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EL DECLIVE DE LAS FARC Y EL ESTACAMIETO DEL COFLICTO

Introducción. Este capítulo inicia haciendo un análisis del proceso del Caguán incluyendo algunas lecciones que dejó. Luego hace una mirada crítica a la estrategia implementada durante los dos períodos de Gobierno del Presidente Uribe para afrontar el conflicto armado y la reacción de las Farc. También se analizan los intercambios de posturas alrededor del tema del posible “Acuerdo Humanitario” y la incidencia de lo internacional como factores que han gravitado sobre el escenario que se ha venido conformando.

Del análisis surge la tesis de que los intercambios político–violentos entre el Gobierno y las Farc, sumados a otros factores nacionales e internacionales que han corrido paralelos, han venido conformando un escenario complejo en cuanto a la posible terminación del conflicto armado. Éste se muestra estancado, entre otras razones, porque si bien el Gobierno ha alcanzado importantes logros de seguridad, estos se han quedado en lo táctico sin que hayan podido hacer trascender a lo político – estratégico, es decir a lo decisivo.

1. La egociación en el Caguán. 1.1 Más pulso que negociación. En el capítulo anterior se analizó porqué el contexto político previo al inicio de las negociaciones del Caguán no daba pie para vislumbrar un buen desarrollo del proceso. Y efectivamente “lo que mal empieza mal acaba”; con el paso del tiempo se fue haciendo evidente que las condiciones de arranque incidieron primero en el atascamiento y, sumadas a la pérdida de credibilidad en las negociaciones, en el rompimiento de estas.

En efecto, la mayoría de los desencuentros y congelamientos se generaron por asuntos procedimentales relacionados con el uso que le daban las Farc a la zona de distensión, la verificación de lo que allí acontecía y cuestiones relativas al problema paramilitar. De esta manera se le quitó el espacio a lo principal, es decir, a la negociación política que se pudiera derivar de las propuestas sobre la mesa. Es más, cuando quiera se avanzaba en algo, algún hecho violento de la guerrilla lo hacía retroceder 1. De otro lado, cada evento fue entendido por las Farc como el escenario para mostrarse ante la comunidad internacional y la opinión nacional como un “ejército irregular beligerante”. Veamos.

El 7 de noviembre de 1998, pocos días después del asalto de las Farc a Mitú, entra en vigencia la denominada Zona de Distensión 2 y el 15 de diciembre los cuarteles del Batallón Cazadores con sede en San Vicente del Caguán son completamente desocupados de miembros del Ejército, no sin antes haber tenido lugar varias discusiones entre el Presidente y su Comisionado de Paz con el Ministro de Defensa y la cúpula militar. Es que al desalojar dichos cuarteles implícitamente se reconocía a las Farc como el poder político real en esa región. Y por si fuera poco también se retiran las seccionales de la Fiscalía General de la

1 Cfr. PASTRANA Andrés, La Palabra Bajo Fuego, Bogotá : Planeta, 2005, p 424. 2 Resoluciones Número 84 de 1998 (octubre 14); 85 de 1998 (octubre 14) y 1 de 1999 (enero 5). La Zona comprendía los municipios de Mesetas, La Uribe, La Macarena y Vistahermosa en el Meta, y San Vicente del Caguán en el Caquetá.

1 Nación de los municipios que conformaron dicha zona. De esta manera se conformó un vacío efectivo del Estado matizado con el argumento de que al ser autorizado por el Gobierno se mantenía la soberanía.

Días después, el 7 de enero de 1999, se instala formalmente la Mesa de Diálogo con la histórica foto de “la silla vacía”. Así pues, desde el inicio pareció que del persistente esfuerzo del Gobierno por generar confianza en las Farc se desprendieron las opciones de “se negocia o se negocia”; de esta manera se dio la impresión de un Estado débil necesitado del proceso de paz. De todos modos la suerte estaba echada y después de siete años se iniciaba un nuevo intento de negociación del conflicto con las Farc.

Constituidos la “Mesa Nacional de Diálogo y Negociación” y el “Comité Temático Nacional”, con los respectivos negociadores de parte y parte, el proceso sufre su primer congelamiento el 18 de enero por decisión unilateral de las Farc en espera de la decisión del Gobierno de prorrogar la Zona de Distensión y “para permitir del gobierno nacional los resultados esperados, consideramos necesario congelar los diálogos iniciados, dejando las propuestas sobre la mesa, hasta ver resultados satisfactorios contra el paramilitarismo” 3. Fue esta una postura arrogante de la guerrilla, pero hay que reconocer que ella no se asentaba en el vacío: desde enero de 1999 los paramilitares aumentaron significativamente la cantidad de masacres en diferentes áreas del territorio nacional 4.

Y sumando a los obstáculos, durante este primer periodo de congelamiento las Farc asesinan a tres indigenistas norteamericanos en el departamento de Arauca. Este crimen dio al traste con la posibilidad de apoyo por parte de los EE.UU. al proceso y generó intensos debates en la mesa que aparentemente se superaron tras el compromiso de la guerrilla por encontrar y juzgar a los culpables. Eso sí, la guerrilla aprovechó para afirmar, a través de Raúl Reyes jefe de los negociadores, “ que los responsables no serían entregados a las autoridades colombianas para que los juzgue, porque la organización no reconoce la legislación colombiana, y menos serían entregados en extradición ”5. Una de dos o seguían buscando su posicionamiento como fuerza beligerante, o ya se percibían como tal.

Las negociaciones solo se vinieron a reanudar en el mes de abril de 1999, poco tiempo después de que se activaran unas tensiones en el Ministerio de Defensa que desembocaron en una grave crisis a raíz de la renuncia de Rodrigo Lloreda Caicedo y de un considerable número de generales y coroneles 6. Dichas tensiones comenzaron por la decisión del Presidente de llamar a calificar servicios a los Brigadieres Generales Rito Alejo Del Río y Fernando Millán por presuntos vínculos con los grupos paramilitares a comienzos del mismo mes. Disposición presidencial en cuyo trasfondo gravitó tanto la presión de los EE.

3 FARC-EP. Carta abierta al Señor Presidente de la República, enero 18 de 1999. 4 Entre 1998 y 1999 las masacres de los paramilitares aumentaron en un 71%, y las víctimas en un 36% . Por otra parte después del asalto a Mitú las FF.AA.empezaron a sorprender a las Farc con ataques nocturnos apoyados desde el aire hasta el punto que buena parte de las batallas importantes se produjeron por iniciativa del Ejército. Ver ZULUAGA Jaime “El proceso de paz : ¿hacia un acuerdo nacional?” en Síntesis 2000 Colombia , Bogotá TM Editores – IEPRI, F. Social febrero de 2000 pp 39-55. 5 MEDINA Gallego, Carlos, Conflicto armado y procesos de paz en Colombia (Memoria casos FARCEP y EL), Bogotá D.C.: Editorial Kimpres Ltda, UNIJUS Universidad Nacional, 2009, p 94. 6 Detalles de la crisis se pueden ver en TELLEZ, Edgar y SÁNCHEZ, Álvaro, Ruido de Sables, Bogotá D.C: Editorial Planeta Colombiana S.A. 2003, pp 292 – 319.

2 UU. como la posición de las Farc, pero que debido al momento en que se hizo efectiva fue percibida por varios sectores, empezando por la oficialidad del Ejército, como una concesión inaceptable a la guerrilla.

A lo anterior se sumó la discusión alrededor de la prórroga de la Zona de Distensión de manera indefinida en el tiempo y sin exigencias concretas a las Farc quienes, según informaciones de inteligencia y de prensa, incurrían en frecuentes abusos tales como tener secuestrados allí. Finalmente, la crisis se desencadenó por una posición pública del Comisionado de Paz, Víctor G. Ricardo, en el sentido de que “esa zona de distensión para los efectos de la negociación se establecerá sin límites de tiempo y por tanto sin fecha fatal”, ante la cual Lloreda declaró el desacuerdo con un “despeje indefinido ” porque “eso eliminaría todo estímulo para el avance de las negociaciones por parte de la guerrilla” 7. Después de esto, no podía venir sino la renuncia del Ministro de Defensa.

Pero la dimisión no vino sola. Cuando el general Jorge E. Mora R., comandante del Ejército, empezó a informar a los comandantes de División sobre la renuncia del Ministro y la aceptación del Presidente, se desató la peor crisis en el mando militar en toda la historia del conflicto armado: por escrito pidieron el retiro del Ejército 12 generales y 20 coroneles, mientras que otros 50 oficiales telefónicamente informaron que también renunciaban en solidaridad con el Ministro de Defensa 8. La carta que en su momento envió el general Víctor Álvarez, Comandante de la Primera División, expresa, en buena medida, el pensamiento y estado de ánimo del mando militar en esos días:

“He venido siguiendo atentamente los últimos acontecimientos que dieron como resultado la renuncia de nuestro ministro de Defensa, por declararse contrario a un despeje en la zona de distensión, indefinido en el tiempo, lo que a todas luces veo como atentatorio contra la soberanía nacional. uestra posición ha sido la de apoyar al señor Presidente en los esfuerzos por lograr la reconciliación nacional, pero lamentablemente no ha existido ninguna manifestación de paz por parte de la subversión y menos en la zona de distensión, donde lo único que se ha venido haciendo es preparar a la población para la guerra. Por las anteriores razones, me solidarizo con el señor ministro y los altos mandos en esa justa y necesaria posición, que considero indispensable para tratar de salvar la unidad nacional. Motivado por lo anterior, he tomado la decisión de solicitar mi retiro del servicio activo por considerar que no tendría la suficiente energía y fortaleza para ver apaciblemente la destrucción de mi país. unca antes el mando militar había sido más consciente de la necesidad de apoyar un proceso de paz que suspenda esa absurda guerra en que estamos sumidos los colombianos, pero esa voluntad no puede ser interpretada como una entrega incondicional del territorio a quienes han depredado el país en los últimos 40 años. Esta posición resulta para mí en extremo dolorosa puesto que he servido por 35 años a la institución con el único propósito de ver mi patria justa, respetada y libre.” 9

No obstante la crisis se desincentivó paulatina pero rápidamente “congelando” las solicitudes de retiro por orden del general Tapias (comandante de las Fuerzas Militares) y mediante la realización de una reunión de emergencia del Presidente con la cúpula militar

7 TELLEZ y SANCHEZ, ob. cit pp 298-299 8 Ibid., p 304. 9 Ibid.

3 en Cartagena. Además, con otra del primer mandatario, esta vez con todos los generales de las Fuerzas Militares 48 horas después.

Sumando lo dicho en ambas reuniones, - y después de escuchar varias intervenciones en las que, amén de fuertes críticas al comisionado de paz y las concesiones a la guerrilla, quedó claro que el comportamiento de quienes solicitaron el retiro no obedeció a una orquestación para desestabilizar el gobierno sino a un sentimiento de lealtad con su Ministro - Pastrana habló, en primer lugar, de su compromiso con las Fuerzas Armadas y de que todo lo que les había pedido era que actuaran con firmeza y efectividad, a la ofensiva, contra los grupos armados ilegales por fuera de la zona 10 . También habló de los altibajos de todo proceso de paz y de la inconveniencia de colocar “fechas fatales” para adelantar una negociación tan compleja. Más adelante afirmó que tanto los militares como el país se tranquilizaron por cuanto el 4 de junio de 1999 prorrogó la vigencia de la zona de distensión por seis meses, y de ahí en adelante, las extensiones respondieron a situaciones determinadas y nunca fueron indefinidas 11 . También, y en demostración de que se avanzaba, anunció que las Farc habían aceptado poner en marcha una comisión internacional que se encargaría de verificar el cumplimiento de los acuerdos logrados en la mesa de negociación.

Un punto a destacar es que, durante la segunda reunión, el general Rafael Hernández L., Jefe del Estado Mayor Conjunto, hizo un planteamiento del que se puede colegir no solo una de las razones de la inconformidad de los generales, también quizás, buena parte de la explicación de la insuficiencia estratégica del Gobierno desde los preámbulos del inicio oficial de las negociaciones : “Señor presidente, con todo respeto quiero decirle que esta es la primera vez que usted se reúne con todos los generales de la República, mientras que ya lo ha hecho en dos oportunidades con Manuel Marulanda” 12 . Si bien, el Gobierno – quizás teniendo en mente uno de los errores del proceso de paz de Betancur-, mantuvo informado al mando militar de lo que acontecía durante el proceso del Caguán a través del Comisionado de Paz 13 , esto no fue suficiente para evitar incoherencias entre lo político y lo militar. El problema no estuvo en el flujo de información sino en la congruencia entre las acciones políticas, empezando por el discurso, y el tipo y oportunidad política de las operaciones militares.

Unos días antes del desenlace de la crisis comentada, se dio el primer resultado concreto luego de que Pastrana viajara al Caguán y se reuniera con Marulanda para acordar los últimos detalles de la agenda y dar inicio a la fase de negociación 14 . Más adelante el Presidente se refirió a ese momento así:

“ … Cuando la agenda común estaba por completarse, visité a Manuel Marulanda Vélez, jefe de las Farc – Ep, para ultimar los detalles de la misma. Por primera vez en cuarenta años se firmó un acuerdo entre el Presidente de la República y las Farc – Ep, en el que nos comprometimos a seguir con el Proceso de Paz, iniciar la etapa de negociación y a nombrar

10 PASTRANA, ob.cit p 199. 11 Ibid. p 201. 12 TELLEZ y SANCHEZ, ob. cit p 317. 13 PASTRANA, ob. cit p 199. 14 Comunicado del presidente de la República, Andrés Pastrana Arango y Manuel Marulanda de las FARC-EP, firmado en Caquetania el 2 de mayo de 1999.

4 una comisión internacional que se encargara de verificar los inconvenientes que surjan en la zona de distensión…”. 15

Así pues, el 6 de mayo de 1999 los negociadores firmaron el primer acuerdo sustantivo, la Agenda Común por el Cambio hacia una ueva Colombia. Se tuvo entonces una agenda de negociación con las Farc de doce puntos que abarcaban los principales aspectos de la vida nacional. A la vez, se decidió manejar en una mesa diferente el tema de un “intercambio humanitario”, asunto que ocupaba la mente de Marulanda bajo la denominación de “canje de prisioneros” desde la entrega unilateral de soldados en Cartagena del Chairá. No es accidental que en un comunicado de finales de mayo de 1999, se lea “en este 35 Aniversario de formación de las FARCEP, recordamos a los presos políticos de todas las organizaciones revolucionarias y muy especialmente a los guerrilleros, prisioneros de guerra, que colman las cárceles del régimen”. 16

En julio de 1999 17 vino un nuevo congelamiento por parte de las Farc. Entre las razones sobresalen el desacuerdo del grupo guerrillero a que se creara una comisión de verificación para atender denuncias sobre violaciones a los DD.HH. en la zona de distensión. El Gobierno retira su propuesta y más adelante, en octubre del mismo año, el proceso se reactiva. Y el 5 de noviembre se firman acuerdos sobre audiencias públicas y facultades del Comité Temático, estableciendo además una metodología para dichas audiencias. Para finalizar el año las Farc anuncian un cese unilateral de acciones ofensivas entre el 20 de diciembre de 1999 y el 10 de enero de 2000.

El siguiente avance tiene lugar durante el mes de febrero de 2000, cuando comitivas de ambas partes realizan una gira por varios países de Europa en la que las Farc adquirieron un fuerte protagonismo mientras que el gobierno desarrolló una estrategia para mostrar la complejidad del conflicto colombiano y sobre todo para “mostrarle a las Farc cómo funciona el mundo”18 . Aquí cabe anotar que, pese a la buena intención, esta decisión sirvió más para reforzar en la Farc su percepción de simetría con el Estado que para madurar el proceso de negociación.

Luego, el 9 de abril se inician las audiencias públicas con el tema de la generación de empleo y crecimiento económico 19 . El 27 del mismo mes el Gobierno y las Farc invitaron a las fuerzas políticas del país a integrar un “grupo de apoyo a la mesa de negociación” con el propósito de lograr un mayor flujo de información acerca del proceso de paz, y el 28 la mesa de diálogo y negociación convoca la primera audiencia internacional sobre medio ambiente y cultivos ilícitos. Esta última se frustró a raíz de la muerte de la señora Elvia Cortés en mayo de 2000 en Boyacá cuando era desactivado un “collar bomba”, pues

15 HECHOS DE PAZ, El Presidente habla de paz, Tomo I, 1998 – 1999. Bogotá D.C., Oficina de Publicaciones Presidencia de la República, Imprenta Nacional, p 116. 16 Comunicado del Estado Mayor de las FARC en su aniversario 35, (27-05- 99). www.redresistencia.org 17 La cronología del proceso fue tomada de VALENCIA, León. Adiós a la política, bienvenida la Guerra. Bogotá: Intermedio Editores, 2002.

18 PASTRANA, ob. cit., p. 217-228. 19 El 25 de agosto de 2001 el Comité Temático Nacional informó en un comunicado que: “en ejercicio de las funciones que le fueran asignadas por la Mesa Nacional de Diálogos y Negociación ha realizado veintitrés (23) Audiencias Públicas a partir de abril del presente año, en las cuales han participado 954 expositores, unos a manera individual y muchos en representación de amplios sectores, y han concurrido quince mil colombianos en calidad de observadores”.

5 durante cuatro días consecutivos las emisiones de cinco noticieros de televisión atribuyeron equivocadamente la responsabilidad del crimen a las Farc utilizando- o haciéndole eco - a palabras tales como “salvajismo”, “ferocidad”, “infamia”, “aterrador” 20 .

Con las audiencias públicas - además de otra suerte de escenarios de participación que reunieron en su centro de poder (Zona de Distensión) - las Farc quisieron cambiar la prioridad estratégica en el sentido de darle prevalencia a lo político, claro está sin dejar de lado lo militar. De esta forma, colocaron como primer tema de discusión nacional la salida del conflicto armado y de manera paralela quisieron hacer notar su capacidad de incidencia en el contexto nacional.

Y no se quedaron solo en lo de las audiencias sino que realizaron un Pleno del Estado Mayor Central entre el 21 y el 25 de marzo del año 2000. Como se recordará esta instancia es decisiva para el reajuste del denominado Plan Estratégico y se constituye en un espacio para la toma de decisiones más importantes del grupo guerrillero. Este Pleno decidió varias cuestiones importantes para las Farc. Por un lado, dio el empuje definitivo para el lanzamiento del “Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia”, asegurando su financiación y ratificando su estructura interna. Además, inició el proceso de estructuración del Partido Comunista Clandestino de Colombia (PCCC o PC3) y estableció las pautas para su conformación. De otro lado, definió y discutió temas relacionados con los diálogos de paz, definiendo el proceso como “importante para el cumplimiento del Plan Estratégico” y vital para “su incidencia en la apertura de nuevos espacios de lucha para los bloques y los frentes en todo el territorio nacional” 21 . De igual manera resaltaron la importancia de la gira por Europa para la búsqueda de reconocimiento como fuerza beligerante y definieron acciones para adelantar los diálogos y preservar la seguridad en la Zona de Distensión. Por último, deciden la conveniencia de posibilitar las elecciones que se avecinaban pero declaran una guerra abierta a los “candidatos del paramilitarismo” y reafirman su plataforma de lucha vigente desde la Octava Conferencia.

En la retina de muchos colombianos quedaron grabadas de manera especial las imágenes de tres asuntos tratados en este Pleno. Por una parte, el viaje a Europa en el que fueron observados unos jefes guerrilleros “codeándose” con líderes políticos de diferentes nacionalidades europeas. Por otra, las “Leyes 002 y 003” de las Farc con las que pretendieron rodear de un aura de legitimidad la extorsión y el secuestro. Por último, el despliegue de fuerza que hicieron para lanzar el “Movimiento Bolivariano por la ueva Colombia” : una formación militar prácticamente igual a la de una ceremonia oficial del Ejército Nacional, en la que los guerrilleros (as) fueron vistos con uniformes camuflados nuevos y los jefes observados luciendo insignias y la bandera de Colombia terciada al pecho. En cortas palabras, la opinión pública vio por la televisión (el medio de comunicación de mayor cubrimiento), no una guerrilla marginal sino la representación de otro ejército dentro del territorio nacional. Claro está que el posible impacto (combinación

20 Ver Estudio de caso del Observatorio de Medios de la Universidad de la Sabana Mayo – Junio 2000. Ver también Guevara Tunjano, Gloria Isabel. Aproximación a una caracterización crítica de los regímenes de verdad presentes en los medios de comunicación impresos de Colombia: el caso del collar bomba. Tesis de grado Escuela de Comunicación Social y Periodismo-Universidad Sergio Arboleda, 2004. 21 FARC – EP. Pleno del Estado Mayor Central “Con Bolívar, por la paz y la soberanía nacional”, marzo 21 – 21 del año 2000 (Mimeo).

6 de sorpresa y temor) del viaje a Europa y las formaciones militares, fue neutralizado por el rechazo generalizado a las “leyes”. Con la difusión pública de estas las Farc pusieron en evidencia su desconexión con una opinión nacional hastiada de esas acciones delictivas.

Siguiendo con este resumido relato, el 3 de mayo de 2000 el Presidente Pastrana acepta la renuncia de Víctor G. Ricardo P., y nombra a su exsecretario privado y para el momento negociador por parte del Gobierno, Camilo Gómez Alzate, como nuevo Alto Comisionado para la Paz 22 .

Gómez deberá enfrentar un nuevo congelamiento del proceso, esta vez por decisión gubernamental tras el caso del “collar bomba” antes mencionado ocurrida el 16 de mayo de 2000. De todas maneras la interrupción dio al traste con la realización de la audiencia sobre medio ambiente y cultivos ilícitos un evento en el que los jefes guerrilleros habían centrado esperanzas de jugar políticamente nacional e internacionalmente.

En julio del mismo año y en otro hecho significativo el Gobierno y las Farc intercambian propuestas de cese al fuego y hostilidades, por lo cual el proceso adquiere una dinámica más alentadora. Sin embargo, dos meses después un guerrillero secuestra un avión de la empresa Aires y lo desvía a San Vicente del Caguán. El grupo detiene al “aeropirata” pero se niega a entregarlo a las autoridades gubernamentales pese a que el Presidente había expedido un comunicado exigiendo su entrega para ser juzgado. Para completar, el 14 de noviembre las Farc vuelven a congelar el proceso de manera unilateral pidiendo al gobierno que aclare su política de lucha contra los paramilitares.

Durante el primer mes de 2001 se da un cruce de cartas y comunicados en los que las partes plantean posiciones sin llegar a acuerdos hasta que el proceso se reactiva luego del segundo encuentro entre el presidente Pastrana y Marulanda ocurrido entre el 8 y 9 de febrero de 2001. Fruto de esta reunión se firma el acuerdo de Los Pozos , en el que sobresalen las decisiones de crear un mecanismo interno para estudiar los hechos que afecten el proceso y el nombramiento de una comisión de personalidades 23 para formular recomendaciones en torno al paramilitarismo y la reducción de la intensidad del conflicto. Finalmente, se acuerda avanzar en la concreción de un “acuerdo humanitario” que permita la liberación de policías y soldados que se encuentran en manos de las Farc.

Tras la firma del acuerdo, la guerrilla libera en el mes de junio primero a 42 policías y soldados enfermos a cambio de 15 guerrilleros que se encontraban procesados por delitos diferentes a los de lesa humanidad, y posteriormente a 310 policías y soldados buscando con esto oxigenar la credibilidad en el proceso. Sin embargo, es de anotar que la guerrilla dejó en su poder - como carta de negociación a jugar más adelante-, los cuadros de mando tanto de la policía como del ejército y a través del “Mono Jojoy” expresaron su intención de secuestrar políticos porque percibían que el gobierno “no se interesaba realmente por sus soldados y policías” .

22 Decreto 785 de 2002 (mayo 3). 23 Dicha comisión fue oficialmente creada el 11 de mayo de 2001 y la integraron Ana Mercedes Gómez Martínez, directora del diario “El Colombiano”, Carlos Lozano Guillén Director del periódico “Voz”, Vladimiro Naranjo Mesa exmagistrado de la Corte Constitucional y Alberto Pinzón Sánchez Sociólogo del partido Comunista. La primera renunció recién nombrada.

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Hay que anotar que para reforzar el nuevo impulso que se le quiso dar al proceso, el 5 de abril se había creado la Comisión de Países Facilitadores para el Proceso de Paz entre el Gobierno y las Farc integrada por representantes de los gobiernos de Canadá, Cuba, España, Francia, Italia, Suecia, Suiza, México, Noruega y Venezuela 24 .

Poco días después de la puesta en libertad de soldados y policías, el 15 de julio, y como un típico mensaje desafiante y de fuerza, el grupo guerrillero secuestra al ex gobernador del Meta Alan Jara y a tres cooperantes alemanes. Estos hechos tendrían su complemento cuando en septiembre secuestran a la ex ministra de Cultura Consuelo Araujo conocida como “la Cacica”, quien muere en sus manos durante unos combates con el ejército. Así daban inicio a la decisión antes anunciada por el “Mono Jojoy”.

Pese a que la situación para el gobierno se hacía insostenible después de la muerte de “la Cacica” y de la publicitada “prohibición de las Farc” al candidato a la presidencia, Horacio Serpa, de entrar a San Vicente del Caguán a hacer campaña, ocurrida por los mismos días, el equipo negociador decide realizar un último esfuerzo y el 5 de octubre de firma el Acuerdo de San Francisco de la Sombra , en el cual se acuerda dar prioridad a temas como el secuestro, el paramilitarismo y al estudio de las propuestas de cese al fuego.

No obstante, el proceso perdía la poca credibilidad que le quedaba a pasos agigantados principalmente por la auto-deslegitimación de las Farc. Hay que recordar que sumado a lo anterior ya había ocurrido la tragedia del 11 de septiembre en EE.UU. cuyo impacto se hizo sentir en Colombia pues el gobierno de los EE.UU. decidió incluir a las guerrillas colombianas en sus listados de grupos terroristas. Y por si fuera poco, los voceros de las Farc incrementaron sus denuncias sobre la penetración de fuerza pública y de paramilitares a la zona de distensión 25 en respuesta a las medidas tomadas por el Gobierno para controlar el acceso aéreo, terrestre y fluvial a la zona.

Durante el mes de enero y pese a la participación de delegados de países amigos y de la ONU el proceso sigue perdiendo credibilidad y se tornó insalvable. Entre el 20 de enero y el 7 de febrero de 2002 se firman acuerdos bajo el acompañamiento de la comunidad internacional, pero todo resulta infructuoso. Así, luego de que el 20 de febrero un frente de las Farc secuestrara un avión comercial y tomara cautivo al senador Jorge Eduardo Gechem, el propio Presidente Pastrana pone fin a las negociaciones mediante alocución televisada en la que el eje del discurso fue el incumplimiento de la palabra de Marulanda Vélez.

1.2 Otros factores que gravitaron sobre el proceso. Los informes sobre Colombia publicados en 1998 26 abonaron el incremento de la intervención de EE.UU. en el conflicto con las Farc. La evidencia más clara fue el cambio de la concepción inicial del que se logró sin mayor discusión del gobierno colombiano pues, entre otros aspectos, los recursos que tuvo que emplear el Gobierno para

24 Comunicado No. 28 de la Mesa Nacional de Diálogo y Negociación (5 de abril de 2001). 25 Véase: Consideraciones de los voceros de las FARC-EP, octubre 20 de 2001. 26 Ver nota 71 del capítulo anterior.

8 atender la reconstrucción del eje cafetero afectado por un grave terremoto y la crisis económica del 99 presionaron la necesidad de que la mayor parte de la ayuda tuviera que provenir del gobierno de EE.UU.

Como se dijo en el capítulo anterior, la concepción inicial del Plan Colombia fue coherente con el proceso de paz y, aunque con discreción, al comienzo EE.UU. se mostró proclive a apoyar la iniciativa de la paz negociada 27 . Prueba de lo anterior fue la presencia de su embajador cuando se abrieron oficialmente las negociaciones de paz en San Vicente del Caguán, mientras que las demás embajadas enviaron representantes de segundo nivel 28 . Pero al mes fueron secuestrados en Arauca tres indigenistas estadounidenses y, poco después, hallados sus cadáveres en Venezuela 29 , a lo que se sumó la posición de los jefes guerrilleros de no entregar a los responsables para ser juzgados en los tribunales sino de acuerdo a su propio reglamento. Así, por ceguera política de la guerrilla, se vino al suelo el incipiente apoyo estadounidense a las negociaciones de paz 30 .

No es de extrañar entonces el que en agosto del mismo año (1999) el subsecretario de Estado para asuntos políticos, refiriéndose al apoyo que se le pedía a la potencia para financiar el Plan Colombia, haya declarado: “queremos ayudar pero queremos saber cual es la estrategia” 31 . Si se recuerda que ocho meses atrás el Plan Colombia había sido presentado oficialmente en Puerto Wilches (Santander) desde la perspectiva de un Plan Marshall, lo que implícitamente dijo el funcionario estadounidense fue “el plan diseñado no nos satisface”. Lo cierto es que en los meses siguientes dicho plan sufrió un importante cambio al elaborarse una nueva versión, publicada en inglés, en la que se le dio prioridad a lo militar y policivo en la lucha contra las drogas y no al proceso de paz 32 .

Se convirtió en la principal estrategia para lograr el objetivo “de reestructurar y modernizar las Fuerzas Armadas y la Policía, para que estos recuperen el estado de derecho, y proporcionen seguridad en todo el territorio nacional, en contra del delito organizado y los grupos armados y para proteger y promover los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario” .33 El Plan tenía principalmente tres componentes: 1) la erradicación forzosa vía fumigación; 2) la reingeniería de las fuerzas armadas particularmente de los sectores que se involucran en la lucha contra el narcotráfico; y 3) la política social, es decir, una política de desarrollo institucional local. 34

Sin embargo, aún se le daba un tenue apoyo a las negociaciones pues la ayuda a Colombia fue decretada con dedicación exclusiva para la lucha antinarcóticos. No obstante, en la realidad desde el comienzo se utilizó con ambigüedades respecto a la guerrilla. Así, con

27 Ver ROJAS, Diana Marcela, “ Estados Unidos y la guerra en Colombia” en IEPRI uestra guerra sin nombre , Bogotá: Iepri, Norma, Febrero 2006 p 49. 28 VALENCIA, ob. cit, p 200. 29 Cronología en Síntesis’ 2000 ob. cit 30 VALENCIA ob. cit, pp 196 -201. 31 Ver El Tiempo 11-08-99, p 3 A. 32 CEPEDA Fernando,“El segundo mandato de Bush” en Revista Javeriana N° 711, ene –feb 2005, p 20. 33 PLAN COLOMBIA. Documento presentado por el Gobierno Nacional, para el fortalecimiento institucional y desarrollo social 2000 – 2002. 34 Las cifras fueron discriminadas así: 391 millones para apoyo militar en el sur; 129 para interdicción; 116 para la policía; 81 para programas de desarrollo alternativo; y 122 para derechos humanos y justicia. Casi el 80% fue entregado en especie.

9 dicho apoyo se crearon los primeros batallones antinarcóticos del ejército que empezaron sus operaciones en los departamentos de Putumayo y Caquetá, área de influencia de las Farc 35 . Y, como era de esperarse, estas rechazaron el plan y lo consideraron una “agresión del imperialismo yankee al pueblo colombiano” 36 . Pero curiosamente no plantearon en la mesa de negociación las amenazas a la paz que podrían derivarse de la ayuda militar de EE.UU37 , quizás porque habían entendido que con el asesinato de los tres indigenistas norteamericanos no les convenía provocar más al Gobierno de EE.UU.

Ahora bien, con el 11 de septiembre del 2001 vino el detonante para que la ayuda militar del Plan Colombia se empezara a enfocar sin limitaciones contra la guerrilla. Un mes después de la tragedia el Secretario de Estado de EE.UU. Collin Powel declaró: “Es fácil identificar a Bin Laden como terrorista y lograr una gran oposición en su contra. Hay otras organizaciones que probablemente satisfacen un estandar similar. Las Farc en Colombia es uno” 38 . Y por esos mismo días, después de hacerlas incluir en la lista de organizaciones terroristas, la embajadora Anne Paterson esbozó un plan de apoyo a Colombia que incluía la lucha contra el secuestro, el pedido en extradición de jefes guerrilleros comprometidos con el narcotráfico, la prevención de ataques a la infraestructura vial y el equipamiento del ejército para combatir la guerrilla y el narcotráfico 39 . Es que el Presidente Pastrana había detectado la oportunidad para lograr eliminar la limitación que impedía utilizar los equipos militares del Plan Colombia en operaciones contra las guerrillas 40 .

Lo cierto es que al mismo tiempo en que se pretendía avanzar en el proceso del Caguán, la ayuda militar de EE.UU. se incrementaba. Entre 1999 y 2003 esa ayuda a Colombia sumó una cifra cercana a los 3.200 millones de dólares convirtiéndose así el país en el tercer receptor de ayuda estadounidense después de Israel y Egipto 41 .

Y el apoyo produjo importantes réditos en el campo militar. Identificando la inteligencia y la capacidad de reacción inmediata como claves para la modernización de las FF.MM., estas crearon la Fuerza de Despliegue Rápido (Fudra) con un importante componente aéreo que, mediante reacción rápida, les permitió neutralizar los ataques masivos que, no obstante el freno que recibieron en Mitú, trataron de seguir aplicando las Farc. También activaron una Brigada Fluvial con la que se evitó la toma de Puerto Inírida en el Guainía y se marcó así la ruta del crecimiento e involucramiento progresivo de la Armada Nacional en el conflicto contra las guerrillas, a través del cuerpo de Infantería de Marina.

El punto a destacar es que, en buena parte gracias a la ayuda militar estadounidense, mientras la mesa de negociación del Caguán funcionaba con los altibajos mencionados, las FF.MM. le propinaron, fuera de la zona de distensión, varios golpes militares a las Farc en los que resultaron entre cincuenta y cien bajas guerrilleras en cada uno: en 1999 Puerto

35 Ver ROJAS, Diana ob. cit., p 50. 36 Ver el comunicado de las Farc en su 36 aniversario en www.anncol.org . 37 Ver Informe N° 4 de la Fundación Social a la CIDH en Algo todavía ocurrirá, ob. cit p 178. 38 Ponencia de Adam Isacson del “Centre for internacional Policy” de Washington en el foro “La Internacionalización del Conflicto Armado Colombiano” realizado en la Universidad de la Sabana (noviembre de 2005). 39 VALENCIA ob. cit p209. 40 PASTRANA, ob. cit., p 437. 41 Ver Ibid, p 439. En los diez años de implementación del Plan Colombia la ayuda sumó USD$ 6,000 millones.

10 Lleras en el Meta, Dabeiba en Antioquia y Hato Corozal en Casanare; en el 2000 Pueblo Rico (Risaralda), en 2001 Puerto Concordia (Meta) y el de Aracataca, Magdalena en el 2002 42 .

A su turno las Farc buscaron su reacomodamiento y paulatinamente regresaron a las tácticas de guerra de guerrillas aumentando a la vez la cantidad de acciones militares. Así, mientras que en el período Samper el total de ataques de esa guerrilla contra la Fuerza Pública fue de 1.480 con un promedio de 1.01 diario, durante el gobierno Pastrana fue de 1.754 con un promedio diario de 1.2 43 . No obstante, el aumento de la cantidad no implicó mejora de la calidad desde la perspectiva de letalidad y poder desmoralizador sobre el contrario. El índice de letalidad de dichos ataques durante el gobierno Pastrana fue de 0.70 (con 1.235 bajas) comparativamente más bajo que el del gobierno Samper cuando fue de 0.91 (con 1.351 bajas)44 . La contundencia de ataques como los de las Delicias, Patascoy, el Billar etc., quedó para los registros de la historia y no se volvió a ver en el desarrollo del conflicto armado.

Pero mientras el papel de la superpotencia incidía en contra de la posición de fuerza de las Farc, surgió un factor político que, se puede inferir, ayudó a la guerrilla a amortiguar los golpes en lo militar. Desde diciembre de 1999 era Presidente de Venezuela Hugo Chávez, quien al tiempo que asumía una posición contraria a la de EE.UU., mostraba simpatía por la causa de las guerrillas en Colombia. Su discurso Bolivariano se convirtió en apoyo político – moral para una guerrilla que desde 1987 (cuando se inauguró la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar) venía buscando oxigenar su ideología percibiéndose a sí mismos como continuadores de “ la gesta emancipadora truncada por la oligarquía del momento ”45 . Lo anterior se refleja en el siguiente comunicado: "SALUDO DEL PLEO DEL ESTADO MAYOR CETRAL DE LAS FARC: 15 de Abril de 2000 Saludo al Presidente Chávez y al pueblo de Venezuela El Pleno del Estado Mayor Central de las FARCEP “Con Bolívar, por la paz y la soberanía acional” saluda al ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, y al pueblo venezolano que libran hoy la más formidable lucha colectiva por materializar el proyecto político y social del Libertador Simón Bolívar. Como lo dijera Martí: "Bolívar tiene qué hacer en América todavía". Hoy más que nunca sigue vivo su pensamiento antiimperialista y su acertado plan estratégico de unidad latino americana. Este pensamiento, más que una alternativa, es la única opción para la super vivencia de nuestras Repúblicas agredidas por la política neoliberal y el camino seguro que ha de conducirnos a forjar un destino de dignidad y progreso para nuestras naciones. Ciudadano Presidente, hermanos venezolanos: las FARC, fundamento del nuevo Ejército Bolivariano que habrá de preservar la soberanía y la justicia social en la ueva Colombia que construiremos, estará siempre del lado de aquellos que pugnen por hacer realidad el ideario de nuestro Libertador. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo PLEO DEL ESTADO MAYOR CETRAL” "Con Bolívar, por la paz y la soberanía acional”46

42 Ver Fundación Seguridad y Democracia, Informe Especial La Seguridad en los tres últimos períodos presidenciales 19942006 , N° 13, Bogotá, Mayo de 2006, p 24. 43 Ibid. p 29. 44 Ibid. p 30. 45 Se observa en los comunicados de las Farc desde los 90s. Ver www.anncol.org 46 Tomado del archivo de la Fundación Ideas para la Paz (FIP). Negritas nuestras.

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Así las cosas, el balance de los efectos del papel de EE.UU. con el Plan Colombia y la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela se torna un tanto ambivalente. En buena parte por la ayuda de la superpotencia, las FF.MM superaron los golpes que recibieron de las Farc en el período Samper, e inclinaron la balanza militar - cualitativa y cuantitativamente - en favor del Estado. Pero al mirar la otra cara del asunto, la creciente intervención de EE.UU. y las posiciones del Presidente Chávez - que aunque en realidad se radicalizaron contra los EE.UU después del fallido golpe de estado de abril de 2002 y la guerra contra Irak de 2003- favorecieron la autojustificación y la consecuente moral combativa de las guerrillas: ¿quienes tuvieron la oportunidad política de empezar a aparecer ante los cocaleros, y otros sectores, como líderes de una especie de "guerra nacional contra el imperialismo yankee" ?, ¿quiénes pudieron sentirse aliados de la naciente “Revolución Bolivariana” en el continente? En cortas palabras, el contexto político en el que se empezó a implementar el Plan Colombia favoreció al Gobierno en la correlación de fuerzas militar, pero no dejó de favorecer indirectamente a las Farc por los efectos psicológicos sobre su cohesión política, una variable estratégica que también pesa y es equivocado soslayar.

1.3 Algunas lecciones. Debido a los éxitos tácticos, pero en especial por los estratégicos, que obtuvieron las Farc entre 1995 y 1998 y por las concesiones varias del Gobierno Pastrana desde los preámbulos del proceso del Caguán, esta guerrilla mostró una excesiva seguridad en que su posición de fuerza les aportaría más réditos políticos que los ya obtenidos al emprender una negociación bajo condiciones prácticamente impuestas por ellos. Pero lo acontecido reveló la incapacidad de las Farc de “aprovechar la tribuna para enunciar un proyecto político que convenciera a la opinión, a la que por demás nunca han prestado atención, contentándose con decir que está manipulada” 47 . Estas palabras de Pécaut son dicientes y en términos del ejercicio de la política significan que el grupo guerrillero se quedó corto en tratar de mejorar sus convalecientes niveles de “legitimidad” mostrando así lo que se podría denominar aislacionismo rural e ideológico en un país mayoritariamente urbano y desideologizado.

El balance de su actuación durante el proceso del Caguán dejó pues a las Farc en cuidados intensivos en la perspectiva política de la gran mayoría de colombianos. Ahora bien, si se tiene en cuenta que lo político es un factor decisivo e irremplazable para alimentar la moral combativa, hay que decir que el proceso se constituyó en una bomba de tiempo contra la correlación de fuerzas favorable a las Farc ganada en los años inmediatamente anteriores. Una evidencia de lo afirmado está en el hecho de que nunca pudieron volver a realizar acciones militares de la envergadura de las ocurridas entre 1995 y 1998. En esto, claro está, también peso el re-equipamiento de las FF.MM. gracias al Plan Colombia, pero esto por sí solo no explica de manera suficiente el debilitamiento de la guerrilla. Razón tiene el ex – presidente Pastrana cuando afirma que “ellos mismos ( las Farc ) se propinaron la más grande derrota política en su historia” 48 .

47 PECAUT, Daniel. Las FARC ¿Una guerrilla sin fin o sin fines? Bogotá: Editorial Norma, 2008; p. 60. 48 PASTRANA, ob. cit. p 516.

12 También ésta guerrilla incurrió en un error de pronóstico militar 49 y no supo dar una verdadera dimensión a dos cuestiones que por supuesto conocían: el comienzo de modernización de las Fuerzas Armadas y la adopción del Plan Colombia.

Si bien trataron de aprovechar las puertas políticas que abre una “negociación en medio del conflicto”50 , no hicieron un cálculo acertado para entender que pese a su posición de fuerza, al actuar como lo hicieron se produjo en el país una polarización fruto de la cual se valorizó la elección de un proyecto político que colocó a las Farc como el principal problema del país.

Todo lo anterior se corrobora con las palabras pronunciadas por el “Mono Jojoy” en conversación con Camilo Gómez durante un descanso después del tire y afloje que se dio antes de la firma del acuerdo de San Francisco de la Sombra, cuatro meses antes de la ruptura final:

“Es que Pastrana nos resultó más berraco de lo que pensábamos. Lo lógico es que, después de todo lo que ha pasado, hubiera roto el proceso, pero se ha mantenido firme y nos tiene jodidos. os echó la comunidad internacional encima, convenció a los gringos de que le dieran plata y helicópteros para darnos duro, en el país ya todo el mundo nos detesta, nos están ganando políticamente, rearmaron al Ejército para que nos dieran plomo y, para rematar, nos tiene aquí sentados a los principales líderes de la guerrilla discutiendo con usted y sin que podamos hacer mayor cosa. Ahora, para completar, nos van a hacer firmar un acuerdo en el que les damos varias cosas y que nos van a dejar amarrados.”51

Para el Gobierno también hubo lecciones. La primera fue crudamente recordada por Noël Saez, ex cónsul francés en Colombia y acompañante del proceso de paz en la administración Pastrana: “Pastrana se equivocó al desmilitarizar una zona de semejante extensión a cambio de nada. Raúl Reyes me dijo, muy en serio, que pensaban crear una pequeña república en el Caguán. Incluso le tenían nombre: República Socialista Bolivariana de Colombia” 52 .

Sin duda, el Presidente Pastrana y su equipo hicieron una apuesta muy alta a cambio solo del compromiso formal de las Farc de iniciar una negociación. Un buen examen de las variables políticas y estratégicas vigentes en los preámbulos del proceso, hubiera mostrado que una decisión de este tamaño hubiera implicado por lo menos algunos condicionamientos claros y desde el comienzo la verificación de un tercero. Además, negociar en medio del conflicto merecía un análisis detallado de las implicaciones de tal decisión, y como se explica mas adelante una estrategia político – militar que contribuyera a cimentar un ambiente de negociación.

Pese a venir de una institución gubernamental, un estudio publicado por el DNP recién terminado el cuatrienio de Pastrana, hace una lectura crítica del proceso del Caguán afirmando en uno de sus apartes: “además, la decisión de negociar se toma porque la

49 PECAUT, ob. cit, pp. 60-61. 50 Cfr. MEDINA G, Carlos. Conflicto armado y procesos de paz en Colombia. Memoria casos FARCEP y EL . Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009; p.89-90. 51 PASTRANA, ob. cit. p 431. 52 El Espectador. “Reyes murió por confiado”. Entrevista a Noël Saez. Marzo 6 de 2009.

13 opinión pública lo exige o al menos la apoya. Obviamente esta debe ser secundada por la guerrilla, que de igual forma hace sus cálculos y consolida su estrategia” 53 . Implícitamente el autor coloca sobre el tapete una consideración esencial para entender el proceder del gobierno Pastrana: ¿Existía una presión de la opinión pública para arrancar la negociación?, pero más importante aún, ¿fue esta la razón fundamental para la apuesta del candidato Pastrana?

Hay que decir que si bien el proceso atendía a un evidente clima de opinión, su legitimidad no se pudo mantener por mucho tiempo por la figura de negociar sin cese al fuego en las áreas diferentes a la “zona de distensión”. Aunque las contradicciones provenientes de negociar así y el incremento de la degradación y la frecuencia de los combates, no solo eran atribuibles a las Farc 54 - también a los paramilitares que desde enero de 1999 aumentaron las masacres y a las operaciones ofensivas del ejército que se incrementaron en zonas diferentes al área desmilitarizada 55 - lo que se colocó en el centro del debate público fueron las violaciones al DIH dentro de la “zona de distensión” generando un clima de opinión “anti-Farc” que se convirtió en uno de los factores más influyentes en el rompimiento. Una de las evidencias de lo anterior es la fuerza que tomó el movimiento contra el secuestro “No Más” liderado por el entonces miembro de las directivas de el periódico El Tiempo y posterior Vicepresidente de la República, Francisco Santos.

Por otra parte, también hay que decir que desde los preámbulos del proceso la estrategia militar del Gobierno no fue coherente con la meta de negociar políticamente la paz. El mantener, fuera de la “zona de distensión” prioritariamente y de manera indiscriminada la ya inveterada “actitud ofensiva”, si bien se decidió con el propósito de “golpear a la guerrilla” y así mejorar la posición del Gobierno en la mesa de negociación 56 , no era la línea de acción estratégica más acorde. Hay otro tipo de operaciones militares más congruentes para ambientar una negociación política sin cese al fuego previo a las que se hubiera podido recurrir de manera prevalente. Por ejemplo, las de “control militar de área” en actitud de “disuasión activa” proveyendo así anillos de seguridad flexibles a las poblaciones, manteniendo al mismo tiempo tropas de élite disponibles para adelantar operaciones ofensivas rápidas y puntuales solo en concordancia con la oportunidad política (en especial con las posturas políticas del Gobierno). Es decir, haber tenido operaciones ofensivas planeadas para ser ejecutadas solo cuando el Gobierno, en declaraciones públicas, le reprochara a las Farc incumplimientos o doble juego, o, por supuesto, cuando asaltaran alguna población. En resumidas cuentas, durante el proceso del Caguán se sintió la ausencia de una política integral de seguridad gubernamental 57 .

53 LEGUÍZAMO, Camilo. Reflexiones sobre el proceso de paz del gobierno de Andrés Pastrana y las FARC-EP (1998- 2002). Bogotá: DNP, archivos de economía Documento 204, agosto 12 de 2002. 54 Ver Fundación Seguridad y Democracia, Informe N° 10, pp 10-11. 55 Después del asalto a Mitú a finales de 1998 las FF.AA. empezaron a sorprender a las Farc con ataques nocturnos apoyados desde el aire hasta el punto que buena parte de las batallas importantes desde ese entonces se produjeron por iniciativa del Ejército. Ver ZULUAGA Jaime ob. cit. p 43. 56 Ver PASTRANA ob. cit ps 81 y 199. 57 Cfr. LEAL B., Francisco. La Inseguridad de la Seguridad : Colombia 1958 – 2005 , Bogotá : Editorial Planeta, marzo de 2006, pp 530-531.

14 Cuando en 2001 era insostenible la figura de negociar en medio del conflicto se trató de pactar una tregua por recomendaciones de la “Comisión de Notables”, pero a esas alturas ya habían variado tanto la correlación militar de fuerzas - entre otras razones por la ejecución del Plan Colombia-, como el clima de opinión favorable al proceso. Y pese a que este trató de ser oxigenado con el “intercambio humanitario”, su fuerza se venía perdiendo de manera irreversible porque mientras no se lograba ningún avance sustantivo en la agenda de negociación, sí se incrementaban los efectos del conflicto sobre la población civil 58 .

Y por si fuera poco, estando en los tira y aflojes de la posible tregua, tuvo lugar la tragedia terrorista del 11 de septiembre en EE.UU. que aunque sin relación directa con el proceso colombiano, por la interconexión mediática de la globalización generó una corriente de opinión más adversa a los actos terroristas, que se sumó al clima de opinión “anti-Farc” acelerando de manera irreversible la pérdida de credibilidad en la negociación. De esta manera la ruptura del proceso fue inevitable 59 .

Sin embargo y más allá de los errores estratégicos, en el trasfondo de todo lo anterior gravitó una cuestión de fundamentos de la democracia:

“Una democracia no puede negociar su contenido fundamental, que es la representación de la población en el sistema político mediante elecciones y votaciones, y sustituirlo por una mesa de negociación como mecanismo de toma de decisiones. Frente a la imposibilidad práctica de una revolución, una insurgencia armada no tiene otra agenda de negociación que las condiciones de su propia desmovilización y reincorporación a la democracia, para luchar con medios legales por sus objetivos. La democracia excluye, por definición, que los fines puedan ser perseguidos con medios violentos, mientras la insurgencia justifica los medios violentos de lucha con la nobleza de los fines invocados” 60

2. La Guerra Contra y De las Farc. La elección de Álvaro Uribe Vélez como Presidente de la República evidenció el impacto de la deslegitimación y ruptura del proceso del Caguán. El fracaso en la negociación sumergió a amplios sectores de opinión en un clima tanto de desesperanza por el futuro como de temor hacia las Farc que facilitó la elección de Uribe, único candidato del momento con un discurso que propendía por una salida militar al conflicto armado con un respaldo popular del 59% de los colombianos encuestados por la firma Invamer Gallup en abril del 2002. Es de anotar que Uribe públicamente se opuso desde el comienzo a la forma como se realizaban las negociaciones empezando por la concesión de la “zona de distensión” en la que nunca se hizo presente a diferencia de sus contendores en la campaña a la presidencia. Tal escenario, permitió la integración del tema de la seguridad “en la conciencia ciudadana, hasta convertirse en el problema más sentido de la opinión pública” 61 .

58 Ver Informe N° 7 de la Fundación Social a la CIDH, octubre de 2001, en Algo todavía ocurrirá, Bogotá, diciembre de 2001, p 369. 59 Cfr ZULUAGA Jaime, “Incertidumbres de la guerra ” en Síntesis 2002 03 Colombia , Bogotá IEPRI, Fescol, Nueva Sociedad junio de 2004 p 91. 60 REYES P., Alejandro. Guerreros y Campesinos: el despojo de la tierra en Colombia. Bogota: Grupo Editorial Norma, FESCOL, 1ª edición febrero de 2009, p 7. 61 LEAL BUITRAGO, Francisco, “La política de seguridad democrática 2002 – 2005”. Dossier- 4 años del gobierno Uribe: balance y perspectivas. En Análisis Político, No. 57, mayo-agosto, 2006, p. 4.

15

Lo anterior sumado al atentado de las Farc, contra el Palacio de Nariño y la Escuela Militar de Cadetes al mismo tiempo en que se realizaba la ceremonia de posesión del nuevo mandatario, conformó un escenario de guerra sin ambages. De ahí el lenguaje que empezó a utilizar el Presidente para referirse a las Farc desde ese mismo día, que además de exteriorizar su actitud de aversión hacia ellas, suscitó la expectativa de que durante su mandato se derrotaría a las guerrillas para así obligarlas a negociar.

Una vez posesionado, el Presidente condicionó cualquier intento de negociación a la declaratoria previa de un cese unilateral de hostilidades por parte de los grupos armados ilegales. Los grupos guerrilleros dieron a conocer su negativa mientras que los paramilitares respondieron afirmativamente, lo cual se cristalizó en una reunión sostenida entre el Alto Comisionado para la Paz y varios jefes paramilitares, entre ellos Carlos Castaño y Mancuso, el 12 de noviembre de 2002. Esto dio inicio a unas negociaciones con los distintos grupos paramilitares que operaban en el país que concluiría oficialmente en el año 2006 cuando 31.671 miembros de estos grupos terminaron su proceso de desarme y desmovilización 62 . Por ser este proceso un factor influyente en el conflicto contra las Farc y en la pacificación del país, se tratará en un apartado más adelante.

Las nuevas orientaciones representaron una evidente ruptura con el tratamiento dado al conflicto por el gobierno anterior y con la política de negociar en medio del conflicto, aplicada por los gobiernos desde la administración Gaviria en adelante. El progresivo aumento del capital político del Presidente Uribe y la imagen de unas Farc que habían engañado al país, ofrecían un espacio óptimo para que este tipo de condicionamientos se impusieran, y en esencia, para que bajo la denominación de Política de Seguridad Democrática, con su plan de guerra (“Plan Patriota”), prácticamente se les declara la guerra a las Farc.

Ante la ofensiva desatada por el Gobierno, las Farc han reaccionado aplicando una estrategia con un componente militar y uno político. El militar ha consistido en un repliegue general – complementado con tenues contraofensivas - orientado al desgaste físico y sicológico de la Fuerza Pública con la intención de desinflar las expectativas de una derrota militar. El político ha abarcado principalmente pero no solamente, gestiones y contactos hacia el interior y el exterior del país bajo la sombrilla de lograr un “Acuerdo Humanitario” con el Gobierno.

2. 1 La implementación y resultados de la Política de Seguridad Democrática (PSD). Amplios sectores de la sociedad se unieron en torno a un gobierno cuya política para darle solución al conflicto armado ha sido la PSD 63 . En su ejecución, y a diferencia de sus inmediatos antecesores, se ha privilegiado abiertamente el componente militar. Hasta tal

62 Estas labores con los grupos paramilitares son llevadas a cabo por el nombrado Alto Comisionado para la Paz, el psiquiatra Luis Carlos Restrepo Ramírez (Decreto 1809 de 2002). 63 Ministerio de Defensa Nacional (2003). Política de Defensa y Seguridad Democrática. Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia. Para ello se establecieron seis líneas de acción: (i) coordinar la acción del Estado, (ii) fortalecer las instituciones del Estado, (iii) consolidar el control del territorio nacional, (iv) proteger a la población y a la infraestructura de la Nación, (v) cooperar para la seguridad de todos y (vi) comunicar las políticas y acciones del Estado. Este documento es un esfuerzo importante por asumir la responsabilidad de las autoridades civiles sobre la seguridad y en menor grado integrar distintas responsabilidades de sectores estatales en esta materia.

16 punto ha sido así que, en especial durante su primer período, el Presidente asumió directamente el mando de las FF.MM. llegando incluso a comunicarse y emitir órdenes a los escalones intermedios de las estructuras militares. No obstante, ante la no posibilidad de dejar de lado el componente político de la estrategia, asumió tres posiciones que colocaron el elemento político como apéndice del militar.

En primer lugar buscó internacionalizar más el conflicto retomando la campaña iniciada por el gobierno Pastrana de hacer incluir a las Farc en las listas de terroristas de la Unión Europea y Canadá (EE.UU. lo había hecho desde 1997), propendiendo por extenderla a los países latinoamericanos donde no logró satisfactoriamente el cometido como se verá más adelante. El propósito ha sido claro: el progresivo involucramiento, pero siempre bajo su visión, de terceros actores que le permitieran legitimar la guerra y acorralar políticamente a las Farc.

Este propósito se ha reflejado en la política internacional directamente relacionada con el conflicto que ha tenido sus dosis de incoherencias. Baste recordar, por ejemplo, que pese a que el Gobierno ha negado la existencia del conflicto armado buscó internacionalizarlo mediante llamamientos a la comunidad internacional para que apoye el esfuerzo militar con una fuerza multinacional, llegando al punto de tratar de mostrarlo como más grave que el de Irak 64 para reforzar su inserción en la lucha global contra el terrorismo 65 . Con relación al Plan Colombia, la PSD profundiza la tendencia de combinar la política antinarcóticos cimentada en la fumigación de cultivos y la modernización y fortalecimiento de las fuerzas armadas colombianas con la cooperación y asesoría de Estados Unidos 66 . Cuando esto se decidió, aunque se mantenían latentes en buena parte de los países latinoamericanos, el sentimiento antiyankee y las críticas al intervencionismo de EE.UU. no ocupaban un lugar destacado en las agendas de los gobiernos, entre otras razones por la solidaridad que despertó con la potencia la tragedia del 11 de septiembre y porque solo había llegado al poder presidencial Hugo Chávez. Pero con el transcurso del tiempo también asumieron sus mandatos Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, Ortega en Nicaragua y Cristina de Kirchner en Argentina para solo mencionar los más cercanos a la ideología de izquierda de Chávez. Y en este contexto político- al parecer por la disminución paulatina de la ayuda económica del Plan Colombia y para reforzar la ofensiva militar- el Gobierno colombiano optó por actualizar el acuerdo de cooperación con EE.UU. permitiendo el acceso de personal y equipo norteamericano a las siete principales bases militares de Colombia.

Con lo anterior se ha logrado un constante flujo de ayuda militar desde los EE.UU., pero también algo que quizá no se ha calculado lo suficiente: el incremento de la desconfianza y tensiones con los países con los que compartimos fronteras y con buena parte de los otros países latinoamericanos, la pérdida del margen de maniobra para la pacificación del país en los términos que más favorezcan a Colombia 67 , y el oxígeno a la inveterada “causa anti-

64 Ver PIZARRO, Eduardo. Una Democracia Asediada . Bogotá: Norma, 2004.p 297.

65 Ver ROJAS Diana M, “Balance de la política internacional del gobierno Uribe”, en revista Análisis Político n 57, Bogotá, IEPRI, 2006 pp 53 - 66 Ibid. 67 Se hace referencia además a casos como el pedido de extradición a la cúpula de las Farc. Ver la columna de Alfredo Rangel en la Revista Cambio (01-04-06) o el artículo “Drogas y Guerra: una política en apuros” de Ricardo Vargas en UN periódico (09-04-06). Ver también ROJAS, ob. cit, p 56.

17 yankee” de las Farc, amén de la importancia que implícitamente se le ha dado a esta guerrilla. O es que todos los mencionados apoyos se piden para combatir un “grupo de delincuentes narcoterroristas”.

En segundo lugar y previa invitación a la ONU como facilitador de cualquier proceso para la búsqueda de la paz o la reducción de la guerra, estipuló como principio la no negociación en medio del conflicto. De esta manera rompió la costumbre que venía desde los procesos de Caracas y Tlaxcala, interpretada por las guerrillas como síntoma de debilidad estatal, al tiempo en que enviaba un mensaje muy claro: la iniciativa debería ser del grupo armado ilegal y una vez corroborada, el Gobierno tomaba la decisión respecto a un posible proceso.

Y en tercer lugar se enfrascó en un debate que a todas luces resultaba incoherente con la realidad del conflicto, pero que le permitía “echar en un mismo saco” –sin distingo- a todos los grupos armados y de paso convertirse en el aliado principal de los EE.UU. en su guerra antiterrorista: la negación de un “conflicto armado” en el país y su reemplazo por el concepto de “amenaza terrorista” 68 .

Estas tres posturas convergieron en la ya referida PSD que actualmente desarrolla un segundo capítulo a través del “Salto Estratégico” derivado de la Política de Consolidación de la Seguridad Democrática (PCSD) 69 .

La negación del conflicto armado en el país se ha constituido en uno de los principales puntos de apoyo de la estrategia gubernamental. El Presidente ha sido persistente en tratar de borrar del imaginario colectivo cualquier viso de connotación política que pudiese tener ejercida por las Farc; así ha pretendido hacer innecesario el componente político positivo que toda estrategia para afrontar un conflicto armado puede tener. En esta lógica ha dispuesto incluso eliminar del léxico oficial el término de conflicto armado, argumentando que lo que hay en el país es una amenaza terrorista contra una democracia que se ha venido profundizando 70 .

El propósito subyacente salta a la vista: desestimar a los grupos armados ilegales, con especial énfasis en las Farc, dejando abierta solo la opción de aplicar la fuerza militar. De esta manera parece no haber caído en la cuenta de que asumir lo político de la confrontación no equivale a otorgarle legitimidad al oponente y que las acciones militares inevitablemente tienen proyección política, si es planeada o calculada normalmente hacen

68 Por ejemplo, el 19 de junio de 2003 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el presidente Uribe manifestó que: “He dicho que no reconozco en los grupos violentos de Colombia la condición de combatientes, que mi Gobierno los señala como terroristas. ¿Por qué lo he dicho? Lo he dicho por las condiciones propias de la democracia colombiana, lo he dicho por los métodos de estos grupos, lo he dicho por sus resultados y lo he dicho por sus recursos”. 69 Presidencia de la República. Directiva Presidencial No. 01, marzo 20 de 2009. “Con el propósito de cumplir con los objetivos de la Política de Consolidación de la Seguridad Democrática, mantener la confianza inversionista y avanzar en la política social efectiva, el Gobierno Nacional, se ha concentrado en diseñar un mecanismo que permita fortalecer la alineación de los esfuerzos militar, policial y antinarcóticos y los esfuerzos en el área social, de justicia, desarrollo económico e institucional del Estado en zonas estratégicas del territorio nacional, denominado SALTO ESTRATEGICO. Con esta propuesta se pretende reafirmar la generación de condiciones de seguridad, con efectos irreversibles, buscando potenciar las condiciones necesarias para lograr la consolidación sostenible del Estado de acuerdo con las particularidades territoriales”. 70 Cfr URIBE, Alvaro “La seguridad democrática es sostenible”, discurso pronunciado en la apertura del Foro en Sostenibilidad de la Seguridad Democrática , Bogotá, Seguridad y Democracia Febrero 23 de 2005.

18 más cercana la terminación, si no, tienden a prolongar innecesariamente la confrontación armada. Es que la guerra sin política convierte lo militar en fin lo cual no es sensato 71 . Parecería ser que Uribe consideró que lo que más cuenta para las Farc son las posiciones de fuerza y no las acciones que se enmarquen en un componente político enfocado en fortalecer o recuperar la legitimidad del Estado y su democracia. En este orden de ideas una de las premisas que yacerían en el trasfondo de la PSD es la de que el Estado tiene altas cotas de legitimidad y que, por tanto, es a todas luces injustificable el alzamiento en armas arguyendo déficits de legitimidad e impensable la negociación política con las guerrillas.

Pero, paradójicamente e independientemente del origen de ellos, durante el tiempo en que Uribe ha gobernado, los problemas de corrupción que más han ocupado lugar privilegiado en la agenda pública, han golpeado la legitimidad del régimen político. No obstante, en un fenómeno aún sin explicación conclusiva, no han afectado significativamente los altos niveles de popularidad del primer mandatario ni el históricamente bajo nivel de opinión favorable hacia el Congreso 72 . A dichos problemas o escándalos nos volveremos a referir más adelante.

Algunos analistas 73 señalaron en su momento que el Presidente nunca habló de derrotar militarmente a las Farc, lo cual es cierto si se lee el “Manifiesto Democrático” utilizado en su primera campaña 74 . No obstante, su política ha desmentido lo escrito en dicho documento pues en un aparte de la carta de presentación de la PSD - expedida diez meses después de posesionado cuando estaba en pleno auge la campaña por dejar de hablar de conflicto armado -, el primer mandatario dice: “…frente al terrorismo solo puede haber una respuesta: derrotarlo… ”75 . Y en la última rendición de cuentas de su gobierno, el domingo 15 de agosto de 2009, afirmó que la ampliación o actualización del convenio de cooperación militar con los EE.UU. tenía como objeto “derrotar definitivamente el terrorismo” .

No obstante, en este aspecto ha habido algunas fluctuaciones. Por ejemplo, a través del Alto Comisionado para la paz y en un inesperado giro, llegó a insinuar la posibilidad de una constituyente como punto de llegada de un proceso de paz con las Farc 76 , propuesta que no

71 Ver VELÁSQUEZ, Carlos A “La Dirección Política de lo Militar: Una necesidad Estratégica” en Análisis Político , N° 38, Bogotá IEPRI 1999. 72 Según determinó un estudio comparado de la firma Gallup Colombia LTDA, en las coyunturas de la parapolítica (Octubre de 2006) y la Yidispolítica (Abril de 2008), el presidente Álvaro Uribe registró un 66% y 79% de favorabilidad respectivamente, lo cual se ubica dentro de un rango alto para la figura del primer mandatario históricamente hablando. Por otra parte, el Congreso, la institución más involucrada en estos dos escándalos, mantuvo en el primero de estos acontecimientos, el 38% de opinión a su favor y en el segundo, el 32%. Sin embargo, en la última encuesta de la misma firma realizada entre el 27 de octubre y el 3 de noviembre de 2009, la favorabillidad del Presidente descendió al 64% siendo este el punto más bajo desde que asumió el poder. También por primera vez desde que se posesionó el 51% calificó como desfavorable el manejo que le ha dado a la corrupción, cifra que viene en ascenso desde que en julio de 2008 estaba en 22%. (Ver El Tiempo, sábado 7 de noviembre p 1-2 “Baja la favorabilidad de Uribe y la intención de votar el referendo”). 73 Como Eduardo Posada Garbó en una columna de El Tiempo y José Obdulio Gaviria en varias de sus intervenciones a través de los medios de comunicación. 74 Puntos 26 y 41. 75 Presidencia de la República – Ministerio de Defensa Nacional, Política de Defensa y Seguridad Democrática, Bogotá, Ministerio de Defensa, 2003 pp 5-6. 76 Intervención en sesión plenaria del Senado abril 12 de 2005 a raíz del “Intercambio Humanitario”, párrafos 8° y 10°. www.altocomisionadoparalapaz.gov.co

19 tuvo eco ni en los medios de comunicación ni en la guerrilla… ¿no fue creíble? 77 . Otro ingrediente que ha considerado el gobierno ha sido el de los “gestores de paz” como el caso de a. Karina y a. Olivo Saldaña después de su entrega. Con esta figura el Gobierno ha pretendido mostrar una cara proclive a la negociación pero con un alcance para nada claro que solo deja ver la puesta en marcha de un elemento más de la estrategia contraguerrillera 78 . En otras palabras, aunque se han dejado espacios para eventuales negociaciones, previo cese unilateral del fuego y las hostilidades de parte de las guerrillas, las posiciones del Presidente han dejado ver esa posibilidad más bajo el criterio de desmovilización - leído por las guerrillas como rendición - que en el de negociación política.

Lo cierto es que en su ejecución la PSD ha sido percibida como más de guerra contra las Farc que de seguridad 79 , la lógica sería “a más derrota militar más seguridad” . O dicho de otro modo, la seguridad se constituyó en un fin, y no en uno de los medios para pacificar el país mediante la promoción de un contexto que permita negociar la terminación del conflicto armado con las Farc. Esto se corrobora con el primer Plan de Desarrollo, documento en el que implícitamente se considera que si se resuelve el problema de la seguridad los demás tenderán a resolverse 80 . En contrario se podrá argumentar que el proceso de paz con las Auc y los fallidos intentos con el Eln desmienten lo anterior. Sin embargo, coincidimos con Román Ortiz cuando sostiene que dichos procesos se han realizado para simplificar el escenario estratégico, y así poder enfocar todo el esfuerzo en la derrota de las Farc 81 .

No obstante y pese a las falencias antes mencionadas – más de índole estratégica que táctica -, la PSD ha tenido importantes resultados que se pueden sintetizar en: a) haber ubicado la seguridad en el lugar privilegiado que le corresponde en un Estado moderno, b) haber debilitado a las Farc y desmitificado a sus jefes, c) haber simplificado el escenario de la guerra desmovilizando a los más conocidos jefes paramilitares y buena parte de sus seguidores, y, d) haber devuelto el optimismo a una considerable proporción de colombianos debido, principalmente, al descenso de los indicadores de violencia que sentían más cercanos como los homicidios, los secuestros, los retenes ilegales y los asaltos a poblaciones.

La fase inicial de la implementación de la política en comento fue de contención-protección proveyendo seguridad al tránsito de las vías principales gracias a escoltas de convoys militares al tiempo en que se aseguraron las cabeceras municipales y la infraestructura energética, todo lo cual demandó un ostensible aumento del pie de fuerza, principalmente militar. Cabe señalar que para 2002 los municipios que no contaban con la presencia de Fuerza Pública eran 168 y hoy no hay ninguno.

77 En el caso de las Farc, es probable que por la ofensiva militar desatada en el primer semestre de 2005 se sintieron en posición de fuerza y no les importó una insinuación de semejantes dimensiones. 78 Un excelente análisis puede verse en: Palou, Juan Carlos. ¿Qué hay detrás de los “gestores de paz”? Septiembre 7 de 2009. Ver: http://www.razonpublica.org.co/?p=3502 79 Cfr. LEAL (2006) ob. cit p. 242 80 Ibid. p 234. 81 Ponencia en un foro en la Universidad de la Sabana 2003.

20 Para lo anterior, el Plan Patriota, la Estrategia Militar General de la PSD, fue concebido con dos grandes líneas de acción : 1) el “control de área” mediante programas como la creación de los batallones de alta montaña, la incorporación de soldados campesinos, el Plan Meteoro para el control de carreteras, la seguridad de la infraestructura energética y vial y la prolongación del período del servicio militar obligatorio; 2) las “operaciones ofensivas” con las 12 Brigadas Móviles y las Fuerzas Especiales organizadas en la Fuerza de Despliegue Rápido (FUDRA).

La primera línea de acción fue la prioritaria en la fase inicial durante la cual se ejecutaron operaciones como la “Orión” en la comuna 13 de Medellín - que ha recibido críticas por actuación de los paramilitares en el esfuerzo por retornar ese deprimido sector al control del Estado-. Para la segunda fase la prioridad se trasladó a las constantes “operaciones ofensivas”, inicialmente en el centro del país y luego en las áreas tradicionalmente controladas por las Farc, constitutivas de sus más importantes zonas de retaguardia en el sureste del país. En su momento el mando militar consideró que “esta es la campaña militar, más grande que se ha hecho en Colombia, desde la campaña libertadora” 82 .

La ejecución de la segunda fase del Plan Patriota comenzó de lleno en Junio de 2003 con la exitosa operación “Libertad I” en Cundinamarca 83 . Entre sus factores de éxito se destaca la capacidad de la FUDRA de sostener una operación militar de gran envergadura por más de un semestre. Además, el papel de la inteligencia, el asfixiamiento de los contactos de los guerrilleros con la población, el corte de suministros de alimentos y munición, así como los incentivos a la deserción, captura o abatimiento de los jefes de cada frente. Otras operaciones similares se condujeron en Antioquia logrando desalojar a las Farc de las cercanías a Medellín.

Luego vino el desarrollo de operaciones ofensivas en el sureste del país, área selvática y de mayor presencia e influencia histórica de las Farc. Comenzó con la organización del equipo de trabajo de la Fuerza de Tarea ‘Omega’. En esta organización para el combate, se puso en práctica el nuevo modelo de los “Comandos Conjuntos”84 para desarrollar operaciones militares ofensivas con gran movilidad. Estos comandos aplican el principio de la unidad de mando pues en el área de combate un solo Comandante ejerce la conducción y el mando de los componentes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.

Con el inicio del segundo Gobierno de Álvaro Uribe se procura solventar el vacío del componente político de la estrategia. En efecto, el nuevo Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, planteó que después de cuatro años la PSD requería un ajuste para adaptarse al nuevo escenario estratégico y para pasar del objetivo inicial del control territorial por la Fuerza Pública al de la recuperación social del territorio mediante la acción integral del

82 "Análisis noticioso: El Plan Patriota es la apuesta para ganar la guerra". El Tiempo. Acciones Armadas. 4 de mayo de 2005. 83 Fue comandada por el General Reinaldo Castellanos, en ese entonces comandante de la V División y mas adelante Comandante del Ejército. La FUDRA al mando del Mayor General Hernando Ortiz fue agregada a la División y tuvo una actuación destacada. 84 En las operaciones desarrolladas por el Plan Patriota en el sur del país, ha sido crucial la utilización de esta estrategia uniéndose la Armada en el control de los ríos (como el Caguán), la Fuerza Aérea en la ventaja táctica que representa sobre la guerrilla en el control aéreo, la inteligencia, el combate y la logística y, por supuesto, el Ejército.

21 Estado. El resultado de este ajuste fue la PCSD, la cual se ha venido implementando desde el 2007. En su presentación dijo el Ministro:

“Ya hemos alcanzado el control de la inmensa mayoría del territorio nacional. Ahora nos corresponde consolidar dicho control, lo que exige, además de la presencia de la Fuerza Pública, la llegada del Estado en todas sus expresiones, a través de sus diversas entidades y agencias. Se trata de garantizar el retorno de la institucionalidad que termine definitivamente con el aislamiento al que la violencia había condenado a muchas zonas del país”. 85

Este “salto estratégico”, formalizado en la Directiva Presidencial 01 de marzo de 2009, se propone hacer irreversible el deterioro de las Farc y el control territorial de esta guerrilla en zonas estratégicas del país. Como parte de este mismo proceso, hoy en día el país conoce de los avances del denominado “Plan de Consolidación Integral de la Macarena” (PCIM) 86 liderado por el Ministerio de Defensa, y de manera paralela los esfuerzos de Acción Social en materia de intervención en zonas a través de acciones cívico-militares.

Una crítica que se puede hacer a esta política es la inexistencia de indicadores específicos que puedan señalar cuando una zona está lista para entrar en la fase de consolidación, lo cual deja abierta la puerta para que se tomen decisiones más con intencionalidad política de corto plazo que estratégica. El análisis cualitativo de los resultados no ha sido el prevalente pero no por esto se puede decir que es menos importante. “Por ejemplo, no es lo mismo evaluar la recuperación del control territorial por parte del Estado a partir del número de efectivos de la Fuerza Pública presentes en las cabeceras municipales, que incluir el tipo de acciones que los agentes estatales están realizando, establecer que respuesta se tiene por parte de la población frente a ellas, en que regiones resulta eficaz y en qué otras no y por qué motivos, que experiencias son replicables y cuáles son específicas, y cual es el grado de expulsión o no aceptación de los grupos armados ilegales en la región” 87 . En últimas, quedarse solo en los resultados cuantitativos trasluce una especie de “eficientismo” que para conflictos irregulares como el colombiano, no es suficientemente estratégico.

Ahora bien, es importante destacar la amplia acogida de la PSD en la opinión pública reflejada en los resultados de diferentes encuestas88 . Esto se debe a varios factores entre los que cabe destacar una serie de medidas y decisiones del gobierno que, además de ser válidas en este tipo de conflictos, bien pueden catalogarse como de “estrategia mediática” y son coherentes con el marco de referencia del “Estado de Opinión”89 :“¿Por qué mi interés

85 MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL, “Presentación del Documento Política de Consolidación de la Seguridad Democrática (PCSD)”, Imprenta Nacional, Bogotá, 2007. 86 El área geográfica que constituye el objetivo del PCIM es la comprendida entre los márgenes oriental y occidental de la Serranía de la Macarena, abarcando a los municipios de Vista Hermosa, Uribe, Mesetas, San Juan de Arama, Puerto Rico y La Macarena. 87 ATEHORTÚA C., Adolfo y ROJAS R., Diana M. “ La Política de Seguridad Democrática: balance 2006-2008”, en Revista Análisis Político N° 66 (Mayo/Agosto de 2009) p 65. 88 En diferentes momentos del gobierno Uribe, se ha preguntado a la opinión pública nacional respecto a su aprobación o desaprobación de la gestión presidencial en temas directamente relacionados con su Política de Seguridad Democrática. Por ejemplo, en cuanto al manejo de la guerrilla, durante los últimos 6 años, la aprobación se ha mantenido en el rango del 53% y el 89%, de acuerdo a los estudios comparados de Gallup Colombia Ltda. En otro ítem, el del narcotráfico, el apoyo oscila entre el 61% y el 83%. 89 El “estado de la opinión” (al lado de corriente y clima de opinión) son conceptos de la comunicación pública. Por otro lado está el de “gobierno de opinión” descriptivo del eje de la democracia, tratado por autores como Giovani Sartori. A nuestro modo de ver al hablar de “Estado de Opinión” se ha generado un concepto equívoco con el que el Presidente

22 por la opinión pública? Porque finalmente en este Estado, donde se vive esa etapa superior del Estado de Derecho que es el Estado de Opinión, lo único sostenible es aquello que tiene recibo en la conciencia y en el corazón de la ciudadanía” 90 .

Bajo esa perspectiva, las primeras prioridades operacionales se enfocaron en desalojar a las Farc y recuperar el control de las áreas aledañas a Bogotá y Medellín, las más pobladas del país. Esto se reforzó mediante operaciones de control sobre las principales carreteras con la campaña de amplia divulgación “Vive Colombia, viaja por ella” que permitió a una buena cantidad de colombianos volver a viajar por tierra durante los puentes festivos, pues facilitó la superación del miedo, latente de tiempo atrás, que producían los frecuentes retenes de las Farc conocidos bajo el eufemismo de “pescas milagrosas”. Atrás quedó el temor hacia esa guerrilla que, según se la vio en la T.V durante las negociaciones del Caguán, no era ni mucho menos marginal. Todo lo anterior se reforzó con los innumerables “ Consejos de Seguridad ” presididos por el Presidente en los que, con frecuencia y especial energía, le llamaba públicamente la atención a los comandantes militares y policiales para que reajustaran los planes de acción.

El primer logro pues fue el de facilitar el posicionamiento de una positiva percepción de dos valores fundamentales en la vida de toda persona que una gran cantidad de colombianos habían percibido amenazados, cuando no cercenados: la seguridad y la libertad. He aquí el trasfondo de las altas cotas de opinión favorable que ha mantenido el Presidente Uribe.

Si a lo anterior se suma la forma en que, desde los comienzos de los períodos Uribe, se presentaron los resultados que iba teniendo la ejecución de la PSD en contraste con todos los gobiernos anteriores, el cuadro del manejo de la comunicación a través de los medios se completa. Lo acostumbrado era presentar esos resultados destacando las bajas y capturas enemigas, las incautaciones de material de guerra etc.; con el gobierno Uribe se empezaron a presentar dándole prevalencia a todos aquellos indicadores que afectaban directamente a las personas y mostraban mejoría de la seguridad: disminución de secuestros, de homicidios, de retenes ilegales, de asaltos a poblaciones etc. No quiere decir esto que las bajas y las capturas no hayan sido importantes para el Gobierno, solo que se hizo aparecer

Uribe busca justificar un estilo de gobierno en el cual un líder político respaldado en el apoyo de la opinión pública, se siente autorizado para adelantar iniciativas que considera oportunas, aún cuando éstas impliquen duros retos para la Constitución, la institucionalidad y los controles propios del Estado de Derecho. Este estilo ha sido estudiado por autores como Sam Kernell al destacar la idea de la apelación al público, que supone que los líderes políticos se presenten directamente sin intermediarios ante la masa general de individuos gobernados, restándole importancia a grupos de interés en la discusión de proyectos políticos, “La idea de gobernar ‘apelando al público’ en un régimen democrático se traduce en métodos populistas de comunicación directa entre el presidente y los ciudadanos mediante el cordón umbilical constante de los sondeos de opinión y paneles o grupos de discusión para conocer las más mínimas reacciones populares, en la dirección de abajo hacia arriba, contando con los mensajes y discursos directos a la nación, declaraciones constantes en medios informativos y reuniones populares, para explicar de arriba hacia abajo los planes y justificaciones del gobernante”. Ver DADER, José Luis, Tratado de comunicación política, Madrid, Cersa, 1998, p. 104. Como evidencia de lo anterior, el portal en Internet “La Silla Vacía”, registró que el jefe de Estado ha utilizado este término en 103 discursos, artículos y entrevistas después de agosto del 2008. www.lasillavacia.com (consultada el 09-06- 2009). 90 Palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez en la inauguración del ‘Foro de Inversiones y Cooperación Empresarial Hispano-Colombiano’ [Consulta septiembre 5 de 2009] Bogotá: Presidencia de la República; Mayo 28 de 2009. Disponible en: www.presidencia.gov.co .

23 como más importante aquello que sintiera más cerca la población, dejando la prioridad de “las bajas” para la comunicación interna con las FF.MM.

Claro está que el éxito de la PSD no ha radicado solo en la aplicación de técnicas de comunicación como las descritas. El papel de estas ha sido el de reforzar los evidentes resultados que, sin embargo, han sido mucho más tácticos que estratégicos. Por un lado la desmovilización individual de miembros de las Farc registra una cifra sin precedentes. Entre agosto de 2002 y octubre de 2009, 13.279 combatientes de las Farc se han entregado a las autoridades y hoy forman parte del programa de reintegración 91 . Por otra parte, según recientes informes el impacto sobre dicha guerrilla es evidente:

o “Entre 2002 y 2008 la capacidad ofensiva de las Farc en términos de ataques disminuyó en un 70%, pasando de 330 acciones en el periodo enero – octubre 2002, a 100 en el mismo lapso del 2008 (…) En el 2002, solo 10 (Frentes 6, 10, 13, 15, 22, 45, 47, 49, 53 y Columna Móvil Teofilo Forero) de las 67 estructuras armadas fueron responsables de casi el 54% de las acciones desarrolladas. Una relación semejante se presenta en el mismo periodo del 2008, en una magnitud menor, siendo las 10 unidades más activas (Frentes 21, 34, 36 45, 48, 60 y las columnas móviles Teofilo Forero, Jacobo Arenas, Arturo Ruiz y Daniel Aldana) las responsables de 58 acciones armadas, casi 100 menos de las realizadas en el 2002 por los 10 frentes más activos” 92 .

o “Durante la primera administración Uribe y lo que va corrido de la segunda, el balance de fuerzas por primera vez es favorable al Estado, gracias a que la capacidad de combate se incrementó en un 150% con respecto al periodo inmediatamente anterior y a que la iniciativa de la Fuerza Pública supera en algo más del doble las acciones armadas de los grupos irregulares, que registran una tendencia descendente. Estos cambios, que a todas luces son decisivos en la modificación de las tendencias de la confrontación registradas en las últimas dos décadas, son el resultado del diseño y ejecución de la Política de Defensa y Seguridad Democrática” 93 .

Así mismo cerca de 40 estructuras tienen nula actividad y la mayoría del grupo sufre serios problemas de comando-control y comunicación. Prueba de ello son las operaciones en las que han caído varios comandantes de frentes y dos miembros del Secretariado, situación que nunca antes se había presentado. Para rematar en marzo de 2008 su máximo comandante Manuel Marulanda falleció por causas aún desconocidas.

Todo lo anterior se ha logrado al tiempo con y por el fortalecimiento de la Fuerza Pública, expresado en tres indicadores: incremento del presupuesto para seguridad y defensa, aumento del pie de fuerza con el consecuente incremento de unidades militares y policiales, y la introducción de cambios operacionales y doctrinarios reforzados por desarrollos legales.

Así pues, en lo estrictamente militar con las consecuencias políticas directamente derivadas, la correlación de fuerzas en el conflicto armado ha cambiado a favor del Estado

91 Ministerio de Defensa Nacional. Programa de Atención Humanitaria al Desmovilizado. Cifra a octubre 31 de 2009. 92 Fundación Seguridad y Democracia. El Debilitamiento de los Grupos Irregulares en Colombia 2002-2008 . Marzo de 2009. 93 Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH. Impacto de la Política de Seguridad Democrática sobre la confrontación armada, el narcotráfico y los derechos humanos. Bogotá: Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH., 2008; p. 23.

24 y sus Fuerzas Armadas. Es evidente que la reforma militar de los gobiernos Pastrana-Uribe -, con el apoyo de los EE.UU. que conllevó la utilización cada vez mayor y mejor de elementos de inteligencia –técnica y humana-, movilidad y capacidad de combate de las tropas, y, el uso cada vez más eficaz de la aviación, ha potenciado a las Fuerzas Militares y de Policía. Es un hecho irrefutable que los objetivos de la PSD en lo relacionado con mantener la presión militar sobre las guerrillas – en especial sobre las Farc - y al mismo tiempo forzar su aislamiento político, ha venido teniendo resultados favorables para el Estado potenciados por el fuerte apoyo de la sociedad a dicha política, sin que ello signifique que estemos cerca de la terminación del conflicto. De todas maneras se ha conformado un escenario en el que es impensable la posibilidad de que las guerrillas alcancen poder político en el Estado colombiano por la vía de las armas. Sin embargo, los resultados no dejan de ser ambivalentes: unas Farc debilitadas pero la posible terminación del conflicto estancada.

Es que cuando en la conducción político – estratégica se soslaya lo político, limitándolo a negarle a las Farc los espacios políticos de antaño, y se apuesta todo, o casi todo, a lo militar, la guerrilla tiene la oportunidad de neutralizar la desventaja militar jugando con aquello de que “cuando no pierde gana” mientras que para el Estado el asunto se torna en que “cuando no gana, pierde”. Precisamente para neutralizar esa ventaja prácticamente connatural a la guerrilla, es vital el componente político que como hemos visto apenas empieza a tenerse en cuenta con la PCSD, la cual tampoco agota las posibilidades de elementos apropiados para dicho componente tales como políticas de largo aliento encaminadas a mejorar ostensiblemente los niveles de legitimidad del Estado de Derecho y su Democracia. Es de aquí de donde surge buena parte de la explicación del porqué ni la operación “Fénix” donde fue abatido Raúl Reyes, ni la “Operación Jaque” que se constituyó en el éxito militar más contundente en la historia del conflicto 94 , se han podido explotar a fondo en aras de la derrota, o al menos de un debilitamiento irreversible de las Farc. Veamos.

Poco tiempo después de las citadas operaciones afloraron a la luz pública unas máculas que desdicen de la legitimidad del régimen político y que se venían gestando hasta hacer metástasis. Hacemos referencia a las conductas de militares que, por acción u omisión, han asesinado civiles para presentarlos como “bajas enemigas”. También al empleo de detectives del DAS en seguimientos abusivos, que abarcaron interceptaciones de teléfonos y correos electrónicos de varias personalidades del país, incluyendo a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, los responsables por investigar a los miembros del congreso presuntamente comprometidos con los paramilitares.

No es que antes de los eufemísticamente llamados “falsos positivos” y lo del DAS no se hubieran presentado manchas que le restaran legitimidad, y por ende verdadera fuerza, a la política bandera del gobierno. También hubo escándalos – aún vigentes- como la llamada “parapolítica”, varias detenciones arbitrarias, la inefectividad frente a la contra-reforma agraria de los paramilitares y las investigaciones penales por la entrega de dádivas a cambio

94 Factores tales como la audaz aplicación del principio de la sorpresa, la ausencia de muertes y el rescate sanos y salvos de los rehenes de mayor simbolismo político, le otorgaron una auténtica legitimidad y, a no dudarlo, permiten ubicar esa acción militar como paradigmática .

25 de votos de congresistas para que fuera aprobada la reforma constitucional que autorizó la re-elección inmediata del Presidente, las cuales han motivado agrios enfrentamientos públicos entre el Ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia. Pero éstas manchas no habían sido tan nefastas en sus efectos totalmente contrarios a la legitimidad, dada la amplia difusión nacional e internacional que han tenido en los medios de comunicación los llamados “falsos positivos” y el momento político en que esto ocurrió.

Respecto a los factores influyentes para la ocurrencia de dicha mácula, sintomática de degradación, aparece por una parte el error estratégico de tener como principal indicador de gestión o éxito militar las bajas enemigas, error acrecentado por los vacíos éticos de quienes incurrieron en los homicidios. Por otra parte, también ha sido relevante el, con relativa frecuencia, contradictorio estilo del Presidente para liderar la ejecución de su política bandera. En sus incontables intervenciones públicas frente a las tropas y en los consejos comunitarios donde participan comandantes militares, el primer mandatario - seguramente con el propósito de transmitir energía para la guerra- ha ejercitado un estilo de exigencia de resultados en el que privilegia más las "bajas enemigas" que la disminución de la violencia llegando a utilizar frases como "la culebra sigue viva", "acábenlos por mi cuenta" etc…

Dicho estilo se ha ejercitado en un contexto en el que, mal que bien, la Ley de Justicia y Paz ha permitido la desmovilización de aquellos paramilitares que habían "ayudado" a obtener "bajas enemigas" a algunos militares corruptos. En el que, además, actúan unas Farc que, con el mito de su invencibilidad borrado por la muerte de varios de sus jefes, buscan desgastar a las tropas mediante la evasión de los combates que permiten obtener "bajas enemigas", haciendo que para los militares corruptos y con déficit de pensamiento estratégico, entre el afán de acercar "el fin del fin".

El cuadro se completa al sumar la política de recompensas, de la cual provino la Directiva Ministerial 029 de 2005 que, en su trasfondo, le puso precio a la vida humana ( "por información que conduzca a la captura o baja de...").Y el rápido y exponencial crecimiento de la institución castrense, que en buena parte ha desembocado en el sacrificio de la calidad en aras de la cantidad de hombres incorporados a las filas. Todo un entorno para que, mostrando la ausencia de anclaje ético y moral, varios militares hayan caído en la degradación. En esas circunstancias no es de extrañar que la directiva del Ministro Santos que ha pretendido otorgarle más valor a las desmovilizaciones y capturas, haya chocado con la mentalidad de esos militares como preámbulo al estallido de los "falsos positivos".

Ahora bien, el fenómeno no es nuevo y venía siendo denunciado de tiempo atrás por distintas ONGs, pero todo parece indicar que se incrementó hasta hacer metástasis durante el gobierno de Uribe. De acuerdo con la coalición de organizaciones no gubernamentales Coordinación Colombia, Europa, Estados Unidos (CCEEU), entre enero de 2007 y junio de 2008 “una persona perdió la vida diariamente por ejecución extrajudicial directamente atribuida a la Fuerza Pública”, con “un aumento de casi el doble de los hechos” que la institución registró entre el 1 de julio de 2002 y el 30 de junio de 2007, “y de casi el triple”

26 comparado con los cinco años anteriores a la primera administración de Uribe 95 . El Vicepresidente Santos, en entrevista concedida a un periódico de Amsterdan, reconoció que el gobierno tenía conocimiento de las ejecuciones extrajudiciales y que no podía “haber ninguna excusa por lo sucedido”. Infortunadamente remató diciendo “solo hasta este año advertimos (…) que las dimensiones eran mayores de lo que habíamos pensado” 96 .

En octubre de 2009 el “Relator Especial” de la ONU para ejecuciones extrajudiciales, Philip Alston, rindió el informe sobre la visita realizada al país en junio del mismo año para constatar las denuncias y en general la realidad del fenómeno, en los siguientes términos:

“Visité Colombia en Junio y sostuve reuniones en Bogotá, Antioquia, Santander y Meta. El asunto más prominente y preocupante fue el de los llamados “falsos positivos”, en el cual las víctimas son engañadas y llevadas bajo falsas pretensiones por un ‘reclutador’ a localidades remotas, asesinadas por militares y reportadas como muertes en combate con el fin de obtener recompensas. o encontré evidencia indicativa de que los asesinatos fueran dirigidos desde arriba, pero también fue claro que la afirmación de que los asesinatos fueron ejecutados en escala menor por unas pocas manzanas podridas está alejada de la realidad. El número de casos, su despliegue geográfico, y la diversidad de unidades militares implicadas, indican que estos asesinatos fueron ejecutados de una manera más o menos sistemática por un número significativo de militares. El mayor reto derivado de estos asesinatos es la impunidad. Mientras que se han tomado medidas importantes, continúa habiendo fuertes indicaciones en el sentido de que muchos jueces militares ignoran las directivas presidenciales y la jurisprudencia de la Corte Constitucional y hacen todo lo que esté en su órbita de poder para evitar el traslado de claros casos de violación de Derechos Humanos al sistema de justicia ordinaria. Estas tácticas desacreditan ambas, la justicia penal militar y la ordinaria, e incrementan el espectro de continuidad de la impunidad”.97 Como lo expresa Alston el Gobierno ha tomado importantes medidas correctivas. La primera reacción para amortiguar el golpe a la legitimidad fue drástica pero con su dosis de injusticia: con base en los resultados de una expedita investigación administrativa, durante alocución televisada y compartida con el Ministro de Defensa y el Comandante General de las FF.MM., dio de baja a 27 militares, incluyendo tres generales, sin especificar quienes salían de las filas por acción y quienes por omisión o solo descuido por confianza en sus subalternos. Por la dosis de injusticia - aún por establecer – la reacción no fue lo suficientemente legítima y afectó la moral de combate de las tropas. Por otra parte, en la rendición de cuentas 2008-2009 se señaló que se adoptaron medidas para proteger los Derechos Humanos sin antecedentes en la historia de las Fuerzas Armadas, como la revisión completa de la instrucción y los procesos de inteligencia. También se destacó la creación de la Jefatura de Derechos Humanos en el Ejército, la elaboración de un manual conjunto de derecho operacional, la creación de la Escuela de Derechos Humanos del Ejército en la base de Tolemaida y el avance en la elaboración de un manual de operaciones conjuntas 98 . Hay que dar un compás de espera para valorar el efecto de estas medidas en aras de mitigar la deslegitimación sufrida no solo por el Ejército sino también por el Gobierno.

95 ATEHORTÚA y ROJAS ob. cit. p 64. Fuente “ Colombia estalla la bomba de ejecuciones extrajudiciales” en http: //ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=90286. Consultado el 17 de diciembre de 2008. 96 Ibid. 97 Statement by Special Rapporteur on extrajudicial, summary or arbitrary excutions. 64 th Session of the General Assembly, Third Committee Item 71 (b), 27 October 2009 New York. Traducción nuestra. 98 www.eltiempo.com consultado el 17 de agosto de 2009.

27 Si a todo lo anterior se suma el ambiente de polarización política, desinstitucionalización e incertidumbre que se ha ido incrementando, entre otras razones por el trámite del Referendo que reformaría una vez más la Constitución para permitir una segunda re-elección del Presidente, se conforma un contexto que en últimas puede estar favoreciendo a las Farc por la afectación de la legitimidad del régimen político. Rodrigo Pardo, Director de la revista Cambio argumenta: “…La claridad en las normas es una condición indispensable para la competencia democrática porque es la base del consenso, del acatamiento de los resultados por parte de los perdedores, y la garantía de que las elecciones tramiten en paz el conflicto por el poder. La confusión conduce a la ilegitimidad”99 .

El punto a resaltar es que, en un conflicto armado interno y de carácter irregular como el colombiano, cuando la legitimidad del régimen político se ve afectada por problemas como los descritos, se oxigena el discurso reivindicatorio y la autojustificación de las guerrillas, y esto en últimas actúa en beneficio de su moral combativa.

Así pues, contrario a lo que pudiera haberse esperado en la ruta de debilitamiento irremediable de las Farc, lo que ha venido después de la “Operación Jaque” ha sido una tendencia a la recuperación o al menos a detener la curva descendente de sus capacidades como se verá en el apartado que más adelante analiza la reacción de las Farc. A no ser que la implementación del mencionado “Salto Estratégico”, con sus componentes militar e institucional, aún en ejecución, logre producir un avance cualitativo que de manera efectiva neutralice dicha tendencia.

2.2 La negociación con las AUC: inciertos horizontes de pacificación. Una arista importante de la PSD ha sido el proceso de negociación con las AUC, un actor que como se vio en capítulos anteriores ha incidido en la descomposición y degradación del conflicto armado pues, entre otras, ha contribuido sensiblemente en la radicalización de las Farc quienes desde que apareció en escena lo han visto como un apéndice del Estado.

En noviembre de 2001 las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) realizaron su cuarta cumbre de comandantes. Un mes atrás el gobierno de los EE.UU. había incluido a esta federación de grupos paramilitares en su lista de “Organizaciones Terroristas Extranjeras”. Además, para esa fecha el proceso de expansión territorial del paramilitarismo, financiado por el narcotráfico, acompañado de una alta dosis de omisión por parte de integrantes del Estado colombiano y con una macabra estela de muerte, constituía un riesgo sin precedentes para el país en general y para la legitimidad del Estado en particular.

Bajo ese contexto en dicha cumbre los comandantes de las AUC toman dos importantes decisiones que marcarían su futuro como organización. Por un lado, deciden disminuir la intensidad de sus acciones violentas, en especial aquellas contra la población civil, a la espera de ser reconocidos como un actor político del conflicto interno. Y por el otro, discuten de manera franca la penetración del narcotráfico al proyecto antisubversivo que representaban.

99 Revista Cambio, edición 862 del 14 al 20 de enero de 2010, Columna de opinión “Democracia en riesgo”.

28 Las consecuencias no tardaron en llegar. En la antesala de una elección del Presidente Uribe deciden apostarle nuevamente – ya lo habían intentado bajo el gobierno Pastrana- a buscar una negociación con el Gobierno colombiano, lo cual implicaba entre otras cosas el hacer saber su disposición de dialogar y además, incrementar su capacidad de incidencia en la institucionalidad local, regional y nacional. Así mismo, la discusión del tema del narcotráfico daría inicio al fraccionamiento de la endeble unidad de las AUC: para un sector el involucramiento en las actividades de narcotráfico representaría el fin de la organización, para otros, representaba una excelente carta de negociación tanto con el Gobierno de Colombia como con el de EE.UU. 100

El 20 de diciembre de 2001 el máximo comandante de las AUC Carlos Castaño coloca a disposición de los candidatos presidenciales una primera radiografía pública de las AUC: “15 mil fusiles de defensa en mano, 15 mil hombres en armas, comprometidos con el DIH y deslindados del narcotráfico. Presencia militar en el noventa por ciento de la geografía del conflicto; ausente la Autodefensa solamente en la zona de tolerancia del Caguán” 101 . Dos meses después el proceso de paz iniciado por el Presidente Pastrana en 1999 llega a su final, y con él un marcado cambio en las preferencias de los electores quienes terminarían inclinándose por una propuesta crítica de esa experiencia y decidida a terminar con las Farc.

Es así como luego de su triunfo en las elecciones presidenciales, Álvaro Uribe Vélez manifiesta su intención de “ apelar a una mediación internacional con objetivo preciso, con mandato determinado para buscar el dialogo con los grupos al margen de la ley, sobre una base: que se abandone el terrorismo y se facilite un cese de hostilidades ”102 . El 9 de junio del mismo año , a través de un comunicado el comandante paramilitar Carlos Castaño reconoce algo que era ya difícil de ocultar: “ La penetración del narcotráfico en varios grupos que conforman las AUC es insostenible y conocida por los organismos de inteligencia de Colombia y de los EE.UU., lo que muy posiblemente lleve al gobierno orteamericano a exigir una confrontación prioritaria y general contra las Autodefensas, afectando injustamente los Frentes legítimos y exclusivamente antisubversivos que son la mayoría en las AUC, mientras se fortalecería la guerrilla, todo esto por nuestra incapacidad de cerrar filas al narcotráfico ”103 . Luego de fuertes disputas, Castaño anuncia su renuncia al cargo de jefe político de las AUC (julio 12) y se anuncia la disolución de la misma (julio 18).

El 7 de agosto, en su discurso de posesión, el Presidente reitera su propuesta de establecer diálogo con los grupos armados ilegales pero bajo la condición de un cese unilateral de hostilidades. Un mes después de este anuncio, en carta al Alto Comisionado para la Paz y otras personalidades, los grupos paramilitares declaran el restablecimiento de las AUC y manifiestan su intención de “ participar en la salida negociada con propuestas serias de

100 ARANGUREN, Mauricio. Mi confesión. Carlos Castaño revela sus secretos. Bogotá: Editorial Oveja Negra, 2001, pp. 209-210. 101 Fundación Ideas para la Paz (Biblioteca de Conflicto y Paz) “Nuestra Evaluación a disposición de los Candidatos Presidenciales”. Documento de Carlos Castaño, diciembre 20 de 2001. 102 Palabras del presidente electo Álvaro Uribe Vélez, mayo 26 de 2002. Biblioteca de Conflicto y Paz, Fundación Ideas para la Paz. 103 “La verdad de las AUC ante la Comunidad Internacional y los EE.UU.” Documento de Carlos Castaño, junio 9 de 2002. Biblioteca de Conflicto y Paz, Fundación Ideas para la Paz.

29 paz ”. A su vez anuncian que han “ determinado abolir las prácticas del narcotráfico que servían de fuente de finanzas para el sostenimiento de nuestra organización”104 .

Entre septiembre y noviembre de 2002 las AUC realizan encuentros con representantes de la Iglesia Católica y la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia y el 29 de noviembre anuncian su disposición para entrar en una etapa de diálogos inmediatos con el Gobierno Nacional, con el acompañamiento de la Iglesia Católica y la participación de la OEA, la ONU y la comunidad internacional. En respuesta, el Gobierno crea una “ Comisión Exploratoria de Paz para propiciar acercamientos y establecer contactos con los Grupos de Autodefensas Unidas de Colombia, AUC; con las Autodefensas Campesinas Bloque Central Bolívar, BCB, y Vencedores de Arauca; y con el Grupo de Autodefensas Alianza del Oriente, conformada por las Autodefensas del Sur de Casanare, Meta y Vichada ”105 .

La aceptación del recién electo gobierno Uribe de negociar con las AUC era la confirmación del poder político, económico y militar que este grupo había venido gestando a través de los años en las regiones. Para el final del gobierno Pastrana las dimensiones alcanzadas en su accionar eran inquietantes, en buena parte por el interés de los jefes paramilitares de oponerse al proceso llevado a cabo en el Caguán. “ Aunque no lo dijo, la apertura del presidente hacia la negociación con los paramilitares también era un reconocimiento del nivel de influencia social y política regional alcanzada por los diferentes frentes, y además, del grado de interacción de las economías ilegales con el desarrollo regional en diferentes zonas del país. La contraguerrilla había triunfado y era urgente facilitar su legalización ”106 .

El inicio de esta fase exploratoria tuvo un ingrediente que marcaría las siguientes etapas del proceso. El 23 de septiembre de 2002 el fiscal general de Estados Unidos, John Ashcroft, anunció la petición de extradición de Carlos Castaño, jefe político de las AUC, así como de los también cabecillas paramilitares Salvatore Mancuso y Juan Carlos Sierra, acusándolos de enviar a ese país 17 toneladas de cocaína. El escenario no podía ser más complejo. Esta etapa culmina con la firma del Acuerdo de Santa fe de Ralito (julio 15 de 2003), un corregimiento de Tierralta en el departamento de Córdoba, cuna del proyecto paramilitar de los Castaño. En el acuerdo se pacta la reincorporación a la vida civil de los miembros de las AUC dentro de un proceso que se iniciaría a finales de ese año y que culminaría en agosto del 2006. El acuerdo previó el establecimiento de zonas de concentración para la desmovilización, aunque descartó cualquier despeje militar. Todo este proceso fue liderado por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz en cabeza de Luís Carlos Restrepo.

El 2 de agosto de 2003 el Gobierno Nacional presenta un proyecto de ley de “alternatividad penal”, el cual propone penas alternativas para los comandantes que opten por desmovilizarse, “ lo relativo a las víctimas, la reparación y la verdad sobre los hechos de violencia eran puntos secundarios en este proyecto ”107 . Lo anterior, motivó un debate nacional y la necesidad de proponer un marco legal más ajustado a los parámetros

104 Carta abierta de las AUC. Septiembre 4 de 2002. Biblioteca de Conflicto y Paz, Fundación Ideas para la Paz. 105 Resolución presidencial número 185 de 2002, “por la cual se integra una Comisión Exploratoria de Paz”. 106 ROMERO, Mauricio. “Paramilitares, narcotráfico y contrainsurgencia: una experiencia para no repetir”. En: LEAL B, Francisco. En la encrucijada: Colombia en el siglo XXI . Bogotá: Grupo Editorial Norma, 2006. Pág. 377. 107 Ibíd., Pág. 378.

30 internacionales como en efecto lo propuso- después de intensas discusiones e intercambios en varios foros- un equipo de tres congresistas provenientes de diferentes lados del espectro político: Gina Parody, Wilson Borja y Rafael Pardo. Al no ser atendida su propuesta la primera y el último se separaron de la coalición de gobierno, extendiendo así un manto de duda a la legitimidad política de la propuesta del Gobierno.

Lo cierto es que como resultado de dicho debate, se aprueba la ley de Justicia y Paz (Ley 975, julio 25 de 2005) en cuyo contenido persistía un amplio margen de impunidad, entre otras razones , por asimilar el comportamiento de los paramilitares al delito de sedición contemplado en el artículo 71, con implicaciones tales como: tratamiento penal privilegiado en calidad de delincuente político, amnistías e indultos, no ser sujetos de extradición y la posibilidad de aspirar a corporaciones de elección popular. Aunque este artículo fue declarado inexequible por la Corte Constitucional 108 , otorgándole un marco de justicia transicional aceptable durante su vigencia de aproximadamente 10 meses, varios miembros de las AUC fueron beneficiados por las prerrogativas ya mencionadas.

Previo al inicio de las desmovilizaciones colectivas, al interior de los paramilitares las tensiones se acrecentaban. Las guerras entre bloques por la supremacía regional o por intereses bien marcados cobraron la vida de cientos de personas. Por ejemplo, el bloque Cacique Nutibara de alias “Don Berna” y Bloque Central Bolívar (BCB) inician una persecución contra el bloque Metro de alias “Doble Cero” que operaba en el oriente antioqueño y Medellín. En los llanos orientales el bloque Centauros y miembros del BCB arrecian contra el grupo de las Autodefensas Campesinas del Casanare. El Internacional Crisis Group había advertido sobre este distanciamiento en un informe publicado en el año de 2003: “las divisiones internas en las AUC, aparentemente causadas por desacuerdos sobre las negociaciones con el gobierno y sobre la petición de Castaño a sus socios de suspender las actividades relacionadas con narcotráfico, han complicado las cosas ”109 . Finalmente, el 25 de noviembre del mismo año se concreta la primera desmovilización colectiva del proceso, con el desmonte del bloque Cacique Nutibara y 868 de sus miembros en Medellín.

El año 2004 se inicia con la firma de un Convenio entre la OEA y el Presidente Uribe (enero 23), que le encomienda por tres años al organismo la tarea de monitorear los acuerdos que se alcancen con los grupos al margen de la ley. Entre otras cosas, la OEA podrá “ hacer recomendaciones para facilitar el desarrollo del proceso de negociación, pero no podrá participar ni opinar sobre el mismo, a menos que específica y puntualmente, su colaboración sea solicitada de común acuerdo por ellas ”110 . El 31 de marzo las AUC anuncian la conformación de una mesa única de negociación, con la participación oficial del Bloque Central Bolívar y del Bloque Vencedores de Arauca. Dentro del equipo negociador no es designado el otrora comandante en jefe Carlos Castaño, quien es asesinado por orden de otros jefes de las Auc el 16 de abril de ese año.

108 Corte Constitucional. Mayo 18 de 2006, sentencia No. C - 370/2006. 109 International Crisis Group, Informe sobre América Latina No. 5, Colombia: Negociar con los paramilitares, 16 de septiembre de 2003. Pág. 3 . 110 Convenio entre el gobierno de la República de Colombia y la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos para el acompañamiento al proceso de proceso de paz en Colombia. Bogotá, enero 23 de 2004.

31 El 13 de mayo se firma el “ Acuerdo de Fátima en el que se decide poner en marcha, a partir del 15 de junio, una Zona de Ubicación Temporal ZUT en Tierralta Córdoba, la cual es formalmente inaugurada en Santa Fe de Ralito, el primero de julio de ese año ”111 . El 7 de octubre las AUC anuncian su propósito de desmovilizar a partir de noviembre a 3.000 combatientes. Así se da inicio a una serie de desmovilizaciones colectivas que hasta el 15 de agosto de 2006 permitieron el desmonte de 35 estructuras paramilitares y la desmovilización de 31.671 hombres.

No obstante, estando en plena marcha las desmovilizaciones, se atravesó en el camino la llamada “parapolítica”. En junio de 2005 la dirigente del Polo Democrático Alternativo (PDA) 112 Clara López Obregón denunció ante la Corte Suprema de Justicia los vínculos entre paramilitares y algunos congresistas luego de que los jefes paramilitares en proceso de desmovilización expresaran públicamente que al menos el 35% del Congreso colombiano estaba conformado por amigos suyos. Y más adelante, en marzo de 2006, la Fiscalía detuvo en Santa Marta a Edgar I. Fierro (a. don Antonio) un recién desmovilizado lugarteniente de Rodrigo Tovar Pupo, alias 'Jorge 40'. En esa operación se encontraron incidentalmente dos computadores portátiles con un registro detallado de las actividades del grupo incluyendo información sobre cómo habían sido asesinados al menos 50 líderes sindicales o comunales de los departamentos de la costa atlántica. Además fueron hallados correos electrónicos, actas de reuniones y otros documentos que daban cuenta de relaciones entre este grupo paramilitar y un buen número de políticos de esos departamentos. Igualmente, en aquel año y a raíz de las tensiones suscitadas por la competencia electoral - durante la que fueron sacados de listas uribistas al congreso 5 políticos por sospechas de tener compromisos con los paramilitares-, se descubrió que en julio de 2001 en Santafé de Ralito se llevó a cabo una reunión entre políticos y paramilitares en la cual fue suscrito – por 40 senadores según el denunciante Miguel De la Espriella congresista de Córdoba -un pacto de “Refundación de la Patria”.

También durante el 2006 la revista Semana reveló cómo los tentáculos del paramilitarismo penetraron el DAS, y de qué manera se fraguó el fraude electoral de 2002 y 2006 en departamentos costeños. Dichas investigaciones, que al principio fueron desmentidas por el presidente Uribe, resultaron probadas poco a poco por la justicia. Por otra parte estudios de la Corporación Nuevo Arco Iris, debidamente complementados por varios medios de comunicación, pusieron el dedo en la llaga sobre la forma como los paramilitares se repartieron los votos para lograr que “sus amigos” llegaran al Congreso. Aunque los últimos fueron cuestionados por los uribistas debido a su metodología y a las inferencias que hacen sobre las “votaciones atípicas” para concluir que prueban pactos entre políticos y paras, el hecho es que se constituyeron en uno de los elementos de juicio de la Corte Suprema de Justicia en su labor investigativa.

111 Presidencia de la República, Oficina Alto Comisionado para la Paz. Proceso de paz con las Autodefensas, Informe Ejecutivo. Bogotá: Diciembre de 2006. Pág. 8. 112 Partido Político de izquierda que se empieza a gestar alrededor de la candidatura de Lucho Garzón a la presidencia en el 2002 y se crea definitivamente en diciembre de 2005, donde confluyeron todas las expresiones de la izquierda legal. Este partido ha adquirido una importante fuerza electoral expresada, entre otras, en haber ganado dos veces consecutivas la alcaldía de Bogotá y en haber obtenido la segunda votación en la re-elección del Presidente Uribe, superando, por primera vez en la historia política del país, al tradicional Partido Liberal.

32 Lo cierto es que al terminar este escrito el balance de la parapolítica arroja los siguientes resultados: 4 Representantes a la Cámara y 5 Senadores del período legislativo 2006-2010 han sido condenados por sus relaciones con las autodefensas. Por las mismas razones, otros 18 congresistas están siendo investigados, 15 han sido llamados a juicio y a 27 se les abrió investigación preliminar.

Más adelante en mayo de 2008 son extraditados a los EE. UU. los catorce principales jefes paramilitares encabezados por Mancuso porque según el Gobierno estaban delinquiendo desde sus sitios de reclusión. Dicha acusación fue cuestionada por el Fiscal General de la Nación Mario Iguarán apenas un año después durante un evento en Medicina Legal ante los medios de comunicación: “La Fiscalía no ha encontrado elementos que soporten la extradición de los desmovilizados de las AUC que estaban en Justicia y Paz" 113 .

Posteriormente Éver Veloza, alias “H.H”, comandante del Bloque Calima y Miguel Ángel Mejía Múnera, alias “El Mellizo” comandante del Bloque Vencedores de Arauca fueron extraditados en marzo del 2009 en medio de sospechosas acusaciones por intentos de fuga no comprobados por la justicia, cuando comenzaban a revelar los presuntos nexos de importantes sectores económicos y políticos con las AUC.

Del proceso descrito surgen unos puntos problemáticos a tener en cuenta:

A. El manejo que se le ha dado al tema de la extradición, propone el debate con respecto a la primacía del castigo para los miembros de las AUC por cargos de narcotráfico, por encima de su responsabilidad con la verdad y la reparación a las víctimas en Colombia.

Uno de los principales compromisos de la ley de Justicia y Paz es con la verdad, es decir, la confesión por parte de los miembros de las autodefensas de los crímenes cometidos. Como lo mencionó Monseñor Luís Augusto Castro Quiroga, Arzobispo de Tunja y ex presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, “la verdad que ellas (las víctimas) esperan es suficientemente acentuada porque una víctima no está esperando que le den un millón de pesos, pero sí que le digan dónde está su papá, eso vale más” 114 . Sin embargo, ese anhelo se truncó una vez fue abierta la puerta de la extradición a los Estados Unidos, las víctimas consideraron que las “ personas extraditadas no tendrían los incentivos necesarios para continuar contribuyendo al esclarecimiento de la verdad y a la reparación ”115 , pues los mecanismos de cooperación judicial necesarios para que se avance en este proceso no son claros y en las cortes de este país el tema central no son las violaciones a los derechos humanos en Colombia lo que limita los testimonios sobre este particular. “ Los fiscales norteamericanos están concentrado sus energías en los casos que tienen en las manos y estos son por narcotráfico y lavado de dinero. Sus esfuerzos para garantizar testimonios

113 “Fiscal dice que no había razones para extraditar a jefes paramilitares”. Tomado de verdadabierta.com el 29 de mayo de 2009. 114 Entrevista CASTRO QUIROGA, Luís Augusto. Arzobispo de Tunja y en el momento de la entrevista Presidente de la Conferencia Episcopal. Bogotá: marzo 22 de 2006. 115 Naciones Unidas, Informe anual del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia en el 2008, Bogotá: febrero 19 de 2009, p.17.

33 sobre actos criminales en Colombia están fuera de su jurisdicción (…) y son considerados un trabajo adicional que muchos no quieren o no tienen tiempo para hacer ”116 .

Tras la extradición, son pocos los jefes paramilitares que han continuado colaborando con la ley de Justicia y Paz después de haber recibido condena en los Estados Unidos por narcotráfico. Lo anterior se deriva del hecho de que con frecuencia las penas recibidas por este crimen fuera del país, que oscilan entre los 27 y los 33 años, exceden la pena alternativa que el gobierno ofreció a los paramilitares con la ley 975 (8 a 10 años de cárcel). No obstante, cabe recordar que según la normatividad vigente, el hecho de que esos jefes paguen condenas en EE.UU. no los exonera de sus penas pendientes con la justicia colombiana, las cuales ya no serían de acuerdo a la ley 975; por el contrario podrían ser deportados al término de sus condenas y ser sancionados desde la justicia ordinaria.

Por otra parte cabe destacar que los abogados de los paramilitares extraditados han manifestado en repetidas ocasiones a los medios de comunicación que no existía un marco legal claro entre la justicia norteamericana y la justicia colombiana que permitiera a sus apoderados reiniciar sus versiones libres desde los centros de reclusión en los Estados Unidos. “ Si hubiera habido un mecanismo de colaboración armónica, un acuerdo de gobierno a gobierno previo a la extradición, quizás a esta altura, un año después, habríamos rendido al menos una versión libre” 117 . Después de declaraciones como la anterior la Fiscalía ha incrementado sus esfuerzos con el fin de desarrollar mecanismos que permitan una colaboración más efectiva entre las dos jurisdicciones penales.

Como lo menciona un reciente análisis 118 , la extradición de cabecillas paramilitares es una señal de alerta para las Farc y las posibilidades de negociación con ese grupo. Dicho análisis se apoya en una declaración del ex comandante extraditado Salvatore Mancuso que resulta muy diciente:

“el espejo dónde se miran los “Cano”, los “Jojoy”, las Farc, el Eln, las bandas emergentes, los ‘Don Mario’. Con seguridad estarán pensando que si este es el trato que le dan a las Autodefensas que supuestamente son las amigas y aliadas suyas y de su Gobierno, (…) ¿cómo será el trato que le darán a ellos?” 119

B. Otro de los puntos álgidos que se registran luego de la desmovilización es el surgimiento de nuevos grupos armados de autodefensa, ubicados en diferentes puntos del territorio nacional y que son el resultado de “ el rearme de unidades paramilitares desmovilizadas, la persistencia de grupos que no se desmovilizaron porque no participaron en las negaciones entre el gobierno y las AUC, y la fusión de ex paramilitares con

116 Fundación Ideas para la Paz. Área Construcción de Paz y Postconflicto. Extradición: ¿Un obstáculo para la justicia? Policy Brief Número 1/20 de abril de 2009. http: // www.verdadabierta.com/web3/justicia-y-paz/extraditados/1180- extradicion-iun-obstaculo-para-las-victimas. (Consulta en: mayo 02 de 2009), Pág. 5. 117 “No había un motivo real para extraditar a ‘Don Berna”: Diego Álvarez”. Tomado de verdadabierta.com el 13 de abril de 2009. 118 Fundación Ideas para la Paz – Área de Construcción de Paz y Postconflicto. “La extradición y las FARC: ¿Más leña al fuego del conflicto armado?” Policy Brief No. 2, julio 10 de 2009, Proyecto Usos y Abusos de la Extradición en la Lucha contra las Drogas. 119 Carta de Salvatore Mancuso al Presidente Uribe, marzo 22 de 2009; p. 13. Tomado de: http://www.verdadabierta.com/archivos-para-descargar/category/13-extraditados?download=431%3Acarta-de-salvatore- mancuso-al-presidente-alvaro-uribe

34 poderosas organizaciones criminales, a menudo profundamente implicadas en el tráfico de drogas ”120 . Desde 2006, se advirtió sobre este fenómeno que parecía dar paso a lo que sería una nueva generación de paramilitares que amenazan la seguridad en el orden regional, con características que denotan “una fuerte compenetración con el crimen organizado y el narcotráfico” 121 y que insisten en sostener el control político, económico y social en los territorios.

Este riesgo estaba presente desde el inicio mismo de la negociación, ya que las AUC eran un grupo heterogéneo en su origen, una amalgama de intereses que procuró coexistir bajo la bandera de federación contrainsurgente y que pretendía proyectarse como un contrapeso al poder guerrillero, para abonar argumentos que justificaran una futura negociación con el gobierno. Sin embargo, este intento por mostrase como una organización homogénea, no fue suficiente para eludir las divisiones internas que le eran propias. Pronto los desacuerdos fueron evidentes y propiciaron fuertes tensiones en el proceso de negociación, “ las rivalidades de liderazgo de las AUC y sus diferencias en lo que respecta al tema del narcotráfico obligaron al gobierno a establecer tres mesas paralelas para conversaciones exploratorias ”122 . Pese a los esfuerzos por responder a la variedad de liderazgos presentes en el proyecto paramilitar, no todos los bloques formaron parte del proceso, como las Autodefensas del Casanare y El Frente Cacique Pipintá 123 , situación a la que se suman los miembros que se desmovilizaron, pero tomaron las armas nuevamente 124 .

Esta nueva generación de autodefensas constituye un obstáculo para la paz, su presencia a lo largo del territorio nacional es la muestra de la poca capacidad del Estado para garantizar la seguridad en las zonas que contaban con presencia paramilitar, las nuevas estructuras “resultan más invisibles y fragmentadas, lo que dificulta su combate ”125 , convirtiéndose en una amenaza constante para la población. En futuras negociaciones, conviene evaluar las posibilidades reales que tiene el Estado para atender las necesidades de los territorios ocupados por los grupos ilegales en términos de seguridad militar y ciudadana, ignorar estas condiciones para “concentrarse exclusivamente en los sujetos puede conducir a una frustración en relativamente poco tiempo, tal como ha ocurrido en los procesos de negociación, captura o aniquilamiento de capos del narcotráfico, conducentes al reemplazo de los jefes antiguos y no a la desaparición de las actividades criminares en sí mismas” 126 .

120 International Crisis Group, Informe sobre América Latina No. 20. Pág. 1. 121 Naciones Unidas, Informe anual del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia en el 2006, Bogotá: marzo 5 de 2007, p.11. 122 International Crisis Group, Informe No. 5 ob. cit., Pág. 3. 123 Presidencia de la República, ob. cit., Pág. 8. 124 “En los llanos de los departamentos de Meta, Vichada y Casanare, por ejemplo, los paramilitares liderados por “Martín Llanos” y “Cuchillo”, que no participaron en el proceso, se han enfrentado con grupos comandados por Vicente Castaño y Hernán Hernández (hoy bajo custodia policial), que buscan restablecer el control sobre la zona. Otros grupos, que según se ha establecido trabajan con carteles del narcotráfico como el de , se han expandido en antiguas zonas de las AUC pero tienen una historia propia más larga. Bandas criminales como las Águilas Negras también se están haciendo más visibles con el fin de lograr sus objetivos infundiendo temor en la población”, Op cit. Crisis Group, Informe sobre América Latina No. 20, Págs. 7 y 8. 125 Naciones Unidas, Informe anual, ob. cit., Pág. 20. 126 CUÉLLAR BOADA, Fidel. La negociación de los paramilitares desde la teoría de juegos. En: RANGEL, Alfredo. El poder paramilitar. Bogotá: Editorial Planeta, 2005. Pág. 323.

35 Adicionalmente, la Ley de Justicia y Paz alienta la desmovilización individual, lo que implica que se atiendan más casos particulares que el fenómeno en términos integrales. Esta apuesta del gobierno complica el panorama existente, pues dificulta las acciones en términos militares y no permite atender el fenómeno en su totalidad. Por último, conviene advertir sobre las condiciones en las que se está dando el programa de reinserción, pues varios desmovilizados han vuelto a delinquir, porque consideran que las garantías ofrecidas por el gobierno no son suficientes o por el rechazo mismo de la sociedad 127 .

C. Por otra parte, la infiltración de las AUC en la política colombiana deslegitimó la negociación y ha comprometido la legitimidad del Régimen Político. La ambición de las autodefensas de convertirse en una fuerza política tenía como objetivo primordial buscar un proceso de negociación del cual resultara un marco legal flexible para hacer su tránsito a la vida civil. En aras de asegurar tal resultado y ratificar su dominio en las regiones, este grupo estableció acuerdos con algunos miembros de la clase política. Fruto de ellos vino la financiación, el constreñimiento al elector y la intimidación a los opositores, mediante lo cual los paramilitares garantizaron la elección de sus candidatos y estos, una vez en el cargo, apoyaron iniciativas a favor de los intereses de sus promotores. “ La parapolítica fue una alianza voluntaria de políticos con grupos paramilitares y narcotraficantes para consolidar mayorías electorales, políticos fueron elegidos gracias a la combinación de la violencia, la financiación ilegal y el fraude electoral. Detrás de las masacres 10.000 desparecidos y más de 3.000 fosas hubo políticos y militares que convivieron con las violaciones a derechos humanos, el fraude y el constreñimiento al elector” 128 .

En el contexto de la negociación entre estos grupos ilegales y el gobierno, en el Congreso hizo curso un proyecto de ley “(que) consagraba el carácter político del accionar de las autodefensas, y con ello trataba de obviar hacia el futuro la amenaza de la extradición, no hacía obligatoria la verdad en la confesión para la obtención de los beneficios jurídicos y establecía un régimen blando de penas” 129 , convirtiéndose en uno de los ejemplos más representativos de los compromisos que estas élites habían adquirido con los alzados en armas. Pese a su aprobación inicial en el órgano legislativo, la Corte Constitucional se pronunció en contra y el texto debió volver a las cámaras para ser ajustado. Cabe señalar, que el escándalo de la parapolítica trasgredió las fronteras del Congreso, la “Fiscalía General de la ación ha adelantado investigaciones sobre otros 250 casos de naturaleza similar contra servidores públicos de alto nivel, incluyendo ministros, gobernadores, alcaldes o directores de entidades públicas importantes. Este hecho confirma el nivel de infiltración en el Estado que han alcanzado las organizaciones paramilitares” 130 , lo que no sólo le restó transparencia al proceso de negociación, sino que hizo evidente el alto grado de corrupción presente en las instituciones públicas colombianas.

127 Para profundizar en el particular, consultar: GUÁQUETA, Alexandra. Desmovilización y reinserción en El Salvador, Lecciones para Colombia. Bogotá: Fundación Ideas para la paz: Mayo de 2005. 128 Llevan expediente de la parapolítica ante la CIDH. [Publicación en línea]. 24 de marzo de 2009 [Acceso: 30 de mayo de 2009] Disponible en: http://www.verdadabierta.com/web3/parapolitica/costa-caribe/1062-llevan-expediente-de-la- parapolitica-ante-la-cidh 129 VALENCIA, León. Los caminos de la alianza entre los paramilitares y los políticos. En: ROMERO, Mauricio (Editor). Parapolítica, la ruta de la expansión paramilitar y los acuerdos políticos . Bogotá: Intermedio y Corporación Nuevo Arco Iris, 2007, Pág. 35. 130 Naciones Unidas, Informe anual del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia en el 2008, Bogotá: febrero 19 de 2009, página 17.

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D. De la misma forma, la aplicación simultánea de la ley de Justicia y Paz, tanto para paramilitares como para guerrilleros desmovilizados ha terminado por desvirtuar la naturaleza de esta legislatura que si bien fue concebida para juzgar a miembros de los grupos armados ilegales sin distingo de origen, su objetivo primordial fueron los integrantes de las Auc. Cifras recientes de la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía (UJP) señalan que tan solo 131 ex guerrilleros se han sometido de forma individual al proceso después de casi 5 años de aplicación, lo cual representa en materia de reparación un panorama inquietante para las víctimas.

Vale preguntarse si el Gobierno considera la actual ley de Justicia y Paz, con sus errores y aciertos, un mecanismo adecuado para resolver a largo plazo el conflicto con los grupos guerrilleros en nuestro país. De lo contrario, la ley 975 pasaría a convertirse en una “ley de los vencidos” que aplicaría para reductos de los grupos subversivos que se entreguen.

E. Por último, caminar hacia la reconciliación requiere un especial esfuerzo por restituir los derechos de las víctimas de los crímenes paramilitares, lo que incluye trabajar en la búsqueda y esclarecimiento de la verdad. El cumplimiento de este objetivo, implica que la aplicación de la Ley de Justicia y Paz, pese a ser de justicia transicional donde la impunidad cero es inalcanzable, cierre al máximo el espacio para la impunidad. Para empezar, las víctimas han tenido una participación restringida en los procesos judiciales, con lo cual muchas de las violaciones a las que han sido sometidas no serán procesadas. Esta situación, deja abiertas heridas y afecta la reparación a la que tienen derecho, “ la fiscalía se ha pronunciado sobre la necesidad de que el Gobierno reglamente la participación de las víctimas en tales procesos. La Unidad acional para la Justicia y la Paz de la Fiscalía General de la ación reportó haber recibido, de parte de aproximadamente 25.000 víctimas, informaciones sobre un número estimado de 100.000 hechos delictivos atribuidos a grupos paramilitares ”131 .

En ese mismo sentido, las medidas tomadas, no les ha permitido a las víctimas reconstruir su vida y regresar a la situación en la que se encontraban, antes de adquirir tal status. En principio, porque al exigir la reparación y hacer las denuncias se han convertido en objeto de amenazas y/o asesinatos. “ Según las Comisión acional de Reparación y Reconciliación (CRR), han sido asesinadas 15 de estás personas (víctimas y testigos) y más de 200 han sido amenazadas hasta julio de 2007 ”132 , en estas condiciones el acceso a la justicia y a la reparación no está garantizado ya que muchas de estas personas prefieren autoexcluirse de los procesos judiciales, en vez de poner nuevamente en riesgo su integridad. Además, aún hay aspectos pendientes en lo referente a la entrega y devolución de terrenos usurpados, “según Acción Social, hasta 2005 la extensión de tierras abandonadas era de 6.8 millones de hectáreas. A diciembre de 2007, esta misma entidad oficial reportó que los paramilitares habían entregado solamente cinco bienes inmuebles urbanos y una extensión

131 Naciones Unidas, Informe anual del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia en el 2006, Pág. 11. 132 Alianza de Organizaciones Social y Afines, Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz, Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos, y Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo. La situación de los derechos humanos en Colombia 2002 – 2008. Informe para el examen periódico universal de Colombia. Bogotá: Editorial Códice, Julio de 2008, Pág.14.

37 de 4.762 hectáreas en bienes inmuebles rurales, es decir, el 0.007% del total de los bienes usurpados” 133 , las víctimas ven lejos la reparación en términos de restitución de lo que les pertenece, a cambio las directrices gubernamentales y la reglamentación están orientadas fundamentalmente a la indemnización 134 . En este orden de ideas, y en aras de construir una paz sostenible, conviene entender que esto no es una cuestión exclusivamente económica, se trata de la recuperación de vínculos y afectos que las personas establecen con sus lugares de origen, los cuales fueron disueltos por la violencia.

2.3 La Guerra de las Farc. Dado el fracasado intento de evolucionar de la “guerra de movimientos” (fase 2) – aplicada durante el período Samper – a la “guerra de posiciones” (fase 3) - cuya inauguración pretendió ser la toma de Mitú – las Farc empezaron a dar marcha atrás hasta volver a la fase 1: la guerra de guerrillas. No obstante, su objetivo estratégico siguió siendo el mismo: “la toma del poder político y la destrucción del Estado oligárquico” 135 , pero ya no mediante una estrategia directa con la pretensión de derrotarlo en el campo militar como paso previo para alcanzar el poder.

A partir de entonces, han ido configurando la meta de llevar al Estado a negociar en los términos generales que habían definido con el gobierno Pastrana, mediante acciones terroristas contra la población y contra la infraestructura básica 136 reforzadas con “un exabrupto revolucionario” 137 : tratar de poner en jaque la gobernabilidad en varios municipios presionando a las autoridades civiles para que renuncien bajo amenaza de muerte. Todo lo anterior combinado con acciones contra la Fuerza Pública enfocadas en el desgaste físico y sicológico. Así, el objetivo central sería la continua y progresiva erosión de la capacidad del Estado para proteger a los ciudadanos y a sus propiedades hasta hacerlo inviable en proveerle seguridad a sus asociados, uno de sus pilares esenciales.

En otras palabras, las Farc optan por una estrategia de aproximación indirecta 138 con el propósito de derruir progresivamente la credibilidad y autoridad del Estado 139 desinflando a

133 Ibíd. Alianza de Organizaciones Social y Afines, Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz, Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos, y Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, Pág. 15- 16. 134 Según la Procuraduría General de la Nación, “en las funciones del Fondo de reparación no se establecen los procedimientos para restituir de manera efectiva y adecuada los bienes a las víctimas, y su naturaleza – masa patrimonial, informe e indistinta, cuyos componentes no son diferenciables- se adecua más a las acciones para la indemnización que a las requeridas para la restitución”. Procuraduría General de la Nación, Proyecto Control Preventivo y Seguimiento a las Políticas Públicas en Materia de Reinserción y Desmovilización , Capítulo 2, Seguimiento a la protección de las víctimas del conflicto en materia de bienes patrimoniales. Descripción, Análisis y Seguimiento, Bogotá, Procuraduría General de la Nación, 2006, pág. 264. Citado por: Comisión Colombiana de Juristas. Revertir el destierro forzado: protección y restitución de los territorios usurpados . Obstáculos y desafíos para garantizar el derecho al patrimonio de la población desplazada en Colombia. Bogotá: Comisión Colombiana de Juristas, 2006, pág. 50. 135 SALAZAR, Boris, “Colombia: guerra, poder y negociación” en Revista Sociedad y Economía, Número 2, abril de 2002, pags 7 a 23. 136 Durante el primer gobierno Uribe hubo 401 atentados contra la infraestructura energética mientras que durante el gobierno Pastrana hubo 269 y en el de Samper 47. Ver Informe N° Fundación Seguridad y Democracia , p 41. 137 LEAL (2006)ob.cit p 77. 138 La teoría de la estrategia de aproximación indirecta surgió del trabajo intelectual de Liddell Hart plasmado en un libro que lleva ese título. En esencia consiste en emplear el menor esfuerzo para derrotar al enemigo. La perfección se logra al vencerlo sin grandes batallas. Es de anotar que en los conflictos irregulares, por lo general, las guerrillas tienden a aplicar este tipo de estrategia. 139 Cfr. SALAZAR, ob. cit

38 la vez la expectativa de una derrota militar, lo cual les permitiría recuperarse tanto en su moral de combate como políticamente y, eventualmente, retomar la iniciativa estratégica 140 . Pero como se vio en el apartado anterior, contrario a que el Estado cediera a la presión, lo que han logrado, hasta la fecha de escribir estas líneas, ha sido la declaratoria de guerra del Jefe del Estado y la toma de posición de la sociedad al lado del gobernante.

Antes vimos cómo el atentado del día de la posesión del Presidente Uribe sirvió de “florero de Llorente” para que prácticamente se le declarara la guerra a las Farc. Y así lo asumieron mediante su primera posición abiertamente desafiante. Presentada el 20 de agosto de 2002, consistió en invitar a Uribe a retomar Agenda Común por el Cambio hacia la ueva Colombia , colocando como condiciones ya no el despeje de cinco municipios sino el de dos departamentos y una política decidida contra el paramilitarismo. Como era de esperarse, el gobierno descartó de tajo tal propuesta.

De manera paralela las Farc han utilizado otras líneas de acción: insistir en la necesidad de lo denominan un “canje de prisioneros de guerra” para intercambiar políticos y militares secuestrados y rehenes, por miembros de su organización presos en la cárcel y, de paso, tejer lazos políticos en el nivel internacional priorizando los países latinoamericanos donde gobiernan presidentes de izquierda, lo que será analizado en el siguiente apartado.

Durante el 2003 realizaron varias acciones terroristas- entre ellas la del Club El Nogal, en la que el objetivo directo fue población civil- cuya naturaleza y distancia en el tiempo dejaron entrever por una parte su desprecio a la vida humana y en general a las normas del DIH, y por otra, que más que fruto del desespero eran calculadas para doblegar la opinión pública haciéndole sentir que la guerra se trasladaba a las ciudades. Pero se equivocaron y lo que lograron fue estimular aún más el clima de opinión anti-Farc y pro-Uribe en amplios sectores. Hay que recordar que en ese año también se ejecutó la operación Libertad I que, incluyendo la baja de un importante jefe, les desbarató lo logrado desde los 90s para afectar el centro de poder del país.

También en el 2003 las Farc realizan un pleno del Estado Mayor en el cual dieron directrices equivalentes a las de una Conferencia Nacional Guerrillera. Aumentaron a nueve los miembros del secretariado y a 31 los del Estado Mayor Central, asignaron nuevos comandantes en los distintos bloques y frentes y ordenaron la formación de más estructuras móviles. En complemento abrieron la puerta para una mayor autonomía operativa de sus estructuras para afrontar la ofensiva general de las FF.MM. Además, dispusieron que se buscara mantener las relaciones con instituciones internacionales y gobiernos extranjeros logradas durante las negociaciones del Caguán 141 . En cortas palabras, buscaron reacomodar sus estructuras para afrontar la guerra tratando de priorizar la acción política hacia el exterior.

140 Lo afirmado va en la misma línea de los hallazgos de ECHANDÍA, Camilo y BECHARA Eduardo “Conducta de la guerrilla durante el gobierno Uribe Vélez: de las lógicas de control territorial a las lógicas de control estratégico” en Análisis Político N° 57 mayo – agosto de 2006, pp 31 – 54. 141 AVILA, Ariel, “FARC: Dinámica reciente de la guerra” en Revista ARCAOS, N° 14, Corporación Nuevo Arco Iris, Bogotá, diciembre de 2008. p 11.

39 Lo que no quedó explícito en el documento que se conoce de dicho pleno fue la decisión de aplicar un repliegue general en lo militar en el marco de la estrategia de aproximación indirecta. Es importante anotar que cuando se decide emprender una operación de repliegue es porque la organización es consciente de su debilidad pero no la considera irremediable - si así fuera la operación no sería de “repliegue” sino una especie de “retirada”-. Su eje de acción se enfoca en ceder territorio (factor no decisivo en la guerra de guerrillas) a cambio de tiempo, esperando momentos mejores- en especial en lo político - para, si llegaran, realizar una contra-ofensiva. Esto explica en buena parte la desaceleración de la guerra en los primeros años del Gobierno Uribe: los enfrentamientos, al mismo tiempo en que disminuyeron fueron menos letales (muertos por combate) 142 .

En efecto, cuando se pone en ejecución el “Plan Patriota” las Farc buscan proteger y ampliar sus zonas de retaguardia pero ante éxitos como el de la operación Libertad I, emprenden el repliegue 143 . Bajo esta perspectiva durante los primeros años de ejecución de dicho plan recurrieron más a ataques indirectos valiéndose, entre otros medios, del empleo de minas antipersonales por ser un arma de alto poder desmoralizador hacia las tropas, llegando incluso a soslayar su efecto auto-deslegitimador por la gran cantidad de civiles afectados.

Lo cierto es que en el año 2004 los combates por iniciativa de las FF.MM. contra las Farc tendieron a ser menos letales (irregulares muertos por combate): se pasó de 1.34 en el 2003 a 1.32 en el 2004 y el número de combates también mostró tendencia a la baja. De otro lado los ataques de las Farc contra la Fuerza Pública mediante el uso de minas antipersonales se incrementaron en un 12% en el 2004 aumentándose por esto su letalidad pues mientras que en el 2003 esta fue 0.56, en el 2004 pasó a 0.62 144 . Así pues las cifras de los primeros años de ejecución del “Plan Patriota” nos indican unas Farc resistiendo la ofensiva bajo el marco de un repliegue general.

Aún más, con base en un estudio comparativo de los períodos Samper, Pastrana y primero de Uribe, realizado por la Fundación Seguridad y Democracia 145 podemos ampliar la perspectiva del análisis. Mientras que la letalidad de los combates de las FF.MM. contra las Farc fue de 0.9 durante el período Samper, de 2.1 en el de Pastrana y de 1.3 durante el primer gobierno de Uribe 146 , la de los ataques de las Farc contra las FF.MM. se comportó así: Samper 1.06, Pastrana 0.80 y Uribe 0.59 147 . Es decir, guardadas las proporciones, la letalidad de los ataques de ambos lados tendió a descender. En contraste el número de ataques de las Farc contra las FF.MM. aumentó progresivamente en los tres períodos: durante el primer gobierno Uribe aumentaron 175% frente al período Pastrana y 181% frente al de Samper 148 .

142 Ver Fundación Seguridad & Democracia, Coyuntura de Seguridad N° 6, RANGEL, Alfredo, presentación del “Informe especial: El repliegue de las Farc: ¿Derrota o estrategia?” p 7. 143 AVILA, ob. cit.. p 11 144 Ver Fundación Seguridad & Democracia, Coyuntura de Seguridad N° 7, “Informe Especial Colombia: Balance de Seguridad 2001-2004”pp 6-7. 145 Fundación Seguridad & Democracia, Coyuntura de Seguridad N° 13, “Informe Especial : La seguridad en los tres últimos períodos presidenciales 1994 -2006”. 146 Ibid. p 21. 147 Ibid. p 31. 148 Ibid.

40

De esta manera, las cifras del estudio en comento muestran una dinámica del conflicto en la que aumentan los ataques de las Farc al tiempo en que disminuye su letalidad, corroborando por una parte la operación de repliegue de esta guerrilla durante el primer gobierno del Presidente Uribe, y por otra, su propósito de desgastar sicológicamente las tropas. A la vez dichas cifras permitirían afirmar que cuando las Farc han estado más fuertes (gobierno Samper) han producido menos ataques con mayor contundencia (letalidad), y por el contrario cuando han estado más débiles han aumentado los ataques pero estos han sido menos letales.

Siguiendo con el análisis, entre el segundo semestre del 2004 y comienzos del 2005 tuvieron lugar una serie de eventos cargados de mensajes políticos para incrementar la autojustificación de las Farc . La polarización producida por el debate y aprobación del acto legislativo que modificó la Constitución permitiendo la re-elección inmediata del Presidente, la intensa discusión de la “ley de alternatividad penal”-convertida más adelante en de “justicia y paz” - sin que se llegara a un aceptable consenso, la reunión en Cartagena de los países donantes de Europa en la que el Presidente ratificó su tesis de que en Colombia no hay conflicto armado. La crisis con el gobierno Chávez por la captura de Granda que finalizó con la visita del Presidente Uribe a Venezuela - previa intermediación de Fidel Castro- después de bloqueos al comercio ordenados por Chávez, y, la extradición de alias Simón Trinidad a los EE.UU. al vencerse un ultimátum dado por el Presidente respecto a la liberación de secuestrados 149 .

El punto a destacar es que parece ser que desde el comienzo del 2005 las Farc vieron mejores tiempos en lo político 150 para hacerse sentir en lo militar y emprendieron una contra-ofensiva en distintos lugares de la geografía nacional. Se trata de aquella que comenzó en enero con el asalto de Iscuandé (Nariño) en el que murieron 16 militares, continuó en febrero cuando un oficial y 18 soldados perdieron la vida por una emboscada de las Farc en la vereda el Porroso entre Dabeiba y Mutatá, y en junio con el asalto a la base de Teteyé (Putumayo) cuando 26 soldados y policías murieron. La arremetida de este año se cerró en diciembre con un asalto al puesto de policía de San Marino (Chocó) en el que perdieron la vida 8 policías y una emboscada en Vistahermosa (Meta) donde murieron en combate 29 militares 151 . Al respecto algunos analistas alcanzaron a señalar que la Política de Seguridad Democrática estaba haciendo agua 152 .

No obstante lo anterior, durante el 2006 disminuyó la intensidad de sus acciones militares 153 , y aunque realizaron un acto terrorista de alto impacto contra los concejales de Rivera (Huila), parecería ser que, además de las operaciones de la Fuerza Pública, en dicha

149 Ver LEAL (2006) ob.cit pp 244 – 255. 150 Es de anotar, además, que la discusión del marco legal para la desmovilización de los paramilitares fue muy tensa hasta el punto de que el “congresista estrella”, Rafael Pardo, dejo de pertenecer a la coalición de gobierno. De otro lado había varias críticas por el “alineamiento excesivo” con el gobierno de EE.UU. En lo militar el Plan Patriota mostraba síntomas de estar empantanado por la falta del componente político. Ver Revista Semana edición N° 1181, 20 al 27 de diciembre de 2004. 151 Ver Fundación Seguridad & Democracia, N° 13, ob.cit. p 31. 152 Ver Columna de León Valencia en El Tiempo, lunes 7 de marzo de 2005. 153 Ver Fundación Seguridad & Democracia Inf. N° 12 y 13.

41 disminución de acciones influyó el calcular que si mantenían la ofensiva favorecerían la imagen de Uribe para la re-elección ya aprobada, pero si así fue, sus cálculos fallaron.

Lo cierto es que en el 2006 se inicia para las Farc un período caracterizado por la pérdida de territorios, deserciones constantes, continuación del repliegue táctico y reestructuración de sus acciones militares 154 . Ya hemos hablado de la pérdida de territorio y del repliegue; en lo atinente a las deserciones es de anotar que su comportamiento también nos muestra unas Farc en proceso de debilitamiento con la incógnita de si se puede catalogar como irremediable. Según un estudio del Observatorio del Conflicto Armado de la Corporación Nuevo Arco Iris…

“Las deserciones entre 2002 – 2008 se caracterizan porque son protagonizadas por recién reclutados, que llevaban entre tres y seis meses en la guerrilla… de cada 10 personas que se catalogan como desertores solo tres son combatientes en armas y siete son colaboradores o simpatizantes o, en el mejor de los casos, milicianos. En 2007, hasta septiembre, dos de cada 10 desertores eran combatientes armados. La tendencia se incrementó a tres de cada 10 hasta el mismo mes de 2008, y se produjo no solo entre recién reclutados: las deserciones de mandos medios y miembros de la Farc con más de 10 años de antigüedad tienden a aumentar constantemente” 155 .

En cuanto a la reestructuración de sus acciones militares, a inicios del 2007 las Farc realizan la ovena Conferencia acional de Guerrilleros –al parecer de manera virtual, lo que es sintomático de la pérdida de territorios bajo su control - en la que reestructuran parte de su accionar operativo y reivindican varias de sus posturas históricas156 . En los documentos relacionados con el debate interno de esta Conferencia se pueden ver las transformaciones de esta guerrilla ante el nuevo escenario y la reiteración de algunas de sus apuestas 157 . Por un lado se propone una reconstrucción general de bloques y frentes para “ponerlos a la altura inicial antes de comenzar el Plan Patriota”. De igual forma hablan de “desarrollar la actividad política utilizando la clandestinidad”, con el fin de desarrollar su denominado Plan Estratégico . Reiteran su llamado para reconstruir relaciones internacionales con el objetivo del reconocimiento de su carácter beligerante y se propone una recomposición del Movimiento Bolivariano. En dichas tesis también se evidencian los impactos de la reelección de Uribe y ordenan crear un ambiente de ingobernabilidad.

En el campo táctico sobresale el empleo de campos minados que se incrementa en un 250% entre el 2004 y el 2008. A este respecto es de resaltar el hecho de que entre febrero y abril de 2008, en el sur del Tolima fueron puestos fuera de combate 45 miembros del Ejército entre muertos y heridos por efectos de las minas antipersona, amén de la causación de una grave crisis humanitaria por los civiles afectados. Similar situación se presentó durante la operación “Filipo II” en el sur del Meta y en otros eventos en el bajo Cauca Antioqueño donde el saldo de bajas de militares fue también bastante alto 158 .

154 ÁVILA, ob. cit p 6. 155 Ibid. p 17. 156 ARIAS, Gerson y ORTIZ, Román. La apuesta de la Novena Conferencia de las FARC. Boletín Siguiendo el Conflicto, No. 48, marzo de 2007. 157 FARC-EP. Tesis de la Novena Conferencia Nacional Guerrillera ¡Por la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo! Mimeo. 158 ÁVILA, ob. cit. p 18.

42 Otra adecuación táctica que introdujeron las Farc en estos años fue el empleo de francotiradores bajo el esquema de lo que llaman “tríadas” (uno dispara, otro visualiza y el último cubre la retirada) : mientras en el 2006 le produjeron 34 bajas al Ejército con este método, en el 2008 las bajas aumentaron a 127 159 . Cabe anotar que este tipo de táctica tiene un alto potencial desmoralizador, por la sorpresa y sensación de impotencia para contrarrestarla que se produce en las tropas, por lo cual su aplicación se enmarca acertadamente dentro del propósito estratégico de las Farc de, más que producir muertos, desgastar la Fuerza Pública.

Pero las reestructuraciones no evitaron los fuertes golpes que sufrieron entre los años 2007 y 2008 160 cuya dimensión se expresa en el hecho de que en dicho lapso prácticamente se desmorona el mito de la invulnerabilidad de los miembros de las altas estructuras de mando de las Farc. En junio del 2007 murieron dos miembros del Comando de Occidente (Cristian Pérez y J.J.). Un mes después muere Diego Cristóbal, jefe en Bogotá del Partido Comunista Clandestino de Colombia. En septiembre cae a. el negro Acacio jefe del frente 16 y en octubre Martin Caballero del Estado Mayor del bloque Caribe. Es de resaltar que Caballero y J.J. eran miembros del Estado Mayor Central.

El remate de las pérdidas vino en 2008 con las muertes de tres miembros del secretariado: a. Raúl Reyes, a. Iván Ríos, y su emblemático jefe Manuel Marulanda. Por ser el primero el encargado de tejer y mantener las redes de apoyo en otros países empezando por los vecinos, el impacto fue más mediático y hacia el exterior que de desmoralización interna: “externamente porque proyectó una imagen de derrota y generó pérdida de confianza y desmoralización en los círculos seguidores de las Farc ”161 . En cambio, se puede inferir que la muerte de Ivan Ríos a manos de uno de sus subalternos sí tuvo un fuerte impacto de desmoralización interna por la desconfianza que se generó entre jefes y guerrilleros de base.

Ahora bien, la muerte, por enfermedad, de quien bordeaba los ochenta años de edad, Marulanda, al parecer más que desmoralización dejó en las Farc un “ícono a exaltar”. En reciente entrevista 162 responde así a lo que significó: “La ausencia de nuestro líder y guía, de nuestro referente fundamental y nuestro eje. Pero también del maestro que nos inculcó la irrevocable decisión de perdurar en el esfuerzo que él comenzó en compañía de Jacobo y sus compañeros de Marquetalia. os enseñó, como en la poesía de eruda, que el mundo no termina en nosotros mismos.”

Desde una perspectiva más objetiva las principales aristas de lo que representó “Tiro Fijo” para la “causa” y visión política de las Farc están elocuentemente condensadas en el siguiente aparte de Pecaút :

“Priva a las Farc de quien durante medio siglo había asegurado la continuidad de su historia, desde las autodefensas campesinas nacidas de la Violencia hasta la formación de una potente organización armada que soñaba con tomarse el poder; de quien les permitió preservar su

159 Ibid. p 19. 160 Ibid. p 21. 161 Ibid. 162 Revista Cambio Edición 841 del 13 al 19 de agosto de 2009 (vía Internet).

43 identidad y su cohesión a pesar del recurso a prácticas cada vez más alejadas del ideal revolucionario. A falta de ser un teórico de la acción revolucionaria, lo que nunca pretendió, había contribuido a forjar una visión de la historia que influyó en gran parte de la opinión colombiana. Una visión mucho más volcada sobre el pasado que orientada hacia el porvenir, más retrospectiva que prospectiva. Lo que contaba era el origen. Éste tenía nombre: Marquetalia, y ante los ojos de Marulanda todo cuanto había seguido estaba marcado con el sello de la repetición. Su estrategia consistía en el control de territorios y de sus habitantes: en ningún momento logró que le creyeran que las Farc eran portadoras de un proyecto de sociedad susceptible de aglutinar a vastos sectores de la población. La impopularidad de la guerrilla se había vuelto casi unánime, y más aún luego que dejaron pasar la oportunidad política ofrecida por las negociaciones del Caguán.” 163

A lo anterior cabría agregar que esa visión más volcada en el pasado que en el futuro estuvo altamente ligada al problema de la concentración de tierras del campo en manos de unos pocos. Esta injusticia social ha estado presente en casi todos los comunicados en los que las Farc, celebrando los distintos aniversarios, han expresado sus agravios. Hay que decir además que la cuestión está aún pendiente por resolver en el país 164 . Sin embargo, lo que nunca vio o quiso ver Marulanda fue que con el paso del tiempo las Farc se convirtieron en parte del problema más que en factor de presión para su solución. En palabras de Alejandro Reyes, uno de los investigadores que más tiempo de su carrera académica le ha dedicado a estudiar el problema…

“Cuatro décadas de experiencia han demostrado que las guerrillas no representaron las luchas del campesinado por la tierra, sino que terminaron siendo un modo de vida predatorio de la riqueza ajena, que generó como reacción la violencia contrainsurgente y llevó a la dirigencia colombiana, también partidaria de combinar las formas de lucha, a propiciar durante dos décadas y media su asociación con las mafias y los paramilitares para adelantar una guerra sucia, en vez de fortalecer las fuerzas armadas y la justicia para recuperar la seguridad. Entre guerrillas y paramilitares debilitaron al Estado, disolvieron a los actores sociales legítimos y convirtieron a Colombia en una sociedad de víctimas y victimarios, de arriba y abajo, con una gran dificultad para realizar las reformas sociales que necesita para su crecimiento sostenido ”165 .

De cualquier manera lo antes dicho sobre Marulanda no evita que, por una parte se tenga que haber generado un especial momento de reflexión entre los guerrilleros, y por otra, que con el paso del tiempo tengamos que hablar de las Farc con y después de Marulanda. Es de prever que vendrán cambios paulatinos, que al momento de terminar este ensayo se empiezan a asomar como se analiza más adelante.

Ahora bien, el reajuste en la estructura de mando que conllevó la muerte de Marulanda fue oportunamente explotada por la inteligencia del Ejército para penetrar la seguridad de las comunicaciones guerrilleras y realizar la “Operación Jaque”. Además de la audacia con que se aplicó el principio de la sorpresa - que colocó esta acción en los anales de la historia militar como una especie de “Caballo de Troya del siglo XXI”-, es de resaltar que con este

163 PÉCAUT, Daniel. Las FARC: ¿Una guerrilla sin fin o sin fines? Bogotá: Grupo editorial Norma, 1ª edición, septiembre de 2008, p 180. 164 Según el Agustín Codazzi y Corpoica, en 2002 el 4% de los propietarios poseía el 61,2% del área predial rural. Es decir, 15.273 personas eran dueñas de 47'147.680 hectáreas. A la vez, el 97% de los propietarios registrados en el Catastro, es decir 3,5 millones de campesinos, tenía menos del 24% del área rural. 165 REYES P., Alejandro, ob. cit. pp 365-66.

44 golpe las Farc perdieron los rehenes más valiosos desde su perspectiva (Ingrid Betancourt y los tres contratistas de EE.UU.): aquellos que les facilitaba tener contactos internacionales que a su vez se podían convertir en presiones al gobierno nacional para acceder a sus condiciones para realizar un “Acuerdo Humanitario”.

Sin embargo, se han venido dando indicios que indicarían que el golpe producido con la mencionada operación no fue tan contundente como era de esperarse, en buena parte por las razones expuestas en el apartado anterior. El punto a destacar es que el debilitamiento de las Farc no se observa aún como irreversible. Veamos.

El debilitamiento militar de esa guerrilla es un hecho irrefutable al considerar, por ejemplo, que su capacidad en términos de ataques disminuyó en un 70% entre 2002 y 2008 166 , que el mayor número de desmovilizaciones se dio en el último año (3.027 de un total de 12.294 desde el 2002) y que, según el Ministerio de Defensa, para el 2008 por cada mando medio desmovilizado, tres guerrilleros de base dejaron las Farc, en contraste con la proporción de 1 a 27 del 2002 167 . No obstante, durante el segundo semestre del 2008 el registro de combates y ataques no indica mayores variaciones en relación con el año inmediatamente anterior. El 40% de sus acciones - en las que combinaron operaciones de guerra de guerrillas con atentados a instalaciones energéticas y de comunicación (paros armados, bloqueos viales y ataques a transportadores)- fueron ejecutadas en Cundinamarca y en el Valle del Cauca. En el mismo lapso el 79% de sus combates se realizaron en áreas rurales manteniendo así su patrón histórico. En las regiones de Urabá y el bajo Cauca del departamento de Antioquia se notó una tendencia de retorno de las Farc a territorios de donde habían sido desalojados, entre otros, por la arremetida paramilitar de finales de los 90 168 que los presionó a replegarse hacia el Darién y el Nudo de Paramillo donde han hecho alianzas con “nuevos grupos armados ilegales” (NGAI).

De otro lado, en el primer semestre de 2009 hubo una mayor actividad de las Farc en los departamentos del sur del país: Nariño, Cauca, Huila y Caquetá. La mayor cantidad de acciones militares fueron llevadas a cabo por los bloques oriental y sur, por el Comando Conjunto Occidental y por la Columna móvil Teófilo Forero. Las tácticas más empleadas fueron la instalación de campos minados y el hostigamiento a las tropas e instalaciones de la Fuerza Pública. Según el Ministerio de Defensa, la cantidad de militares muertos entre enero y abril fue de 174 mientras que el número de guerrilleros abatidos fue de 165 169 . Por otra parte llama la atención el incremento de las acciones urbanas de las Farc durante este mismo semestre. En Caquetá, Huila, Nariño, Arauca y Cauca realizaron sabotajes a la infraestructura energética, a bienes civiles, a edificios públicos y comerciales, a empresas transportadoras y a puestos de policía 170 .

También llaman la atención la frecuencia de las acciones violentas ejecutadas por las Farc durante el 2009 en el departamento del Cauca. En este año ha habido no menos de diez

166 Ver Fundación Seguridad & Democracia Inf. Nr 23 p 5. Hay que recordar lo antes afirmado en el sentido de que las Farc tienden a disminuir el número de ataques en la medida en que se sienten más fuertes. 167 Fundación “Ideas para la Paz”, “Siguiendo el Conflicto” N° 55 junio de 2009, p2. 168 Ver Ibid, p1. 169 Ibid. p2. 170 Ibid.

45 hostigamientos a Corinto, más de cincuenta contra Toribío y por lo menos treinta contra la Fuerza Pública apostada a lo largo de la cordillera occidental. En Corinto, el 9 de noviembre murieron nueve militares y cuatro más resultaron heridos fruto del ataque a una base militar por parte de una concentración previa de aproximadamente doscientos guerrilleros, a lo que se suma una emboscada en el Alto Naya en la que perdieron la vida siete policías en octubre. Parece ser por un lado que las Farc pudieron volver a concentrar guerrilleros para aplicar el factor masa y que esta región se ha convertido en zona clave para las Farc por la confluencia allí de la ventaja geográfica, del negocio de la coca y la presencia histórica de la guerrilla. Es de anotar además que esta zona ha formado parte del área de influencia de A. Cano junto con Tolima y Huila y que el referido ataque en Corinto se realizó al día siguiente de la realización de un Consejo de Seguridad presidido por el Presidente en Popayán. Ante los hechos descritos el Gobierno reforzó la presencia militar con el traslado del Comando de la Tercera División a Popayán para poner en marcha el Comando Conjunto de Occidente y el envío de 2.500 miembros de diferentes tipos de unidades militares de combate 171 .

Cualquiera que sea el desenlace futuro en el Cauca, el punto a destacar es que parece ser que el llamado Plan “Renacer” 172 emitido por su nuevo jefe (a. A. Cano) ha frenado el proceso de debilitamiento. Del conjunto de acciones militares recientes se infiere que las Farc han jugado con dos factores: control de la organización flexible y aplicación del principio de oportunidad. Por una parte hay indicios que inclinan a pensar que han sabido sobrellevar el bloqueo- por la inteligencia técnica- de su comando y control. Con el retorno a la clásica “guerra de guerrillas” el control lo han hecho más flexible y discontinuo privilegiando un buen grado de autonomía. Prueba de lo anterior es la capacidad que han mostrado de ejecutar operaciones simultáneas haciéndose sentir en distintos puntos del territorio 173 . Por otra parte han sabido aplicar el principio de oportunidad cuando quiera que la Fuerza Pública ha incurrido en errores. Así, en Timba (Cauca), pese a haber perdido al menos 25 hombres según reportes oficiales, mataron a 7 policías de una patrulla de EMCAR que regresaba en un vehículo del campamento previamente bombardeado por la Fuerza Aérea. Dicho principio también lo han aplicado haciendo alianzas coyunturales con algunas bandas emergentes vinculadas al narcotráfico en regiones como el Urabá y el Bajo Cauca 174 .

Así pues, “grosso modo” se ha mantenido el patrón del repliegue general con intermitentes y relativamente tenues contra-ofensivas ejecutadas con el propósito de desinflar las expectativas de su derrota, lo que a la vez no deja de tener un impacto de, hasta ahora, inciertas consecuencias políticas. No obstante, a la posibilidad de que las consecuencias jugaran a su favor se le atravesó el secuestro y asesinato del Gobernador del Caquetá Luis Francisco Cuellar ocurrido en una fecha por demás sensible (navidad). Queda el interrogante de si podrán recuperarse en algo de esta nueva autoderrota política y de hasta que punto lograrían disminuir el amplio déficit que en el ángulo de lo político han acumulado a través del tiempo expresado, entre otras, en la muy poca o nula capacidad de

171 Ver Revista Semana “El Vórtice de la Guerra”, edición 1417 noviembre 16 a 23, p 58. 172 Ver El Espectador febrero 19 de 2009: “Con Plan ‘Renacer’ las Farc buscan oxígeno político. 173 Ver Fundación Ideas para la Paz, ob. cit. pp 3 y 4. 174 Ibid. p 4

46 convocatoria e incapacidad de presentar propuestas que susciten esperanzas de una mejor sociedad, especialmente en las mayoritarias capas urbanas del país.

De cualquier manera se trasluce la intención de jugar un papel en la agenda de la campaña política, en otras palabras, de privilegiar el ingrediente político de sus acciones. Si a lo dicho sumamos el manejo que le han dado a los temas del “Acuerdo Humanitario” y a lo inter y transnacional, que se analizan en los siguientes apartados, se puede afirmar que con la reestructuración de sus mandos las Farc están buscando resurgir como actor político, degradado y desprestigiado sí, pero de todos modos político.

2.4 El pulso por el “Acuerdo Humanitario”. Es un hecho que con la estrategia antes analizada las Farc han logrado al menos frenar su proceso de debilitamiento. En este apartado veremos uno de los complementos a aquella que bien puede denominarse “la guerra de rehenes” como la llamó León Valencia en una de sus columnas de opinión. Aunque después de más de siete años los logros de las Farc han sido mas bien tenues, se verán indicadores que nos señalan a esta guerrilla buscando las decisiones respecto al conflicto en el campo de juego político que se ha mantenido abierto gracias al tema del “Acuerdo Humanitario”. Al parecer, han detectado que el “Talón de Aquiles” de la estrategia gubernamental ha estado en soslayarlos como actores que, pese a su degradación, siguen siendo políticos. Lo corrobora la manera como han manejado lo relacionado con un posible “Acuerdo Humanitario” aprovechando esta ventana de oportunidad para neutralizar el propósito gubernamental de volverlos irrelevantes políticamente.

Por precisión semántica este apartado podría titularse “El pulso por el intercambio de rehenes por presos”, pero recurrimos a la denominación de “Acuerdo Humanitario” por ser la más posicionada en la opinión pública. No obstante, cabe indagar un poco en el trasfondo de la distinta terminología. Los términos de acuerdo o intercambio humanitario evocan, más el primero que el segundo, criterios de humanidad concordantes con el D.I.H. Al plantear así la cuestión implícitamente se está diciendo que lo prevalente para una posible negociación es la dignidad de las personas, su pérdida forzada de la libertad, su humillación y el sufrimiento de ellas y sus familias. Si lo que se hubiera posicionado en la opinión hubiese sido “Intercambio de rehenes por presos” habría reflejado de manera más precisa la realidad de lo que ha ocurrido pues tanto para el Gobierno como para el órgano dirigente de la guerrilla, lo prioritario han sido las consideraciones políticas. Para el primero impedir que las Farc tengan reconocimiento político y vuelvan a avanzar hacia la beligerancia, para aquellas recuperar el terreno perdido en esa dirección y/o al menos que se les reconozca como actor político – militar. Es de anotar que si, como lo han pretendido los irregulares, lo posicionado en la opinión pública hubiese sido “canje de prisioneros”, estaríamos ante sensibles avances de las Farc hacia la beligerancia.

Al respecto es importante recordar que desde la liberación unilateral de soldados en Cartagena del Chairá en 1997, cuando vieron cercana la posibilidad de ser una fuerza beligerante, las Farc convirtieron el tema en una cuestión de honor y como tal prioritaria porque, en parte, de allí depende lograr la meta estratégica de obtener reconocimiento internacional como fuerza beligerante. Por esto durante el proceso del Caguán hicieron abrir una mesa dedicada exclusivamente al asunto hasta que, aunque seguramente por

47 debajo de sus pretensiones, lograron el “intercambio” que se mencionó en anterior apartado: 42 policías y soldados enfermos a cambio de 15 guerrilleros procesados por delitos diferentes a los de lesa humanidad, y luego la liberación unilateral de 310 entre policías y soldados. No obstante, la meta de la beligerancia, sufrió un duro revés con la terminación del proceso del Caguán y su inclusión en las listas de organizaciones terroristas extranjeras de la Unión Europea y Canadá (EE.UU. las incluyó en 1997) 175 . Precisamente por esto lograr el “Acuerdo Humanitario” sigue siendo de vital importancia para las Farc.

Para el Gobierno también es importante pero para evitar dicho avance y al mismo tiempo no mostrarse indiferente a la suerte de los secuestrados. Por esta razón, cada vez que el asunto se ha colocado en la agenda pública las reacciones gubernamentales han incluido propuestas que de antemano se sabe van a ser rechazadas por las Farc. Y esto porque el Gobierno desestima a sus jefes como interlocutores, o porque van acompañadas de lenguaje peyorativo hacia ellos. Es decir, por un lado muestra el interés por la liberación de los secuestrados pero por el otro cierra las puertas a la negociación.

Es que, como antes se dijo, el “tire y afloje” entre el Gobierno y las Farc, ha estado revestido de la preeminencia de los cálculos políticos. Por ello al observar su desarrollo se detecta cómo el grupo guerrillero aún conserva márgenes de maniobra política para garantizar su permanencia dentro de la agenda pública. Y a su turno el Gobierno ha maniobrado dándole prevalencia a las razones de Estado (no permitir que las Farc logren su propósito) sobre las humanitarias (lograr la pronta liberación de los rehenes sanos y salvos).

Un punto a destacar es el de que en este pulso uno de los triunfos políticos que ha logrado el Presidente ha sido mostrar el tema del secuestro como uno de los problemas centrales del país, causado casi exclusivamente por las Farc. Las movilizaciones multitudinarias contra el secuestro de febrero de 2008 que tuvieron lugar en prácticamente todo el país y en varias ciudades en el exterior, fueron una muestra contundente de dicho éxito. Sin embargo, y como lo veremos en las siguientes líneas, las Farc también se han movido dentro del tablero del ajedrez político. Para esto se han valido de un “arma” que, pese al rechazo de la opinión pública por su vacío ético, no deja de ser efectiva para sus propósitos: la presión que ejercen las familias de los secuestrados y actores internacionales sobre el Gobierno para que acceda a sus condiciones.

Pero démosle una mirada más detenida al asunto para así allegar más elementos de juicio para el análisis. El pulso ha tenido varios momentos 176 . El primero, entre los años 2002 y 2007 se caracterizó por mensajes y propuestas de ambas partes manteniendo atascada una posible negociación. En este lapso el grupo guerrillero buscó presionar políticamente al gobierno para que aclarara los términos básicos del acuerdo. En las condiciones de las Farc, desde el principio estuvo clara la necesidad de una zona desmilitarizada, una metodología específica - que incluía garantías de seguridad- y la necesidad de conocer los voceros de cada una de las partes para adelantar la negociación.

175 Ver International Crisis Group, ob. cit., p 20. 176 Ver: Cronología tomada de: Fundación Ideas para la Paz. Boletines de Paz: El acuerdo humanitario y las posibilidades de un proceso de paz: Las posiciones de las FARC y El acuerdo humanitario: Las posiciones del Gobierno. Estos boletines se pueden consultar en: http://www.ideaspaz.org/new_site/secciones/publicaciones/boletines_paz.htm

48 Este primer momento inició con tres puntos de tensión que vale la pena mencionar. El primero el 4 de noviembre de 2002 cuando las Farc anuncian públicamente sus condiciones para el acuerdo, que serían posteriormente complementadas en febrero de 2003 cuando el país conoce el secuestro de tres contratistas norteamericanos que son incluidos en la lista de “canjeables”. Poco después, el 5 de mayo de 2003, son asesinados por sus captores el Gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria Correa, su Asesor de Paz de y exministro de Defensa, Gilberto Echeverri Mejía y otros ocho rehenes miembros de las FF.MM., durante una frustrada operación militar de rescate. Las Farc envían así el mensaje de que están dispuestos a asumir el costo que sea antes de permitir una operación de rescate exitosa.

El otro punto de tensión vino en julio de 2003 cuando las Farc y el Eln atizan el ambiente a través de un comunicado en el que afirman que no establecerán ningún proceso o negociación de paz mientras Uribe esté en la Presidencia. Más adelante, en diciembre de 2004 las Farc tratan de trasladar el problema al terreno internacional y escriben al Secretario General de la ONU reafirmando su voluntad para realizar el “acuerdo humanitario” (hablan de “liberación de prisioneros”) con “la facilitación y acompañamiento de la OU, del Vaticano y de un pequeño grupo de países amigos de Colombia. Liderados por Francia, Suiza, España, Cuba, Venezuela, Argentina, Uruguay y Brasil, apoyados por la Cruz Roja Internacional y la Iglesia Católica colombiana” . Como tratando de volver al esquema de los países amigos que se manejó durante las negociaciones del Caguán.

Durante los años 2005 y 2006 las Farc reiteran la necesidad del despeje militar e insisten en la presión política enviando cartas a la Unión Europea y al Movimiento de los No Alineados. El 2006 termina con una declaración en la que resumían el estado del proceso: “estamos en cero, tal como hace cuatro años”.

Durante ese primer momento, el gobierno maniobró para presionar al grupo guerrillero a través de la facilitación de la ONU, luego con la creación de una misión facilitadora integrada por colombianos, y finalmente, en agosto de 2004, con una propuesta de liberación unilateral de miembros de las Farc que se encontraban en las cárceles. En diciembre de ese mismo año propone la liberación de los secuestrados políticos a cambio de revocar la extradición de “Simón Trinidad”. También en el 2004 se conoce la existencia de un grupo de países amigos integrado por Suiza, Francia y España que, con el beneplácito del Gobierno, trabajaron silenciosamente para acercar a las partes. Las distintas presiones fueron desestimadas por las Farc y “Simón Trinidad” es extraditado.

En el 2005 el Gobierno da un paso adelante aceptando una zona de encuentro en el Valle del Cauca para iniciar los diálogos pero con la condición de no despejar militarmente el sitio. Luego, el 13 de diciembre del mimo año se conoce oficialmente una estudiada propuesta del grupo de países amigos para concretar un sitio de encuentro para negociar el acuerdo que recibe el visto bueno gubernamental. Las Farc responden negativamente pese al cambio de postura del Gobierno.

El primer momento concluyó con unos hechos dicientes de la tensión del pulso. El 20 de octubre de 2006 y luego de haber sido reelegido el Presidente Uribe para un segundo período, tiene lugar un impactante atentado con un carro bomba en los predios compartidos

49 por la Escuela Superior de Guerra y la Universidad Militar en Bogotá. Al llegar al lugar de los hechos el Presidente, mediante un fuerte discurso, expresa sin tapujos que el rescate militar y policivo es el único camino que queda para obtener la liberación de los secuestrados. Poco tiempo después, en diciembre de 2006, durante una operación de rescate adelantada por tropas de Infantería de Marina, recupera su libertad Fernando Araujo 177 , lo cual le facilitó al Gobierno afianzar su posición respecto al rescate militar. Luego, en mayo de 2007 se conoció la fuga del Policía Jhon Frank Pinchao de manos de sus captores, lo cual contribuyó aún más al endurecimiento de la posición gubernamental.

Otro hecho importante ocurrió a comienzos de junio de 2007 cuando, a raíz de una intervención personal del Presidente de Francia buscando la liberación de Ingrid Betancur, el Gobierno ordena liberar a Rodrigo Granda como un gesto para reactivar el posible “acuerdo humanitario”. Sin embargo, y contrario a lo que pedían las Farc (designarlo como verificador para el despeje de Florida y Pradera sin escoltas ni radios oficiales), el Gobierno aclara que dicha liberación no se hizo para que Granda se convirtiera en intermediario o negociador:

“(…) Ahí hay un asunto de interpretación que no corresponde ni a lo dicho por el Gobierno ni a lo ha dicho por Francia. unca el Presidente de la República dijo en su interlocución que el señor Granda salía a negociar un intercambio humanitario. Eso no lo dijo el Presidente, eso no lo ha dicho Francia y tampoco lo puedo ratificar yo. Esa ha sido una interpretación en los medios de comunicación...”178

Para finalizar el intercambio de posiciones del primer momento, el 28 de junio de 2007 las Farc emiten un comunicado en el que dan cuenta de la muerte de once de los doce diputados de la Asamblea del Valle que habían secuestrado en 2002 “en medio del fuego cruzado cuando un grupo militar sin identificar hasta el momento, atacó el campamento donde se encontraban” . Más adelante se confirmó que ese grupo militar era otro frente guerrillero. Por obvias razones, ante este hecho la posición del Gobierno, y de la opinión pública, se endureció: “ El Gobierno no acepta el chantaje, no aceptará zonas de despeje, no liberará guerrilleros para que regresen a las Farc a asesinar y a secuestrar”, declaró en un comunicado del mismo día. Este crimen marcó el final de la iniciativa política que mal que bien habían esgrimido las Farc durante este primer lapso y bien puede calificarse como una autoderrota: empezaron a darse protestas ya no contra el Gobierno sino contra las Farc que culminaron con la mencionada gran movilización ciudadana del 4 de febrero de 2008 179 .

El segundo momento del pulso por el “Acuerdo Humanitario” tuvo una vida corta y se caracterizó porque gracias al factor internacional las Farc trataron de recuperarse del golpe de la opinión pública antes mencionado pero su intento fracasó por un acontecimiento de especial impacto: la operación “Jaque”.

177 Ministro de Desarrollo del Gobierno Pastrana secuestrado en diciembre de 2000 en Cartagena. Poco tiempo después de recuperar su libertad fue designado como Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno Uribe. Hoy en día es el presidente del Partido Conservador. 178 Entrevista del Alto Comisionado para la Paz en la W radio 19 de junio de 2007. 179 Ver Corporación Observatorio para la Paz, Guerras inútiles: una historia de las Farc, Bogotá D.C: Intermedio editores, 2009, p 196- 97

50 El 15 de agosto de 2007 el gobierno – al parecer presionado por el Presidente Sarkozy- autoriza a Piedad Córdoba adelantar una labor de facilitación para la liberación de los secuestrados. A su turno, y con el visto bueno del Presidente Uribe, la senadora le pidió al Presidente Hugo Chávez de Venezuela que se sumara. Estas decisiones reactivan los acercamientos con las Farc, pero luego de varios inconvenientes desde la óptica del Gobierno colombiano, se terminan en noviembre por decisión unilateral del Presidente Uribe que al cancelar públicamente la intermediación de Chávez tensiona las relaciones con el gobierno venezolano.

Pese a ello, ambos facilitadores consiguen meses después (enero de 2008) las primeras liberaciones unilaterales: con el apoyo logístico de Venezuela y la mediación de Piedad Córdoba las Farc entregaron seis secuestrados políticos. Con esta jugada los jefes guerrilleros buscaron recuperarse de la autoderrota del año anterior, aumentar la presión sobre el Gobierno y colocar nuevamente el tema en la agenda pública. Pero fue insuficiente para amainar el rechazo generalizado de la opinión pública que se reforzó cuando el gobierno puso al descubierto la mentira de las Farc respecto al hijo de Clara Rojas quien desde meses atrás estaba bajo el cuidado del ICBF y no de integrantes de la guerrilla.

Para rematar viene en julio de 2008 la “Operación Jaque” y con ella un contundente golpe político-militar contra las Farc. En ella, de manera audazmente sorpresiva y sin muertes de ningún lado, son rescatados por el Ejército la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, los tres contratistas norteamericanos y once oficiales y suboficiales del Ejército y la Policía. Es decir, los rehenes políticos de mayor simbolismo al tiempo con cuadros de mando de la Fuerza Pública. Luego de esta derrota, las Farc cierran las puertas al “acuerdo humanitario” quedando en sus manos solo los militares y policías que desde el comienzo consideraron dentro del grupo de “canjeables”.

Un tercer momento tiene lugar a partir de septiembre de 2008 cuando el recientemente constituido grupo de Colombianas y Colombianos por la Paz (CPP), inicia un intercambio epistolar público con las Farc, las cuales vieron en esto una oportunidad para oxigenar su convalecencia política. Dicho intercambio inició mediante tres cartas enviadas entre septiembre de 2008 y febrero de 2009. Todas ellas tuvieron respuesta y reactivaron el tema de nuevas liberaciones unilaterales como las acontecidas en febrero de 2009 con el apoyo de CPP, del CICR y del Gobierno del Brasil.

Luego viene el anuncio de las Farc en el sentido de que unilateralmente dejarían en libertad al Sargento Moncayo, rehén desde 1997, para lo cual plantean unas condiciones mínimas si se las compara con las anteriores: que sea recibido por Piedad Córdoba y el padre del suboficial (el “marchante por la paz” 180 ). El Gobierno desde su posición de fuerza responde que deben liberarlo cuanto antes pues nunca lo debieron secuestrar, y posteriormente dispone que sea la Cruz Roja y la Iglesia Católica quienes lo reciban y no quienes exigen las Farc.

180 Esta denominación fue acuñada por los medios de comunicación a raíz de las varias marchas que hizo el profesor Moncayo para llamar la atención del Gobierno y de las Farc sobre la injusticia del cautiverio de su hijo.

51 Es de anotar que en las respuestas que ha venido dando la guerrilla a “Colombianos por la paz”, se han evidenciado paulatinas cesiones de la nueva cabeza guerrillera que denotan la pretensión de recuperar la iniciativa política, entre ellas la de que también entregarían al soldado Calvo. En este orden de ideas lo de Moncayo es la calculada respuesta a una propuesta del Presidente - apoyada por el Presidente Chávez - en la que les exigió cuatro meses de cese de hostilidades para demostrar que estarían dispuestos para una negociación de paz. En el anuncio de las Farc va implícito el mensaje de que sí tienen voluntad de paz y por esto producen hechos para ambientar el “Acuerdo Humanitario”, a la vez que buscan mantener la cercanía con el mandatario venezolano. A su turno el Presidente Uribe buscó mantener la iniciativa con la exigencia de cese de hostilidades. Luego el Presidente Uribe levantó el veto a Piedad Córdoba y más adelante se conoció que la Senadora fue candidatizada al Premio Nobel de Paz, lo cual le da respaldo como mediadora en el asunto. No obstante, con el asesinato del gobernador del Caquetá arriba mencionado, el asunto quedó congelado.

Lo cierto es que entre unas y otras posiciones y pese a la debilidad de las Farc, el anuncio de la puesta en libertad de los dos rehenes militares – al que se agregó la entrega de los restos del Mayor Guevara muerto en cautiverio - solo se vino a concretar durante la Semana Santa del 2010, durante un receso del debate electoral que tomó nueva fuerza a partir del momento en que la Corte Constitucional declaró inexequible la convocatoria al Referendo que buscaba aprobar una nueva reelección del Presidente Uribe.

En el balance del pulso por el “Acuerdo Humanitario” hay que reconocer que a lo largo del tiempo el Presidente ha cedido en algunas de sus posiciones – más de forma que de fondo- buscando mantener la iniciativa. Pero las Farc también han maniobrado. El punto a resaltar es que se le ha facilitado a la guerrilla mantener abierta esa ventana de oportunidad política: diálogo internacional con algunos gobiernos y personalidades extranjeras, con miembros de la jerarquía de la Iglesia Católica y con algunas personalidades colombianas 181 . Además, la cuestión se ha mantenido vigente como tema a ser utilizado por las redes transnacionales de las Farc para desprestigiar y presionar al Gobierno colombiano como se verá en el siguiente apartado.

No se puede desconocer que ha habido déficit en la visión estratégica del gobierno al dejar tanto tiempo pendiente la resolución del asunto del “Acuerdo Humanitario”. Uno de los aspectos clave que dejó el proceso de paz del gobierno Pastrana fue el sensible debilitamiento político de las Farc, tanto por haber quedado ante el grueso de la opinión pública como los responsables del fracaso del largo intento de negociación como por la poca acogida que tuvieron sus propuestas. Además, su “alzamiento en armas” quedó ampliamente deslegitimado por lo dicho y por la ola de rechazo al terrorismo desatada desde la tragedia del 11 de septiembre de 2001. Siendo así, la realización del “Acuerdo Humanitario” en términos aceptables para las partes, puede jugar más a favor de la continuidad de su debilitamiento que al contrario.

Paradójicamente, al mismo tiempo que el Gobierno Uribe ha querido cerrar todas las ventanas de intercambio político con las Farc, les ha dejado abierta la del “Acuerdo

181 Cfr. LEAL, Francisco La Inseguridad de la Seguridad Colombia 1958 2005, Bogotá, Planeta, 2006, p 263

52 Humanitario” y por ella los jefes guerrilleros han logrado algún oxígeno político para mitigar su debilitamiento militar. Se entiende la preocupación del Gobierno porque las Farc puedan avanzar hacia la beligerancia, pero quizás se sobrevalora esa posibilidad. Hay que recordar, como se verá más adelante, que el Gobierno venezolano les dio oficialmente ese status y el asunto no pasó de los discursos; el reconocimiento de la beligerancia requiere otros ingredientes que no se ve como puedan reunirse en el contexto político actual en lo nacional e internacional. Si se realizara el “Acuerdo Humanitario” lo máximo que podrían obtener las Farc es una tenue recuperación de su imagen de degradación, lo cual estaría lejos de constituirse una derrota para el Gobierno.

Lo cierto es que la no solución del asunto ha permitido a las Farc mantener abiertas opciones para, por momentos, tratar de asumir la iniciativa político - estratégica, pues mientras que la cuestión no sea resuelta se podrán mantener visibles nacional e internacionalmente. Prueba de esto último es lo acontecido con las liberaciones de Calvo y Moncayo, en un momento en que inevitablemente el tema entró al debate electoral por la Presidencia de la República. Los efectos políticos de esta jugada están por verse al terminar este libro.

2.5 La Gravitación de lo Internacional. Dada la progresiva internacionalización del conflicto armado colombiano en todo lo analizado hasta aquí ha estado gravitando en una u otra forma, con mayor o menor incidencia lo inter y transnacional. Ahora bien, pese a las gestiones gubernamentales para aislarlos y a juzgar por una de las respuestas de Alfonso Cano en entrevista a la Revista Cambio 182 , la dirigencia de las Farc ha venido persistiendo en el manejo de esta variable estratégica aprovechando el contexto que brinda la “Globalización”. Esto para llevar a cabo acciones en busca del apoyo a la realización del “Acuerdo Humanitario” y de paso a su lucha, mediante la creación o la inserción en redes políticas en las que el poder se ejerce cooperativamente entre los diferentes agentes y organizaciones que participan, enfocándose principalmente en movimientos políticos de izquierda y en las ONGs o “tercer sector” 183 .

En efecto, al mismo tiempo en que, comenzando los 90, se inauguraba el Foro de Sao Paulo 184 las Farc establecieron el “frente internacional” a cargo de a. Raúl Reyes. Y valiéndose de dicha estructura han venido construyendo una red de contactos en

182 Revista Cambio Edición 841 ob. cit. A continuación dos preguntas y sus respuestas: ¿Reconoce que el gobierno Uribe aisló a las Farc en el plano internacional? Mientras se desarrollaron los diálogos del Caguán ampliamos las relaciones con gobiernos y organizaciones en los diferentes continentes. Rotos los diálogos, el gobierno Pastrana y la Casa Blanca desataron una ofensiva diplomática contra las Farc que, obviamente, generó modificaciones en las formas de relacionarnos con la comunidad internacional. Pero mantenemos relaciones en todo el mundo, sujetas a la discreción que se debe. La sensación es que las Farc han perdido interlocución internacional, que ya no son tan fuertes en ese campo . o podría precisarle qué tan fuertes somos en ese campo porque es una apreciación subjetiva, pero le reitero que en las nuevas condiciones de la diplomacia del siglo XXI mantenemos muy buenas relaciones en muchas partes del mundo. (Negritas nuestras). 183 Para mayor información sobre la existencia y funcionamiento de ese tipo de “redes” ver VALLESPÍN, Fernando “Globalización y Política: la crisis del Estado” en ARTETA, Aurelio, GARCÍA, Elena y MÁIZ, Ramón (editores) Teoría Política: poder, moral, democracia, Madrid: Alianza editorial, S.A., 2003. pp 407-411. 184 Creado por iniciativa compartida entre el Presidente de Cuba Fidel Castro y el entonces líder sindical Luis Ignacio Lula Da Silva del “Partido de los Trabajadores”, brasileño (Presidente de su país 2002-2006 y 2006-2010) con el fin de cohesionar los partidos y movimientos sociales, organizaciones populares, culturales e intelectuales de izquierda, además de varias organizaciones guerrilleras latinoamericanas (entre ellas las Farc), en reacción al fin de la Guerra Fría y el fracaso del modelo comunista de la URSS.

53 Latinoamérica y Europa con el fin de que apoyen “su causa” y en últimas para que ayuden al logro de la meta estratégica de alcanzar el reconocimiento internacional como fuerza beligerante.

En Europa han empleado algunos colombianos con residencia legal especialmente en España, Italia, Grecia, Suiza y Suecia. Además, hay algunas organizaciones locales como “Fighters and Lovers Association” de Dinamarca que cuentan con pocas simpatías en el grueso de la población europea. Por otra parte, hay grupos pequeños en Suecia que también apoyan a las Farc: en este país la agencia de noticias ANNCOL y la emisora “Café Stereo” difunde material de apoyo. No obstante su poca acogida en la opinión, estas redes han sido muy activas en denunciar al gobierno colombiano por falta de voluntad en sacar adelante el “Acuerdo Humanitario” y han hecho cabildeo para aumentar la presión sobre aquel en foros internacionales 185 .

En América Latina las redes han venido siendo tejidas con partidos y movimientos de izquierda afiliados a la denominada “Coordinadora Continental Bolivariana” (CCB). En los computadores incautados al término de la operación “Fénix” (en la que murió Reyes) se encontró información que indica el interés y, al parecer, la persistente actividad política encaminada, como antes se dijo, al logro de la beligerancia. El cuadro siguiente muestra algunos de los mensajes encontrados en dichos computadores.

Remitente – Motivo Fecha Destinatario Página en fuente. Ivan Ivanovich. Cuenta detalles sobre la 24 de Noviembre de 2004 Raúl Reyes 201. constitución de la CCB (Coordinadora Continental Bolivariana) con sede en Caracas. Iván Márquez (Desde Caracas) 11 de marzo de 2005 Raúl Reyes 224. Balance del trabajo de la CCB en países como México, Ecuador Venezuela, Chile, Cuba Argentina, Guatemala y Brasil. Delegado del Secretariado de las Farc en 12 De febrero de 2006 Manuel Marulanda 213. Caracas . Relata la serie de protestas que la CCB emprendió ese año en Latinoamérica y el Caribe, contra la presencia de EE.UU. Cuenta que el capítulo del Caribe quedó conformado por: Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y Haití. Delegado del secretariado de las Farc en 1 de Abril de 2006 Aleyda 214 Caracas. Cuenta cómo la CCB registró un inusitado crecimiento. La plataforma política y el plan estratégico de las Farc ganó amplios apoyos y adhesiones.

Manuel Francisco Olate (Chile). Le pide 27 de mayo de 2006 Raúl Reyes 232. a Reyes organizar cursos de entrenamiento militar para un grupo de indígenas mapuches.

185 Ver International Crisis Group Poner Fin al Conflicto con las FARC en Colombia, Jugar la Carta Correcta, Informe sobre América Latina N° 30 – 26 de marzo de 2009, pp 19-20.

54 El Partido Comunista de Chile Diciembre del 2006 Iván Márquez 214 Manifestando su interés por vincularse a las actividades proselitistas de las FARC. Iván Márquez. El grupo de apoyo a las 31 de Diciembre de 2006 Raúl Reyes 215 Farc en Santiago de Chile, pide una directriz para vincularse a esa actividad en Santiago Raúl Reyes: En el mensaje habla sobre el Abril de 2007 Núcleos 150. reacomodamiento de los núcleos regionales Regionales de de apoyo a las Farc, que empezó por apoyo a las Farc México y debía ser replicado en otras delegaciones internacionales. Iván Márquez: Informa que quieren 7 de febrero de 2007 Camarada Manuel 228. convertir la CCB en MCB ( Movimiento y Camaradas del Continental Bolivariano), dice que el Secretariado evento se podría realizar en Quito, Ecuador. Iván Márquez: “ Ayer recibí a dos 6 de Septiembre de 2007 Camarada Manuel 234. australianos proveedores de armas, gracias a un contacto entregado por Ramiro (Salvador). Con ellos veníamos conversando desde el año pasado ”.

Ricardo e Iván – Chavez le dice a 8 de Febrero de 2008 Manuel Marulanda 240. Marulanda, que sí acepta a los 47 prisioneros en su país. Se tiene planeado la creación de un grupo, que trabajaría con el fin de buscar el reconocimiento de las Farc como fuerza beligerante. Fuente: PÉREZ, José Gregorio El Canciller de la Montaña . Bogotá: Grupo Editorial Norma, 2008.

A lo descrito hay que sumar otros indicios. El video, de amplia difusión pública a mediados de 2009, en el que se observa a el Mono Jojoy hablándole a unos guerrilleros - que se muestran con baja moral de combate - sobre la última carta de Marulanda que incluye un presunto aporte de dinero a la última campaña política del Presidente Correa en Ecuador. Y varias informaciones difundidas que dan cuenta de, al parecer, negociaciones de armas de las Farc con miembros de las Fuerzas Armadas Venezolanas y presuntos préstamos de dinero solicitados al Presidente Chávez 186 .

Pero una cosa son los indicios y otra los logros por demás muy difíciles de evaluar objetivamente, entre otras razones, por la clandestinidad de las Farc. Sin embargo, se puede afirmar que el apoyo político más evidente que han logrado las Farc en el exterior provino de la declaración que hizo el Presidente venezolano, secundado por la Asamblea Nacional, de su condición de fuerza beligerante. Esto ocurrió después de que el Presidente Uribe había cancelado pública y unilateralmente la mediación de Chávez y las Farc - con el apoyo

186 Ver en Revista Semana: “El mundo de las FARC” edición 1392 (04-01-2009), “Enemigos íntimos” edición 1418 (05- 07-2009), “Al Presidente Correa lo siguen engañando” edición 1419 (12-07-2009), “Ecuador y las FARC” edición 1420 (18-07-2009), “Las mentiras de Chávez” edición 1424 (15-08-09), “Hasta los dientes” edición 1429 (19-09-2009), “¿Cómo hermanos?” edición 1430 (26-09-2009).

55 logístico de Venezuela y la mediación de Piedad Córdoba-, liberaron unilateralmente seis rehenes políticos. Así las cosas, no es aventurado colegir que la guerrilla negoció dicha declaración a cambio de la liberación, hecha además en una especie de desagravio por la abrupta suspensión de Chávez como mediador. Sin embargo - y esto es diciente para no sobrevalorar el apoyo que puedan recibir de Chávez las Farc - en junio del mismo año- después de las operaciones Fénix y Jaque – la declaración de beligerancia se opacó cuando el mismo Chávez les pidió públicamente que abandonaran la guerra de guerrillas y liberaran incondicionalmente todos los secuestrados.

En fin, cualquiera que sea la realidad de los logros políticos de las Farc en lo inter y transnacional lo más importante es interpretar el trasfondo de los últimos años. Aquel que por una parte ha impulsado a las Farc, y, por otra les ha facilitado llevar a cabo gestiones políticas en varios países de la región. A no dudarlo el propósito ha sido suplir el déficit de reconocimiento como actor político-militar que por las acciones del Gobierno Uribe se ha incrementado ostensiblemente. En este sentido se puede corroborar que el tema del “Acuerdo Humanitario” les ha servido de “salvavidas” para evitar su ahogamiento.

Y lo que les ha facilitado el despliegue político – ejecutado con el mismo “salvavidas” pero agregándole la búsqueda del reconocimiento de la beligerancia o al menos el apoyo político y moral - ha sido el contexto ideológico regional que se ha inclinado recientemente al lado izquierdo del espectro político, opuesto al del Gobierno Uribe. Nunca antes en su historia habían tenido las Farc un contexto ideológico tan favorable a sus pretensiones de poder político. Ni el triunfo de la revolución cubana ni el de la sandinista en Nicaragua son equiparables a tener Gobiernos vecinos que han llegado al poder y se mantienen en él de manera democrática. Claro está que por ser tan favorable el contexto ideológico requiere unos replanteamientos y maniobras políticas muy bien calculadas para evitar que se convierta en un bumerán.

Es más, a la ventana de oportunidad política brindada por el posible “Acuerdo Humanitario” se ha venido a sumar la producida por las tensas, cuando no rotas, relaciones con los gobiernos de Venezuela y Ecuador 187 y las tirantes relaciones con Bolivia y Nicaragua. Hay que tener en mente que con los gobiernos de estos países las Farc comparten por un lado la adopción de un bolivarianismo basado en una imagen distorsionada del libertador Simón Bolívar y por otro la ideología Socialista o varios rasgos de ésta empezando por la visión del capitalismo y la democracia liberal promovida por los EE.UU. como el enemigo común. Enemigo éste que han visto como muy cercano al Gobierno colombiano.

Allí se puede encontrar parte de la explicación a las tensiones. Por esto, desde cuando al comienzo del Gobierno Uribe este quiso que los países latinoamericanos consideraran a las

187 Las relaciones con el Gobierno de Venezuela han tenido frecuentes tensiones empezando por la desatada a raíz de la captura del guerrillero Rodrigo Granda en Caracas, la última fue provocada por la firma del acuerdo militar entre Colombia y EE.UU. para que militares, contratistas, naves y aeronaves de este país tengan acceso a siete bases militares colombianas. Con Ecuador están rotas desde que el Gobierno Colombiano autorizó realizar la operación “Fénix” en territorio Ecuatoriano sin ningún tipo de coordinación con su Gobierno. A la fecha de terminar este escrito las últimas tienden a restablecerse. De hecho se han venido restableciendo a varios niveles (encargados de negocios, reactivación de la Combifron e intercambio de información militar).

56 Farc como “terroristas” empezó a aflorar el problema y los consecuentes desencuentros, pues salvo el caso del Perú y otros pocos, ninguno lo ha declarado oficialmente. En los distintos foros regionales sí han firmado declaraciones conjuntas contra el “terrorismo” pero sin referirse específicamente a las Farc. Detrás de esto también está el que la caracterización y el diagnóstico que hacen los países de la región sobre el conflicto armado colombiano - que dejo de ser solo colombiano para empezar a tomar visos de regional - es diametralmente diferente a la que hace nuestro Gobierno.

Y tienen razones históricas que refuerzan lo estrictamente ideológico. Cuando comenzó el primer Gobierno del presidente Uribe el país pasó, abruptamente, de la tradicional concepción de los gobiernos anteriores de que aquí había un conflicto armado interno, a la idea de que lo que hay es una amenaza terrorista contra el Estado y la sociedad. Los demás gobiernos de la región, con excepción del peruano, han tendido a ubicarse en la concepción tradicional. Es por esto ninguno de ellos cataloga oficialmente a las guerrillas colombianas como grupos terroristas sino como grupos armados ilegales con naturaleza política dándole así mucha más posibilidad a la perspectiva de solucionar el conflicto mediante la negociación política que a la derrota estrictamente militar.

En todo lo anterior radica buena parte de la raíz de los desencuentros y aún, de los congelamientos o ruptura de relaciones pues uno de los derivados de las concepciones encontradas ha sido la mutua desconfianza 188 . Y si a esta se le agrega el estilo caudillista y mediático con que los presidentes Uribe y Chávez, el último más que el primero, han tendido a manejar las relaciones exteriores, se entiende porque se ha conformado un “caldo de cultivo” de frecuentes tensiones.

Ahora bien, en el trasfondo yacen también las visiones distorsionadas por la pasión ideológica de los presidentes. Aquellas que con base en medias verdades tienden a ver en la contraparte “conspiración del enemigo” , confundiendo los intereses nacionales con las popularidades de sus gobiernos. Para Chávez todo es producto de “la voracidad del imperio” que pretende convertir a una sumisa Colombia en “puente aéreo” para invadir Venezuela. Correa, menos extremista y más pragmático, ve que lo que ha estado en ejecución es una “campaña mediática” para desprestigiar su gobierno y de paso colocarle un palo en la rueda a la integración de los gobiernos “progresistas” de Latinoamérica.

Y para rematar el cuadro surge el problema desprendido de la firma del acuerdo de cooperación militar entre Colombia y EE.UU. 189 , producto de una de las características del Gobierno Uribe: la tendencia a limitar la política exterior a una relación especial con la potencia hegemónica como expresión de una visión poco estratégica de las relaciones exteriores. Dicha relación privilegiada le ha aportado al país una valiosa ayuda para potenciar las FF.AA. en su lucha contra los diferentes factores de violencia, pero también

188 En entrevista concedida por el exministro de Defensa Juan Manuel Santos al periodista Yamid Amat en El Tiempo (04-10-2009, pag 1-8) a la pregunta de ¿Porqué no le informaron de la presencia de Reyes en Ecuador antes de atacar? (Operación Fénix), la respuesta fue “ Porque no había confianza ” (subrayado nuestro). 189 Consiste en una actualización de la tradicional cooperación militar entre los dos países mediante la cual el Gobierno colombiano autoriza el acceso a las siete principales bases militares de militares, contratistas, naves y aeronaves de los EE.UU. con el fin de que apoyen, principalmente con inteligencia técnica, las operaciones “contra el narcotráfico y el terrorismo”.

57 una creciente dependencia político – militar y un factor que tiende a distanciar el país de sus pares latinoamericanos.

Es de colegir que con el acuerdo en comento se busca acelerar la llegada del fin del conflicto armado, pues con aquel se podrá contar con más apoyo inmediato en los campos aerotáctico y de inteligencia técnica. Pero en el campo estratégico, todo parece indicar que el Gobierno no calculó bien las reacciones que se iban a suscitar en los países suramericanos. Supuso que con la explicación de que las bases no eran para espiar a terceros países el asunto quedaba arreglado, y esto no ocurrió. Calculó además que los reparos por el acuerdo militar quedarían focalizados en las condenas de Chávez en Venezuela y Correa en Ecuador, quienes por sus vínculos con las Farc no podrían hablar duro y esto ha ocurrido hasta el momento solo relativamente con Ecuador.

Al Presidente Chávez se le proveyó de combustible para que aumentara ostensiblemente la temperatura de su discurso incendiario hasta el punto de llegar a hablar de guerra. En su ideologizada visión lo que, con la anuencia de Colombia, está sucediendo es la preparación de una invasión “del imperio” a su país con el fin de frenar el impulso del “Socialismo del siglo XXI” y de paso adueñarse de los ingentes yacimientos de petróleo.

Al finalizar el 2009 quedó en evidencia uno de los productos de las movidas políticas de las Farc. Fue creado con “bombos y platillos” el Movimiento Continental Bolivariano con base en lo que venían trabajando con la CCB. En esta ocasión el paso que dieron disipa cualquier duda sobre sus propósitos de proyectarse políticamente en el exterior. Fueron nombrados “presidentes honorarios” el difunto Manuel Marulanda y a. Alfonso Cano, y en las declaraciones difundidas dieron como un hecho la beligerancia de las Farc. En la realidad el asunto es de un socialismo trasnochado y de “mucho ruido y pocas nueces” pero prende un semáforo en amarillo que sería equivocado soslayar. Hasta el momento de cerrar este escrito el Gobierno ha reaccionado en términos más jurídicos y militares que políticos 190 , y esas no son las mejores herramientas para asumir la iniciativa estratégica. Al respecto es muy diciente el artículo de la revista Semana titulado “ Efecto bumerán, las bases militares se han convertido en un dolor de cabeza para Uribe: aislaron a Colombia, y las Farc encontraron un nuevo caballo de batalla”191

El punto a destacar es que de todos los desencuentros y tensiones anteriores se deriva un contexto de donde surgen interrogantes clave: ¿Cómo habrá impactado la moral combativa de las Farc el observar que, en parte, por sus acciones y presencia fronteriza ha habido tres gobiernos (cinco si se suman Nicaragua y Bolivia que también han terciado) en constantes tensiones incluyendo una ruptura oficial de relaciones diplomáticas y una amenaza latente de guerra? ¿Bajo que papel estarán proyectando sus acciones: líderes de una “guerra nacional contra el imperialismo Yankee, aliados de la causa “bolivariana”? En fin, ¿el contexto que se ha conformado en este campo es un incentivo o un desestímulo para que sigan en la guerra? Son preguntas que quedan pendientes de respuesta.

190 Petición de investigación a la Fiscalía y carta del Comandante General de las FF.MM. haciendo ver que están apoyando políticamente al terrorismo. 191 SEMANA, diciembre 14 al 21 de 2009, edición N° 1441, pp 48 – 50 ..

58 3. A Modo De Conclusión. Pese a que la reticencia de las Farc para negociar la terminación del conflicto en el Caguán se derivó de errores estratégicos del Gobierno Pastrana y de la soberbia proveniente de los éxitos militares alcanzados durante el Gobierno Samper, lo que en esencia quedó al desnudo fue su incapacidad para obtener réditos políticos importantes. La debilidad política con que terminaron las Farc dicho proceso solo fue en algo mitigada por el papel de EE.UU. y la llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela. Variables estas externas que no corresponden a fortalezas internas de las Farc ni a condiciones político –estratégicas durables.

Ahora bien, con la experiencia del Caguán parecen haber quedado sepultados para futuras negociaciones condicionamientos que se habían venido posicionando como necesarios. Por una parte el criterio de iniciar oficialmente las negociaciones sin cese previo del fuego, por otra el despeje militar sin presencia efectiva del Estado, y, la pretensión de negociar en la mesa aspectos que son propios de la representatividad democrática. Es decir, quedó cerrado el espacio político para que la mesa de negociación se constituya en un mecanismo para tomar decisiones que se pueden y deben tomar bajo los cánones del sistema democrático representativo y participativo.

La elección de Álvaro Uribe Vélez como Presidente de la República fue una muestra contundente del impacto de la marcada deslegitimación tanto de las Farc como del proceso del Caguán y la consecuente ruptura. El ambiente era propicio para que al asumir el poder, el Presidente y las Farc se declaran mutuamente la guerra. Por esto la PSD ha sido percibida como más de guerra contra las Farc que de seguridad; la lógica detrás sería “a más derrota militar más seguridad” . Dicho de otro modo, la seguridad se constituyó en un fin, y no en uno de los medios para terminar el conflicto y pacificar el país de manera positiva y duradera, lo cual a su vez ha limitado la visión y redefinición de las amenazas que han evolucionado en los años recientes.

No obstante, la PSD ha logrado asestar importantes golpes a las guerrillas, y les ha quitado el mito de que eran invencibles pero su indudable debilitamiento aún no se observa irreversible. Las Farc siguen demostrando flexibilidad táctico – estratégica y es un hecho comprobado en la historia que en este tipo de conflictos lo decisivo está en lo político, no en lo militar que si bien es importante y apoya las posiciones políticas no es determinante. Lo determinante es la proyección de la superioridad militar dentro de un marco político bien definido.

Una de las premisas subyacentes en la PSD es la de que el Estado y su sistema democrático tiene suficiente legitimidad, razón por la cual no habría espacio para la negociación con los alzados en armas. Sin embargo, y paradójicamente, los principales problemas de corrupción que se han presentado durante los mandatos de Uribe han golpeado la legitimidad del régimen político y de los organismos de seguridad. Se hace referencia especialmente a los problemas públicos de corrupción en el régimen político, la polarización política interna y los resultados insatisfactorios de la desmovilización de las Auc en términos de justicia y paz en especial con relación a las víctimas. Estos problemas han jugado el papel de motores impulsores de la autojustificación de las Farc.

59 También, a favor de la autojustificación, y por ende de su moral combativa, puede estar jugando la desinstitucionalización que se ha promovido en aras de una preeminencia del poder ejecutivo: en los hechos se han venido modificado las instituciones colombianas hacia un régimen con mayor concentración de los poderes en manos del presidente y se han exacerbado los enfrentamientos con las otras ramas del poder público. El punto a destacar es que cuando la institucionalización es sólida y estable el foco de agravios de las guerrillas se ve forzado a abrirse en abanico perdiendo fuerza. Lo contrario ocurre cuando se les da la oportunidad de concentrar sus agravios en una sola dirección, en este caso en “el caudillo”.

Todo lo anterior paulatinamente le ha quitado la fuerza, que provee la legitimidad, a la PSD. Y a esto hay que sumar la indefinición del tema del “Acuerdo Humanitario” y la situación de tensión de las relaciones internacionales de Colombia con los países vecinos para en últimas completar un escenario en el que el conflicto armado colombiano se presenta estancado desde la perspectiva de su terminación.

En la ausencia de la articulación entre seguridad y pacificación está la raíz de los errores estratégicos del Gobierno Uribe, encabezados por no haber logrado cerrar los grifos de oxígeno político con que han contado las Farc y de esta manera no haber podido convertir los innegables resultados de la PSD en logros estratégicos con la mira puesta en la terminación del conflicto armado.

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