Dublín Norte
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58 LO QUE HAY QUE VER LO QUE HAY QUE VER 59 QUÉ LO QUE HAY QUE VER (ITINERARIOS) 60 LO QUE HAY QUE VER LO QUE HAY QUE VER 61 dos de esa década facilitaron que se reem- nueva zona financiera y de ocio de Dublín prendieran los trabajos de saneamiento está siendo tan intensa que apenas ya se pendientes y que se intentara de nuevo dar reconocen los desconchones del pasado. luz y esplendor a un barrio encadenado a Sin embargo, a pesar de los cambios, una una eterna condena. No obstante, como sensación domina al visitante desde el pri- suele suceder a veces, los cambios a mejor mer momento que cruza el puente O’Connell de las ciudades también suelen llevar pare- y se adentra en el norte: la de un Dublín jos nuevos conflictos y ciertas pérdidas más auténtico, popular y vital que la esti- emotivas que, sobre todo a la luz del ape- rada orilla sur, un lugar que se resiste a per- lar a tiempos pasados –aunque más pobres der su orgullo y espíritu de barrio. y grises–, siempre se recuerdan mejores. Dublín no es una excepción. La adaptación ■ O’Connell Street de esta zona al epicureismo de la era de bonanza económica y a los nuevos usos de y alrededores ocio y de consumo de los dublineses es, Si hay una coordenada que no debe dejar- según sus detractores más acérrimos, una se de exprimir, disfrutar y volver a reco- concesión sin freno a una ciudad sin alma rrer en el norte de Dublín ésa es O’Connell donde sólo priman los restaurantes de fast Street, la arteria más emblemática de la food, los centros comerciales y propuestas ciudad. Buena parte del Dublín actual de ocio para el turista. transita por O’Connell Street. Las De lo que no hay duda es de que, a esculturas en memoria de algunos pesar de la crisis económica inau- de los personajes más sobresa- • NORTE DE DUBLÍN gurada en 2008 y el frenazo al lientes de Irlanda y de Dublín ímpetu regenerador que que jalonan la calle se había instalado en contemplan imper- (Mapa I, en página 146) la zona, en los pró- térritos el tráfico ximos años nuevas infernal que aquí La Cenicienta de Dublín. Si hubiera algu- calles deambulaban borrachos y adictos a y profundas mejoras se concentra en las horas na forma de definición gráfica del Dublín la heroína. Ya dos siglos antes, la herencia acabarán por transformar el punta: Daniel O’Connell, el que se desparrama en la orilla norte del río negra del norte pesaba como una losa. De viejo norte. Esa metamorfosis se sindicalista James Larkin o el Liffey ésta podría ser una acertada. Hasta hecho, uno de los primeros intentos de percibe sobre todo en barrios como político Charles Stewart Parnell son no hace demasiados años, el norte de la mejorar esta parte de la ciudad en la que Smithfield, al oeste de O’Connell Street, algunas de esas efigies, memoria en bron- ciudad fue el barrio de los obreros y de los hoy vive una cuarta parte de la población donde la apuesta por la modernización es ce y piedra del pasado local que convive inmigrantes, que encontraban en sus calle- se dio en el siglo XVIII, cuando se diseñó desde hace un tiempo una obsesión, así con el creciente número de restaurantes juelas mugrientas y edificios cayéndose a un gran plan de urbanización que incluía como en el extremo opuesto, en los de diseño, tiendas de marca y pubs de trozos un lugar donde sobrevivir a la lluvia avenidas amplias y plazas elegantes. No Docklands, donde la renovación de esta nuevo cuño que se arremolinan en sus dublinesa y a la depresión económica. La obstante, la crisis económica y las revuel- delincuencia se convirtió también en una tas para conquistar la independencia de de sus señas de identidad, mientras por sus Irlanda hicieron que esta parte de la ciu- dad siguiera durante mucho tiempo en una especie de limbo surrealista: a pesar de poseer algunos de los más bellos edificios georgianos de la ciudad, encarnaba el polo opuesto a la opulencia que reinaba en la orilla sur. Con esta herencia no es extra- ño que en la película de Alan Parker The Commitments, retrato de un grupo de soul en el Dublín de los duros años 80 del siglo XX, el protagonista resumiera de forma grá- fica la esencia de esta zona: “Los irlande- ses son los negros de Europa, los dubline- ses son los negros de Irlanda y los dublineses del norte son los negros de Dublín”. Por fortuna, este panorama que durante tanto tiempo marcó a fuego el carácter del norte empezó a cambiar a principios de los 90. Los logros económicos y sociales con- quistados por el Tigre Celta desde media- Edificio de Correos, en O’Connell Street. 62 LO QUE HAY QUE VER LO QUE HAY QUE VER 63 la vez. Fue reemplazado por una estruc- mado hasta 1929, una vez confirmada la Y LLEGÓ “EL LIBERTADOR” tura de madera en 1801 hasta que en 1863 independencia de Irlanda. Una sala a la se construyó el actual, el único en Europa derecha del interior del GPO, que sigue Daniel O’Connell (1775- 1847), más cono- cuya anchura supera su longitud. Una vez funcionando como oficina postal, alber- cido como El Libertador, fue el fundador del cruzado el puente estaremos en una de las ga un pequeño museo filatélico y una copia nacionalismo irlandés y líder en los aconte- avenidas más importantes de Dublín y, en original de la Proclamación de la República cimientos que tuvieron lugar en Irlanda a su momento, una de las más amplias de de Irlanda que se leyó al tomar el edificio. comienzos del siglo XIX. Formado en Francia, Europa gracias a sus 49 metros de ancho. A través de una de sus ventanas, desde el al regresar a su país estudió derecho y ejer- Esta avenida no fue siempre igual de majes- exterior, podemos ver la obra de Oliver ció de abogado en Dublín mientras partici- tuosa. En el siglo XVII se la conocía como Sheppard “Muerte de Cúchulainn” para paba en el movimiento a favor de la anula- Drogheda Street y era más estrecha. Además, conmemorar la reapertura del GPO en 1929. ción de la ley británica que negaba a los dado que en esa época la avenida princi- Cúchulainn es uno de los guerreros legen- católicos el ingreso en el Parlamento. Fundó pal de la ciudad era Capel Street y no pose- darios del acervo mítico irlandés, capaz de la Asociación Católica (1823) y se convirtió ía aún un puente que la uniese con el sur inspirar tanto temor en sus enemigos que en miembro de la Cámara de los Comunes de la urbe, su importancia era de segun- ninguno se atrevió a acercarse a él una vez británica en 1829. En 1841 se convirtió en da categoría. No sería hasta el siglo XVIII muerto hasta que los cuervos no se posa- alcalde de Dublín. Dos años más tarde fue cuando se quiso imprimir un carácter más ron en sus hombros. detenido acusado de conspiración sedicio- elegante a la zona, un empeño que llevó La destrucción del GPO y otros edificios sa, aunque su condena fue anulada, lo que a la “Comisión de las calles anchas” (Wide adyacentes volvió a repetirse durante la le permitió seguir con su carrera política. Streets Comission) a convertirla en una Durante ese tiempo, la radicalización de las de las más elegantes de Europa. posturas en el bloque nacionalista con las En 1740, Luke Gardiner, vizconde de que O’Connell siempre estuvo en desacuer- Mountjoy, fue el inductor del ensancha- do provocó una escisión que derivó en la for- miento de la calle 45 metros para conver- mación, en 1846, del movimiento Joven tirla en un paseo que llevaría su nombre Irlanda. Tras esa fractura, O’Connell, con contornos. La metamorfosis de O’Connell hasta 1790, cuando la calle se renombró serios problemas de salud, se trasladó a Street no es nueva. Durante los años 60 como Sackville Street. No obstante, si hay Génova, donde murió un año más tarde. y 70 del siglo XX, la voraz especulación un hito que acabaría por convertir la calle inmobiliaria que vivió Dublín hizo de esta en la principal de Dublín fue la construc- calle una de sus principales víctimas: los ción, en 1749, del puente de Carlisle. La con una capa mientras a sus pies, cuatro tiburones del ladrillo no tuvieron escrú- reafirmación de su nuevo estatus llegaría Victorias conmemoran las virtudes de pulos en tirar abajo muchos edificios cen- con la remodelación de este puente en El Libertador: patriotismo, fidelidad, elo- tenarios para construir oficinas baratas y 1880, renombrado como O’Connell Bridge. cuencia y coraje, esta última con un bala- dar paso a la proliferación de neones en las La zona fue rebautizada en 1924 como zo en el pecho, recuerdo de los combates fachadas y las cadenas O’Connell Street en honor del líder nacio- que se produjeron en la calle tanto en 1916 de almacenes. En cual- nalista y se convirtió en una de las más como en 1922. quier caso y a pesar de vitales de la ciudad Unos metros más adelante de la estatua su transformación en el –el recuerdo de sus de O’Connell, girando a la derecha hacia último medio siglo cines y tranvías sur- Abbey Street Lower y haciendo esquina O’Connell Street sigue sien- cándola a principios del con Marlborough Street, nos topamos con do una de las calles más sim- siglo XX ya sólo perdura en una de las joyas del norte de Dublín: el bólicas de Dublín, testigo de las viejas fotos de recuerdo- y Ecocab en O’Connell Street.