El Saber De La Experiencia
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El saber de la experiencia La sabiduría en la trayectoria profesional de profesores jubilados Grangeiro Gondim, Danise Suarez, Daniel 2014 Tesis presentada con el fin de cumplimentar con los requisitos finales para la obtención del título Doctor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en Ciencias de la Educación Universidad de Buenos Aires Facultad de Filosofía y Letras Comisión de Doctorado Tesis de Doctorado El saber de la experiencia: la sabiduría en la trayectoria profesional de profesores jubilados Doctoranda: Danise Grangeiro Gondim Director de tesis: Dr. Daniel Suárez Codirectora de tesis: Dra. Ercilia Braga de Olinda Buenos Aires, marzo de 2014 UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS PROGRAMA DE POSGRADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN El saber de la experiencia: la sabiduría en la trayectoria profesional de profesores jubilados Tesis presentada por Danise Grangeiro Gondim al programa de posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras para la obtención del TÍTULO DE DOCTOR en Ciencias de la Educación. Director: Dr. Daniel Suárez Codirectora: Dra. Ercilia Braga de Olinda Buenos Aires, marzo de 2014 A mi pequeña gran maestra: Lis Ya estoy en la mitad de esta carretera, tantas encrucijadas quedan detrás […] Ya está en el aire girando mi moneda y que sea lo que sea. Todos los altibajos de la marea, todos los sarampiones que ya pasé […] Yo llevo tu sonrisa como bandera y que sea lo que sea. Lo que tenga que ser, que sea y lo que no, por algo será. No creo en la eternidad de las peleas, ni en las recetas de la felicidad. Cuando pasen recibo mis primaveras y la suerte esté echada a descansar. Yo miraré tu foto en mi billetera y que sea lo que sea y el que quiera creer que crea, y el que no, su razón tendrá. Yo suelto mi canción en la ventolera y que la escuche quien la quiera escuchar. Jorge Drexler. AGRADECIMIENTOS ¿Cómo escribir una tesis sin la ayuda del otro?, ¿cómo atravesar cuatro años de escritura solitaria?, ¿cómo escribir sin lector?, ¿cómo aprender sin el otro?, ¿cómo tener experiencias sin escuchar u observar al otro?, ¿cómo repensar los procesos de la vida si no es a través de la co- y con-formación?, ¿cómo construir mi historia de vida sin entrelazarla con del otro? Me acuerdo perfectamente del día en que Ercilia Braga, mi codirectora de tesis, me dijo, en los pasillos de un congreso, que yo debía comenzar a pensar en mi doctorado y que sería muy útil una investigación sobre la vida de los docentes jubilados. Quizás ella no recuerde ese día. Para mí, fue el comienzo de todo el proceso. Fue el estímulo que necesitaba cuando todavía ni siquiera había terminado la tesis de la maestría. Creer en el alumno y hacerlo buscar lo que necesita, son algunas de las lecciones que mi codirectora suele dejarme cuando la encuentro. Y una vez más, dejo por escrito en una tesis (aunque esta vez sea de doctorado), que el brillo de sus ojos encanta a sus aprendices. Le agradezco a la Dra. Ercilia por el brillo de sus ojos. Quiero agradecerle inmensamente también a mi director de tesis, mi maestro, el Dr. Daniel Suárez quien me abrió las puertas de su país, recibiéndome con los brazos abiertos en su laboratorio de investigación. Le agradezco por haber creído y apoyado esta tesis, por haber comprendido mi cansancio y mis tiempos, por haberme mostrado que en la academia existe horizontalidad, humanidad, humildad, y que puede y debe existir la relación entre profesor y alumno antes de cualquier contenido. Le agradezco su paciencia frente a mi portuñol, a mis ideas, a mis dudas, a mi cultura, a todas mis idas y venidas, a mi presencia y ausencia. Le agradezco sus orientaciones y consejos siempre interesantes y preciosos. Le agradezco por todos esos años en que se mostró abierto y disponible para cualquier alumno que desease escuchar y aprender de sus conocimientos y sabiduría. Y fue así que con él aprendí a ser una persona/profesora/investigadora más humana. A Cecilia Tatoni, representante de la Municipalidad de Quilmes y coordinadora del grupo de docentes jubilados, le agradezco como colega por la oportunidad que me dio al presentarme a los sujetos colaboradores de esta investigación. Con ella aprendí a dialogar y a repensar las experiencias pedagógicas de los docentes jubilados. Le agradezco, en nombre también de los adultos mayores, por el trabajo tan lindo e importante que realiza en su provincia. Le agradezco por haberme mostrado que en el mundo todavía hay políticas dignas, decentes, justas y humanas. Me hace extremadamente feliz saber que ella, de forma incansable, lucha por los derechos de los adultos mayores. A la Red de Formación Docente y Narrativas Pedagógicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, especialmente a Paula Dávila y a Agustina Argnani, les agradezco por haberme enseñado a coordinar, a dialogar, a repensar y a interpretar las experiencias pedagógicas docentes. Les agradezco el apoyo, las lecturas, la escucha, los encuentros, los talleres, los ateneos, los congresos, los seminarios, el acercamiento a los institutos de formación docente y la gran oportunidad de estar en contacto con personas tan importantes y necesarias para la escritura de la tesis, entre ellas: Andrea Alliaud, Maria Conceição Passeggi, Elizeu de Souza, Christine Delory-Momberger, Gary Anderson, José Contreras, Antonio Bolívar, Carmen Sanches, Celia Nunes, entre otros. A mis amigos lectores y traductores, que incansablemente me leyeron, dialogaron y me señalaron las expresiones en portuñol, preguntándome qué era exactamente lo que quería decir. Agradezco especialmente a Gerardo Álvarez, a Miguel Ángel Martínez Rodríguez y a Jennifer Sánchez por todos los diálogos, por la compañía, por los grupos de estudio, por el intercambio de experiencias, por cada uno de los encuentros de los viernes que tanto inspiraron la escritura de la tesis y que tanto me sirvieron de terapia para los momentos más intensos de reflexión y escritura. Muchísimas gracias. Un agradecimiento especial a los docentes jubilados de Quilmes. A ellos les debo que las preguntas y los problemas que plantea la tesis se hayan configurado y redefinido a lo largo del desarrollo de la investigación. Sus discursos, experiencias, emociones, miedos, fracasos y logros dejaron su huella en mí y están en las entrelíneas de la tesis. Les agradezco la posibilidad de haberme permitido escuchar sus experiencias, de haberlas mezclado con las mías y por haber creado juntos nuevas ideas, aprendizajes y experiencias. Les agradezco mi paseo por su mundo de la jubilación, por sus tiempos y por sus legados. 6 Con ellos, me transformé y me con-formé. Sin ellos, la realización de esta tesis hubiera sido imposible. Agradezco a mis alumnos por haber entendido mi ausencia, mis idas y vueltas, por haberme dado soporte tanto intelectual como espiritual para la realización de la tesis. Ustedes son mi fuente de inspiración. Agradezco inmensamente el gran trabajo editorial realizado por Magdalena Rohatsch. Ella hizo de mi portuñol un español digno de lectura. Su trabajo fue más allá de la corrección de texto. Con todo su profesionalismo, participó de las ideas, se involucró en las líneas y hasta en las entrelíneas de la tesis. Agradezco mis mañanas de deporte. Fue en ellas y a través de ellas que realicé muchas de mis reflexiones. Al deporte y a mi grupo de carrera, les debo mi válvula de escape. A mi familia brasilera, que soporta la distancia, la “saudade”, la ausencia cotidiana a lo largo de estos cuatro años y que nunca bajó los brazos ni me pidió que abandonase el sueño del doctorado. En especial le agradezco a mi madre, Enise Grangeiro, que se permitió sonreír frente a todos los logros alcanzados con la tesis, que se permitió sufrir con mi cansancio, con mi falta de tiempo, con mi impaciencia y con mi distancia física. Mi madre, que siempre me enseñó a buscar sueños, aunque estuvieran lejos y parecieran imposibles. Ella, que siempre me mostró la importancia del aprendizaje, del conocimiento y de la sabiduría. Ella, que siempre fue padre y madre y que, aunque lejos, se encuentra a mi lado todos los días. Crecí escuchándola decir que en la vida nos pueden quitar todo menos el conocimiento y el saber que adquirimos a lo largo de nuestra historia. A mi tía Carisia Grangeiro, que sabe ser mi segunda madre. A mi tía Erbene, que si estuviera viva conmemoraría conmigo de forma incondicional el final del doctorado. A mi padre, Danton Gondim, por ser parte de mí. Y finalmente, a mi abuelo Stenio Grangeiro, que con 104 años de vida es mi ejemplo de dignidad y mi fuente de inspiración. A él le debo admiración, amor y respeto por todos los años vividos. A él le agradezco mi amor por los ancianos. A él, que me muestra la importancia y la necesidad de contar historias. 7 A mis amigos. En especial a Lana Nóbrega, que comprende bien el proceso doctoral. A ella, que está siempre a mi lado. A ella, que sonríe mis sonrisas y llora mis lágrimas. A ella, por su amistad y por haber estado presente desde la búsqueda de un programa de doctorado en Buenos Aires hasta el final de la investigación. A mi familia y amigos en Argentina, que al abrir las puertas de sus casas y de sus corazones, me proporcionaron la paz que necesitaba para poder escribir la tesis. En especial a mi prima Iliana Fochile, que me escuchó, me soportó, me apoyó y me aconsejó tanto durante los cuatro años de investigación. Quiero agradecer profundamente a mi hijita Lis Lloret Grangeiro, que nació durante el proceso doctoral.