su propia propuesta antigeopolítica, o una combinación de ambas. De los países en los que hubo insurrecciones populares durante 2011, Siria es el único con una población kurda considerable, ya que ese año ni Turquía ni Irak ni Irán experimentaron levantamientos populares como otros países de la región. No obstante, las reverberaciones de las rebeliones, en particular de la siria, llega­ rían a esos países, lo que terminaría por afectar el escenario político kurdo. Una parte considerable del accionar turco en Siria a partir de 2011, aunque quizá sobre todo desde 2014, es ininteligible si se hace abstracción del flujo de los aconteci­ mientos y las tendencias en el Royavá. Hasta ese año, parecía reinar en la región kurda de Irak, si no fuera por el influjo de refugiados, una sensación prácticamen­ te de inmunidad ante los acontecimientos que sacudían a Siria. El retorno de Daesh de Siria a Irak, su toma de la ciudad de Mosul y el asedio del monte Sinyar y sobre todo de la capital kurda iraquí, Erbil, pusieron fin a esa situación. En Siria, al inicio de la rebelión popular, algunas organizaciones kurdas se integraron a las manifestaciones contra el régimen, sumando sus reivindicaciones a la protesta general. El Movimiento Futuro participó de lleno en las moviliza­ ciones hasta que murió asesinado su dirigente, Meshaal Tammo, en circunstancias oscuras. Otros partidos kurdos de Siria, en su mayoría derivados de un tronco común que se remonta a cincuenta años atrás y que suelen estar ligados al pdk o a la upk de Irak, también se integrarían en grados distintos a la movilización. Así lo hicieron también los miembros del pyd, aunque en asociación con la Coordi­ nación Nacional por el Cambio Democrático. Sin embargo, pronto quedó en evidencia que el grueso de las corrientes árabes de la oposición, con notables excepciones, eran reticentes a integrar las demandas de los kurdos.17 El Consejo Nacional Sirio (cns), creado esencialmente por exiliados, muchos de ellos miembros de los Hermanos Musulmanes, en la práctica estaba

17 véase Ammar Dayyoub, “Syria’s Revolution and the Kurdish Question”, Al Akhbar English, 12 de enero de 2012, disponible en: https://english.al-akhbar.com/node/3328/

62 Geopolíticas y antigeopolíticas de la cuestión kurda en perspectiva histórica haciendo suyo el discurso nacionalista árabe, pieza clave de la hegemonía cultural entre la mayoría de la población siria. Un posicionamiento tal era quizá necesario para acercar al grueso de la población árabe a la revuelta, pero repelía a los kurdos. Después de algún tiempo, el cns terminó por aceptar la existencia de una cuestión kurda y la importancia de reconocer sus demandas.18 Diversas organizaciones kurdas de oposición habían conformado el Consejo Nacional Kurdo poco después de la constitución del cns en octubre de 2011 y más tarde se sumaría a la Coalición de las Fuerzas de Oposición y la Revolución Siria.19 No obstante, el pyd mantuvo su distancia tanto del Consejo Nacional Sirio como del Kurdo, así como de la Coalición de las Fuerzas de Oposición. Un factor exógeno que pudo influir en esto es que todas estas alianzas opositoras tenían tratos con el gobierno de Turquía, y éste no sólo era reacio a establecer cualquier contacto con el pyd, sino que buscaba excluirlo del movimiento rebelde sirio. También pesó, sin duda, que el Partido de la Unión Democrática participaba en la Coordinación Nacional por el Cambio Democrático, que rompió con el grueso de la oposición desde mediados de 2011, al considerar que se debía priorizar a toda costa la vía pacífica y evitar tajantemente la intervención extranjera en el proceso insurreccional.20 En cuanto al cnk, además de que según algunos reportes fue promovido por Barzani desde su creación,21 ha formado una milicia en Erbil, los Peshmerga del Royavá, entrenada por los Peshmerga del grk, pero que no ha podido entrar al Kurdistán sirio porque el pyd considera que su presencia ahí podría conducir a choques con las Unidades de Protección del Pueblo y generar una guerra civil kurda.22 A mediados de 2012, el pyd y el cnk se habían unido en un Consejo Supremo Kurdo,23 que se empezó a disolver algunos meses después de su creación.24

18 Consejo Nacional Sirio, “snc: National Charter: The Kurdish Issue in Syria”, Carnegie Middle East Center, Syria Resources, 25 de junio de 2012, disponible en: http://carnegie-mec.org/publications/?fa=48436 19 Kurdish National Council, “About the knc”, Kurdish National Council, Ginebra y Berlín, 2017, disponi­ ble en: http://knc-geneva.org/?page_id=49&lang=en 20 Gilberto Conde, “Framed between Change and Stability: Syria between People’s Revolution and Regime Survival”, Regions & Cohesion, vol. 2, núm. 3, invierno 2012, pp. 118-138. 21 Carnegie Middle East Center, “The Kurdish National Council in Syria”, Carnegie Middle East Center, 15 de febrero de 2012, disponible en: http://carnegie-mec.org/diwan/48502?lang=en 22 Wladimir van Wilgenburg, “Kurdish National Council Condemns Syrian Regime Attacks on Civilians in Hasakah”, ara News, 21 de agosto de 2016, disponible en: http://aranews.net/2016/08/kurdish-national- council-condemns-syrian-regime-attacks-civilians-hasakah/ 23 Hazal Ates, “Barzani Unites Syrian Kurds Against Assad”, Al-Monitor (traducido de Sabah al inglés por Ceren Kenar), 16 de julio de 2012, disponible en: http://www.al-monitor.com/pulse/politics/2012/07/ barzani-grabs-assads-kurdish-car.html 24 Member of National Council, “Member of National Council Says Committee Has Failed to Bridge Diffe­

63 Gilberto Conde Zambada

El establecimiento en Siria del Estado Islámico de Irak afectó duramente a los kurdos. Aunque su propósito original era fundar la sección de al-Qaeda en ese país, pronto su directiva quiso establecer su autoridad tanto sobre el conjunto sirio como sobre el iraquí, con lo que se transformó en Estado Islámico de Irak y de Levante.25 La organización se estableció en el noreste de Siria desde 2012, lo que parecía una decisión poco racional si buscaba derrocar a Bashar al-Asad y su gobierno. Todo indica que su propósito real era apropiarse de los pozos petroleros y las refinerías ahí ubicadas. Como esa zona o bien es colindante con el Kurdistán sirio o se ubica dentro de él (véase el mapa en p. 128), el pyd empezó desde en­ tonces a chocar con Daesh. Vale la pena subrayar que, entre 2012 y principios de 2014, las Unidades de Protección del Pueblo (ypg) y las Unidades de Protección de las Mujeres (ypj), creadas por el pyd, y Asayish, la policía formada por el go­ bierno autónomo de los tres cantones del Royavá, fueron casi las únicas que se enfrentaron militarmente a esa organización. El ejército sirio había abandonado casi por completo esas regiones para combatir la rebelión y las diferentes organi­ zaciones de oposición en el occidente del país. En cuanto a otras corrientes de la oposición árabe en el este, estaban siendo eliminadas por Daesh. El perfil y el radio de acción de Daesh se extendió enormemente a partir de 2014, cuando decidió cambiar de nombre a Estado Islámico, sin adjetivos que li­ mitaran sus aspiraciones geográficas, nombrar un califa, aparecer con fuerza en el escenario mediático internacional con la publicación de videos en los que degolla­ ba ciudadanos europeos y estadounidenses y avanzar en vastos territorios de Siria y de Irak. Entonces, la administración estadounidense declaró que su prioridad había cambiado y que ahora no consistía tanto en confrontar al Estado sirio como com­ batir a isis. Como se recordará, después de los ataques químicos en al-Ghuta, en los alrededores de Damasco, Estados Unidos operó un viraje geopolítico al pactar con Rusia la destrucción de las armas químicas del ejército sirio cuando la mayor parte de los actores de la región esperaba un ataque contra objetivos del régimen.26

rences with pyd”, Rudaw, 16 de julio de 2013, disponible en: http://www.rudaw.net/english/middleeast/ syria/16072013 25 El Estado Islámico apareció en Irak en el contexto de la ocupación estadounidense. La prensa europea lo llamó al-Qaeda en Mesopotamia. La organización tuvo varios nombres, incluido el de Estado Islámico en Irak, Estado Islámico en Irak y Levante y más tarde Estado Islámico (conocido también por sus siglas en varios idiomas y épocas, como isis, Daesh). En Irak, la organización era notoria porque, más que oponerse a las fuerzas invasoras, atacaba a los civiles iraquíes por ser musulmanes shi’íes y a otros que consideraba herejes. 26 Enrique Baltar, “El uso de armas químicas en Ghouta y la geopolítica del conflicto en Siria”, en Gilberto Conde, (ed.), Siria en el torbellino: Insurrección, guerras y geopolítica, México, El Colegio de México, 2017, pp. 401-437.

64 Geopolíticas y antigeopolíticas de la cuestión kurda en perspectiva histórica

A partir de 2009, el gobierno de Erdogan emprendió una normalización de la cuestión kurda que se coronaría con la puesta en marcha, en 2013, de un proceso de paz con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán. El gobierno del akp promovió lo que se conocería como la “apertura democrática”, aunque inicialmen­ te se había llamado “apertura kurda”.27 Se vio motivado por una serie de transfor­ maciones internas, regionales e internacionales, entre las que se deben destacar no sólo las presiones de la Unión Europea para mejorar la situación de los kurdos o el anuncio de la retirada estadounidense de Irak, sino también la pérdida de votos del akp entre las poblaciones kurdas del sureste de Anatolia. En 2013, cuatro años después de iniciado —ahora en el contexto de la guerra en Siria, justo cuando los rebeldes se encontraban a la ofensiva y parecían tener posibilidades de derrocar el régimen de Asad— Erdogan propuso negociaciones de paz que, como se recor­ dará, Öcalan acogió con beneplácito desde la cárcel. El proceso creó enormes ex­ pectativas entre sectores importantes de la población de Turquía, así como entre los kurdos favorables al Partido de la Justicia y el Desarrollo, de que por fin se podría poner fin a una guerra que ha durado décadas y ocasionado decenas de miles de muertos, principalmente kurdos. Muchos de los kurdos de la órbita de Öcalan, aunque esperanzados con las perspectivas de paz, estaban conscientes de que nada estaba garantizado de antemano, sobre todo cuando en septiempre del mismo año vieron que Erdogan ofreció un “paquete de democratización” no negociado y muy limitado respecto de lo esperado.28 Para la segunda mitad de 2015, las esperanzas de pacificación se frustraron tajantemente, cuando el partido del ya para entonces presidente Erdogan perdió la mayoría parlamentaria y el partido prokurdo aumentó su votación a 13 por ciento de los sufragios totales. Una de las metas políticas del presidente con las negociaciones de paz era realizar un cambio constitucional que transformara el régimen de parlamentario a presidencialista, lo que le permitiría continuar a la cabeza del Poder Ejecutivo ahora no como primer ministro sino en su recién ad­ quirida posición de presidente. Con la esperanza de conseguir una mayoría par­ lamentaria absoluta en las elecciones de junio de 2015, quiso acortar la vía al cambio constitucional. Sin embargo, no la obtuvo, y atribuyó su debacle electoral

27 Kivanç Ulusoy, “The ‘Democratic Opening’ in Turkey: A Historical/Comparative Perspective”, Insight Turkey, vol. 12, núm. 2, 2010, pp. 71-90. 28 Michael M. Gunter, “The Turkish-Kurdish Peace Process Stalled in Neutral”, Insight Turkey, vol. 16, núm. 1, 2014, pp. 19-26, disponible en: http://file.insightturkey.com/Files/Pdf/insight_turkey_16_1_ 2014_gunter.pdf

65 Gilberto Conde Zambada al éxito rotundo del prokurdo Partido Democrático de los Pueblos y al conflicto que sostenía con el movimiento gülenista, que lo había apoyado hasta hacía un par de años. En realidad, varios factores habían contribuido a frustrar sus cálculos,29 como el estado de suspenso en que mantenía el proceso de paz, la elusiva victoria en la guerra por encargo en Siria, el crecimiento del número de refugiados, los escándalos derivados de la filtración de acciones de agentes y miembros destacados del gobierno y la represión del movimiento juvenil turco dos años antes. En julio, el mes que siguió a las elecciones, argumentando que el pkk podría haber realizado una acción armada en la que habían muerto policías militares, el gobierno rompió el proceso de paz con un violento ataque contra los campamentos de los milicianos kurdos en las montañas de Qandil en Irak. Las autoridades turcas afirmaron que combatirían a todos los terrorismos y que, al igual que a los kurdos, finalmente confrontarían también a Daesh.30 A estos ataques, siguió una lucha sin cuartel contra los jóvenes de las principales ciudades kurdas del sureste del país, en donde según cifras del propio gobierno murieron cientos de kurdos a manos de las fuerzas armadas, por no hablar de la destrucción material de sitios urbanos e históricos como el distrito de la Muralla (Sur) de la ciudad de Diyarbakir. Si el objetivo del gobierno turco, con la reanudación de la guerra contra los kurdos, consistía en recuperar la mayoría parlamentaria para el Partido de la Jus­ ticia y el Desarrollo, la meta se alcanzó. En noviembre del mismo 2015, el partido de Erdogan logró 49 por ciento de la votación total, arrancando parte de su base electoral al chovinista Partido del Movimiento Nacionalista (mhp) y también logró disminuir la votación a favor del Partido Democrático de los Pueblos de 13 por ciento a poco más de 10 por ciento, que es el mínimo necesario para poder elegir diputados a la Asamblea. No obstante, hizo retirar la inmunidad parlamentaria a los diputados del hdp, aunque no a los de otros partidos, y metió a la cárcel a los más destacados, acusados de sostener vínculos con organizaciones terroristas. Erdogan ha intentado utilizar sus lazos con los Barzani en el Kurdistán iraquí para apuntalar su posición con los kurdos de Turquía y de la región. Como ya se

29 Lucia Cirianni, “Un material barato de la política interna: Resonancias del conflicto sirio en la crisis políti­ ca turca”, en Gilberto Conde (ed.), Siria en el torbellino: Insurrección, guerras y geopolítica, México, El Colegio de México, 2017, pp. 341-361. 30 Constanze Letsch, “Turkey Steps up Bombing of Kurdish Targets in Irak”, The Guardian, 29 de julio de 2015, disponible en: https://www.theguardian.com/world/2015/jul/29/turkey-launches-biggest-attack- kurdish-militants, y “Turkish Jets Hit Kurdish Militants in Iraq and Isis Targets in Syria”, The Guardian, 25 de julio de 2015, disponible en: https://www.theguardian.com/world/2015/jul/25/turkish-jets-hit- kurdish-militants-in-iraq-as-well-as-isis-targets-in-syria

66 Geopolíticas y antigeopolíticas de la cuestión kurda en perspectiva histórica mencionó, desde 2008, el gobierno turco ha cultivado sus vínculos con la familia Barzani y el Gobierno Regional del Kurdistán en Irak. Parece evidente que el interés económico lubricó las relaciones bilaterales en medio del sueño acariciado por los Barzani de convertir a Erbil en una “nueva Dubai”, en cuyo desarrollo se asignó un papel fundamental a empresas turcas.31 Más allá del aspecto meramen­ te material, Masud Barzani colaboró para crearle a Erdogan una legitimidad kurda en medio del proceso de paz y de las recurrentes crisis políticas en Turquía.32 En noviembre de 2013, ambos encabezaron una gran congregación en Diyarbakir en la que se rompieron varios tabúes: Erdogan se refirió públicamente al “Kur­ distán” y Barzani pronunció su discurso en kurdo. La maniobra, sin embargo, resultaba demasiado burda a los ojos de varios kurdos entrevistados por este autor, que consideraban que el pdk colaboraba con Ankara para dividir a los kurdos de Turquía y generar entre ellos una alternativa política liberal frente al movimien­ to kurdo de liberación. La política de todo el Kurdistán está ligada; los acontecimientos en una de sus regiones afectan los de las otras. En 2014, la organización Estado Islámico, que trataba de demostrar su eficacia, no sólo ocupó con éxito numerosas ciudades en Irak, incluida la kurdófona Sinyar, sino que en Siria quiso tomar la ciudad de Kobane, en la frontera turco-siria, gobernada por las estructuras autónomas crea­ das por el Partido de la Unión Democrática en el Royavá. Entre septiembre de 2014 y enero del año siguiente, Daesh avanzó sobre la ciudad, lo que presentó como una de sus mayores ofensivas militares dentro de Siria. Uno de los aspectos que volvió más terrible el asedio, y que indudablemente contribuyó al vuelco masivo de los kurdos del Bakur (Turquía) a favor del hdp en las elecciones turcas de 2015, fue el cerco que estableció el ejército de Turquía para impedir que se diera cualquier tipo de apoyo a las Unidades de Protección del Pueblo en su re­ sistencia contra la ofensiva yihadista. Mientras tanto, abundaban los reportes periodísticos de que las autoridades turcas prestaban auxilio logístico y médico a los combatientes de Daesh.33 Tras muchas presiones de Washington, Erdogan

31 Matteo Fagotto, “Kurdistan: In the ‘other Dubai’, An Economic Boom”, The Star, Toronto, 4 de agosto de 2012, disponible en: https://www.thestar.com/news/world/2012/08/04/kurdistan_in_the_other_dubai_ an_economic_boom.html 32 Michael M. Gunter, op. cit. 33 véanse Iskender Doğu, “Latest isis Attack on Kobanê Implicates Turkey Once More”, Z Net, 6 de diciem­ bre de 2014, disponible en: https://zcomm.org/znetarticle/latest-isis-attack-on-kobane-implicates-turkey- once-more/, y David L. Phillips, “isis-Turkey Links”, Institute for the Study of Human Rights, Congreso de Estados Unidos, Washington, D.C., 2014, disponible en: http://docs.house.gov/meetings/FA/ FA14/20170405/105842/HHRG-115-FA14-Wstate-PhillipsD-20170405-SD001.pdf

67 Gilberto Conde Zambada finalmente autorizó el paso de un destacamento de Peshmergas, soldados del Kurdistán iraquí, para que avituallaran a la resistencia de Kobane y combatieran a Daesh. La campaña de Kobane, como atinadamente ha señalado Casti­ llo Quiñones,34 se ha convertido en un icono en el ideario kurdo de identidad. Con esto, el Partido de la Unión Democrática y, en general, los adeptos de Öcalan han reforzado su arrastre entre los kurdos. El prestigio del movimiento kurdo de liberación creció también con la heroi­ ca defensa de los yazidíes por el pkk y el pyd. En Irak, el mes anterior a la ofensi­ va contra Kobane, Daesh había avanzado contra la ciudad de Sinyar, donde cometió un genocidio contra los kurdos yazidíes, matando a cerca de diez mil personas en pocos días,35 aparte de esclavizar a numerosas mujeres, entre otras atrocidades. Quienes opusieron la primera línea de resistencia efectiva contra Daesh y la muerte por hambre y sed de los yazidíes en Monte Sinyar fueron los milicianos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán y las Unidades de De­ fensa del Pueblo de Siria.36 Aunque, en general, la prensa puso énfasis en las ope­ raciones aéreas estadounidenses y la acción de los Peshmerga, fueron los seguidores de las ideas de Öcalan quienes enfrentaron realmente a la organización yihadista. En los años subsecuentes, el movimiento kurdo de liberación ha capacitado a yazidíes de ambos sexos para que formen sus propias Unidades de Resistencia de Sinyar (ybs) que actúan paralelamente a la Fuerza de Protección de Ezidján (hpe), también conformada por yazidíes.37 La campaña de Kobane desató un proceso complejo en el que fuerzas que participan del movimiento kurdo de liberación, como las ypg y el pyd, han en­ trado en una suerte de alianza de facto con las fuerzas armadas estadounidenses. Durante el asedio de Kobane, el Comando Central reconoció que las milicias kurdas no sólo combatían encarnizadamente a Daesh, sino que, dado su perfil ideológico, no corrían el riesgo de convertirse en una fuente de futuros comba­

34 Juan Carlos Castillo Quiñones, “Narrativas de las organizaciones políticas kurdas y su papel en el torbellino sirio”, en Gilberto Conde (ed.), Siria en el torbellino: Insurrección, guerras y geopolítica, México, El Colegio de México, 2017, pp. 141-167. 35 valeria Cetorelli, Isaac Sasson, Nazar Shabila y Gilbert Burnham, “Mortality and Kidnapping Estimates for the Yazidi Population in the Area of Mount Sinjar, Iraq, in August 2014: A Retrospective Household Survey”, PLoS medicine, vol. 14, núm. 5, 2017, doi: 10.1371/journal.pmed.1002297. 36 Tracey Shelton, “‘If it Wasn’t for the Kurdish Fighters, We Would Have Died Up There’”, Public Radio International, Minneapolis, 29 de agosto de 2014, disponible en: https://www.pri.org/stories/2014-08-29/ if-it-wasn-t-kurdish-fighters-we-would-have-died-there 37 Sheren Khalel y Matthew Vickery, “Yazidis battle isil: Disaster ‘Made us Stronger’”, Al Jazeera in English, febrero de 2015, disponible en: http://www.aljazeera.com/news/2015/02/yazidis-battle-isil-disaster-stron­ ger-150222112936773.html

68 Geopolíticas y antigeopolíticas de la cuestión kurda en perspectiva histórica tientes del yihad contra alguna potencia occidental. Así, Washington transitó paulatinamente de realizar algunos bombardeos simbólicos sobre los combatien­ tes de Daesh que sitiaban Kobane a atacarlos eficazmente, lo que ayudó a las Unidades de Protección del Pueblo y de las Mujeres a retomar la ciudad, así fue­ ra con un muy elevado costo en vidas. A partir de entonces, se ha establecido una especie de simbiosis entre el objetivo común de la Casa Blanca y muchos de sus aliados, por un lado, y del pyd y las milicias kurdas del Royavá, por el otro, para acabar con Daesh en Siria. No obstante, según declaraciones de un dirigente del movimiento en Siria,38 se han esforzado por mantener su independencia respecto de los militares estadounidenses; sin duda, explicó, hay acuerdos en el terreno, pero nada por escrito, y esos acuerdos no incluirían combatir a otros enemigos de Washington. Por otro lado, el pyd ha mostrado capacidad para simultáneamente sostener relaciones con Rusia. Por supuesto, Turquía, aliado de largo tiempo de Washington y ahora también de Rusia, se opone radicalmente a que los kurdos obtengan cualquier conquista territorial en el largo plazo en Siria, así sea en tér­ minos confederales.

Geopolíticas y antigeopolíticas de la cuestión kurda La cuestión kurda es compleja por muchos motivos, entre los que destaca la dis­ tribución de la población en varios países entre el Mediterráneo y el Golfo y la inexistencia de un Estado kurdo de jure que imponga un control político y poli­ ciaco sobre el conjunto de la población. A las diferencias entre los kurdos, que incluyen variaciones dialectales y en ocasiones religiosas, se pueden agregar dis­ tinciones políticas que no sólo tienen que ver con asuntos de región, lengua, etnia y tribu, sino también de clase. No obstante, existen narrativas nacionales com­ partidas por la mayoría de los kurdos, más allá de las fronteras estatales y parti­ distas. En cuanto a los partidos políticos kurdos y pro kurdos, es importante subrayar que con frecuencia forman parte de movimientos más amplios. Aunque los hay circunscritos a un solo Estado, como la lista Goran, del Kurdistán iraquí, otros tienen una presencia pankurda. Así, el pdk tiene partidos afines o simpatizantes en todos los Estados habitados por kurdos, y lo mismo sucede con la upk. Esos partidos no conforman todos una misma organización, por fieles que sean al lide­

38 Fehim Tastekin, “Kurds Reaching Critical Juncture in US Partnership”, Al-Monitor, 22 de junio de 2017, disponible en: http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2017/06/turkey-syria-kurds-at-critical-junctu­ re.html

69 Gilberto Conde Zambada razgo central. El caso de los seguidores de Öcalan es de cierto modo más comple­ jo. El pkk es una organización armada, considerada terrorista por el gobierno de Turquía y sus aliados internacionales, Estados Unidos y la Unión Europea. Muchas de las otras organizaciones que siguen el pensamiento de Öcalan, sin embargo, no siempre están orgánicamente ligadas al partido armado ni siguen sus directivas. Eso no impide que compartan un ideario con aspiraciones comunes, como la li­ beración de Öcalan, la paz con la República de Turquía y los otros Estados de la región, la liberación de las mujeres y el establecimiento del confederalismo de­ mocrático como forma de realización de la autodeterminación de los kurdos y otros pueblos de la región sin necesidad de establecer Estados propios. No obstante, lo que torna realmente compleja la cuestión kurda son otros ingredientes. Uno es el ideológico, que deriva en ciertas visiones geopolíticas. Por un lado, ciertas ideologías nacionalistas y político-religiosas generan contradic­ ciones en las que quedan atrapados los kurdos, al igual que otros pueblos. Los nacionalismos turco, árabe e iraní, con su propia historia, de la que abreva su le­ gitimidad, han resultado excluyentes para minorías que reivindican su derecho a la existencia y la autodeterminación. Por otro lado, las variantes fundamentalistas del islamismo, en particular las más radicales e impositivas, generan sus propias exclusiones que van más allá de negar derechos a minorías que ubican afuera de las religiones del libro, al pretender uniformar la práctica de la fe conforme a sus convicciones en todos los creyentes. Esto hace que muchos kurdos se sientan ex­ cluidos, incluso si forman parte de la mayoría religiosa del Estado en que viven, dado que no aceptan uniformar sus prácticas con las de los fundamentalistas ni someter los destinos de sus comunidades a los designios de los partidos fundamen­ talistas. Por su parte, las visiones nacionalistas y fundamentalistas suelen derivar en la idea de Estados, quintaesencia de la concepción geopolítica del mundo. Otro gran ingrediente de complejidad tiene que ver con los intereses econó­ micos y de poder de las oligarquías de los Estados en los que viven los kurdos, de las potencias regionales y de las potencias mundiales. De todos éstos se desprenden las visiones geopolíticas dominantes. Estados Unidos y Rusia, junto con las po­ tencias europeas, han proyectado imaginaciones geopolíticas sobre la región en función de ambiciones económicas y de poder. En los designios geopolíticos de las potencias, los kurdos han entrado por una puerta y salido por otra con el paso del tiempo. Si algo ha caracterizado a las potencias en la región, ha sido que prác­ ticamente siempre han priorizado sus propios intereses y han mostrado inconsis­ tencias en cuanto a los derechos de autodeterminación de los kurdos.

70 Geopolíticas y antigeopolíticas de la cuestión kurda en perspectiva histórica

Lo mismo ha sucedido con algunas potencias regionales que cobijan a unos kurdos, mientras escatiman el apoyo a otros en función de su política de alianzas. Al igual que Estados Unidos, Israel e Irán en la época del shah apoyaron a los kurdos de Irak cuando les pareció conveniente y les retiraron el apoyo cuando el shah firmó un acuerdo con Saddam Husein. Más tarde, mientras el ejército iraquí combatía a la República Islámica de Irán, los líderes estadounidenses y sus aliados europeos se mantuvieron en silencio mientras el régimen de Saddam cometía atrocidades contra la población kurda. Simultáneamente, soslayaban la política de Turquía respecto de su población kurda, concibiéndola principalmente como un asunto de seguridad, al tiempo que condenaban la violencia de los subalternos. Aun después, cuando la Unión Europea empezó a criticar las políticas culturales turcas, conservó la postura securitaria. El apoyo de las grandes potencias y de potencias regionales como Turquía a la Región del Kurdistán en Irak tras la ocupación estadounidense de 2003 también se ha desarrollado en función de los beneficios posibles. Se ha impulsado al gobierno regional, dentro de Irak, a hos­ tigar al gobierno central y, en la zona, a convertirse en contrapeso al movimiento kurdo de liberación. En la época abierta con el cuestionamiento popular de las élites político-eco­ nómicas entre el Atlántico, el Mediterráneo y el Golfo durante las llamadas Pri­ maveras Árabes, las potencias mundiales y regionales han procedido, como antes, con una política cambiante hacia la cuestión kurda. En Siria, Estados Unidos pasó de apoyar la postura turca a colaborar con el movimiento kurdo de liberación en la lucha contra Daesh. Turquía transitó de promover una política de corte neo- otomano en que promovió un proceso de paz con la guerrilla kurda de su país, pasando por utilizar a los kurdos de Irak con la idea de socavar la legitimidad del movimiento kurdo de liberación en su territorio, hasta forjar una alianza islamis­ ta-nacionalista turca y relanzar la guerra contra los kurdos. En Siria, Erdogan ha buscado socavar el movimiento kurdo de liberación y, aparentemente, pretende impedir que llegue a estabilizar la autonomía y el confederalismo democrático que el movimiento ha podido establecer en el norte de Siria en el contexto de la guerra. Por su lado, los movimientos kurdos han mostrado dos tipos de actitud ante las geopolíticas de las potencias mundiales, regionales y locales. La primera es la de la adaptación. Algunos movimientos, en especial los ligados al pdk y a la upk, han tendido a plegarse a las geopolíticas de Estados que consideran poderosos y de los que han obtenido beneficios. De entrada, la geopolítica de EstadosU nidos

71 Gilberto Conde Zambada es la que más ha pesado debido a las intervenciones militares de este país en Irak desde 1991. Estas injerencias han permitido al pdk y a la upk establecer un semi Estado kurdo en el norte de Irak, y las élites de estos partidos se han convertido en una clase capitalista kurda. La geopolítica turca también ha tenido su impor­ tancia tanto por el flujo de inversiones y mercancías como por la apertura de vías de exportación de recursos, particularmente petróleo, sin pasar por el gobierno de Bagdad. En su carácter de semi Estado, el Gobierno Regional del Kurdistán ha desarrollado su semi geopolítica como instrumento de hegemonía cultural entre los kurdos de Irak y de otros territorios, pero consciente de su dependencia de la colaboración con socios más poderosos. La segunda actitud ante las geopolíticas de otros Estados es la del rechazo, que, como se recordará, aquí llamamos “antigeopolítica” en sintonía con otros autores. El movimiento kurdo de liberación ha sido eminentemente antigeopolítico, tanto por combatir sin atender las geopolíticas de las potencias de la región y del mundo, como por su programa y práctica de rechazo al establecimiento de un Estado propio. Las diversas organizaciones de esta corriente han llegado a una postura en la que no pretenden destruir los Estados establecidos, sino hacerlos aceptar la autonomía y el confederalismo democrático que podría permitir la coexistencia pluriétnica y de proyectos extracapitalistas. El rechazo a la visión geopolítica también se ve en la práctica de sus activistas de participar más allá de las fronteras estatales. Sin embargo, el Medio Oriente es un ámbito rudo, dado el cúmulo de intere­ ses geopolíticos que se ciernen sobre él, al grado de que resulta difícil abstraerse por completo de las adaptaciones geopolíticas. En el contexto de las guerras que atormentan a Siria, el movimiento kurdo de liberación se ha visto en la necesidad de adaptarse en cierto grado a la geopolítica estadounidense al establecer una alianza de facto con las fuerzas armadas de Estados Unidos en la lucha contra la organización Estado Islámico. El tiempo dirá si esta adaptación por necesidad existencial termina por transmutar a un movimiento que durante décadas se ha mantenido en la oposición al imperialismo y a todos los Estados de la región o si logra resistir. No hay que olvidar que en el pasado el movimiento kurdo de liberación ya ha tenido que adaptarse a geopolíticas ajenas por las circunstancias, como cuando aceptó el cobijo del régimen de Hafez al-Asad en la década de 1980. En aquella ocasión logró conservar su independencia, su programa y su utopía. Es probable que ahora lo logre de nuevo.

72 ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático? El proyecto político de los kurdos en Siria e Irak

Juan Carlos Castillo* Universidad Nacional Autónoma de México

Los efectos de las revoluciones árabes de 2010 permitieron la aparición de un amplio espectro de fuerzas no estatales, que buscaban transformar las condiciones políticas de la región y redibujar el mapa del Medio Oriente. El objetivo principal de este artículo es contrastar el desarrollo político e histórico de dos actores de esta naturaleza, el Partido de la Unión Democrática (Partiya Yekîtiya Demokrat, pyd), y su proyecto autonómico en el norte de Siria (Royavá), en contraste con el Parti­ do Democrático del Kurdistán (Partiya Demokrata Kurdistan, pdk) y el proceso de construcción institucional del Gobierno Regional del Kurdistán (grk) en el nor­ te de Irak. Para ello, la investigación analiza las múltiples interacciones entre las autoridades kurdas del grk con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (Partiya Karkerên Kurdistan, pkk), movimiento kurdo dominante en Turquía desde 1984 y principal aliado político del pyd en Siria. El pyd representa la fuer­ za kurda más poderosa en el terreno sirio; su inspiración ideológica y principal base de apoyo proviene del pkk, mientras que la oposición interna al pyd la cons­ tituyen grupos simpatizantes y ligados a Masud Barzani, principal figura políti­ ca del Kurdistán iraquí. Tanto el pkk de Turquía como el pdk de Irak constituyen las fuerzas kurdas más influyentes en la región, dada su condición transfronteriza y proyección transnacional. Sin embargo, ambos partidos poseen ideologías disímiles y las ri­ validades históricas les han impedido establecer canales efectivos de comunicación

* Maestro en Estudios de Asia y África por El Colegio de México, especialidad en Medio Oriente. Doctoran­ te en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Recientemente publicó “Narrativas de las organizaciones políticas kurdas y su papel en el torbellino sirio”, en Gilberto Conde (2017), Siria en el torbellino: Insurrección, guerras, geopolítica, El Colegio de México.

73 Juan Carlos Castillo y estrategias de cooperación conjunta vis a vis su interacción con los Estados re­ gionales. No obstante, el trabajo considera que dichas fuerzas representan para­ digmas interconectados; es decir, capaces de alcanzar ciertos niveles de armonía en función de la identidad pankurda en la región y la presión de sus sociedades para establecer grados mínimos de solidaridad interétnica. Frente al creciente ascenso de los kurdos en Siria y la importancia del grk como Estado de facto des­ de la década de 1990, el pkk se constituye como el elemento clave que podría institucionalizar ciertos niveles de conexión entre los movimientos kurdos de Irak y de Siria. El surgimiento del denominado Estado Islámico (ei), desde julio de 2013, ha sido el contexto que permitió a los kurdos obtener amplios niveles de reconocimiento internacional en los últimos años.1 La región del Medio Oriente ha padecido un siglo de guerras y conflictos desde el trazo arbitrario de sus fronteras luego del fin de la Primera Guerra Mundial. La sangría alcanzó su pico tras la invasión a Irak en 2003 y marcó el inicio de una nueva era de cambios que han afectado a la región en su conjunto. Desde Túnez, Egipto y Libia en el Norte de África, hasta Estados en el corazón del denominado Creciente Fértil, como Siria e Irak, estas transformaciones, aún en progreso, han provocado el surgimiento de entidades no estatales con capacidad de control terri­ torial, como Royavá (Kurdistán Occidental) (establecido desde noviembre de 2013) o la consolidación de otros como el grk (fundado oficialmente desde 1992). Ambos modelos se sitúan como los paradigmas organizacionales más importantes en la amplia ecología de movimientos kurdos que se encuentran en la región. La procla­ mación de Royavá como un proyecto autonómico popular, y de naturaleza hetero­ génea, difiere radicalmente delg rk, basado en un modelo estatista y sustentado en una lógica nacionalista tradicional que apela al establecimiento de un Estado kurdo. El análisis de las políticas kurdas, a la luz de este nuevo orden regional, se ve limitado por la naturaleza emergente del fenómeno. La mayoría de los análisis al respecto continúan describiendo a los kurdos como grupos marginados o coopta­ das por actores externos con poca o ninguna capacidad de agencia. Contrario a esta visión, este trabajo argumenta que los kurdos han cimentado su posición en las últimas dos décadas, constituyéndose en elementos clave que definirán muchos de los cauces del proceso de transición por el que atraviesa Medio Oriente. Las

1 Esta organización consiste en un poderoso ejército de mercenarios cuyo objetivo es el establecimiento de un califato en las denominadas tierras del Islam (Dar al-Islam). Conocido primero como Estado Islámico de Irak y el Levante (Al-Dawlat al-Islamiyya fı al-Iraq wa al-Sham o Daesh), la mayoría de sus miembros fueron reclutados luego del periodo de transición de poder al nuevo gobierno iraquí constituido en 2004.

74 ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático? revoluciones árabes de diciembre de 2010 y sus posteriores efectos son la coyun­ tura crítica que generó las condiciones políticas para ello. Basado en un modelo conceptual de interrelaciones multidimensionales, el texto ofrece al lector un entendimiento empírico que muestra la interconexión y las diferencias en las políticas de los principales movimientos kurdos. Aunque el estudio se enfoca en los kurdos de Siria e Irak, también discute la importancia del pkk en la formación del proyecto autonómico en Siria; de igual forma, la investigación contrasta la historia del grk como Estado de facto, resaltando sus vínculos internacionales y su papel dentro del más amplio espectro de la política kurda.

Breve semblanza del origen de la cuestión kurda en la región La cuestión kurda en Medio Oriente surgió a principios del siglo xx tras el fin de la Primera Guerra Mundial y el reparto de los territorios del derrotado Imperio Oto­ mano. Para la mayoría de los kurdos, el origen de sus reclamos está asociado con los sucesos de este periodo y la negativa de las potencias europeas, Francia y Gran Bre­ taña principalmente, a otorgarles un Estado propio. Tras la redistribución colonial de las antiguas posesiones otomanas, las élites nacionalistas kurdas de la época pre­ sentaron a las potencias vencedoras sus intenciones de autodeterminación como pueblo. El Tratado de Sèvres de 1920 recogió estos reclamos y proveyó la creación de un Estado kurdo al sur de Anatolia. Sin embargo, el Tratado de Lausana de 1923 dio paso al surgimiento de la república de Turquía y abrogó lo estipulado en Sèvres. El interés de los británicos por asegurar el control sobre las reservas de petróleo del vilayato de Mosul, provincia otomana de mayoría kurda, terminó por sepultar las ambiciones de los negociadores kurdos con la incorporación de Mosul al reino de Irak en 1926. A partir de entonces, la mayor parte del territorio del llamado Kurdistán quedó dividido entre los Estados de Turquía, Siria, Irak e Irán. En décadas subsecuentes, los gobiernos de aquellos Estados se dieron a la tarea de construir sus respectivas ideologías estatales. La necesidad de conformar Estados fuertes condujo al diseño de proyectos nacionalistas monolíticos, los cuales defi­ nieron a sus minorías como fuerzas desestabilizadoras. El nacionalismo kurdo se formó a la par de tales acontecimientos, de la mano de pequeños grupos de inte­ lectuales con una educación occidental desde mediados del siglo xix y en alianza con liderazgos tribales del ámbito rural.2 Los gobiernos de la región se negaron a

2 El nacionalismo kurdo tiene sus raíces en dos estratos sociales distintos. El primero corresponde a las clases urbanas educadas, que estuvieron al tanto de las ideologías políticas modernas y atestiguaron el desarrollo del nacionalismo turco y árabe y su concreción en vigorosos movimientos políticos. La segunda base social

75 Juan Carlos Castillo reconocer los derechos políticos y culturales de sus respectivas comunidades kur­ das, llegando al punto de negar la existencia de su identidad como pueblo; dicha negativa mantuvo a los kurdos en un estado de rebelión semipermanente a lo largo del siglo xx, lo cual permitió el desarrollo de una consciencia nacional y una cultura política propiamente kurda. La politización de la identidad kurda se manifestó con fuerza en las décadas de 1960 en Irak y de 1980 en Turquía. A partir de 1990, el desarrollo del sentido de pertenencia kurdo desembocó en el deseo de los kurdos de iniciar un proceso de construcción estatal en el caso de Irak; mientras que el movimiento kurdo en Turquía generó una retórica antiestatal y transitó hacia esquemas de desarrollo autonómico transnacional.

La trayectoria política del pkk y su influencia en la revolución kurda de Royavá Los kurdos constituyen alrededor de 15 por ciento de la población total de Siria y se concentran en tres regiones y pueblos no contiguos del norte del país: al-Ja­ zira (Herema Cizîrê) en el noreste, Kobane (Ayn al-Arab) en el centro y Afrín (Efrîn) en el noroeste. Los años 1998 y 1999 fueron significativos en la reorgani­ zación del movimiento político kurdo tanto de Turquía como de Siria. La orien­ tación ideológica del pkk ha sido central en la conformación y surgimiento de la lucha revolucionaria en los enclaves poblacionales kurdos, ahora denominados Royavá o Kurdistán Occidental. El pkk fue fundado en Turquía en 1978 por Abdullah Öcalan y un nutrido grupo de estudiantes universitarios marxista-le­ ninistas, cuyo objetivo era el establecimiento de un Estado kurdo de carácter socialista. La presencia de esta organización en Siria comenzó en 1979 con el es­ tablecimiento de contactos con organizaciones marxistas palestinas,3 las cuales brindaron al pkk instalaciones en el Valle de Bekaa, en el norte libanés, bajo control sirio durante este periodo.4 El pkk creció hasta transformarse, en 1984,

está constituida por los sectores del medio tribal, férreos opositores a la creciente interferencia del gobierno en sus dominios. Ambos sistemas sociales estuvieron en constante contacto: muchos intelectuales urbanos provenían de familias de importantes jefes tribales, mientras que la mayoria de los hombres de las tribus estuvieron expuestos a las ideas modernas del nacionalismo, la democracia participativa o el socialismo. Los partidos liderados por intelectuales urbanos han sido siempre conscientes de que sin el apoyo de las tribus su poder es mínimo. Véase Marin van Bruinessen, “The Kurds Between Iran and Iraq”, merip Report, núm. 141, julio-agosto de 1986, pp. 14-27, esp. p. 20. 3 Ismet G. Imset, “The pkk, Twenty Years of Separatist Violence, 1973-1993”, Ankara, Turkish Daily News, 1994, p. 85. 4 Los militantes kurdos del pkk fueron entrenados en los campos del Ejército Popular de Palestina en Líbano entre 1981 y1982. El pkk se ganó la simpatía de algunos movimientos palestinos debido a su ideología marxista y su oposición hacia Israel durante este periodo. Véase Umit Özdag, Türkiye Kuzey Irak ve pkk

76 ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático? en una fuerza guerrillera capaz de confrontar militarmente al Estado turco. Los servicios de inteligencia sirios permitieron a las milicias kurdas moverse libre­ mente y establecer bases de operación en el norte del país, desde las cuales plani­ ficaron sus acciones guerrilleras en el sureste turco.5 La alianza coyuntural entre el pkk y Damasco terminó en 1998 con la súbita expulsión de Abdullah Öcalan de suelo sirio, ante las presiones de Ankara y Washington. Décadas de presencia del pkk en Siria permitieron a su estructura partidista insertarse en las comunidades kurdas y constituirse en el movimiento con mayor influencia en el noreste sirio. La rivalidad turco-siria en la década de 1980 fue la que en definitiva permitió a la guerrilla delp kk alojar a sus líderes en Siria e influir en los enclaves kurdos del norte del país.6 A diferencia de los partidos kurdos sur­ gidos en Siria durante la década de 1960,7 marcados por el faccionalismo y asocia­ dos con las políticas de cooptación del régimen, la ideología marxista del pkk y su retórica igualitaria ofrecieron a miles de jóvenes nuevas formas de organización en regiones como al-Jazira. Las condiciones de marginación y represión política en esta región hicieron atractiva la narrativa contrahegemónica del pkk y su visión de organización social. Además, Öcalan no sólo destacaba la dimensión étnica o na­ cional de la cuestión kurda, sino que dirigía la lucha en contra de la explotación de las masas rurales y campesinas, insertando su discurso en la lógica de los movi­ mientos de descolonización de la época y en la crítica al sistema de dominación capitalista global, como causa estructural de la situación de los kurdos en la región. Hasta la década de 1990, el pkk había utilizado la vía armada —la guerra de guerrillas— como el principal medio para conseguir el objetivo final de un Esta­ do socialista. Con el transcurrir de esa década, Öcalan transformó el paradigma separatista y adoptó otras directrices ideológicas para el tratamiento de la cuestión

[Turkey, Northern Iraq and the pkk], Ankara: Asam, [1982] 1999. Citado en Mehmet Orhan, “Transbor­ der Violence: The pkk in Turkey, Syria and Iraq”, Dynamics of Asymmetric Conflict, vol. 7, núm.1, 2014, pp. 30-48, esp. p. 31. 5 Entre 1980 y 1990 diversos conflictos por el control de los recursos hídricos, así como el reclamo sirio sobre la provincia de Hatay, anexada por Turquía desde 1938, agravaron las relaciones entre Ankara y Damasco. Lo anterior motivó que el gobierno de Hafez al-Assad permitiera a los kurdos del pkk operar libremente en suelo sirio para utilizarlos como carta de negociación política frente al gobierno turco. Véase Mehmet Orhan, op. cit., pp. 32-33. 6 Hamit Bozarslan, “Le nationalisme kurde, de la violence politique au suicide sacrificiel”, Critique Interna­ tionale, núm. 21, 2003, pp. 93-115, esp. p. 105. 7 El origen de los partidos políticos kurdos en Siria se remonta a 1957 con la fundación del Partido Demo­ crático Kurdo de Siria (pdks). En 1970 el pdks se escindió en distintas corrientes haciendo del faccionalismo el rasgo definitorio de las organizaciones políticas kurdas tradicionales de Siria.V éase Kurdwatch, “Who is the Syrian-Kurdish Opposition? The Development of Kurdish Parties, 1956-2011”, Kurdwatch Report, núm. 8, 2011.

77 Juan Carlos Castillo kurda. A mediados de la década de 1990, la búsqueda de una solución negociada del tema kurdo en Turquía derivó en una gradual transformación del pkk, que quedó manifiesta en la celebración de su séptimo congreso en enero de 2000.8 Este hecho marcó la tercera fase en la estrategia del pkk hacia la democratización de sus estructuras organizativas, caracterizadas hasta entonces por una visión vertical en la toma de decisiones.9 A partir de su captura y posterior encarcelamiento en Turquía en 1999, Öcalan rechazó poco a poco la idea del Estado como institución y objetivo deseable de los pueblos kurdos para alcanzar la emancipación. Luego de una severa crítica al carácter de las luchas de liberación nacional y al socialismo real, Öcalan cuestionó la conceptualización de la independencia y su vínculo con la construcción estatal. Las nuevas ideas de su líder llevaron a una eventual rede­ finición de la estrategia política del partido. Elp kk y sus estructuras renunciaron al establecimiento de un Estado kurdo, enfatizando, en cambio, la idea de una unión de comunas como medio para llevar a la práctica el autogobierno en las zonas kurdas. A partir del año 2000, el pkk organizó asambleas en todo el Kurdistán y puso en práctica la nueva ideología del partido. El pkk cuestionó la relación entre au­ todeterminación y formación del Estado-nación, y dirigió su crítica hacia la na­ turaleza centralizada de este último. Para Öcalan, el Estado funciona como una “máquina asimilacionista” que impone una cultura preconcebida a la población.10 Inspirado por el trabajo del ecologista libertario Murray Bookchin, Öcalan con­ cluye que el Estado-nación no libera a los sujetos de su condición colonial, sino que la perpetúa.11 El líder moral del pkk propuso los conceptos confederalismo y

8 El pkk se transformó entonces en el Congreso para la Libertad y Democracia del Kurdistán (Kongreya Azadî u Demokrasiya Kurdistan, Kadek) y un año más tarde en el Kongra-Gel (kgk). Esto derivó en la sustitución de su comité, como órgano de toma de decisiones, por una asamblea popular y en la adopción de medidas jurídicas para complementar la lucha. Estas acciones llevaron a una resignificación del movimiento y al reajuste de sus discursos y prácticas ideológicas. Véase Marianna Charountaki (2015), “Kurdish Policies in Syria Under the Arab Uprisings: A Revisiting of ir in the New Middle Eastern Order”, Third World Quar­ terly, vol. 36, núm. 2, pp. 345-360, esp. p. 343. 9 La primera fase del desarrollo político del pkk consistió en el establecimiento de su estructura ideológica marxista. La segunda fase fue la aproximación militarista —guerra de guerrillas— de su lucha de liberación, atemperada hacia una estrategia de autodefensa en la década de 1990. Voice of Kurdistan, Magazine of the National Liberation Front of Kurdistan, núm. 1, 1996, p.14. 10 Abdullah Öcalan, A., Prision Notes, 18 de junio de 2008. 11 Öcalan conecta ideología y práctica a partir de la noción que Bookchin llama el “modelo ateniense”. A partir de las ideas de Kropotkin, Bookchin distingue dos grandes modelos de política, el ateniense y el ro­ mano, como las fuentes que dieron paso al ascenso de dos imaginarios diferentes de política y entendimien­ to del ejercicio del gobierno. El modelo helénico se refiere a una forma de política participativa y comunal, mientras que el romano representa una fórmula estatista y centralizada que Bookchin rechaza. El primero crea “ciudadanos activos”, en tanto el segundo, “rebaños de súbditos”. El autor argumenta que el modelo

78 ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático? autonomía democrática como alternativas para organizar a la sociedad desde abajo. El primero alude a la condición de los pueblos y su capacidad para deter­ minar su propio futuro, mientras que el segundo a la implantación de sistemas de consejos horizontales de administración y autogobierno.12 A partir de estas ideas, Öcalan desarrolló una velada crítica a la tradición marxista y su determi­ nismo teleológico, en el cual las sociedades atraviesan por etapas de organización política que culminan en el Estado-nación. Esta visión lineal del desarrollo social ha sido rechazada por el pkk, con el argumento de que la historia es conducida por “luchas sociales” y no por el desarrollo de las fuerzas materiales de producción.13 El pkk realizó una reinterpretación del concepto de comunismo primitivo, desarrollado por autores como Engels (1894), y lo adaptó a la noción del confe­ deralismo democrático como alternativa al Estado-nación y la modernidad capi­ talista. Mediante la vinculación de pueblos por medio de asambleas populares, esta idea enfatiza la organización social a nivel de calle, barrio, distrito, pueblo, ciudad o región bajo la forma de consejos locales autónomos. El confederalismo democrático, como proyecto, propone construir una “modernidad democrática” mediante la creación de una estructura administrativa anticapitalista, antiindus­ trial, ecológica y emancipatoria para la mujer; tomando como unidad económica básica la comuna rural y autosostenible.14 De esta manera, Öcalan aboga por el ejercicio de una política al margen del Estado, que describe de la siguiente forma:

La organización de la sociedad democrática, mediante una red de órganos autoadministrativos de carácter civil, significa [en la práctica] el establecimiento de un amplio movimiento con­ formado por consejos locales en las ciudades, comunas en los barrios y pueblos, cooperativas, ong con una amplia base social y organizaciones de defensa de los derechos humanos, para la liberación de la mujer, protección de la ecología y de los animales.15

romano se ha convertido en el dominante de la sociedad moderna, y se remonta al constitucionalismo fran­ cés y estadounidense del siglo xviii. El modelo ateniense existe como una contracorriente soterrada, que se expresó en la Comuna de París de 1871, los soviets iniciales que surgieron en la Revolución Rusa de 1917 y durante la República española entre 1936 y 1939. Véase Murray Bookchin, Libertarian Municipalism: An Overview, Green Perspectives, octubre de 1991, p. 11, disponible en: http://dwardmac.pitzer.edu/Anarchist_Ar­ chives/bookchin/gp/perspectives24.html 12 A.H. Akkaya y J. Jongerden, “Confederalism Autonomy in Turkey: The Kurdistan Worker’s Party and the Reinvention of Democracy”, en Cengiz Gunes y Welat Zeydanlioglu (eds.), The Kurdish Question in Turkey: New Perspectives on Violence, Representation and Reconciliation, Londres, Routledge, 2013, pp. 186-214. 13 Abdullah Öcalan, Newroz Message, marzo de 2010, disponible en: http://www.pkkonline.com/en/index. php?sys=article&artID=4 14 Gullistan YarkIn, “The Ideological Transformation of the pkk Regarding the Political Economy of the Kurdish Region in Turkey”, Kurdish Studies, vol. 3, núm. 1, mayo de 2015, p. 26. 15 Abdullah Öcalan, “Liberating Life: Women’s Revolution”, Neuss, Mesopotamien Publishers, 2013, p. 205.

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El inicio de la revolución en Royavá significó, según los líderes kurdos, la puesta en práctica de las premisas del confederalismo democrático, mediante la conformación de cantones y consejos populares en los barrios de las ciudades del norte de Siria. El pyd es la fuerza kurda que ha encabezado esta tarea. El pyd se estableció en 2003, luego de un proceso de reorganización al interior de las es­ tructuras del pkk, que llevó a la descentralización de este último. El pkk se transformó entonces en un conglomerado de asociaciones y, al mismo tiempo, en un movimiento integrado por una compleja red institucionalizada de organiza­ ciones encargadas de coordinar las prácticas políticas de Öcalan en todo el Kur­ distán.16 El pyd fue parte de este nuevo entramado de partidos que compartían las ideas del autonomismo democrático. El pyd surge en respuesta al deterioro de las relaciones entre el gobierno sirio y el pkk a partir de 1999. La intensificación de la represión en el norte de Siria alentó a que los kurdos fundaran el pyd para desmarcarse del pkk y evitar la per­ secución gubernamental.17 Esta fuerza política, a diferencia de otros partidos, logró politizar con más éxito la identidad kurda debido a su papel en las campa­ ñas represivas del régimen en las zonas kurdas.18 Este proceso se inició en 2004, luego de la masacre en la ciudad de Qamishli, derivada de riñas entre aficionados durante un partido de futbol, seguida de una violenta campaña de represión que costó la vida a setenta personas, en su mayoría kurdos. El pyd, junto con otras fuerzas civiles como Yekîtî,19 encabezó las campañas de protesta que siguieron a la masacre y que fueron un catalizador del proceso de politización de la identidad kurda en Siria.20 Esta denominada “primavera de Qamishli” derivó en el estable­ cimiento de consejos de autogobierno local que dieron visibilidad política y arrastre social al pyd.

16 La Asociación de Comunidades del Kurdistán (Koma Civaken Kurdistán, kck) es la institución más impor­ tante de este tipo, y consiste básicamente en una red integrada por consejos regionales, de ciudades y villas, cuya asamblea se denomina Congreso de los Pueblos del Kurdistán (Kongra-Gel). 17 El Acuerdo de Adaná de 1999 signado entre los gobiernos turco y sirio fue un punto de inflexión para el movimiento kurdo de Siria, pues comprometió a Damasco a combatir a las fuerzas restantes del pkk en te­ rritorio sirio, acelerando con ello el proceso de diferenciación estratégica de los movimientos kurdos de Siria con el pkk. Véase Juan Carlos Castillo, “Narrativas de las organizaciones políticas kurdas y su papel en el torbellino sirio”, en Gilberto Conde (coord.), Siria en el torbellino. Insurrección, guerras y geopolítica, México, El Colegio de México, 2017, p. 152. 18 Jordi Tejel, Syria’s Kurds. History, Politics and Society, Londres, Routledge, 2009, p. 123. 19 Importante organización nacionalista kurda de Siria liderada por Ibrahim Bro, que participó de manera activa en el proceso de organización y politización de la sociedad kurda y durante las protestas contra el régimen en 2011. 20 véase Kurdwatch, “The al Qamishli Uprising. The Beginning of a New Era for Syrian Kurds?”, Kurdwatch Report, núm. 4, 2009, disponible en: http://www.kurdwatch.org/pdf/kurdwatch_qamischli_en.pdf

80 ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático?

El inicio de las protestas contra el régimen en 2011 creó el contexto favorable que permitió al pyd gobernar las áreas kurdas y declarar la autonomía de esas zonas. En la medida en que las protestas iniciales contra el régimen se transfor­ maron en una prolongada guerra civil y sectaria, los kurdos en el norte aprove­ charon las estructuras organizativas creadas por el pkk en 1990 para movilizar a la sociedad. La militarización de las fuerzas de oposición a Bashar al-Asad, arma­ das y financiadas por potencias regionales e internacionales, como Turquía, Qatar, Arabia Saudita, Gran Bretaña y Estados Unidos, obligó al régimen sirio a retirar­ se de las regiones kurdas, permitiendo al pyd llenar el vacío de poder que dejó la salida del gobierno. El llamado Movimiento por una Sociedad Democrática (Tev­ gera Demokratîk, Tev-Dem), fundado por cuadros previamente activos en el pkk y el pyd, desarrolló una estructura de asambleas encargadas de coordinar la orga­ nización administrativa y la defensa de los enclaves kurdos del norte de Siria.21 En 2012, el Tev-Dem y el pyd tomaron control de las provincias de Kobane, Afrín y Cizre (al-Jazeera) y las declararon cantones autónomos, iniciando con ello el proceso revolucionario en Royavá.22 Las Unidades de Defensa del Pueblo (Yekî­ neyên Parastina Gel, ypg), que había sido una organización clandestina ligada a los consejos locales, se convirtió en la fuerza de defensa oficial de los cantones. El ejército sirio se retiró sin ofrecer resistencia, aunque mantuvo una presencia pe­ queña en algunos barrios y complejos militares de Qamishli y Hasaka en el cantón de Cizre. A pesar de su fortaleza organizativa, el papel de las fuerzas regionales e inter­ nacionales se ha vuelto crucial para la supervivencia de los cantones autónomos de Royavá. A partir de julio de 2012, las principales ciudades y pueblos de ma­ yoría kurda ya estaban bajo control del pyd. Mucho del éxito de esta organización consistió en la creación del Consejo de Pueblos del Kurdistán Occidental como un órgano deliberativo.23 Este conglomerado aglutinó a los diversos grupos y actores políticos en el terreno sin considerar su identidad étnica o religiosa. La lógica era no mostrar el proyecto autonómico como eminentemente kurdo y atraer al resto de la población del norte de Siria. En enero de 2014, los tres cantones de Royavá lanzaron la proclama de autonomía mediante la creación de “administra­

21 Michael Knapp y Joost Jongerden, “Communal Democracy: The Social Contract and Confederalism in Rojava”, Comparative Islamic Studies, vol. 10, núm. 1, 2014, p. 95. 22 Idem. 23 Michael Knapp, Anja Flach y Ercan Ayboga, Revolution in Rojava. Democratic Revolution and Women’s Libera­ tion in , Londres, PlutoPress, 2016, p. 23.

81 Juan Carlos Castillo ciones autónomas democráticas” y describieron su agenda programática como “un sistema inclusivo, pluralista y una tercera vía frente al régimen del Ba’ath y la oposición islamista en ascenso”.24 La resistencia al avance del Estado islámico durante el asedio a Kobane, entre septiembre de 2014 y enero de 2015, dio al proceso revolucionario visibilidad internacional y legitimidad política frente a potencias globales como Estados Unidos, quien describió al pyd como la única fuerza creíble en el terreno sirio no ligada al denominado “extremismo islámico”. EL pyd ha logrado establecer, desde entonces, alianzas tácticas con poderes glo­ bales, Rusia y Estados Unidos en particular, de las cuales depende su superviven­ cia frente a países hostiles como Turquía. En la República de Turquía, el ascenso del pyd y la gradual consolidación de Royavá han contaminado mucha de la agenda política interna y externa del país. Millones de kurdos viven dentro de las fronteras del Estado turco y grandes sec­ tores de estas poblaciones simpatizan con el pkk y con el proyecto del pyd en Siria. Turquía intervino en el conflicto sirio tratando de moldear los eventos a su favor en un hipotético escenario post-Asad, pero también para evitar la concreción del proyecto autonómico del pyd. Para ello, el gobierno turco demandó abierta­ mente la salida de Asad y apoyó a la denominada oposición moderada nacionalis­ ta, especialmente a la Coalición Nacional Siria. La unificación territorial de los tres cantones de Royavá representa una amenaza existencial para Ankara, pues considera al pyd una mera extensión del pkk, organización definida como terro­ rista por Turquía y el grueso de la comunidad internacional. La toma de Tal Abyad (Gire Spi) en junio de 2015 permitió al pyd conectar los cantones orien­ tales de Kobane y Cizîrê, creando una franja territorial ininterrumpida que acer­ có el objetivo de unificar los tres cantones. En mayo de 2016, el ypg y las recién creadas Fuerzas Democráticas Sirias (fds)25 capturaron la localidad de Manbij, lo cual estrechó la distancia entre Afrín y los cantones orientales. Lo anterior prendió las alarmas en Turquía, que respondió con una intervención militar en agosto de 2016. Con la llamada Operación Escudo del Éufrates, fuerzas militares turcas cruzaron la frontera al norte de Siria con el argumento de apoyar en las labores de

24 Idem. 25 Las Fuerzas Democráticas Sirias se formaron en octubre de 2015 y consisten en una alianza de 34 organiza­ ciones militares que involucran a diferentes grupos étnicos del norte de Siria. Las organizaciones kurdas ypg y el ypj constituyen las fuerzas más importantes de este conglomerado militar, que se ha convertido en el ejército oficial de Royavá. El objetivo es proyectar una imagen multiétnica en momentos en que las fuerzas kurdas se expanden hacia Raqqa como parte de su alianza con Estados Unidos para eliminar al Estado islá­ mico en Siria. Véase Michael Knapp, Anja Flach y Ercan Ayboga, op. cit., pp. 156-158.

82 ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático? combate al Estado islámico en la localidad norteña de Yarábulus.26 El objetivo real era la creación de una zona de contención que bloqueara la ruta hacia Afrín e impidiera su unificación con los cantones orientales. El visible ascenso del pyd en el norte de Siria, y los avatares de la política in­ terna turca, han llevado al endurecimiento de la postura de Erdogan hacia la cuestión kurda en Turquía y Siria. Los resultados de las elecciones intermedias de junio de 2015 en Turquía ocasionaron la ruptura del proceso de paz que el parti­ do gobernante (Partido de la Justicia y el Desarrollo, akp por sus siglas en turco) negociaba con el pkk desde 2013. El país ha caído desde entonces en una espiral de violencia y en la militarización del sureste del territorio, provocado por el combate a las milicias del pkk y las organizaciones kurdas ligadas a éste.27 Desde el fallido intento de golpe de Estado de junio de 2016, la situación política en Turquía, en cuanto al tema kurdo, ha estado dominada por un clima de represión hacia los partidos pro kurdos y una vuelta a la seguritización de la cuestión kurda.28 El gobierno de Erdogan ha utilizado la guerra contra el pkk y el pyd como una campaña mediática para ganarse el apoyo de los sectores más nacionalistas e im­ pulsar su propia agenda política. Lo anterior favoreció la aprobación, aunque por escaso margen, de un referéndum en junio de 2017 que permite transformar el sistema parlamentario en un régimen presidencialista. De concretarse estas reformas constitucionales, la figura del Ejecutivo podrá concentrar una enorme cantidad de poder y transformar el sistema político turco en una autocracia. En tanto, el pro­ yecto político en Royavá también se ha consolidado de forma gradual. En marzo de 2016, el pyd declaró el establecimiento del Sistema Federal de Royavá en el

26 El gobierno turco argumentó apoyar a contingentes del Ejercito Libre Sirio que cruzaron la frontera turca para posicionarse en Yarábulus y posteriormente en la estratégica localidad de al-Bab. Ankara busca con esto prevenir a toda costa la consolidación de la región autónoma kurda en el norte de Siria y boicotear la participación del ypg en la campaña para arrebatar Raqqa al Estado Islámico. 27 De acuerdo con un reporte de la Oficina del Alto Comisionado de lasN aciones Unidas para los Derechos Humanos, de julio de 2015 a diciembre de 2016 dos mil personas fueron asesinadas, y entre 350 mil y 500 mil desplazadas de sus hogares como consecuencia de las operaciones del gobierno turco en las áreas predo­ minantemente kurdas. El gobierno describe esta acusación como sesgada y poco profesional. Véase Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Report on the Human Rights Situ­ ation in South-East Turkey. Juy 2015 to December 2016, 2017, disponible en: http://www.ohchr.org/Docu­ ments/Countries/TR/OHCHR_South-East_TurkeyReport_10March2017.pdf 28 El Partido Democrático de los Pueblos (hdp, en turco Halkların Demokratik Partisi), pro kurdo, ha sido el blanco principal de estos ataques, incluyendo el encarcelamiento de su líder Selahattin Demirtaş en noviem­ bre de 2016. El hdp representa a un conjunto amplio de organizaciones sociales y partidos progresistas que han logrado consolidar una base social en el país. El hdp gobierna en más de cien municipalidades y desde junio de 2015 ha obtenido más de 10 por ciento de las preferencias electorales en periodos de elecciones intermedias. Véase Hamit Bozarslan, “The Kurds and Middle Eastern ‘State of Violence’: The 1980’s and 2010’s”, Kurdish Studies, vol. 2, núm. 1, 2014, pp. 4-13.

83 Juan Carlos Castillo

Norte de Siria y en mayo de ese mismo año las Fuerzas Democráticas Sirias, con el aval de Estados Unidos, comenzaron las operaciones para capturar Raqqa, principal bastión del Estado islámico en Siria. La alianza con Estados Unidos ha impedido al gobierno turco cancelar el proyecto kurdo en Siria. Sin embargo, Washington no apoya el proyecto autonómico de Royavá y su alianza con el pyd es meramente coyuntural. Más allá de la eventual toma de Raqqa, el reto para el pyd consiste en evitar el aislamiento de Royavá y mantener los complejos equilibrios geopolíticos que le han valido el apoyo de potencias como Moscú o Washington. La supervi­ vencia de Royavá en el largo plazo, por lo tanto, depende en mucho del factor externo y de continuar manteniendo su valor estratégico para Estados Unidos.

El Estado de facto kurdo: Establecimiento del Gobierno Regional del Kurdistán y la búsqueda de legitimidad Las diferencias entre los movimientos kurdos de la región se han producido his­ tóricamente en el plano ideológico y en sus formas de organización política. Distinciones tribales, regionales, lingüísticas y contradicciones de clase también han contribuido a la desunión y rivalidad política entre los kurdos.29 A partir de la década de 1990 se concretaron dos modelos que se disputan la hegemonía cultural de la esfera pública kurda regional. El modelo de democracia comunal del pkk, junto con su materialización política en Royavá, representa la antítesis del proyecto de construcción semiestatal emprendido por los liderazgos kurdos en Irak. El Gobierno Regional del Kurdistán, constituido oficialmente en 1992 como región autónoma en el norte de Irak, se ha transformado en la entidad kurda que posee mayor grado de reconocimiento a escala regional e internacional. Sus amplios grados de legitimidad interna y externa han convertido al Kurdistán en una en­ tidad semiestatal desde 1991. El Partido Democrático del Kurdistán (pdk) y su líder Masud Barzani representan la principal fuerza política que gobierna la región autónoma y su proceso de construcción institucional sirve como un ejemplo re­ velador en la constitución de un Estado de facto. El movimiento de liberación nacional kurdo en Irak encuentra sus anteceden­ tes en el contexto de la desaparición del Imperio Otomano. Sin embargo, el na­ cionalismo kurdo no se expresó con fuerza en Irak hasta la década de 1940. Investigadores como Yaniv Voller argumentan que la historia del movimiento kurdo en Irak se puede dividir en dos grandes fases: la primera, de 1961 a 1991,

29 Bruinessen, op. cit., pp. 2-3.

84 ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático? como movimiento guerrillero de liberación nacional, mientras que de 1991 en adelante la lucha de liberación fue reemplazada por una estrategia de construcción estatal.30 Las insurrecciones kurdas en Irak comenzaron a partir de 1919 de la mano de Sheij Mahmoud Barzinji y como una reacción a las políticas de Gran Bretaña, entonces potencia ocupante bajo la figura del mandato.31 Las revueltas continuaron esporádicamente en la siguiente década, aunque tuvieron un carácter marcadamente local y carecieron de un programa y objetivos políticos definidos. La base para la conformación de un proyecto sustentado en la idea de una nación kurda comenzó a delinearse con fuerza durante el surgimiento del Partido Demo­ crático del Kurdistán (pdk) en 1946, bajo el liderazgo de la aristocrática familia Barzani, del distrito de Barzan () en la provincia kurda de Dohuk. En la década de 1960, el movimiento kurdo mutó hacia una organización política de masas, capaz de retener grandes franjas territoriales y establecer insti­ tuciones judiciales y administrativas.32 Mustafá Barzani, padre del nacionalismo kurdo en Irak, implementó su programa político a partir de su experiencia y co­ laboración en la formación de la República Kurda de Mahabad, establecida en el Kurdistán iraní en 1946 con apoyo soviético. Tras la caída de Mahabad ese mismo año, Barzani y sus seguidores escaparon hacia territorios de la Unión Soviética (Armenia y Azerbaiyán). El regreso del líder kurdo de su exilio en 1958, luego del derrumbe de la monarquía en Irak, marcó un punto de inflexión en la ruta del movimiento kurdo. Barzani reconfiguró las bases organizativas delpd k, para incorporar a amplios sectores urbanos y militantes de izquierda bajo un progra­ ma político que buscaba la autonomía del Kurdistán. En 1961, Barzani inició una nueva ofensiva en el norte de Irak; esta vez, el movimiento contaba con una amplia base social que apelaba a la identidad kurda como principal eje movili­ zador. Muchos investigadores coinciden en señalar la revuelta de 1961 como el inicio de la lucha nacionalista kurda en Irak, en tanto ésta poseía objetivos ya políticos definidos con respecto a la situación general de los kurdos y demanda­ ba el reconocimiento de derechos culturales bajo un marco autonómico.33

30 Yaniv Voller, The Kurdish Liberation Movement in Iraq. From Insurgency to Statehood, Nueva York, Routledge, Taylor and Francis Group, 2014, p. 9. 31 La revuelta de Sheij Mahmoud se gestó en la provincia kurda de Suleymaniya, aunque fue rápidamente suprimida y el Kurdistán incorporado a la administración directa de los británicos. La revuelta de 1919, pese a su poco éxito, es el antecedente directo del movimiento nacionalista kurdo en Irak como expresión organizada bajo la figura de un líder popular. 32 Gareth Stanfield,Iraq. People, History and Politics, Cambridge, Polity Press, 2016, p. 105. 33 Jwadieh señala que 1961 representó una etapa de movilización kurda a gran escala, traducida en una lucha guerrillera cuyas demandas se enfocaron en dos aspectos centrales: desarrollo económico del Kurdistán y

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La idea de liberación del gran Kurdistán se diluyó a partir de la revuelta de 1961, como consecuencia del proceso de delimitación de los objetivos del movi­ miento de Barzani hacia la ocupación de las provincias kurdas de Irak. Las acti­ vidades del pdk, en tanto, estuvieron dominadas cada vez más por la lógica de la guerra de guerrillas. La clave del éxito inicial de Barzani fue su habilidad para mantener intactas sus posiciones frente a las fuerzas del Estado y de otras tribus kurdas cooptadas por el gobierno iraquí.34 Irán suministró armas a Barzani, a fin de utilizar la insurgencia kurda como una herramienta de negociación en su dispu­ ta con Bagdad sobre el control de la cuenca hidrográfica del Shatt al-Arab.35 La creciente concentración del movimiento nacionalista kurdo en la liberación del norte de Irak se hizo a expensas de la idea del gran Kurdistán. La insurgencia kurda dependió cada vez más de la protección de Barzani y de otros liderazgos locales cercanos a éste, lo cual influyó en la composición interna delpd k y tendió a disminuir los compromisos iniciales con la reforma radical de las zonas kurdas y la causa pankurda en el ámbito regional. Barzani evitó la regionalización de la lucha kurda, pues disminuía su influencia política y lo confrontaba a otros lide­ razgos kurdos, como el de Öcalan en la década de 1980. Entre 1961 y 1970, la cuestión kurda llegó a un punto muerto en Irak, con ofrecimientos por parte de cada nuevo gobierno para ganar tiempo, seguido de una nueva rebelión kurda cuando las pláticas fracasaban. Los Acuerdos de Marzo de 1970, negociados entre los kurdos y el gobierno central, constituyen el antecedente más directo en la construcción de la región autónoma kurda que se consolidaría en la década de 1990. El contexto en el cual se dieron estas negociaciones fue la llegada del segundo gobierno del Ba’ath al poder en 1968.36 El gobierno prometió a los kurdos autonomía plena en un plazo

reconocimiento de los kurdos como pueblo distintivo. Véanse Wadie Jwadieh, The Kurdish National Move­ ment. Its Origins and Development, Syracuse, Syracusse University Press, 2006; David Romano, The Kurdish National Movement: Opportunity, Mobilization and Identity, Nueva York, Cambridge University Press, 2006. 34 Estas tribus kurdas eran denominadas de forma despectiva jahsh (burros). 35 Esta zona es el punto de confluencia entre los ríos Tigris y Éufrates antes de desembocar en el Golfo Pérsico. La disputa se remonta al Tratado de Erzurum de 1847 entre el Imperio Safávida y el Imperio Otomano. Por medio del acuerdo, la mayor parte de la cuenca fue asignada a los otomanos, dando paso a una larga compe­ tencia entre Irak e Irán por el control de la cuenca a lo largo del siglo xx. Complejos acuerdos permitieron establecer una frontera, aunque las tensiones permanecieron y fue un tema no zanjado que provocó nume­ rosas fricciones entre Irak e Irán hasta el estallido de la guerra en 1980. Peter Hünsesler, “The Historical Antecedents of the Shaat al-Arab Dispute”, en M.S. El-Azhary (ed.), The Iran-Iraq War: An Historical, Economic and Political Analysis, Nueva York, St. Martin’s Press, 1984, p. 11. 36 El primer gobierno baathista fue establecido formalmente en 1963, pero ese mismo año los militares toma­ ron control de la administración mediante un golpe de Estado.

86 ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático? no mayor a cuatro años y reconocimiento del kurdo como lengua oficial dentro de Irak.37 Sin embargo, la cuestión de la rica ciudad de Kirkuk fue el impasse que llevó las negociaciones al fracaso. La inclusión de la ciudad de Kirkuk en la región autónoma, con una población mixta de kurdos, árabes y turcomanos y asentada sobre uno de los yacimientos petroleros más grandes de Irak, fue una demanda no negociable para ambas partes. Además de su importancia estratégica, los kurdos señalaban que Kirkuk representaba una parte irrenunciable de la nación kurda; el gobierno iraquí, en cambio, argüía que la ciudad era central para el proyecto económico del Estado. Además, Bagdad temió que una administración kurda en Kirkuk podría proveer a los kurdos recursos suficientes para expandir la autonomía hasta una eventual independencia. En 1974, el gobierno iraquí anunció de forma unilateral la Ley de Autonomía del Kurdistán iraquí, excluyendo Kirkuk de la región autónoma reconocida. Barzani rechazó la decisión y los kurdos reanudaron su ofensiva contra el gobierno.38 La rebelión kurda se colapsó en 1975 y Barzani abandonó el Kurdistán para morir en el exilio.39 El movimiento kurdo se dividió luego de la derrota, y los hijos de Barzani, Masud e Idris, quedaron como líderes del escindido pdk, mientras que Ibrahim Ahmad y la familia de notables Tala­ bani surgieron como líderes de una nueva unión de partidos de izquierda con base en Suleymaniya, denominada Unión Patriótica del Kurdistán (upk). La guerra entre Irán e Irak (1980-1988) convirtió al Kurdistán iraquí en un nuevo escenario de batalla.40 Husein esperaba obtener una victoria rápida sobre Irán que le permitiera consolidar su posición en el mundo árabe, restaurar el control sobre el Shatt y frenar la influencia de la revolución islámica de 1979. El gobierno iraní respondió apoyando al pdk que empezaba a reagruparse en el nor­

37 Según lo estipulado en el acuerdo, se designarían gobernadores kurdos en las principales ciudades del Kur­ distán, y obtendrían cuotas fijas para ocupar ministerios en Bagdad que garantizaran su representatividad en el gobierno. Gareth Stanfield,op. cit., p. 110. 38 Irán se involucró en el conflicto y desde 1975 incrementó el abastecimiento de armas para los peshmerga kurdos. Sa’ad Jawad, “Recent Developments in the Kurdish Issue”, en Tim Niblock (ed.), Iraq: The Con­ temporary State, Londres, Croom Helm, 1982, p. 48. 39 La rebelión kurda se colapsó en buena medida por el cese del apoyo iraní a la insurgencia kurda. La guerra con los kurdos amenazaba con desbordar en una guerra con Irán, lo cual obligó al gobierno iraquí a entablar negociaciones con Teherán. Durante una reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (opep) en Argelia en 1975, el shah de Irán y Saddam, en calidad de vicepresidente de Irak, llegaron a una resolución, conocida como los Acuerdos de Argelia, sobre el estratégico y disputado estuario de Shatt al- Arab. El gobierno iraní acordó garantizar el control y seguridad de sus fronteras con Irak y finalizar todo apoyo a los peshmerga kurdos. Sa’ad Jawad, op. cit., p. 57. 40 Efraim Karsh, The Iran-Iraq War: Impacts and Implications, Basingstock, Mcmillan, 1989, p. 29. Gareth Stanfield,op. cit., p. 119.

87 Juan Carlos Castillo te bajo la figura de su nuevo líder, Masud Barzani, mientras que los kurdos de la upk y el pdk de Irán (pdk-I) establecieron una alianza de facto con Bagdad. Sin embargo, en 1985 todas las facciones kurdas formaron un frente proiraní, el Frente Democrático Nacional, ante el fracaso de las negociaciones entre la upk y el gobierno central.41 A partir de 1987, el gobierno iraquí comenzó a utilizar armas químicas para contrarrestar el avance de los peshmerga kurdos.42 La estra­ tegia recibió el nombre de Anfal y consistió en el despliegue sistemático de ar­ mamento químico contra los centros poblacionales kurdos, junto con un proceso de limpieza étnica de las áreas rurales del Kurdistán.43 El pueblo de Halabya se convirtió en el infame icono de esta campaña. Tras la captura del pueblo por fuerzas conjuntas de la upk y de Irán, bombardeos aéreos con armamento quími­ co y agentes neurológicos provocaron la muerte de al menos cinco mil civiles. Halabya se convirtió en el símbolo más importante de la sensación de agravio y exclusión de los kurdos frente al Estado iraquí y su impronta fortaleció el apoyo a la narrativa nacionalista de los partidos kurdos. La trayectoria errática de Saddam luego de la guerra con Irán derivó en su aventura militar en Kuwait en 1991. Luego de la derrota del ejército iraquí du­ rante la Operación Tormenta del Desierto, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la Resolución 688 que autorizaba brindar asistencia humanitaria a los kurdos, mientras que Estados Unidos y Gran Bretaña decidieron imponer una zona de exclusión aérea al norte del paralelo 36, con el objetivo de evitar bombardeos de la aviación iraquí a las zonas kurdas. El gobierno Ba’ath se vio obligado a retirar sus fuerzas del norte de Irak, así como todo el aparato estatal y burocrático. Los líderes kurdos lograron con esto controlar las provincias kurdas del norte de Irak, al amparo de las fuerzas aliadas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Los kurdos celebraron elecciones en 1992 para el estableci­ miento de la Asamblea Nacional del Kurdistán (ank) y sus escaños se repartieron a partes iguales entre el pdk y la upk, las dos fuerzas políticas más importantes del Kurdistán iraquí. La formación en julio de ese año del Gobierno Regional del

41 Ibid., p. 116. 42 Tras la captura del valle de Dokan por los peshmerga kurdos de la upk en abril de 1987, el gobierno respon­ dió atacando con armamento químico el comando regional de la upk y los pueblos de los alrededores, lo que causó la muerte de al menos 400 civiles. Véase Human Rights Watch, Genocide in Iraq: The Against the Kurds, Nueva York, Human Rigts Watch, 1993, p. 47. 43 Anfal significó una transformación en la política del gobierno iraquí hacia el tema kurdo implementada hasta entonces, que pasó de la asimilación forzada y la marginación política a una de naturaleza genocida. Andreas Wimmer, Nationalist Exclusion and Ethnic Conflict: Shadows of Modernity, Cambridge, Cambridge University Press, 2002, p. 12.

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Kurdistán marcó el inicio del proceso de construcción estatal de la región autó­ noma y de su surgimiento como Estado de facto en la región. El proceso de construcción estatal kurdo en Irak ha continuado ininterrumpi­ damente, excepto entre 1994 y 1998 con el estallido de una guerra civil entre el pdk y la upk por el control de la región kurda. Tras el conflicto, ambas fuerzas establecieron acuerdos de cogobierno y reparto de poder. Luego de la invasión angloamericana de 2003, la institucionalización del Kurdistán iraquí se vio reno­ vada y reforzada, al establecer los kurdos una alianza con Estados Unidos y parti­ cipar en el derrocamiento de Husein. En 2005, la nueva constitución federal posBa’ath otorgó a la región kurda un estatuto jurídico autónomo; en ésta se esti­ pula que “las instituciones del Kurdistán ejercen autoridad legislativa y ejecutiva sobre muchas áreas, que incluyen la asignación del presupuesto regional, labores de vigilancia y seguridad, políticas de educación y salud, así como el manejo de recursos naturales y desarrollo de infraestructura”.44 El régimen parlamentario de la región autónoma otorga plenos poderes al presidente, elegido por sufragio uni­ versal, y al primer ministro designado por el Parlamento, cuyas capacidades se extienden sobre los cuatro gubernaturas del Kurdistán iraquí: Erbil, Dohuk, Su­ leymaniya y Halabya. Estas disposiciones han hecho del grk un virtual Estado dentro del propio Estado iraquí.45 El pdk y su presidente, Masud Barzani, se han convertido en la fuerza política más influyente de la región y la creciente concen­ tración de poder en su persona ha desvirtuado el proyecto democrático original del grk. Lo anterior ha bloqueado la celebración de elecciones presidenciales desde 2013 (pospuestas para 2015 y luego 2017) ante el temor de Barzani de perder en los comicios. A diferencia de Öcalan y el pyd en Siria, el proyecto de Barzani se sustenta en una ideología nacionalista de corte estatista, dominado por una élite partidista tradicional y un programa económico neoliberal. Barzani pretende emular el modelo de las petromonarquías del Golfo, haciendo de la inversión de compañías

44 “Fact Sheet: About the Kurdistan Regional Government”, Kurdistan Regional Government website, http:// cabinet.gov.krd/p/p. aspx?l=12&p=180. El monto presupuestario anual asignado al grk corresponde a 17 por ciento del presupuesto total del gobierno iraquí (17.9 billones de dólares). En términos de recursos, las reservas probadas de petróleo en el territorio del grk son de alrededor de cuatro mil millones de barriles, mientras que en la disputada Kirkuk, ahora bajo control kurdo, son de nueve mil millones. En cuanto a la seguridad, las fuerzas kurdas peshmerga constituyen un ejército de 115 mil elementos. Véase cia World Factbook, “krg”, International Energy Agency, Oil and Gas Journal, Washington, D.C., Institute for Nea­ rest Policy, disponible en: http://thekurdishproject.org/wpcontent/uploads/2015/01/BTN_Graphic2_FI­ NAL_10.png 45 ver Bengio, The Kurds of Iraq: Building a State within a State, Boulder, Lynne Rienner, 2012.

89 Juan Carlos Castillo internacionales en el sector petrolero el motor de la economía kurda. Lo anterior ha generado tensiones con Bagdad, concernientes a la legalidad de los contratos de exportación de petróleo del grk. La incertidumbre jurídica sobre el tema de los hidrocarburos y las tensiones que genera con Bagdad han evitado la llegada a gran escala de la ansiada inversión extranjera a la región kurda.46 La ausencia de diversificación económica también ha hecho que elg rk sea extremadamente dependiente de Turquía, al carecer de otra vía de salida para exportar su petróleo. En ese sentido, las diferencias ideológicas entre el pkk, el pyd y el pdk son pro­ fundas, siendo la primera y más evidente la naturaleza cuasi estatal del grk. De acuerdo con Ilhan Ahmed:

La diferencia [entre el pdk y el pyd] yace en la ideología de vida. El pdk considera al Estado como el garante de la libertad del pueblo y en consecuencia busca establecer un Estado nacio­ nal kurdo, lo cual lo distingue del pyd, que considera al Estado como un instrumento del autoritarismo. Para el pyd, el Estado-nación es la razón de la opresión y pobreza dentro de una sociedad. Por lo tanto, la libertad social es más valiosa que el establecimiento de un Estado nacional kurdo.47

Además de la legitimidad popular, la búsqueda de reconocimiento internacional ha sido crucial para el grk y ha constituido uno de los pilares de su desarrollo institucional. Desde 1991, las autoridades kurdas han construido instituciones de gobierno y establecido relaciones políticas y económicas con diversos actores inter­ nacionales, a pesar de la ausencia de reconocimiento legal y diplomático.48 Por ello argumentamos aquí que el grk actúa como un Estado de facto; es decir, una entidad política cuyo liderazgo posee amplia autonomía en el desarrollo de su agenda in­ terna y externa, ha establecido instituciones atribuibles a los Estados soberanos y se percibe merecedora de amplio reconocimiento legal e institucional, e incluso independencia.49 El establecimiento de soberanía mediante la construcción de

46 ver Lindenstrauss, Gallia y Adrien Cluzet (abril 2017), “An Independent ? On the Prospects and Viability of a Future State”, Strategic Assesment, vol. 20, núm. 1, pp. 38-39. 47 Entrevista con Ilham Ahmed, citado en Marianna Charountaki, op. cit., p. 346. 48 Hasta enero de 2017, 34 consulados internacionales tenían sus oficinas en Erbil, incluyendo representacio­ nes de las principales potencias globales. Véase “Three More Countries to Open Consulates in Erbil: Offi­ cial”, Basnews, 4 de enero de 2017. 49 Esta acepción constituye una definición minimalista del término, pero sirve para los fines de este trabajo. Existen diversas definiciones al respecto que varían en función del enfoque teórico de los autores; es decir, sistémico o constructivista. Para una consulta más amplia véanse Yaniv Voller, op. cit., p. 9; Adrian Florea, “De Facto States in International Politics (1945-2011): A New Data Set”, International Interactions, vol. 40, núm. 5, 2014, p. 791, y Zheger Hassan, “The Origins and Evolution of De Facto States: Implications for Iraqi Kurdistan”, tesis doctoral 2918, University of Western Ontario, 2015.

90 ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático? instituciones semiestatales de autogobierno es una prioridad fundamental para este tipo de actores. Las diferencias estructurales más importantes que distinguen al grk del proyecto político encabezado por el pyd en Royavá, entonces, radican en su constante interacción con la comunidad internacional, así como la búsque­ da de reconocimiento mediante una narrativa que apela a la formación de un hi­ potético Estado-nación kurdo. Tanto el pyd como el grk se perciben como fuerzas rivales que se disputan el control político en el norte de Siria. Las autoridades kurdas de Erbil trataron de influir en Royavá, a través del patrocinio para la formación, en octubre de 2011, del Consejo Nacional Kurdo (cnk), coalición de partidos kurdos ligados a las ideas políticas de Barzani y apoyadas también por el gobierno turco. Con la esperanza de desplazar políticamente al pyd, dicha fuerza trató de conseguir reconocimiento internacional para declararse como el actor legítimo dentro del espectro político kurdo de Siria. Sin embargo, a diferencia del grk en Irak, el cnk carecía de control efectivo sobre el terreno militar con el cual negociar tal papel. El pyd minimizó discursivamente la cuestión del reconocimiento, al indicar que Royavá no busca­ ba constituirse como Estado separado de Siria, sino transformar las relaciones y tratos del gobierno sirio hacia los kurdos dentro de un esquema federal y descen­ tralizado. Para 2013, el pyd había desplazado al cnk para constituirse en la fuerza hegemónica kurda dentro de Siria. La rivalidad política entre el grk y el pyd y, por ende con el pkk también, se ha acrecentado desde entonces, con acusaciones mutuas de cierres de oficinas en los respectivos territorios bajo su control. El contexto de la guerra en Siria ha revitalizado viejas rivalidades entre el pkk y el pdk por el dominio de la política regional kurda. Las raíces históricas de la discordia entre estas fuerzas se remontan a principios de 1990, con la regionali­ zación de la cuestión kurda en esa década. Ambos partidos representan las forma­ ciones político-ideológicas más influyentes entre las poblaciones kurdas de su región y de ahí la feroz lucha de poder y competencia política entre sus líderes. Los intentos fallidos del pdk por influir en los enclaves kurdos del norte de Siria intensificaron la tensión entre las distintas fuerzas kurdas, que derivaron en com­ bates entre los peshmerga del grk y militantes del ypg. Barzani respondió cerran­ do la frontera entre Royavá y el Kurdistán iraquí, cortando así una importante vía de suministro y de recursos económicos para el pyd. Los intentos del pkk en 2015 de formar un nuevo cantón en el distrito iraquí de Shingal, donde reside la mayor parte de la minoría religiosa yazidí, amenaza con estallar en un conflicto abierto entre este último y el grk y con Turquía, que observa con preocupación

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la expansión de la influencia política delp kk en el norte de Irak. La presencia del pkk en Shingal ocurrió luego del ataque del Estado Islámico a la provincia en agosto de 2014, cuando fuerzas conjuntas del ypg y el pkk abrieron un corredor para evacuar a la población yazidí bajo asedio. Las autoridades kurdas de Irak han calificado las acciones delp kk como intervencionistas e ilegales,50 demandando su salida del territorio del grk. En este convulso contexto, la declaración de un Estado kurdo en el norte de Irak es un horizonte probable, más que nunca, frente al debilitamiento de la au­ toridad central en Bagdad. La lucha contra el Estado islámico permitió a las au­ toridades en Erbil ampliar la superficie delg rk entre 30 y 40 por ciento, al anexar los territorios al sur de la frontera legalmente reconocida de la región autónoma, y que los kurdos reclaman como parte del Kurdistán histórico, incluyendo la joya de la corona que es Kirkuk. Esto aumentó el valor estratégico del grk en la geopolítica regional y cimentó su posición como pieza clave de la estabilidad en Irak y en la región. En febrero de 2016, Masud Barzani anunció los planes para la celebración de un referéndum en septiembre de 2017 sobre el tema de la inde­ pendencia del Kurdistán iraquí. Aunque el resultado no se traduciría en una in­ mediata separación de Irak, Barzani ha señalado que revelaría el deseo del pueblo kurdo, el cual se realizaría “en las circunstancias y tiempos propicios”.51 Los elementos de oposición dentro de la región kurda han denunciado que Barzani utiliza el referéndum para reforzar su propia legitimidad frente a los pro­ blemas de corrupción, nepotismo y concentración de poder que enfrenta su go­ bierno. Las instituciones del grk han estado paralizadas por la crisis política desde 2015, luego de concluir oficialmente el mandato oficial de Barzani como presiden­ te del grk. El parlamento del Kurdistán ha sido incapaz de sesionar desde enton­ ces, debido a que fuerzas de seguridad del pdk prohibieron la entrada de su vocero a Erbil, por criticar abiertamente la inconstitucionalidad de la permanencia de Barzani en el poder. Además, desde ese mismo año, el grk ha enfrentado serias dificultades para pagar el salario de sus 1.3 millones de empleados.52 La crisis

50 Hawar Abdulrazaq, “krg Rejects Formation of Sinjar ‘Canton’”, 17 de enero de 2015, disponible en: http:// www.basnews.com/index.php/en/news/114275 51 Rudaw, “Kurdistan Region to Hold Independence Referendum on Sept 25”, 7 de junio de 2017, disponi­ ble en: http://www.rudaw.net/english/kurdistan/070620171 [consulta: 29 de junio de 2017]. 52 La fuerza laboral total en la región del Kurdistán de Irak es de alrededor de dos millones de empleados, lo cual evidencia el problema de un sector público inflado.V éase Gallia Lindenstrauss y Adrien Cluzet, op. cit., p. 38. Lo anterior forma parte de las políticas patrimonialistas y de cooptación del gobierno del pdk para obtener legitimidad, pero a la larga está creando enormes problemas económicos que amenazan con estallar en una revuelta popular.

92 ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático? económica responde a la caída en los precios de los energéticos en todo el mundo, de los cuales depende la economía del Kurdistán iraquí, pero también al congela­ miento del pago del presupuesto anual asignado al grk por el gobierno central, en respuesta a la venta de petróleo de manera independiente desde la región kurda.53 La probable independencia de la región autónoma kurda depende del apoyo externo y de la cantidad de legitimidad internacional que tal proyecto pueda acumular. Localizado en una región de gran importancia económica y geopolíti­ ca, el destino del Kurdistán iraquí es fundamental para los intereses de Turquía e Irán, de países árabes como Arabia Saudita y de superpotencias globales como Estados Unidos. Los poderes regionales han explotado las divisiones dentro del grk y, mientras que Irán ha apoyado históricamente a la upk, el pdk ha empuja­ do recientemente al Kurdistán iraquí hacia una fuerte alianza con Turquía. Como un destacado aliado del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, tanto en su lucha contra el pkk como en los intentos de Turquía por contener la influencia iraní en Irak, Barzani ha sostenido múltiples reuniones con el líder turco en los últimos años. Para Erdogan, además de diversificar las fuentes de suministro de energéti­ cos, la alianza con el grk sirve para mostrar que su posición no es antikurda, sino en contra del pkk y de las organizaciones afines a su ideología en la región.54 Sin embargo, esta relación resulta sumamente desequilibrada al ser vital para Erbil, pero secundaria para Ankara. Estados Unidos mantiene, en términos generales, una postura de oposición a la independencia kurda de Irak. Sin embargo, en la medida en que la inestabilidad persiste y empeora en el país, se escuchan llamados dentro de Washington que cuestionan la visión de mantener intactas las fronteras. Un Estado kurdo sería muy probablemente un aliado cercano de Estados Unidos y con una actitud pro occidental y favorable hacia Israel.55 Cualquier garantía de seguridad que Esta­ dos Unidos o Israel brinden a un hipotético Estado kurdo disuadiría a Irán de

53 La guerra contra el Estado islámico y la llegada masiva de refugiados han puesto presión adicional a los problemas económicos y presupuestarios que ya enfrentaba la región autónoma kurda. 54 Ankara abrió un consulado en Erbil en 2010 y también se ha discutido la posibilidad de abrir una represen­ tación del grk en Ankara. En febrero de 2017, durante una visita de Barzani a Turquía, la bandera del Kurdistán fue colocada junto con las de Turquía e Irak en diversas ocasiones, gesto que incomodó al Parti­ do del Movimiento Nacionalista (mhp), la fuerza turca de oposición más importante. “akp, mhp in Row Over Iraqi Kurdistan Government Flag”, Hurriyet Daily News, 28 de febrero de 2017. 55 Aunque el apoyo de Israel no cambiaría significaticamente el cálculo de los líderes kurdos, es claro que Tel Aviv favorecería una hipotética independencia del Kurdistán. En junio de 2014, el primer ministro Benja­ min Netanyahu declaró su apoyo al establecimiento de un Estado kurdo independiente en el norte de Irak, señalando que “lo merecen”. Barak Ravid, “Netanyahu Calls for Kurdish Independence from Iraq”, Haaretz, 30 de junio de 2014.

93 Juan Carlos Castillo actuar militarmente contra éste y fungiría como contrapeso a su influencia regio­ nal. El gobierno iraní se opone, por lo tanto, con más vehemencia que Ankara a la independencia del grk, pues además del probable contagio entre su propia población kurda, Teherán teme la instrumentalización de la causa kurda por países rivales como Arabia Saudita. Por su parte, Rusia ha mantenido relaciones cercanas con los kurdos y fue uno de los primeros países en abrir su consulado en Erbil. Moscú se opone a cualquier decisión unilateral de independencia, pero podría apoyar un Estado kurdo que emanara de un pacto negociado con Bagdad. Sin embargo, el precedente que sentaría una secesión kurda del Estado iraquí no sería bien recibida en Teherán y Damasco, aliados clave de Rusia en el conflicto sirio y cuya reacción podría desestructurar la estrategia rusa en Siria. En suma, el contexto actual del Medio Oriente y la lucha contra el Estado Islámico crearon una coyuntura particular, donde los kurdos han obtenido un creciente reconocimiento internacional. Tanto en Irak como en Siria, la actitud de la opinión publica occidental sobre los kurdos y su papel en la región es favo­ rable, incluso hacia una posible independencia del Kurdistán iraquí. Sin embargo, el posicionamiento regional del grk, atravesado por varias esferas de influencia y dentro de un país devastado por casi quince años de guerra, dificulta la obtención de la estabilidad política necesaria para garantizar la gobernabilidad de la región kurda. Dichas condiciones de inestabilidad, junto con las diferencias y el faccio­ nalismo inherentes al espectro político kurdo, complican las labores de reforza­ miento de las instituciones democráticas del grk. Debido a la percepción de nepotismo y corrupción, el gobierno kurdo enfrenta cada vez más obstáculos para lograr consensos políticos y legitimar sus recién fundadas instituciones nacionales. El referéndum propuesto por Barzani y el pdk se presenta como una salida de corto plazo, ante el desafío que significa reencauzar el proyecto político original del grk. Las autoridades kurdas han planteado para 2017 una reestructuración a profundidad de las actuales instituciones de gobierno y su operatividad política; no obstante, el reto de generar un pacto de unidad entre las distintas facciones es enorme y queda por ver si se logra este objetivo.

Consideraciones finales El Medio Oriente se encuentra en un proceso de recomposición y redefinición que ha traído nuevos actores al tablero geopolítico de la región. Los kurdos han en­ contrado los contextos favorables para comenzar a dar cauce a sus proyectos polí­ ticos y, en los hechos, administran amplias franjas de territorio bajo su control.

94 ¿Estatalidad de facto o autonomismo democrático?

Estos cambios, desatados a partir de los sucesos del 11 de septiembre de 2001, constituyen la transformación más importante por la que atraviesa la región des­ de la negociación de los Acuerdos Sykes-Picot (1915-1916) que dieron origen al Medio Oriente moderno. En este nuevo ciclo histórico, el centro de la lucha kur­ da ya no consiste en probar su existencia e identidad cultural, como sí lo fue a lo largo del siglo xx, sino en determinar la naturaleza política e ideológica de las instituciones con las cuales pretende reorganizar los territorios que ocupa. La administración estadounidense y otras fuerzas globales han sido incapaces de contener estos cambios en el balance de poder regional; sus políticas han consis­ tido en meros esfuerzos tácticos por ajustar los escenarios a sus necesidades estra­ tégicas más inmediatas. Tal coyuntura crítica explica el acercamiento de Estados Unidos con los kurdos de Siria e Irak; actores que Washington parece dispuesto a reconocer, e incluso defender, ante la necesidad de contar con aliados que pre­ serven sus intereses frente al creciente expansionismo de milicias supraterritoria­ les que, bajo la bandera de un Islam retorcido, se nutren de las fracturas de los Estados de la región. En este artículo he tratado de enfatizar que las entidades no estatales también poseen y ejercen cierta forma de política cuasi exterior con objetivos específicos. Las implicaciones teóricas de este ángulo de análisis permiten, en primer lugar, definir a los actores no estatales como entidades de peso considerable y, en segun­ do, analizar las interacciones entre éstos y los varios Estados regionales e interna­ cionales. El caso de los kurdos en Siria e Irak prueba que las nociones de poder y autoridad se han expandido y la construcción de agendas políticas no es un privi­ legio de los Estados. En la situación actual de la región, los actores no estatales ejercen un papel más directo en las dinámicas de conflicto, como muestra la re­ percusión de las prácticas políticas del grk, el pkk y el reciente papel del movi­ miento kurdo en Siria. Las interacciones regionales que dominan a la región, producto de las guerras en Irak y Siria, se explican mejor si se perciben como series de interrelaciones entre agentes estatales y de condición no estatal, especialmen­ te las interacciones entre el pkk y el grk con Ankara y su impacto en Siria. Aunque no constituye un fenómeno nuevo en la región, el papel de los kurdos y sus interacciones con las entidades estatales, en particular las relaciones del grk con Turquía y el papel de los kurdos en Siria, es quizá el factor que más atención ha recibido en los últimos procesos de transformación del Medio Oriente. La impresionante cobertura que recibió el sitio de Kobane en Siria, y su defensa exitosa por las milicias kurdas, es un ejemplo del creciente reconocimiento inter­

95 Juan Carlos Castillo nacional de los kurdos y su gradual transformación en agentes de los intereses occidentales, en particular de Estados Unidos. En este contexto, la declaración de un Estado kurdo en el norte de Irak y la consolidación de la autonomía kurda en Siria es un horizonte probable, frente al debilitamiento de la autoridad central en ambos países y el papel prominente de los kurdos en la lucha contra el Estado islámico. El reto para los movimientos kurdos es trascender el carácter coyuntural de la situación actual y mantener en el largo plazo los complejos equilibrios geopolíticos que han permitido materializar sus proyectos políticos. La clave para ello es la unidad de las facciones kurdas alrededor de objetivos que lleven al esta­ blecimiento de canales mínimos de comunicación política y de respeto mutuo a sus respectivas esferas de influencia, especialmente entre elg rk y el pkk. A lo largo del siglo xx, los kurdos desarrollaron un nacionalismo étnico como respuesta a las políticas asimilativas de los gobiernos donde residen dichas comu­ nidades. Las particularidades de las comunidades kurdas implicaron el desarrollo de trayectorias muy distintas en su relación con otros actores dentro y fuera de los Estados donde residen. El trabajo mostró que si bien el análisis de los kurdos y sus movimientos políticos debe hacerse atendiendo a estos contextos nacionales, el tema general de la cuestión kurda debe tratarse de manera transnacional, dada la dimensión transfronteriza de la identidad kurda y el fuerte sentido de solidari­ dad interétnica. Más allá de los probables escenarios que resulten de la coyuntura actual, la realidad kurda en el Medio Oriente posee un potencial de transformación que tendrá efectos significativos en varios países de la región. El estudio de la cuestión kurda y sus ramificaciones ideológicas resulta fundamental para entender la naturaleza de los actores y las dinámicas políticas que atraviesan a la región.

96 El paradigma Yineología como parte del proyecto de Confederalismo Democrático de Royavá

Erika S. Aguilar Silva* El Colegio de México

A partir de 2015, los medios masivos de comunicación que informaban los avances y retrocesos del autodenominado Estado Islámico (ei) al interior de las fronteras sirias, comenzaron a divulgar imágenes de mujeres vestidas con trajes militares, coloridos pañuelos atados a la cabeza y armas en las manos. Rápidamen­ te, sus encabezados atrajeron la atención de la opinión pública internacional al identificarlas como “las temibles enemigas” de dicha organización criminal, pero ¿quiénes son estas mujeres y qué hay detrás de la proyección mundial que han alcanzado? La mayoría pertenecían al pueblo kurdo, disperso en los actuales Estados de Turquía, Irán, Irak, Siria y Armenia, principalmente. Este grupo, como prácti­ camente cualquier otro, es sumamente heterogéneo en cuanto a variantes dialec­ tales, creencias religiosas y, por supuesto, corrientes ideológicas y políticas; de ahí que podamos entender que si bien el objetivo original del pueblo kurdo era el establecimiento y reconocimiento de un Estado propio (Kurdistán), a la fecha los múltiples movimientos nacionalistas kurdos1 han recorrido trayectorias muy

* Maestra en Estudios de Asia y África por El Colegio de México (Colmex). Actualmente es docente en la unam, en la Universidad del Valle de México y en la Universidad La Salle. Recientemente publicó “La práctica femenina del sufismo. Retrato hablado de las mujeres de la orden sufí Jalveti Yerráji de la ciudad de México”, en Camila Pastor, Gilberto Conde y Marta Tawil (eds.), Mundos árabes en movimiento. Historia del presente, México, cide-Colmex, 2016. 1 Sobre el nacionalismo kurdo (kurdayeti) son especialmente interesantes las ideas expuestas por Hamit Bo­ zarslan, Martin van Bruinessen, Nelida Fuccaro, Amir Hassanpour y Abbas Vali en el texto coordinado por este último, donde se confrontan las interpretaciones primordialista y constructivista de los orígenes del nacionalismo kurdo. La primera sostiene que los kurdos han “estado ahí” desde hace cientos de años siguien­ do un proceso “natural” de desarrollo que, de manera irremediable, conduce a la concepción de ideas nacio­ nalistas. Quienes se inclinan por este tipo de interpretaciones suelen apoyar sus teorías en relatos como el Sharafnama (una compilación de la historia de los gobernantes del Kurdistán) o en la épica de Mem u Zin de los siglos xvi y xvii, respectivamente. Por el contrario, la interpretación constructivista sugiere que la nación

97 Erika S. Aguilar Silva distintas. Esto se explica en parte por las diferencias mencionadas, pero sobre todo por los intereses específicos de élites religiosas, tribales, políticas e intelec­ tuales locales y sus alianzas con poderes regionales e internacionales en contextos específicos. El caso del proyecto kurdo al interior de Siria es de suma relevancia dado que precisamente ha dejado atrás la idea de la construcción nacional independiente y ha optado por la vía de la autonomía y el confederalismo democrático. Igualmen­ te atractivo resulta el hecho de que dentro de este proyecto se inserta un paradig­ ma que tiene como propósito materializar en todos los ámbitos, incluido el militar o de defensa, el multicitado tema de la equidad de género. El presente escrito tiene como propósito exponer la serie de especificidades que han permitido el surgimiento de dicho proyecto, de modo que pueda entenderse el conjunto de condiciones que hay detrás de los rostros femeninos a que hacíamos referencia al principio. Para eso, iniciaremos recordando la llamada Primavera Árabe, coyuntura que facilitó la puesta en marcha de un proyecto autónomo. Después describiremos las características generales de dicha propuesta y del pa­ radigma que por el momento llamaremos de “estudio de la mujer”, sus alcances y contradicciones. Para concluir, se ofrecerán algunas reflexiones.

El proyecto autónomo de Royavá: El Confederalismo Democrático La Primavera Árabe y su serie de reivindicaciones políticas, económicas y sociales llegaron a la Siria de Bashar al-Asad en 2012, de modo que en el mes de julio el presidente decidió retirar las tropas de las zonas kurdas del norte del país para trasladarlas a las ciudades que constituyen los puntos neurálgicos de su adminis­ tración y economía. La situación fue vista como una oportunidad política por la población kurda, que comenzó entonces la organización de una asamblea local y una especie de gobierno en la ciudad de Qamishli para, posteriormente, declarar de manera unilateral el establecimiento de la región autónoma de Royavá,2 con­ formada por tres cantones: Afrín, Kobane y Cizre, cada uno con su respectiva Administración Democrático-Autónoma. La población kurda en Siria ha estado fuertemente influida por el pensamien­ to de Abdullah Öcalan, líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (pkk

kurda es una “comunidad imaginada” (retomando la propuesta de Benedict Anderson) y que el nacionalis­ mo kurdo es una invención que fecha sus inicios en los últimos años del Imperio Otomano. Véase Abbas Vali (ed.), Essays on the Origins of Kurdish Nationalism, Costa Mesa, Mazda Publishers, 2003. 2 Occidente en kurdo, en alusión a la parte occidental del Kurdistán.

98 El paradigma Yineología como parte del proyecto de Confederalismo Democrático de Royavá por sus siglas en kurdo), preso en la isla İmralı desde 1999. Öcalan y su partido han transitado de la ideología marxista-leninista a una de corte libertario cuyo objetivo es el establecimiento de una sociedad que se organice, administre y go­ bierne a sí misma, al tiempo que reconozca la diversidad de quienes la conforman y se nutra de ella.3 Éste es el proyecto autónomo del Confederalismo Democráti­ co (o municipalismo libertario)4 de Royavá. En su deseo de construir una “civilización democrática radical”, Öcalan ha manifestado un rechazo tajante a cualquier forma de dominación y, por lo tanto, al establecimiento de jerarquías. En consecuencia, su ideología ha dejado atrás el objetivo primigenio del movimiento kurdo (el establecimiento del Kurdistán) dado que el Estado-nación legitima al menos tres formas de dominación, a saber: de clase (implícita en el sistema capitalista), del hombre sobre la naturaleza y del hombre sobre la mujer. Para Abdullah Öcalan:

En contraste con la administración y el ejercicio del poder burocrático y centralizado, el con­ federalismo propone un tipo de autoadministración política en la cual todos los grupos de la sociedad y todas las identidades culturales se expresen en asambleas locales, convenciones y consejos. Ese tipo de democracia abre un espacio político para todos los estratos sociales y permite que todos los grupos políticos se expresen. De esta forma, se avanza hacia la integración política de la sociedad como un todo. La política se vuelve parte de la vida diaria […] En el autogobierno, es necesaria una alternativa al sistema económico, uno que aumente los recursos de la sociedad en vez de explotarlos, de modo que satisfaga la multitud de necesidades de la sociedad.5

Para poner en práctica esta socialización de la política y de la economía, al interior de cada cantón se ha dado forma a un complejo sistema de toma de de­ cisiones que se articula de abajo hacia arriba: parte de la comuna, pasa por los consejos vecinales y los distritales, hasta llegar al Consejo Popular del Kurdistán Occidental. En cada uno de estos cuatro niveles hay comisiones encargadas de temas económicos, de seguridad y defensa, impartición de justicia, asuntos de la

3 Además de kurdos, en Royavá se asientan importantes comunidades de árabes, armenios, siriacos, circasia­ nos, turcomanos, etc., que han sido llamados a participar en este ejercicio político. Por supuesto, la diversi­ dad también abarca los aspectos lingüístico y confesional. 4 Como lo denomina Murray Bookchin, teórico que junto con Immanuel Wallerstein y Michel Foucault, entre otros, ha influido en el viraje ideológico de Öcalan. 5 Abdullah Öcalan, Democratic Confederalism, Londres y Colonia, Transmedia Publishing, 2011, p. 26, dispo­ nible en: http://www.freeocalan.org/wp-content/uploads/2012/09/Ocalan-Democratic-Confederalism.pdf [consulta: 26 de junio de 2017].

99 Erika S. Aguilar Silva mujer, sociedad civil, salud y partidos políticos,6 sin embargo, la presencia del ei y otras organizaciones similares ha entorpecido el trabajo conjunto de los cantones desde 2013. Igualmente importante es el asunto de la educación. El proyecto de Royavá “no es sólo sobre cambiar el régimen sino crear también una mentalidad que lleve la revolución a la sociedad”, explica Aldar Xeli, miembro del Movimiento de la Sociedad Democrática.7 En este sentido, se han creado un buen número de Academias donde la transmisión de los saberes no se practica de manera lineal sino que se construye a partir de la escucha de los miembros de la sociedad. En enero de 2014 se aprobó un Contrato Social que a lo largo de 96 artículos intenta reafirmar el compromiso con la dignidad, la libertad, la democracia, el medio ambiente, la juventud, la equidad de género y el respeto a los derechos humanos de quienes habitan en Afrín, Kobane y Cizre.8 Más tarde, el 17 de marzo de 2016, el Partido de la Unión Democrática (Partiya Yekîtiya Demokrat o pyd) anunció la instauración de la Federación del Norte de Siria, acto median­ te el cual se explicita la propuesta kurda de convertir Siria en una República fe­ derada. La declaración obtuvo poco respaldo (a excepción del otorgado por movimientos autonómicos afines alrededor del mundo) y muy probablemente no trascienda en el mediano plazo dado el estancamiento e internacionalización del conflicto sirio. Como bien señala Janet Biehl, “paradójicamente las sociedades construidas de acuerdo con ideologías emancipatorias han resultado ser profundamente intole­ rantes”,9 de modo que sólo el tiempo y los reacomodos geopolíticos locales, regio­

6 Finalmente, el Consejo Popular del Kurdistán Occidental (mgrk) elige a un grupo de aproximadamente 33 representantes, cuerpo que recibe el nombre de Movimiento de la Sociedad Democática (Tev-Dem). Aunque al interior del mgrk coexisten diferentes tendencias políticas, el Partido de Unión Democrática (pyd) sobresale considerablemente dado el impulso que le ha dado al Confederalismo Democrático y a la cercana relación que mantiene con el pkk desde su fundación en 2003. Para una descripción detallada de las funciones de cada nivel, sus respectivas comisiones, así como de la complicada coexistencia con la Administración Democrático-Autónoma de cada cantón, véase Michael Knapp, Anja Flach y Ercan Ay­ boga, Revolution in Rojava. Democratic Autonomy and Women’s Liberation in Syrian Kurdistan, Londres, Pluto Press, pp. 85-95. 7 Citado en Janet Biehl, “Revolutionary Education. Two Academies in Rojava”, Ecology or Catastrophe, 7 de febrero de 2015, disponible en: http://www.biehlonbookchin.com/revolutionary-education/ [consulta: 25 de junio de 2017]. 8 El documento puede consultarse en el sitio “Peace in Kurdistan. Campaign for a peaceful solution of the Kurdish question”, disponible en: https://peaceinkurdistancampaign.com/charter-of-the-social-contract/ [consulta: 26 de junio de 2017]. 9 Para ahondar en el tema, véase Janet Biehl, “Paradoxes of a liberatory ideology”, Ecology or Catastrophe, 22 de noviembre de 2015, disponible en: http://www.biehlonbookchin.com/paradoxes-liberatory-ideology/ [consulta: 26 de junio de 2017].

100 El paradigma Yineología como parte del proyecto de Confederalismo Democrático de Royavá nales e internacionales podrán comprobar si el Confederalismo Democrático será capaz de aumentar el número de sus simpatizantes sin transgredir el derecho de los miembros de la sociedad a no afiliarse a sus instituciones; fomentar un tipo de educación que privilegie el análisis y la crítica y no uno que equivalga a un mero adoctrinamiento; respetar las diferencias y el derecho a disentir; demostrar ser eficiente más que complejo; superar conservadurismos o tradicionalismos que pongan en riesgo la libertad de tomar decisiones individuales; enfrentarse a los jefes tribales que se niegan a perder autoridad; transgredir las estructuras patriar­ cales y reconfigurar roles de género, etcétera.

El paradigma Yineología Muchos teóricos y líderes de movimientos emancipatorios han insistido en el hecho de que la hegemonía no sólo es ejercida por el Estado-nación o por el mo­ delo económico capitalista, sino también por la ideología dominante. De ahí que la “revolución de Royavá” abogue por la supresión del “pensamiento único” y su reemplazo por una desobediencia epistémica que se nutra de la multiplicidad de saberes, prácticas y experiencias de sus protagonistas. En este contexto surge el paradigma Yineología,10 nombrado así por Abdullah Öcalan en 2003 y traducido comúnmente como “estudio, ciencia o sociología de la liberación de la mujer”, su propósito: superar las dicotomías de género que han servido para justificar rela­ ciones de dominación, siendo el patriarcado su manifestación más acabada. Ade­ más, y de la mano del proyecto educativo autónomo que pretende “reescribir” la historia a partir de los saberes populares, con Yineología se busca visibilizar la par­ ticipación que las mujeres han tenido en la construcción del cambio histórico- social, así como su contribución en la producción del conocimiento y las ciencias. En palabras de Öcalan: “el nivel de libertad de las mujeres determina el nivel de libertad de su sociedad”.11 Yineología está presente en todos los aspectos y niveles de funcionamiento del Confederalismo en Royavá. A continuación presentamos un breve recuento de su trascendencia en los ámbitos político, social y militar.

10 En kurdo, jin significa mujer y proviene a su vez del término jiyan, cuyo significado es vida. Logy se toma del término griego logos. El mismo tema de la desobediencia epistémica explica por qué se ha decidido emplear el término “academias” y no “universidades”, “contrato social” y no “constitución”, etc. Como puede notarse, no siempre se han logrado evadir las herencias del pensamiento y el discurso dominante. 11 Abdullah Öcalan, Liberating Life: Woman’s Revolution, Colonia, International Initiative Edition/Mesopota­ mian Publishers, 2013, p. 8, disponible en: http://www.freeocalan.org/wp-content/uploads/2014/06/libe­ rating-Lifefinal.pdf [consulta: 26 de junio de 2017].

101 Erika S. Aguilar Silva

Política Quizá el efecto más importante de Yineología en el ámbito político sea la consoli­ dación de prácticas que si bien ya se aplicaban desde años atrás, a partir de la formalización del modelo de Confederalismo Democrático se han impuesto como norma a seguir en toda Royavá, nos referimos al liderazgo dual en todos los nive­ les de toma de decisiones (desde la comuna hasta el cantón) y a la cuota de 40 por ciento de mujeres para integrar las instituciones autónomas. El nombre de Hadi­ ya Yousef se ha vuelto símbolo de la materialización de estas disposiciones al haberse convertido en la primera cogobernadora del cantón de Cizre y, más tarde, en la copresidenta de la Federación del Norte de Siria. De manera complementaria, los artículos 27 y 28 del Contrato Social aseguran el derecho inviolable de las mujeres a participar en la vida política, económica, social y cultural, reconocen la igualdad de hombres y mujeres ante la ley y mani­ fiestan el compromiso por eliminar la discriminación de género. En cuanto al documento mediante el que se dio a conocer la Federación del Norte de Siria, el apartado quinto reitera que “la libertad de las mujeres es la esencia del sistema” y que “tienen derecho a organizarse de manera independiente”.12 Con este funda­ mento y la sospecha de que el profundo arraigo del patriarcado puede mermar la participación femenina en las instituciones mixtas, se han creado varias institu­ ciones exclusivamente de mujeres para que sean ellas quienes “busquen soluciones a sus propios problemas y necesidades”.13 El sistema de cuotas ha producido experiencias agridulces alrededor del mun­ do. Resulta innegable que de cara al exterior se cumple con el objetivo de proyec­ tar la deseada imagen de inclusión; sin embargo, al interior de las instituciones no necesariamente se traduce en eficiencia ni mérito, mucho menos en equidad. Consideramos que lo mismo sucede con las instituciones o espacios exclusivamen­ te femeninos, de modo que queda por cuestionar qué tan oportuna resulta la se­ paración o la existencia en paralelo de instituciones para mujeres si el objetivo final es alcanzar la equidad de género.N o minimizamos los efectos del patriarca­ do ni ignoramos el hecho de que los cambios se gestan poco a poco, sólo sugerimos un ejercicio de reflexión crítico que examine la conveniencia de las prácticas men­

12 “Document of the Democratic Federal System of Rojava-Northern Syria”, disponible en: https://rojavanor­ thernsyria.noblogs.org/english/document-of-the-democratic-federal-system-of-rojava-northern-syria/ [con­ sulta: 27 de junio de 2017]. 13 Can Cemgil y Clemens Hoffmann, “The Rojava Revolution in Syrian Kurdistan: A Model of Development for the Middle East?”, ids Bulletin, Transformig Development Knowledge, vol. 47, núm. 3, 2016, disponible en: http://bulletin.ids.ac.uk/idsbo/article/view/2730/HTML [consulta: 24 de junio de 2017].

102 El paradigma Yineología como parte del proyecto de Confederalismo Democrático de Royavá cionadas, así como de proyectos como el relativo a la creación de un pueblo ex­ clusivo de mujeres en Jinwar (en el cantón de Cizre), concebido con el objetivo de “liberarse del sistema patriarcal”. Nos preguntamos si un proyecto de tal na­ turaleza resuelve el tema del patriarcado o si, por el contrario, lo evade.

Social La organización social ha tomado forma a partir de una serie de levantamientos ocurridos en 2004 en la ciudad de Qamishli donde, ante la amenaza de arresto sobre la población masculina activa, las mujeres del norte de Siria tomaron el mando de comités, asociaciones y organización de reuniones clandestinas. A partir de la declaración de autonomía, Yekitiya Star (rebautizada luego como Kongreya Star) ha servido de institución paraguas para decenas de organizaciones enfocadas al desarrollo integral de los habitantes de Royavá, incluidas las acade­ mias. En ellas, la formación pone énfasis en la ruptura con el sistema capitalista y patriarcal e incluso se imparten asignaturas que tienen que ver con la defensa personal, la anatomía femenina, la impartición de justicia, psicología, enfermería o economía comunal, la finalidad: formar mujeres autosuficientes. Los primeros actos del gobierno autónomo en Royavá parecieron atender las demandas de la población femenina al pronunciarse a favor de criminalizar los matrimonios forzados y los crímenes de honor, así como el matrimonio infantil y la poligamia. Asimismo, se reconoció el derecho de las madres a conservar la custodia de sus hijos y a obtener herencias sin restricciones de ningún tipo. El análisis no estaría completo si omitimos que en este multirreferenciado “empoderamiento femenino” de Royavá, quedan asuntos pendientes por resolver o, cuando menos, regular: la sexualidad y la diversidad sexual siguen siendo temas tabú, lo mismo que el aborto y la prostitución. Será interesante observar si el desarrollo legal del Confederalismo Democrático contempla, sanciona y garanti­ za la libertad en todas estas áreas.

Militar De entre los diversos ámbitos en los que opera Yineología, ha sido el militar, de defensa y seguridad el que ha puesto en la mira a las mujeres de Royavá. Eso se debe muy probablemente a dos cuestiones: la primera tiene que ver con el hecho de que las imágenes que mencionábamos al inicio de este escrito no corresponden al este­ reotipo, no completamente falso, de la prevalencia de profundas estructuras pa­ triarcales en las sociedades de Medio Oriente, donde se perpetúan roles de género

103 Erika S. Aguilar Silva tradicionales para hombres y mujeres. En segundo lugar, el escenario y la ideología de guerra han estado tradicionalmente masculinizados y, por lo tanto, si la mujer figura en contextos conflictivos lo hace casi invariablemente como víctima (de violencia sexualizada, física o verbal) y no asumiendo roles de mando, en combate u otorgando protección. Como consecuencia, el caso de Royavá y otros alrededor del mundo han servido como catalizador para la producción de análisis tendientes a “feminizar” el estudio de los conflictos y las teorías de la guerra.14 Así como Yineología empezó a materializarse en el ámbito social a partir de los levantamientos de Qamishli en 2004, también los asuntos relativos a la defensa de la población kurda comenzaron a adquirir estructura y a retomar las enseñan­ zas de combate armado que desde las décadas de 1980 y 1990 el pkk y su unidad militar femenina (la Unión de Mujeres Libres de Kurdistán, yajk, creada en 1993) habían divulgado. Ciertamente, en esas décadas muchas mujeres se unieron a la guerrilla como alternativa al matrimonio forzado, la violencia doméstica o cual­ quier otro efecto no exclusivo del patriarcado en esta región, hecho que muy probablemente siga siendo un factor explicativo medular del engrosamiento de las filas guerrilleras, ahora en Royavá. Para defender los logros de la autonomía confederalista y fundamentadas en el principio legal de autodefensa, surgieron las Unidades de Protección Popular (ypg) y las Unidades de Protección Femenina (ypj) en 2012 y 2013, respectivamente. Fue durante la liberación de Kobane en 2015 cuando las imágenes de las guerri­ lleras con fusiles francotiradores y Kalashnikovs lograron llegar a todos los rinco­ nes del mundo, al tiempo que sus cantos fueron escuchados no sólo por los criminales del ei, sino por la comunidad internacional que los reproducía en pla­ taformas como YouTube. “Nuestra teoría es la teoría de la rosa, una flor que se defiende a sí misma”, explicaba Cinar Sali, miembro del Movimiento de la Socie­ dad Democrática.15 En su mayoría jóvenes y solteras, las guerrilleras cuentan con academias mili­ tares en cada cantón, así como con centros de reclutamiento que no han dejado de enlistar a las chicas que desean formar parte de las unidades encargadas de enfren­ tar las amenazas externas (provengan del régimen sirio o del ei), así como de ga­ rantizar la seguridad interna, a través de cuerpos que reciben el nombre de asayish.

14 A este propósito, véase por ejemplo Laura Sjoberg, Gendering Global Conflict: Toward a Feminist Theory of War, Nueva York, Columbia University Press, 2013. 15 Citado en Michael Knapp, Anja Flach y Ercan Ayboga, op. cit., p. 139.

104 El paradigma Yineología como parte del proyecto de Confederalismo Democrático de Royavá

Las integrantes de las ypj han manifestado que su lucha no se limita a la libe­ ración de su pueblo y su tierra, sino al combate de la hegemonía masculina y al reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres. A propósito, la coman­ dante de las ypj, Nesrin Abdalla, afirma: N“ o sólo hacemos esto para protegernos a nosotras mismas, sino también para cambiar la manera de pensar en el ejército; no sólo para ganar poder, sino para cambiar a la sociedad, para desarrollarla”.16

Consideraciones finales Decenas de poblaciones alrededor del mundo han sido acechadas por Estados ci­ mentados en un nacionalismo exacerbado que los lleva a justificar prácticas de asimilación, exclusión y exterminio en contra de las minorías. Por fortuna, igual­ mente numerosos son los espacios donde, ante estas circunstancias, se han gesta­ do modelos de organización alternativos que plantean un desafío teórico-práctico al régimen (incluso de pensamiento) que los oprime. El caso del Confederalismo Democrático y Yineología en Royavá parece ser ejemplo de lo anterior. La subsistencia de ambos proyectos está condicionada al respeto y observancia de sus principios fundacionales, sin embargo, la aspiración de construir una “sociedad ética” también dependerá de la manera en que logren solucionar la larga lista de situaciones que, tanto al interior como fuera, conspiran contra este modelo. Internamente se debate en torno al protagonismo y ambiciones del pyd, al derecho a disentir y a la efectividad de la impartición de justicia. En el ámbito regional, el proyecto enfrenta el rechazo de las propuestas kurdas que no ven con buenos ojos el abandono de la idea del gran Kurdistán o el secularismo y desarrai­ go tribal que supone el Confederalismo de Royavá. Además, la internacionaliza­ ción del conflicto sirio continuará determinando el rumbo que decidan tomar las instituciones autónomas, que quizá se vean orilladas a comprometer su proyecto.17 En cuanto al activismo femenino, es posible reconocer al menos dos de los factores determinantes para la politización y militancia de las mujeres en Royavá:

16 Citado en Can Cemgil y Clemens Hoffmann, op. cit. 17 Por ejemplo, a partir de octubre de 2015, las ypg y las ypj forman parte de las Fuerzas de Defensa Sirias (sdf), un organismo paraguas que tiene el objetivo de liberar a Siria del Estado Islámico y establecer un autogobierno democrático. Desde que las sdf reciben el apoyo de Estados Unidos (que no reconoce el pro­ yecto político de Royavá), han proliferado informaciones que invitan a quitar la etiqueta de “violentos” o “terroristas” a los grupos que conforman dicha coalición, a cuyos miembros se refieren como “héroes”. Ninguna alianza o cooperación es gratuita, de modo que seguramente atestiguaremos muestras de pragma­ tismo de ambas partes, en cuyo juego también está involucrada Rusia y otros actores regionales e interna­ cionales de relevancia.

105 Erika S. Aguilar Silva por un lado, la opresión del patriarcado y, por el otro, la pertenencia a pueblos con una histórica lucha por el reconocimiento internacional. Conviene agregar que en este y otros escenarios de conflicto se observa la intersección entre la lucha “nacionalista” y la “femenina” y que, lamentablemente, ha habido momentos en los cuales las cuestiones de género quedan subordinadas a la lucha de liberación nacional. Hasta ahora, el Confederalismo Democrático parece avanzar de la mano del paradigma Yineología pese a que aún quedan muchos asuntos por resolver. Por último, es pertinente aclarar que las reflexiones aquí vertidas han nacido de la lectura de fuentes documentales producidas en su mayoría a partir de 2003, incluidos los informes de quienes han tenido oportunidad de realizar trabajo de campo en Royavá. Pese a la carencia de tan valiosa herramienta para la realización de este escrito, ha estado presente el ánimo de llevar a cabo un ejercicio crítico que insista en el hecho de que las resistencias en general, y el proyecto de Confederalis­ mo y Yineología en Royavá en particular, deben dejar de ser idealizadas y que eso significa un desafío de dimensiones mayúsculas puesto que implica no sólo el re­ conocimiento sino, más importante aún, la superación de sus contradicciones.

106 Sin treguas: La nueva persecución de los yazidíes de Irak

María Eugenia Gantus* El Colegio de México/Universidad Nacional Autónoma de México

Prácticamente ignorada por los medios de comunicación y buena parte de la producción académica relacionada con los estudios de Oriente Medio antes de 2014, la comunidad yazidí ganó visibilidad a partir de las terribles matanzas y el trato especialmente cruel que Daesh1 ha tenido para con la misma. En las líneas que siguen procuraremos dar cuenta de los elementos que, tanto desde el ámbito religioso como desde el político, convirtieron a la comunidad yazidí del norte de Irak en el blanco predilecto y el más vulnerable de los ataques de esta organización armada.

La estigmatización del entorno árabe Ubicados en la provincia de Ninawuá, en las regiones de Yabal Sinyar y Shaiján, en la región montañosa de la Jazira sudoccidental y en la zona transicional entre la planicie de Mosul y las montañas del Kurdistán iraquí, respectivamente, los yazidíes forman parte del pueblo kurdo.2 Aunque la mayoría de los kurdos son

* Maestra en Estudios de Asia y África por El Colegio de México, actualmente cursa estudios de doctorado en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam. Docente en la Cátedra de Historia de Asia y África contemporánea de esa Facultad, y de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, así como en la Universidad Abierta Interamericana (Argentina). 1 utilizaremos las siglas en árabe para referirnos a la organización también conocida como Estado Islámico (Ad Dawaltul Islamiyyat fil ‘Iraq wa ash Shams, literalmente “Estado Islámico de Irak y Siria”), evitando la polémica en torno a la pertinencia de las distintas denominaciones adoptadas por académicos de diferentes latitudes. 2 no vamos a sumergirnos en el debate sobre la noción de etnia y los elementos que la componen; simplemen­ te consideraremos el elemento lingüístico como central en la conformación de las identidades de estos pueblos recuperando la reflexión de Dale Eickelman, quien afirma que “la noción de etnicidad es una cons­ trucción cultural, por más que a nivel popular […] en forma de etnogénesis, se considere casi un dato bio­ lógico y base de la identidad nacional”.

107 María Eugenia Gantus musulmanes suníes, podemos encontrar entre ellos judíos, cristianos, alevíes, shi’itas, Ahl-ul ḥaqq,3 y yazidíes. La identificación de los yazidíes con la historia y el devenir de los kurdos en general está presente no sólo en su lengua, el kurmanyi, sino también en el complejo y ancestral entramado religioso del que se alimenta esta comunidad. No es casual, como señalaremos más adelante, que el movimiento nacionalista kurdo de principios del siglo xx reivindicara al yazidismo como expresión ori­ ginal de lo kurdo. La animadversión árabe para con los yazidíes puede reconocer dos raíces: por un lado las diferencias específicamente religiosas y, por el otro, las resultantes del proceso político de construcción estatal tras la caída del Imperio Otomano en 1919. En relación con el aspecto religioso,4 la enorme mayoría de la población árabe de Irak se identifica con alguna de las dos corrientes mayoritarias del Islam tradi­ cional, sunismo y shi’ismo. Ambas escuelas han sido especialmente duras respec­ to a las creencias de los yazidíes, que han sido injustamente calificados como “adoradores del diablo” y se ubican claramente fuera de los postulados islámicos a pesar de haber estado influidos por elementos de esta religión de origen árabe. El yazidismo actual es producto de la amalgama de las enseñanzas islámicas del Sheij sufí Adi ibn Musafir (de origen libanés, asentado en la primera mitad del siglo xii en las montañas del Kurdistán)5 con elementos tomados de diferentes

3 Philip Kreyenbroek, “The Traditions of the Yezidis and Ahl-e Haqq as Evidence for Kurdish Cultural History”, disponible en: http://www.institutkurde.org/en/conferences/kurdish_studies_irbil_2006/ Philip+KREYENBROEK.html 4 Para un conocimiento profundo de la religión yazidí, véase: Birgül Açikyildiz, The Yezidis. A History of a Community, Culture and Religion, Nueva York, I.B. Tauris, 2010; Joseph Isya, Adoradores del diablo. Los Sa­ grados Libros de los Yazidíes, Francisco Francés (trad. del inglés), Barcelona, Editorial Humanitas, 2003; Philip Kreyenbroek, : Its Background, Observances and Textual Tradition, Lampeter, Edwin Mellen Press, 1995. Philip Kreyenbroek y Khalil Jindi Rashow, “Aspects of Yezidi Society and Culture. Social Structures, Castes and Lineages”, en Khalil Jindi Rashow y Philip Kreyenbroek, and Shaikh ‘Adi are Perfect. Sacred Poems and Religious Narratives from the Yezidí Tradition. Wiesbaden, Otto Harrassowitz Verlag, 2005; Garnik Asatrian, “The Holy Brotherhood: The Yezidi. Religious Institution of the ‘Brother’ and the ‘Sister’ of the ‘Next World’”, Iran & the Caucasus, vol. 3, núm. 1, 1999-2000; Christine Allison, Yezidi Oral Tradition in Iraqui Kurdistan, Richmond, Curzon Press, 2001; Eszter Spät, The Yezidis, Londres, Saqi Books, 2005; Eszter Spät “Šāhid bin ŷarr, Forefather of the Yezidis and the Gnostic Seed of Seth”, Iran & the Cau­ casus, vol. 6, núms. 1-2, 2002; Eszter Spät, Late Antique Motifs in Yezidi Oral Tradition, Budapest. De­ partment of Medieval Studies, 2009; Ricardo Espeja, “Yezidi Endogamy”, mimeo, disponible en https:// www.academia.edu/3051639/Yezidi_Endogamy; W.B. Heard, “Notes on the Yezidis”, The Journal of the Royal Anthropological Institute of Great Britain and Ireland, vol. 41, 1911, pp. 200-219; Giulia Sfameni Gas­ parro, “Il mito cosmogonico degli yazidí”, Numen, vol. 21, fasc. 3, 1974; J.S. Guest, The Yazidis: A Study in Survival, Londres, kpi, 1987. 5 Philip Kreyenbroek, “The Early History: Factual and Legendary Accounts”, en Philip Kreyenbroek, Yazi­ dism…, op. cit., p. 29.

108 Sin treguas: La nueva persecución de los yazidíes de Irak tradiciones culturales y religiosas presentes en la región (indoiranias antiguas, zoroastrismo, cristianismo, gnosticismo e islam).6 Como resultado de este original proceso sincrético, la religión yazidí ostenta un complejo sistema de creencias, muchas veces mal entendido por los tradicionalistas musulmanes. Ya nonagenario, el Sheij Adi murió en 1162,7 y fue enterrado en Lalish, loca­ lidad que rápidamente se convirtió en destino de peregrinación y, eventualmen­ te, en el territorio más sagrado de los yazidíes. Si bien en el yazidismo no existe un dogma instituido, hay ciertos elementos que se consideran fundamentales y constitutivos de esta fe que ha conservado sus tradiciones sobre todo de manera oral. Los yazidíes creen en la existencia de un Dios creador (Xwadé) que da forma al mundo para luego retirarse dejando el gobierno del mismo en manos de los Siete Misterios (Haftan Sirr). Entre éstos, el Ángel Pavorreal, Malak Tawús es el más importante y es objeto de devoción por parte de todos los yazidíes. En las tradiciones yazidíes se encuentran claras referencias a los mitos abrahá­ micos, como la salida de Adán del Paraíso en la que Malak Tawús juega un papel central. Según el Mashaf Resh (Libro Negro),8 luego de que el Dios creador diera forma a Adán, lo dejó en el Paraíso prohibiéndole la ingesta de trigo; Malak Tawús manifestó su inquietud señalando que, con dicha restricción, Adán no podría reproducirse. Dios deja el asunto en manos de este ángel que insta al primer hombre a comer el grano para luego conducirlo fuera de los límites del Paraíso donde podrá multiplicarse. Como vemos, a diferencia de las religiones abrahámi­ cas que lo entienden como una degradación, la salida del jardín divino se produ­ ce por motivos positivos: la supervivencia de la humanidad. Como vemos, si bien Malak Tawús saca a Adán de su residencia paradisiaca, no existe en la perspectiva yazidí una intencionalidad maligna por parte del ángel, quien, por el contrario, expresa su genuina preocupación ante la imposibilidad de que el hombre se reproduzca. La acción realizada por Malak Tawús dentro de un relato, plagado de elementos comunes con las tradiciones abrahámicas, emparen­ tan a este ángel con la figura de Satán, lo que explicaría el equivocado calificativo de “adoradores del diablo” que colgaron sobre los yazidíes y sus creencias.

6 Eszter Spät, “The Religious Backround”, en Eszter Spät, Late Antique…, op. cit., pp. 23-43. 7 J.S. Guest, “Sheikh Adi and his Order”, en J.S. Guest, The Yazidis…, op. cit., pp. 15-27. 8 El Maṣḥaf Resh (Libro Negro) y el Kitab al Jilwa (Libro del Esplendor o de la Revelación) son los textos sa­ grados de los yazidíes, de los cuales se encontraron copias en árabe a finales del sigloxix .

109 María Eugenia Gantus

Estas sutilezas teológicas, mal entendidas por los musulmanes de ambas es­ cuelas mayoritarias,9 hicieron que se insistiera sobre la naturaleza satánica de esta religión kurda, exponiendo a sus seguidores a persecuciones por parte del poder central de turno en escenarios de crisis de intolerancia religiosa.10 Las diferencias con la mayoría árabe11 se harán más evidentes luego de la caída del Imperio Otomano y la creación, como producto de los acuerdos de Sykes- Picot en 1916, del actual Irak. Los problemas no tendrán en este caso un origen religioso sino fundamentalmente político por el papel desempeñado por los kur­ dos en general y los yazidíes en particular en la conformación del nuevo Estado y sus relaciones con el poder colonial. Como señala Nelida Fuccaro,12 en las últimas décadas de la administración otomana, el discurso panislamista se había impuesto como instrumento para garan­ tizar la centralización del poder político y exacerbó la sensibilidad de las minorías religiosas, como la yazidí, que reaccionó defensivamente y vio con beneplácito la intromisión británica en la región. En una carta dirigida al British Political Officer de Bagdad en noviembre de 1917, Hamu Shiru, jefe de la tribu yazidí Fuqara, manifestaba el visto bueno de los líderes yazidíes para trabajar de manera conjunta con los británicos contra el poder turco.13 Las acciones de la comunidad yazidí con relación al poder británico deben estudiarse considerando la necesidad de garantizar la supervivencia de la misma en un entorno que se manifestaba claramente hostil. Inmersos en los juegos políticos del poder colonial, los yazidíes fueron, prime­ ro, favorecidos por los británicos, quienes vieron en el reforzamiento de las iden­ tidades tribales no urbanas un contrapeso al avance de las ideas del nacionalismo árabe. Luego, sin embargo, ya con el rey Feisal al frente de un Irak bajo tutela británica, la potencia colonial entendió que era más conveniente fortalecer al débil monarca hashemí mediante concesiones a la comunidad árabe sunita.

9 En nuestro trabajo “Las víctimas perfectas: Los yazidíes bajo Daesh” (en prensa) profundizamos sobre los aspectos fundamentales de la creencia yazidí y su lectura desde el sunismo. Para aproximarnos a la visión shi’i, véase Mustafa Dehqan, “A Shabak Contemporary Polemic against the Yazidi Religion”, en Oriente Moderno, vol. LXXXVIII, núm. 2, 2008. 10 véase http://www.theguardian.com/world/2014/aug/07/who-yazidi-isis-iraq-religion-ethnicity-mountains [consulta: 10 de diciembre de 2015]. 11 Sin embargo han existido infructuosos intentos recientes por incorporar a los yazidíes a la “comunidad árabe”, al identificarlos como “árabes omeyas” y vincularlos con el segundo califa de esa dinastía, Yazid Ibn Muawiyya, quien gobernó de 680 a 683. Véase Michael M. Gunter, Historical Dictionary of the Kurds, Oxford, The Scarecrow Press, 2011. 12 nelida Fuccaro, “Communalism and the State in Iraq: The Yazidi Kurds, c.1869-194”, Middle Eastern Studies, vol. 35, núm. 2, 1999, pp. 1-26. 13 Ibid, p. 6.

110 Sin treguas: La nueva persecución de los yazidíes de Irak

Las permanentes aspiraciones independentistas kurdas expusieron más aún a la comunidad yazidí a diversas medidas de los sucesivos gobiernos centrales ira­ quíes, orientadas a diluir progresivamente los rasgos particulares de esta comu­ nidad religiosa.14 A partir de prejuicios religiosos (la adoración al diablo) y políticos (la connivencia con el poder colonial), se fortaleció entre la población árabe iraquí una mirada despectiva hacia los yazidíes que fue ampliamente capi­ talizada por Daesh en sus ataques a los poblados yazidíes del Kurdistán.

La estigmatización del entorno kurdo El hecho de que la comunidad yazidí se defina como kurda, a partir de los ele­ mentos que la vinculan con ese pueblo (siendo sin dudas la lengua uno de los más importantes), no la ha preservado de situaciones conflictivas con la población kurda no yazidí. En este sentido hay, de nuevo, elementos explicativos que tienen que ver con características propias de la religión yazidí y otros relacionados con coyunturas políticas al interior del grupo kurdo. Uno de los aspectos que ha generado históricamente mayor recelo de los kur­ dos para con los yazidíes ha sido la compleja organización social de estos últimos, que supone un sistema de castas y una estricta endogamia, lo que tal vez sea el aspecto más sobresaliente de su estructura colectiva. Dos de las tres castas son sacerdotales —shaijs y pirs—, y representan una porción muy pequeña de la po­ blación total (entre 6 y 7% según Omarkhali).15 La tercera casta es la de los mirid y está obligada a sostener económicamente al resto. Intentaremos brevemente ofrecer una definición de casta. Edward Albert Gait16 señala las dificultades de definir un elemento que sea característico de la casta y que la distinga de otros grupos.17 Siguiendo a Ishita Banerjee:18 “El rasgo princi­

14 El gobierno de Saddam Husein llevó a cabo una política de “arabización” (con una fuerte impronta suni) del espacio kurdo, e incentivó el establecimiento de esta población en territorio históricamente de mayoría kurda. 15 Khanna Omarkhali, “The Yezidi Clan and Tribal System: Its Terminology”, disponible en: www.lalishdu­ hok.com/images/pdf/lalishmegazin29/L%2029%20E/23.pdf 16 E.A. Gait, “Caste”, en Encyclopaedia Britanica, Chicago, William Benton Publisher, University of Chicago, 1961, pp. 230-239. 17 Pero ofrece una definición interesante: “Las principales características de la casta son su creencia en un origen común sostenida por todos sus miembros, y la posesión de la misma ocupación tradicional. Tal vez pueda definirse como ‘un grupo endogámico, o una colección de tales grupos, los cuales tienen un nombre común, la misma ocupación tradicional; que proclaman descender de la misma fuente y que son comúnmente considerados como una antigua y única comunidad homogénea”. 18 Ishita Banerjee-Dube, “Caste, Race and Difference: The Limits of Knowledge and Resistance”, en Gurmin­ der K. Bhambra (ed.), Current Sociology, vol. 62, núm. 4, 2014, pág. 5.

111 María Eugenia Gantus pal distintivo de la casta es su carácter adscriptivo, y su endogamia, a menudo sostenida por el principio de pureza ritual y polución”. Las personas nacen dentro de las castas, esto es, las castas les son atribuidas. Para Banerjee, los componentes del sistema de castas son el varna (que se traduce como color)19 y el jati (grupos de nacimiento). Veamos ahora cuáles, de todos los elementos mencionados se encuentran en el yazidismo. En relación con el principio de varna, encontramos una diferencia de origen que se expresa en los epónimos de las dos castas sacerdotales, siendo de proceden­ cia árabe la más importante —la casta de los shaijs— y de origen kurdo la segun­ da —la casta de los pir—. Queda por saber cómo se desarrolló esta estratificación y si existía antes del yazidismo, si éste no hizo sino mantenerla o si surgió con esta religión. Es muy importante destacar que en el yazidismo las ideas de pureza y contaminación no son permanentes ni están asociadas con ninguna casta en par­ ticular, como sí ocurre con las castas en India. La contaminación es momentánea y se elimina con un ritual de purificación, pero no significa para el creyente una degradación permanente ni la posibilidad de que esto ocurra (salvo en el caso de romper la prohibición que regula los casamientos). También encontramos la diferenciación en función del nacimiento (jati), y de acuerdo con Banerjee “la clasificación y gradación de los grupos, de acuerdo con orígenes y cualidades dadas y no adquiridas, también forman el criterio principal de división de la sociedad de acuerdo con las castas”.20 La conciencia yazidí acerca de su singularidad se expresa tanto en su negativa a casarse con miembros de otros grupos como en la imposibilidad de convertirse a esta religión. Estos elementos, si bien han garantizado la supervivencia de la comunidad en escenarios conflictivos claramente desfavorables, al mismo tiempo la aislaron del resto del pueblo kurdo que observó con permanente recelo estas prácticas. Esta situación hizo que los yazidíes contaran también con enemigos dentro del propio Kurdistán, interesados igualmente en diluir su identidad en otro mar­ co de pertenencia. Si Saddam Husein había intentado arabizar el espacio kurdo,

19 De acuerdo con Banerjee-Dube, varna sólo se traduce como color literalmente, pero su sentido específico es “idealized human callings”. Es muy importante tener en cuenta esta connotación y no sólo el color, porque entender el color en términos de “idealizaciones humanas del sentido de la vida” tiene mucho sentido para el sistema analizado. 20 Ishita Banerjee-Dube, “Ranking or grading of groups according to origins and qualities that are given and not achieved, also form the principal criterion in the division of society according to castes”, en Caste, Race and Difference, op. cit.

112 Sin treguas: La nueva persecución de los yazidíes de Irak las autoridades kurdas procuraron “kurdificar” el espacio yazidí. Como ejempli­ fica Matthew Barber,21 en el área de Shaiján, zona históricamente yazidí, las au­ toridades del Gobierno Regional del Kurdistán, bajo el liderazgo de Nechirvan Barzani, han llevado a cabo una política orientada a cambiar la demografía del lugar. Actualmente más de 70 por ciento de la población de Sheiján es musulma­ na sunita. Hay indicios de que, antes del avance de Daesh, el gobierno de Barzani estaba realizando una acción similar en Sinyar, con la intención de acabar por esta vía con cualquier proyecto de secesión yazidí en el futuro que amenace las aspira­ ciones de un Kurdistán unificado en el norte del actual Irak.

El camino allanado para Daesh Los prejuicios y el recelo de años respecto de la población yazidí se condensaron dramáticamente en la jornada del 3 de agosto de 2014, cuando el avance de Daesh hacia las zonas yazidíes no sólo no encontró resistencia alguna por parte del des­ articulado ejército iraquí, sino que tampoco las fuerzas militares del Gobierno Regional del Kurdistán (grk) hicieron frente a las tropas del sanguinario grupo. Más que un gesto de incapacidad ante un enemigo bien organizado, los yazi­ díes denuncian una verdadera complicidad entre árabes y kurdos no yazidíes y Daesh. Señalan que las fuerzas del grk impidieron la salida de la población días antes del 3 de agosto y dejaron absolutamente indefensos a los yazidíes de Sinyar, retirándose sin enfrentar a Daesh. El gobierno kurdo ha intentado excusarse sosteniendo que la ofensiva enemi­ ga fue sorpresiva y que carecían del armamento necesario para hacerle frente. Numerosos informes dan cuenta de un escenario absolutamente distinto. El avance de Daesh desde Mosul se realizó de manera gradual y se esperaba un posible ataque en la zona; por otra parte, días antes de la caída de Sinyar, las fuerzas mi­ litares del gobierno kurdo se habían hecho con gran cantidad de armas y muni­ ciones al tomar la base de Al-Kasik. Las tribus árabes de la zona no quedaron al margen de las acciones contra los yazidíes. En algunos casos, miembros particulares de las mismas se sumaron a las filas deDaesh , pero en otros (como la tribu Jhaish), sus líderes manifestaron pú­ blicamente su lealtad al grupo encabezado por Al Baghdadi. Las declaraciones de la población yazidí son escalofriantes. Shirine Qassem, una mujer yazidí de 43 años comentaba: “Mis vecinos eran árabes y nos traicio­

21 Matthew Barber, Political Competition and the Resolution of the Sinjar Crisis, 2016, disponible en: www.yazda.org

113 María Eugenia Gantus naron y comenzaron a combatirnos. Solíamos celebrar casamientos y fiestas juntos. Al día siguiente se entregaron a Daesh. ¿Cómo se puede volver de eso? ¿Cómo puedo confiar en ellos nuevamente?”22 Las consecuencias de la avanzada sobre Sinyar fueron terribles: por lo menos 3 200 hombres fueron asesinados y unas 6 800 mujeres fueron secuestradas, 200 mil personas lograron huir, miles de las cuales murieron de hambre y sed, cerca­ dos en un monte cercano.23 Daesh se valió de todo el andamiaje de prejuicios para justificar las masacres y la explotación sexual de las mujeres yazidíes, retomando nociones ya presentes en el imaginario de las poblaciones árabes y kurdas no yazidíes. Al situarlos fuera del Islam y de las religiones abrahámicas, Daesh intentó legitimar el asesinato y la depredación.

Las complejidades del escenario pos-Daesh El abandono del gobierno nacional y del kurdo marcó un punto de inflexión en la relación de los yazidíes con sus vecinos y los situó en medio de un fuerte con­ flicto de intereses entre actores políticos que se ubican incluso más allá del Kur­ distán iraquí. Algunos autores sostienen que Daesh realizó el trabajo que el Gobierno Re­ gional del Kurdistán aspiraba llevar a cabo de manera gradual, es decir la disolu­ ción de la identidad yazidí en Sinyar y Sheiján, lo que explicaría la actitud de sus tropas ante el avance de esta organización armada. Pero el comportamiento de los peshmergas de Barzani abrió la puerta a otros actores que supieron leer las necesi­ dades de los yazidíes, intervinieron en su defensa y, al mismo tiempo, los incor­ poraron en proyectos más amplios. Los casos paradigmáticos son los de las Fuerzas de Defensa Populares (Hezen Parastina Gel o hpg) y las Unidades de Movilización Popular (Hashd al-Sha’bi), enfrentados en las zonas yazidíes al Partido Democrático del Kurdistán que apoya los intereses del Gobierno Regional del Kurdistán. La hpg, próxima ideo­ lógicamente al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (pkk), ha sido la pri­ mera organización armada en enfrentar a Daesh en Sinyar tras la retirada del grk. La segunda está relacionada con milicias shi’íes, pero en su interior interactúan

22 Tanya Goudsouzian, “Arab-Yazidi Reconciliation begins in Iraq’s idp camps”, 15 de noviembre de 2016, disponible en: www.aljazeera.com 23 Arturo García, “El mercado humano del isis”, La Gaceta de España, 29 de junio de 2017.

114 Sin treguas: La nueva persecución de los yazidíes de Irak organizaciones iraquíes de lo más diversas, desde turcomanos y cristianos, hasta sunnitas y yazidíes. A pesar del vergonzoso comportamiento del gobierno kurdo, sus milicias están empecinadas en disputar las áreas yazidíes, y encarcelan o impiden el retorno de las familias que se sumaron a las organizaciones adversarias. La organización Hu­ man Rights Watch denunció en junio de este año el caso de varias familias ex­ pulsadas de Sinyar por los peshmergas bajo la acusación de pertenecer a Hashd al-Sha’bi.24 El drama de los yazidíes está lejos de haberse acabado con la expulsión de Daesh de la zona; las montañas que los cobijaron durante siglos y que les permitieron conservar un enorme grado de cohesión cultural y religiosa, hoy forman parte de un complejo tablero en el cual dirimen sus diferencias distintas fuerzas políticas y militares. La forma en que los yazidíes consigan articular sus propios intereses comunitarios con los de otros actores regionales, en un marco de gran visibilidad internacional, definirá el futuro de esta comunidad azotada permanentemente por vendavales de intolerancia religiosa.

24 “Kurdistan Government ‘Punishing’ Families of Yazidi Fighters: hrw”, en www.alaraby.co.uk disponible en: www.alaraby.co.uk/english/news/2017/7/9/kurdistan-government-punishing-families-of-yazidi- fighters-hrw [consulta: 9 de julio de 2017].

115 Fotogramas de Zaré, Hamo Beknazaryan, 1926. Construcción de identidades kurdas y yazidíes entre la población hablante de kurmanyi de la República de Armenia*

Tork Dalalyan** Academia de Ciencias de Armenia

Este artículo analiza los problemas implicados en la construcción de las identida­ des nacionales kurda y yazidí entre la población hablante de kurmanyi de la Re­ pública de Armenia en el periodo postsoviético. El término “población hablante de kurmanyi” se deriva de la lengua kurmanyi que hablan los kurdos y yazidíes y se refiere a aquellos ciudadanos de la República de Armenia que consideran el kurmanyi su lengua materna o la lengua de sus ancestros. Hasta cierto punto, este término podría ofender a la mayoría de nuestros informantes, puesto que, de acuerdo con el censo de 2001, la mayoría de la población hablante de kurmanyi en la República de Armenia se considera yazidí (40 620 personas). Sin embargo, otros (1 519 personas) prefieren ser llamados kurdos, aunque hablen el mismo idioma y profesen la misma religión —yazidismo—. Por lo tanto, para fines del presente artículo, la “población hablante de kurmanyi” reemplazará los endónimos discrepantes y a menudo contradictorios de esta comunidad. La población hablante de kurmanyi constituye el grupo minoritario más extenso de la República de Armenia. El censo de 2001, de la misma forma que censos anteriores, no distingue las cantidades de personas que se consideran “kurdos yazidíes” de quienes se identifican como “yazidíes kurdos”. Sin embar­ go, nuestras conversaciones personales con los partidarios de “la orientación kurda” mostraron las identidades duales que la mayoría de los miembros del

* Traducción del inglés de Agnes Mondragón Celis. ** Doctor en etnografía, actualmente es investigador en el Instituto de Arqueología y Etnografía de la Acade­ mia de Ciencias de la República de Armenia. Este artículo es una versión corta preparada especialmente para este dossier del texto Tork Dalalyan (2011), “Construction of Kurdish and Yezidi Identities among the -speaking Population of the Republic of Armenia”, en Changing Identities: Armenia, Azerbaijan, Georgia (Collection of Selected Works), Heinrich Böll Stiftung South Caucasus, pp. 177-201.

117 Tork Dalalyan grupo profesan: al nombrar su identidad nacional (kurdo) subrayaban al mismo tiempo sus afiliaciones religiosas (yazidí kurdo o kurdo yazidí), enfatizando así que no son exactamente iguales a los kurdos musulmanes. De acuerdo con Hranush Kharatyan, la antigua encargada de la Oficina de MinoríasN acionales y Religión del gobierno de Armenia, actualmente existe sólo un par de docenas de kurdos musulmanes en el territorio de la República de Armenia. Dada su ausencia efectiva de la vida sociopolítica de Armenia, nuestra investigación no incluye a los kurdos musulmanes. Debe considerarse que los kurdos musulmanes hablantes de kurmanyi viven principalmente en Turquía (10-15 millones de personas), en el llamado Kurdis­ tán turco y en la histórica Armenia occidental, además de la región autónoma de Kurdistán en el norte de Irak (4-6 millones de personas), Siria (alrededor de 1-2 millones), Azerbaiyán, Rusia y países europeos (especialmente Alemania, Francia, Bélgica y Dinamarca, entre otros). En los mismos países, excepto Turquía y Azerbaiyán, viven grupos que profesan el yazidismo. Alrededor de 14 000 mi­ grantes yazidíes de la República de Armenia también residen en Georgia (par­ ticularmente en Tblisi). Estos migrantes mantienen vínculos cercanos con sus parientes y los miembros de sus tribus en la República de Armenia. La consi­ derable fragmentación de la comunidad hablante de kurmanyi en numerosos grupos tribales es un obstáculo significativo para la obtención de un Estado in­ dependiente. Desde un punto de vista científico, estudiar temas relacionados con la iden­ tidad (nacional) de grupos étnicos y religiosos dispersos por el mundo no resulta muy productivo si uno se mantiene dentro de las fronteras de un país. Sin em­ bargo, dado que nuestro estudio se basa no sólo en materiales científicos acumu­ lados por numerosos investigadores, sino también en observaciones personales e información de campo obtenida en Armenia, el alcance de este estudio deli­ beradamente se redujo a un país. No obstante, la inevitabilidad de establecer paralelos con otros países nos llevó a utilizar materiales comparativos en nuestro estudio. En la primera parte de este artículo consideraremos los mecanismos básicos y las estrategias para la construcción de las identidades kurda y yazidí entre la po­ blación hablante de kurmanyi de la República de Armenia, además de examinar el problema de la identidad dual. La segunda parte analizará los elementos cultu­ rales básicos que contribuyen a la formación de la identidad de los kurdos y yazi­ díes hablantes de kurmanyi.

118 Construcción de identidades kurdas y yazidíes

Kurdos y yazidíes en Armenia: ¿Una nación o dos? Cuando se considera a la población hablante de kurmanyi de la República de Armenia como una sola comunidad es necesario tomar en cuenta las contradic­ ciones que existen entre los miembros del grupo. A pesar de que hablan el mismo idioma, tienen la misma religión y su literatura y costumbres son las mismas, los kurdos y yazidíes en la República de Armenia buscan definirse como grupos étnicos y culturales distintos. Analizaremos las causas y los factores de esta división.

Ideología de la orientación kurda: De religión a política Durante el tiempo en que los kurdos musulmanes vivieron en el territorio de la República Socialista Soviética de Armenia, fue importante para la población hablante de kurmanyi contrastar sus intereses en la esfera religiosa. Después de que los kurdos musulmanes se marcharon, surgió un nuevo “tema de tensión” —la parte de la población que practicaba el yazidismo como religión, pero que se identificaba étnicamente con los kurdos musulmanes, aunque sin convertirse al Islam—. Actualmente, la mayor parte de la población hablante de kurmanyi de la República de Armenia continúa identificándose como yazidí, considerando que ésta es la designación de su nacionalidad (etnicidad). Sin embargo, un peque­ ño grupo se considera kurdo y utiliza el término “yazidí” sólo para referirse a su religión. “¿Considera usted también que somos un pueblo distinto?” Ésta fue la primera pregunta que me hizo el editor en funciones del periódico kurdo Rya Taza cuando entré a su oficina y lo saludé. “Desafortunadamente, hay gente es­ túpida en nuestra nación que nos llama yazidíes. No se dan cuenta de que ésa es nuestra religión, no nuestra nacionalidad”, continuó el editor. “Todos somos kurdos, sólo mantuvimos nuestra antigua religión preislámica”. Quienes se identifican como kurdos buscan, así, formar parte del “movimien­ to kurdo nacional” en Turquía e Irak. Al comentar sobre su decisión, subrayan las verdaderas ventajas de haber elegido esta “orientación”, principalmente la noción de que otorgará a los kurdos una mayor probabilidad de obtener su propio Estado. En aras de un Estado independiente, los representantes de la población hablante de kurmanyi de la República de Armenia “están dispuestos a olvidar el pasado histórico reciente de sus grupos etnoconfesionales y el profundo antago­ nismo histórico que existe entre los kurdos musulmanes y los kurdos yazidíes” al elegir la orientación de los kurdos.

119 Tork Dalalyan

Factores que perpetúan la identidad yazidí: El problema de la educación Como demostró nuestra investigación, los ideólogos de la orientación kurda son, principalmente, personas con educación superior, representantes de la comunidad intelectual de la población hablante de kurmanyi de la República de Armenia, para quienes la religión no es importante. En general, ven el futuro de su grupo etnorreligioso en un Estado secular con los kurdos, donde ni el Islam ni el ya­ zidismo desempeñaría un papel importante. Por otro lado, los representantes de la comunidad hablante de kurmanyi de la República de Armenia que continúan considerándose yazidíes no están de acuerdo en construir el futuro de su grupo bajo el principio de olvidar el pasado. Consideran que la religión es la base de su identidad y debe ser decisiva en la elección de la afiliación política; de otra forma, la identidad del pueblo se vería amenazada. Los ideólogos de la “orientación ya­ zidí” son, principalmente, miembros del clero que pertenecen a las familias de los sheijs o pirs y, en menor medida, intelectuales de estas familias. Considerando que la educación afecta la religiosidad de una nación y, por lo tanto, amenaza su identidad, buscan fortalecer y extender la visión tradicional de que la educación es una noción “diabólica”, dañina e incluso incompatible con los sentimientos religiosos. Tradicionalmente, los ideólogos de la orientación yazidí han explicado “su actitud negativa hacia la educación” mediante las costumbres étnicas (adat) y la inercia histórica. La actitud negativa hacia la educación no sólo está asociada con las directrices religiosas, sino también con el sistema económico de las familias hablantes de kurmanyi. Dado que los representantes de la comunidad hablante de kurmanyi se han dedicado principalmente a la ganadería estacional (tradicionalmente, la agricultura ha tenido poca importancia y casi no han existido artesanos ni comer­ ciantes entre ellos), la educación se consideraba un lujo innecesario. En numerosas situaciones, una mujer joven es tratada como “mercancía”. Los representantes de la comunidad hablante de kurmanyi consideran que la educa­ ción superior de las mujeres no sólo es innecesaria, sino también peligrosa. Se considera que las mujeres jóvenes podrían ser secuestradas por posibles preten­ dientes en el camino a la escuela (aunque esto también podría ocurrirle a mujeres casadas). Además, se teme que las jóvenes educadas se vuelvan esposas desobe­ dientes que evadan el trabajo doméstico pesado para el que se les ha preparado desde la infancia. Debe notarse que la insuficiencia actual de personal científico y profesional relevante complica enormemente la solución de problemas relacionados con la

120 Construcción de identidades kurdas y yazidíes educación, literatura y ciencia en la comunidad hablante de kurmanyi de la Re­ pública de Armenia.

El problema de la identidad dual Actualmente los términos que la comunidad hablante de kurmanyi de la Repú­ blica de Armenia utiliza con más frecuencia para identificar su identidad nacional —¡pero no su nacionalidad!— son yazidí, kurdo, kurdo yazidí y yazidí kurdo. Desde el punto de vista de la etnopsicología semántica o la semántica etnopsico­ lógica, las nociones kurdo y yazidí se encuentran en una relación de confrontación y rechazo mutuo. Además, dados ciertos sucesos históricos y políticos del pasado, los adherentes de ambos grupos afirman ser superiores a otros y se inclinan por ver uno en el otro un campo opuesto, excluido de la noción común de la nación. Los términos yazidí kurdo y kurdo yazidí constituyen una especie de concesión que busca suavizar los términos categóricos kurdo y yazidí. Sin embargo, los términos yazidí kurdo y kurdo yazidí difícilmente definen una identidad de for­ ma inequívoca. Su uso, en realidad, refleja las oscilaciones de los representantes de la comunidad hablante de kurmanyi con respecto a su afiliación nacional. Además, la elección de los términos de autoidentificación de un miembro espe­ cífico de la comunidad no sólo dependen de su estatus social y religioso o edad, sino también de sus circunstancias geográficas y económicas, además de la situa­ ción en la que ocurra la conversación. Mamoe Halit escribió sobre el problema de la identidad dual en la población hablante de kurmanyi de la República de Armenia:

Los yazidíes kurdos soviéticos han escrito “yazidí” como su nacionalidad en la sección del pasaporte nacional y se consideran yazidíes y no kurdos. Con la palabra kurdo sólo se refieren a los kurdos musulmanes. Incluso ahora un yazidí de edad avanzada se ofendería profunda­ mente si lo llamaran kurdo. Sin embargo, recientemente, en particular después del inter­ cambio de pasaportes, una parte de la comunidad intelectual yazidí ha preferido llamarse kurda.

Mamoe Halit escribió estas palabras a mediados de la década de 1980. En su monografía sobre la identidad armenia, Levon Abrahamyan recuerda que “a finales de los ochenta fui testigo de una manifestación de yazidíes extremada­ mente agresivos que protestaban frente al edificio del Partido Comunista de Armenia porque el famoso kurdólogo, él mismo de origen yazidí [Shakro Mho­ yan], había llamado a su pueblo yazidíes kurdos en una entrevista televisiva”.

121 Tork Dalalyan

A principios de la década de 1980, L. Abrahamyan atestiguó personalmente un incidente en un pueblo yazidí en Armenia en el que un hombre alterado casi asesinó a un etnógrafo armenio (ahora fallecido) que llamó “kurdo” a su inter­ locutor. Una década más tarde, en el libro Las nacionalidades de Armenia, publicado en 1999 por la Academia de Ciencias de Armenia, los kurdos y yazidíes se presenta­ ron como comunidades separadas: con un artículo sobre la comunidad yazidí es­ crito por Jamal Sadahyan, el líder de la Unión Nacional de Yazidíes en Armenia, y un artículo sobre los kurdos, escrito por Amarike Sardar, el jefe de la organiza­ ción de intelectuales kurdos. La imposibilidad de establecer claramente las fronteras entre los kurdos y yazidíes de Armenia es consecuencia de la complejidad de los múltiples factores que forman su identidad. A menudo, las identidades varían no sólo dentro de un pueblo o entre parientes lejanos, sino también dentro de una misma familia. Dada la complejidad de este factor, existe cierta ambigüedad en la interpretación de los valores e ideales nacionales entre los representantes de estas dos comunidades. Este proceso puede describirse como “una búsqueda activa de identidad” o la “construcción de su propia nacionalidad”. En otras palabras, el caso de los yazidíes y los kurdos en la Armenia contemporánea es ideal para el análisis de una identi­ dad dentro del paradigma constructivista.

Elementos principales de la construcción de las identidades de los kurdos y los yazidíes en Armenia La parte de la población hablante de kurmanyi de la República de Armenia que prefiere ser llamada kurda presenta los siguientes argumentos:1) “nosotros y los kurdos —haciendo referencia a los kurdos musulmanes [comentario del autor]— hablamos el mismo idioma”, 2) “en nuestra patria histórica —en el norte de Irak— los yazidíes o “quienes profesan el yazidismo” viven rodeados de la pobla­ ción kurda musulmana, de varios millones”, 3) “tenemos el mismo origen que los kurdos musulmanes” y 4) “nuestra religión —el yazidismo— es un credo preislámico temprano de todos los kurdos”. La otra parte de la población hablante de kurmanyi de la República de Ar­ menia, que prefiere ser llamada yazidí, responde a estos argumentos con las si­ guientes afirmaciones:1) “nuestra lengua no es el kurdo, es el yazidí, y los kurdos simplemente la apropiaron”, 2) nuestra patria histórica es el área de Lalish (Sin­ yar), en el norte de Irak, y los kurdos son tribus distintas, provenientes de regio­

122 Construcción de identidades kurdas y yazidíes nes diferentes”, 3) “por lo tanto, nuestros orígenes son completamente diferentes a los de los kurdos”, 4) “nuestra religión no tiene nada en común con la religión de los kurdos musulmanes”. Intentaremos analizar de forma separada los cuatro rasgos étnicamente dife­ renciados que hemos mencionado; sus interpretaciones distintas forman la base de la construcción de las identidades kurda y yazidí.

La lengua de los kurdos y los yazidíes: El kurmanyi La lengua de los kurdos y yazidíes pertenece al grupo noroccidental de las lenguas iranias. Los idiomas más cercanos al kurmanyi pertenecen al subgrupo caspio de la rama irania. De acuerdo con Evliya Çelebi, el viajero turco del siglo xvii, los kurdos hablaban trece idiomas y 42 dialectos. Entre los “idiomas kurdos”, el autor menciona sorani, hikkari, sinyar, zaza y ruziki, entre otros, y nota que los hablantes de estas distintas lenguas no se entendían sin un intérprete. El primer idioma, el sorani, es el idioma de los kurdos iraníes y se considera un dialecto iranio sudoccidental (y no un dialecto noroccidental, como el kurmanyi). El idio­ ma zaza también se distingue del kurmanyi y pertenece al grupo caspio de lenguas iranias. El sinyar parece ser el referente más cercano del idioma yazidí o, más precisamente, el dialecto yazidí del idioma kurmanyi. En Armenia, las personas que se identifican como kurdos (es decir, los simpa­ tizantes de la orientación kurda) consideran que el kurdo o krmandji (en armenio, k’rderen) es su lengua materna. La gente de identidad yazidí considera el yazidí o ezdki (en armenio, ezdieren) su idioma nativo, enfatizando así que éste es su idioma nacional, no el idioma de los kurdos. En realidad, es el mismo idioma. Ni siquie­ ra existen diferencias estilísticas menores en las formas literarias. El término yezd es, de hecho, una forma secundaria que se deriva del nombre del grupo etnocon­ fesional de los yazidíes. En consecuencia, las personas de identidad kurda no consideran correcto que se utilice este término como el nombre del idioma.

Patria histórica La población hablante de kurmanyi migró al territorio de la Armenia moderna sobre todo en el siglo xix, en el periodo de las guerras ruso-persa y ruso-turca. Para la mayoría de los yazidíes, considerados “infieles” por las autoridades iraníes y turcas, huir al Imperio Ruso representaba una posibilidad de supervivencia fí­ sica. De acuerdo con algunos reportes, durante la guerra ruso-turca de 1828-1829, los yazidíes, encabezados por Hassan Aga, pelearon del lado del ejército ruso. El

123 Tork Dalalyan término yazidí y el señalamiento de los miembros de este grupo confesional como “adoradores del diablo” demuestra la actitud negativa de las naciones dominantes en la región hacia los yazidíes. Antes de convertirse en un endónimo, el término yazidí era un exónimo y significaba, literalmente, “equivocado” y contrario a los verdaderos creyentes: los musulmanes. Éstos llamaban “infieles” a los seguidores de Malak Tawús —la principal deidad yazidí— a quienes no accedieron a renun­ ciar a la fe de sus ancestros bajo la amenaza de muerte y destrucción. En la Edad Media, a los yazidíes también se les conocía como Adawa, Sharga y Dasyni. Sharga es un término en árabe que simplemente significa “este”.1 Adawa deriva de Sheij Adi, el fundador (o, de acuerdo con otras interpretaciones, un reformador clave) de la religión yazidí. No pudimos encontrar una definición del término Dasyni en la bibliografía científica sobre kurdos o yazidíes. En el siglo xvi, el autor kurdo Sharaf Khan [véase el artículo de Sacha Alsancaklı en este número] utiliza el etnónimo Tasnim (el término Dasyni modificado) como el nombre de una de las tribus yazidíes, además de Khalidi, Basyan y Dumbuli, entre otros. Hasta épocas recientes han existido grupos patronímicos de Dasyni entre los yazidíes de Armenia que se identifican como yazidíes de la Siria moderna. De acuerdo con K.C. Luca, el orientalista y viajero británico de principios del siglo xx el término Dasnayi denotaba a todos los yazidíes. Aparentemente, el etnónimo Dasin-Dasnayi es el más antiguo de los endónimos yazidíes. Decididamente tiene una conexión con el área de Dasn Gawar, que se menciona con frecuencia en fuentes armenias medievales. Esta área está localizada aproximadamente en el mismo lugar que el Mosul moderno y Sinyar. El pueblo de Lalish, ubicado en los alrededores de Mosul y Sinyar, es el único lugar de peregrinaje para los devotos del yazidismo: un templo con la tumba del Sheij Adi. Los yazidíes consideran que esta región no sólo es su patria histórica, sino también el centro del universo, donde Dios decidió vivir después de la crea­ ción del mundo. Los grupos de identidad kurda también consideran que Lalish es su patria histórica, pero no le atribuyen tal importancia ideológica. Dado que la mayoría es poco religiosa o atea, no les resulta vital enfatizar la conexión de su patria histórica con el yazidismo. Los intelectuales de orientación kurda asocian el origen del etnónimo kurdo con el nombre del distrito medieval temprano de Korduk y las tribus que lo ha­ bitaban en épocas antiguas. Este distrito formaba parte de la provincia sureña de

1 El punto cardinal. [N. de la T.]

124 Construcción de identidades kurdas y yazidíes

Arshakid, cercana al área de Dasn, mencionada arriba. Sin embargo, los grupos en Armenia de identidad yazidí no concuerdan en que el etnómino kurdo tenga un origen geográfico. A través de la etimología popular Volksetimologie( ), lo elevan al verbo yazidí kərt, que significa “cortar”, y consideran que los kurdos provienen de diferentes pueblos. Así, los de “orientación yazidí” no sólo muestran su actitud hacia este término, sino que crean una tierra fértil para la construcción de su propia nacionalidad.

Mitos sobre el origen “¿Cómo puedo decir que soy kurdo si los kurdos mataron a mi abuelo?” es una respuesta típica de un representante de la comunidad yazidí a nuestra pregunta “¿quién es él o ella en términos de nacionalidad, kurdo o yazidí?” “Los kurdos no son una nación, son desechos de varias naciones y nacionalidades”, dicen nuestros interlocutores, “y la palabra kurdo es una grosería para nosotros. Los kurdos son asesinos y ladrones. ¿Cómo podríamos ser kurdos?” Los grupos de identidad yazidí tienen sus opiniones sobre el pasado histórico de los kurdos. Varios representantes del clero yazidí consideran que algunos kurdos en realidad son yazidíes islamizados. Al mismo tiempo, en su opinión, la gran mayoría de la población kurda en Turquía es una mezcla de diferentes naciones —árabes, sirios, turcos e incluso armenios que con el tiempo se volvieron hablan­ tes de kurmanyi (en el caso de los armenios y sirios, se considera que se convirtie­ ron al Islam)—. Así es como explican que hablen la misma lengua mientras subrayan su etnicidad distinta. En consecuencia, consideran que la tendencia de ciertos grupos yazidíes a considerarse kurdos es equivocada.

La religión como un elemento de la identidad Los representantes de la comunidad kurda de Armenia que practican el yazidismo reiteradamente citan las palabras de Öcalan, el líder del Movimiento Nacional Kurdo en Turquía, para probar su afiliación a los kurdos. Öcalan exhortó a los kurdos a volver a sus raíces y al yazidismo, la religión de sus ancestros. Así, se asumió que todos los kurdos en el pasado distante habían sido seguidores de la religión yazidí, lo cual claramente contradice las fuentes históricas que dejaron los autores medievales. Representantes de la población hablante de kurmanyi de la República de Armenia consideran que el término kurdo debería utilizarse en sentido más am­ plio e incluir no sólo a los kurdos musulmanes, sino también a los “adoradores

125 Tork Dalalyan del sol kurdos”. “Hay armenios católicos y armenios protestantes viviendo en Ereván”, dice un interlocutor del pueblo de Shamirán, “pero esto no evita que sean considerados armenios como el resto de los armenios, que pertenecen a la Iglesia Apostólica Armenia. De la misma forma, tenemos a kurdos musulmanes y a kurdos adoradores del sol. Pero todos somos kurdos”. Sin embargo, hay personas de identidad yazidí que no están de acuerdo con esta tesis. “Decir que somos kurdos es negar la existencia de la nación”, dijo un interlocutor, un representante del clero yazidí en el pueblo de Ferik. De acuerdo con los yazidíes, hay aproximadamente cinco millones de ellos alrededor del mundo. Claramente, esta estimación es exagerada; la información estadística varía entre 200 mil y 250 mil personas. Los de identidad yazidí consideran que la religión es una base suficiente para considerarlos una nación separada. Con frecuencia citan el ejemplo de los serbios, croatas y bosnios, que hablan el mismo idioma pero practican diferentes religiones y son considerados naciones distintas. De acuerdo con nuestro interlocutor, “Hay pueblos distintos en el mundo que hablan el mismo idioma […] ¿Por qué los croatas y serbios pueden considerarse naciones separadas? Después de todo, ¡hablan el mismo idioma!”

Conclusión Los análisis de nuestro estudio revelaron que la construcción de la identidad ya­ zidí está basada en una actitud conservadora hacia la educación y la crianza tradi­ cional de los hijos. Esto hizo posible que el yazidismo mantuviera una influencia considerable sobre todas las esferas de la familia y la vida social. Hasta ahora, los representantes del clero yazidí —los ideólogos principales de la identidad yazidí— no han logrado elaborar mecanismos para modernizar la cultura o herencia religio­ sa yazidí, que podría proveer una base sólida para la construcción de la identidad yazidí en el siglo xxi. En contraste, los ideólogos de la orientación kurda entre la población hablan­ te de kurmanyi de la República de Armenia tienen una actitud positiva hacia la educación y la consideran una forma de reducir el valor del yazidismo. Sin em­ bargo, los mecanismos para construir la identidad kurda están basados principal­ mente en factores políticos y carecen de investigación cultural e histórica seria. Como resultado, el futuro y la vitalidad de esta orientación dependen enteramen­ te de los sucesos políticos en la región. El análisis de los cuatro factores principales de diferenciación étnica (idioma, patria, mitos de origen y religión) que forman la identidad de los kurdos y yazi­

126 Construcción de identidades kurdas y yazidíes díes sugiere que los simpatizantes de las orientaciones yazidí y kurda entre la población hablante de kurmanyi de la República de Armenia los interpretan de formas distintas para probar lo únicas que son sus respectivas etnicidades. Con respecto al idioma, el nombre y el sistema de escritura que se utiliza sirven para marcar diferencias. En lo referente a la patria histórica, el punto de inflexión deci­ sivo de la identidad se considera un enfoque de acuerdo con el cual la patria pre­ histórica, a menudo abstracta e irreal, se vuelve distante de la pequeña patria histórica. En tercer lugar, con la modificación de la tradición literaria medieval, se forma un nuevo mito de origen que contrasta con la leyenda tradicional existente. Fi­ nalmente, el último factor —la religión— influye en la formación de identidades en función del grado de religiosidad de un individuo en particular: las personas que no le atribuyen gran importancia a la religión de sus ancestros preparan el terreno para la reducción de la influencia del elemento más esencial de la identidad yazidí: la religión yazidí.

127 Fuente: Eduard von Nolde “Reise nach Innerarabien, Kurdistan und Armenien 1892 ... Mit ... einer Karte”, Braunschweig, 1895. Notas y diálogos El campo de batalla de la diáspora Cómo los kurdos de Turquía reviven, construyen y traducen la lucha kurda en Londres*

Ipek Demir** Universidad de Leicester

Este artículo examina las batallas etnopolíticas por la identidad en las que está envuelta la diáspora kurda. Gran parte del trabajo sobre la diáspora kurda ha estu­ diado a los kurdos en el continente, concentrándose en la relación antagónica de éstos con Turquía. También ha examinado el deseo de los kurdos de que sea reconoci­da su identidad étnica y su lucha, además de la movilización y las activi­ dades antiturcas relacionadas con ese deseo. Por ejemplo, Demir,1 Griffiths2 y Wahlbeck3 han identificado las formas en que la política kurda ha figurado en la vida y el discurso de los kurdos en el Reino Unido desde finales de la década de 1980. Eccarius-Kelly4 ofrece una exposición fascinante de las presiones legislati­ vas y el cabildeo político de los kurdos en Alemania con miras al Parlamento Europeo y el Consejo de Europa. Otros, como Eliassi,5 Leggewie,6 Lyon y Uçarer,7

* El permiso para publicar de nuevo este texto fue otorgado el 21 de marzo de 2016 por el Administrador de Permisos de Taylor & Francis Group. Fuente original: Ipek Demir, “Battlespace Diaspora: How the Kurds of Turkey Revive, Construct and Translate the Kurdish Struggle in London”, en Anastasia Christou y Elizabeth Mavroudi (eds.), Dismantling Diasporas: Rethinking the Geographies of Diasporic Identity, Connection and Development, Farnham, Ashgate, 2015, pp. 71-84. Traducción del inglés de Agnes Mondragón Celis. ** Senior Lecturer en Sociología en la Universidad de Leicester, Reino Unido. La doctora Demir ha también enseñado en las universidades de Sussex, Oxford y Open University. 1 I. Demir, “Battling with Memleket in London: The Kurdish Diaspora’s Engagement with Turkey”, Journal of Ethnic and Migration Studies, vol. 38, núm. 5, 2012, pp. 815-831. 2 D.J. Griffiths,Somali and Kurdish Refugees in London: New Identities in the Diaspora, Aldershot, Ashgate, 2002. 3 Ö. Wahlbeck, “Community Work and Exile Politics: Kurdish Refugee Associations in London”, Journal of Refugee Studies, vol. 11, núm. 3, 1998, pp. 215-230. 4 v. Eccarius-Kelly, “Political Movements and Leverage Points: Kurdish Activism in the European Diaspo­ ra”, The Journal of Muslim Minority Affairs, vol. 22, núm. 1, 2002, pp. 91-118. 5 B. Eliassi, Contesting Kurdish Identities in Sweden, Basingstoke, Palgrave, 2013. 6 C. Leggewie, “How Turks became Kurds, not Germans”, Dissent, vol. 43, núm. 3, 1996, pp. 79-83. 7 A.J. Lyon y E. Uçarer, “Mobilizing Ethnic Conflict: Kurdish Separatism in Germany and thep kk”, Ethnic and Racial Studies, vol. 24, núm. 6, 2001, pp. 925-948.

129 Ipek Demir

Østergaard-Nielsen8 y Van Bruinessen9 han examinado a detalle las formas en las que el activismo de la diáspora kurda ha tenido efecto en el movimiento kurdo tanto en Turquía como en Europa. Al reconocer la importancia de las actividades de movilización de los kurdos de la diáspora, este texto examinará las actividades de traducción de los kurdos en Londres, y presentará información etnográfica detalla­ da y un análisis sobre las distintas maneras en que los kurdos de la diáspora tradu­ cen su sufrimiento y rebelión para audiencias británicas. Asimismo, examinará cómo esta traducción incluye la necesidad de proporcionar “enseñanzas etnopolíticas”, las dificultades de presentar esta batalla de forma “apetecible” para las audiencias bri­ tánicas y el “trabajo étnico emprendedor” que llevan a cabo los kurdos, además de la manera en que la traducción de la cultura, lucha y rebelión kurdas es central para sus batallas transnacionales. Los kurdos de Turquía10 constituyen una proporción considerable de la pobla­ ción de minorías étnicas del norte de Londres. De hecho, se cree que una buena parte de quienes son vistos como “turcos” en Londres son personas de origen kurdo11 que han llegado al Reino Unido como refugiados desde finales de la dé­ cada de 1980. La mayoría provienen de Marash, Elbistán, Malatya y Sivás.12 El éxodo de kurdos de Turquía ha sido resultado de la supresión de sus derechos culturales y lingüísticos en ese país, su desplazamiento forzado de los pueblos kurdos y las múltiples formas de privación económica y exclusión social que han enfrentado en Turquía.13 Ha habido kurdos buscando asilo en el Reino Unido

8 E. K. Østergaard-Nielsen, “Transnational Political Practices and the Receiving State: Turks and and the Netherlands”, Global Networks, vol. 1, núm. 3, 2001, pp. 261-281. 9 M. van Bruinessen, “Shifting National and Ethnic Identities: The and the European Diaspora”, Journal of Muslim Minority Affairs, vol. 18, núm. 1, 1998, pp. 39-52. 10 En este artículo, cuando mencione a los kurdos me referiré a los kurdos de Turquía. 11 El número total de kurdos de Turquía en el Reino Unido es un cálculo aproximado: se considera que está entre 100 mil y 180 mil. El Ministerio del Interior sólo registra el país de origen de quienes buscan asilo, pero no su etnicidad. Además, se cree que el censo de 2011 en el Reino Unido subestima su cantidad. Esto se debe a un conjunto de razones. Por ejemplo, ciertos migrantes nuevos pueden tener poca disposición para completar el censo o encontrarse en condiciones informales de vivienda o trabajo y escapar así de las estadís­ ticas. Asimismo, es posible que los kurdos de Turquía se muestren reticentes a definirse como “kurdos” por varias razones históricas y sociales, especialmente considerando las llamadas políticas de “turquificación” en Turquía. 12 D.J. Griffiths,op. cit.; Ö. Wahlbeck, op. cit. 13 véanse, por ejemplo, D. Bayir, Minorities and Nationalism in Turkish Law, Farnham, Ashgate, 2013; C. Houston, “Creating Diaspora Within a Country: Kurds in Turkey”, en M. Ember, C.R. Ember e I. Skoggard (eds.), Encyclopaedia of Diasporas: Immigrant and Refugee Cultures Around the World, Guilford, Springer, 2004, pp. 403-411; Human Rights Watch 2010, 2012, disponible en: http://www.hrw.org/en/publications/re­ ports/218/related?page=-1 [consulta: 1 de febrero de 2014]. C. Saraçoğlu, “The Changing Image of the Kurds in Turkish Cities: Middle-class Perceptions of Kurdish Migrants in Izmir”, Patterns of Prejudice, vol. 44,

130 El campo de batalla de la diáspora desde la década de 1980. La mayoría de los kurdos en Londres son alevíes, perte­ necientes a una secta religiosa minoritaria en Turquía.14 Los alevíes —tanto los kurdos como los turcos— han sido perseguidos en Turquía, como lo demuestran, por ejemplo, los eventos de “Madımak” en Sivás, en 1993, y en Gazi, Estambul, en 1995. Mientras que los turcos suníes son el grupo dominante en Turquía (numérica y culturalmente), en Londres, los kurdos alevíes constituyen la mayo­ ría de quienes provienen de Turquía. Los kurdos actualmente son un componente importante del norte multicul­ tural de Londres, en términos no sólo de tamaño, sino también de voz y activismo políticos. En Haringey operan varias organizaciones comunitarias, licorerías, negocios de comida y tiendas. Son políticamente activos y se han involucrado de manera creciente en la vida cultural, social y política del norte de Londres.15 Desde 2006 han logrado elegir concejales en Hackney, Haringey y Enfield. Como afirman Hassanpour y Mojab, los kurdos de Turquía, a diferencia de los kurdos de otros lugares, “han mantenido una presencia hegemónica en la política de la diáspora”.16 En años recientes, tal activismo se ha expandido e incluye, de mane­ ra creciente, una batalla contra Turquía a través del activismo cívico y cultural y del reconocimiento por parte de Europa. Los kurdos han creado un espacio para la diáspora vibrante en Europa y se han involucrado en distintos tipos de activi­ dades transnacionales, a través, por ejemplo, de remesas sociales y económicas dirigidas a la sociedad civil y partidos kurdos en Turquía y de emisiones televi­ sivas a Turquía desde canales satelitales kurdos ubicados en Europa.17 Sus redes transnacionales también se sostienen mediante los vínculos y contactos cotidianos que forman y continúan formando, que se expanden por numerosos países de la Unión Europea y Turquía. Como subraya Soguk,18 se vuelven cada vez más

núm.3, 2010, pp. 239-260; W. Zeydanlıoğlu, “Turkey’s Kurdish Language Policy”, International Journal of the Sociology of Language, núm. 217, 2012, pp. 99-125. 14 I. Demir, op. cit. 15 P. Enneli, T. Modood y H. Bradley, Young Turks and Kurds: A Set of “Invisible” Disadvantaged Groups, York, Joseph Rowntree Foundation, 2005; G. Pattison y S. Tavsanoglu, “Ethnicity, Identity, Cultural Change: Kurdish, Turkish and Turkish Cypriot Communities in North London”, Open University, documento de trabajo 1, Everyday Cultures, necp/Pavis, 2002, pp. 1-16. 16 A. Hassanpour y S. Mojab, “Kurdish Diaspora”, en M. Ember, C.R. Ember e I. Skoggard (eds.), Encyclopae­ dia of Diasporas: op. cit., p. 222. 17 B. Ayata, “Mapping Euro-Kurdistan”, Middle Eastern Report, vol. 38, núm. 247, 2008, pp. 18-24 y “Kurdish Transnational Politics and Turkey’s Changing Kurdish Policy: The Journey of Kurdish Broadcasting from Europe to Turkey”, Journal of Contemporary European Studies, vol. 19, núm. 4, 2011, pp. 523-533; C. Gunes, The Kurdish National Movement in Turkey: From Protest to Resistance, Abingdon, Routledge, 2012. 18 n. Soguk, “Transversal Communication, Diaspora, and the Euro-Kurds”, Review of International Studies, vol. 34, núm. 1, 2008, pp. 176.

131 Ipek Demir

“euroversales”. Mi objetivo en este texto consiste en examinar cómo los kurdos politizados de la diáspora en Londres han construido y moldeado un campo de batalla en el que cuentan una historia sobre lo que significa ser kurdo —en espe­ cial el sufrimiento y la rebelión— que desafía e invalida tanto la forma en que se habla de la cuestión kurda en Turquía como la manera en que Turquía le habla de ella al mundo. En particular, me concentraré en cómo los líderes y las élites de la diáspora kurda median y traducen este campo de batalla para las audiencias británicas.

Métodos Con el fin de examinar las batallas y la traducción de los kurdos de la diáspora, esta investigación emplea un enfoque etnográfico que incluye dos métodos cua­ litativos: se condujeron entrevistas individuales semiestructuradas y se observaron juntas, reuniones públicas, manifestaciones políticas y festivales culturales clave. Asimismo, llevé a cabo entrevistas a profundidad con 90 “mediadores kurdos” que renuevan, construyen y mantienen un campo de batalla de la diáspora en Londres y que, por lo tanto, traducen el sufrimiento y la rebelión kurdos para las audiencias británicas. Los mediadores kurdos incluyen a actores kurdos influyen­ tes, en particular a líderes kurdos de organizaciones comunitarias, además de los líderes y las élites de la comunidad kurda en Londres. Los “líderes kurdos de or­ ganizaciones comunitarias” son kurdos que formalmente operan, administran y dirigen las organizaciones comunitarias, incluyendo a miembros de consejos, comités administrativos, subcomités o quienes tienen funciones de asesoría. Los “líderes y las élites de la comunidad kurda”, para fines de esta investigación, se definen como individuos que se han movilizado y politizado y que son influyentes, pero que no operan ni dirigen una organización kurda de manera formal. Existe un número significativo de líderes kurdos influyentes que no están asociados de manera formal a una organización kurda, pero que son prominentes y están políticamente activos, sobre todo gracias a su educación y posición social de élite o debido a las lealtades y los vínculos políticos que han traído de casa. Entrevisté a kurdos de organizaciones con vínculos cercanos y explícitos con la lucha kurda en Turquía, como el Centro Comunitario Kurdo (cck) en Haringey y el Centro Comunitario Kurdo y Turco (Halkevi). Sin embargo, existen varias organizaciones de la diáspora en Londres con liderazgo kurdo y un número sig­ nificativo de miembros kurdos cuyos nombres no contienen la palabra “kurdo”. Dado que tanto los líderes como quienes frecuentan esas asociaciones también son

132 El campo de batalla de la diáspora mediadores, se llevaron a cabo entrevistas con ellos. La muestra de 90 incluye tanto a los líderes como a miembros eminentes de la comunidad. Se llevaron a cabo entrevistas hasta que se produjo un nivel de saturación. Busqué obtener una muestra equilibrada en términos de edad, lugar de origen en Turquía y género. Aunque los líderes más importantes de las organizaciones co­ munitarias suelen ser hombres, hay mujeres kurdas prominentes en los comités administrativos, en los subcomités, o que ofrecen asesoría o consultorías. Además de asegurar que se incluyera a mujeres líderes en la muestra, se buscó entrevistar a líderes kurdos de orígenes y posiciones políticas distintos. También asistí a numerosas juntas comunitarias. Llevé a cabo observaciones durante marchas, re­ uniones públicas y festivales en las que participaron organizaciones y miembros de la comunidad kurda. Dediqué tanto tiempo como me fue posible a participar en actividades de la comunidad para comprender las actividades de mediación y traducción de la diáspora.

El campo de batalla de la diáspora Las luchas y disputas políticas de los kurdos con Turquía han llegado a jugar un papel central en la formación de la identidad y la vida diaria de los kurdos en Londres.19 Desde finales de la década de 1980, los kurdos en Londres han estado envueltos en una dura batalla con su país de origen: Turquía. Los “emprendedo­ res etnopolíticos” kurdos se han involucrado profundamente para mantener la batalla viva. No hay duda, sin embargo, de que la batalla se ha prolongado debi­ do a la actitud intransigente de Turquía con respecto a la cuestión kurda. El “fetichismo de la solución militar” a la cuestión kurda en Turquía ha contribuido a fortalecer la batalla de la diáspora y, por lo tanto, a motivar a los miembros de la diáspora kurda.20 Las batallas que la diáspora ha emprendido tratan de crear una esfera política alternativa a la forma en que la cuestión kurda se construye en Turquía. A este espacio político alternativo que las diásporas construyen lo denomino “el campo de batalla de la diáspora”. Es un espacio que las “diásporas victimizadas”,21 que han sido reprimidas en su país de origen, crean mientras producen su identidad y llevan a cabo sus batallas políticas en su país anfitrión. El campo de batalla es

19 D.J. Griffiths,op. cit.; Ö. Wahlbeck, op. cit. 20 I. Demir, “Humbling Turkishness: Undoing the Strategies of Exclusion and Inclusion of Turkish Moder­ nity”, Journal of Historical Sociology, vol. 27, núm. 3, 2014, pp. 381-401. 21 R. Cohen, Global Diasporas, Londres, ucl Press, 1997.

133 Ipek Demir una clase de “espacio de la diáspora”, que se ha analizado en la investigación. Se refiere a un espacio político y cultural en el que los vínculos de pertenencia y las identidades traídas de casa se moldean y también se desafían.22 Adamson23 también examina las actividades de movilización de las comunidades transnacionales y se refiere a los lugares que crean como “espacios políticos” de la diáspora, mientras que Mavroudi24 ha estudiado los “espacios políticos informales” que la diáspora palestina ha creado en Atenas, Grecia. El campo de batalla de la diáspora al que yo hago referencia es un tipo de espacio diaspórico, en tanto que con él se busca desafiar la construcción oficial de la cuestión kurda por parte de Turquía y crear nuevas identidades e historias alrededor de la idea de lo kurdo. Es, entonces, un espacio dinámico y situado, sensible a los sucesos y cambios en Turquía y depen­ diente de la recepción de los kurdos en la comunidad anfitriona. Sin embargo, dado que resulta esencial obtener apoyo y comunicar el sufrimiento y la rebelión, y puesto que la batalla a menudo es intensa, fuerte y radical, el espacio de movi­ lización política se define mejor como un campo de batalla. La comunidad kurda (de la misma forma que, por ejemplo, los palestinos y los tamiles) es un caso ejemplar de un grupo que ha revivido, construido y traducido su rebelión y lucha mientras vive en la diáspora en barrios de ciudades europeas.25 El enfoque de mi investigación etnográfica son los kurdos de Londres que han estado inmersos en esta batalla identitaria, con diferentes grados de intensidad, con el Estado turco. Desde finales de la década de 1980, se ha llevado a cabo esta batalla según múltiples métodos y debe entenderse como un espectro. En un extremo pueden encontrarse ejemplos como la expresión de la identidad étnica y cultural kurda al elegir nombres kurdos (en lugar de musulmanes o turcos) para los hijos o asegurarse de que existan canales satelitales de televisión kurdos en los hogares o centros comunitarios kurdos (que casi siempre se suman a los canales principales turcos). El otro extremo del espectro puede incluir el reclutamiento de apoyo para el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (Partiya Karkerên Kur­ distan o pkk por sus siglas en kurdo),26 a través de la promoción de actividades y

22 A. Brah, Cartographies of Diaspora, Londres, Routledge, 1996. 23 F. Adamson, “Mobilizing for the Transformation of Home: Politicized Identities and Transnational Prac­ tices”, en N. Al-Ali y K. Koser (eds.), New Approaches to Migration? Transnational Communities and the Transformation of Home, Londres, Routledge, 2002, pp. 155-168. 24 E. Mavroudi, “Palestinians in Diaspora, Empowerment and Informal Political Space”, Political Geography, núm. 27, 2008, pp. 57-73. 25 B. Baser y A. Swain, “Stateless Diaspora Groups and their Repertoires of Nationalist Activism in Host Countries”, Journal of International Relations, vol. 8, núm. 1, 2011, pp. 37-60; V. Eccarius-Kelly, op. cit. 26 Turquía, La Unión Europea y Estados Unidos consideran al pkk como una organización terrorista.

134 El campo de batalla de la diáspora

marchas pro pkk, la recolección de fondos e incluso uniéndose a la guerrilla del pkk en Turquía. Como lo indicaron algunos de mis entrevistados, numerosos kurdos de segunda generación, que nacieron o crecieron en Londres, han vuelto y se han unido a la guerra de guerrillas en Turquía: “el pkk tiene una gran rele­ vancia para los kurdos de Londres, igual que en el resto de Europa. Algunos de nuestros jóvenes también han ido a luchar en contra del ejército turco”. Otra persona subrayó: “los kurdos lucharán contra el Estado turco incluso desde Londres. No nos quedaremos sin guerrillas”. Como revela mi investigación, la lucha trasciende lo que se ha descrito arriba. Las formas en las que el sufrimiento y la rebelión de los kurdos se traducen para las audiencias británicas constituyen ahora un aspecto central del campo de bata­ lla que la diáspora kurda crea y mantiene. En el resto del artículo examinaré los esfuerzos y las dificultades asociados a la traducción de la cultura, lucha y rebelión kurdas, dándole un papel central a las ideas producidas por los estudios sobre la traducción en mi análisis de las batallas identitarias de la diáspora.

Las diásporas y la traducción Las diásporas tradicionalmente se han situado en dos esferas: el lugar de origen y la comunidad anfitriona. Las formas en que las batallas del lugar de origen se retoman y traducen para la comunidad anfitriona no se han estudiado. Observar cómo una identidad etnopolítica se revive y traduce en la diáspora permite explo­ rar, como lo haré más adelante, las distintas dificultades que las diásporas enfren­ tan, además de las diversas estrategias y los creativos mecanismos de adaptación que han desarrollado cuando el “hogar” y lo que se considera lejano a él se unen o se enfrentan a través de la traducción. Examinar las actividades políticas de traducción de las diásporas es muy fruc­ tífero, puesto que permite, por un lado, obtener información sobre una diáspora en particular que de otra forma resultaría inapropiado y, por el otro, hace posibles nuevas perspectivas y caminos en los estudios de la diáspora en general. Por ejem­ plo, permite examinar cómo las diásporas excluyen estratégicamente ciertas narrativas de su historia e identidad, mientras que enfatizan otras memorias cul­ turales y personales, solidaridades, historias y prácticas en sus traducciones. Tam­ bién pueden hacerlo reconociendo que tales omisiones y añadiduras no siempre son estratégicas, sino que en ocasiones son casuales, accidentales o no intenciona­ les y a menudo dependen del conocimiento que la comunidad tenga de la sociedad anfitriona, además de cómo ésta la haya recibido. Como afirman quienes han

135 Ipek Demir encabezado y defendido el “giro cultural” en los estudios sobre la traducción, ésta en efecto es siempre un espacio de “adquisición y descubrimiento”.27 Es, al mismo tiempo, un espacio de eliminación y exclusión.28 Este es el caso porque nunca hay una traducción completa y exacta. Estudiar lo que las diásporas deciden traducir, entonces, nos muestra lo que cierta comunidad de la diáspora prioriza, además de lo que considera poco importante, irrelevante o tal vez vergonzoso y por lo tanto excluye u omite en sus traducciones. En segundo lugar, como consecuencia de lo anterior, la traducción siempre es una forma de “reescritura”.29 Las traducciones que llevan a cabo las diásporas, incluida la kurda, deben entenderse como formas de reescritura y transformación, en lugar de intentos por crear equivalencias con identidades formadas en el lugar de origen. En tercer lugar, los estudios sobre la traducción centran nuestra atención en las audiencias. Pueden revelar si diferentes traducciones se presentan ante distintas audiencias, aunque las produzca el mismo grupo. En particular, estudiar las actividades de traducción de los grupos en la diáspora puede revelar el grado en el que distintas clases de identidad etnopolítica le comunican a diferentes au­ diencias y para qué fines. En cuarto lugar, mostrar las formas en las que los me­ diadores de la diáspora establecen límites sobre la identidad de la diáspora que se ha recuperado y traducido (por ejemplo, silenciando a los grupos y las demandas “inadecuados” y animando, e incluso incitando, a otras a hablar) es una ventana más que la traducción puede abrir para los estudios sobre las diásporas. Por últi­ mo, lo bien que las diásporas se relacionan y asocian con la comunidad anfitriona puede conocerse al examinar cómo eligen traducir el lugar de origen, especial­ mente qué consideran significativo y cómo pueden, si acaso, hacer sus historias “apetecibles” para la comunidad anfitriona. Estudiar las actividades de traducción de las diásporas significa no pasar por alto las dificultades de traducir a través de fronteras espaciales y culturales, inclu­ yendo los malos entendidos y lo no comprendido. Siempre hay pérdidas y ganan­ cias en la traducción, que implican la recuperación y traducción de una identidad etnopolítica y cultura en la diáspora. A continuación me centraré en algunas de las nuevas ideas que un enfoque en la “traducción” puede añadir al estudio de las

27 S. Bassnett y H. Trivedi, “Introduction: Of Colonies, Cannibals and Vernacular”, en S. Bassnett y H. Tri­ vedi (eds.), Post-Colonial Translation: Theory and Practice, Londres, Routledge, 1999, p. 4. 28 E. Bielsa, “Cosmopolitanism, Translation and the Experience of the Foreign”, Across Languages and Cultures, vol. 11, núm. 2, 2010, pp. 161-174. 29 A. Lefevere, Translation, Rewriting and the Manipulation of Literary Frame, Londres, Routledge, 1992.

136 El campo de batalla de la diáspora diásporas, al analizar las dificultades que los mediadores kurdos enfrentan, además de los distintos mecanismos de adaptación que emplean cuando traducen la lucha y rebelión kurdas para las audiencias británicas.

Traducir la batalla kurda en la diáspora Los kurdos de Londres son una comunidad invisible en la diáspora, no sólo en los debates académicos sobre la inmigración y las diásporas, sino también en los debates públicos del Reino Unido. A pesar de su dinamismo y presencia políti­ ca y social, y no obstante las intensas luchas culturales e identitarias en las que están envueltos, permanecen, en gran medida, invisibles.30 Dada esta invisibilidad, han hecho grandes esfuerzos para que lo kurdo sea visible para los británicos, es decir, asegurarse de traducir la identidad, cultura, batallas y sufrimiento kurdos. Esta traducción es crucial para superar la invisibilidad que enfrentan. Como es­ tableció uno de mis entrevistados: “las asociaciones en Londres tenían la mirada puesta en Turquía. Estaban obsesionados con la política en Turquía. Ahora nos estamos deshaciendo de esta actitud y gradualmente volvemos la mirada hacia el Reino Unido. Pero necesitamos hacer mucho más para explicarle nuestra lucha al mundo”. Rescatar y traducir una identidad y, especialmente, mostrar una identidad políticamente unida con fines de resistencia y lucha nunca es fácil ni se logra sin esfuerzo. Es necesario negociar, presentar una historia y una identidad, moldear y narrar de nuevo la memoria colectiva, vigilar los límites de la etnicidad y emplear “estrategias de inclusión y exclusión”,31 además de pensar en la audiencia —qué decir a quién y, tal vez más importante aún, a quién no decir qué—. No debería sorprendernos que, si una identidad etnopolítica fue oprimida y estuvo sujeta a políticas de eliminación (por ejemplo, las políticas de “turquificación”), revivirla, recuperarla y traducirla requerirá bastante esfuerzo y trabajo. Habrá, además, que añadir el problema de que la traducción del sufrimiento y la rebelión kurdos ocurren en un contexto en el que la compasión se agota cada vez más, por lo que es difícil encontrar audiencias receptivas y adeptos.

30 R. King, M. Thompson, N. Mai y Y. Keles, “Turks in London: Shades of Invisibility and the Shifting Relevance of Policy in the Migration Process”, Universidad de Sussex, documento de trabajo 51 del Sussex Centre for Migration Research, 2008, pp. 1-24. 31 I. Demir, “Lost in Translation? Try Second Language Learning: Understanding Movements of Ideas and Practices across Time and Space”, Journal of Historical Sociology, vol. 24, núm. 1, 2011, pp. 9-26.

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Enseñanza etnopolítica En conjunto, los líderes kurdos que entrevisté en Londres sostuvieron que la ba­ talla de la diáspora en la que están involucrados debe trascender a la comunidad y los barrios kurdos (Haringey, Dalston) y lo que un entrevistado definió como “nuestra lucha insular con Turquía”. Subrayaron lo importante que fue lograr traducir efectivamente su lucha para las audiencias y autoridades británicas. Esto ha sido resultado de dos cambios importantes, en primer lugar, la comunidad con el tiempo ha reconocido la importancia de ser capaz de comunicar la lucha y el sufrimiento kurdos a la sociedad anfitriona, de forma similar a comunidades como las de los tamiles; en segundo lugar, los mediadores kurdos a lo largo de los años han llegado a comprender mejor el Reino Unido y a los británicos. Tienen un conocimiento más extenso de ese país y, por ende, una mejor idea de cómo pre­ sentar la lucha kurda al público británico. En consecuencia, la orientación de los mediadores en términos de actitud y disposición ha cambiado y su voluntad de involucrarse con la sociedad anfitriona en asuntos kurdos se ha intensificado, igual que sus prácticas y aptitudes para interactuar y traducir, lo cual tal vez resulta más importante. Un entrevistado lo articuló de forma sucinta: “en los centros comunitarios pocas personas entienden a los británicos o hacen cosas con ellos. Pero ahora gente como nosotros está abriendo la burbuja”.32 Esto ha llevado a la diáspora kurda a reflexionar sobre qué clase de batalla debe librarse y exactamente quién debe ser la audiencia de esa batalla. Ha incitado a la comunidad a considerar sus estrategias para llevar a cabo la batalla más efectiva posible contra Turquía en Londres. Mis hallazgos claramente indican que la co­ munidad kurda se ha vuelto cada vez más proactiva en su involucramiento con las autoridades británicas y con movimientos y actores políticos “simpatizantes”, principalmente de izquierda, en el Reino Unido. Esto se ha intensificado también gracias al reconocimiento de que la sociedad anfitriona (el Reino Unido) es rela­ tivamente ignorante de las luchas de los kurdos, lo que vuelve la traducción de su rebelión y su lucha aún más urgente. Los mediadores kurdos afirman que han notado que deben ir “más allá de Haringey, a Trafalgar Square”, como varios de mis interlocutores identificaron. Por ejemplo:

32 La categoría “británico” surge del uso de este término por parte de mis interlocutores y está asociado prin­ cipalmente con “inglés blanco”, en especial quienes se encuentran en posiciones de poder y autoridad. Como se ha identificado antes, en Londres existen divisiones en términos de “nosotros y ellos” entre kurdos y turcos (que simpatizan políticamente con las sensibilidades kurdas), por un lado, y “blancos”, por el otro; véase I. Demir, “Battling with Memleket in London…”, p. 822. Sin embargo, entre las nuevas generaciones existe un entendimiento más heterogéneo y multicultural de lo británico en la noción de “londinense”.

138 El campo de batalla de la diáspora

Antes marchábamos en Haringey, hacíamos manifestaciones en Green Lanes, íbamos a una plática en el Centro Kurdo [el cck] y luego volvíamos a nuestras casas. Ahora queremos ocu­ par el centro de Londres. Queremos llenar Trafalgar Square (mujer, 30). Ahora sabemos que tenemos que interactuar con los británicos y otras comunidades de inmigrantes, no sólo entre nosotros (hombre, 28). Ahora llevamos pancartas y coreamos consignas [en las manifestaciones] en inglés, además de kurdo y turco. Queremos que los ingleses nos escuchen y que reconozcan nuestros proble­ mas (mujer, 33). Llevar a gente [kurda] al centro de Londres no siempre es fácil, pero lo estamos haciendo. Nos estamos moviendo de Haringey a Trafalgar Square (hombre, 36).

Afirman que los ha impulsado la relativa falta de conocimiento sobre la cul­ tura y el sufrimiento kurdos, además de la priorización de lo turco sobre lo kurdo, como sucede en la clasificación de los kurdos de Turquía como “turcos” por parte de las autoridades británicas.33 Como resultado, la lucha de la diáspora kurda ha tenido que involucrarse en lo que llamo “enseñanza etnopolítica”. Los mediadores kurdos, en sus interacciones diarias, profesionales o políticas, constantemente ofrecen explicaciones de quiénes son los kurdos, por qué viven ahora en el Reino Unido y narran la historia de su lucha para el público, autoridades, amigos y maestros británicos, además de ciudadanos de otros países que conocen en Londres. Esta enseñanza etnopolítica, sin embargo, requiere un trabajo considerable. No es una tarea fácil. Puede ser una experiencia dolorosa, o incluso difícil de manejar, explicar batallas etnopolíticas de hace cientos de años, el sufrimiento y la rebelión en pocas palabras a una persona británica que se conozca en una fiesta o en el trabajo al lado de la cafetera. En términos emocionales, puede producir gran conmoción.34 Este fragmento de la entrevista con Rakibe (pseudónimo, mujer, 33) es representativo de lo que dijeron los participantes sobre este asunto:

Rakibe: Cuando una persona británica me pregunta de dónde soy, normalmente digo “soy de Turquía pero soy kurda de Turquía”. Siempre tengo cuidado de no sólo decir “soy de Turquía”. Entrevistadora: Tienes cuidado porque... Rakibe: Quiero que sepan que no soy turca. Quiero que sepan que soy kurda. Si sólo digo que soy kurda piensan que soy una kurda de Irak. Siempre me esfuerzo por explicar que hay millones de kurdos en Turquía. Y en Haringey (risas...). Entrevistadora: ¿No lo saben ya?

33 R. King et al., op. cit. 34 véase, por ejemplo, A. Christou, “Narrating Lives in (E)motion: Embodiment, Belongingness and Displa­ cement in Diasporic Spaces of Home and Return”, Emotion, Space and Society, núm. 4, 2011, pp. 249-257.

139 Ipek Demir

Rakibe: Si son del norte de Londres y están politizados, saben de los kurdos y nuestras luchas. Pero si no lo son, normalmente no tienen idea. Entonces me hacen varias preguntas más. ¿Quiénes son los kurdos? ¿Los kurdos son diferentes de los turcos? ¿Por qué los kurdos no tienen su propio país? ¿Por qué no hablas kurdo? Entrevistadora: ¿Y qué les dices? Rakibe: Siempre les digo que tenemos nuestro propio idioma kurdo, pero que se prohibió y teníamos que hablar turco. Les digo dónde está Kurdistán, les cuento la historia de Kurdis­ tán y cómo [ciertas potencias imperiales] dividieron nuestra tierra y se la dieron a otros países. Les digo que somos la nación más grande sin un estado. Les hablo del sufrimiento y la tortura que los kurdos enfrentaron cuando se rebelaron. Entrevistadora: ¿Qué quieres que recuerden al final de esa conversación? Rakibe: Quiero que aprendan sobre mi pueblo, no sólo el sufrimiento sino la rebelión que emprendimos. No tengo nada en contra de los turcos, pero quiero que los británicos sepan que Turquía negó nuestros derechos humanos básicos y nos sometió a un proceso de asimilación.

Hacer la lucha “apetecible” para los británicos Muchos mediadores kurdos afirmaron en las entrevistas que esta enseñanza etno- política requería lo que puede llamarse “trabajo étnico emprendedor”. Implica hacer crecer el interés de los no kurdos en la batalla, involucrándolos, educán­ dolos, tal vez haciendo todo menos enlistarlos en ella.35 El “trabajo étnico em­ prendedor” también requiere considerar que hay múltiples audiencias británicas y, por lo tanto, dirigir la historia efectivamente a la audiencia apropiada. Por ejemplo:

Debes juzgar qué decirle a quién. No todos los británicos están interesados. Además, a veces no tengo la energía de explicar todo eso, especialmente si percibo que la persona no está muy politizada o no tiene interés. Los británicos politizados son curiosos. Así que con ellos invier­ to mi energía explicándoles sobre los kurdos (hombre, 37). Conozco a personas británicas en la escuela o el trabajo. Tengo que juzgar si vale la pena hablarles a profundidad sobre los kurdos. Siempre me aseguraré de mencionar que soy kurda de Turquía, pero sólo le cuento a la gente [con mayor detalle] si veo que pueden identificarse (mujer, 28).

Ni encontrar a la persona adecuada para hablar ni llevar a cabo labores em­ prendedoras étnicas es fácil. Sin embargo, asegurarse de que la lucha y rebelión

35 Enlistar a miembros es un acto más orientado hacia la segunda generación de kurdos. Dadas las limitaciones de espacio, he concentrado mi discusión en las traducciones para los británicos.

140 El campo de batalla de la diáspora kurdas se representen de forma apetecible para los británicos es aún más compli­ cado. Aunque mis entrevistados no delinearon los pasos políticos específicos, su objetivo general consistía en que las autoridades y el público británicos recono­ cieran su identidad kurda. También tenían la esperanza de que, mediante tal reconocimiento y comprensión, el apoyo a los kurdos en el Reino Unido y Euro­ pa intensificara las presiones hacia Turquía, obligándola a dar los pasos necesarios para una mayor democratización y un más amplio reconocimiento de los derechos de los kurdos en Turquía. Algunos de mis entrevistados me hablaron de varias estrategias y mecanismos de adaptación que empleaban para lograr hacer la lucha “apetecible”. Algunos subrayaron que era necesario “mimetizarse” con los británicos, es decir, asegurar­ se de que el lenguaje corporal, el estilo de comunicación y los gestos se asemejaran a los de ellos. Afirmaron que calibrarlos a los gustos y formas de comunicación británicos facilitaba la recepción de la historia que los kurdos contaban. Una persona incluso sostuvo que “de otra forma, parecemos demasiado apasionados y, por lo tanto, agresivos”. Otra estrategia que algunos mediadores emplearon para hacer su caso “apetecible” consiste en establecer comparaciones con injusticias con las que los británicos ya estuvieran familiarizados o simpatizaran. Por ejemplo, a menudo se hacían comparaciones con Irlanda del Norte, Escocia y Palestina. Los mediadores kurdos sostuvieron que establecían similitudes entre la trayectoria de Abdullah Öcalan (el líder encarcelado del pkk) y Nelson Mandela, un líder admi­ rado por muchos, para “poner a los británicos de nuestro lado”. De manera para­ lela, una iniciativa kurda realiza una campaña por toda Europa para la liberación de Abdullah Öcalan, comparando su encarcelamiento con el de Mandela. También se han hecho esfuerzos para la construcción de coaliciones con otros grupos en la diáspora similares a los que emplean los árabes estadounidenses.36 Algunos de los mediadores kurdos con los que conversé también afirmaron que en sus interacciones con el público y las autoridades británicas han intentado alejarse del lenguaje fuerte y crítico cuando se refieren a Turquía. Su lenguaje se ha vuelto más conciliatorio y se ha basado más en el discurso de los derechos humanos, con el que los británicos pueden identificarse con más facilidad. Se mencionó, por ejemplo, que si la lucha se centraba demasiado en sí misma o en Turquía, no se relacionaba de forma efectiva con los británicos:

36 Caroline R. Nagel y L.A. Staeheli, ‘“We’re Just Like the Irish’: Narratives of Assimilation, Belonging and Citizenship Amongst Arab-American Activists”, Citizenship Studies, vol. 9, núm. 5, 2005, pp. 485-498.

141 Ipek Demir

A los ingleses les intriga, porque es algo nuevo para ellos. No creo que la primera generación les haya vendido [la lucha] tan bien a los ingleses. Los slogans que usamos [en las manifesta­ ciones] se basan demasiado en críticas. Parecemos demasiado sesgados. Además, no dejamos de decir que el Estado turco hizo esto y aquello. Tenemos que mostrarles que también les afecta a ellos [los británicos] y que también ellos tienen interés en resolverlo (mujer, 25). En las manifestaciones, incluso las pancartas que llevábamos y las consignas que coreába­ mos estaban en turco: sólo hablábamos para nosotros mismos. Un día, en una manifestación, algunos de nosotros que crecimos aquí en Londres comenzamos a corear slogans en inglés. Ahora usamos más inglés [además de kurdo y turco] (hombre, 29).37

Como puede verse, la batalla de la diáspora y las actividades de traducción asociadas requieren presentar el sufrimiento y la rebelión de una forma que cree empatía y fácil acceso. Nacionalizar la lucha, quitando los elementos que la hacen extranjera, al presentarla, por ejemplo, en un idioma y estilo que la comunidad anfitriona comprenda y aprecie, hacerla apetecible e interesante para los no kurdos de Londres, todo esto requiere “trabajo étnico emprendedor”. Este trabajo también requiere que, mientras se consigue el apoyo de los británicos, uno permanezca leal a la lucha (y a uno mismo). En otras palabras, se necesita bastante trabajo y ajus­ tes para lograr el equilibrio adecuado entre defender, traducir y presentar la lucha correctamente (y de forma leal), por un lado, y hacerla apetecible y atractiva para los no kurdos, por el otro.

Conclusión La supresión de los derechos culturales y lingüísticos kurdos en Turquía y la re­ lativa ignorancia de la comunidad anfitriona (el ReinoU nido) sobre las luchas de los kurdos en Turquía hacen aún más importantes el renacimiento cultural y la traducción en los que están envueltos los kurdos. Surge de y se fortalece con las injusticias colectivas que los kurdos han enfrentado en su tierra, de forma similar a las “diásporas victimizadas” que Cohen analiza.38 Como traté de mostrar en este texto, la traducción de la cultura y lucha kurdas es central para las batallas trans­ nacionales de los kurdos en el Reino Unido y a lo largo y ancho de Europa. Permi­ te la recuperación y reconstrucción de su cultura y rebelión, mientras que sirve a la audiencia transnacional kurda y su lucha por la reconstitución de la identidad.

37 Las estrategias de asimilación y la supresión del idioma kurdo en Turquía provocaron que el turco no sólo se use ampliamente entre los kurdos de Londres, sino que, “con cierta ironía, el turco es a menudo el idioma común de la movilización política kurda”. C. Houston, op. cit., p. 412. 38 R. Cohen, op. cit.

142 El campo de batalla de la diáspora

El artículo examina las luchas etnonacionales de los kurdos en Londres al in­ troducir la noción del “campo de batalla de la diáspora”, una esfera política alter­ nativa que las diásporas crean y mantienen al emprender batallas identitarias con su país de origen. El campo de batalla de la diáspora, como he afirmado, es una clase de “espacio de la diáspora”. Este último se ha discutido ampliamente en la bibliografía.39 Identifiqué y describí “el campo de batalla de la diáspora” como un espacio político de la diáspora donde la movilización de la identidad etnopolítica es intensa y las disputas con el país de origen son enérgicas, fuertes y en ocasiones radicales; la contextualicé dentro de la relación dinámica y, en ocasiones, acciden­ tada de los kurdos con su país de origen. Buena parte del trabajo sobre la diáspora kurda se ha concentrado en la relación antagónica de los kurdos con Turquía y la movilización y actividades antiturcas vinculadas a ella. Sin embargo, en este artículo traté de extender nuestra com­ prensión de las clases de batallas que emprenden las diásporas al centrarme en las actividades de traducción de los kurdos en Londres. Abordé un aspecto de su lucha que convierte a los británicos (y no al Estado turco) en su audiencia. Con el uso de las ideas producidas por los estudios sobre la traducción, analicé las formas en que podrían inaugurarse nuevas perspectivas y caminos en los estudios sobre las diásporas si las traducciones que éstas llevan a cabo se ven como sitios y vehícu­ los de adquisición y descubrimiento, además de eliminación. Centré la atención en las múltiples audiencias frente a las cuales las diásporas se presentan, desafian­ do así la noción singular de “la comunidad anfitriona” que normalmente se ima­ gina en los estudios de las diásporas. Asimismo, examiné la traducción con nuevas herramientas conceptuales, como el “trabajo étnico emprendedor”, la “enseñanza etnopolítica” y lo “apetecible”. El texto se concentró en las distintas estrategias y los mecanismos de adaptación que la diáspora kurda emplea cuando el “hogar” y lo que se considera lejano a él se encuentran a través de la traducción. Como lo muestra la información que presenté, los mediadores kurdos consideran esencial traducir su lucha y rebelión para los británicos. Es mediante esas traducciones y presentaciones que los kurdos se vuelven agentes transnacionales, y sus batallas se vuelven dinámicas y situadas. El artículo también demostró que la traducción de una identidad etnopolítica en la diáspora no es una tarea fácil. Requiere que los kurdos lleven a cabo “trabajo étnico emprendedor” y “enseñanza etnopolítica”. Requiere también que hagan la

39 F. Adamson, op. cit.; A. Brah, op. cit.; E. Mavroudi, op. cit.

143 Ipek Demir lucha “apetecible” para las audiencias británicas. Así, la esfera política alternativa que crean, “el campo de batalla de la diáspora”, no se produce fácilmente; necesi­ ta de una gran cantidad de cuidado, trabajo y mantenimiento.

Agradecimientos: Quisiera agradecer a la comunidad kurda en Londres por su ge­ nerosidad y apoyo. El trabajo de recolección de información y de preparación de este manuscrito fue apoyado por un año sabático otorgado por la Universidad de Leicester y el programa de becas del Consejo de Investigación de Artes y Huma­ nidades (ahrc, por sus siglas en inglés). Beca del ahrc AH/J001015/1.

144 Érase una vez en Dersim

Salir de Armenia, ¿regresar al Kurdistán?

Carlos Antaramián* Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social

La ciudad de Tunyeli (25 041 h.) es la capital de la provincia del mismo nombre (82 100 h.). Antes de 1936 esta región era llamada Dersim, que es como siguen llamándola los kurdos y zazas que viven en esta parte oriental de la actual Turquía. Esta comarca es, y ha sido, un baluarte de la identidad kurda-aleví desde la con­ solidación de la República turca en 1923. En la época otomana el Dersim era un sanyak (distrito) de la provincia de Mamuret-ul-Aziz o Harput (1879-1923) y, hasta antes del genocidio armenio (1915-1923), en la parte sur de este distrito, que entonces era independiente y se llamaba Charsanyak, más de la mitad de su población era armenia, fluctuando los números de musulmanes y cristianos de po­ blado en poblado. Perri, por ejemplo, era 79 por ciento cristiano mientras que Pertek era 84 por ciento musulmán.1 Además, al ser un área fundamentalmente rural, había una simbiosis entre los nómadas kurdos dedicados al pastoreo en la parte alta, el Dersim propiamente dicho, y los agricultores armenios establecidos en la parte baja que era Charsanyak. Esto, sin duda, fue una fuente de antagonis­ mo no carente de conflictos.2 Una vez que la mayoría de la población cristiana fue deportada y exterminada, los pocos sobrevivientes, en su mayoría niños y mujeres, fueron asimilados de formas diversas en una especie de campo de batalla entre las élites políticas turcas y armenias para ver quién lograba “apropiarse” o “recuperar”,

* Profesor investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas-df) donde efectúa una investigación sobre La Conmemoración del genocidio armenio en la diáspora. Colaborador de Istor, también coordinó el dossier número 62, Armenia: Una historia. 1 Kevork S. Yerevanian, Historia de los armenios de Charsandjak [en arme­ nio], Beirut, G. Donigian Printers, publicado por Pan-Charsandjak Union Central Board, Fresno, 1956. 2 Arnold Toynbee, “A Summary of Armenian History up to and Including the Year 1915,” en Gran Bretaña, Parlamento, Treatment of Armenians in the Ottoman Empire: Documents presented to Viscount Bryce, Sir Joseph Causton & Sons, Londres, 1916.

145 Carlos Antaramián según el caso, estas pequeñas mentes maleables.3 Muchos de estos huérfanos fue­ ron absorbidos por familias kurdas, así lo señalan un buen número de testimonios escritos o narrados por armenios que, con el tiempo, escaparon o decidieron re­ fugiarse allende las fronteras del Imperio Otomano. Otros, imposible hacer un estimado numérico, no tuvieron la oportunidad o no quisieron escapar y se que­ daron, convirtiéndose evidentemente al Islam y asimilándose a su nueva identidad turca, kurda o aleví. Algunas mujeres, nos dice Üngör (2015), se dedicaron a la prostitución llegando incluso a ser famosas y ricas, como el caso de Madame Fexo en Diyarbakir. Otras mantuvieron en secreto su identidad hasta que encontraron momentos adecuados para contar la historia de su pasado armenio a sus hijos o nietos,4 esta secrecía produjo la existencia de criptoarmenios o armenios ocultos que en determinados casos optan por recuperar en el presente su antigua identidad estigmatizada. Algunos huérfanos del genocidio que pudieron escapar y lograron llegar a los campos de refugiados establecidos para ellos en Siria o Líbano, con el tiempo y ya dispersos por el mundo, escribirían sus memorias o darían sus testimonios y harían una especial mención del encono con que muchos kurdos participaron en las masacres. Pero también, sobre todo los armenios que venían del Dersim, narran cómo, si no hubieran recibido la ayuda de algunas familias kurdas que los acogie­ ron en los momentos más álgidos del genocidio y en los años inmediatos, simple­ mente no habrían sobrevivido.5 Dos caras de una misma moneda. En el año 2015, en una especie de peregrinación mezclada con curiosidad académica, fui a ese lugar en el actual Kurdistán turco, de ese poblado había sa­ lido mi abuelo en 1915. Él, después de haber partido, nunca pudo regresar a su tierra natal, así como nunca nadie de mi familia consiguió regresar hasta que lo

3 ugur Ümit Üngör, “Huérfanos, conversos y prostitutas: Consecuencias sociales de la guerra y persecución en el Imperio Otomano, 1914-1923”, en Istor. Revista de Historia Internacional, Año XV, número 62, otoño de 2015. 4 una narración de este momento y sus consecuencias puede leerse en Fethiye Çetin (2008) My Grandmother. An Armenian-Turkish Memoir, Verso, Londres. 5 Entre las memorias está Aram Haigaz (1972), Four Years in the Mountains of Kurdistan (1915-1919), Mai­ den Lane Press, Nueva York, 2014 y en especial Mardiros Chitjian Al filo de la muerte. Las memorias de Hampartzoum Mardiros Chitjian. Sobreviviente del Genocidio armenio, Aip-Pen-Kim Ediciones, México, 2014. Para testimonios sobre el Dersim; Stepan Zakar Stepanian o Hakob Manouk Holobikian en Verjiné Sva­ zlian, The Armenian Genocide. Testimonies of the Eyewitness Survivors, Gitoutyoun Publishing House, Ereván, 2011. Y también Yerevanian (1956), quien dice “Si la gente del Dersim no pudo tener un rol redentor o de combate para defendernos durante las masacres armenias, cuando menos durante las mismas y también después, proveyeron de casa y comida para los armenios que escapaban de las provincias armenias y se

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“Vista de Karşikonak (Hoshé) desde Akpazar (Perri)”, fotografía Carlos Antaramián, 2015.

hice en 2015. Este artículo es una reflexión del encuentro que tuve con la gente que vive ahora ahí, la búsqueda por encontrar la “casa del abuelo” y sobre las transformaciones que experimenté en torno a mi idea del retorno. Mi abuelo no escribió nada, y contó muy poco de su vida antes de su llegada a México en 1923, sin duda un categórico impedimento por haber vivido un trauma que hizo que pusiera un oscuro velo a la experiencia que tuvo como sobreviviente de un geno­ cidio. Pero narró pequeños fragmentos inconexos, una historia fragmentada de su vida antes, durante y después de la masacre de su familia en Hoshé, un caserío cruzando el río enfrente de Perri y que en 1915 era un pequeño pueblo del dis­ trito de Charsanyak y que hoy es parte del Dersim (Tunyeli).

refugiaban en Dersim. Entre 1915 y 1918, el número de los armenios que fueron salvados en el Dersim excede los 20 mil”.

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Dersim Después de una breve temporada de trabajo de campo en Estambul, a donde llegué con la finalidad de describir la conmemoración del centenario del inicio del genocidio armenio el 24 de abril de 2015. Me trasladé con una amiga turca interesada en la región al Dersim, Lisa, además, quería realizar entrevistas a mi­ litantes del Partido Democrático de los Pueblos (Halkların Demokratik Partisi o hdp) para tener una visión completa del fenómeno que estaba generando este partido en vísperas de las elecciones legislativas que se desarrollarían en menos de un mes, el 7 de junio de 2015.6 El Partido hdp cuenta con un presidente, el líder kurdo de origen zaza Selahattin Demirtaş, quien hoy día está preso acusado de “terrorismo”,7 y una presidenta, la socialista Figen Yüksekdağ. Además de pro­ poner igualdad para las mujeres, el partido aboga por los derechos de las minorías (uno de sus más activos miembros es el diputado de origen armenio Garo Paylán) e inclusive el 10 por ciento de sus cuotas para diputados deben ser para la comu­ nidad lgbt, en un país conservador como Turquía esto es muy vanguardista. Aunque Lisa proviene de una familia conservadora que tiene dudas de la ve­ racidad del genocidio armenio, ella ha tenido, además de una educación liberal, contacto con grupos de derechos humanos turcos, kurdos y armenios tanto al interior de Turquía como en el exterior y reconoce, como la hace 30 por ciento de la población turca (entre ellos el hdp), que el proceso de exterminio en contra de la población cristiana que comenzó en 1915 constituye un genocidio. Ella ya había establecido un itinerario y contactado a gente en los poblados que ambos queríamos visitar. En Tunyeli había contactado a Mihrán, fundador de la Unión de Armenios del Dersim, quien cuando llegamos no se encontraba en su oficina y mientras le esperábamos nos sentamos a tomar té en los siempre llenos cafés. La conversación entre Lisa y los comensales giró en torno a mi evidente aspecto extranjero y a los motivos de nuestro viaje a ese no muy turístico lugar. Ella explicaba que yo había

6 En dicha elección el Partido Democrático de los Pueblos (hdp), conocido como partido pro kurdo logró, por vez primera en su historia, superar el umbral del 10 por ciento alcanzando el 13.07 por ciento de los votos. Con dicho porcentaje logró 79 diputados, de los cuales 75 eran kurdos —entre ellos 70 alevíes, 2 yazidíes y 1 romaní—. Además, tanto el hdp como el chp y el gobernante akp propusieron representantes de la comunidad armenia, desde que fueron exterminados los 13 diputados armenios del Parlamento otomano en 1915 fueron muy pocos los diputados armenios en Turquía y desde 1961 estuvieron totalmente excluí­ dos hasta esta elección. Como el partido gobernante no alcanzó la mayoría absoluta, y no logró establecer alianzas rápidas, la elección tuvo que repetirse el 1 de noviembre de 2015, el hdp bajó su porcentaje al 10.76 por ciento (y 59 escaños) y el akp recuperó la mayoría. 7 http://www.hdp.org.tr/en/english/news/news-from-hdp/open-call-to-the-chair-of-the-akp/10609

148 Érase una vez en Dersim: Salir de Armenia, ¿regresar al Kurdistán? nacido en México pero que mi abuelo era del Dersim, quien sobrevivió y se fue al exilio después de las masacres, les contó que yo quería encontrar el pueblo natal y quizá la casa donde vivió mi abuelo. Saltando desde un rincón del café se aproxi­ mó un joven de unos 24 años con expresiones de lamento pero también de agra­ decimiento hacia Alá: “I help you”, me dijo en un elemental inglés. Luego nos contó que él cargaba con un fardo pesado, horrible, “bad karma” decía, nos explicó entonces que sabía que sus abuelos habían matado armenios y que eso le pesaba a él como al resto de su familia, que estaba arrepentido y que quería remediarlo, ayudándome. Otros comensales también compartieron lo que sus padres o abue­ los recordaban de las masacres contra los armenios.8 Ukber, después de conocer nuestras intenciones de viaje, nos dijo entonces que le esperáramos, regresó a los pocos minutos con su automóvil y durante los siguientes tres días fue nuestro guía, chofer y en todo momento impidió que pagáramos la cuenta de comida o gasolina. Durante ese tiempo platicamos mu­ cho, nos llevó a su pueblo en las montañas cercanas y nos explicó su origen. Mis ancestros, nos dijo, “salieron de Babilonia cuando Ciro la invadió, se fueron al Caspio, luego llegaron aquí, hace mucho, mucho tiempo, somos kurdos pero hablamos otra lengua, distinta, que se llama zazaki”. El origen mítico de los zazas es en efecto la caída de Babilonia (539 a.C.), y según los lingüistas todavía hay grupos (como el gorani) muy próximos al zazaki en la provincia de Gilán, en el norte de Irán. La identidad zaza es compleja y no muy bien definida, algunos se autodenominan kurdos- alevíes, otros alevíes, algunos dimilis. En su mayoría viven en áreas rurales y son pastores o granjeros y su sociedad es fuertemente tribal, con poderosos líderes clánicos. En Turquía, algo que une a zazas y kurdos de esta zona es que como miembros de la religión aleví (para algunos una rama del shi’ismo), la persecución sunita ha sido una constante en su historia, con una fuerte represión desde el siglo xv hasta recientes ataques en especial cuando se estableció la dictadura militar de 1980.9 Desde hace algunos años tanto los zazas, como sus estudiosos,

8 Es importante notar que, a pesar de la negación del Estado turco, el genocidio es ampliamente recordado por la población kurda, turca y zaza sobre todo de las provincias orientales (cfr. Üngör 2014 apud Annika Törne “On the Grounds Where They Will Talk in a Hundred Years’ Time”- Struggling with the Heritage of Violent Past in Post-genocidal Tunceli”, European Journal of Turkish Studies, 20, 2015. 9 James Minahan Encyclopedia of the Stateless Nations: S-Z, Greenwood Publishing Group, Westport, 2002. A partir de 1980 hubo una fuerte migración zaza a Europa, y como sucedió con los kurdos, el papel de la diáspora ha generado un renacimiento de su conciencia identitaria. Algunos intelectuales zazas han incluso propuesto un movimiento separatista para formar el Zazaistán, distinto del Kurdistán. E, incluso en esta región, hay un pequeño movimiento que busca un Estado aleví-zaza independiente que se llamaría, preci­ samente, “Dersim”.

149 Carlos Antaramián han empezado a construir una identidad más definida, un proceso de construcción imaginada de nación que nunca termina. Ukber, debo decirlo, tenía esta identi­ dad muy clara. Mientras tomábamos nuestro tercer té, cortesía de alguno de los otros comen­ sales y como parte de ese ritual de dádiva tan extendido en el “oriente”, Mihrán llegó y rápidamente organizó una serie de recorridos para los siguientes días con el fin de conocer a otros “armenios ocultos” y contactó a gente en Perri, mi desti­ no. Con Mihrán tuvimos un diálogo entrecortado por nuestro conocimiento precario de la lengua armenia, que ambos estudiábamos en ese momento. Nin­ guno tuvimos la oportunidad de aprenderla por circunstancias diferentes, yo por vivir en una pequeña comunidad armenia sin estructuras educativas, él por vivir en un Estado que exterminó, asimiló, prohibió la lengua y estigmatizó lo que es ser armenio. Kurdo de nacimiento, Mihrán sabía desde muy pequeño que sus abuelos eran armenios, a edad madura decidió externar públicamente su identidad oculta y desde entonces se ha dedicado a identificar vestigios arquitectónicos ar­ menios en la zona, busca otros armenios escondidos y los incita para que aprendan

“Fotografía del líder Seyid Reza en Dersim (c.1936)”, https://en. wikipedia.org/wiki/ Seyid_Riza#/media/ File:Sey%C3%AEd_ Riza.jpg

150 Érase una vez en Dersim: Salir de Armenia, ¿regresar al Kurdistán? la lengua con glosarios que él mismo publica. Organizó, junto con otros ex crip­ toarmenios, la Unión y constantemente viaja a la República de Armenia en bus­ ca de sus orígenes. Su activismo es encomiable, en especial por hacerlo en un Estado que ve este tipo de desviaciones como una afrenta a la “identidad turca”, inclusive, podría ser enjuiciado bajo esa ley criminal que tiene el código penal turco conocida como Artículo 301: “atentar contra la turquidad”.10 Pero en Der­ sim, entre la población aleví, zaza, kurda y criptoarmenia la turquidad, la unifor­ midad en torno a esta identidad, ha sido algo que se ha combatido desde hace mucho. Cuando menos desde que Turquía inició la turquificación forzada.

El acantilado de Hozat: “Nosotros [armenios] fuimos la comida del turco, ustedes [kurdos] serán la cena” La represión más recordada por parte de los kurdos y alevíes del Dersim fue la de 1937-1938. Como parte de nuestra exploración que planeó Mihrán fuimos a Hozat, un antiguo poblado mayoritariamente armenio hoy habitado casi en ex­ clusiva por kurdos-alevíes, como el resto de la provincia. En los muros de la calle principal, cerca de la alcaldía, había una exposición fotográfica de la rebelión zaza en contra del gobierno turco. Fue justamente por el cambio de nombre de Dersim a Tunyeli en 1936 que un grupo de notables escribió una carta al gobernante local oponiéndose al cambio, los emisarios de dicho mensaje, al entregarlo, fueron ejecutados. El líder de uno de los clanes locales, Seyid Reza, aglutinó a otros cla­ nes y se sublevó en contra del gobierno turco. La respuesta de Atatürk fue desple­ gar 25 mil soldados y apagar la rebelión, incluso con bombardeos aéreos, entre ellos estaba la primera mujer piloto de combate, la hija adoptiva de Atatürk quien era una huérfana armenia: Sabiha Gökçen.11 Mientras asistía a unas negociaciones de paz Seyid Reza fue aprehendido y colgado en Elazig (la antigua capital de Harput), la represión continuó y al final cobró unos 40 000 muertos.12 “Fue un genocidio, como fue genocidio el de los armenios”, me dijo Mihrán. En una de mis entrevistas en otro pueblo del Dersim me contaron una anécdota que había dicho un armenio antes de partir en 1919; “Nosotros [armenios] fuimos la comida del

10 “Una persona que públicamente denigre a la nación turca, al Estado de la República turca o a la Gran Asamblea Nacional de Turquía y las instituciones judiciales del Estado, será condenada a prisión de 6 meses a dos años” (cfr. https://cpj.org/reports/2006/03/turkey-3-06.php). 11 Como parte de la destrucción del pasado arquitectónico armenio del Dersim, entre los objetivos de destruc­ ción por bombardeos aéreos estuvo el Monasterio de Surp Garabed, en el poblado de Vank, realizado por Gökçen (op. cit. Törne, 2015: 4). 12 David McDowall, A Modern History of Kurds, I.B. Tauris, 2002. El gobierno turco dice que fueron unos 13 000.

151 Carlos Antaramián turco, ustedes [kurdos] serán la cena”. Bajo la guía de Mihrán, con Lisa y Ukber re­ corrimos otros pueblos, iglesias derruidas y conocimos a otros armenios ocultos, me sorprendió que cuando preguntábamos sobre algún armenio todos sabían qué familia o quién era armenio, su ocultamiento no era tan efectivo, o necesario. Muy cerca de Hozat Mihrán nos enseño el acantilado Kayışoğlu donde fueron arrojados hacia su muerte los armenios de esta zona en 1915 y también muchos zazas du­ rante la rebelión de 1938, en años recientes es ahí donde él y otros armenios de la Unión han conmemorado el 24 de abril, y también se conmemora el 4 de mayo la rebelión de 1937-1938, el lugar se está resignificando en una especie de sitio para la memoria de los mártires de ambas masacres.

El retorno a Hoshé Después de visitar Perri (hoy día Akpazar) llegamos a Hoshé, cuna de mi fami­ lia y punto de partida de una odisea cargada de mucho sufrimiento. En la His­ toria de Charsanyak Yerevanian describe con mucho detalle este pueblo; sus más de treinta manantiales, la fecundidad de su suelo, sus hermosos sauces, la Iglesia y al lado una escuela para 60 estudiantes construida en 1909 con dinero que mandaban los migrantes en Estados Unidos. También el K’arin Vray, que era un muro inacabado que rodeaba una parte del pueblo con un diámetro de más de quinientos metros, al interior del mismo, aprendí por este autor y no por mi familia que lo ignoraba, estaba la huerta de Antranig Antaramián, mi bisabue­ lo. En 1915 este poblado tenía 219 habitantes, todos armenios, entre ellos los Antaramián (35 miembros), los Hovsepián (30) y los Zurnajián (25), además de otras 11 familias. En 1915 Hoshé contaba con 28 casas, hoy el pequeño poblado tiene unas veinte casas modernas y conserva quizá el mismo número de viviendas armenias, éstas abandonadas, en realidad sólo quedan rastros, ya que los techos, ventanas o puertas han desaparecido, pero los muros todavía guardan el indicio de un episo­ dio criminal. Los habitantes alevíes de hoy han decidido conservar las ruinas por una especie de respeto, “esas casas están malditas y no las habitamos” —me dije­ ron, y por eso decidieron hacer nuevas viviendas. Uno de los habitantes del po­ blado, Kaya, nos invitó a platicar en su jardín. Mientras este agricultor de unos 60 años ponía una mesa con té y frutas empezó a contarme su historia. A qué se dedicaba y cosas relacionadas con el estado del tiempo y sobre el puente que antes comunicaba este poblado con Perri, mismo que desapareció en 1926 y cuyas ruinas no podemos ver debido a que el gobierno posteriormente hizo un embalse

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(la Presa de Keban en 1975)13 y el afluente del río fue controlado. Hoy el río más bien parece un pequeño lago. Entonces le pregunté si tenía conocimiento de que esas casas abandonadas, antes de 1915, eran de armenios. Con una voz melódica, casi poética, me respon­ dió después de escuchar la traducción al turco hecha por Lisa: “no sólo las casas…, también los árboles, las piedras, el río, todo aquí era armenio, nosotros llegamos mucho tiempo después, mi padre y familia. Nosotros somos alevíes. El pueblo llevaba mucho tiempo de estar abandonado, sabíamos que los habían matado y por eso no habitamos sus casas, construimos nuevas, pero sí ocupamos y cultivamos sus campos”. Me explicó que su fami­ lia fue trasladada a este poblado desde el oriente, cerca de Van,14 por el gobierno turco con la finalidad de repoblar estos parajes diezmados. Durante toda la década del veinte del siglo pasado, y sobre todo en los treinta, especialmente con la ley de reasentamiento de 1934, el gobierno kemalista realizó grandes traslados de poblaciones —turcas, kurdas y circasianas— para ocupar las casas de los armenios, griegos y asirios masacrados. La idea era terminar de borrar su presencia y reacti­ var la economía, pero también se buscaba turquificar15 a los nuevos inmigrantes trasladados al hacerles perder el apego a sus pueblos de origen y al mezclarlos con otras etnicidades musulmanas, el vehículo para comunicarse sería el turco y así podrían dejar de usar esas “lenguas extranjeras”, que además ya estaban prohibi­ das. Para ese año ya se había acuñado el famoso Ne mutlu Türküm diyene!16 y los kurdos dejaron de ser kurdos para ser “turcos de las montañas”, cualquier referen­ cia al Kurdistán estaba prohibida.

13 Las repercusiones que tuvo este embalse tanto en las ruinas armenias sumergidas como en la falta de interés gubernamental para preservarlas, a diferencia de las mezquitas que fueron meticulosamente removidas y reconstruidas, así como la discusión posterior, puede leerse en Törne (op. cit. 2015). 14 En el verano de 1930 hubo una revuelta en la provincia kurda alrededor de Van y del Monte Ararat, entre otras regiones, la “pacificación” fue brutal, con población kurda exterminada y desplazada. Se llegó a decir que la misma era parte de ese complot armenio-kurdo que buscaba que el Tratado de Sèvres (1920), que contemplaba tanto una Armenia como un Kurdistán independientes, se cumpliera. Dicho Tratado nunca se ratificó y en cambio fue el Tratado de Lausana (1923) el que delimitó las fronteras turcas casi como las conocemos hoy día. 15 En agosto de 1930, mientras inauguraba el ferrocarril de Sivás, Ismet Pashá, Primer Ministro turco, dijo algo que es un buen ejemplo de esta política: “La Revolución, avivada por intrigas extranjeras en nuestras provincias orientales, ha durado cinco años, pero hoy ha perdido fuerza. Sólo la nación turca tiene derecho a reivindicar derechos étnicos y nacionales en este país. Ningún otro elemento tiene este derecho”. En Mi­ lliyet, Nº 1655 del 31 de agosto de 1930, citado por Kendal “Kurdistan in Turkey”, en Gerard Chaliand (ed.), A People without a Country. The Kurds & Kurdistan, Zed Press, Londres, 1993. 16 “Que feliz es el que puede decir soy un turco”, eslogan de la República turca dicho por vez primera en el décimo aniversario de la República (octubre 1933) por Kemal Atatürk.

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Kaya me contaba cómo su padre pudo reactivar las huertas e incluso logró que las viñas antiguas, “armenias”, renacieran. Él las sigue cultivando. Esta última narración de nuestro anfitrión me dio pie para decirle que mi abuelo había nacido en ese poblado. Como presintiéndolo abrió sus ojos asintiendo con la cabeza y me dijo algo que me dejó petrificado, consternado por sus palabras sinceras conforme me llegaban a través de la traductora: “Te estaba esperando, no a ti en especial, pero sabía que algún día uno de los descendientes de los armenios que vivieron en estas casas re­ gresaría, bienvenido”. Se levantó de su pequeño banco dio unos pocos pasos y me abrazó… Los presentes exclamaban con emoción palabras de sorpresa acompañando el especial momento, un pequeño universo compuesto por un armenio-mexicano cuyos ancestros eran de ese específico lugar, un zaza, un aleví, una turca y un antiguo criptoarmenio. Juntos compartimos un episodio de reconciliación trans­ generacional. La plática-entrevista continuó y tomó caminos aún más inesperados: “Regresa” —me dijo Kaya—, “vamos con el alcalde y pongo la casa a tu nombre”, “Si tu abuelo era de Dersim, tú eres del Dersim, regresa al Kurdistán”. Sus palabras y el momento que estaba viviendo me volvieron a dejar atónito, no sólo por un ofrecimiento real para regresar al poblado de origen, aquel que había sido imaginado a través de narra­ ciones familiares y reforzado por una memoria colectiva que idealizaba este lugar. El yerkir, la patria usurpada y cuyo retorno era, es todavía, imposible por estar ocupada por un gobierno abyecto. Súbitamente, en la voz de Kaya, el retorno que habían imaginado dos generaciones de armenios obtenía una ventana extraña, una posibilidad a nivel micro, pero real, cuando menos eso pensé en aquel momento y esto no era menor: de alguna forma surgió una posibilidad de retorno a través del ofrecimiento del hombre que posee el terreno al que mi abuelo llamaba hogar. Este momento cambió muchas de mis ideas y reflexiones sobre lo que significa regresar. Y es que el retorno, la idea de volver al lugar de origen, es una de las pie­ zas más importantes del engranaje de todos los grupos que se consideran diásporas. Quizá la más estudiada por su importancia en términos numéricos y por sus distintos periodos ha sido la Aliyá, el retorno de los judíos de la diáspora al Esta­ do de Israel. El término implica una migración voluntaria ya sea por razones emotivas, prácticas o ideológicas, y sin duda tiene mucho de peregrinaje. Para muchos judíos religiosos el retorno a Sión es una ley que debe ser cumplida, y aunque no se cumple a cabalidad sí hay una especie de compromiso real en tér­ minos de apoyo para aquellos judíos que necesitan regresar, ya sea por difíciles

154 Érase una vez en Dersim: Salir de Armenia, ¿regresar al Kurdistán? condiciones económicas o por algún peligro inminente. De hecho, casi todas las olas de inmigración responden a distintos periodos en que diferentes comunidades de la diáspora tuvieron serias dificultades, el Holocausto, por ejemplo, el antise­ mitismo en distintos países árabes o en Irán o Francia, y la desintegración de la Unión Soviética también provocaron fuertes flujos de retorno. La Aliyá, para al­ gunos pensadores judíos, significa el fin de la diáspora, sobre todo para algunos judíos ultraortodoxos que consideran que la diáspora debe continuar hasta que haga su aparición el Mesías.17 A pesar de ello desde 1948 más de 3 millones de judíos de la diáspora han regresado, con el apoyo real tanto de organizaciones judías de la diáspora como por parte del Estado de Israel. Otros grupos, como los afrodes­ cendientes, también han construido una idea política de retorno o repatriación al continente africano que ha tenido distintos periodos y construcciones ideológicas. Empezando por los retornos forzados organizados por potencias colonialistas, como el de Sierra Leona en 1787, que realmente tenía la finalidad de “deshacerse” de esos “negros” que Inglaterra no quería en su territorio insular. Luego hubo retornos voluntarios y organizados por movimientos panafricanos, como el de Marcus Garvey hacia Liberia y finalmente ese movimiento mesiánico construido alrededor de la figura y con el apoyo de Haile Selasie, cuya finalidad, para los rastafari, es retornar a Shashamane (Sión) en Etiopía.18 A diferencia de estos retornos los armenios fueron expulsados de su tierra an­ cestral y algunos pasaportes otomanos que portaban los sobrevivientes decían “Sans retour posible”, aunado a esto hay que considerar que Turquía nunca ha reconocido ningún tipo de derecho para que los armenios regresen a sus pueblos de origen. Sin embargo, ese diez por ciento de la Armenia histórica que se salvó del extermi­ nio y destrucción y que vio nacer a la República de Armenia, primero autónoma y después soviética, sí hizo que se produjera entre la diáspora una idea de retorno factible, misma que en algunos momentos fue patrocinada por el Estado soviético y algunas organizaciones de la diáspora. El Nerkajt, como se conoce a la gran repa­ triación, fue un movimiento entre 1946 y 1949 para que los armenios de la diás­ pora “regresaran” a Armenia, lo pongo entre comillas porque en su totalidad esos armenios habían nacido en las provincias armenias del Imperio Otomano. Aunque, como hemos visto con judíos y afrodescendientes, la construcción de la idea de retorno puede ser a un lugar mítico, no necesariamente en el que ha nacido uno o

17 Describe Santiago Kovadloff, La Extinción de la Diáspora judía, Emecé, Buenos Aires, 2013, pp. 40. 18 Horace Campbell, Rasta y resistencia: De Marcus Garvey a Walter Rodney, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2016.

155 Carlos Antaramián los ancestros inmediatos: 1500 años de haber dejado Jerusalén, o 300 de haber dejado África hacen del lugar del que se partió algo vago y difuso, sin embargo el concepto es una pieza clave del discurso de aquellos que viven en la dispersión. El caso del retorno armenio en la década de 1940 es diferente, apenas habían pasado 30 años del exilio y las imágenes del yerkir, del lugar del que se partió seguían muy vivas, pero la Armenia oriental, soviética, era el único lugar al que uno podía llamar Armenia en ese momento, y la misma abrió sus puertas. Aunque el Nerkajt fue en muchos sentidos un engaño y una fuerte decepción para los “occidentalizados” retornados,19 regresar a Armenia siguió siendo un sueño que poco a poco se diluía, en especial porque Armenia estaba del otro lado del “muro de hierro”. A partir de 1991, con una Armenia independiente, el retorno cobró nuevamente sentido20 y sus oleadas migratorias asemejan cada vez más los oleadas de la Aliyá, las mismas responden a crisis en los Estados donde hay comunidades armenias, como la guerra con Azerbaiyán y el flujo de armenios de Bakú (1988), o la guerra en Siria y el flujo de armenios de Alepo (2014). Sin embargo, las difíciles condiciones económicas y políticas de Armenia más que atraer expulsan población. Pero para muchos armenios, y no sólo para los exiliados y sus hijos sino también para esa tercera generación, en especial en las décadas de 1960 y 1970 el “verda­ dero retorno” sería a la “Armenia occidental”, a los territorios de los que una vez fueron expulsados sus ancestros. Ese retorno en cierta medida era una especie de mito que esperaba un acontecimiento de tipo libertario, como una desintegración del Estado turco y la recuperación de los territorios armenios. Otros más bien creían en la emergencia de algo así como una Federación que transformaría la política del gobierno turco hacia sus minorías dando pie a compensaciones para los armenios y ofreciendo libertad para la repatriación. Ambos muy lejos de la postura política de los gobiernos turcos, tanto de ahora como de esa época. Sin embargo, el mito sigue latente, ya muy pocos creen en la posibilidad de dejar su vida en occidente y venir a un paraje en el centro de Anatolia, pero el ofrecimiento de Kaya iba más bien en términos simbólicos, era como si me dijera, sé que es muy difícil que regreses, pero puedes hacerlo. En un momento sacó una botella de vino, “proviene de los viñedos de aquí, quizá eran de tu familia, llévale a tu padre”. Bebí del vino a su salud, a la nuestra, bebí por este espacio compartido.

19 Hazel Antaramian Hofman, “Repatriación y engaño. Armenia soviética después de la Segunda Guerra” en Istor. Revista de Historia Internacional, Año XV, número 62, otoño de 2015. 20 Para un análisis de las transformaciones que ese retorno ha tenido, véase Vartán Matiossián, Pasado sin retor­ no, futuro que espera, Los armenios en la Argentina, ayer y hoy, Ediciones ascua, Montevideo, 2011.

156 Érase una vez en Dersim: Salir de Armenia, ¿regresar al Kurdistán?

“Vista del río Perri desde Hoshé”, fotografía de “Lisa”, 2015.

Terminamos de charlar y conforme el atardecer se apoderaba del paisaje caminé hacia el río, mis acompañantes me dejaron solo, era obvio que quería un momen­ to de soledad en este paraje. La vista de Perri y las laderas del monte Arkaj se iluminaban con el pequeño destello de luces eléctricas, las nubes en cambio reci­ bían los últimos rayos del sol. Yerevanian en la historia que he citado dice que de los 219 habitantes que en 1915 vivían en Hoshé 150 fueron exterminados ese mismo año, muchos de los cuales fueron ahogados en el río. Es decir que el 68 por ciento de su población fue asesinada en pocos días, otro porcentaje murió durante la deportación o en los siguientes años, según Yerevanián sólo sobrevivieron 35 (15%), tanto niños como niñas que en su mayoría se refugiaron con familias kurdas en el norte del Dersim. De las pocas historias que tengo de mi abuelo es la narración de cómo su madre, al no soportar la matanza del resto de la familia, decidió suicidarse en este río

157 Carlos Antaramián junto con sus hijos pequeños, dejando a mi abuelo huérfano. De los 35 Antaramián que vivían en Hoshé en 1915 sobrevivieron quizá 5, de los 30 Hovsepián quizá 3, aunque probablemente algunos fueron asimilados y ahora son kurdos o zazas. He tratado de seguir el trayecto que siguieron los sobrevivientes armenios de Hoshé en una especie de microhistoria de este pueblo que partió al exilio: Después de vivir momentáneamente como kurdos algunos lograron llegar a Alepo, de ese lugar tenemos fotos que son documentos de primera importancia para ver reen­ cuentros, imágenes que se enviaban para comunicar que otros miembros de la familia o amigos también lograron sobrevivir. En una especie de solidaridad de paisanos, algunos de los 35 sobrevivientes de este pueblo iniciaron trayectos jun­ tos, 10 llegaron a México, en su mayoría tenían la intención de migrar posterior­ mente (cuando se abrieran las cuotas) a Estados Unidos, sin embargo algunos se quedaron en la ciudad de México estableciendo una pequeña comunidad. Los lugares de memoria son fundamentalmente comunitarios, en ocasiones son esos sitios de masacre como puede ser Majdanek, Auschwitz, Birkenau o Deir Ez-Zor y el acantilado cerca de Hozat para el caso armenio. Pero también hay lugares íntimos de memoria, el lugar donde un pueblo o un conjunto de familias fueron exterminadas. Conforme me aproximaba al río trataba de entender el momento que pasaron los armenios de este pueblo en 1915, el fin de un mundo, de su mundo. Aunque quizá nunca entendieron que esta catástrofe estaba pasan­ do en todos los poblados armenios del Imperio. Durante 100 años a ese millón y medio de armenios se les recordó como mártires, pero apenas unos días antes del 24 de abril de 2015 el Catolicós Karekin II, líder de la Iglesia Apostólica Armenia, canonizó a estos mártires haciéndolos santos, de manera que estaba enfrente de un lugar de martirio y ahora de peregrinaje para recordar a los quizá 184 santos de Hoshé, entre ellos los “santos” de mi familia. El sonido del arroyo que nutre al río Perri acompañaba el ruido de un ave que graznaba mientras pescaba. Bebí el agua del río mientras rememoraba a mi abue­ lo, su silencio, y recordé que la palabra nostalgia proviene de nostos-regreso y álgos- dolor, pero en armenio se dice karot, una saudade profunda, mis lágrimas caían suavemente a este torrente y entendí entonces lo que mi abuelo debió sentir por este lugar, al que nunca pudo volver.

158 Textos recobrados

La República kurda de Mahabad*

William Eagleton Jr. y Archie Roosevelt Jr.

“El sueño de los nacionalistas kurdos, un Kurdistán independiente, fue realizado a una escala miniatura en Irán, de diciembre de 1945 a diciembre de 1946. El origen de esta pequeña república y de su repentino colapso es una de las historias más dramáticas del Medio Oriente contemporáneo. En septiembre de 1941, británicos y soviéticos invadieron Irán y derribaron la estructura política que Reza Shah Pahlevi había erigido para Irán. En la medida en que el ejército iraní se dispersaba, los soldados vendían o rendían sus armas a las tribus que merodeaban las desoladas montañas del norte de Irán. Entre aquellos beneficiados del tempo­ ral colapso del régimen iraní se encontraban las tribus kurdas, las cuales ocupaban las montañas a lo largo de la frontera turco-iraquí, desde Maku, a la sombra del Monte Ararat en el norte, hasta Qasr i Shim, en la carretera Kermanshah-Bagdad al sur. En ausencia de la autoridad iraní, los soviéticos mantuvieron relaciones directas con estas tribus, a las que permitieron administrar sus propios asuntos con la salvedad de que mantuvieran la seguridad en la región y que proveyeran de granos al Ejército Rojo”.1 El vacío que dejó la retirada del gobierno iraní fue el contexto que permitió a los kurdos recuperar su autonomía y explica también el surgimiento de la República de Mahabad. “Al igual que en el resto de las provincias del norte, el gobierno iraní no poseía autoridad real en el pueblo de Mahabad, a pesar de la designación de un gober­ nador y del control que aún ejercía en la distribución de bienes escasos y preciados

* Anotaciones elaboradas por Juan Carlos Castillo a partir de las narraciones de William Eagleton y Archibald Roosevelt, los dos testigos presenciales de la República de Mahabad, y publicados en William Eagleton, The Kurdish Republic of 1946, Londres y Nueva York, Oxford University Press, 1963, y Archie Roosevelt, “The Kurdish ”, en Gerard Chaliand (ed.), A People without a Country, Nueva York, Olive Branch Press, 1993, pp. 122-138. 1 A. Roosevelt, op. cit., p. 122.

159 William Eagleton Jr. y Archie Roosevelt Jr. en la comunidad, como el azúcar. De hecho, un incidente vinculado con ese pro­ ducto sirvió para borrar los últimos vestigios de la presencia iraní en Mahabad en mayo de 1943. La política de racionamiento del azúcar derivó en protestas y en el ataque a la única estación de la policía local que seguía en funciones, lo cual obligó al cierre de la misma”.2 “Aunque no hay evidencias de motivaciones propiamente nacionalistas en las protestas, la población dejó en claro con esto que los representantes de la autoridad central no eran bienvenidos en Mahabad”.3 Mahabad se localiza al oeste de Irán. “El pueblo se encuentra atravesado por un arroyo alimentado por tributarios que nacen más al sur, en las tierras altas de Mangur. El arroyo es conocido por sus habitantes como ‘Chom i Sauj Bulaqeh’ o río ‘Sauj Bulaq’, de la misma forma en que Mahabad es aún llamado ‘Sa Balaq’ en el dialecto local. Sauj Bulaq deriva del turco Sovukhu Balagh (primavera fría) y el nombre Mahabad fue adoptado durante el reinado de Reza Shah. En términos religiosos se contaba en Mahabad con unas cincuenta familias judías, orfebres en su mayoría o poseedoras de tiendas, aunque muchas migraron con la creación del Estado de Israel. Unos cuantos turcos azeríes trabajaban como obreros y para 1943 sólo dos armenios, un vendedor de vinos y un fotógrafo, permanecían en la ciudad. Antes de la Primera Guerra Mundial, L.O. Fossum, un misionero luterano de Estados Unidos, se estableció en Mahabad para trabajar con las familias cristianas y judías. Su logro más duradero fue la producción de un raro ejemplar de gramá­ tica kurda en inglés. La tradición musulmana sunnita del pueblo estaba represen­ tada por los numerosos mulás y faqihs o estudiantes de teología a los que sus seguidores tenían mucha devoción. Durante los años de la guerra, la figura más influyente en el Kurdistán iraní fue Sheij Abdullah Effendi, quien vivía al sur de las montañas de Rezaieh. Las figuras religiosas más respetadas de Mahabad estaban representadas por los miembros de la familia Shams i Borhan, los Sheijs de Zambil y, en un sentido un tanto diferente, por Qazi Muhamad. Qazi era el miembro más influyente de una familia de juristas religiosos, quienes por generaciones habían administrado la justicia islámica en la región”.4 “Para 1943, no había en Mahabad gente con enormes riquezas o grandes te­ rratenientes, en comparación con otras partes de Irán. Existían en el pueblo alre­ dedor de veinte familias con un estatus social elevado, lo cual hizo que el poder e

2 W. Eagleton, op. cit., pp. 24-25. 3 Ibid., p. 26. 4 Ibid., pp. 26-29.

160 La República kurda de Mahabad influencia estuviera basado en parte en la riqueza, pero también [en fuentes no monetarias como] en el reconocimiento tradicional, el tamaño de la familia ex­ tendida, las alianzas tribales establecidas mediante el matrimonio o por la procu­ ración de servicios esenciales a la comunidad. Los Qazis reunían todos estos rasgos y nunca fueron igualados por otras familias de la región. Qazi Muhhamad era hijo de Qazi Ali, uno de los el jueces más respetados que tuvo Mahabad en tiempos recientes. En su infancia, Qazi Muhamad atendió a uno de los kutubkhanehs reli­ giosos, presidido por un mulá y que representaba la única forma de educación primaria de ese tiempo. Su educación real, sin embargo, la adquirió de su padre y de los libros en diversas lenguas que fue encontrando en su enorme casa”.5 “Tras suceder a su padre como juez, Qazi sirvió como cabeza del Departamen­ to de Asuntos Religiosos de Mahabad y su influencia ahí creció rápidamente. Sus opiniones legales eran decisivas y su presencia siempre demandaba respeto. Sus funciones religiosas no evitaron que este personaje adquiriera una perspectiva progresista de los asuntos económicos, políticos y sociales. Su personalidad ex­ hibía una cualidad terca y un tanto dictatorial, aunque era modesto y respetuoso en público. Qazi era además un excelente orador, adicto a las oraciones cortas dictadas con autoridad y vigor. A pesar de sus múltiples defectos, fue una fortu­ na para la región de Mahabad que el vacío de poder creado por la retirada de las tropas iraníes en 1941 fuese llenado por una personalidad vigorosa y respetada como la suya, capaz de gobernar la ciudad y protegerla de la rapiña de las tribus vecinas”.6 Al calor de la rebelión kurda en Mahabad, “el 16 de septiembre de 1942, un pequeño grupo de ciudadanos de clase media se reunieron en secreto en las afue­ ras del pueblo. El más joven de los presentes, de alrededor de 19 años, era Rahman Halavi, recién graduado de la Escuela Normal de Rezaieh, y el más viejo, de unos cincuenta años, era el mulá Abdullah Daudi, un comisionado del tabaco. En total, unas quince personas se reunieron ese día para hablar de la idea de la nación kur­ da y la necesidad de organizar un partido político para instrumentalizar la causa nacionalista. Los ahí reunidos decidieron constituirse como un comité —komala en kurdo—. El nombre completo que adoptó la organización clandestina fue Komala i Zhian i Kurdistan o Comité de Vida (Resurrección) de Kurdistán. El proceso de afiliación al Komala pasaba por un juramento sosteniendo el Corán

5 Ibid., pp. 30-31. 6 Ibid., pp. 31-32.

161 William Eagleton Jr. y Archie Roosevelt Jr. frente a tres miembros. La juramentación consistía en lo siguiente: 1) no traicio­ nar a la nación kurda, 2) trabajar para conseguir el autogobierno de los kurdos, 3) no revelar ningún secreto de forma oral o escrita, 4) permanecer como miembro de por vida, 5) considerar a todos los kurdos, hombres o mujeres, como hermanos y hermanas, 6) no unirse a otro grupo o partido sin permiso previo de Komala. Dicho juramento fue compuesto por los miembros fundadores en colaboración con personajes tan distinguidos como el capitán Haj”.7 “En 1943, Komala eligió a su Comité Central mediante voto popular, adoptando un modelo comu­ nista entre su cuerpo ejecutivo. Rahman Zabihi, Hazhar y Muhhamad Yahu es­ tuvieron entre sus miembros más influyentes; dos de ellos, Hazhar y Hemin, eran poetas kurdos de renombre. Para 1944, las actividades proselitistas de Komala se habían extendido por todo el norte del Kurdistán, en la zona neutral cerca de Mahabad y en la parte soviética al norte de Miandoab, hacia la frontera rusa. Se consideraba que Sheij Abdullah Effendi estaba por encima de la política partidis­ ta, pero se le tomaba como un miembro espiritual en reconocimiento al martirio de su padre en Turquía por la causa nacionalista kurda”.8 Para 1945 casi todos los jefes tribales kurdos y muchos de entre la población ordinaria se habían unido al partido por una u otra razón. Poco antes, “en agosto de 1944, una afirmación simbólica de la gran unidad kurda tuvo lugar en Monte Dalanpar, en la intersección de las fronteras de Irak, Irán y Turquía. Delegados kurdos de los tres países se reunieron para firmar un pacto, el Peman i Se Senur o Pacto de las Tres Fronteras, el cual preveía apoyo mu­ tuo y el intercambio de recursos humanos y materiales en interés de un gran Kurdistán. Los kurdos iraníes estuvieron representados por Qasim Qaderi de Ko­ mala y Mahabad; de Irak asistió Sheij Obaidullah del pueblo de Zeno, cerca de la frontera donde la principal carretera hacia Ruwanduz atraviesa Irán, por encima de Khaneh; Turquía estuvo representado por Qazi Mullah Wahhab. En este tiem­ po ya existía una definición nacionalista oficial, aunque tentativa, de un Kurdistán geográfico. Persistían rumores de que el mapa, provenía de una fuente, pero lo cierto es que fue elaborado en Beirut por la Sociedad Kurda, agrupación en la que la familia Bedirkhan era influyente. El mapa (véase p. 163) consistía en una repre­ sentación magnificada del Kurdistán, el cual se extendía hasta el Mediterráneo en el oeste y hasta el Golfo Pérsico en el sur, abarcando zonas donde los kurdos no

7 Ibid., pp. 33-34. 8 A. Roosevelt, op. cit., p. 123.

162 Propuestas de Estado y repúblicas kurdas momentáneas (1920-1950)

MAR NEGRO GEORGIA RUSIA Tblisi Territorio reclamado como Kurdistán. Conferencia de Paz de San Francisco 1945

ARMENIA AZERBAIYÁN Territorio Autónomo del Kurdistán de acuerdo Bakú al Tratado de Sèvres 1922 Lago Área de población ErevánSeván mayoritariamente kurda República ARTSAJ del Ararat Turquía 1927-1930 Kurdistán rojo 1923-1929 Dersim MAR Najicheván BAKUR Lago Van CASPIO Tabriz Diyarbakir República Tigris Kurdistán Urmía del Lago Mahabad 1946 Silopi Urmía Kobane Qamishli Zakho Mahabad ROYAVÁ BASHUR Irán Sinyar Lago Assad Mosul Erbil Alepo ROYHILAT Kirkuk Suleymaniye

Tigris Reino del Kurdistán Siria 1922-1924 MEDITERRÁNEO

Beirut Éufrates Lago Tartar LÍBANO Damasco Bagdad ISR. Lago Tigris Razzaza CISJORDANIA Irak Amán

Éufrates JORDANIA

Golfo Kuwait Pérsico

Fronteras acordadas para un Kurdistán libre por el Tratado de Sèvres, 1922 Reino del Kurdistán, 1922-1924 Kurdistán rojo, 1923-1929 República del Ararat, 1927-1930 Territorio reclamado como Kurdistán en la Conferencia de Paz de San Francisco, 1945 República del Mahabad, 1946 Regiones kurdas: ROYAVÁ (occidente), BASHUR (sur), BAKUR (norte) y ROYHILAT (oriente) Fuente: Elaborado por Carlos Antaramián con base en fuentes diversas. William Eagleton Jr. y Archie Roosevelt Jr. predominaban. Como símbolo nacional, en mayo de 1944, el Komala, junto con sus aliados iraquíes, designó una bandera tricolor: rojo arriba, blanco en el centro y verde abajo. Como emblema de la nación kurda se adoptó un sol flanqueado por espigas de trigo, con una montaña y una pluma en el fondo”.9 En estos tiempos de guerra, “los numerosos pactos kurdos eran indicio de que los grupos nacionalistas y partidos en varios países se estaban preparando para cooperar en un frente nacionalista. La mayoría de los partidos kurdos incluían a un buen número de comunistas, a los cuales no era siempre fácil reconocer. En Irak, diferencias sin resolver separaban al Partido Comunista Iraquí, el cual de­ seaba asimilar a los kurdos, del Partido Comunista Kurdo. El Komala se mantenía como un grupo democráticamente ordenado, sin líderes o grupúsculos dominantes al interior. En octubre de 1944 Qazi fue invitado al partido y gradualmente se transformó en su guía y vocero, a pesar de que nunca fue electo como parte del Comité Central”.10 “Los primeros meses de 1945 trajeron una sucesión de eventos, los cuales, paso a paso, llevaron al movimiento kurdo a un punto de no retorno. La autonomía kurda era un tema discutido abiertamente dentro del Komala y entre líderes kurdos con oficiales y agentes soviéticos estacionados en la región y en el Azerbaiyán iraní. En el verano de ese año los soviéticos habían decidido optar por Qazi y el Komala como sus instrumentos políticos. Para los nacionalistas kurdos, incluidos los jefes tribales más conservadores, la necesidad de cooperar con la Unión Sovié­ tica no requería justificación. Los rusos mantenían el control de facto del área y retenían al ejército iraní en una distancia segura. Los rusos habían dado a Qazi y a los nacionalistas kurdos la impresión de que un arreglo de posguerra preser­ varía las aspiraciones autonomistas de los kurdos”.11 Al mismo tiempo, el Azer­ baiyán iraní era conducido hacia la órbita soviética, con la lógica de crear un frente regional popular kurdo y azerí comunista y pro soviético. En un principio, los soviéticos intentaron integrar las aspiraciones kurdas dentro de los deseos autonomistas de Azerbaiyán. “Los soviéticos elaboraron [para ello] un ambicioso plan, que consistía en vincular todo el noroeste de Irán con la Unión Soviética. En consecuencia, los rusos apoyaron la formación de un nuevo partido para reemplazar al Partido Tudeh en Azerbaiyán, el cual declararía la

9 W. Eagleton, op. cit., pp. 36-38. 10 Ibid., pp. 39-41. 11 Ibid., p. 42.

164 La República kurda de Mahabad independencia de la provincia y su incorporación a la Unión Soviética”.12 Los kurdos no apoyaron la idea de integrarse en la causa nacionalista de Azerbaiyán. “Qazi Muhhamad dejó pronto en claro que los kurdos estaban determinados a gozar de una autonomía propia, separada de Azerbaiyán. Baghirov, oficial sovié­ tico, prometió asistir a los kurdos con equipo militar, incluidos tanques, cañones, armamento y rifles que serían enviados a Mahabad. También aludió a la posibili­ dad de otorgar apoyo financiero y proveer campos de entrenamiento para los kurdos en el Colegio Militar de Bakú. Baghirov también sugirió a Qazi entablar contactos con la revuelta armada de Mullah Mustafá Barzani en el norte de Irak. El oficial argumentó que, con el triunfo de las fuerzas aliadas, Komala sólo podría progresar bajo la bandera de un frente amplio democrático que incluyera a nume­ rosas fuerzas kurdas”.13 Ese fue el contexto del surgimiento del Partido Democrá­ tico del Kurdistán y de la relación con los Sheijs de Barzán. “Las agrestes montañas del norte de Erbil en Irak, en las tierras altas que bor­ dean el margen oriental del Gran Zab, eran morada de los seguidores de los Sheijs de Barzán. Desde principios del siglo xix, los Barzani estuvieron ligados con la orden sufí de los Nasqshbandi —una de las comunidades de derviches más gran­ des del Islam— a través de Sayyid Taha, padre de Sheij Obaidullah, quien tras­ pasó su vicariato a un hombre del pueblo de Barzán. El propio Mark Sykes observó en 1906 que los Barzani eran una tribu famosa por sus cualidades gue­ rreras. Los Barzani constituían tan sólo 750 familias, en comparación con las mil familias de sus enemigos, los Zibaris, o las tres mil de los nómadas Herkis. Sin embargo, para 1945 los seguidores de los Sheijs de Barzán podían contarse en alrededor de 1 800 casas o nueve mil personas”.14 “Para finales de 1943 estaba claro que las fuerzas y el arsenal de Mullah Mus­ tafá Barzani habían crecido tanto que no podían ser derrotadas por una pequeña expedición punitiva. El gobierno iraquí trató de negociar y conceder algunas de las demandas de Barzani, pero muchos dentro de la administración central se rehusaron cuando sintieron que la integridad territorial de Irak estaba amenazada. En marzo de 1945 una revuelta kurda se extendió por todo el norte de Irak y Mustafá adoptó una posición nacionalista en la dirección de la campaña. La estra­ tegia del gobierno de enlistar a tribus rivales de los Barzani causó serios estragos al movimiento. Hacia finales de septiembre la rebelión kurda estaba debilitada y

12 A. Roosevelt, op. cit., p. 126. 13 W. Eagleton, op. cit., pp. 43-44. 14 Ibid., p. 47.

165 William Eagleton Jr. y Archie Roosevelt Jr.

Barzani no tuvo más opción que dirigirse a Irán, donde los kurdos y Qazi ya se habían hecho con el control del territorio alrededor de Mahabad”.15 “Los Barzanis y sus aliados que habían entrado a Irán constituían alrededor de diez mil personas, incluyendo mujeres y niños. En su primera reunión con Qazi Muhhamad, Mullah Mustafá comprometió a sus fuerzas a luchar por la causa kurda en Mahabad. Ambos acordaron que los seguidores de Barzani y sus familias serían alojados en varios lugares alrededor de la región. Mustafá, por su parte, buscó enseguida limar asperezas con los oficiales soviéticos en un intento por disipar las sospechas fun­ dadas de su antigua asociación con los británicos. Instigado por los soviéticos, Qazi Muhammad anunció durante un discurso en noviembre de 1945 que Ko­ mala debía cambiar su nombre y funcionar bajo la égida de la democracia. De esta forma se estableció el Partido Democrático del Kurdistán”.16 “Qazi y los 105 lí­ deres kurdos signatarios declararon que el objetivo del partido era el estableci­ miento de la democracia bajo el modelo estadounidense. Ninguna alteración fundamental en la organización del partido acompañó el cambio de nombre. El programa del “nuevo” partido fue el siguiente:

1. El pueblo kurdo de Irán debe ejercer el autogobierno en la administración de sus asuntos internos. 2. La lengua kurda debe constituir el idioma oficial y debe enseñarse en las es­ cuelas. 3. Se deberá elegir un Consejo Provincial en Kurdistán inmediatamente, de acuerdo con la ley constitucional iraní, y deberá ejercer su derecho a controlar y supervisar todas las reuniones públicas. 4. Todos los oficiales gubernamentales deben ser kurdos. 5. Los ingresos obtenidos en el Kurdistán deberán permanecer ahí. 6. El Partido Democrático del Kurdistán se compromete a establecer una com­ pleta fraternidad con el pueblo de Azerbaiyán [se refiere al Azerbaiyán de Irán, no al de la URSS] y los elementos minoritarios que viven ahí. 7. El Partido trabajará para la mejora de los estatutos morales, la salud y las condiciones económicas del pueblo kurdo, mediante el desarrollo de la edu­ cación, la salud pública, el comercio y la agricultura”.17

15 Ibid., pp. 51-54. 16 Ibid., pp. 56-57. 17 A. Roosevelt, op. cit., p. 127.

166 La República kurda de Mahabad

Favorecido por los soviéticos, “Qazi Muhammad logró [de esta forma] impo­ ner su personalidad autoritaria dentro del movimiento nacionalista. Personalmen­ te, Qazi estaba convencido de que la vía rusa podría garantizar la victoria final para el pueblo kurdo. Los rusos, por su parte, habían logrado convencer a la ma­ yoría de los cuadros del Komala de que la libertad kurda era algo inseparable de la hegemonía soviética”.18 “En tanto, en el Azerbaiyán iraní, fuerzas de ocupación soviética reforzaron su presencia en octubre de 1945”.19 “El 10 de diciembre la totalidad del Azerbaiyán iraní estaba en rebelión y, con la toma de Tabriz ese día, el recién formado Gobierno Popular de Azerbaiyán se hizo del control adminis­ trativo de la provincia”.20 Durante este tiempo, el movimiento de autonomía kurdo había logrado la mayoría de sus objetivos iniciales tras la llegada de apoyo y material soviético. “La caída de Tabriz fue el punto clave para que Qazi decla­ rase la independencia de su propia región. El 15 de diciembre, en una reunión a la que asistieron jefes tribales, los líderes del nuevo Partido Democrático del Kurdistán, Mullah Mustafá y tres oficiales soviéticos, se celebró la juramentación solemne del Gobierno Popular Kurdo y se izó la bandera kurda. El 22 de enero de 1946 se formó un Parlamento nacional compuesto por trece miembros y Qazi Muhammad fue elegido presidente de la nueva República”.21 “Desde un principio, los soviéticos trataron de acercar a kurdos y azerbaiyanos, en un intento por eli­ minar las diferencias políticas entre ambos movimientos. Las representaciones kurdas y de Azerbaiyán hicieron público en abril de ese año un tratado que causó consternación en Teherán. Ambos regímenes se consideraban naciones democrá­ ticas e independientes, con el derecho a intercambiar representaciones y establecer tratados.22 “El carácter y la personalidad de Qazi fue central en el establecimiento de la República kurda. Aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerlo entendieron fácilmente cómo se convirtió en un símbolo para los nacionalistas kurdos de todas partes. Aunque de baja estatura y con una figura ascética, parecía un hombre de profundas convicciones, respaldado por un aura de coraje y autosacrificio, pero atemperado con una mentalidad abierta y de moderación. Al menos sus demandas fueron moderadas durante el periodo en cuestión: Qazi esperaba negociar poste­

18 W. Eagleton, op. cit., p. 57. 19 Ibid., p. 59. 20 A. Roosevelt, op. cit., p. 129. 21 Idem. 22 Ibid., p. 130.

167 “Anciana tomando té”, fotografía Vedat Aldemir, Kurdistán turco, 2017. La República kurda de Mahabad riormente con Teherán la autonomía kurda dentro del Estado iraní. Aunque es imposible negar que Qazi y sus seguidores también tenían aspiraciones pankurdas y esperaban convertir Mahabad en el centro de la cultura y el nacionalismo kurdo, reemplazando a Siria y Suleymaniya como los epicentros de ese entonces”.23 Sin embargo, de cara a la creciente actitud agresiva del gobierno de Teherán, Qazi Muhammad se encontró sin apoyo real. “Los sentimientos antisoviéticos entre los distintos movimientos kurdos y en general la oposición de las tribus a reconocer en Qazi un gobierno constituido, llevarían al pronto naufragio del proyecto kurdo en Mahabad. A pesar de las promesas de apoyo y entrega de ma­ terial por los soviéticos, Qazi se encontraba, para el otoño de 1946, sin armamen­ to pesado, hombres entrenados ni un ejército efectivo que le permitiera sostener la República. Para eso dependía completamente de las tribus. Sin embargo, cuan­ do los preparativos del ejército iraní para tomar Mahabad fueron obvios, los líde­ res tribales se rehusaron a ayudar a Qazi en la defensa de la República. El 15 de diciembre de 1946, luego de que los Barzani se retiraran a Naqadeh, el ejército iraní entró a Mahabad poniendo fin a la efímera Republica kurda que llegaba apenas a su primer año. El 17 de diciembre comenzaron los arrestos de varios kurdos, y al día siguiente Qazi Muhhamad, Seif Qazi y otros más fueron hechos prisioneros y posteriormente sentenciados a muerte. El 31 de marzo de 1947 fueron colgados en la plaza central de Mahabad. Enseguida, el gobierno iraní llevó a cabo un extenso programa para erradicar de Mahabad todo rastro del ré­ gimen de Qazi Muhammad. Las editoriales y periódicos kurdos fueron cerrados y la enseñanza del kurdo prohibida, de igual forma todas las publicaciones y libros en kurdo se quemaron públicamente”.24 “Los intentos por crear un Estado kurdo en Mahabad terminaron con la ocu­ pación iraní de la provincia. Como en intentos previos, el experimento en Maha­ bad falló debido, principalmente, a la desunión entre los propios kurdos. Uno de los dilemas del nacionalismo kurdo ha sido la incapacidad de sus fuerzas militares, provenientes en su mayoría de las tribus y los jefes tribales, de mirar más allá de la ganancia y el saqueo a la hora de enfrentar a la autoridad gubernamental. Du­ rante 1946, las tribus kurdas se opusieron naturalmente al control de Qazi Mu­ hammad, a quien percibieron tan restrictivo como a la propia autoridad central iraní. El disgusto y desconfianza que provocaba la conexión de Qazi con los sovié­

23 Ibid., pp. 132-133. 24 Ibid., pp. 134-136.

169 William Eagleton Jr. y Archie Roosevelt Jr. ticos ocasionó que las principales tribus se alineasen con el ejército iraní. La razón inmediata del colapso de la República fue la falta de apoyo material que los so­ viéticos habían prometido. El pequeño Estado kurdo se había construido bajo la protección del Ejército Rojo y su existencia dependía de ese apoyo. Cuando los soviéticos evacuaron la región sin otorgar garantías de protección a la joven Re­ pública kurda, no había oportunidad de que el movimiento de Qazi sobreviviera. El episodio entero, aunque breve, fue un duro golpe para el desarrollo del nacio­ nalismo kurdo en Irán y la región”.25

25 Ibid., pp. 136-137.

170 Ventana al mundo El fracaso de Lausana*

* Revista de Revistas, domingo 7 de enero de 1923, p. 23.

171

Convergencias y divergencias El espectro* de la violencia en forma de un ex aliado gubernamental La (im)posibilidad de negociar la paz

Kumru Toktamis** Pratt Institute, Brooklyn, Nueva York

Entre 2009 y 2015 hubo cierta esperanza entre kurdos y turcos, además de anti­ cipación entre políticos de izquierda y derecha, puesto que el partido en el gobier­ no, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (Adalet ve Kalkınma Partisi, akp por sus siglas en turco) tuvo la voluntad de mediar en alguna clase de paz o resolución con el grupo guerrillero armado kurdo Partido de los Trabajadores de Kurdistán (Par­ tiya Karkerên Kurdistanê o pkk), en aras de ponerle fin a un violento conflicto que tiene más de tres décadas de existencia. Mientras que el partido en el poder pla­ neaba y presentaba lo que llamó un “proceso de resolución”, muchos entre los kurdos y las secciones progresistas de los turcos esperaban un proceso hacia la “paz”. Claramente, distintos segmentos del Estado y la sociedad tenían diferentes expec­ tativas; los nacionalistas de izquierda y derecha atacaron las negociaciones de manera constante durante su desarrollo. El líder del akp, Recep Tayyip Erdogan, anunció el fin del “proceso de resolución” en junio de 2015, después de las elec­ ciones nacionales en las que el akp perdió la mayoría absoluta en el Parlamento con el avance del partido progresista pro kurdo, el Partido Democrático de los

* El Manifiesto del Partido Comunista comienza con un espectro que recorre Europa y continúa diciendo: “Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma”. Si bien nadie en pleno ejercicio de la razón puede hablar de ningún tipo de similitud entre el comunismo y el Cemaat (o Congregación), la antigua fuerza política aliada con el Partido de Justicia y Desarrollo (akp), la sombra que esta entidad proyectaba tuvo una presencia contundente durante el proceso de paz y reconciliación, de tal manera que llegó a embrujar ese proceso con su poderío, y ha sido obvio que esa presencia ha resultado ser más que una mera sombra. Este artículo no puede precisar el poder de esa presencia, pero pone al descubier­ to la omnipresencia de la sombra producida por este antiguo aliado. Agradezco a Güney Işıkara, Iván Zatz- Díaz y a Mavi Toktamış-Paker por su ayuda en la investigación y edición, y a Carlos Antaramián por su paciencia. Traducción del inglés de Agnes Mondragón Celis. ** Profesora asociada en Ciencias Sociales y Estudios Culturales en el Instituto Pratt de Nueva York. Editora, con Isabel Davis, de Everywhere Taksim (2015). Ha sido también colaboradora de Istor.

173 Kumru Toktamis

Pueblos (Halkların Demokratik Partisi o hdp). No muchos estaban al tanto de que otra fisura se estaba produciendo en la comunidad política turca. La ruptura entre antiguos aliados dentro del akp se ha vuelto un asunto caver­ noso del régimen en Turquía desde el golpe de Estado de julio de 2016. Una red de solidaridad social religiosa suní —cuyos seguidores llaman “el Servicio” (Hiz­ met) y los no miembros conocen como el Cemaat (Congregación), y que se organi­ zó alrededor del clérigo autoexiliado Fethullah Gülen— había constituido un gran apoyo social, político e intelectual para la llegada al poder del islamismo político moderado del akp. Mientras que los turcos, especialmente la clase diri­ gente laica de la vieja guardia, apenas si estaba al tanto del profundo faccionalis­ mo o del conflicto en ciernes dentro del islamismo suní social y político en Turquía, el Cemaat de Gülen y el akp planeaban y llevaban a cabo una firme re­ organización del poder estatal, dirigida principalmente en contra del ejército, el guardián del régimen que existía desde el establecimiento de la república en 1923. Este enfoque en la vieja guardia, especialmente el ejército, provocó que varios segmentos de izquierda y liberales de la élite intelectual turca apoyaran de forma tácita, pero crítica, la llegada del akp al poder,1 creando así posiciones polarizadas dentro de la oposición de izquierda. El régimen del akp también obtuvo el apoyo tácito, pero enormemente sig­ nificativo, de segmentos kurdos de la sociedad, dadas sus expresiones públicas y su intento de mediar en alguna forma de resolución que terminara con el conflic­ to armado que había cobrado más de 40 mil vidas desde la década de 1980. Al observar los datos electorales, se puede afirmar con facilidad que los kurdos suníes tradicionales y religiosos ya apoyaban al akp de manera abrumadora.2 El prospec­ to de cualquier forma de reconocimiento y del fin de las confrontaciones violentas fácilmente obtendría el apoyo del resto de la población kurda y proporcionaría un firme control regional sobre las movilizaciones kurdas en la región fronteriza con Irak, Siria e Irán. Así, bajo la mirada reprobatoria de la vieja guardia nacionalista, el akp se dispuso a mediar el fin de la violencia con elp kk alrededor de 2009. El akp lo llamó el “proceso de resolución”, que los kurdos y los turcos progresistas percibieron como un “proceso de paz”.

1 véase D. Ersoy y F. Üstüner, “Liberal Intellectuals Narration of Justice and Democracy Party in Turkey”, Turkish Studies Journal, vol. 17, núm. 3, 2016. 2 Para un análisis de este tema véase http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2016/02/turkey-erdogan- new-kurdish-allies.html y http://www.nationalia.info/new/10639/hdp-lost-votes-following-a-campaign- of-fear-against-kurdish-voters

174 El espectro de la violencia en forma de un ex aliado gubernamental

El akp tomó una serie de medidas administrativas para tomar control de los asuntos del pkk de manos del ejército turco. Desde 2009, funcionarios del go­ bierno anunciaron el Proyecto de Unidad Nacional y Hermandad para resolver el conflicto étnico en el país, en el que la “hermandad” hacía referencia a la unidad de los musulmanes. El año siguiente se promulgó una ley para crear una subse­ cretaría de Orden Público y Seguridad que reorganizara la relación entre las ad­ ministraciones militar y civil en términos de asuntos relacionados con el terror.3 Como respuesta, el pkk reanudó sus declaraciones de armisticio en 2009 y 2011.4 El gobierno permitió que el líder preso del pkk, Abdullah Öcalan, ofreciera un discurso a los kurdos durante las celebraciones de Newroz de 2013, 2014 y 2015, una fiesta nacional para los kurdos y otras culturas que han sido criminalizadas en Turquía durante décadas. A cambio, Öcalan reiteró su llamado al pkk a abando­ nar el territorio de Turquía en 2013. Había paz en el ambiente. Este ensayo examina las discusiones en el Cemaat y el Estado “paralelo” (como el gobierno turco describe ahora a la red de Gülen) durante las veintidós reuniones, casi simpre mensuales, que tuvieron lugar en la prisión İmralı, entre el 23 de fe­ brero de 2013 y el 14 de marzo de 2015, puesto que las negociaciones con Öcalan —quien ha estado recluido ahí desde su arresto y condena en 1999—, constitu­ yeron el centro de estos procesos de resolución o paz.5 Como interlocutor cautivo, estuvo en contacto de forma cercana con la agencia de inteligencia turca y se le permitió reunirse con los líderes del partido político kurdo, Partido de la Paz y la Democracia (Barış ve Demokrasi Partisi o bdp que después se convirtió en el Parti­ do Democrático de las Regiones Demokratik Bölgeler Partisi o dbp), que de este modo estableció, con el tiempo, las bases del hdp.6 Aunque no tenemos acceso a

3 Ley número 5952 del 17 de febrero de 2010. Esta ley después se fortaleció con la ley número 6551: Ley para terminar con el terror y fortalecer la unidad nacional, enmiendas a los Códigos de Procedimientos Crimi­ nales y Penal de 2014 y, por último, la legislación que enmendó la ley número 6638: Paquete de seguridad: Paquete legal para proteger las libertades, de 2015. Aunque la intención detrás de la ley 5952 claramente era establecer una vigilancia civil, las legislaciones posteriores buscaron criminalizar todas las formas de oposición, incluyendo las basadas en el conflicto étnico. 4 El pkk ha declarado una serie de armisticios en 1993, 1995, 1998, 2005, 2006, 2009 y 2011. Además, Öcalan convocó a los combatientes del pkk que se encontraban fuera de las fronteras de Turquía y los posi­ cionó efectivamente en Kandil, Irak, y posteriormente en Royavá, Siria, en 1999. 5 Las minutas de las negociaciones se publicaron en turco en noviembre de 2015 por Mesopotamien verlag und Vertriebs GmbH, que las tituló “Demokratik Kurtulus ve Ozgur Yasami Insa: İmralı Notlari” (Eman­ cipación democrática y construcción de paz: Notas desde İmralı). El texto también está disponible en línea. Todas las discusiones de este ensayo provienen del volumen escrito por A. Öcalan. 6 El bdp era un partido centrado en los intereses kurdos que tenía representaciones municipales efectivas en pueblos y ciudades kurdos. Creó el hdp para acercarse a la población turca más amplia que exigía paz, además

175 Kumru Toktamis las negociaciones de Öcalan con funcionarios del gobierno, la publicación de las minutas de las reuniones con líderes kurdos ha ofrecido documentos enormemen­ te informativos sobre lo que estaba en juego políticamente, en términos naciona­ les y regionales. Evidentemente, durante estas reuniones se discutieron asuntos más apremiantes de forma minuciosa y estratégica —en especial en torno a las reflexiones de Öcalan—, tales como la protección legal y garantías para los com­ batientes del pkk; las dinámicas en el Medio Oriente, las crisis sirias y Royavá; la administración local o municipal, y asuntos relacionados con las mujeres. Las discusiones sobre la formación de un Estado paralelo, que sugieren y afirman ex­ plícitamente que el Cemaat constituía un obstáculo para la paz y un desafío para la administración del akp, también surgen de forma recurrente entre las partes.7 Nadie niega que el akp llegó al poder en Turquía con un enorme apoyo inte­ lectual, logístico y de bases del Cemaat en 2002.8 Eran aliados casi naturales en contra del régimen laico, protegido por el ejército. Sin embargo, comenzaron a abrirse grietas entre los aliados poco después de los arrestos y condenas masivos de miembros del ejército, la burocracia y los medios entre 2007 y 2013, sobre quienes se afirmaba que eran ultranacionalistas de la vieja guardia con ambiciones golpistas contra el régimen del akp.9 El primer signo aparente de conflicto fue la filtración a la prensa de las negociaciones secretas de Oslo entre el gobierno turco —es decir, el servicio de inteligencia— y la insurgencia kurda en junio de 2011.10 Posteriormente, cuando los fiscales de los juicios de Ergenekon citaron a Hakan Fidan, el líder de la Organización Nacional de Inteligencia (Millî İstihbarat Teşkilatı o mit) para un interrogatorio en 2012, la investigación se entendió como un ataque del Cemaat, pero no tuvo una discusión pública considerable.11 La gen­

de ofrecer derechos progresistas y libertades para todos. El colíder del hdp, que actualmente se encuentra preso, Demirtaş, originalmente fue líder del bdp. 7 Dada la ausencia de análisis cuantitativos de los textos, puedo afirmar que la lista de alguna forma sigue el orden de importancia de estos asuntos. Además de ésos, las partes también discutieron, en menor medida, el papel de los progresistas turcos y la influencia de la religión, además de las reflexiones de Öcalan sobre temas históricos. 8 véase http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2014/01/akp-Gülen-conflict-guide.html 9 Sobre las operaciones Ergenekon (y Bayloz), véase http://www.bbc.com/news/world-europe-23581891 y https://www.economist.com/news/europe/21583312-harsh-verdicts-are-handed-down-ergenekon-trial- justice-or-revenge 10 Sobre el fin de las negociaciones de Oslo, véase https://www.chris-kutschera.com/A/Oslo.htm; http://fo­ reignpolicy.com/2013/01/08/turkeys-pkk-talks/, y para una cronología, véase http://www.hurriyetdaily­ news.com/chronology-of-oslo-dialogues-with-pkk.aspx?pageID=238&nID=31190&NewsCatID=338 11 Las revelaciones de corrupción fueron una respuesta al intento del akp de cerrar las escuelas privadas que operaba el Cemaat. Lo más probable es que el akp estuviera intentando limitar los ingresos del Cemaat que,

176 El espectro de la violencia en forma de un ex aliado gubernamental te no fue informada por completo sobre la ruptura hasta diciembre de 2013, cuando se entregó a los periódicos un conjunto de grabaciones que revelaban grandes actividades de corrupción y lavado de dinero por parte de miembros del régimen del akp. Fue sólo entonces cuando el primer ministro Erdogan comenzó a señalar públicamente al Cemaat como su enemigo, con su ahora famosa declara­ ción “Les dimos todo lo que pidieron. ¿Qué más quieren?”12 A principios de 2014, Erdogan comenzó a refererise en público al Cemaat como el Estado paralelo y comenzó a acusar a esta comunidad de ser su enemigo número uno luego del intento de golpe de Estado del 15 de julio de 2016. Resulta interesante que Öcalan advirtió a sus colaboradores de los peligros que el Cemaat suponía para el bienestar del Estado turco y una posible paz mucho antes de que el público turco supiera del conflicto dentro del partido gobernante. Ciertamente, el Cemaat —o el Estado paralelo, como ahora se conoce popular­ mente— no era la preocupación principal de Öcalan, como sí lo eran la voz polí­ tica y las estipulaciones legales que aseguraran garantías para los combatientes a su regreso. Sin embargo, como indican claramente las minutas, sus encuentros cercanos con los funcionarios de inteligencia del Estado turco lo llevaron a com­ prender y expresar a su equipo negociador kurdo que una solución al conflicto armado evitaría una posible conspiración por parte del Estado paralelo para destruir el Estado turco y el gobierno del akp, lo cual podría o no tener el mismo efecto para los negociadores. Más de una vez, Öcalan se presenta como la única esperan­ za del Estado turco y el gobierno del akp (siempre es cuidadoso en distinguir éstos dos) para prevenir un posible golpe de Estado, además de ser el interlocutor designado y el líder incuestionable de la movilización kurda. Independientemen­ te de que con tal afirmación buscara simplemente exagerar su importancia o es­ clarecer las rupturas entre los miembros del régimen, delinear las distinciones dentro de la estructura política es un asunto que requiere una lectura minuciosa de las minutas de las negociaciones de İmralı. Desde 2010, Öcalan reconoce al Cemaat como una fuerza significativa no sólo en Turquía, sino también en la región:

por su parte, objetaba sus órdenes en materia de políticas públicas, especialmente con respecto a la política kurda. Véase https://www.ft.com/content/12733aa0-5328-11e1-8aa1-00144feabdc0?mhq5j=e1 12 una búsqueda rápida de esta declaración en los medios muestra, de forma interesante, que no se entendía claramente a quién se dirigía Erdogan con ella. Mientras que algunos interpretaron que se dirigía al pkk, otros consideraron que estaba destinada al Cemaat. Véase https://www.ft.com/content/1b1d4ea0-ab8e-11e3- 8cae-00144feab7de?mhq5j=e1

177 Kumru Toktamis

Tanto ellos (el Cemaat) como nosotros somos actores importantes en Turquía y el Medio Oriente […] No los considero una comunidad religiosa, sino una organización de la sociedad civil, que incluso funciona como un partido político. Pueden jugar un papel importante en la democratización y edificación de la sociedad […] Somos dos poderes dinámicos [en la sociedad turca]. Si existe reconocimiento mutuo y solidaridad, podemos resolver numerosos problemas fundamentales en Turquía.13

Durante las negociaciones que comenzaron en 2013, en las primeras aparicio­ nes de la narrativa del Estado paralelo, no resulta del todo claro a qué se refiere exactamente Öcalan con el término como, por ejemplo, cuando sugiere: “existen tres diferentes formaciones de Estados paralelos en Turquía y las tres se han ori­ ginado en el campo de Anatolia […] El chp [el partido nacionalista de izquierda creado por los fundadores de la república] y el mhp [partido nacionalista de dere­ cha] son reflejos directos de tal penetración. También lo es ela kp”.14 Sin embar­ go, inmediatamente después se refiere a un Estado paralelo que ha “penetrado y tomado control de todas las agencias de gobierno, excepto el mit”.15 Durante la misma reunión inicial, advierte a funcionarios del bdp que una mentalidad gol­ pista intentará sabotear el proceso de paz en curso. Insiste en que los atributos de la mentalidad golpista de antaño han cambiado, pero que ésta continúa siendo un desafío para el gobierno del akp. Ciertamente es difícil detectar al Cemaat como el Estado paralelo que conspiraba para dar un golpe de Estado contra el akp con base en estas afirmaciones. Lo que resulta claro es que Öcalan indicaba que existían fuerzas dentro del Estado turco actuando en contra de la decisión del akp de me­ diar un acuerdo con el pkk y la movilización kurda. Öcalan incluso compara su cautiverio con el exilio autoimpuesto del líder del Cemaat en Estados Unidos cuando afirma: “el centro delCemaat es Estados Unidos y considero que Gülen es un tonto. Cuando yo fui puesto aquí [en prisión] Gülen fue llevado a Estados Unidos”,16 y también “yo fui traído aquí [a Turquía y a la cárcel] para que los kurdos pudieran ser capturados y domesticados. Rápidamen­ te, Gülen fue llevado a Pensilvania para hacer lo mismo con el movimiento turco- islámico. Por lo tanto, éstas son dos operaciones distintas con el mismo objetivo. ¿Queda claro para todos [ustedes]?”17

13 A. Öcalan, “Hakikat komisyonu marta kadar kurulmali” [“La commisión de la verdad debe crearse antes de marzo”], 6 de diciembre de 2010, Bianet. 14 Ibid., p. 17. 15 Idem. 16 Ibid., p. 20. 17 Ibid., p. 41.

178 El espectro de la violencia en forma de un ex aliado gubernamental

Más tarde, en junio de 2013, durante una conversación con Selahattin Demirtaş —quien era entonces codirector del bdp—, Öcalan expresa que algunas personas cercanas a Estados Unidos y bien posicionadas en el akp no desean la paz con los kurdos:

Öcalan: “El akp por dentro y el círculo interno del primer ministro están llenos de esa gente. Todos ellos pertenecen a esa cosa en Washington. Quieren una paz falsa llevándonos al con­ flicto armado”. Demirtaş: “¿Quiere usted decir que están haciendo esto en colaboración con el Cemaat? Öcalan: “Con toda certeza”.18

Durante esta reunión en julio, Öcalan ofrece un esclarecimiento histórico del Estado paralelo,19 que ahora —está convencido— había sido infiltrado por el aliado del akp, el Cemaat, que trabaja de forma constante en contra de la paz con los kurdos: “dentro del ejército había segmentos que buscaban resolver el asunto con nosotros. Fueron liquidados durante [los arrestos y juicios de] Ergenekon […] Estados Unidos hizo esto. Después hicieron lo mismo con las operaciones de la Asociación de Comunidades del Kurdistán (Koma Civaken Kurdistan, kck).20 Todo esto fue obra de los fiscales y jueces delCemaat ”.21 En este punto, Öcalan identi­ fica categóricamente alCemaat , con su vasta infiltración en el sistema judicial, como la única amenaza a las expectativas del akp en el proceso de paz. Se refiere a la Operación Ergenekon y a las actuaciones del kck como intentos del Cemaat de reorganizar el poder estatal y entorpecer el proceso de paz. Dado que las reuniones con políticos kurdos tenían lugar casi cada mes, un mes después, en julio de 2013, Öcalan identifica la competencia entre ela kp y el Cemaat por el corazón y la mente de la población kurda: “Se han ocupado de crear

18 Ibid., p. 90. 19 Ibid., p. 107. Sin embargo, debe considerarse que Öcalan no necesariamente se refiere alCemaat cada vez que habla del Estado paralelo. A menudo utiliza el mismo término para identificar a la Organización del Trata­ do del Atlántico Norte (otan), las fuerzas imperiales globales o alguna otra dinámica histórica. “Permítame clarificar este asunto del Estado paralelo: desde que Turquía se volvió miembro de laotan ha trabajado en tres cabildeos distintos”. Al parecer, en este punto, se entiende que el Estado paralelo está infiltrado por el Cemaat. Desde el 15 de julio de 2016, el régimen del akp sólo se refiere alCemaat como el paralelo. 20 Las operaciones de la Asociación de Comunidades del Kurdistán (en kurdo, Koma Civaken Kurdistan, kck) fueron las redadas y arrestos ocasionales de miles de funcionarios civiles kurdos, acusados de ser colaborado­ res del pkk, desde 2009. El kck se creó como una organización paraguas para todo el activismo pacífico y la política local civil en 2005. Las fuerzas de seguridad y el sistema judicial de Turquía a menudo la trataba como una infiltración urbana delp kk. 21 A. Öcalan, op. cit., p. 108.

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a kurdos estilo akp y ahora han comenzado a crear kurdos estilo Cemaat. Quieren que nosotros, los kurdos, nos asesinemos, nos masacremos unos a los otros.22 Para agosto, se restringía aún menos en sus denuncias contra el Cemaat como el único desafío a las negociaciones de paz: “Hay personas del Cemaat que son efecti­ vas en Chicago, Utah y Bruselas. Tienen operaciones financieras. Sus operaciones financieras, listas de terror, todas operan desde ese mismo centro. Buscaban obstruir este proceso como lo hicieron en Oslo. He sido paciente todo este tiempo […] Están en una competencia para obtener el poder. Le dicen esto al primer ministro [Erdogan]: cuando la eliminación es posible, ¿por qué continuar negociando?”23 Reiteradamente sugiere que los poderes opositores dentro de las organizacio­ nes estatales —a saber, el Estado paralelo— intentan convertir a Erdogan en Mursi, el líder, ahora encarcelado, de la Hermandad Musulmana que ganó las primeras elecciones democráticas luego del levantamiento de Tahrir en Egipto.24 Mientras Öcalan estaba convencido de que “el Estado paralelo interviene y des­ truye [todos nuestros intentos de paz]”,25 también reclamó que “las sugerencias del Estado paralelo de eliminar [al pkk] están engañando [al akp]; suponen que estamos indefensos”.26 Las negociaciones de junio y julio se verificaron mientras las protestas del Gezi sacudían al país y el centro de la movilización era brutalmente reprimido en Es­ tambul. La posible colaboración del bdp y su construcción de alianzas con los manifestantes y progresistas turcos se volvió un debate público enormemente controvertido en los medios turcos y durante las negociaciones en İmralı. Por lo tanto, durante las reuniones siguientes se decidió que se formaría un nuevo par­ tido político, el hdp, que buscaría cumplir con los prerrequisitos del proceso de paz y acogería a los segmentos progresistas de la población turca. Casi todos los miembros del equipo de negociación en İmralı, que eran miembros del bdp, se volvieron funcionarios del nuevo partido, colaborando efectivamente con la iz­ quierda turca no nacionalista.27 Para agosto de 2013 Öcalan estaba frustrado, puesto que el gobierno del akp, en el ámbito nacional, estaba claramente renuente a otorgar las garantías legales

22 Ibid., p. 110. 23 Ibid., p. 123. 24 Ibid., pp. 125-130 passim. 25 Ibid., p. 126. 26 Ibid., p. 127. 27 La mayoría de estos funcionarios del bdp-hdp están actualmente presos luego de los decretos que siguieron al Estado de emergencia instalado después del abortado golpe de Estado de julio de 2016.

180 El espectro de la violencia en forma de un ex aliado gubernamental que había exigido y, en el terreno regional, se inclinaba hacia posiciones en contra de los intereses de los kurdos en Royavá, Siria. Aunque estos dos asuntos son, sin duda, preocupaciones muy serias en la política kurda, Öcalan comenzaba a notar que el régimen del akp estaba manipulando su posición. En varias ocasiones de­ clara que no es un “instrumento” en manos del gobierno y que su liderazgo, se suponía, era estratégico28 y no un objeto de manipulación. Su liderazgo es el único acto racional y estratégico para ponerle fin al conflicto armado y lograr una solución pacífica, igual que afirmar el poder dela kp frente a todas las fuerzas que desafían a este partido democráticamente electo. Öcalan sostiene que, “[si yo fui un instru­ mento] sólo lo hice para que gente joven no muriera. Pero a partir de ahora mi papel será estratégico, lo que implica, por lo menos, lo mismo que ser primer mi­ nistro, presidente o jefe de Estado”.29 Considera que su papel es esencial para traer la paz y eliminar, al mismo tiempo, el efecto de la infiltración delCemaat en el gobierno y las estructuras estatales. Así, establece una relación cercana entre el Ce­ maat y la posibilidad de terminar con el conflicto armado. Para entonces, la gente en Turquía, concentrados y emocionalmente involucrados en el proceso de resolu­ ción, aún no habían sido informados de tal tensión dentro del poder gobernante. Para la reunión de septiembre de 2013, Öcalan estaba claramente al tanto de que el gobierno del akp no tenía la intención de compartir el poder o reformar el Estado para establecer una asociación entre iguales con el pkk. Manifiesta su hartazgo des­ pués de años de diálogo y afirma que lo que debe verse es acción en forma de legis­ lación reformadora.30 Sostiene: “logramos eliminar la violencia, pero ahora debemos llenar los vacíos legales”.31 Reitera firmemente que elCemaat es la fuerza que actúa en contra del fin de la violencia: “ElCemaat es el único que opera el Estado paralelo; ellos [nos] están llevando a la fuerza hacia la inevitabilidad de la violencia”.32 Define el Estado paralelo como la única formación dentro del Estado que lleva la violencia a las negociaciones al vaciar el proceso de su esencia y, por lo tanto, advierte al funcionario de gobierno que está presente en las reuniones:

Respetuosamente, señor funcionario, por favor tome nota, esto es de gran importancia: por este medio hemos documentado y demostramos lo que he dicho todo este tiempo. Si usted no puede impedir estos engaños [las excusas falsas con las que el Cemaat y las fuerzas especiales

28 A. Öcalan, op. cit., pp. 124, 126 y ss. 29 Ibid., p. 127. 30 Ibid., pp. 139-141. 31 Ibid., p. 143. 32 Ibid., p. 145.

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arrestaron a los miembros del kck y el bdp], no puede detener al Estado paralelo. Entonces, ¿cómo podremos continuar con este proceso de paz? [...] Si Fethullah Hodja ha dicho tales cosas, significa que ya han tomado control del Estado. Pueden llegar hasta aquí en cualquier momento. Ellos tienen a Estados Unidos, ¿qué tenemos nosotros? Termine con este Estado paralelo y nosotros terminaremos con las guerrillas. Mientras estén aquí, ¿qué podemos lograr?33

En la reunión de octubre, define a laCemaat como una organización horrori­ zante, cuyas acciones pueden seguir concentrándose en ciertas ciudades,34 leyendo ciertos periódicos35 y observando los actos de algunos funcionarios de seguridad de alto nivel, en especial en las ciudades kurdas.36 Afirma convincentemente que no fue la Organización de Inteligencia Turca (mit), sino el Cemaat el que llevó a cabo las operaciones en contra del kck. Así, Öcalan había estado haciendo refe­ rencias implícitas ocasionales a su contacto cercano con el líder del mit como su contraparte en las negociaciones.37 Señaló “la diferencia entre el Estado paralelo y el gobierno oficial”, sugiriendo que fue elCemaat quien cometió numerosas atro­ cidades en contra de activistas y civiles kurdos: “ay, cómo desearía poder haber escrito un libro sobre esto. El Estado paralelo es un fenómeno secreto. Por ejemplo, el asesinato de Sakine [en París], el de Savaş Buldan, las evacuaciones de los pue­ blos, el incendio del mercado en Cizre, estas operaciones recientes en contra del kck […] Pueden haberse infiltrado también en elp kk, aunque cada vez obtienen menos y menos”.38 Identifica a tres actores en el proceso de negociación: la administración del akp, el Estado paralelo y los políticos y líderes civiles kurdos del kck y afirma que el akp debe ser claro en la elección de su socio, puesto que uno busca la violencia y el otro busca la paz.39 De acuerdo con Öcalan, como se había vuelto un patrón en la política turca, había un golpe de Estado pendiente en contra del akp. Sugie­ re que “existe una disputa entre un golpe al estilo de Fethullah [el Cemaat] y uno de inspiración kemalista [la vieja guardia ultranacionalista]”.40

33 Idem. 34 Ibid., p. 160. Urfá se identifica como una de ellas. 35 Ibid., p. 154. Señala los periódicos Taraf (liberal de izquierda) y Zaman (intelectual, religioso). Ambos fueron prohibidos después del 15 de julio de 2016 y aún no es posible tener acceso a sus archivos digitales. También nombra especialmente a dos periodistas, Emre Ulsu y Mehmet Baransu, que ahora se encuentran en el exilio autoimpuesto y en la cárcel, respectivamente. 36 Específicamente Diyarbakir y Siirt, y numerosas operaciones de drogas llevadas a cabo por fuerzas de segu­ ridad locales. 37 A. Öcalan, op. cit., p. 155. 38 Ibid., p. 153. 39 Ibid., p. 156. 40 Ibid., pp. 177-180.

182 El espectro de la violencia en forma de un ex aliado gubernamental

Mientras que los medios turcos continuaban enfocándose en la (im)posibilidad de la paz o de una solución, en la reunión de noviembre Öcalan advierte a las partes sobre un golpe de Estado inminente en contra del akp. De acuerdo con él, el gobierno de Erdogan se equivocaba estratégicamente en sus políticas regiona­ les (Siria, apoyar a los yihadistas y no a los kurdos) y nacional (ceder ante las de­ mandas del Cemaat que buscaban la violencia, en lugar de satisfacer sus exigencias de reformas a la legislación para terminar con la violencia).41 Casi diez días antes de que la tensión entre el Cemaat y el akp se volviera pú­ blica, los negociadores de İmralı se reunieron de nuevo el 7 de diciembre de 2013 e identificaron esta tensión como el tema más importante de la semana. Sin em­ bargo, los participantes no la abordaron, puesto que estaban más interesados en el posible papel democrático que el hdp estaba por tener en el proceso. Öcalan afirma que ela kp y la política kurda debían “establecer sus intereses comunes ante el Estado paralelo”.42 De otra forma nadie, ni siquiera el pkk, podría controlar el caos que resultara internamente y en la región. Revela que había informado de esta expectativa a Hakan Fidan, el líder de inteligencia que había estado involu­ crado de cerca en el proceso de negociación. De manera similar, mientras los medios discutían ampliamente sobre el Cemaat, el equipo no incluyó este tema en su agenda en la reunión de enero de 2014. Como en la reunión anterior, su preocupación principal eran las expectativas del hdp, que se entendía ahora como una contraparte legítima y efectiva en las negociaciones políticas. Mientras el hdp se vuelve un actor político fundamental, en la reunión de febrero de 2014 le reportan a Öcalan que el encargado del servicio de inteligencia, Fidan, les había indicado que el Cemaat y los nacionalistas que habían infiltrado las estructuras estatales fueron quienes llevaron a cabo los asesinatos contra los líderes del pkk (en París) y civiles kurdos (en Roboski) durante las negociaciones.43 Sin embargo, las partes no están convencidas de que el servicio de inteligencia no estuviera involucrado o hubiera sido sincero sobre estos incidentes. Öcalan se refiere al involucramiento directo de un miembro de uno de los partidos ultrana­ cionalistas de derecha en el asesinato en París, implicando así al Cemaat de mane­ ra directa.44 La asociación negociada entre el servicio de inteligencia y los políticos kurdos en este punto no estaba basada en la confianza, sino en la sospecha mutua.

41 Ibid., pp. 182-184. 42 Ibid., p. 198. 43 Ibid., p. 231. 44 Ibid., p. 233.

183 Kumru Toktamis

El 9 de marzo de 2014, Öcalan proclama que la política kurda no había logra­ do distanciar a Erdogan del Cemaat:

Le dije que hay una moción dinámica hacia un golpe de Estado; tenga precaución, protéjase, hay un gran juego aquí. La historia ha probado que tengo razón. Esta misma mesa impidió el golpe de Estado. Ahora, tomaron control por completo del primer ministro, atándolo [a sus propios intereses]. Lo más reciente que quisieron fue la dirección del servicio de inteligencia y la oficina de Kurdistán. Querían capturar y controlar el Estado por completo. Ya controlaban el poder judicial, la policía, los clubes de futbol. ¿Por qué y cómo sucedió esto? Porque el mit fue el equipo que estuvo negociando con nosotros durante los últimos cinco años. Si ellos [el Cemaat] hubieran tenido éxito, si el Hodja [Gülen] hubiera llegado a Ankara como lo hizo Jomeini, habría habido un oscuro fascismo, igual que en Irán, destruyendo toda oposición, como en Irán.45

En la reunión de abril de 2014, Öcalan estaba irritado por la publicación de grabaciones suyas en conversaciones con otros presos; “¿ahora qué es esto? ¿Es el Cemaat o el otro Estado profundo? Ya no veo la diferencia […] Tampoco creo que el primer ministro [Erdogan] o el señor Fidan sean capaces de protegerse; también están siendo grabados”.46 Para entonces, los bloques de poder dentro del Estado turco que suponían desafíos para la administración del akp, fragmentado y en competencia, parecían haberse establecido como una preocupación común para todas las partes involucradas en las negociaciones. En una reunión sin fecha, que se produjo entre el 26 de abril y el 26 de junio de 2014 [lo más probable es que haya sido en algún momento de mayo de ese año], Öcalan identifica una vez más alCemaat como el promotor de la violencia:

El Cemaat de Gülen siempre quiso llevarnos a la guerra. Cada arresto del kck era un llamado a la guerra. Había llamadas invitando al pkk a una horrible guerra [sus periodistas, como] Emre Uslu siempre hacía lo mismo. Todos ellos hicieron esto. Si no podemos identificar y llegar a una solución con respecto a quienes arrastran a las dos partes ciegamente a la guerra, nunca tendremos éxito. Ahora estamos atestiguando una nueva formación paralela. Se está organizando una nueva formación paralela.47

En la última reunión en la prisión de İmralı, el 14 de marzo de 2015, Öcalan, en su estilo característico de autopromoción, clarifica su papel y los vínculos cer­ canos del akp con el Cemaat:

45 Ibid., p p. 264-265. 46 Ibid., p. 274. 47 Ibid., p. 305.

184 El espectro de la violencia en forma de un ex aliado gubernamental

Si siguiéramos al akp, los sucesos subsecuentes destruirían al akp. Cuando comenzamos a hablar sobre el Cemaat aquí, cuando el Cemaat estaba contando los días para un golpe de Estado, yo había dicho que los tomaba muy en serio. Cuando no se hablaba de cosas como formaciones paralelas, yo lo había mencionado aquí. Aquellos eran los días en los que Erdogan era el mejor amigo del Cemaat […] Aquéllos eran los días en los que el akp no dejaba que nadie hablara mal de su aliado. Por eso yo insistía. Porque ellos no sólo estaban organizados en la policía; controlan 10 por ciento del ejército […] Mi impresión es que la fuerza organizada en el ejército se está escondiendo muy bien. Esos poderes están operando activamente y van a utilizar esa fuerza. Afirmé lo mismo cuando me reuní con funcionarios del gobierno aquí. Ela kp estuvo aliado con ellos durante diez años. Ellos son quienes llevaron a cabo los arrestos del kck y acciones similares.48

Se posiciona de nuevo como la única esperanza del akp ante un golpe de Es­ tado y advierte a otros: “Selahattin [Demirtaş] y el hdp no pueden ser instrumen­ tos del Cemaat. No somos agentes subjetivos ni hombres de Gülen, no nos utilizarán como instrumentos”.49 Para concluir, las 478 páginas de minutas de las reuniones entre Öcalan y los políticos kurdos a lo largo de dos años revelan la presencia espectral del Cemaat en el proceso de paz o resolución. Decididamente es imposible saber con certeza si el concepto del Cemaat se utilizó como una moneda de cambio mientras se negocia­ ba la paz o si constituyó un proceso auténtico de reafianzamiento dentro de los bloques de poder del Estado turco. Lo que resulta claro es que mucho antes de que la administración del akp vituperara públicamente al Cemaat, el liderazgo y los kurdos estaban plenamente conscientes de la amenaza que suponía para el proce­ so de paz. Esto se volvió más evidente en el ataque de Roboski a civiles inocentes en diciembre de 2011,50 luego del asesinato de los cofundadores del pkk en París en enero de 201351 y especialmente en los arrestos recurrentes de políticos civiles kurdos, acusados de ser colaboradores del pkk.52 Con toda certeza, todos estos incidentes son responsabilidad directa del Estado turco. Sin embargo, el partido gobernante, el akp, entonces y ahora, afirma que estas atrocidades fueron cometi­ das por un Estado paralelo que se ha infiltrado en las estructuras gubernamentales y las minutas de İmralı dan cuenta de eso. Independientemente de que el Cemaat haya sido el palo y el akp la zanahoria, en el momento de las negociaciones de paz,

48 Ibid., p. 443. 49 Ibid., p. 445. 50 véase http://www.bbc.com/news/world-europe-16352388 51 véase http://www.bbc.com/news/world-europe-20968375 52 véase http://www.jadaliyya.com/pages/index/3047/turkish-politics-kurdish-rights-and-the-kck-operat

185 Kumru Toktamis el espectro del Cemaat indicaba la omnipresencia de la violencia estatal durante las conversaciones que buscaban una resolución. Es posible que la razón por la cual los políticos kurdos ya estaban alertas y preocupados por el papel del Cemaat también esté relacionada con que, mientras el resto de la sociedad turca percibía esta congregación religiosa como una orga­ nización de la sociedad civil y de sus líderes como aliados legítimos del gobierno, los kurdos ya experimentaban su presencia en las fuerzas de seguridad como una fuente de violencia. El Cemaat tenía una actitud antikurda y antipkk firmemente establecida desde la década de 1980. Esto se volvía cada vez más claro con las operaciones contra la Asociación de Comunidades del Kurdistán (kck) desde 2009 y la desconfianza de la población local hacia ciertos jefes de seguirdad en la región. Asimismo, sus intentos por establecer organizaciones de la sociedad civil que compitieran con aquellas que son afines alp kk, o al menos con la política autó­ noma kurda, era parte de un elemento bien conocido y notado de las políticas tradicionales del Estado turco en la región. Así, no resulta sorprendente que los políticos kurdos estuvieran al tanto del Cemaat mucho antes de que el pueblo turco lo estuviera. Como se hizo evidente para los políticos kurdos al cabo de un par de meses de negociaciones en İmralı, el objetivo del akp no necesariamente era lograr la paz, sino sólo encontrar una solución para el desarme del pkk. Por su parte, al insistir en las reformas legales, los políticos turcos intentaban al menos establecer una si­ tuación de no violencia. Tales negociaciones mostraron la existencia de una ruptu­ ra aún más grande dentro del Estado turco. En el proceso, el akp perdió a su aliado más confiable, mientras que las poblaciones kurda y turca en Turquía perdieron la oportunidad de coexistir pacíficamente. Ahora, además de Öcalan, de civiles del pkk y kck cautivos, numerosos líderes del hdp —incluyendo a Demirtaş— se encuentran presos luego de una insurrección que, se dice, fue organizada por el antiguo aliado y posterior enemigo número uno del gobierno del akp. Decenas de miles de personas perdieron su empleo y fueron encarceladas por estar asociadas al Cemaat, además de los relativamente pequeños grupos de individuos conocidos como Académicos para la Paz, cuya oposición al régimen del akp y al Cemaat está firmemente establecida. La violencia nacional y regional continúa, en tanto que cualquier probabiliad de paz —o, al menos, de no violencia— ha desaparecido para un largo periodo, puesto que todos los actores armados están profundamente invo­ lucrados e interesados en las guerras regionales en Siria e Irak.

186 Historia y literatura Zaré y kurdos yazidíes La representación de los kurdos en dos películas armenias soviéticas*

Artsví Bakhchinyán** Academia de Ciencias de Armenia

La historia de las relaciones culturales entre los armenios y los kurdos muestra una variedad de hechos interesantes. La historia de la relación de las culturas kurda y armenia se remonta al Imperio Otomano y la Armenia soviética y llega hasta años recientes, con la formación de la República de Armenia. En la época del Imperio Otomano, las relaciones entre armenios y kurdos se caracterizaron por un conflic­ to continuo; la naturaleza de tales relaciones, sin embargo, era pacífica en Arme­ nia. Los kurdos consideran a Armenia como el país con las mejores bases para la protección de su identidad nacional. Durante más de setenta años, los armenios han tenido la posibilidad de gozar de una estructura estatal dentro de las fronteras del amplio Imperio Soviético y de promover la cultura de una de sus minorías étnicas: los kurdos. Los kurdos armenios tienen un programa de radio en kurdo y un periódico en ese idioma, llamado Rya Taza [Nuevo Camino, hasta 2003 en que cerró por problemas económicos]; además, un grupo kurdo en el Sindicato de Escritores Armenios estuvo a cargo de revisar los contenidos en kurdo de un almanaque anual. Los kurdos de Armenia tienen también organizaciones nacio­ nales propias (el comité Kurdistán, la Comunidad Kurda de Armenia). Nu­ merosos artistas e intelectuales armenios han jugado un papel central en el desarrollo cultural de una nación kurda imaginaria en campos como la literatura,1

* una versión de este ensayo se publicó en Müjde Arslan (ed.), Kürt Sineması: Yurtsuzluk, Sınır ve Ölüm, Es­ tambul, Agora Kitaplığı, 2009, pp. 40-55. Esta ensayo en español es traducción de la versión publicada en inglés en Cinergie 7, marzo de 2015, pp. 105-111. Traducción del inglés de Agnes Mondragón Celis. ** Doctor en filología por el Instituto de Literatura de la AcademiaN acional de Ciencias de la República de Armenia. Nació y reside en Ereván, donde es investigador en el Instituto de Historia de la Academia de Ciencias. Autor de más de diez libros sobre temas de historia cultural, cine y biografías. 1 Ya en 1872, Soghomon Yeghiazaryan, un estudiante de Ereván en Tiflís, había elaborado la gramática del kurdo y ajustado el alfabeto armenio al idioma kurdo (véase el periódico Mshak, 14 de septiembre de 1872),

187 Artsví Bakhchinyán la traducción,2 la música3 y el teatro.4 Tal agitación intelectual ha creado una forma ficticia de folclor kurdo que se ha manifestado en diversas expresiones ar­ tísticas y ha generado héroes kurdos, bien representados en la literatura,5 el teatro, la pintura y el cine. Las primeras películas que representaron a los kurdos armenios se produjeron en Rusia en la década de 1910. El primer largometraje sobre kurdos armenios se tituló Bajo el yugo kurdo (Pod vlasyu kurdov) —también conocido en Europa como La tragedia de la Armenia turca— y fue filmada por el director ruso A.I. Minervin en 1915. Desafortunadamente, a pesar de su relevancia histórica, esta película se ha perdido. Sin embargo, algunos documentos de su producción y fotogramas han sobrevivido. Esta película se produjo en octubre de 1915. El actor armenio Bayatov hizo el papel del protagonista. La trama de esta película narra el destino de una joven armenia que fue aprehendida por los kurdos y confinada en un harén. Su prometido la libera y ambos se unen a una milicia armenia.6 Esta pe­ lícula presenta a los kurdos como rivales de los armenios. El título Bajo el yugo kurdo implica cierta inconsistencia: de hecho, Armenia, luego de haber sido de­ rrotada por los otomanos, vive bajo su yugo (y no el de los kurdos) durante seis siglos. Sin embargo, como lo ha registrado la historia, las relaciones entre arme­ nios y kurdos han estado marcadas por sucesos críticos y oscuros. Los beks (prín­ cipes) kurdos sometieron a campesinos armenios con una opresión cruel; numerosos kurdos se aliaron con gobernantes turcos en el proceso del genocidio armenio entre 1915 y 1923.7

un hecho que sigue siendo desconocido. También es importante reconocer la actividad cultural del escritor y traductor armenio Armenak Genjetsyan (1904-1945). Fue el primer editor en jefe de Rya Taza, el perió­ dico en kurdo de Armenia. Escribió cuentos cortos en kurdo bajo el pseudónimo Jardoye Genjo e hizo tra­ ducciones del armenio y ruso al kurdo. Genjetsyan también fue director del teatro kurdo en Alagyaz. 2 un orientalista de Irán de extracción armenia-inglesa, el doctor James Grienfield (1873-1939) tradujo varias partes de la Biblia al kurdo. 3 El compositor armenio Komitás (1869-1935) estudió música kurda y escribió extensamente sobre ella. En 1903 publicó K’rdakan yeghanakner [Melodías kurdas] en Moscú, que incluye una canción a capella en kurdo y transcripciones en armenio y latín. Otro compositor armenio, Allan Hovhannes (1911-2000), produjo nuevas versiones de canciones kurdas. 4 Entre 1937 y 1947 hubo un teatro kurdo en Aparán. En 1975 se organizó un teatro amateur kurdo en Alagyaz. Sobre este tema véase H. Hovakimyan, Ejer Hayastani adrbejanakan yev qrdakan tatronneri patmu­ tyunic [Páginas de la historia de los teatros azerí y kurdo en Armenia], Ereván, Editorial Ereván, 1976. 5 numerosos escritores armenios (Jachatur Abovián, Raffí, Vrtanes Papazyan, Hovhannes Tumanian, Avetik Isahakyan, Stepán Zoryan, Hovhannes Shiraz, Vakhtang Ananyan y Mkrtich Armen, entre otros) escribie­ ron obras con héroes kurdos. 6 vv.aa., Kinematografija Armenii [El cine de Armenia], Moscú, 1962, p. 6-8 (en ruso). 7 Sobre este tema véase Karo Sasuni, Kũrt Ulusal Hareketleri ve Ermeni-Kũrt Iliskileri (15 y. y. dan günümüze), Estocolmo, Orfeus, 1986.

188 Zaré y kurdos yazidíes: La representación de los kurdos en dos películas armenias soviéticas

Zaré La representación de la cultura kurda ha sido central en el cine armenio desde sus orígenes mismos (en la década de 1920), y fue, al mismo tiempo, una elección artística y una responsabilidad social e histórica. El primer largometraje armenio dedicado a la cultura kurda se llamó Zaré y lo dirigió Hamo Beknazaryan en 1926.8 La historia se inspiró en el texto Zaré, escrito por el autor armenio Abé Lazo.9 En la trama, una historia de amor romántica se entrelaza con temas sociales. Las ac­ ciones de la película se desarrollan con el trasfondo de la primera Guerra Mundial y narran la opresión de los kurdos y los conflictos de clase. De acuerdo con el crítico de cine Surén Hasmikyan, Zaré —además de la película que le siguió, Khaspush, dirigida por Beknazaryan en 1927— demostró que a los directores de cine armenios no sólo les interesaba relatar sus problemas nacionales, sino que también tenían compasión con otros grupos étnicos que experimentaban cruel­ dades similares. Suren Hasmikyan escribió:

Estas películas se percibieron como conceptuales, representando un “este sin adornos”. En contraste con las películas orientales, que describen Asia como una tierra de maravillas exóti­ cas y horrores, las películas armenias tempranas reflejan la realidad de la vida y revelan el este como un nudo de contradicciones, en el que las cadenas de la esclavitud y las costumbres es­ tancadas comienzan poco a poco a romperse.10

8 Beknazaryan está considerado como el pionero del cine armenio. Antes de Zaré, filmó tres largometrajes en Georgia y uno en Armenia, llamado Namus. Este último fue el primer largometraje armenio que se mostró con éxito en la Unión Soviética y el extranjero. Algunos académicos kurdos sostienen que Hamo Beknazar­ yan era kurdo, por su nombre, Hamo, y la raíz “bek” en su apellido. En realidad, los Beknazaryan son arme­ nios: el nombre Hamo es una versión abreviada del nombre armenio Hambardzum (Asunción) y la raíz “bek” existe también en otros apellidos armenios. 9 Ghazaryan (1864-1926), una figura cultural activa entre los kurdos y los yazidíes en el Cáucaso.N ació en Gavar, en el pueblo de Nor Bayazet en Armenia y murió en Ereván. Especialista en lenguas caucásicas, fue el fundador del primer internado kurdo en Tiflís. Organizó cátedras públicas sobre los kurdos y puso en escena obras de teatro en kurdo entre 1921 y 1922. Apenas un año después de comenzar a formar parte de la Unión Soviética, el gobierno armenio abrió ocho escuelas kurdas y comisionó a Lazo para crear el nuevo alfabeto kurdo. Abé Lazo había escrito estudios sobre los yazidíes —El pueblo yazidí y su epopeya—, cuentos cortos en kurdo y armenio sobre temas kurdos —La obligación de la niña, Jebri, Aso y Haso, Sayran— y obras teatrales —Gostil, Ghalan y Javharé Aghli—. Compuso un diccionario kurdo-armenio. Además, Lazo do­ cumentó y creó nuevas versiones de obras del folclor yazidí [Malaki Tauz, Khazu], compuso y publicó el libro de kurdo elemental, Shams, en 1921, y el manual para adultos Sor Usder. Estos libros hicieron desapa­ recer el analfabetismo entre los kurdos soviéticos y produjeron los primeros intelectuales kurdos. Su archivo se preserva en el Museo Estatal de Literatura y Arte en Ereván. 10 Suren Hasmikyan, “Armenian Cinema: A Biographical Sketch”, en Susanna Harutyunyan y Mikayel Stam­ boltsyan (eds.), Armenian Cinema Catalogue 1924-1999, Ereván, Editorial Erevan, 2001, p. 4.

189 Artsví Bakhchinyán

Zaré se basó en una ideología y estética nuevas. Como Beknazaryan escribió en sus memorias, las películas alemanas sobre el Oriente le permitieron entender cómo no debían producirse filmes con tramas orientales:

El minarete de la muerte [Minaret smerti],11 Abrek Zaur12 y Nataela13 no fueron más allá de las “muestras” exóticas extranjeras. Buscaban la belleza externa: terciopelo, brocado, sorbete, rahat lakoum y hookahs, concubinas vestidas con velos y murmullo de fuentes. Debemos recha­ zar todo eso. La audiencia soviética ha madurado tanto que la gente ya no tolera esa “merme­ lada del este”. El Oriente presoviético era oscuro y poco atractivo en su realidad brutal. Andrajos en lugar de brocado, cabañas pobres en vez de palacios y harenes, mujeres trabaja­ doras en lugar de concubinas […] el despotismo de gobernantes poderosos y el desamparo de gente pobre en lugar de los placeres del amor y el anhelo de aventuras, la poligamia para ob­ tener fuerza de trabajo barata. Ésta era la verdad de la vida en el Oriente.14

Beknazaryan estaba consciente de tal generalización cuando decidió producir su película. De acuerdo con sus memorias, los kurdos eran:

Una nación que no poseía su propio alfabeto en esa época y sobre la cual sabemos muy poco. Debí estudiar las costumbres y hábitos de las diferentes tribus kurdas (los bruks, zukris, hasanis, jelalis y jhangiris, entre otros). Para conocer sus creencias, relaciones sociales y compromisos de forma exhaustiva, investigué sobre los siguientes temas: 1. Creencias: Dios, Satanás, santos, profetas. 2. Roles sociales: el-bek, bek, sheij, sirvientes, brujo-doctor, hechicero. 3. Profesiones: zapatero, peluquero, juglar, pastor, granjero, jinete. 4. Familia, clan: marido y mujer, poligamia, harén, novio (el día de su boda), prometida, hija, parientes, casamentera, viuda, dote. 5. Contactos públicos: patria, país extranjero, amistad, huésped, vecino, relación, enemigo, venganza. 6. Religión y moralidad: fe, cielo e infierno, rezo, el bien y el mal, hospitalidad, demanda legal, vergüenza, compasión, envidia, honor. 7. Ritos: nacimiento, circuncisión, boda, muerte, banquete funerario, aflicción, enfermedad.

11 Película soviética de Viacheslav Viskovsky, filmada en 1925. 12 Película soviética de Boris Mikhin, filmada en 1926. 13 Película de Hamo Beknazaryan, producida en Georgia en 1925. El director es muy crítico de su obra, ha­ biendo escrito que “claramente sabía a sorbete y rahat lakoum”; véase Hamo Beknazaryan, Husher derasani yev kinorezhisyori [Memorias de un artista y director de cine], Ereván, 1968, p. 135. De hecho, la parte “exótica” no es prevalente en la película. El exotismo actúa sólo como una leve estilización para representar el contras­ te entre dos mundos opuestos (el rico y el pobre). Aunque la trama de Nataela es ingenua y artificial, la importancia del análisis social en la película es innegable. 14 Hamo Beknazaryan, op. cit., pp. 150-151.

190 Zaré y kurdos yazidíes: La representación de los kurdos en dos películas armenias soviéticas

8. Relaciones con la naturaleza, agua. 9. Concepciones del mundo. 10. Costumbres.15

Esta lista muestra el nivel de sofisticación y consideración de Beknazaryan al trabajar en su nuevo proyecto. En primer lugar, Beknazaryan y su equipo estu­ diaron una variedad de materiales folclóricos en la biblioteca pública de Ereván, pero no lograron encontrar mucha información. Posteriormente organizaron tres expediciones para explorar las diversas ubicaciones de los kurdos nómadas. En sus memorias, Beknazaryan describe la hospitalidad “extrema” de los kurdos, que siempre ofrecieron lavar los pies de sus huéspedes y quisieron alimentarlos con un suculento borrego asado aunque no estuvieran hambrientos. Los kurdos estaban entusiasmados por conocer la razón que llevó a Beknazar­ yan a llevar a cabo esos viajes. Como él mismo documentó, los kurdos solían decir: “La gente cree que somos bandidos […] por favor muestre en el cine que somos gente nómada pobre que trabaja el día entero”.16 Beknazaryan estudió la vida diaria del pueblo kurdo, compró numerosos trajes típicos y objetos y comenzó a prepararse para la filmación de la película. Los campesinos kurdos participaban en la grabación como extras. Como Bek­ nazaryan escribió, “resultó que eran actores bastante capaces. Mostraron ser parti­ cularmente buenos cuando debían mostrar su odio contra los beks y sheijs/ (en aquella época aún no los expulsaban, pero sentían que su gobierno estaba por llegar a su fin)”. De acuerdo con sus memorias, en ocasiones estos extras kurdos reaccio­ naban negativamente ante lo real de algunas escenas, como la que representaba la exposición de la novia a la vergüenza pública. En aquel tiempo, los kurdos aún tenían la costumbre de deshonrar públicamente a las novias no vírgenes, pintán­ doles la cara de negro y llevándolas de vuelta a la casa de sus padres sentadas de espaldas en un burro. Durante la grabación de esta escena, una mujer kurda “faná­ tica” no entendió que se trataba de una escena actuada y comenzó a gritar: “¿Qué esperan? ¡Escupan en la cara de esta prostituta!” y escupió en la cara de la actriz. Resultó difícil para el equipo de cámara calmarla y explicarle la situación.17 Otros incidentes similares ocurrieron durante la filmación. Algunas madres kurdas, viendo una escena en la que soldados heridos e inválidos eran bienvenidos

15 Ibid., p. 151. 16 Ibid., p. 152. 17 Ibid., p. 153.

191 Artsví Bakhchinyán de vuelta por su pueblo, comenzaron a llorar, puesto que muchas de ellas perdie­ ron a sus hijos durante la primera Guerra Mundial. Algunas escenas requirieron que el equipo de cámara, guiado por kurdos, caminara 50 kilómetros e incluso escalara el monte Aragats. Beknazaryan escribió que Zaré se mostró en el cine en 1926, un año después de la famosa película de Eisenstein, El acorazado Potemkin (1925). En su diario, el director elogia el método de Eisenstein:

En su maravillosa película, Eisenstein valientemente utiliza no sólo a actores, sino también a gente sin vínculos previos con el teatro o el cine, pero cuyas apariciones satisfacen su visión artística en ciertas escenas […] En Zaré me vi obligado a hacer lo mismo. Lejos de la ciudad, en las montañas, a menudo era bastante difícil para nosotros contratar a actores famosos. En esos casos, para no detener la grabación, debimos involucrar a personas locales o a actores “ocasionales”. Así, el fotógrafo Melik-Aghamalyan, que era parte de nuestro equipo de cáma­ ra, actuó con éxito el papel de un sheij kurdo. Filmar la vida de los kurdos tuvo una importan­ cia fundamental para mí. Como ya he mencionado, muchos de ellos resultaron ser buenos actores. Sin embargo, esto no es enteramente correcto. Innegablemente, no requerimos una “reencarnación” artística de los pastores kurdos. Mi objetivo era retratarlos de la forma más naturalista posible. Para hacerlo, debimos recrear las condiciones en las que estos “intérpretes” pudieran ser ellos mismos. Resulta claro que no estaban “actuando”: las mujeres que escupie­ ron en la cara de la actriz, además de las dos madres que sufrieron un ataque de histeria frente a los soldados heridos, simplemente estaban viviendo sus emociones verdaderas. Esto no sólo fue cierto en el caso de los personajes kurdos. Por ejemplo, incluso Z. Guramishvili, el oficial de policía zarista encargado de los asuntos kurdos, participó en la película como él mismo. ¿Quién, sino él, podría presentar de manera acertada la gama entera de relaciones entre la policía zarista y los kurdos? Recuerdo que cuando aún estaba en Ereván vi a un hombre bien parecido, enormemente orgulloso de su largo bigote […] Intenté convencerlo de actuar en la película. Finalmente accedió con dificultad.N o requerí nada de él más que se representara a sí mismo de manera natural. Y en eso fue enteramente exitoso.18 La experiencia de trabajar con actores no profesionales en Zaré resultó ser útil para Beknazaryan. De hecho, el director hizo elecciones similares con respecto al elenco para sus películas siguientes, Khaspush (que representaba la lucha de los pobres en Irán en contra de los opresores) e Igdenbu (filmada en 1930, sobre la tribu chamánica nanay en el extremo este de Rusia). Zaré también constituyó una experiencia importante para los actores involu­ crados. Para el papel principal (Zaré), Beknazaryan eligió a Maria Tenazi (Mariam

18 Ibid., p. 154.

192 Zaré y kurdos yazidíes: La representación de los kurdos en dos películas armenias soviéticas

Tadevosyan), una actriz armenia que previamente sólo había tenido un papel pequeño en una película georgiana. Obtuvo popularidad gracias a la película, pero desafortunadamente murió de tuberculosis pocos años después de su estreno, habiendo actuado sólo en tres películas. Hrachya Nersisyan, un famoso actor ar­ menio de teatro que había actuado en Namus —el primer largometraje armenio dirigido por Beknazaryan en 1925— y en Zaré mostró de nuevo ser un actor de cine cualificado. Zaré se filmó en un mes y dieciocho días, un tiempo récord para la época. Se proyectó por primera vez el 31 de enero de 1927. De acuerdo con las memorias de Beknazaryan, “cuando proyectamos la película para los kurdos, las personas pobres exclamaban tau! [¡bien!] con admiración. Por su parte, los representantes de grupos adinerados, especialmente los beks, dieron la espalda a la pantalla, ex­ presando así su desaprobación”.19 La película también se exhibió en Moscú y en otras ciudades grandes de la Unión Soviética. Después de ver Zaré, Stalin declaró: “A partir de ahora, sólo los armenios deberían producir películas sobre la vida de la gente del este, dado que son incomparables en ese ámbito”.20 La película se proyectó también fuera de la Unión Soviética. En febrero de 1931, se mostró en la sala de cine soviético en la ciudad de Nueva York. El precio de los boletos fue de 1.75 dólares.21 La prensa armenia en Estados Unidos mencionó lo siguiente:

En Zaré, Armenkino [la productora estatal de cine en Armenia] se ha acercado a la perfección. La vida diaria de los kurdos yazidíes de la Armenia soviética, primitivos, simples […] se presenta de forma bella y encantadora. Los personajes son tan completos, las escenas tan natu­ rales y la trama entera tan bien desarrollada que uno siente como si estuviera entre la multitud que ve en la película. Uno desea ser parte de ella, vivir la vida cotidiana de estos primitivos pastores […] Los espectadores ven Zaré con particular placer, puesto que el mal y el crimen son derrotados, los villanos vencidos y la pareja enamorada, la bella Zaré y el pastor Saydo, logran su objetivo luego de distintas aventuras […] Todo termina como en un hermoso cuen­ to de hadas y los espectadores se van a casa con un corazón tranquilo, envidiando a Saydo, que es mucho más feliz que los inmortales en el cielo.22

Es difícil estimar la importancia histórica de Zaré. No sólo es un documento etnográfico, puesto que la representación de la identidad étnica y la vida cotidiana

19 Ibid., p. 156. 20 Anónimo, “Zare”, Baikar Daily, Boston, 13 de febrero de 1931. 21 véase el anuncio en Baikar Daily, 14 de febrero de 1931. 22 Anónimo, “Zare”, Baikar Daily, Boston, 13 de febrero de 1931.

193 Artsví Bakhchinyán de los kurdos yazidíes no es un fin en sí mismo. Como el crítico de cine Karen Kalantar apuntó, Beknazaryan usó esta representación de las formas de vida del pueblo kurdo para resolver los problemas ideológicos que la película misma plantea, como aquellos relacionados con las representaciones “orientalistas”.23

Kurdos yazidíes La segunda película armenia basada en la representación del pueblo kurdo fue Kurdos yazidíes, dirigida por Amasi Martirosyan en 1932. Aunque Martirosyan no fue tan talentoso como Beknazaryan, Kurdos yazidíes tiene una forma única. Para representar la forma del pueblo kurdo yazidí, combina la ficción con el do­ cumental. La película sucede en los primeros días de la Unión Soviética y cuenta la historia del establecimiento de la agricultura colectiva en un pueblo kurdo en Armenia, concentrándose en los cambios que trajo ese evento a la vida de esta población nómada. Las primeras escenas de la película representan la vida de los kurdos yazidíes antes de que se establecieran las reglas de la Unión Soviética. El tiempo parece ser “inmóvil” en esta remota región montañosa. La gente es pobre y analfabeta, or­ deña a sus ovejas y la clase alta la explota constantemente. Los sheijs gobiernan a los campesinos, engañándolos al hacerlos firmar con sus huellas documentos que no pueden leer. Estos mismos sheijs también están a cargo de los servicios médicos en el pueblo, pero con frecuencia su incompetencia e indiferencia provoca la muerte de personas. Después de que se han impuesto las reglas soviéticas en la región, una maestra (la primera en Armenia) y un doctor llegan al pueblo. Así, dos realidades contras­ tantes se representan en la pantalla: un mundo tradicional de atraso, ignorancia y pobreza, opuesto a un mundo de conocimiento, emancipación, cultura, enten­ dimiento y racionalismo. Los campesinos yazidíes adultos comienzan a asistir a la escuela y a leer. Las mujeres empiezan a quitarse los yashmaks [tipo de velo] y gradualmente se emancipan. La película también muestra la resistencia de los viejos del pueblo, quienes dudan si su religión permite a los kurdos saber leer y escribir. Sin embargo, los personajes de la película carecen de profundidad psicológica y la trama misma no es original ni tiene una buena estructura: por ejemplo, la narración no logra explicar con claridad la relación entre la campaña en contra del

23 Karen Kalantar, A. Bek-Nazarov, Ereván, Editorial Erevan, 1973, p. 44.

194 Zaré y kurdos yazidíes: La representación de los kurdos en dos películas armenias soviéticas analfabetismo y la solución a todos los problemas sociales de los campesinos. Sin embargo, todos estos aspectos parecen ser de importancia secundaria, puesto que la originalidad de la película consiste en sus atributos expresivos. La cámara des­ cribe con detalle la vida de los kurdos yazidíes, yuxtaponiendo caras, acciones y objetos en primer plano. Habiéndose grabado sobre todo al aire libre, la película también recurre a las características dramáticas de los fenómenos naturales —por ejemplo, nubes que viajan rápidamente— para crear fuertes efectos emocionales. La película también es notable por sus elecciones de elenco. Aunque está com­ puesto por actores famosos y fácilmente reconocibles del teatro y el cine armenio de la época, en Kurdos yazidíes su estilo de actuación es completamente distinto de lo que el espectador armenio promedio estaba acostumbrado a ver. De hecho, la identificación de los actores con sus personajes es tan fuerte que ni siquiera parecen estar actuando. El director, autor y crítico británico-armenio Hovhanness I. Pilikian sostiene que la película de Martirosyan tiene el poder de un documental:

Mientras que la cuestión kurda, como la armenia, es uno de esos espinosos problemas inter­ nacionales que permanece irresuelto y es potencialmente peligroso para la paz mundial, es una sorpresa descubrir que los armenios han contribuido a su contexto humanitario. Habiendo ellos mismos apenas salido de un genocidio y una guerra civil, mientras se lamen sus propias heridas, los armenios no se olvidan de otros que también han sufrido […] La película tiene el gran mérito de documentar la vida y época del pueblo kurdo en un momento crucial de la historia, en el que el destino de su supervivencia en la familia cultural de las naciones estaba en proceso de decidirse.24

La película se mostró por primera vez en Ereván el 3 de enero de 1933. La premier en Moscú tuvo verificativo el 29 de septiembre de 1934. De acuerdo con el crítico de cine Sabir Rizayev, citado por Pilikian:

Los conflictos que se muestran en la pantalla en efecto existían entre personas reales, entre los espectadores mismos. Ha sucedido a menudo durante la primera proyección de la película que la audiencia ha reaccionado apasionada y vocalmente, agitando el puño en contra de éste o aquel episodio. La película es directa y con una calma impresionante presenta la destrucción de lo viejo, que parecía permanente.25

24 Hovhanness I. Pilikian, Armenian Cinema, Londres, Counter-Point Publications, 1982, p. 46. 25 Ibid., p. 47.

195 Artsví Bakhchinyán

Kurdos yazidíes resulta ser una película enormemente interesante y de gran importancia, no sólo por su incuestionable valor documental —como una repre­ sentación de la vida cotidiana de esta cultura nómada—, sino, sobre todo, por su maestría técnica y atributos expresivos: su ritmo rápido, su economía narrativa y su estilo de edición —vinculado directamente a los principios de la vanguardia soviética de las décadas de 1920 y 1930) hacen esta película bastante placentera, incluso para audiencias contemporáneas.

Conclusiones Como conclusión puede enfatizarse que la cultura kurda se presenta de manera positiva en las dos películas analizadas. Entre los armenios, la imagen de los kur­ dos ha sido generalmente negativa, dado que fueron herramientas a manos de las autoridades otomanas y coejecutores del genocidio armenio. Sin embargo, la ac­ titud es distinta hacia el grupo étnico kurdo más grande de Armenia, los yazidíes, quienes, de hecho, apoyaron la autodefensa de los armenios en la década de 1910. Por otro lado, esta representación positiva podría explicarse mediante la ideología soviética de internacionalismo, una de las bases del realismo socialista. Es impor­ tante notar, además, que la existencia de temas kurdos en el cine armenio también es prueba de la apertura y tolerancia del pueblo armenio hacia una nación vecina con la que han tenido relaciones hostiles durante un siglo.26 De hecho, a pesar de tener una posición dominante con respecto a los kurdos —los armenios poseen un Estado nacional y los kurdos, que en el pasado persiguieron y oprimieron a los armenios, se volvieron una minoría nacional en la Armenia soviética e indepen­ diente— los directores armenios nunca ignoraron esta cultura ni la presentaron de manera negativa.

26 El interés de los directores de cine armenios por la cultura kurda (y viceversa) también se muestra en pelí­ culas más recientes. Por ejemplo, dos películas del director armenio Frunze Dovlatyan —Hola, soy yo [Barev, yes em], 1965 y Yerkunq [Entrega], 1976— presentan dos personajes menores (aunque bastante impresionan­ tes) de mujeres kurdas. También es importante notar que la primera película en kurdo, Una canción para Beko [Klamek ji bo Beko], Nizamettin Aric, 1992, fue un proyecto conjunto armenio-alemán, producido por Margarita Woskanjan (Voskanyan), una productora de cine armenia que vive en Alemania. Actores armenios como Ashot Abrahamyan, Galya Novents (como Galina Novenz) y Ashot Yedigaryan actuaron en esta película. Además, el director de cine kurdo contemporáneo de Francia, Hiner Saleem, ha filmado tres de sus películas en Armenia —Vive la mariee... et la liberation du Kurdistan [Viva la novia… y la liberación de Kurdis­ tán], 1997, Passeurs de reves [Traficantes de sueños], 2000 y Vodka Lemon (2003)— usando, en gran medida, un equipo de cámara local y a algunos actores armenios. Finalmente, Georgi Parajanov dirigió, en 2007, el documental Hijos de Adán [Zaren Adem], esta película retrata fragmentos de la vida de los yazidíes en la Armenia contemporánea, que aún logran preservar sus tradiciones y cultura antiguas en el mundo globali­ zado del siglo xxi.

196 El galanto ensangrentado (fragmento de novela)

Çemil Turan Bazidi

El periodista y escritor kurdo Çemil Turan Bazidi nació en 1955 en Serhat, en el Kurdistán turco, en las proximidades del monte Ararat. Realizó estudios supe­ riores en Ankara y en Estambul (Constantinopla). Vivió en Turquía durante las juntas militares de 1971 y 1980. Durante sus años universitarios se incorporó al Movimiento de Liberación del Kurdistán y participó en las luchas independen­ tistas, por lo cual sufrió persecución, encarcelamiento y torturas. En 1984 consi­ guió escapar de Turquía. Llegó a Grecia, donde solicitó y le fue otorgado asilo político, poco después obtuvo la ciudadanía griega. En Grecia trabaja como pe­ riodista, además es el primer escritor kurdo que escribe directamente en griego. Ha colaborado en innumerables publicaciones impresas y electrónicas, tanto en Grecia como en el Kurdistán. Es miembro de la Unión de Redactores de Prensa Periódica y Electrónica de Grecia (espit), de la Federación Europea de Periodistas (efj), de la Federación Internacional de Periodistas (ifj), de la Unión de Corres­ ponsales Extranjeros de Prensa (eaxt), del Sindicato de Periodistas del Kurdistán (kjs), de Amnistía Internacional (ai) y de la Unión Internacional por los Derechos Humanos del Kurdistán. Turan Bazidi es autor de: El galanto ensangrentado (2001), Los ojos del lobo (2003), La noche que miraba de día (2006), Los hijos del Ararat (2008), todas publicadas por la Editorial Kastaniotis de Atenas, Allí Dios estaba durmiendo (Atenas, Novelbooks, 2013), Mi nombre es Azad (Atenas, I. Sideris, 2015), novela ésta que describe el problema migratorio que enfrenta Europa en el presente. Su obra ha sido bien recibida por los lectores y por la crítica griegos, su pri­ mera novela fue tema de más de ochenta artículos y reseñas. No sólo ha causado

* nota introductoria y traducción directa del griego de Guadalupe Flores Liera.

197 Çemil Turan Bazidi enorme interés por lo que narra, sino por sus virtudes como narrador que consigue hacer que la historia reviva para recordar al lector la persistencia de un antiguo drama sin resolver, que es la tragedia del pueblo kurdo. Narrar en forma de no­ vela los relatos que escuchó en su infancia de boca de sus abuelos y padres es la contribución personal del escritor a la memoria de su pueblo, enfrentado a la violencia cotidiana y a la persecución. Así, de generación en generación, como quien escucha el relato oral junto a la chimenea, en la soledad de quien lee bajo la luz de una lámpara, Turan desgrana el destino de todos los pueblos marginados, perseguidos y oprimidos que aún perviven en un mundo que tiende a la homogeneización y que no ha resuelto el problema de las diferencias y los conflictos bélicos. Para Turan es fundamental recordar que hay un pueblo en las montañas del Kurdistán que reivindica su derecho a pensar, hablar y escribir en su propia lengua, vivir conforme a sus creencias y sus costumbres y al cual todo esto le es sistemá­ ticamente negado. Turan escribe en griego y esto lo convierte en el primer escritor kurdo que se expresa en este idioma, que es el idioma de su país de adopción, el que le dio asilo primero y luego una patria.

Çemil Turan El galanto ensangrentado (fragmento de la novela)

No se pierde lo que se ama.

El pueblo En las hojas del otoño, en la tierra sedienta, en el soplar del viento, en mi alma… en todas partes está grabado mi pueblo. Ha establecido sus propios convenios con las estaciones. Ha cerrado sus propios tratos con ellas, en el confín de la belleza, en los límites de la resistencia humana. El verano es extremadamente cálido en el Kurdistán. El pueblo arde. Respiramos fuego. Nuestra tierra revienta de sed. Es como si abriera miles de bocas en dirección al cielo que le suplicaran por unas cuantas gotas de lluvia. La tierra está sedienta, nosotros, su gente, estamos sedientos. Del paso de una estación a la otra es responsable el tiempo; de su paleta de­ pende cuándo va a refrescar. Cuando comienza a mezclar más colores huele a otoño. Añade amarillo, rojo y marrón a las hojas y parece imposible que éstas

198 El galanto ensangrentado puedan soportar tantos colores, que por esto se vuelven grávidas y se separan del árbol. Y es como si mi abuela hubiera tejido un kilim enorme y lo extendiera por todas partes, hasta donde mi vista alcanza, y yo corriera a jugar en él como enton­ ces de niño. Cuando me seducía el rumor de las hojas secas al pisarlas… crich, cruch, fragmentos de conversaciones. Cuando miraba los enormes árboles de nuestro patio quedarse desnudos y me llenaba de melancolía. Pero me consolaba pensar que sus troncos eran tan robustos que no las necesitaban. Ni siquiera cua­ tro hombres podían abrazar sus troncos. ¿Qué tan hondo llegarían sus raíces, mis raíces? En el verano el cielo se vuelve oscuro a causa de los pájaros. Miles de pájaros llegan y se van. Es “la estación de los pájaros”, como decimos en el Kurdistán. Cada uno de ellos tiene su propia voz, su propio canto, su propio vuelo. Cuántas y cuán­ tas veces no estuvieron mis ojos pendientes de su vuelo… Trataba de adivinar en qué parcela aterrizaría cada parvada, en pos de unos cuantos granos de maíz o de trigo. Y una vez que hubieran tomado un respiro, ¡alas para qué os quiero!, no les fuera a dar alcance el invierno. El invierno es tan duro en mi patria que solamente nosotros, los niños, nos alegrábamos de su llegada. En muy poco tiempo todo se volvía blanquísimo, hermosísimo, imponente. Nuestros gritos, nuestras risas, las bromas, la guerra de nieve, nuestra inocencia, nuestros sueños: que en el Kurdistán la nieve sería siempre blanca y que en mitad de la helada brotarían los galantos. ¡Ay de aquellas noches invernales!… Qué falta me hacen, todo y todos…

Este año las aves migratorias se marcharon con antelación. No se engañan jamás. Ni siquiera con su arribo sorpresivo es posible que el invierno las sorprenda. Por otra parte, tampoco a nosotros nos puede tomar por sorpresa. De sus movimientos nos alerta el monte Ararat. Alto, orgulloso, fiero, hermoso, con sus cumbres eter­ namente albas, se levanta frente a mi casa, observa mi vida, nuestras vidas. Es como si nos protegiera. Por la forma en que se viste sabemos de todos los cambios climáticos. Cuando el blanco comienza a descender desde lo alto, desde sus 5 165 metros, abrimos los arcones con la ropa de invierno. Y cuando el blanco llega a las faldas y la helada traspasa los huesos y el aire corta la respiración, entonces esperamos que nieve en la ciudad. Igual que ahora, que sabíamos desde la noche anterior que nevaría. Me lanzo desde mi cama. Quiero ver mi montaña, al Pequeño y al Gran Ara­ rat. Quiero comprobar si nos dijo la verdad y salgo. Ayer adivinamos correcta­ mente. Todo está blanquísimo y enormes copos de nieve revolotean en el aire.

199 Çemil Turan Bazidi

Aúllo de felicidad. Salto de gusto, imprimo las primeras huellas sobre la nieve. —¿Qué estás haciendo? ¿Te has vuelto loco? Métete y ponte ropa gruesa. Ponte los calcetines de lana. Los pies deben conservarse calientes. El frío sube por ellos. Jamás conseguí sustraerme de la mirada de mi abuela. Entro. Le doy un beso rápido por los hermosos calcetines que me tejió. Exactamente como se los había pedido: blancos con un bordado en la punta y florecitas rojas y negras en la parte de arriba. Nunca me negó ningún capricho. Cada vez tramaba un nuevo diseño para mis calcetines y se lo describía. Y siempre me los elaboraba más hermosos de lo que me había imaginado. Lo mismo sucedía con el suéter que me tejía. Cuando estaba cardando la lana cabruna yo le describía cómo quería mi suéter. —Lo sé, lo sé. No vas a venir tú ahora a enseñarme mi trabajo. Me pongo los calcetines, el suéter, un gorro grueso y afuera. Como si todos los chicos nos hubiéramos puesto de acuerdo. Después de las primeras locuras y lue­ go de haber saciado el alma con la guerra de nieve, llegó la hora del hombre de nieve. Corro a la casa como bólido. No alcanzo a decir lo que quiero y ya mi abue­ la llevaba en la mano la zanahoria. —¿Cómo te das cuenta de todo? —Eh, ¿a poco lo vamos a dejar sin nariz? Mientras tanto, otro de los chicos había ido por una escoba, otro por un enor­ me sombrero además de tres pequeños trozos de carbón para ponerlos de botones sobre el blanquísimo abrigo del hombre de nieve. Al poco estaba listo, en mitad de la calle, don Blanquito. Bellísimo. ¡Tan bello como el primer día de nieve en el Kurdistán!

Las noches invernales son mágicas. Quizá las convierte en bellísimas el fuego de la chimenea, quizá las historias del abuelo, a lo mejor las delicias de mi madre. Los días son cortos y las noches largas, interminables. Comemos temprano y después toda la familia se reúne alrededor de la enorme chimenea de nuestra casa, que arde de día y de noche. […] Momentos especiales para todos nosotros, para mi padre, mi madre, mis her­ manos, mi tía…, para todos. El secreto de esta dulzura no se ocultaba sin embargo en las manzanas y en las papas, sino en las historias del abuelo, del sabio Hasán agá, como lo llamaban todos en la ciudad. Con sus historias crecimos. Con sus palabras amamos y nos dolimos de nuestro pueblo. El itinerario de su vida estaba lleno de

200 El galanto ensangrentado dificultades, pero a su lado estuvo siempre la abuela. Se diría que ni por un instan­ te se diferenciaban sus respiraciones. Estas historias del abuelo las llevábamos con nosotros a la cama, allí donde la mente infantil puede mitificar sin estorbos. Cuán­ tas y cuántas veces no me quedé dormido en el momento en que acababa de co­ larme en alguna de las acciones valientes del abuelo, lo había sustituido y era yo el valiente, yo el combatiente… ¡Noches inolvidables! ¡Noches mágicas!

Mi viaje a la vida del abuelo Esta noche el abuelo regresó a la casa muy agotado. Estuvo todo el día afuera, en la finca, en el pueblo, en los labrantíos, con los animales, en el molino, para super­ visar la harina. Se dirige de inmediato hacia la chimenea para sacarse el frío de encima. Toma entre sus manos el abalorio, acaricia sus cuentas de ámbar y aguar­ da… Ahora es el turno de la abuela: deposita la tabaquera a su lado y le hace una seña a Zelhé para que traiga el gran samovar, la tetera llena de té humeante, una charola con vasos y el recipiente de cristal con los cubos de azúcar. Nos abastecemos de azúcar de Erzurum en enormes trozos que parecen piedras y con la ayuda de un cortador de azúcar —una caja cuadrada con una tijera— formamos los cubitos. La llegada del abuelo y el olor del té nos atraen como a las abejas. Nos reunimos todos alrededor de la chimenea. Traigo mi cojín y lo pongo pegado al abuelo. Hago siempre lo mismo y él pasa siempre su mano por mis cabellos. Zelhé llena los vasos, primero con té de la tetera de porcelana que completa después con agua hirviendo del samovar y nos sirve. Aspiramos hondo por encima de los vasos y esperamos un poco a que se enfríe el té. Solamente el abuelo empieza a beber de él en cuanto lo recibe en sus manos. —Ya tengo la boca galvanizada. No sé ya cuántas veces más me han quemado, ¿me voy a quemar con el té? Y mientras Zelhé vuelve a servirle, el abuelo intercambiará frases con la abue­ la. La abuela preguntará con ternura cómo pasó su día y él comenzará a contarle qué vio, con quiénes habló, si lo encontró todo en orden, sus quejas… Mientras hablan entre ellos mi oído atrapa una frase del abuelo además de un suspiro. —¿Qué es eso de hamintiyé alaylarí que dijiste, abuelo? —Déjalo ya —se adelanta la abuela—. Está muy cansado para ocuparse de eso ahora. El abuelo nos recorre a todos con la vista, se tuerce muy despacio el bigote… Un pequeño juego de su parte. Sabe que amamos sus historias y quiere añadir un

201 Çemil Turan Bazidi poco de tensión a nuestra espera. Luego de tantas veces de repetir el mismo truco deberíamos de haber comprendido que juega con nuestra desesperación, o a lo mejor es que no queríamos comprenderlo. Nadie rompe el silencio. La tranquili­ dad sería absoluta si no la quebrantaran el leño que se chamusca y el abalorio, que no se queda quieto en sus manos… Ambos chac, chac, chac…, monótono acom­ pañamiento musical al silencio, hasta el instante en que llega la dicha acompaña­ da de un “Está bien”… Pues, hijos míos, el hamindiyé alaylarí es algo muy importante —empieza a relatar el abuelo—. Era muy pequeño, tendría más o menos catorce o quince años, cuando estos desgraciados romiós o romarés… Al otomano Sahir Pashá se le ocurrió la creación del hamindiyé alaylarí. Los otomanos intentaron siempre que los kurdos les siguieran los pasos. Ése era el objetivo de vida de los muy perros. Ya fuera por medio del ejército, ya por la fuerza. Aprendí de mi familia que hacia 1870-1880, desde entonces, los otomanos estaban empecinados en convertir a los kurdos, en que abrazaran a los pashás. Siempre mediante la fuerza. En nuestros pueblos existieron siempre jandarmeríes y zaptiyés, que golpeaban, torturaban y mataban…, pero que no consiguieron jamás arrodillar a las grandes asiret que combatían y oponían resistencia. Sufrieron y padecieron, fue entonces cuando Asir Pashá propuso que los kurdos formaran Hamidiye. Así pues, todos los beys y los agaes otorgaron rütbe, mientras nos decían: “Ahora van a poder gobernar, hacer muchas cosas”. Muchos kurdos creyeron que puesto que los turcos no con­ seguían vencerlos habían decidido hacerse sus amigos. De esta forma, poco a poco, las asiret kurdas y los grandes agaes se adueñaron de los batallones de caballería. Sólo que el turco, hijos míos, no es hombre de palabra, dieron porque esperaban recibir. Lo que querían era volvernos contra los armenios o filé. Un sollozo detuvo el relato. Sorprendidos vemos llorar a Zelhé. —Déjenla, déjenla. Estas son heridas que no cierran. Hijos míos, Zelhé cono­ ce todas estas cosas por su padre y por su madre… Los pobres armenios sufrieron enormemente también. Genocidio… Un día ella también les contará su historia, qué le pasó a su familia, cómo se salvó de la matanza… El llanto de Zelhé se intensifica y nosotros registramos el hecho. ¡Zelhé, una pequeña armenia! ¡Zelhé, a quien considerábamos nuestra segunda abuela! ¡Cómo es que no lo sabíamos? ¿Por qué nunca antes nos lo habían dicho? ¿Y qué signi­ ficaba esto? —Venga, Zelhé, lléname el vaso… Pero sólo de té, no le vayas a echar lágrimas dentro…

202 El galanto ensangrentado

Y el abuelo retoma el hilo de la historia… —Así pues, como les iba diciendo, el interés de Sakir Pashá con el hamindiyé alaylarí era utilizar a los kurdos en contra de los armenios. El principio fue en 1891, cuando organizó el souvarí o regimiento de caballería. Los agaes y los beys concentraron a todos los jóvenes y los condujeron a Estambul. Supuestamente para que estudiaran, para que se convirtieran en soldados, obtuvieran grandes rütbe y regresaran con el título de kumantan. Estos regimientos de caballería, los souvarí, estaban compuestos en un principio por entre quinientos y mil individuos. Los otomanos gastaron enormes cantidades de dinero en esto. Pagaron por los uniformes de los soldados y por sus caballos, incluso por sus hermosas sillas de montar y por las primorosas riendas. Con estas cosas, pero también con los filindá, que llevaban y lucían los fusileros, engatusaban al humilde pueblo que a duras penas tenía para comer. Por supuesto, tampoco era muy fácil enrolarse en los re­ gimientos de caballería. En primer lugar, tenía que pertenecer a algunas de las asiret que conformaban estos regimientos… Finalmente, reclutaron a chicos un poco mayores que yo, de entre diecisiete y veinte años. Su entrenamiento duraba entre tres y cuatro años. Sin embargo algunos se quedaban en los regimientos un promedio de doce años, tanto como duraba el servicio obligatorio. Aunque tam­ bién reclutaron a hombres de cuarenta años, a los que dieron armas y poder, a pesar de que no se requería de entrenamiento ni para una ni para otra cosa. Sólo que esta decisión los otomanos la pagaron muy caro, porque con el tiempo per­ dieron el control. En el Kurdistán existían alrededor de cincuenta asiret, con gran poder y muchos souvarí armados. La mayoría se formó en nuestra región, Serhat. (Cuando el abue­ lo hizo referencia a Serhat se refería a toda la región de Ararat.) Aquí las asiret vivían como getsebé. En verano, a causa del enorme calor, subían a lo alto de las montañas y vivían en tiendas y durante el invierno bajaban a sus pueblos. (El abuelo nos contaba que en estas asiret muchos eran pastores y muchos pastores a medias.) De las alrededor de cincuenta asiret sólo trece se integraron a los regi­ mientos de caballería. El resto se negó a formar parte de los regimientos. De la región de Dersim no hubo un solo hombre que se integrara a ellos. Todos estaban en contra, especialmente cuando procedían de la región de Zahou —el actual Kurdistán de Irak. Zekí Pashá era el comandante general de los regimientos de caballería del Kurdistán. Por cierto que había prometido que iba a formar cien regimientos, pero hasta 1898-1899 no habían sido formados ni siquiera cincuenta. No se

203 Çemil Turan Bazidi imaginen que los otomanos tenían el control absoluto de estos regimientos, pues­ to que los pashás y los beys se habían acostumbrado a ser independientes. No era, pues, fácil que agacharan la cabeza. Un promedio de entre sesenta a cien mil kurdos de estos regimientos participó en las guerras balcánicas y combatió en el frente ruso. […]

Glosario (elaborado por el autor) Asiret: etnias. Filé: armenios. Filindá: marca de un tipo de armamento. Getsebé: nómadas. Hamindiyé alaylarí: regimientos formados por el sultán Abdul Hamid a fina­ les del siglo xix para reprimir a los armenios. Jandarmeríes: gendarmes. Kumantan: comandante del ejército. Romarés: negros turcos (insulto). Romiós: es la manera en que los kurdos llaman a los turcos. Rütbe: galones, títulos. Souvarí: regimiento de caballería. Zaptiyés: policías.

204 ¡Bienvenido seas Yaşar Kemal!

Carlos Martínez Assad * Universidad Nacional Autónoma de México

Novela de resistencia No es frecuente encontrar libros del imaginario de los pueblos perseguidos y des­ plazados de su lugar de origen, por eso resulta alucinante conocer la literatura de los kurdos que ahora, gracias a un combativo miembro de esa comunidad, podemos conocer. A través de las novelas de Yaşar Kemal que, pese al mundo de la globali­ dad, llegaron a los lectores de habla hispana más de treinta años después de haber sido escritas; lo cual fue posible gracias a las traducciones de Rafael Carpintero Ortega, un profesor de español en la Universidad de Estambul, quien también ha traducido del turco toda la obra del Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk. En su narrativa el autor nos lleva por paisajes poco frecuentados de roquedales y montes para mostrarnos cómo el poderío turco, con sus señores feudales, se ensaña aún con los kurdos a quienes no se permite encontrar el arraigo que les corresponde como pueblo originario; aunque su héroe, Memed el Flaco, encarna un constante reclamo. La tierra es allí oro, cuenta Kemal, y su sabor es dulce y se lleva en el corazón. El problema es que sin lucha, la tierra no vale nada, por eso es motivo de codicia de los poderosos que trafican con ella, sin importar que sean campos cultivados por los campesinos que los habitan, como cuenta en El halcón (1997) y en El retorno del halcón (1998).1 El sentido de la narración es precisamente la lucha entre los señoríos feudales, como aberración del pasado, y los trabajadores de la tierra que la han hecho suya

* Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Sociales. Coordinador del Seminario Universitario de Culturas del Medio Oriente. Entre otros libros, es autor de Los cuatro puntos orientales. El regreso de los árabes a la historia, Océano, México, 2013. Este artículo es la versión corta de uno de los capítulos del libro Cruzar el umbral hacia Medio Oriente, en prensa. 1 Los dos publicados en Barcelona por Ediciones B.

205 Carlos Martínez Assad por generaciones, donde se han enamorado, han nacido sus hijos y enterrado a sus muertos. La novela del en varias ocasiones candidato al Premio Nobel de Literatura es un canto a las montañas, los valles, ríos y pantanos de la tierra amada de la que los kurdos han sido desposeídos. Es la fusión de los hombres con la naturaleza, por eso los personajes son tanto humanos como animales. El rela­ to transcurre al contar la lucha de los primeros por sobrevivir evitando la expul­ sión y utiliza la metáfora de un caballo que corre libremente por los paisajes de Kurdistán. Es también el relato de la legendaria hospitalidad de quienes viven de la tierra pródiga y representan, como el viejo Osmán, la tradición que conserva los valores entrañables de los lazos afectivos y familiares, porque se trata sobre todo de una gran familia: “—¡Bienvenido sea el huésped que trae la paz a esta casa! —dijo una voz de mujer—. Un huésped de Dios”. Y en otra parte, en La furia del monte Ararat (1999),2 el anciano reitera: “Bien­ venido sea, nos ha traído la felicidad”. Pero como en el relato bíblico o coránico no es la paz, sino la guerra, la que llega con Memed el Flaco, bendito porque su madre lo parió en la noche de Kadir. Y con él llega la venganza, la recuperación del valor del pueblo para oponerse al poder de los bey, que cuentan con el apoyo de la administración central para expropiar, por un precio miserable, los bienes de quienes han cultivado ancestralmente la tierra. Con Memed el Flaco llegan las ilusiones o la construcción de ese imaginario colectivo que, bajo la protección del halcón, al cual representa el héroe, nada podrá ocurrir en ese poblado a merced del poderío de los grandes señores, de los beyes, de los agás, los bajás o el sultán, el mismísimo señor de Estambul. El re­ torno del halcón es la esperanza que resurge en una idea más que en un hombre específico, aunque éste la represente. El pueblo, atento a su desempeño, se siente protegido por la sombra de las alas de ese halcón que desafía a los poderosos y, como el David de la Biblia, apenas si cuenta con el apoyo de un anciano con su destartalado fusil que pone a raya a quienes no tienen otro interés que el abuso y hacer suyo lo que no les pertenece. La reiteración está en la propuesta de Kemal para participar al mundo su cau­ sa, la lucha de los kurdos por una posesión nacional. De allí que en sus diferentes novelas el entorno es siempre esa tierra que vislumbra como el paraíso perdido y los personajes principales son los mismos, porque no hay diversidad en ese mun­

2 Barcelona, Ediciones B.

206 ¡Bienvenido seas Yaşar Kemal! do donde habita el anciano, que representa la gran riqueza cultural de su pueblo; el héroe generoso que lucha contra todo lo que no le parece bien y encuentra refugio entre los suyos mientras en la corte del sultán hacen todo tipo de espe­ culaciones sobre el ejército que conduce; la enamorada, que como en los cuentos orientales debe sortear el peligro por ser la más bella y sucumbir al amor; el ca­ ballo, que con su fuerza bruta expresa que aún es posible vivir en libertad. “En ese instante los dos observaron el caballo, que se alejó de la puerta y luego volvió a la casa para detenerse de nuevo ante la entrada. Tenía las orejas puntiagudas y enhiestas. Levantó la cabeza hacia el cielo y amagó un relincho, pero no relinchó”, cuenta en La furia del Monte Ararat. En ese relato lo más importante y simbólico es que todos están dispuestos a dar la vida por el caballo que anhela el bajá. Los montañeses luchan contra quienes quieren alejarlos de sus tierras, lo que no impide que varias familias sean expulsadas para vivir en lugares donde perma­ necen hacinados, donde viven como pobres una pobreza que no han experimen­ tado en su tierra, donde “el agua azul del lago y la tierra cobriza desprenden aromas de una intensidad enervante, y el olor se difunde hasta muy lejos”, como en el lago que llaman Küp.

Apunte biográfico y político La literatura y la acción defensora de los derechos humanos de Kemal es un ali­ ciente para los kurdos que viven entre Turquía e Irak, Irán y Siria, con los armenios y árabes como vecinos en esos paisajes que él describe como el paraíso perdido, como la tierra prometida que las disputas internacionales han fragmentado y donde lo único que sobrevive es la esperanza de un mundo sin tiranía. El nombre del escritor es el seudónimo elegido por Kemal Sadik Gökceli, nacido en Hemite (Adaná), en 1923, en una familia kurda, y fallecido en 2015. Muy joven se dedicó al periodismo y ya en la década de 1950 viajó por Turquía para reconocer los campos de Anatolia. Por su afinidad con las ideas comunistas fue aprehendido a los 17 años y su constante defensa de la minoría kurda le valió ser encarcelado en varias ocasiones. Mantuvo una orden de aprehensión suspen­ dida debido a un artículo suyo que apareció en la revista alemana Der Spiegel, reproducido por The New York Times (el 6 de mayo de 1995). Ahí Kemal denun­ ciaba que una de las más grandes tragedias en la historia de Turquía estaba suce­ diendo respecto a “nuestros hermanos kurdos”, con quienes los turcos lucharon codo a codo durante la guerra de independencia de 1919 a 1922 para establecer juntos el nuevo Estado.

207 Carlos Martínez Assad

Entonces comentaba que más de 1700 personas habían muerto y cerca de dos mil pueblos habían sido incendiados por el gobierno turco, que también es res­ ponsable de la destrucción de los bosques de Anatolia en su búsqueda de las guerrillas que se esconden en ellos. Estos actos de exterminio contra el pueblo kurdo provocaron el exilio de dos millones y medio de personas, que abandonaron sus casas desesperados, para vivir en la pobreza y vagar por los caminos. El gobierno fue responsable —decía entonces— del incendio de Ovacik, puso un embargo de comida a la región este y se requería un certificado de la policía para adquirir alimentos. Los intelectuales comenzaron a discutir a propósito de ese genocidio y sobre las políticas de derechos humanos y el boicot económico contra los kurdos. Calificaba así al régimen de ser opresivo y racista. El pasado político de Kemal fue recordado cuando recibió el Premio de la Paz en la Feria Internacional de Frankfurt en 1998. Entonces el escritor Günter Grass elogió su literatura llena de viñedos, colinas, explanadas y picos cubiertos de nieve en el Monte Tauro. Aludió a su alegría por el pedazo de tierra que le tocó, el sitio de su herida original, donde habitan gentes perdidas en sus existencias marginales que fijan su mirada en el centro. Recordaba así las provincias hace mucho tiempo perdidas de las que habla Kemal en su obra. También recordó cómo en ese país los armenios fueron masacrados y cómo los kurdos están sujetos al “delirio racial y la falta de tolerancia que se esconden detrás de la arrogancia, de la guerra y sus consecuencias, que marcan la historia de nues­ tros países”. El escritor alemán recordó lo que sucede en su país, donde se presen­ ta una barbarie renovada con cláusula de seguridad democrática y el odio al extranjero provoca que más de cuatro mil refugiados de Argelia y Nigeria se encuentren en campos de retención. Aprovechó la oportunidad para culpar a las democracias occidentales que, en el umbral del siglo xxi, pretendían eludir los derechos humanos.3 Las novelas de Yaşar Kemal llegaron a los lectores de habla hispana después de treinta años de haber sido escritas. En su narrativa el autor nos lleva por paisa­ jes poco frecuentados, como los roquedales de Anavarza, el monte Ararat, los pueblos de Hemite, Orhaniye, Selemiye, Endel para mostrarnos cómo el poderío turco, con sus señores feudales se ensaña aún con los kurdos a quienes no se per­ mite encontrar el arraigo. La tierra es allí oro, cuenta el narrador, y su sabor es dulce y se lleva en el corazón…

3 Aparecido en el Boston Review, diciembre de 1998.

208 ¡Bienvenido seas Yaşar Kemal!

El personaje o la rebeldía de un pueblo La saga que tiene como personaje central a Memed el Flaco dio fama a su autor desde sus inicios como escritor en 1955. La historia del rebelde se desdobla para contar en muchas voces —las de los testigos, las de quienes lo han conocido, amado o combatido— sus andanzas y su desafío del poder que lo ha perseguido a él y a su pueblo. Por eso busca la venganza orientada hacia los señores feudales que, como aberración del pasado, persiguen a los campesinos que han trabajado la tierra durante generaciones. Entre valles, ríos y pantanos de la tierra amada de la que los kurdos han sido desposeídos transcurre el relato de un hombre convertido en leyenda por la gen­ te del pueblo, un hombre que puede liberarlos y combatir la tiranía. Es el hom­ bre del pueblo que se ha fusionado con las tradiciones y con la naturaleza, por eso no sólo son personajes los hombres sino los caballos árabes que recorren las estepas como metáfora de la libertad, representada también por el halcón.

La gran metáfora de la resistencia de un pueblo El texto La furia del Monte Ararat, el Büyük Agri Dagi o la “gran montaña del dolor” en lengua turca, es un cuento con la estructura de un relato infantil, que es en realidad para adultos. Encierra una de las más bellas y contundentes metá­ foras de ese pueblo en donde se estructura el poder del sultán, pero representado en las lejanas provincias del Imperio Otomano por los bajás y jeques, apoyados por los bey y los agá frente a la gran masa de campesinos montañeses que resisten, como los kurdos, esa portentosa estructura. El motivo es la historia de un hermoso caballo, bella y ricamente enjaezado, que llega a las puertas de la casa de Ahmet cuando la primavera deshace las nieves del Ararat. Su casa se identificaba con el mejor sonido de la flauta, un frágil instrumento capaz de expresar “la terrible furia de la inmensa montaña”. Y es que como en otros pasajes de su literatura, hace que adquieran vida los montes, los ríos y hasta las piedras, además de los animales, como perros y ca­ ballos. Puede escribir: “la montaña caminaba con toda su furia, sudorosa y jadeante […] El Ararat gruñía como un enorme gigante [y] cuando Ahmet tocaba, el jadeo y la furia de la montaña aumentaba […] La montaña se irritaba cada vez más, su respiración se hacía más profunda y apresurada, subía y bajaba, se rompía y apre­ suraba, subía y bajaba, se rompía en pedazos, se desplomaba sobre el mundo con toda su rabia y su peso”.

209 Carlos Martínez Assad

La noticia de la llegada del caballo atrajo a los beyes kurdos de todas partes, de Karakilise, de Gihadin, de Igdir y la providencia había declarado que le per­ tenecía, que estaba en su destino. Así que cuando su verdadero dueño, el bajá Mahmut Khan, lo pide de regreso, lo amenaza con cortarle la cabeza si se niega. Pero de acuerdo con la tradición el caballo que llega no puede devolverse. Así que aun los beyes kurdos apoyan a Ahmet y se niegan a aceptar que sea un insulto para el bajá, quien obstinado, lo hace apresar. Así sella su propia tragedia cuando Gülbahar, una de sus hijas, se enamora perdidamente del montañés, quien le corresponde porque “las mujeres de aquellas montañas eran de una belleza prodigiosa, extraordinariamente delicadas”. La historia, en la que se involucró Sofi, el flautista más reconocido de toda la región, y de su amigo Musa bey, que fueron a dar a la mazmorra con el rebelde, se pro­ pagó de Van a Malatya, y de allí al Cáucaso y hasta el interior de Anatolia. Pron­ to los trovadores compusieron canciones al caballo de Ahmet que se cantaban por los caminos. Con la complicidad del guardia, Gülbajar y Ahmet lograron realizar su amor, un reto tan grande como el de desafiar al otomano por un caballo. La historia llega a su punto climático cuando los amantes y sus amigos logran huir y eludir el poder del bajá porque “el brazo de los otomanos era largo, llegaba hasta el otro extremo del mundo”. A punto de atrapar a Ahmet, el bajá verá sorprendido una multitud de hombres y mujeres que se agolpan cuando la niebla se dispersa, como colonia de hormigas se dirigían al palacio de la autoridad sin hacer ningún ruido, en el más completo silencio. Atacar a esa multitud silenciosa era imposible, así que el bajá hubo de enterarse del compromiso de su hija con el rebelde gracias al apoyo del jeque de las caravanas. Entonces el bajá ideó que si Ahmet era capaz de subir a lo alto del Ararat y encender una hoguera, lo perdonaría y podría quedarse con el caballo y casarse con su hija. Para los aldeanos era sabida la imposibilidad de llegar a la cumbre del monte, donde existe un círculo de fuego. Pero el pueblo que llegaba de todas partes se convirtió en una multitud presta a atestiguar la hazaña de Ahmet y neutralizar la acción del bajá cuyo ejército no podía enfrentarse a la muchedumbre llegada hasta allí desde la montaña y el valle, agolpada en derredor. Y pensaba “Si no encontramos alguna manera de manejar al pueblo, todos perderemos la cabeza”. Ahmet había desaparecido y pasaban los días mientras el pueblo todo volvía los ojos hacia las alturas del monte cuando comenzaba a oscurecer. Cuando el bajá comprendió el peligro que corría, fue convencido de perdonarle la vida y él mismo

210 ¡Bienvenido seas Yaşar Kemal! se comprometió a organizar la boda de los amantes. No fue necesario, porque el rebelde consiguió llegar a la cima, como lo demostró el lejano fuego que una noche todos pudieron ver en medio de estruendos y acompañado por una sacudi­ da de la montaña. La idea del héroe y la princesa que lograban burlar el poder le da una forma reconocida de cuento oriental a un relato que busca más bien hablar de la libera­ ción, así lo demuestra uno de los personajes: “Siempre que lo hagamos así, que nos unamos para algo, nadie podrá desafiarnos.N i las montañas ni los shahs podrán con nosotros. Nadie […] Basta con que estemos unidos”. Y tan es ese el objetivo del relato que, pese a todas las pruebas que han debido pasar los amantes, no hay para ellos final feliz, condenados a vivir eternamente su suerte vinculados al Ara­ rat, cuando las flautas tocan la ira y el amor de la montaña. Kemal ha sido elogiado por la crítica en muchos de los países donde se han leído traducciones de sus libros. Su pasado inmediato es de lucha por las ideas que defiende. Su relato transcurre en el sentido en el que lo manifestó Tolstoi: “Pinta tu aldea y pintarás el mundo”, porque ha llevado su tierra natal al plano universal, con sus paisajes, su gente y sus formas de pensar. Pero quizá lo más importante es que muestra una parte del gran abanico de la cultura islámica, de los ricos elementos que la definen ahora que, pese a todas las adversidades, se ha converti­ do en un referente de interés más generalizado.

211 Fotografía Vedat Aldemir, 2016. Reseñas

Siria en el torbellino Sara Achik López Universidad de las Américas

La situación en Siria a partir del 2011 ha incitado la creación de textos de diversos tipos que intentan explicar la naturaleza del conflicto. Hablar hoy de Siria se ha convertido en un tema complejo y cambiante, en donde inmediatamente las distintas versiones exis­ tentes terminan en contradicciones que confunden a quienes siguen de lejos, o incluso de cerca, esta crisis. Siria en el torbellino, coordinado por Gilberto Conde, es un texto didáctico, escrito de tal manera que rompe con el esquema tradicional de los escritos académicos dirigidos a un grupo reducido y especializado, ya que éste es, por el contrario, accesible para cual­ quier público. Es un libro que toca todas las aristas, atrapa en cada capítulo y genera un mayor interés por el tema en el lector. Además, es fundamental reconocer que es un importante esfuerzo por dar a conocer los estudios que se han hecho en países de habla hispana, principalmente en América Latina, sobre una región tan lejana y a la vez tan cercana. El libro se divide en tres partes que componen un análisis sustancial para entender el conflicto, con textos de distintos autores especialistas en la región que en muchas ocasiones divergen, enriqueciendo con sus diferencias el contenido. En la primera parte, el lector se adentra en la complejidad del tema por medio de un lenguaje sencillo que logra explicar con detalle y profundidad los aspectos históricos necesarios que confor­ man a cada uno de los actores internos. La fragmentación de la oposición y la posterior militarización del conflicto, en conjunto con las disputas por el poder entre diversos grupos islamistas y su creciente sectarismo, se explican en la segunda parte mediante una larga lista de detonantes que tienen diversos orígenes en la historia del país. Es im­

213 Reseñas portante no caer en simplificaciones de las causas que son un conjunto de reacciones muy bien abordadas por las distintas visiones presentadas en el libro, incitando al lector a cuestionar y, sobre todo, a confrontar posturas. Desde el inicio, es fácil cautivar al lector al describir Siria entre 2000 y 2011, en una atmósfera de convivencia pacífica entre los diversos grupos étnico-religiosos, caracterís­ ticos de la riqueza cultural milenaria de la región. Ante este escenario, parece imposible imaginar que tan sólo algunos años atrás Siria era un país tranquilo y habitable, en el que a pesar de la figura autoritaria del presidente al-Asad (hijo), parecía estar todo bajo cierto orden y un gobierno legítimo. Las malas decisiones del régimen, la inconformidad social y la posterior influencia externa hicieron posible que se desencadenara un conflicto de tan gran magnitud, en un país aparentemente estable, al menos en comparación con otros de la región. En el libro se puede apreciar que el creciente interés internacional surge a raíz de las insurrecciones populares en diversos países árabes a comienzos de 2011, las cuales representaban la espe­ ranza de cambios políticos en la región. Sin embargo, cada uno de los países seguía un proceso histórico y coyuntural diferente de sus vecinos; en Siria, los levantamientos llega­ ron tardíamente comparados con el resto. Los autores de los distintos capítulos defienden que dichos levantamientos tuvieron un origen interno, más tarde alterado por la repre­ sión del gobierno y la intervención de diversas potencias regionales. Al principio, los manifestantes lograron consolidar cierta delantera moral que los posicionaba como un movimiento en busca de cambio social por vías pacíficas. Para ello se apoyaban en tres pilares: decir no a la violencia, no al sectarismo religioso y no a la intervención extranjera. Las represiones gubernamentales ante el malestar social sólo lograron romper con la legitimidad de la insurrección popular, llevándola a la toma de las armas y la búsqueda de apoyo en el exterior, desembocando en la consolidación y fragmentación de una opo­ sición armada, financiada por distintos actores regionales y mundiales. En el texto se pone énfasis en la participación de miembros de la sociedad civil, principalmente jóve­ nes que no tenían antecedentes en la política, en la creación de grupos que se organiza­ ron en las denominadas “coordinaciones locales” para convocar manifestaciones pacíficas e informar al mundo de las represiones del Estado. Con el estallido de la crisis y su dete­ rioro, la revolución comenzó a militarizarse y estos grupos de jóvenes pasaron a crear asociaciones de asistencia para repartir ayuda humanitaria, alejándose así de la dinámica armada del conflicto. A la oposición armada se sumaron diversos grupos islamistas que comenzaron a pe­ lear por una posición hegemónica, convirtiendo a Siria en una zona de confrontación ideológica y de disputa regional entre potencias. El creciente rechazo al presidente y el aumento del sectarismo religioso de la oposición se aborda de distintas formas en el li­ bro; se plantea que uno de los orígenes se remonta al empoderamiento de la minoría

214 Reseñas alauí, que pasó de la marginación social a tomar el liderazgo militar y posteriormente el mando del país (los al-Assad alauíes). De igual forma, en el libro se habla sobre otros sectores étnicos de la población, como los kurdos, que son un grupo de oposición muy bien organizado que ha generado alternativas en zonas abandonadas por el régimen. Por otro lado, se habla también de los refugiados palestinos en Siria, quienes antes de la crisis habían sido favorecidos por el gobierno, por lo que mantuvieron una postura neu­ tral hasta que se vieron perjudicados y tuvieron que buscar refugio en otra parte; así se vació uno de los campos de refugiados palestinos más grandes del mundo. Los palesti­ nos son ahora doblemente refugiados. En la segunda y tercera partes se analizan los actores y las dinámicas del conflicto mismo, bajo un contexto regional (parte 2) y global (parte 3), al poner énfasis en la rela­ ción de éste con la geopolítica internacional, los intereses de los países, las visiones de los medios de comunicación y los procesos históricos de regiones y actores. Conforme se lee cada una de las partes, el lector puede identificar que el libro pasa de lo interno a lo externo, para ofrecer en cada capítulo un panorama amplio de la situación en Siria. Una lectura dinámica y vital para entender, con profundidad, lo que sucede en uno de los países con más notas periodísticas internacionales en el mundo, pero al mismo tiempo menos comprendido.

Gilberto Conde (coord.), Siria en el torbellino: Insurrección, guerras y geopolítica, México, El Colegio de México, 2016.

Estos son los kurdos: Análisis de una nación Ana Mercedes Alfaro Albarrán Instituto Tecnológico Autónomo de México

El estudio de Medio Oriente, sus transformaciones históricas y su configuración actual debe ir acompañado del conocimiento y entendimiento de dos de sus propiedades. Por un lado, Medio Oriente es una región en la que la pluralidad se enlista como una de sus principales características. Aunque comúnmente se asocia con los árabes y el Islam, en Medio Oriente cohabitan y se relacionan personas de diferentes etnias, religiones, len­ guas y culturas. Por el otro, esta heterogeneidad la convierte en una región de numero­ sos conflictos. La convivencia entre árabes, turcos, persas, kurdos, armenios, judíos, cristianos, musulmanes, entre otros, no siempre es armoniosa y genera problemas en diversas esferas, como la política, la económica y la social. Conectado a estas caracterís­ ticas se encuentra un tema de amplio interés cuando de estudios de Medio Oriente se trata, la cuestión kurda.

215 Reseñas

Los kurdos son un pueblo de entre 25 y 40 millones de personas, lo que los hace la nación más numerosa del mundo sin un Estado y la cuarta etnia más grande en Medio Oriente después de árabes, turcos y persas. La mayoría de ellos habita en un espacio geográfico denominado Kurdistán, que incluye territorios de Turquía, Irak, Irán y Siria. La cuestión kurda se refiere a la ambición de este pueblo por tener su propio Estado y la soberanía política de éste. En esta búsqueda, los kurdos conviven con pueblos de diver­ sos orígenes étnicos, religiones, culturas y con distintos gobiernos, lo que convierte el problema en multidimensional y, al mismo tiempo, en parte importante de las configu­ raciones de Medio Oriente. La literatura y los estudios sobre la nación kurda se encuentra en crecimiento a esca­ la global; sin embargo, Hispanoamérica aún dista de ser un centro importante de pro­ ducción de conocimiento sobre tal tema. Al compilar este libro, Manuel Férez Gil se propone crear un espacio y una herramienta de difusión de los estudios kurdos para la comunidad de investigadores de América Latina. Así, los textos de este libro permiten una aproximación a la cuestión kurda desde sus múltiples dimensiones y ayudan a res­ ponder preguntas como ¿quiénes son los kurdos?, ¿cuál es su identidad y qué la define?, ¿cuál ha sido su devenir histórico?, ¿cómo interactúan con otros pueblos?, ¿qué papel desempeña la mujer en esta sociedad?, entre otras. Los primeros capítulos, escritos por Ismail Besikci y Michael Gunter, sirven de intro­ ducción al ser una revisión histórica que va desde el origen de los kurdos hasta su situa­ ción actual en Medio Oriente, pasando por momentos importantes como la Primera Guerra Mundial, la desintegración del Imperio Otomano, la Segunda Guerra Mundial y el establecimiento de la Región Autónoma de Kurdistán en Irán en 1946. A estos siguen cinco capítulos en los que se abordan las interacciones de los kurdos en Irak, Turquía e Irán por separado. Éstos nos ofrecen información sobre la fundación de la Región Autóno­ ma Kurda de Irán, la relación del gobierno turco con los kurdos y el rezago político y económico de los kurdos en Irán. A continuación se presenta un capítulo que trata un aspecto importante de la nación kurda, la religión. Manuel Martorell habla de la religión original de los kurdos, el zo­ roastrismo, su influencia aún visible en la sociedad kurda, la asimilación del Islam, el sincretismo entre ambas religiones y de cómo la religión queda en segundo plano como elemento de identidad kurda. En los dos capítulos siguientes Ann-Catrin Emanuelsson trata el tema de la diáspora kurda; en el primero habla sobre el rol de ésta al interactuar con políticas transnacionales en un contexto de globalización y en el segundo sobre las oportunidades y limitaciones empresariales de los kurdos que viven en Occidente, espe­ cíficamente en Suecia e Inglaterra. A continuación, un capítulo que discute otros temas económicos y ofrece un estudio sobre la relación entre el desarrollo de la industria petro­ lera y el aparente declive de la industria agrícola en Kurdistán.

216 Reseñas

Los siguientes dos capítulos se dedican a las mujeres kurdas y a los “kurdos soviéti­ cos” respectivamente. En el texto escrito por Soheila Ghaderi-Mameli se discute el pa­ pel de la mujer kurda en su sociedad y también como parte del movimiento de liberación nacional, tanto en Medio Oriente como en países de Occidente. En el de Khanna Omarkhali se hace una revisión de aspectos demográficos de los kurdos que habitan en países de la ex Unión Soviética desde una perspectiva histórica y cultural. Además, hay dos capítulos sobre la lengua, su importancia como elemento creador de identidad, su relación con la educación y la búsqueda de equidad entre kurdos y los nacionales de los países en los que son una minoría significativa, como en Turquía. Por último dos ensayos más, en los que se relatan las experiencias de dos personajes kurdos importantes que se vieron forzados a dejar su tierra, uno al ser exiliado y otro al pedir asilo en Estados Unidos. Estos son los kurdos: Análisis de una nación cuenta con textos de autores con amplia experiencia en los estudios de la nación kurda, lo que hace de este libro una fuente con­ fiable para que la comunidad internacionalista de Hispanoamérica se aproxime al cono­ cimiento de este pueblo. Asimismo, proporciona al lector estudios desde diferentes disciplinas y perspectivas que son fundamentales para tener una imagen completa de esta nación, cuyas relaciones son parte importante de la configuración histórica y actual de Medio Oriente.

Manuel Férez Gil (comp.), Estos son los kurdos: Análisis de una nación, México, Porrúa, 2014, 340 pp.

Reseñas breves Jean Meyer Centro de Investigación y Docencia Económicas

Le djihad et la mort, de Olivier Roy, París, Seuil, 2016. Este ensayo claro e informado estudia la búsqueda deliberada de la muerte por los jóvenes terroristas. Se apoya en sus biografías para proponer un perfil-tipo del terrorista: hijo de inmigrados, no tan mal integrado, comete pequeños delitos antes de radicalizar­ se en la cárcel y cometer el atentado en el cual encuentra la muerte. La superpresencia de las fratrias subraya la dimensión generacional de la radicalización. Los radicales aquellos no se refieren nunca a la época colonial, tampoco a la lucha del pueblo palestino o a cualquier contexto histórico, con la sola excepción del tiempo cero del Profeta. Su reli­ gión es una talacha, como la de los conversos y salafistas, lejos de toda transmisión por los padres o la comunidad: una religión desculturada por la inmigración, mundializa­

217 Reseñas ción, secularización. Desde ese punto de vista, los jóvenes que se dan de alta a favor del Califato son los parientes de los asesinos en masa y de las personas que entran en sectas milenaristas suicidas: comparten la misma violencia nihilista. J.C.

Sauver Auschwitz?, de Jonathan Hayoun, documental, Francia, Arte, Effervescence, 2016, 52 minutos. El documental explora la memoria del lugar. Después de la guerra, los gambusinos exploran el campo de concentración abandonado, en busca del “oro de los judíos”. El museo nacional Auschwitz-Birkenau, creado en julio de 1947, está dedicado al martirio del pueblo polaco y a la lucha contra el fascismo. Al principio de la década de 1980, unas carmelitas se instalan en el recinto, hasta la intervención del papa Juan-Pablo II, para evitar una “cristianización” de la Shoah. Fueron necesarios muchos años para que el campo se volviera un “paradigma central de nuestra cultura”. A esa conflictividad de las memorias se suman los problemas generados por el turismo de masas. El documental hace eco de los trabajos del fotógrafo Ambroise Tézenas sobre el Tourisme de la désolation (Actes Sud, 2014), esa fascinación por la muerte que lleva a los visitantes a recorrer lu­ gares de sufrimiento. Pero, si son tantos los turistas, es que el lugar pudo preservarse, a pesar del esfuerzo sistemático del III Reich para borrarlo todo. Ahora, cuando levantan casas alrededor y desaparecen los testigos, uno puede preguntarse qué lugar ocupa este campo en nuestra memoria colectiva. Según Georges Didi-Huberman, importa “man­ tener viva la cuestión en una época en la cual Auschwitz, que pertenece a todo el mun­ do, corre el riesgo de volverse una gran respuesta sabelotodo, un espantapájaros del pensamiento o un lugar común” (Essayer voir, París, éditions de Minuit, 2014). A.H.

La revanche de l’histoire, de Bruno Tertrais, París, Odile Jacob, 2017. “Las pasiones ancladas en la Historia se afirman más y más como un resorte esencial de las relaciones de fuerza internacionales”. Daesh (el Califato, Isis) quiere borrar los acuerdos Sykes-Picot, Putin se proclama defensor de los rusófonos de todo el vecindario, Erdogan se refiere al pasado imperial turco… Este ensayo, inspirado por Thérese Del­ pech y Pierre Hassner, dos autores que subrayaron siempre la importancia de las pasio­ nes para analizar las relaciones internacionales, permite pensar este extraño regreso a la movilización del pasado para justificar las acciones del poder —un pasado a veces re­ compuesto para servir de causa—. Entre historia y geopolítica, manipulaciones y lla­ maradas de memoria, el autor nos lleva a una “vuelta al mundo de los fantasmas del pasado” nada tranquilizadora. En efecto, asistimos a la subida de tensiones en Asia con la vuelta de reivindicaciones nacionales sobre los espacios marítimos, la incesante reac­

218 Reseñas tivación de los conflictos religiosos y de identidad en el Medio Oriente, el regreso de la pasión imperial en Rusia, la dificultad para acabar con la violencia en los Balcanes, el repunte de nacionalismos en Europa (Hungría, Polonia). El libro concluye con una re­ flexión política realista sobre “el buen uso del pasado”, invita a desconfiar de los atajos históricos y de los simplismos sobre el arrepentimiento o el romance nacional. Lo único que siento: hubiera sido bueno retomar el tema de “la política de la justa memoria”, desarrollado por Paul Ricoeur en su Memoria, historia, olvido; pero el autor, con su re­ flexión informada, tiene el gran mérito de ofrecer siempre una visión muy matizada sobre cuestiones controvertidas. Marc-Olivier Padis (Esprit, mayo y julio-agosto de 2017.)

Y no tan breve: L’Ile aux cannibales, 1933, une déportation-abandon en Sibérie, de Nicolas Werth, París, Perrin, 2006. Es el primer libro en francés sobre el otro Gulag, él de los “pueblos de trabajo” crea­ dos de la nada, ideado por Genrikh Iagoda, el jefe del Directorio Político Unificado del Estado (ogpu) y Matvei Berman, el jefe del Gulag. En febrero de 1933 presentaron a Stalin un gran plan de deportación de dos millones de “elementos antisoviéticos de las ciudades y del campo” hacia Siberia occidental y Kazajistán. Los dos jefes argumentaban que la experiencia adquirida en los tres años anteriores, con la deportación de más de dos millones de kulaki, permitía emprender la deportación de “todos los elementos que con­ taminan la sociedad socialista en vías de edificación”: en 1933-1934, se instalaría un millón de “elementos” en Siberia y otros tantos en Kazajistán. Stalin dio su visto bueno. Sobre el islote fluvial, conocido hasta hoy por los ribereños como “la isla de los caní­ bales”, aislaron a finales de mayo a unos seis mil “elementos socialmente nocivos”, sin provisiones, ni instrumentos, a la intemperie. Sufrieron los tormentos del frío y la tor­ tura del hambre hasta el grado de que se dieron unos pocos casos de antropofagia. Pocas semanas después, cuatro mil “elementos” habían muerto o desparecido. En agosto, un joven dirigente local mandó una larga carta de veinte cuartillas a Stalin. Stalin estimu­ laba ese tipo de correspondencia, quería que “los comunistas de la base” le mandasen información directamente, sin pasar por la vía jerárquica. Stalin hizo circular la carta entre los más altos dirigentes y, el 23 de septiembre, el Politburo ordenó que se investi­ gara “el caso de Nazino” (nombre dado a la isla). Silenciado durante sesenta años, el “caso”, una microhistoria, permitió a Nicolas Werth, gran especialista de la historia de la represión en la URSS de Stalin,1 reconstituir

1 nicolas Werth publicó, entre otras obras, Etre communiste en la Union Soviétique sous Staline,1981; La vie quoti­ dienne des paysans russes de la Révolution a la collectivisation,1984; La Terreur et le désarroi. Staline et son système, 1997;

219 Reseñas no sólo el episodio, sino la breve, pero terrible historia del “otro” Gulag, la utopía de Iagoda y Berman, luego criticada por Stalin en los términos siguientes: “Una limpia ul­ trarrápida no sirve de nada. Hay que limpiar progresivamente y a fondo, sin arranques de caballo y paradas de burro, sin entusiasmo administrativo superfluo. Sería bueno dar­ se un plazo de un año para terminar la limpia. En lo demás, estoy de acuerdo” (p. 174). Según las estadísticas de la Dirección de los Poblamientos Especiales, en 1933 “desaparecieron” 367 457 “desplazados especiales”, o sea la tercera parte del total conta­ bilizado. La extrema precisión de las cifras no inspira confianza, pero se tiene una eva­ luación; además, todos los informes confidenciales de los responsables delo gpu pintan una situación terrorífica en los “pueblos de trabajo” de Siberia,U ral y el norte de Kaza­ jistán, diezmados por las epidemias, el hambre y la hambruna. El “caso de Nazino” desacreditó la utopía de los “poblamientos especiales” (alternativa a los campos de tra­ bajo del Gulag) y los grandes proyectos de colonización, por “elementos desclasados urbanos”, de los espacios vírgenes de Siberia y Kazajistán; no tanto por el número de las víctimas (la “deskulakización” de los años anteriores cobró muchas vidas), sino porque el episodio “sacó a la luz todos los disfuncionamientos de los “poblamientos especiales” y su fracaso económico” (p. 173). En consecuencia, a partir del otoño de 1933, los cam­ pos del Gulag vieron aumentar rápidamente su población. La hambruna de 1933 en los “poblamientos especiales” y “la isla de los caníbales” desplazaron de manera decisiva y definitiva el centro de gravedad del sistema Gulag, de los pueblos especiales hacia los campos de trabajo. En el mismo momento, la terminación de la obra faraónica del Bie­ lamorkanal, el canal del Mar Blanco al Báltico, obra celebrada por Gorki, acabó de convencer a los dirigentes de la eficacia superior de los campos. En cuanto a la “limpia” de las ciudades de todos los “elementos socialmente noci­ vos”, continuó: 500 mil deportados hacia los campos, entre agosto de 1933 y agosto de 1934; luego la expansión de la categoría “socialmente nocivo” o “peligrosidad social” mandó más y más gente al Gulag; obedeciendo a Stalin, el 30 de julio de 1937, Nikolai Yegov (Iagoda había caído en el “molino de carne”) firmó la “orden operacional del Comisariado del Pueblo (nkvd) número 00447 sobre la represión de ex kulaki, crimi­ nales y otros elementos antisoviéticos”, divididos en siete categorías. En un año arresta­ ron a 767 mil individuos, de los cuales 387 mil fueron fusilados, eso en el marco del Gran Terror de 1937-1938. Además, la historia de Nazino, tal como la estudió Nicolas Werth, nos presenta a Siberia como el Lejano Este soviético: en esos espacios inmensos y apartados, la violencia es omnipresente; las autoridades controlan muy mal una región que ellas mismas pobla­

Histoire de l’Union Soviétique, 1900-1991, 2008; Les proces de Moscou, 2006; L’Ivrogne et la marchande de fleurs: au­ topsie d’un meurtre de masse, 1937-1938, 2009; L’Etat soviétique contre les paysans. Rapports secrets de la police politique, 1918-1939 (con Alexis Berelowich, 2011); La Route de la Kolyma, 2012; Les Révolutions russes, 2017.

220 Reseñas ron con criminales, delincuentes, gente sin hogar ni trabajo; bandas armadas atacan los koljoz y matan a los escasos representantes del poder soviético. Todos andan armados, la vida humana no vale nada, la cacería del hombre sustituye la cacería de animales. La aniquilación del campesinado siberiano al principio de la década de 1930, el sector más dinámico del campesinado ruso, contribuyó mucho a esa violencia. Fue en aquel crisol donde fueron lanzados cientos de miles de proscritos. No sorprenderá al lector saber que cada año la tercera parte murió o desapareció, una proporción que no conmovía a los dirigentes que consideraban que ese nivel de bajas “no es particularmente alto frente a la dimensión excepcional de la empresa” (p. 167, lo entrecomillado es cita de un docu­ mento oficial). “Sobre la isla de Nazino, el hombre dejó de ser un hombre. Se transformó en cha­ cal”, escribe el joven Velichko en su carta a Stalin. No solamente en la isla, sino en todo el espacio del Gulag. Nicolas Werth concluye que “la utopía modernizadora de una ingeniería social purificadora y civilizadora perfectamente dominada hizo, de manera paradójica, surgir a la superficie todo un nudo de arcaísmos. En ese sentido el episodio de Nazino es a imagen y semejanza del proyecto estaliniano —y de su realidad”. Un libro terrible, y admirable.

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Perfiles

El protestantismo en la latinidad Cuestionamiento de una modernidad religiosa de ruptura*

Jean-Pierre Bastian** Universidad de Estrasburgo

Si Roma y latinidad son términos indisociables, Calvino no lo es menos como actor y símbolo primario de una reforma protestante antirromana del cristianismo como latinidad, que asoció el rigor jurídico de un discurso con la fuerza de la convicción. Desde luego, el término latinidad merece ser estudiado, dado que es problemático y abarca una diversidad de circunstancias y de Estados que lo rei­ vindican, desde las llamadas Europa y América latinas pasando por Rumania. No obstante, la latinidad puede entenderse como un espacio geopolítico y cultural específico del cual podemos distinguir características propias, entre éstas destacan los marcadores lingüísticos (los idiomas derivados del latín), jurídicos (en los que predomina el derecho romano sobre el derecho consuetudinario) y religiosos (la hegemonía del catolicismo) que se conjugan. Para nuestro objetivo, este último marcador es particularmente significativo, ya que define una referen­ cia común para Estados-nación cuyas culturas específicas se encuentran determi­ nadas por una referencia religiosa católica, unitaria y centralizada. La geografía de la latinidad está estrechamente ligada al marcador católico que trascendió las diferencias lingüísticas y forjó un sentimiento de unidad cultural construido históricamente por oposición, en particular, a otras áreas geopolíticas cuyos habitus religiosos eran distintos. De la misma manera que el Islam contribuyó a delimitar los frentes sur y este de la latinidad y la ortodoxia el frente oeste, el protestantismo define un conjunto mucho menos homogéneo de Estados-nación del norte de Europa. Al mismo tiempo, las proyecciones coloniales europeas en

* Traducción del francés Liliana Padilla. ** Doctor en historia por en Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México, trabaja en la Facultad de Teología Protestante del Departamento de Estudios Hispánicos y Latinoamericanos de la Universidad de Estrasburgo.

223 Jean-Pierre Bastian

América moldearon una configuración cultural y política bipolar amplificada durante la “europeización” de una América que oponía, a grandes rasgos, un centro y un sur latinos y católicos, a un norte anglosajón y protestante. Sin embargo, el protestantismo no es, desde el punto de vista histórico, una religión propia del espacio cultural anglosajón, germánico y nórdico. Fue, y con­ tinúa siendo, un componente religioso de la latinidad, aun cuando se caracteriza por su postura minoritaria, con algunas excepciones, en un contexto de hegemo­ nía católica. Esta relación entre el protestantismo y la latinidad debe explorarse en una perspectiva amplia —europea y americana— y de largo plazo; debe com­ prenderse en primer lugar a partir de las diferenciaciones cristianas introducidas por la Reforma del siglo xvi y su oposición al catolicismo; más adelante, será preciso entender cómo el protestantismo se mantuvo en un espacio político-reli­ gioso que pretendía erradicarlo y, por último, intentaré estudiar las evoluciones contemporáneas del protestantismo.

Reforma religiosa y heterodoxia en el espacio de la latinidad En el siglo xvi, nada predisponía al protestantismo naciente a limitarse a una geopolítica específica. Desde un inicio, se trató de un movimiento religioso con múltiples cabezas y sus figuras emblemáticas, como Lutero, Calvino y los predi­ cadores puritanos ingleses, subrayan efectivamente los diversos componentes espaciales y lingüístico-culturales del protestantismo. Es verdad que cada una de las tres reformas adoptó ciertos contornos culturales, políticos y lingüísticos es­ pecíficos, el calvinismo incluso conoció un auge tanto en ciertos länder alemanes como en los Países Bajos, en algnas zonas inglesas así como en Escocia (John Knox). No obstante, existe una afinidad electiva entre cierto tipo de protestantismo, el calvinismo y la latinidad, de manera que tanto el luteranismo como el puritanis­ mo inglés estuvieron prácticamente ausentes del espacio geopolítico latino, a excepción de las diásporas migrantes alemanas (luteranos del sur de Brasil y de Chile) e inglesas (grupos evangélicos escoceses o galeses en Argentina) del siglo xix en América Latina. Nada predisponía tampoco al protestantismo a ser un movimiento ultrami­ noritario en el espacio latino. Durante el siglo xvi, Francia era un territorio com­ partido desde el referente de la confesionalidad, y la relación de fuerzas religiosas y políticas hubiera podido inclinarse a favor de cualquiera de las existentes. Sin embargo, no sucedió lo mismo en la península ibérica, donde la lenta Reconquis­ ta contra el Islam llevó a una temprana concordancia entre identidad nacional y

224 El protestantismo en la latinidad: Cuestionamiento de una modernidad religiosa de ruptura afiliación religiosa. Esa es la razón por la cual, pese a algunosiluminados y otros conversos (como Luis Vives) y a las ideas de la Reforma, éstos fueron rápidamen­ te combatidos por el aparato de Estado cuyo Tribunal de la Inquisición, estable­ cido desde mucho tiempo atrás, manifestó un nuevo auge a partir de 1492. Dicho auge se presentó en una relación de fuerzas europea en la que Carlos V y más tarde Felipe II de España se convirtieron en los campeones de la Contrarreforma o Reforma Católica que estructuró una división europea bipartita de acuerdo con el principio de cuius regio, eius religio. Por eso, del Reino de Nápoles a los Países Bajos españoles, el catolicismo se estableció como la religión obligada por “órde­ nes del rey”, eliminando cualquier posibilidad de que las ideas de la Reforma se implantaran en esos territorios. Con la Reforma Católica, fruto del Concilio de Trento (1545-1563), la represión de las ideas heterodoxas se intensificó, y se persiguieron no sólo aquellas de las Reformas protestantes, sino también cualquier idea que pudiera provenir de un humanismo tolerante. El erasmismo, así como las nuevas ideas desarrolladas por el molinero —estudiado por Carlo Ginzburg1—, que fue condenado en 1570 por la Inquisición en Friuli debido a su materialismo pragmático, fueron reprimidas. Sucedió lo mismo con el catolicismo en el norte de Europa, donde continuó siendo la religión del extranjero, de tal manera que llegó a constituirse un frente religioso relativamente homogéneo después de la Paz de Westfalia (1648). Una “divergencia de desarrollo”2 se perfiló al oponer durante mucho tiempo una modernidad católica a una modernidad protestante. La primera expresión de esta divergencia apareció en la fractura de los Países Bajos españoles con la autonomía de las provincias del norte a principios del siglo xvii. Esta fractura se intensificó en las Américas, como lo señaló Hegel en su obra Lecciones sobre la filosofía de la historia universal.3 De acuerdo con Samuel Eisenstadt,4 podemos considerar que protestantismo y catolicismo forjaron en dicho territorio dos áreas civilizadoras contrapuestas; en el norte, una cultura informada por un protestantismo de pacto y una sociedad pionera condujo de cierta manera a la sociedad analizada por Tocqueville en La democracia en América, cuyo fundamento

1 Carlo Ginzburg, Le fromage et les vers, París, Aubier, 1993 [El queso y los gusanos, Barcelona, Muchnik Edito­ res, 1981]. 2 Alain Peyrefitte,La société de confiance. Essai sur les origines et la nature du développement, París, Odile Jacob, 1995 [La sociedad de confianza. Ensayo sobre los orígenes y la naturaleza del desarrollo, Andres Bello, 1996], pp.115-125. 3 Citado por Alain Peyrefitte,op.cit , pp. 355-356. 4 Samuel N. Eisenstadt, “Culture, religion et développement dans les civilisations de l’Amérique du Nord et de l’Amérique latine” en Georges Couffignal (ed.),Amérique latine, tournant de siècle, París, La Découverte, 1997, pp. 141-160.

225 Jean-Pierre Bastian era religioso; incluso cuando la igualdad racial no prosperó, el imaginario purita­ no moldeó un tipo de hombre y de sociedad igualitaria, apasionada por el trabajo y caracterizada por su sobriedad. Por el contrario, en el sur del río Bravo, en el área colonial hispano-portuguesa, el neotomismo consolidó los principios de un orden piramidal que legitimaba las diferencias raciales justificadas como “natu­ rales”; el barroco, con su delirio de la forma, fue la expresión por excelencia de una sociedad en la que predominaron la pasión sobre la razón, la ostentación sobre el ascetismo y la Inquisición sobre el libre arbitrio del individuo. El orden latino que se exacerbó en América revela el lugar reservado al protestantismo: fue per­ seguido por la Inquisición colonial como “secta de Lutero”, de la misma manera que aquellas de Mahoma y Moisés; clasificada como herejía, fue la religión del enemigo político y del competidor comercial, principalmente Inglaterra y las Provincias Unidas. Se convirtió poco a poco, durante el Siglo de las Luces, en el equivalente del tolerantismo y de las ideas de la modernidad liberal. Los libros de autores protestantes fueron confiscados y quemados de la misma manera que los de los filósofos franceses e ingleses. La alteridad protestante fue sinónimo de “exo­ geneidad”. La exclusión social del no católico y en particular del protestante se tradujo en el siglo xix en la configuración de los cementerios de los acatólicos que se pueden encontrar en el puerto de Valparaíso en Chile o en Roma (cerca de la basílica de San Pablo Extramuros), donde las tumbas del poeta inglés Percy She­ lley y del marxista italiano Antonio Gramsci conviven con las de los protestantes y francmasones italianos. La asimilación del hereje al extranjero y a las ideas subversivas del orden ca­ tólico nos remite a la creación de una simbiosis entre catolicismo e identidad protonacional. A ese respecto, el proceso que se efectuó en España desde los reyes católicos hasta el fin de la Reconquista (1492) con la identificación de la nación con el catolicismo tomó la forma, en las colonias, de un protonacionalismo del que habla Jacques Lafaye en su estudio Quetzálcoatl y Guadalupe;5 en el libro muestra cómo, en la Nueva España, la identidad mexicana embrionaria se estruc­ turó en torno del símbolo de la virgen morena de Guadalupe, que se convirtió poco a poco en el emblema del nacional-catolicismo. En todo el espacio colonial hispano-portugués se llevó a cabo, de manera temprana, un proceso similar, que

5 Jacques Lafaye, Quelzalcoatl et Guadalupe, la formation de la conscience nationale au Mexique, París, Gallimard, 1974 [Quetzalcóatl y Guadalupe, la formación de la conciencia nacional en México, México, Fondo de Cultura Económica, 2002].

226 El protestantismo en la latinidad: Cuestionamiento de una modernidad religiosa de ruptura

alcanzó su plenitud en el siglo xix, después de las independencias, con la consti­ tución de los Estados-nación y la consagración de los diferentes países a una re­ presentación mariana. A pesar de un feliz paréntesis durante el Edicto de Nantes, Francia no logró escapar de esta lógica que se tradujo en la trágica Revocación de 1685. Las abjura­ ciones en masa, las sentencias a las galeras, la guerra de los Camisards (1702-1704) y el refugio hugonote fueron todas manifestaciones resultado de un mismo proce­ so de identificación del catolicismo con el Estado-nación y de la exclusión de toda diferencia religiosa. La revolución de 1789 franqueó un umbral secularizador sin retorno que permitió al protestantismo volver a encontrar un lugar dentro del espacio nacional. Sin embargo, aun cuando éste se aclimató socialmente y de ma­ nera congruente con las ideas posrevolucionarias, continuó considerándose sospe­ choso de una virtual traición de los valores nacionales y, con mayor razón al ser el enemigo desde ese momento de los ingleses y, más tarde, de los prusianos.6 La oposición católica a la Revolución Francesa y la lucha entre “la Iglesia y la burguesía”,7 definieron los términos del debate en torno a la construcción de la modernidad latina. Ésta se gestó en un ambiente de tensión y ruptura entre aque­ llos que buscaban una modernidad en continuidad con los valores católicos y quienes creían que no era posible secularizar a las sociedades latinas sin limitar el catolicismo a la modernidad liberal. Este combate se intensificó en todo el espacio latino a lo largo de los siglos xix y xx y provocó, entre otros conflictos, las guerras civiles entre las dos Españas (1936-1939) y los dos Méxicos (1858-1860 y 1926- 1929), así como los conflictos de las dos Francias, que opusieron de manera es­ quemática el campo laico y republicano al campo católico y ultramontano. La fractura que se perfiló designó el espacio posible para el protestantismo, que se encontró forzosamente del lado de la modernidad liberal y republicana.

Protestantismo y modernidad liberal en la latinidad El protestantismo no pudo (re)nacer ni desarrollarse plenamente en el espacio latino hasta la segunda mitad del siglo xix, bajo el amparo de los regímenes y las constituciones liberales y republicanas, que aseguraron las libertades fundamen­ tales de asociación, educación y culto. Esa es la razón por la que, hasta ese mo­

6 véanse Jean Bauberot y Valentine Zuber, Une haine oubliée ? L’anti-protestantisme avant le pacte laïque 1870- 1905, París, Albin Michel, 2000, y Jean Bauberot, “1905-2005 : La laïcité française et les minorités reli­ gieuses”, Etudes Théologiques et Religieuses, vol. 82, núm. 1, 2007, pp. 67-80. 7 véase Émile Poulat, Église contre bourgeoisie. Introduction au devenir du catholicisme actuel, París, Casterman, 1977.

227 Jean-Pierre Bastian mento, se mantuvo como un asunto de extranjeros aceptados por su contribución específica a la nación o una cuestión de herejes que debía limitarse a la univocidad católica o ser condenada. Una excepción fue la zona suiza romanda y en particular el Estado-ciudad de Ginebra, unido a la Confederación Helvética, a la misma distancia política y religiosa de Saboya y de Francia, ambas católicas. Ginebra es la única “nación” latina en la que el protestantismo se convirtió en religión de Estado sin imposición externa y donde el término Iglesia nacional protestante perdura hasta hoy a pesar de la separación de la Iglesia y del Estado en 1909 y del colapso estadístico de sus creyentes (16% de protestantes en el cantón de Ginebra en 2000)8. En los cantones vecinos de Vaud y Neuchâtel, las conversiones al pro­ testantismo desde la Reforma estuvieron condicionadas por la conquista bearnesa en el primer caso y por la dominación prusiana en el segundo, lo que los hizo bascular o los mantuvo en la órbita del protestantismo reformado. En cualquier otro lugar, fuera de la irreductible minoría valdense del Piamonte italiano, del territorio de Montbéliard bajo la tutela de la orden de los Orange-Nassau, de la zona alsaciana en la frontera entre la germanidad y la latinidad, de la etnia mis­ kita convertida en morava bajo la tutela inglesa en la costa atlántica de Nicaragua, el protestantismo estuvo ausente de los antiguos regímenes latinos. Por lo tanto, los triunfos republicanos y sobre todo la adopción de los principios de libertad de culto fueron la condición sine qua non para que renacieran los grupos sociales protestantes en la latinidad. En cada país, los ritmos políticos específicos condu­ jeron a ello, aun cuando la amalgama de los términos heterodoxia y protestantis­ mo continuó muy arraigada en el inconsciente colectivo, en particular en América Latina y en la península ibérica. Un corrido de la época de la Reforma liberal (1854-1860) en México deja un testimonio explícito de ello: “Madre mía de Guadalupe, que gane la religión, que protestantes tenemos y corrompen la razón”. Éste merece una breve exégesis. Razón y religión eran sinónimos para los mexicanos de la época. La “razón” era aqulla de la neoescolástica tomista forjada en Roma, que influía en la corriente ultramontana predominante en el seno del catolicismo, antimoderna y antiliberal. El uso del término protestante era parti­ cular, dado que no existía todavía ninguna asociación de este tipo en la sociedad mexicana de la década de 1850, a excepción de la presencia limitada de extranje­ ros. En continuidad con la terminología de la Inquisición, el término se aplicaba

8 Le paysage religieux en Suisse, Oficina Federal de Estadística,N euchâtel, 2004, p. 17.

228 El protestantismo en la latinidad: Cuestionamiento de una modernidad religiosa de ruptura de manera genérica a toda acción que se situara fuera de la lógica católica. La acusación de corrupción de la razón tenía entonces que ver con el proceso de se­ cularización que el protestantismo, entre otros factores, había contribuido a poner en marcha y que se percibía como una amenaza para el orden social corporativis­ ta fundado en la razón católica y tomista. Hasta la década de 1860 era difícil percibir en América Latina, así como en España, Portugal, Italia o la Valonia expresiones religiosas que no fueran católicas o subordinadas a la Iglesia. Con los triunfos de las minorías liberales y so pretex­ to de las constituciones que establecían la libertad de culto o al menos la toleran­ cia religiosa, el protestantismo se perfiló en la latinidad católica como una sociedad de pensamiento. Retomando los análisis de Furet referentes a las logias y los grupos sociales revolucionarios en la Francia previa a 1789,9 es conveniente considerarlas como laboratorios en los que se gestaba un nuevo tipo de ciudadanía, y donde se anticipaban los valores y las prácticas democráticas. En la lógica de las sociedades de pensamiento, el protestantismo promovía un “espíritu de asociación” que se oponía al “espíritu de cuerpo” de la sociedad católica. Movimiento necesa­ riamente limitado y de conversión, el protestantismo fue un cristianismo ético que atrajo a minorías liberales en busca de una modernidad religiosa y democrá­ tica a la vez, por eso interesó en primera instancia a los sectores sociales nuevos (obreros, empleados, pequeños propietarios rurales, trabajadores, jornaleros, pro­ fesores…) deseosos de romper con los tipos de dominación legitimados por el orden católico y conservador. De esta manera, se encontró estrechamente ligado con las logias de la segunda mitad del siglo xix y con las sociedades de ayuda mutua en las que florecía un socialismo cristiano en el sector obrero. También contribuyeron a las fuerzas del progreso en los campos de la educación, la salud y la democracia. Portadoras de una cultura política y religiosa liberal, las sociedades protestantes manifestaron un civismo republicano cuyo calendario festivo conme­ morativo se opuso punto por punto al calendario de las fiestas patronales católicas, por ejemplo en México.10 A favor del triunfo liberal y republicano, las sociedades protestantes florecieron durante la Primera República Española (1868-1874), para más tarde ser reprimi­ das y entrar en la clandestinidad, antes de resurgir durante la Segunda República

9 François Furet, Penser la révolution française, París, Gallimard, 1978 [Pensar la Revolución Francesa, Barcelona, Ediciones Petrel, 1980]. 10 Jean-Pierre Bastian, Los disidentes, sociedades protestantes y Revolución en México, 1872- 1911, México, Fondo de Cultura Económica, 1989.

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(1931-1936) y ser nuevamente reprimidas poco después del triunfo franquista. Surgidas en México durante el periodo de la República Restaurada (1867-1876), que se caracterizó por su liberalismo radical con un fuerte tono anticatólico, éstas participaron más tarde en el movimiento de resistencia a la dictadura liberal conservadora de Porfirio Díaz (1876-1911), quien practicó una política de con­ ciliación activa con los intereses de la Iglesia Católica. Éstas se encontraron así a la vanguardia de la lucha revolucionaria que hizo caer el régimen en 1911. En todas partes de América Latina estuvieron en diferentes momentos estrechamen­ te ligadas a los movimientos de renovación política y liberal y perseguidas por los regímenes conversadores. Estas sociedades protestantes constituyeron un frente liberal anticatólico que no amenazaba en lo absoluto la hegemonía de la Iglesia Católica en el terreno religioso; sin embargo, ésta reaccionó de manera sistemática contra los movimien­ tos protestantes y espiritistas mediante constantes cartas pastorales de condena tanto en las diócesis y como en las conferencias episcopales. Esto se llevó a cabo en el marco de conflictos más amplios que oponían a liberales y católicos; ese fue el caso a lo largo de la segunda mitad del siglo xix y la primera mitad del xx. En México, las persecuciones a personajes protestantes y liberales fueron continuas durante el Porfiriato (1876-1911) y perduraron de manera esporádica a lo largo del siglo xx con explosiones puntuales. En Colombia, después del interludio li­ beral, sucedió lo mismo a partir de 1889 con el restablecimiento de la “Repúbli­ ca Católica”; persecuciones particularmente fuertes tuvieron verificativo durante el periodo llamado de “la violencia”, de 1948 a 1952, que afectó tanto a protes­ tantes como a liberales. Estas actitudes, respaldadas de manera más o menos abierta por la jerarquía católica, se replicaron en toda la región, como fue el caso en Guatemala o Perú. Se trataba de un enemigo claramente identificado y redu­ cido al término peyorativo de “secta” en el sentido forjado por la Inquisición co­ lonial. La lucha ideológica y teológica se convirtió en un proceso de larga duración, que recomenzó particularmente con el Syllabus de 1864 y las condenas intransi­ gentes de Pío IX. El protestantismo se percibía como el punto de partida del error moderno, con el cual la Iglesia no podía transigir a ningún precio, y era comba­ tido de la misma manera que otras ideologías liberales y socialistas. A lo largo del siglo xix, los términos protestante y comunista se yuxtapusieron con frecuencia en las denuncias contra personajes revolucionarios, tanto por la derecha católica tanto como por la jerarquía eclesiástica. En América Latina se sumó además un antiamericanismo ligado al hecho de que las organizaciones

230 El protestantismo en la latinidad: Cuestionamiento de una modernidad religiosa de ruptura protestantes latinoamericanas habían surgido como consecuencia de sociedades misioneras protestantes estadounidenses, que habían financiado una red relativa­ mente significativa de escuelas primarias, secundarias y superiores; estas últimas buscaban reclutar a las élites y se encontraban en competencia directa con las escuelas católicas de renombre. Mientras la Iglesia y los conservadores defendían un panhispanismo que tenía sus raíces ideológicas en el pensamiento de los cató­ licos españoles Jaime Balmes (1810-1848) y Juan Donoso Cortés (1809-18853), los protestantes fundaban sus creencias en el krausismo y el liberalismo españoles de Emilio Castelar (1833-1899) y de Miguel de Unamuno (1864-1936), así como en el panamericanismo que promovía la revista dirigida a las élites, La Nueva Democracia (1920-1962). La Iglesia intensificó la producción de panfletos que atacaban a las “sectas protestantes” y las cartas pastorales que las denunciaban; así como los procesos de excomunión de los fieles que se atrevían a unirse a ellas. En el contexto de la lucha contra el comunismo, la confirmación del nacional-cato­ licismo tomó la forma de las consagraciones en los diferentes países de la región de figuras marianas, en México con laV irgen de Guadalupe en 1895, y más tarde el Sagrado Corazón de Jesús (Ecuador en 1874, Colombia en 1902, Costa Rica en 1921, Bolivia en 1925 y Panamá en 1959). El erguimiento del monumental Cristo Rey en México (Cerro del Cubilete), en Chile (Cristo de los Andes) o en Brasil (Corcovado) son ejemplos notables. Los no católicos eran de esa manera vistos como discípulos del anticristo y se ponía en duda su lealtad a la nación. Como para el resto de la Europa latina, la Iglesia Católica española adoptó en el siglo xix posturas ultramontanas e intransigentes en la línea de la encíclica Quanta cura y del Syllabus (1864) así como del Vaticano I (1870). La intransigen­ cia se enriqueció con pensadores como Donoso Cortés,11 cuya pluma se puso al servicio del antiliberalismo y el antirrepublicanismo;12 ese tipo de expresiones se intensificaron con la “Revolución Gloriosa” de 1868 y frente a una efímera Pri­ mera República cuya Constitución de 1869 consagró la libertad religiosa. Res­ paldado por el triunfo liberal y republicano, el evangelismo español surgió con la creación de la Iglesia Evangélica española en Sevilla el mismo año, pero el movi­ miento no se limitó sólo a una provincia propicia para las protestas (anarquismo) contra el poder castellano: de manera casi simultánea una iniciativa similar, ar­ ticulada a la primera, se manifestó en Madrid, donde el terreno fue sin embargo

11 Émile Poulat, op. cit. 12 William J. Callahan, The Catholic Church in Spain, 1875-1998, Washington D.C., The Catholic University of America, 2000.

231 Jean-Pierre Bastian mucho menos fecundo. El regreso de la monarquía, a partir de 1876, conllevó una política restrictiva en materia religiosa caracterizada por la nueva constitución de 1878, que redujo en su artículo 11 el ejercicio del culto religioso no católico al espacio privado y consideró durante mucho tiempo el evangelismo como parte de un movimiento liberal radicalizado por su postura anticatólica. Ese breve recuen­ to de la coyuntura histórica que vio nacer el evangelismo español permite com­ prender un aspecto constitutivo del movimiento. Lejos de ser en un principio, desde un punto de vista sociológico, un fenómeno sectario, fue sobre todo una forma de sociabilidad inspirada en el modelo de las sociedades de pensamiento. Si consideramos los diversos aspectos (conversionista, milenarista, taumaturgo, revolucionario, reformista) destacados por Wilson13 para describir el prototipo de una secta, ninguno de ellos es pertinente para describir al movimiento evangéli­ co ibérico del siglo xix, a excepción del conversionista. Pero la conversión busca­ ba promover una visión del mundo a la vez religiosa y política articulada a la modernidad liberal en términos de reivindicación de la tolerancia, el derecho cí­ vico, la educación, el pluralismo y la secularización. Lejos de ser un conversionis­ mo de tipo sectario, su objetivo era difundir los valores religiosos del liberalismo y buscar la reforma religiosa, intelectual y moral de España. Así, la definición que Furet proporciona de la sociedad de pensamiento como laboratorio donde se an­ ticipan las prácticas y los valores de la modernidad y donde se construye un nuevo modelo de sujeto, el ciudadano de la democracia representativa, correspon­ de mejor a estas expresiones del liberalismo político sobre el plano religioso que fueron los evangelismos ibéricos en sus inicios. La demostración podría extender­ se fácilmente a Italia, donde se desarrollaron nexos similares entre grupos sociales protestantes muy reducidos, logias y Risorgimento,14 o en Portugal, donde el adve­ nimiento de la Primera República (1910-1926) coincidió con el florecimiento de las sociedades de pensamiento, incluyendo las protestantes. Una de las figuras del protestantismo italiano es precisamente el que fuera sacerdote, patriota liberal y revolucionario, Alessandro Gavazzi (1809-1889), capellán de Giuseppe Garibal­ di (1807-1882). Poco después de la liberación de Roma en 1870, fundó la chiesa libera evangelica italiana, cuyo templo está situado de manera simbólica al borde del Tíber, en el Puente Sant’Angelo, frente al castillo Sant’Angelo y el Vaticano.

13 Bryan Wilson, Les sectes religieuses, París, Hachette, 1970. 14 Jean-Pierre Viallet, “Anticléricalisme et laïcité en Italie. Bilan historiographique”, Mélanges de l’Ecole française de Rome. Moyen-Age, Temps modernes, vol. 98, núm. 2, 1986, pp. 837-862, y Giorgio Spini, Risorgi­ mento e protestanti, Milán, Mondadori, 1989.

232 El protestantismo en la latinidad: Cuestionamiento de una modernidad religiosa de ruptura

La idea de un frente de grupos sociales opuestos al orden nacional-católico da cuenta de manera típica del nexo estrecho que, por ejemplo, los pastores y los fieles protestantes españoles mantuvieron con otras sociedades de pensamiento, como las logias, las sociedades obreras de ayuda mutua, los clubes políticos libe­ rales y los círculos espiritistas durante el último tercio del siglo xix y de nuevo, de manera intensa, durante el triunfo de la Segunda República de 1931 a 1936.15 Esos grupos sociales compartieron una comunidad de destino frente el ascenso del nacional-catolicismo y conformaron ámbitos privilegiados de inculcación y for­ mación de los valores liberales, por lo tanto, podemos comprender con mayor agudeza por qué el evangelismo español fue cercano al movimiento filosófico krausista español,16 que buscaba, de manera opuesta tanto al catolicismo intran­ sigente como al positivismo, reconciliar razón y fe, ciencia y ética, modernidad secularizadora y cristianismo.17 Este evangelismo se desplegó en diálogo con uno de los grandes intelectuales españoles de la época, el filósofo Miguel deU namuno (1864-1936), quien buscaba la reforma religiosa y moral de España como premi­ sa para la transformación económica y social.18 Restablecer esta lectura es de una importancia capital para comprender uno de los polos, ultraminoritario, del evangelismo ibérico contemporáneo, que surgió como consecuencia directa de esta experiencia, polo con tendencia a desaparecer en la medida que, frente a los regímenes políticos represivos en materia política y religiosa, la dimensión pie­ tista y fundamentalista del evangelismo tomó poco a poco el control, sobre todo durante la terrible noche franquista. En otros términos, mientras el modelo de la sociedad de pensamiento se difuminaba, el de la secta conversionista en el sentido wilsoniano se fortaleció con la expansión limitada de los Bautistas, las Asambleas de Hermanos (Brethren of Plymouth), los Adventistas, los Testigos cristianos de Jehová y otras sociedades protestantes similares. No obstante, en la memoria evangélica española contemporánea, la conciencia de los comienzos fundadores perdura y contribuye a alimentar cierta representación del yo y de su relación con la sociedad. Sucede lo mismo en Portugal y en Italia, donde las iglesias protestan­ tes históricas se ven hoy confrontadas con la explosión de iglesias evangélicas y pentecostales que reclutan miembros dentro de las poblaciones de inmigrantes.

15 Jean-Pierre Bastian, “Le lien maçonnique des dirigeants protestants espagnols, 1869-1936”, Revue d’Histoire et de Philosophie Religieuse, 2004, núm. 3, pp. 265-287. 16 Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832), hegeliano de derechas cuyo pensamiento se difundió en Espa­ ña a partir de la década de 1850 gracias a Julián Sanz del Río (1814-1862) y la Escuela Libre de Enseñanza. 17 Juan José Gil Gremades, Krausistas y liberales, Madrid, Dossat, 1981. 18 Segundo Serrano Poncela, El pensamiento de Unamuno, México, Fondo de Cultura Económica, [1953] 1978.

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Sería demasiado ambicioso intentar rastrear los vínculos del protestantismo y el Estado francés en el siglo xix. Su historia difiere un poco de aquella de sus vecinos ibéricos e italianos en la medida en que perduraron verdaderos enclaves protestantes en varios territorios —Cévennes, Béarn, Poitou, Alsace-Moselle— donde predominada todavía la lógica de cuius regio, eius religio, a pesar de las persecuciones y del exilio. Después del primer intento napoleónico de seculariza­ ción, en el que las iglesias protestantes históricas (luterana y reformada) se bene­ ficiaron del régimen de culto reconocido, los actores protestantes se lanzaron a un segundo umbral mucho más radical, en el que predominó una lógica de frente asociativo liberal, francmasón, espiritista y protestante contra los partidarios del orden católico. En la guerra de las dos Francias, los protestantes se convirtieron en los húsares de la República, defendiendo los principios de laicidad, por eso fueron actores centrales (Ferdinand Buisson) en las reformas escolares de la década de 1880, en la puesta en marcha de la ley de separación de 1905 (Louis Méjean), así como en la promoción de la solidaridad asociativa. De manera general, las iglesias protestantes se posicionaron del lado de la República. Sin embargo, a pesar del triunfo de los principios de laicidad, éstas no lograron cobrar los divi­ dendos de su apoyo a la República ni salir de los territorios históricos en donde habían estado confinadas desde el final de las guerras de religión del sigloxvii . Las élites protestantes se disolvieron en la República y el protestantismo se transformó en un cuerpo reconocido entre muchos otros, constitutivo de una nación en donde, como asegura Jean Baubérot “el rechazo del pluralismo continuó siendo violento […] lo que creó a su vez una sospecha típicamente francesa contra la religión, considerada responsable” de un atentado contra la libertad de pensamiento.19

La relación problemática entre el protestantismo y la latinidad contemporánea Esta dificultad del protestantismo, incluso en un contexto favorable como el de la Tercera República francesa, de conquistar a las masas en el contexto latino merece un análisis detenido. En efecto, tanto en la Europa latina como en Amé­ rica Latina, la religiosidad protestante continuó siendo ultraminoritaria con la excepción de la Suiza romanda ya mencionada. ¿Por qué una religión depurada y con afinidad electiva con la modernidad liberal no logró imponerse, aun cuando ciertas élites liberales hayan llegado incluso a desear su difusión con el objetivo

19 Jean Baubérot, “1905-2005: La laïcité française…”, op. cit., p. 68.

234 El protestantismo en la latinidad: Cuestionamiento de una modernidad religiosa de ruptura de que “los indios aprendan a leer en vez de a encender cirios”, como afirmaba el presidente liberal mexicano Benito Juárez (1806-1872)? ¿Por qué Francia conti­ nuó siendo un país laico de cultura católica aunque las condiciones políticas eran favorables para la privatización de lo religioso y, por consiguiente, para la difusión de una religiosidad centrada en una cultura pluralista de la elección, que fuera más allá tanto del comunitarismo político-religioso católico como del monismo laico-republicano? ¿Por qué el protestantismo, que se vio beneficiadoa priori de un elemento positivo que lo asociaba al bienestar de los pueblos del norte de Europa y al despliegue del capitalismo, no atrajo a las élites en España, Portugal, Italia o América Latina? Busquemos en Unamuno una respuesta a esta pregunta. Él es sin duda uno de los intelectuales ibéricos que más reflexionó acerca de la relación entre religión y modernidad en España.20 Convencido de que sólo una reforma religiosa podría aportar al país el bienestar económico y cultural al que aspiraba, simpatizó con los grupos sociales protestantes, sin jamás convertirse. Su anticatolicismo no lo condujo a negar los valores cristianos constitutivos de la identidad española. Re­ ceptivo a la teología protestante alemana, consideraba sin embargo que el protes­ tantismo era una religión más acorde con la frialdad nórdica; no la consideraba como una religiosidad capaz de nutrir la necesidad estética, de emoción y de mís­ tica constitutiva de la idiosincrasia española y de la que San Juan de la Cruz era una de las figuras capitales. Él planteó la necesidad de una “revolución religiosa para los pueblos latinos, algo que sea equivalente a lo que fue la Reforma para los pueblos germanos y anglosajones”. Profundamente impresionado por la teolo­ gía protestante liberal alemana (Harnack, Ritschl), estaba en busca de una reforma religiosa acorde con lo que él consideraba “el alma española”. Unamuno condena­ ba el catolicismo dogmático y jurídico, sin adoptar completamente las ideas protestantes liberales, demasiado racionalistas para su gusto o, por el contrario, amenazadas por el endurecimiento de la literalidad bíblica. Según él, el protestan­ tismo oscilaba “entre la esclavitud de la letra y el racionalismo que evapora la vida de la fe”. Buscaba más bien una religiosidad original, latina y española, que pu­ diera inscribirse en la mística del catolicismo de la reforma de Ignacio de Loyola, al mismo tiempo que integrase ciertos aspectos fundamentales de la Reforma protestante del siglo xvi. El “sentimiento trágico de la vida” que lo habitaba venía

20 véanse José María Martínez Barrera, Miguel de Unamuno y el protestantismo liberal alemán, una aproximación critica al estudio de la personalidad del escritor vasco, Caracas, Talleres de la Imprenta Nacional, 1982, y Segun­ do Serrano Poncela, op. cit.

235 Jean-Pierre Bastian de esa discrepancia entre el alma española y la modernidad que se imponía del exterior. Para él, sólo una religión capaz de reunir el rigor ético del protestantismo con la exigencia estética y emotiva latina podría conquistar al pueblo español. Podemos preguntarnos si la actual explosión pentecostal21 que sacude Améri­ ca Latina y de manera marginal la Europa latina —pero de forma intensa a las minorías protestantes—, no podría explicarse en esta perspectiva como una res­ puesta a Unamuno. Merece estudiarse con profundidad, en la medida en que hoy los pentecostalismos representan la mayoría de las organizaciones protestantes en un contexto latino y en cuanto han transportado el protestantismo latino de su centro histórico europeo a las periferias de Occidente. El protestantismo latino europeo (alrededor de cinco millones de creyentes) tiene una relación numérica de uno a doce frente al protestantismo latinoamericano, principalmente de expre­ sión pentecostal (alrededor de sesenta millones de creyentes). Surgido en Estados Unidos a principios del siglo xx, el pentecostalismo forma parte, en su génesis estadounidense, del protestantismo emocional que extrae del metodismo una gran devoción, centrada en la participación del sujeto en su salvación individual. Re­ ligiosidad práctica, se estructuró en torno a tres tipos de manifestaciones que generan entusiasmo: la glosolalia, las prácticas taumatúrgicas y el exorcismo, insertas en una religiosidad de la alabanza y de la emoción. Se dispersó rápida­ mente por el mundo y se estableció de manera muy temprana, desde 1910, en América Latina; se mantuvo como una religiosidad encubierta e invisible duran­ te la primera mitad del siglo xx, pero luego experimentó un auge y un crecimien­ to exponencial desde hace una treintena de años, gracias al fenómeno conocido como globalización. Extremadamente flexible en sus formas de culto y poco exi­ gente desde el punto de vista de la formulación teológica, se convirtió en la nue­ va religión popular latinoamericana al reunir el hiperarcaísmo de la ritualidad mágico-religiosa con la hipermodernidad mediática; al mismo tiempo que ofrece un estilo de vida moralmente riguroso en ruptura con el laxismo ambiente y el ethos católico. Un buen número de sociedades protestantes históricas han adopta­ do las prácticas pentecostales con el fin de frenar la pérdida de creyentes que amenazaba su existencia misma. Ocurrió lo mismo en la Iglesia Católica que, mediante una renovación carismática, introdujo las formas y las prácticas pente­ costales de alabanza. Lejos de limitarse a las fronteras de América Latina es, junto

21 Jean-Pierre Bastian, La mutación religiosa de América Latina. Por una sociología del cambio social en la modernidad periférica, México, Fondo de Cultura Económica, 1997.

236 El protestantismo en la latinidad: Cuestionamiento de una modernidad religiosa de ruptura con el evangelismo, la forma de protestantismo con mayor auge en la península ibérica, así como en Francia e Italia, en las diásporas migrantes y en el contexto de los grupos étnicos gitanos. En cierto modo, está realizándose frente a nuestros ojos lo que Unamuno deseaba. Esta religiosidad iconoclasta, alejada del protes­ tantismo racionalista y del catolicismo barroco, puede interpretarse más como una religiosidad emocional característica de la latinidad que como la expresión de una ética protestante informada por una teología elaborada de manera siste­ mática. El avance del pentecostalismo confirmaría el fracaso del protestantismo de la Reforma en el contexto latino y la receptividad de la región a expresiones religiosas emotivas capaces de compensar, en el caso de América Latina, la tensión entre tradición y modernidad. América Latina continúa siendo una región en la que se manifiesta una desar­ ticulación o una inadecuación entre las fuerzas económicas racionalizadoras y las lógicas políticas y culturales. Vive su relación con la modernidad de manera trá­ gica, en lo que concierne a esta tensión entre valores y racionalidad. Un intelectual mexicano lo comprendió particularmente bien cuando escribió:

¿No será precisamente la condena que pesa sobre los hombres de nuestro tiempo… el tener que ser católicos dentro de una situación que podríamos llamar de protestantismo secularizado, la situación efectiva del mundo actual? Aquí está justamente el planteamiento de lo que le ha ocurrido al hombre latinoamericano, nacido a la vida y a la historia desde el catolicismo español […] y que, sin embargo, tiene que comportarse social, política, económicamente hablando, dentro de una sociedad, una política y una economía que les es dada desde un pro­ testantismo secularizado, que no es el de su origen. ¿No se explicará así el desgarramiento permanente, la doble vida, la hipocresía, ese horror que es aparentar, simular que estamos de acuerdo con la lógica de la sociedad industrial, con los valores políticos modernos y con la economía neoliberal contemporánea cuando, en realidad, no se corresponden con el mundo en el que hemos nacido y los valores en los que nos hemos formado?22

Subrayar la tensión entre mentalidades, comportamientos y un desarrollo im­ puesto desde una modernidad mal asumida, porque ha sido vivida como extraña desde el punto de vista de los valores, sitúa la cuestión protestante dentro de la modernidad periférica o en “el extremo de Occidente” que es América Latina.23

22 Enrique González Pedrero, “Reflexiones barrocas”,Vuelta , núm. 162, 14 de mayo de 1990, p. 26; las cur­ sivas son del original. 23 Alain Rouquie, Amérique latine: introduction à l’extrême Occident, París, Seuil, 1987.

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La tensión entre valores religiosos exógenos y habitus puede retomarse al con­ trario y de una manera distinta en lo referente a la Europa latina, que evolucionó hacia una modernidad secular y el catolicismo integró en gran medida los valores seculares. El protestantismo perdió por consiguiente la característica que lo dis­ tinguía y que le aseguraba cierto reconocimiento, su carácter vanguardista, ya que éste se diluyó en esta modernidad secular, al punto de ya no ser reconocido más que por sus entusiasmos sectarios, ligados a los pentecostalismos de las diásporas migrantes, que deben de ser analizados respecto de su relación con el protestan­ tismo histórico. Como hizo notar Jean-Paul Willaime:

La emoción es socialmente inestable y quizá es fácil de manipular. También se encuentra se­ mánticamente disponible, como es el caso de la interpretación de la glosolalia. Si el pentecos­ talismo representa cierta cultura de la emoción, aquella que se inscribe en el universo del cristianismo protestante, este marco simbólico puede eliminarse en beneficio de una religión experiencial, semánticamente moldeable y fluctuante de acuerdo con las circunstancias y la inspiración de tal o cual actor. La disponibilidad semántica permite todo tipo de codificaciones. De ahí el surgimiento de grupos de los que podemos legítimamente preguntarnos si forman parte del universo pentecostal24 y, yo añadiría, protestante. Desprovisto de intelectuales, en el sentido del teólogo portador de una hermenéutica crítica, este protestantismo emocional se perfila, en particular en las periferias latinoamericanas de la latinidad, como una forma regresiva de protestantismo y es más una consecuencia del estallido de lo religio­ so en la modernidad tardía que un movimiento de reforma intelectual y moral. Se vincula, como observó con agudeza Pierre Chaunu en 1965, con “ese cristia­ nismo sin sacerdote de una parte de las masas”.25 Retomando algunos cuestiona­ mientos ya formulados previamente sobre la evolución del protestantismo en América Latina,26 Sébastien Fath lleva al extremo la observación acerca de la evolución del medio evangélico en Francia cuando advierte que “la tendencia al ‘todo carismático’ invita a un cuestionamiento más amplio: una parte del movi­ miento pentecostal-carismático, ¿no se encuentra en vías de separarse del protes­ tantismo (incluyendo la rama evangélica)? Podríamos incluso ir más lejos y

24 Jean-Paul Willaime, “Le pentecôtisme, contours et paradoxe d’un protestantisme émotionnel”, Archives des Sciences Sociales des Religions, núm. 105, 1999, p. 9. 25 Pierre Chaunu, “Pour une sociologie du protestantisme latino-américain”, Cahiers de Sociologie Économique, núm. 12, 1965, pp. 5-18, esp. p. 17. 26 Jean-Pierre Bastian, Le protestantisme en Amérique latine: une approche socio-historique, Ginebra, Labor et Fides, 1994, p. 273.

238 El protestantismo en la latinidad: Cuestionamiento de una modernidad religiosa de ruptura preguntarnos si en realidad la ruptura no se ha consumado ya”.27 Desde esta pers­ pectiva, los pentecostalismos serían en menor medida protestantismos que cris­ tianismos de la emoción. Formarían parte plenamente de la desintegración o fragmentación de lo religioso bajo un modo comunitarista en el espacio urbano transnacional, dentro de una lógica de mercado donde predomina el culto del espectáculo sobre el culto a la verdad. Y es que, al globalizarse, lo religioso se homogeneizó, de la misma manera que las modas vestimentarias o alimentarias. Debemos ser capaces de “consumirlo” donde quiera que sea, de una forma más o menos “tropicalizada”, en efecto, pero estandarizada. El pentecostalismo supo acompañar esta evolución, fenómeno global por excelencia, a la vez individualista y comunitario, que retoma formas de pensamiento mágico-religioso (milagros, trances, exorcismos) y moviliza las herramientas de la comunicación high-tech en asambleas de fusión. Olivier Roy28 destacó hace poco que la secularización, lejos de abolir lo reli­ gioso lo hizo más autónomo, al emanciparlo de lo político. Al separar lo religioso de nuestro entorno cultural, escribe, “lo hace aparecer, por el contrario, como puramente religioso”. El espacio de lo teológico-político, ocupado antaño por el Estado-nación y las iglesias históricas, se reduce, pues para que lo religioso circu­ le sin barreras en las sociedades abiertas debe separarse de sus marcadores cultu­ rales, históricos e institucionales, única manera de internacionalizarse. El pentecostalismo cuenta con las herramientas para responder a la demanda global de poblaciones desarraigadas e inmigrantes en el espacio urbano creciente, en particular en las periferias de Occidente; a la vez transnacional y transcultural, reformula lo religioso y lo adapta a las ideologías del desarrollo personal y a un “evangelio de la prosperidad” articulado a la cultura del milagro y no a la de la ética protestante estudiada por Max Weber.29 Al ya no contar con una inscripción territorial, ni profundidad histórica, se adhiere más a la literalidad de las Escritu­ ras y al Espíritu Santo, que pueden resonar en cualquier lugar y contexto; se trata de “hablar en lenguas”, verdadero alfabeto global descontextualizado, capaz de universalizarse a voluntad. Retomando la opinión de Calvino sobre “la secta fan­ tástica y furiosa de los libertinos que se llaman espirituales”, podríamos decir que se trata de una “lengua salvaje, en la cual gorjean tan fuerte que casi no se escucha

27 Sébastien Fath, Du ghetto au réseau. Le protestantisme évangélique en France, 1800-2005, Ginebra, Labor et Fides, 2005, p. 301. 28 Olivier Roy, La sainte ignorance. Le temps de la religion sans culture, París, Seuil, 2008, pp. 24-25. 29 Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Madrid, Alianza, 2012.

239 Jean-Pierre Bastian más que el canto de los pájaros”.30 El mensaje está simplificado al extremo, pero es accesible de manera inmediata, dado que es más fácil intercambiar emociones que ideas. Como señala Olivier Roy, “lo religioso circula al margen del conoci­ miento”.31 Es el momento de la comunicación, y no de la reflexión crítica y teo­ lógica estimulada por la relación con la filosofía y la literatura. De manera paradójica, en la Europa latina, aun al mantenerse como una religión de minorías activas y críticas, el protestantismo tiende a convertirse, en sus ma­ nifestaciones evangélicas y pentecostales articuladas a las comunidades de inmi­ grantes, más en una expresión de la modernidad tardía en busca de experiencia y de un complemento del alma emocional, que en un agente de reforma intelectual, moral y social. En la tensión entre la necesidad de una modernidad religiosa re­ flexiva y crítica, socialmente débil, y una gestión emocional de la relación con lo sagrado, intelectualmente empobrecida pero en crecimiento exponencial, se jue­ ga el futuro del protestantismo en la latinidad. En la Europa latina, el protestan­ tismo histórico diluido en la modernidad secularizadora está desapareciendo desde el punto de vista estadístico (un signo de esto es la proliferación reciente de museos destinados a conservar su memoria), para renacer bajo una forma entu­ siasta que no es su heredera, a pesar de las reivindicaciones formuladas con fre­ cuencia por algunas corrientes evangélicas. En América Latina, se transformó en una religión popular del milagro y la prosperidad, en una especie de “cristianismo del sur”, distanciado de cualquier filiación protestante. Esta doble dinámica, convergente, reanima el debate iniciado por Unamuno acerca de la relación del protestantismo con la latinidad contemporánea.

30 Jean Calvin, Œuvres, París, La Pleyade, 2009, p. 743. 31 Olivier Roy, op. cit., p. 21.

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Jean Meyer Centro de Investigación y Docencia Económicas

Los restos más antiguos del Homo sapiens, de hace entre 300 mil y 350 mil años, fueron hallados en el sitio paleontológico marroquí de Dzhebel Irhud, a unos 150 kilómetros al oeste de Marrakech, nos informa la revista Nature en su última entrega de mayo. Hasta ahora, los restos más antiguos, encontrados en Etiopía, tenían 195 mil años. Es la evidencia más antigua de una fase “premoderna” en la evolución de Homo sapiens.

“Pompeya británica de la edad de bronce”: el documental de Sarah Jobling (Rei­ no Unido, 2016, 69 minutos) presenta el sitio de Must Farm, de tres mil años de antigüedad, en una zona pantanosa, cerca de Cambridge, progresivamente resca­ tado a partir de 1999. Casas de madera, piraguas, armas, perlas de vidrio, tejidos, ollas de barro, instrumentos, restos de comida, una rueda completa… todo esto permite descubrir la vida cotidiana de los habitantes. Las perlas provienen del Medio Oriente, ciertos objetos y las telas de lujo fueron “importadas” de otras regiones, lo que demuestra la existencia de un comercio de larga distancia. El pueblo fue parcialmente destruido por un incendio (¿bélico?) que provocó un abandono precipitado.

Khaled Melliti publica Carthage. Histoire d’une métropole méditerranéenne, París, Perrin, 2017. El autor da, de la ciudad fenicia, una visión muy alejada de los clichés orientalistas. La historiografía se centra generalmente sobre el duelo mor­ tal entre Cartago y Roma; Khaled Melliti ofrece una historia conectada de un mundo mediterráneo en el cual circulan bienes, hombres, ideas. Griegos, carta­ ginenses y romanos pertenecen al mismo mundo.

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“¡Varrus, Varrus!, devuélvame mis legiones”, exclamó el emperador Augusto cuando se enteró del aniquilamiento de sus tropas en el bosque de Teutoburgo, a manos de los germanos de Arminio. Valerio Manfredi le dedica su última novela, Teutoburgo (Barcelona, Grijalbo, 2017) a la batalla que duró varios días, a lo largo de 50 kilómetros y culminó con la masacre de tres legiones: 17 mil combatientes.

Pierre Musso, en La religion industrielle. Monastere, manufacture, usine. Une généalo­ gie de l’entreprise, París, Fayard, 2017, propone que la industrialización, revolución que engendró nuestro mundo, sale de una antigua matriz cultural, religiosa, es­ piritual. De los monasterios de la Edad Media hasta nuestras empresas, el motor interno se encontraría en las mutaciones del cristianismo.

Los arqueólogos han encontrado más de cuarenta barcos naufragados en el Mar Negro, enfrente de la costa búlgara, del siglo ix hasta el siglo xix. Recientemente, encontraron un buque del siglo xii o xiv, casi completo, lo que abre nuevas pers­ pectivas sobre los precursores de las carabelas que llegaron al Nuevo Mundo. La falta de oxígeno del Mar Negro explica la conservación de los barcos y su carga­ mento (New York Times, 12 de noviembre 2016, “We Couldn’t Believe Our Eyes. Explorers Find a Long Lost World of Shipwrecks”).

En mayo y junio de 2016, una exposición en la Accademia, en Venecia, ilustró la relación entre la palabra escrita y la representación visual: los libros que salieron de la imprenta de Aldus Manutius contribuyeron a engendrar el arte y el pensa­ miento del Renacimiento. Rachel Spence pregunta: “Sin Aldus Manutius, ¿habría Giorgione pintado La tempestad, o Tiziano habría soñado su Venus de Urbino?” (Financial Times, Life and Arts, 7-8 de mayo de 2016, p. 12, “Press Freedom”).

El quinto centenario de las 95 tesis de Martín Lutero ha provocado muchas pu­ blicaciones, entre éstas la biografía de Matthieu Arnold, Luther (París, Fayard), Les Juifs de Luther, de Thomas Kaufmann (Labor et Fides, traducido del alemán), el tomo II de las Obras de Lutero (París, Gallimard, la Pléiade), Ainsi parlait Marthin Luther. Dits et maximes de vie, edición biligue alemán/francés (París, Arfuyen).

Jerry Brotton, en su “England’s Forgotten Muslim History” (The New York Times, 18 de septiembre de 2016), recuerda que la política exterior y económica de la

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Reina Virgen estuvo regida por una estrecha alianza con el mundo islámico. Desde 1558 buscó estrechar lazos con Persia, Marruecos y el Imperio Otomano, este último, rival de los Habsburgo. Lo consiguió. Los otomanos no necesitaban de la lana inglesa, querían armas: Elizabeth mandó fundir el metal de las iglesias ca­ tólicas para fabricar el parque que mandaba a los turcos y marroquíes.

“Una excavación aporta una nueva visión de la colonización de Asia. Una inves­ tigación en un antiguo asentamiento del siglo xvii en Taiwán documenta que los primeros europeos que vivieron en la región fueron españoles” (Guillermo Altares, El País, 13 de noviembre de 2016, p. 23). El sitio de San Salvador de Quelung fue creado desde Filipinas para introducir de forma clandestina misioneros a China y Japón. Los españoles fueron expulsados en 1642 por los holandeses.

Juan José Morales y Peter Gordon en su The Silver Way: China, Spanish America and the Birth of Globalization, 1685-1815, (Penguin Books China, 2017) analizan el impacto de la ruta marítima de la plata como primer ejemplo de comercio mundial, con el real de a ocho (1730), “la piece de 8”, como moneda internacional, el equivalente del dólar de hoy. El yuan chino, el yen japonés, el dólar, el ringgit malasio, la piastra de la Indochina francesa, el peso mexicano, todos son descen­ dientes directos del real que Gordon califica de “abuelo de todas las monedas”.

El grito de “¡Viva Cristo Rey!”, lanzado en un contexto político, viene, por lo menos, desde el 15 de enero de 1624, día en que la gente, azuzada por el arzo­ bispo de México, don Juan Pérez de la Serna, gritaba contra el escribano de la Audiencia, Cristóbal de Osorio, que era muy servidor del virrey Marqués de Gál­ vez: ¡Viva Cristo Rey y muera el mal gobierno del hereje luterano! (Andrés Lira y Luis Muro, Historia General de México, Colegio de México, 1977, tomo II, p. 176).

En Les Ruines du Ciel (París, Gallimard, 2009), Christian Bobin cuenta que los soldados del rey perseguían a los impresores de las Provinciales de Blas Pascal, escritas para defender a Port Royal contra los jesuitas; Pascal cambia su nombre por el de Monsieur de Montalte y se instala en la venta A l’enseigne du roi David, justo enfrente del Colegio de los Jesuitas en París. “Esa época clandestina fue la más feliz de su juventud” (p. 70). “En enero de 1655, Pascal se ausenta de Port Royal y va a París para arreglar algunos asuntos. Vive sin doméstico y se preocupa por los niños pobres del barrio.

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Se lo ve en las calles, rodeado de un tropel de niños andrajosos, como un rey con su corte angelical” (p. 120).

La reina Marie Antoinette en su última prisión: “¿Cuáles lecturas podrán, a fuer­ za de horrores, arrancar un instante de su presente a la reina de Francia en la Conciergerie? Las más espantosas aventuras”, es la expresión de Marie Antoinette, cuando pide libros; y nada puede distraer su agonía, sino la historia del Capitán Cook, los viajes, náufragos, horrores de lo desconocido, las tragedias de la inmen­ sidad, las emocionantes batallas de la mar y del hombre” (Edmond et Jules De Goncourt, Histoire de Marie Antoinette, París, Charpentier, 1879, p. 439).

Adam Nickiewicz (1798-1855) dice a su amigo francés, el periodista Armand Lévy, que el cardenal Richelieu, creyendo que se volvería caballo en su próxima existencia, comía heno en su lecho de muerte… Lo apunta Czeslaw Milosz en The Land of Ulro (Nueva York, 1984, p. 115).

En octubre de 1859, el general O’Donnell declaró la guerra a Marruecos. Emu­ lando a Bonaparte en Egipto, la Academia mandó varios eruditos, entre ellos a Emilio Lafuente Alcántara, para apoderarse de manuscritos arábigos. En Tetuán, Lafuente juntó 233 códices, muchos de origen morisco, que forman parte ahora de la colección de unos 1200 manuscritos árabes de la Biblioteca Nacional de España (Javier Arroyo, “El botín morisco traído de la Guerra de África”, El País, 12 de junio de 2017, p. 23)

Jan Dalley, “The Forgotten Work of John Lockwood Kipling —Curator, Teacher, Designer, Sculptor— is Revived in a New London Show” (Financial Times, Arts, 21-22 de enero de 2017, p. 17). Todos conocemos a su hijo, Rudyard, sin saber que él, John Lockwood, fue un hombre extraordinario y un artista prolífico. En Londres le dedicaron una exposición a principios de 2017, bajo el título “Lockwo­ od Kipling: Arts and Crafts in the Punjab and London”. Con el mismo título, Yale University Press publicó un libro.

Hace meses que una antigua estudiante de la unam, Viviana Grosz, busca, sin éxito, que se le haga justicia. El 17 de abril de 2017 hizo un llamado a la atención de la dirección y del comité editorial de la revista Multidisciplina para que “hagan un reconocimiento público y retiren de la revista el artículo con el título ‘Luis de

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Carvajal el Mozo, sus memorias, correspondencia y testamento’; firmado por Ali­ cia Gojman de Backal y publicado en Multidisciplina, tercera época, número 1, octubre-noviembre de 2008, por ser en su mayor parte copia textual de fragmen­ tos tomados de mi tesis ‘La obra literaria de Luis Carvajal, el Mozo’, que presenté en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam en 1973, para obtener el título de Licenciado en Lengua y Literatura Españolas (especialidad iberoamericana)”. Ella descubrió por casualidad el “plagio”, al leer una reproducción del señala­ do artículo, en el número de febrero de Diario Judío, reproducción motivada, posiblemente, por la anunciada exposición de tres manuscritos de Luis de Carva­ jal, robados del Archivo General de la Nación y milagrosamente recobrados, gracias a una subasta organizada por una librería en Nueva York. Antes de volver a México, fueron presentados en el Museo de la Sociedad Histórica de Nueva York. Se encuentran ahora en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. En otra carta a la revista, con fecha 15 de mayo de 2017, insiste para que Multi­disciplina “publique mi carta y pruebas que la acompañan para que sea de conocimiento del público lector y académico y que, a menos que haya prueba de lo contrario, retire el artículo en cuestión de su página e índice por estar armado de párrafos textuales tomados de 37 páginas de mi tesis sin citar la fuente”.

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Línea de tiempo de la historia de los kurdos

Los kurdos han vivido durante siglos en una región montañosa de alrededor de 190 mil kilómetros cuadrados conocida como el Kurdistán. Estos pueblos distribuidos alrededor de los Montes Zagros y Taurus hablan una lengua de origen indoeuro­ peo y se dicen descendientes de los antiguos medos. A lo largo de su historia, los kurdos y sus territorios fueron conquistados y regidos bajo la soberanía de distin­ tos imperios y naciones. Desde principios del siglo xx, el Kurdistán fue dividido entre los Estados-nación de Turquía, Siria, Irak e Irán, y pequeños enclaves con población kurda se localizan también en Armenia y Azerbaiyán. Las poblaciones de origen kurdo superan los 25 millones y constituyen el grupo étnico, carente de Estado, más grande del Medio Oriente.

Siglo vii Los principales reinos kurdos son conquistados e islamizados por los ejércitos árabes. Esto dio comienzo a siglos de ocupación del Kurdistán por diversos imperios. Las tierras kurdas fueron ocupadas por los turcos selyúcidas, los mongoles, la dinastía safávida y, a finales del siglo xiii, por el Imperio Otomano. 1187 (julio) Fuerzas de Saladino, el líder kurdo más exitoso, derrotan a los cruzados en la batalla de Hattin. 1596-1599 Sharaf Khan escribe en Bitlis el Sharafnama, primer trabajo de historia kurda reali­ zado por un kurdo. 1891 Creación de la formación militar Hamidiye, caballería ligera kurda al servicio del sultán. 1898 Primer periódico publicado en Turquía y dirigido a los kurdos; Kürdistan. 1909 Prohibición de toda asociación kurda en el Imperio Otomano. 1916 Acuerdos secretos de Sykes-Picot. División y reaparto entre Francia e Inglaterra de los territorios árabes del —en vías de desintegración— Imperio Otomano. 1918-1920 Revuelta del Sheij Mahmud contra la ocupación británica en Mosul.

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1919-1922 Revuelta del jefe kurdo Simko contra el poder imperial de Irán. 1920 Al final de la Primera Guerra Mundial, el colapso del Imperio Otomano abrió la po­ sibilidad de establecer un Estado kurdo mediante el Tratado de Sèvres, el cual plan­ teó el establecimiento de una región autónoma kurda en la zona central de Anatolia, con la posibilidad de optar por la independencia vía un plebiscito o referéndum. 1922-1923 Nueva revuelta de Sheij Mahmud en Irak, a quien se le une el jefe kurdo iraní Simko, reprimida por la armada británica, exilio de Sheij Mahmud. 1922-1924 Reino del Kurdistán en Irak. 1923 Turquía fue reconocida como un Estado-nación independiente luego de la lucha de li­ beración nacional emprendida por Mustafá Kemal Atatürk. La firma delTratado de Lausana abrogó lo estipulado en Sèvres, cancelando toda posibilidad de otorgar au­ tonomía a los kurdos. El Tratado dividió las tierras kurdas entre Turquía, Irak y Siria. 1923-1929 Región Autónoma del Kurdistán en la URSS. 1924 Kemal Atatürk abolió la institución del Califato. Todas las escuelas, publicaciones y asociaciones kurdas fueron prohibidas por el gobierno de la República. 1925 Primera revuelta kurda en la recién fundada República turca liderada por Sheik Said. 1926 Zaré, primera película kurda filmada en Armenia por Hamo Beknazaryan. 1927-1930 República del Ararat en Turquía, reprimida con dureza por el gobierno turco. 1930 Durante las negociaciones con el gobierno de Irán, Simko, el líder kurdo, es asesi­ nado. 1932 Estreno del filmKurdos -Yazidíes en Armenia, dirección de Amasi Martirosyan. 1937 Tratado de Saadabad o Saad Abad. Primer intento de establecer un pacto de seguri­ (8 de julio) dad en Medio Oriente entre los representantes de Turquía, Irak, Persia y Afganistán. Ahí se decidió negar cualquier forma de independencia al Kurdistán. 1936-1939 Revuelta kurda de Dersim. Las fuerzas turcas aplastan la revuelta mediante una cam­ paña de bombardeos aéreos. Alrededor de 14 mil personas murieron como parte de estas campañas, seguidas de una política de migración forzada y asimilación cultural. 1942 Fundación de Komala (Comité para la renovación del Kurdistán) que se convirtió en 1945 en el Partido Democrático del Kurdistán iraní. 1946 Establecimiento de la República Kurda de Mahabad con apoyo soviético. La sa­ lida de las tropas soviéticas ese mismo año del “Kurdistán rojo” derivó en el colapso de Mahabad y la ejecución de sus líderes por el gobierno iraní. El legendario líder kurdo, Mustafá Barzani, tuvo un papel central en el establecimiento de la República. En 1945 Barzani fundó el Partido Democrático del Kurdistán (pdk) y, a partir de su experiencia en Mahabad, se dedicó a conducir la insurgencia guerrillera kurda en el norte de Irak. 1961 Los kurdos en el norte de Irak, liderados por Mustafá Barzani, iniciaron la lucha de liberación nacional kurda contra el gobierno de Abdul-al-Qarim Qasim. El gobierno logró contener la revuelta, pero la lucha entre el gobierno central iraquí contra las milicias kurdas Peshmerga —aquellos que encaran a la muerte— continuará por déca­ das en el norte de manera intermitente. El gobierno sirio retiró la ciudadanía a miles de kurdos de la región de al-Jazeera, acusados de haberse infiltrado al país por la frontera turco-siria.

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1962 El gobierno sirio condujo un censo especial en la provincia predominantemente kur­ da de al Jazeera, en el norte del país. Alrededor de 120 mil kurdos fueron oficialmen­ te categorizados como extranjeros dentro de Siria a partir de los resultados del censo. El gobierno les retiró la ciudadanía, acusándolos de haberse infiltrado por la frontera turco-siria. 1970 Firma de un acuerdo de paz entre el gobierno iraquí y los kurdos. El denominado Acuerdo de Marzo de 1970 proponía otorgar a los kurdos amplios niveles de autono­ mía y autogobierno en un plazo no mayor a cuatro años, a cambio de que los kurdos abandonaran la lucha armada. 1974 Las negociaciones de paz entre los kurdos e Irak fracasaron luego de que el gobierno rechazó otorgar a la región autónoma kurda control sobre la provincia de Kirkuk, rica en petróleo y gas. Las hostilidades reinician y el ejército iraquí aplasta la revuelta kurda. Mustafá Barzani abandona el Kurdistán para morir en el exilio. 1975 Escisión dentro del movimiento kurdo de Irak. Como consecuencia de la derrota, Jalal Talabani abandonó el pdk y fundó la Unión Patriótica del Kurdistán (upk). Ambos partidos se convertieron en las principales fuerzas políticas kurdas de Irak. Masud Barzani, hijo de Mustafá toma el liderazgo del pdk tras la muerte de su padre. 1978 En Turquía, Abdullah Öcalan fundó el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (pkk), principal organización política kurda de ese país. Öcalan y sus seguidores de orientación marxista-leninista establecieron su objetivo de crear un Estado kurdo socialista. 1979 La Revolución Islámica de Irán motivó una revuelta kurda a gran escala en la parte noroeste del país, la cual fue rápidamente suprimida. 1980 Abdullah Öcalan y el pkk instalaron sus bases de operaciones en el norte de Siria y en Líbano. Las fuerzas armadas en Turquía llevan a cabo un golpe de Estado. Las publicacio­ nes en kurdo son prohibidas. 1984 El pkk declaró el inicio de su lucha armada contra el Estado turco. Miles de kurdos del sureste de Turquía se unen a la causa, impulsados por el nacionalismo y el descon­ tento con las condiciones de marginación en las zonas kurdas. 1987-1988 El gobierno iraquí destruyó alrededor de 4 mil poblados kurdos acusados de colabo­ rar con el gobierno iraní durante la guerra entre Irán e Irak (1980-88). En 1988, el gobierno iraquí lanzó la infame campaña Anfal (botín de guerra) contra los kurdos en respuesta a la alianza de varias facciones kurdas con Irán. La campaña derivó en la masacre de miles kurdos y en el desplazamiento de más de un millón como consecuencia de los ataques. La aviación iraquí utilizó armamento químico para forzar el despoblamiento de las áreas kurdas, siendo Halabya el icono de estos acontecimientos donde perecieron más de 5 mil pobladores. Se calcula que entre 50 mil y 100 mil kurdos murieron envenados por armamento químico utiliza­ do en bombardeos durante este periodo. 1989 Abdul Rahman Qassemlou, líder kurdo del Partido Democrático del Kurdistán en Irán, fue asesinado en Viena. 1991 Como consecuencia de la Guerra del Golfo, los kurdos de Irak se levantaron en armas contra Saddam Husein, alentados por Estados Unidos. La respuesta iraquí pro­ vocó una crisis humanitaria en el norte de Irak que amenazó con desbordar la frontera

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1991 turca e iraní. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estableció una zona de exclusión aérea al norte del paralelo 36 mediante la Resolución 688. Los kurdos lograron, a partir de entonces, tomar control de las provincias kurdas y declara una región autónoma en las áreas liberadas. El Kurdistán iraquí comienza su proceso de transformación en un Estado de facto en la región. Turquía levantó la prohibición del uso del kurdo en establecimientos no oficiales declarada por anteriores gobiernos militares. La lengua kurda permaneció como ile­ gal en escuelas, oficinas de gobierno y emisoras de comunicación. 1992 Establecimiento de la Asamblea Nacional del Kurdistán y creación del Gobierno Regional del Kurdistán en el norte de Irak. 1993 Fin del cese al fuego entre el gobierno turco y el pkk luego de que 33 soldados turcos y dos civiles fueron asesinados en la provincia de Bingol, en una emboscada conduci­ da por militantes kurdos. En respuesta, el gobierno turco intensificó su campaña para eliminar al pkk en el sureste de Turquía y en sus bases en el norte de Irak. 1994 El pdk y la upk iniciaron una guerra entre ambos por el control político y de los recursos de la región autónoma kurda en el norte de Irak. 1995 En una operación militar, el ejército turco invadió el norte de Irak para combatir a las tropas del pkk, asentadas en las montañas de Qandil donde han estableció una base de operaciones desde 1991. 1998 Talabany y Barzani firmaron un acuerdo para terminar con cuatro años de guerra intrakurda. Ambos establecieron acuerdos de cogobierno y reparto de poder para administrar el Kurdistán iraquí. 1999 Abdullah Öcalan es capturado en Kenia por fuerzas especiales turcas. El go­ bierno turco lo acusó de traición y fue sentenciado a muerte. Lo anterior provocó una campaña de violencia y ataques terroristas dentro de Turquía. Öcalan instó a los kurdos a buscar medios políticos y cesar la violencia. 2000 El gobierno turco anunció la suspensión de la sentencia de Öcalan hasta que el caso sea revisado por una corte europea. La condena de muerte fue eventualmente cambia­ da por una sentencia de cadena perpetua. 2001 Publicación de la novela en griego El galanto ensangrentado del escritor kurdo Çemil Turan Bazidi. 2002 El parlamento regional kurdo de Irak se reúne por primera vez en seis años, indicando una señal de real unidad entre las facciones kurdas desde la guerra de 1994-1998. Los líderes del pdk y la upk firmaron un acuerdo de reconciliación, motivados por Estados Unidos que trataba de forjar el frente unido contra Saddam Husein durante la antesala a la invasión. El parlamento turco aprobó un paquete de reformas dirigido a impulsar su en­ trada en la Unión Europea, con lo cual eliminó la pena de muerte del código penal y otorgó amplios derechos a los kurdos. El gobierno también levantó las restricciones de asociación y toques de queda en dos provincias predominantemente kurdas, termi­ nando con 15 años de estado de emergencia en el sureste de Turquía. 2003 Los kurdos se unen a las tropas de Estados Unidos en la invasión a Irak para derrocar al régimen de Saddam Husein. Barzani y Talabani fueron designados por Estados Unidos para formar parte del Consejo de Gobierno iraquí luego del derrocamiento de Saddam Husein. Fundación en Siria del kurdo Partido de la Unidad Democrática (pyd).

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2003 El pkk anunció su disolución como órgano centralizado y, además de la vía armada, aceptó incorporar las negociaciones políticas como estrategia de búsqueda de dere­ chos para los kurdos. El partido cambió su nombre por Congreso para la Libertad y Democracia en Kurdistán (Kadek). 2004 Revueltas kurdas en la ciudad de Qamishlo en el norte de Siria, luego de enfren­ tamientos con la policía desatados por riñas entre aficionados durante un partido de futbol. Este evento conocido como la “Primavera de Qamishlo” fue el levantamiento kurdo más grande en décadas y precursor de las protestas antiAsad años más tarde. 2006 Masud Barzani ordenó izar la bandera kurda en los edificios de gobierno del Kurdis­ tán iraquí. Las tensiones con el gobierno central de Nuri al-Maliki se fueron incre­ mentando también por la cuestión de los hidrocarburos y la decisión unilateral del gobierno regional kurdo de exportar su petróleo. 2007 Turquía e Irán iniciaron una ofensiva conjunta en el Kurdistán iraquí. Irán bombar­ deó bases kurdas rebeldes, mientras que Turquía lanzó ataques aéreos y operaciones terrestres contra milicias del pkk. 2009 Masud Barzani es reelecto como presidente de la región autónoma kurda. Los resulta­ dos de las elecciones parlamentarias confirmaron el dominio de la coaliciónpd k-upk, la cual obtuvo el 57 por ciento de los votos para el parlamento. Un nuevo partido de oposición, el Movimiento por el Cambio (Gorran) —partido formado en 2009 por Nawshirwan Mustafa como una escisión dentro de la upk—, obtuvo 25 (23%) de los 111 asientos. El gobierno turco declaró estar listo para otorgar más derechos a los kurdos y continuar el proceso de paz. Como parte de los esfuerzos de reconciliación, el gobier­ no aprobó un plan para abrir el primer departamento de enseñanzas de lengua kurda en una universidad de Turquía. 2010 El pkk anunció el cese temporal de sus operaciones en Turquía como parte de los esfuerzos de paz iniciados por el gobierno turco. 2011 Los kurdos se unieron a las protestas contra el régimen de Asad en las principales ciudades kurdas del norte de Siria y el resto del país. El pyd comenzó a establecer estructuras de organización y autogobierno en tres enclaves kurdos del norte de Siria. En Qamishlo, Mashaal Tammo, una figura prominente y carismática de la oposición kurda fue asesinado por sujetos enmascarados, lo cual reforzó la participación de los kurdos en las protestas. Turquía inicia una nueva operación aérea y terrestre para golpear las bases del pkk en el Kurdistán iraquí. Fuerzas de seguridad kurdas abrieron fuego contra una multitud de protestantes en las inmediaciones de la representación de pdk en la ciudad de Suleymaniya. Alrede­ dor de 28 personas murieron durante más de dos meses de protestas contra el gobierno de Barzani en el contexto de la llamada “primavera árabe”. 2012 Flujos masivos de refugiados sirios comienzan a llegar al Kurdistán iraquí huyendo de la guerra en Siria. El Gobierno Regional del Kurdistán en Irak anuncia planes para abrir un nuevo oleoducto hacia Turquía que le permita exportar unilateralmente el petróleo de la región kurda. 2013 El incremento en el número de refugiados sirios y las tensiones entre los kurdos de Royavá y las autoridades del Gobierno Regional del Kurdistán en Irak causan el cierre de las fronteras del Kurdistán iraquí.

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2013 El partido Movimiento por el Cambio (Gorran) continuó ganando terreno dentro del Gobierno Regional del Kurdistán, al obtener 24 asientos en las elecciones parla­ mentarias. Esto lo posicionó como la segunda fuerza política de la región kurda en Irak, desplazando a la upk a la tercera posición dentro de la Asamblea Nacional del Kurdistán. Inicio de una nueva ronda de negociaciones históricas de paz entre el pkk y el gobierno turco. El pkk liberó a ocho soldados y funcionarios turcos como gesto de buena voluntad. Los cautivos fueron secuestrados en 2011 y 2012 y retenidos en las montañas del norte de Irak. Öcalan declara el cese al fuego y ordena a las milicias kur­ das retirarse de Turquía para replegarse hacia las montañas Qandil en el Kurdistán iraquí. El anuncio fue considerado un evento histórico en Turquía que hizo pensar en la pronta resolución del conflicto. Autoridades turcas y del Kurdistán iraquí firman un paquete importante de contratos que permiten a la región autónoma exportar su petróleo y gas a través de oleoductos que atraviesan Turquía. 2014 El pyd declaró la autonomía de los enclaves kurdos del norte de Siria: al- Jazeera, Kobane y Afrín, los cuales fueron constituidos como los cantones autónomos de Royavá o Kurdistán Occidental. 2014 (3 de Avance de Daesh y genocidio en contra de la población yazidí en Sinyar. agosto) Septiembre Asedio a la ciudad y cantón de Kobane por fuerzas del Estado islámico. Los kur­ 2014-enero dos lograron resistir durante meses el sitio gracias al apoyo aéreo estadounidense. El 2015. triunfo de la resistencia en Kobane catapultó la imagen de los kurdos de Royavá en el ámbito internacional. 2015 Abdulla Öcalan hace un nuevo llamado a los miembros de su partido para organizar un congreso que declare el fin de la prolongada insurgencia en contra del gobierno turco. Fuerzas del pyd toman la ciudad de Tal Abyad, lo cual permitió conectar los cantones orientales de Kobane y al-Jazeera. Creación de las Fuerzas Democráticas Sirias (fds), alianza de 34 organizaciones militares que involucran a diferentes grupos étnicos del norte de Siria y liderada por las milicias del ypg. 2016 El pyd declaró el establecimiento del Sistema Federal de Royavá en el Norte de Siria como el órgano administrador de los cantones autónomos bajo su control. Royavá pretende constituirse con esto como un modelo de administración autónoma repli­ cable al resto de Siria. Las Fuerzas Democráticas Sirias, con el aval de Estados Unidos, comenzaron las operaciones para capturar Raqqa, principal bastión del Estado islámico en Siria. Masud Barzani anunció los planes para la celebración de un referéndum en sep­ tiembre de 2017 sobre el tema de la independencia del Kurdistán iraquí. Aunque el resultado no se traduciría en una inmediata separación de Irak, Barzani ha señalado que revelaría el deseo del pueblo kurdo, el cual se realizaría “en las circunstancias y tiempos propicios.” 2016 (15 de “Golpe de Estado” en Turquía contra el gobierno de Erdogan, supuestamente orques­ julio) tado por la Cemaat del líder Fethullah Gülen. 2017 (25 de Referéndum por la Independencia en el Kurdistán iraquí. septiembre)

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Istor, año xviii, número 70, otoño de 2017, se terminó de imprimir en el mes de octubre de 2017 en los talleres de Offset Rebosán. Acueducto 115, colonia Huipulco, Ciudad de México, 14370. En su formación se utilizaron tipos Garamond 3 Medium de 11.4 y 8.2 puntos.