FlACSO. Bibli6!dCd

(CONOS REVISTA DE C1ENCIAS SOCIALES

No 28, melYO 2007 ISSN 1390-1249 CDD 3005! CDU 3! LC H8 S8 F53 Vol I I, Issue 2. May, 2007 QUito - Ecuador

Sumario

Coyuntura

EI nacimiento de una nueva c1ase politica en el Ecuador 13-21 LUIS Verc1esoto

Resumen

En estc articulo ~c rrara de inregrar, ala VeL, un analisis de [a coyuntura con un analisis de proceso, a la luz de los re­ cienrcs camhios politicos en Ecuador. La biporcsis basica acerea del momenro acrual es que esta operando eI naci­ miento de una nueva clase polfrica y se estd produciendo e] reemplazo de la vieja elite polttica. Palabras clave: Ecuador. aaorespoliticos> Asamblea Constituyente, democracia.

Cambia politico, friecia" institucional y ascenso de nuevas ideas 23-28 Franklin Ramirez Gollegos

Resumen En Ecuador esra operando una friccion entre las insriruciones de gobierno. las organizacrones polfricas y los repeno­ rios ideologicos y culturales. Es en esa friccion en dande se pueden dilucidar 10, posibles camponentes de un abier­ ro e incieno proceso de cambio. Palabras clave: cnmbiopolitico, actorcs politicos. ideologta. instituciones, Ecuador:

DOSSier

Genero y nacfen en America Latina 31-34 Presentacion del dossier Mercedes Prieto y Ccccroo Herrera

Entre la santidad y la prostitucion: la mujer en la novela ecuatoriana en el cruce del siglo XIX y el XX 35-45 Jorge 0. Andrade

Resumen En el Ecuador, los intclcccuales del siglo XIX y principios del XX proponen modelos ideales de la nacion en los que se desraca e] papel que el escriror imagina para [a mujer. EI anal isis breve de seis novel as publicadas entre 186J y 1904 dernuestra esra obsesion. En cstas narraciones. eI papel de IdS proragonistas se polariza entre la pure7.a de cuerpo y es­ ptriru, y la caida y perdicion coral. Palabras clair: mujrr. titrratura. ghum, nacion, Ecuador, nove/as, siglo XIX Cumanda. Naya, Carlnta. A In costa, La emancipada. l.uzmila ~ FLACSO ECUADC>R

fCONOS. Revisra de Ciencias Sociales Numero 28, mayo 2007 Quito-Ecuador

ISSN, 1'90-1249/ CDO )Oo.S / CDU, 3 / LC H8 .S8 1'53 (Vol. 11, Issue 2, May 2007)

[cones. Rt:vista de Ciencias Sociales es una publicacidn de Flucso-Ecuador. Fue fundada en 1997 con d fin de esrimular una rc­ tle"i(ln crfrica de~de las ciencias sociales sobre remas de debate social, politico, cultural)' econornico del pais. la region andina y el mundo en general. La revisra e~d dirigida a [a comunidad cienrffica y J quienes se inreresen por conocer, .unpliar y profun­ dizur, desde perspectivas acudemicas. esros remus. fconw sc publica cuarrimesrralmcme en los rneses de encro. m.lyo y sepnem­ bee.

Para la ~ele(cion de aruculos se unliza un arbinuje bajo el sistema de doblc cicgo (peer remfw).

Indexacion /amos esra incluida en los siguienres indices cicnnficos: Sociological Abstracts, Ulrich's, Hispanic American Periodiul Index (HAPI), Thompson Gale (Inforrne Academico}. EBSCO-Flienre Acadernica, Larindex-Caralogo, REDALyC (Red de Revives Cienuficas de America Latina y e] Caribc) y C1ASE (Gras Lninoamericanas en Cieucia~ Sociales).

Iconos On Line Los conrcnidos de /cono., son arcexibles on line en rexro complero a traves de los portales de CLA-CSO (wwwclacso.org.ar/bi­ blioreca/revisrasl, REDALyC (www.redalyc.org). DOA./ (www.doai.org}, FLACSO-b:uador (WVvW.flacso.org.eclbrml/iconodHml) y Tecnocienciu (Consejo Superior de Invescigacicn Ciennfica de Espana).

Los arnculos que ~e publican en I.l rcvisra son de responsahilidad cxcluxiva de sus aurores: no reflejan ncccsariamcnre el pens.\­ rrucntu de /nmoJ. Se autoriza la reproduccion roral 0 parcial de los concenidos sicmpre que se cite expresamenrc como fuente a t·01l0.1, RI'l'lsta de Ciencias Sociales

Director de Placso-Ecuador: Adrian Bonilla Direcror de Iconos. Eduardo Kingman Garces Editor de leones: Edison Hurtado Arroha Asisrenres ediroriales: Lorena Andrade y Patricia Baeza

Camire editorial Felipe Hurhano. Mauro Ccrhino, Edison Hurtado, Hugo j.icornc. Eduardo Kingman, Carmen Martinez, Franklin Ranurcz , Alicia Torres

Comire asesor inrernaciona]: Andres Guerrero (Es,pana), Hluuca Murarorio (U. Vancouver, Canada). Bolivar Ecbeverri.\ lllNAl-.l. Mexico), Bruce Bagley (U. Miami, I:ECU), Carlo<; d..: Mattos (PUC, Chile), Flavia Frcidenberg (U. Salamanca. Espana). Francisco Rojas (Flacso. Costa Rica), Javier Auycro (SUNY - Stony Brook, EEUU), joan Maninez Alier (U. Barcelona, Espurul, Joan Pujadas (U. Rovira i Virglli. Esp.uiu). Liisa North (U. York, Canada), Magdalena Ln')ll (U. Nacional, Colombia), Rob Vos (ISS, Holanda). Roberto l-ollar i (U. Cuyo, Argentina). Victor Breton (U. Lleida. ESP:llU), Lorraine Nencel (CEOLA-, Holanda), Cecilia Mendez (U. California, Sanra Barbara, EEUU).

Coordinadoras del dossier "Genera y Nadon eu America Latina" Mercedes I'rieco y Gioconda Herrera

Ensayo gralleo: Ana Fernandez

Disefio y diagramacicn: Antonio Mena Impresion: Rispergraf

Envio de arriculos, informacion, solicirud de canje: revisraiconossoflacso.org.ec Suscripciones, pedidos y disrriburion: lalibrcria0"rlKso.org.ec

©FLA-CSO-Ecuador Casilla: 17-11·06362 Direccion: Calle La Pradera £7 ·174 Y Av. Diego de Almagro, Quito-Ecuador www.flacso.org.eclhtmlliconos,hrml Telefonos: +593-2 323-8888 Fax: +-593-2 32,~-7%0

coo .100.5/ COU .1 / LC H8 .S8 F") leones: revisra de cicncias sociales.-QuiIO: Fl.irso-Fcuador, 1997· v. : il. ; 28 em. Ene-Abc. 1997· Cuarrimesrral- cnero-mayo-scptierubre ISSN: 1390-1249 1. Cieneias Sociales. 2. Ciencias Sociales-Ecuado- I. Faculrad Lariuoamericana de Ciencias Sociales (Ecuador) El nacimiento de una nueva clase política en el Ecuador1 The Birth of a New Political Class in Ecuador

Luis Verdesoto Profesor - investigador asociado de Flacso-Ecuador

Email: [email protected] Fecha de la versión final: marzo 2007

Resumen En este artículo se trata de integrar, a la vez, un análisis de la coyuntura con un análisis de pro- ceso, a la luz de los recientes cambios políticos en Ecuador. La hipótesis básica acerca del mo- mento actual es que está operando el nacimiento de una nueva clase política y se está produ- ciendo el reemplazo de la vieja elite política.

Palabras clave: Ecuador, actores políticos, asamblea constituyente, democracia.

Abstract This article attempts to integrate an analysis of the current political conjuncture with an analy- sis of current Ecuadorian political process, in light of recent political changes in the country. The basic thesis is that we are witnessing the birth of a new political class that is, or will be, re- placing the old political elite.

Keywords: Ecuador, political actors, constituent assembly, democracy.

1 Este artículo se basa en la intervención del autor en el Taller de Análisis de Coyuntura convocado por la revista el 16 de marzo de 2007.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito, mayo 2007, pp. 13-21 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Luis Verdesoto

n este artículo se trata de integrar, a la modelo de desarrollo pero sí fueron los prin- vez, un análisis de la coyuntura con cipales agentes de su legitimación. No produ- E un análisis de proceso, a la luz de los jeron el modelo pero sus deficiencias proposi- recientes cambios políticos en Ecuador. Se t i v as les convirt i e r on en sus defensore s . busca analizar las lógicas de los acontecimien- Tampoco pudieron ser agentes de cambio de tos del presente2, organizándolas en función las exclusiones sociales en la representación, de las significaciones estratégicas de los cam- por su conformación interna y por su misma bios en la sociedad, e interpretar la confor- naturaleza cuasi-estamental, predemocrática. mación de las instituciones también a la luz Surgidos del corporativismo, no han podido de sus entornos. La hipótesis básica acerca del ser agentes de su reforma y peor aún de la re- momento actual es que está operando el naci- forma de las instituciones. Es extrema su in- miento de una nueva clase política y se está capacidad de traducir los votos en escaños y a produciendo el reemplazo de la vieja elite po- los intereses de los actores en bien común. lítica. En el corto plazo, es visible la inconcien- cia e incapacidad con que los partidos políti- 1. ¿Cuáles son las bases sociales que operan en cos han afrontado la conformación del siste- la coyuntura? Apelo a la sociología política ma electoral y también su incapacidad para para la respuesta. La circunstancia actual del cristalizar los principios elementales de la re- país está teñida de una masiva ilegitimidad presentación3. El Ecuador sigue ostentando el institucional como el efecto político más “peor” sistema electoral de la región. La de- claro de la generalización de la pobreza. Este formación de la representación en el sistema efecto se arrastra desde el inicio de la crisis na- electoral ecuatoriano ha contribuido lenta y cional hace una década y se agudiza con la consistentemente a la profundización de la dolarización y la crisis bancaria de fines del crisis general. Por ello, no es extraño que, al milenio. Las cifras actuales de reconforma- igual que en otros países con situaciones si- ción de la pobreza y cambio en los indicado- milares, se intente legitimar al sistema mayo- res no alteran esta afirmación. El desmorona- ritario simple contra los sistemas proporcio- miento de la legitimidad de las instituciones nales (una forma necesaria para lograr una re- como responsables de la pobreza y de las presentación inclusiva), y reducir la democra- identidades de sus actores está intacto. Las cia a la formación de una mayoría. instituciones políticas no dieron respuestas al desarrollo y peor aún, los partidos políticos. 3. ¿Qué significación tiene el pacto territo- La retina del pueblo está llena de un resenti- rial? La ruptura del pacto territorial en el miento, acentuado por los liderazgos, contra Ecuador tiene un espeso “mar de fondo”. La los “causantes” de la incertidumbre social. “ciudadanía territorial”, entre otros factores, arrastra a los componentes étnicos de la polí- 2. ¿Por qué los partidos políticos son los agentes principales de la crisis política? La cri- 3 Es proverbial que los partidos políticos ecuatorianos sis del sistema de representación opera desde no hayan podido llegar a un acuerdo sobre el sistema de asignación proporcional pero, y fundamentalmen- un segundo plano. Los partidos políticos no te, que hasta ahora naufraguen en las más disímiles y son los responsables directos y centrales del disparatadas interpretaciones sobre su significado. En la última década no se ha podido celebrar una elec- ción con una misma contabilidad electoral; las dispo- 2 Sin embargo, no realizaremos una reconstrucción y siciones constitucionales sobre el sistema electoral son ordenamiento de los acontecimientos pues rebasa a las erráticas, mal concebidas conceptualmente y no con- intenciones de la presentación. cebidas técnicamente.

14 ÍCONOS 28, 2007, pp. 13-21 El nacimiento de una nueva clase política en el Ecuador tica. Cuando se resquebraja el pacto territo- guen los sistemas social y político. Su ausen- rial o dejan de operar los factores de cohesión cia es por demás evidente en el Ecuador4. del acuerdo territorial, la interacción de los En el caso ecuatoriano, esta derrota afecta componentes asentados en el territorio afecta a la responsabilidad asumida por la clase a la nación. Y la nación se invoca como refe- media de articular la política desde sus formas rente institucional. La nación se retoma como mestizas y hacia todas las vertientes étnico- referente principal de la agenda pública y culturales. En la actualidad emergen nuevas electoral. formas para asumir a la etnicidad en la políti- ca, fundamentalmente la emergencia del 4. ¿Qué alcances tiene la informalización del “cholaje” y sus formas políticas. Durante los país? El país vive una generalizada informali- siglos pasados y en el presente, la clase media dad, en lo económico, social y político. Se ha sido una gran transmisora de su forma han generalizado los procedimientos anti y a- mestiza como forma organizadora del sistema institucionales; se han creado nuevas rutinas político. Esto dejó de operar, siendo ésta una o las llamadas “instituciones informales”. La de las piezas centrales para la comprensión de crisis institucional del país tiene como prácti- algunas dimensiones del proceso político. ca rutinaria general a la trasgresión institucio- nal, la que no debe ser confundida con un 6. La “política bingo”. En las elecciones pasa- conflicto entre órdenes políticos y menos aún das también se instauró el imperio de la inor- históricos. No es posible dar estatuto históri- ganicidad o el imperio de la política casuísti- co a la profundización de la informalidad, ni ca. El Ecuador se organiza como un “bingo”; es dable un reemplazo institucional por las la política se juega como una ruleta cuyo re- nuevas rutinas, que no son sino expresión sultado es la incertidumbre. El resultado de la transicional de la crisis. Al fin y al cabo, la de- elección de 2006 tiene el sabor de la casuali- mocracia se ha demorado muchos siglos en dad antes que del ascenso orgánico de ten- formar sus instituciones, que no pueden ser dencias políticas fundamentales. Desarrolle- obviadas por intuiciones circunstanciales del mos esta propuesta: la crítica a la “partidocra- mercado electoral. En suma, esta es la carac- cia” de la fórmula ganadora estaba inscrita en terística central de las bases sociales de la co- la agenda pública ecuatoriana, con una tar- yuntura. danza relativa a otros países de la región. No se trata de una propuesta de originalidad na- 5. ¿Cuál es el antecedente inmediato de la co- tiva. El contexto es que el Ecuador vivía una yuntura actual? La consecuencia de largo seria ausencia de liderazgo. plazo de los resultados de las elecciones del El resultado de la elección presidencial fue 2006 fue la derrota estratégica de la clase la ocupación de este vacío en las últimas se- media. El rol que jugó la clase media en esta manas de la campaña, y de la construcción última fase de la democracia ecuatoriana fue acelerada de una respuesta a una multitud de decisivo. En el plano de las representaciones, demandas del sentido común popular. En la la clase media jugó un rol de organizador del dinámica electoral, el resultado pudo haber sistema de partidos en su versión más clásica- adquirido otro rumbo. Es decir, pudo no mente centrista. La clase media fue derrotada haber hecho interlocución con las tendencias en su capacidad organizadora del espectro so- cial y de la democracia. Esta capacidad de 4 Es importante no confundir la pérdida de roles sisté- proveer de “centro” al espectro social y políti- micos estratégicos de la clase media con la extracción co es correlativa a la estabilidad que consi- social de los dirigentes gubernamentales actuales.

15 ÍCONOS 28, 2007, pp. 13-21 Luis Verdesoto de la informalización que se han expresado procesos decisionales de alto nivel. La excesi- insistentemente en la última década y esboza- va centralidad reemplaza a la transparencia. do otra salida. Es en este sentido, que el re- Un discurso que podemos denominar “deci- sultado electoral es “bingo” e instaura un sionista” (decisiones radicales, tajantes, de ur- “efecto bingo” sobre el resto de la política. En gente operación) oculta a la demanda por adelante, la política tiene la forma más de una transparencia. La inundación de todos los in- apuesta que de una previsión. Detrás del efec- tersticios de la sociedad por el discurso oficial to “outsider” que también se produjo en ver- ha generado opacidad antes que transparen- sión ecuatoriana, no existe una construcción cia, entre otros efectos. Dilucidar el juego de orgánica, y ahora pretende ser cubierta desde las nuevas invisibilidades que operan en la la Asamblea Constituyente. política ecuatoriana es una tarea social y polí- tica urgente. 7. ¿Qué emerge como clase política? El resul- Paralelamente opera una nueva relación tado electoral del año pasado matriza a la entre las instituciones y la calle, la masa y la agenda de la coyuntura, convierte a la políti- ciudadanía. El discurso oficial tiene varios ca en una disyuntiva entre la mera reorgani- brazos con los cuales organiza su visión de zación y la restauración de las elites. Por otro país. De un lado, la calle sería el nuevo esce- lado, da forma a las nuevas dimensiones de la nario de la democracia en contraposición a las política, a esa emergente clase política perso- instituciones tradicionales, incluyendo al nificada en las distintas vertientes del lideraz- voto mismo. La delegación entra en cuestión go de Lucio Gutiérrez, Álvaro Noboa y Rafael por la aparición de otras formas de la demo- Correa. Con su presencia, hacen ingreso a la cracia directa. La fracción movilizada del pue- política nuevas bases sociales5. blo es la vanguardia depositaria de la legiti- La transición de la elite política (presenta- midad y frontera de la ilegitimidad de las ins- da como anti-política) tiene que ver con su tituciones. La movilización establece el mar- composición etárea, ideológica, regional y ét- gen de la legitimidad de las instituciones. Las nica. El examen de estas composiciones per- instituciones no aceptadas (“ilegítimas aun- mitirá comprender qué es lo que está ocu- que no ilegales”) no formarían parte de la rriendo con la emisión de fórmulas de orga- nueva organización de la democracia que nización de la sociedad. emerge en la actualidad. De otro lado, la masa movilizada sería la 8. ¿Cambian los parámetros de la política? En “única” ciudadanía, lo que también establece la coyuntura también están cambiando las una frontera de intolerancia con los otros. La formas de operación de la política. No sólo se dinámica de la confrontación marca una divi- han modificado sus operadores sino también sión ciudadana con quienes se incorporan a la las formas de operación de la política. Exa- masa disponible para la transición de elites minemos algunas. Conviene re s a l t a r, por políticas. ejemplo, la presencia de nuevas invisibilida- La movilización intencionada, que parece des en las decisiones centrales del sistema po- ser el instrumento central de presión guber- lítico. Bajo el discurso de la lucha contra la namental, apunta hacia la masa convertida en corrupción opera una notable opacidad de los productora de política, la que puede derivar en disolvente de la institucionalidad. Las re- voluciones deben terminar construyendo ins- 5 No es propósito de estas líneas indagar sobre cómo se han modificado las bases sociales de la democracia en titucionalidad, como consecuencia justamen- el Ecuador. te de que la calle se convirtió en respuesta a la

16 ÍCONOS 28, 2007, pp. 13-21 El nacimiento de una nueva clase política en el Ecuador falta de la misma. En el Ecuador, la moviliza- ciedad. Por ello no es extraño que los índices ción instrumental sin perspectivas puede cul- de aceptación de la violencia como forma de minar en deshacer la institucionalidad y las resolución de conflictos crezcan velozmente. políticas públicas. En suma, la invocación a la El liderazgo no debería incentivar estas ten- calle, la masa y la ciudadanía, opera contra las dencias, ni elevarlas a la política. El resultado, instituciones disfuncionales a la oficialidad y sin necesidad de mayor análisis, será llevar a a la comprensión de lo público de las nuevas la democracia al límite del autoritarismo, al elites. aniquilamiento de la ecuación entre disenso y tolerancia. No en vano el Ecuador está ran- 9. Sedimento “velasquista”. En la actual co- queado como uno de los países más intole- yuntura también está en juego la concepción rantes de la región, a punto de romper la de la política. En el sedimento de la cultura ecuación democrática por el bajo nivel de política de los ecuatorianos está un pasado apoyo al sistema político7. “velasquista”. Resumidamente, el velasquis- mo fue una forma de caudillismo o de articu- 10. ¿Cuándo se deshizo el arreglo institucio- lación del liderazgo con la masa a partir de nal del país? La crisis política del país, inmer- formas discursivas abstractas, autoritarias y sa dentro de una crisis nacional, se define c o n f l i c t i vas que, sin embargo, ocultaban como una inadecuación de sociedad e institu- prácticas oscuras de acceso del poder domi- ciones, de falta de relación orgánica entre sis- nante a la representación. Velasco Ibarra uti- tema social y sistema político. Se han deshe- lizaba al conflicto discursivo para generar una cho los arreglos sociales que habíamos logra- agenda política y luego posicionar a la políti- do los ecuatorianos para adecuarnos a las ins- ca pública. Una vez que el presidente Velasco tituciones y para adecuarlas a la sociedad. Ibarra había definido una gama de amigos y Cada país hace un arreglo social para ade- enemigos en el arranque del período de su cuarse y adecuar a las instituciones. No todas presidencia, disponía la operación de “cual- las instituciones están bien diseñadas y tienen quier” agenda de política pública. la flexibilidad suficiente para adecuarse a la La concepción de la política como conflic- economía y a la sociedad. Si éste puede llegar to6 está en la orilla opuesta a la concepción de a ser el propósito de la Asamblea Constitu- la “buena” política, la que lastimosamente no yente, probablemente encuentre una orienta- ha operado hasta ahora en el Ec u a d o r. ción, que en la actualidad parece no tener. Entendamos a la buena política como la ad- Desde una perspectiva de largo plazo, se ministración pacífica de los conflictos para la puede afirmar que muchas dimensiones de la recreación de la comunidad. El despliegue del crisis política y la crisis nacional están intac- conflicto como organizador del dominio de la tas. No se puede avizorar el fondo de la caída. escena política puede ser una operación exi- A todas luces, se trata de una crisis y no de un tosa en el corto plazo. De hecho lo es, cuan- mero reacomodo frente al cambio o la mo- do en la base social están latentes formas de dernización. violencia social y autoritarismo. Estamos frente a un permanentemente Una invocación al conflicto como organi- inacabado e irresuelto arreglo entre institu- zación de la política es una invitación a la anomia como forma de organización de la so- 7 Ver Mitchell Seligson 2002, Auditoria de la democra - cia. Ecuador, LAPOP, Cedatos, Pittsburg-Quito; Luis Verdesoto y Moira Zuazo, 2006, Instituciones en boca 6 Que no se contrapone a la manipulación del conflic- de la gente. Percepciones de la ciudadanía boliviana to para llegar a cualquier género de acuerdos. sobre política y territorio, FES-ILDIS, Bolivia.

17 ÍCONOS 28, 2007, pp. 13-21 Luis Verdesoto ciones, actores y desarrollo. Los objetivos po- escena política. La tercera, el corporativismo líticos del país en este tema y que parecen no social re vestido de una forma anti-política. ser los objetivos de la coyuntura son, en el ¿Qué es lo que declina dentro de la clase largo plazo, vincular a las instituciones con el política? Declina una visión de cómo estruc- desarrollo económico; en el mediano plazo, turar el sistema de partidos en Ecuador. El rehacer acuerdos nacionales, colaboración primer paradigma que declina se refiere a los institucional con la crisis y elevar la eficiencia partidos como mediadores necesarios de la de la gestión pública. Y, en el corto plazo, res- sociedad y a los partidos como organizadores tituir la confianza entre los ciudadanos y las exclusivos del mundo público. El segundo instituciones, y redefinir al régimen político. paradigma que declina es la disyuntiva entre Estado y mercado como eje de clasificación 11. ¿Cómo se manipula al vacío institucional? del sistema de partidos, tal como lo fue entre La operación política de corto plazo se basa sus dos más conspicuos representantes, el par- en la profundización del vacío institucional tido Iz q u i e rda Democrática y el Pa rt i d o p roducto del desmontaje sistemático del Social Cristiano. El tercer paradigma que de- Estado que se ha producido en los últimos clina es la división del trabajo o la política de años. Pretender que la sociedad camine sobre “doble vía” entre la Función Ejecutiva y la el vacío institucional es conducirla hacia el Función Legislativa que consistía en que desborde de todos los órdenes y de todos los mientras el Presidente, blindado políticamen- límites. Acorralada la vieja elite política por te, adoptaba decisiones reales sobre el mode- su deficiente capacidad de conducción de la lo de desarrollo, el Parlamento, asediado por política, y acorralada la nueva elite por su an- la sociedad y por su mediocridad, culminaba siedad de poder, han tratado de conducir a la solamente legitimando un modelo que no política por el sendero del desagarramiento había contribuido a gestar. El cuarto paradig- de las instituciones. Rasgar las instituciones, ma que declina es, como ya se mencionó, la no es una tarea difícil para ninguna de las par- proporcionalidad en manos de la mayoría. El tes, en un país de creciente informalización. retorno a la idea primigenia de mayoría, en la Lo difícil es operar la política sin quebrar a las actualidad de búsqueda de calidades para la normas y, fundamentalmente, con mínimas democracia, opera contra la deliberación. La capacidades de previsión política. Acumular mayoría no deliberativa se concibe y se asien- glorias de corto plazo exacerbando el espíritu ta en una visión de sí misma como mayoría jacobino del pueblo es consecuencia de una sin minoría. Es decir, echa por la borda la his- forma “amateur” de asumir la conducción toria de la democracia como historia de cons- política del bien público. Conducir la políti- trucción de la proporcionalidad. El “primiti- ca sin sentido de previsión es llevar al pueblo vismo democrático” o la exacerbación de la a un destino jacobino. participación en detrimento de la calidad de las instituciones o del buen gobierno parece 12. ¿Qué emerge como clase política en la co- entronizarse en su primer paso en el avasalla- yuntura? Tres grandes ve rtientes socio/étni- miento de la mayoría por sobre la proporcio- co/culturales. La primera es la que podríamos nalidad. denominar el “c h o l a j e”, entendido como una n u e va forma del mestizaje que fusiona localis- 13. ¿Qué izquierda? Diagnosticar a la izquier- mos y globalización. La segunda, un empre s a- da de la actualidad en el Ecuador es un reto. riado que evita las mediaciones políticas apos- En principio no permite indicios claros de tando a su presencia legítima y directa en la clasificación, al menos en las disyuntivas en

18 ÍCONOS 28, 2007, pp. 13-21 El nacimiento de una nueva clase política en el Ecuador curso en América Latina. Las ideas de asentar presidencial- es la exacerbación aún mayor la legitimidad en el buen gobierno y la idea del presidencialismo ecuatoriano8. Obv i a - de asentar la legitimidad en la participación mente, como consecuencia de la invisibilidad o rdenada parecen perder espacios en el de los contenidos, en el país se incrementa, Ecuador. Más bien, el país pareciera inclinar- por un lado, la demanda caudillista y, por se por la “tercera vía” conformada por la ecua- otro, la incertidumbre ante el probable des- ción entre el excedente estatal, el neopopulis- potismo en medio de la coyuntura económi- mo presidencial, la anegación de la sociedad ca más importante luego de los años setenta con el discurso político y la concentración de con el inicio de la exportación de petróleo. poder institucional. La destrucción de la pro- Detengámonos por un momento en la porcionalidad electoral también parece aline- idea del despotismo como escenario probable arse ante esta vía, que tiene como condición para el país. ¿En base a qué indicios? La ocu- la creación de un instrumento político desde pación de todos los espacios de la sociedad el ejercicio gubernamental; al menos esos son por el discurso presidencial monocromático, los signos más visibles de Venezuela, Bolivia y de emisión desde el poder, incontenible en Ecuador. sus alusiones, es una forma del totalitarismo. La infraestructura discursiva está dada por La libertad se ejerce justamente en el uso de el radicalismo “a n t i - i m p e r i a l i s t a”. Esto es la re- los intersticios del silencio estatal, que debe toma del discurso de la nación como cre a c i ó n administrarse con justicia como autocontrol, de soportes defensivos ante la globalización. inherente a la esencia de un Estado democrá- Cabe preguntarse si la apelación política a la tico. La incontinencia del uso del poder del nación en la actualidad es la misma que se hizo discurso, en el caso del Presidente, es síntoma desde la órbita de los partidos comunistas en de la incontinencia del uso del poder del la segunda mitad del siglo pasado. Estado. Más aún cuando se confunde y se Evidentemente no. No son los mismos acto- personaliza el poder público. Las pruebas son res, ni se plantean comparativamente la misma muchas, pero la más delicada ha sido la del calidad de tareas de reorganización del desa- delegado presidencial en la provincia de r ro l l o. En la actualidad prima una visión más Guayas, el Gobernador, que en una impru- “ l i g e r a” de la nación y de sus soportes sociales. dente asimilación del discurso unipolar mun- ¿Cuál es el paquete de ideas sustantivas de dial se alineó con la clasificación de amigos y la izquierda en el poder para la transforma- enemigos del presidente Bush y la implantó al ción del país? Es muy difícil identificarlo. Ecuador: o estás con el gobierno o estás con- Estas ideas forman parte de las nuevas invisi- tra él. La asociación entre control territorial y bilidades. Talvez lo más aprehensible es la es- disenso se encuentra en el mismo orden de trategia. En el orden de ideas instrumentales, pretensiones. parece que se pretende una vinculación direc- Otro elemento que llama la atención es la ta con la masa dejando de entenderse a sí mis- exacerbación de la idea de que la corrupción mos como intermediarios. Los instrumentos está en la “partidocracia”, mientras que la públicos para hacerlo son: el discurso, la dis- ética está en el gobierno. El emisor del dis- tribución de excedentes mediante los subsi- curso asume para sí el monopolio de la ética dios monetarios o en especies y la generación, por consecuencia, de un partido y de fórmu- 8 Cabe recordar, sin embargo, que en el presidencialis- las de control social. mo ecuatoriano quedan pocos instrumentos por en- La sostenibilidad de la estrategia como tregar al Presidente, medidos en comparación con los consecuencia de la vía adoptada -el poder otros países de América Latina.

19 ÍCONOS 28, 2007, pp. 13-21 Luis Verdesoto pues está imbuido de la “razón del pueblo” y Especial atención debe ponerse en el de su particular decodificación del mandato (in)adecuado manejo de las relaciones con popular9. De este modo, existe un monopolio Colombia, país que profundizará su estrategia de la legitimidad para hacer todo aquello que político-militar frente a la guerrilla, con los sea necesario para acabar con la corrupción tiempos que se le estrechan ante la inminen- de la partidocracia. cia de cambios políticos en Estados Unidos ¿Qué trae el anuncio de la refundación del de Norteamérica. La susceptibilidad de esa país en este caso? La reforma ilusa puede estar frontera no permite un manejo superficial de en el horizonte si lo único que se quiere es los acontecimientos. Mientras nuestro vecino acumulación de poder político. Si la estrate- y principal socio comercial libra una guerra gia consiste en crear las condiciones de re- militarmente sofisticada, no dudará en exhi- cambio de la clase política pero con exclusivi- bir capacidad bélica ante cualquier factor que dad, la reforma institucional será engañosa. distorsione su atención principal. El Ecuador, “Patear el tablero” institucional para reempe- de su parte, no puede convertir esta faceta de zar la carrera de caballos con ventaja, es una su política internacional en una mera exten- idea válida y congruente con los intereses de sión discursiva de su política interna. un actor emergente; pero es inaceptable como La tensión entre Ecuador y Colombia no “refundación del país”. tendrá como árbitro o mediador a Estados Unidos. Este país ha definido su política ex- 14. ¿Cómo condiciona el escenario interna- terior hacia Ecuador de modo muy parecido cional a la coyuntura? El Ecuador manejó su a Bolivia. Esto es, desconocer intencionada- pertenencia a la comunidad internacional mente que el alineamiento de estos países les bajo la cobertura del “no alineamiento” en su de la estatura de contradictores que tiene relacionamiento exterior más amplio y más Venezuela. El bajo perfil que exhibe Estados i n m e d i a t o. Actualmente Ecuador pre s e n t a Unidos ante Ecuador y Bolivia corresponde a una tendencia al alineamiento con la política su estrategia de dejar a estos países que se “en- exterior de Venezuela como consecuencia de reden y desenreden” solos, sin su interven- la cooperación económica que recibe el país, ción. Su significación internacional y su limi- y como cobertura de la definición guberna- tada capacidad de contagio no afectan a mental anti-imperialista. Se ha movido la Estados Unidos. A Bolivia y Ecuador sí les ubicación ecuatoriana frente a sus vecinos. afecta, sin embargo, la no-responsabilidad in- Pertenece más al triángulo Venezuela, Bolivia, ternacional del principal actor de poder de la Ecuador, que a la banda de países del Pacífico región, especialmente ante la exacerbación de en América del Sur. Esto, a la larga, podría su conflictividad interna e internacional. debilitar la relación política preferente con Chile y modificar la relación interior en la 15. ¿Qué escenarios se prevén para la Comunidad Andina de Naciones, pero fun- Constituyente? La Asamblea Constituyente damentalmente elimina el rasgo básico de su tiende a ser un “ritual” de reconformación de identidad exterior. El alineamiento a la vez la comunidad política, en que se combinan inscribe las relaciones del Ecuador con el términos de convivencia de los actores, inte- resto del Cono Sur, especialmente con Brasil. reses, objetivos, destino, sentido de pertenen- cia. Unos actores tienen más aptitudes que otros para contribuir al acuerdo social. Los es- 9 La decodificación del mandato popular es la esencia cenarios de la Asamblea Constituyente, si se de las relaciones con la oposición. llega a instalar, se ubican en el mediano plazo

20 ÍCONOS 28, 2007, pp. 13-21 El nacimiento de una nueva clase política en el Ecuador de resultados de la coyuntura abierta en la ac- en cuyo caso sería imprescindible un acuerdo tualidad. nacional. Primer escenario. La mayoría absoluta Tercer escenario. La Asamblea presenta recae en la opción gubernamental, que podrá una composición fragmentada de muy difícil manejarla sin apelar a la oposición. En este conformación de acuerdos. En este caso, ade- caso, que sería la derivación más “natural” de más de fracasar la Asamblea en sus propósi- la polarización con que se llega a la Asamblea, tos, extendería la crisis política y muy proba- profundiza las tendencias analizadas y aleja a blemente la provisionalidad del régimen. la posibilidad de una reconducción de la co- yuntura mediante un acuerdo. En conclusión, en el país se opera una rees- Segundo escenario. Se produce un “empa- tructuración del escenario público con tres te catastrófico” que haría insostenibles a las lógicas centrales: la trasgresión, la informali- actuales instituciones y a las que se diseñen, dad y la mayoría opuesta a la deliberación.

21 ÍCONOS 28, 2007, pp. 13-21 Cambio político, fricción institucional y ascenso de nuevas ideas1 Political change, institutional friction and ascent of new ideas

Franklin Ramírez Gallegos Doctor (c) en Ciencias Políticas, Universidad de Paris III – Universidad Complutense de Madrid

Email: [email protected] Fecha de la versión final: abril 2007

Resumen La noción de cambio político atrapa bien el sentido del proceso político que se ha abierto en el Ecuador con el ascenso al poder de Rafael Correa. En Ecuador está operando una fricción entre las instituciones de gobierno, las organizaciones políticas y los repertorios ideológicos y culturales. Es en esa fricción en donde se pueden dilucidar los posibles componentes de un abierto e incierto proceso de cambio.

Palabras clave: cambio político, actores políticos, ideología, instituciones, Ecuador.

Abstract The notion of political change catches the sense of the political process opened in Ecuador with the election of Rafael Correa. In Ecuador is operating a friction between the institutions of gov- ernment, the political organizations and the ideological and cultural repertoires. It is in that friction where the possible components of an open and uncertain process of change can be ex- plained.

Keywords: political change, political actors, ideology, institutions, Ecuador.

1 Este artículo se basa en la intervención del autor en el Taller de Análisis de Coyuntura convocado por la re- vista el 16 de marzo de 2007.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito, mayo 2007, pp. 23-28 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Franklin Ramírez Gallegos

a noción de cambio político atrapa cas que no tienen clara resolución y que pre- bien el sentido del proceso político sentan a los actores políticos con imperativos, L que se ha abierto en el Ecuador con el oportunidades y estrategias contradictorias y ascenso al poder de Rafael Correa. Dicha ca- multidireccionales (Lieberman 2002). tegoría no remite únicamente, como podría Estas consideraciones cambian el foco de pensarse, a los muy repetidos propósitos del atención de los procesos políticos por fuera presidente de buscar una transformación so- de cualquier noción de regularidad y la des- cial y política del país por la vía de la Asam- plazan hacia la constatación de que las diná- blea Constituyente y una agenda guberna- micas de desarrollo político -en un momento mental “posneoliberal”. Hace referencia, mas determinado- están conducidas por la tensión bien, al complejo e incierto ajuste entre varia- o complementariedad entre diversos patrones bles institucionales e ideológicas en un espe- institucionales e ideológicos. Si se comprende cífico contexto histórico. que la política ocurre en múltiples órdenes Las teorías configurativas y relacionales concurrentes, es en la fricción entre órdenes del cambio político, que inspiran este análisis, donde es más factible encontrar las semillas insisten en la necesidad de entender la políti- del cambio político en un momento dado. ca más allá del énfasis en patrones de desen- volvimiento ordenados y regulares, y de ob- * * * servar que cualquier momento político está situado dentro de una variedad de patrones Hablar de cambio político en el presente mo- institucionales e ideológicos con orígenes e his- mento de la vida política ecuatoriana remite, torias que se definen según sus propias lógi- entonces, a la constatación de una abierta cas. Independientemente de otros factores, tensión y un acelerado friccionamiento entre estos patrones estructuran y delimitan los in- los principales órdenes políticos e ideológicos tereses, las significaciones y los comporta- de la sociedad. Estos órdenes no son infinitos mientos de los agentes políticos. y, en general, desde la teoría política y desde Desde esta perspectiva no hay ninguna los análisis socio-históricos de específicos pro- razón para suponer que las corrientes institu- cesos de cambio se han ubicado tres clásicas cionales e ideológicas que prevalecen en una dimensiones de la vida política: las institucio- coyuntura determinada están necesariamente nes de gobierno (los usuales poderes del conectadas entre sí en cualquier tipo de arre- Estado, los organismos internacionales y glo coherente o funcional. Al contrario, los otros arreglos de gobernanza), el ambiente or- arreglos políticos son inevitablemente pro- ganizacional (partidos, movimientos sociales, ductos de compromisos, parciales y circuns- grupos de interés) y los repertorios ideológi- critos, incoherentes y negociados, que impi- cos y culturales que organizan el discurso po- den que instituciones e ideas se conecten den- lítico. Cada uno de estos factores genera in- tro un todo homogéneo y unificado que in- centivos y oportunidades diversas y definen forma al resto del campo político. Existen, conjuntos específicos de prácticas legítimas eso sí, momentos en que ideas e instituciones para los actores políticos. se conectan entre sí (fit together) y producen En el Ecuador, las perspectivas de la go- niveles de equilibrio y estabilidad que hacen bernabilidad han hecho un extendido uso de pensar en una cierta normalidad política. En la noción de “crisis institucional” para hacer otros momentos, no obstante, tales patrones referencia a las tensiones entre las principales colisionan entre sí produciendo una desgar- instituciones de gobierno (ejecutivo y legisla- bada configuración de circunstancias políti- tivo, sobre todo) y entre éstas y el entorno or-

24 ÍCONOS 28, 2007, pp. 23-28 Cambio político, fricción institucional y ascenso de nuevas ideas ganizacional en que prevalecen partidos y ras políticas como en la vigente coyuntura. movimientos. Tal noción, que conserva un Así, Rafael Correa desconectó su candidatura fuerte sentido de la regularidad y la estabili- presidencial de toda construcción partidaria y dad de la política, no parece útil sin embargo no presentó una lista propia para disputar re- para entender el presente momento del país presentación legislativa. Tal fue la estrategia no sólo porque la llamada crisis institucional ganadora. Por su parte, un líder histórico de se sitúa en un horizonte de temporalidad de unos de los principales partidos políticos del más largo alcance, sino porque ignora el peso país (el Partido Social Cristiano), el alcalde de de las ideas políticas como variable explicati- Guayaquil Jaime Nebot, ha sostenido, mien- va de las tensiones institucionales y olvida tras trata de borrar su matriz (filiación y pro- que, precisamente, también asistimos a una cedencia) partidaria, que “la hora de los par- disyunción entre un más o menos nuevo blo- tidos se acabó y que es el momento de las que de ideas políticas y los órdenes institucio- grandes corrientes ciudadanas”. Una vez en el nales aún vigentes. gobierno, y aunque ha articulado ciertas aris- Si los friccionamientos entre los diversos tas discursivas de corte clasista y nacionalista órdenes institucionales aparecen retratados en su lenguaje político, el bloque de poder no cotidianamente en la prensa local desde hace ha tomado distancia alguna de un sistema de -al menos- diez años, la disyunción entre un ideas que, grosso modo, se resume en la con- nuevo sistema de ideas políticas y el comple- traposición entre virtudes ciudadanas y per- jo institucional aún imperante, apenas ha versidades partidistas, y parece bastante pro- sido discutida como elemento central del pre- bable que lo radicalice en el curso del proce- sente momento político. so electoral previo a la Asamblea Constitu- El ataque pertinaz a los partidos políticos yente y, más aún, que funcione como núcleo (verificado en la progresiva inclusión del pe- articulador de su agenda de cambio institu- yorativo neologismo de “partidocracia” en la cional. retórica cotidiana de la opinión pública), el Se podrá refutar que las ideas políticas en elogio de las virtudes morales del “universo general, y la constelación ideológica “ciuda- ciudadano” como agente de renovación de- danista” en este caso particular, son apenas mocrática y de recomposición de la represen- consecuencias de arreglos estructurales o ins- tación política, y la demanda de una más am- titucionales y/o manipulaciones estratégicas plia y efectiva participación social en el pro- de actores interesados en avanzar una particu- ceso político aparecen como elementos cons- lar agenda (alejada entonces de dichas ideas). titutivos de tal emergente bloque de ideas Sin embargo, la regularidad de los índices de que, progresivamente, han hegemonizado el rechazo ciudadano a la clase política y de des- discurso político nacional. Aunque es posible prestigio de los partidos desde hace más de r a s t rear el avance de la retórica ciuda- una década, el recurrente uso de una retórica dana/anti-partidaria desde la segunda mitad anti-partidaria desde los mismos centros del de los años 90 (con el protagonismo del mo- sistema político y la proliferación de movi- vimiento indio y sus demandas de ampliación mientos/ asambleas/plataformas ciudadanas, de la representación política y de estableci- explícitamente distantes de la “forma-parti- miento de nuevos mecanismos de participa- do”, permiten sostener que estamos ante una ción ciudadana en medio de una progresiva genuina articulación de creencias y significa- crisis de representación política), ésta nunca ciones que pautan las agendas y las formas de había pesado tan decididamente en las opcio- acción de un creciente número de agentes po- nes estratégicas de múltiples partidos y figu- líticos, e inciden en las mismas formas de en-

25 ÍCONOS 28, 2007, pp. 23-28 Franklin Ramírez Gallegos tender la vida política y de estructurar nuevas El país está, de este modo, ante un escena- identidades políticas en amplios sectores ciu- rio en que los incentivos provenientes de los dadanos. diversos órdenes institucionales no apuntan El acceso al poder de Rafael Correa no mayoritariamente en una sola dirección para hizo sino acelerar y hacer más evidente la los principales actores políticos. Al contrario, fractura entre tal bloque ideológico y una los incentivos y oportunidades existentes trama institucional controlada por corpora- orientan a tal conjunto de actores hacia di- ciones políticas de escuálida vocación univer- recciones substancialmente diferentes y con- salista y baja propensión a la inclusión demo- tradictorias entre sí. Ello, a su vez, intensifica crática de demandas, intereses y aspiraciones la presión entre los múltiples órdenes políti- normativas ajenas a la agenda de los líderes y cos y eleva la probabilidad de que ocurra un grupos de poder a los que efectivamente han cambio político significativo (como opuesto a representado. El incremento de la distancia la variación política “normal”2) en que las entre ideales e instituciones aparece como el prácticas políticas convencionales se hacen escenario propicio en que tienen lugar apa- insostenibles en el tiempo. sionados combates políticos en los que es del La erosión de patrones políticos estabiliza- interés de ciertos actores sustituir las prácticas dos en el tiempo coloca a gran parte de los ac- y órdenes institucionales vigentes para ajus- tores políticos predominantes en un impasse: tarlos y alinearlos con el bloque de ideas pre- mientras los costos de mantener sus habitua- valeciente en un momento dado (Huntin- les comportamientos políticos parecen dema- gton 1981). siado altos, sus capacidades de proceder de un modo diferente son escasas y, de lograrlo, * * * pueden tomar lapsos demasiado largos. Las ideas y los intereses políticos que prevalecie- La tendencia inercial/estructural al conflicto ron en un momento dado dejan entonces de institucional en el Ecuador se ve así comple- producir los resultados habituales en los mis- jizada por el ascenso político de un sistema de mos contextos institucionales y/o las institu- ideas que no sólo cuestiona las tradicionales ciones son incapaces de resolver y gestionar la prácticas y modos de organización de la vida colisión entre ideas e instituciones o, simple- política nacional sino que prefigura la consti- mente, de dar lugar a las ideas emergentes. tución de un nuevo actor político: el gaseoso La categoría de cambio político no tiene espectro de las fuerzas ciudadanas. que ver, entonces, simplemente con la inten- Si para el poder ejecutivo y para amplios ción de un actor de reajustar los nexos entre segmentos de la sociedad civil el proceso de re- instituciones e ideas (aunque su existencia o rdenamiento constitucional emerge como el deba, lógicamente, considerarse si se quiere escenario más propicio para conve rtir su capi- determinar las reales probabilidades del ree- tal político e ideológico en una efectiva fuerz a quilibrio entre los diversos patrones políti- social con capacidad de re-diseñar los patro n e s cos), sino básicamente con las formas y la in- institucionales vigentes, para el poder legisla- tensidad con que la fricción institucional e t i vo, la gran mayoría de partidos políticos y otras instituciones estatales es más bien un 2 Al contrario, la teoría indica que cuando los incenti- contexto de cambios institucionales acotados vos apuntan abrumadoramente, y la mayor parte del y controlados por esas mismas instancias el tiempo, hacia una misma dirección, para la mayoría que generaría mayo res márgenes de cert i d u m- de actores políticos es más probable que se produzca un escenario de estabilidad política y/o de cambios b re y pre s e rvación de su poder político. dóciles (Lieberman 2002).

26 ÍCONOS 28, 2007, pp. 23-28 Cambio político, fricción institucional y ascenso de nuevas ideas ideológica altera los incentivos de todos los ción de fuerza que vive el país desde la toma actores y recoloca las brújulas, los mapas, los de mando del presidente R. Correa (momen- esquemas de orientación política al punto de to visualizado en el eslabonamiento entre presentar sus agendas y estrategias como con- procesos electorales y sólidos movimientos re- tradictorias y multidireccionales, y de presen- activos de contención y desvirtuamiento de tar a la vida política en ebullición y turbulen- las posibilidades y propósitos del cambio) in- cia constantes. clinará la correlación de poder actualmente En cualquier caso, en tales circunstancias existente, muy probablemente, a favor de los actores políticos están inducidos a encon- aquellos que abanderan el nuevo bloque de trar nuevas vías y estrategias para redefinir y ideas hegemónicas (Alianza País y sus peque- avanzar en sus particulares objetivos. Pueden, ños aliados), no existe garantía alguna para por un lado, empujar la búsqueda de un los conductores del cambio de encontrarse, al nuevo complejo institucional más receptivo a final del proceso, con un diseño institucional las (sus) ideas emergentes (en este nivel se plenamente satisfactorio y acorde a sus espe- ubicarían, sobre todo, Alianza País y el poder cíficos intereses. “Ninguna reforma es del ejecutivo, y múltiples movimientos sociales, todo completa en la medida en que los trazos ciudadanos y partidos de izquierda) o, por de los viejos órdenes no se deshacen ni se uni- otro, adaptar sus (convencionales) ideas polí- fican nunca dentro de un patrón político co- ticas para tratar de sacar ventaja del escenario herente nuevo, y autocontenido” (Lieberman de cambio político y de la posible apertura de 2004: 705). nuevas oportunidades institucionales (tal es el Por lo demás, la construcción del movi- caso de la fracción “nebotcista” del PSC o de miento político y de la misma coalición que la ambigua agenda del partido del Coronel posibilite una efectiva conexión entre agenda Gutiérrez). La vía de la plena resistencia a la programática (las bases ideacionales del cam- transformación política (Pa r tido Un i ó n bio institucional) y capacidad de incidencia Demócrata Cristiana, PRIAN, el bloque “fe- política (poder) permanece en un momento brescorderista” del PSC) aparece como una embrionario. Está por verse, en efecto, la real tercera opción que, sin embargo, ante la in- capacidad de articulación política, de produc- minencia de la dinámica del cambio político, ción de identidades colectivas y de construc- puede adoptar cualquiera de las dos vías antes ción organizativa de un discurso anclado en mencionadas (o apostar por morir con la una noción gelatinosa como la de ciudadanía venda del pequeño interés o la gran ideología o en la más amplia -y rígida- idea de oponer cubriendo sus ojos). Su lento ajuste al escena- a las “perversidades” de los partidos las “virtu- rio de cambio elevará, no obstante, los costos des” de los ciudadanos. Más aún, el ascenso para un posicionamiento más o menos favo- de un sistema de ideas que coloca a las bon- rable en el curso del procesamiento político dades ciudadanas como el paliativo a las frus- de las transformaciones institucionales e ideo- traciones que provocan los partidos políticos lógicas. ignora las sólidas imbricaciones entre ambos La dinámica de la transformación institu- lados de la política y el hecho real de que en cional transcurrirá a partir de la interacción la región los movimientos sociales, los sindi- conflictiva entre tales actores y las coaliciones catos y la sociedad civil organizada se han es- que ellos formen en el curso del proceso a fin tructurado desde la acción del Estado y de los de promover una diversidad de ideas, intere- partidos políticos. Si la productividad políti- ses y agendas de reforma. Aunque el puro ca de tal discurso ha sido elevada a la hora de momento de disputa, acumulación y extrac- trazar grandes fronteras entre actores emer-

27 ÍCONOS 28, 2007, pp. 23-28 Franklin Ramírez Gallegos gentes y convencionales en la vida política na- “el” orden político “normal” es desestructura- cional (de allí el contudente triunfo del Sí en do, que el cambio político como tal. Así, aún la Consulta Popular de abril), no puede espe- si el proceso de cambio político no llega a su rarse de él un similar nivel de efectividad es- punto culminante, se podrán identificar las tratégica a la hora de establecer alianzas, con- elecciones prospectivas que efectúan los di- vergencias y negociaciones de carácter más versos actores políticos en condiciones en que puntual como las que exige el proceso consti- nuevas direcciones institucionales aparecen tuyente en curso en el país3. efectivamente disponibles. El resultado de tales movimientos estraté- gicos no será, entonces, el desvanecimiento de todos los viejos órdenes sino la recombina- Bibliografía ción de sus elementos centrales hacia un nuevo conjunto de patrones políticos en que Huntington, S., 1981, American Politics: The algo así como “lo nuevo” podrá ser efectiva- Promise of Disharm o n y, Ha rva rd mente reconocible incluso si retiene muchas University Press, Cambridge, MA. de las prácticas, ideas e instituciones de los Lieberman, R.C., 2002, “Ideas, Institutions órdenes en descomposición. Tal fue la lectura and Political Order: explaining political del cambio político que hiciera Tocqueville change”, en The American Political Science después de la Revolución Francesa. Desde Review, Vol. 96, No. 4, pp. 697-712. esta perspectiva es, entonces, analíticamente Ramírez Gallegos, F., 2007, “Giro en la iz- más importante observar la apertura e impre- quierda?”, en Revista Entre Voces, No. 10, decibilidad de los momentos y formas en que GDDL, Quito, pp. 16-21. Tocqueville, A., 1986, L’ancien régime et la ré - 3 Para una ampliación de la crítica a los limitados po- vo l u t i o n , Ro b e r t Laffont, Edición de tencias de articulación política de la retórica ciudada- na ver Ramírez (2007). Lamberti y Mélonio, Paris.

28 ÍCONOS 28, 2007, pp. 23-28 Género y nación en América Latina Presentación

Gioconda Herrera y Mercedes Prieto1

Los debates en torno a la construcción de la nación han mostrado su carácter contingente y cambiante: las naciones se imaginan, se inventan y son recreadas por distintos grupos sociales, en diversos períodos y con distintos intereses. En América Latina, hoy en día, contamos con una copiosa y rica literatura que ha enfatizado tanto en las cambiantes representaciones de la nación mantenidas por las elites, sectores medios, populares y/o racialmente marcados, así como en las estrategias de los distintos grupos sociales para imponer o resistir dichas represen- taciones. Asimismo, nuevos estudios han puesto énfasis en la agencia de determinados grupos sociales para moldear formas alternativas de mirar y experimentar la nación. En este sentido, muchos de estos esfuerzos analíticos se han inspirado en la sugerente pro- puesta de Partha Chaterjee (1993: 13) de tomar en cuenta tanto las representaciones hegemó- nicas del proyecto nacionalista de la modernidad como las diversas manifestaciones de resis- tencia a su programa normalizador. Así, lo significativo es que lo nacional remite a un campo que pone en juego significados en disputa y que obliga a ser pensado más allá del estado y sus instituciones. Se trata de un producto de prácticas sociales y culturales que no son necesaria- mente consistentes con un proyecto nacional singular. La nación es, entonces, un concepto construido con múltiples voces. Justamente, los artículos de este dossier parten de estas premi- sas y exploran -desde distintas regiones de América Latina, temporalidades y actorías sociales- la manera en que las relaciones de género, las mujeres, sus cuerpos y sus representaciones han formado parte y han disputado las narrativas sobre la nación. Las articulaciones entre género y nación abren nuevas aristas para la comprensión de la na- ción. Mónica Quijada (2003) subraya que estos artefactos -las naciones- en Latinoamérica sur- gen de una paradoja: al tiempo que debían romper con el pasado inmediato y sus raíces colo- niales, debían construir mitos compartidos y una genealogía de orígenes remotos para crear un sentido de existencia anterior y prolongada en el tiempo que alimentara un espíritu nacional. Pensamos que uno de los procesos privilegiados en que se expresa esta paradoja de ruptura y continuidad es, precisamente, aquel de la articulación entre género y nación. En efecto, los íco- nos esencializados de las mujeres como significantes de estabilidad y reproducción cultural, los cuerpos femeninos como portadores de diferencias tanto nacionales como étnicas, o como en- carnación de la familia o de la heteronormatividad, son imágenes recurrentes en los diversos pe- ríodos de construcción nacional (Franco 1989, Sommer 1990). Las mujeres y la familia apare- cen como instituciones que permanecen en medio de las transformaciones sociales y políticas

1 Profesoras del Programa Estudios de Género de FLACSO-Ecuador.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito, mayo 2007, pp. 31-34 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Gioconda Herrera y Mercedes Prieto y se las imagina como espacios de refugio frente a las incertidumbres y embates de lo público, la ley y las instituciones. En este marco, las posibles rupturas a la domesticación de la mujer son intuidas como amenazas al orden deseado. Pero no sólo las mujeres son imaginadas como personificación de la estabilidad y la inte- gración de la nación. También sus cuerpos han sido centrales en la construcción de agendas y políticas nacionalistas, y los estados han ensayado diversas intervenciones orientadas a regular sus identidades y prácticas sexuales. En estas múltiples estrategias las mujeres han sido elegidas como soportes de la tradición y trasmisoras de la cultura nacional, con especial referencia a sus identidades maternas (Yuval Davis y Anthias 1989, Guy 1990, Clark, 2001 [1995], Yuval- Davis 1997, Gotkowitz 2000, Gutiérrez-Chong 2007). Esta selección de las mujeres como ob- jetos de políticas nacionales habla también de las suspicacias y potenciales amenazas que ellas representan sobre la nación. Sin embargo, los mitos nacionales no son solamente recreados o imaginados por los estados, las elites o la mirada masculina. Las representaciones de las mujeres y las relaciones de género las disputan las propias mujeres en el terreno de las imágenes, de las prácticas sociales, tanto públicas como privadas, y en contextos en donde las excluyen (Sánchez-Blake 2001). Huellas de autorepresentación y prácticas disidentes, que ya las encontramos en los períodos iniciales de la formación de lo nacional, se incrementan y revelan en toda su magnitud cuando el pro- yecto nacionalista entra en crisis a finales del siglo XX. Las mujeres, no obstante, no son mo- nolíticas, de manera que estas disputas hablan también de su diversidad de clase, raza y opción sexual. Los artículos de este dossier expresan estas distintas y a veces contradictorias representacio- nes y prácticas de las mujeres en relación con la nación, y lo hacen desde distintas disciplinas de las ciencias sociales: la crítica literaria, el análisis antropológico y sociológico y la historia. Un primer conjunto de artículos se centra en el largo período de formación de las naciones latinoamericanas, comprendido entre finales del siglo XIX e inicios del XX. Estos textos traba- jan, fundamentalmente, en torno a desmontar los íconos femeninos esencializadores sobre los que se erigen las naciones. Las representaciones de la maternidad y del cuerpo de las mujeres en las políticas de salud (F. Rohen), de la familia nuclear y de sus “desviaciones” -la mujer sol- tera y sin hijos- (J. Andrade) o las múltiples figuras femeninas que analizan Luongo y Salomone en la literatura latinoamericana de comienzos del siglo XX, muestran el juego entre represen- taciones de sujetos femeninos pasivos, huellas de autorepresentación y figuras de exclusión de un orden nacional, culturalmente homogéneo, nuclear, heteronormativo y maternal. El artículo de Fabiola Rohen sobre políticas de salud en el Brasil de los años 1930 y 1940 reitera la idea del estado como fabricante de la nación a través de sus intervenciones en la re- producción de la población, actos que otorgan centralidad a la maternidad. Lo interesante, como lo deja ver la autora, es que se trata de una maternidad con tintes clasistas: el estado la cuida y promueve entre las clases acomodadas al tiempo que la disuade entre la población in- deseable. De esta manera, el estado emprende una misión civilizatoria de colonización de los cuerpos de las mujeres y de control poblacional como parte de sus políticas nacionalistas. Jorge Andrade, por su parte, y desde la literatura ecuatoriana, enriquece las discusiones sobre la novela y la producción de la nación. De manera particular muestra el temor de las elites li- berales al proyecto de emancipación de las mujeres, pues abre el camino al prostíbulo y al re- chazo de la procreación, y pone en jaque la familia nuclear y la tan ansiada estabilidad. En este sentido, el autor enfatiza en el sentido de amenaza nacional que encarnan las mujeres.

32 ÍCONOS 28, 2007, pp.31-34 Género y nación en América Latina

Gilda Luongo y Alicia Salomone indagan a las escritoras mujeres de inicios del siglo veinte de cara a la crítica literaria de la cual son objetos. Esta crítica las construye como escritoras de segunda clase al tiempo que las normaliza como mujeres maternales y domésticas, escondien- do de esta manera la riqueza de las autorepresentaciones que estas escritoras elaboran de sí mis- mas, y que incluyen la negación a la maternidad y opciones homosexuales. De esta manera, y a contracorriente de los discursos nacionalistas provenientes desde el estado, estas escritoras buscan construir un “alma americana” que provee un amplio marco de opciones a las mujeres. En este sentido, este texto actúa como bisagra con los restantes títulos de este dossier. Un segundo conjunto de artículos se sitúan más bien en un momento de lo que podríamos denominar la búsqueda de homogenización de lo nacional a través de la idea de un “pueblo” y un “espíritu”. Esta etapa se sobrepone a la enunciada anteriormente aunque ahora se juegan de manera explícita las disputas en torno a la participación o exclusión de las mujeres de nuevos y viejos escenarios de convivencia social (como los concursos de belleza analizados por Ingrid Bolívar en Colombia o el de la comunidad de escritores analizado por Salomone y Luongo). En cualquier caso, lo que interesa señalar en este escenario de homogenización es que se crean espacios para la contestación pública que dan lugar a explicitar la multivocalidad y la agencia de las mujeres. Por último, dos artículos, más contemporáneos, analizan una nueva relación entre género y nación cruzados por la globalización y la irrupción de las diferencias -étnicas, raciales y de gé- nero- como manifestaciones de la crisis del proyecto nacional homogenizador. María Moreno analiza las distintas articulaciones entre raza, etnicidad y cuerpos femeninos en el marco de los concursos de belleza en Ecuador y cómo estos eventos se convierten en espejos de una nación que tiene dificultad de mirarse a sí misma y que se representa en torno a íconos contradicto- rios moldeados por el neoliberalismo y la globalización. Finalmente, el texto de Sergio Caggiano sobre las madres bolivianas que cruzan la frontera hacia la Argentina, expresa los lí- mites de un estado nacional construido en un andamiaje jurídico del siglo XIX, que hoy reve- la una atenta mirada vigilante sobre las fronteras, frente a una realidad económica y social trans- fronteriza. Al mismo tiempo, el autor nos muestra como esta situación crea representaciones excluyentes, pero también estrategias de inclusión por parte de las mujeres trashumantes. En definitiva, una lectura desde las mujeres y el feminismo a la construcción de la nación permite mirar los lugares para el disciplinamiento y la ruptura, así como las complejas inter- secciones entre las diferencias raciales, étnicas, de clase. Creemos, sin embargo, que se debe re- tomar el promisorio trabajo de Fiol-Matta (2002) ya que hace falta una mirada más atenta a aquellas rupturas enunciadas desde la crítica a la heteronormatividad.

Bibliografía

Anthias, Floya y Nira Yuval Davis, editores, 1989, Women-Nation-State, Macmillan, London. Chatterjee, Partha, 1993, The Nation and its Fragments, Princeton University Press, Princeton. Clark, Kim, 2001 [1995], “Género, raza y nación: la protección de la infancia en el Ecuador (1910-1945)”, en Gioconda Herrera, compiladora, Estudios de género. Antología, Flacso- Ecuador, ILDIS, Quito, p. 183-210. Fiol-Matta, Licia, 2002, A Queer Mother for the Nation. The State and Gabriela Mistral, University of Minnesota Press, Minnesota.

33 ÍCONOS 28, 2007, pp.31-34 Gioconda Herrera y Mercedes Prieto

Franco, Jean, 1989, Plotting Women. Gender and Representation in Mexico, Columbia University Press, Nueva York. Gotkowitz, Laura, 2000, “Commemorating Heroínas: Gender and Civic Ritual in Early Twentieth Century Bolivia”, en Elizabeth Dore y Maxine Molyneux, editoras, Hidden Histories of Gender and the State in Latin America, Duke University Press, Durham, p. 215- 337. Gutiérrez-Chong Natividad, 2007, “Types of Nationalisms and Women”, en Natividad Gutiérrez-Chong, editora, Women and Nationalisms in Latin America, Ashgate, London, p. 1-40. Guy, Donna, 1990, Sex and Danger in Buenos Aires. Prostitution, Family and Nation in Argentina, Lincoln, University of Nebraska. Quijada, Mónica, 2003, “¿Qué nación? Dinámicas y dicotomías de la nación en el imaginario hispanoamericano”, en Francois Xavier Guerra y Antonio Annino, editores, Inventando la nación, Fondo de Cultura Económica, México. Sánchez-Blake, Elvira, 2001, “Cuerpo-Patria en la escritura de América”, en Otras Palabras, No. 9, p. 7-18. Sommer, Doris, 1990, Foundational Fictions, University of California Press, Berkeley. Yula Davis, Nira, 1997, Gender and Nation, Sage, Thousand Oaks, CA.

34 ÍCONOS 28, 2007, pp.31-34 Entre la santidad y la prostitución: la mujer en la novela ecuatoriana en el cruce de los siglos XIX y XX Either a Saint or a Prostitute: Ecuadorian Women in the 19th and Early 20th Centuries Novels

Jorge O. Andrade Candidato Doctoral, Departamento de Español, Universidad de California, Davis

Email: [email protected]

Fecha de recepción: febrero 2007 Fecha de aceptación y versión final: abril 2007

Resumen La novelística latinoamericana del siglo XIX participa activamente de los proyectos de cons- trucción nacionales. En el Ecuador, los intelectuales del siglo XIX y principios del XX también proponen modelos ideales de la nación en los que se destaca el papel que el escritor imagina para la mujer. El análisis breve de seis novelas publicadas entre 1863 y 1904 demuestra la ob- sesión del intelectual nacional por el destino de la mujer. En estas narraciones, el papel de las protagonistas se polariza entre la pureza de cuerpo y espíritu (Cumandá y Naya o la Chapetona) y la caída y perdición total (La emancipada, Carlota, A la costa). La mujer y la familia son per- cibidas como metáforas de la nación y por eso persiste la notoria preocupación de los intelec- tuales por su funcionamiento “apropiado” en el desarrollo de la conciencia e identidad na- cional.

Palabras clave: mujer, literatura, género, nación, Ecuador, novelas, siglo XIX, Cumandá, Naya, Carlota, A la costa, La emancipada, Luzmila.

Abstract 19th century Latin American novels have actively taken part in the construction of national projects. In Ecuador, intellectuals from the late 19th and early 20th centuries created ideal models of the nation in which the writers reimagine the role of the Ecuadorian woman. This brief analysis of six novels published between 1863 and 1904 demonstrates the obsession of the national writer with the destiny of the national woman. In these novels, the protagonists’ role changes radically, from women who are exemplars of purity and sanctity (Cumandá and Naya o la Chapetona), to those whose main characteristic is their moral decay (La emancipada, Carlota, A la costa). Women and family are perceived as metaphors for the nation; thus we can understand the persistent preoccupation of the Ecuadorian writer with their “proper” involve- ment in the development of a national conscience and identity.

Keywords: women, literature, Ecuador, novels, 19th Century, Cumandá, Naya, Carlota, A la costa, La emancipada, Luzmila.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito, mayo 2007, pp. 35-45 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Jorge O. Andrade

gración de cuerpos diversos en el discurso fic- a nación, dice Benedict Anderson cional. En momentos de crisis y fragmenta- (1991 [1983]), es una comunidad po- ción social, narrar significa también, como lo L lítica imaginada y, al igual que los con- sostiene Jossiana Arroyo, “construir un imagi- ceptos de nacionalidad y nacionalismo, es un nario homogéneo de la diversidad con nuevos artefacto cultural de cuya construcción parti- sujetos” (2003: 5). Además de su preocupa- cipan -desde diferentes posiciones de interés- ción por los problemas políticos y sociales, el comunidades de intelectuales activas en el escritor ecuatoriano se plantea la integración quehacer político. Como participantes en la en el discurso novelístico de la mujer, el indí- lucha por el poder estatal, para los escritores gena y el mestizo, entre otros. Esta integra- latinoamericanos de fines del siglo XIX e ini- ción, sin embargo, plantea problemas de re- cios del XX, la literatura es una manera de presentación, ansiedades, y obsesiones que se hacer al mismo tiempo política e historia. En plasman en “estrategias que buscan discipli- el Ecuador, como en otros países latinoameri- nar o contener esos nuevos sujetos” (Ibid.: 7). canos, las novelas que se publican en las últi- La incorporación del personaje femenino mas décadas del siglo XIX y las primeras del produce ansiedades culturales que se tradu- XX asumen, junto al discurso estatal, la tarea cen en la descripción de conflictos personales de construir la nación. En esta encrucijada, la y sociales generados por la mujer, particular- novela nacional plantea, en medio de grandes mente por la que decide no transitar por los contradicciones, el papel de la mujer en la na- circuitos domésticos “apropiados” para su gé- ciente república. nero. Estas desviaciones se vuelven motivos La producción literaria es quizá el pro d u c- literarios que se repiten consistentemente, to más fru c t í f e ro y duradero en la constru c- con ejemplos que van desde la hija o esposa ción de los proyectos culturales de la nación. desobediente, y que pasan por la mujer per- La novela latinoamericana tiene su origen en vertida, la que descuida a sus hijos, la que pre- el siglo XIX y en ella los protagonistas y los fiere la vida del jolgorio a la del esforzado tra- e ventos principales obedecen inevitablemente bajo doméstico, o la que elige un camino dis- a las preocupaciones de la sociedad en la que tinto al del matrimonio. Generalmente, los se desarrollan. En una época marcada por una resultados de estas alteraciones de la norma notable inestabilidad política, la armonía na- social son la muerte o la perversión total de la cional a partir de la distribución de roles fijos protagonista de estos actos. en lo social y en lo económico es una de las in- Esta obsesión por disciplinar a la mujer, sin quietudes primordiales de los intelectuales de embargo, impulsa también a la creación de la época. En este sentido, las primeras nove l a s personajes literarios que se ajustan perf e c t a- ecuatorianas muestran una ficción fácil de an- mente al modelo de la mujer ejemplar y en la t i c i p a r. Con una historia marcada por violen- que el intelectual inscribe los ideales de la na- tos enfrentamientos entre facciones políticas ción: el de la pureza de espíritu y de cuerpo. opuestas, la narrativa nacional re vela una or- Esta mujer simbólica rara vez tiene que ve r ganización social que establece su funciona- con la mujer real, por eso es que sus orígenes, miento bajo reglas claras: mientras la separa- a menudo, se remontan a mitos coloniales. ción de sexos, clases sociales y grupos raciales Uno de estos mitos es el de la mujer blanca queda claramente instituida, las relaciones de c a u t i va de los indígenas salvajes, que se desa- poder mantienen sus jerarquías inalterables. r rolla literariamente por primera vez en Para organizar el imaginario nacional de la Latinoamérica en La cautiva, del argentino cultura, el intelectual debe intentar la inte- Esteban Ec h e verría de 1837, y en el Ec u a d o r

36 ÍCONOS 28, 2007, pp. 35-45 Entre la santidad y la prostitución: la mujer en la novela ecuatoriana en el cruce de los siglos XIX y XX en la novela de Juan León Mera, Cu m a n d á, de no son en la realidad hermanos de sangre, 1879. En estos dos textos, la mujer blanca se forman lazos similares a los del parentesco encuentra sometida a la voluntad de los indí- sanguíneo: si estamos dispuestos a morir por genas, pero mientras María se salva a sí misma nuestras familias, también estamos dispuestos y rescata infructuosamente a su esposo (Br i a n a morir por nuestra nación, a sacrificarnos m u e re en el camino), y luego ella también por nuestros “hermanos en armas”, “herma- m u e re al enterarse de la muerte de su hijo, nos en la guerra” (Ibid. 141). Cumandá salva reiteradamente a Carlos de la Si la familia es la alegoría de la nación, la m u e rte , pero no puede salvarse a sí misma y es mujer aparece como símbolo unificador de enterrada junto a su esposo de acuerdo a las esta representación. La percepción idealizada c o s t u m b res de la tribu. de la nación como una madre es ya expresada Esta es la dicotomía por la que transita la por los poetas post-independentistas que “de- novelística ecuatoriana de fines del siglo XIX dicaban odas amorosas a la ‘madre patria’, y principios del XX: una serie de relatos no- que concebían como nueva criatura nacida velescos que limitan el papel ficcional de la del lóbrego oscurantismo de la colonia” mujer a modelos que van desde la santidad (Franco 1994: 113). También José Martí en hasta la prostitución. Nuestra América (1891) habla de la patria La familia, el matrimonio y las tradiciones como una madre a quien los hijos deben pro- sociales son instituciones fundamentales de la digar toda su atención y cuidados. Aunque la nación. Para entender mejor la obsesión del nación se somete tácitamente a los preceptos intelectual ecuatoriano con el destino de la de la “ley del padre” como autoridad prima- mujer, hay que revisar la manera en que la ria, la mujer es el eje, el puntal de la institu- imagen de la mujer se construye como sím- ción de la familia, es la madre de los nuevos bolo y metáfora de la nación. Como ha suge- hombres que han de erigir el futuro de la pa- rido Cornejo Polar (2003:122), la familia y tria, y como tal su educación y control mora- las relaciones familiares forman parte de la les y religiosos son fundamentales en esa pro- alegoría de la nación que se intenta fundar: blemática de la nación. “es probable que como núcleo social básico, En sus inicios, la novelística ecuatoriana es con un sentido fuertemente homogeneizador, una sucesión de novelas de autores masculi- la familia sea percibida en una relación meto- nos que describen la activa vitalidad de jóve- nímica (y a veces metafórica) con la nación; si nes mujeres y la pasiva actitud de los hombres se quiere, que sea la familia la micro-institu- en sus vidas. Una revista breve a los títulos ción social que más se presta para alegorizar la que se publican en esos años dan cuenta de macro-problemática de la nación”. Por eso, esta inclinación por heroínas (o anti-heroí- en la retórica fundacional se habla de una nas) que es típica del romanticismo: La eman - hermandad nacional en la que los ciudadanos cipada, Cumandá, Carlota, Naya o la Chapeto- son “hijos de la patria” y “hermanos” entre sí na, Luzmila son algunos de los títulos que (Ibíd.: 123). Esta manera de concebir la na- destacan en esos años. En estas novelas, a me- ción como una gran familia ha sido también nudo las mujeres rompen con las convencio- sugerida por Anderson, quien afirma que, nes y las tradiciones sociales, solamente para como una comunidad imaginada, “la nación ver sus vidas alteradas dramáticamente, gene- se concibe siempre como una camaradería ralmente hasta la tragedia. p r ofunda, horizo n t a l ” (Anderson 1991 La emancipada, publicada en 1863, y [1983]: 16), una camaradería que crea un Cumandá, en 1879, no sólo tienen el presti- ideal de fraternidad de personas que aunque gio de ser las primeras novelas ecuatorianas,

37 ÍCONOS 28, 2007, pp. 35-45 Jorge O. Andrade sino que su temática y la forma en que plan- Benjamín Carrión. Aunque hasta la actuali- tean el papel de la mujer en la nueva sociedad dad persiste la importancia de Cu m a n d á sirven como modelos que se repiten periódi- como “la novela nacional”, el creciente re c o- camente en la narrativa del país. La protago- nocimiento que se le ha dado en los últimos nista de las narrativas que se publican entre años a La emancipada (que se evidencia en la mediados del siglo XIX y principios del XX se variedad de ediciones que se han hecho de mueve entre dos espacios opuestos y contra- esta obra, la más reciente en el 2005, y va r i o s dictorios. Por un lado tenemos el ejemplo de estudios publicados ya sea como prólogos a la mujer virtuosa e inocente encarnada en las ediciones y en revistas especializadas) per- Cumandá, quien pese a crecer en una comu- mite predecir que la novela de Riofrío eve n- nidad indígena tiene una clara inclinación por tualmente ocupará el lugar que le corre s p o n- la religiosidad, lo que facilita su conversión al de en la historia literaria ecuatoriana. c r i s t i a n i s m o. La pureza de su alma y su cuer- En los proyectos culturales fundacionales, po (muere virgen) permite su integración en el discurso literario se encuentra estrecha- el imaginario nacional como modelo de com- mente conectado con el ideológico. Por eso p o rtamiento ciudadano. Por otro lado está el no llama la atención que Cumandá haya sido camino de la conducta dudosa, el del desvío y escrita por una figura política relevante de la la perdición, fruto de la debilidad moral, que época. Juan León Mera, durante su prolonga- termina irremediablemente en la marginaliza- da carrera política, ocupó los cargos de legis- ción, la perversión y la muerte, una opción lador, gobernador y presidente del senado, y que toma cuerpo tempranamente en Ro s a u r a , fue delegado, gracias a su prestigio como es- la protagonista de La emancipada. critor y poeta, para escribir la letra del Himno Cu m a n d á, aunque cronológicamente la se- Nacional del Ecuador, por lo que esta novela gunda novela ecuatoriana, es la novela nacio- cabe perfectamente en el modelo patriótico nal por excelencia. Escrita por Juan León de “novela nacional”. Mera, es el tipo de narrativa que, como lo sos- La protagonista de Cumandá es una joven tiene Doris Sommer (1991: 4) en Fo u n d a t i o - mujer blanca, descrita como hermosa, activa, nal Fi c t i o n s, marca una época; es fre c u e n t e- valiente y decidida. Hija de padres europeos, mente lectura requerida en la escuela secun- Cumandá, siendo una tierna niña, es arranca- daria del país y es considerada fuente de or- da del nido familiar por una pareja de indíge- gullo literario y nacional. Sin embargo, el nas que la salva del fuego en el clímax de una p restigio de Cu m a n d á es una constru c c i ó n rebelión que termina con la vida de casi todos cultural que bien podría explicarse por dos as- los miembros de la familia Orozco. Pese a ser pectos en part i c u l a r. En primer lugar, porq u e criada por una familia indígena, en un lugar con esta narrativa la literatura ecuatoriana se remoto de la selva oriental, la protagonista integra, aunque un poco tardíamente, a la his- nunca pierde del todo su identidad racial y toria de la novela latinoamericana en el siglo cultural como una mujer blanca. Desde su XIX (por ejemplo, Am a l i a, de José Mármol, nombre revela la preocupación del narrador se publica en 1844). En segundo lugar, aun- por establecer con claridad su origen étnico: que La emancipada de Miguel Riofrío fue pu- “Cumandá” en el lenguaje de los indígenas de blicada por primera vez en entregas semanales la región significa “patillo blanco”. Cumandá en el diario La Un i ó n en 1863, la historiogra- al resistirse al matrimonio con Yahuarmaqui, fía literaria ecuatoriana desconoce su existen- quien la obliga a casarse con él, se instituye cia hasta su publicación en 1974 por el como defensora de la virtud nacional, protec- Consejo Provincial de Loja, con prólogo de tora del futuro racial de la nación al ofrendar

38 ÍCONOS 28, 2007, pp. 35-45 Entre la santidad y la prostitución: la mujer en la novela ecuatoriana en el cruce de los siglos XIX y XX su propia vida ante el peligro del mestizaje sólo existían dos caminos: el del matrimonio posibilitado por el deseo del jefe indígena. conveniente, como es la costumbre, según su Sin embargo, lo que permite a Cumandá es- progenitor, arreglado “por las personas de tablecerse como una novela nacional son las consejo y de experiencia que son los padres de virtudes cristianas, la pureza de los sentimien- los contrayentes” (Riofrío 1984 [1863]: 48), tos y la castidad que su protagonista consigue y el del convento, el cual ella parecería prefe- mantener hasta el final de sus días: muere vir- rir pero al que no puede acceder por la preca- gen e inmaculada y su relación amorosa con ria situación económica del padre: “p a r a Carlos nunca pasa de lo estrictamente plató- monja de velo negro, ni tengo los mil pesos nico. Cumandá, por todas sus características, de dote” (Riofrío 1984 [1863]: 49). Ya fuera es el tipo de ciudadana emblemática que pro- del hogar familiar, Rosaura tiene una sola po- ponen los escritores de novelas fundacionales sibilidad de sobrevivir: el otro tipo de “hogar” a través del continente: Amalia y María, de las que aparece a menudo en la literatura latino- novelas homónimas de José Mármol y Jorge americana, el del burdel. La prostitución, fre- Issacs, respectivamente, y Lucía Marín -de cuentemente relacionada con los peligros de Aves sin nido de Clorinda Matto de Turner- la modernidad, y el burdel como espacios al- son otros ejemplos de mujeres virtuosas que ternativos al hogar familiar, aparecen ya en la participan del imaginario nacional en sus pa- primera novela ecuatoriana atentando tem- íses en el siglo XIX. La muerte de Cumandá pranamente contra las instituciones básicas es el sacrificio definitivo del único personaje de una sociedad todavía en la búsqueda de su que efectivamente ha cruzado dos culturas ra- propia identidad. dicalmente diferentes y que podría ser el pro- Ambientada en la sierra ecuatoriana, La totipo del nuevo sujeto nacional, una visión emancipada deja ya testimonio de los peligros que Mera está muy lejos de proponer. que acechan a la nación y la ansiedad que La emancipada, de Miguel Riofrío, es el estos provocan en el intelectual de la época: la testimonio de una transgresión temprana del desintegración familiar, el desafío al paradig- paradigma patriarcal dominante y es el espa- ma patriarcal dominante, la mujer activa que cio donde emerge por vez primera una mujer enfrenta los estamentos de poder, y el fracaso activa y valiente como sujeto narrativo. El de un tipo de masculinidad marginal o ambi- padre de Rosaura se encarga de criarla tras la valente. El celibato de Eduardo, el joven muerte de su esposa y cuando cumple los 18 enamorado de Rosaura, que en lugar de se- años arregla, en concordato con el sacerdote guirla y procrear con ella, decide refugiarse en del pueblo, su matrimonio con un hombre un monasterio y seguir el camino del sacer- mucho mayor, a quien ella ni siquiera cono- docio, más la infertilidad obligada de la ce. El día de la ceremonia, Rosaura desafía la mujer emancipada que ha dejado de circular autoridad del padre y declara que como una por los caminos “apropiados” para su género mujer casada ella es ahora una mujer “eman- y clase, son los fantasmas que asedian el pro- cipada”, aludiendo aparentemente a una ley yecto integrador sugerido por Riofrío. Rosau- del código civil de la época. Su emancipación ra y Eduardo son incapaces de proveer con implica el abandono real y simbólico de la nuevos hijos a la naciente república, todavía casa patriarcal como espacio de opresión: re- joven en el momento en que la novela se re- nuncia a la casa del padre, a la del esposo, y al crea, 1841, apenas veinte años después de la desafiar la autoridad del sacerdote, renuncia a independencia de España. El tipo de mujer, la iglesia como espacio de amparo. descrito en La emancipada, incapaz de some- Antes de su emancipación, para Rosaura terse al mandato masculino, representa el

39 ÍCONOS 28, 2007, pp. 35-45 Jorge O. Andrade mismo peligro del hombre incapaz de repro- posición sacerdotal adopta una postura pater- ducir, ideológica y biológicamente, el sistema nalista y la llama “hija mía” (Ib i d.: 84) y la in- dominante. Un modelo que se repite más vita a que vuelva al el camino de la honestidad adelante en Cumandá, cuya protagonista no (Ib i d.: 80), para evitar el efecto pernicioso puede tener hijos por la naturaleza racial de s o b re “las jóvenes inocentes que pudieran per- su matrimonio, y por el carácter incestuoso ve rtirse con tu ejemplo” (Ib i d.: 78). Ro s a u r a de su atracción hacia su hermano Carlos. no puede sobrevivir el peso exc e s i vo de la fi- Carlos es otro personaje débil y pasivo que se gura patriarcal que ha tratado de dominarla refugia en la poesía y en la meditación reli- durante toda la nove l a . giosa, un temperamento que tampoco le per- El narrador de La emancipada actúa, al pa- mite participar en el proyecto nacional pro- recer, como civilizador de la mujer liberada. puesto por la novela de Mera. Intenta controlar su deseo y sirve como el El destino fatal de Rosaura es el precio que único filtro por donde pasan los sentimientos la heroína tiene que pagar por haber cru z a d o y las necesidades de la protagonista. Aunque, los límites de este modelo fallido de integra- como ya se ha sostenido, la obra de Riofrío es ción. El narrador, que inicialmente simpatiza un discurso liberal de denuncia, el discurso con la situación de Rosaura, le da una voz con ideológico es negado en la práctica literaria. opinión y agencia, para después quitársela, irse Cuando Rosaura se emancipa, entre los asis- separando de ella, perv i rtiéndola hasta la pro s- tentes a la boda se plantea una discusión a titución y llevándola a una muerte anónima favor y en contra de la decisión de la mujer. que no entristece a nadie. Para Fe r n a n - d o Mientras la gente del pueblo tiene una opi- Balseca, lo que emancipa a Rosaura, pese a que nión dividida que va desde la justificación m u e re en el relato “es la posibilidad de hablar hasta la culpabilidad de la joven mujer, los desde una posición diferente de la norma” “tradicionalistas o partidarios de las fuertes ( Balseca 2001: 151). Una posibilidad que se providencias” presentan una postura monolí- d e s a r rolla no solo en el discurso en el que se de- tica: “el crimen de Rosaura debía ser severa- clara “e m a n c i p a d a” y en su diario autobiográfi- mente castigado” (Ibíd.: 64). El castigo que co, sino desde el espacio en que prosigue su sufre la protagonista en la resolución de la no- existencia, el burdel, una especie de hogar de vela es el instrumento de justicia evocado por m u j e res que cuestiona y negocia con el poder los tradicionalistas. Su caída devuelve la nor- p a t r i a rcal desde una perspectiva merc a n t i l i s t a . malidad a la sociedad alterada por Rosaura, Aparentemente La emancipada es, como de manera que su muerte sirve como “vindic- lo s u g i e re el estudio introductorio de la edi- ta de la sociedad y ejemplo vivo de todas las ción citada para este estudio, “todo un alegato hijas” (Ibíd.:64). Es una muestra de cómo el en defensa de la mujer” (Riofrío 1984 [1863]: ideólogo liberal se encuentra al servicio de los 9). Un análisis más cuidadoso permite demos- principios que pretende deplorar. trar que aunque el narrador parece identificar- Parecido destino es el de la protagonista de se con la precaria posición social, económica y la novela Carlota, de Manuel J. Calle, publi- política de Rosaura, con su muerte y silencia- cada en 1898. Esta novela, pese a sus incon- miento, el poder de la palabra escrita re g resa al sistencias y al pobre desarrollo del personaje espacio masculino dominante. Es la violencia principal, muestra las numerosas y contradic- del intercambio epistolar con Ed u a rdo lo que torias obsesiones del intelectual del fin del si- vence finalmente a Rosaura y la lleva al suici- glo XIX frente a la mujer de la misma época. d i o. Es el re g reso de la voz del padre ahora en- Una de las preocupaciones más trascendenta- carnada en Ed u a rdo, el ex-novio que desde su les del narrador es la que cuestiona la voca-

40 ÍCONOS 28, 2007, pp. 35-45 Entre la santidad y la prostitución: la mujer en la novela ecuatoriana en el cruce de los siglos XIX y XX ción maternal de la protagonista. De manera madre: “Hubiera podido, sin embargo, redi- similar a lo que había ocurrido con Rosaura mirse, regenerarse por completo, si el amor en La emancipada, Carlota, huérfana de de sus hijos hubiese echado raíces profundas padre y madre, es entregada en matrimonio, en su corazón. Pero Carlota en esto, como en por su tutor, a un hombre a quien no conoce, todo lo demás, era superficial y veleidosa: por a la temprana edad de trece años. Abando- mucho que ella me hubiese ponderado sus sa- nada por su esposo en la miseria económica, crificios, lo cierto es que era mala madre” incapaz de proveer por sí misma para la crian- (Ibíd.: 25). Esa relación conflictiva con sus za de sus dos hijos, se dedica a la vida alegre, hijos se repite a lo largo de la novela, hasta la a los amoríos fáciles con hombres que siem- muerte de las dos criaturas. pre terminan alejándose de ella, al chisme y al Carlota, en la novela de Manuel J. Calle, completo desorden existencial. Entre otras es construida de acuerdo a los principios esté- cosas, el narrador dice de ella que era ticos con los que se define a la mujer de la época. Uno de los ideales del modernismo li- “…andariega casi diría por temperamento: terario finisecular es la mujer “objeto de arte”: desde la mañana hasta la caída del sol esta- una mujer que se caracteriza por su educa- ba en la calle, fuera de los breves momen- ción, por su lectura selecta de obras clásicas y, tos en que iba de estampía a ver a los chi- por sobre todas las cosas, su belleza física. cos, prepararles alguna cosilla ligera y ade- fesiosa para que comiesen y dar tal cual Carlota, pese a su pobreza y a su dudosa mo- mano de barrido y aseo al mísero desván al ralidad constantemente cuestionada por el que se había aferrado” (Calle 1981[1898]: narrador, es una mujer refinada: lectora de La 26). divina comedia de Dante, Víctor Hu g o , Espronceda, Bécquer y Childe Harod, entre Carlota representa, de esta manera, otro tipo otros, una proyección seguramente de los in- de mujer peligrosa cuyo ejemplo debe ser tereses literarios del propio Calle. El narrador, erradicado del imaginario nacional: la que Juan, la describe como “pálida, sonreída, con prefiere la vida fuera de casa a los deberes de las huellas del dolor sobre su rostro, mostran- madre, la que no se sujeta a las labores do- do con inocente coquetería el arranque de su mésticas que le han sido asignadas por los es- cuello blanquísimo y de sus brazos deslum- tamentos de poder de una sociedad que busca bradores” (Ibid.: 12). Tiene ese refinamiento satisfacer principalmente las necesidades y los artístico que el narrador aspira de una mujer, intereses de los hombres. mas no el pudor que exige de ella, un pudor Desde el comienzo de la novela, una de las que él no demanda de sí mismo. características que el narrador se encarga de Si el discurso político liberal intenta deses- recalcar es la incapacidad de Carlota para tabilizar los cimientos de una sociedad pa- cumplir uno de los papeles fundamentales de t r i a rcal demasiado estratificada, la educación la madre emblemática: el instinto maternal. de la mujer, que podría servir como ve h í c u l o Carlota tiene siempre una relación enajenada para su liberación, es sin embargo otro de los con sus hijos. Su reacción en el primer emba- p e l i g ros que acechan sus proyectos nacionales. razo es ilustrativa: “No sentí placer alguno En La emancipada, el padre de Rosaura, des- sino un despecho, una ira sorda, inexplicable, pués de la muerte de la madre, le retira a la cuando adquirí la certidumbre de que otro niña libros, papel, pizarra y plumas y los de- ser palpitaba en mis entrañas” (Ibíd.: 18). El posita en el convento local, y lo único que se mismo narrador habla de la posibilidad de le permite leer desde entonces son libros re l i- salvación si hubiera cumplido su papel de giosos. De esta manera trata de proteger a la

41 ÍCONOS 28, 2007, pp. 35-45 Jorge O. Andrade hija de los desvíos de la madre que por su Mariana es la protagonista de una nueva amor a la lectura “se volvió respondona, mur- transgresión al establecimiento patriarcal: se muradora de los pre d i c a d o res, enemiga de que entrega voluntariamente a la pasión que sien- se quemaran ramos benditos para aplacar la te por Luciano, el mejor amigo de su herma- ira de Di o s” (Riofrío 1984 [1863]: 48), olvi- no. Su espíritu apasionado y su inclinación dándose así las tareas “que deben saber las mu- por lo erótico parecerían pasar por su natura- j e re s”: hilar y cocinar (Ib í d e m). De Carlota, el leza mulata. Al describirla, el narrador dice de narrador dice que “era romántica [por sus lec- ella que su “tipo físico anunciaba un tempe- turas] y no servía para nada más, ni para cui- ramento ardiente, porque era morena de ojos dar de sus hijos” (Calle 1981 [1898]: 13). Las negros, labios abultados, pelo negro y ensor- n ovelas románticas en general, y part i c u l a r- tijado... como si en los antepasados de su fa- mente Ca rl o t a en el Ec u a d o r, re p resentan el milia hubiera circulado sangre africana” riesgo de la presencia de discursos que pueden (Martínez 2003 [1904]: 14). Nuevamente, la p roveer a la mujer lectora de modelos alterna- mujer en una narrativa ficcional amenaza la t i vos a los de la mujer emblemática: ese ideal integridad de dos de las instituciones básicas de la mujer virginal, angelical, esposa obe- de la nación: la familia y el matrimonio. La diente y madre prolífica del discurso liberal. pérdida de la virginidad, que la exilia defini- Esa ansiedad que provoca la lectura de libro s tivamente del matrimonio, más el abuso que que no sean religiosos se plasma literariamen- sufre por parte de su confesor, el padre Justi- te en la proliferación de personajes que, como niano, provocan la caída de Mariana. Su fa- en Ca rl o t a, presentan a la mujer como re b e l- milia la abandona rápidamente y, ya sin ese de, traidora, demonio y pro s t i t u t a . amparo, Mariana se dedica a la única profe- Después de una larga y penosa enferme- sión posible para la mujer que ha abandona- dad, Carlota se encuentra al borde de la muer- do el hogar paternal, la prostitución. Martí- te cuando descubre que su confesor es el nez, al igual que lo habían intentado hacer mismo sacerdote que había abusado de ella Riofrío y Calle, todos militantes liberales, años antes; la alteración de su ánimo por la crea un discurso literario que a primera vista p resencia del clérigo acelera el desenlace fatal parece querer denunciar la situación desigual de la protagonista. La muerte de la mujer es de la mujer. Sin embargo, la ansiedad que le descrita con cru d eza: “empapada de sangre, rí- produce la pérdida de ese control que se des- gida con una expresión de odio inextinguible liza de sus manos, lo lleva también a ejercitar en su descompuesto semblante” (Ib i d.: 95). una forma de narrativa patriarcal de vigilan- Mucha peor suerte corre el cuerpo de Ro s a u r a cia sobre este personaje femenino. que es literalmente desmembrado por un mé- A la costa, al igual que Carlota y La eman - dico y un estudiante que le practican la au- cipada, es un discurso evidentemente anti- topsia. Al final de la novela, los peones re c o- clerical. Pese a esto, en la novela de Martínez gen “en el ataúd tro zos de carne engangre n a- el cura que violenta sexualmente a Mariana d a”, entre los que se encuentra “exangüe y des- nunca paga por su crimen, sino que es ella, la pedazado el corazón que había hecho palpitar víctima, la que ha de cargar con la culpa, con a tantos corazo n e s” (Riofrío 1984 [1863]: el castigo, con el hijo “bastardo” del sacerdo- 87). Hasta en la muerte, la caída de estas mu- te y con el aislamiento social. Lo mismo su- j e res debe ser violentamente ejemplar. cede con Carlota, que sólo al final consigue En A la costa, de Luis A. Martínez, publi- enfrentar brevemente al cura que se había cada en 1904, se introduce por primera vez el aprovechado de ella en lo que el narrador elemento erótico en la novela ecuatoriana. llama “el episodio más triste” de su vida

42 ÍCONOS 28, 2007, pp. 35-45 Entre la santidad y la prostitución: la mujer en la novela ecuatoriana en el cruce de los siglos XIX y XX

(Calle 1981: 95). El extremado anticlericalis- gados a la comunidad por vínculos imagina- mo del discurso liberal de fines del siglo XIX rios como la identidad nacional, el patriotismo y principios del XX no es sólo un principio o la ciudadanía. El discurso anticlerical busca ideológico predominante sino que tiene una entonces eliminar las comunidades que se for- explicación un poco más compleja. man alrededor de instituciones que se conside- En primer lugar, la institución de un esta- ran, en ese momento del desarrollo de la re p ú- do laico en el que exista una clara separación blica, anacrónicas, como la iglesia católica. de la iglesia y el estado es una de las columnas Finalmente, la alianza con el clero crea por en que se asienta la lucha del liberalismo; y los un lado mujeres sin espíritu: beatas, locas, ce- discursos ficcionales de la nación participan de lestinas o mujeres prostituidas y, por otro, los candentes debates sobre el tema. Separar la hijos sin padres, abandonados igual que sus iglesia del estado es también competir con ella madres, a su suerte, en una sociedad que no por el control de instituciones fundamentales perdona a las víctimas. La última vez que de la nación, como el matrimonio y la familia. Salvador, el protagonista de A la costa, en- Los intelectuales del XIX impugnaban, por cuentra a su hermana, ella camina “en la calle ejemplo, que por su devoción a la iglesia, las pública, sucia, desgreñada, llevando en sus m u j e res pudieran “transmitir ideas oscurantis- b r a zos un niño, hijo del fraile infame” tas a la siguiente generación” y se pro p o n í a n (Martínez 2003 [1904]: 115). Ninguno de que en su lugar “instalaran en la nueva gene- los personajes -que aparecen como espectros ración el patriotismo, la ética laboral y la fe en en las narrativas analizadas- pueden participar el pro g re s o” (Franco 1994: 116). de los proyectos liberales de la nación sugeri- En segundo lugar, la constante presencia dos por escritores como Luis A. Martínez. Las de sacerdotes que abusan de jóvenes mujeres imágenes de Mariana transitando por las ca- y las hunden en un mundo de perdición es, lles de la ciudad conventual miserable, sucia y como lo sostiene Jorge Salessi, la expresión desesperanzada, de la mano de su hijo sin del temor de la clase patriarcal por el peligro padre, igualmente pobre y andrajoso, sólo es de las mujeres que salen a las calles para, comparable a la imagen de la madre de eventualmente, buscar trabajo y de esta ma- Mariana y Salvador, enajenada completamen- nera competir económicamente con el hom- te por la devoción religiosa que la lleva a bre (Salessi 1995: 235). El objetivo final de abandonar casi por completo a su familia y este discurso es el de mantener a la mujer olvidarse de proteger a sus propios hijos de dentro de la casa, ocupada con las tareas do- los riesgos que los acechan por una moderni- mésticas, cumpliendo su rol fundamental de dad que se toma por asalto los espacios públi- hija invisible, esposa obediente y madre pro- cos urbanos. La cruda descripción del destino lífica. Sólo de esa manera se garantiza su inte- sórdido de estos personajes en A la costa y gración al discurso nacional. Carlota es una manera de alertar a la mujer En tercer lugar, el anti-clericalismo liberal sobre los peligros de aliarse con el clero. es también una expresión de los nuevos dis- El propósito de los discursos normativos cursos que proponen la modernidad como del siglo XIX y principios del XX es instruir a atributo de los proyectos nacionales. La nación las mujeres “para que pudieran resistir la se- designa una comunidad moderna que, aunque ducción del mundo y cumplir con el destino d e r i vada de lazos tradicionales como la re l i g i ó n ‘que la Providencia les tenía señalados’ ” y la herencia basada en la sangre y en el patri- (Franco 1994: 126). Si el camino de la perdi- monio familiar, se encuentra formada en la ción es el precio que deben pagar Rosaura, n u e va sociedad por ciudadanos abstractos, li- Carlota y Mariana por no actuar dentro de las

43 ÍCONOS 28, 2007, pp. 35-45 Jorge O. Andrade normas de una sociedad que proscribe todo Naya o la Chapetona es otra de esas novelas tipo de transgresión, el destino de las mujeres que plantean un modelo de mujer ideal que que muestran conformidad con las prescrip- va más allá de la realidad. El primer persona- ciones sociales es diferente. La cara opuesta de je auténticamente mestizo del imaginario na- la moneda en A la costa es Consuelo, una ver- cional es un modelo de madre nacional en sión ecuatoriana del “ángel del hogar”, un cuyo interior se funden lo heroico del padre modelo digno de emular. Consuelo vive con español y la belleza y nobleza de la madre in- su padre, un hombre blanco empobrecido dígena. Como modelo de mujer nacional, en que trabaja en una hacienda cafetera, enclaus- Naya se funden lo español y lo americano, trada en una pequeña choza y encargada de pero su papel es mucho más emblemático: las labores domésticas. Pese a que ha vivido Naya adquiere un poder maternal cuando por mucho tiempo en un espacio geográfico adopta y protege a todo un grupo racial, al de en el que domina el mestizaje racial -la gran los esclavos africanos, y sirve de alguna mane- mayoría de los hombres son negros o mula- ra como puente entre las tribus indígenas tos, y hay numerosos indígenas llegados de la amazónicas y la población de Zamora, ma- sierra-, y pese a que ha sufrido el acecho del yormente compuesta por colonos españoles. mayordomo de la hacienda por varios años, se Por su belleza de mujer blanca, Naya atrae va- casa con el único hombre blanco que llega a rios pretendientes, sin embargo, por su voca- trabajar en la hacienda, sólo para continuar ción religiosa y su dedicación al trabajo social, encerrada en la choza de su esposo y en las la- decide tomar los hábitos de monja. Al igual bores hogareñas. Pese a las circunstancias des- que Cumandá, Naya es la exaltación de la vir- favorables, se casa, queda embarazada y su tud religiosa y la inocencia de cuerpo y espí- matrimonio es celebrado inclusive por el pro- ritu como una de las alternativas para la pietario de la hacienda, don Antonio, que mujer emblemática. Sin embargo, al igual sirve como padrino de la boda. Al final, como que Cumandá, con su muerte trágica a ma- en tanta tragedia romántica, Salvador, el es- nos de una tribu indígena, el mestizaje racial poso de Consuelo, muere afectado por una como propuesta nacional fracasa en este enfermedad tropical desconocida. El destino nuevo proyecto de construir lo nacional. de Consuelo, como mujer viuda, no puede Finalmente me gustaría hacer una referen- ser igual al de Carlota o Mariana: c u e n t a , cia a Luzmila, de Manuel Rengel, escrita en quizá por su aptitud para el trabajo doméstico 1898 y publicada en 1903, como un claro y su instinto maternal, con la protección del ejemplo de una novela en el que el cuerpo de hacendado, un hombre que, por su poder eco- la mujer es tratado como una alegoría de la nómico y físico y su función como pro d u c t o r nación. Recreada inmediatamente después de de trabajo y riqueza, simbólicamente re p re- la independencia, Luzmila, hija de españoles, senta el ciudadano emblemático, el hombre cuyo padre desprecia todo lo americano, es ideal del sistema masculino de la nación. disputada por un joven soldado de la repúbli- Naya o la Chapetona, del sacerdote lojano ca, Enrique, un acomodado español amigo de Manuel Belisario Moreno, publicada en 1900 su padre, Francisco, un general de la inde- es, al igual que Cumandá, la reconstrucción pendencia, Otamendi, y un anarq u i s t a , de una leyenda colonial. Recreada pocos años Pajarito, una especie de Robin Hood criollo después de la conquista, la protagonista, hija que vive al borde de la ley, robando a los ricos de un soldado español y una princesa indíge- y formando una sociedad con su propio go- na, es conocida como Naya por los indígenas bierno, es decir, una nación alternativa. Al y Chapetona o Blondina por los blancos. final de la novela, mientras Enrique y

44 ÍCONOS 28, 2007, pp. 35-45 Entre la santidad y la prostitución: la mujer en la novela ecuatoriana en el cruce de los siglos XIX y XX

Luzmila son perseguidos por los hombres de paños de lágrimas” (Franco 1994: 126). Otamendi y Pajarito, Luzmila muere acci- Aunque el escritor intenta darle a la mujer dentalmente y ninguno de sus pretendientes agencia y protagonismo en el imaginario cul- se queda con ella. Quizá su muerte pueda re- tural de lo nacional, la mujer termina siempre lacionarse, como otras muertes, con la trans- marginada y subordinada a los intereses del gresión de la “ley del padre”, pues Luzmila es- p royecto masculino de la nación. capa con Enrique en contra de los deseos de su progenitor. Otra posibilidad es, sin embar- Bibilografía go, la desilusión que el intelectual siente ante una realidad nacional de la que debe elimi- Anderson, Benedict, 1991 [1983], Im a g i n e d Communities: Reflections on the Origin and narse al ciudadano español como referencia Spread of Nationalism, Verso, New York. fundacional; una realidad en la que han fra- Arroyo, Jossiana, 2003, Travestismos culturales: lite - casado los proyectos militaristas -encarnados ratura y etnografía en Cuba y Brasil, U. Pittsburg, en el general Otamendi-, y que urge a la vez Pittsburg. crear un nuevo proyecto, en el que tenga pro- Balseca, Fernando, 2001, “En busca de nuevas re- tagonismo un nuevo sujeto nacional, el del giones: la nación y la narrativa ecuatoriana”, en Gabriela Pólit, editora, Crítica literaria ecuato - soldado pobre pero trabajador que se gana riana, FLACSO-Ecuador, Quito. por sus méritos el amor de Luzmila. Quizá Cornejo Po l a r, Antonio, 2003, Escribir en el aire: ensa - esta lucha por un nuevo proyecto de nación yo sobre la heterogeneidad socio-cultural en las litera - justifique la pretensión de Rengel, quien sub- t u ras andinas, Latinoamericana Ed i t o res, Lima. titula Luzmila como “Novela nacional”. Calle, Manuel J., 1981 [1898], Carlota, Talleres Estos ejemplos, me parece, ilustran con Gráficos, Cuenca. Echeverría, Esteban, 2003 [1837], La cautiva, El claridad lo que se había propuesto al principio Cid Editor, Santa Fé. de este análisis: la preocupación del intelectual Franco, Jean, 1994, Las conspiradoras. La representa - por la familia como la institución básica de la ción de la mujer en México, El Colegio de nación provoca notables ansiedades por el des- México, México D. F. tino de la mujer en el cruce de los siglos XIX Isaacs, Jorge, 2003 [1967], María, Cátedra, Madrid. y XX. La familia se desorganiza, lo que anun- Mármol, José, 2000 [1851] Am a l i a, Cátedra, Ma d r i d . Ma rtí, José, 1985 [1891], Nu e s t ra Am é r i c a, cia un caos de toda la estructura social porq u e Ayacucho, Caracas. se deja de reconocer la autoridad del padre y Martínez, Luis A., 2003 [1904], A la costa, CCE, las mujeres empiezan a cuestionar el modelo Quito. p a t r i a rcal de hija invisible, esposa obediente y Matto de Turner, Clorinda, 1994 [1889], Aves sin m a d re prolífica. La desintegración familiar es nido, Ayacucho, Caracas. uno de los fantasmas con que luchan los fun- Mera, Juan León, 1998 [1879], Cumandá, Libresa, Quito. d a d o res de la nación. Sin una familia que en- Moreno, Manuel Belisario, 1954 [1900] Naya o la g e n d re nuevos sujetos pro d u c t i vos, el futuro Chapetona, Editorial Universitaria, Loja. de la nación se encuentra seriamente amena- Rengel, Manuel E., 1971 [1898], Luzmila, Novela z a d o. Todos los intentos aquí esbozados de in- nacional, CCE, Loja. tegrar a las mujeres en los proyectos moderni- Riofrío, Miguel, 1984 [1863], La emancipada, El z a d o res fracasan porque al final sale a la luz el Conejo, Quito. Salessi, Jorge, 1995, Médicos maleantes y maricas: hi - ve rd a d e ro propósito de los discursos liberales giene, criminología y homosexualidad en la cons - que es el controlar sus destinos para que sola- trucción de la nación argentina (Buenos Aires, mente puedan participar de estos proye c t o s 1871-1914), Viterbo, Rosario. “no como iguales, sino como bellezas, como Sommer, Doris, 1991, Foundational Fictions: the m a d res, como esposas, como amigas y como National Romances of Latin Am e r i c a, U. California Press, Berkeley.

45 ÍCONOS 28, 2007, pp. 35-45 Medicina, estado y reproducción en el Brasil de inicios del siglo XX1 Medicine, State and Reproduction in Brazil at the beginnings of the twentieth century

Fabiola Rohden Doctora en Antropología Social. Docente del Instituto de Medicina Social, Universidad del Estado de Río de Janeiro

Email: [email protected]

Fecha de recepción: enero 2007 Fecha de aceptación y versión final: abril de 2007

Resumen El artículo relaciona el desarrollo de las especialidades médicas que giran en torno a la mujer, la reproducción y la sexualidad, con la producción de políticas nacionalistas y eugenésicas en el Brasil de las primeras décadas del siglo XX. Para hacerlo analiza la producción científica en las áreas de la ginecología, obstetricia y puericultura, presentadas en tesis académicas y periódicos médicos entre 1900 y 1940. Este material permite ver las diversas vinculaciones entre las nece- sidades de aumento de la natalidad, la valorización de la maternidad, y la restricción, a través de la esterilización y otras prácticas contraceptivas, del nacimiento de individuos considerados indeseables.

Palabras clave: género, reproducción, maternidad, nación, medicina, eugenesia, Brasil.

Abstract This article shows that medical specialties involving women, reproduction, and sexuality -spe- cialties that gained relevancy in the initial decades of the 20th century- are linked to the pro- duction of eugenicist and nationalist politics in Brazil. It analyzes scientific production in the fields of gynecology, obstetrics, and childcare, as presented in academic theses and medical journals between 1900 and 1940. This material both shows how ideas concerning the need to increase the birthrate, expressed most tellingly in the valorization of motherhood, are cons- tructed, and also how the birth of individuals who are considered undesirable was restricted th- rough sterilization and other contraceptive practices

Keywords: gender, reproduction, maternity, nation, medicine, eugenics, Brazil.

1 Traducción del portugués de Mary Ann Lynch.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito, mayo 2007, pp. 47-57 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Fabiola Rohden

l fuerte tono nacionalista que impera- género y política estaban asociados en la ba en muchos países en las primeras constitución de los estados nacionales duran- E décadas del siglo XX, entre los que se te el inicio del siglo XX. incluye Brasil, se caracterizaba por una espe- La preocupación con la re p ro d u c c i ó n , cial preocupación por la población. El creci- desde un punto de vista político y a partir de miento del número de ciudadanos adquirió la influencia de las ideas eugenésicas, aparece una importancia estratégica tanto en lo que se constantemente en las principales revistas de refiere a la garantía de la soberanía -por inter- medicina brasileña en el inicio del siglo XX y medio del poder militar- cuanto en la im- es defendida también en las tesis presentadas plantación de la actividad industrial y del en las facultades de medicina4. En un artícu- mercado en gran escala. La cantidad y tam- lo publicado en Brazil Médico en 1912, por bién la “calidad” del pueblo que componía ejemplo, a partir de una referencia al Congre- una nación provocaban cada vez mayor inte- so de Eugenesia realizado en Londres en el rés y daban lugar a una serie de políticas rela- mismo año, se defiende la eugenesia como la cionadas a la reproducción2. “ciencia que estudia los medios para perfec- En realidad, se percibe una gran preocu- cionar la raza humana, a través de la mejora pación del Estado por la reproducción social del vigor y la salud de la prole” (Brazil Médico teniendo como base la reproducción biológi- 1912: 358). Esa perspectiva continuará vi- ca. En ese marco, la reafirmación de relacio- gente en las décadas siguientes. En la tesis Da nes de género tradicionales y de estereotipos esterilização de anormais como processo eugêni - constituyó un elemento fundamental. La ma- co (De la esterilización de los anormales como ternidad pasó a ser valorizada, cada vez más, factor eugenésico), defendida en 1921 por como la verdadera función de la mujer, ahora Manoel Ta va res Ne ves Filho, después de redefinida en virtud de su valor para la nación hacer referencia a una extensa bibliografía y a brasileña. Este artículo analiza este movi- las diversas instituciones internacionales y na- miento, considerando sobre todo la participa- cionales que se dedicaban a esta nueva cien- ción de los médicos y, en particular, de aque- cia, se constata que mientras en los Estados llos que trabajaban en áreas ligadas a la repro- Unidos se hacía mucho en favor de la euge- ducción -como es el caso de los ginecólogos y nesia, en el Brasil, país de inmigración, des- los obstetras- los mismos que contribuirán, plazamientos intensos y promiscuidad, muy de manera singular, al proceso de transforma- poco se había avanzado en este campo. ción del sexo y la reproducción en un asunto El número de “anormales” se había vuelto de Estado3. Dentro del artículo trazo una alarmante, precisando que se estaría atrave- perspectiva comparativa con el caso francés sando por una onda avasalladora de degene- que nos ayuda a comprender en que medida ración, ya que los individuos indeseables se reproducían más rápido que los normales. 2 El análisis que sigue introduce la cuestión de la euge- Neves Filho (1921: 21) advierte que este era nesia a partir de lo que aparece en los trabajos médi- un problema de salud pública y sostiene que, cos relativos a la sexualidad y la reproducción. No “así como defendemos la profilaxis de la in- pretendo detenerme en la eugenesia en tanto movi- miento más amplio, que merecería un estudio más cuidadoso, como lo realizado por Stepan (1990). Para 4 En Rohden (2001), a partir de los análisis de las tesis un panorama general del desarrollo de las ideas euge- presentadas a la Facultad de Medicina de Río de nésicas en diversos contextos nacionales, ve r Janeiro entre 1833 e 1940 y de otros documentos, li- Schneider (1982), Adams (1990) y Carol (1995). bros y revistas, discuto el desarrollo de la medicina li- 3 Para un análisis más profundo de estos temas, consul- gada a la mujer y la reproducción y sus implicaciones tar Rohden (2003). políticas.

48 ÍCONOS 28, 2007, pp. 47-57 Medicina, estado y reproducción en el Brasil de inicios del siglo XX migración identificando a los indeseables, de- La cantidad de artículos y resúmenes de beríamos también hacer profilaxis de la dege- publicaciones, especialmente alemanas, que neración combatiendo la proliferación de se refieren a la eugenesia y, en particular, a la nuestros ‘indeseables’”. Este autor concluye esterilización es bastante considerable. Sola- en una defensa de la eugenesia en función del mente en el primer año (1936: volúmenes I y objetivo preciso de “impedir la perpetuación II), se encuentran diez textos que tratan el de la clase inútil de los idiotas, imbéciles, tema de la esterilización. Al mismo tiempo, se amorales y criminales institucionales, ele- destacan también los artículos sobre los pro- mentos negativos para la formación de las blemas de la esterilidad y de la protección a la 6 Sociedades Modernas y en el progreso de las maternidad . naciones que trabajan” (Neves Filho 1921: Considerando los debates en torno a la 14). Aquí se nota ya la asociación entre euge- población y la eugenesia, el tema de la con- nesia, modernidad, y trabajo, que constituirá tracepción va ganando cada vez más relevan- uno de los elementos fundamentales del dis- cia. Lo más curioso es que la contracepción curso médico de la época. fue discutida primordialmente en función de Si recorremos las páginas de los Annaes su valor como medio para evitar la propaga- Brasileiros de Gynecologia, veremos que la pre- ción de seres que pudieran contribuir al debi- ocupación médica por la eugenesia continúo litamiento de la raza7. Paralelamente, se nota siendo muy considerable en la década de que el perfeccionamiento de la raza estaba 1930. Esta revista, de periodicidad mensual, condicionado al aumento de la natalidad en fue fundada por Arnaldo de Moraes en 1936. las clases más altas. O sea, había lugar para un En el “Editorial” publicado en el primer nú- cierto deslizamiento de las preocupaciones en mero se la define como un órgano oficial de función de nociones de raza y de clase. Los enseñanza de la clínica ginecológica de la más pobres, por una serie de circunstancias, Facultad de Medicina de Río de Janeiro y de se consideraban los principales responsables la Facultad Fluminense de Medicina. Tam- de la reproducción de degenerados, en tanto bién se hace referencia a los temas tratados, incluyendo explícitamente el campo eugené- dical journal; Zentralblatt für gynäkologie; Archiv für sico: “también tendrá acogida en sus páginas gynäkologie; Boletin de la sociedad de obstetricia y gine - cologia de Buenos Aires; Revista de obstetrícia y gineco - todo lo que se relacione con cualquier pro- logía de São Paulo; Revista Brasileña de cirugia; Revista blema extragenital de la patología femenina, de ginecologia y obstetrícia. en el campo psicológico, psiquiátrico, bioló- 6 Stepan (1990:124-125) menciona que, a pesar de que gico, genético y eugenésico (Annaes Brasileiros el eugenismo brasileño enfatiza más la prevención, temas característicos de la eugenesia “negativa” como 5 de Gynecologia 1936: 1) . el aborto, el control de la natalidad y la esterilización también estuvieron en pauta. También, en el Brasil, la influencia del catolicismo y la preocupación con la 5 La revista tenía también la pretensión de representar natalidad hicieron que el movimiento tomase otra di- un eje de vinculación entre los profesionales y estu- rección. D. Borges (1991) habla también sobre la im- diantes brasileños con la producción de conocimien- portancia de la Iglesia en la conformación de una eu- to desarrollada internacionalmente. Presentaba resú- genesia brasileña menos atenta a programas de inter- menes de los artículos publicados en los principales vención radical, como la esterilización, por ejemplo. periódicos del área en todo el mundo. Ya en el primer Vale recordar que en 1930 la encíclica Casti Connubii número constaban artículos de las siguientes publica- condenaba el control de la natalidad, esterilización y ciones: Gynecologie et obstetrique; Revue Française de aborto eugenésicos. gynecologie; Bulletin de la societé d’obstetrique et de gy - 7 “Raza” es utilizado aquí en el sentido atribuido por los necologie de Paris; Surgery, gynecology and obstetrics; autores en los documentos analizados, haciendo refe- American Journal of obstetrics and gynecology; The jour - rencia, por tanto, a la idea de pueblo, en sentido am- nal of the American medical association; The British me plio.

49 ÍCONOS 28, 2007, pp. 47-57 Fabiola Rohden que los más ricos contribuirían a la realiza- La formulación de un proyecto (de la elite ción del proyecto eugenésico. Percibimos en- médica y de los gobernantes) de valorización tonces que, al lado de una concepción de re- de la maternidad pasó, en el caso del Brasil, producción relacionada con la anticoncep- por la propaganda a favor de la natalidad, es- ción y control poblacional, se desarrolla otra, pecialmente entre las mujeres. Frente al pa- enfocada en la promoción de una natalidad norama instalado por la eugenesia y por el na- deseada. cionalismo, que veía el número de ciudada- Una constante presente con cada vez más nos como garantía de soberanía, era preciso fuerza a lo largo del tiempo en los documen- convencer a las mujeres saludables de la im- tos analizados es la afirmación de que el mé- portancia de su papel de madres. Era necesa- dico, junto a los legisladores, debería tomar rio recuperar en sus espíritus, tal vez que- en sus manos el estudio y control de las cues- brantados por el exceso de civilización, edu- tiones relacionadas a la reproducción, espe- cación y trabajo, el instinto materno. Y tam- cialmente lo que compete al control de la na- bién era preciso mejorar la capacidad de ser talidad. Anteriormente, la reproducción ya se madre de acuerdo con los principios de la eu- había vuelto un área de preocupación médica, genesia, de la higiene y de la puericultura. Y pero la contracepción, parecía ser -por lo ese papel correspondía a la medicina y al menos públicamente- un asunto que topaba Estado. los límites de la moral, al que los médicos no se dignaban considerar. * * * A través de la propagación de las ideas eu- genésicas, siempre revestidas y resguardadas por su carácter científico, el tema de la con- tracepción pasó a ser tomado en cuenta. Revi- sando las tesis de la Facultad de Medicina de centivo a la maternidad de muchas mujeres, se im- Río de Janeiro, se percibe que aquellas que pugna la esterilización a otras. Las primeras eran las hablan de anticoncepción están asociadas a la consideradas racial y hereditariamente puras. Las se- eugenesia8. En la medida en que había una gundas, amenazas a la nación y a la raza alemana. El pro-natalismo para los deseables y el anti-natalismo voluntad de reprimir los nacimientos indese- para los indeseables están intrínsecamente conecta- ables, la esterilización pasó a ser considerada dos. Las leyes que prohíben el aborto y la esteriliza- un medio legítimo. Sin embargo, en relación ción voluntaria son concomitantes a las que legalizan a los individuos considerados “normales”, la el aborto y esterilización eugenésicos. La autora sugie- re que estos acontecimientos están relacionados con el cuestión fue otra. Para estos, todas las formas hecho de que el discurso de la higiene de la raza, de control de la natalidad, desde las prácticas mucho más que otras teorías, concede -desde el fin neo-malthusianas hasta el aborto, fuero n del siglo XIX- una importancia fundamental a la mujer, sea como la “madre de la raza”, sea como cul- condenadas. Sobre esta base podemos afirmar pable por la degeneración racial. El eugenismo parece que la forma como se miraba a la contracep- especialmente preocupado con los dominios supues- ción dependía de las distintas formas como se tamente naturales o biológicos a los cuales la mujer asumía la maternidad y la vida familiar9. parece estar más asociada (el cuerpo, la sexualidad, la procreación). Además de eso, también era preciso re- afirmar que el destino natural de las mujeres era ser 8 Estos es el caso de los siguientes trabajos: Mello esposa y madre frente a las tentativas de emancipación (1911), Vilhena (1919) e Ligiero (1930). y de reducción del número de hijos, tan importante 9 G. Bock (1983), trabajando sobre la conexión entre para el Estado en aquel momento. Sobre sexo, repro- racismo y sexismo en las concepciones y prácticas na- ducción, contracepción, aborto y esterilización en zistas que envuelven la maternidad y esterilización Alemania de este período, vale recorrer también a compulsoria, afirma que en cuanto se propugna el in- Grossmann (1995).

50 ÍCONOS 28, 2007, pp. 47-57 Medicina, estado y reproducción en el Brasil de inicios del siglo XX

En la década de 1930 (marcada por el régi- Los médicos ya percibían en Vargas los ecos men totalitarista y populista del presidente de las teorías sobre la raza y la importancia de Getúlio Vargas) se percibe una redoblada va- la niñez que irían tomando notoriedad en la lorización de la maternidad por parte de la época. Lo que era preciso en aquel momento medicina, como actividad y saber mucho más era transformar cada vez más este discurso en vinculada al estado. En los Annaes Brasileiros acciones efectivas que deberían, preferente- de Gynecologia se encuentran varios ejemplos mente, ser comandadas por los especialistas de este proceso, como es el caso del editorial en obstetricia, ginecología y puericultura. del segundo volumen de 1936. El texto co- Los vínculos entre médicos y Estado to- mienza citando la circular emitida por m a ron forma, de modo ejemplar, en el Getúlio Vargas en la Navidad de 1932, califi- Primer Congreso Brasileño de Ginecología y cada como “una oración en pro de la infancia Obstetricia, realizado en Río de Janeiro en en el Brasil, un grito de patriotismo, que crea 1940, con los auspicios del gobierno federal. para el gobierno brasileño una obligación El deseo de progreso, la fe en el trabajo, el moral y un compromiso de honra” (Annaes amor por la ciencia y el patriotismo fueron Brasileiros de Gynecologia 1936: 326)10. En la identificados como los principios orientado- circular, el presidente decía: res de los participantes. Y entre los objetivos se destacaba la promesa de demostrar que los “Los poderes públicos tienen en el amparo progresos de la ginecología y de la obstetricia a la niñez, sobre todo en cuanto a la re s e r- deberían apuntar a la protección de la salud y vación de la vida, la conservación de la vida de la mujer, de modo de garantizar la salud y el desarrollo físico y mental, un pro- producción de hijos sanos. De esa forma, el blema de mayor trascendencia, clave de “verdadero granero del país” sería preservado nuestra opulencia, principalmente en nues- y el bien más valioso, que es su “capital hu- tra tierra, donde, más que en otras, se acu- mano”, perfeccionado (Annaes Brasileiros de m u l a ron factores nocivos a la formación de una raza fuerte y saludable” (An n a e s Ginecología 1940, vol.10: 129). Las especiali- Bra s i l e i ros de Gy n e c o l o g i a 1936: 326)1 1 . dades médicas dedicadas a la mujer y a la re- producción asumían como meta fundamen- tal mejorar la producción de ciudadanos y de esa forma se constituían en aliadas del Estado. 10 El uso del termino “oración” en este discurso nos hace recordar la estrecha alianza de Vargas con la Iglesia y La defensa de la soberanía y del futuro de la de la importancia de la asociación entre Iglesia y na- nación pasaba por el “perfeccionamiento” de ción en esta época, tanto en términos metafóricos su población. En este marco, las ideas euge- cuanto en relación a las acciones que fueron empren- didas en alianza. La valorización de la infancia y espe- nésicas de mejoría de la raza eran conjugadas, cialmente de la maternidad aparece como un punto de forma más o menos explícita, con la valo- en común de naturaleza estratégica. D. Borges (1991) rización de la natalidad y una preocupación habla de los proyectos relativos a la preservación de la médica más acentuada por la madre y el niño. familia (caracterizados en la lucha contra el divorcio y el aborto y contracepción, por ejemplo) y restaura- Hay que destacar la colaboración dire c t a ción de la educación religiosa. Sobre la presencia de la del gobierno, expresada, por ejemplo, en la Iglesia en el Estado y en las Constituciones brasileñas p a rticipación del ministro Gu s t a vo Capane- con relación a los temas apuntados, ver también Campini (1978) y Cifuentes (1989, cap.14). ma en la sesión inaugural del Congreso, en 11 En cuanto a la política social sobre la niñez en la era donde pronunció un discurso en el que apro- Vargas, ver el trabajo de C. Fonseca (1993). Es im- ximaba los objetivos del gobierno y los de los portante recordar que ya desde el pasado siglo la niñez comenzaba a ser tratada como el “futuro de la nación” p rofesionales especializados en ginecología y (Silva 1997). obstetricia. El pronunciamiento del ministro

51 ÍCONOS 28, 2007, pp. 47-57 Fabiola Rohden comenzaba felicitando al Congreso y a la ver, a través de conmemoraciones y concur- Sociedad Brasileña de Ginecología para, sos, la valorización de la infancia. Premios en luego, pasar a relacionar la asistencia a la ma- favor de la lactancia materna (Annaes Brasi- ternidad y la infancia y el pro g reso de la patria: leiros de Gynecologia 1942:82) y “concurso de robustez entre bebés” eran algunos de estos “La obra nacional de protección a la ma- eventos. El Brazil Médico de 1941 dedicó va- ternidad y la infancia constituye una las rias páginas al relato de las conmemoraciones principales preocupaciones gubernamenta- del día del niño (25 de marzo). Todos los les. Nosotros, brasileños, tenemos un pro- grama de enormes realizaciones en el terre- eventos en la capital habían sido presididos no de la economía y en el terreno de la cul- por el médico y militar Jesuino de Albuquer- tura. Queremos volver nuestra patria cada que, Secretario de Salud y Asistencia del vez más poblada, fuerte, segura, empren- Distrito Federal que, en opinión de la revista, dedora, honrada, ilustre. Pero este engran- daba pruebas de su patriotismo e “interés y decimiento está, sobre todos los aspectos, celo en la formación del futuro hombre po- condicionado a la calidad de nuestro s tencial, brasileño” (Brazil Médico 1941: 245). hombres, a su valor biológico, a su valor Esta secretaría había creado recientemente moral e intelectual. De la buena calidad (en 1940) el Departamento de Puericultura del hombre depende de la formación de cuyo objetivo era disminuir la mortalidad in- una generación saludable y fuerte, la cual fantil que causaba tantos prejuicios a la “fuer- es en gran parte un resultado de la salud za viva de la nación”. El día de la niñez fue materna y de una maternidad vigorosa y también muy celebrado por las asociaciones perfecta” (Annaes Brasileiros de Gynecologia 1940, vol.10: 278-279). médicas. La Sociedad de Medicina y Cirugía, por ejemplo, se reunió en sesión extraordina- El ministro enfatizaba que los temas a ser de- ria y algunas conferencias pronunciadas resul- batidos en el Congreso estaban estre c h a m e n t e tan bastante reveladoras de las posiciones relacionados con este gran problema nacional adoptadas por los médicos. El Dr. Oswaldo y que por eso el gobierno daría todo el apoyo Boaventura declaró que la Sociedad tenía en al encuentro. Por fin, apelaba a los sentimien- aquel momento una oportunidad “casi santa” tos de solidaridad y patriotismo que motiva- y que él mismo “hipotecaba todas las ternuras ban a los médicos presentes (Annaes Bra s i l e i ro s de su corazón en pro de la campaña en favor de Gy n e c o l o g i a 1940, vol.10: 279). Frente a de la niñez brasileña pues si ella era cuidada, este panorama que probaba el interés del go- sería en el futuro la fuente primera de todas bierno en las madres y niños brasileños y sus las energías exaltadoras de la Patria” (Brazil implicaciones en el propio futuro de la nación, Médico 1941: 246-247). solo cabía en los médicos el más pleno apoyo El Dr. Carlos de Abreu pronunció una y deseo de colaboración. De esta manera, el larga conferencia, en la cual exaltaba el inicio Primer Congreso Brasileño de Ginecología y de una nueva era para la niñez brasileña. Obstetricia terminó la sesión dedicada al as- Explicaba que el día de la niñez tenía por ob- pecto social de la asistencia obstétrica vo t a n d o jetivo incentivar a la opinión pública y con- una moción de alabanza e incentivo al pre s i- cientizar sobre la necesidad de dar más aten- dente Vargas, por las constantes y acert a d a s ción a los gestantes pobres y a la infancia de- medidas en favor de la maternidad (An n a e s samparada. Y hablaba sobre el papel de los Bra s i l e i ros de Gy n e c o l o g i a 1942: 80). médicos en relación a la cantidad y a la cali- Entre las medidas tomadas por el gobier- dad de la raza: no estaban aquellas que apuntaban a promo-

52 ÍCONOS 28, 2007, pp. 47-57 Medicina, estado y reproducción en el Brasil de inicios del siglo XX

“Cabe así a todos los brasileños de buena “Toda medida de orden eugenésica-social voluntad y, principalmente a nosotros los exige que exista primero material humano médicos, responder a ese incentivo superior en abundancia que cumpla el ritmo natu- dando a nuestra Patria, por lo mucho que ral de la vida. Lo que resta es obra del recibimos de ella, nuestra cooperación es- amor, la compresión y el sentido de justi- f o rzada, amplia, humana, en el sentido de cia. Las generaciones actuales tienen el poder elevar el número y el valor de nues- deber de preparar el camino de las que vie- tra población en una benemérita obra so- nen. Sólo así podremos culminar con la cial, de formación cuantitativa y cualitativa formación de las generaciones fuertes y sa- de nuestra raza” (Ab reu 1941: 246-247). ludables en un futuro próximo” (Abreu 1941: 252). Abreu destacaba también cómo el llamado “problema demográfico” perjudicaba al país. Siguiendo el raciocinio del médico, un pue- Y exclamaba que para revertir esta situación blo preocupado por su futuro precisaba in- se tenía que comenzar, necesariamente, con centivar los nacimientos de modo que se las mujeres. A través de la asistencia a las ma- pueda mejorar la calidad de su raza. Y por dres se podría llegar a una raza más fuerte: tanto era fundamental, en primer lugar, cui- dar de las futuras madres. La mujer se con- “Para elevarnos al nivel orgánico de nues- vertía en un sujeto importante para la nación, tras poblaciones con el humanismo y pa- en la medida en que tenía la función de ga- triotismo, a fin de crear una raza más fuer- rantizar la cantidad y consecuentemente la te y más feliz, debemos comenzar la tarea calidad de los ciudadanos. Las especialidades por el inicio; o sea, asegurando a las ma- médicas dedicadas a la mujer y a la niñez se dres las condiciones que favorezcan la con- aproximaban a las propuestas eugenistas e in- cepción, la gestación, el parto, el puerperio tentaban prever y administrar el advenimien- y la formación de sus hijos en un ambien- to del Brasil como una gran nación. te que permita al nuevo ser, su elevación perfecta, física, moral e intelectual” (Abreu 1941: 246-247). * * *

La protección a la mujer trabajadora y la asis- Es interesante mirar la existencia de estas for- tencia médica eran asumidas como un medio mas de composición entre género y política de producir hijos saludables para la patria. Y, en otros contextos. La comparación puede en la medida que la mujer pasaba a ser res- ser, en este sentido, bastante provechosa. Una ponsable del futuro del “capital humano” de relación inicial puede hacerse con el caso la nación, conquistaba una nueva atención y francés. Francine Muel-Dreyfus (1996), estu- una nueva percepción por parte de los médi- diando el mito del “ femenino” en el cos, especialmente aquellos dedicados a la re- régimen de Vichy, hace un interesante análi- producción. sis que ilumina la comprensión de las asocia- Carlos de Abreu enfatizaba que el aumen- ciones entre maternidad y género femenino, to de la natalidad era la raíz de cualquier po- reproducción y Estado en el Brasil. Esta auto- sibilidad de crecimiento para la raza y para la ra muestra cómo la caída de la natalidad fue nación. Este sería el factor indispensable para identificada en los inicios de la década de que las preocupaciones eugenésicas se volvie- 1940 -conjuntamente con la prostitución y ran iniciativas efectivas. Abreu decía, con re- del alcoholismo- como uno de los síntomas ferencia a eso: de “decaimiento nacional” francés. Esta con- junción de problemas habría sido la gran res-

53 ÍCONOS 28, 2007, pp. 47-57 Fabiola Rohden ponsable por la derrotas de Francia en la gue- sin duda el fundamento mas sombrío de la rra de 1940 (así como en la de 1870). En el sobre producción del ‘eterno femenino’ en régimen de Vichy, la caída de la natalidad se ese momento de crisis” (Mu e l - Dre y f u s volvería una cuestión política todavía más 1996: 115). fuerte. La política de familia y natalidad sería c o n ve r tida en el remedio que permitiría La autora describe cómo se refuerza en ese transformar el clima moral de Francia marca- momento la imagen de la maternidad como do por la unión libre, abandono de la familia, destino femenino, especialmente a partir de divorcio, egoísmo conyugal, aborto, livian- los discursos médicos, con especial relevancia dad sexual y libertinaje. La familia es, desde entre ginecólogos, obstetras y puericultores, esta perspectiva, la célula principal de la so- que combinaban eugenesia y política natalis- ciedad. La nación no es un agrupamiento de ta. Según Muel-Dreyfus: individuos, pero sí de familias. Es preciso en- tonces tomar medidas que la refuercen, como “Ese lazo orgánico entre medicina de las mu - el combate al aborto, al divorcio y el trabajo j e res, eugenesia y política natalista, que jamás existió en los países anglosajones femenino, además de incentivos a las familias donde la eugenesia reivindicaba neo-malt- grandes y privilegios a los jefes de familia. Las husianismo y el birth control, confiere a los organizaciones y movimientos feministas que discursos de los hombres de ciencia france- procuraban defender los derechos de las mu- ses, médicos y demógrafos, sobre la ‘natu- jeres fueron severamente atacados porque in- raleza’ femenina, una carga de violencia tentaban destruir las características y las vir- simbólica inigualable” (1996: 86, subraya- tudes femeninas necesarias para la raza. do de la autora). Los discursos sobre “las mujeres en el hogar” y la natalidad se han vinculado siem- Una idea presente permanentemente en este pre a los peligros para la raza, amenazada por discurso era que la reproducción no pertene- la caída de la natalidad y por la inmigración cía a la esfera de la vida privada sino que era (especialmente de los judíos en la década de de interés nacional. Era con base a esto últi- 1940). Como los inmigrantes indeseables, el mo que se debía limitar la educación de las feminismo también ha sido percibido como niñas, proteger la institución del matrimonio algo que viene de fuera: una creación extran- e impedir el divorcio. Las generaciones futu- jera nefasta a los intereses franceses. En con- ras estarían agradecidas por este emprendi- traste, la verdadera mujer francesa ha sido miento médico-estatal. Otra concepción re- identificada con la tradición y la conservación currente era la de un retorno a la naturaleza. de la raza y de las costumbres del país. Según La civilización era identificada como respon- la autora: sable por una serie de males, como la propa- gación del control de la natalidad y las tenta- “La apelación a la natalidad y a la materni- tivas de emancipación femenina. Era preciso, dad francesas se inscriben en una visión entonces, retornar a un mundo más próximo política que repiensa la historia reciente en a la naturaleza y la mujer aparecía como un términos de la invasión y de la polución elemento relevante en este proyecto. Al final, por elementos extranjeros inadmisibles por también se afirmaba que ella siempre estuvo, el cuerpo. La construcción de una imagen oficial de la feminidad, centrada en la ma- cuando no desvirtuada por la civilización, ternidad, está en parte ligada a la construc- más próxima al mundo natural. Y era propio ción del extranjero, naturalizado o no, “de la naturaleza femenina” del ser madre, ga- como amenaza a la salud nacional. Esto es rantizando el patrimonio hereditario de la pa-

54 ÍCONOS 28, 2007, pp. 47-57 Medicina, estado y reproducción en el Brasil de inicios del siglo XX tria el permanecer en el mundo doméstico, además de aspectos relativos a una redefini- reafirmando las relaciones sociales ya estable- ción del papel de la medicina en la sociedad, cidas (Muel-Dreyfus 1996). especialmente de la medicina de la mujer y de A partir de su análisis, Mu e l - Dre y f u s la niñez. También en el Brasil, la cuestión de (1996) sugiere que el mito del eterno femeni- la raza y del futuro de la nación fueron las no fue extremadamente poderoso en las ten- bases a partir de las cuales se intentó elaborar tativas de reorganización de una nación en un discurso y una práctica que envolvían la crisis. Las justificaciones éticas, sociales y po- definición de la mujer como presa al único líticas que sustentaron las reformas empren- destino “natural” de la maternidad. La dife- didas por el Estado francés a partir de 1940, rencia es que en Brasil los enemigos eran incluyendo trabajo femenino, escolarización, otros; o mejor dicho: el gran enemigo era la política familiar y sanitaria, estuvieron basa- degeneración racial colocada a partir de la das en el mito del eterno femenino, o sea, en mezcla de las razas que constituían el país; la idea de que existe una naturaleza o esencia además, es claro el peligro representado por femenina eterna, impermeable a la historia y las dolencias que pululaban desde la ciudad a que puede funcionar como garantía para la la región y de la imagen de que un extenso te- sociedad. El punto central del argumento de rritorio aún estaba por ser poblado. la autora es mostrar cómo la percepción sobre La “cuestión racial” era debatida en la lo masculino y lo femenino estructuran el época a partir de una serie de aspectos, como imaginario y la organización de toda la vida la degeneración proveniente de la prolifera- social; en otros términos, cómo el orden de ción de la sífilis, del alcoholismo o de otros los cuerpos constituye una dimensión funda- “flagelos sociales”. Uno de los aspectos más mental de orden político. Y en este sentido, el tematizados por los intelectuales brasileños retorno a la base biológica de las diferencias fue el de la “mezcla racial”, como describió consideradas naturales entre los sexos y la Mariza Correa (1998) en Las ilusiones de li - consecuente definición de destinos masculi- bertad12. La autora muestra cómo la medicina nos y femeninos irreductibles sirven a la ela- y la ciencia social estaban conectadas entre los boración de ideologías políticas, como la ho- exponentes de la llamada Escuela Ni n a mogeneidad nacional francesa. Rodrigues, y enfatiza que desde mediados del Revisando esta descripción no se puede siglo XIX la cuestión de la raza (principal- dejar de pensar en el caso de Brasil. También mente a través del prisma de la inclusión o ex- aquí las definiciones sobre la naturaleza feme- clusión de las masas en la vida política del nina y la reproducción precisan ser analizadas país y en la constitución de la nación) era una a partir de su inserción en los escenarios so- preocupación constante. Comenzando por ciales y políticos. Me refiero a la constante va- Silvio Romero y Nina Rodrigues, se desarro- lorización de la maternidad y de la infancia lla una mirada científica sobre el pueblo bra- en las primeras décadas del siglo XX, en un sileño, inspirada en el determinismo biológi- contexto que articula una serie de factores co tan en boga en la ciencia de la época. A tra- entre los cuales se puede destacar la ascensión vés de la raza se podría llegar a una definición de la ideología nacionalista, la presencia de las de la nación y proponer las mejores formas de ideas eugenistas (relacionadas en el caso del ordenamiento social. Los análisis mostraban Brasil con el racismo), la propagación de los recursos de control de la natalidad, los movi- 12 Ver los trabajos de Seyferth (1989, 1996, 1997) que trata también de la cuestión de la inmigración. Más mientos de emancipación femenina y la en- específicamente sobre la cuestión racial del punto de trada de la mujer en el mercado del trabajo, vista de los eugenistas, ver Stepan (1990).

55 ÍCONOS 28, 2007, pp. 47-57 Fabiola Rohden que la igualdad formalmente anunciada con la necesidad de educar a la mujer para el buen la proclamación de la República y la aboli- cumplimiento de su “destino natural”. Pero ción no tenía respaldo en datos científicos. A se trata de una educación concebida, en pri- partir de Nina Rodrigues, lo que se propone mer lugar, como un reaprender, a partir de la son formas de regulación de la población ba- medicina, de su “papel original”. Por otro sadas en la tutela de aquellos considerados in- lado, se indica que cualquier iniciativa en el feriores y menos responsables por sus actos13. sentido de promover el “desarrollo” de la En contraste con lo que Mu e l - Dre y f u s mujer pasaría no por la consideración de sus (1996) define como el miedo del extranjero derechos, sino por lo que ella representa en que se cristalizaría en Francia en la década de términos de la propagación de la especie y del 1940, en Brasil la amenaza sería de una “inva- progreso de la nación. Es la obsesión por el sión interior”, como dice Correa (1998: 169). mejoramiento de la raza la que viabiliza una El negro y los misóginos re p resentaban un pe- cierta reconsideración de la función femenina l i g ro potencial, tanto por las características en la sociedad. Esto implica asumir, no los biológicas que propagarían cuanto por una es- cambios, sino una especie de mayor valoriza- pecie de contaminación cultural en las otras ción de lo que representa la mujer para la pro- razas. Los mestizos, así como otras categorías creación y educación de los hijos14. Por eso se intermediarias o ambiguas como viejos, ado- cree que es preciso producir más y mejor, y lescentes y homosexuales, eran especialmente que las mujeres deben ser mejor educadas. estudiados. So b re ellos recaía de manera con- Pero esto no pone en discusión la idea de que densada la aprensión re l a t i va a la necesidad de la función principal de la mujer es procrear. establecer las fronteras entre lo civilizado y lo La diferencia es que en ese momento la re- b á r b a ro, ya que en la medida en que eran producción se transforma en un asunto de in- “m ezc l a d o s” podrían esconder sus peligro s a s terés público cada vez mayor. Exagerando los d i f e rencias. La definición clara de estas dife- contrastes, se podría decir que si en el siglo rencias era fundamental para la implantación XIX la mujer había sido responsable por los del orden social (1998: 81-197). hijos, el marido, la familia, ahora ella se con- Para concluir, podemos decir que la cues- vertía en la responsable del perfeccionamien- tión de la raza, tan insistentemente citada por to de la raza y futuro de la nación, una misión médicos y estadistas, estaba en el centro de los sin duda más significativa. debates (no sólo en los científicos) en las pri- meras décadas del siglo XX. El refuerzo de la noción de la necesidad natural de la materni- Bibliografía dad para la mujer también estaba atravesado por las aprensiones en cuanto al futuro del Abreu, Carlos de, 1941, “Aspectos locais de pue- país dadas sus condiciones raciales. A final de ricultura”, en Brazil Médico, Río de Janeiro, cuentas, la mujer era percibida como la gran p.247-252. responsable de la procreación y también de la Adams, Mark B, 1990, The wellborn science. educación de lo hijos. Eugenics in Ge r m a n y, France, Brazil, and Y es exactamente a partir de esta perspec- Russia, Oxford U. Press, New York/Oxford. tiva que los médicos van a insistir mucho en A. L. Duarte (1999:248-261) muestra cómo las iniciativas 13 Uno de los resultados a juntarse a esta concepción fue del Estado Nuevo en torno a la educación femenina la política de identificación elaborada científicamente se centraban en la preparación para la maternidad, las y utilizada en lo medios jurídicos y policiales (Cunha actividades domésticas y la formación de familias sa- 1998). ludables y respetables.

56 ÍCONOS 28, 2007, pp. 47-57 Medicina, estado y reproducción en el Brasil de inicios del siglo XX

Annaes Brasileiros de Gynecologia, 1936-1940, Río Ne ves Filho, Manoel Ta va r es, 1921, “Da de Janeiro. esterilização de anormais como pro c e s s o Bock, Gisela, 1983, “Racism and Sexism in Nazi eugênico”, Tese da Faculdade de Medicina do Germany: Motherhood, Compulsory Río de Janeiro, Río de Janeiro. Sterilization and the State”, en Signs Vol. 8, Rohden, Fabíola, 2003, A arte de enganar a No. 3, p. 400-421. natureza: contracepção, aborto e infanticídio na Borges, Dain, 1991, “The Catholic Church and primeira metade do século XX, FIOCRUZ, social medicine in Brasil: 1889-1930”, Latin Coleção História e Saúde no Brasil, Río de American Studies Association XVI Janeiro. International Congress, Washington. —————, Fabíola, 2001, Uma ciência da dife - Brazil Medico, 1887-1941, Río de Janeiro. rença: sexo e gênero na medicina da mulher, Carol, Anne, 1995, Histoire de l’eugenisme en FIOCRUZ, Río de Janeiro. France: les médecins et la procréation, 19ème. et Se y f e rth, Giralda, 1997, “A assimilação dos 20ème. Siècles, Seuil, Paris. imigrantes como questão nacional”en Mana Cifuentes, Rafael L., 1989, Relações entre a Igreja Vol. 3, No. 1, Río de Janeiro, p. 95-131. e o Estado, José Olympio, Río de Janeiro. —————, 1996, “Construindo a nação: Correa, Mariza, 1998, As ilusões da liberdade: a hierarquias raciais e o papel do racismo na escola Nina Rodrigues e a antropologia no Brasil, política de imigração e colonização”, en M. EDUSF, Bragança Paulista. Maio y R. Santos, editores, Raça, ciência e Cunha, Olívia M. G., 1998, “Intenção e gesto: sociedade, FIOCRUZ/CCBB, Río de Janeiro. política de identificação e repressão à vadia- —————, 1989, “As ciências sociais e a gem no Río de Janeiro dos anos 30”, UFRJ / questão racial”, en J. Silva, P. Birman, y R. Programa de Pós-Graduação em Antropologia Wa n d e r l e y, editores, Ca t i ve i ro e liberd a d e , Social, Tese de doutorado, Río de Janeiro. UERJ, Río de Janeiro. Duarte, Adriano L., 1999, Cidadania e exclusão: Schneider, William, 1982, “Toward the improve- Brasil 1937-1945, Ed. UFSC, Florianópolis. ment of the human race: the history of eugen- Fonseca, Cristina M. O., 1993, “A saúde da ics in France”, en Journal of modern history, criança na política social do primeiro governo Vol. 54, p.268-291. Vargas” en Phycis Vol. 3, No. 2, p. 97-115. Scapini, José, 1978, A liberdade religiosa nas Grossmann, Atina, 1995, Re f o rming sex: the constituições brasileiras, Vozes, Petrópolis. German movement for birth control and abor - Silva, Alexandre S. R. da, 1997, “A creança brazi - tion reform (1920-1950), Oxford U. Press, leira, futuro da nação: infância, educação e hi- Oxford. giene mental na Primeira Re p ú b l i c a” en Ligiero, Manoel, 1930, “Algumas considerações Cadernos do IPUB, No. 8, Río de Janeiro, p. s o b r e o neo-malthusianismo como fator 99-112. eugênico”, Tese da Faculdade de Medicina do Stepan, Nancy L., 1990, “Eugenics in Brasil Río de Janeiro, Río de Janeiro. (1917-1940)”, en M. B. Adams, editor, The Mello, José Rodrigues da Graça, 1911, “Da wellborn science. Eugenics in Germany, France, justificação dos meios anticoncepcionais Brasil, and Russia, Oxford U. Press, New temporários na profilaxia moral”, Tese da York/Oxford. Faculdade de Medicina do Río de Janeiro, Río Vilhena, Mario Alcantara de, 1919, “Da de Janeiro. continência e seu fator eugênico”, Tese da Muel-deyfus, Francine, 1996, Vichy et l’éternel fé - Faculdade de Medicina do Río de Janeiro, Río minin. Contribuition à une sociologie politique de Janeiro. de l’ordre des corps, Seuil, Paris.

57 ÍCONOS 28, 2007, pp. 47-57 Crítica literaria y discurso social: feminidad y escritura de mujeres Literary Criticism and Social Discourse: Femininity and Women’s Writing

Gilda Luongo y Alicia Salomone Doctoras en Literatura Chilena e Hispanoamericana (Universidad de Chile)

Email: [email protected] [email protected]

Fecha de recepción: febrero 2007 Fecha de aceptación y versión final: abril 2007

Resumen Este trabajo desarrolla un análisis metacrítico de la recepción literaria de escritoras latinoame- ricanas (1900-1950), estableciendo un diálogo entre el discurso crítico, el discurso social y nuestra resignificación de los textos de las autoras. En este marco, definimos tres figuras que constituyen representaciones intelectuales “posibles”, “problemáticas” e “imposibles” para la crí- tica, las que abarcan desde la representación legitimada de la mujer-madre, a la más conflictiva de la feminista y/o la mujer trabajadora, hasta llegar a la figura censurada de la mujer lesbiana.

Palabras claves: crítica literaria, discurso social, literatura latinoamericana, escritura de mujeres, género.

Abstract In this article we propose an analysis of the reception of Latin American women’s writers (1900-1950). First, we establish a dialogue between critical and social discourses, and then we relate these discourses with our interpretations of female texts. In this context, we study three female images in the critical discourse: the acceptable representation of the woman-mother, the more critical of the feminist and the woman-worker, and, finally, the censured image of the les- bian-woman.

Keywords: Literary criticism, social discourse, Latin American literature, women’s writing, gender.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito, mayo 2007, pp. 59-70 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Gilda Luongo y Alicia Salomone

Escritura, recepción y de que la crítica no sólo recoge imaginarios producción del sentido ajenos sino que, como otras discursividades sociales, también contribuye a gestarlos. Así, a indagación metacrítica sobre la re- en nuestra opinión, durante las primeras dé- cepción de la obra de las escritoras la- cadas del siglo XX, junto al discurso médico, L tinoamericanas de la primera mitad el político, el psicológico-filosófico o el reli- del siglo XX es una labor que nos parece ne- gioso, el discurso de la crítica literaria tam- cesaria. Si bien en algunos casos la crítica ac- bién contribuyó a convalidar a la maternidad tual, particularmente la que se orienta desde como el eje y norte de la identidad femenina.1 perspectivas teóricas feministas, ha descons- Ac o rde con esta perspectiva, el discurso truido las imágenes monumentalizadas con crítico suele aplaudir en los textos de mujere s las que por décadas se asoció a nuestras escri- la re p resentación de la mujer-madre o de la toras, nos parece, sin embargo, que esa tarea que aspira a serlo, como ocurre con los de está lejos de haber sido terminada. En primer c i e rta Gabriela Mistral y María Luisa Bombal. término, porque esa reevaluación aún no al- Del mismo modo, valora positivamente otras canzó sino a unos pocos casos. En segundo imágenes femeninas que no contradicen lo lugar, porque todavía no disponemos de estu- hegemónico, como la de la mujer-niña (en dios que permitan transitar desde las figuras Delmira Agustini o Norah Lange), la casade- individuales hacia las escritoras como sujeto ra apasionada pero casta (en Juana de colectivo, es decir, como participantes de una Ib a r b o u rou y Lange) y la de la madre fru s t r a- comunidad intelectual sobre la que ellas mis- da devenida en madre simbólica a través del mas reflexionaron tanto en textos como en magisterio (Mistral). Frente a estas figuras le- alocuciones públicas. gitimadas, sin embargo, aparecen otras que se Un primer interés que nos mueve es deve- sitúan más problemáticamente ante la crítica lar ciertas regularidades presentes en el dis- y el imaginario epocal, extendiendo y a la vez curso crítico, las que evidencian modos de tocando los límites de lo re p resentable. El l a s lectura preferencial sobre los textos y dejan son la imagen de mujer estéril, que muestra entrever las relaciones de poder que ligaron a Dulce María Loynaz, la que evita la materni- las escritoras con los críticos: unos sujetos, en dad (Victoria Ocampo), la madre soltera general varones, que desde distintos emplaza- (Alfonsina Storni), la que expone abiert a m e n- mientos leyeron, interpretaron, juzgaron y le- te el deseo erótico (Agustini, Storni y gitimaron (o no) el discurso de aquéllas. Por Bombal), la mujer-sabia (Ocampo, otra otra parte, nos interesa observar cómo la lec- Mistral), la mujer trabajadora (Storni, Ma rt a tura crítica ofrece otras tonalidades cuando es Brunet), la feminista (Storni, Ocampo), o la ejercida por las autoras para referirse a sus co- que apela a un lenguaje y visión de mundo legas o a la producción propia, desde una asociada con lo masculino (Brunet, St o r n i , práctica que, aunque generalmente no alcan- za carta de ciudadanía en la fratría de varones 1 Desde Marc Angenot (1998: 69 y ss.) definimos “dis- críticos, suele llevar inscrita una marca dife- curso social” como la totalidad de la producción se- miótica de una sociedad, lo que abarca tanto los dis- renciadora en términos sexo - g e n é r i c o s . cursos que emanan de los distintos campos de la pra- Finalmente, buscamos evidenciar cómo la xis social como la resultante sintética que define las crítica literaria está inmersa en un entramado maneras de conocer y significar lo conocido. El dis- simbólico heterogéneo que codifica identida- curso literario es parte de esa discursividad mayor y, por ende, puede analizarse desde las relaciones de sin- des y mandatos para la palabra y el actuar fe- cronía e intertextualidad que establece con los otros menino. Esto lo afirmamos desde la hipótesis discursos.

60 ÍCONOS 28, 2007, pp. 59-70 Crítica literaria y discurso social: feminidad y escritura de mujeres

Mistral). Sin embargo, aún podríamos ir aún buscó fortalecer “la raza” en pos de objetivos más allá y descubrir esas otras figuras femeni- estatales crecientemente interesados en mejo- nas que, rozando la frontera de lo abyecto en rar la performance laboral de las masas.2 Por su configuración identitaria, quedan invisibi- otra parte, la función materna fue mítica- lizadas. Esto es lo que sucede, por ejemplo, mente consagrada mediante el modelo maria- con la sexualidad homoerótica que se filtra en no de la madre-virgen, el que, en su traduc- la escritura de Te resa de la Parra e incluso en ción laica, reificó la imagen de la madre dese- c i e rta Mistral; una alternativa que se ubica rotizada, cuyos intereses se subsumían en la por fuera de lo tolerable y decible en la trama dedicación al marido, el hogar y los hijos. De simbólica de una modernidad que nace signa- forma paralela, se satanizaron las contracaras da por el patriarcalismo y el conserva d u r i s m o. de esa feminidad idealizada: entre ellas, a la Atendiendo a lo dicho, lo que propone- mujer-mala (pública o erotizada) y a la mala- mos aquí es releer desde una perspectiva fe- madre, definidas como sujetos egoístas que, minista el discurso de la crítica literaria y, al eludiendo el deber de la maternidad, concen- mismo tiempo, hacer este ejercicio desde el traban sus energías en el mundo extra-hoga- diálogo con nuestra resignificación de los tex- reño, aspirando a disponer de sus cuerpos con tos de las escritoras. Así, buscamos desnatura- una liberalidad que sólo era concebible para lizar las asociaciones producidas entre discur- un sujeto masculino. La convergencia de estas so social y crítico literario, evidenciando los figuras en su desasimiento común frente al supuestos ideológicos que están en la base de maternalismo como al contrato socio-sexual las valoraciones estéticas. Por otra parte, tam- del matrimonio es lo que explica que, en el bién queremos acercarnos a las operatorias discurso epocal, las imágenes de la marima- conscientes o inconscientes que las autoras cho, la feminista y la garçona o lesbiana apa- pusieron en juego para articular un discurso recieran vinculadas, muchas veces desde una que, por lo general, tendió a tensionar y/o relativa transitividad. confrontar el horizonte de expectativas litera- El discurso de la crítica literaria, por su rio, resignificando lo que el discurso social parte, instaló modos de lectura de los textos instalaba como admisible respecto de la de mujeres que no discordaron con las direc- mujer y sus producciones simbólicas. trices del discurso genérico hegemónico. Siendo esto lo general, no es posible obviar que esa homogeneidad tendió a quebrarse en Discurso social y y a través de dos polos. Por un lado, desde las discurso crítico textualidades de las escritoras que, mediante estrategias y juegos enmascaradores, activaron Los discursos sociales de inicios del siglo XX lo que Julia Kristeva (1987) señala como una condensaron los lineamientos valóricos y éti- particularidad del lenguaje artístico: la posibi- cos que determinaron el lugar de la materni- lidad de hacer manifiestos los deseos reprimi- dad como eje de la vida de las mujeres en dos respecto de una experiencia que no tiene nuestra cultura, articulando la identidad fe- menina en y desde la construcción de la ma- ternidad. Donna Guy (1998) observa al res- 2 Al respecto Donna Guy (1998:234) señala que la ma- pecto cómo los discursos médicos entroniza- ternidad moderna comienza a evaluarse ya no sola- ron esa función diseñando políticas públicas mente por el número de hijos que una mujer puede entregar sino también por la buena crianza, colocan- de perfil eugenista, que promovieron una ma- do la devoción por los hijos por encima de la devo- ternidad educada y tecnificada con la que se ción al esposo. También cfr. Lavrin (1995).

61 ÍCONOS 28, 2007, pp. 59-70 Gilda Luongo y Alicia Salomone lenguaje.3 Por otro lado, desde una producti- te esa vivencia era la que las habilitaba para vidad crítica de mujeres que instaló nuevos trasponer a sus textos el dolor y la tragedia de enfoques sobre los textos de sus contemporá- su no-maternidad.4 neas. El segmento dominante de la crítica, sin Una variante dentro de estos imaginarios embargo, siguió privilegiando el hallazgo de es la que ofrece el crítico E. González Lanuza la hebra maternal y así contribuyó a destacar sobre Storni, quien, habiendo asumido públi- la pertinencia de ese rasgo en los textos de camente una maternidad en soltería, no hizo mujeres. En muchos casos, incluso la esterili- de ella un eje de su discurso literario. Y de dad biológica (un síntoma que podía enmas- hecho, puso en juego, con más énfasis que carar una falta de deseo que no podía ser evi- otras autoras, una política escritural que cues- denciada) apareció como el justificativo o tionaba el androcentrismo, al punto de hacer compensación de la dedicación a la literatura. ineludible la asociación entre una parte signi- Al respecto, el crítico Julio Saavedra Molina ficativa de su obra y el programa del feminis- advierte, a propósito de Mistral, el drama de mo.5 En este caso, para el crítico, el cuerpo dolor y locura de las mujeres estériles: femenino no puede funcionar como aval de la escritura pues resulta el locus de una confron- “¿Quién no las ha visto, inconsolables, ilu- tación ideológica que debe excluirse del sas, terribles de empecinamiento, hacer an- campo poético, entendido éste como el géne- tesala en las oficinas de todos los ginecólo- ro donde mejor se plasma la vocación de un gos? ¿Esperar, con fe redoblada, de manos artista puro. El cuerpo/texto de Storni, conta- de éste la concepción que no les dio el mé- minado por referentes inadecuados a un terri- dico anterior? ¿Entregar su cuerpo a las torio donde debe primar la limpieza y armo- más inconcebibles pruebas como en el éx- nía de la expresión, se le aparece como un tasis de un sagrado rito? Y cuando ya no hay más esperanzas, cuando las arrugas cuerpo desajustado que no puede ingresar le- asoman a las sienes llegar a la estoica sere- gítimamente en el ámbito de la producción nidad en que se declara, húmedos los ojos, de arte verbal: “su sexo constituía una traba”, ‘¿ya no seré madre?’. ¿Quién no las vio de concluye el crítico. hinojos ante una Mater Dolorosa, con la vista perdida en la eternidad, el rostro lívi- “[Alfonsina Storni] Sacrificó la poesía en do, las manos crispadas, martirizarse en la aras de su personalidad […] Y la Poesía se expiación de imaginaria culpa, para aplacar vengó con crueldad […] Mujer inteligente el cielo? ¿Quién, si las buscase, no las vería y fuerte, no logró realizarse como poeta poblando los manicomios?” (Sa a v e d r a por no haber sabido superarse a sí misma. Molina 1958: LXXIII). En sus mejores poemas aparece con regula- ridad fatal un elemento de impureza esté- Locas, culpables, extáticas, escenificando el tica, un residuo inorgánico no asimilado, masoquismo, las poetas no-madres, como él un prosaísmo que se enquista y resta vitali- juzgaba a Mistral, aparecen como las más do- dad a sus versos. […] Quizás pueda expli- carse teniendo en cuenta que Alfonsina tadas para la creación lírica, pues precisamen- empezó a escribir en un medio adverso, 3 Kristeva (1987) elabora el lugar de la maternidad como el que consagra la feminidad, y considera asi- 4 Ver Luongo y Salomone (2007). Saavedra Molina mismo que ésta puede ser analizada como una fanta- afirma que Mistral fue la única capaz, entre las poetas, sía del adulto, hombre o mujer, respecto de un conti- de crear “una poesía propiamente femenina”; “ningu- nente perdido, es decir, como la idealización de la re- na ha hecho oír la voz del instinto materno, del ins- lación ilocalizable que evoca un estado anterior a la tinto de la especie” (Saavedra Molina 1958: LXXII). formación del yo en la vida intrauterina. 5 Al respecto, ver el estudio de Alicia Salomone (2006).

62 ÍCONOS 28, 2007, pp. 59-70 Crítica literaria y discurso social: feminidad y escritura de mujeres

erizado de obstáculos para toda mujer que Figuras femeninas: pretendiera ser intelectual. Su sexo consti- de lo aceptable a lo tuía una traba. Aun teniendo genio, las di- ficultades de Alfonsina hubieran sido in- Queremos instalar ahora un debate triangular mensas. Tratándose de una escritora inteli- entre las proposiciones del discurso crítico, gente y batalladora como ella, el peligro los textos de las autoras y nuestras propias re- adquiría aspectos más solapados. Aceptó el significaciones sobre ellos, elaborando una reto, y ese fue su mayor mérito y su irrepa- serie de lugares posibles e imposibles de la de- rable error. Su mérito como mujer que supo tomarse los derechos que se le nega- cibilidad femenina. Ello, sin perder de vista ban. Su error como poeta, porque la poe- que estas subjetividades se configuraban en sía no puede servir para nada ajeno a sus un contexto social que vedaba en las mujeres propios fines. Menos aun puede servir de el lugar paritario por excelencia de la moder- válvula de escape para resentimientos per- nidad, el de la ciudadanía, lo que a su vez in- sonales: y en cada poema de la primera fluyó en el modo en que la crítica literaria ins- época de Alfonsina alienta, apenas reprimi- taló su empeño normativo y ordenador. Las do, el resentimiento contra el hombre y la representaciones que tomamos para nuestro obsesión del eterno masculino” (González análisis son tres. La primera es la figura do- Lanuza 1938:56-56). mesticable de la mujer-madre, o la mujer- mujer, que se construye hipertrofiadamente Este tipo de discursos son los predominantes femenina, y dócil a los mandatos normativos, en el caso de Storni, pero no fueron los úni- como suave, de ternura afable, temple asusta- cos y, en este sentido, es posible rescatar voces dizo, tono menor y profunda transparencia que recuperan desde un lugar otro su cuerpo en la expresión poética: una caracterización y su subjetividad. Al respecto, es elocuente la que la crítica observó en Gabriela Mistral, imagen con que la dibuja Mistral en un reca- Juana de Ibarbourou y Dulce María Loynaz. do de 1926, mostrándola en pocos trazos En este esquema, Juana es la que mejor se como una sujeto moderna y con gran expe- acomoda con esa imagen sin fisuras de la riencia de la vida: una típica habitante de esa mujer que, pasados los ardores juveniles, su- gran ciudad que ya era Buenos Aires, la que blima su sexualidad en el culto de la materni- probablemente había influido en el ritmo ágil dad y la domesticidad, para concluir su reco- de su habla y en la ironía que era propio de su rrido vital/textual en el recogimiento hogare- decir poético: ño y la piedad religiosa.6 Gabriela Mistral, esa mujer no-madre que es más madre que cual- “Mi Alfonsina de las cartas era egoísta, quiera, al decir de Saavedra Molina (1958: burlona y alguna vez vo l u n t a r i a m e n t e LXXII), sin embargo, nunca puede ser asimi- banal. En mi temor del encuentro había lada del todo en esa feminidad normativa no poco de miedo inconfesado […] El apuro duró poco […] Muy atenta a quien pues, incluso la crítica más tradicional, logra está a su lado, con una atención hecha de advertir que hay “algo” que se escapa y no en- pura inteligencia, pero que es una forma caja en lo esperado. Ello es lo que trasluce de afecto. Informada como pocas criaturas Raúl Silva Castro, en un comentario de 1935, de la vida […] mujer de gran ciudad que cuando viriliza el discurso de la poeta afir- ha pasado tocándolo todo e incorporándo- mando que “escribe con rudeza masculina y, selo. Alfonsina es de los que se conocen tanto por la mente como por la sensibili- 6 Ver el estudio de María Teresa Aedo sobre Juana de dad” (Mistral 1978: 37-38). Ibarbourou (Aedo 1996: 47-64).

63 ÍCONOS 28, 2007, pp. 59-70 Gilda Luongo y Alicia Salomone más aún, se muestra en la descripción de sus autora quien nos orienta en esta dirección al amores animada de un carácter de hombre”.7 aludir a su poesía como una expresión en Veamos ahora el caso de Dulce María tránsito, fugaz, en la que nada puede quedar Loynaz, a quien la crítica solía recomendar fijo: como evidencia de un tipo de expresión emo- cional típicamente femenina por su simplici- “Por la poesía damos el salto de la realidad dad y llaneza, en especial cuando se citaban visible a la invisible, el viaje alado y breve, los llamados Poemas sin nombre (1931). capaz de salvar en su misma brevedad la distancia existente entre el mundo que nos “VII: rodea y el mundo que está más allá de Muchas cosas me dieron en el mundo: sólo n u e s t r os cinco sentidos” (Loy n a z es mía la pura soledad” (Loynaz 1993: 1991:80). 106). A lo que agrega ciertos comentarios sobre el “XIV: conceptualismo y ascetismo que caracteriza- En la casa vacía han florecido rojos los ro- ría su escritura: sales y hecho su nido las golondrinas de alas agudas… ¿por qué dicen que está “Les diré sobre mi afán de concisión, voy vacía?” (Loynaz 1993: 108). podando el verso de lo que yo juzgo super- fluo hasta dejarlo más pelado que el gajo “XXII: seco del poema que acabo de leerles: a Apasionado y febril como el amor de una veces llego hasta a desaparecerlo totalmen- mujer fea” (Loynaz 1993: 109) te del papel” (Loynaz 1991: 95).

“LXXIII: Una segunda figura femenina que nos intere- ¿Y esa luz? sa relevar es la que surge en ciertos textos de - Es tu sombra…” (Loynaz 1993: 125) Agustini, Storni y Mistral, desplegando zonas expresivas en un lenguaje que no elude el Desde nuestro punto de vista, lejos de resul- cuerpo femenino en su potencial de una deci- tar simples, estos textos se nos revelan com- bilidad atrevida. Textualidad que se acerca a plejos y depurados estéticamente en un traba- lo que Luisa Muraro (1995) ha llamado la de - jo poético que aspira a crear una representa- cibilidad del cuerpo salvaje y que es posible ción sintética, momentánea e intensa, tanto asimilar a la emergencia del continente ma- desde la forma de la expresión como del con- terno, pero ahora desde la diferencia. En tér- tenido: una modalidad escritural que encon- minos de J. Kristeva (Collin 1991), de lo que tramos cercana al poetizar breve y condensa- se trata es de la recuperación de un lugar ar- 8 do del haiku japonés. De hecho, es la propia caico que remite a lo semiótico: un espacio donde reside la posibilidad del encuentro con 7 Comentario de Silva Castro en Estudios sobre Gabriela una simbólica de lo femenino que puede ar- Mistral, Santiago, Zig-Zag, p. 16. Citado en G. Rojo, marse como totalidad. Kristeva llama a esta “ Summa mistraliana”, http://www. g a b r i e l a m i s t r a l . u c h i l e . c l / e s t u d i o s / n o m a d i a s / g ro j o.html#7 [consulta del 09.02.07]. “lo que está sucediendo en este momento”. Así, el 8 Luis Corrales define al haiku como un poema breve, haiku clásico remite a la apreciación de un aconteci- sin título ni rima, que puede prescindir de mayúscu- miento que llama la atención del poeta, quien lo es- las y signos de puntuación, lo que lo acerca a los gé- piritualiza y eleva por encima de su trascendencia es- neros discursivos orales. Su contenido se liga a la eti- pecífica. http://www. e l r i n c o n d e l h a i k u . o r g / s e c 1 . p h p mología de la palabra haikai, que en japonés significa [consulta del 09.02.07]

64 ÍCONOS 28, 2007, pp. 59-70 Crítica literaria y discurso social: feminidad y escritura de mujeres operación la arqueología de la propia imagen, roza los valles, pues desde ella se pueden reunir los pedazos quema los picos, de un cuerpo dislocado, paralizando la frac- seca los pantanos... tura que impone el no soy, no puedo hablar, no sol sumado a otros soles... puedo relacionarme con otros. Frente a la femi- (tierras nuevas nidad dócil a que nos referimos en primer danzan a su alrededor). término, la creación poética que deriva de Mis piernas: esta segunda figura intelectual es alteradora crecen tierra adentro, para la crítica, pues no es simple ni suave, ni se hunden, se fijan; sencilla, en tanto lucha con el lenguaje bus- curvan tentáculos cando establecer una conexión con el conti- de prensadas fibras: nente prelingüístico. Así, esta segunda ima- robles al viento, gen suele obliterarse en un discurso crítico ahora: masculinista que la obstruye, borra y tacha. balancean mi cuerpo Para observar estas tensiones, es útil volver herido... sobre la poesía tardía de Storni, donde emer- gen configuraciones de subjetividades feme- Mi cabeza relampaguea ninas alternativas, y confrontar sus textos con los ojos, no me olvides la visión impugnadora que asume la crítica. se beben el cielo, tragan cometas perdidos Ob s e rvemos, por ejemplo, el poema estrellas rotas, “Ecuación”, del libro Mundo de siete pozos almácigos… (1934): Mi cuerpo: estalla, “Mis brazos: cadenas de corazones saltan de mis hombros; le ciñen la cintura. mis brazos: alas. La serpiente inmortal No de plumas: acuosos:… se le enrosca al cuello…” (Storni, 1999: planean sobre las azoteas, 349-350) más arriba… entoldan, se vierten en lluvias; Este texto, que constru ye una hablante viajera aguas de mar, y observadora que (re ) c rea el mundo desde la lágrimas, sal humana… imaginería poética, muestra una figura que ya ha roto con una imagen anterior de mujer Mi lengua: que, aunque por momentos es rebelde, suele madura…. doblegarse ante la mirada y el deseo del Ot ro. ríos floridos En este poema tardío, en cambio, la hablante bajan de sus pétalos. v u e l ve sobre sí misma desde el propio cuerpo fragmentado para resignificarlo simbólica- Mi corazón: mente desde la productividad poética. Así me abandona. emerge un yo que se nombra anafóricamente Circula desde un cuerpo re a p ropiado (m i s b r a zos, m i por invisibles círculos lengua, m i corazón, m i s piernas, mi c a b eza) y elípticos. pone en acto a una sujeto incardinada en Masa redonda, pesada, pleno dominio de sus poderes y goces huma- ígnea... nos. Una mujer que planea con alas como el

65 ÍCONOS 28, 2007, pp. 59-70 Gilda Luongo y Alicia Salomone

A l t a zor huidobriano, que se transfigura en Por su parte, desde una óptica afín al van- agua o en lágrimas, que tiene un corazón solar guardismo, E. González Lanuza no descalifi- y unas piernas que la enraízan a la tierra, ojos ca abiertamente las búsquedas escriturales de que atrapan imágenes que refulgen en su ca- Storni. Sin embargo, si por un lado parece va- b eza, una lengua madura que echa a correr pa- lorar positivamente la orientación de su re- labras como ríos floridos. En definitiva, una conversión estética, por otro lado la impugna sujeto femenina cuya vitalidad arraiga en un como un intento malogrado y tardío: como cuerpo que estalla en la epifanía de la cre a c i ó n . un gesto bien encaminado aunque imposible, La crítica epocal, sin embargo, no juzga destinado a caer en el vacío. favorablemente en Storni esta evolución poé- tica. Aferrada al deseo de encontrar en la es- “Rodeada por la admiración fervorosa de critura de mujeres esa naturalidad y transpa- un vasto sector del público […] tuvo el co- rencia que había prescrito tanto como alaba- raje de despreciar esa gloria fácil, y a sa- do, deplora en Alfonsina el abandono de su biendas de que se alejaba de sus admirado- poesía sentimental, a la vez que impugna la res, afrontó la certidumbre de su soledad, y recomenzó su poesía en una torturada bús- transgresión de crear una sujeto descentrada queda de expresiones inéditas, cerebrales la que reinscribe el cuerpo y el mundo. Por otra mayoría de las veces, durísimas de ritmo parte, frente al replanteo estético de la escri- casi siempre, ingratas, en todo caso para el tura, la mirada de la crítica tampoco es aco- inocente gusto de su anteriores amigos. En gedora. Una parte de ella, representada por ellas comenzaba laboriosamente a despun- Roberto Giusti, cuestiona su experimentalis- tar, ya demasiado tarde, la auténtica expre- mo formal, sosteniendo que carece de susten- sión de la gran poetisa que Alfonsina to propio y sólo obedece a un impulso imita- Storni pudo haber sido. Este gesto, más tivo de modas literarias vanguardistas, lo que que su obra, merece mi admiración y mi deriva en un proyecto extraviado y estéril: respeto” (González Lanuza 1938: 56).

“Debo decirlo como lo siento: esto ya no Concluiremos este análisis con una última fi- pertenece al dominio de la poesía [...] Bien gura femenina, a la que denominamos “im- veis que estamos en el círculo de las adivi- posible” (inasimilable) para el discurso litera- nanzas, frío ejercicio del ingenio que pide rio y social epocal, en función de que se la co- sin duda la colaboración imaginativa recla- difica como una orientación sexual anómala mada por Alfonsina en la explicación pre- que debe negarse o silenciarse. Por cierto, nos liminar, si bien ajeno a la poesía [...] pro- referimos a la sexualidad homoerótica o les- bablemente gusten también hoy a quienes biana, a la que la heteronormatividad impe- practican o alaban cierta poesía tortuosa rante ubica en el extremo más radical de la que nos obliga a ser zahoríes de las imagi- desviación ontogenética, en un lugar de naciones del poeta e iniciados en su nueva errancia sexo-genérica que es radicalmente magia; pero de mí diré que rechazo como proscripta en términos médico-científicos y verdadera poesía este cansado juego de alu- culturales, pues supone una forma abyecta o siones (advierto que alusión deriva de monstruosa de constitución del sujeto (Ben ludo, juego) y lamento que la querida po- 2000 y Butler 2001). Ahora bien, dado que, etisa de Ocre, haciendo del ingenio gala del en el contexto latinoamericano de la primera entendimiento y de la sutileza alimento del modernidad, la configuración de sujetos espíritu, se extraviara por esos caminos es- acordes a lo que demandaban las políticas tériles” (Giusti 1938: 388-390). modernizadoras y nacionalistas de nuestros

66 ÍCONOS 28, 2007, pp. 59-70 Crítica literaria y discurso social: feminidad y escritura de mujeres estados fue una tarea de primer orden, el des- (Hiriart 1988), como demostró Ana Teresa cubrimiento de ciertas escenificaciones de Torres (2006), evidencia huellas inequívocas prácticas sexuales no normativas en la pro- de una sensibilidad lesbiana, que se transpa- ducción escritural, inevitablemente nos con- renta a pesar de los recortes y fragmentacio- duce a la pregunta acerca del efecto que de- nes a que fueron sometidos los textos al mo- bieron tener estas representaciones literarias mento de su publicación. Por otra parte, sus en tanto creación de mundos posibles. En el ensayos de 1930 (De la Parra 1982), dedica- mismo sentido, también nos motiva indagar dos a relevar la influencia de las mujeres en la sobre cómo operó el sistema literario frente a formación del alma americana, también tra- esas textualidades que idearon desde esos suntan esas huellas a través de la construcción márgenes anómalos, interpelando las defini- de diversas figuras femeninas rebeldes que la ciones establecidas acerca del ser mujer o ser autora sitúa en escenarios estrictamente femi- varón. nocéntricos. Así aparecen, entre otras, Sor La reflexión en torno a esta figura imposi- Juana, inserta en una productiva cultura con- ble para el horizonte cultural y literario es aún ventual, y Manuela Sáenz, que lucha viril- incipiente y no exenta de polémica. Al res- mente junto a un séquito de guerreras revolu- pecto, es significativo el revuelo académico y cionarias. social que se viene generando en los últimos Estas marcas homoeróticas en la escritura años en Chile frente al supuesto lesbianismo de De la Parra, sin embargo, no son exclusi- de Gabriela Mistral.9 La crítica epocal ha de- vas de su escritura íntima o de esa zona más o jado pocas señales de estas presencias pero, menos periférica en su producción, como son cuando ellas son expuestas tras múltiples sus ensayos. Por el contrario, ellas vuelven a máscaras retóricas, ese erotismo que devela surgir en su prosa ficcional, donde se eviden- un cuerpo que se descentra del ideal femeni- cian tensiones sexo-genéricas que no pueden no y del poetizar esencialista esperado en las ser reducidas sin más dentro de los calces de sujetos, aparece como un tipo de pasión que la heteronormatividad. En su última novela, no puede ni debe evidenciarse. Para tomar las Las memorias de Mamá Blanca (1929), por palabras del crítico dominicano Ma x ejemplo, De la Parra vuelve a dar forma a un Henríquez Ureña respecto del poema “Una mundo feminocéntrico, situado al margen de confesión”, de la escritora cubana Nieves la ciudad, en una hacienda llamada “Piedra Xenes, de lo que se trata es de una pasión que Azul”; un espacio que es hegemonizado por “no es dable revelar al mundo” (Henríquez una madre sensible y creativa alrededor de la Ureña 1991:114). cual giran seis niñas pequeñas. En este esce- Más allá de las censuras explícitas, sin em- nario, el padre es dibujado como un hombre bargo, ciertas sexualidades ambiguas logran distante, en conflicto permanente con sus colarse (más o menos) veladamente en algu- hijas debido al deseo insatisfecho de tener un nas escrituras, como sucede con la de Teresa hijo varón, y además es parodiado una y otra de la Parra. Su escritura íntima, una serie de vez por la narradora debido a sus vanos ejer- diarios y su espistolario con Lydia Cabrera cicios patriarcales. Esta figura, no obstante, contrasta con la de otros personajes masculi- 9 Nos referimos a las derivaciones polémicas del libro nos que son presentados con rasgos positivos de Licia Fiol Matta (Gabriela Mistral: queer mother for y que presentan características usualmente li- a nation) y a la negativa de la Fundación G. Mistral a gadas al campo semántico de lo femenino. que ciertos textos de la poeta se incluyeran en la an- tología de literatura gay y lésbica, A corazón abierto, Entre estos últimos hay que mencionar al va- publicada en Chile por Juan Pablo Sutherland. quero Daniel, que con su canto hace produ-

67 ÍCONOS 28, 2007, pp. 59-70 Gilda Luongo y Alicia Salomone cir leche a las vacas, al peón Vicente Cocho- morias de Mamá Blanca se descubren ambi- cho, que es conocedor de los secretos de la güedades y mensajes codificados que invitan naturaleza, y al Primo Juancho, un sabio de- al lector(a) a completar el texto. Por nuestra sordenado que posee una concepción del co- parte, siguiendo esta incitación de Molloy, nocimiento que es más gozosa que práctica. descubrimos el juego transgresor de (de)vela- Pero, si bien las ironías y juegos de inver- miento que De la Parra lleva a cabo creando siones entre lo considerado femenino y mas- el personaje travesti de la niña/niño culino ya bastarían para poner en entredicho Violeta/Juan Manuel. Pero, al mismo tiempo, las jerarquías sexo-genéricas dentro del texto, profundizando en las significaciones posibles hay un personaje donde estos conflictos se ex- que nos sugiere esta figura, proponemos leer- treman hasta dejar en evidencia la transgre- la como una metáfora que puede dar cuenta sión. Y esto es lo que tiene lugar con la figu- de toda la escritura de Teresa de la Parra. ra de Violeta, la admirada hermana mayor de Como una suerte de puesta en abismo de una la narradora, quien, a diferencia de sus otras textualidad que expresa una subjetividad hermanas, no se define identitariamente transgresora, la que por eso mismo debió en- como una niña sino como un varón (Juan capsularse, infantilizarse, hiperf e m i n i z a r s e , Manuel) que habita el cuerpo de una niña para poder circular con cierta certeza en el (Violeta): circuito literario de su época.

“Si alguien llevó en su vida un nombre ina- * * * decuado ese alguien fue Violeta. Ella y la humilde florecilla del invierno eran dos Las relecturas feministas de las escritoras lati- polos opuestos. Siempre alerta, siempre noamericanas de la primera mitad del siglo dispuesta a reivindicar sus derechos y a fi- XX posibilitan hoy ejercicios críticos de gurar en primer término, desconocía la n u e vo tipo, pues, como señala Rosi Br a i d o t t i modestia. […] Yo creo que dentro del (2000), trabajando desde “la estructura si- cuerpo de Violeta se alojaba el espíritu de tuada del conocimiento”, la retícula concep- Juan Manuel el Deseado, y era ésa la razón tual del género y la teoría feminista nos poderosísima por la cual él no podía nacer: a b ren a otras experiencias posibles frente a hacía seis años que andaba por la tierra dis- los textos. La crítica literaria contemporánea frazado de Violeta. El disfraz inadecuado a las autoras que estudiamos sólo concibió lo encubría tan mal que todo el mundo lo aludir a sus producciones como aquéllas que reconocía…” (De la Parra 1997:38-39). p o rta ban una marca esencializada ord e n a d a por el andro c e n t r i s m o. Nu e s t ro ejercicio in- Sylvia Molloy (1997) ha llamado la atención dagatorio, en cambio, procura re s i g n i f i c a r l a s sobre el modo en que la crítica epocal dio la desde un diálogo entre esas escrituras prime- bienvenida a estas memorias de infancia que ras, las escrituras segundas o críticas que se parecían revertir la orientación crítica que la f u e ron adosando a ellas, y también con las autora había ofrecido en su primera novela: p e r s p e c t i vas críticas contemporáneas. En t re Ifigenia (1924), un texto que cuestionaba la éstas, la nuestra intenta ahondar en esa sin- b i e n a venturanza del matrimonio hetero s e- gularidad polisémica que está presente en xual y que había provocado polémica en los estas escrituras, pues pensamos que es pre c i- c í r culos conserva d o r es de Ve n e zuela y samente esa polisemia, que la historia litera- Colombia. Sin embargo, como adviert e ria silenció por largo tiempo, la que hoy me- Molloy, tras su inocencia aparente, en Las me - rece ser re c u p e r a d a .

68 ÍCONOS 28, 2007, pp. 59-70 Crítica literaria y discurso social: feminidad y escritura de mujeres

Bibliografía González Lanuza, Eduardo, 1938, “Ubica- ción de Alfonsina”, Sur 50 Nro 50 (1938), Aedo, María Teresa, 1996, “Hablar y oír – Buenos Aires, pp. 55-56. saber y poder. La poesía de Juana de Giusti, Roberto F., 1918, “El dulce daño, por Ibarbourou desde Las lenguas de diamante Alfonsina Storni”, en Nosotros, Año XII, hasta Mensajes del escriba”, en Re v i s t a Tomo XXIX. Chilena de Literatura No. 49 Universidad Guy, Donna, 1998, “Madres vivas y muertas. de Chile, Facultad de Filosofía y Los múltiples conceptos de la maternidad Humanidades; Departamentos de litera- en Buenos Aires”, en Daniel Balderston y tura y lingüística, Chile. Donna J. Guy, editores, Sexo y sexualidades Angenot, Ma rc, 1998, In t e rd i s c u r s i v i d a d e s . en América Latina, Paidós, Buenos Aires- De hegemonías y disidencias, Universidad Barcelona-México. Nacional de Córdoba, Córdoba. Henríquez Ureña, Max, 1991, “Dulce María Ben, Pablo, 2000, “Cuerpos femeninos y Loynaz y la poesía femenina en Cuba”, en cuerpos abyectos. La construcción anató- Pe d r o Simón, compilador, Va l o ra c i ó n mica de la feminidad en la medicina ar- Múltiple Dulce María Loynaz, Casa de las gentina”, en Fernanda Gil Lozano, Valeria Américas, La Habana. Silvina Pita y María Gabriela Ini, editoras, Hi r i a rt, Rosario, 1988, Ca rtas a Lyd i a Historia de las mujeres en la Argentina, Ca b re ra (Correspondencia inédita de Tomo I, Taurus, Buenos Aires. Gabriela Mistral y Teresa de la Parra), Braidotti, Rosi, 2000, “Las teorías de género Torremozas, Madrid. o el lenguaje es un virus”, en Sujetos nó - Kristeva, Julia, 1987, Stabat Mater. Historias mades, Paidós, Barcelona. de amor, Siglo XXI, México. Butler, Judith, 2001, El género en disputa. El Lavrin, Asunción, 1995, Women, Feminism, feminismo y la subversión de la identidad, and Social Change in Argentina, Chile, and PUEG-UNAM, México. Uru g u a y, 1890-1940, Un i versity of Collin, Francoise, 1991, “Sobre el amor: con- Nebraska Press, Lincoln and London. versación con Julia Kristeva”, en Debate Loynaz, Dulce María, 1993, Poesía completa, Feminista No. 4, Epiqueya, México. Letras Cubanas, La Habana. Corrales Vasco, Luis, “Historia del haiku” en —————, 1991, “Mi poesía: autocrítica”, h t t p : / / w w w. e l r i n c o n d e l h a i k u . o r g / s e c 1 . p h en Pedro Simón, compilador, Valoración p [consulta del 09.02.07] Múltiple Dulce María Loynaz, Casa de las De la Parra, Teresa, 1997, Las memorias de la Américas, La Habana. Mamá Blanca, Edición crítica coordinada Luongo, Gilda y Salomone, Alicia, 2007, por Velia Bosch, Universitaria, Santiago “Discurso y maternidad: entre mandato y de Chile, 2ª edición. (des)obediencia. Poetas latinoamericanas a —————, 1982, Obra (narrativa, ensayos, comienzos del siglo XX”, en Sara Beatriz cartas), Biblioteca Ayacucho, Caracas. Guardia, editora, Literatura e historia de Fiol Matta, Licia, 2002, A queer mother for mujeres en América Latina. Actas del III nation. The State and Gabriela Mistral, Simposio Internacional, CEMHAL, Lima. University of Minnesota Press, Minnea- Mistral, Gabriela, 1978, “Algunos semblan- polis (MN). tes: Alfonsina Storni”, en Roque Esteban

69 ÍCONOS 28, 2007, pp. 59-70 Gilda Luongo y Alicia Salomone

Scarpa, compilador, Gabriela piensa en..., tral: su vida y su obra”, en Gabriela Mi s t r a l , Andrés Bello, Santiago de Chile. Poesías Completas, Aguilar, Ma d r i d . Molloy, Sylvia, 1997, “Foreword”, en Teresa Salomone, Alicia, 2006, Alfonsina Storni: mu - De la Parra, Las memorias de la Mamá jeres, modernidad y literatura, Corregidor, Blanca, Edición crítica coordinada por Buenos Aires. Velia Bosch, Universitaria, Santiago de Storni, Alfonsina, 1999, Ob ras completas, Chile, 2ª edición. Poesía, Tomo I, Paidós, Buenos Aires. Muraro, Luisa, 1995, “El orden simbólico de Sutherland, Pablo, 2002, A corazón abierto. la madre”, en Debate Feminista No. 12, Geografía literaria de la homosexualidad en Editorial Riuniti, Madrid. Chile, Sudamericana, Santiago de Chile. Rojo, Grínor, 1997, Dirán que está en la glo - Torres, Ana Teresa, 2006, “La mutilación de ria: (Mistral), FCE, Santiago de Chile. la memoria: los papeles privados de Teresa ______“ Summa mistraliana”, en de la Parra”, en Márgara Russotto, editora, h t t p : / / w w w. g a b r i e l a m i s t r a l . u c h i l e . c l / e s t u- La ansiedad autorial. Formación de la auto - d i o s / n o m a d i a s / g ro j o.h tml#7 [consulta ría femenina en América Latina: los textos 09.02.07] a u t o b i o g r á f i c o s, Equinoccio Un i ve r s i d a d Sa a vedra Molina, Julio, 1958, “Gabriela Mi s - Simón Bolívar, Caracas.

70 ÍCONOS 28, 2007, pp. 59-70 Reinados de belleza y nacionalización de las sociedades latinoamericanas Beauty contests: Nationalizing the Latin-American Societies

Ingrid Johanna Bolívar Ramírez Profesora Asistente, Departamento de Ciencia Política, Universidad de los Andes, Bogotá

Email: [email protected]

Fecha de recepción: febrero 2007 Fecha de aceptación y versión final: abril 2007

Resumen El objetivo de este artículo es contribuir a la discusión sobre género y nación en Latinoamérica a través de la descripción y el análisis de algunas facetas del Concurso Nacional de Belleza en Colombia en la primera mitad del siglo XX. El texto resalta tres cuestiones. Primero, las formas conflictivas que asume la identidad en el proceso de construir la nación. Segundo, el concurso de belleza como una modalidad de vida pública y civilizada de las mujeres. Tercero, la disputa por el liderazgo social implícita en el reinado como tal. Finalmente, el artículo explica que los reinados son campos interesantes para investigar cómo las sociedades latinoamericanas experi- mentan y enfrentan la transformación de los criterios de distinción social.

Palabras clave: concursos de belleza, nación, identidad, nacionalización, Colombia.

Abstract This article discusses certain relationships between gender and nation in Latin America by both describing and analyzing some features of the Concurso Nacional de Belleza (National Beauty Contest) in Colombia in the first half of 20th century. The text raises three issues. First, the conflicting forms that identity takes in the process of constructing nations. Second, that the beauty contest is a way of life for women that is both public and civilized. Third, the dispute over social leadership implicit in the contest itself. Finally, the article explains that the reigns of the winners are themselves interesting ways to understand how Latin American societies are both experiencing and facing transformations in the criteria marking social distinctions.

Keywords: Beauty contest, nation, identity, nationalizing societies, Colombia.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito, mayo 2007, pp. 71-80 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Ingrid Johanna Bolívar Ramírez

l objetivo de este artículo es contribuir muestran que la dicotomía público-privado a la discusión sobre género y nación puede ocultar las formas ambiguas de partici- E en Latinoamérica a través de la des- pación de “m u j e r es distinguidas” en el cripción y el análisis de algunas facetas del mundo público. El texto afirma que el reina- Concurso Nacional de Belleza en Colombia do de belleza en Colombia deja ver algunos en la primera mitad del siglo XX1. El texto esfuerzos “modernizantes” de los grupos au- muestra que el Reinado Nacional de Belleza toconsagrados como elites, tanto como sus opera como espacio de producción de repre- propias resistencias aristocratizantes ante las sentaciones de lo nacional a través de la atri- transformaciones del nosotros nacional. bución de valores específicos a las mujeres y Las principales fuentes trabajadas en el es- grupos sociales que participan en ellos. Más tudio son los dos libros de presentación insti- específicamente, el texto describe cómo a tra- tucional del concurso, escritos para celebrar, vés de detalladas referencias a la belleza de las respectivamente, los sesenta y los setenta años candidatas tiene lugar un proceso político de del evento2 y las revistas semanales colombia- gran importancia: la escenificación del domi- nas Cromos y Semana publicadas en el perío- nio de un estamento y su naturalización a tra- do 1934-19593. vés del uso de los rasgos físicos como consta- tación de una pretendida valía moral innata. El texto sitúa este proceso político en un El reinado en Colombia: familias marco histórico más amplio que recuerda, en distinguidas y disputas por el nosotros general, las transformaciones características del proceso de formación de las naciones y el Una de las cuestiones más interesantes en hecho de que ellas van transformando muy torno al Concurso Nacional de Belleza en conflictivamente el papel de los antiguos esta- Colombia tiene que ver con la forma en que mentos y van incluyendo otros grupos socia- 2 El libro con el que se conmemoran los sesenta años se les (Elias 1994 y 1997, Weber 1997 [1922]). llama Las más bellas. Historia del Concurso Nacional de Además, el texto insiste en que eventos como Belleza (1994). El libro de los setenta años se titula el Reinado Nacional de Belleza en Colombia Las reinas (2004). Ambos han sido publicados por la Junta Organizadora del Concurso apoyados en infor- mación gráfica de la revista Cromos. El primero será 1 El artículo es parte de una investigación colectiva en citado como MB, el segundo como LR. marcha realizada por la autora junto con un equipo 3 El Concurso Nacional de Belleza en Colombia se hace del Museo Nacional de Colombia interesado en la por primera vez en 1934. Luego se reinicia en 1947 y construcción de un guión sobre la historia reciente del se hace cada dos años hasta 1959. Desde 1962 se hace país. Del equipo han hecho parte, además de la auto- cada año, y desde 1969 se transmite por televisión. La ra, Cristina Lleras, Juan Darío Restrepo, Luisa Duran Junta Organizadora del Concurso es una entidad pri- y Tatiana Vásquez entre otras personas. Además, el vada sin ánimo de lucro, pero a lo largo de toda la his- texto retoma los resultados de estudios sobre la cons- toria del evento han participado en ella políticos y trucción de la nación en Colombia, financiado por la funcionarios públicos de importante traye c t o r i a . Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Durante 1934 y 1969, la principal fuente de divulga- Los Andes (Bogotá) y publicado por el Ministerio de ción sobre el reinado fue la Revista Cromos, magazín Cultura de Colombia en la Colección Cuadernos de semanal que circula desde 1916. Una importante in- Nación (2001). Una versión anterior de este texto fue vestigación sobre las transformaciones de los ideales presentado como ponencia en el panel “Historia y del cuerpo y su relación con la modernidad en Cultura Política” en el XI Congreso Colombiano de Colombia utiliza sistemáticamente esta fuente y esta- Historia, Bucaramanga, agosto de 2006. Agradezco a blece que “por su precio, el volumen de sus ediciones, María Emma Wills por sus recomendaciones biblio- el contenido y el lenguaje, ha sido una revista de am- gráficas sobre el tema de género y nación y a los eva- plia circulación y asequible para un amplio sector de luadores de Iconos por invitarme a precisar mis argu- la población” (Pedraza 1999:22). De ahí que esta in- mentos. vestigación también la utilice sistemáticamente.

72 ÍCONOS 28, 2007, pp. 71-80 Reinados de belleza y nacionalización de las sociedades latinoamericanas las distintas fuentes definen el evento. En la interés del artículo ahondar en tales críticas, presentación que Teresa Pizarro de Angulo, que tienden a juzgar -desde las demandas de Presidenta Ejecutiva del concurso durante integración e inclusión actuales- procesos de más de 40 años, hace del concurso en el libro diferenciación y articulación social orientados Las Más Bellas (MB), se lee: por otra lógica. Aquí, más bien, resulta más interesante articular el predominio de una “No es una simple coincidencia el hecho identidad colectiva (determinada alrededor de que el Concurso Nacional de Belleza de del concurso) a la discusión sobre género y Colombia se inicie cuando el país se apres- nación en Latinoamérica. En efecto, las des- ta a vivir su etapa histórica verdaderamen- cripciones del reinado hablan de un nosotros te moderna, en los años treinta. Como cir- que se presenta a sí mismo como el nosotros cunstancia curiosa, podría decirse que el de los colombianos pero que tiene, al mismo Concurso es precisamente uno de los sig- tiempo, un carácter mucho más restringido: nos de la modernización de Colombia, y al mismo tiempo testimonio de esa moderni- el nosotros de unos grupos específicos. dad: el Concurso, que desde 1934 se lleva Norbert Elias (1990 y 1997) ha llamado la a cabo en Cartagena de Indias, ha sido tes- atención sobre el cambiante equilibrio entre tigo permanente de la evolución de los “el yo y el nosotros” y sobre el hecho de que gustos, de la moda, del turismo, de las for- la construcción de las naciones implicó la de- mas de entretenimiento, del papel de la rrota o más bien el alineamiento progresivo mujer y de otros aspectos vitales de nuestro de distintos tipos de nosotros que la antece- comportamiento social” (MB 1994: 7). dían y que ahora eran sumergidos en el noso- tros nacional. A tales grupos de preeminentes Diez años después, el actual presidente del en las distintas sociedades europeas del XIX reinado, Raimundo Angulo, ratifica ese lazo les parece evidente que ellos son los represen- entre el evento y la historia moderna del país tantes de la nación, el nosotros que tiene res- afirmando que “durante los últimos 70 años petabilidad. Sólo mediante intensos conflic- el Concurso Nacional de Belleza ha ido de la tos el nosotros del estamento superior va a mano de nuestras costumbres y de los hechos dejar de coincidir con el nosotros nacional y que han marcado la historia del país. Este va a empezar a incluir otros grupos sociales4. libro es un recuento de esos hechos y cos- Estos señalamientos ayudan a comprender tumbres mirados a través de la belleza de la sin anacronismos de qué hablan los represen- mujer colombiana” (LR 2005: 23). Ambas descripciones del evento subrayan 4 Norbert Elias ha trabajado con mucho detalle estos su conexión con la historia del país, con pro- procesos. Especialmente ilustrativo es su estudio sobre cesos específicos de transformación de la so- los conflictos entre el “canón de una clase superior” en ciedad nacional y, de manera más reveladora Alemania y los esfuerzos de sectores burgueses en torno al “nosotros” nacional. Ver especialmente su di- aún, con aquello que los presidentes del even- gresión sobre “Historia política y cultura política” en to denominan, respectivamente, “aspectos vi- el libro de Los Alemanes (Elias 1997) y “Cambios en tales de nuestro comportamiento social” o de el equilibrio entre el yo y el nosotros” en La sociedad de los individuos (Elias 1990). Reconstruyo con deta- “nuestras costumbres”. Ambos directivos en- lle estos planteamientos porque nos ayudan a replan- fatizan el pronombre “nosotros”, el posesivo tear la discusión historiográfica clásica sobre el carác- “nuestro” y sin embargo la lectura minuciosa ter oligárquico o estamental de las naciones latinoa- de las fuentes revela lo que hoy algunos criti- mericanas y nos muestran que la construcción de un “nosotros nacional” exigió procesos de integración de carían como el carácter restringido o elitista regiones y de estratos que a veces se ocultan tras el del concurso en el periodo estudiado. No es el continuo predominio de un grupo sobre otros.

73 ÍCONOS 28, 2007, pp. 71-80 Ingrid Johanna Bolívar Ramírez tantes del concurso de belleza. Teresa Pizarro, cisamente como “hijas de las más notables e la presidenta del concurso por más de cua- ilustres familias colombianas”. Así por ejem- renta años, tiene razón cuando afirma que el plo, en la revista Semana del 1 de noviembre concurso “ha sido testigo permanente de la de 1947 se presenta a la Señorita Cauca como evolución de los gustos, de la moda, del turis- una dama de 20 años “por cuyas venas corre mo, de las formas de entretenimiento, del la sangre” de famosos próceres de la indepen- papel de la mujer”. Conviene preguntar quié- dencia o líderes políticos colombianos, nes eran los principales actores de esos cam- Francisco José de Caldas, José María Obando bios. ¿Qué grupos sociales pueden hacer de y Julio Arboleda, entre otros. Se insiste en que esas cuestiones un tema de socialización o de- ella “encarna la más pura aristocracia de una bate? Por supuesto sólo aquellos que no están estirpe que ha sobresalido por la distinción y ya directamente involucrados en la reproduc- hermosura de sus mujeres”. Se le describe ción material de la sociedad y que han “saca- como “alegre y sencilla, de temperamento ar- do” su reproducción como clase o como tístico”. Se comenta que “ejecuta el piano con grupo diferenciable de los circuitos estricta- especialidad y facilidad”. De la Pi e d a d mente -o más brutalmente- materiales. No Gómez Román, Señorita Bolívar 13 años interesa reproducir aquí una contraposición antes, la revista Semana decía: “nacida en entre lo material y lo simbólico, pero es im- Cartagena, de familias hondamente vincula- portante subrayar que la posibilidad de “dis- das a la historia de la ciudad legendaria, la frutar” de la moda y de contemplar “la evolu- muchacha elegida reina y Señorita Colombia, ción de los gustos” no es una cuestión que es alta y esbelta, se mueve con la cadencia de este abierta para todos los integrantes de una palmera de las mujeres compenetradas con la sociedad, sino una habilidad y una forma de vida del mar”. Advertía la revista que Piedad capital específica de la que disponen sólo al- “vio la luz en el aristocrático barrio de Man- gunos sectores sociales (Bourdieu 2000: 153). ga, en Cartagena” y que es una dama “suave, En esa dirección puede leerse que en la cándida y alegre (que) ama la lectura y la pin- misma presentación del evento citada antes, tura” (Semana 15-XI-1947: 5). Algo parecido doña Teresa Pizarro aclare que son familias se comenta de Beatriz Ronga Santamaría: desde “todos los puntos cardinales de “muchacha (que) por su aire aristocrático, pa- Colombia” las que “nos envían año a año sus rece princesa heredera de Inglaterra, pero es candidatas” y que “desde 1947, el Concurso más: Reina de Caldas” (Semana, 8-XI-1947). Nacional de Belleza ha tenido siempre un De la misma candidata se dice en otro nú- sentido de contribución a la paz y a la cohe- mero de la revista: “A la perfección de sus fac- sión del país, que hoy es más profundo y ciones, une esta niña un aire de distinción mucho más universal al vincular en su ejecu- que la asemeja a los retratos de las herederas ción y en su seguimiento a todos los sectores de las casas reales (…) Tiene los ojos rasgados, de la sociedad colombiana” (MB 1994: 7). recta la nariz, fina la boca, largo y arqueado el La revisión de las revistas semanales cuello de cisne”. Además, una hermana suya, Cromos y Semana nos ayuda a precisar de qué Yolanda, es la esposa de Gi l b e rto Alzate tipo de familias se trata y a comprender mejor Avendaño, importante político conservador el tipo de vinculación de los distintos sectores de mediados de siglo en Colombia (Semana sociales con el reinado. Los artículos que tales 15-XI-1947: 5). De la candidata Enriqueta revistas publican a propósito del concurso Guerrero Rodríguez, Semana recuerda que es abundan en detalles sobre la historia de cada “nieta del general Carlos J. Guerrero, antiguo una de las señoritas, a quienes se refieren pre- parlamentario y dirigente político, y uno de

74 ÍCONOS 28, 2007, pp. 71-80 Reinados de belleza y nacionalización de las sociedades latinoamericanas los hombres de más hermosa apostura que lo público y lo privado como eje de la domi- haya dado el sur de Colombia (…) Por línea nación de género. En la introducción a su materna es nieta del eminente ciudadano l i b ro sobre género y nación, Yu va l - Da v i s Pedro Rodríguez (…) tiene los ojos oscuros, (1997) llama la atención sobre las potenciali- perfecta la cutis, y una extremada gracia en el dades y las limitaciones de analizar las re l a c i o- p o d e r. Es apasionada lectora de ve r s o s” nes de género usando dicotomías como pú- (Semana 15-XI-1947). Tiempo después, Cro- b l i c o - p r i vado y civilización-naturaleza. La au- mos resalta algo parecido con la señorita Valle: tora no niega la desigual asignación de ro l e s que estas dicotomías implican para hombres y “Por eso es que al contemplar que sin apa- m u j e res. Sin embargo, llama la atención sobre sionamientos ni presiones, sin que se quie- el hecho de que tales contraposiciones pueden ra imponer pautas a un torneo donde sola- impedir o retrasar la comprensión de la com- mente se dan cita mujeres de elevadas con- plejidad de las relaciones entre hombres y diciones culturales, sociales y de grandes m u j e res de distintos grupos y en campos so- virtudes, nuestra mujer se lleve ese bien ga- nado cetro y esa bien elocuente corona de ciales determinados. Esta adve rtencia es muy la belleza” (Cromos 5-XII-953: 23). i n t e resante porque el análisis del re i n a d o como escenario de producción política mues- En el recorrido por estas fuentes sobresale el tra con claridad las limitaciones y ambigüeda- papel de los lazos familiares que sostienen a des de esas dicotomías. El reinado de bellez a cada una de las candidatas y el esfuerzo por re vela muy bien que las mujeres no están re- inscribirlos en una larga trayectoria de respe- cluidas, o por lo menos no del todo, en un es- tabilidad y preeminencia social. Las fuentes pacio privado, doméstico y natural. Más bien, consultadas recalcan permanentemente que c i e rtas mujeres participan de manera ambigua al reinado asisten hijas de “sangres antiguas, y discreta en la escenificación y naturalización vigorosas y delicadas” que hacen del evento del orden político predominante en la socie- un “gentil torneo” en el que sólo participan dad colombiana de mediados de siglo. hijas de los “eminentes” e ilustres y reconoci- El reinado es un evento público, lo cuál dos caudillos u hombres políticos. Estas alu- por supuesto no significa que esté abierto a siones a las mujeres que participan del con- todos bajo las mismas condiciones. Sin em- curso nacional dejan ver precisamente que el bargo, hay organizadores, actores principales contenido del nosotros nacional se limita al y espectadores. Las mujeres, las reinas, salen “nosotros de las familias” que tienen lo que de la privacidad de sus hogares familiares a Weber (1997 [1992]: 1063) denomina “po- encontrarse con las “nobles damas” y con las deres de dominio personal”. El honor, la res- “distinguidas hijas” de otras familias, pero petabilidad, la antigüedad como formación también salen a encontrarse con un pueblo social caracteriza a los estamentos. que las aclama. Las fuentes consultadas hacen un interesante y constante contrapunteo entre el reinado nacional de belleza y la vida El reinado: vida pública de “pública” o incluso “política”. Dice la revista mujeres de buena familia Semana (1-XI-1947): “las regiones todas de Colombia han olvidado la política y las preo- Además del carácter restringido o estamenta- cupaciones de menor importancia para dedi- rio de este nosotros nacional, la revisión de la carse con entusiasmo inusitado a la búsqueda forma como las fuentes caracterizan al re i n a - de sus más lindas mujeres”. Otro número de do invita a problematizar la dicotomía entre la misma revista señala:

75 ÍCONOS 28, 2007, pp. 71-80 Ingrid Johanna Bolívar Ramírez

“Una breve pausa se ha impuesto a la pre- “aquí no ha habido estado de sitio. Ha ha- ocupación política, a los debates tormen- bido las festividades tradicionales de ‘la tosos, a las polémicas sobre las 850.000 cé- Heroica’ pero sin el turismo de los años an- dulas falsas, a los viajes del señor Gaitán a teriores. En las mesas de los bares, en las las capitales, a las controversias de los mi- recepciones, las gentes hablan caballerosa- n i s t ros, con la proclamación que han mente de política. Nadie se exalta. Y si hay hecho los 14 departamentos del país, de algún conato de altercado, la sonrisa de sus respectivas reinas de belleza. Y durante una candidata que acierta a pasar disuelve una semana no aparecen en las primeras la neurosis. La disuelve momentáneamen- páginas de los periódicos tan sólo los retra- te” (citado en MB 1994: 30). tos de los grandes figurantes de la política” (Semana 8-XI-1947). La cita muestra muy bien el problema. Las mujeres no están escondidas en el terreno pri- En efecto, durante unas cuantas semanas no vado. Ellas están al lado de los hombres que aparecen los retratos de las grandes figuras hablan caballerosamente de política. Las mu- políticas, sino, y ese es el punto central ahora, jeres “adornan”, “engalanan”, tales conversa- de sus mujeres. Otro número de la revista co- ciones. Quizá no intervienen en ellas, pero menta que a las reinas el pueblo “les tributa ahí están. Incluso, como deja ver la cita, la be- los homenajes que solo rinde en momentos lleza de las mujeres aseguró el lugar de las fes- de efervescencia a los grandes caudillos de la tividades en medio de los conflictos políticos vida pública” (Semana 15-XI-1947). Los po- y partidistas que vivió el país por esos años. líticos no aparecen directamente, pero las re- Herbert Braun (2001) ha analizado ya el tipo vistas se encargan de contar cómo participan de comprensión de la política y de la sociedad en los eventos de elección y coronación de las que está implícito en los hábitos caballerescos candidatas departamentales e incluso qué po- de esta generación de políticos colombianos líticos de renombre consiguieron sus esposas convivialistas5 interesados en diferenciarse de en los eventos de coronación (Semana 7-XI- los políticos del siglo XIX. Él ya caracterizó 1955). Tales eventos suelen tener lugar en los los repertorios emocionales que hicieron de la clubes sociales más importantes de las capita- política colombiana de mediados del siglo les departamentales que operan a su vez como XX, la política de una sociedad señorial los centros de socialización política partidista (Braun 2001). Por su parte, Zandra Pedraza y como los espacios de encuentro y reconoci- (1999) ha mostrado cómo en la primera parte miento entre pares. Esos mismos caudillos o del siglo XX tienen una inusitada populari- figuras políticas fungen como maestros de ce- dad discursos sobre higiene, salud, cultura fí- remonias, como poetas o como encargados de sica, entre otros, que precipitan o preparan el coronar a las “gentiles damas”. Al hacerlo, tránsito de la cultura señorial a la urbanidad. estos hombres exhiben su cultura y dejan a un Lo que interesa aquí recalcar es que en ambos lado los avatares de su vida política. casos -las conversaciones políticas y los dis- En 1949, en pleno proceso de expansión cursos sobre cuerpo- las mujeres no permane- de lo que luego aprendimos a denominar en Colombia como “la violencia de los cincuen- 5 Braun (2001) explica que los políticos convivialistas t a”, el enviado del periódico liberal El eran aquellos que resaltaban su voluntad y su capaci- Espectador al reinado, Guillermo Cano, co- dad para argumentar y llegar a acuerdos. En esa vo- mentaba: luntad y esa capacidad depositaban aquellos políticos su diferenciación con los líderes partidistas de finales del siglo XIX que habían estado involucrados en va- rias guerras civiles.

76 ÍCONOS 28, 2007, pp. 71-80 Reinados de belleza y nacionalización de las sociedades latinoamericanas cen ocultas en lo privado sino que son exhi- propia distinción grupal y que debería probar bidas como prueba de la valía moral del la preeminencia social. grupo. Cuando Norbert Elias (1994) analiza la Las descripciones del reinado de belleza conflictiva amplificación del nosotros que se muestran la forma en la que el orden político citaba atrás, también aclara la importancia se entreteje, se alimenta y se camufla como que los signos objetivos tienen en la constitu- orden natural o inscrito en los rasgos físicos y ción de un grupo establecido o dominante y morales de las mujeres que son candidatas6. en la constitución de un grupo marginado. En el reinado, contrincantes políticos dejan a Signos objetivos que nuestras fuentes inscri- un lado sus diferencias y se aseguran mutua- ben en los cuerpos tales como “una nuca dis- mente el lugar de rivales políticos gracias ya tinguida”, “un porte elegante”, un “conjunto no a la contingencia histórica sino a la prue- armonioso”, una “altivez y estirpe de reina”. ba de que ocupan un lugar destacado y pre- Rasgos todos que tienden a convertirse en la dominante en sus distintas regiones; prueba señal natural que explica el propio predomi- inscrita en la belleza de las mujeres con las nio, el propio valor humano más alto y que que se casan o están vinculados en condición en ese sentido tienden a sacar de la historia la de padres y hermanos. Puede decirse, enton- explicación de la preeminencia del grupo ces, que la contraposición público y privado (Elias 1994: 113). Por esta vía el reinado na- no opera aquí como herramienta de indaga- cional deja que las mujeres defiendan, natu- ción útil pues el reinado es precisamente la ralicen y exhiban en la vida pública el grado “modalidad de vida pública” de unas “galan- de civilización que han alcanzado o del que tes mujeres” elegidas por su belleza. disfrutan de manera natural. De hecho, la Algo similar sucede con la contraposición modalidad de presencia de las mujeres en lo civilizado-natural. El “torneo de belleza” está público y la naturaleza civilizada que se les preñado de ambigüedades. En tanto “gentil imputa contribuye a la esencialización de lo contienda de belleza” se le da un gran lugar a nacional y de los rasgos de lo femenino a tra- “lo natural”. Sin embargo, lo natural aquí no vés de los cuerpos de las mujeres. está opuesto a lo civilizado, no es sinónimo de biología o de “lo físico”. La naturaleza es la virtud de las mujeres, su gusto por la poesía y La disputa por el liderazgo en la el arte, su virtuosismo en la interpretación del construcción de lo nacional piano. Lo “natural” en ellas es la civilización. La revista Semana del 11 de octubre de 1947 Como se mostró antes, en el reinado se dan lo aclara muy bien cuando señala que en el cita familias que exhiben orgullosamente su reinado el fallo consagra a “la mujer más pasado de preeminencia regional, que recal- bella, más espiritual y atractiva”. Por tratarse can en sus presentaciones los lazos que las une de un reinado de belleza puede objetivarse, a “eminentes” e “ilustres” políticos, intelec- convertirse en rasgo, aquello que constituye la tuales, médicos o líderes. En el evento, esas familias “ilustres” se ofrecen mutuamente el reconocimiento de pares, de contendientes 6 Zandra Pedraza (1999) ha explicado cómo funciona este mismo mecanismo de naturalización del orden dotados de una misión o una función directi- político y de asignación de atributos y valores a cada va específica. Eso, a pesar de que distintas his- uno de los sexos en el caso concreto de la sociedad se- torias del reinado recuerdan que el interés de ñorial colombiana y a través de una revisión exhausti- realizar un concurso de belleza nació como va de distintos tipos de fuentes, entre ellas, la revista Cromos. “una manera de vincular la alta sociedad” a

77 ÍCONOS 28, 2007, pp. 71-80 Ingrid Johanna Bolívar Ramírez

“las clásicas festividades populares del 11 de en “fiestas de toda la nación”. En sus recien- noviembre, en que los cartageneros se lanzan tes publicaciones sobre la Encuesta Folclórica fraternalmente alegres a las calles, a celebrar Nacional y el cambio de las sociedades cam- todos los años el aniversario de su indepen- pesinas colombianas, Renán Silva (2006) ha dencia” (Semana 7-XI-1955, MB 1994:17). comentado los procesos de transformación de Tal señalamiento permite recalcar que el rei- la autoridad y la distinción social implícitos nado se afianza como parte de la disputa por en el cambio de naturaleza y organización de el liderazgo y la preeminencia social de ciertos las festividades. En los cuestionarios de la grupos, en el contexto de las festividades pa- Encuesta Folclórica de 19427, Silva detecta el trias. Eso aún cuando las mismas fuentes y la desdibujamiento de las antiguas formas de ce- historia oficial hagan más énfasis en el “pro- lebrar orientadas por una matriz religiosa, así pósito humanitario” y el “compromiso social” como la emergencia de lo que se denominó, del reinado (MB 1994:7). bajo la República Liberal, como “fiestas mo- La alusión al liderazgo social en las festivi- dernas”. El mismo autor hace una referencia dades es de gran importancia pues recuerda a los reinados de belleza y comenta que aque- uno de los principales tópicos de discusión llos eran organizados “por las alcaldías con la entre los estudiosos de la formación del esta- ayuda de las damas socialmente importantes do y de la nación como procesos culturales y de las localidades” (Silva 2006: 234). entre quienes muestran los equívocos implíci- Es necesario, entonces, situar al reinado en tos en la separación entre cultura y política. un contexto más amplio que nos hable de la En su libro Legisladores e intérpretes, el soció- transformación de la manera en que se expe- logo Zigmunt Bauman (1997) analiza preci- rimentan y conceptualizan los vínculos socia- samente las transformaciones sociales y polí- les, en el marco de lo que Barman (1997: 97) ticas que permitieron la emergencia de la cul- llama las “batallas por el liderazgo público” , tura y las naciones como forma de clasifica- de lo que Elias (1994) considera campos de ción de los grupos. El autor reseña las inten- definición de las relaciones y el equilibrio de sas luchas políticas implícitas en la definición poder entre establecidos y marginados y, fi- de “cultura” y de “nación” y muestra cómo las nalmente, de lo que puede compre n d e r s e clases populares fueron progresivamente ex- como construcción de la nación en sociedades propiadas de sus posibilidades y capacidades específicas. Se enfatizan aquí los nexos entre para organizar las fiestas. Habla Bauman de la distintos rasgos del reinado, reseñados antes, conflictiva lucha por la autoridad social que y los señalamientos conceptuales de “ilustre s tiene como escenarios las festividades y que va rones europeos muert o s” para arrancar a los significaba principalmente el derecho a tener reinados de belleza de las lecturas folclorizan- la iniciativa social, a ser el sujeto de la acción tes tanto como de las lecturas condenatorias social. Derecho que, en sus palabras, las clases que impiden comprenderlo en tanto ritual de dominantes querían ahora -comienzos del p roducción y transformación de la pre e m i- siglo XIX en el contexto europeo- sólo para sí nencia política y social a mediados de siglo y mismas, y que tuvieron como resultado la re- en tanto espacio de articulación de las muje- ducción del “pueblo” a ser espectador de res a un proyecto político determinado. El re i- acontecimientos públicos, que ahora se con- ve rtían en despliegues espectaculares del 7 Un cuestionario que el Gobierno Nacional de poder de los poderosos y riqueza de los ricos Colombia en esos años envío a los maestros de los dis- tintos municipios y en el que les preguntaba sobre (Bauman 1997: 94). Fiestas y eventos que condiciones de vida, tipos de vivienda, ritos, tradicio- luego se van “nacionalizando” y convirtiendo nes, entre otras cosas.

78 ÍCONOS 28, 2007, pp. 71-80 Reinados de belleza y nacionalización de las sociedades latinoamericanas nado muestra a las mujeres como estandart e s participan de él, gracias a qué criterios y pa- de una pretendida modernidad. gando qué costos. La investigación sobre “la historia de misses” es de alguna manera “his- toria de naciones” (Pequeño 2004) y sobre Nacionalización y pedazos de historia todo historias no convencionales de los pro- cesos de nacionalización de las sociedades la- El sociólogo peruano Aníbal Quijano (2000 tinoamericanas. Más aún, para el caso de y 1993) se ha referido sistemáticamente a la Colombia, en la Encuesta Nacional de insuficiente o inacabada nacionalización de Cultura realizada por el Ministerio de las sociedades latinoamericanas. Ha mostrado Cultura en 2002, el Concurso Nacional de la en sus distintos trabajos cómo el carácter co- Be l l eza Colombiana fue elegido como el lonial de la modernidad ha impedido que en evento cultural más importante en el país el continente latinoamericano tengan lugar (Ministerio de Cultura 2002). Colombia es las transformaciones estructurales -materiales escenario de un sinnúmero de reinados regio- de hecho- que sostuvieron la nacionalización nales y temáticos que tienen lugar desde co- de las sociedades europeas. Ha mostrado con mienzos del siglo XX y que están muy asocia- detalle qué pasa con la monetarización de las dos a la conquista de la modernidad8. Asi- economías latinoamericanas, la etnificación mismo, una colonia de inmigrantes colom- de la fuerza de trabajo y la tendencia a con- bianos en Houston (EEUU) ha realizado por vertirnos en lo que no somos gracias a las ca- doce años consecutivos un concurso de belle- tegorías que predominan en las ciencias so- za titulado “Señorita Independencia de ciales. La investigación en curso sobre el rei- Colombia”, tiene su propio periódico y una nado de belleza en Colombia reconoce la im- constate alusión a lo que pasa en el concurso 9 portancia de esas preocupaciones sobre la nacional . morada material y las condiciones estructura- Para terminar puede recalcarse que los es- les que favorecen o hacen posible la naciona- tudios sobre género y nación en América lización de las sociedades latinoamericanas. Latina pueden alimentarse con los estudios Sin embargo, quiere llamar la atención sobre sobre reinados de belleza en estos países. En las modalidades de nacionalización de la so- ellos se detectan las intensas luchas de trans- ciedad implícita en eventos “banales” que, formación social y política implícitas en el como el reinado de belleza en Colombia, na- tránsito siempre inacabado entre sociedades turalizan y exhiben el dominio político como estamentales y sociedades de clase. Pe ro , e x p resión indiscutible de la pre e m i n e n c i a ¿quién está dispuesto a asumir que su domi- moral y social. De alguna manera, el artículo nio o su preeminencia depende de contin- sugiere que los límites estructurales a la na- cionalización de las sociedades latinoamerica- 8 La revisión de las fuentes ha mostrado la proliferación nas y la disputa histórica y política sobre el de reinados a comienzos del siglo XX. Reinas de los papel de las mujeres en el proceso necesitan estudiantes, de los trabajadores, de productos alimen- del estudio de la conflictiva nacionalización ticios específicos (papa, panela...). En un artículo ti- tulado “No hay trono pa’ tanta reina” y publicado en de los liderazgos políticos, comprensiones de la colección “Cien Años de Colombianidad” se esta- la belleza y la definición de las fuentes de blece que en el período que va desde 1904 hasta 1999 honor social. se han elegido en Colombia entre 12 mil y 15 mil rei- Los reinados de belleza ofrecen precisa- nas (El Espectador 1999). 9 El periódico empezó a circular en Houston en julio de mente la posibilidad empírica de observar 2006; es quincenal. Se llama CSIC News (ve r cómo se va ampliando el nosotros, quienes www.ciscolombia.org).

79 ÍCONOS 28, 2007, pp. 71-80 Ingrid Johanna Bolívar Ramírez

gencias y batallas políticas y no de la existen- Cuadernos de Nación. Ministerio de Cultura, cia natural de dones o rasgos especiales? Bogotá. ¿Quién está dispuesto a aceptar que la su- Bauman, Zigmunt, 1997, Legisladores e interpretes, Universidad de Quilmes, Buenos Aires. puesta descripción de las reinas en términos Bartra, Roger, 1987, La jaula de la melancolía. de “gallardía”, “altivez”, “nobleza”, “elegan- Identidades y metamorfosis del mexicano, cia”, “boca fina”, “cuello de cisne”, “ojos de Grijalbo, México. ensueño” revela valoraciones y normas sobre Billig, Michael, 1995, Banal Na t i o n a l i s m , Sa g e lo deseable además de valores morales con- Publication, Londres vertidos en rasgos físicos? ¿Quién puede acep- Bourdieu, Pierre, 2000, “Las formas del capital” en Poder, derecho y clases sociales, Editorial Desclée tar, aún hoy, las palabras de E. Hobsbawm de Brouwer, España. (1998: 21) de que “la historia no es una me- Elias, Norbert, 1997, Los alemanes, Instituto Mora, moria atávica ni una tradición colectiva. Es lo México. que la gente aprendió de los curas, los maes- ——, 1994, “Ensayo teórico sobre las relaciones tros, los autores de libros de historia y los edi - entre establecidos y marginados” en La civiliza - tores de artículos de revista y programas de te- ción de los padres y otros ensayos, Norma, Bogotá. ——, 1990 La sociedad de los individuos, Península, levisión” (resaltado nuestro)? Y es que el Barcelona. hecho de que hoy todavía podamos distinguir El Espectador, 1999 “No hay trono pa’ tanta reina” una mujer que tiene “un verdadero porte de Cien años de Colombianidad. Hechos y Personajes reina” (RC 19 XI 1962) (caminar sereno y se- del Siglo XX, Medellín, diciembre, p. 68-72. guro, confianza en sí misma y en la elegancia Pedraza, Zandra, 1999, En cuerpo y alma: visiones del y sobriedad de sus vestidos, sus adornos y su progreso y de la felicidad, Ediciones Uniandes, Bogotá. maquillaje) de una que no, debería alertarnos Pequeño, Andrea, 2004, “Historias de m i s s e s e histo- de la forma en que se reproduce en nuestros rias de naciones, Íconos, Revista de Ciencias Sociales corazones y en nuestros cuerpos una domina- No. 20, FLAC S O - Ec u a d o r, Quito, p. 114-117. ción política que se exhibe como cultura, Hobsbawm, Eric, 1998, Sobre la historia, Editorial como especial disposición para la pintura o la Crítica, Barcelona. poesía, como talento para disfrutar las artes y Ministerio de Cultura de Colombia, 2002, “Encuesta Nacional de Cultura 2002”, en Rafael no como inversión y trabajo para conseguir el Gu t i é r rez, compilador, Cu l t u ras simultáneas. predominio social. Lecturas de la Encuesta Nacional de Cultura de C o l o m b i a, Colección Cuadernos de Na c i ó n , Ministerio de Cultura, Bogotá. Bibliografía Quijano, Aníbal, 2000, “Colonialidad del poder, eu- rocentrismo y América Latina”, en Ed g a rd o Bolívar, Ingrid, 2005 “La construcción de la nación: L a n d e r, compilador, La colonialidad del saber: eu - debates disciplinares y dominación simbólica” rocentrismo y ciencias sociales, Clacso, Buenos Aire s . en Revista Colombia In t e r n a c i o n a l , No. 62, ——, 1993, “Colonialidad y modernidad-racionali- Departamento de Ciencia Política, Bogotá pp d a d” en Heraclio Bonilla, compilador, L o s 86-99. Conquistados 1492 y la población indígena de las ——, 2004, “El reinado de la belleza: descubrir la Américas. Te rcer Mundo Ed i t o res, Flacso y política en lo natural”, en Chloe Rutter Jensen, Ediciones Libri Mundi, Lima. editora, Pasarela Paralela. Escenarios de la estética Silva, Renán, 2006, Sociedades campesinas, transición y el poder en los reinados de belleza, Pontificia social y cambio cultural en Colombia, La carreta Universidad Javeriana, Bogotá. histórica, Medellín. Bolívar, Ingrid, Julio Arias y María de la Luz Yuval-Davis, Nira, 1997, Gender and Nation, Sage Vásquez, 2001, “Estetizar la política: lo nacional Publications, London. de la belleza y la geografía del turismo, 1947- Weber, Max, 1997 [1922], Economía y sociedad, 1970” en Ingrid Bolívar y otros, coordinadores, Fondo de Cultura Económica, Bogotá. Belleza, fútbol y religiosidad popular, Colección

80 ÍCONOS 28, 2007, pp. 71-80 Misses y concursos de belleza indígena en la construcción de la nación ecuatoriana Misses and Indigenous Pageants in the Ecuadorian Nation Building

Maria Moreno MA (c) Universidad de Kentucky, Departamento de Antropología

Email: [email protected]

Fecha de recepción: febrero 2007 Fecha de aceptación y versión final: abril 2007

Resumen Este artículo explora las dimensiones raciales, étnicas y de clase de los concursos de Miss Ecuador y de concursos indígenas de belleza. Estos eventos se prestan para analizar la persis- tencia de proyectos de blanqueamiento en algunas formas de representación de la nación ecua- toriana. El artículo pone en diálogo varios estudios sobre concursos de belleza para explorar las inclusiones y exclusiones en el canon de belleza predominante y en las alternativas al mismo.

Palabras clave: concursos de belleza, raza, género, etnicidad, Ecuador, globalización.

Abstract This paper explores the racial, ethnic, and class dimensions of both Miss Ecuador and indige- nous beauty pageants. These pageants are suitable for analyzing the persistence of blanquea - miento –whitening— projects in some forms of representation of the Ecuadorian nation. The article opens up a dialogue among diverse studies on beauty pageants in order to explore the inclusions and exclusions in the mainstream beauty canon and in its alternatives.

Keywords: beauty pageants, race, gender, ethnicity, Ecuador, globalization.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito, mayo 2007, pp. 81-91 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 María Moreno

Mientras haya reinas, habrá peones historia reciente del país y nos dan pistas (Graffiti en Quito)1 sobre algunos elementos relacionados a crite- rios de raza y clase que involucran al proyec- os concursos de belleza son espectácu- to nacional con el contexto transnacional. los en los cuales el cuerpo femenino se Los elementos blanco-mestizos, afro e indíge- L convierte en un operador simbólico na se incorporan de manera diferencial en la para ideologías y proyectos políticos más am- representación de la nación. Continúo con plios. Por lo tanto, estos eventos aparente- una discusión sobre la incorporación de lo in- mente inocuos pueden convertirse en arenas dígena de forma folklorizada, mientras sub- de lucha. En palabras de Roger (1999: 63): sisten formas de discriminación basadas en rasgos indígenas. Finalmente, el artículo exa- “la elección de una reina es […] una decla- mina concursos indígenas de belleza y cues- ración sobre la estructura social, en la cual tiona hasta qué punto las alternativas de fe- las colectividades se encuentran indexadas minidad que promueven estos eventos desafí- por sus representantes, y la relación jerár- an procesos de folklorización de lo indígena quica de las candidatas producida por el cuando lo nacional se representa en un cuer- modo competitivo del concurso es, al po femenino. menos hasta cierto punto, un reordena- miento clasificatorio de las relaciones entre las correspondientes colectividades”2. Clases medias, negritud y rosas: En este artículo exploro cómo los concursos representando al Ecuador en el de belleza son indicativos de la relación exis- escenario global tente entre distintas colectividades que for- man la nación ecuatoriana a través del análisis Al analizar los concursos de belleza de 1930, de concursos de belleza dominantes y mass- 1995 y 2004, Pequeño (2004: 115) sostiene mediáticos, y de concursos indígenas de belle- que a través de los eventos de belleza pode- za. En América Latina, como en otros lugare s , mos hacer un mapa de las representaciones a través de las imágenes del cuerpo femenino sociales y la imagen de la nación ecuatoriana. podemos ver el rol del género y la raza no Sigo sus pasos para comprender cómo la clase como elementos incidentales de los proye c t o s social (concurso de 1930), la raza (concurso nacionales, sino como “la esencia estética y los de 1995) y la globalización (concurso de componentes sensuales que explican cómo los 2004) juegan un papel en la negociación de la discursos nacionalistas se enraízan; cómo, en identidad de la nación. otras palabras, la noción abstracta de la na- La primera vez que el Ecuador envió una ción se incrusta en los dominios más íntimos representante a un concurso de belleza inter- del sentimiento, la emoción, la pasión y la vo- nacional fue en 1930. El evento despertó el l u n t a d” (Poole 1997: 166). interés del público pues lo que estaba en El artículo pone en relación varios estu- juego era la reputación del país. Las ocho fi- dios sobre concursos de belleza. En primer nalistas vinieron de Quito y Guayaquil, y no lugar, analiza dos concursos de Miss Ecuador de otras. Pequeño (2004) menciona que no se (1995 y 2004) que crearon controversia en la pensaba en ninguna mujer indígena o negra como una participante potencial de este even- t o. Las últimas dos finalistas eran de 1 Tomado de Pequeño (2004). 2 Las traducciones del inglés son responsabilidad de la Guayaquil. Una representaba a la clase aristo- autora. crática y otra a la clase media. El triunfo de la

82 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 Misses, cholas y concursos de belleza indígena en la construcción de la nación ecuatoriana finalista de la clase media fue interpretado cas integracionistas han pretendido que las como un reconocimiento de un proceso de poblaciones indígenas dejen atrás su identifi- movilidad social de las clases medias urbanas. cación étnica. El blanqueamiento ha sido el La identidad de la nación era impugnada por subtexto de los discursos sobre mestizaje. este grupo, que se encontraba consolidando Pero, en este concepto, el elemento afro esta- su presencia en los centros urbanos, sociales, ba ausente: “los afroecuatorianos constituyen políticos y económicos de poder (léase, las el otro por antonomasia, una suerte de abe- ciudades principales) desplazando la posición rración histórica, un ruido en el sistema ide- hegemónica de la clase aristocrática3. ológico de la nacionalidad, una polución del En este sentido, en el concurso de 1930, se banco genético, el único verdadero ajeno, el disputan y ponen en cuestión los asuntos de no ciudadano por excelencia; no son parte del clase. No fue hasta 1995 que la norma racial mestizaje” (Rahier 1998: 422). sobre los concursos de belleza en el país fue Rahier presta particular atención a la cons- develada. Hasta ese momento, las finalistas titución espacial de la sociedad ecuatoriana. habían sido blancas o mestizas, de Guayaquil Este orden racial/espacial considera a las ciu- o Quito, en ese orden. Sin embargo, en 1995 dades principales, Quito y Guayaquil, como Mónica Chalá, una afroecuatoriana, fue ele- el epicentro del que fluye la civilización a las gida como Miss Ecuador. La elección desató á reas rurales donde supuestamente residen los una gran controversia. Aparecieron inmedia- pueblos indígenas y afro. Esta es una topogra- tamente comentarios de todo tipo, desde al- fía cultural (Rahier 1998: 422) según la cual gunos francamente racistas, hasta reflexiones los diferentes grupos étnicos ocupan espacios académicas sobre el impacto de los movi- de diferente importancia para la nación: se mientos indígenas y afroecuatorianos en la asocia a los blanco-mestizos con los centro s construcción de un país multicultural y plu- urbanos, pueblos y ciudades de ma-yor im- riétnico. Estas reacciones sacaron al aire las p o rtancia económica y política, mientras que fracturas en el orden racial/espacial predomi- se relaciona a los indígenas y afro e c u a t o r i a n o s nante en el país (Rahier 1998). con espacios rurales marginales. La prov i n c i a Ecuador, como otras naciones latinoame- de Esmeraldas y el valle del Chota, re g i o n e s ricanas, ha recurrido en algunos momentos tradicionalmente afro, son vistas por las élites históricos al mito del mestizaje entendido blancas como lugares de violencia, perez a , como la mezcla de los componentes español e atraso y naturaleza no conquistada (Ibíd.). La indígena. Sin embargo, el mito no implica migración afro a las ciudades es descrita como que lo blanco se indianiza mientras que lo in- una calamidad, y como sostiene Rahier (1998: dígena se blanquea. Más bien, algunas políti- 424), la negritud “se ve de manera más nega- t i va cuando no se queda en sus lugare s”. 3 Aunque esta victoria sirvió a la clase media para afir- La topografía cultural con la que se imagi- mar su posición, también hubo controversia sobre la exposición pública del cuerpo femenino. Ana María na a la nación también influye en los concur- Goetschel cita un comentario editorial tejido con “cri- sos de belleza. La mayoría de las reinas electas terios tradicionales y socialistas” que considera que la han sido de las provincias donde las ciudades representación de “mujer bella” va en contra de la de Quito y Guayaquil están localizadas. Ef e c - esencia de mujer como ser romántico, madre virtuosa o mujer inteligente. La autora cuestiona el hecho de t i vamente, Mónica Chalá no re p resentó a una que las imágenes de mujer sean necesariamente con- de las provincias con concentración afro. En tradictorias entre sí y se pregunta quién tiene el poder realidad, ella nació en Qu i t o. Según una par- de decisión para determinar el significado de dichas imágenes, y ver qué connotaciones tienen éstas para ticipante de Cuenca, “una mujer negra similar las mujeres mismas (Goetschel 2004: 113). no hubiera ganado si hubiera estado re p re s e n-

83 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 María Moreno tando a Esmeraldas o cualquier otra prov i n- normas culturales de la belleza física (Barnes c i a” (Rahier 1998: 427). La opinión de esta 1997: 296). El caso podría ser que, para algu- candidata sugiere que fue la identificación de nos afroecuatorianos, la elección de Chalá Chalá con la capital, uno de los centros de la tenga una connotación similar, y que la in- topografía cultural de la nación, que la cata- corporación de estándares transnacionales de pultó al primer lugar. Rahier concuerda con belleza no haya dejado intocado al orden ra- este comentario, argumentando que la re i n a cial/espacial de la sociedad ecuatoriana4. no habló como una re p resentante del pueblo La relación entre el orden racial/espacial y a f roecuatoriano (Ibíd.). En cambio, se identi- lo transnacional se hizo aún más evidente en ficó con la cultura urbana y con el conjunto el concurso de Miss Universo de 2004, orga- del Ecuador; y siempre se refirió a la negritud nizado en Ecuador. En esa ocasión, las imá- como un color de la piel. No mencionó la dis- genes del país iban a ser transmitidas a una criminación y explotación que marca la vida audiencia de millones de televidentes en el diaria de la mayoría de los afro e c u a t o r i a n o s . mundo. Ganar la sede del concurso había La topografía cultural del Ecuador no está sido una estrategia del gobierno para promo- desligada de lo global, y por lo tanto se ve in- cionar al Ecuador y renegociar su posición fluida por las ideas de belleza producidas en marginal en el orden económico global las sociedades euro-americanas. Las imágenes ( Parameswaran 2004: 347). A Pe q u e ñ o transnacionales de los artistas y modelos afro (2004) le sorprende que esta vez el evento no en los videos musicales son transmitidas por estuviera seguido por una ola de reflexión pú- la televisión nacional y por cable. Estas imá- blica. Los medios enfatizaron la importancia genes presentan al cuerpo afro como un de mostrar lo mejor del Ecuador al mundo. medio para proclamar un estándar de belleza Los discursos de las autoridades públicas tra- racialmente diverso. Es esta negritud con la taron de obtener consenso a través de la idea cual se identifica Mónica Chalá, y no con la de la calidez de los y las anfitrionas, la belleza negritud ecuatoriana de Esmeraldas o Chota. de los paisajes y la rica tradición cultural de la Según Rahier, Chalá representa una forma nación. Pequeño argumenta que con la im- domesticada de negritud, dado que no desa- portante excepción de la manifestación de las fía los valores de la sociedad nacional y su mujeres indígenas, la mayoría de la crítica se orden racial/espacial: “a pesar de su piel oscu- limitó a espacios privados. Sin embargo, ra, no se identifica con los lugares tradicio- como ella misma muestra, algunas paredes en nalmente afro en la periferia del espacio na- Quito testificaron en contra de este silencio. cional ni con la privación experimentada por Los graffitis que aparecieron en Quito en ese los migrantes afroecuatorianos en Qu i t o” tiempo coincidieron con los posters de la (Rahier 1998: 428). Aunque concuerdo con marcha de mujeres indígenas: “Miss seria”, el concepto del orden racial/espacial de la na- “Miss Pobres”, “Miss TLC”5. ción ecuatoriana, considero que la elección de La gente de Quito6 experimentó senti- Chalá puede ser entendida como un elemen- mientos encontrados sobre los cambios en la to que rompe el vínculo esencialista entre raza blanca-mestiza y nación. En Jamaica, por 4 En la exposición “Afrodescendientes” presentada en el Museo de la Ciudad en Quito, entre el 28 de febrero ejemplo, el cambio de reinas de belleza blan- y el 29 de abril de este año, Chalá es reconocida por cas a reinas afro significó para la población su triunfo. afro-jamaiquina una validación de su digni- 5 TLC son las siglas del Tratado de Libre Comercio. 6 Aquí posiciono mi reflexión etnográfica como habi- dad y un reconocimiento de su valía a través tante de Quito para extender la discusión iniciada por del acceso a las instituciones que regulan las Pequeño (2004).

84 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 Misses, cholas y concursos de belleza indígena en la construcción de la nación ecuatoriana ciudad en preparación para el concurso. las nacionalidades indígenas, usualmente de Barrios enteros en las laderas adyacentes al la Sierra, pasando por alto los grupos de la centro histórico fueron pintados en tonos que Amazonía y la Costa. Sin embargo, para el combinaban entre sí. Era claro que las mejo- concurso de 2004, el vestido se asemejó a una rías se estaban realizando en las áreas de la estructura de campana hecha de rosas. Nadie ciudad que serían expuestas a la mirada inter- podía decir qué ideas trataba de transmitir. nacional. La superficialidad de los cambios se Era necesaria una explicación. Los diseñado- comparaba con la superficialidad del maqui- res aclararon que era una representación de la llaje. Esos mismos barrios carecen de algunos unión del Ecuador, pues tenía elementos cul- servicios básicos, pero lucían bien. Adicional- turales de las diferentes regiones del país. Sin mente, la limpieza de la ciudad incluía a sus embargo, enfatizaba el petróleo en su estruc- habitantes indeseados. Un graffiti decía tura negra, la fertilidad de la Amazonía con “¿dónde escondieron a los niños?” en alusión los elementos verdes del traje y la exportación al desplazamiento de niños y niñas de la calle no tradicional, a través de las rosas7. y de vendedores ambulantes fuera de aquellos Según Parameswaran (2004:367), las re- espacios de la ciudad donde las misses iban a presentaciones de la identidad nacional de las caminar. Esta es una de las contradicciones reinas de belleza globales ilustran cómo lo escondidas de los concursos que se realizan en global consolida su hegemonía a través de el sur de la ciudad, dado que estos eventos símbolos de lo nacional, y lo nacional recon- son usados en ciertas ocasiones para recolec- figura su legitimidad a través de afirmaciones tar fondos para proyectos dirigidos a estos de superioridad en el mercado global. La ima- niños y niñas. Se muestra a las reinas como gen de la nación, como argumenta Pequeño, mujeres con una compasión natural hacia los se redujo a un par de productos de exporta- niños (Oza 2001:1077). Puede ser que ellas ción, mostrando de esa manera un discurso no hayan sabido que, en Quito, su mera pre- oficial desesperado por adelantar un lugar sencia justificaba la violencia municipal hacia para la nación en el mercado global. En efec- los sujetos de su compasión. to, “Miss TLC” se había materializado en la Las mujeres indígenas rechazaron la inver- forma del traje típico. sión realizada para preparar el concurso, La oposición de las mujeres indígenas al mientras al mismo tiempo el gobierno se ha- concurso de belleza fue una manera de obje- cía de oídos sordos ante las necesidades ur- tar el proyecto neoliberal. Al mismo tiempo, gentes de una población masivamente empo- su oposición puso en evidencia ideologías ex- brecida. Fue una crítica a la agenda neoliberal cluyentes de clase, frecuentes en los concursos del Estado. Ecuador, como otros países, utili- de belleza. El concurso estaba dirigido a la zó el concurso de Miss Universo para promo- promoción de las clases urbanas medias y cionarse como destino para la inversión ex- altas (Pequeño 2004: 348). Las mujeres indí- tranjera (Oza 2001: 1071). genas develaron e impugnaron el orden ra- El traje típico de la Miss Ecuador que in- tervino en el evento destacó elementos rela- 7 Los diseñadores dieron una larga explicación sobre el significado de cada detalle del vestido. También enfa- cionados a recursos naturales y de exporta- tizaron en que el vestido fue ensamblado por hábiles ción del país. Tradicionalmente, los trajes tí- artesanos ecuatorianos. La intención de provocar una picos han apelado a una incorporación fol- unión nacional, en verdad se consiguió, no de la ma- klorizada de la diferencia étnica, ya sea en la nera que habían imaginado los diseñadores, sino en la crítica que originó entre los ecuatorianos. Cfr. Diario forma de referencia a un pasado mítico, El Universo, “Susana modela hoy traje típico”, 25 de atemporal, o en la forma del traje de una de mayo de 2004 (http://www.eluniverso.com).

85 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 María Moreno cial/espacial de la sociedad nacional que da talmente inelegible para determinados traba- prioridad a las elites urbanas, blanco-mesti- jos (Ibíd.: 147). En Lima, algunas mujeres zas. También pusieron al descubierto a un es- migrantes de la sierra peruana han optado tado-nación que ha abandonado anteriores por la cirugía cosmética para borrar los mar- políticas de modernización centradas en ali- cadores socialmente construidos de la dife- viar la pobreza y que, en cambio, enfoca sus rencia racial. Un medioambiente económico esfuerzos en un mercado que beneficia a unos inestable exacerba la competición en térmi- pocos. Sin embargo, la controversia sobre el nos de raza y género. Al realizarse una cirugía traje típico igualmente puede ser un síntoma de la nariz, algunas mujeres calman “el dolor de una crisis de representación en la sociedad de estar desempleadas, ser racialmente discri- ecuatoriana que se origina en cambios en las minadas, y/o consideradas sexualmente no relaciones de los grupos sociales del país. atractivas de acuerdo a los estándares domi- Específicamente, la controversia es indicativa nantes” (Ibíd.: 148). del lugar de los grupos indígenas en la na- Los cuerpos indígenas parecen estar social- ción, luego de los levantamientos y moviliza- mente construidos como no deseables u atra- ciones a partir de los noventa. c t i vos. La belleza, como sostiene Ba r n e s (1997: 293), no es natural, sino ideológica; “tiene un cierto tipo de cara, ciertos rasgos, Lo blanco es hermoso, lo negro es textura de cabello, color de ojos, forma de hermoso y lo indígena es el signo boca y labios”. Los concursos internacionales de interrogación de belleza han sido exitosos en construir las conexiones ideológicas que ligan la belleza y Hasta 1996, los concursos de belleza en la feminidad con la identidad grupal. Para- Ecuador habían estado dominados por con- meswaran (2004: 365) comenta que en la In- cursantes blancas y mestizas. Sin embargo, dia, mujeres con rasgos caucásicos pero con desde la elección de Mónica Chalá, se ha am- tono de piel marrón, oliva o crema son consi- pliado el canon de lo que se considera her- deradas hermosas. Esta supuesta hibridez ca- moso y digno de re p resentar a la nación. Este mufla la exclusión de otras mujeres hindúes, cambio responde tanto a la mayor visibilidad aquellas que son muy bajas, de piel muy os- de las organizaciones afroecuatorianas como cura, o de tallas grandes. De manera similar, a la circulación global de imágenes de belle- en Ecuador, las mujeres blancas, mestizas y za afro. negras pasan la prueba, siempre y cuando El canon de lo hermoso, sin embargo, pa- tengan ciertos rasgos. Quienes no pasan son rece seguir discriminando los rasgos asociados “demasiado indígenas”. Para una población a lo indígena. Un ejemplo de ello lo encon- con un importante componente indígena, tramos en otros contextos andinos, donde estos ideales exacerban las “ansiedades sinto- mujeres serranas de rasgos indígenas que mi- máticas del deseo por [llegar a la] belleza” gran a contextos urbanos encuentran que sus (Oza 2001: 1087-88). historias de migración exitosa pueden alcan- No es difícil ver por qué las poblaciones zar un techo de cristal al confrontar ciertos indígenas han rechazado la pretensión del marcadores materiales, por ejemplo una nariz mestizaje y “forjado una ideología indígena curva versus una nariz recta (Bañales 2005: que descentra lo blanco de una vez por todas” 137). En distintos contextos urbanos en los (Weismantel 2003: 346). Sin embargo, cuan- Andes, los caracteres culturales indígenas en do se trata de la belleza, se vuelve a ubicar a la lenguaje y vestido vuelven a una persona to- población indígena en una posición marginal

86 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 Misses, cholas y concursos de belleza indígena en la construcción de la nación ecuatoriana y se les pone en su lugar. En este contexto, cundario y subordinado. Los grupos indíge- ¿cómo entender los concursos indígenas de nas en algunas localidades resisten estos pro- belleza? Estos eventos tienen un proyecto de cesos constituyendo y fortaleciendo una iden- feminidad distinto. Impugnan una norma de tidad indígena a parte. belleza racializada recurriendo a un espectá- Roger (1999: 58) define la folklorización culo étnico altamente demandante, como ve- como un proceso en el cual un grupo social remos ahora. fija una parte de su ser de una manera atem- poral como una ancla para su propio carácter distintivo. Los concursos indígenas de belle- ¿Impugnando la folklorización? za, como otros concursos, pueden ser vistos Espectáculos de autenticidad como permutaciones de imágenes idealizadas de lo femenino en las cuales ciertos aspectos En algunos concursos locales o regionales de del ser mujer se consideran re l e va n t e s . b e l l eza en poblaciones con componentes Mientras que en los concursos blanco-mesti- mestizos e indígenas, tanto los concursos de zos el vestido tradicional es una parte más belleza mestizos como los indígenas forman bien trivial o para el entretenimiento, en los parte de las festividades religiosas y civiles. concursos indígenas es el elemento más im- Mientras que en los concurso de belleza mes- portante para constituir el ideal de ser mujer. tizos las participantes se visten como mujeres Lo que está en juego en esta representación es indígenas en el segmento de traje típico, en la autenticidad: las mujeres andinas son per- los concursos indígenas las participantes se cibidas como más indígenas, “y por lo tanto visten y bailan en las versiones más tradicio- vehículos aptos para la proyección de una nales de sus propios vestidos. Los concursos identidad étnica ya constituida que encuentra indígenas son eventos usados por los grupos su expresión más pura en ellas” (Roger 1999: indígenas para cuestionar las ideologías loca- 74). Las mujeres indígenas en América Latina les y nacionales sobre la superioridad blanco- c o n s t i t u yen el indígena prototípico, con mestiza. Roger (1999: 56) argumenta que mayor tendencia que los hombres a usar el estos concursos no están interesados en la be- traje típico y con menos probabilidad de lleza de la misma manera que los eventos tener relaciones -en todo sentido- con el mass-mediáticos. Más bien están preocupa- mundo exterior (McAllister 1996: 111, De la dos por modelos culturalmente específicos de Cadena 2000). persona para sus mujeres y para su cultura. Algunos autores que analizan concursos Las municipalidades con poblaciones in- de belleza en otras partes de América Latina dígenas se han apropiado de festividades y están de acuerdo con la idea de que los con- danzas indígenas y las han transformado en cursos indígenas evalúan a las participantes elementos de distinción local para atraer al según su autenticidad. Un concurso nacional turismo. En el concurso de belleza blanco- de belleza indígena en Guatemala, el Rabín mestizo, el uso del traje tradicional sirve para Ahau, convoca a candidatas de todo el país reconocer que lo indígena juega algún rol en que compiten en base a la autenticidad de la constitución de una identidad municipal raza, autenticidad de traje típico, expresión generalizable. Sin embargo, esta identidad se en su propio lenguaje, expresión en español, descarta en favor de lo blanco. Este es un pro- y autenticidad en bailar el son (McAllister ceso de folklorización a través de lo cual lo in- 1996: 106). En algunos contextos, el elemen- dígena se considera como un componente de to que define una representación auténtica es la identidad, pero se relega a un puesto se- la danza. En Nicaragua, por ejemplo, las po-

87 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 María Moreno blaciones indígenas locales usaron el concur- raza, haciendo de la “autenticidad” la única so de la India Bonita para reafirmar su con- apariencia apropiada para las mujeres indíge- trol sobre su herencia cultural. La apropia- nas (McAllister 1996: 123). En el concurso ción del baile de la marimba por parte de na- indígena serrano del Ecuador, el reto del per- cionalistas y especialistas en danza folklórica formance del discurso toma la forma del do- era vivida como un resquebrajamiento de la minio del quichua. La mejor actuación se ca- autoridad de la población indígena local en racteriza por evitar vocabulario y construccio- materia de cultura tradicional (Borland 1996: nes en español, y por preferir construcciones 81). Representar una versión auténtica de la gramaticales quichuas y vocabulario arcaico o marimba se volvió el centro de la lucha por la inventado en dicho idioma. Es una versión representación. del quichua que indica una participación en Comparando dos casos en el Ecuador, uno la comunidad de activistas a favor de la revi- en la Sierra y otro en la Amazonia, Roger talización cultural quichua, pero que es rara (1999) encontró que los concursos indígenas vez usada en la cotidianidad de la mayoría de difieren de manera importante de los concur- quichua-hablantes. sos blanco-mestizos. Mientras las preguntas Estos tipos de discursos, trajes y bailes son de estos últimos tiende a enfocarse en la ma- altamente normativos en tanto que suponen ternidad, carrera y romance, los temas de los el dominio de una versión formal de discur- concursos indígenas tienen un tono más deci- so, una versión metódica de baile, y una ver- didamente político. Es posible que las con- sión ilustrada del quichua. La ironía es que cursantes deban contestar preguntas referen- los concursos de belleza indígena constituyen tes a la importancia de las federaciones indí- un esfuerzo para normalizar y oficializar una genas para la sociedad ecuatoriana. De mane- identidad supuestamente en armonía con las ra similar, en el concurso de belleza maya realidades cotidianas de la población repre- mencionado anteriormente, los discursos de sentada: las participantes tienden a centrarse en recla- mos por la tierra, los derechos de las mujeres “Tal como los concursos de belleza en ge- y el racismo de los ladinos ( m e s t i zo s ) neral prescriben el rango de la expresión (McAllister 1996: 115). En ambas variantes femenina intentado llegar a un consenso sobre la belleza y el comportamiento ade- de los concursos indígenas, la ecuatoriana y la cuado, los concursos indígenas tratan de guatemalteca, los discursos juegan un rol cen- dar una determinada forma al ser mujer de tral. Esto contrasta con los concursos de be- las indígenas, e implícitamente a la identi- lleza mediáticos que “realzan la exhibición de dad indígena en general, en maneras que mujeres en calidad de mercancías, como ob- no son necesariamente aceptadas por la au- jetos femeninos que no hablan” (Parames- diencia” (Roger 1999: 58). waran 2004: 352). Aunque los concursos de belleza indígena Los pueblos indígenas experimentan un pro- impugnan una presentación de las mujeres ceso doble de folklorización, entre el concur- como objetos sin habla, los performances ver- so blanco-mestizo y una forma de etno-orien- bales establecen normas de expresión que di- talismo (Ibíd.: 72). En el concurso blanco- fieren de los usos cotidianos tanto de la au- mestizo, incluido el concurso nacional para diencia como de las mujeres mismas. El con- Miss Universo, las reinas vestidas como indí- curso de belleza maya restaura el orden sim- genas producen una incorporación del ser in- bólico del paradójico nacionalismo guatemal- dígena como un elemento constitutivo de la teco, que concreta la coyuntura de nación y municipalidad, la región o la nación. A través

88 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 Misses, cholas y concursos de belleza indígena en la construcción de la nación ecuatoriana de este performance, la municipalidad, la re- Conclusiones. Estándares normativos gión o la nación adquieren un carácter distin- para la incorporación de la mujer tivo en oposición a otras unidades al mismo en los proyectos dominantes nivel estructural, de una manera que no pone y alternativos de nación en peligro la posición de los grupos blanco- mestizos a ese nivel (Ibíd.: 73). La mediación Rahier (1998: 428) argumenta que el racismo de la identidad es realizada por un cuerpo fe- ecuatoriano está vivo y reinante. En los con- menino mestizo; por lo tanto, se proyecta un cursos de belleza, las mujeres son evaluadas de mensaje de unidad y trascendencia de la dife- acuerdo a criterios que emanan de modelos renciación étnica. El concurso indígena, por transnacionales de belleza. Sin embargo, estos otra parte, hace uso del cuerpo indígena fe- criterios se encuentran y unen con órdenes menino para representar un mensaje de sepa- racial/espaciales que definen el lugar compa- ración y autoafirmación. Sin embargo, el lla- rativo de diferentes grupos en los escenarios mado a la autenticidad no hace uso de las ex- locales, regionales, y nacionales. Al analizar periencias cotidianas de las mujeres indíge- concursos de belleza, podemos ver cómo los nas, sino más bien de un ideal del ser mujer cuerpos de las mujeres se usan para encarnar indígena que toma elementos de identidades ideas abstractas tales como la nación o el atemporales. El esfuerzo para recuperar una grupo étnico. En las sociedades latinoameri- tradición única vuelve objetos a los cuerpos y canas, la normativa de belleza todavía le per- prácticas de las mujeres. Es una representa- tenece en gran medida a los grupos blanco- ción totalizante de activistas de renacimiento mestizos, urbanos y de clases medias y altas. cultural que realizan demandas normativas Por lo tanto, la belleza comprende marcado- sobre las prácticas de aquellos a quienes su- res étnicos, de clase y geográficos de inclusión puestamente representan (Ibíd.: 75-76). y exclusión en el ideal de la nación. Las po- Esto no quiere decir, sin embargo, que las blaciones afroecuatorianas e indígenas son mujeres sean sujetos pasivos o ingenuos que arrojadas a la periferia de la nación, tanto en sufren el peso del racismo, el nacionalismo y términos de la construcción social que las liga el activismo étnico. Considero que aunque al espacio subordinado del campo con respec- Roger (1999) nos provee de elementos im- to a los centros urbanos blanco-mestizos, portantes para la comprensión de los concur- como en relación a la construcción social de sos indígenas, el autor no exploró el significa- la belleza y del deseo. do que dichos eventos tienen para las mujeres Los criterios de belleza de los concursos que son parte de los mismos. McAllister dominantes son difíciles de satisfacer no sólo (1996: 121), al contrario, se fijó en por qué para la mayoría de las mujeres ecuatorianas, las mujeres mayas participan en los concursos sino para la mayoría de las mujeres en el de belleza y encontró que sus intereses radi- mundo: delgadez y rasgos caucásicos, en dife- can en conocer a otras mujeres, y jugar con la rentes tonos de piel. Estos criterios se vuelven posibilidad de intercambiar momentánea- una pesada carga para las mujeres, dado que mente trajes típicos y actuar como reinas de las colocan en el terreno contradictorio de las belleza. experiencias vividas y las posibilidades reales, y las expectativas que surgen de ideales nor- mativos sobre el cuerpo femenino y su pre- sentación. El subtexto de blanqueamiento que todavía se encuentra presente en el pro- yecto del estado-nación ha sido, sin embargo,

89 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 María Moreno impugnado. La importancia de las protestas Bibliografía de los movimientos indígena y afroecuatoria- no ha hecho tambalearse al orden racial/espa- Bañales, Victoria, 2005, “The Face Value of cial. Igualmente, elementos provenientes de Dreams. Gender, Race, Class, and the los escenarios y mercados globales influyen en Politics of Cosmetic Surgery”, en N.X.M. y confluyen con otros los elementos presentes Tadiar y A.Y. Davis, editores, Beyond the en los ámbitos locales de la construcción de la frame: women of color and visual represen - localidad y la nación. tation, Palgrave Macmillan, New York. Las mujeres que pertenecen a grupos subal- Barnes, Natasha, 1997, “Face of the Nation. ternos, al igual que las mujeres que pert e n e c e n Race, Nationalisms, and Identities in a otros grupos de la nación, necesitan estar Jamaican Beauty Pageants”, en C. López a l e rta sobre las maneras en que el se impugna Springfield, editora, Daughters of Caliban. el blanqueamiento y los ideales prefijados del Caribbean Women in the Twe n t i e t h ser mujer. En lugar de escapar el proceso de fol- Ce n t u r y, Indiana Un i v ersity Pre s s , klorización, los concursos de belleza indígena Bloomington e Indianapolis. c o n s t i t u yen procesos de una doble folkloriza- Borland, Katherine, 1996, “The India Bonita ción, pues a la nacional se le añade la pre s e n t a- of Monimbó. The Politics of Et h n i c ción normativa de autenticidad. Ne c e s i t a m o s Identity in the New Nicaragua”, en C.B. reflexionar sobre la medida en la que los mo- Cohen, R. Wilk, y B. Stoeltje, editores, delos alternativos de feminidad, como los pro- Beauty Queens on the Global State. Gender, m ovidos por los concursos de belleza indíge- Contests, and Power, Routledge, Nueva nas, proponen opciones que no concuerd a n York y Londres. con las experiencias vividas de las mujeres indí- De la Cadena, Marisol, 2000, Indigenous genas. Como mujeres ecuatorianas necesita- Mestizos: the politics of race and culture in mos estar pendientes de cómo las constru c c i o- Cuzco, Peru, 1919-1991, Duke University nes de feminidad que nos apelan pueden estar Press, Durham. p ropiciando procesos que re f u e rzan exc l u s i o- Goetschel, Ana María, 2004, “Musas, ondi- nes basadas en la raza y la etnicidad. nas y misses: estereotipos e imágenes de las mujeres quiteñas en los años treinta del siglo XX” en Iconos, Revista de Ciencias Agradecimientos: S o c i a l e s, No. 20, FLAC S O - Ec u a d o r, Quito, p. 110-113. Mary Anglin y Karen Tice de la Universidad McAllister, Carlot, 1996, “Authenticity and de Kentucky leyeron versiones previas de este Gu a t e m a l a’s Maya Qu e e n”, en C.B. texto. Les agradezco sus valiosas sugerencias y Cohen, R. Wilk, y B. Stoeltje, editores, comentarios. Igualmente, por sus acertados Beauty Queens on the Global State. Gender, comentarios, reconozco la contribución de Contests, and Power, Routledge, Nueva quien realizara la crítica anónima de la revis- York y Londres. ta a la versión previa del texto. Oza, Rupal, 2001, “Sh owc asting In d i a : Gender, Geography, and Globalization” en Signs, Vol. 26, No. 4, p. 1067-1095. Parameswaran, Radhika, 2004, “Gl o b a l Queens, National Celebrities: Tales of Feminine Triumph in Post-liberalization In d i a”, en Critical Studies in Me d i a

90 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 Misses, cholas y concursos de belleza indígena en la construcción de la nación ecuatoriana

Communication, Vol. 21, No. 4, p. 346- folklorization and the politics of identity 370. in Ecuadorian beauty pageants”, en Pequeño, Andrea, 2004, “Historias de misses, Journal of Latin American Anthropology, historias de naciones”, en Iconos, Revista de Vol. 3, No. 2, p. 54-85. Ciencias Sociales, No. 20, FLAC S O - Van Vleet, Krista, 2005, “Dancing on the Ecuador, Quito, p. 114-117. B o rderlands. Girls (Re ) Fa s h i o n i n g Poole, Deborah, 1997, “The Face of a National Belonging in the Andes”, en Nation”, en Vision, Race, and Modernity. A Andrew Cannessa, editor, Natives Making Visual Economy and the Andean Image Nation. Gender, Indigeneity, and the State World, Princeton University Press, New in the Andes, The University of Arizona Jersey. Press, Tucson. Rahier, Jean Muteba, 1998, “Blackness, the Weismantel, Mary, 2003, “Mothers of the R a c i a l / Spatial Ord e r, Migrations, and Patria, La Chola Cuencana and la Mama Miss Ecuador 1995-1996”, en American Negra”, en Norman Whitten Jr., editor, Anthropologist, Vol. 100, No. 2, p. 421- Millenial Ecuador, Critial essay on cultural 430. t ra n s f o r mations and social dynamics, Ro g e r, Ma rk, 1999, “Spectacular bodies: University of Iowa Press, Iowa City.

91 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 Madres en la frontera: género, nación y los peligros de la reproducción Mothers crossing borders: Gender, Nation, and the dangers of reproduction

Sergio Caggiano Doctor (c), Programa de Posgrado en Ciencias Sociales, Instituto de Desarrollo Económico y Social y Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina

Email: [email protected]

Fecha de recepción: febrero 2007 Fecha de aceptación y versión final: abril 2007

Resumen En la provincia de Jujuy, en la frontera norte de Argentina con Bolivia, la figura “típica” de “la mujer boliviana embarazada que cruza la frontera para parir del lado argentino” ordena gran parte de las percepciones y valoraciones de muchos argentinos. Recursos materiales, derechos de ciudadanía y sentidos de pertenencia comparecen en relatos y afirmaciones de rechazo a estas mujeres y sus prácticas. ¿Cómo interpretar las reacciones que provocan las acciones de estas mu- jeres?, ¿qué temores y ansiedades son estimulados por estos cruces de fronteras? El artículo muestra cómo las mujeres bolivianas que cruzan la frontera son vistas como factor perturbador y revelan una doble amenaza a la “integridad”: a una integridad social entendida como desi- gualdad regulada y a una integridad nacional/racial entendida como comunidad de sangre.

Palabras clave: nación, fronteras, reproducción biológica, reproducción social, género, clase so- cial, raza, Argentina, Bolivia.

Abstract In the province of Jujuy, located on the northern border of Argentina and Bolivia, the wide- spread image of the “Bolivian pregnant woman who crosses the border to give birth on the Argentine side” orders a great deal of the perceptions, views and ideals of many Argentineans. Themes relating to material resources, to rights of citizenship and to meanings and feelings of belonging appear in stories and statements that reject and condemn these women. How are we to interpret the reactions that these women’s actions provoke? What fears and anxieties are pro- voked by such border crossing? This paper shows that Bolivian women who cross the border are seen as a societal disturbance, and embody a double threat to “integrity”: to social integri- ty, understood as a system of regulated inequality, and to national/racial integrity, understood as a holistic ethnic community.

Keywords: nation, borders, biological reproduction, social reproduction, gender, social class, race, Argentina, Bolivia.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 27, Quito, enero 2007, pp. 93-106 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Sergio Caggiano

os atravesamientos o cruces de fronte- común racializador que considera a los des- ras territoriales nacionales, bajo la cendientes de bolivianos/as como bolivianos), L forma de movimientos migratorios o hasta los que son vistos como “falsos embara- de circulación cotidiana de personas, suelen zos” que servirían como coartada para el trá- generar trastoques y reacomodos muchas fico de drogas en la región (idea ligada a cier- veces conflictivos de los modos en que se ex- ta ansiedad ante las mezclas y las contamina- perimentan las fronteras simbólicas (naciona- ciones). les, pero también de género, de clase y “racia- En el marco de un interés general por el les”) y se estructuran las diferencias y las desi- impacto que pueden tener algunos atravesa- gualdades. En la provincia de Jujuy, en la mientos de fronteras internacionales, el pre- frontera norte de la República Argentina con sente trabajo se pregunta puntualmente por Bolivia, la figura de “la mujer boliviana em- las representaciones desplegadas en torno a barazada que cruza la frontera para parir del las mujeres que cruzan la frontera para tener lado argentino” ocupa un lugar central en las sus hijos en Argentina. ¿Qué disputas, tensio- percepciones y valoraciones de muchos ar- nes e intereses surgen alrededor de esta figura gentinos y, en este sentido, aparece como una típica? ¿Cómo interpretar las reacciones que figura “típica”1. Dicha figura típica es a veces provocan las acciones de estas mujeres? ¿Qué delineada en relación con su supuesto aprove- temores y ansiedades de género, clase, nacio- chamiento de la cobertura social del estado nales y raciales son estimulados por estos cru- nacional argentino o del estado provincial ju- ces de fronteras? ¿Qué se pone en juego con jeño. La imagen de la embarazada boliviana la reproducción (biológica-social)? ¿Qué se que cruza la frontera se vincula a muchos de produce jurídica, política y culturalmente los conflictos sociales en torno al ejercicio de cuándo se produce un niño? En términos derechos, desde la obtención de documenta- temporales, ¿qué herencias y qué proyeccio- ción personal hasta el acceso a servicios (¿sus nes están implicadas en la producción de ese hijos tienen derecho a la ciudadanía argenti- niño?, ¿qué o quiénes se reproducen en y por na? Ellas mismas, ¿tienen garantizada efecti- él?, ¿“su” futuro es el futuro de quién o de vamente la atención gratuita en salud?) y mo- qué? En términos espaciales, ¿qué consecuen- viliza una serie de alarmas alrededor del uso cias tiene la dislocación y relocación que con- directo de estas coberturas estatales tanto lleva el cruce de fronteras?, ¿dónde se produ- como de los beneficios a mediano y largo ce la reproducción? ¿Las personas siempre plazo que potencialmente les daría el obtener nacen en “su” territorio o es que hay territo- su residencia y ciudadanía en calidad de ma- rios que pueden serle ajenos a alguien que dres de un argentino. Por otro lado, el cruce aún no es persona? Frente a la idea ingenua de de la frontera para parir un hijo argentino la desaparición de las fronteras en la era de la promueve un conjunto de imágenes sobre la globalización o a la celebración del “cruzador habilidad de estas mujeres para elaborar false- de fronteras”, este caso puede aportar a la amientos, engaños y simulaciones: desde la comprensión de fenómenos concretos de re- “mentira” que supondría que un niño o una forzamiento de dichas fronteras y de genera- niña “boliviano/a” fuera asentado/a como ar- ción de nuevas (Wallerstein 1997, Sassen gentino/a (idea sustentada en un sentido 1999, Vila 2000, Grimson 2000, Johnson y Michaelsen 2003, Harvey 2004). Considerando que la nación moderna 1 En el sentido en que lo “típico” es siempre construido históricamente como “resultado de una batalla políti- para dotarse de una “raza” (y una lengua) ha ca por la hegemonía ideológica” (Zizek 1998: 139). debido “nacionalizar la familia” (Ba l i b a r

94 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Madres en la frontera: género, nación y los peligros de la reproducción

1988: 156 y ss.), que el Estado es fundamen- re s p e c t i vas capitales nacionales. Hi s t ó r i c a - tal en el establecimiento de la familia como mente, la sociedad jujeña ha experimentado factor clave “en la reproducción de la estruc- su marginalización y su posición periférica en tura del espacio social y de las relaciones so- el Estado argentino. Jujuy es una de las pro- ciales” (Bourdieu 1996: 131) y que esta re- vincias económicamente más relegadas de la producción precisa de un sistema institucio- Argentina desde la segunda mitad del siglo nal patriarcal y heteronormativo que intenta XIX en que el desarrollo se orientara decidi- controlar a las mujeres, su capacidad repro- damente hacia el puerto de Buenos Aires en ductiva y la sexualidad en general (Stolcke torno de la actividad agroganadera. El quie- 1982, Fraser 1997, Rubin 1998), ¿cómo en- bre de las economías regionales de los últimos cajar en un contexto semejante la figura de treinta años no ha hecho sino ahondar estas unas mujeres que aparecen tomando decisio- viejas desigualdades. nes sobre el embarazo, sobre los hijos y sobre En cuanto a su composición étnica, en la la frontera internacional? La mujer, anhelada provincia hay una importante presencia de garante de la integridad nacional, se convier- indígenas, muchos organizados en comuni- te en amenaza doble: a una integridad social dades que se extienden principalmente a lo entendida como jerarquía o desigualdad re- largo de la Quebrada de Humahuaca y de la gulada, normal; y a una integridad nacio- Puna. En el momento de la conquista espa- nal/racial entendida como comunidad de ñola el Noroeste constituía la región más po- sangre, natural. blada del territorio que sería argentino. En re- En primer lugar expondré muy sumaria- lación con la historia migratoria de la región, mente algunos datos sociohistóricos que ca- el impacto de la inmigración europea de fines racterizan la región para presentar, a conti- del siglo XIX y comienzos del XX es signifi- nuación, algunos rasgos salientes del caso. cativamente menor al que tuvo en otras re- Luego, en dos secciones me ocupo respectiva- giones del país y en el Río de La Plata en par- mente de las dos principales líneas de inter- ticular (Devoto 2003). En cambio, la in- pretación que los y las entrevistados/as desa- fluencia de la inmigración boliviana es de rrollan a propósito de las parturientas que gran relevancia en Jujuy en términos numéri- cruzan la frontera: la que refiere a sus conse- cos y socioculturales (Sala 2000). Los despla- cuencias sobre los recursos materiales de la zamientos y contactos poblacionales entre nación y la provincia y sobre los derechos de esta región del norte argentino y el sur occi- ciudadanía, y la que refiere a sus consecuen- dental de Bolivia tienen una historia muy an- cias sobre la nación como comunidad raciali- terior a la división política moderna en esta- zada y sobre sus límites. Finalmente intento dos nacionales. El occidente boliviano y el articular algunas observaciones generales. noroeste argentino pertenecieron ambos al Tawantinsuyu2 y presentaban entonces una importante integración económica y social. Jujuy, la inmigración y La inserción laboral de los inmigrantes bo- la zona de frontera livianos3 en la provincia está asociada desde

La provincia de Jujuy se encuentra en el ex- 2 Tawantinsuyu es, en quechua, el nombre del estado tremo norte de la República Argentina y li- inca que significa “Las cuatro partes del mundo” mita con los departamentos de Potosí y Tari- (Chichasuyu al norte, Antisuyu al este, Contisuyu al oeste y Collasuyu al sur). ja, en el sur de Bolivia. En ambos lados se 3 Si bien este artículo no trata de inmigrantes en senti- trata de regiones postergadas y alejadas de las do estricto, muchas de las reacciones a propósito del

95 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Sergio Caggiano un comienzo a la zafra, a las actividades taba- res bolivianas embarazadas que, de acuerdo calera y frutihortícola en las zonas agrícolas con muchos de mis interlocutores locales, lle- del Ramal y Valles jujeños y, un poco más gaban a la Argentina “para parir su/s hijo/s tarde, a la construcción, las changas, al co- aquí”. El problema era planteado en San mercio y los servicios, principalmente en San Salvador, la ciudad capital, y en otros lugares Salvador de Jujuy y otras ciudades (Karasik de la provincia, siempre apuntando hacia la 1994, Karasik y Benencia 1998-1999). ciudad de La Quiaca, limítrofe con Villazón Como en el resto del país, la mayor parte de del lado boliviano. En La Quiaca el planteo los inmigrantes se encuentra en situación de del problema adquiría su tono más enérgico. subempleo y su ingreso medio es menor al La imagen más reiterada era la de la mujer que gana la fuerza laboral nativa. La inserción que ya a punto de parir cruzaba la frontera de los bolivianos suele implicar sobreexplota- para tener su hijo del lado argentino. Varios ción y dificultades para acceder al sistema de factores eran expuestos como ventajas o ali- seguridad y previsión social, lo mismo que al cientes: la cobertura estatal gratuita en salud amparo de las leyes laborales. del lado argentino, contrastante con la aten- ción pagada en Bolivia, el control militar en el paso fronterizo, visto como escaso o poco Las mujeres embarazadas efectivo, junto a las características geográficas y el cruce de la frontera que facilitan el cruce (el río La Quiaca es du- rante la mayor parte del año apenas un hilo En distintas instancias de trabajo de campo de agua) y el fuerte arraigo histórico que tiene en la ciudad de San Salvador y en otros luga- la circulación de personas entre ambas ciuda- res de la provincia de Jujuy, y especialmente des. Entre ellos, desde luego, el factor funda- durante los primeros meses de 2005 en que mental, y causa primera de los desplazamien- me encontraba allí realizando una investiga- tos era la posibilidad de tener un hijo argen- ción sobre migración y salud4, apareció como tino (en Argentina rige el ius solis) y, por su uno de los temas principales el cruce de la intermedio, la posibilidad de conseguir los frontera con Bolivia llevado a cabo por muje- padres sus propias residencias y su nacionali- zación (en razón de ser padres de un argenti- cruce fronterizo se comprenden mejor en el marco del no, según lo establece la legislación nacional). proceso migratorio. La larga historia de la migración Es sumamente difícil cuantificar la presen- boliviana en la región y en toda la Argentina genera cia de mujeres bolivianas que cruzan la fron- no sólo representaciones y efectos simbólicos en la so- tera para parir del lado argentino, sobre todo ciedad “receptora” sino redes de información y con- tactos, circuitos de desplazamiento y remesas, etc. que teniendo en cuenta que en muchos casos la seguramente incluyen a muchas de las parturientas práctica incluye el regreso a Bolivia y la circu- que cruzan la frontera.. lación a ambos lados de la frontera. Por otra 4 La investigación se inscribía en un proyecto mayor di- rigido por Elizabeth Jelin, que contó con el apoyo de parte, en ocasiones la evocación de esta figu- la Agencia Nacional de Promoción Científica y ra típica parece evitar reconocer la efectiva Tecnológica (ANPCyT) y la Office of Population presencia de los y las inmigrantes “sin pape- Research de la Universidad de Princeton. Parte del trabajo de campo en cuyo material se basa el presente les” asentados de manera más o menos per- texto fue realizado conjuntamente con la Lic. Lidia manente en Argentina. Muchos profesionales Abel. Si bien el trabajo excedía el ámbito de las insti- de la salud, por ejemplo, aluden críticamente tuciones estatales, con la intención de reflejar la preg- a las inmigrantes que están “ilegalmente”, que nancia de esta figura en dicho ámbito, recojo aquí únicamente fragmentos de entrevistas con funciona- no se hacen los controles correspondientes rios o empleados del estado. durante sus embarazos y que llegan a los hos-

96 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Madres en la frontera: género, nación y los peligros de la reproducción pitales sobre la hora del parto. Sin embargo, que los atiendan. Algunas veces lo hacen los mismos profesionales indican en otros intencionalmente, justamente porque no momentos que las mujeres que llegan a los tienen el recurso y pasan. Ponele, las em- hospitales sobre la hora del parto son bolivia- barazadas por ejemplo. O por ahí porque nas que cruzan la frontera para tener su hijo [de esa manera] tienen algún hijo argenti- argentino. Lo sugerente es que, de acuerdo no, también […] viste esto de la especula- ción, porque si vos tenés un hijo argentino con la descripción que ellos mismos hacen, podés conseguir más beneficios. Esa prác- no hay motivo para atribuirles en un caso el tica está instalada también, porque de estatuto de inmigrante “ilegal” asentado en la pronto yo como tengo el hijo argentino provincia y, en otro, el de boliviana que cruza tengo el derecho de incorporarme a los al momento de parir. En cualquier caso no planes sociales, entonces cobran acá el plan interesa aquí cuantificar ni evaluar la veraci- y cobran allá también. Porque en Bolivia dad de esta figura típica sino interpretar la tienen sus planes sociales […] por la espe- proliferación de discursos, imágenes y prácti- culación, por la necesidad de decir tengo cas institucionales alrededor de ella. hijos argentinos y puedo obtener planes sociales y estudiar y también tengo familia en Bolivia y puedo ir y recibir beneficios El ejercicio “exagerado” de derechos también de allá, de mi país” (Trabajadora y los recursos escasos social de un centro de salud periurbano, San Salvador de Jujuy). El cruce de la frontera de las mujeres bolivia- nas embarazadas pone en foco la cuestión de “...capaz que ellos se sienten con más dere- los derechos y la ciudadanía desde el momen- cho que nosotros […] Al menos en la parte to en que la búsqueda de documentación de maternidad infantil, la madre embara- para el hijo y, como consecuencia, de la pro- zada viene y tiene su bebé aquí. Y es ar- pia, aparece como el objetivo y motivo del gentino. Para ella es todo el derecho argen- cruce. Más precisamente, el problema es el de tino […] Ellos vienen y cubren [usan] lo los alcances y, sobre todo, los límites de la ciu- nuestro. Y lo poco que nosotros tenemos no nos alcanza, no nos alcanza. No es que dadanía y de los derechos y su relación con la no queramos darles, no nos alcanza” (Jefa pertenencia nacional. Dentro de este marco de enfermería, hospital de La Quiaca). aparece uno de los tópicos más frecuentes del discurso hegemónico local ante la migración Desde esta perspectiva, la “s o b re u t i l i z a c i ó n” de desde países vecinos: el uso que los inmigran- las posibilidades que ofrece la cobertura del es- tes hacen en Argentina de los servicios públi- tado argentino o del estado provincial de Ju j u y cos y otras coberturas y beneficios estatales. p a rece redundar en perjuicios para la pobla- En el caso de las madres bolivianas es re- ción local, respecto de la cual aquella utiliza- currente la imagen de un “exceso” de dere- ción es vista como una competencia dire c t a . chos. Las mujeres que tienen sus hijos argen- La creencia en esta especie de exceso en el tinos conseguirían con ello “demasiado”, en aprovechamiento de la cobertura sanitaria ar- relación con un criterio o parámetro que no gentina da lugar no sólo a consideraciones ne- es explicitado. Su particular situación abriría gativas sobre las bolivianas y sus conductas. la puerta a una suerte de exageración en el También habilita y justifica prácticas institu- usufructo de beneficios y posibilidades. cionales (a veces admitidas, a veces no) que de “…cuando vas a La Quiaca están ahí, a alguna manera vendrían a mitigar los efectos treinta metros. Entonces ellos cruzan para de la situación “injusta” de la “especulación”

97 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Sergio Caggiano o del aprovechamiento de quienes parecen Como se pone de manifiesto en los temo- sentirse “con más derecho que nosotros”. En res que despierta en gran parte de la población m a yo de 2004, la Pastoral Migratoria y local, en la decisión de las mujeres de cruzar la Movilidad Humana de la Prelatura de f rontera están en juego recursos materiales y la Humahuaca de la Iglesia Católica presentó distribución de estos recursos, derechos ciuda- ante el Defensor del Pueblo de la provincia danos y pertenencias nacionales. El conflicto un “Informe de personas indocumentadas” s o b re los partos de las mujeres bolivianas se en los departamentos de Yavi (donde se en- e s t r uctura en gran medida, como los debates cuentra La Quiaca) y Santa Catalina, en la a c e rca de la atención en salud de los inmi- frontera con Bolivia. El informe denuncia la grantes (Abel y Caggiano 2006), en torno al existencia de más de quinientas personas in- alto costo de los servicios y a la escasez de re- documentadas (sobre una población aproxi- cursos disponibles, debida entre otras cosas a mada de veinte mil habitantes), entre niños y una distribución presupuestaria del gobierno adultos, y entre las causas de esta situación nacional que es vista como ineficaz e injusta7. destaca que “(e)l hospital de La Quiaca cobra En este contexto, la presión ejercida por aque- [ilegalmente] a las mujeres bolivianas alrede- llas mujeres sobre la cobertura en salud de la dor de ciento cincuenta pesos para dar a luz p rovincia sería demasiado alta y se justificaría allí. En caso de no efectuar el pago, el certifi- entonces una limitación de su acceso o estra- cado de nacimiento queda retenido en el hos- tegias tendientes a conseguir algún tipo de pital”. Si bien funcionarios provinciales nie- compensación. La cuestión de la pert e n e n c i a gan el hecho, en el trabajo de campo fueron (y la exclusión) nacional está presente en este halladas otras referencias directas al tema5. c o n f l i c t o. No sólo porque es su condición de Gabriela Karasik (2005), por su parte, ha re- extranjeras lo que se esgrime como argumen- construido el mecanismo de cobro por el cual to para impedir su acceso gratuito a la aten- desde 1998 el hospital de La Quiaca limita el ción del parto, sino también porque es pre c i- acceso a algunos servicios, particularmente los partos de mujeres bolivianas: la Coopera- 6 Las Asociaciones Cooperadoras son entidades civiles dora6 del hospital es la encargada de cobrar voluntarias que tienen entre sus principales objetivos un bono obligatorio (de ciento cincuenta colaborar al sostén económico de la institución a la que apoyan implementando diversas acciones para re- pesos en febrero de 2004) para la atención de caudar de fondos, que van desde la cuota societaria de partos a mujeres residentes en Villazón. los miembros hasta la organización de rifas, campañas en busca de donaciones y otras actividades. 7 La cuestión de los recursos y de las pertenencias iden- 5 “(P)or ahí cuando una embarazada llega al hospital y titarias está vinculada a la relación entre la provincia es de Bolivia, no se muy bien pero lo tenés que hablar de Jujuy y la nación. Si bien no puedo atender aquí con el director, si hay algún arancel que tiene que este aspecto del problema, vale decir que las medidas pagar [...] Tengo entendido que hay un arancel, que inclusivas tomadas desde Buenos Aires (la menciona- teóricamente no debiera existir. Eso tenés que hablar- da “amnistía” para la documentación o la Nueva Ley lo con el director, no quiero avanzar mucho porque Migratoria de finales de 2003) son consideradas “de- no conozco” (Funcionario municipal del área de salud masiado generosas” y opuestas a los intereses de la de La Quiaca). “Por ahí algunas cositas hay que ha- provincia (y, en última instancia, también opuestas a cerles comprar y algunos no quieren comprar los me- los intereses de la nación). Para las instituciones y las dicamentos para ellos. Y por ahí es difícil... uno no le personas que sostienen esta posición se trata de un está negando pero también quiere que colabore con conflicto provincial. Frente al gobierno nacional, algo [...] Es verdad, no se debe discriminar, pero no eventual defensor de los inmigrantes por ceguera o alcanza. El presupuesto no está como para regalar a por ingenuidad, el discurso “p rov i n c i a l i s t a” echa todos por igual. Aquí no se paga ningún arancel. mano de un viejo y efectivo argumento que alude a la Nosotros por ahí les pedimos un bonito contribu- histórica estructuración asimétrica de poder desfavo- ción” (Enfermera, hospital de La Quiaca). rable a la provincia (Caggiano 2006).

98 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Madres en la frontera: género, nación y los peligros de la reproducción samente la obtención (o no) del Do c u m e n t o Excluidos de determinadas áreas de la red Nacional de Identidad (DNI) como madre s social e incluidos sólo en aquellas en que son de un hijo argentino lo que aquí está en juego. útiles para la apropiación de su fuerza de tra- El logro de la residencia y de la nacionalidad bajo, los trabajadores “sin papeles” en la pro- supondría la consecución de derechos básicos vincia de Jujuy exponen una de las formas ligados a la ciudadanía formal y ello, a su vez , que puede adquirir la combinación y retroali- significaría la conquista de una posición desde mentación entre la explotación y la exclusión la cual poder demandar luego por más dere- en el capitalismo contemporáneo (Boltanski chos y más re c u r s o s . y Chiapello 2002). Gestos que puedan impli- Como ha señalado Karasik, al lado de los car una modificación de estas condiciones, así mecanismos más comunes de limitación de la sea en mínima escala y sin horizonte progra- regularización de extranjeros que puede veri- mático alguno, pueden despertar el rechazo. ficarse en otros lugares del país, en Jujuy se Las reacciones ante el atravesamiento de la observan frontera por parte de las mujeres bolivianas embarazadas y los intentos de limitar esta “políticas concretas que intentan limitar a práctica pueden ser comprendidos, en este esas peligrosas productoras de ciudadanos: las marco, como producto del temor ante la po- mujeres bolivianas, ya que tener hijos naci- sibilidad de desestabilización de algunos de dos en la Argentina permite a los padres los criterios de desigualdad que estructuran la obtener la regularización de la residencia. sociedad local. Y si el punto neurálgico es la La demonización de una de las cosas que reproducción de la desigualdad, no sorprende pueden hacer las mujeres (parir hijos) ex- que las mujeres embarazadas ocupen la posi- presa paradigmáticamente el interés por disociar lo deseable de los migrantes, como ción central en el asunto. de todo trabajador en el capitalismo: su Verena Stolcke (1999) ha mostrado que el fuerza de trabajo, separándolo de la perso- control de las mujeres, de sus cuerpos y su ca- na en la que está corporizado” (Karasik pacidad reproductiva es un fenómeno consti- 2005: 198). tutivo de la producción y el sostenimiento de la desigualdad en las sociedades de clase. De Dado que las dificultades para regularizar la acuerdo con la autora, la naturalización de la residencia pueden ser superadas por el naci- condición social tiene lugar a nivel ideológico miento de un hijo en el país, este “simple pero también a nivel sociológico puesto que hecho” franquea el camino para “aquello que la descendencia y el origen continúan tenien- es tan temido por la dirigencia política de do un papel importante en la definición de la Jujuy y los sectores empresariales y contratan- posición social. En este estado de cosas, el tes de inmigrantes en general: que los trabaja- control del cuerpo de las mujeres se vuelve dores extranjeros tengan los mismos derechos prioritario. sociales que los argentinos” (Ibídem: 209). Por ello la autora sostiene que las medidas “Si se atribuye la condición social a la do- que buscan formal o informalmente limitar tación biológica de los individuos, enton- los partos de mujeres bolivianas en la zona de ces resulta fundamental la endogamia de frontera no persiguen única ni prioritaria- ‘clase’ para la reproducción de la desigual- dad social. Es bien sabido que la reproduc- mente disminuir el costo de la atención mé- ción endogámica es asegurada a través del dica sino su consecuencia más elemental: el control de la capacidad reproductiva de las nacimiento de un niño que será, por nacer en mujeres por los hombres […] las mujeres territorio argentino, un niño argentino. son controladas precisamente porq u e ,

99 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Sergio Caggiano

desde una perspectiva esencialista, desem- hegemónica local. También para muchos pa- peñan el papel principal en la reproduc- dres y madres bolivianos/as sus hijos “llevan ción de la desigualdad social entendida sangre boliviana” y, por consiguiente, son bo- como ‘racial’” (Stolcke 1999: 25). livianos. La nacionalidad argentina por naci- miento queda acreditada con y en el docu- Las preocupaciones en Jujuy acerca de los mento nacional de identidad, pero los hijos p a r tos que suceden de este lado de la fro n t e- de bolivianos no dejan de ser considerados ra La Qu i a c a - Villazón enseñan cómo una como bolivianos. “endogamia nacional” complejiza y comple- Por otra parte, debe subrayarse que “la menta la endogamia de clase en la medida p e rce pción del territorio provincial como en que es fundamental para la configuración frontera del país” constituye un elemento de la estructura social desigual de la región y “fundamental de los procesos identitarios en para su constitutiva combinación de explo- toda [la] provincia” de Jujuy (Karasik 2000: tación y exclusión. El control re s t r i c t i v o de 153) y, nuevamente, que no es sólo de la las mujeres bolivianas y de sus embarazos se frontera “nacional” de lo que estamos hablan- v u e l ve necesario porque el hijo argentino se do, sino que la frontera es “significada como ve como una posibilidad “e s t r a t é g i c a” de que frontera de la civilización frente a la ‘barbarie m e j o ren sus condiciones de vida. Contro l a r i n d í g e n a’ (el mundo campesino q o l l a ) ” sus cuerpos y su re p roducción significa re- (Ibídem: 167). Las fronteras y las pertenencias gular al mismo tiempo el estatuto del “p ro- nacionales se encuentran, entonces, racializa- d u c t o”, es decir, significa regular la (im)po- das y la figura de las mujeres bolivianas em- sibilidad de que esos niños sean ciudadanos barazadas que cruzan las fronteras para tener argentinos y de que ellas mismas (y eve n- su hijo del lado argentino tiene implicaciones tualmente los padres de los niños) sean tam- en este plano de la pertenencia (y de la exclu- bién ciudadanas(os) argentinas(os). En sín- sión) “racial”9. tesis, se trata de restringir el peligro que el Michel Foucault (1990) señaló temprana- c ruc e de la frontera por parte de estas muje- mente cómo a fines del siglo XIX y principios res abre: el de la eventualidad de una deses- del XX la teoría de la “d e g e n e r a c i ó n” permitió tabilización en la re p roducción de la desi- la articulación de los programas de eugenesia gualdad social. y la medicina de las perversiones y cómo el funcionamiento conjunto de la teoría de la

Des/órdenes clasificatorios, 8 Karasik (1994) indicó, por su parte, cómo este meca- contaminaciones y mezclas nismo contrasta con el modelo de adscripción volunta - ria, el cual de acuerdo con Juliano (1987) explicaría el modelo oficial argentino de nacionalidad. El cruce de esta frontera trae aparejadas más 9 Vale recordar, accesoriamente, otro aspecto relevado complicaciones puesto que no son solamente en el citado trabajo sobre migración y salud que, leído pertenencias nacionales las que encuentran su en esta clave, deja ver otros alcances. En el marco de la “percepción del territorio provincial como frontera límite en el río La Quiaca. En otro lugar se- (racializada) del país” pueden ser comprendidas “las ñalé que para la percepción hegemónica en proposiciones acerca de un ‘cordón sanitario’ como Jujuy los hijos de bolivianos nacidos en terri- estrategia preventiva” y la idea de la “defensa sanitaria de las fronteras” contra “enfermedades importadas”, torio argentino “son bolivianos”, aun cuando es decir “enfermedades no surgidas en el territorio na- legalmente todos los nacidos en territorio ar- cional o provincial sino traídas desde fuera, común- gentino son argentinos de acuerdo con el ius mente por ‘inmigrantes golondrinas’ o por indocu- solis (Caggiano 2005)8. En verdad, las cosas mentados, casi siempre provenientes de Bolivia” (Abel y Caggiano 2006: 76-77). son de este modo no sólo para la percepción

100 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Madres en la frontera: género, nación y los peligros de la reproducción degeneración y el sistema de here n c i a - p e rve r- no son visibles positivamente en la promo- sión condujo al “racismo de Estado” como “s u ción de una maternidad “sana” sino negativa- forma exasperada y a la vez cohere n t e” mente en las alarmas y los recelos que des- ( Foucault 1990: 144). El peligro de la dege- pierta una maternidad “errática”. La “madre neración y la búsqueda de “p ro c e d i m i e n t o s de la (otra) raza” mezcla fronteras y no sólo para mejorar la descendencia humana” no garantiza sino que por el contrario pone (Ib í d e m: 152) resumen un momento clave en en riesgo la pureza y la salud de la (propia) la racialización de las naciones modernas y ex- raza. Por otro lado, el cruce de fronteras, de hiben ostensiblemente la “n e c e s i d a d” de re g u- manera similar al cruce de sangres del mesti- lación de la sexualidad y de control de las mu- zaje, expone la lógica arbitraria de las catego- j e res y su capacidad re p ro d u c t i va . rías y el carácter confuso de una divisoria pre- En el contexto colonial, el discurso de la tendidamente clara y distinta. ¿Se trata en degeneración representó el punto de encuen- Jujuy de un “parto extranjero en territorio na- tro de los temores racistas y sexistas metropo- cional”? Suponiendo que fuera clara la idea litanos. En la dirección de Foucault, Ann de “territorio nacional”, ¿cómo se define la Stoler (1997: 199) reveló cómo la figura del nacionalidad del parto?, ¿de acuerdo con la mestizo pudo llegar a ser considerada “peli- nacionalidad de quien pare o con la de quien grosa fuente de subversión y amenaza al pres- es parido? y ¿cuál es la nacionalidad de quien tigio blanco”. Los “mestizos” constituían un es parido si hasta entonces no tiene ninguna? peligro para la administración colonial en Situaciones como esta muestran que si hasta tanto con su sola existencia “desbarataban las hoy es indiscutible que los seres humanos divisorias sociales limpiamente delimitadas y nacen, más allá de este hecho elemental no […] exponían la lógica arbitraria con la cual parece fácil afirmar nada. Decididamente no estaban hechas las categorías de control” apa- es sencillo distinguir entre los “verdaderos na- reciendo como causa de la creciente dificultad cionales” y los “pseudocompatriotas”. El de- “para distinguir entre los verdaderos naciona- sasosiego de los funcionarios y empleados de les y sus denigrados pseudocompatriotas” este estado provincial fronterizo conjuga los (Ibídem: 225 y 226). Anna Davin (1997: 91), cuidados propios de una situación presupues- a su turno, indicó que también entre fines del taria incierta con las ansiedades que despierta siglo XIX y principios del XX, con la confor- la amenaza de contaminación de la herencia mación histórica de la ideología de la mater- nacional y racial10. nidad en Europa occidental, “el rol domésti- Las madres bolivianas que cruzan la fron- co de la mujer permaneció supremo, pero tera parecen enlazar algunos de los “símbolos gradualmente fue su función como madre la que fue siendo más acentuada, antes que su 10 El problema de la racialización en la frontera norte no se agota aquí. Los indígenas que habitan el norte de función como esposa […] Le fue dada una Jujuy (la Quebrada y la Puna) o proceden de allí, ma- nueva dignidad a la maternidad: era el deber yormente miembros de comunidades rurales pobres o y el destino de las mujeres ser las ‘madres de incorporados como mano de obra en las ciudades o en la raza’”. las grades explotaciones agrícolas del sur, son para los sectores hegemónicos de la provincia precisamente Si estos trazos definen la emergencia y “indios”, o kollasa nacional como frontera contra la consolidación de la ideología de la materni- “barbarie indígena”, con lo cual Bolivia puede pasar a dad en el paso del siglo XIX al XX en Europa, actuar como sinónimo de indio, e indio, a su vez, como sinónimo de boliviano. Podría comprenderse parecen operar también en la reacción ante este fenómeno como un enredado proceso de “etniza - las madres bolivianas en una frontera perifé- ción de raza” y de “racialización de la etnicidad” (Hall rica a comienzos del siglo XXI. Dichos trazos 2003: 72). Podría desenvolverse también una línea de

101 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Sergio Caggiano femeninos subversivos” y algunos de los “sím- una cuestión de Estado, hay que tener cier- bolos femeninos de la trascendencia” (Ortner tas previsiones en lo que es Gendarmería, 1996: 40). Portando en tanto que madres la en lo que es [Di rec ción Nacional de] divinidad, abnegadas y esforzadas a su modo, Migraciones porque vos podés, como dice son también “especuladoras”. Peor aun: al tra- la Ley [Nacional de Migraciones], darles ficar su maternidad vulneran límites y mez- todo, darles una mayor facilidad para que ellos puedan en el suelo argentino vivir clan sustancias de compartimentos que sería dignamente, pero también tenés que pre- correcto mantener separados. Síntesis de la ver que no todos vienen con buenas inten- ambigüedad polarizada del simbolismo feme- ciones, ¿sí?, porque se dan casos de bebés nino a la que refiere Ortner, las parturientas que son usados para ‘camellos’11, niños ‘ca- bolivianas corporizan una trascendencia (de mellos’... y esas son cosas que también vio- fronteras) que poluciona, contamina, nacio- lan derechos humanos”. nes/razas. En la misma línea, una funcionaria provincial explicaba que se debe tener “mucho cuidado Monstruosidades y engaños con el tema de los nacimientos de bolivianas” que atraviesan la frontera de La Quiaca ya En ocasiones, las imágenes de corrupción de que “muchas veces ni siquiera están embara- las que echan mano entrevistados y entrevis- zadas… a veces están en el narcotráfico y tadas para referirse al cruce de fronteras de las traen droga en el cuerpo”. En este discurso, mujeres embarazadas adquieren una forma las prácticas de las mujeres bolivianas emba- “literal” y, a la vez, de alto contenido simbó- razadas implican infracciones morales y lega- lico. Una empleada del área de Derechos les, además de que se apela a figuraciones que Humanos de la provincia, por ejemplo, seña- evocan la trasgresión de órdenes “naturales”. laba a propósito de los niños indocumenta- Si bien en ningún caso se habla de anomalías dos aludidos en la denuncia de la Pastoral físicas o biológicas, se hace referencia al cuer- Migratoria de la Iglesia Católica que, po de estas mujeres y a la posibilidad de que el embarazo sea una simulación y una coarta- “eran chicos no documentados, que se ha- da para el tráfico de drogas, lo mismo que al bían dado casos en que las madres son ma- cuerpo de sus hijos convertido también en re- dres parturientas y que tienen a su bebé acá cipiente para la circulación de mercaderías y que no vienen con documentos y preten- ilegales. En la clave de una defensa de las den inscribirlos. Quieren inscribirlos para fronteras políticas del estado, estos cuerpos que sean argentinos y así obtener ciertos beneficios, me imagino que para una preñados de droga son postulados como in- mejor cobertura para su hijo. Pero en un dignos de cualquier disculpa. Recordando la caso se dio de inscribir a un menor que la “m o n s t r u o s i d a d” foucaultiana, desafían la madre no tenía documentos, pero después percepción y el uso “normal” de los cuerpos, sabemos que la madre no era esa. Y como desafían las formas “naturales” de la materni- acá [en la zona] hay también una cuestión dad y producen perplejidad al empañar las de contrabando y tráfico, también hay que disposiciones jurídicas, morales, “naturales” tener ciertas previsiones, ya eso pasa a [ser] (Foucault 2000). Como pone en evidencia la imagen del interpretación distinta, sugerida antes, trabajando ar- embarazo de droga o la del bebé “camello”, es ticuladamente las nociones de “racialización de las re- laciones de clase” (Margulis 1998) y de “enclasamien- to de las relaciones raciales (i.e., racializadas)”. 11 Es decir, para el contrabando o el tráfico de drogas.

102 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Madres en la frontera: género, nación y los peligros de la reproducción común que la mentira se instale como tópico tanto estos enunciados como aquellas prime- en estos relatos sobre las mujeres parturientas. ras citas sobre la utilización excesiva de la co- El falseamiento, la impostura o la simulación bertura social del estado por parte de quienes adquieren diferentes modalidades: tendrían también cobertura en “su país”. La idea que parece dar forma a esta percepción “…es mentira que sean seiscientos indocu- de la nacionalidad como mentira es que el mentados en La Quiaca. Es muy llamativo. hecho mismo de que una boliviana tenga a su Habría que pensar por qué hay tantos in- hijo en Argentina constituye per se un falsea- documentados ahí. En realidad son boli- miento. Pueden ser identificados al menos vianos que vienen a acreditar su identidad acá con el nacimiento. Hacen cualquier dos aspectos de un trasfondo racial y raciali- cosa nuestros hermanos bolivianos… Se zador de esta idea. Por un lado, si una nacio- prestan hijos, incluso, se prestan los nenes nalidad acreditada por los documentos co- para anotarse acá. Hacen cualquier cosa, es rrespondientes puede ser tenida como una terrible, es horrorífico” (Abogada, funcio- mentira es debido a que se da por supuesta naria de la Se c retaría de De re c h o s una sustancia o esencia, una “raza” que la na- Humanos de la provincia). cionalidad debiera limitarse a formalizar ad- ministrativamente pero a la cual en ocasiones “Llegan a veces las mamás, ya en lo último, como ésta buscaría adulterar. En segundo y le decimos ‘¿cómo no te vas a hacer el lugar, evidentemente se presupone que la na- control prenatal?’, y ya le retamos al agen- cionalidad va en la sangre, puesto que se con- te sanitario: - ¿Qué pasa?, llegó una mujer que no tiene sidera “natural” que el niño herede la nacio- control prenatal, ¿qué sucede? nalidad de la madre (o de los padres) e impo- Entonces [el agente sanitario responde]: sible, o un contrasentido, que la madre “he- - No, qué raro… rede” la nacionalidad del hijo. Entonces él va y verifica: Atravesar el puente entre La Quiaca y - No, yo no la tengo. No tengo a la señora Villazón provoca un sacudimiento de la ima- en mi sector. ginación racial con que suele ser experimen- - No, pero [ella] dice que vive en tal calle. tada la división internacional. A partir de la Andá y verificá. idea de la continuidad intergeneracional de la - No, no vive. sangre “boliviana”, el parto de las mujeres de ¡Y no vive ahí! Y ella dice: ‘yo vivo ahí, hace este lado de la frontera restaura temores de una semana que me he trasladado’ contaminación racial. Las figuraciones de la ¡Miente! Pero la cuestión es que ellos vie- monstruosidad (que es también contamina- nen por tener a su hijito. Y así tienen la doble nacionalidad (Enfermera, Hospital ción y mezcla) y de la falsedad contribuyen a de La Quiaca). diseñar una escena en que la “madre de la raza” exhibe toda su peligrosidad. El borra- Junto al camuflaje de droga en el propio cuer- miento de las fronteras conlleva la perturba- po o en el de sus bebés, otras prácticas com- ción de las clasificaciones y los compartimen- pletan así este cuadro de engaños: decir que tos ciertos. Trastornos potenciales de una po- viven en un lugar cuando en verdad viven en lución que expone la inestabilidad de las ca- otro, declarar la maternidad o paternidad de tegorías. La violación de las fronteras pone en un niño que en verdad es un niño prestado cuestión los órdenes internos y externos que por otro/a boliviano/a, etc. Resulta de singu- esas fronteras garantizan. Si uno no ocupa lar interés la percepción de la “nacionalidad “su” lugar pone en jaque toda la distribución como mentira” que sobrevuela todo el tiempo de lugares y hace patente el carácter construi-

103 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Sergio Caggiano do de toda configuración (Douglas 1978). desigual y (fantaseadamente) esencial es una Una vez más, ahora respecto de la comunidad cuestión crítica. nacional/racial, el cruce del puente nos re- Este texto partió de una inquietud acerca cuerda la centralidad de las mujeres y de (lo de las reacciones que despertaba el cruce de que las mujeres pueden hacer con) su capaci- una frontera internacional por parte de muje- dad reproductiva como potencia de disrup- res embarazadas, figura “típica” de ese cruce ción y desestabilización. El peligro para una en el discurso local. Dichas reacciones se es- nación racializada y para una comprensión tructuraban, en principio, en clave de género. racializada de las relaciones sociales se suma al Con el desarrollo del trabajo pudo verse que peligro para la reproducción de la desigual- en torno a dicha figura se formaban también dad social. rechazos y temores que convenía interpretar en términos de clase y de la estructuración y reproducción de la desigualdad social así Desplazamientos y desestabilizaciones como en términos de “raza” y del sosteni- miento de una comunidad imaginada esen- In vestigadoras feministas han mostrado cial. La compleja imbricación de estas dimen- cómo el cuerpo femenino re p res enta la pu- siones no se deja comprender como sumato- reza de la nación y cómo en momentos de ria o convergencia. Se trata de intersecciones crisis se subraya la necesidad del “c u i d a d o” y históricas (Stolcke 1999, Moore 1993) que la supervisión de esos cuerpos ante la posibi- adquieren conformaciones específicas. Lo que lidad del aborto, de la violación por part e busqué aquí fue una aproximación a una con- del enemigo en una guerra, etc., lo cual no figuración particular en que se intersectan gé- es sino la forma exacerbada que toma en nero, clase, “raza” y nación, conciente de que estas crisis la regulación y el control habitual su densidad sustantiva desborda este trabajo12 ante el peligro de la degeneración y la con- y de que, por lo demás, no es posible abarcar taminación de la “comunidad nacional” estas intersecciones en un modelo teórico ( Das 1995, Mo s t ov 2000, Ma r tin 2000, universal. Ma yer 2000). Es evidente que las condiciones que colo- El caso presentado en estas páginas no ca la sociedad de recepción complican el tras- trata sobre estados que disputan por, se aver- paso fronterizo. No porque se dificulte el güenzan de, o disciplinan a, “sus” mujeres, paso mismo. El cruce efectivamente se da, sino sobre las preocupaciones y temores fren- pero se da hacia un contexto que no aparece te a las mujeres (y la descendencia) “ajenas” como el más acogedor. El conjunto de imáge- que pueden penetrar las fronteras nacionales. nes que se despliegan en torno de estas muje- Por otro lado, si aquellos trabajos echan luz res las construyen como un desafío y una sobre las situaciones críticas y sobre el modo amenaza frente a los cuales las respuestas en- en que estas situaciones hacen visible como sayadas pueden ser desmesuradas. Este con- cuestión de estado el control y la regulación junto de imágenes sustenta y a la vez es sus- de la sexualidad y las funciones reproductivas tentado por prácticas institucionales en las de las mujeres, mi análisis procuró plantear la que el estado ocupa un lugar central (desde situación de frontera como locus más o menos los hospitales y todo el sistema de salud, pa- crítico, más o menos cotidiano para pensar esta problemática. En otras palabras, puede 12 Intenté señalar algunas direcciones hacia donde la considerarse que en las fronteras nacionales la densidad de esta configuración social desborda las reproducción cotidiana de la “comunidad” presentes páginas en las notas 7 y 10.

104 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Madres en la frontera: género, nación y los peligros de la reproducción sando por el Registro Civil y la Gendarmería Balibar, Etienne, 1988, “La forma nación: histo- Nacional hasta llegar a la Se c retaría de ria e ideología”, en Etienne Balibar e Derechos Humanos provincial). Immanuel Wallerstein, Raza, Nación y Clase, Por una parte, el rechazo y los temores Iepala, México. ante esta figura “típica” parecen presumir que Boltanski, Luc y Ève Chiapello, 2002, El nuevo es - las prácticas de estas mujeres pueden llegar a píritu del capitalismo, Akal, Madrid. Bourdieu, Pierre, 1996, Razões práticas. Sobre a subvertir la estructura local de desigualdades teoria da ação, Papirus Editora, San Pablo. sociales. En términos de los recursos materia- Caggiano, Sergio, 2005, Lo que no entra en el cri - les que costaría al país o a la provincia aten- sol. Inmigración boliviana, comunicación inter - der los partos, del gasto que supondría al es- c u l t u ral y procesos identitarios, Pro m e t e o , tado el usufructo (“exagerado”) de beneficios Buenos Aires. sociales por parte de las mujeres y sus hijos así —————, 2006, “Fronteras de la ciudadanía. como de los costos (al estado y al sector em- Inmigración y conflictos por derechos en p resarial) que tendría su re c o n o c i m i e n t o Jujuy”, en Alejandro Grimson y Elizabeth como ciudadanas/os plenas/os, el “parto ex- Jelin, compiladores, Mi g raciones re g i o n a l e s tranjero” en “territorio nacional” supone una hacia la Argentina. Diferencia, desigualdad y desestabilización socioeconómica. Por otra derechos, Prometeo, Buenos Aires. parte, el cruce de fronteras trastoca clasifica- Das, Veena, 1995, Critical Events. An ciones largamente aceptadas y representacio- An t h rop ological Pe r s p e c t i ve on Contempora r y India. Oxford University Press, Nueva Deli. nes sedimentadas de la nación y de la comu- Davin, Anna, 1997, “Imperialism and nidad nacional/racial. El cruce del río con- Motherhood”, en Frederick Cooper y Ann vierte a estas mujeres en la amenaza de las cla- Laura St o l e r, editores, Tensions of Em p i re . sificaciones esencializadas y de los criterios en Colonial Cu l t u res in a Bourgeois Wo rl d, que éstas están fundadas, de las formas esta- University of California Press, California. blecidas de percepción y valoración de un Douglas, Mary, 1978, Pureza y peligro, Siglo XXI, mundo ordenado. Ejecutoras de monstruosi- Buenos Aires. dades, mezclas y contaminaciones, son pues- Foucault, Michel, 1990, Historia de la sexualidad. tas en foco como elemento a ser controlado. 1-La voluntad de saber, Siglo XXI, Buenos En ambos casos, la mujer aparece como pro- Aires. bable causa de desestabilizaciones y, en ambos —————, 2000, Los anormales, Fondo de casos también, las reacciones tienen como Cultura Económica, Buenos Aires. foco el potencial disruptivo que la reproduc- Fr a s e r, Na n c y, 1997, Iustitia In t e r r u p t a . Reflexiones críticas desde la posición “postsocialis - ción (biológica-siempre-social) “no controla- ta”, Universidad de los Andes - Siglo del da” puede cargar. Hombre Editores, Bogotá. Grimson, Alejandro, 2000, “El puente que separó dos orillas. Notas para una crítica del Bibliografía esencialismo de la hermandad”, en Alejandro Grimson, compilador, Fronteras, naciones e Abel, Lidia y Sergio Caggiano, 2006, identidades. La periferia como centro, Ciccus- “Enfermedades de estado(s). Los inmigrantes La Crujía, Buenos Aires. y el acceso a la salud en una provincia de fron- Hall, Stuart, 2003, Da diáspora. Identidades e tera”, en Elizabeth Jelin, directora, Salud y mi - Mediações Cu l t u ra i s , Ed. UFMG, Be l o gración regional: Ciudadanía, discriminación y Horizonte. comunicación interc u l t u ra l, IDES, Bu e n o s Harvey, David, 2004, El nuevo imperialismo, Akal Aires. Ediciones, Barcelona. Johnson, David y Scout Michaelsen, 2003, “Los

105 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Sergio Caggiano

secretos de la frontera: una introducción”, en Mostov, Julie, 2000, “Sexing the nation/desexing David Johnson y Scout Michaelsen, compila- the body. Politics of national identity in the dores, Teoría de la frontera: los límites de la po - former Yugoslavia”, en Tamar Mayer, editora, lítica cultural, Gedisa, Barcelona. Gender ironies of nationalism, Ro u t l e d g e , Juliano, Dolores, 1987, “El discreto encanto de la London. adscripción étnica voluntaria”, en Roberto Ortner, Sherry, 1996, Making Gender. The Politics Ringuelet, compilador, Procesos de contacto in - and Erotics of Culture, Beacon Press, Boston. terétnico, Ediciones Búsqueda, Buenos Aires. Rubin, Gayle, 1998, “El tráfico de mujeres: notas Karasik, Gabriela, 1994, “Plaza grande y plaza sobre la “economía política” del sexo”, en chica: etnicidad y poder en la Quebrada de Marysa Navarro y Catherine R. Stimpson, Humahuaca”, en Gabriela Karasik, compila- editoras, ¿Qué son los estudios de mujeres?, dora, Cultura e Identidad en el Noroeste argen - Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires. t i n o, Centro Editor de América Latina: Sala, Gabriela, 2000, “Mano de obra boliviana en Buenos Aires. el tabaco y la caña de azúcar en Ju j u y, —————, 2000, “Tras la genealogía del dia- A r g e n t i n a”, en Estudios Mi g ra t o r i o s blo. Discusiones sobre la nación y el Estado en Latinoamericanos, N° 45, Buenos Aires. la frontera argentino-boliviana”, en Alejandro Sassen, Saskia, 1999, La Ciudad Global, Eudeba, Grimson, compilador, Fronteras, naciones e Buenos Aires. identidades. La periferia como centro, Ciccus- Stolcke, Verena, 1982, “Los trabajos de las muje- La Crujía, Buenos Aires. res”, en Magdalena León, editora, Debate sobre —————, 2005, Etnicidad, cultura y clases so - la mujer en América Latina y el Caribe, Vol. III. ciales. Procesos de formación histórica de la con - Sociedad, subordinación y feminismo, ACEP, ciencia colectiva en Jujuy, 1970-2003, Tesis Bogotá. Doctoral, mimeo, Universidad Nacional de —————, 1999, “¿Es el sexo para el género Tucumán. como la raza para la etnicidad?”, en Cuadernos Karasik, Gabriela y Roberto Benencia, 1998- para el Debate, Nº 6, IDES, Buenos Aires. 1999, “Apuntes sobre la migración fronteriza. Stoler, Ann, 1997, “Sexual Affronts and Racial Trabajadores bolivianos en Jujuy”, en Estudios Frontiers. Eu r opean Identities and the Mi g ratorios Latinoamericanos, N° 40/41, Cultural Politics of Exclusión in Colonial Buenos Aires. Southeast Asia”, en Frederick Cooper y Ann Margulis, Mario, 1998, “La «racialización» de las Laura St o l e r, editores, Tensions of Em p i re . relaciones de clase”, en Mario Ma r g u l i s , Colonial Cu l t u res in a Bourgeois Wo rl d, Marcelo Urresti, et al., La segregación negada. University of California Press, California. Cultura y discriminación social, Biblos, Buenos Vila, Pablo, 2000, “La teoría de frontera versión Aires. norteamericana. Una crítica desde la etnogra- Ma rtin, Angela, 2000, “Death of a nation. f í a”, en Alejandro Grimson, compilador, Trasnationalism, bodies and abortion in late Fronteras, naciones e identidades. La periferia twentieth-century Ireland”, en Tamar Mayer, como centro, Ciccus-La Crujía, Buenos Aires. editora, Gender ironies of nationalism, Wallerstein, Immanuel, 1996, Global Culture, Routledge, London. Sage Publications, Londres. Mayer, Tamar, 2000, “Gender ironies of national- Zizek, Slavoj, 1998, “Multiculturalismo o la lógi- ism. Setting the stage”, en Tamar Mayer, edi- ca cultural del capitalismo multinacional”, en tora, Gender ironies of nationalism, Routledge, Fredric Jameson y Sl a voj Zi zek, Es t u d i o s London. Culturales. Reflexiones sobre el multiculturalis - Mo o r e, Henrietta, 1993, Feminism and mo, Paidós, Buenos Aires. Anthropology, Polity Press, Oxford.

106 ÍCONOS 28, 2007, pp. 93-106 Fauna y flora del Ecuador ... en extinsión

ste cuerpo de trabajo en su mayoría fue con- cebido como un pastiche de la ecuatoriani- E dad, o más bien dicho, de mi ecuatorianidad. Quería de alguna manera juntar de una forma dispa- ratada lo que yo más amo de esta tierra, su tropicali- dad, su inocencia embarrada, su reina del banano, su chanchito ahorrador, su Simón Bolivar Simón, así sobre el tapete, como una colección de nostalgias. En esta obra que se armó en cuatro años (pero que venía desde el 1997) exploré una vena irónica de mi tem- peramento, una cierta sátira política que más adelan- te se fue extinguiendo para dar paso a otro tipo de in- vestigación de corte más poético. Esta obra, entonces, marca un período muy específico dentro del contex- to sociopolítico del Ecuador; ese momento de Abdalás, Mahuads, Solórzanos y Gutiérrez. Son mo- mentos por demás negros de nuestra historia: el fe- riado bancario, la dolarización, el golpe del coroneli- to y sus secuaces, y van de la mano de una muy per- sonal percepción de mi propia historia, de una bús- queda incansable de algo que sentía faltante en mí y en mi entorno. Creo que he tratado de aproximarme lo más posible a la herida abierta, de poner el dedo en la llaga hasta que duela, como una metodología de trabajo. Me he reído de mi misma, de mi país y de los demás como en un ejercicio de sicoteatro, para de- sembocar en ese chiste tragicómico que es mi visión de nuestro paso por este planeta. Ana Fernández El reino apacible. Acrílico sobre tela sin bastidor, 2000

109 Que la patria os premie. Acrílico sobre tela sin bastidor, 2000

110 Que soberbio Pichincha decora. Acrílico sobre tela sin bastidor, 2000

111 Quito 2000. Acrílico sobre tela sin bastidor, 2000

112 Sharon la domadora. Acrílico sobre tela sin bastidor, 2000

113 Such is life... en el trópico. Acrílico sobre tela sin bastidor, 2000

114 115 Sí se puede. Acrílico sobre tela sin bastidor, 2001

116 La cuestión agraria y los límites del neoliberalismo en América Latina Diálogo con Cristóbal Kay

Víctor Bretón Universidad de Lleida, España. Investigador asociado a Flacso-Ecuador

Email: [email protected]

Fecha de recepción: enero 2007 Fecha de aceptación y versión final: febrero 2007

ristóbal Kay es en la actualidad Associate Professor in Development Studies and Rural C Development en el Institute of Social Studies, con sede en La Haya (Holanda), así como Honorary Research Fellow in Geography and Environmental Sciences en la Universidad de Birmingham (Reino Unido). Durante los últimos treinta años ha centra- do su actividad investigadora en la problemática de las áreas rurales de América Latina, abarcando temas que van desde la capitalización de las estructuras agrarias y las dinámicas de cambio social derivadas de ella hasta los desafíos planteados por la recurrencia de la pobreza en el medio rural, pasando por el análisis comparado de la economía rural en Europa y América Latina, el gran debate sobre el significado y el alcance de la era de las reformas agrarias en la región, la situación y las expectativas de futuro de la pequeña agri- cultura campesina, o la reflexión y los aportes de las teorías del desarrollo desde una perspecti- va latinoamericana. Hablar de Cristóbal Kay es, de hecho, hacer alusión a una de las grandes figuras de la investigación social sobre el cambio agrario en Latinoamérica y su obra, siempre rigurosa e incisiva, constituye un referente ineludible en la literatura especializada. Co-editor de la European Review of Latin American and Caribbean Studies (CEDLA, Amsterdam) y miembro del consejo asesor internacional de publicaciones como The Journal of Agrarian Change (Blackwell, Oxford), la Revista Mexicana de Sociología (UNAM, México) o The European Journal of Development Research (Routledge, Londres), su producción intelectual abarca numerosos libros y artículos, cuyo recuento exhaustivo escaparía a los límites de esa breve presentación. Sí me parece pertinente señalar algunos títulos, como El Sistema Señorial Europeo y la Hacienda Latinoamericana (con prefacio de Maurice Dobb, México 1980); Latin American Theories of Development and Underdevelopment (Londres y Nueva York 1989); Genealogy of Latin American Dependency Theories (Tokio 2002); así como las compilaciones Latin America Transformed: Globalization and Modernity (con Robert N. Gwynne, Londres 1999 y 2004) o Disappearing Peasantries? Rural Labour in Africa, Asia and Latin America (con Deborah Bryceson y Jos Mooij, Londres 2000).

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito,mayo 2007, pp. 119-133 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Víctor Bretón

Víctor Bretón: De manera general, tu obra discusión de políticas públicas y también en ha pivotado alrededor de tres grandes ejes la cuestión académica. En gran parte ello es temáticos. Uno de ellos tiene que ver con el debido a la tremenda influencia en la región pensamiento latinoamericano, el desarrollo del Movimiento de los Trabajadores Rurales y la originalidad de algunos de sus paradig- Sin Tierra de Brasil (MST), que ha liderado el mas interpre t a t i vos y pro p o s i t i vos: estoy poner esta cuestión sobre el tapete de la agen- pensando, por ejemplo, en las diferentes da política y la ha visibilizado en la concien- propuestas cepalinas1 o en las teorías de la cia nacional de Brasil y del resto de América dependencia. Otro está focalizado en el gran Latina. También por otro lado, y desde una tema del campesinado, la agricultura fami- perspectiva totalmente de frente y casi opues- liar, la persistencia de la pobreza rural y la ta, el Banco Mundial (BM) se ha planteado el pobretología2. El tercer eje gira alrededor del tema de la reforma agraria debido a la agudi- debate sobre lo que significó la reforma zación creciente del problema social en el agraria en América Latina y el problema, en campo. Dentro de los lineamientos del Banco buena parte irresuelto, de la concentración para América Latina, la reforma agraria aflora de la tierra. como una forma de solucionar ciertas contra- Comenzando por el final, el de la refor- dicciones sociales y económicas, pero es plan- ma agraria es un tema que, en el debate teada de una forma totalmente diferente a sobre la ruralidad, desapareció con el adve- como la conciben los movimientos sociales nimiento del neoliberalismo y la entroniza- como el MST: el BM la concibe dentro de un ción del pensamiento único desde la década esquema neoliberal, neoinstitucional, en el de los ochenta. Parece, sin embargo, que en cual la reforma es negociada entre comprado- los últimos años está reapareciendo y que res y vendedores, entre latifundistas que están vuelve a la palestra del debate académico. dispuestos a vender predios y pequeños cam- ¿Qué opinión te merece esa reaparición? ¿Va pesinos y productores que quieren comprar; más allá de una moda académica? ¿Qué está el Banco, en definitiva, otorga préstamos para pasando dentro del pensamiento social en establecer un banco de tierras y mediar en el relación a estas cuestiones? proceso de compra-venta. El planteamiento del MST y de los actores Cristóbal Kay: Es muy positivo, de entrada, sociales es diferente. Ellos quieren nuevamen- que el tema de la reforma agraria esté poco a te que el Estado asuma una responsabilidad poco empezando a surgir en la temática, en la en cuanto a la restitución de tierras. En Brasil nunca se ha hecho una reforma agraria pro-

1 Análisis y propuestas originadas en la Comisión funda, a diferencia de otros países de América Económica para América Latina y el Caribe Latina, y por lo tanto, hay una tremenda de- (CEPAL). sigualdad en base a la concentración de la 2 Por “pobretología” Cristóbal Kay alude al aluvión de propiedad en pocas manos. La estrategia del estudios y publicaciones que en las últimas dos dé- cadas ha enfatizado la reflexión por aprender más ac- MST pasa por la demanda de que el Estado erca de la naturaleza y etiología de la pobreza, así expropie y entregue la tierra a los beneficiados como para proponer medidas para reducirla. Dicho a través de la reforma agraria. Para ello el énfasis está siendo compartido por diferentes actores, desde los investigadores y los responsables del diseño Movimiento presiona y los sin tierras se orga- de políticas públicas, hasta los representantes de las nizan y ocupan tierras no ocupadas o no tra- agencias de desarro l l o. Ver Cristóbal Kay, 2005, bajadas en diferentes latifundios. Esta es la “Reflections on Rural Poverty in Latin America”, en The European Journal on Development Research, vol. versión de la reforma agraria de carácter cla- 17, nº 2, pp. 319-320. sista, similar en muchos sentidos a la caracte-

120 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 La cuestión agraria y los límites del neoliberalismo en América Latina: Diálogo con Cristóbal Kay rística de las décadas de los sesentas y setentas ha devenido en una suerte de sentido del siglo pasado. La visión del BM, sin em- común”. Ello tiene unas consecuencias muy bargo, es muy diferente: se trata de una refor- remarcables desde el punto de vista de ubi- ma puntual, para ciertos sectores sociales, en car fuera del campo de lo discutible toda una ciertas regiones en que hay necesidad de tie- serie de cuestiones (la reforma agraria, la jus- rras y todo ello de forma totalmente volunta- ticia social y la redistribución de la riqueza, ria y muy influenciada por esta visión neoins- son parte de ellas). ¿Qué está pasando en titucional del mercado. este momento? ¿Hay un cierto reflujo de ese Nos hallamos así ante dos concepciones “sentido común neoliberal” que abre espa- diferentes en disputa de lo que la reforma cios a replantear lo hasta hace poco “im- agraria debe ser y significar. Por supuesto que planteable”? Por otra parte, el énfasis recien- yo estoy de acuerdo en que debe ser el Estado te del BM en desempolvar el tema de la re- el agente inductor de la reforma, pero sin co- forma agraria, ¿será de forma implícita un meter los errores del pasado, tales como las reconocimiento, un mea culpa, de las limita- concepciones excesivamente tecnocráticas o ciones de las contrarreformas neoliberales de las rigideces de un desmedido celo estatista. la década de los noventa (México 1992, Perú En este sentido, la experiencia del MST me 1992, Ecuador 1994, Bolivia 1996) que se parece muy positiva porque está empujando suponía que debían incentivar la inversión al movimiento social, así como por las diná- del capital privado y generar desarrollo en el micas organizativas que genera en rubros medio rural? muy diversos que van desde la cooperación interna en lo referente a la producción, la co- C.K.: Sí. Con la política neoliberal de las dé- mercialización, la provisión de servicios de cadas de los años ochenta y los noventa, ese salud y de educación, por poner algunos gran cambio económico e incluso político en ejemplos. De alguna manera, nos hallamos América Latina, toda la fase de la deuda ex- ante una acepción mucho más integral y terna y los ajustes estructurales, penetran y se mucho más horizontal, en la medida en que aprueban leyes en diferentes países de la re- el movimiento social tiene más influencia en gión, se introducen nuevos mecanismos de li- la forma en que se lleva a cabo esa reforma beralización económica, y muy especialmente agraria, en la misma estructura organizativa en el sector rural. La idea motriz era que todo después de la apropiación. Eso me parece el período anterior, el de la industrialización muy importante y positivo. La experiencia por sustitución de importaciones y del desa- del BM, en cambio, ha sido muy puntual en rrollo hacia adentro, había sido negativo para países como Sudáfrica, Colombia e incluso en el desarrollo y en especial para el sector agrí- Brasil y sus resultados han sido muy desalen- cola. Con la política neoliberal se pretendía tadores. En fin, forma parte de una estrategia que todo fuera al revés: se quiso desmantelar orientada en parte a desmontar una posible la mayor parte del sector industrial argumen- movilización más amplia, “apagar el fuego” tando que no era competitivo, se postuló que en cierto sentido, y busca en el fondo crear un las ventajas comparativas estaban en el sector mercado de tierras que puede llevar de nuevo agrícola y que con su fomento se iba a llegar a que el campesinado pierda las suyas. a un despegue capaz de generar empleo y me-

V.B.: Fernando Eguren apuntó en una de las 3 VII Congreso de la Asociación Latinoamericana de mesas redondas del último congreso de Sociología Rural (ALASRU), celebrado en Quito del ALASRU3 de qué manera “el neoliberalismo 20 al 24 de noviembre de 2006.

121 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 Víctor Bretón

través del mercado, bien facilitando su nego- ciación en procesos de compra-venta, bien por medio del fomento del arrendamiento de predios. Eso también es parte del plantea- miento del Banco Mundial, al igual que otra pata de su política, que no había mencionado antes, y que alude al apoyo a los procesos de titulación de tierras, con la idea de que una vez que el pequeño productor (la mayoría de ellos sin títulos de propiedad previos sobre sus parcelas) reciba su escritura avalada por el Estado, podrá recurrir a los bancos en busca de crédito, podrá invertir, mejorar su produc- tividad, ser más competitivo en el mercado y de ahí subir su nivel de vida. Pero, como bien se sabe, incluso en las zonas en las que se hi- jores salarios, aliviando las condiciones de cieron proyectos de titulación, lamentable- vida en el campo y por supuesto haciendo de- mente nunca llegó esta segunda etapa de ma- caer la pobreza. Pero como sabemos, eso no yores créditos, mayor inversión y mejora en pasó. Ciertos sectores de la exportación tuvie- los estándares de vida. La verdad es que en ron un crecimiento: los ligados al capital in- términos generales no se han visto muchos ternacional. En cambio, gran parte de la po- beneficios y que, en algunos casos, incluso ha blación campesina tuvo que enfrentar el im- aumentado la conflictividad en el campo. pacto de la liberalización de los mercados, proceso que fue más profundo en los países V.B.: Visto lo visto y dadas las circunstancias que firmaron tratados de libre comerc i o. actuales, ¿cómo crees que se puede redefinir, Estos países fueron inundados con productos imaginar y delinear la reforma agraria en el subsidiados del Norte, una competencia des- escenario global del siglo XXI? leal que afectó a la producción de alimentos por parte de las unidades campesinas y que C.K.: En el contexto actual la noción de re- llevó a un nuevo proceso de concentración de forma agraria debe encerrar un contenido di- la propiedad, a la pérdida de tierras de los sec- ferente al del pasado, y en su formulación es tores campesinos, al incremento de la migra- necesaria la participación de los agentes socia- ción y, en aquellos países en que ésta no fue les implicados. La reforma del siglo veintiuno tan posible, a una agudización de las presio- debe trascender, para empezar, las acepciones nes sociales internas. clásicas del papel de la tierra como medio de El BM reconoce parcialmente que esa producción; apostarle más bien a una con- apertura y esa política de agroexportación no cepción de territorio sobre el que se ejerce una creó los empleos suficientes y no estabilizó al gestión socio-productiva a nivel de una cierta campesinado; por el contrario, dinamizó a los comunidad en la cual también se plantea, sectores empresariales pero tuvo efectos en fuera del aspecto productivo, la necesidad de general muy negativos para los pequeños fortalecer las redes y las relaciones sociales de campesinos. Ahí se planteó la necesidad de ese espacio. En aquellos territorios que tienen buscar modos y posibilidades de acceso al uso una cultura campesina-indígena, por ejem- del recurso de la tierra para estos últimos a plo, habría que apuntar a que ésta se revigori-

122 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 La cuestión agraria y los límites del neoliberalismo en América Latina: Diálogo con Cristóbal Kay ce y que eso se ligue también a toda la pro- equidad, con la producción mucho más eco- blemática de la sustentabilidad ecológica, que lógica, etc. es muy importante. Se trataría de introducir no una visión meramente productivista y V.B.: Sería, de alguna manera, trascender el mercantil, sino también un manejo de recur- ámbito del proyectismo y recuperar la capaci- sos naturales razonable en función de la sos- dad (y la voluntad política, por supuesto) tenibilidad del territorio de esa comunidad y para plantear políticas reales de desarrollo. también a nivel nacional. Por otro lado tene- Relacionado con ello, ¿cómo redefinir el mos ciertos territorios que son más forestales, papel del Estado y los poderes públicos en que tienen menor vocación agrícola y que son los escenarios de la globalización y qué rol portadores de una experiencia y una historia tendrían que desempeñar éstos en el diseño de uso colectivo, comunal, que se puede res- de esas políticas? Siguiendo en esta lógica ar- catar y fortalecer, tratando de hacer, de paso, gumental, ¿Qué papel juega en todo esto -o una gestión sustentable del recurso forestal y debe jugar- la integración regional? de un turismo rural comunitario. Esos recur- sos ecológicos pueden ser mucho mejor ma- C.K.: Es interesante la afirmación de André nejados en forma colectiva que individual. Se Gunder Frank, uno de los grandes teóricos de trataría, en suma, de ir hacia una nueva e la dependencia, quien reconoce, treinta años imaginativa visión de la reforma agraria capaz después de haber escrito sus primeros traba- de integrar las sinergias de unas comunidades jos, que fue una ilusión pensar que un país campesinas y unos pueblos indígenas que tie- puede tener un desarrollo autóctono, autóno- nen toda una cultura de prácticas mucho más mo, independiente de las grandes fuerzas del sostenibles del territorio que las grandes mercado mundial. Justamente la paradoja es- transnacionales productoras de soya, por triba en que, a pesar de ello, hoy en día nece- poner un ejemplo actual y recurrente, que sitamos un Estado más fuerte para poder en- destruyen enormemente los recursos natura- frentarnos al mercado mundial. Suena con- les y que bien poco es lo que aportan desde el tradictorio. Mi aproximación al tema sería punto de vista del desarrollo local. que, por ejemplo, en el caso de América La ventaja, si uno plantea la reforma en Latina, la región tiene que indudablemente ese sentido más amplio, es que también la po- rescatar la política pública, rescatar un rol de blación urbana puede -y debe- formar parte y mayor autonomía y legitimidad del Estado. sentirse implicada. Digo esto porque aunque Pero para que eso sea viable, los países latino- hoy en día, y es lógico por supuesto que así americanos tienen que asociarse, formar un sea, la reforma agraria se encuentre mucho mercado regional y tener una cierta interac- más conocida por los campesinos, es impor- ción política. Estoy pensando un poco en el tante que la población urbana apoye este tipo modelo de la Unión Europea, en el sentido de de medidas por razones de la manutención que hay que tener una visión económica y del paisaje y de una cierta cultura rural que una visión de comunidad política de referen- beneficia a toda la población. Lo de la refor- te de Estados-naciones latinoamericanos que ma agraria es entonces un proyecto nacional, permitiera una acción coordinada para en- no de un pequeño grupo de campesinos o de frentarse a, por ejemplo, los desafíos plantea- pequeños productores rurales: detrás de ella dos por la liberalización del comercio a escala hay una función más amplia que tiene que planetaria. Tener una visión conjunta frente a ver con la sustentabilidad, con los reequili- la dinámica del comercio mundial, frente a brios territoriales, con la justicia social y la las políticas del Banco Mundial, frente a la

123 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 Víctor Bretón

Unión Eu ropea, frente a las políticas de Acuerdo de Cartagena, han entrado en crisis Estado y comercio que plantean los Estados también de alguna forma, y no han tomado Unidos, en vez de que las negociaciones se más fuerza ni prosperado más, y eso ha lleva- hagan de país a país. Ahí queda el ejemplo de do a que muchos países busquen entonces la las conversaciones entre Ecuador (o cualquier solución individual. Cada Estado-nación, otro país latinoamericano) con los Estados con la excepción de Venezuela que plantea la Unidos a tenor de la hipotética firma de un Alternativa Bolivariana para América Latina y Tratado de Libre Comercio (TLC): es evi- el Caribe (ALBA), persigue una salida parti- dente que el país más pequeño (y todos por cular para insertarse en el mercado interna- separado son más pequeños en términos eco- cional y ciertamente los países más poderosos nómicos que los Estados Unidos) no obtiene en América Latina -Brasil, México y las mejores ventajas en la negociación. Por eso Argentina- no han asumido el liderazgo eco- es por lo que hay que plantearse una visión nómico y político de un proceso de integra- regional latinoamericana frente a la globaliza- ción latinoamericano capaz de ubicar al con- ción, a la mundialización. Por un lado tene- junto de la región en mejor posición de cara mos a los Estados Unidos; por el otro tene- al mercado internacional. Incluso México co- mos a la Unión Europea; ahora está emer- metió el error de creer que podía ingresar al giendo China, que también está tratando de mundo moderno de los países desarrollados en establecer relaciones bilaterales porque eso es forma unilateral, mirando hacia el norte y no lo que más le favorece. Es necesario, pues, ca- mirando hacia el sur, es decir, negociando con minar hacia el planteamiento de una institu- Estados Unidos y Canadá su Tratado de Libre cionalidad que vaya más allá del Estado na- Comercio de América del Norte (NAFTA). cional, enfrentarse a todos estos nuevos cam- Hoy sabemos sin embargo que doce años des- bios que son tan rápidos y a nivel mundial. pués, según los estudios, México está muy por debajo de los beneficios imaginados. De V.B.: La realidad del día a día, sin embargo, hecho, y ahí están las series históricas, la eco- parece indicar que las iniciativas de integra- nomía mexicana creció mucho más en la dé- ción regional avanzan, en el mejor de los cada de los cincuenta, los sesenta y los seten- casos, a trompicones y no sin severos pasos ta que de la mano del NAFTA. Creo que atrás. ¿Cómo ves de cara al futuro opciones México hubiera sacado con toda probabilidad como el MERCOSUR o la Comunidad más beneficios si se hubiera integrado al Andina de Naciones? ¿Cómo conciliar la via- MERCOSUR y si hubiera tenido un plante- bilidad de estos procesos con la proliferación amiento común con los otros grandes de de negociaciones de T LC bilaterales? América Latina frente a los Estados Unidos y ¿Estamos ante dos tendencias contrapuestas a la Unión Europea. Es necesario crear la o ante una estrategia de los grandes bloques Unión Latinoamericana. Mi crítica está diri- c o m e rciales (básicamente los Estados gida a los líderes políticos nacionales que no Unidos) de cara a neutralizar el hipotético ven la importancia estratégica que de cara al avance de un proceso de integración latino- futuro tiene la integración regional latinoa- americano? mericana.

C.K.: En realidad no tengo respuesta frente a V.B.: De lo que dices puede deducirse que estas preguntas. Pero yo creo que es una cier- no existe, por parte de las elites políticas, esa ta tragedia lo de estas relaciones bilaterales. El visión regional de la importancia de la inte- MERCOSUR y la Comunidad Andina, el gración…

124 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 La cuestión agraria y los límites del neoliberalismo en América Latina: Diálogo con Cristóbal Kay

C.K.: Y ese consenso no existe porque Lati- ese país, la penetración de capital extranjero noamérica todavía tiene muchos problemas en el caso del petróleo y del gas durante el pe- internos irresueltos. Pongamos por ejemplo el ríodo neoliberal, así como el boom agroexpor- caso de Bolivia. Tú no puedes pretender que tador de la soya vinculado al mercado mun- prospere esa visión quizás un poco utópica de dial -también con capital nacional, con capi- la integración regional latinoamericana por- tales brasileños y algunos argentinos-, ha ge- que los Estados-naciones no son todavía real- nerado riqueza y a la vez está desintegrando al mente Estados-naciones; porque todavía no país: da la impresión de que estarían creando todos sus ciudadanos son realmente ciudada- dos Bolivias. Esa región próspera e inequitati- nos. En Bolivia gran parte de los indígenas va de Bolivia no quiere hacer concesiones a han sido discriminados por siglos, y seguían los requerimientos de un creciente Estado, di- discriminados incluso después de la gamos, “más legítimo” en cierta forma porque Constitución de 1952. Entonces no hay un incorpora la participación de sectores indíge- Estado nacional que luche, que tenga la legi- nas. De hecho, y más tras la elección de Evo timidad ni la capacidad de negociar acuerdos Morales, ahora se teme en Bolivia que haya regionales. Sí, hay demasiados problemas in- más representación de los intereses de los ternos y muy poca continuidad institucional: pueblos indígenas en contraposición a los de una historia plagada de golpes de Estado, los sectores internacionalizados vinculados a donde los gobiernos no cumplían su período los hidrocarburos y la soya. Eso en un con- legislativo, etc. Esa fragilidad ha impedido lo- texto en el que Evo Morales está tratando de grar acuerdos con otros países o incluso rescatar la soberanía nacional en medio de un acuerdos de carácter regional. proceso en el que la reprimarización de la economía del país, el peso del sector agroex- V.B.: Por lo tanto, ¿hasta qué punto es viable portador y la importante presencia de capital plantear la cuestión de la integración regio- extranjero en sectores estratégicos como los nal y de la necesidad de trascender el marco hidrocarburos ha coadyuvado una innegable del Estado-nación en países tan fragmenta- fragmentación interna. dos económica, social, política y étnicamen- En la mayor parte de los casos, sin embar- te como, pongamos por caso, Ecuador o go, y dado que los Estados nacionales tienen Bolivia? ahí posibilidades de generar ingresos, están bajo la influencia y responden a los intereses C.K.: Esto me recuerda a un antiguo trabajo del mercado externo. El apoyo que el presi- de Osvaldo Sunkel (Capitalismo Transnacio- dente Evo Morales pueda recibir a través de nal y Desintegración Nacional, 1972) que acuerdos regionales con los países vecinos y planteaba cómo la creciente dependencia de otros países como Venezuela sin duda que re- América Latina respecto a las fuerzas econó- forzará su capacidad de negociación tanto micas internacionales creaba un proceso de con los sectores transnacionales como con los desintegración interna. Lo curioso es que la sectores internos ligados a dichos intereses. O teoría de la dependencia parece perderse y sea, es posible recuperar y reforzar la sobera- surge después la teoría de la globalización, de nía nacional sobre los recursos productivos y la mundialización, pero no se retoman las a su vez lograr una mayor cohesión interna a grandes visiones y los grandes aportes de través de acuerdos regionales entre los gobier- aquélla a pesar de las muchas verdades en ella nos progresistas de América Latina que de- encerradas, siguiendo ahora con el caso de fienden los intereses de las mayorías de su po- Bolivia. En los departamentos orientales de blación y no de las minorías privilegiadas.

125 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 Víctor Bretón

V.B.: Volviendo al tema de la reforma agra- la industrialización. En América Latina la re- ria y enlazándolo con lo que estás comen- forma agraria llegó tardíamente cuando el tando, se me ocurre que una forma de re- p roceso de industrialización por sustitución plantearla para el siglo XXI sería dentro de de importaciones ya se estaba agotando. un proceso de reinstitucionalización, de re- Además, fue demasiado tímida y salvo conta- cuperación y reforma del Estado en un esce- das excepciones no re volucionó a la economía nario donde se avanza hacia la integración y sociedad rural. regional. Tal como están las cosas, sin em- En el momento presente, la reforma agra- bargo, ¿qué sentido tiene para ti una refor- ria en América Latina ofrece la posibilidad, ma agraria como la actualmente impulsada para empez a r, de hacer un cierto pago a la por Chávez en Venezuela o Morales en deuda histórica que se tiene con los pueblos Bolivia, en países donde pareciera que el indígenas y con el conjunto de los sectores so- proceso de consolidación del Estado-nación ciales maltratados, de entre los cuales el cam- permanece inconcluso? pesinado ha sido de los más marginalizados. También se potenciaría el mercado interno, se C.K.: Tendría sentido una reforma agraria, sí, rebajarían las tensiones sociales, podría haber por supuesto que sí… Tiene sentido la re f o r- una mayor integración del sector campesino a ma en una lógica de desarrollo hacia adentro , la comunidad nacional y ello redundaría en tal como fue la estrategia implementada en su una mayor participación social. La política día en países como Corea del Sur y Ta i w á n , sería así resultado de un proceso de agre g a- donde se planteó una reforma agraria muy ción de va l o res, y no tanto de exclusiones. igualitaria y drástica en que fueron expro p i a- Te saco ahora de nuevo el caso de Brasil dos todos los terratenientes y en que fuero n para ejemplificar de qué manera la participa- restituidas al sector campesino tierras en ción campesina puede incluso revertir en un forma masiva antes incluso del proceso de ins- mayor control de sectores tan importantes titucionalización, generándose un merc a d o como el de la agroindustria. El MST ha interno importante, impulsando políticas pú- hecho un esfuerzo importante por generar blicas (hecho que, de paso, contribuyó activa- una agroindustria propia dentro del sector mente a legitimar al Estado) y poniendo así campesino; agroindustria que es muy produc- las bases para consolidar una sociedad más ar- tiva agregando valor y que incluso crea sus ticulada, más integrada. La reforma agraria propias cadenas comerciales. Me parece que fue la que en su inicio impulsó a la industria- es un ejemplo que ilustra de qué modo en lización que estuvo dirigida hacia el merc a d o c i e r tos países como Bolivia, Ve n ezuela o interno y en apoyo al desarrollo tecnológico Brasil se está buscando una solución a largo de la agricultura con la industria de fert i l i z a n- plazo a las contradicciones generadas por la tes, implementos y equipos que incre m e n t a- concentración de la riqueza y la pauperiza- ron la productividad en el agro. Solamente en ción campesina, solución que pasa por dina- la segunda etapa se lanzó el proyecto de in- mizar las sociedades internas y el mercado na- dustrialización hacia el mercado internacio- cional y de ahí, de nuevo, quizás integrarse al nal, pero siempre bajo un control estatal, su- mercado internacional. Hay que empezar por p e rvisado por una banca pública: fue en suma tomar un poco más el control económico a un proceso de proyección exterior dirigido nivel doméstico, por rearticular las economí- por el Estado. El éxito de Corea del Sur y de as y sociedades para fortalecer la sociedad Taiwán se debe en gran medida a que hiciero n civil y el Estado-nacional. Sólo entonces es la reforma agraria antes o conjuntamente con posible buscar una nueva forma de integra-

126 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 La cuestión agraria y los límites del neoliberalismo en América Latina: Diálogo con Cristóbal Kay ción al mercado exterior que refuerce la cohe- sión interna y no conduzca a la desintegra- ción nacional. Hay que forzar una pausa en este proceso de liberalización y de integración fragmentada de los países latinoamericanos porque está creando incluso mayores proble- mas internos de los que puede resolver.

V.B.: Antes citaste a Osvaldo Sunkel, a Gunder Frank y la teoría de la dependencia, reivindicando y asumiendo su legado. Más allá del tema concreto de la reforma agraria y más allá incluso del ámbito de la ruralidad, mi pregunta va dirigida hacia los derroteros por los que discurre hoy la reflexión social sobre y desde América Latina: ¿Qué pasó, tras el colapso del modelo desarrollista en la queda de una alternativa. Lo paradójico es década de 1980, con la originalidad del pen- que estos gobiernos fueron elegidos con un samiento crítico latinoamericano de los se- discurso contrario al modelo neoliberal y que, sentas y los setentas? ¿Por qué se procedió a sin embargo, han seguido en el fondo políti- importar indiscriminadamente modelos teó- cas neoliberales, aunque matizándolas en ám- ricos del Norte sin atender a las especificida- bitos tan importantes como la implementa- des regionales? ¿Por qué ahora sin embargo ción de políticas sociales y redistributivas. La parecen volver los grandes temas planteados excepción son quizás los gobiernos de Chávez treinta o cuarenta años atrás (y no resueltos) y Morales quienes están tratando de impulsar al mundo de lo discutible, lo deseable y (qui- una nueva reforma agraria y buscando un zás) de lo políticamente posible? mayor control estatal sobre ciertos recursos naturales. No obstante, y por ahí va mi refle- C.K.: América Latina está pasando por un xión, en lo que tiene que ver con lo macroe- proceso de transición perceptible a través de conómico y la inversión de capital extranjero, la vitalidad de los movimientos sociales (pri- todos esos gobiernos han seguido con los li- mero, años atrás, movimientos de los pueblos neamientos anteriores, sin cambios estructu- indígenas), y más recientemente a través de la rales importantes. Siguen los problemas so- elección de varios gobiernos nacionales de ciales, pues todavía no han logrado del todo tinte socialdemócrata que están cuestionando combatir la pobreza, generar suficiente em- el modelo neoliberal y que están abriendo po- pleo, reducir la emigración al extranjero y dis- sibilidades de que haya una transición o al minuir la enorme desigualdad en la distribu- menos un sondeo hacia un nuevo modelo de ción del ingreso. Se manifiesta que hay un desarrollo económico y de inserción en el problema social muy profundo acá. mercado internacional. El advenimiento de Eso abre la posibilidad de que se planteen Chávez en Venezuela, Lula en Brasil, Kirch- estos grandes temas y que ahora se esté a la ner en Argentina, Tabaré Vásquez en Uru- búsqueda de una nueva estrategia de desarro- guay y Morales en Bolivia, por ejemplo, es un llo; estrategia a la que no se sabe qué nombre indicador importante de que el modelo neo- darle: se habla del consenso post-Washing- liberal se ha agotado y de que se va en bús- ton, del movimiento anti-globalización, de

127 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 Víctor Bretón una política anti-neoliberal, pero no se habla neoestructuralismo: ¿cómo explicas la apa- de una categoría positiva porque, en realidad, rente contradicción que muestra la experien- ya nadie utiliza un término que aluda a una cia chilena de los últimos años entre la re- política de corte socialista. Falta un poco ducción de la pobreza y la indigencia sin re- reinventar y redefinir esa categoría, que está ducir la brecha en lo que a los ingresos se re- de hecho detrás de muchas de las demandas fiere? de las sociedades actuales. En este sentido, no tenemos la respuesta de los intelectuales sobre C.K.: Las luces y las sombras del caso chileno qué políticas se deberían seguir hoy en día, son las luces y las sombras del neoestructura- pues no hay un pensamiento suficientemente lismo. Ese neoestructuralismo, ¿es realmente desarrollado en esa dirección. Hay ciertas un cambio radical dentro de la concepción bases, en la teoría cepalina, donde ya se plan- estructuralista o es más bien una adaptación teó hace más de una década toda una renova- defensiva frente al neoliberalismo? Eso es un ción del pensamiento estructuralista -las pro- gran debate: queda la disyuntiva y habría que puestas llamadas neoestructuralistas- de la pensarlo, darle vueltas. Esa paradoja se da en transformación pro d u c t i v a con equidad; el caso chileno, se expresa ahí. Por un lado, el hubo una serie de estudios durante los últi- gobierno chileno sigue con la política neoli- mos años que tratan de alguna forma de rea- beral de Pinochet; pero por otro también in- decuar la vieja teoría estructuralista frente a troduce toda una serie de políticas sociales los desafíos de la globalización. Yo creo que nuevas. Es una mezcla, una heterogeneidad. ahí sí se plantean formas de crear un desarro- Incluso en la política de Pinochet se conser- llo desde adentro hacia fuera, que significa varon elementos de la política anterior en una inserción en el mercado global de acuer- cierta forma; no es que fuera un modelo neo- do a los intereses nacionales y no de una mi- liberal puro tampoco: el cobre se mantuvo en noría privilegiada, de crear una dinámica de manos del Estado, hubo tremendos subsidios crecimiento basado en el desarrollo tecnológi- para la forestación, etc. co y no en base a la mano de obra barata, de Pero volviendo a tu pregunta, yo diría que buscar equidad social, de potenciar las capa- en esto estamos con el vaso medio vacío o cidades de las personas con mayores inversio- medio lleno según se mire. En la política eco- nes en educación y salud, de que se disminu- nómica no tenemos muchas alternativas. El ya la desigualdad en los ingresos, de que se capitalismo es el sistema económico domi- creen más empleos y de que se busque una nante y, a ese nivel, nosotros tenemos que nueva relación de comercio internacional y jugar a gobernar el mercado, en vez de que relaciones financieras más beneficiosas para nos gobierne a nosotros, y a integrarnos en él América Latina. de tal manera que beneficie a las mayorías. Hay que buscar el modo de aumentar la pro- V.B.: Bueno, digamos que el neoestructura- ductividad y de aumentar la capacidad de la lismo se puede leer de diferentes formas: hay mano de obra a través de programas educati- quien lo interpreta como un conjunto de vos y mejorando la salud. Es necesario agregar propuestas alternativas al neoliberalismo sal- cada vez más valor a la producción, ir desa- vaje y hay también quienes las ven como un rrollando los procesos de transformación de plegamiento en toda regla de la CEPAL a ese los recursos naturales a través de su procesa- “sentido común neoliberal” a que aludíamos miento, industrialización, comercialización y antes. Chile ha sido seguramente el país que creación autóctona de tecnologías para así de- mejor encarna las luces y las limitaciones del pender cada vez menos de los recursos natu-

128 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 La cuestión agraria y los límites del neoliberalismo en América Latina: Diálogo con Cristóbal Kay rales, en términos relativos, y aprovechar que vamente altas de crecimiento, pero lo han la mayor parte del valor agregado -y por tanto hecho en forma desigual y no se ha logrado de la generación de ingresos- esté principal- disminuir la tremenda desigualdad en la dis- mente en las varias etapas de la cadena pro- tribución del ingreso. O sea, hubo crecimien- ductiva y menos en la materia prima propia- to sostenido pero sin equidad. Esa brecha en mente dicha. Hay que desarrollar capacidades la equidad indica las limitaciones del caso tecnológicas y servicios de calidad y por tanto chileno y se debe tanto a los “enclaves” auto- la capacidad creativa de la mayoría de la po- ritarios heredados de la época de Pinochet y a blación. A nivel social los gobiernos solamen- las restricciones impuestas por la globaliza- te intervienen hasta el punto en que los mo- ción, como también a la falta de presión so- vimientos sociales les presionan para que asu- cial de los sectores postergados y a la poca au- man un papel más activo. Ahí radica precisa- dacia de los gobiernos de la “Concertación” mente la importancia de los sectores sociales de sobrepasar las varias limitaciones. que por un lado han sido excluidos de este La educación y la salud en Chile están modelo de integración neoliberal, y que por muy por debajo de la capacidad económica otro deben organizarse y presionar a sus go- del país. Ahora veremos qué pasa con el biernos para crear un Estado con mayor ca- nuevo gobierno de Michelle Bachelet, que pacidad de gestión. Para enfrentarse a la glo- ganó las elecciones presidenciales en parte balización se necesita un Estado que pueda porque la población espera de ella una mayor desarrollar las capacidades humanas de cara a práctica social, un mayor énfasis en su gestión mejorar la competitividad y negociar mejores de gobierno en los temas sociales y en lograr condiciones de integración en los mercados una mayor equidad. ¿Es posible lograr un regionales y globales. Lamentablemente, tras “crecimiento con equidad” de manera soste- la crisis del socialismo no hay ninguna fuerza nida y una “transformación productiva con que reivindique un modelo, no sé cómo lla- equidad” que sea sustentable tal como lo marlo, neosocialista o comunitario… plantean los neoestructuralistas? Todavía no Por eso yo planteo, para ser pragmático, hay un país en América Latina que a mi jui- las virtudes del neoestructuralismo porque cio haya logrado cumplir con las promesas de por lo menos es una forma más, digamos, dichas estrategias de desarrollo. avanzada del capitalismo, más integrada, más igualitaria, con mayor posibilidad de creación V.B.: Digamos que de la mano del neolibe- de empleos de calidad y con una visión de re- ralismo la política se ha subordinado a la forzar la capacidad de gestión del Estado para economía. Ahí encajaría esta fase transitoria captar los posibles beneficios de la globaliza- re p res entada por el neoestru c t u r a l i s m o . ción para la mayoría de la población. Es, ¿Qué papel juega la izquierda en este mo- desde esta perspectiva, un paso más adelante, mento desde el punto de vista de avanzar en aunque no digo que vaya a resolver per se los estos procesos que estamos comentando? Te problemas sociales y lograr una mayor parti- pregunto esto a tenor de esa imagen tópica cipación ciudadana. Chile logró disminuir la que existe sobre la presencia de dos izquier- pobreza a más de la mitad en relativamente das en América Latina, la “civilizada” y la pocos años, y eso es lamentablemente un fe- “nacionalista”, “etnicista”, en cualquier caso nómeno aislado en América Latina ya que en trasnochada y anclada más a un proyecto del casi todos los otros países la pobreza dismi- pasado que con miras al mañana. nuyó sólo levemente. Los niveles de vida tam- bién han aumentado debido a las tasas relati-

129 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 Víctor Bretón

C.K.: Una pregunta casi imposible de contes- des debilidades de Evo Morales, por ejemplo, tar en este momento porque creo que la res- y de Chávez también, es que en realidad no puesta tiene que venir de los movimientos y tienen un partido político detrás de ellos, una demandas sociales, y es muy difícil de saber institucionalidad capaz de llevar adelante su cuáles y cómo van a ser los movimientos so- proyecto: son movimientos que dependen ciales en el futuro. Por ejemplo, yo creo que mucho de un líder político que tiene cierta nadie esperaba en los años sesenta del siglo convocatoria, cierta historia, pero que adole- pasado que en los ochenta y los noventa hu- cen de una estructura partidaria fuerte con un biera un resurgimiento de los movimientos programa coherente. Responden más bien a indígenas y menos en la forma en que se dio. ciertas demandas sociales del momento polí- Antes eran los movimientos obreros, de po- tico, y tampoco hay programas socialistas a bladores urbanos, los que tenían la idea de la largo plazo. Creo que además hay que refor- vanguardia socialista y se pensaba que el mo- mular, refundar, los partidos políticos porque vimiento campesino e indígena casi que era han perdido mucha legitimidad y mucha ca- como cosa del pasado. Sin embargo, de re- pacidad de representación, empezando por pente surgió una fuerza enorme, todo este los partidos de izquierda, que deben renovar- movimiento de los pueblos indígenas, que ha se en profundidad. Ojalá que en un futuro no echado por debajo gobiernos, que ha conse- lejano surja eso. guido cambiar políticas sociales, etc. Eso Estimo, en otro orden de cosas, que con- nadie pudo preverlo. Incluso ahora la elec- ferencias como la actual4 o de las maestrías y ción de Evo Morales, el primer presidente in- el doctorado impartidos aquí en la FLACSO, dígena en la historia de América Latina, ha dan un espacio y una estructura de donde sido una sorpresa para muchos. puedan surgir iniciativas y propuestas capaces En forma abstracta, debido a la tremenda de alimentar a los movimientos sociales, a las crisis de la izquierda a nivel mundial, no sólo ONG, a los movimientos sindicales y tam- en América Latina, como que todavía tene- bién a las políticas públicas y a los partidos mos que ver cuál va a ser el sujeto social que políticos a través de publicaciones en revistas va a llevar adelante la idea de izquierda pro- como Íconos y otras muchas. En ese sentido, gresista. Hay varios movimientos contra la es nuestra responsabilidad como científicos globalización neoliberal pero hay pocas pro- sociales por lo menos analizar cuál es la pro- puestas alternativas concretas que sean facti- blemática en el escenario latinoamericano, a bles. ¿Qué propuestas tienen para solucionar nivel nacional y regional, así como sondear los problemas sociales y la falta de participa- cuáles son los cambios económicos que se ción social y política? ¿Qué propuestas tienen dan a escala internacional para que partiendo para la construcción de una nacionalidad le- de ahí puedan los actores sociales formular gítima no discriminatoria y de un Estado in- sus propias propuestas. Porque el peligro de cluyente y democrático que logre llegar a esta los problemas locales e inmediatos, los deri- integración latinoamericana para enfrentarse vados de la precariedad -falta de agua, de sa- a la globalización? Estamos en la búsqueda de nidad, el desempleo, etc.- es que hacen que la ese sujeto social, porque no creo que debamos gente busque y presione a sus gobiernos pero caer en una visión leninista, digamos, de que sin una visión del conjunto y sin una pers- acá disponemos de una izquierda y una inte- pectiva a medio-largo plazo. De ahí la impor- lectualidad ilustrada con tendencias futuras tancia de los aportes que pueden hacer las delineadas y por lo tanto con propuestas po- líticas sólidas y articuladas. Una de las gran- 4 Nueva alusión al VII Congreso de ALASRU.

130 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 La cuestión agraria y los límites del neoliberalismo en América Latina: Diálogo con Cristóbal Kay ciencias sociales en términos de ofrecer esa vi- C.K.: La pregunta da para pensar y estoy re- sión mundial y global necesaria para encon- flexionando un poco sobre la marcha. Es muy trar respuestas nacionales y regionales. Esa es cierto lo que tú dices de que los discursos de nuestra posibilidad, gracias al creciente acce- los sectores sociales, por ejemplo en este so a la información, de plantear una propues- mismo congreso de ALASRU, tienden a ser ta desde una perspectiva latinoamericana y muy populistas y muy campesinistas y con desde una mirada de los pueblos, de los pue- buena razón, porque vemos la situación de blos marginados, discriminados y explotados. los pueblos indígenas y campesinos, cómo la economía campesina está siendo desintegrada V.B.: Estás reivindicando el potencial estra- a través de todo este proceso de importacio- tégico del conocimiento científico de los nes de productos alimenticios baratos que procesos sociales como herramienta para mencioné al principio, la tremenda emigra- construir un discurso contra-hegemónico y ción a que lleva la crisis de los hogares fami- para el diseño de políticas públicas, en defi- liares, los conflictos sociales que todo ello ge- nitiva. nera, etc. Hay todo un proceso de descomu- nalización o de desarticulación de la comuni- C.K.: Tú lo dices muy bien. Eso es. dad campesina motivado por el impacto de todos esos cambios económicos y sociales. V.B.: Como señalé al principio, una parte Nuestra simpatía está del lado de esas econo- muy importante de tu trabajo ha estado de- mías campesinas, pero como tú bien dices es dicada a la investigación y a la reflexión necesario repensar la posibilidad de una vía sobre la situación y las expectativas del sec- campesina en el sentido de que no creo que la tor campesino en América Latina. No obs- solución esté en buscar espacios cerrados. tante, tengo la impresión de que a veces se Yo, por ejemplo, por supuesto que apoyo utiliza la noción “campesino” -y pienso no a un movimiento como el de los zapatistas de sólo en la literatura especializada sino tam- Chiapas, pero no veo que constituya un pro- bién, y de manera importante, en los gesto- yecto nacional, y menos un proyecto para res de proyectos de desarrollo dirigidos al América Latina, en el sentido de que no po- medio rural- con un sesgo esencializado que demos tener proyectos autónomos de pro- no se corresponde con la realidad, como si ducción campesina, orgánica, con cierta au- los pequeños productores de hoy no estuvie- tonomía, etc., desligados de todos esos proce- ran articulados a los mercados regionales y sos sociales de carácter global. Primero por- nacionales (e incluso internacionales) y co- que las fuerzas políticas dominantes no van a mo si su dependencia de los ingresos prove- permitir que este modelo de autonomía local, nientes de actividades fuera de su explota- territorial, ecológica y autosuficiente se mul- ción no fuera uno de los elementos estructu- tiplique a través del agro latinoamericano. rales definitorios de su quehacer cotidiano. Hay recursos minerales, recursos forestales y ¿Continúa teniendo sentido apostarle a la tal demanda por ellos que incluso nuestros lí- agricultura campesina en los escenarios ima- deres políticos y más aun el capital extranjero ginables para la América Latina de las próxi- no van a dejar que los campesinos los tomen mas décadas? Dicho de otra manera, ¿crees bajo su control para sus propios intereses. Eso que es posible recuperar el debate también va a ser inevitable. Habría que pensar enton- inconcluso entre los campesinistas y los des- ces cuál va a ser la posición de los pobladores campesinistas en este momento? rurales en el sentido de adaptarse de alguna forma a estas dinámicas. Ahí yo creo que hay

131 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 Víctor Bretón

res que los ingresos derivados de la actividad productiva agropecuaria. Gran parte de estos ingresos no-agropecuarios provienen de la venta de la fuerza de trabajo de algunos de los miembros familiares: trabajando como asala- riados en una multiplicidad de actividades ya sea en grandes fincas capitalistas, en la agroin- dustria, en obras de construcción en zonas ru- rales y/o migrando a las ciudades e incluso a otros países. En algunos países latinoamerica- nos los ingresos en divisas provenientes de las remesas de trabajadores que han migrado al extranjero ya es mayor que los ingresos en moneda extranjera derivados de las exporta- ciones agropecuarias. Muchas de estas transformaciones en el posibilidades, por ejemplo, a través de orga- agro latinoamericano fueron analizadas du- nizaciones sólidas, ya sean organizaciones sin- rante el Congreso de ALASRU, pero aún falta dicales que luchen en defensa de los trabaja- desarrollar qué implicaciones tiene ello exac- dores temporales y de los pocos trabajadores tamente sobre el debate entre campesinistas y permanentes que quedan en el agro por sala- descampesinistas y sobre la cuestión agraria rios justos, condiciones de trabajo, derechos del siglo veintiuno. La pregunta que me plan- sociales, bien sean organizaciones de otra ín- teas es demasiado compleja como para dar dole, como las comunidades indígenas, para una respuesta satisfactoria en una entrevista. lograr mayores derechos y seguridad sobre sus Pero sin duda que la problemática se ha com- territorios. El Estado puede apoyar esas de- plejizado y a menos que haya una reforma mandas a través de legislaciones laborales fa- agraria que redistribuya tierras a los campesi- vorables a los trabajadores; y eso es además nos y a los sin tierra no veo muchas posibili- perfectamente asumible por los productores dades de desarrollo de la economía campesi- capitalistas (por los farmers), pues lo pueden na. Más bien veo lo contrario, que la econo- pagar: tienen tecnología moderna, ganancias mía campesina es cada vez menos capaz de enormes y ventajas competitivas, pudiendo proporcionar trabajo e ingresos a sus miem- mejorar perfectamente las condiciones eco- bros, forzando su inserción cada vez mayor nómicas de los trabajadores rurales. como asalariados en los mercados de trabajo Con la creciente inserción de los campesi- rurales, urbanos e inclusos internacionales. nos y de los miembros de las comunidades in- Pero es gracias a estas múltiples inserciones en dígenas en el mundo urbano y global hay que los mercados que la economía campesina to- replantear el debate entre los campesinistas y davía sobrevive, aunque sólo en pocos casos descampesinistas (o proletaristas) y la cues- logre prosperar. tión agraria. Existe una nueva ruralidad en la cual los vínculos entre la economía campesi- V.B.: Me llamó la atención el hecho de que, na y el mercado se han multiplicado e inten- en tu conferencia magistral sobre la persis- sificado. Hoy día predomina la pluriactividad tencia de la pobreza rural en América Latina y en muchos casos ya los ingresos no-agrope- de ALASRU, terminaras con una frase que cuarios de los hogares campesinos son mayo- decía “otro mundo es posible”. ¿Hace quin-

132 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 La cuestión agraria y los límites del neoliberalismo en América Latina: Diálogo con Cristóbal Kay ce años hubieras terminado una exposición res no tienen todavía la visión o la capacidad de esta naturaleza con esa misma frase? o los movimientos políticos detrás de ellos o la fuerza social suficiente para enfrentarse, C.K.: Me tomas por sorpresa con esa afirma- como decía, en forma más coordinada, regio- ción. No. Creo que no. Hubiera sido más pe- nal, de cara a modificar el proceso de globali- simista hace quince años. Justamente debido zación; que no sea unívocamente una globali- al Foro Social Mundial que nació en Porto zación neoliberal. Porque, bueno, la mundia- Alegre, al surgimiento del MST, al triunfo lización no es necesariamente negativa en la electoral de una serie de gobiernos de centro medida en que pueda orientarse hacia una izquierda a lo largo de toda América Latina; mayor equidad y en favor de ciertos sectores debido también a que incluso en la misma sociales que están postergados. Activar esos Europa aparecen ciertos cuestionamientos a sectores en pos de una mundialización que re- los gobiernos neoliberales, es que soy más op- almente integre a las sociedades y cree más timista y puedo terminar con esa frase. Lo equidad debe ser la meta. Pero la única forma digo ahora porque hay cierta posibilidad de de que eso se logre es a través de mecanismos imaginar otro mundo, tanto aquí en América de integración regional, de formas más parti- Latina como en el llamado Primer Mundo. cipativas de gobiernos nacionales y de pode- También hay que reconocer que la misma re- res locales… Quizá ésta sea una propuesta alidad nos obliga a decir que otro mundo algo utópica, pero estimo que hay que avan- tiene que ser posible porque ya después de más zar simultáneamente, en paralelo, en todos y de veinte años de aplicación del modelo neo- cada uno de esos niveles, local, regional y glo- liberal vemos cómo la concentración del in- bal para construir ese otro mundo que tanto greso sigue, la pauperización avanza, la desar- deseamos. ticulación del campesinado continúa y existe una creciente tensión social… Nuestros líde- Quito, 24 de noviembre de 2006

133 ÍCONOS 28, 2007, pp. 119-133 Expuestos y confundidos Un relato etnográfico sobre sufrimiento ambiental Exposed and Confused Towards an Ethnography of Environmental Suffering

Javier Auyero Doctor en Sociología. Profesor de la State University of New York, Stony Brook, Estados Unidos

Débora Swistun Licenciada en Antropología. Universidad Nacional de La Plata, Argentina

Email: [email protected]

Fecha de recepción: enero 2007 Fecha de aceptación y versión final: marzo 2007

Resumen Basado en un trabajo etnográfico conjunto realizado en Villa Inflamable (Argentina), este artí- culo examina las percepciones que los habitantes tienen de su habitat contaminado. Utilizando un estudio de caso para explorar la relación entre el espacio objetivo y las representaciones sub- jetivas (habitat y habitus), este trabajo: a) describe la confusión generalizada que domina las vi- siones sobre la contaminación, y b) argumenta que esta confusión se traduce en dudas perso- nales, divisiones, estigmas y un continuo tiempo de espera. El trabajo concluye con una espe- culación empíricamente informada sobre las fuentes de la incertidumbre tóxica.

Pa l a b ras clave: contaminación, sufrimiento ambiental, etnografía, experiencia, pobrez a , Argentina.

Abstract Based on long-term collaborative ethnographic fieldwork in a shantytown called Flammable lo- cated in Argentina, this paper examines residents’ perceptions of their highly polluted su- rroundings. Using a case study to explore the relationship between objective space and subjec- tive representations (habitat and habitus), the paper: a) describes the widespread confusion that dominates shantytown dwellers’ views of contamination, and b) argues that this confusion translates into self-doubts, division, stigma, and a continual waiting time. The paper ends with an empirically-grounded speculation regarding the sources of toxic uncertainty.

Keywords: pollution, environmental suffering, ethnography, experience, poverty, Argentina.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito, enero 2007, pp. 137-152 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Javier Auyero y Débora Swistun

El sufrimiento de Claudia

n 1987 Claudia Romero se mudó a Villa Inflamable (localizada en Dock Sud, Buenos Aires, Argentina). Ella tenía siete años. En ese tiempo, sus padres trabajaban en la por aquel en - E tonces refinería estatal YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales). Después de algunos años de vivir en Florencio Varela, los padres de Claudia encontraron un lugar para vivir frente a YPF (hoy la privatizada Repsol), Shell y otras compañías del polo o complejo petroquímico. Todos ellos han es - tado viviendo en el barrio hace quince años. Claudia hoy tiene 24 años, está casada con Carlos Romero, y tiene cuatro hijos. Tanto Carlos como Claudia trabajaban como personal de limpieza en dos de las compañías del polo, pero perdie - ron sus trabajos hace algunos años. Hoy en día, Carlos sale de su casa cada tarde para cirujear [re - coger y vender desperdicios] por el centro de Avellaneda, “de punta a punta por la Avenida Mitre”. “En una buena semana, hago 25 pesos”, nos cuenta Carlos. Claudia no ha encontrado un trabajo y es beneficiaria de un Plan Jefas y Jefes de Hogar. “Juntos”, dice ella, “hacemos cerca de 250 pesos al mes... y con eso tiramos. Cocinamos una vez al día, a la noche”. Para el almuerzo, los chicos comen pan con leche. La única comida completa es en la cena. Los fines de semana van a comedores. Las necesidades económicas de los Romero compiten con la atención a los constantes problemas de salud de dos de sus hijos. “Dos de ellos”, Claudia remarca, “tienen problemas. Los otros dos andan bien”. El más pequeño, Julián, de 5 años, tiene convulsiones desde que es bebé:

“Él nació con esta marca en su cabeza. Los doctores me dijeron que no era nada. Que era sólo una marca de nacimiento. Después empezó a tener convulsiones y empecé a ir de un hospital a otro. En el Hospital de Niños le sacaron una tomografía y salió que su cerebro está afectado por esa marca, que no está sólo afuera, sino adentro también. Y ahora tiene ese angioma que está aflorando. Mirá, Julián, mostráselos”.

Cuando Julián nos muestra su prominente grano rojo, le preguntamos a Claudia acerca de lo que diagnosticaron los médicos. “Ellos no me explicaron nada”, responde, “ellos no saben por qué tiene esa marca. Yo me hice el análisis, su papá también, y no tenemos nada. Ellos no nos analizaron por plomo porque ellos no lo cubren. Y nosotros no lo podemos pagar”. A Julián se le prescribió un anti - convulsionante. Claudia recibe un frasco de Epamil gratis por mes en el hospital público local, “pero Julián usa 2 o 3 frascos. Y eso sale entre 18 y 20 pesos cada uno, y algunas veces no podemos com - prarlo. Yo empecé el papeleo para ver si podemos tenerlo gratis. Todo el mundo me prometió pero no pasó nada. Papeles, papeles, papeles...sólo palabras”. Julián necesita un control diario por sus con - vulsiones, pero ya ha pasado bastante tiempo desde su último chequeo:

“Ahora tenemos un turno para agosto. Puede morir antes de eso pero yo debo esperar [énfasis de los autores]. Algunas veces él convulsiona dos veces al día, y no tengo medicación. Ahora no tengo su - ficiente dinero [para pagar el colectivo] para ir al hospital. Los chicos acá siempre están enfermos, con bronquitis, con un resfrío. Ella [refiriéndose a Sofía, su hija de 7 años] siempre tiene dolores de ca - beza y de estómago”.

Sofía nació con su pierna izquierda significativamente más corta que la derecha: “Cuando me hi - cieron el primer ultrasonido, me dijeron que ella iba a nacer con problemas. Cuando le dije a los doctores que vivía acá, me dijeron que tenía que hacerme el análisis de plomo. Yo no pude pagar los

138 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Expuestos y confundidos. Un relato etnográfico sobre sufrimiento ambiental análisis. Los doctores me dijeron que el plomo pudo haber causado el problema de la pierna”. Más tarde, Sofía comenzó a mostrar signos de serias dificultades para aprender: “Ella tiene problemas para recordar los números... le cuesta mucho realmente”. Claudia misma no está en buena forma. Parece que tuviera mucho más que 24 años. Perdió la mitad de sus dientes, siempre pareciera que está cansada: “Yo tengo todos los síntomas”, refiriéndose al posible envenenamiento con plomo, “Tengo calambres, sangre que me sale de la nariz, dolores de cabeza. Desde hace 3 o 4 años que me duele todo”. Cuando el dolor es insoportable, ella se atiende en la unidad sanitaria del barrio, “y los médicos me dan alguna aspirina. Yo me siento mejor pero después el dolor vuelve. Y de noche es peor”. Cuando le preguntamos sobre su nivel de plomo, ella nos dijo que los tests son muy caros para ella: “cuestan entre 100 y 200 pesos”. Claudia sabe que no es la única que tiene un cuerpo que duele y chicos enfermos. El problema, dice, “está por todos lados”:

“Yo realmente no entiendo de números, pero mi sobrino tiene 50% de plomo [refiriéndose a 50ug/dl (microgramos por decilitro) por encima de los 10ug/dl que es lo considerado normal]. Mi her - mana puede pagar los tests porque su marido trabaja en Shell. Ella supo que tenía niveles altos de plomo cuando estaba embarazada [...] Pero ella no está haciendo nada al respecto. No se hace ningún tratamiento porque eso le causaría problemas a su marido que trabaja en Shell. Si ellos se llegaran a enterar que ella se hizo el análisis, él perdería su trabajo. Algunas veces quiero matarla. Es como si ellos tuvieran miedo. Pero creo que los chicos son más importantes. ¿Y la vida de sus hijos? Su hijo no au - menta de peso. Es muy flaco y parece amarillo. Él tiene miles de problemas, pero ella no hace nada. Hay muchos chicos con problemas acá”.

Cuando le preguntamos acerca de las reacciones de los doctores sobre estos problemas, ella dice: “Nada, no dicen nada. Una de las doctoras se fue porque empezó a sentirse mal y encontró que tenía plomo en la sangre. Ella estuvo sólo por un año, imaginate como debemos estar nosotros”. Durante el curso de nuestra conversación, Claudia admite que ella quiere irse de Inflamable pero también dice que no ha estado fijándose seriamente en esa posibilidad y agrega que “ahora ellos quieren sacar a la gente de acá”, refiriéndose a un censo que está realizando personal de la municipalidad en el barrio. Nadie sabe exactamente cuál es el propósito de hacer otro censo (hicieron uno hace pocos años) pero todos sospechan que tiene que ver con una posible relocalización:

“Millones de veces prometieron cosas. Dijeron que no nos iban a mudar, que nos iban a hacer casas, pero son sólo promesas. Nadie cree nada ya. La gente ya está cansada de eso. Shell quiere estas tierras. Y acá, en esta parte, somos sólo 22 familias, de manera que no es tan difícil sacarnos de acá [...] Yo me quiero ir. Algunas veces no podés estar afuera, el olor apesta, te arde la garganta. Es como gas. Y aunque cerrés las puertas, se huele igual...”

139 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Javier Auyero y Débora Swistun

odeada por uno de los polos petro- Hughes 1994, Farmer 2003). Para atestiguar- químicos más grandes del país, por lo: una reciente y comprensiva revisión de es- R un río altamente contaminado que tudios sobre pobreza y desigualdad en carga los desechos tóxicos de curtiembres y América Latina publicada en la An n u a l otras industrias, por un incinerador de resi- Review of Sociology ( Hoffman y Centeno duos peligrosos, y por un relleno sanitario sin 2003) y un simposio sobre la historia y el es- monitoreo, el suelo, el aire y los arroyos de tado de los estudios sobre marginalidad y ex- Inflamable están altamente contaminados clusión en Latinoamérica publicado en Latin con plomo, cromo, benceno y otros quími- American Research Review (Gonzalez de la cos. Y así, sin sorpresa, lo están sus enfermos Rocha et.al. 2004) no hacen mención alguna y frágiles habitantes. La familia Ro m e ro , de los factores ambientales. como los 5000 residentes de esta comunidad Segundo, en términos metodológicos, lleva- frentista al polo petroquímico, son víctimas mos a cabo un tipo de etnografía reflexiva en de las desgracias ambientales, económicas y equipo. Javier Auyero (sociólogo) condujo la políticas. Su historia es también una historia mayoría de las entrevistas con los funciona- común a otros territorios de relegación urba- rios públicos, personal de las compañías, acti- na en Argentina en los que dominan las ex- vistas, abogados, y llevó a cabo el trabajo de tremas necesidades económicas insatisfechas archivo necesario. Débora Swistun (antropó- causadas por la falta de trabajo y por un loga) condujo la mayoría de las entrevistas e Estado que prácticamente los ha abandona- historias de vida con los residentes. Ella ha do. Miedos acerca de los orígenes y diagnós- nacido y ha vivido toda su vida en el barrio, ticos de sus enfermedades y las de sus seres la mayoría de la gente con la que habló du- queridos, incertidumbres relacionadas con los rante el curso de estos dos años son sus veci- (des)coordinados esfuerzos estatales por una nos, algunos de ellos la conocen desde que relocalización, confusiones provenientes de nació y son amigos o conocidos de su familia. las ambiguas intervenciones de los médicos, Las entrevistas e historias de vida que lleva- sospechas y rumores sobre las acciones de la mos a cabo se parecieron más a conversacio- compañía más poderosa del polo, Sh e l l , nes entre vecinos que al típico intercambio de abundan en la vida de los Romero y de mu- información que, a pesar de las mejores in- chos de los residentes de Inflamable. Pro- tenciones y el mejor rapport, aún dominan ducto de dos años de trabajo etnográfico en esta particular clase de relación social. equipo, este trabajo examina las principales Familiaridad y proximidad social fueron ex- formas en que los habitantes de Inflamable tremadamente útiles para reducir tanto como viven el sufrimiento ambiental. El texto se fuera posible la violencia simbólica ejercida inspira en tres líneas complementarias del tra- en una entrevista (Bourdieu 1999). bajo de Pierre Bourdieu. Tercero (y más importante), empíricamen - Primero, en términos sustantivos, pusimos te exploramos la relación entre espacio objeti- atención en la preocupación de Bourdieu por vo y representaciones subjetivas (o habitat y las formas modernas de sufrimiento social habitus) en un universo específico (envenena- concentrándonos en el sufrimiento ambien- do). En particular, buscamos respuestas a una tal. Los espacios contaminados donde los po- de las cuestiones de lo que Bourdieu llama bres urbanos viven es una problemática mar- “efectos del lugar”: ¿Cómo las personas que ginal (sino ausente) entre las investigaciones han estado regularmente expuestas por años a sobre pobreza y desigualdad en Latinoamé- ambientes contaminados se acostumbran o rica (para dos excepciones ver Scheper- de algún modo sintonizan con las regularida-

140 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Expuestos y confundidos. Un relato etnográfico sobre sufrimiento ambiental

El polo petroquímico visto desde Inflamable des de un lugar sucio y degradado, con los un “inminente” plan de relocalización estatal, humos, aguas y suelos contaminados? En esperan por la compensación que vendrá de contra de las representaciones simplistas (ge- un “gran” juicio contra una de las “poderosas neradas principalmente por los medios de co- compañías” que “nos permitirá mudarnos”. municación) que construyen a Inflamable Esta espera, argumentamos, es una de las como un lugar habitado por personas que principales formas en que los habitantes de piensan y sienten lo tóxico de una manera Inflamable experimentan la sumisión a una única y monolítica, el trabajo etnográfico re- realidad dañina que los sobrepasa. vela la presencia de una diversidad de visiones Para resumir de una forma telegráfica lo y creencias que coexisten (a veces en el mismo que (teórica y empíricamente) aborda este individuo). No hay ni una población deter- trabajo: la afirmación de (Bourd i e u minada a hacer algo en contra de la agresión 2000:140) “estamos dispuestos porque esta- tóxica, ni una población completamente mos expuestos” es aquí tomada literalmente y acostumbrada a la contaminación: Inflamable examinada empíricamente. La exposición a la está dominada por las dudas, ignorancia, contaminación engendra un conjunto de errores y contradicciones que algunas veces se confusos, contradictorios y erróneos entendi- transforman en vacilaciones personales (rela- mientos (mis-cognitions) que se traducen en cionadas con la “verdadera” extensión de la un largo, impotente e incierto tiempo de es- contaminación), en divisiones (“ellos, los vi- pera, un tiempo controlado por otros (fun- lleros”, son los únicos que están “realmente cionarios, doctores, personal de la compañía), contaminados”) y, muchas otras, en un inter- un “tiempo alienado” (Bourdieu 2000:237) minable tiempo de espera. Los habitantes espe- que los residentes de Inflamable comparten ran análisis que “verdaderamente” demues- con todos los grupos dominados. tren los efectos de la contaminación, esperan

141 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Javier Auyero y Débora Swistun

La empresa, vista desde la casa de Claudia

Una relación orgánica cuatro veces por la erradicación de villas en la Ciudad de Buenos Aires y por la inmigración Villa Inflamable1 está localizada en el partido desde provincias y países próximos (Perú, de Avellaneda, justo sobre el límite sudeste de Bolivia, y Paraguay). Diferencias internas se- la Ciudad de Buenos Aires. Es una población paran a un sector pequeño, compuesto por relativamente nueva (75% de los residentes los viejos residentes de clase media baja, de han estado viviendo en el área hace menos de una mayoría de moradores más nuevos de 15 años). Aunque no hay un dato exacto, au- bajos recursos. Como veremos en la próxima toridades municipales y gente que vive y tra- sección, estas diferencias internas entre el ba- baja en la zona nos dijeron que en la década rrio más viejo y la reciente villa son cruciales pasada la población aumentó por lo menos para entender los significados y experiencias de la contaminación.

1 El nombre “In f l a m a b l e” es bastante reciente. El 28 de Aunque Villa Inflamable es, en muchos junio de 1984 en el canal de Dock Sud hubo un in- aspectos, similar a otros territorios urbanos cendio en el buque petro l e ro Perito Mo re n o. El buque relegados en Argentina, porque ha sido pro- explotó y produjo, según las propias palabras de un fundamente afectada por la explosión del de- viejo residente, las “llamas más altas que he visto” . Después del accidente, re c o rdado por cada miembro sempleo y la consiguiente miseria durante los de la comunidad como una experiencia fuert e m e n t e 90s (Auyero 1999), lo que la distingue de traumática, las compañías del polo constru ye ron una otras comunidades pobres es: a) la particular n u e va (y de acuerdo a los expertos, segura) dársena ex- c l u s i va para productos inflamables; dársena que pro n- relación que mantiene con la principal com- to le dio un nuevo nombre a la comunidad adyacente pañía del polo (Shell-Capsa), y b) la exten- (conocida simplemente como “la costa” ) . sión de la contaminación que afecta al área y

142 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Expuestos y confundidos. Un relato etnográfico sobre sufrimiento ambiental sus habitantes. Los muros de ladrillos y los Inflamable también es diferente de otras portones custodiados que separan el polo comunidades destituídas de Buenos Aires por (donde se ubican seis importantes compañías la extensión (y conocidos efectos) de la con- y muchas más pequeñas) disimulan la cone- taminación de su aire, agua y suelo. Expertos xión orgánica que, por más de setenta años, (tanto del gobierno local y de Shell) coinci- Shell-Capsa ha mantenido con la comunidad. den en que, dada la calidad del aire asociado Existen varios elementos de lo que denomi- a las actividades industriales del polo, el área namos imbricamiento material y simbólico no es apta para la residencia humana. El lugar entre la comunidad y Shell, o la empresa también ha sido y es usado como vertedero como la llaman los residentes. Histórica- por muchas de las compañías y subcontrata- mente, Shell proveyó de trabajo formal e in- dos ilegales. Muchos de los defectos en los formal a hombres (que trabajaron en la refi- caños que conectan las casas al conducto nería) y mujeres (que hicieron trabajo domés- principal de agua potable permiten que los tico -limpieza y cuidado de niños- para el per- tóxicos del suelo se filtren a la corriente defi- sonal profesional que vive dentro de Shell). nida oficialmente como “agua potable”. Los viejos residentes recuerdan no sólo traba- Un estudio epidemiológico financiado por jar para Shell, sino también atenderse en la la Agencia de Cooperación Internacional de enfermería localizada dentro de la compañía, Japón (JICA) y llevado a cabo por un equipo obtener agua potable de la compañía, recibir interdisciplinario comparó una muestra de caños y otros materiales para la construcción, niños de entre 7 y 11 años de edad de Villa etc. Hace menos de una década, Shell finan- Inflamable con otra población de control (Vi- ció la construcción del centro de salud en la lla Corina) de características socio-económi- comunidad (un centro que emplea siete doc- cas similares pero con niveles más bajos de ex- tores y dos enfermeros y posee una guardia de posición a la actividad industrial que tiene 24 horas y una ambulancia, algo bastante lugar en el polo. El estudio muestra que en inusual en otras comunidades pobres del ambas comunidades, los chicos están expues- país). En el marco de lo que un ingeniero de tos al cromo y benceno (conocidos canceríge- la compañía que entrevistamos definió como nos), y al tolueno. Pero es el plomo, “la madre un “plan de desarrollo social”, la empresa fi- de todos los venenos industriales... la toxina nancia un programa de nutrición para madres industrial paradigmática causante de enfer- pobres que incluye la distribución de alimen- medad ambiental” (Ma rk owitz y Ro s n e r tos, clases de computación para los estudian- 2002:137), lo que distingue a los chicos de tes de la escuela (dictadas dentro de Shell), Inflamable del resto. El 50% de los chicos tes- ventanas, pintura y estufas para el edificio de teados en la comunidad tienen niveles de la escuela, viajes de egresados para los alum- plomo en sangre más altos que lo normal nos de la escuela, remeras con el logo de Shell (contra un 17.16% en la población de con- para los equipos escolares de fútbol, voleyball trol)2. Dado lo que se sabe acerca de los efec- y handball, y juguetes para los alumnos de la tos del plomo en los niños, no debería causar escuela durante la celebración del día del niño. A través de la división de relaciones con 2 10 ug/del (microgramos por decilitro) es considerado la comunidad busca desarrollar lo que un ex- hoy el nivel normal de plomo en sangre. Sobre la his- funcionario municipal llama una “política de toria de la epidemiología del plomo, véase Berney buen vecino”. La presencia de Shell induda- (2000) y Widener (2000). Sobre la historia del “enga- ño y la negación” acerca de los efectos perniciosos del blemente distingue a Inflamable de otras co- plomo, véase Markowitz y Rosner (2002). Véase tam- munidades pobres. bién Warren (2000).

143 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Javier Auyero y Débora Swistun sorpresa leer en el estudio que el coeficiente te, de las dudas a convicciones profundamen- intelectual de los niños y niñas en Inflamable te arraigadas; las creencias, algunas veces son es más bajo que el de la población de control realmente acertadas, y otras veces completa- y que los problemas neurológicos (dolores de mente erróneas. Estas diversas opiniones al- cabeza), de conducta (hiperactividad), der- gunas veces coexisten dentro de un mismo in- matológicos (irritación ocular, infecciones en dividuo: gente que parece acertada acerca de la piel, erupciones y alergias), y respiratorios la extensión de la contaminación del aire pero (dolor de garganta, tos y bronco espasmos) que (erróneamente) sitúa el problema del en- son más pronunciados3. venenamiento con plomo en la zona más des- tituida de Inflamable. Otros son críticos de lo que las plantas del polo aportan a la calidad Confusión tóxica del ambiente pero que están equivocados acerca de quién lo está haciendo y/o parecen Como adelantamos, no hay claramente un inconscientes de sus peligrosas prácticas de único, monolítico, “punto de vista de rellenado del suelo. A pesar de toda esta di- Inflamable” sobre la contaminación y sus versidad, identificamos temas en común que efectos en la salud. Las percepciones van señalan la existencia de categorías de percep- desde la obvia negación a la crítica conscien- ción y evaluación compartidas, subjetiva s pero no individuales, relacionadas con las 3 ¿De dónde viene el plomo? El estudio es inconcluso. fuentes, extensión y efectos de la polución in- El plomo en el aire de Inflamable es más alto que el dustrial. Las presentaremos a través de tres re- umbral permitido por el Estado. El pequeño canal de latos separados (aunque estos temas usual- Sarandi que bordea la comunidad también está con- taminado con plomo (y cromo). Los expertos que en- mente coexistan dentro de una familia, e in- trevistamos también señalan el material acumulado cluso, dentro de un mismo individuo). en los patios donde juegan los niños como otra posi- ble fuente del envenenamiento con plomo. También nos dijeron que, por mucho tiempo, antes de que las leyes que regulan los depósitos de basura tóxica exis- Negación y desplazamiento tieran, las compañías del polo usaban a Inflamable como una zona liberada para arrojar desechos indus- Muchos habitantes de la parte más vieja de triales. El plomo, en otras palabras, podría venir de cualquier lugar. El plomo se acumula en el cuerpo hu- Inflamable, la única que lindera al polo, no mano (en la sangre, los tejidos y huesos) en propor- piensa en Shell como una fuente de contami- ción a la cantidad de plomo que se encuentra en el nación. Algunos de los que han trabajado en ambiente. El plomo en el ambiente resulta de su uso en la industria. La absorción de plomo (medida en las la planta, como Ga rcía de 77 años, cuentan heces, la orina, la sangre, y otros tejidos) es el indica- sus propias experiencias en la planta para con- dor de exposición y envenenamiento (Berney 2000: vencernos que es segura, y que sus instalacio- 238). De acuerdo a la EPA (En v i ro n m e n t a l nes son más limpias de lo que podríamos ima- Protection Agency), el plomo “causaría un rango de efectos en la salud, que van desde problemas de con- g i n a r. Cuando son confrontados con el estu- ducta a dificultades en el aprendizaje, de ataques hasta dio sobre plomo, Ga rcía y su esposa Irma (69 la muerte.” El plomo es un que afecta el cere- años), aseveran que no es un problema donde bro, los riñones, y el sistema nervioso de maneras muy sutiles y en bajos niveles. La exposición extrema- ellos viven; el plomo afecta a los villeros, no a damente alta al plomo “causa encelopatías y muerte, ellos. Ellos están saludables, viven hace mu- dosis más bajas causan retardo severo, y menores dosis chos años y, su argumento continúa, no provocan problemas en la escuela, y pequeños pero significativos cambios en el coeficiente de inteligen- puede haber algo tan malo en el ambiente. cia, y en otras medidas del funcionamiento del siste- ma nervioso” (Berney 2000:205).

144 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Expuestos y confundidos. Un relato etnográfico sobre sufrimiento ambiental

Débora: La gente dice que hay chicos contamina- Muerte tóxica dos... ¿qué piensan ustedes? García: No sé, yo no se de que contaminación ha- El tema de la contaminación surge de mane- blan. Le echan la culpa a la planta de coque, ra muy diferente en las muchas entrevistas pero todo el proceso [industrial] es hermético, formales y conversaciones informales que no se larga nada al aire. Hace muchos años, el mantuvimos con los vecinos. Algunas veces, procesamiento del coque era al aire libre... los residentes sacan el tema espontáneamente ningún trabajador quedó vivo, eso era insalu- bre... cuando hablan sobre como era el barrio antes Irma: Pero no ahora... (“estaba todo limpio, ahora está todo conta- García: No, ahora no. Escuchame, yo trabajé ahí minado”) o cuando hablan sobre sus costum- [en Shell] por 38 años... hacían nafta con bres diarias (“con todo ese olor que viene de plomo, pero no ahora. Yo trabajé en los tan- Tri Eco, yo tengo que cerrar las ventanas ques de nafta, y nunca me enfermé [...] todas las noches”). Otras veces, a menos que Cuando los japoneses vinieron [refiriéndose al hagamos una pregunta específica (como con estudio conducido por la Agencia de García e Irma), el tema permanece oculto, Cooperación Internacional del Japón] no en- evidencia de que la contaminación se toma contraron nada. Shell está menos contamina- por descontada o se niega. Catalino no espe- da que la Capital Federal. ró por nuestras preguntas. Desde el comienzo [...] de nuestra primera conversación, él empezó Débora: ¿Sabías del estudio [el testeo de plomo]? una larga meditación no siempre fácticamen- García: Pero eso es por todo lo que tiró la Compañía Química. Ellos arro j a r on áci- te ajustada acerca de las fuentes, formas e im- dos...en las casas que están del otro lado, si pacto de la polución industrial. Es interesan- cavás un poquito está todo lleno de inmundi- te notar cómo él en su reflexión se mueve del cias, desechos... interior del polo al agua, aire y suelo de Irma: Ellos trajeron basura acá... Inflamable. También él trae el tema sin nues- Débora: ¿Acá también? tra intervención y luego retorna a la cuestión García: No. Acá rellenamos con tierra... incluso cuando habla sobre cosas diferentes, Débora: Entonces, ¿y el estudio? evidencia para él de que “la contaminación García: No se... pero no te olvides que esos chicos está en todos lados” y le adjudica su existen- andan siempre sucios. cia -como muchos otros vecinos- a la corrup- Irma: El otro día, tres chicos de la villa estaban ba- ción del gobierno. ñándose en una pequeña laguna que se formó después de la lluvia[...] pero no son de acá, son Catalino: Yo trabajaba en la construcción. La ma- del fondo (la villa)... ellos deben estar contami- yoría de los cimientos de los tanques están he- nados. chos de hormigón así pueden soportar las vi- García: Pero no del aire, la contaminación está braciones... allá [en la villa]. Débora: ¿Las vibraciones? Irma: En los rellenos, en los rellenos... Catalino: Hay máquinas, válvulas, porque todos García: Si esto estuviera contaminado, imagínate: los caños transportan gases. Hay turbinas, ella está acá desde 1944, y yo vivo acá desde compresores... Hay máquinas que trabajan 1950, deberíamos estar muertos o enfermos con fuerza atómica. Hay contaminación aden- pero nunca tuvimos ninguna enfermedad por tro, donde están las máquinas hay un montón la contaminación [...] Toda nuestra vida vivi- de contaminación, pero nadie dice nada acá mos acá. Yo tengo 78 años ya, y tu abuelo [...] Estoy hablando de Shell, adentro de Shell. tiene 90. Y nunca nos enfermamos. La planta de coque no debería estar ahí. Vino de Holanda, y entonces vinieron [el goberna-

145 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Javier Auyero y Débora Swistun

dor] Duhalde y [el Ministro de Economía] Incertidumbre Cavallo y [la secretaria de medioambiente] Alsogaray, les dieron un montón de plata para Felisa es una de las beneficiarias del Plan Jefas que se callen. Tri Eco está quemando (incine- y Jefes. Como contraprestación del subsidio, rando) cuerpos humanos y eso causa cáncer de ella trabaja en la unidad sanitaria local dando pulmón. ¿Y quién permite que eso pase? Las los turnos para los doctores que trabajan allí. autoridades, porque son todos corruptos. Esas Hablando con ella nos dimos cuenta cómo el chimeneas deberían tener filtros porque con- taminan. Cuando me voy a dormir, algunas conocimiento práctico acera de un lugar veces tengo que cerrar las ventanas por todos sucio y contaminado coexiste, por un lado, los gases que vienen. con un discurso de negación acerca de los efectos de la contaminación y, por otro lado, Distinto de otros que usan su propio cuerpo con prácticas que causarían más envenena- saludable para negar (o cuestionar al menos) miento y que muchos residentes parecerían la extensión de la contaminación, Catalino no verlo así. remarca su buena salud a pesar de la conta- Felisa sabe, por la práctica, de los efectos minación que lo rodea. Él sabe, intuitiva- de la suciedad y la contaminación. Su hijo fue mente al menos, que los organismos respon- recientemente mordido por una de las cientos den de manera diferente al ataque tóxico: de ratas que andan en medio de la basura que “Mirá, afortunadamente, yo soy una persona se acumula en las lagunas y calles. Alergias y que goza de buen salud, porque sino, yo esta- granos son las causas más frecuentes de con- ría hiper-contaminado después de 43 años de sulta en el centro de salud, dice ella. Los doc- estar acá”. Pero no todo el mundo, él piensa, tores les dijeron que son causadas por la con- tiene esa suerte. El recuerda a su vecino taminación. Ella también sabe, por la prácti- Virgilio, que tenía una quinta cerca y que, él ca, cómo el Estado niega la seriedad del tema. cree, se envenenó y murió inesperadamente: Como parte del staff de la unidad sanitaria, ella coordinó los análisis de plomo y el trata- “Yo solía preguntarle a Virgilio si el agua miento de los chicos que ahora se suspendie- que él tomaba en la quinta era mala o ron, suspensión que ella atribuye a como tra- buena. ‘Hemos estado aquí por 100 años’, me decía, ‘si estuviéramos contaminados, baja la política local: hubiéramos muerto hace años’. Yo tenía “El tratamiento va a empezar de nuevo, mis sospechas y nunca tomé el agua que pero no sé cuándo. El municipio quiere sacaba del pozo de su quinta. Un día tuvi- que les enviemos la información de nuevo. mos que llevar al viejo al hospital, tenía Esta es una nueva administración, y todo náuseas, tenía una cosa blanca que le salía lo que hicimos fue con la otra administra- de la boca, como si estuviera envenenado. ción. Y ahora todo cambia, las historias clí- Lo llevamos al hospital y nunca volvió [...] nicas se perdieron y debemos empezar a Escuchá, el aire que nosotros respiramos buscar a los chicos otra vez. Y así está todo. tiene plomo, el agua que toman los chicos Si hubiera un intendente nuevo, debería- tiene plomo... la tierra en la que juegan los mos empezar todo otra vez”. chicos está toda contaminada, ellos juegan fútbol ahí, día y noche [...] La contamina- A pesar de todo este conocimiento práctico, ción está latente, en todos lados [...] Si a esos chicos no les hacen un tratamiento, ella no parece darse cuenta que sus propias esos chicos... el plomo es un veneno mor- acciones ayudan a perpetuar la contamina- tal, te daña el corazón. ción en su propia casa. Como su patio es en parte un bañado, ella y su marido diariamen-

146 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Expuestos y confundidos. Un relato etnográfico sobre sufrimiento ambiental

Expuestos. El fondo de la casa de María te le piden a los camiones que traen basura y Débora: ¿Pensás que el suelo y el aire están conta- desechos al vertedero cercano que descarguen minados? el contenido en el frente de su casa. Ellos en- Felisa: Bueno, sí, deben estar contaminados. Hay tonces llevan todos los desperdicios (posible- días en que no podés estar acá afuera por el mente tóxicos) al fondo de su casa. Como se olor. Y el suelo también, las plantas viven por- ve en el extracto que sigue de su entrevista, que son plantas. Estamos en un lugar donde no podemos decir que no hay contaminación. Felisa admite que el lugar debe estar conta- Con tantas fábricas, sí. Nosotros debemos minado. Ella parece insegura del riesgo real ya estar contaminados pero como los grandes no que su hija “no está contaminada”. Sobre ella fueron examinados, no sabemos. El análisis es misma, no está segura porque no puede pagar caro, y no te lo podés hacer por tu cuenta. No los exámenes médicos. podés pagarlo, entonces realmente no sabés si tenés algo. Felisa: Yo realmente no se si [la contaminación] viene de las fábricas. Le echan la culpa a la planta del coque. Yo tengo a mi hija que se Expuestos/confundidos hizo el análisis y no está contaminada. Los doctores dicen que eso es porque ella va a una Con el humo blanco y negro saliendo de las escuela fuera del barrio, y porque no está todo chimeneas del polo, con el constante ruido de el día acá, y porque de noche no hay tanta alarmas y camiones pesados, con el raro olor contaminación. No se, es raro. Ella nació acá a gas o a otras sustancias repugnantes, con la y siempre vivió acá; por eso realmente no se basura y los sucios bañados, es difícil para que decir acerca de los chicos que están conta- cualquiera negar que, como nos dijo un veci- minados con plomo... no, “hay algo raro acá”. Pero pese a que los

147 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Javier Auyero y Débora Swistun vecinos pueden hablar de la contaminación, presentes) contaminan porque los funciona- cuando deben indicar las fuentes, la localiza- ros les permiten que lo hagan, y permiten que ción y los efectos de ésta, reina la confusión. pase -esta es la percepción general- porque Las diferencias y las contradicciones abundan fueron coimados. Los rumores acerca de que cuando los vecinos especulan en vos alta acer- las compañías compran gente no se restringe ca de los efectos deletéreos en la salud que sólo a los funcionarios. La percepción com- causa la contaminación. partida es que las compañías pueden (y ruti- Por ejemplo, del petróleo se dice que con- nariamente lo hacen) limpiar su camino de tamina los cursos de agua; también se dice que obstáculos. Catalino encapsula la convicción no hace tanto daño (el problema real no está acerca de los dos orígenes de la contamina- en la refinería pero sí en los almacenamientos ción (viene de las chimeneas y del gobierno) de sustancias químicas); se cree que la re f i n e- en una simple frase cuando dice “la contami- ría es supersegura o que es altamente conta- nación viene de arriba”. minante; a la planta de coque se la ve como ¿Cuán serios son los efectos de la conta- venenosa (tanto es así que fue “p ro h i b i d a” en minación? Como se dijo, es una cuestión de Holanda, de acuerdo a muchos residentes) o sentido común que hay “algo” en el aire, hay inocua (percibida como segura porque es menos certeza o conocimiento de la contami- “ h e r m é t i c a”); Shell misma es vista como “ la nación del suelo y el agua. Pero una cosa es lo planta más segura” o como “la peor de todas” , que la gente sabe (o dice que sabe) y otra es “dando regalos para tapar que contaminan”. como interpreta esta información (Ed e n Con el plomo, las discrepancias toman 2004, Vaughan 1990, 1998). Por un lado, una forma diferente. Nadie niega que el una forma de pensar y vivir la contaminación plomo es dañino pero lo desplazan a un lugar es conocer su existencia pero negar su serie- más allá: no está en el barrio sino en la villa, dad. Los adultos en Inflamable usan sus pro- no está en su cuerpo (o en el de sus hijos) pero pios cuerpos para sustentar esta creencia: des- sí en el de los habitantes de la zona más pobre pués de todo ellos “nunca tuvieron un pro- del barrio (los ve rd a d e ros “v i l l e ro s”). Au n q u e blema de salud”. Por otro lado, otro punto de el estudio epidemiológico (JICA II) demostró vista expresa dudas en relación a los verdade- que no hay un “c l u s t e r” o un patrón para la ros efectos que tiene la contaminación por- dispersión de los casos de plomo, la mayo r í a que, como los residentes lo expresan, “ellos de la gente con la que hablamos cree que el aún no lo saben”. Innumerables veces escu- plomo es un problema de la villa donde los chamos a los vecinos decir que ellos realmen- chicos andan descalzos, donde no se lavan las te no saben si están “contaminados” –como si manos, donde se bañan en agua sucia. Más fuera una proposición de blanco o negro, algo que el ambiente mismo, las descuidadas ma- que tienes o no– porque todavía no fueron d res son, en esta forma de pensar, las re s p o n- “analizados”. Otros reconocen la extensión y sables de exponer a sus hijos al plomo. gravedad de la polución pero también apun- ¿De dónde viene la contaminación? En la tan el dedo acusador hacia la conducta de las visión de los vecinos, la polución está intrín- propias víctimas como fuente de la contami- secamente relacionada con la corrupción en nación: “no deberíamos culpar sólo a los de todos los niveles del gobierno, desde el inten- arriba. Los padres también son responsables dente al gobernador hasta el presidente. Las porque ellos nunca cuidan de sus hijos y se plantas (la refinería de Shell, la planta de fijan lo que hacen”. coque, el incinerador de residuos peligrosos, “Así que, realmente no sabés si tenés algo”, otras plantas químicas y refinerías, pasadas y nos dijo Felisa y muchos otros están de acuer-

148 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Expuestos y confundidos. Un relato etnográfico sobre sufrimiento ambiental do en que (a pesar de que están rodeados por permitido, donde el aire que respiran y el olores nauseabundos de químicos y basura) agua que toman están altamente contamina- Inflamable podría estar contaminada pero dos, los habitantes de Inflamable se permiten “no lo sé” o yo no lo se “aún”. Si bien muchos dudar (o negar) los “hechos reales” de la con- residentes coinciden en que el barrio está taminación industrial? La investigación clási- contaminado; tienen diferentes (y muchas ca y actual (Erikson 1976, Das 1995, veces erróneas) interpretaciones en relación a Vaughan 1990, 1998, 2004, Petryna 2002, la extensión y distribución espacial de la con- Eden 2004) claramente muestra que las fuen- taminación (contrariamente a la creencia do- tes de confusión e ignorancia (sobre los riegos minante, la contaminación con plomo no se y las amenazas circundantes) no son indivi- ubica solamente en la villa) y sus concretos duales sino contextuales. En Inflamable este efectos en la salud (muchos vecinos utilizan contexto está caracterizado no sólo por la pe- equivocadamente su propio cuerpo como in- sada presencia de contaminantes sino tam- dicador de la ausencia de impactos pernicio- bién por una plétora de intervenciones prác- sos). En otras palabras, la exposición crónica ticas y simbólicas. a los contaminantes genera una confusión e La contaminación tóxica es “inerentemen- incertidumbre generalizada entre los habitan- te incierta” (Edelstein 2004). Las exposicio- tes de Inflamable. nes pasadas del cuerpo, la relación dosis-res- puesta, los efectos sinérgicos y la ambigüedad etiológica, todos contribuyen al problema de Conclusiones y tareas pendientes la ambigüedad tanto en la toxicología como en la epidemiología (Brown, Kroll-Smith y La incertidumbre y la ignorancia no han sido Gunter 2000). En Inflamable, esta incerti- el foco dominante entre los etnógrafos. De al- dumbre intrínseca se amplifica por un traba- guna manera es lógico que así sea. Como jo de confusión, no necesariamente intencio- Murray Last (1992:393) escribió: “es muy di- nal, generado por una serie de actores inter- fícil registrar lo que no se sabe”. Este trabajo conectados: funcionarios del Estado que or- ha zondeado en lo que “no se sabe” y en lo denan los análisis de sangre y luego los sus- que “se duda”, en las complejas, algunas veces penden sin previo aviso y que rutinariamente incongruentes y otras veces perplejas, formas avivan el tema de la relocalización y luego lo en las cuales los residentes de Inflamable dan suspenden; las empresas del polo que dan sentido a su alrededor tóxico. Más allá del fondos para el centro de salud local, aseveran- caso del sufrimiento ambiental de los habi- do (a través de representantes autorizados) tantes de Inflamable, este trabajo (y el pro- que el área “no es apta para la vida humana” yecto completo del cual esto es sólo una pe- y, con el mismo tono, que la conducta de los queña parte) intenta contribuir a una mejor propios habitantes es la responsable de su en- comprensión y explicación de la producción venenamiento (“ellos fuman dentro de sus social de confusión, sus razones y efectos so- casas, no se lavan las manos”, como nos dijo ciales. Encontramos que la existencia en un un ingeniero de Shell); los doctores del centro mundo tóxico es de confusión y expectación. de salud que niegan la existencia de enferme- ¿Cómo hacemos para entender y explicar dades relacionadas con la contaminación (“lo el error, la ceguera y la confusión? ¿Cómo es que ves acá, lo ves en cualquier área donde que en medio de este lento movimiento hacia hay pobres” nos dijeron repetidamente) pero el desastre tóxico, donde los chicos tienen ni- que admiten que “hay algo raro acá” y les veles de plomo en la sangre que sobrepasan lo dicen a las madres de los chicos con plomo,

149 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Javier Auyero y Débora Swistun que si quieren que estos se curen, deben Berney, Barbara, 2000, “Round and Round It “dejar el barrio por su bien”; los medios que Goes, The Epidemiology of Childhood cada tanto van al barrio, poniendo el foco en Lead Poisoning, 1950-1990”, en Steve los aspectos más extremos de la vida aquí, y K ro l l - Smith, Phil Brown, y Valerie J. luego presentan la noticia en el lenguaje pe- Gunter, editores, Illness and the Environ- riodístico autorizado (con la ayuda de exper- ment. A Reader in Contested Medicine, tos ocasionales) enfatizando cuan improbable New York University Press, New York, pp. es la vida en este “infierno” (como fue titula- 235-57. da una crónica de la vida en Inflamable); y los Bourdieu, Pierre, 2000, Pascalian Medita- abogados que frecuentemente van al barrio tions, Stanford University Press, Califor- en busca de potenciales clientes, avivando las nia. expectativas de los vulnerables habitantes que —————, 1998, Practical Re a s o n , “tienen todo de su lado” porque “encontraron Stanford University Press, California. algo en al agua” y les aconsejan esperar por —————, 1997, Outline of a Theory of una “buena recompensa” (en muchos casos, Pra c t i c e, Cambridge Un i v ersity Pre s s , imaginada en miles de dólares). Un completo Cambridge. relato de estas intervenciones a través del Bourdieu, Pierre y Marie-Claire, 2004, “The tiempo y un examen de sus (confusas) reso- Peasant and Ph o t o g r a p h y”, en nancias entre los habitantes de Inflamable Ethnography, Vol. 5, Nº 4, SAGE Publica- son las tareas que tenemos pendientes. tions, pp. 601-16. Para concluir, una paradoja: mientras que Bourdieu, Pierre, et al, 1999, The Weight of la contaminación del aire, el agua y el suelo se the World, Social Suffering in Contemporary ha incrementado con los años, los habitantes Society, Stanford University Press, Califor- están menos seguros acerca de su extensión y nia. efectos. En Inflamable, lo que proclama una Bourdieu, Pierre y Loïc Waquant, 1992, An profunda examinación es el “no saber” que es Invitation to Reflexive Sociology, Chicago una parte constituyente tanto de la forma en University Press, Chicago. la cual la dominación social funciona como Brown Phil y Edwin Mikkelsen, 1990, No del sufrimiento tóxico de los residentes. Safe Place, Toxic Waste, Leukemia, and Community Action, University of Califor- nia Press, Berkeley. Bibliografía Bullard, Robert, 1994, Dumping in Dixi, Race, Class, and Environmental Quality Au ye ro, Ja v i e r, 1999, “This is Like the Bro n x , Westview Press, Boulder, CO. Is n’t It? Lived Experiences of Sl u m - d we l l e r s Cable, Sh e r ry y Ed w a rd Walsh, 1991, “T h e in Argentina”, en In t e r national Jo u rna l of Emergence of En v i ronmental Pro t e s t : Urban and Regional Re s e a rch, Vo l . 23, Nº Ye l l ow Creek and TMI Compare d”, en 1, Bl a c k well Publishing, p. 45-69. Stephen Ro b e r t Couch y J. St e p h e n —————, 2000, Poor Pe o p l e’s Po l i t i c s , K ro l l - Smith, editores, Communities at Duke University Press, Duke. Risk. Collective Responses to Te c h n o l o g i c a l Auyero, Javier y Débora Swistun, 2006, “En Ha z a rds, Peter Lang, New Yo rk, pp. 113- medio de la basura y el veneno. Un ensa- 1 3 2 . yo fotográfico sobre personas y lugares Clarke, Lee, 1989, Acceptable Risk? Making contaminados”, en Apuntes de investiga - Decisions in a Toxic Environment, Califor- ción del CECYP, Año X, Nº 11. nia University Press, California.

150 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Expuestos y confundidos. Un relato etnográfico sobre sufrimiento ambiental

Couch, Stephen Robert y J. Stephen Kroll- Jica I, 2003, “Línea base de concentración de Smith, editores, 1991, Communities at gases 2001-2002”, Convenio plan de mo- Risk, Collective Responses to Technological nitoreo continuo del aire del área del polo Hazards, Peter Lang, New York. petroquímico de Dock Sud, Convenio se- Das, Veena, 1995, Critical Events, An cretaría de ambiente y desarrollo sustenta- Anthropological Perspective in Contempo- ble de la nación, Agencia de cooperación rary India, Oxford University Press, New internacional del Japón en la Argentina. York. Jica II, 2003, “Ambiente y salud. Plan acción Davis, Devra, 2002, When Smoke Ran Like estratégico 2003”, Convenio secretaría de Water, Tales of Environmental Deception ambiente y desarrollo sustentable de la na- and the Battle Against Po l l u t i o n, Ba s i c ción, Agencia de cooperación internacio- Books, New York. nal del Japón en la Argentina. Del Vecchio Good, Ma ry - Jo, Paul E. Kleinman, Art h u r, 1988, The Il l n e s s Brodwin, Byron Good y Arthur Klein- Na r ra t i ves, Suffering, Healing and the man, 1991, Pain as Human Experience: An Human Condition, Basic Books, New Anthropological Perspective, University of York. California Press, California. Kleinman, Arthur, Veena Das y Margaret Edelstein, Michael, 2003, C o n t a m i n a t e d Lock, 1997, Social Suffering, California C o m m u n i t i e s, We s t v i ew Press, Bu o l d e r, University Press, California. CO. K roll- smith, Stephen y Stephen Ro b e rt Eden, Lynn, 2004, Whole World on Fire, Couch, 1998, “Technological Ha z a rd s , Organizations, Knowledge & Nu c l e a r Adaptation and Social Change”, en Weapons Devastation, Cornell University Stephen Robert Couch y J. Stephen Kroll- Press, Ithaca, NY. Smith, editores, Communities at Risk. Evans, Gary W. y Elyse Kantrowitz, 2002, C o l l e c t i ve Responses to Te c h n o l o g i c a l “Socioeconomic Status and Health: The Hazards, Peter Lang, New York, pp. 293- Potential Role of En v i ronmental Risk 320. Exposure”, en Annual Review of Public L a n zet ta, Máximo y Néstor Spósito, 2004, Health, Vo l , 23, Annual Re v i ews, pp. Proceso Apell Dock Sud, texto no publicado. 303-331. Levine, Adeline Gordon, 1982, Love Canal: Fa r m e r, Paul, 2003, Pathologies of Powe r, Science, Politics, and Pe o p l e , Lexington Health, Human Rigths, and the New War Books, Toronto. on the Poor, University of California Press, Lock, Ma r g a ret, 1993, “Cu l t i vating the California. Body: Anthropology and Epistemologies Goldestein, Donna, 2003, Laughter Out of of Bodily Practice and Knowledge”, en Place. Race, Class, Violence, and Sexuality Annual Review of Anthropology 22, Annual in a Rio Shantytown, California University Reviews, pp.33-55. Press, California. Mcadam, Doug, 1984, Political Process and Ha r p e r, Douglas, 2003, “Fr a m i n g the Development of Black Insurgency 1930- Photographic Ethnography: A Case 1970, Chicago University Press, Chicago. Study”, en Ethnography, Vol, 4, Nº 2, Markowitz, Gerald y David Rosner, 2002, SAGE Publications, pp. 241-266. Deceit and Denial, The Deadly Politics of —————, 2002, “Talking about Pi c t u res: A Industrial Po l l u t i o n , Un i versity of Case for Photo El i c i t a t i o n”, en Vi s u a l California Press, Berkeley, CA. Studies, Vol, 17, Nº 1, Routledge, pp. 1 3 - 2 6 .

151 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Javier Auyero y Débora Swistun

Ma z u r, Allan, 1991, “Putting Radon and Publishing, pp. 589-601. L ove Canal on the Public Agenda”, en —————, 1978, From Mobilization to Stephen Ro b e rt Couch y J. Stephen Kro l l - Revolution, McGraw-Hill, New York. Smith, editores, Communities at Risk. Torrado, Susana, 2004, La herencia del ajuste, C o l l e c t i ve Responses to Te c h n o l o g i c a l capital intelectual, Buenos Aires. Ha z a rd s , Peter Lang, New Yo rk , Vaughan, Diane, 1999, “The Dark Side of p p. 183-203. Organizations: Mistake, Misconduct, and Nguyen, Vinh-Kim y Karine Peschard, 2003, Disaster”, en Annual Review of Sociology “Anthropology, Inequality, and Disease: A 25, Annual reviews, pp.271-305. Review”, en Annual Review of Anthropo- Wacquant, Loïc, 2004, “Fo l l owing Pi e r re logy 32, Annual Reviews, pp.447-74. Bourdieu into the Field”, en Ethnography, Pe r row, Charles, 1984, No rma l Ac c i d e n t s , Vol, 5, Nº 4, SAGE Publications, pp. Basic Books, New York. 387-414. Rock, David, 1987, Argentina, 1516-1982: Warren, Christian, 2000, Brush with Death, f rom Spanish colonization to Al f o n s i n , A Social History of Lead Poisoning, Johns University of California Press, Berkeley. Hopkins University Press, Baltimore. S c h e p e r - Hughes, Na n c y, 1994, De a t h Widener, Patricia, 2002, “Lead Contamina- Without We e p i n g , California Un i ve r s i t y tion in the 1990s and Beyond. A Follow- Press, California. up”, en Steve Kroll-Smith, Phil Brown, y Scheper-Hughes, Nancy y Margaret Lock, Valerie J. Gunter, editores, Illness and the 1987, “The Mindful Body: A Prolegome- En v i ronment, A Reader in Contested non to Future Work in Medical Anthro- Me d i c i n e , New Yo rk Un i versity Pre s s , p o l o g y”, en Medical An t h r o p o l o g y New York, pp. 260-9. Quarterly 1/1, American Anthropological Zonabend, Francoise, 1993, The Nu c l e a r Association, pp. 6-41. Pe n i n s u l a, Cambridge Un i versity Pre s s , Tilly, Charles, 1996, “Invisible Elbow”, en New York. Sociological Fo r um 11/4, Bl a c k we l l

152 ÍCONOS 28, 2007, pp. 137-152 Necro-lógicas A propósito de Jean Baudrillard (1929-2007)

Se ha convertido en el filósofo de la etapa fractal del valor; en “el Darth Vader del posmodernismo” y “el profeta del juicio final” contemporáneo; en un Kid Symbol del ciberespacio y en profesional de la ciencia retórica que se deleita en ofender a los lectores con un diagnóstico social excrementicio que sale de su clí - nica de metavulgaridad; un exponente de violencia teórica cuya pluma sirve como varita mágica de la física para iluminar el ciberespacio como fuego artificial; un acróbata lingüista que se cuelga de los pies en el andamio sobre el escenario. Sacando la lengua se burla de los maestros de ceremonias de la vida académica.

Peter Maclaren

Carlos Celi1

as palabras de Baudrillard susurran en el cerebro como una Hot Line intelectual, tienen una extra- ña capacidad seductora al hacerte creer que la rea- L 2 lidad es una toma PPP con extrañas ecuaciones matemá- ticas. Charlatán de feria cibernética, encantador de ser- pientes mediáticas. Amante de lo absurdo, dialoga con este no para hacerlo entrar en razón sino para demostrar que la razón es absurda en sus postulados homogeneizan- tes. Su prosa de bisturí gangrenado infecta y cercena lo que creemos, expandiendo viralmente sus ideas para quienes lo hemos leído; sus escritos poseen la tersura de un abrigo de mink y lo nauseabundo de un baño público lleno de je- ringas y olores excrementicios; esto ha hecho que provo- que ánimos profundamente encontrados, pues tiene mucha facilidad para decir cosas que nadie quiere escu- char. El mal entendimiento de sus obras ha dado lugar a pasiones esquizoides ya que su escritura encriptada suscita relaciones de amor/odio con desgarramientos violentos.

1 Sociólogo. Master © en Estudios Latinoamericanos (UASB). 2 PPP, Primerísimo Primer Plano, expresión utilizada (casi exclusivamente) en la filmación de películas pornográficas al acercarse mucho las tomas de cámara. Cuando la imagen ocupa todo el espacio en la pantalla, dejando una dis- tancia mínima entre la pantalla y lo que se está filmando, se elude el fondo para priorizar las imágenes.

153 ÍCONOS 28, 2007, pp. 153-156 Carlos Celi

Embelezado por los juegos de palabras, creador de crucigramas filosóficos, admira a escri- tores latinoamericanos como Borges o Macedonio Fernández. Le interesaba demostrar que lo fantástico está catastróficamente cerca de lo real y que para probarlo hay que tomar el camino del absurdo. Su obra posee una atemporalidad borgiana donde el antes y el después se mezclan dejando una sensación palindrómica en el contexto de sus escritos, de ahí la poca importancia por hacer un recuento cronológico de su obra, pues da la impresión de que empezó por el final. Consecuente como fue con sus escritos, la implosión fue una constante en sus textos, el grado Cero de la escritura, la performatividad de la palabra, por un lado, y el grado Xerox de la misma por el otro; es decir, su continua repetibilidad hasta el absurdo sin que eso signifique necesariamente algo. Intentó develar que el sendero de la sociología es su anulación -elevación a potencia expo- nencial cero- si no se indaga por otras rutas. La rigidez académica (que no es rigurosidad) y la falta de búsqueda de fuentes alternativas sólo llevarían al pensamiento a su conversión en meros manuales lineales que sólo ratifican una realidad ausente, pues los objetos/masas3 tienen vida propia al no hacer caso a los intentos de encasillarlos, o bien te dicen lo que quieres oír para que los dejes en paz. Preguntarse si tiene algún sentido el orden de su producción teórica sólo tiene razón de ser si se empalma con los cuatro órdenes del simulacro por él propuestos:

“paralelamente a las mutaciones de la ley del valor, se han sucedido desde el renacimiento: La fal- sificación es el esquema dominante de la época ‘clásica’, del Renacimiento a la revolución indus- trial. La producción es el esquema dominante de la era industrial. La simulación es el esquema dominante de la fase actual regida por el código”4.

A estas tres hay que sumarle una cuarta que obedece a la “fase fractal o viral del valor”5. En esta fase ya no existe equivalencia alguna entre lo real y lo representado, sino como una mera este- la en descomposición dentro del firmamento teórico. Su prolífica escritura obedece a estas mutaciones pues al primer Baudrillard (1968-1973)6 le corresponde una época “clásica” y de falsificación en un sentido metafórico, ya que se encuen- tra en permanente transposición de la teoría marxista estructural conjuntamente con la visión semiológica de Roland Barthes. Ahí empata la ley general del valor con un universo de los ob- jetos que opera en consonancia con la circulación del capital, “imitando” de esta manera un es- quema teórico que le permitirá abrirse paso hacia su segunda época.

3 La relación entre objetos (de estudio) y masas es muy simbiótica a lo largo de toda su obra, pues plantea la indife- renciación entre objeto/sujeto y masas/pueblo en cuanto necesidad compulsiva por clasificarlos, en votaciones, en- cuestas, estudios de marketing, etc. por parte de cientistas sociales, estudiosos del consumo, etc. 4 Jean Baudrillard, 1980 [1976], El intercambio simbólico y la muerte, Monte Ávila Editores, Caracas, p. 59. 5 Jean Baudrillard, 1991, La transparencia del mal. Ensayo sobre los fenómenos extremos, Anagrama, Barcelona, p. 11-12. 6 Su primera época abarca estos textos: El sistema de los objetos (1968), La sociedad de consumo (1970), Crítica de la eco - nomía política del signo (1972), El espejo de la producción (1973). Las fechas entre paréntesis obedecen a su publica- ción en francés. 7 La segunda época está compuesta por: El intercambio simbólico y la muerte (1976), Olvidar a Foucault (1977), A la sombra de las mayorías silenciosas (1978), De la seducción (1981), Cultura y simulacro (1981), Las estrategias fatales (1983), La izquierda divina (1985).

154 ÍCONOS 28, 2007, pp. 153-156 Necro-lógicas. A propósito de Jean Baudrillard

El segundo Baudrillard (1976-1985)7, ya con su molde teórico-crítico, empieza a producir en “serie” y a disparar su propuesta obscena cual francotirador a todo lo que se mueva. Es su etapa más fecunda y seductora -por decirlo de alguna manera-, siendo un período de produc- ción industrial del simulacro, donde el signo definitivamente se libera para pasar a (re)presen- tarse a sí mismo en serie sin referente alguno. Pasamos a la penúltima época del autor (1986-1991)8, que para muchos se extiende hasta su muerte, aunque optamos por hacer una diferenciación entre ésta -su etapa de simulación re- gida por el código- y la etapa fractal/viral (1993-2007)9 que caracteriza a sus últimos escritos. Si bien es muy difícil distinguirlas -pues la tercera época está enhebrada íntimamente con la úl- tima- creemos factible separarlas por un cambio en su textualidad. Sus objetos (textos) adquie- ren un estatuto de autorreferencialidad que le permiten negar la existencia de hechos como la o fagocitar sus orígenes (la izquierda), volviéndose más real que lo real, hipe- rreal, o sea, exponenciando lo que quiere decir a niveles satelitales por la ausencia de referen- tes, transformándose en una teoría pornográfica. La cuarta y última etapa, que comprende hasta su muerte, es más bien espasmódica, im- plosiva, paroxista. Con una conciencia de que lo producido hasta entonces no puede desan- darse, prefiere eludir investigaciones largas y apostar por los aforismos, por los fuegos pirotéc- nicos que brillan un instante en el cielo de la simulación y después desaparecen en el vacío. Es una época fractal y transteórica donde todo desaparece en sus textos. Es un agujero negro de sí mismo. Shamán de psicodelia electrónica en aldea global, sus artículos producen una suerte de re- saca metafísica en un mundo dominado por energizantes que no necesitan de nadie que los consuma para seguir existiendo. Disc jockey de la academia que mezcla el don y el contra-don produciendo ruido (noise) hasta perderse en el vacío agujereado por el breakdance de sus pro- puestas. Por otra parte, apóstol del nihilismo y vocero no oficial de la WWF10 intelectual, fue conside- rado padre del postmodernismo, título demás ganado si tomamos en cuenta que este fue el rey

8 América (1986), Cool memories (1987), El otro por sí mismo (1987), La transparencia del mal (1990), La guerra del golfo no ha tenido lugar (1991). 9 Su última etapa comprende: La ilusión del fin (1993), El crimen perfecto (1995), Pantalla total (1997), El paroxista i n d i f e re n t e (1997), El intercambio imposible ( 1 9 9 9 ) , Contraseñas (2000), La ilusión vital (2000), y múltiples ar- tículos publicados en todo el mundo, entre ellos: “Hegemonía, diferencia y alteridad” (2006), escrito para la XIV conferencia de la academia de la latinidad, llevado a cabo en Quito del 21-23 septiembre del 2006, donde el autor envío su ponencia pero no pudo venir debido a sus múltiples complicaciones de salud. 10 WWF (World Wrestling Federation) o Federación Mundial de , que para hacer honor a Baudrillard es un simulacro de pelea mediática.

155 ÍCONOS 28, 2007, pp. 153-156 Carlos Celi

Momo de una década perdida; o mejor dicho, atrincherada por el cambio de políticas a nivel mundial, retroceso de las izquierdas clásicas, agotamiento de la URSS como referente, y victo- ria de los objetos en su incapacidad de ser leídos con instrumentos convencionales y caducos. La guerra del golfo no ha tenido lugar (1991) fue un dardo infectado que se lanzó para los evangélicos del pensamiento, para La izquierda divina (1985). Nadie se dio cuenta que un pro- xeneta de las ideas como Baudrillard quería provocar un enfrentamiento de navajas entre bea- tos intelectuales. Provocador e irreverente, se atrevió a decir Olvidar a Foucault (1977) en una época en la cual éste recientemente había sido postulado para cardenal del pensamiento de iz- quierda. Pesimista y escéptico hasta la médula, nos recuerda que el poder no está donde este mismo nos pide que lo busquemos, pues la palabra en sí está infectada de capitalismo. Nos recuerda también que al intentar cambiar el sentido de las ideas, es el sentido el que ya se encuentra im- pregnado de consumismo. Todo es un circo, el circo de lo real. Y la única manera de acabar con todo es acabando con el código. Honesto en su deshonestidad devastadora con su obra y con su vida sólo propongo no olvidar a Baudrillard en su intransigencia, mordacidad, congruencia, ironía y cinismo propios.

156 ÍCONOS 28, 2007, pp. 153-156 Reseñas

tieron más de un año de investigación, de in- tercambio de puntos de vista, ideas y recuer- dos, para entregarnos un libro que reseña 282 artículos periodísticos, ensayos, libros, boleti- nes de 102 ecuatorianas y unas cuantas extra- jeras que siguen en nuestro país. Pero más allá del inteligente y cuidadoso trabajo de investigación, catalogación, inter- pretación desde lo teórico y lo vivencial, hay una intención más sugerente aún: que no se olvide lo que pensamos e hicimos algunas mujeres de esa década, lo que escribimos en torno a cuatro temas: violencia contra las mu- jeres, cuerpo y sexualidad, organización y participación. Si no, la investigación y el libro habrían sido más grandes, y más archivos ha- María Cuvi Sánchez y Laura Buitrón Aguirre bría en el CD que reproduce más de medio Pensamiento feminista y escrito de centenar de artículos de 29 autoras, y folletos mujeres en el Ecuador: 1980-1990 institucionales sobre organización y sobre la UNIFEM-UNICEF, Quito Ecuador, 2006, primera campaña nacional contra la violencia 165 págs. a las mujeres, que inició los años 90. Por lo mismo, permite descubrir o redes- Theuth, el dios egipcio que creó las artes y las cubrir, dimensionar y valorar, pensamientos y letras, para entregarlas al pueblo argumentó acciones, pero sobre todo, saber que hay an- ante el rey Thamus sobre la utilidad de la es- tecesoras en la construcción de una historia critura: “Este conocimiento hará más sabios a colectiva que aún parece insignificante a los los egipcios y más memoriosos, pues se ha in- ojos de una sociedad todavía patriarcal y an- ventado como un fármaco de la memoria y la drocéntrica, porque sigue creyendo que el sabiduría”. Recordé este mito de Platón al leer pensamiento y el hecho masculinos son la Pensamiento feminista y escritos de las mujeres vara que mide lo humano. Es un libro que en el Ecuador: 1980-1990, libro que acaba de implica reconocimiento a lo que escribieron e ser publicado por Unifem y Unicef, agencias hicieron las mujeres de una década, aquellas de Naciones Unidas. que de una u otra manera fueron arte y parte Es que se trata aquí de la memoria. No del de la construcción del movimiento que hecho fisiológico, tan frágil como nuestra con- marcó la siguiente y las mostró como nuevas dición humana, sino de aquella creada para actoras sociales. No hay nostalgia ahí, sino va- c o n t r a r restar esa fragilidad, precisamente; la loración de una historia colectiva, que puede memoria que se perenniza con la escritura, que ser punto de partida de otros estudios. Un impide olvidar y permite dimensionar cuanto abrebocas, lo llama María Cuvi, sobre todo hicimos y a quienes quisimos o no quisimos. para quienes piensan, como las autoras y yo, Sus autoras, María Cuvi Sánchez y Laura que “lo nuevo se crea visitando y consumien- Buitrón Aguirre, feministas de esa década y do lo antiguo”, según la cita que abre el libro. actoras del movimiento de mujeres que se Por la memoria también se celebra. forjó entonces, desde sus correspondientes lu- gares -la academia y la documentación- invir- Alexandra Ayala Marín

159 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas

ese sentido, este libro nos ayuda a compren- der, situándonos históricamente, los orígenes de los feminismos ecuatorianos a partir de las voces de las actoras y también, ineludible- mente, desde la necesidad de auscultar sus pensamientos según su inserción y posiciona- miento en la vida social y política de la época. Estas dos entradas, la metodológica y la ana- lítica, vuelven al texto una herramienta im- portante para percibir e indagar la historia del pensamiento de las mujeres. Desde una lectura habermasiana de la es- fera pública, la compiladora quiere remarcar la importancia de la producción de las muje- res “en un espacio discursivo donde se deba- ten asuntos públicos”. Sin embargo, reco- Ana María Goetschel, compiladora giendo la relectura que Nancy Fraser (1997)1 Orígenes del feminismo en el hiciera de Habermas, lo significativo es ins- Ecuador.Antología cribir la noción de esfera pública como una Flacso-Ecuador, CONAMU, MDMQ, UNI- “multiplicidad de públicos” que permitan en- FEM, 2006. tender, efectivamente, los distintos espacios de producción de las mujeres que no se en- La presente antología recoge una serie de es- cuentran necesariamente dentro de un espa- critos de mujeres que sentaron las bases del cio discursivo dominante o hegemónico. Esta feminismo en Ecuador, desde finales del siglo idea central va articulada, al mismo tiempo, XIX hasta mediados del XX. Una de sus prin- con el trabajo histórico realizado, basado en cipales riquezas es de tipo metodológico: con- la larga y comprehensiva experiencia de Ana siste en el trabajo histórico de recopilación María en los campos de la historia social y del que está detrás de este esfuerzo, y que va más pensamiento de las mujeres. Así, los textos re- allá de las historiografías tradicionales, orien- cogidos se expanden en varios puntos de vista tándonos hacia una sensibilidad y necesidad acuñados desde periódicos, revistas especiali- por acopiar la producción de las mujeres. A zadas, demandas específicas de mujeres parti- partir de esta sistemática pero también azaro- culares, algunas conocidas, otras no tanto. En sa recopilación -sobre todo por el dificultoso este marco, también se vuelve necesario inda- trabajo que implica la revisión de archivos y gar en los feminismos -en plural- como una selección de fuentes primarias- Ana María gama abierta de discursos y sentidos que po- Goetschel pretende ubicar, en los textos com- sibilitan la visibilidad de las “diversas perspec- pilados, los discursos sociales de lo que podrí- tivas y posiciones” de la mujeres. an ser las raíces del feminismo en el Ecuador. Vale anotar que gran parte del material re- Una segunda riqueza del trabajo, que se copilado y analizado se compone de textos es- deja ver tanto en la selección de textos como critos por mujeres ilustradas y de clase media. en el estudio introductorio, consiste en un acercamiento analítico que da cuenta de las 1 Nancy Fraser, 1997, Iustita Interrupta. Reflexiones crí - maneras cómo podríamos entender la exis- ticas desde la posición postsocialista, Siglo del tencia del/de los feminismo(s) en el país. En Hombre-Universidad de los Andes, Bogotá.

160 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas

Surge, entonces, un nuevo problema metodo- entrada ha tratado de explicar la posición de lógico: ¿cómo recuperar las historias orales de las mujeres desde una carga valorativa asenta- muchas otras mujeres que tempranamente da en características morales y religiosas “pro- contribuyeron a construir una plataforma pias” de sociedades profundamente católicas, para el feminismo, pero que no dejaron lega- y se ha tomando como icono a la figura de la dos escritos? La compiladora reconoce esta li- Virgen María. Esta posición, retomada por mitación y anota, otra vez desde su marco Evelyn Stevens (1973)3, configuró de manera analítico, la importancia de entender las desi- estigmatizada los acercamientos analíticos gualdades en los espacios deliberativos, las para comprender las relaciones sociales y de maneras cómo los públicos se fragmentan y género en culturas latinoamericanas. Sin em- cómo se crean, a la vez, públicos paralelos. brago, han existido críticas importantes para Por esta razón, y tratando de recuperar la ri- desmantelar esta herramienta explicativa4. queza de la historia oral, añade a la antología Este es el caso también del texto compilado dos entrevistas realizadas a dos mujeres indí- por Goetschel, que busca precisamente re- genas cuyo papel es sustancial en el feminis- nunciar a esta limitada manera de advertir las mo de las primeras décadas del siglo XX: situaciones de las mujeres más allá de estas Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña2. cargas valorativas religiosas. Es precisamente Ana María Goetschel indaga las diversas dentro de esta problemática que la perspecti- posiciones de las mujeres dentro de los espa- va analítica de Goetschel se vuelve muy valio- cios públicos desde dos nudos centrales. El sa. A diferencia de entender únicamente las primero atañe a “El feminismo y la política” y producciones femeninas a partir de que po- el segundo a “Las mujeres, la educación y el dría llamarse un “feminismo marianista”, la trabajo”. Estos hilos de análisis van precedi- autora ubica, desde el contexto del Ecuador dos de una inicial referencia que, situándonos de las primeras décadas del siglo XX, una caja a finales del siglo XIX, es lo que permite vis- de herramientas abierta hacia la comprensión lumbrar la palabra de las mujeres: se trata de de la diversidad de discursos públicos que las dos escritos de Do l o res Veintimilla de mujeres generaban desde diferentes temáticas Galindo (“Necrología” y “Al público”) con los y enfoques. Es decir, busca comprender la cuales se sitúan las primeras exigencias o “el “multiplicidad de públicos” generados desde reclamo de la voz”. los discursos de mujeres para analizar el femi- El primer eje, “El feminismo y la política”, nismo de la época no de forma unísona, sino plantea una novedosa posición analítica para más bien “como resultado de un campo de comprender cómo se construye el feminismo fuerzas en el que las autoras asumen posicio- en nuestro país. Varias lecturas sobre las si- nes distintas, incluso contrapuestas”. tuaciones de las mujeres en Ecuador, e inclu- Si bien es cierto que la producción de las so en Latinoamérica, han sido analizadas fre- mujeres tuvo eco desde valores asignados por cuentemente desde una visión centrada en el “feminismo marianista”. Concretamente, esta 3 Evelyn Stevens, 1973, “Marianismo: The Other Face of Machismo in Latin America”, en Ann Pescatello, editora, Female and Male in Latin America, U. of 2 La autora destaca el trabajo realizado por Ne l a Pittsburgh Press, Pittsburg. Martínez, José Yánez del Pozo, Oswaldo Albornoz y 4 Cfr. Norma Fuller, 1995, “En torno a la polaridad Raquel Rodas sobre la participación política dentro marianismo-machismo”, en Lez Gabriela Arango, et. del movimiento indígena de Dolores Cacuango y al., Género e identidad, TM, Bogotá; Marysa Navarro, Tránsito Amaguaña en la historia del país. Añade ade- 2002, “Against Marianismo”, en Rosario Montayo, más la importancia de la incorporación de los textos et. al., Genders place. Feminist anthropologies of Latin en lenguaje original (quichua). America, Palgrave, Macmillan, USA.

161 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas la iglesia católica, de allí el marianismo, tam- discursos de Dolores Sucre, Matilde Hidalgo, bién es cierto que se encuentran plasmados Alicia Jaramillo, Victoria V á s c o n e z Cu v i , discursos sobre la mujer y la patria, el sufra- Zoila Ugarte de Landívar, entre otras. gio, la paz y la participación política, elemen- Finalmente, el texto deja abierta la necesi- tos ubicados en la compilación con la finali- dad de seguir trabajando sobre la producción dad de dar cuenta, efectivamente, de la im- de las mujeres e ir interpretando sus huellas portancia de situar los distintos punto de desde enfoques analíticos que nos permitan vista de las producciones de mujeres o para comprender los contextos históricos, las para- mujeres. Y esto, ya sea a partir de revistas dojas y contradicciones de los discursos, la como La Mujer y Hogar Cristiano o Alas, multiplicidad de voces y posiciones. desde el poema “La Hija de la Patria” de La producción de mujeres ha existido Lucinda Pazos o a partir de los discursos de siempre. A veces, como Ana María, encontra- Josefina Veintimilla, Victoria Vásconez Cuvi, mos sus historias en arc h i vos históricos María Angélica Hidrovo, Zoila Rendón de “hecho añicos”, otras tantas veces han dejado Mosquera, Hipatia Cárdenas de Bustamante, de existir o deambulan en las historias orales Nela Martínez, Zoila Ugarte de Landívar, o difíciles de registrar y seguir. Muchas mujeres Raquel Verdesoto, entre muchas más. siguen siendo anónimas. Otras son un fuerte El segundo eje, “Las mujeres, la educación ejemplo de lucha y dignidad. La producción y el trabajo”, sitúa los habitus y las estructuras de las mujeres se mezcla con cada particular mentales de la sociedad ecuatoriana sobre el trayectoria de vida, de vida de mujer. Dejan rol de las mujeres y, además, las acciones con- muchas veces de ser las musas inspiradores de cretas que desde la política formal o cotidiana los grandes artistas, compositores o pensado- marcaban su presencia. Esta doble relación res, para volverse, como invita esta compila- está estrechamente articulada con los roles de ción, ellas mismas las musas de sus hechuras. las mujeres en la educación y el trabajo. Ana María Goetschel ubica brevemente las formas Sofia Argüello Pazmiño en las que estas dos temáticas están presentes en las vidas de las mujeres y en la sociedad. Primeramente, se trata de situar a actoras es- pecíficas que son parte de este proceso: muje- res de clase media y alta que se benefician de las reformas sociales e, incluso, de varias rup- turas en las estructuras mentales que desde inicios de la República van dando lugar a transformaciones propias de la época liberal. En segundo lugar, el interés de la compila- ción es seguir indagando en la multiplicidad de discursos que oscilan desde las posiciones de las mujeres como madres y esposas a su papel como educadoras del hogar, pasando por varias imágenes de la “mujer moderna”, ya sea como la obrera o la frívola seducida por las tendencias de la moda, o concluyendo con formas de politización de su identidad desde sus lugares como trabajadoras. Aquí se sitúan

162 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas

teórico y riguroso en el trabajo de observa- ción y sustentación empírica, esas estructuras subjetivas que regulan las interacciones entre hombres y mujeres. La investigación tiene como propósito analizar los efectos de la llamada cuota políti- ca de las mujeres sobre las representaciones y las prácticas de género en el Congre s o. ¿Cambió o no la cuota las identidades de gé- nero? ¿Produjo o no una agenda parlamenta- ria de equidad? ¿Alteró o no los roles tradi- cionales de hombres y mujeres en el campo de la práctica parlamentaria? Las respuestas a estas preguntas son más complejas y ambi- guas de lo que se podría esperar. El libro de Violeta Mosquera muestra que la cuota polí- tica, al haber politizado la noción de mujer - Violeta Mosquera al haberla convertido en una categoría políti- Mujeres congresistas. Estereotipos ca- ha tenido una serie de consecuencias y sexistas e identidades estratégicas, efectos diferentes a los que se esperaba -diga- Ecuador 2003-2005 mos- desde una perspectiva feminista. Por Flacso-Ecuador Abya-Yala, Serie Tesis, 2006. ejemplo, es claro que la cuota ha permitido que un mayor número de mujeres sean elegi- Nadie que lea el libro de Violeta Mosquera das diputadas, pero ese aumento del número dejará de sentir una cierta incomodidad con de mujeres diputadas no se ha traducido en su identidad y postura de género. Se verá con- una agenda parlamentaria por la equidad de frontado con los juegos de poder inscritos en género; tampoco ha modificado sustancial- las representaciones de género de las cuales mente los roles que se reconocen a hombres y todos somos, de distinto modo, partícipes. mujeres. Todo lo contrario, esos roles se repi- Aunque la investigación se concentre en las ten a la hora de asignar, por ejemplo, respon- relaciones entre diputadas y diputados en el sabilidades en las comisiones parlamentarias ámbito del Congreso Nacional, en los estere- (lo económico y constitucional para los hom- otipos sexistas que median sus relaciones, las bres, lo social para las mujeres). luces del trabajo se proyectan sobre lo que po- Pe ro más allá de esas continuidades que dríamos llamar la cultura patriarcal de la so- e f e c t i vam ente se observan, la categoría de ciedad ecuatoriana, sus rasgos, sus conteni- mujer ha entrado en juego en el campo parla- dos, sus modos de subordinar a la mujer den- mentario como un recurso del que se hecha tro de estructuras jerárquicas. Cuando son su- mano para lograr diferentes objetivos: nego- tiles, incisivos, minuciosos, atentos, los análi- ciar posiciones en comisiones, cuestionar al- sis de las representaciones penetran el abiga- gunos de los roles tradicionales de mujeres y rrado mundo de la subjetividad, para mos- h o m b res, ser manipulada por las propias mu- trarnos la dimensión política de nuestras es- j e res para obtener ventajas, cuestionar estere o- t ructuras mentales. El trabajo de Vi o l e t a tipos para permitir un reconocimiento más Mosquera expone desde una perspectiva críti- c l a ro de las diferencias de género, o para desa- ca, feminista, exigente con su propio discurso tar formas de confrontación en torno a la mas-

163 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas culinidad de los diputados. El estudio muestra Lo que ha ocurrido en el país, sin embar- que el espacio parlamentario ha sido alterado, go, es que si bien la cuota amplió los espacios tocado, por el despliegue y uso de la categoría de participación de las mujeres, esa mayor política de mujer. Su uso abre múltiples posi- participación no se tradujo en una represen- bilidades de acción, un abanico de situacio- tación de los intereses de las mujeres en la so- nes, a través de las cuales las mujeres se re p o- ciedad y la política, de allí que no haya servi- sicionan dentro del campo parlamentario, do para posicionar una agenda de equidad de aunque, insisto, no siempre desde la perspec- género. t i va imaginada y deseada por el feminismo. Tema complejo y apasionante el de la rela- Las razones se explican bien en el libro. La ción entre representación y reconocimiento categoría de mujer penetra en un campo po- de derechos políticos, puesto que vuelve a lítico con una estructura definida, con unas plantear los dilemas que encierra la represen- lógicas de confrontación y lucha de intereses, tación política en las democracias liberales. con unas reglas y códigos preestablecidos, Los resultados del estudio muestran que la dentro de lo cual labra, abre, su propio desti- cuota ha sido interpretada y usada por las no, para decirlo de algún modo. A toda una mujeres no tanto para democratizar la repre- complejidad de relaciones y conflictos exis- sentación cuanto para ejercer y ampliar sus tentes, se añaden las nuevas dinámicas discur- derechos de participación política. La amplia- sivas y prácticas generadas por la politización ción del derecho significa incorporarse a un de la categoría de mujer. Toda esa estructura campo del que fueron excluidas, pero no ne- anterior se ve alterada por nuevos reacomo- cesariamente generar una representación de dos, renegociaciones, luchas de espacios, las mujeres que permita colocar una agenda como consecuencia de las acciones que des- de equidad y de ese modo acercar más la po- pliegan las diputadas amparadas en el discur- lítica a los intereses de las mujeres. La am- so de género. Cada diputada tiene su propio pliación de los derechos políticos de las muje- discurso de género y en consecuencia hace res no produce necesariamente un cambio en uso de él de la manera que más conviene a sus la representación de las mujeres en la política. propios intereses individuales y colectivos. El trabajo explora tres causas de esa debilidad: Por eso, la pregunta que se formula el trabajo a) la falta de acompañamiento del movimien- no es tanto si la política cambia o no con el to de mujeres a la apertura del campo políti- discurso de género detrás de la cuota, porque co que produjo la cuota, b) la ausencia de un la respuesta es obvia: sí cambia. Lo que inte- discurso feminista de la diferencia a través del resa saber es de qué modo cambia y si ese cual se pueda criticar la estructura del poder cambio tiene un sentido emancipador. patriarcal, y c) el predominio de una concep- El libro insiste a lo largo de sus páginas ción liberal de los derechos políticos. que la cuota no ha servido para posicionar La falta de acompañamiento del movi- una agenda parlamentaria de equidad de gé- miento de mujeres permite que la apertura nero. Sería la principal debilidad y crítica que del campo político sea neutralizada, reapro- se la puede hacer. El debate que plantea tiene piada, por los partidos. Esto explica, por que ver con la relación entre reconocimiento ejemplo, el peso de las identidades partidarias de derechos y representación política. La en la práctica parlamentarias de las diputadas. cuota es un reconocimiento de los derechos El resultado puede ser paradójico: las mujeres de participación política de las mujeres en diputadas representan los intereses de otros una sociedad que los ha limitado histórica- sujetos -en este caso sus partidos- pero no los mente. intereses de las mujeres. Una posible explica-

164 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas ción a esta suerte de anomalía es que la rei- individualismo liberal. La ausencia de una vindicación de los derechos políticos de las tradición liberal revela nuestra dificultad para mujeres no se nutre de un discurso crítico reconocernos más allá de las clasificaciones desde el feminismo de la diferencia, que les sociales, étnicas, de género, clase. Estamos llevaría a reconocerse a las diputadas como un atrapados en una sociedad jerárquica, en la sujeto propio con demandas específicas fren- cual el discurso de la igualdad de derechos in- te al poder patriarcal, sino desde un discurso dividuales es una retórica que no emancipa, liberal a favor de las mujeres en tanto porta- tampoco genera espacios igualitarios ni con- doras de los mismos derechos individuales sagra de modo efectivo derechos. Los diputa- que los hombres. La democratización se en- dos y las diputadas no interactúan desde el tiende, desde esta perspectiva, como la uni- individualismo liberal sino desde posiciones versalización de los derechos individuales, de género establecidas por una cultura pa- antes restringidos a los hombres, más que triarcal. La cuota les ha dado unos recursos como una crítica de las estructuras del poder para abrir espacios nuevos de interacción con patriarcal. De allí que un efecto de la cuota los diputados, aunque ciertamente haya, en haya sido abrir el espacio a mujeres con tra- muchos casos, solo un uso individual, priva- yectorias políticas previas para ser postuladas do, de ese derecho de participación. Pero aún como candidatas a diputadas por sus parti- ese uso individual sigue inscrito en una trama dos. La cuota les permitió dar ese paso que de compleja de relaciones de la cual el individuo otro modo habría sido muy difícil dentro de no logra emerger, no logra constituirse. su propio partido. Abrió, pues, el espacio de participación política dentro de los partidos. Felipe Burbano Las beneficiarias de esa apertura no serían las mujeres en general sino las mujeres que han hecho política dentro los partidos. La pregunta que lanza el texto es si esta de- bilidad de la cuota se debe al predominio de una matriz ideológica del individualismo li- beral desde la cual diputados y diputadas en- tiendan sus derechos y sus relaciones. Como se afirma a lo largo del texto, hay una ideolo- gía del género naturalizada, institucionaliza- da, sobre la cual diputados y diputadas defi- nen sus roles, establecen sus diferencias, ocu- pan posiciones. Esto me lleva a un punto de discusión respecto del individualismo liberal en el marco de la cultura política ecuatoriana. Creo que la noción de individuo es una de las grandes ausencias de la cultura política ecua- toriana, que marca y define incluso las carac- terísticas de nuestra propia modernidad. Esa ausencia limita e impide pensar la igualdad en su forma abstracta, en tanto individuos justamente, por lo que me resulta difícil ad- mitir la existencia de la matriz ideológica del

165 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas

viene actuando como disectora de la gestión ambiental de la industria petrolera ecuatoriana. El texto tiene una estructura capitular que a b o rda la temática ambiental y jurídica a par- tir de una constatación empírica que le con- nota originalidad, sin excluir un básico abor- damiento teórico a nivel político-sociológico b re vemente abordado en el capítulo II, cuan- do trata sobre las Corporaciones, Na c i o n a l i - dades Indígenas y la Cu m b re de la Tierra. Po r ejemplo, al señalar que a partir de la Cu m b re Mundial (Río-92), auspiciada por Na c i o n e s Unidas (ONU), los re p resentantes industria- les pro m ov i e ron la idea de que las corporacio- nes internacionales podrían jugar un papel c l a ve en la aplicación del desarrollo sostenible. Judith Kimberling Sin embargo, se negaron a la implementación ¿Modelo o Mito? Tecnología de punta de un sistema de regulación básica ambiental o normas internacionales en los internacional, proponiendo en cambio la au- campos petroleros de la Occidental t o r regulación por parte de cada empresa y de FLACSO-sede Ecuador, Abya-Yala, 2006, las asociaciones de industria y comerc i o. 262 págs. Desde esta perspectiva, la Declaración de Río a p oyó el libre comercio y la globalización eco- El proceso extractivo petrolero ecuatoriano nómica como medio para lograr el desarro l l o ha estado sujeto a una serie de vicisitudes téc- sostenible y “a b o rdar en mejor forma los pro- nicas, jurídico-políticas y sociales, que han te- blemas de la degradación ambiental” . nido incidencia local, regional, nacional e in- Ot ro punto sobresaliente tiene relación a la ternacional. Este hecho ha sido objeto de p a rticipación de los pueblos indígenas en las análisis ponderados que han llevado a la con- actividades de desarrollo en el futuro, y que clusión de que por ser frontera petrolera es consta en el Programa 21. Aunque para la au- “violenta”, y en este entorno ha sido la di- tora es visible la decepción de los líderes indí- mensión socio-ambiental y su variable jurídi- genas debido a que en dicha agenda los go- ca la que ha signado la impronta del debate biernos se negaron a reconocer los derechos de público extractivo amazónico. Aquí radica los pueblos indígenas a la autodeterminación particularmente la novedad de ¿Modelo o y a sus territorios ancestrales. Y al contrario, Mito? de Judith Kimerling, porque aborda sin e n f a t i z a ron la soberanía del Estado sobre los tapujos esta compleja realidad. recursos, y afirmaron el derecho soberano de Considerando que el texto es producto de los Estados de “a p rovechar sus recursos según una adaptación de artículos publicados en re- sus propias políticas ambientales y de desarro- vistas académicas, y por basarse en un estudio l l o”. En consecuencia, afirma Kimerling, general de derecho internacional y normas desde la perspectiva de los pueblos indígenas, prácticas socio-ambientales, es notoria la falta la imposición de actividades de desarrollo (ex- de aplicación de una rigurosa metodología in- tractivistas) en sus territorios, sin su consenti- ve s t i g a t i va, de una hipótesis a priori. Pe ro ésta miento, viola sus derechos fundamentales. es compensada por la experiencia y especialidad En el Capítulo III se re f i e re a la Oc c i d e n t a l jurídica de Kimerling, que desde hace 15 años Pe t roleum (OX Y) en el Ec u a d o r. El análisis

166 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas c o m p a r a t i vo de la normativa ambiental ecua- Estado no ha sido eficaz para hacer cumplir los toriana con la de la jurisdicción nort e a m e r i c a- c o m p rometimientos empresariales, en ciert a na (análisis histórico período 1992-2001) per- forma debido a que las leyes nacionales inclu- mite verificar la existencia de una serie de va c í- yen una serie de provisiones generales que, en os que pudieran ser considerados en un estu- teoría, re q u i e ren que las compañías petro l e r a s dio complementario y en función de enrique- cumplan con “normas internacionales” no es- cer el análisis teórico. En lo concreto, el texto pecificadas. En ese sentido, de las enuncia que según prensa norteamericana, una e m p resas señalaron sus obligaciones y re s p o n- de las primeras iniciativas voluntarias por part e sabilidades éticas y no las jurídicas. de una empresa petrolera transnacional, enfo- El rigor analítico de Judith Kimerling in- cada a la aplicación del “d e s a r rollo sostenible” volucra a los gobiernos de turno y al Estado, en las comunidades indígenas de la Amazo n í a , expresando que no han sido capaces de pro- fue puesta en marcha en el Ecuador por la mulgar normas ambientales eficaces ni de OX Y, según esta empresa, “a través de instala- aplicar controles ambientales significativos. ciones de primera clase, estrategias de estrictas En consecuencia -afirma- no se puede admi- medidas para la protección del medio ambien- tir la existencia de una doble moral para la te y de decisivas iniciativas para estrechar re l a- protección del ambiente, toda vez que el ciones con las comunidades”. Se anota que a enunciado general de cumplir con: n i vel local la empresa ofertó operaciones ino- f e n s i vas en términos ambientales debido a que “‘normas internacionales’, ‘tecnología sus operaciones estarían basadas en normas in- de punta’ u otra variante de normas y prácticas ‘re s p o n s a b l e s’, ‘de clase ternacionales y tecnología de punta. mundial’ corre el riesgo de convertirse La autora fundamenta que la OXY instru- en una perogrullada en muchas áreas, mentó una política comunicacional en la que y en socavar en vez de promover las se presentó como un modelo de re s p o n s a b i l i- leyes ambientales nacionales, puesto dad empresarial comprometido a proteger el que las comunidades afectadas, las en- medio ambiente, respetar las culturas indíge- tidades que promueven los derechos nas, ser un buen vecino y pro m over un desa- ambientales y humanos y hasta las au- r rollo sostenible que fomente la autogestión. toridades gubernamentales y legisla- Pe ro en la práctica los enunciados publicitarios dores no tienen idea de lo que estas para nada concuerdan con el retrato que la frases quieren decir. Hasta la fecha, ni compañía utilizó, según la investigación de los gobiernos, ni la industria, ni la co- campo realizada en los pueblos Kichwa del en- munidad académica han definido con torno petro l e ro empresarial, y cuyos re s u l t a d o s claridad las ‘normas internacionales’ o evidencian una serie de problemas y pre o c u p a- la ‘mejor práctica’, y tampoco cómo se ciones que la autora aborda a lo largo del aná- debe medir el cumplimiento de éstas. lisis documental legal en el contexto del libro. Igual que la frase ‘desarrollo sosteni- ble’, los términos citados están de Un aspecto de fondo radica en que las cor- moda en círculos gubernamentales y poraciones petroleras transnacionales se com- e m p resariales y hasta en algunas p ro m e t i e ron a cambiar sus prácticas y aplicar ONG; sin embargo, la mayoría del medidas de protección ambiental y re l a c i o n e s discurso público ha sido muy general, comunitarias más allá de los requerido por el enfocado en principios y no en medi- gobierno (anfitrión) nacional; es decir, cumplir das específicas para lograr estas metas voluntariamente con las “normas internacio- o medir el cumplimiento con ellas. n a l e s”, aplicar la “mejor práctica” la “t e c n o l o g í a Sobre todo, en el mundo de las cor- de punta” de “clase mundial”. Por su parte, el poraciones, los términos no se utilizan

167 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas

para referirse a requisitos obligatorios, borar las reglas durante la vida de sus opera- sino a metas no-obligatorias”. ciones, sin requerimientos de divulgación al público ni consulta con las comunidades y Reitera Kimerling que la normativa ambien- sin evaluación ni aprobación por parte de tal en materia petrolera es una normativa funcionarios gubernamentales. Esto significa abierta a múltiples interpretaciones, por lo privatización del derecho ambiental y repre- menos hasta que las consecuencias desastrosas senta un camino radicalmente nuevo en e irreversibles se hayan convertido en irrefu- cuanto al derecho y política ambiental en el tables. En la práctica, podría funcionar como Ecuador, sostiene la autora. una norma vacía, imprecisa y, al fin y al cabo, Aparte de algunas conclusiones anteriores, carente de significado, en vista de los vacíos el abordamiento metodológico -teórico-em- enormes en nuestros conocimientos científi- pírico- convierte al texto en un instrumento cos sobre la ecología de los bosques tropicales idóneo para profundizar el derecho ambiental húmedos, por ende, de lo que quiere decir comparado (derecho positivo interno, doctri- equilibrio ecológico. Esto conlleva a que el na internacional y el caso), como un triada potencial para el abuso no tenga límites y las dialéctica que permite observar la aplicación iniquidades en la distribución del poder polí- anómala de la norma, la manipulación políti- tico, en el Ecuador se agraven. La experiencia ca de la misma y la debilidad institucional del B 15 demuestra lo fácil que es para las para el control de la gestión ambiental em- transnacionales afirmar una cosa y hacer lo presarial, así como la complicidad burocráti- contrario. La Occidental violó, en forma sis- ca por acción u omisión, de la mala práctica temática, sus propias políticas publicitadas; socio-ambiental, que tiene su génesis en la junto con el Estado Ecuatoriano, pasó por base legal difusa, modalidad contractual ob- alto los derechos emergentes de los kichwa, soleta y falta de instrumentos técnicos y polí- en particular en las actividades de desarrollo y ticas ambientales públicas claras. en la protección del ambiente en su territorio. En definitiva Kimerling a través de ¿ Mo d e l o Lo expuesto confirma que el tema jurídi- o mito? culmina con el desmantelamiento de co ambiental y social en el Ecuador es actual los “mitos contractuales petro l e ro s” en materia y el texto ¿Modelo o mito? cobra importancia ambiental, particularmente forjados al interior en la medida en que no se agota con el trata- del oculto vientre de los negocios energéticos e miento del caso OXY, sino todo lo contrario, i n t e reses crematísticos de los grupos hegemó- obliga a contextualizar el análisis de la moda- nicos del poder y empresas transnacionales, lidad contractual vigente a nivel regional además, abre la posibilidad de un innova d o amazónico. Por ejemplo: si la “privatización debate jurídico sobre la suficiencia y eficacia del derecho ambiental” se hace visible cuando de la normativa positiva ambiental, y el com- al Plan de Manejo Ambiental de OXY se le da p rometimiento voluntarista empresarial asu- un peso igual y tal vez mayor que el de los re- mido en el Plan de Manejo Ambiental, dando glamentos ambientales del Ecuador, el régi- pábulo a lo que ha dado en llamarse la priva t i- men jurídico ambiental en el Contrato pare- zación del derecho ambiental. ce diseñado a perpetuar y hasta legalizar la au- torregulación en el Bloque 15. Desde esta Ivan Narváez perspectiva, Kimerling concluye que el régi- men jurídico ambiental del Contrato petrole- ro no sólo buscaba legalizar las normas defi- nidas por la compañía en el documento, sino también ceder a la OXY la autoridad de ela-

168 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas

mayor relevancia, tanto para ayudarle al ciu- dadano a construir su “mapa político”, a reca- bar información, diferenciar a los distintos candidatos y sus propuestas y, por supuesto, definir su voto. A pesar de la re l e vancia de las campañas en los procesos electorales, su estudio es una de las áreas menos exploradas en los análisis s o b re América Latina. Aún cuando son mo- mentos críticos en la vida política y sus re s u l- tados prácticos y simbólicos son import a n t e s para la salud del sistema democrático, se pre- sentan como oscuros laberintos que pocas veces reciben atención por los especialistas, s a l vo por los consultores políticos que son contratados por los partidos y sus candidatos para diseñar estrategias que les ayuden a ma- Virginia García Beaudoux, Orlando ximizar beneficios electorales. El trabajo de D’Adamo y Gabriel Slavinsky Ga rcía Beaudoux, D’Adamo y Sl a v i n s k y Comunicación política y campañas rompe con el autismo de la ciencias sociales y electorales. Estrategias en elecciones se adentra en los “m a res de las campañas elec- presidenciales t o r a l e s”. A modo de un viaje en barco, estos Gedisa, Barcelona, 2005, 286 Págs. t res expertos en enfoques multidimensionales del comportamiento político nos guían en un ¿Qué define el voto de los ciudadanos? ¿En mundo nuevo, enseñándonos de manera clara qué medida influyen las campañas electorales y didáctica cómo se pueden estudiar las cam- en el comportamiento electoral? Estas dos pañas electorales en general y, a la vez, a modo preguntas, ya clásicas desde el trabajo en el de ejemplo, nos describen y explican los ras- que Paul Lazarsfeld, Be r n a rd Be relson y gos principales de un proceso específico, el de Hazle Gaudet exploraron los factores que in- las campañas para las elecciones pre s i d e n c i a l e s fluían en la decisión de voto de los habitantes realizadas en Argentina en abril de 2003. del condado de Erie en Nueva York en las La manera en que cada democracia con- elecciones presidenciales de 1940, continúan duce sus campañas políticas es tan importan- siendo centrales para comprender el compor- te como los resultados de la votación. Las tamiento electoral de los ciudadanos. Si bien campañas actúan como microcosmos que re- es cierto que hay personas que votan siempre flejan y dan forma la vida social, económica, por el mismo partido, también lo es que cada cultural y política de un país. Funcionan vez más cambian sus preferencias de una elec- como instancias de reforzamiento de las pre- ción a otra y que las posiciones de los candi- disposiciones de los ciudadanos, gracias al datos frente a determinados temas, el carisma papel cada vez más significativo de los medios o la trayectoria de quienes se presentan como de comunicación de masas sobre ellas, gene- candidatos tienen mayor peso en la decisión rando su interacción cambios y definiciones de voto. Un electorado cada vez más inde- en la agenda pública. Como sostienen los au- pendiente hace que las campañas electorales y tores, “las porciones de información que ob- los medios de comunicación de masas tengan tenemos (de las campañas) pueden cambiar

169 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas nuestras perspectivas, actitudes y opiniones” mentos es condición necesaria para la plena (pág. 20), por lo que entender cuáles son las vigencia de una democracia. Sin ellos, se li- acciones comunicativas y los mensajes que mita la democratización de las instituciones y mejor impactan sobre las preferencias de las del sistema político. personas resultan claves, tanto para quienes Tres razones justifican la lectura de esta buscan persuadir con ellas como para aque- obra. Primero, por la sugerente propuesta llos interesados en comprender el modo en metodológica que realizan los autores para el que opera la comunicación política. análisis de las campañas, la que resulta de la La investigación que se presenta en este hibridación disciplinaria que se genera de sus l i b ro estudia las herramientas y acciones de conocimientos en comunicación, psicología y comunicación que se emplean en una campa- ciencia política. Segundo, por la revisión teó- ña electoral moderna, esto es, los afiches calle- rica de las principales hipótesis presentes en la j e ros, los s p o t s t e l e v i s i vos y las declaraciones de literatura anglosajona y europea y su esfuerzo los candidatos que re p roducen los medios de por corroborar esos prepuestos en el contexto comunicación de masas (televisión y pre n s a latinoamericano. Tercero, por el rico material escrita). Estas herramientas son analizadas en empírico que se pone a disposición de los lec- c u a t ro dimensiones: los temas, las imágenes, tores, en un CD que acompaña al libro, re- las estrategias discursivas y las tácticas de cam- sultado de una minuciosa recopilación lleva- paña negativa. Si bien es cierto que hay otras da a cabo durante los últimos cuatro años, maneras y estrategias para hacer campañas, ya entre los que destacan más de 35 spots y otros que en América Latina tiene un papel cru c i a l tantos afiches publicitarios. el trabajo de movilización electoral re a l i z a d o Este es un buen libro sobre campañas elec- por militantes y punteros así como también torales. Escrito y pensado por quienes tienen los recursos informales y clientelares, hoy es la facilidad de hacer que lo complejo resulte imposible conocer las campañas sin tener en sencillo. Es una obra de consulta obligada, cuenta estos ejercicios comunicacionales. tanto para los estudiantes que se inician en Los autores señalan que el “diálogo” fue el estos temas como para los especialistas que gran ausente en la campaña presidencial ar- necesitan probar hipótesis desarrolladas para gentina. Los candidatos no se enfrentaron en otros contextos en la realidad latinoamerica- ningún debate, como suele ocurrir en otros na. Investigaciones de este tipo son las que contextos políticos, ni tampoco discutieron, a contribuyen en el conocimiento de los proce- través de otras vías, sus propuestas. Los can- sos políticos de la región y con las que sería didatos y sus equipos de campaña emitían bueno contar más a menudo. El desafío es ex- mensajes pero no los contraponían con los de tender los aportes realizados por esta investi- los demás (pág. 253). No hubo feedback entre gación, limitado a una campaña en un país ellos, todos hacían como si estuvieran solos, específico, a otras campañas electorales argen- sin reconocer la existencia del otro. En este tinas, a los efectos de comparar los resultados distanciamiento entre los candidatos, la clase de 2003 con otras circunstancias temporales, política no fue la única responsable. La socie- así como también compararlo con otros paí- dad civil tampoco los presionó o condenó por ses de la región, para poder construir teorías no hacerlo (pág. 254). En un contexto de de alcance medio e hipótesis más generales, cada vez mayor desconexión entre ciudada- aplicables al resto de América Latina. nos y políticos, la ausencia de diálogo no es una cuestión menor. La circulación de la in- Flavia Freidenberg formación, el debate y la defensa de argu-

170 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas

investigación han sido objeto de análisis de Fátima García Diez y de Araceli Mateos Díaz en el capítulo introductorio. A continuación Patricia Ma renghi y Me r cedes Ga r c í a Montero analizan cómo conciben sus roles los diputados de América Latina a partir de las dos dimensiones de la representación: el focus (que intereses representan) y el estilo (si se comportan siguiendo instrucciones -cual- quiera sea su fuente- o siguiendo sus propios juicios). En el tercer capítulo “Los significados de la democracia y la confianza institucional”, Araceli Mateos Díaz muestra la preferencia de la elite por el régimen democrático frente a uno autoritario y en un intento de acercarse aún más a la visión de la democracia que tie- Manuel Alcántara Sáez, editor nen los legisladores latinoamericanos, se pre- Políticos y política en senta lo que para ellos son las principales ven- América Latina tajas de este sistema político, así como de la Fundación Carolina y Siglo XXI, Madrid, consolidación democrática, junto a los pro- 2006, 424 págs. blemas que pueden poner en peligro a ésta. En el último apartado destaca la relación po- Esta obra colectiva coordinada por Manuel sitiva entre la confianza institucional y la es- Alcántara Saéz es el resultado del “Proyecto tabilidad de la democracia en los países anali- Elites Parlamentarias Latinoamericanas” zados, y cómo en aquellos donde la confianza (PELA) llevado a cabo a lo largo de la última institucional descendió considerablemente de década y basado en entrevistas a muestras re- una legislatura a otra, han sido ejemplos de presentativas de legisladores de diecisiete paí- países donde posteriormente ha tenido lugar ses de América Latina, que fueron realizadas una desestabilización del sistema político. por un equipo de investigadores del Instituto Manuel Alcántara Sáez, en el siguiente ca- In t e ru n i versitario de Ib e roamérica de la pítulo, tras identificar los principales proble- Universidad de Salamanca. mas existentes en la vida política nacional, Este trabajo se articula en dos partes que desde la perspectiva de los legisladores, pre- dan lugar a cinco capítulos cada uno, siendo senta dos tipologías por ideología individual algunos de los aspectos centrales que aborda y por país. Un primer foco de análisis intenta el mismo, la relación de los políticos con la confirmar si existe una consistencia ideológi- democracia representativa, la validez de la ca- ca a la hora de poner el acento en unos u tegorización de los términos de derecha e iz- otros problemas. El segundo aborda la rela- quierda y la limitada preparación para la po- ción existente entre los problemas enunciados lítica de un número importante de legislado- y la realidad de los países de acuerdo con es- res. tadísticas socioeconómicas. Así llega a la con- Las características del proyecto junto a los clusión de que los problemas económicos son problemas y decisiones que el grupo ha teni- los que figuran en la agenda mental de la elite do que afrontar a lo largo del desarrollo de la parlamentaria de la mayoría de los países lati-

171 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas noamericanos. en cuenta el impacto de determinantes causa- Las cuestiones relativas al estudio de la or- les a distintos niveles, particularmente facto- ganización de los partidos políticos en res contextuales a nivel político-institucional América Latina son abordadas por Leticia y factores que varían al interior de cada país, Ruíz Rodríguez, quien analiza las percepcio- como la dicotomía gobierno-oposición, el ra- nes de los diputados en aspectos organizativos dicalismo ideológico o algunas características i n t r a p a rtidi stas, fundamentalmente re l a c i o- organizativas de los partidos. Para profundi- nados con la intensidad de la vida partidista, zar en la naturaleza y magnitud de estas rela- considerando la cuestión organizativa con su ciones causales se utiliza un análisis multini- entorno: en concreto con el sistema de parti- vel, con el objetivo de identificar hasta que dos y con la evaluación de la ciudadanía res- punto el impacto de las variables subnaciona- pecto a los partidos políticos. les varía en función del contexto político-ins- A continuación, María del Mar Rosón titucional en el que se sitúan las elites parla- presenta una de las temáticas menos estudia- mentarias latinoamericanas. das de forma conjunta para la región latinoa- Leticia Ruiz Rodríguez aborda “La cohe- mericana: “las carreras parlamentarias”. Para rencia programática en los partidos políti- ello describe las características sociopolíticas y cos”. Para ello inicia su trabajo operacionali- sociodemográficas de los diputados latinoa- zando la coherencia programática como el mericanos de los últimos diez años y las clasi- grado de acuerdo entre los integrantes de un fica a partir de una tipología creada en fun- mismo partido en la evaluación de una serie ción de su calidad. de problemas y en la definición de estrategias Cristina Rivas Pérez analiza “Las dimen- a seguir. Así, el cálculo de la coherencia per- siones de la polarización en los parlamentos mitirá clasificar a los partidos políticos según latinoamericanos”, para ello realiza una apro- su estructuración programática. Los resulta- ximación empírica de los clivajes que contri- dos obtenidos muestran que los partidos es- buyen a la polarización y división de los par- tudiados exhiben niveles variables de cohe- tidos políticos en América Latina. Inicia su rencia programática que, aunque en algunos trabajo partiendo del hecho de que existe una casos son mínimos, sugieren una cierta co- marcada diferencia en el posicionamiento munidad de intereses en el plano programáti- ideológico de los partidos políticos seleccio- co de la competición partidista. nados (partidos ubicados a la izquierda o a la Salvador Martí Puig y Salvador Santiuste derecha del continuo ideológico) y mediante Cué analizan el impacto de las transformacio- distintas técnicas estadísticas pretende corro- nes acontecidas durante las últimas tres déca- borar las diferencias existentes entre la iz- das en el marco geopolítico, económico e ins- quierda y la derecha latinoamericana. Final- titucional en las percepciones de los parla- mente presenta las posibles familias partidis- mentarios de los partidos de izquierda en tas formadas sobre la base de las dimensiones América Latina. Destacando que estas iz- de polarización programática que demuestran quierdas son plenamente democráticas (ya sea que la clasificación de los partidos políticos por convicción o por necesidad estratégica) en base al criterio espacial izquierda–derecha en sus formas y procedimientos, respetuosas es apropiado y coherente. con la legalidad vigente y económicamente En el capítulo ocho Flavia Freidenberg, pragmáticas y modernas, habiendo abando- Fátima García Diez e Iván Llamazares Valdu- nado las pretensiones revolucionarias y rup- vieco examinan la heterogeneidad ideológica turistas de otrora, y sin abogar por soluciones de los partidos en América Latina teniendo económicas de tipo populista y corporativo.

172 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas

Manuel Alcántara Saéz e Iván Llamazares Igor Guayasamín y Gustavo Guayasamín Valduvieco trabajan “Los partidos de derecha Baltasar Ushka: el último hielero en los legislativos latinoamericanos” y par- de Chimborazo tiendo de la utilidad de las categorías izquier- Género documental, duración 22 minutos da y derecha intentan determinar cuáles son Fundación Guayasamín-Banco Central del los factores actitudinales, programáticos e Ecuador, 1976-1980 ideológicos que ayudan a predecir la perte- nencia a los partidos de derecha latinoameri- canos. Esta exploración permitió identificar a Al ver la película de Igor y Gu s t a vo los principales catorce partidos de la derecha Guayasamín re f e rente a Baltasar Ushka, el úl- en trece países de América Latina al comien- timo hielero de Chimborazo, me acuerdo de zo del siglo XXI y analizar algunas de sus ca- los años 1982 y 1983, cuando junto con mi racterísticas ideológicas y programáticas más abuela íbamos a pastar por unos terrenos que sobresalientes. quedan cerca del barrio donde vive Ba l t a s a r. Políticos y política en América Latina es el En t re varias de las adve rtencias y las orienta- resultado de un intensivo trabajo realizado ciones sobre la acción pastoril, mi abuela me por un equipo de investigadores del Instituto decía: “Mira, no pases al otro lado, no dejes Interuniversitario de Iberoamérica bajo una que los borregos atraviesen los linderos. Esos premisa: “los políticos importan”. Por ello, t e r renos y esas casas pertenecen a los z t a rc u s, este libro constituye una aportación rica y útil esa ladera es de los z t a rc u s”. En estos días he al estudio de la elite parlamentaria latinoame- vuelto a conversar con ella y le he pre g u n t a d o ricana y es un trabajo indispensable para co- por qué me decía que no pasara a los terre n o s nocer la vida política en América Latina a tra- de los z t a rc u s . ¿Cuál era la razón por lo que les vés de la perspectiva de sus parlamentarios. conocían como z t rcukunapak wichi o la lade- ra de los z a t rc u s? La respuesta que he re c i b i d o Cecilia Rodríguez es que en ese lugar viven los descendientes de los antiguos hieleros de Chimborazo. En el lenguaje popular del indígena puruhá, z t a rk u hace re f e rencia a las personas albinas. Cu a n d o en las comunidades se presentan niños albi- nos inmediatamente se consideran hijos del C h i m b o r a zo. Pe ro este concepto no se aplica a los habitantes de la ladera de los z t a rc u s, e n t re ellos no hay alguien que sea albino. Ta l vez en el pasado sí. Ellos son z t a rc u s p o rq u e p e rtenecen a un grupo indígena que por tra- dición se han dedicado a extraer el hielo de C h i m b o r a zo y a vender en Riobamba y en la década del siglo pasado a comercializar e in- t e rcambiar el hielo con el trigo, el maíz y otro s p roductos tropicales en Guaranda. Al re s p e c- to, Baltasar sostiene en la película de Guayasamín que “heredó este oficio de sus p a d res, trabaja desde niño, desde los 15 años”. En la película Los hieleros de Chimborazo,

173 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas

Manuel Alcántara Saéz e Iván Llamazares Igor Guayasamín y Gustavo Guayasamín Valduvieco trabajan “Los partidos de derecha Baltasar Ushka: el último hielero en los legislativos latinoamericanos” y par- de Chimborazo tiendo de la utilidad de las categorías izquier- Género documental, duración 22 minutos da y derecha intentan determinar cuáles son Fundación Guayasamín-Banco Central del los factores actitudinales, programáticos e Ecuador, 1976-1980 ideológicos que ayudan a predecir la perte- nencia a los partidos de derecha latinoameri- canos. Esta exploración permitió identificar a Al ver la película de Igor y Gu s t a vo los principales catorce partidos de la derecha Guayasamín re f e rente a Baltasar Ushka, el úl- en trece países de América Latina al comien- timo hielero de Chimborazo, me acuerdo de zo del siglo XXI y analizar algunas de sus ca- los años 1982 y 1983, cuando junto con mi racterísticas ideológicas y programáticas más abuela íbamos a pastar por unos terrenos que sobresalientes. quedan cerca del barrio donde vive Ba l t a s a r. Políticos y política en América Latina es el En t re varias de las adve rtencias y las orienta- resultado de un intensivo trabajo realizado ciones sobre la acción pastoril, mi abuela me por un equipo de investigadores del Instituto decía: “Mira, no pases al otro lado, no dejes Interuniversitario de Iberoamérica bajo una que los borregos atraviesen los linderos. Esos premisa: “los políticos importan”. Por ello, t e r renos y esas casas pertenecen a los z t a rc u s, este libro constituye una aportación rica y útil esa ladera es de los z t a rc u s”. En estos días he al estudio de la elite parlamentaria latinoame- vuelto a conversar con ella y le he pre g u n t a d o ricana y es un trabajo indispensable para co- por qué me decía que no pasara a los terre n o s nocer la vida política en América Latina a tra- de los z t a rc u s . ¿Cuál era la razón por lo que les vés de la perspectiva de sus parlamentarios. conocían como z t rcukunapak wichi o la lade- ra de los z a t rc u s? La respuesta que he re c i b i d o Cecilia Rodríguez es que en ese lugar viven los descendientes de los antiguos hieleros de Chimborazo. En el lenguaje popular del indígena puruhá, z t a rk u hace re f e rencia a las personas albinas. Cu a n d o en las comunidades se presentan niños albi- nos inmediatamente se consideran hijos del C h i m b o r a zo. Pe ro este concepto no se aplica a los habitantes de la ladera de los z t a rc u s, e n t re ellos no hay alguien que sea albino. Ta l vez en el pasado sí. Ellos son z t a rc u s p o rq u e p e rtenecen a un grupo indígena que por tra- dición se han dedicado a extraer el hielo de C h i m b o r a zo y a vender en Riobamba y en la década del siglo pasado a comercializar e in- t e rcambiar el hielo con el trigo, el maíz y otro s p roductos tropicales en Guaranda. Al re s p e c- to, Baltasar sostiene en la película de Guayasamín que “heredó este oficio de sus p a d res, trabaja desde niño, desde los 15 años”. En la película Los hieleros de Chimborazo,

173 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas producida hace treinta años (1979) por el tudkuna” (gente que tasca la oreja del burro), mismo autor, los principales actores son los extraños”. Estas estigmatizaciones eran dadas miembros de la comunidad de la Moya, per- también por la gente de Pulingui y Cuatro teneciente a Calpi. De los hieleros de ese Esquinas. En efecto, hasta estos días los ztar- tiempo apenas sobre v i ven dos, Ma n u e l cus no pertenecen a Pulingui ni a las Cuatro Miñercaja y Agustín Guamán. En diálogos Esquinas, a pesar de que los dirigentes de con la familia de Manuel y con Agustín, sos- Pulingui han reclamado que ellos tienen la tienen que se dedicaban a esta actividad para obligación de participar en la minga, coope- complementar los ingresos económicos de la rar en la vida comunitaria, porque son miem- familia. En el pasado sus padres trabajaban en bros de la comunidad. En la práctica, ellos no las haciendas cercanas, pero pronto encontra- aceptan a cabalidad estas exigencias. ¿Por que ron la manera de liberarse de la hacienda y de este rechazo? En el pasado los comuneros de las obligaciones impuestas por el hacendado a Pulingui no lo consideraron a los ztarcus, través de la explotación y la venta de los blo- miembros de la comunidad, además los pro- ques de hielo. Dejaron esta actividad desde yectos de agua potable, el riego, la letriniza- mediados de los ochenta por la escasa de- ción sólo beneficiaron a los de abajo. Prueba manda del hielo, pero sobre todo por la com- de ello es que el canal de riego pasa precisa- pra de los terrenos de las antiguas haciendas mente por la ladera de los ztarkus, pero ellos de Tambu Huasha y la Delicia. no tienen acceso al riego. Mientras tanto, la familia Ushka continua- En mis aventuras pastorales por las comu- ba realizando esta actividad, claro está, con es- nidades indígenas de Chimborazo encuentro casos resultados. A diferencia de los también con muchos ztarcus que no son in- Mi ñ e rcajas, ellos no lograron comprar las tie- corporados a las comunidades, no reciben el rras, sólo a mediados de los noventa pudiero n a p oyo de las instituciones. En t re los indígenas adquirir algunos lotes, cuando la hacienda también existen élites que poseen más tierras pungupala de la familia Rea fue comprada por y de mejores condiciones, manejan el poder los miembros de las comunidades de Pu l i n g u i , político, imponen sus propios intereses. A Cu a t ro Esquinas, Sanjapamba y la Si l ve r i a . primera vista la situación de las comunidades En los años 60, señala Baltasar y la familia p a recen ser uniformes. Pe ro en el fondo no Miñercaja que la venta del hielo era un buen existe tal, hay ztarcus que están en las laderas negocio, porque no había refrigeradoras y en o al margen de los proyectos comunitarios, ig- Guaranda había buena demanda, además po- norados por el Estado, la Iglesia y las ONGs. sibilitaba traer el trago de contrabando para a Para los ztarcus la explotación no sólo su vez vender en la Moya y en las comunida- viene desde la ciudad, donde la señoras del des aledañas. Con las ganancias obtenidas por mercado no pagan los precios justos, hacen este negocio adquirieron más tierras en rela- esperar la tarde o el otro día o semana para ción a otros comuneros y ser priostes de las entregarles la paga mínima de tres o dos dó- principales fiestas religiosas: los re yes, la lares cincuenta que a veces no representa ni Pascua, San Pedro y San Pablo. los costos de traer el hielo, el pago a los pro- Entre los hieleros existían también ciertos pietarios de los burros, el transporte, sino de conflictos, rivalidades especialmente entre los los mismos compañeros indígenas que sí obli- ushkas y los hieleros de la Moya a causa de los gan a las mingas, las reuniones, los levanta- lugares del acceso a la extracción del hielo y mientos sin dar nada a cambio. Si bien es de los clientes. Estos últimos consideraban a cierto que los indígenas han logrado reivindi- los ztarcus, “gente rara”, “burru rinrinta kash - car sus derechos, las relaciones interétnicas en

174 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175 Reseñas

Chimborazo ha tenido ciertos cambios, en el cuestionamiento de la sociedad ecuatoriana fondo aún se mantiene el abuso y la explota- que aún al inicio del tercer milenio sigue sien- ción a los indígenas. do excluyente, racista, con una alta concen- En la película los hieleros de Chimborazo, tración de las riquezas en pocas manos sobre se destaca el trabajo comunitario. Baltasar no la miseria de la mayoría de la población. está solo, cuenta con la cooperación de los Cuestiona también de alguna manera a las demás compañeros. En esta última produc- propuestas de desarrollo tanto del gobierno ción está sólo, quizás es “el ultimo de los hie- como de las ONG que operan en el medio leros de Chimborazo” según sostiene Ana rural sin obtener resultados óptimos. Esta Fanner en una producción similar. En una producción aporta a las reflexiones entorno al entrevista que realiza esta autora a los hijos de calentamiento global del planeta. En la pri- Baltasar “si van a continuar con el trabajo de mera película hay más nieve que en esta su padre”, ellos responden que “no, porque es nueva, el pajonal está mejor conservado. un trabajo duro, sacrificado” (…) Papá, no En relación a los estudios antro p o l ó g i c o s , deja porque sigue el ejemplo de los abuelitos, la producción de Guayasamín sugiere la nece- hoy contamos con más terrenos que al menos sidad de emprender más investigaciones con produce para la comida, y es preferible traba- respecto a la cultura, la historia, los pro c e s o s jar en la ciudad o en la costa. o r g a n i z a t i vos de las comunidades aledañas al Pareciera que seguir con la tradición de los volcán. Según he podido revisar ciertos arc h i- mayores representa sacrificio, costos y la espe- vos no contamos con estudios amplios de esta ranza de días mejores estaría en otras partes. zona. Finalmente, considero que Gu a y a s a m í n ¿No es esto también la idiosincrasia de la ma- c o n v i e rte la película en una herramienta de yoría de los ecuatorianos que intenta hallar p rotesta social, de confrontación con nuestra las soluciones a las crisis económicas salién- misma realidad y comprometernos juntos en dose del país? la búsqueda de soluciones. C o n s i d e ro este documental como un aporte fundamental a la recuperación de la Luis Alberto Tuaza Castro memoria histórica de los indígenas de esta zona. Este trabajo constituye en un aporte al

175 ÍCONOS 28, 2008, pp. 159-175