11. La Baja Edad Media
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11. LA BAJA EDAD MEDIA Publicado el 1 marzo, 2013 por Ángel Ñacle La llamada Baja Edad Media abarca los siglos XIII, XIV y XV. Hasta este momento de la Historia las tierras albaceteñas estaban muy poco pobladas y la mayoría de las poblaciones se agrupaban en torno a fortificaciones que les defendiesen de correrías y algaradas árabes. La primera incursión conquistadora la iniciarían conjuntamente los reyes de Castilla y Aragón después de la “Reunión de Alarcón”, en el año 1211, conquistando las mesnadas de Alfonso VIII y Pedro II las fortificaciones de la ribera del río Júcar; Jorquera, Cubas, Alcalá (del Júcar) y Garadén fueron conquistadas por las mesnadas del Concejo de Alarcón, aunque estas dos últimas poblaciones volverían a caer en manos musulmanas y se necesitaría de una segunda incursión para su reconquista definitiva, produciéndose a partir de estos momentos una paralización que no tomaría nuevos auges hasta después de la batalle de las Navas de Tolosa, en 1212, que supuso el fin del peligro almohade. A partir de este momento se inicia la conquista y repoblación de diferentes territorios, entre ellos Alcaraz, que sería tomada por los castellanos en 1213. La propia ciudad de Alcaraz se constituiría en un foco reconquistador importante junto a Alarcón y la Orden de Santiago. Riópar, también en 1213, pasó a poder de Castilla y en años sucesivos sería conquistada la zona comprendida entre Villarrobledo (al norte), Peñas de San Pedro (al este) y Cotillas (al sur). Entre 1213 y 1217, las mesnadas de Alarcón ocuparon las zonas de La Roda y Casas Ibáñez y en 1241 conquistarían Albacete. La Orden de Santiago conquistó Chinchilla en 1242 y la sierra (hoy llamada de Segura precisamente por ello) entre 1241 y 1242. A su vez, una vez conquistado el Reino de Murcia por Alfonso X de Castilla y Jaime I de Aragón (Tratado de Alcaraz), éste conquistaría las zonas de Almansa y Hellín en 1243. En 1244 los mismos protagonistas, Alfonso X y Jaime I (yerno y suegro), firman el Tratado de Almizrra por el que fijan los límites de ambos reinos. Las primeras tareas fueron la cristianización y la repoblación. Las mezquitas fueron convertidas en iglesias y aunque la población mudéjar continuó viviendo en la zona que ocupaba, a partir de la grave sublevación de los mudéjares (1260-1266) gran parte de ellos emigró en 1264 y otros fueron expulsados en 1266, lo que agravó la situación de un territorio ya de por sí escasamente poblado, que llevaría a tomar medidas encaminadas a la repoblación que permitiese la consolidación del reino de Castilla. Es una época tumultuosa de continuos enfrentamientos a niveles internos y externos con el Reino de Granada. Las tierras manchegas carecen de una enorme falta de población y tiene una gran pobreza de cultivos agravada por el bandolerismo y la ausencia de la mano de obra mudéjar. Se conceden Fueros (Cuenca y Alarcón) y privilegios para incrementar la repoblación y franquicias, exenciones beneficios para potenciar la economía que pasará de estar basada en la agricultura a compartir espacio con la ganadería, el comercio de tránsito y la importación. Desde la segunda mitad del siglo XIII, en lo que actualmente es la provincia de Albacete, podemos distinguir tres grandes demarcaciones: el Estado de Villena, el Alfoz de Alcaraz y los territorios de la Orden de Santiago, además de otros pequeños señoríos como son los de Ves (López de Haro), Chinchilla (Pedro y Nuño de Guzmán) y Peñas de San Pedro (los Mazuelo) que pronto desaparecerá absorbidos por el Señor de Villena. EL ESTADO DE VILLENA Tiene sus inicios cuando, una vez sometida la sublevación mudéjar en 1266 (iniciada en 1260), Alfonso X El Sabio, rey de Castilla, entrega a su hermano Don Manuel extensos territorios de Alicante, Cuenca y Albacete (y los tres pequeños señoríos), todos ellos pertenecientes al Reino de Murcia, para ser defendidos pero, sobre todo, para ser repoblados ya que con la falta de la población mudéjar (expulsada después de la revuelta) los territorios quedaron vacíos y faltos de cultivo. Como Adelantado del Reino de Murcia, Mayordomo Mayor, Alférez Real y Señor de Villena, Don Manuel no solo participó en la guerra contra los árabes sino también en las luchas internas que mantuvieron su hermano, el rey Alfonso X (a quien apoyó), y su sobrino, hijo de éste, Don Sancho, que pretendía ocupar el trono sustituyendo a su padre, todavía vivo (Don Sancho es el segundo hijo de Alfonso X, heredero a la muerte del primogénito Don Fernando, el Infante de la Cerda, con cuyos hijos mantuvo una lucha continua por la corona de Castilla, incluso siendo ya rey a la muerte de su padre). A la muerte de Don Manuel (1283) regentará el Estado su esposa, Dña. Beatriz, hasta que su hijo, el Infante D. Juan Manuel (de un año de edad a la muerte de su padre), se haga cargo, en 1294, con la mayoría de edad, del inmenso territorio heredado que, bajo su gobierno, adquirirá una gran importancia y peso en el reino de Castilla, no sólo por su poderío sino también por la proximidad del Reino de Murcia y por las constantes luchas y conspiraciones con la corte castellana y los tratos con el rey de Aragón para aumentar su poder. Don Juan Manuel inicia la labor de repoblación de estas tierras dando privilegios en mercados y ferias, con la exención de diezmos y fortificando castillos y fortalezas. No obstante su labor se vio truncada en parte por la crisis económica castellana producida por el hundimiento de la economía debida a las guerras, hambrunas, sequía, enfermedades, etc.; a pesar de ello se crearon nuevos lugares con afanes repobladores: Minaya, La Roda, La Gineta…, se crean dehesas para favorecer la agricultura, se exime de ciertos impuestos y se imponen mejoras arancelarias para dinamizar el comercio, se reparten tierras en gratuidad, se explotan las salinas, se crean fábricas de paños en Chinchilla, se hace la acequia de Alpera para ayudar a la zona de Almansa mediante técnicas de regadío, promueve tratados de amistad entre distintas localidades, una labor de verdadera y definitiva importancia para estas tierras. A la muerte de D. Juan Manuel (1348) el Marquesado pasará a sus descendientes (Fernando Manuel, su hijo, y Blanca Manuel, su nieta, de estirpe castellana) hasta que en 1372 es nombrado Marqués de Villena D. Alfonso de Aragón pasando a depender de esta Corona. A mediados del siglo XIV el Marqués de Villena, Juan Pacheco, posee casi un tercio del reino de Castilla, es decir, además del Señorío le pertenecen Extremadura, extensas posesiones en Andalucía a través de la Orden de Santiago (de la que es Maestre), desde Guadalajara hasta Hellín… El último Marqués de Villena fue Don Diego López Pacheco (hijo de Don Juan Pacheco) que llegó a poseer también el Alfoz de Alcaraz y adquirir territorios de la Orden de Santiago, de la que llega a ser Maestre, con lo que se puede decir que toda la provincia de Albacete llegó a pertenecer al Marquesado de Villena en el s. XV. EL ALFOZ DE ALCARAZ Alcaraz dejó de ser musulmana en el año 1170 pactando su rey Abu-abd-Alahim (“el rey lobo”) con el rey de Castilla, mediante un vasallaje, la entrega de esta ciudad y la de Vilches a cambio de los refuerzos que necesitaba para sus luchas, aunque sólo dos años después, en 1172, el rey almohade Abu Yacub Yusuf vuelve a conquistar la ciudad. En 1211 Alfonso VIII de Castilla conquistó las fortificaciones de la ribera del río Júcar y, con posterioridad se reunió en el castillo de Carriz (el lugar que hoy ocupa el Santuario de Cortes) con los reyes D. Pedro II de Aragón y D. Sancho VII de Navarra – en lo que se pueden considerar las primeras Cortes conjuntas de la primigenia España- acordando importantes estrategias y compromisos para la batalla definitiva contra los almohades (la célebre batalla de las Navas de Tolosa, en 1212). Después de la batalla, en el año 1213, Alfonso VIII envía un ejército mandado por el Arzobispo Ximénez de Rada que asedia la ciudad de Alcaraz desde primeros de marzo hasta la segunda mitad del mes de mayo de 1213 y la conquista definitivamente el 23 de mayo de este año, día de la Ascensión, celebrándose una misa en la antigua mezquita, que se demolerá desde el día siguiente levantándose la actual iglesia de La Trinidad. Para consolidar la conquista se inicia la de Riópar y Lezuza al tiempo que se lleva a cabo una importante labor de repoblación tanto militar (consolidación de la zona castellana y ataque esporádicos a los reinos musulmanes) como económica (convirtiéndose Alcaraz en centro de actividades mercantiles). A partir de 1214 se consolidó el Alfoz extendiéndose desde Villaverde de Guadalimar y Cotillas (al sur) hasta Villarrobledo (al norte) y desde Alcadozo, Pozuelo y Peñas de San Pedro (al este) hasta las tierras de Infantes y Almuradiel (Ciudad Real). En 1243 se entrevistan los príncipes herederos del reino árabe de Murcia, Amed, y de Castilla, el futuro Alfonso X, firmándose las Capitulaciones de Alcaraz, lo que dará un mayor prestigio (poder) a la ciudad. A finales del siglo XIII perderá los territorios del Campo de Montiel desgajándose de su Alfoz en beneficio de la Orden de Santiago, comenzando una incipiente decadencia agravada en el siglo XIV. LA ORDEN DE SANTIAGO Las mesnadas de la Orden de Santiago, así como parte de las milicias concejiles de Alcaraz y de otras varias poblaciones de la frontera acompañaron al arzobispo de Toledo D. Rodrigo Ximénez de Rada, como Adelantado de la Frontera, contra los musulmanes en sus varias expediciones reconquistadoras.