Guia Operativa De Gestion De Talento Humano Version
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SUBSECRETARIA DE SALUD PUBLICA COORDINACION TECNICA- ADMINISTRATIVA PROGRAMA TERRITORIOS SALUDABLES- PIC DICIEMBRE 2015 DOCUMENTOS TEMATICOS DE INFORMES DE RESULTADOS DOCUMENTO TEMATICO: TERRITORIOS SALUDABLES PARA EL BUEN VIVIR. UNA TRANSFORMACIÓN PROFUNDA EN LA CONCEPCIÓN DE LA SALUD PUBLICA EN BOGOTÁ Autoras-es: Jaime Hernán Urrego Rodríguez. Md. Esp. Ger. Sal. PhD. ( e ) Claudia Beatriz Naranjo Gómez. Od. Mg Sp. Ivonne Maritza Caro Md. Mg Sp (e ) Mauricio Molina Achuri. Md. Mg Ec. Manuel Vega. Md. Mg H. Marcela Vega. Pol. Mg H. (e ) Introducción Desde 1986 y con el proceso de la elección popular de alcaldes, en Colombia se ha intentado dar mayor autonomía a los entes territoriales para el desarrollo de la política. Este esfuerzo, a ratos malogrado, significó algún grado de apertura a la participación ciudadana, y en efecto, algunos niveles relativos de autonomía, pero también reconfiguró la contienda política a nivel local. La nueva arena de contienda política movilizó de manera importante, tanto a los partidos tradicionales, quienes en el momento atravesaban una crisis de legitimidad, como a toda una serie de partidos emergentes. En Bogotá podríamos afirmar que la descentralización en regla inicia con Jaime Castro (1992-1994), y seguirá su ruta hasta nuestros tiempos. El cansancio sobre las formas tradicionales de política llevó a que Antanas Mockus (1995- 1997), un intelectual desconocido en el mundo del ardid político, fuese elegido como alcalde de la ciudad. Fue suplido por Paul Bromberg (1997-1998) mientras concretaba sus aspiraciones a la presidencia. Le siguió entonces el tecnócrata bogotano Enrique Peñalosa, quien representaba cierto aire de renovación hacia gobiernos menos parroquiales y eficientes. Y repitió Mockus entre 2001 a 2004. A pesar del carácter de ruptura que suponían estas tres administraciones, fueron más coherentes con un modelo de apertura económica neoliberal, dejando casi intocados los graves problemas sociales de inequidad que padecía el Distrito. Pese al signo de renovación de estos tres alcaldes, sus medidas se enmarcaron en un proceso de más largo aliento conocido como la Apertura (años 90) que consistió en un doble proceso. Por un lado, la apertura política y la consagración de un Estado Social de Derecho, pero por otro, un ajuste del Estado a las nuevas condiciones de globalización regidas por una corriente neoliberal de pensamiento. Una ola de violencia, la crisis de los diálogos del Caguán con la guerrilla de las FARC-EP, y la crisis económica de finales de los 90, derivada de la Apertura, causaron el ascenso de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), un político de derecha radical que convenció acerca de la pertinencia de un proyecto de guerra, mientras ajustaba aún más la agenda económica al lugar de Colombia en la nueva división internacional del trabajo: extractivismo, venta de servicios y territorios para la inversión extranjera. Por otro lado, el proceso de Apertura trajo en el campo de la salud, un modelo que pretendía ser una articulación entre lo público y lo privado, con el fin de allanar las necesidades en salud. Esta política, que en últimas fue una manera de transferir dineros estatales a empresas con ánimo de lucro, se consagró a través de la expedición de la Ley 100 de 1993. Un modelo de aseguramiento controlado por la intermediación financiera, fragmentado, donde se privilegiaba la capacidad de pago por sobre el acceso universal, y por ende, con planes diferenciales que aumentaban la segregación en el país. En el curso de finales de siglo y lo que va del siglo XXI, empieza a mostrar sus deficiencias en cuanto a las barreras de acceso a los servicios, deficiencias en la calidad, aumento de la inequidad, la no garantía del derecho a la salud, los altos costos de intermediación financiera, entre muchos otros aspectos. Este modelo entra en vigor en 1995 en Bogotá, y durante las primeras gestiones, las metas de las alcaldías fueron ajustar el modelo de salud del distrito al marco de la Ley 100 y su Sistema General de Salud y Seguridad Social SGSSS. Quizás lo único notable fue un intento de descentralización en salud, llevado adelante en el año 2003, con la creación de los diagnósticos participativos locales, así como de unidades territoriales, que tendría su máxima expresión en el diagnóstico en salud del 2003, más ajustado al marco de la Determinación Social de la Salud. Contra todo pronóstico, y en medio del momento de mayor popularidad de Uribe, es elegido en el 2004, el sindicalista y líder de la izquierda democrática, Luis Eduardo Garzón (2004-2008). A la gestión de Garzón siguió la de Samuel Moreno (2008-destituido en el 2011), Clara López (2011) y Gustavo Petro (2012 a la actualidad). Al ascenso de Garzón se articuló un movimiento por el derecho a la salud, quienes venían planteando de tiempo atrás, la necesidad de un modelo cuyo principio fuese el derecho y no el mercado. Allí se propuso, en el escenario de propuesta, un primer avance hacia la política de salud para la ciudad que recogía, entre otros asuntos, el programa de disminución de la desigualdad, una salud que favoreciera la equidad, una comprensión más amplia del proceso salud-enfermedad desde la determinación y los determinantes sociales, experiencias como la Estrategia Promocional de Salud y Calidad de Vida de Brasil, el modelo renovado de Atención Primaria en Salud APS, entre muchas otras fuentes y propósitos. Sin embargo, esta primera experiencia, que intentaba un modelo integral alternativo al modelo de mercado, pronto evidenció las tensiones que había con el modelo de Ley 100. Un llamado a la moderación, con la finalidad de mantener la gobernabilidad, dejó prácticamente intocados los componentes de aseguramiento y prestación de servicios, en toda la política de salud del Distrito. Pese a esto, y a que dentro de toda la globalidad de la política, salud pública apenas contara con menos del 10% del presupuesto, Bogotá sin indiferencia se lanzó a formular e implementar una estrategia de APS integral, conocida como APIS. La estrategia sembró las bases de la innovación en salud, especialmente con sus programas de atención extramural a través de programas como Salud a su Casa. El componente extramural de la estrategia permitió acercarse más a las necesidades en salud, abrió los espacios de participación democrática, cambió la forma de la relación convencional médico-paciente, y se convirtió en la puerta de entrada para la comprensión de la salud como el resultado de relaciones más allá del evento, las cuales podían ser económicas, políticas y culturales. Esta comprensión demandaba una mayor articulación sectorial, así como un proceso de cambio de episteme que se consolidaría con el tiempo, en una mayor apropiación de la noción de derecho a la salud. Al cambiar al modo de estrategia extramuros, también hubo un primer cambio hacia la noción del territorio. En aquel momento el ordenador se convirtió el ámbito de vida cotidiana, diseñando programas en los barrios, casas, colegios, universidades, centros comunitarios, entre otros. Fue un periodo de grandes debates políticos, que no siempre supieron llevar del todo, al plano de lo concreto, las deliberaciones. La ciudad volvería a elegir a la izquierda, ahora en cabeza de Samuel Moreno Rojas (2008-2012). El propósito de la Bogotá Positiva, fue darle continuidad a la estrategia de su predecesor, pero intentando tocar de forma más decidida, el aseguramiento y la prestación de servicios. Es un periodo muy polémico, no solo por el reconocido caso del Carrusel de la Contratación, sino que además, en el campo de la salud, fue uno de gran inestabilidad política, acefalia, mantenimiento de redes clientelares con los hospitales y sus auspiciadores en instancias como el Consejo, y finalmente, su propio cartel de la contratación. Este periodo fue de crecimiento vegetativo e inercial, y la excesiva autonomía de los hospitales, quienes al tiempo enfrentaban una dura competencia con los privados, llevó a reducir el programa extramural, en muchos casos, a un ejercicio de caracterización, al uso del Plan de Intervenciones Colectivas PIC en otras funciones, a la precarización del trabajo, a la pérdida tanto del nivel de debate político, como de fortaleza técnica. Pese a estos graves problemas, la estrategia avanzó en términos de quitarle al aseguramiento a través de un proyecto de gratuidad. Así mismo creció el sentido de tener derechos, y se fundamenta la Gestión Social Integral como una estrategia innovadora, que lamentablemente se perdería con el último de estos gobiernos: Bogotá Humana (2012-2016) en cabeza de Gustavo Petro. Petro se propuso hacer más efectivo el goce del derecho a la salud, corrigiendo los problemas de sus antecesores, dando directrices para la actividad de hospitales, funcionarios y contratistas. El objeto de este artículo es, en primer lugar, analizar los cambios en las concepciones de la política que antecedieron y sustentaron la formulación e implementación de la estrategia de Territorios Saludables, a partir de una línea de tiempo más amplia. En segundo lugar, se busca comprender el proceso de construcción de los derroteros conceptuales de la estrategia en mención, intuidos como, en parte, frutos del desarrollo previo, pero también, como la apuesta de nuevas visiones sobre la política de salud en Bogotá. También observaremos una fuerte reorganización del Sistema Distrital de Salud, fruto precisamente de la dialéctica entre cambio conceptual y práctica concreta, cuyo cimiento se colocaría con la gestión de Bogotá sin indiferencia, y se desarrollaría con mayor amplitud a lo largo de las siguientes dos gestiones. Para dar cuenta de los cambios conceptuales se utilizará un enfoque sociopolítico e histórico. El tema a tratar solo se puede comprender en un marco más amplio que será abordado en tres partes. En primer lugar, se hará una breve reconstrucción histórico política de la configuración de los planes de desarrollo, específicamente en los planes en el ámbito de la salud, desde 1990 hasta la Bogotá Humana, con especial énfasis en el proceso de ascenso de la izquierda democrática en el gobierno de la ciudad.