Tango, samba y amor PABLO PALOMINO* 1 Un recorrido por los tangos y sambas de alrededor de la década de * Agradezco a Alberto Ferrari Etcheberry, 1920, cuando ambos se constituyen como estilos musicales defini- Pablo Ortemberg y Héctor Palomino su atenta lectura y sus sugerencias de for- dos, permite reconocer inmediatamente la centralidad poética del ma y de contenido, y a los integrantes amor. Y, a través del discurso amoroso, innumerables señales de las del CECyP la fructífera discusión de una distancias y trayectorias sociales, los roles genéricos, la vida urbana versión anterior de este trabajo. Por ra- zones de espacio, las letras de los sam- y rural y muchas otras cuestiones que interesan a la historia social bas aparecen solamente en portugués; de la cultura popular de Buenos Aires y de Rio de Janeiro. Por ejem- ofrezco al lector interesado la posibili- plo: dad de clarificar este y otros aspectos por vía electrónica. (
[email protected]). “Teatros todos fechados / sem estrelas a fulgurar / A vida sem a mulher / ninguém pode suportar” (“O mundo sem mulher”, 1927, samba de J. Fonseca Costa); “Y la lámpara del cuarto / también tu ausencia ha sentido / porque su luz no ha querido / mi noche triste alumbrar” (“Mi noche tris- te”, 1917, tango de Samuel Castriota y Pascual Contursi). En estos dos ejemplos, tomados apenas a título introductorio, puede verse cómo, a través de la imagen de los teatros cerrados, de la habitación a oscuras y de la esquiva luminosidad de lámpa- ras y estrellas, el amor presenta dos elementos de la experiencia urbana de las clases populares: la vida nocturna y la soledad.