Toponimia Asturiana Y Asociación Etimológica
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glos, para definir un determinado lugar, mientras que un lobo o un águila pasan con facilidad de un monte a otro, o las moscas y ,las hormigas se en- cuentran por todas partes, sin localizaciones prefe- rentes, por lo que ninguno de estos animales sirve para una adjetivación particular. Toponimia asturiana y asociación Ahora bien, los topónimos en su evolución o por etimológica el desuso de la lengua que les dio origen, pueden hacerse opacos, y es entonces cuando tiene lugar la reinterpretación, operada en la conciencia lin- güística del hablante, que tiende a reagrupar formas etimológicamente oscuras con raíces conocidas de aspecto semejante: Incluso, aun cuando existan di- Bajo el título de esta ponencia quisiera llamar la ferencias semánticas muy notables, la semejanza for- atención sobre un principio metodológico que consi- mal será suficiente para un relacionamiento rque pro- dero fundamental para no andarse por las ramas al duce un nuevo análisis del topónimo, el cual, por tratar problemas toponímicos. El principio a que tanto, varía de posición ten el sistema léxico con con- aquí aludo es sumamente sencillo, es decir, que al secuencias sensibles tanto en lo que se refiere al analizar y estudiar la etimología de cualquier topó- significante como al si~gnificado. nimo, hemos de tener en cuenta, ante todo y como principio metodológico esencial, el hecho de la ra- Estas fuerzas, productoras de reajustes léxicos, cio~lalidadinicial de la nomenclatura de los topóni- han sido englobadas bajo la denominación de eti- moc. Me explicaré, creo que el hablante, creador de mología popular. Pero tal término, sin duda, no es la toponimia, es mucho más racional de lo que pare- acertado, y con frecuencia resulta eauívoco en cuanto ce deducirse de las explicaciones de muchos etimó- !a palabra popular encierra de matiz peyorativo. No legos, y así lo mismo que llama al pan, pan, y al vi- es normalmente el pueblo quien más interviene en no, vino, al monte le llama monte, y a la peña, peña, estas reinterpretaciones asociativas; con frecuencia y al valle, valle, y al Ilano, llano, y al río, río, etc. son las personas cultas, y aún los mismos especia- Ahora bien, para distinguir entre varios montes o listas del lenguaje, a quienes corresponde mayor par- varias peñas, pueden éstos recibir adjetivaciones ticipación en ellas. Por eso prefiero. en estos casos, complementarias, pero siempre haciendo referencia utilizar la inmatizada denominación clsociación eti- a sus cualidades físicas reales, y así el monte. según mológica. sus características, podrá ser agudo, llano, alto, re- dondo o ctrrtro, y la peña, según su colorido, podrá Con respecto a la toponimia quienes más han ser blanca, roja o negra. También las características intervenido. sin duda, en su alteración han sido pre- de su flora (robledal, castañedo, pinar, etc.) pueden cisamente los profesionales encar~adosde registrar servir para definir ,determinados lugares, mientras los topónimos o de consignarlos en escrituras. Me que la fauna, por lo general, no puede cumplir la refiero, naturalmente, a los secretarios de ayunta- misma finalidad, y ello por una razón fundamental: miento, a los registradores, a los escribanos o a los la flora es inamovivle, por lo que sir~r:, durante si- notarios. Éstos, por lo general foráneos, desconoce- dores de las peculiaridades lingüísticas del lugar, son de lino que salían de sus telares. Otro prado llamado los grandes artífices de extraordinarias asociaciones Noceu (en relación, naturalmente, con la designación etimológicas. Sólo dos ejemplos, uno muy antiguo, asturiana del nogal), aparece en este documento co- y otro actual. En un diploma catalán del año 982 mo Mocedo. Teniendo en cuenta que en dicho prado del rey Lotario a favor de Sant Pere de Roda, en la se celebra tradiciona1,mente la romería de La Velilla provincia de Huesca y diócesis de Lérida, se le da fácil será decir que se llama así porqu~een él se reú- un terreno cuyo límite aascendit per iam dictam nen los mozos y las mozas a bailar. En otro caso, el viam ad impsum casalem de Salvatore . et pervenit Jueyu de les Boluges, que corresponde a Fueyu del usque in sumitatem ipsius montis qui vacatur Cara- asturiano central, se transforma en la escritura nota- lio». Aquí tenemos, pues, un topónimo latinizado, rial ,en el Juego de las Bolas, lo que, sin duda, permi- Caralio, para designar a un monte, que corresponde tirá al seudocientífico localizar en él una desapareci- a las numerosas formas del tipo Caval, Cavalt, Ca- da bolera. Finalmente, la finca llamada La Cadaveva, rant, etc., en relación con la raíz preindoeuropea KAR por la abundancia real de cádavos (Cfr. Cadavedo, 'piedra'. Pero lo curioso es que, algunos años antes, en Luarca) se transforma en La Calavera, tras cuya en el año 974, otro notario lo relaciona con el nombre nueva designación puede surgir el mito de un crimen común cara11 'miembro viril'. v el prídico escribano pasional. Así, pues, en munchas ocasiones es como ni siquiera se atreve a nombrarlo directamente, di- se establece la nomenclatura referida a los topóni- ciendo sólo del referido monte «. .qui habet inhones- mos, y tal nomenclatura, aceptada ci,egamente sin la tum et incompositum nomen». Y para evitar el des- menor crítica, induce, con posterioridad, a dispara- honesto nombre, el topónimo catalán se ha converti- tadas etimolo~gías. do actualmente en Cava11 'caballo'. Sin embargo, la Parece lógico que sea en la toponimia prerromá- incongruencia de estas asociaciones etimológicas, se nica, oscurecida por el tiempo y por el desuso de las pone de relieve al considerar que un monte, de for- lenguas, en donde opere con mayor intensidad la ma inmutable a través del tiempo, en un momento asociación etimológica. A modo de ejemplo, señala- determinado ofrece forma fálica y en otro de caballo. ré algunos casos significativos de la toponimia asirr- Es evidente, que no es ni lo uno ni lo otro, como ya riana: hemos visto. En primer lugar, podemos citar la serie de topó- En otro caso, en una escritura notarial del año nimos Peña el Gallo (Langreo), Galineivos (Taramun- 1978, relativa a la parroquia de Santa María de J-i- di), Gallina1 (Gijón y Villaviciosa), Gallinas (Salas), nares, en el concejo de Ribadesella (acquí, en Astu- Gallinero (Cudillero, Salas, Luarca). Estamos aquí, rias), se establecen, entre otras, las siguientes y cu- evidentemente, ante el caso de unas formas modifi- riosas asociaciones etimológicas: Una finca denomi- cadas por la asociación etimológica, que las relacio- nada El Texeu (con clara alusión a sus tejos carac- na con el gallo y la gallina. Parece absurdo, que a terísticos), previamente castellanizada, en escritura los gallos y a las gallinas, animales dom6sticos que anterior, en la forma Tejedo, se convierte ahora en viven en los corrales, se les sitúe precisamente en Tejido. Pues bien, como en Linares, se&n indica su las elevaciones de las montañas. Para salvar este nombre, hasta hace poco se cultivó el lino, no falta- problema, se ha .pensado, en ocasiones, que la pala- rá un erudito local que trate de demostrar que en la bra gallo o gallina haría referencia al tirogallo, pero referida finca se exponían antiguamente los tejidos esta ave, en la Península Ibérica, sólo habita, como es sabido, en las zonas de terreno más abruptas del Ahora bien, si el gallo no canta cn los picos de Pirineo y de la >CordilleraCantábrica, pero no en las nuestras montañas, tampoco canta en ellos el cuco, zonas costeras de Gijón, Villaviciosa o Luarca, don- entre otras cosas porque habita en los árboles y no de se localizan algunos de nuestros topónimos. Los en los riscos. Y así el Picu el Cucu no se refiere al topónimos asturianos, a que aquí me refiero, eviden- ave conocida, sino que está en relación, como ha ,de- temente, no deben analizarse al margen de la serie mostrado J. Hubschmid con el vasco KUKUR 'cresta'. peninsular Cantagallo (Toledo, Badajoz), Canta-el- Del mismo modo, tampoco parece seguro que las Gallo (Lugo), Gallocanta (Zaragoza), Gallicant (Bar- palomas de la toponimia se refieren al ave conocida. celona, Tarragona, Mallorca), Gallipienzo (Navarra), Existe, en efecto, una serie de topónimos en los que etc., en donde el elemnto canta, que entra en la com- aparece la raíz PAL,PALA: Paladeper~e(Luarca), Pa- posición de casi todos ellos, es importante para la ladín (Las Regueras), Palmián (Colunga), Palmiano determinación de la etimología. Teniendo en cuenta (Siero), a los !que, sin duda, hay que añadir La Pa- esta última serie citada, casi todas las formas están lo71zbar (Aller), Palombar (Ribera de Arriba), Les Pa- compuestas de dos elementos, gallo y canta; el pri- lombes (Laviana) y Palombera (Villaviciosa). Claro mer elemento está, sin duda, en relación con la raíz está que estos últimos topónimos, en el nomenclátor perrománica KAL.(L)IO'piedra' (Cfr. fr. caillou ') que oficial de Asturias aparecen con el grupo latino -mb- habría dado callo, call, con la modificación subsi- reducido a -m-, y también se encuentran así en el M3- guiente, según gallo. Teniendo en cuenta este elemen- doz, quien registra, en cambio, un Palonzbera de San- to de nuestros topónimos, el otro elemento r?o hace tander. La explicación aparentemente obvia es la de sino intensificar su valor, ya que corresponde a la una castellanización oficial de los topónimos, pero raíz celta KANT~(Cfr. lat. caizthus) 'piedra', 'guija- ocurre que, como forma popular, tenemos A Paloma, rro", 'orilla pedrego~a'~.Se trata, pues, de una es- en Tapia de Casariego. ¿Quiere esto decir, que inter- pecie de etimología tav_tológica, lo !que no es nada pretados nuestros topónimos en relación con la palo- infrecuente en la toponimia, y es algo muy sem,j an- ma, se ha producido una re-asturianización en la pa- tc a lo que ocurre en el topónimo asturiano Peña-el- labra? En todo caso, hay razones que excluyen la pre- Gallo, que no es sino un Peñal-Gallo, (paralelo al sencia del ave en nuestra toponimia.