FRED, El Bueno
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DOSSIER FRED, el bueno COMPARTIÓ ESCENA CON SU HERMANA EN LA INFANCIA PERO EN SU JUVENTUD PROBÓ SUERTE 1 EN EL CINE. SE CONVIRTIÓ EN UN ÍCONO DE LA ELEGANCIA Y SUPO GANARSE EL APLAUSO DEL PÚBLICO MUNDIAL. MODESTO, ELEGANTE Y ALEGRE FUE EL SUEÑO DE HOLLYWOOD CUANDO TODAVÍA EL AMOR ESTABA DE MODA “Yo no hago el amor besando, hago el amor bailando” dijo, alguna vez, FRED ASTAIRE, el bailarín por antonomasia de Hollywood. Fue, además, actor, cantante y coreógrafo. Rodó 31 películas musicales, 10 de ellas acompañado por GINGER ROGERS, con quien conformó una pareja icónica y revolucionaria dentro del género. Fue nombrado “Mejor estrella masculina de todos los tiempos” por el American Film Institute, ganó un Oscar a la trayec- toria y hay consenso en que es uno de los bailarines más influyentes en la historia de los musicales de cine y televisión. Fue y es venerado por sus pares y celebrado como modelo de elegancia masculina, a pesar de no ser rigurosamente buen mozo. Sobre él, hablaron escritores, actores, músicos, periodistas y críticos de cine, moda y baile. Nació en la ciudad de Omaha, Nebraska, el 10 de mayo de 1899, y lo llamaron Frederick Austerlitz. La región es la de las Grandes Llanuras estadounidenses y, en un tiempo, se conoció con el eslogan turístico de “Where The West Begins” (Donde el Oeste comienza). En aquel contexto apacible, este hijo de una familia de sangres austríaca y alemana, dio sus primeros pasos en lo que sería la puerta al éxito internacional. Demostró su talento para (Der.) Con su hermana Adele cuando la danza desde la infancia, fascinando al público en muestras escolares, con apenas cuatro o aún bailaba con ella. (Izq.) Una escena de ‘La historia de cinco años. Fue tenaz y disciplinado desde el comienzo hasta el final de su carrera y nunca Vernon y de Irene Castle’, con Ginger dejó de trabajar. Como SHIRLEY TEMPLE y JUDY GARLAND, y como BRITNEY SPEARS y MICHAEL Rogers en 1939. JACKSON, Fred fue un niño prodigio del espectáculo. A diferencia de muchos otros artistas con esta condición, ostentó una línea de trabajo sin altibajos violentos, y una vida personal discreta y moderada. No fue una estrella juvenil conflictiva y, siendo adulto, no formó parte de peleas relevantes dentro del show business, ni cometió excesos que se hayan conocido. En general, su entorno lo calificó como humilde en el trato y riguroso en lo artístico. Su trayectoria fue muy extensa. Estuvo comprendida por un período teatral en los comien- zos y uno cinematográfico posteriormente. Ambas instancias sumaron un total de 66 años, marcados por un reconocimiento masivo. Fue considerado el mejor bailarín de su tiempo por figuras provenientes del ballet, comoG EORGE BALANCHINE y RUDOLF NURÉYEV, y adorado por estrellas populares como Michael Jackson quien, además de comprender lo que es trabajar desde niño, lo emuló en coreografías. El padre de Fred era austríaco y católico y su madre estadounidense, hija de luteranos alema- nes, en tanto Fred decidió hacerse episcopaliano a los 13 años. En 1904, la señora Austerlitz se mudó con sus dos hijos, Fred y ADELE, a Nueva York y los anotó en una escuela de instrucción artística llevada adelante por NED WAYBURN, pionero del tap dance. Al año siguiente, los niños debutaron en Nueva Jersey y empezaron una gira 2 llamada Juvenile Artists Presenting an Electric Musical Toe-Dancing Novelty (Jóvenes Artistas Presentan un Novedoso Electrificante Musical Bailando con los dedos del Pie). Fred tenía 11 años y ya había estudiado varios años de ballet clásico en la Alvien School of Dance. Las performances junto a Adele se prolongaron con un éxito mediano hasta que, en 1917, se presentaron en Broadway con la obra Over the top, que causó sensación entre el público. Siendo apenas adolescente, Fred entrevió un ascenso importante en su carrera. Poco tiempo más tarde, conoció a otro artista que haría historia, GEORGE GERSHWIN, quien estaba trabajando en Jerome H. Remick’s. Comenzaron una amistad que tendría repercusio- nes en las actividades de ambos, ya que el músico, años más tarde, compuso Shall we dance? (¿Bailamos?) para Astaire y Ginger Rogers, y A damsel in distress (Una damisela angustiada) para Astaire, JOAN FONTAINE y GRACIE ALLEN, entre otras obras. Fred se presentó junto a Adele en numerosos teatros de Londres con espectáculos como Lady be good, Funny face y The band wagon. Los cuadros de baile que ejecutaban, los llevaron a transformarse en uno de los dúos más famosos entre los aficionados a la comedia musical. Uno de sus fanáticos fue el aristócrata británico LORD CHARLES CAVENDISH, con quien Adele se casó en 1931, abandonando definitivamente la danza. Fred continuó en Broadway, cosechando éxitos en solitario. Seguía presentándose en Londres, junto a la bailarina GAY DIVORCE y a todo esto se sumaba la recepción creciente de ofrecimientos de trabajo que venían de Hollywood. (Der.) Con Ginger Rogers en ‘Sigamos Paralelamente, ya daba mucho que hablar entre el público. Joven, muy delgado y con una a la flota’ de 1936. pelada incipiente, Fred Astaire ya empezaba a ser considerado un ícono fashion que podía (Izq.) Una escena de ‘ You’ll Never Get Rich’, con Rita Hayworth en 1941. competirle al inigualable CARY GRANT, sin contar con su altura ni su rostro. En los años en los que Astaire se dedicó al cine, era casi imprescindible ser masivamente considerado buen mozo para triunfar, pero con sus orejas prominentes y unos rasgos faciales que, según el escri- tor GRAHAM GREEN, remitían al Ratón Mickey, el bailarín logró posicionarse entre los más altos referentes del buen vestir masculino. Su estilo, bastante cercano al de un dandy, estaba rela- cionado al corte de sastrería conocido popularmente como London Drape, English Drape o Drape Suit. Amaba la sobriedad y miraba de soslayo los exabruptos estilísticos comunes en muchas estrellas: “En Hollywood tenemos grandes sombreros, sacos largos, colores brillantes, combinaciones poco felices y camisas por fuera de los pantalones. Esto se ha expandido hacia Oriente, pero aun no es utilizado, gracias a Dios, por los británicos”, ilustró en ese sentido. Íntimamente ligado a su actividad como bailarín, todo su atuendo era hecho a medida por sastres reputados que trabajaban para estrellas estadounidenses y nobles ingleses. Se cuenta que cada vez que iba a las pruebas de sastrería, Astaire ejecutaba movimientos de baile para chequear la libertad de movimientos que le dejaba la ropa. Las chaquetas siempre tenían que ser amplias para permitirle desenvolverse con soltura, y los pantalones debían terminar por encima del ombligo y hacer intuir la fortaleza innegable de sus piernas flacas. “Sé que en algún momento estuve en la lista de hombres mejor vestidos, pero siempre me ha resultado sorprendente. Nunca pienso en mí como un hombre limpio y ordenado sino sólo como alguien que quiere estar cómodo y satisfecho con su propio buen gusto”, dijo durante 3 la década del 50 en una entrevista, al ser consultado por su célebre elegancia, y agregó: “No deseo probar nada con el modo de vestir. Nunca lo usé como una forma de venderme o una manera de expresión de mí mismo. Sólo bailo”. Si bien la pericia artística de Astaire nunca fue popularmente discutida, existe una leyenda hollywoodense que habla de un informe realizado en torno a una prueba cinematográfica que realizó para RKO Pictures en los años 30, en el que se supone que el bailarín fue juzgado como alguien que “No sabe cantar. No sabe actuar y sabe bailar un poco”. El productor de películas de Astaire-Rogers, PANDRO S. BERMAN, presunto autor de estas apreciaciones, afirmó más tarde que él nunca había dicho algo así. No obstante, el propio Astaire, en una entrevista de 1980 en el programa 20/20 de ABC con BARBARA WALTERS, insistió, entre risas sardónicas, en que el informe había sido real y decía: “No sabe actuar. Ligeramente calvo. También baila”. Haya existido o no, aquel hecho no afectó el ascenso de Astaire, ya que, en 1933, tuvo un brillante debut en Hollywood, donde apareció como él mismo bailando con JOAN CRAWFORD y compartiendo cartel con CLARK GABLE, en la exitosa película musical de ROBERT Z. LEO- NARD Dancing Lady. Ese mismo año, encabezó el reparto del film Flying Down to Rio, junto a DOLORES DEL RÍO y una belleza rubia que sería su pareja de baile más recordada, llamada Ginger Rogers. En una crítica de esa película que se publicó en la revista Variety, las dos mujeres quedaron prácticamente a la sombra del bailarín, catalogado como el responsable Con Ginger en ‘The Barkleys of máximo del éxito rotundo del film: “El principal punto de Flying Down to Rio es la promesa Broadway’, 1949. ‘Ginger nunca había bailado con una pareja anteriormente. de la pantalla: Fred Astaire (…). Él es una apuesta segura después de esta película, porque la Ella lo fingió muchísimo pero luego pantalla lo quiere claramente, el micrófono es amable con su voz y, como bailarín, pertenece lo entendió tanto que después de a una clase hecha para sí solo. La última observación no será noticia para los que se dedican a un tiempo cualquiera que bailaba conmigo me parecía mal’, dijo Fred esta profesión, que han admitido desde hace tiempo que Astaire comienza a bailar donde los de ella. otros no llegan”. Se sabe que Astaire fue inicialmente muy reacio a formar parte de otros equipos de baile, y que fue persuadido por las súplicas del público de formar pareja con Rogers, después de ha- berse negado repetidamente. En una carta que escribió a su agente LELAND HAYWARD, el 9 de febrero de 1934, fue más que explícito en ese sentido: “¿Qué es todo este planteo de que Gin- ger Rogers y yo seamos un equipo? ¿Ginger Rogers? No lo haré, Leland, no filmaré películas para hacer un equipo con ella o con cualquier otro, y si eso es lo que tienes en mente para mí no me prestaré a ello.