51 Jdeal Pacifista Líneas Adicionales Al Libro La Tragedia Del Chaco
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JAIME MENDOZA 51 Jdeal pacifista líneas adicionales al libro La Tragedia del Chaco Sucre, Noviembre, 1933 IM P R E N T A la G L O R IE T A gl jdeal pacifista L IM IM ñ R — - - » l b € ------------ L presente cuaderno contiene, en forma comprimida la parte final del libro L a TRAGEDIA DEL CHACO, últimamente aparecido. Como se dijo en el mismo, quedó esa parte cortada, por tropiezos derivados de la guerra actual. Se halla dividido este opúsculo en dos partes. En la primera se hace un resumen esquemático de dicho libro, siguiendo el largo proceso histó rico del Chaco, sólo en sus líneas susbtanciales, desde la prehistoria hasta los dias presentes De esta suerte, se forma algo así como una cartilla de consulta, breve y fácil, para las personas que no siempre están en situación de revisar las obras demasiado voluminosas, como resulta con el mismo libro. La segunda porte, sólo es la reproducción, también comprimida, de las ideas sustentadas por el autor desde diversas tribunas, dentro y fuera del país, tocante a la solución que debiera darse II al pleito del Chaco. H o y vuelve en ella siempre a la tesis de la pa%, y hasta llega a hablar de la confraternidad boliviano—paraguaya. Lo cual, ciertamente, en momentos'en que los odios nacio nalistas están más que nunca exacerbados y va corriendo la sangre de ambos contendientes en el Chaco, parecerá una aberración y hasta un d. '' ' de lesa patria para muchos. 'Pero el autor ha creído servir mejor asi a su misma patria y también a la otra, al proponer sus ideas en la form a en q„. lo hace. Y en este sentido, cuando destaca, por ejeK, pío, los derechos históricos de Bolivia en el Cha co, no es, como lo dice en el texto, por un mero prurito patriotero, sino más bien para aconsejar que Bolivia, no obstante sus ventajas en ese cam po, las renuncie en aras de la pa%. La gloria no está siempre en aplastar al adversario en los campos de batalla Está más bien en saber levantarlo. Y aun cuando de él se han recibido terribles injurias, la gloria no está en vengarse, sino en perdonar. PRIMERA PARTE ------- ->«<-------- El Macizo Boliviano n el centro de la cordillera continental de los Andes suramericanos, está el Macizo Boliviano. Fórmanlo una meseta—la Al tiplanicie— y dos cordilleras circundantes- la occidental, que mna al Pacífico y la oriental -al Atlántico—. Esta última se divide en dos por ciones: la del norte o Cordillera Real (Cordillera Blanca o de los Yungas) que da a la hoya ama zónica, y la del sur, que forma el Macizo de C harcas. El Macizo de Charcas Es esi enorme formación montañosa—la ma yor de la cordillera de los Andes—que, desde el sur del Macizo Boliviano, avanza al oriente, pe netrando en el corazón de Suramérica, por seis cientos kilómetros, a manera de una gran escali nata, cuyos últimos peldaños terminan en el Chaco. El Chaco Desde los postreros tramos del Macizo de Charcas, sigue un sistema de tierras bajas que 2 EL IDEAL PACIFISTA van al oriente y sureste, hasta el río Paraguay. Forman ellas el Chaco Este se divide en tres porciones: boreal, central y austral. Sólo nos o- cuparemos del Chaco Boreal, contorneado por los ríos Pilcomayo y Paraguay. El Pilcomayo Es un río andino, nacido en las cimas del Macizo de Charcas, y que descendiendo por su vertiente oriental, circunda por el sur al Cha co Boreal. El Paraguay Es otro río, nacido en el Macizo de Matto Grosso, que contornea por el oriente al Chaco Boreal. EL FACTOR HUMANO La Corriente Andina esde la noche de los tiempos, se alzó sobre q1 Macizo Boliviano una formidable civilización que irradió hasta los más le janos ámbitos del continente. Una de sus manifestaciones, subsistente aún, esta en Tihuana- cu, sobre la Altiplanicie. JAIME MENDOZA 3 Desde allí el hombre prehistórico se dirigió ¡por distintos rumbos llevando consigo su cultura y su poder; uno de ellos fue precisamente el Macizo de Charcas, por donde lleg<5<al Chaco y al Para guay. Era la corriente andina centrífuga, que iba -de la montaña al llano, de occidente a oriente, de arriba abajo, dejando al paso diversos restos de su cultura primordial. La Corriente Guaranítica En épocas protohistóricas posteriores, surgió -en tierras del Paraguav otra corriente humana de sentido inverso, que iba de oriente a occidente, del llano a la montaña, de abajo arriba. Era la corriente guaranítica. Y puesto que el Chaco se hallaba en el co medio de la ruta, ella debió pasar por él, para ilegar a los Andes. El Chiriguano Y entonces se encontraron las dos corrientes •andina y guaranítica, al pie de los Andes, for mándose luego, como resultado de ese choque un nuevo tipo étnico,—el chiriguano. Desde entonces el chiriguano quedó incrus tado al pie de los Andes, en las últimas estriba ciones del Macizo de Charcas, en el borde occi dental del Chaco Boreal. La Conquista Vino luego la etapa histórica. Llegaron los 4 EL IDEAL PACIFISTA españoles al Macizo Boliviano ( i 52ó), destruyeron el imperio de los Incas—última manifestación de la milenaria cultura de Tihuanacu, cuya capital por entonces era elt Cuzco—, y se dispersaron por diversas direcciones, emprendiendo también el camino del Chaco. Las Capitulaciones El monarca español legalizó estas conquistas por medio de las Capitulaciones. Entre las pri meras figuraba la de la Nueva Toledo, que se dió a Diego de Almagro, compañero de Francis#- co Pizarro en el descubrimiento y reducción del Imperio Incaico. La Nueva Toledo Comprendía ella todo el territorio medido en la línea del Pacífico (Mar del Sur), de norte a sur por doscientas leguas castellanas (desde el pa ralelo del Cuzco, más o menos, hasta el de Co- iiapó), y de oriente a occidente extendido hasta fa línea de Tordesillas y al Atlántico (Mar del Septentrión). Por consiguiente, dentro de la Nueva Toledo quedaba comprendido el Macizo Boliviano y sin gularmente el Macizo de Charcas, con más sus derivaciones orientales en el Chaco y el Para guay. En una palabra: La nueva Toledo y Char cas, venían a ser la misma cosa. JAIME MEDOZA 5 Los Conquistadores del Pacífico De esta suerte los conquistadores del Pací fico, después de llegat a la Altiplanicie y al Macizo de Charcas, empezaron a descender por su vertiente oriental, hacia el Chaco. Ya Die go de Almagro, el concesionario de la Niteva Toledo, habíase propuesto ir a conquistar las tierras de los chiriguanos. Pero, desapareció de la escena sin cumplir su propósito. Surgieron luegu nuevas figuras. En 1536, Gonzalo Pizarro con otros famosos descubiidores, llegaba a las tierras de los charcas, encontrando la gran zona minera llamada después Potosí; y prosiguiendo su descenso, se establecía con su hueste en Chuquisaca, la capital de los antiguos charcas. Surgió así en el Alto Perú un asiento de blan cos, cuvo piimer gobernador fue el propio Gonzalo Pizarro. La Plata Era el esbozo de la ciudad hispánica que, en 153o, fundó con el nombre de La Plata, Pedro Anzúrez, Marques de Campo Redondo, enviado desde Lima pot\ Francisco Pizarro Hiciéronse con tal motivo entre los conquis tadores de Charcas los primeros repartimientos de tierras, llamados encomien tas, y entre ellas, naturalmente, tuvo el fundador de La Plata, su grueso lote correspondiente. Se extendía él por el sur de La Plata hasta el Pilcomayo, ,Chacojy por el oriente a las tierras del Parapetí y del Guapay. 6 EL IDEAL PACIFISTA Es decir que dentro de la Nueva Toledo, la encomienda de Pedro Anzúrez abarcaba ya las tierras del Chaco conocidas por entonces, que se guían al oriente de la Cordillera de los Chiii- guanos. La Cordillera de los Chiriguanos Los españoles del Pacífico llamaron así a las- postreras derivaciones andinas del Macizo de Char cas, donde desde los tiempos prehispánicos ha bíase constituido ese tipo mixto resultante de la mezcla entre el andino y el guaraní, llamado chiriguano. Son las tierras que se dilatan enire el Guapay,- Parapetí, Pilcomayo y Bermeio. Desde la Cordillera de los Chiriguanos se ex tienden al oriente las tierras del Chaco hasta el Paraguay. Allí se dirigió Anzúrez. en tSqo, des pués de fundar La Plata. Era la conqúisia legal. LAS NUEVAS CORRIENTES La Sierra de La Plata mpero, mientras así los conquistadores del Pacífico llegaban y se establecían en las tierras de Charcas, otros conquistadores, atraídos por el señuelo de los tesoros del JAIME MENDOZA 7 Perú, aparecían por el lado del'Atlántico, dirigién dose a las mismas, bautizadas por ellos con el nom bre de Sierra de la Plata. Tal es el caso de don Pedro de Mendoza y sus compañeros. Mendoza había obtenido del rey una capitulación — la Nueva Extremadura— que seguía por el sur a la Nueva Toledo de Almagro; y apareció, en iá35, en pos de ella, por el lado del Río de la Plata. Pero, como allí no había plata Mendoza envió a su teniente Juan de Ayolas, a buscarla en la soñada sierra de ese nombre, o sea en Charcas. Pero, para llegar a Charcas, había que pa sar primeramente por el Chaco, y he aquí por qué Ayolas, cumpliendo la orden de Mendoza, remontó el Río de la Plata y el Paraguay, sobrepasó la concesión de su principal —la Nueva Ext’emaduta —hacia el paralelo 25 sur, y se metió audazmente en el Chaco Boreal ,vale decir en la Nueva Toledo, para ir por ese ca minos a Chircal. Era la conquista ilegal. Así. en la época hispánica, se dibujaron también dos corrientes humanas de sentido o- puesto: la corriente andina, que descendía de la plataforma andina al Chaco, y la corriente paraguaya que pretendía ascender a los Andes, en busca de Charcas.