Beto”, Y a Mi Tío Néstor
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
1 2 A mi viejo Rodolfo, a mi abuelo “Beto”, y a mi tío Néstor. Ellos me contagiaron su pasión futbolera y boquense. Yo les agradezco que así sea. A todos los pibes y a todos los hombres que sienten el fútbol como algo maravilloso, que tal vez sueñan ser quienes no son, pero que de tanto soñar, terminan siéndolo. Gustavo Javier Levine. “EN UN PICADO CUALQUIERA MI ALMA SE HECHA A RODAR ESTE EL JUEGO QUE SIENTO Y NO PIENSO PARAR YO PONGO EL CUERPO HASTA EL FINAL EN UNA CANCHA…” BERSUIT VERGARABAT 3 ANTES DE LEER LOS PRÓLOGOS Nota del autor Cuando decidí encomendarles a estos tres amigos futboleros la tarea de escribir el prólogo de mi libro, lo hice con la intención de enriquecerlo a partir de sus diferentes puntos de vista. Con ellos tres disfruto muchísimo conversando sobre fútbol, a la vez que he compartido imborrables instantes de mi vida con la pelota y la pasión como denominador común. Tuve y tengo la maravillosa posibilidad de jugar, trabajar, y estudiar con cada uno de ellos en diferentes momentos de mi vida, y también de conocer sus gustos futbolísticos. Se que son capaces de postergar cuestiones sociales y familiares cuando algún relevante momento plagado de fútbol se acerca. Los elegí para que participen en mi libro, del mismo modo que los hubiera elegido para que jueguen en mi equipo. Cada uno tiene las características necesarias para que el conjunto de nuestras acciones se transforme en un golazo al ángulo, lo haga quien lo haga. Quiero agradecerles su participación. Usted, lector, seguramente disfrutará con lo que sigue a continuación. PRÓLOGO DESDE EL ADOQUÍN por Mauro Santella Acerca del autor de este prólogo: Mauro Santella es Profesor de Educación Física y Técnico en Recreación. Integra la Murga “Los Quitapenas”, y es autor de innumerables letras de canciones y prosas que año tras año aportan alegría y crítica en los carnavales porteños. Con “Los Quitapenas”, Mauro ha grabado varios CD´s de murga porteña y realizado obras de teatro en diferentes salas de la ciudad de Buenos Aires. Como jugador de fútbol, ha recorrido un intenso y largo camino disputando picados en estadios emblemáticos del barrio de Palermo como por ejemplo: El Conventillo de Gascón 1162, Talleres Gascón (Honduras entre Gascón y El Salvador), La Placita (Gorriti esquina Gascón), El Salvador (El Salvador entre Gascón y F. A. de Figueroa), El Gasómetro (Malabia entre Costa Rica y Nicaragua), y La Penitenciaria (J. Salguero y Las Heras) entre otros. También tuvo participación como jugador aficionado en los Torneos Infantiles Evita; Torneos Intercolegiales de F.I.C.D.A; en la Liga Amateur de Futbol de Flores; en el famoso Club Social y Deportivo Pintita; en A.F.E. (Parque Sur); en los Juegos Barriales; y también en la Asociación Japonesa en la Argentina, Al igual muchos futboleros, también tuvo su paso como jugador de fútbol oficial, habiendo integrado y jugado como titular indiscutido en la 5ta. División del Club Atlético Atlanta en 1979 y en la 4ta. y 3ra. División de Sportivo Italiano durante 1980. PRÓLOGO Comienzo a escribir este prólogo (el primero y quizás también el último en mi vida), al otro día de haber compartido con el autor de este libro, un emotivo picado, que se definió sobre la hora… y fue empate. No habrá sido en la calle, no hubo pan y queso para elegir, pero se jugó con el mismo espíritu que cuando comenzamos a jugarlos siendo chicos. Creo que acepté hacerlo porque al intentar escribir sobre el mismo no puedo más que ir repasando lo que significaron los picados en mi vida. Y al hacerlo pienso que indirectamente también me estoy refiriendo a Gustavo. No creo ser temerario al decir que la mayor parte de los aprendizajes más significativos de nuestras vidas están ligados al fútbol. Porque cuando hablamos del picado también hablamos de la previa y del post partido. Y es que nuestra vida en aquellos tiempos giraba alrededor de la pelota. 4 Y definitivamente gracias a aquellos encuentros deportivos aprendimos a organizarnos, a ganar y a perder, a elegir (a veces bien otras mal), a ser solidarios, a defendernos, a equivocarnos, a festejar los triunfos, a soportar las derrotas, y durante esos picones también fantaseamos con ser jugadores profesionales. Pero vaya paradojas de la vida, en mi caso, a pesar de haber jugado en las inferiores de varios clubes, no había partido más hermoso que el que jugaba con mis amigos en los adoquines de la calle Honduras entre Francisco Acuña de Figueroa y Gascón, allá en Palermo, cuando todavía era viejo y se encontraba muy lejos de Hollywood. Hoy las cosas han cambiado un poco, el progreso ha generado muchos avances pero también algunos inconvenientes. En las calles se juega poco; la gran cantidad de autos que circulan ponen en riesgo la salud de los jugadores, la mayoría de las personas no se anima a dejar a los chicos jugando durante toda la tarde fuera de la casa pues hay muchas cosas “importantes” que atender, hay muchos temores que antes no conocíamos, y todo esta más supervisado y organizado por el adulto. Y hasta el fútbol se ha superprofesionalizado. Pero a pesar de todo y por suerte, la pelota sigue rodando (y cuando digo pelota digo chapita, botella, piedrita o cualquier elemento que haga las veces de la misma), y como podrán descubrir cuando se adentren en los relatos del presente libro, si buscamos y queremos siempre encontraremos un descampado, patio, plaza, canchita, pasillo, playa o vereda para que un nuevo picado vuelva a comenzar. Pido disculpas al autor, porque sabiéndome murguero, me propuso que compusiera una glosa que se refiera al tema en cuestión, pero mi pereza mental y los versos de esta vieja canción de Beto Asurey logran sintetizar con hermosa prosa el espíritu del picado… Mauro Santella SOBRE LA HORA LETRA Y MUSICA BETO ASUREY APRETANDO LOS DIENTES VA DE NUEVO A BUSCARLA OTRA VEZ SE FUE LARGA Y AMAGA A PERDERSE POR EL BANDERIN CON EL RESTO DE FUERZAS PICA Y QUIERE ALCANZARLA LA PELOTA ES UN SUEÑO LLEGAR ES SU VIDA DESTINO DE WIN TODO PESA A ESTA HORA, LA TRIBUNA Y LA MARCA Y SE FRENA Y AMAGA, LES MIENTE QUE PARA Y SE LES VUELVE A IR Y COMO LOS QUE SABEN, CON LA CABEZA ALTA DEJA EL HALF EN EL SUELO Y SIGUE SU VUELO DESTINO DE WIN. LAS MEDIAS TAN CAIDAS, DESNUDAN LOS TOBILLOS EL TIEMPO ES UN CUCHILLO, QUE SE AFILA EN SEGUNDOS PERO ANTES QUE LA MARCA VUELVA A PONERLE GRILLOS EL YA MIDIÓ EN EL ARCO EL HUECO MAS PROFUNDO SOBRE LA HORA, QUIERO SER SOBRE LA HORA, CUANDO LOS FLOJOS LLORAN Y ESTA CERQUITA EL FIN QUIERO VER, SOBRE LA CANCHA A AQUELLOS QUE SE BANCAN TENER ALMA DE WIN Y REVIENTA EN UN PALO O SE PIERDE TAN LEJOS O LA PUNTA DE UN DEDO, VUELVE AL ARQUERO UN SANTO PERO EL WIN VA DE NUEVO, OTRA VEZ BUSCA EL FONDO 5 Y EL OJO MIDE EL HONDO RINCÓN ENTRE LOS PALOS Y LA RED SE ENLOQUECE, Y EL FUTBOL SE HA QUEDADO COMO UN TIGRE ATRAPADO EN UNA JAULA VERDE Y OTRO PIQUE LO PIERDE, LO SUBE AL ALAMBRADO DONDE QUEDA ABRAZADO FELIZ JUNTO A SU GENTE. PRÓLOGO DESDE LA FILOSOFÍA por Osvaldo Dallera Acerca del autor de este prólogo: Osvaldo Dallera es profesor de filosofía y licenciado en sociología. Cuando en 1992 el Colegio Schönthal incorporó su Sección Secundaria, Osvaldo fue elegido para ocupar el cargo de Rector. Desde ese cargo, continúa una magnífica obra educativa que tuvo sus comienzos en 1965. Es más, la enaltece día a día con su tarea. Definitivamente, nada es casual… Es autor de varios libros y trabajos relacionados con la filosofía, la comunicación, y la educación. Hincha de San Lorenzo, en su adolescencia jugó numerosos picados en la bocacalle formada en Argerich y Camarones, en el barrio de Santa Rita, y en los terrenos ubicados en Cesar Díaz y Boyacá, en el barrio de la Paternal. Ya en su etapa más madura frecuentó las canchas auxiliares del Club Comunicaciones integrando el grupo de jóvenes y veteranos que se formaba, rigurosamente, los domingos a la tarde. Se desempeñaba, indistintamente, como mediocampista ofensivo o centro delantero. Desde siempre tuvo vocación goleadora, fue un cultor del juego vistoso y admirador de habilidosos del área de la talla de Ángel Clemente Rojas, Carlos Veglio y Enzo Francescoli. Todavía guarda en su memoria como una postal indeleble, y como la máxima expresión del fútbol bien jugado, la delantera de Brasil del 70 formada con cinco números “diez”: Jairzinho, Gerson, Tostao, Pelé y Rivelinho. PRÓLOGO Los valores del picado El libro que ustedes tienen entre manos es una historia de vida, como bien deja constancia el subtítulo de la obra. Y, como sucede en todo recorrido biográfico, transitan por las páginas del recuerdo, personajes, situaciones y anécdotas que, para quien las relata, constituyen la trama de esos sucesos diferentes que alcanzan para construir el relato de la vida que queremos contar. Como sucede con cualquier relato, esas personas (en algunos casos, esos personajes), esas situaciones y esas anécdotas no son la suma de toda una vida: son solamente las que, en superficie, nos permiten armar una explicación consciente, coherente y ordenada de quiénes somos. Las personas, las situaciones y las anécdotas que no aparecen estarán escondidas en algún otro lugar del inconsciente que, justamente, es el que guarda los restos de nuestro tránsito. El hilo conductor de esta autobiografía es el fútbol, la pasión de muchos pero, sin duda, el desvelo de Levine.