Revista de Historia de la FIM Núm. 4, 2do semestre de 2017

A cien años de la Revolución Rusa Nuestra Historia

Revista de Historia de la FIM

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Nuestra Historia: Revista de Historia de la FIM

ISSN: 2529-9808 • Edita: Fundación de Investigaciones Marxistas • Equipo coordinador: Manuel Bueno Lluch, Francisco Erice Sebares, José Gómez Alén y Julián Sanz Hoya • Consejo de Redacción: Irene Abad Buil, Eduardo Abad García, Juan Andrade Blanco, Manuel Bueno Lluch, Claudia Cabrero Blanco, Francisco Erice Sebares, Cristian Ferrer González, Juan Carlos García-Funes, José Luis Gasch Tomás, David Ginard i Féron, José Gómez Alén, Fernando Her- nández Sánchez, Gustavo Hernández Sánchez, José Hinojosa Durán, Mirta Núñez Díaz-Balart, José Emilio Pérez Navarro, Victoria Ramos Bello, Julián Sanz Hoya, Víctor Santidrián Arias, Javier Tébar Hurtado, Juan Trías Vejarano, Julián Vadillo Muñoz, Santiago Vega Sombría • Diseño de portada: Francisco Gálvez • Diseño del interior y maquetación: Manuel Bueno Lluch • Foto de portada: Segundo aniversario de la Revolución de Ocubre, autor: L. Ya. Leo- nidov • Envío de colaboraciones: [email protected] •Administración: c/ Olimpo 35, 28043, . Tfno: 913004969. Correo-e: [email protected] • DL: M-3046-2017. Nuestra Historia

Revista de Historia de la FIM

Número 4

Segundo semestre de 2017 Índice

Editorial En el centenario de la Revolución Rusa Consejo de Redacción de Nuestra Historia 7

Dossier: A cien años de la Revolución Rusa A cien años de la Revolución Rusa: algunas reflexiones y seis textos para seguir pensando Juan Andrade 11

Rusia, 1917. La revolución del pensamiento, la cultura y las emociones Olga Novikova 21

Lenin 2122 Antonio J. Antón Fernández 43

El impacto internacional de la Revolución de Octubre. Aproximación a los movimientos a favor y en contra de la Rusia soviética Magdalena Garrido Caballero 60

Obrerismo, republicanismo y reajuste de hegemonías al calor de la Revolución Rusa. Un análisis del caso catalán Pablo Montes Gómez 77

Cambio y continuidad en la Revolución Rusa: un debate José M. Faraldo 97

La Revolución de Octubre y su devenir histórico en el discurso del PCE: de la desestalinización a la perestroika Emanuele Treglia 107

Nuestros Clásicos: Arthur Rosenberg Presentación de Historia del Bolchevismo, de Rosenberg Joaquín Miras 123 La toma del poder por los bolcheviques y el comunismo de guerra (de 1917 a 1922) Arthur Rosenberg 130

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808 Índice

Nuestros Documentos Presentación Josep Fontana 143

Carta de dimisión de Douglas Fraser del Labor-Management Group Douglas Fraser 144

Autora Invitada Exonerando a los fascistas en la Europa del Este Kristen R. Ghodsee 149

Lecturas 1917. La Revolución rusa cien años después, de Juan Andrade y Fernando Hernández Sánchez Alejandro Andreassi Cieri 168

La lucha por la desigualdad. Una historia del mundo occidental en el siglo XVIII, de Gonzalo Pontón José Luis Gasch Tomás 180

Global Indios: The Indigenous Struggle for Justice in Sixteenth-Century Spain, de Nancy E. Van Deusen José Miguel Escribano Páez 183

La era Hobsbawm en Historia Social, de José A. Piqueras Ángel Duarte 187 Variaciones sobre la Revolución de Octubre, su historia y sus consecuencias, de Francisco Fernández Buey Giaime Pala 191 El trabajo, derecho y condena Alejandro Pérez-Olivares 195

Militancia clandestina y represión, La dictadura franquista contra la subversión comunista (1956-1963), de Francisco Erice José Carlos Rueda Laffond 199

Encuentros «Des de la capital de la República. Noves perspectives i estudis sobre la Guerra Civil espanyola» Aurelio Martí Bataller 204

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808 Índice

«La España actual: Cuarenta años de historia (1976-2016)» Eduardo Abad 207

Izquierda Unida del Altoaragón conmemora el centenario de la Revolución Rusa Luis Arduña 210

Memoria La privatización de la memoria en España y sus consecuencias Ricard Vinyes 213

Leyes autonómicas de memoria: nuevas expectativas, la misma conclusión Juan Jesús Molina 221

Un sitio histórico. El destacamento penal de Bustarviejo José Manuel Fernández 229

Agapito Marazuela Abornos, el músico del pueblo Santiago Vega 234

In Memoriam Antoni Doménech Sección de Historia de la FIM 240

Autores (dossier y autora invitada) 241

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808 Editorial

Número 4

Consejo de Redacción de Nuestra Historia

Con el número 4 que ahora presenta- mos, Nuestra Historia cumple su segundo año de vida. Seguramente no es mucho para una publicación semestral con vo- cación de continuidad, pero sí lo sufi- ciente para demostrar dos cosas. La pri- mera, que el temor inicial de un equipo de trabajo reducido y modesto a no po- der mantener una publicación de estas características ha sido felizmente supe- rado, gracias a la ampliación del círculo de colaboradores y a la recepción de la revista tanto entre historiadores e histo- riadoras como en algunos ámbitos cultu- rales y políticos militantes. La segunda, que quienes hacemos la revista, aunque lejos de una autosatisfacción acrítica, creemos haber acertado básicamente en el tono y los rasgos que debe tener una publicación como ésta: interés y rigor académico, pluralidad de visiones, orien- tación crítica y comprometida. La buena acogida que hemos tenido nos anima a mista se manifiesta en este número, en el perseverar en esa misma línea, con la vo- que la mayor parte de los contenidos se luntad de convertir Nuestra Historia, con refieren, como cabía esperar de una re- el espíritu que informa la labor de la FIM, vista como la nuestra, al centenario de la en un espacio abierto de colaboración y Revolución soviética de 1917 y sus reper- debate bastante más allá de los confines cusiones. Un aniversario tal vez opacado en de nuestro colectivo y círculos afines, y el debate público por otras urgencias que en un instrumento útil particularmen- han acaparado especialmente la atención, te para quienes conciben su labor como como el procès catalán y sus derivaciones, historiadores o estudiosos de la historia así como por la creciente erosión del proce- como parte de un compromiso con los so histórico revolucionario abierto en 1917 valores emancipadores y las ideas de li- como referente histórico, simbólico y cul- bertad e igualdad. tural por parte de una sociedad dominada Esta visión crítica, plural e inconfor- por la inmediatez, la escasa reflexión sobre

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 7-9 7 Editorial

el pasado y la imposición hegemónica de revolucionario marxista Arthur Rosenberg, valores conservadores y neoliberales. A fal- un análisis perspicaz de la toma del poder ta de valorar aún algunos macrocongresos por los bolcheviques y de los problemas en marcha o de muy reciente celebración y del sistema soviético en los años siguien- de analizar el impacto de otras actividades tes, con una introducción llena de interés conmemorativas (que intentaremos incor- a cargo del compañero de Espai Marx Joa- porar en sucesivos números), lo cierto es quín Miras. Asimismo, no podíamos olvi- que el centenario parece haber dejado po- dar un pequeño recuerdo a la muy reciente cas huellas en el debate político, incluso desaparición de Antoni Domènech, uno de con un escaso «ruido» mediático descalifi- los intelectuales marxistas españoles más cador y, lo que es más grave, poca reflexión valiosos de las últimas décadas, a quien de- y debate en la izquierda, quizás más centra- dicaremos una atención más acorde a su re- da en reivindicar genéricamente su pasado levancia en nuestro próximo número. y sus identidades que en pensar las ense- Este número atiende también a otras ñanzas para el presente de los procesos realidades históricas del movimiento obre- desencadenados con los acontecimientos ro internacional, en este caso al de los de 1917. EEUU, recogiendo la carga de dimisión del Nuestra perspectiva de la celebración Labor-Management Group del sindicalista pretende precisamente incidir en el debate, Douglas Fraser en 1978, que Josep Fonta- comenzando por un dossier relativamente na señala en su presentación como «la más extenso con seis interesantes aportacio- temprana y lúcida visión» de lo que des- nes, introducidos por la oportuna reflexión pués se consolidaría como la gran reacción de Juan Andrade. Lo más característico de neoliberal, cuyos brutales efectos sociales estos trabajos, que huyen de estereotipos aún estamos padeciendo. Que el declive apologéticos, normativos o denigratorios, y el posterior hundimiento del bloque so- es que plasman investigaciones propias, en cialista dieron alas al avance de posiciones algunos casos de mayores dimensiones y reaccionarias en todo el mundo se pone de gran originalidad, planteando una gama de manifiesto igualmente en el excelente de temáticas verdaderamente rica: la revo- trabajo de nuestra autora invitada, Kristen lución del pensamiento y la cultura (Olga Ghodsee, sobre las políticas de memoria y Novikova), el análisis del pensamiento de los revisionismos históricos en los países Lenin (Antonio J. Antón), los movimientos de la Europa post-socialista, orientados al internacionales favorables y contrarios al lavado de imagen de la colaboración con el poder soviético (Magdalena Garrido), la re- nazifascismo y la demonización global de la lación entre el modelo soviético, el republi- experiencia comunista y del antifascismo. canismo y el movimiento obrero españoles Completando la temática principal de (Pablo Montes), los debates historiográficos este número, conviene anotar dos de las sobre la Revolución Rusa (José Mª Faraldo) reseñas de la sección de «Lecturas», las y la evolución de la memoria y el referente de Alejandro Andreassi y Giaime Pala so- de 1917 en el PCE (Emanuele Treglia). bre sendas publicaciones relacionadas con Octubre y sus consecuencias están tam- el citado centenario: el libro colectivo di- bién presentes en la sección «Nuestros Clá- rigido por Juan Andrade y Fernando Her- sicos», en la que hemos querido acercar a nández, 1917. La revolución rusa cien años nuestros lectores y lectoras un texto de La después, y la reedición de textos sobre este historia del bolchevismo, del intelectual y tema de «uno de los nuestros», el añorado

8 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 5-10 Paco Fernández Buey. En esta sección se toaragón, por Luis Arduña. incluyen otras reseñas que prestan aten- Proseguimos también con nuestra sec- ción a diferentes aportaciones relevantes ción de Memoria, fundamental en la iden- procedentes de la historia tanto contempo- tidad de esta revista, mostrando algunos de ránea como moderna, dentro del objetivo los avances y los problemas evidentes que de ampliar la escasa atención que hemos se encuentra el esfuerzo por desarrollar podido prestar hasta ahora a los periodos políticas de memoria democráticas, ahora anteriores a la Revolución Francesa. Lo ha- que se cumplen diez años de la aprobación cen las lecturas de José Luis Gasch sobre el de la Ley de 2007. Ricard Vinyes contribu- sugerente libro de Gonzalo Pontón La lucha ye con una reflexión sobre la privatización por la desigualdad, y de Luis Miguel Escri- de la memoria en España, amablemente bano sobre Global Indios, de Nancy E. Van cedida por el autor para su reproducción; Deusen. Completan el contenido de esta el abogado Juan Jesús Molina evalúa y ana- sección las reseñas de Ángel Duarte sobre liza las leyes autonómicas sobre la memo- la monografía de José Antonio Piqueras La ria; aportaciones a las que se suman los era Hobsbawm en Historia social; de Ale- artículos sobre el destacamento penal de jandro Pérez-Olivares en torno al estudio Bustarviejo, a cargo de quien fue alcalde de de Juan Carlos García Funes acerca de los la localidad, José Manuel Fernández; y una batallones de trabajo forzado; y el de José semblanza de Agapito Marazuela debida a Carlos Rueda sobre el reciente libro de nuestro compañero Santiago Vega. Francisco Erice acerca de la represión fran- No podemos menos de recordar que este quista contra los comunistas. número de la revista, como los anteriores, Dada la extensión del material ya cita- han sido posibles gracias al trabajo des- do, las crónicas de encuentros, congresos interesado tanto de quienes componen el o jornadas se limitan en esta ocasión al Consejo de Redacción —al que se han in- congreso sobre la Guerra Civil celebrado corporado Eduardo Abad, Cristian Ferrer, en Valencia, por Aurelio Martí; el congre- José Luis Gasch, Gustavo Hernández, José so celebrado en Cádiz en torno a la España E. Pérez y Javier Tébar— como de todas las de los últimos cuarenta años, por Eduardo personas que colaboran en la misma (desde Abad; y las jornadas conmemorativas de la los autores y autoras de cada texto a nues- Revolución Rusa organizadas por IU del Al- tra generosa traductora Antonia Tato).

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 7-9 9 Octubre 1917 (cartel soviético).

10 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808. Dossier

A cien años de la Revolución Rusa: algunas reflexiones y seis textos para seguir pensando

Juan Andrade Universidad de Extremadura

Las efemérides tienen la virtud de atraer la atención sobre acontecimientos históri- cos que no forman parte de las inquietudes comunes, de las inquietudes, incluso, de muchos historiadores. Su defecto es que suelen arrojar una mirada tan urgente como volátil sobre los hechos rememorados. Si la efeméride en cuestión coincide con una cifra redonda, como son especialmente los centenarios, ambos fenómenos, atracción y evanescencia, se multiplican. Este año se cumplen cien años del es- tallido de la Revolución Rusa y este mes de noviembre, exactamente, cien años del asalto al Palacio de Invierno que los bol- cheviques acometieron en el mes de oc- tubre del calendario juliano que entonces regía en la vieja Rusia imperial. Con moti- Segundo aniversario de la Revolución de vo del centenario los stands de las librerías Octubre (Detalle de foto de: L. Ya. Leonidov, de nuestro país se han llenado de títulos. Fuente: Wikimedia Commons). Muchos son reediciones de libros escritos También se han publicado nuevos libros de hace tiempo, algunos de los cuales se han investigación, algunos novedosos en su te- convertido con el discurrir de los años en mática y perspectivas [1]. textos clásicos, otros, simplemente, en tex- 1.– Al margen de las categorías arriba señaladas tos viejos. Se han publicado también varias (reediciones, síntesis, ensayos, nuevas investigaciones), obras de síntesis más o menos meritorias: dejando de lado la importante reedición de libros escritos entre las primeras, aquellas que respon- por los protagonistas de la época y en el orden alfabético den a un interés de largo recorrido en sus de los apellidos de sus autores, estos son buena parte de los libros publicados en España al calor del centenario: autores, entre las segundas, algunas que Felipe Aguado Hernández, La utopía de los soviets en la quizá respondan al sentido del momento. Revolución Rusa, Madrid, Editorial Popular, 2017; Samir

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 11-20 11 Dossier: A cien años de la Revolución rusa

Más allá de las obras voluminosas, se que quizá se haya dado una cierta despro- han organizado interesantes congresos, porción no deseada entre la cantidad de li- encuentros, debates y ciclos de conferen- bros publicados y la escasa repercusión que cias; se ha incrementado (aunque da la sen- (a día de hoy) el centenario ha tenido en el sación que solo ligeramente) la publicación debate público. Ello nos ha privado de la ri- de artículos de investigación en revistas es- queza y las posibilidades que siempre entra- pecializadas; y no han faltado (aunque muy ña sacar la discusión sobre la historia fuera minimizadas y eclipsadas por la atención a de los herméticos ámbitos historiográficos: la crisis territorial) las reseñas y reflexio- del aprendizaje que genera la apertura de nes en revistas de divulgación y prensa de espacios sociales y cívicos amplios donde distinto tipo. A este respecto cabe pensar discutir colectivamente sobre las experien- cias del pasado. Pero ello también nos ha Amin, La Revolución de Octubre cien años después, Barcelona, salvado, en parte, de tener que escuchar, en El Viejo Topo, 2017; Juan Andrade y Fernando Hernández versión concentrada e intensificada, la mis- Sánchez (Eds), 1917, La Revolución rusa cien años después, ma retahíla de tópicos que desde la Guerra Madrid, Akal, 2017; Julián Casanova, La venganza de los siervos. Rusia 1917, Barcelona, Crítica, 2017; Miguel Del Rey Fría a hoy (como si el Muro de Berlín no se y Carlos Canales, Tormenta Roja. La Revolución Rusa 1917- hubiera caído) se vienen escuchando al res- 1922, Madrid, Edaf, 2016; Juan Eslava Galán, La Revolución pecto de la revolución soviética en muchas rusa contada para escépticos, Barcelona, Planeta, 2017; José tribunas. Por desgracia se han oído pocas M. Faraldo, La Revolución rusa: Historia y memoria, Madrid, Alianza, 2017; Neil Faulkner, La Revolución Rusa. Historia voces, por suerte no ha habido demasiado del Pueblo, Barcelona, Pasado y Presente, 2017; Francisco ruido. Fernández Buey, 1917. Variaciones sobre la Revolución de En buena parte de lo que se ha publica- Octubre, su historia y sus consecuencias, Barcelona, El Viejo do perviven los tres relatos más fácilmen- Topo, 2017; Orlando Figes, La Revolución rusa 1981-1924. La tragedia de un pueblo, Barcelona, Edhasa, 2017; Josep te identificables sobre la Revolución Rusa, Fontana, El siglo de la revolución. Una historia del mundo de aunque sea en las versiones algo más so- 1914 a 2017, Barcelona, Crítica, 2017; James Harris, El gran fisticadas a que da lugar el uso de fuentes miedo. Una nueva interpretación del terror en la Revolución y bibliografía. Su incidencia se ha dado en Rusa, Barcelona, Crítica, 2017; Christofer Hill, La Revolución Rusa, Madrid, Ariel, 2017; María Teresa Largo Alonso, La el siguiente orden ascendente. Algo, muy Revolución Rusa. La fábrica de una nueva sociedad, Madrid, poco, ha quedado del viejo relato épico y La Catarata, 2017; Christian Laval y Pierre Dardot, La encomiástico de la revolución y del régi- sombra de Octubre (1917-2017), Madrid, Gedisa, 2017; men surgido de ella; un relato que, cons- Antonio Liz, El cielo por asalto: la Revolución Rusa (1905- 1917), Madrid, Espuela de Plata, 2017; Sean McMeekin, truido desde la propaganda oficial de Mos- Nueva historia de la Revolución Rusa, Madrid, Taurus, 2017; cú, penetró con muchísimas limitaciones Catherine Merridale, El tren de Lenin. Los orígenes de la (ninguna según los propagandistas con- revolución rusa, Barcelona, Crítica, 2017; China Miéville, trarios) en la historiografía de los países Octubre. La historia de la Revolución rusa, Madrid, Akal, 2017; Mira Milosevich, Breve historia de la Revolución no socialistas. Más sonoros son los ecos rusa, Madrid, Galaxia-Gutemberg, 2017; Richard Pipes, La de aquel relato según el cual la Revolución Revolución Rusa, Madrid, Debate, 2016; Helen Rappaport, Rusa fue un acontecimiento emancipador Atrapados en la Revolución Rusa, Madrid, Palabra, 2017; extraordinario enseguida truncado por la Carlos Taibo, Anarquismo y revolución en Rusia (1917- 1921), Madrid, La Catarata, 2017; Julián Vadillo, Por el pan, traición de algunos de sus protagonistas. la tierra y la libertad. El anarquismo en la Revolución rusa, Pero de los tres, el que sin duda más abunda Madrid, Volapük, 2017; Francisco Veiga, Pablo Martín y en la publicaciones del centenario es el vie- Juan Sánchez Monroe, Entre dos revoluciones. Revoluciones jo relato negro y moralizante, lineal y pre- y contrarevoluciones en Rusia (1905-1917) y Guerra en Eurasia, Madrid, Alianza, 2017; Rex A. Wade, 1917. La sentista, que solo ha visto en aquel proceso Revolución Rusa, Madrid, Esferalibros, 2017. el simple despliegue de un proyecto brutal

12 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 11-20 Presentación Juan Andrade Blanco

y totalitario configurado desde el principio y académicos, ha venido a constituirse en en la mente de un grupo de dirigentes faná- una posición de comodidad intelectual. Lo ticos. Por suerte, también ha habido otras hacemos a conciencia de que las posiciones publicaciones que han venido a problema- de confort historiográfico atrofian la vista tizar y a complejizar un acontecimiento sobre el pasado. poliédrico y colosal, recurrente y novedoso, Los artículos que aquí aparecen se aden- tan determinante para el viejo imperio ruso tran en parte de esa complejidad, recogen como influyente en el resto del mundo; un aportaciones bibliográficas recientes, recu- proceso conflictivo, contradictorio, violen- rren a fuentes primarias, esbozan algunas to e imprevisible en su desarrollo que re- explicaciones que no se pretenden defini- presenta un rico laboratorio donde pensar tivas y ofrecen enfoques y valoraciones dis- y repensar las prácticas políticas, sociales y tintas entre sí. Sin comprometer en ese pro- culturales y, sobre todo, la idea tan atracti- pósito a los autores, y a tono con el espíritu va de revolución. de esta revista, los ofrecemos como mate- Atendiendo a este panorama, desde riales diversos para quienes quieran recu- Nuestra Historia publicamos este dossier perar las aspiraciones emancipadoras de sobre la Revolución Rusa. Reconocemos aquella revolución, lo que sin duda reque- nuestra irresistible atracción hacia el cen- rirá de una lectura fundamentada y crítica tenario, pero hemos tratado de zafarnos de de la misma. Huelga decir que otra razón la premura con que suelen afrontarse las importante de la confección de este dossier conmemoraciones, recurriendo a autores y remite al propio nombre de la revista. Qué autoras que llevan años trabajando en los duda cabe que, sin ánimo de patrimoniali- temas sobre los que aquí escriben. Tampo- zación ni exclusiva, la Revolución Rusa es co ofrecemos ninguna síntesis o valoración parte fundamental de «Nuestra historia». general del proceso, ni hemos escogido En los textos se expresan o subyacen al- aquellos temas que quizá pudieran resultar gunos de los problemas interpretativos más más vistosos o reconocibles, o a propósito interesantes de la revolución y se descar- de los cuales pudiera haber opiniones más tan o matizan algunos de los tópicos más o menos concluyentes. Por el contrario, frecuentes. Hablar de la Revolución Rusa hemos planteado temáticas menos eviden- es hablar de la noción de revolución, uno tes, donde se trazan líneas de trabajo que de los conceptos centrales de la disciplina a la fuerza trascienden los límites del ani- histórica y una experiencia recurrente en versario. Con ello nos emplazamos a con- la historia real de las sociedades. En la Re- tinuar con el tema cuando pasen los fas- volución Rusa se condensan buena parte tos. De igual modo, hemos tratado, con la de los significados que cabe atribuir a este selección de los autores, de no ceder ni a concepto polisémico: una ruptura, una dis- ese relato encomiástico de la revolución ni rupción, una suspensión o una aceleración aquel otro nostálgico de lo que pudo haber del tiempo histórico; la pronta construc- sido y fue traicionado, por más que desde la ción de un nuevo sentido común, la ma- tradición de la que bebe esta revista haya terialización en el presente de una utopía motivos sobrados para sentir entusiasmo o alimentada en el pasado, un momento de frustración cuando se mira aquel proceso. ampliación extraordinaria del horizonte de Más empeño hemos puesto en no sucum- lo posible o un momento de máxima con- bir a esa otra visión negra que, a fuer de re- vergencia entre experimentación prácti- currente en los espacios de poder cultural ca e imaginación política; y, en su sentido

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más clásico, una trasformación radical de esa nueva forma de articular las emociones la sociedad, un cambio de modo de produc- políticas, a esa revolución del pensamien- ción o la destrucción de un viejo orden y la to, se refiere el artículo de Olga Novikova. construcción de otro nuevo. Sin embargo, Las analiza a partir de casos concretos de la imagen de la Revolución Rusa ha queda- militantes, creadores e intelectuales de las do limitada en muchos casos a uno de sus distintas familias políticas de la revolución, momentos, al momento del «asalto al po- anónimos y conocidos, como Anatolii Go- der político por medio de una insurrección rélik, Nadezha Ulanóvskaia, I. Grossman- armada». El problema es que la dimensión Roschin, Alexander Bogdanov, Alexander insurreccional, levantisca y conspirativa Lozovsky o Petr Stuchka. También a partir que sin duda tuvo la Revolución Rusa (vi- de la rica e influyente experiencia de las sible en las movilizaciones de finales de mujeres en el Departamento Femenino febrero y sobre todo en el asalto al Palacio (Zhenotdel). Finalmente, expone los tes- de Invierno de octubre) ha venido a eclipsar timonios dejados posteriormente por los el más interesante y determinante proceso «hijos de la Gran Revolución Rusa», por de politización y radicalización democrá- aquella generación bisagra entre el asalto tica de los sectores populares, sin el cual al Palacio de Invierno y la era conservadora no hubiera sido posible ni la ocupación del de estabilización brehneviana, una genera- poder político ni su preservación. Enten- ción que también conoció el terror sufrido der la revolución consiste en adentrarse y provocado por la revolución. a nivel micro en el abigarrado proceso de Si se desciende a nivel social resulta difí- experimentación social acometido por la cilmente sostenible una idea que ha venido gente común, un proceso que se desarrolló ocupando importantes posiciones no solo especialmente hasta el estallido de la Gue- mediáticas sino también historiográficas, rra Civil y donde se dieron nuevas formas aquella que plantea que la verdadera revo- de concebir la producción, la distribución, lución fue la de febrero y que la insurrec- los intercambios y el consumo, pero tam- ción bolchevique de octubre no fue sino bién la cultura, el arte, las relaciones inter- un mero golpe de Estado perpetrado por personales y la vida misma. En esa experi- una exigua minoría prácticamente ajena a mentación se fraguó un fuerte sentimiento esta, cuyo objetivo no sería otro que el de la de empoderamiento y autoconfianza, se construcción de un estado totalitario frente solidificaron vínculos comunitarios, se in- a un proceso de cambio de cariz liberal-de- tensificaron y renovaron las emociones, se mocrático, si acaso socializante, acometido desató el entusiasmo y se amplió el hori- por un gobierno legitimado. En esta visión zonte intelectual y creativo de los sectores hay al menos dos cosas cuestionables. La populares [2]. A esas nuevas sensibilidades, a primera es concebir las medidas del gobier- no provisional como si procedieran de un 2.– Algunos trabajos muy distintos e interesantes al programa positivo del propio gobierno. Por respecto pueden ser: sobre la implicación de las mujeres el contrario parece más plausible pensar —a Wendy. Z. Goldman, Women, the State and Revolution: Soviet Family Policy and Social Life, 1917-1936, Cambridge, tenor de esta experiencia concreta y de las University Press, 1993; sobre arte Rosa Ferré, «En el dinámicas habituales de otros procesos re- frente revolucionario del arte. Creación y Experimento volucionarios con gobiernos provisionales en la primera cultura soviética», en J. Andrade y Fernando Hernández Sánchez (eds), La Revolución rusa 100 años después, pp. 153-1981; y como perspectiva general los al español, de S. A. Smith, Russia in revolution. An empire capítulos al respecto del interesante libro, no traducido in crisis, 1890-1928, Oxford, Oxford University Press, 2017.

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débiles— que fueron más bien el resultado hegemónicas entre una amplia base social a de una cesión o un ajuste con las deman- lo largo de los meses siguientes. La revolu- das sociales canalizadas a través de los re- ción de octubre marcó la definitiva orienta- presentantes de los soviets, si acaso no la ción socialista del proceso, pero no porque sanción legal a posteriori de hechos consu- los bolcheviques tuvieran la voluntad de mados. En este sentido, conviene tener en construir en esos momentos el socialismo cuenta, por ejemplo, que antes de que el go- en Rusia o dispusieran siquiera del esbozo bierno aprobara la amnistía política el 19 de de un programa para hacerlo, sino porque el marzo muchos presos ya habían sido libe- golpe fue concebido para que sirviera como rados por obreros y soldados [3]. La segunda detonante de una revolución mundial que idea cuestionable es suponer que los pro- vendría a generar las condiciones para ello. cesos revolucionarios en general pueden Si esa expectativa, o prospectiva teórica, se imponerse simplemente por medios pura- frustró con la derrota de los levantamien- mente coactivos sin una base social amplia tos revolucionarios en Centroeuropa a co- o que esta puede ser modelada y abducida mienzo de los años 20, no lo hizo la apues- discursivamente por un grupo de intelec- ta leninista previa de reconvertir la guerra tuales audaces y oportunistas. Semejantes imperialista entre Estados en una guerra de explicaciones reproducen una concepción clases que arrancase del eslabón más débil, demasiado conspirativa, elitista, paterna- de la periferia del capitalismo, de una Rusia lista e idealista de la acción social [4]. que había experimentado un peculiar pro- La Revolución de octubre fue el resul- ceso de desarrollo desigual y combinado. tado de la coincidencia de una tendencia Como explica Samir Amin, eso convierte a radical e insurreccional cada vez más ex- Lenin y a otros intelectuales del ala izquier- tendida entre amplios sectores populares da y antibelicista de la Segunda Internacio- movilizados con la directriz de un partido, nal en los primeros en pensar la revolución el bolchevique, que desde hacía tiempo ha- en términos geopolíticos [6]. bía penetrado en ellos [5]. No fue como ha Sobre el pensamiento de Lenin trata el planteado la historia oficial del comunismo artículo de Antonio J. Antón. Lo analiza por la consecuencia lógica y más coherente del medio de paralelismos muy sugerentes con proceso revolucionario desatado en febrero, una actividad habitual en la vida privada pero sí un acontecimiento que, imprimien- del revolucionario ruso, el montañismo, do un giro fundamental al curso del pro- que solía desarrollar en compañía durante ceso, conectaba con tendencias presentes sus años de exilio [7]. Un valor de este tex- desde primera hora que fueron haciéndose to es que aborda algunos conceptos bási- cos del pensamiento de Lenin a partir de 3.– Sobre las traslación de iniciativas de la sociedad al un análisis semántico que trata de afinar gobierno a través del soviet y el intento de acompasamiento en los significados, rara vez unívocos, que del gobierno a la dinámica social, Ch. Miéville, Octubre, pp. 57-61 y 75-83. estos tuvieron en su contexto, una tarea 4.– Esta perspectiva ha venido cobrando fuerza a partir de fiable en alguien que además de filósofo se la magna obra de R. Pipes, La Revolución Rusa. dedica a la traducción. Lo hace subrayando 5.– Para ver este proceso de influencia creciente de los bolcheviques entre los sectores sociales más actives 6.– S. Amin, Russian and the long transition from capitalism resulta fundamental el libro clásico, reeditado este año, to socialism, New York, Monthly Press, 2016, p. 18. pero todavía no traducido al español, de Alexander 7.– Sobre la vida de Lenin también se ha reeditado este Rabinowitch, The Bolsheviks Come to Power: The Revolution año del centenario la amplia biografía de Robert Service, of 1917 in Petrograd, London, Haymarket, 2017. Lenin. Una biografía, Madrid, S.XXI, 2017.

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la relación de Lenin con su propia tradición conciencia revolucionaria a partir de la político-cultural, una relación a propósito simple experiencia de explotación laboral de la cual cabe señalar una idea que con el y resistencia social a la misma; y donde se tiempo ha venido cobrando fuerza: la de la viene a afirmar que esta conciencia requie- ruptura (más frecuentemente señalada), re de saltos y anudamientos culturales que pero también la de las continuidades (dig- no están contenidos en esa sola experien- nas de reconocimiento), de su pensamiento cia de explotación y resistencia, sino que con el marxismo de la II Internacional. En a veces debe tener lugar también fuera de cualquier caso Antón nos ofrece una ima- ella. Interesante es la aproximación a un gen del pensamiento de Lenin muy alejada concepto tan denostado en la tradición le- del esquematismo a que ha quedado redu- ninista como el de «espontaneidad», que en cido por la acción complementaria de sus Lenin tuvo significados múltiples y fue ob- propagandistas oficiales y detractores más jeto de valoraciones diferentes, o más bien zafios. Así, nos habla de su interés por en- de pocas valoraciones, pues para él vino a tresacar de las lecturas de Marx y Blanqui, significar con frecuencia un conjunto nece- y sobre todo de Lasalle y Kautsky, algunas sario de movimientos sociales múltiples y claves para abordar la posibilidad de cons- enérgicos sobre los que intervenir de forma trucción de una cadena de hegemonías organizada para generar una práctica revo- progresivas e incluyentes del proletariado lucionaria eficaz. sobre las clases populares, del proletariado Pero aunque sin duda la Revolución militante sobre el proletariado en general Rusa fue resultado de una práctica políti- y del partido socialdemócrata sobre ese ca teóricamente fundamentada, hecho que proletariado militante. Que esta hegemo- ha subrayado en exceso el relato oficial del nía terminara derivando en una domina- comunismo, fue también producto de otras ción de la burocracia del partido sobre la variables. Fue producto de una crisis orgá- sociedad es ya otra cuestión sobre la que nica del propio régimen zarista que no se habría que debatir, en mi opinión, descar- debió solo, y en algunos aspectos ni siquie- tando las relaciones lineales entre la teo- ra fundamentalmente, a las acciones de rizaciones de Lenin y aquel resultado, pero oposición. Fue producto de amplias dosis no así cierta influencia y responsabilidad. de casualidad, donde se constata la fragi- Tal asunto remite igualmente a la propues- lidad también de la acción política, donde ta de transmisión al proletariado de una se constatan momentos en los que un leve «conciencia desde fuera», defendida por desajuste pudo frustrarlo todo [8]. Y no fue, Lenin, pero procedente del mismo Kauts- como también se ha planteado desde el ky. Lejos de apostar por la transfusión de relato del comunismo oficial, la materiali- una conciencia revolucionaria prefabricada zación de las aspiraciones históricas de un en la mente de intelectuales conscientes a sujeto configurado plenamente con ante- obreros incapaces de generarla por sí mis- rioridad al proceso revolucionario, el pro- mos —imagen que han reproducido para la letariado, dirigido por un partido preclaro, posteridad las dos visiones complementa- rias a la que antes nos referíamos—, Antón 8.– En esta línea viene insistiendo una parte de la entresaca textos de Lenin en los que esta historiografía, confrontando con la idea de la inevitabilidad apuesta responde a una concepción más de la revolución y contemplando algunos contrafácticos a partir de esos momentos de fragilidad. Véase por ejemplo: compleja, donde lo que se viene a negar Tony Brenton (Ed), Inevitable? Turning points of the Russian es la posibilidad mecánica de generar una revolution, London, Profilebooks, 2016.

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Soviet de Petrogrado (Foto de dominio público, autoría desconocida. Fuente: liveinternet.ru).

el bolchevique. Y fue resultado de la acción algunos de quienes sí lo hicieron, como los de un sujeto revolucionario múltiple, hege- soldados del famosos regimiento Volinsky, monizado por el proletariado, que no exis- al día siguiente se amotinaron y pasaron a tía plenamente con anterioridad al proceso engrosar las filas de la revolución fue gra- revolucionario, sino que se fue modelando cias a esos procesos acelerados de cambio y conformando gracias, por supuesto, a una de posiciones, recálculo de intereses, esti- larga experiencia previa de luchas sociales mulación y contagio que generan las revo- y políticas, pero gracias también al efecto luciones, algo a investigar finamente desde unificador de una práctica muy acelerada las ciencias sociales más allá de la consabi- y contagiosa que tuvo lugar al calor de los da semántica del delirio colectivo y la irra- acontecimientos, y donde pesó la acción cionalidad tumultuosa que supuestamente estimuladora y unificadora de los bolchevi- se deriva de la ruptura de la ley y el orden [9]. ques, pero también de anarquistas, social- Pero la Revolución Rusa, pese a su habi- revolucionarios de distinto signo, menche- tual adjetivación, fue una revolución mun- viques y mezhraionts. dial, no ya porque fuera concebida como Si a diferencia de lo que sucedió el do- arranque de la misma o no ya porque así mingo sangriento de 1905 muchos solda- fuera percibida por partidarios y detracto- dos de la guarnición de Petrogrado deci- res, sino por los múltiples efectos que, más dieron no disparar a los manifestantes en allá del fracaso de los primeros intentos de las movilizaciones de finales de febrero de 1917 fue porque se trataba en muchos ca- 9.– Un relato ágil y una explicación compleja de los manifestaciones y motines en el ejército a finales de sos de soldados de reemplazo que proce- febrero en Wade, Rex A., 1917. La Revolución Rusa, pp. 30- dían de esas tradiciones políticas. Pero si 45.

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emulación a principios de los años 20, tuvo creto hacia el que orientar su acción polí- en las prácticas, idearios y aspiraciones de tica cotidiana. La Revolución Rusa vendría, las clases populares [10]. En esas repercusio- en este sentido, a proporcionar un nuevo nes indagan los artículos de Pablo Montes paradigma de comprensión de la realidad, y Magdalena Garrido. El trabajo de Pablo y la Constitución aprobada el 10 de julio Montes combate uno de los tópicos más de 1918 en Rusia un nuevo programa do- frecuentes acerca de los efectos de la revo- tado de un atractivo y fuerza inusitada, al lución, el de que esta abrió una falla entre verse contrastada su viabilidad en uno de el movimiento obrero y las clases medias los países más grandes del mundo. Lo más republicanas. Analizando el caso de España interesante de la tesis de Montes es que los y sobre todo el de Cataluña, Montes plan- contenidos políticos, modernizadores, in- tea, siguiendo las tesis de Hobsbawm en La terclasistas y cívicos de esta Constitución, era del Imperio [11], que esa separación cierta, procedentes en gran medida de la tradición venía, sin embargo, de finales del siglo XIX, republicana, facilitarían la interlocución se había acentuado a comienzos del siglo del movimiento obrero con importantes XX y resultaba particularmente visible en fracciones de la burguesía radical. El em- vísperas de la Primera Guerra Mundial. La peoramiento de las condiciones de vida de tecnificación de los procesos productivos estas fracciones, las limitaciones del repu- y la tendencia a la organización de la pro- blicanismo, la fortaleza del proletariado y ducción en grandes unidades productivas la señalada afinidad programática empeza- habría incentivado nuevas formas de lucha rían a inclinarlas hacia el movimiento obre- social y sindicación menos interclasistas y ro, suturando la falla abierta tiempo atrás. más alejadas de las prácticas de las viejas Por su parte, Magdalena Garrido, en un sociedades de oficio. Otros fenómenos rela- artículo basado en abundantes fuentes pri- cionados como la segregación urbanística, marias, analiza varios movimientos polí- el desarrollo de una cultura autónoma y un ticos, sociales y culturales de apoyo o re- ocio propio habrían reforzado la identidad chazo a la URSS. Su trabajo pone el acento y personalidad propia del proletariado con no ya en la idea habitual de la URSS como anterioridad a la Revolución Rusa. La propia foco exportador de la revolución, sino en heterogeneidad del republicanismo, tanto otra dimensión internacional del proce- de sus bases sociales como de sus proyectos so, la de los movimientos de solidaridad políticos, le habría debilitado además fren- desarrollados en muchos países europeos te a un proletariado que, como pudo verse para la defensa del socialismo en Rusia. En- por ejemplo en la huelga general de agosto tre estos destacó el movimiento británico de 1917, anterior por tanto al asalto al Pa- «Hands off Rusia» puesto en marcha por un lacio de Invierno de octubre, emergía como amplio conglomerado de organizaciones un sujeto fundamental en la historia de obreras para frenar la intervención mili- España. Lo que le faltaba a este sujeto, en tar de potencias extranjeras, sobre todo de opinión de Montes, era un programa no ya Gran Bretaña, en Rusia. De mayor recorrido revolucionario, sino un programa más con- sería el movimiento de «Los amigos de la Unión Soviética», fundado en 1927, donde 10.– Un seguimiento muy completo de las repercusiones participaron obreros e intelectuales de dis- de la revolución en todo el mundo en J. Fontana, El siglo de la revolución. tinto y a veces muy difuso signo político y 11.– Eric Hobsbawm, La era del imperio, 1875-1914, con presencia en más de 40 países, incluido Barcelona, Crítica, 2009. España, donde la sociedad fue fundada en

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1933. El seguimiento de estas organizacio- mayor escala geográfica y con mayor pers- nes —cuya actividad iba de la potenciación pectiva temporal. Estas son las visiones que de unas relaciones diplomáticas favorables José María Faraldo recoge en su artículo, a a la URSS a la difusión de la nueva cultura partir de una valoración de la bibliografía y soviética, pasando, por supuesto, por la ex- de los debates historiográficos más recien- hibición de sus logros materiales— es muy tes [12]. Faraldo subraya las limitaciones de la interesante, pues permite captar bien los vieja disyuntiva acerca de si la Revolución efectos que la oscilante política interna- Rusa tenía que leerse como un fenómeno cional de Moscú y la Komintern tuvo en el propiamente ruso o bien como un proceso movimiento obrero internacional. De este de inspiración netamente occidental. De modo, si la política de «clase contra clase» ella se han alimentado los cuatro enfoques y «Frente único por la base» fue un límite explicativos del proceso que según Faraldo fortísimo al desarrollo de estas sociedades, han dominado hasta ahora: aquel que lo la nueva línea de los «Frentes populares», presenta como el colofón de las aspiracio- que bebió a su vez de estas experiencias nes históricas del proletariado ruso; aquel previas de solidaridad no estrictamente que la pone en relación con las oleadas partidarias, alentó su mayor desarrollo. Se revolucionarias de su época, entre las que trata de un ejemplo más de que la política destacaría la mexicana y la kemalista; aquel internacional de Moscú no solo profundi- que la vincula a una larga tradición despó- zó en muchos casos el cisma abierto en el tica rusa en el ejercicio del poder a resultas movimiento obrero por la Revolución, sino de las debilidad congénita de la sociedad que en ocasiones repelió a quienes previa- civil; y aquel que lo entiende como el de- mente habían simpatizado, más allá de su sarrollo peculiar en Rusia de los procesos adscripción partidaria, con la construcción de modernización contemporáneos. A esta del socialismo en Rusia. última perspectiva se une con matices Fa- El artículo de Magdalena Garrido tam- raldo para plantear que la revolución des- bién prueba que la Revolución Rusa generó atada en febrero respondía en gran medida un amplio movimiento de oposición en el a esos propósitos de modernización social y mundo, más allá de la acción de los gobier- económica, a los que en octubre se sumaría, nos de los principales países capitalistas además de una práctica más violenta, otros e incluso de las altas instancias de poder de cariz «milenarista» y «utópico». económico; un movimiento que, contando Explicar la Revolución Rusa es contar su con fuertes apoyos y conexiones guberna- historia atendiendo a su contexto nacional mentales y financieras, arraigó en el seno e internacional y a algo que últimamente se de la sociedad civil más conservadora. Ahí descuida más, a su inserción en una larguí- está como ejemplo analizado el papel tanto sima tradición republicana, plebeya, demo- diplomático como capilar de la «Liga an- crática y socialista, de la cual bebe y con la tibolchevique», la «Entente Internacional cual rompe, que en parte reproduce, en par- contra la III Internacional» y su translación te supera y en parte degrada. En cualquier a España por medio del «Centro Español caso, explicar la revolución supone abordar Antibolchevista». un proceso imprevisto y no predetermina- Si la Revolución Rusa fue una revolución do por ningún proyecto previo, sino un pro- con voluntad expansiva, influencia inter-

nacional y amplísimas repercusiones histó- 12.– Una visión más amplia en el libro ya citado del autor, ricas comprenderla obliga también a verla a J. M. Faraldo, La Revolución rusa: Historia y memoria.

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ceso dislocado que fue haciéndose y desha- Partido Comunista de España durante las ciéndose como resultado, sí, de programas más de tres décadas que van del XX congre- de acción, pero también de circunstancias so del PCUS a la caída de la URSS dedica su sobrevenidas, decisiones de efectos impo- artículo Emanuele Treglia. En él nos cuenta sibles de calcular en el momento que se cómo los relatos sobre la Revolución Rusa tomaron y cambios producidos en los pro- fueron ajustándose en el PCE a los cam- pios agentes del cambio, pues esta última bios que tuvieron lugar en el movimiento es una característica de toda revolución, comunista internacional y a los cambios no la de transformar a sus propios protago- menos acusados de su línea política: cómo nistas. En esa motilidad habrá que buscar el relato entusiasta, mítico en muchos ca- también la explicación a lo que pronto o sos, de la revolución logró sobrevivir a las más tarde se terminó construyendo, pues revelaciones del informe Jruschov; cómo la la revolución generó prácticas tan intensas, revolución del 17 fue una herencia simbó- tan entusiastas y violentas que sobrevivie- lica incómoda y controvertida para el eu- ron a las circunstancias que las generaron, rocomunismo y la política que trató de de- bien como hábito, bien cronificadas en una sarrollar el partido en la transición; cómo nueva institucionalidad. Explicar el régi- en la segunda mitad de los ochenta se trató, men que se terminó construyendo pasa por de manera muy efímera, de justificar la per- indagar en algunas ideas presentes en la estroika como una reactivación del espíritu cultura política de los revolucionarios, pero originario de 1917; o cómo se empezó a rei- más especialmente en lógicas militares de vindicar en nuevos términos la dimensión urgencia que terminaron penetrando en la utópica de aquel acontecimiento ante el forma de construir el socialismo y difundir- colapso del mundo surgido de ella. lo fuera de ella, así como en el miedo a una El caso del PCE no parece exclusivo, sino experiencia real de acoso interno y exter- que da fe de la extraordinaria dificultad con no que luego dejará tras de sí una ansiedad que el movimiento comunista en particular crónica somatizada en forma de vigilancia y la izquierda en general han venido a re- constante y castigos inerciales o preventi- lacionarse con su pasado. Visiones míticas, vos. Entender la Revolución Rusa pasa tam- exaltaciones acríticas, interpretaciones pre- bién por explicar cómo, pese a todo ello, la sentistas para justificar decisiones de poco experiencia revolucionaria rusa e incluso el recorrido, resignificaciones forzadas, silen- modelo resultante de ella siguió inspiran- cios incómodos, descartes frívolos… forman do la lucha de mucha gente por la libertad, una panoplia de actitudes que han rivaliza- la democracia y la justicia social en medio do con otras más creativas y fructíferas pro- mundo. Una explicación que no se resuelve, ducidas en múltiples espacios de reflexión como reitera la cultura anticomunista más cultural menos dirigidos y al calor, sobre ramplona, apelando a la ingenuidad, ma- todo, de las prácticas sociales y políticas ledicencia o esquizofrenia de los protago- que tanta gente común desarrolló a lo lar- nistas de un movimiento, el comunista, tan go de décadas bajo la bandera de octubre. A amplio y heterogéneo. fin de contribuir modestamente a una rela- Para entenderlo habrá que ahondar en ción más crítica y beneficiosa de la tradición cómo se fue modelando y remodelando en emancipadora en su conjunto con un acon- muchos partidos comunistas la imagen de la tecimiento tan determinante de su propio revolución soviética. A analizar el caso del pasado presentamos también este dossier.

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Russia 1917. The Revolution in thought, culture and emotions

Olga Novikova Traductora e historiadora especializada en el pensamiento ruso

Resumen

En el presente artículo se examinan la bolchevización de los distintos grupos de la iz- quierda rusa tras la Revolución de Octubre, las diversas corrientes ideológicas dentro del partido bolchevique, el debate entendido como «método revolucionario dialéctico» de la construcción de la nueva cultura proletaria, la influencia del pensamiento de A. Bogdánov sobre la revolución cultural y el colectivismo como principio constitutivo de la experimen- tación política y social en la URSS.

Palabras clave: Bogdanov, bolchevización, colectivismo, relaciones de camaradería, experimentación política y social.

Abstract

This article examines the Bolshevization of the different groups of the Russian left after the October Revolution, the various ideological trends within the Bolshevik party, the debate understood as the «revo- lutionary dialectical method» of the construction of the new proletarian culture, the influence of A. Bog- danov’s ideas on the cultural revolution and collectivism as a constitutive principle of political and social experimentation in the USSR.

Keywords: Bogdanov, Bolshevization, collectivism, comradeship relations, political and social experi- mentation.

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La república de Lenin, mi juventud, gio. Tras la derrota de la «causa blanca», el la república del sueño dorado, triunfo revolucionario lo forzó a exiliarse. como a la Atlántida las olas te han tragado... En el destierro, Ustriálov, que era un pen- sador político original, reflexionó sobre la Ilia Selvinsky naturaleza de la revolución rusa cuestio- (poeta soviético nacido en 1899) nado las explicaciones habituales. Otros contrarrevolucionarios solían opinar que la Revolución de Octubre no había sido más Después de tantos años sería ridículo que una conspiración del judaísmo interna- tratar de demostrar que todo era bueno. cional, un golpe de estado pagado por el di- Diré otra cosa: muchas cosas eran origina- nero del Estado Mayor alemán o, al menos, les e interesantes. una revuelta sin sentido llevada a cabo por una plebe bárbara y desdeñable. En cambio, Víctor Shklovsky Ustriálov afirmó que Rusia había sido y se- (escritor, teórico de la literatura y el cine guía todavía siendo el escenario de una au- nacido en 1893) téntica gran revolución popular, semejante a la Revolución Francesa de 1789. Por lo tanto, las leyes de otras grandes revolucio- Cien años han pasado desde aquel 26 nes también eran aplicables a la Revolución de octubre en que los destacamentos de de Octubre. «La revolución —escribió Us- la Guardia Roja bolchevique atravesaron triálov— lanza un programa hacia el futuro, a todo correr la enorme Plaza del Palacio, pero nunca es capaz de plasmarlo plena- abierta a todos los vientos, y tras un bre- mente en el presente. Este desafío del futu- ve combate tomaron el palacio de los za- ro es el rasgo característico de las revolu- res, la sede del gobierno provisional ruso, ciones […] La revolución perece, dejando su inaugurando una nueva era. Algunos dicen legado a las generaciones venideras. Desde que el siglo XX no empezó verdaderamente el momento de su muerte, sus ideas, sus con el cambio del siglo, sino con la Primera principios comienzan a llevarse a cabo de Guerra Mundial; otros sostienen que fue la una forma evolutiva en la historia. Privada Revolución de Octubre la que inauguró el de su aguijón, perece, pero el organismo de siglo XX, el cual terminaría con la desapa- la humanidad se contamina con la fuerza rición del Estado creado por ella, la Unión renovadora de su veneno revitalizante» [1]. Soviética. Desde aquel lejano día de octu- La observación de Ustriálov recoge de bre, a pesar del tiempo trascurrido, no han una forma sugerente la tensión existente cesado los debates acerca de la Revolución entre la visión avanzada del futuro propia de Octubre, prueba irrefutable de que la re- de las revoluciones y las condiciones ma- volución rusa sigue siendo todavía lo que teriales, que son insuficientes para llevar a Jean Jaurès llamó «el fuego de la historia, cabo tal visión. La realización del progra- no sus cenizas». ma revolucionario es necesariamente in- Jaurès era un revolucionario, por lo que completa y eso explica por qué en todas las se comprende su simpatía por las revolu- revoluciones no faltan quienes hablan de ciones. Escuchemos, en cambio, a un ene- traición y se sienten frustrados. migo de la revolución, Ustriálov, un ruso 1.– Ustriálov, N. «Patriotica», Smena vekh, Praga, 1921. Exis- blanco a quien la Revolución de Octubre le te una publicación online: http://lib.ru/POLITOLOG//US- privó de su mundo, el mundo del privile- TRYALOV/patriotica.txt [Consulta: 14 de octubre de 2017].

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Manifestación de mujeres en contra de la guerra durante la revolución de febrero en Petrogrado (Foto: autoría desconocida, dominio público).

Sin embargo, las grandes revoluciones prácticas políticas de las revoluciones fran- también tienen una extraordinaria capaci- cesas para redactar sus propias disposicio- dad para dinamizar la historia, impulsan- nes legales y tomar decisiones políticas [2]. do vertiginosamente el desarrollo social Las causas, el funcionamiento y los efec- y económico y provocando una auténtica tos del terror en ambas revoluciones han explosión de creatividad popular. Las re- sido estudiados en el excelente libro del voluciones provocan una intensa apertura historiador estadounidense Arno Mayer [3]. intelectual y cambian radicalmente el ho- En cuanto al debate moral sobre el terror rizonte cultural. Además, las ideas revolu- revolucionario, los argumentos de los de- cionarias que no pudieron cumplirse ple- tractores y defensores de las revoluciones namente en su patria no desaparecen, sino no han cambiado demasiado desde la época que siguen viviendo en la conciencia colec- napoleónica. Ya en los escritos de la célebre tiva de la humanidad hasta que son recogi- escritora Madame de Staël sobre la Revolu- das por otros pueblos. ción Francesa se encuentra toda la batería Es cierto que tanto la Revolución Fran- 2.– El tema es muy amplio y está todavía poco investigado, cesa de 1789 como la Revolución de Oc- pero existen dos recientes monografías al respecto. Vé- tubre tuvieron también un lado oscuro: el anse: Tamara Kondratieva, Bolsheviks et Jacobins. Itinéraire terror. Esta semejanza no es casual, ya que des analogies, Paris, Payot, 1989; A. V. Gordon, Vlast i revo- los bolcheviques rusos no sólo se veían a liutsiia: sovetskaia istoriografia Velikoi Frantsuzskoi revoliut- siii. 1918-1941, Saratov, Nauchnaia kniga, 2005. sí mismos como los herederos de los jaco- 3.– Arno J. Mayer, The Furies: Violence and Terror in the binos o de los miembros de la Comuna de French and Russian Revolutions, New Jersey, Princeton Uni- París, sino que estudiaban las leyes y las versity Press, 2000.

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de los argumentos a favor y en contra de las A principios del siglo XX los pensadores revoluciones [4]. económicos del zarismo aplicaron el mis- El presente ensayo se propone esbozar mo modelo que hoy en día emplean los «ti- una faceta pocas veces analizada del Oc- gres» asiáticos: modernizar el país median- tubre ruso de 1917: la revolución del pen- te una gran afluencia de capital extranjero samiento, el multitudinario experimento y nacional. En el cometido de hacer de Ru- social, político y cultural y la creación de sia un país atractivo para los inversores nuevas sensibilidades, nuevas formas de extranjeros y nacionales, la solución fue la articular las emociones políticas. misma que la de los tigres asiáticos: abara- Pero antes que nada hay que mencionar tar el trabajo y degradar las condiciones de brevemente las diferencias entre las tradi- los trabajadores. Los salarios eran bajos, la ciones de la izquierda rusa y la española. jornada laboral larga (entre 12 y 16 horas), La izquierda española siguió el modelo los sindicatos y otras organizaciones obre- muy próximo al de la izquierda francesa, ras estaban prohibidos y cualquier tipo de mientras que la rusa se inspiró en el mo- protesta era duramente reprimida. En es- delo alemán [5]. En España el movimiento tas condiciones, el partido socialdemócrata obrero se originó en torno a los sindicatos ruso se vio forzado a actuar en la ilegalidad y las teorías del anarcosindicalismo, que y la clandestinidad, organizando círculos gozaron de una gran aceptación; en cam- de obreros y reuniones secretas, creando bio, en Rusia la fuerza organizadora fue el cajas de resistencia y agrupaciones sindica- partido socialdemócrata, y al igual que en les, convocando huelgas y protestas, publi- Alemania los sindicatos se crearon bajo los cando periódicos y revistas y desarrollando auspicios del partido. A principios del siglo actividades educativas. El partido socialde- XX el proletariado era poco numeroso en mócrata era pequeño en cuanto al número Rusia, pero el grado de su concentración de sus afiliados, como pasa siempre con los era muy alto. Por dar un ejemplo: en la fá- partidos que están obligados a trabajar en brica de Putílov de Petrogrado, la cuna del condiciones de ilegalidad: clandestinidad y movimiento obrero ruso, trabajaban más de partido de masas son términos antónimos. cuarenta mil obreros. Las fábricas de Sibe- Los socialdemócratas (SD) controlaban ria, las refinerías de petróleo del Cáucaso y el movimiento obrero en las grandes in- las industrias textiles de Ivánovo o de Lodz dustrias, mientras que los socialistas no también empleaban decenas de miles de marxistas, es decir, los socialistas revolu- personas. El trabajo fabril estaba muy me- cionarios (SR), que defendían la «vía rusa» canizado, mientras que la producción arte- al socialismo, eran populares en el campo. sanal era casi inexistente. Estos rasgos de la Rusia seguía siendo un país principalmente estructura laboral, como se verá más ade- agrícola, y los SR seguían creyendo que los lante, tuvieron una gran importancia en el campesinos podrían construir el socialismo desarrollo de la revolución del pensamien- a partir de sus antiguas instituciones co- to en Rusia. lectivistas. De esta manera, Rusia evitaría la fase capitalista del desarrollo, pasando 4.– Madame de Staël, Considérations sur les principaux directamente del capitalismo al socialismo événements de la Révolution Française. Paris, Delaunay Li- campesino. Los SR parecían no darse cuen- braire, 1818. ta de que el capitalismo ya estaba presente 5.– Véase más sobre ello: Donald Sasson, One Hundred Years of Socialism. The West European Left in the Twentieth Century, en su país. London, FontanaPress, Harper Collins Publishers, 1997. En el territorio de Ucrania, donde la po-

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blación se componía de campesinos más y los mencheviques existían divergencias ricos que en Rusia gracias a un clima más ideológicas importantes y de que sus diri- cálido y a la extraordinaria riqueza de las gentes mantenían una dura polémica, las tierras negras, y cuyas ciudades conta- bases de ambas tendencias frecuentemente ban con un gran número de pequeños ar- colaboraron antes de la caída del zarismo. tesanos, actuaban los anarquistas. Pero el Tras la Revolución de Octubre, y especial- movimiento anarquista estaba dividido en mente después del estallido de la revolu- múltiples tendencias [6] y carecía de «traba- ción en Alemania en 1918, se produjo un jadores ideológicos», según el testimonio gran flujo de socialistas de otras tenden- de los propios anarquistas [7]. cias hacia el partido bolchevique. Vladí- A partir de 1903 el partido socialdemó- mir Lichtenstad (Mazín), que había sido crata se dividió en dos grupos, los bolchevi- un miembro destacado del partido social- ques y los mencheviques. Entre los bolche- revolucionario y luego fue menchevique, viques figuraban Lenin, Bujarin, Zinóviev, escribió en 1918: Bogdánov y Stalin. Por su parte, Plejánov, Mártov, Dan, Abramowitsch y Trotsky eran «¡Revolución en Alemania! […] ¿Quién se los grandes nombres de la tendencia men- atreverá ahora a afirmar que el bolche- chevique. Simplificando mucho, se podría vismo no ha tenido influencia sobre esta decir que los mencheviques estaban cer- revolución y, además, una influencia con- canos a la corriente reformista del partido siderable? ¿Quién puede seguir siendo in- socialdemócrata alemán, mientras que los flexible, seguir siendo un pedante ciego y bolcheviques eran comparables a su ala iz- sordo, seguir repitiendo el cuento de que la quierdista. Las proximidades ideológicas se revolución social es imposible, de que los manifestaban también en amistades per- bolcheviques emprendieron una aventura sonales. El dirigente bolchevique Vladímir irresponsable? (vaya una aventura, que se Lenin y su mujer Nadezhda Krupskaya eran extiende desde los Urales hacia el Rhin). amigos íntimos de Rosa Luxemburgo y Karl Para mí el Rubicón está cruzado: yo soy bol- Liebknecht, líderes alemanes que tenían chevique. Un bolchevique roto, es verdad, profundas conexiones en Rusia [8]. Los men- porque no puedo olvidar mi lucha contra el cheviques Yuli Mártov y Fiódor Dan tenían bolchevismo, no puedo perdonármela» [10]. relaciones estrechas con los socialistas moderados Otto Bauer, Rudolf Hilferding y Vladímir Lichtenstad, que tomó el nom- Alexander Stein [9]. bre de Mazín en honor a un amigo revolu- A pesar de que entre los bolcheviques cionario que había sido asesinado por los «blancos», fue uno de los primeros dirigen- 6.– Véase Judolei, «Anarjicheskie techeniia nakanune tes de la Comintern y pereció durante la 1917 goda»; Otverzhennyi N. , «Glavnye techeniia v anar- jicheskoi literature XX veka»: Mijailu Bakuninu. 1876-1926, defensa de Petrogrado en 1919. El escritor Moscú, Golos truda, 1926, p. 317-326, 327-340. Victor Serge, quien fue primero anarquista, 7.– Véase Anatolii Gorélik, Anarjisty v russkoi revoliutsii, Buenos Aires, Izdanie rabochei isdatelskoi gruppy v re- 10.– La carta de Vladímir Osipovich Lichtenstad (alias spublike Argentine, 1922, p. 12. Mazín) a su mujer María Tushinskaia, fechada el 10 de 8.– Véase Elizaveta Drabkina, Chernye sujari, Moscú, noviembre de 1918, es citada en: «N.K. Guerasimov & Judózhestvennaia literatura, 1970. Margolis A.D. (eds.), «K tebe i o tebe moie poslednee slovo. 9.– Véase André Liebich, From the Other Shore: Russian Pis’ma V. O. Lichtenstadta k M.M. Tushinskoi», Minúvshee. Social Democracy after 1921, Cambridge, Mass & London, Istoricheskii almonaj, V. 20, Moscú-San Petersburgo, 1996, Harvard University Press, 1987. p. 157.

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después bolchevique y más tarde trotskista, El proceso de bolchevización de los mi- le dedicaría unas líneas llenas de admira- litantes de otros partidos es poco conocido ción en sus memorias, escritas un cuarto de y estudiado. Por ello, vale la pena prestar siglo después de los acontecimientos [11]. atención al testimonio de otro menchevi- que, Vladímir Altshúller, que había par- 11.– Victor Serge, Mémoires d’un révolutionnaire, 1905- ticipado muy activamente en la primera 1945, Édition préparée par Jean Rière, Québec, Lux Éditeur, revolución rusa de 1905 y que en 1920 se 2010, p. 108. Serge contó en sus memorias haber conocido a Lichtestadt-Mazin en el Instituto Smolny, la sede de la separó de sus antiguos camaradas para po- Revolución, en un ambiente marcado por el entusiasmo y nerse del lado de los bolcheviques (aunque la extrema pobreza (Petrogrado vivía el largo asedio de no se afilió al partido). Su hijo, el conocido las fuerzas blancas y la ciudad sufría de una gran escasez periodista Serguéi V. Altshúller, recordaba de víveres, gasolina, leña para la calefacción, ropa y pro- ductos industriales). Todos, sin excluir a los prominentes el testimonio de su padre en sus memorias: miembros del partido bolchevique, sobrevivían con una ración de hambre. «Mazín vestía un viejo uniforme azul «Antes de la Revolución mi padre había que tenía agujeros en los codos, luciendo una barba de sido menchevique, pero en 1920 tomó una tres días, los ojos enmarcados en unas viejas gafas de metal, el rostro alargado, la frente alta y el color de cutis decisión basada en sus principios ideológi- terroso de los que padecen hambre [...]. Fuimos amigos cos, una decisión que, una vez tomada, se en los momentos de zozobra, duda y confianza, pasamos mantendría vigente durante toda su vida. juntos períodos de trabajo agobiante en los que escru- Así la explicaba él: ‘Yo creí en Lenin’. Des- tábamos los problemas de la autoridad, el terror, la cen- tralización, el marxismo y la herejía. Los dos teníamos una pués de haber tomado esta decisión, mi pa- inclinación por la herejía; yo comenzaba a iniciarme en dre comenzó a trabajar en los organismos el marxismo; Mazín había llegado al marxismo por otros soviéticos, lo que le supuso, como recorda- caminos personales que habían atravesado la prisión de ría después, importantes conflictos y rup- más estricta seguridad. [...] Adolescente en 1905, durante la jornada roja del 22 de enero, él había visto las calles turas con algunas personas de las que había de San Petersburgo inundadas de la sangre de los obre- estado cerca ideológicamente. […] Entre ros que habían ido a presentar una petición colectiva al sus amistades figuraba la activista menche- zar, y decidió enseguida, mientras los látigos de los cosa- vique conocida por el pseudónimo revolu- cos dispersaban la multitud, aprender la química de los explosivos. Convertido con gran rapidez en uno de los cionario de Vera Bakínskaia, y cuyo verda- «químicos» del grupo SR maximalista que deseaba una dero nombre desconozco. En 1905 mi padre revolución socialista «total», Vladímir Óssipovich Lichten- había colaborado frecuentemente con ella stadt, hijo de una buena familia de la burguesía liberal, en las tareas revolucionarias. […] Posterior- fabricó las bombas con las que tres de sus camaradas, vestidos de oficiales, se presentaron el 12 de agosto de mente ella empezó a luchar activamente 1906 a la gala del presidente del Consejo Stolypin, y que contra el poder soviético. Una vez, al prin- hicieron estallar junto consigo mismos, volando por los cipio de los años 1920, mi padre volvió a aires la residencia de Stolypin. [...] Lichtenstadt fue con- casa y nos contó que se había cruzado en la denado a muerte y después indultado, pasando diez años en la cárcel más terrible, la fortaleza de Schlüssenberg, calle con Bakínskaia. Ella le dijo que nunca donde con frecuencia compartió celda con el bolchevique más le estrecharía la mano porque que él georgiano Sergo Ordjonikidze, quien llegaría a ser uno de los organizadores de la industrialización soviética. En la celda de la prisión, Lichtenstadt escribió una obra cientí- quista Iustin Iuk, la administración de la ciudad de Schlüs- fica, que sería publicada después (Goethe y la filosofía de senberg [...]. Marxista, su apego a la democracia le acercó la naturaleza) y estudió a Marx. Una mañana de marzo de primero a los mencheviques, para más tarde ingresar en el 1917, los presos de Schlüssenberg fueron reunidos en el partido bolchevique a fin de unirse a los más activos, los corazón de la fortaleza por sus guardianes fuertemente más creativos y los más amenazados. Tenía muchos libros armados; creyeron que les iban a masacrar allí mismo [...], por escribir en su mente, un alma de científico, un can- pero la multitud forzó las puertas [...]. Lichtenstadt salió dor infantil frente al mal y pocas necesidades materiales», de la cárcel para asumir este mismo día, junto con el anar- (cita en pp. 108-109).

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trabajaba con los bolcheviques. Su actitud gún su estimación, cientos de anarquistas era totalmente intransigente» [12]. siguieron luchando contra el bolchevismo en la década de 1920, pero una mayoría Entre los años 1918 y 1922 también los abrumadora —decenas de miles— lo apoya- anarquistas y los socialistas revoluciona- ron y se integraron en el sistema soviético. rios se pasaron en masa al bando bolchevi- Hasta mediados de la década de 1930 un que [13]. Según el testimonio del anarquista número considerable de los antiguos anar- Anatolii Gorélik (escrito en el exilio argen- quistas y socialistas revolucionarios toda- tino), «muchos anarquistas se habían en- vía continuaba formando parte del ejército, rolado en el Ejército Rojo y continuaban la GPU-NKVD y los servicios de inteligen- allí; en su mayoría estos compañeros se cia soviéticos. Probablemente la razón de perdieron para el movimiento anarquista»; su afluencia hacia estas instituciones era «la mayoría de los anarquistas, embelesa- la preparación militar que habían recibido dos por la demagogia de los bolcheviques, los activistas de estos partidos en la época les habían creído, identificando el golpe anterior a la Revolución. En cambio, los an- político bolchevique con la revolución so- tiguos mencheviques, muchos de los cuales cial», «muchos anarquistas entraron en el habían ejercido profesiones intelectuales partido bolchevique y ocuparon puestos durante la época zarista, siguieron traba- de responsabilidad» [14]. Otra anarquista, jando tras la Revolución de Octubre como Nadezhda Ulanóvskaia, que optó por la jueces, fiscales, profesores, directores de «bolchevización» confirmaba la opinión de museos, ingenieros, etc. [16]. Naturalmen- Gorélik, diciendo en sus memorias que «la te, hubo excepciones a esta tendencia. Por mayoría de los anarquistas se habían hecho ejemplo, el líder de un antiguo grupo anar- bolcheviques, tanto los que entraron en el quista, I. Grossman-Roschin, se hizo céle- partido como los que no lo hicieron» [15]. Se- bre como crítico literario, y el antiguo SR y emisario del Gobierno Provisional Víctor 12.– S. V Altshúller, «Nachalo puti. Semiia, liudi, vre- Shklovsky fue uno de los creadores de la mia. Vospominaniia», Sem iskusstv, 2, 39 (2013). famosa «teoría rusa» del formalismo en el http://7iskusstv.com/2013/Nomer2/Altshuler1.php [Con- sultado el 16 de octubre de 2017]. lenguaje poético y del cine. Ambos perso- 13.– Véase G. Guimpelson, «Put k odnopartiinoi diktat- ure», Otechestvennaia istoriia, 4-5 (1994), pp. 94-110. pasado a la disidencia en la época en que escribió estas 14.– Anatolii Gorélik, Anarjisty v russkoi revoliutsii, Buenos memorias, las cuales no estaban destinadas a ser publica- Aires, Izdanie rabochei isdatelskoi gruppy v respublike Ar- das en la URSS, hecho que permite excluir la presión de la gentine, 1922, p. 16, 17, 18. En las pp. 18-19 Gorélik publicó ideología oficial en sus juicios. una pequeña lista de célebres anarquistas rusos converti- 16.– La lista podría ser larga, así que citaremos sólo al- dos al bolchevismo. gunos nombres a modo de ejemplo: Liúbov Gurévich, 15.– Véase Nadezhda Ulanóvskaia, Istoriia odnoi semii, San feminista y antigua activista menchevique, fue profesora Petersburgo, Inapress, 2003, p. 83. Cabe recordar, por ejem- de filosofía en el elitista Instituto de Profesores Rojos, plo, que el principal consejero militar soviético durante la cuna de los teóricos del partido; Abram Deborin, otro los años 1936 y 1937 en España fue Vladímir Górev, quien menchevique, también trabajó allí y participó activamente había militado en el anarquismo. Górev era un oficial de en proyectos editoriales, como la publicación del primer alta graduación del Ejército Rojo destinado en el servicio volumen de análisis del nazismo alemán y una serie de de contraespionaje. Sus compañeros Alexánder Ulanovski traducciones de filósofos europeos; Andréi Vyshinski fue y Nadezhda Ulanóvskaia, también antiguos anarquistas, el fiscal de los siniestros Procesos de Moscú; Vladímir formaban parte de los servicios de inteligencia soviéticos. Altshúller trabajó en el Consejo de los Comisarios del En sus memorias, citadas arriba, Ulanóvskaia mencionaba Pueblo; Yuri Stéklov fue historiador de movimientos revo- a otros anarquistas que trabajaron con él en los servi- lucionarios; Iván Maisky fue el embajador de la URSS en cios de inteligencia o en el ejército. Ulanóvskaia se había la Gran Bretaña.

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najes fueron fieles al ideal comunista hasta gracias a su capacidad para atraer a su lado su muerte [17]. Por otra parte, algunos men- a amplios sectores de la población del an- cheviques trabajaron en el Ejército Rojo o tiguo imperio ruso, desde los campesinos en los servicios secretos. hasta los artistas, desde los rusos hasta las Tras la Revolución de Octubre el partido etnias perseguidas durante el zarismo. bolchevique intentó proyectar una imagen Tras la victoria, el país se embarcó en de unidad ideológica monolítica sin fisura lo que un periodista estadounidense lla- alguna, pero en realidad estaba compuesto mó «el experimento económico y la aven- por diferentes familias de la izquierda, di- tura social más grandes de la historia del ferentes grupos con lealtades ideológicas mundo» [18]. «En unas pocas décadas habrá y personales distintas. No se trataba sola- un nuevo mundo, nuevos hombres y nue- mente de los antiguos mencheviques, SR y vas costumbres», declaraba el ABC del Co- anarquistas que ahora formaban parte del munismo, un libro que explicaba el progra- partido, sino también de sectores de la vie- ma del partido bolchevique a la población. ja guardia bolchevique: los «comunistas de Desde la Revolución Francesa ninguna otra izquierdas» de Alexánder Bogdánov (el gru- nación europea se había impuesto una ta- po Adelante), la Oposición de Izquierdas de rea comparable. Grigori Zinóviev y Lev Kaménev, la dere- La URSS se convertía en un gigantesco cha comunista de Nikolái Bujarin y Alexéi laboratorio en el que se experimentaban Rykov y el grupo centrista de José Stalin, nuevas políticas y nuevas formas de vida, se constituido durante la guerra civil rusa… A probaban los sueños que habían captado la principios de la década de 1920 todos es- imaginación y la mente de la izquierda re- tos hombres entrarían en conflicto con otro volucionaria rusa y europea durante más de grupo poderoso dentro del partido bolche- un siglo. El triunfo definitivo del comunis- vique: el del antiguo menchevique Trotsky mo, decían los autores del ABC del Comu- y sus seguidores, que habían ingresado en nismo, sólo era posible a nivel mundial, ya el partido bolchevique en julio de 1917, sólo que todas las economías eran interdepen- tres meses antes de la Revolución de Octu- dientes y, por lo tanto, la URSS no podría bre, pero que durante la toma del poder en aislarse completamente del mundo capita- Petrogrado y la guerra civil desempeñaron lista. Pero hasta que la revolución venciera trabajos de gran responsabilidad y ascen- en otros países, «la misión del proletariado dieron espectacularmente. ruso era hacer todo lo posible para la trans- El triunfo de los bolcheviques en la san- formación en la línea del comunismo», y grienta guerra civil rusa contra un enemigo tanto sus victorias como sus errores ten- más cualificado militarmente, mejor equi- drían un significado extraordinario para el pado y apoyado financieramente por las movimiento obrero mundial, mostrándole principales potencias extranjeras y por las el camino [19]. tropas de ocupación de la Entente formada La Primera Guerra Mundial infringió al por Austria, Alemania y Japón, fue posible 18.– Harold Stearns escribió estas líneas en 1919 en Dial, 17.– Citaremos un libro de este crítico hoy olvidado: citado por Peter Filene, Americans and the Soviet Experi- Grossman-Roschin, I. Judozhnik i epoja, Moscú / Lenin- ment. 1917-1933, Cambridge Mass, Harvard University grado, Gosudarstvennoe izdatelstvo, 1928. En cambio, los Press, 1967, p. 131. libros de Shklovski siguen siendo reeditados y traducidos; 19.– Nikolái Bujarin y Evgenii Preobrazhenskii, The ABC of por ejemplo, Victor Shklovsky, Gamburgskii schet: statii, vo- Communism, Translated from Russian by Edan and Cedar spominaniia, esse, Moscú, Sovetskii pisatel, 1990. Paul, England, The Merlin Press, 2006, p. 165.

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movimiento socialista europeo un enorme trauma, provocando la ruptura de la gran familia agrupada en la Segunda Internacio- nal (a pesar del acuerdo internacional de la Internacional en el sentido de impedir la guerra en Europa, en agosto de 1914 el primer partido en votar en favor de los pre- supuestos de guerra fue el socialdemócrata alemán, seguido por otros partidos nacio- nales; el único partido que se opuso cate- góricamente a la guerra fue el bolchevique). La ruptura de la unidad socialista europea, con la consiguiente pérdida de los logros alcanzados tras medio siglo de luchas, ob- sesionó a los pensadores comunistas. Alexander Bogdánov (Malinovsky, 1873- 1928), uno de los más originales y profun- dos pensadores bolcheviques, creía que la causa del fracaso había sido la adherencia de los obreros a la cultura burguesa y, en particular, a su valor fundacional: el indi- Alexander Bogdanov en 1904 (Foto: autoría vidualismo, junto con sus diferentes mani- desconocida, dominio público). festaciones como el nacionalismo (egoísmo nacional), la competencia (entre individuos, pre se caracteriza por una nueva visión, por clases y naciones), etc. Esta cruel experien- la creación de nuevas sensibilidades, una cia demostraba que, sin su propia cultura, nueva educación. La cultura cristaliza y or- sin una nueva visión de las cosas, «no era el ganiza la creatividad de la clase social. proletario el que se apoderaba de la cultura Los bolcheviques creían firmemente en del pasado, sino que ésta se apoderaba de el poder creativo de la organización. De he- él, como material humano, para alcanzar cho, aun antes de la Revolución de Octubre sus objetivos» [20]. La conclusión de Bogdá- dos importantes teóricos de lo que enton- nov era la necesidad urgente de luchar por ces era el ala de la izquierda revolucionaria la creación de una nueva cultura, la cultura del movimiento socialdemócrata interna- del proletariado. La existencia de esa nueva cional, Lenin y Rosa Luxemburgo, expre- cultura era tan necesaria para el éxito de la saron sus divergencias en cuanto al papel transformación revolucionaria como la lu- de la organización. Rosa Luxemburgo creía cha política y económica. La cultura, decía que la futura revolución sería una explo- Bogdánov, es la expresión concentrada de sión espontánea de los trabajadores, mien- la ideología de la clase social; es una forma tras que Lenin estaba convencido de que la de organización de la vida de clase, una for- revolución era un arte, como dijo Marx, y ma de unión y consolidación de fuerzas de como tal requería un intenso trabajo, una clase. La cultura de una nueva clase siem- larga preparación y organización.

20.– Alexander Bogdanov, O proletarskoi kulture. 1904- 1924, Leningrado, Moscú, Izdatelskoe tovarishevstvo «Kniga», 1924, p. 145.

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Bogdánov, pensador de gran influen- concentración del trabajo en la producción cia [21], sostenía que «la construcción del masiva conllevaba la cooperación colectiva socialismo implica llevar a cabo un trabajo y el acercamiento de diferentes especiali- organizativo de una profundidad y ampli- zaciones; el mismo obrero podía gestionar tud que nunca antes había realizado nin- diferentes máquinas, en las que se concen- guna otra clase» [22]. Se trataba de crear no traban diferentes especializaciones del an- solamente una nueva política o sistema tiguo trabajo artesanal. La homogeneidad económico, sino también una nueva mo- objetiva y subjetiva del trabajo, la necesi- ral, un nuevo derecho, un nuevo arte y una dad de la cooperación colectiva creaban un nueva ciencia, organizar una nueva exis- nuevo tipo de relaciones de trabajo, un tra- tencia (byt). La creatividad, pensaban los bajo colectivista. bolcheviques, tiene un carácter social y no Si en el modelo autoritario del trabajo individual, porque se basa en la superación había un organizador y un ejecutor, uno de la experiencia colectiva acumulada. que daba las ordenes y otro que las cum- «La creatividad —escribía Bogdánov— es plía, en el modelo colectivista funcionaba una variedad más complicada y superior del el tipo de relación de camaradería, basado trabajo. Por lo tanto, sus métodos se basan «en la comprensión, la compenetración y en los métodos del trabajo de la clase» [23]. compasión mutuas, la intención de actuar «Los métodos de la creatividad proletaria colectivamente». Esta relación de camara- se basan en los métodos del trabajo prole- dería, propia del trabajo proletario, «se ex- tario, es decir, el tipo del trabajo caracte- tendía, superando los límites de la fábrica rístico de los obreros de la gran industria y de la profesión, a la clase obrera a escala moderna» [24]. Basándose en el carácter del nacional y después internacional. trabajo del proletariado ruso, que ya han Por primera vez empezaba a percibir- sido mencionados en el inicio de este ar- se la tarea colectiva, el colectivismo de la tículo (gran concentración de trabajado- humanidad en la lucha contra las fuerzas res, alto nivel de mecanización), Bogdánov ciegas de la naturaleza» [25]. Sólo el proleta- afirmaba que el trabajo proletario moderno riado, creía Bogdánov, era capaz de alcan- reunía los elementos del trabajo físico (el zar el antiguo propósito de la humanidad esfuerzo muscular para poner en marcha de abolir las separaciones de clase, nación o las máquinas) y del trabajo intelectual (la religión entre los seres humanos, de alcan- atención, la concentración, la iniciativa, la zar una auténtica fraternidad. Y sólo, tras comprensión, los conocimientos técnicos y conseguir esta tarea, la humanidad podría todas las habilidades necesarias para hacer superar a sus antiguos enemigos, las enfer- que las máquinas funcionaran correcta- medades y la pobreza, permitiendo a cada mente), del organizador («de los esclavos persona alcanzar un pleno desarrollo tanto de metal») y del ejecutor del trabajo. La físico como espiritual. Esta nueva cultura se extendía no sola- 21.– Véase J. Biggart, «Bukharin, kulturnaia revoliutsiia i mente en el espacio, configurando el inter- istoki stalinisma», Otechestvennaia istoriia, 2 (1994), p. 90- nacionalismo como filosofía de vida, sino 104. también en el tiempo, descendiendo a las 22.– Alexander Bogdánov, O proletarskoi kulture. 1904- 1924, Leningrado, Moscú, Izdatelskoe tovarishevstvo profundidades de la historia y enviando se- «Kniga», 1924, p. 213. ñales al futuro: 23.– ibid., p. 192. 24.– ibid., p. 194. 25.– ibid., p. 195.

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«Camaradas, hay que comprender que no Pero uno sólo puede completar a otros en sólo vivimos en el colectivo del presente, la medida en que se diferencia de los otros, vivimos en la cooperación de las genera- en la medida en que es original, indepen- ciones. No se trata de la cooperación entre diente, lleno de iniciativa. Está claro que las clases, sino de algo totalmente diferen- el significado de esta independencia no es te. Todos nuestros trabajadores, todos los la defensa de los intereses personales, sino combatientes del progreso de las épocas el desarrollo general de los talentos indivi- pasadas son nuestros camaradas, sin im- duales, la capacidad de mostrar iniciativa, portarnos a qué clase social han pertene- de ser crítico, de ser original» [27]. cido. ¿Por qué luchamos contra las clases Otros intelectuales bolcheviques com- burguesas del presente? Porque nos impi- partían esta visión de la cultura de la iz- den continuar la causa de la historia que quierda. Uno de los más antiguos miembros hemos recibido como un relevo de la bur- de la vieja guardia bolchevique, Alexánder guesía revolucionaria del pasado. Son ellos Lozovsky, subrayaba en su polémica con los los que traicionan a sus antepasados. Aqué- anarquistas franceses que «la revolución es llos avanzaban, luchando heroicamen- el resultado de una grandiosa creatividad te contra las fuerzas ciegas de la historia, colectiva de las masas» [28]. Los autores del mientras éstos dicen: no queremos seguir ABC del comunismo afirmaban que la socie- avanzando, mejor retroceder. Nosotros dad del futuro sería «la sociedad de camara- continuamos la ofensiva de aquellos regi- das, una sociedad basada en el trabajo, una mientos desaparecidos y decimos a la bur- sociedad sin clases en la que se organiza la guesía: ustedes visten sus uniformes, pero producción» [29]. Sobre esta base estaban ba- no son combatientes como aquéllos, uste- sados los experimentos sociales y políticos des se han entregado al enemigo, a las fuer- soviéticos. zas oscuras del reino de la historia y por eso Antes de describir brevemente algunos luchamos contra ustedes. Aquellos comba- de estos experimentos que tuvieron éxito tientes son los nuestros, aunque nuestras en la Unión Soviética, es necesario resumir armas sean distintas y avancemos con una el método que se empleó para crearlos. Este marcha diferente, pero luchamos por la método tuvo distintos nombres. En la lite- misma causa común, por nuestra causa, la ratura intelectual de la época figura como lucha de lo vivo contra lo muerto» [26]. «método destructivo-constructivo», méto- do de contradicciones dialécticas o, sim- Para terminar este brevísimo resumen plemente, método revolucionario dialéc- de las ideas de la cultura proletaria citare- tico. El modelo de este método para crear mos una última observación de Bogdánov la organización de la nueva cultura era el sobre la naturaleza de lo colectivo, ya que mismo fenómeno de la revolución, con su estas ideas constituyeron la base sobre la carácter vertiginoso y tormentoso, su capa- cual se edificaba la política soviética y la construcción de la nueva sociedad. «Es ab- 27.– ibid., p. 236. surdo pensar —sostenía Bogdánov— que el 28.– Alexánder Lozovsky, Anarjo-sindikalism y kommunizm, colectivismo no tiene necesidad de la inde- (1 ed.- 1922), Librokom, 2010, p. 208. Véase más sobre esta pendencia personal. En la colectividad cada polémica en Robert Wohl, French Communism in the Mak- ing, 1914-1924, Stanford, University Press, 1966. uno completa a los demás, éste es su papel. 29.– Nikolái Bujarin y Evgenii Preobrazhenskii, The ABC of Communism, Translated from Russian by Edan and Cedar 26.– ibid., p. 122-123. Paul, England, The Merlin Press, 2006, p. 87.

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cidad para destruir y construir, «la fuerza líneas se sitúan las principales tendencias renovadora de su veneno revitalizante» y artísticas que se enfrentan en el cine sovié- las nuevas formas dinámicas que empeza- tico. Esta lucha es necesariamente encarni- ban a imaginarse en fuerte oposición a la zada, porque los diferentes grupos sociales persistencia de la tradición. de nuestro país presentan exigencias diver- Petr Stuchka, uno de los creadores del sas con respecto a nuestro cine. Esta lucha nuevo derecho soviético, describió este inevitablemente se vuelve aún más encar- método de la siguiente manera: «Hemos nizada a medida que mejora la técnica y estudiado suficientemente el curso y la na- aumenta la cultura de los trabajadores del turaleza de la revolución. Un proceso de cine y de los espectadores. Todo ello permi- destrucción, seguido por otro de creación, te formular más claramente las diferentes más tarde un rechazo despiadado de todo posturas» [31]. lo que acababa de ser construido, lo cual re- sultó no ser válido, y de nuevo la construc- Para que el lector pueda apreciar el gra- ción. Un observador externo a este proceso do de implicación de los intelectuales no podría pensar que se trata de un irracional comunistas, es necesario aclarar que a dife- malgasto de energía. Pero no hay otro ca- rencia de Bogdánov o Stuchka, Piotrovsky mino que lleve a la victoria» [30]. no era un antiguo miembro del partido; uña Este método de construcción de la nue- y carne de la antigua intelligentsia refinada va cultura dio lugar a debates encarnizados y próspera, era un representante típico de entre los diferentes grupos del partido y de los intelectuales pro-revolucionarios que la intelligentsia pro-revolucionaria y a agre- «creyeron en Lenin». sivas campañas de crítica (que resultaron Esbocemos ahora, aunque sea breve- muy traumáticas para los criticados). Todo mente, algunos de los grandiosos experi- ello con el objetivo de conservar el carác- mentos que la Revolución de Octubre hizo ter explosivo y extremadamente dinámico posibles. de la generación de nuevas ideas, nuevas formas, nuevas actitudes, y de acelerar la A nivel nacional. Democracia soviética construcción de la nueva cultura, del nuevo mundo y del nuevo hombre. En definitiva, Parece paradójico referirse a la demo- hacer la revolución del pensamiento. cracia tratándose de la Unión Soviética, Otro célebre intelectual favorable a la re- donde no existían las formas democráticas volución, el teórico de teatro y cine Adrian que pueden resultar familiares para el lec- Piotrovsky, también describió el método tor, como la democracia parlamentaria, la del progreso a través del conflicto: existencia legal de partidos diversos, la li- bertad de expresión en los grandes medios «Una forma nueva no puede hallarse inme- de comunicación o una cierta moderación diatamente, sino que se conquista median- en las relaciones sociales y el espíritu de te duras batallas, a costa de equivocarse. compromiso, es decir, las formas propias de Pero el camino hacia ella es lo que determi- un régimen democrático burgués. na la línea general, magistral, del desarrollo Sin embargo, los comunistas conferían artístico de nuestro cine. A lo largo de estas un gran valor a la democracia, apreciando

30.– Petr Stuchka, «Kultura i pravo», Revoliutsiia prava, 31.– Citado por Adrian Piotrovsky, Teatr. Kino. Zhizn, Lenin- marzo-abril de 1928, p. 17. grado, Iskusstvo, 1969.

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también la forma burguesa de la democra- cunstancias similares. La importancia de cia, como se manifestó durante la etapa de la influencia de las revoluciones francesas la política de los Frentes Populares, impul- sobre la conceptualización de la revolución sada por la Internacional Comunista entre en Rusia ya se mencionó al inicio de este 1935 y 1939. Pero la democracia burguesa, artículo. No es casual que en la URSS los aunque representara un gran paso adelan- estudiosos sobre la Revolución Francesa se te, no era suficiente para ellos. La libertad o encontraran no solamente entre los histo- la democracia no podían existir de verdad, riadores, sino entre los legisladores. Uno opinaban ellos, sin los otros dos compo- de los creadores del derecho soviético, el nentes del motto de la Revolución Francesa: viejo bolchevique Yákov Staroselsky, ana- la igualdad, incluida la igualdad económica lizó las prácticas de la dictadura jacobina o lo que Jean Jaurès llamaba «democracia para recordar a sus lectores que un rasgo económica», el acceso de todos a las rique- importante de la dictadura del proletariado zas creadas por la sociedad; y la fraterni- era «su carácter temporal, su ‘justificación’ dad, el colectivismo social e internacional. como violencia política reside en el hecho Aunque participaron brevemente en el de que su perspectiva sería la desaparición Parlamento ruso, la Duma, los bolchevi- de toda violencia» [32]. En estas palabras de ques, al igual que sus homólogos alema- Staroselsky se percibe claramente el im- nes Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, lo pacto de la Primera Guerra Mundial. Esta hicieron como un ejercicio de propaganda guerra, que junto con la revolución de 1905 ideológica, pues creían que el verdadero y la Revolución de Octubre formó parte de locus del poder en las sociedades burgue- la experiencia vital de la generación revo- sas no se hallaba en el parlamento y que, lucionaria, constituyó (muy en el sentido desde la conquista del sufragio universal, la de las ideas de Bogdánov sobre el carácter burguesía evitaba discutir en el parlamen- colectivo acumulado de la experiencia) su to todas las cuestiones relevantes, como el fuente de conocimiento sobre la forma de sistema económico, por ejemplo. Los bol- actuar en condiciones bélicas. El lema de la cheviques pretendían crear una sociedad Entente que justificaba «esta guerra para libre y entendían que las restricciones im- terminar todas las guerras» se transformó puestas a la libertad, como la prohibición en «la violencia política para hacer desapa- de la prensa independiente, la detención de recer toda violencia». los contrarrevolucionarios, etc., represen- Según Staroselsky, el concepto de la de- taban un estado transitorio de la defensa de mocracia proletaria socialista estaba basa- la revolución en unas condiciones de ais- do en la idea de un «movimiento de masas lamiento internacional y de amenaza por de amplitud nunca vista» en la política y parte del capitalista. La idea de la dictadu- «de una organización puramente popular ra del proletariado, como ellos llamaban a del poder» [33], en las que las personas ten- este período de restricción de la libertad, se drían la oportunidad de tomar decisiones inspiró en las leyes con que las democracias políticas y ejecutarlas por sí mismas, y no europeas restringieron las libertades cons- a través de sus representantes como en la titucionales de los ciudadanos durante la democracia representativa moderna. La Primera Guerra Mundial.

Otro modelo a seguir para los comu- 32.– Yákov Staroselsky, Problemy iakobinskoi diktatury, nistas, e incluso más importante, era la Leningrado, Gosizdat, 1930, p. 3. política seguida por los jacobinos en cir- 33.– Ibid., p.3.

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Alexandra Kollontai, con delegadas de la Conferencia de Mujeres Comunistas de los Pueblos del Este, celebrada en Moscú en abril de 1921 (Foto: Photochronicles TASS. Fuente: inrussia.com).

Revolución de Octubre y la guerra civil ya (de manera que, conforme a la expresión de fueron el escenario de un movimiento po- Lenin, cada cocinera pudiera gobernar el pular de enorme amplitud, pero los bolche- Estado), a la par que les proporcionaba la viques comprendían que las clases oprimi- experiencia de practicar la política, de ejer- das carecían de conocimientos políticos, no cer la democracia proletaria. Un buen ejem- conocían las prácticas de la política, desco- plo de este enorme experimento social es la nocían los conceptos de la filosofía política emancipación de las mujeres, un colectivo o del derecho que estaban detrás de esas doblemente oprimido, por ser mujeres y prácticas e incluso ignoraban el lenguaje por ser proletarias o campesinas. abstracto de la política. Las feministas del partido bolchevique Bogdánov afirmaba que la nueva cultura crearon una nueva estructura estatal: el tendía al monismo, eliminando las diferen- Departamento Femenino (Zhenotdel). El cias entre la práctica y la actividad intelec- objetivo de esta institución era contribuir tual, la vida y el arte, la ciencia y el arte. a la educación política de las mujeres, pro- La vida debía acercarse al arte y el arte a moverlas a los órganos del poder y luchar la vida, y ambas debían impregnarse de la al mismo tiempo contra los prejuicios ma- ciencia, de la organización racional. Sobre chistas. Cada tres o seis meses los comités la base de estos conceptos el partido (el de las fábricas y los sóviets de las aldeas organizador) había creado el modelo que elegían una delegada que llevaba en la ca- permitía enseñar la política a los oprimidos beza un pañuelo rojo como signo de poder.

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Las delegadas eran enviadas a las uniones las discusiones del Primer Congreso de la profesionales o a los órganos del poder so- Mujer Trabajadora (1918). La ley soviética viético, es decir, los juzgados y las oficinas sobre «el matrimonio, la familia y la tute- de la administración, donde estudiaban y la», que reconocía la igualdad de hombres participaban en la «ciencia del gobierno». y mujeres, garantizaba la equiparación de Trascurrido el plazo, regresaban junto a sus salarios, abolía el matrimonio eclesiástico, electoras, debiendo enseñar lo aprendido legalizaba el aborto, anulaba el estatus de a las demás obreras o campesinas que ha- hijo natural, exigía el consentimiento de brían de elegir a la siguiente delegada, con ambas partes para el matrimonio, introdu- lo que el ciclo se repetía. Este método pro- cía el permiso remunerado de maternidad y fundamente democrático estaba pensado permitía el divorcio a petición de una de las para garantizar el carácter de masas de la partes. Según la ley soviética, las mujeres acción política de la que hablaba Starosels- obtenían el derecho no limitado a la edu- ky, así como para permitir el acceso de un cación (anulándose la separación de niños colectivo oprimido a la vida política, fusio- y niñas en las escuelas), al trabajo, al voto nando la actividad política con la económi- y al acceso a los órganos del poder. La «es- ca (las obreras y las campesinas no se pro- clavitud doméstica» debía ser superada por fesionalizaban en la política). la socialización del trabajo doméstico y el El Zhenotdel también puso en marcha la cuidado de niños: guarderías, panaderías, gigantesca campaña de alfabetización y la lavanderías, fábricas-cocinas y restauran- educación de las mujeres, a la que accedie- tes comunales. Ni antes ni después ningún ron millones de ciudadanas soviéticas. En otro gobierno aprobó un programa de re- las repúblicas musulmanas, donde el esta- formas tan completo a favor de la mujer. tus jurídico de la mujer era el de un obje- to de propiedad, el Zhenotdel realizó una A nivel internacional. Política enorme labor de concienciación. A pesar de internacional las constantes amenazas y los asesinatos de las activistas, la propaganda por la igualdad Se trataba de un campo de especial im- de la mujer continuó, y durante las asam- portancia para la cultura del colectivismo, bleas del Zhenotdel siempre había mujeres ya que desde los tiempos de la Primera In- que se levantaban tras los discursos, se des- ternacional se pensaba que a la organiza- pojaban públicamente del burka o del hijab ción de la burguesía al nivel internacional y se pasaban a las filas donde se sentaban el proletariado debía responder con la in- «las mujeres emancipadas de Oriente» [34]. ternacionalización de su política. Tras la Para facilitar a las mujeres el acceso derrota de la Comuna de París, Marx escri- a la democracia y a la igualdad, el primer bió que «la experiencia del pasado demos- gobierno bolchevique, pese a las condi- tró que un actitud negligente hacia la her- ciones desfavorables de la guerra civil, la mandad que debe existir entre los obreros enorme pobreza y la destrucción del tejido de diferentes países, que debe alentarlos a industrial y urbano causada por los suce- sostenerse mutuamente en la lucha por su sivos conflictos bélicos, adoptó un paque- liberación, se penaliza con la derrota gene- te de medidas redactado sobre la base de ral de sus acciones desunidas» [35].

34.– Véase más sobre el tema en Richard Stites, The Wom- en’s Liberation Movement in Russia, New Jersey, Princeton 35.– Citado por Yuri A. Lvunin, Internatsionalism v deistvii, University Press, 1978, pp. 317-423. Moscú, Mysl, 1985, p.3.

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El principio del internacionalismo pro- que no se podían exportar las revoluciones, letario, las «relaciones de camaradería en- porque no se podía «saltar del segundo mes tre los proletariados de diferentes países», del embarazo revolucionario al noveno», y como diría Bogdánov, era una de las bases también impracticables (tras la guerra civil legales de la política exterior soviética. Hay la URSS era un país azotado por la pobreza, que puntualizar que, a pesar de la opinión la destrucción de su tejido industrial y ur- muy extendida, el principio del internacio- bano y la aparición de epidemias). El tema nalismo proletario no implicaba la ayuda de la ayuda militar puntual a otros países se manu militari a las revoluciones en otros discutió con frecuencia en las sesiones del países. Según Lenin, el internacionalismo Buró Político del partido bolchevique, que proletario exigía: «un trabajo abnegado por recibía regularmente solicitudes de ayu- desarrollar el movimiento y la lucha revo- da militar por parte de diferentes partidos lucionarios en su propio país, y apoyar (por comunistas, las cuales siempre eran recha- la propaganda, por la simpatía, por medios zadas [37]. Hubo excepciones a esta regla: la materiales) la misma lucha, la misma línea, URSS envió ayuda militar en forma de su- e únicamente ella en todos los países sin ex- ministro de armas y envío de consejeros cepción alguna» [36]. militares a las revoluciones alemana (1918- La interpretación de Lenin es muy pare- 1923) y china (durante algunos períodos a cida a la clásica comprensión de este prin- lo largo de las décadas de 1920 y 1930) y cipio, existente en la Primera y la Segunda a la República Española (1936-1939). Sin Internacional, que consideraba que el más embargo, estos casos fueron puntuales y la importante apoyo que podía ofrecer un par- toma de decisiones invariablemente difícil. tido socialista nacional a otro en la lucha El campo de la política exterior mostró era hacer propaganda en favor de su cau- qué difícil era «el dramático cambio desde sa, proporcionar una asistencia financiera las ideas de un partido revolucionario clan- en la medida de lo posible y prestar ayuda destino hacia el realismo político de un go- humanitaria (envío de alimentos, de medi- bierno en el poder» [38]. En octubre de 1917 camentos, acogida de refugiados, etc.). Sin los bolcheviques estaban seguros de que embargo, tras la revolución algunos líderes estaban en vísperas de la revolución euro- bolcheviques, en particular Lev Trotsky y pea que permitiría establecer nuevas rela- Grigori Zinóviev, se pronunciaron a favor ciones entre las naciones del continente, de las «guerras napoleónicas» o interven- fundando lo que Engels había llamado «una ciones militares de menor envergadura que, república proletaria, unida e indivisible» [39]. al igual que en los tiempos de la Revolución La ausencia (la tardanza, en opinión de los Francesa, pudieran llevar las ideas de la Re- bolcheviques) de las revoluciones en otros volución fuera de las fronteras de su pa- países creó una situación totalmente im- tria. Partidario de estas ideas fue el futuro prevista. Los bolcheviques se enfrentaron mariscal Mijail Tujachevski (ejecutado por al problema de encontrar nuevos principios Stalin en 1937 por supuesta conspiración a favor de Trotsky), pero estos proyectos 37.– Véase, por ejempo, Bolshevistskoe rukovodstvo. Perepis- fueron rechazados por la mayoría del Buró ka. 1912-1927, Moscú, Rosspen, 1996, p. 205-206. Político al considerarse anti-marxistas, ya 38.– Citado por I. Gorojov, L. Zamiatin y L. Zemskov, Chicherin – diplomat leninskoi shkoly, Moscú, Izdatel’stvo politicheskoi literatury, 1973, p. 95. 36.– Citado por Yuri A. Lvunin, Internatsionalism v deistvii, 39.– Citado por Ilya P. Trainin, SSSR i natsionalnaia prob- Moscú, Mysl, 1985, p.4. El subrayado es de Lenin. lema, Moscú, Krasnaia nov, 1924, p. 22.

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de actuación para el partido revolucionario la propaganda de la paz y de la cooperación en una escena internacional dominada por nacional, el rechazo de la jerarquía de las las fuerzas burguesas. naciones, la afirmación del principio de la Los bolcheviques veían la URSS como el igualdad de todos los pueblos (especial- prototipo de la futura república proletaria mente la defensa de los derechos de las na- mundial y, partiendo de esta idea, crearon ciones pequeñas), el rechazo del colonia- los nuevos principios de la política exte- lismo, el rechazo de la intromisión en los rior soviética, dirigida a diversos grupos en asuntos internos de una nación con el obje- Occidente. El «derecho de autodefensa», es tivo de «civilizarla» o «democratizarla» (la decir, el deseo de preservar el Estado crea- propaganda de guerra de Alemania durante do por la Revolución Rusa, fue uno de los la Primera Guerra Mundial afirmaba que principales objetivos de la política soviéti- ese país luchaba contra el «despotismo» de ca. Otro objetivo era el de sentar los fun- Rusia para liberarla y civilizarla), y la afir- damentos no sólo de su supervivencia, sino mación del derecho de todos los pueblos a del crecimiento de su riqueza y poderío, ya decidir su destino por sí mismos. Es decir, que la URSS debía mostrar el ejemplo de los foros burgueses de la política interna- la aplicación de nuevas formas sociales, cional eran vistos como los parlamentos políticas y culturales. Por último (exacta- burgueses en la época anterior a la Primera mente en este orden, según la comprensión Guerra Mundial, que los socialistas revolu- leninista del principio del internacionalis- cionarios habían utilizado para hacer pro- mo revolucionario), la URSS debía prestar paganda de sus ideas. Lo más importante ayuda a los movimientos de liberación, en para los bolcheviques era mantener la paz, primer lugar a los partidos comunistas, y objetivo que estaba en el centro de toda la en segundo lugar, a los movimientos colo- política exterior soviética, pues se trataba niales y proletarios que desearan colaborar de una necesidad práctica: la URSS era frá- con el bolchevismo, incluyendo asociacio- gil y necesitaba la paz para llevar a cabo la nes culturales, sindicatos revolucionarios y transformación revolucionaria. Pero tam- los movimientos cooperativos agrícolas. bién era parte de la ideología marxista, que Estos objetivos permitieron crear una creía que mientras el capitalismo necesita- complicada política exterior dirigida a dife- ba y creaba las guerras, el socialismo crea- rentes grupos en Occidente y Oriente. Una ría un mundo de paz. parte de la política exterior debía dirigirse La segunda esfera de la política soviética necesariamente a los gobiernos burgue- tenía por objetivo la creación de la «nue- ses. La URSS estaba interesada en romper va diplomacia», la diplomacia del pueblo, el bloqueo, a fin de conseguir los créditos consistente en la comunicación entre or- y tecnologías necesarias para vencer la ganizaciones obreras. En numerosas oca- pobreza y reconstituir el tejido industrial. siones los bolcheviques hicieron el lla- Los dirigentes soviéticos decidieron hacer mamiento directo no hacia los gobiernos uso de los foros donde se relacionaban los de otras naciones, sino hacia sus partidos gobiernos de otros países (como las con- proletarios, sindicatos, etc. Se trataba de ferencias internacionales o la Sociedad de una idea nacida en el fragor de la Primera las Naciones), no solamente para intentar Guerra Mundial [40]. Los bolcheviques veían llegar a acuerdos de cooperación, sino tam- 40.– Véase más sobre el tema: Arno J. Mayer, Political Ori- bién para promocionar a nivel internacio- gins of the New Diplomacy, 1917-1918, New Haven, Yale nal los principios de la política proletaria: University Press, 1959.

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la diplomacia del pueblo como un intento que sacrificaran temporalmente, si fuera de democratizar la política exterior, pro- necesario, sus intereses a la promoción de mocionando la participación de amplios la causa común. sectores de la población en su elaboración, Para cumplir con algunos de estos obje- lo que correspondía a su concepto de la de- tivos, uno de los primeros actos del poder mocracia, como ya se indicó en este artícu- soviético fue denunciar la existencia de lo. Al igual que Jaurès y Luxemburgo, Lenin tratados secretos entre las potencias euro- pensaba que «la diplomacia de los pueblos» peas, las cuales se repartían los territorios podía ser incluso más eficaz que «la diplo- de otras naciones en zonas de influencia y macia de los estados». En uno de sus escri- dividían los mercados y los recursos natura- tos, el fundador del partido bolchevique les de países pequeños. Los tratados de este afirmaba: tipo encontrados en la cancillería zarista fueron agrupados en una larga colección ti- «Tenemos una unión internacional que no tulada «Documentos del imperialismo» con está registrada en ninguna parte, no está la intención de hacerlos del dominio pú- formalizada, no representa nada desde el blico. La colección se publicó con una gran punto de vista «del derecho internacional», tirada entre 1918 y el final de la década de pero significa todo en el mundo del capita- 1920, provocando un gran escándalo en las lismo en proceso de degeneración» [41]. cancillerías y la prensa del Reino Unido, Francia, Alemania y los Estados Unidos [43]. La tercera esfera de la política exterior La URSS rescindió además unilateralmente soviética era la dirigida a los partidos co- los tratados de corte imperialista conclui- munistas a través de la Internacional Co- dos durante la época zarista con Irán, Afga- munista. Alexánder Lozovsky, en su polé- nistán, China y otras «naciones oprimidas mica con los anarcosindicalistas franceses, de Oriente», como parte de su visión de la definió claramente la visión soviética del igualdad de todas las naciones y expresión desarrollo de esta política: «Nuestro ideal del internacionalismo proletario [44]. es la creación de la única Internacional que El intercambio de cartas privadas entre agrupe al movimiento político, sindical el primer responsable de la política exte- y cooperativo de la clase obrera para reu- rior soviética Gueorgui Chicherin y Vladí- nir en una organización, en un solo puño, mir Lenin deja ver que la política exterior toda la energía revolucionaria del proleta- soviética se construía como una antítesis riado a fin de poder luchar contra -la bur de la política exterior capitalista, y mues- guesía internacional, una burguesía unida, tra cómo debían ponerse en práctica los bien organizada y bien consciente de sus diferentes elementos de la política exterior intereses» [42]. Esta Internacional tomaría soviética, según la concepción de sus crea- decisiones obligatorias para todas sus or- dores: ganizaciones y utilizaría la fuerza conjun- ta para conseguir los objetivos en el país con más posibilidades para el movimiento revolucionario, pidiendo a los otros países 43.– Por ejemplo, uno de los volumenes de esta colección: Mezhdunarodnaia política noveishego vremeni v dogovoraj, 41.– Citado por Yuri A. Lvunin, Internatsionalism v deistvii, notaj i deklaratsiaij, Moscú, Litizdat NKID, 1928. Moscú, Mysl, 1985, pp. 5-6. 44.– Véase Timothy Edward O’Conor, Diplomacy and Revo- 42.– Alexánder Lozovsky, Anarjo-sindikalism y kommunizm, lution. G. V. Chicherin and Soviet Foreign Affairs, 1918-1930, (1 ed.- 1922), Librokom, 2010, pp. 15-16. Ames, Iova State University Press, 1988.

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«Debemos introducir algo nuevo en las for- terminaremos este breve esbozo de algu- mas habituales de las relaciones interna- nos de los experimentos sociales, políticos cionales para impedir que estas formas se y culturales de la Revolución de Octubre, conviertan en un arma del imperialismo. Lo dando cabida no sólo a las voces de los po- nuevo se crea tanto a partir de nuestra ex- licymakers o intelectuales del partido, sino periencia y nuestro trabajo creativo como a también a los representantes de base, a los partir de lo que la propia vida está creando elementos democráticos de esta revolución durante el proceso de la destrucción y rup- del pensamiento, a los hijos de la Gran Re- tura del mundo imperialista. El resultado volución Rusa. de la guerra mundial ha sido la intensifi- Demasiado jóvenes para poder parti- cación del movimiento de liberación de los cipar en la Revolución de Octubre o en la pueblos oprimidos y coloniales. Las poten- guerra civil, estas personas (una mujer y un cias mundiales empiezan a sentir que todas hombre procedentes de clases acomodadas) las costuras empiezan a romperse. Nuestro nunca fueron miembros del partido y se programa internacional debe introducir en vieron profundamente afectados por la trá- el esquema de relaciones internacionales a gica época del Gran Terror. Ambos dejaron todos los pueblos coloniales y oprimidos. su testimonio sobre el ambiente intelectual […] Otra novedad debe ser la participación y emocional de aquellos años, el ambiente de las organizaciones obreras […] de libertad y creatividad, el ritmo frenéti- Como resultado tendremos una propuesta co de la vida, el calor de los debates sobre atrevida y totalmente innovadora: un con- el porvenir, el fantástico espacio de futuro greso internacional con la participación de que aparecía en medio del presente real de todos los pueblos del globo terrestre sobre las viejas capitales del imperio, Petrogra- la base de una total igualdad, sobre la base do y Moscú. Sus textos sobre su juventud de la declaración del derecho de la autode- y los sueños que los inspiraban fueron es- terminación o del gobierno propio de todos critos décadas más tarde, en la época del los pueblos oprimidos, y con la participa- conservadurismo de Brezhnev, pero ambos ción de las organizaciones obreras (han de autores, a pesar de traumas y desilusiones, constituir un tercio del congreso). El con- nunca renunciaron a sus ideales juveniles. greso tendrá como objetivo no la obligación Habla Nina Gagen-Torn: impuesta por una minoría, sino el acuerdo global… Al mismo tiempo, proponemos una «El centro de nuestra vida universitaria era reducción universal de los armamentos. la residencia de estudiantes. Vivíamos en […] El único anhelo de nuestro pueblo es una comuna. […] El Snark (del libro de Jack vivir en la paz y amistad con las masas tra- London) es una nave que nos permite viajar bajadoras de todas las naciones» [45]. «sobre la tierra, bajo la tierra, sobre el agua, bajo el agua, en el aire y en el espacio». La Las voces de los jóvenes de la tripulación del Snark es toda nuestra co- Revolución de Octubre muna más los amigos. […] El ritual del viaje es el siguiente: a la habitación donde vivía Siguiendo el modelo de los pensadores Ira Varshávskaia se llevaban las sillas y se socialistas desde Jaurès hasta Bogdánov, colocaban de tal manera que sus respaldos formaran el bordo de la nave. […] La nave 45.– Citado por I. Gorojov, L. Zamiatin, I. Zemskov, Chicherin – diplomat leninskoi shkoly, Moscú, Izdatel’stvo politiches- tenía un cuaderno con el registro de todos koi literatury, 1973, pp. 145-6, 95. los viajes. Allí también se escribían los pro-

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Columna de hombres y mujeres en los primeros tiempos de la revolución (foto de autoría desconocida. Fuente: yandex.ru).

yectos de los viajes del futuro. […] El viaje elevaba ya en el aire, salía ya por la ventana se componía de dos partes. La primera era y, como una silueta de luz brillante, flotaba un conferencia seria sobre los temas cien- por encima de la Catedral de San Isáak. ¡Es- tíficos de actualidad. Por ejemplo, el físico tamos volaaando! […] Kuka Dorfman nos habló del principio de Después recitábamos poesías. A veces, du- la relatividad de Einstein. Entonces sólo rante las noches blancas, bajábamos a la acababan de aparecer las primeras noticias calle cantando, marchábamos hasta la Pla- sobre ello. […] El debate sobre los princi- za del Palacio y bailábamos allí. Cualquier pios filosóficos del descubrimiento, sobre otro sitio nos parecía pequeño, nos faltaba la imagen de la estructura del átomo, duró espacio. Al día siguiente seguíamos reuni- varias horas. dos, pues estábamos empezando a discu- Después de la presentación empezaba la se- tir cómo viviría nuestra comuna, qué casa gunda parte, su interpretación humorística, conseguiríamos para ella y cómo íbamos a a veces en forma del teatro. […] Ahora ya no distribuir las habitaciones. recuerdo todos los temas, todos los viajes En nuestros sueños, la casa de nuestra del Snark. Pero veo rostros jóvenes, anima- comuna sería así: la planta baja daría ca- dos, recuerdo la sensación del aire que fluía bida a la biblioteca, el comedor, la cocina, libremente, danzaba, recuerdo una ventana el espacio de descanso y el «barrio de los abierta al mundo. Parecía que el Snark se niños», pues tendríamos niños y los educa-

40 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 21-42 La revolución del pensamiento, la cultura y las emociones Olga Novikova

ríamos a todos juntos. La segunda planta se todos gritan como si estuvieran a punto de dedicaría a las habitaciones individuales. pasar a las manos’. Cada persona tendría su habitación. En la La propia palabra ‘Meyerhold’ significaba comuna seríamos diez o doce personas. No más que la vida de un hombre, aunque este imaginábamos la familia como una entidad hombre existía en la realidad, comía, bebía, cerrada, como las del falansterio… El amor dormía, llevaba una chaqueta, ensayaba en viene y se va, pero la vida no se basa en su teatro abierto a todos los vientos y co- el amor, la vida se basa en la amistad y la rrientes, salía a recibir los aplausos, partici- camaradería» [46]. paba en los debates. Su nombre unía a unos y desunía a otros. Habla Alexander Gladkov: Era una bandera en la guerra, una contrase- ña, un concepto abstracto que no requería «Moscú, a mediados de la década de 1920 explicaciones, un tema para los debates, […] El TEATRO más sorprendente, irre- un blanco para las parodias y bromas; y su petible, imposible, único en el mundo [el nombre constituía no uno, sino varios ca- teatro del genial director Vsévolod Meyer- pítulos de la historia del teatro ruso. […] hold – O.N. [...] En todo ello estaba la nueva Era la biografía del joven siglo, cuyo con- estética de nuestro tiempo, el oxígeno y el tenido principal era esperar la revolución y ozono que respiraba la revolución, el ritmo hacerla realidad. ‘El nombre de Meyerhold de los fantásticos años veinte, los años de es la bandera de una eterna rebelión en el nuestra juventud, la juventud de nuestra mercado del arte, y la juventud revolucio- generación. […] Todos conocían el nombre naria lleva esta bandera. La juventud mar- de Meyerhold, incluso aquéllos que nunca cha veloz y unida hacia su futuro, y entre habían pisado su teatro. Para los hombres sus consignas y señales también figura de la tradición, del pasado, su nombre cau- ésta: ¡Mey-er-hold, Sube el voltaje!’ (Ser- saba tanto espanto como la palabra ‘man- guéi Tretiákov) […]. Todo lo que nos con- dato’. […] movía por su novedad; todo lo que no pa- Los legendarios escándalos de los románti- recía una fácil repetición de lo viejo, todo cos en los estrenos de las obras de V. Hugo lo que expresaba nuestro siglo, nuestros parecían bromas de niños comparado con ritmos, nuestra percepción del espacio, de lo que pasaba en los estrenos del Teatro de la factura de las cosas, todo ello nos cautivó Meyerhold o en los debates donde se anun- por primera vez en su teatro: el espíritu del ciaba su presencia. urbanismo, el constructivismo, los ritmos Tengo delante de mí la transcripción ta- sincopados, el ‘desnudar’ de la materia, la quigráfica del debate sobre el espectáculo expresividad del montaje, las luces que ilu- El alba (finales de 1920). El lápiz preciso de minaban desde los palcos, una nueva forma una taquígrafa diligentemente anotó entre de usar la escena, una ampliación infinita paréntesis: ‘gritos increíbles’. Un poco más de las fronteras de lo convencional en el adelante: ‘griterío espantoso’. Después si- teatro. Todo ello conquistaba, conmovía, gue una pausa en el texto con la explicación cautivaba, se grababa en la memoria. […] El escrita en el margen: ‘El ruido y los gritos primer grito ‘¡Mey-er-hold!’ sonó desde el son tales que no se entienden las palabras, gallinero, después se sumaron los del bal- cón. Cerca de mí corría un grupo de jóve-

46.– Nina Gagen-Torn, Memoria, Moscú, Vozvraschenie, nes entre empujones para llegar a la esce- 2009, pp. 60-63. na. Eran los estudiantes de la Universidad

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o de las facultades obreras, con las cabezas en los kioskos de prensa se formaban colas despeinadas o rapadas al cero, llevando las para comprar la novela de Jimmy Dollar insignias de la Internacional de Juventudes Mess Mend, e incluso la escuela secundaria Comunistas sobre sus camisas campesinas donde yo estudiaba llevaba el nombre de al estilo Tolstoy o en los viejos uniformes Thomas Edison […]» [47]. de la guerra civil, mientras las chicas iban ataviadas con pañuelos rojos. Inclinándose A modo de conclusión sobre el balcón, aplaudían con furia jóvenes chinos cuyos rostros aparecían casi ocultos La realización de las ideas de la revo- tras gruesas gafas de concha de tortuga. De lución del pensamiento soviético resultó la puerta por la que había aparecido Meyer- ser más compleja y difícil de lo que podían hold salió corriendo un grupo de jóvenes, imaginar sus creadores. El país era pobre, todos llevando los mismos trajes azules... el nivel de la educación de la mayoría de la También ellos aplaudieron, pero con un población bajo. El país tuvo que enfrentarse cierto semblante de superioridad, como los a la permanente amenaza de intervención iniciados. Entendí que se trataba de los es- militar de las potencias capitalistas, al blo- tudiantes del Taller Estatal Experimental queo económico, al aislamiento, a tres te- de Teatro. […] Incluso el aire del Moscú de rribles guerras: la guerra civil, la Segunda la década de 1920 se enriquecía con el vien- Guerra Mundial, la Guerra Fría. Muchos de to fresco del internacionalismo: frente al los experimentos, como la colectivización, templo del Cristo Salvador (que todavía no fueron muy traumáticos. La generación de había sido derribado) los estudiantes chi- la revolución fue diezmada en las guerras y nos jugaban al voleybol; en la calle Mias- duramente herida por el terror estalinista. nítskaya toda la pared de un edificio osten- No todas las ideas de la Revolución de Oc- taba una enorme consigna ‘¡Manos fuera de tubre se cumplieron, y ninguna se cumplió Besarabia!’; el héroe favorito de los chicos plenamente, como predijo Ustriálov. Pero era el negrito de sonrisa luminosa y blanca no desaparecieron, porque las ideas, una vez que aparecía en la película Diablillos rojos; nacidas, pertenecen a toda la humanidad.

47.– Alexander Gladkov, Meyerhold, 2 vol. Moscú, STD, 1990, pp. 5, 9, 15, 16, 17, 19.

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Lenin 2122

Antonio J. Antón Fernández Filósofo y traductor

Resumen:

Pese al esfuerzo de numerosas investigaciones, la imagen de Lenin sigue siendo la del revolucionario solitario, el líder de una red elitista de conspiradores profesionales. Su propia vida privada, y su afición al montañismo y las excursiones —actividad que en la literatura está asociada siempre a la soledad del explorador, y al imaginario del roman- ticismo— pueden servir, paradójicamente, para desmentir esta imagen, y abrir, un poco más aún, lecturas cerradas por el polvo de los años: su concepción del partido, de la revolución, del Estado o del materialismo, han tenido, como es ya casi tradición, nuevas reinterpretaciones en los últimos años.

Palabras clave: montañismo, democracia social, Hegel, Krupskaya, Lenin, revolución.

Abstract

In spite of the amount of research done on the subject, a very specific image of Lenin as an isolated leader of an elitist network of professional conspirators remains still pervasive. His own private life, his interest in climbing and hiking —activities that in literature are linked to the lone- liness of the explorer and to the imagery of Romanticism— can be used, paradoxically, to set that image straight and unveil readings long forgotten or distorted, including new interpretations on his views about materialism, revolution, the Party or the State.

Keywords: climbing, social democracy, Hegel, Krupskaya, Lenin, revolution.

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En una carta de 1904 a su madre, Lenin que Lenin acordaba con Krupskaya en 1904 describía el resultado de un largo ascen- un cambio de aires y un descanso mental so, de 1200 metros, a una montaña cerca ante las incesantes disputas partidarias. La de Ginebra. Llegado a la cima, acompa- mejor receta: convertirse en «vagabundos», ñado por «Nadia y un amigo», observaba en «excursionistas» armados apenas con «un verdadero mar de niebla, y nubes, a una guía (como resultaría obvio para través de las cuales no se veía nada, sólo cualquier viajero de entonces, se trataba se dibujaban las montañas». [1] Pese al de la guía de Baedeker [3]), algo de queso y esfuerzo de numerosas investigaciones, huevos. Con sus mochilas abandonarían la imagen de Lenin sigue siendo la del Ginebra para embarcarse en una larga revolucionario solitario, el líder de una red excursión, hacia Interlaken y Lucerna [4]. En elitista de conspiradores profesionales. Lausana, sin embargo, decidieron aligerar Su propia vida privada, y su afición al aún más sus mochilas, enviando de vuelta a montañismo y las excursiones —actividad Ginebra parte de sus libros, con la promesa que en la literatura está asociada siempre de no discutir más de política [5]. a la soledad del explorador, y al imaginario Vale la pena recalcar esta etapa del del romanticismo— pueden servir para viaje. El 3 de julio de 1904, el grupo de desmentir esta imagen, y abrir, un poco «vagabundos» (Nadezhda, Lenin y Mariya más aún, lecturas cerradas por el polvo de Essen) se embarcaban en un barco de los años: su concepción del partido, de la vapor, que les llevaría desde Lausana hasta revolución, del Estado o del materialismo, Montreux. Si seguimos las reconstrucciones han tenido, como es ya casi tradición, biográficas que mencionan este episodio nuevas reinterpretaciones en los últimos con mayor detalle, el plan de este años. En las páginas siguientes revisaremos provisional «Lenin apolítico» era visitar el algunas «postales» de esas excursiones, Château de Chillon… «para homenajear a comenzando por Ginebra. Lord Byron».

3.–Estas guías eran muy comunes para cualquier viajero La revolución contra el prisionero de en Europa, incluidos los exiliados rusos. Habitualmente se Chillon cita el título en inglés, idioma en el que se publicó en Leipzig (1903) en la colección A.W. Baedecker’s Reisehan- «El trabajo no es como un oso: no huirá dbücher, esto es: Switzerland: and the adjacent portions of para esconderse en el bosque» [2], esta había Italy, Savoy, and Tyrol: handbook for travellers. Citaremos a sido la poco tranquilizadora frase con la partir de esta edición, que probablemente fuera la que manejara Lenin. No obstante, en una carta a su madre del 2 de agosto de 1898, Lenin dice haber recibido (por error) 1.–Lenin, Carta a M. A. Uliánova, en Obras Completas, tomo la guía, pero la cita por su título en francés, Suisse, además 41, p. 323. Omito a partir de aquí el nombre «completo», de una monumental historia de la educación pública en e inexistente, de Lenin, algo así como «V. I.» o similares Suiza, «en tres volúmenes» (Lenin, Collected Works, vol. 37, (respecto al «nombre auténtico» de Lenin, véase el primer trad. ing. George H. Hanna, Progress, Moscú, 1967, p. 182). capítulo de Lars T. Lih, Lenin (critical lives), Reaktion Books, La edición francesa sería La Suisse et les parties limitrophes Londres, 2011). Precisamente porque en este artículo se de l’ Italie, de la Savoie et du Tyrol, 19ª edición, Leipzig- plantean cuestiones relacionadas con la necesidad de re- París, Baedeker-Ollendorff, 1893. Las traducciones serán visiones filológicas de las obras de Lenin, no será posible mías (excepto los versos de Byron), a partir de la edición mantener una única edición de referencia. de 1903. 2.–Nadezhda Krupskaya, Memories of Lenin, trad. Edmund 4.–Helen Rappaport, Conspirator. Lenin in exile, Basic Verney, Panther Books, Londres, 1970 p. 98, y con algún Books, Nueva York, 2010, p. 108. cambio, en la Carta de Krupskaya y Lenin a la madre de Le- 5.–Carter Elwood, The Non-Geometric Lenin, Anthem Press, nin, 2 de julio 1904 (Lenin, Collected Works, vol. 37, p. 362) Londres, 2011, p. 144.

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No sabemos de lecturas byronianas en la juventud de Volodia, aunque podemos aventurarnos a afirmar que conocía su obra y vida. Los padres de Lenin, profesores y amantes de la literatura, gustaban de la literatura romántica rusa y europea [6]. Años después de esta excursión, Lenin y Lunacharsky incluirían a Lord Byron en la lista de «héroes de la cultura» que tendrían su propia escultura o monumento en las calles de las grandes ciudades soviéticas [7]. Pero, sin poder especular mucho más, la prueba más sólida es la propia guía Baedeker, que Lenin y Krupskaya habían «leído cuidadosamente […] para planear el viaje» [8]. La guía, como es natural, está llena de pistas para seguir el rastro de Lord Byron: «se puede volver a Ginebra por Cologny, donde puede disfrutarse la encantadora vista del lago y la Villa Diodati, donde Byron escribió Manfred y el Canto III de Childe Harold en 1816» (página 260); «a tres millas de Vevey está el pueblo de Clarens, inmortalizado por Rousseau; puede vislumbrarse también la casa en la que vivió Byron en 1816, en la Rue Portada de la guía Baedeker (archive.org). du Lac, a 100 yardas al oeste[...]» (pág. 270). Pero la guía también incluye pasajes más antigua prosperidad. El castillo medieval, detallados (pág. 245): en la entrada del pueblo, ocupa el lugar del capitolio romano. Al noroeste se alza una «[En Avenches se encuentran] los restos solitaria columna corintia, el resto de un de un anfiteatro y otras construcciones, y templo de Apolo, llamado ahora Le Cigog- de la vieja muralla, que dan muestra de su nier ... El Museo (el custodio vive cerca de la iglesia —cobra poco) contiene mosaicos, 6.–«Maria Alexandrovna disfrutaba especialmente del poeta romántico Lermontov», a lo que Service añade: inscripciones y otras reliquias reciente- «que escribía al modo de Byron» (Robert Service, Lenin: a mente encontradas aquí; en su jardín está biography, Belknap Press - Harvard University Press, 2000, el mencionado anfiteatro. En su Childe Ha- p. 41). rold (iii, 65) Lord Byron alude al Cigognier: 7.–Aparte de personajes obvios (Chernyshevsky, Luxem- burg, Herzen o Marx), la lista incluía entre otros a Chopin, Cézanne, Voltaire o Rublev (el pintor medieval al que de- By a lone wall a lonelier column rears dicaría una película en 1966 el director soviético Andrei A grey and grief worn aspect of old days». Tarkovsky). Véase Bowlt, John E., «Russian Sculpture and Lenin’s Plan for Monumental Propaganda», en H. Millon, y Volvamos a Chillon. Al bajarse del bar- L. Nochlin (eds.), Art and Architecture in the Service of Poli- tics, Cambridge, Massachusetts, 1978, pp. 182-193.. co, antes de encaminarse hacia el castillo y 8.–Carta de Krupskaya y Lenin a la madre de Lenin, 2 de mientras exploraban Montreux, los excur- julio 1904 (Lenin, Collected Works, vol. 37, p. 362). sionistas pudieron haber repasado la guía

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una vez más, en sus páginas 274 y 275, y ganó gran hostilidad del Duque, hostilidad sorprenderse ante la repentina irrupción que le valió ser apresado y encarcelado en poética e historiográfica en medio de la el castillo de Grolée, donde permaneció dos prosaica prosa viajera: años. Al recuperar la libertad volvió a su priorato, pero en 1528 de nuevo volvía a las «Con sus enormes muros y torres, a tres armas contra aquellos que se habían hecho cuartos de milla del embarcadero y un con sus ingresos eclesiásticos. La ciudad de cuarto de la estación de Veytaux-Chillon, Ginebra le suministró municiones […] pero se alza sobre una roca aislada a 22 yardas en 1530 cayó en manos de su viejo enemi- de la orilla, con la que se conecta por me- go, el Duque, que le confinó a la prisión del dio de un puente. Sobre la entrada (abierta castillo de Chillon. En 1536 fue liberado por diariamente de ocho a seis o siete —50 c. la las fuerzas de Berna y Ginebra […]». entrada, y gratis los domingos por la tarde; cerrada de 12 a 1:30) se puede observar el El lugar estaba, sin duda, lleno de encan- escudo del Canton de Vaud. El interior se ha to, artístico, literario… y revolucionario. restaurado completamente y ligeramente Pero el héroe byroniano (ya sea el del poema alterado, y se utiliza como museo histórico o su contraparte histórica) no puede servir y almacén de archivos. al historiador actual como metáfora para describir al Lenin histórico. O al menos, ya Chillon ! thy prison is a holy place, no. Frente a lo que los historiadores recien- And thy sad floor an altar, —for ‹twas trod, tes han llamado el «Lenin de manual», en Until his very steps have left a trace, los últimos años ha ido (re)surgiendo un Worn, as if the cold pavement were a sod, nuevo Lenin, con más matices, menos mo- By Bonivard!— may none those marks efface, nolítico, menos «geométrico». Así, la pareja For they appeal from tyranny to God. de excursionistas de 1904 —y toda su carre- ra posterior— representan la antítesis del El poeta citado ha proyectado sobre este héroe solitario, del líder aislado que dirige a lugar gran interés, pero sería un error iden- una masa indistinta de hombres, listos para tificar a Bonivard, víctima de la tiranía del seguir sus órdenes, pero incapaces de desa- Duque de Saboya y confinado por él en estos rrollar una acción y una estrategia (o una lúgubres calabozos durante seis años, con heroicidad) propias. el «Prisionero de Chillon» de Byron (com- Quizás por eso el Lenin que se acerca a puesta en su estancia en Ouchy en 1817). Byron sea un Lenin «apolítico»: un revolu- El autor llama a su poema una fábula, y cionario… de vacaciones. Y debe estar de va- cuando la compuso no conocía la historia caciones precisamente porque esa concep- de Bonivard, en cuyo caso, como él mismo ción, la del prisionero de Chillon, nunca fue afirma, habría intentado dignificar el tema la de Lenin, aunque se le acusara más de una intentando celebrar su coraje y virtud. vez de «romántico». Curiosamente uno de Francis Bonivard nació en 1496. Era el hijo esos críticos, Alexander Potresov, había di- de Louis Bonivard, Lord of Dune, y a la edad cho de ¿Qué hacer? —escrito dos años antes de dieciséis años heredó de su tío el rico de la excursión a Montreux— que muchas de priorato de San Víctor, cerca de los muros sus páginas eran «auténtica poesía» [9]. Pero de Ginebra. Tras el ataque a la República de

Ginebra por parte del Duque de Saboya, Bo- 9.–Cit. en Lars T. Lih, Lenin Rediscovered: What is to be nivard adoptó con fervor su causa, y así se Done? In context, Haymarket Books, Chicago, 2008, p. 387.

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ahora las críticas señalaban un supuesto mónica»; poco después será Plejanov quien pesimismo y desconfianza respecto a las dé contenido estratégico a esta noción: masas por parte de Lenin, y acusaban a sus conquistar la hegemonía entre las fuerzas textos de ser expresión de un exacerbado que están en el ámbito de influencia del «romanticismo» y un «ciego optimismo» partido. Será Lenin (junto a Kamenev y Zi- en los militantes clandestinos (praktiki) del noviev) quienes desarrollarán la estrategia partido. Para ellos, por otro lado, Lenin se de la hegemonía [13], al respecto del partido había convertido en un héroe. No al que se- revolucionario del proletariado, y también guir, sino al que imitar [10]. respecto a la dictadura del proletariado tras Esta y otras confusiones, de las que sólo la victoria «final». recientemente empezamos a salir, se deben Lassalle, y por encima de todo Kautsky, a otra diferencia entre Byron y Lenin. Am- son quienes dan el primer impulso a un pro- bos viajeros: pero el primero era un aventu- yecto que se mantendría con bastante con- rero de destino marcado, alguien que elegía tinuidad durante casi toda la vida de Lenin, su combate y viajaba directamente hacia él. pese a lo que nos hicieron creer los «ma- Lenin, sin embargo, no practicaba el sende- nuales»: el proyecto de un «erfurtianismo rismo por casualidad: fue ese tipo de viaje- revolucionario» [14]. A saber: «idea básica de ro dispuesto a perderse entre los meandros Marx: la conquista del poder político por el menos conocidos, encontrar y vencer los proletariado», o dicho de otro modo, la «fu- senderos más tortuosos, ascender las cues- sión del socialismo y el movimiento de los tas menos accesibles. Pero sobre todo, un trabajadores» [15]. La toma del poder debía viajero que necesitó siempre de compañía. No es de extrañar que el Marx que más le 13.–Lars T. Lih, Lenin Rediscovered, op. cit., p. 110. interesara no fuera tanto el Marx filósofo, 14.–Es una de las tesis fuertes —y provocadoras— de Lih, ni aquel más dependiente de la oportuni- op. cit.: «Creo que Lenin conservó la misma concepción dad política abierta por los movimientos de erfurtiana, desde la década de 1890, y al menos hasta 1917» (p. 117). Resumo los puntos principales del «erfur- la economía, o el más confiado en el des- tianismo» de Kautsky-Lenin según Lih: reconocimiento borde inevitable de la historia [11]. El Marx de tres fuentes de autoridad (el partido, el programa, los al que Lenin acudirá más a menudo es el escritos de Kautsky); fórmula de la fusión del socialismo más cercano (y por tanto en mayor y más y el movimiento de trabajadores; «la buena nueva», i.e., la Social Democracia (después Partido Comunista) como áspera polémica) con Lassalle, Blanqui o garantía y a la vez centro difusor de la confianza en la Bakunin. El primero con mayor prioridad: misión histórica de los trabajadores, según el modelo de porque será Lassalle, el teórico del «cuarto esferas de conciencia (de Kautsky, ver infra) y la confianza estado», el que inspire el primer manda- en que los trabajadores responderán a ese llamado; el modelo de partido, de clase, independiente, en pos del miento práctico para todo social demócrata socialismo, centralizado y disciplinado, tan democrático revolucionario: una organización política como sea posible, con militantes especializados y independiente para el proletariado [12]. Esta «funcionarios» propios; libertad política, esto es: sin organización —decía Pavel Akselrod a fina- libertad política no es posible alcanzar los objetivos, y por tanto debe derrocarse al zarismo; liderazgo popular, esto es, les de la década de 1890— debe ser «hege- ser un partido de toda la masa trabajadora; la hegemonía del partido, i.e., que los trabajadores organizados sean 10.–Lars T. Lih, Lenin Rediscovered, op. cit., p. 29. los líderes naturales en la lucha nacional por la libertad 11.–Lars T. Lih, ibid., asigna cada uno de estos «Marx» a política; y finalmente, el internacionalismo, como punto cada uno de los tres historiadores —en su opinión— más irrenunciable… o al menos así lo debía ser para los representativos de la «marxología» moderna. Es decir, erfurtianos revolucionarios, que a partir de 1914 serían respectivamente: Kolakowski, Eley, Hobsbawm. los leninistas, los «comunistas». 12.–Lars T. Lih, Lenin Rediscovered, op. cit., p. 56-57 y ss. 15.–Nótese mi (apresurada) traducción de «worker [sic]

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lograrse desde el movimiento obrero, en su no compartan y participen de la lucha de la expresión política autónoma, pero también Social Democracia [16]. desde la lucha de las libertades políticas, en El protagonista último, el héroe que alianza o hegemonía sobre los agentes per- desde la base soporta todo el peso de la tinentes para ello en cada coyuntura histó- tarea histórica, es el praktik, aquel que por rica; la oposición al absolutismo zarista era su determinación, y al que con la «satis- tanto el papel principal destinado al mo- facción de sus necesidades intelectuales» vimiento radical de los trabajadores, como el partido ha ayudado a que se convierta un paso necesario en la construcción de la en «intelligentsia obrera» [17]. El praktik es hegemonía de los socialistas. aquel «que, a nivel racional y emotivo, es Hegemonía, por resumir, significaba el militante-y-conspirador, el trabajador para Lenin dos cosas diferentes pero com- o trabajadora útil, resuelto, con capacidad plementarias: el liderazgo de los trabaja- de intervención efectiva, consciente de su dores socialistas en la lucha global contra misión histórica, y con conciencia de cla- la autocracia zarista, y por tanto el trabajo se»: esta frase entrecomillada es algo que del partido por ser referente en la lucha por en el contexto de Lenin era «tan» sencillo, y las libertades políticas; y por otro, al estilo que tanta confusión nos ha traído durante clásico kautskiano, la ampliación de la ca- decenios, como decir que el héroe colecti- pacidad del partido, como vanguardia de vo al que apelaba Lenin era el soznatel›nyi los trabajadores, para influir e impulsar la rabochii dotado de la justa soznanie… [18]. En organización de los trabajadores. Esto es, 16.–Esta reconstrucción tiene una exposición clara en Karl su crecimiento dentro de las esferas socia- Kautsky, Das Erfurter Programm, Dietz Verlag, Berlín, 1965 les que corresponden a los diferentes gra- (1892), p. 216-217, cit. en Lih, Lenin Rediscovered, pp. 76. En dos de reconocimiento del papel que un las páginas siguientes Lih perfila lo que llama la «teoría colectivo desarrolla dentro del capitalismo, de los círculos de conciencia [awareness]» de Kautsky, a la que Lenin quedaría adscrito, al menos en gran parte y de su misión histórica: dentro de las cla- (su mayor distancia, Hegel-Marx mediante, sería respecto ses trabajadoras, el proletariado; dentro del al concepto favorito de Kautsky, «Naturnotwendigkeit»: proletariado, el proletariado «combatien- necesidad natural). te»; dentro de este, el movimiento de los 17.–Los dos entre comillados aparecen en la «nueva tra- trabajadores, y en el centro de este último, ducción» de Lih de este artículo: compárese con la traduc- ción castellana (o inglesa), donde se habla de «obreros … la Social Democracia. Conforme el partido con suficiente conciencia», y desaparece la expresión en revolucionario de los trabajadores va cum- la que se habla de sus «necesidades intelectuales» (que pliendo sus tareas históricas, los «anillos» se interpretaría en el sentido de «hambre» intelectual, y exteriores al centro se irán estrechando, a no de «carencia»), en Lenin, «Sobre las huelgas» (1899), en Obras Completas, tomo IV, Akal, Madrid, 1975, p. 325. medida que queden menos miembros del Así traduce Lih del ruso: «In Russia this ‘worker intelligent- proletariado y las clases trabajadoras que sia’ already exists, and we must make every effort to ensure that their ranks are continually broadened, that their high movement»: es uno de los sutiles hallazgos filológicos de intellectual needs are fully met, that out of their ranks come Lih, que daría para varias tesis doctorales. Respecto a la cita the leader I guides of the Russian Social-Democratic Worker sobre la fusión [merger], v. Lars T. Lih, Lenin Rediscovered, Party... » (Lih, Lenin Rediscovered, op. cit., p. 345). op. cit., p. 53 y ss., y p. 120: «La Social Democracia, 18.–Por lo visto, el error, entre otras cosas, está en la pseu- como afirma Kautsky con total acierto, es la fusión del do-correspondencia con el alemán «Bewusst»: zielbewusst, movimiento de los trabajadores y el socialismo». Aparte Bewusstsein, etc. No puede traducirse simplemente por de su monumental Lenin Rediscovered, Lih ha escrito toda «consciencia/consciente». Soznanie, se afirma en un una biografía política de Lenin siguiendo este hilo más o estudio sobre los iconos religiosos en Rusia, es «conocer- menos «kautskiano», o mejor, del Kautsky-leninista: Lenin, con» (Anthony Ugolnik, The Illuminating Icon, William B. (colección Critical Lives) en Reaktion Books, Londres, 2011. Eerdmans, Grand Rapids —Michigan—, 1989, p. 165). Lars T.

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Lenin y Bogdanov durante una visita a Maxim Gorky. Capri (Italia), abril de 1908 (Foto: autoría desconocida, dominio público).

todo caso, diría Lenin, independientemen- huelgas sin estructura organizativa a largo te de en qué lengua lo definamos, el hogar plazo—; impulsos colectivos masivos e im- «natural» para este tipo de trabajadores era predecibles que pueden desencadenar una el partido revolucionario —la social demo- revolución; un movimiento de trabajado- cracia— y la tarea de este último era tanto res que, sin haberse producido una fusión acogerles como lograr que hicieran suya efectiva con la Social Democracia, care- esta tarea heroica de la que serían indivi- ce tanto de determinación y resolutividad dual y colectivamente protagonistas [19]. como de soznanie socialista; un impulso de Hablar de «natural» aquí, nos lleva a masas imparable y amplio; las formas or- otro concepto problemático en Lenin, el de ganizativas más «elementales» o básicas; stikhiinyi, habitualmente traducido como las circunstancias objetivas; los praktik que «espontaneidad». Una vez más, las nuevas carecen de preparación, experiencia o for- traducciones complican el problema, pero mación; la repetición de lemas vacuos por también dan una imagen menos «geomé- no ajustarse a las circunstancias concretas; trica» de Lenin. Entre 1901 y 1905 se han movimientos de trabajadores excluyentes recopilado los siguientes significados para de toda táctica de alianzas; el seguidismo stikhiinyi/stikhiinost: desorganizado, sin ciego a intelectuales que actúan y escri- resolutividad —como un movimiento de ben desde su incapacidad para trabajar en el movimiento obrero; el impulso y fuerza Lih, op. cit., pp. 336 y ss., propone olvidar o limitar el uso política de las masas que así se despiertan del término «conciencia» (en el sentido de que apunta y pueden ser impulsadas ulteriormente por a dos palabras muy diferentes en ruso, que Lenin y los Social Demócratas combinaban, pero considerándolas los líderes y revolucionarios «profesiona- precisamente diferentes): soznanie y soznatel›nyi. les», y desbordarlos si no son capaces de 19.–Lars T. Lih, Lenin Rediscovered, p. 342. dar a estas masas las estructuras, consignas

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y soluciones que demandan. «desde afuera», el mapa, pierde validez. Dicho de otro modo: con todos estos ma- El último elemento problemático para el tices, tendencias y potencialidades de todo montañista revolucionario es precisamen- signo y condición, si se produce un lideraz- te ese, la cuestión de la «conciencia desde go y hegemonía Social Demócrata efectivos, afuera». Y el término crucial esta vez es un despertar stikhiinyi de las masas ofrece- alemán, Erfüllen. Entró, por obra de Victor ría una posibilidad real revolucionaria. Así, Adler y con la aprobación de Kautsky, en la cuestión no es tanto qué posición man- el programa del partido Social Demócrata tuvo Lenin respecto a la «espontaneidad» de Austria, en su Congreso de Hainfeld de (que es sólo una traducción parcial, y por 1888-1889: «organizar al proletariado po- tanto deberíamos decir stikhiinost), si esta- líticamente, y introducir/imbuirle/dotarlo ba en contra o a favor, sino qué significaba [erfüllen] de la conciencia de su posición el carácter múltiple de los movimientos en- y tarea». Las dudas de Kautsky surgieron tre las masas trabajadoras para las posibili- a raíz de que pudiera interpretarse que el dades de intervención revolucionaria de los crecimiento de esa «conciencia» proletaria trabajadores organizados [20]. fuera un resultado necesario de la lucha de Esa «intervención», por tanto, ¿debía clases. [22] Aquí, las críticas de Vladimir Aki- consistir en «alejar» o «impedir» que el mov en 1904 han jugado un papel históri- movimiento de los trabajadores cayera en co mayor del que se cree, distorsionando ese tipo de acciones, o siguiera «el camino la posición de Lenin, y creando divisiones marcado» por las circunstancias objetivas? entre (su) Kautsky (el «Kautsky-pre-trai- Hemos visto que también esta pregunta ha ción» al que Lenin nunca dejó de remitirse) quedado invalidada, pues si no puede en- y Lenin. En primer lugar, la posición más tenderse un sentido unívoco de stikhiinost, aproximada a la de Kautsky no es que los no hay algo único a lo que enfrentarse o de «intelectuales burgueses traen el mensaje a lo que «desviarse». Puede ser que la ense- la clase obrera desde fuera», sino «los pro- ñanza de Lassalle, el «combate contra la letarios Social Demócratas traen el mensa- espontaneidad», deba ser tenida en cuenta, je al movimiento de los trabajadores desde pero en muchas otras ocasiones lo que se fuera». Lenin estaría de acuerdo en que el entienda por «espontaneidad» puede ser la papel central es el de los «proletarios que fuerza misma que dota de efectividad polí- destacan por su desarrollo teórico». Lenin tica al movimiento [21]. En el ascenso por la no quería decir (en ¿Qué hacer? y las reac- montaña, los senderos pueden variar. Por lo ciones posteriores) que los obreros de por sí general, van en la dirección deseada, pero no puedan tener «conciencia Social Demó- nunca garantizan la llegada a la cima, y en crata», sino que en diversas movilizaciones muchos casos alejan de ella. La cuestión es heroicas y stikhiinyi no pudieron tenerla, tener la preparación y organización nece- como en las huelgas de la década de 1890. saria para ser capaces de seguirlos cuando Por otro lado, hay que advertir del habitual guían efectivamente el ascenso, e ignorar- solapamiento que se ha realizado entre esta los cuando la opción más inteligente es cuestión, la doble naturaleza clandestina y abrir otra senda. En este último caso, por abierta del partido, y el «profesionalismo» cierto, ese instrumento que guía al viajero de los praktik. Lenin no utiliza el término (y otros similares) para pedir «menos demo- 20.–Lars T. Lih, Lenin Rediscovered, pp. 625-627. 21.–Ibid., pp. 628-631, y p. 353. 22.–Ibid., pp. 632-636.

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cracia y más elitismo, sino para combatir lo blación, deben enviar a todas partes desta- que consideraba un amateurismo torpe del camentos de su ejército [24]». movimiento», además de poner orden en la construcción de un movimiento que para La tarea de los marxistas revolucionarios Lenin debía inspirarse, (la famosa konspi- es siempre colectiva. El sendero se desbro- ratsiia) en la experiencia clandestina del za desde el saber acumulado por todo el SPD, pero sabiendo ir más allá, preservan- movimiento de los trabajadores. En este do «toda una serie de hilos hacia la masa» sentido, con una fórmula del Lenin que tras de trabajadores, sin dejar de concebir la 1905 se replantea su cercanía a Plejanov en estructura clandestina no como la sede de lo filosófico [25], podríamos decir que la tarea una élite conspirativa, sino como garantía y de los praktik es la de ejercer de espejo de «espacio para una política abierta» en con- la situación real del movimiento; un reflejo diciones de persecución policial [23]. interno en el que el movimiento de los tra- La cuestión, una vez más, tiene que ver bajadores pueda percibirse a sí mismo en con la capacidad y efectividad de la orga- las relaciones socioeconómicas nacionales nización de todos los trabajadores, dentro e internacionales, y por tanto, como socia- de los cuales los social demócratas deben lista; esta imagen a su vez resitúa dentro del ejercer un papel hegemónico. O en palabras régimen político imperante al proletariado de Lenin: en su conjunto. Sólo en conjunto las clases trabajadoras pueden verse como son; y sólo «La conciencia política de clase puede lle- viéndose como única fuerza revoluciona- varse al trabajador sólo desde fuera, es de- ria de masas, todas ellas podrán derribar cir, desde fuera de la lucha económica, des- el capitalismo. Por ello, convirtiéndola en de fuera de la esfera de las relaciones de los teoría revolucionaria, la concepción de los obreros con los patronos. La única esfera de «círculos de conciencia» de Kautsky acaba que se pueden extraer esos conocimientos siendo, en manos de Lenin, una teoría del es la esfera de las relaciones de todas las autoreconocimiento de las clases trabaja- clases y sectores sociales con el Estado y el doras como socialismo en marcha. Por esto gobierno, la esfera de las relaciones de to- mismo, Lenin haría siempre hincapié en el das las clases entre sí. Por eso, a la pregunta mayor instrumento que tiene una sociedad de qué hacen para dotar de conocimientos para verse reflejada: el periodismo. políticos a los obreros no se puede dar úni- Pero llegados hasta aquí, quizás haya que camente la respuesta con que se contentan, ajustar algunas cuentas con la bibliografía. en la mayoría de los casos, los militantes 24.–ibid. dedicados a la labor práctica [praktik], sin 25.–Comparto la insinuación de Stathis Kouvelakis («Una hablar ya de quienes, entre ellos, son pro- reacción similar ya había llevado a Lenin al terreno de la pensos al «economismo», a saber: «Hay que filosofía con Materialismo y empirocriticismo, una reacción ir a los obreros». Para aportar a los obreros a la derrotada revolución de 1905 en un Kampfplatz filosófico») de que, en una forma filosófica todavía conocimientos políticos, los socialdemó- primitiva, esa primera incursión filosófica se corresponde cratas deben ir a todas las clases de la po- también a una toma de distancia política. Si la «teoría del reflejo» era todavía demasiado plejanoviana, su aplicación 23.–Lars T. Lih, op. cit., pp. 433-449 (el segundo entreco- (implícita) a la concepción revolucionaria socialista sí millado, sobre los «hilos», es una cita directa de Lenin –p. es un síntoma de que se estaba preparando una ruptura 438) y «Scotching the myths about Lenin’s `What is to be política. V. Stathis Kouvelakis, «Lenin como lector de done’», en International Journal of socialist renewal, 21 de Hegel», en Lenin reactivado, Akal, Madrid, 2010, pp. 159- octubre de 2010. 196.

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Más arriba, cuando citábamos la guía de viaje que utilizaban Lenin y Krupskaya, de- jamos deliberadamente la cita incompleta. La visita-homenaje está más que justificada en términos literarios, históricos, «román- ticos». Incluso, en cierto modo, puede en- tenderse como un pequeño homenaje, del aspirante (Lenin) al revolucionario consa- grado por la historia (Byron). O como un homenaje, tanto al Bonivard «real» como al de la ficción, ambos rebeldes derrotados y desterrados de la historia. Pero también es cierto que Byron y Lenin están tan lejos, digamos, políticamente (o en sus dos cos- movisiones románticas sobre el lugar des- tinado al héroe revolucionario), que cabe, por seguridad, hacer una comprobación. ¿Realmente fue este el motivo de la visita? Parece que no hay bases para afirmar- lo [26], y es sólo una elección probable, de entre otros nombres igualmente interesan- tes para Lenin. Volvamos a aquella página 275 de la guía, en la que describía el Castillo de Chillon, y encontraremos otros nombres Nadezhda Krupskaya hacia 1895 (Foto: autoría desconocida, dominio público). tan revolucionarios como el de Byron: eléctricas. Entre los nombres [inscritos] en «Es un hecho histórico que en 830 Louis los pilares están aquellos de Byron, Eugène le Débonnaire encarceló al Abad Wala de Sue, George Sand, y Victor Hugo». Corvey, que había instigado a sus hijos a la rebelión, en un castillo del que sólo po- ¿A quién de ellos homenajeaban nues- dían verse el cielo, los Alpes y el lago Le- tros excursionistas? La pregunta queda man […]. Los sólidos pilares de las bóvedas abierta, aunque parece más factible pensar son de estilo románico […] Los Condes de en un homenaje colectivo. Saboya a menudo residieron en el castillo, y después este se convirtió en una prisión Ascensiones, álgebras e incógnitas estatal. —Se produce un hermoso efecto por los rayos del sol al atardecer, a través de En sus diversas excursiones, a lo largo los resquicios de estos sombríos muros, ilu- de los años, Lenin y Krupskaya ascendieron minados ahora por dos pequeñas lámparas montes y montañas, como los Rochers de Neye, el Paso de Gemmi o Les Diablerets; 26.–Helen Rappaport o Carter Elwood afirman sin más a veces hasta acabar con un insoportable que la visita era un «homenaje a Byron», pero no hay «dolor de piernas, y agotados» [27]; muchas, constancia en la correspondencia, ni tampoco en la mo- numental Biograficheskaia khronika (que Elwood ha ana- 27.–Krupskaya, en V. I. Lenin, Polnoe sobranie sochinenii, lizado en profundidad y que, de existir esa referencia a (Moscú, 1958–65, vol. 55, p. 500, n. 231) , cit. en Carter Byron, habría citado). Elwood, The Non-Geometric Lenin, Anthem Press, Londres,

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como al escalar los 2122 metros del monte der luchar por su plena emancipación» [31]; Pilatus, con la satisfacción de «obtener un además, el aire, la libertad, también tienen excelente descanso» [28] de la tensa cotidia- un relativo espacio en lo interno: «no hay nidad del exilio o la lucha en plena revo- que pensar que las organizaciones del par- lución. Para la pareja, la preocupación por tido deben estar integradas sólo por revo- el «aire» parece casi una constante: en Si- lucionarios profesionales. Necesitamos las beria, Lenin apreciaba unas zonas más que más diversas organizaciones de todo tipo, otras, no tanto por la mayor temperatura, desde las más restringidas y conspirativas sino porque «el aire era más suave» [29]. En hasta las más amplias y libres» [32]. La metá- el exilio en Suiza, el montañismo era sobre fora, que aparece ya en Engels [33] y le llega todo una manera de «respirar el fresco aire a Lenin a través de Kautsky, tiene que ver del verano», y más adelante, descansando también con «el principio democrático» en una dacha rusa, comentará de ella que que aparecerá en numerosos artículos, con tiene «un aire excelente … ¡pura Suiza!» [30]. mayor intensidad entre 1900-1915. [34] Las referencias al aire puro abundan en las El «aire fresco» —sugiere la metáfora en postales de vacaciones; al fin y al cabo, eran otro de sus usos— indica una renovación, la la prescripción médica para el problema de contemplación de viejos problemas desde tiroides de Nadezhda. Pero también para la nuevas perspectivas. En la tradición lite- revolución. raria y filosófica, el ascenso de la montaña Una y otra vez Lenin repetirá la necesi- connota grandes revelaciones o decepcio- dad para los social demócratas rusos (y por nes: así Petrarca, subiendo el Monte Vento- tanto, más adelante, los comunistas) de so en absorta lectura de las Confesiones de conquistar el «aire» que suponen las «liber- San Agustín; o Hegel, que llenó su Diario de tades políticas». Sin estas, decía en 1903, viaje por los Alpes berneses de quejas y la- «cualquier forma de representación [de los mentos. Aparte de ironizar sobre la supues- trabajadores] se convertirá en un bochor- noso fraude; el proletariado seguirá enca- 31.–Lenin, «La era de las reformas», Iskra, num. 46, 15 de denado [como antes, en prisión], sin la luz, agosto de 1903 (corchetes míos, con las variantes pro- puestas por Lars T. Lih en varias traducciones), en Obras el aire y el horizonte necesarios para po- Completas, tomo VI, Akal, Madrid, 1977, p. 580. 32.–Lenin, «Discursos e intervenciones en la discusión 2011, p. 144. Elwood se basa en la quinta edición de estas de los estatutos del partido», 15 de agosto de 1903, en «obras completas». Para una discusión sobre los detalles y Obras Completas, tomo VI, Akal, Madrid, 1977, p. 547. Es omisiones, véase R. C. Elwood [sic] How Complete is Lenin’s significativo que Lenin emplee deliberadamente la expre- Polnoe Sobranie Sochinenii? en Slavic Review, vol. 38, n. 1, sión alemana «lose Organisationen»: pese al progresivo marzo de 1979, pp. 97-105. No es un detalle menor la dis- distanciamiento, sigue existiendo el referente del SPD. cusión de este artículo. La magnitud y detalle de estas 33.–Carta a Kautsky del 7 de febrero de 1882, en Marx- obras completas supuso que de edición en edición des- Engels Werke, Band 35, Dietz Verlag, Berlín, p. 270; y Die aparecieran o reemergieran, cartas que ponían cuestiones preussische Militärfrage un die deutsche Arbeiterpartei, de políticas en juego, por ejemplo (p. 100) en la correspon- 1865, en ibid., Band 16. dencia con Inessa Armand, cuestiones referentes al nacio- nalismo ucraniano o el feminismo. 34.–El concepto aparece también, y con asiduidad, en los textos relativos a la cuestión del derecho de autodeter- 28.–Carta de Lenin a Gorky, aprox. 9 de mayo de 1913, cit. minación de los pueblos. Por ejemplo, en su polémica con en Carter Elwood, The Non-Geometric Lenin, Anthem Press, Karl Radek [alias «Parabellum»] respecto a lo que este Londres, 2011, p. 143. último consideraba la «ilusoria lucha por el inexistente 29.–Helen Rappaport, Conspirator. Lenin in exile, Basic derecho de autodeterminación», y en varios puntos de sus Books, Nueva York, 2010, p. 20. tesis sobre esta cuestión; v. Lenin, Obras Completas, tomo 30.–Carter Elwood, The Non-Geometric Lenin, Anthem XXIII, Akal, 1977, p. 43, y pp. 241-256, y tomo XX, p. 334- Press, Londres, 2011, p. 122 y 148. 345.

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ta épica del ascenso, que tanto había ate- bemos qué hizo, o dónde se encontraba, o rrorizado al oligarca de Berna, Christoph a veces qué comió, cenó o leyó en un día Meiners, (Qué torpe resultó el señor Mei- determinado. Sin embargo, de esos días ners / nunca sabrá escalar / empresa simi- sólo sabemos que quizás pudo encontrarse lar, si hay otra ocasión / por favor, déjela es- con alguien a quien —en una carta a Kame- tar), Hegel volvió de su excursión sintiendo nev— llama «el ciudadano incógnito» [38]. Se tanta molestia como indiferencia. El paisa- ha dicho mucho sobre este personaje des- je montañoso, «este desierto de piedras», conocido: que no lo era tanto, que podría no le pareció «ni grandioso ni placentero», ser Inessa Armand [39] o algún correspon- y si en algún momento superaba «la pura sal clandestino del partido. Pero dadas las necesidad inerme», era en sus cascadas. No pruebas de que disponemos, se podría sos- hay en las alturas contingencia, inquietud tener igualmente que su encuentro fue con del ser, sino pura necesidad. «Sólo el mine- el difunto Alexander Herzen, aquel cuya ralogista», dirá Hegel, podrá encontrar «la «álgebra de la revolución» Plejanov había revolución en estas montañas» [35]. convertido en «álgebra de la evolución». El Hegel cercano a la treintena buscaba Al margen de especulaciones sobre un la revolución en las montañas; Lenin esca- encuentro del que no sabemos nada, lo que paba de ella por unos días, aunque sin éxito. este vacío señala, a nivel teórico-práctico, Tras alcanzar la cima, volvía a pensar en sus es un momento de impasse. En las diver- disputas con los mencheviques, a lo que el sas reconstrucciones del pensamiento de resto de excursionistas replicaban pidién- Lenin el corte definitivo se desplaza dos dole que «no estropeara el paisaje con la años atrás o adelante, pero en todo caso se política» [36]. En esto Lenin ya estaba siendo describe como un vacío que señala la irrup- hegeliano antes de leer al filósofo alemán; ción algo nuevo, ya sea la importancia de será lejos de la altitud alpina y su necesi- la decisión frente al cálculo, el rupturismo dad inerme, en los parajes más bajos de la revolucionario, «la revolución contra el Ca- contingencia, donde Lenin vuelva a reen- pital», o la ruptura definitiva con la social- contrarse con la inspiración revoluciona- democracia de la II Internacional. Pero no ria. Lo hará poco tiempo después de escalar son pocos los que señalan los años (1909- los 2122 metros del monte Pilatus, y tras el 1914) en cuyo centro están estos 16 días, descenso, desaparecer completamente du- como los años de la ruptura teórica (y de rante 16 días. hecho filosófica) con ciertas convicciones En los registros [37], a día de hoy, no hay —repito, teóricas [40]— pasadas. todavía pruebas documentales sobre lo que ocurrió entre la conferencia que dio en Gi- 38.–Carta de Lenin a Kamenev del 21 de septiembre de nebra, a comienzos de octubre, y su llega- 1911, y del 7 de octubre de 1911, en V. I. Lenin, Neizvestnye da a París el 18 de octubre de 1911. Para la dokumenty, 1891–1922, Moscú, 1999, pp. 92 y 95-96 (cit. en C. Elwood, op. cit., p. 144). práctica totalidad de la vida de Lenin sa- 39.–Cfr. el capítulo «Lenin and Armand: New Evidence on an Old affair» en Elwood, C., op. cit., pp. 111-125. 35.–G. W. F. Hegel, Reisetagebuch Hegels durch die Berner 40.–Lih insiste una y otra vez en que Lenin nunca conside- Oberalpen (1796), en Hegel’s Werken, Verlag von Duncker ró que se hubiera dado una ruptura en su visión política und Humblot, Berlín, 1844, pp. 470-490. fundamental: «no necesitamos probar que las condiciones 36.–Helen Rappaport, Conspirator. Lenin in exile, Basic objetivas en Europa occidental están listas para una re- Books, Nueva York, 2010, pp. 108-109 volución socialista; esto se admitía ya antes de la guerra 37.–Esto es, en la monumental Biograficheskaia Khronika por todos los socialistas influyentes en todos los países –véase supra, notas 26 y 27. avanzados», cit. en Lars T. Lih, Lenin (critical lives), Reaktion

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Esos días de «desaparición» se repiten es, no comprendían la importancia de la más adelante, atenuados, en los meses de actividad práctica revolucionaria», también recogimiento en una biblioteca de Berna, para el momento de la teoría [44]. La «inver- desde septiembre de 1914. En ellos Lenin sión materialista» que Marx habría hecho prepara el manuscrito de más de 800 folios de Hegel, no habría consistido en primar el sobre el imperialismo, el «Cuaderno azul» ser (social) sobre el pensamiento, sino en sobre el Estado, y los primeros borradores mostrar el modo en que el despliegue sub- de lo que mucho más tarde sería «El Estado jetivo del concepto hegeliano es un reflejo y la revolución» [41]. Pero sobre todo, o qui- «idealista» de la práctica revolucionaria: la zás antes de todo, sus extensos apuntes de transformación de la realidad es el desplie- lecturas filosóficas, y en el centro de ellos, gue del sujeto revolucionario. Así, Lenin va su lectura de Hegel. Una lectura presidida, comprobando cómo se disuelven también obviamente, por «los horrores de la trai- preconcepciones caducas sobre la propia ción realizada por los dirigentes actuales dialéctica: no hay método fuera del siste- del socialismo» [42] y por la intuición de que ma, ni conceptos fuera de «las formas de había una errónea lectura del marxismo vida». en la base de esos y otros «horrores». En- Como decíamos antes, hay una pervi- tre otras cosas, un vínculo entre el quietis- vencia del concepto de «reflejo» también mo político y el evolucionismo pretendi- en el Lenin posterior a la lectura de Hegel, damente materialista desarrollado desde sólo que este ha quedado «dialectizado»; el Mehring y Plejanov hasta Bernstein [43] y reflejo no es «una copia de la realidad ex- Kautsky. La sospecha sugerida en la expre- terna, sino el momento de mediación, de sión «pretendido materialismo» ya está en lo negativo» [45]. La famosa «teoría del refle- el artículo para la enciclopedia Granat, en jo», por tanto, se acerca cada vez más a la el que Lenin repite dos nociones: «materia- doctrina hegeliana de la reflexión, y se vin- lismo vulgar», y «viejo materialismo». Estos cula al proceso de autodeterminación de habían sido demasiado «mecánicos», a- la realidad efectiva misma. Un proceso de históricos y a-dialécticos, ajenos al «punto «automovimiento», por cierto, que no está de vista del desarrollo». Habían obviado el exento de negatividad, de disrupción y dis- carácter socialmente totalizado y mediado continuidad, que alcanza a todo el sistema, de la esencia humana, y se habrían limitado lo hiere de muerte, y por ello mismo lo pone solamente a interpretar el mundo, también en movimiento. «Bien dit!», anotaba Lenin en su concepción metodológica: dicho en al leer las hegelianas Lecciones de historia términos actuales, una praxeología sin pra- de la filosofía: «dialéctica es destrucción de xis. El «viejo materialismo» había olvidado sí mismo dentro de sí». Cincuenta años an- el componente práctico en la comprensión tes que Theodor W. Adorno, Lenin lo veía materialista y dialéctica del mundo: «esto claro: «¡Hegel contra lo absoluto! He aquí un germen de materialismo dialéctico!» [46]. Books, Londres, 2011, p. 125. El «concepto de ley» queda tocado casi 41.–Cfr. Kouvelakis, S., «Lenin, lector de Hegel», en Budgen, S., Zizek, S. (eds), Lenin reactivado: Hacia una política de la 44.–Lenin («V. Ilyin»), Karl Marx, (Enciclopedia Granat, verdad, pp. 159-196. séptima edición, vol. 28), en Lenin, Collected Works, vol. 21, 42.–Lenin, «La guerra europea y el socialismo internacio- Moscú, 1974, pp. 43-91. nal», cit. en Kouvelakis, op. cit., p. 165. 45.–Kouvelakis, S., op. cit., pp. 179-180. 43.–Cfr. Tamás Krausz, Reconstructing Lenin, Monthly Re- 46.–Lenin, Cuadernos filosóficos, Editora política, La Haba- view Press, Nueva York, 2015, pp. 145-147. na, 1964, pp. 291-292

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desde las primeras anotaciones, y Lenin se De la habitación 12A a la cabaña de posiciona, con Hegel, en contra de hacerlo Razliv absoluto, en contra de su simplificación, en contra de «convertirlo en un fetiche» [47]. Por Para la pareja de «excursionistas», el aire supuesto, el «viejo materialismo» no podría puro de la montaña fue siempre una nece- salir indemne, como tampoco sus defenso- sidad fisiológica. Los años de cárceles y des- res. Contra ellos, tras el «horror» de su pos- tierro Siberiano, como hemos mencionado tura respecto a la guerra, el vínculo teórico antes, habían tocado la salud de ambos, de esta reflexión «filosófica» desembocará, pero especialmente la de Krupskaya, a la primero, en lo que se llamará el «derrotis- que el médico prescribía el cambio de aires, mo revolucionario»: la transformación de entre otras cosas, para aliviar su enferme- la guerra imperialista en revoluciones de dad tiroidea. De modo que en el verano de liberación nacional y obrera, y la capacidad 1915, la base expedicionaria se situaba en de cada uno de estos procesos «individua- el Hotel Mariental de Sörenberg, una loca- les» para trasladar sus antagonismos parti- lidad alpina a 80 kilómetros de Berna. Y la culares de vuelta al centro; esto es «la com- sala central, en la habitación 12A, donde el prensión de la guerra como un processus teléfono sonaba, trayendo las noticias po- antagonista y no como un clásico conflicto líticas más urgentes, siempre a las 8:30 de entre Estados» [48]. El segundo golpe, como la mañana, y el correo traía «puntualmen- se verá en las Cartas desde lejos y las Tesis te» los libros encargados a diversas biblio- de abril [49], consistirá en la transformación tecas suizas. De las tardes de montañismo de la revolución democrático-burguesa en y senderismo pueden anotarse a cuenta de revolución proletaria, contra el «etapis- la pareja unas cuantas escaladas del Brien- mo» de los marxistas rusos, comenzando zer Rothorn, de 2350 metros, y varios es- por Plejanov y llegando hasta bolcheviques cándalos públicos: las maledicencias de los como Shliapnikov, ya en marzo de 1917: vecinos más píos al contar no una, sino tres «estamos de acuerdo con los mencheviques mujeres en compañía del «ruso con la barba en que pasamos por el periodo del derrumbe puntiaguda» (Krupskaya, Stahl y Armand), de las relaciones feudales, y que en su lugar y la persecución sufrida por Lenin a manos aparecerán todo tipo de libertades propias de un funcionario de Lucerna, bastón en de los regímenes burgueses» [50]. Una reac- mano: el ruso había sido descubierto ba- ción, esta última, que nos puede parecer ñándose desnudo en las aguas del río [52]. sorprendente, pero forma parte de los res- Pero el paréntesis, los pocos momentos tos de aquello que ya Lenin había calificado de relajación, no abundan en la vida de Le- entonces como «viejo bolchevismo» [51]. nin. Tras las traiciones acumuladas desde el estallido de la guerra, la mayor había sido 47.–Lenin, Cuadernos filosóficos, Editora política, La Haba- no estratégica, ni teórica, sino una traición na, 1964, p. 144. mucho más explícita, casi personal: los lí- 48.–Kouvelakis, S., op. cit., pp. 195. deres socialistas europeos y rusos habían 49.–Para el paso de la lectura de Hegel a las Tesis de abril, traicionado sus propios acuerdos. Entre cfr. el clásico resumen de Michael Löwy, «From the «Logic» ellos, la declaración del Congreso de Basi- of Hegel to the Finland Station in Petrograd», en Critique: Journal of Socialist Theory, 6:1, pp. 5-15. lea, de 1912: «utilizar la crisis económica 50.–Citado en Michael Löwy, ibid. 51.–Lars T. Lih, Lenin (critical lives), Reaktion Books, Lon- 52.–Carter Elwood, The Non-Geometric Lenin, Anthem dres, 2011, p. 84. Press, Londres, 2011, p. 149.

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y política creada por la guerra para alzar a demostrado ya cómo las perturbaciones en las masas y con ello acelerar el derrumbe cualquiera de sus estructuras, por lejanas del dominio de la clase capitalista» [53]. Al (y «burguesas») que fueran geográficamen- acabar el verano de 1915, en Zimmerwald, te, podían alcanzar el centro y reenviar esas donde se reunieron los socialistas críticos reverberaciones de vuelta a todo el sistema. con aquellos «horrores», los debates no La última escalada del Rothorn en 1915, fueron tan fáciles para Lenin como podría relató años después Krupskaya, también esperarse; demasiada poca dureza con los tuvo un carácter terapéutico: «Ilych repen- socialistas belicistas, y una solución dema- tinamente se tumbó en el suelo, y casi in- siado abstracta: un pacifismo que no - cor mediatamente se durmió, sobre la nieve. … taba de raíz las razones últimas de la gue- Durmió durante una hora. Zimmerwald lo rra imperialista. Esto es, un pacifismo sin había agotado» [56]. socialismo. De ahí surgiría la izquierda de Efectivamente, había llegado el momen- Zimmerwald, cuyas posibilidades de triun- to no de ascender, sino de tomar el sendero fo Lenin cifraba en términos tan hegelianos de bajada, y adentrarse en los laberintos del como los de sus apuntes; las fuerzas con las bosque al pie de la montaña. Como dijera que contaban podrían ser «los holandeses, Zinoviev en 1917, era el momento de que más los alemanes de izquierdas, más noso- «la verdad sobre la guerra, sobre el zar, so- tros, más cero», pero añadía: «eso no im- bre la egoísta burguesía, alcance finalmen- porta, porque el cero, después, será todo el te a la aislada aldea rusa, enterrada bajo mundo» [54]. montañas de nieve» [57]. Y pese al discutible Y la consigna resume bastante de lo que final, este diálogo epistolar resume parte de era el plan estratégico, también en retros- lo que sí ocurrió en el lento camino hacia pectiva (o cómo 1905 demostraba más co- la revolución de Octubre: «¡Ojalá que esta sas de lo que parecía): «Es deber del prole- verdad penetrara en las filas del ejército tariado en Rusia completar [hasta el final] ruso, que en su mayor parte se compone la revolución democráticoburguesa en Ru- de campesinos! Entonces, la heroica clase sia, con el fin de encender la revolución so- obrera rusa, con el apoyo de los elementos cialista en Europa … No cabe duda alguna más pobres de la clase campesina, final- de que la victoria del proletariado en Rusia mente librará a nuestro país de la vergüen- crearía condiciones extraordinariamente za de la monarquía y la lleve con mano se- favorables para el desarrollo de la revolu- gura hacia una alianza con el proletariado ción en Asia y en Europa. Así lo demostró socialista de todo el mundo» [58]. inclusive el año 1905» [55]. Esta última nota No hay espacio aquí para desbrozar toda da el tono «dialéctico» preciso: el entrama- la sinuosa senda, los forcejeos, pasos ade- do capitalista-imperialista europeo había lante y atrás, mediante los cuales, hasta la primera mitad de 1917, soldados, campesi-

53.–Lars T. Lih, Lenin (critical lives), Reaktion Books, Lon- nos y trabajadores rusos fueron haciendo dres, 2011, p. 126. 54.–Lenin, Carta a Radek de junio de 1915, cit. en Lars T. 56.–Carter Elwood, The Non-Geometric Lenin, Anthem Lih, Lenin (critical lives), Reaktion Books, Londres, 2011, p. Press, Londres, 2011, p. 150. 129. 57.–Carta de Zinoviev del 31 de enero de 1917, en N. Lé- 55.–Lenin, «Algunas tesis», en Obras Completas, tomo XXIII, nine y G. Zinoviev, Contre le Courant, vol. 2., trad. V. Serge y Akal, Madrid, 1977, pp. 33-35. Cursivas de Lenin y en cor- Parijanine (ed. facsímil de Francis Maspero, París, 1970), p. chetes una corrección de Lars T. Lih a la traducción (ibid., 112, cit. en Lih, ibid., p. 131. p. 130), en este caso sutil, pero interesante. 58.–ibid.

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suya esa verdad. En cierto modo, el plan «erfurtiano» de Lenin, en su esquema más elemental, se había logrado desplegar, en todas sus contradicciones, en todos sus avances. El jueves 6 de julio de 1917, en un aparta- mento del distrito de Vyborg en San Peters- burgo, la dirección bolchevique barajaba, tras la renuncia de eseristas y mencheviques a aceptar el poder que estaba a su alcance por demanda popular, superar la consigna de «Todo el Poder para los Soviets». Lenin se había impuesto momentáneamente: el lema debía ser, por fin, «¡Todo el poder para el proletariado, liderado por su partido re- volucionario: los bolcheviques» [59]. Eran momentos de especial peligro. Al día si- guiente ya había una orden de detención, y redadas en toda la ciudad. Pronto, para los amigos y familiares de Lenin —el supues- Lenin en agosto de 1917 durante su estancia to «espía alemán»: este era el falso rumor en Razliv, a las afueras de San Petersburgo (Foto Dimitri Leshcenko - AP). que la prensa ultraderechista había logrado difundir— se hacía urgente una huida. De policía finlandés, en Helsingfors [61]. Un mes casa en casa, de disfraz en disfraz, hasta el antes, el cuaderno había quedado atrás, 9 de julio; sin barba, pero con un cuaderno en Estocolmo (posiblemente en manos de azul de notas que en el peor de los casos Alexander Shotman, a quien tocaba asis- tendría que convertirse en su testamento. tirle —y monitorizar sus movimientos— en En la madrugada del día siguiente, a las 2 nombre del Comité Central) [62], y Lenin ha- de la mañana, Lenin y Zinoviev partían en bía escrito una angustiosa carta a Kamenev: tren hacia Razliv, un pueblo en las afueras. Allí permanecería hasta el 8 de agosto [60]. «Estrictamente entre nosotros. Si acaban Una vez más, Lenin tuvo que atravesar, en conmigo, por favor, publicad mi cuaderno compañía, bosques, maleza y montes, hasta ‘El Marxismo y el Estado’ (se quedó en Es- un lago. tocolmo). Está encuadernado en tapa azul. En una cabaña, «con un tocón de árbol Contiene una recopilación de citas de Marx como mesa y otro a modo de silla», y «mártir y Engels, y también de Kautsky contra Pan- de los implacables mosquitos y de la lluvia», nekoek. Hay toda una serie de notas y co- Lenin redactaría la mayor parte del borra- mentarios. Creo que podría publicarse con dor final de su libro sobre «el marxismo y una semana de trabajo. Pienso que es im- el Estado», que acabaría unas semanas des- portante, porque no sólo Plejanov, sino que pués, sobre el escritorio de un comisario de también Kautsky ha metido la pata. Una

59.–Miéville, C., Octubre. La historia de la revolución rusa, Akal, Madrid, 2017, p. 205 61.–Miéville, C., Octubre. La historia de la revolución rusa, 60.–Tamás Krausz, Reconstructing Lenin, Monthly Review Akal, Madrid, 2017, p. 207 y p. 221. Press, Nueva York, 2015, p. 66 62.–Tamás Krausz, ibid.

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condición: ¡todo esto debe quedar absolu- son realizadas por el pueblo en su totalidad, tamente entre nosotros!» [63]. menos necesidad hay para la existencia de este poder [66]. Finalmente, el libro acabaría publicado. Pero, si recordamos esa visión «total» y Partiendo de las disputas en 1916 con Buja- «mediada» que Lenin ha desarrollado du- rin acerca de la naturaleza de la superación rante todos los años anteriores, resulta del estado burgués, para ir después más «infantil» pensar que, integrada en la lucha allá de la teorización de este último (y la europea y asiática por la emancipación y izquierda alemana) sobre la destrución del estando «toda la historia del bolchevismo «Estado imperialista», Lenin situaba ya el … llena de casos de maniobra, de acuerdos, centro de la cuestión en los soviets de 1905. de compromisos» también más allá de las A partir de ellos, del trabajo político cons- fronteras, la estructura a «derribar» estaría truido sobre el vlast (dirección efectiva, au- aislada en un sólo país, en una sola región. toridad legítima, poder) del narod (pueblo, Por eso se trata, se trataba, de una «guerra fuerzas populares) [64] salir de la disyunción para derrumbar a la burguesía internacio- entre «la extinción» y la «destrucción del nal, una guerra cien veces más difícil, pro- Estado» [65]. El Estado, arguye Lenin entre la longada y compleja». Pero en esta guerra selva de citas de Marx y Engels, no es un —se preguntó Lenin ya al final de su vida— cuerpo neutral de instituciones, sino que «renunciar de antemano a toda maniobra, está estructuralmente diseñado para de- a toda utilización… del antagonismo de in- fender a la clase dominante; el proletariado tereses existente entre los enemigos, a los debe quebrar y desmontar esta estructura, acuerdos y compromisos con posibles alia- y si lo logra, organizar su propio Estado dos», revolucionario. En él, conforme la produc- ¿No se parece esto al caso del que ción se pone al servicio de la abrumadora en una ascensión difícil a una montaña mayoría, decae la necesidad misma de la inexplorada, en la que nadie hubiera puesto existencia de Estado, y este finalmente se la planta, renunciase de antemano a hacer extinguirá. No el «Estado capitalista», que zigzags, a desandar a veces lo andado, a no se extingue sino que se derroca, sino el abandonar la dirección elegida al principio, «Estado obrero»: para probar otras direcciones? [67] Y puesto que la mayoría del pueblo su- prime ella misma a sus opresores, ¡ya no es necesaria una «fuerza especial» para su su- presión» En este sentido, el Estado comien- za a extinguirse. En lugar de las institucio- nes especiales de una minoría privilegiada … la mayoría misma puede cumplir direc- tamente todas estas funciones, y en la me- dida en que las funciones de poder estatal

63.–Lenin, «Note to L. B. Kamenev», en Collected Works, vol. 36, Progreso, Moscú,1971, p. 454 66.–Lenin, State and revolution, trad. revisada por Todd 64.–Cfr. Lars T. Lih, Lenin (critical lives), Reaktion Books, Chretien, Haymarket Books, Chicago, 2014, p. 80 Londres, 2011, pp. 135-138 y 184-185. 67.–Lenin, La enfermedad infantil del «izquierdismo» en el 65.–Marian Sawer, «The Genesis of the State and Revolu- comunismo, en Obras Completas, vol. 41, Progreso, Moscú, tion», Socialist Register 14, 1977, pp. 217–18. 1986, p. 56.

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 43-59 59 El impacto internacional de la Revolución de Octubre. Aproximación a los movimientos a favor y en contra de la Rusia soviética*

The October Revolution Abroad. A historical Approach to Pro-Soviet and Anti-Soviet Movements

Magdalena Garrido Caballero Universidad de Murcia

Resumen:

Este artículo aborda el impacto internacional de la Revolución de Octubre a través de una aproximación a la movilización y el asociacionismo en defensa de los logros revolucionarios y contra el intervencionismo internacional frente a la Rusia Soviética, así como la movilización orga- nizada contra la revolución y el denominado «terror rojo», como rechazo de la III Internacional, así como del modelo soviético. El texto se nutre del trabajo de investigación previo, fuentes inéditas e historiografía especializada.

Palabras clave: Revolución de Octubre, Hands Off Soviet Russia, Amigos de la Unión Soviética, Entente Internacional contra la III Internacional, propaganda.

Abstract:

This article addresses the international impact of the October Revolution through an approach to differ- ent associations in defense of revolutionary achievements and against international interventionism in the Soviet Russia, as well as the organized mobilization against the revolution and the so-called «Red terror», as a rejection of the Third International, its organizations and the Soviet model. The text draws on previous research work, unpublished sources and specialized historiography.

Keywords: October Revolution, Hands off Soviet Russia, Friends of the Soviet Union, l’Entente Interna- tionale Anticommuniste, propaganda.

* Este artículo toma como base estudios previos de la autora, fuentes procedentes de archivos y bibliotecas de Reino Unido, Rusia, Suiza y España que han podido ser recabadas gracias a las estancias financiadas por los proyectos: Hispa- nofilia III Ref. HAR2014-52414-C2-1-P y Ayuda Humanitaria Europea Ref. HAR2014-58043-P.

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Introducción Bolchevique, se convirtió en su presidente, sustituyendo al menchevique Chjeidze. Al En 1917 el imperio ruso convulsionó mismo tiempo, los bolcheviques asumieron con la Revolución de Febrero, de carácter el control del Sóviet de Delegados Obreros espontáneo, que supuso la caída de la au- de Moscú. tocracia zarista, y tomó forma en un go- Con tantos poderes en sus manos, podían bierno provisional que, inamovible en su reivindicar que hablaban y actuaban en compromiso internacional para continuar nombre de la ‘democracia del sóviet’. […] prestando apoyo a los aliados en la I Gue- Al cerrar la Asamblea Constituyente, y rra Mundial, erosionado por las huelgas, la abandonar la democracia parlamentaria, oposición, y no sancionado por las urnas, los bolcheviques apostaron claramente por experimentó, en una situación de crisis, la la ‘dictadura del proletariado’» [1]. toma del poder de los bolcheviques en Oc- tubre de ese mismo año. En palabras de Ju- La acción de los bolcheviques generó lián Casanova: movilizaciones a favor y contra. De aque- llos «diez días que estremecieron al mun- «El Gobierno Provisional careció de legiti- do», parafraseando al periodista norteame- midad desde el principio. Desde el verano, ricano John Reed, hubo réplicas en forma estuvo atrapado por una serie de crisis en de oleadas revolucionarias en toda Europa: cadena -en el frente, en el campo, en las se proclamaron repúblicas socialistas en industrias y en la periferia no rusa—. Po- Finlandia (1918), Hungría (1919), Bavie- cos gobiernos podrían haber hecho frente ra (1919), Estrasburgo (1918), Eslovaquia a todo esto, y menos sin un ejército en el (1919) y Mongolia (1921), y hubo moviliza- que confiar. El apoyo de trabajadores, sol- ciones obreras en Holanda (1918), Alema- dados y campesinos a los sóviets, la insti- nia (1918-1923), el conocido como «bienio tución dedicada a promover la revolución rosso» en Italia (1919-1920), y en España, social, se combinó con la decisión fatal de el período de conflictividad social tuvo lu- los gobiernos provisionales de continuar la gar en plena crisis de la Restauración y se guerra. Y el fiasco del golpe de Kornílov en conoció como el trienio bolchevique (1918- agosto de 1917 ya había demostrado que la 1921) [2]. De este contexto de agitación en derecha estaba todavía desorganizada y la plena Guerra Mundial y la Revolución de contrarrevolución no tenía en ese momen- Octubre nació la III Internacional (también to posibilidades de vencer […] conocida como Komintern, su abreviatu- Bolcheviques, social-revolucionarios de iz- ra en ruso) en Moscú, en marzo de 1919, quierda y mencheviques internacionalistas de cuyos textos fundadores emana «la es- tomaron el control de diferentes sóviets de distrito de Petrogrado, de los sindicatos y 1.– Julián Casanova, La venganza de los siervos, Barcelona, comités de fábricas y de comités de solda- Crítica, 2017, pp. 168, 169, 171 y 173. 2.– Gerald Meaker, La izquierda revolucionaria en España, dos y campesinos en algunas provincias. El 1914-1923, Barcelona, Ariel, 1978; Ángeles González, «La 25 de septiembre, el Sóviet de Petrogrado, construcción de un mito. El trienio bolchevique en Anda- el principal bastión de poder desde la re- lucía», en Manuel Luis González de Molina y Diego Caro volución de Febrero, eligió una nueva di- (coords), La utopía racional: estudios sobre el movimiento obrero andaluz, Granada, Universidad de Granada, 2001, rección de izquierda radical y León Trotski, pp. 175-120; Manuel Tuñón de Lara y Antonio Elorza, La que había salido de la cárcel el 4 de sep- crisis de la Restauración: España entre la Primera Guerra tiembre y acaba de ingresar en el Partido Mundial y la Segunda República, Madrid, Siglo XXI, 1986.

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peranza de una revolución mundial y glo- ve reside en el estudio de las fuerzas activas bal, ineluctable y próxima» [3]. Como señala dentro de cuerpo político occidental y la Mary Davies, no fue meramente un reem- aproximación cultural y social de las socie- plazamiento de la Internacional socialista dades [5]. De la que forman parte el bosquejo destruida con el comienzo de la I Guerra de los movimientos de solidaridad y refrac- Mundial, sino el fruto de la división entre tarios a Octubre de 1917 que se esbozan a distintas tendencias de pensamiento den- continuación. tro del socialismo [4]. Su segundo congreso, en 1920, supuso el germen de los partidos Movimientos de apoyo a la Revolución comunistas. No todas las organizaciones de Octubre de 1917 y al modelo se sumaron a la misma, socialistas y anar- soviético: Hands off Russia y los Amigos quistas criticaron la deriva revolucionaria y de la Unión Soviética (AUS) la implantación de la dictadura del prole- tariado. Los partidos comunistas no fueron Los años que siguieron a Octubre de las únicas expresiones de apoyo a la Rusia 1917 fueron de agitación social. En el caso soviética. británico, desde el final de la I Guerra Mun- En este texto se realiza un recorrido por dial a la huelga general de 1926, se refor- movimientos a favor de la Revolución de muló la política de la izquierda. A los ojos Octubre como Hands off Soviet Russia, y de sus partidarios, la Rusia soviética ofrecía dentro del manto de la Komintern a la Aso- nuevas posibilidades de cambios políticos, ciación de Amigos de la Unión Soviética, sociales y económicos y de ahí la moviliza- constituidos en 1927, que supuso un salto ción en su defensa. cualitativo, pues se dotó de una estructura La campaña Hands off Russia fue promo- internacional en defensa de la Revolución vida por los socialistas británicos en 1919 en y el modelo soviético. En sentido contrario, contra de una intervención británica a favor en 1924, se constituyó la Entente Interna- del Ejército Blanco en la Guerra Civil Rusa. cional contra la III Internacional como fre- El Comité Nacional fue elegido en Londres no a la extensión del comunismo, que en el en enero de 1919. Participaron en el mismo plano de la política internacional se mate- William Paul [6], W.P. Coates [7], que fue su rializó en el pacto Anti-komintern, suscrito por Alemania y Japón en 1936, al que se su- 5.– Martin Malia, Russia under western eyes, Havard-Cam- maron más países. bridge, 1999, pp. 8 y 14. Estas percepciones contrapuestas sobre 6.– William Paul (1884–1958). Político socialista británi- lo que sucedía en Rusia han variado más en co. Perteneció al Socialist Labour Party (SLP). Se opuso a la I Guerra Mundial. En 1917, publicó The State: Its Origin función de las aspiraciones, frustraciones y and Function, Scotland, the Socialist Prres, obra en la que circunstancias particulares de los observa- desarrolló la teoría marxista sobre el Estado. Proponía la dores occidentales, es decir, de los compo- unidad comunista y, una vez fue rechazada por el partido nentes subjetivos. Para Martin Malia la cla- socialista, organizó the Communist Unity Group, que se uni- ría al Partido Comunista británico en su asamblea funda- cional. Fue editor de las publicaciones periódicas Commu- 3.– Serge Wolikow, «La creación de la Komintern y la onda nist Review y Sunday Worker, labor que desempeñó junto expansiva de la revolución en Europa: interacciones y con su labor política parlamentaria. También participó en desfases», en Juan Andrade y Fernando Hernández (eds), los movimientos de amistad anglo-soviéticos. Para más 1917. La Revolución rusa cien años después, Madrid, Akal, información, véase Marxist Internet Archive. 2017, p. 186. 7.– William (Bill) Peyton Coates (Kinsale, Irlanda, 1883- 4.– Mary Davis, Sylvia Pankhurst, A life in Radical Politics, 1963). Fue desde 1903 integrante de the Railway Clerks London, Pluto Press, 1999. Association y su sucesora, the Transport Salaries Staffs As-

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secretario nacional, Harry Pollit [8], y David non-Bolshevik elements into the camp of Ramsay [9], su tesorero, entre otros. Les unía Lenin and Trotsky» [10]. su oposición a la participación británica en la I Guerra Mundial y muchos integraron el A este llamamiento se sumaron los in- futuro Partido Comunista británico. cipientes partidos comunistas como el El apoyo a los bolcheviques se canali- norteamericano, que hacía el siguiente lla- zó en publicaciones como Hands off Russia mamiento para rechazar cualquier ataque (1919), en la que William Paul declaraba: contra la Rusia soviética:

«The imperialist Powers know that the very «Workers of America! It is not sufficient to essence of Socialism is its international po- know and to bear all licy of a World Republic of Labour. They rea- this in mind — you must act accordingly. lise that the triumph of Socialism in Russia Your slogan must be: Not a soldier for war is but the first step towards the triumph of against Soviet Russia, not a cent, not a rifle Socialism internationally. Hence their uni- to help wage this war. ted designs and attacks to crush the Bols- This slogan has already been adopted by heviks in order to prevent the spread and the British, French, and Italian workers. triumph of revolutionary Socialism in other In Great Britain, in France, and in Italy the countries. workers are refusing to load ships with am- The sheer savagery of these [White Rus- munition and provisions destined for the sian] usurpers has only had the effect of foes of Soviet Russia. driving honest moderate socialists and The Soldiers are refusing to go to the Russian fronts!! sociation. Fue miembro del Partido Socialista británico, American workers, you must follow their llegando a ser su organizador nacional en 1919 e integró example! el Partido Comunista británico. En septiembre de 1919, formó parte del Comité nacional de «Hands off Russia» To every invitation to play the part of Cain en Manchester del que fue su secretario. Se caracterizó towards your Russian brothers, to every re- en sus escritos de autoría única, como en los redactados quest of the American government to enlist con su esposa Zelda Khan, por su rechazo a los ataques for active service in Russia, or to load ships antisoviéticos. Publicó, entre otras obras: Armed Interven- tion in Russia (1935); World Affairs and the USSR (1939); A for the bloodstained Russian White Army, History of Anglo-Soviet Relations, vol. I. (1943), vol. II (1958). there must be one answer: ‘HANDS OFF Graham Stevenson, «William P. Coates», Daily Worker, 9 de SOVIET RUSSIA!’» [11] agosto de 1963, recogido en http://www.grahamsteven- son.me.uk/index.php (consulta: 12 de octubre de 2017). Aparte de sus publicaciones, habría que 8.– Harry Pollit (1890-1960). Fue delegado de la asocia- ción de caldereros en el TUC y participó activamente en sumar el apoyo del periódico Daily Herald campañas contra la provisión de armamentos contra los del político socialista George Lansbury y bolcheviques. Fue Secretario General del Partido Comu- sus ramos [12], los mítines, y actos que re- nista entre 1929 a 1956. Para más información, véase vistieron de simbolismo, como la negativa Marxist Internet Archive. de los trabajadores del puerto de Londres 9.– David Ramsay (1883 – 1948). Se involucró activamen- te en el Clyde Workers Committee formado contra la Muni- 10.– Paul Williams, Hands off Russia!, Renfrew, Socialist La- tions Act. Participó en la formación del Partido Comunis- bour Press. 1919, pp. 13, 16. ta británico. Estuvo bajo vigilancia por su activismo, fue acusado de sedición por sus discursos y estuvo bajo la 11.– A. Raphailoff, Hands Off Soviet Russia! [November sospecha de ser espía de Moscú. Sobre este aspecto véase 1919]. KV 2/1867-1870, 1919, National Archive files; BHT Report 12.– Mary Davis, Sylvia Pankhurst, A life in Radical Politics, on revolutionary organisations, CPGB Archives. London, Pluto Press, 1999.

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a cargar el SS Jolly George, con armas pre- se de Trabajadores (el equivalente para la sumiblemente destinadas a Polonia en su capital del Comité de los trabajadores de enfrentamiento con Rusia. El comité de Clyde) y la Worker’s Socialist Federation de Hands off Soviet Russia intervino en la Sylvia Pankhurst quien, en agosto de 1919, coordinación de apoyo y suministró a los en «The British Workers and Soviet Russia» trabajadores literatura pro-soviética, co- criticó la intervención contra los bolchevi- pias del texto de Lenin, Appeal to the toi- ques, que había comenzado en 1918 con el ling masses. En esta labor de concienciación llamamiento de Kerensky a los aliados con- destacó el papel de Melvina Walker, del tra la Rusia soviética, a quien consideraba Workers Socialist Federation (WSF), y su pu- un instrumento de la contrarrevolución za- blicación Workers Dreadnought. El objetivo rista, y afirmó: se cumplió, puesto que el SS Jolly George sa- lió sin carga en mayo de 1920. Las protestas «The workers are gradually coming to rea- incluyeron también campañas de boicot a lize that the Russian and Hungarian Soviet otras naciones que luchaban por derrocar Governments are governments of the wor- sus propias revoluciones comunistas. Giles king class, answering to their needs, and Udy atribuye a esta y otra acciones el pro- enabling them, at last, to realize their long pósito de mostrar un claro apoyo a la Rusia cherished ideals. Though the official lea- soviética más que a una impronta pacifista. ders like Arthur Henderson have depreca- Así se manifestó en el llamamiento repro- ted, repudiated, and even helped to slander ducido en prensa: the Soviets, a deeply felt sense of solidarity with Communist Russia has been growing «Keep a sharp eye on all cargoes. No mu- steadily amongst the workers. For months nitions must sail. No guns, aeroplanes, past «Hands Off Russia» has found its way shells, bombs. Take no heed of cowardly into the resolution of every labor and So- politicians. With peace, Russia will light a cialist propaganda meeting and literature beacon for the world. This world over. The about Russia has been the more eagerly workers’ cause is one. An murder is murder! read than any other» [15]. Dockers you will not fail» [13]. En noviembre de 1919, el Comité Nacio- Hands off Russia reunió a integrantes nal de Hands off Russia señalaba por carta del Partido Socialista Británico, del Parti- los propósitos de los reaccionarios, repro- do Laborista Socialista, los «Trabajadores duciendo un artículo publicado, el 27 de Industriales del Mundo» (la versión britá- septiembre de 1919, por «Causa común», nica de ‘Wobblies’ [14]), el Comité Londinen- órgano de expresión de los emigrados rusos en París, y subrayando: «For the Russians as 13.– The Times, 20 de mayo de 1920, reproducido en Giles for the Allies two urgent and precise duties Udy, Labour and the Gulag: Russia and the Seduction of the British Left, Biteback, 2017. 15.– Sylvia Pankhust, «The British Workers and Soviet Rus- 14.– Trabajadores Industriales del Mundo (The Industrial sia», The Revolutionary Age, 9 August, 1919, https://www. Workers of the World, conocido por sus siglas en inglés marxists.org/archive/pankhurst-sylvia/1919/british-wor- IWW o los «Wobblies»), sindicato seguidor de la teoría sin- kers.htm (Consulta: 12 de octubre de 2017). Para profun- dicalista revolucionaria (democracia laboral y autogestión dizar en la influencia de la Revolución Rusa en Gran Bre- obrera), que tiene su origen en Chicago, el 27 de junio de taña, véase: Mary Davis, Comrade or Brother?: The History 1905. Para más información véase Archie Green, Wobblies, of the British Labour Movement 1789-1951, London, Pluto Pile Butts, and Other Heroes: Laborlore Explorations, Urbana, Press, 1993; Reinter Tosstorff, The Red International of La- University of Illinois Press, 1993. bour Unions (RILU), 1920-1937, Leiden, Boston, Brill, 2016.

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present themselves (I) a pitiless struggle Un paso más se produjo en 1924, cuando el against the Bolsheviki, the half Bolshevi- gobierno laborista de Ramsay Macdonald ki, against all the militants like Kerensky, estableció relaciones diplomáticas con la Petlura, Longuet, Cachin and Henderson». Unión Soviética, en la línea defendida por Este tipo de afirmaciones transmitidas por el Comité Nacional de Hands off Rusia [19], parte de Coates no merecían más comenta- que hizo posible su transformación en el rio que probar que tanto Kolchak como De- Anglo-Russian Parliamentary Committee del nikin eran «reactionaries of the very worst que W.P. Coates formó parte como secreta- type» [16]. rio durante décadas hasta su muerte. El temor ante una declaración de guerra Los Amigos de la Unión Soviética tam- de Reino Unido contra la Rusia soviética lle- bién hicieron suyo el lema de Hands off So- vó, en agosto de 1920, a organizar los «Con- viet Russia en la conferencia que tuvo lugar sejos de Acción». Se formaron alrededor de en Colonia en 1928. Se habían constituido 350, establecidos en toda Gran Bretaña, que un año antes en la casa de los Sindicatos de también se extendieron por diferentes paí- Moscú con motivo del décimo aniversario ses. En la circular del Comité Nacional con- de la Revolución de Octubre. sideraban que gracias a esa acción se pudo Jean François Fayet ha documentado parar la declaración de guerra abierta, valo- los preparativos del viaje de la delegación rando positivamente el efecto logrado en el suiza y su recepción en la URSS. La comi- gobierno británico, ante la confluencia de tiva, formada por dieciséis personas y con la fortaleza desplegada por el Ejército Rojo predomino en su composición de obreros, y el miedo de una eventual acción por parte llegó el 5 de noviembre de 1927. El 6, fueron de los «Consejos de Acción» que repercu- recibidos con otras delegaciones en la casa tiera en la industria [17]. de los sindicatos por Rykov y Stalin, luego El apoyo a la naciente Unión Soviética no por Kalinin y Bujarin. Este último afirmó en se limitaba a campañas puntuales. Las pri- su discurso que la URSS era el único país meras delegaciones del Trades Union Con- del mundo en el que el Gobierno considera- gress (TUC) visitaron Rusia (y desde 1922 ba necesario informar sobre sus actividades la URSS) entre 1917 y 1924, estableciéndo- no solo a sus electores, sino también a los se el Anglo-Russian Joint Advisory Council representantes de los trabajadores [20]. El día entre la TUC y los sindicatos soviéticos [18]. 7 de noviembre, las delegaciones extran- jeras estuvieron presentes en el desfile de 16.– Carta de W.P. Coates, «Aims of the Russian reactiona- la Plaza Roja. Estos grandiosos festivales ries», 4 de noviembre de 1919. Documentos del National «Hands off Russia» Committee: Archive Collection,Trades constituían para la mayoría de los delega- Union Congress, Warwick Library. dos una culminación del viaje [21]. Después 17.– Circular de W. P. Coates, «For Labour and Socialist speakers», 1921. Documentos del National «Hands off 19.– W.P. Coates, ‘Why Russia should be recognised’, 1 de Russia» Committee: MSS.15X/2/333/1, Warwick Library. enero de 1924. Documentos del National «Hands off Rus- sia» Committee: MSS.15X/2/333/7, Warwick Library. 18.–Delegaciones británicas visitaron la Unión Soviética. Su composición y objetivos variaron considerablemente, 20.– Jean-François Fayet, VOKS. Le laboratoire helvétique, reflejando la corriente mayoritaria en la política sindical Histoire de la diplomatie culturelle soviétique dans l’entre- del momento. Así, la delegación de 1917 se encontró con deux-guerres, Genève, Université de Genève, 2014, pp. 309- el Gobierno Provisional y urgió el apoyo para continuar en 313. la I Guerra Mundial, mientras que la de 1920, fue firme- 21.– Para más información véase Sophie Coeuré, «Les mente anti-intervencionista. La de 1924 ha quedado me- ‘fêtes d’Octobre’ 1927 à Moscou. La dynamique des struc- jor documentada al participar Fred Bramley, entonces se- tures d’influence soviétiques et kominterniennes autour cretario general de la TUC. Trades Union Congress Library. d’un anniversaire», Communisme, 42-43, 1995, pp. 57-74.

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Foto: Hands off Russia (Foto facilitada por la autora).

de haber visitado no sólo escuelas, fábricas, disfrutaron de una bienvenida especial du- prisiones, la capital y las principales ciu- rante dos meses, y tomaron la iniciativa. El dades de la URSS, sino también el campo, 10 de noviembre, se inauguró el congreso Ucrania, Asia Central, el Cáucaso, incluida en el Gran Salón de la Casa de Sindicatos de Georgia, que desde su adhesión a la Repú- Moscú, descrito por el escritor francés Paul blica Soviética de Transcaucasia era uno Vaillant-Couturier como «Una gran sala, de los objetivos privilegiados de la propa- completamente cubierta de rojo, las relu- ganda antisoviética, conversando con los cientes columnas de mármol reflejan los detenidos, permaneciendo en guarniciones inmensos candelabros y aquí, antes de la militares, con visitas imprevistas y listas de revolución, bailaban la atroz e inútil noble- preguntas formuladas antes de su partida. za rusa» [23]. En el congreso, Barbusse pro- En líneas generales, el panorama mostrado nunció un discurso señalando los peligros les satisfacía, pero sin embargo no visuali- de una guerra imperialista que pendía so- zaban el coste social de las realizaciones. bre la URSS, y denunciaba las acusaciones Pocos días después, se celebró el congreso de interferencia soviética en la vida política fundacional, conforme a lo establecido por de otros países, proclamando: W. Münzenberg [22]. Will Lawther, represen- tante sindical de la delegación británica, y «Nosotros debemos defender el Estado so- el escritor Henri Barbusse por la francesa, cialista contra sus traidores. Nosotros de- bemos defenderlo contra esos que quieren 22.– Willi Münzenberg (1889-1940). Miembro fundador del Partido Comunista alemán. Presidió la Internacional destruirlo. Estas son dos partes insepara- Comunista de la Juventud entre 1919 y 1920 y organi- bles de una misma misión, para ello es sufi- zaó la Ayuda Internacional de los Trabajadores en 1921. ciente para las masas trabajadoras interna- Para profundizar en su trayectoria política véase: Sean McMeekin, The Red Millionaire: A Political Biography of Willi Münzenberg, Moscow’s Secret Propaganda Tsar in the West, 23.–Jean-François Fayet, VOKS. Le laboratoire helvétique, p. 1917-1940, New Haven, CT: Yale University Press, 2004. 312.

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cionales con entender lo que está en juego que la alianza entre la ciencia y el trabajo aquí, hacerles actuar consecuentemente y era descrita como una realidad en la Unión estas masas, cuya fuerza y conciencia es- Soviética porque tenían un fin social, aña- tán creciendo, serán el mejor baluarte en el diendo que si por «democracia» se enten- futuro». [24] diera participación, los delegados conside- raban que el término sólo podría aplicarse Más de cuarenta países estuvieron re- a la URSS. La otra resolución alertaba del presentados, incluyendo a la URSS. El país peligro de guerra imperialista. Y apelaban con más representantes fue Alemania con a todos los amigos de la URSS por medio de un total de 167, seguido de Francia y Gran una carta abierta, en la que, a pesar de las Bretaña. Las delegaciones fueron heterogé- diferencias que les dividían, conminaban a neas en cuanto a composición, pero inclu- erigirse como un solo hombre en la defensa yó mayoritariamente a unos 927 delegados del modelo soviético frente a sus ataques, sindicales, entre los que se encontraban considerando a la Unión Soviética como mineros, ingenieros, trabajadores texti- «una madre querida», y declarándose: «fie- les y campesinos. 117 participantes eran les combatientes de su causa que es la causa intelectuales, entre éstos, predominaban de la verdad mundial y del progreso huma- los escritores y periodistas. No resultó una no», tomando como ejemplo a la Rusia So- singladura sencilla, pues numerosas fueron viética para llevar a cabo realizaciones que las trabas impuestas a la presencia de las «alientan la esperanza de los oprimidos» [26]. delegaciones en la URSS. En el caso de Gran El apoyo a la URSS se hizo extensivo a la Bretaña, se organizó una campaña contra- China revolucionaria. Para llevar a cabo su ria a la participación en la prensa. A otros labor promovieron «la agitación para la ac- delegados se les privó de visados y muchos ción» y la necesidad de crear una estructura fueron amedrentados con la expulsión de internacional. sus respectivas organizaciones si acudían Por tanto, las delegaciones se apresta- al Congreso. Otros vivían bajo dictaduras, ron a cumplir con sus compromisos. Se- y el congreso les sirvió para mostrar su ad- gún el relato de Fayet, a la comitiva suiza hesión a la URSS al tiempo que denunciar le esperaban, en la estación Zúrich, unos regímenes fascistas como el italiano. [25] mil quinientos obreros con bandera roja y El congreso concluyó con la aprobación sindical, pero la ola de testimonios cesó un de varias resoluciones. Una de ellas relacio- mes después, no pudiendo servir de antído- nada con los frutos de la Revolución tras to de las calumnias de la prensa burguesa y diez años de lucha y construcción socialista. reformista con millones de lectores [27]. En la que los delegados, testigos in situ, su- El 27 de mayo de 1928, en Colonia (Ale- brayaban el desarrollo económico sobre la mania) se celebró el segundo congreso de base socialista, la mejora en las prestacio- los Amigos de la Unión Soviética que le dotó nes sociales de la población, con una mayor cobertura de sus necesidades materiales y 26.– «De la carta abierta de un grupo de participantes en un acceso gratuito a la educación. A la vez el congreso de Amigos de la URSS a los amigos del país de los Soviets en el extranjero», Cultura y Vida, 10 (1967), 24.– Friends of Soviet Russia. International Congress. No- p. 16 en Magdalena Garrido, Compañeros de viaje. Historia y vember, 1927, London, Published for the British National memoria de las asociaciones de amistad hispano-soviéticas, Committee of Friends of Soviet Russia by the Labour Re- Murcia, Edit.um, 2009, p. 45. search Department, 1928, pp. 65-66. 27.– Jean-François Fayet, VOKS. Le laboratoire helvétique, 25.– Ibid. p. 5 y ss. p. 313.

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de un Comité Internacional, un boletín, y rrollo de comités locales y su consolidación promovió los contactos entre las distintas fue desigual, destacándose por el buen tra- delegaciones nacionales [28]. Los temas del bajo realizado las agrupaciones del oeste de congreso versaron sobre la amenaza que se Sajonia, Wurtemberg y Silesia. seguía cerniendo contra la URSS, criticaron El Congreso concluyó con resoluciones que países como Gran Bretaña estuviesen que incidían en la defensa de la paz. Ape- disponiendo sumas de dinero para reforzar lando para ello a todos los pacifistas y de- a la India frente a la URSS, y que los líderes fensores de la URSS a movilizarse en una reformistas y socialdemócratas siguiesen el campaña de apoyo el 4 de agosto de 1928 [29]. juego a la contrarrevolución; promovieron En un informe del Buró internacional de la alianza de hermandad y amistad entre los AUS en 1929, se reconocía que en mu- los sindicatos y las organizaciones de los chos países había otras organizaciones con países capitalistas y sus correspondientes similares objetivos y metas, que suponían organismos en la URSS; y la batalla contra un obstáculo por crear confusión entre los el fascismo, asociando luchar a favor de la posibles afilados [30]. A diferencia de las tác- URSS como una lucha contra el fascismo. ticas del Frente Unido aplicadas desde 1921 La andadura de los Amigos de la Unión para conquistar a la mayoría de la clase tra- Soviética había sido dispar, como se trans- bajadora, la adopción en el verano de 1928 mitió en el Congreso de Colonia. Según de la línea «clase contra clase» y el rechazo señalaba el Comité británico, el obstáculo de los socialistas por «socialfascismo» su- mayor era la actitud del Partido Laborista puso una traba para la coexistencia de los y la cúspide sindical al ignorarles y dificul- militantes socialistas y comunistas en los tar sus publicaciones, pero habían logrado movimientos por encima de los partidos, y comités conjuntos de sindicatos del mismo dificultó la andadura de las asociaciones de ramo entre los trabajadores británicos y so- Amigos de la Unión Soviética, al igual que la viéticos, siendo los más interesados los sin- falta de dinero para difundir sus boletines. dicatos relacionados con el comercio para Berlín pasó a ser la sede estable del Buró los que la reapertura de relaciones entre Internacional de los Amigos de la Unión So- ambos países resultaba muy beneficiosa. En viética, situada en el número 23 de la Frie- Francia, los AUS contaban con unos 25.000 drichstrasse. En un informe señalaban, a la miembros y 600 secciones. Su actividad se altura de septiembre de 1928, las dificulta- había centrado en darse a conocer y hacer des de las delegaciones, a excepción de la llegar su mensaje a través de mítines des- sección inglesa, dirigida por Albert Inkpin, tinados a sindicalistas, grupos comunistas, del Partido Comunista británico, que fue secciones socialistas, logias masónicas y muy activa en manifestaciones. La sección cooperativas con gran aceptación de pú- francesa había incrementado su afiliación a blico. Y en Alemania, los AUS también des- 28.000 miembros, mientras que Alemania, plegaron una labor de propaganda. El desa- con numerosos grupos locales, no contaba con un comité nacional [31]. 28.– La mayoría de delegados eran alemanes, hasta 12, 29.– Friends off Soviet Russia. Cologne Conference…, 1928. seguidos de ingleses con 6 representantes, 4 de Francia, 1 de Bélgica, 1 de Suiza, 2 de Austria, 3 de Checoslova- 30.– Informe del Buró internacional de los AUS, 30 de quia, 2 representantes de la Liga Anti-imperialista y 1 de marzo de 19129. Fondo 5451, 13a, 262, doc. 114. Archivo la Ayuda Internacional de Trabajadores. Friends off Soviet Estatal de la Federación Rusa. GARF. Russia. Cologne Conference. Hands of Soviet Russia!: Report, 31.– En el Buró participaron Wîlli Münzenberg, Charles con prólogo de A. J. Cook, 1928. Guibert y Francis Jourdain por Francia, Alec Massie (bajo

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El Segundo Congreso internacional de aliado soviético, generó muestras de grati- los Amigos de la Unión Soviética se cele- tud hacia la URSS por su ayuda la Segunda bró en los días 22 y 23 de marzo de 1930 República y la acogida de niños. Uno de los en Essen. En esta fecha, la secretaría inter- mayores actos de homenaje consistió en la nacional estaba compuesta por Theo Beut- celebración del XX aniversario de la Revo- ling, Albert Inkpin y Willi Münzenberg. Y lución de Octubre, organizado por los AUS. las mayores dificultades estribaban en lo- A pesar de las dificultades que se encon- grar aquilatar las sedes y una colaboración traron en el camino, las asociaciones inten- más extensiva. El epicentro berlinés de la taron subsistir afrontando la precariedad de Amistad fue clausurado en 1933 debido al medios y los avatares políticos. Avanzados ascenso del nazismo, pasando a Ámster- los años treinta, según Carr y San Román, dam. Y años después, la línea adoptada por no tuvieron lugar otros congresos inter- el VII Congreso de la Internacional Comu- nacionales de la misma índole [33], aunque nista en 1935, con la política de frentes po- siguió activo su comité internacional [34]. pulares, más abierta a otras tendencias de No obstante, las dificultades sobrevenidas la izquierda, facilitó que los AUS se convir- con la II Guerra Mundial fueron un enorme tieran en organizaciones de base social más escollo para las asociaciones, con todo, hi- amplia. cieron eclosión los más diversos comités de En efecto, lo que constituyó un modesto apoyo a la Unión Soviética. La posguerra les movimiento de apoyo acabó por conformar llevaría a reorientarse tácticamente para la una amplia red de delegaciones nacionales que sería una «paz fría», y proseguir con su de Amigos de la Unión Soviética. Un ingen- razón de ser para lograr las mejores relacio- te trabajo guiado por el compromiso de sus nes posibles con la URSS hasta que dejó de integrantes en un contexto adverso, marca- existir [35]. do por el ascenso del fascismo y nazismo. Mientras la Rusia soviética aglutinó una La expansión del Tercer Reich implicó la miríada de organizaciones solidarias con prohibición de las secciones nacionales de su proyecto, a las que habría que sumar los AUS. Entreguerras», en Carlos Navajas, Diego Iturriaga (coords), España contó con una sección de Amigos Novísima. Congreso Internacional Historia de Nuestro Tiem- de la Unión Soviética desde 1933. Su base se po, Logroño, Universidad de la Rioja, 2010, pp. 221-234. amplió durante la guerra civil, difundiendo 33.– Edward Hallett Carr, El ocaso de la Commintern, 1930- propaganda antifascista, sumando afilia- 1935, Madrid, Alianza, 1986, p. 408 y Antonio San Román, dos [32], y mostrando las realizaciones del Los amigos de la Unión Soviética (AUS): Propaganda política en España (1933-1938), Salamanca, Universidad de Sala- el pseudónimo de Burns) y Will Lawther por Gran Bretaña, manca, 1994, p. 130; Daniel Kowalsky, La Unión Soviética y el Dr. Max Hodann y Robert Siewert por Alemania, el Dr. L. la guerra civil española, Barcelona, Crítica, 2004; JeanFran- Katz para los países balcánicos y Arvid Hansen para No- çois Fayet, VOKS. Le laboratoire helvétique…, 2014. ruega. Estos hombres recibieron el apoyo de Tschernine, 34.– «Actividades generales del Comité mundial (de los de la Internacional Comunista. Desde Moscú, Mijail Tom- AUS)», informe presentado ante el CEIC, 20 de noviembre ski, un antiguo miembro bolchevique del buró político del de 1938, Fondo 495, op. 18, del. 1259, l. 81, RGASPI, en Da- PCUS equivalente al presidente del Consejo de los sin- niel Kowalsky, La Unión Soviética y la guerra civil española, dicatos soviéticos— fue el interlocutor privilegiado de la p. 136. oficina internacional de los AUS. Se reunían semanalmen- 35.– La diplomacia cultural soviética se fue readaptando te, y con el resto de representantes de las organizaciones a los tiempos, para más información, véase: Magdalena nacionales cada tres meses. Jean-François Fayet, VOKS. Le Garrido, «Educación y proyección cultural exterior de la laboratoire helvétique, p. 313. Unión Soviética a la Rusia actual», F. Rodríguez, E. Gavari 32.– Magdalena Garrido, «Discurso y movilización antifas- (Eds), Estrategias de diplomacia cultural en un mundo inter- cista de los Amigos de la Unión Soviética en la Europa de polar, Madrid, Ramón Areces, UNED, 2015, pp. 95-123.

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«compañeros de viaje», que no precisaban militar en partidos comunistas para sentir curiosidad por el modelo soviético y par- ticipar con sus opiniones en una imagen favorable de la URSS [36], las organizaciones de exiliados rusos y la Entente Internacio- nal Anticomunista realizaron una campaña contraria como se esboza a continuación.

Movimientos refractarios a la Revolución de Octubre de 1917 y al modelo soviético: La Entente contra la III Internacional

El miedo a la extensión de la Revolución se reflejó en las reacciones de las potencias occidentales frente a la Rusia soviética y su apoyo al ejército blanco. También dio lu- gar a iniciativas reactivas que confluyeron en la fundación de «Liga antibolchevique» en Alemania, en enero de 1919, por Eduard Stadler, que contó con financiación em- presarial. Stadler en su obra Bolchevismo (1919) se refería a la Rusia soviética como Cartel de Monleón, Valencia, 1936. una amenaza: riesgo de una nueva guerra mundial en for- «Allá en el Este, agita Lenin la antorcha ma de campaña vengadora del proletariado de la revolución mundial y este moderno mundial contra la burguesía» [37]. Atila empuña igualmente la espada en- sangrentada de la guerra al frente de una Esta asociación de Rusia como barbarie nueva horda. Desde Rusia se proclama que tuvo amplio predicamento en la propagan- la revolución, surgida de las tinieblas de la da anticomunista. Entre los sectores que derrota bélica, renovará la Humanidad y la proyectaron el miedo al contagio revolu- llevará a desconocidas cimas de cultura y cionario y los estragos ocasionados por los técnica. Pero la realidad es muy diferente: bolcheviques hay que destacar a la emigra- en la Rusia, tan atrasada culturalmente, se ción blanca en el exilio, conformando nú- aniquila y destruye toda forma de cultura mientras reina un régimen de terror enca- 37.– Recogido en Eduard Nolte, Fascismo. De Mussolini a Hitler, Barcelona, Plaza&Janés, 1975, p. 63. Véase también minado a la implantación de los más tre- las referencias a la Liga antibolchevique en Bernd Bocian, mendos errores. La Humanidad corre así el Fritz Perls en Berlín, 1893-1933: expresionismo, psicoanáli- sis, judaísmo, Santiago de Chile, Editorial Cuatro Vientos, 36.– David Caute, Fellow Travellers: Intellectual friends of 2015. Creada en el aeroclub de Berlín por iniciativa de Communism, Yale University Press, 1988 [1973]; Ludmila Hugo Stinnes, empresario de minas y acerías, según reco- Stern, Western intellectuals and the Soviet Union, 1920-40: ge Abel Basti en Los secretos de Hitler. Los acuerdos de los From Red Square to the Left Bank, London & New York, nazis con los Estados Unidos y los sionistas, y los rastros en Routledge, 2006. la Argentina del Jefe del Tercer Reich. Sudamericana, 2011.

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cleos significativos en Alemania, Francia, Por su parte, el gobierno británico apoyó Reino Unido y Estados Unidos. Los testi- al ejército blanco y recibió refugiados, pero monios de los emigrados rusos en Francia, con las reservas derivadas de la aprobación recogidos por el periodista Chaves Nogales, de leyes de inmigración más restrictivas ilustraron situaciones diversas dentro del y las condiciones económicas del país [42]. colectivo [38]. Muchos de ellos frecuentaban No obstante, tal y como expone Multa- el Café de la Rotonde del Palais Royal, don- nen, aceptó temporalmente la responsabi- de se reunían «Los revolucionarios de la lidad de ciertos refugiados evacuados tras monarquía» que soñaban con una «Rusia el colapso de la armada del general Deni- nueva» [39]. No obstante, los monárquicos kin y mantuvo a unos diez mil refugiados distaban de ser un colectivo homogéneo, en campos de la isla de Prinkipo, Lemnos, ya que algunos rechazaban al duque Cirilo Chipre y Egipto, al tiempo que esperaban Vladimirovich como heredero al trono por del gobierno soviético una amnistía de to- aceptar la Revolución de Octubre como he- dos los refugiados y su repatriación. Tanto cho consumado, mientras otros lo asumían el Ministerio de Asuntos Exteriores como el y reclamaban su derribo [40]. Uno de los gru- del Interior británicos eran partidarios de pos más activos fue la Unión Militar Rusa no permitir la entrada de refugiados rusos, (Russikii Obshche – Voinskii Soiu, ROVS), salvo en casos excepcionales [43], como por liderada por el general Evgenii Karlovitch ejemplo la madre de Nicolás II, la empera- Miller, que fue representante del gene- triz María. ral Wrangel en París y jefe de personal del Las experiencias de «los emigrados blan- ejército ruso desde 1922 a 1924. Conside- cos» en territorio británico compartieron raba que la revolución bolchevique había elementos similares a otras comunidades sido planeada y organizada por los judíos, más numerosas presentes en Europa con- y las consecuencias de tal acción se hacían tinental, respecto a la organización de sus palpables en sus vidas, con la pérdida de propias asociaciones con las que promover familiares, propiedades, medios de vida y su visión de Rusia y sus expectativas futu- patria, motivos que llevaron a destinar sus ras [44]. Así, la actuación del Russian Libera- esfuerzos a evitar a toda costa la expansión tion Committee sirvió para difundir los an- del ideario de Octubre [41]. helos de parte del colectivo de emigrados y a través de su órgano de expresión [45], The 38.– Manuel Chaves, Lo que ha quedado de la Rusia de los Zares, Madrid, Estampa, 1931. Reeditado por la editorial 42.– Aliens Restrictions Acts de 1914 y 1919 otorgaron más Renacimiento en 2011. Para más información véase Mag- facultades en materia de entrada, empleo y deportación dalena Garrido, «Bosquejo de la ‘Emigración blanca’ en de extranjeros. En 1920 se introdujo la necesidad del Europa occidental: Resistencia al cambio político y pre- permiso de trabajo, de tal manera que las condiciones se servación del legado cultural», Congreso Internacional endurecieron. sobre el Centenario de la Revolución Rusa (1917-2017), 43.– Carta del Ministerio de Exteriores al Ministerio del Barcelona, CEHI, Universitat de Barcelona, del 25 al 27 de Interior, 28 de diciembre de 1917 (Traducción de la au- octubre de2017. tora), documentos del Home Office (HO) 45/11068, File 39.– Manuel Chaves, Lo que ha quedado de la Rusia de los 374355, The National Archives (TNA). Zares, 2011, p. 50. 44.– John Glad, Russia Abroad: Writers, History, Politics, 40.– Ibid. 52. Washington, Hermitage & Birchbark, 1999. 41.–Paul Preston, Paul Preston, Holocausto español. Odio y 45.– Establecido en Londres, en febrero de 1919, por ini- exterminio en la Guerra Civil y después, Barcelona, Crítica, ciativa de M.I. Rostovtzeff, un académico ruso en el exilio, 2011, p. 78. Para más información sobre la Unidad Militar y A. V. Tyrkova-Williams, escritora rusa y activista política Rusa véase Paul Robinson, The White Russian Army in Exile del Partido Democrático Constitucional (KD, cadete). M. 1920-1941, Oxford, OUP, 2002. I. Rostovtseff fue presidente del Comité, y A. V. Tyrkova-

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New Russia, desde un prisma antibolche- ginebrino Théodore Aubert [49] y el emigra- vique se trataban los avatares de la guerra do ruso G. Lodygensky [50], con el propósito civil rusa. La publicación dedicó una esque- frenar el avance bolchevique y destruir el la a Kolchak, señalando que a pesar de su comunismo en todas sus manifestaciones muerte sus ideales pertenecían a «la tota- políticas, económicas y morales. Tuvo su lidad de Rusia» [46]. Los fracasos del Ejército sede en Ginebra y contó con un comité fi- blanco fueron interpretados como errores nanciero internacional para gestionar los de tipo militar, político y económico. Según recursos. También formaron «comités se- señaló Chaves Nogales en su visión de los cretos», en los que se reunió a sectores de militares zaristas: la política, economía y la moral en la lucha anticomunista, base de la organización y «No fueron los crímenes de los bolche- sustrato de cada centro nacional antibol- viques quienes derrotaron a los blancos. chevique, que designaba, previo acuerdo Fueron los crímenes que los blancos come- del Bureau central de ginebra, los secreta- tían por donde pasaban la causa de que se riados nacionales, asesorados por un con- levantara contra ellos la masa del pueblo, sejo de dirección de personalidades influ- que, odiando a los rojos, les dio el triunfo yentes, vinculados al «comité secreto» [51]. por miedo al desenfreno de los blancos» [47]. Otra de las actividades más destacadas fue la infiltración en organizaciones de izquier- Una vez la URSS se fue consolidando en da, para fomentar su moderación o caída. la escena política, la lucha contra la «ame- En 1925, se constituyeron, entre otros, naza soviética» transcurrió por los cauces de la propaganda, la información reserva- 49.– Théodore Aubert (1878-1963). Nació en Ginebra, da y la colaboración intergubernamental. donde estudió Derecho. Fue delegado del Consejo Fe- Lo que hizo que de las «Uniones Cívicas», deral del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Francia y Berlín. Miembro fundador de las Uniones junto con la colaboración de los gobiernos, Cívicas (1918). Théodore Aubert fue responsable en el que la apadrinaron directa e indirectamen- «caso Conradi» de la defensa de su cómplice, Polounine. te, naciese una plataforma, la Entente In- Su declaración ante la Corte fue una acusación contra el ternacional contra la III Internacional en bolchevismo. Consiguió su absolución en una atmósfera marcada por el anticomunismo. Fundador y presidente [48] París en 1924 . Impulsada por el abogado de la Unión Internacional contra la Tercera Internacional, conocida como «Ligue Aubert», en 1924. Para más infor- mación, véase Michel Caillat, Mauro Cerutti, Jean-François Williams fue secretaria del mismo. También participaron Fayet, Jorge Gajardo: «Une source inédite de l’histoire de activistas políticos destacados, predominantemente cade- l’anticommunisme: les archives de l’Entente Internationale tes, como P. Milukov, P. Struve, V. Nabokov, entre otros. El Anticommuniste (EIA) de Théodore Aubert (1924-1950)», principal objetivo del Comité era informar a la sociedad Matériaux pour l’histoire de notre temps, nº1, vol. 73, 204, británica sobre la situación real en Rusia. Para más infor- pp. 25-31. mación véase Charlotte Alston, «The Work of the Russian 50.– Georges Lodygensky (1888-1977). Médico y ex repre- Liberation Committee in London, 1919–1924», Slavoni- sentante en Ginebra de la Cruz Roja Imperial Rusa. En Face ca, 1, vol. 14, 2008, pp. 6-17; O. Kaznina, Russkie v Anglii: au communisme 1905-1950. Quand Genève était le centre du Russkaya emigratsya v kontekste russko-anglijskyh sviazey v mouvement anticommuniste internationnal, Slatkine, 2009, pervoy polovint XX veka, Moskva, 1997. trazó sus memorias, las vicisitudes de la carrera como mé- 46.– «Admiral A. V. Kolchak en The New Russia, vol. I, 3 (19 dico a través de la Gran Guerra, la Revolución de 1917 y February 1920) (Traducción de la autora). la Guerra Civil, como cirujano militar y como jefe de un 47.– Manuel Chaves, Lo que ha quedado de la Rusia de los hospital para oficiales, participó en el CICR y en la Entente Zares, p. 229. Internacional Anticomunista junto a Théodore Aubert. 48.– Eduardo González y Fernando del Rey, La defensa ar- 51.– Eduardo González y Fernando del Rey, La defensa ar- mada contra la Revolución, Madrid, CSIC, 1995, p. 43. mada contra la revolución, pp. 47 y 48.

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los secretariados nacionales de Italia, Por- tugal y España. La sección española co- menzó sus pasos desde el Centro Español Antibolchevista, liderado por el periodista y activista somatén Luis Andrés y Morera y estuvo nutrido principalmente de secto- res católicos, miembros de la patronal, que financiaron su actividad, y las fuerzas de seguridad y del Ejército. Editaron la Revista antibolchevista que difundió en castellano el Vademécum antibolchevique (publicado en 1926 en distintos idiomas). A partir de 1927, el coronel José Ungría Giménez, que durante la guerra civil espa- ñola estuvo al frente de los servicios secre- tos de los sublevados, asumió la dirección del secretariado español [52]. La sección es- pañola editó el boletín de información Aso- ciación Anticomunista Internacional, con la finalidad de advertir a los ciudadanos espa- ñoles de la extensión e intensidad del mo- vimiento comunista en el mundo:

«la ‘Entente internationale contre la III In- ternationale’ se conforma con que quienes Revista Antibolchevista, Vade-mecúm lean sus comunicaciones infundan y ex- antibolchevique, suplemento especial, 1927. tiendan entre sus familiares, sus amigos, sus empleados y sus obreros, el sentimien- El boletín de marzo-abril de 1930 se cen- to de execración contra el terrorismo rojo tró en cuestiones educativas. En el texto de los Soviets y se mantengan en constan- «El comunismo en las escuelas de la Rusia te vigilancia para descubrir, denunciar y soviética», se subrayaba que la educación contrarrestar cualquier propaganda, más o estaba al servicio de una dictadura «basada menos pública, de las ideas origen de tanto en la violencia», en la que no se daban las mal. No hay que ser débiles, indiferentes o condiciones materiales idóneas, se ejercía cobardes, ante los progresos del comunis- la represión contra los docentes y se pro- mo revolucionario que en ello va, quizás, la movía el ateísmo en la enseñanza. Más que propia vida, y la de los nuestros, el porvenir presentar un modelo educativo de progre- y la grandeza de la Patria y el sosiego y el so, se sentenciaba que «el régimen soviéti- progreso de la Humanidad» [53]. co le ha hecho retroceder [al proletariado] hacia las hordas primitivas y tiende a igua- 52.– José Ungría Giménez (1890-1968). Para más informa- lar a todas las clases en el más lamentable ción véase Carlos De Arce, Los generales de Franco, Seuba oscurantismo» [54]. Ediciones, 1998. 53.– Secretariado Español de la Entente Internacional Contra la III Internacional, Asociación Anticomunista Inter- abril de 1930, p. 2. nacional, Boletín de información de los meses de marzo a 54.– Ibid. p. 3-19.

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Esta organización no terminó de cuajar En noviembre de 1936, la Entente par- en España, a tenor de lo señalado por Emi- ticipó en la Conferencia Internacional An- lio Mola en sus memorias [55]. No obstante, ticomunista organizada en Munich por la tanto Mola como Franco, entre otros man- Antikomintern [59]. Fundada por Eberhard dos militares, mantuvieron con la interna- Taubert, consejero del Ministerio de la Pro- cional anticomunista una prolongada vin- paganda de Goebbels, tres años antes. Se culación [56], prueba de ello es que, el 20 de presentó como una asociación de carácter abril de 1937, Franco firmó, en plena ofen- privado, cuyo objetivo principal era cons- siva de Vizcaya, la creación de la Oficina de truir un movimiento antibolchevique mun- Información y Propaganda Anticomunis- dial liderado por Alemania [60]. A principios ta (OIPA), un organismo relacionado con de 1935, el Antikomintern tenía ya una ex- otras instituciones anticomunistas como la tensa red de contactos por toda Europa, Entente Internacional anticomunista (EIA) apoyando a otras agencias nacionales simi- y el Antikomintern alemán [57]. Su misión lares. Las relaciones incluían asesoramien- consistió en recoger, analizar y catalogar to, intercambio de material, traducciones y todo el material de propaganda del enemi- realización de exposiciones [61]. go que fuese incautado, relevante a efectos En 1936, se produjo un acuerdo inter- de la represión. nacional de carácter político-militar sus- La Entente Internacional contra la In- crito por Alemania y Japón en Berlín, el 25 ternacional Comunista realizó reuniones de noviembre de 1936, tuvo como fin crear anuales que marcaban sus líneas de actua- un servicio de información y defensa con- ción, tras la primera de carácter fundacio- tra la amenaza soviética. El pacto contenía nal en París, tuvo lugar otra en Ginebra en una cláusula secreta en virtud de la cual los 1925, cuyo objetivo fue relacionar el Bu- firmantes se comprometían a no suscribir reau internacional con las agencias inter- ningún acuerdo bilateral de ningún tipo nacionales de información. En la celebrada con la URSS. A él se adhirieron Italia, el 6 un año después, en Londres, por el Central de noviembre de 1937; Manchukuo y Hun- Council of Economic Leagues, se redactaron gría, el 24 de febrero de 1939, y la España tesis contrarias a las promovidas por la In- «nacional», el 27 de marzo del mismo año. ternacional Comunista en su fundación, a Lo que fue contravenido por Alemania al la vez que se apelaba por el control de la firmarse, el 23 de agosto de 1939, por Von emigración política y educación. En 1926, Ribbentrop y Molotov, el Pacto de no agre- se intentó crear una Unión Cívica interna- sión germano-soviético. cional, pero no prosperó por la heteroge- Poco después de la celebración de esta neidad de organizaciones incluidas [58]. conferencia secreta de 1936, la Entente comenzó a adoptar también las siglas EIA 55.– Emilio Mola, Lo que yo supe... Memorias de mi paso por la Dirección General de Seguridad [1933], en Obras com- pletas, Valladolid, Editorial Santarén, 1940, pp. 295-298 y mada contra la revolución, pp. 50-53. 308-312. 59.– Para profundizar en la labor de la Antikominterm y 56.– Paul Preston, Holocausto español, Odio y exterminio en sus límites, véase Lorna Waddington, Hitler’s crusade. Bols- la Guerra Civil y después, pp. 80-81. hevism and the Myth of the International Jewish Conspiracy, 57.– Centro Documental de la Memoria Histórica, «la Crea- London, New York, Tauris Academic Studies, 2007. ción de la OIPA», https://www.mecd.gob.es/cultura/areas/ 60.– Ibid. archivos/mc/archivos/cdmh/destacados/2017/creacion- 61.– Antonio C. Moreno y Misael A. López, «Propaganda del oipa.html (Consulta: 19 de octubre de 2017). odio: las exposiciones anticomunistas en el Tercer Reich», 58.– Eduardo González y Fernando del Rey, La defensa ar- Historia y comunicación social, vol. 19, 2014, pp. 171-192.

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(Entente Internacional Antikomintern o Russia, que canalizó el anhelo de una ma- Entente Internacional Anticomunista). yoría que deseaba evitar otra guerra, con- Avanzada la Segunda Guerra Mundial los tribuyó a la formación de «los comités de vínculos de la Entente con el nazismo y el acción» y fomentó el reconocimiento de la fascismo fueron determinando su despres- Rusia soviética. En el terreno ideológico, tigio y decadencia final a partir de 1944 [62]. consideraban que la emancipación de la No obstante, el anticomunismo transna- clase trabajadora estaba ligada a la preser- cional tenía una sólida base y persistió. Así, vación de la primera República Socialista y ante el triunfo de los bolcheviques en la de ahí el sustrato social de apoyo y de lí- guerra civil rusa y el descontento público deres del movimiento obrero y partidos po- en clave de movilizaciones obreras, huel- líticos de izquierda que formaron parte de gas y organizaciones pro-soviéticas, según sus bases y nutrieron los futuros partidos señala Fischer, los conservadores en el go- comunistas. Por su parte, los Amigos de la bierno y las empresas crearon una red dedi- Unión Soviética fueron continuadores de la cada a barrer la «telaraña» del radicalismo y defensa de la URSS, favorecieron contactos se rebelaron contra una supuesta conspira- más estrechos y prolongados con la misma, ción dirigida por los soviéticos, compuesta concitaron mayores apoyos al compartir la no meramente por los partidos comunistas, causa antifascista, y extendieron la propa- modestos en cuanto a militancia, sino por ganda soviética en sus respectivos países socialistas, sindicatos, grupos de paz y a fa- siguiendo las líneas de la Komintern y del vor de las libertades civiles. Así, los mitos Partido Comunista de la Unión Soviética. anticomunistas y la propaganda influyeron Así, las ediciones, boletines, artículos, ex- en la política dominante en Estados Unidos posiciones, junto con otras actividades cul- y otros estados especialmente en el clima turales, se enmarcaron en la defensiva ima- de guerra fría [63]. gen del proyecto soviético, gestada desde el inicio, pero acentuando los avances en Conclusiones la construcción socialista, con una notable presencia de temas industriales y sociales. Las pasiones que despertó el experimen- Los Amigos de la Unión Soviética tuvieron to revolucionario de 1917 convulsionaron una trayectoria más dilatada en el tiempo, Rusia y el resto del mundo, generando una aunque dependía su existencia de los con- movilización a favor y en contra del pro- textos políticos nacionales, lograron per- yecto bolchevique que se materializó en sistir más allá de su manto, la Komintern, y plataformas asociativas más estables. se readaptaron con el tiempo en función de Entre las movilizaciones a favor de los la política internacional soviética. bolcheviques se ha destacado Hands Off Los movimientos de oposición a los bol- cheviques tuvieron como sustrato de apoyo 62.– Para profundizar véase Michel Caillat, L’entente inter- a los grupos de exiliados de la Revolución nationale anticommuniste de Théodore Aubert: organisa- tion interne, réseaux et action d’une internationale antimar- de Octubre, que no vieron sus sueños cum- xiste (1924-1950), Laussane, SHSR, 2016. plidos de cambio político en Rusia. Añora- 63.– Nick Fischer, The Spider Web. The birth of American ron un país que había dejado de existir sal- Anticomunism, University of Illinois Press, Urbana, Chicago vo en su memoria, sus propuestas políticas and Springfield, 2016; Luc van Dongen, Stéphanie Roulin, no tuvieron viabilidad, pero alentaron una Giles Scott-Smith (ed.), Transnational Anti-Communism and the Cold War. Agents, Activities, and Networks, Palgrave Mac- imagen contraria a los estragos ocasiona- millan, 2014. dos por la Rusia soviética en sus organiza-

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 60-76 75 Dossier: A cien años de la Revolución rusa

ciones y publicaciones, como The New Rus- impronta que sus respectivos secretariados sia. Organizaciones como la Entente contra nacionales tuvieran, y de la trayectoria de la Internacional Comunista, cuyas aspira- la organización, marcó una etapa dentro ciones eran derrocar a la Unión Soviética y del anticomunismo, que persistió impulsa- contrarrestar su propaganda, se sumaron a do por una miríada de grupos de extrema este propósito. En ese sentido, suministró derecha. Y nutrió a otras organizaciones información anticomunista en sus publi- durante la guerra fría en la lucha propagan- caciones como el vademécum antibolchevi- dística librada frente al modelo soviético y que que tuvo gran difusión. Más allá de la sus partidarios.

76 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 60-76 Obrerismo, republicanismo y reajuste de hegemonías al calor de la Revolución Rusa. Un análisis del caso catalán

Labour movement, republicanism and readjustment of hegemonies in the heat of the Russian Revolution. An analysis of the catalan case

Pablo Montes Gómez Doctor en Historia por la Universidad de Oviedo

Resumen

La Revolución Rusa ha sido tomada tradicionalmente como un punto de ruptura entre el movimiento obrero y las clases medias republicanas. Sin embargo, la innegable separa- ción que vivieron ambos espectros ya había comenzado a producirse antes de que estallara la Gran Guerra. Los acontecimientos de Rusia, en realidad, facilitaron las condiciones para construir una alternativa al universo liberal en descomposición. Por un lado, la Constitución soviética de 1918 marcará la dirección política de los futuros acuerdos; por otro, ya a partir de 1919-1920, el obrerismo se convertirá en el principal irradiador de hegemonía dentro del campo popular, atrayendo hacia él a la clase media democrática.

Palabras clave: Revolución Rusa, Constitución soviética de 1918, hegemonías, clases po- pulares, obrerismo, republicanismo.

Abstract

The Russian Revolution has traditionally been taken as a breaking point between the labour move- ment and the republican middle classes. However, the undeniable separation that both sectors experi- enced had already begun to have place before the Great War broke out. The events in Russia, actually facilitated the conditions to build an alternative to the decomposing liberal universe. On the one hand, the Soviet Constitution of 1918 marks the political direction of future agreements; on the other hand, since 1919-1920, the labour movement will become the main radiator of hegemony within the popular field, attracting the democratic middle class towards it.

Key words: Russian Revolution, Soviet Constitution of 1918, hegemonies, popular classes, labour movement, republicanism.

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 77-96 77 Dossier: A cien años de la Revolución rusa

Introducción llaban muchos republicanos. Ahora bien, es cierto que ello comportó un evidente Es un lugar común en la historiografía distanciamiento que se traduciría en una de nuestro país —y no sólo de él— consi- notable pérdida de peso político de los re- derar 1917 y la Revolución Rusa como una publicanos. gran falla entre el movimiento obrero y los Como aquí se defenderá, esta inacción colectivos situados política y culturalmen- por parte de la oposición al régimen no fue te en torno suyo, muy especialmente las la consecuencia del mencionado maxima- clases medias republicanas. Un momento a lismo obrerista o de otros sectores radicali- partir del cual los primeros, al radicalizar- zados a partir de 1917, sino la consecuencia se, habrían forzado el distanciamiento de lógica de no saber hallar un programa y una los segundos, en una dinámica que duraría acción política comunes (en un momento prácticamente todo entreguerras. A decir histórico de cambio) bajo los viejos pará- verdad, este planteamiento tiene no pocos metros que habían guiado la política desde problemas, gran parte de los cuales son en el último tercio de siglo XIX. La importan- realidad de carácter ideológico —en varias cia que en lo sucesivo tendrá la Revolución de las acepciones del término además— Rusa será absolutamente central, pues do- que, para colmo, han ido sucediéndose a lo tará al obrerismo de iniciativa histórica y largo del tiempo, lastrando otras vías de in- le proporcionará un programa marco sobre terpretación histórica del período. el que orientar los acuerdos con otros sec- No es el objetivo de este texto analizar tores. Este es el punto clave. A partir de la dichas interpretaciones, aunque es obliga- Constitución Soviética de 1918 y de las me- do apuntar las consecuencias que, en ge- didas que comenzarían a ser aplicadas en neral, esto ha tenido a la hora de observar Rusia, la oposición democrática a la monar- la relación entre las corrientes llamadas quía borbónica tendrá ese programa políti- «revolucionarias», dentro de las cuales se co sobre el que serían edificados los futuros acostumbra a incluir grosso modo al obre- acuerdos que alcanzarán el movimiento rismo en su conjunto, y las «democráticas», obrero y el republicanismo a lo largo de la asociadas a una idílica clase media modera- década de 1920 y que precederán a la llega- da, filtrando de esta manera la idea de una da de la República. pretendida incompatibilidad entre ambas. En las siguientes páginas analizaremos Los síntomas del distanciamiento esta confusión. Veremos, en primer lugar, los comienzos de la progresiva separación A lo largo del último tercio del siglo xix, de los trabajadores respecto de la política en nuestro país, los republicanos consiguie- dirigida por los republicanos para pasar a ron mantener un fuerte apoyo social que si adherirse a la de las organizaciones obre- no adquirió traducción institucional fue ras. Este paso histórico dado por la clase únicamente debido a las prácticas viciadas trabajadora al implementar su sentido de del sistema [1]. No obstante las resistencias pertenencia no significó necesariamente por parte del régimen de la Restauración, un incremento del maximalismo proleta- los federales, primero, y los radicales, más rio, pues la idea de «romper» con el Estado tarde, lograrían erigirse en «promotores de liberal será un posicionamiento bastante 1.–Manuel Suárez Cortina, «Radicalismo y reformismo en generalizado dentro las corrientes demo- la democracia española de la Restauración», Berceo, 139 cráticas, entre las que, huelga decir, se ha- (2000), p.53.

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una incorporación de las masas a la polí- los nuevos lugares de ocio y esparcimiento tica» que se alargaría hasta comienzos del que surgieron al calor de la modernización siguiente siglo [2]. Estos últimos «represen- de las ciudades que se dio en el cambio de taron —ha escrito Manuel Suárez Corti- siglo y que se tradujo en la cristalización na— de un modo transparente la ambición de elementos trascendentes de unificación popular por derribar las instituciones libe- moral y cultural de las clases populares. El rales y su sustitución por una democracia, Paralelo barcelonés fue, quizás, uno de los de claro componente rousseauniano» [3]. ejemplos más paradigmáticos que pudie- Además, como sagazmente apunta Ramiro ran hallarse en España, aunque este tipo Reig, los republicanos —particularmente, de zonas surgieron en todas las ciudades los radicales— lograron hacer un programa del país [6]. Lugares como el café o la taber- político del sentido común popular, que dic- na, pero también el cabaret o la sala de va- taba cosas como «que los curas no engañen riedades que ofrecían espectáculos como al pueblo, que los ricos no vivan del sudor el cuplé —asociado a los bajos fondos y la de los obreros, que los pobres no tengan que dudosa moralidad— fueron imponiéndo- ir a la guerra (o que vayan todos), que no se se al drama teatral o la ópera. Clases me- encarcele a los inocentes, que haya instruc- dias y obreras se dieron la mano en unos ción y todos puedan vivir de su trabajo» [4]. espacios en los que pedían argumentos si- Trabajadores y clases medias compar- milares y parecidos precios [7]. No obstante, tían, por tanto, el vasto e indefinido espa- cabe hacer puntualizaciones importantes a cio de la democracia. Y ello se debía funda- esta aparente proximidad, puesto que, tal mentalmente a que ambos formaban parte y como advierte Serge Salaün, el «‘inter- de otro ente no menos informe aunque con clasismo’ de principios de siglo dejó paso gran fuerza de apelación: el pueblo. En este a una frecuentación socialmente mucho sentido, cabe recordar que el uso de las me- más homogénea de los diversos tipos de táforas dicotómicas como las de «ricos y espectáculos». Ello puede parecer un tanto pobres» o «explotadores y explotados», así paradójico, pero no es más que la constata- como la contraposición orden versus pro- ción de los procesos de reafirmación de cla- greso, seguía muy vigente [5]. Sin embargo, se que se estaban viviendo y que afectaron no sólo compartían espacio en los univer- muy especialmente al obrerismo. sos abstractos, también lo hacían en los En cualquier caso, todo ello no significó concretos. una ruptura abrupta con la cultura burgue- Sobre el plano urbano, se encontraban en sa, puesto que los trabajadores aún perma- necerían más de una década siendo grande- 2.–ibid., pp.53-54. mente dependientes de la misma [8]. A decir 3.– ibid., p.57. 4.– Ramiro Reig, «El republicanismo popular», Ayer, 139 6.–Pere Gabriel, «La Barcelona obrera y proletaria», en (2000), p.96. Alejandro Sánchez, Barcelona, 1888-1929. Modernidad, am- bición y conflictos de una ciudad soñada, Madrid, Alianza, 5.– Puede verse el artículo de Manuel Pérez Ledesma, 1994, p.100. «‘Ricos y pobres; pueblo y oligarquía; explotadores y explotados’. Las imágenes dicotómicas en el siglo xix 7.–Jorge Uría, «Lugares para el ocio: espacios públicos y español», Revista del Centro de Estudios Constitucionales, espacios recreativos en la Restauración española», Histo- 10 (septiembre-diciembre 1991); Angel Smith, «Los anar- ria Social, 41 (2001), p.106. quistas y anarcosindicalistas ante la cuestión nacional», 8.–Serge Salaün: «Espectáculos (tradición, modernidad, en Javier Moreno Luzón (ed.), Izquierdas y nacionalismos en industrialización, comercialización)», en Serge Salaün y la España contemporánea, Madrid, Editorial Pablo Iglesias, Carlos Serrano (eds.), Los felices años veinte. España, crisis y 2011, p.145. modernidad, Madrid, Marcial Pons Historia, 2006, p.189. La

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Intervención de Alejandro Lerroux en un acto por los presos de la Semana Trágica. Barcelona, abril de 1910 (Foto: Frederic Ballell Maymí, Arxiu Municipal de Barcelona). verdad, lo mismo le había ocurrido a la cla- la «impronta habitualmente interclasista» se media más popular, que se alejó de esa que poseían los «Ateneos populares o [las] otra burguesía más netamente oligárquica sociedades instructivo recreativas, en Cata- que había absorbido no pocos elementos luña, en Levante o en Asturias» [10]. En gran de la cultura de la aristocracia. Jorge Uría medida, estos espacios contribuyeron deci- lo ilustra con la espléndida metáfora del sivamente al impulso de la presión social y cierre del Teatro Real en 1925 por falta de política que las clases populares ejercerían a público nada menos, culminando «un pro- lo largo de estos años contra el régimen mo- ceso que habría que ligar a una rebelión de nárquico. Por decirlo de otra manera, los ac- la clase media ante la perspectiva de seguir tos de posesión de la calle, los conflictos en dependiendo del gusto de los sectores aris- la fábrica o el taller y su posterior aparición tocráticos y altoburgueses» [9]. cada vez más frecuente en la prensa, tradu- Por su parte, los lugares de carácter aso- cían mediante espectaculares manifestacio- ciativo guardarían una importancia central nes la cotidianeidad mucho más discreta de en la sociabilidad política popular a lo lar- las reuniones, los actos, los encuentros y las go de todo el período. En ellos se destaca conversaciones de la cooperativa, el café y el ateneo. apreciación de la dependencia de la cultura obrera res- pecto de la burguesa es de Brigitte Magnien, de su capí- 10.–Jorge Uría, «Cultura popular y actividades recreativas: tulo «Crisis de la novela» inserto en el volumen anterior, la Restauración», en Jorge Uría (coord.), La cultura popular p.259. en la España contemporánea, Madrid, Biblioteca Nueva, 9.–Jorge Uría, «Lugares para el ocio…», p.106. 2003, p.89.

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Todo esto no niega la separación cada condicionantes que favorecerán el salto. En vez más y más acusada entre clases medias buena medida, eran elementos de carácter y obreras conforme se acercaba el nuevo material, aunque se juntaron con otros de siglo. El motivo esencial residió en los pro- tintes más culturales e intelectuales. Todos gresos de la organización de clase de las se- confluyeron reforzando la identidad y per- gundas, tal y como señaló con acierto Eric sonalidad propia del movimiento obrero, Hobsbawm en la tercera de sus eras [11]. Aho- que pasó de un núcleo muy cohesionado ra bien, lo importante es señalar el carácter —pero pequeño— centrado en los oficios de este fenómeno, que no fue social o eco- a otro mucho más amplio que componía el nómico, sino cultural y político. grueso de la masa proletaria, centrado en En conexión con este proceso está, qué los sindicatos de industria. duda cabe, la aguda crisis en la que entra- Así pues, desde primeros de siglo, el mo- ron unos regímenes liberales que vivían de vimiento obrero vive un proceso de reafir- y sobre las espaldas de las clases populares mación de sí mismo como ente social dife- ante la entrada inevitable de las masas en renciado que lo va independizando cada vez la vida pública. Tal situación, a la altura de más del resto de clases. La guerra acelerará 1914, parecía ya insostenible. Obviamente, esta evolución, al fomentar el crecimiento esto era la consecuencia de la progresiva cuantitativo del proletariado a la par que el imposición del liberalismo a lo largo de las empeoramiento de sus condiciones de vida, dos terceras partes de la centuria anterior resultando un aumento de su conciencia de pero los costes que ello tendría no se empe- clase [14]. Pero nos equivocaríamos si pensá- zaron a sentir hasta finales de la misma [12]. ramos que el período sólo produjo efectos «Con la ampliación del electorado —escri- en el obrerismo. Los sectores más cercanos bió Hobsbawm—, era inevitable que la ma- a él así como amplias fracciones de clase yor parte de los electores fueran pobres, in- media vivirán a lo largo de estos años una seguros, descontentos o todas esas cosas a serie de experiencias comunes que acaba- un tiempo» [13]. Pese a todo, las costuras no ría situando a ambos en el mismo lado del les acabarían de reventar a los regímenes campo socio-político, enfrentados a los liberales hasta bien entrada la Gran Guerra, sectores dominantes y al Estado que los con la que se vinieron abajo los parámetros servía. De este modo, el número de líneas sobre los que se sustentaban, particular- culturales de cruzamiento entre la clase mente los de carácter económico, sociopo- obrera y las medias se multiplicarán expo- lítico e institucional. nencialmente durante estos años. Pero nos Las transformaciones que provoca la estamos adelantando demasiado. De mo- tecnificación de las diversas industrias, esto mento, quedémonos con los prolegómenos, es, el implemento de las formas capitalistas que son un movimiento obrero cada vez en gran cantidad de centros de trabajo, exi- más cohesionado y relevante, y una pérdida girían nuevos tipos de sindicación capaces de fuerza política del republicanismo como de oponerse a la devaluación del trabajo consecuencia de lo anterior. de las sociedades de oficio. Estos serán los Cataluña es un buen observatorio de este proceso. Allí, tanto el republicanismo 11.–Eric J. Hobsbawm, La era del imperio, 1875-1914, Bar- celona, Crítica, 2001, p.140. en general, aunque con particular inci- 12.–Véase Manuel Santirso, Progreso y libertad. España en 14.–Carlos Forcadell, Parlamentarismo y bolchevización: el la Europa liberal (1830-1870), Barcelona, Ariel, 2008. movimiento obrero español, 1914-1918, Barcelona, Crítica, 13.–E. Hobsbawm, La era del imperio, p.122. 1978, p.294.

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dencia el radical, como las organizaciones de la Restauración podía democratizarse. obreras, eran muy fuertes. El fracaso, pri- El fenómeno, no obstante, resulta más mero, de la Unió Federal Nacionalista Re- significativo que cualquier otra cosa. Aun- publicana (UFNR) en las elecciones de 9 de que con los conocidos síntomas se ha acos- noviembre de 1913 y, después, el del «Pacte tumbrado a diagnosticar una enfermedad de Sant Gervasi» de ésta con el Partido Re- errónea. Detengámonos un momento en publicano Radical de Alejandro Lerroux el él observando algunos autores destacados. febrero siguiente, simbolizó el alejamiento. Juan Pablo Fusi considera algunas tenden- A decir de Isidre Molas, con ello se hundió cias (él habla de «ideologías») presentes momentáneamente el programa del cata- en el movimiento obrero de principios de lanismo republicano, creando un vacío de siglo como «decididamente antidemocráti- representación social [15]. El republicanis- cas». Ramiro Reig culmina un artículo so- mo bebía directamente de la apelación al bre el republicanismo popular del siguiente pueblo y, ahora, la parte más organizada de modo: «La Revolución Rusa proporciona un éste parecía volverle la espalda. paradigma de comprensión de la realidad Los porqués de esto, en realidad, son bas- completamente distinto, en el que la revo- tante conocidos. Se vincula al movimiento lución aparece como un horizonte posible, obrero con planteamientos de ruptura con sin conexión alguna con el advenimiento los regímenes liberales, en un momento en previo de la república. El republicanismo que el republicano aún se movía en plantea- queda como un proyecto de democracia ra- mientos de reforma del sistema. Por consi- dical pero tiene poco que decir en el campo guiente, el distanciamiento del obrerismo social». Ese acontecimiento es en realidad respecto del republicanismo era un hecho la piedra angular sobre la que descansan la tan lógico como esperable. No obstante, gran mayoría de las críticas. Juan Avilés Fa- los límites de esta demarcación son todo rré ha escrito: «En vísperas de la toma del menos claros. Como veremos en seguida, poder por los bolcheviques, la admiración incluso en los momentos más convulsos, por la Revolución Rusa iba en cambio en fracciones del obrerismo tradicionalmente aumento entre los anarquistas puros». Ge- consideradas como particularmente radica- rald Meaker, en un libro muy leído, sostuvo les, como la cenetista, por lo que abogaron también que a partir de 1917 «los cenetis- (bien es cierto que vehementemente) fue tas se volvieron aún más decididamente por reformas, no por quiebras. Esta posi- contra la idea de la república democrática» ción de progresiva ruptura con el sistema y Teresa Carnero Arbat, que a partir de ese venía dada por el fracaso del republica- momento «la orientación reformista demo- nismo como movimiento de reforma, algo crática [de las organizaciones obreras] se que tampoco era exclusivo de nuestro país. diluye». Otros autores como Enrique Mo- Además y quizá aún más relevante, el repu- radiellos, Julián Casanova, Fernando del blicanismo tampoco tardaría en abandonar Rey, Mercedes Cabrera, Santos Juliá o por definitivamente la idea de que el régimen supuesto Juan Linz, entre los muchos que podrían citarse, navegan por esta línea in- 15.–Para un repaso a la UFNR debe verse Pere Gabriel, terpretativa [16]. «Las bases políticas e ideológicas del catalanismo de izquierdas del siglo xx», Espacio, Tiempo y Forma, t. 13 16.–Juan Pablo Fusi, «Dictadura y democracia en el siglo (2000), pp.79-86. Isidre Molas, «Federació Democràtica xx», Ayer, 28 (1997), p.20; R. Reig, «El republicanismo Nacionalista (1919-1923)», Recerques: Història, economia popular», p.102; Juan Avilés Farré: La fe que vino de Rusia. i cultura, núm. 4 (1974), p.137. La revolución bolchevique y los españoles (1917-1931),

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Como veremos en seguida, estas afirma- propio sistema liberal-parlamentario, que ciones habituales tendentes a situar 1917 se reveló incapaz de canalizar con eficacia como el momento del alejamiento definiti- las aspiraciones participativas y democra- vo de los obreros de la acción política para tizadoras de amplias capas de población». reforzar su identidad de clase, resultando Pero el régimen restauracionista consiguió un mayor abstencionismo y una disolución mantenerse, no tanto gracias a sus medios de la orientación reformista, supone una de control social, que se probaron cada vez fuerte distorsión de lo que representó el más inoperantes, como «a la inexistencia de proceso, infinitamente mucho más rico en un modelo subversivo válido y coherente matices. que concitase la adhesión unánime de los sectores sociales mayoritarios que se en- [17] Desacuerdos e inacción política contraban marginados del sistema» . Es decir, de la falta de un proyecto común po- En efecto, no sólo los sectores obre- pular entre las fuerzas de oposición. La con- ros fueron abandonando progresivamen- tienda mundial acentuó esta situación pero, te —aunque a pasos agigantados— la vía a la vez, creó las condiciones para corregirla. reformista. También los republicanos co- Sea como fuere, y tal y como ya quedó di- menzaron a entender, hacia 1918 y muy cho, la separación venía de antes. En Cata- especialmente 1919, que ese camino era luña, al ya aludido hundimiento de la UFNR prácticamente infranqueable. Los sucesi- le sucedieron otros proyectos encaminados vos gobiernos de unidad y concentración a articular una oposición política al régi- nacional, la creciente e imparable militari- men monárquico, algo que allí pasaba por zación de la vida pública —que en un lugar arrebatar el catalanismo a la Lliga. Una de como Barcelona llegó a suspender ininte- las figuras más relevantes de esta etapa fue rrumpidamente, entre 1919 y 1922, las li- sin lugar a dudas Francesc Layret —abogado bertades constitucionales—, el autoritaris- de profesión y defensor frecuente de traba- mo que a un ritmo cada vez más creciente jadores en sus pleitos con la justicia restau- fue experimentando Alfonso XIII o su ne- racionista—. Él junto con otros destacados gativa a aceptar un gobierno que no fuera republicanos de izquierda como Marcelino conservador hasta 1922, disuadieron a un Domingo, Gabriel Alomar, Àngel Samblan- número cada vez mayor de sectores medios cat o David Ferrer, fundaron en 1915 el Bloc y republicanos de aspirar a reformar algún Republicà Autonomista. El objetivo de este día la Restauración. nuevo partido, tal y como expondría años En palabras de un buen conocedor de la después en sus memorias el secretario del progresiva implementación de la vía coerci- Centre Autonomista de Dependents del tiva, «la utilización persistente o esporádica Comerç i de la Indústria (CADCI), Ramon de la violencia política tuvo mucho que ver Noguer i Comet, quien también se adheriría con las dificultades de modernización del al proyecto, era ahondar por la izquierda en el programa de la propia UFNR. En conse-

Madrid, Biblioteca Nueva, 1999, p.40; Gerald H. Meaker, La cuencia, el nuevo partido se presentó con izquierda revolucionaria en España (1914-1923), Barcelona, «un to més radical en el sentit de les refor- Ariel, 1973, p.142; Teresa Carnero Arbat, «Democratización mes socials i de la laïcització», aunque sin limitada y deterioro político, España 1874-1930», en S. Forner, Democracia, elecciones y modernización en Europa: 17.–Eduardo González Calleja, «La razón de la fuerza. Una siglos xix y xx, Madrid, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, perspectiva de la violencia política en la España de la Cátedra, 1997, p.121. Restauración», Ayer, 13 (1994), pp.111-112.

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conseguir atraer la atención de los votantes la UFNR, aunque ahora, signo de los nuevos obreros, cosechando un pobre resultado en aires sindicales que estaba imponiendo la las elecciones de abril de 1916 [18]. realidad de la guerra europea, aquel repu- Aquella derrota sería analizada por Mar- blicanismo apareciese obsesionado en con- celino Domingo de la siguiente manera, en vertirse en un portavoz político de la clase unos comicios en los que se abstuvieron, obrera o, al menos, actuar como correa de según señaló, «más de treinta mil electo- transmisión política del sindicalismo, al res republicanos»: «El partido republicano modo del laborismo británico». Y si bien no español no ha de circunscribirse a predi- será el revulsivo político que hubiera sido car los viejos programas democráticos. No. deseado, conseguirá atraer futuras perso- Ha de fijar su posición en cada problema. nalidades del obrerismo como Joan Como- Y fijar su posición, no quiere decir definir- rera o Gabriel Alomar [20]. la solamente, sino propagarla, extenderla, Este proceso de desplazamiento del re- clavarla en el alma de las multitudes, suble- publicanismo hacia las posiciones del obre- varlas con ella» [19]. rismo era en realidad del todo armónico con La solución es lo suficientemente vaga la coyuntura que estaba sucediendo. Así, no como para considerar que Domingo no sabía es casual que desde 1916 el mismo fuese in muy bien cómo revertir aquella situación, a crescendo, es decir, a medida que aumen- pesar de indicar certeramente el problema, taba la intensidad de la protesta social por que no era otro que el de la reformulación el imparable alza del coste de la vida [21]. De política: «predicar los viejos programas hecho, se aceleraría a partir de momentos democráticos» era algo del pasado, ahora como agosto de 1917 y los progresos que debía hacerse otra cosa. Porque las clases las organizaciones obreras llevarían a cabo populares —más concretamente, las obre- a lo largo de 1918 y los años sucesivos. Esta ras— se desmarcaban de las propuestas de correlación se aprecia con notable claridad los republicanos que, como hacía hincapié en un catalanista liberal como Macià, que a el propio Domingo, debían ser reorientadas partir de 1917 comenzaría una nueva eta- hacia la reivindicación concreta. pa decidido a romper con la vieja política En un nuevo intento por dar con la fór- parlamentaria para acercarse al sindica- mula correcta, viraron aún más hacia la lismo obrero. Enric Ucelay Da-Cal señala izquierda para crear el Partit Republicà lo que le ha ocurrido al futuro presidente Català, el cual «decía ser un partido de iz- de la Generalitat republicana: «ha arribat quierdas de la clase obrera». Constituido a la convicció que la solidaritat nacional a finales de abril de 1917, explica Rovira i que ha de reformar Catalunya i potser Es- Virgili que entró en él la mayor parte de las panya, nomès és possible si es fa justícia entidades que habían conformado la UFNR. social». Poco a poco, irá convenciéndose, Desde luego, esta evolución no es fruto como tantos otros republicanos, de que la de la casualidad, sino del esfuerzo tenaz y 20.–P. Gabriel, «Las bases políticas…», pp.84-85. Antoni consciente de conectar con un obrerismo Rovira i Virgili, Resum d›història del catalanisme, Barcelona, que iba adquiriendo fuerza. Como señala La Magrana, 1983, p.107. Lo de Comorera en Josep Ter- Pere Gabriel, el «PRC vino así a continuar mes, La catalanitat obrera. La República Catalana, l’Estatut de 1932 i el Moviment Obrer, Barcelona, Afers, 2007, p.18. 18.–Ramon Noguer i Comet, Al llarg de la meva vida, Barce- 21.–Para una estadística del aumento de la conflictivi- lona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2000, p.182. dad laboral véase el estudio de José Luis Martín Ramos, 19.–Marcelino Domingo, «¿Unión o actividad?», La «Anàlisi del moviment vaguístic a Barcelona (1914- Publicidad, 21/04/1916, p.1. 1923)», Recerques: Història, economia i cultura, 20 (1988).

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única forma de lograr una reforma social en yendo siempre en la misma dirección. Y lo Cataluña es mediante una revolución que que es más relevante, demuestran hasta destruya el Estado monárquico. Es decir, de qué punto no faltaron tentativas de acer- la ruptura con el régimen [22]. camiento interclasistas. Desde luego, el Sin embargo, Macià, que ya gozaba de un momento histórico —de crisis de los regí- importante prestigio en Cataluña, también menes liberales y de reforzamiento de la fracasaría en su intento por constituir un personalidad de clase del obrerismo— no partido que atrajera para sí el voto obre- ayudó en absoluto a su posible éxito, pero ro. Concentrando en el nombre del nuevo la insistencia en las viejas fórmulas de par- partido todos los ingredientes que pudie- tidos de notables, cuyas propuestas verti- ran atraer a los sectores populares catala- cales venían realizadas hacia pero a la vez nes, fundó la Federació Democràtica Na- de espaldas a los trabajadores, tampoco. El cionalista, cuya pretensión era establecer máximo dirigente del anarcosindicalismo a un punto de unión para «tots els elements la altura de 1919, Salvador Seguí, lo expresó demòcrates nacionalistes i republicans de muy claramente en un artículo que escribió Catalunya» [23]. Los condicionantes bajo los para El Sol a mediados del mencionado año. que surgió el nuevo partido, ejemplifican bien la brecha abierta entre las viejas (y «Es innegable que la masa electoral de Bar- desfasadas) fórmulas de relación política celona pasa por una profunda crisis de es- entre ambas clases. No obstante, hay que cepticismo, y cada vez es más acentuada su decir que la contingencia jugó no poco en abstención en la lucha electoral. Es verdad su contra. Fue presentado el 15 de enero, que nada más lógico ni justificado. un día antes de que se suspendieran las ga- […] rantías constitucionales ante las moviliza- Los partidos de izquierda no han hecho ciones catalanistas que entones vivía Bar- tampoco lo que podían y debían; ha sido celona en protesta por los impedimentos tan incoherente y confusa su labor, se ha que desde Madrid se venían poniendo a la abusado tanto de la política de caudillaje, aprobación del Estatut autonómico. Segui- que a estas horas nadie toma en serio la ac- damente, quedaría atrapado en la vorágine tuación de dichos partidos […]». del conflicto de La Canadiense. Es cierto que estos intentos y otros más Y continuaba aludiendo a la insuficien- que no han podido ser mencionados pue- cia de escuelas en la ciudad de Barcelona, den ser considerados insatisfactorios, limi- a la deficiente higiene de zonas enteras de tados y hasta fracasos, pero se produjeron, la ciudad, a la desastrosa gestión realiza- da que había hecho quebrar el municipio 22.–Ferran Mascarell, «Macià: un polític sorprenent. Con- y, en este sentido, a una política fiscal in- versa amb Enric Ucelay Da-Cal», LAvenç, 66 (diciembre justa descargada sobre el impuesto indirec- 1983), pp.25 y 31. Lo del interclasismo, así como una pa- to. Todo ello «no obstante haber estado el norámica de su evolución política a lo largo de su vida, en el libro del mismo autor: La Catalunya populista: imatge, Ayuntamiento en manos de los republica- cultura i política en l’etapa republicana (1931-1939), Bar- nos muchos años» [24]. celona, La Magrana, 1982, pp.114-115. Véase también a J. A todo esto habría que añadir que hacía Termes, La catalanitat obrera…, p.20. tiempo que cualquier intento de incidir po- 23.–La descripción que de este partido hace Isidre Molas así lo muestran. Términos como «Directori provisional» y, refiriéndose al propio Macià, «cap suprem del partit» («Fe- 24.–Salvador Seguí, «Los partidos políticos de Cataluña», deració Democràtica Nacionalista», pp.138-139). El Sol, 14/05/1919, p.8.

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líticamente de un modo positivo sobre el colectivista. De hecho se limitaba a pedir régimen había pasado a ser visto como poco con énfasis la afirmación de una presencia menos que una utopía por parte de los sec- obrera específica y sus reivindicaciones al- tores subalternos. Como también apuntaba rededor de temas como las subsistencias, Seguí, el pueblo «no interviene en las elec- un programa laborista y una línea de de- ciones, no porque las crea desprestigiadas y mandas sociales, al lado de los políticos y viciadas, sino más bien porque las considera sus propuestas parlamentarias y de Cortes inútiles e inservibles». La opinión de uno de Constituyentes» [26]. los principales asesores de la Corona, Ga- A comienzos de 1918, el entorno del briel Maura, reconociendo que el republi- PSOE lanzó un «Bosquejo de un programa canismo nunca había llegado «a constituir de izquierdas» a través de la revista España, jamás [una] seria amenaza contra la monar- que incorporaba: la reforma constitucional quía», completa el cuadro [25]. Pero todo esto para sacar al rey la facultad de incidir sobre no debe llevarnos a error. Los obreros se se- el gobierno y para que los derechos cons- paraban de los republicanos en un momen- titucionales no pudieran ser suspendidos to en que el obrerismo, por mucha crecien- salvo en caso de guerra; severidad contra la te autonomía y vigor que demostrara, aún corrupción; control obrero en las industrias no había conformado un programa propio de las que dependieran las subsistencias de gobierno, de ahí la ambigüedad que vi- —que seguirían bajo la dirección de sus ac- mos que demostraba Domingo al momento tuales dueños y el gobierno actuaría como de ofrecer alternativas. moderador entre ambos—; distribución de La huelga de agosto de 1917 es un buen alimentos a través de las cooperativas obre- medidor de esto que estamos señalando. ras, a las que les suministraría el Estado di- Con motivo de la misma, los socialistas se chos artículos a precio de tasa; disolución limitarían a pedir básicamente lo que ha- de las Juntas de Defensa y de los tribuna- bían planteado ya los parlamentarios, esto les militares; y, finalmente, un incremento es, más Parlamento y menor incidencia del del gasto público para el desarrollo de la rey en los asuntos de gobierno. Los anar- economía, la «difusión e intensificación de quistas, mucho más decididos y dispuestos, la enseñanza y el mejoramiento de todos es cierto que plantearon —como puntos servicios públicos», lo que sería costeado máximos— el derrocamiento de la monar- gravando las grandes fortunas. Un progra- quía, aunque no concretaron por qué se- ma que, sensu stricto, resultaba ser poco ría sustituida (se aludía a instaurar «una más que la síntesis entre los objetivos de particular situación política»), así como la la Asamblea de parlamentarios del verano «nacionalización del suelo y el subsuelo», anterior y la declaración de buenas inten- pero sin hacer mención alguna a la «propie- ciones de los propios partidos dinásticos dad privada». En palabras de Pere Gabriel, que, como los planes de Santiago Alba en su el de la Confederación «no dejaba de ser «impuesto sobre los beneficios extraordina- un programa en el que se hallaba ausente rios», ya existían, aunque siempre acabaran cualquier aspiración de revolución social inmediata ni peticiones de cambios en la 26.– Gabriel: Pere Gabriel, «Sociedad, gobierno y política propiedad o una organización del trabajo (1902-1939)», en Ángel Bahamonde (coord.), Historia de España siglo xx, 1875-1939, Madrid, Cátedra, 2000, p.410. 25.–Cit. en Javier Tusell, «La descomposición del sistema El programa de la Confederación en Juan Antonio Lacom- del sistema caciquil español (1902-1931)», Revista de Oc- ba, La crisis española de 1917, Madrid, Ciencia Nueva, 1970, cidente, 127 (1973), p.78. pp.227-228; el de los socialistas viene en las pp.251-252.

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sin tener prácticamente efecto alguno [27]. sas que llegan del país de los zares, que es Huelga decir que todo ello no significa ya el pueblo de las risueñas democracias. Al que el obrerismo no tuviera aspiraciones lector hispano no le interesan esas cosas» [28]. revolucionarias, que por supuesto las tenía, o que su proyecto democratizador fuera Esta última opinión expresa esa idea tan homologable al del dinastismo, sino sim- propia de la izquierda española, tendente a plemente que no poseía aún un programa acusar al pueblo de demostrar falta de inte- definido para articularlas. La revolución en rés por asuntos que habrían de incumbirle, Rusia cambiaría esto, aunque no sería in- pero ilustra parte de la confusión a que alu- mediatamente. dimos al comienzo del artículo. No obstante, el panorama no era tan Por fin un programa político en torno yermo como lo dibujaba Parra. Existen re- al que negociar ferencias indirectas a la distribución de pu- blicaciones relacionadas con la revolución El 10 de julio de 1918 se promulgaba la en Rusia, que fueron prohibidas y persegui- primera Constitución obrerista de la histo- das. Por ejemplo, la que tuvo lugar en una ria y también la primera de Rusia. De algo localidad cercana a Barcelona, Sabadell, en tan notable no se enteró prácticamente na- la que apenas unos días antes de finalizar die en España hasta pasado un tiempo. La 1918, los miembros de una sociedad obrera prensa, sencillamente, tan solo ofrecía no- de la ciudad denunciaron la «arbitrariedad» ticias acerca de la guerra, una situación que de las autoridades, que secuestraron las además se alargó en los territorios del este publicaciones relacionadas con ese tema [29]. de Europa debido a la intervención aliada De hecho, por esas fechas habían comen- en aquel país. Habría que esperar al final de zado a distribuirse los primeros ejemplares la conflagración para que el flujo de infor- del folleto de Henriette Roland Holst sobre maciones aumentara. el primer año de revolución en Rusia y la De esta inopia habló el poeta y republi- Constitución bolchevique por escasos diez cano Ernesto López Parra, quien desde las céntimos de peseta a través de Solidaridad páginas de El País afirmaba, poco antes de fi- Obrera (el precio de un suelto del mismo nalizar el mes de abril de 1919, lo siguiente: diario) [30]. Aún habría que esperar al año siguiente a que apareciera un estudio jurí- «El bolchevismo no tiene para nosotros más dico de ésta, el que le dedicara Quintiliano que un interés episódico, como la gacetilla

de un suceso vulgar. Y, sin embargo, Rusia 28.–Ernesto López Parra, «Un poco de bolchevismo», El está gestando la revolución social más for- País, 26/04/1919, p.2. midable que conoció el mundo, aunque no- 29.–Solidaridad Obrera, 3/01/1919, p.2. sotros no queramos enterarnos de ello […]. 30.–Quintiliano Saldaña, La Revolución Rusa: la Constitu- Hacen bien los periodistas en no conceder ción Rusa de 10 de julio de 1918, Madrid, Editorial Reus, 1919, p.5. En Solidaridad Obrera de 24/12/1918 venía importancia a las informaciones tumultuo- anunciada en su p.4 el mencionado folleto, así como dón- de adquirirlo. No dejará de resultar ilustrativo que Ortega 27.–España, «Bosquejo de un programa de izquierdas», tardara tanto en escribir —nada menos que en noviembre 24/01/1918, p.4. Para el proyecto de Alba puede verse Mi- de 1919— que «la Constitución soviética es extraeuro- guel Martorell Linares, «El fracaso del proyecto de ley de pea, pertenece, con los elefantes y la teocracia, a la fauna beneficios extraordinarios de Santiago Alba en 1916: una asiática». (Cit. en Antonio Elorza, La razón y la sombra. Una lectura política», Revista de Historia Económica, 2, Año XVI lectura política de Ortega y Gasset, Barcelona, Anagrama, (primavera-verano 1998). [1984], p.126.)

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Saldaña, sin embargo, bien entrada la pri- plasmación legal a algunos de sus más his- mavera de 1919, ya habían comenzado a ser tóricos anhelos. Así, pasaba a ser recono- conocidas algunas medidas del gobierno cido, ya desde el art. 2º, el derecho —per se revolucionario [31]. absolutamente grato para cualquier federa- El Sol les ofrecería una sección itineran- lista, alma del republicanismo catalán— a te encuadrada bajo el epígrafe «Las refor- la «libre unión de las naciones». De su fran- mas sociales de los bolcheviques», algunas co desprecio a todo lo aristocrático, pues en de las cuales no dejaban de tener un fuerte los odiosos remanentes del Antiguo Régi- eco sobre los problemas que publicaciones men situaban los republicanos la auténtica de hondo carácter regeneracionista habían causa de la decadencia nacional, eran de- venido señalando para España. Por ejem- claradas en la nueva Rusia «todas las aguas plo: «La nacionalización de la industria. El y bosques, suelo y subsuelo […] bienes pú- ‘control’ obrero»; la «Nacionalización de blicos» (Cap. II. 3, b.); y se establecía «el las casas burguesas»; o la «Supresión de la servicio de trabajo obligatorio para todos» herencia» y la «Nacionalización del comer- a fin de «suprimir los elementos parásitos cio». Por su parte, el portavoz sindicalista de la sociedad y organizar la vida económi- anunciaba —entre muchos pequeños ti- ca del país» (Cap. II. 3, f.). Cuestiones como tulares— en apenas seis líneas y en letras la separación total y radical de la Iglesia y destacadas, «La abolición de la propiedad el Estado, la enseñanza laica y la libertad de privada en Riga» [32]. Reformas todas que ve- propaganda tanto religiosa como antirreli- nían precedidas del nuevo marco legal de giosa (Tit. II, art. 13); la «anulación del es- que se había dotado el país en julio del año tado de dependencia de [la] prensa respecto anterior cuando, en palabras de Trotsky, al capital» (Tit. II, art. 14); la nacionaliza- todo parecía perdido [33]. ción de la banca y las riquezas nacionales Y por más que se haya difundido el carác- (Cap. II. 3, e.); la garantía de ofrecer «acceso ter estrictamente obrero de la Revolución efectivo a todos los conocimientos» otor- Rusa, lo cierto es que su impronta intercla- gando, como un deber del Estado, dar «a los sista resulta indiscutible. La larga serie de campesinos y a los obreros una instrucción artículos que aquella Constitución recogía general completa y gratuita» (Parte II, cap. así lo demuestra. Y en ella se sancionaban v, art. 17); o el mandato revocatorio para derechos por los que el republicanismo lle- un representante público (cap. XV, art. 78.), vaba pugnando durante muy largo tiempo. eran del total agrado de muchos de los sec- Incluso, puede afirmarse con rotundidad tores que integraban las filas republicanas o que el nuevo Estado obrero parecía dar eran cercanos a ellas. Hasta un conservador como Saldaña le reconocía a aquel texto el 31.–Q. Saldaña, La Revolución Rusa. (No obstante el año «recoger con fruición la doctrina bíblica», indicado, el libro fue impreso en mayo de 1920.) al sancionar el principio de que «quien no 32.–El Sol, «Las reformas sociales de los bolcheviques», trabaja no tiene derecho a comer» (Parte II, 3/05/1919, p.1; 18/05/1919, p.7; 20/05/1919, p.7. Soli- [34] daridad Obrera, «La abolición de la propiedad privada en cap. V, art. 18) . Riga», 7/01/1919, p.3. Podríamos seguir citando artículos que 33.–Francisco Romero Salvadó, «La gran ilusión: (en torno no sólo se enfocaban hacia obreros de fá- al) mito y paradoja de la Revolución bolchevique en Eu- brica y campesinos jornaleros, sino que ropa», en Carlos Navajas Zubeldia y Diego Iturriaga Barco irradiaban un alcance infinitamente mayor, (eds.), Crisis, dictaduras, democracia. Actas del I Congreso Internacional de Historia de Nuestro Tiempo, Logroño, Uni- versidad de la Rioja, 2008, p.13. 34.–Q. Saldaña, La Revolución Rusa, p.68.

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verdaderamente popular. Aun con diez años representaba un marco para lograr amplias de posterioridad a la publicación de aquel alianzas. «Cada paso de movimiento real primer texto constitucional soviético, la re- vale más que una docena de programas», publicana L’Opinió «uno de los gérmenes de había dicho el propio Marx al dirigente so- la futura Esquerra Republicana de Catalun- cialdemócrata alemán Wilhelm Bracke en ya« escribiría con admiración del gobierno una carta del 5 de mayo de 1975. Ahora, ruso con la cultura como excusa: «Las be- con el aparato del Estado bajo control de llas artes ‘literatura, pintura, etc.’, recono- los revolucionarios, era posible poner en cidas de utilidad pública, son administra- práctica una nueva política. Por vez prime- das por el Estado, tal como los hospitales y ra, podía hablarse de un programa obreris- las escuelas. [35]» De nuevo, volvemos a ver ta concreto [38]. la importancia otorgada al papel del poder De este modo, las medidas que fue adop- público en el bienestar general. Los ejem- tando el nuevo gobierno ruso otorgaron no plos en este sentido son cuantiosos. Cosas pocos elementos de diálogo político, a par- como el auxilio de los niños vagabundos, el tir de los cuales, años más tarde, se consti- implemento del transporte y la vivienda en tuirían las alianzas entre la clase media y la los grandes municipios, la electrificación, obrera. En realidad, no era más que la plas- los servicios de higiene y gas… [36]. El interés mación de la política de masas y el fin de la pero también la admiración que despertó de notables. Los republicanos, en lo sucesi- en grandes espectros sociales se aprecia en vo, ya no se dirigirían a los trabajadores en la reproducción por entregas en ese mismo busca del voto, sino a sus organizaciones en periódico de la obra de John Reed, Deu dies busca de acuerdos, convertidas a la altura que trontollaren el món, o el editorial que de 1918-1919 en movimientos que agrupa- le dedicarían a Lenin con motivo del quin- ban ya a cientos de miles de afiliados. Pero to aniversario de su muerte, en el que se limitarlo a lo estrictamente político sería apuntaba: «Arribà així a crear un Estat nou, cerrar demasiado el ángulo. En este senti- basat transitòriament en la dictadura del do, la Constitución soviética de 1918 debie- proletariat, i fixament en la federació lliure ra ser vista como un conjunto de elementos de cent pobles i en l’aliança de l’obrer amb derivados, equiparable a la declaración de el pagès» [37]. Los Derechos del Hombre y del Ciudadano Por lo demás, no es que el movimiento o las libertades liberales. La representación obrero no hubiera contado nunca con un de una hegemonía que a un ritmo cada vez programa. El Manifiesto Comunista des- más creciente iba imponiendo el obrerismo de luego lo era pero sus diez puntos «para y a la que respondía la parte XIII del Trata- transformar todo el régimen de producción do de Versalles, preludio de la futura Ofi- vigente», aunque marcaban perfectamente cina Internacional del Trabajo que el New la dirección, resultaban demasiado esque- York Herald llegó a atribuir a la presión del máticos. En última instancia todo el texto socialismo internacional [39]. De igual modo

35.–L’Opinió, «Els grups literaris a la urss», 3 de marzo 38.–Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto del Partido Co- de 1928, p.8. munista, Madrid, Fundación de Investigaciones Marxistas, 36.–Artículos todos aparecidos en L’Opinió a lo largo de 2013, pp.76-77. Karl Marx, Crítica del programa de Gotha, 1929, respectivamente, el 23 de marzo, pp.1-2; 4 de mayo, Moscú, Progreso, 1977, p.5. pp.4-5; 6 y 13 de julio, pp.1 y 6, y 5-6. 39.–La parte XIII del Tratado de Versalles comenzaba afir- 37.–Ibid, «El cinquè aniversari de la mort de Lenin», 26 de mando, como introducción a esos artículos, que, dado «que enero de 1929, p.1. la Sociedad de las Naciones tiene por objeto establecer la

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a como para George Rudé la educación po- con cuantos iban a vistarle [42]. Y es que no lítica de la multitud revolucionaria de los era necesario, huelga decir, ser socialis- siglos xviii y xix habría implicado la ab- ta, anarquista o comunista para compar- sorción de las ideas de la burguesía revo- tir puntos esenciales de las propuestas del lucionaria, ahora, bien entrado el XX, el fe- obrerismo. Intelectuales como Harold Laski nómeno volvía a repetirse, aunque con una o Silvio Trentin llegaron a propugnar «una transmutación en los términos. renovación radical de la democracia en un En realidad, el terreno era notablemente sentido similar (en los contenidos) a las propicio para que tuviera una calurosa aco- realizaciones sociales del sovietismo». In- gida entre amplios sectores populares. Para cluso —y a pesar de que no les durase de- un destacado dirigente republicano como masiado su idilio— amplios círculos del Jaume Aiguader, que se convertiría en al- radicalismo liberal estadounidense simpa- calde de Barcelona con la llegada de la Re- tizaron con la Unión Soviética. «Als liberals pública, «cap nació del món no ha establert d’esquerres —ha escrito Andreu Espasa—, uns principis tan liberals com la República l’exemple soviètic els servia per reforçar els Soviètica en els tractes amb les nacionali- arguments que vinculaven la possibilitat tats incloses dins el seu domini». En su opi- d’una autèntica democràcia a unes bases nión, «la generositat doctrinària del comu- econòmiques igualitàries que impedissin nisme en el que respecta les nacionalitats» el segrest de l’esfera política a mans d’una había sido un elemento central a la hora de minoria de grans capitalistes. [43]» proyectar la influencia del obrerismo sobre Posicionamientos como estos fueron el catalanismo de izquierdas [40]. compartidos por amplios grupos represen- Desde los más radicales sindicalistas a tativos del republicanismo español. Tam- los componentes de «las más variadas ac- bién, por supuesto, del catalanismo de iz- titudes de izquierda» se demostraron en- quierdas, como Joan Lluhí i Vallescà, Pere tusiastas seguidores de los revolucionarios Coromines, Gabriel Alomar, Manuel Serra i rusos [41]. Layret compraba todo cuanto se Moret o Josep Recasens, que simpatizaban publicaba sobre la Revolución en Rusia y con nociones como la de la socialización de prestaba y comentaba esas publicaciones los medios productivos y de la riqueza, y, en algunos casos, hasta con el ideal de la so- ciedad socialista, aunque para ello partie- paz universal, y que una paz de tal naturaleza sólo puede ran de la democracia representativa como fundarse sobre la base de la justicia social», las «Altas paso previo sine qua non para poder llegar Partes contratantes, movidas por sentimientos de justicia y de humanidad, así como por el deseo de asegurar una a ella. Ezequiel Enderiz era presidente del paz mundial, han convenido lo siguiente». Lo del New York sindicato de periodistas de la ugt en 1919 Herald en Vizconde de Eza, La Conferencia Internacional del aunque mantenía buenas relaciones «y es- Trabajo en Washington, Madrid, Publicaciones de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, (1920), p.10. El 42.–R. Noguer, Al llarg de la meva vida, p.210. periódico norteamericano señalaba en aquella editorial 43.–Luciano Canfora, La democracia: historia de una ideo- además, que los dos términos explosivos de aquel tratado logía, Barcelona, Crítica, 2004, p.187. Andreu Espasa, «‘Vis- de paz eran «convenio» y «trabajo» (p.10). ca la democràcia! Visca Roosevelt!’ Gran Depressió i de- 40.–Jaume Aiguader i Miró, Catalunya i la revolució, Barce- bat democràtic als Estats Units», L’Avenç, 385 (diciembre lona, Arnau de Vilanova, (1931), pp.46-47. 2012), p.47. Es importante resaltar que las razones para 41.–Rafael Cruz: «¡Luzbel vuelve al mundo! Las imágenes el desencanto entre los liberales de izquierda estadouni- de la Rusia soviética y la acción colectiva en España», en denses fue por causa de los juicios de Moscú de los años Rafael Cruz y Manuel Pérez Ledesma, Cultura y movilización treinta, no por un cambio en su percepción de la justicia en la España contemporánea, Madrid, Alianza, 1997, p.285. social hacia la que debía ir la democracia capitalista.

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trechos contactos» tanto con reconocidos que la resolución finalmente fue aprobada cenetistas como con republicanos próxi- por una amplia mayoría de los presentes, al mos a ella. En un pequeño artículo, publi- precio de producir un cisma. Sirva de ejem- cado en la Soli, propondría formar una Liga plo que Marcelino Domingo, quien ya había de Amigos de Rusia que nunca acabaría de exaltado a través de su periódico La Lucha cuajar. Sin embargo, mencionó a algunos las cualidades de la revolución, incluso se de los que estaba seguro que se habrían ad- ausentó durante la votación [46]. herido gustosos a la misma: «Gabriel Alo- Pero que los posicionamientos no fue- mar, Samblancat, Vinardell, Castrovido, ran inequívocamente entusiastas o incluso Gabirondo, todos los defensores de la Rusia favorables importa menos que comprobar roja, vengativa e ideal» [44]. A este respecto, el desplazamiento que se estaba viviendo Pere Gabriel ha afirmado: «En este marco, y que afectaba directamente a las hegemo- tanto el marxismo como el obrerismo de- nías dentro del campo popular. jaban de ser unos componentes rígidos y exclusivos de la definición socialista. […] La inflexión y la extensión de la Dentro del socialismo cabían, según se de- hegemonía obrerista cía, todos los hombres de ideales genero- sos, justicieros, de altitud de miras y verda- Como ya habíamos indicado más arriba, deramente democráticos. Como podemos con la guerra y particularmente desde 1916, ver, todo este socialismo democrático cata- año en que en Barcelona se disparan de un lán asumía en buena medida la cultura de modo muy espectacular los conflictos so- izquierdas de tradición republicana federal cio-laborales por el encarecimiento de los y librepensadora» [45]. productos básicos, comienza el desplaza- En el caso del gran referente del catala- miento intelectual y político hacia las posi- nismo más izquierdista, Francesc Layret, ciones del obrerismo. Sin embargo, el pun- hallamos a un decidido entusiasta de la to culminante de este proceso lo marcó sin Revolución Rusa. Lo fue hasta tal punto lugar a dudas el inicio del llamado «trienio que promovió la adhesión de su partido, el bolchevique» en Andalucía y el estallido de Republicà Català, a la III Internacional, re- la huelga de La Canadiense en Barcelona. A cibiendo el apoyo de algunos miembros de ellos es obligado añadir el comienzo de los su confianza, entre los que se encontraba dos años de «ofensiva revolucionaria», co- el futuro presidente de la Generalitat, Lluís nocidos como «bienio rojo», de 1919-1920. Companys. A la asamblea extraordinaria Antes, en 1917, los sectores que aposta- que habría de debatir sobre el particular, en ban por una reforma en un sentido —por cambio, se ausentaron muchas entidades limitado que fuere— democratizador del adscritas al partido fuera de la ciudad de régimen, perdieron muchas esperanzas de Barcelona, que manifestaron su disconfor- aspirar a conseguirla. Y para ellos marca- midad y su disgusto ante un planteamien- rá un antes y un después. A partir de 1919, to como aquel «dins d’un partit netament, cuando ya no habrá duda alguna de que la exclusivament, essencialment republicà i principal amenaza para la pervivencia de no de classe». El resultado de todo ello es 46.–R. Noguer, Al llarg de la meva vida, pp.211-212, la cita corresponde a la primera de ellas. Lo de Marcelino Domin- 44.–Ezequiel Enderiz, «En defensa de Rusia», Solidaridad go lo recoge Maximiliano Fuentes Codera en España en la Obrera, 17/01/1919, p.1. Primera Guerra Mundial. Una movilización cultural, Madrid, 45.–P. Gabriel, «Las bases políticas…», pp.99-100. Akal, 2014, p.185.

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la Restauración había pasado a ser el mo- más intensidad que la obrera el actual en- vimiento obrero, muchos republicanos vol- carecimiento de todos los artículos» [49]. O verán con una atención especial su mirada como pudo leerse poco antes de finalizar al mundo del trabajo y a las propuestas que dicho año en Solidaridad Obrera por mano desde él se planteaban. de «un anónimo comunicante, lector asi- No fue en ningún caso un paso forzado. duo» del diario, convencido de que «sería Los puntos culturales de contacto que vi- vista con gran satisfacción por las clases mos al comienzo del artículo, por supuesto, trabajadoras y hasta por alguna clase que, seguían estando ahí y a ellos se habían co- no queriendo llamarse trabajadora, atravie- menzado a añadir los de carácter material sa una situación tanto o más precaria que por causa del impacto de la guerra en las ella, una intensa campaña en pro del abara- pequeñas economías. A comienzos de 1916 tamiento de las subsistencias» [50]. Todo ello se reconocía ya como un hecho consumado habla evidentemente de proletarización que el gran aumento de los precios había pero también de acercamiento. hecho «quasi impossible la vida de l’obrer El caso de los dependientes del comercio i de la classe mitjana» [47]. En el mes marzo, es enormemente ilustrativo. Este colectivo, varias figuras del Partido Radical en Barce- muy vinculado al movimiento catalanista, lona, entonces ya orientado marcadamente siempre se había considerado una clase hacia la clase media, presidieron una ma- «intermedia» entre la burguesa y la obrera. nifestación junto con otros políticos repu- Sin embargo, el proceso inflacionario que blicanos en protesta por los elevados costes vivió el país durante los años de guerra les de la energía. Al final de la marcha, presen- afectaría muy notablemente, provocándo- taron un escrito al gobernador civil y al al- les un enorme desplazamiento. En efecto, calde, en el que se alegaba que la compañía los empleados del comercio comenzarían eléctrica le había cortado el suministro a a lamentarse de no haber sido capaces de más de dos mil hogares [48]. La continuidad defender sus salarios de igual modo a como de esta situación se aprecia en que durante lo había hecho la clase obrera. Y el impacto los fortísimos motines de subsistencias que que causaría en ellos la huelga de La Ca- tuvieron lugar en Barcelona entre enero y nadiense fue, como en todos los sectores febrero de 1918, una representación de mu- de la ciudad en realidad, verdaderamente jeres de clase media (de «señoras», como se fuerte [51]. Dos años después, en mayo de decía para diferenciarlas de las de clase tra- 1921, el ambiente y mentalidad de la en- bajadora) acudió a ver al gobernador con el tidad habían cambiado tremendamente. fin de exigirle que actuara contra los abusos Ahora apasionaban los temas «d’estament, de propietarios y comerciantes. «La clase a de lluita de classes, d’obtenció de reformes que pertenecían, dijeron, siente quizá con 49.–Diario de Barcelona, «Las subsistencias», 20/01/1918, 47.–El Poble Català, «El problema de les subsistències. ed. de la mañana. El plantejament de la lluita», 11/01/1916, cit. en Manuel 50.–Solidaridad Obrera, «Las subsistencias», 27/12/1918, Lladonosa i Vall-llebrera, Catalanisme i moviment obrer: p.1. Lo de los sueldos en F. Agulló y Vidal, «Sigue el mo- el cadci entre 1903 i 1923, Barcelona, Publicacions de tín», El Sol, 23/01/1918, p.3. l’Abadia de Montserrat, 1988, p.232. 51.–Muchas décadas más tarde, Josep Tarradellas, quien 48.–Las noticias de esta manifestación pueden verse en entonces trabajaba en las oficinas del cadci, todavía medios como La Publicidad del día 20/03/1916, p.2, así mantendría vivo el recuerdo de aquella huelga, por la que como en La Vanguardia o El Socialista del mismo día, llegaría a sentir sincera admiración hacia el movimiento pp.4 y 1, respectivamente. Así como en La Vanguardia del obrero. Ernest Udina, Josep Tarradellas. L’Aventura d’una fi- 21/03/1916, p.5. delitat, Barcelona, Edicions 62, 1978, p.47.

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Grupo de hombres y mujeres leyendo un bando del Capitán General durante la huelga general de Barcelona. Agosto de 1917 (Foto: Alexandre Merletti Quaglia. Arxiu Municipal de Barcelona).

o millores en llur treball o situació». Hasta conciencia de clase de los sectores popula- la propia terminología había sufrido fuer- res: la estimulación de algo que ya existía tes alteraciones. De «dependents i princi- débilmente antes. Entre amplias fraccio- pals» se había pasado a hablar de «amos o nes de clase media —algunas de las cuales patrons» y de «burgesos» y «assalariats» [52]. atravesaban desde hacía tiempo una fase Un año más tarde, el cadci completaría de proletarización—, fue el incentivo ne- este giro copernicano. Desde su revista, Ac- cesario para que pasara a ser vista la lucha ció del Centre Autonomista de Dependents de los obreros con el reconocimiento que del Comerç i de la Indústria, leerán: «Com- da la admiración, convirtiéndose en su re- panys, us haveu d’imposar el convenciment ferente en la oposición al régimen. Dentro que l’ésser soci del Centre formeu a les ren- del obrerismo, supuso la constatación de gleres de l’exèrcit proletari amb caracterís- que la movilización social estaba íntima- tiques i modalitats nostres» [53]. mente ligada a la pelea por la subsistencia Esto fue, quizás, la principal aportación y que esta era, a su vez, una lucha política. de la guerra y la inmediata posguerra a la El xiv congreso de la ugt de 1920 ejem- plifica bien esto. En él, los socialistas apro-

52.–Cit. en M. Lladonosa i Vall-llebrera, Catalanisme i mo- baron una declaración de principios por la viment obrer…, p.339. que sustituyeron tanto su tradicional apo- 53.–Mayo de 1922, p.13. liticismo y la limitación de los objetivos de

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mejora de las condiciones laborales por una segundos ser aceptados como guías o líde- «orientación revolucionaria de la lucha de res del movimiento popular —esto es, cómo clases» [54]. lograron establecer su hegemonía— se de- En gran medida, esto se debía no sólo a bió a dos elementos complementarios. Por la influencia de la protesta obrera sino tam- un lado, a la fuerza que las organizaciones bién al impacto de la Revolución de Octu- obreras demostraron tener muy especial- bre. En un momento de franca crisis por la mente a partir de 1919; por otro, a la exten- que atravesaban la Restauración y los sis- sión de la represión hacia sectores cada vez temas liberal-parlamentarios, y mientras más amplios dentro del campo democráti- por toda Europa se oían ruidos de multi- co, lo que necesariamente acabó por afectar tudes que echaban abajo el viejo orden, la a las clases medias, dando un fermento de revolución de los soviets sólo podía fasci- cohesión muy fuerte. nar. Téngase en cuenta que las reticencias Como ha escrito Alberto Melucci, «la so- hacia ella no llegaron hasta la fase —por lidaridad es la capacidad de los actores para emplear la expresión de Charles Maier— de compartir una identidad colectiva (esto es, «refundación burguesa». Las observaciones la capacidad de reconocer y ser reconocido críticas tanto de Ángel Pestaña para el mo- como parte de la misma unidad social)» [56]. vimiento anarquista como de Fernando de Episodios de violencia contra las organi- los Ríos para el socialista no serían publi- zaciones obreras como los que se vivieron cadas hasta 1921, «e incluso entonces —es- durante la huelga de La Canadiense y los cribe Meaker— no parece que contaran con meses que la siguieron, así como la per- gran audiencia entre los trabajadores espa- secución de que fue objeto el mundo del ñoles». En el caso concreto de las de Pesta- trabajo durante la contraofensiva patronal ña, hasta la segunda mitad de 1922, según y del Estado entre 1920-1922, lograron no este autor, «no obtuvieron una amplia di- ya polarizar a la opinión pública sino hasta fusión». De nuevo, Pere Gabriel nos com- conmoverla. No sería el único caso. Otras pleta el cuadro, señalando que no fue hasta protestas, como la de las mujeres claman- tiempo después de 1920 que se produjo un do por el acceso a las subsistencias, con las cambio en la actitud del anarcosindicalis- que lograron paralizar durante casi un mes mo, cuando de hecho se hizo visible la reac- la ciudad, tuvieron efectos análogos. A todo ción del anarquismo cosmopolita contra la ello habría que añadir el impacto emocio- revolución bolchevique. Nombres como los nal (moral) que las persecuciones de los de Emma Goldman, Rudolf Rocker, Luigi trabajadores y sus instituciones (con de- Fabbri o Alexander Schapiro contribuyeron tenciones de quienes recaudaran las cuotas decisivamente a ello [55]. sindicales, requisa de las mismas, clausura Ahora bien, si las condiciones materiales de los centros obreros, declaraciones de ile- puede decirse que devolvieron la sintonía galidad de los sindicatos, incumplimientos que antaño habían tenido los sectores me- flagrantes de la legislación social…), y, por dios y los obreros, cómo consiguieron los supuesto, los asesinatos de trabajadores y delegados obreros mediante la aplicación 54.–Manuel Pérez Ledesma, El obrero consciente. Dirigen- de la ley de fugas, tuvieron sobre los secto- tes, partidos y sindicatos en la II Internacional, Madrid, Alian- res medios republicanos. za, 1987, p.235. 55.–G. Meaker, La izquierda revolucionaria…, p.404; Pere Gabriel, «La revolució d’octubre i la cnt», L’Avenç, 9 (1978), 56.–Alberto Melucci, Acción colectiva, vida cotidiana y de- p.61. mocracia, México, El Colegio de México, 2002, p.46.

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Obviamente, no fue de ningún modo tivo que no sea de carácter reglamentario. comparable la represión que padecieron Tercero: Las contravenciones a lo que que- los trabajadores con la que le fue aplicada da dispuesto serán corregidas con las mul- a las clases medias, pero ello no significa tas que la ley provincial autoriza imponer a que ésta deba ser menospreciada. Muy es- mi autoridad en su grado máximo, o, en su pecialmente, la de la etapa del tristemente caso, con la prisión subsidiaria correspon- célebre Severiano Martínez Anido. En pala- diente. [58]» Haciendo un cómputo global, bras del cenetista Joan Manent i Pesas, «la podríamos decir con Marcelino Domingo gran repressió contra els obrers confederals que la actitud del régimen hacia el catala- i llibertaris» fue paralela a la llevada «con- nismo y el movimiento obrero reforzó am- tra els homes més destacats del republica- bos y les acercó [59]. nisme d’esquerra catalana i fins i tot contra A decir verdad, «les diferències ideolò- alguns que pertanyien al Partido Republi- giques entre la petita burgesia radicalitza- cano Radical, així com contra els advocats da dins d’un republicanisme més o menys que s’atrevien a defensar davant els tribu- nacionalista i els obrers anarcosindicalistes nals de justícia els militants obrers» [57]. Sin eren força menys colpidores del que podia irnos más lejos, el mismísimo asesinato de semblar a primera vista» [60]. Muy significa- Layret fue atribuido vox populi a la partici- tiva resulta la aceptación por parte de Sal- pación de las autoridades, algo que pare- vador Seguí de la proposición de Layret — cieron confirmar las cargas policiales que con quien mantenía una estrecha relación, se llevaron a cabo durante su funeral frente lo mismo que con Lluís Companys— para a su casa, en el lugar exacto donde el dipu- ir como diputado en la candidatura de su tado republicano y abogado laboralista ha- partido poco antes de que este último fue- bía sido disparado en pleno rostro. Aquella ra asesinado. El líder sindicalista apostaba intervención engrosó con particular fuerza «per una confluència d’interessos de di- el pathos de la indignación de unos obre- verses classes que permeti harmonitzar la ros y unas clases medias entremezclados en convivència dels grups socials que compar- aquel acto. teixen un mateix espai físic» [61]. Ello truncó A pesar de toda esta represión, la que esta posibilidad, pero es significaba la evo- más destacó entre el catalanismo socio-po- lución que sufrió buena parte de quienes lítico no fue de carácter físico, sino cultural. rodearon a Seguí. «Ocho años después de Por ejemplo, puede citarse la del 28 de ene- la muerte del famoso dirigente cenetista, ro de 1919, cuando el gobernador civil Gon- algunos de ellos entrarían en la Esquerra zález Rothwos decidió prohibir la exhibi- Republicana de Catalunya o quedarían en ción de la senyera (la bandera de Cataluña), su órbita, como en los casos de Martí Ba- colgando un bando por toda la ciudad en el rrera, Grau Jassans, Simó Piera y Pere Foix; que se decía: «Primero: Queda prohibido se otros tendrían que salir de la cnt o serían ostenten otras banderas que las conocidas expulsado por sus posiciones sindicalistas por los oficiales y éstas únicamente en los treintistas [esto es, reformistas], como Joan edificios autorizados para ellos. Segundo: 58.–Cit. en Josep Poblet, El moviment autonomista a Cata- Se prohíbe terminantemente el uso, por lunya dels anys 1918-1919, Barcelona, Pòrtic, 1970, p.53. persona alguna, de todo emblema o distin- 59.–Ibid, p.84. 60.–E. Ucelay-Da Cal, La Catalunya populista…, p.104. 57.–Joan Manent i Pesas, Records d’un sindicalista llibertari 61.–Xavier Díez, El pensament polític de Salvador Seguí, català (1916-1943), Edicions Catalanes de París, 1976, p.55. Barcelona, Virus, 2016, p.184.

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Peiró, Sebastià Clarà y otros, así como Án- burgesia i proletariat». Como hemos podi- gel Pestaña, quien en 1934 llegaría a crear do ver, más aún en lo que a este episodio el Partido Sindicalista, un partido que los se refiere, esto no solamente no fue así en anarquistas temían en 1923 que fundase absoluto sino que, muy al contrario, abrió Seguí [62]». el camino para una reflexión que habría de No es por lo tanto cierto lo que sostienen llevar, al fin, al entendimiento entre ambos las interpretaciones más canónicas, según espectros. En definitiva, lo que revela son las cuales la radicalización obrera fue la en realidad otras claves del cambio de he- causante del alejamiento de las clases me- gemonías. [63] dias, dando como resultado una separación La Revolución Rusa será el síntoma a abrupta entre los sectores populares. He la vez que el remedio que posibilitará el tomado aquí las palabras de Ucelay Da-Cal, reajuste en las relaciones entre las frac- que se refiere explícitamente a la proble- ciones que integraban el campo popular. mática en Cataluña, pero podrían ser toma- Llevaría más de un lustro concretar ese es- dos muchos otros autores: «En la radicalit- pacio de un modo lo bastante consistente zació i l’enduriment de la lluita de classes como para lograr plantear una alternativa a Barcelona amb la vaga de la Canadenca unitaria al régimen monárquico, pero sus el febrer del 1919, es tallen els somnis in- parámetros servirán para orientar la futura terclassistes de la petita burgesia catala- «República democrática de trabajadores de nista davant de l’enfrontament directe de toda clase».

62.–Albert Balcells, «Los anarquistas y la cuestión nacional catalana hasta 1939», en José Luis García Delgado y Ma- nuel Tuñón de Lara (eds.), España, 1898-1936: estructuras y cambio. Coloquio de la Universidad Complutense sobre la España contemporánea, Madrid, Universidad Complutense, 1984, pp.397-398. La relación de Seguí con Layret y Com- panys la expone el reciente biógrafo del dirigente sindical, X. Díez, en El pensament polític…, p.187. Lo de la confluen- 63.–Enric Ucelay Da-Cal, «Wilson i no Lenin: l’esquerra ca- cia por la que apostaba Seguí viene en ibíd., p.184. talana i l’any 1917», L’Avenç, 9 (1978), p.57.

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Change and continuity in the Russian Revolution: a debate

José M. Faraldo Universidad Complutense de Madrid

Resumen:

A través de un análisis de las ideas acerca del cambio y la continuidad en la historia rusa y de su diferencia o semejanza con la experiencia de Europa Occidental, se muestra como la transformación histórica comenzada con la Revolución Rusa de Febrero de 1917 y continuada por el alzamiento bolchevique y la guerra civil posterior, puede considerarse dentro del contexto de los procesos de modernización violenta de principios del siglo XX.

Palabras clave: Revolución Rusa, modernización, cambio, continuidad, estalinismo.

Abstract:

Through an analysis of the ideas about change and continuity in Russian history and its dif- ference or similarity with the Western European experience, the article explains that the historical transformation begun with the Russian Revolution of February 1917 and continued by the Bolshe- vik rise and subsequent civil war, can be considered within the context of the processes of violent modernization of the early 20th century.

Keywords: Russian revolution, modernization, change, continuity, Stalinism.

* Este texto contiene partes de mi libro La Revolución rusa: historia y memoria, Madrid: Alianza Editorial 2017. Financiado en el marco del proyecto «Collapsed empires, Post-colonial Nations and the Construction of Historical Consciousness. Infrastructures of Memory after 1917» (HAR2015-64155-P, FEDER).

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 97-106 97 Dossier: A cien años de la Revolución rusa

Tras la desaparición de la URSS, la Fede- prender la revolución si no es en su contex- ración Rusa, convertida en sucesora en el to europeo. La revolución de Febrero bus- derecho internacional del antiguo estado caba el derrocamiento de la monarquía para socialista, debió enfrentarse a un proceso crear una democracia al estilo del resto de que tendía a recolocar a la revolución den- Europa, mientras que los socialistas rusos tro de la estructura de la historia nacional —en todas sus variedades— lo que querían y de su continuidad. Lenin, Stalin y el res- era, una vez conseguido esto, dar el salto to de jerarcas soviéticos estarían —según hacia un régimen, quizá aún no existente, quienes promueven esta visión— en una pero coincidente en buena medida con el misma línea con los zares. El país, pese a que buscaban los socialdemócratas alema- cambios y revoluciones, pese a la colectivi- nes, franceses o españoles. La común expe- zación y el gulag, pese a la construcción del riencia de la guerra mundial se rompió por socialismo real y la destrucción del Antiguo el comienzo de la guerra civil rusa, no por Régimen, habría continuado su marcha his- la revolución. El vasto y múltiple enfrenta- tórica. Esta apreciación, moneda corriente miento a lo largo del imperio, la separación en buena parte de la historiografía rusa reiterada y recurrente de países, territorios, contemporánea, parecía querer resaltar la repúblicas y provincias, las ocupaciones y independencia del decurso histórico ruso reocupaciones, la intervención extranjera con respecto al resto de países, no sólo eu- que se perdió en las arenas movedizas del ropeos. Se situaba así a Rusia en una suer- inmenso espacio euroasiático, la instau- te de Sonderweg, de vía específica, singular, ración, en fin, de un régimen socioeconó- diferente. Es también en buena medida una mico incompatible con el capitalismo li- herencia de la «construcción del socialismo beral fueron las causas del alejamiento del en un solo país» estaliniana, de la idea de modelo europeo. Pero no significaron que que, tras el fracaso de una revolución euro- Rusia —luego la URSS— no siguiera partici- pea, a Rusia no le quedaba más remedio que pando de las disputas, los encuentros y des- iniciar su camino al paraíso comunista por encuentros del sistema europeo de Estados. su cuenta. Y tenía mucho que ver también A la altura de 1917 Rusia era Europa y con la pujanza de la interpretación «euroa- quería ser Europa. La participación en la siática» de la historia rusa: Rusia no sería Gran Guerra no era otra cosa más que otra ni Europa ni Asia, sino algo intermedio que, prueba de la pertenencia del Imperio de los en algunos autores y movimientos políticos zares al espacio europeo en todas sus di- contemporáneos de la Federación Rusa se mensiones. Y, pese al continuo debate entre leería como algo «mejor», «superior». [1] «eslavófilos» y «occidentalistas», lo cierto es que las dos formas de entender el futuro Contextos del país no eran, en definitiva, muy diferen- tes de las habidas en otros territorios peri- Sin embargo, y pese a estas visiones, que féricos como Rumanía, Polonia o España. [2] siempre acaban por confluir en un cierto Es también lícito insertar la revolución rusa excepcionalismo ruso, no se puede com- dentro de los movimientos sociales de cam-

1.– Marlène Laruelle Russian Eurasianism: An Ideology 2.–Andrzej Walicki, The Slavophile Controversy: History of a of Empire, Johns Hopkins University Press, «Woodrow Conservative Utopia in 19th Century Russian Thought, Oxford, Wilson Center Press», 2008; ibid. (Ed.) Eurasianism and Clarendon Press, 1975; Nicholas Riasanovsky, Russia and the European Far Right: Reshaping the Europe-Russia the West in the Teaching of the Slavophiles, Gloucester Mas, Relationship, Lexington Books, 2015. P. Smith, 1965.

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bio de siglo como la revolución mexicana logía», esto es, «falsa conciencia». Daniels que la precedió por poco o la kemalista en afirma que, en los años treinta, «el régimen Turquía que la siguió de inmediato. En las soviético cambió en su esencia». El propio mismas fechas, diciembre de 1917, también régimen estalinista «no podía expresar más el cansancio de la guerra y las tensiones so- alta articulación de sus presupuestos socia- ciales llevaron al golpe militar de Sidonio les que la ideología marxista-leninista pero Pais en Portugal y a un primer estableci- ésta había sido reducida a racionalización miento de una dictadura republicana que, de los hechos». En conclusión, «y a pesar con el tiempo, desembocaría en la larguísi- de sus etiquetas, el régimen estalinista no ma dictadura de Salazar. Se puede también representó más el mismo movimiento que considerar al Japón Meiji una prefiguración tomó el poder en 1917» [4]. del mismo experimento ruso de moderniza- Esto, aunque en un tono más radical, se ción por la fuerza. Y, todavía más allá, ¿no encontraba también en el análisis de John es el fascismo un intento de remedar el po- Kautsky en el que hacía hincapié en las deroso vuelco soviético en una forma me- diferencias, a su juicio importantísimas y nos dañina para los valores considerados de base, entre el marxismo y el leninismo, patrióticos y las grandes élites? caracterizando a aquél como una ideolo- gía socialdemócrata a la alemana y a éste Dictadura y democracia como una ideología de modernización, no muy diferente en su esencia, a las que se La idea de que la revolución rusa debiera desarrollaron luego en países del Tercer obligatoriamente concluir en una dictadu- Mundo [5]. Es esta ligazón de la originalidad ra ha sido cuestionada por muchos histo- del marxismo soviético con la verdadera y riadores. Robert V. Daniels, por ejemplo, efectiva modernización que se produjo du- dudaba incluso de la necesidad de la propia rante el régimen estalinista y, en especial, revolución de Octubre [3]. Daniels escribió los años treinta, lo que nos daría una pista que la revolución de Octubre fue un acci- para entender lo que de novedad poseyó el dente, en su opinión, lamentable porque régimen soviético. quebró el desarrollo de un modelo que él quería cercano al socialdemocratismo eu- Continuidad y cambio ropeo (la Revolución de Febrero). Esta in- tromisión del azar en el supuestamente Podríamos hablar de cuatro principa- armónico desarrollo histórico produciría les interpretaciones de Octubre entendido según Daniels (dando un paso más adelan- como resultado del «curso natural» de la te aunque en cierta línea con la clásica in- historia rusa. La primera sería la teoría de terpretación trotskista), que, con Stalin, el la modernización, seguida por la teoría de la régimen soviético dejara de ser «verdade- revolución proletaria como culminación de ramente» marxista. De este modo el estali- la historia revolucionaria rusa —que era la nismo se atuvo tan sólo a las exigencias del tesis oficial mantenida por el régimen so- poder, en forma que el marxismo-leninismo viético—, la teoría de la ola revolucionaria oficial del régimen vino a convertirse en lo —intento sociológico de encontrar un de- que Marx entendía literalmente por «ideo- 4.– Daniels, Trotsky, p. 164. 5.– John H Kautsky, Marxism and Leninism, not Marxism- 3.– Robert V. Daniels, Trotsky, Stalin and Socialism, Boulder, Leninism: An Essay in the Sociology of Knowledge, Londres, Westview Press, 1991. Greenwood Press,1994.

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Trabajadores revolucionarios armados se calientan con una hoguera en Petrogrado. De izquierda a derecha, Ivanov, Yarosh y Gribovsky, en octubre de 1917 (Foto: Karl Bulla - AP).

nominador común a diversas situaciones libre [8]. Su visión de las continuidades en- revolucionarias— [6] y el recurso a las tradi- tre el zarismo y el leninismo —que, según ciones culturales rusas que, según algunos él, conducirían inexorablemente hacia el hacían imposible una salida al estilo de las estalinismo— resulta sin embargo dema- democracias parlamentarias europeas [7]. siado forzada. El peso de la historia signi- Richard Pipes, quizá el más prominente fica, también, el peso de la sociedad, de los defensor de esta última interpretación, ha problemas sociales arrastrados y a los que sostenido que el sistema soviético consti- Pipes no concede importancia alguna. tuyó sobre todo una consecuencia de la tra- El problema planteado entonces sería dición autoritaria rusa y de su incapacidad el de si el modelo de la dictadura soviética para construir una sociedad civil potente y constituyó una continuación directa de la historia prerrevolucionaria o un accidente totalmente alejado de las tradiciones rusas.

6.– Haciendo un resumen puede describirse así: resistencia Es inevitable reconocer que no se puede al Antiguo Régimen, crisis, revolución moderada, fase obviar, en absoluto, lo que significó para la extremista y reacción. Se trata del clásico esquema de Crane Brinton en su «Anatomía de la Revolución«.(Crane 8.– Aparte de en: Richard Pipes, Russia under the Old Brinton, The Anatomy of the Revolution, New York, Vintage Regime, New York, Scribner, 1974, muy clara en su polémica Books, 1965 [1938]). con Solyenitsin, cf. Richard Pipes, «Solzhenitsyn & the 7.– Richard Pipes, The Russian Revolution, 1899-1919, Russian Intellectual Tradition Some Critical Remarks», en: Londres, Collins Harvill 1990. Encounter, Junio 1979, pp. 52-54.

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construcción del nuevo Estado Soviético la Europa y Rusia situación inicial, una situación que no era, ni mucho menos, de tabula rasa. Sin embar- Si ha habido alguna continuidad en la go, poner el énfasis para explicar los ma- historia rusa, soviética, rusa otra vez, ha tices dramáticos del sistema soviético en sido la del debate sobre si esta entidad te- las diferencias de partida para con Europa rritorial tan variable y compleja podía con- Occiden­tal es no decir nada en realidad. siderarse como parte integrante de la civi- Está claro que entre la Rusia inmediata- lización europea o no. El filósofo Alexander mente prerrevolucionaria y el modelo de Koyre opinaba que «se puede decir que toda desarrollo de Europa Occidental existían la historia intelectual de la Rusia moderna grandes diferencias. Pero, aparte de que el está dominada y determinada por un único propio «modelo occidental» carecía de ho- hecho: el hecho del contacto y la oposición mogeneidad entre los distintos territorios entre Rusia y Occidente» [10]. Se trataría, en europeos, resulta difícil explicar el porqué realidad, de un doble dilema, el establecido de las elecciones concretas hechas a la hora territorialmente, esto es, la relación entre de conformar el sistema soviético. ¿Por qué Rusia y Europa, por un lado, y a su vez, el la revolución de Febrero, por qué la de Oc- problema de los contactos entre la intelli- tubre, por qué un régimen de extremado gentsia y el pueblo, una separación cultu- estatalismo y por qué ese estatalismo arro- ral tan honda como la existente entre te- pado con un lenguaje marxista? rritorios, y que debe su existencia quizá a Si pretendemos explicar tan complejo esa misma influencia «europea» o a su falta asunto a partir únicamente de las diferen- de ella. Ambas actitudes no se manifiestan cias entre Rusia y Occidente, volvemos a como doctrinas o ideologías autoconscien- caer en el tipo de debate esencialista propio tes hasta muy tarde, pero «las actitudes del siglo XIX y que se basaba en unos míti- mentales, las direcciones de pensamiento cos caracteres nacionales definidos de forma [...] tenían ya una larga historia» [11]. unívoca y, las más de las veces, arbitrarias. [9] Robert Conquest, en su prólogo al libro A este debate ya antiguo pertenecen, por póstumo de Tibor Szamuely, planteaba las ejemplo, las tesis del eslavófilo Konstantin dos visiones habituales que los estudiosos Aksakov para quien «Rusia» y «Europa» eran «occidentales» tenían sobre Rusia: o bien radicalmente distintas a causa de la dife- una «sociedad occidental aberrante en mu- rente génesis del Estado en los dos ámbitos chos asuntos pero aun básicamente ‘euro- políticos. Esta tesis, que Aksakov aplicaba pea’, o bien una extraña sociedad que era a la diferencia entre la autocracia zarista y imposible comprender a través de la teoría los estados liberales, o que se encaminaban política desarrollada sobre la base del es- al liberalismo, de la Europa Occidental de tudio de Occidente» [12]. Para Conquest, la la primera mitad del siglo XIX, podríamos peculiar historia rusa había producido una traspasarla a la manera en que surge el sis- sociedad por completo dependiente del Es- tema soviético. ¿Es el sistema soviético tan fundamentalmente distinto del resto de los 10.– Alexandre Koyre, La philosophie et le problème sistemas socio-políticos europeos? national en Russie au début du XIXe siècle, Paris, Gallimard 1976, p. 12. 11.– Koyre, La philosophie p. 13. 12.– Robert Conquest, «Introduction», en: Tibor Szamuely, 9.– Olga Novikova, Rusia y Occidente: (antología de textos), The Russian Tradition, Londres, Secker & Waarburg 1974, Madrid, Tecnos 1997. p. IX.

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tado y funcionando de acuerdo a las deci- económico soviético. Tales herencias, en siones tomadas por el liderazgo del Estado. cualquier caso, pueden aclarar, pero difícil- El propio Szamuely consideraba que había mente explicar, la teoría y la práctica eco- dos vertientes en la tradición rusa: una, la nómica de la Unión soviética actual» [14]. Y falta de una entidad civil y social autónoma, continuaba replicando a quienes —a menu- lo cual producía el ansia del gobierno desde do— describían el «totalitarismo soviético» arriba, por decreto, sea por parte de la auto- como una continuación de la «autocracia cracia tradicional o bien de sus oponentes zarista», afirmando que las diferencias eran (Lenin). La otra vertiente que él observaba más poderosas que las coincidencias y que era una tendencia hacia el orden cívico eu- no bastaba con dibujar analogías entre Sta- ropeo, que cada vez iba mostrándose más lin e Iván el Terrible o Pedro el Grande. Uno fuerte en la sociedad y que fue abortada por de sus apoyos principales era la escasa raíz Octubre, lo que significaría, en realidad, la que se le puede encontrar a un concepto continuación de la tradición rusa de otra tan básico y tan concreto para el decurso de forma. la Rusia posterior a la revolución como es Szamuely sitúa el punto crucial de la di- la institución de los soviets. Simmons veía vergencia Europa-Asia en la conquista tár- sin embargo elementos de continuidad cul- taro-mongola, a consecuencia de la cual es- tural en la literatura. No en la posición del tos pueblos gobernaron Rusia durante 250 autor frente a la literatura o en su valor es- años, justo la época durante la que se esta- tético intrínseco —que era, con excepcio- ba produciendo el Renacimiento en Euro- nes, inferior, a causa de la extrema regla- pa, hecho que impediría la asimilación de mentación de la sociedad soviética— sino Rusia al resto del continente. De otro lado en su concepto de la importancia y el valor los tártaros proporcionaron al dividido te- social de la literatura y la concepción del rritorio ruso una unidad territorial, política héroe positivo, activo, dedicado al pueblo y y social basada en la igualdad ante la su- a cambiar la sociedad, doctrinas de los años misión al Khan: «Se ha dicho [...] que Rusia 1840-1860 que fueron bienvenidas por los fue conquistada dos veces: primero por el críticos literarios soviéticos. Además, hay ejército mongol y luego por la idea mongo- un gran elemento de continuidad cultural la del Estado» [13]. en la persistencia y regocijada aceptación de la literatura del siglo XIX, que, en estas Continuidad y estalinismo fechas, era leída con fruición y, al menos aparentemente, con preferencia a los pro- Oponiéndose a las tesis de la continui- ductos del realismo socialista. dad, Ernest J. Simmons, uno de los precur- Esos debates nos muestran una idea sores de los estudios de Europa Oriental en clara de continuidad de esquemas institu- Estados Unidos, comentaba en un libro ya cionales o, mejor, de tradiciones de Estado antiguo pero muy revelador del origen y la desarrolladas a largo plazo, en la «larga du- duración del presente debate, que «ciertas ración» y de permanencia de determinadas pautas de comportamiento económico y tradiciones culturales en la «alta cultura». de pensamiento de la Rusia del siglo XIX e, Sin embargo, describir de qué forma estas incluso, ciertos elementos del populismo, continuidades se mantuvieron supuesta- han entrado en la corriente de desarrollo 14.– Ernest J. Simmons, (ed) Continuity and Change in Russian and Soviet Thought, Cambridge, H. U.P, 1955, p. 5 13.– Szamuely, The Russian Tradition, p. 18. y ss.

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mente intangibles a lo largo de los siglos las constelaciones de intereses entre unos y cruzando el meridiano de la revolución, países y otros han dejado de estar concen- resulta cuando menos complicado. tradas en el interior del antiguo bloque del El historiador Christian Noack afirmaba Este y que los pactos y las maniobras den- que se debía considerar como «soviético» tro de la Unión Europea llevan a menudo a únicamente a lo que él llamaba «láminas de la formación de coaliciones y grupos muy tiempo», determinados fragmentos que no alejados de la propia pertenencia geográfi- necesariamente tienen continuidad y que ca. Tampoco intentos regionales como «el [15] pueden quedar aislados en el pasado . Esta grupo de Visegrado» han llegado a cuajar. afirmación, que es en buena medida banal, Hablar de una «Europa Oriental» es pues, nos abre la puerta a una comprensión del un simple lugar común, aunque una cierta sistema que es más abierta que aquella a conciencia de ella se mantenga en aspectos la que las casi teleológicas explicaciones a incluso anecdóticos, como las votaciones las que los pro y anticomunistas nos tenían del festival de Eurovisión, donde la tenden- acostumbrados. Es decir: fragmentos del cia del público del Este de Europa es a votar sistema —como la ideología marxista-leni- a los representantes del antiguo bloque. En nista— que parecieron en otro tiempo fun- cualquier caso —y volviendo a las tesis de damentales para entenderlo, pueden haber Schmale— sería absurdo disolver la asen- sido solo capas, estratos que no han dejado tada tradición intelectual de preocupación más poso que el del recuerdo histórico y los por la parte oriental de Europa sin ofrecer problemas de reparto posterior de la tierra. nada a cambio. Lo cual implicaría también que muchos de Cabría entonces concluir esta discusión estos aspectos del sistema no hubieran sido afirmando que, aunque —por supuesto— tan profundos como pensaban quienes se «comunismo» y «Europa Oriental» (y, por dejaban llevar por discursos oficiales o des- supuesto, «Rusia») no son en ningún caso cripciones sovietológicas de la época de la sinónimos, es precisamente la caída de los Guerra Fría. Estados socialistas lo que ha permitido in- cluir a estos regímenes dentro de una visión La larga duración a mayor largo plazo, de longue durée. Así, algunas de las características consideradas Esto concuerda con los debates de la propias de los Estados socialistas —desde el historiografía centroeuropea acerca de si, burocratismo hasta la monumentalista pla- tras la caída del Muro, podemos seguir ha- nificación urbana— se han llegado a inscri- blando de «Europa Oriental». En forma muy bir en una tradición más antigua, cultural, optimista —pero fundada— el historiador nacional, alejándose así del simple recurso vienés Wolfgang Schmale resumía la polé- a imperativos ideológicos del marxismo ofi- mica afirmando en un artículo que Europa cial. Es decir: la patente de excepcionalidad Oriental «era una región histórica, pero una histórica que a la Revolución de Octubre que estaba dejando de existir» [16]. Cierto que y sus consecuencias se le había otorgado hasta 1989 se ha debilitado y el comunis- 15.– HistLit 2009-3-039 / Thomas Christian Noack über mo se ha convertido en un fenómeno vital, Lahusen y Peter H. Solomon (eds.), What Is Soviet Now? Identities, Legacies, Memories, Lit Verlag, Münster, 2008, y Gulińska-Jurgiel y Christian Domnitz, Europa im Ostblock. en H-Soz-u-Kult 14.07.2009. Vorstellungen und Diskurse (1945-1991) / Europe in the 16.– Wolfgang Schmale, «Osteuropa: Zwischen Ende Eastern Bloc. Imaginations and Discourses (1945-1991), und Neudefinition?», en José M. Faraldo, Paulina Böhlau, Colonia, 2008, pp. 23-36.

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importantísimo e imprescindible a la hora mente la fase más tormentosa, brutal y a la de explicar el siglo XX, pero un fenómeno vez original de la experiencia soviética: el histórico al fin, y como tal, objeto posible estalinismo. de investigación científica. Sheila Fitzpatrick, la principal represen- La perspectiva rusa tante de los historiadores llamados «revi- sionistas» de los años setenta resumía los La época de la perestroika y su final vie- primeros debates habidos tras el derrumbe ron surgir en la URSS un debate ante todo del sistema socialista afirmando que hasta político al que sin embargo acompañó un diciembre de 1991 la Revolución Rusa per- renovado auge de la investigación histó- tenecía a la categoría de revoluciones de rica, promovida por las nuevas facilidades «nacimiento de una nación» —entendiendo de acceso a los archivos. Se juzgó y se en- esto como aquellas que dejaron tras de sí juició y se analizó el régimen soviético y una duradera estructura institucional y na- su modelo en un tono que, en el interior de cional y constituyeron el foco de un mito Rusia, acabó siendo altamente crítico. Se nacional [17]. A partir de esa fecha, cuando comenzaron a contemplar los setenta años parece ser que la nación que nació en Oc- postrevolucionarios a través del color del tubre está muerta, la Revolución tuvo que cristal de la situación contemporánea, esto ser reclasificada como un episodio más de es, la profunda crisis económica rusa de los la larga historia rusa. Hasta qué punto la años ochenta y noventa. En ese contexto, «nación soviética» ha desaparecido o no, una de las lamentaciones más repetidas era es discutible, ya que habría que definir pri- el hecho de que los bolcheviques habían mero que se entiende por dicha nación. Sin «apartado» a Rusia del camino «natural» de embargo, nos parece bastante claro que el desarrollo, teniendo en mente, claro, al ca- efecto de nation-building que la Revolución pitalismo zarista. Rusa produjo fue el responsable de la for- Buena parte de quienes han queri- mación de una serie de nuevas naciones do analizar tanto la dictadura estalinista —incluyendo la nueva Rusia— que parecen como, más en general, todo el edificio que establecerse hoy día como suficientemen- sostenía la Unión Soviética, han cargado las te sólidas [18]. No hay duda en ello: Octubre tintas sobre las «precondiciones sociales», sirvió, entre otras cosas y a la larga, para económicas, culturales y políticas de la Ru- construir una larga serie de naciones-esta- sia de los zares [19]. También desde una pers- do donde antes había solo un imperio. Sin pectiva marxista, se ha intentado compren- embargo, esto no nos aclara qué fuera real- der por qué fracasó el ideal de la libertad socialista a la hora de realizarse, de llegar 17.– Sheila Fitzpatrick, The Russian Revolution (2ª ed.), a ser en la Rusia pos-revolucionaria, aten- Oxford University Press, Oxford/Nueva York, 1994, p. 1. diendo a las dificultades creadas por el pa- 18.– Sobre esto hay ya una amplia bibliografía. Como sado ruso. En otros casos, han sido liberales ejemplos: Ronald Grigor Suny, The Revenge of the Past. quienes han constatado y descrito la falta Nationalism, Revolution and the Collapse of the Soviet Union, Stanford University Press, Palo Alto, 1993; David de sociedad civil y burguesía «normal» en Brandenberger, National Bolshevism: Stalinist Mass Culture and the Formation of Modern­ Russian National Identity, 19.– James H. Billington, El icono y el hacha. Una historia 1931-1956, Harvard University Press, Cambridge, 2002; interpretativa de la cultura rusa, Madrid, Siglo XXI, 2011 Terry Martin, The Affirmative Action Empire. Nations and (original de 1966); Tibor Szamuely, The Russian Tradition, Nationalism in the Soviet Union, 1923—1939, Cornell Secker & Waarburg, Londres, 1974 y Orlando Figes, El baile Univer­sity Press, Ithaca, 2001. de Natacha: una historia cultural rusa, Edhasa, 2006.

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Primero de Mayo de 1918 en Petrogrado (Fuente: The Kathryn and Shelby Cullom Davis Library).

Rusia y que a ello achacan la catástrofe des- Aunque historiadores y pseudohistoriado- encadenada por la Revolución y a la Revo- res del tipo de Gumilev —el hijo de la poe- lución misma, como una muestra de la falta tisa Anna Ajmátova— han aportado toda de condiciones sociales y económicas para serie de argumentos —a menudo con tintes construir una sociedad liberal y de mercado antisemitas— para expulsar al marxismo y en la Rusia zarista [20]. Estas valoraciones — sus consecuencias del parnaso de la histo- políticas, en suma— han ido cediendo paso ria de la nación, lo que parece haber triun- en las historiografías occidentales a trata- fado y haber quedado establecido dentro de mientos más sobrios. la conciencia general de la población es la En la propia Rusia, sin embargo, se ha existencia de una evolución histórica sin vacilado entre buscar la culpa entre las in- solución de continuidad [22]. En ella, la Re- fluencias occidentales —el marxismo como Rossiiskaia Federatsiia: Istoriia odnoi strany? Preryvnost contaminación externa— y la asunción de i nepreryvnost v Otechestvennoi Istorii xx veka, AIRO-XX, la dictadura soviética en toda su integridad Rossia Molodaia, Moscú, 1993. como parte de la propia historia rusa [21]. 22.– Elena Müller, «Woher ist das russiche Land gekommen? Und wohin soll es gehen? Die inoffizie­lle 20.– Especialmente Orlando Figes, La revolución rusa, 1891- Geschichtsschreibung im heutigen Russland», en G. Besier y 1924: la tragedia de un pueblo, Barcelona, Edhasa, 2006. K. Stoklosa (eds.), Geschi­chtsbilder in den postdiktatorischen 21.– Véase la discusión acerca de las continuidades en V. Ländern Europas. Auf der Suche nach historisch-politischen A. Mau y G. A. Bordiugov (eds.), Rossiiskaia Imperiia, SSSR, Identitäten, Münster, Lit Verlag, 2009, pp. 75-92.

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volución de octubre es parte de la historia plantea al país es la manera de avanzar des- rusa; el estalinismo fue una fase como la de de una forma de modernidad que constituye Pedro I; la Gran Guerra Patria —como se un experimento único, distinto y sin paran- llama en Rusia la II Guerra Mundial— una gón histórico, hacia otra forma de moderni- repetición, más heroica si cabe, de la gue- dad cuyo éxito parece ser mayor» [23]. En de- rra contra Napoleón; y la perestroika un finitiva, habría que entender la revolución acontecimiento lamentable, pero de corta —e incluso el estalinismo— como formas duración en la historia del «Imperio». La radicales de modernización. conciencia histórica rusa que se ha conso- La perspectiva que creo más fructífera lidado tras la llegada al poder de Vladímir a la hora de enfrentarse al examen histó- Putin (2000) es, pues, una conciencia im- rico de la revolución de Febrero, al levan- perial. tamiento bolchevique de Octubre e incluso El historiador debiera sin embargo inten- a la «revolución desde arriba» estalinista [24], tar contemplar a la URSS como un país nor- es la de verlas como transformaciones po- mal y corriente, aunque con una historia ex- líticas de amplio calado que tenían unos traordinaria, «en lugar de construir teorías amplios objetivos de modernización social cada vez más extravagantes sobre el carác- y económica. La peculiaridad del desarrollo ter excepcional de Rusia y la URSS». Como posterior a Octubre estaría en su autocon- escribía durante la perestroika Richard ciencia utópica, de búsqueda de un absolu- Sawka, «el hecho de que el modelo económi- to milenarista y universal. Pero pese a ello, co soviético no parezca funcionar muy bien la revolución rusa no se puede, ni se debe últimamente no es algo que deba imputar- entender como un fenómeno aislado, un se al tradicionalismo. La explicación debe clímax de la historia. Se trata de una más — buscarse en una teoría capaz de compren- si bien con consecuencias internacionales der la singularidad de esta forma ‘desviada’ extraordinarias— de las transformaciones de modernidad. El problema clave que se le violentas de la modernidad.

23.– Richard Sakwa, «Nuevo autoritarismo: una crítica», en: Cuadernos Del Este, N.1, 1990, pp. 51-57 24.– Ilya E. Zelenin, Stalinskaja «revolutsia sverju» poslie «vielikogo piereloma» 1930-1939. Politika, osushestvliennie, rezultaty, Moscú, Nauka, 2006.

106 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 97-106 La Revolución de Octubre y su devenir histórico en el discurso del PCE: de la desestalinización a la perestroika

The October Revolution and its historical evolution in the discourse of the PCE: from de-Stalinization to perestroika

Emanuele Treglia CIHDE

Resumen:

Este artículo analiza el relato elaborado por el PCE acerca de la Revolución de Octubre y su devenir histórico, desde los años cincuenta hasta la disolución de la URSS. El mito de la Revolución de Octubre, si bien resistió a las revelaciones de Jruschov y continuó siendo reivindicado hasta 1967, durante la etapa eurocomunista pasó a ser considerado como una herencia incómoda y controvertida que era conveniente dejar atrás. La peres- troika fue presentada como una reactivación del espíritu originario del 17. Sin embargo, se trató de una reactivación efímera. Ante el colapso del socialismo real, el PCE reivindicó la vigencia del comunismo en cuanto ideal utópico.

Palabras clave: Revolución de Octubre, Partido Comunista de España (PCE), Deses- talinización, Perestroika, Eurocomunismo.

Abstract:

This article analizes the interpretations elaborated by the PCE () about the October Revolution and its historical evolution, from the 50s until the demise of the So- viet Union. The myth of the October Revolution resisted Khrushchev’s revelations and continued to be vindicated until 1967. Nevertheless, during the Eurocommunist period it came to be considered an uncomfortable and controversial inheritance that was convenient to leave behind. Perestroika was presented as a reactivation of the original spirit of 1917. However, it was an ephemeral acti- vation. Faced with the collapse of real socialism, the PCE claimed the validity of communism as a utopian ideal.

Keywords: October Revolution, Communist Party of Spain (PCE), de-Stalinization, Perestroika, Eurocommunism.

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 107-122 107 Dossier: A cien años de la Revolución rusa

Introducción corpus ideológico y, además, constituyó la piedra angular de su memoria cultural, en- En 1988, en una conferencia pronuncia- tendiendo ésta como la estructura narrati- da en el Centro Cultural del Ayuntamiento va que moldea y actualiza constantemente de Madrid con ocasión del aniversario de los momentos fundantes y las experiencias la Revolución de Octubre, Manuel Vázquez propias de una determinada comunidad, Montalbán afirmó: insertando el ayer en un horizonte de aspi- raciones en constante devenir. Para los par- «¿Qué hubiéramos dicho de la Revolución tidos comunistas, en efecto, la Revolución de Octubre hace quince, veinte años en una de Octubre no había agotado su impulso en reunión similar? Quizás habríamos salido 1917 o en los años inmediatamente pos- del paso con una invocatoria un tanto an- teriores, sino que cobraba vigencia en el tológica, habríamos hablado de la Gloriosa presente y se proyectaba mesiánicamente Revolución de Octubre, de la solidaridad hacia el futuro. Sin embargo, a partir de la de la Unión Soviética con los pueblos, etc. mitad de los años cincuenta, el mito vivió etc. Yo creo que hoy es imposible […] salir un progresivo declive: después de haber de expediente con un recurso para glosar sido erosionado por acontecimientos como de carácter mitológico. ¿Qué hacemos ante el XX Congreso del PCUS o la represión de esta efemérides? Esta efemérides que con- la Primavera de Praga, en la década de los memora una Revolución que ha cambiado ochenta experimentó su ocaso definitivo [2]. el mundo, evidentemente, […] pero que El propósito de este artículo consiste en también ha creado unas condiciones que analizar el relato acerca de la Revolución […] han condicionado […] la manera de ac- de Octubre y su devenir histórico elaborado tuar los comunistas posteriores, es decir el por el Partido Comunista de España (PCE) movimiento comunista […] ha recibido una a lo largo de más de tres décadas, es decir, herencia condicionada» [1]. desde la denuncia de los crímenes de Stalin hasta la disolución de la URSS. El estudio Estas palabras sintetizan eficazmente la pretende ilustrar no solo cuáles fueron las significación simbólica que tuvo la revolu- actitudes del PCE hacia la Revolución de ción soviética a lo largo del corto siglo XX. Octubre y las interpretaciones de ésta que El Octubre del 17 adquirió inmediatamente, proporcionó el partido a través de su dis- para un extenso círculo de fieles, el carác- curso público, sino también cómo dichas ter de un mito que condensaba y catalizaba actitudes e interpretaciones variaron en promesas escatológicas de emancipación función de su línea política y de su posicio- social. Un mito que tenía el marxismo-leni- namiento hacia Moscú. Así, en las próximas nismo como base doctrinal, el Partido Co- páginas se verá como el mito de la Revo- munista de Unión Soviética (PCUS) como lución de Octubre, si bien resistió a las re- máximo administrador del culto y la URSS velaciones de Jruschov y continuó siendo como encarnación histórica por antonoma- sia. Un mito que generó los partidos comu- 2.– Marcello Flores, La forza del mito. La rivoluzione russa e nistas (PPCC) propiamente dichos, forjando il miraggio del socialismo, Milán, Feltrinelli, 2017; François su identidad: les proporcionó un articulado Furet, El pasado de una ilusión, Madrid, FCE, 1995. Sobre el concepto de memoria cultural véase Jan Assmann, Cultural Memory and Early Civilizations. Writing, Remembrance, and 1.– Manuel Vázquez Montalbán, «Aniversario de la Revolu- Political Imagination, Cambridge, Cambridge University ción de Octubre», Nuestra Bandera, 144, 1988. Press, 2011.

108 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 107-122 La Revolución de Octubre y su devenir histórico en el discurso del PCE Emanuele Treglia

reivindicado hasta 1967, durante la eta- pa eurocomunista pasó a ser considerado como una herencia incómoda y controver- tida que era conveniente dejar atrás. En la segunda mitad de los ochenta, la perestroi- ka fue presentada como una reactivación del espíritu originario del 17. Sin embargo, se trató de una reactivación efímera y, fren- te el colapso de aquel modelo que había tenido su origen en la toma del Palacio de Invierno, el PCE reivindicó la vigencia del comunismo en cuanto ideal utópico.

La resistencia del mito después de Stalin

En marzo de 1953 fallecía Iósif Stalin. En las columnas de Mundo Obrero el PCE, expresando su profundo duelo, le describía como «el maestro y guía de los trabajado- res del mundo», «el constructor del socialis- Portada de Mundo Obrero del 15 de marzo de mo» que «con Lenin forjó el glorioso Partido 1953 (AHCCOOA). Comunista de la Unión Soviética» [3]. Unos meses más tarde, al anunciar la publica- tivamente hasta entonces, durante los que ción de las obras completas del comunista han sido definidos como «años de plomo», georgiano en castellano, Dolores Ibárruri el PCE había adoptado plenamente los prin- las comentaba de la siguiente manera: «Con cipios y las prácticas propias del estalinismo mano maestra traza el camarada Stalin las maduro [6]. En este marco, la figura de Stalin líneas de la estrategia y de la táctica revolu- había sido revestida de caracteres míticos, cionaria enseñándonos a no desaprovechar lo que había constituido parte integrante de ningún medio, ninguna reserva, ninguna aquella operación de mitificación más am- fuerza que puedan ser utilizados en un mo- plia concerniente la URSS y su historia. En mento determinado contra el enemigo» [4]. 1952 por ejemplo, con ocasión del treinta y Asimismo, en un artículo publicado en 1954 cinco aniversario de la Revolución de Octu- en Nuestra Bandera, Jesús Izcaray elogiaba bre, en Mundo Obrero se afirmaba en térmi- a Stalin por el hecho de haber demostrado nos escatológicos: «La maravillosa obra de la necesidad de aplastar «sin piedad a los la Unión Soviética, dirigida por el Partido capituladores y grupos hostiles a los prin- Comunista y guiada por el jefe y maestro de cipios revolucionarios del Partido» [5]. Efec- toda la humanidad progresiva, el genial ar- quitecto del comunismo, el gran Stalin, es la 3.– «Nuestro pueblo en duelo», Mundo Obrero, 31-3-1953. obra que conduce a la felicidad humana» [7]. 4.– Dolores Ibárruri, «Las Obras completas de Stalin en español», Mundo Obrero, 15-12-1953. 6.– Fernando Hernández, Los años de plomo. La reconstruc- 5.– Jesús Izcaray, «El eminente ejemplo de Stalin en la de- ción del PCE bajo el primer franquismo (1939-1953), Barce- fensa de los principios y la unidad del Partido», Nuestra lona, Crítica, 2015. Bandera, 12, 1954. 7.– «En el XXXV Aniversario de la Gran Revolución de

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Sin embargo, a partir de la segunda mi- lo largo de este período, el PCE en sus pu- tad de los cincuenta, el partido español tuvo blicaciones continuó celebrando amplia- que proceder a una reelaboración de este mente la Revolución de Octubre y la siguió esquema discursivo. Dos factores influye- dotando de una fuerte carga milenarista. ron decisivamente en este sentido. Por un En 1957, por ejemplo, Dolores Ibárruri es- lado, en 1956 Nikita Jruschov denunció en cribía: «Con la revolución socialista de Oc- el XX Congreso del PCUS el culto a la perso- tubre de 1917 se desvanecieron la tinieblas nalidad y los crímenes de Stalin, provocan- teológicas con sus mitos y maldiciones bí- do un enorme shock en todo el movimiento blicas que condenaban al hombre a ser eter- comunista [8]. Por el otro, influido también namente esclavo» [10]. Diez años después, por los nuevos aires que parecían soplar conmemorando el cincuenta aniversario de desde Moscú, aquel mismo año el PCE lan- la toma del Palacio de Invierno, la misma zó la Política de Reconciliación Nacional Pasionaria afirmaba: «[La Revolución de que, al apostar por alianzas transversales Octubre] puso fin a la prehistoria de la Hu- contra el franquismo, requería un fortale- manidad. Con ella, comienza la verdadera cimiento de sus credenciales democráticas. historia de ésta» [11]. Se subrayaban, entre El partido español se encontró entonces otras cosas, el entusiasmo y las esperanzas ante la necesidad de armonizar exigencias que aquel acontecimiento, al inaugurar una a menudo contradictorias. En efecto, tenía «nueva era», había suscitado en España y que conciliar el desarrollo de su nueva línea en el resto del mundo. Se destacaba en par- política, que implicaba la aceptación de las ticular su impulso libertador, publicando reglas propias de un sistema liberal y plu- por ejemplo los primeros decretos firmados ralista, con el mantenimiento de la Revo- por Lenin, con los que se había declarado la lución de Octubre como seña de identidad paz inmediata y abolido la propiedad priva- primordial. Al mismo tiempo, debía evitar da de la tierra [12]. De todas formas, más allá que las revelaciones de Jruschov provoca- de fórmulas rituales, la cuestión clave para ran un derrumbamiento del mito de la «pa- los comunistas españoles consistía ahora tria del socialismo» en su conjunto. Hacía en demostrar que el proceso revoluciona- falta, por lo tanto, elaborar un relato que rio liderado por Lenin se había basado en reafirmara la vigencia de la experiencia so- un proyecto político que, por lo menos en viética desvinculándola de las arbitrarieda- sus orígenes, había presentado un carácter des que habían caracterizado el fenómeno substancialmente democrático y pluralista. estalinista [9]. El PCE pretendía así impedir que la reivin- El intento de estructurar un marco dis- dicación de su pasado, de su identidad his- cursivo coherente que compatibilizara y tórica forjada alrededor de la Revolución satisficiera estas distintas exigencias duró de Octubre, quitara credibilidad a la nueva grosso modo hasta la Primavera de Praga. A imagen moderada y dialogante que se esta-

Octubre», Mundo Obrero, 15-11-1952; , 10.– Dolores Ibárruri, «Nuestro deber ante el aniversario «La Gran Revolución de Octubre trajo el bienestar y la de la revolución socialista», Mundo Obrero, 31-10-1957. felicidad al pueblo», Mundo Obrero, 15-11-1953. 11.– Dolores Ibárruri, «Problemas de hoy a la luz de Octu- 8.– Francisco Erice, «El Partido Comunista de España, bre», Nuestra Bandera, 55, 1967. el giro de 1956 y la lectura selectiva del XX Congreso», 12.– Dolores Ibárruri, «En el año 45 de la nueva era», Mundo Nuestra Historia, 2 (2016), pp. 66-88. Obrero, 1-12-1962; Juan Diz, «Del Este vino el ejemplo y la 9.– Santiago Carrillo, «El congreso de los constructores del esperanza», Mundo Obrero, 31-8-1957; «Primeros decretos socialismo», Mundo Obrero, 1-12-1961. del poder soviético», Nuestra Bandera, 54, 1967.

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ba construyendo en línea con la propuesta mundial. El mismo hilo argumental había de Reconciliación Nacional. sido seguido ya en 1957 por José Sandoval, Un ejemplo del relato oficial elaborado que en Nuestra Bandera había afirmado: por la dirección del partido en este senti- «¿De quién dependía en definitiva el rumbo do se encuentra en Nuevos enfoques a pro- cruento o incruento de los acontecimien- blemas de hoy, obra publicada por Santiago tos? Dependía de la llamada ‘democracia Carrillo en 1967. A lo largo de una veintena pequeño-burguesa’. […] La responsabilidad de páginas, el entonces secretario general de estos Partidos [menchevique y socialre- argumentaba que, por lo menos hasta el volucionario] ante la Historia es evidente». otoño de 1917, Lenin había defendido «in- Sandoval continuaba afirmando que los equívocamente la idea de la llegada al po- bolcheviques, por su parte, habían man- der por una vía democrática, sin acudir a la tenido siempre «en sus manos la bandera violencia», y había hecho serios esfuerzos de la revolución pacífica, incluso cuando» por «lograr un camino pacífico y un enten- estaban preparando «enérgicamente la in- dimiento con los partidos socialdemócratas surrección armada» [14]. El PCE presentaba y pequeñoburgueses, a la vez que por dar así una versión edulcorada del leninismo un carácter democrático y pluripartidista y confeccionaba un discurso no exento de a los Soviets». Carrillo, recurriendo abun- contradicciones: en efecto, no dejaba de dantemente a escritos del líder bolchevique resultar paradójico decir que Lenin, a pe- como «Sobre los compromisos» o «Las ta- sar de sus grandes anhelos de democracia reas de la revolución», sostenía que Lenin y pluralismo, había acabado adoptando había tendido constantemente la mano a drásticas medidas autoritarias como la di- eseristas y mencheviques, proponiéndoles solución de la Asamblea Constituyente o la repetidas veces la formación de un gobier- instauración de un régimen de partido úni- no responsable ante los soviets y el desa- co porque las otras fuerzas políticas no se rrollo, en el seno de estos organismos, de sometían a la línea que él propugnaba. una dialéctica de libre confrontación entre Desde la dirección del PCE, se justificaba las distintas fuerzas políticas. Sin embargo, la supresión de las libertades y la represión estas ofertas de diálogo y colaboración ha- de cualquier disidencia por parte de los bían sido rechazadas: «Desgraciadamente bolcheviques apelando a las necesidades —afirmaba Carrillo— las fuerzas pequeño- dictadas por la difícil situación en la que burguesas […] se dejaron llevar por la ce- se encontró en sus primeros años el Estado guera política, por el anticomunismo y se surgido de la Revolución de Octubre: «Los sometieron a las exigencias de la burguesía bolcheviques - escribía Carrillo en Nuestra reaccionaria» [13]. Bandera - no tenían ante sí la tarea de co- Según este relato los bolcheviques, con- lectivizar una economía desarrollada ante- trariamente a las que habían sido sus in- riormente bajo el capitalismo, sino […] la de tenciones originarias, se vieron entonces crear de A a Z, una economía moderna, en prácticamente forzados a recurrir a la vio- un país atrasado, arruinado por la guerra. lencia para salvar la revolución, hacer fren- Esto entrañaba la necesidad de que el pue- te a la reacción y sacar al país de la guerra blo aceptase tremendos sacrificios. […] La vanguardia proletaria comprendía esta ne- 13.– Santiago Carrillo, Nuevos enfoques a problemas de hoy, París, Éditions Sociales, 1967, pp. 143, 146 y 147. 14.– José Sandoval, «El paso de la revolución democrática Véase también Federico Melchor, «Actualidad de las tesis burguesa a la revolución socialista», Nuestra Bandera, 19, leninistas», Nuestra Bandera, 55, 1967. 1957.

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cesidad […]. En cambio la gran masa cam- más evidente de que éstas habían sido algo pesina y pequeño burguesa difícilmente ajeno a la naturaleza del régimen soviético podían lograr […] ese alto nivel de concien- cuya validez, por lo tanto, seguía intacta. cia. En tales circunstancias y de cara al cer- Además, en las publicaciones del PCE se co del imperialismo mundial, la dictadura precisaba que el liderazgo de Stalin había de la clase obrera tenía, por fuerza, que ser presentado no solo sombras, sino también muy dura» [15]. Asimismo, en Nuevos enfo- luces, en el sentido de que, si bien había ques se afirmaba: «Rusia se encuentra en- habido «momentos en que a ciertos niveles tonces arruinada por la guerra imperialista, en determinadas cuestiones Stalin resolvía la intervención extranjera y la guerra civil. personal y caprichosamente, […] a otros […] La primera revolución socialista […] era niveles y en otras cuestiones se proseguía como el espolón de proa de la revolución una línea general correcta» [17]. En efecto, no mundial. Y este espolón, al que correspon- era posible cuestionar integralmente la la- día romper la dura costra de un sistema bor del llamado «hombre de acero», quien social poderoso y fuerte, extendido a todo había sido el máximo dirigente de la URSS el mundo, necesitaba la dureza del diaman- durante tres décadas, porque habría equi- te». El hacer hincapié en la coyuntura con- valido a deslegitimar también buena parte creta en la que se había gestado el Estado de la trayectoria soviética. soviético era funcional a la pretensión del Así, el PCE subrayaba que, a pesar de PCE de asegurar a sus potenciales aliados todo, durante los años de Stalin la «patria que en cambio, en las condiciones propias del socialismo» había sido capaz de alcanzar de España y de los países capitalistas de- méritos históricos: en este sentido, elogiaba sarrollados, la dictadura del proletariado por ejemplo su solidaridad con la Segunda habría tomado la forma de «un régimen de República española durante la guerra civil, democracia […] pluripartidista» [16]. Oximo- su «extraordinario impulso al movimiento rones como éste evidenciaban los límites de liberación» de los países del Tercer Mun- que afectaban el intento de conjugar la po- do o el hecho de que, «cuando el hitlerismo lítica de reconciliación con la persistencia amenazó con sumergir a la humanidad en de la fidelidad al modelo soviético. la barbarie, la Unión Soviética, a costa de El fenómeno estalinista, en este marco inmensos sacrificios […] fue el factor deci- discursivo, era descrito como el produc- sivo de la victoria de la democracia» [18]. Uno to de la superposición, a las dificultades de los aspectos de la experiencia soviética propias del contexto del proceso revolu- más alabado por el PCE era el extraordina- cionario, de aspectos negativos propios de

la personalidad del comunista georgiano, 17.– Santiago Carrillo, «Octubre de 1917»; «Resolución quien había roto con la legalidad socialista del pleno del Comité Central sobre la situación en la y se había colocado por encima del partido dirección del Partido y los problemas del reforzamiento y del Estado. El hecho de que había sido el del mismo», Mundo Obrero, noviembre-diciembre de 1956. Sobre la problemática memoria del estalinismo en la propio PCUS el que había denunciado las URSS durante estos años véase: Polly Jones, Myth, Memory, deformaciones ligadas al culto a la perso- Trauma. Rethinking the Stalinist Past in the Soviet Union, nalidad, se consideraba como la prueba 1953-70, New Haven, Yale University Press, 2013. 18.– «Declaración del Comité Central del PCE. En el cincuenta aniversario de la Gran Revolución de Octubre», 15.– Santiago Carrillo, «Octubre de 1917, primera acto de Mundo Obrero, 1ª quincena de octubre de 1967; «¿Qué la revolución mundial», Nuestra Bandera, 55, 1967. hace la Unión Soviética?», Mundo Obrero, 1ª quincena de 16.– S. Carrillo, Nuevos enfoques, pp. 149-150 y 168. julio de 1967.

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rio desarrollo económico y científico que, de emoción y admiración. […] Es el sistema en unas pocas décadas, había convertido social mejor del mundo. […] Camina hacia la URSS, un país originariamente atrasa- una sociedad que […] solucionará todos los do, en la segunda potencia mundial. A este problemas en todos los aspectos de la vida. propósito, merece la pena citar un artículo En una palabra: para mí, la Unión Soviética, aparecido en Mundo Obrero en 1967 para es lo que yo buscaba y deseaba» [20]. Sin em- celebrar el aterrizaje en Venus de la sonda bargo, a partir del año siguiente, declara- soviética Venera 4 (o Venus-4). Se trataba ciones de este tipo fueron desapareciendo de la primera sonda en posarse en otro pla- de las publicaciones del PCE. neta, y este éxito coincidía con el cincuenta aniversario de la Revolución de Octubre. El El eurocomunismo y el rechazo del órgano comunista afirmaba entonces: «No mito podemos por menos que recordar lo que era la Rusia de aquel tiempo, su nivel cien- A principios de noviembre de 1977, San- tífico, técnico, industrial, y el de esta Unión tiago Carrillo viajó a Moscú para participar Soviética de 1967: la del Venus-4. Se nos en uno de los actos centrales de las cele- dice que para llegar a posarse sobre Venus, braciones por el sesenta aniversario de la este ingenio soviético ha recorrido unos Revolución de Octubre, un mitin que veía 350 millones de kilómetros. ¿Qué distan- reunidos líderes comunistas de todo el cia histórica ha recorrido ese pueblo desde mundo en presencia de Leonid Brézhnev y la toma del Palacio de Invierno a Venus-4? el resto de la cúpula dirigente soviética. Sin ¡Espléndido regalo de aniversario!» [19]. embargo, el PCUS no permitió que el «zorro A la altura de 1967, por lo tanto, el mito rojo» tomara la palabra para dar su discur- de la Revolución de Octubre y de la URSS so. Las relaciones entre el PCE y el Kremlin seguía substancialmente vivo en el discur- se encontraban entonces en su peor mo- so del PCE. Los comunistas españoles con- mento. Efectivamente, unos meses antes el sideraban que la «patria del socialismo» secretario general español había publicado había ya superado las deformaciones de la Eurocomunismo y Estado, en cuyas páginas, época de Stalin, y defendían sin fisuras la como se verá más adelante, había realizado superioridad del sistema soviético respecto profundas críticas a la URSS, a su historia y al modelo vigente en el bloque occidental. a su sistema socio-político. Los soviéticos En una encuesta realizada entre las juven- habían replicado ásperamente, lanzando tudes del PCE y publicada en Nuestra Ban- contra Carrillo unos ataques que habían dera con ocasión del cincuenta aniversario sido interpretados por muchos observado- de la toma del Palacio de Invierno, a la pre- res como una excomunión. De hecho, un gunta «¿Qué es para ti la Unión Soviética?», informe estadounidense había comparado los entrevistados proporcionaron respues- la polémica desencadenada por Eurocomu- tas como las siguientes: «[Es] el fin de las nismo y Estado a «un cisma religioso, en el injusticias. […] Para mí es esto la Unión que los herejes se convierten en enemigos Soviética: la posibilidad de llorar gritando, mayores que los no creyentes» [21]. Así, el

19.– «Venus-4», Mundo Obrero, 2ª quincena de octubre de 20.– Nuria Pla, «Octubre y juventud», Nuestra Bandera, 55, 1967; Fernando Claudín, «La URSS y el progreso técnico 1967. y científico», Mundo Obrero, 31-10-1958; Gaspar Aribau, 21.– «Spanish Communist Response to Soviet Attack», «Desarrollo cualitativo de la economía soviética», Nuestra 28-6-1977, Central Foreign Policy Files: National Archives Bandera, 55, 1967. and Records Administration (NARA); Sobre la polémica en

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Reunión de Santiago Carrillo con un grupo de dirigentes soviéticos, Yuri Dubinin a la derecha,en la conmemoración de la Revolución Rusa (Foto: Luis Magán. AHPCE, Fondo Mundo Obrero).

PCUS no estaba dispuesto a proporcionar Octubre y de su corpus doctrinario. En el al secretario general español un escena- marco del proyecto eurocomunista espa- rio desde el cual difundir sus apostasías [22]. ñol, lo que un tiempo había sido un mito Unos días después de su problemática es- pasó a ser considerado como un estigma, tancia en Moscú, Carrillo viajó al corazón una herencia incómoda y controvertida que del bloque occidental, Estados Unidos, y había que dejar atrás. En 1975 por ejemplo, desde allí anunció que el PCE en su próxi- en una entrevista con la periodista italia- mo congreso habría abandonado el leninis- na Oriana Fallaci, Carrillo fue explícito en mo como referencia ideológico-identitaria. este sentido: «Seguir viendo la revolución Los acontecimientos de noviembre de conforme a lo que fue en 1917, con Lenin, 1977 resultan ejemplificativos, en términos es hacer como la mujer de Lot. Ya sabe, el simbólicos, de un aspecto fundamental de personaje bíblico que se volvió para mirar la línea política que estaba desarrollando y se convirtió en estatua de sal. No hay que entonces el PCE: la intención clara de to- mirar atrás, no hay que mirar a la Revolu- mar netamente las distancias no solo de ción Rusa. Hay que mirar adelante, hay que la URSS, sino también de la Revolución de mirar hacia Europa» [23]. Un año más tarde, en una conferencia de PPCC europeos que torno al artículo de la revista soviética «Tiempos Nuevos», tuvo lugar en Berlín, el mismo secretario ge- Barcelona, Crítica, 1977. neral afirmó que el movimiento comunista 22.– El PCUS dijo que la causa de la frustrada interven- desde su nacimiento había sido caracteri- ción de Carrillo residió, en realidad, en problemas de or- den logístico. Tanto esta versión, como la del PCE, pueden verse en «Carrillo in Moscow: Sound and Fury», 6-11-1977, 23.– Oriana Fallaci, Entrevista con la historia, Barcelona, Central Foreign Policy Files: NARA. Noguer, 1978, p. 529.

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zado por una «mística del sacrificio y de la y la «profunda conciencia» de los pueblos predestinación», por unos rasgos religiosos de la URSS que habían salvado «a la Huma- de los que había que liberarse definitiva- nidad de la esclavitud fascista», por el otro mente: «Llegamos a tener algo de una nue- subrayaba la necesidad de que los partidos va iglesia, con nuestros mártires y nuestros comunistas se deshicieran de sus viejos há- profetas. Durante largos años, Moscú [...] bitos, del «mesianismo semirreligioso» y de fue como nuestra Roma. Hablábamos de la la «fe ciega» [26]. gran revolución socialista de octubre como De todas formas, en el período inmedia- de nuestra Navidad. Fue nuestro período de tamente posterior a la Primavera de Pra- infancia. Hoy nos hemos hecho adultos» [24]. ga, en su actitud hacia la Unión Soviética La conquista de la mayoría de edad, por lo y la Revolución de Octubre la dirección del tanto, suponía el abandono del pensamien- PCE intentó balancear el impulso renova- to mítico, considerado como algo propio de dor con la continuidad, evitando bruscas mentes infantiles. rupturas con las señas tradicionales de la El proceso de configuración del euro- identidad comunista. Esta cautela se debió, comunismo, como es notorio, empezó en entre otras cosas, a la situación que se daba 1968, cuando los comunistas españoles, dentro del propio partido, en cuyas filas no a la par que los italianos y franceses, con- podían no estar profundamente arraigados denaron la represión de la Primavera de aquellos mitos que habían sido cultivados Praga por parte del Pacto de Varsovia. Los durante décadas [27]. Así, en un primer mo- acontecimientos checoslovacos marcaron mento el PCE siguió reivindicando la vigen- un antes y un después en la trayectoria del cia de la Revolución de Octubre y, al mismo PCE, que rompió por primera vez con la tiempo, buscó en ella elementos que legi- disciplina del llamado internacionalismo timaran su nuevo rumbo, en particular su proletario, al darse cuenta de que el desa- reclamación de plena independencia res- rrollo de la línea política que había lanzado pecto a la URSS: una plena independencia a mitad de los cincuenta se hacía cada día que incluía, evidentemente, el derecho a la más incompatible con el mantenimiento de crítica y la adopción de un modelo alterna- su histórica fidelidad incondicional a Mos- tivo de socialismo. cú. Desde entonces, la implementación de Resultan ejemplificativos en este sen- sus credenciales democráticas en el ámbito tido unos artículos publicados en Nuestra español y europeo pasó a prevalecer defini- Bandera a lo largo de 1970, con ocasión tivamente sobre las exigencias dictadas por del centenario del nacimiento de Lenin. En su pertenencia al movimiento comunis- ellos se presentaba el leninismo como una ta articulado alrededor del PCUS. Se trató ideología originariamente antidogmática y del «inicio del fin del mito soviético» [25]. De democrática que, con su método del análi- hecho ese mismo año, a la hora de conme- sis concreto de la realidad concreta, admi- morar el aniversario de la Revolución de tía la necesidad de elaborar diferentes es- Octubre, Mundo Obrero publicó un artículo que, si por un lado alababa el «heroísmo» 26.– «El aniversario del Octubre rojo», Mundo Obrero, 1ª quincena de noviembre de 1968; «Experiencias de la 24.– Conferencia de Partidos Comunistas y Obreros de Euro- discusión sobre Checoslovaquia en nuestro partido», pa. Intervención de Santiago Carrillo, número extraordinario Mundo Obrero, 2ª quincena de diciembre de 1968. de Mundo Obrero, junio de 1977. 27.– Véase «Reunión del CE», febrero 1972, Documentos 25.– Giaime Pala y Tommaso Nencioni (eds.), El inicio del del PCE: carpeta 53, AHPCE; Santiago Carrillo, Libertad y fin del mito soviético, Barcelona, El Viejo Topo, 2008. socialismo, París, Editions Sociales, 1971, p. 64.

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trategias revolucionarias que se adaptaran respecto a la experiencia soviética [29]. Se a las circunstancias de cada país: se citaba produjo entonces un profundo rechazo de la a este propósito el hecho de que la propia Revolución de Octubre por parte del PCE. Un Revolución de Octubre no habría llegado a rechazo que, por un lado, se concretó en una producirse si Lenin no hubiera roto con la operación de desmemoria, en el sentido de ortodoxia marxista occidental. Se afirma- que las referencias a la Revolución de Octu- ba que Stalin, en cambio, había deformado bre fueron casi desapareciendo del discurso gravemente el leninismo y lo había conver- público del partido; por el otro, se manifestó tido en una ideología de conservación: ha- bajo la forma de ataques radicales dirigidos bía exacerbado sus aspectos autoritarios y tanto contra sus encarnaciones históricas — había absolutizado, imponiéndolo al resto los Estados socialistas y el movimiento co- del movimiento comunista, el modelo de munista—, como contra el núcleo de su cor- partido y de proceso revolucionario que se pus ideológico el —leninismo—. había configurado en Rusia. Consecuente- De hecho, desde el principio de la década mente, el PCE sostenía que su línea política el partido español fue incrementando sus no era ni revisionista ni oportunista, sino críticas a la URSS y a los otros países del que se inspiraba en el espíritu primigenio socialismo real denunciando, por ejemplo, de la Revolución de Octubre: «La necesidad sus actitudes imperialistas hacia el exterior de elaborar una estrategia de la revolución y sus violaciones de las libertades y de los en los países de Europa —escribió Carrillo— derechos humanos en el plano interior [30]. es evidente. Y la elaboración de esta estra- Esta ofensiva alcanzó su auge con la publi- tegia exige examinar incluso si los actuales cación de Eurocomunismo y Estado. En sus métodos de los Partidos Comunistas no ne- páginas Carrillo afirmó, entre otras cosas, cesitan también ciertas adaptaciones que que con la Revolución de Octubre había los adecuen mejor a las condiciones en que surgido y se había consolidado un Estado se nos presenta a nosotros la perspectiva que, «hablando en nombre de la sociedad», revolucionaria. […] Nosotros pensamos que se colocaba «por encima de ella». No podía así fue como procedió Lenin en su tiempo, ser considerado una «democracia obrera», y en las condiciones concretas de Rusia. porque estaba dominado por «una capa Nosotros queremos que nuestro Partido se burocrática» que disponía de «un poder inspire en Lenin» [28]. Sin embargo, también político inmoderado y casi incontrolado». el autor del ¿Qué hacer? pasó muy pronto a Además, estaba «manchado por formas de ser visto como un referente incómodo. opresión y de represión», tanto en su inte- A lo largo de los setenta, en efecto, llegó rior como «en las relaciones con los estados a su plena configuración la fórmula euroco- socialistas del Este». Esto, según el autor, se munista. Con ésta, en el marco del cambio debía a que la URSS había ido adquiriendo político español, el partido liderado por Ca- «una serie de rasgos formales similares a rrillo aspiraba a propiciar su integración en los de las dictaduras fascistas» que habían el naciente sistema democrático subrayan- desembocado en «deformaciones y dege- do, de cara a la opinión pública y a las fuer- neraciones» propias de los «estados impe- zas políticas occidentales, su total alteridad 29.– Juan Andrade, El PCE y el PSOE en (la) transición, Ma- 28.– Juan Diz, «Un rasgo básico del leninismo: la lucha drid, Siglo XXI, 2012. antidogmática», Nuestra Bandera, 65, 1970; «Editorial», 30.– Emanuele Treglia, «El PCE y el movimiento comu- Nuestra Bandera, 63, 1970; «Discurso de Santiago Carrillo», nista internacional (1969-1977)», Cuadernos de Historia Nuestra Bandera, 64, 1970. Contemporánea, 37, 2015, pp. 225-255.

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rialistas». El líder español ponía en tela de ba más preparada que nosotros para hacer juicio el sistema soviético en su conjunto: esas reformas, para mejorar el nivel de vida «Por mucho tiempo, con la fórmula del ‘cul- de los obreros?» [33]. Conforme a esta visión, to a la personalidad’ hemos atribuido esos el internacionalismo promovido por el eu- fenómenos a las características personales rocomunismo español dejó de tener como de Stalin. […] Pero hay que preguntarse si horizonte de referencia el movimiento co- el sentido práctico de Stalin no estaba más munista articulado alrededor del PCUS y en consonancia con el tipo de Estado que buscó, con escasos resultados, una renova- se estaba formando en realidad, con […] el da colaboración con los partidos socialistas sistema. […] Ese sistema no se ha transfor- y socialdemócratas occidentales. Más en mado, no se ha democratizado» [31]. general, Carrillo y otros dirigentes espa- En esta fase Carrillo llegó incluso a sos- ñoles invocaron repetidamente la necesi- tener que los Estados Unidos, en compara- dad de llegar a una reunificación de las dos ción con la URSS, presentaban una «supe- principales familias de la izquierda, supe- rioridad» no sólo económica y tecnológica, rando así la fractura producida en el seno sino «también en otros temas»: «No creo del movimiento obrero por la constitución —dijo en una reunión con una delegación de la III Internacional y la relativa creación del PC italiano en 1977— que hoy la URSS de los partidos comunistas propiamente di- pueda exhibir una superior condición so- chos: el PCE, por lo tanto, con su propuesta cial y humana, un modo de vida más rico de eurocomunista pretendía anular los efectos contenidos ideales, etc.» [32]. Afirmaciones de la que, al calor de la Revolución de Oc- de este tipo equivalían a proclamar el fra- tubre, había sido el acta fundacional de su caso del devenir histórico de la Revolución identidad histórica. de Octubre. En la misma línea, Carrillo ad- El proceso de rechazo de la herencia in- mitía la derrota de los partidos comunistas cómoda de 1917 por parte del partido espa- frente a los socialistas y socialdemócratas. ñol tocó su punto álgido con el abandono En la entrevista ya citada con Oriana Fa- del leninismo en 1978. En su IX Congreso, llaci hizo unas declaraciones explícitas en contrariamente a lo que había sostenido este sentido: «Hay que preguntarse por hasta entonces, el PCE admitió que no se qué la socialdemocracia continua sien- podían reivindicar los planteamientos del do, sobre todo en los países desarrollados, líder bolchevique como base ideológica la favorita de la clase obrera. […] ¿No será de una estrategia democrática. En un artí- […] que los comunistas nos hemos dejado culo publicado en este sentido en Nuestra paralizar por el ejemplo soviético, por la Bandera, por ejemplo, Ernesto García hacía idea de tomar el Palacio de Invierno como hincapié en los rasgos autoritarios que ca- los bolcheviques? ¿No será […] que no he- racterizaban el núcleo del pensamiento de mos querido, que no hemos sabido hacer Lenin y afirmaba: «La discrepancia existen- las reformas que podríamos haber hecho? te entre las concepciones eurocomunistas y ¿No será […] que la socialdemocracia esta- ciertas ideas fundamentales de Lenin sobre el estado y la revolución […] es lo que hace 31.– Santiago Carrillo, Eurocomunismo y Estado, Barcelona, aconsejable que el partido deje de definirse Crítica, 1977, pp. 198-202, 207-208. Federico Melchor, «Los días que cambiaron la Historia», Mundo Obrero, 9-11-1977. 32.– «Nota su viaggio a Madrid e Barcellona», 28-7-1977, 33.– Oriana Fallaci, Entrevista con la historia, p. 529; «Reu- Estero 1977: MF. 299, Archivio Storico del PCI, Fondazione nión del CE», septiembre 1974, Fondo Sonoro: DVD 130, Gramsci. AHPCE.

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como leninista» [34]. En la misma línea, Si- ramente que una forma de articulación del món Sánchez Montero subrayaba en Mundo movimiento revolucionario […] en torno a Obrero que el modelo leninista no podía se- la Revolución de octubre de 1917 […] está guir siendo asumido por un PCE que con- definitivamente superada» [38]. Sin embargo, sideraba que no era «posible, ni necesario, en una cultura política como la comunis- ni conveniente, el establecimiento de la ta, caracterizada por un acentuado mile- dictadura del proletariado para construir narismo, la desacralización de los mitos y el socialismo» [35]. El partido español dejó el abandono de las referencias ancestrales así atrás la lectura edulcorada y selectiva provocaron consecuencias traumáticas. de Lenin que había sostenido en los años Efectivamente, el rechazo de la Revolución anteriores. Al mismo tiempo, buscó nue- de Octubre conllevó la erosión profunda vos referentes en figuras como la de Rosa de las señas de identidad primordiales del Luxemburgo. De hecho, el discurso euroco- PCE y privó la memoria cultural comunis- munista hizo suyas las críticas formuladas ta de su piedra angular, lo que contribuyó por la dirigente espartaquista hacia «las in- al desarrollo de la grave crisis que afectó suficiencias democráticas de la Revolución el partido entre 1979 y 1982, causando su de Octubre» [36]. De todas formas, como es drástico declive [39]. notorio, el abandono del leninismo encon- tró notables resistencias dentro del PCE. En La perestroika y la efímera redención una de las numerosas cartas enviadas por la de la Revolución de Octubre militancia a la dirección en este sentido, se afirmaba significativamente que el partido, Gerardo Iglesias, secretario general del renunciando a Lenin, renegaba el «gran co- PCE desde finales de 1982, a principios de razón rojo y vivo de la revolución de octu- noviembre de 1987 viajó a Moscú para par- bre de 1917» [37]. ticipar en uno de los actos centrales de las La definitiva negación de la vigencia de celebraciones por el setenta aniversario de la Revolución de Octubre por parte del eu- la Revolución de Octubre. A diferencia de rocomunismo español se produjo a prin- lo que había pasado a Carrillo diez años cipios de los ochenta. En efecto, a raíz del antes, esta vez el líder comunista español golpe de Jaruzelski en Polonia, el Comité sí pudo pronunciar su discurso en presen- Central del PCE difundió un amplia de- cia de la cúpula dirigente soviética. En su claración que acababa sentenciando: «La intervención habló en favor del desarme, realidad actual nos lleva a plantearnos cla- subrayó la indisolubilidad del nexo entre democracia y socialismo y terminó afir- 34.– Ernesto García, «Las revisiones de Lenin. Leninismo mando: «Compañero Gorbachov, estamos y marxismo revolucionario ayer y hoy», Nuestra Bandera, persuadidos que el desarrollo de la peres- 92, 1978. troika terminará proyectando, como la gran 35.– Simón Sánchez Montero, «Ante un congreso históri- co», Mundo Obrero, 1-2-1978. 38.– «Resolución del Comité Central del PCE sobre la 36.– Pilar Brabo, «Los orígenes del eurocomunismo», situación en Polonia», 10-1-1982, Documentos del PCE: en VV.AA., Para una historia del PCE. Conferencias en la caja 63, AHPCE. FIM, Madrid, FIM, 1980, p. 201; Manuel Azcárate, «Raíces 39.– Para un análisis extenso de estos temas véanse: Car- históricas del eurocomunismo», Nuestra Bandera, 106, me Molinero y Pere Ysàs, De la hegemonía a la autodestruc- 1981. ción. El Partido Comunista de España (1956-1982), Barcelo- 37.– Francisco Peñalba, «Sobre el abandono de la palabra na, Crítica, 2017; Emanuele Treglia, «Un partido en busca leninismo», 22-3-1978, Documentos del PCE: IX Congreso, de identidad. La difícil trayectoria del eurocomunismo Tribuna del IX Congreso, AHPCE. español», Historia del Presente, 18, 2011, pp. 25-41.

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Revolución de Octubre, un doble impacto: llego. Precisamente en el documento que cambió a un pueblo, cambió el curso de la ratificó la unificación entre el Partido Co- Historia universal» [40]. Unos días después, munista de los Pueblos de España (PCPE), para celebrar la misma efeméride, el PCE liderado por éste último, y el PCE, se subra- organizó en Madrid un mitin que contó yó que la política de las dos formaciones con la asistencia de varios representantes en el ámbito internacional había llegado diplomáticos de países socialistas, inclui- a coincidir y, a propósito de las dinámicas do el embajador soviético en España. En que se estaban desarrollando en el bloque aquel acto, Iglesias declaró: «La perestroi- oriental, se afirmó: «La perestroika puesta ka es el mejor homenaje a la revolución de en marcha por el PCUS en la URSS, y otros octubre» [41]. procesos en los países socialistas, recupera Se trataba, evidentemente, de un esce- el impulso originario revolucionario de la nario diametralmente distinto a lo de 1977. Revolución de Octubre» [43]. En efecto, en 1985 en la URSS había subi- Estas palabras resultan ejemplificativas do al poder Mijaíl Gorbachov, poniendo en del nexo establecido, en el discurso público marcha las políticas de glasnost y peres- de los comunistas españoles, entre la Revo- troika. Desde el principio el PCE miró con lución de Octubre y la perestroika: el plan grandes esperanzas a los proyectos promo- de reformas promovido por Gorbachov fue vidos por el nuevo líder del PCUS, que as- presentado como una reactivación del es- piraban a democratizar no solo el sistema píritu primigenio del 17, capaz de redimir soviético en sí, sino también las relaciones su devenir histórico. Efectivamente el PCE, del Kremlin con los otros países del socia- al contrario de lo que sostenía buena parte lismo real y con el movimiento comunista de la opinión pública occidental, conside- internacional. Además, por lo que concer- ró que el rumbo democratizador impulsado nía a las dinámicas de la guerra fría, Gor- por el nuevo líder del PCUS no constituía bachov impulsaba el desarrollo de nego- una negación de la revolución soviética, ciaciones con Estados Unidos dirigidas a la sino que le proporcionaba una renovada limitación de los armamentos nucleares [42]. vigencia. En 1986, por ejemplo, Simón Sán- El PCE volvió entonces a acercarse al PCUS, chez Montero escribió que la perestroika, normalizando las relaciones y poniendo fin que estaba moviendo entonces sus prime- a casi veinte años de polémicas y enfrenta- ros pasos, habría podido llegar a configu- mientos. Al mismo tiempo, con el amparo rarse como «una nueva revolución en el del Kremlin, consiguió reabsorber las prin- camino iniciado en octubre de 1917» [44]. Un cipales escisiones pro-soviéticas que había año después, en las páginas de Mundo Obre- sufrido durante la etapa eurocomunista, es ro se observaba: «La afirmación de que se decir, las de Enrique Líster e Ignacio Ga- había agotado el impulso revolucionario de octubre del 17 ha resultado una conclusión

40.– «URSS-setenta aniversario. Gerardo Iglesias», Mundo Obrero, 12-11-1987; 41.– Gerardo Iglesias, «La respuesta revolucionaria que 43.– «Documento de unidad», enero de 1989, Documentos corresponde al mundo de hoy», Mundo Obrero, 19-11-1987. del PCE: Congreso de Unidad PCE/PCPE, AHPCE; «Comuni- 42.– «Editorial. Una nueva etapa», Mundo Obrero, 27- cado PCE-PCUS, 23-2-1987», Mundo Obrero, 5-3-1987. 3-1985; Vladislav Zubok, Un imperio fallido. La Unión 44.– Simón Sánchez Montero, «Un congreso para el año Soviética durante la guerra fría, Barcelona, Crítica, 2008; 2000», Mundo Obrero, 19-3-1986. Del mismo autor, véase Padma Desai, Perestroika in Perspective, Princeton, PUP, El futuro se llama libertad (perestroika y socialismo), Madrid, 2014. El País, 1988.

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precipitada» [45]. En la misma línea, Nuestra Bandera publicó en 1988 un dossier titula- do significativamente: «URSS ¿revolución en la revolución?». En uno de los artículos que lo componían, Adolfo Sánchez Vázquez repasaba críticamente la trayectoria sovié- tica y concluía diciendo: «La democratiza- ción es el alma de la perestroika. Si, como esperamos y deseamos, esta condición de- cisiva se cumple, el Octubre ruso, después de una dura y dramática navegación, tras las tormentas que amenazaban hundirlo y la inmovilidad que lo iba corroyendo, ha- brá llegado a buen puerto: el puerto del socialismo» [46]. Para sostener estos planteamientos, se necesitaba indicar cuál era el alma origina- ria del Octubre del 17 que el nuevo rumbo soviético supuestamente rescataba. En esta perspectiva, el PCE recuperó aquella lectu- ra en clave democrática de Lenin que había utilizado hasta los años setenta. Se trató de Portada de Mundo Obrero del 25 de un recurso empleado también por el dis- noviembre de 1987. (AHCCOOA). curso oficial de la perestroika [47]. Manuel truidos los monolitos asfixiantes» [48]. En la Ballestero, por ejemplo, presentó los rasgos misma óptica, Damián Pretel escribió que propios «del proyecto inicial de la práctica la perestroika, con su apuesta por la «am- leninista» como contrapuestos «en su esen- pliación de los derechos» y por la «autoges- cia» a las características que, en cambio, tión de toda vida social», representaba una había ido adquiriendo el proceso de «cons- vuelta a los orígenes, «al leninismo, que trucción teórica y práctica del mal llamado siempre abogó por la participación directa socialismo real». Según el autor, la tarea de las masas en la dirección de los asuntos histórica que Gorbachov pretendía llevar de Estado» [49]. a cabo con sus políticas era, por lo tanto, Se tejía así un hilo rojo que conectaba la siguiente: «La iniciativa perestroika, por el presente con el pasado: se configuraba romper el corsé burocrático y reactivar la un marco discursivo que defendía la reno- dinámica y dialéctica sociales, la entende- vación en nombre de la fidelidad a la tra- mos […] como un intento de restauración dición, intentando desdibujar un círculo de la matriz democrática […] una vez des- virtuoso en el que la perestroika y la Revo- lución de Octubre se legitimaban mutua- mente. De todas formas, hay que subrayar 45.– Aurelio Granda, «Tiempo de reformas», Mundo Obrero, 15-1-1987. 48.– Manuel Ballestero, «Lenin contra Stalin», Nuestra 46.– Adolfo Sánchez Vázquez, «Del Octubre ruso a la peres- Bandera, 149, 1991. troika», Nuestra Bandera, 143, 1988. 49.– Damián Pretel, «La reforma política en la URSS», 47.– Robert Davies, Soviet History in the Gorbachev Revolu- Nuestra Bandera, 138, 1987; Ramón Mendezona, «Votar tion, Londres, MacMillan, 1989. por la perestroika», Mundo Obrero, 2-7-1987.

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que, en los análisis del PCE, las esperanzas del PCE haberse adelantado a su tiempo, y fueron constantemente acompañadas por a la cultura comunista predominante, en la constatación de los obstáculos y resisten- estos temas. Pero hay algo que no pode- cias que dificultaban el éxito del proyecto mos obviar. […] y este algo es que lo que impulsado por Gorbachov. Obstáculos y re- ha fracasado en los países del llamado ‘so- sistencias que efectivamente, entre finales cialismo real’ ha sido también un modelo de los ochenta y principios de los noventa, de partido. Y este modelo de partido es, en provocaron la disgregación del bloque so- sus líneas generales, el nuestro» [52]. Los de- viético y el colapso de la URSS [50]. Ante este fensores de estos argumentos, por lo tanto, escenario, los comunistas de todo el mun- consideraban que la Historia tenía un peso do tuvieron necesariamente que hacer las excesivo, insostenible. Consecuentemente, cuentas con su propia Historia, en mayús- proponían la disolución del PCE, a través de cula. El legado de la Revolución de Octubre su integración en una Izquierda Unida con- resultaba más problemático que nunca. En vertida en partido político. Hubo también el partido español se delinearon entonces voces que invocaron la construcción de la dos posturas. llamada «casa común» con los socialistas. Un sector abrazó la tesis según la cual Sin embargo, los partidarios de esta pers- los acontecimientos del Este decretaban pectiva «a la italiana» quedaron en minoría definitivamente el fracaso histórico no en el XIII Congreso del PCE, celebrado a fi- solo del socialismo real, sino también de nales de 1991 [53]. la identidad comunista en cuanto tal. En En efecto, en aquella ocasión se impuso una reunión del Comité Central celebrada la tesis favorable a la continuidad del PCE a raíz de la caída del Muro de Berlín, por encabezada por Julio Anguita quien, desde ejemplo, Julio Setién calificó lo que estaba 1988, ocupaba el cargo de secretario gene- ocurriendo en Europa oriental como «una ral del partido. El discurso promovido por revolución anticomunista»: «Una revolu- el sector mayoritario agrupado alrededor ción anticomunista en el único sentido que del «califa» aligeraba la Historia, liberándo- hasta hoy ha tenido la palabra comunista, la de sus cargas incómodas mediante una en los únicos modelos en los que hasta hoy operación de (des)memoria selectiva. Un han gobernado los comunistas. Revolución documento difundido en 1990, con ocasión que derrumba no un régimen, sino nues- del setenta aniversario de la fundación del tro régimen, y no un modelo, sino nuestro PCE, era explícito en este sentido: «Al hilo modelo» [51]. Asimismo, en enero de 1990, de nuestros setenta años de historia, quere- Miguel Bilbatua escribió en Mundo Obrero mos recordar que ninguna estrategia políti- que el hundimiento de la URSS afectaba ca se constituye sin un ejercicio de reconci- plenamente al PCE: «He escuchado argu- liación entre la memoria y el olvido. Olvido mentaciones del tipo: esto no atañe a nues- de aquella parte de nuestro acervo histórico tro partido, porque nosotros criticamos la y político que no contribuye al presente, y invasión de Checoslovaquia, planteamos la exigencia de un paso pluripartidista al co- 52.– Miguel Bilbatua, «Inicio de debate», Mundo Obrero, munismo, etc. Y ello es así. Y es un mérito 24-1-1990. 53.– Julio Anguita y Juan Andrade, Atraco a la memoria, Ma- drid, Akal, 2015, pp. 157-166; Paul Heywood, «The Spanish 50.– Serhii Plokhy, The Last Empire. The Final Days of the Left: Towards a Common Home?», en Martin Bull y Paul Soviet Union, Nueva York, Basic Books, 2014. Heywood (eds.), West European Communist Parties after the 51.– «El Este a debate», Mundo Obrero, 10-1-1990. Revolutions of 1989, Londres, MacMillan, 1994, pp. 56-89.

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memoria de aquellos rasgos del movimien- plio y transcendental. En este sentido, en to precedente en los que podemos encon- otro documento de 1990, el PCE declara- trar instrumentos útiles de nuestra identi- ba: «Nos sentimos herederos de todos los dad individual y colectiva» [54]. Este enfoque procesos revolucionarios y de cambio, de pretendía dejar atrás las facetas oscuras de la Revolución de 1789, la de la Comuna de la trayectoria del PCE, mientras que rei- París, la de 1917, los grandes movimientos vindicaba por ejemplo la defensa de la Se- de emancipación de la mujer, antirracistas gunda República, la lucha antifranquista, o las revoluciones más recientes. Compar- el compromiso democrático, el progresivo timos sus valores sociales y humanistas. alejamiento del modelo soviético, etc. Así, […] Mantendremos nuestra relación con lo el partido «inventaba» su propia tradición más vivo de cada una de ellas y desecha- para justificar la «razón de ser» de su pro- remos lo erróneo, caduco e inservible» [55]. yecto emancipador. Así, ante el ocaso de la distopía del so- Además, el PCE afirmó rotundamente cialismo real, Anguita reivindicó el impulso que, con el colapso de la URSS, no había romántico de la utopía comunista: «El co- muerto el comunismo en cuanto tal, sino munismo —afirmó en una conferencia pro- aquella «concepción del comunismo y del nunciada en el Forum Deusto— es la apues- socialismo como una doctrina totalizado- ta por una sociedad de plena emancipación ra y totalizante, fundamentada […] en la humana en la que […] se ponga fin a […] la falta de libertad y control democrático y prehistoria del ser humano, y comience la que ha utilizado para su supervivencia los verdadera historia de la humanidad. Es la peores métodos y estilos del régimen que plenitud del reino de la libertad. El comu- se pretendía transformar». En este mar- nismo […] supone la culminación […] de co discursivo, la Revolución de Octubre todos los derechos humanos. […] Para un perdió definitivamente su centralidad y comunista esto supone la utopía necesa- su carácter de momento fundacional de la ria que da sentido a su acción política» [56]. identidad comunista: pasó a ser presentada Según estas palabras, la verdadera historia entonces como tan solo una de las múlti- de la humanidad todavía no había comen- ples manifestaciones del devenir históri- zado: a la prehistoria, por lo tanto, no se le co de un ideal libertador mucho más am había puesto fin en 1917.

54.– «Setenta años del PCE. PCE, una función de porvenir», 55.– Ambas citas en «El PCE ante las nuevas realidades», en PCE, El socialismo, una búsqueda permanente (materiales Mundo PCE, 1, 14-3-1990. del Partido Comunista de España entre el XII y el XIII 56.– Julio Anguita, «Izquierda Unida: la apuesta de los co- Congreso), 1991, p. 356. munistas españoles», Nuestra Bandera, 145, 1990.

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Presentación de Historia del bolchevismo, de Arthur Rosenberg

Joaquín Miras Albarrán Miembro-fundador de Espai Marx Publicamos a continuación como parte Arthur Rosenberg asumió las tesis fun- de este número 4 de la revista Nuestra His- damentales del pensamiento historiográ- toria sobre la Revolución Rusa el capítulo fico de Meyer. Para Meyer, el motor de los 6º de La historia del bolchevismo (1932) de cambios históricos, de los acontecimientos Arthur Rosenberg. políticos, económicos, etcétera, debía ser El autor, Arthur Rosenberg, es un pen- buscado en los hechos sociales, en la con- sador marxista revolucionario y gran inte- flictividad social de cada época. Tesis que lectual formado en la universidad alemana no debe ser considerada de inspiración anterior a la Primera Guerra Mundial. Un marxista, sino que era compartida por otras pensador que debería ser un clásico para corrientes de pensamiento. Recordemos los marxistas, pero que ha resultado siem- que el propio Marx nos explica que él repa- pre incómodo para todas las corrientes del ró en la importancia de las luchas de clases marxismo. gracias a los estudiosos liberales, Guizot y Arthur Rosenberg nació en Berlín en Thierry. 1889 y falleció en Nueva York en 1943. Es- Otra tesis, elaborada por Meyer y soste- tudió en la universidad de Berlín, la mejor nida en continuación por Rosenberg, es que universidad de un Estado que poseía, en el fundamento de la producción material aquella época, el mejor sistema universita- del mundo griego no era el trabajo esclavo, rio del mundo. mayoritario, sino la producción material Arthur Rosenberg se especializó en His- generada por pequeños productores y tra- toria Antigua. Por su inteligencia y capa- bajadores pobres, que eran mayoritarios cidad de estudio, Rosenberg fue el alumno Una última tesis, no necesariamente predilecto de uno de los grandes estudiosos vinculada a la anterior, sostenida por Meyer de la historia de Grecia, el historiador hele- y Rosenberg, y la mayoría de los estudiosos nista Eduard Meyer (1855- 1930), fundador actuales, es la de que las luchas de clases de una escuela de estudios cuya tradición se en la Antigüedad fueron, en lo fundamen- ha sostenido hasta la actualidad, y del que tal, entre hombres pobres libres y hombres podemos encontrar obra traducida al cas- ricos. No entre esclavos y amos. Así lo testi- tellano El historiador y la historia antigua [1]. monian los documentos y textos proceden- tes de la Antigüedad, tanto los de los histo- 1.–Eduard Meyer, El historiador y la historia antigua: Estudios sobre la teoría de la historia y la historia económica y política riadores como los de los filósofos clásicos de la Antigüedad, México, Fondo de Cultura Económica, 1955. griegos y latinos. Fueron los trabajadores

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y pequeños propietarios pobres los que se aparato de poder se dedicaba al espionaje, organizaron para luchar contra los oligoi. Y al contraespionaje y, además, a la creación este sector social de pobres es el que da lu- de opinión pública interior. Y se dotó de una gar, en algunas polis helénicas, entre ellas estructura que le permitía sustituir al poder Atenas, a la democracia, o poder de los po- político además de dirigir la opinión pública bres, tal como lo define Aristóteles. mediante el control de la prensa. Rosenberg no solamente estudió con Según estudios posteriores del propio Meyer, sino también con otro gran historia- Rosenberg, la estructura creada por Luden- dor alemán de la Antigüedad, investigador dorff era ya un partido único protonazi que de Roma, el erudito Otto Hirschfeld, que controlaba el aparato de Estado. continuaba los estudios sobre Roma de la Rosenberg estuvo muy pronto adscrito escuela fundada por Mommsem, y que en al departamento del coronel Walther Nico- sus investigaciones sobre Italia también lai, tan ultra reaccionario como Ludendorff, ponía su interés en los acontecimientos y quien organizaba y dirigía la sección de sociales como motor de la historia. Preci- espionaje dentro de la estructura de poder samente la tesis de habilitación para poder organizada por Ludendorff. Rosenberg es- trabajar en la universidad de Arthur Rosen- taba encargado del análisis de los países berg fue una investigación sobre el mundo enemigos, y muy en particular, de los EEUU. romano. Ese joven Arthur Rosenberg, que es con- Rosenberg participaba de ese mundo de siderado, con razón, hombre de confian- grandes señores de la universidad alemana. za del poder prusiano, era en esas fechas, Un mundo culto y reaccionario. como se puede conjeturar, un intelectual En resumen, durante su juventud, Rose- por entero ajeno al marxismo. neberg estuvo alejado del pensamiento de Es la experiencia del horror de la gue- izquierdas, y en concreto, del marxismo, al rra, y el acceso de primera mano a la infor- que se aproximaría tan sólo al final de la mación verdadera sobre lo que acontecía, Primera Guerra Mundial. tanto en la sociedad y el frente alemanes Antes de la Gran Guerra Arthur Rosen- como en las sociedades y ejércitos de las berg había llegado a ser ya una figura de pri- potencias enfrentadas con Alemania, y la mer rango en la universidad del Reich. En catástrofe subsiguiente de la derrota mi- 1914, en pleno periodo de histeria chovinis- litar y el hundimiento económico alemán, ta y belicista, previo al estallido de la prime- consecuencia de la guerra, lo que le hizo ra guerra mundial, Rosenberg firma, junto cambiar drásticamente. Al aproximarse el con la cuasi totalidad de los profesores uni- fin de la guerra, el hundimiento del mundo versitarios de Alemania, el manifiesto re- en el que se había educado produjo en él, al dactado por el célebre filólogo helenista no- igual que en otros grandes intelectuales de ble, Ulrich von Wilamowitz, que daba apoyo la época, una crisis moral y política. al militarismo alemán del Kaiserreich. En 1918 se produce un vuelco ideológico. Al estallar la guerra, Rosenberg es movi- Su conocimiento sobre el comportamiento lizado e incorporado a los servicios de inteli- de las denominadas potencias democráti- gencia alemanes como consejero del estado cas, en relación con sus propias socieda- mayor prusiano. Unos servicios de inteli- des, al que había accedido por ser analis- gencia organizados por el verdadero hom- ta de las mismas, le llevó a rechazar como bre fuerte del régimen, el general Luden- alternativa al régimen reaccionario alemán dorff, monárquico ultra reaccionario. Este la hipócrita alternativa de las democracias

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Manifestación comunista en Berlín durante la revolución de 1918 (Foto: Hulton-Deutsch). occidentales, que él conocía y sabía que ni después, y de forma mayoritaria, pasaría a eran democráticas ni eran igualitarias. En formar parte del nuevo Partido Comunista. consecuencia, Rosenberg simpatiza y se es- En 1920 Rosenberg milita en el Partido peranza con el nuevo poder revolucionario Comunista. Esta ruptura con las opciones soviético que se había iniciado en noviem- moderadas, a las que se había acogido la bre de 1917. inmensa mayoría del mundo académico, lo Rosenberg se adhirió al Partido Social- aísla del resto de intelectuales universita- demócrata Independiente, cuya mayori- rios y acarrea el final de su carrera académi- taria ala izquierda se unificaría con otros ca. Hasta su abandono de la universidad en grupos y daría lugar a la creación del Parti- 1930, nunca pasará de ser «privatdozent» do Comunista de Alemania (KPD) en 1920. profesor no titular o adjunto, no numera- Rosenberg acompañó ese viaje. rio, contratado a tiempo parcial. Hay que destacar que Rosenberg, mili- Desde su ingreso al partido se dedica con tante desde 1918 optó por permanecer en todas sus energías al activismo político. En el PSI, y no se adhirió a la Liga Espartakista, esta organización pasa a desempeñar de que se escinde del mismo a finales del 18. inmediato cargos de importancia. Aprove- Arthur Rosenberg, que sostendría posicio- cha todo su conocimiento adquirido en el nes políticas izquierdistas, tanto en el PSI estado mayor del espionaje prusiano sobre como en el futuro KPD, no tuvo sin embar- la organización de prensa y de instrumen- go en gran consideración política —sí mo- tos de propaganda para ayudar a organizar ral— a los dirigentes de la Liga Espartakista, prensa escrita, dar mítines, etc. Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg. Su opi- En 1921 se incorpora como miembro nión, a mi juicio, era certera. Era un sinsen- electo por el KPD al consejo municipal de tido y un error sectario escindirse por im- Berlín, y asiste como delegado al congre- paciencia de una fuerza política que, poco so de Jena. Nombrado responsable de las

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publicaciones del partido, desempeña esta plemente donde la multitud es soberana función durante los años 1922 y 23. Cuando (pues también en las oligarquías y en to- se constituye la corriente de izquierdas del das partes es soberano el elemento mayo- partido, Rosenberg se incorpora a la misma. ritario); ni tampoco oligarquía donde unos También, en 1921, pasa a ser miembro pocos ejercen la soberanía del régimen. de la redacción de la prensa en lengua ale- En efecto, si fueran mil trescientos ciuda- mana de la Komintern —Inprekor—, donde danos, y de entre estos, mil fueran ricos y escribe de política internacional, utilizando no hiciesen partícipes del gobierno a los los conocimientos adquiridos durante su trescientos pobres, pero libres e iguales a etapa como analista de espionaje. En 1924, ellos en lo demás, nadie diría que esos se cuando la dirección del KPD queda bajo el gobiernan democráticamente. Igualmen- control del ala izquierda, Rosenberg pasa a te también en el caso de que unos pocos formar parte del Comité Central, y es elegi- sean pobres, pero más fuertes que los ricos, do diputado por el KPD. Ese mismo año en aunque estos sean más, nadie llamará a tal el V congreso de la Internacional Comunis- régimen una oligarquía si los demás, aun ta pasa a formar parte del ejecutivo amplia- siendo ricos no participan en los honores. do y del presidium de la Komintern. Más bien hay que decir que existe democra- Durante esos años, publica obras de di- cia cuando los libres ejercen la soberanía, y vulgación sobre la lucha de clases en el oligarquía cuando la ejercen los ricos. Pero mundo antiguo, con el fin de que el movi- sucede que unos son muchos y otros pocos, miento revolucionario tuviera elementos pues libres son muchos y ricos pocos» [2]. intelectuales de reflexión sobre la política. Su muy interesante Historia de la república Como se puede ver, Aristóteles define de Roma, y, en 1920 su importante traba- un régimen político como democracia si en jo Democracia y lucha de clases en la Anti- el mismo el poder soberano es ejercido por güedad, libro publicado por Editorial Viejo los pobres, con independencia del número Topo en 2006, cuya traducción y prólogo de personas que constituya la clase social corrieron de mi cuenta. de los pobres. Para Aristóteles, la caracte- Estos textos sobre el mundo político clá- rística analítica que define la democracia es sico nos permiten comprender el tránsito que los pobres dominen; la democracia es natural de Arthur Rosenberg hacia al bol- el poder de los pobres, no el poder de las chevismo revolucionario. mayorías. Aunque en su texto se reconocen Arthur Rosenberg había entendido el también otras dos cosas. En primer lugar, el régimen político de la democracia, desde hecho empírico de que los pobres son siem- siempre, y con independencia de la valora- pre la mayoría. En segundo lugar, y también ción política que éste le mereciese, según de mucha importancia —«pues también en la explicación que Aristóteles da del mismo en su obra. Según Aristóteles, la democra- 2.– Aristóteles, Política, 1290 a, 1290 b, Madrid, Gredos, cia no es el régimen de la mayoría, sino el 1988, pág. 225. Me permito añadir a continuación una cita de la República de Platón en la que también se caracteriza régimen político en el que mandan los po- la democracia como el poder de los pobres: «Nace, pues, la bres. democracia, creo yo, cuando, habiendo vencido los pobres, Escribe Aristóteles: matan a algunos de sus contrarios, a otros los destierran y a los demás les hacen igualmente partícipes del gobierno y de los cargos, que, por lo regular, suelen cubrirse en este «No se debe considerar democracia, como régimen mediante sorteo», Platón, República 557ª, Madrid, suelen hacer algunos en la actualidad, sim- Alianza, 1988, pág. 440.

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las oligarquías y en todas partes es sobe- la precisamente por ese mismo hecho que rano el elemento mayoritario»— que todo ha sido capaz de crear un consenso mayori- régimen que se instaura y se sostiene, si tario —una hegemonía social, diría Antonio consigue estabilizarse y permanecer en el Gramsci—. Todo régimen político estable tiempo es gracias a que el núcleo social di- es resultado de que una clase o fracción de rigente es capaz de organizar en torno de su clase ha sido capaz de constituir un bloque proyecto social un consenso mayoritario. social que aúna a la mayoría social y canali- La democracia ateniense, aristotélica y za y resuelve las necesidades materiales y se platónica es, pues, el poder de los pobres. vale de la praxis de la mayoría para producir Se puede comprender fácilmente que, una y reproducir consensualmente su orden. vez Rosenberg asume como válida para el Por tanto, el consenso mayoritario no es presente la alternativa político social de la una característica específica de las demo- democracia entendida según la interpreta- cracias en oposición a los demás regímenes ción clásica, identifique la democracia, el existentes. Con independencia del tipo de concepto clásico, histórico, de la misma, régimen que se instaure, sea este el fascismo, con la dictadura del proletariado instaura- el liberalismo, el poder absolutista, etcétera, da en Rusia en 1917, con el poder soviético todo régimen que perdura lo hace porque ha obrero y campesino. Y por tanto que a su logrado sumar una mayoría social. vez Rosenberg se identifique y asuma con La interpretación alternativa, muy en gran lucidez y capacidad de comprenderla boga, es muy perniciosa porque nos impide en su sentido profundo, la revolución rusa, analizar y dar explicación de las estabilida- una vez ha aceptado como válida la tradi- des y cohesiones sociales que hay detrás de ción democrática clásica. todo orden social estable. Una vez caídos En lo sucesivo, Rosenberg adoptará la de- en la misma, nos vemos obligados a recurrir mocracia en su interpretación aristotélica a explicaciones extravagantes como la de la como hilo heurístico de toda su futura re- estupidez de los subalternos que constitu- flexión política marxista. Así seguirá hacién- yen la base de apoyo de un régimen, o la dolo en la que es su obra culmen, publicada del «totalitarismo», explicación que achaca en 1943, Democracia y socialismo. Historia el sostenimiento de un régimen al omnipo- política de los últimos ciento cincuenta años tente dominio ejercido por la policía sobre (1789 – 1937), que está pendiente de edición la vida cotidiana de todos y cada uno de los en Ed El Viejo Topo, publicada anteriormen- miembros de la sociedad, sobre la vida coti- te en México, (editorial Pasado y presente, diana de las gentes. 1981), y en Argentina (editorial Claridad, El terror, un golpe de Estado, puede ser 1966)—ambas, ediciones agotadas—. el origen de un régimen político, no puede En esta última obra, verdadero testa- ser, sin embargo, lo que explica su existen- mento monumental del pensamiento polí- cia y estabilidad. La democracia, tal como tico marxista, tal como nos explica Luciano lo explica Rosenberg, se caracteriza por Canfora [3], Rosenberg ahonda la reflexión ser siempre un movimiento de masas ca- sobre la cita aristotélica a partir del matiz pilarmente autoorganizado; un movimien- que he destacado y en el que se recalca que to generador de poder inmediato sobre la todo régimen político que se sostiene, reve- propia sociedad, que es hegemonizado por una u otra fracción social. La democracia 3.– Luciano Canfora, Il comunista senza partito, seguito de Democrazia e lotta di clase nell´antichità, di Arthur Rosen- es el nombre de dicho movimiento histó- berg, Palermo, Sellerio, 1984. rico sustantivo, de masas, autoorganizado

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desde la base y autoprotagonizado por ella bilidad inmediata. misma. Mientras existe tal movimiento, La crisis económica seguía abierta en existe la democracia. Si ese movimiento esas fechas, pero las masas habían sido de- deja de existir, la democracia no existe. rrotadas, desorganizadas y enfrentadas en- tre sí, y la dirección política del partido no «La democracia como una cosa en sí, como podía pretender ser el sustituto de las mis- una abstracción formal, no existe en la vida mas, no tenía la capacidad de recrear ni de histórica: la democracia es siempre un mo- sustituir la subjetividad destruida. vimiento político determinado, apoyado La revolución es un proceso de masas, por determinadas fuerzas políticas y clases de auto protagonismo de masas, y sin la or- que luchan por determinados fines. Un Es- ganización y el protagonismo de los explo- tado democrático es, por tanto, un Estado tados sobre el proceso histórico no puede en el que el movimiento democrático os- existir dictadura democrática del proleta- tenta el poder» [4] riado, poder de los pobres o democracia. La política revolucionaria queda convertida en Vuelvo, para terminar, a la biografía de discursividad, en mito. Arthur Rosenberg. En 1927, Rosenberg El estudio que elabora Rosenberg en abandona el Partido Comunista. esta obra sobre la Rusia revolucionaria y la Este mismo legado de la democracia clá- URSS desde 1917 hasta 1930 es matizado, sica y de la historia de la democracia, sobre no tiene nada que ver con el anticomunis- el que Arthur Rosenberg nunca dejará de mo. Rosenberg no niega el desarrollo eco- investigar hasta su muerte, explica el por- nómico que se ha producido en la URSS. Ni qué del alejamiento de Rosenberg respecto la igualdad que se ha instaurado en la so- de la revolución rusa y su abandono de la ciedad soviética en relación con el mundo Komintern. social capitalista y zarista, anterior. Ni me- La valoración de Rosenberg sobre la re- nosprecia las terribles circunstancias his- volución rusa está recogida en su obra de tóricas, que impusieron la liquidación del 1932, Historia del bolchevismo [5], de la que sovietismo: la intervención armada masiva hemos elegido un capítulo para publicarlo de las potencias extranjeras, la terrible gue- en el presente número de Nuestra Historia rra civil, todo ello sobre la condición previa dedicado a la Revolución Rusa. de una economía atrasada ya triturada por La razón principal es que, a su juicio, con el esfuerzo bélico durante cuatro años. Es la desarticulación del movimiento revolu- más, Rosenberg sabe apreciar y valora po- cionario de masas, esto es, de la democra- sitivamente la importancia de la política de cia revolucionaria de los soviets o auténtica alianza con el campesinado, sin la cual, no dictadura democrática del proletariado, y hubiera sido posible la instauración de un con la contención y la desarticulación del régimen progresista estable. movimiento de masas en el resto de Euro- Pero considera que la Unión Soviética pa, la revolución ha dejado de ser una posi- no es una verdadera dictadura del proleta- riado, una verdadera democracia popular. 4.– Arthur Rosenberg, Democracia y socialismo, Historia po- Y que, en opinión de Rosenberg, el comu- lítica de los últimos ciento cincuenta años (1789 – 1937), nismo, en la situación política que se abre México, Cuadernos de Pasado y presente, 1981, pp. 335 y 336. en Europa, es solo una fraseología, como 5.– Arthur Rosenberg, Historia del bolchevismo, México, lo revela, a su juicio, el que se vea obliga- Cuadernos de Pasado y Presente, 1977. do a plegarse a las condiciones impuestas

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por los estados parlamentarios y a tratar de Para terminar, una nota más, esta vez pactar el Frente Único con los socialistas. sobre sobre Gramsci. Como el lector sabe, En esas condiciones, a fecha de 1930, para la caracterización de la sociedad rusa Rosenberg, la Komintern ya no tiene razón —«oriente»— como «gelatinosa», en opo- de ser. sición a «occidente», es propia de Antonio Si valoramos las críticas sobre la histo- Gramsci. Habitualmente se interpreta la ria del bolchevismo que Rosenberg elabo- misma de forma genérica y universalizante: ra en este texto, yendo más allá de esta o solo las sociedades capitalistas modernas aquella interpretación concreta, leyéndolas habrían desarrollado organización capaz en perspectiva, y las ponemos en paralelo de estructurar y movilizar la sociedad civil: con las ideas elaboradas en su último libro habrían organizado, esto es, una verdadera sobre la historia de la democracia, veremos «sociedad civil». que trasparece por debajo un análisis muy Sin embargo, la obra en la que Gramsci semejante al que Gramsci concluye en sus inspira la construcción de su teorización, El Quaderni del carcere. Dieciocho brumario de Luis Napoleón Bona- El lector que reflexione sobre el análisis parte, de Karl Marx, es un ejemplo a contra- de fondo que nos presenta el capítulo de la rio. Tras la Revolución Francesa de 1789, en obra de Rosenberg sobre la revolución rusa la que un potente y autoorganizado movi- que hemos elegido, se percatará de que el miento de masas campesino —sociedad civil origen de la derrota de la revolución, la organizada— impone un proceso revolucio- causa de que esta termine, a su modo, como nario de masas, y como consecuencia de la Revolución Pasiva se debe a la inexistencia derrota de la misma, en 1848, el campesi- previa de un movimiento de masas sólida- nado francés está gelatinoso, desorganiza- mente organizado que generase una hege- do, aislado familia a familia, «como patatas monía social previa a la creación de estado dentro de un saco de patatas», según la frase revolucionario. Es decir, se debe a que la del propio Marx. Y esto ocurre en Francia, sociedad era gelatinosa, estaba desorgani- país cimero del mundo capitalista y burgués. zada, y el movimiento de masas surge sobre Creo, por tanto, que la caracterización de la marcha, como resultado de la descompo- una sociedad como organizada o gelatinosa sición del orden social zarista. no es algo que dependa de un determinado Ante la falta de sólidas trincheras y casa- estadio de desarrollo capitalista, de una de- matas que organizasen el movimiento de- terminada fase de modernización o atraso mocrático revolucionario, y de las propias social, sino de la persistente y continuada fuerzas políticas populares, la debilidad tarea de organización capilar que haya ha- de este lo cuartea, y hace que se desinte- bido en esa sociedad y que haya posibilita- gre una vez sometido a situaciones políti- do la estructuración de un estable y poten- cas extremas. En esa situación de vacío de te movimiento democrático de masas: en la poder, surge el cesarismo. Un cesarismo de Rusia de 1917, en la Francia de 1789 o en la partido. Atenas del siglo V antes de nuestra Era.

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 123-129 129 La toma del poder de los bolcheviques y el comunismo de guerra (1917-1921)*

Arthur Rosenberg

Desde septiembre de 1917 Lenin alimen- único medio para salvar la revolución y taba la persuasión de que el partido bolche- también a Rusia, sería la sublevación, des- vique llegaría al poder por medio de la re- tinada a transmitir todo el poder a manos volución. Sobre todo en octubre, desde su de los soviet. Así, el partido tuvo las manos escondrijo de Finlandia, apabulló a la direc- atadas. ción central del partido en San Petersburgo, El 25 de octubre de acuerdo con el calen- con cartas y artículos: allí exigía la subleva- dario ruso (7 de noviembre para el europeo) ción, considerando con exactitud cada po- debía reunirse en San Petersburgo el con- sibilidad y ofreciendo la solución apropiada greso de los consejos de todas las Rusias: para cada dificultad. Esos escritos de Lenin debido al cambio de votos respecto de los son únicos en su mezcla de ardiente pasión del verano, existía la posibilidad de que los y fría reflexión. Se veía con claridad que la bolcheviques obtuvieran en este congreso preocupación de Lenin era la posibilidad de la mayoría. Si el congreso decidía que toda un caos anárquico como ocaso del gobierno la autoridad pasara a los consejos, también Kérenski: entonces el momento justo hu- habría debido asumir el poder, es decir, de- biera pasado ya para los bolcheviques, que rribar al gobierno de Kérenski. Ésta es la ra- no habrían podido reconquistar la ventaja zón por la cual el 25 de octubre se convertía perdida. en la jornada decisiva: ella debía ser el día En las fracciones del partido, del grupo de la rebelión. Zinóviev-Kámenev se mostraba contrario Los dos sectores tomaron sus respectivas a la insurrección: es que seguían vislum- medidas para tener ese día la superioridad brando como consecuencia de ella un ais- militar en las calles de San Petersburgo. Los lamiento de los bolcheviques y cierta aven- regimientos allí instalados, en general eran tura socialista de catastrófico final. Pero partidarios de los bolcheviques; entonces Lenin, con la ayuda de Trotsky impuso su el gobierno dispuso que la mayor parte propia opinión. El 10 (23) de octubre, ante de las tropas partiera hacia el frente. Si el la presencia de Lenin, se realizó la decisi- alejamiento de la guarnición hubiera pros- va sesión secreta de la dirección central del perado, el gobierno habría podido disolver partido. Con todos los votos a favor menos ese día el congreso de los consejos con un dos, se adoptó la resolución por la cual el puñado de tropas de asalto formadas por

* Por sugerencia de Joaquín Miras, y con la intención de aligerar el texto, se han suprimido varias citas literales de V.I. Lenin: «Del Comité Central del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (bolchevique)», en V.I. Lenin, Obras, Vol. XXVI, p. 288. ; «Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado» en Ibid, Vol. XXVI, pp. 405-407; «La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo», en Ibid, Vol. XXXI, p. 38. También se han suprimido dos prolijas citas de la obra de I. Larin y L. Kritzmann, Vida económica y reconstrucción económica en la vida de los soviet, 1917-1920 [Wirtschaftsleben und wirtschaftlicher Aufbau in Sowjet-Russland, 1917-1920, Petrograd, Kommunistische Internationale, 1921].

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oficiales. Pero, con la instigación de los bol- de su gobierno, Kérenski se había decidido cheviques, las tropas se negaron a marchar. a convocar las elecciones para la asamblea El soviet de la ciudad, que estaba total- nacional, pero dichas elecciones se celebra- mente a la influencia bolchevique, cons- ron sólo a la par de la revolución bolche- tituyó un comité revolucionario militar, vique. En el momento crítico, entonces, la y todas las tropas de la capital declararon asamblea no existía. que en el futuro sólo obedecieron a dicho El grupo Kámenev-Zinóviev se opuso comité, ya no al Estado mayor. La fuerza del hasta el último momento al estallido de impulso del comité revolucionario militar la revolución: y aun después de la victoria estaba representada por Trotski; y con esa siguió mostrándose pesimista. El 4 (17) de resolución de las tropas, la revolución hu- noviembre, Zinóviev y Kámenev salieron de biera vencido en la capital antes de que se la dirección central del partido, con el fin de disparara un solo tiro. El 24 de octubre, el expresar con libertad sus opiniones. Ellos comité revolucionario militar ocupó la cen- exigían que los bolcheviques ofrecieran in- tral telefónica de San Petersburgo, y en la mediatamente un compromiso a los social- noche siguiente se produjo la ocupación de revolucionarios y a los mencheviques, para otros edificios públicos. El 25 fue tomado el constituir así un gobierno formado por to- palacio de invierno, sede del gobierno: los dos los partidos soviéticos. Esta tendencia ministros resultaron apresados y Kérenski fue apoyada aun por una cierta cantidad de logró huir. Al mismo tiempo, según el pro- viejos bolcheviques. Hasta Losovski la de- grama establecido, se reunió el congreso de fendió en una carta abierta. Aparece de to- los consejos de todas las Rusias, y cuando das maneras destacable que los dos futuros se anunció la ocupación del palacio de in- presidentes de la Internacional Comunis- vierno, la minoría partidaria del gobierno ta y de la Internacional Sindical Roja, Zi- abandonó la sala. La mayoría proclamó la nóviev y Losovski, al estallar la revolución toma de posesión del gobierno por los con- consideraran que ella era justamente una sejos de acuerdo con la tesis bolchevique. insensata aventura. Sin embargo, la pro- Kérenski trató de reunir tropas ante paganda de ellos mismos se basaría luego San Petersburgo, para marchar con ellas al íntegramente en la revolución de octubre. asalto de la capital. Pero sufrió una derro- El 4 (17) de noviembre, la situación to- ta absoluta, y se refugió en el extranjero. davía no se había aclarado: aún no se sabía En pocas semanas, las tropas, las ciudades bien cómo sería acogida la revolución en el y las poblaciones campesinas rusas se pa- frente y en las provincias. Una huelga gene- saron en su integridad del lado de los bol- ral de empleados vino a paralizar la acción cheviques: allí donde surgían oposiciones de los gobernantes bolcheviques. Partidos a la revolución, se las derrotaba con leve enteros y grupos políticos rusos se habían esfuerzo. Hay un hecho importante para declarado adversos a la revuelta bolchevi- destacar: la revolución bolchevique podía que y, además de ello, hasta un fuerte grupo apoyarse en la única representación po- dentro de la misma dirección del partido se pular existente por entonces en Rusia, es unió a los opositores. La situación parecía decir, en el congreso de los consejos, que desesperante; pero Lenin y Trotski no re- había sido elegido verdaderamente por las trocedieron ni un solo paso. masas. En cambio, las tan variadas comisio- La situación se aclaró rápidamente. Se vio nes artificiosamente reunidas por Kérenski qué vasta había sido la victoria bolchevique no tenían base alguna en el pueblo. Al final en el campo. La huelga de los empleados fra-

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Miembros de la Guardia Roja. Petrogrado, 1917. (Foto: Karl Bulla - AP).

casó, y aun el grupo Kámenev-Zinóviev vol- Trotski, cuando este se puso a disposición vió a las filas del partido. La actitud de los de su política. dos jefes de grupo durante aquellas críticas El movimiento bolchevique fue transpor- semanas demostró una vez más la solidez tado en esos días por una ola de simpatía: el con que la tesis de la dictadura democráti- hecho impidió también su aislamiento polí- ca de obreros y campesinos se había radi- tico. Los social-revolucionarios, principales cado en el partido bolchevique. Aquellos enemigos del bolchevismo, se dividieron, y viejos bolcheviques podían imaginar a la el nuevo partido de los social-revoluciona- revolución rusa sólo como una subversión rios de izquierda dio los más importantes democrático-burguesa, a realizar median- servicios a la Rusia de los soviet en el pri- te la coalición de todos los partidos demo- mer semestre de su existencia. Tal como lo cráticos y socialistas. Y en nombre de esta anotamos antes, las masas campesinas ha- teoría se rebelaron contra Lenin, justamen- brían sido desilusionadas amargamente por te en las más graves semanas de la historia el gobierno Kerenski. Esas masas esperaban bolchevique. que un gobierno de social-revolucionarios Después de este episodio, Lenin, con echara de las tierras a los propietarios: en admirable objetividad, confió nuevamen- cambio, debieron asistir al hecho de que te las tareas más importantes a Zinóviev los ministros social-revolucionarios, con la y Kámenev. Y no les reprochó las incerti- ayuda de la fuerza constituida, protegieran dumbres en que habían incurrido durante a los propietarios mismos. la revolución. De la misma manera había Los dirigentes social-revolucionarios lo- dado por terminada la añeja disputa con cales de los campesinos se rebelaron contra

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la dirección del partido y, pronto, aún nota- sultado singular. Kérenski, aún perdiendo bles funcionarios se unieron a la oposición. todo apoyo de la masa popular, obtuvo la Así, durante la revuelta bolchevique, los mayoría de los votos: de los 36 millones de social-revolucionarios se escindieron en un votos recogidos, los bolcheviques tuvieron ala derecha, que seguía fiel a Kérenski, y un 9 millones, los mencheviques, 700.000, sin ala izquierda, que exigía la expulsión de los contar el Cáucaso, y 1.400.000 en esa re- propietarios y el tránsito de los consejos al gión donde, en Georgia, gozaban de mayor poder. El día 25 de octubre (7 de noviem- popularidad; finalmente, los social-revolu- bre), el congreso de los consejos de todas cionarios consiguieron 21 millones, y los las Rusias debía tomar posición ante la re- distintos partidos burgueses, 5 millones. vuelta: entonces los social-revolucionarios La gran masa de campesinos que había de derechas y los mencheviques abandona- dado su voto a los social-revolucionarios se ron la sala. Pero los de izquierda se queda- proponía con ello un apoyo a la expropia- ron con los bolcheviques, y contribuyeron a ción de las tierras, y no a Kérenski; pero a la constitución del poder del soviet. Luego, la cabeza de las listas de los social-revolu- algunos jefes de los social-revolucionarios cionarios, casi por todos lados estaban los de izquierda formaron parte del consejo de partidarios de Kérenski que, así, obtuvieron los comisarios del pueblo, en el nuevo go- sus propios mandatos. En enero de 1918 se bierno de la revolución. Sólo en razón de la reunió la asamblea nacional: entonces Le- paz de Brest-Litovsk los social-revolucio- nin se mostraba decidido a combatirla por- narios de izquierda salieron de la coalición que no quería dejarse arrebatar el fruto de con los bolcheviques e iniciaron contra una revolución victoriosa por una mayoría ellos una oposición impecable. parlamentaria que no tenía en lo más míni- Así, Lenin, en los primeros meses del mo detrás suyo a la mayoría del pueblo. poder soviético, pudo realizar por lo me- El gobierno de los soviet exigía de la nos su propio viejo programa, y establecer asamblea nacional el reconocimiento de la una alianza con un partido de campesinos revolución de octubre, del nuevo gobierno democrático-revolucionario y no chovinis- y de su programa: y como la mayoría de la ta. Durante los meses de julio a octubre de asamblea se negó a hacerlo, bolcheviques y 1917, las masas de obreros y de soldados social-revolucionarios de izquierda aban- rusos se pasaron sin más a los bolchevi- donaron la sala. El comité central ejecuti- ques; mientras tanto, la mayor parte de los vo, es decir, la representación permanente campesinos siguió siendo social-revolucio- del congreso de consejos de todas las Ru- naria, volviéndose, de amiga del gobierno, sias, decidió por la tanto que la asamblea como era, en ferozmente enemiga de aquél. nacional quedara disuelta. El parlamento, En verdad, cuando poco antes de la revo- así cercenado, fue dispersado violentamen- lución de octubre cada uno de los partidos te. Si Lenin hubiera celebrado en ese mo- presentó su propia lista de candidatos para mento nuevas elecciones, el gobierno de la elección de la asamblea nacional, los so- los soviet, sin duda, habría obtenido una cial-revolucionarios todavía no estaban di- aplastante mayoría en todo el país. Pero no vididos. Social-revolucionarios de derecha se llegó a esta situación: la nueva consti- y de izquierda, amigos de Kérenski y amigos tución rusa no incluyó la existencia de un de Lenin, todos convivían pacíficamente en parlamento, porque, según las ideas de la misma lista: así, las elecciones para la Lenin y de los bolcheviques, los consejos asamblea constituyente llevaron a un re- eran la mejor forma de la democracia, y un

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parlamento particular hubiera sido algo su- De todas estas consideraciones resulta perfluo junto al congreso de los consejos de que no fueron los bolcheviques quienes ex- todas las Rusias. propiaron a los empresarios rusos, sino, es- Antes de tomar el poder, los bolchevi- pontáneamente, los obreros, contra el deseo ques había prometido a los rusos libertad de los bolcheviques mismos. Lenin no tuvo y tierra, paz y pan: y ahora se pusieron a otra posibilidad que la legalización, a pesar la obra, inmediatamente, para mantener suyo, de cuanto habían hecho los obreros. sus propias promesas. El gobierno bolche- El gobierno soviético, entonces, se dedicó a vique dejó de lado a los viejos funciona- reunir a cada uno de los establecimientos rios y oficiales y, por todos lados, confió los expropiados, constituyendo órganos direc- puestos directivos a los consejos: así debía tivos para cada industria: así intentaba al- realizarse verdaderamente la libertad. El canzar una producción planificada. nuevo gobierno puso en vigor el control de Entonces surgieron inauditas dificulta- los obreros sobre las industrias, para avivar des. La situación económica del país, que la producción y para procurar a las ciuda- ya era seria en 1917, se acercó a lo catas- des los medios de sustento y los artículos trófico en 1918-19. Cuando Rusia suscribió de primera necesidad. Ofreció la paz a las la paz por separado, la Entente dejó de fa- potencias adversarias, y dio facultades a cilitarle la vida económica: más aún, inició los campesinos para que se apoderaran de con su propia flota aquel bloqueo que dejó todas las tierras de los patrones. ¿Cómo se al país fuera del mundo. Y cuando en 1918 concretó ese gobierno de los consejos? los alemanes ocuparon Ucrania, la Rusia de En primer lugar, la idea de Lenin para los soviet se vio sin el carbón de los campos el control sobre la producción se mostró del Donetz y sin el petróleo del Cáucaso. irrealizable: los obreros armados, entusias- Debido a la falta de combustible y al estado mados por su propia victoria, no se podrían de consumición de las máquinas, la mayor contener en los límites de una reforma tan parte de las industrias rusas se precipitó en moderada. Echaban de las fábricas a los di- una decadencia completa: muchísimas fá- rectores y se apoderaban de la dirección. En bricas quedaron inactivas, y los obreros re- todo y para todo se verificaban las profecías tornaron a sus pueblos. de Trotski. La revolución burguesa resulta- El estado de los medios de transporte era ba entonces sobrepasada por el impulso es- desesperante. El caos dominaba a lo largo pontáneo de los obreros, en las ciudades y del país. Una y otra cosa hicieron que los en los establecimientos industriales. alimentos fueran llevados en cantidades En el papel quedaba escrito entonces que insuficientes a las ciudades, cuyas pobla- debía darse un primer paso para la expro- ciones, entre 1918 y 1920, padecieron tre- piación de los establecimientos industria- mendamente. La posesión de rublos de pa- les, mientras en realidad la expropiación pel, completamente depreciados, no daba era ya cosa cumplida. Sólo el 28 de junio (11 a nadie la posibilidad de mejorar su condi- de julio) de 1918, apareció el decreto de na- ción de vida; así, se había desvanecido toda cionalización general de la gran industria. diferencia entre ricos y pobres, todo des- Cotejamos con esta circunstancia el hecho nivel entre las distintas clases sociales. La de que el decreto referido a la abolición de igualdad de los hombres se vuelto realidad la propiedad terrateniente privada había en una especie de comunismo del hambre. salido ya el primer día de gobierno, 26 de Lenin había expresado, especialmente octubre (8 de noviembre) de 1917. en el otoño de 1917, esperanzas de una sal-

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vación económica: ninguna de ellas se veri- los campesinos ricos y los pequeños arren- ficaba. Y de ello no eran culpables ni Lenin datarios, se asimilaron entre sí. ni su partido: se trataba de una consecuen- Hacia el año 1919 empezaron a mostrar- cia de la guerra mundial y de aquella otra, se en toda Rusia los resultados de la revo- civil, aun aniquiladora, y que Rusia debió lución agraria: ya entonces se había cons- soportar luego de la primera. tituido por todos lados una masa uniforme En las campañas, la revolución bolche- de pequeños propietarios de campos. Los vique se halló ante cuatro clases: los lati- campesinos sabían cuánto debían recono- fundistas, los campesinos ricos (o sea, los cer a la revolución bolchevique, y estaban Kulaks), los pequeños campesinos y los listos para impedir aun con el sacrificio de peones agrarios. Desde la abolición del ser- su propias vidas el retorno a las antiguas vilismo de la gleba, y especialmente des- condiciones. Además, sólo con la ayuda vo- de la revolución de 1905, los propietarios luntaria de la masa agraria era posible crear habían vendido parte de sus tierras. Como el ejército rojo y vencer a los generales de la compradores, aquellos campesinos con po- contrarrevolución: pero en las cuestiones sibilidades de dinero fueron progresando; económicas, los campesinos mantenían así, entre la nobleza y la masa de peque- su egoísmo. Ya habían soportado bastante ños campesinos se fue constituyendo una hambre con el zar y durante la guerra: aho- clase de campesinos propietarios que, en ra querían comer hasta hartarse. Aceptaban los pueblos, ejercían también la usura. Las llevar mercancías a las ciudades sólo luego tierras administradas directamente por los de adecuadas compensaciones, mientras propietarios, y también las propiedades de los pagos hechos en rublos de papel depre- los ya citados campesinos ricos, ocupaban ciados no los alentaban ni a la producción a los peones agrarios. La mayor parte de las ni a la venta. tierras pertenecientes a los señores no eran El gobierno soviético envió a las campa- cultivadas directamente por los propieta- ñas todo cuanto de mercancías podía pro- rios, sino que resultaban cedidas en arrien- curar a la paralizada industria rusa, para do a campesinos pobres. Y las condiciones ofrecer a los campesinos compensaciones de estos últimos aparecían como especial- por los productos alimenticios: peso, a pe- mente miserables, a causa de los sacrificios sar de ello, el abastecimiento de la ciudad a que estaban expuestos por toda suerte de siguió siendo insostenible. Para alimentar tasas e impuestos. al ejército rojo y para dar por lo menos un Los pequeños arrendatarios y los traba- poco de pan a los obreros, finalmente se jadores de los campos se declararon a fa- recurrió a confiscaciones forzadas, y así el vor de la revolución social, mientras que campesino dejó estar contento con su nue- los propietarios y los campesinos ricos se va propiedad, a la que no podía explotar mostraban partidarios del orden existente. económicamente. Dado que no existían ni La revolución llevó a la expropiación abso- dinero serio ni libre comercio, el campesino luta de los propietarios, y también los cam- no estaba en condiciones siquiera de valo- pesinos ricos debieron ceder a la población rizar sus propias superproducciones, que le pobre de las campañas una parte notable de eran quitadas en cuanto se las descubría. sus propiedades. Así, aun los peones agra- De 1918 a 1920, entonces, las ciudades y los rios recibieron en general parte de la tierra; campos, los obreros y los campesinos esta- de las cuatro clases de la campaña, desapa- ban unidos contra la revolución aristocrá- recieron dos, y las dos que seguían en pie, tica: es cierto. Pero psicológica y económi-

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camente se hallaban en franca oposición, y aun los social-revolucionarios de izquierda el gobierno de los soviet no estaba en con- no quisieran firmar una paz tal y prefirieran diciones tampoco de llenar el abismo que morir luchando. Pero Lenin hizo pesar toda dividía a unos y otros. su fuerza y toda su autoridad para que la En cuanto tomaron el poder, los bolche- paz de Brest-Litovsk fuera aceptada. Pen- viques ofrecieron la paz a todas las nacio- saba: cuando se está desarmado, es imposi- nes beligerantes. Pero la Entente no tomó ble hacer la guerra, y los gestos teatrales no siquiera en consideración las propuestas cambian el aspecto de las cosas. La Rusia de los «traidores». En cambio, Alemania y de los soviet debía aceptar cualquier paz, Austria concluyeron de buena gana un ar- para ganar tiempo. Es necesario aprovechar misticio con Rusia, e iniciaron las negocia- la dilación conseguida, fortalecerse militar ciones de paz en Brest-Litovsk. Durante las y económicamente, esperar la revolución tratativas, se mostró la impotencia militar alemana. de la Rusia de los soviet. El ejército, total- Ya desde formulada la tesis del cese a mente desmoralizado, se desbandó: los sol- cualquier costo de la guerra imperialista, dados campesinos se apresuraron a volver Lenin había tenido que hacer las cuentas a sus pueblos, para no estar ausentes en la con un riesgo similar al de la paz de Brest- nueva subdivisión de las tierras. Litovsk. Si la defensa nacional era hecha El comando supremo alemán, que en pedazos, podía crearse una situación en la esos tiempos ejercía el verdadero poder que el nuevo gobierno revolucionario que- gubernativo, aprovechó sin contemplacio- daría sin defensa: Kérenski y los partidos nes la debilidad rusa: el país derrotado vio que lo apoyaban, para evitar Brest-Litovsk, cómo se le imponía una paz que, a la lar- habían seguido la guerra y hasta osado la ga, volvía imposible su propia existencia. Y tan mentada ofensiva. Aquel que no admi- lo que más importaba no era la pérdida de tiera ese modo de defender al país debía las regiones limítrofes occidentales: Polo- aceptar las consecuencias: la manera de ac- nia, Finlandia, las provincias bálticas. Más tuar de Lenin era absolutamente lógica, y él grave era la sustracción de Ucrania, de toda pudo persuadir al partido, luego de violen- la región meridional rusa. Ello significaba tas discusiones, en cuanto a la necesidad de perder el granero del país y los más impor- esa política. tantes yacimientos de carbón y petróleo. Dos hechos liberaron a Rusia del peligro También separaba a Rusia del Mar Negro. alemán; la derrota militar alemana en el La llamada Ucrania libre estaba en manos verano y el otoño de 1918, y la revolución de las tropas alemanas, que se aventuraron de noviembre. Pero la oposición de la En- hasta el Cáucaso: el territorio que le que- tente se intensificaba: ella veía en el estado daba a la Rusia de los soviet estaba rodeado bolchevique, que había concertado la paz en occidente y en oriente por las tropas ale- por separado con Alemania, un enemigo manas. Sólo parecía una cuestión de tiem- directo. Ya en el verano de 1918 comenzó la po que el general Ludendorff diera también revuelta de las legiones checoslovacas: se la orden de ocupar Moscú. trataba de cuerpos de voluntarios, formados Así, sobre la Rusia revolucionaria, en la por prisioneros austriacos de nacionalidad primavera de 1918, se desató una espanto- checa y constituidos por el gobierno del zar. sa catástrofe nacional. Desde el punto de Dada la debilidad militar de los soviet, los vista humano es perfectamente compren- checoslovacos, que se consideraban parte sible que muchos bolcheviques notables y de los ejércitos de la Entente, se apodera-

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Asamblea de trabajadores de la fábrica Putilov. Petrogadro, julio de 1920 (Foto: dominio público).

ron de la línea del Volga, y desde allí se pre- crueldad: los blancos trataban de atemori- paraban para marchar sobre Moscú. zar a la población de obreros y de campe- El gobierno soviético, con esfuerzos in- sinos con los fusilamientos en masa, ven- auditos, logró juntar tropas capaces de lu- gándose de la revolución. Los bolcheviques, char: Trotski fue designado comisario del al terror blanco oponían el terror rojo. Pue- pueblo para la guerra, y puso en juego toda den mantenerse distintas opiniones sobre su energía con el fin de constituir el Ejérci- actos de violencia singulares cumplidos por to Rojo. En septiembre, las tropas rojas re- el gobierno de los soviet en los años de la conquistaron Kazan y rechazaron del Volga guerra civil, respecto de los fusilamientos a los checos: era la primera victoria militar en masa, etc. Pero desde un punto de vista del Ejército Rojo en un combate serio. histórico y general es necesario reconocer Luego de la derrota de Alemania, la En- que el pueblo ruso, en ese momento, se vio tente renovó su esfuerzos para abatir a la obligado a defenderse de una despiadada Rusia de los soviet: viejos generales del zar contrarrevolución. fueron financiados por Inglaterra, Francia, Luego de muchos y azarosos combates, Japón. Se les dio todo el material bélico ne- que se prolongaron hasta 1920, el ejército cesario. Desde el Mar del Norte y el Báltico, rojo venció en todos los frentes. En Asia, desde el Ártico y el océano Pacífico llegaban el gobierno de los soviet ocupó todos los las Guardias Blancas con los auxilios de la países que antes habían pertenecido al go- Entente. Los más peligrosos enemigos del bierno zarista: reconquistó el Cáucaso y, en gobierno de los soviet eran; en oriente, el ge- Europa, Ucrania y las costas del Mar Negro. neral Kolchak; en el sur, el general Deninkin. Sin embargo, en occidente permanecieron La guerra se desarrolló con tremenda independientes de Rusia tanto Finlandia

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como los estados bálticos y Polonia. Las en parte se utilizó a viejos oficiales del zar, victorias militares del año 1918 proporcio- colocándoles al lado, con fines de control, naron a los bolcheviques una extraordina- a comisarios bolcheviques. Luego, con el ria autoridad dentro del país: la vergüenza paso de los años, también se logró instituir de Brest-Litovsk ya había sido borrada. Los un cuerpo de oficiales jóvenes, sinceramen- obreros y campesinos rusos podían jactar- te revolucionarios. Las primeras tropas ro- se de haber rechazado victoriosamente el jas estaban formadas por voluntarios, pero asalto de las grandes potencias imperialis- pronto debió recurrirse a la conscripción tas reunidas. Luego de este hecho, los con- obligatoria. ceptos de bolchevismo y revolución rusa se La creación del ejército rojo era en aquel asimilaron, ante los ojos de las masas. tiempo una amarga necesidad para la Rusia Los bolcheviques, con las armas, habían de los soviet; pero ella provocó la prime- llevado a término la guerra decisiva contra ra brecha en el sistema de consejos. Según los oficiales propietarios de tierras zaristas: Lenin, una de las obras principales del or- Trotski y Lenin habían triunfado sobre Kol- denamiento por consejos hubiera sido la chak y Denikin. Todos los otros partidos, abolición del ejército como formación ex- liberales, mencheviques, social-revolucio- traña y contrapuesta a la masa del pueblo: narios, etc., habían quedado despedazados ahora, de nuevo existía en Rusia un ejército en el choque entre los dos sectores adver- que respondía a un ordenamiento central, sos. En la guerra civil, los bolcheviques separado de la masa popular y formado en adoptaron este principio: quien no está con parte por soldados de oficio. Los soviet lo- nosotros está contra nosotros. Así, hicie- cales ya no tenían en 1918 autoridad algu- ron penetrar en las masas la persuasión de na sobre los regimientos del ejército rojo, que todos lo partidos no bolcheviques eran de guarnición o de tránsito; así, quedaba contrarrevolucionarios. reconstruido un importante elemento del Cuando la guerra civil hubo cesado, la estado autoritario de cuño burgués. revolución ya había vencido a sus propios Trotski quería un ejército rojo centrali- enemigos: pero al mismo tiempo el pueblo zado, no sólo para alcanzar una eficacia mi- ruso había perdido la libertad democrática litar, sino porque en él veía el instrumento apenas conquistada y representada por los que sometería a las masas caóticas de los consejos de obreros. Desde San Petersburgo campesinos a la conducción del proletaria- hasta el océano Pacífico se extendía sólida do socialista. Para Trotski, los opositores y omnipresente la bolchevique dictadura al ejército rojo son «federalistas reacciona- de partido. rios», anarquistas y social-revolucionarios En 1918 se había visto cómo la existen- de izquierda. Al afirmar esto, olvida que la cia de la Rusia de los soviet dependía de la Comuna de París de 1871 fue obra de fede- institución de un ejército capaz de com- ralistas anárquicos, y que la esencia de los batir; pero un ejército así requería unidad conceptos soviéticos del 17 era, también ella, de mando y solidez de disciplina. Un regi- un anticentralismo anárquico antiestatal. miento no era apto para el combate si un Quizás el «centralismo proletario revolucio- coronel, al dar una orden cualquiera, debía nario» sea una necesidad de la revolución y pedir el parecer de una docena de soldados: de la guerra civil; pero su antepasado es el por eso, Trotski constituyó el nuevo ejérci- terror francés de 1793, que nada tiene de co- to con la completa abolición de los conse- mún con el sistema de los consejos obreros. jos de soldados. Para los puestos de mando, En los años 1918-1920, paralelamente a

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la constitución del ejército, en Rusia se pro- pura ficción: y lo mismo ha seguido siendo dujo un retorno general al centralismo es- hasta nuestros días. tatal. La lucha contra lo conjurados antirre- Formalmente, de acuerdo con la cons- volucionarios hizo necesaria la institución titución de 1918, Rusia es gobernada por de una policía política con poderes amplí- los soviet los órganos estatales inferiores simos, y que respondía a un ordenamiento son los soviet locales de los pueblos y las absolutamente centralizador. Era la famosa ciudades. Y los delegados de estos últimos Checa (llamada luego GPU). Muchas fábulas constituyeron los consejos regionales, pro- se han difundido a su respecto en Europa: vinciales, etc. La autoridad suprema del es- aquí será suficiente destacar que la Che- tado se encuentra formada por el congreso ca ha sido siempre un fiel instrumento del nacional ruso de los consejos y, durante el estado centralista, un órgano ejecutivo del tiempo que corre de una a otra reunión del gobierno, es decir, del partido bolchevique. congreso nacional, está confiada a una re- Y que no ha seguido nunca una conducta presentación del mismo, es decir, el comité política divergente de la gubernamental, y ejecutivo central. A partir de éste se forma tampoco le ha sido dada autoridad política luego el consejo de los comisarios del pue- alguna extraña a la dirección del partido. blo, que corresponde al llamado gabinete Toda la responsabilidad por la acción de la de los países europeos. GPU, tanto en lo bueno como en lo malo, Pero todo este sistema complicado no recae sobre el partido bolchevique: en ab- es sino un biombo para la dictadura del soluto sobre un órgano especial y secreto. partido bolchevique. Para que los consejos Junto al ejército y a la policía centralista, puedan tener vida, las elecciones deben ser que se separaban del pueblo, se agruparon libres: el elector debe poseer la libertad de los órganos administrativos centralistas. elección entre distintos candidatos, y estos Cada rama de la industria, en toda Rusia, últimos la facultad de ilustrar con libertad fue recogida en trust, con el fin de poder sus propios puntos de vista, en la prensa y dar una base unitaria a la producción. en los actos públicos. Para esa finalidad se utilizaron los órga- En las condiciones creadas por la guerra nos centrales para la economía general del civil, esa libertad de elección de los candi- país, para el comercio, para el transporte y datos desapareció paulatinamente, prime- para los bancos. También se centralizaron ro con la exclusión de los partidos burgue- la administración, la justicia y la instruc- ses, como partidos contrarrevolucionarios, ción, y todas las cuestiones de importan- impuesta inmediatamente después de la cia fueron reguladas de acuerdo a decretos toma del poder por los bolcheviques. Lue- inapelables del gobierno. go, fueron excluidos el partido de Kérenski, En 1917, los soviet locales habían des- el de los social-revolucionarios de derecha truido el antiguo estado; pero ahora un y el de los mencheviques. Al final, en la pri- nuevo estado aún más fuerte los tenía su- mera mitad del año 1918, quedaron sólo jetos, y no les dejaba sino miserables tareas dos partidos autorizados por la ley: los bol- comunales. Y este potente aparato estatal cheviques y los social-revolucionarios de centralista ¿estaba sometido por lo me- izquierda. nos a un control democrático, ejercido por Los social-revolucionarios de izquierda el congreso de los consejos de todas las hubieran tenido la posibilidad de organizar Rusias? En 1918 se vio claramente que el a los campesinos revolucionarios: de ello gobierno de los consejos era en Rusia una podía esperarse el desarrollo de un sistema

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de dos partidos que comprendería, junto al órganos de la voluntad espontánea de las partido urbano y bolchevique de los obre- masas, en realidad eran desde un principio ros, el campesino y agrario de los social- algo como cuerpos extraños en la doctrina revolucionarios de izquierda. El juego de bolchevique del partido: Lenin, en 1917, los estos dos partidos y la lucha legal de com- había utilizado únicamente para derrotar petencia entre ambos hubiesen podido sal- al aparato estatal imperialista. Inmediata- var la democracia en e seno de los soviet: mente, instauró su propio aparato estatal pero también los social-revolucionarios de en sentido genuinamente bolchevique: es izquierda sufrieron el mismo trágico desti- decir, como el dominio de una pequeña mi- no de todo el movimiento de los narodniki. noría disciplinada de revolucionarios pro- Ellos no estaban en condiciones de mante- fesionales sobre la gran masa desordenada. ner dentro de las masas de campesinos la Pero los bolcheviques no han abolido sólida posición que tenían en un principio, los soviet —cosa que en Rusia hubiera sido y pronto no cumplieron otra función que la técnicamente posible—; en realizad, los de un apéndice de los bolcheviques. Des- han mantenido y explotado como símbolo pués de la paz de Brest-Litovsk se alejaron decorativos de su propio dominio. Sólo en de la alianza y, cuando en el verano de 1917 razón del simbolismo bolchevique de 1918 algunos social-revolucionarios de izquier- y de los años posteriores es que el sistema da cometieron atentados e intentos de re- de los consejos entra en contraste con la vuelta contra el gobierno soviético, enton- democracia: los verdaderos y vitales soviet ces también ese partido fue puesto fuera de son la más radical democracia que se pue- la ley, y celosamente destruido. da imaginar. Pero los soviet bolcheviques, a Así, en Rusia se produce una doble su- partir de 1918, constituyen el símbolo de la perposición paralela de abajo arriba: un dominación de una pequeña minoría sobre gobierno aparente, constituido por los con- la masa del pueblo. Algo similar sucede con sejos, y uno verdadero, es decir, el partido el concepto «dictadura del proletariado». bolchevique. Las organizaciones locales Para la antigua teoría, la dictadura prole- de partido eligen la asamblea partidaria, y taria no es sino la dominación de la gran ésta establece la línea de conducta del par- mayoría de los pobres y los trabajadores tido mismo, eligiendo también su dirección sobre la pequeña minoría de los ricos y ex- central. Luego, además, dicha dirección dis- plotadores: concepto idéntico entonces a pone dictatorialmente de todo el aparato la democracia proletaria. A partir de 1918, del partido: para abatirlo se necesitaría una los bolcheviques llaman dictadura del pro- especie de revolución. Hasta ahora, nunca letariado a su forma del estado ruso mien- la asamblea del partido ha podido derrotar tras, en realidad, se trata de una dictadura al comité central, que sin embargo se halla ejercida sobre el proletariado y el resto del bajo su control. pueblo por el partido bolchevique o, mejor El comité central del partido bolchevi- dicho, por el comité central de ese partido. que es el verdadero gobierno de Rusia: él Lenin justificaba la dictadura de parti- tomas las decisiones importantes, y el con- do, tal como rige en Rusia desde 1918, por sejo de los comisarios del pueblo no es sino las necesidades de la guerra civil. Además, su órgano técnico ejecutivo. Así, el partido argumentaba acerca de las especiales con- bolchevique, desde los primeros meses de diciones rusas, en virtud de las cuales no la toma del poder, ha logrado que los con- hubiera sido posible igualar a la minoría sejos se vuelvan inofensivos. Éstos, como proletaria con la gran mayoría agraria del

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país. Trotski aprobaba el derrotero seguido empeñado por la organización comunista por el partido, aun por el momento, tenien- local; los partidos comunistas de Georgia, do en cuenta el interés de la victoria sobre de Ucrania, etc., dependían y todavía de- los generales blancos y también el del so- penden, de alguna manera, de la dirección metimiento de los campesinos. central del partido en Moscú. En realidad, En marzo de 1917, el partido bolchevi- cada uno de los pueblos de Rusia tiene su que no tenía más que un millar de afiliados; propia independencia cultural, pero nada pero luego de la toma del poder, ese millar pueden hacer si no les es permitido por el creció a centenares de millares, y el comité directorio bolchevique central. Por tanto, la central del partido debió preocuparse por democrática autonomía de gobierno no es frenar la corriente demasiado fuerte de nue- una ficción menor para las distintas nacio- vos miembros. Con las ventajas que ahora nalidades que para los mismo habitantes de traía el de pertenecer al partido dominante, la Gran Rusia. había que vérselas con toda suerte de co- En los años 1918-1920 los obreros ru- munistas de ocasión. Trotski concordaba sos padecieron el hambre: en la guerra con Lenin en el alto concepto sobre el papel civil debieron sujetarse a sufrimientos y que el partido debía cumplir. Pero, sin em- privaciones interminables. En cuanto a la bargo, subsistía una diferencia: para Lenin democracia de los consejos de obreros, re- y para los viejos bolcheviques, el partido, cién conquistada, ya la habían perdido. Sin en el fondo, se identificaba siempre con el embargo, habían adquirido un bien, del que viejo núcleo, encargado ahora de funciones estaban infinitamente orgullosos, y por el directivas. En cambio, para Trotski, era la cual, con total voluntad, se ofrecían a los masa de obreros del partido mismo, orga- más graves sacrificios: dentro de los lími- nizados. Esta diferencia resultaba superada tes de la memoria, siempre habían existido en tanto Lenin permaneció con su inalcan- ricos y pobres, dominadores y dominados. zable autoridad entre el aparato del partido Ahora, en las necesidades de la guerra ci- y la masa de los afiliados. Pero el conflicto vil, toda diferencia había desaparecido. La se agudizó luego de su muerte. burguesía estaba hecha pedazos; todos los Los bolcheviques tenían en relación con hombres eran ahora iguales en todas las las nacionalidades rusas la misma actitud ciudades rusas, todos debían conformarse que habían asumido hacia los soviet lue- con las mismas y escasas raciones. Si al- go de la toma del poder. Fiel a su progra- guien gozaba de una ventaja, era justamen- ma, Lenin en 1917 y 1918 había dado plena te el obrero. El concepto de dinero ya no autonomía a todos los pueblos rusos: los tenía sentido. El campesino podía llamarse ucranianos, los pueblos del Cáucaso, del teóricamente patrón de su pedazo de tie- Turquestán, etc., obtuvieron gobierno au- rra, pero en realidad no podía hacer nada tónomos. Ellos podían desarrollar, sin ser con él, pues no podía comparar o vender li- molestados, su propia cultura, con su pro- bremente y, además, veía cómo confiscaban pia lengua. Y nadie trataba de imponerles sus provisiones de trigo. la nacionalidad rusa. En todos estos países Entonces, en apariencia, la Rusia de los se constituyeron republicas independien- soviet no sólo había llegado al socialismo, tes de consejos de obreros, que se unieron si por tal, según el criterio de Lenin, enten- a la Gran Rusia en la federación de repúbli- demos simplemente la estatización de los cas soviéticas. Pero en cada una de estas re- grandes monopolios, sino que, superado publicas de consejos el poder real era des- ese punto, había alcanzado el comunis-

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mo en su forma más avanzada, es decir, la violencia contra los campesinos era acaso igualdad de todos en los derechos y en los una necesidad de tiempos de la guerra ci- bienes, la abolición de las clases y la vic- vil y de la escasez, pero por cierto no podía toria sobre el dinero. Haber vivido la más conformar una institución para el poder so- grande conmoción de todos los tiempos era viético. Lenin estaba decidido a buscar un como un sueño para el obrero ruso; y cuan- compromiso con los campesinos, en cuanto do hubiera terminado la guerra civil con la paz retornara al país: pero la paz, para sus duras necesidades, debía desarrollarse la Rusia de 1918-1920, parecía algo bien le- libremente la vida paradisiaca de la socie- jano. Primero fue sometido al férreo yugo dad sin clases sociales. de la potencia militar alemana; luego apa- En esta embriaguez comunista del pro- reció la amenaza de la Entente, y en el país letariado ruso, sus dirigentes encontraron mismo estaba la enorme masa de campesi- una gran fuerza y, a la vez, un gran peligro. nos, amigos de muy poco confiar. ¿Cuánto Todo podía ser pedido a esos obreros entu- tiempo habrían resistido los soldados cam- siastas: todo lo soportaban, un día fueran pesinos del ejército rojo si, un día, un gran arrancados de sus ilusiones por la dureza ejército anglosajón hubiera marchado real- de los hechos, incalculables habían de ser mente sobre Moscú? las consecuencias del desgarramiento. Le- Los bolcheviques, absolutamente en nin no había tenido nunca como mira, al contra de sus propios planes, habían lle- asumir el poder, un salto así al comunis- gado a constituir un estado socialista. Es mo, y tampoco había tenido ese sentido el decir, habían llegado a realizar en Rusia la cambio de nombre de la vieja socialdemo- política de Trotski: y, por lo tanto, debían cracia rusa por el de partido comunista. Es aceptar las conclusiones por él formula- cierto que el gobierno soviético, en las de- das cuando aseguraba que una revolución claraciones oficiales dictadas entre 1918 y obrera rusa podía ser salvada sólo median- 1920, se inclina a poner bien en evidencia te una revolución obrera europea. Desde su propia misión socialista, la destrucción 1918 hasta 1920, Lenin y todos los dirigen- de la burguesía y la liberación de los traba- tes bolcheviques siguieron la doctrina de jadores. Pero Lenin siguió todavía escépti- Trotski sobre la revolución permanente, co en cuanto a los resultados efectivamente ingeniándoselas para que la revolución se logrados. extendiera por Europa central y occidental. Lenin veía que los muchos millones de El objeto era encontrar apoyo en gobiernos pequeños campesinos de Rusia seguían obreros victoriosos en Europa, y así salvar existiendo a pesar de todas las leyes dic- la revolución rusa. Ésta es la causa que hizo tatoriales del comunismo de guerra, y que del éxito de la III Internacional en los años ellos no constituían elementos de un esta- que van de 1918 a 1920 una cuestión de do proletario, sino burgués. La política de la vida o muerte para los bolcheviques.

142 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 130-142 Nuestros documentos

En los inicios de la «gran divergencia»

Josep Fontana Universitat Pompeu Fabra

A mediados de los años setenta del siglo pasado los empresarios norteamericanos comenzaban a sentirse con fuerza política suficiente como para frenar las concesiones que se habían visto obligados a hacer desde la época del New Deal. Fue precisamente con un presidente de- mócrata en el poder, Jimmy Carter, y con un congreso con mayoría demócrata en las dos cámaras cuando las asociaciones empresa- riales norteamericanas ganaron sus prime- D. Fraser, en el centro, durante el XXV ras batallas legislativas. La primera fue la Congreso de la UAW, donde fue elegido que libraron contra la creación de una Ofi- presidente, con su mujer Winni y con su cina de representación de los consumido- antecesor en el cargo, L. Woodcok, Detroit, 1977 (Autoría desconocida. Reuthers Library). res, derrotada por 189 contra 227 votos. La segunda, mucho más importante, fue ta que acabó retirada en junio de 1978. Un la que tuvo por objeto el proyecto de Labor hecho que se produjo ante la indiferencia law reform act, presentado por los sindica- de Carter, que apenas se refiere a él en su tos en octubre de 1977, con la intención de diario. mejorar y consolidar la legislación laboral Fue seguramente Douglas Fraser, presi- de la época de Roosevelt, para defenderse dente del poderoso sindicato United Auto de las campañas hostiles de los empresa- Workers entre 1977 y 1983, quien entendió rios. mejor lo que esto significaba, argumen- Los sindicatos estaban convencidos de tándolo al presentar su dimisión de un or- que este proyecto iba a ser aprobado por ganismo dedicado a la conciliación de las un congreso de mayoría demócrata, y así relaciones industriales, en una carta que es parecía anunciarlo el voto en la cámara de sin duda la más temprana y lúcida visión de representantes, favorable por 257 contra la naturaleza del proceso de retroceso so- 163; pero la propuesta, objeto de una dura cial y aumento de la desigualdad que Paul campaña hostil de las organizaciones em- Krugman definió como «la gran divergen- presariales (con el envío de ocho millones cia»; un proceso que se iniciaba entonces y de cartas de protesta y con una serie de ma- que seguimos sufriendo hoy, cuarenta años nifestaciones de pequeños empresarios de más tarde. todo el país) se eternizó en el senado, has-

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, p. 143 143 Carta de dimisión de Douglas Fraser del Labor-Management Group*

Douglas A. Fraser **

Queridos miembros del Grupo Trabajo- a mis colegas de la parte laboral y, como Empresa [1]: individuos, a aquellos que representan a la Lamento mucho que haya sido necesa- elite empresarial dentro del Grupo. rio cancelar la reunión programada para el Por atractivas que las personas puedan 19 de julio. Era mi intención deciros en esa ser, todos estamos allí en calidad de repre- reunión lo que ahora me dispongo a comu- sentantes. He llegado a la conclusión de nicar en esta carta ya que el Grupo no tiene que mi participación en estas reuniones previsto volver a reunirse hasta finales de ya no es útil ni para mí ni para el millón y septiembre. He llegado a la no deseada con- medio de trabajadores a los que represento clusión de que mi participación en el Grupo como presidente de la UAW [3]. Yo creo que Trabajo-Empresa no puede continuar. Por hoy los líderes de la comunidad empresa- lo tanto dimito con fecha de 19 de julio. rial en este país, con pocas excepciones, Tenéis derecho a saber la razón por la que han elegido librar una guerra de clases uni- hago esto y también quiero que sepáis que lateral– una guerra contra los trabajadores, tengo en la mayor estima a John Dunlop [2], los desempleados, los pobres, las minorías, los muy jóvenes y los muy viejos e incluso 1.–Organismo creado durante la presidencia de Richard contra muchos de la clase media de nuestra Nixon como instrumento de conciliación de las relacio- sociedad. Los líderes de la industria, del co- nes industriales. Estaba formado por dirigentes sindi- cales de diferentes sectores industriales y por altos eje- mercio y de las finanzas de los Estados Uni- cutivos de grandes empresas como la General Motors, dos han roto y desechado el frágil contrato Mobil Oil; U.S. Steel Cop. o el First National City Bank. no escrito que existió anteriormente, en un 2.–John T. Dunlop (1914-2003), catedrático en la Uni- periodo que fue de crecimiento y progreso. versidad de Harvard y especialista en relaciones labo- Durante un tiempo considerable, los di- rales, estudió en Cambridge con John Maynard Keynes; su libro Industrial Relations Systems supuso una nueva rigentes empresariales y los dirigentes la- forma de entender las relaciones laborales en los Esta- borales se han sentado a la mesa del Grupo dos Unidos. Fue Secretario de Trabajo del Gobierno de Estados Unidos y dimitió de su cargo por desavenen- National Committee of Labor-Management Group. cias ante la suspensión de la Ley de Emplazamiento Le- 3.–United Automobile Workers, organización sindical gislativo que se había comprometido a firmar con los que reúne a los trabajadores del sector automovilístico representantes de los trabajadores. En 1978 dirigía el de Estados Unidos, Puerto Rico y Canadá.

* Douglas Fraser´s Resignation Letter from the Labor-Management Group, 17 july, 1978 en www.historyisaweapon.com. El original en Archives of Labor and Urban Affairs, President´s Office, Douglas Fraser Collection, caja UAW, Wayne State University, Detroit, Michigan. Traducción y notas de Antonia Tato Fontaiña. ** Douglas Andrew Fraser (1916-2008). Fue presidente de la United Automobile Workers entre 1977 y 1983; vocal del Movimiento por los Derechos Civiles y profesor de Relaciones Laborales en la Wayne State University (Detroit). Toda la documentación generada por la actividad sindical de Douglas Fraser está disponible en la Walter P. Reuther Library, Wayne State University.

144 Nuestra Historia, 3 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 144-148 Carta de dimisión de Gouglas Fraser del Labor-Management Group Douglas Fraser

Cambio de turno en la Ford Rouge Plant de Dearborn, Michigan. Década de 1950 (Autoría desconocida. Reuthers Library).

Trabajo-Empresa reconociendo las dife- ese segmento. Ese «dar» generalmente lle- rencias pero buscando un consenso donde gaba después de una lucha continuada, tal existiera. Eso funcionó porque la comuni- como la que libró el movimiento obrero en dad empresarial en USA consiguió defen- los años 30 o el movimiento de derechos ci- der una lealtad general a un capitalismo viles de los 60. supuestamente benigno que preconizaba la La aceptación del movimiento obrero, propiedad privada, la independencia y au- tal y como ha sido, tuvo lugar porque el po- torregulación junto con la adhesión a una der empresarial temía las alternativas. La política democrática libre. América empresarial no se incorporó a la Ese sistema ha funcionado mejor, por su- lucha para que se aprobasen la Ley de Dere- puesto, para «los que tienen» que para «los chos Civiles de 1964 o la Ley de Derecho al que no tienen» en nuestra sociedad. Sin Sufragio pero finalmente aceptó la inevita- embargo, en parte sobrevivió gracias a un bilidad de esa legislación. Otras disposicio- fundamento tácito: que cuando las cosas se nes legislativas similares dirigidas a las ne- ponían mal para un segmento de la socie- cesidades humanas de los desfavorecidos dad, la elite empresarial «daba» un poquito se han convertido en políticas nacionales —capacitando al gobierno o grupos de in- sólo después de una auténtica lucha. terés para mejorar algo las condiciones de Este sistema no es lo que debería ser pero

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se han hecho progresos con él. Sin embar- representantes empresariales del Grupo go hoy estoy convencido de que por parte se aliaron con grupos como el Comité para de la comunidad empresarial ha habido un la Derrota de los Dirigentes Sindicales, el giro hacia la confrontación, más que hacia Comité para un Entorno Libre de Sindica- la cooperación. Ahora los grupos empresa- tos, el Comité por el Derecho a Trabajar, riales están intensificando el control sobre Americanos Contra el Control Sindical del la sociedad americana. Según aumenta ese Gobierno y con individuos como R. Heath control, los oprimidos son de «los que no Larry, Richard Lesher y Orrin Hatch [5]. tienen». La nueva demostración de fuerza del La última ruptura en nuestra relación empresariado se puede ver en otras mu- es probablemente la más seria también. La chas áreas. El aumento de corporaciones guerra librada por la comunidad empresarial multinacionales que no saben lo que es el contra la Ley de Reforma de la Legislación patriotismo ni la moralidad pero sí el inte- Laboral es el ataque más injusto y despia- rés personal, ha hecho que el asumir res- dado contra el movimiento obrero en más ponsabilidades sea algo inexistente. Prácti- de 30 años. Los líderes empresariales sa- camente a todos los niveles, percibo que el bían que no suponía «la asunción del poder empresariado demanda un gobierno dócil y por parte del Big Labor» que ellos querían un individualismo empresarial desenfrena- hacer ver. Más bien resultó una disposición do. Donde antes las compañías anhelaban justa y extremadamente moderada que solo sindicatos sumisos ahora no quieren sindi- tendrían que temer los empresarios fuera catos para nada. de la ley. La reforma de la legislación labo- La General Motors Corp. es un buen ral en sí misma no hubiera organizado ni a ejemplo de ello. GM, la mayor corporación un trabajador. Más bien habría empezado a industrial del mundo, ha recibido coopera- limitar la capacidad de ciertos empresarios ción, productividad y responsabilidad de la sin escrúpulos de impedir que los trabaja- UAW y de sus miembros. A cambio, la GM dores eligieran democráticamente ser re- nos ha dado una estrategia sureña diseñada presentados por sindicatos, por causa de la para establecer una red sin sindicatos que demora del empleador y la violación directa amenaza los logros que la UAW consiguió de la legislación laboral existente. con tanto esfuerzo. Nosotros hemos dado Ya sé que algunos de los representan- estabilidad y se nos ha recompensado con tes empresariales del Comité abogaron en hostilidad. En el extranjero pasa lo mismo. la Business Roundtable [4] por la neutrali- La General Motors no sólo invierte mucho dad. Pero una vez que perdieron, ayudaron en Sudáfrica, también se niega a reconocer a financiar (a través de la Roundtable y de a los sindicatos negros de allí. Mi mensaje otras organizaciones) la deshonesta y su- es muy claro: si las empresas como Gene- cia campaña multimillonaria contra la ley ral Motors quieren confrontación, que no de reforma laboral. Para ese empeño los esperen a cambio cooperación por parte de los trabajadores. 4.– The Business Roundtable es un grupo de presión empresarial formado en 1972 por altos ejecutivos que representan a las grandes corporaciones y bancos de los 5.– R. Heath Larry (1914-2011) fue portavoz de relacio- Estados Unidos para limitar la influencia sindical en la nes laborales de la US Steel Corp. entre 1975 y 1997; relaciones laborales. En los años setenta consiguieron Richard Lesher, fue Presidente de la Cámara de Comer- bloquear las reformas de legislación laboral que trata- cio de los Estados Unidos y Orrin Hatch, senador repu- ban de fortalecer la capacidad de los trabajadores para blicano desde 1976, fue presidente de la Comisión de crear sindicatos en las empresas. Trabajo y Recursos Humanos del Senado.

146 Nuestra Historia, 3 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 144-148 Carta de dimisión de Gouglas Fraser del Labor-Management Group Douglas Fraser

Hay otros muchos ejemplos de la nueva bajos que los de USA, exceptuando Botswa- lucha de clases declarada por el empresa- na. Además, nuestra participación electoral riado. En el Grupo todos saben que no hay tiene un sesgo de clase ­—vota aproximada- ninguna posibilidad de que la elite empre- mente un 50% más de los acomodados que sarial se una a la lucha por el seguro na- de los trabajadores y del 90% al 300% más cional de enfermedad o de que permanez- de los ricos que de los pobres, los negros, ca neutral, a pesar de que USA es el único los jóvenes y los hispanos. A pesar de eso, país industrial del mundo, con excepción los grupos empresariales financian regular- de Sudáfrica, que no lo tiene. En este mo- mente a los políticos, los referendos y las mento estamos enzarzados en una batalla batallas legislativas para que continúen las contra los intereses corporativos de la ley barreras a la participación ciudadana en las de empleo pleno de Humphrey-Hawkins. elecciones. En Ohio, por ejemplo, muchas Estamos en desacuerdo con las mejoras del corporaciones del Fortune 500 [6] aportaron salario mínimo, con la financiación de la el dinero para anular el registro justo y de- Seguridad Social y prácticamente con cual- mocrático de votantes. quier disposición legislativa que se haya Incluso si se suprimieran todos los obs- presentado al Congreso recientemente. táculos para esa participación, hay muchos El empresariado culpa de la inflación a en nuestra sociedad que no correrían a las los trabajadores, a los pobres, a los consu- urnas porque se sienten impotentes e inca- midores y la usa como arma contra ellos. paces de afectar al sistema en modo alguno. Las subidas de los precios y el aumento de El Partido Republicano sigue controlado los beneficios se ignoran mientras los re- por los intereses empresariales y el Partido presentantes empresariales nos dicen que Demócrata está fuertemente influenciado no podemos permitirnos parar de matar o por ellos. La realidad es que ambos son dé- mutilar a trabajadores en fábricas peligro- biles e ineficaces como partidos, no tienen sas. Nos dicen que tenemos que posponer diferencias ideológicas claras y visibles en- pequeñas subidas en el salario mínimo de tre sí a causa de la supremacía empresarial. aquellos que ganan tan poco en su trabajo Por todas estas razones he llegado a la que apenas pueden sobrevivir. conclusión de que no tiene sentido que siga Nuestras leyes tributarias son un escán- sentándome en las reuniones del Grupo dalo, a pesar de lo cual la América empresa- Trabajo-Empresa, filosofando sobre el futu- rial quiere desigualdades aún mayores. Si la ro del país y del mundo cuando los que es- gente comprendiera de verdad, no eligiría tamos del lado de los trabajadores tenemos la Propuesta 13’s sino más bien una refor- tan poco en común con los que se sientan ma del sistema fiscal que hiciera pagar a en el otro lado de la mesa. Yo no puedo sen- los ricos y a las empresas su parte equita- tarme allí buscando la unidad con los diri- tiva. Los ricos no buscan cerrar vacíos sino gentes de la industria americana mientras ampliarlos propugnando la reducción del ellos intentan destruirnos y arruinar las vi- impuesto de plusvalías que les proporcio- das de la gente a la que represento. Prefiero nará una enorme bonanza. Incluso los pro- pios fundamentos del proceso democrático 6.– La lista Fortune Global 500 es compilada y publicada americano están amenazados por el nuevo anualmente por la revista Fortune y es un escalafón de enfoque de la elite empresarial. Ningún las primeras 500 empresas de todo el mundo, medidas por los ingresos. La lista contenía exclusivamente cor- país democrático del mundo tiene unos poraciones de EE.UU. en el año de publicación de esta índices de participación de votantes más carta.

Nuestra Historia, 3 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 144-148 147 Nuestros documentos

Marcha en las a fueras de Selma (Alabama), el 10 de marzo de 1965 (Foto: A.P. File).

sentarme con los pobres del campo, con los en los 60 [7]. desesperados niños del deterioro urbano, No puedo garantizaros que consigamos con las víctimas del racismo y con los tra- nuevas alianzas y nuevas coaliciones para bajadores que buscan una vida mejor que ayudar a que nuestra nación encuentre su con esos cuya religión es el status quo, cuya camino. Pero puedo aseguraros que lo in- meta es el lucro y cuyos corazones son du- tentaremos. ros. En la UAW tratamos de restablecer los Sinceramente, lazos con los que creen en la lucha: la clase de gente que hacía sentadas en las fábricas Douglas A. Fraser en los años 30 y se manifestaba en Selma Presidente

7.–Se refiere a los acontecimientos que tuvieron lugar en la ciudad de Selma, Alabama, durante el llamado Domin- go Sangriento. El 7 de marzo de 1965 la policía reprimió duramente una marcha pacífica de 600 personas que se dirigían de Selma a Montgomery en protesta por el asesinato de un joven estadounidense afroamericano, Jimmie Lee Jackson. Las marchas, enmarcadas en la lucha por los derechos civiles, se repetirían en los días siguientes con la asistencia de Martin Luther King que inició el 21 de marzo la Marcha de la Libertad con 2.000 personas y llegó a Montgomery el día 25 con 50.000. Las movilizaciones de Selma fueron determinantes para que el presidente Lyn- don B. Johnson firmase el 6 de agosto la Voting Rights Act (la Ley de Derecho al Voto).

148 Nuestra Historia, 3 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 144-148 Autora invitada Exonerando a los fascistas en la Europa del Este* Exonerating the fascists in Eastern Europe

Kristen R. Ghodsee Universidad de Pensilvania

Resumen:

Desde el comienzo de la crisis financiera global en 2008, la memoria pública de la 2ª Guerra Mundial en la Europa del Este ha sido revisada cada vez más para exonerar tanto a las naciones como a los individuos que colaboraron con la Alemania Nazi. De Belgrado a Riga, los políticos han preferido vilipendiar a los antiguos comunistas, incluso a aquellos que lucharon heroicamente contra las fuerzas del Eje como partisanos o como soldados en el Ejército Rojo. En cambio, los antiguos idealistas de izquierdas son transformados en agentes del totalitarismo mientras los que lucharon al lado de los nacionalistas de de- rechas se han convertido en «víctimas del comunismo». Este artículo analiza la memoria pública de la izquierda y defiende que la política contemporánea de la memoria enla Europa del Este sirve para legitimar el continuado ascenso de políticos y movimientos de derechas en esa zona..

Palabras clave: Memoria pública, comunismo, fascismo, Europa del Este, 2ª Guerra Mundial, Ucrania, Bulgaria.

Abstract:

Since the beginning of the global financial crisis in 2008, the public memory of World War II in Eastern Europe has been increasingly revised to exonerate both nations and individuals who collaborated with Nazi Germany. From Belgrade to Riga, politicians have chosen to vilify former communists, even those who fought heroically against the Axis forces as partisans or soldiers in the Red Army. Instead, former leftist idealists are recast as agents of totalitarianism while those who fought with right-wing nationalists have become «victims of communism». This article examines the public memory of the left, and argues that contemporary memory politics in Eastern Europe serve to legitimize the continuing rise of right wing politicians and movements throughout the region.

Keywords: Public memory, communism, fascism, Eastern Europe, World War II, Ukraine, Bulgaria.

* Kristen R. Ghodsee, «Exonerating Fascists in Eastern Europe», 2017. Traducción de Antonia Tato Fontaiña.

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 149-167 149 Autora Invitada

Desde el comienzo de la crisis financiera ciudades y villas que cargan con nombres global en 2008, la memoria pública de la 2ª considerados «demasiado comunistas» por Guerra Mundial en la Europa del Este ha sido el gobierno [2]. Por todo el país, brigadas de cada vez más revisada para exonerar tanto a demolición desmantelaron monumentos de las naciones como a los individuos que cola- la 2ª Guerra Mundial que conmemoraban la boraron con la Alemania Nazi. De Belgrado victoria del Ejército Rojo sobre el Nazismo, a Riga, los políticos han preferido vilipen- mientras las autoridades locales se afanaban diar a los antiguos comunistas, incluso a en borrar de los mapas los nombres propios aquellos que lucharon heroicamente contra que ellos consideraban inapropiados para la las fuerzas del Eje como partisanos o al lado nueva Ucrania democrática [3]. de los soldados del Ejército Rojo. En cambio, Pero la sección más controvertida del los antiguos idealistas de izquierdas ahora nuevo estatuto prohibió que se cuestionara son considerados agentes del totalitarismo públicamente el «carácter criminal del ré- mientras que los que lucharon al lado de los gimen totalitario comunista de 1917-1991 nacionalistas de derechas se han convertido en Ucrania» [4]. En otras palabras, el estado en «víctimas del comunismo». Si queremos ucraniano legisló cual era la opinión correc- comprender el ascenso de líderes de la dere- ta que sus ciudadanos debían tener sobre un cha y la expansión de los movimientos na- pasado reciente que muchos de ellos habían cionalistas y de la «democracia antiliberal» vivido. Cualquier alusión en periódicos o en la Europa del Este actual, tenemos que comprender la historiografía contemporá- 2.– Alec Luhn, «Ukraine bans Soviet symbols and criminal- ises sympathy for communism», The Guardian, 21 de mayo, nea del pasado comunista. 2015. http://www.theguardian.com/world/2015/may/21/ En el caso quizá más extremo, un esta- ukraine-bans-soviet-symbols-criminalises-sympathy-for- do democrático ha legislado la historia y ha communism. Fecha de acceso: 11 de marzo, 2016; Vi- criminalizado el cuestionamiento histórico. taly Shevchenko, «Goodbye, Lenin: Ukraine moves to ban communist symbols», BBC Monitoring, 14 de abril, 2015: Después de subir al poder tras las protestas http://www.bbc.com/news/world-europe-32267075; y de Maidán, el nuevo gobierno europeísta Sabra Ayres, «Ukraine’s plans to discard Soviet symbols are de Poroshenko en Ucrania forzó a sus ciu- seen as divisive, ill-timed», L.A. Times, 13 de mayo, 2015. dadanos a aceptar la única verdad autoriza- http://www.latimes.com/world/europe/la-fg-ukraine-de- communization-20150513-story.html. Fecha de acceso: [1] da por el estado sobre el pasado del país . 15 de marzo, 2016. Este proceso oficial de «descomunización» 3.– Shaun Walker, «Ukrainians say farewell to ‘Soviet empezó en abril de 2015 cuando los legis- champagne’ as decommunisation law takes hold», The ladores ucranianos se plantearon borrar Guardian, 4 de enero, 2016. http://www.theguardian.com/ todos los vestigios físicos de su pasado so- world/2016/jan/04/ukrainians-say-farewell-to-soviet- champagne-as-decommunisation-law-takes-hold. Fecha viético. El 15 de mayo, el Presidente Petro de acceso: 11 de marzo, 2016. Poroshenko firmó una nueva ley decretando 4.– «Проект Закону про засудження комуністичного la retirada de todas las estatuas y símbolos та націонал-соціалістичного (нацистського) de la era soviética y el cambio de nombre de тоталітарних режимів в Україні та заборону про- паганди їх символіки», http://w1.c1.rada.gov.ua/pls/ zweb2/webproc4_1?pf3511=54670. Fecha de acceso: 1.– Oficina de Prensa del Vice Primer Ministro, «El gobier- 11 de marzo, 2016; y Pers Anders Rudling y Christopher no aprobó una serie de proyectos de ley sobre la des- Gilley, «Laws 2558 And 2538-1: On Critical Inquiry, comunización, conmemoración de los luchadores por la the Holocaust, and Academic Freedom in Ukraine», independencia de Ucrania y de la victoria sobre el Nazis- Political Critique, 29 de abril, 2015. http://ukraine. mo», 1 de abril, 2015.http://www.kmu.gov.ua/control/en/ politicalcritique.org/2015/04/laws-2558-and-2538- publish/article?art_id=248057658&cat_id=244314975. 1-on-critical-inquiry-the-holocaust-and-academic- Fecha de acceso: 11 de marzo, 2016. freedom-in-ukraine/. Fecha de acceso: 11 de marzo, 2016.

150 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 149-167 Exonerando a los fascistas en la Europa del Este Kristen R. Ghodsee

Protesta contra el aumento del nazismo en Ucrania (Foto facilitada por la autora).

revistas a que el período comprendido en- to de que 1,5 millones de ucranianos lucha- tre 1917 y 1991 tenía algunas cualidades ron contra Hitler como soldados del Ejército rescatables era inaceptable. La Comisión Rojo. En abril de 2015 en una «Carta Abierta Kharkiv de Derechos Humanos denunció: de Investigadores y Expertos en Ucrania» 69 «el Presidente Poroshenko ha firmado leyes estudiosos de América del Norte y Europa sumamente polémicas, una de las cuales condenaban preventivamente las leyes pro- criminaliza en la práctica la expresión pú- puestas, escribiendo: blica de opiniones que mantienen muchos ucranianos» [5]. Esto incluía el reconocimien- «Por muy noble que sea la intención, la con- dena general de todo el período soviético 5.– Halya Coynash, «El Presidente firma leyes de ‘desco- como uno de ocupación de Ucrania tendrá munización’, peligrosamente viciadas», Human Rights in consecuencias incongruentes e injustas. Ukraine. 16 de mayo, 2015. Este artículo tiene también Cualquiera que llame la atención sobre el traducción al inglés del importante texto del Artículo 6 de la Ley Sobre el Status Legal y Homenaje a la Memoria de los Luchadores por la Independencia de Ucrania en el siglo XX: la lucha por la independencia de Ucrania en el siglo XX es «los ciudadanos ucranianos, extranjeros y personas apá- considerada como profanación de la memoria de los lu- tridas que manifiesten públicamente falta de respeto por chadores por la independencia de Ucrania en el siglo XX, aquellos citados en el Artículo 1 de esta ley […] asumen como denigración de la dignidad del pueblo ucraniano y una responsabilidad de acuerdo con la legislación ucra- es ilegal». http://khpg.org/index.php?id=1431743447. Fe- niana vigente. 2. La negación pública de la legitimidad de cha de acceso: 15 de marzo, 2016.

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 149-167 151 Autora Invitada

desarrollo de la cultura y la lengua ucra- legal criminalizaba las críticas públicas de nianas en los años 20 podría encontrarse ciertas organizaciones que lucharon por la con que puede ser condenado. Lo mismo «independencia ucraniana», incluyendo la se puede decir de aquellos que consideran Organización de Nacionalistas Ucranianos el período de Gorbachov como un período (OUN) y el Ejército Insurgente Ucraniano progresivo de cambio para beneficio de la (UPA) [9]. En oposición a esta ley los histo- sociedad civil ucraniana, grupos informales riadores Christopher Gilley y Per Anders y partidos políticos…» [6]. Rudling afirmaban que tanto la OUN como el UPA «eran manifiestamente culpables de También en abril de 2015, Dunja Mijato- asesinatos en masa», y que las nuevas leyes vic, Representante de Libertad de los Medios fomentaban y ponían en valor a individuos para la Organización de Seguridad y Coope- ucranianos fascistas [10]. La Organización de ración en Europa (OSCE), escribió al Presi- Nacionalistas Ucranianos se había escindi- dente Poroshenko para persuadirle en con- do en dos en 1940, una parte liderada por el tra de la adopción de las leyes propuestas. más moderado Andriy Melnyk y la otra diri- Ella afirmaba : «Si bien respeto totalmente gida por el más radical Stepan Bandera, que la naturaleza con frecuencia dolorosa y sen- finalmente formó el UPA, el cual llevó a cabo sible del debate histórico y sus efectos en la la limpieza étnica a gran escala de polacos y sociedad, el lenguaje excesivamente amplio judíos. En Volhyn y Galizia del Este los his- y vagamente definido que impide a los in- toriadores calculan que el UPA masacró a dividuos expresar opiniones sobre gentes y unos 100.000 polacos, incluyendo niños y hechos pasados, podría conducir fácilmen- mujeres [11]. En la carta abierta al Presidente te a la supresión del discurso crítico, esti- Poroshenko los 69 comprometidos expertos mulante y político, especialmente en los norteamericanos y europeos insistían en medios» [7]. Pero Poroshenko ignoró las pro- que si esos proyectos de ley se aprobaban: testas. La ley permite al gobierno cerrar los medios de comunicación infractores y lleva «No sólo sería un delito cuestionar la legiti- aparejada potenciales penas de prisión de midad de una organización (UPA) que ma- cinco a diez años [8]. sacró a decenas de miles de polacos en uno Aún más preocupante era la ley paralela de los actos más deleznables de limpieza «Sobre el Status Legal y Homenaje a la Me- étnica en la historia de Ucrania sino tam- moria de los Luchadores por la Independen- bién libraría de críticas a la OUN, uno de los cia de Ucrania en el siglo XX». Este estatuto 9.– «Проект Закону про засудження комуністичного та націонал-соціалістичного (нацистського) 6.– David R. Marples, «Open Letter from Scholars and тоталітарних режимів в Україні та заборону пропаган- Experts on Ukraine Re. The So-Called «Anti-Communist ди їх символіки», http://w1.c1.rada.gov.ua/pls/zweb2/ Law», Krytyka, abril 2015: [http://krytyka.com/en/articles/ webproc4_1?pf3511=54670. Fecha de acceso: 11 de open-letter-scholars-and-experts-ukraine-re-so-called- marzo, 2016 y Christopher Gilley y Pers Anders Rudling, anti-communist-law]. Fecha de acceso: 11 de marzo, 2016 «The History Wars in Ukraine Are Heating Up», 7.– OSCE Press Release, «New laws in Ukraine potential History News Network, 9 de mayo, 2015 [http:// threat to free expression and free media, OSCE Rep- historynewsnetwork.org/article/159301]. Fecha de resentative says», May 18, 2015 [http://www.osce.org/ acceso: 11 de marzo, 2016 fom/158581]. Fecha de acceso: 11 de marzo, 2016. 10.– Gilley and Rudling, «The History Wars in Ukraine». 8.– «Los legisladores ucranianos prohíben «propaganda 11.– The Economist, «Polish-Ukrainian relations: The trag- communista y nazi», Deutsche Welle [http://dw.com/ ic massacre in Volyn remembered». Economist.com, 3 de p/1F5cL.A]. Fecha de acceso: 11 de marzo, 2016 y OSCE julio, 2015 [http://www.economist.com/blogs/easternap- Press Release [http://www.osce.org/fom/158581]. proaches/2013/07/polish-ukrainian-relations].

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grupos políticos más extremistas de Ucrania mocráticos necesarios para una democracia Occidental en la época de entreguerras y europea. El dictamen decía: que colaboró con la Alemania nazi al inicio de la invasión soviética en 1941. También «La ley abarca un ámbito demasiado am- tomó parte en los pogromos anti-judíos en plio e introduce sanciones que son despro- Ucrania y, en el caso de la facción de Melnyk, porcionadas con el legítimo objetivo que se permaneció aliado con el régimen de ocupa- persigue. Cualquier asociación que no acate [12] ción durante la guerra» . la Ley nº 317-VIII puede ser prohibida, lo cual es problemático con respecto a la li- A pesar de la continua oposición inter- bertad de asociación de cada individuo. Este nacional (y la revelación de que la ley de particularmente es el caso de los partidos homenaje a los luchadores por «la inde- políticos, que juegan un papel crucial para pendencia ucraniana» fue iniciada por el asegurar el pluralismo y el adecuado funcio- hijo de un antiguo comandante del Ejér- namiento de la democracia» [15]. cito Insurgente Ucraniano) el gobierno de Poroshenko siguió adelante con su plan La hermosa ironía del Consejo de Europa para erradicar los símbolos y las ideas an- y del dictamen de la OSCE es que en primer ti-ucranianos. El 17 de diciembre de 2015, lugar la inspiración para las leyes ucrania- un tribunal de Kiev ratificó la legalidad de nas muy probablemente nació en la Unión la prohibición del Partido Comunista Ucra- Europea y de ahí pasó al Este. Durante los úl- niano hecha por el gobierno, alegando que timos ocho años he observado con creciente este fomentaba el separatismo. El Partido interés (y ocasional indignación) como los (cuya bandera incluía una hoz y un martillo) burócratas de la UE intentan legislar una se negó a acatar la ley del 15 de mayo que revisión de la historia de Europa. Las fuer- ilegalizaba los símbolos soviéticos y el uso zas conservadoras dentro de la EU quieren del término «comunista» [13]. Al día siguien- legitimar las narrativas de «los dos totalita- te, la Comisión Europea para la Democracia rismos» y del «doble genocidio», dos pers- a través del Derecho (Comisión de Venecia) pectivas complementarias que ponen en el y la Oficina de Instituciones Democráticas mismo plano al comunismo y al nazismo, y Derechos Humanos (OSCE/ODIHR) emi- fomentando la idea de que el sufrimiento de tió un dictamen conjunto declarando que los europeos del este bajo la ocupación so- la ley ucraniana «Para la Condena de los viética debería ser tratado como igual al de Regímenes Totalitarios Comunista y Na- los judíos durante el Holocausto. Después cional Socialista (Nazi) y la Prohibición de de 2007 muchos europeos (y especialmente la Propagación de sus Símbolos» (Law nº los alemanes) han abrazado esta equivalen- 317- VIII) [14] no cumplía con los niveles de- cia, que en los ochenta sería impensable. Aunque estos debates históricos tienen 12.– Marples, «Open Letter from Scholars and Experts on Ukraine». sus raíces en la Guerra Fría, una fecha clave 13.– «Ukraine bans Communist party for ‘promoting sepa- para mí fue el 3 de Junio de 2008, cuando ratism’» The Guardian, December 17, 2015. [http://www. theguardian.com/world/2015/dec/17/ukraine-bans-com- Fecha de acceso: 11 de marzo, 2016. munist-party-separatism]. Fecha de acceso:11 de marzo, 15.– «La ley ucraniana sobre ‹descomunización› no cumple 2016. con los requerimientos de la EU» – Venice Commission, 14.– La traducción al inglés de la ley se puede encontrar OSCE/ODIHR» Interfax Ukraine. 19 de diciembre, 2015. en la web de la Venice Commission [http://www.venice. [http://en.interfax.com.ua/news/general/312592.html]. coe.int/webforms/documents/?opinion=823&year=all]. Fecha de acceso: 11 de marzo, 2016.

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un grupo de intelectuales y políticos con- niños pudieran ser advertidos y aprender servadores de Europa del Este firmaron la sobre el comunismo del mismo modo que Declaración de Praga sobre la Conciencia se les ha enseñado a analizar los crímenes Europea y el Comunismo en el parlamento nazis» [17]. checo. Los firmantes de esta Declaración Entre 2008 y 2013 y en el contexto de un proclamaban que «millones de víctimas del creciente malestar social como respuesta a comunismo y sus familias tienen derecho a la crisis financiera global y a la inestabili- disfrutar de justicia, simpatía, comprensión dad de la Eurozona en España y Grecia, los y reconocimiento por sus sufrimientos de la líderes europeos patrocinaron muchas de misma forma que las víctimas del nazismo las recomendaciones de la Declaración de han sido reconocidas moral y políticamen- Praga. El Parlamento Europeo instauró en te» y que debería haber «una comprensión 2008 el «Día Europeo de Conmemoración de de toda Europa… de que muchos crímenes las Víctimas del Estalinismo y del Nazismo». cometidos en nombre del comunismo de- Este nuevo día de conmemoración fue res- berían ser juzgados como crímenes contra paldado oficialmente por la Organización la humanidad… de la misma forma que los de Seguridad y Cooperación de Europa y en crímenes nazis fueron así considerados por la Declaración de Vilnius de 2009, declara- el Tribunal de Nuremberg». Los firmantes ción que también instaba a las naciones de dirigían sus demandas a «todos los pueblos Europa a crear una política colectiva sobre de Europa, a todas las instituciones políticas «la crisis financiera mundial y las conse- europeas incluyendo los gobiernos naciona- cuencias sociales de dicha crisis» [18]. La Pla- les, al Parlamento Europeo, a la Comisión taforma para la Memoria y Conciencia Eu- Europea, al Consejo de Europa y a otros or- ropea se creó en Praga en 2011, y en 2013 ganismos internacionales relevantes» [16]. este consorcio de organizaciones no guber- La Declaración de Praga contenía una namentales e institutos de investigación te- lista de demandas que incluían compensa- nía 43 miembros de trece países de la Unión ciones para las víctimas. También llamaba a Europea además de Ucrania, Moldavia, Is- la creación de un «día europeo de recuerdo landia y Canadá [19]. Los Estados Unidos aco- de las víctimas de los dos regímenes tota- gían a dos organizaciones miembros de la litarios del Nazismo y el Comunismo, de la Plataforma de la Memoria y Conciencia Eu- misma manera que Europa recuerda a las ropea: el Comité Nacional Conjunto del Bál- víctimas del Holocausto el 27 de Enero». La tico Americano y la Fundación Memorial de Declaración de Praga defendía además la Víctimas del Comunismo [20]. La segunda era creación de un «Instituto (supranacional) una organización liderada por Lee Edwards, para la Memoria y Conciencia Europeas» así como mayor apoyo para monumentos, 17.– The Prague Declaration [http://www.praguedeclara- tion.eu/]. museos e institutos históricos nacionales 18.– Organization of Security and Co-Operation in Europe. a cargo de la investigación de los crímenes «Comunicado de prensa publicado por OSCE Parliamentary del comunismo. Finalmente, la Declaración Assembly» [http://www.osce.org/pa/51129]. Fecha de demandaba «ajuste y revisión de los libros acceso: 11 de marzo, 2016. de texto de historia de Europa para que los 19.– Página web de la European Platform on Memory and Conscience [http://www.memoryandconscience.eu/]. Fe- 16.– El texto completo de este párrafo de la Declaración cha de acceso: 11 de marzo, 2016. de Praga está disponible en inglés online [http://www. 20.– Página web de la European Platform on Memory praguedeclaration.eu/]. Fecha de acceso: 11 de marzo, and Conscience: [http://www.memoryandconscience. 2016. eu/2011/08/18/platform-members].

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«Miembro distinguido del Pensamiento naciones-estado sacrificadas por Occidente Conservador» y «destacado historiador del en el altar rojo del imperialismo soviético. conservadurismo americano» [21] de la Heri- En países como Ucrania, donde la población tage Foundation. local y los gobiernos aliados de los nazis o El 20 de enero de 2012, el 70 aniversario las milicias armadas participaron en el ase- de la conferencia de Wannsee de 1942 que sinato sistemático de los ciudadanos judíos, decidió la Solución Final, dos investigadores el concepto del doble genocidio mitigaba presentaron la Declaración de los Setenta también su culpabilidad al cuestionar el ca- Años al Presidente del Parlamento Europeo. rácter único del Holocausto [23]. Setenta miembros del Parlamento Europeo Además de este deseo de exculpación firmaron esta declaración rechazando «to- histórica, yo sin embargo también creo que dos los intentos de disfrazar el Holocausto el reescribir la historia para igualar nazis- al disminuir su cualidad de acontecimien- mo y comunismo debe ser considerado en to único y al considerarlo igual, similar o el contexto de la deriva hacia la derecha de equivalente al Comunismo como sugiere la la Europa del Este y en la aparición de de- Declaración de Praga de 2008» [22]. La Decla- mocracias ‘antiliberales’ en países como ración de los Setenta Años rechazó la idea Polonia y Hungría. Ante la creciente inesta- de que los libros de texto de Historia de Eu- bilidad económica, el flujo masivo de emi- ropa debieran ser reescritos para promover grantes, las protestas anti-austeridad en la la idea del «Doble Genocidio» —la equiva- periferia de Europa, la narrativa de los «dos lencia moral e histórica de los judíos vícti- totalitarismos» exculpa a los nacionalistas mas del nazismo con los europeos del este y al relacionar todos los ideales políticos de alemanes víctimas del comunismo soviético. izquierdas con los horrores del estalinismo. Como etnógrafa que lleva más de 20 años El anti-comunismo legitima a los resurgen- investigando la Europa del Este, a menudo tes nacionalismos. Este movimiento retóri- me pregunté por qué los políticos resucita- co parece aún más potente al acoplarse con ban estos debates históricos setenta años la idea de que hay una equivalencia moral después de que terminara la 2ª Guerra Mun- entre las víctimas judías del Holocausto y dial y más de veinte años después del colap- las víctimas del comunismo en la Europa so del comunismo. Pero una vez que comen- del Este. cé a examinar el más amplio contexto de la Este proyecto político anti-comunista Declaración de Praga, creí que el deseo de requiere que exista una cierta historia del la Europa del Este de igualar comunismo y pasado comunista y en este objetivo tanto nazismo podía derivarse (al menos en parte) los investigadores europeos de occidente de un deseo político de status de víctima. La como los orientales han colaborado quizás idea de los dos totalitarismos gemelos y el involuntariamente, siempre que la Unión doble genocidio produce una narrativa his- Europea proporcione los fondos. Con el tórica en la que las naciones postsoviéticas y apoyo tácito de Bruselas, existe hoy en mu- postsocialistas se convierten en mártires — chos países de la Europa del Este (no solo en Ucrania) una prohibición aprobada ins- 21.– Página web de la Heritage Foundation [http://www. heritage.org/about/staff/e/lee-edwards]. Fecha de acceso: 23.– Monica Lowenberg, «Riga, Capital of European 11 de marzo, 2016. Culture: Waffen SS, Stags and Silence?» DefendingHis- 22.– Página web de la Seventy Tears Declaration [http:// tory.com, 4 February 2014. [http://defendinghistory.com/ www.seventyyearsdeclaration.org/the-declaration/]. Fe- riga-capital-of-european-culture-waffen-ss-stags-and- cha de acceso: 11 de marzo, 2016. silence/63468].

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titucionalmente de pensar en las experien- de Kohl, recibió la abrumadora oposición de cias cotidianas vividas durante el comunis- ambas cámaras del Congreso, de organiza- mo. En una era supuestamente de libertad ciones judías, agrupaciones de veteranos y de expresión y libertad de conciencia, los otros» [25]. La visita a Bitburg y la explícita políticos, los intelectuales y los activistas conmemoración por parte de Reagan de los intentan ahogar otras historias sobre el pa- soldados nazis y las víctimas del Holocaus- sado para centrarse exclusivamente en los to en el mismo día, desató una tempestad crímenes del comunismo. Organizaciones de controversia que precipitó la Historikers- asociadas o influidas por la Plataforma de treit. Los intelectuales públicos tomaron las la Memoria y Conciencia Europea intentan páginas de los periódicos de mayor tirada de manipular la historia —por ejemplo, reescri- sus países para intercambiar opiniones so- biendo libros de texto de la historia oficial— bre el duradero legado del pasado nazi. y amordazar el debate público con métodos El historiador de Alemania Occidental que reproducen los utilizados por los mis- Ernst Nolte lanzó la primera descarga en mos regímenes comunistas a los que tan in- la Batalla de los Historiadores el 6 de Junio teresados están en criticar y desacreditar [24], de 1986 con un artículo que apareció en el como es el caso de las leyes de descomuni- periódico de centro-derecha Frankfurter All- zación ucranianas de 2015. gemeine Zeitung (FAZ). El artículo, «Vergan- Para explicar cómo el derecho ucraniano genheit, die nicht vergehen will» [El Pasado nació de la más amplia política de la memo- que No Pasará] era un texto abreviado de ria europea, es instructivo volver hacia atrás un libro que iba a publicar, Der europäische y revisitar algo llamado Historikerstreit o Ba- Bürkerkrieg [La Guerra Civil Europea]. En el talla de los Historiadores. Esta Historikers- artículo del FAZ Nolte argumentaba con- treit fue un gran debate público entre los tra un paradigma predominante que veía el historiadores de derecha y los de izquierda Holocausto como un producto únicamente en la Alemania Occidental de los últimos de la historia de Alemania y afirmaba que años 80. La mecha del conflicto la prendió la el hecho de que Hitler abrazara el Nacional visita del Presidente de los Estados Unidos Socialismo era una reacción comprensible Ronald Reagan en mayo de 1985 al cemen- ante el bolcheviquismo ruso. Nolte cata- terio militar de Bitburg. Junto con el Canci- logaba los primeros crímenes soviéticos y ller de la Alemania Occidental Helmut Kohl, para hacerlo empleaba términos tradiciona- Reagan pasó ocho minutos en un cemen- les de la derecha como «hechos asiáticos». terio que contenía el lugar de reposo final Además planteaba que el fascismo era una de cuarenta y nueve soldados de las Waffen contrarrevolución contra el comunismo — SS. Al día siguiente, Bernard Weinraub del que el comunismo era el totalitarismo pri- New York Times informaba: «Funcionarios migenio. Escribía: «¿No fue el archipiéla- de la Casa Blanca han reconocido que la go gulag antes que Auschwitz? ¿No fue el visita a Bitburg es probablemente el ma- ‘asesinato de clase’ bolchevique el lógico y yor fiasco de la presidencia del Sr. Reagan. auténtico predecesor del ‘asesinato de raza’ La visita, que tuvo lugar ante la insistencia nacionalsocialista?» [26]. Según Nolte, los na-

24.– Para un estudio excelente del sesgo anti-comunista 25.– Bernard Weinraub, «Reagan Joins Kohl in Brief Memo- de los libros de texto alemanes véase: Dimou, Augusta. rial at Bitburg Graves» New York Times, May 6, 1985. Sec- «Changing Certainties?: Socialism in German History Text- tion A, Page 1, Column 6. books», in Maria Todorova (ed). Remembering Communism: 26.– Ernst Nolte citado en Daniel Schönpflug «Histoires Genres of Representation, (New York» SSRC, 2010): 293-316. croisées: François Furet, Ernst Nolte and a Comparative

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zis solamente hicieron más eficientes los autobiográfica específica y se enfrentaban a mecanismos de asesinatos de masa inven- la jubilación al comienzo de los 90» [30]. Así tados previamente por los soviéticos. pues, la Historiskerstreit reflejaba un cam- Una refutación inmediata la proporcio- bio generacional más amplio que estaba nó el sociólogo y filósofo Jürgen Habermas teniendo lugar en Alemania Occidental en que atacó a Nolte por tratar de relativizar el los últimos 80, cuando alemanes más jóve- Holocausto: «La teoría de Nolte ofrece una nes que nunca habían participado como sol- gran ventaja. Mata dos pájaros de un tiro: dados o como miembros de las Juventudes los crímenes nazis pierden su singularidad Hitlerianas reemplazaban a aquellos erudi- puesto que se entienden como respuesta a tos que tenían recuerdos personales de la las amenazas de destrucción bolcheviques Guerra. Frei sostenía que la Historikerstreit (que aparentemente siguen presentes hoy) era parte de una «prolongada despedida po- y Auschwitz se reduce a las dimensiones lítica» por parte de los alemanes nacidos en de una innovación técnica y se explica por la República de Weimar [31]. la amenaza «asiática» de un enemigo que Durante casi tres años se intercambiaron todavía tenemos a nuestra puerta» [27]. Los apasionados ataques en los periódicos prin- puntos de vista tan opuestos de estos dos cipales de Alemania Occidental. La continua artículos encendieron un debate vitriólico insistencia de Nolte de que el antisemitismo entre los intelectuales alemanes, enfren- de Hitler era una prolongación racional de tando al conservador Nolte y un puñado de su antimarxismo (porque los marxistas eran colegas contra Habermas y finalmente con- supuestamente judíos) y su renuencia a dis- tra la mayoría de la opinión pública de Ale- tanciarse de activistas de derechas deseosos mania Occidental [28]. de usar sus argumentos para exonerar a Hit- En una retrospectiva de veinte años so- ler, inclinaron el debate a favor de Habermas bre la Historikerstreit, el historiador Norbert y de aquellos que consideraban descabella- Frei argumentó que el conflicto era una es- do que los crímenes nazis pudieran ser ex- caramuza intergeneracional iniciada por los cusados si se revisaban como una respuesta historiadores alemanes nacidos durante la sensata al estalinismo. En una conferencia República de Weimar. Estos hombres vivie- de 1980, Nolte dijo: «Es difícil negar que ron el período nazi como adolescentes, «a Hitler tenía buenas razones para estar con- menudo como miembros de las Juventudes vencido de la determinación por aniquilar Hitlerianas o como jóvenes soldados» [29]. que tenían sus enemigos mucho antes de Frei afirmaba que la Historiskerstreit era el que las primeras informaciones de los he- producto de «una generación de investiga- chos de Auschwitz se hicieran públicas… La dores e individuos que tenían una agenda declaración de Chaim Weizmann [líder sio- nista] en los primeros días de setiembre de

History of Totalitarian Movements», European History 1939 de que en esta guerra los judíos de todo Quarterly, 37, no. 2 (2007): 265-290, pg. 282. el mundo lucharían del lado inglés… pudo 27.– Habermas citado en Mark S. Peacock, «The desire to sentar la base para la tesis de que Hitler ha- understand and the politics of Wissenschaft: an analysis bría estado justificado en tratar a los judíos of the Historikerstreit», History of the Human Sciences, 14, alemanes como prisioneros de guerra» [32]. no. 4: 87-110, pg. 95. 28.– Gerhard Hirschfeld, «Erasing the Past?» History Today, 37, no. 8 (1987): 8-10. 30.– Frei, «The Historikerstreit Twenty Years On», 590. 29.–Norbert Frei, «The Historikerstreit Twenty Years On», 31.– Frei, «The Historikerstreit Twenty Years On». German History, 24, no. 4 (2006): 587-607, pg. 590. 32.– Ernst Nolte citado en Ian B. Warren, «Throwing Off

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Detalle del Monumento Conmemorativo al Soldado Soviético en Treptower Park, Berlín (Foto facilitada por la autora). Ernst Nolte emergió de la Historikerstreit En 1993, Francis Fukuyama afirmó que el aislado en sus opiniones [33]. Fueron los in- colapso de los regímenes comunistas de la telectuales de izquierdas y los centristas los Europa del Este en 1989 y la implosión final que triunfaron al final de la Historikerstreit de la Unión Soviética en 1991 fue «El Fin de y Habermas creyó que el amplio debate pú- la Historia» [34]. En su opinión, la democracia blico había subvertido permanentemente la liberal y el capitalismo de libre mercado eran exoneración historiográfica de Adolf Hitler. el culmen de los logros sociales humanos y Pero ni Habermas ni Nolte podían imaginar los sueños colectivos de la izquierda que- que el Muro de Berlín caería antes del fin daron aplastados en la vorágine del triun- de la década. De repente, los términos del falismo anti-marxista. Cuando la República debate se inclinarían de forma inesperada a Federal Alemana se tragó a la República De- favor de Nolte. mocrática Alemana y los países de Europa El segundo acto de la Historikerstreit atra- del Este se precipitaron en los brazos de jo intelectuales de todo el globo terráqueo. Occidente, las cuestiones ya resueltas de la Historikerstreit se abrieron otra vez para un

Germany’s Imposed History – The Third Reich’s Place in nuevo round de debate. History: A Conversation with Ernst Nolte», The Journal of Aunque hubo muchas escaramuzas in- Historical Review, 14, no. 1 (Jan.-Feb. 1994): 15-22 [http:// telectuales después de los sucesos de 1989, www.ihr.org/jhr/v14/v14n1p15_Warren.html]. quizás el mejor ejemplo de la Historikerstreit 33.– Daniel Schönpflug «Histoires croisées: François Fu- ret, Ernst Nolte and a Comparative History of Totalitarian Movements», European History Quarterly, 37, no. 2 (2007): 34.– Francis Fukuyama, The End of History and the Last Man, 265-290. Nueva York, Free Press, 1992.

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2.0 fue un conflicto entre dos eminentes his- la revolución soviética no era el principio de toriadores de los 90, uno británico y el otro la revolución mundial. Si lo hubiera sido, no francés. En 1994 el impenitente marxista estoy seguro. Eric Hobsbawm publicó The Age of Extremes: — Ignatieff: Lo que eso viene a decir es que si The Short Twentieth Century, 1914- 1991 [35], de hecho se hubiera creado el radiante ma- libro que siguió a su popular trilogía sobre ñana, la pérdida de quince, veinte millones «el largo siglo XIX»: The Age of Revolution, de gente podría haber estado justificada? The Age of Capital y The Age of Empire. The — Hobsbawm: Sí» [37]. Age of Extremes fue un éxito internacional instantáneo, traducido a veinte lenguas en La defensa del estalinismo por parte de unos treinta países y saludado como una Hobsbawm impidió inicialmente que su li- obra maestra por críticos de todo el espec- bro se tradujera al francés aunque el libro se tro político [36]. El extraordinario éxito del li- estaba leyendo en alemán, español, portu- bro en países tan dispares como Taiwan, los gués, chino, japonés, árabe, ruso y casi todas Estados Unidos y Bulgaria tuvo lugar a pe- las lenguas del antiguo Bloque del Este, ni sar del escándalo causado cuando en 1994 un solo editor francés —ni siquiera Fayard, Hobsbawm sugirió en una entrevista en la el editor de la trilogía de Hobsbawm sobre BBC con Michael Ignatieff que los muchos el siglo XIX— estaba dispuesto a invertir en crímenes cometidos por la Unión Soviética el libro. Dado su éxito comercial fuera de habrían sido perdonados si hubieran dado a Francia, parecía claro que el mundo editorial luz a una sociedad comunista que funciona- francés intentaba silenciar a Hobsbawm. En se: un artículo para Lingua Franca en noviem- bre de 1997, Adam Shatz expuso que había «— Ignatieff: en 1934 millones de personas tres razones que impedían la traducción del morían en el experimento soviético. Si usted libro de Hobsbawm: «el crecimiento de un hubiera sabido eso ¿habría supuesto alguna anti-marxismo injurioso entre los intelec- diferencia para usted en aquella época? ¿en tuales franceses; la restricción presupuesta- su compromiso? ¿en ser comunista? ria en la publicación de humanidades; y, bá- — Hobsbawm: …Probablemente no. sicamente, una comunidad editorial reacia ­— Ignatieff:: ¿Por qué? o temerosa de desafiar estas tendencias» [38]. — Hobsbawm: Porque en un período en el El libro de Hobsbawm apareció dos años que, como usted puede imaginar, el asesi- después de Past Imperfect: French Intellec- nato en masa y el sufrimiento en masa son tuals 1944-1956 de Tony Judt publicado en absolutamente universales, la oportunidad francés por Fayard con el título Un passé im- de un nuevo mundo que nazca en medio de parfait. El libro de Judt contribuyó significa- gran sufrimiento seguiría valiendo la pena tivamente al creciente «anti-marxismo in- respaldarlo… Los sacrificios eran enormes; jurioso entre los intelectuales franceses» [39]. eran excesivos por casi cualquier medida y excesivamente grandes. Pero ahora miro 37.– Según cita de: Alex Massle, Eric Hobsbawm and the hacia atrás y digo esto porque resulta que Fatal Appeal of Revolution - Spectator Blogs, 2 October 2012. [http://blogs.spectator.co.uk/alex-massie/2012/10/ 35.– Publicada en España con el título Historia del siglo eric-hobsbawm-and-the-fatal-appeal-of-revolution/]. XX. Ed. Crítica. Barcelona 2012. 38.– Adam Shatz, «Chunnel Vision», Lingua Franca (No- 36.–Adam Shatz, «Chunnel Vision», Lingua Franca vember 1997). [http://linguafranca.mirror.theinfo. (November 1997). [http://linguafranca.mirror.theinfo. org/9711/9711.ip.hobs.html]. org/9711/9711.ip.hobs.html]. 39.– Shatz, «Chunnel Vision».

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En Past Imperfect Judt evisceraba la política colapso de la Unión Soviética y «acentuó de izquierda de Albert Camus, Jean-Paul la hostilidad hacia todo lo que recordara, Sartre y Simone de Beauvoir. Judt argumen- ya fuera de lejos o de cerca, aquella época taba que sus experiencias en la Segunda anterior pro-soviética y pro-comunista, in- Guerra Mundial y en la Resistencia Francesa cluyendo el marxismo llano y simple. Eric los convencieron de que el mundo se divi- Hobsbawm cultiva este apego a la causa día en comunistas e imperialistas/fascistas revolucionaria, incluso a distancia, como anticomunistas y no quedaba espacio que una cuestión de orgullo…. Pero en Francia ocupar entre ellos. Creían que su imperativo en este momento, funciona mal» [43]. Nora existencial era optar. Elegir el lado comu- continua diciendo que todos los editores «… nista de esta dicotomía aparentemente re- lo quieran o no, están obligados a tener en flejaba un defecto fatal en la cultura inte- cuenta las circunstancias ideológicas e inte- lectual francesa y puede que se considerara lectuales en las que publican. Hay razones que Hobsbawm reproducía ese fallo. serias para pensar… que el libro [de Hobs- En enero de 1997, en una introducción a bawm] saldría en el medio de un clima his- un simposio de 100 páginas en la publica- tórico e intelectual poco favorable» [44]. ción francesa Le Débat [40], Pierre Nora —el Parte del problema residía en que The Age editor y fundador de Le Débat y editor de la of Extremes se publicó justo antes del muy serie histórica más ilustre de Éditions Ga- exitoso Le Passé d’une illusion de François llimard— justificaba su rechazo a publicar Furet, libro que aseguraba que el nazismo una traducción de The Age of Extremes [41] y el comunismo eran las dos lacras geme- alegando recortes presupuestarios y la cada las del siglo XX [45]. El libro de Furet estaba vez menor proporción de población france- más en la línea de la moda intelectual do- sa interesada en libros académicos de his- minante en Paris y quizá los editores fran- toria. La extensión de The Age of Extremes ceses temieran que el tomo de Hobsbawm (627 páginas en inglés) hacía prohibitivo el no encontrara público. Furet dedicaba una precio de la traducción y Nora añadía que su extensa nota al pie al trabajo de Ernst Nolte, editorial ciertamente perdería dinero en tal culpando a la ilusión comunista de producir empresa. una cultura romántica de anti-fascismo en- Pero Nora también admitía tener algunas tre los intelectuales europeos. Según Furet, reservas ideológicas respecto al libro. En su eso llevó a una interpretación errónea de la introducción al simposio, Nora argumen- Guerra Civil Española e impidió el recono- taba que Francia era «el país más grande y cimiento de las similitudes fundamentales más estalinista» de Europa y que el libro de entre fascismo y comunismo. Hobsbawm aparecía en un momento en el Le Passé d’une illusion de Furet fue en sí que la cultura pública francesa estaba des- mismo el tema de un extenso simposio en prendiéndose de su apego al idealismo co- Le Débat. En él, nada menos que el propio munista [42]. Esta «descompresión» siguió al Ernst Nolte colaboró con un ensayo en apo-

40.– «Sur l’histoire du XXe siecle» [On the History of the diplo.com/1999/12/05hobsbawm]. 20th Century], Le Débat (January-February 1997). 43.– «A History of the 20th Century: Age of Extremes defies 41.– Pierre Nora, «Traduire: nécessité et difficulties», Le French Censors». Débat, 142, no. 93 (January/February 1997): 93–95. 44.– «A History of the 20th Century: Age of Extremes defies 42.– Pierre Nora citado en Eric Hobsbawm, «A History of French Censors». the 20th Century: Age of Extremes defies French Censors», 45.– François Furet, The Passing of an Illusion: The Idea of Le Monde diplomatique (5 December 1999) [http://monde- Communism in the 20th Century (2000).

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yo de la denuncia del comunismo que hacía recién abiertos, Courtois aseguraba que Le Furet y de su equivalencia con el nazismo [46]. Livre noir du communisme: Crimes, terreur, El éxito de Le Passé d’une illusion en Alema- répression exponía de forma definitiva la nia supuso una rehabilitación parcial de los naturaleza criminal de todos los regímenes puntos de vista de Nolte. En una serie de comunistas y clamaba que los intelectua- cartas que se intercambiaron más tarde am- les occidentales que apoyaban los ideales bos historiadores [47], Nolte reconocía que el comunistas no eran mejores que «vulgares libro de Furet había ayudado a la comunidad prostitutas» [50]. histórica internacional a ver la legitimidad Sin embargo, casi inmediatamente des- de su enfoque «a pesar de un número de di- pués de la publicación del libro, dos de los ferencias de opinión individuales» [48] historiadores prominentes que colaboraban La persistente negativa a traducir The en el libro, Jean-Louis Margolin y Nicolas Age of Extremes se reforzó todavía más por la Werth, atacaron a Stéphane Courtois en un tormenta política desatada en Francia des- artículo publicado en Le Monde, declarando pués de la publicación en 1997 de Le Livre que estaban en desacuerdo con su vitrióli- noir du communisme: Crimes, terreur, répres- ca introducción y su propósito claramente sion de Éditions Robert Laffont. Este tomo político [51]. Margolin y Werth desautoriza- —más de ochocientas páginas— era una co- ron el libro, declarando que Courtois esta- lección de ensayos que intentaba ofrecer un ba obsesionado con llegar a la cifra de cien cómputo mundial de víctimas comunistas. millones y que esto provocó un trabajo aca- En un principio Furet había sido nombra- démico chapucero y sesgado. Además afir- do para escribir la introducción del libro, maron que Courtois escribió la introducción pero después de su muerte en julio de 1997, en secreto, negándose a compartirla con los la tarea recayó en el editor Stéphane Cour- demás colaboradores. Rechazaron la equi- tois, que aseguró que había 100 millones de valencia entre nazismo y comunismo que víctimas del comunismo en el mundo, un hacía Courtois y Werth declaró a Le Mon- número cuatros veces mayor que el de las de «que los campos de exterminio no exis- víctimas del nazismo. Courtois arremetió tieron en la Unión Soviética» [52]. De hecho contra todos los líderes comunistas del si- en un repaso del 2000 de The Passing of an glo XX y afirmó que la «atención obsesiva Illusion y The Black Book of Communism, el hacia el genocidio judío» había impedido la historiador sovietólogo J Arch. Getty señaló contabilización de los crímenes comunis- que más de la mitad de los 1.090 millones de tas [49]. Dadas las revelaciones contenidas muertos en el mundo supuestamente atri- en archivos soviéticos y de Europa del Este buidos al comunismo eran «un exceso de muertes» debidas al hambre. Con respecto 46.– Communisme et fascisme au XXe siecle» [Communism a los números de la Unión Soviética, Getty and Fascism in the 20th Century]. Le Débat (March-April 1996). escribe: «El aplastante peso de la opinión 47.– Francois Furet and Ernst Nolte, Fascism and Commu- entre los expertos que trabajan en los nue- nism (2004). 48.– Ernst Nolte citado en Daniel Schönpflug «Histoires 50.– Ibid. croisées: François Furet, Ernst Nolte and a Comparative 51.– Jean-Louis Margolin and Nicolas Werth. Véase Margo- History of Totalitarian Movements», European History lin and Werth, «Communisme: Le Retour a l’histoire», No- Quarterly, 37, no. 2 (2007): 265-290, pg. 284. vember 14, 1997 Le Monde. 49.– Stéphane Courtois según cita de Adam Shatz en «The 52.– Nicolas Werth citado en J. Arch Getty, «The Future Did Guilty Party», Lingua Franca (October 1999) [http://lin- Not Work», Atlantic Monthly, 285, no. 3 (March 2000): 113- guafranca.mirror.theinfo.org/br/9911/shatz.html]. 117, pg. 114..

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vos archivos (incluyendo a Werth, co-editor te dado el contexto de más amplios deba- de Courtois) es que la terrible hambruna de tes franceses sobre la memoria después de los años 30 fue resultado de la chapucería y la publicación del proyecto de Pierre Nora rigidez de Stalin y no de un plan genocida. Lieux de Memoire. Un mes después de la ¿Las muertes por hambre causadas por la aparición francesa de The Age of Extremes, estupidez e incompetencia de un régimen… cuarenta mil ejemplares eran editados y as- van a ser equiparadas a gasear deliberada- cendía al primer puesto de todas las listas mente a los judíos?» [53]. de libros más vendidos. Sin embargo a pesar A pesar del clima inhóspito en Francia de su éxito comercial en Francia en 2000, el para The Age of Extremes, Hobsbawm no se libro seguía encendiendo debates. Michele rindió. Peleó por la traducción al francés, Tepper sostenía en Lingua Franca que «la que finalmente se llevó a cabo por el esfuer- continua reacción violenta contra las ten- zo conjunto de la editorial belga Editions dencias marxistas que formaron la cultura Complexe y el periódico francés Le Monde intelectual francesa durante la mayor par- diplomatique. El 5 de diciembre de 1999, en te del siglo XX puede que continúe mante- una introducción a un artículo de Hobs- niendo las puertas de las editoriales cerra- bawm, los editores de Le Monde diploma- das para el próximo Hobsbawm» [55]. tique arremetieron contra Pierre Nora y el De hecho, en el mismo año en el que The mundo editorial francés: Age of Extremes de Hobsbawm fue finalmen- te publicado en francés, la Germany Foun- «Después del largo período de ‘estaliniza- dation —una organización asociada con la ción’ del que finalmente había salido, se Unión Demócrata Cristiana Alemana— le percibía que el clima intelectual e ideoló- concedió a Ernst Nolte el prestigioso pre- gico no era el adecuado para su [The Age mio Konrad Adenauer, que dio lugar a que of Extremes] publicación. Los editores pre- Robert Cohen en el New York Times procla- ferían libros que defendieran las ideas del mase «Apologista de Hitler Gana Galardón escritor francés François Furet que sostenía Alemán» [56]. Inmediatamente se desató una que el siglo se reducía al comunismo y al controversia en Alemania, particularmente nazismo [sic] y que ambos era formas igual- por el contexto del ascenso político de la mente peligrosas de totalitarismo […] Al extrema derecha en varias elecciones loca- decidir traducir el libro de Hobsbawm, Edi- les en los cinco estados de la antigua GDR, tions Complexe y Le Monde diplomatique han además del aumento de la actividad violen- rechazado reducir la historia a una única ta neo-nazi contra los peticionarios de asilo teoría oficial. Los lectores francófonos han y otros inmigrantes. Con el Frente Nacional aplaudido esta postura [54]. ganando popularidad en Francia y Jörg Hai- der y el FPÖ subiendo en Austria, los partidos Cinco años después de su publicación en de derechas se colaban en la escena política inglés, apareció la traducción francesa que

tuvo un éxito inmediato, particularmen- 55.– Michele Tepper, «Once-Shunned History Proves «Extreme»-ly Popular in Paris» Lingua Franca (February 53.– J. Arch Getty, «The Future Did Not Work», Atlantic 7, 2000) [http://linguafranca.mirror.theinfo.org/webonly/ Monthly, 285, no. 3 (March 2000): 113-117, pg. 114. update-hobsbawm.html]. 54.– Eric Hobsbawm, «A History of the 20th Century: 56.– Robert Cohen, «Hitler Apologist Wins German Honor, Age of Extremes defies French Censors», Le Monde di- and a Storm Breaks Out» (June 21, 2000) New York Times. plomatique (5 December 1999) [http://mondediplo. [http://www.nytimes.com/2000/06/21/world/hitler-apol- com/1999/12/05hobsbawm]. ogist-wins-german-honor-and-a-storm-breaks-out.html].

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por todo el Continente. El reconocimiento Aunque los intereses poderosos puedan lo- del trabajo de Nolte por parte de destacados grar detener la marea durante un tiempo, historiadores alemanes precipitó fieras acu- a largo plazo es inevitable un tratamiento saciones de que Nolte era un negacionista más ‘revisionista’ de la historia, incluso de del Holocausto. Muchas organizaciones ju- la historia del Tercer Reich» [59]. días condenaban la decisión de la Germany Foundation de conceder a Nolte un premio El artículo de Weber fue premonitorio de con el que previamente había sido galardo- la posterior oleada de historias populares nado Helmut Kohl. Argumentaban que la americanas que se derivaron de la postura rehabilitación de Nolte envalentonaría a los revisionista de Nolte [60]. Por ejemplo los dos investigadores que cuestionaban el llamado libros de la periodista Anne Applebaum, Gu- culto al Holocausto. lag: A History y Iron Curtain: The Crushing of Un excelente ejemplo del gran alcance Eastern Europe 1944-56 apoyaban la idea de del legado de la renovada Historikerstreit que los horrores del comunismo eran igua- fue un artículo que apareció en el Journal les o peores que los terrores del nazismo. No of Historical Review en 2000. Mark Weber, es de sorprender, por lo tanto, que a Apple- director del conservador Institute for Histo- baum le concedieran el Premio Húngaro rical Review [57], afirmaba que la entrega del Petöfi en el Museo del Terror de Budapest Premio Adenauer a Nolte podría ser un pre- el 14 de diciembre de 2010 por «sus sobre- sagio de «mayor objetividad histórica» [58]: salientes esfuerzos para el avance de la li- bertad y la democracia en los países centro- «Una visión judía de la historia del siglo XX europeos» [61]. Aún más importante, Weber —que incluye lo que incluso algunos inte- sospechaba que el reconocimiento de Nolte lectuales judíos llaman ‘culto al Holocausto’ iba a tener auténtica repercusión en la his- o ‘industria del Holocausto’— es obviamen- toriografía «judeocentrista» de la 2ª Guerra te incompatible con un tratamiento verda- Mundial. Se podría decir que las posiciones dero objetivo […] [como] el reciente galar- de Nolte en la Historikerstreit sentaron los dón a Nolte sugiere, hay señales de que el fundamentos ideológicos de la Declaración clima intelectual está cambiando. No solo de Praga y, a la larga, prepararon el cami- en Alemania sino por toda Europa hay un no para que en 2015 el gobierno ucraniano creciente reconocimiento de que la visión venerara a los fascistas vilipendiando a los histórica impuesta por los Aliados victorio- comunistas. Estas varias batallas de los his- sos en 1945, así como la visión judeocentris- toriadores europeos sobre la naturaleza del ta que ahora predomina, es una distorsión comunismo del siglo XX, y del estalinismo burda e incluso peligrosa. A esta historia ha en particular, influenciaron el enfoque de contribuido el fin del imperio soviético con los estudios históricos en los antiguos paí- su avalancha de nuevas revelaciones sobre

el nefasto legado del comunismo soviético 59.– Mark Weber, «Changing Perspectives on History in y el colapso de un pilar principal de la vi- Germany: A Prestigious Award for Nolte: Portent of Great- sión ‘antifascista’ de la historia del siglo XX. er Historical Objectivity?» The Journal of Historical Review 19, no. 4 (July/August 2000): 29. 57.– www.ihr.org 60.– «Anne Applebaum Receives Petőfi Prize» Embajada 58.– Mark Weber, «Changing Perspectives on History in de USA en Budapest. website:http://hungary.usembassy. Germany: A Prestigious Award for Nolte: Portent of Great- gov/event_12142010.html. Fecha de acceso:11 de marzo, er Historical Objectivity?» The Journal of Historical Review 2016. 19, no. 4 (July/August 2000): 29. 61.– «Anne Applebaum Receives Petőfi Prize».

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Monumento soviético en Budapest con una pancarta solicitando su demolición (Foto facilitada por la autora).

ses del Bloque del Este. La Unión Europea Crímenes Comunistas y de la Memoria del y el VisegrádGroup —Hungría, Polonia, Es- Exilio Rumano (IICCMRE) se centran en los lovaquia y la República Checa— proporcio- crímenes del comunismo contra las pobla- naron los fondos para los estudios antico- ciones nacionales de los países de la Europa munistas a través de la Plataforma para la del Este y restan importancia a los efectos de Memoria y Conciencia Europea. En museos las alianzas locales con la Alemania nazi [65]. como la Casa del Terror Húngara [62] y el Mu- Hay también un debate en marcha so- seo Lituano de las Víctimas del Genocidio [63], bre la expulsión de los alemanes étnicos del se les adjudicó más espacio a las víctimas este, los «Vertriebenen». Aparentemente, el del comunismo que a las del Holocausto. tema de los alemanes expulsados solía limi- Institutos de Historia como el Instituto para tarse a un puñado de estudiosos marginales Estudios del Pasado Reciente en Bulgaria [64] que colaboraban con el Día de la Asociación y el Instituto para la Investigación de los de los Alemanes Expulsados o Sudetes. Hoy, sin embargo, la polémica sobre los alema- 62.–Véase la página web de la Hungarian Terror House : nes como víctimas de la expulsión, de masa- http://www.terrorhaza.hu/en/index_2.html cres, de violaciones en el Este, está relativa- 63.– Véase la página web del Lithuanian genocide mu- seum: http://www.genocid.lt/muziejus/en/ 65.– Véase la página web: http://www.iiccr.ro/index.html/ 64.– Véase su página web : http://www.minaloto.org/, Fe- about_iiccr/institute/?lang=en§ion=about_iiccr/insti- cha de acceso: 1 de setiembre, 2013. tute, Fecha de acceso: 1 de setiembre, 2013.

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mente a la orden del día y hay un centro que matanza de polacos o judíos. se abrió en 2016, que documenta y memo- Abundan en la Europa del Este los ejem- rializa las expulsiones de alemanes [66]. Hay plos de este proceso de rehabilitación. Por también encendidos debates sobre los bom- ejemplo, en 2009, una página web dedica- bardeos aliados de ciudades como Dresde da a honrar a las «víctimas del comunis- y Hamburgo. En este discurso, los alema- mo» (victimsofcommunism.bg) incluía el nes son ahora considerados como víctimas nombre del Ministro del Interior que firmó de crímenes de guerra perpetrados por los personalmente las órdenes de deportación Aliados. Aunque estas cuestiones son quizá de más de 11.000 judíos de Tracia y Mace- más un debate sobre la política interna de donia, ocupadas por Bulgaria [67]. En marzo la memoria alemana que sobre el anticomu- de 2015, un tribunal húngaro rehabilitó a nismo, son interesantes si las consideramos Bálint Hóman, exonerándolo de todos los al lado de la tesis del «doble genocidio». crímenes de guerra contra la minoría judía ¿Fue entonces una coincidencia que la húngara, a pesar de que era uno de los ar- institucionalización de la narrativa de los quitectos de las leyes húngaras antisemitas «totalitarismos gemelos» ocurriera después e impulsó los asesinatos de judíos húngaros de la crisis financiera global que empezó en a manos de los nazis. Hóman sostenía que 2008? Mientras los mercados se desploma- los judíos no tenían lugar en Hungría debi- ban y la economía de la Eurozona se tam- do a su «espíritu opuesto a las ideas de la baleaba al borde del colapso, el Parlamen- Cristiandad» y a su «papel fundamental en to Europeo aprobaba una resolución que movimientos subversivos y en la difusión establecía el Día Europeo del Recuerdo de de ideologías destructivas» [68]. En mayo de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo. 2015, el alto tribunal de Serbia rehabilitó a Mientras el capitalismo neoliberal desfa- Dragoljub ‘Draza’ Mihailovic, el líder de los llecía, afrontando una economía arruinada, nacionalistas serbios «Chetniks», ejecutado una crisis de migrantes, una creciente des- por los comunistas yugoslavos en 1946 por igualdad de la riqueza, los líderes europeos alta traición y colaboración con los nazis [69]. gravitaban hacia un paradigma intelectual En el mismo mes, justo cuando los ucrania- que unía la política de izquierdas con los nos promulgaban sus leyes de descomuni- peores crímenes del estalinismo y ponía zación que legislaban la veneración de los esos crímenes al mismo nivel de la Solu- luchadores de la derecha por la indepen- ción Final. No es de extrañar que el renova- dencia de Ucrania, la presidenta de Croacia, do foco sobre las víctimas del comunismo Kolinda Grabar Kitarovic, hizo una visita al permitiera a los gobiernos de la Europa del Este exonerar o rehabilitar a conocidos fas- 67.– Kristen Ghodsee, The Left Side of History: World War cistas, proceso que condujo directamente II and the Unfulfilled Promise of Communism in Eastern Eu- a las leyes ucranianas de 2015 que conver- rope, Durham: Duke University Press, 2015. tían en crimen la crítica a cualquier figura 68.– «Genio académico y/o Intragable Anti-Semita? – Quién era Bálint Hóman?», Hungary Today, 10 de diciembre, nacional que hubiera luchado por la inde- 2015 [http://hungarytoday.hu/news/academic-genius- pendencia ucraniana, aun en el caso de que andor-unpalatable-anti-semite-balint-homan-31000]. Fe- esos hombres hubieran colaborado en la cha de acceso: 11 de marzo de 2016. 69.– Marija Ristic y Sven Milekic, «Serbia Rehabilitates WWII 66.–Para más información sobre las víctimas alema- Chetnik Leader Mihailovic», Balkan Insight, May 14, 2015.. nas véase: http://www.zeitgeschichte-online.de/thema/ http://www.balkaninsight.com/en/article/serbia-rehabilitates- online-ressourcen-zur-debatte-um-das-zentrum-gegen- wwii-chetnik-leader-mihailovic. Fecha de acceso: 11 de marzo vetreibungen-und-zum-diskurs-zum-thema-der. de 2016.

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controvertido cementerio de Bleiburg, don- En cambio, los hombres responsables de las de depositó flores en las tumbas de soldados deportaciones de los judíos de Macedonia y croatas aliados de los nazis [70]. Tracia ahora son héroes que defendieron el La terrible ironía de estas exoneraciones nacionalismo búlgaro. es que al mismo tiempo denigran a muchos Mientras en Bulgaria los antiguos par- idealistas de izquierdas que lucharon contra tisanos son simplemente denigrados, en el fascismo en la 2ª Guerra Mundial, hom- Lituania el gobierno quiere acusar de crí- bres y mujeres que arriesgaron sus vidas menes de guerra a los que todavía viven para salvar a Europa de la dominación nazi. (muchos de ellos octogenarios) [71]. Durante En mi libro de 2015, The Left Side of History, la Segunda Guerra Mundial, los lugareños cuento la historia de un puñado de jóvenes lituanos colaboraron con los nazis después comunistas que lucharon contra el monar- del lanzamiento de la operación Barbarossa ca búlgaro aliado de los nazis entre 1941 y en 1941. Con la esperanza de rescatar a su 1944. En Bulgaria estaba la familia Lagadi- nación del control soviético (el país había nov, el padre, tres hermanos y una herma- sido asignado a Stalin como parte del Pac- na de 14 años que se echaron al monte para to Molotov-Ribbentrop), los lituanos par- resistir a los «monarco-fascistas» de su país. ticiparon muy dispuestos en la masacre de De Inglaterra Frank Thompson, miembro del la población judía. Muchos judíos lituanos Partido Comunista de Gran Bretaña y her- eran comunistas y para sobrevivir a las atro- mano mayor del gran historiador del mundo cidades cometidas con los de su religión se laboral Edward Palmer Thompson, saltó en convirtieron en partisanos que lucharon del paracaídas sobre la Serbia ocupada por los lado del Ejército Rojo. Después de décadas búlgaros en enero de 1944 para coordinar el de ser homenajeados como héroes de guerra, apoyo británico a los movimientos partisa- hoy los partisanos y en especial los partisa- nos locales. Thompson fue capturado, tor- nos judíos son difamados como traidores a turado y ejecutado (contraviniendo la Con- la nación lituana. Mientras tanto, los líderes vención de Ginebra) y el hermano del medio de las milicias de derechas responsables del de los Lagadinov fue decapitado por campe- asesinato de judíos, como por ejemplo Jo- sinos búlgaros que esperaban hacerse con la nas Noreika (ejecutado por sus actividades generosa recompensa que el Ministerio del anti-soviéticas en 1947) son rehabilitados y Interior pagaba por las cabezas de guerrille- declarados paladines de la nación. En 2010, ros comunistas. Pero en ambos casos, hoy las autoridades lituanas pusieron el nombre en Bulgaria el sacrificio de estos hombres de Noreika a una escuela primaria a pesar de se ignora o se denigra porque Thompson y las pruebas de que fue responsable de la li- Lagadinov abrazaban ideales de izquierdas. quidación de la población judía de la ciudad Oportunamente Bulgaria borra su previa lituana de Plunge. alianza con la Alemania nazi reformulando Aunque estas rehabilitaciones tienen su historia después de la guerra como la de precedentes en los años 90 [72], la actual olea- un país víctima del imperialismo soviético. 71.– Daniel Brook. «Double Genocide» [http://www.slate. 70.– «Más de 25,000 Asistieron a la Conmemoración del com/articles/news_and_politics/history/2015/07/lithu- 70 aniversario de Bleiburg» Croatia Week, 16 de mayo, ania_and_nazis_the_country_wants_to_forget_its_collabo- 2015 [http://www.croatiaweek.com/over-25000-attend- rationist_past.html]. 70th-bleiburg-commemorations/]; and «Jakovina o obi- 72.– Por ejemplo para el caso del alemán Waldheimen en lasku Bleiburga: Predsjednica nedosljedna i nekonkret- 1997 (antiguo juez de la Alemania del Este de 79 años de na», HRT Vjesti, May 14, 2015. edad sentenciado a cuatro años de cárcel por dictar 32

166 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 149-167 Exonerando a los fascistas en la Europa del Este Kristen R. Ghodsee

da de rehabilitaciones y conmemoraciones les. Ante el catastrófico desempleo juvenil, de las víctimas del comunismo coincide con el recorte de las pensiones y la inseguridad un fuerte giro a la derecha de la política eu- sobre el futuro un número creciente de ropea. En los dos años que viví en Europa, hombres y mujeres gravitó hacia la extrema entre 2014 y 2016, vi que partidos políticos izquierda y hacia la extrema derecha. Puesto como el Fidesz húngaro o el Ley y Justicia que los males del comunismo, según la na- polaco (PiS) y Alternativa para Alemania rrativa ahora dominante, eran tan increíble- (AfD) recibían el apoyo masivo de pobla- mente graves, no había que preocuparse de- ciones que llevan años sufriendo salarios masiado de los elementos fascistas siempre congelados y austeridad económica, espe- que se opusieran al comunismo. Basándose cialmente después del inicio de la «crisis en la tesis de los totalitarismos gemelos, los migratoria» europea. En ciudades y villas extremos del fascismo no eran peores que el de la Alemania oriental multitudes encole- resultado supuestamente inevitable de las rizadas se resistían al asentamiento de los demandas de la izquierda de nacionalizar refugiados que huyen de la guerra civil en bancos, aumentar el empleo estatal y gravar Siria [73], Los gobiernos de Polonia, Hungría, la riqueza global con nuevos impuestos a los Eslovaquia y la República Checa rechaza- ricos [75]. ron rotundamente cuotas de aceptación Cuantas más poblaciones de la Unión Eu- de refugiados musulmanes [74] y se levantan ropea se polaricen, abandonando el centro nuevos cierres alrededor de muchas fronte- democrático liberal por la extrema izquier- ras nacionales poniendo en peligro la zona da o la extrema derecha, es sólo una cues- de libre circulación europea Schengen. Al tión de tiempo que las élites económicas y tiempo que la Recesión Global avanzaba, políticas tengan que elegir entre apoyar a la Comisión Europea, el Banco Central Eu- uno u otro bando en países desestabilizados ropeo y el Fondo Monetario Internacional por la persistente crisis financiera global. Si continuaban desmantelando las ayudas so- ambos lados del espectro son igualmente ciales en la periferia de Europa en aras de malos, no habrá reparo moral para elegir el estabilizar los mercados financieros globa- lado que mejor vaya a servir a sus intereses, aunque esto signifique la institucionaliza- penas de muerte contra hombres que se creía eran crimi- nales nazis) véase: Rado Pribic, The Trouble with German ción de nuevas xenofobias nacionalistas. Unification: Essay on Daniela Dahn, Berlin: NORA, 2008: 50- Si el comunismo y el fascismo son equiva- 52; y las absoluciones que la corte Suprema Rumana dictó lentes morales, las amenazas a la propiedad en 1998 y 1999 para los ejecutores del Holocausto Radu privada de los super-ricos o los actos políti- Dinulescu y Gheorghe Petrescu, véase: Alexandru Climes- cu, «Post-transitional Injustice. The Acquittal of Holocaust cos que desafían los intereses de la élite son Perpetrators in Post-Communist Romania», Holocaust: Stu- iguales al asesinato sistemático de inmi- dii si Cercetari, Vol. VI, No. 1(7) 2014: 145-157. grantes y de otros elementos no deseados. 73.– «El alojamiento de refugiados planificado para la Si la historia nos sirve de guía, ya sabemos ciudad de Bautzen en la Alemania oriental se convierte en qué lado elegirán los ricos. un incendio», Deutsche Welle, 21 de febrero, 2016 [http:// www.dw.com/en/planned-refugee-shelter-in-eastern- german-town-of-bautzen-catches-fire/a-19063792]. Fe- cha de acceso: 11 de marzo, 2016. 74.– «Visegrad Group se opone a la política de refugiados de Alemania», Deutsche Welle, 15 de febrero, 2016 [http:// www.dw.com/en/visegrad-group-opposes-germanys- refugee-policy/a-19048816]. Fecha de acceso: 11 de 75.– Thomas Piketty, Capital in the Twenty-First Century, marzo, 2016. Cambridge: Harvard University Press, 2014.

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1917. La Revolución Rusa cien años después, de Juan Andrade y Fernando Hernández Sánchez (eds.)*

Alejandro Andreassi Cieri Universitat Autònoma de Barcelona

El libro, como afirma Juan Andrade en la introducción a esta muy lograda obra co- lectiva, se propone una historización críti- ca de la Revolución Rusa, que contribuya a «extraer el ‘núcleo emancipador’ que toda- vía arde bajo las ruinas de aquella experien- cia revolucionaria» (p. 38). La dificultad de reseñar una obra de este tipo es indudable, no sólo por la diversidad de temas tratados, sino también por la de los marcos teóri- cos y metodologías utilizadas e incluso el estilo literario de cada uno de los autores participantes, aspectos que no desaparecen porque exista un eje central, como el men- cionado, que los convoca y los coordina. Es por ello que me he visto obligado a glosar cada una de las contribuciones para abrir una leve rendija a través de la cual poder atisbar su contenido y estimular su lectura, que la merece con creces. Comienzo por Josep Fontana, maestro de historiadores, quien nos enseña los con- textos y acontecimientos que hicieron que el sueño revolucionario de octubre de 1917 derivara en un autoritarismo burocrático mismo tiempo los anhelos de emancipa- y, sin embargo, fuera de la URSS ese sueño ción de los trabajadores y el temor de las revolucionario fuera capaz de mantener al clases propietarias a cualquier movimiento que pareciera amenazar sus privilegios. Ese * Juan Andrade y Fernandp Hernández Sánchez, 1917. La efecto comenzó a perder poder persuasivo Revolución rusa cien años después, Aka,l 2017. después de la derrota del ensayo de socia-

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lismo con rostro humano en Checoeslova- ciente de la Segunda Internacional, que es- quia en 1968, y permitió que esas mismas tablecía la existencia de rígidas leyes de la clases dominantes perdieran su miedo y historia que determinaban el curso evoluti- reiniciaran la mayor contraofensiva con- vo de las sociedades, que debían completar tra los derechos conquistados por las cla- su desarrollo capitalista pleno para poder ses subalternas, y cuyo alcance y resultados llegar al socialismo. Nos muestra, mediante padecemos en la pesadilla de la globaliza- la glosa de la crítica de Rosa Luxemburg a ción neoliberal (pp. 41-51). Lenin y Trotsky, la persistencia de elemen- El artículo de Leopoldo A. Moscoso y tos del marxismo canónico de la Segunda Pablo Sánchez León es un repaso del papel Internacional —que Domènech denomina de la revolución en el imaginario del movi- como «marxismo doctrinario cristalizado miento obrero a lo largo del siglo XIX y co- en la Belle Époque» (pp. 103-104)— a pesar mienzos del siglo a través de la evaluación de las profundas diferencias teóricas de am- de la importancia del entusiasmo como bos dirigentes con Kautsky. Pero también, sentimiento capaz de articular movimien- y como efecto contrario a las verdaderas tos colectivos. La dialéctica reforma-revo- intenciones de los revolucionarios bolche- lución, la primera entendida como vía de viques, el producto de Octubre de 1917 no arribada a la segunda sustituyendo el fra- fue la vía hacia el comunismo y la extinción caso insurreccional que jalonan 1797, 1830, del Estado, sino por el contrario transformó 1848 y 1871. Sin embargo, señalan la «ori- al capitalismo heredado del zarismo en un ginalidad» de la Revolución Rusa al produ- «despotismo industrial» en la etapa estali- cirse a la manera de las insurrecciones de- nista (pp. 124-126), que cumplía más con cimonónicas, que los autores atribuyen al las metas redistributivas propuestas por la carácter atrasado de la autocracia zarista, Segunda Internacional que con la tradición pero con una diferencia: la existencia de y pulsión emancipatoria que originada por un engarce teórico —el materialismo his- la Gran Revolución Francesa fue continua- tórico— que les proveía de un conjunto ar- da por la Primera Internacional. ticulado de herramientas intelectuales que Wendy Z. Goldman nos explica como la actuaban como sustrato adecuado de los cuestión de género fue abordada por las impulsos morales y éticos, del entusiasmo, mujeres durante la revolución, desde una propio de aquellas. La Revolución Rusa re- perspectiva sumamente original, organi- flejaría el desarrollo desigual y combinado zando a las mujeres en el partido bolche- de la sociedad rusa del zarismo, ya que reu- vique en organismos que promovían los nía componentes «arcaicos» —para las tesis intereses específicos de las mismas, espe- de la socialdemocracia hegemónica del mo- cialmente la lucha contra el patriarcado y mento— junto a otros modernos desde el la sustitución de las tareas domésticas por punto de vista del anticapitalismo. El poder servicios gestionados por el Estado (guar- movilizador de las energías revoluciona- derías, lavanderías, etc.). También en este rias que produce el entusiasmo, comentado aspecto se produjo una diferencia entre el por los autores como el sentimiento, causa período 1917-1928 y el siguiente, en el cual y efecto de la consciencia revolucionaria, se experimentaron retrocesos en el desa- puede ser equiparable al de la esperanza tal rrollo de la igualdad plena entre mujeres y como lo sostiene Ernst Bloch. hombres. Con todo, el balance que efectúa Antoni Domènech nos recuerda cómo la esta autora es positivo, ya que incluso los Revolución Rusa refutó la doctrina prevale- experimentos truncados por la regresión

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estalinista o la efectiva incorporación de revela como la línea de la Komintern, que las mujeres en ocupaciones antes reserva- se postula como el estado mayor de la re- das solo a los hombres —aunque fuera mo- volución proletaria mundial, se debate tivada por las necesidades de mano de obra entre tres condicionantes: la evolución de de la aceleración de la industrialización las relaciones internacionales, la recompo- promovida en los años treinta, haciendo de sición del orden burgués y la situación del necesidad virtud— han dejado un valioso movimiento obrero en cada país miembro, legado teórico-práctico para la perspectiva y la política exterior de la Unión Soviética emancipatoria actual. en busca de la preservación de su proce- Rosa Ferré nos muestra cómo la Revo- so revolucionario. Destaca como cuestión lución permitió y estimuló un estallido de esencial en el devenir de la IC la propuesta creatividad artística y de compromiso de del Frente Único, que parecía contradecir los artistas con el proceso revolucionario, los objetivos iniciales de la fundación de la pero también cómo provocó una respues- nueva internacional, pero que en realidad ta clasicista con la que convivió hasta que respondía a una adecuación al reflujo de Stalin impuso como línea artística oficial la oleada revolucionaria y a la progresiva el «realismo socialista», rechazando los estabilización de los regímenes burgueses, experimentos vanguardistas de la déca- especialmente en Europa. Una propuesta da anterior (153-179). Si bien tanto Lenin de gran trascendencia porque planteaba como Lunacharski también tenían un gran una recuperación del diálogo con las orga- aprecio por el arte tradicional ruso y no nizaciones socialdemócratas cuando aún compartieron muchas de las propuestas de no se habían restañado las heridas produ- las vanguardias, a diferencia de Stalin las cidas por la escisión, pero también de gran consideraban valiosas para difundir los ob- trascendencia porque cuando se plantee jetivos de la revolución y contribuir la edi- la cuestión del Frente Popular, la tesis del ficación de la nueva sociedad. A tal punto Frente Único —señala Wolikow— le agre- que ese arte vanguardista se introduce en gará a las condiciones de la coyuntura de el mundo de la máquina y el trabajo indus- los años treinta el prestigio de ser una pro- trial, considerados los núcleos materiales puesta que respondía a la tradición leninis- de la revolución socialista, impulsando la ta (p. 207). Además, plantea una cuestión interdisciplinariedad para contribuir a la de gran importancia para desmentir cierta molificación de las potencialidades huma- crítica intencionada rayana en la caricatura nas, con el objetivo de contribuir a la crea- sobre su relación con la URSS, ya que con- ción del hombre nuevo en la nueva socie- sidera que incluso hasta el VI Congreso de dad (168-175). la IC, por iniciativa de Bujarin, se impulsa Serge Wolikow analiza y explica las vi- la consigna de que cada partido comunis- cisitudes de la Internacional Comunista, ta debe definir su política en función de las destacando que su creación responde no cuestiones locales y nacionales que deba sólo a las posturas de la izquierda de Zim- afrontar, sin perjuicio de la defensa de la merwald, transformadas en mayoritarias Unión Soviética. desde el triunfo bolchevique, sino también Aurora Bosch escribe sobre el impacto y principalmente a la situación internacio- de la Revolución Rusa en los EE. UU, defi- nal y europea que se presentaba favorable niendo dos contextos: la represión interior a la expansión del impulso revolucionario realizada por el gobierno norteamericano originado en octubre de 1917. Su análisis contra los movimientos radicales que se

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oponían a la guerra y simpatizaban con el del planeta está realizando el pueblo ruso» bolchevismo, un amplio abanico que abar- (p. 240). Reconoce tres grandes cuestiones caba a socialistas, anarquistas y miembros que conectan la Revolución Mexicana con del sindicalismo revolucionario (IWW); y la rusa: el carácter político y social que le las relaciones exteriores en las que EEUU imprimen las masas campesinas y obreras, pronto participó en la confrontación con la conciencia de la dimensión mundial de la Unión Soviética, en apoyo de los ejérci- la lucha anticapitalista y el antimperia- tos blancos en la guerra civil y como an- lismo como condición necesaria para el tecedente del rampante anticomunismo triunfo revolucionario. Hay una identidad que lideró durante la Guerra Fría (recono- entre ambas revoluciones también en la cería a la URSS en 1933, con el gobierno importancia del campesinado como suje- Roosevelt). También explica la profesora to revolucionario, ya que en ambos países Bosch cómo la Revolución mexicana ini- la consigna central es la de tierra y liber- ciada en 1910 contribuyó a radicalizar el tad. Acaba afirmando como esa identidad pensamiento conservador y los temores de alcanza también al arte como un punto de unas clases dirigentes norteamericanas que encuentro entre ambas revoluciones, en la veían estos procesos como una amenaza a obra de los muralistas mexicanos, como en sus intereses. Ambas revoluciones, mexica- el cine de Eisenstein. na y rusa, contribuyeron a definir los per- Sebastiaan Faber nos habla del impacto files del nacionalismo norteamericano de de la Revolución Rusa en la cultura polí- carácter netamente conservador, así como tica española de la época, destacando que la política exterior norteamericana duran- las primeras noticias de la misma llegan te el siglo XX, basada en el enfrentamiento cuando el movimiento obrero está prota- con la URSS. gonizando movilizaciones en el marco de Elvira Concheiro Bórquez analiza la re- la crisis del régimen de la Restauración, lación entre la Revolución Rusa y América como las huelgas generales de 1916 y 1917 Latina, sosteniendo que en América Latina en las que actúan de forma unitaria UGT y el impacto de la Revolución Rusa llegó más CNT. Señala que su impacto tiene dos con- allá del ámbito específico de los partidos secuencias, favoreciendo la movilización comunistas. Centra su análisis en el caso de trabajadores de la ciudad y el campo y, al de la Revolución mexicana y los gobernan- mismo tiempo, contribuyendo a las divisio- tes que la sucedieron, repetidamente cali- nes entre las organizaciones obreras y en el ficados como «bolcheviques» por realizar seno de las mismas; divisiones que también políticas contrarias a los intereses esta- se manifestarán con ocasión de la adhesión dounidenses. Destaca que el impacto de la a la recién constituida III Internacional, Revolución Rusa no fue la de una recepción tanto en el PSOE-UGT como en la CNT. Por pasiva, sino por el contrario, quienes se in- ende, la Revolución Rusa obligó al movi- teresaron por esa experiencia lo hicieron a miento obrero a leer la realidad española la luz de la propia experiencia revolucio- en clave internacional y a definir su rela- naria y además consideraron que en virtud ción con los organismos internacionales de la misma se imponía un deber de soli- surgidos como consecuencia de la misma. daridad con una lucha que sentían propia También destaca que las clases dominantes en muchos aspectos. Considera que debe- españolas participaron del anticomunismo ría concebirse la relación como el intento rampante que exhibieron las burguesías y de «un diálogo con lo que en otro extremo gobiernos de otros países europeos y ame-

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ricanos, y que acompañó la brutalidad con democrática a la que aspiran para España que reprimieron al movimiento obrero, muy (pp. 324-325). activo entre 1917 y 1920, una reacción anti- Francisco Erice nos explica que el origen obrera y anti-izquierdista que encontraría del PCE no es una reproducción mecánica en los fascismos su máximo exponente. de las divisiones de los partidos socialistas Ángel Duarte plantea que el republica- europeos, sino que se asentaba en divisio- nismo de esas décadas primeras del s. XX nes previas existentes en el PSOE y la UGT continúa ofreciendo para amplias capas so- relacionadas con el contexto español, tanto ciales el marco de una modernización de- en lo relativo a la política de alianza con el mocrática de España, que redujera el pre- republicanismo, como en el debate entre dominio cultura eclesiástico y oligárquico, confrontación y moderación en los medios y cómo ese marco cultural político debe sindicales. Erice sitúa el problemático ini- dialogar y afrontar el desafío revolucionario cio y dificultad de crecimiento del PCE en ruso, que trasciende las expectativas eman- su radicalismo izquierdista, justamente en cipadoras ofrecidas hasta ese momento por el momento en que se debatían las tesis los republicanos y su acercamiento pro- expuestas por Lenin en su texto, El izquier- gresivo a la socialdemocracia. En el ámbi- dismo, enfermedad infantil del comunismo, to del republicanismo la Revolución Rusa donde criticaba el antiparlamentarismo y será interpelada en el marco de la guerra y la negativa a participar en organizaciones los desafíos político-sociales a la crisis de de masas de mayoría reformista, y que lo la Restauración. La Revolución Rusa, desde impedía conectar con la que debía ser su octubre de 1917 es valorada o descalificada base social fundamental, los trabajadores. en función de su impacto en la guerra eu- A su vez el PCOE, formado por la corrien- ropea, superando y neutralizando el valor te tercerista del PSOE, más moderado, con icónico que la toma del Palacio de Invierno mayor implantación sindical y con mayor podría haber tenido para la simbología re- militancia se unió, después del III Congre- volucionaria, equivalente al de la toma de so de la IC al PC Español, formando ambos la Bastilla en 1789. Por ese motivo será ne- el PCE. Para Francisco Erice el entusiasmo gativa y oscura para la mayoría de los repu- producido por la Revolución Rusa y la in- blicanos, siendo un grupo muy reducido de terpretación de la realidad nacional a tra- su ala izquierda más extrema, que irá con el vés de su prisma no fueron suficientes para tiempo simpatizando con el anarcosindica- generar una organización política capaz de lismo, el que la considerará positivamente. conectar con la clase obrera española y res- Por lo tanto, la Revolución Rusa despierta ponder a sus reivindicaciones específicas, esperanzas y temores en los ámbitos del ni tampoco de hacerse un hueco significa- republicanismo peninsular, ya que es, por tivo entre el PSOE, que no había sufrido el una parte, en su primera fase objetivación desprestigio de los partidos pertenecientes del triunfo de la razón emancipatoria, pero a los países beligerantes, y un movimiento por otro su carácter proletario choca con la anarcosindicalista sólidamente asentado visión del republicanismo que ve un fun- (p. 355). damento de cooperación interclasista en la José Luis Martín Ramos explica que la di- conquista de la democracia. Por ello los re- sipación de las expectativas revolucionarias publicanos españoles cambiarán Rusia por inmediatas a Octubre, condujo a partir de Alemania, la URSS por la República de Wei- 1920 a una reconsideración de los ritmos y mar, como paradigma de la modernización formas de la acción revolucionaria. La re-es-

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tabilización del capitalismo y la hegemonía resistencia antifascista durante la Segunda burguesa llevó al replanteamiento de la po- Guerra Mundial, lo que demuestra la vitali- lítica de alianzas de los partidos comunistas dad de su proyecto, aunque luego fuera de- ya integrados en la IC, lo que condujo a la rrotado por las presiones de la Guerra Fría. formulación de la propuesta del Frente Úni- Josep Puigsech nos habla del impacto co, que implicaba la búsqueda de acuerdos de la imaginería de Revolución Rusa en la con las otras organizaciones de izquierda, guerra civil española, principalmente como principalmente con los socialdemócratas, y referente de resistencia armada frente a la la consigna del «gobierno obrero y campe- contrarrevolución y la agresión extranje- sino». Destaca como estas consignas sufrie- ra, más que como modelo de transforma- ron altibajos durante el período del V y VI ción social. Destaca el carácter presentista congresos de la IC, hasta que se impuso a de esa evocación de la Revolución Rusa en partir de este último la consigna del social- todas las organizaciones políticas y sindi- fascismo, que conduciría a un progresivo cales del campo republicano, poniendo el aislamiento de los partidos comunistas en acento en la solidaridad efectiva y material general, y que tendría tan nefastas conse- de la URSS con la República española, como cuencias en el caso del KPD. En cambio, la ejemplo del internacionalismo antifascista. llegada de los nazis al poder en Alemania José M. Faraldo explica el papel de Rusia provocó en el movimiento comunista inter- durante la Segunda Guerra Mundial y el ca- nacional una revisión de esas concepciones rácter de «guerra patria» con que la afron- y una decisión a favor de la recuperación de ta el régimen estalinista, que deja atrás a la consigna del Frente Único, de forma prác- la Revolución de Octubre y consolida la tica a raíz de los acontecimientos de 1934 construcción del Estado Nacional, prote- en Francia y Austria, que mostraban la agre- gido en la postguerra por las democracias sividad del fascismo y la extrema derecha, populares erigidas en Europa del Este. Des- y que se concretaría con la adopción de la taca los conflictos o cuestionamientos a propuesta de los frentes populares aproba- los regímenes socialistas en la RDA, Hun- da en el VII Congreso de la IC en 1935. Esta, gría, Polonia y Checoeslovaquia, que al ser que en un principio planteaba una alianza protagonizados por la clase obrera y otros de la clase obrera de carácter defensivo, sectores populares minan la legitimidad se transformará en propositiva y extensi- de esos regímenes. Su aportación, intere- va a las organizaciones no obreras, como sante especialmente porque aporta ideas la oferta que hizo el PCF al Partido Radical muy sugerentes como la afirmación de que francés, con el objetivo de incorporar a las la revolución bolchevique acabó el día que clases medias en una alianza estable contra acabó la Segunda Guerra Mundial, sin em- el fascismo. Señala que el éxito de la pro- bargo establece otras que merecerían una puesta frente-populista se debió, más que mayor matización, como cuando propone, a la fuerza de los diferentes partidos comu- sin aportar pruebas de ello, leer el pacto nistas, a cada realidad local y a la percep- Molotov-Ribbentrop como el resultado de ción de la inminencia de la amenaza fascis- la «firme convicción de Stalin de que podía ta. Concluye que la propuesta de los frentes llegar a un acuerdo con Hitler para repartir- populares como propuesta propositiva de se Europa» y en la posibilidad de una firme una reorganización social en el sentido de alianza con los nazis. [1] Otros autores sos- una democracia avanzada de fuerte conte- nido social reapareció en el programa de la 1.– Lo condenable del estalinismo fue su política interna

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tienen y documentan que la intención del la posibilidad de vías revolucionarias alter- gobierno soviético fue llegar a una alianza nativas. Las autoras nos recuerdan que la militar con Gran Bretaña y Francia, pero a experiencia de la Unidad Popular chilena y la reticencia de estos se agregó el rechazo su final sangriento a manos del golpe pino- rotundo de Polonia, intención que se man- chetista influyeron al PCI y en particular a tuvo hasta escasas 48 horas antes de firmar Berlinguer en su propio «giro de Salerno», el pacto de no agresión con los nazis, y éste que produjo la propuesta del compromiso como último recurso para evitar un ataque histórico y que se acompañó de la consigna inminente y ganar tiempo para frenar un dirigida a todo el movimiento comunista de ataque futuro. [2] la necesidad de la «unidad en la diversidad». Michelangela Di Giacomo y Novella De ello recogen dos cuestiones: el concep- di Nunzio analizan las relaciones del PCI to de «horizonte del comunismo», utilizado con el PCUS durante las décadas de 1970 con frecuencia por Pietro Ingrao, con el que y 1980, una evolución que muestra el alto señalaba que el proceso revolucionario de- grado de autonomía del PCI respecto de bía ser de un proceso de larga duración en su homólogo soviético, y las relaciones el que se tendía en aproximaciones suce- que esa autonomía tenía con respecto al sivas a la nueva sociedad post-capitalista. proyecto político del partido para Italia. Por último, explican como en ese contexto Un proyecto que, liderado por Enrico Ber- relacional y de política interior surgirá el linguer y continuando las grandes líneas proyecto eurocomunista, que compartirán maestras trazadas por Togliatti, vinculaba no sin tensiones con el PCE y el PCF. indisolublemente el proyecto socialista con Jesús Izquierdo Martín y Jairo Pulpillo la democracia, lo que, si bien no implica- López reflexionan sobre la simbología y el ba una impugnación y una enmienda a la discurso político de izquierdas respecto de totalidad a la Revolución Rusa, sí señalaba la experiencia de 1917, especialmente du- rante la transición de la dictadura franquista —colectivización forzosa, eliminación física de los cuadros del PCr(b), represión generalizada y gulag— pero no su po- a la democracia. El PCE adoptó rápidamen- lítica exterior. Lo que no puede atribuirse a su régimen, ni te un discurso reformista, bajo la presión al soviético en general, es la intención de perseguir una hacia el reformismo y el consenso en la que política de guerra y conquista. Este aspecto, junto al ge- el PSOE tuvo un papel crucial. El Partido nocidio planificado, es lo que diferencia —además de los principios ideológicos— al estalinismo del nazismo en par- Socialista, de forma oportunista, con el fin ticular y del fascismo en general, estas últimas dictaduras de arrebatar al PCE su clara hegemonía en que viven para y por la guerra de agresión y la expansión la lucha antifranquista y para posicionarse imperialista como primum movens de su razón de ser. con ventaja en el marco reformista en que 2.– Geoffrey Roberts, «The Soviet Decision for a Pact with desembocaba la negociación entre la elite Nazi Germany», Soviet Studies Vol. 44, n.o No 1 (1992): 57-78; Geoffrey Roberts, Stalin’s Wars: From World War to franquista no inmovilista y las elites opo- Cold War, 1939-1953 (Yale University Press, 2008). En el sitoras, mantuvo durante un corto período mismo sentido, Geoffrey Roberts cita una declaración de un discurso que pretendía sobrepasar por la Stalin a Dimitrov en el encuentro que mantuvieron el 7 izquierda al PCE, pero distanciado de la ex- de septiembre de 1939, en la que afirmaba que «nosotros habríamos preferido un acuerdo con los llamados países periencia bolchevique, dirigido más a rei- democráticos, por ello habíamos iniciado negociaciones vindicar un «socialismo autogestionario», con ellos, pero Gran Bretaña y Francia pretendían que discurso que clausuró con su abandono del fuéramos sus ‘asalariados’ sin pagar por ello», ver entrada marxismo en 1979, una vez comprobada la correspondiente al 7 de septiembre. Georgi Dimitrov, Ivo Banac, The Diary of Georgi Dimitrov, 1933-1949 (Yale Uni- eficacia de su táctica accidentalista en las versity Press, 2003). elecciones generales de junio de 1977. Des-

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tacan que, a pesar de que las organizaciones con violencia y distopía, para invitarnos a a la izquierda del PCE mantuvieron durante reflexionar sobre el rol fundamental de la la Transición un discurso revolucionario, lo violencia en la génesis y desarrollo del ca- desvincularon completamente de la expe- pitalismo. riencia soviética por motivos similares a la Constantino Bértolo nos muestra cómo desconexión que estaba practicando la iz- la literatura de la Transición ha retratado quierda europea española y europea espe- a la militancia comunista con sarcasmo y cialmente a partir de 1968 y de las formula- ridiculización, a través del comentario de ciones del eurocomunismo. Cabe destacar tres novelas que el autor considera repre- que ambos señalan como una característica sentativas de esta tendencia, que reconoce fundamental de la Transición que esta fue no se encuentra en novelas más recientes, un proceso desarrollado «Bajo la presión de donde se intenta una aproximación litera- la violencia del aparato represivo hereda- ria al fenómeno militante desde el respeto do del franquismo» y por lo tanto aquella a la misma. Realiza una muy interesante «se desarrolló desde la tutela del régimen diferenciación entre la ironía y el sarcas- anterior, en un proceso de reforma que fue mo, considerando a la primera el recurso paulatinamente aceptado por el PSOE y el de los débiles frente a los poderosos, y el PCE» (p. 481), señalando con ello el contex- segundo lo inverso, el recurso del poder to fundamental que impidió el surgimien- para aislar y reducir a la impotencia a los to de las condiciones de posibilidad de una débiles. De este modo los novelistas glosa- verdadera ruptura democrática. El régimen dos se situarían en la perspectiva postmo- del 78 y su relato triunfal hegemónico aca- derna de la exaltación del individualismo y bó liquidando cualquier vinculación de la de la actitud competitiva, correspondientes izquierda con los horizontes utópicos que al modelo social del capitalismo rampante. abrió 1917. En auxilio de ese relato triunfal En este sentido observa dos características de la Transición acudieron por una parte la que al mismo tiempo son carencias de esta acomodación y conformismo creciente por novelística: la mayoría se centra en estu- el acceso a pautas de consumo «europeas» diantes universitarios, reduciendo así el y de modernización en las clases medias y ámbito social de la resistencia a la dictadu- parte de la clase obrera a partir especial- ra, y la segunda característica es la ausencia mente de 1982, que se sumó al efecto ne- de personajes pertenecientes al mundo del gativo generado por la violencia desatada trabajo, y si aparecen lo hacen como tras- por la dictadura franquista durante todo su fondo de los protagonistas de los relatos. dominio sobre la población española, re- Guillem Martínez reflexiona sobre los forzando el rechazo y temor a cualquier ex- diferentes anticomunismos y se pregunta periencia revolucionaria. En ellas están en cuál será el del siglo XXI. Parte de la con- parte las raíces del desencanto y la desafec- sideración de que el comunismo, junto con ción de toda una generación de militancia el feminismo y el psicoanálisis, ha sido el revolucionaria. Acaban sin embargo ofre- hecho diferenciador del siglo XX. Pero con- ciendo una posibilidad de resignificar 1917 tinúa diciendo que ha debido enfrentar a su no como proceso a imitar sino como sím- oponente desde el momento de su surgi- bolo que, vinculado a quienes mantenían miento en el siglo XIX. Y agrega que ese an- la posibilidad de ruptura durante la Tran- tagonista ha sido diferente según las épo- sición, nos permita desestabilizar el discur- cas. El anticomunismo decimonónico que so hegemónico del 78, que une revolución se prolonga, con un breve intervalo entre

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1917 y 1921, hasta el final de la guerra civil por otra es un proceso que por regla gene- española, procede del otro gran tronco de ral puede ser de muy larga duración, García la izquierda, el anarquismo. Pero la derecha Linera subraya que la celeridad con que se y la extrema derecha no esperarán hasta el desarrolla la Revolución Rusa es explicable final de los años treinta para incorporar el por las excepcionales circunstancias en las anticomunismo como núcleo fundamental que se produce, en primer término, la gran de su arsenal ideológico. Lo que sucede es carnicería que significa la Gran Guerra, que que para conservadores y fascistas el anti- carcome hasta sus cimientos las bases del comunismo se proyectará sobre cualquier poder autocrático. Pero también afirma que movimiento político y social que reivindi- paradójicamente esa excepcionalidad no se que el reino de la igualdad y la libertad para contradice con la universalidad de las con- el género humano, lo que incluirá a los vie- diciones revolucionarias, en tanto cualquier jos rivales del marxismo: los anarquistas. país en una determinada coyuntura puede En el caso de España, la dictadura franquis- experimentar esa grieta en el dominio he- ta como claro régimen fascista, hará del gemónico, esa apertura de posibilidades de anticomunismo un núcleo fundamental de pensar y proceder a erigir otra sociabilidad, su acción política represora, anticomunis- otro ethos y otro nomos (p. 556), cuando en mo oficial de Estado (522), pero el ocaso del realidad la clase organizada ha ido elabo- movimiento anarquista, y el protagonismo rando previamente las condiciones de esa del PCE y PSUC en la lucha antifranquista ruptura, desde los micro-fundamentos de devolverá al término un contenido ideoló- la sociedad, desde la cotidianeidad de las gico más preciso. clases subalternas. Lamentablemente el es- Álvaro García Linera nos ofrece una in- pacio de que dispongo no me permite se- terpretación del significado de la revolución guir glosando este brillante capítulo, pero en términos de «transformación radical de reproduzco este paso que de alguna manera los esquemas de sentido común de la socie- sintetiza lo que ha escrito, y especialmen- dad, del orden moral y del orden lógico que te su análisis de los problemas que surgen monopoliza el poder político centralizado» durante la guerra civil y la implantación (p. 354). La metáfora del asalto al Palacio del «comunismo de guerra»: «El socialismo de Invierno, tantas veces repetida en las como construcción de nuevas relaciones izquierdas como el momento revoluciona- económicas, no puede ser una construc- rio, no es —señala— más que un episodio ción estatal ni una decisión administrativa, contingente de un proceso revolucionario sino, por encima de todo, una obra mayo- de largo plazo protagonizado por las masas ritaria, creativa y voluntaria de las propias populares movilizadas, tanto la clase obre- clases trabajadoras que van tomando en ra como el campesinado, que van vaciando sus manos la experiencia de nuevas for- las estructuras y conceptos que aseguraban mas de producir y gestionar la riqueza» (p. la hegemonía de la clase dominante bajo el 592). Uno de los riesgos que advierte García zarismo y el gobierno provisional surgido Linera es el de la formación de una «bur- de febrero, para sustituirlos progresiva- guesía de Estado» si las direcciones de las mente por otros valores, objetivos y proce- empresas estatizadas no sólo se apropian dimientos que modelan una nueva moral y en exclusiva del poder de decisión, sino que una nueva praxis presididas por la demo- esa situación de monopolio administrati- cracia radical, representada por los sóviets. vo se prolongua y consolida a lo largo del Si bien la sustitución de una hegemonía tiempo (pp. 593-594).

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Enzo Traverso analiza los relatos apo- ampliando su base social, con la incorpora- logéticos y condenatorios de la Revolución ción de la intelectualidad y las clases me- Rusa y sus consecuencias, concluyendo que dias radicalizadas en su rechazo al fascismo tanto unos como otros no sirven para el (p. 643), y con un proyecto de transforma- análisis del proceso revolucionario. Distin- ción social avanzado —la democracia po- gue cuatro momentos del comunismo, que pular—, no mimético del modelo soviético, se suceden o son simultáneos a lo largo del como sucedió con el bloque de partidos que siglo XX: como movimiento revolucionario, sostenía al gobierno republicano durante la como régimen, como impulsor de la lucha guerra civil española. Destaca Hernández anticolonial y antifascista y como sustitu- Sánchez, al igual que Traverso, que los par- to de la socialdemocracia. Este último as- tidos comunistas de la Europa Occidental, pecto se daría de un modo más circunscrito especialmente el PCI y el PCF, devinieron geográfica y temporalmente ya que corres- entre los años cincuenta y setenta verdade- pondería a la etapa de los «30 gloriosos», el ras contra-sociedades desde las que orga- pacto social de la segunda postguerra, esti- nizaban una sociabilidad alternativa y una mulado no sólo por la existencia del bloque forma de presión político-cultural sobre los socialista sino también por la potencia de estados al estar vetada su participación di- los partidos comunistas occidentales, espa- recta en los gobiernos después de 1947. En cialmente en Italia y Francia, y se caracte- alguna medida y en ese sentido, era una rizaría, en una etapa de fuerte crecimiento recuperación del viejo modelo socialdemó- económico en el mundo occidental, por el crata decimonónico cuyo paradigma fue abandono momentáneo de la lucha antica- el SPD. Atribuye la pérdida por la URSS de pitalista a cambio de conseguir una mejora su carácter referencial, fundamentalmen- substancial de las condiciones de vida y la- te por los tremendos errores cometidos al borales de las clases populares. afrontar los conflictos surgidos en la RDA Fernando Hernández Sánchez cierra el (1953), Hungría y Polonia (1956) y Checo- volumen destacando la formación de los eslovaquia (1968). frentes populares no sólo como instrumen- Vaya por delante que todas las contri- tos para combatir el fascismo, sino como buciones son excelentes y cada una, desde impulsores de los primeros experimen- el tema abordado, da cumplida visión de la tos del Welfare State que se desplegarían Revolución Rusa, su impacto y consecuen- en la segunda postguerra. Un recordatorio cias. Es una obra poliédrica, no sólo por las importante que demuestra que incluso la diferentes especificidades temáticas trata- «humanización del capitalismo», el pac- das en el mismo, sino también por el peso to social de postguerra, no se debió sólo a diferente de las evaluaciones del fenómeno los factores apuntados por Traverso sino revolucionario analizado en esta obra. Pero también a la comprensión por las fuerzas su carácter caleidoscópico le otorga una antifascistas de los años treinta, y especial- valiosa característica, ya que la diversidad mente de los comunistas, de los factores de temas y enfoques le permite al lector sociales y económicos que habían contri- tener una visión muy completa y comple- buido a la llegada al poder de los fascismos ja de lo que significó la Revolución Rusa y y especialmente del alemán. Destaca que la su impacto en nuestro tiempo. Una prime- propuesta frentepopulista no sólo revitali- ra conclusión que puede extraerse es que zó los objetivos de transformación social en la misma existencia de esta obra es prueba el movimiento comunista, sino que lo hizo de que la Revolución Rusa cien años sigue

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despertando interés después de su inicio y, estableciendo una rígida disciplina fabril. [3] pese a las numerosas impugnaciones a sus El problema, evidentemente no previsto, resultados —producto especialmente de las era que esa tendencia productivista poseía tendencias originadas por la Guerra Fría—, una inercia muy potente, a la que ayudaba es innegable que constituye un hecho tras- por una parte la disputa entre industria y cendental del siglo XX y cuyos efectos lle- agricultura sobre el reparto de ingreso, que gan hasta el siglo actual, por lo tanto, que se manifestó con la «crisis de las tijeras» de es imposible entender nuestro tiempo sin 1923, la cual exigió un aumento de la pro- tener en cuenta a la revolución y sus re- ducción industrial para reducir el aumento sultados. En ese sentido, tal vez el ejemplo desmesurado de los precios de los bienes más evidente de ese carácter determinante manufacturados respecto a los productos de la revolución sobre la historia del siglo, agrícolas. La tendencia se intensificó con la es el reconocimiento de que sin la existen- industrialización y la colectivización forzo- cia de la URSS difícilmente sería pensable sa impulsada por Stalin a partir de 1928-29, el pacto social de la segunda postguerra con el inicio del Primer Plan Quinquenal, que permitió los 25 años de capitalismo «de para solucionar los problemas de desorga- rostro humano», llamados también los «25 nización y baja producción de la economía gloriosos», a pesar de que en el momento soviética, atizada al mismo tiempo por el en que ello se producía la URSS había pasa- temor a una nueva intervención extranje- do por la pesadilla estalinista y había perdi- ra, un espectro que no cesó prácticamente do el aura revolucionaria y de promesa utó- en toda la historia de la URSS, pero que era pica de su primera década, pero recuperaba candente en la década de 1930, y que exi- gran parte de su prestigio por su decisiva gía un rápido desarrollo industrial para ga- participación en la derrota del fascismo en rantizar una producción de material militar la Segunda Guerra Mundial. que garantizara la defensa de la URSS. Probablemente, el problema mayor con La Revolución Rusa deja, a través de esta el que debió enfrentarse la Revolución obra colectiva, varios mensajes de gran po- Rusa fue el de las enormes carencias pro- tencia: vocadas por la Gran Guerra y la guerra civil Es posible el derrocamiento del capitalis- subsiguiente, obligando al partido bolche- mo y la erección de una sociedad alternativa. vique para superar una situación catastró- La revolución no se limita al momento fica a adoptar una línea productivista que de la ocupación del poder político por las establecía una especie de «estado de excep- fuerzas revolucionarias, sino que es un ción» hasta tanto se paliaran los graves dé- proceso complejo, para nada lineal, contra- ficits especialmente en alimentos y bienes dictorio, donde la lucha de clases persiste básicos, suspendiendo hasta su resolución más allá de la abolición parcial o total de la senda que debía conducir al comunismo. la propiedad privada de los medios de pro- Esta situación es la que explica, especial- ducción, con avances y retrocesos, estos de mente durante la guerra civil, el abandono tal magnitud que pueden significar incluso del control obrero en la industria, que era su liquidación [4]. un hito prioritario en el proyecto revolu- cionario y sus sustitución paulatina por 3.– Robert Linhart, Lénine, les Paysans, Taylor (Le Seuil, 2016). métodos tayloristas que eran lo opuesto 4.– Charles Bettelheim,Las Luchas de clases en la URSS: primer período, 1917-1923 (Madrid: Siglo XXI, 1976); y Las Luchas de clases en la URSS: segundo período,

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La Revolución Rusa no es el iniciador de horizonte de cogestión en la ley constitu- un ciclo revolucionario, sino el catalizador y cional. Por ello, el intento del pensamiento el estimulador de líneas de conflicto que le conservador o del fascista al juzgar la toma preceden y el elemento parangón con el cual del Palacio de Invierno como metáfora de se miden y medirán las que le continúan. La la Revolución pretendía presentar a la Re- Revolución Rusa no opera en un terreno vir- volución Rusa como un putsch, un golpe de ginal, no es el comienzo sino la culminación Estado —a la manera de Curzio Malaparte— de un ciclo que se abrió con la Revolución realizado por una minoría decidida, pero Francesa y abre otro, incluso con el fin de autoritaria por militarizada, dando con ello su experiencia en 1991, de acumulación de pie a la creencia en una teleología que con- tensiones y conflictos que nos son contem- duciría a la revolución irremisiblemente a poráneos y cuya eclosión todavía no atisba- desembocar en la autocracia estalinista. Sin mos, siguiendo la metáfora del motor diésel embargo, olvidan quienes emiten esos jui- para hablar de los procesos revolucionarios cios que la revolución sólo fue posible por que nos enseñó el maestro Hobsbawm. su carácter democrático, o sea por grandes La democracia es intrínseca al desarrollo masas populares, clase obrera y campesina- del socialismo. Si las clases subalternas que do, que actuaban autónomamente respecto han sido sus protagonistas en los momen- a los poderes del viejo estado zarista, ahora tos iniciales no mantienen ese protagonis- devenido gobierno provisional, y la virtud mo en las etapas ulteriores difícilmente se de los bolcheviques fue formar parte de ese podrá construir ese nuevo ethos y nomos, movimiento autónomo interactuando en tal como reflexionaba Lenin en sus últimos su seno, de un modo similar a como defi- escritos y en su testamento. Es imposible, nía Marx las tareas de los comunistas en el sin la intervención activa de los ciudadanos segundo capítulo del Manifiesto Comunis- en el debate público y en la toma de deci- ta. Desde esa perspectiva la tan debatida siones, mantener vivo el espíritu revolu- y controvertida cuestión de la disolución cionario en un periodo que Lenin preveía de la Asamblea Constituyente en enero de como muy largo hasta llegar a la antesala 1918 puede ser considerada como una de- del comunismo. Sus reflexiones en El Esta- cisión consecuente con la prioridad otor- do y la Revolución van en ese sentido y no gada por los bolcheviques y los eseritas de en el derrotero que después de su muerte izquierda a la democracia soviética respec- adoptaría la revolución. La pulsión demo- to al parlamentarismo vigente en países crática en el movimiento obrero, a favor como Gran Bretaña, Francia o la República de una democracia plena que alcanzara el de Weimar. [5] Se sustituía la dictadura fidei- núcleo del poder capitalista —el centro de comisaria, propia de la democracia burgue- trabajo— alentó incluso en un movimiento sa, por dictadura soberana, o sea la demo- obrero dominando por el reformismo como cracia de los consejos, dando impulso a la el alemán, cuando los obreros exigían como continuidad de la revolución coincidiendo condición de la nueva república democráti- con el inicio de las amenazas a la misma en ca que aboliera el poder omnímodo de los la forma de presencia en el sur de Rusia de patronos en las empresas, que reconocie- las primeras fuerzas antisoviéticas bajo el ra oficialmente la representatividad de los mando de antiguos generales zaristas. comités de fábrica y que estableciera un 5.– Ver Edward Hallett Carr, La Revolución bolchevi- que: 1917-1923, Historia de la Rusia soviética (Madrid: 1923-1930 (Madrid: Siglo XXI, 1978). Alianza, 1985), 126-36.

Nuestra Historia, 3 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 168-179 179 La lucha por la desigualdad. Una historia del mundo occidental en el siglo XVIII, de Gonzalo Pontón*

José Luis Gasch Tomás Colaborador en la Universidad Pablo de Olavide

Cualquier persona aficionada a la lectura de la historia, tanto si se dedica a la inves- tigación como si no se dedica a ella, sabe de la ingente cantidad de obras históricas que se publican cada año. También sabe que la gran mayoría de ellas no constituyen apor- taciones relevantes al conocimiento histó- rico o aportaciones novedosas en lo que al enfoque o maneras de aproximarse a la his- toria se refiere. La lucha por la desigualdad de Gonzalo Pontón constituye una excep- ción, y no únicamente porque la desigual- dad es un tema rabiosamente actual e his- tórico al mismo tiempo o porque se trate de una obra que realiza contribuciones muy notables a algunos de los más relevantes debates historiográficos actuales. La lucha por la desigualdad es una obra excepcional por lo anterior y porque desmonta los mitos construidos en torno a la Ilustración. En 2017, la Comisión Europea, a pesar de ser una institución que no ha destacado por la implementación de medidas políticas y económicas favorecedoras de la inclusión y la igualdad social, alertó a España por los altos índices de desigualdad y la exclusión que el resto de habitantes del mundo. Por social existentes en el país. Evidentemen- otro lado, en el siglo XVIII la Ilustración, le- te, no es este solo un problema de España. jos de ser un movimiento intelectual libera- De acuerdo con Oxfam, el 1,1% más rico de dor, fue un movimiento al servicio de grupos la población del planeta posee más riqueza sociales enriquecidos que exigían cuotas de poder y, también, la exclusión política de la * Gonzalo Pontón Gómez, La lucha por la desigualdad. Una historia del mundo occidental en el siglo XVIII, Barcelona: mayoría de la población, y ello a pesar de 2016, Cátedra. ISBN: 978-84-944950-4-55 que todas las grandes ideologías de la mo-

180 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp.180-182 Gonzalo Pontón, La lucha por la desigualdad. Una historia del mundo... José Luis Gasch Tomás

dernidad, desde el liberalismo y el anarquis- ducción manufacturera, especialmente el mo pasando por el comunismo, son consi- putting-out system, y los diferentes modelos deradas hijas de la Ilustración. ¿Por qué no de producción manufacturera que impe- vincular ambas realidades históricas (la raron en Europa: el inglés, basado en una existencia de una radical desigualdad en la intensificación de la inversión en mano de actualidad con la formación del movimiento obra y en mejoras tecnológicas que acabó cultural que dio cobertura a la emergencia transformando los modelos manufactureros de la burguesía en el siglo XVIII) separados del Antiguo Régimen, el belga, que estaba por más de doscientos años de historia? Di- más orientado a mercados restringidos que cha relación constituye el núcleo de la obra el inglés, y el modelo absolutista, más atra- de Gonzalo Pontón. sado desde el punto de vista tecnológico y La lucha por la desigualdad se organiza dirigido a mercados también muy restrin- en torno a 9 capítulos y dos partes, la pri- gidos. El cuarto capítulo del libro se ocupa mera de las cuales (6 capítulos) se ocupa del comercio y el mercado, particularmente de las transformaciones socioeconómicas de la formación de mercados nacionales, de ocurridas en Europa en el siglo XVIII y la la expansión del mercado internacional a segunda parte (3 capítulos) de la cobertura través de rutas comerciales europeas, de la política e ideológica que la Ilustración fue creación de compañías comerciales respal- para la lucha por el poder de las clases so- dadas y protegidas por los estados europeos ciales poderosas y emergentes de la Edad y de la expansión del comercio transatlánti- Moderna. El primer capítulo se ocupa de los co. El quinto capítulo se enfrenta a una serie cambios demográficos y económicos ocurri- de procesos de tipo político-fiscal que aca- dos durante el siglo XVIII, que tuvieron que baron teniendo un impacto económico ex- ver con el crecimiento de la población y la traordinario, que son la expansión de las es- caída del poder adquisitivo en casi todos los tructuras administrativas del Estado y de la países europeos, todo ello a pesar de la ex- guerra, con el consiguiente incremento de pansión del mercado y del enriquecimiento la fiscalidad (siempre regresiva, pues recaía de la burocracia emergente y de los grupos sobre los hombros de las familias más po- sociales dedicados al comercio. El segundo bres) y de la deuda pública, que enriqueció capítulo resume las principales transfor- a poderosas familias prestamistas. El sexto maciones y continuidades ocurridas en la capítulo expone de manera magistral la ma- agricultura europea, refiriéndose especial- nera en que las contradicciones del sistema mente a las nuevas técnicas de cultivo que económico, social y político del Antiguo mejoraron la productividad e incrementa- Régimen constituyeron el caldo de cultivo ron la producción agrícola, al conjunto de para motines, revueltas y disturbios en cuyo procesos de cercamiento (enclosures) de contexto sus protagonistas lucharon contra campos abiertos ocurridos en Inglaterra y el incremento del precio de los productos al mantenimiento de la dependencia sobre básicos en el campo, a favor de mejoras sa- las rentas de la tierras por parte de la vieja y lariales y laborales en las ciudades y contra de la nueva nobleza feudal, tanto la secular los reclutamientos militares, que ocurrieron como la eclesiástica, todo lo cual contras- de forma constante a lo largo del siglo XVIII taba con las dificultades del campesinado, y que alcanzaron su máxima expresión en la no ya para ahorrar, sino para, en coyunturas Revolución Francesa. climáticas adversas, sobrevivir. El tercer ca- La segunda parte del libro está configura- pítulo estudia las nuevas fórmulas de pro- do por solo tres capítulos que resultan clave,

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pues son los capítulos que recogen el nú- cimientos publicados sobre la economía, la cleo de la tesis del autor, que es la del cues- sociedad y la política del siglo XVIII europeo tionamiento de la visión de la Ilustración le acompaña una crítica aguda de algunas de como movimiento intelectual liberador. El las más recientes tesis sobre las transforma- séptimo capítulo se ocupa de la oposición ciones ocurridas en el siglo XVIII. Una de las que existió entre una inmensa mayoría de más destacadas, aunque no la única, tiene población europea analfabeta y la expan- que ver con las propuestas que plantean la sión de nuevas instituciones y posibilidades existencia de una «revolución del consumo» educativas de los grupos sociales pudientes en el siglo XVIII, basada en la expansión so- emergentes, que se apoyaron en los inte- cial del uso y consumo nuevos productos de lectuales ilustrados y en su oposición a la importación americana y asiática en Europa, instrucción de campesinos y trabajadores y la «revolución industriosa», propuesta he- urbanos. El octavo capítulo estudia las prin- cha por Jan de Vries y de acuerdo con la cual cipales características de la cultura burgue- en el siglo XVIII se produjo un incremento sa del siglo XVIII, sus elementos plebeyos de la demanda que estimuló el trabajo de los (de los que la burguesía acabó renegando), europeos fuera del marco del hogar con el fin la construcción de espacios de sociabilidad de incrementar recursos con los que invertir entre los que destacaban las academias, los en el consumo de productos existentes en el observatorios, las galerías de arte, los jardi- propio mercado. Ambos elementos habrían nes botánicos y las sociedades culturales, así favorecido transformaciones económicas de como del papel de los periódicos y de las im- mayor profundidad, como la Revolución In- prentas, que se convirtieron en auténticos dustrial. Gonzalo Pontón discute estas pro- negocios, en la expansión de esa nueva cul- puestas, y para ello se apoya en las críticas tura burguesa. El último capítulo de la obra que cuestionan que el consumo se expan- recoge el grueso de la crítica a la Ilustración diera más allá de grupos sociales pudientes, entendida por tantos historiadores como un entre otras cosas porque disminuyó el poder movimiento que pivotaba sobre el esfuerzo adquisitivo de la mayoría de los europeos, de un grupo de intelectuales que fomenta- y en el hecho de que la producción de las ron ideas basadas en la razón y la libertad y manufacturas se apoyara, antes y después en el avance de la filosofía y la ciencia. El nú- de la Revolución Industrial, en el trabajo de cleo de la crítica contra dicha visión se apo- niñas, niños y mujeres, realidad fundamen- ya en evidencias tan claras como el hecho de tal obviada por el grueso de la historiografía que la mayor parte de los ilustrados estuvo sobre el tema y que resulta imprescindible lejos de plantear, ni siquiera sobre el papel, para comprender las transformaciones en la necesidad de la igualdad entre todos los el comportamiento de la producción y de la grupos sociales, y también en el hecho de demanda en el siglo XVIII. que en el siglo XVIII no se produjeran avan- En todo caso, el extraordinario valor de ces significativos en los campos filosóficos esta obra radica en su crítica, tan mordaz y científicos, dado que los grandes avances como sugerente, de la Ilustración. No es que ocurridos en los campos de la filosofía y la Pontón esté en contra de los ideales de li- ciencia había ocurrido un siglo antes. bertad, razón y crítica que se le atribuyen Se trata, en definitiva, de una obra que al movimiento ilustrado del siglo XVIII, es bascula entre el manual de historia, con pro- que, tal y como demuestra, son estas atri- fusa y rica información, y el ensayo interpre- buciones posteriores a la propia Ilustración tativo. A la síntesis de los principales cono- que no resisten la crítica histórica.

182 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp.180-182 Global Indios: The Indigenous Struggle for Justice in Sixteenth-Century Spain, de Nancy E. Van Deusen*

José Miguel Escribano Páez Teaching Fellow, University of Warwick

La historia de la esclavitud es una his- toria de masas humanas, por lo general, anónimas. Sin embargo, por el contrario, la historia de la lucha contra la esclavitud es una historia de héroes épicos, esto es, con nombres propios. El presente libro de Nancy E. Van Deusen ocupa una interesan- te posición intermedia entre estas dos co- rrientes. Es un libro sobre la lucha contra la esclavitud indígena en la Castilla moderna pero los protagonistas de esta lucha no son los típicos héroes ya de todos conocidos. Por supuesto, Bartolomé de las Casas (ese apóstol de las Indias que sigue atrayendo la atención de historiadores) está presente en el libro prácticamente desde la primera pá- gina. Ahora bien, muy pronto deja el esce- nario a disposición de los verdaderos pro- tagonistas: los indígenas americanos que lucharon por sacudirse el yugo de la escla- vitud mediante una serie de batallas legales ante la justicia castellana del siglo XVI. El título del libro, un claro guiño al clásico de Lewis Hanke, The Spanish Struggle for Justi- ce in the Conquest of America, es ya bastante bate judicial pertrechados con los instru- indicativo en este sentido. Y es que mien- mentos legales producto de estos mismos tras los debates sobre el derecho indiano debates, sin ser del todo desconocidos, han entre los juristas hispanos han atraído un recibido mucha menos atención. Por esta enorme interés para los historiadores, los razón, el trabajo de Van Deusen puede leer- hombres y mujeres que se lanzaron al com- se como un ejercicio de justicia reparadora hacia estos personajes olvidados de la his- toria imperial, práctica bastante al uso en Nancy E. Van Deusen, Global Indios: The Indigenous Stru- ggle for Justice in Sixteenth-Century Spain, Durham y Lon- la academia norteamericana. Sin embargo, dres, Duke University Press, 2015. no es esta la única lectura a la que se presta.

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Desde este lado del Atlántico, el libro puede y el utillaje conceptual básico del libro, el tomarse como una contribución que llena primer capítulo ofrece una primera panorá- un vacío historiográfico en lo referente a la mica de los principales temas de esta obra. aplicación práctica de la compleja legisla- Este capítulo se centra en Carmona, un mu- ción imperial sobre la esclavitud indiana. nicipio a la sombra de la Sevilla imperial del Desde hace tiempo se ha venido debatien- quinientos. En este ejercicio de microhisto- do sobre las distintas reformas legales que, ria global la autora reconstruye la coexis- a pesar de abolir la esclavitud de los indios tencia de hombres y mujeres llegados de bajo dominio castellano en teoría, en la las cuatro partes del mundo en el paisaje realidad ofrecía una base legal para su per- humano local, y su influencia en los proce- vivencia. El trabajo de Van Deusen permite sos judiciales de dos indígenas americanas observar ese andamiaje legal en la práctica, que intentaban demostrar la ilegalidad de y no desde una perspectiva cualquiera, sino su condición como esclavas. El segundo desde la que nos brindan más de 180 indí- capítulo continúa ampliando el zoom para genas americanos que plantaron batalla le- pasar a estudiar la esclavitud indígena en el gal ante los tribunales castellanos para de- contexto doméstico. Lejos de constituir un mostrar la ilegalidad de su condición como mero ejercicio de «voyeurismo histórico» esclavos. este capítulo explora una pléyade de dra- Ahora bien, conviene dejar claro desde mas domésticos para iluminar como estas el principio que el volumen que estamos relaciones domésticas reflejaban la asime- reseñando es algo más que un libro sobre el tría política detrás de esta forma de movi- derecho indiano. Es un elaborado estudio lidad forzosa. de lo que significaba ser un indio en la Cas- En el siguiente capítulo los indígenas tilla del siglo XVI, una categoría identitaria ceden parte de su protagonismo al jurista que, según la autora, fue tomando forma castellano Gregorio López Tovar. Su labor al compás de interacciones tanto locales implementando las reformas de los años como globales. Así, según Van Deusen, la 1540, fruto de la cual muchos indios que pertenencia a este grupo no se determina- habitaban en Sevilla alcanzaron la libertad, ba en función del mero lugar de origen, o permite a la autora demostrar cómo estos al menos no sólo, sino al calor de cambian- manejaban la cambiante cultural legal cas- tes contextos locales y globales que, a su tellana. El cuarto capítulo continua por esa vez, se veían profundamente influenciados línea, pero pasa a analizar la mecánica bu- por esta nueva forma de masiva movilidad rocrática de estos particulares casos judi- humana. El argumento puede parecer un ciales y, más concretamente, las evidencias tanto circular a primera vista: la esclavi- escritas. Con ello la autora arroja luz sobre tud aparece como agente de cambio en los los diferentes discursos, a favor y en con- contextos locales y globales, pero, a su vez, tra, de la esclavitud indígena que se iban se ve influenciada por esos mismos contex- reformulando en cada pleito al hilo de los tos que estaba contribuyendo a configurar. cambios en la praxis judicial. El siguiente Sin embargo, el contenido del libro ayuda capítulo se centra en las deposiciones de a diseccionar la mecánica de esta compleja los testigos para mostrar la habilidad de los interacción de una manera bastante con- litigantes a la hora de utilizar algunos de vincente. los conceptos clave de la cultura legal cas- Tras una completa introducción que pre- tellana. Acto seguido la autora nos ofrece senta al lector los objetivos, la metodología un detallado análisis de las nociones que

184 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 183-186 Nancy E. Van Deusen, Global Indios: The Indigenous Struggle for Justice... José Miguel Escribano Páez

los habitantes de la Castilla del siglo XVI ble. El principal corpus lo constituyen los empleaban para distinguir entre indios es- más de 120 casos de la Casa de la Contrata- clavos o libres. En lo que constituye una de ción y el Consejo de Indias. Lejos de confor- las aportaciones más destacadas del libro marse con este impresionante acervo docu- desde nuestro punto de vista, Van Deusen mental, Van Deusen ha recurrido también a demuestra que estas nociones se construían un amplio abanico de fuentes (desde proto- sobre una percepción de la diferencia que, colos notariales hasta crónicas pasando por a su vez, cambiaba a medida que el mundo decretos reales, correspondencias oficiales, de testigos y litigantes se volvía más y más registros de barcos, etcétera) recogidas en complejo. Por último, en el último capítu- archivos y bibliotecas a ambos lados del lo la autora pasa a examinar varios casos Atlántico. La dimensión transatlántica de en los que diferentes indígenas intentaron este trabajo también resulta evidente en construirse una identidad como indios es- lo referente a la maestría que la autora de- pañoles con la que obtener un veredicto muestra a la hora de combinar una amplía favorable en los tribunales. Más allá del re- literatura secundaria en temas tan dispares sultado de sus juicios, su caso abre una ven- como la historia del imperio español o las tana a una realidad imperial en la que estos múltiples historias locales de la esclavitud espacios políticos pueden percibirse como indígena en el siglo XVI. un variado abanico de intercambios inter- El texto, en lo que se refiere a las citas oceánicos, intercambios, movimientos de literales, presenta algunas imprecisiones gentes, y de súbditos trans-imperiales. que, aunque evidentes, no impiden la per- A lo largo de todos estos ejercicios ana- fecta comprensión del contenido. Por otra líticos Van Deusen hace gala de una pro- parte, el aparato gráfico que acompaña al funda capacidad interpretativa. Quizá en texto puede parecer un tanto inconsisten- algún momento se echa en falta una bre- te. El mapa de Latinoamérica ayuda al lec- ve reflexión sobre la autoría ¿individual o tor a comprender las divisiones geográficas colectiva? de los testimonios citados. Sin del continente, un aspecto crucial en las duda los indios, litigantes o testigos, son batallas legales emprendidas por los indios. las voces que interesa escuchar aquí, pero De la misma manera, el mapa del mundo queda por determinar hasta qué punto sus con todos los lugares citados en los pleitos voces nos han llegado mediatizadas por permite hacerse una idea de la dimensión los demás actores que participaban en los del imaginario global desplegado en estas procesos judiciales. Por plantear un ejem- batallas legales. Sin embargo, el mapa de plo concreto, las nociones de pertenencia la península ibérica, plagado de referen- imperial desplegadas en los juicios ¿eran cias a lugares que como «Santorcas» (sic) construcciones mentales de los indígenas no aparecen en el texto, deja al lector con litigantes o una traducción del burócrata la duda de qué criterio ha llevado a autor y encargado de plasmarlas en el papel? Ahora editor a considerarlo útil. El capítulo sépti- bien, es de justicia señalar que, si bien esta mo incluye un mapa de las Molucas que no precisión hubiera podido robustecer algu- aporta gran cosa y, sin embargo, en el ca- nos argumentos, no es menos cierto que las pítulo inicial se echa en falta un mapa que fuentes disponibles no puedan ayudarnos a ayude a entender la compleja distribución dilucidar esta cuestión en profundidad. De territorial de los indios considerados legíti- hecho, el concienzudo trabajo de la autora mos esclavos y los libres desde un punto de con las fuentes es, cuanto menos, reseña- vista legal. De la misma manera, el capítulo

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cuarto podía haber mejorado incorporando y microanalíticas. El análisis en profundi- la reproducción de alguno de los documen- dad de la documentación judicial resultará tos que los indígenas presentaban como de utilidad para todos aquellos que tengan prueba escrita en sus juicios. Huelga decir que recurrir a estas fuentes complejas y que todo esto no resta calidad al resultado productivas a partes iguales. Más allá del final del volumen. ámbito estrictamente académico, el libro El libro resultará de interés tanto a espe- será de interés para todos aquellos que se cialistas como al público en general intere- interroguen sobre los efectos del continuo sado por las caras ocultas de la expansión movimiento de gentes tan propio del mun- hispana. Sin embargo, el autor de estas lí- do globalizado en el que vivimos. Ello es neas se atreve a dudar que ningún editor se así porque ofrece una privilegiada mirada a arriesgue a traducir este libro para un mer- como los castellanos del siglo XVI intenta- cado editorial hispanohablante que parece ron dar sentido a un paisaje humano hispa- preferir «rerrevisionismos» autocompla- no que se volvía más y más complejo a me- cientes del pasado imperial hispano. Siem- dida que el mundo exterior se iba haciendo pre resultará atractivo releer la historia del cada vez más y más grande. Por último, no imperio hispano en América en busca de nos resistimos a señalar lo llamativo que leyendas negras, doradas, rosas, propias y resulta, en un momento en el que se suele ajenas, pero frente al simplismo de todas asociar el avance de la globalización como esas narrativas la historia de los triunfos una fuerza impersonal que equipara dere- y fracasos de estos 184 litigantes permite chos a la baja, el que un puñado de indíge- observar una de las múltiples caras del im- nas supieran instrumentalizar en sus bata- perio sin maquillajes. Ahora bien, el interés llas por el status como hombres y mujeres del libro va más allá del ámbito de la his- libres la percepción de un mundo cada vez toria imperial hispana. Desde un punto de más interconectado. ¿Motivos para el op- vista metodológico el trabajo de Van Deu- timismo? Elementos de reflexión, sin más, sen ofrece, desde el primer capítulo, un cla- y eso es lo que los lectores de esta revista ro ejemplo de las ventajas de una ecléctica pueden esperar de un producto académico combinación entre perspectivas globales como este.

186 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 183-186 La era Hobsbawm en Historia Social, de José Antonio Piqueras*

Ángel Duarte Universitat de Girona

Revisar la obra de E. J. Hobsbawm y obrar, tal y como propone José Antonio Piqueras, conduce a la realización de un ejercicio complejo. Un trabajo intelectual que pro- cura desbordar la mera erudición a fin de permitir, como mínimo, tres cosas. A saber: a) Examinar los logros y las limitacio- nes, el orto y el ocaso —a la espera, según se intuye, de nuevas amanecidas— de la his- toria social. Hacerlo en relación a la Edad de Oro de la misma tal y como fue concebi- da por Hobsbawm y por tantos otros de los autores de su generación y de su filiación ideológica y profesional. Acercarnos, pues, a aquel tiempo que tuvo su arranque «entre confuso y genial en los años 1920 y 1930», que se prolonga en tiempos de la segunda posguerra mundial y que se ve abocado a una potente erosión en la década de 1980, sino antes. b) Proceder a un ensayo de historia in- telectual, en este caso la de la específica comunidad de los historiadores, en la que no sólo se atiende a las lógicas internas de la corporación, cohesivas y/o competitivas, por los cuales opta el historiador se afron- sino que se procede a incrustar dichos jui- tan atendiendo a aquello que los definió: cios, opciones metodológicas y estableci- no ya el progreso endógeno de la discipli- miento de los campos de interés analítico na, sino a las necesidades y a las interpela- en una sociedad históricamente determi- ciones del público receptor, de la sociedad nada. La investigación y la escritura, los en su conjunto. En este punto en concreto, problemas a resolver y los procedimientos el hacer de Hobsbawm, en particular en sus grandes y sucesivas síntesis de los tiempos * José Antonio Piqueras, La era Hobsbawm en historia social, contemporáneos, da pie a una serie de re- Ciudad de México, El Colegio de México, 2016, 310 pp. querimientos muy amplios a públicos lec-

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tores que se ampliaron más allá de los es- que la condición desigual en América, bá- trictamente académicos. sicamente entre población de filiación eu- c) Rendir homenaje a una de las figuras ropea en la época de las grandes migracio- intelectuales del siglo XX más decidida- nes, la emergencia de Estados nacionales, mente implicadas en su oficio, y a través de la onda de la revolución mexicana y su im- él en el ejercicio de estudiar el pasado para pacto mundial, la construcción del socialis- comprender el presente y proceder, en la mo en la Unión Soviética, la expansión del medida que fuese posible, a abrir las puer- sindicalismo revolucionario y el asociacio- tas en las que fuese viable ir liquidando, nismo de masas socialdemócrata, el ascen- o aminorando, las prácticas de opresión, so del fascismo, el inicio de un nuevo ciclo exclusión o marginación de las que eran y de movimientos anticolonialistas, etc., de- siguen siendo objeto las mayorías sociales mandaron explicaciones sobre las acciones populares. Unas mayorías que habían sido, colectivas que la historia académica omi- con anterioridad a ese momento dulce de tía». Ese es, justamente, el contexto inicial la historia social, «sujetos olvidados». En de una opción militante, la de Hobsbawm, diálogo con la ciencia social y partiendo de que se resiente pero no se liquida en 1956. una historia económica anterior a derivas Es también el punto de partida de una Edad econométricas Hobsbawm procuró una for- de Oro para la historia social. Lo es, recor- ma de conocimiento del pasado que ayuda- demos los otros dos nombres citados, en la ba a comprender el presente. Como algunos misma medida que otros optaron por otros de otros de sus cultores, lo hizo con el áni- compromisos. Biografía e historiografía se mo de transformar ese presente hacia «un solapan. Se explican mutuamente. mundo donde siendo comunes los bienes y Piqueras procede a una labor filológica recursos cuya apropiación estaba en el ori- que fija la larga cadena de propósitos en un gen de los antagonismos sociales, acabara oficio y en un saber en cuyo interior —o en la injusticia, la desigualdad, la dominación terrenos limítrofes— desde Pierre Lacombe de unas naciones por otras, el dominio po- y François Simiand, como mínimo, en ade- lítico». lante, se habían oído voces que reclamaban Esta última dimensión, la del intelec- la cientificidad de la historia, el paso de lo tual comprometido con los de abajo y los singular a lo regular, la asunción de una de fuera, con los sometidos y los excluidos perspectiva sociológica y de los sistemas queda esclarecida mediante un pertinente explicativos de causalidad, la atención por juego de imágenes. Las que facilitan las tra- un conjunto de hecho omitidos, o relegados, yectorias contrapuestas de gente como Karl por el historiador. Al avance de la labor de Popper o Joseph Schumpeter. Gentes que Hobsbawm, y con él al de la historia social, adoptaron posicionamientos y compromi- coadyuvó, antes de y durante la densa tem- sos científicos, profesionales y cívicos dis- poralidad antes establecida, el hecho que el tintos, por no decir opuestos, al del prota- movimiento obrero, el surgido con la facto- gonista e hilo conductor del volumen. Los ría (recuérdese aquí la existencia de uno de caminos divergen cuando se presentan las los grandes contenciosos con la obra de E. P. grandes crisis civilizatorias, las coyunturas Thompson), hiciese de la historia un moti- de ruptura con el Ochocientos: «La Gran vo de interés y, finalmente, de legitimación Guerra Europea, con su interminable carni- y dotación de sentido a sus combates. Junto cería, la Revolución Rusa y las situaciones a ello, el desarrollo, en el que participa jus- revolucionarias centroeuropeas, al igual to antes de la eclosión econométrica, de la

188 Nuestra Historia, 3 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 187-190 José Antonio Piqueras, La era hobsbawm en historia social... Ángel Duarte

historia económica (a la manera de Ernest pesar del meticuloso trabajo de edición lle- Labrousse y sus discípulos) y, en general, de vado a cabo por el autor, algunas reitera- los estudios económicos con su análisis de ciones. En cualquier caso, la introducción ciclos y fluctuaciones, de estructuras y co- de matices y precisiones nuevas hacen que, yunturas, de crisis. Eran tiempos en los que incluso ese rasgo, el de las redundancias la historia social y económica formaba un sea llevadero. En esas conferencias queda todo; en la que se asumía que la coyuntura en evidencia, una vez tras otra, que Hobs- económica contribuía a explicar lo social, bawm se inscribe en un programa de his- que el conocimiento de la base económica toria de la sociedad que arranca en los de- permitía evaluar las características de los cenios de entreguerras de la primera mitad grupos sociales —¡ay, de las clases!— y que del siglo XX, que da sus primeros pasos con establecer los fundamentos del poder eco- Bloch y Febvre aunque tenga raíces previas nómico ayudaba decisivamente, aunque no y que cuenta con un papel fundamental de en exclusiva, a explicar la dinámica social. la concepción marxista de la historia. Pero Queda claramente establecido, en el li- no sólo eso. Hobsbawm va a Latinoaméri- bro de Piqueras, hasta qué punto el traba- ca pronto, en los años cincuenta. Pronto el jo de Hobsbawm, como el de tantos otros análisis de las violencias y las resistencias, historiadores británicos se beneficiaría de de lo arcaico como potencial arma de ente- la adscripción a una tradición nacional — reza comunitaria, se presenta con toda su relacionada con la academia o, como en los capacidad heurística en relación a las re- Webb o los Hammond, situada en la perife- beldías, sus tipos, sus actores, su morfolo- ria de la misma— que hacía del trabajo em- gía, su operatividad y sus limitaciones. Sin pírico una seña de identidad. Una tradición evaluaciones que procedan acríticamente, en la que, y los historiadores marxistas bri- por la simple aunque irrenunciable simpa- tánicos ahondaron en ese rasgo, la agenda tía hacia los desposeídos Hobsbawm entra del historiador no se supeditaba a la agenda en un terreno y al entrar contribuye, como política del día. Estos perfiles facilitarían la bien explica Piqueras, a la forja de agendas posibilidad de diálogo generacional —en de investigación, y en su papel posterior en revistas como Past & Present— con quienes, las mismas, en toda América Latina y, de británicos al fin, compartían el gusto por la manera muy particular, en escenarios como estrecha conexión entre teoría y empiria. el colombiano o el peruano. Nada paradójicamente, eso mismo le sumi- De las múltiples lecciones que pueden nistraría, en su caso concreto, un sustento entresacarse de La era Hobsbawm en histo- no para el cierre sino para la conversación ria social quisiera, para concluir esta nota, fecunda con aquellos que, en la estela de destacar un par. La primera que ni Hobs- los maestros —Lucien Febvre y, de manera bawm ni el autor del libro parece creer que muy especial, Marc Bloch— investigaban, el éxito del calificativo «rígido» aplicado escribían y decían en el continente, en re- por sistema al sintagma «marco teórico» vistas de referencia o en los congresos aca- sea una opción que haga progresar el saber démicos que en la década de los cincuenta historiográfico. La segunda, acaso más di- pergeñaron las agendas investigadoras. rectamente vital pero no menos significati- El libro de Piqueras recoge diversas in- va, queda apuntada por Piqueras a modo de tervenciones que tuvieron lugar frente a elogio ad personam: «Hasta el final de sus diversos auditorios académicos mexicanos, días sostuvo una voz lúcida y crítica en el latinoamericanos. Ello, sin duda, genera, a panorama cada vez más gris de la razón, sin

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dejarse conquistar por la actitud entre con- historiográfica con las ciencias sociales, que venientemente escéptica y conformista en asumen la perspectiva de la historia-proble- que ha venido a parar el medio académico. ma, que resisten en el ámbito de la búsqueda Tampoco se dejó llevar por las andanadas de causalidades que religan en una misma apocalípticas de los vencidos de tantas de- trama explicativa los procesos materiales y rrotas, afanosamente trabajadas, de las que los acontecimientos políticos, las relacio- nada desean aprender». nes sociales el comportamiento de grupos y José Antonio Piqueras había arrancado masas, de sujetos colectivos. En el elogio a su reflexión en tono un tanto melancólico y Hobsbawm Piqueras halla una palanca para cervantino a propósito de una Edad de Oro, hacer frente al hastío de la historia de las ya lejana en el tiempo, de la historia social. personalidades y los acontecimientos, y, de No se llamen a engaño. No hay hipocondría. manera muy decidida, al cansancio por esas El autor ancla al lector, desde las prime- curiosidades que nos apartan de lo relevan- ras páginas, en una serie de convenciones te. La historia personal pasa a ser la historia metodológicas y epistemológicas que nos del siglo. Y la historia de la historia: un hilo sitúan en el terreno de quienes comparten conductor a través del cual reseguir la evo- la conveniencia del encuentro de la labor lución de la historiografía.

190 Nuestra Historia, 3 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 187-190 1917. Variaciones sobre la Revolución de Octubre, su historia y sus consecuencias, de Francisco Fernández Buey*

Giaime Pala UAB/UdG

Hubo un tiempo, seguramente hasta los años ochenta del siglo pasado, en que la mayoría de los militantes europeos de izquierdas consideraba esencial conocer la historia de su tradición ideológica para apuntalar su formación política. En la bi- blioteca personal de un activista, pongamos que comunista, no solían faltar libros sobre la Revolución Francesa, la Comuna de París, la Revolución Rusa de 1917, las cuatros In- ternacionales, etc. Y dentro de este cultivo de la historia, se incluían también las obras de los padres teóricos del marxismo, que en aquella época no se leían como «clásicos», sino más bien como pensadores «actuales», esto es, como referentes que aún podían guiar la teoría y la praxis de las organizacio- nes comunistas en un contexto socioeco- nómico ciertamente diferente al de las primeras décadas del siglo XX. Autores en nombre de cuyo pensamiento los militantes podían discutir acaloradamente, escindirse y hasta insultarse. Los ejemplos que podría mencionar aquí son tan numerosos que darían para escribir un ensayo de dudoso torno a la decisión de Santiago Carrillo de interés científico. Pero casos como la viru- eliminar el leninismo como rasgo distintivo lenta discusión que protagonizó el cuerpo del partido, o, si hablamos de las siglas de militante del PCE/PSUC en 1977-1978 en la extrema izquierda, el uso abundante y a menudo violento del adjetivo «revisionista» * Francisco Fernández Buey, 1917. Variaciones sobre la Re- para calificar los programas de otros parti- volución de Octubre, su historia y sus consecuencias, El Viejo Topo, 2017. Edición de Salvador López Arnal y Jordi Mir dos revolucionarios, bastarían para dar una García. idea más precisa de lo que estoy diciendo.

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Por diferentes razones que tienen que tivo en el contexto en que FFB escribía. Lo ver con los cambios geopolíticos, ideológi- mismo se puede decir de su lectura de los cos y sociológicos que han experimentado comunistas consejistas de los años vein- las sociedades occidentales, y que estudia- te y treinta, como Anton Pannekoek, Karl rán en detalle los historiadores del maña- Korsch y Paul Mattick, en cuyas teorías FFB na, las cosas han cambiado. Como tenden- encontraba ideas que aún creía utilizables cia general, la izquierda actual ya no tiene para la lucha política y sindical en la Espa- tanto interés por su pasado ni se enzarza ña posfranquista. Su misma introducción a con frecuencia en discusiones filológico- un libro de 1975 que recogía el debate entre políticas acerca del pensamiento de sus Antonio Gramsci y Amedeo Bordiga sobre grandes teóricos. Verbigracia, a casi nadie la visión gramsciana de los consejos de fá- hoy le escandaliza el uso superficial de los brica de Turín como germen de una futu- conceptos gramscianos por parte de no po- ra democracia obrera, estaba pensada para cos políticos progresistas de toda Europa. Y, recuperar ideas —las del consejismo italia- si nos referimos a España, a veces se tiene no— que no por salir derrotadas merecían la sensación —muy fuerte cuando se obser- acabar en el basurero de la historia. Aun- van a algunos líderes de la llamada «nue- que sea indirectamente, también percibo su va política»— de que todo lo anterior a la voluntad de intervenir en los debates de la Transición a la democracia no sea digno de izquierda de los setenta en un texto histo- estudio. riográfico como «La revolución rusa como Digo esto tras haber leído la antología de problema histórico», publicado en 1978 por textos de Francisco Fernández Buey (FFB) El Viejo Topo. sobre la Revolución de Octubre de 1917 y Con el paso del tiempo, y en concomi- la trayectoria histórica del movimiento co- tancia con el reflujo que padeció el movi- munista, editada recientemente por Salva- miento comunista en los años ochenta, la dor López Arnal y Jordi Mir. Una antología visión de FFB de la Revolución de Octubre interesante por muchos motivos, pero, ante y del comunismo del siglo XX tendió a ha- todo, porque en ella veo a un brillante in- cerse menos «inmediata», es decir, no tan telectual comunista que modificó con los funcional a las necesidades estratégicas y años su manera de enfocar la tradición po- tácticas de la izquierda española. Máxime lítica a la que se adhirió en juventud y que, después del hundimiento de los regímenes al mismo tiempo, se confrontó con acon- de los países del Pacto de Varsovia a par- tecimientos internacionales que marca- tir de 1989. Como no podía ser menos, sus ron una época y le empujaron a hacer un escritos del periodo 1990-1996 reflejan la esfuerzo de clarificación política que duró conciencia de que la izquierda se hallaba hasta su muerte en 2012. ante una cesura histórica que la obligaba En efecto, en los textos de FFB de los a formular una reflexión en profundidad años setenta, como los dos fragmentos del sobre su pasado y presente. Si ya en 1977 libro Conocer Lenin y su obra (1977) que FFB se mostraba, en un artículo publicado los editores han incluido en su selección, en Materiales, escéptico hacia una regene- se nota, entre otras cosas, la tentativa de ración socialista de la URSS, en sus textos ver lo que había de vivo en los escritos de posteriores a la caída del Muro de Berlín es Lenin. Y por vivo entiendo —en línea con patente la voluntad de analizar con espíri- lo que decía al comienzo de esta reseña— tu autocrítico el fracaso del socialismo real, aquello que podía ser políticamente opera- que, velis nolis, afectaba a todos; hasta a

192 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 191-194 F. Fernández Buey, Variaciones sobre la Revolucuón de Octubre... Giaime Pala

aquellos que nunca habían comulgado con los de la generación anterior, ya no se sen- el modelo soviético. De lo que se trataba tían particularmente atraídos por aconteci- era de «revisar, rehacer, renovar sin perder mientos como la Revolución de 1917 o por la naturaleza propia» (p. 164). En suma, de políticos como Lenin. Era un hecho que la volver a empezar con humildad y de recu- izquierda marxista no podía aceptar de for- perar todo un vocabulario de emancipación ma resignada —volveré sobre este punto en social desvirtuado por las nomenklaturas de un momento— pero al que tenía que adap- los países del Este. Lo cierto es que esta au- tarse. Él, desde luego, lo hizo. Porque, aun- tocrítica del socialismo, reclamada y prac- que FFB siguió definiéndose hasta el final ticada por un intelectual que —hay que re- como comunista, no sacralizó esta palabra cordarlo— siempre había sido crítico con el y le dio un significado parecido al que tenía socialismo real, no debió de ser fácil. Aque- para Karl Marx: un militante del más am- llos eran años en que un libro esquemático plio y transversal movimiento democrático e ingenuo como El fin de Historia de Francis que recorrió el siglo XIX y protagonizó las Fukuyama era presentado por los medios luchas sociales de la época. No por casua- de comunicación como una lectura obliga- lidad, en la presentación del libro El comu- toria para pensar el presente, y en los que nismo. Contado con sencillez (2003) de Fran- abundaban los intelectuales que reducían cisco Frutos, entonces secretario general la historia del comunismo a una galería de del PCE, le parecía que lo más llamativo de horrores y crímenes contra la humanidad. la obra fuera el hecho de que apenas habla- Aun así, FFB no esquivó la tarea y, en una ra «de comunismo (ni siquiera de sociedad entrevista de 1991, demostró tener una socialista) cuando se refiere al futuro. Dice idea nítida de la dimensión del problema y que el mundo necesita una pasada por la iz- de su solución: «El drama es que esta fase quierda. Habla de democracia radical y par- histórica que ahora empieza tiene detrás el ticipativa, de otra globalización, de nuevo descrédito tremendo de las palabras ‘socia- humanismo. Y sobre todo de derechos (…)» lismo’ y ‘comunismo’ (…) Parece claro que (p. 258). FFB opinaba que el comunismo or- en tales condiciones la noción misma de ganizado no había perdido su función polí- socialismo tiene que ser reconstruida» (pp. tica siempre y cuando estuviera dispuesto a 171-172). En ello trabajó Francisco Fernán- unirse con todas las fuerzas progresivas de dez, con especial intensidad en los años no- la sociedad y trazar con ellas un programa venta, con obras como Ni tribunos. Ideas y de transformación social viable y realista. materiales para un programa eco-socialista Los tiempos en que el movimiento comu- (1996) o Marx (sin ismos) (1999). nista creía ser políticamente autosuficiente También son muy interesantes sus escri- habían acabado para siempre. Para un se- tos redactados a partir del 2000. Una etapa guidor del filósofo de Tréveris, el objetivo en que FFB, aun sin dejar de colaborar con tenía que ser ahora la construcción de una partidos y plataformas alternativas, tendió suerte de V Internacional que recordase a a alejarse de la política activa al tiempo que la antigua y plural Asociación Internacio- intensificó su producción político-filosófi- nal de Trabajadores. ca. En lo que se refiere al tema central del Como decía antes, dicha renovación no libro, FFB era consciente de que el cambio implicaba en absoluto que los militantes generacional había modificado los intere- radicales del nuevo milenio hicieran un ses intelectuales de las nuevas hornadas borrón y cuenta nueva con el pasado. Todo de activistas radicales, que, a diferencia de lo contrario. FFB no dejó de recomendarles

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el estudio riguroso de la historia del movi- Para concluir, no faltan motivos para re- miento comunista —o, mejor dicho, de la comendar la lectura de este libro tan bien historia tout court— para que su práctica editado por López Arnal y Mir. De entrada, política no cayera en el presentismo estéril. por el interés intrínseco de las reflexiones En el libro se incluyen diferentes muestras de un intelectual sólido y original, cuyo de ello. Pienso, por ejemplo, en la larga re- talento a la hora de hilvanar argumentos seña de la espléndida novela Chevengur de tiene pocos paragones en la izquierda es- Andréi Platónov, ambientada en los años pañola de los últimos cincuenta años. En del comunismo de guerra y la Nueva Po- segundo lugar, porque los textos del libro lítica Económica, y en su comentario del conforman, en sí, toda una lección meto- libro de Rafael Poch de 2003 acerca de la dológica sobre cómo interrogar la expe- caída del sistema socialista y la transición riencia histórica comunista y sacar de ella al capitalismo en los territorios de la vieja conclusiones provechosas para el presente. Unión Soviética. Pero también en su rese- Y por último, porque es un libro útil para ña de las memorias de Rossana Rossanda, todos aquellos historiadores y politólogos La muchacha del siglo pasado (2005), en que que estén interesados en analizar cómo la FFB encontraba, amén de la admisión de la izquierda de España vio el final del socialis- derrota del comunismo italiano, enseñan- mo real e intentó reconstruir sus categorías zas fecundas para el futuro. analíticas a partir de los años noventa.

194 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 191-194 El trabajo, derecho y condena *

Alejandro Pérez-Olivares Sciences Po Lyon

Hace ya unos años, el añorado historia- dor Julio Aróstegui afirmaba que «el es- tudio de la violencia se relaciona siempre con los intereses de quienes la estudian y con sus puntos de vista». Más de dos déca- das después de aquel juicio, que abría los cauces del estudio de la violencia política a enfoques todavía hoy sugerentes, el li- bro de Juan Carlos García Funes confirma la importancia de seguir pensando las for- mas represivas elegidas por la dictadura de Franco desde intereses y puntos de vista renovados. A recoger bombas. Batallones de trabajo forzado en Castilla y León (1937- 1942) propone un diálogo entre enfoques alejados a priori: por un lado, la espinosa cuestión del trabajo forzado como forma de acumulación económica; por otro, las raí- ces represivas de tal práctica entre la Gue- rra Civil y la inmediata posguerra. El con- texto desde el que se ha escrito esta obra no puede ser más ilustrativo: el autor no es sino una voz más de una generación mar- cada por la precariedad y la inestabilidad sivo franquista. Un perfil que abarca desde laboral, cuando no por la ausencia directa la redención de penas por el trabajo a los de oportunidades. Pero precariedad e ines- Batallones de Trabajadores y los campos de tabilidad, aun dentro de la Academia, no concentración, al que también se une una son sinónimo de fragilidad analítica, y este clara vocación divulgativa, aquello que de- trabajo lo demuestra. bería vehicular cualquier trabajo relaciona- La solidez de la propuesta de Juan Car- do con la memoria traumática de nuestro los García Funes se explica, en primer lu- país. En este sentido, entre 2008 y 2011 gar, por su larga trayectoria investigadora participó investigando en archivos y reco- en las múltiples facetas del sistema repre- pilando testimonios como activo militan- te del Foro por la Memoria de Segovia de * Reseña del libro: Juan Carlos García Funes, A recoger bom- cara al proyecto «Tras las rejas franquistas» bas. Batallones de trabajo forzado en Castilla y León (1937- 1942), Atrapasueños - Foro por la Memoria de Segovia, Se- (libro, exposición y documental) junto con villa, 2016, 380 pp. Santiago Vega, así como en otras exposicio-

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nes sobre las diferentes vertientes represi- y jurídica de ambos sistemas, las institu- vas del régimen de Franco y la violencia en ciones que participaron y su rango de ac- la retaguardia republicana durante la gue- tuación. Unas páginas sin duda necesarias rra. En 2011 el autor dedicó su Trabajo Fin para comprender sus diferencias, pero que de Máster a la relación entre el propagan- podían haberse dirigido también a expli- dismo católico y la movilización de masas car las similitudes entre la redención y el entre 1923 y 1931. En ese mismo año, sus trabajo forzado, sobre todo cuando ambas variados intereses quedaron fijados en sen- experiencias legaron una memoria a veces das publicaciones, como «La Prisión Cen- intercambiable. ¿Por qué coincidieron las tral de Mujeres de Segovia» (de nuevo con nociones de «desafecto» y «enemigo» en los Santiago Vega) o «El semanario Redención: mismos sujetos? ¿Es posible interpretar la un estilo de coacción y propaganda», den- construcción del franquismo, social y cul- tro de una publicación colectiva resultado turalmente, pero también desde su propia de un congreso de la Asociación de Histo- materialidad, a partir del trabajo de presos ria Contemporánea. A sus reflexiones so- y prisioneros? Una cuestión que profundi- bre la prisión franquista y la extensión del zaría en uno de los debates planteados por discurso y la práctica redentorista en el este estudio, el de una perspectiva analítica mundo penitenciario unió su experiencia anclada en el «tiempo largo». ¿De qué for- investigadora en el marco del Fondo Docu- mas el «derecho al trabajo» franquista fue mental de la Memoria Histórica de Navarra una subordinación más de las condiciones (proyecto desarrollado desde la UPNA) y laborales al «interés nacional» y cómo se la realización de una tesis doctoral sobre codificó este interés en la década de 1940? el trabajo forzado en el conjunto del terri- Los capítulos tres y cuatro se consagran torio español. La publicación de este libro a estudiar las raíces del sistema de trabajo puede interpretarse así como una primera forzado en la Guerra Civil y su extensión a decantación de su investigación doctoral, los años de «paz». De este modo, la inter- que ha defendido felizmente en septiembre pretación continúa una serie de trabajos de 2017. que trascienden el año de 1939 para inte- En términos generales, son dos las rrogarse más por la continuidad de las ins- grandes aportaciones de esta obra. Prime- tituciones y dinámicas del franquismo que ro, su propia apuesta interpretativa desde por la ruptura que supuso la sublevación. la multiplicidad de planos superpuestos e Es más, el autor dibuja unas líneas de con- interconectados. Segundo, su profunda vo- tinuidad que atraviesan no sólo la Segunda luntad explicativa ante la complejidad que República y la dictadura de Primo de Rive- alcanzó la represión franquista. En este ra, sino que se hunden con profundidad en sentido, a lo largo de las páginas de A re- el siglo XIX. Desde hace ya algún tiempo, coger bombas desfilan prisioneros dentro no sólo la guerra de 1936-1939 se interpre- del sistema de Batallones de Trabajadores ta en términos de colmatación de tensiones y presos redimiendo pena a través del tra- y conflictividades de largo recorrido, una bajo, dos figuras diferentes, sobre las que cuestión ya de por sí crucial, sino que la recayó una justificación distinta de la pena, propia configuración de la dictadura se in- y que no siempre se han clarificado correc- terpreta a través de importantes persisten- tamente en el debate historiográfico. El cias más allá del último parte de guerra. Es autor dedica el segundo capítulo del libro en esta secuencia de rupturas y continui- a desgranar la fundamentación intelectual dades donde se sitúa la importante función

196 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 195-198 El trabajo, derecho y condena Alejandro Pérez-Olivares

de los batallones de trabajo forzado, a los el franquismo. Una realidad, la del acceso a que Juan Carlos García Funes enfoca des- las fuentes del estudio de la dictadura, que de Castilla y León. Una vez presentado el se opone a la masiva presencia de otro tipo «problema» de los prisioneros de guerra a de patrimonio, más cotidiano y, por tanto, partir de 1937 y después de dibujar la bu- quizá más «invisible». En efecto, lo que de- rocracia de los campos de concentración, muestra esta obra es que los cautivos tra- todo ello en el tercer capítulo, el cuarto se bajadores no participaron únicamente en destina a definir la relación entre campos la construcción de fortificaciones y otras y batallones como la construcción de un labores de intendencia militar, sino que el «espacio de control, estabilidad e inten- trasvase de mano de obra a proyectos civi- dencia». La definición de una retaguardia les fue masiva. Así, carreteras, infraestruc- pacificada se produjo al mismo tiempo turas del ferrocarril, trabajos forestales o de que se catalogaba a los soldados enemigos reconstrucción en las ciudades e, incluso, capturados en el frente. Y más aún, ambos aeropuertos, fueron destinos recurrentes. fenómenos no pueden interpretarse de for- La escasez de mano de obra especializada ma aislada, pues en ellos cristalizaron gran hizo que algunos cautivos trabajadores fue- parte de las raíces ideológicas del todavía ran realmente solicitados por los poderes «Estado campamental». En la construcción locales o los patronos de las fábricas, que de la dictadura franquista, la violencia ex- anteponían el desarrollo de sus industrias presó gran parte de su naturaleza política a la catalogación moral e ideológica de los al tiempo que modelaba la futura sociedad trabajadores. de posguerra. La amplia variedad de tipos de trabajo Es aquí donde se sitúa la «clave de bó- forzado, su influencia en el desarrollo eco- veda» de este libro, la finalidad del trabajo nómico del proyecto autárquico, incluso su forzado como elemento de encuadramien- permanencia hoy en día, hacen de la am- to y clasificación ideológica. Un fenómeno pliación de escala un acierto metodológico. que puso en relación a múltiples instancias El libro nos presenta un fenómeno próxi- del poder franquista, fueran civiles o milita- mo, del que todavía hoy podemos vislum- res, desde que la Inspección de Campos de brar algunos de sus efectos. La ausencia de Concentración de Prisioneros se percatara fuentes y la dificultad de su consulta para del aprovechamiento económico que podía estudiar el trabajo forzado contrastan con obtener del trabajo de «desafectos» y «afec- la materialidad de las obras. ¿Qué hay de su tos dudosos». Las diferentes burocracias memoria? El autor conoce bien las publi- que conformaron el franquismo crearon caciones de algunos trabajadores forzados, un espacio de control a través del trabajo, como demuestra en su recorrido bibliográ- primero en la retaguardia, después a través fico. Sin embargo, la riqueza de estas fuen- de la reconstrucción del país tras la guerra. tes, que ponen rostros al sufrimiento y deli- El esfuerzo empírico mostrado en este libro mitan las fatigas de miles de personas, se ve demuestra la dificultad de ofrecer un análi- relegada a la introducción y al epílogo del sis cuantitativo concluyente, aun vaciando libro. Limitaciones de espacio y la arquitec- de forma intensiva los fondos del Tribunal tura del estudio, centrado en una más que de Cuentas, como es el caso. Las fuentes necesaria explicación funcional, explican que podrían permitir un análisis más pro- esta utilización testimonial de las memo- fundo del trabajo forzado forman parte de rias, cuyo aprovechamiento trasciende este ese «agujero negro documental» que es aún trabajo y queda incluido en esos «nuevos

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retos» a los que el autor se compromete al monio de este trabajo. Pero A recoger bom- final del libro. Habrá, seguro, otras oportu- bas. Batallones de trabajo forzado en Castilla nidades para que las personas que aparecen y León (1937-1942), pertenece a esa tradi- en la portada, mirando desafiantes a la cá- ción de libros académicos con voluntad de mara, protagonicen otros estudios firmados derribar barreras, y su lugar se ubica más por Juan Carlos García Funes. Su trayectoria allá de las facultades de Historia. Preocu- le avala en la continuidad de una reflexión pado por una época en que el trabajo fue que ha sorteado importantes dificultades concebido como un derecho y como una pero que, al fin, ha podido ver la luz. condena, su autor, Juan Carlos García Fu- Casi 400 páginas después de abrirlo, nes, se sitúa en mitad de nuestro espacio puede decirse que este libro es una gran público interpretando fuentes de archivo y noticia. Sin duda alguna, para el panorama sosteniendo afirmaciones, pero por encima historiográfico español, que ve cómo algu- de todo planteando problemas y formulan- nos debates que eran patrimonio exclusiva- do preguntas. Preguntas y problemas que mente foráneo se instalan definitivamente nos ayudan a comprender nuestro patri- en nuestra Academia. La originalidad y el monio traumático, también en su dimen- atrevimiento de dialogar con la historia del sión material, cotidiana, «inocente». Quizá trabajo y la historia económica desde los sea ésta la primera y fundamental tarea del estudios sobre violencia política son patri- historiador comprometido.

198 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 195-198 Militancia clandestina y represión. La dictadura franquista contra la subversión comunista (1956-1963), de Francisco Erice

José Carlos Rueda Laffond Universidad Complutense de Madrid

Hace pocos meses David Ginard escri- bía en estas mismas páginas, a propósito del reciente estudio de Carme Molinero y Pere Ysàs dedicado al Partido Comunista de España (PCE) entre 1956 y 1982, acerca de la necesidad de situar esta aportación en la evolución de la agenda historiográfi- ca española. La misma consideración cabe establecer como llamada de partida al re- señar el trabajo de Francisco Erice Militan- cia clandestina y represión, publicado en la Colección Piedras Angulares de la asturiana Ediciones Trea. Ginard mencionó el radical contraste existente entre la investigación histórica más reciente y los añejos enfoques que de- terminaron las visiones sobre el PCE en las dos décadas finales del franquismo. En aquel momento, y mediante una cierta mecánica de espejos invertidos, se confrontaron los trabajos fervorosamente anticomunistas de autores como Eduardo Comín Colomer frente a la literatura apologética de partido. publicista que colaboró activamente en la Este contraste todavía se agudizaría más si vulgarización de una imagen en negro del advertimos la coincidencia cronológica en- PCE entendida como nutriente esencial del tre algunos títulos señeros. Comín, además discurso mitológico y legitimador de la dic- de un resaltado responsable policial en la tadura. Para ello se sirvió asiduamente del Brigada Político-Social, fue un infatigable aparato editorial del régimen, erigiéndose en peculiar intelectual orgánico. Su conoci- da y extensa Historia del Partido Comunista * Francisco Erice, Militancia clandestina y represión. La dictadura franquista contra la subversión comunista (1956- de España vio la luz a mediados de los años 1963), Gijón, Ediciones Trea, 2017, 286 pp. sesenta en la Editora Nacional.

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Recién iniciado el decenio, en abril de abierta desde la comisión de trabajo enca- 1960, se publicaba por su parte la Historia bezada por Pasionaria. Y respecto a la obra del Partido Comunista de España, obra de de Comín, enlazando con el esfuerzo oficial una comisión de trabajo encabezada por encauzado a través del paraguas proporcio- Dolores Ibárruri e integrada por Irene Fal- nado desde mayo de 1965 por la Sección de cón, Antonio Cordón, Luis Balaguer, José Estudios sobre la Guerra de España encua- Sandoval y Manuel Azcárate. Aquel proyec- drada en la Secretaría General Técnica del to se gestó dos años antes, y, aunque exis- Ministerio de Información y Turismo, uno de tieron dudas acerca de su exacto enfoque los viveros de lo que Herbert R. Southworth temático, la decisión inicial adoptada fue prontamente caracterizó como «la escuela abordar una historia del partido en cinco neofranquista sobre la Guerra Civil». Sus re- volúmenes aprovechando el cuadragésimo sultados se sustanciaron en libros de tono aniversario de la organización. El primer académico, publicaciones más generalistas, plan de obra se estructuró siguiendo un or- textos de divulgación, artículos en prensa o den cronológico: la fundación del partido, trabajos documentales para televisión. la etapa del Frente Popular y la Guerra Ci- Los títulos mencionados pueden inter- vil, la lucha contra la dictadura, una entre- pretarse, aún a riesgo de simplificar en ex- ga dedicada a la Unión Soviética y un ensa- ceso sus singularidades o sus exactas coor- yo titulado Qué es y por qué lucha el Partido denadas de producción y difusión, como Comunista. Santiago Carrillo sugirió enton- muestras de alteridad discursiva. Este tipo ces que este debía ser el primer título en ser de prácticas, configuradas a través de un editado, subrayando así la importancia ex- peculiar ejercicio de acción y reacción asi- plícita que las lecturas de presente debían métricas, de réplicas y contrarréplicas des- tener sobre las visiones de pasado. iguales, se evidenciaron a través de otras En su resolución final la Historia del Par- muchas manifestaciones durante los años tido Comunista de España estuvo lejos de sesenta. Cabe mencionar, por ejemplo, el aquella primera concepción. Se trató de una caso de Radio España Independiente (REI). apretada síntesis que recorría el devenir del Según han resaltado Armand Balsebre y partido desde sus orígenes hasta la Política Rosario Fontova, la emisora aspiró en este de Reconciliación Nacional. De hecho, el período a convertirse en alter ego de Radio subtítulo de la obra alertaba al lector de que Nacional a través de una exhaustiva contra- estaba ante una «versión abreviada» —la de- programación de contenidos. En paralelo, finitiva nunca fue escrita. Otro tanto ocurrió bloquear la señal de La Pirenaica se convir- con el texto de Comín, que concluía su re- tió en una obsesión técnica y política para lato en vísperas del 18 de julio. En este otro el régimen. El Servicio de Interferencia Ra- caso asimismo figuró una llamada de aten- diada —dependiente de la subsecretaria de ción como subtítulo donde se advertía que Presidencia y, por tanto, bajo la égida direc- se trataba de la «primera etapa». La narra- ta de Luis Carrero Blanco— se reorganizó en ción subsiguiente tampoco apareció jamás. 1962 con esa intención neutralizadora. En todo caso, ambas iniciativas se pro- No es este el lugar para detallar los pa- yectaron sobre otros proyectos más ambi- sos y las perspectivas abiertas desde la his- ciosos. En un caso, sobre la tetralogía Guerra toriografía más reciente interesada por el y Revolución en España, 1936-39, publicada análisis del PCE durante el dilatado perío- a partir de 1966, que en buena medida pro- do marcado por la dictadura primorriveris- seguía la tarea de introspección y memoria ta, la Segunda República y la Guerra Civil,

200 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 199-203 Francisco Erice, Militancia clandestina y represión. La dictadura... José Carlos Rueda Laffónd

el franquismo y la Transición Democrática. realidad orgánica en el interior como fuer- Baste señalar solo las notables aportaciones za clandestina. Complementariamente se de Francisco Erice en esas coordenadas más interesa también por el régimen durante vastas, en particular en cuatro grandes ejes: aquellos mismos años, resaltando en espe- la investigación sobre la presencia del PCE cial su rol adaptativo y los frutos logrados en Asturias, las dinámicas de movilización en el rentable escenario de la Guerra Fría, o conflictividad obrera en aquella región junto a los brotes aperturistas y esa persis- durante los primeros años sesenta, el giro tencia de la pulsión anticomunista en sus encarnado en la política de reconciliación expresiones en forma de relato propagan- nacional y su sentido en la estrategia gene- dístico y herramientas político-judiciales. ral comunista durante la etapa 1954-65 y la La segunda parte de Militancia clandes- dimensión encarnada en la base militante, tina y represión (capítulos 5-9) se centra ya fuese atendiendo al componente feme- en una exploración detallada y ponderada nino asturiano o a los marcos de subjetivi- de la secuencia que dio forma empírica a dad existentes desde finales de la década de la lucha contra la «subversión comunista». los cincuenta, en aspectos como las claves Se estudian entonces los eslabones de la de autopercepción, las marcas de identidad represión: las «caídas» y detenciones; los colectiva o los referentes de memoria com- interrogatorios, torturas y malos tratos en partida. comisaria; los procesos judiciales; las cár- Militancia clandestina y represión se em- celes como centros de castigo, pero también plaza en esas líneas de reflexión haciéndolas como espacios de resistencia, hasta llegar a converger hacia un objeto de estudio defini- los rasgos determinantes que definieron la do que aprovecha, a su vez, un bagaje previo solidaridad y la lucha antirrepresiva como fundamental: un estudio inédito encargado nudos gordianos en la estrategia comunis- hace unos años por la Fundación Horacio ta. El décimo y último capítulo sirve de sín- Fernández Inguanzo —Las víctimas de la tesis aportando los rasgos de corte socio- reconciliación nacional. La represión contra territorial que permiten trazar el perfil de los comunistas españoles (1956-1963)—, que las víctimas, cerrándose con unos breves constaba de un estudio analítico, una reco- apuntes conclusivos. pilación documental y de alrededor de 1.500 Una cita recogida en el libro, aparente- fichas biográficas de represaliados durante mente anecdótica, ilustra a la perfección la aquel período. tesis general del estudio, definida por la per- La obra de Erice se construye, en cier- vivencia de la violencia punitiva y su discre- to modo, a partir de círculos concéntricos cionalidad. Está extraída del testimonio del fundamentados en la oposición estructural recientemente fallecido José Ramón Herre- entre el partido antifranquista por anto- ro Merediz al evocar su paso por un tribunal nomasia y una dictadura que hizo perenne castrense en 1960, tras las detenciones su- bandera del anticomunismo. Tales círculos fridas entre los delegados que asistieron al se nutren por la interacción entre varios ni- VI Congreso celebrado en Praga. El juez ins- veles. La primera parte del texto (capítulos tructor –el teniente coronel José Antonio 1-4) traza una panorámica de conjunto de- Valvas– le recordó que podría ser acusado dicada al PCE. Atiende a ese giro sustancia- de rebelión militar, con lo cual se enfrenta- do en la política de reconciliación nacional, ba a una condena que podía oscilar entre los en un contexto cuyos extremos abarcarían seis meses de prisión y la pena de muerte. del V al VII Congreso (1954 y 1965), y a su «Sinceramente no creí que mi vida corriese

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peligro», escribió muchos años después He- otra parte, según recalca el autor en diver- rrero Merediz, «pero nunca olvidaré la son- sos pasajes de su estudio, es necesario en- risa de satisfacción de mi juez instructor» al tender el fenómeno represivo sin perder de pronunciar aquellas palabras. vista su extraordinaria complejidad, su ca- Militancia clandestina y represión se si- rácter de práctica híbrida donde se comple- túa en una suerte de terra incognita. Aborda mentaron las formas de violencia física, la la represión franquista en el tiempo corto coacción y la imposición, el miedo, las inti- circunscrito entre 1956 y 1963, lejos ya de midaciones y la presión psicológica, además la extraordinaria virulencia de posguerra de la movilización simbólica, la disuasión y y antes de los estertores de violencia es- la prevención, junto a la indispensable ges- tatal que acompañaron la recta final de la tión de las adhesiones, los consensos, las dictadura. Este hecho obliga al autor a un aquiescencias y las pasividades. Este es- esfuerzo de categorización sobre el fenó- cenario multiforme permite correlacionar meno represivo, en un momento en que la represión más expeditiva —y la segunda las cifras más visibles del mismo decrecían parte del libro hace minucioso inventario coincidiendo con el notable esfuerzo oficial de la misma— junto a esas otras estrategias por redefinir sus mecánicas de legitimación de socialización franquista antes mencio- social. El emblema de ese empeño tomó nadas desplegadas a lo largo de los años forma al socaire de la ruidosa campaña de sesenta y que se mantuvieron aún, con un los XXV Años de Paz (1964), pero sin duda acusado tono ad nauseam, en los cinco pri- puede rastrearse ya desde 1956. La imagen meros años del siguiente decenio. de una dictadura benévola que se auto-jus- El otro escenario abordado en Militan- tificaba ante la esfera pública en virtud de cia clandestina y represión, igualmente de criterios funcionales —proporcionar creci- evidente complejidad, corresponde a las miento económico, desarrollo social y tran- coordenadas históricas donde situar al par- quilidad ciudadana impulsando el bienestar tido. Lejos de conformar un todo unívoco, el colectivo mediante iniciativas pragmáticas, mundo comunista español estuvo recorrido en apariencia apolíticas y coherentes con durante este período por esferas y tensio- el entorno del mundo occidental— ha sido nes diferenciadas. La más notable corres- interpretada como expresión histórica sus- pondió a la territorialidad dual y al riesgo tancialmente distinta a la realidad de 1939. de desembocar en dos partidos, el del in- La versión más exaltada de esta lectura so- terior y el del exilio, disperso este último a bre el segundo franquismo estribaría en si- su vez en múltiples focos geográficos. Pero tuar al propio Franco como matriz, siquiera asimismo se incorporaron otras dinámicas, involuntaria, de la transición a la democra- como las dialécticas trazadas entre ruptu- cia y como ejecutor del fracaso de la conti- ra y continuidad generacional. También el nuidad de su propio régimen. largo camino que iba del diseño teórico a Francisco Erice recalca, en cambio, cómo la resolución práctica de las orientaciones los cadalsos permanecieron en su sitio en- políticas, el hacer valer el principio de au- tre 1956 y 1963. De hecho, siguieron locali- toridad ante la presencia de tejidos autó- zados en el emplazamiento fijado desde el nomos, el optimismo de la dirección frente nacimiento de la dictadura, aunque bajasen al día a día del antifranquismo comunis- en número y se empleasen en contadas oca- ta a ras de calle o las posibles fallas entre siones, pero siempre en coherencia con el el ideal y la cotidianeidad de las prácticas principio de «lo excepcional normal». De militantes clandestinas. Con una base hu-

202 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 199-203 Francisco Erice, Militancia clandestina y represión. La dictadura... José Carlos Rueda Laffónd

mana efectiva modesta, nutrida quizá por acerca de los rasgos y contradicciones del entre diez y doce mil activistas, el reto era ejercicio de militar en las estructuras sub- enorme al añadirse otros muchos extremos: terráneas del PCE: ahí se concitaron los el prolongado esfuerzo por materializar el activos de la fidelidad, de un ejercicio vital «entrismo» en las estructuras sindicales, la que exigía muchas veces un compromiso a implicación en las dinámicas de conflicti- tiempo completo o del sentimiento de per- vidad social, la necesidad de dar forma a la tenencia a un todo con resonancia casi fa- difícil y frustrada táctica del «jornadismo» miliar, pero que también resultaba en gran y la Huelga Nacional Política o el tener que medida imaginado e idealizado y que, con sortear los reiterados golpes policiales. frecuencia, se acompañó de un lado oscuro Francisco Erice contrasta el vasto catá- plagado de frustraciones —la «castración» logo de las formas de violencia estatal con según el autor— de expectativas y posibili- el vademécum codificado del buen comu- dades personales. nista, alertándonos acerca de la tensión Esa interacción asimétrica entre el PCE presente entre ambos extremos, en oca- y la dictadura se expresó asimismo a través siones humanamente insuperables. El libro de la dinámica de réplicas y contrarréplicas se nutre de la rica literatura testimonial de que han sido ejemplificadas al inicio de las dirigentes, cuadros y afiliados de base que presentes páginas. El relato comunista asi- evocaron aquellos años que continuaban miló rápidamente, desde la misma conclu- siendo grises, junto a un uso en profundi- sión de la Guerra Civil, los vectores de la re- dad de los fondos de archivo de la organi- sistencia y la lucha contra la represión. Este zación, en particular de la sección sobre discurso constituye un prolongado eje de represión franquista. Nos recuerda como continuidad que debe explicarse, en parte, la policía fue, por ejemplo, «inusualmente en clave de movilización de referentes co- cortés» con Antoni Gutiérrez, tal vez por su hesivos internos, si bien sus manifestacio- «respetable profesión de médico pediatra». nes precisas ofrecieron mutaciones y adap- Aunque ello no nos debe hacer olvidar otras taciones sensibles. En todo caso, la épica del sofisticaciones, como las de un policía as- antifranquismo se apoyó en tres grandes turiano —Recaredo— aficionado a taladrar pilares complementarios: en el sempiterno pabellones auditivos con una máquina de optimismo acerca del inminente colapso del perforar billetes de tranvía. régimen, en el valor moral otorgado al acti- La represión formó parte consustan- vismo en la clandestinidad y en la importan- cial de la interacción asimétrica estableci- cia de la solidaridad. Francisco Erice, un cui- da entre el PCE y la dictadura franquista. dadoso analista de las ambiguas relaciones El partido hizo del antifranquismo su seña entre memoria e historia, siempre ha aler- de identidad más notable y el régimen si- tado sobre el riesgo de confundirlas como si guió cultivando insistentemente la veta fuesen sinónimos perfectos. Sin embargo, anticomunista como corazón mismo de su Militancia clandestina y represión pone en narrativa y su lucha antisubversiva. La pre- evidencia la posibilidad efectiva de ubicar sencia del partido en el interior se intentó en una perspectiva explicativa e interpreta- contrarrestar con la maquinaria represiva, tiva histórica sólida los jalones fragmenta- al tiempo que esta actuó como factor cohe- rios del episodio biográfico y el testimonio sivo respecto al colectivo comunista. Erice sin necesidad de renunciar ni al espíritu crí- reflexiona de modo especialmente lúcido tico ni tampoco al reconocimiento.

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«Des de la capital de la República. Noves perspectives i estudis sobre la Guerra Civil espanyola»

Aurelio Martí Bataller Universitat de València De nuevo al amparo del calendario y las prácticas conmemorativas que este permi- te, investigadores e investigadoras inte- grantes del Grup d’Estudis Històrics sobre les Transicions i la Democràcia (GEHTID), del Aula d’Història i Memòria Democràtica y del Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universitat de Valèn- cia, han promovido la realización del Con- greso Internacional «Des de la capital de la República. Noves perspectives i estudis so- bre la Guerra Civil espanyola». La iniciativa no constituyó novedad al- guna, pues la historiografía valenciana cuenta con una remarcable tradición en los estudios sobre el conflicto bélico, con especial atención a la capitalidad del esta- do republicano entre noviembre de 1936 y octubre de 1937. En efecto, ya en abril de 1986 había tenido lugar un congreso en conmemoración del cincuenta aniversario de la capitalidad valenciana de la Repúbli- ca en guerra. De forma más reciente, el año dad Estatal de Conmemoraciones Cultu- 2006 la cita tuvo lugar esta vez en Gandía, rales del Ministerio de Cultura, se celebró con el título «Fa 70 anys: la memoria de la el encuentro «València, capital cultural de Guerra Civil al País Valencià». Mientras, a la República». En frecuente conexión con finales del año siguiente y bajo el impulso estos encuentros científicos, desde la capi- de un grupo de investigadores de la Univer- tal valenciana se han aportado relevantes sitat de València, con el apoyo de la Socie- obras colectivas para el conocimiento de la Guerra Civil como La II República una es- València, 25-27 de octubre de 2017. peranza frustrada, tanto como importantes

204 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 204-206 «Des de la capital de la República. Noves perspectives i estudis...» Aurelio Martí Bataller

monografías sobre la Guerra en el País Va- recientemente en el caso de otras ciudades lenciano como Guerra i revolució al País Va- españolas, pues, sin ánimo de exhaustivi- lencià, de Albert Girona. dad, Madrid acogió en noviembre de 2006 En esta ocasión, la iniciativa contó con el Congreso Internacional «La Guerra Civil el apoyo de la Diputació de València, el Española 1936-1939»; Barcelona en julio de Ayuntamiento de la ciudad y la Generalitat 2011 fue la sede del Congreso Internacio- Valenciana. Sin ir más lejos, fruto de dicha nal «Per Catalunya i la República. La gue- colaboración fue la realización paralela al rra d’Espanya dins la guerra civil europea», congreso de un ciclo de teatro con propues- organizado por el Grup d’Estudis República tas alrededor de la guerra y la represión y i Democràcia (GERD); y, en noviembre de obras como: María la jabalina, Las madres 2016, tuvo lugar en Tarragona el Congreso presas, y Miguel Hernández, después del Internacional «80 aniversario de la Guerra odio, con el patrocinio de la Delegación de Civil Española», bajo los auspicios del Cen- Teatros, Inclusión Social y Memoria Histó- tre d’Estudis Sobre Conflictes Socials de la rica de la Diputació de València. De hecho, Universitat Rovira i Virigili. la confluencia de esfuerzos entre la Univer- El congreso «Des de la capital de la Repú- sitat de València y las instituciones públi- blica» ha tratado de proporcionar un espa- cas ha permitido, por citar sólo algunos de cio de trabajo amplio e inclusivo, mediante los principales logros, la realización de la la adopción de una perspectiva temática exposición «Tot està per fer, València capi- diversa y de un formato que combinó la tal de la República (1936-1937)»; la elabo- presencia de ponentes y comunicantes en ración de varios informes históricos sobre las diferentes sesiones establecidas al efec- patrimonio histórico y monumental y tam- to. Con ello se ha conseguido congregar a bién relativos a nombres de calles y otros un buen número de investigadores de larga vestigios de la guerra civil y la dictadura; trayectoria, otros consolidados de recorri- así como, de forma destacada, la aparición do medio y jóvenes investigadores. de una obra colectiva sobre la València ca- Aunque no es posible ofrecer un repaso pital de la República, de la cual han apare- exhaustivo, a grandes rasgos el congreso cido ya dos volúmenes editados por los his- proporcionó interesantes aproximaciones toriadores Javier Navarro Navarro y Sergio al estudio de la Guerra Civil. Ahora bien, en Valero Gómez: València capital de la Repú- virtud de las líneas dominantes en las in- blica (1936-1937). El món mira cap a Valèn- vestigaciones, se apreció una mayor aten- cia, capital de l’antifeixisme y València capi- ción al campo republicano en comparación tal de la República (1936-1937). Com es viu al franquista. La sesión inaugural reunió una guerra? La vida quotidiana d’una ciutat a Albert Girona y José Luis Martín Ramos, de rereguarda. quienes pusieron de relieve la efervescen- De este modo, el congreso ha supuesto cia cultural y política, como también revo- una suerte de culminación de dichos es- lucionaria, de la Guerra Civil. Acto seguido, fuerzos. Asimismo, a pesar de la relevancia el lugar ocupado por las identidades nacio- del período y del papel central de València nales y la actitud del valencianismo políti- y su provincia en la contienda, este congre- co y el nacionalismo vasco ante el conflicto so internacional ha retomado para la ciu- fueron motivo de análisis por parte de Fe- dad una perspectiva analítica general sobre rran Archilés, Leyre Arrieta y Aurelio Martí. los diferentes aspectos y dimensiones del Posteriormente, no faltó la atención a conflicto. Esta sí se había hecho presente la dimensión internacional de la guerra,

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gracias a las aportaciones de Gianmaria ca. Antes de dichas ponencias, expusieron Zamagni y Daniel Kowalsky, centradas en sus respectivos trabajos a propósito de la la Iglesia católica y la Unión Soviética, así memoria de la Guerra Civil, la producción como de Sonia García López, la cual ana- y perpetuación de discursos sobre la guerra lizó algunas de las redes internacionales desde 1939 hasta la actualidad a través de culturales articuladas alrededor de la con- distintos mecanismos —como relatos me- tienda. Contribuciones especialmente sig- morialísticos, museos, patrimonialización, nificativas proporcionaron las intervencio- libros de texto—, Pedro Ruiz Torres, Maria nes centradas en cuestiones relativas a la Chiara Bianchini, Lorraine Ryan y Carlos educación, la cultura, el ocio y la vida coti- Fuertes. diana. Participaron especialistas de primer Todas las participaciones reseñadas fue- orden españoles y extranjeros como Juan ron completadas por los textos de los co- Manuel Fernández Soria, Vicenta Verdugo, municantes, debatidos por sus autores en Évelyne Ricci, Rebeca Saavedra, Verónica cada sesión temática. A través de dichas Sierra, Michael Seidman y Antonio Calza- exposiciones se recorrieron otros puntos do. Al respecto, cabe subrayar la innovado- de interés para la historiografía sobre la ra aportación de la investigadora Verónica Guerra Civil, desde el efecto de los bombar- Sierra, alrededor de cómo percibieron la deos en la población no combatiente, a la guerra las niñas y niños del momento, así dimensión nacional, religiosa y de género como la diferente, e incluso contrapuesta, implicada en las visitas de Pilar Primo de visión ofrecida sobre la capacidad y gestión Rivera a Granada, o la exposición del atlas de los abastecimientos en el bando republi- interactivo desarrollado por un grupo de cano y sus efectos posibles en la contienda investigadores e investigadoras de la Uni- por parte de Seidman y Calzado. versidad Complutense de Madrid, por citar La intervención de José Miguel Santa- simplemente algunos. creu en torno a la vida cotidiana de la po- Sin duda se trató de un encuentro in- blación católica en la retaguardia republi- teresante que demostró que, a pesar de la cana encajaba perfectamente en esta línea, ingente producción historiográfica, conti- aunque se desarrolló en otra sesión dedi- nua existiendo la necesidad de reflexionar cada a la movilización y la acción colecti- y debatir sobre el conflicto que vivió España va, junto a las de Sandra Souto, sobre las entre 1936 y 1939. Próximamente se espe- organizaciones juveniles desde un punto ra que la publicación de los resultados del de vista internacional, y Adriana Cases, al- congreso permita la consulta de los trabajos rededor de las mujeres y la violencia políti- tanto de ponentes como de comunicantes.

206 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 204-206 «La España actual: Cuarenta años de historia (1976-2016)»

Eduardo Abad García Universidad de Oviedo

Del 10 al 12 de mayo de 2017 tuvo lu- gar en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz el Congreso Interna- cional La España actual: Cuarenta años de Historia (1976-2016), promovido conjunta- mente por la Asociación de Historia Actual (AHA) y la Asociación de Historiadores del Presente (AHP). Con un extenso programa que abarcó cinco bloques temáticos y un total de 37 mesas de trabajo, este macro- congreso será recordado como uno de los más importantes del año 2017, tanto por su alcance como por su aporte cualitativo al debate historiográfico. El primer bloque llevó por título Política exterior y relaciones internacionales, en él finalmente quedaron conformadas siete mesas de trabajo donde destacaron las relaciones entre España y el mundo árabe, la descolonización o una visión comparada con la Historia reciente de Portugal. El segundo bloque, que llevó por título Política, sirvió para agrupar once mesas con temáticas tan dispares como la contó con cuatro mesas sobre temas como violencia política en la Transición o el pri- las especificidades nacionales de nuestra mer «procés» en Cataluña. El tercer bloque Transición, las oportunidades que ofrece la versó sobre Economía y sociedad, agrupan- Historia del tiempo presente o los límites do a siete mesas con temáticas igualmen- y posibilidades de estudio en los archivos te muy amplias como la lucha obrera en la contemporáneos. Transición o la reciente crisis económica. Para hacernos una idea de la magnitud El cuarto bloque, con ocho mesas, fue de- de este congreso, basta decir que este even- nominado bajo el epíteto de Cultura y estu- to académico contó con comunicaciones vo centrado en aspectos relacionados con procedentes de investigadores, profesora- la televisión, el cine, la prensa o la cultu- do y alumnado de universidades de Portu- ra de la democracia. Por último, el quinto gal, Hungría, Holanda, Alemania, Francia, bloque Teoría, metodología e historiografía España, Argentina, Marruecos o Argelia,

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entre otros lugares. En definitiva, un públi- ne perspectivas muy interesantes de arro- co numeroso se reunió en Cádiz para tratar jar luz sobre las vías a la democracia liberal sobre los últimos estudios e investigacio- de corte europeo occidental en la Península nes multidisciplinares de diversas áreas de Ibérica estudio relacionadas con la Historia actual. En la primera sesión de tarde destacó La extensa temática abordada sirvió para la mesa que llevó por título «El comunis- hacer un amplio repaso a las últimas cuatro mo español y europeo desde 1968: erosión, décadas de la Historia de España. En este crisis y reconstrucción». En ella intervinie- sentido, cabe destacar que este evento per- ron especialistas en Historia del comunis- mitió reunir a centenares de investigadores mo como Juan Andrade o Emanuele Treglia de distintas especialidades, lo que facilitó quienes ofrecieron un somero recorrido por el acercamiento e intercambio de opinio- los aspectos más importante de la trayecto- nes entre distintas ramas de las ciencias ria del PCE en la Historia reciente. Además, sociales. también destacaron otras comunicaciones Tras la inauguración del congreso por como la de Diego Díaz sobre las identidades parte de las autoridades universitarias de la nacionales en el comunismo de la Transi- UCA, de Julio Pérez Serrano (AHA) y Abdón ción, objeto de estudio de su recién leída Mateos (AHP), tocó el turno de las mesas tesis doctoral, el cual ha sido un tema poco de trabajo. Como ya viene siendo costum- divulgado hasta el momento. bre, la existencia de sesiones paralelas im- La segunda y tercera sesión de la tarde pide la asistencia a todas las mesas por lo del primer día estuvieron igualmente mar- que, ante tan extensa oferta, no cabe más cadas por una gran combinación de temá- alternativa que escoger entre aquellas que ticas posibles. Destacaron, en todo caso, la en un principio resultan más afines a cada sesión doble bajo el título «Violencia políti- asistente. Con estas limitaciones de parti- ca y terrorismo en España (1976-2016)» [I] da, este breve reportaje se ha hecho en fun- y [II], donde especialistas en estas temáti- ción de los criterios de investigación de la cas como Juan Avilés, Gaizka Fernández o persona que escribe estas líneas. La impo- Lorenzo Castro abordaron el análisis de las sibilidad de comentar todas las mesas hace acciones armadas del yihadismo, ETA o los necesario centrarse tan solo en algunas, lo GRAPO. que no quita para que las que quedan fuera La sesión de mañana del segundo día es- de esta subjetiva crónica fueran igualmente tuvo marcada por mesas sobre el poder local de una destacable relevancia. y los proyectos reformistas en la Transición, En la sesión de mañana, la mesa «Portu- de entre las cuales destaco: «¿Ordenada gal, España. Cambio político y democracia» o sangrienta? Los relatos de la Transición ofreció interesantes perspectivas compara- y las consecuencias de la violencia en los tivas sobre las relaciones de los dos países años 70 y 80». Resultaron especialmente en los turbulentos años 70. Algunas comu- interesantes las comunicaciones de Pablo nicaciones, como las de Ana Sofía Ferreira Alcántara sobre Roberto Conesa y de Ale- sobre el asalto a la embajada de España o jandro Ruiz sobre la masacre de Atocha. Por la de Gregorio Sabater sobre el papel de la la tarde, la mesa «La España democrática y Transición española en el Portugal post- Europa: procesos políticos, políticas públi- revolucionario, ofrecieron novedosas pers- cas y narrativas en perspectiva comparada» pectivas de análisis sobre una temática tuvo provechosas comunicaciones sobre la poco estudiada hasta el momento y que tie- trayectoria de Amnistía Internacional en

208 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 207-209 «La España actual: cuarenta años de historia (1976-2016)» Eduardo Abad García

nuestro País o la comparación del PSOE «Los proyectos radicales en la Transición: con el PASOK griego. historia, memoria y representaciones» [I] y Por último, el jueves tuvo lugar en el [II]. En ellas se abordó un tema que se en- Aula Magna de la Facultad de Filosofía y cuentra actualmente en ebullición, los es- Letras una conferencia plenaria presenta- tudios sobre las organizaciones a la izquier- da por Montserrat Duch Plana (catedrática da del PCE en la Transición. Especialmente de la Universidad Rovira i Virgili y Vicepre- interesantes fueron los debates sobre la sidenta de la Asociación de Historia Con- comparación entre los partidos lusos y es- temporánea). El autor invitado no era otro pañoles de esta corriente en este periodo. que Walther Bernecker (catedrático de la A modo de pequeña crítica cabe destacar Universidad de Nuremberg) y llevó por tí- que, al igual que ocurre en otros grandes tulo «Culturas de la memoria en Alemania eventos de estas características, la hetero- y España: una comparación». Este experto geneidad de las propuestas presentadas y en políticas de memoria desgranó de forma la masiva participación también tienen su detallada cómo la sociedad alemana (tan- lado negativo. En algunas mesas la canti- to en la RDA, como en la RFA) afrontó en dad de ponencias presentadas hicieron im- distintas etapas y con estrategias diversas posible cualquier debate debido a la falta de el fenómeno del nazismo. Así mismo, rea- tiempo, frustrando el objetivo principal de lizó una interesante comparación entre la este tipo de eventos académicos. Sin em- memoria alemana y el proceso de construc- bargo, en otras ocurrió justo todo lo contra- ción de memoria frente a los crímenes del rio y los debates fueron muy fructíferos y franquismo por parte de la sociedad y el Es- apasionados. Respecto a la amplitud de las tado en España. temáticas tratadas, no es necesario ahon- El viernes fue igualmente una jornada dar mucho en esta cuestión, aunque parece muy intensa. A primera hora tuvieron lu- evidente que una mayor concreción permi- gar diversas mesas. De entre todas ellas, te aglutinar a un público más especializado. despuntaron las tituladas: «Asociacionis- En conclusión, se puede decir que el mo como medio y modo para el cambio» y Congreso Internacional La España actual: «Transitar en movimiento: acción colecti- Cuarenta años de Historia (1976-2016) fue va y democracia» (I) y (II). En ellas se ex- todo un éxito. La unión de dos importantes pusieron comunicaciones de diversa índole asociaciones de historiadores ha facilita- que desde sugestivas premisas trataron de do la celebración de un gran congreso que abordar distintos aspectos sobre la lucha logró reunir numerosas propuestas. Desde social y la construcción de la democracia distintos ángulos cientos de especialistas participativa. han expuesto las principales características En las últimas sesiones que tuvieron lu- de la Historia reciente de España, tarea que gar el viernes por la tarde sobresalieron las no parecía nada sencilla y que fue superada mesas coordinadas por Julio Pérez Serrano: con creces.

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 207-209 209 Izquierda Unida del Altoaragón conmemora el centenario de la Revolución Rusa

Luis Arduña Coordinador de IU - Huesca Se cumplen 100 años de aquellos días que «estremecieron al mundo». El régimen zarista se derrumbaba con estrépito ante la llegada de una esperanza nueva, nunca experimentada con anterioridad más allá de algunos intentos ahogados en sangre, como la Comuna parisina de 1871. Una organización como Izquierda Unida del Altoaragón, deudora de esa esperanza revolucionaria, no podía dejar pasar la efe- méride sin tratar de profundizar en el co- nocimiento y análisis del proceso histórico que, finalmente en octubre/noviembre de 1917, cuajó con la constitución de un nue- vo Estado y una nueva sociedad que ter- minarían determinando, con su ejemplo y su protagonismo, los caminos por los que transitaría Europa y el mundo entero a lo largo del S. XX. El homenaje se planteó como una activi- dad divulgativa, para lo que se plantearon cuatro charlas, llevadas a cabo por catedrá- ticos y profesores de Historia, que trataban protesta popular con motivo de la manifes- de mostrar una visión panorámica de lo tación por el Día de la Mujer Trabajadora acontecido en 1917 y de las consecuencias hasta la toma del Palacio de Invierno en oc- que se derivaron del nacimiento en 1922 de tubre/noviembre de 1917, con un Lenin en- la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéti- cumbrado como el líder que, interpretando cas. adecuadamente los acontecimientos a par- La primera charla, a cargo de Eudaldo tir de un análisis correcto de las reivindica- Casanova Surroca, autor del libro 1917. De ciones de soldados, obreros y campesinos, febrero a octubre, y tras caracterizar el con- propuso las líneas de actuación (Tesis de texto en que se va a desarrollar este proceso Abril) a seguir por los bolcheviques, cons- histórico, se centró en lo sucedido en esos tituidos después del inicio espontáneo de meses, desde la explosión imprevista de la la protesta (que les pilló por sorpresa y con

210 Nuestra Historia, 3 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 210-211 Izquierda Unida del Altoaragón conmemora el centenario de la Revolución... Luis Arduña

Lenin en el exilio suizo) en la vanguardia el modelo que, a su juicio, se ha repetido revolucionaria que trataría de encauzar en otros procesos históricos de protesta y ese malestar hacia la construcción de una reivindicación de las mujeres: la participa- alternativa social y política al régimen que ción activa (la politización) de estas a partir se desmoronaba, herido ya por el estalli- de su compromiso inicial para con los su- do y desarrollo de la I Guerra Mundial, y al yos (padres, hermanos, esposos, hijos) y la que la burguesía (incipiente y escasamente consecuente ocupación del espacio público desarrollada) no es capaz de oponer la ar- (político) en reclamación de pan, paz y tie- ticulación de un Estado liberal al estilo de rra. La acertada utilización de textos de N. Francia o Inglaterra, tanto por el peso de Krupskaia por parte de la ponente facilitó sus compromisos internacionales (prose- al auditorio la comprensión de una partici- cución de la participación rusa en la guerra pación, la de las mujeres, que fue muy im- junto a los Aliados) como por su negativa portante y que, sin embargo, una vez más, (o incapacidad) a atender las demandas del tuvo que experimentar un reflujo conside- pueblo ruso y de los pueblos incluidos en el rable con la guerra contrarrevolucionaria y, imperio. sobre todo, una vez concluida esta, con la La segunda charla, impartida por José puesta en marcha de la NEP (Nueva Política Manuel Alonso Plaza, abordó desde una Económica). perspectiva innovadora (el análisis compa- La cuarta charla, que a la hora de re- rado de la cartelería propagandística nazi y dactar estas líneas aún no se ha celebrado, soviética de los años 30 y 40 del S. XX) el tratará la experiencia soviética de modo estallido de la II Guerra Mundial y el desa- global, desde la Revolución hasta la caí- rrollo de la misma, no tanto en el terreno da de la URSS, a partir de una perspectiva bélico como, sobre todo, en el de la movi- ideológica. Carmen Arduña Domingo, pro- lización popular y de lucha por la supervi- tagonista de un largo compromiso político vencia, siendo determinante para la derrota iniciado ya en la lucha contra la Dictadura, de la Alemania nazi y de sus aliados la apor- será quien trate no ya de ofrecer un balan- tación soviética, aunque la postguerra y el ce sino, fundamentalmente, de extraer un contexto de Guerra Fría pusiera el acento bagaje político que contribuya a perseverar en el papel de los aliados, desvirtuando el en el combate en unos tiempos en los que relato histórico y convirtiendo en una tra- la esperanza revolucionaria adquiere —si es ma hollywoodiense la historia de la II Gue- que alguna vez la perdió— una importan- rra Mundial. cia capital, fermento indispensable para la La tercera charla quería atender a una construcción de una alternativa al capita- cuestión poco conocida, cuando no silen- lismo depredador y asesino que quiere mo- ciada, como es el papel que jugaron las nopolizar un imposible final de la Historia. mujeres en este proceso, tanto como su- La utopía, como nos enseñaron los prota- jeto colectivo como a través de las expe- gonistas de la experiencia revolucionaria riencias de mujeres tan relevantes como de hace 100 años, sí que tiene su lugar en el Alejandra Kollontai o Nadezha Krupskaia. mundo: el corazón y la razón de los explo- Irene Abad Buil aceptó el reto, tras algunos tados y las explotadas del mundo; y la lucha avatares iniciales, y explicó perfectamente y el compromiso pueden hacerla realidad.

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La privatización de la memoria en España y sus consecuencias*

Ricard Vinyes Universitat de Barcelona

Una política pública no es más que la Derecho perdido con la derrota de la Segun- combinación de tres elementos: un obje- da República, y se desplegaron y se instaura- tivo, un programa y un instrumento. Y lo ron con una intensidad que estaba limitada cierto es que en España no hemos tenido por el juego de hegemonías, no tan sólo polí- políticas públicas de memoria, lo que ha ticas y sociales, sino también culturales. habido son disposiciones específicas des- En aquel contexto, y aún años después, tinadas a reparar colectivos concretos de ni el conocimiento y responsabilidades de la afectados. Disposiciones que, por otra par- devastación humana y ética que había pro- te, han aparecido dilatadas a lo largo de 32 vocado el franquismo, ni la restitución social años, y el último episodio ha sido la ley de y moral de la resistencia –cuyos complejos reparaciones de octubre de 2007 [1]. valores se convertían en los fundamentos Durante el período fundacional de nues- de la Constitución y los Estatutos de auto- tra democracia se constituyeron las leyes, nomía–, ni el deseo de información y debate instituciones y políticas que parecían con- que sobre aquel pasado tan inmediato iba venientes para garantizar los derechos de expresando la ciudadanía más participati- los ciudadanos. Procedían de los programas va, nada de todo eso fue nunca considerado de la oposición a la dictadura y de las de- por el Estado de Derecho parte constitutiva mandas de los diferentes movimientos so- del bienestar social ni de la calidad de vida ciales que habían nacido y crecido trenza- de muchos ciudadanos. Tampoco fue consi- dos con el antifranquismo. derado como una pregunta que interrogaba Aquellas demandas, aquellos proyectos, sobre la base ético-institucional del Estado aquellas políticas, abarcaban la casi totalidad que se estaba construyendo, cuál era su se- de necesidades generales y sectoriales de un dimento ético, dónde se hallaba el origen de país que estaba construyendo el Estado de la democracia. En un libro clásico de Alexander y Mar- * Reproducido aquí por gentileza del autor y de Jordi [2] Guixé. Publicado originalmente en: J. Guixé i Corominas garete Mitscherlich , los autores se pre- (ed.), Past and Power: Public Policies on Memory. Debates, guntaban por qué no se habían examinado from Global to Local, Barcelona, Publicacions UB, 2016. los comportamientos de sus conciudadanos 1.– Me refiero, con este calificativo, a la Ley 52/200, de 26 alemanes durante la República de Weimar de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron 2.– Alexander y Margarete Mitscherlich, Fundamentos del persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. comportamiento colectivo: La imposibilidad de sentir duelo, BOE, 310. 27/12/2007. Madrid, Alianza Universidad, 1973 (1.ª ed., 1967).

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y el Tercer Reich «de un modo suficiente presente y el futuro que trae consigo repa- y crítico. Desde luego, al decir esto no nos sar el pasado [4]. referimos a los conocimientos de ciertos especialistas, sino a la deficiente difusión En España, esas demandas sobre el patri- de esos conocimientos en la conciencia monio ético de nuestra democracia a las que política de nuestra vida pública». Y aña- me refería antes, siempre fueron considera- dían: «utilizamos la transición y el Estado das, hasta hoy, como un peligro de destruc- democrático para producir bienestar, pero ción de la convivencia. Por tanto, debían ser apenas para producir conocimiento» [3]. No apaciguadas por el bien de la ciudadanía. El se referían a la erudición profesional —in- Estado debía inhibirse para evitar cualquier sisten mucho en este aspecto—, sino al co- conflicto, sin tener presente que así como nocimiento de los orígenes y del proceso de no hay instituciones sin ciudadanos que las crecimiento ético —la conciencia— de una sustenten, tampoco hay ciudadanía sin con- ciudadanía. Los Mitscherlich sostenían que ciencia ni conflicto. este conocimiento forma parte del Estado Esa actitud del Estado y sus distintos ad- del bienestar, de la calidad de vida. Situaban ministradores conllevó —y conlleva— un la ética política no sólo en la historia, sino discurso cuyo núcleo es la equiparación y en la responsabilidad de la ciudadanía y del unificación de valores, y para ello ha recu- Estado de Derecho. rrido a la institucionalización de un nue- Pero actuar de esta manera requiere una vo sujeto, la víctima. Más que una persona decisión política del Estado de Derecho: (una biografía, una historia, un proyecto), requiere acordar cuál es su origen ético y el sujeto-víctima constituye un lugar de proceder en consecuencia. Una decisión encuentro con el que el Estado genera el que siempre ha instalado una querella en espacio de consenso moral necesario por los procesos de transición y en la democra- el sufrimiento impuesto; de ese modo y cia posterior. Elzabeth Lira ha descrito muy por ese camino el sujeto-víctima deviene bien dónde reside el núcleo universal de la una institución moral y jurídica que actúa disputa: como tótem nacional. Un espacio que reúne a todos, desde el principio de que todos los Para unos, la paz (y la reconciliación) de- muertos, torturados u ofendidos son igua- pende de la supresión de los conflictos, les. Algo que resulta tan indiscutible empí- empezando una ‘cuenta nueva’, sin historia ricamente, como inútil y desconcertante a ni pasado. Para otros, la paz (y la reconci- efectos de comprensión histórica al disipar liación) depende de procesos complejos de la causa y el contexto que produjo el daño, o reconocimiento, asumiendo las responsabi- las distintas vulneraciones a las que fue so- lidades, y creando condiciones para lograr metido el ciudadano. Pero lo importante es una relación sin deudas pendientes, o al que ese aprovechamiento del sujeto-víctima menos, con el compromiso de esclarecer y genera un espacio donde se disuelven todas resolver lo pendiente consensuando solu- las fronteras éticas, generando un vacío. La ciones aceptables para todos o casi todos. declaración del gobierno español con moti- Esta ha sido y sigue siendo una disputa cuyo vo del cincuenta aniversario de la rebelión desarrollo está en proceso, puesto que no militar ilustra bien esa situación: hay consenso explícito en el ‘bien’ para el 4.– Elizabeth Lira, «Memoria en tiempo presente» en: F. Zeran, M.A. Garretón, S. Campos y C. Garretón (eds): Encuentros 3.– ibid., pp. 21-22. con la memoria, Santiago de Chile. LOM, 2004, p. 158.

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Carmen Polo visita el Valle de los Caídos en el primer aniversario de la muerte de Franco en 1976. Más de cuarenta años después sigue siendo un lugar de culto y exaltación del franquismo (Foto: elpais.com). El Gobierno quiere honrar y enaltecer la del conflicto histórico y de la necesidad de memoria de todos los que, en todo tiempo, resolverlo del modo más satisfactorio para contribuyeron con su esfuerzo, y muchos de todos aunque no contente a todos, por lo ellos con su vida, a la defensa de la libertad que requiere discusión, negociación, acuer- y de la democracia en España. Y recuerda do relativo y una decisión mayoritariamen- además con respeto y honra a quienes desde te compartida. Se gesta y evoluciona, o se posiciones distintas a las de la España de- deshace. Cualquier proyecto político de mocrática, lucharon por una sociedad dife- reconciliación tiene su expresión práctica rente, a la que también muchos sacrificaron y emblemática en el Parlamento y, en otro su propia existencia [5]. sentido y dimensión, en la Constitución. Ambas instituciones expresan los grados Esta equiparación constituye el vacio éti- de reconciliación logrados durante la tran- co al que me refería, y el Estado lo ha col- sición a la democracia y tras ella. La efica- mado con una memoria administrativa de- cia de esas expresiones institucionales de la rivada de la ideología de la reconciliación, reconciliación depende de cómo se llevó el que nada tiene que ver con la reconciliación proceso histórico en el que nacieron, pero como proyecto político. en cualquier caso, esas instituciones no sus- Un proyecto político es algo que surge tituyen la sociedad, ni las memorias que la sociedad contiene. 5.– Presidencia del Gobierno, «Comunicado de prensa», en En cambio, una ideología —por ejemplo El País, 19 de julio de 1986. la de la reconciliación—, lejos de asentarse

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en la realidad pretende crear la realidad, logías y arquitecturas, escenarios y textos. o en todo caso evitarla. Es un instrumen- Ha creado un nuevo tipo de museo en el que to de asimilación, su vocación es devorar la «colección» no está constituida necesa- cualquier elemento antagónico y expandir riamente por objetos, sino por ideas. Son las certezas absolutas en que se sostiene a museos sincréticos. través de ritos y símbolos que conmemo- Con esa expresión me refiero al escena- ran una memoria tranquilizadora, por lo rio, de múltiples formatos, en el que es asu- general la memoria de un éxito conseguido mida y representada la igualdad de todas tras sufrimiento y voluntad. La ideología no las confesiones (opciones, ideas, éticas, po- tiene capacidad de diálogo porque no nace líticas…) con el resultado de constituir un para eso, y la memoria por ella creada, la espacio altamente autoritario, pues lejos de memoria administrativa —la «buena me- presentar la pluralidad de memorias, unifica moria»— tampoco, porque es una memoria y funde todas las memorias, las diluye en un deliberadamente única, exclusiva, e incluso siempre agradecido succes story, el relato de amenazante, pues en general advierte que, un éxito colectivo —la reconciliación— pre- en caso de no ser aceptada sobrevendrá el sentado como la única memoria, la «buena desastre, en forma de quiebra social. Ese ha memoria». Un relato en el que la gesta fun- sido básicamente el discurso del Estado en dacional de la nación ha sido substituida España con independencia de los gobiernos por el desastre o trauma social, y el héroe que han gestionado la Administración en nacional por la víctima (o disuelto en ella), cualquiera de sus tres niveles [6]. constituida en el sujeto que evoca y presen- Y algo más al respecto. La ideología de ta el consenso institucional sobre el trauma la reconciliación y consenso requiere espa- o desastre (una dictadura, una guerra, un cios simbólicos de reproducción y difusión acto de intensa represión…) y los conjura propia. Uno de los efectos de esa necesidad en esa útil y bondadosa simpleza del nun- es que a menudo ha implementado la dra- ca más [8]. El museo ecuménico (un edificio, matización figurativa —sorprendentemente un espacio, una exposición —permanente llamada también «museificación»— de es- o no—, un texto en un panel, una placa de pacios relativos a la memoria, en muchos homenaje…) es una área de disolución de casos vinculados a grandes negocios de la memorias y conflictos en la que a través del industria cultural o turística, que está rela- uso ahistórico de la víctima, la equiparación cionada con la «arqueología de guerra» y los (y por tanto la impunidad equitativa) ofrece intereses locales [7]. Ha creado ritos, simbo- su propia expresión simbólica. Es lo aconte- cido con numerosos monumentos franquis- 6.– Sugiero para comprobar ese discurso, precisamente en el momento de su génesis en España el debate tas que, presentes aún en muchas ciudades parlamentario sobre el proyecto de Ley de amnistía, en han sido maquillados y transmutados por 1977. CONGRESO DE LOS DIPUTADOS: Proposición de ley las autoridades locales, generando curio- sobre amnistía presentada por los grupos parlamentarios sos palimpsestos para la posteridad: en la de U.C.D., Socialista del Congreso, Comunista, de la Minoría Vasco-Catalana, Mixto, y socialistas de Cataluña. Boletín ciudad de Valls (Tarragona), donde el Con- Oficial del Congreso, nº 16 de 11 de octubre de 1977. 7.– HUYSSEN, A: En busca del futuro perdido. Cultura y mémoriels. Bruxelles, Septiembre, 2013, pp. 10-68. memoria en tiempos de globalización. México, Fondo de 8.– R. Vinyes, «La memoria del Estado» en R. Vinyes (ed.), Cultura Económica, 2002. Sobre este asunto ver el reciente El Estado y la memoria. Gobiernos y ciudadanos ante los monográfico de la revista pluridisciplinar de la Fundación traumas de la historia. Barcelona, RBA, 2009, pp.23-66. Auschwitz, dedicado al turismo memorial: Témoiger Emilio Crenzel, La historia política del Nunca más. Buenos entre histoire et mémoire, (Fondation Auschwitz) Voyages Aires, Siglo XXI, 2008.

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sistorio ha instalado en el monumento a la y dictadura, es una frontera que a menudo Victoria franquista una placa con versos del el estado democrático no ha respetado, ge- poeta Salvador Espriu invocando a la com- nerando el particular modelo español de prensión y tolerancia, bajo un irreductible y impunidad, del cual la declaración de 1986 amenazante ángel de los de 1939 alzando su es tan sólo un episodio. espada de guardián de algo, a su vez prote- Hay quien se ha indignado por las recri- gido, unos metros más arriba, por una enor- minaciones que ese comunicado cosechó. me, siniestra e inevitable cruz de piedra. O Se ha indignado sosteniendo que la decla- las distintas intervenciones efectuadas en ración gubernamental de 1986 no conllevó los espacios de la Batalla del Ebro (1938) ninguna restricción, ni en la investigación, del Ebro, gestionados por el COMEBE bajo ni en la edición [10]. Considero que esa es la dirección y responsabilidad del Memorial una aseveración sorprendente por su ob- Democrático, son también un contundente viedad: ¿es que podía ser de otra manera? ejemplo del sincretismo simple, de la diso- Sostener que la cuestión en litigio reside lución de memorias sobre los combates de en la prohibición, o no, de la libre investi- una guerra que es presentada y escenificada gación y circulación de conocimientos [11], como técnica de enfrentamiento, no como es introducirse en un circo de obviedades prolongación de relaciones sociales y polí- solemnizadas y obsesiones circulares. La ticas. Para conseguir la desaparición de cau- querella real, de fondo, es otra. Consiste en sas y efectos, la batalla del Ebro se ha en- la decisión política de recluir al ámbito es- cerrado deliberadamente en los 115 días de trictamente privado, o académico, los efec- intercambio de disparos, se han mezclado tos de la Dictadura, la guerra y la República. combatientes, se han omitido las razones O, por el contrario, vindicar la necesidad de del conflicto y se ha prescindido de sus con- un espacio ético que restaure el patrimonio secuencias para el territorio, precisamente democrático del país, y la conveniencia o no lo que más perdura en la memoria, y el re- de articular políticas públicas de memoria sultado es lo más parecido a la historia y la y reparación. Esta y no otra es la colisión, nada [9]. Disolución de memorias en espacios en España. En realidad, el reclamo contra la y formas diversas. Museos sincréticos. impunidad en la sociedad española estuvo Volviendo al comunicado de 1986, el Go- desprovisto de vocación o voluntad jurídica bierno no negaba ni afirmaba nada. No ne- punitiva —jamás existió tal reclamo social gaba ni lo que pasó ni las causas. Simple- (hasta no hace mucho)—, pero sí ha tenido, mente se equiparaban actitudes y proyectos. en cambio, un fuerte, esencial y conflictivo El gobierno del Estado decide que todo es contenido ético-político, igualmente loable y respetable, ejemplar; lo Si bien la expresión impunidad está vin- era la defensa de la democracia y lo era la culada a la exigencia de consecuencias ju- defensa de la dictadura, ahora denominada diciales —desde Nuremberg, y en especial «sociedad diferente». La línea ética que se- desde el restablecimiento de sistemas de- para democracia y franquismo, democracia mocráticos en el Cono Sur de América, que

9.– Para una valoración extensa de ese espacio memorial 10.– S. Juliá, «Echar al olvido. Memoria y amnistía en la ver: Montserrat Iniesta, «Instrumentos para una política transición», en Claves de razón práctica, n.º 129, p. 22. de la memoria: el memorial democrático de Cataluña», 11.– Para este planteamiento, véase: S. Juliá, «Memoria, en El Lugar de la Memoria. Seminario sobre un centro de historia y política de un pasado de guerra y dictadura», en la memoria en el País Vasco. Bilbao, 24 y 25 de noviembre, S. Juliá, (dir.) Memoria de la guerra y del franquismo, Madrid, 2012. Taurus, 2007, pp. 56 y ss.

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han popularizado la expresión—, en el caso gatorio del Estado sobre el sedimento ético español el término impunidad, en referen- de las instituciones democráticas al que an- cia a la Dictadura, se ha modelado con un tes me he referido: Aparecen las víctimas, a contenido diferente, específico: impunidad las que todo se debe dar porque su dolor no no equivale a la inexistencia de procesos ha tenido derechos y será compensado por judiciales a los responsables políticos de alguno o varios de los apartados de la nueva la dictadura y a los directamente implica- Ley de reparación que supuestamente ce- dos con la vulneración de los derechos de rrará la carencia. Aparecen los responsables las personas, sino que el particular trayecto de la tragedia, con la encomienda de que les cronológico, el ordenamiento jurídico deri- olvidemos, evaporándolos así del espacio vado de la amnistía de 1977 y la evolución público, con lo que resulta difícil saber por- política, social y cultural del país, ha ido qué algún día hubo víctimas sin derechos. Y vinculando la expresión impunidad a la ne- desde luego, se mantiene la ausencia (que gativa del Estado de destruir —anular— jurí- ha tenido siempre carácter estructural —y dicamente la vigencia legal de los Consejos fundacional— en los discursos y acciones de Guerra y las sentencias emitidas por los del nuevo Estado de Derecho) de cualquier tribunales especiales de la Dictadura contra referencia a la actitud ética de quienes con- la resistencia, la oposición y su entorno so- tribuyeron a la democratización del país. No cial. Así como el mantenimiento del criterio estoy diciendo que la reflexión parlamen- de equiparación ética entre rebeldes y leales taria del presidente —o de cualquier man- a la Constitución de 1931, o entre servido- datario anterior— deba hacer referencia al res y colaboradores de la dictadura con los esfuerzo civil de intensidades diversas que opositores a ella. Una equiparación que la constituyen un patrimonio político, ético; Administración del Estado sostiene todavía ellos sabrán qué quieren, dicen y hacen. Tan hoy, haciéndoles, por tanto, impunes ética y sólo pretendo hacer notar que en el discur- culturalmente y, en consecuencia, política- so público realizado en la coyuntura de más mente; y la ley de reparaciones de 2007 no preocupación reparadora y memorial de ha resuelto el tema. nuestra historia democrática, se consolida Un año después de aprobada dicha ley, el un sujeto: la víctima, cuya identidad se fun- entonces presidente del gobierno, J.L. Ro- da en lo pasivo y fortuito, por lo que el con- dríguez Zapatero, a la pregunta realizada en senso moral en ella, su extensión y uso, es el Congreso por un diputado de la oposición maravillosamente versátil y generosamente sobre la identificación de responsabilidades apolítico. Se establece y difunde una reco- de la dictadura, respondía con las palabras mendación: la desaparición del causante de siguientes: «Recordemos a las víctimas, las víctimas. Y se instituye un vacío ético y permitamos que recuperen sus derechos, político: el creado por el desvanecimiento, que no han tenido, y arrojemos al olvido a marginación o negación de valor político a aquellos que promovieron esa tragedia en la responsabilidad política y civil ejercida nuestro país. Esa será la mejor lección. Y por una parte de la ciudadanía que transgre- hagámoslo unidos. (Aplausos)» [12]. dió las leyes de la dictadura, y que constitu- Las palabras del Presidente del Gobierno, ye el legado democrático diverso en el que son una síntesis magnífica del criterio dene- se funda el Estado de Derecho. La cuestión está en que si las instituciones con las que

12.– Congreso de los Diputados, IX Legislatura. Diario de nuestro país se ha dotado son desposeídas Sesiones nº 49. 26-XI-2008, p. 5. de la huella humana, y nadie es legatario de

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nada, ¿cómo puede alguien sentir el orden Pero merece la pena recabar la atención democrático reciente como algo propio? sobre el sujeto de la Ley para comprender la Lo cierto es que esa ley de reparaciones, enorme y estable fidelidad del Estado a una aprobada en octubre de 2007, no deshace tradición de marginación política de los va- este modelo de impunidad declarando la lores que movilizaron, con intensidades di- nulidad de las sentencias de los tribunales versas, a una parte de la ciudadanía contra de la dictadura, si bien establece su carác- la dictadura y a favor de la democratización ter ilegítimo en un alarde de retórica que ha del país, y que constituyen precisamente la generado más insatisfacciones que solucio- memoria democrática a la que apela el mis- nes. Pero la Ley de 2007 constituye una ex- mo texto de la Ley [15]. El sujeto de la Ley no presión importante del peso que han tenido es otro que la víctima, ese espacio de reu- en los últimos años las reivindicaciones de nión que vertebra la ideología de la reconci- reparación y memoria expuestas por distin- liación al que me he referido y comentado a tos colectivos, y sin duda expresa también lo largo de este texto. La ampliación de re- los miedos de las élites políticas. paraciones y el saneamiento moral que pro- A pesar de que la Ley advierte en su pone la Ley al establecer, con una cautela preámbulo que «sienta las bases para que infinita, la retirada de símbolos fascistas, es los poderes públicos lleven a cabo políti- un elemento positivo de la Ley que al mismo cas públicas dirigidas al conocimiento de tiempo revela cual ha sido durante treinta y nuestra historia y al fomento de la memo- dos años la actitud de los distintos gobier- ria democrática» [13], la Ley no está orientada nos. Pero ni esa medida, ni la declaración de ni mucho menos a iniciar y desarrollar una condena del franquismo que aparece en el política pública de reparación y memoria preámbulo u otras disposiciones reparado- dirigida al conjunto de la ciudadanía. Más ras, cambian lo que ha sido la orientación bien se orienta con optimismo a evitar esa general del Estado de Derecho en este asun- política sustituyéndola, por una política de to, la privatización de la memoria. la víctima. Lo dice el preámbulo y lo dice reitera- Escribí al comenzar que una política pú- damente su articulado. No me refiero a si blica es la combinación de tres elementos: establece que los costes de señalización o un objetivo, un programa y un instrumento. exhumación eventual de fosas deberá sufra- La ley no establece ninguno de ellos. No de- garlo la administración, autonómica, local o fine su objetivo, tan sólo apela al «espíritu del Estado, sino a algo mucho más profundo de reconciliación […] y a la defensa pacífi- porque sigue una práctica política iniciada ca de todas las ideas» [14]. No crea un instru- en 1977, el confinamiento de la memoria y mento específico para esa supuesta política la reparación al ámbito estrictamente priva- pública más allá de la propia Ley (la dispo- do. Lo dice el texto: «Se reconoce el derecho sición adicional tercera es un brindis al Sol) individual a la memoria personal y familiar y desde luego no hay asomo de programa, de cada ciudadano» [16]. La Ley confunde po- como no sea la aplicación misma de la Ley, lítica pública de memoria con memoria pú- lo cual se supone. blica, y ambas con memoria oficial. La primera, la política pública, sólo puede 13.– Ley 52/200, de 26 de diciembre, por la que se recono- ser garantista, proteger un derecho —el de- cen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. BOE, 310, 27/12/2007. p. 53410. 15.– Ibid. p.53410. 14.– Ibid. p. 53410. 16.– Ibid. p. 53410

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El campo de concentración de Mauthausen, por el que pasaron cerca de 10.000 republicanos españoles, es hoy un Memorial a las víctimas (Foto: mauthausen-memorial.org). recho a la memoria— y estimular su ejerci- cimiento que podrá ser obtenida también cio [17]. La segunda, la memoria pública, es la por «sus descendientes y sus colaterales imagen del pasado públicamente discutida, hasta el segundo grado» [18]. Resulta impre- por lo que se construye en el debate político, sionante la realidad vicaria y delegada del social y cultural que produce la sociedad se- sujeto-víctima, su autoridad biológicamen- gún cada coyuntura con la intervención de te transmisible. todos los agentes; y una de las funciones de La reclusión de la memoria en la esfera la política pública es, precisamente, garan- privada conlleva la negativa de crear un es- tizar la participación de los diferentes acto- pacio público de diálogo y resignificación de res en la confección de la memoria pública. memorias. Cuando esas reinterpretaciones La memoria oficial, la «buena memoria», o resignificaciones no pueden elaborarse es precisamente la generada directamente porque son confinadas a la esfera estricta- por el Estado para monopolizar y sustituir mente privada y personal, las trayectorias la memoria pública. Eso la constituye en la individuales se tornan ininteligibles, in- base de la ideología de la reconciliación y en comprensibles y la persona no logra reco- el relato del museo sincrético. nocerse en la historia de su vida. Privatizar La privatización de la memoria tiene su no es otra cosa que extraer la memoria de mejor y más brillante expresión en el artí- la historia y despojarla de sentido, meterla culo cuarto de la Ley, que establece el de- en la cocina y anular su presencia del em- recho de cada afectado a obtener un título peño colectivo, evitar el reconocimiento de de reconocimiento de víctima del franquis- la huella humana en las instituciones. Los mo. Una declaración certificada del pade- Comisarios de la exposición En transición,

17.– R. Vinyes, «La memoria como política pública», 18.– Ley 52/200, de 26 de diciembre. BOE, 310, 27 de Puentes (25) 2009, p.p. 22-29. diciembre de 2007, artículo 4.2. p. 53411.

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realizada en el Centre de Cultura Contem- y eventualmente en la resignificación, de porània de Barcelona (noviembre de 2007) y la memoria. Esa dificultad procede de la en el Teatro Fernán Gómez, de Madrid (sep- necesidad que tiene cualquier gobierno de tiembre de 2008), comprobamos que parte evitar una fractura en su sociedad y optar importante de su éxito consistió en que mu- de manera decidida por la convivencia y chos de los visitantes se sintieron de repen- unidad de la comunidad, y sin duda eso es te participantes y protagonistas del lejano parte de su responsabilidad y mandato. Pero y complejo proceso de democratización del la condición de víctima, puesto que es una país; ellos estaban allí, eran históricos, su categoría política, cultural y social interna vida estaba en la historia de la nueva ciuda- a un relato —como la de héroe o mártir—, danía, su memoria se desplazaba del ámbito expresa precisamente la tensión entre re- privado y entraba en el espacio público de latos opuestos. Afrentar esa realidad tiene donde no debiera haber salido: «Lo que yo dos posibilidades. me pregunto es porqué no he sido capaz de La primera, la habitual, consiste en pro- contar a mi hija todos esos años de cambios mover esas ideologías de la reconciliación y movilizaciones en los que participé y que (con sus retóricas del consenso) cuya esen- han sido también cambios en mi vida, mi cia y objetivo ya he dicho que consiste en madurez, pero todavía estoy a tiempo» [19]. decretar la inexistencia de conflictos entre Era el comentario que uno de los visi- memorias. Pero esa opción ha generado tantes dejó grabado en el video donde cual- precisamente lo que pretende evitar, esto quiera podía exponer reflexiones sobre la es tensión, enfado, beligerancias diversas, muestra para ser debatidas públicamente atomización de las reivindicaciones y es- con posterioridad, y esa fue una de las ideas pecialmente la aparición de nuevos grupos más repetidas ¿porqué no conté? El silencio que apelan reparación para injusticias hete- no era olvido, más bien el resultado de una rogéneas, que a menudo han sido generadas privatización de la memoria, un escenario por el sistema social, no por la dictadura. que no sólo rompe todos los lazos entre in- La segunda posibilidad, por el contrario, dividuo e historia, sino también entre res- consiste en asumir la existencia de conflic- ponsabilidad y política, lo que a mi modo de tos entre memorias y sus respectivos relatos, ver resulta más grave si cabe, puesto que re- y crear una política pública que promueva duce los ciudadanos a clientes (¿electores?). un modelo instrumental destinado a imple- A pesar de todo, debemos reconocer que mentar espacios públicos compartidos que también el consenso resulta árduo cuando ayuden al ciudadano a realizar trabajos de al desastre o trauma fundacional del Esta- elaboración intelectual y emocional, y que do de Derecho se le otorga significado, se le puedan expresar, también en lo simbólico, da un contenido. Prueba de ello es el largo la existencia del conflicto. En definitiva, re- tiempo transcurrido y el difícil camino re- conocer, mediar y distinguir. Sostengo que corrido hasta que los Estados, en Europa y el problema no es que aparezcan todas las América, han iniciado políticas públicas de memorias, el problema es que el Estado no memoria solicitadas a menudo por agrupa- genera el marco de diálogo entre las memo- ciones y personas interesadas en la repara- rias que están en conflicto, consiguiendo ción, pero especialmente en la transmisión, con esa actitud y decisión la pérdida o des- trucción del patrimonio democrático.

19.– Grabación: En transició, Arxiu del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona.

220 Nuestra Historia, 3 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 212-220 Leyes autonómicas de memoria: nuevas expectativas, la misma conclusión Juan Jesús Molina Abogado de la Federación Estatal de Foros por la Memoria

Desde que se aprobara por el Parlamen- Partido Popular sí que tiene política de me- to español la conocida como Ley de la Me- moria: la memoria de los franquistas. moria Histórica (Ley 52/2007 de 26 de Di- Por ello las administraciones autonómi- ciembre), y especialmente, tras la llegada cas, ante las reivindicaciones de las vícti- del Partido Popular en diciembre de 2011 mas del franquismo, colectivos de memoria al Gobierno de España, distintas comuni- o de derechos humanos, han tomado la ini- dades autónomas vienen desarrollado leyes ciativa de legislar en este campo, iniciativa o proyectos de leyes de memoria, ya sean que l@s militantes de la memoria histórica generalistas como las de Navarra, Andalu- en principio celebramos. El problema que cía, Valencia, Aragón, Asturias, Castilla la vemos y denunciamos l@s que luchamos Mancha y Extremadura, o específicas para por poner fin al denominado modelo espa- la localización y exhumación de fosas co- ñol de impunidad, es que las comunidades munes del franquismo, como es el caso de autónomas no tienen competencias para Catalunya e Islas Baleares. Ello se debe a legislar en materia de justicia, y por lo tanto dos motivos: por un lado, a las limitaciones en nada pueden contribuir, jurídicamente materiales e insuficiencias de la Ley de me- hablando, a acabar con la impunidad de los moria para dar respuesta a las demandas de crímenes del franquismo. Más bien ocurre las víctimas del franquismo, de los colecti- el efecto contrario, particularmente cuan- vos de memoria histórica y ciudadanía en do se arrogan competencias sobre la exhu- general; por otro, a su práctica inaplicación mación de fosas comunes del franquismo. tras la llegada al gobierno del Partido Po- Las leyes o proyectos de leyes autonó- pular, que no la ha dotado de partida eco- micas que se vienen desarrollando en el nómica alguna en los Presupuestos Gene- conjunto del Estado, se dice que se inspi- rales del Estado. ran y que incluso aplican las directrices de Es de destacar que el partido actualmen- Naciones Unidas sobre Crímenes contra la te en el Gobierno, a la par que no ha dedi- Humanidad, y principios para la protección cado ni un euro a la memoria histórica, sí y la promoción de los derechos humanos; ha previsto cuantiosas partidas presupues- sin embargo no se actúa en consecuencia. tarias para exhumar y repatriar los restos De conformidad con los Principios y direc- mortales de soldados españoles de la Divi- trices básicos sobre el derecho de las vícti- sión Azul muertos en Rusia, para mantener mas de violaciones manifiestas de las nor- y restaurar el Valle de Cuelgamuros (de los mas internacionales de derechos humanos Caídos) o para subvencionar a la Fundación y de violaciones graves del derecho inter- . Se puede afirmar que el nacional humanitario a interponer recursos

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y obtener reparaciones (Resolución 60/147 política española, en la que los herederos aprobada por la Asamblea General el 16 de de la Dictadura, exigieron e impusieron a la diciembre de 2005), que las administracio- mayoría de oposición antifranquista, como nes autonómicas dicen aplicar, «En los ca- acuerdos fundacionales del actual régimen, sos de violaciones manifiestas de las - nor el pacto de silencio, olvido y perdón sobre lo mas internacionales de derechos humanos acaecido en nuestro país desde la Segunda y de violaciones graves del derecho inter- República Española hasta la restauración de nacional humanitario que constituyen crí- la democracia. La oposición antifranquista, menes en virtud del derecho internacional, por su posición de debilidad frente a la dic- los Estados tienen la obligación de investi- tadura e incluso por la complicidad de algu- gar y, si hay pruebas suficientes, enjuiciar nos de sus dirigentes, tuvo que renunciar a a las personas presuntamente responsables su historia, a sus idearios políticos y a sus de las violaciones y, si se las declara cul- propios muertos. Y esa renuncia exigía, que pables, la obligación de castigarlas. Ade- los crímenes del franquismo y sus respon- más, en estos casos los Estados deberán, en sables quedaran impunes. Estos acuerdos conformidad con el derecho internacional, tuvieron su transposición legal en la Ley cooperar mutuamente y ayudar a los órga- 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía, con nos judiciales internacionales competentes la que, a la par que se amnistiaban los «deli- a investigar tales violaciones y enjuiciar a tos» de la oposición democrática, se amnis- los responsables». tiaron los crímenes cometidos por los fran- Pues bien, según la legislación españo- quistas. Sírvanos de ejemplo en este punto, la (arts. 2 y 23 de la Ley Orgánica del Poder la Sentencia Nº: 101/2012 de 27 de febrero Judicial) corresponde a los Juzgados y Tri- del Tribunal Supremo por la que se absuelve bunales el conocimiento de las causas por al exmagistrado Baltasar Garzón del delito delitos y faltas cometidos en territorio es- de prevaricación del que se le acusó por in- pañol, por lo tanto, la competencia para la vestigar los crímenes del franquismo, en la exhumación e identificación de víctimas del que se dice que los crímenes de la Dictadura franquismo enterradas en fosas comunes cometidos durante el periodo de tiempo que corresponde en exclusiva a la administra- investigó el Sr. Garzón, además de no ser ción de justicia, aunque las administracio- delitos según la legislación nacional y estar nes autonómicas puedan y deban participar prescritos penalmente, están amnistiados en la localización y protección de las fosas por la Ley de Amnistía. Pero el entramado comunes del franquismo. Entonces, ¿por legal de la impunidad no se cierra con la Ley qué las comunidades autónomas de Anda- de Amnistía, sino con la Ley de la Memoria lucía, Valencia, Aragón, Navarra… que dicen Histórica (Ley 52/2007 de 26 de Diciembre) ampararse en los mencionados principios y que consagra la continuidad jurídica del directrices de las Naciones Unidas hacen franquismo al no condenar el régimen de caso omiso de las mismas, y asumen tareas Franco; no declarar ilegales los órganos ju- que no les corresponden? La respuesta es risdiccionales y administrativos franquistas simple: En el Estado Español las víctimas y nulas sus resoluciones; impone una me- del franquismo no existen (jurídicamente moria estrictamente familiar y privada, sus- hablando). trayendo a las víctimas del franquismo de la Y ¿cómo es posible que las víctimas del acción de la justicia; y hurta a la ciudadanía franquismo no existan? En este punto debe- española la verdad de lo acaecido en nues- mos remitirnos a la sacrosanta Transición tro país durante la dictadura franquista.

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Manifestación Estatal por la Memoria Histórica. Madrid, 22/11/2015 (Foto de Twitter: @apces).

Pues bien, las leyes de memoria autonó- restos de un represaliado para entregarlos micas, al legislar sobre fosas comunes del al familiar que los reclama, no se pueden ni franquismo, continúan en la misma línea deben perpetuar las consecuencias del de- que la Ley de Memoria Histórica del Es- lito, negando el amparo judicial a la vícti- tado, es decir, sustraen a las víctimas del ma, garantía fundamental e inalienable en franquismo de la acción de la justicia, les cualquier Estado democrático de derecho. niegan sus derechos, tanto a las víctimas Es cierto, por ejemplo, que en la ley directas (asesinad@s o desaparecid@s) de andaluza se prevé la comunicación y de- la represión como a las víctimas indirectas nuncia (arts. 10.3 y 14) a los Juzgados, de (familiares). Las víctimas del franquismo la aparición de restos mortales tras la ex- son doblemente penalizadas, el día en que humación, pero eso en modo alguno ga- se cometió el crimen y el día que se les nie- rantiza la acción de la justicia, tratándo- ga el auxilio judicial. Las víctimas del fran- se de una mera comunicación o denuncia quismo, al amparo del derecho internacio- formal. Si la Junta de Andalucía pretendía nal son víctimas de delitos, de delitos contra judicializar la exhumaciones de fosas co- la comunidad internacional (crímenes de munes del franquismo, lo que debería ha- Guerra, contra la Paz y contra la Humani- ber hecho, al menos, era prever en la Ley dad que no prescriben, que no se pueden la personación de sus servicios jurídicos amnistiar y que eran delitos en el momento en el Juzgado, denunciado el hallazgo de la de su comisión), y como tal deben ser tra- fosa común como la prueba material de los tadas. Por muy loables y humanas que sean delitos contra la comunidad internacional las iniciativas no judiciales de recuperar los (crímenes de guerra, contra la paz y contra

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la humanidad, según el caso) cometidos por la comunidad internacional. Por lo tanto, el franquismo. Tan sólo la Ley 10/2016, de las competencias de las comunidades au- 13 de junio, para la recuperación de perso- tónomas en materia de fosas comunes del nas desaparecidas durante la Guerra Civil franquismo deben limitarse a la localiza- y el franquismo de las Islas Baleares, en su ción, datación y protección de las mismas. artículo 10 (crímenes contra la humanidad Las administraciones autonómicas pueden y comparecencia del Gobierno ante los ór- y deben colaborar con la administración de ganos judiciales) prevé que la administra- Justicia, nunca suplantarla. ción autonómica «denuncie ante la fiscalía Pero no todo es negativo en estas leyes o el hallazgo de restos humanos con signos proyectos de leyes autonómicos de memo- de violencia en las fosas de la Guerra Civil ria. Las comunidades autónomas pueden y y de la dictadura franquista como indicios deben legislar mucho y bien en materia de de la comisión de posibles crímenes con- memoria histórica, pero lo deben realizar tra la humanidad». De igual modo que en sobre aquellos ámbitos materiales en los la ley andaluza, no se establece la obliga- que son competentes, como la educación, toriedad de que la administración autonó- la ordenación del territorio, los lugares de mica denuncie directamente los crímenes memoria, la simbología franquista, etc. franquistas ante la justicia, ni su persona- Los diversos puntos destacables que ción en las causas judiciales abiertas por los contienen las leyes autonómicas o proyec- mismos. tos de leyes pendientes de su aprobación Cuando las administraciones autonó- parlamentaria, que pueden contribuir a micas intervienen en una fosa común del implementar y desarrollar políticas de me- franquismo sin que medien las garantías moria democrática (verdad, reparación y judiciales al debido proceso, es decir, sin garantía de no repetición) en el conjunto que intervengan los Juzgados de Instruc- del Estado, son: ción del lugar donde se encuentra la fosa común, tal y como establece el Tribunal Su- ȘȘ La localización, datación y protec- premo en el Auto de 28 de marzo de 2012, lo ción de las fosas comunes del fran- que se está haciendo es destruir las pruebas quismo. materiales de los graves crímenes que co- ȘȘ La inclusión de temáticas en los metió el franquismo, cuya investigación y planes de educación autonómicos persecución corresponde al Estado español comprometidos con la recuperación a través de sus jueces y fiscales, favorecien- de la memoria democrática y la pro- do la dejación continua que éste hace de sus moción de los Derechos Humanos y obligaciones contraídas con la comunidad la Paz. internacional, en definitiva, se contribu- ȘȘ La localización, datación, protec- ye a que la impunidad de los crímenes del ción y promoción de lugares de me- franquismo se consolide en el tiempo, ga- moria. rantizando su irrevocabilidad, y que reali- ȘȘ La creación de bancos de ADN que dades como lo sucedido en España durante faciliten la identificación y localiza- el franquismo, puedan ocurrir de nuevo en ción de desaparecidos por la dicta- nuestro propio país o en otros lugares. La dura franquista. obligación de poner fin a la impunidad del ȘȘ La creación y mantenimiento de franquismo es un deber del Estado español mapas autonómicos de fosas comu- para con sus propios ciudadanos y para con nes del franquismo.

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ȘȘ La creación de censos de víctimas de ȘȘ Al carecer de competencias legis- la represión y de personas desapa- lativas para ello, el compromiso de recidas durante la Guerra Civil y la solicitar al Estado español que de- dictadura franquista. clare nulas todas las acciones lega- ȘȘ La inclusión de temáticas en los les de carácter represivo de la dic- planes de educación autonómicos tadura; juicios, sentencias y reso- comprometidos con la recuperación luciones dictadas por los órganos de la memoria democrática y la pro- jurisdiccionales, administrativos o moción de los Derechos Humanos y civiles (Consejos de Guerra, Tribu- la Paz. nal de Responsabilidades Políticas, ȘȘ El impulso de planes de investiga- Tribunal Especial para la Represión ción y divulgación de temática re- de la Masonería y el Comunismo, el lacionada con la recuperación de la Tribunal de Orden Público,…). memoria democrática. ȘȘ La retirada de simbología franquis- Especial significación simbólica y polí- ta de espacios públicos y privados y tica, particularmente por el apoyo unáni- la anulación de conmemoraciones me que recibió en el Parlamento Catalán y títulos que reconocen a personas de todas las fuerzas políticas, tiene la Ley vinculadas con el franquismo. 11/2017, de 4 de julio, de reparación jurídica ȘȘ La retirada de subvenciones y ayu- de las víctimas del franquismo de Catalun- das a personas físicas y jurídicas, ya, que en su único artículo dispone: «De públicas y privadas, que se nieguen conformidad con el conjunto del ordena- a retirar simbología y anular con- miento jurídico, que incluye normas tanto memoraciones y títulos que exalten de derecho internacional como de derecho el franquismo o personas vincula- interno, se declaran ilegales los tribunales das al mismo. de la Auditoría de Guerra del Ejército de ȘȘ Los reconocimientos públicos e ins- Ocupación, denominada posteriormente titucionales de las personas y or- Auditoría de la IV Región Militar, que ac- ganizaciones que se enfrentaron al tuaron en Cataluña a partir de abril de 1938 franquismo y de las víctimas de la hasta diciembre de 1978, por ser contrarios represión franquista. a la ley y vulnerar las más elementales exi- ȘȘ La protección y promoción del pa- gencias del derecho a un juicio justo. Y, en trimonio documental y de archivo consecuencia, se deduce la nulidad de ple- que contiene información sobre la no derecho, originaria o sobrevenida, de lucha antifranquista y la represión todas las sentencias y resoluciones de las franquista. causas instruidas y de los consejos de gue- ȘȘ La elaboración de censos de simbo- rra, dictadas por causas políticas en Cata- logía franquista. luña por el régimen franquista». Es cierto ȘȘ La creación de centros documenta- que, dada la actual configuración del orde- les e institutos relacionados con la namiento jurídico español en tanto que la memoria histórica. competencia para declarar ilegales los tri- ȘȘ El establecimiento de un régimen bunales franquistas y nulas sus resolucio- sancionador para las acciones que nes corresponde al Parlamento Español, la sean contrarias a la recuperación de mencionada ley no tiene efectos jurídicos la memoria democrática. en el conjunto del Estado, y por lo tanto no

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puede entenderse como una reparación con actuaciones para hacer copartícipes consecuencias legales para las víctimas del de las medidas de reconocimiento y franquismo, incluidas las catalanas. Pero el resarcimiento a las organizaciones valor político, en tanto que supone un gran que pudieron utilizar los trabajos espaldarazo a una de las principales reivin- forzados en su beneficio. dicaciones del movimiento memorialista, ȘȘ No se reconoce como víctimas del es enorme, dado que es la primera vez que franquismo al colectivo de víctimas un parlamento del Estado español consi- del robo masivo y sistemático de be- dera nulas de pleno derecho las acciones bés cometidos durante el franquis- represivas del franquismo, y en consecuen- mo. cia, ilegal la dictadura que las llevó a efecto, dictadura instaurada tras el golpe de estado La falta de una política pública de me- de julio del 36 contra el régimen legal de moria y reconocimiento jurídico de las víc- la Segunda República española y posterior timas del franquismo por parte del Estado guerra civil. Visto el apoyo unánime que re- Español, ha dado lugar a esta proliferación cibió en el Parlamento catalán, en especial de leyes autonómicas, que como hemos por el voto afirmativo del Partido Popular y visto no solo no resuelve el problema de la del Partido Socialista, estas organizaciones impunidad de los crímenes del franquismo, ya no tienen excusas, argumento de la se- sino que además genera discriminación en- guridad jurídica incluido, para no aprobar tre las víctimas, ya sea por ideología de la en las Cortes Generales iniciativas simila- formación política que dirija la administra- res (ilegalidad de los tribunales franquistas ción pertinente, ya sea por razones territo- y nulidad de sus resoluciones). riales: A continuación, se señalan otros impor- Discriminación por razones ideológicas. tantes déficits en que han incurrido las le- Como se expuso anteriormente, la Ley de yes o proyectos de leyes autonómicas que Memoria histórica estatal ha quedado en se han desarrollado hasta el momento: una vía muerta tras la llegada al gobierno del Partido Popular quien no ha presu- ȘȘ No se establecen medidas de repa- puestado partida económica alguna para su ración económica a favor de las víc- desarrollo. De igual modo, en las Comuni- timas del franquismo. dades Autónomas donde gobierna esta for- ȘȘ No se establecen medidas destina- mación política no se ha desarrollado nin- das a investigar el destino del patri- gún proyecto normativo relacionado con la monio robado durante el franquis- recuperación de nuestra memoria demo- mo. crática y antifascista. A su vez, en comuni- ȘȘ No se establecen medidas concretas dades como las de Castilla León y Madrid, destinadas a investigar las empresas en sus respectivos parlamentos se están y patrimonios que se lucraron con el desarrollando nuevas leyes de protección trabajo esclavo de presos antifran- de otros colectivos de víctimas, como las quistas, ni medidas que comprome- del terrorismo. tan a los beneficiarios del trabajo Discriminación por razón del territorio. esclavo a reparar económica y sim- Hemos llegado al sinsentido en el que a las bólicamente a las víctimas. Tan solo víctimas del franquismo también se las dis- la ley andaluza, prevé que desde la crimina por razones territoriales, de modo Junta de Andalucía se impulsarán que dependiendo de la comunidad autóno-

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Entierro definitivo y homenaje a los 16 de Menasalbas (Toledo), por la Federación Estatal de Foros por la Memoria, julio de 2011 (Fotografía: Javier Ocampo). ma donde residan, ya sean víctimas directas terrorismo, que estas quedaran en el más o indirectas de la represión, van a gozar de absoluto desamparo legal porque hubiera unos determinados derechos y garantías. un cambio de gobierno, que no recibieran Por ejemplo, un familiar de un ejecutado auxilio judicial o policial por no conside- extrajudicialmente o desaparecido en An- rarlas víctimas de la violencia política, o dalucía, Navarra, Catalunya o Baleares, po- que se las discrimina por razón de su do- drá reclamar sus restos mortales pero no si micilio? Esto sería inconcebible para cual- se encuentra en cualquier otra comunidad, quier Estado que se denomine democrático donde la Ley estatal de Memoria no opera y de derecho. Sin embargo esto ocurre en por falta de presupuesto o donde aún no España, donde unas víctimas, las del te- hay ley autonómica. A lo anterior se añade rrorismo, tienen todo el reconocimiento que nos encontramos ante una variedad de político y jurídico por parte del Estado y la leyes de memoria o de exhumación de fosas sociedad, como debe ser en cualquier de- comunes del franquismo, en las que se es- mocracia avanzada, mientras que las vícti- tablecen unas medidas y garantías de dis- mas del terror franquista no tienen recono- tinto nivel, con unos requisitos, protocolos, cimiento jurídico alguno, pudiendo afirmar presupuestos y respuestas de la adminis- sin temor a equivocarnos que las víctimas tración variables, dependiendo de la zona del franquismo no existen en nuestro país. geográfica donde se encuentra la víctima. Ante esta situación de injusticia, des- ¿Sería imaginable que esto ocurriera con amparo e incluso criminalización que su- otros colectivos de víctimas de la violencia fren las víctimas del franquismo en nuestro política, como por ejemplo las víctimas del país, colectivos de víctimas, de la memoria

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histórica y de los derechos humanos ve- que como legislación básica del Estado nimos exigiendo al Estado español, como (Art. 149 CE), establezca los derechos, me- garante de la igualdad de todos los ciuda- didas y garantías inalienables mínimas que danos españoles y responsable de poner den amparo al conjunto de las víctimas del fin a las graves violaciones de derechos hu- franquismo y del nazismo, que deberán ser manos cometidos en nuestro país durante cumplidas por todas las instituciones del el franquismo, unas políticas públicas de estado. En definitiva, una ley que ponga memoria democrática por las que se con- término al olvido y a la impunidad de los dene el golpe del estado de 18 de julio del crímenes del franquismo. Las comunidades 36, la guerra civil a la que nos condujeron autónomas, dentro de sus competencias, y los golpistas, y la dictadura franquista; que obviamente atendiendo a la múltiple natu- se reconozca la legitimidad y la legalidad raleza de la represión franquista por causas de la Segunda República Española, se re- territoriales o culturales, podrán y deberán conozcan políticamente a l@s luchador@s complementar esos mínimos imprescindi- antifranquistas y jurídicamente a las vícti- bles e inalienables establecidos por el Es- mas del franquismo y del nazismo. Por ello, tado para el conjunto de las víctimas del las más de 90 organizaciones participantes franquismo, nunca aminorarlos. en el Encuentro Estatal de Colectivos de Quienes abogamos por el fin de la impu- Memoria Histórica y de Víctimas del fran- nidad del franquismo, sabemos que el pro- quismo, desde mayo de 2016, venimos re- blema ante el que nos encontramos no es clamando a las instituciones del Estado y un problema jurídico, ya que el derecho in- a las formaciones políticas integrantes del ternacional nos ampara, sino político, que arco parlamentario español, que se com- debe ser abordado y resuelto por el con- prometan a desarrollar una LEY DE RECO- junto de la sociedad española en aras a una NOCIMIENTO Y PROTECCIÓN INTEGRAL mejor convivencia democrática y de respe- A LAS VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO, ley to a los derechos humanos.

228 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 221-228 Un sitio histórico: el Destacamento Penal de Bustarviejo

José Manuel Fernández Ex alcalde de Bustarviejo

Hay muchas gentes de los Montes o Lozoyuela, Valdemanco, que son siempre forasteras Chozas de la Sierra (hoy Soto del Real), Mi- en su propio país, raflores de la Sierra, Colmenar Viejo, Fuen- porque nunca se aplicaron carral, Chamartín y Las Rozas, cuyos ves- en conocerle tigios prácticamente han desaparecido, al contrario de lo que ocurrió con los de otros Gaspar Melchor de Jovellanos campos de Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Hay lugares en los que la Historia deja El de Bustarviejo es el eslabón mejor huella. El Destacamento Penal franquista conservado de esta cadena de 121 campos de Bustarviejo es uno de esos sitios cuya de trabajo forzado pertenecientes al Pa- contemplación eriza la piel, un vestigio tronato para la Redención de Penas por el vivo del trabajo forzado de los presos repu- Trabajo, creado en 1938 por inspiración del blicanos, de un pasado de un país con pro- jesuita José Antonio Pérez del Pulgar. blemas de memoria. Aquí los presos y demás trabajadores ex- Al final de un sendero de apenas un ki- cavaron dos túneles (de 395 y 248 metros) lómetro y medio que sale de la localidad y dinamitando y barrenando a maza en roca conduce al viandante a una dehesa, se sitúa viva; tallaron la piedra y molieron la grava; en la más absoluta soledad una estancia de levantaron un viaducto (de 26 metros de piedra conocida en el lugar como Los Barra- altura, con 11 arcos de 12 metros de luz) y cones, una estructura de planta rectangular construyeron la estación; hicieron taludes con un patio central donde se alojaban los a pico y pala y colocaron el balasto y las presos cuando no estaban trabajando. En vías. las colinas que rodean la dehesa se situa- Un brillante equipo de arqueólogos e ban las cabañas y las chozas donde se alo- historiadores de la Universidad Complu- jaban las familias de los presos. tense de Madrid, coordinado por Alfredo Los presos vivían apartados de la civili- González-Ruibal, investigó este yacimiento zación. Entre peñascos y breñas, alejados histórico, del que se han publicado nume- de todo núcleo urbano. Aquí, en un paraje rosos trabajos. sobrecogedor, al final de un sendero de ape- Los restos conservados incluyen los ba- nas un kilómetro y medio que sale de la lo- rracones de reclusión, cuatro garitas de vi- calidad y conduce al viandante a la Dehesa gilancia de la Policía Armada, una celda de Vieja, trabajaron entre 1944 y 1952 cientos castigo, estructuras de trabajo para labores de presos republicanos en la construcción de cantería, caballerizas, cuadras para los de la línea ferroviaria Madrid-Burgos, igual bueyes y los basamentos de unas cuaren- que lo hicieron otros reclusos en los nue- ta chabolas de piedra cubiertas de ramas, ve destacamentos existentes en Garganta construidas por los presos en la ladera del

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monte adyacente para albergar a sus fami- El espacio de los barracones de reclusión liares, un mecanismo de vigilancia más po- se organiza en torno a un patio central que deroso que las alambradas de espino. Allí, servía para el recuento de los presos, la ce- en apenas cuatro metros cuadrados, mu- lebración de misas y adoctrinamiento, con jeres y niños se hacinaban, buscando agua un pilón donde lavaban su ropa. Además de y leña en las cercanías, tanto en el tórrido los dormitorios colectivos donde se les en- verano como en el frío invierno, cuando la cerraba por la noche, había letrinas, coci- nieve les llegaba a las rodillas. Se han en- na y economato, despachos de Policía y de contrado tinteros y plumas con las que es- funcionarios de prisiones. cribían sus cartas. Mediante un conjunto de intervenciones Del estudio arqueológico de los restos, de conservación y valorización, el Ayun- cotejado con testimonios orales de familia- tamiento de Bustarviejo, gobernado por la res de presos y lugareños, se puede inferir coalición PSOE-IU, decidió convertir este que las condiciones de vida allí eran bas- espacio en un activo del turismo histórico, tante duras: trabajo agotador y peligroso, cultural y paisajístico de primer orden en la dieta escasa, adoctrinamiento religioso y Comunidad de Madrid. político de los presos, miseria y aislamiento La Asociación de Memoria Histórica Los de los familiares… Barracones, en colaboración con el Ayunta- Nada chocante, dado el concepto que miento, ofrece visitas guiadas gratuitas [1] tenía el Estado de los allí confinados: in- todos los sábados a las 11 de la mañana tegrantes de la anti-España que estaban desde la estación ferroviaria de Bustarvie- purgando sus pecados. Estos destacamen- jo e invita a las instituciones educativas tos suponían para los presos la última esta- y al público en general a visitar este sitio ción antes de la libertad, donde reducían su histórico y a abrir la reflexión y el diálogo condena a través del trabajo y desde donde sobre el trabajo forzado como instrumento accederían al tercer grado. Esto, sumado a de represión; una reflexión que trascienda la presencia en el destacamento de sus fa- lo sucedido en el pasado y que sirva a las milias, resultaba una razón de peso para nuevas generaciones para construir un fu- olvidar cualquier tentativa de evasión. Pese turo mejor de respeto irrestricto a la vida y a ello, están documentadas varias fugas, al- la dignidad de las personas y a los valores guna de ellas exitosa. democráticos. El destacamento penal de Bustarviejo En 2011, al calor de la denominada Ley de estaba enclavado en un bello paisaje, pero Memoria Histórica, mediante una enmienda sólo si se contempla en libertad; sin embar- del diputado Gaspar Llamazares a los Pre- go los presos y sus familiares estaban obli- supuestos Generales del Estado, el Minis- gados a vivir allí con lo mínimo y soportar terio de Cultura asignó una subvención de un sol de justicia en verano y un frío extre- 120.000 euros para la restauración del edi- mo en invierno, trabajando hasta la exte- ficio principal del campo y la creación de nuación sin las más básicas condiciones de una incipiente zona museística. El Ayunta- seguridad. miento inauguró la obra el 29 de junio de Las garitas, con centinelas armados, es- 2013, con la participación de familiares de tán orientadas hacia el exterior, para repe- los presos y en presencia de una nutrida re- ler cualquier intento de liberación de los presos por parte de los maquis, muy activos 1.– Visitas guiadas los sábados: Para solicitar fecha, en la cordillera. escribir a: [email protected]

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presentación de asociaciones memorialis- de gallina y se partiera en dos o tres trozos. tas, sindicatos, alcaldes y parlamentarios. Otro zamorano, Santiago Cid Camarzán, En 2013, el Ayuntamiento suscribió un me daba un paquete de pólvora para darla acuerdo de hermanamiento y colaboración al capataz. Este, cuando faltaban presos su- con el Centro de Interpretación e Investi- ficientes para tirar de las vagonetas, decía: gación de la Memoria de la España Republi- «Quito a uno y enseño el látigo». Las con- cana en Francia, institución que gestiona el diciones de trabajo eran muy peligrosas en complejo histórico de la estación ferrovia- los túneles y en el viaducto, a 30 metros de ria de Borredon, a la que en marzo de 1939 altura y sin protecciones. Recuerdo como si llegaron unos 16.000 republicanos españo- fuera hoy cómo los presos rompían la pie- les internados en el campo de concentra- dra: el que sujetaba la piedra, sentado. Y el ción de Septfonds, al norte de Toulouse. que daba con la maza, de pie. Los domin- Este sitio singular al aire libre tiene un gos tenían que ir a misa y comulgar porque poder único para inspirar el conocimiento era obligatorio. No se podían negar. Salían del contexto histórico, del hombre y de la del Destacamento a pie y en fila, con poli- Naturaleza circundante, en un paraje im- cías delante y detrás con el mosquetón col- presionante, rodeado de montañas. Es el gando, y recorrían los 2 kilómetros hasta símbolo vivo de un tiempo oscuro, testi- el pueblo, muchas veces bajo el temporal monio mensurable en piedra de las pena- de lluvia o nieve, con los policías gritando: lidades indecibles que, por el «delito» de «Venga, venga! ¡Vamos, vamos!». Eso era en defender a las instituciones democráticas, invierno porque en verano el cura don Ra- tuvieron que sufrir cientos de demócratas. món, que era de Miraflores creo, bajaba y decía misa de campaña en el patio del Des- [2] Testimonios tacamento porque le gustaba» . Antonio Sin, hijo de un preso aragonés Pedro Juárez, residente en Bustarviejo: pasó con su madre siete u ocho años en una «Yo tenía 7 u 8 años en 1948. Un tío mío, de las chabolas: «Hubo accidentes morta- que me había adoptado por ser huérfano les. Tras uno de ellos, los presos se arremo- de padre y madre, cortaba la piedra para el linaron y empezaron a protestar. El oficial viaducto porque era maestro cantero. Me llamó a los guardias con sus metralletas y mandaba, acompañado de una niña a llevar señalando al muerto dijo: ‘Con esos cueros la comida a su hermano que era listero en me haré buenos látigos’. Otro obrero, ta- la obra, pasando la lista de presencias. Y yo chuelero, explotó con los cartuchos de di- veía cosas que me llamaban la atención. Allí, namita que transportaba» [3]. entre los árboles desde el terraplén, veía las Cuenta el preso Manuel Rodríguez que vagonetas cargadas de piedras y escombros el destacamento de Garganta de los Mon- sacados del túnel por los presos cavando tes «estaba infestado de chivatos; cualquier con barrena, maza y pistola. Las vagonetas movimiento político que tratara de organi- eran tiradas por una o dos mulas. Y cuando zarse era conocido por la jefatura del desta- faltaban mulas, enganchaban a varios pre- sos para empujar las vagonetas. El respon- 2.– Pedro Juárez López, vecino de Bustarviejo, miembro de sable de la empresa, Manuel Nicolás Gómez la ARMH Los Barracones. era zamorano, que vivía en Miraflores y le 3.– Antonio Sin Andreu, hijo del preso aragonés Antonio Sin y de la maestra Teresa Andreu, residentes en Bustar- llamaban el Gordo. Los canteros metían pól- viejo hasta 1979 y residente hoy en San Martín de Valdei- vora para que la piedra explotara en pata glesias (Madrid).

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Destacamento penal de Bustarviejo en 1944 (Foto: autoría desconcida. Fuente: publico.es).

camento al instante. Y en cuanto los perros mediante el trabajo, la obediencia, la dis- guardianes te olían te llevaban de nuevo a ciplina y la sumisión, con el fin de arrancar prisión» [4]. a los presos y a sus familiares las semillas del odio y anti-patria, sustituyéndolas por El contexto histórico las del amor mutuo y la solidaridad estre- cha entre los españoles». Sólo para presos España era una inmensa prisión, con clasificados con penas de menos de 10 años unos 280.000 presos. Tras los 192.684 fusi- o más de 5 años con profesión útil, previo lamientos y la depuración de los funciona- examen físico. La fundamentación teórica rios del Estado (sobre todo los maestros), el del nuevo régimen penitenciario se basó en sistema penitenciario era el eje de la expia- los conceptos católicos de pecado, expia- ción de los pecados junto al control ideoló- ción de la culpa y perdón sustituyendo a los gico impuesto mediante la censura, la reli- conceptos de derecho de delito, pena y am- gión, la reeducación y la propaganda. nistía. La base penal fue el trabajo forzoso a En 1938 Franco creó mediante Decreto cambio de reducción de condena como una el Patronato de Redención de Penas por el especie de gracia concedida al preso para Trabajo Nuestra Señora de la Merced (por su rescate físico y moral a través de la re- iniciativa de Máximo Cuervo Radigales, construcción de un país arrasado por una director general de prisiones y el jesuita J. contienda bélica. A. Pérez del Pulgar), concebido para «la ex- Este sistema de represión pretendía in- piación, el arrepentimiento y la redención cidir sobre la ideología y la conducta de los vencidos y debe entenderse como un

4.– Manuel Rodríguez Serrano, expreso residente en Ca- proyecto de ingeniería social. A través de la nencia (Madrid). redención el prisionero salía del status de

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rojo antiespañol y se acercaba a la salida del nio Barahona, Raúl, fueron en coche a Val- espacio físico de la cárcel recobrando el es- demanco para cargar 50 kilos de dinamita. píritu nacional perdido. Pero al volver, en Cabanillas de la Sierra se toparon con una pareja de la Guardia Civil y La guerrilla mataron a los guardias. Hubo unos 50 dete- nidos y un consejo de guerra que acabó con En la zona que circunda el penal de Bus- varios fusilamientos, entre ellos el de tres tarviejo se conservan varias garitas de vigi- presos de Valdemanco» [5]. lancia, con centinelas de la Policía Arma- da: orientadas hacia el exterior por miedo Anécdotas a la guerrilla —muy activa en 1946-47 en la cordillera desde Somosierra—. Los policías En agosto de 1949 se produjo un gran in- patrullan los alrededores, vigilan los barra- cendio en el Valle de Bustarviejo. Los presos cones y los explosivos, y organizan los re- se ofrecieron y colaboraron en la extinción. cuentos. El Pleno del Ayuntamiento pidió que se les Con la llegada de Francia a Madrid de rebajaran las penas y algo se les rebajó. Cristino García, héroe de la Liberación del También se relatan algunas fugas sona- Sur de Francia, se reavivó la guerrilla de la das. Entre las que se produjeron en Bustar- Sierra de Gredos, cuyo jefe era el teniente viejo está la del joven anarquista Manuel coronel de las Fuerzas Francesas del Inte- Bajo Bueno quien, alzando un papel atrave- rior Manuel Castro, y de Guadarrama, lide- só el paso de salida gritando a los policías: rada por Adolfo Reguilón (Severiano Eubel «¡Ya me han dado la libertad provisional!». de la Paz) con los guerrilleros Ramón Ar- Estos le contestaron «¡Enhorabuena!» y él güelles (el asturiano), Clemades Rubio y Al- siguió andando hasta doblar un recodo y fonso Martínez. Este grupo hizo un informe aceleró el paso tanto que llegó a México pa- sobre los destacamentos penales de Bustar- sando por Lisboa a donde llegó escondido viejo, Valdemanco, Lozoyuela, Fuencarral, en un camión cargado de sardinas pagado Colmenar Viejo y Cuelgamuros, para robar por su madre. Otro preso, el joven médico dinamita y facilitar la fuga de prisioneros. Alberto Martínez, se fugó hasta Vigo y de Tras el fusilamiento de Cristino García allí viajó a Buenos Aires donde fue un ciru- en 1946, la Agrupación guerrillera Euge- jano famoso [6]. nio Mesón, liderada por Juan Sanz Pascual, En la primavera de 2016 Fernando True- sacó dinamita de los destacamentos pena- ba filmó en los barracones secuencias de su les madrileños, que les entregaban prisio- película La Reina de España, que se estrenó neros comunistas. el 26 de noviembre de 2016. Acudió al roda- El historiador Francisco Moreno relata je la propia reina Letizia de España, amiga un robo de explosivos, a finales de 1946, de Trueba y de la protagonista de la pelícu- en el destacamento de Valdemanco. «Se- la, Penélope Cruz. manalmente, Juana Doña se desplazaba hasta allí en el coche de viajeros y cargaba 5.– Francisco Moreno Gómez, La resistencia armada contra en su bolsa los cartuchos de dinamita que Franco, Barcelona, Critica, 2008. sus compañeros de partido presos le podían 6.– Alicia Quintero Maqua, «El trabajo forzado durante el proporcionar clandestinamente. Los entre- primer franquismo: Destacamentos penales en la cons- trucción del ferrocarril Madrid-Burgos», en Cuartas Jor- gaba a Juan Sanz Pascual, Félix, que era su nadas Archivo y Memoria, Fundación de los Ferrocarriles contacto en Madrid. Una vez Félix y Anto- Españoles, 2009.

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Agapito Marazuela Albornos, el músico del pueblo*

Santiago Vega Sombría Universidad Complutense de Madrid

Una humilde familia dio vida a Agapito Marazuela en la localidad segoviana de Val- verde del Majano. En compañía de su padre arriero recorrió con un carro los pueblos de Castilla percibiendo su pobreza generaliza- da a comienzos del siglo XX. A los ocho años, los efectos de una meningitis mal tratada le dejaron como secuela la pérdida de su ojo derecho y la disminución de visión del ojo izquierdo. Esta dificultad física tan tempra- na no le encogió el ánimo y volcó todo su empeño en el talento natural y la sensibi- lidad musical que afloraron desde la infan- cia. Es todavía un niño cuando se traslada a Valladolid para aprender a tocar la dulzaina castellana con el maestro Ángel Velasco (pa- dre de la dulzaina cromática moderna). A los catorce años ya se ganaba un pequeño suel- do acompañando procesiones y todo tipo de fiestas populares. Paralelamente, se inicia en los estudios de solfeo con don Joaquín, un profesor de la Academia de Artillería de Segovia, del que guardó un gran recuerdo y agradecimiento, no así de su primer profesor Agapito Marazuela tocando la guitarra (Foto de guitarra, quien recelaba de las cualidades realizada en 1932 para un concierto celebrado de su alumno. En su primer y único contacto en El Espinar, gentileza de Pilar Marazuela). con el flamenco, acompaña en Madrid a la En mayo de 1923 se instala definitivamente Niña de los Peines. Causa tan buena impre- en Madrid, donde perfecciona sus estudios sión en la cantaora que le propone conver- de guitarra con Santos Hernando. tirse en su acompañante, pero el padre no Sus cualidades musicales le permiten quiere separarse de él para dejarlo en ese conciertos en Segovia y otras ciudades como ambiente artístico. Paga sus clases de gui- Valladolid, Burgos o Bilbao. Su humildad y tarra con las ganancias que obtiene con la escasos recursos llaman la atención de José dulzaina en sus actuaciones por los pueblos. Rodao, que comprueba cómo la guitarra del artista era poco más que una caja de madera Valverde del Majano 1891 - Segovia 1983 mal compuesta, así que escribió una crónica

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en El Adelantado de Segovia. Sensibilizada, la El interés por recopilar los cantares po- Diputación Provincial concede una subven- pulares le apremia porque se da cuenta que ción de 600 pesetas que se añadieron a otras se pueden perder con la llegada de la músi- aportaciones personales encabezadas por el ca «moderna», así lo cuenta Marazuela: «a pintor Ignacio Zuloaga, con las que se rega- principios de siglo, cuando vino la música ló un nuevo instrumento de dos mil pese- mecánica, los gramófonos, lo tradicional tas. Aquella guitarra fue la que le acompañó se fue dejando de cantar. Las chicas que se hasta su muerte sesenta años después. iban a servir a Madrid, cuando venían a las Su carrera despega destacando los con- fiestas, no querían cantar las cosas de la tie- ciertos celebrados en el Círculo de Bellas rra, las consideraban de mal gusto». Por eso, Artes y Ateneo de Madrid, y la sala Pleyel de para recoger los cantos debía buscar entre París. En ABC se recoge el empeño del ya re- las personas adultas, en algunos casos, an- conocido dulzainero Marazuela por ser con- cianos, «tuve suerte, ya que me considera- certista de guitarra: «Su primer paso ante el ban como uno igual que ellos» [3]. público en el Ateneo ha sido un éxito gran- A partir de ahí se inicia un recorrido por de, alentador de sus entusiasmos [...] los tierras de Castilla: Ávila, Valladolid, Burgos, aplausos más sinceros y las felicitaciones Segovia y Soria. Las dificultades con la vista efusivas fueron recompensa merecida al no- y la falta de medios de grabación las subsana vel concertista que no por adquirir este títu- con su estupenda memoria: «Hasta que es- lo abdicará, seguramente del muy honroso tuve en condiciones de llevar todo al penta- de dulzainero mayor de la ancha Castilla» [1]. grama, mi archivo fue la memoria». Por Se- Los escenarios de música clásica no le govia para las notaciones le acompañaba un hacen olvidar su interés por los cantares de músico de la Academia de Artillería, y por un pueblo que acompaña cada actividad de Ávila un primo que sabía algo de música. El la vida con una «toná» específica. Decía el maestro les dictaba, después de averiguar el maestro Agapito: «El castellano no es un tono y, «donde había medida, cuál era ésta». ser frío e insensible. Lo que sucede es que Buscaba entre los campesinos acomodados nuestros campesinos son retraídos, modes- que cultivaban sus tierras, porque los que tos con exceso, creen que lo suyo vale me- cantaban eran en general «gente feliz. Los nos que lo del resto de España. Eso de no desgraciados, los que pasan hambre, no tie- dar importancia a lo que se hace, a lo que se nen humor para cantar». Algunas canciones tiene, he podido observarlo especialmente eran rebeldes, como el de las escardadoras en esta provincia [Segovia] y en las tierras que trabajaban de sol a sol y, como el tra- cercanas. ¡Y aquellos cantos de oficio! Era bajo era muy duro, cantaban: El sol se está emocionante ir por un camino y escuchar un poniendo / el sol se pone / el cornudo del amo canto de arada, y a doscientos metros, cuan- / qué cara pone. do se perdía aquél, oír otro que venía, y al En sus recorridos por los pueblos y sus poco tiempo, otro más; pasaban de término contactos con los campesinos va surgiendo en término y saltaban por las lindes de las su concienciación política: «me dolía mu- provincias. Ya sabe usted que las provincias cho ver que un criado entraba a los dieciséis son cosa administrativa de mil ochocientos treinta y tres» [2]. juglar castellano, Santander, Bedia, 1976. Se trata de un artículo publicado en la revista Triunfo, el 26 de abril de 1976. El número fue retirado de la circulación y provocó 1.– ABC, 15 de diciembre de 1931. la suspensión temporal del semanario. 2.– Pedro Fernández Cocero, Agapito Marazuela el último 3.– Ibid.

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Agapito recopilando folklore en la provincia de Ávila (Fuente: revista Estampa, 1933).

años a servir y a los cincuenta lo echaban recibió el más importante galardón, el Pre- a la calle y, no le quedaba más que una ga- mio Nacional de Folklore (1932) por su can- rrota para pedir limosna. Me dolía también cionero de Castilla elaborado tras años de cuando llegaba la época de las rentas, y, los investigación etnomusicológica. Aparecía que pasaban todo el invierno jugando en el en la prensa en un extraordinario reportaje casino iban y cobraban las rentas aunque titulado «Canciones populares de Castilla» hubiese habido granizo o mala cosecha. Yo en la revista gráfica y literaria Estampa. En ante aquello entraba en rebeldía. Tampoco la misma medida se implicó políticamente, me cabía en la cabeza que un rey tuviese que fue socio fundador de la Asociación de Ami- ser rey porque lo fuese su padre». A medida gos de la Unión Soviética junto a cientos de que avanzaba el siglo y los movimientos so- intelectuales de amplio espectro ideológico ciales se hacían más multitudinarios y com- como Pío Baroja, Manuel Machado, Jacinto bativos contra la monarquía sustentada en Benavente o Concha Espina. También parti- la oligarquía caciquil, su ideología política y cipó en la Liga Nacional Laica junto al doc- social fue evolucionando. Inicialmente sim- tor Gregorio Marañón y otros tantos perso- patizó con los republicanos, después con los najes. socialistas. Cuando se creó el Partido Comu- Fiel a su compromiso con el pueblo, co- nista, «muchas de las cosas que decía ya las laboró con las Misiones Pedagógicas. Mar- pensaba yo». tínez Torner, creador y director del Coro Como otros muchos intelectuales, duran- de las Misiones Pedagógicas refirió una de te la República vivió sus mejores años artís- ellas «luego hacemos funcionar la gramola. ticos, en las dos facetas musicales que culti- La música clásica no les dice nada, pero está vaba, dio sus conciertos más importantes y ahí, con nosotros, un gran músico que les

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explica cada uno de los momentos musica- Marazuela con su guitarra, interpretando les, les da el lenguaje de la música y ya no les «piezas clásicas y folclore de la tierra» [6]. deja tan indiferentes Beethoven. Además de Unos días antes había actuado ante los pre- músico es un estupendo folklorista, ha reco- sos en la Prisión Provincial, no sospechaba gido todo lo popular de Segovia y ahora les entonces que cuatro años después él mismo muestra todas esas canciones que ellos han sufriría cárcel en Madrid. ido adulterando y olvidando de la música Volvió a colaborar con el profesor Torner popular» [4]. El maestro y también misionero en un cursillo sobre música popular espa- Pablo de Andrés Cobos escribió que Agapito ñola organizado en Madrid por el Centro de Marazuela, «uno de los mejores guitarristas Estudios Históricos. En la conferencia refe- y un dulzainero de condiciones extraordi- rida al folklore castellano participó Agapito narias, estuvo con nosotros tres noches en Marazuela acompañado de los instrumentos diciembre de 1932 en La Cuesta [Segovia]. típicos: dulzaina, zambomba, tejoletes y al- Les llevó canciones y tonadillas que solo mirez, «cantó de manera insuperable con la los viejos recordaban y fueron las noches desnudez primitiva con que suenan en las de más desbordante alegría. Después de la eras y las plazas castellanas». La crónica de sesión, hombres y mujeres de sesenta años prensa finaliza: «conferenciante y cantante estuvieron cantando todo lo que recordaban fueron muy aplaudidos» [7]. de sus años de juventud. Viejecillos hubo a Entre los variados actos culturales pre- los que no se oyó nunca cantar y cantaron vistos para 1936 truncados por la subleva- estas noches» [5]. ción militar que desencadenó la guerra ci- En 1932, culminó su compromiso políti- vil, destacaba la Olimpiada Popular que se co cuando se afilió al Partido Comunista de iba a celebrar a finales de julio en Barcelona España, que no abandonaría hasta su muer- como rechazo a la Olimpiada «oficial» -or te. Compaginaba sus actividades musicales ganizada por la Alemania nazi. Allí tenían con las sociales y políticas a las que apor- previsto acudir representando a Segovia taba sus dotes artísticas. Tras la represión Agapito Marazuela y un grupo de «danzan- de la huelga general revolucionaria de 1934, tes» de Abades. Sería al año siguiente en participó en numerosos actos de apoyo a los París donde mostrarían la música y danzas presos, como el realizado en abril de 1935 de Castilla abortadas en 1936. La Exposi- en el Teatro Juan Bravo a beneficio de las ción Internacional donde se vio por primera familias de los presos políticos de Segovia. vez al Guernica de Picasso acogía un pabe- Recaudaron 900 pts. «después de desconta- llón de la República con Agapito Marazuela dos los gastos» como recogía la prensa local. como director de las actuaciones folklóricas, Aportaron donativos, entre otros persona- a la sombra del mayor protagonismo de Ju- jes, el alcalde conservador Pascual Guajardo lio González, Joan Miró, Josep Renau o Luis y el presidente de Izquierda Republicana, Buñuel. José Carrasco. Proyectaron una película de Como otros muchos paisanos en Madrid, «contenido social», que «gustó mucho» El era socio del Centro Segoviano, situado en camino de la vida. También actuó Agapito el número 1 de la Calle Mayor, al lado de la Puerta del Sol. Allí, todavía a comienzos de 4.– Las Misiones Pedagógicas en España 1931-1936, exposi- agosto de 1936 se jugaba a las cartas, ajenos ción en Murcia, 2015, tríptico. 5.– Pablo de Andrés Cobos, El maestro, la escuela y la aldea y otros escritos pedagógicos, Segovia, Ayuntamiento de Se- 6.– Heraldo Segoviano, 14 de abril de 1935. govia, 2017, p.255. 7.– ABC, 24 de febrero de 1936.

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a la situación bélica desatada el 17 de ju- lio. Más concienciados de la situación, unos cuantos destacados socios junto con algunos evadidos de la provincia como Agapito Ma- razuela, el escultor Emiliano Barral y el pre- sidente de Izquierda Republicana de Segovia José Carrasco, se presentaron el 15 de agosto e incautaron el edificio. El nuevo comité di- rectivo del Centro Segoviano representaba la pluralidad de las fuerzas del Frente Popular: presidente Emiliano Barral, socialista; vice- presidente Valentín Contreras, de Izquierda Agapito en la organización de las Milicias Republicana; tesorero Martín de Antonio, Antifascistas Segovianas (Foto: Estampa, 10 octubre de 1936). de Unión Republicana; vocales: Agapito Ma- razuela y Eugenio Gómez, del Partido Co- nados a muerte. A continuación fue trasla- munista; José Carrasco y Eduardo Tuya, de dado a Vitoria, donde le llegó la libertad el Izquierda Republicana. Inmediatamente se 22 de julio de 1941, pero como había orga- organizaron las Milicias Segovianas Anti- nizado una rondalla con otros compañeros fascistas, a través de un comité de milicias presos para actuar el 25, día de Santiago, que reclutó voluntarios de la provincia, la solicitó quedarse unos días más. Reconocía mayoría residentes en Madrid y otros cuan- allí un gran ambiente musical creado por los tos evadidos de Segovia para huir de la re- presos vascos y «sus cantos religiosos». El presión franquista y defender la República [8]. director, como era de esperar, no le permitió Nuestro protagonista colaboró en tareas bu- quedarse «ni un día más». rocráticas, mientras que Emiliano Barral fue Vivió cinco años de libertad «vigilada» su comisario político hasta que murió en el acogido en casa de discípulos, ganándose frente de Usera alcanzado por un obús. la vida con clases particulares de guitarra Finalizada la guerra, el maestro Agapito y/o dulzaina, siempre dispuesto a enseñar fue uno más de los cientos de miles de pre- lo que le demandaban. En 1946 es deteni- sos republicanos encarcelados por Franco. do en Ávila en una redada contra una de las Fue condenado a 12 años por la creación de muchas reorganizaciones del PCE durante las Milicias Segovianas Antifascistas. Tuvo el franquismo. Sin asomo de resentimiento la fortuna que le permitieron mantener la explicaba su nuevo encarcelamiento: «Yo no guitarra durante el cautiverio. En la prisión podía decir cosas que no eran ciertas, con- habilitada de San Antón junto a otros presos sidero que siempre hay que estar de cara a intelectuales formaron el «Ateneo». Cuenta la verdad. Así fui a dar con los huesos otra Marazuela que allí «se leyó mucha historia vez a un penal. No culpe usted a nadie, es de Grecia, de Roma y de las Civilizaciones. el clima que queda detrás de las guerras. Cada uno daba conferencias de lo que sa- También pidieron unos hombres mi cabeza. bía». De allí pasó a otra habilitada, Santa ¡Tonterías, se resucitan rencores de moce- Rita, donde ofrecía conciertos a los conde- dad!» Aunque la condena no es mayor, ahora su estancia en prisión sí es superior, alcanza 8.– Unos 500 milicianos participan en la defensa de Ma- los cuatro años. Primero en Ávila donde los drid en la Columna Mena, después pasarán a la 42 Brigada Mixta. Santiago Vega Sombría, Segovianos al servicio de la conciertos eran más «legales», con asisten- República, Foro por la Memoria de Segovia, 2011, p. 146. cia incluso del maestro de capilla de la cate-

238 Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 234-239 Agapito Marazuela Albornos, el musico del pueblo Santiago Vega Sombría

dral. Después a la «Universidad» de Burgos, se las enrama. Iba todo enlazado. Son otros para terminar en Ocaña, «lo peor de todo» [9]. tiempos». De nuevo en la calle el maestro, sin abri- Su sentida militancia hasta el final se gar el más mínimo rencor, hubo de malvivir aprecia cuando agradece como «una de las pobremente dando algunas clases. Vuelve a mayores emociones de su vida» la entrega Segovia donde sufre en silencio la margina- personal del carnet nº 747 del PCE, en un ción que padecen los vencidos, pocos son los acto público celebrado en Segovia «lo que que le ayudan. En 1958 un grupo de artistas e yo desearía es que la labor que emprendió intelectuales jóvenes lo reivindican y llevan a el Partido hace muchos años se vea consu- participar en un festival del XII Curso de Ve- mada por completo y nada me alegraría más rano para Extranjeros. El éxito rotundo hace que poderlo ver». En su entierro, Simón Sán- que repita al año siguiente y en 1960 recibe chez Montero le definió como «un artista del un primer sentido homenaje promovido por pueblo y dado al pueblo profundamente. Un esos jóvenes. Por fin, en 1964, alguna mano hombre que tenía plena conciencia de que amiga consigue que la Delegación Provincial la canción, la música, la danza y el romance del Movimiento publique su Cancionero pre- son el sedimento que va quedando del alma miado en 1932. Muy al final de su vida, entre popular. Esperemos que el pueblo de Sego- la Diputación Provincial y la Caja de Ahorros via, el pueblo de Castilla y las autoridades de Segovia habilitan un humilde y apartado que representan a ese pueblo sepan desta- local como flamante «Cátedra de folklore» car la obra de Marazuela» [10]. La propuesta donde impartiría -con una mísera subven- de monumento en su honor por parte del ción económica- su magisterio hasta que fa- concejal del PCE Luis Peñalosa, ya se apro- llece en 1983. bó en 1983 en el Ayuntamiento de Segovia, Explicaba el ABC en 1975 con malévola pero la escultura prevista no se realizó hasta condescendencia que Agapito Marazuela 2002. Llama la atención que otro segoviano había estado «discretamente olvidado» du- ilustre como el mesonero Cándido, tuvo su rante muchos años». Con la democracia lle- merecido monumento pocos meses después gó el reconocimiento más extenso, aparecía de fallecido. El reconocimiento al músico en distintos medios de comunicación, inclu- como recuperador del folklore es unánime, so en televisión en el programa Siete Días pero su perseverante militancia comunista, (1980). Cuando le preguntaron por la dife- aún hoy limita sus honores: apenas un co- rencia entre la música de los años setenta legio público, el de Enseñanza Primaria de y la tradicional, respondió que ambas son la localidad de La Granja lleva su nombre. expresión popular, un sentimiento del pue- En la capital, el monumento y la calle a él blo, «lo que pasa es que ahora está comer- dedicadas están muy alejados de los lugares cializada. En mis tiempos creo que eran más más concurridos de la ciudad. El Conserva- puras las raíces [...] se tocaba más por senti- torio Profesional de Música de Segovia, de miento, por dolor, por gozo, que por llenar momento es anónimo. ¿Será descabellada la el bolsillo de algunos. Hoy, por supuesto, no idea de que el padre del folklore castellano y se haría música para un canto de boda o una mejor concertista de guitarra clásica pueda canción de siega. Ni se ronda a las novias ni darle nombre?

9.– P. Fernández Cocero, Agapito Marazuela el último juglar castellano, Santander, Bedia, 1976. 10.– El Adelantado de Segovia, 25 de febrero de 1983.

Nuestra Historia, 4 (2017), ISSN 2529-9808, pp. 234-239 239 In Memoriam

Antoni Doménech

Sección de Historia de la FIM

El pasado 17 de septiembre fallecía en Barcelona, a los 65 años de edad, Antoni Doménech Figueras, profesor de Filosofía de las Ciencias Morales y Políticas de la Universidad de Barcelona y uno de los ex- ponentes más notables del pensamiento marxista y crítico en nuestro país. Nuestra Historia tiene la intención de dedicar una oportuna glosa a su personalidad y su obra en el próximo número, pero no puede por menos de evocar brevemente, en estos mo- mentos, algunas de las facetas de su impor- tante actividad. Por ejemplo, su compro- Antoni Doménech (Fuente: El Viejo Topo). miso político antifranquista, en el seno del Thompson La formación de la clase obrera Partido Socialista Unificado de Cataluña. en Inglaterra (2012), saludaba la propuesta O, en los últimos años, su labor intelectual política del historiador británico como «un crítica en foros como la revista Sin Permiso, socialismo orgulloso del gorro frigio». que fundó y dirigió hasta su muerte. En junio de 2013, cuando la Sección de Una de las propuestas teóricas más im- Historia de la FIM, en colaboración con la portante que desarrolló en sus trabajos era Fundación Primero de Mayo, celebró unas la de aproximar las tradiciones socialista y Jornadas de debate conmemorando el 40º democrático-radical, idea que defendió, por aniversario de la aparición del citado libro ejemplo, en El eclipse de la fraternidad. Una de Thompson, Antoni Domènech colaboró revisión republicana de la tradición socialista en las mismas como ponente. Nuestra His- (2004). Tesis fecunda que volvió a desplegar toria quiere, en recuerdo de aquel encuen- en trabajos posteriores y que todavía se en- tro y, sobre todo, en homenaje a toda su cuentra en sus recientes contribuciones es- obra, rememorar a una de esas figuras im- critas a propósito de la Revolución de Octu- prescindibles del pensamiento crítico que, bre. En ese mismo sentido, en su interesante con su desaparición, dejan un hueco difícil Prólogo a la reedición española del libro de de rellenar.

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Autores de las secciones Dossier y Autora Invitada

Juan Andrade es licenciado en Historia (Premio al mejor expediente académico) y doctor en Historia Contemporánea (Premio Extraordinario de Doctorado) por la Universidad de Extremadura. Ha sido profesor de Geografía e Historia en el pro- grama Secciones Bilingües en Países del Este del Ministerio de Educación de Espa- ña y ha realizado estancias de investigación en varias universidades europeas, en Estados Unidos y en América Latina. Su trayectoria investigadora se ha centrado en el estudio de los medios de comunicación, los movimientos sociales y los par- tidos políticos de la izquierda en el tardofranquismo y la transición. Actualmente es profesor en la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Ex- tremadura.

Antonio José Antón Fernández es filósofo y traductor. Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid, ha traducido al castellano, entre otros, a Perry Anderson, Gianni Vattimo, Slavoj Žižek, Luciano Canfora, Harold J. Laski, o Domenico Losurdo. Es co-autor (junto a David Becerra Mayor) de Miguel Hernán- dez: la voz de la herida (Páramo, 2010), y ha preparado una nueva edición de Diez días que estremecieron el mundo (Siglo XXI, 2017). Como autor ha publicado Slavoj Žižek: una introducción (Sequitur, 2012), y Crónicas del neoliberalismo que vino del espacio exterior (Akal, 2015).

José María Faraldo Jarillo. Profesor Contratado Doctor en la Universidad Com- plutense de Madrid; Antiguo Profesor Investigador Ramón y Cajal; Docente e in- vestigador en la Universidad Europea Viadrina (Francfort/Oder, Alemania) entre 1997 y 2002. De 2004 a 2008 fue director de proyecto en el Centro de Investigación de Historia Contemporánea (ZZF) de Potsdam, Alemania. Estancias de investiga- ción, entre otras, en Moscú, Petrozavodsk, Berlin, Leipzig, Bucarest, Poznan, Var- sovia y Stanford, (California). Algunas publicaciones: Europe, Nation, Communism. Essays on Poland, New York, Frankfurt 2008; La Europa Clandestina. La Resisten- cia contra las ocupaciones nazi y soviética (1938-1948), Madrid 2011; La Revolución rusa: historia y memoria, Madrid 2017.

Magdalena Garrido Caballero. Doctora en Historia Contemporánea con men- ción europea. Profesora del área de Historia Contemporánea en la Universidad de Murcia. Integrante del grupo de investigación América y España: Ayer y Hoy. Y de los proyectos Hispanofilia III HAR2014-52414-C2-1-P y Ayuda Humanitaria HAR2014-58043-P. Entre sus líneas de investigación destacan las relaciones polí- ticas y socioculturales hispano-soviéticas en el siglo XX, el exilio y las transiciones políticas. Y es autora, entre otras publicaciones, de Compañeros de viaje. Historia y

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memoria de las asociaciones de amistad (2009); Rusia tras la Perestroika: propagan- da política, cultura y memorias del cambio (2011); Resistencia, Amnistía y Libertad. Compromiso antifranquista y militancia del PCE en la Región de Murcia (2011).

Kristen Ghodsee es profesora de Estudios de Europa del Este y Rusia en la Univer- sidad de Pennsylvania de Filadelfia. Es autora de siete libros que incluyen The Left Side of History; World War Two and the Unfulfilled Promise of Communism in Eas- tern Europe (Duke University Press, 2015) y Red Hangover: Legacies of 20th Century Communism que se publicará en Duke University Press en octubre de 2017. Ha sido profesora y directora del Programa de Estudios sobre Mujer, Sexualidad y Género de Bowdoin College, reconocida universidad privada en Maine, becaria invitada en la Universidad de Harvard, en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton y en el Instituto de Estudios Avanzados de Friburgo, Alemania. En 2012 ganó una beca Guggenheim por su trabajo en Antropología y Estudios Culturales.

Pablo Montes Gómez. Estudió Historia en la Universidad de Oviedo e inició sus estudios de posgrado en la Universitat Autònoma de Barcelona, de la que es más- ter, para acabar doctorándose en su universidad de licenciatura. Su ámbito de in- vestigación gira en torno a la democracia y las clases populares durante el período de entreguerras. Su tesis, «La formación de la democracia en España: una historia popular de la génesis de la República vista desde Barcelona (1913-1931)», fue leída en Asturias en julio de 2017, obteniendo la mención de excelente cum laude.

Olga Novikova Monterde es traductora e investigadora especializada en la histo- ria del pensamiento ruso, la historia política y de relaciones exteriores de Rusia, la política de la memoria, la historia de comunismo y de movimiento marxista ruso. Ha publicado tres libros sobre la historia del pensamiento ruso (Alexandr Herzen, Pasado y Pensamientos, Taurus, 1994; Rusia y Occidente, Taurus, 1997; La Tercera Roma. Taurus, 2000), así como numerosos artículos en español, ruso, ingles, fran- cés y alemán. En 2004 su estudio del análisis geopolítico ruso de la ampliación de la EU ganó la Beca Gorbachev, ofrecida por la Academia de Yuste. Desde 2009 trabaja en el estudio de las reacciones a la guerra civil española en la URSS, entre la diáspora contrarrevolucionaria rusa y la diáspora de exiliados revolucionarios.

Emanuele Treglia es doctor en Historia de la Edad Contemporánea por la Uni- versidad LUISS de Roma. Secretario de la revista Historia del Presente y miembro del Centro de Investigaciones Históricas de la Democracia Española (CIHDE), ha realizado estancias en la UNED, Universidad Autónoma de Madrid y el FRAMESPA de Toulouse. Sus investigaciones se han centrado principalmente en la historia del comunismo y de las izquierdas españolas durante el franquismo y los primeros años de la democracia. Es autor de la monografía Fuera de las catacumbas. La políti- ca del PCE y el movimiento obrero (2012) y de numerosos artículos publicados en re- vistas como Ayer, Cuadernos de Historia Contemporánea y Ricerche di Storia Politica.

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