CONSEJERIA DE EDUCACIÓN Y CULTURA DEL PRINCIPADO INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS (c. s. i. c.)

BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS

N.° 118

M a y o AÑO XL OVIEDO A g o s to 1986 SUMARIO

Págs.

Los comienzas de las Fábricas de Gruesas de Trubia y de Oviedo. 1792-1799, por Luis Adaro Ruiz-Falcó ...... 339

Recuerdo de Don Constantino Cabal, Cronista de Asturias, por Manuel F. A vello ...... 453

Los dineros de vellón de Alfonso IX con la ceca O ¿son de Oviedo?, por Benjamín García Alvarez ...... 465

D. Jerónimo Plaza, de mancebo a boticario titulado y prestamista, por Melquíades Cabal ...... 469

Texto leído en el acto de presentación del libro “Rehabilitación ínte­ gra (I). Cudillero”, que tuvo lugar en el salón de actos del I.D.E.A. el día 4 de febrero de 1983, por Efrén García Fernández ...... 499

Don Isidoro Gil de Jaz y los peregrinos. Un incidente en Oviedo, 1750, por José P. Burgués ...... 511

Emigración asturiana a Ultramar y arquitectura. Parte II: La casa in­ diana, por Covadonga Alvarez Quintana ...... 525

El enterramiento con cerámica campaniforme de la cueva del Ruso I (Igollo de Camargo, Cantabria), por Antonio Juaneda Gavelas y la colaboración de Guillermo Ibaseta ...... 563

El viñedo en Asturias: Cultivo marginal en vías de extinción, por Fran­ cisco Feo Parrondo ...... 589

Influencia de la industrialización en las formas de asentamiento, pró­ ximas a las zonas mineras de Asturias (cuenca del río Nalón), por M .a Nicolasa Martínez del Río ...... 611

Abadologio del monasterio de San Salvador de Celorio (siglos XI-XIX), por Ernesto Zaragoza Pascual ...... 631 CONSEJERIA DE EDUCACIÓN Y CULTURA DEL PRINCIPADO INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS (c. s. i. c.)

BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS

N.° 118

M a y o AÑO XL OVIEDO A g o s to 1986 Depósito Legal: O. 43-1958 I. S. B. N . 0020-0384

Imprenta “LA CRUZ” Hijos de Rogelio Labrador Pedregal Granda-Siero (Oviedo), 1986 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS

A ñ o x l M a y o -A g o s t o N ú m . 118

LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS DE TRUBIA Y DE ARMAS DE OVIEDO. 1792-1799

POR

LUIS ADARO RUIZ-FALCO Doctor Ingeniero de Minas (1)

INTRODUCCION

Llevaba ya bastantes años buscando ios documentos correspon­ dientes a la fundación y establecimiento de la Fábrica de Municiones de Trubia, pero sin ningún resultado positivo. Había comenzado mis gestiones en primer lugar, en la propia biblioteca y archivo de la actual Fábrica de Cañones de Trubia ; pero allí no se encontraban. Después había investigado en el Archivo Don Alvaro de Bazán de la Marina de Guerra, tanto en sus instalaciones del Museo Naval de Madrid, como en las del Viso del Marqués en la provincia de Ciudad Real; ya que en este gran centro, había encontrado toda la docum entación de las « Reales Minas de carbón de piedra de Lan- g re o » y de los « Establecimientos del Río Nalón »; fundadas por el

(1) Por Luis A daro R u iz -F alco , Doctor Ingeniero de Minas, Miembro de Número del Instituto de Estudios Asturianos, Académico de Número de la Real Academia de Doctores y Miembro Correspondiente de la Real Academia de la Historia. 340 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

Capitán de Navio e Ingeniero-Director de Marina Don Fernando Casado de Torres (2). Sin embargo, aunque en el Viso del Marqués, aparecieron algu­ nas cartas, en las cuales Casado de Torres com unica: «qu e habiendo recibido la orden de buscar un emplazamiento en Asturias o en la Montaña adecuado para poder establecer en él una fábrica de mu­ niciones gruesas que debería proveer a nuestros ejércitos y plazas fuertes de ambos continentes: Europa y América »; inmediatamente había comenzado a realizar gestiones tratando de localizar los sitios más convenientes en los cuales podría establecerse ; y más adelante puntualizaba : « que creía haber hallado el sitio ideal para su instala­ ción, en las inmediaciones del lugar de Udrión, en la confluencia de los ríos Nalón y Trubia, en el Concejo de Grado, en Asturias». Creí que por este camino llegaría a encontrarlo todo. Sin embargo no fué así, porque a Casado de Torres se le presenta una enfermedad {de la cual más adelante hablaremos) y tiene que abandonar Astu­ rias. De esta form a se pierde la pista otra vez, de nuestro im portante tema, sin que quede ningún rastro. Entonces me pareció lógico investigar en el Archivo Histórico Militar de Madrid-, pero por más consultas que hice, allí no encon­ tré nada; también pregunté si podrían estar estos documentos en Segovia, en el Archivo que hay instalado en El Alcázar; pero en este lugar se encontraban fundamentalmente (según me dijeron) los expedientes personales de los artilleros. Vuelta de nuevo a empezar, y entonces creí conveniente realizar una investigación en el Archivo Histórico Nacional. En este espléndido Archivo encontré por ahora ( y digo por aho­ ra; pues aún me quedan por investigar varias secciones) en la Sec­ ción de Estado, las Actas de los Consejos de Estado, presididos por el Rey, en los cuales se trataba de la conveniencia de crear nuevas fábricas de municiones y otros materiales de guerra en lugares muy apartados de la frontera francesa y se daban las órdenes oportunas para buscar emplazamiento.

(2) Fué éste para mí un excelente hallazgo, pues prácticamente todo lo que investigué era inédito, hasta el extremo de encontrar entre aquéllos do­ cumentos, muchos inéditos también, de Don Gaspar Melchor de Jovellanos, que en su día publiqué en mis libros: “Datos y documentos para una historia minera e industrial de Asturias”, 935 páginas. Tomo I. A ño 1981. “Historia resumida del desarrollo económico y minero-industrial de Astu­ rias en los siglos XVIII y X IX ”. 203 páginas. Año 1983. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 341

Me di cuenta que tampoco por este camino llegaría a encontrar lo que yo tan afanosamente venía buscando desde hacía varios años; pues aunque podrían aparecer algunos documentos impor­ tantes, venía apreciando que el meollo de la cuestión tampoco esta­ ba allí. No me desanimé y seguí pensando en dónde obtener esta do­ cumentación. Realicé un viaje a Galicia, para conocer la famosa fábrica de Sargadelos (en la provincia de Lugo) creada por Don Antonio Raymundo Ibáñez (personaje legendario que siempre me había impresionado mucho por su extraordinaria capacidad de pro­ moción empresarial). Después de visitar los restos que hoy quedan de aquellas fábri­ cas, de finales del siglo X V III, pasé a ver las nuevas instalaciones que hoy tiene allí montadas la Comunidad Gallega; y en su biblio­ teca, entre otros muchos libros pude examinar el del Catedrático gallego y gran investigador Don Antortio Meijide Pardo, titulado: «D ocum entos para la historia de las Reales Fábricas de Sargadelos», editado por « Cuadernos del Seminario de Estudios Cerámicos de Sargadelos».— La Coruña, 1979. Este libro, como su nombre indica, está dedicado a la fábrica de hierro de Sargadelos; sin embargo entre las numerosas notas que presenta habla de otras fábficas de hierro de España. En una de ellas observé que sobre la Fábrica de Trubia hacía referencia a legajos del Archivo General de Simancas; en los cuales también aparecían documentos relativos a Sargadelos. Puesto en contacto con Don Antonio Meijide, me confirmó una serie de referencias de documentación de muchos archivos ( Siman­ cas, Histórico Nacional, Histórico Militar, etc.), en donde podrían aparecer documentaciones de Trubia. Después de todo esto, decidí comenzar una investigación a fondo en el Archivo General de Simancas empezando por la Sección de Guerra Moderna, en el final del siglo X V III , que sería en donde podría encontrar cosas relativas a este establecimiento. Preparé mi investigación y la dividí en dos campañas, que rea­ licé en dos años consecutivos. La primera entre los días 24 y 28 de septiembre de 1984 y la se­ gunda del 25 de septiembre al 1 de octubre de 1985. Entre medias de ambas campañas tenía que ordenar y clasificar todos los materiales obtenidos, que como a continuación indico, fué importante y lo mismo al final de la segunda campaña. Por otra parte, también estaba preparando el tomo IV de mi historia sobre «E l puerto de Gijón y otros puertos asturianos » que 342 LU IS ADARO RUIZ-FALCO estoy terminando en la actualidad, y era necesario simultanear es­ tos distintos trabajos. En la primera campaña, de la Sección Guerra Moderna examiné 28 legajos, folio a folio, y encargué 2.160 fotocopias. Comencé en el legajo 5.752 y fui retrocediendo hasta el 5.727; es decir que inves­ tigué los siguientes legajos:

5.727 - 5.728 - 5.729 - 5.730 - 5.731 - 5.732 - 5.733 - 5.734 - 5.735 5.736 - 5.737 - 5.738 - 5.739 - 5.740 - 5.741 - 5.742 - 5.743 - 5.744 5.745 - 5.746 - 5.747 - 5.748 - 5.749. - 5.750 - 5.751 - 5.752 y además los legagos sueltos 5.710 y 5.766 para comprobar otros períodos distintos pero de asuntos relacionados también con la ar­ tillería. En la segunda campaña, examiné otros 24 legajos, que fueron los correspondientes a los números siguientes-.

5.703 - 5.704 - 5.705 - 5.706 - 5.707 - 5.708 - 5.709 - 5.710 - 5.711 5.712 - 5.713 - 5.714 - 5.715 - 5.716 - 5.717 - 5.718 - 5.719 - 5.720 5.721 - 5.722 - 5.723 - 5.724 - 5.725 - 5.726

Mandé hacer 3.600 fotocopias. En total 5.760 folios fueron fotocopiados. Desde que comencé la primera campaña, por los temas que fui encontrando, me daba cuenta que podía estar en el camino seguro. Aparecían muchos asuntos de las fábricas de municiones de Na­ varra y de Cataluña; de las fábricas de armas de Placencia y de R ipoll, de las fundiciones de cañones de bronce de Sevilla y Barce­ lona, de las fábricas de pólvoras; de asuntos de artillería, de la nueva unidad de Pontoneros creada en el ejército , etc., etc.; y co­ menzaron a aparecer temas relacionados con la tan buscada fábrica de municiones de Trubia. Pero para mayor interés, también se encontraban allí numero­ sos documentos, todos muy importantes, del establecimiento de la nueva Fábrica de Armas de Oviedo. Por consiguiente, crecía en mí el afán de esta investigación, al observar que podían aparecer todos los fondos correspondientes a dos temas de industrias de guerra, en vez de uno solo. Examinando legajos com o indiqué antes, fu i hacia atrás en la historia, comenzando por el n.° 5.752 y terminando en la segunda campaña, en el legajo 5.703. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 343

Aparecían (con respecto a la fábrica de Trubia) numerosos do­ cumentos; pero lo que no encontraba eran los planos de la factoría, proyectados por Casado de Torres. Sabía (por habérmelo indicado los bibliotecarios encargados de la Sala de Investigadores del Archivo de Simancas) que muchos de los legajos que estaba examinando se habían abierto en muy con­ tadas ocasiones y otra parte de ellos, nunca. Es decir, que desde que estaban allí archivados, hacía aproxi­ madamente 200 años, pocas veces habían sido utilizados algunos de ellos, y el resto ninguna. Por tanto eran 52 legajos en gran parte inéditos. Una de las razones que tenían los señores archiveros para afir­ marlo era que aparecían de vez en cuando planos entre los folios. Realmente estos planos no deberían encontrarse allí; ya que se clasifican siempre aparte, en secciones especiales, dedicadas exclu­ sivamente a dibujos, croquis y planos. Por tanto, al aparecer planos entre ellos, era señal de que casi nunca habían sido examinados. De esta forma, de muy diferentes asuntos ( balsas, puentes, ca­ ñones, fusiles, edificios, etc., etc.) encontré cerca de 30 planos que fui entregando a los citados archiveros para que pasaran a la Sec­ ción correspondiente de Dibujos y Planos y allí se catalogasen, recibiendo el número y las siglas correspondientes para su definiti­ va clasificación. Por eso la búsqueda, al acercarse el final de mi segunda campaña de investigación en Simancas, se hacía para mí cada vez más emo­ cionante. Aparecieron los planos de la presa que se construiría sobre el río Trubia, y anteriormente había encontrado los planos del puen­ te de madera que se proyectaba construir también sobre el mismo río para facilitar las comunicaciones. Venían apareciendo informes sobre el estado de las obras de la fábrica; del costo que tendrían las instalaciones; de personal que se pedía a Navarra especializado, de las fábricas de m uniciones de Eugui y Orbaiceta (3), para que pasase a Trubia; de la búsqueda de los filones de mineral de hierro (4), y finalmente en uno de ellos

(3) El nombre de esta fábrica aparece escrito unas veces como Orbaiceta y otras como Orbayceta, de manera indiferente. (4) Venían también a Trubia los “menaqueros” de Orbaiceta para con su experiencia buscar las menas de hierro en los montes cercanos a Trubia, que tenía que haber, según había indicado Casado de Torres en sus informes. 344 LU IS ADARO RUIZ-FALCO se concretaba la extensión que se necesitaba para establecer la fá­ brica, que se fijaba en : 234 Toesas de largo p or 60 de ancho (5) y pidiendo «se hiciese una tasación por peritos inteligentes con observancia de las partes interesadas, bajo las reglas comunes, porque S.M. prefiere pagar este terreno a la precisa obligación de abonar lo que devengue». Por fin el último día de mi estancia en Simancas (el 1 de octu­ bre de 1985), después de horas y horas examinando uno a uno los folios correspondientes a aquellos legajos, hacia las 6 de la tarde abría el antepenúltimo legajo que pensaba investigar (el número 5.705), y observé que hacia la mitad del mismo se destacaban unos papeles mucho más gruesos y plegados. Esto aumentó mi expecta­ ción y apresuradamente abrí el legajo por aquel lugar. \En efecto, allí estaba el gran planol Era un dibujo realizado a color y se ti­ tulaba:

PLANO DE OFICINAS, EDIFICIOS Y DEMAS OBRAS NECE­ SARIAS PARA PLANTEAR LA FABRICA DE MUNICIONES SOBRE LAS AGUAS DEL RIO TRUBIA, ARREGLADO AL PROYECTO DEL INGENIERO DE MARINA: DON FERNANDO CASADO DE TO­ RRES.

\Qué gran alegríal \Por fin había llegado al final de mis inves­ tigaciones ! \El plano que siempre presentí que tenía que existir de los primeros proyectos de Trubia, aparecía ante mil \Era el final de un cúmulo de años investigando tras ello ; que en muchas ocasiones, con el cansancio de la investigación fracasa­ da, me produjo desaliento y llegar a pensar que nunca lo encontra- ríal Para las personas que toda la vida hemos $ido amantes con mu­ chísima intensidad de la historia, pero en especial de la de España y de nuestra queridísima Asturias, aquello que me acababa de su­ ceder era un espléndido regalo, un magnífico triunfo: siempre soñado pero hasta entonces nunca alcanzado. Con esta investigación del Archivo de Simancas y con las ante­ riores en otros archivos y bibliotecasf había conseguido reunir una documentación fotocopiada de más de 14.000 folios, y con ella aho­ ra podía recomponer todos los comienzos de la minería y la indus­ tria de Asturias, estudiando los documentos primitivos auténticos y en general inéditos.

(5) Antigua medida francesa de longitud, equivalente a 1.949 metros. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 345

Muchas gracias tenía que dar a Dios Nuestro Señor porque me permitió encontrar todos aquellos papeles y planos que para mí fueron como un fabuloso yacimiento ; y así lo hago desde hace mu­ cho tiempo. Verdaderamente me he dado cuenta de que nuestros archivos son excelentes, y que con constancia se puede encontrar en ellos casi toda la historia de España {y digo casi toda, porque alguna parte ha desaparecido en algunos incendios que nuestros centros de documentos han padecido), pero sin embargo la inmensa mayo­ ría en ellos se encuentran en buenas condiciones. Con respecto a estos temas de los comienzos de la minería y la industria de que venimos tratando y también de los malecones, muelles y cays de los puertos de Asturias hay una enorme abun­ dancia de documentos y planos ; y puedo afirmar que todo lo que he buscado hasta ahora, aunque me costó mucho, he podido acabar por encontrarlo. He invertido en esta labor aproximadamente unos 20 años y creo conocer bastantes cosas de nuestros grandes archi­ vos, que muy en general están bien ordenados y preparados para recibir a los investigadores. Indiscutiblemente tenemos que rendir homenaje a los hombres que hicieron posible efectuar esta recopilación de documentos en nuestra Patria ; comenzando por el gran. Rey Felipe II, que decretó la conversión del Castillo de Simancas en Archivo General de la do­ cumentación de Europa, y podemos decir así, porque en aquellos años todo lo relativo a la diplomacia del mundo civilizado tenía que pasar por España. Continuando con las figuras señeras que en el Siglo de Oro español también se ocuparon de este tema y finalmen­ te de los hombres de los siglos X V III y X IX que hicieron una gran labor de acopio. Dejamos para punto y aparte a la cultísima generación del Cuer­ po de Archiveros del siglo XX que, con su callada e ingente labor, han hecho posible la mayor catalogación y clasificación de tantos cientos de miles de documentos, que los ha colocado al alcance del investigador. \Loor a tan preclaras personas, de las cuales nunca sabremos con exactitud cuál ha sido su gigantesco trabajo para poder acer­ carnos mejor a ese enorme panorama que es nuestra historial \La historia de nuestra amadísima España ! 346 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

Ahora presento un extracto resumen de los comienzos de la Fá­ brica de Trubia, así como también de los comienzos de la Fábrica de Armas de Oviedo, cuyos documentos y planos he encontrado a la vez. Haré también algunas referencias a otras fábricas de municio­ nes, armas y cañones de España. Todo ello para hacer un adelanto de las investigaciones efectuadas. Pero donde verdaderamente efectuaré una exposición detalla­ dísima será más adelante, cuando publique los tomos segundo y tercero de « Datos y documentos para una historia minera e indus­ trial de Asturias» que ahora comienzo a preparar. Espero que cuando vean la luz pública todas estas documenta­ ciones se tendrá una historia exacta y completa de los albores de nuestra minería e industria hacia el final del siglo X V III. Hace de ello ahora unos doscientos años. FABRICA DE MUNICIONES GRUESAS DE TRUBIA

MOTIVOS QUE DETERMINARON LA INSTALACION DE LA FABRICA DE MUNICIONES GRUESAS EN TRUBIA.

La guerra entre España y Francia de los años de 1794 y 1795 dió a conocer un hecho que siempre había sido descuidado por el Gobierno español. No era posible seguir manteniendo las fábricas de material de guerra cerca de la frontera con Francia. Teníamos en el Norte de Navarra las dos fábricas de municio­ nes de Eugui y Orbaiceta; en Cataluña, la de San Sebastián de la Muga, y además las dos fábricas más importantes de la nación de fusiles, una en Placencia (Guipúzcoa) y otra en Ripoll (Catalúña). Poco después de comenzadas las campañas Eugui, Orbaiceta y San Sebastián de la Muga cayeron en poder de los invasores y amenazaron seriamente Placencia, pues los franceses llegaron a sa­ quear e incendiar Eibar. Ante este estado de cosas, era imprescindible establecer nuevas fábricas de material de guerra en lugares seguros y muy alejados de la frontera francesa. Por estas circunstancias y por sus características especiales, fué elegida Asturias para la instalación de dos fábricas militares; una de municiones y otra de armas.

REUNIONES DEL CONSEJO DE ESTADO EN LAS CUALES SE DECIDE EL ESTABLECIMIENTO DE LA NUEVA FABRICA DE MUNICIONES EN TRUBIA.

(Archivo Histórico Nacional). 348 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

1792 — SECCION ESTADO. LIB. 5. Folios 40 y 40 (vuelta) (6).

CONSEJO DE ESTADO DEL 18 DE JUNIO DE 1792.

Presidió el Rey Se vieron en este Consejo los siguien­ tes asuntos: Asistieron los Señores: Hacienda. — Derechos sobre efectos Aranda, Decano americanos que vengan en naves ex­ Alm odóvar tranjeras. Sobre el cabotaje de las na­ Valdés ves extranjeras. Bajamar Astorga Guerra. — Que el Marques del Campo Campo de Alange de Alange el día 25 del corriente no po­ Asalto dría traer la relación completa de gas­ Flórez tos del Ejército porque faltaban aún Campomanes noticias de varios cuerpos. S.M. el Rey Gardoqui prorrogó el término para la presenta­ ción de todos los Estados hasta el lunes 23 de Julio.

GUERRA Y HACIENDA.—SOBRE LA NECESIDAD DE ESTABLE­ CER OTRA FABRICA O FABRICAS DE MUNICIONES EN OTROS LUGARES DE ESPAÑA.

SE ACUERDA SE ESTUDIE E INVESTIGUE PARA BUSCAR EL LUGAR MAS IDONEO.

El Sr. Conde del Campo de Alange hizo relación del expediente que se empezó a formar el año de 1785 sobre facilitar la conduc­ ción de las municiones de guerra de las fábricas de Orbayceta y Eugui a los puertos del Océano, para darles desde ellos el destino conveniente; en lugar de conducirlas, como ahora se ejecuta, desde las mismas fábricas por tierra al «Brocal del Rey» y desde allí por el Ebro a Tortosa; de cuya variación se supone que han de resultar ventajas al Servicio, y considerables ahorros a la Real Hacienda. Se enteró el Consejo de todo lo que se ha proyectado, discurri­ do, informado y calculado en el asunto; y considerando, que desde

(6) Es un libro muy bien conservado y encuadernado, que pone en su lomo “Actas del Supremo Consejo de Estado”. I. 1792. Los demás cantos del libro están en dorado. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 349 que se empezó a tratar de él, han variado mucho las circunstan­ cias de aquella frontera, y por consiguiente la seguridad de las fábricas; le pareció que por ahora y hasta tiempo más oportuno, conviene suspender el expresado proyecto; y que entretanto, para no estar pendientes en tiempo de guerra de solo aquellas fábricas, se examine si en diversa parte o partes del Reino hay posibilidad de establecer otra u otras, con las proporciones requisitas (reque­ ridas) para que sean subsistente, seguras, abundantes y económicas en todo tiempo y S.M. conformándose con este Dictamen resolvió se ponga en práctica. Firmado: Eugenio de Llaguno.

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1 7 9 3 _ SECCION DE ESTADO. LIB. 6. Folios 15 y 16 (7).

CONSEJO DE ESTADO DE 15 DE FEBRERO DE 1793.

Presidió el Rey Se vieron en este Consejo los siguien­ tes asuntos: Asistieron los Señores: Gracia y Justicia. — Responsabilidad Aranda, Decano de los Jueces legos. Valdés Campo de Alan je Marina. — Puerto y río de Málaga. Gardoqui Alcudia Hacienda. — División de los Negocios Acuña en que entendía la contración de Cádiz.

GUERRA.—ESTABLECIMIENTO DE UNA FABRICA DE MUNI­ CIONES EN ASTURIAS.

En consecuencia de haber resuelto el Rey en el Consejo de Es­ tado de 18 de Junio del año anterior, que para no estar pendiente en tiempo de guerra de solo las fábricas de municiones de Orbayce- ta y Egui, se examinase si en diverso paraje o parajes del Reino habría posibilidad de establecer otra o otras, con las proporciones requeridas para que sean subsistentes, seguras, económicas y abun­ dantes en todo tiempo; se encargó por el Ministerio de Guerra al Ingeniero en Jefe de Marina Don Fernando Casado de Torres in-

(7) Es un libro análogo al anterior. 350 LU IS ADARO RUIZ-FALCO formase si en Asturias o Montañas de Santander había parajes en donde concurriesen dichas circunstancias. El referido ingeniero respondió que por toda la costa de Astu­ rias y de Santander había visto parajes muy a propósito para el fin que se deseaba, pero que el más adecuado y que reúne mayores ventajas le parece el punto de unión del río Trubia con el Nalón en el concejo de Grado, en Asturias, cuyas circunstancias y propor­ ciones describe muy circunstancialmente. Habiendo dado cuenta el Sr. Conde del Campo de Alange de este informe, pareció al Consejo, y resolvió el Rey, que el mismo Sr. Conde por su Ministerio de Guerra disponga desde luego todo lo que sea relativo al establecimiento de dicha fábrica en el referido paraje, a no ser que se descubra otros más convenientes con pro­ porción de abundantes minas de hierro y de carbón de piedra. Firma el Acta: Eugenio de Llaguno.

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1794 _ SECCION DE ESTADO. LIB. 7 (8).

CONSEJO DE ESTADO DEL VIERNES 31 DE ENERO DE 1794.

Presidió el Rey El Conde de Campo de Alange pre­ sentó como Ministro de la Guerra: Concurrieron los siguien­ tes Señores: Estados de la Artillería, Armas y Mu­ niciones que había en las Plazas y Al­ Aranda, Decano macenes del Reino en Febrero del año Alm odóvar 1793 antes de la Declaración de la Gue­ Valdés rra con Francia; de lo que se había Caballero remitido a los ejércitos, y de lo que Campo de Alange actualmente existía en cada destino lle­ Flórez gando a ochenta mil fusiles los existen­ Gardoqui tes, sin contar los muchos que se habían Alcudia distribuido a los paisanos. Colomera Socorro Llaguno

(8) Es un libro como los anteriores, que lleva impreso en su lomo: “Actas del Supremo Consejo de Estado”. III. 1794. Comienza el Consejo de Estado el 8 de Enero de 1794 y finaliza el 16 de Mayo de 1794, firmado por el Conde de Montarco. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 351

Expresó juzgaba haber los suficientes para la campaña próxima; que las fábricas producían al mes más de dos mil quinientos fu­ siles, y que se habían mandado poner en fuego dos hornos de las fábricas de Navarra, pero que como éstas aunque defendidas, se hallaban en la frontera y podrían ser inutilizadas por algún esfuer­ zo enemigo, le parecía conveniente mandase S.M. poner en ejecu­ ción el pensamiento de establecer una en el concejo de Grado, en Asturias, en el punto de unión del río Trubia con el Nalón, como lo tenía resuelto S.M. y no se había verificado por los considerables gastos que serían necesarios y haber sido empleado en el Ejército del Rosellón el Mayor de Brigada Don Francisco Vallejo, que era el Oficial de más conocimiento y práctica del ramo. Su Majestad hecho cargo de todo, y el que el Consejo hallaba por muy prudente y oportuna la precaución propuesta por el Con­ de del Campo de Alange de llevar a efecto el establecimiento de Asturias en el paraje acordado, resolvió que se hiciese con toda brevedad y que para evitar los gastos de un establecimiento for­ mal y costoso, fuese desde luego provisional, procurando la fabri­ cación de todos los surtidos que pudiesen facilitar la situación y proporciones del establecimiento. Firmado: José de Anduaga (9).

POR ENFERMEDAD TIENE QUE MARCHAR DE ASTURIAS DON FERNANDO CASADO DE TORRES, Y SE DECIDE PASE A NUES­ TRA REGION DON IGNACIO MUÑOZ, SUBDIRECTOR DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES DE EUGUI Y ORBAICETA.

Después de haber efectuado la información sobre el lugar del (establecimiento de la fábrica de municiones en Asturias, y de las características que debería reunir la misma, Fernando Casado de Torres, que continuaba encontrándose mal, por la «axfisia» que había sufrido en el horno que él inventó y había construido junto al Nalón (en un lugar situado a mil varas S.E. del estrecho de Ba- rripiés, formado por el río, la montaña de este nombre y la de Frieres, en la parroquia de Riaño), y que estaba destinado a la

(9) Esta misma exposición del Consejo está hecha en el legajo 177-1794. Sección: Estado del Archivo Histórico Nacional. Hay también en este legajo: Relaciones muy completas de los cañones que en aquel año había en toda España. Creo recordar se trata de dos gran­ des hojas, en donde van expuestas todas las plazas de la nación y los cañones que tienen. 352 LU IS ADARO RUIZ-FALCO obtención del cok, partiendo del carbón de piedra (10), no tuvo más remedio que pedir otro destino, en otra región con un clima más adecuado para combatir su dolencia. Al marcharse de Asturias Casado de Torres, era necesario enviar alguna persona documentada en los temas del hierro para que pu­ diera continuar su labor. S.M. decide que sea el Teniente Coronel Don Ignacio Muñoz, Capitán de Artillería y que en aquel entonces era Subdirector de las fábricas de municiones de Eugui y Orbaiceta, el que pase a As­ turias, para ayudar a Casado de Torres al establecimiento de la fábrica que había proyectado en el sitio de reunión de los ríos Trubia y Nalón en el lugar de Udrión, concejo de Grado; que antes de marchar hiciese entrega de los papeles e instrucciones para la dirección de estas fábricas al Capitán Don Francisco Datolí, Tenien­ te del Real Cuerpo de Artillería (11).

ALGUNOS PUNTOS DEL INFORME DE CASADO DE TORRES SOBRE EL ESTABLECIMIENTO DE UNA FABRICA DE MUNI­ CIONES GRUESAS EN TRUBIA.

En el informe de Casado de Torres para el establecimiento de la fábrica de municiones en Trubia, las razones más importantes que exponía eran las siguientes:

(10) Fernando Casado de Torres era hombre que llegaba al fondo de los asuntos que él promocionaba. Por eso al encontrar dificultades para conse­ guir la buena combustión del carbón y su perfecta transformación en cok, estaba continuamente inspeccionando el horno durante las “carbonizaciones” y se metía hasta las parrillas y por la boca de carga, dando como resultado de todas aquellas actuaciones que padeció una “asfixia de resultado de su demasiada asistencia en el horno de carbonización” y por este motivo, apro­ ximadamente hacia mediados de Abril del año 1794, se marchó a Madrid, para después seguir viaje a la fábrica y arsenal de La Carraca, esperando así conseguir su total convalecencia con el cambio de clima, “lo que no hubiera conseguido jamás aquí por la humedad de la atmósfera y por las incesantes tareas que se tomó desde su venida a Asturias” (según dice en su carta del 26 de Abril de 1794 Don Jerónimo Tavern, Ingeniero Ordinario que desempe­ ñaba la dirección de las Reales Minas de Langreo y Establecimientos del Río Nalón, dirigida al Baylío Don Antonio Valdés. (Páginas 439 y 440 del Capítulo I de la Segunda Parte titulada: “Los comienzos de los hornos de cok” de mi libro “Datos y documentos para una historia minera e industrial de Asturias”. Tomo I, que publiqué en el año 1981. Imprenta La Industria. Gijón. (11) Sobre este tema puede verse en el Archivo General de Simancas. Sección Guerra Moderna, en el legajo 5.704. los siguientes documentos: — Orden del 24 de Abril de 1794 dada en Aranjuez por la cual se destina a Don Ignacio Muñoz a Asturias. 1

Diseño delpuente que se ha de construir sobre el Río Trubia para facilitar la conducción de materiales a la Fábrica de Municiones.

Archivo General de Simancas. Signatura: XLVI-60

Sección dada por la línea AB de la planta.

Vista del costado del puente

Planta de dicho puente visto de punto alto. Explicación: Plano de Oficinas, Edificios y demás obras necesarias para p del Río Trubia, arreglado al Proyecto del Ingeniero Directi a.-Torre de hornos. b.-Oficina (taller), de dichos hornos. c —Carbonera Archivo General de Simanc d.—Depósito de menas. e.-Refinería. f.-Limpia de munición y revestimiento. g.-Cerrajería. h.-Carpintería. i.—Almacén de herramientas y moldes, j.—Depósito de tierras y arenas. k.-Capilla. Fábrica de Municiones sobre las aguas 1.—Fundición de metales. m.-Habitaciones para subdirector, ayudante, interventor y demás ina: Don Fernando Casado de Torres individuos, n.-Tinglado para repuesto de maderas, tura: XXXV-14 o.-Trompas. p.-Canal que conduce el agua hacia las máquinas. q.-Arcón o depósito del agua para distribuir a las máquinas, r.-Desagüe del arcón y máquinas.

Perfil de una trompa que suministre viento a los hornos de fundición y sustituya a los fuelles de madera. Diseño del puente que ha de echarse sobre el Río Trubia para facilitar la comunicación y conducción de materiales a la Fábrica de Municiones

Archivo General de Simancas. Signatura: XLVI-59

Perfil cortado por la línea A-2.

Corte horizontal que pasa por la línea 3-4.

A.-Diseño de rastrillo que deberá ponerse en la entrada de la fábrica.

B.-Paredes que cierran a dicha fábrica. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 353

1.°) Abundancia de agua en aquella confluencia de ríos, para el movimiento de la fábrica (12). 2.°) Abundancia de yacimientos de hierro en sus cercanías. Fundamentalmente en Castañedo del Monte. 3.°) Las grandes cuencas carboníferas que se explotaban, espe­ cialmente en Langreo.

— Oficio de Don Ventura Caro, en el cual manifiesta al Excmo. Sr. Conde del Campo de Alange que ha prevenido todo lo conveniente para el traslado de Muñoz. 2 de Mayo de 1794. — Carta de Ignacio Muñoz al Conde de Campo de Alange, en la cual dice que irá con la mayor satisfacción a Asturias y que inmediatamente pasará los papeles y demás documentos e instrucciones a Datolí, “pero en este inter­ medio se dignará V.E. disimular que mi honor y deseos de sacrificarme en el servicio de S.M. solicite el que se suspenda mi salida Ínterin la actual gue­ rra y máxime de este punto, que como uno de los más inmediatos y ansiosos de destruir por los enemigos, hay continuos motivos de acreditarlos, o bien en cualquiera otro de la frontera, pues apetezco, Excmo. Señor, el mayor riesgo y ocasiones. Esta gracia pido a S.M. por medio del poderoso influjo de V.E....”. 8 de Mayo de 1794, desde Orbayceta. — Nota-oficio a Don Ignacio Muñoz desde Aranjuez el 15 de Mayo de 1794 en donde se le comunica que enterado el Rey de lo que expone en su carta del 8 del corriente, aprueba su honrado modo de pensar, pero siendo interesante a su servicio ordena S.M. no demore su traslado a aquel destino con la mayor brevedad posible. — Notas sobre el traslado de Muñoz al Intendente de Navarra y al Mi­ nistro Interventor de las Fábricas de Eugui y Orbayceta. — Carta de Ignacio Muñoz al Conde del Campo de Alange y desde Pam­ plona el 21 de Mayo de 1794, en donde le comunica que sin la menor demora emprende su traslado al Principio Asturias. — Carta de Francisco Javie- Datclí derde la Real Fábrica de Orbayceta del 24 de Mayo de 1794 en la cual le comunica al Sr. Conde del Campo de Alange que se ha hecho cargo de esta fábrica y de la de Eugui “y se ha enterado del estado en que se hallan las obras que en ella se construyen y los materiales que deben acopiarse para poner en curso los hornos de aumento, así por cuenta del ramo de Indias en ésta, como por el de España, en una y otra, para conseguir las municiones que se necesitan en las actuales circuns­ tancias...”. — Carta de Martín de Enseña desde Pamplona el 5 de Mayo de 1794 y dirigida al Conde del Campo de Alange, en donde le pregunta las gratifica­ ciones que deberán recibir Muñoz y Datolí después de los cambios de destino que han tenido. — Nota al Ministro de Hacienda de las Fábricas de Municiones de Na­ varra desde Aranjuez, dándole instrucción para las gratificaciones de Don Ignacio Muñoz. (12) En aquellos momentos no se disponía de ninguna otra fuerza para poder producir el movimiento de las máquinas. Comenzaban los experimentos con el vapor y ya se empezaban a construir 354 L U IS ADARO RUIZ-FALCO

4.°) Los extensos y frondosos bosques de buenas maderas, muy adecuados para efectuar todas las obras de la factoría. 5.°) Los «Establecimientos del Río Nalón», en cuyas chalanas sería transportado el carbón, con facilidad, de Langreo a Trubia. 6.°) Lugar situado en zona muy alejada de la frontera francesa. 7.°) Posibilidad de encontrar en una región muy extensa abun­ dante mano de obra, para los trabajos de construcción primero y fabricación después de las municiones. El plano que proyectó Casado de Torres de las instalaciones y que sufrió algunas adaptaciones por el artillero Don Ignacio Mu­ ñoz, fué denominado de la siguiente manera:

PLANO DE OFICINAS, EDIFICIOS Y DEMAS OBRAS NECESA­ RIAS PARA PLANTEAR LA FABRICA DE MUNICIONES SOBRE LAS AGUAS DEL RIO TRUBIA, ARREGLADO AL PROYECTO DEL INGENIERO-DIRECTOR DE MARINA: DON FERNANDO CASADO DE TORRES.

En su carta del 9 de Agosto de 1794 de Don Ignacio Muñoz es­ crita desde Oviedo y dirigida al Excmo. Sr. Conde del Campo de Alange, le explica asuntos relativos al plano que le envía y dice entre otras cosas: «Expreso en el citado plano, macizo o torre capaz de construc­ ción para dos hornos que alternativamente trabajen». «Es solo objeto evitar gasto considerable, que necesariamente resulta cuando sin más límites que para un horno finaliza su tem­ porada». «El espacio que tarda en enfriarse, desmontarse y renovarse forman un período en que el dispendio casi nada disminuye al que hay con producción y ésta se consigue en aquella torre con cuadrados para dos hornos, que mutuamente se sirven de respeto, y al momento de la parada de uno principia su curso el otro». «Será ésta la obra que se atienda con preferencia para conse­ guir cuanto antes el resultado útil; estableciendo barracas provi­ sionales de tabla, donde interinamente se coloquen artefactos e individuos precisos para los trabajos». «Si V.E. se digna aprobar estas ideas, inmediatamente al conoci­ miento exacto de minerales, se principiarán las valuaciones de terrenos, acopios de materiales y demás preciso para emprender la

las primeras “bombas de fuego” para intentar efectuar aplicaciones industria­ les de aquellos complicados artefactos de producir vapor. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 355

mencionada obra y presa, cuyo plano dirigiré a V.E. concluido que sea». «Reunidos el Capitán de Fragata Don Gerónimo Tabern y yo hemos hecho ensayos metalúrgicos de varios minerales. Falta de recursos en este país, truncan ideas completas que pudiera for­ marse de ellos, mas encargados ya efectos para el intento, se repe­ tirán dichos ensayos, cuyos resultados harán formar concepto más fijo ». «A una legua del sitio indicado para la fábrica y en las inmedia­ ciones del lugar, Castañedo del Monte, se deja ver un filón cuyas señales muestran bastante abundancia. Su riqueza es próximamen­ te de un 30% después de calcinado el mineral; éste es el resultado de la operación química efectuada por la vía seca, que yo espero se repetirá para mayor exactitud». «Aguardamos los «menaqueros» pedidos a Navarra a fin que contribuyan con acierto a los trabajos de catas, reconocimientos y limpia de filones» (13). Para más detalles de este tema pueden verse los siguientes documentos en la Sección: Guerra Moderna del Archivo General de Simancas. Legajo 5.705: 2 de Agosto de 1794.— Nota fechada en San Ildefonso La Granja y dirigida a Don Gerónimo Tavern, en la cual el Rey desea saber los adelantos que tenga el establecimiento de la nueva fábrica de municiones, respecto (a que no ha dado de sí aviso alguno hasta ahora) (14) en cuanto a lo que interesa y que por tanto a la mayor brevedad se lleve adelante el proyecto. 9 de Agosto de 1794.—Carta de Gerónimo Tavern desde Oviedo y dirigida al Conde del Campo Alange, en la cual explica «que de acuerdo con Don Ignacio Muñoz reconocieron los montes inmedia­ tos a Udrión, Vascones y Trubia sacandodo varios trozos de menas para hacer los ensayos por vía seca». «Que estos ensayos los hicieron también con menas extraídas en Castañedo del Monte, más arriba de San Andrés de Trubia, en unos filones que se hallan descubiertos en la superficie de la tierra,

(13) Estos “menaqueros” eran los hombres que en las fábricas de Orbai- ceta y Eugui se dedicaban a buscar las menas y reconocerlas, así como tam­ bién a la preparación y limpia de los filones, como ya anteriormente hemos comentado. (14) Lo indicado entre paréntesis aparece tachado con una raya encima en el original. 356 LU IS ADARO RUIZ-FALCO su dirección es del N.E. al S.O. (prometen abundancia de mineral) que ha dado el 30%» (15). «La distancia que hay al paraje en donde debe establecerse la fábrica será de una legua, el camino está abierto y a poca costa se pondrá corriente» (16). Se queja después Tavern del poco o ningún recurso que hay para efectuar las experiencias metalúrgicas, la falta de toda clase de ácidos, la mala calidad de los crisoles, que se derriten al menor fuego; y que todo esto ha «atrasado infinito nuestras operaciones, por lo que no se han podido formar más que unos cálculos apro­ ximados».

Continúa manifestando: «Por este correo Don Ignacio Muñoz remite a V.E. el plano que ha formado de la Fábrica de Trubia, y por el próximo enviará a V.E. el de la presa y terreno en que deberá fabricarse, conformán­ donos al proyecto de Casado de Torres en su colocación a la em­ bocadura del río Trubia con el Nalón». «Desde luego, tan pronto como S.M. se sirva aprobar el expre­ sado plano, se dará principio a la obra; en el ínterin, se medirá el terreno que necesitamos para la fábrica, se tasará por peritos y se satisfará su valor a los dueños, se reconocerán las canteras y se acopiarán las maderas».

(15) En otro lugar de su carta comenta Tavern que seguramente las prue­ bas de calidad “que efectuó Don Femando Casado de Torres en su proyecto las habrá conseguido sin duda por la vía húmeda”, pero que ellos por la vía seca no pudieron obtenerlos. (16) Cuando comenzó a funcionar la fábrica de Trubia el transporte del mineral de hierro desde el yacimiento a la factoría se hacía por hombres an­ dando, que llevaban un saco o espuerta al hombro con el mineral. Sin embargo en la “Asturias Industrial” de Rafael Fuertes Arias, publi­ cada en la Imprenta F. de la Cruz, de Gijón, en el año 1902, se dice en su página 254 y hablando de las instalaciones de la “Fábrica de Cañones de Tru­ b ia” : “El primer carbón de piedra que se consumió en este establecimiento venía de 4 leguas de distancia, traído en hombros de pobres aldeanos, y costaba 0.50 céntimos el quintal; pues no había camino alguno por donde pudieran pasar siquiera las caballerías”. Yo creo que se trata del mineral de hierro que venía desde sus menas traí­ do por los aldeanos, ya que el carbón de piedra debía encontrarse bastante más lejos y venía por el río Nalón conducido en chalanas, después de haber sido convenientemente “desazufrado” en el horno de cok, que estaba instalado en La Riera (parroquia de San Julián), al lado del río. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 357

(Finalmente hay una nota, en el lateral del primer folio de esta carta, que dice: «Aprobado y que con la mayor eficacia se proceda a la obra más precisa, para empezar a fundir municiones»). 20 de Agosto de 1794.— Orden-oficio del Rey, dado en San Ilde­ fonso La Granja y dirigida a Don Ignacio Muñoz, en el cual acusa recibo de su carta del día 9 del corriente y «del plano remitido de los edificios más necesarios para el establecimiento de la nueva fábrica de municiones de guerra en el punto de unión de los ríos Trubia y Nalón, proyecto del Ingeniero-Director de la Real Armada Don Fernando Casado de Torres». «Que habiéndose enterado el Rey de cuanto en ellos se expone, se ha dignado aprobar todas las ideas y que se proceda, sin la me­ nor demora, a la construcción del macizo o torre capaz de colocar en ella dos hornos; para que así como concluya su temporada uno de ellos, empiece el otro la suya y no quede intermedio perdido en la construcción de municiones; cuyo punto, siendo en las circuns­ tancias del día de la mayor importancia, es necesario se activen con la mayor eficacia». 20 de Agosto de 1794.— Nota-resumen con todos los detalles so­ bre estas cartas, fechada en San Ildefonso. Lleva a su vez otra nota final que dice: «Enterado y aprobado, que proceda desde luego y con la brevedad posible a la ejecución de las obras, en el concepto de que urge empiecen a trabajar en la fundición». Vemos por tanto la necesidad que tenía el ejército español de obtener municiones de cañón cuando se encontraba en plena cam­ paña con Francia. Difícil sería a la vez construir la fábrica y dejar de usar el car­ bón de madera para comenzar con el carbón de piedra. Así ocurrió en realidad, pues costaron muchos esfuerzos, expe^- riencias, ensayos y también muchos años llegar a conseguir se pudiese fundir con carbón mineral. Con este motivo, se trajo a España al famoso químico francés Luis Proust, de cuyos experimentos en el laboratorio de química que había instalado en Segovia y de los posteriores en Trubia y Oviedo tengo también recogida una copiosa documentación, así como de sus malas relaciones con nuestros oficiales de artillería y sus quejas y reclamaciones por las cuentas que pasaba, que en su día publicaré en los varias veces citados segundo y tercer tomo de «Datos y documentos para una historia minera e industrial de As­ turias». 358 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

PRESA Y CANAL QUE DEBE CONSTRUIRSE EN TRUBIA PARA DAR MOVIMIENTO A LAS MAQUINAS DE LA NUEVA FABRICA DE MUNICIONES GRUESAS.

Con fecha 17 de Septiembre de 1794, escribía desde Oviedo Don Ignacio Muñoz al Sr. Conde del Campo de Alange (17) acompañan­ do con un plano, lo siguiente: «Paso a mano de V.E. el plano de la presa que debe construirse en el río Trubia para sujetar sus aguas y dar la necesaria a mover las máquinas de la fábrica de municiones de guerra». «Como el paraje donde ha de situarse ésta (según el proyecto), ni sus proximidades tiene abundancia de árboles aparentes para la madera necesaria en la construcción de oficinas, máquinas y más obras, será indispensable conducirla de distancias largas, que aumenten considerablemente el importe de la «tira» (18). Por con­ siguiente el valor a que ascenderá la precisa en la obra de la presa es probablemente mayor que el que tendrá construida de piedra, supuesto que está a la vista el cimiento firme en toda la extensión que ha de atravesar, siendo poca su altura y al pie de la obra la cantera». «Por tanto se expresa en el plano y en la figura 3 y su perfil la presa toda de piedra, y a tiempo que por los ajustes de materiales y coste de abrir canteras sea posible hacer un cálculo justo, lo di­ rigiré a V.E. para que se digne aprobar uno de los dos métodos». «El poco desnivel del río y altura de 20 pies que sobre el piso deben tener las aguas para su juego en el punto de la fábrica, hacen alejar la presa 4.500 pies, distancia del canal que se abrirá en el cerro inmediato a ella». «Para dicha fábrica y sus usos se ha marcado el terreno nece­ sario, habiéndose pasado oficios a los dueños propietarios de él, para proceder a su tiempo a los ajustes, según sea costumbre en el país».

(17) He observado que en las diferentes cartas que le escriben al Sr. Con­ de, unos dicen Sr. Conde del Campo de Alange y otros, en cambio, sólo indican Sr. Conde de Campo Alange. (18) Tirar maderas significaba su transporte por el río o por carretera por los contratistas (asentistas) que acudían a las subastas. Gaspar de Jove­ llanos también habla de la “tira de maderas” en sus diarios. Al decribir su Primera Expedición de Minas que realiza en el año 1790, a su paso por Ribadesella, comenta las posibilidades de tráfico de aquel puer­ to y entre ellas menciona como muy importante el transporte de maderas que hacían los asentistas por medio de las “tiras”. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 359

«Continuamos el Capitán de Fragata Don Gerónimo Tavern y yo en busca y reconocimiento de minerales, pero aún no hemos encontrado los que en su proyecto trata el Ingeniero-Director de Marina Don Fernando Casado de Torres, aguardamos a los «mena- queros» pedidos a Navarra, que según aviso están ya en camino, para más exacto reconocimiento y abrir catas con sujetos inteli­ gentes, dando todo esfuerzo a punto, el más interesante, y cuya oscuridad obliga a no poner en los trabajos de la obra toda la ac­ tividad de que son supceptibles». «El mineral de Castañedo del Monte que puse en noticia de V.E. en carta de 9 de Agosto pasado, aunque útil, no es suficiente dato para fijar en solo él toda esperanza, por tanto hasta aclarar y co­ nocer abundancia de minerales de hierro capaces de llenar con éxito los objetos del nuevo establecimiento, no conceptúo deberse proceder a asientos y trabajos mayores que causen gastos exorbi­ tantes, y así es que únicamente se ha hecho ajustes de 600 codos de madera, parte de la necesaria a la construcción de barracas pro­ visionales» (19).

* * *

El plano indica en su rótulo lo siguiente: DISEÑO DE LA PRESA QUE DEBE SUJETAR LAS AGUAS DEL RIO TRUBIA PARA TOMAR LA NECESARIA A MOVER LAS MAQUINAS DE LA FABRICA DE MUNICIONES. Hay cuatro «figuras» o dibujos, en las cuales se exponen los detalles para la construcción de la presa y también se presentan unas explicaciones sobre el mismo tema.

* * *

6 de Octubre de 1974.—Real Orden fechada en San Lorenzo del Escorial en la cual se comunica a Don Ignacio Muñoz: «Que enter­ rado el Rey de cuanto expuso Vuestra Merced en su carta del 17 del mes pasado, con inclusión del plano de la presa que debe cons­ truirse en el río Trubia para sujetar las aguas y dar las necesarias para mover las máquinas de la fábrica de municiones, se ha digna­ do resolver que imponga V.M. de todo lo actuado al Brigadier Don Francisco Vallejo».

(19) Legajo 5.707.— Sección: Guerra Moderna.—Archivo General de Si­ mancas. 360 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

«De Real Orden le prevengo a Vuestra Merced para su inteli­ gencia y cumplimiento».

TOMA LA DIRECCION DE LAS FABRICAS ASTURIANAS DE GUERRA EL BRIGADIER DON FRANCISCO VALLEJO.

Se incorpora el Brigadier Don Francisco Vallejo a la dirección de los establecimientos que se piensan construir en Asturias. Comunica que acaba de llegar a Oviedo y que tanto Jerónimo Tavern como Ignacio Muñoz han quedado en hacerle entrega de las órdenes, noticias y planos que tiene en su poder, pertenecientes a la Comision que S.M. ha puesto a su cuidado para el estableci­ miento de la Fábrica de Municiones de Trubia y la Fábrica de Fusiles de Oviedo. Fechado el 8 de Octubre de 1794.

SE PIDE LA COLABORACION DE DON GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS.

Ya anteriormente a la llegada a nuestro Principado del Briga­ dier F. Vallejo se envía una Real Orden a Don Gaspar Melchor de Jovellanos, en la cual se le dice: «que el Rey se ha servido confiar a el celo, inteligencia y actividad del Brigadier Vallejo, Teniente-Co­ ronel del Real Cuerpo de Artillería, la dirección del establecimiento de las Fábricas de Municiones de Guerra y de Fusiles que ha re­ suelto S. M. se erijan en ese Principado de Asturias; mandando al mismo tiempo que para lograr todo el acierto que se necesita en estos establecimientos, sin causar gastos inútiles, auxilie V.S. con sus conocimientos a este oficial, franqueándole todas las noticias que puedan ser útiles al cabal desempeño de su comisión y al más interesante servicio». «Espera S.M. de su tan acreditado celo contribuya V.S. en cuan­ to le parezca pueda ser ventajoso». San Ildefonso La Granja, 22 de Septiembre de 1794 (20). Jovellanos contestó con el siguiente oficio, desde Gijón, el 8 de Octubre del citado año:

(20) También hay Real Orden del 22 de Septiembre de 1794 en donde se le comunica a Vallejo que se ponga en contacto con Jovellanos y contestación del Brigadier del 11 de Octubre, en la cual dice: “que en cuanto haya tomado posesión del cargo y se haya impuesto con brevedad en sus nuevas misiones, pasará a Gijón para entrevistarse con Jovellanos”. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 361

Excmo. Señor: Enterado de cuanto S.M. se digna prevenirme por la Real Or­ den que V.E. me comunica con fecha 22 del pasado, ayudaré al Brigadier Don Francisco Vallejo en el desempeño de los encargos que trae a este Principado con todos los auxilios y noticias que estuvieren en mi mano y me pidiere; pudiendo V.E. asegurar a S.M. de mí ardiente deseo de concurrir al logro del importante fin a que se encaminan estos útiles establecimientos. Nuestro Señor guarde a V.E. muchos años. Gaspar de Jovellanos Dirigida al Sr. Conde de Campo Alange (21).

REPRESENTACION DE VARIOS VECINOS DE LA PARROQUIA DE LAVIANA (CONCEJO DE LANGREO) QUEJANDOSE DE LOS MUCHOS DAÑOS Y PERJUICIOS QUE PADECIAN POR LAS OBRAS DEL «CANAL DEL RIO NALON» Y QUE SE VERIAN AUMENTADOS POR EL NUEVO PROYECTO DE ESTABLECER «HERRERIAS Y FUNDICION DE BOMBAS Y BALAS EN TRU- B IA » (22).

En este fluir de problemas, recursos, representaciones, protes­ tas, quejas, etc., que siempre se producen a través de las actuacio­ nes encaminadas a realizar obras importes, tampoco podían faltar en las obras de Asturias. Por este motivo varios vecinos de la parroquia de Laviana, concejo de Langreo, habían representado, quejándose de los mu-

(21) En su “Informe sobre la fábrica de Trubia” y preparado por Jovella­ nos en Gijón en el año 1797, dice lo siguiente: “Al mismo tiempo se me mandó por Real Orden de 22 de Septiembre de 1794 que para lograr el acierto de este establecimiento sin causar gastos inútiles, auxiliase yo con mis conoci­ mientos a este oficial (se refiere al Brigadier Vallejo), franqueándole las no­ ticias que pudiesen serle útiles para el desempeño de su comisión”. “Así lo ofrecí al Excmo. Señor Conde de Campo Alange en oficio de 8 de Octubre y al mismo Brigadier Vallejo en 22 del mismo mes, bien que no hubo necesidad de mi auxilio, pues no lo buscó ni pidió para ninguno de ellos”. (Puede verse este informe en la página 253 de “Informes mineros” del tomo LXXXVII de la Biblioteca de Autores Españoles, correspondiente al to­ mo V de “Obras de Don Gaspar Melchor de Jovellanos”. Ediciones Atlas. 1956. M adrid). Creo que este oficio de Jovellanos no se ha publicado nunca y por tanto que es inédito. (22) Legajo 5.705.— Sección: Guerra Moderna.— Archivo General de Si­ mancas. 362 LU IS ADARO RUIZ-FALCO chos daños y perjuicios que resultaban a los vasallos de S.M. por causa del «Canal del Río Nalón» que se está tratando de hacer y que además se verían aumentados por el nuevo proyecto de esta­ blecer «las herrerías y fundición de cañones, bombas y balas» en medio de la carretera a las 14 leguas; que tampoco podrían impe­ dir los daños e inconvenientes que de ellos resultaran. Como consecuencia de esta representación, el Duque de la Al­ cudia, en oficio fechado en San Ildefonso La Granja el 31 de Julio de 1794, pedía una explicación al Conde del Campo de Alange. En vista de todo esto se pide información a Don Jerónimo Ta- vern (que como ya sabemos, actuaba de Director de «Las Reales Minas de Langreo» y de «Los establecimientos del Río Nalón» y además estaba también ocupándose de la implantación de la nueva fábrica de Trubia). Su informe, en sus puntos más importantes, dice lo siguiente: Excmo. Señor: Quedo enterado por el oficio de V.E. del 3 del corriente del re­ curso formado al Excmo. Sr. Duque de la Alcudia por varios vecinos de Laviana, sobre los muchos daños y perjuicios que les resulta no solamente de la habilitación del río Nalón para la extracción de los carbones minerales, sino también del nuevo proyecto de la fá­ brica de municiones de guerra que debe establecerse en la reunión del río Trubia con el Nalón. Esta representación se reduce desde luego a dos puntos: 1.°) Daños que resultan a los de Laviana por la obra del río. 2.°) Daños venideros que han de resultar a los de Laviana por la fábrica de Trubia. l.°) En su representación debían de expresar los agraviados qué calidad de daños o perjuicios han experimentado en las obras del río: Si es en la limpia que se hizo en el verano último, no tie­ nen razón, pues se ejecutó en la madre del río; si es en la abertura de las presas de molinos para el paso de las chalanas, tampoco están fundados, pues por las leyes de Castilla están prohibidas las presas que atraviesan perpendicularmente u oblicuamente los ríos, las que por consiguiente hubieran debido derribarse, pero se re­ solvió conservarlas poniendo de cuenta de la Real Hacienda una compuerta a cada presa, a fin de que se verificase la navegación sin perjuicio de los molinos. El Excmo. Sr. Baylío Frey Don Anto­ nio Valdés, queriendo cortar toda especie de recursos en asunto de presas de molinos, comunicó una Real Orden de 4 de Junio último al Consejero de Ordenes Don Gaspar de Jovellanos a fin de que oyendo el dictamen facultativo del ingeniero en 2.° de Marina Don LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 363

Pedro Delgado y mío, formase una ley que sirviese en lo sucesivo de gobierno en ese particular: el mismo Señor Excmo. dispuso en el año último que el Regente de esta Audiencia entendiese sólo en las quejas y recursos que se originasen en las obras del río; ade­ más, que todos los daños que se han verdaderamente ocasionado en esa empresa se han pagado. El Reverendo Sr. Obispo, encargado por S.M. de la parte económica del proyecto, satisface con el mayor celo todos los agravios cuando las partes prueban su legitimidad. De todo esto se infiere que los vecinos de Laviana no han tenido motivo de quejarse, ni han expuesto tampoco en su representación en qué les ha agraviado la obra del río. 2.°) Si estos vecinos han sido infundados en este primer punto, no lo son menos cuando suponen los daños que el establecimiento de la fábrica de Trubia les ha de ocasionar. El concejo de Laviana dista 8 leguas (río arriba) del punto en que se va a establecer la fábrica; ésta ha de tomar las aguas que necesite del río Trubia y sólo comunicará con el Nalón para el transporte de carbones y remesas al puerto de San Esteban de Pravia de las municiones de guerra. ¿Qué conexión tendrá la fá­ brica con los vecinos de Laviana? ¿Para qué necesitará de éstos la fábrica? ¿Qué daños les ocasionará un establecimiento distante 8 leguas de ese concejo? ¿Si los vecinos del lugar de Trubia se que­ jasen por la presa que se ha de hacer en su río y por el terreno que ha de ocupar la fábrica no lo extrañaría? Pero para que se inco­ moden los de Laviana por una obra que no tiene ni tendrá, ni jamás podrá tener relación alguna con ellos, no comprendo, Señor Excmo., el objeto de esta queja, a menos que dichos vecinos por un celo indiscreto no quieran tomar por su cuenta todas las orillas de los ríos Nalón y Trubia. Si estos vecinos convencidos del beneficio que resulta a todo el país por los caudales que se invierten con el motivo de estas obras quisiesen conocer la utilidad de ellas, darían gracias a S.M. y a sus sabios ministros, y no les molestarían sin unos motivos muy fun­ dados. Debe todo el Principado acordarse que sin las obras del verano pasado, la mayor parte de los pueblos inmediatos al río y otros hubieran pasado mucha hambre. Creo haber satisfecho bastante el encargo que me hizo V.E. y a la representación de los vecinos de Laviana exponiendo a V.E. con claridad y verdad lo que siento en el particular. Nuestro Señor guarde la vida de V.E. muchos años. Oviedo, 9 de Agosto de 1794. Gerónimo Tavern 364 LU IS ADARO RU1Z-FALCO

Dirigida al Sr. Conde de Campo Alange. Finalmente, con fecha 6 de Octubre de 1794 y desde San Loren­ zo del Escorial, se informaba al Duque de la Alcudia sobre las observaciones que redactaba Jerónimo Tavern en Oviedo, y se le acompañaba carta original de este Capitán de Fragata. En dicha carta se decía, comentando la citada carta de Tavern: «...me dice, lo que V.E. servirá reconocer por su carta original que acompaño, de la que se deduce que no deben manifestarse que­ josos aquellos vecinos, sino agradecidos a que tengan efecto las obras proyectadas por el beneficio que de ellas les resultará».

SE ACUERDA LA CREACION DE LA FABRICA DE ARMAS DE OVIEDO. (15 de Septiembre de 1794).

Comunicación enviada a Don Diego de Gardoqui desde San Il­ defonso La Granja el 15 de Septiembre de 1794: Excmo. Señor: El Rey ha determinado que el Brigadier Don Francisco Vallejo, Teniente- Coronel del Real Cuerpo de Artillería, pase a la ciudad de Oviedo para establecer allí una fábrica de fusiles, con cuyo ob­ jeto deben trasladarse a la misma ciudad dos examinadores de los que había en la Fábrica de Armas de Placencia con el número de operarios de la misma que se puedan proporcionar para dar prin­ cipio a la elaboración de fusiles en los mismos términos que tenían contratado con la Real Compañía de Filipinas, o por otros medios que proporcionen todo el aumento posible en las labores de estas armas; y debiéndose destinar uno de dichos examinadores para que en las ferrerías de Vizcaya compre planchas de hierro para los cañones de fusil, piezas de las llaves y acero, lo aviso a V.E. de Real Orden para que con esta noticia se sirva providenciar que en Oviedo se tengan los caudales que son necesarios a efectuar dicho establecimiento y que se satisfagan las planchas de hierro y acero que en Vizcaya compre o contrate el examinador que para ello se comisione según las prevenciones que le haga el expresado Briga­ dier Don Francisco Vallejo. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 365

PROVIDENCIAS QUE SE CONSIDERAN NECESARIAS PARA EL PRONTO ESTABLECIMIENTO DE LA FABRICA DE FUSILES E N OVIEDO.

Sobre operarios.

1.a) Deberá comisionarse sin pérdida de tiempo un maestro examinador de conocida inteligencia y providad de los que estu­ vieron las fábricas de Placencia para que pase a los pueblos del Señorío de Vizcaya o los de la provincia de Guipúzcoa a buscar en ellos los operarios de todas clases que se han dispensado de la referida fábrica, con encargo de que sea el mayor número posible y de conocida habilidad. 2.a) El expresado maestro examinador deberá llevar caudales u orden para recibirlos en algunos de los pueblos de Vizcaya a efecto de que pueda suministrar Jas cantidades necesarias a los operarios que encuentre para que puedan hacer su viaje hasta la ciudad de Oviedo. 3.a) Deberá proponérseles que en estando allá se formarán contratas con ellas a tanto por fusil, o por pieza, en el concepto de que examinadas, aprobadas y entregadas en los almacenes se les ha de satisfacer su importe inmediatamente. 4.a) Que tendrán libertad para alojarse y situarse, bien sea en la ciudad de Oviedo o en los pueblos inmediatos a ella, según más bien les acomode. 5.a) Que los referidos maestros y oficiales estarán libre de gavelas, alojamientos y cargas concejiles todo el tiempo que se empleen en la construcción de fusiles para el Rey. 6.a) Que siendo ahora vigente que se construya el mayor nú­ mero posible de ellos, no se les permitirá el que se empleen en la construcción de armas para particulares porque todo su trabajo ha de emplearse continuamente en la fabricación de dichos fusiles. 7.a) Que el hierro que han de emplear en ellos por ahora y hasta nueva disposición ha de ser de las ferrerías de Vizcaya que usan de las menas de Somorrostro; pero que si ellos no tienen pro­ porción, ni caudales para hacer el acopio del citado hierro en las planchas de las dimensiones establecidas se les suministrarán éstas por parte de la fábrica, descontándoles el valor de ellas a coste y costa al tiempo de hacer la entrega de la obra de que hayan contratado. 366 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

8.a) Que lo mismo y en iguales términos se ejecutará con el acero que necesiten si ellos no pudiesen agenciarlo de la buena calidad que requieren los muelles y demás parte de la llave. 9.a) Que también se les proporcionará el latón necesario para guarniciones y abrazaderas, por lo que tenga de coste. 10.a) Que si hallasen dificultades en aquel país para agenciar­ se cada uno la madera de nogal necesaria a las cajas de los fusiles se les proporcionarán por la fábrica las cajas al primer desbaste, al precio que cuesten. 11.a) Que por parte de ésta se dispondrán barrenas para las ánimas de los fusiles, adonde deberán concurrir con los cañones para hacer esta labor. 12.a) Que las fraguas, cepos, ruedas de desbastar y herramien­ tas que necesiten para la construcción de todas las partes del fusil deberán agenciarlas y disponérselas los citados operarios, en cuyo apronto no deberá entrar la fábrica; pero les auxiliará con adelan­ tamientos para que puedan aprontarlas. 13.a) Que el carbón que deberán usar para las fraguas ha de ser de castaño, como propio para el tratamiento del hierro que entra en los fusiles; y si se encontrasen obstáculos en agenciarlo prestará la fábrica sus auxilios para que lo obtengan. 14.a) Fué deseando el Rey el alivio y ventajas de los citados operarios, se les prometerá que no habrá segunda mano que se interese en el coste de cada fusil, sino que la utilidad de ésta recai­ ga en favor de dichos operarios. 15.a) Ultimamente que deberán tener seguridad y confianza de que entregada que sea la obra por que contratan, se les satisfará su valor, con el descuento de los materiales que la fábrica les habrá suministrado. 16.a) El referido maestro examinador deberá agenciar uno o dos maestros inteligentes en la fábrica del acero por cementación a efecto de que establezcan los hornos necesarios a esta conversión de las planchas de hierro que se lleven a la fábrica con este objeto, atendiendo a que no debe esperarse que se agencie de los parajes de la Guipúzcoa, en donde se construía.

Edificios y máquinas.

1.a) Se supone que está destinado el colegio que fué de los Jesuítas en Oviedo para los objetos de esta fábrica y que en él se establecerán almacenes de armas, hierro, acero, latón, maderas y carbones; y que además se destinará para habitaciones del Direc­ LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 367

tor, examinadores, guarda-almacenes y demás individuos de ella, estableciendo al mismo tiempo los obradores que se consideren necesarios. 2.a) Que deberá reconocerse en las inmediaciones de Oviedo si hay molinos de harina que no haciendo falta precisa para el abas­ tecimiento del público, puedan aplicarse al establecimiento en ellos de las barrenas para taladrar los fusiles; y cuando faltase este auxilio o no hubiese bastantes molinos para el número que haya de necesitarse, ver si haciendo algunas pequeñas presas en los ríos y arroyos de aquellas inmediaciones puedan con el auxilio de éstas construir las citadas barrenas. 3.a) Hallados que sean los molinos o parajes proporcionados para las barrenas, se dedicará un maestro examinador de conocida inteligencia ayudado de los operarios necesarios para la construc­ ción de ellas. 4.a) Si se considerase que en el colegio destinado a la fábrica ha de procederse al examen y reconocimiento de las armas, se pre­ vendrán en paraje proporcionado cuantos cepos, instrumentos y marcas sean necesarias para el citado reconocimiento, examen y aprobación. 5.a) Como los cañones han de ponerse a la prueba de pólvora se eligirá un paraje a propósito para ella a extramuros o fuera de la ciudad y en él se prevendrán los empavonados y demás necesario. 6.a) Atendida la precisión de establecer hornos de cementación para convertir el hierro en acero, se verá si es factible la construc­ ción de ellos en la casa de Oviedo destinada a la fábrica o en otro paraje con almacenes a propósito para el carbón molido o cemento con que se hace la reducción y para el carbón vegetal o mineral de su consumo; y determinado el paraje, se destinará a su cons­ trucción el inteligente o inteligentes que han de ir para dirigir esta operación.

Acopio de materiales.

1.a) Como es un principio sentado que el mejor hierro (del conocido hasta ahora en la Península) para la construcción de los cañones de fusil sea el que producen la Menas de Somorrostro, se hace preciso que de las ferrerías que lo usan se hagan los acopios de las planchas necesarias y se conduzcan por mar a los almacenes de Oviedo. Para esto podrá destinarse un maestro examinador y otro inteligente que, recorriendo las ferrerías de la Vizcaya y en­ 368 LU IS ADARO RUIZ-FALCO cartaciones, se asegure de la buena construcción y calidad de sus hierros y que en consecuncia, haga las contratas correspondientes con los ferrones de las planchas que cada año se consideren preci­ sas, dándoles las dimensiones que hayan de tener, y si fuere nece­ sario les manifestará el modo de construirlas y las labores que han de dárseles para que sean útiles y ahorren el posible trabajo a los maestros cañoneros al tiempo de forjarlos; debiendo tenerse pre­ sente en las contratas que las planchas que por su mala calidad no sean aparentes, no deberán satisfacerse. 2.a) En el caso de que no sea fácil hallar por el pronto el acero necesario y de la buena calidad que se requiere en las fábricas de España, se procurará haberlo del que viene del extranjero, en la cantidad que se considere precisa hasta que se obtenga el necesario en los hornos de cementación. 3.a) Para cuando éstos se establezcan, es indispensable tener un repuesto de barrenas de hierro aparente de las dimensiones que se precisen, y para esta diligencia deberá comisionarse uno de los operarios de la cementación que reconozca las ferrerías que lo pro­ duzcan, haciendo las contratas correspondientes para su apronto con el ferrón o ferrones dueños de ellas. 4.a) Los mismos cementadores entenderán en los acopios del cemento, bien sea éste de carbón hecho polvo, sales o cenizas. 5.a) Como es muy probable que el fuego que se les aplique a estos hornos de cementación pueda ser el producido por el carbón fósil o mineral al tenor de lo que se ejecuta en Inglaterra, se procu­ rará hacer el correspondiente acopio del que se extrae en las inme­ diaciones de Oviedo; calculándolo si fuese necesario para reducirlo en cok, cuya operación podrá ejecutarse en las inmediaciones del paraje de su extracción a efecto de evitar transportes de las mate­ rias inútiles. 6.a) Si fuese necesario el acopio de varillas de hierro para las baquetas a efecto de facilitar su construcción se podrá encargar en las ferrerías donde se saque el demás hierro. 7.a) Se supone que se ha dado ya providencia para agenciar de las fábricas de Alcarraz las planchas de latón necesarias a las guarniciones y abrazaderas de los fusiles. Si no tuviese efecto esta diligencia será necesario buscarlo del extranjero para la primera temporada, hasta que se encargue a la citada fábrica su construc­ ción proporcionando la calamina. 8.a) El carbón de que generalmente se ha usado para las cal­ das y tratamiento de los hierros que entran en los fusiles, es el de castaño. Si los operarios consideran preciso su uso en las labores LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 369

de la fábrica, es necesario hacer prevención de él en crecida canti­ dad para irlo suministrando con proporción a la obra a que se obliguen bajo el correspondiente descuento de su coste. Para cons­ truir estos carbones y que no se presenten dificultades será conve­ niente pasar órdenes a la Audiencia de Asturias, a efecto de que auxilie con sus providencias estos acopios. Podrá también lograrse, mediante experiencias, que sea aplicable el carbón mineral a estas labores, de lo que resultarán grandes ahorros y ventajas. 9.a) El corte de nogales para las cajas de los fusiles es una de las primeras providencias que deben tomarse. Naturalmente se hallarán en las inmediaciones de Oviedo, y para que no haya incon­ venientes que lo embaracen, es necesario también que la Audiencia preste sus auxilios, obligando a vender al Rey los árboles de esta especie que se consideren preciso, satisfaciendo su valor a justos precios. Deberá pues destinarse un maestro inteligente para que, eligiendo los aparentes, se proceda sin dilación a su corte y troceo en cajas, con el objeto de que éstas estén ya secas cuando hayan de enceparse los fusiles. 10.a) Para el empaque de los fusiles es necesario tablazón de haya, pino u otra madera ligera. Se destinará un operario a recono­ cer los montes, y se providenciará la construcción de ellas.

Oficinas de Artillería, Ministros de Cuenta y Razón y Examinadores.

1.a) Es necesario un Oficial de Artillería que particularmente atienda a la fábrica de armas y que sea inteligente en el dibujo. 2.a) Un contralor para que intervenga en los pagos y entradas de armas y salidas de ellas en los almacenes. Podrá ser el destina­ do a la fábrica de municiones. 3.a) Un guarda-almacén con un escribiente. 4.a) Un pagador. 5.a) Por ahora cuatro maestros-examinadores.

EXPEDIENTE SOBRE LOS PROBLEMAS PARA EL ESTABLECI­ MIENTO DE LA FABRICA DE ARMAS DE OVIEDO.

(Consejo de Estado del 17 de Octubre de 1794).

Presidió el Rey Leí un extracto del Ministerio de Gue­ rra del tenor siguiente: Concurrieron los Señores: 370 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

«El Ministro de Gracia y Justicia Don Valdés Eugenio de Llaguno acompaña en papel Astorga de 15 de este mes de Octubre la carta Campo de Alange que le ha escrito el Regente de la Real Gardoqui Audiencia de Oviedo, en que contestan­ Alcudia do a la Real Orden que le comunicó Socorro para que facilitase la habilitación del Llaguno que fué Colegio de Jesuitas en aquella Cardenal Patriarca ciudad, y que quedase desembarazado; para que pueda establecerse en él fá­ brica de fusiles; manifiesta que tuvo por indispensable noticiar esta Real De­ terminación al Reverendo Sr. Obispo, a cuya dignidad estaba concedido ese edi­ ficio por V.M. y ha usado de él a su vo­ luntad; y últimamente se trataba en la Cámara de establecer en él Seminario Conciliar».

«Que este Prelado, manifestándole lo referido, le ha asegurado lo que le parece digno de la Real noticia; y que le ha pedido omita la publicación de la anterior orden hasta nueva resolución; pero que sin embargo dispondrá que se haga entender lo resuelto por V.M. a todos los inquilinos que actualmente habitan en aquella casa para que se hallen dispuestos a desocuparla luego que se les avise, lo que habrá de suceder cuando se verifique la deliberación sobe­ rana sobre lo informado por el mismo Prelado». «También acompaña Don Eugenio de Llaguno una representa­ ción que le ha dirigido el mismo Reverendo Sr. Obispo en la cual manifiesta que por el Regente de la Real Audiencia se le ha comu­ nicado que V.M. ha venido en destinar el Colegio y casa que ocu­ paban los Regulares expulsos para la nueva fábrica de fusiles que se piensa establecer en aquel Principado». «Que esta novedad ha sorprendido su ánimo, y le pone en el sensible empeño de recurrir a V.M. por la justa reclamación y de­ fensa de su mitra y de su Diócesis, exponiendo con la sencillez que le dicta su carácter: que luego que se verificó la expulsión de di­ chos Regulares trató V.M. de destinar su Casa y Colegio, y que habiendo oído instructivamente al Reverendo Sr. Obispo que en­ tonces era y al Regente de la Real Audiencia, se dignó V.M. con acuerdo del Consejo extraordinario, de los Prelados asistentes a él y del informe dado por el Sr. Fiscal, el Conde de Campomanes, LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 371 aplicar aquel edificio a los Obispos de aquella Diócesis, para que en él erigiesen el importante establecimiento de Seminario Conci­ liar, habiendo tomado en consecuencia de la Real Orden de 26 de Agosto de 1769 posesión de dicho edificio». «Que desde este tiempo se ha empleado en indicar los medios más oportunos para llevar a efecto la obra recomendable del Se­ minario tan importante a la felicidad de su Clero y Diócesis, ha­ biendo seguido en el asunto muchas y largas contestaciones en la Real Cámara, con el desconsuelo de no haber podido realizar sus santos deseos por las dificultades que presentaron los medios pro­ puestos y no haberse concluido el expediente de las temporalidades de dichos Padres y destino de sus rentas». «Que a su ingreso se le ha recordado este grave negocio por la Real Cámara, habiendo informado sobre él en 19 de Mayo de 1792». «Que sucesivamente por resolución de V.M. de 27 de Julio del mismo se mandó al Regente del Principado reconociese la casa y Colegio con maestro facultativo y plano de la obra que proponía el Obispo para una casa de corrección separada e independiente del Seminario». «Que con ese objeto se propuso reparar a sus expensas el mal estado del edificio, y en efecto ha sostenido desde el mes de Abril último operarios que han llegado ya a ponerle en su antiguo estado de decencia y que ha habilitado sus cuartos con los muebles preci­ sos de tarimas, mesas y asientos para su habitación». «Que ha renovado igualmente la Capilla destinada para los ejer­ cicios espirituales del Seminario que estaba deteriorada, y ha hecho desahuciar a los vividores que interinamente ocupaban dos habita- cones, estando para ejecutar lo mismo con otras dos (en que alojó provisionalmente a dos pilotos para trabajar los planos de la na­ vegación del río Nalón por no haber hallado otras más cómodas y habérselo rogado el Capitán de Navio, retirado, Don Fernando de Quirós, encargado de esta obra), todo con el fin de que viendo expedita la casa pudiese realizar la idea de establecer en ella dos eclesiásticos de celo y juicio que cuidasen de su subsistencia, y re­ cluir algunos díscolos mientras se continuaban las diligencias tan repetidamente encargadas para llevar a efecto la obra del Semina­ rio». «Que últimamente con fecha de 1 de Septiembre acabó de adop­ tar la Real Cámara los medios con que debe dotarse esta tan reco­ mendable fundación, y en que está entendiendo con todo el esmero que exige la autoridad del mandato y sus ventajosas utilidades». 372 L U IS ADARO RUIZ-FALCO

«Que a vista de estos hechos tan ciertos no ha podido menos de sorprenderse cuando ha leído la Real Resolución aplicando el edificio a un destino tan opuesto y diferente». «Que V.M. está bien penetrado de la preferencia que se merece el establecimiento del Seminario Conciliar tan recomendado por la Iglesia y por repetidas Reales Ordenes; y por lo que se negó a aquel Principado la solicitud que hizo en el año de 1781 pidiendo el mismo edificio para educación de Nobles». «Que su situación es justamente en la plaza y centro de la ciudad con una gran iglesia que hoy parroquia de San Isidro, y que en él están establecidas las Reales Escuelas de primeras letras y Gramá­ tica». «Que todo padecería la más grave ofensa y perjuicio con la fá­ brica de fusiles y sus ruidosas oficinas». «Que a pocos años el edificio llegaría a su total ruina, y que causaría grande sensación en el pueblo un destino tan distante del que tiene consentido». «Que cuando el Capitán de Artillería Don Ignacio Muñoz le in­ sinuó el pensamiento, le manifestó las dificultades o imposibilidad de él; pues que V.M. no permitiría abandonar el acordado Semina­ rio Conciliar para la fábrica que podría ejecutarse en otros lugares de población como hay en el Principado y en donde serían los ali­ mentos menos caros o que en la misma ciudad se hallarían casas yermas en donde verificar esta obra; pero que habiendo llegado a noticia de V.M. el proyecto, aunque desnudo de los hechos que tanto acreditan el Real Católico y piadoso corazón de V.M. y las posteriores resoluciones, se hace el honor de representarlo confiado en que la Real piedad tendrá a bien mandar se observen las ante­ riores resoluciones para que tengan efecto en beneficio de aquella Diócesis y su Estado Eclesiástico». Concluida la lectura, se examinó la solicitud del Reverendo Sr. Obispo, y tomó en consideración el objeto a que estaba ante­ riormente destinado el edificio de que fué Colegio de Jesuitas; el no haberse aún verificado el Seminario; la utilidad de éste; la ne­ cesidad urgente del establecimiento de la fábrica de fusiles, el cual redundaría también en beneficio de la población de Oviedo; las diligencias que se habían ya practicado para ver si en Asturias ha­ bía otro paraje en donde poner la fábrica; y finalmente lo que insinuaba el Sr. Obispo de que cuando no se colocase en otros lugares de población como había en el Principado y en donde serían los alimentos menos caros, se hallarían en la misma ciudad de LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 373

Oviedo (y aún había señalado el Reverendo Sr. Obispo al Capitán Don Ignacio Muñoz) casa yermas en donde podría establecerse. Y S.M. resolvió que se reconociesen con toda brevedad estas casas y demás parajes en que se pudiese establecer la fábrica de fusiles sin llegar al edificio destinado a Seminario; examinándose también si podría éste disponerse en las mismas casas yermas u otro paraje a propósito en caso de haberse de aplicar el edificio a fábrica de fusiles. José de Anduaga

DECISIONES QUE SE TOMAN PARA EL ESTABLECIMIENTO DE LA FABRICA DE ARMAS DE OVIEDO.

La producción de esta fábrica fué basada en el trabajo domici­ liario; y con este fin se contrataron oficiales de todos los gremios que había en la fábrica de fusiles de Placencia (que hubo que aban­ donar ante el avance de los franceses). Es decir: bayoneteros, ca- ñonistas, llaveros, cerrajeros, cajeros, etc. Toda la documentación que expone los contratos de estos ope­ rarios para pasar a Asturias también la he recogido y la publicaré en el próximo segundo tomo, ya anteriormente citado, de «Datos y documentos para una historia minera e industrial de Asturias». Como es natural, el traslado de todo este personal y sus fami­ lias suscitó numerosísimos problemas, no solamente de Índole eco­ nómico, sino de todo tipo; como por ejemplo, cuando por la dirección de las fábricas se pide a la superioridad que envíen al­ gunos sacerdotes vascos para que puedan confesar las mujeres vascas en su dialecto (el vascuence), que es el único que saben; pues se encontraban con el gran problema de que los sacerdotes asturianos no las entendían al confesarlas y no podían darles la absolución. Enviaros pues personas a Asturias los gremios de armeros esta­ blecidos en Placencia, Ermúa, Eibar, Elgoibar, Vergara, Mondragón y otros pueblos de Guipúzcoa. Estos operarios, agrupados por oficios y dentro de sus gremios, unos se instalaron en Mieres del Camino, otros en Grado y en Tru- bia; finalmente los llaveros, aparejeros y cajeros lo hicieron en Oviedo. Por todas las razones ya expuestas se abandonó la idea del Se- ¡minario Conciliar para instalar en él una fábrica de armas; pero en cambio se habilitó para depósito de armas el palacio del Duque 374 LU IS ADARO RUIZ-FALCO del Parque y la Casa y Patio de Comedias. El palacio fué alquilado por 6.475 reales al año. Es decir, que los obreros, agrupados por gremios, trabajaban en los pequeños talleres de su propiedad que poseían en sus domi­ cilios respectivos. En un principio tuvieron que emplear primeras materias y ma­ nufacturas iniciales traídas desde las provincias vascas y que una vez puestas en Asturias eran elaboradas por ellos. Como es natural, hubo también que traer mandos intermedios y expertos en el montaje de los fusiles y en el examen de las piezas para su aprobación definitiva o rechace. Por tanto se hizo un auténtico travase del personal y sus fami­ lias desde el País Vasco a nuestra región (23).

Problemas suscitados por no conseguir hierro dulce para los fusiles con los minerales de hierro encontrados en Asturias.

El Brigadier Don Francisco Vallejo redactó un interesantísimo informe el 23 de Marzo de 1796, que conviene examinar ahora (aunque sea de una fecha bastante posterior) para darnos una idea de los problemas tan graves que se iban produciendo. En primer lugar, se procuró por todos los medios el hallazgo de minerales de hierro que produjesen un hierro dulce adecuado para la construcción de los fusiles, no se regateó ningún medio y se hicieron cuantas diligencias fueron imaginables, sin evitar fatiga ni dispendio, en cuantos puntos y parajes daban algunas señales de contener minerales, y aunque éstos fueron en gran número, nin­ guno correspondió no sólo en la calidad que se pretendía, sino que tampoco en la abundancia que se requería, y además la mayor par-

(23) Muchos documentos, datos y representaciones he fotocopiado de asun­ tos relativos a estos hombres, así como también de los intentos de poder volver a poner en marcha la fábrica en Placencia. También solicitaron la instalación de la fábrica de armas muchas villas, como Durango, Valmaseda, Azcaray (a dos leguas de Santo Domingo de la Calzada), y hasta La Coruña representa al Rey solicitando el establecimiento de esta factoría en su población. Se producen hasta fugas de operarios, a algunos de los cuales los consi­ guieron detener en La Coruña, cuando estaban a punto de embarcar para América. (Hay muchos expedientes personales en esta Sección: Guerra Moderna, que son auténticas novelas). LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 375

te desaparecieron después de haberlos trabajado algunas días. (Del citado informe de Vallejo). «Sólo son abundantes — continuaba diciendo— los de Castañe­ do del Monte, Linares y de mediana abundancia los de Aramil; pero habiéndose hecho el ensayo de su calidad en las ferrerías de «hie­ rro tirado», han demostrado ser agrio el que producen, sin haber logrado ni aun reducirlos a zamarra para tirarlos en barras». «En vista de lo expuesto y por las prevenciones que se me han hecho por el Sr. Conde de Colomera, he recurrido a las ferrerías del país y sus inmediaciones que tiene minerales próximos a ellas para ver si era posible proveer esta fábrica de hierros». « Ferrerías del Bierzo.— En estas ferrerías fabrican en bastante cantidad, con los minerales inmediatos a ellas, un hierro que re­ sulta tan agrio, aun en el uso de herramientas, que no es posible hacer de él ni un cañón de fusil». «F errería de la Aguerina. — Situada en este Principado, distante 7 leguas de Oviedo, se sirven del mineral llamado de la Brueba, en el concejo de Miranda, aplicado por la Real Junta General de Co­ mercio y Minas a las labores de la Fábrica de Trubia, como conve­ niente para las mezclas con los demás que ésta tiene; y habiéndose ensayado su hierro en la construcción de fusiles, se soldaba con mucha dificultad y saltaron en pedazos al meterles la lima». «F errería de Ponga. — Situada en este mismo Principado a 14 leguas de esta ciudad, tiene un mineral a su inmediación, pero no lo utiliza a causa de que el hierro que produjo en sus ensayos, aun con el mayor grueso que se le dé, salta al menor golpe». «Ferrería del Buen Retiro. —Situada en las inmediaciones de Castropol, distante 18 leguas de Oviedo, y propiedad de la «Com­ pañía de la Vega»; se sirve de un mineral inmediato a ella y ha­ biendo tenido noticia de que pasaba su hierro por ser de buena calidad, hice que un maestro-armero pasase a adiestrar los oficia- les-ferrones en la construcción de las planchas propias para cañones de fusiles, y después de haberlos impuesto en la maniobra, prepa­ radas y trasladas veinte y cinco de ellas, se han ensayado en la construcción de cañones, habiendo resultado que de las 24 (porque una no sirvió por sus escasas dimensiones) no pudieron construirse sino 12 cañones, ya que los otros 12 no fué posible soldarlos en las fraguas por más diligencias que se practicaron. El hierro es que­ bradizo en caliente y en frío, y presenta en sus fracturas hojas blancas y brillantes bastante crecidas e irregulares con otras pe­ queñas a manera de granos que llenan los espacios que aquéllas dejan. Contiene también porciones de cobre, así como se manifestó 376 LU IS ADARO RUIZ-FALCO en las caldas en que dificultó éste su soldadura y en que exhalaba en la fragua un olor fuerte y una llama verde. En las barrenas se notó una gran dureza al tiempo de forzarlos, habiéndose partido uno por medio que quedó inútil y se abrieron otros dos que pudie­ ron componerse con granos y caldas». «Se probaron los 11 con la carga señalada por la Real Instruc­ ción y reventó uno por cerca de la recámara, saltando en pedazos de unas tres pulgadas». «Por todas estas circunstancias y precedido el reconocimiento que hicieron de los 11 cañones los maestros-examinadores del Rey, han sido de dictamen que no es a propósito este hierro para la construcción de cañones». «Ferrerías establecidas en las inmediaciones. —No siendo posi­ ble adquirir hierros producidos por los minerales del país, sólo me quedaba el medio de recurrir a las ferrerías establecidas en es­ tas inmediaciones y que se surten de menas de Somorrostro, para tener de ellas los hierros convenientes en defecto de los de Vizcaya, que aunque los tengo pedidos repetidas veces y con mucha antici­ pación, no han llegado aún». «Ferreria de Las Dueñas. — Dista 7 leguas de Oviedo y es propie­ dad del Coronel Don Francisco de Paula Jovellanos; pasó un maes­ tro-forjador de cañones para que adiestrando en la construcción de planchas para cañones a los ferrones de ella, se hiciese una por­ ción como de 50 quintales. Se construyeron efectivamente 175 de dichas planchas con peso de 81 arrobas. Por cada libra de a 20 on­ zas se ajustó a 18 cuartos. No se ha podido construir más por haberse concluido los carbones». «Ferreria de Belmonte. —Pasó igualmente el mismo maestro-for­ jador de cañones a esta ferreria, distante de aquí 7 leguas, para ejecutar la propia diligencia de instruir en la construcción de plan­ chas a aquellos oficiales-ferrones, pero no lo pudo conseguir, por­ que se negaron a realizar aquel ensayo; pero habiéndose recurrido a un «martinete» o «machuco» inmediato, se están fabricando en él las citadas planchas con el hierro de dicha ferreria, sin haber podido hacer ajuste más moderado que el de 16 cuartos por cada libra de a 16 onzas». «Precio excesivo.— Tanto este precio como el de las planchas de la ferreria de «Las Dueñas» es excesivo con respecto al que tienen los hierros de Vizcaya, que puestos en esta fábrica en el año pasa­ do no excedieron de 158 reales el quintal macho de 155 libras e incluido el 10% que se pagó en la Aduana». LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 377

«El de la ferrería de «Las Dueñas» asciende a 238 reales y el del martinete de Belmonte a 310, sin contar el costo de su conducción a la fábrica». «N o se puede surtir la fábrica de municiones con este tipo de ferrerías; solamente en un caso de extrema necesidad. —De todo lo que se viene exponiendo se deduce que no es adaptable el surtir esta fábrica del hierro de las ferrerías del país, procedente de las menas de Somorrostro, estando éstas por cuenta de sus dueños, y sólo en el caso de extrema necesidad, como por ejemplo, en la que se halla actualmente la fábrica que está exhausta de planchas para cañones, se puede obligar a ello, por el prudente recelo de que no paren las labores; de que se seguiría forzosamente tener que satis­ facer sus salarios a los cañoneros, barrenadores y los muchos ofi­ ciales que tienen en todo el tiempo que no trabajasen». Aquí termina Vallejo el informe sobre todo lo que ha ocurrido desde los principios de la fábrica de armas. A continuación expone los medios que se pueden adoptar para su fomento: En primer lugar considera Vallejo que los hierros obtenidos con mineral asturiano ni aun tratándolos de forma especial podrán resultar utilizables. Pues no cree que aun fundiéndolos en hornos de los utilizados para obtener la munición pueden ser «dulcificados». Y continúa diciendo: «Lo primero porque si las menas los producen agrios, como ya se ha visto, es bien dificultoso el que se «dulcifiquen» con la fun­ dición y sucesivo fuego y martilleo en fraguas de afino hasta el punto de hacerlos útiles para fusiles; lo más que se conseguiría es el apropiarlos para «hierro tirado», propio para otras obras pero no para confiar de él un armamento que exige todas las posibles seguridades en su uso». «Tengo la experiencia de la ferrería de Orozbetelu en Navarra, que se servía de menas agrias, que aun fundiéndolas en hornos al­ tos y afinándolas después en las fraguas no conseguía «dulcificar­ las», y sólo tenía despacho su hierro empleándolo en aperos para la agricultura que requieren dureza». «Por tanto, el hierro de las menas de que han de servirse los hornos de la Fábrica de Trubia son agrios (circunstancia que no es defecto para las municiones) y podría ser que los lingotes que se sacasen de ella no se lograse «dulcificarlos» en fraguas de afino; así como sucedía en la Orozbetelu. Además de que hay que tener en cuenta que no juzgo que favorezca a esta operación el combus- 378 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

tibie de carbón de piedra que ha de emplearse en dichos hornos. Tal vez sería otra cosa si esta fábrica se sirviese de carbón vegetal». «Sin embargo y a pesar de todas estas conjeturas, hasta que estén en fuego los hornos de Trubia no es posible decidir en este particular, pero atendidas las razones expuestas no será prudente fundarse en este medio el fomento y estabilidad de esta fábrica de armas». Por lo tanto, después de todas estas consideraciones, el Briga­ dier Don Francisco Vallejo sólo encontraba dos medios de poder mantener y de fomentar la fábrica de armas, que eran los siguien­ tes: 1.°) Que se trajesen crecidas cantidades de hierros y aceros de Vizcaya para poder asegurar el consumo de cuatro o cinco años y que anualmente se reemplazase lo que se invirtiese en las armas, para de esta manera asegurar durante una guerra la continuación de la fabricación con aquel depósito, sin recelos a los accidentes propios de ella. «Por este medio —explica en su informe Vallejo— se lograría tener buen armamento, como ahora se verifica porque se ha de convenir en que no hay minerales en España que den el hierro de tan excelente calidad como los de Somorrostro, de que se surten las ferrerías de Vizcaya, siendo así que, en concurrencia, de cual­ quier otros materiales de esta especie salen aquellos puestos en la fábrica a precio mucho mejor, y de consiguiente se verificará un ahorro de consideración a la Real Hacienda en la continuación de estas labores». 2.°) «El otro medio es el tomar en arrendamiento alguna ferre- ría de este Principado lo más próxima a este establecimiento y hacer en ella acopio grande de menas de Somorrostro (para análo­ gamente a lo dicho anteriormente), se afiance la labra del hierro en el tiempo de una guerra por cuatro o cinco años; procurando por otra parte combinar la inmediación de ella no solamente con la fábrica, sino también con los montes de donde se haya de surtir de carbón». «Es asequible el hallar esta ferrería entre las del Principado, y en este caso se ahorraría mucha parte de lo que ganan los ferro- nes, que se asegura quedarles 30 reales por quintal de 125 libras castellanas del hierro que labran y vendido en competencia de los hierros de Vizcaya; sin duda porque los carbones de madera en este Principado estarán a más bajo precio que en aquella provin­ cia, y suplirá éste el exceso de flete de las menas de Somorrostro (que regularmente no dan más de un 33% de producto) sobre el LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 379 precio del hierro labrado que trae el comercio desde aquella re­ gión». «N o habría tampoco el desembolso de un 10% que se paga en la Aduana de Gijón por los derechos del hierro que viene de Viz­ caya». «Los oficiales-ferrones diestros en la construcción de planchas, cuadradillo y hierro sutil podrían traerse de aquella provincia». «Al propio tiempo se convertiría parte de sus hierros en el acero que consume la fábrica de armas, viniendo para efectuar esta ope­ ración uno de los inteligentes que hay en Mondragón y Legazpia». «Por otra parte, el acero que se fabrica en la parte de Galicia más inmediata a este Principado, hecho de clavazón viejo y desper­ dicios de hierro fundido, que se ha experimentado en esta fábrica aplicándolo a los muelles y rastrillos de las llaves de fusil y a las bayonetas, es del todo inútil para ellas por su excesiva blandura; pues así ha resultado de dos ensayos que se han hecho con ello». «En conclusión, el primer medio de traer los hierros y aceros de Vizcaya es el que juzgo más adoptable y el segundo podrá com­ petirle». «S.M. se dignará determinar lo que tenga por más conveniente». «Con cualquiera de los dos que se adopte podrán extenderse estas labores hasta la construcción anual de 12.000 fusiles». «Para conseguir este resultado es necesario traer desde Guipúz­ coa el siguiente personal, para completar las plantillas que ahora tenemos: — Tres maestros-forjadores de cañones, cada uno con dos marti­ lladores, dos limadores y un «dulcidor». — Dos barrenadores, cada uno con su oficial. — Dos bayonetistas, con su oficiad cada uno. — Seis cajeros, cada uno con su aprendiz». «Pues por lo correspondiente a aparejeros se podrán sacar dos maestros de los oficiales que tienen los de este gremio, y del de llaveros otros cuatro maestros». «Con todo esto ya no se podrá dar aumento a esta fábrica, en razón de las pocas proporciones que permite el país, para el esta­ blecimiento de mayor número de operarios, y en la de que tampoco hay una abundancia excesiva de castaños (árboles imprescindibles) para poder afianzar en ella el mucho consumo de carbones que 380 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

sería necesario si se pretendiese extender a más las labores o fa­ bricaciones» (24). Oviedo, 23 de Marzo de 1796.

SOBRE LAS PRIMERAS OBRAS Y DEMAS MEDIDAS TOMADAS AL COMENZAR LA CONSTRUCCION DE LA FABRICA DE TRUBIA.

El Brigadier Don Francisco Vallejo dice en su informe fechado en Oviedo el 21 de Enero de 1795 lo siguiente: — Que inmediatamente que estuvo asegurado de la abundancia de minerales de hierro con que pudiese abastecer la fábrica, pasó a efectuar un reconocimiento exacto del punto del río Trubia en donde debía colocarse la presa y sobre la dirección que debía darse al canal de agua que suministraría ésta a las máquinas en la abun­ dancia y caída necesaria a ellas; y que dejó determinado uno y otro. Habiendo anteriormente «procedido al nivelamiento del terreno y demás operaciones necesarias al objeto, y también la determinación del punto preciso en donde deberían establecerse los hornos de fundición». — Que este reconocimiento exacto «produjo con mejor acuer­ do el variar de punto en la colocación de la fábrica; esto es que atendidas todas las circunstancias de altura de presa, menor lon­ gitud del canal, cimientos menos profundos de las obras, despejo del terreno para la colocación de éstas y que estarán bañadas del sol, dando su frente al mediodía; ventajas apreciables, y que ca­ recía de algunas el punto determinado anteriormente». De esta forma el emplazamiento de la fábrica se hacía en «la parte opuesta del río Trubia, enfrente del primero, sin que por esto varíen los edificios propuestos por el Teniente-Coronel Don Ignacio Muñoz y aprobados por S.M.». Unicamente variaban en te­ ner un frente opuesto (como ya hemos indicado) y en aumentar en otra carbonera, porque deberían «ponerse en fuego dos hornos continuamente, según lo determinado por la última Real Orden del 25 de Diciembre pasado». — «Que habiendo calculado el terreno que es necesario para el ámbito de la fábrica, con atención a que las obras de ésta tengan el desahogo correspondiente, he juzgado precisa una extensión de 234 toesas de largo y 60 de ancho, en la cual se incluye el prado que es indispensable para obtener el heno a utilizar en las ánimas

(24) Legajo 5.720.—Sección: Guerra Moderna.— Archivo General de Si­ mancas. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 381

de municiones huecas. Y habiendo tomado noticia de los poseedo­ res de aquel terreno, les he pasado mis oficios, participándoles la necesidad de que debían enajenarse de él y procediesen a su eva­ luación; nombrando para ello peritos que, por parte del Rey y de la suya, tratasen en este asunto. Todos se han prestado a ello con la mejor voluntad». También indica de que en caso «de que S.M. no tenga a bien por ahora entregarles el valor de aquellos terrenos, se les satisfarán por la fábrica las rentas que ahora devengan». — «Que inmediatamente que precedió esta diligencia, dispuse se diese principio al arranque de piedra en las inmediaciones de los puntos señalados para los edificios y presa y señalé los parajes donde deben construirse barracones y tinglados en que dar acogida a los operarios de la labra y colocación pronta de una carpintería provisional y algunas fraguas, y se está trabajando en estos objetos y en abrir los cimientos del edificio (25) de hornos con un propor­ cionado número de carpinteros, canteros y peones; pero las muchas nieves que han caído no permiten adelantar lo que se desea. Para que no haya falta de estos operarios en el tiempo bonacible, tengo llamados de varias partes del Principado el número que considero necesario para dar el mayor avance posible a las obras». — «Que a efectos de que este tiempo haya la cal necesaria y que no falte para la prosecución de ellas, he sacado a pública su­ basta con intervención del guarda-almacén Don Raimundo Domin­ go, único individuo del ramo de Hacienda, la construcción de 1.000 pipas de cal, equivalentes a 8.000 fanegas, y quedó al remate en Do­ mingo González, vecino de Oviedo, por el precio de 23 reales de vellón cada pipa; con la condición de entregar la medida en vivo al pie de las obras. Este precio es equitativo, según el regular costo de este material en el país y está trabajando en él el citado asen­ tista». — «Que en los parajes y montes más inmediatos a la fábrica, donde ya se había reconocido haber maderas de castaño y roble aparentes para edificios, he dado la providencia de que se señalen los árboles necesarios y que con acuerdo de los dueños (exhibién­ doles el permiso dado por el Juez de Montes y Plantíos) se proceda a su derribo en las menguantes de luna, a que ya se ha dado prin­ cipio, sin desatender el arrastre de las maderas cortadas y la con­ ducción de la tablazón que está ya aserrada y de unas 12.000 tejas compradas para las obras desde el mes de Octubre».

(25) “Oficina” le llama Vallejo en su escrito, siguiendo la norma fran­ cesa que tanto había influido en España desde la llegada de la dinastía de los Borbones. 382 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

— «Que han pedido a las ferrerías de Vizcaya el hierro y acero correspondiente por primera remesa para las obras y una suficien­ te cantidad de clavazón a Galicia, como parajes de donde podrá adquirirse a precios más equitativos, con la circunstancia de que vendrá asegurado de los riesgos de mar, así como se ha hecho con la herramienta pedida a Inglaterra, para que no haya que pagarla en caso de que se pierda por alguno de los incidentes de la guerra; según la voluntad del Rey, comunicada en su Real Orden de 31 de Octubre pasado». «Se espera en breve uno y otro y mientras tanto se tomará lo necesario de los escasos almacenes que aquí se encuentran». — «Que en la mina de mineral de hierro de Castañedo del Mon­ te se ha construido una barraca de piedra y teja para dar acogida a los menaqueros que se emplean en el arranque de menas, y he dispuesto se haga otra en el de Linares para los que allí se destinen, debiéndose practicar lo mismo en los demás que se han descubierto y descubran, como medio el más apropósito para que no gasten el tiempo en idas y venidas desde los pueblos inmediatos». — «No me queda otra cosa que providenciar al presente en de­ sempeño de la real confianza, deseando sea todo de la aprobación de S.M. en el concepto de que no perdonaré diligencia que conduz­ ca a que se verifiquen las Reales Intenciones del pronto estableci­ miento de estas fábricas de municiones». — «Hasta fin de Diciembre último se han gastado en ellas 28.199 reales de vellón y 28 maravedís según V.E. se dignará ver por la relación adjunta, y estando librados para este objeto 21.608 reales y 22 maravedís, quedan para gastos del mes corriente y sucesivos 187.887 reales y 28 maravedís». (No incluimos aquí la relación de los gastos habidos en el esta­ blecimiento de la citada fábrica, pues esperamos hacerlo cuando publiquemos el libro completo sobre estos temas).

EL BRIGADIER DON FRANCISCO VALLEJO MANIFIESTA LAS RAZONES QUE LE OBLIGARON A PEDIR 300.000 REALES PARA LA FABRICA DE MUNICIONES DE TRUBIA Y 420.000 REALES PARA LA DE FUSILES DE OVIEDO.

Consecuente con una Real Orden que se le comunicó con fecha de 21 de Febrero de 1795, a fin de que formase un cálculo aproxi­ mado de los caudales que juzgase precisos para el establecimiento de la fábrica de fusiles y de los que considerase necesarios para LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 383

la de municiones, sobre el supuesto de que deberían invertirse con la mayor economía que fuese posible, el Brigadier Don Francisco Valle jo exponía: — Que el haber pedido trescientos mil reales para la fábrica de municiones fué con el objeto de que hubiese caudales suficien­ tes y que no se atrasase un punto este establecimiento y también porque siendo al principio mayor el desembolso que hay que hacer para el acopio de materiales, herramientas, hierros, madera, cal y carbones, y que también, por otra parte, hay que pagar salarios y jornales a los muchos trabajadores con que se ha dado principio a las obras, no era posible atenerse para estas precisiones a los ciento ochenta y siete mil ochocientos ochenta y siete reales y veinte y ocho maravedís que quedaban por fin de Diciembre, y mucho menos cuando era necesario tener un adelantamiento de caudales de doce a catorce mil pesos (según se verificaba en las fábricas de Navarra) para que cualquier retardo que podría haber en el cobro de los que se pedían sucesivamente (como regularmente acontecía por el giro de las tesorerías) no se atrasasen las labores, pues eran de tal especie que no admitían dilaciones en los pagos. — Que el haber solicitado cuatrocientos veinte mil reales para la Fábrica de Fusiles de Oviedo era para atender los gastos que se iban presentando. «Que había desembolsado hasta el día 28 de Febrero de 1795 cuarenta y tres mil seiscientos dos reales en so­ correr a los maestros armeros y oficiales, a fin de que se sostengan con sus familias dilatadas, arreglándose en esto a los doce reales diarios, poco más o menos, que el maestro examinador Lorenzo Aramburu les ofreció por el tiempo que estuviesen sin trabajar (como la culpa no fué suya). Que aunque ha resistido a comple­ tarles este socorro hasta saber la resolución de V.M. (pues ya ha dado parte sobre este asunto) no le ha sido posible, en vista de que son de tal naturaleza, que sobre haber hecho a Aramburu las mayores amenazas, en términos de que por evitar las malas conse­ cuencias que podrían sobrevenir, quería ausentarse de allí, las han hecho también diciendo que si no se les suministraba lo ofrecido se volverían otra vez a su país o se huían a otras partes, en cuyo caso quedaría frustrado todo el proyecto, bastando sólo para ello que lo ejecutasen algunos, porque se descomponía el juego de per­ sonal que ha llegado de sus diferentes gremios, y aunque se les hiciese volver mediante requisitorias, siempre habría atrasos en el apronto de fusiles que tanto se necesita». — «Que a los cuarenta y tres mil seiscientos dos reales desem­ bolsados por este motivo deben agregarse los fletes de los dos bar- 384 LU IS ADARO RUIZ-FALCO eos que se han cargado en Bilbao, según el aviso que le ha comu­ nicado el Brigadier Don Antonio Rodríguez Zapata, los cuales ascienden a diez y seis mil reales, siendo regular que también se deba pagar el de tercer barco que se está cargando con el fin de que conduzca lo que falta por remitir». — «Que el Montazgo de los Nogales cortados para las diez y seis mil cajas de fusiles se está pagando a sus dueños, cuyo importe será sobre poco más o menos quince mil reales; a los que se agre­ gan: seis mil reales que se han entregado al asentista por diez y seis mil cajas de fusil; diez mil que hay que entregar muy luego por el segundo plazo de su contrata, que está cumpliendo». — «Cuatro mil cuatrocientos reales que se han dado a los car­ boneros a cuenta del carbón de castaño que han entregado y lo que habría que darles hasta treinta y seis mil que importarán las ocho mil cargas contratadas». — «Ocho mil cuatrocientos setenta reales que valen las seiscien­ tas tablas que haya para cajones de fusiles». — «Las obras que necesariamente se ha de hacer en la casa del Duque del Parque, que llegarán a veinte mil reales por más econo­ mía que se tenga en ellas, y además hay que contar con el estable­ cimiento de las barrenas de cañón de fusil, con la renta de los molinos en que interinamente se colocan, que no bajarán de seis mil reales». — «Finalmente lo que se está supliendo a los operarios arme­ ros para que hagan sus fraguas y formen sus talleres en las casas que han tomado y que irán pagando a descuento cuando entreguen la obra, porque no tienen nada absolutamente con que hacerlo». — «Que todo este conjunto de gastos le hicieron solicitar los cuatrocientos veinte mil reales referidos, no precisamente con este objeto, sino para que cuando empiecen a trabajar haya con qué satisfacer las piezas de fusil que presenten; porque no es gente que pueda tener espera». — «Que para subvenir a estos gastos, contando con que se haga todo lo posible para el apronto mensual de mil fusiles, considera que rebajando a los maestros el importe de los materiales en hie­ rro, acero, latón, carbón y cajas que se les entreguen habrá nece­ sidad de distribuir entre ellos todos los meses una cantidad que se aproximará a setenta mil reales». — «Que en formalizando las contratas que deben proceder con cada maestro según la oferta que se les ha hecho de que se les pagará por cada fusil lo mismo que se abonaba por V.M. a la «Compañía de Filipinas», descontándoles los materiales, que se les LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 385 entreguen a los mismos precios que la compañía se los daba (sobre lo que se espera la Real Resolución), podrá hablar con más exac­ titud sobre el particular». — «Que procederá al cálculo aproximado de los caudales que serán precisos para el establecimiento de la fábrica de municiones con posible brevedad, y que el no haberlo ejecutado hasta ahora ha consistido en que aún no tenía el correspondiente conocimiento del coste de materiales y mano de obra de aquel país; pero que lo va adquiriendo y podrá con él aproximarse al importe que haya de tener». — «Por último que ignora si los fondos del extinguido Regi­ miento de Bruselas ascienden a más de trescientos dieciseis mil ochenta y siete reales y veintidós maravedís que son los que se le han librado para aquellas fábricas. Que si esto es así, el Capitán General de Galicia no podrá enviarle los cuatrocientos veinte mil reales que le ha pedido, por lo que suplica se digne V.M. mandar que por el Intendente de aquel Reino vayan las correspondientes órdenes a aquellas Tesorerías de Tabaco y Rentas Provinciales, a efecto de que franqueen caudales para las atenciones de las fábri­ cas en la cantidad que fuese del agrado de V.M.». Oviedo, 28 de Febrero de 1795. La carta está dirigida al Conde del Campo de Alange (26).

* * *

Hay una nota a continuación del resumen preparado sobre todo este asunto que dice así: — «Que envíe cuanto antes el presupuesto de lo que costará la fábrica con sus edificios e igualmente del caudal que será necesario para la construcción de fusiles, y que pase esta noticia al Sr. Gar- doqui para que se establezca esta elaboración como sea más del agrado de S.M., por contrata con la «Compañía de Filipinas», como se hace en Placencia, o con otros sujetos, o por cuenta de la Real Hacienda; y remitentes al Intendente los fondos mandados del caudal de beneficios para los gastos de los edificios. Fechado en Aranjuez a 22 de Abril de 1795».

(26) Legajo 5.715.—Sección: Guerra Moderna.—Archivo General de Si­ mancas. 386 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

CALCULO REALIZADO POR EL BRIGADIER DON FRANCISCO VALLEJO DEL COSTE DEL ESTABLECIMIENTO DE LA FABRICA DE MUNICIONES DE TRUBIA.

De acuerdo con la orden recibida, Valle jo realiza un cálculo aproximado del coste de los edificios de la Fábrica de Municiones de Trubia.

Sus partes principales consisten en: — Una «oficina» con dos hornos de fundición. — Una presa para recoger las aguas del río. — Un canal para llevarla a las máquinas que moverán la fábrica. — Una carbonera. — Un depósito de menas. — Otro depósito de hierros. — Idem de arenas. — Una carpintería. — Una cerrajería. — Un taller (27) de limpia de municiones. — Una refinería. — Una capilla. — Una proveeduría. — Una casa principal para jefes de fábrica. — Otra casa para los dependientes de cuenta y razón, sobres­ tantes, capellán y cirujano. — Otra para los operarios de las labores. — Un bocarte. (Todo ello de acuerdo con el plano que V.M. se dignó aprobar en 20 de Agosto de 1794). Para hacer este cálculo ha considerado Vallejo: — Los pies cúbicos de piedra de sillería que se necesitan en los ángulos, los que son precisos para puertas, ventanas y cabezales. — Los estados de mampostería que se han de emplear en los cimientos. — Los codos cúbicos de madera para puentes, tijeras y solibos de la armazón del tejado. — Y en una palabra, todos los materiales sean de la clase que sean y que han de emplearse en la obra. — Del mismo modo consideró a cuánto ascendería la mano de obra.

(27) En el original se pone oficina. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 387

Que de todo este cálculo ha resultado que para construir las partes principales que se han especificado son necesarios: Un millón quinientos noventa y dos mil doscientos ochenta y dos reales de vellón ( 1.592.282 reales). Sin embargo a continuación considera el Brigadier Don Fran­ cisco Valle jo que los cálculos de esta naturaleza aumentan en la práctica un tercio, por lo cual aumenta en: 530.760 reales el coste de la fábrica. Por tanto el coste de la referida fábrica ascendería a: 2.123.042 reales. Hay que advertir que en esta cantidad no incluía Vallejo 94.189 reales para construir una segunda carbonera, en consideración a que debe haber dos hornos funcionando a la vez, según la Real Or­ den del 25 de Diciembre de 1794. — Que tampoco incluye el coste del altar (que podrá ser peque­ ño, de estuco y una pintura) porque lo ignora (28). — Que aunque en el plano se representan separadas las dos casas en que han de vivir el Director, su ayudante y el Ministro Interventor de las Fábricas, colocando en medio la de los operarios, se consideraba conveniente su reunión. — Que para que los hornos principien las fusiones, luego que estén concluidos y secos, considera Vallejo que es necesario tener acopiados de antemano 22.000 quintales machos de mena de mine­ ral de hierro y 27.000 quintales machos de cok (que para obtenerlo necesitan 40.000 quintales machos de carbón de piedra). Todo esto costará (teniendo también en cuenta su transporte a la fábrica) 272.326 reales. — Que estos acopios deberán hacerse en 6 meses, y por lo tanto en cada uno de ellos son necesarios 45.388 reales. — Que las gratificaciones, sueldos y salarios de los empleados de la fábrica ascienden todos los meses a 11.515 reales, según la asignación efectuada por Vallejo. — Que la fábrica podrá concluirse en 30 meses; pero que en los seis primeros es conveniente hacer los acopios de los materia­ les y que la obra se adelante todo lo posible; por todo ello consi­ dera Vallejo se necesiten 151.403 reales en estos primeros meses,

(28) Es interesante consignar sobre este detalle la fe que tendrían aque­ llos hombres, que no dudan en considerar como una de las partes fundamen­ tales de la fábrica la capilla, para tener allí a Dios Nuestro Señor y poder impartir los sacramentos, de los cuales se sentían la mayoría fundamental­ mente necesitados. Es todo un aspecto si lo comparamos con el momento actual. 388 L U IS ADARO RUIZ-FALCO pero que en cambio en los 24 meses siguientes solamente 64.839 reales en cada uno de ellos (29). — Que finalmente el Conde de Colomera, acompañando todos estos documentos, concretaba: Que si se puntualizaban oportuna­ mente las expresadas cantidades, esperaba el Brigadier Valle jo tener produciendo municiones a la fábrica a principios del próximo verano (30).

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Hay a continuación una nota que dice así: «Aunque Vallejo dice que en cada uno de los 24 meses últimos corresponde una dotación de 64.839 reales, es menester tener pre­ sente que en esta cantidad no incluye los 11.515 reales pertenecien­ tes a los sueldos, gratificaciones y salarios de los empleados en la fábrica, ni tampoco los que están señalados al factor de minerales, al jefe de cuadrilla y a los 8 menaqueros que fueron de Navarra, los cuales importan cada seis meses 11.088 reales». Otra nota: «Pásese al Sr. Gardoqui para que facilite los caudales que pide Vallejo mensualmente para el acopio de materiales y sueldos de empleados como estaban en Navarra, y ponganse en poder del In­ tendente 500.000 reales del fondo de beneficios para la continuación de los edificios, proviniendo a Vallejo que el acopio de materiales, sueldos de empleado y costo de fusiles deben satisfacerse a cuenta de la Real Hacienda y que el caudal que se le remite es sólo para la fábrica». Fechado en Aranjuez el 16 de Junio de 1795.

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Hay a continuación una Real Orden del 25 de Junio del citado año en la cual se comunica al Sr. Don Diego de Gardoqui que tome

(29) Todas las relaciones de costos, muy especificadas, de la fábrica apa­ recen con muchísimo detalle en los documentos archivados en el legajo 5.716 de la Sección Guerra de Simancas y fechado en Oviedo el 9 de Mayo de 1795. En mi próximo libro sobre este mismo tema, titulado “Datos y documentos para una historia minera e industrial de Asturias”, tomo II, los expondré con todo detalle. (30) Creemos que se está refiriendo al verano del año 1796. (El resumen a que hacemos referencia en este texto lleva en la nota que se expone a con­ tinuación la fecha 16 de Junio de 1795 y desde Aranjuez). LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 389 todas las providencias necesarias para que no falten los caudales en el establecimiento de la Fábrica de Municiones de Trubia.

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Posteriormente, con fecha 25 de Julio de 1795, desde Oviedo, el Brigadier Vallejo informa: «que el tiempo lluvioso que se experi­ menta en aquel país y las avenidas del mes de Junio pasado en el río (sobre el cual se construye la presa) han retrasado bastante el progreso de los edificios y el que aquélla no esté cimentada, y que como han escaseado los caudales para aprovechar los meses de este verano con la mucha gente que sería necesaria al mayor ade­ lantamiento de las obras, no ha sido posible sacar todo el partido que convendría». El informe de Vallejo es muy completo, indicando con exactitud el avance de cada obra, del murallón de contención de tierras sobre el cual irán carboneras y depósitos de menas, los cimientos y par­ tes bajas de la torre de los hornos, los edificios y barracones que se construyen; la situación de los cimientos de la presa, la marcha de las obras del canal, etc., etc. (31). Desde San Ildefonso La Granja el 16 de Agosto de 1795 se da una nota con el conforme con todas estas obras.

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Poco después se le concede licencia por dos meses al Brigadier Don Francisco Vallejo por tener muy quebrantada su salud, con objeto de que se restablezca. Queda encargado provisionalmente de las obras el Teniente Coronel Don Ignacio Muñoz hasta el regreso del Brigadier. Está fechada esta orden en San Ildefonso La Granja el 17 de Agosto de 1795.

COMIENZA EL ENVIO DE FUSILES DESDE LA FABRICA DE ARMAS DE OVIEDO.

El Conde de Colomera considera conveniente que teniendo en cuenta la existencia de 2.424 fusiles con sus bayonetas en la Fábrica de Armas de Oviedo, deberían dárseles destino, e igualmente ha-

(31) El informe del Brigadier Don Francisco Vallejo está completo en el legajo 5.717. Sección: Guerra Moderna del Archivo General de Simancas. 390 LU IS ADARO RUIZ-FALCO cerlo con «los que se vayan construyendo en la misma; lo cual ma­ nifiesto a V.E. para la resolución de S.M., siendo mi parecer que se remita este armamento a la plaza de La Coruña o a la de Zamo­ ra, en donde hay almacenes competentes para atender desde ellos las necesidades de los cuerpos del Ejército». Fechado en Madrid el 23 de Diciembre de 1795. Aparece en este expediente al final un oficio que nos indica a dónde fueron estas armas: Excmo. Señor: En virtud de Real Orden que V.E. me comunica con fecha 12 del presente, dispondré se conduzca desde Oviedo a esta plaza (Madrid) 500 fusiles de los 2.424 que anteriormente, en Real Orden del 1 del corriente, se me mandó transportar desde Oviedo a Zamora, y los 1.924 restantes los remitiré a esta última plaza, conforme a la resolución de S.M. Nuestro Señor guarde a V.E. muchos años. Santiago de Leguía. Madrid a 15 de Enero de 1796. El oficio iba dirigido a Don Miguel José de Azanza (32).

SE RETRASA LA FECHA DE PONER EL PRIMER HORNO EN MARCHA EN TRUBIA.

El Brigadier Don Francisco Vallejo comunica en su carta del 23 de Marzo de 1796 desde Oviedo que no podrá ponerse la fábrica en marcha a principios del próximo verano, como había considera­ do posible y avisado a la superioridad, por las siguientes causas y razones: — «En los doce meses que hasta ahora han pasado se podría haber tenido adelantada mucha parte de lo que falta para poner un horno en fuego, que había calculado ser posible en principios del próximo verano, como lo avisé en su día; pero no habiéndose librado como pedí con este objeto los 150.000 reales mensuales (y que aunque se remitieron al Intendente de Galicia 500.000 reales en el mes de Junio para estas atenciones, no ha sido posibles traer­ los desde aquel Reino, sino en pequeñas cantidad), ha precisado todo esto:

(32) Hay a continuación una nota que dice: “Esta contestación de Leguía se halla en el legajo de “Entregas de armas a los cuerpos”. En el expediente en que se resolvió que se entregasen al Regimiento de Suizos de Reding 500 fusiles”. Del transportes de los fusiles fué encargado el asentista de conducciones Don Santiago de Legula. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 391

— A no emplear canteros, carpinteros y peones sino en la misma corta proporción. — Además fué necesario que de aquellos 500.000 reales se sa­ tisfaciesen los sueldos de los operarios laborantes y menaqueros que vinieron de Navarra y los gastos de peones en la extracción de minas e investigación de minerales (ramo que quiere S.M. se satis­ faga aparte por la Real Hacienda, y para lo que han mediado varias Reales Ordenes al Sr. Gardoqui sin que se hayan visto los efectos). — Por todo ello, ha disminuido la masa de caudal destinado a las obras. Sin embargo como no falten caudales para ellos en razón de 150.000 reales cada mes, contemplo que para mediados del invierno próximo podrá estar un horno en disposición de ponerle fuego. El segundo no podrá verificarlo, a mi juicio, hasta después de seis meses del primero, porque antes es necesario que se hagan con éste las operaciones y atenciones convenientes para adquirir el perfecto conocimiento de la razón en que deben usarse los varios minerales destinados a la fábrica, el examen de las arenas y tierras de los moldeos, la calidad de las piedras refractarias con que se reviste el crisol y atalajes del horno y el uso del carbón de piedra, nuevo combustible en España para los hornos altos de fundición; todo pensado con el fin de evitar el hacer estos ensayos en ambos hornos y los duplicados gastos que se originarían siempre con es­ te motivo». «El producto anual de un horno, teniendo en cuenta sus dimen­ siones (y por lo que acreditan las experiencias de los que funcio­ naban en las fábricas de Eugui y Orbaiceta, que los tenían iguales), conceptúo que será de 12 a 13.000 quintales centenales de munición. Esto se entiende después de pasados los primeros tiempos en que desaparezcan las humedades de la torre de ellos y que se haya ad­ quirido todo el conocimiento necesario en su manejo, porque se supone que siempre habrá alguna variación respecto a la horna­ guera o carbón de piedra con que debe alimentarse; ya que éste tendrá aún después de carbonizado mayor fuerza que el carbón vegetal y podrá aumentar la producción, pero también podrá dis­ minuir la calidad de los minerales, según se dejen tratar con más o menos facilidad». «Por todo esto, no puede determinarse con exactitud este punto por ahora, pero me parece que podrá contarse en el año, cuando menos, con los referidos 12 ó 13.000 quintales por horno».

* * * 392 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

Vuelve de nuevo el ya entonces ascendido a Mariscal de Campo Don Francisco Vallejo a manifestar la marcha de las obras de la fábrica de Trubia el día 3 de Mayo de 1796 y repite las mismas que­ jas que acabamos de ver. En cuanto a la construcción de los edificios, nos dice lo si­ guiente: «Que la oficina (el taller) de los hornos, que consta de ciento treinta y seis pies de largo, cuarenta y cuatro de ancho y diez y siete de alto, se halla con todas sus paredes concluidas y en dispo­ sición de recibir su tejado». «Que la torre de los hornos, que ha de tener cuarenta y nueve pies de largo, veinte y cinco de ancho y veinte de alto, se encuentra a los doce pies de altura». «Que se ha construido un murallón de doscientos treinta y seis pies de longitud y veinte de profundidad con trece estribos para sostener el terreno donde está colocada la carbonera y el depósito de las menas». «Así mismo manifiesta lo que han adelantado en las demás partes que constituyen la fábrica; como también que en los mine­ rales de Castañedo del Monte, Linares y Aramil se han extraído seis mil quintales machos de mena solamente por no tener apenas caudales para hacer frente a los gastos». «Que de lo expuesto se deduce que para que se pueda poner un horno en fuego es preciso concluir la torre de los dos y revestirla interiormente de piedra refractaria». «Hacer las trompas de agua con que se ha de dar el viento a los hornos». «Cubrir con tejado su oficina y ponérselo igualmente a las car­ boneras». «Construir las mesas del moldeo». «Perfeccionar las rampas de la carbonera y el depósito de me­ nas». «Construir la oficina llamada refinería para el moldeo de las ánimas de las municiones». «Fabricar el bocarte». «Acabar la presa y hacer el canal desde ella hasta el depósito, donde deben distribuirse las aguas a las máquinas». «Finalmente hay que acopiar: — 22.500 quintales machos de menas. — 11.000 quintales centenales de carbón de piedra. — Las arenas de monte y tierras necesarias para las molderías». * * * LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 393

Con todos estos detalles vemos bastante claramente expuesta toda la estructura de la fábrica, que podemos comprobar coincide con la dibujada en los planos del proyecto preparado por Fernan­ do Casado de Torres.

SE CONTINUAN LAS PRUEBAS CON LOS CARBONES DEL VALLE DE LANGREO Y OTROS VARIOS, EN EL LABORATORIO DE QUIMICA DE SEGOVIA, POR EL FAMOSO PROFESOR DE QUIMICA FRANCES DON LUIS PROUST.

Con fecha 6 de Mayo de 1796, desde Madrid, escribe el Conde de Colomera lo siguiente, dirigido al Excmo. Señor Don Miguel Jo- seph de Azanza: «Que habiendo recibido los ensayos efectuados con el carbón de piedra del Valle de Langreo, a efecto de sustituir con él al ve­ getal en la manufacturación de las piezas de fusil que se constru­ yen en la Real Fábrica de Oviedo (efectuados por el Mariscal de Campo Don Francisco Vallejo), se acreditaba en el documento re­ cibido que no resultaba seguro hacer el cambio, pues los resultados obtenidos no eran adecuados». «Que en vista de esto y de los antecedentes que él tenía de ser ya general el uso de este carbón mineral fuera del Reino en los es­ tablecimientos de igual clase, había pasado el citado documento de ensayos a examen del Profesor de Química Don Luis Proust, quien opinaba no ser concluyentes las experiencias de Oviedo, y por tanto consideraba que para poder decidir sobre si podrá sus­ tituirse un carbón por otro en las labores de dicha fábrica, era necesario realizar nuevos exámenes químicos, para lo cual pedía se le remitiese una carga del carbón de Langreo, una del de Ingla­ terra (que depositó Don Tomás Pérez en los almacenes de las minas de Almadén) y otra del carbón que se ha empezado a beneficiar a 7 leguas del anterior lugar, en el camino de Sevilla». «Que pareciéndome muy conveniente lo que proponía este pro­ fesor, esperaba que siendo de la aprobación del Rey, se sirviese V.E. expedir las órdenes respectivas para que se remitiesen a Se- govia, a disposición de Proust, las indicadas remesas de carbón mineral, a fin de que practicase los experimentos que decía». En efecto, aparecen las órdenes cursadas para el envío de las cargas de carbón de piedra de estos sitios, y en concreto aparece una nota fechada en Sama de Langreo el 3 de Junio de 1796 y fir­ mada por Don Benito Fernández, Interventor de las Reales Minas de Langreo, en la cual se comunica el envío de 139 libras de carbón 394 LU IS ADARO RUIZ-FALCO limpio de la «3.a Mina del sitio llamado del Fondón, en el distrito de Nalón del n.° 20. Galería D» y también 1141/2 libras de carbón de la «4.a Mina del Fondón, en el distrito del Nalón y n.° 22. Gale­ ría D». (Lo que por ahora no he podido encontrar son los resultados que obtuvo Proust cuando realizó los análisis correspondientes).

DESCRIPCION DE UN HORNO ALTO DE FUNDICION DE MINERAL DE HIERRO.

(Considero que esta descripción redactada por Don Francisco Javier Datolí, Capitán de Artillería y que había sido Subdirector de las fábricas de Eugui y Orbaiceta, debe ser la primera hecha en España, sobre el funcionamiento de un horno alto, y las caracte­ rísticas del mismo. Fué entregada por Datolí a Luis Proust para informarle en al­ gunos puntos de los cuales este químico deseaba tener noticia. Hay en ella una nota que dice: «Esta descripción se la encon­ trará muy imperfecta, pues a más de no haberla concluido, se han omitido muchos puntos de los cuales podía imponerse presenciando las operaciones del horno en la Fábrica de Trubia»). A mí personalmente me parece muy interesante y detallada; espero publicarla más adelante entera, y no lo hago ahora por no alargar excesivamente este trabajo (33).

SE CONSIDERA NECESARIO CONSTRUIR UN PUENTE DE MADERA SOBRE EL RIO TRUBIA PARA FACILITAR LAS CO­ MUNICACIONES DE LA FABRICA (34).

El Mariscal de Campo Don Francisco Vallejo remitía el 30 de Marzo de 1796 un presupuesto sobre lo que podría costar aproxi­ madamente colocar un puente de madera sobre el río Trubia para facilitar la comunicación y conducción de materiales a la fábrica de municiones. Ascendía esta obra a 40.065 reales.

(33) Legajo 5.721.— Sección: Guerra Moderna.— Archivo General de Si­ mancas. (34) Legajo 5.724.— Sección: Guerra Moderna.— Archivo General de Si­ mancas. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 395

Las razones en que se fundaba Vallejo para proponer esta obra eran las siguientes: — «Que el carbón mineral del concejo de Langreo que se ha de usar en los hornos de función y en otras operaciones debe trans­ portarse en chalanas por el río Nalón y desembarcarse en la margen del río Trubia, opuesta a la fábrica». — «Que en este paraje se ha de hacer la carbonización por su oportuna situación y que después se ha de conducir a la carbonera pasando el río». — «Que las menas de Aramil y la piedra refractaria para los hornos proceden de puntos cuya localización obliga a que pasen por el mismo sitio que los carbones». — «Que en igual caso se halla el «hierro tirado», el acero, la clavazón y los demás efectos que se remitan a la fábrica desde Oviedo y Gijón, como también la mayor parte de los comestibles precisos para la subsistencia de los operarios y empleados de la citada ciudad». — «Que para que transite todo lo expuesto por el río Trubia y que la fábrica se surta de los materiales y géneros que necesita es indispensable construir el citado puente, pues de lo contrario se sufrirán los perjuicios siguientes: 1.°) Que habría que mantener una chalana y a dos chalaneros, con cinco reales cada uno, para que la gobiernen y custodien. 2.°) Que será preciso carenarla y recomponerla repetidas veces, por lo que se deteriorará en el continuo tráfico. 3.°) Que será forzoso tener otra chalana de reserva para ser­ virse de ella mientras se recompone la primera. 4.°) Que habría un número de jornaleros empleados en cargar la chalana, en descargarla a la margen opuesta del río y en poner en carros los materiales para que los lleven a sus respectivos de­ pósitos. 5.°) Que será indispensable construir dos muelles de piedra en las dos orillas para facilitar el embarco y desembarco de los efec­ tos indicados. 6.°) Que resultarán inevitables averías de esta repetición de maniobras, especialmente en el carbón mineral, pues reducido a cok no podrá menos de desmenuzarse y de convertirse mucha parte en polvo y en partes pequeñas inútiles para el servicio de los hor­ nos de fundición». — «Que todos estos gastos y perjuicios, difíciles de calcular, ascenderán sin duda ninguna en un tiempo limitado a mucho más de lo que costará el puente permanente que se propone». 396 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

— «Que si la mayor parte del año fuera el río vadeable pudiera adoptarse el medio de que, por el mejor y más proporcionado vado, pasasen los carros cargados, aun cuando hubiera necesidad de dar un rodeo, a fin de excusar el puente y las chalanas; pero como el río no permite este recurso, si no muy pocas veces al año, aun es­ tando en su madre regular, y el mejor vado se separa mucho de la fábrica, se ve que hay precisión de valerse de otros medios». «Que la velocidad de las aguas en las frecuentes llenas impiden que las chalanas se mantengan en el río y lo atraviesen de una a otra parte». «Que en este caso es forzoso valerse del puente del lugar de Trubia, que está muy distante de aquel paraje y que sólo sirve para el paso de la gente, pues es imposible habilitarlo para carros». Toda esta explicación, acompañada de los planos y del presu­ puesto fué enviada por Don Francisco Vallejo al Conde de Colo­ mera, el cual a su vez la tramitó el 8 de Abril de 1796 al Sr. Don Miguel Joseph de Azanza.

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Una vez recibida por la superioridad, se pasa orden del Rey a Don Francisco Sabatini, Inspector de Ingenieros, para que examine el proyecto y dictamine: — Si lo considera conveniente. — Que si es oportuno este proyecto para los usos a que se va a destinar. — Que si las dimensiones y proporciones están correctas. Aranjuez, 13 de Abril de 1796.

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Contesta el Inspector de Ingenieros Don Francisco Sabatini que en cumplimiento de la Real Resolución, procede decir: — «Que el puente es muy útil y aun necesario por las razones que expresa el Conde de Colomera». — «Que no le parece de la mayor firmeza el que propone Vallejo, atendiendo al mucho peso que ha de sufrir, y que por lo tanto ha formado el plano de otro (que acompaña) con varias correcciones, a fin de que tenga mayor solidez». — «Que el cálculo de Vallejo está equivocado en cinco mil no­ vecientos setenta y cinco reales de vellón; pues según los datos de que se vale importa cuarenta y seis mil cuarenta reales». LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRtJESAS 397

Finalmente, que el que él propone, refiriéndose a los mismos precios, podrá costar de setenta a setenta y cinco mil reales pru­ dentemente». Fechado en Madrid el 26 de Abril de 1796.

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El resto de la documentación archivada en el legajo n.° 5.724, Sección Guerra Moderna en el Archivo General de Simancas sobre este asunto, es el siguiente: 24 de Agosto de 1796.—Desde Oviedo, Don Zenón Rocandio de Somodevilla, Ministro de Real Hacienda de las Fábricas de Armas y Municiones de Asturias, pregunta que, con motivo del puente que se va a construir, si la dotación mensual que tiene consignada la fábrica de municiones ha de sufrir este gasto o sólo anticipar su importe. Aparece a continuación una nota que dice: «Desde el mes de Julio próximo pasado tiene la fábrica de municiones de Trubia 150.000 reales mensuales de dotación. En el mes que más se ha gas­ tado ha importado la cuenta 129.005 reales; con que en vista de esto, se dignará V.M. resolver si con este fondo se ha de hacer el puente». 14 de Octubre de 1796.— Pregunta de nuevo Don Zenón Rocan­ dio que se le indique en qué forma debe hacer frente a los gastos del puente de madera sobre el río Trubia.

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Hay en el expediente otra nota, fecha el 27 de Octubre de 1796, que dice: «Como propone Vallejo y suplirá este gasto de la dotación de la fábrica».

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29 de Octubre de 1796.— Oficio desde San Lorenzo del Escorial y dirigido al Secretario de Estado y del Despacho de Hacienda, en el cual se le comunica: «Excmo. Señor: En 2 de Mayo pasado se sirvió el Rey resolver que se hiciese un puente de madera en las inmediaciones de las fábricas de municiones del Principado de Asturias, para facilitar el transporte de los materiales y demás efectos que se han de con­ 398 LU IS ADARO RUIZ-FALCO sumir en ellas y evitar los inconvenientes que produciría el uso de las chalanas en aquella parte del río Trubia, y también que se ejecu­ tase según los planos y perfiles que formó el Inspectos de Ingenieros Don Francisco Sabatini, sin embargo de que el coste ascendería por el cálculo de este inspector a unos 75.000 reales». «En el día ha tenido a bien S.M. determinar (de resultas de una representación del Ministro de Real Hacienda en aquellas fábricas, Don Zenón Rocandio de Somodevilla) que se haga el puente como está mandado y que su importe lo costee la dotación mensual de la referida fábrica; con que en esta atención se lo comunico a V.E. de Real Orden para su inteligencia y gobierno. San Lorenzo del Es­ corial, a 29 de Octubre de 1796». Finalmente y con la misma fecha, se le comunicaba a Don Zenón Rocandio de Somodevilla: que como los gastos mensuales que te­ nía la fábrica de Trubia no llegaban a los 150.000 reales que tenía asignados, con lo que quedaba de sobrante todos los meses se aten­ diese a costear el puente de madera que se iba a construir.

INFORMACION MUY COMPLETA DEL ESTADO DE LAS OBRAS DE LA FABRICA DE TRUBIA EN 28 DE FEBRERO DE 1797 (35).

Don Ignacio Muñoz, Subdirector de la Fábrica de Municiones de Trubia, recibió un oficio del Rey, fechado en Aranjuez el 16 de Febrero de 1797, en el cual se le pedía que con la máxima brevedad comunicase la situación en que se hallaban las obras de la fábrica, en qué tiempo se terminarían, cuándo se empezaría a fundir el mi­ neral en los hornos y cuántas municiones se harán el primer año y los siguientes. Contesta Ignacio Muñoz diciendo lo siguiente: Excmo. Señor: En virtud de la Real Orden de 16 del corriente que V.E. se sirve comunicarme para que diga en qué estado se halla la Fábrica de Municiones de Trubia, por qué tiempo se concluirá, cuándose se empezará a fundir el mineral en los hornos y cuántas municiones se harán en el primer año y los sucesivos, incuyo a V.E. la adjunta noticia en que se expresa el estado en que actualmente se hallan las obras y edificios de la expresada Real Fábrica, con los acopios de menas y carbones hechos en ella para dar principio a las produc-

(35) Legajo 5.727.— Sección: Guerra Moderna.—Archivo General de Si­ mancas. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 399 ciones del horno y las cantidades de mineral que hay arrancados y preparados en los parajes donde se hallan sus correspondientes fi­ lones para continuar la conducción de este material a la fábrica. Por lo perteneciente a los restantes puntos, sobre que diga a V.E. por qué tiempo se concluirá la referida fábrica, cuándo se em­ pezará a fundir el mineral en los hornos y cuántas municiones se harán el primer año y los sucesivos que comprenden la citada Real Orden, debo manifestar a V.E. que el total de los edificios necesa­ rios para el completo de la fábrica podrán estar construidos (salvo acontecimientos imprevistos) a fines del año próximo de 1798; res­ tando sólo para en adelante, tocante a obras, las recomposiciones de terrenos, vertientes de las aguas llovedizas cerca de la fábrica y algunos otros trabajos precisos, pero de poca entidad. No existiendo en la carbonera sino la corta cantidad de 976 cargas menores de carbón vegetal, como se dignará V.E. advertir en la citada noticia que acompaño a V.E., ni habiendo sido posible por la intemperie y grandes nieves continuar en el monte la cons­ trucción de algo más que 3.000 cargas de este material, indispen­ sable para dar principio a las operaciones del horno, y después cambiar acertadamente a el carbón de piedra carbonizado; y que al usarse sólo de este combustible, se tenga una idea exacta de las dosis con que conviene cargarle de las tres especies de mineral que tenemos, y hechas las varias y complicadas combinaciones para percibir el método con que debe manejarse el horno, a fin de que se consiga con la buena producción de municiones el mejor resul­ tado del establecimiento. Si en los dos meses de Marzo y Abril próximos permite el tiem­ po la prosecución de la construcción del expresado carbón vegetal y su conducción, a fines de dicho mes de Abril haré empezar las maniobras necesarias para el logro de los productos de un horno que se halla al presente cargado con cok y dado fuego, con objeto no tan sólo para que se temple y vaya deponiendo su torre la mucha humedad que contiene en su mole, sino para reconocer y observar el aguante de la piedra refractaria y si resisten las más expuestas de la boca de fusión del horno al contraste del frío y calor, para en caso de no haber acertado en la elección variar de calidad y no exponer a parar el horno por este defecto en el principio de sus operaciones. En una fábrica de municiones corrientes y que las calidades de todos los objetos que contribuyen a las producciones de los hornos son conocidas y por consiguiente está averiguado y prescrito el régimen y gobierno a propósito para sacar las mayores ventajas, 400 LU IS ADARO RUIZ-FALCO se regula el producto anual de cada horno en 12.000 quintales, poco más o menos, de municiones útiles; pero al presente en esta em­ presa no es posible, sin exponerse a error, detallar a qué ascenderá dicho producto ni en el primer año ni en los sucesivos. Se trata de la ejecución de operaciones en una torre y hornos recién hechos y llenos de humedad; con minerales que pueden ser indóciles en ellos, y que por medio de las mezclas de unos con otros fundentes, debe buscarse la buena fusión de ellos; con un combus­ tible que a nuestros fundidos choca, y forman concepto de él, por las razones con que les demuestro debe causar en el horno su ma­ teria carbonosa (resultado de la preparación de la hornaguera) los mismos efectos que si fuera el combustible con que han adquirido su práctica. Análogamente las trompas o máquina sopladora con que tam­ poco se han ejercitado estos operarios; tierras, arenas, y en fin, todo diferente de lo que han manejado en otras fábricas, cuanto ha de contribuir al éxito de los buenos productos de los hornos, y que por consiguiente puede tardarse algún tiempo para tomar el tino en un procedimiento que debe hacerse con mucho tiento. Si el resultado de los primeros ensayos, que como he dicho creo poder principiar para fines del mes de Abril; mediante las varias y complicadas combinaciones son como espero; la mayor actividad del combustible me hace conceptuar que las producciones de los hornos de este establecimiento han de ser mayores, especialmente si los minerales de Castañedo del Monte son tratables y de buena fusión. El segundo horno estará corriente entre Mayo y Junio, y para la entrada del invierno próximo podrán tenerse hechos los acopios de materiales para ponerle también en fuego, si es que a este tiempo, como pienso, hay ya naturales de este país que con ayuda del corto número de operarios para un horno, que vinieron de Navarra por Real Orden, puedan continuarse las operaciones de ambos hornos en fuego. Es cuanto puedo decir a V.E. en cumplimiento de lo que se me manda. Dios guarde a V.E. muchos años. Oviedo, 28 de Febrero de 1797. Excmo. Señor Ignacio Muñoz Excmo. Señor Don Juan Manuel Alvarez. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 401

REAL FABRICA DE MUNICIONES DE TRUBIA. NOTICIA DEL ESTADO EN QUE SE HALLAN LAS OBRAS DE LA REFERIDA FABRICA; QUE DE REAL ORDEN SE ESTABLECE SOBRE EL RIO TRUBIA, EN LAS INMEDIACIONES DE LA CONFLUENCIA DE ESTE CON EL RIO NALON.

Se ha concluido todo el casco de la presa con sus vanguardias correspondientes, y a continuación de una de ellas, la barbacana y mayor parte de su terraplén, en la banda de la derecha de dicha obra, faltando sólo para su total completo y reguardo la barbacana de la izquierda con parte del terraplén; obra ^ue debe cubrir de las grandes inundaciones del río Trubia al lugar del mismo nom­ bre. Este residuo de obra no impide en la hora el suministrar el agua que se quiera al canal principal que las conduce a los arcones o depósitos de donde se distribuye a las máquinas, estando con­ cluido dicho canal, cuya distancia es de 3.568 pies de Rey, con sus puentes de paso, alcantarilla y sangraderas correspondientes. Es­ tán concluidos también los expresados arcones, con las canales de desagües al río de éstos y de las máquinas, en distancia de 1.014 pies. También se halla concluida la oficina de hornos, la torre de és­ tos con sus batallas y montado uno de los hornos; en igual estado se hallan la carbonera y depósito de menas con los pisos de los corredores y escalera para la comunicación de estos dos edificios con la boca de cargas en la torre de hornos y su oficina. Se hallan construidos los principales paredones que sostienen los terrenos para la rampa y comunicaciones a las descargas bajas y altas de los expresados depósitos del carbón y mena (36). Están construidas las canales de madera y ante-para con las trompas que deben suministrar el aire a un horno de fundición, no faltando más a estas máquinas que el calafate y alquitranarlas para conservación de su madera. La oficina de refinería se halla concluida con su almacén, hor­ nillas y hornos para el moldeo de las ánimas. Las paredes maestras del bocarte y oficina de cerrajería se ha­ llan igualmente concluidas y en este último edificio se ha construido el canal para las aguas que deben mover la máquina de los fuelles

(36) Para comprender todo esto con mayor claridad pueden verse los pla­ nos de la fábrica, en donde queda perfectamente expuesto todo el dispositivo del establecimiento. 402 LU IS ADARO RUIZ-FALCO de las fraguas; en ambos se trabaja al presente en el armazón para su tejado o cubierta. Se ha hecho un depósito o almacén para los acopios del carbón de piedra en crudo, el cual podrá contener 24.000 quintales, faltan­ do sólo para la total conclusión de esta obra el arreglar y calzar su pavimento. Se han construido las paredes y tejado de una caseta que debe alojar a los menaqueros y obreros que se empleen en la calcinación con carbón de piedra, del mineral de Castañedo del Monte que debe prepararse en el recinto de la fábrica. Se hallan construidas en todas sus longitudes hasta 10 pies de altura las dos medias cepas que forman las cabezas del puente de madera que ha de echarse sobre el río Trubia para facilitar el paso de las conducciones de materiales a la fábrica, para cuyo puente se ha labrado, ensamblado y colocado en dicho río uno de sus ca­ balletes de madera. Se hallan abiertas las zanjas para las dos terceras partes del cimiento de la limpia de municiones (rebarba) y casa de operarios. Se han construido en el Monte de Ayanedo y conducido a la fá­ brica 976 cargas de carbón vegetal para dar principio a los hornos de fundición, y se continúa en la expresada construcción. Se han carbonizado o reducido a cok 12.000 quintales de carbón de piedra que se han transportado a la carbonera, igualmente hay en los depósitos 5.500 quintales del mismo material para la calci­ nación de las menas de Castañedo del Monte, consümo de fraguas y operarios. Existen en los depósitos y proximidades de la fábrica 5.200 quin­ tales de menas calcinadas y preparadas conducidos del referido mineral de Castañedo, de el de la Brueba y de el de Aramil, en los cuales se hallan arrancados en el primero o de Castañedo de 10 a 12.000 quintales, en el segundo o de la Brueba unos 2.000 quintales arrancados y 3.000 calcinados y machacados y en el tercero o de Aramil unos 2.500 quintales arrancados y 2.500 preparados. Oviedo, 28 de Febrero de 1797. Ignacio Muñiz Con esta descripción que acabamos de contemplar podemos hacernos perfectamente cargo de cómo serían las instalaciones de aquel establecimiento, de los materiales que se iban a intentar uti­ lizar y de las circunstancias que rodeaban a toda aquella factoría de nueva implantación en una región que no tenía ningún conoci­ miento sobre hornos altos, ya que nunca se había pasado de las LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 403 industrias siderúrgicas que se derivaban del mazo romano, es decir del martinete y de las ferrerías. Así fué que los problemas comenzaron enseguida y duraron muchísimos años; pues no pudieron utilizar el cok obtenido del carbón de piedra hasta 40 años después. Hubo que fundir con car­ bón de madera. Hay que tener en cuenta la mala calidad de los minerales de hierro que tenían los yacimientos ferríferos asturianos; las dificul­ tades de saber hacer en buenas condiciones el cok y la formación de personal competente, partiendo de labradores. Era muy difícil con estos elementos poder obtener un buen hie­ rro desde los primeros días. Requería una labor larga y que fuera decantándose con expe­ riencias, fallos y trabajos para llegar al final, como ocurrió en la década de los años 40 del siglo XIX, en que bajo el mando del célebre General Elorza se llegó a conseguir tener uno de los mejo­ res establecimientos siderúrgicos, bajo la jurisdicción militar, de Europa.

PLANO DE LA CASA DEL DUQUE DEL PARQUE EN DONDE SE HALLA LOCALIZADA LA REAL FABRICA DE ARMAS DE OVIEDO.

Este plano se conservaba unido al legajo 5.721 por causa de un expediente que se había promovido con motivo de la petición del Comisario de Guerra Don Zenón Rocandio de Somodevilla dirigida a Don Diego de Gardoqui para que se le permitiese pasar a habitar en la casa del Duque del Parque, que como ya sabemos era la des­ tinada para la Real Fábrica de Armas de Oviedo, en atención a que había en ella una habitación desocupada sin que hiciese falta (37). Se pasa esta petición a Don Francisco Vallejo para que informe sobre el particular lo que crea más conveniente (37), y éste prepa­ ra una circunstanciada explicación del destino de cada uno de los locales, de las operaciones que en ellos se realizan, de las funciones de aquellos empleados y de la naturaleza y régimen de los trabajos que allí se efectúan. Es por tanto muy importante este dictamen de Vallejo, por la descripción que hace de la fábrica y de las funciones que en ella se

(37) Petición de Don Zenón Rocandio de Somodevilla del 6 de Abril de 1796. (38) Real Orden fechada en Aranjuez el 19 de Abril de 1796. 404 L U IS ADARO RUIZ-FALCO producen, y por este motivo a continuación copiamos numerosos párrafos del mismo: «He mandado levantar el plano de los pisos bajo y principal de dicha casa que incluyo a V.E., y por él y su explicación se dignará V.E. advertir que completando los objetos necesarios a dicha fá­ brica, no resulta habitación alguna desocupada». «En el piso principal se pondrán estantes de armas en las cinco salas que tiene y que van señaladas con la letra C y en ellos caben 3.660 fusiles (porque podría llegar el caso de que haya repostada alguna cantidad de éstos); y ya se ha dado principio a colocar estos estantes para que el armamento no padezca estando amontonado en el suelo». «Ahora bien, trasladando los citados estantes a los tres cuartos destinados a la colocación de las armas empacadas para salir a sus destinos, señalados con la letra H (en que se almacenarían 1.800 fusiles), podría pasar a habitar aquellas estancias el Comisario, quedando también suyo el primero de los cuartos destinados para fusiles que aún no tengan sus bayonetas y que llevan la letra D, porque no tiene otra entrada que por las salas destinadas a arme­ ría». «Pasando el Comisario a éstas, además de segregarse el citado cuarto, es consiguiente que para caballeriza, despensas y bodega tenga que echar mano de alguno de los almacenes del piso bajo, en que ahora se hallan los materiales y efectos de la fábrica, de que resultará estrechez». «Por estos motivos y por no quitar el espacio necesario a la colocación de fusiles ni el desahogo preciso a los reconocimientos y manipulaciones de las armas; no establecí yo mi habitación en aquella casa». «La mayor seguridad de caudales que alega el Comisario; estar a la vista de las oficinas y trabajadores; que se dé a éstos todo lo preciso para que no padezcan atraso en sus trabajos; y su legítima inversión son unos motivos más especiosos que sólidos». «El arca de tres llaves para custodiar caudales que mandé cons­ truir hace tiempo, y que es la mayor seguridad que puede dársele; podrá tenerla en su casa o en uno de los entresuelos de la fábrica, que son bien seguros. La repartición de materiales a los armeros cuando éstos concurren a sacarlos la hace el guarda-almacén con su ayudante, según el detalle que tengo hecho, sin que se haya ex­ perimentado falta, ni darían lugar a ella los mismos armeros». «Y por lo que respecta a celar los trabajos, es bien fácil hacerlo, porque sólo se trabaja en aquella casa, cuando me parece preciso, LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 405 por dos o tres carpinteros a jornal en la construcción de cajones para el empaque de fusiles, celados (supervisados) y dirigidos por el oficial de artillería encargado del detalle de la fábrica, y los de cuenta y razón que andan ella, y esto cesará, cuando el asentista empiece a entregar hechos los cajones que ha contratado el mismo Comisario». «La fábrica de armas está reducida, a que cada maestro trabaja en su casa y sólo va a esta fábrica a entregar su obra. El probar, examinar y aprobar ésta; pertenece a los maestros examinadores del Rey, a presencia del Oficial de Artillería. A éste toca, según mis prevenciones el diponer su colocación: el que se proceda al últi­ mo reconocimiento, numeración y empaque de fusiles por los exa­ minadores y los maestros aparejeros y cajeros que están obligados a ello. El guarda-almacén y pagador se hace cargo de las armas y las pagan con intervención del contralor. Si hubiese en la casa de la fábrica algún acomodo, comprendo que debería dedicarse a éste y al guarda-almacén, además del que tiene en uno de los entresuelos el oficial de libros que corre con pagar las piezas». «Me propuso el Comisario el pensamiento de trasladarse a la casa de la fábrica ocupando las piezas destinadas a la armería. Le contesté la distribución que tenía hecha de todas ellas, como nece­ saria y que no podía permitirlo, sin que viniese una Real Orden; pero pidiéndoseme informe, debo exponer a V.E. cuanto llevo re­ ferido, en vista de lo cual se dignará S.M. resolver lo que sea de su Real agrado». Fechado en Oviedo el 18 de Mayo de 1796.

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Hay una nota al borde de la primera página de este dictamen de Valle jo que dice: «Que la casa-fábrica es necesaria para las oficinas que debe haber en ella y que el Comisario no puede tener allí su alojamiento sin perjuicio del servicio; por lo que S.M. no condesciende en su solicitud. Aranjuez, 28 de Mayo de 1796».

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Hemos conseguido gracias a este expediente tener una informa­ ción más completa de la Fábrica de Armas de Oviedo, que sin él nos quedaría mucho menos clara su constitución y funciona­ miento. 406 L U IS ADARO RUIZ-FALCO

SE COMUNICA A LA SUPERIORIDAD QUE CON FECHA 11 DE MAYO DE 1797 SE PUSO FUEGO AL PRIMER HORNO DE FA­ BRICA DE TRUBIA DENOMINADO «VOLCAN».

En el legajo 5.731 de la Sección Guerra Moderna del Archivo General de Simancas hemos encontrado la siguiente carta del Con­ de de Revillagigedo, fechada en Madrid el 7 de Junio de 1797, en la cual le comunica al Baylío Excmo. Señor Don Juan Manuel Al- varez, lo siguiente:

Excmo. Señor: El Subdirector de la Fábrica de Municiones que se establece en las inmediaciones del río Trubia, en Asturias, me ha dado parte de que en el día 11 del próximo pasado se puso en fuego el horno de fundición denominado el «Volcán», manifestando la lentitud con que debe procederse en estas operaciones porque en ellas se han de hacer las varias y complicadas combinaciones con minerales y cok fundentes para conocer la calidad que es preciso tenga el «fie­ rro» para las municiones que ha de producir dicho horno, y añade que siendo reciente la obra de éste, se desprende como consecuencia muy despacio la humedad que contiene, y que hasta conseguir su sequedad no se tendrán municiones útiles. Al dicho Subdirector le he prevenido que en dichas operaciones siga con los conocimientos que ya tiene de ellas y con las que nue­ vamente adquiera con su aplicación y celo, atendiendo a que es la primera vez que se hace uso del cok en nuestros hornos de fun­ dición. Lo comunico a V.E. para noticia de S.M. y continuaré dando los avisos correspondientes de estar corriente el citado horno en la producción de municiones.

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Como anteriormente hemos comentado, esta alegría y satisfac­ ción de dar fuego al primer horno no pudo ser muy duradera, pues se comenzaba una difícil etapa, buscando por todos los métodos y procedimientos la forma de obtener buen hierro fundido utilizan­ do el cok. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 407

EL TENIENTE-CORONEL SUBDIRECTOR DE LA REAL FABRICA DE MUNICIONES DE TRUBIA, DON IGNACIO MUÑOZ, MANI­ FIESTA EL POCO EXITO OBTENIDO EN LAS TENTATIVAS DE OBTENER HIERRO DEL HORNO «VOLCAN» PUESTO EN MAR­ CHA EN FEBRERO DE 1797 UTILIZANDO COK (OBTENIDO DE CARBON DE PIEDRA).

SE SOLICITA LA VUELTA DE DON FERNANDO CASADO DE TORRES OTRA VEZ A TRUBIA.

El Conde de Revillagigedo comunicaba desde Segovia el 5 de Agosto de 1797 en carta dirigida al Baylío Excmo. Señor Don Juan Manuel Alvarez; que había recibido noticias del Teniente-Coronel Don Ignacio Muñoz, Subdirector de la Fábrica de Municiones de Asturias, en las cuales le explicaba el poco éxito obtenido en el horno «Volcán». Que le adjuntaba dos relaciones de los consumos y produccio­ nes de este horno en los meses de Mayo y Junio y que le hacía presente que las pocas municiones útiles que se habían obtenido de él provenían de las fundiciones que se habían hecho con carbón vegetal, pues aún ignoraba el modo de emplear con utilidad el cok. Que el horno casi no puede servir y que daba pocas esperanzas de que durase mucho. Que sus consumos eran desproporcionados por esta razón y que no era posible hacer en él las observaciones exactas que debían de gobernar en lo sucesivo. Que había dispuesto se diese fuego al segundo horno para que vaya disipando la mucha humedad que contiene y que se cargue también con cok. Que ha manifestado todo cuanto ha observado al Profesor de Química Don Luis Proust y que le ha remitido unas muestras de los carbones, de los minerales de hierro, y de hierros que proceden de las fundiciones que se han hecho con el carbón vegetal, con el cok y con la mezcla de carbón combustible para que le comunicase sus observaciones; con la clara idea, de que él no dejaría de practi­ car cuantos medios juzgase oportunos para conseguir lo que se pretende. Finalmente dice también el Conde de Revillagigedo, «que aten­ diendo a que el Brigadier de Marina Don Fernando Casado de Torres fué el que propuso el referido establecimiento, facilitando el uso del carbón de piedra, convendría que se transfiriese a él, para que con los conocimientos que había adquirido en los países 408 LU IS ADARO RUIZ-FALCO extranjeros sobre este ramo contribuyese a realzar su pensamiento, pues consideraba, que éste es el medio de evitar tal vez unos gastos excesivos y de lograr que no se aventure el buen éxito de la fá­ brica». A continuación de esta carta aparece una nota que dice: «Sin perjuicio de la providencia que V.M. tenga a bien tomar para que se vea el modo de emplear con utilidad el carbón de piedra en las fundiciones de las menas de hierro, parece que convendría pregun­ tar, cuál es la causa de que el horno llamado «Volcán» se halle en estado, que casi no puede servir; siendo así, que se acaba de fabri­ car». Nuevamente hay otra nota, que expone: «Como propone el Comandante, que pase Casado de Torres al arreglo y al uso del carbón de piedra; y que se pregunte antes cuál es la causa de la inutilización del horno «Volcán». San Ildefonso La Granja, a 14 de Agosto de 1797». Ante esta orden, el Conde de Revillagigedo vuelve a contestar, una vez que fué convenientemente informado, lo siguiente: «Que a pesar de lo que se esmeró el Subdirector de aquella fá­ brica en buscar la piedra refractaria más a propósito para el re­ vestimiento interior del citado horno y de que los repetidos ensayos que hizo no le dejaron duda de que era de buena calidad lo que había elegido, los efectos han sido muy diferentes en grande». «Que así que se empezó a calentar el referido horno, saltaron varios pedazos grandes de piedra refractaria a la boca de carga y fusión expuesta al contacto del aire». «Que por esto cuando empezó su curso se hallaba notablemente deteriorado, y en fin, que la única causa de la corta duración del revestimiento interior del horno «Volcán» y de su actual estado inservible es la mala calidad de la piedra refractaria». 25 de Septiembre de 1797. Hay nota que dice: «Enterado y véase lo que dice Casado de Torres de resultas de la comisión que se le ha dado con este objeto». Aparece también en este expediente una carta fechada en Aran- juez el 12 de Abril de 1798 firmada por Juan de Lángara, en la cual comunica: «Que el Comandante de las fábricas de la Cavada Don Fernan­ do Casado de Torres, con fecha 4 de Abril, le dice: «Luego que las asfixias que estoy padeciendo me dejen en estado de poder poner­ me en marcha para Asturias, lo haré sin perder tiempo, como lo desea el Excmo. Señor Conde de Revillagigedo». LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 409

Después de todo esto sólo encuentro los oficios y reales órdenes para que Casado de Torres pase a Asturias; de lo cual se da aviso al Intendente de Castilla la Vieja, a Don Juan de Lángara y al Con­ de de Revillagigedo. No hemos encontrado ningún documento posterior que nos pue­ da confirmar la llegada de Casado de Torres a nuestra región. Es posible que su enfermedad fuese a más e impidiera su tras­ lado (39).

DON GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS ACONSEJA SE DE­ BERIA TRAER DE ALEMANIA, FRANCIA O INGLATERRA UN SUJETO CAPAZ DE EMPLEAR CON UTILIDAD EL CARBON DE PIEDRA EN LAS FABRICAS DE MUNICIONES.

TAMBIEN PROPONE SE ENVIEN A REINOS EXTRANJEROS ALGUNOS JOVENES A IN ST R U IR SE EN E S T E RAMO.

Dictamina Jovellanos que aquel establecimiento de Trubia sólo podrá subsistir por espacio de ocho o diez añas si se hace uso del carbón vegetal, que es cuando se agotaran enteramente los montes de aquella región. Que además la munición resultará mucho más cara. — Por todo ello, considera muy necesario hacer venir de Ale­ mania, Francia o Inglaterra un sujeto instruido en el uso del carbón fósil. — Que al mismo tiempo piensa que para no depender de los extranjeros en esta parte, convendría que pasasen a sus dominios algunos jóvenes, que se instruyeran en este ramo y que después volvieran a España a difundir sus ideas. — Que uno de ellos podría ser Don Juan de Arce, alumno del Real Instituto Asturiano y mozo de dieciocho años de edad, que ha estudiado todas las Matemáticas puras con mucho aprovecha­ miento y que lee y traduce corrientemente las lenguas francesa e inglesa y que tiene una conducta, que da esperanzas de que apro­ vechará en este ramo de mineralogía práctica. — Que podría pues pasar a Alemania o al país de Lie ja con este objeto y que se le podría señalar una pensión de ochocientos

(39) Publicamos los dos estados de los meses de Mayo y Junio de los con­ sumos y producción de la Real Fábrica de Municiones de Trubia. Legajo 5.733. Sección Guerra Moderna del Archivo General de Simancas. 410 LUIS ADARO RUIZ-FALCO LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 411 412 LU IS ADARO RUIZ-FALCO ducados anuales y darle una paga anticipada para que hiciera el viaje y otra cuando cuando hubiera de regresar, en consideración a que es hijo de padres pobres y honrados y que convendría ha­ cerle entender, si llegase este caso, que sólo a fuerza de aplicación y aprovechamiento se hará acreedor a la conservación de esta pen­ sión y a que se le emplee después en España en instruir a otras personas en las materias relativas a este ramo.

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El Conde de Revillagigedo considera muy conveniente y opor­ tuno para el bien del Estado este dictamen de Jovellanos y lo eleva a la superioridad, para que tomase las medidas más convenientes.

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Hay en el expediente una nota que dice: «Habiendo hecho presente el Conde de Revillagigedo con fecha 5 de Agosto último lo conveniente que era, el que Don Fernando Casado de Torres, Brigadier de Marina, fuese a la Fábrica de Mu­ niciones de Trubia a estudiar e investigar si podía emplear con utilidad el carbón de piedra en la fundición de las menas de hierro, porque todas las tentativas que se habían hecho hasta entonces habían salido infructuosas, se dignó V.M. resolver que el expresado oficial pasase a aquel establecimiento con este objeto, y por mi ministerio se comunicaron las órdenes necesarias para que así se ejecutase. Bajo este supuesto, parece que para determinar lo más conveniente sobre la adquisición del sujeto versado en esta parte de mineralogía (como se propone) es menester ver primero lo que hace Casado de Torres en Asturias». Finalmente hay una orden del 21 de Septiembre de 1797 que dice: «Que se espere hasta saber el resultado de la comisión dada a Casado de Torres». (Legajo 5.733.— Sección: Guerra Moderna.— Archivo General de Simancas). Tengo la impresión de que este Dictamen de Jovellanos debe ser inédito y no se publicó nunca. Supongo que debe estar en el Archivo de Simancas y espero buscarlo en mi próximo viaje. Diseño de las obras y máquinas para barrenar cañones de fusil, carabinas y pistolas

Archivo General de Simancas. Signatura XLIX-12

Vista superior de la presa o trabanco.

Perfil cortado por la línea AB de la planta.

Elevación del edificio para la máquina y habitaciones.

Vista superior del edificio que contiene las máquinas, habitaciones para las barrenas y fraguas.

Perspectiva de las máquinas para barrenar.

Perfil cortado por la lina A2. Plano de la Casa del Duque del Parque donde se halla colocada la Real Fábrica de Armas de Oviedo

Archivo General de Simancas. Signatura XLVI-57

Explicación del piso bajo: R.-Cobertizo para las maderas del uso de la Fábrica, S.-Tinglado para almacenar la madera para cajas di A.-Puerta principal. fusil. B.—Almacén para efectos sobre el cual hay un en­ tramado en donde se halla establecida la conta­ duría de la Fábrica. C.-Otro almacén destinado para el carbón vegetal, Explicación del piso alto: con su entramado encima, en que habita el Oficial-Principal del «Libro de la Fábrica» en­ A.-Escalera principal. cargado de la cuenta para el pago de las piezas de B.—Corredor. fusil. C.-Salas destinadas para la colocación de 3.600 fusi D .-Patio. les de armeros. E-F-G.-Almacenes ocupados con hierro, acero y D.-Cuartos destinados para poner los fusiles qu< otros efectos. aún no tienen aplicadas sus bayonetas. H-I.-Cuartos de armeros para el examen de las ar­ E.-Cuartos en que se almacenan las carenas par< m as. engrasar fusiles. K.-Cuarto para ordenar las piezas sueltas del fusil. F.—Cuarto para hacer el último examen de los fusi L .-C ocin a. les; que salen destinados de Real Orden; aplica M.-Escalera principal. das sus bayonetas y montadas. N.-Escalera interior. G.-Cuarto donde se examinan los fusiles que debei O.-Escalera para el entresuelo. salir de la fábrica. P.-Cuartos de debajo de las escaleras destinados H.-Cuarto donde se colocan los fusiles empacado: para calabozos. hasta que salen a su destino. Q.— Fraguas para examinarse los maestros antes de darles asiento en la Fábrica y para hacer los K.-Corredor donde se halla colocado el cook. experimentos. Diseño de la presa que debe sujetar las aguas del Río Trubia, para tomar la necesaria, a mover las máquinas de la Fábrica de Municiones

Archivo General de Simancas. Signatura: XLVI-56

Perfil cortado por la línea 1-2

Figura 1.—Corte horizontal por las líneas a-b, c-d y e-f.

Figura 2.-Se representan las vanguardias de piedra A-B, en que se apoya la presa C de madera, recibiendo la vanguardia A, el canal D a cuya entrada está la red de madera E para eliminar la introducción en él, de la breza que traigan las aguas especialmente en tiempo de avenidas.

Figuras 3 y 4.-Representa la presa de piedra cuyas vanguardias, en nada se diferen­ cian a la de la presa de madera. Plano y elevación de las Habitaciones, Fraguas, Talleres y Máquinas para desbastar y afilar las bayonetas y barrenar sus cubos, que deberán construirse en la Real Fábrica de Municiones de Guerra de Trubia, para establecerse en ella el Gremio de Maestros Bayonetistasde la de Armas de Oviedo, que al presente se hallan en dicha Ciudad y Villa de Mieres

Archivo General de Simancas.-Signatura XLIX-17

Hay después un subtítulo que dice: Plano de las Máquinas, Fraguas y Habitaciones bajas. Otro que dice: E levación

Explicación:

A.—Habitación para los maestros-bayonetistas y sus dependientes. B.-Fraguas y Talleres para dichos fabricantes. C.—Máquina hidráulica para desbastar y afilar las bayonetas con piedras de grano. D.-Máquina hidráulica para barrenar los cubos de las bayonetas. E.-Fragua para construir y recomponer las barrenas y las herramientas para picar las piedras de la máquina C. F.—Brocal o Boca de un cañón de pozo colocado sobre el canal subterráneo que conduce al río las aguas de todas las máquinas de la Fábrica, para extraer las necesarias para el servicio de las Fraguas y otros usos. G.-Porción de la cerca que cierra la Fábrica. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 413

DIVERSOS DOCUMENTOS CORRESPONDIENTES A LAS CON­ TRATAS EFECTUADAS POR LOS MAESTROS CANONISTAS, LLA­ VEROS, CAJEROS, APAREJADORES Y BAYONETISTAS, QUE HABIAN VENIDO A ESTABLECERSE EN ASTURIAS DESDE GUIPUZCOA PARA TRABAJAR EN LA NUEVA FABRICA DE AR­ MAS PORTATILES DE OVIEDO (40).

A continuación exponemos una serie de documentos en donde se puede ver la forma de efectuar las contratas de los maestros- armeros, las condiciones que exigían, las discusiones que se tenían sobre algunos de los puntos solicitados y cartas sobre estos temas.

Petición de los Diputados de los Gremios de la Fábrica de Armas dirigida al Director de la misma solicitando nuevas condiciones. Oviedo, 29 de Julio de 1797.

Sr. Director de las Reales Fábricas de esta ciudad. Los Diputados de los Gremios que abajo firman de esta Real Fábrica enterados del oficio dirigido por V.S. de 18 de Julio de este presente año con el mayor respeto dicen: «Lo Primero : Que atendiendo al mayor aumento de esta Real Fábrica y esmero con que estos individuos se dedican al servicio de S.M., sería muy conveniente y aun preciso establecer almacén de todo género de herramienta con bastante abundancia, libres de derechos establecidos en este Principado, a fin de que puedan sur­ tirse los operarios con menos incomodidad». «Lo Segundo : Que en caso de que S.A4. tuviese por conveniente trasladar a otro sitio esta Real Fábrica, se digne indemnizarle de las pérdidas que se les ocasionó en este establecimiento, o al menos los que tuviesen en el nuevo destino, y del de conducción al mismo con sueldo arreglado al que se dió a los últimos maestros en su tránsito desde Guipúzcoa, que deberá correr hasta la perfecta for­ mación de sus talleres y principar unas obras, compensándoles asimismo de las herramientas difíciles de conducir (llevar); en otras de igual bondad y calidad, a costa de la Real Hacienda, y que para que no se vean con algún atraso para dar principio a sus labores, se tome la providencia de tener preparadas las casas que han de habitar los maestros con talleres adecuados a su ministe­ rio».

(40) Legajo 5.733 de la Sección Guerra Moderna del Archivo General de Simancas. 414 L U IS ADARO RUIZ-FALCO

«Lo Tercero: Que a causa de que la mayor parte carece de inte­ ligencia en el idioma castellano, mayormente las mujeres, se hace indispensable un confesor instruido en la lengua Bascongada, y un cirujano de las mismas circunstancias». «Lo Cuarto: Que si llegase el caso de trasladarse la fábrica a otro paraje y alguno de los operarios estuviese indispuesto por no acomodar a su salud el temple, se le dé licencia concediéndole el «prest» (41) de tránsito y también a su familia (que depende del maestro) y el mismo asiento y número de piezas si en su país halla­ se otra fábrica de S.M. establecida, y permitiéndole gozar alguna exención si recayese en él». «Lo Quinto: Que aun en otro caso, dejando otro maestro en su lugar, pueda cualesquiera de los individuos marcharse a donde me­ jor le convenga». «L o Sexto: Que a los hijos de los maestros asentistas que que­ dasen huérfanos por muerte de su padre no se les prive de seguir con el asiento y que a la viuda se le dé el auxilio de tres reales dia­ rios, y si llegase el caso de que el maestro quedase imposibilitado de no poder trabajar por enfermedad o avanzada edad; se le dé asimismo cinco reales diarios para que pueda mantenerse». «Lo Séptimo: Que atendiendo a la general carestía de los comes­ tibles y alimentos de primera necesidad y a las cortas cosechas de los naturales de este Principado, se digne S.M. providenciarles un posito de granos para el surtido de estos sus fieles vasallos, para por este medio aliviarles en la carestía que se les oprime, tomando los medios que juzgase más prontos y eficaces sobre que también se hizo pretensión en 28 de Septiembre próximo pasado y no hubo resolución». «Lo Octavo: Que las obras que se trabajasen por los maestros sean recibidas sin contar número de piezas mensuales o semanales, sino todo aquello que pueda presentar el maestro, pagándole de contado como hasta el día de la fecha en dinero efectivo sin que se le cargue alguna pérdida de cambio de vales reales, conducción u otras cosas». «Lo Noveno: Que asimismo los materiales se entreguen en los precios estipulados que corren hasta el día y la calidad de lo mis­ m o». «Estas proposiciones elevan a la consideración de V.S. confia­ dos en que se estimarán por parte de la contrata a que no tendrán

(41) Palabra tomada del francés, que significaba el haber diario que se da a los soldados. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 415 inconveniente en acceder siempre que previamente merezcan la Real aprobación, porque en otro caso infaliblemente quedan expuestos los suplicantes a la mayor infelicidad suya y de su familia, y es lo que pueden exponer con respeto al oficio relacionado.

Manuel Josef Calderón Agustín de Bergara Pedro Lorenzo de Doiztua Gaspar de Olabarría».

Dictamen sobre el contenido de los artículos o condiciones que intentaban agregar a sus contratos los maestros-armeros y que eran diferentes a los efectuados al iniciarse el establecimiento de la Fábrica de Armas de Oviedo.

El Subdirector de la Fábrica de Armas, Don Ignacio Martín Mu­ ñoz, preparó el siguiente dictamen:

Condiciones que solicitan los Dictamen sobre el contenido de maestros llaveros, cajeros, apa­ los artículos o condiciones que rejeros y bayonetistas, introdu­ intentan insertar en sus contra­ cir en las contratas al tiempo de tas, diferentes de los estipula­ formalizarlas por ante escriba­ dos en las que tiene hechas al no público, según manda S.M. principio del establecimiento, en Real Orden de 19 de Junio los maestros de los gremios re­ último. feridos.

l.° Que atendiendo al mayor Existe un pequeño repuesto de aumento de esta Real Fá­ herramientas en los almacenes brica y esmero con que es­ de la Fábrica de Armas y será tos individuos se dedican muy conveniente se aumente al servicio de S.M. será con acopio considerable de to­ muy conveniente y aún pre­ das especies, donde se surtan ciso establecer Almacén de de la que necesiten los maes­ todo género de herramien­ tros-armeros que deberán pa­ tas con bastante abundan­ garla inclusos derechos y demás cia, libres de derechos esta­ gastos que se originen, sin car­ blecidos en este Principado ga alguna a la Real Hacienda, a fin de que puedan surtir­ esto es, las tomarán a coste y se los operarios con menos costas, lo contrario sería dar incomodidad. lugar a abusos y a negociacio- 416 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

nes por parte de los armeros que so color de la necesidad de herramienta para sus labores, la extraerían de los almacenes para beneficiarlas con ganancia conocida.

2.° Que en caso de que S.M. tu­ A ningún maestro-armero se ha viese por conveniente tras­ ocasionado perjuicio alguno en ladar a otro sitio esta Real este establecimiento de que se Fábrica, se digne indemni­ le deba indemnización; a él se zarles de las pérdidas que transfirieron de Guipúúzcoa vo­ les ocasionó en este esta­ luntariamente, y si S.M. tuviese blecimiento o a lo menos lo por conveniente trasladar en al­ que les costase en el nuevo gún tiempo a otra parte la fá­ destino y del de conducción brica, es justa la solicitud de del mismo con sueldo arre­ que se les socorra con semejan­ glado al que dió a los últi­ tes auxilios que han recibido en mos maestros en su tránsi­ su traslación y establecimiento to desde Guipúzcoa que de­ en este destino. berá correr hasta la perfec­ ta formación de sus talleres y principiar sus obras, com­ pensándoles así mismo de las herramientas difíciles de conducir (llevar); en otras de igual bondad y calidad a costa de la Real Hacienda y que para que no se vean con ningún atraso para dar principio a sus labores, se tome la providencia de tener preparadas las casas que han de habitar los maestros con talleres adecuados a su ministerio.

3.° Que a causa de que la ma­ Está elevada a noticia de la su­ yor parte carece de inteli­ perioridad la necesidad efectiva gencia en el idioma caste­ en cuanto a confesor que po­ llano, mayormente las mu­ sea el idioma vascongado. Por jeres, se hace indispensable lo perteneciente a cirujano no LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 417

un confesor inteligente en militan iguales circunstancias, la lengua vascongada y un pues sin rubor pueden inter­ cirujano de las mismas cir­ pretarse las enfermedades cor­ cunstancias. porales; y no carecen de este facultativo en los puntos de sus moradas; sino quieren subs­ traerse de la recompensa regu­ lar con la solicitud de que se les ponga por cuenta de S.M. ciru­ jano vascongado que sería im­ posible cumplir a satisfacción de los armeros.

4.° Que si llegase el caso de Si legítimas causas instasen a trasladarse la fábrica a alguno de los armeros a salir otro paraje, y alguno de de este establecimiento hacién­ los operarios estuviese in­ dolas presente con la debida dispuesto por no acomodar justificación y pruebas de su a su salud el temple, se le realidad. no solamente serán dé licencia concediéndole el acreedores a el goce de su licen­ «prest» de tránsito, y tam­ cia, sino a los auxilios que so­ bién a su fam ilia (que de­ licitan para disfrutar la heren­ pende del maestro) y el mis­ cia que recayese en ellos. mo asiento y número de piezas si en su país hallase otra fábrica de S.M. esta­ blecida, y permitiéndole go­ zar alguna herencia si reca­ yese en él.

5.° Que aún en otro caso de­ Tiene grandes inconvenientes jando otro maestro en su conceder esta facultad amplia lugar pueda cualquiera de a los individuos maestros. El los individuos transferirse que solicite marcharse median­ a donde mejor le convenga. te lo que haga presente, se le concederá o no su licencia.

6.° Que a los hijos de los maes­ Los hijos que quedasen huérfa­ tros asentistas que queda­ nos es justo que obtengan sien­ ren huérfanos por muerte do de desempeño el asiento de de su padre no se les prive sus padres, si éste estaba en ca­ de seguir con el asiento, y lidad de maestro, pero no hay 418 LUIS ADARO RUIZ-FALCO

que a la viuda se le dé el razón para que generalmente las auxilio de tres reales dia­ viudas de estos maestros, ni su rios, y si llegase el caso de ancianidad disfruten pensiones que el maestro quedase im­ que solicitan. posibilitado de no poder trabajar por enfermedad o avanzada edad se le dé así mismo cinco reales diarios para que pueda mantenerse.

7.° Que atendiendo a la gene­ Abierta la carretera, pudiera ral carestía de los comesti­ proporcionárseles este auxilio bles y alimentos de primera sin más perjuicio de los Reales necesidad y las cortas cose­ intereses que es el tener emplea­ chas de los naturales de este do algún caudal para este efec­ Principado, se digne S.M. to y acopios; si esto se pusiese providenciarles un posito en práctica, sería indispensa­ de granos para el surtido de ble establecer un método muy estos sus fieles vasallos pa­ arreglado y juicioso para verifi­ ra por este medio aliviarles car los acopios, distribución sin en la carestía que les opri­ abusos a los armeros que nun­ me, tomando los medios ca deberían percibir el grano que juzgase más prontos y sin satisfacerlo en dinero inme­ eficaces sobre que también diatamente, no mezclando con se hizo pretensión en 28 de su cuenta particular de piezas Septiembre próximo pasado y materiales que reciben con y no hubo resolución. empeños que quisieran contraer por el ramo que se trata.

8.° Que las obras que se traba­ Por artículo expreso de contra­ jasen por los maestros seán ta observado fielmente por par­ recibidas sin contar núme­ te de la fábrica, se les reciben ro de piezas mensuales o todas las piezas que puedan semanales, sino todo aque­ presentar a más de las que se llo que pueda presentar el obligaron a construir mensual­ maestro pagándole de con­ mente, a excepción de los bayo- tado, como hasta el día de netistas cuya obra abunda con la fecha en dinero efectivo, exceso, no necesitándose tanto sin que se les cargue algu­ número, ni existencia de ellas. na pérdida de cambio de A los cajeros y aparejeros se vales reales, conducción u les recibe y deben recibir cuan­ otras cosas. tos fusiles encepen conforme a LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 419

las llaves que se les reparta, siendo éstas todas las que cons­ truyen semanalmente los maes­ tros llaveros. El importe de las piezas que entreguen, conviene lo reciban siempre en numera­ rios como hasta el presente.

9.° Que así mismo los mate­ Es capítulo expreso de la con­ riales se entreguen en los trata, y se estipuló en la pro­ precios estipulados que co­ vincia de Guipúzcoa cuando se rren hasta el día y la cali­ transfirieron estos operarios al dad de lo mismo. establecicimiento de la Fábrica de Armas de Oviedo no habien­ do arbitrio más que a obser­ varse fielmente; y siendo sus­ ceptible de muchos abusos por parte de los armeros, para evi­ tar éstos, el desorden y perjui­ cios que sufren en ellos los in­ tereses de S.M. convendría que en Junta del Subdirector, Minis­ tro de Real Hacienda de la Fá­ brica y oficial veedor de ella, se impusiesen penas correspon­ dientes al armero o armeros que sacando de los almacenes de la fábrica materiales para sus obras los inviertan en dife­ rentes usos o los vendan a par­ ticulares, instados de ellos, y de la ganancia que les resulta, sin miramiento al beneficio que re­ ciben de S.M. y perjuicios que ocasionan en no reducir hierro, acero y demás materiales a las piezas correspondientes del ar­ mamento.

Estas proposiciones elevan En la observancia de las contra­ a la consideración de V. tas hechas en 8 de Abril de 1795 confiados en que se estima- aprobadas por S.M. en 15 de 420 L U IS ADARO RUIZ-FALCO

rán por parte de la contra­ Junio del mismo año a excep­ ta, a que no tendrán incon­ ción de la cláusula en que se veniente en acceder siempre estipula la permanencia de los que previamente merezca la armeros en la fábrica por ocho Real aprobación, pues en años, que debe ser por el tiem­ otro caso infaliblemente po que fuese del agrado de S.M. quedan expuestos los supli­ de lo que quedaron bien ente­ cantes a la mayor infelici­ rados, no resulta la infelicidad dad. que anuncian estos artesanos, a lo menos no se comprenden sean más beneficiados en otras fábricas de esta naturaleza, y en contestación a los oficios que citan parecía muy regular que hubieran procedido a la formalización por ante escri­ bano público de las contratas hechas anteriormente, según costumbre, sin introducir en ellas alguna alteración, hacien­ do separadamente presente a S.M. cualesquiera otras solici­ tudes que les pareciesen justas.

Real Fábrica de Trubia, 17 de Agosto de 1797. Ignacio Muñoz.

Noticia de los maestros-armeros de los cinco gremios que consti­ tuyen la Real Fábrica de Armas de Oviedo, con expresión de los que en virtud de Real Orden vinieron de la provincia de Guipúzcoa a el principio del establecimiento, de los que en Oviedo tomaron pos­ teriormente asiento voluntario y de los últimos que vinieron tam­ bién por Real Orden, a saber :

Maestros cañonistas que de Real Orden se transfirie­ ron de la Provincia de Guipúzcoa al establecimiento de la Real Fábrica de Armas de Oviedo y procedieron a hacer contratas con el Mariscal de Campo Don Fran­ cisco Vallejo que fueron aprobadas por S.M. en Real Orden de 15 de Junio de 1795 a excepción del artículo en que se estipulaban 8 años de permanencia en la fá­ brica, que debía ser durante por el tiempo del agrado LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 421 de S.M. de cuya orden quedaron inteligenciados por el referido General, y no se convienen a formalizar por ante Escribano estas contratas sin introducir en ella alteraciones.

Antonio Guisasola ...... 1 Félix Guisasola ...... 1 Agustín Alvizuri ...... 1 Domingo Alvizuri ...... 1 Bartolomé Uzuriaga ...... 1 Agustín Eguren ...... 1 Josef Joaquín de Orozco ...... 1

7

Maestros cañonistas que últimamente vinieron por Real Orden de 2 de Junio de 1796, y tienen la circuns­ tancia en la contrata de permanecer por el tiempo del agrado de S.M.

Lucas Antonio Osoro ...... 1 Francisco del Coro ...... 1 Joaquín Aguirre ...... 1

3

Maestros llaveros que de Real Orden vinieron al prin­ cipio del establecimiento, y que se hallan en las mis­ mas circunstancias que los cañonistas que vinieron en el mismo tiempo expresado arriba.

Joaquín Tomás Calderón ...... 1 Domingo Echevarría ...... 1 Silvestre Careaga ...... 1 Manuel Joaquín de Iribe ...... 1 Xavier Ignacio Aguirre ...... 1 Diego Arizmendi ...... 1 Juan Azarloza ...... 1 Andrés Antonio Morúa ...... 1 Miguel Antonio Ibarra ...... 1 Andrés Astigarraga ...... 1 422 LUIS ADARO RUIZ-FALCO

Domingo Zulaibar ...... 1 Josef Zulaibar ...... 1 Ramón Meave ...... 1 Francisco Villar ...... 1 Miguel Echeverría ...... 1 Domingo Egocheaga ...... 1 Joaquín Alberdi Vergara ...... 1 Ignacio Maquibar ...... 1 Josef Andrés de Acha ...... 1 Josef María Amillategui ...... 1 Manuel Calderón ...... 1 Francisco Morúa ...... 1 Agustín Echeverría ...... 1 Manuel Gorostegui ...... 1 Juan Mendizábal ...... 1 Joaquín Alberdi ...... 1 Joaquín Egocheaga ...... 1

2 7

Otros maestros llaveros que voluntariamente tomaron asiento, y se contrataron en Oviedo con la circunstan­ cia de permanecer por el tiempo del agrado de S.M.

Diego Areder ...... 1 Victoriano Calderón ...... 1 Matías Uribe ...... 1 Juan José Gorostegui ...... 1 Andrés Olañeta ...... 1 Joaquín Aguirre ...... 1 Francisco Antonio Orbea ...... 1 Pedro Aramburu ...... 1 Fernando Astigarraga ...... 1 Andrés Egocheaga ...... 1 Salvador Arana Gorostola ...... 1 Ignacio Ysasi ...... 1 Josef Luis Arizaga ...... 1 Manuel María Ascárota ...... 1 Félix Antonio Ibarzábal ...... 1 Juan Andrés Zuluaga ...... 1 Agustín Astigarraga ...... 1 LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 423

Félix Eguía ...... 1 Fernando Vascarán ...... 1 Antonio Bilbao ...... 1 Mariano Gomiziaga ...... 1

21

Otros llaveros que últimamente vinieron de Guipúzcoa en virtud de Real Orden de 24 de Enero del año co­ rriente.

Andrés Egocheaga Mayor ...... 1 Pedro Maria Madariaga ...... 1 Francisco Andrés Madariaga ...... 1 Josef Yzaguirre ...... 1

4

Cajeros que de Real Orden vinieron al principio, y se hallan en iguales circunstancias que los demás Armeros que vinieron con ellos al principio del esta­ blecimiento.

Fernando Ibarzabal ...... 1 Domingo Ibarzabal ...... 1 Domingo Arguiarro ...... 1 Francisco Vergara ...... 1 Josef de Vergara ...... 1 Domingo Vergara ...... 1 Juan Josef Urcaregui ...... 1 Martin Guisasola ...... 1 Ignacio Ariznabarreta ...... 1 Pascual Trebino ...... 1

10

Otros cajeros que voluntariamente tomaron asiento y se contrataron en Oviedo, y tiene en la contrata la 424 LUIS ADARO RUIZ-FALCO

circunstancia de permanecer por el tiempo del agrado de S.M.

Josef Celá ...... 1 Lorenzo Ibarzábal ...... 1 Juan Bautista Alberdi ...... 1 Miguel Abarzabalegui ...... 1 Rafael Sufriategui ...... 1

5

Otros cajeros que por Real Orden de 2 de Junio de 1796 vinieron últimamente, y tienen en la contrata la circunstancia de permanecer por el tiempo del bene­ plácito de S.M.

Domingo Barrutia M a y o r...... 1 Raymundo Celá ...... 1 Francisco Ignacio Olañeta ...... 1 Francisco Olañeta ...... 1 Agustín Vergara ...... 1

5

Aparejeros que en virtud de Real Orden vinieron al principio y se hallan en iguales circunstancias que los demás maestros que se transfirieron a el estableci­ miento de la fábrica en la misma época.

Antonio Doiztua ...... 1 Francisco Doiztua ...... 1 Fernando Bascarán ...... 1 Pedro Manuel Gasteaci ...... 1 Pedro Francisco Echevarría ...... 1 Juan Bautista Guisasola ...... 1 Pedro San Martín ...... 1 Pedro Ignacio Arregui ...... 1 Félix Eguía ...... 1 LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 425

Joaquín Calderón ...... 1 Lorenzo Aramburu ...... 1

11

Otros aparejeros que voluntariamente tomaron asien­ to y se contrataron en Oviedo, y se menciona en la contrata la circunstancia de permanecer por el tiem­ po del beneplácito de S.M.

Lorenzo Doiztua ...... 1 Ignacio Aguirre ...... 1 Josef Mateo Arana ...... 1 Pedro Azpiri ...... 1 Josef Antonio Gasteaci ...... 1 Pedro Josef Gasteaci ...... 1

6

Bayoneteros que de Real Orden vinieron al principio del establecimiento, y se hallan en iguales circunstan­ cias que los demás maestros que vinieron al mismo tiempo.

Gaspar Olavarría ...... 1 Josef Olavarría ...... 1 Ignacio Laca ...... 1

3

Otro bayonetero voluntario tomo asiento, y se con­ trató en Oviedo con la circunstancia del tiempo que fuere del agrado de S.M.

Domingo Olano ...... 1

1 426 LUIS ADARO RUIZ-FALCO

Otros bayoneteros que vinieron últimamente por Real Orden de 2 de Junio de 1796, y tiene su contrata hecha con la circunstancia de permanecer por el tiempo del beneplácito de S.M.

Francisco Ignacio Suasua ...... 1 Martín Artamendi ...... 1

2

TOTAL DE CLASES DE LOS MAESTROS ARMEROS

Cañonistas ...... 10 Llaveros ...... 53 (42) Cajeros ...... 20 Aparejeros ...... 17 Bayonetistas ...... 6

106

Corresponde esta noticia con las contratas originales que paran en la Oficina de Cuenta y Razón de la Fábrica de Armas. Real Fábrica de Municiones de Trubia, 17 de Agosto de 1797 (43). Ignacio Muñoz.

Contratas de los cinco Gremios de la Real Fábrica de Armas de Oviedo.

Para conocimiento de la forma y texto en los cuales se exponían los contratos en la Real Fábrica, a continuación se reproducen cinco de los contratos efectuados en Oviedo entre los días 27 de Febrero de 1796 y 9 de Agosto de 1797 por algunos de los maes-

(42) Hay un error en estos números, pues los llaveros registrados son 52; por tanto el total de los operarios aquí reseñados es de 105 en vez de los 106 que arriba se indica. (43) Puede observarse que bastantes de estos apellidos continúan existien­ do hoy en Asturias, lo cual hace pensar que pudieran ser descendientes de aquellos vascos que hace doscientos años vinieron a nuestra región al esta­ blecimiento de la Fábrica de Armas de Oviedo. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 427 tros-armeros que vinieron a trabajar correspondientes a los cinco gremios que componían la plantilla de la citada fábrica:

— Maestros-cañonistas. — Maestros-aparejeros. — Maestros-llaveros. — Maestros-cajeros. — Maestros-bayonetistas.

Real Fábrica de Armas de Oviedo. Contrata de dos aparejeros.

Josef Mateo Arana y Pedro Azpiri, que de orden Real han ve­ nido de las fábricas de Guipúzcoa a establecerse en ésta, han sido examinados por el Examinador Don Joaquín Calderón con asisten­ cia del Diputado de el Gremio de Aparejeros Pedro Ignacio Arregui, y habiéndose desempeñado a satisfacción de éstos, hacen contrata con S.M. y en su nombre con el Comisario de Guerra Don Zenón Rocandio Somodevilla, Ministro principal de Hacienda de las Rea­ les Fábricas de Armas y Municiones de este Principado de Asturias, presente Don Francisco Marzano, Contralor Provincial de dar los aparejos que se expresarán, bajo las condiciones siguientes: 1.a) Que con los demás maestros-aparejeros de que actualmen­ te se compone el Gremio, se obligan a dar aparejados los cañones que presentan los maestros-cañonistas establecidos en la fábrica. 2.a) Que por cada aparejo que presenten, aprobado que sea, se satisfará por la fábrica el mismo precio que abonaba el Rey a la Compañía de Filipinas en la fábrica de Placencia. 3.a) Que por el hierro, latón, crisoles y carbón de castaño que se les suministre por parte de la Real Fábrica para los aparejos y el poco acero que necesiten para las herramientas será a los pre­ cios que se les daba la citada compañía. 4.a) Que la medida de la carga de carbón que se les suministre por la fábrica será la misma que se usaba en la dicha de Placencia para tomar el carbón de la citada compañía. 5.a) Que el examen y aprobación de los aparejos se ejecutará en la Casa de la Fábrica de Oviedo según Reales Reglamentos y la práctica introducida en la de Placencia. 6.a) Que por cada aparejo que presenten y quede examinado y aprobado en los almacenes se les entregará por la fábrica ocho reales de vellón, quedando lo restante hasta la cantidad que abona 428 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

el Rey para satisfacer los materiales que tomen de los almacenes, cuya cuenta se formalizará cada tres meses y recibirán lo que al­ cancen. 7.a) Que los materiales que reciban de los almacenes de la fábrica no podrán emplearlos en otros usos que en los aparejos de fusiles que se construyan en ella, bajo las penas que les sean impuestas por el nominado Ministro de Hacienda y Director de ella. 8.a) Que si se adaptase para esta labor el carbón de piedra de la buena calidad que abunda en este Principado, se rebajará el pre­ cio del aparejo en razón del menor valor del carbón de piedra con respecto al de castaño, debiendo ser esta rebaja con conside­ ración a que tanto el Rey como los maestros-aparejeros logran las ventajas que proporcione el citado carbón de piedra. 9.a) Que bajo las expresadas condiciones se obligan los citados dos maestros-aparejeros a permanecer en esta fábrica por el tiempo del beneplácito de S.M. y lo firmaron para su entera validación, en Oviedo a once de Agosto de mil setecientos noventa y seis. Zenón Rocandio Somodevilla. Josef Mateo de Arana. Pedro de Azpiri. Francisco Marzano. Es copia de la contrata original que fué exhibida a mi Escriba­ no por el Sr. Don Zenón Rocandio Somodevilla, Comisario de Guerra y Ministro de Hacienda de la Real Fábrica de Armas de esta ciudad de Oviedo, y volvió a recoger, a que me remito. Y en fe de ello y para que así conste yo el infraescrito Escribano Real de S. M. y de Número antiguo y perpetuo de esta dicha ciudad, doy la presente que signo y firmo junto con dicho Sr. Don Zenón, y de su requerimiento en ella a nueve de Agosto de mil setecientos no­ venta y siete. Firmado: Zenón Rocandio Somodevilla Francisco Fernando Puente Ignacio Muñoz

Real Fábrica de Armas de Oviedo.

Contrata de tres maestros-cajeros.

Rafael de Sufrategui, oficial-cajero que voluntariamente se pre­ sentó para establecerse en esta Real Fábrica, ha sido examinado por el Examinador Don Joaquín Calderón, con asistencia del Dipu­ tado del Gremio de Cajeros Fernando Ibarzábal; y habiendo obrado LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 429 a satisfacción de ambos, junto con los maestros-cajeros Domingo Barrutia Mayor y Raymundo Celá que por Real Orden vinieron desde la provincia de Gupúzcoa a establecerse asimismo en esta fábrica: Hacen contrata con S. M. y en su nombre, con el Comisa­ rio de Guerra Don Zenón Rocandio de Somodevilla, Ministro prin­ cipal de Hacienda de las Reales Fábricas de Armas y Municiones de este Principado de Asturias, a presencia de Don Francisco Atar- zano, Contralor Provincial, de entregar las cajas de fusil; que se expresarán bajo las condiciones siguientes: 1.a) Que cada uno de los maestros-cajeros sobredichos se obli­ ga a aprontar mensualmente cuarenta cajas de fusil, las cuales deberán ser examinadas y aprobadas para su admisión bajo las reglas que estaban establecidas en la Real Fábrica de Placencia. 2.a) Que cada caja que presentasen, examinada y aprobada que sea, se les satisfará por la fábrica lo mismo que abonaba el Rey a la Compañía de Filipinas. 3.a) Que las cureñas de nogal para cajas de fusiles que reciban de los almacenes de la fábrica, se les cargarán al precio que las cargaba la Compañía de Filipinas cuando las tomaban de sus alma­ cenes en las fábricas de Placencia. 4.a) Que por cada caja que presente, y quede examinada y apro­ bada, se les entregará por la fábrica siete reales y medio de vellón, quedando lo restante, hasta la cantidad que abona el Rey, para satisfacer los materiales que tomen en los almacenes; cuya cuenta se formalizará cada tres meses, y recibirán lo que alcancen. 5.a) Que las cureñas de nogal que recibirán de los almacenes de la fábrica no podrán ser empleadas en otros usos que en el de cajas para fusiles de la fábrica, bajo las penas que se les imponga por el referido Ministro de Hacienda y Director de ella. 6.a) Que siempre que por parte de la fábrica se considere hacer uso de las cureñas de nogal que haya en sus almacenes, porque se conozca que por su mayor permanencia en ellos pueden deteriorse, se obligan a tomar la parte que les corresponda respecto a los de­ más del Gremio y emplearlas así como ellos. T.14) Que las cureñas que puedan adquirir por sí los dichos maestros-cajeros para cajas de los fusiles de las fábricas serán de madera seca, de dos o tres años cortada, y cuando se conozca que no tienen este tiempo se romperán por los maestros examinadores del Rey al tiempo que hagan el examen y reconocimiento de ellas en la Casa de la Fábrica. 8.a) Que siempre que para hacer dicho acopio de cajas necesi­ ten dichos maestros licencia para el corte de los nogales que ajus­ 430 LU IS ADARO RUIZ-FALCO ten, se les facilitará por parte de la fábrica verificado que sea su destino para cajas de los fusiles que se construyan en ella. 9.a) Que bajo las condiciones expresadas, se obligan los citados tres maestros cajeros a permanecer en esta fábrica por el tiempo del beneplácito de S.M., en cuya conformidad, por no saber firmar los dos de ellos, lo firmó el referido Sufrategui por sí, y a nombre de todos. En Oviedo a primero de Agosto de mil setecientos noventa y seis. Zenón Rocandio Somodevilla. Rafael Sufrategui. Con mi asis­ tencia, Francisco Marzano. Es copia de la contrata original que fué exhibida a mi Escribano por el Sr. Don Zenón Rocandio Somodevilla, Comisario de Gue­ rra y Ministro de Hacienda de la Real Fábrica de Armas de esta ciudad de Oviedo, y volvió a recoger, a que me remito. Y en fe de ello y para que así conste. Yo el infraescripto Escribano Real de S.M. y de Número antiguo y perpetuo de esta dicha ciudad, doy la presente que signo y firmo en ella, junto con dicho Sr. Don Ze­ nón, y de su requerimiento a nueve de Agosto de mil setecientos noventa y siete. Firmado: Zenón Rocandio Somodevilla Francisco Fernando Puente Ignacio Muñoz

Real Fábrica de Armas de Oviedo.

Contrata de tres maestros cañonistas.

Los maestros cañonistas Lucas Antonio Osoro, Francisco del Coro y Joaquín Aguirre, que de Real Orden han venido a estable­ cerse en la expresada fábrica desde las de la provincia de Guipúz­ coa, representados por el Diputado del Gremio de ellos Bartholomé Uzuriaga, hacen contrata con S.M. y en su nombre con el Comisa­ rio de Guerra Don Zenón Rocandio Somodevilla, Ministro Princi­ pal de Hacienda de la citada Fábrica, con asistencia del Contralor Provincial Don Francisco Marzano, de aprontar el número de caño­ nes de fusil que abajo se estipulará, bajo las condiciones siguientes: 1.a) Que cada uno de los referidos maestros cañonistas se obli­ ga a aprontar mensualmente ochenta cañones de fusil, los cuales deberán ser probados, examinados y aprobados para su admisión bajo las reglas que estaban establecidas en las Reales Fábricas de Placencia. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 431

2.a) Que si a más de los referidos ochenta cañones presentasen los citados maestros mayor número mensualmente se les admitirá probados, examinados y aprobados que sean. 3.a) Que por cada cañón que presenten en la referida Fábrica de Oviedo, probado, examinado y aprobado, se les satisfará lo mis­ mo que abonaba el Rey a la Compañía de Filipinas en las de Pla- cencia, según la oferta que se les hizo al tiempo que se convinieron venir a ésta. 4.a) Que el hierro y carbón de castaño que se les suministre de los almacenes de la fábrica para la construcción de cañones de fusil será a sólo los precios a que se lo daba la Compañía; cuya oferta se les hizo igualmente. 5.a) Que por cada cañón que se apruebe se les dará al tiempo de recibirlos en los almacenes veinte reales, dejando lo demás hasta el completo para satisfacer los materiales que reciban, cuya cuenta se formalizará cada tres meses y percibirán lo que alcancen. 6.a) Que la medida de la carga de carbón que se les suministre será la misma que se usaba en la Fábrica de Placencia para tomar el carbón a la Compañía de Filipinas. 7.a) Que el hierro y carbón que se les administre mensualmente para la construcción de cañones será de los almacenes que tiene la fábrica en la villa de Mieres, respecto a establecerse y avecindar­ se en ella dichos maestros cañonistas. 8.a) Que en atención a la distancia de tres leguas que dista de Oviedo dicha villa de Mieres, en donde por las circunstancias del país ha sido preciso colocar por ahora los obradores y barrenas para forjar y barrenar los cañones, se satisfará por parte de la fábrica el transporte de los cañones que presenten para la prueba y examen en la Casa de la Fábrica en Oviedo; pero que si en lo sucesivo se aproximasen a esta ciudad, sea por cualesquiera moti­ vo, será de su cuenta hacer la conducción de los cañones al proba- dero de la expresada fábrica. 9.a) Que en consideración a que en la actualidad necesita el Rey que esta fábrica produzca el mayor número posible de fusiles, no podrán emplearse los citados maestros cañonistas ni sus oficia­ les en trabajar cañones para particulares, bajo las penas que se les impondrán por el Director de la fábrica. 10.a) Que los expresados maestros no podrán invertir en otros usos que en el de la construcción de cañones los materiales que reciban de los almacenes de la fábrica, bajo las penas que se les impondrá por dicho Director y Ministro de Hacienda. 432 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

11.a) Que si se adaptan para esta labor el carbón de piedra de la buena calidad que abunda este Principado, se rebajará el precio del cañón, en razón de menor valor del carbón de piedra respecto al de castaño, debiendo ser esta rebaja con consideración a que tanto el Rey como los maestros cañonistas logren las ventajas que proporcione el citado carbón de piedra. 12.a) Que bajo las condiciones expresadas se obligan los cita­ dos maestros cañonistas a permanecer en esta Reí Fábrica el tiempo del beneplácito de S.M., y a ruego de todos, lo firmó Lucas Antonio Osoro, porque no sabían los demás, a una con los expresados Señor Comisario y Contralor, en Oviedo, primero de Agosto de mil sete­ cientos noventa y seis. Zenón Rocandio Somodevilla. Lucas Antonio de Osoro. Francisco Marzano. Es copia de su original que fué exhibido a mi Escribano por el Sr. Don Zenón Rocandio Somodevilla, Comisario de Guerra y Mi­ nistro de Hacienda de la Real Fábrica de Armas de esta ciudad, y volvió a recoger, a que me remito. Y en fe de ello y para que así conste, yo el infraescripto Escribano Real de S.M. y de Número antiguo y perpetuo de esta ciudad de Oviedo, doy la presente que signo y firmo junto con dicho Sr. Don Zenón y de su requerimiento en ella a nueve de Agosto de mil setecientos noventa y siete. Firmado: Zenón Rocandio Somodevilla Francisco Fernando Puente Ignacio Muñoz

Real Fábrica de Armas de Oviedo.

Contrata de un maestro bayonetista.

Domingo Olano, que voluntariamente se ha presentado al esta­ blecimiento de dicha Real Fábrica desde las de Guipúzcoa, ha sido examinado por el maestro examinador Don Joaquín Calderón, y habiéndose desempeñado a su satisfacción: Contrata con S.M. y en su nombre con el Mariscal de Campo Don Francisco Vallejo, Te­ niente Coronel del Real Cuerpo de Artillería, Director de la referida Real Fábrica de Armas, con asistencia de Don Raimundo Domingo, guarda-almacén que interviene por parte de la Real Hacienda a falta de Ministro de ella, de aprontar el número de bayonetas para fusiles que abajo se estipulará bajo las condiciones siguientes: 1.a) Que se obliga aprontar mensualmente ciento veinte bayo­ netas de fusil arregladas a la muestra de la fábrica que se le pre­ LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 433 sentará, debiendo ser examinadas y aprobadas bajo las reglas que estaban establecidas en la Real Fábrica de Placencia. 2.a) Que si presentase mayor número de bayonetas se admiti­ rán en la fábrica examinadas y aprobadas que sean. 3.a) Que cada bayoneta que se reciba en los almacenes de la fábrica se le abonará el mismo precio que abonaba el Rey a la Compañía de Filipinas. 4.a) Que el hierro, acero, becerrilo y carbón de castaño que reciba de los almacenes de la fábrica sólo se le cargará a los pre­ cios que lo cargaba a la Compañía de Filipinas cuando lo suminis­ traba de sus depósitos. 5.a) Que la medida de la carga de carbón que se le suministre por la fábrica será la misma que estaba establecida en las fábricas de Placencia; para percibir el carbón que tomaban en los almace­ nes de la Compañía de Filipinas. 6.a Que por cada bayoneta que se apruebe y se reciba en los almacenes se le entregará por la fábrica siete y medio reales de vellón, dejando lo demás hasta el completo del valor total de ella para satisfacer los materiales que recibe, cuya cuenta se formalizará cada tres meses y percibirá lo que alcance. 7.a) Que en consideración a que en la actualidad necesita el Rey que esta fábrica produzca el mayor número posible de fusiles, no podrá emplearse el expresado maestro bayonetista en trabajar obra alguna para particulares, bajo de las penas que se le impon­ drán por el Director de la fábrica. 8.a) Que el expresado maestro no invertirá en otros usos que en la construcción de bayonetas los materiales que reciba de los almacenes de la fábrica, bajo las penas que le impondrá el citado Director. 9.a) Que será de cuenta de dicho bayonetista satisfacer a los barrenadores el coste de barrenar el cubo de bayonetas. 10.a) Que si se adaptase para esta labor el uso de carbón de pie­ dra de la buena calidad que abunda en este Principado, se rebajará el precio de la bayoneta en razón del menor valor del carbón de piedra respecto al de castaño, debiendo ser esta rebaja con consi­ deración a que tanto el Rey como los maestros bayonetistas logren las ventajas que proporcione el citado carbón de piedra. 11.a) Que bajo las condiciones expresadas se obliga el citado maestro bavonetista a permanecer en esta fábrica por el tiempo del beneplácito de S.M. Oviedo, veintisiete de Febrero de mil setecientos noventa y seis. Francisco de Vallejo. Por no saber firmar, hizo la señal de la Cruz. 434 L U IS ADARO RUIZ-FALCO

Y firmó a su nombre el testigo. Matías Narbarte. Con mi asistencia. Raymundo Domingo. Es copia de la contrata original que fué exhibida a mi escribano por el Sr. Don Zenón Rocandio Somodevilla, Comisario de Guerra y Ministro de Hacienda de la Real Fábrica de Armas establecida en esta ciudad de Oviedo, y volvió a recoger, a que me remito; en cuya fe y para que así conste, yo el infraescripto Escribano Real de S.M. y del Número antiguo y perpetuo de dicha ciudad doy la presente que signo y firmo junto con el citado Sr. Don Zenón, y de su requerimiento en ella a once de Agosto de mil setecientos noventa y siete. Firmado: Zenón Rocandio Somodevilla Francisco Fernando Puente Ignacio Muñoz

Real Fábrica de Armas de Oviedo.

Contrata de dos maestros llaveros.

Los dos maestros llaveros Félix Eguía y Fernando de Bascarán, que han sido examinados en su oficio por el Maestro Examinador del Rey, Lorenzo Aramburu, en presencia del Diputado de su Gre­ mio Manuel Joseph Calderón y han desempeñado a satisfacción de éstos su examen, contratan con S.M. y en su nombre con el Comisario de Guerra y Ministro de la Real Hacienda de dicha Fá­ brica, Don Zenón Rocandio Somodevilla, con asistencia del Con­ tralor de Artillería Don Francisco Marzano de aprontar las llaves de fusil que abajo se estipulará bajo las condiciones siguientes: 1.a) Que los referidos maestros llaveros se obligan aprontar mensualmente veinte llaves de fusil cada uno, al poco más o menos, las cuales deberán ser examinadas y aprobadas para su admisión bajo las reglas que estaban establecidas en las Reales Fábricas de Placencia. 2.a) Que por cada llave que presenten, examinada y aprobada que sea, se les satisfará por la fábrica treinta y dos reales, como a los demás maestros de su clase. 3.a) Que el hierro, acero y carbón de castaño que reciban de los almacenes de la fábrica sólo se les cargará a los precios que lo cargaba la Compañía de Filipinas cuando lo suministraba de sus almacenes. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 435

4.a) Que la medida de la carga de carbón que se les suministre por la fábrica será la misma que estaba establecida en las fábricas de Placencia para percibir el carbón que tomaban de la Compañía de Filipinas. 5.a) Que por cada llave de fusil que presenten en la fábrica examinada y aprobada se les entregará por ésta veinte y cuatro reales, dejando lo demás hasta el completo del valor total de ella para satisfacer los materiales que reciban, cuya cuenta se forma­ lizará cada tres meses y percibarán lo que alcancen. 6.a) Que en consideración a que en la actualidad necesita el Rey que esta fábrica produzca el mayor número de fusiles, no po­ drán emplearse los expresados llaveros en trabajar obra alguna para armas de particulares, bajo las penas que se impondrán por el Sr. Director de ella. 7.a) Que los expresados maestros no invertirán en otros usos que en la construcción de llaves de fusil los materiales que reciban de los almacenes de la fábrica, bajo las penas que les impondrán el citado Sr. Ministro de Hacienda y Director. 8.a) Que bajo las condiciones expresadas se obligan los enun­ ciados maestros llaveros a permanecer en esta fábrica por el be­ neplácito de S.M. Cuya contrata, para que tenga el debido valor, la firma por sa­ ber escribir Félix Eguía, y por no saberlo hacer Fernando Bascarán, lo hace en su nombre Pedro Ignacio Arregui en Oviedo a primero de Marzo de 1797. Félix de Eguía. Pedro Ignacio de Arregui. Fran­ cisco Marzano. Zenón Rocandio Somodevilla. Es copia de la contrata original que fué exhibida a mi Escriba­ no por el Sr. Don Zenón Rocandio Somodevilla, Comisario de Guerra y Ministro de Hacienda de la Real Fábrica de Armas esta­ blecida en esta ciudad de Oviedo, y volvió a recoger a que me remito; en cuya fe y para que así conste, yo el infraescripto Escri­ bano Real de S.M. y del Número antiguo y perpetuo de dicha ciudad doy la presente que signo y firmo junto con el citado Sr. Don Ze­ nón, y de su requirimiento en ella a doce de Agosto de mil sete­ cientos noventa y siete. Firmado: Zenón Rocandio Somodevilla Francisco Fernando Puente Ignacio Muñoz 436 L U IS ADARO RUIZ-FALCO

Desde Segovia y con fecha 3 de Septiembre de 1797 el Conde de Revillagigedo comunicaba al Baylío Excmo. Señor Don Juan Ma­ nuel Alvarez (44): — Que Su Majestad había aprobado el 15 de Junio de 1795 las contratas celebradas con los maestros cañonistas, llaveros, cajeros, aparejeros y bayonetistas que por Real Orden habían pasado de Guipúzcoa a aquel establecimiento con la condición de que no ha­ bían de ser por ocho años, sino por el tiempo que fuese convenien­ te y necesario para la nación de acuerdo con el Real Agrado de S.M. — Que ahora el Subdirector de la Fábrica de Armas de Oviedo «me envía las adjuntas copias testimoniadas de las contratas (45) que existen en la oficina de cuenta y razón de la fábrica y tienen hechas y firmadas los varios maestros-armeros que en ellas se mencionan, con la condición de que su permanencia en la fábrica debe entenderse por el tiempo que sea del Real Agrado; manifes­ tando dicho Subdirector que estos maestros cuyas contratas tienen este requisito, son sólo los que han tomado asiento en Oviedo y los que por Reales Ordenes se transfirieron de Guipúzcoa al mismo destino, posteriores a los primeros, según se explica por clases en la relación que acompaña a dichas contratas (46), sin que se con­ vengan ahora a formalizarlas por ante escribano como manifiesta el artículo 9 de las aprobadas por S.M., cuya circunstancias está expresada en las que se pasaron al Ministerio del cargo de V.E. en aquel tiempo y por lo tanto están en términos de darlas cumpli­ miento». «Y en cuanto a las nuevas pretensiones que introducen los Diputados de los Gremios de dicha Fábrica y manifiesta el papel que también acompaño, resolverá S.M. lo que más sea de su Real Agrado, pareciéndome bien lo que en razón de ellas expone el ci­ tado Subdirector y que deberá prevenirse el cumplimiento de dichas contratas para evitar toda duda en su observancia respecto a dichas pretensiones, y que contravendrán a ellas si se separan de aquel destino sin la correspondiente licencia y no aprontan las obras que a cada uno en su clase corresponde». Este asunto quedaba de esta manera terminado de momento; porque sólo en parte se aceptaban las proposiciones de los Gre­ mios; y veremos a continuación cómo volvieron a producirse re­ clamaciones.

(44) Legajo 5.733 de la Sección Guerra Moderna del Archivo General de Simancas. (45) Que acabamos de ver en las páginas anteriores. (46) Estas relaciones también las hemos visto en las páginas anteriores. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 437

LOS DIPUTADOS DE LOS CINCO GREMIOS DE LA FABRICA DE ARMAS DE OVIEDO TRATAN DE QUE SE LES AUMENTE EL PRECIO DEL FUSIL O SE LES CONCEDA ALGUNA GRATIFICA­ CION PARA SUBVENIR A LAS NECESIDADES QUE EXPERI­ MENTAN, POR LA CARESTIA DE LOS GENEROS DE PRIMERA NECESIDAD; PERO A LA SUPERIORIDAD LE PARECE QUE HAY INCONVENIENTES EN CONCEDERLO, Y POR OTRA PARTE NO PARECE EXISTA ESA NECESIDAD DE SUBIDA, SEGUN AFIRMA EL SUBDIRECTOR DE LAS FABRICAS. SEPTIEMBRE DE 1797.

Sin embargo, por lo que se desprende de la representación que a continuación expongo, los contratos anteriores que acabamos de examinar no debieron satisfacer a los operarios, como ya apuntá­ bamos. En la representación que presentan los Diputados de los cinco Gremios de la Real Fábrica que reside en la ciudad de Oviedo y villas de Mieres y Grado, dicen: — Que el país está muy poblado y tiene pocas labranzas (47), por lo que necesitan recursos anuales de los Reinos de Castilla y otros inmediatos; como granos para su subsistencia; pues aquí se experimenta al presente tal escasez de los referidos granos, que una infinidad de labradores que en otros años tenían en la estación presente qué comer (aunque con alguna escasez), hoy se ven pre­ cisados a pedir limosna para sembrar la corta cosecha de maíz y para comer. — Que la fanega de pan vale en el día a más de ciento veinte reales y así los demás artículos de primera necesidad, el alquiler de casas y géneros de vestir (porque no hay fábricas de estos ar­ tículos; sino sólo de renglón subido). — Que se puede comprender la situación de estos operarios para poder subsistir con familias crecidas. — Que en esta provincia los precios eran dobles de los que tenían los mismos artículos en la provincia de Vizcaya. Por lo cual solicitaban una subida de precios o gratificación en su lugar.

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(47) Esto no está de acuerdo con lo que dice Jovellanos en sus escritos, en donde afirma que prácticamente se cultivaban todas las tierras posibles. 438 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

En la carta que desde Segovia el 20 de Septiembre de 1797 el Conde de Revillagigedo dirige al Baylio Don Manuel Alvarez, des­ pués de acompañar esta representación, continúa diciendo: — Que el Subdirector de la referida fábrica le manifiesta, en un estado que le dirige, el precio que tienen los materiales y las piezas del fusil en Placencia y Oviedo, y que comparados los unos y los otros, resulta que están más beneficiados en el cargo y en el abono los Gremios de la Fábrica de Oviedo que los de la Fábrica de Pla­ cencia. — Que esto los pone en estado de sobrellevar con comodidad la mayor carestía que tienen los víveres en Asturias que en Guipúz­ coa. — Que es ciento que los Gremios de llaveros y cajeros se hallan menos beneficiados que los otros porque emplean menos materia­ les; pero que también lo es que si se les concede algún aumento clamarán los otros Gremios. — Que los llaveros pueden todavía tener más ganancias hacien­ do, como se les aconseja, más llaves; por lo conveniente que es el que haya un repuesto completo de ellas en los almacenes; y que los cajeros tendrán en este caso más que trabajar y, de consiguien­ te, más utilidad. Por todo lo cual se considera no debe subirse el precio de las piezas del fusil ni nuevas gratificaciones (48).

TASACIONES DE LOS TERRENOS DE LA FABRICA DE TRUBIA POR LOS PERITOS Y DE LO QUE SE HA DE ABONAR A SUS DUEÑOS (49).

En la carta que dirige Don Zenón Rocandio de Somodevilla, Comisario de Guerra de las Reales Fábricas de Municiones y Armas de Asturias, al Baylio Don Juan Manuel Alvarez con fecha 2 de Sep­ tiembre de 1792, desde Oviedo, le comunica lo siguiente: — «Que en virtud de Real Orden del 14 de Febrero de 1795, se sirvió comunicar el Excmo. Sr. Conde del Campo de Alange al Ma­ riscal de Campo Don Francisco Vallejo (Subdirector que era en­ tonces de aquellas Reales Fábricas del Principado y encargado

(48) Legajo 5.737.— Sección: Guerra Moderna.— Archivo General de Si­ mancas. (49) Legajo 5.733.— Sección: Guerra Moderna.— Archivo General de Si­ mancas. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 439 también en aquella época del Ministerio de Hacienda de ellas) que enterada S.M. del reconocimiento que practicó dicho Subdirector para determinar los lugares donde debían colocarse:

— La presa en el río Trubia. — La dirección del canal hacia la fábrica. — La situación de los hornos de fundición. — Los demás puntos que contenía el oficio que el 21 de Enero de aquel año dirigió a la superioridad el expresado Vallejo.

Se sirvió S.M. aprobar todas estas disposiciones, siendo su Real Voluntad que las 234 toesas de largo y 60 de ancho que conceptua­ ba dicho Subdirector necesarias para el establecimiento de la fá­ brica, se hiciesen tasar por peritos inteligentes con asistencia de las partes interesadas bajo las reglas comunes, por que S.M. prefiere pagar este terreno a la precisa obligación de abonar lo que deven­ gue. En cumplimiento de la Real Resolución de S.M. pasé los corres­ pondientes oficios a los propietarios de los terrenos que ocupa la Real Fábrica de Municiones, señalándoles día para que asistiesen y nombrasen por su parte un perito inteligente que acompañado con el puesto por la Real Hacienda, reconociesen, midiesen y eva­ luasen, precedido juramento y demás diligencias necesarios, los terrenos comprendidos en la demarcación hecha por el referido General Vallejo y que también conceptuó necesarios el Subdirec­ tor Don Ignacio Muñoz, cuya extensión y evaluación se servirá V.E. mandar ver por la adjunta tasación que acompaño, cuyo importe asciende a 122.630 reales y 18 maravedís; sin incluir los daños y perjuicios causados a sus dueños desde que se empezó a hacer uso de ellos hasta que se verifique su pago y cesión juidicial a favor de S.M. Si V.E. hallase arreglada dicha tasación y tuviese a bien el que se proceda al pago de los expresados terrenos y daños causados, se irá verificando de la dotación mensual de dicha Fábrica de Mu­ niciones según lo permitan las atención y urgencias de ella, y en­ tiendo convendría se extinguiese con la brevedad posible a fin de evitar el que reclamen los interesados mayores daños contra la Real Hacienda». 440 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

A continuación hay una relación completa de todos los terrenos ocupados, con nombres de sus dueños y extensión de cada propie­ dad, así como de los precios acordados, que ocupan seis folios de este expediente (50).

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Desde San Lorenzo del Escorial, con fecha 11 de Octubre de 1797, se otorga una Real Orden en donde se manda se haga el abo­ no a los dueños de los terrenos ajustándose a las cifras acordadas.

PROPOSICIONES QUE HACIA DON FRANCISCO DATOLI SUBDI­ RECTOR INTERINO DE LAS FABRICAS DE ARMAS Y MUNICIO­ NES DE ASTURIAS, SOBRE LA SITUACION DE LOS MOLINOS HARINEROS EN LOS CUALES SE HALLAN INSTALADAS LAS MAQUINAS DE BARRENAR CAÑONES DE FUSIL, CARABINAS Y PISTOLAS UBICADOS EN LA VILLA DE GRADO Y PLANOS DE LOS POSIBLES NUEVOS EDIFICIOS Y MAQUINAS PARA SUSTITUIRLOS.

El Subdirector de las Fábricas de Armas de Oviedo, Don Ignacio Muñoz, con fecha 29 de Diciembre de 1797 informaba desde Trubia sobre la situación de los molinos harineros en los cuales estaban instaladas provisionalmente las máquinas de barrenar cañones de fusil, carabinas y pistolas ubicados en la villa de Grado, y decía lo siguiente: — «Que estas máquinas se hallaban colocadas dentro de los molinos que se habilitaron para ello». — «Que estos molinos se reducen a cuatro paredes de regodón y barro, mal construidos y expuestos a las frecuentes ruinas». — «Que su superficie interior es muy limitada y que por ello se estorban los oficiales barrenadores unos a otros al ejecutar sus operaciones». — «Que anualmente se paga a los dueños de estos edificios y de sus elementos accesorios la cantidad de cinco mil ochocientos cuarenta y seis reales (5.846 reales) con arreglo al número de fane­ gas de pan, maíz y dinero efectivo que rentaban y al precio que ha tenido el grano desde que se estableció la fábrica hasta ahora».

(50) Esta relación con todos sus datos espero publicarla en mi próximo libro, ya varias veces mencionado a lo largo de estas páginas. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 441

— «Que el fuerte o trabanco (51) que hay para levantar para guiar las aguas del río a la embocadura del canal, está construido sobre un llerón (52) poco seguro y que sus estacas son pocas y se hallan mal colocadas». — «Que entre ellas se pusieron sin orden varios morrillos, y que a fuerza de tepes (53) es como se logra que no escasee el agua para las máquinas en el verano». — «Que las avenidas repetidas rompen y arrancan todos estos aparatos y es necesario hacer en ellos continuas recomposiciones». — «Que los gastos que ocasiona la recomposición del trabanco ascienden a dos mil reales al año». — «Que en total cuesta toda la instalación siete mil ochocien­ tos cincuenta y dos reales de vellón al año». — «Que este gasto no se disminuirá en adelante porque deben ser mayores las quiebras de la presa, del canal y de lo demás que constituye el artefacto, respecto de que no tiene firmeza, de que sufre más tiempo y que además no pueden hacerse las reparacio­ nes con la solidez correspondiente». — «Que no hay modo de hacer pagar a los barrenadores la me­ nor cosa por el uso de las máquinas; pues se excusan alegando que viven distantes de ellas, que tienen que permanecer en el lugar donde se hallan a todas las horas de la noche para ejecutar sus operaciones y que pagan a los dueños de las casas donde habitan sus alquileres». — «Por todas estas consideraciones cree el Subdirector de la Fábrica es necesario se construyan con la solidez correspondiente los edificios, las máquinas de barrenar los cañones, la presa y las sangradera (54) y canales». — «Que se recomponga la canal principal que conduce las aguas a las máquinas». — «Que se compren los molinos referidos y el terreno que sea preciso para estos objetos». — «Que todo ello podrá tener de coste ciento treinta y tres mil quinientos quince reales (133.515 reales) según puede verse en el cálculo que acompaña» (55).

(51) Especie de presa para contener las aguas. 52) Paraje donde hay mucho cascajo. (53) Pedazo de tierra cubierto de césped y muy trabado con las raíces de esta hierba, que se usa para hacer paredes y malecones. (54) Compuerta por donde se da salida al agua sobrante de un caz, ace­ quia de riego o canal. (55) No publicamos ahora el presupuesto que presenta Don Ignacio Mu­ ñoz, que dejamos para otra ocasión. 442 L U IS ADARO RUIZ-FALCO

— «Que los edificios y las máquinas deben situarse en los mis­ mos puntos donde ahora se hallan, porque todos los parajes de las márgenes del río que ofrecen alguna ventaja están ocupados con molinos de particulares y no se encuentra otro lugar a propósito cerca de las fraguas de los maestros-cañonistas como conviene pa­ ra que estos artesanos se sirvan del artefacto con la facilidad que se requiere». — «Que el Subdirector habla de edificios, atendiendo a que de­ ben ser dos los que se construyan, ya que las aguas del río no son suficientes en el verano para mover a un tiempo todas las ruedas; y por este motivo han de estar distantes entre sí ambos en dos mil doscientos treinta y ocho pies (2.238 pies) y que colocados en estos lugares están seguros y libres de inundaciones». — «Que si las máquinas se establecen con la salida convenien­ te, resultarán ahorros y ventajas». — «Pues actualmente es fácil que arrastre con todo el trabanco o con la mayor parte de él alguna fuerte avenida del río, y que si esto acontece será imposible repararlo en la estación que ocurra, y por tanto cesará precisamente el trabajo de los cañonistas, mar­ tilladores, limadores, guamidores, barrenadores y demás oficiales». — «Que también dejarán de trabajar la mayor parte de los Gremios restantes de la Fábrica, y que no podrá mantenerse todo el conjunto de hombres y máquinas si no es a expensas de la Real Hacienda». — «Que gastando de una vez los 133.515 reales de vellón en las obras que propone, se redimen desde luego los siete mil ochocien­ tos cincuenta y dos reales que se pagan anualmente». — «Que los barrenadores satisfarán al año doce ducados a lo menos por cada una de las diez ruedas que se han de establecer, esto es mil trescientos veinte reales de vellón; puesto que en caso de construirse en buena forma el artefacto, se les debe dar a estos operarios casas para vivir y por lo tanto no se opondrán a pagar las ruedas, como hacen ahora». — «Que como consecuencia de todas estas medidas la Real Ha­ cienda saldría beneficiada en 9.162 reales al año; mientras que los 133.515 reales puestos a ganancias sólo producirían 5.340 reales a razón del 4°/o». — «Que conviene insistir nuevamente que es esencial para ha­ cer permanente la Fábrica de Armas de Oviedo el construir con solidez las máquinas propias para barrenar los cañones; pero que no se debe olvidar que los caudales mensuales que se han consig­ nado a aquel establecimiento no bastan para cubrir los gastos or­ LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 443

dinarios y que así no hay que contar con sus fondos para hacer esta obra». Sobre todo esto hace la superioridad las siguientes observacio­ nes: 1.°) «Que la obra es útil y necesaria, pero que antes de deter­ minar su ejecución es preciso tratar de remediar un defecto que dentro de unos años puede oponerse a la permanencia de la fábri­ ca y que se reduce a la escasez que habrá de carbones de castaño». 2.°) «Que la constitución de aquel establecimiento y las condi­ ciones con que han celebrado sus contratas aquellos artesanos no perm ite que se les obligue a hacer uso de las buenas hornagueras que hay en el país para las operaciones de las fraguas y principal­ mente para la forja y temple de todas las piezas que no se han de probar con pólvora, a pesar de que los efectos serían tan favorables como los que se obtienen con el carbón de castaño». 3.°) «Que los operarios verían esto mismo si no estuviesen po­ seídos de un ánimo contrario al uso de este método y con ideas malignas en su contra, que les impiden abrazar con gusto lo que es de útil y ventajoso al real servicio y a ellos mismos». «Por tanto, para asegurar esta fábrica sería necesario que los operarios empleen la hornaguera en sus operaciones, y para esti­ mularlos se podría recibir más piezas de aquellos que adopten este procedimiento». «Que en caso negativo sería necesario comprar más terrenos y montes para hacer cuanto antes plantíos capaces de surtir el esta­ blecimiento de carbón de castaño». 4.°) «Que es forzoso, tino, tiempo e inversión de caudales para la consecución de ambas cosas; pero que al cabo se lográ la retri­ bución con el menor coste del fusil» (56).

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También el Subdirector de la Fábrica acompaña su informe con el plano de los edificios que en su concepto conviene hacer para establecer las máquinas y la fragua. Este plano lo publicamos a continuación.

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(56) Todos estos documentos en el legajo 5.735 de la Sección de Guerra Moderna del Archivo General de Simancas. 444 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

Finalmente hay en este expediente una nota que dice: «Que se forme el presupuesto con la detenida pausa y reflexión que exige el asunto para evitar que en lo sucesiva no se experimen­ ten defectos que suelen presentarse al tiempo de poner en práctica, de donde resulta después no haber sido tan ventajoso lo que se propone como se creyó al principio, ni que después de principiada la obra se pidan más cantidades». Fechado en Aranjues a 30 de Enero de 1798 (57).

DON FRANCISCO DATOLI PRESENTA UN INFORME SOBRE LA CONVENIENCIA DE ESTABLECER EN TRUBIA AL GREMIO DE BAYONETISTAS QUE SE HALLAN EN OVIEDO Y MIERES, CON LOS PLANOS DE LAS OBRAS NECESARIAS Y EL CALCULO DE SU COSTE (58).

Don Francisco Javier Datolí, desde la Fábrica de Trubia, escri­ bía con fecha 9 de Octubre de 1799 al Ministro-Baylío Don Antonio Cornel la siguiente carta y acompañada del presupuesto adjunto: Excmo. Señor: Con fecha de 27 de Abril de este año expuse, entre otras cosas, al difunto Conde de Revillagigedo que convenía establecer en esta Fábrica de Municiones el Gremio de Maestros Bayonetistas de la de Armas de Oviedo; y que si merecía su aprobación, pasaría a sus manos los planos y cálculos del coste que podrían tener las habi­ taciones, fraguas y máquinas que se deberían construir, para que se dignase solicitar la de S.M. En 8 de Mayo se sirvió prevenirme que de acuerdo con el Mi­ nistro de Real Hacienda de estas Fábricas fundase la providencia de que se establezcan en esta de Trubia dichos bayonetistas, acom­ pañando planos de los obradores y presupuesto del costo, para venir en conocimiento exacto de la utilidad que podrá resultar al mejor servicio del Rey. Habiendo tratado sobre este asunto con el citado Ministro de Hacienda, estamos acordes en que será muy conveniente al Real Servicio la reunión del expresado Gremio de Bayonetistas en esta

(57) Venimos observando siempre la prudencia que se manifiesta por la superioridad para tomar decisiones, haciendo consideraciones muy oportunas y sensatas a cuantos informes o propuestas reciben. (58) Legajo 5.748.— Sección: Guerra Moderna.— Archivo General de Si­ mancas. LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 445 fábrica, y que con las mismas asignaciones mensuales señaladas a ambas fábricas se podrá atender poco a poco a los gastos que se ocasionen en la construcción de edificios y demás que sea necesa­ rio para realizar este pensamiento. Aprovechando que por Real Orden de 28 de Noviembre de 1798, comunicada por el Sr. Don Miguel Cayetano Soler, se dignó S.M. mandar que esta Fábrica de Municiones auxilie con su asignación mensual a la de Armas de Oviedo cuando la necesidad lo exija (sin la calidad de reintegro o la precisión de pedir el abono), debiendo el pagador de aquélla; incluir en la data de su cuenta de todo el año; la cantidad entregada al pagador de ésta, mediante su recibo y el visto bueno del Ministro de Real Hacienda de ellas. El Subdirector Don Ignacio Muñoz había conocido la utilidad que resultaría al Real Servicio si se estableciese en esta fábrica el mencionado Gremio de Bayonetistas, por las razones siguientes: 1.a) Que al presente se paga por la Real Hacienda quinientos reales al año por e-1 terreno que ocupa la máquina de desbastar y afilar las bayonetas, (contigua al molino harinero en que se hallan establecidas las máquinas de barrenar los cañones de fusil que se construyen en la villa de Mieres); siendo así que en esta fábrica, (después de reembolsarse el capital invertido en el establecimiento, con los alquileres de las casas y de las fraguas que pagarían, los in­ dividuos del expresado Gremio), quedaba fundada una renta por lo menos de doscientos setenta y seis ducados, (dos por ciento del re­ ferido capital invertido), que es lo que producirían a la Real Ha­ cienda en cada año dichos alquileres; arrendándolas a un precio muy moderado con respecto al que hacen las casas en este país. 2.a) Que habiéndose de mover las máquinas que se construyan con la misma agua que sirve para las ya establecidas en esta fábri­ ca, aprovechándose por consiguiente de su presa y canal, se evita­ rían los gastos que ocasionan en Mieres las frecuentes recomposi­ ciones que es preciso hacer en la presa, canal y edificio en que se hallan establecidas dichas máquinas; proviniendo esto, de la natu­ raleza de aquellos molinos y su presa y canal, que continuamente es necesario estar reparando con tepes para que no falte el agua y que con el tiempo obligaría a comprarlos y construirlos de nuevo por cuenta de la Real Haciendo con muchísima costa. 3.a) Que en Mieres son muy costosas las recomposiciones de aquellas máquinas, por la circunstancia de tener que enviar de esta fábrica (distante seis leguas de dicha villa) las piezas de hierro co­ lado y otras varias y aun los carpinteros necesarios, cuando en esta fábrica serían de cortísima consideración. 446 LU IS ADARO RUIZ-FALCO

4.a) Que a la vista del Oficial de Artillería y otros dependientes de esta fábrica, cuidarían mejor de dichas máquinas, los operarios que las manejan y que las más veces son causa de las quiebras que experimentan. 5.a) Que habiéndose de conducir al presente (de cuenta de la Real Hacienda) desde Oviedo a Mieres el hierro que necesitan los bayonetistas establecidos en esta última villa y las bayonetas ya forjadas por los establecidos en Oviedo para desbastarlas, afilarlas y barrenar sus cubos, como así mismo el completo de las bayonetas acabadas desde Mieres a Oviedo, cuyas conducciones ascienden a 4 maravedís por bayoneta; saldría a P/3 maravedises o una tercera parte, la conducción del hierro de Oviedo a Trubia, y la bayoneta ya acabada desde esta fábrica a aquella ciudad. 6.a) Finalmente, que habiendo ya admitido el Gremio de Bayo­ netistas para el uso de sus fraguas el carbón de piedra, había en esta fábrica la proporción de surtirles del mejor carbón del Prin­ cipado, que lo pagarían al precio que costase a la Real Hacienda; el cual sería además lavado perfectamente, separado de la pizarra y tierra que siempre contiene, en el lavadero que para el efecto se ha construido en las mismas minas que se benefician para el ser­ vicio de esta fábrica; con cuya operación se obtiene un carbón de superior calidad, como se ha experimentado últimamente en las fraguas en que se forjan con él cañones de fusil; que es el principal punto a que debe atenderse para conseguir un buen armamento haciendo uso de este combustible. En atención a estas ventajas, dirijo a manos de V.E. el adjunto plano de las habitaciones, obradores y máquinas que deberán cons­ truirse para establecer en esta fábrica el referido Gremio de Maes­ tros Bayonetistas, y asimismo el presupuesto del costo que podrán tener. Además se gastarán 1.116 reales para conducir desde Oviedo y Mieres los equipajes y herramientas de estos fabricantes, y las má­ quinas de desbastar y afilar bayonetas que hay establecida en dicha villa, y para socorrerles con un diario: de doce reales, en los tres días que no puedan trabajar por necesitarlos para trasladar los barquines, yunques y demás utensilio perteneciente a sus obrado­ res, todo con arreglo a lo practicado al establecer la citada Fábrica de Oviedo con los operarios que en virtud de Reales Ordenes pasa­ ron a ella desde la provincia de Guipúzcoa. Espero que si es de la aprobación de V.E. se sirva solicitar la de S.M. y que concedida ésta se digne V.E. prevenirme lo que tu­ viese por conveniente, a efecto de que se pueda construir los edi- LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 447 ficos y tener dispuesta la translación de dichos operarios para el tiempo en que se acaban en este país los arriendos de las casas, pasado el cual habría el inconveniente de tener que satisfacer a los dueños de las que habitan dichos operarios; según costumbre; el total del alquiler de aquel año. Dios guarde a V.E. muchos años. Real Fábrica de Trubia. 9 de Octubre de 1799. Excmo. Sr. Don Francisco Datolí Excmo. Sr. Don Antonio Cornel.

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Presupuesto de costo que tendrán las habitaciones, fraguas, ta­ lleres y máquinas para desbastar y afilar las bayonetas y barrenar sus cubos que se construyan en la Real Fábrica de Municiones de Guerra de Trubia, para establecer en ella el Gremio de Maestros Bayonetistas de la de Armas de Oviedo, que al presente se halla en dicha ciudad y la villa de Mieres.

Reales de Construcción de edificios y máquinas vellón

Por 390 estados de pares que contienen dichos edificios y máquinas, a 88 reales el estado ...... 34.320 Por 756 varas lineales de sillería, necesarias para los ángulos, puertas y ventanas del primer piso, y el canal para el agua de dichas máquinas, a 14 reales vara ...... 10.584 Por 800 codos de madera para los pisos, armazón, mar­ cos de puertas y ventanas, marcos de chimeneas, y demás necesario, a 46 reales el codo ...... 36.800 Por 160 carradas de tabla de castaño para pisos, esca­ leras y puertas y ventanas, a 90 reales la carrada ... 14.400 Por aserrar la madera para pontones, cabríos, marcos y demás necesario ...... 1.500 Por 736 quintales de yeso para tabiques, chimeneas y demás necesario, a 3 reales de coste y conducción el quintal, y por quemarlo y machacarlo ...... 4.000 Por 36.500 ladrillos para tabiques, hogares, chimeneas y demás necesario, a 35 reales el ciento de coste y conducción ...... 12.775 Por 43.200 tejas para cubrir los edificios, a 210 reales 448 L U IS ADARO RUIZ-FALCO

el m illar ...... 9.072 Por 300 tejas maestras para el cumbral y aguilones a ... 328 Por 1.000 clavos de pontón, a 41 reales y 10 maravedís el ciento ...... 413 Por 15.500 clavos de a cuarto, a 96 reales el m illar ...... 1.488 Por 18.000 ídem de a ochavo, a 48 reales el m illar ...... 864 Por 20.000 clavos de de a maravedí, a 24 reales el millar 480 Por trabajar toda la albañilería interior y exterior ...... 4.000 Por lo perteneciente a carpintería, esto es, puertas y ventanas, armazones, escaleras y todos los marcos necesarios ...... 15.464 Por el desmonte de los cimientos ...... 800

Costo de la construcción de dichos edificios y máquinas 147.288

Compra de terreno para la erección de los edificios

Por un día de bueyes, ó 1.800 varas cuadradas de las que usan los agrimensores del país, a 3.500 reales el día ...... 3.500

Total costo ...... 150.788

Real Fábrica de Trubia, 9 de Octubre de 1799. Francisco Datolí

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Aparece después en el expediente una nota que dice: «Que in­ forme el Comandante General de Artillería sobre todo cuanto propone el Subdirector de la Fábrica de Armas y Municiones de Asturias acerca de la translación a Trubia del Gremio de Bayonetis- tas que hoy día se halla en Oviedo y Mieres, sin om itir el manifestar si aquellos artesanos opondrán alguna resistencia al tomarse dicha providencia». Fechado en Palacio el 26 de Enero de 1800. Pasada esta Real Orden al Comandante General Don Josef de Urrutia contestaba desde Madrid, con fecha 29 de Enero del mismo año, indicando que no consideraba conveniente el cambio; porque aunque por una parte, eran evidentes las ventajas que podrían pro­ ducirse; por otro lado, para determinar ese dispendio no se podía prescindir de la poca o ninguna inclinación de los naturales de LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 449

Asturias a las labores de la fábrica de fusiles, no obstante los estí­ mulos que se les franquearon. Considera el Comandante General que: «es un estorbo pode­ roso a su permanencia, siempre precaria en faltando los armeros vizcaínos, aún suponiéndolos con deseos muy sedentarios» (59). Por otra parte, «para que la Real Hacienda se reintegrase de los 150.788 reales con lo que devengasen los alquileres y la renta que actualmente paga por el terreno de la máquina y las conduc­ ciones de las bayonetas y de los materiales de Oviedo a Mieres, serían precisos veinticinco años, bajo el supuesto de que todos es­ tos arbitrios ascendiesen a 6.000 reales cada año, que sería lo sumo a alcanzar. Por estas razones, la de la poca seguridad que hay hasta ahora de que el costo del fusil de Oviedo llegue a ser bastante moderado para compensar el que origine la citada obra y la que por iguales razones se necesitaría de la máquina de firme para barrenarlos,

(59) Este párrafo y el anterior tenían una inmensa importancia para el futuro. Los vascos en general son, como vemos, desde hace muchos siglos propen­ sos y aficionados al trabajo, primero manual, de cerrajería y, después mecá­ nico, de todos los productos que en aquellas épocas podían manufacturarse En cambio el asturiano no se adapta a estos trabajos cuando se establecen en Asturias y además no tiene una importante tradición en ello. Todo esto explica por qué el País Vasco hoy tiene una importantísima in­ dustria transformadora mientras en Asturias es muy pequeña. Yo he conocido obreros vascos que se reunían (después de su trabajo) en un soportal y allí comenzaban a intentar hacer alguna cosa. Generalmente eran un pequeño grupo de dos o tres hombres, pero que llenos de un espíritu admirable de iniciativa, tesón, inteligencia y conocimientos técnicos (adquiri­ dos en las Escuelas de Maestría y de Ingeniería Técnica en clases nocturnas, de las cuales tantas hubo en las décadas de los años 60 y 70) llegaban a con­ seguir promover la construcción de algún aparato o máquina con lo cual co­ menzaban sus actividades y acababan creando una sociedad mercantil y montando fábricas importantes. Recuerdo perfectamente a unos obreros conocidos míos en Guipúzcoa que acabaron montando una fábrica de maquinaria especial para efectuar en ella fabricaciones en serie de acuerdo con los aparatos o piezas que el cliente de­ sease. Concretamente a mí me proyectaron y construyeron tres máquinas es­ peciales en cadena para efectuar unas determinadas series de piezas. En Asturias, aunque también tenemos ejemplos de obreros que han insta­ lado industrias importantes, no ha ocurrido en la forma tan masiva y cons­ tante con que este fenómeno se presentó en las provincias vascas. Es curioso observar, llegados a este punto, que el 80% de los empresarios españoles durante las décadas del desarrollo español, los años 60 y 70, eran obreros, pues en aquellos años se produjo la más grande promoción de hom­ bres que podemos recordar en España. 450 LU IS ADARO RUIZ-FALCO junto con la muy poderosa de las actuales atenciones del Real Era­ rio, soy de parecer que no conviene se providencie por ahora el establecimiento de las bayonetas en Trubia hasta que bajo todos aspectos quede muy bien evidenciadas sus generales ventajas, que en este momento todas descansan en la permanencia de la Fábrica de Oviedo. Si no obstante S.M. se dignase resolver que se efectuase el translado, no sería justa la resistencia de los bayonetistas en pagar alquileres de las fraguas y habitaciones (respecto a que este auxilio no es obligatorio) y que si actualmente no pagan los de las prime­ ras es por que distan las segundas en que viven». «Es cuanto se me ofrece exponer a V.E. en cumplimiento de la citada Real Orden». Esta contestación iba dirigida al Excmo. Sr. Don Antonio Cornel.

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Aunque podemos observar, que este traslado no llegó a verifi­ carse; sí sirvió para que nos deparan el plano del edificio en donde instalar la factoría, de un valor inestimable; por lo que tiene de aclaratorio en el conocimiento de las concepciones que tenían aquellos hombres de hace doscientos años, sobre la organización y distribución de una fábrica con sus talleres, máquinas y servicios auxiliares; que quedan perfectamente reflejados en el plano que se adjunta y en la explicación que en el mismo se añade.

CONSIDERACIONES FINALES

Con todo lo que llevamos expuesto hasta aquí, considero que es suficiente para dar una primera y somera idea de cómo fueron los comienzos de las fábricas de municiones gruesas de Trubia y de armas de Oviedo. Espero más adelante (como ya he indicado anteriormente) vol­ ver sobre el mismo tema y efectuar una detallada historia de todos los acontecimientos que se fueron dando en el establecimiento de aquellas fábricas. Será interesante también la exposición de los experimentos que se realizaron para intentar sustituir el carbón de leña por el de piedra, de la marcha en sus principios de los hornos de hierro y los problemas que presentaban; así como de las dificultades de usar el mineral de hierro asturiano, tanto para los hornos como para la LOS COMIENZOS DE LAS FABRICAS DE MUNICIONES GRUESAS 451

preparación de los hierros y aceros necesarios para la fabricación de los fusiles. Al mismo tiempo, describiremos numerosos asuntos relativos a las fábricas de armas de Placencia y Ripoll, a los maestros-armeros de Durango y Valmaseda, a las fábricas de municiones de Eugui y Orbaiceta en Navarra y de San Sebastián de la Muga en Cataluña, a las fábricas de cañones de bronce de Sevilla y Barcelona; así co­ mo también a la de cañones de hierro de La Cavada en Lierganes (Santander) y de la de anclas y hierro batido en Marrón, en la mis­ ma provincia. Narraremos numerosos detalles de otra fábrica de municiones de artillería, de origen privado, la de Sargadelos, debida al genio de Antonio Raymundo Ibáñez. De las fábricas de pólvoras y otros pertrechos de guerra también hablaremos. Finalmente expondremos algunos proyectos de nuevas fábricas; como por ejemplo la que se quiso implantar en las orillas del río Eo, en el sitio llamado el Fornacho, concejo de Castropol, parro­ quia de Abres, aprovechando la presa de unos molinos pertenecien­ tes a Don García Valdeón. Situada a 3 leguas de la orilla del mar. Proyectada esta fábrica por Don Pedro Delgado, Ingeniero que su­ cedió a Don Luis Meuvilhon en la «Comisión de Maderas», orga­ nismo cuya función era ordenar todas las talas y transportes de las maderas reales en Asturias. Se titulaba su estudio: «Descripción de un establecimiento en Asturias para surtir a la Marina de hierro y armas, con aprovecha­ miento de las proporciones que ofrece el país» y redactado en el año 1795. Otra industria siderúrgica que no podemos olvidar, por su ori­ ginalidad y competencia en aquellos lejanos años, es la famosa fábrica de hojadelata fundada por el insigne Don José Vicente Pe­ reda (para ejecutar un encargo del Gobierno español a principios del siglo XIX), que se establece en el paraje denominado de Fon- tameña, a orillas del río Sella y en el concejo de Parres, e inmediata al mar por la ría de Ribadesella, y que también trataré de exponer con mucho detalle. Creo necesario hacer referencias a la fábrica de cobre en Jubia, cerca del Ferrol, y en el río de aquel nombre, y a la de Alcarraz, de latón y otros metales. De esta forma quedarían reseñados los comienzos de la indus­ tria siderometalúrgica en Asturias y en una importante parte de España. RECUERDO DE DON CONSTANTINO CABAL, CRONISTA DE ASTURIAS

POR

M ANU EL F. AVELLO ( Cronista de Oviedo )

SEÑORAS Y SEÑORES:

En el mes de noviembre de 1955, es decir, hace ahora mismo treinta años, el Instituto de Estudios Asturianos publicó el primero de mis libros: Vida y obra literaria de Juan Ochoa Betancourt. Con manos trémulas hice llegar hasta mi madre el número uno de los ejemplares porque ella, Ochoa de segundo apellido, era parienta del escritor malogrado, amigo de Clarín, y autor de cuentos esplén­ didos y meritorias novelas cortas. El Instituto de Estudios Asturianos responsabilizó a don Cons­ tantino Cabal, Director del Boletín, Cronista de Asturias, investiga­ dor eminente, historiador, poeta, dramaturgo, periodista, novelista, de la tutela del libro. Don Constantino bordeaba los ochenta años y recuerdo su mirada viva, las palabras fluyendo atropelladamente de sus labios gruesos, la frente noble, ancha, y la piel tersa, joven. Generoso y atento me ayudó a traspasar el umbral de las historio­ grafía literaria asturiana, a la que sirvo desde entonces lealmente con mejor o peor fortuna. Don Constantino Cabal en su casa cobijada en el regazo de la falda del Monte Naranco, solícito, me pareció siempre uno de esos robles astures enhiestos, irreductibles. Percibí entonces su talante de luchador incansable, de hombre a quien cada paso había su­ 454 MANUEL F. AVELLO

puesto un esfuerzo, cuando no refriega o polémica sonada, allí, rodeado de lo que más amaba: la familia y los libros. Antón Rubín lo cuenta con acierto: « Yo pagué a don Constantino Cabal con mi admiración a su obra, por su ejemplar vida de trabajador infatiga­ ble, por su absoluto y aristocrático desprecio, de pura estirpe inte­ lectual, por todo interés material, por su desmedido amor a los libros, rayano en la pasión, sólo comparable a su otra gran pasión : Asturias » (1). Nacido en Oviedo en 1877, falleció en esta ciudad en 1967, que suponen noventa años de brega, en el transcurso de los cuales, amén de a los libros, refirió su honda capacidad de amor o servicio y estudio a la fe religiosa, la familia, España y Asturias. Los cuatro puntos cardinales orientadores o articuladores de su quehacer hu­ mano fueron: Dios, Familia, España y Asturias. Si he venido hasta aquí con su nombre, no es más que con el propósito de recordar al que tantos méritos acumuló y hoy, esto es frecuente, los astu­ rianos hemos olvidado. Aquí, en Oviedo, un Oviedo de apenas dieciocho mil habitantes, nació. Su padre trabajaba en la fábrica «La Amistad», el señor Al­ calde de Vetusta se llamaba don Ramón Pérez de Ayala y Pizarro; el Arzobispo, Fray Ramón Martínez Vigil; el rector de la Universi­ dad, don León Salmeán, y un catedrático de la Facultad de Derecho, don Leopoldo Alas Clarín, publica una novela que dará mucho que hablar, «La Regenta». Precisamente este año cumple cien años: 1885-1985. Años escolares, seminario y la urgencia de que es necesario ayudar a la familia, a los hermanos. Las enseñanzas del gran maes­ tro de la calle de Campomanes, don Juan Muñiz, le acompañarán siempre. Don Juan Muñiz también dómine de Ramón Pérez de Ayala, el escritor. Será ocioso precisar que el busto en honor del maestro erigido en el Campo de San Francisco aparece decapitado. Cuando pregunto —es mi obligación como Cronista Oficial de la ciudad— por la cabeza de don Juan, los conspicuos sonríen y mur­ muran compasivos: —Pues vaya manía que cogiste con la dichosa cabeza de don Juan. Aquel mozo se arranca por el periodismo a modo de tierra pro­ picia para desfogue de su talento. El periodismo será la plataforma

(1) Antón Rubín: “Constantino Cabal en Cangas de Onís”. B.I.D.E.A. Oviedo. Enero-Abril, 1968. Págs. 279-280. RECUERDOS DE DON CONSTANTINO CABAL, CRONISTA DE ASTURIAS 455

desde la cual dar salida al empuje que oye latir en su entresijos de modo vibrante. Asoma las narices el siglo nuevo y no hay tiempo que perder, o, al menos, Constantino Cabal Rubiera no lo puede perder, sabe que él no puede dilapidarlo porque esencialmente no es suyo, sino de los suyos. Hay que trabajar, buscar acomodo al deseo de hacer algo en Vetusta, la clariniana, o lejos de ella. En el Casino juegan al monte, pero Cabal se juega sobrevivir. El día 31 de diciembre de 1899 el diario ovetense «La Opinión de Asturias» saluda al nuevo siglo con un editorial en el que se pueden leer, entre otras cosas, la siguiente: « Aunque se ha visto que la cuestión del regionalismo, en el concepto exagerado de autonomismo en que hoy se usa, no es más que una enfermedad de la piel, manifestación de sarna que le han salido al país en algunas extremidades, siempre es bueno para evitar el contagio poner algún remedio enérgico y eficaz...». Sin comentarios. Constantino Cabal, poco más de veinte años, quiere poner re­ medio eficaz a los problemas cotidianos y comienza a escribir en «El Zurriago Social», semanario de buen humor, que nace en Pra- via el 2 de febrero de 1902. La cabeza del semanario aparece orlada con pareados, aforismos y jaculatorias de esta guisa: Zurraré a los majaderos que explotan a los obreros. Quien zurra sin descanso es el autor de las «Odas despampa­ nantes»: Constantino Cabal. La lectura de la colección completa de «El Zurriago Social», donada por el alcalde ovetense, Antonio Ma- sip, Al Instituto de Estudios Asturianos, me ha proporcionado no pocas sorpresas y tengo entre pecho y espalda cientos de páginas de colecciones de periódicos asturianos de todas las filiaciones po­ líticas, culturales, económicas, morales o deportivas... Cabal alude, por ejemplo, a Pánfilo Pereza y Alarcón, que no es otro que Ramón Pérez de Ayala, escritor, los días dos de marzo y trece de julio de 1902, en esta última fecha directamente, con nom­ bre y apellidos. He aquí un fragmento de la «Oda despampánente»:

¡ ¡Oh mi Ramón Febril!, yo te aconsejo, Yo que te adoro, Pánfilo, te aviso, Para bien de tu enigmático pellejo Que nunca mires el confuso espejo: ¡Puede ocurrirte a tí lo que a Narciso!

Cabal versifica con fluidez crítica, con acerbidad heridora, sin compasión, denunciando que, aunque joven, rezuma el jugo de co­ 456 MANUEL F. AVELLO piosas lecturas, y anuncia disposición nada desdeñable para la burla:

¿Será verdad, si no, joroba enteca, Que vas a hacer un amarillo viaje De la Ceca a la Meca, Y de la Meca luego hasta la Ceca, Vestido de salvaje?

Pérez de Ayala, extravagante, petulante, fascinante, es para Ca­ bal, despampanante. Ramón violeta, Pánfilo gris, jiba de la ciencia, Pánfilo venusino, faisán de clámide esculpida... Aquí algo pasa, evidentemente. «El Progreso de Asturias» y «La Aurora Social», periódicos so­ cialistas, progresistas, son los enemigos a batir, a combatir sin tregua y desde posiciones, curiosamente, donde se invoca también la defensa de propósitos presididos por la libertad, la justicia y la dignidad para el pueblo. La figura de don Maximiliano Arboleya, el canónigo socializante, inspira «El Zurriago Social» y Constantino Cabal es su profeta. Los días 25 de octubre, 1 de noviembre, 8, 15, 22 y 29 del mis­ mo mes y 6 de diciembre de 1903 firma Cabal una serie titulada «Cuentos sociales», en forma de relato muy del estilo retórico de la época. La Riqueza, Pobreza, Fe, Dios, Revolución, Violencia, son los protagonistas, los actores. En los artículos, Cabal anticipa comportamientos, que defende­ rá durante su vida, de los que no abdicará, con riguroso respeto hacia los demás, a los que fustiga implacablemente cuando se exhiben con impudicia social, religiosa, gusto procaz o afán sufi­ ciente, a los vacuos e inocuos. «El Zurriago» es la plataforma, a veces, hipertrofiada, excesiva, urgente, pues es necesario escribir sin desmayo para salir de apuros, de agobios. El 10 de julio de 1904, firmando Ludeamaro, inicia una serie titulada «Meditación». He aquí los cuatro primeros versos:

¡ ¡No hay Dios! — dice el ateo y en su soberbia desmedida y loca, para escuchar la voz de su deseo, los imposible del absurdo toca...

Las profundas convicciones católicas del hombre Constantino Cabal son sinceras, inviolables, generadoras de dificultades en los RECUERDOS DE DON CONSTANTINO CABAL, CRONISTA DE ASTURIAS 457 tiempos duros y no aprovechadas o explotadas en provecho propio, en los días favorables. Ya tiene un nombre para discutirlo, aplaudirlo, rechazarlo. Es acosado y, a su vez, acosa, no disimula, y vuelve sobre Pérez de Ayala los días 17, 24, 31 de julio de 1904 y 6 y 15 de agosto de ese año. Son comentarios analizando los primeros versos de Pérez de Ayala — «La paz del sendero», 1903— versos desastrosos, afirma, y la novela corta «Espíritu recio», 1904. Cabal, que sólo cuenta tres años más que Ayala, le llama rapaz y califica a la novela de repugnante engendro. No quiero que estas inesperadas pistas bi­ bliográficas me desvíen del propósito real de la charla. «El Zurriago Social» dejó de publicarse el 19 de noviembre de 1904. Las «Odas despampanentes» y otros escritos parejos fueron después, años más tarde, causa de sincero arrepentimiento para su autor. No es fácil, lo sé por experiencia, ni tampoco me parece alentador, pasar por el oficio del periodismo, que tanto amo, sin fricciones, trifulcas, tribunales, aciertos, fracasos y arrepentimien­ tos. Siempre es así mejor, que hacerlo de manera sórdida, untuosa, aherrojada por hipotecas deleznables. No creo que se pueda pasar por el periodismo de puntillas haciendo volatines como la Paulova. Y en aquella España de principios de siglo que crujía como un ca­ jón sombrío, las gentes, los periódicos, las calles, se alimentaban de avatares minúsculos para soslayar las grandes frustraciones, los resonantes fracasos. El propio Clarín en «La Regenta» dichosa, lo anota: «En Vetusta los insultos y murmuraciones en letras de mol­ de llamaban mucho la atención (...) la gacetilla más insignificante que pudiera molestar un poco a cualquier vecino era leída, comen­ tada días y días » (2). Aquellos compañeros de oficio, huérfanos de pecunia, mal alimentados, peregrinos en busca de la gloria litera­ ria duradera o el triunfo subitáneo, resonante, se apagaban tacitur­ nos, inertes, en las destartaladas imprentas. Sólo los más poderosos, capaces, mejor dotados, podían seguir. Constantino Cabal no quiso ser el periodista que Pérez de Ayala dibuja en «Troteras y Danza- deras»: « Hay periodistas tontos que se consustantivan con la hoja de un periódico, y, aun cuando no sirven para nada, ahí se están años y más años, como si la vida misma del periódico dependiera de ellos» (3). Si lo sabré yo... y discúlpenme la manera de señalar. Ser periodista es serlo todo y no ser nada, murmuró en 1898 Isi-

(2) Leopoldo Alas: “L a Regenta”. Barcelona, 1885. (II, 255-256). (3) Ramón Perez de Ayala: “Troteras y Danzaderas”. O.C., T. I, pág. 707. M adrid, 1964. 458 MANUEL F. AVELLO doro Fernández Flórez, Fernanflor, al ingresar en la Real Academia Española. Don Constantino Cabal se consustantiva con una nobilísima vocación asturianista, periodística, cultural. En Oviedo, en las pá­ ginas de «El Carbayón», en Madrid, en Cuba, en el «Diario de la Marina» de Nicolás Rivero, maestro de periodistas, que evocará muy pronto Juan Antonio Cabezas en esta misma tribuna. Trabaja en la tibia isla, se casa con doña Mercedes, nacen sus hijos. Vuelve a casa. Publica el libro de «Cómo se hacen todas las cosas», nutri­ do de entrevistas con Palacio Valdés, Emilia Pardo Bazán, Emilio Carrere, Jacinto Benavente, los Hermanos Quintero, Arniches, Ro­ dríguez Marín, Gómez Carrillo... Asturias de nuevo, las raíces. En julio de 1923 nace «Región» que, dirigido por don Constantino Cabal, llega a tirar veinticinco mil ejemplares. Diario católico, de derechas. Cabal no es sólo un periodista, vigilante atento de la actualidad, con pasmosa facilidad para escribir, para contar las cosas, para versificar, sino que apun­ ta, nos avisa, de un hecho trascendental para la antropología, fol­ klore, demosofía y mitología, de Asturias. La cruenta Guerra Civil desplaza a Cabal nuevamente más allá, a su segunda casa: Cuba. Se afinca poco después, por fin, en Es­ paña. A trabajar, leer, investigar... En 1930 es nombrado Cronista Oficial de Asturias y en 1931, desposeído del título que Primo de Rivera le había otorgado. Le es restituido más tarde. Creo que pocas vidas y obras en ese mo­ mento acreditaban tan honroso título, el de digno sucesor de don Ciríaco Miguel Vigil, Fermín Canella, dos formidables descubrido­ res, restauradores, instigadores de la vida regional desde sus orí­ genes. Don Juan Uría, mi maestro, Joaquín Manzanares, han sido, son, los continuadores de la obra fecunda. Han pasado años orillados por acontecimientos de muy distinta índole. Constantino Cabal, en Oviedo-Vetusta, es una figura fami­ liar, respetada, siempre con un libro en las manos, espigado y atento, dispuesto a seguir el camino. Si me he comprometido, gozoso, a redactar una semblanza, ur­ gente, bio-bibliográfica de Constantino Cabal, vida tan dilatada y fructífera, es necesario atendiendo a la sentencia orteguiana de que el hombre es una máquina de preferir, que nosotros prefiramos o elijamos. Si nuestro hombre ha efectuado incursiones en el teatro dramático como «La presa de las águilas», «La sementera de sal», «Capitán de Romancero», «Majestad» o «La hora del yunque», «Covadonga» es el libro donde se exalta la apoteosis asturiana RECUERDOS DE DON CONSTANTINO CABAL, CRONISTA DE ASTURIAS 459 histórica; si evoca al Casto monarca Alfonso II y su tiempo, acre­ ditando aptitudes bien notorias de investigador, si su gigantesca obra periodística en Oviedo, Palencia, Madrid, Cuba, se ha conver­ tido en torrente, si en verso exalta al amor, si se plantea el género novelístico en «Las memorias de un enferm o», si redacta las bio­ grafías apologéticas de Fermín Canella, Armando Palacio Valdés o Nicolás Rivero, si ha cultivado el polémico bable con ternura in­ mensa en «L'alborá de los malvises», si, digo, hemos de preferir o elegir, creo que «Los cuentos, leyendas y tradiciones del folklore asturiano» (1923), «Las costumbres asturianas: su significación y origen» (1925) y fechadas en este mismo año las mitologías: «Los dioses de la vida», «Los dioses de la muerte»; «El sacerdocio del diablo» (1928) y «La familia, la vivienda, los oficios primitivos» (1931), constituyen el corpus fundamental de su obra. Creo, con otros, y sin pujos de especialista o crítico, que ahí está lo mejor de Constantino Cabal, su plenitud, aunque, es inevi­ table, le hicieran reproches e, incluso, haj^a sido calificado de « triste coleccionista de naderías muertas ». Sabemos que no es ninguna novedad cosechar juicios adversos porque es imposible escribir a gusto de todos, pero si la iniciativa cuaja en iluminación esclarecedora original y alguien nos descubre que estaba allí, como objetivo al alcance de todos y pasamos a su lado sin percibirla, y sólo los rigurosos, atentos y esforzados la acogieron generosamente, si comprobamos que tal iniciativa es sa­ ludada por la torpeza y la mezquindad, en el juicio discrepante y adverso suele haber una suerte de comezón desolada ante el éxito o acierto del que ha dado en el clavo, comezón normalmente adobada por la envidia. Don Constantino Cabal tuvo en Julio Somoza, por otra parte, gran investigador y estudioso de Asturias, un acusador furibundo. La obra de Cabal es ingente y facilita al buceador insidioso o pesquisidor equilibrado la localización de errores de bulto o mí­ nimas imprecisiones. El analista equilibrado y respetuoso colabora a la perfección de la obra, del texto, de la investigación historio- gráfica o la fabulación literaria. El buceador insidioso se complace en la hipertrofia de los fallos, transformándolos en gigantescos, imperdonables. Y no es malo equivocarse, en todo caso, tanto, como el percibir la descalificación despertada por quienes presu­ men de sí mismos auxiliándose de la ortopedia de la seguridad impepinable, los dogmatismos y desideratas. La magia, misterio y leyenda, la revelación de los secretos que inundan la vida de las gentes y tierras astures, aldeas, bosques, 460 MANUEL F. AVELLO montes, corrientes de agua, la voz anónima y sutil depositaría de lo que se es y quiénes somos a la hora de cantar, contar, bailar, soñar, la oyó Cabal con oídos atentos, el alma permeable y sumisa y más tarde la aprisionó en páginas incorporadas con todos los honores al caudal bibliográfico español donde anida la sabiduría popular. Con firmeza científica y técnica reconocida hoy en el mundo. Juan Antonio Cabezas lo ha explicado sencilla y lúcidamente en el breve artículo inserto en el Boletín del Instituto de Estudios Asturianos dedicado a honrar a Cabal poco después de su muerte. Dice Cabezas que Cabal tuvo por amigos e informadores ancia­ nos pastores y campesinas octogenarias, que le repetían canciones, saberes, romances, consejos y decires (...) escuchaba atentamente, anotaba los textos y estudiaba las variantes de unas zonas a otras, para descubrir las erosiones filológicas , prosódicas o fonéticas (...) Cabal después de obtener esta investigación oral de primera mano volvía a los libros y los infolios para descubrir y comprobar rami­ ficaciones de una canción o un mito popular. (...) En su obra alter­ nan la erudición-poesía con los libros de auténtica creaóión (4). Andarín, enjuto, obstinado, Cabal llegó a imaginar la conquista de una obra enciclopédica —«El diccionario folklórico de Astu­ rias»— que no llegó a ver publicado más que en sus primeros cinco tomos. Siempre confiado en sus fuerzas. Su hija Mercedes Cabal Valero, con la que he trabajado en Región, periódico desaparecido, me ha permitido acercarme a los papeles de su padre, cuidados con amorosa solicitud, entre los que existen pruebas de los sufrimientos que don Constantino padeció por su trabajo. Parece imposible, pero es así. No desmayó nunca, si bien es sensato pensar, por su carácter vibrante y decidido, que en más de una ocasión llegó a recordar sus días de temible esgri­ mista. Le dolían, es lógico, que le reprocharan ausencia de rigor científico. En una carta sin fecha de Julio Caro Baroja, el maestro de folkloristas y antropólogos, le dice: « Espero que esos ataques de que me habla en su carta —creo que corren los años cincuen­ ta— no le afecten demasiado , pasado el primer momento de irrita­ ción natural. Yo también sé un poco acerca de la envidia local que es uno de nuestros defectos, pero la verdad es que cada vez me va haciendo menos mella».

(4) Juan Antonio Cabezas : “Constantino Cabal, esa firma para mí entra­ ñable”. B.I.D.E.A. Oviedo. Enero-Abil, 1968. Págs. 14-15. RECUERDOS DE DON CONSTANTINO CABAL, CRONISTA DE ASTURIAS 461

Caro Baroja en carta fechada el 1 de noviembre de 1952, vuelve sobre el asunto: « Celebro que todos aquellos estúpidos incidentes hayan sido, al fin, considerados por Vd. en lo que significaban y nada más. La vida está llena de absurdos y maldades, pero el se­ creto del hombre ponderado es ver entre la broza y la maleza alguna planta bella y olorosa y sacar de ella el goce correspondien­ te. Si hay treinta o cuarenta personas indiferentes u hostiles, todo ello queda compensado por la amistad de un hombre o una mujer de bien». Y añade el estudioso vasco: «Y ya sabe Vd. que yo pre­ sumo de ser hom bre de bien y de amigo suyo». No poco consuelo le habrán proporcionado a Cabal estas líneas. Caro Baroja se halla informado puntualmente de los incidentes o pesadumbres de Cabal y le administra con buen tino la terapia eficaz. Le escribe: «V d . sabe perfectamente que sus obras contienen algo más que erudición y que son estimadas y conocidas por filó­ logos, folkloristas, etnógrafos y gentes que se cuidan más de las ideas y de problemas ligados con ellas que con « hechos » y «d a tos» secos y de tercera mano. Desprecie a los murmuradores y siga su ob ra ...». Esa obra está ahora ahí, elaborada en un largo trance de estu­ dios, viajes, amaneceres, insomnios y palabras que cubren miles de fichas. Han quedado atrás los días de crispación, de acoso, maledicen­ cia. Las disputas, polémicas y pérdidas de tiempo con ánimo de aclarar una insignificancia. La perdurabilidad de Cabal, asistido siempre por su mujer y sus hijos, por su admiración y respeto, se halla en esas páginas, ya indispensables, inexorables, para el buen entendimiento de nuestra vida y milagros... Aquel hombre, generoso y esforzado, al que un día sugirieron que debería proveerse de camisas y contestó imperturbable: «Pri­ mero, cómprame los sermones del Padre Cabrera». Aquel hombre no necesita que venga yo a descubrir ningún mediterráneo. Entre esos papeles a los que antes aludía existe un valioso epistolario digno de ser publicado. Hace más de cuatro décadas, el 10 de mayo de 1944, escribía don Ramón Menéndez Pidal una carta a don Constantino acusán­ dole recibo del libro de poemas en bable « L'alborá de los malvises» y le dice: Mi querido amigo: \Muy bienvenida su Alborá de los malvisesl Ella me trae gratísimos recuerdos de la tierrina. Bien se ve que el bable para quien lo sabe manejar es completamente apto para la poesía elevada. Vd. lo prueba. Felicitándole p or estas poesías, queda de siempre suyo afectísimo. Ramón Menéndez Pidal. 462 MANUEL F. AVELLO

Pocos testimonios más valiosos que este, breve y enjundioso, del maestro de la historiografía literaria española. Me imagino, in­ sisto, que demostraciones de reconocimiento como éstas compen­ saron suficientemente a Cabal de las acusaciones y reproches que enturbiaron sus trabajos. Esas treinta o cuarenta personas que Caro Baroja citaba en la carta que hemos leído como representantes de la indiferencia u hostilidad dejaron de atormentar al estudioso azacaneado en la búsqueda de los secretos últimos de su tierra, hacia la que ofreció su diligencia ininterrumpida. Los ensayos, investigaciones y descubrimientos de Cabal en el ámbito folklórico, etnográfico, histórico, ese conjunto de su obra que hemos calificado como más valioso, se mantiene en plena forma, con una vigencia indiscutible por encima de perturbaciones y asedios. No es tampoco nueva esta actitud o exclusiva de Asturias o los asturianos porque es fácil detectarla en todos los territorios espa­ ñoles donde se investiga o estudia. La guerra incruenta mantenida por eruditos, investigadores y especialistas no abdicó con frecuencia de la puesta a punto del buen humor. Se cuenta que dos expertos astures en esta clase de temas sos­ tuvieron una polémica apoyada en una serie de anónimos lo sufi­ cientemente explícitos para que los contrincantes se identificaran. Después de no pocas admoniciones escritas en torno a determinado asunto histórico-paleográfico, uno de ellos determinó dar por con­ clusa la serie con esta cuarteta de corte clariniano y muchas veces recordada:

Ese papel infamante que remitido me has ahora lo tengo delante pronto lo tendré detrás.

Don Constantino Cabal fue severo, duro con los detractores de su obra a la que refirió toda su vida, vida que obtuvo reconoci­ mientos, honores y títulos: Alfonso X el Sabio, miembro corres­ pondiente de varias academias, Cronista de Asturias, Periodista de Honor y campeón de la generosidad porque atento a infolios y aventuras filológicas, folklóricas e históricas, la rentabilidad, la urgencia del dinero, nunca le preocupó más que levemente. RECUERDOS DE DON CONSTANTINO CABAL, CRONISTA DE ASTURIAS 463

Hoy Asturias se enfrenta, otra vez, con la obligación de recon­ quistar su perfil porque los acontecimientos se precipitan, discu­ rren de tal suerte que se me ocurre si es o no es pernicioso o peligroso mantenerse en una actitud de inhibición, cuando no de confusión, a la hora de los problemas políticos, económicos o so­ ciales. Porque nadie nos va a regalar nada, hemos de ganarlo a pulso. Hace más de veinte años, en el Casino de Mieres, invitaba a los astures presentes y ausentes a que estimaran inaplazable la aplica­ ción del fenómeno histórico llamado la Reconquista, tan cacareada y en ocasiones envilecida, para poner en marcha un proceso que di en llamar la autorreconqu’ista. Que lo de Asturias siempre fue España y lo demás hubo que reconquistarlo suena a balandronada infructuosa y el covadonguismo denostado por Juan Cueto o Lo­ renzo Cordero, por ejemplo, como peligro merecedor de revisión, de darle la vuelta como a un calcetín... Don Constantino Cabal reconquistó, con otros — desde Jovella­ nos— una parcela que sostiene nuestra propia identidad. Los más asistimos estupefactos a un hecho que el historiador Azaola ha diagnosticado al hablar de Asturias ,alineándola entre las regiones españolas declinantes... La confusión del bable, la ausencia de un sentimiento naciona­ lista positivo, reflexivo, que descubrimos hoy en regiones fronteri­ zas, no debe ser fruta prohibida, pecado de traición a los orígenes. Ser nosotros mismos sin menoscabo de nuestra inclinación bien probada de ser también para los demás... La pesadumbre que provoca el bien perdido sólo es comparable con la del bien ausente. No voy a pecar de catastrofista o melodra- mático y considerar a Asturias como un bien perdido, pero sí tiene lo suyo de bien ausente y nos despedazamos de palabra y de obra en pequeñeces esterilizadoras y falsificadoras, aspavientos o espa­ ravanes, en gesticulaciones lastradas por el retoricismo. Sin ir, por desgracia, más lejos. Nada de sermones, claro. Es que es así, ansí o asina, si lo ape­ tecéis. Es lo que Pérez de Ayala, en uno de sus ensayos, ha llamado el darse cuenta. Hay que darse cuenta o cuando queramos compro­ bar si son galgos o son podencos los que vienen, nos vamos a dar cuenta, asombrados y pesarosos, de que nos exhibimos con una mano atrás y otra por delante, con cara de pasmo o sorpresa. Pero, bueno, ¿qué pasa aquí? Asturias, qué guapina yes, pero sin olvidar que los demás no son más feos que picio... 464 MANUEL F. AVELLO

Don Constantino Cabal cumplió con su deber lealmente. Su vida y obra están hoy a nuestro lado venturosamente. Don Aurelio de Llano y Roza Ampudia, don Juan Uría, mi maestro, han confirma­ do su acierto y magisterio. Tengo confianza en el futuro porque si desde Carlos III, Espa­ ña se ha visto asistida, su historia, por la conducta ejemplar, lúcida, de asturianos inteligentes —la virtud de los astures, ha dicho Ma­ dariaga, su don distintivo, es el talento, el sentido crítico— y no es imaginable o tolerable que se haya desvanecido. Pero obras son amores. Y no sólo divagaciones, esoterismos y el culto al a mí plín... Cuando Don Quijote hacía balance de las heridas que los cui­ dadores del rebaño de ovejas y carneros le habían producido para su escarmiento, cuando Sancho se duele justificadamente de haber sido manteado por los desaprensivos de la venta que su amo con­ fundió con un castillo, don Quijote le procura consuelo con estas palabras: — Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro... Nosotros los asturianos, con frecuencia, pensamos que somos más que otros, pero para ello hay que hacer más que esos otros... No basta lo de que se hace lo que se puede. Es imprescindible hacer más, saber hacerlo. En provecho propio. Sin demérito de los demás... No repugno el cartel famoso del dueño de la tasca gijone- sa del barrio de Cimadevilla que rezaba: Se prohíbe cantar y ser grandón, porque el grandonismo nos ha procurado no pocos dis­ gustos. Necesitamos sosiego, mesura y sentido común. Don Constantino Cabal ha sido un hombre más que otros de su tiempo anterior o que le han seguido, por una razón: hizo más que otros ; tra­ bajó, se entregó sin cicaterías a un esfuerzo en favor de su tierra, de sus pueblos, de su historia, cultura, afanes y misterios, de su vida de siglos. A mí me parece que, aunque haya sido por mi intervención, se había hecho acreedor a este recuerdo y en esta casa, el Centro As­ turiano de Madrid. Gracias.

Centro Asturiano. Madrid, 28 noviembre 1985. LOS DINEROS DE VELLON DE ALFONSO IX CON LA CECA O ¿SON DE OVIEDO?

POR

BENJAMIN GARCIA ALVAREZ

Hace más de seis años, en una de mis visitas al Museo Arqueo­ lógico Provincial de Oviedo vi clasificado un dinero de vellón de Alfonso IX, n.° 831, hallazgo de Cudeiro (Orense) y cuya ceca se atribuía a Orense y así figura hoy en el Museo Provincial. De todos son conocidos los 43 años de reinado de Alfonso IX (1188-1230). H ijo de Fernando II y doña Urraca Alfonso de Portu­ gal. Poco antes de morir su padre, su vida se ve turbada por la ambición de su madrastra, «Urraca López», que desea el trono para su hijo Sancho. Alfonso, perseguido, se dirige a Portugal, pero antes de pasar la frontera recibe la noticia de la muerte de su pa­ dre. Apoyado por la parte más poderosa de la nobleza, vuelve a León a marchas forzadas y allí es proclamado Rey. Descrito por los cronistas contemporáneos como hombre arro­ gante y de buen talle, forzudo y de aspecto formidable, de gran fortaleza de ánimo, añaden que su voz era, cuando se irritaba, «quasi leo rugiens»*. Alfonso IX, Rey de León y Galicia, a los 17 años sucedió a su padre en el año 1188. Convocó Cortes en León, en las que reunió por primera vez juntos a los representantes de la Iglesia y los Nobles a los de las ciudades, por lo que pueden ser denominadas las primeras Cortes Españoles.

(*) Julio Gonzalez: “Alfonso IX ”. Madrid, 1944. 466 BENJAMIN GARCIA ALVAREZ

Se ha especulado mucho acerca de las posibles causas que incitaron a Alfonso IX a dar un paso de tan gran trascendencia. Algunos creen encontrarlas en la presión ejercida por la clase pequeñoburguesa en relación con la acuñación de moneda, privi­ legio del Rey, al que sumaba el de poder variar su ley, con las inevitables consecuencias de inseguridad económica y comercial, inflación, subida de los precios y todas las consecuencias que las devaluaciones traen consigo. Sin caer en el absurdo de ver en Al­ fonso IX un precursor del liberalismo y de la democracia, según la concepción moderna, cabe pensar que el Rey al implantar tales medidas democratizadoras fué movido, más que por la presión, por la idea de buscar en la clase social naciente un equilibrio de fuerza entre los Nobles y la Iglesia. No olvidemos que la poderosa nobleza dominaba sobre todo en Galicia y Asturias. Era la población libre y burguesa que, por medio de sus delegados, había intervenido en las deliberaciones de la Curia de León, la que en definitiva resultaba beneficiada y veía garantizados su seguridad y derechos por una ley jurada por el soberano*. Fué un gran rey repoblador y reorganizador, funda Llanes y Tineo. Alfonso IX va ligado a la historia de Asturias, principalmente por la concesión del Fuero de Llanes (octubre 1206). Oviedo le debe a Alfonso IX el amurallamiento de la ciudad y la autonomía municipal con la independencia de la autoridad ecle­ siástica. Fué también fundador del Monasterio de Santa María de Valdediós. Para realizar todas estas obras parece claro que se hubo de pa­ gar grandes cantidades de dinero y lo más probable es que diera autorización para batir los dineros de vellón. Todos sabemos que los grandes acontecimientos obligan a la­ brar moneda; un amurallamiento de la ciudad, una autonomía municipal y un monasterio como Sta. María de Valdediós bien merecería la pena. La numismática no se puede estudiar sólo con los libros, sino que son absolutamente necesarias las monedas; este es el caso de estos dineros de vellón, de los que hace muchos años estamos in­ tentando aclarar su lugar de acuñación.

(* ) L. G. de Valdeavellano : “Los orígenes de la burguesía en la España M edieval”. LOS DINEROS DE VELLON DE ALFONSO IX CON LA CECA O 467

ALFONSO IX — DINERO DE VELLON CECA — OVETO

Peso: 720 mg.

Ley. Anv.: LEO-LEON A LA DERECHA ENCIMA UNA CRUZ CRE­ CIENTE Y UNA ESTRELLA DELANTE UNA O.

Ley. Rev.: ALFONS REX CRUZ EQUILATERAL FLOREADA CORTANDO LA LE­ YENDA, LA CUAL VA COMPRENDIDA ENTRE DOS CIRCULOS DE PUNTA EN EL EXTERIOR E INTE­ RIOR CUATRO FLORES.

Esta pieza está en el Museo Arqueológico de Oviedo, procedente de la colección de D. Pedro Hurlé, y está clasificada como de ORESE. N.° 831. En el año 1978 publiqué en «La Nueva España» un artículo en el que decía que no podía ser ORENSE y sí OVETO. El 17-7-82, en «Noticias Confidenciales de Asturias», n.° 10, decía que cada día me parecía más cierto, por los estudios y hallazgos realizados, que la O fuese OVETO En la moneda se aprecia la O como figura en la fotografía, aun­ que está descentrada y casi saliendo del corpel. 468 BENJAMIN GARCIA ALVAREZ

ALFONSO IX — DINERO DE VELLON CECA — OVETO

Peso: 760 mg.

Ley. Anv.: LEO-LEON A LA DERECHA ENCIMA UNA CRUZ CRE­ CIENTE Y UNA ESTRELLA DELANTE UNA O.

Ley. Rev.: ALFONS REX CRUZ EQUILATERAL FLOREADA CORTANDO LA LE­ YENDA, LA CUAL VA COMPRENDIDA ENTRE DOS CIRCULOS DE PUNTA EN EL EXTERIOR E INTE­ RIOR CUATRO FLORES.

Esta pieza es de la colección particular de D. Vicente Sánchez de Arza numismático gijonés, quien muy amablemente me la dejó para su estudio y publicación. En la fotografía se aprecia la O, aunque un poco cortada por coincidir la cruz equilateral del reverso en el centro de la O. En «Cuadernos de Historia de España», Buenos Aires, 1944, J.A. SERRANO REDONET, HA. 1021 dice: «Ovetensis Moneta». El Conde Pedro Ansure en su testamento deja dineros oveten­ ses a sus herederos. Ante estas acuñaciones bien podríamos poner la frase: «Si la Historia enmudeciese, las monedas hablarían». D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO Y PRESTAMISTA

POR

MELQUIADES CABAL

Reconstruir el pasado de ciertos profesionales fué siempre la­ bor difícil cuando no imposible, dependiendo ello en gran parte de los años pasados, pues el tiempo, que no admite concesiones, va borrando las huellas del protagonista hasta hacerlas desapa­ recer, sin testimonio que pueda recordarnos haber existido. Suce­ diendo esto más frecuentemente, cuanto mayor es el lapso de años transcurridos y menor la importancia y categoría de la persona o suceso objeto de estudio. Nuestro estudio se centra en un químico-boticario de Oviedo, en los comienzos del siglo XVIII, en tiempos que la categoría de estos profesionales era escasa, casi nula, razón por la que legaron exiguos testimonios de su hacer profesional y social, resultando malogrado todo intento de búsqueda si no va de la mano de la suerte o bien orientado por la ayuda de algún investigador que compartiendo similares afanes, son guía orientadora del documento que se investiga. Tal sucede con el investigador D. Javier González Santos, quien estudiando pintura remota, tiene ocasión de ofrecer documentación válida a otro investigador, al que hace partícipe del hallazgo con total desprendimiento y generosidad. Este denominado químico-boticario no es totalmente descono­ cido; lo había estudiado en parte Villa Río en su obra «Casal en Oviedo», aportando también nosotros algún dato en «Farmacéuti­ cos asturianos». 470 MELQUIADES CABAL

El químico-boticario Jerónimo Plaza no era de Oviedo, ignoran­ do a pesar de nuestro empeño su procedencia. A Oviedo llegó allá por el año 1710, quizá antes, localizado en los padrones de la ciu­ dad viviendo en la Puerta Nueva, sin constituir familia, al menos así parece deducirse, existiendo en el padrón de Oviedo de 1722 otras personas del mismo apellido; un tal Francisco Plaza, también vecino de la Puerta Nueva, hijodalgo que vivía con su hijo legítimo D. Jacinto Plaza, sin que se pueda precisar si dichas personas eran parte de una misma familia o pura coincidencia, inclinándonos más bien se tratase de familiares. Persistiendo en la búsqueda, ha­ llamos en el padrón de 1744 que Jacinto Plaza había cambiado de residencia, viviendo entonces en la calle del Cristo, arriba de la Puerta Nueva. No obstante las escasas referencias familiares de Jerónimo Pla­ za, existe constancia tenía un hermano, el Padre Fray Nicolás Plaza, religioso de la Orden de San Agustín, al que cita y no olvida en su testamento, dejándole 100 pesos de peso mayor que había de reci­ bir de los testamentarios designados, testamento cerrado al que añadió últimamente este codicilo y ningún otro, signado ante los testigos Vicente Navarrete, José Ordás y José Alonso Pacheco, to­ dos vecinos de la ciudad, suceso que tuvo lugar el 22 de agosto de 1737, cuando Jerónimo Plaza, padeciendo gravosa enfermedad, ma­ nifiesta tener hecho y otorgado testamento cerrado.

COMIENZO PROFESIONAL DE JERONIMO PLAZA EN OVIEDO

Los comienzos de Jerónimo Plaza se inician tras la muerte del boticario D. Ambrosio Castellón, suceso acaecido el 28 de noviem­ bre de 1719, triste acontecimiento que obligaba a su viuda D.a María Caldevilla a buscar un mancebo que regentase la botica, reempla­ zando a su marido. En un principio eligió un oficial no titulado, al que protegió eco­ nómicamente hasta ser examinado y conseguir el título de boticario, hombre sin conciencia que la abandonó como gratitud a la ayuda recibida. En tan difícil situación, con botica abierta sin boticario y sin mancebo, contraviniendo las exigencias y disposiciones mu- ncipales, es cuando hace aparición Jerónimo Plaza, posiblemente hacia el año 1725, sujeto que decía poseer conocimientos de quími­ co-boticario.

(1) A.A.O.— Libro de padrones 1744, folio 31v. Oviedo. D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 471

Con Jerónimo Plaza tuvo los mismos problemas que con el mancebo anterior, pues al carecer de titulación oficial, el Ayunta­ miento la exigía cerrar sin demora la botica. Estos comienzos de Jerónimo Plaza en Oviedo y las vicisitudes primeras por las que atravesó como químico-boticario en la oficina de D.a María Caldevilla fueron estudiadas por Villa Río en 1967 y ahora por nosotros al tener conocimiento del inventario de sus bienes, en ocasión de encontrarse enfermo en 1737, considerando que su estudio y examen del mismo había de proporcionarnos múl­ tiples detalles relativos a su persona y actuación como boticario (2). La decisión municipal fechada en Oviedo el 6 de febrero de 1728, dos años después del primer acuerdo, aún continuaba Jerónimo Plaza con la botica abierta al público, manifestando D. Bartolomé de Toro y D. Miguel de Rojas se hallaba en la ciudad un hombre llamado Jerónimo Plaza que, titulándose químico-boticario, tenía tienda y oficina pública, pidiendo se tomase providencia a fin de que presentase el título en el Ayuntamiento, y de no hacerlo, se le multase con pena de cien ducados (3). Como confesase carecía de titulación, solicitaba un plazo de cuatro meses para examinarse, mas habiendo transcurrido el plazo señalado y mucho más tiempo sin cumplir lo prometido, ni cerrado tampoco la puerta de la botica al público, se interpretaba su con­ ducta como menosprecio del mandato municipal y en perjuicio de quien acudiese a la botica en demanda de medicinas. Dada la situación anómala de rebeldía, acuerda el Ayuntamien­ to en fecha 9 de marzo de 1728 la exigencia de presentación del título a los demás boticarios de la ciudad, incluso a D. Agustín Orovio que ya en anteriores ocasiones lo había exhibido ante el escribano D. Juan de Cadrana (4). Como el resultado de los acuerdos municipales fuera adverso a su interés y vecindario, manifestaba D. Bartolomé de Toro que Jerónimo Plaza, extranjero en estos reinos, continuaba ejerciendo la profesión de químico y boticario sin hallarse examinado y sin estar aprobado como era preceptivo. Se consideraba la actitud de Jerónimo Plaza como desconsideración a obedecer los autos del Ayuntamiento, decidiendo que el Procurador General procediese de forma que se cumpliesen los acuerdos dimanados de la ciudad. Tras este tiempo de desobediencia, el 30 de abril de 1728 decidía al

(2) A.H.P.— Legajo 663, folio 11, 1737. (3) A.A.O.— Libro de acuerdos, folio 33 y 33v., 14-11-1728. (4) A.A.O.— Libro de acuerdos, folio 55v., 9-III-1728. 472 MELQUIADES CABAL fin Jerónimo Plaza presentar excusas al Ayuntamiento, suplicando a la vez la concesión de un nuevo plazo para examinarse y que el Procurador General sobresea la causa impidiendo la continuación del pleito (5). Aducía en el suplicatorio ser mal momento para desplazarse a Madrid, al haber empleado todo el caudal de que disponía, que era considerable, en adquirir medicinas para la botica y el coincidir estas fechas con el momento más propicio para prevenirse de las hierbas que había de emplear en la composición de las medicinas dispensadas para el Hospital de los Remedios, al que atendía desde tiempo atrás, ya en época de D. José de la Torre y de su viuda D.a Josefa Menéndez Valdés. Ante las razones expuestas por Jerónimo Plaza, el Regidor D. Pedro Martínez estimó conveniente concederle un nuevo plazo de seis meses para presentar el título de boticario, plazo aún más dilatado a propuesta del Regidor D. Baltasar Vázquez. El cambio de actitud de Jerónimo Plaza le fué favorable, al considerar un be­ neficio para la ciudad permaneciese abierta la botica, a la vez que el Procurador General hacía diligencias en Madrid por medio del Agente de la ciudad para ver de conseguir que Jerónimo Plaza fuese examinado por peritos de la profesión residentes en el Principado.

TITULO DE BOTICARIO

A partir del año 1728, año en que Jerónimo Plaza había de examinarse por concluir el plazo concedido por el Ayuntamiento, existe amplia laguna informativa al no existir documentación ofi­ cial sobre la fecha en que fué examinado, lugar de los exámenes y posterior presentación en el Ayuntamiento. Era lógico creer, por esta carencia de información, que el exa­ men nunca se llevó a efecto, pero este supuesto sería un error grave, pues aunque se desconocen todos los detalles concernientes al mismo, no hay duda que al fin logró el título profesional, ya que al realizar el inventario ante su enfermedad y examinar el con­ tenido de una de las tres arcas que había en la sala principal se halló una cartera de seda y dentro de ella la fe de bautismo y los títulos de boticario expedidos por el Protomedicato. Este hallazgo no deja lugar a la duda y confirma haber sido examinado para la obtención del título, pero el laconismo del escribano que efectuó

(5) A.A.O.— Libro de acuerdos, folios 81 y 83, 30-IV-1728. D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 473 la relación inventarial, omitió inconscientemente la importancia del hallazgo que nos hubiera permitido conocer su origen, otro de los puntos oscuros, su procedencia, fecha de nacimiento por la fe de bautismo y detalles del mismo, si bien no deja de causar extrañeza dejase de exhibir el título en la botica, máxime tras las constantes demandas para su obtención, de las que ciertamente eran conoce­ dores los habitantes todos de aquel reducido Oviedo.

ENFERMEDAD E INVENTARIO DE BIENES

Dado su estado de gravedad, se comenzó el inventario el 27 de agosto de 1737, dos días antes a su fallecimiento, efectuándose con todo orden y rigor, pues aunque era enfermo grave del cuerpo, estaba sano de juicio y entendimiento natural, solicitando para llevarlo a efecto la comparecencia de D. José Vaquero de Tineo, a la sazón Juez perpetuo de la ciudad, para que ante su presencia se realizase el inventario.

SALA PRINCIPAL

Se inició el inventario por la sala principal de la casa, en la que había además de las tres arcas a las que se hizo mención anterior­ mente, gran cantidad de cuadros religiosos en consonancia con la época que le había tocado vivir, principalmente un crucifijo y uni­ do a él una imagen de bulto; un San Juan con dosel y cortinas de color parmesí. En otro escaparate, la imagen de Nuestra Señora de la Concepción y otro crucifijo con dosel de seda pajiza y cenefa azul. Dos cuadros de pintura valenciana con sus marcos dorados y las efigies de San Ignacio y Santo Tomás, más dos efigies de bulto de San José y María; las imágenes de Santa Teresa de Jesús y San­ ta Bárbara; y otra con Nuestra Señora de la Soledad con marco dorado, y dieciséis láminas con diferentes efigies y marcos negros; un Niño Jesús en un escaparate de hojalata. Un bufete de nogal con tiradores embutidos, cuatro arcas pe­ queñas; un escritorio con cuatro gavetas, una mesa, un escritorio grande con su mesita donde se hallaron legajos de recetas pertene­ cientes a enfermos de la ciudad, Principado y concejo. En otra arca de la sala principal había un libro titulado «Mé­ todo médico-químico», de medio pliego de imprenta, que tenía in­ corporadas veintitrés hojas con anotaciones e instrucciones sobre 474 MELQUIADES CABAL débitos, gastos de botica y casa. En otro libro tamaño folio, ciento cincuenta hojas de pergamino con anotaciones de cuentas referidas a personas, así de la ciudad como de otros concejos del Principado, algunas de ellas rubricadas por el boticario. En otro cuadernillo de cuartillas, anotaciones de empeños realizados por diferentes personas de la ciudad. Entre otros hallazgos del arca, existían le­ gajos de recetas de enfermos particulares y un atado con otras recetas pertenecientes al Convento de San Francisco, así como recibos de varias cofradías a las que estaba suscrita D.a María Cal- devilla. El arca últimamente abierta era la más importante, no sólo por su tamaño, sino también por su contenido. En ella fué donde se encontró la cartera de seda con la fe de bautismo y el título de boticario. Contenía además diecinueve pares de calcetas, cuatro corbatas de muselina, cuatro cucharas de plata, un San Lorenzo, dos sortijas, una de ellas de plata; hojas de plata, un pañuelo de seda color pajizo y encarnado, una casaca de paño de Segovia de color negro con su chupa de damasco y calzón del mismo paño y color. Un espadín con puño y contera de plata; un vestido de paño fino con chupa y calzón; un calzón de grana, un vestido y calzón, una casaca de paño con forro de sempiterna, más dos calzones de paño, tres pares de zapatos nuevos de cordobán; tres servilletas de tupido, una madeja de hilo blanco, una camisa de lencería, cinco pares de medias de seda, tres negras y dos de color; dos sombreros finos, dos corbatas de muselina, una mantilla blanca, un justillo de raso, un guardapiés de sempiterna azul bordado, una basquiña de sempiterna encarnada y diferentes géneros de cosas pertene­ cientes a la botica.

COCINA-HABITACION

Concluido el inventario de la sala principal, se inició el de la cocina-habitación, en la que había tres camas, dos de ellas fábrica de Tudela y otra embutida fabricada en la ciudad, más dos jergo­ nes, cuatro colchones, cuatro sábanas de anguedo medianas y usa­ das; cuatro cobertores, dos colchas pintadas de Castilla y otras dos blancas felpadas y cuatro almohadas con su lana. La presencia de camas en la cocina era costumbre habitual en la Asturias de entonces, hábito que se prolongó hasta bien entrado el siglo X X , siendo aún frecuente en nuestros días encontrar en la misma pieza, en confusa mezcolanza, las camas, el fogón, los útiles D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 475 de cocina y ajuar de los dormitorios, antihigiénico proceder que poco a poco se fué desterrando a la par que aumentan entre el pú­ blico en general los conocimientos de higiene y medios económicos. En la cocina había también una masera con su cubierta y una banca debajo de ella; dos banquillos, tres arcas, dos en la misma cocina y otra en el corredor. En una de las arcas, profusión de •comestibles; dos ferradas con su cangilón de azofre, cinco calde­ ras, tres de cobre de distintos tamaños y dos más de azofre peque­ ñas. Más una tartera pequeña de cobre, ocho cazos de azofre entre grandes y pequeños, una chocolatera del mismo metal, un cofre con ropa blanca nueva, sábanas de anguedo medianas, paños de manos, manteles y servilletas. En otra de las arcas había ropa blanca usada, sábanas, almohadas, camisas y calzoncillos, almillas y una pieza de tupido de cincuenta varas y otra mediana de veinte. Como el estado del paciente fuese grave desde el comienzo de la enfermedad, el propio enfermo solicitó del Juez suspender la anotación de bienes hasta su fallecimiento, petición acertada por cuanto al día siguiente, 29 de agosto de 1737, se encontraron que D. Jerónimo Plaza era ya cadáver. Al día siguiente, tras las exequias, se prosiguió el asiento de los bienes, notificando el Juez D. José Requejo Tineo a los testamen­ tarios, albaceas, y al Reverendo Padre Prior Fray Manuel Llames del Castillo, del Convento de Nuestra Señora del Rosario, Orden de Predicados de la ciudad, y al licenciado D. Pedro Martínez Val- dés, Abogado y vecino de la ciudad, en cuya atención mariana se les hizo saber la testamentaría, y habiendo aceptado, se continuó el inventario con cada uno o cualquiera de ellos, para que en todo tiempo existiese constancia de los bienes habidos en la herencia. Días antes al fallecimiento, ya iniciado el inventario, solicitó D. Jerónimo Plaza de D. Vicente Navarrete, de D.a María de la Con­ cha y de D.a María Díaz de Somonte, juramento de no quedar otros géneros por inventariar, respondiendo D.a María de la Concha que además de lo inventariado, había una mesa de manteles, una colcha vieja de botón, varias mudas usadas y rotas que servían para la cama de D.a María Caldevilla, detalle que induce a pensar que la viuda de D. Ambrosio Castellón continuó viviendo al fallecimiento de su marido en la casa, bien como huésped o como propietaria del inmueble. 476 MELQUIADES CABAL

BOTICA Y REBOTICA

La botica ocupaba parte de la planta baja, y juzgando por lo en ella encontrado, carecía de elegancia, más bien sobria, y con un botamen sin la riqueza de las boticas del siglo XIX, admitiendo fundadamente que la importancia de la oficina comenzaba en la trasbotica. En la rebotica confeccionaban las recetas sobre una mesa que ocupaba gran parte de la estancia; una prensa, tres almireces de desigual tamaño, un mortero grande de piedra con su mano de hierro, cinco peroles, dos de cobre y otros dos de azófar; una es­ pumadera de cobre y dos alquitarras del mismo metal, una grande y otra pequeña, y muchos instrumentos de vidrio usados en el ofi­ cio; un banco de respaldo liso y otro para la colocación de las cántaras de agua, más un duerno de salar con su cubierta. Continuando el inventario de la rebotica se halló un banco tor­ neado, numerosos botes de vidrio, una romana con su platillo, una batea de azofre, un cajoncito mediano con incienso. El incienso procedía de Africa y de la India, empleándose en medicina como fumigatorio en las enfermedades de los dientes, reumatismo y en la composición de la Triaca. En otro cuarto tras la botica, existía media arroba de espliego, una mesa, otro duerno de salar, una pala de hierro, sesenta redo­ mas con diferentes aguas medicinales. En otras redomas, jarabes y aceites de aplicaciones múltiples. De estos aceites sólo fueron cuidadosamente anotados el aceite común, el de almendras dulces, el de yema de huevo (6), el aceite de vitriolo, el aceite de salvia, utilizado para la pintura y alumbrado, del que disponía de dos on­ zas, equivalentes a treinta y dos reales; el aceite destilado de esplie­ go, cotizándose la onza a dieciséis reales; el aceite de trementina, pagándose el valor de la onza a doce reales; el aceite de hinojo, el aceite de ajenjos, etc., etc. Los ungüentos era una forma de aplicación de medicamentos muy en uso entonces; su consistencia sólido viscosa por la asocia­ ción de una sustancia grasa a la que se añadía el medicamento activo era fácilmente reblandecida por la acción del calor, permi­ tiendo extenderlos sobre tela o papel, adaptándose a cualquier su­ perficie. De estos preparados poseía treinta y seis botes de vidrio

(6) El aceite de yema de huevo, de aplicación muy antigua, se utilizaba en el tratamiento de las grietas de los pezones, sabañones y hemorroides, co­ tizándose la onza a dieciséis reales. D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 477 y tres de barro, conteniendo diferents varidades, valorados todos ellos en ocho libras, resultando cada libra a dieciséis reales. A la relación de ungüentos habían de añadirse los emplastos, forma medicamentosa formado por una mezcla de resina, cera, grasa y la medicación activa única o múltiple. Entre los emplastos recoge el inventario el de cicuta, compuesto de galipodio, pez blan­ ca, cera amarilla, aceite de cicuta fresca y goma amoniaco, utilizado por su acción calmante y resolutiva. El emplasto de ranas con mer­ curio, utilizado en los tumores glandulares, orquitis y en la atenua­ ción de las señales residuales de la viruela. El emplasto del Prior de Cabryán contra la rotura, integrado de piel de corderillo con su lana, lombrizes de tierra y sangre humana. El de Guillén Ser- vent, polifármaco compuesto de resina común, pez griega, cera amarilla y trementina, sustancias que tras ser licuadas, se les aña­ dían bien pulverizadas, raíz de gengibre, bayas de laurel, azufre, simiente de anís, flor de poleo, incienso, azafrán, almáciga y pimien­ ta de tabasco, siendo muy útil en los dolores por contusión. Muy utilizado era el emplasto magnético, conocido también como de Angel Sala, aplicado en los bubones sifilíticos y pestilenciales y en los tumores escrofulosos. Continuando con la serie de emplastos, recoge también el in­ ventario el diaquilón simple y el diaquilón mayor o gomado, ambos de acción resolutiva y secante; e-1 emplasto conformativo de Vigo, restringente y resolutivo, compuesto de raíces y hojas de sínfito mayor. Menos conocidos por ser menor su empleo, también inventa­ riados, eran el emplasto de manos Cristi, el García dei, el de madre, de palma alta, centaura, Regie, Signore, Isis y Solima. De los preparados farmacéuticos más en uso entonces era la famosa Triaca, de la que disponía de media libra, cotizándose la onza a seis reales (7). La Triaca Magna se componía de sesenta diferentes sustancias, pretendiendo con ello aunar todos sus componentes para lograr una actuación combinada de las partes más activas de cada uno de sus elementos, pretensión supuesta pues tras su delicada prepara-

(7) Durante mucho tiempo la Triaca fué considerada patrimonio exclusi­ vo de Venecia, donde anualmente se la obtenía con gran ceremonia, razón por lo que la buena Triaca recibía el nombre de Triaca de Venecia. En París la confeccionaba el Colegio de Farmacia, también con ceremonial especial, sien­ do de obligación de los boticarios el adquirirla. Lo mismo ocurría en España, donde sólo el Colegio de Farmacéuticos de Madrid estaba autorizado para su preparación. 478 MELQUIADES CABAL

ción era imposible entonces, y lo sería hoy también, conocer el principio activo resultante. La botica de D. Jerónimo Plaza fué de las más surtidas de Oviedo en su época, y ello cabe deducirlo de la amplitud y riqueza de su inventario y la pretensión que tenía de suministrar oficial­ mente medicinas a los hospitales del Cabildo, condicionando su oferta a que le proporcionasen casa donde vivir y las dependencias y oficinas necesarias para ejercer las operaciones de su arte, en­ tregándole la huerta del Hospital de San Juan y quinientos ducados que afianzaba con la botica, y sin interés alguno. Su aparente des­ prendimiento residía en la percepción de los quinientos ducados de los que se resarciría el Cabildo a razón de veinticinco cada año en el término de veinte años o antes si le fuera posible.

LIBROS INVENTARIADOS

Continuando el inventario de la rebotica se hallaron algunos volúmenes sobre materia médico-farmacéutica. Existía un grupo de veintiocho, que trataban exclusivamente de medicina histórica, hoy serían verdaderas joyas profesionales. Como el resto del inven­ tario se llevó con todo rigor, sin omisión alguna, comenzando por uno de medio folio titulado «Anecdotario especial de la medicina», un Dioscórides, un Mesba, un Plinio, dos Musitanos, todos ellos de gran interés farmacológico (8). Se incluían asimismo en la relación una «Farmacopea Augus­ ta», un tratado de «Medicina de las Indias Orientales», un «Tratado quirúrgico», otro «Filosófico», una «Farmacopea galénica», un «Ra­ millete de plantas», un «Manual químico», un Doncelli, otro librito

(8) El Dioscórides posiblemente se refiera a Pedáneo Dioscórides, médico naturalista griego autor de una obra titulada “De materia médica”, traducida a todos los idiomas, incluso al español, editada en Valencia en 1593 y reedi­ tada en Barcelona en 1677. El Plinio posiblemente se refiriese a la “Historia Natural” de este autor, obra traducida al español por el licenciado Jerónimo Huerta, médico y fami­ liar del Santo Oficio de la Inquisición. El Musitano hallado se trataba muy verosímilmente de un libro del sacerdote y médico D. Carlos Musitano, italiano en su origen. Se ordenó sacerdote a los 34 años, estudiando posteriormente medicina, la que ejerció con igual celo y entusiasmo que su ministerio eclesiástico, siendo autorizado por el Papa Clemente IX. Escribió varios libros de medicina y farmacia, entre ellos, “Opera Médico-Chimico”, “De Morbis mulierum tractatus” y “Opera Om nia”, etc., etc. D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 479 químico de Juan Veguño, dos libros manuscritos, uno sobre la Apocalipsis de Fray Pedro de Jesús y otro cuyo título no se hizo constar en el inventario. Era evidentemente una biblioteca reduci­ da en cuanto al número de volúmenes, pero muy seleccionada, a la que habían de añadirse los libros encontrados en una de las ar­ cas de la sala principal, cuya descripción se hizo en su momento.

MEMORIAL DE LOS GENEROS QUE JERONIMO PLAZA PUSO EN PODER DE D. AGUSTIN OROBIO COMO TASADOR

La relación completa de los productos existentes en la botica de Jerónimo Plaza fueron valorados por el boticario local D. Agus­ tín Orobio, ascendiendo a la cantidad de cinco mil cuatrocientos sesenta y ocho reales vellón y veintitrés maravedís. Sería ardua tarea sin interés general estudiar por separado cada uno de los productos relacionados en el inventario, optando por ello en hacer una referencia parcial de aquellos géneros que por su importancia y rareza puedan ser menos conocidos para algunos lectores, y más aún, al haber sido suprimidos en las farmacopeas española de 1856 y 1864. He aquí algunos preparados: Acacia: Era el zumo que se extraía de las vainas verdes de la acacia vera. Existen dos variedades: la acacia vera o de Egipto y la falsa o de Alemania. Se emplearon como astringentes. Acibar: Es el zumo que extraían de las hojas de las especies del género aloe. Usado desde los primeros tiempos de la medicina, ac­ tuaba como purgante drástico y tónico. Se utilizaba también en los sujetos amenazados de congestión cerebral y constipaciones rebeldes. También se usó como emenagogo y para la curación de quemaduras graves. Aceite de canela: Está constituido en gran parte por aldehido cinámico y ácido tánico; aumentaba el peristaltismo intestinal y poseía propiedades antifermentativas y antisépticas. En la actuali­ dad se emplea como condimento favoreciendo la digestión. Aceite volátil de sucino: Se utilizó como antiespasmódico. Aceite de ajenjos: Se trata de un aceite etéreo constituido por un terpeno y absintol, sustancia isómera del alcanfor. Actúa sobre los centros nerviosos, produciendo una excitación que puede oca­ sionar delirio. En dosis terapéuticas se utilizaba como estomáquico y digestivo; se le atribuye también acción vermífuga. Aceite de almendras dulces: Se obtenía de almendras dulces muy secas, pulverizadas en mortero de piedra, envolviendo el pol- 480 MELQUIADES CABAL D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 481 482 MELQUIADES CABAL D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 483 484 MELQUIADES CABAL D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 485 486 MELQUIADES CABAL

vo resultante en un lienzo sometido a la acción de la prensa. El producto obtenido era el aceite. Se usaba al interior como demul­ cente y laxante, y en uso externo en fricciones. En la relación inventariada se recogían otras clases de aceite: el aceite destilado de espliego, el de trementina, de vitriolo, el de salvia, hinojo, etc., etc. Albarraz o estrafisaria: Se utilizó como excitante, emético y purgante. Almizcle: Materia segregada por un cervatillo conocido como Moschus moschíferus. Empleada antaño como excitante para com­ batir el colapso que en ocasiones se presenta en las enfermedades agudas, neumonía, fiebre tifoidea, cólera, etc. También se usaba como perfume. Antimonio diaforético: Conocido como rubina de antimonio y magnesia opalina, era una combinación a partes iguales de sulfuro de antimonio, nitro y sal común. Administrado en pequeñas do­ sis continuadas, produce salivación, sed, secreción abundante del aparato respiratorio, arritmias y somnolencia. Sin embargo, su ac­ ción más específica consistía en una depresión sobre el sistema cardiovascular y de la temperatura. Azafrán de Marte: Resulta de disolver el sulfato ferroso en ocho veces su peso en agua caliente. Se le prescribía como tónico recons­ tituyente. Añil: Conocido como Indigo Silvestre, es planta de América septentrional, muy común en los bosques arenosos de los Estados Unidos. Se utilizaba la raíz como astringente y antiséptica. Aristoloquia longa: Una variedad de esta planta, se usaba anti­ guamente en el Brasil contra las hidropesías, dispepsias y parálisis. Las otras variedades de arisioloquia se conocen como aristoloquia redonda, vulgar, de las viñas, tenue y trilobada. Azogue: Conocida como planta viva, es el único metal líquido a la temperatura ordinaria. Conocido desde muy antiguo, los alqui­ mistas la denominaban aqua metallorum, a la vez que inventaban la palabra mercurio por creer existía entre el metal y el planeta de este nombre una relación misteriosa al disolver los demás metales y apoderarse de ellos, le comparaban al dios de los ladrones. Sus indicaciones terapéuticas son múltiples; actuando mecánicamente se empleaba en el vólvulo, siendo sus aplicaciones primordiales como fundente, purgante, antihelmíntico, caústico y específico en las afecciones sifilíticas. Bedelio: Es una goma resina de antiguo conocida; existen dos clases de bedelio: el procedente de Africa y el de la India, conocido D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 487 este último como Mirra de la India por su semejanza con la mirra. Es un excitante de poco uso. Benjuí: Se extrae de la corteza de los árboles de las estiracáceas de las Indias Orientales y Archipiélago Indico. Existían dos clases: el benjuí de Siam y el de Sumatra. Está formado por lágrimas unidas entre sí por una resina. Se empleaba para combatir las en­ fermedades de la vejiga y pecho por su contenido en ácido benzoico. Bórax: Es el borato sódico, que se presenta en forma de crista­ les incoloros, transparentes, sabor dulzaino y alcalino. Su aplicación terapéutica es debida al ácido bórico y sodio que contienen. En forma de colutorio se empleaba en el Muguet tanto de los niños como en los adultos, y en la estomatitis mercurial. Al interior se empleó contra la epilepsia en los casos en que el bromuro resulta­ ba ineficaz. Calamo aromático: Conocido por acoro, es una planta herbácea, el Acarus Calamus, originaria del Brasil, extendida por toda Euro pa y en especial en la Italia septentrional, en lugares pantanosos. Tónico del tubo digestivo, era utilizado en la dispepsia y meteoris­ mo asociado a otros medicamentos. Cardemomos: Son frutos exóticos de Java, Malabar y la India. Se distinguían tres especies comerciales: el cardamomo menor, el medio y el mayor o de Ceylán. Fueron empleados en la antigüedad como estomacales, carminativos y estimulantes. Forman parte de la Triaca y del diascordio. Cardenillo: es el acetato básico de cobre, obtenido manteniendo láminas de cobre entre orujo de uva. Se presenta en forma de gruesos panes de color verde azulado. Son muy venenosos, siendo empleados en la intigüedad en uso externo para destruir carnes fungosas y excrecencias sifilíticas. En forma de colirio fué usado en las ulceraciones de los párpados.

Celidonia: Nombre que deriva de golondrina por la antigua creencia que este animal administraba esta planta a sus hijuelos para prevenirles de las enfermedades de los ojos. Era específico en oftalmología. Clavos de especia: El aceite esencial del clavo se empleaba en forma de gotas en los dolores de muelas asociado al cloroformo, al mentol y otras sustancias. Cochinilla: Con este nombre son conocidos unos insectos muy pequeños, conocidos por los naturalistas como Cocus. Procedentes de Méjico eran importados por España, Argelia y Java. Se distin­ guían tres tipos de cochinilla: la del Nopal, la Kermes y la cochi­ 488 MELQUIADES CABAL

nilla de la laca. Los médicos ingleses utilizaron la primera como específico de la coqueluche. Cola de pescado o ictiocola: Es la vejiga natatoria una vez dese­ cada de varios peces cartilaginosos, especialmente del gran estu­ rión. En forma de enemas se empleaba contra las inflamaciones viscerales y por vía parenteral en las irritaciones de la vejiga. Coloquíntida: Es el fruto descortezado del Citrullus colocyntis. Purgante drástico violento, se usaba combinado con ácibar, escamo­ nea y extracto de beleño en las enfermedades que cursaban con edemas e hidropesía. Los árabes la administraban a personas que habían sido mordidas por víboras. Coral rubio y blanco: Procede de un animal submarino. Se em­ pleaba como dentífrico. Copaiba: El bálsamo de copaiba fué medicación empleada para curar las gonorreas. Se suponía actuaba trasladando la inflamación del conducto de la uretra al digestivo, ejerciendo acción purgante marcada. Dictamo crético: Era el orégano de Creta por crecer en el mon­ te Diele de esta isla. Célebre entre los antiguos como vulnerario para curar las llagas y heridas, suponiendo que los mismos dioses lo utilizaban. Se consideraba como excitante y emenagogo, forman­ do parte da la Triaca. Cuerno y uña de la gran bestia: Cervus alces, así como el cuer­ no del hipopótano, eran indicados como antihistéricos poderosos. La uña de la gran bestia del pie derecho del alce se recomendaba en la antigüedad en las afecciones cardiacas. Escamonea: De escaso interés terapéutico, tenía acción similar a la jalapa, actuando como purgante, recomendado a los niños por ser casi insípida. Esquenanto: Procede de una gramínea muy abundante en Nueva Caledonia. Sus tallos y hojas producen un agua aromática que tuvo gran aceptación para la curación de las úlceras y reumatismo. Ol­ vidado hace muchos años, entraba en la composición de la Triaca. Espica céltica: Conocida como nardo céltico, es la raíz de la valeriana, de acción excitante y nervina. Esperma de ballena: Sustancia disuelta en un aceite contenido dentro de la cabeza del cachalote. Se empleó como béquica y dul­ cificante. Euforbio: Gomo-resina de propiedades irritantes muy violentas, era usado al exterior como rubefaciente y vesicante. Estoraque: Bálsamo natural, se usaba al exterior en forma de ungüento y al interior como diurético y antigonorreico. D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 489

Emplasto de cicuta: Existen varias fórmulas de este emplasto. El más empleado era el compuesto de galipodio, pez blanca, cera amarilla, aceite de cicuta, cicuta fresca y goma amoniaco. Actuaba como calmante y resolutivo. Una variedad de este emplasto sería cicuta con yoduro plúmbico, con acción resolutiva, en especial en los infartos sifilíticos y escrofulosos. Emplasto de ranas: Se componía de ranas vivas, raíz de yezgo, bardana, vinagre, agua, emplasto de plomo, cera amarilla, tremen­ tina de pino y euforbio en polvo. Actuaba como excitante y reso­ lutivo. Emplasto Isis: Muy empleado en los hospitales de Madrid, se componía de pez griega, trementina, sulfato potásico, cloruro amó­ nico, gálbano, incienso, mirra, acibar y raíz de aristoloquia, de apli­ cación en las úlceras crónicas de las piernas. Emplasto asafétida: Conocido como emplasto matricale, se com­ ponía de trementina de pino, cera amarilla, polvo de gálbano, incienso, asafétida, polvo de mirra, resina ánine, castorio, comino y aceite de sucino, usado como antiespasmódico y en las afecciones de la matriz. Emplasto confortativo de Vigo: Conocido como emplasto rojo de plomo, consta de 16 sustancias diferentes: raíces y sínfito ma­ yor, fruto de arrayán, rosas rubras, sumidades de hipericón, agua, aceite de oliva, sebo de carnero, litargirio en polvo, cera amarilla, tementina de pino, polvo de incienso, mirra, almáciga, sangre de drago, bol arménico, minio. Actuaba como astringente y resolutivo. Emplasto Guillén Servent: Conocido como emplasto resinoso sulfurado, se componía de resina común, pez griega, cera amarilla y trementina, a las que una vez licuadas se añadía el emplasto resino sulfurado, estando indicado como muy útil en los dolores por con­ tusión. Emplasto Diaquilón: De este emplasto se conocían dos clases, el simple y el gomado, muy diferentes en su composición. El goma­ do se componía de emplasto de plomo compuesto, polvo de gálbano, bedelio y sagapeno, mientras que el simple se componía de emplas­ to de plomo simple, resina de pino, cera amarilla, trementina de pino e ictiocola. Ambos actuaban como resolutivos. Flor de azufre: Conocido como azufre sublimado, tiene una acción antiséptica en el tubo digestivo, siendo útil en las enferme­ dades del hígano y estados hemorroidales. Galanga: Se señalan en el inventario dos tipos de galanga: la mayor o galanga de la India y la menor o de la China. Se conside­ ran producidos por la misma planta. Utilizados como excitantes, 490 MELQUIADES CABAL estomáticas y contra los dolores de muelas. En algunas zonas los pastores preparaban con ellas un vino que daban a las vacas como afrodisíaco. Goma Tragacanto: Se la conoce como macho cabrío o morrueco y chaparro espinoso. La planta es un pasto tan agradable para los animales, en particular para los carneros, que en el Poloponeso e islas del Archipiélago han de poner guardas para conservarlas. Su acción principal es dulcificante. Goma Tacamata: Conocido como álamo balsamífero o de la Carolina, crece en América. Las yemas, muy resinosas, tienen pro­ piedades balsámicas, vulnerarias y antihemorroidales. Gutagamba: Procede de un árbol indígena de la India: la Gar­ cinia morella; tendría propiedades diuréticas. Jalapa: Se emplean los tubérculos de una planta herbácea que crece en las cordilleras de Méjico. La jalapa se usó en nuestros días como purgante en el estreñimiento crónico y contra los ascaris lumbricoides. Jazmín: Arbusto procedente de Asia, hoy cultivado en Europa, se utilizaba la raíz para el tratamiento de los afecciones herpéticas. El jazmín de la India es conocido como hoja de angosta. Lápiz de contrayerba: Raíz mejicana en forma de fibras entre­ lazadas, usada como estimulante y diaforética. Mirra: Es una gomo resina que fluye de un árbol conocido co­ mo Balsamodendrón myrrha, muy abundante en las fronteras de Arabia y Nubia. Es muy importante desde el punto de vista histó­ rico; es el Mur que proclamaba la Biblia mucho tiempo antes que los autores griegos. Fué uno de los presentes ofrecidos por los Re­ yes Magos al Niño Jesús de Belén. Poco usada en el XIX,se pres­ cribía como excitante, tónica y emenagoga. Mirabolanos: Seis son los frutos que, parecidos a las aceitunas, reciben este nombre: los beléricos, los québulos, cetrino, emblicos, índicos y negros. Se emplearon como purgantes y en la actualidad se emplean en tintorería. Ojos de cangrejo: Son concreciones de carbonato càlcico uni­ dos por una materia gelatinosa que se encuentran en la época de muda en el estómago del cangrejo Astacus Fluviatilis. Se emplearon en la antigüedad como antiácidos, antidiarreicos, antihemorrágicos y antigotosos. Oropimente en piedra: Conocido como sulfuro de arsénico, se empleaba como caústico y depilatorio. D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 491

Pelitre: Se utiliza exclusivamente la raíz; tiene un sabor que­ mante, acre, ligeramente ácido. Se prescribía como sialagogo, con­ tra las parálisis y para provocar el estornudo. Polvo alexiterio: Se componía de polvo de opio y de ipecacuana compuesta. Es más conocido como polvo de Dower. Se utilizaba como calmante y diaforético. Polvo de Juanes y polvo de Juan de Vigo: Corresponde al pe­ róxido de mercurio, sustancia catarética y venenosa, empleada al exterior contra las úlceras venéreas y manchas de la córnea, si bien su indicación primordial en forma de fricciones, mezclada con sa­ liva, actuaba como antisifilítico. En nuestros días se utilizó para destruir piojos y liendres. Palo nefrítico: Conocido también como leño nefrítico, se atri­ buye al Guillandia moringa. Era utilizado antaño como diurético. Pimienta longa y la pimienta negra fueron consideradas como el mejor afrodisíaco. Polvo de Guteta: Conocido como polvo antiepiléptico o polvo del Marqués, se preparaba con visco cuercino, dictamo blanco, raíz de peonía, semillas de peonía, coral rojo y uña de la gran bestia. En otras preparaciones se añadía polvo de cráneo humano o el mus­ go producido sobre él, dientes de hipopótamo y piedras preciosas. Se usaba contra la epilepsia. Ruibarbo: Existen varios tipos de ruibarbo: el francés, el in­ glés, el de los monjes, el de los Alpes, etc. La parte medicinal la constituyen los rizomas. Su acción médica principal era como di­ gestivo amargo, siendo también útil en la ictericia catarral, dispep­ sia y estreñimiento crónico, indicando otros médicos ser útil en las inflamaciones del útero y ovario. Sagapeno: Gomo resina producida por un vegetal llamado Fé­ rula Pérsica. Se ha empleado como antiespasmódico, rara vez solo, generalmente formando parte de los trociscos de mirra y de la Triaca. Sarcocola: Se decía tenía la virtud de unir las carnes. No tiene uso terapéutico. Sal de Saturno: Acetato de plomo cristalizado, conocido tam­ bién como azúcar de plomo. Su uso se remonta a la antigüedad. Lo usaban los médicos al interior contra las diarreas colicuativas y sudores de los tísicos, y al exterior como astringente secante. También fué empleado al interior para el tratamiento de las neu­ ralgias. Sangre de Drago. Sustancia resinosa obtenida del Calamus Dra- co Wild. Por su contenido en ácido benzoico, algunos terapeutas lo 492 MELQUIADES CABAL

sitúan entre los balsámicos. También se usó como astringente, he­ mostático y dentífrico. Sasafrás: Existen varias clases de sasafrás: el laurel sasafrás y el sasafrás del Orinoco denominado leño de anís. Se empleó como sudorativo y carminativo. Sen: Leguminosa que crece abundantemente en Levante. Se dis­ tingue el sen de Alejandría y el de Tinnevell. Actúa como purgante ligero de acción segura, sin producir hábito y sin dejar tras su ad­ ministración estreñimiento secundario. Se administraba en forma de infusión asociada a la manita. Solimán: Conocido como bicloruro de mercurio, es desinfec­ tante muy enérgico, siendo muy sensibles a su empleo los estrep­ tococos, estafilococos, bacilos del carbunco, vibriones del cólera y gonococos. Taminero: Procede de una planta trepadora indígena muy car­ nosa. Se usó como purgante e hidragogo. Raspada y en forma de cataplasma, es resolutiva para la curación de contusiones, de donde le viene el nombre de raíz de las mujeres maltratadas o golpeadas. Tártaro emético: Se presenta en forma de cristales rómbicos de sabor dulzaino y metálico. Tuvo indicación en las leismaniosis y en la enfermedad del sueño, pero su indicación específica sería la de producir prontamente el vómito. Turbit: Se emplea la raíz que procede del Ipomea turpethum. Fué utilizado como purgante drástico. Forma parte del Aguardiente Alemán. Existe también el Turbit mineral de acción terapéutica alterante, antisifilítico y tópicamente en algunas dermatosis. Zarzamora: Más conocida como zarza común, es arbusto muy abundante en toda Europa. Sus frutos, las moras silvestres, se usa­ ban en forma de gargarismos y como astringente. Los árabes lo empleaban como afrodisíaco. Unicornio fósil: Piedra amarilla o parda que se parece al cuer­ no del unicornio. Se le atribuyen muchas virtudes. Cervantes señala que el polvo del unicornio era empleado como antídoto de algunos venenos, y en Francia figuraba en el ceremonial de la Corte, como prueba de los manjares y bebidas de mesa. Romero: Conocido como aroma del mar, es planta cultivada por los jardineros pero crece espontáneamente en las orillas del mar. El polvo de las hojas se empleaba en la Argelia meridio­ nal para curar la herida de la circuncisión. Con las sumidades flo­ ridas que son estimulantes, se prepara un alcoholato y especies aromáticas. Hermodátiles: Dedo de Hermes, eran considerados como la­ xantes ligeros y para adquirir obesidad. D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 493

PROSPERIDAD DEL BOTICARIO PLAZA

Aunque no fueron muchos los años que D. Jerónimo Plaza ejer­ ció de boticario en la ciudad, su posición económica era excelente y conocida por todo Oviedo, de manera que cuando en la vecindad había persona o familia necesitada de dinero, acudía al boticario para pignorar las cosas de mayor valor, ya alhajas de oro, esmeral­ das, plata, perlas, etc., valoración que era de exclusiva competencia del boticario, el cual iba depositando las prendas para su seguridad en el Convento de Santo Domingo. En los días previos al fallecimiento de D. Jerónimo Plaza y realizar el inventario de sus bienes, es cuando se llega a tener co­ nocimiento de las familias y personas que tuvieron precisión de empeñar sus objetos más valiosos para hacer frente a necesidades perentorias. Entre estas personas de apurada economía figuraba un tal José Gutiérrez, vecino de la ciudad, el cual hubo de cambiar un anillo de oro con guarnición de esmeraldas, ocho anillos de oro, un rosario engarzado en plata y una cuchara del mismo metal, per­ cibiendo como valoración de ello ciento setenta y tres reales de vellón. En general acudían al boticario en demanda de ayuda, personas de muy reducida economía, algunos de relativa posición social, co­ mo el organista de la Catedral, Lucas Flórez, que apenas tenía nada que pignorar; una salvilla de plata, un anillo de oro con piedras de esmeraldas, que fueron generosamente valoradas por el botica­ rio en trescientos ochenta reales de vellón. Otros como D. Pablo Estrada que con una muestra de oro consiguió sesenta reales de vellón. El cirujano barbero Juan Luaces, que vivía en muy precaria situación, se vió obligado a empeñar las pocas cosas que de valor tenía en la casa, cuatro cucharas de plata, una caja de igual metal, una alhaja de oro con perlas y los instrumentos propios de su ofi­ cio, un estuche guarnecido de plata con sus lancetas. El matrimo­ nio Alonso Velarde, con mucha necesidad, sólo pudieron ofrecer por el préstamo dos cajas de plata pequeñas que fueron valoradas en cincuenta reales de vellón. Una mujer, D.a Mariana de Miranda, por una jarrita de plata logró conseguir cuarenta y cinco reales. Muchos de ellos, al mejorar su posición económica, llegaron a recuperar lo empeñado y otros a su fallecimiento, era la viuda quien gestionaba la recuperación. Tal fué el caso de Manuela María Martínez, viuda del cirujano Juan Luaces, la cual al fallecer su ma­ rido el 8 de abril de 1737 logró gestionar con el boticario la posibi­ lidad de su devolución, estando dispuesto a devolverlos si se le 494 MELQUIADES CABAL

resarcía de las cantidades abonadas, manifestando haber pagado por todo ello cinco doblones de sesenta, cinco reales y diez mara­ vedís. Aunque el boticario D. Jerónimo Plaza decía la verdad por el juramento que había hecho, se procedió al reconocimiento y pesada del oro y plata, actuando de tasador el maestro platero D. Toribio Prieto, que en su opinión las alhajas pesaban cinco on­ zas y media y dos reales y medio la plata, tasando el estuche de cirugía, su arma de trabajo, en la cantidad de cien reales. Asimismo el organista D. Lucas Flórez recuperó la salvilla, la bandeja de plata y el anillo de oro, al ser librados en D. Pedro Re­ galado Pañeda. A los empeños reseñados habían de añadirse otros muchos en depósito anónimo, sin señalar su procedencia, probablemente por deseo expreso de las personas que en un momento determinado se vieron obligadas a desprenderse de sus pertenencias más valora­ das y queridas. Todos estos empeños los depositaba D. Jerónimo Plaza en el Convento de Santo Domingo, contabilizando entre ellas un anillo de oro, un rosario engarzado en plata, tres tenedores de plata, dos relicarios con su cíngulo de plata, dos Cristos de plata, una cruz de oro con su coronilla, un collar de perlas, una bandeja de plata, dos cajas de plata, un velón, otra bandeja de buen tama­ ño, también de plata; dos salvillas y cinco vasos del mismo metal, un salero de plata, un azucarero, un pimentero, una aceitera y vi­ nagrera, todo de plata; así como monedas de oro y plata, cuatro doblones de a ocho en oro, diez pesos de a diez de plata y once rea­ les de a cuatro.

TESTAMENTO

Como el boticario D. Jerónimo Plaza no tuviese más familia conocida que su hermano el Padre Fray Nicolás, religioso de la Orden de San Agustín, le dejaba cien pesos de plata de peso mayor, los que había de recibir de los testamentarios designados, testa­ mento cerrado al que se añadía este codicilo y ningún otro, docu­ mento signado ante los testigos D. Vicente Navarrete, D. José Ordás y D. José Alonso Pacheco, todos vecinos de la ciudad, en fecha 22 de agosto de 1737 (9). El resto de su importante fortuna, ya en bienes, derechos, ac­ ciones y futuras sucesiones, lo dejaba al Convento y Comunidad

(9) A.H.P.— Legajo 663, folio 11, 1737. Oviedo. D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 495

de Nuestra Señora del Rosario de la esclarecida Orden de Predica­ dores de Oviedo, a excepción de algún otro legado a servidores, mandando se hiciese saber a dicha comunidad si aceptaba la he­ rencia con la obligación de cumplir en todo y por todo con su voluntad. Siguiendo las instrucciones del testador, el 24 de septiembre de 1737 se mandó recado urbano y político a la comunidad para hacer notorio el auto, compareciendo el Padre Maestro Fray Manuel Paz del Castillo, Prior y electo rector del Colegio de San Gregorio de Valladolid, Fray Blas García, su Prior, Fray José Morán, Fray Anas­ tasio González, Fray Antonio García, el Padre Maestro Fray Tomás Castillejo, Fray José del Castillo, Maestro de estudiantes, y otros que confesaron ser la mayor y más sana parte de dicha comunidad, y así, juntos y congregados, les fué leído el auto y testamento por el juez ordinario D. José Requejo de Tineo, y habiendo entendido el efecto de uno y otro, el Reverendo Padre Maestro Prior y los demás religiosos expresados, de acuerdo y conformidad némine dis­ crepante, dijeron aceptaban por sí y en nombre de la Comunidad que en la actualidad era y por tiempo que fuese, de los bienes y efectos que expresaba la herencia, y de cumplir en todo y por todo con el tenor y forma de dicho testamento, firmando la aceptación Fray Manuel Ibáñez, Fray Blas González, Tomás Castillejo y Fray Gabriel Quirós entre otros. Sin embargo la entrega de los bienes no se llevó a efecto hasta el 14 de octubre de 1737, hecho que tuvo lugar en la casa donde vivió y murió D. Jerónimo Plaza ante D. José Requejo Tineo, Regi­ dor perpetuo y Juez Ordinario; el Padre Fray Blas Fernández, Su­ perior del Convento Nuestra Señora del Rosario, Orden de Predi­ cadores de la ciudad, y el Abogado D. Pedro Martínez Valdés y Regidor de la ciudad, haciendo entrega el Juez de todos los bienes y demás efectos contenidos y expresados en el inventario, así como las llaves del escritorio, cofres y arcas, etc. Siendo receptor de los bienes D. Pedro Martínez Valdés, actuando de testigos José Reque­ jo, Vicente Navarrete, José Alonso Pacheco, vecinos de la ciudad. El mismo día se procedió a la entrega de otras mandas, siendo los agraciados D. Pablo Prosinguer, músico en la Santa Iglesia Ca­ tedral, D. José Ordás, D.a María Concha y D.a María Díaz Somonte, dando recibo y carta de haberlo recibido íntegramente, si bien la última de las favorecidas no pudo extender recibo por no saber escribir. 496 MELQUIADES CABAL

Aunque en el Libro de Difuntos del Archivo de la Iglesia de San Isidoro figura como fallecido el 30 de agosto de 1737 (10), la verdad es que su muerte tuvo lugar el día 29 de agosto de 1737, recibiendo los Santos Sacramentos, hizo memoria de testamento y eligió se­ pultura en Santo Domingo, donde está enterrado.

(10) Archivo de la Iglesia de San Isidoro, Libro de Difuntos n.° 3, folio 229. Agosto de 1737. D. JERONIMO PLAZA, DE MANCEBO A BOTICARIO TITULADO 497

BIBLIOGRAFIA

Archivo Ayuntamiento de Oviedo. Archivo Catedral de Oviedo. Archivo Histórico Provincial. Archivo Iglesia San Isidoro. Bouchardat, A.— “Novísimo formulario magistral”. Madrid, 1885. C a b a l, Melquíades.— “Farmacéuticos asturianos”. I.D.E.A. Oviedo, 1982. D o r v a u lt . — “Botica. La Oficina de Farmacia”. Madrid, 1882. “Farmacopea española”. Madrid, 1865. M a r f o r i , P ío.— “T ratado de farmacología y terapéutica”. Edt. M. Marín. Barcelona, 1926. V illa Rio, P.— “Casal en Oviedo. I.D.E.A. Oviedo, 1967. Texto leído en el acto de presentación del libro

REHABILITACION INTEGRA (I). CUDILLERO

que tuvo lugar en el salón de actos del I.D.E.A. el día 4 de febrero de 1983 (*)

POR

EFREN GARCIA FERNANDEZ

Al fondear mi chalano en este estrado de aguas claras donde remansa la cultura regional, en nombre de los compañeros de equi­ po expreso nuestro agradecimiento a los patrocinadores de este acto, por habernos dado ocasión de reunimos con motivo de, lo que pudiéramos llamar, la botadura de la primera nave de esta experiencia, bajo la forma de un libro, que es el primero sobre Cudillero, al decir del cronista local don Juan Luis Alvarez del Busto. Especialmente, cuando la casa armadora de la nave es un des­ tacado órgano de la Administración del Estado, para nuestro caso la entrañable Dirección General de Arquitectura, representada por el cosmógrafo de la nueva ruta don Eduardo Amann Sánchez y su cronista don Gerardo Mingo Pinacho.

(*) El texto anterior también sirvió de base para actos públicos similares que se celebraron en las Arquerías del MOPU, en Madrid, el día uno de di­ ciembre de mil novecientos ochenta y dos, así como en el Centro Asturiano y en el salón de actos de la Escuela Superior de Arquitectura, ambos de Ma­ drid, los días uno y dos de febrero de mil novecientos ochenta y tres, respec­ tivamente. 500 EFREN GARCIA FERNANDEZ

Mi cordial saludo a tanto amigo aquí presente, en especial a la representación pixueta, a cuya cabeza figura su alcalde don Mario Folgueras Menéndez. Sorprendido al ver transformado mi pequeño bote en grandio­ so transatlántico, por el arte verbal del Director de este Instituto, con la sencillez que el pescador de caña contempla cualquier «plegona» como si fuese una buena «pescada», pienso que en estas faenas pesqueras ejercidas ventajosamente por los «pixuetos» para capturar sus afamadas merluzas del pincho, como en los libros de caballería, hay encantadores ocupados en transformar la aparien­ cia de las cosas, que no dejarán de intentar el convertir este estudio en la finalidad de la rehabilitación de nuestro barrio marinero más característico, cuando sólo de su pórtico se trata. De todos modos, agradezco a mi buen amigo don Jesús Evaristo Casariego sus elogiosos comentarios, con tanta satisfacción como si se tratase de una apreciación objetiva, porque me consta que su palabra es siempre fiel reflejo de sus sentimientos.

* * *

Francamente, creo que la cabeza visible del equipo técnico que realizó este estudio sobre Cudillero no es la más indicada para des­ tilar la sustancia que encierra el libro, pero cuento con la benevo­ lencia de ustedes para disculpar a quien, por motivos del deber, se ve obligado a cambiar su timón, que es el lápiz, por la pluma, caña que precisa la habilidad de mejor piloto y para suplir con esta exposición, que es flojo discurso mío, a la lectura del libro, que es tarea ajena. Remontándonos al principio, creo que nuestra vinculación a Cudillero viene de atrás. Puede tener origen en la vocación portua­ ria de la familia, iniciada por mi padre, quien, asturiano viejo, ejerció su profesión en el Grupo de Puertos que extendía su com­ petencia por la costa occidental asturiana, durante mi infancia, a lo largo de mi juventud y aún más tarde. Desde niño, pues, tuvimos ocasión de familiarizarnos con el trato de guardamuelles, patrones y pescadores, en época de impla­ cable sobriedad. Recuerdo mi admiración por la pericia de los técnicos y constructores de entonces, los cuales, con un conoci­ miento directo de los problemas y con pocos medios para resolver­ los, pero alentados con el afectuoso estímulo de sus superiores, llevaron a cabo unas construcciones de sorprendente calidad y be­ lleza, capaces para defender las embarcaciones de los embates de REHABILITACION INTEGRA ( i ) . CUDILLERO 501

un mar bravo, sin abandonar a su suerte a unos pescadores que estaban afanados en suavizar las duras condiciones de la época en que les tocó vivir. Es decir, a su modo, rehabilitaban cordialmente los afanes marineros. En aquel tiempo, Cudillero ocupaba el ápice de los rasgos que apreciábamos en los puertos cantábricos más frecuentados. Pos­ teriormente, en pleno ejercicio de nuestro oficio, Cudillero man­ tuvo puesto destacado en los estudios que realicé con mi hermano José Luis, resumidos en «España dibujada», donde perduran edifi­ cios locales muy representativos ya derribados. En consecuencia, Cudillero fué objeto de especial cuidado en la modesta, pero trascendente, labor en el Servicio de Urbanismo de la Diputación y en el control de la actividad constructiva a través de los instrumentos jurídicos de orden cultural, en tiempos de áspera incomprensión, cuyos positivos resultados derivaban del afán de los protagonistas más que de los medios disponibles. En este camino hemos de recordar la colaboración con don Magín Berenguer Alonso y con los otros miembros que constituían la Co­ misión Provincial del Patrimonio Histórico-Artístico. Posteriormente, Cudillero formó parte de nuestra aportación al primer Seminario de Urbanismo e Historia Urbana organizado en Madrid por don Antonio Bonet Correa en 1978, que fué recogida en la Revista de la Universidad Complutense. Con estos y otros antecedentes se produjo el reto lanzado des­ de la Dirección General de Arquitectura para llevar a cabo un estudio para la rehabilitación integrada del barrio «pixueto». La decisión de aspirar a la realización de este estudio derivó de las circunstancias en que se producía la convocatoria, por ser acordes con nuestra propuesta para llevar a cabo una realización ejemplar en el medio rural asturiano, que tuvimos ocasión de formular en la confrontación sobre el medio rural, celebrada en Granada du­ rante el otoño de 1977, organizada por el Consejo de Europa y que fué apoyada por su presidente, el profesor suizo Alfred Shmidth. Tal como veíamos el problema, se planteaba en términos de atender a las finalidades de la convocatoria, al tiempo que debía­ mos intentar abrir algún tollón que permitiera ponernos en rela­ ción con las experiencias realizadas en otros países, a través de la algaba formada con férreos principios ideológicos, defendida por rígidos mecanismos cibernéticos y cercada con artificiosas cotiza­ ciones en alza y baja de enfoques culturales o urbanísticos. Para tener probabilidades de ganar nuestro ansiado puerto, se precisaba aparejar un navio capaz de realizar el periplo a través 502 EFREN GARCIA FERNANDEZ

de este mar poco conocido y reclutar una tripulación que pudiera atender la saloma acompasada por el delegado provincial del MOPU, don Manuel Martín Ledesma, y de nuestro colega en tal organismo don Javier Blanco Pérez. Una modesta embarcación, poco alterosa y de pronunciado arru­ fo, acorde con la silueta constuida de la villa, podía considerarse adecuada para tal objeto. Una tripulación experta para esquivar cualquier veril que surgiese faenando en los caladeros de datos, con motivo de la persistente intromisión en múltiples vidas privadas sujetas a observación, era merecedora de su quiñón, verdaderamen­ te exiguo por cierto. Al iniciar el trabajo se contaba con mapas generales realizados por la Diputación Provincial y con cartas particulares, muy preci­ sas, que fueron obtenidas directamente para las finalidades urba­ nísticas sobredichas, siempre demoradas por diversas causas. Arbolada la nave y dando orza a las dificultades, partimos del área de estudio tras minucioso reconocimiento, escudriñamos el ancón de la villa y fuemos atentos vigías por las rutas del alfoz, del municipio y de la comarca, para no devalar del cabo que, ver­ daderamente, era el de nuestra buena esperanza. El resultado del estudio puede resumirse así: En breve cala abierta casi a pico por un riachuelo, sobre la rasa costera de cien metros de altitud, en tiempos históricos, se estable­ ció una comunidad pescadora extraña al medio rural circundante, formando nuestro área de estudio. Con el tiempo la población se fué extendiendo aguas arriba del reguero, dando origen a actividades complementarias de la pesca, entre las que tuvo relieve la conservación y exportación de las cap­ turas. Recientemente las necesidades derivadas de un nuevo con­ cepto de la vivienda marinera, que puede estar desvinculada del puerto, y de incipientes actividades comerciales y turísticas de di­ versa índole han ensanchado el radio de influencia de la villa en rededor. Los ámbitos que definimos como área de estudio, villa y alfoz corresponden a la proyección de Cudillero en cada una de estas etapas. Al independizarse de Pravia, allá por 1836, y establecerse la ca­ pitalidad municipal en el centro más populoso, se acusaron las diferencias entre el área de estudio y la villa, por la rivalidad de «pixuetos» y «caízos», como una traducción a menor escala de la competencia entre «xaldos» y «vaqueiros», la cual está materializa­ REHABILITACION INTEGRA ( i ) . CUDILLERO 503

da en la inscripción de la iglesia parroquial de San Martín de Luiña, que dice: «No pasen de aquí a oír misa los baqueiros...». Entonces l'Amuravela apena trascendía el ámbito de la Marina. A simple vista, el área de estudio está falto de espacio, las casas de planta reducida, con dimensiones que derivan de la fuerte pen­ diente del terreno, por lo que más que casas son camarotes, se encaraman unas sobre otras para dar vista a las lanchas, lo mismo que el paisano levanta la vivienda campesina emparejada con la cuadra del ganado. La red viaria es un laberinto de corredores, que se despliegan por el anfiteatro natural como la adujas de los pa­ langres, enlazados con empinadas escalas que siguen la línea de máxima pendiente. Los lugares de reunión se limitan al puerto pesquero, utilizado para las actividades que interesan al común, y a la plazuela de la iglesia, que es el centro representativo y recinto donde se montan los puestos al aire del mercado periódico. En la práctica, el acceso rodado se reduce a una larga vía, que discurre por el fondo del valle emparedada entre los frentes de las casas más modernas, fuertemente quebrada como un «pincho» bien calado. La «caída» del emplazamiento es como un seno donde el con­ junto adquiere forma de anfiteatro que, si bien carece de siluetas importantes, dispone de excelentes puntos de vista hacia la escena urbana. Los espacios públicos ocupan el fondo del cuenco y las casas trepan por la ladera, aisladas o agrupadas en riestras, for­ mando un frente edificado que es compacto hacia la falda y se va aclarando hasta la mitad de la altura, sin llegar a alcanzar el cantil. Las vías para el servicio de los edificios son ligeros rasguños sobre el afloramiento pizarroso, con el fin de reducir al mínimo las labores de explanación en la apertura de la caja y en la prepara­ ción del solar. Las escalas de enlace, entre caminos a distinta altura, aprovechan los accidentes naturales para acompasar el ritmo de la escalada. La pendiente del terreno favorece el acceso a todas las viviendas desde el exterior y el pavimento viario es completamente impermeable; al no contar con sistema de drenaje, queda barrido por fuertes arroyadas. Inicialmente las casas estaban dispuestas de acuerdo con la to­ pografía del terreno, dando vista al puerto, aisladas y formando conjuntos de breve desarrollo. Con tal disposición, los itinerarios callejeros permitían contemplar una sucesión de espacios cerrados por los edificios, que se enlazaban por tramos de transición abier­ tos hacia el graderío opuesto. Cada trecho cerrado debía gran parte de su peculiaridad a las características de los perfiles viarios, así 504 EFREN GARCIA FERNANDEZ como a la diferencia de altura desde la que se dominan los bordes alto y bajo que limitan el fondo del paisaje. Las casas se asientan sobre el terreno por medio de una planta baja formada por muros de mampostaría tomada con barro, a mo­ do de basamento, sobre el que vuela la vivienda, dando lugar a que la edificación se integre en el lugar como si, en vez de ser obra humana, se tratase de otro elemento natural. El volumen de estas construcciones se mantiene con regularidad, resaltando las dimensiones de los centros públicos, sin renunciar a lograr cierta distinción, al introducir algún retoque en la silueta o por la varia­ ción de los elementos secundarios. La vivienda se ejecutaba con técnicas de carpintero de ribera, con lo que se evitaba cargar a cuestas pesados elementos de fábri­ ca. Los tabicones exteriores se armaban con entramado leñoso, utilizando materiales sobrantes de los astilleros artesanales. Los forjados y cubierta se armaban con madera. El espacio interior se aprovechaba íntegramente, al no precisarse escaleras, y se dividía con tabiques de tabla. Las redes de servicios eran elementales. La pintura se utilizaba en la protección de las carpinterías, lo­ grando entonaciones miméticas con las lanchas, antes de que se impermeabilizasen los frentes, mediante el revestido de los para­ mentos con azulejos biselados de colores. Sin edificios de gran interés arquitectónico, el conjunto del área de estudio, que alcanza el valor de las obras irrepetibles, deriva de condiciones extremas, impuestas por un emplazamiento acciden­ tado, que reúne todas las características para ser calificado como inadecuado para el asentamiento de un núcleo de población. La maravilla ambiental de Cudillero no sería perfecta si no fue­ ra la expresión plástica de los valores humanos de sus vecinos, los cuales, sin contar con las dotaciones precisas, pese a la resistencia de la inercia burocrática y frente a la envidia o codicia de otros puertos cantábricos, mantuvieron dura batalla legal para registrar en las cartas marinas a los caladeros de La Maruca, El Calafríu y La Piedra, como lugares acotados para la captura racional de la pesca, defendiendo valientemente sus razones, que la práctica ha demos­ trado como bien fundadas, sin necesidad de representaciones eco­ logistas. Y es que el paisano astur, cuando ejercía como tal, obligado a subsistir en un medio hostil en competencia con sus vecinos, era doctor en conocimientos baquianos y mago que transmutaba las breñas en edén, con tal grado de perfección como era la intensidad de las fuerzas naturales opuestas. Costreñido por límites riguro- REHABILITACION INTEGRA ( i ). CUDILLERO 505 506 EFREN GARCIA FERNANDEZ sos, sabía amoldarse a duras condiciones del solar y conocía como nadie la pervivencia de la obra adecuada a las peculiaridades del lugar, con la sabiduría reservada a los humildes, igual que en el mensaje evangélico. Cuando cultivaba el campo, transformaba el medio primitivo en paraíso habitado y su arquitectura, pobre como él, alcanza la ingravidez de las cosas espirituales. De ahí que todo paisaje asturiano es como la moneda, cuya cara presenta una belleza sublime para la contemplación, mientras que la cruz del vivir diario superando dignamente toda clase de dificul­ tades, carga sobre las espaldas de nuestros paisanos, quienes, a nivel individual, hacen de la vida arte, y se reúnen en «sextaferias» para cuidar con primor los servicios comunitarios de su minúsculo mundo, a la espera de que los organismos oficiales emprendan la gran «sextaferia» para la prosperidad regional, que supere las ba­ rreras naturales que desmenuzan su contorno, favoreciendo la tra­ dicional pugna entre comunidades vecinas y hermanas.

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Para abordar el planteamiento de la rehabilitación del barrio marinero «pixueto» nos parecieron insuficientes los métodos aca­ démicos de ejercicio normal en distintas especialidades profesio­ nales, si no eran acordes con las peculiaridades del lugar. De ahí que nos inclináramos hacia los datos obtenidos directamente sobre el terreno, palmo a palmo y hombro a hombro, para que en el «pincho» investigador calasen los datos interesantes, engarzados con las necesidades y observaciones del vecindario. Tarea verdade­ ramente penosa, pero realista. En cada uno de los ámbitos de estudio consideramos los aspec­ tos más destacados del medio natural, la forma en que se produjo su transformación por el ejercicio de la agricultura y otras activi­ dades importantes, el establecimiento de los núcleos habitados, la situación socio-económica de la población, el estado actual de las comunidades urbanísticas y su evolución a lo largo del tiempo, las demandas actuales para el uso racional de los recursos, los efectos derivados de la aplicación de los instrumentos de control de la actividad pública y privada, las posibilidades de realización de programas concretos, etc., y se puso de relieve la necesidad de coordinar eficazmente el planeamiento en curso de redacción. En la etapa del análisis de la información, cada uno de los temas de estudio fué objeto de atención, siguiendo los métodos propios de cada especialidad profesional que consideramos más

508 EFREN GARCIA FERNANDEZ adecuados a la finalidad perseguida, con el fin de alcanzar conclu­ siones de fácil comprensión, que pudieran ser traducidas a esque­ mas simples para contrastar su adecuación a la realidad. La imagen de la estructura urbanística permite captar la relación alcanzada entre la villa y su alfoz, hasta la fecha. Como resultado de este análisis, se definieron las causas que afectan al estado del área de estudio, en diversos grados y vertien­ tes, y se perfilaron las acciones tendentes a potenciarlas o corre­ girlas.

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El programa de actuación se formó con el conjunto de medidas que favorecen la integración del área de estudio con su zona de influencia, las cuales pueden llevarse a cabo a través del ejercicio normal de los distintos agentes sociales de la localidad y que han de favorecer la conservación de los valores culturales del barrio marinero. Con el fin de facilitar la gestión del programa de actuación, fué desglosado en propuestas referidas a los ámbitos por los que se extiende la influencia del área de estudio, atendiendo a la per­ sonalidad jurídica del titular a quien se atribuye la ejecución, especificando los medios administrativos y económicos aplicables. Se dió preferencia a la modernización de las infraestructuras que han de salvar los obstáculos de orden geográfico, como la me­ jora de las condiciones geométricas de la carretera N-632, la cons­ trucción de la vía de acceso al nuevo puerto sin atravesar el área de estudio, la actualización de las dotaciones de agua limpia y el establecimiento de ciertos servicios básicos, etc. Se destacó la necesidad de apoyar el seguimiento de las normas de planeamiento dentro de los convenios suscritos entre el MOPU y la Diputación y de coordinar la actividad constructiva de la ini­ ciativa privada, así como la prestación de ayuda técnica al muni­ cipio, etc. Se propuso que los programas, referidos a los ámbitos territo­ riales considerados, se llevasen a cabo por los departamentos de las distintas administraciones que desempeñan las funciones atri­ buidas con eficacia reconocida. Se consideró conveniente la oportunidad de mejorar la activi­ dad agrícola-ganadera, a través de una acción eficaz del IRYDA, de asegurar la producción pesquera de los caladeros, etc. REHABILITACION INTEGRA (i). CUDILLERO 509

La estructuración urbanística propuesta está concebida como modelo coordinador de las actuaciones previstas y del planeamiento en curso de tramitación. La recuperación de los edificios privados y el mantenimiento del valor cultural del conjunto se basa en una eficaz aplicación de los instrumentos legales, así como en la concesión de estímulos a la iniciativa privada que compensen las limitaciones introducidas sobre el derecho de propiedad. A tal fin, cada edificio del área de estudio fué apreciado desde los puntos de vista ambiental, estético y técnico. La valoración ambiental establece la jerarquía de los grandes espacios urbanísticos en que se considera dividido el área de estu­ dio, atendiendo a diversos criterios de delimitación. La apreciación estética atiende a los conceptos de gálibo, tipo, composición y materiales. El gálibo incluye los aspectos referen­ tes a las peculiaridades del emplazamiento. El tipo se refiere a la disposición de sus partes; la composición, a los elementos; y los materiales abarcan las peculiaridades constructivas. Estos criterios de valoración se encuentran en relación con los campos de estudio de nuestra arquitectura, que propusimos en la ponencia presentada en la confrontación de Granada sobredicha, denominados entonces como comunidades, poblaciones, organismos y órganos. La evaluación técnica se basa en el grado de cumplimiento de las normas tecnológicas aplicables a las viviendas sociales, agrupa­ das en los aspectos espaciales, estructurales y de servicios.

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Nuestro modelo para la rehabilitación integrada del barrio marinero de Cudillero consiste en coordinar la actividad de los órganos de la Administración interesados en la ordenación del territorio y en la concesión de incentivos a la iniciativa privada con el fin de superar las deficiencias tecnológicas de las unidades edificadas, en cuantía proporcional al grado de interés atribuido al resultado de la operación, según la categoría asignada al espa­ cio urbano en que está emplazado cada edificio. En tal sentido, la valoración ambiental de los espacios urbanísticos favorece las operaciones de rehabilitación referidas a conjuntos de unidades edificadas, aunque, en tal caso, se sugiere la conveniencia de ex­ tremar las garantías referentes a la cualificación profesional del promotor. 510 EFREN GARCIA FERNANDEZ

La coordinación de las actuaciones correspondientes a ambas vertientes debe confiarse a un órgano especializado de gestión. Con el fin de encauzar la actividad de la iniciativa privada, se propuso que el estudio general se complete con un apéndice, en el que se recojan los ejemplos más representativos de cada uno de los aspectos considerados en la valoración estética de las unidades edificadas, que pudieran servir como elementos de referencia a los agentes que participan directamente en esta operación, principal­ mente a los propietarios, constructores, profesionales y municipio.

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En la actualidad, cuando l'Amuravela ha rebasado ampliamente el ámbito de La Marina, se aprecia notable diferencia en el grado de superación de las deficiencias tecnológicas de los edificios en­ clavados en el área de estudio, en relación con el envejecimiento de las infraestructuras generales, por lo que parece aconsejable acelerar la ejecución de los programas públicos de rehabilitación, con el fin de acomodar las dotaciones comunitarias al nivel alcan­ zado por la iniciativa privada. Dicho en otras palabras: Cudillero cumplió, es la hora de la Administración.

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El libro que presentamos a Vds. en este acto recoge la mayor parte de los trabajos contenidos en el estudio comentado, y están expuestos con lenguaje llano para hacerlo comprensible a todos los niveles culturales del municipio, cuyos vecinos son los que verdaderamente entienden sobre las peculiaridades y deficiencias locales. Si después de haber obtenido una grata experiencia con la colaboración de los autores del estudio, que trabajaron como destacados especialistas, este libro resulta grato a los lectores, tiene utilidad para los fines perseguidos y es beneficioso para satisfacer las necesidades del lugar, si, además, sirve de estímulo a los iniciados, es objeto de atención por los entendidos y digno de consideración por los expertos, habremos cumplido con nuestro intento.

Muchas gracias. DON ISIDORO GIL DE JAZ Y LOS PEREGRINOS. UN INCIDENTE EN OVIEDO, 1750

POR

JOSE P. BURGUES

Aunque apartada de la vía principal o «Camino Francés», As­ turias es una región íntimamente relacionada con la historia del Camino de Santiago. Y lo es no sólo porque queda de paso para los peregrinos que provenientes de Francia por Bayona se dirigían a visitar el sepulcro del Apóstol, sino también porque posee Oviedo atractivos espirituales suficientes para hacer que muchos peregri­ nos eligieran pasar ex profeso por la capital del Principado. En las páginas siguientes queremos ofrecer al lector el relato de un curioso suceso ocurrido a mitad del siglo XVIII, cuando la peregrinación a Compostela se hallaba ya en franco declive. Nos parece significativo, por los diversos elementos que en él se entre­ mezclan: los restos de una piadosa costumbre medieval, las an­ danzas de dos picaros extranjeros por el país de la picaresca, las provisiones racionalistas de los gobernantes ilustrados que quie­ ren eliminar cualquier muestra de descontrol y modo de vida no productivo.

I. LA PEREGRINACION

El culto a las reliquias alcanza gran esplendor en Europa a raíz de las Cruzadas, y de la llegada a Occidente de gran cantidad de restos (reales o falsificados) procedentes de Palestina y Cons- 512 JOSE P. BURGUES

tantinopla. El Arca de las Reliquias de la Catedral de Oviedo, según un documento de 1075, provenía de Toledo: un grupo de cristianos la habían trasladado huyendo de la invasión árabe. Lo cierto es que durante la Edad Media, San Salvador de Oviedo se convierte en el segundo centro de peregrinaciones más importante de la Pe­ nínsula, detrás de Sastiago (1). Por otra parte, en sus primeros tiempos las peregrinaciones jacobeas provenientes de Europa se­ guían en su mayoría el camino de la costa cantábrica, ya que era peligroso aventurarse por los caminos de Castilla, escenario de frecuentes enfrentamientos entre musulmanes y cristianos. Sólo a finales del siglo XI, conseguida la estabilidad al norte del Sistema Central, Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega des­ vían hacia el sur el Camino de Santiago, a su actual emplazamiento, siguiendo un recorrido más corto, llano y cómodo que el anterior. Sin embargo, al llegar a León muchos se desviaban hacia Ovie>- do, ya que

«Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al Criado y deja al Señor.»

Es de suponer que, como la peregrinación se hacía a pie tanto a la ida como a la vuelta, serían muchos los romeros que pasarían por Oviedo. Los peregrinos que llegaban por el camino de la costa atrave­ saban el Deva por Unquera. En Llanes se fundó (1330) una hospe­ dería para peregrinos. Cerca de Celorio los caminantes veían en el perfil de la costa reproducido el rostro de Cristo. La calle prin­ cipal de Ribadesella es camino jacobeo. A partir de aquí algunos seguían una ruta interior, por Arriondas, Cangas de Onís, Cova- donga y Pola de Siero, hasta Oviedo. Otros seguían por la costa: Colunga y Villaviciosa, hacia Oviedo también. A partir de la capi­ tal unos elegían el camino de la costa, por Pravia, Cudillero, Luarca y Navia, hacia Ribadeo; otros seguían el camino del interior, por Tineo, Obona y Pola de Allande, hacia Fonsagrada y Lugo. Los que procedían de León encontraban en el puerto de Pajares la colegiata de Arbas, fundada en el siglo XI para socorro de los caminantes. Por Pola de Lena y Mieres descendían rápidamente hasta Oviedo.

(1) Los datos eobre el Camino de Santiago los tomo de la obra Rutas Jacobeas, de Eusebio Goicochea Arrondo, ed. Los Amigos del Camino de San­ tiago, Estella 1971. DON ISIDORO GIL DE JAZ Y LOS PEREGRINOS 513

II. LOS PEREGRINOS

Mucho se ha escrito sobre la figura del peregrino medieval. Cla­ ro, que el peregrino no es simplemente un producto cultural, que aparece y desaparece según la coyuntura. Peregrinos los ha habido siempre, y siempre los habrá, porque todos tenemos en nuestro interior un poco (o un mucho) de aquel espíritu que en la Edad Media impulsó a millones de personas a recorrer los caminos para visitar famosos centros de piedad. Junto a ellos marcharían no pocos vagabundos, picaros y vividores que se aprovecharían de la bondad (y de la ingenuidad) de las buenas gentes que encontraban a su paso, y aun de los peregrinos auténticos. Posiblemente a este segundo grupo pertenecen los protagonistas de nuestra historia. Parece ser que Santiago Baza, el peregrino francés, sigue el camino de León, mientras el piamontés Juan Dana debió desviar­ se desde Valladolid a Torrelavega, y seguiría el camino de la costa o «Marina» para llegar hasta Oviedo. Ambos, en especial el prime­ ro, mayor, tienen a sus espaldas una vida llena de aventuras: más parece extraída de una novela picaresca que de la realidad. Resulta arriesgado hacer juicios de valor sobre su actitud. ¿Realmente les movía la piedad en su extraño viaje a Santiago? ¿Era más bien la aventura lo que les atraía? ¿O tal vez el deseo de sobrevivir en tiempos de crisis? Quizás un poco de todo, aunque más bien parece que era la segunda razón la más fuerte: ambos eran jóvenes, y con experiencia laboral.

III. EL REGENTE

El Regente de Asturias era nada menos que don Isidoro Gil de Jaz (2), nombrado para tal cargo el 1 de mayo de 1749, desde su anterior empleo de Oidor en el Consejo de Navarra, y que en él seguiría hasta que fue llamado a Madrid, en 1754, para su nuevo cargo de Consejero del Real de Castilla. Lleva muy pocos meses en el cargo cuando surge el incidente de los peregrinos. Incidente trivial, al parecer: se trata simplemente de la falsificación de un pasaporte. Pero a él, ilustrado genial, le da pie no sólo para ganar méritos ante su superior el Marqués de la Ensenada, sino sobre

(2 ) Aún no está completa la biografía de D. Isidoro Gil de Jaz. Algo he­ mos publicado sobre él en nuestro trabajo “El Fondo ’Gil de Jaz’ del Archivo Histórico Escolapio de Salamanca”, ANALECTA CALASANCTIANA 54 (1985), 335-419. 514 JOSE P. BURGUES

todo para reflexionar sobre el hecho de la «caridad mal adminis­ trada», sacar conclusiones y promover las medidas consiguientes, de carácter general. Profundamente cristiano como era Gil de Jaz, no estaba en con­ tra de la caridad particular (él mismo dejaría todos sus bienes para la construcción de un colegio en la patria de sus mayores, Sos del Rey Católico), ni de la caridad pública, y él llevaría a cabo en Oviedo mismo a partir de 1752 la fundación del Real Hospi­ cio (3), levantado fundamentalmente con la ayuda pública, obtenida directamente o a través de impuestos sobre artículos de consumo. Con lo que Gil de Jaz no estaba de acuerdo era precisamente con la falta de control de los vagabundos que vivían a costa de la gente honrada. Y más aún si son extranjeros, porque entonces se causa perjuicio a los pobres legítimos del país. Por las mismas fechas (noviem bre 1750-junio 1751) detiene a un africano converso, José Diego Alifante Etavora, de veinte años, que tiene bulas de varias diócesis por las que se ordena a los curas de los pueblos por donde pase le ayuden económicamente con lo que puedan. Camina con una dilatada familia, y según su libro de asientos en el margen de tiempo citado ha recogido en limosnas la nada despreciable suma de 4.931 reales, aunque es de suponer, piensa Gil de Jaz, que las cantidades se encuentran abultadas para engañar a los curas si­ guientes (4). No puede condenarlo el Regente, ya que no hace nada ilegal, pero le parece escandaloso que un extranjero engañe de esta manera a la gente sencilla. Por eso no tendrá piedad con los dos peregrinos españoles a los que sorprende «empleados en raterías», y con los dos extranjeros, de los cuales uno al menos ha cometido el delito de falsificar un pasaporte. Revive una vieja ley tenida a menos por la mayoría de los Justicias, y que marca estrechamente las condiciones y los límites por los que los peregrinos pueden transitar. Y consigue que se expidan circulares exigiendo el con­ trol de peregrinos en todo el país. Esta actitud de Gil de Jaz es un claro reflejo de su mentalidad, claramente ilustrada décadas antes de que la Ilustración adquiera su máximo esplendor. Caridad, sí; pero controlada. Viajes, sí; pe­ ro provistos de la adecuada documentación, y según las condiciones

(3) El Dr. Enrique Junceda A vello ha escrito la historia del Real Hospicio en su obra Historia del Real Hospicio y Hospital Real de la Ciudad de Oviedo, I. de Est. Asturianos, Oviedo, 1984. (4) Se relata este suceso en el tomo XXV, pág. 171-181, del Fondo “Gil de Jaz” del Archivo Histórico Escolapio del Colegio “P. Felipe Scío” de Sa­ lamanca. DON ISIDORO GIL DE JAZ Y LOS PEREGRINOS 515 establecidas por la Ley. No es de extrañar que este tipo de medi­ das, tendentes a erradicar los abusos cometidos por unos cuantos maleantes, unidas al descenso de la piedad popular que coincide en toda Europa con el auge de la Razón y las ideas ilustradas, hi- cieran disminuir notablemente, hasta casi desaparecer, el flujo de peregrinos que en siglos anteriores había sido puerta abierta para las ideas y gustos europeos. Por muchas cosas estoy agradecido a don Isidoro, y manifiesto mi admiración por su figura. Como peregrino de a pie tengo que lamentar su juicio sobre mis colegas predecesores, «secta de gente sin disciplina política ni cristiana, y que vive a expensas de la ca­ ridad mal administrada», en su opinión. Don Isidoro, hombre de la razón y de la eficacia, no llegó a comprender del todo a los soña­ dores, a los idealistas que creemos que peregrinar a Santiago de Compostela es una de las cosas serías que se pueden hacer en esta vida.

IV. LOS DOCUMENTOS (5)

1. REPRESENTACION

Hecha al Exm° Señor Marques de la Ensenada, sobre la falsedad del Pasaporte de un Peregrino, y decisión que huvo en la Causa.

Exm° Señor.

Señor. Un Peregrino, que según expresa pasaba á Santiago de Galicia lle- vava ese Pasaporte tan viciado como V.E. verá pero estimulado Yo del recelo que el mismo dá, lo examiné verbalmente sobre la identidad de su persona, y con las reconvenciones que le hize sa­ qué en limpio que se había mudado el nombre, y fingido la Patria, diciendo ser natural de Tudela de Navarra, siendo asi que parece ser natural Francés, y de la Provincia de Bearne, y como baxo es­ tas simulaciones puede haber alguna cosa grabe encubierta, y á lo menos resulta que se ha intentado falsificar el Pasaporte de V.E. lo he detenido en la Cárcel de esta Ciudad, hasta que noticioso

(5) Transcribimos la correspondencia cruzada entre el Sr. Gil de Jaz y el Marqués de la Ensenada. Se encuentra en el mismo tomo citado en la nota anterior, pág. 151-169. 516 JOSE P. BURGUES

V.E. de este hecho me dispense la orden que sea de su agrado. Nuestro Señor guarde á V.E. los muchos años que deseo y he me­ nester. Oviedo y Nobiembre 25 de 1750. Exm° Señor Marques de la Ensenada.

2. RESPUESTA

Del Exm° Señor Marques de la Ensenada.

He visto el Pasaporte que incluye V.S. en Carta de 25 del pasado, y le presentó el fingido Joseph Catalan con los defectos que mani­ fiesta, y habiendo hecho V.S. muy bien en asegurarle, encargo a V.S. lo examine, y los efectos, ó papeles que se le hayan hallado, para que dando quenta se tome la providencia correspondiente. Dios guarde á V.S. muchos años. Madrid Io de Diciembre de 1750. El Marqués de la Ensenada.— Señor Dn. Isidoro Gil de Jaz.

3. OTRA REPRESENTACION

Sobre el mismo asumpto del Peregrino.

Exm° Señor.

Señor. Al Romero, que con el supuesto nombre de Joseph Catalan, y en­ mendado Pasaporte de V.E. pasaba á Santiago de Galicia, á quien tengo asegurado en la Cárcel de esta Ciudad, cuyo procedimiento se ha dignado aprobarme V.E. se le ha tomado la declaración, y en ella dice con juramento que es, y se llama Santiago Baza, na­ tural de la Provincia de Bearne, de edad de treinta y dos años, y de oficio trabajador del campo, que estando en Bayona salió de Corsario en el Navio nombrado el Grande Alexandro, su Capitan Duplexi de la Rochela, que fue apresado y llevado a Irlanda, donde estubo prisionero once meses, hasta el Cange, que se restituyó á Bayona, pasó después á España incorporado con tres Coches que se llevaban á Madrid, llegó á Agreda, y desde aqui se fue á Siguen- za á la Siega de la Yerba, en cuyo exercicio se mantuvo hasta San­ tiago de mil setecientos quarenta y ocho, que se partió al Real sitio de Aranjuez, en donde se empleó de Jornalero sirviendo en las huertas, en compañia de un Francés Paisano suyo llamado Pedro Barinco, y que era su Jefe Dn. Jacinto Posada, que este le aconsejó se fuese á Madrid, que lo hizo, y que en el Escorial dió un Memo­ DON ISIDORO GIL DE JAZ Y LOS PEREGRINOS 517 rial á V.E. pretendiendo una Plaza de Guarda de las tres nuebas fuentes del referido Real sitio, que viendo que no tenía efecto, y por haber hecho voto de visitar al Apostol Santiago tomó el Camino de Segovia, llebando pasaporte del Nuncio de España (el que con efecto lleba) que en Segovia encontró un mozo Italiano llamado Juan Dana, con quien incorporado pasó á Valladolid, y que este le dió el pasaporte enmendado, que en el Hospital le robó el tal Ita­ liano la Capa, y la Mochila, y se le desapareció, y trahe de esto Certificación del Mayordomo del Hospital de Valladolid, que des- pues se vino por Rioseco, y León á esta Ciudad, donde le cogi Yo el pasaporte, y lo aseguré como mas prolixamente consta de la Copia de dicha declaración que incluyo. Quando en los pasos, que expresa no haya cometido este sugeto alguna culpa, resulta á lo menos que ha tomado el Oficio de Vago, y es cosa fuerte haber de mantener en España un estrangero vicioso en perjuicio de los Pobres legítimos. Tiene la edad de treinta y dos años, y bastante Persona, y robustez para el trabaxo. Si es que quiere V.E. que se haga contra el algún procedimiento Criminal me tomo la licencia de decir que hace falta aquí el pasaporte, porque es el Cuerpo del delito, en que sobre las enmiendas está comprobada la malicia de mudar nombre, y apellido. La voluntad de V.E. será mi norte en este negocio, como en todos los demas que me faciliten la ocasion de complacer á V.E. Nr° Señor guarde á V.E. los muchos años que deseo y he menester. Oviedo y Diciembre 16 de 1750.— Exm° Señor Marques de la Ensenada.

4. RESPUESTA

Del Exm° Señor Marques de la Ensenada.

He visto la copia que V.S. incluye en Carta de 16 del pasado de la declaración tomada al Romero que con el supuesto nombre de Jo- seph Cathalan pasaba á Santiago. Y volviendo a V.S. adjunto e-1 enmendado Pasaporte para formalizar la Causa de este delito; Pre­ vengo a V.S. que evacuada luego esta diligencia exponga V.S. con noticia de ella su dictamen. Dios guarde á V.S. muchos años. Ma­ drid 5 de Henero de 1751. El Marques de la Ensenada.— Señor Dn. Isidoro Gil de Jaz. 518 JOSE P. BURGUES

5. OTRA REPRESENTACION

Sobre el mismo asumpto de Peregrinos.

Exm° Señor.

Señor. A la prisión, que con aprobación de V.E. tengo hecha del Romero Santiago Baza ha sobrevenido la del otro Peregrino de nación Ita­ liano llamado Juan Dana, que es á quien el primero atribuya la entrega del Pasaporte enmendado. Tengolo asegurado, y declara que es de veinte y dos años, de Oficio Cirujano, natural del Piamon- te, que hace mas de un año que salió de su Patria para Turin, que por el Rosellon entró en Barcelona, de donde trae Pasaporte del Marques de la Mina, que pasó á Madrid, y tomó otro pasaporte del Embaxador del Rey de Cerdeña (el que he visto, pero es para Tu­ rin), que pasó á Segovia, donde encontró á Santiago Baza, que fueron juntos á Valladolid, y le tomó la Capa prestada, unas me­ dias, y una Calabaza, y que despues se vino por la Marina á esta Ciudad, sin haber podido encontrar á dicho Santiago. Niega firme­ mente haberlle dado el Pasaporte enmendado con el nombre de Joseph Catalan, y hecho careo entre los dos, cada uno se afirma en su dicho, como podrá mandar ver V.E. por el adjunto testimo­ nio. De todo resulta que no se sabe el paradero de Joseph Catalan, ni quien ha sido el artifice de la suplantación. Por estos hechos y por la narrativa del testimonio que remito, y lances, que refiere me afirmo en el juicio que antes de aora tengo hecho de que estos Peregrinos, que mantenemos en España, son una secta de gente sin disciplina politica, ni Christiana, y que vive á expensas de la Caridad mal administrada. Estos dias pasados he recogido otros dos Peregrinos Españoles, empleados en raterías, y que uno de ellos fingia el nombre y apellido, y llevaba una muger agena, y le he mandado dar cien azotes, y le he destinado como al otro, a las Obras del Arsenal del Ferrol. Creo que este nuebo abuso merecía una seria providencia, y solo de la mano zelosa de V.E. la puedo esperar, como de quien mira con la ultima penetración, y estudio el bien del Estado. Dispénseme V.E. en el actual asumpto la orden que fuere de su agrado, que practicaré tan puntualmente como to­ das las de V.E. Nr° Señor guarde á V.E. los muchos años que deseo y he menester. Oviedo y Diziembre 30 de 1750.—Exm° Señor Marques de la En­ senada. DON ISIDORO GIL DE JAZ Y LOS PEREGRINOS 519

6. RESPUESTA

Del Exm° Señor Marques de la Ensenada.

Por la de V.S. de 30 del pasado, y testimonio que acompaña, veo que á la prisión de Santiago Baza se siguió la del otro Peregrino Italiano Juan Dana, á quien el primero atribuia la entrega del Pa­ saporte enmendado que últimamente devolví á V.S. para formali- zacion de la causa; Y enterado el Rey asi de los lances que refiere el citado testimonio, como de haber recogido el zelo, y cuidado de V.S. otros dos Peregrinos Españoles empleados en raterías, y que por sus delitos despues de castigado el uno con Azotes, los destinó V.S. á las Obras del Arsenal del Ferrol, ha resuelto S.M. (con satis­ facción de este hecho) que V.S. continué sus diligencias á la averi­ guación, y aprehensión de los demas vagantes de esta especie que puedan encontrarse, usando V.S. á este fin de los medios que lo faciliten, en tanto que deseoso S.M. de contener, y remediar en lo sucesivo este abuso tan perjudicial á la república se discurre la forma de conseguirlo, dando á V.S. aviso de la que sea, para que concurra á su execucion, y cumplimiento. Dios guarde á V.S. mus. ans. Madrid 13 de Enero de 1751. El Marques de la Ensenada.— Se­ ñor Dn. Isidoro Gil de Jaz.

7. OTRA REPRESENTACION

Y dictamen, dado en virtud de lo mandado por el Exm° Señor Marques de la Ensenada, sobre el mismo asumpto de Peregrinos.

Exm° Señor.

Señor. Con correo atrasado, por no haber llegado á tiempo, recibo el Pa­ saporte, que V.E. se digna remitirme con la orden de que evaquada que sea la causa de este delito exponga con noticia de ella mi dic­ tamen. Ya participe á V.E. la aprehensión de Juan Dana natural de la Ciudad de Cheney en el Piamonte á quien atribuya el Fran­ cés Santiago Baza la entrega del Pasaporte enmendado, que corre con el nombre de Josph Catalan, y que examinado dicho Dana ne­ gaba absolutamente tal entrega, y que hecho careo entre los dos cada uno se ratificaba en su dicho. Despues los he mandado carear segunda vez, exibiendoles el Pasaporte, para que con su vista di- xexen quien lo habia enmendado, y declarasen el paradero de Jo- 520 JOSE P. BURGUES

seph Catalan, y no obstante esta diligencia vuelve a insistir Santiago Baza en que se lo entregó Juan Dana en el camino de Segovia á Valladolid, y Dana se ratifica en que es incierto, y que jamas ha visto tal pasaporte hasta la presente ocasion, ni sabe quien es Jo- seph Catalan. Esta causa no puede dar mas de si, porque no ay términos en ella para llegar á aquel duro examen de la tortura que se pratica en los juicios criminales. Otra cosa seria si huviera indicios de que Joseph Catalan lo habian asesinado por quitarle el Pasaporte, pero como ha podido llegar á la mano de uno de ellos sin tan violento medio siempre se inclinan las leyes á creer lo mas benigno. Uno de ellos es indispensablemente perjuro, y solo se pue­ de presumir este delito de aquel que, examinadas sus vidas, se hallase ser de inclinaciones viciadas, y de propensión delinquente, cuya averiguación requiere mucho tiempo, algún dispendio, y mul­ titud de requisitorias. Con solo lo que resulta probado hallo que el Francés ha cometido el delito de fingir nombre, apellido, y pa­ tria, lo que regularmente se castiga con una pena exírahordinaria, no siguiéndosele perjuicio grave á algún tercero, y ademas tiene contra si la presumpcion de haber borrado, y enmendado el Pasa­ porte, porque siempre se atribuye este exceso al que usa del ins­ trumento. El Piamoni;és está convicto de haber hurtado á Santiago Baza en el Hospital de Valladolid la Capa, y Mochila, y aun oy tiene una Camisa, y unas Medias, que confiesa ser de dicho Santiago, y aunque dice que todo lo sobredicho fue prestado: es este un efugio que no se cree en los Reos, fuera de que el Francés dice que fue hurto, lo que también certifica el Mayordomo del Hospital de Va­ lladolid, diciendo ser Santiago Baza natural del Reyno de Navarra. La ley 27 tit. 12 lib. Io de la Recopilación (que no se observa con enorme perjuicio del Publico) manda que los Extrangeros que vi­ nieren en Romería á estos Reynos traigan dimisorias de sus Pre­ lados, en cuya Diócesis estuviere el Lugar de donde fueren Vecinos: Que las Justicias dentro de quatro leguas de la raya por dende en­ traren no las dexen entrar, ni pasar adelante, no presentando ante ellas, y Escribano publico las dichas dimisorias, y trayendolas les den licencia, con expresión de las señas de la persona, señalándoles termino conveniente para ir, y volver, y que se exprese en las tales licencias que deben ir, y volver camino derecho, sin poderse diver­ tir á una, ni á otra parte mas que quatro leguas del un cabo, ó del otro del dicho Camino, y que no trayendo las referidas dimisorias se les impongan las penas que prescriben las Pragmaticas contra los Vagamundos. La ley 6a tit. 11 lib. 8 de la Recopilación impone á los vagamundos la pena de quatro años de galeras, y vergüenza DON ISIDORO GIL DE JAZ Y LOS PEREGRINOS 521 publica por la primera vez, por la segunda cien azotes, y ocho años de galeras, y por la tercera cien azotes, y galeras perpetuas. La inobservancia de estas leyes (sic) perjudicial al Estado, y al dere­ cho publico, dá bastante disculpa á los transgresores, pero las he expuesto para descender al dictamen que V.E. me manda dar, el qual se reduce á que si se ha de seguir el proceso por los términos del derecho hasta averiguar el paradero de Josph Catalan, el autor de la Falsificación, del Pasaporte, por que mano vino á la de estos presos, y los sucesos, y lances de su vida pasada, es obra de mucho tiempo, y acaso nada se descubrirá; pero si con lo hasta aqui veri­ ficado quiere V.E. tomar providencia que de algún modo corrija el abuso del Pasaporte, y demas incidentes, que he representado, se les podrá destinar, mediante que el Francés es de edad de treinta y dos años, y el Piamontés de veinte y dos á las obras del Arsenal del Ferrol, en esta forma, á Santiago Baza por quatro años, y á Juan Dana por seis, mediante que á este se le descubre menos sin­ ceridad, que al otro en su declaración y Careos. V.E. resolverá lo que sea de su superior agrado. Nr° Señor ge. á V.E. lo muchos años que deseo y he menester. Ovie­ do y Henero 20 de 1751.— Exm° Señor Marques de la Ensenada.

8. OTRA REPRESENTACION

Sobre el mismo asumpto de Peregrinos.

Exm° Señor.

Señor. Despues de fenecida la exposición, que con mi dictamen dirijo á V.E. me ha presentado el Francés Santiago Baza, el inconsiderado despacho, que incluyo, dado por Dn. Juan Manuel de Retortillo Veedor del Real sitio de Aranjuez, que hace oficio de Governador por ausencia del Propietario, en que por haber estado sirviendo Santiago Baza en los Jardines de dicho Real sitio manda con pena de ducientos ducados, y con la amenaza de dar quenta al Rey Nues­ tro Señor que sea suelto de la prisión, sin inquirir, ni preguntar la causa, ó delito, que ha podido dar motivo á ella. El tal despacho carece de atención judicial, de Orden, y de Justicia, lo que mas que al Veedor atribuyo al Escrivano Alfonso Corralon que lo ha fabricado. No ignoro la Jurisdicción ordinaria que tiene el Gover­ nador sobre todos los dependientes del Sitio, con subordinación á la Real Junta de Obras y Bosques, ni los casos en que la puede, y 522 JOSE P. BURGUES debe, exercer, de que dista infinito el presente, pues el tal Santiago ni llevaba licencia por escrito, Pasaporte de su Jefe, ni Certificación de estar matriculado en los Libros, y quando todo esto huviera no alcanza á tanto el indulto de Jardinero que lo pueda absolver de los delitos, ó crímenes que cometa despues, y eso es lo que se dá á entender quando se manda sin limitación alguna que sea suelto de la prisión. Al presente poca impresión haría el tal despacho, aun quando no mediar el tener puestas las manos V.E. en la dependien- cia, pero me temo que atemorizado un Alcalde Ordinario con la amenaza, le daria cumplimiento, con violencia, y turbación de la Justicia. Por eso se lo dirijo á V.E. para que en vista de todo me ordene lo que tenga por mas conveniente. Nr° Señor ge. á V.E. los mus. ans que deseo, y he menester. Oviedo y Enero 20 de 1751.— Exm° Señor Marques de la Ensenada.

9. OTRA REPRESENTACION

Sobre el mismo asumpto de Peregrinos.

Exm° Señor.

Señor. En 20 de Henero de este año representé á V.E. lo que resultaba contra los dos Peregrinos Santiago Baza, y Juan Dana, en el exceso de haber enmendado un Pasaporte de V.E., signifiqué también, como se me mandaba, el juicio que hacia de la Causa, y mi parecer en quanto á su determinación, y porque entregado V.E. á asumptos de superior esfera no habrá tenido tiempo de mandarme avisar lo que debo practicar con estos sugetos me tomo la licencia de re­ presentar á V.E. que dicho Santiago Baza se halla con tan que­ brantada salud que por dictamen del Medico de la Cárcel es preciso concurrirle con las asistencias de enfermo, y que siempre que V.E. me dispense sus Ordenes las obedeceré con la prontitud, y respeto que acostumbre. Nr° Señor ge. á V.E. los mus. ans. que deseo y he menester. Oviedo y Abril 21 de 1751.— Exm° Señor Marques de la Ensenada. DON ISIDORO GIL DE JAZ Y LOS PEREGRINOS 523

10. RESPUESTA

Y aprobación de la Sentencia, del Exm° Señor Marques de la En­ senada.

El Rey ha aprobado la sentencia que consultó V.S. contra Santiago Baza, y Juan Dana arrestados en esas Cárceles, y manda que V.E. cuide de su puntual efecto, remitiendo estos Reos al Ferrol, con destino á las obras de aquel Arsenal, el primero por quatro años, y el segundo por seis, y para cortar en adelante estos desordenes por el descuido, y falta de observancia á las reglas que prescriben las Leyes de estos Reynos, sobre precauciones que deben preceder para conceder licencia de introducirse en ellos á las Personas pro­ cedentes de los Extraños con trage de Romería se expiden Ordenes circulares que enmienden las negligencias con que se desatiende esta importancia. Dios guarde á V.S. mus. ans. Aranjuez 10 de Mayo de 1751. El Marques de la Ensenada.— Señor Dn. Isidoro Gil de Jaz.

11. CARTA

Dando las gracias al Exm° Señor Marques de la Ensenada.

Exm° Señor.

Señor. Executaré inmediatamente la orden de V.E. por la que, mediante haber aprobado el Rey (Dios le guarde) la sentencia que consulté contra Santiago Baza, y Juan Dana arrestados en estas Cárceles, me manda V.E. que los remita al Ferrol, con destino á las obras de aquel Arsenal, el primero por quatro años, y el segundo por seis, y doy á V.S. las gracias por las Ordenes circulares que se han mandado expedir, para que los romeros se arreglen a lo prevenido por las leyes del Reyno, pues el publico le será deudor á V.E. de este universal beneficio. Nr° Señor ge. á V.E. los ms. ans. que deseo y he menester. Oviedo y Mayo 19 de 1751.— Exm° Señor Marques de la Ensenada. EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA

PARTE II: LA CASA INDIANA

POR

COVADONGA ALVAREZ QUINTANA

«La arquitectura es el aspecto visual de la Historia».

(B. Z e v i : Saber ver la arquitectura.)

La emigración a Ultramar es sin duda el hecho de más sobre­ saliente constancia que la historia de Asturias registra durante el período de casi tres cuartos de siglo comprendido entre las fechas de 1855 y 1925. En relación a ella y entre las múltiples consecuen­ cias políticas, sociológicas y económicas — de las que aún cabe reclamar investigaciones serias que ilustren el tema en la amplitud y profundidad que éste se merece— la arquitectura colonial ha de considerarse como un compartimento de estudio más, de ineludible interés y peso específico, no debido tanto a la calidad de la abun­ dante muestra constructiva distribuida por la geografía asturiana de la emigración, como a las múltiples consideraciones históricas que de ella caben deducirse. Las casas, villas y viviendas de pisos de ocupación temporal o estable que constituyen nuestro objeto prioritario de atención y estudio no eclipsan sin embargo todo un complejo constructivo —fuentes, capillas, hospitales, escue­ las— práctico y funcional por excelencia, que costeado por el grupo indiano en cuestión contribuyó a mejorar el equipamiento 526 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA y servicios del mismo lugar donde éste decidió su nueva residencia —casi siempre también su pueblo natal— , constituyéndose así en verdadera herencia y patrimonio público del grupo « americano » en cuestión.

I. EL CLIENTE

El cliente constituye el primer factor determinante en la confi­ guración de toda arquitectura, no tanto por su aspecto de promotor y consumidor como por las connotaciones psicológicas y socioló­ gicas que inevitablemente incorpora. El estudio del cliente interesa especialmente en el caso de la arquitectura indiana donde la única especificidad que de ella cabe deducirse depende exclusivamente del propio cliente que la encarga primero y habita después. Constituye el cliente de esta arquitectura el aquí denominado indiano o americano, el emigrante que tras resolver con fortuna la empresa de Ultramar regresa a su región de origen, engrosan­ do las filas de la burguesía regional compuesta por entonces mayoritariamente de capitalistas extranjeros, nacionales y más es­ casamente locales. Pero dentro de este sector burgués procedente de América cabe establecer niveles de rango social, directamente relacionados con la solvencia económica de sus componentes. Hay así dentro de la plutocracia avecindada en Asturias un sector con­ creto y específico, compuesto por el colectivo de emigrantes repa­ triados con fortuna y compartimentado a su vez en los diferentes rangos de pequeña, media y alta burguesía. La arquitectura india­ na, tal y como cabe suponer, se manifestará en relación a cada una de estas diferentes posiciones, siempre en alusión más o menos di­ recta al status de su propietario. Del mismo modo que los mejores momentos en la historia de la arquitectura son coincidentes con períodos económicos de expan­ sión y se hallan promovidos por los gruptos sociales que detentan el poder, la burguesía americana en particular y la asturiana en general se constituyó en clase promotora y cliente por excelencia de la arquitectura asturiana de los últimos veinticinco años del si­ glo pasado y primeros de éste. La actividad constructiva de la región en los tiempos inmediatamente anteriores a la consolidación social y económica del grupo aludido se había caracterizado por un desa­ rrollo lento y minoritario. Al margen de la arquitectura popular la aristocracia, el clero y la Administración eran los únicos posibles clientes de la edificación de calidad. La tónica depresiva general EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 527 que afectó al país en la primera mitad del siglo X IX y la situación de inestabilidad con la que el mismo período histórico envolvió a la aristocracia y el clero no favorecieron en modo alguno un cam­ bio en la situación descrita. Es solamente a partir del tercer cuarto del siglo XIX, con el auge de la clase burguesa inversora y la rein­ corporación del grupo asturamerícano a la vida regional, cuando la arquitectura mostrará síntomas de franca recuperación. La aportación de la arquitectura colonial a la región asturiana consistió dominantemente en construcciones domésticas, las consa­ bidas casas, villas u hoteles indianos con que se cubrió la demanda de viviendas que la nueva clase precisaba para reinsertarse en la región tras un largo paréntesis de ausencia. Pero junto a esta ne­ cesidad de alojamiento se hace preciso aludir también al factor de clase de sus moradores, tan decisivo como éste, no ya solamente para la predisposición a la práctica constructiva, sino también en cuanto determinante de la categoría y fisonomía de la misma vi­ vienda. Es por esto por lo que la casa americana observa en Asturias rangos y jerarquías de calidad, hallándose éstas en correspondencia directa con las a su vez diferentes circunstancias económicas que rodearon la estancia del cliente en Ultramar. El indiano configura entonces su vivienda a partir de los signos referenciales propios de la clase burguesa en la que se inserta y la casa incorpora así las mismas connotaciones referenciales de clase que las costumbres, modales o cualquier otra manifestación del grupo social en cuestión. Todo un modus vivendi acorde con el status recién adquirido e incluso en ocasiones difícil de asimilar, dado el apremio con el que se operó el referido ascenso. En la mayoría de los casos el americano respondió a un esquema de ne­ gociantes hábil y perseverante trabajador, cuyas circunstancias vitales habían impedido un desarrollo cultural paralelo. Consciente a la par de su nueva posición y obscurantismo cultural, supo ro­ dearse de profesionales que conformaran íntegramente su marco residencial, dándole el adecuado tono de correspondencia que la nueva circunstancia exigía. El encargo de las casas solía efectuarlo directamente el indiano tras el regreso definitivo, siendo también frecuentes los casos de encargos por correspondencia en los que el futuro propietario seguía a través de carta los trámites y fases de edificación de los que un apoderado, vecino o pariente del lugar, se hacía cargo de dirigir. Pese a que la mayoría de las construcciones domésticas relacionadas con la emigración la constituyen casas de nueva plan­ ta, cabe aludir también a la compra con dinero americano de an­ 528 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA tiguas residencias señoriales o casonas solariegas, y a la reforma, también muy frecuente, de modestas casas de características po­ pulares, casi siempre la morada-matriz del propio emigrante. Del mismo modo, y pese a ser la esposa e hijos del indiano los desti­ natarios habituales de la casa americana, resulta abundante tam­ bién el número de casos de viviendas igualmente costeadas por emigrantes, pero destinadas esta vez a morada de sus familiares (madre y/o hermanos). Por arquitectura doméstica indiana ha de entenderse entonces el conjunto de edificaciones cuya construcción de nueva planta o reforma sobre otra casa anterior ha sido financiada con dinero de origen americano. Las casas de tales características se destinan así a vivienda estable de sus propietarios o familiares más próximos, y sólo en casos de emigrantes de más sólida posición — muy fre­ cuente de otro modo en el área geográfica sometida a estudio— las referidas villas u hoteles responden a un esquema de segunda residencia o casa de recreo, de ocupación exclusivamente temporal y veraniega, a compartir entonces con otra vivienda principal, situada esta vez en alguna de las ciudades más importantes de la región, en Madrid e incluso en América. La casa indiana con exclusiva función de habitación, sea ésta estable o temporal, constituye la inmensa mayoría de la muestra analizada. Junto a tal modelo de función convive en cambio otra tipología, escasa en número pero muy significativa dentro del con­ junto. Nos referimos en concreto a edificaciones con función mixta de habitación y establecimiento de fines productivos, entendiendo como tales las casas de alquiler o vecindad, las viviendas-tienda y las caserías acomodadas al modelo y funciones de la casería astu­ riana. La promoción de viviendas de alquiler fue práctica muy fre­ cuente entre indianos de cierta fortuna. Reservándose su propie­ tario una de ellas, por lo general la de mejor condición, destina­ ba a alquiler el resto, contribuyendo de este modo a la aparición de ensanches y áreas de expansión de entidades, así como a la crea­ ción y oferta de un modelo de habitación modernizada e higiénica, destinada preferentemente a un vecindario local de cierta posición. Las casas-tienda, tal y como se irá observando, aparecerán con cier­ ta regularidad a lo largo de nuestro itineario. Acomodadas a un generalizado esquema de distribución consistente en un pequeño establecimiento mixto de venta al público (comestibles, paquete­ ría, cantina) emplazado en la planta baja y una vivienda para el propio comerciante ( americano o inquilino) situada en el piso, EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 529 responde esta tipología a una demanda comercial desconocida hasta el momento y cuya realidad local resulta ser en ocasiones responsabilidad directa de este colectivo redomiciliado en sus lu­ gares de origen. Estos emigrantes asturianos que habían ocupado preferentemente en América cargos relacionados con el comercio, y la consiguiente especialización resultaron ser decisivos para la proliferación de estos pequeños establecimientos comerciales por nuestra geografía. Montados por lo general por indianos de medios y discretos ahorros, o por emigrantes regresados aún jóvenes, este tipo de inversiones modestas pero de importante alcance en lo que respecta a las comunidades locales, constituyó más bien un ejemplo excepcional dentro de la tónica general de destino de las grandes fortunas indianas, al parecer escasa o deficientemente in­ vertidas. Muestran igualmente gran interés las casas de americanos en las que junto con las dependencias destinadas a mera habitación de sus ocupantes, se incluyen huecos y espacios con destinos y función íntimamente relacionados con la ocupación campesina de sus pro­ pietarios. Se repiten con frecuencia los casos de emigrantes, tam­ bién de discretas fortunas, cuyos ahorros repatriados se orientan hacia la adquisición de fincas y la construcción o reforma de la casa-centro de la mencionada explotación. El emigrante se reincor­ pora así a su original ocupación y condición de campesino, pero en esta ocasión en circunstancias económicas notablemente saneadas respecto a las que precedieron y motivaron la salida a Ultramar. A este esquema responde un abundante número de caserías india­ nas cuya superioridad respecto a las precedentes se traduce en edificaciones sólidas, espaciosas y de trazado más racional. Las tres mencionadas variantes de casa indiana se corresponden así con tres posiciones ocupacionales diferentes de su propietario: respectivamente la de indiano rentista, comerciante y campesino de holgada posición. Con ello queda esbozada la extraordinaria labor de promoción arquitectónica debida al colectivo olvido, res­ ponsabilidad que, superando los límites de la mera construcción de viviendas de uso particular, alcanza a la arquitectura de modo mucho más amplio, definiéndola como objeto inversor de una frac­ ción no desdeñable del grueso del capital procedente de América por conducto emigratorio. 530 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA

II. LOS PROFESIONALES DE LA ARQUITECTURA INDIANA

En las sucesivas fases de la construcción de una casa, desde la cimentación a la incorporación final de los detalles ornamentales, intervienen toda una serie de profesionales de la construcción en sus diferentes oficios y categorías laborales. La importancia de éstos radica no sólo en la configuración física del espacio domés­ tico, sino también en la elaboración de una imagen arquitectónica concreta, en total correspondencia con el momento histórico en el que se gesta. Los profesionales de la construcción quedan cons­ tituidos entonces en intermediarios entre los gustos arquitectóni­ cos vigentes y los particulares del cliente que efectúa el encargo. En el caso concreto de la arquitectura doméstica colonial astu­ riana el valor de los técnicos se presenta como decisivo al recaer sobre ellos aspectos concretos de la construcción que sólo muy excepcionalmente resuelve el propio cliente. Desde la segunda mitad del siglo XIX y hasta bien pasada la primera década del presente siglo, la legislación municipal refe­ rente a construcciones domésticas presentaba cierta tolerancia tanto en lo relacionado con la obligatoriedad de inscripción de licencias y proyectos de obras en el correspondiente ayuntamien­ to, como en lo que respecta a la presencia adjunta a los mismos de la consiguiente firma de arquitecto. El escaso número de pro­ fesionales titulados en la Escuela de Arquitectura de Madrid e ins­ talados preferentemente en las ciudades de Oviedo, Gijón y Avilés, no abasteció profesionalmente al conjunto de la región. En estas circunstancias, la creciente demanda descrentalizada de construc­ ciones domésticas para el grupo indiano sólo pudo solventarse a partir de otro tipo de profesionales, como se verá después ex­ celentes peritos en materia constructiva y verdaderos artífices de esta arquitectura: los denominados maestros de obras y cons­ tructores locales, dado el ámbito vecinal al que redujeron su acti­ vidad profesional. Entre arquitectos y técnicos locales se cubrió en toda la región la fuerte demanda de viviendas destinadas a uso y morada de la burguesía indiana, pudiendo aludirse a partir de esta primera sub­ división interprofesional la distinción básica de lo que podríamos denominar arquitectura indiana de arquitecto y arquitectura india­ na anónima. Diferencian la labor profesional de un arquitecto y un constructor local no tanto la desigualdad de recursos como la descompensada preparación cultural y técnica recibida. Es por ello EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 531

por lo que un análisis más detenido de ambos cuerpos solicita un estudio por separado que facilite su exposición. La mayor parte de los arquitectos instalados en Asturias man­ tuvieron una intensa actividad profesional en torno al triángu­ lo de las ciudades de Avilés, Gijón y Oviedo, sobremanera estas dos últimas, por estas fechas en plena fase de desarrollo y ex­ pansión urbana. La presencia en ellas del grueso de la burguesía promotora directa o indirectamente de la actividad constructiva determinó la consiguiente concentración y localización de este co­ lectivo. Quedaba así desproporcionalmente desatendido el resto de la geografía regional donde, precisamente ahora y de un modo pro­ gresivo, eran requeridos con fuerza los servicios de arquitecto por parte del grupo indiano en cuestión. Sólo en casos muy concretos y escasos en número se trasladó el referido profesional a los dife­ rentes concejos asturianos — en nuestro caso los de Muros de Na- lón y Cudillero— , haciéndose cargo allí de la configuración y diseño de parte de las viviendas por este tipo de clientes requeridas. Un total que escasamente alcanza la media docena de casas de arquitecto (1) distribuidas por los concejos seleccionados se presen­ ta como excepcional si se compara la cifra con el número total que

(1) Volviendo de nuevo al número mencionado y comprobada su auto­ ría, se corresponde ésta con los nombres de los brillantes arquitectos Juan Miguel de la Guardia y Manuel del Busto. Juan Miguel de la Guardia (Ontaneda, 1851— Oviedo, 1910), santanderino de nacimiento instalado en As­ turias a poco de su titulación en 1882, desplegó por las ciudades de Oviedo, Gijón y Avilés una intensa actividad profesional de aproximadamente tres décadas. El grueso de su producción parece no obstante concentrarse en la capital del Principado, ciudad de la que fue arquitecto municipal. Consistió ésta preferentemente en chalets y viviendas de pisos para clases de posición, construidas en su mayoría en la calle Uria y zonas residenciales del ensanche. Sólo excepcionalmente aparecen emplazadas sus obras en puntos diferentes a los referidos, respondiendo en estos casos a la demanda de chalets y viviendas burguesas formulada por el referido grupo indiano quien, recién reincorpo­ rado a la regional, fija ahora su primera o segunda residencia en los respec­ tivos y dispersos núcleos rurales de origen. Manuel del Busto (Pinar del Río, 1874— Gijón, 1848), nacido en Cuba e igualmente titulado en la Escuela de Arquitectura de Madrid (1898), se man­ tuvo en la misma línea profesional con la sucesiva aceptación de encargos de villas y hoteles para emigrantes de posición, cuya residencia estable o veraniega se circunscribía a zonas periféricas de la región. Pero a diferencia del anterior arquitecto, sus abundantes proyectos para edificios públicos equi­ libraron su carrera profesional, liberándola de la dominante dedicación a la vivienda burguesa. También a diferencia de La Guardia, y esta vez debido al desfase generacional existente entre ambos, trabajó del Busto sobre esque­ mas modernistas sui gèneris que introdujo también con frecuencia en la ar­ 532 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA la muestra incluye. Pero pese a este carácter restringido que el porcentaje evidencia, cabe aludir de igual modo al conocimiento que el indiano tuvo del prestigio y valor de toda casa de arquitecto frente a la construida por cualquier otro tipo de profesional. Con­ cebidas de esta manera, las viviendas americanas diseñadas por estos profesionales más cualificados cumplen una función de inte­ rés recíproco entre ellos y el mismo cliente. Los amigrantes que una vez regresados requirieron servicios de cualquier acreditado arquitecto coinciden en hallarse por lo general en posesión de grandes fortunas, y la adquisición de un proyecto con firma de tan prestigioso técnico, autor preferido a su vez por la plutocracia asturiana, fue considerada de igual modo como un signo más de posición y ascenso social. De otra manera pesó también la imagen de casa que un arquitecto, frente a cualquier constructor local, fue capaz de concebir. La titulación y estudios realizados por aquél ofrecieron al cliente garantías suficientes de que la vivien­ da en cuestión resultara configurada según el concepto de diseño exclusivo, tan ajeno como escaso en la producción correspondiente a los maestros de obras locales, cuyo proceder se resolvía según reiteraciones formales constantes de escasa variación. Para el arquitecto, en cambio, el interés del encargo residió 1 1 0 tanto en la categoría social del cliente como en la libertad creativa que del proyecto cabía derivarse, no sólo por consistir éste, en la mayoría de los casos, en un chalet exento emplazado en el medio rural y libre de la normativa municipal vigente en los cascos ur­ banos, sino también por la holgada economía de su propietario, fa­ vorable a un diseño pretencioso y de amplio margen de libertad creativa. A pesar de todo, en la práctica, la participación real del arquitecto en el proyecto quedó reducida al envío de varios dise­ ños impecablemente presentados entre los que el cliente elegía el definitivo, y cuya construcción recaía posteriormente en equipos de técnicos locales. La labor del arquitecto se observa ya para entonces anquilosada y reducida al mero diseño arquitectónico de la casa por medio de un despliegue muy cuidado de planos y presupuestos, siendo pre­ cisamente en este punto donde su actividad, pese a reducida, resultó ser decisiva. Los modelos arquitectónicos de este modo incluidos

quitectura doméstica americana y que lejos de la blandura de formas, com­ ponente característica de determinada producción nouvea, se adhirió a una fuerte volumetria geométrica y abreviada, más próxima a la Secesión y al Decó. EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 533 en la vivienda americana responden con fidelidad a los dictados estilísticos europeos vigentes en el momento, dictados con los que supuestamente habría de entrar en contacto el mencionado profe­ sional bien a través de la misma Escuela de Arquitectura, siendo aún de estudiante, bien en cualquiera de los viajes efectuados por el continente. Los diseños cultos así concebidos desembocaron en una arquitectura colonial con acentuado poder descontextualizador respecto a la rural de traza y factura popular, la misma con la que hubo de convivir desde entonces en nuestra geografía regional. Resulta posible confirmar que alguna casa más, aparte de la cifra mencionada y basándonos principalmente en el rango de sus trazas y buena factura, pudo muy bien haber sido diseñada igual­ mente por arquitecto, aún a pesar de no haberse hallado para su confirmación prueba alguna. La importancia de los constructores locales se acrecienta sobre­ manera a la vista de este panorama escaso en participación de arquitectos. Actuando desde una situación profesional muy distin­ ta, dada la precariedad de medios y limitada formación técnica casi siempre autodidactas o conocedores del oficio según los mé­ todos tradicional de transmisión hereditaria de padres a hijos, o de maestros a aprendiz— este tipo de profesionales locales desem­ peñó un papel decisivo y de reclamado mérito dentro de la arqui­ tectura doméstica colonial asturiana, emplazada dominantemente en puntos periféricos de la región y lejos siempre del área central más favorecida por la presencia de arquitectos. Precisamente a ellos se debe la resolución de la mayor parte de las viviendas indianas, que tal y como cabe suponer fueron edificadas en cir­ cunstancias económicas dispares, siempre en estrecha dependen­ cia con el rango de la fortuna del emigrante en cuestión. Para este tipo de cliente configuraron estos profesionales un diseño- tipo usado con persistencia y escasas variantes, difiriendo así su producción del caudal creativo característico de los diseños de arquitecto. En otras ocasiones, las menos, su labor quedó reducida a la mera transcripción de modelos de viviendas extraídos de los múltiples catálogos o guías de constructor que tanta divulgación adquirieron en las fechas referidas (2).

(2) El uso de catálogos de construcción doméstica nacionales o extranje­ ros fue una práctica más generalizada entre maestros de obras y constructores locales que entre los mismos arquitectos, lógicamente autores de sus propios diseños arquitectónicos. Para aquéllos las guías de construcción supusieron grandes ventajas, tanto a la hora de edificar como en el momento de mostrar un modelo al cliente desorientado. En otras ocasiones, sin embargo, fue el 534 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA

De cualquiera de las maneras, ese diseño-tipo, a describir pos­ teriormente, configurado a partir de materiales, técnicas y formas arquitectónicas en estrecha vinculación con el lugar donde se edi­ fica, se presenta casi siempre construido con total y absoluta cali­ dad técnica. A diferencia del arquitecto, el constructor local apenas hizo uso alguno de sistemas de representación y dibujo aplicados a la arquitectura (plantas, secciones, alzados) porque, y también en esto a diferencia de aquél, él mismo dirigió desde el principio hasta el fin cada una de las fases que el proceso constructivo in­ cluía, desde el mismo diseño hasta los últimos detalles de la orna­ mentación exterior. mismo futuro propietario quien por propia iniciativa y una vez elegido el diseño lo presentó al constructor responsable para tramitar e iniciar así el proceso de edificación Tanto la impresión y características de las láminas, como la categoría del diseño de los modelos aquí presentados incluían, en virtud del precio de la publicación y por tanto del rango del lector a quien se destinaban, todas las variantes posibles que cabe suponer. De cualquier manera, la generalizada moda europea de los álbumes de arquitectura alcanzó nuestra región en las fechas referidas para este estudio, debiéndose a ellos y a su gran poder di­ vulgador la presencia de modelos arquitectónicos foráneos en la geografía rural asturiana. Intercaladas entre las hojas de revistas de actualidad o como volúmenes independientes y a modo de álbumes o catálogos, aparecieron por toda Europa y América imágenes de construcciones domésticas que contribuyeron a la ho- mogeneización y divulgación masiva de los gustos arquitectónicos del momen­ to. Fue toda una campaña gráfica, pacífica difusora de la dilatada y polé­ mica coexistencia y sucesión de estilos en que vivía la cultura occidental. Cada catálogo o libro de modelos — ya fuera publicado por casa editorial cualquiera, o establecimiento comercial de ventas de materiales de construc­ ción— incluía toda una serie de imágenes de viviendas, construidas ya o sim­ plemente en calidad de proyectos, acompañándose a su vez cada una de éstas de sus correspondientes plantas, alzados, secciones y vista general exterior, esta última especialmente coloreada y trabajada de modo atractivo. La ma­ yoría de las veces también se incluían entre éstos otros datos de gran in­ terés para el lector o el mismo constructor, consistentes en apreciaciones de estilo, materiales idóneos y el supuesto coste total y definitivo de la vi­ vienda. También en todos ellos se hizo alusión a cada uno de los estilos euro­ peos pero siempre de manera meramente superficial, a modo de añadidos decorativos de referencia estilística y siempre en estrecha correspondncia con la estética prevaleciente en el momento de su publicación. Los primeros libros de láminas de arquitectura debieron aparecer tras el declive de la hegemonía del neoclasicismo, entre principios y mediados del siglo XIX, incluyéndose en ellos a partir de entonces todo el repertorio de historicismos característicos del mencionado siglo, tanto de línea clasicista como medieval. Ya en el siglo XX el modernismo accedió a estos álbumes de arquitectura, siendo reemplazado luego por los estilos híbridos propios de la EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 535

Dispersos por Somado y los dos concejos seleccionados, hemos ido rescatando del anonimato una serie de profesionales de estas características (3) cuya labor participativa en el fenómeno cons­ tructivo indiano resultó ser absolutamente decisiva. La intensa actividad constructiva mantenida hasta entonces por los diferentes tipos de profesionales locales comienza a decrecer a partir de la década de los veinte del corriente siglo, cuando aparte de descender la demanda de viviendas indianas por la crisis con­ siguiente a la Primera Guerra Mundial, una mayor rigidez en la legislación de la construcción doméstica hizo imprescindible la pre­ sencia de técnicos titulados — arquitectos o aparejadores— en las obras emprendidas. Desaparece desde entonces el carácter empren­ dedor y la capacidad de configuración de tipos arquitectónicos re­ gionales que de alguna manera había caracterizado la labor de nuestros profesionales locales frente a la de los mismos arquitec­ tos. Un balance definitivo y comparativo de los logros formales al­ canzados por ambos cuerpos profesionales confirma una vez más esta capacidad específica de los primeros en la creación de tipos arquitectónicos de incalculable valor. En efecto, no en escasa me­ dida para el cliente americano crearon éstos un tipo muy concreto de casa asturiana durante el último cuarto del siglo XIX y pri­ mero del XX, de excelente factura y formas predominantemente

segunda y tercera década del presente siglo, previos a la aparición de la ar­ quitectura moderna. A este momento pertenecen, valgan los escuetos ejem­ plos, las publicaciones de la Cía. Madrileña de Edificaciones, alusivas a los diseños de viviendas unifamiliares de la Ciudad lineal de Arturo Soria, o los Modelos de Edificios Económicos del ingeniero I. Casali, título este último, al parecer, de gran acogida y amplia difusión entre los constructores y contra­ tistas asturianos. (3) José Iglesias, primero, y su hijo Frutos, después, mantuvieron alrede­ dor de Muros de Nalón y Pravia una intensa actividad constructiva en parte relacionada con la clientela indiana. Frutos Iglesias en concreto parece haber sido el contratista de más prestigio local, con dotes tan notables como natu­ rales en la disciplina del dibujo y la profesión en general. De su taller de Muros salió toda una serie de profesionales de calidad, sobre todo albañiles, ebanistas y carpinteros, quienes una vez peritos en el oficio, se independiza­ ron de su maestro y patrón desplegando por la zona intensa y cualificada actividad constructiva. El mismo Frutos, como se mencionó afamado contra­ tista, realizó varios encargos de casas en Cudillero y San Pedro de la Ribera (Soto de Luiña), y ciertas obras de reparación y mejora en el mismo palacio de los Selgas en El Pito, comprobándose con ello el amplio radio de acción que en ocasiones llegaba a abarcar este tipo de profesionales. 536 C0VAD0NGA ALVAREZ QUINTANA autóctonas, confeccionada siempre a partir de materiales y técni­ cas locales. Ya en otro orden de cosas, pero también a consecuencia de esta intensa actividad constructiva deudora de la emigración a Ultra­ mar, se elevó el nivel medio de calidad de la arquitectura domés­ tica asturiana, observándose a la par un aumento del número de profesionales de la construcción y un manifiesto incremento en la oferta de empleo del sector. Dentro del conjunto de profesionales de la construcción a los que este capítulo hace referencia cabe mencionar por último otro tipo de operarios, al igual que los ya aludidos piezas claves en la configuración definitiva de la casa. Nos referimos a los denomina­ dos por entonces canteros y mamposteros, a los carpinteros de obra y de taller o ebanistas, a los pintores, escayolistas, herreros y vidrieros. De ellos realizaron algunos (ebanistas, vidrieros, he­ rreros) su labor en el propio taller, trasladándola una vez con­ feccionada al lugar de construcción. Otros en cambio operaron de continuo a pie de obra, caso de los canteros, mamposteros, pintores y carpinteros. De entre todos ellos es preciso destacar la excepcional labor del carpintero de obra y de taller. Su prota­ gonismo en la arquitectura de estas fechas, y en la colonial de un modo muy concreto, radica en la propiedad de la madera como materia constructiva por excelencia en estas zonas rurales de abun­ dante bosque natural. Con ella se realizaron no sólo una parte de las estructuras portantes de la casa (vigas y pies derechos) sino también toda la portería, ventanales, entarimados y muy especial­ mente las formas más genuinas de la arquitectura del momento y por consiguiente de la casa indiana misma: galerías, miradores, buardillas y aleros.

III. LOS MATERIALES Y EL PROCESO CONSTRUCTIVO

El predominante uso de materiales autóctonos en estado natu­ ral y producción artesanal, y la técnica constructiva de signo tradicional que acompaña a las construcciones domésticas indianas de la región asturiana, si bien son por un lado característica que la hacen perfectamente insertable en la tónica general de la arqui­ tectura vigente en el resto del país, son también a su vez su nota más característica. La precariedad de las comunicaciones y la distancia geográfica que media entre los concejos en estudio y las tres ciudades centra­ EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 537 les más importantes de la región en las que se ubicaban las fábricas y almacenes proveedores de los materiales de construcción más mo­ dernos, derivó en un aprovechamiento exhaustivo y casi exclusivo de los materiales locales. Sólo en casos aislados y muy concretos de arquitectos y clientes de excepcional capacidad económica y pretensión estética se importaron de dentro o fuera del país otro tipo de materiales. La tónica general de la arquitectura indiana se mantiene de este modo vinculada a los materiales autóctonos y con ellos se configuran tanto los modelos regionales como los más directamente vinculados a la arquitectura culta ecropea. Solamente con piedra y maderas extraídas in situ pudo llevarse a cabo la construcción íntegra de una casa. La piedra natural, pi­ zarra según nos aproximamos a Luarca y cuarcita en el resto de los concejos, se extrajo directamente de las canteras locales. Con ella se construyeron los muros mamposteros portantes de la casa y las mismas techumbres en el caso concreto de las de pizarra. La cantería de granito que aparece excepcionalmente en ciertas villas de arquitecto de Muros o Cudillero, donde se destina preferente­ mente a enmarcar vanos, zócalos, pilastrillas y otros elementos decorativos de fachada, fue extraída al parecer de canteras locales y en la mayoría de los casos importada de la vecina provincia de Lugo. Para detalles ornamentales de molduras diversas y decora­ ciones adosadas en relieve, se empleó en casas humildes, o de categoría pero ya en fechas avanzadas, la económica y efectista piedra artificial. La madera autóctona también tuvo un protagonismo excepcio­ nal en la casa indiana, siguiendo en esto la tónica general de la arquitectura popular asturiana que Flores considera como una de las mayores inversoras de madera en sus construcciones. La presencia de abundantes bosques naturales y especies autócto­ nas — castaño y roble, sobre todo— supusieron una ocasión única de inversión maderera en la construcción, así como una disponibi­ lidad total de su uso, libre de restricción alguna. En madera se construyeron las vigas y pies derechos, las escaleras, portería, en­ tarimado y entramado de las techumbres. También en madera se configuraron no sólo las formas de más frecuente aparición en la casa indiana de referencia regional — aleros, galerías y miradores— sino también las formas ornamentales de gusto centroeuropeo, ta­ les como guardamalletas y balconcillos, fieles imitadores de los correspondientes elementos propios de los chalets o casitas de campo suizas, alemanas o del norte de Francia. 538 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA

La madera de roble, dura y por tanto difícil de trabajar, se usó frecuentemente con función tectónica en vigas y pies derechos, consiguiendo la casa con ello las deseadas garantías de seguridad. El roble junto con el castaño —usado preferentemente en pisos y porterías— rivalizaron a veces con otras maderas no locales, origi­ narias de países nórdicos o tropicales. Una especie de culto a la ma­ dera selecta, muy practicado en estos momentos en la arquitectura doméstica de clases acomodadas y sobremanera en la indiana, jus­ tificó este frecuente hábito de las importaciones de maderas nobles. En los diferentes puertos asturianos descargaron los barcos abun­ dantes partidas de pino rojo del Báltico, pino teo, pino holandés, roble americano, caoba y cedro, todas ellas variedades muy apre­ ciadas y de alto coste, destinadas en su mayoría a este tipo de construcciones. Por su parte, el abastecimiento del resto de los materiales se efectuó a través del triángulo Oviedo-Gijón-Avilés, donde se halla­ ban instaladas varias industrias especializadas en la fabricación de hierro, vidrio y madera para usos edificativos. Dentro de esta arquitectura doméstica colonial, el hierro presen­ ta circunstancias especiales derivadas de su escaso protagonismo. Pese a la posición de privilegio que Asturias mantuvo frente a la mayoría de las provincias españolas en materia de producción férrica, el uso de este material en la arquitectura no guardó rela­ ción alguna con lo ocurrido en Francia o Inglaterra cincuenta años atrás. Quizá la ausencia de hierro que padeció el país, obligándolo a costosas importaciones para las escasas obras con él efectuadas, fue la causa de que no saliera de Madrid —foco irradiador de cultura arquitectónica y arquitectos— ni una tecnología del hierro aplicada a la arquitectura ni unos profesionales en consonancia con ella, tal y como había ocurrido en otros países europeos. El hierro en Asturias, como en el resto de la Península, tuvo más un uso decorativo que estructural, empleándose sobremanera para cie­ rres y portaladas, balcones y miradores de las casas de clase media y alta. En el caso concreto de nuestros concejos hay, como se verá, una desigual inversión arquitectónica de este material que a su vez, de aparecer, tampoco lo hace de modo estructural, sino con mero objeto decorativo. Mientras en Somado, Muros de Nalón y Cudille- ro el hierro aparece solamente en los cierres frontales de las verjas y más escasamente en balcones y miradores, en el concejo de Luar- ca, y especialmente en la villa misma, abunda en miradores, balco­ nes y galerías, presentándose también con profusión en los cierres EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 539 de la finca, mostrando aquí mayor diseño y precisión formal. Todo hace suponer que la generalidad de los encargos en este material se despacharon en Avilés, Oviedo y Gijón —estas dos últimas sobremanera, donde según María Cruz Morales varias in­ dustrias del hierro funcionaban con fuerza en las dos últimas dé­ cadas del siglo pasado— a través de catálogos formales que las mismas fábricas ofrecían. Hay que sumar por último al conjunto de causas que determinaron la concreta situación de este material en nuestros concejos el factor decisivo de la humedad del clima asturiano, acentuado en zonas de la marina, donde a la par que el salitre, contribuyó de un modo decisivo al deterioro acelerado de los hierros. Por su parte, el uso de vidrio en la casa indiana se resolvió muy especialmente con la continuada presencia de miradores y galerías. Los vidrios coloreados, que instalados en las partes superiores de estas piezas acristaladas convivían con los incoloros restantes, eran adquiridos del mismo modo que el hierro en cualquiera de las diferentes fábricas o talleres especializados en cristal del mencio­ nado triángulo central. Alrededor de 1900 la cerámica inicia una incorporación lenta en la arquitectura doméstica colonial. Azulejos coloreados, a veces incluso ornamentados con motivos figurativos o geométricos dife­ rentes, se introdujeron, bien como revestimiento de fachadas o cúpulas — con especial interés y objeto práctico, aparte del supues­ tamente decorativo, en estos climas costeros y húmedos— , bien para el interior en pavimentos y zócalos de baños, aseos y cocinas. Una vez más otro material era importado, en esta ocasión del Sur y Levante español, afamada y tradicional región productora de cerámica. Hacia 1920 se operó un cambio rotundo sobre la tónica general de materiales descrita para las dos últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX. La incorporación del ladrillo, material éste de tipo prefabricado y producción industrial, aventajó a la pie­ dra en lo que a facilidad, rapidez y economía de colocación res­ pecta. Con él se incorporaron a la casa indiana otros tipos de materiales de condiciones similares, en formas tales como balaus­ tres, cornisas y molduras diversas de piedra artificial, sometidas igualmente a este proceso de prefabricado de bajo coste y resulta­ dos aparentemente atractivos. Las formas arquitectónicas y los procesos constructivos también fueron afectados en esta década de los veinte, momento en el que paralelamente la construcción 540 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA doméstica americana comienza a mostrar síntomas de franco de­ clive. Por su parte, los procedimientos y técnicas constructivas su­ frieron de igual manera la fecha mencionada. La íntima relación que materiales, técnicas y modos de construcción guardan entre sí hace imposible cualquier afectación discriminada de uno de ellos en relación al resto. Durante los veinte últimos años del siglo pasado y primeros del corriente se edificaron las casas coloniales según las prácticas constructivas que rigen el modelo tradicional vigente para la ma­ yoría de las construcciones de este período. Se realizaba entonces un tipo de arquitectura a base de muros portantes de fábrica y vigas transversales de madera, con preferencia absoluta sobre el hierro. Un modelo de construcción estático, constreñidor de espa­ cios interiores y coactivo de creaciones volumétricas liberadoras. Por otra parte, la escasez de adelantos técnicos, el mal estado de las vías de comunicación y la precaridad de los medios de trans­ porte, prolongaban las obras de edificación de un hotel unifamiliar a veces hasta dos años. Las tareas de excavación, cimentación, le­ vantamiento de muros, extracción y transporte de materiales rea­ lizadas directamente por los obreros sin otra cooperación que la de los animales de tiro y carga no favorecieron en modo alguno una construcción rápida. En este sistema constructivo de tipo tradicional el máximo beneficiario económicamente fue siempre el propietario, para el que el encargo de la casa no supuso nunca excesivo desembolso monetario. El escaso precio de los jornales con el que se remune­ raba en estos momentos el trabajo de los obreros y las largas jornadas laborales no sometidas a reglamento alguno, recortaron notoriamente los costes finales de la edificación. A parte hay que añadir el uso mayoritario de materiales autóctonos, en gran medi­ da contribuyentes con este abaratamiento general de la vivienda. La misma fecha de los años veinte señalada en el apartado de materiales marcó también el inicio de un cambio en los modos y técnicas constructivas. A partir de este momento se regularon los salarios y las competencias profesionales de los trabajadores de la construcción, a la par que nuevos materiales prefabricados y téc­ nicas constructivas actualizadas iniciaron una lenta pero eficaz introducción. Pero de nuevo se hace preciso aludir aquí a la coin­ cidencia de este proceso renovador con la retirada de la arquitectu­ ra colonial del panorama regional constructivo. EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 541

IV. LA CUESTION FORMAL: ESTILOS Y TIPOLOGIAS

En modo alguno es posible establecer un estilo particular y único para las casas indianas, no sólo porque su propietario, usado en esta arquitectura como mero criterio seleccionador, actúa aquí en calidad de cliente y no como profesional responsable de su con­ figuración, sino también porque la actividad constructiva europea de finales del XIX e inicios del XX se caracterizó precisamente por la crisis del estilo único, vigente hasta el neoclasicismo. A par­ tir de este momento, la tónica general de la arquitectura europea se caracterizó por una continuada sucesión de historicismo de di­ versa índole, que sumados a su vez a las variantes introducidas por tipologías locales y evoluciones de estilos gestados a lo largo del aproximado período de cincuenta años que nos compete, de­ sembocaron en una heterogeneidad formal de imprescindible des­ ciframiento. A tal efecto y para mayor clarificación de la exposición, se establece a priori la necesidad de un planteamiento general del capítulo que no sólo establezca tipologías concretas con su corres­ pondiente terminología, sino que aluda también, de un modo conciso, a las sucesivas fases cronológicas en las que aquellas se gestaron. En la segunda mitad del siglo XIX, la unidad de estilo supues­ tamente encarnada por el neoclasicismo cede ante los diferentes historicismos de línea medieval o clasicista, historicismo de signo ecléctico, eclecticismo y modernismo, este último claro y frustrado exponente del generalizado anhelo de unidad formal. En este pa­ norama, Francia —e Inglaterra sólo en momentos y estilos muy concretos— detentó por un siglo más su posición de rectora inter­ nacional de la arquitectura culta, y España, al igual que el resto de los países americanos y europeos, quedó sometida a sus dicta­ dos formales. La influencia francesa se introdujo en Madrid no tanto por su condición de capital de España — que como tal inten­ taba configurarse al modo de la vecina París— como a través de la Academia de San Fernando y de la misma Escuela de Arquitec­ tos, inaugurada en 1844, y en la que precisamente se titularon la mayor parte de los arquitectos que luego ejercieron su profesión en provincias. Pero aparte del supuesto cauce receptor y divulgati- vo de Madrid, cabe mencionar la importancia que publicaciones, álbumes y catálogos varios de arquitectura doméstica tuvieron en esta tarea difusora de la arquitectura culta en la Península. Paralelamente a esta línea estilística de características foráneas se construía en el país otro tipo de arquitectura, esta vez ausente 542 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA

de toda referencia extranjera y culta, efectuada por los profesio­ nales locales y a su vez directamente relacionada con normas y materiales autóctonos. Es entonces, a partir de esta dualidad, cuando se hace preciso establecer una doble distinción en lo refe­ rente a las líneas que configuraron la edilicia doméstica colonial en Asturias: por un lado la que podríamos denominar arquitectu­ ra indiana de línea foránea, por otro la arquitectura autóctona o de línea regional. La primera, denominada así en virtud de la in­ fluencia exterior que la determina, seguirá una evolución similar a la arquitectura culta europea cuyos modelos acata. Incorporará ésta a las casas indianas los diferentes historicismos de referencia clásica o medieval, puros o de signo ecléctico, el eclecticismo, el modernismo y el decó. La mayor parte de las viviendas americanas adscritas a estas directices formales parecen ser obras de arquitec­ to o de maestros de obras y constructores locales que las constru­ yeron al dictado de cualquiera de las mencionadas publicaciones divulgativas tan frecuentes en la época. La arquitectura autóctona, en cambio, se mueve dentro de las conductas constructivas locales, creando una tipología concreta de casa asturiana para la segunda mitad del X IX e inicios del XX, con escasa, por no decir ninguna, referencia culta. Corren a cargo de estas obras constructores loca­ les y en ningún caso arquitectos titulados.

LA CASA INDIANA DE TRAZA FORANEA

1880-1900

El modelo de hotel indiano para los aproximadamente veinte años que median entre las dos fechas señaladas consiste por lo general en un cubo macizo de base cuadrangular con dos o tres plantas — según los casos— cubiertas por techumbres a dos o cua­ tro aguas e incluso en ocasiones con solución a modo de terraza. A esta caja de muros techada se incorpora todo un repertorio de­ corativo epitelial, ampliamente historiado por los estilos al uso, clasicistas o medievales de referencia, y con absoluta preferencia por los primeros sobre los segundos. Cornisas, columnillas, peque­ ñas pilastras, arcos de medio punto y molduras varias; todo un repertorio clasicista, concebido en piedra artificial o labrado en piedra que se acomoda sobre muros y vanos en meditada y atrac­ tiva composición. El muro de mampostería con carga se pinta casi siempre de un intenso rojo mazarrón — de gran resistencia a la EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 543 humedad y otros agentes atmosféricos— o en cualquiera de sus colores derivados, todo ellos muy del gusto de la época. Se in­ corpora así a la arquitectura indiana el palacete u hotel de gusto clasicista o afrancesado, de acogida generalizada entre la burgue­ sía decimonónica europea. Por el contrario, en las escasas villas — más bien excepcionales— resueltas sobre esquemas medievalistas, conviven arcos apuntados con airosas torres y alusivas referencias almenadas que, a través esta vez de formas arquitectónicas y no de un mero revestimiento decorativo como en el caso anterior, ha­ cen clara alusión al gusto medieval rescatado durante el siglo XIX. Algunas de las mejores muestras de esta producción historicis- ta y «culta» se corresponden con el ejemplo realizado en Soma- do por el arquitecto Manuel del Busto. El resto parecen deberse a la múltiple plantilla de maestros de obras locales, en esta ocasión hábiles traductores de formas extraídas de catálogos y guías de construcción. Otra tipología de casa, muy específica, también foránea y abun­ dante en muestras arquitectónicas, la constituye la procedente de países centroeuropeos — Alemania y Suiza sobre todo— , inspirada en la curiosa morfología del cottagge o casita de campo suiza con claras reminiscencias populares y medievalistas, y que una vez aceptada en Francia, fue divulgada desde allí a España y otros países europeos. Con evidente gusto pintoresquista, configura en nuestro caso un tipo de casa indiana también de planta regular, con generalizado tejado a dos aguas y hastiales a la fachada pro­ lijamente decorados con guardamalleta y crestería. A pesar de ello, no se hace del aludido cottagge suizo —ampliamente revestido de madera en fachadas, balcones y aleros— más que una sucinta y abreviada transposición formal, incluso a pesar de la abundancia maderera mencionada anteriormente como circunstancia favorable a su uso e inversión en la construcción. Una vez más, y al igual que en el anterior modelo de hotel indiano de referencia culta e histo- ricista, de esta tipología popular de chalet centroeuropeo no se hace más que otra versión epidérmica y ornamental por excelen­ cia. A su vez, ciertas formas decorativas de la casa suiza (sobre todo la guardamalleta) se incorporaron también de un modo ais­ lado en las villas clasicistas, hablando así de la generalizada acep­ tación que este motivo ornamental tuvo en la casa indiana en particular y en la vivienda asturiana en general. Estas imitaciones parciales del cottagge suizo fueron traducidas con éxito y habili­ dad por los mismos constructores locales, virtuosos como cabe suponer en el trabajo de la madera y de un modo especial en lo 544 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA referente a esta tipología de adornos recortados, fácil de confec­ cionar y de gran atractivo una vez aplicados. Aún a pesar de añadir mayor complejidad al esquema hasta aquí descrito para la vivienda indiana de traza foránea, cabe in­ dicar la presencia en ella de formas arquitectónicas propias de la casa autóctona, tales como la galería o los mismos miradores. La ausencia de dictados arquitectónicos oficiales, tipo los gestados en torno a París o en el mismo Madrid, a cargo de las correspondien­ tes Academias, y la no menos significativa ausencia de normativas municipales urbanas — tendentes, por ejemplo, a la unidad de es­ tilo en las casas de una misma calle y en núcleos urbanos de considerable importancia— contribuyeron a esta libertad absoluta de estilos que dificulta cualquier traducción exacta de los mismos. Dentro de toda la producción arquitectónica adscrita a la men­ cionada línea formal, cabe suponer la existencia de diferentes ca­ tegorías de viviendas, siempre en virtud de sus dimensiones, trazas, materiales y presupuesto. Pero de cualquier manera, el esquema foráneo de la vivienda indiana parece haber sido el más acorde con el estatus social de clase media y alta que ocupó su propieta­ rio, conjuntándose así en la casa la doble misión de ser a la vez morada de su propietario y símbolo connotativo de poder y posi­ ción social. Al acatar el modelo culto de procedencia europea, el cliente se distanciaba así de la tipología propia de su vivienda original (casa matriz) e incluso de la misma situación social a la que ésta hacía referencia.

1900-1920

Con el cambio de siglo y hasta 1915 ó 20 aproximadamente, la arquitectura europea gira de nuevo bajo los ditados franco-belgas hacia un nuevo estilo: el modernismo. La escasa aceptación que el art nouveau tuvo en Madrid decidió también la escasez de villas indianas modernistas en los concejos estudiados. Con el moder­ nismo se introduce por fin en las viviendas un cierto dinamismo de planta y volúmenes, consiguiendo liberarlas así del constreñi- dor esquema de núcleo único al que hasta ahora se hallaban so­ metidas. Sin embargo, la mayor aportación del «estilo 1900» a la villa indiana consistió en la incorporación de un nuevo repertorio decorativo con abstracta o figurada iconografía, pero siempre so­ metida a una absoluta linealidad de curvas suaves e indefinidas. El hierro, vidrio, cerámica e incluso la misma piedra artificial, y EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 545 todos ellos gracias a su versatilidad quedaron convertidos en so­ portes favoritos de tal repertorio ornamental. En la actualidad y por consenso, parece considerarse el art nou- veau como un nuevo estilo ornamental y epidérmico, caso éste en el que se equipararía con el resto de los lenguajes cultos propios de las dos décadas anteriores, separándose o diferenciándose única­ mente de ellos en la novedad y renovación supuesta por la intro­ ducción del mencionado repertorio decorativo, Solamente ciertas formas arquitectónicas muy de gusto modernista y claro revival (torres, cúpulas bulbosas, referencias almenadas) superan en cierta medida este aludido reduccionismo ornamental y de superficie, concediendo a las casas de tal modo concebidas cierta monumen- talidad y carácter innovador. En general puede decirse que el art nouveau introdujo un aire renovador en relación a la tónica general de la casa indiana de las dos décadas anteriores, y en lo que respecta a su escasa acep­ tación cabe suponer que la mayoría de las viviendas americanas construidas a lo largo de estas dos décadas, más que al esquema modernista coetáneo, responden con cierto anacronismo a la línea arquitectónica historicista propia de los veinte últimos años del siglo anterior.

1920-1930

Desde 1915 ó 1920 y hasta finales de esta última década la ar­ quitectura española de línea culta inserta entre los mencionados historicismos y eclecticismos tardíos, modernismos y decó — este último introducido en España después de 1925— el denominado estilo regionalista, precisamente franco opositor de la tendencia extranjerizante que había caracterizado a la arquitectura peninsu­ lar desde tiempo atrás. No obstante, este estilo nacional apenas tuvo acogida en la arquitectura doméstica asturamericana, no sólo porque su actividad polémica en cuanto a lenguaje híbrido, mezcla de referencias populares y planteamientos intelectuales, no atrajo en absoluto al cliente, sino también por las avanzadas fechas — en relación al período de construcción indiana— en las que se intro­ duce en nuestra región. La arquitectura culta de signo foráneo desciende sobremanera en este período. Aparecen algunas casas con posibles reminiscen­ cias modernistas, aparte de las consabidas y persistentes referen­ cia historicistas o eclécticas y ciertas aproximaciones formales y 546 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA nunca textuales al decó. Parece ser que en lo que respecta a este período se pone de manifiesto cierta indecisión formal a modo de compás de espera de un nuevo programa estilístico que coordine de forma apropiada los nuevos materiales industrializados (de re­ ciente salida al mercado) con las también nuevas técnicas de construcción. Un primer balance general de toda esta arquitectura indiana de clara adscripción a la línea foránea establece su mayor mérito no tanto en su labor de introducción de formas arquitectónicas cultas en la región asturiana como en su capacidad para dispersar y difundir este mismo tipo de construcciones por las zonas rurales y periféricas de la región, convirtiéndose así en acontecimiento descentralizador. Su presente y pretérito poder de atracción sobre la población reside precisamente en esta descontextualización pro­ ducida al insertar en un medio rural modelos de vivienda coetánea­ mente erigidos en los ensanches y zonas de crecimiento de los cascos urbanos de mayor entidad.

LA CASA INDIANA DE TRAZA REGIONAL O AUTOCTONA

1880-1900

Paralelamente a toda esta arquitectura doméstica de modelo foráneo, se construye otra tipología de casas indianas con unos planteamientos arquitectónicos totalmente diferentes, basados en el empleo concreto de materiales, técnicas y formas locales. Pro­ fesionales también locales —maestros de obras, constructores o ebanistas— se presentan como auténticos responsables y configu- radores de esta segunda tendencia arquitectónica, aquí denomina­ da de traza autóctona o regional, y no en vano su presencia en esta produccón doméstica colonial es decisiva, tal y como se desprende del elevado porcentaje — superior al de piezas construidas sobre esquema europeizante— de viviendas adscritas a esta tipología. La casa-tipo de carácter regional — repetida una y otra vez hasta la saciedad y siempre con escasas variantes sobre un modelo-base a describir— se configura también a partir de un único bloque macizo de planta regular y uno, dos o tres pisos con casi generali­ zada buhardilla bajo una techumbre a dos o cuatro aguas. En el primer tipo de tejado el caballete corre paralelo a la fachada y bajo él se alberga una buhardilla perfectamente habitable, con su correspondiente hueco abuhardillado a veces configurado a modo EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 547

de galería ampliamente acristalada y muy sobresaliente respecto a los faldones del tejado, llegando incluso, en ocasiones, a cortar la línea de aleros justo por el centro de la fachada. Los muros de mampostería revocada y pintada dejan a la vista en ligero relieve o pintados en otro color la embocadura de los vanos y toda una serie de bandas horizontales y verticales recorriendo decorativa­ mente el muro a modo de indicadores de separación de pisos en el primer caso, o de realce de esquinas en el segundo. También sobre los muros aparecen compuestos con total orden y simetría los diferentes huecos, dominantemente balcones que, a excepción del principal, evitan las voladuras y se enrasan con el muro, pro­ tegiéndose de la lluvia por pequeños tejadillos o guardapolvos individuales. Por su parte la fachada principal se presenta configurada de arriba a bajo y en sentido descendente con el mencionado hueco abuhardillado, el balcón (o balcones) principal, casi siempre en el piso noble, bien volado esta vez y provisto del consiguiente ante­ pecho de hierro. La puerta principal aparece por lo general en el centro de esta misma fachada principal, compartiendo su función de acceso a la casa con otra puerta secundaria, normalmente in­ cluida en cualquiera de las fachadas restantes. La buhardilla (4) —entendiendo como tal no sólo el espacio habitable bajo la techumbre, sino también el prominente cuerpo con su correspondiente vano profusamente acristalado— aparece con casi absoluta regularidad en esta tipología regional de vivien­ da indiana que ahora nos ocupa.

(4) Carlos Flores, denomina hueco abuhardillado a esta forma arquitec­ tónica que actúa al exterior a modo de cuerpo elevado y sobresaliente sobre la línea de pendiente de los tejados, albergando en su interior un amplio espa­ cio confortable y perfectamente habitable, denominado comúnmente desván. La pieza, con tejado independiente y por lo común a dos o tres aguas, recibe abundante luz natural de un único hueco profusamente acristalado y dispuesto por lo general a modo de pequeña galería. Sus amplias dimensiones deciden su gran valor utilitario, tanto para trastero como para habitaciones de los criados o desahogo doméstico. En la vivienda campesina esta buhardilla careció del sentido funcional específico que la caracterizó en la casa urbana, siendo en aquélla los espa­ cios altos — en caso de no estar ocupados por los dormitorios familiares— los destinados a almacén de cosecha o pajar. En cambio, en la casa indiana — no vinculada por lo general a la explotación rural— este espacio abuhardi­ llado acabó por distribuirse en varias habitaciones destinadas a dormitorios del servicio o a cuarto de plancha, costura, o simplemente a almacenamien­ to de enseres. 548 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA

La buhardilla no pareció ser privativa en absoluto de esta arqui­ tectura de traza regional. También en la casa indiana de esquema culto aparece con especial frecuencia, configurada sin embargo según esquemas formales muy diferentes a los descritos para la vivienda regional, pero de cualquier manera determinada siempre por su función eminentemente utilitaria. Por su parte los miradores no tienen en las viviendas analiza­ das la presencia constante que caracteriza a las galerías (5). En caso de presentarse se adosan siempre por unidades o en parejas a la fachada principal, ornándola así con su presencia. En cam­ bio, en el caso de las galerías, por lo general adosadas y no enrasadas con los muros de la fachada, y en lo que respecta a ubicación y emplazamiento no se observa regla fija alguna. A pesar de ser su presencia una constante en la casa regional india-

(5) Desde Galicia, donde ya a finales del XVIII hay constancia de su presencia, se extiende la galería por la cornisa cantábrica y provincias cas­ tellanas limítrofes. En Asturias y muy especialmente en los concejos asturia­ nos ubicados en la zona centro-occidental de la región, su presencia alude a influencias geográficas de la vecina Galicia. Más propia, como la buhardilla, de casas burguesas y urbanas — en las rurales es el corredor, en cierta medida su equivalente, el que se presenta como pieza doméstica de eminente función práctica— su importancia en la casa regional indiana responde no tanto a un gusto fuertemente aceptado por las clases holgadas del siglo XIX, como a su indiscutible valor práctico y funcio­ nal. La galería solucionó así dos de los mayores problemas que planteaba a la casa asturiana del XIX nuestra climatología: el frío, la falta de luminosi­ dad y el escaso soleamiento. La galería, adosada a una o a varias fachadas, no sólo actuó como cámara de aire amortiguadora de corrientes y fríos, sino también a modo de invernadero, absorbiendo los muros de la casa a través de ella los rayos del sol, retardando y obstaculizando su posterior salida. Por su parte, su condición de forma ampliamente acristalada de abundante luz y buenas vistas, acabó por constituirla en la pieza de estar de mayor atractivo de la casa decimonónica, contribuyendo a endulzar así los largos períodos de obligado retiro doméstico, siempre decididos por las inclemencias metereológicas. Adosada a la casa, bien a través de pies derechos de hierro o madera, bien montada sobre las vigas maestras de cada piso o por una combinación de ambos sistemas, llegó a emplearse incluso no en una, sino en dos y hasta en tres fachadas de la vivienda, casi siempre de esquina a esquina y a todo lo largo del muro, llegando en ocasiones a ocupar tantos pisos como la casa misma, a excepción frecuente de la planta baja que quedaba así protegida, a modo de pórtico, del sol y lluvia por medio del mismo volado de la galería. El mirador, muy por el contrario que la galería, no se concibió como pieza de estar sino como lugar para ver y ser visto desde ella. El reducido espacio interior que su estructura acristalada configura impide el aprovechamiento práctico que caracterizó a la galería. Su función es entonces más bien deco- EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 549

na, su aparición suele coincidir con los muros mejor orientados al sol (fachadas este, sur y oeste), siendo frecuentes también los casos de orientación a las vistas, e incluso los emplazamientos so­ bre los flancos más fríos de la casa (el norte), lugar en el que ac­ tuaron a modo de cámara de aire protectora de vientos y fríos. Tampoco ha de excluirse en modo alguno su emplazamiento en la misma fachada principal, presentándose aquí, al ser especialmente visible, curiosamente engalanada y decorada con abundante reper­ torio de talla. La galería acristalada, forma de influencia gallega, se introdujo en la región asturiana favorecida por la proximidad geográfica, instalándose aquí con evidente éxito no sólo por la mencionada abundancia de madera de la que la región gozó, sino también por sus excepcionales propiedades térmicas y lumínicas, de especial interés en climas húmedos y soleados como el nues­ tro. Si bien es cierto que la galería no define en absoluto la casa indiana de modelo autóctono, si constituye junto con la referida buhardilla y los miradores una de sus formas arquitectónicas más características. La simplicidad de diseño parece ser la nota más característica de la casa indiana inserta en esta tipología, y al contrario de lo que ocurrió en la casa de modelo culto los criterios utilitarios son observados aquí con absoluta preferencia sobre los decorativos. La ornamentación, en caso de aparecer, se instala sobre todo en las formas construidas en madera, pasando su realización a ser exclusiva competencia de los ebanistas locales. Los aleros —en el caso de los de madera, ya que también suelen aparecer en estas viviendas otros construidos con varias filas superpuestas y escalonadas de teja árabe— suelen ir decorados con diferentes tipologías de canecillos, siempre tallados con esmero. Los paneles inferiores de galerías y miradores, también de madera, o la estruc­ tura misma de ambas formas, se presentan como superficies muy aptas para recibir todo el repertorio geométrico vegetal o de re-

rativa, de ornato exterior para la casa, de ahí que se lo instale en las facha­ das principales como signo de prestigio y posición de sus moradores. Forma acristalada, muy de moda también en la casa decimonónica, el mira­ dor debió presentarse en Asturias y en el país en general, como una variante inglesa del boy window, estructura acristalada hemipoligonal o semicircular, igualmente adosada al muro y de gran atractivo y aceptación en el clima anglosajón, similar al nuestro en humedad y pluviosidad. Si bien su aparición es menos frecuente que la de la galería, su presencia en la casa indiana, tanto de traza foránea como autóctona, le confiere ese aire de prestigio social y vi­ vienda urbana que definió a ambas formas. 550 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA

ferencia arquitectónica (ojivas, arcos de medio punto, pilastrillas, cornisas) al uso. Con mucha frecuencia y también en madera, se inserta en estas casas la mencionada guardamelleta o lambrequin, repertorio orna­ mental no autóctono pero que debió resultar especialmente atrac­ tivo para esta arquitectura de carácter regional. En cambio, sólo en ocasiones excepcionales aparecieron en el muro transposiciones ingenuas y normalmente en piedra artificial, de cierta iconografía propia de los estilos cultos.

1900-1920

Hacia 1900 se instala en ciertas casas indianas de referencia estilística culta el aludido modernismo. A pesar de ello, el movi­ miento apenas tuvo contacto alguno con la casa regional, a no ser en el revestimiento exterior de plaqueta — unas veces monocroma, otras de diferentes colores combinados entre sí— insertado con frecuencia en algunas casas de esquema autóctono. Este revesti­ miento de procedencia mediterránea se constituyó en la única referencia nouveau incluida de un modo superficial en esta tiología de casas; aparte de suponer también una de las escasas variantes formales o decorativas introducidas en ellas desde las dos últimas décadas del siglo anterior.

1920-1930

Hacia 1920 se deja sentir la introducción de nuevos materiales y procedimientos constructivos que atentaron contra la pervivencia de la casa indiana de tipología descrita, contra sus formas, mate­ riales y procedimientos edificativos, abando por sumirla en franco proceso de extinción. Los profesionales, responsables por su parte, más al día en las novedades de la construcción, pasan a denomi­ narse ya, según terminología actual, contratistas. Las formas usadas para la casa regional del cambio de siglo caen en desuso. Las galerías y miradores no interesan cuando se hacen casas de dimensiones más reducidas y lógicamente más fá­ cilmente caldeables, y cuando el nuevo sistema de construcción por esqueleto hace posible la presencia de grandes vanos insertos en la estructura misma de la casa, menos alterables así por los agentes metereológicos que la madera o el hierro de las galerías y EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 551 miradores tradicionales. La buhardilla pierde también su función con la reducción del número de sirvientes por familia, perviviendo solamente en casos muy excepcionales, y adaptándose entonces a las formas que los nuevos materiales y gustos formales del mo­ mento exigen. El conjunto de características definitorias del modelo autócto­ no de casa indiana lo mismo pueden insertarse en construcciones de nueva planta que adaptarse a casas más antiguas — con frecuen­ cia la casa matriz del mismo emigrante— . Aparecen así por los concejos estudiados varios casos de reformas en las que a partir de un plan general que modernizara e hiciera más confortable la antigua casa fueron incorporándose a la vivienda las formas más específicas de esta tipología, tales como la buhardilla, galería o los mismos miradores. Una vez más, al igual que ocurrió con la anterior línea tipo­ lógica, es posible establecer diferentes categorías de vivienda, de­ terminadas siempre por las causas concretas ya aludidades. De cualquiera de las maneras, esta casa indiana de correcto diseño y buena factura establece una tipología de vivienda mucho más acorde con el medio rural en el que se inserta que la aludida casa de referencia culta y europea. Sus propietarios aceptaron así para sus moradas una nueva configuración de casa creada a partir de una lenta evolución de formas de raíz regional, desde ahora y como se observará frecuentemente reiterada y a cuya implantación con­ tribuyó decisivamente el mismo propietario indiano en calidad de promotor. También con ella se alcanzaron los dos objetivos prio­ ritarios de su propietario: el emplazamiento de la vivienda en el mismo lugar de nacimiento y la consiguiente renovación de la ima­ gen social de su morador. El modelo de casa indiana autóctona alcanzó más aceptación entre americanos de discretas fortunas, o entre los muy acudala- dos pero poco ilustrados, que los mencionados palacetes y hoteles de inspiración europea, en su mayoría pertenecientes a clientes de gran fortuna y cierto refinamiento o gusto estético. También a diferencia del modelo culto — que indistintamente fue diseñado o traducido de álbumes respectivamente por arquitectos o construc­ tores— la casa regional indiana es creación exclusiva de maestros de obras locales. Su mayor mérito reside no tanto en su contribu­ ción a la densificación de la arquitectura doméstica en estos con­ cejos, como a su capacidad configuradora de un modelo específico de vivienda unifamiliar asturiana propio de la segunda mitad del siglo XIX y primeros años del XX. 552 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA

En deuda on la emigración a Ultramar, esta tipología de casa de buenas trazas e indiscutible calidad técnica configuró el nuevo modelo de vivienda rural asturiana preferentemente para clases no dedicadas a la expoliación rural: burguesía americana y bur­ guesía industrial o mercantil local. La actividad constructiva se liberó así del estrecho marco al que se hallaba sometida (casas para señores y casas para campesinos) en los períodos anteriores, a la par que diseñó una nueva tipología de vivienda regional con­ fortable y renovada, de indiscutibles méritos y honda raigambre local.

V. ESTUDIO DE INTERIORES

En arquitectura doméstica el espacio interior no parece so­ meterse a las mismas vicisitudes que los aspectos externos. La continua sucesión de estilos históricos fueron instalándose de un modo epitelial sobre los muros exteriores de la vivienda sin ape­ nas alterar su configuración interior. Durante las dos últimas décadas del siglo XIX, el esquema interno de la vivienda seguía siendo fiel al dictado por Francia en el siglo XVIII para la casa aristócrata, acatando España una vez más los dictados franceses. Frente a este modelo tradicional francés de generalizada aco­ gida, dos arquitectos, Voysey y F. Ll. Wrigth — de origen inglés y norteamericano respectivamente— mostraban a finales del pasado siglo nuevas posibilidades en el diseño espacial de interiores, sin que por ello su influencia se dejara apenas sentir en un país como el nuestro sometido al dominante gusto galo.

DISTRIBUCION INTERIOR

Siguiendo en la línea general hasta ahora observada, la vivienda indiana se incorpora una vez más a la tónica general de la arqui­ tectura doméstica a través de la adopción del modelo tradicional de espacio interior vigente en estos momentos. En ausencia de una fuerte especulación del suelo — dado su emplazamiento preferentemente rural— y debido al bajo coste de la construcción, la vivienda indiana unifamiliar exenta se carac­ terizó por la gran superficie construida, repartida en diferentes plantas. La división por pisos incluyó también una zonificación del espacio en zona pública y privada, dominio exclusivo esta últi­ ma de los propios moradores. EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 553

El piso bajo coincide en la mayoría de los casos con el piso noble, también denominado zona de recibir o zona pública. En él se ubican el vestíbulo de recepción, el salón —estancia destinada a la relación de los mismos miembros de la familia y muy espe­ cialmente a las de éstos y las visitas ocasionales— , el comedor, muy próximo a la cocina, y la escalera de acceso al primer piso. Dada la importancia de esta planta en cuanto a escenario familiar y de sociabilidad, su decoración y mobiliario se mostraron aquí meticulosamente diseñados para que en nada desdijeran con la condición social de sus moradores. También es frecuente en esta misma planta la presencia de una serie de piezas especializadas y de uso específico, casi siempre relacionadas con la vida profesio­ nal o el ocio de sus propietarios: el despacho, la biblioteca, la sala de fumadores, el billar, etc. Tanto la diversificación de habitacio­ nes y estancias como el uso al que se destinaron hacen alusión clara a una clase social que gozó de excelente posición económica, en contraste con las casas campesinas — vecinas de las indianas— en las que la vida familiar se resuelve prácticamente en la cocina y el par de dormitorios de que la casa se compone. Al primer piso, por el contrario, no tiene acceso persona alguna que no sean sus moradores, invitados o servicio doméstico. En él se emplazan los dormitorios —tres, cuatro o más, según los ca­ sos— , con frecuencia divididos en cámara y antecámara o ga­ binete. También aquí se instaló el cuarto de baño, en caso de haberlo, y/o un aseo que en ocasiones también aparece en el resto de los pisos de la casa. Una sala —más bien excepcionalmente— , el pasillo y la escalera completan el total de las posibles piezas concebidas para este tipo de viviendas. De existir un segundo piso, éste repite por lo general y casi con total exactitud, tanto la distri­ bución como el número de huecos y funciones referidas para la primera planta. Por su parte, la omnipresente buhardilla se destinó a aloja­ miento del servicio doméstico femenino e interno: doncellas, ni­ ñeras, cocinera, etc., mientras que los varones de esta mismo con­ dición (el chófer y el jardinero) solieron hacerlo en alguna de las habitaciones anexas a la misma cochera o en la casa de los caseros, presente por lo general en las villas de cierta importancia. Las buhardillas se configuraron así como dominio privado de los do­ mésticos, compartiendo su función en ocasiones concretas con otro tipo de tareas muy propias también del servicio, tales como la costura o el planchado de la ropa familiar. Precisamente estas mismas se trasladaban al sótano, en caso de haberlo y de no existir 554 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA

la mencionada buhardilla, y allí mismo, junto a la caldera y los lavaderos, fueron habilitándose espacios para habitación de los criados. El total de habitaciones se distribuyó por los diferentes pisos siguiendo el esquema espacial tradicional y común para estas fechas a base de piezas regulares, amplias y con buena ventilación e iluminación, y siempre distribuidas regularmente alrededor de un punto que muy bien pudo ser una zona de circulación — esca­ lera, pasillo o hall— , bien una habitación pública cualquiera como el salón. Esta distribución espacial arracimada resultó ser cómoda y funcional, ausentándose de ella las habitaciones de tipo eslabo­ nado, faltas de intimidad y tan frecuentes en los interiores domés­ ticos más antiguos, o los espacios estrechos, ciegos y laberínticos propios de las viviendas de clases populares.

LA DECORACION INTERIOR

A casas de tales dimensiones y tantas y tan especializadas habi­ taciones correspondió una decoración de interiores en consonancia con el conjunto y el rango social de su morador. Aparte del mobi­ liario, en la casi totalidad de las villas indianas se observa un plan específico de decoración interior, destinado a zonas muy concretas de la casa y a lugares específicos de cada estancia. La zona pública, tal y como se mencionó, suele albergar el plan decorativo más me­ ticuloso y estudiado. Ya la misma cancela de la entrada, muy frecuente en las casas de posición, con función práctica — a modo de aislante térmico del frío exterior o como garantía de seguridad— aparte de la meramente decorativa, aparece como lugar favorito para insertar ciertos motivos ornamentales, labrados sobre el cristal o tallados en la madera. En cambio en el hall, al igual que en el resto de las habitaciones del piso noble y escaleras, suele aparecer con absoluta regularidad el acostumbrado zócalo en madera tallada o simplemente pintado en imitación de mármoles, elementos arqui- testónicos o grecas. En el salón y comedor se insistió sobremanera en la decoración pictórica, situada ésta con preferencia en zócalos, partes altas de las paredes y techos. En la primera estancia, por evidentes motivos funcionales — encubrir la suciedad y el desgaste debido al roce continuo— ; en la segunda, en cambio, con exclusivo y total interés decorativo, fue instalándose todo un repertorio de cenefas, mol­ duras de imitación y motivos vegetales varios. Solamente de un EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 555 modo excepcional aparecen en alguna casa escenas paisajísticas locales o fantásticas, bien pintadas directamente sobre el muro, bien en papel y luego aplicadas. No aparecieron en cambio los tan característicos empapelados de paredes, dándose por supuesto que su difusión no había alcanzado aún esta zona periférica de la Pe­ nínsula. La madera también jugó un papel decisivo en esta decoración de interiores. En zócalos, artesonados, pasamanos y pavimentos, estos últimos sobre todo, se observan en ocasiones verdaderas obras de ebanistería fina a modo de taraceas de maderas nobles. El gusto por la cerámica, extendido durante el cambio de siglo, adopta también en ciertas piezas del interior de la casa, la cocina y el baño sobre todo. Mientras en aquélla su presencia se debe más a motivos prácticos (mayor higiene y comodidad), en el cuarto de baño la función decorativa se prolonga más allá de la mera­ mente utilitaria a través de azulejos ornados con finos colores y diferentes motivos que se instalan en muros y pavimentos de la pieza en cuestión. Mención especial cabe conferir al tema de los estilos decorati­ vos de interiores en relación a los observados para el exterior de la casa en el capítulo anterior. Del mismo modo que aludimos a la ausencia de una evolución en la configuración del espacio interior frente a la sucesión de estilos operada superficialmente sobre los muros exteriores, es preciso hacer ahora referencia a la lenta pero evidente sucesión de estilos de decoración interior que en estas vi­ viendas se presentaron. Lenta porque el primer estilo claramente representativo — el denominado estilo imperio— se había sometido desde inicios del siglo X IX a una fuerte campaña difusora a través de numerosas publicaciones que inevitablemente contribuyeron a su generalizado uso y persistencia. Hasta 1900 aproximadamente dominó éste en la decoración pintada, hierros, vidrios, mobiliario y tapicería, observándose en todos ellos los característicos puttis, medallones, guirnaldas y variadas cenefas que constituyeron su repertorio formal. Siempre en composiciones de riguroso orden y simetría, el mencionado repertorio decorativo persistió hasta que en la fecha aproximada del cambio de siglo fue desplazado por el novedoso estilo modernista, precisamente más aceptado y divulga­ do en mobiliario y decoración interior que en la misma arquitectura de exteriores. El giro decorativo del art nouveau no afectó tanto a la temá­ tica y repertorio formal —compuesto igualmente por elementos geométricos, figurativos y vegetales— como a su configuración y 556 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA composición basadas ahora en líneas suaves, sinuosas, con fre­ cuencia disimétricas y sin aparente final, o en los dulces tonos pastel en que se concibieron. Inserta en las mismas zonas, ocupa­ das hasta ahora por el gusto imperio (techos, paredes, porterías, vidrio, hierros), la decoración nouveau sufre al final de la década de 1910 la crisis general que afectó al mismo estilo arquitectónico. A partir de entonces desaparecerá progresivamente de la decora­ ción de interiores todo repertorio formal concebido según una u otra directriz estilística. Pero para entonces, también la arquitec­ tura indiana había iniciado su fase de franco declive.

COMODIDAD Y CONFORT

Los grupos sociales de más solvencia económica han gozado siempre de los mayores privilegios a la hora de configurar y me­ jorar las condiciones de su entorno privado. Con ellos y para ellos han ido introduciéndose en la vivienda las mayores novedades, adelantos domésticos y sistemas de seguridad y confort que pos­ teriormente fueron haciéndose extensivos al resto de los grupos sociales. Es por esto por lo que no se escatimó en estas viviendas indianas adelanto alguno que contribuyera al máximo confort de sus moradores. No en vano las primeras innovaciones domésticas en cuestión de comodidad e higiene fueron introducidos por los americanos mismos, sobremanera en estos concejos rurales de la periferia, aislados del centro neurálgico del desarrollo regional. Los indianos fueron aquí los primeros en introducir comodidades y servicios higiénicos tales como retrete y cuarto de baño. Cada casa colonial contó también con su propio pozo y la correspondien­ te bomba y depósito de agua, y una vez más también al indiano se debe la traída de aguas o el tendido eléctrico para incorporar a su propia casa, que si bien en un principio silpuso sólo un bene­ ficio particular, con el tiempo favoreció indirectamente al resto del pueblo donde fue emplazada la casa en cuestión. La ausencia de calefacción, chimeneas o sistema alguno de cal­ deamiento doméstico en viviendas de colosales dimensiones como las que nos ocupan, parece deberse en parte a la ocupación exclu­ sivamente estival que caracterizó a la mayoría; coincidiendo ade­ más en ser las moradas de mayor rango y dimensiones — siempre propiedad de indianos de inmensa fortuna— las ocupadas sola­ mente durante los meses de verano. En el resto de las casas, por lo general más modestas y de ocupación estable, la ausencia de EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 557 sistema calefactor hubo de haberse compensado con estufas e in­ fernillos. Cabe observar por último al respecto del total de anotaciones hechas sobre interiores, decoración y confort, la evidente presencia de rangos en clientes y casas, que derivaron lógicamente en diferen­ tes categorías de lo expuesto, como pudo observarse referido con especial dedicación al caso de las moradas de americanos de gran fortuna, que si bien no son especialmente numerosas, sí lo son representativas del alto grado de progreso y modernización en ellas alcanzado.

VI. OTROS ASPECTOS DE LA ARQUITECTURA DOMESTICA INDIANA

TIPOS DE ASENTAMIENTO

En los concejos estudiados las casas indianas descienden en número y calidad según nos adentramos hacia los pueblos del in­ terior. Los asentamientos preferentes se constituyeron en torno a las capitales de los concejos, sus barrios más próximos y pueblos importantes alineados a orillas de la carretera general de la costa. En ellos proliferaron sobremanera este tipo de construcciones, siempre favorecidas por los buenos accesos y comunicaciones en el caso de los pueblos, o por un emplazamiento céntrico en calles y plazas del ensanche de los núcleos urbanos. Muy características fueron también las concentraciones en zo­ nas concretas, donde fueron creándose con el tiempo colonias de americanos que, en el caso concreto de las capitales de concejos, no se produjeron en la misma villa, sino en barrios o lugares pró­ ximos a ésta, a su vez bien comunicados con ella o con la carretera de la costa. Con este esquema se corresponden los lugares de La Pumariega y Somado —a una distancia aproximada de 2 Km. de la villa de Muros— y El Pito — también a la misma distancia de Cudillero capital— . Contribuyeron de un modo especial al atrac­ tivo de estas zonas las excelentes condiciones geográficas y natu­ rales, con terrenos llanos de buena ventilación y soleamiento, extraordinarias vistas y proximidad al mar. En concreto esta úl­ tima circunstancia decidió sobremanera la eminente orientación veraniega que recayó sobre estas colonias indianas, función acorde con la relativamente reciente práctica de los veraneos, muy asen­ tada entre las clases sociales de buena posición y con la que el 558 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA indiano debió de contribuir no en escasa medida en estas zonas litorales de la región. Las concentraciones indianas de La Puma- riega, Somado y El Pito se corresponden así con este esquema de zonas residenciales de ocupación preferentemente estival. Por el contrario, en el caso de las concentraciones indianas en pueblos alineados a orillas de la carretera y a considerable distan­ cia de la correspondiente capital del concejo, las villas americanas ya no guardan por lo general ese carácter de residencia altobur- guesa de exclusiva ocupación estival, sino que se configuran pre­ ferentemente a modo de moradas únicas y estables.

LA CREACION DE UN ENTORNO PROPIO

La inmensa mayoría de las casas indianas adoptan la form a de villa u hotel burgués, acepciones ambas que María Moliner incluye en su diccionario sin apenas variación de significado. En cambio, los casos de vivienda entre medianeras, sea unifamiliar o de pisos, se presentan más bien como excepcionales en la geografía de los concejos sometidos a estudio, ubicándose los escasos ejemplos registrados en el casco urbano de las capitales. Y mientras las viviendas unifamiliares adosadas — directamente alineadas sobre la acera, sin jardín delantero alguno de aislamiento y recreo— suelen destinarse a uso exclusivo de sus moradores, en las casas indianas de pisos el propietario suele reservarse uno de ellos — por lo general el principal— , destinando los restantes a alquiler. El caso de los hoteles o villas indianas merece así, por su mayor difusión y frecuencia, especial atención. En ellos el cierre que en la mayoría de los casos delimita la finca configura los límites del entorno propio de la casa, que de este modo queda perfectamente establecido. El terreno que circunda la vivienda se convierte desde este momento en el entorno exterior y privado, prolongación del interior también privado que los muros de la casa delimitan. La finca amplía así el dominio espacial constreñido entre las cuatro paredes de la morada, aludiendo con ello una vez más al privilegio de sus propietarios. En el habitat rural en el que estas villas se asentaron con es­ pecial preferencia las fincas y terrenos circundantes a las casas de los campesinos no tenían otro uso que no fuera el de la mera ex­ plotación y medio de sustento. El indiano introduce en estos luga­ res una nueva concepción de la propiedad rústica, sin relación alguna con el esquema productivo del medio en el que se inserta. EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 559

Esta finca de recreo, con jardín, arbololeda y zona de pradera, aparte de ciertas ventajas prácticas — crear un entorno doméstico agradable, producir sombra en verano, purificar y aromatizar el ambiente circundante— supuso de nuevo un elemento más de con­ fort a sumar a los mencionados para el interior de la vivienda, y en cierta medida también un nuevo signo de prestigio social. No es posible determinar con precisión la dimensión media de estas fincas indianas, pero en cualquiera de los casos suele mos­ trarse con regularidad una correspondencia entre el rango de la casa y la extensión de sus terrenos circundantes, siendo también muy propio de las viviendas instalarse sobre excelentes fincas de grandes dimensiones, adquiridas a bajo precio a campesinos, te­ rratenientes locales o recibidas en heredad de la familia del mismo indiano o su esposa. La casa suele instalarse en ellas en la zona más próxima a la carretera general o camino principal de acceso, quedando concebido el resto del terreno — a excepción del destina­ do a emplazamiento de la casa de los caseros, la capilla, el hórreo u otras dependencias anexas a la vivienda principal— a modo de zona verde de recreo y desahogo familiar. En lo referente a planteamientos y concepciones jardinistas son más bien excepcionales las villas indianas de espacios concebidos según meticuloso diseño francés de parterres y senderos de arena o gravilla intercalados. Mayor aceptación y generalizada acogida tuvo en cambio el tipo de diseño de claro origen anglosajón y gusto pintoresquista, consistente en una distribución suelta y atractiva del terreno en zona de pradera y de bosque, esta última con innu­ merables y variopintas especies: pinos de diversa clasificación, prunos, cedros y otras. Este esquema se repitió con cierta regula­ ridad en las villas indianas de mayor solvencia económica, siendo de este modo casi privativo de las viviendas de excepcionales con­ diciones. En cambio en las casas más modestas, las zonas verdes aparecen configuradas a modo de una extensa pradera natural, siendo con frecuencia algún grupo de frutales el único tipo de ar­ bolado que en ellas se instala. La palmera (6), por el contrario, convive generalizadamente con la inmensa mayoría de las casas indianas, no observándose en ella por tanto ese carácter de exclusividad en cuanto a especie

(6) Curiosamente la palmera que aparece en las villas indianas no obser­ va siempre procedencia americana. Su adquisición como plantón se efectuó en cualquiera de los viveros de la región, importadores por lo general de especies africanas, canarias o levantinas. Originaria frecuente de estos puntos, la pal- 560 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA arbórea foránea. Casi siempre ante al fachada principal de la casa y por tanto a orillas de la carretera, o bien visible desde ella, apare­ cen por lo general formando parejas. Su gallardía y esbeltez —en las más crecidas, plantadas ya hace cincuenta, ochenta y hasta cien años, a la par que la erección de la casa— y reiterada presencia unieron indisolublemente su imagen a la de estas villas indianas, constituyéndose en un signo más de alto valor diferenciador y de­ lator de las circunstancias particulares y originales de la vivienda en cuestión. El cierre (7) que delimita la villa colonial responde más a un significado simbólo que práctico. Pese a conferir cierta seguridad, el uso generalizado de la cerca no supuso más que la aceptación del sistema de configuración tradicional de la propiedad doméstica propio de clases privilegiadas. Por una vez más otro aspecto de la villa indiana se presenta con valor simbólico, en clara alusión a la holgada posición social de sus moradores. El cerramiento en cues­ tión no sólo significó una acotación del terreno propio por oposi­ ción al ajeno, sino también una diferenciadora zonificación entre el habitat del campesino y el habitat privado y de signo burgués de su propietario.

mera en cuestión, de grueso y único tronco con vigoroso plumero, alterna en algunas fincas con otra especie de varios y finos troncos a modo de ramillete, inserta por lo general entre el resto de la vegetación de la finca. Una vez tras­ plantada, su adaptación a un clima húmedo y templado como el nuestro sólo fue posible gracias a ciertos cuidados especiales que con ella debieron tenerse en los primeros momentos. Así, el muro de cierre que rodeaba la finca la pro­ tegieron de vientos e inclemencias meteorológicas que muy bien pudieron haber abortado su crecimiento. (7) En la mayoría de los casos las fincas no aparecen cercadas íntegra mente, debido sobre todo a la carestía que de tal obra cabe suponerse. Es por esto por lo que tuvo mayor aceptación otra solución mixta, consistente en gruesos pilares de fábrica con entrepaños de reja sobre el correspondiente zócalo, dejando visible desde la carretera de modo atractivo la fachada prin­ cipal de la vivienda. Precisamente en esta zona semiabierta se dispone el o los accesos a la finca, a modo de grandes portaladas de hierro que se corres­ ponden a su vez con las entradas principales de la casa. En portaladas, verjas y pilares, se instaló todo un repertorio decorativo, en hierro o piedra artificial, concebido según el estilo correspondiente a cada momento, pero coincidente siempre con los gustos prevalecientes en el diseño ornamental de interiores. Casa del indiano D. Rosendo García, en Villar de Muros de Nalón (1888). Ejemplo característico de vivienda colonial de línea autóctona o regional. E1 Marciel, Somao, Pravia (1910 aprox.). Obra anònima de gusto ecléctico-francés. Villa Mercedes, Ballota de Cudillero (década de 1930). Comprobada transcript ción de álbum de arquitectura doméstica. Casa de la Torre en Somao de Pravia (1910-12). Arqt° M anuel del Busto. EMIGRACION ASTURIANA A ULTRAMAR Y ARQUITECTURA 561

EL DIALOGO ARQUITECTURA-PAISAJE

Por lo general, la vegetación que circunda estas viviendas in­ dianas no pretendió en su momento ni logró con el paso del tiempo reducir el protagonismo sobre el paisaje en el que se insertaron. Muy por el contrario, esta vegetación privada fue distribuida de tal manera que conservara las vistas de la casa sin detrimento al­ guno de su visibilidad desde el exterior. No fueron precisamente criterios intimistas, propios de las villas que se recogen hacia el interior en busca de la privacidad que el arbolado reporta, los que prevalecieron en este caso. Aprovechando emplazamientos privile­ giados y estratégicos — elevaciones del terreno, márgenes de cami­ nos, calles o carreteras principales— las villas indianos postularon una presencia física dominante sobre el espacio circundante, pre­ sencia a la que contribuyó también el diseño de la casa misma, sus colores fuertes y atrevidos y su reiterada presencia a lo largo de nuestra geografía. Se establece de este modo un tipo de relación entre arquitec­ tura y paisaje más próxima al rapto que a la integración, más propiamente dominadora que integradora. Muy lejos de la adap­ tación al medio característico de la arquitectura popular, la casa indiana supuso una modificación total del marco físico en el que se insertó en su momento. Esta descontextualización del medio natural autóctono — a través de especies vegetales foráneas, con­ cretamente de la palmera— y una modificación del medio arqui­ tectónico, constituido en aquel momento por viviendas modestas de labranza y alguna que otra casona solariega. Pero la ausencia de un planteamiento serio (por parte del cliente o del profesional) sobre la correspondencia de la arquitectura con el entorno, no es por desgracia privativa de momentos históricos pretéritos. Aún hoy, en las mismas zonas del estudio, la vivienda moderna sigue cometiendo actos de protagonismo deshonesto con el paisaje, más graves aún si cabe que los registrados por la indiana. EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME DE LA CUEVA DEL RUSO I (IGOLLO DE CAMARGO, CANTABRIA)

POR

ANTONIO JUANEDA GAVELAS

CON LA COLABORACION DE GUILLERMO IBASETA (Estudio antropológico )*

La cueva del Ruso está situada en las proximidades de la lo­ calidad de Igollo, en el valle de Camargo. Su entrada se abre en dirección Oeste en medio de una pequeña colina rocosa y abrup­ ta de unos 60 m. de altitud. Sus coordenadas son: x = 0 ° 12'10", y = 43° 25'18", en el mapa 1/50.000 del Instituto Geográfico y Catas­ tral, hoja n.° 34 de Torrelavega (Fig. 1). La cueva tiene un recorrido muy reducido (unos 30 m. aproximadamente) y con algunas galerías cortas que discurren perpendicularmente a la galería principal, a excepción de la del enterramiento que discurre en dirección Es- te-Oeste (Fig. 2). La historia del yacimiento es corta y algo confusa. Las primeras noticias de que disponemos sobre la cueva del Ruso se remontan a finales de la década de los años 50, donde un equipo de cami­ neros al mando de su capataz F. Quintana y bajo la dirección de García Lorenzo, realizaron una prospección, poniendo al descubier-

* Guillermo Ibaseta es colaborador docente de la Cátedra de Estomatología Infantil y Ortodoncias. 564 ANTONIO JUANEDA GAYELAS

Fig. 1: Situación geográfica de la cueva del Ruso, en Igollo de Camargo.

to un «nivel magdaleniense» (comunicación oral de F. Quintana). No existen noticias sobre el paradero de los materiales extraídos en esta ocasión. Parece ser y es una constante que se habría de repetir hasta nuestros días, que el yacimiento fué removido por buscadores de tesoros. En abril de 1962, el Seminario Sautuola, dirigido por Regino Rincón, practicó una trinchera a lo largo de la pared derecha de la galería vestibular, extrayendo abundante EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 565

Fig. 2: Planta de la cueva del Ruso I.

material arqueológico pero en niveles revueltos, como consecuen­ cia de antiguas remociones. Este mismo equipo parece que realizó varios sondeos en otras zonas del interior de la cavidad, recogiendo en la galería del enterramiento abundante material cerámico per­ teneciente a la cultura campaniforme y alguna osamenta humana entre otros restos; estos materiales se conservan en el Museo de Prehistoria de Santander. En 1976 el investigador Emilio Muñoz realizó una visita al yacimiento, recogiendo en la galería del ente­ rramiento un fondo de vaso campaniforme, dos fragmentos del mismo y algunas piezas dentarias. En 1983 el C.A.E.A.P. (1) publica en el Boletín Informativo del Ayuntamiento de Camargo una sucin­ ta visión sobre la estatigrafía del Ruso, basada principalmente según las catas de sondeo realizadas por el Seminario Sautuola y en algunos materiales hallados en superficie. En septiembre del mismo año, este grupo con motivo de la realización de la Carta Arqueológica de Camargo visita el yacimiento observando su alar­ mante deterioro por recientes remociones; así como la presencia de grietas recientes en algunas zonas de la cueva y producidas por las explosiones de la cantera de La Ría, actualmente en ex­ plotación y muy próximas al yacimiento. El Museo de Prehistoria,

(1) Colectivo para la Ampliación de Estudios de Arqueología Prehistó­ rica. 566 ANTONIO JUANEDA GAYELAS puesto al conocimiento del hecho, decidió, con la colaboración del C.A.E.A.P., realizar una excavación de urgencia, con el fin de salvar el contenido de los depósitos arqueológicos antes de su destruc­ ción. El material en estudio y que es motivo del presente trabajo procede en gran parte de las excavaciones del Seminario Sautuola y de la recogida de Emilio Muñoz en 1976 (2); a estos restos hemos incluido dos fragmentos cerámicos procedentes de las recientes excavaciones. Otros restos, en manos de particulares, por el mo­ mento no han podido ser estudiados. Todo el repertorio que hemos podido reunir y a pesar de las remociones, que más adelante se puntualizarán, pertenece al período campaniforme. Parte de la documentación gráfica expuesta en este trabajo fué facilitada por Jesús Ruiz Cobo y Regino Rincón; a ellos mi agra­ decimiento, al igual que a M. Angel García Guinea, quien permitió el estudio de parte de los materiales depositados en el Museo de Prehistoria de Santander; y, muy especialmente a M.a José López Tamés y Emilio Muñoz, quienes junto al C.A.E.A.P., aportaron una inestimable ayuda en la realización de este trabajo. Las recientes excavaciones realizadas durante los meses de fe­ brero y marzo de 1984 permitió de paso revisar la secuencia es- tratigráfica del yacimiento al excavarse aquellos lugares donde los niveles aún permanecían intactos. De esta manera pudieron indi­ vidualizarse hasta 5 niveles. La reconstrucción tipo de la estratigrafía del yacimiento y que afecta tanto a la galería vestibular como a la del enterramiento es la siguiente:

N ivel 1

Eneolítico. Este nivel prácticamente desaparecido en el resto del yacimiento, contiene algunos restos, muy escasos, en la galería del enterramiento. De unos 5 cm. de espesor, proporcionó algunos materiales pertenecientes a la cultura campaniforme. (Dos frag­ mentos de cerámica campaniforme recogidos en este nivel se in­ cluyen en este trabajo.)

(2) En esta ocasión Emilio Muñoz recogió diversos materiales (un frag­ mento de fondo de vaso campaniforme, dos fragmentos del mismo vaso, un fragmento cerámico época indeterminada, un fragmento de cerámica medie­ val y algunos restos humanos) quien posteriormente los cedería al autor de este trabajo y que aquí incluimos. EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 567

N ivel 2

Manto estalagmítico de unos 10 cm. de espesor con algunas incrustaciones de materia carbonosa y ósea. Desaparecido en la cuadrícula J-4 de la galería del enterramiento.

N ivel 3

Brecha ósea de unos 12 cm. de espesor. Abundante industria ósea con puntas de muesca. Solutrense.

N ivel 4

Brecha ósea de unos 35 cm. Abundante industria ósea con pun­ tas de muesca y de base cóncava. Solutrense.

N ivel 5

Capa de unos 10 cm. de espesor. Industria compuesta por rae­ deras y hendedores principalmente. Musteriense.

N ivel 6

Capa de arenisca en donde apenas se profundizó. Estéril.

EL ENTERRAMIENTO

Los restos campaniformes se hallaban dispersos por un amplio sector de una galería lateral de la cavidad y que hemos denomina­ do, para distinguirla de las demás, como «galería del enterramien­ to». Las dimensiones de esta angosta y corta galería oscilan entre los 0,50 y 0,75 m. de anchura y una altura que, en la época de su utilización, no debió sobrepasar los 0,75 m. La galería, además de sus extremos, se comunica en su parte media con la galería vestibular, paralela a ésta. Esta galería, a igual que el resto del yacimiento, sufrió importantes alteraciones producidas tanto por factores humanos como naturales, destruyéndose en su mayor parte el pequeño nivel campaniforme. Todavía, en la ya citada visita realizada por E. Muñoz, podía apreciarse (comunicación personal) una amplia extensión de manto estalagmítico con parte del nivel suprayacente campaniforme. Posteriormente, la visita de 568 ANTONIO JUANEDA GAYELAS gentes incontroladas acabaron por destruir práctimente dicho ni­ vel, afectando no sólo al manto estalagmítico sino a los estratos infrayacentes. El pequeño nivel campaniforme se formó, además de la intervención humana, por la aportación de elementos alóctonos (acción eólica, agua) y por el aparato cárstico como la degradación de las paredes. La aparición de osamenta humana en estrecha aso­ ciación con cerámica campaniforme, es decir, en relación con un ajuar funerario, supone la utilización de esta galería como lugar de enterramiento; la escasa altura del techo debida a la colmata- ción de los depósitos durante la época, que la hacían impracticable como habitáculo, y la escasa luminosidad o estado de penumbra en que se hallaba este sector de la cavidad, parece confirmar este sentido. Lamentablemente, y por circunstancias ya reseñadas, es impo­ sible reconstruir sus características, es decir, su estructura origi­ naria. Los restos humanos, los fragmentos cerámicos y algunos elementos líticos que formaban el repertorio del cadáver fueron recogidos ya en estado de remoción, en sucesivas etapas y por personas a veces incontroladas. De esta manera, se encuentra ac­ tualmente bastante disperso el material, imposibilitando hasta el momento un estudio de conjunto. Un dato que es importante reseñar es la determinación del lugar donde se hallaba emplazado «in situ» el vaso campaniforme dentro del complejo mortuorio, si nos atenemos a que el fondo de dicho vaso se encontró asentado y concrecionado directamente por su base y sobre el manto estalagmítico, es decir, en su posición ori­ ginal; la colocación de este recipiente respondería a un determina­ do ritual funerario tal como se observa en algunos enterramientos del mismo horizonte cultural (3). La misma presencia de este tipo de cerámica — integrada en los llamados «campaniformes finos»— con su peculiar sistema decorativo parece cumplir una función simbólico religiosa, con independencia de su valor estético. El rito funerario utilizado fué el de la inhumación simple o individual, es decir, mediante la depositación directa del cadáver sobre el suelo sin echar tierra encima; esto puede suponerse por la ya indicada escasa potencia del nivel. La presencia de huesos humanos parcial­ mente quemados nos indicaría que, además del rito inhumatorio,

(3) En la disposición de los ajuares funerarios de Villabuena del Puente y Fuente Olmedo los recipientes campaniformes se encontraban al pie de las extremidades inferiores y el puñal y las puntas Palmela a la altura de las manos. EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 569

se realizó el de la cremación, es decir, la incineración parcial del cadáver. La disposición del cadáver debió estar condicionada por la estructura topográfica de la galería, es decir, quedaría deposi­ tado a lo largo del eje longitudinal de la misma, sin poder precisar más. No tenemos constancia de la presencia de restos faunísticos depositados en el ajuar de manera intencional y a modo de ofren­ da, si exceptuamos un ejemplar de Tapes decussatus (alm eja) hallado en las recientes excavaciones (4). Las gentes campaniformes no sólo se adaptaron al medio natu­ ral de la región, eligiendo las cuevas como lugar de enterramiento, sino que buscaron un lugar preciso dentro de ésta, tal como parece que ocurrió en la cueva del Ruso; efectivamente, la elección de un lugar angosto, reducido y no zonas más amplias y accesibles pu­ diera sugerirnos, en opinión de J.M. Apellaniz (5) por el «deseo de encontrar protección y seguridad, algo que recuerda algunos caracteres del sentimiento del seno materno, quizás del regreso al seno materno».

MATERIALES DEL AJUAR FUNERARIO

A) CERAMICA

El número de restos cerámicos que hemos podido examinar suma un total de 64 piezas, de ellas 58 se hallan depositadas en el Museo de Prehistoria de Santander, 4 ejemplares proceden de una colección particular y 2 fueron extraídas en las recientes excava­ ciones realizadas en este yacimiento. Todo ello corresponde por lo menos a tres ejemplares. La descripción de los materiales cerámicos es como sigue:

Cerámicas campaniformes

Bajo esta denominación se han estudiado 63 fragmentos perte­ necientes a dos vasijas perfectamente diferenciables tanto por su textura como por su color y decoración. A excepción de la base

(4) M a n t i l l a , F . ; M u ñ o z , E. et alii: Excavaciones en la Cueva de El Ru­ so I (en preparación). (5) A p e l l a n iz , J.M. (1980): Organización del territorio, arquitectura y concepto de espacio en la población prehistórica de cavernas del País Vasco. En el Habitat de la Ha de Euskadi 31, 45. Bilbao. 570 ANTONIO JUANEDA GAYELAS

de uno de ellos, todos son fragmentos de tamaño reducido que, por lo menos en su mayoría, no ofrecen entre ellos conexión directa e impidiendo una reconstrucción de sus formas originales y dise­ ños decorativos con un mínimo de garantías; sin embargo, a juzgar por algunos fragmentos del ejemplar 1 (Fg. 3) con perfiles ligera-

Fig. 3: Algunos fragmentos decorados campaniformes de la cueva del Ruso. EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 571 mente cóncavos, pueden hacernos suponer que se encuentre dentro de las morfologías de las cazuelas o de los vasos, sin poder precisar más. Del ejemplar 1 corresponden 55 fragmentos, distribuidos por su temática de la siguiente manera: — 22 fragmentos con una decoración formada por un mínimo de 3 líneas incisas y paralelas. Entre este friso y otro similar se in­ tercala otro formado por pequeñas marcas cortas oblicuo paralelas y en forma de cuña (Fig. 3, 7-12. Lám. III, 1). — 1 fragmento con decoración en la que se alterna un friso de líneas cortas paralelas, otro de 3 líneas paralelas incisas y, nueva­ mente, un friso de líneas cortas paralelas y una línea continua (Lám . III, 8). — 9 fragmentos con incisiones continuas y paralelas (Fig. 3, 1-4). — 2 fragmentos con decoración en espiga (Fig. 3, 5-6. Lám. III, 11-16). — 17 fragmentos con una decoración en zig-zag formado por 4 ángulos superpuestos y contorneados por una serie de puntos im­ presos (Fig. 3, 13-15. Lám. III, 2, 3, 5-6, 9-10, 12-14, 16, 18). — 2 fragmentos con decoración en zig-zag (Lám. III, 7). — 1 fragmento de base con arranque lateral. En el centro de la misma aparece un umbo o pequeña concavidad circular poco profunda pero bien marcada. Esta pieza tiene una dimensión má­ xima de 82 mm. y un grosor medio de pared de 7 mm. y de 10 mm. en su fondo; está profusamente decorada, presentando una estruc­ tura cruciforme formada inicialmente a partir del trazo de una cruz, cuyas líneas convergen en el mismo centro umbilical de la base; posteriormente se procedió al relleno de sus cuadrantes me­ diante la incisión de ángulos superpuestos y en número de tres. En torno a este motivo cruciforme aparece un círculo formado a base de puntos u hoyitos, de los cuales se conservan 36. Seguida­ mente una espiral incisa rodea por cuatro veces todo el sistema decorativo antedicho. Finalmente un motivo formado por zig-zags continuos formado por cuatro ángulos superpuestos aparece en el arranque lateral de la pieza e interrumpido por dos incisiones ver­ ticales y paralelos. — 1 fragmento con dos incisiones paralelas y cortas líneas obli­ cuo paralelas (Lám. III, 4). — 1 fragmento formado por dos ángulos, oponibles por uno de los lados; uno de ellos realizado con técnica incisa y el otro por impresión de puntos (Lám. III, 14. Fig. 5, 8). — 1 fragmento con decoración formada por cuatro ángulos convergentes y realizados con líneas incisas y líneas de puntos (Lám. III, 13. Fig. 5, 9). 572 ANTONIO JUANEDA GAYELAS

Fig. 4: Fragmento de base del vaso campaniforme hallado en la cueva del Ruso.

No se han encontrado fragmentos que indiquen zonas ausentes de decoración. El estado tan fragmentario en que se encuentra el recipiente junto a la total ausencia de bordes u otras partes deter­ minantes en la reconstrucción del mismo, nos impide ofrecer una exposición fidedigna del orden decorativo. Con esta consideración previa, creemos que la franja superior, próxima al borde, debió estar compuesta por un mínimo de cinco frisos. El primero, reali­ zado con técnica incisa, está formado por líneas paralelas horizon­ tales (tema 1 de Delibes) (6). A continuación, con técnica impresa,

(6) Todas las alusiones que hagamos en adelante se hará conforme a la EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 573

Fig. 5: Fragmentos de cerámica campaniforme y puntas de flechas de sílex procedentes de la cueva del Ruso I. sel trazó un friso formado por una serie de cortas líneas oblicuo paralelas realizadas con un punzón de sección angular; este tema abarcó un espacio de 7 a 10 mm. de anchura, y correspondería al tema 5 de Delibes. Le sigue un tercer friso con idéntico tema que el

terminología empleadas por G. D e l ib e s de C a s t r o : El vaso campaniforme en la Meseta Norte española, en Studia Archaeologica 46, Valladolid, 1977, págs. 91-94. 574 ANTONIO JUANEDA GAYELAS

primero, es decir, formado por un mínimo de cinco líneas horizon­ tales paralelas; en la reconstrucción de este tema (Fig. 6. Tema B) están integrados un total de 30 fragmentos. Con técnica impresa se abre un tema formado por una doble hilera de pequeños trazos oblicuos que tienden a converger ligeramente a modo de ángulos o espigas pero sin llegar a juntarse. No encontramos analogías precisas con este tipo decorativo, al intentar compararlo con otros ejemplares campaniformes, a excepción de un friso en un cuenco de Cueva Mora (Somaen, Soria) (7); la anchura del friso es de 8 mm., le sigue a continuación una banda de 4 líneas horizontales paralelas; dos fragmentos se integran en la reconstrucción de este tema (Fig. 6. Tema A). Tenemos un fragmento con una decoración formada por cuatro bandas alternantes, la primera está formada por trazos cortos verticales y paralelos, le sigue una banda de tres líneas horizontales paralelas, nuevamente se repite el primer mo­ tivo, es decir, un friso formado por trazos cortos veticales y para­ lelos para cerrar finalmente con una línea horizontal, la cual debió pertenecer al inicio de un tema de bandas (Fig. 6. Tema D). El tema de los frisos corridos y paralelos, que en esta pieza se repite en varias ocasiones, es la más simple y frecuente de las decoraciones empleadas en la ornamentación de los recipientes campaniformes; éstos son utilizados principalmente como motivo auxiliar para or­ denar o separar esquemas decorativos. El tema formado por trazos cortos verticales entre líneas horizontales tiene correspondencia con el motivo 2 de Delibes, siendo muy frecuente entre los cam­ paniformes incisos. Los 20 fragmentos en donde aparecen motivos en zig-zag corresponden en su reconstrucción decorativa a un tema de rombos dobles enlazados por sus vértices o, lo que es lo mismo, dos sistemas de zig-zag cuádruples pero con sus ángulos contra­ puestos y no equivalentes; el rombo interior se realizó con impre­ sión de puntos y el exterior mediante la incisión Fig. 6. Tema C). Este motivo no tiene correspondencia con ninguno de los temas establecidos por Delibes. La anchura de este friso debió ser de unos 7 cm. La presencia de rombos entrelazados como elemento decorativo es bastante frecuente dentro del horizonte campanifor­ me, aparecen Cueva Mora de Somaen y en Villar del Campo (Soria), en la Virgen de Orce (Granda) (8), en los ejemplares catalanes de

(7 ) B a r a n d ia r a n , I (1975): Revisión estratigráfica de la Cueva de Mora (Somaen, Soria), N .A .H . sec. Prehistoria n.° 3, pp. 9-71. (8 ) W . S c h u l t y M . P e l l ic e r (1966): El Cerro de la Virgen, Orce (Gra­ nada) I, Excav. Arqu. en España, n.° 46, pp. 3-67, M adrid. EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 575

Fig. 6: Reconstrucción de algunos motivos decorativos a partir de algunos fragmentos cerámicos. 576 ANTONIO JUANEDA GAYELAS

Aigues Vives (Brics) (9) y de la Balma de Solanells (Olius) (10), ambos en la provincia de Lérida, la Chabola de la Hechicera (El- villar, Alava) (11). Sin embargo donde hallamos los paralelos más precisos, es decir, con impresiones en el interior de los rombos, es en un cuenco del yacimiento de El Perchel (Arcos del Jalón, Soria) (12), donde aparece un friso de rombos en cuyo centro destaca un punto, y en un fragmento con rombos rellenos con otros tres in­ teriores, realizados con técnica impresa, de Acebuchal (Carmona, Sevilla) (13). Las líneas quebradas asociadas a zig-zag de puntos son casi inexistentes entre los campaniformes conocidos — quere­ mos recordar que el tema de rombos enlazados del ejemplar de El Ruso se ha formado por asociación de dos sistemas de zig-zag contrapuestos— , siendo un fragmento del nivel 1 de Arevalillo el que guarda mayor paralelo con el nuestro (14), al estar ambos for­ mados por bandas de zig-zag incisos contorneados por puntos u hoyitos. Fuera de la Península el motivo de rombos enlazados es bastante frecuente, pero sin que hallamos podido encontrar un tema similar al nuestro. La vía de penetración de los temas de rombos pudo tal vez surgir del área danubiana, donde aparecen en ejemplares alemanes como el de Stetten (15) o el de Hessental (Wuttemberg) (16), o en Bohemia o Moravia en los vasos de Kra- lupy y Strelitz respectivamente, en los vasos de Anghelu Ruju en Cerdeña conectando con los campaniformes de Italia para alcanzar la desembocadura del Ródano hasta los Pirineos; de esta zona pro­ cede el cuenco de la Grande Baume de Gemenos (Bouches du Rho- ne); finalmente, este motivo lo encontramos en el área insular atlántica como el de Moytirra (Sligo, Irlanda) y en los vasos bri-

(9) R.J. H a r r is o n (1977): The Bell Beaker Culture of Spain and Portugal, Ame. Sch. of Preh., Bull. 35, Harvard U., fig. 109, n.° 2.065. (10) R.J. H a r r i s o n : op. cit., fig. 110, n.° 2.074. (11) A p e l l a n iz , J.M (1977): El sepulcro de galería segmentada de la Cha­ bola de la Hechicera (Elvillar, Alava), EAA n.° 9, Vitoria, pp. 188-191. (12) R o s a r io L u c a s , M.a y C o n c e p c io n B l a s c o (1980): El habitat campa- forme de “El Perchel" en Arcos del Jalón (Soria), N.A.H. n.° 8, pp. 23-28, Ma­ drid. (13) C a ñ a l , C. (1894): Sevilla prehistórica. Yacimientos prehistóricos de la provincia de Sevilla, p. 85, fig. 66. (14) F e r n a n d e z -P o se y de A r n a i z , M .D.: La cueva de Arevalillo de Cega (Segovia), N .A .H . n.° 12, pp. 66-67, Madrid, 1981. (15) O. da V e ig a (1966): La culture du Vase Campaniforme au Portugal, Serv. Geol. Port. Mem. 12, lám. 0, n.° 25, Lisboa. (16) E. S a n g m e is t e r : Die “Glockenbecherkultur ” in SW-Deutschland IX Congré, Niza. EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 577 tánicos de Highstead (Chislet) y West Kennet (Wiltshire, Avebury), precisamente en este último yacimiento aparece un vaso con tres bandas de rombos enlazados y en cuyos interiores aparecen, en la segunda y tercera banda, tres rombos más, mientras que en la pri­ mera aparecen cuatro rombos; la línea inferior de triángulos de esta misma abnda, creada por la formación de rombos, está a su vez rellena de ángulos superpuestos a modo de zig-zag, mientras que la superior lo está mediante trazos paralelos. El sistema decorativo de la base del recipiente corresponde a un motivo cruciforme como tema central, rodeado a su vez de un círculo y una espiral y formando un conjunto en estrecha asocia­ ción compositiva con connotaciones simbólico religiosas. La pre­ sencia de motivos radiales o cruciformes es relativamente frecuente en ejemplares campaniformes peninsulares, siendo más frecuentes los realizados a partir de brazos o radios como los ejemplares de Fuente Olmedo (Valladolid) (17), Torreiglesias (Segovia) (18) San- tibáñez (Segovia) (19), etc., en la Meseta Norte; este tema se hace igualmente frecuente en ejemplares del Sur de la Meseta Central como en los de Ciempozuelos (20) y Guadalperal (21), en el Siste­ ma Ibérico destacan por su número los de Cueva Mora, en Somaen (Soria) (22). La otra modalidad decorativa, la realizada a partir de grandes ángulos rectos superpuestos o aspas entrelazadas y en la que se incluye nuestro ejemplar, es menos frecuente, tan sólo encontramos paralelos en algunos ejemplares de Algodor y Buru­ jón, ambas en la provincia de Toledo (23), en un cuenco de Fuente

(17) M a r t in V a l l s , R. y D e l ib e s de C a s t r o , G. (1974): La cultura del va­ so campaniforme en las campiñas meridionales del Duero: el enterramiento de Fuente Olmedo (Valladolid ), Monografías del Museo Arqueológico de Va­ lladolid, n.° 1. (18) Z a m o r a C a n e l l a d a , A. (1975): Contribución al estudio del Bronce Final de la Meseta Norte: las cerámicas incisas de la Cueva de la Vaquera o Fuentedura, Torreiglesias (Segovia), XIII CNArq. Huelva 1973, Zaragoza, pp. 529-544. (19) M o r e n o , G. (1975): Cinco vasos campaniformes en el Museo Arqueo­ lógico Nacional, Estudios II, pp. 40-43, Zaragoza. (20) M a l u q u e r de M o n t e s , J. (1960): Nuevos hallazgos de la cultura cam­ paniforme en la Meseta, Zephyrus XI. (21) L e is n e r , U. u n d V. (1960): El Guadalperal, Madrider Mitteilungen, Vol. I, figs. 10-14. (22) B a r a n d ia r a n , I. (1975): op. cit. (nota 7). (23) B o c h G im p e r a , P . : Adquicisions de la Colecció Vives de Madrid, Anuario del Institut d’Estudis Catalans 1913-14, pp. 875 y sgs. C o n d e de C e d i- l l o : Catino protohistórico de Burujón (Toledo), Boletín de la Real Academia de la Historia, L, 1907, pp. 463 y sgs. 578 ANTONIO JUANEDA GAVELAS

Olmedo y en otros dos de Villafames (Castellón) (24), sin olvidar el ejemplar de Ecija (Sevilla) (25). Es importante resaltar que el ejemplar del Ruso es el único re­ cipiente, que nosotros conozcamos, con el interior de su umbo decorado. Los ejemplares campaniformes conocidos con bases um­ bilicadas, éstas son respetadas, es decir, sin que el tema decorativo sobrepase sus perímetros circulares, convergiendo o desarrollándo­ se alrededor de los mismos. En cuanto al círculo yla espiral puede decirse que son elementos decorativos extraños en la cerámica campaniforme, sobre todo este último, del que no hemos encon­ trado paralelos con recipientes de este horizonte cultural; la espiral parece estar más vinculada al fenómeno megalítico, donde aparece con bastante frecuencia, así como en los petróglifos gallegos, aso­ ciados muchas veces a otras figuraciones esquemáticas. Hablar sobre el carácter simbólico y ritual de la espiral sería un tema muy amplio y supondría un exceso para el limitado espacio reservado a este trabajo, por lo que pospondremos para un futuro estudio todo lo concerniente al simbolismo decorativo de la cerá­ mica del Ruso. Del segundo recipiente campaniforme (Fig. 5, 1-4) se conocen 9 fragmentos que, por su estado de fragmentación resulta imposi­ ble precisar su forma original. Tienen un grosor medio de 7 mm. El desarrollo ornamental es el siguiente: a unos 3 mm. del borde (?) aparece una línea incisa continua que enmarca un friso formado por trazos cortos oblicuo paralelos. A continuación aparece un tema formado por un entramado oblicuo de 14 mm. de anchura (motivo 6 de Delibes). Las dos técnicas empleadas fueron la impresa y la incisa. La textura de la pasta es semicompacta y coloración pardo

(24) G u si J e n e r , Feo. (1972): Hallazgos de cerámicas de tipo “impresa mediterránea” con decoración interior incisa (Villafames, Castellón), Pyrenae n.° 8, pp. 53-65. (25) Tal vez pueda relacionarse por su parecido decorativo con las es­ tructuras cruciformes de los discos aúreos irlandeses de la Edad del Bronce y que corresponden al tipo la de Me White; la más vieja de las dataciones proceden de Meu Down (Wittshire) asociada al campaniforme del tipo B con fechas en torno al 1900-1800 a. C. En relación con estos hallazgos están los discos portugueses de Cabeceriros, Condeixa y Bensafrim con fechas que os­ cilan entre el 1600 y el 1400 a. C., y sobre todo con los dos discos aúreos del Museo Arqueológico de Oviedo; ambas piezas no sólo presentan los mismos motivos decorativos que los de la base de nuestro recipiente, sino que guardan el mismo orden dispositivo, es decir, la cruz, el círculo de puntos y la espiral de cuatro vueltas (en El Ruso) o los cuatro círculos concéntricos de unos de los discos de Oviedo. EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 579 amarillenta. Los motivos decorativos son muy frecuentes entre los campaniformes incisos, como los de la Meseta Norte, dentro de este ámbito geográfico tenemos los de Guejuelo de Barro (Sala­ manca), Cueva de la Vaquera (Torreiglesias, Segovia), Casarejos, Pinar Grande, Villar del Campo, todos en la provincia de Soria (26), Cueva Mora de Somaen, en el Sistema Ibérico (27).

Cerámica lisa sin decoración

Un fragmento de zona indeterminada, de aspecto tosco. La pas­ ta, de coloración grisácea por ambas partes, tiene un grosor medio de 7 mm., con desgrasantes de cuarzo de grosor fino y medio. Con un único fragmento y con estas características, no se puede dar un valor diagnóstico, ni siquiera aproximado, sobre su antigüedad o estadio cultural alguno. Sin embargo, a pesar de haberse recogido en circunstancias ya reseñadas, la idéntica coloración de la pasta con la del recipiente campaniforme (por su cara externa) de la figura 4 y el haber es­ tado en contacto con éste y el resto del ajuar funerario, permite suponer una misma contemporaneidad con el resto del conjunto. Como hemos estado viendo en el estudio analítico de las piezas, las dos técnicas aplicadas en la ornamentación de las mismas fueron la incisión y la impresión, alternándose ambas para dar un bello efecto de seudoexcisión, sistema éste muy frecuentemente utiliza­ do en los campaniformes tipo ciempozuelos. La incisión, siempre en línea simple y profunda, presenta las siguientes variedades: las longitudinales paralelas (frisos corridos), las quebradas (crucifor­ me, sistema de rombos), en entramado oblicuo y en espiral. Estos temas fueron realizados mediante un punzón de punta angular, quien dejó sobre la pasta blanda un surco con sección en V. La impresión se utilizó en dos variedades: marcas cortas oblicuo pa­ ralelas en una y doble hilera y puntos u hoyitos presentes tanto en la formación de rombos como en la figura circular en la base de uno de los recipientes. El instrumento empleado era de sección cuadrangular y apuntado a juzgar por la forma y el fondo de los puntos, e incidiendo en sentido oblicuo; los pequeños trazos fue-

(26) Datos y referencias bibliográficas pueden encontrarse en la obra de G. D e l ib e s , op. cit. (nota 6). (27) B a r a n d ia r a n , I.: op. cit., p. 29, fig. 7; p. 30, fig. 8; p. 31, fig. 9, etc. (nota 7). 580 ANTONIO JUANEDA GAYELAS ron conseguidos en su mayoría con un punzón aguzado y de sección ligeramente angular. El análisis «de visu» de la cerámica en cuanto técnica de fac­ tura (coloración grisácea, textura de la pasta, umbo poco profundo pero marcado), la alternancia de las dos técnicas decorativas: in­ cisión e impresión y en general por los diseños decorativos, hacen que nuestros ejemplares guarden una estrecha relación con los ti­ pos ciempozuelos de la Meseta Norte y más concretamente con su sector oriental (28); este área geográfica debió ser el lugar de pro­ cedencia o «influencia» de esta cerámica y cuya penetración se produciría a través de la línea del Jalón — en donde se encuentran dos yacimientos que muestran grandes afinidades con el del Ruso: Cueva Mora (Somaen) y El Perchel (Arcos del Jalón)— y el Valle Medio y Alto Ebro. Sin embargo, la presencia de algunos elementos decorativos ausentes en este grupo y en otros campaniformes pe­ ninsulares como el círculo y la espiral, tal vez relacionados con la cultura atlántica, la sintaxis y disposición de algún tema decora­ tivo —interior del umbo decorado— confiere a nuestro ejemplar (Fig. 3-4) personalidad propia, que lo individualizan del resto de los campaniformes incisos no sólo meseteños sino peninsulares. Es posible que nos encontremos ante una producción de carácter local donde se conjugan elementos autóctonos y foráneos. Un posterior estudio analítico de las pastas de los recipientes campaniformes, por la presencia de materiales locales o alóctonos, podría contri­ buir a desvelar esta incógnita, es decir, establecer el origen o pro­ cedencia de las manufacturas (29).

(28) El sistema de rombos enlazados por sus vértices con impresiones en su interior o los zig-zag contorneados por impresiones de puntos, presentes en ejemplares de los yacimientos de El Perchel y Arevalillo respectivamente, guardan ciertos paralelos con nuestro ejemplar (Fig. 6). Estos dos yacimien­ tos, a igual que otros del oriente de la Meseta Norte, están integrados por sus diseños decorativos en el llamado tipo Molino que junto al tipo Silos-Vaquera, serían, según algunos autores, algo más modernos que los ciempozuelos clási­ cos; la existencia estimada para estos grupos — con los que podría estar es­ pecialmente relacionado El Ruso— rondaría como mínimo en torno a la mitad del Segundo Milenio a. de C. Todo el]o debe tomarse con las debidas reservas, ya que en Somaen apareció el tipo ciempozuelos junto a los del tipo Molino y Silos-Vaquera. Cabe la posibilidad de que se trate de un gusto o moda de­ corativa de este sector oriental. (29) Queda pendiente para un posterior estudio el análisis cerámico, esto es, un análisis térmico diferencial, dilatometría, difracción por rayos X, así como la observación por microscopio electrónico de barrido; todo ello nos daría a conocer todo el proceso técnico de la manufacturación de la cerámica campaniforme. EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 581

B) UTILLAJE LITICO

Los materiales Uticos que, con seguridad podemos incluir den­ tro del ajuar funerario, se limita a varias puntas de flecha de sílex. No hemos podido precisar el número exacto de piezas recogidas; algunas de ellas se hallan en paradero desconocido y otras, aunque localizadas, no han podido ser estudiadas por el momento. En el Museo de Prehistoria de Santander se expone una punta de sílex de color grisáceo con retoque cubriente bifacial, pedúnculo robusto y desarrollado y aletas incipientes (Fig. 5, 6. Lám. II). Esta pieza parece ser que fué recogida fuera del área del enterramiento y más concretamente en la galería vestibular; las continuas remociones del yacimiento la desplazaron, sin duda, de su lugar original. Re­ cientemente se descubrió en las inmediaciones de la cueva del Ruso otra punta de flecha en sílex negro y forma triangular; tiene reto­ ques bifaciales cubrientes, pedúnculo robusto y aletas incipientes (Fig. 5, 7). La presencia de puntas de flecha con pedúnculo y aletas en la región cántabra queda constatada en momentos ya anteriores o tal vez contemporáneos al horizonte campaniforme y casi siempre relacionadas con enterramientos. Dentro de este ámbito gográfico, si bien carecemos para ellas de cronologías precisas, contamos con hallazgos en la cueva de Las Conchas (Ruiloba), Cerro del Uro II (Monte), Las Avellanas I (Alfoz de Lloredo); el único yacimiento cántabro con una secuencia estratigráfica clara de la Edad del Bronce, la cueva de la Castañera (Obregón, Villaescusa), ofreció entre su ajuar del nivel IV una punta pedunculada y con aletas. La contemporaneidad de este yacimiento, por la similitud del ajuar, con el de las Pajucas (entre Cantabria y Vizcaya), fechado en torno al 1700 a. C. (30), podía darnos una orientación cronoló­ gica sobre su presencia en la región. La aparición de este tipo de puntas queda constatada ya en yacimientos precampaniformes de la Península, dentro de contextos arquitectónicos megalíticos y en poblados como el de Fontanillas de Castro (Zamora) (31) o el de Muñogalindo (Avila) (32), ambos en la Meseta Norte.

(30) A p e l l a n iz , J.M. y N o l t e , E. (1967): Cuevas sepulcrales de Vizcaya. (31) L ó p e z P l a z a y P i ñ e l (1978): El poblado eneolítico de Fontanilla de Castro (Zamora). Primeras aportaciones para su estudio, Zephyrus XXVIII- X X IX , pp. 191-205. (32) L ó p e z P l a z a (1974): Materiales de la Edad del Bronce hallados en Muñogalindo (Avila), Zephyrus XXV, p. 142. 582 ANTONIO JUANEDA GAYELAS

Estas puntas se harán más frecuentes y más propias de los ya­ cimientos campaniformes como el de Fuente Olmedo (Valladolid) o en el nivel 1 de Arevalillo (Segovia) ((33), ambos con un ejemplar cada uno. En el País Vasco contamos con su presencia en el cam­ paniforme inciso del dolmen del Sotillo (Leza, Alava), o en la cueva guipuzcoana de Kobeaga; varias de estas puntas están documen­ tadas y asociadas a elementos metálicos campaniformes, en Gobae- derra (34) con una fechación en torno al 1710 — ± 100 a. C.— . Este tipo de puntas aparecen en algunas ocasiones asociadas a otro tipo: las de forma foliácea, biconvexa y de base triangular o cóncava, siendo éstas más afines al fenómeno megalítico. Conside­ rando válidos los criterios morfoevolutivos, las puntas de pedúnculo y aletas serían más modernas que las otras, iniciando su desarrollo a partir del Bronce Inicial, siendo éste posiblemente el límite cro­ nológico para la pervivencia de las del tipo losàngico o lanceolado. Teniendo en cuenta que en fases culturales posteriores aparecen igualmente estas puntas, no nos puede servir a la hora de ofrecer una cronología precisa. Sin embargo y con las debidas reservas y en vista de lo expuesto, apuntamos una datación para los ejem­ plares del Ruso que variaría desde los inicios hasta la mitad del Segundo Milenio.

ESTUDIO ANALITICO Y MICROSCOPICO DE LA SUPERFICIE DEL ESMALTE DE LAS MUESTRAS DENTARIAS RECIBIDAS

CONSIDERACIONES PREVIAS

Ya en redacción el presente trabajo se ha podido insertar el es­ tudio parcial de algunos restos humanos recogidos en distintos lugares de la cueva del Ruso I. Se han estudiado desde el punto de vista antropométrico y antroposcópico 7 piezas dentarias, ofrecien­ do por momento un estudio analítico y microscópico del esmalte de dichas piezas y su estudio morfométrico. No hemos podido ofrecer, debido al corto tiempo de que dispo­ níamos, una interpretación pormenorizada sobre estos resultados parciales obtenidos. Los análisis continúan y esperamos en un futuro

(33) Fernandez Pose y de Arnaiz, M .D.: op. cit., pp. 71 (nota 14). (34) A p e l l a n iz , L l a n o s y F a r iñ a (1967): Cuevas sepulcrales de Lechón, Arralday, Calaveras y Gobaederra: E.A.A. n.° 2. A p e l l a n iz (1968): La data­ ción por C14 de las cuevas de Gobaederra y los Husos 1, en Alava, E.A.A. n.° 3. EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 583 próximo poder presentar un estudio completo de los restos huma­ nos de la cueva del Ruso I. El análisis químico de las muestras se llevó a cabo previa di­ solución de las mismas en ácido clorhídrico diluido. Se obtuvo así una disolución donde se valoró el Ca por compleximetría añadien­ do un exceso de Edta en medio ácido y valorando este exceso con Zu apttlO y NET como indicador. En una determinación paralela se ha conocido el contenido en P de las muestras precipitando el pirofosfato amónico-magnésico en medio básico, previo enmascaramiento del Ca con ácido cítrico y posterior disolución de dicho precipitado en C1H diluido y ca­ liente. En esta disolución se valoró el Meg2+ por retroceso con EDTA, determinándose el mismo con Zu a PH y NET como indi­ cador. El análisis químico arroja los siguientes valores de la relación Ca/P en el esmalte estudiado, en tres muestras valoradas con res­ pecto al control:

Ca/P en peso: Ca/P en control: 2.12 2.10

Hay que considerar que el hidroxiapátito sódico puro tiene una relación Ca/P en peso de 2.15, aunque el esmalte normal puede oscilar entre 1.92 y 2.15. En todo caso, las muestras estadísticas se encuentran entre los pesos 1.72 a 2.15 correspondientes al Ca8 H 2 (POY)6 + S H20 y el Ca10 (POY)6 (OH)2 respectivamente. El estudio de las muestras con microscopía electrónica de ba­ rrido tras la limpieza de la superficie con ácido ortofosfórico al 15% durante un minuto caracteriza a la superficie del esmalte con las típicas lesiones de desminera] ización central periférica con apa­ rición de los prismas de esmalte, observándose desestructuración de sistemas interprismática. El análisis morfométrico de las piezas desde la inexistencia de grupos control la hace estadísticamente no valorable. 584 ANTONIO JUANEDA GAYELAS

ESTUDIO MORFOMETRICO

MUESTRA

Sexo Edad aprox 1 premolar inf. V. 43-47 1 prem olar sup. V. 17-21 1 molares inf. H. 33-37 1 molar sup. H. 15-19 *1 incisivo central sup. V. 38-42 *1 incisivo lateral sup. V. 38-42 1 premolar inf. (graves alteraciones)

De las siete piezas dentarias recogidas en distintas zonas de la cavidad, dos (un incisivo central superior y un incisivo lateral su­ perior) se recogieron en la galería del enterramiento y pertenecien­ tes a un individuo varón de 38 a 42 años. (V er cuadro anterior.) La microscopía electrónica de superficie y la difracción por rayos X son compatibles con la hidroxiapatita y las relaciones cal­ cio-fósforo del esmalte normal. (Fotos 1, 2 y 3).

MEDIDAS MACROSCOPICAS DENTARIAS

Longitud total Longitud de Diámetro me- Diámetro vestí- del diente la corona siodistal bulolingual

Prem olar inf. 1,4 0,72 0,73 0,69 Prem olar sup. 1,8 0,85 0,79 0,71 M olar inf. 1,93 0,75 1,05 0,92 M olar sup. 2,2 0,82 1,03 0,68 *Inc. central sup. 1,96 0,65 1,18 1,08 *Inc. lateral sup. 2,03 0,63 0,9 1,05

En cuanto al estudio morfológico macroscópico de las piezas, hemos de señalar el importante grado de abrasión que sufrían to­ das las piezas y en especial, por supuesto las pertenecientes a in­ dividuos de más edad, esto es debido naturalmente a la dieta alimenticia a base de alimentos crudos y poco limpios de tierra, mal cocidos o como máximo asados, lo que ocasiona un importan­ te desgaste dentario muy superior al que tendrían los dientes de sujetos de la época actual, a no ser que tuviesen procesos patoló­ gicos como los bruxómanos. No se aprecia así mismo la presencia de caries. EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 585

CONCLUSION

C) RESTOS HUMANOS

Hemos tenido que manejar para la realización de este estudio un conjunto de materiales recogidos en estado de remoción, es decir, fuera de su estructura originaria, pero integrados dentro de un mismo contexto cultural. El bagaje que ha llegado hasta noso­ tros es pobre: unos restos cerámicos, algunas piezas de sílex y escasos restos humanos. La ausencia de otros elementos diagnósti­ cos, por causas ya reseñadas, no nos permiten ser más esplícitos en nuestras conclusiones. El estudio comparativo de los materiales nos ha permitido establecer sin embargo unos nexos de unión con otros yacimientos peninsulares y extrapeninsulares con un mismo contexto cultural, de esta manera hemos podido establecer con cierta aproximación y con las debidas reservas su espacio crono­ lógico y cultural. La situación topográfica del Ruso, en el valle de Camargo, per­ mite divisar un entorno con amplias extensiones de terrenos, idó­ neos para la práctica de actividades cinegéticas y con posibilidades para el desarrollo de una economía mixta agrícola ganadera. La importancia estratégica de la cueva de El Ruso queda atestiguada por la presencia de una secuencia cultural que va desde niveles musterienses y solutrenses hasta el nivel campaniforme, que hemos estudiado. Hemos visto a través de análisis comparativos con otros yaci­ mientos que la cerámica presenta muchos rasgos comunes pero también diferencias notables, como ya hemos apuntado en páginas anteriores, con los campaniformes ciempozuelos. La presencia de cerámica campaniforme en la cueva del Ruso, lejos de representar una pertenencia a «gentes campaniformes», bien pudiera ser como resultado de una importación a través de un contacto comercial, o bien como resultado de una elaboración local con imitación de elementos técnicos y decorativos foráneos y la aportación de ele­ mentos decorativos propios; una hibridación local donde los nuevos elementos decorativos campaniformes se combinaron con motivos tradicionales indígenas. La corona circular y la espiral son tipos decorativos muy frecuentes dentro de la cultura megalítica atlán­ tica, teniendo su máximo desarrollo durante el segundo milenio. Estos tipos decorativos estarían relacionados con los motivos lineares (círculos concénticos, laberintos, espirales) presentes en las insculturas galaico-portuguesas y en algunos monumentos me- 586 ANTONIO JUANEDA GAYELAS

galíticos. La estructura cruciforme, asociada a un círculo y a una espiral, representa otro indicio de influencias atlánticas, paraleli- zándola con los discos solares irlandeses (25) y de otras regio­ nes con influencia del llamado Bronce Atlántico. Esta conjugación de influencias que parece denotarse en la cerámica del Ruso ven­ dría dada por el enmarcamiento geográfico en que se encuentra la región cántabra, en donde existiría una combinación formada por influjos atlánticos y la proveniente de la Meseta, con la cultura del vaso campaniforme. El elevado estado de fragmentación de la ce­ rámica impide averiguar con seguridad sus formas originarias con las que poder realizar comparaciones morfológicas con otros reci­ pientes culturalmente afines. En vista de lo expuesto, ¿podemos hablar de un enterramiento de «gentes» propiamente campanifor­ mes? En realidad, la cerámica campaniforme es el único elemento arqueológico que permite relacionar el yacimiento de El Ruso con este horizonte cultural, y sin otros elementos que apoyen formal­ mente esta relación, si exceptuamos el carácter individual del ente­ rramiento, característico de esta fase. La presencia de puntas con aletas y pedúnculo, aunque presentes en algunos yacimientos típi­ camente campaniformes, no son exclusivos de esta cultura ni de este momento cronológico. La ausencia de elementos ergológicos no cerámicos (puntas Palmela, puñal de espigo, botones o brazales de arquero) asociados frecuentemente a la cerámica campaniforme, podría estar causada por su desaparición «post mortem» de la cavidad funeraria, lo que no sería extraño debido al continuo expolio que ha venido sufrien­ do el yacimiento. Creemos que, aunque no se haya constatado la existencia de metalurgia en El Ruso, sí debió ser una realidad cul­ tural en la región cántabra. Los restos metálicos de esta época conocidos n la región, aunque muy escasos, lo confirman. Conoce­ mos una breve referencia del hallazgo de una punta Palmela en las cercanías de Potes (35); algunas leznas de cobre tipo Fontbuisse han aparecido recientemente, como la recogida en la cueva de Fon- fría III (Ruiloba) (36). Recientemente se ha descubierto un nuevo yacimiento campaniforme en la zona de La Hoz (Castro Urdiales) (37) con presencia de algunos fragmentos cerámicos con decora-

(35) C a r t a il h a c , E. y B r e u i l , H. (1906): La caverne d’Altamira à Santi­ llana, près Santander ( Espagne ), Monaco, p. 257. (36) C.A.E.A.P. (1984): Las culturas prehistóricas con cerámica. Bol. Cant. Espel., n.° 4, p. 111. (37) M o l in e r o , F. (1986)- Habitat eneolítico en el valle de Sásamo, Cas­ tro Urdiales, Sautuola IV, Santander. EL ENTERRAMIENTO CON CERAMICA CAMPANIFORME 587

ción típica y asociados a puntas Palmela. Una fechación para este tipo de elementos metálicos y por consiguiente para la presencia de la metalurgia en Cantabria durante este momento, vendría dada a través de algunas dataciones absolutas de yacimientos con pre­ sencia de Palmela. El nivel II campaniforme del Cerro de la Virgen (Orce, Granada) con puntas ha sido fechado en torno al 1800 a. C. (38); en Los Husos (Alava), en el nivel IIB3, por encima del nivel con campaniforme inciso y con un subnivel IIB4 por medio donde se documenta una Palmela, ha sido fechado en torno al siglo X V III; otra pieza apareció en el nivel IIIB del mismo (39) yacimiento y con una cronología que Arribas sincroniza con el Argar B, es decir, en torno al 1650-1600 a. C.; una fecha sin calibrar, para la meta­ lurgia en el Norte peninsular nos la da el nivel A de Gobaederra (Alava) 40), pero con puñales con lengüeta, ha sido cifrada en torno al 1700 a. C. A raíz de estos datos, la antigüedad de las pun­ tas Palmela podría fecharse a partir del 1800 o quizás un poco antes, en el mismo inicio del segundo milenio. Una característica que debe resaltarse tanto en el ejemplar de Potes como los de Castro es el desarrollo o largura de los pedicelos, similares a los ejemplares de Encinas de Esgueva (Valladolid) (41); si nos atenemos a crite­ rios morfoevolutivos estas puntas, llamadas también de Praganga, tendrían una datación algo más moderna que las Palmelas clásicas, es decir, en torno al 1450-1500 a. C. Dataciones que hasta el momen­ to no hemos podido corroborar estratigráficamente en los yacimien­ tos de Cantabria. El único que ha podido fecharse por C14 (hacia el 1700 a. C.) es el de Las Pajucas, entre Vizcaya y Cantabria, pero sin ofrecer hasta el momento ningún vestigio de metalurgia; esta misma ausencia se observa en el nivel IV de La Castañera (Villaes- cusa) (42), cuyo nivel parece sincrónico al de las Pajucas, a juzgar por las similitudes entre ambos ajuares. Ante lo expuesto, debemos ser cautos al ofrecer una cronología precisa para la presencia de elementos metalúrgicos campaniformes en la región y más aún, al intentar introducir en un momento cronometalúrgico determinado un yacimiento que, como El Ruso, no ha ofrecido restos metálicos de ningún tipo; aunque la presencia de otros elementos arqueoló-

(37) Schule y Pellicer (1968): op. cit., fig. 40. (39) S c h le y P e l l ic e r (1968): op. cit., fig. 55. (40) A p e l l a n iz , J.M. (1967): op. cit. (nota 34), pp. 33-34. (41) G o n z a l e z E c h e g a r a y , J. y G a r c ia G u i n e a , M .A. (1963): Museo P ro - incial de Prehistoria de Santander, p. 69, M adrid. P a l o l , P . y W a t t e m b e r , F.: Carta Arqueológica de España, Valladolid, 1974, p. 88. (42) C.A.E.A.P. (1984): op. cit., pp. 106-107. 588 ANTONIO JUANEDA GAYELAS gicos, como la cerámica campaniforme (ligada a elementos metá­ licos) nos indique indirectamente su existencia como realidad cultural en el momento de la inhumación. La falta de dataciones absolutas a la hora de establecer una cronología para el enterramiento de El Ruso nos obliga a recurrir a otros yacimientos peninsulares datados por C14, en base a los paralelos con cerámica del mismo estilo y otros materiales asocia­ dos a ésta. Por razones ya expuestas la cerámica campaniforme de El Ruso pertenece a los llamados campaniformes incisos o «ciem- pozuelos», es decir, cronológicamente a un momento avanzado; una datación absoluta, la del nivel campaniforme de Los Husos señalaría una fecha tempara para su establecimiento en la Penín­ sula (1970, 100 a. C.) (43); G. y V. Leisner estableció para este tipo de campaniforme unos márgenes temporales que van desde el 1800 al 1400 a. C. (44). En esta misma línea cronológica se encuentran diversos autores como Sangmeister y H. Schubart (45), establecién­ dola en torno al 1800 a. C., teniendo tal vez en la fecha de Fuente Olmedo (1625 a. C.) como límite de su apogeo, pudiendo llegar a pervivir rasgos de esta cultura hasta mediados del segundo mile­ nio. Estos serían los límites cronológicos en que podríamos encua­ drar el nivel 1 del Ruso con cerámica campaniforme.

(43) A p e l l a n iz , J.M (1974): El Grupo de los Husos durante la prehisto­ ria con cerámica en el País Vasco, E .A .A n.° 7, Vitoria. (44) G. y V. L e is n e r (1943): Die Megalithgräber der Iberischen Halbin­ sel. D er Süden (“Römisch-Germanische Forschungen, 17, Berlín, tomo I, pp. 554-555, 586-587. (45) S c h u b a r t , H. (1971): Die Kultur der Brozezeit im Südwesten der Ibe­ rischen Haibinsen , “Madrider Forschungen 17, Berlin. LAMINA I

L A M IN A II L A M IN A III FO TO 1 Microfotografía del esmalte de una pieza dentaria. Aumentos 12.000 X.

FO T O 2 Microfotografía del esmalte de una pieza dentaria. Aumentos 10.000 X. FO TO 3 Gráfica por difracción de rayos X del esmalte dentario. EL VIÑEDO EN ASTURIAS: CULTIVO MARGINAL EN VIAS DE EXTINCION

POR

FRANCISCO FEO PARRONDO

I.—INTRODUCCION

Aunque con una superficie escasa, la vid en Asturias es bastante antigua, como se puede comprobar por algunos documentos histó­ ricos y por la toponimia. De mediados del siglo IX, concretamente del año 857 data la donación de una viña en Adallón (Las Regue­ ras) a la Catedral de Oviedo por Ordoño I y va a ser el clero, y esencialmente los monjes benedictinos, quienes la introducen en el sudoeste asturiano desde el siglo XI a partir de San Juan de Corias, apareciendo frecuentemente en los documentos medievales. La toponimia confirma esta antigüedad. Aparecen aldeas «Viña» en Cangas de Onís, Castropol y Grado; «La viña» en Cangas del Narcea, Lena, Villaviciosa, Ribadesella, Cabranes, Candamo, Mie- res y San Martín del Rey Aurelio; «El viñal» en Ibias; «Viñas» en Boal; «Las viñas» en Mieres y Somiedo; «Viñón» en Cabranes; «Los viñones» en Villaviciosa; «La viñuela» en Mieres; «Las ce­ pas» en Castrillón; «El cepeal» en San Martín del Rey Aurelio; «El cepeu» en Cudillero; «El cepón» en Boal; «Los cepones» en Tineo; «La ceposa» en Mieres; «Lloviu» (Parral de poca altura) en Riba- desella; «El lloviu» en Grado, etc. (1).

(1) G a r c ía A r i a s , X .L .: “Pueblos asturianos: el porqué de sus nombres ”, Salinas, Ayalga, 1977. En un espacio más reducido es interesante: G o n z á l e z , J .M .: “ Toponimia de una parroquia asturiana (Santa Eulalia de Valduno), Oviedo, I.E.A., 1959. 590 FRANCISCO FEO PARRONDO

El clero fue su principal difusor y protector, percibiendo parte de sus rentas en vino. Como señala A. Maceda Rubio, tradicional­ mente, «el plantío de viñas estuvo localizado en las partes medias y altas de algunos valles abrigados, particularmente en los del Na- via y Narcea, donde a las condiciones favorables se unían la in­ fluencia que en ese sector occidental tuvieron los establecimientos monacales en el proceso colonizador y en las modalidades adopta­ das por éste para la puesta en explotación del suelo» (2). El monasterio de Oseos amplía los viñedos medievales y en 1588 acuerda una serie de contratos de plantación, cobrando los monjes entre una octava y una cuarta parte de la cosecha. Parte sería des­ pués sustituido por castañares y cereales, especialmente escanda, como se comprueba por un apeo de 1622 del monasterio de San Pedro de Agüera. Sin embargo, no todos los conventos cobraban parte de su renta en vino, aunque éste se obtuviese en lugares rela­ tivamente próximos. Es el caso de Obona (3). En el siglo XVI la Junta del Principado consideraba también el plantío de viñas como cosa loable, útil y necesaria en Asturias, pero debido a su accidentado relieve y a su abundante humedad no han existido jamás grandes viñedos, perpetuándose únicamente en los valles encajados. Incluso en la parte oriental no subsisten desde el siglo XVI más que ínfimas reliquias y algo semejante ocurrió en la zona costera donde, pese a los esfuerzos por desarro­ llar su cultivo, éstos no se vieron coronados por el éxito salvo en los alrededores de Castropol. En el valle del Eo se cultivaba con escasa atención y en 1510 el abad del monasterio de Meira ordenó a los habitantes de San Tirso de Abres que labrasen y reparasen las viñas porque estaban mal labradas y perdidas. J.M. González, siguiendo a Tirso de Avilés señala que en 1522 las aguas arrastraron viñas en Candamo, Las Regueras y Grado. Era el inicio de la crisis en la zona central, mientras en el valle del Navia se empezaba a aumentar y un siglo después eran muy abundantes según Ferrería (4).

(2 ) M aceda R u b io , A.: “Geografía rural” en “ Geografía de Asturias ”, Sa­ linas, A yalga, 1983, t. 4, p. 96. (3) F eo P a r r o n d o , F . : “Rentas agrarias del monasterio de Nuestra Seño­ ra de Obona (Tineo) a fines del Antiguo Régimen”, B.l.D .E.A. n.° 116 (1985), pp. 807-820. (4) F e r r e r ía , J .P .: “ Evolución civil y organización agraria de Asturias ”, Rosario, 1941, p. 201. EL VIÑEDO EN ASTURIAS: CULTIVO MARGINAL EN VIAS DE EXTINCION 591

II.—EL VIÑEDO ASTURIANO EN EL SIGLO XVIII

Por el Catastro del Marqués de la Ensenada, respuestas 4.a y 5.a, sabemos que las tierras dedicadas a viñedo eran frecuentemente de secano, sin árboles y de ínfima calidad. Sobre parte de ellas pesaba un tributo llamado quiñón que debía ser satisfecho a la Iglesia y a particulares. En el siglo X VIII la vid existe, según Huetz de Lemps, en los valles del Eo, Navia, Narcea, Nalón y Teverga. Su intensidad era, sin embargo, muy escasa: 0'02% de la superficie cultivada en Ta- ramundi, 0'14 en Santa Eulalia de Oseos, 0'22 en San Martín de Oseos, 0'29 en San Tirso de Abres, 0'49 en Grandas de Salime y un máximo de 2'48% en Pesoz (5). En 1751 la viña ocupa solamente cinco hectáreas en San Tirso de Abres, siendo esencialmente parras con una media de veinte pies por ferrado (3'7 áreas). Había algunas parcelas en el concejo de Castropol y en la costa hasta Tapia y Serantes (1 ha.) pero los vientos del Norte y Noroeste son un obstáculo que dificultan su cultivo. En el valle del Navia el viñedo estaba dispuesto en vertientes, en laderas de fuerte inclinación. Alcanzaba unas 322 hectáreas de superficie y fué promocionado fundamentalmente por el monaste­ rio de Villanueva de Oseos, que a lo largo de las edades Media y Moderna otorgaba foros para su cultivo. Ocupaba pequeñas par­ celas desde los siglos medievales como en Pesoz y desde el siglo XVI el monasterio de Oseos posee viñas en Merou, al sur de Boal, en Villar de Gio, Lanteiro, Pesoz, Villarín y Villamarzo. En San Pedro de Agüera un total de veintinueve campesinos llevaban fo­ ros de doscientas seis parcelas de viñedo, prácticamente todas inferiores a la hectárea. En 1753 el viñedo ocupaba en Boal tan solo 15 ha., «siem pre sobre terrenos de fuertes pendientes, rocosos y de acceso difícil, inadecuados para cualquier otro cultivo» (6). Los diezmos de vino del concejo ascendían en dicho año a 321'5 litros, correspondiendo a la parroquia de Boal 114 litros, 203 a la de Doiras y 4'5 a la de Serandinas (7).

(5) M a c e d a , op. cit., p. 92.

(6) S á n c h e z B r a ñ a , E . : “Estudio sobre la Geografía agraria y la población del concejo de Boal”, Oviedo, 1976, p. 27. (7) S á n c h e z B r a ñ a , op. cit., p. 38. 592 FRANCISCO FEO PARRONDO

En Ibias había poco más de doscientas parcelas de viñedo y algunas parras que bordeaban las tierras y casas, pero ambas for­ mas tenían una producción inferior al consumo. En Grandas de Salime a finales del X V III se cogía, según Tomás López, unos 1.800 cañados de vino de ínfima calidad pero por la escasez, el precio era elevado, dos reales la cañada y ocho la cántara. No parece aventurado decir que el viñedo pervivía por dos razones funda­ mentales: se integraba en una economía de subsistencia y además el aislamiento de Asturias, y en especial de determinadas áreas, dificultaba las compras en Castilla y Galicia. En el valle del Narcea las cepas ocupaban una superficie lige­ ramente superior: 450 has. En la parte baja, los caseríos del concejo de Tineo situados en las proximidades del Narcea cultivaban la viña, en particular Bebares, Castrillo y sobre todo Sobo (parroquia de Santa María de la Barca) que llegaba a producir 4.000 cántaras (unos 700 hl.) en 1802. Miñano estima que esta abundancia de vino es debida a que la parroquia está bien protegida de los temibles vientos del Norte. Según el Catastro de Ensenada la viña cubre 97 ha., un 2'5% del suelo utilizado por los agricultores de Tineo. La producción de vino, entre 600 y 700 hl., resultaba incapaz de cubrir las necesidades de sus 1.874 familias. En Cangas de Tineo la vid ocupaba unas 350 has. a mediados del siglo XVIII. Ciertas viñas dispuestas a la castellana eran bien cultivadas, pero en otras «mal cepadas» los intervalos entre las cepas y los bordes de las parcelas son utilizadas para el cultivo del centeno alternando con fabas. En Corias la mitad están mal atendidas e igualmente en ciertos caseríos en los que las parras suben sobre el techo de las casas. La producción total de Cangas de Tineo puede ser evaluada en unos 1.800 hectolitros en 1752. Las cifras de medio siglo después son netamente más altas y Jovellanos habla de 24.000 cántaras castellanas (3.800 hl.) en 1796 y un docu­ mento de 1802 da la cifra de 2.800 hl. Jovellanos dedica el Itine­ rario X II de sus Diarios a la vendimia en Cangas de Tineo del 11 al 14 de octubre de 1796 y ofrece datos de alto valor: la viña del conde de Toreno está cercada y contigua a su casa y huerta. Tiene «las viñas tendidas a la castellana. La uva negra; la mejor es el verdejo. Las vendimiadoras cogen; los hombres pasando, recogen en cestos, y éstos van a llenar los capachos, llamados aquí gojos. El cura no percibe más diezmo que en su estrechísimo territorio; el fruto de otros, aunque prtenecintes a sus feligreses, va a la pa­ rroquia local. El vino, aunque el más considerable se estima aquí EL VIÑEDO EN ASTURIAS: CULTIVO MARGINAL EN VIAS DE EXTINCION 593 fruto menor» (18). Posteriormente va a la viña Miramontes y el 14 de octubre escribe que «se va acabando la cosecha de vino: este año es muy corta, como el pasado; será un tercio de lo regular, que aquí se calcula de once a doce mil cuepas en todo el concejo, y, teniendo cada una dos cántaras, equivale a veinticuatro mil cas­ tellanas, que reguladas a 24 reales por cántara, suman 19.000 duros, poco mas o menos; algunos años ha llegado el precio a 70 reales la cuepa, y, por consiguiente, el precio regular se debe suponer mayor. Aquí se cobra la sisa por aforo, siempre muy bajo. No hay aquí sidra ni entra aguardiente. Gamoneda tiene alguna de la pri­ mera y nadie la compra; también Uría, pues tiene pumarada. Sobre el segundo pende pleito. El Regente, como protector del Hospicio, quiere introducirle. El intendente de León, que cobra aquí la sisa, lo resiste. La Competencia fué al Consejo de Hacienda. Hay, parece, cédula que prohibe la introducción de aguardientes en pueblos de cosecha de vino; ni aquí entraba el de Castilla; ya hay taberna, a cargo de los cosecheros del país. El consumo crece» (9). Al este del Narcea subsistían aún algunas cepas en las zonas con menos precipitaciones. Unas 53 has. en el valle de San Pedro de Teverga, de calidad muy mediocre y a finales del XVIII tras una serie de malas cosechas, muchos campesinos arrancaron sus viñas para dedicarse a cultivos más rentables. Los viñedos del Na- lón estaban ya en vías de extinción. Las viñas medievales de la cuenca de Oviedo desaparecieron en el XVI y en 1752 quedaban unas 80 has. en Candamo. Jovellanos escribe que eran muy apre­ ciados sus tintos pero Santullano y Fernández Lamuño afirman que era una especie de chacolí muy agrio y de pésima calidad (10). El concejo de Grado poseía algunas viñas y las Ordenanzas de 1779 instituyen un premio para el principal productor de vino y diversas gratificaciones para los que mejoren su calidad. En 1828, Santa María de Murias aún recoge alrededor de 800 cántaras de vino según Miñano. Todavía más abajo, Pravia produce también un poco de vino calificado por Miñano de suave y saludable y Ma- doz señala que aún perdura a mediados del siglo XIX. Al este de Oviedo, la viña casi ha desaparecido, subsistiendo una superficie mínima en Aramil (Siero). En el resto se han arran­ cado las cepas a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, que el

(8) Jovellanos, G.M. de: “D ia rios ”, Madrid, B.A.E., 1956, t. 3, p. 391. (9) Jovellanos: op. cit., p. 392. (10) Santullano, G. y Fernandez Lamuño, J.A.: “V ino”, Gran enciclope­ dia asturiana, t. 14, pp. 260-263. 594 FRANCISCO FEO PARRONDO monasterio de Valdediós tenía en Brediñana, Grases, Maojo, Mira- valles, Ambas y en su coto. Siguiendo el Catastro de Ensenada se puede afirmar que la producción vitivinícola de Asturias era muy baja: unos 4.500-5.000 hl. en 1752. Huetz de Lemps (11) manejando otra fuente la sitúa entre 2.300 y 3.840 hl. El consumo total de vino era de unas 312.000 cántaras de las cuales más de 300.000 (50.000 hl.) se importaban. Durante todo el siglo X VIII aumenta el consumo de vino y con él las importaciones. Huetz de Lemps señala que una parte impor­ tante procedía de Galicia (Ribadavia, Ramallosa, Betanzos, Vivero), Andalucía y Francia y llegaba a Asturias por mar, especialmente por el puerto de Gijón. El resto procedía del Bierzo y de Castilla. La parte occidental consumía lo que producía y lo que importaba de Galicia (Valdeorras, Orense y Ribadavia). La parte central se abastecía en León y Castilla la Vieja: casi un 90% procedía del Páramo: Tierra de Campos, Toro (tintos), Medina (blancos), Am- pudia, La Torre, La Vega, La Seca, Tordesillas y Nava del Rey. El transporte lo realizaban arrieros asturianos. Para García Fernán­ dez, el vino importado era muy caro: «El blanco, lo mismo el de Ribadavia, que el de Rueda y La Seca, por ser de gran calidad y alcanzar precios elevados, debió de resultar prohibitivo para el campesino y consumirse sólo en las villas y en la capital de Astu­ rias; y el tinto de Toro, más corriente y algo más barato, se bebería con relativa templanza en fiestas y romerías, siendo sólo habitual en la mesa de los labradores hacendados» (12). Martiniano Peña Sánchez señala que Mayorga (Valladolid) era un gran mercado de vino a donde bajaban los asturianos. El viñedo de los pueblos vallisoletanos de Tierra de Campos «era totalmente insuficiente para satisfacer la demanda de asturianos y montañe­ ses... la base la constituían los vinos de Medina del Campo y de Rueda que llegaban hasta Mayorga a la espera de los arrieros as­ turianos» (13). Algo similar ocurría en Villada donde, según Jove­ llanos, se cargaban los arrieros astures de vino, por lo común

(11) H u e t z de L e m p s , A .: “Vignobles et vins du Nord-Ouest de l’Espag- n e", Bordeaux, 1967, 2 t. (12) G a r c ía F e r n a n d e z , J . : “Sociedad y organización tradicional del es­ pacio en Asturias ”, Oviedo, I.E.A., 1976, p. 183. (13) P e ñ a S a n c h e z , M . : “Crisis rural y transformaciones recientes en Tie­ rra de Campos. Estudio geográfico del sector noroeste”, Valladolid, Dpto. de Geografía, 1975, p. 89. EL VIÑEDO EN ASTURIAS: CULTIVO MARGINAL EN VIAS DE EXTINCION 595

blanco de Castilla procedente de la Tierra de Medina. Sánchez Braña apunta para Boal el origen gallego de los vinos comprados: Agueira, Lemos, Orense y Ribadavia.

III.—RETROCESO DEL CULTIVO DE VIÑEDO EN EL SIGLO XIX. EL PAPEL DE LA FILOXERA. LA RECUPERACION DE COMIENZOS DEL SIGLO XX

El siglo XIX supuso un claro retroceso del viñedo astur. Son descepadas las viñas de Candamo, con lo cual desaparece el cultivo en la zona central, quedando reducido al Occidente: Cangas del Narcea, Tineo, Ibias, Allande y Grandas de Salime fundamental­ mente. José María Moro en su estudio sobre la desamortización en Asturias apunta la escasa importancia de las fincas subastadas que se destinaban a viñedo: «poco frecuentes en general, pero re^ lativamente importantes en el concejo de Cangas del Narcea, son las fincas destinadas a viñedo. Las medidas de este tipo de fincas vienen dadas siempre en «jornales de cava»; ocho ventas en dicho municipio lo son de fincas destinadas a este cultivo; dos de ellas, procedentes del convento de dominicas de la villa, las cultivaban las monjas por sí mismas. Aunque los valores de tales fincas son bajos (entre 2.000 y 17.500 reales) la cotización es bastante elevada. También en el municipio de Candamo se venden algunos terrenos plantados en todo o en parte de vida» (14). Durante el segundo tercio del siglo XIX en Cangas de Tineo, se cultivaban, según Santullano y Fernández Lamuño, unas 600 has., con ocho clases principales de uva, siendo las más apreciadas y de mayor rendimiento las denominadas Verdejo, Carrasquín, Al- varín negro (tintos) y Alvarín blanco y Moscatel (blancos) y en menor medida Carrasco y Negrón (tintos) y Teta de Vaca (blanco). Su cultivo y elaboración eran rudimentarios. Esta última corría a cargo de los cachicanes, obreros sin especialización (15). El cultivo se limitaba a ir reponiendo las cepas, abonando sólo las nuevas, sin preocuparse en mejorarlas o escoger la mejor variedad. Se poda­ ban por San José, se les daba una cava y una bina. Se vendimiaba

(14) M o r o , J .M .: “ L a desamortización en Asturias en el siglo X IX ”, Ovie­ do, Silverio Cañada, 1981, p. 130. (15) S a n t u l l a n o y F e r n a n d e z L a m u ñ o : op. cit., p. 261. 596 FRANCISCO FEO PARRONDO a finales de septiembre o principios de octubre, con la uva poco madura. Una vez pisada, el vino se ponía en cubas y luego se metía el mosto en toneles o pipas, exprimiendo el orujo en lagares de viga y luego se empezaba a vender en los primeros meses del año siguiente. El vino que se obtenía por este sistema era de mala ca­ lidad y según el dictamen de la Exposición General de Agricultura de 1857, «ásperos y agrios». Nicolás Suárez Cantón en su «Asturias vinícola», critica su elaboración, con una prolongada maceración del orujo, escobajos y demás impurezas arrojadas en la cuba con el zumo de uva, produciendo un vino turbio y espeso, que casi se podía mascar. En el último tercio del siglo XIX hubo una serie de intentos, de iniciativas particulares, para mejorar la calidad del vino astu­ riano. Faustino M. de Arvás, en el capítulo sobre Cangas de Tineo incluido en la obra de Bellmunt y Canella, señala algunas de estas iniciativas: Nicolás Suárez Cantón trató de modernizar los siste­ mas de elaboración de vino, obteniendo mención honorífica en la Exposición de Madrid de 1873 y Diploma de primera clase en la asturiana de 1875. En 1897 las innovaciones las estaba introducien­ do González del Valle, el primer cosechero cangués, que acababa de obtener medallas de plata y oro en las exposiciones de Burdeos, Angers, Rouen y Lugo. También lo había fabricado con esmero el conde de Toreno y los vinos de su marca tuvieron mucha acepta­ ción en Madrid. Algunos como González del Valle llegaron a traer técnicos extranjeros, llegando a obtener un vino muy semejante al Burdeos (16). Como señala Arvás, desgraciadamente cuando se abría un claro horizonte para el vino de Cangas de Tineo, se presentó la filoxera, de manera lenta pero continua, amenazando seriamente a una rique­ za entonces valorada en cuatro millones de pesetas. Las referencias a los estragos de la filoxera se repiten. Bellmunt y Canella piden remedios rápidos y enérgicos (17). González Solís apunta que el oidium afectó a los viñedos durante los años anteriores a 1890 (18). Según González Llana el oidium contribuyó a reducir el cultivo de la vid, «aumentando el de la fresa y otros» (19), pero, para el pro­ pio González Llana, no fué sólo el oidium la causa del abandono

(16) A ra m b u ru , F. d e : “Monografía de Asturias ”, O viedo, 1899, pp. 354-356. (17) B e l l m u n t , O. y C a n e l l a , F. : “ Asturias ”, G ijó n , 1895, t. 1, p. 11. (18) G o n z á l e z S o l is , P . : “Memorias asturianas ”, M a d rid , 1890, pp. 13-15. (19) G o n z á l e z L l a n a , J .: “Manual de agricultura práctica para la provin­ cia de O viedo ”, M a d rid , 1889, p. 363. EL VIÑEDO EN ASTURIAS: CULTIVO MARGINAL EN VIAS DE EXTINCION 597

del viñedo, también contribuyeron los impuestos municipales del vino cosechado en el país, la concurrencia del vino de Castilla más barato y la abundante producción de sidra. ¿Cuál fué la reacción ante la filoxera? Indudablemente varía de unas zonas a otras y las consecuencias van a ser lógicamente di­ versas también. Estudiando los efectos de la filoxera en la economía vitícola del sur de Francia, Remy Pech ha llegado a la conclusión de que su consecuencia más importante fué la consolidación de la gran empresa capitalista: «La crisis filoxérica ha detenido la pro­ gresión de las empresas medianas y parece haber ensanchado el foso entre la gran empresa, cada vez más industrializada y capita­ lista, y la pequeña explotación familiar que se sostiene con proezas de trabajo y de tenacidad. La estructura desigual de los campos languedocianos parece haber salido consolidada de la prueba filo­ xérica» (20). En España crece sin precedentes la superficie de viñedo coin­ cidiendo con la crisis del viñedo francés. Se pasó entre 1860 y 1892 de 1'2 a 1'7 millones de hectáreas y como escribe Teresa Carnero Arbat, «Francia fué a partir de 1878 el principal país receptor de la exportación española. Las posiciones relativas conquistadas por el vino común en tierras americanas durante el deceno 1868-1877 — alrededor de un 60% del vino común fué a Cuba y Filipinas por una parte y por otra a Puerto Rico, Brasil, Ecuador, México, Nueva Granada, Río de la Plata, Uruguay y Venezuela— fueron superadas por el mercado galo. En efecto, las cantidades exportadas a Fran­ cia no descenderán durante el período siguiente (1878-1891) del 75% del total. Pero el incremento de la exportación a Francia no se hizo a costa de una disminución absoluta de las exportaciones a América Latina» (21). Todo ello pese a que la filoxera se inició en Málaga en 1878 y rápidamente abarcó todo el territorio español. En Oviedo entra en 1889, procedente de Lugo, aunque no se reco­ noció oficialmente hasta 1894. Según Faustino de Arvás, la lucha contra la filoxera en Asturias fué desigual: «las sensibles pérdidas ni siquiera fueron atenuadas con rebaja de impuestos. Se estable­ ció, próximo a Cangas, un vivero provincial de vides americanas que, si bien facilitará la adquisición de estaquilla con grande eco-

(20) P e c h , R. : “Entrepisse viticole et capitalisme au Languedoc-Rousillon. Du Phylloxéra aux crisis de mévente ”, Toulouse, Université de Toulouse-Le M irail, 1975, p. 67. (21) C a r n e r o i A r b a t , T .: “Expansion vinícola y atraso agrario 1870-1900”, Madrid, M° de Agricultura, 1980, pp. 67-68. 598 FRANCISCO FEO PARRONDO nomía, esto no resuelve ni remotamente tan arduo problema. Re­ presentan las mil hectáreas de viñedo cinco y medio o seis millones de cepas, cuya reposición ha de costar, por lo menos, dos millones de pesetas, que no podrán sufragar los perjudicados viticultores por continuadas pérdidas de cosechas» (22). ¿Qué superficie seguía dedicada a viñedo? ¿Cuánto producía? Eduardo Abela da para 1879, siguiendo a la Dirección General de Contribuciones, para la provincia de Oviedo, 3.535 hectáreas (23). Los mejores datos proceden de Aramburu y se refieren al período 1894-7898, excesivamente reducido:

Año kg/uva hl. mosto

1894 3.673.439 ...... 22.178 1895 7.262.432 ...... 44.734 1896 4.663.547 ...... 29.182 1897 2.798.125 ...... 17.026 1898 4.160.000 ...... 25.802

Aramburu apunta otros datos de interés. Por cada 100 kg/uva se obtenían 60-61 litros de vino (24). El precio oscilaba entre las cuarenta y las cincuenta pesetas/hectolitro, siendo más bajo el año 1895 en que la cosecha fué muy buena. Buenas fueron las de 1896 y 1898, regular la de 1894 y mediana la de 1897, sorprendiendo las enormes diferencias interanuales.

Esta producción se dividía en 1898 de la siguiente manera:

Partido judicial has. kg/uva hl. mosto

Castropol ...... 1.283 ...... 1.926.000 ...... 7.690 Cangas de Tineo ...... 1.000 ...... 2.729.000 ...... 17.460 Tineo ...... 30 ...... 87.500 ...... 540 Pravia (Candamo) .... 7 ...... 17.760 ...... 112

(22) A r v a s , F. d e : “Cangas de Tineo” en Bellmunt y Canella: “Asturias ”, Gijón, 1897, t. 2, pp. 196-197. (23) A b e l a , E .: “El libro del viticultor ”, M adrid, 1885, p. 184. (24) La oscilación era ligeramente mayor: 58 1. en Castropol, 62 en Tineo y 64 en Cangas de Tineo y Candamo. La producción de Castropol era más re­ ducida por estar más afectada por la filoxera. EL VIÑEDO EN ASTURIAS: CULTIVO MARGINAL EN VIAS DE EXTINCION 599

En total había, según Aramburu, 2.320 has., con una producción de 4.760.000 kg. de uva que transformados en mosto daban 25.802 hl. Si los datos de Abela y Aramburu son exactos se habría produ­ cido en diez años un descenso de 1.215 has., es decir, en torno a un tercio de la superficie plantada de cepas sería dedicado ahora a otros usos. Los efectos de la filoxera parecen claros, aunque otras causas como las anteriormente apuntadas por González Llana ayu­ dasen al descepe. Esto no impide a Arvás describir las vendimias canguesas como fiestas populares: «En Cangas de Tineo la reco­ lección de la uva, que dura ordinariamente de diez a doce días, constituye una animadísima fiesta popular. Antes de rayar el alba, empieza a sentirse por las calles de la villa extraordinario movi­ miento de carretas del país, que con cubas (bocineras) se preparan para trasladarse a los viñedos; y mujeres y hombres de todas eda­ des de las aldeas inmediatas, provistos de cestos, marchan en pelo­ tones con sus cachicanes al frente, para dar principio a la vendimia. Llegados a los formales (pagos) se diseminan por estrechos y pen­ dientes senderos, dirigiéndose cada pelotón a su sendero» (25). Pero la fiesta es para los dueños de las viñas y sus invitados, mientras cachicanes, carrexiones (transporta las uvas a las cubas), vendimiadoras y carreteros continuaban la recolección. A nivel municipal, la filoxera tuvo repercusiones diversas. Félix Infanzón y García-Miranda no la menciona en Tineo. En Boal casi acabó en 1900-1901 con el vino «dos Vallois» de Doiras que había adquirido cierto prestigio (26). En Pesoz, los viñedos tradicionales fueron arrasados por la filoxera y tuvieron que ser sustituidos con vid americana importada desde Valdeorras. En 1902 la filoxera seguía invadiendo los viñedos libres de Cangas, Pesoz, Illano y Boal (27). Si bien a nivel provincial se pasa de 5.493 has. en 1858 a 1.878 en 1903, en los años finales del siglo XIX el cultivo de la vid obtie­ ne una expansión sin precedentes en Cangas de Narcea. Se habían perdido los mercados madrileño, argentino y cubano anteriores, casi no quedaban marcas como «Los Viñales», «Don Pelayo», «Prín­ cipe de Asturias» o «Don Piñolo» pero se sustituyeron las viejas cepas por otras nuevas importadas de Francia, se trajeron técnicos franceses para la elaboración del vino y se aumentó la superficie de cultivo, incluso en buenos terrenos, gracias a los bajos jornales.

(25) A r v a s , op. cit., pp. 199-200. (26) S á n c h e z B r a ñ a , op. cit., p. 27. (27) Rev. Vinícola de agricultura, 1902, p. 142. 600 FRANCISCO FEO PARRONDO

Todo ello supuso que en el primer cuarto del siglo XX la oferta superase con mucho a la demanda local y regional, lo que favoreció su exportación de nuevo a Cuba, Argentina y M éjico, especialmente el «Don Piñolo» (28). La máxima producción se alcanza entre 1930 y 1945, para a partir de este año comenzar a descender de forma constante hasta nuestros días. La revista «La Maniega» nos infor­ ma del estado del viñedo cangués a finales de los años veinte del siglo actual. En 1926 hubo una buena cosecha debido a que el calor maduró el fruto. Esta buena cosecha animó la vida de la villa du­ rante la vendimia (29). En 1929, la vendimia se anticipa con otra buena cosecha. José Uría Merás afirma que la primera necesidad en aquel momento era obtener del Estado la protección del nombre Vinos de Cangas, delimitando exactamente la región. Propone tam­ bién la creación de cooperativas para ayuda mutua y para evitar fraudes: «Cada uno debe elaborar su vino y tratar de acreditar su marca, sin perjuicio de la formación de una cooperativa vinícola por acciones, que compraría la uva o los mostos y los elaboraría por su cuenta y podría hacer préstamos a sus asociados y menos económicos a los extraños. Sus vinos serían los de La Cooperativa Canguesa, sin impedir que haya su vino marca Del médico, de Omaña, Toreno, Flórez» (30). Indudablemente José Uría Merás te­ nía muy claras las tres soluciones para mantener a buen nivel el vino cangués: mejorar su calidad con una buena elaboración, ob­ tener la denominación de origen, fundamental para una mejor comercialización, y conseguir una cooperativa que posibilitara los dos puntos anteriores, ahorrase mano de obra y gastos en la ela­ boración y comercialización. Estas tres soluciones hubieran sido posibles entonces en Cangas, cuyos vinos aún eran bien aceptados: en la Feria de Muestras Asturiana celebrada en Gijón en el verano de 1929 los vinos tintos y blancos de Jenaro Flórez fueron premia­ dos con medalla de plata y diploma, al igual que los de María Gómez y Porfirio Ordás. En 1931 alcanza unos buenos precios como consecuencia de que apenas hay reservas de años anteriores por el aumento de la de­ manda de fuera del concejo. Todo ello confirma el auge pese a que los cuidados no eran los adecuados: «Muchos se precipitan a vendi-

(28) Quiero expresar mi gratitud a D. Manuel Fernández Alvarez, secre­ tario de la Cámara Agraria Local de Cangas de Narcea por la información facilitada sobre este concejo. (29) La Maniega, n.° 4, p. 31. (30) La Maniega, nov.-dic. 1929, pp. 5-6. EL VIÑEDO EN ASTURIAS: CULTIVO MARGINAL EN VIAS DE EXTINCION 601 miar sin haber adquirido la uva la cantidad necesaria para obtener un buen mosto regular. Bien es verdad que los mayores cosecheros saben esperar la sazón, para ganar en calidad lo que acaso pierdan en cantidad, que muchas veces se ganan las dos cosas, por saber esperar. Este año se ha comenzado a vendimiar, por algunos, en los primeros días de la tercera decena de septiembre; pero los más no comenzaron hasta la segunda semana de octubre, ya que hace unos días hermosos de sol, que buena falta hace a la uva. Estos cosecheros están en lo cierto, y a ellos se debe el que haya en Can­ gas buen vino» (31).

IV.— EL VIÑEDO ACTUAL

Desde 1945 se inicia un retroceso definitivo del viñedo asturia­ no que cada vez tiene más difícil la competencia con los de otras regiones españolas. Debido a su baja rentabilidad se abandonan viñedos y se produce un cierto descepe. Esta baja rentabilidad se debe a factores muy diversos, como la escasez y elevado precio de la mano de obra (todas las labores se realizan a mano), la imposi­ bilidad de mecanización por estar en terrenos muy pendientes y las cepas muy juntas.

a) La influencia del medio natural

El propio Catastro Vitícola y Vinícola de la provincia de Ovie­ do señala que el viñedo, en los valles del Narcea y Navia, «ocupa las laderas de los montes que los cierran, en terrenos de muy es­ carpada pendiente, superior, en muchos casos, al 50%, lo que re­ presenta enormes dificultades de laboreo y recolección, acarreando una paulatina disminución en la superficie destinada a este cultivo a pesar de la apreciación y buena demanda local de las produccio­ nes obtenidas» (32). Geológicamente los terrenos son paleozoicos y precámbricos. El valle del Narcea aparece formado por pizarras precámbricas, mien­ tras que en el del Navia estos mismos materiales no son tan arcai­ cos, perteneciendo al Ordovícico medio y superior del Paleozoico.

(31) La Maniega, n.° 34, sept.-oct. 1931, p. 23. (32) INDO: “Catastro vitícola y vinícola. Provincia de Oviedo ”, M adrid, M° de Agricultura, Pesca y Alimentación, 1982, p. 9. 602 FRANCISCO FEO PARRONDO

Son suelos clasifieables como tierra parda húmeda. El perfil de estos suelos corresponde al tipo A(B)C. El horizonte de humus es rico en materia orgánica y corresponde al tipo mull con un grado de humificación desarrollado. Son suelos excelentes para prados e incluso para maíz o judías pero no tan buenos para viña pese a la permeabilidad, buen drenaje... porque son «cascajosos», deriva­ dos de la roca madre pizarroso-granítica y más raramente arcillo­ sos, sueltos; de poca profundidad y con escasa fertilidad. Además, algunos viñedos están en zonas tan pendientes que hay que subir con cestas la tierra que arrastra el agua. José Peñín justifica el retroceso para todo el Norte de España: «Donde el índice pluviométrico es elevado como en Galicia (Ribei- ro, Rosal, Cambados y Condado del Miño), País Vasco (Guetaria y Zarauz con su txacolí) y Asturias (Cangas de Narcea), sus vinos son acídulos y de grado inferior a 11» (33). Según el propio Peñín, aún peor que la situación del viñedo asturiano es la del montañés o vasco: la zona de Potes (Liébana) con sus 3.000 hl. apenas llenaría una bodega de modestas dimensiones, mientras que las 25 has. de Guetaria, las 40 de Baquio y otras dispersas son reliquias para el consumo familiar en el caserío (34). Además, al ser un clima húmedo hace que prosperen y se desa­ rrollen las enfermedades criptogámicas, por lo que es necesario realizar un elevado número de tratamintos que encarecen el pro­ ceso (35).

b ) Superficie y distribución espacial

La extensión dedicada a cepas se ha reducido considerablemen­ te e incluso sigue disminuyendo. Según Sanz Carnero, en 1975 había en Asturias 507 has. de viña que representaban el 0'6% de la su­ perficie labrada provincial y el 3'14% en los municipios con cepas, mientras en 1982 eran ya solo 419 has., 0,5% de la labrada provin­ cial y 3% de los municipios afectados. No obstante es la provincia con más viñedo de la región cantábrica.

(33) Peñín, J.: “ Manual de vinos españoles ”, Madrid, Penthalon, 1980, p. 38. (34) P e ñ í n : op. cit., p. 288. (35) S a n z C a r n e r o , F .: “El viñedo español”, Madrid, M° de Agricultura, 1975 (actualizado en 1982), pp. 40-42. EL VIÑEDO EN ASTURIAS: CULTIVO MARGINAL EN VIAS DE EXTINCION 603

Cangas de Narcea sigue siendo el municipio más vitivinícola de Asturias. En 1970 tenía 268 has. En 1979 eran 273 has. según la «Guía urbana e informativa» (36). En 1981 eran 240 has. repartidas en unas 800 parcelas de unas treinta áreas de media con un total de dos millones de cepas a un metro cuadrado unas de otras, su­ jetas a estacas con alambres, lo que da unas 4.000 cepas por hectárea. El Mapa de Cultivos y Aprovechamientos (37) señala un total de 195 has. de viñedo en Cangas de Narcea, 33 como cultivo único, 26 asociado a prados y 136 con prados y labor. En el resto de los concejos era ya casi insignificante en 1970. En Allande se cosechaba algún vino. En Pesoz se le dedicaban unas 40 has., emparradas. Su descenso se debía a la falta de bra­ zos para el laboreo y algunas casas de Pesoz y Pelorde seguían fabricando aguardiente para uso doméstico. En Grandas de Salime no había más de 30 has. porque debido al embalse de Salime desaparecieron los mejores lugares donde se cultivaba (38). En Ibias había unas 400.000 cepas repartidas en 137 has. que en un año normal producían 200.000 litros en los pueblos de Marentes, San Antolín, Cecos, San Esteban, Bustelo y Villadecendias, en re­ tazos de laderas orientadas al mediodía y «se van abandonando numerosas parcelas antes destinadas a este cultivo y hoy dejadas a monte, consecuencia de la escasez, cada día más acentuada, de mano de obra suficiente» (39). También en la década de los setenta en Tebongo y Javita (Cangas de Narcea), sin arrancar las cepas se han plantado entre ellas pinos, especialmente en las parcelas em­ pinadas. En 1982, según el Catastro Vitícola y Vinícola, la provincia de Oviedo poseía una muy escasa superficie de viñedo, 312'10 has., lo que la coloca en uno de los últimos lugares nacionales en este cultivo. Estas 312 has. se hallan distribuidas entre nueve munici­ pios:

(36) Guía urbana e informativa de Cangas de Narcea, Ayuntamiento, 1979. (37) Mapa de Cultivos y Aprovechamientos, E. 1/50.000; n.° 50 (Cangas de Narcea). M° de Agricultura. (38) F e r n a n d e z L a m u ñ o , J.A. y G a r c ía L in a r e s , A .: “Grandas de Salime”, G.E.A., t. 8, p. 32. (39) F e r n a n d e z L a m u ñ o , J.A. y G a r c ía L in a r e s , A .: “Ibias”, G.E.A., t. 8, p. 176. 604 FRANCISCO FEO PARRONDO

Municipio has.-as.-cas. parcelas

Allande ...... 8-31-50 ...... 302 Boal ...... 19-60 ...... 11 Cangas de Narcea ...... 190-30-54 ...... 2.240 Grandas de Salim e ...... 5-20-40 ...... 376 Ibias ...... 74-69-05 ...... 1.156 Illano ...... 11-54-61 ...... 216 Pesoz ...... 13-45-14 ...... 278 S. Martín de Oseos .... 7-88-10 ...... 55 Tineo ...... 51-30 ...... 6

312-10-24 4.640

Cangas de Narcea representa el 60'97% del total provincial e Ibias el 23'93%, es decir, entre las dos casi el 85%. En cuanto a la intensidad del cultivo, en Cangas de Narcea supone un 9'16% de la superficie labrada, en Pesoz un 679% y en Ibias un 3'84% mien­ tras Tineo da el valor más bajo con 0'01%. Si comparamos la superficie de viñedo con la total municipal los porcentajes son in­ significantes, ya que el máximo es de 0'34% en Pesoz. Están plantadas de cepas en Asturias un total de 4.639 parcelas, de las cuales 3.612, es decir un 77'86%, son menores de O'l has. y solamente dos superan la hectárea, sin llegar nunca a dos hectáreas. La superficie media más alta es la de San Martín de Oseos con 0'1432 has. y la mayor parcela de viñedo de Asturias ocupa 1-38-40 en Ibias.

c) Períodos y marcos de plantación

Lo primero a resaltar es la acentuada vejez del viñedo asturia­ no: un 71 '83% estaba plantado ya en 1940. Un 18'56% más se plantó en la década de los cuarenta. A partir de 1950 se produce una furte caída de las plantaciones, ya que en más de treinta años no se llegó a plantar ni la décima parte del total. En algunos mu­ nicipios el viñedo es muy viejo y así, en Allande, un 98'85% es anterior a 1940 y en Cangas de Narcea un 81'42% mientras el más joven es el de Ibias con un 48'91% de antes de 1940. En Tineo las seis parcelas actuales de viñedo ya tenían este mismo destino y estas mismas cepas en 1935. EL VIÑEDO EN ASTURIAS: CULTIVO MARGINAL EN VIAS DE EXTINCION 605

En Asturias predominan los pies altos, especialmente en Can­ gas, plantados en línea (187 has.) o a marco real (96 has.). Sin orden hay casi 27 has. plantadas a comienzos de siglo o en terrenos de orografía complicada y a tresbolillo sólo 1'6 has.

d) Asociación con otros cultivos, variedades y portainjertos

Hay un absoluto predominio del cultivo único que supone un 99'30%, ya que sólo 2'08 has. aparecen asociadas con herbáceos según el Catastro Vitícola y Vinícola (40) y otras 0'1075 con espe­ cies arbóreas. Sin duda estas cifras hay que aumentarlas aunque no tanto como apunta el Mapa de Cultivos y Aprovechamientos editado también por el Ministerio de Agricultura, para quien la mayoría del viñedo cangués estaba asociado a prados. Tampoco coinciden las fuentes utilizadas a la hora del análisis de las variedades de Vitis Vinífera existentes en Asturias. Así, en 1971, L. Hidalgo y M.R. Candela (41) señalan los siguientes por­ centajes: Alvarín negra 75%, Verdejo 10%, Carrasquín 5%, Mencía 5%, y otros 5%. Los cuatro primeros serían todos tintos y en el 5% de «otros» aparecen las variedades tintas de agudillo, calbanet, y garnacha y los blancos de albillo, alvarín blanco y picapol. En 1982 el Catastro Vitícola y Vinícola, por el contrario, señala que la variedad dominante es, con mucho, la Mencía, que con 210 has. constituyen el 67'56% de la superficie provincial. Esta varie­ dad produce buenos vinos, sobre todo jóvenes, muy afrutados. La segunda variedad es el Verdejo blanco con 9'5 has. y 3'07%. Apa­ recen veinte variedades: Mouratón, Tinto aragonés, Alicante... las variedades Mencía y Verjo blanco se dan en cepas más viejas y la Mencía predomina en todos los municipios salvo en San Martín de Oseos, donde es superada por la Mouratón. Indudablemente en diez años no se han producido los cambios de variedades tan fuer­ tes porque apenas se han plantado cepas y hay que pensar que el Catastro Vitícola y Vinícola es más fiable que la obra de Hidalgo y Candela. La práctica totalidad del viñedo astur, el 94'87%, está injertado sobre Rupestris de Lot, predominando en todos los municipios y

(40) INDO: op. cit., p. 15. (41) H id a l g o , L. y C a n d e l a , M .R .: “Contribución al conocimiento del in­ ventario vitícola español”, Madrid, INIA, 1971. 606 FRANCISCO FEO PARRONDO siendo el único en Allande, Boal, Grandas de Salime, Ulano, San Martín de Oseos y Tineo. El portainjerto híbrido representa un 4'97% y se da exclusivamente en Ibias. e) Labores, rendimientos y calidad

Las labores que requiere el viñedo asturiano son las mismas que en el resto de España en líneas generales: podar en enero-fe­ brero, cavar y reponer y abonar en marzo-abril; sulfatar, enramar y azufrar entre mayo y agosto; vendimiar en septiembre-octubre y estercolar en noviembre-diciembre. Pero se trata de plantaciones viejas, en su mayoría carentes de las labores adecuadas, por lo que presentan un estado de abandono muy marcado: muchos no se vendimian. El vino cangués «pierde importancia en la comarca, a medida que la minería y la incipiente industria han ido configurán­ dose como alternativas más rentables» (42) y como señala Antonio Palicio, entre los más viejos del lugar existe un pequeño recelo hacia los jóvenes que se niegan a cultivar los viñedos, y en 1979 Joaquín Rodríguez ya señalaba que «hoy se hace más por amor al arte que como medio de vida» (43). Se vendimia entre finales de septiembre y finales de octubre, según los años y las condiciones climáticas. La recogida de los racimos se hace en feixes y maniegos o cestos que, en carros, son llevados al pisador o maseiro, donde a pie o con estrujador mecá­ nico es tratada la uva. Luego se echa a la tina de fermentación (tienen una cabida entre 6.000 y 18.000 1.), hecha de castaño y ra­ ramente de roble. Al mes se pasa a los bocoyes o barricas de hasta 600 litros de cabida. El escobajo y hoyejos (orujo) que queda en la tina de fermentación es llevado a la prensa de husillo o al lagar de viga para su prensado. Algunos cosecheros añejan el vino con métodos tradicionales, según Santullano y Fernández Lamuño con unas «prácticas que se remontan a la mejor tradición monacal». Juto a estos métodos tradicionales se conservan lagares construi­ dos hace decenas de años y que todavía se usan en nuestros días. Artesanales son también las diez bodegas, todas inferiores a los 20 hectolitros que producen vinos flojos, entre 6 y 8 grados, para

(42) P a l ic io , A.: “La vendimia en Asturias se muere”, Asturias, 12 de diciembre de 1978, p. 9. (43) R o d r íg u e z , J.: “Comenzó la vendimia en Cangas de Narcea”, Astu­ rias, 14 de octubre de 1979, p. 7. EL VIÑEDO EN ASTURIAS: CULTIVO MARGINAL EN VIAS DE EXTINCION 607 consumo familiar, sin apenas repercusión comercial y a precios elevados. Santullano y Fernández Lamuño apuntan que eran un 26% más caros que los de Castilla y León, los de Marentes, Pelorde o Cangas pese a su inferior graduación: el vino de Cangas se vendía en 1972 a 20 pesetas litro y el importado de León a 14 pesetas litro. En 1981 el precio se había elevado a 100 pesetas litro. Las cifras de producción y rendimientos tampoco son unifor­ mes. En 1967 las 700 has. produjeron 7.000 Qm. de uva con un valor de 2.719.000 pesetas. Santullano y Fernández Lamuño seña­ lan que cada quintal métrico de uva madura da unos 620 litros de vino y que en Cangas las 4.200 cepas/has. dan en un año normal 2.00-2.200 litros de vino de entre 8 y 12 grados, ligeramente ácido y con mucha capa. El envejecimiento de las viñas va reduciendo los rendimientos y la producción. En los años normales se obtienen, según Manuel Fernández Alvarez, de 3.000 a 3.500 1/ha. y en uno muy bueno se llega a los 5.000 1/ha., cifras que son sustancialmente superiores a las de Santullano y Fernández Lamuño. Cada cepa produce en tor­ no al kilo y medio de uvas, cantidad que se duplica con la variedad blanca extra o Mencía, obteniendo unos 15 Qm/ha. La producción oscila en torno a los 600.000 1. en años normales, cifra superada raras veces coincidiendo con años buenos. En 1975, según Sanz Carnero, se llegaron a los 1.318.000 1. y en 1982 se re­ dujeron a 700.000 1. Los rendimientos son bajos, como en todas las zonas donde el viñedo es una forma de agricultura a tiempo parcial: Valencia (44), Jumilla (45), Roa (46) o Madrid (47). En Cangas de Narcea son los mineros los que trabajan las vides en ratos libres. Gracias a ello pervive pero, a cambio, recibe menos cuidados, se semiabandona y nos permite hablar de cultivo marginal e incluso residual.

(44) P iq u e r a s , J .: “La vid y el vino en el País Valenciano. ( Geografía económica: 1564-1980 )”, Valencia, Inst. Alfonso el Magnánimo, 1981, p. 221. (45) M o r a l e s G i l , A .: “La vid y el vino en la zona de Jumilla ”, M urcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1976, p. 76 (46) M o l in e r o H e r n a n d o , F . : “La tierra de Roa: la crisis de una comar­ ca vitícola tradicional”, Valladolid, Universidad, 1979, p. 233. (47) F eo P a r r o n d o , F . : “Agricultura a tiempo parcial en espacios periur- banos El ejemplo del viñedo en la provincia de Madrid”, IX Coloquio de Geógrafos Españoles, M urcia, 16-21 dic. 1985. 608 FRANCISCO FEO PARRONDO f) Importaciones

Los vinos locales no pueden satisfacer más que una ínfima parte de lo que se consume en la provincia (5%), no siendo sufi­ cientes ni para el consumo de sus valles respectivos. En 1967 Huetz de Lemps lo considera ya una reliquia, en un período en que había dejado de venderse desde Cangas a Pravia y Avilés. Desde mediados de los sesenta se importan uvas de León para vinificarlas con la uva de Cangas, obteniendo así una buena gra­ duación, según Santullano y Fernández Lamuño. Martiniano Peña Sánchez (48) constata que fué precisamente el comercio con San­ tander y Asturias lo que mantuvo el viñedo en el valle de Cea (Tierra de Campos), primero transportado en carros y desde me­ diados de este siglo gracias a la instalación en Sahagún de Campos y en León de grandes almacenistas de vino que abastecen al mer­ cado asturiano. Las uvas se llevan en camiones desde León y Za­ mora para mezclar. Según Peñín, Asturias cuenta con el mayor índice de embotella­ dores de España, profesionales que «son unos verdaderos expertos en la compra al por mayor de vinos en Castilla y Mancha, incluso comprando la uva que ellos pisarán y elaborarán. Es innegable que existe ante la adversidad una verdadera vocación vitivinícola, quizá por el hecho de ser grandes consumidores de vino» (49). Esto lleva a mezclas regulares o a vinos «enteros» de Valdevim- bre, Bierzo y Valladolid. Maceda Rubio señala que existen en Asturias cinco estableci­ mientos con otras tantas licencias para la transformación de uva: dos en Cangas de Narcea y una en Gijón, Santo Adriano y Villavi- ciosa (50). De las cinco licencias, tres corresponden a la elabora­ ción de vinos, mistelas y mostos, una a la fabricación de vinos (50) M aceda R u b io , A .: “La industria alimentaria en Asturias”, Ería, n.° 6 (1984), pp. 47-69. gasificados y otra a la elaboración de vinagres. Estas cinco licen­ cias de la industria vinícola contrastan con las 150 de la elaboración de sidra, 140 de natural y 10 de gasificada (51).

(48) P e ñ a S á n c h e z : op. cit., p. 156. (49) P e ñ i n : op. cit., p. 51. (51) M a c e d a : op. cit., p. 59. La fabricación de sidra se realiza en veintiún concejos, si bien se concentra en Gijón, Villaviciosa, Siero y Nava, con 48, 31, 18 y 14 establecimientos respectivamente (Maceda, pp. 68-69). EL VIÑEDO EN ASTURIAS: CULTIVO MARGINAL EN VIAS DE EXTINCION 609 g) Perspectivas

El viñedo asturiano es un cultivo marginal como lo es en toda la cornisa cantábrica, una reliquia. Pero ¿debe desaparecer? Tal vez no, pero nos tememos que su futuro es muy poco prometedor. La entrada de España en la CEE ya está haciendo que sea necesa­ ria la reconversión del sector en zonas con unas condiciones con­ siderablemente mejores. La competividad puede acabar con él o hacer que sea más reliquia todavía. Desde luego, es casi imposible aumentar su superficie y con el envejecimiento de las cepas éstas no se repondrán sino que se abandonarán y quedarán como recuer­ do de una economía de autosubsistencia en plena decadencia. El cooperativismo y la denominación de origen que hace medio siglo hubieran ayudado algo al mantenimiento, hoy son inviables como el propio viñedo, salvo que éste se convierta en una ocupación del ocio de los mineros como ya está ocurriendo, lo que no contribuye mucho precisamente a mejorar la calidad del poco vino que se obtiene. Todo parece indicar su próxima extinción, ya que condi­ ciones naturales y económicas están claramente en contra de su continuidad, incluyendo su gran dispersión espacial (52) entre pa­ rroquias, aldeas, propietarios y parcelas.

(52) Sirva de ejemplo que las seis parcelas de viña de Tineo se reparten entre cinco parroquias distintas: Arganza, La Barca, Santianes, Sorriba y Tuña. En Cangas de Narcea existe viñedo en 22 de las 55 parroquias: Adra- lés, Agüera del Coto, Bérgame, Bimeda, Cangas de Narcea, Carballo, Casta­ ñedo, Cibuyo, Coliema, Corias, Coto, Cueras, Jarceley, Limés, Obanca, Onón, Pinera, La Regla, Tebongo, Villaláez y Villatejil. INFLUENCIA DE LA INDUSTRIALIZACION EN LAS FORMAS DE ASENTAMIENTO, PROXIMAS A LAS ZONAS MINERAS DE ASTURIAS (CUENCA DEL RIO NALON)

POR

M.a NICOLASA MARTINEZ DEL RIO Doctor Arquitecto

A mediados del siglo X VIII aparece un claro fenómeno en As­ turias, vinculado a la explotación minera, que complementaba en cierto modo la economía primitiva existente, de carácter agrícola y ganadero. Esta nueva actividad (unida a otros procesos de inci­ piente industrialización), va a potenciar las transformaciones socio­ económicas que se definirán a lo largo de las Cuencas Mineras Asturias». Estas transformaciones se van a manifestar, en relación a las formas tradicionales de asentamiento (con cáracter rural), en una serie de modificaciones respecto a la «estructura» original de los asentamientos, como respuesta a una actividad y forma de vida donde coexisten aspectos rurales tradicionales y formas urba­ nas, consecuencia del fenómeno de «industrialización». Incidiendo en la «Cuenca del Río Nalón» (Asturias), este proce­ so de transformación se manifiesta claramente en asentamientos como: «Sama de Langreo», «La Felguera», «Pola de Laviana», etc., situados en las zonas bajas del Valle, con carácter urbano y for­ mando un «eje» casi continuo de asentamientos próximos entre sí, alineados a lo largo del río y de la carretera C-635, que se alternan con otras formas de asentamiento mixtas o con ciertas caracterís­ ticas rurales; otros asentamientos se localizan predominantemente 612 M.a NICOLASA MARTINEZ DEL RIO

en media ladera, presentando en general una clara adaptación a la topografía; conforme nos alejamos del valle y en cotas de alti­ tud por encima de los 800 mt., nos encontramos formas más dis­ persas de asentamiento, con un carácter rural claro, y economía agrícola-ganadera; encontramos pequeños grupos de edificaciones, formados por: caseríos, quintanas, o bien cabañas, con carácter estacional. Anteriormente a la aparición del carbón, la estructura econó­ mica en dicha «Cuenca» se definía fundamentalmente como agrícola y ganadera; las explotaciones mineras y el consiguiente proceso de industrialización que se inicia en torno al carbón, alteran esta primitiva «estructural rural» en el valle del Nalón, y aparece una vinculación clara entre estas áreas próximas a la explotación mi­ nera, donde se produce un fenómeno de urbanización (surgen dotaciones de equipo diversas, infraestructuras, etc.), y las áreas con carácter rural de alta montaña, que recogen una cierta influen­ cia de este proceso industrial. Las zonas de la «Cuenca alta del Río», donde no aparecen ex­ plotaciones mineras, o lo hacen mínimamente, permanecen con una dinámica de transformación muy baja, manteniendo una es­ tructura económica fundamentalmente rural, o en todo caso, una estructura mixta (Figs. 1 y 2, 2-A). La incidencia, quizás más importante a nivel socioeconómico, surge como derivada de la actividad laboral y empleo, debido a que los trabajadores se desplazan buscando trabajo, desde las zo­ nas de alta montaña, a las zonas industrializadas (donde se localizan estos asentamientos con carácter urbano y economía mixta, como: «Sama», «La Felguera», «El Entrego», «P. Laviana», etc.). Esta de­ pendencia en actividades relacionadas con el trabajo, complementa­ das por otras relacionadas con el equipo: comercial, administrativo, recreativo, etc., hace que se produzca una incidencia e interrelación importante a lo largo del valle, entre núcleos con carácter rural y núcleos urbanos con fuerte poder de atracción sobre los anterio­ res; de ello se derivan aspectos que encontramos en la situación actual, como pueda ser la «regresión demográfica» existente en estos asentamientos de montaña con carácter rural (hecho que se mani­ fiesta en el descenso del número de habitantes y abandono de las viviendas), presentando una fuerte oscilación de la población en épocas estivales, donde parece comprobarse un retorno de la po­ blación joven a las viviendas rurales de sus familiares. Se observa cómo los asentamientos de menos de 300 habitantes han perdido población de forma clara, en una mayor proporción que lo que CUENCA DEL RIO NALON ASTURIAS Fia I ZONA CONCRETA DE TRABAJO, PROXIMA AL PUERTO DE TARNA, PERTENECIENTE A LA CUENCA DEL RIO NALON. ASTURIAS Fig. 2. DISPOSICION LINEAL DE LA COMARCA ^ ^ DE LANGREO INFLUENCIA DE LA INDUSTRIALIZACION 615 ocurre en el caso de otros asentamientos con un número más alto de población. Estas relaciones que se producen en los asentamientos, entre: residencia-trabajo-comercio, marcan una actividad importante en el «valle», potenciada o no, por la existencia de elementos de infraes­ tructura (ferrocarril, carreteras, tendido eléctrico, etc.), y equipa­

Fig. 2-A: Localización por actitud. Cuenca del río Nalón.

mientos diversos (comercio, escuelas, centros de salud, etc.). La actividad que se observa, se vincula por otra parte a la existencia de asentamientos más compactos y con mayor concentración de población, en las zonas bajas del valle, que poseen un mayor nivel de accesibilidad, mientras que las áreas de alta montaña están sometidas a este fenómeno de «regresión» al que aludimos (Figs. 3, 3-A y 3-B). En general, observamos que la estructura característica de las zonas de alta montaña se vincula generalmente a una economía agrícola y ganadera, presentando aspectos característicos, en cuan­ to a la «concentración de la propiedad de la tierra», a la vez que encontramos en estas zonas un tipo de estructura social constitui­ da por pequeños propietarios, que desarrollan el trabajo basándose en unos medios rudimentarios de explotación de la tierra. Por otra parte, cabe destacar otros aspectos que consideramos importantes, en cuanto a la extensión de estas superficies productivas, depen­ diendo entre otros factores de los siguientes aspectos: a) dimen­ sión o superficie productiva necesaria para sostener la economía familiar y poder comercializar algunos productos; b) evaluación 616 M.a NICOLASA MARTINEZ DEL RIO

de las distancias óptimas necesarias, así como la dotación de cami­ nos que permitan transportar los productos del campo; c) utiliza­ ción de animales de labor en relación a determinadas faenas del campo; d) posibilidad de expansión de los terrenos factibles para el cultivo, en el área circundante como previsión de desarrollo futuro.

Fig. 3: Pirámides de edad de la población para los municipios de: Oviedo, Langreo, Sobrescobio y Caso. H = H o m b re s. M = M u je re s .

Consideramos como factor importante a tener en cuenta (en base a las relaciónales que se producen entre los asentamientos próximos a la minería y los de montaña), la «accesibilidad»; en la definición y evaluación de la misma influirá la dotación de vías o caminos, su morfología, los medios de transporte, etc. INFLUENCIA DE LA INDUSTRIALIZACION 617

•Indices de vejez por concejos ei) 1975.

Figura 3-A

Otro elemento importante a considerar, para entender la mayor o menor incidencia del fenómeno de industrialización en los asen­ tamientos del Valle, es el marco físico y socioeconómico donde se produce este fenómeno; existe por tanto, un «medio» determinado al cual se vinculan las diversas formas de asentamiento. Se podrían considerar esquemáticamente tres «zonas» que señalaríamos de forma aproximada en una sección transversal (Fig. 4) y que corres­ ponde a: zona de «valle», zona de « media ladera» y zona de « m on­ taña». Se puede comprobar cómo los fenómenos de «industrializa­ ción» inciden de forma más acusada en las zonas «de menor altitud en el valle», ya que en estas áreas se asimilan con mayor rapidez los cambios de tipo socioeconómico y cultural producidos, mien­ tras que en las zonas de «montaña» permanecen coexistiendo otros aspectos vinculados a la economía rural, cultura tradicional, difi­ cultad de acceso, etc., que impiden los cambios bruscos, manifes­ tándose la influencia solo puntualmente en cuanto a: utilización de nuevas tecnologías, materiales nuevos, pequeño equipo, etc. Como anteriormente aludíamos, las primeras manifestaciones en relación a la explotación minera (minas de carbón de piedra) se producen a mediados del siglo XVIII. Empiezan a desarrollarse estas explotaciones de yacimientos carboníferos en España en un clima en el que existían una serie de leyes que databan de la Edad Media, de tal manera que todas las minas de: plata, oro, plomo u otro metal estaban vinculadas de forma inmediata a la «monar­ quía» por entonces reinante. Parece evidente que en este incipiente 618 M.a NICOLASA MARTINEZ DEL RIO -Crecimiento de la población por concejos (1960-1975). (1960-1975). concejos por población la de -Crecimiento iua 3-B Figura INFLUENCIA DE LA INDUSTRIALIZACION 619 fenómeno de explotación minera surja la necesidad de transformar las leyes existentes y ordenanzas que en cierto modo resultaban totalmente retrógradas e inadecuadas, en relación a los fines y mentalidad nueva existente. Surge en este momento la figura de Jovellanos, que plantea de forma concreta la necesidad de realizar ciertos cambios en cuanto al sistema de gestión y a la explotación minera, introduciendo aspectos innovadores de tipo financiero y

Fig. 4: Sección transversal aproximada.

de comercialización del carbón. El autor Raimundo Antonio Ibá- ñez planteaba paralelamente a Jovellanos la necesidad de una me­ jora y renovación en cuanto a las comunicaciones, teniendo en cuenta la posibilidad de conectar en el «valle del Nalón» los dis­ tintos asentamientos vinculados a la explotación de la minería, tratando también de solucionar el transporte del mineral, comer­ cializándolo hacia los distintos puntos de la región o de ultramar. Las primeras explotaciones fueron discontinuas, a la vez que poco coherentes, debido en general a un clima político y social de guerras con Francia, desarrolladas durante el reinado de Carlos III. En 1830 parece ser que una comisión técnica al servicio de la «Di­ rección General de Minas» estudia el primer informe sobre las condiciones de las minas de carbón y las posibilidades de canaliza­ ción del río Nalón para su transporte. En 1834 Guillermo Schulz acababa la descripción geológica de Oviedo, en la que se delimitaba el área de las futuras explotaciones mineras, al mismo tiempo que se promulgaba posteriormente una ley, la cual reglamentaba los aprovechamientos de mineral en toda España. El proceso de explotación del carbón fué al principio lento y difícil, por la estrechez de las capas y condiciones propias de las minas, así como por la falta de mecanización y sistematización del trabajo en general. 620 M.ft NICOLAS A MARTINEZ DEL RIO

El triunfo del «libreeambismo» en la Revolución de septiembre de 1868 supuso entre otros aspectos, una política «proteccionista», que fomentaba la expansión de la minería a finales del siglo pa­ sado. Por otra parte, se observa (aludimos a la Enciclopedia Asturia­ na) (1) que el clero tuvo una importante participación en el desa­ rrollo de la minería, apoyando las nuevas técnicas y tratando de desmitificar las supersticiones que se tenían respecto a la nueva fuente de recursos mineros. Las supersticiones en torno al carbón de piedra tienen una larga historia, ya que se le considera como «elemento de los infiernos»; existían leyendas en torno al carbón que aludían a hombres que desaparecían arrastrados por el demo­ nio de las minas, cogiéndolos por las piernas, y llevándolos a los abismos infernales; de aquí que las gentes no quisieran usarlo en sus hogares, y solamente la gente de pocos recursos lo utilizaba al no tener posibilidades económicas para comprar leña. También existían otra serie de leyendas en relación a los escapes de gas, que se producían en torno al carbón y que eran altamente venenosos. En este clima de miedo y superstición se inicia el proceso de desa­ rrollo de la minería en Asturias. Un tema al que anteriormente aludimos fué la preocupación por resolver el transporte del carbón, existiendo varias opciones respecto al mismo: Jovellanos alude a un proyecto para hacer navegable el río Nalón, consistiendo en esencia, en la realización de un canal de unos 11 m. de ancho, ya que éste era el espacio necesario para el paso de dos «chalanas» en movimiento; el canal se abriría en una de sus orillas, pudiendo de esta manera las caba­ llerías remolcar la embarcación desde tierra; estas «chalanas» habrían de ser transportadas por «chalaneros», expertos en nave­ gación (y entrenados a través del río Ródano, Francia). Por otra parte, este proyecto desarrollado por Jovellanos trataba de trans­ portar el carbón también hasta San Esteban de Pravia, aumentando el comercio con otros pueblos de ultramar; sin embargo, la prác­ tica demostró que el puerto de Gijón ofrecía unas facilidades para la carga del carbón en barcos que no existían en el puerto de San Esteban de Pravia. En cuanto al plan de la carretera carbonera, trataba en principio como criterio fundamental, de aspectos relacionados con la unión de núcleos importantes en la «Cuenca Minera del Nalón», desarro­ llándose el proyecto hasta el puerto de Gijón; esta carretera se iría

(1) Gran Enciclopedia Asturiana: Tomo n.° 4, págs. 69, 70 y ss. INFLUENCIA DE LA INDUSTRIALIZACION 621 realizando solapadamente al proyecto de ampliación de la infraes­ tructura ferroviaria que existía entonces hasta Pola de Laviana. La compañía de ferrocarril de Langreo fué la primera fundada en España, transportando mineral de hierro y carbón desde las minas situadas a lo largo de la «Cuenca Media del Río Nalón» (mi­ nas de Pola de Laviana, Sama, La Felguera, etc.) hasta el puerto de Gijón, donde a su vez se acopiaba en embarcaciones con destino a los diversos puntos de la geografía española; no obstante, la ac­ tividad del transporte de mineral por carretera desplazó a la larga a aquella realizada por ferrocarril, debido a numerosos problemas y costos que suponía el desarrollo del mismo. Durante el último tercio del S. X VIII se pone de manifiesto la importancia e impulso (en cuanto a desarrollo industrial) que se produce en el momento, potenciado por personas como: «Jovella­ nos», «Casal», «Campomanes», y en general por las primeras so­ ciedades que surgen con importancia y decisión en la estructuración industrial asturiana (como por ej.: «La Sociedad Económica de Asturias»). Parece ser importante la influencia de estas personas y socie­ dades en cuanto a propiciar un clima idóneo en esta etapa inicial de industrialización de finales del S. XVIII. Concretando, en al­ gunos hechos importantes correspondientes a este fenómeno de incipiente industrialización, cabe señalar la serie de situaciones que se plantean y que marcan esta etapa: en 1772 se embarca un porcentaje importante de carbones desde el puerto de Gijón a Fi- ladelfia (EE.UU.). Desde el año 1775 hasta finalizada la Guerra de la Independen­ cia, se puede considerar un período de nacimiento de la minería y desarrollo de la industria asturiana, según observaciones de Luis Adaro Falcó, ya que durante este período tienen lugar los prime­ ros trabajos y ensayos en orden al posterior desarrollo industrial, según hace alusión al tema la «Enciclopedia Asturiana» (2). Durante los primeros años del siglo X X (1915-1918) destaca una etapa de auge y desarrollo en la minería, vinculada a un esfuerzo en cuanto a la modernización y racionalización de los sistemas productivos; a partir de entonces, en torno al desarrollo de la minería surgen una serie de industrias derivadas de la misma o complementarias, que van a crear el marco de la incipiente indus­ trialización, encajándose en nuestro caso en áreas de carácter predominantemente rural, con una economía agrícola y ganadera.

(2) Gran Enciclopedia Asturiana: Tomo n.° 4, págs. 69 y ss. 622 M.a NICOLASA MARTINEZ DEL RIO

En una fase posterior (entre los años 1919-1923) surge una crisis económica que se fundamenta (en el caso de la minería) en aspec­ tos de competitividad con carbones extranjeros (concretamente el inglés), ya que después de la primera guerra europea y en un in­ tento de recuperación económica de este país, vuelve a renacer la importancia del carbón inglés en el mercado internacional. A partir del año 1926 se crea el «Consejo Superior de Combusti­ ble», y es a partir de este momento cuando se favorece la expansión del sector minero; parece ser que este organismo influye de forma positiva en el desarrollo y organización racional del proceso de extracción minera, así como en los diversos aspectos de gestión; no obstante, cabe destacar la situación «arcaica» y «rudimentaria» por la que pasaba en este momento la minería española, respecto a otros países europeos en avanzada etapa de industrialización. Destacamos también el hecho de que esta política económica referente a la minería se revisa en numerosos aspectos, replanteán­ dose nuevas facetas y directrices generales; esta etapa de revisión va a coincidir con la disolución del citado «Consejo Nacional del Combustible». Durante el período de 1939 a 1960 destaca la existencia de un proceso importante, en relación al fenómeno de industrialización; esta etapa va a coincidir con la realización de importaciones diver­ sas del exterior; se estimula la explotación del carbón nacional como recurso energético más importante, junto con la creciente importancia de otros recursos de carácter hidráulico; la situación económica y política del país hace que de alguna manera se poten­ cien los recursos naturales con carácter nacional. Durante los años 1940 y 1941 se crean una serie de medidas o normas, que se desarrollan a través de organismos como la «Comi­ sión para la distribución del carbón», ocupándose del control de producción y consumo, en cuanto a su calidad, cuantía, demanda y recursos disponibles a nivel nacional. A partir de los años 50 se encuentra ya definida en su estructura básica la minería asturiana, estando ya esbozado de alguna forma el esquema industrial de las «áreas» o «polos» más importantes, generalmente unidos a las cuencas mineras. Durante los años 60 y siguientes surgen alternativas energéticas importantes, como son: la producción de energía hidráulica (con aprovechamiento del caudal de los ríos), surgiendo un gran de­ sarrollo tecnológico a través de este sistema de producción ener­ gética; otra forma de energía que empieza a tener importancia es la obtenida del petróleo y sus derivados; este fenómeno de INFLUENCIA DE LA INDUSTRIALIZACION 623

energías alternativas va a suponer un descenso importante en la demanda de combustible procedente del carbón, apareciendo toda una serie de consecuencias paralelas que afectarán de forma significativa a la industria minera durante períodos sucesivos de años. El auge del proceso industrial iniciado a finales del S. XVIII y desarrollado en Asturias fundamentalmente en las cuencas car­ boníferas, fué acompañado de un proceso de transformación socio­ económico y cultural; este proceso generalmente estaba vinculado a factores diversos y se manifiesta en una «demanda de suelo» para la «edificación de viviendas» o para «la industria», así como una «necesidad de equipo», o bien una dotación de «infraestructura», etc. El carácter de «urbanización» que empieza a surgir en torno a la minería viene a ser un proceso lógico, en un marco donde la oferta y demanda de puestos de trabajo suponen una alternativa más favorable para la mentalidad de la población rural, produ­ ciéndose así una necesidad de desplazamiento por parte de los futuros trabajadores a las áreas o zonas próximas al trabajo, ya que aquí se les ofrecía una serie de servicios y equipo de carácter diverso que no existen en las áreas rurales; la oferta de trabajo, así como las condiciones diversas del mismo y las posibilidades futuras de promoción del trabajador (que se le plantean en las primeras etapas y durante el auge de la minería), de alguna forma contribuyeron a esa emigración o desplazamiento de la población desde otros puntos de la región y concretamente desde las áreas rurales próximas, hacia los «núcleos industrializados», como son entre otros: Langreo, Sama, Pola de Laviana, etc., e incluso se pue­ de señalar que existió una emigración desde otros puntos de España hacia estas áreas (Fig. 4). Vinculado a este proceso de industrialización surge, como de­ cíamos, la necesidad de creación de viviendas, infraestructura y equipo necesario, que darán a los nuevos asentamientos «un cierto carácter urbano», en el cual se irán desglosando y definiendo, cada vez más, una mayor y más diversa cualificación en servicios y equipamiento (Fig. 5). Destacamos como dato a tener en cuenta el «proceso de urba­ nización», realizado en los núcleos de población próximos a la minería; el incremento relativo de la edificación en las zonas de vega o zonas más bajas del valle fué realmente importante, ya que estas zonas son las que ofrecen una mayor demanda, en cuanto a la construcción de viviendas; estas áreas permiten por su condicio­ nes de medio físico, una facilidad para realizar en ellas un progra- 624 M.a NICOLASA MARTINEZ DEL RIO

Figura 4

Fuente: Fernández y Garcia Aladino. Figura 5 INFLUENCIA DE LA INDUSTRIALIZACION 625 ma rápido de urbanización, apoyándose generalmente las nuevas edificaciones en estructuras de asentamientos ya existentes en el valle y localizándose en torno a la explotación de los pozos mine­ ros (situados en su mayor porcentaje, próximos al valle, en las cotas de altitud más bajas). En ellas el desarrollo urbano se reali­ za en condiciones favorables, derivadas de su localización, debido a la existencia de unos servicios de infraestructura tal como: traída de agua, red de alcantarillado, red de carreteras, red de alumbra­ do, etc., a la vez que en estas áreas se facilita la localización de lavaderos de carbón y zonas de almacenaje del mismo (3). Por otra parte, cabe destacar la localización próxima de asen­ tamientos en otras áreas de la periferia, situadas en «media ladera», donde predominantemente se desarrollan viviendas de tipo rural, carentes en general de infraestructura y equipamiento, y con el carácter de economía mixta: agrícola, ganadera e industrial (Fig. 6). Las explotaciones de minería de carbón producían generalmen­ te un deterioro en los asentamientos primitivos de carácter rural, de tal forma que los «caminos» se deterioraban en función del transporte del material minero (así como los elementos o herra­ mientas de elevado peso), de este modo destaca la situación que se producía en las fuentes de las aldeas al cortarse las aguas por diversos motivos (en general relacionados con el proceso extrac­ tivo), suponiendo dicha situación unas restricciones importantes de agua para la población, a la vez que un cierto deterioro ambien­ tal en estas áreas próximas a la industria. Este deterioro del medio también se matiza en aspectos diversos, como son: los vertidos contaminantes que inutilizaban las aguas para el regadío, así como el desprendimiento de gases que perjudicaban en numerosos casos, a las áreas de cultivo intensivo próximas a las zonas de explotación minera o industrial. En estas áreas periféricas o de «media ladera» próximas al «nú­ cleo urbano» se desarrollaba por lo general una economía mixta (agrícola, ganadera e industrial), que ofrecía la doble alternativa de recursos económicos para la población asentada en este lugar; su localización en la periferia suponía una relativa «accesibilidad» en relación a las zonas de trabajo o áreas industrializadas. Por lo general el mayor número de instalaciones industriales se si­ tuaban próximas a la mina en las zonas del «valle» o «media ladera»; en estas zonas se disponían las galerías principales de

(3) F e r n a n d e z G a r c ía , Aladino: “Langreo: Industria, población y desa­ rrollo urbano de un espacio minero”. Tomo I, págs. 252 y ss. 626 M.a NICOLASA MARTINEZ DEL RIO

acceso a la mina, realizando un acercamiento a las capas de mi­ neral de carbón desde los niveles más bajos posibles, para facilitar el deslizamiento del mineral por gravedad, así como el drenaje pro­ ducido por las capas de agua subterráneas. Destaca también, la posibilidad de realizar el transporte desde el exterior de la mina hacia las zonas de lavadero, de tal forma que esta operación se or­ ganizaba en las zonas de valle próximas a la galería principal. Parece lógico que en torno a estos «espacios funcionales» vincu­ lados con la minería, surja un determinado desarrollo industrial y se genere un foco de actividad, que constituirá uno de los factores básicos en el desarrollo del «habitat», surgiendo las edificaciones vinculadas a la mina o a los lugares donde se localizan las indus­ trias de transformación de los productos derivados de la minería. Este hecho conduce a una «concentración urbana» en estas áreas de elevada densidad de población, hecho que se va produciendo en los posteriores y numerosos ensanches. El fuerte crecimiento demográfico de estos núcleos se relaciona con una importante oferta de empleo respecto a otras áreas, donde existe una clara economía de tipo agrícola o ganadero (Fig. 7). La atracción que ejercen las «áreas industrializadas» sobre las «zonas rurales de alta montaña» se concreta, como decíamos, entre otros aspectos, en las posibilidades de oferta en cuanto a puestos de trabajo fijos y dotación de equipo en estas áreas. Según el autor Jove y Canella (al que hace alusión Aladino Fernández García en su trabajo sobre «Langreo: Industria, población y desarrollo urba­ no de un espacio minero». I tomo) (4), el hacinamiento sufrido por algunos suburbios, en concreto en el asentamiento de «Lan­ greo», fué tal que en algunas zonas supuso una media superior a los 10 hab./vivienda, en cuanto a «índices de hacinamiento»; el autor se refiere a esta situación de «hacinamiento» y a las solucio­ nes eventuales para albergar a la población trabajadora procedente de la emigración, haciendo referencia a las edificaciones llamadas «cuarteles», como alojamiento eventual de dicha población, que posteriormente tendrían carácter de edificaciones permanentes, y que supuso en muchos casos la producción de edificaciones anexas con cierto grado de depresión y sin el mínimo de condiciones hi­ giénicas y de salubridad. Según comenta el autor, se producía el hecho de que el único alojamiento posible para una gran parte de la población procedente de la emigración, fué el alojamiento en

(4) F e r n a n d e z G a r c ía , Aladino: “Langreo: Industria, población y desa­ rrollo urbano de un espacio minero”. Tomo I, págs. 253, 254 y ss. INFLUENCIA DE LA INDUSTRIALIZACION 627

«chabolas», en la «periferia urbana», situándose generalmente en la «falda de la montaña» y ascendiendo por la misma conforme se producían nuevos asentamientos de emigrantes. Ante esta situación socioeconómica y de degradación ambiental que se produjo a principios de siglo, hecho unido a los diversos problemas de alojamiento de futuros emigrantes a estas áreas in­ dustrializadas, surge por parte del Ayuntamiento de Langreo (año 1917) la exposición de un programa de realizaciones en cuanto a la construcción de «viviendas de tipo social» y equipamiento diver­ so, que se concreta fundamentalmente en los siguientes aspectos: 1) Aprovechamiento y desarrollo de «la Ley de Casas Baratas de 1911» (matizándose a través de esta Ley, la posibilidad de ges­ tión de créditos destinados a la construcción de viviendas para los sectores más necesitados). 2) Programa de construcción de «barracones» en un lugar suficientemente alejado de la población para albergar a personas afectadas por enfermedades contagiosas. 3) Ejercicio de un control sobre los posibles inmigrantes y la po­ blación procedente de la emigración, hasta que la crisis económica y la falta de dotaciones pudiera resolverse. 4) Diseño y organiza­ ción del sistema de suministro y evacuación de aguas, mediante la construcción de diversas redes de distribución de agua y alcan­ tarillado. Algunos proyectos se llevaron a cabo, como la construcción de «barracones» para albergar a los enfermos contagiosos, así como numerosas viviendas de tipo «acogidas» a la «Ley de Casas Bara­ tas»; surge en este momento la creación de numerosas «coopera­ tivas», en orden a la realización de edificaciones destinadas a vivienda social, y por otra parte también destacan «dotaciones», que se realizan en cuanto a: equipo comercial, educacional, asis- tencial, hospitalario, etc. En los años sucesivos se continúa un proceso de urbanización de estos núcleos industrializados, intentando de alguna forma re­ solver el problema del «chabolismo», así como la situación de las numerosas «viviendas degradadas». A través de los diversos planes de »viviendas» de protección oficial» se empiezan a matizar las soluciones diversas que apuntábamos, en función del interés mu­ nicipal existente, para resolver los problemas que continuamente se iban planteando en los municipios de estas «áreas industriali­ zadas»; en este sentido, cabe destacar la actuación de numerosos organismos oficiales en estos programas de viviendas, así como el desarrollo de los mismos, dirigidos por arquitectos como: Fernán- 628 M.a NICOLASA MARTINEZ DEL RIO

do Casariego y Diego Terreno, que realizan el «Plan del valle de Langreo» en el año 1925. El arquitecto Julio Galán plantea un nuevo «Plan general de Langreo» y Proyecto de nuevas alineaciones, encargado por el Ayuntamiento de Langreo; en el año 1934 José Fonseca Llamedo actúa como arquitecto en la zona, con la realización de un «Pro­ grama de viviendas mineras para Asturias», promovidas por el entonces «Patrimonio Nacional de la Vivienda», en el que se realiza un estudio detallado de la tipología de las viviendas mineras y la posible «flexibilidad» para adaptarse a programas diversos en cuanto al uso de las mismas (5). A su vez, destacan otras actua­ ciones interesantes, en cuanto a programas de construcción de viviendas en estas áreas, a través de organismos como: el «Insti­ tuto Nacional de la Vivienda» con un programa desarrollado en el año 1939, de construcciones realizadas de acuerdo con las ca­ racterísticas planteadas por la «Ley de Viviendas Bonificables», «Ley de Viviendas Protegidas», «Ley de Viviendas de Renta Limi­ tada» y «Ley de Viviendas subvencionadas», promulgadas entre los años 1944 y 1958) (Fig. 8). Tras la Guerra Civil Española y en un clima de fuerte «protec­ cionismo», los asentamientos situados en el valle y próximos a las «áreas industrializadas» reciben el influjo que supone el desarrollo en este momento, del sector de la minería y de la industria, fun­ damentalmente en la década de los años 50. Entre los años 60 y 70 se produce un desarrollo urbano en cierto modo incontrolado, en la mayoría de los casos, basado en una fuerte especulación del suelo, y en otros factores como pudiera ser: la falta de normativa, la falta de control de la construcción, o bien la falta de ejecución del equipo que preveían los distintos planes; se produce una ocupación exhaustiva de los «espacios cen­ trales», suponiendo este hecho una serie de problemas, en cuanto a excesiva «concentración urbana» en dichas áreas, así como una carencia casi total de equipamiento y dotaciones diversas en las áreas de la periferia. Este proceso de crecimiento «galopante» que apuntamos va a estar frenado en el período posterior por una «regresión» del sec­ tor industrial, apareciendo los primeros síntomas de desempleo, tras el consiguiente cierre de numerosas empresas; por otra parte los «procesos de extracción» en la minería van a ser cada vez más

(5) F o n s e c a L l a m e d o , José: “Programa de viviendas mineras para Astu­ rias”. Folleto publicado por el Patronato Nacional de la Vivienda. Fig. 4: Núcleo de población con carácter urbano, próximo a los lugares de extracción del carbón (cuenca del río Nalón). Fig. 6: Asentamiento de población con carácter rural, situado próximo a los núcleos urbanos del municipio de Langreo. Fig. 7: Asentamiento rural de alta montaña correspondiente al municipio de Caso.

Fig. 7-A: Asentamiento rural de montaña. (Municipio de Caso). Fig. 8: Tama. Viviendas de protección oficial (carácter rural). Asentamien­ to de montaña. INFLUENCIA DE LA INDUSTRIALIZACION 629 complejos y menos rentables, produciéndose situaciones de cuan­ tiosas pérdidas en sectores mineros; cabe destacar otro problema que surge a nivel urbano en las áreas industrializadas, como es la degradación de ciertos «espacios centrales» consecuencia de la regresión industrial y cierre de numerosas empresas (localizadas muchas veces con criterios arbitrarios en estas áreas); otro dato de interés es el «envejecimiento de la población» existente, ya que las nuevas generaciones intentan buscar un puesto de trabajo en sectores más estables y rentables. En cuanto a la realización de los programas concretos (que aparecían en los distintos planes), reflejados en cuanto a: progra­ mas de dotación de infraestructuras, equipo diverso, rehabilitación y conservación de ciertas viviendas degradas, etc., en general, o bien no se llevan a cabo, o se ejecutan de forma muy deficiente, existiendo constantemente (en asentamientos como: «Langreo», «Sama», «Pola de Laviana», etc.) un problema agudizado con el paso de los años, en cuanto al tema de: transporte público o bien otros relacionados con las redes urbanas e interurbanas (diseño poco adecuado a las funciones y especialización de las mismas) o con la necesidad de ampliación de redes de alcantarillado, alum­ brado, etc., que de alguna forma agravan la situación de estas áreas industrializadas, con síntomas continuos de «regresión in­ dustrial». Finalmente observamos que la situación actual supone una clara regresión industrial, así como un impacto importante en la menta­ lidad de los trabajadores, que se replantean en este momento la necesidad de buscar otras áreas de posible oferta de trabajo, vincu­ ladas al sector servicios, o bien a otros sectores, tal como: la agri­ cultura o industria (industrias derivadas de la agricultura o la ganadería); de esta nueva mentalidad se desprende la necesidad de actuación a través de operaciones de revitalización en las áreas abandonadas con carácter agrícola y ganadero, que ofrecerán nue­ vamente una alternativa de trabajo rentable, a través del desarrollo de métodos de explotación más racionales que aquellos hasta aho­ ra utilizados. Si bien en la actualidad cabe destacar un cierto «resurgimien­ to» o «revitalización» en cuanto a la extracción del carbón con la apertura de viejas minas abandonadas; este fenómeno al que asis­ timos, de incipiente recuperación, parece vincularse al coste actual de los recursos energéticos derivados del «petróleo» y a los proble­ mas dievrsos de aceptación que presentan otras energías alternad- 630 M.a NICOLASA MARTINEZ DEL RIO vas como la «nuclear»; o bien a la falta de investigación concreta existente en cuanto a fuentes alternativas de energía (6). No obstante, la realidad social yeconómica observada nos lleva a replantear la necesidad de contar con recursos alternativos, y desta­ camos la incidencia que ello supone en el planeamiento actual, y en general en el desarrollo urbanístico futuro; este hecho parece reco­ gerse de forma palpable en la Comunidad Autónoma Asturiana, potenciando y favoreciendo en la actualidad el desarrollo de los recursos naturales con carácter diverso: agrícola, ganadero, depor­ tivo, etc., existentes en las áreas de montaña, como desahogo natu­ ral de las zonas industrializadas (zonas mineras de la Cuenca del Río Nalón); esta nueva actitud puede constituir una fuente de recur- cursos diversos, como alternativas a tener en cuenta en un momento de reestructuración económica, suponiendo nuevos procedimientos en cuanto a: explotación económica, rentabilidad, estructura co­ mercial, modernización de técnicas y procedimientos de trabajo, etc., aspectos que creemos podrían dar una nueva perspectiva en todos los campos a una realidad socioeconómica y arquitectónica hoy existente.

(6) Revista Tesón: “Reto al carbón”. Año XXVII, n.° 317, junio 1980, págs. 19 y ss., 29 y ss., 35 y ss. ABADOLOGIO DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO (SIGLOS XI-XIX)

POR

ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL Correspondiente de la Real de la H istoria

El monasterio de San Salvador de Celorio, a 5 Kms. de Llanes, en la costa Oriental asturiana, existía ya en el siglo XI, aunque no se conoce la fecha ni el nombre de sus fundadores. Apenas sabemos unas cuantas cosas de su historia, porque los incendios sufridos y el descuido de un abad que llevó varios do­ cumentos a la corte para que le fueran confirmados los privilegios, y se olvidó de devolverlos, acabaron con la mayor parte de la do­ cumentación del antiguo archivo celoriano (1). No obstante, sabemos que el monasterio siguió las vicisitudes de los demás monasterios benedictinos de la región. Primero sufrió el mal de la depredación de los nobles del país (2) y luego de los abades comendatarios, que lo empobrecieron notablemente. Un cronista celoriense de 1721 describía el monasterio así: «La fábrica del monasterio no es sumptuosa, contiene un claustro aún no perfeccionado, un cuarto o dormitorio que mirando al Oriente y Poniente, da hacia una y otra parte, decente habitación a los monjes. La iglesia, que es monasterial y parroquial, está a la parte del Septentrión. Es obra moderna, de una nave, bastante capaz y muy vistosa» (3).

(1) M . Hisv., f. 228v. (2) A H N , Clero, Leg. 4948. Juan I, en 1380, dio orden de que fueran res­ tituidas al monasterio todas las propiedades usurpadas por los nobles del país. (3) M. Hisp., f. 228v. 632 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

La parroquia, llamada Sta. María de la Capiella, era servida por un clérigo secular hasta el 11 de julio de 1538, en que con acuerdo del obispo de Oviedo, pasó a depender de los monjes, y a ser servida por ellos desde el 12 de diciembre de 1541 (4). El monasterio aceptó la reforma del de Valladolid en mayo de 1531. Y en 1534 los claustrales Sancho Pérez y Alonso de Pornía, se retiraron de él al no querer aceptar la observancia vallisoletana, a pesar de las exhortaciones del visitador, Fr. Andrés de Nájera, abad de S. Vicente de Oviedo (5). El 19 de mayo de 1544 el General Fr. Alonso de Toro le unió el monasterio de S. Antolín de Bedón, situado a tres millas de Celo- rio, cuya fecha de fundación también se ignora, aunque existía ya en 1174, cuando el abad Miguel dio principio a la iglesia, que era parroquial y tenía jurisdicción propia. Como el monasterio de Celorio, había sido reformado diversas veces, en 1499 y 1529, pero fue en 1531 cuando se unió a la Congregación de Valladolid. Des­ pués de la unión a Celorio, fue servido por un monje con título de vicario parroquial, puesto por el abad de Celorio (6). La edad de oro del monasterio de Celorio comienza en 1633 cuando fue transformado en colegio de filosofía para la Congrega­ ción, donde estudiaban artes monjes y seglares. Por ser colegio de artes, no podía tener novicios, según las constituciones. Esto era una desventaja, pues le privaba de tener monjes profesos, pero esta desventaja se vio compensada sobrada­ mente por la cantidad de monjes ilustres que pasaron por sus aulas —como estudiantes o profesores— y de abades insignes que de otra manera nunca habría tenido. La comunidad estaba formada por monjes profesos de otros monasterios de la Congregación. Por sus claustros pasaron los monjes más relevantes de los siglos XV1I-XIX, pues muchos de ellos luego fueron definidores, abades, predicadores, maestros en teología, visitadores, etc. Señalamos entre todos a tres monjes que fueron profesores y abades de Celorio y que luego alcanzaron el generalato de la Congregación. Son los PP. José Tost, José Sa- maniego y Miguel Godos.

(4) J. F. M e n é n d e z , El antiguo monasterio de San Salvador de Celorio en el Principado de Asturias, en Bol. de la Soc. Española de Excursiones, vol. XXX.. IV (Madrid, 1922) 5-6. (4) E. M a r t ín e z , Estudios de Historia de Lianes (Oviedo, 1971) 58. (5) Id. Ibíd. (6) M. Hisp., f. 288ss. ABADO LOG 10 DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 633

También salieron notables seglares de sus aulas, que ocuparon relevantes cargos civiles y eclesiásticos, como D. Pedro de Inguan- zo, Cardenal Arzobispo de Toledo; D. Joaquín Fernández Cortina, obispo de Sigüenza; Antonio Posada Rubín de Celis, patriarca de las Indias; D. José Posada Herrera, jefe de gobierno y presidente de las Cortes; Benito Posada Herrera y Ramón Diez Vela, magis­ trados del Tribunal Supremo; D. Lorenzo Quintana, consejero de estado, senador, poeta, etc., y otros muchos (7). El 26 de diciembre de 1679 se decidió reconstruir la iglesia del monasterio, que necesitaba urgente reparo, cuyas obras costaron casi 4.000 ducados (8). A pesar de estas obras, el monasterio celo- riano fue siempre pobre y sin rentas suficientes como para soste­ ner holgadamente a una comunidad de 25 monjes —profesores y colegiales— y dos legos, por lo que a veces estuvo empeñado nota­ blemente. Con todo, siempre ocupó el tercer lugar entre les mo­ nasterios benedictinos asturianos, después de S. Juan de Corias y S. Vicente de Oviedo y antes que los de S. Salvador de Cornellana, S. Pedro de Villanueva y Sta. María de Obona. Por el decreto de exclaustración del Gobierno Mendizábal quedó definitivamente extinguida la vida monástica el 24 de octubre de 1835, pasando luego la propiedad a D. Juan Abarca Sobrino y a la Compañía de Jesús, que los adquirió en 1919 por 90.000 pesetas, destinándolo desde entonces a casa de ejercicios espirituales. La biblioteca pasó a engrosar la de la Universidad Ovetense, y fue quemada con ella en 1934. Por lo que respecta a la historia del monasterio de Celorio, es bien poco lo que se ha escrito de él. Ya el P. Antonio de Yepes, lo olvidó en su Crónica General de la Orden de San Benito. Lo último publicado es el Discurso de D. E lviro Martínez, leído en el acto de solemne recepción académica, el 6 de noviembre de 1980, en el Ins- titutode Estudios Asturianos (9). Nosotros hemos querido rehacer el catálogo de abades del monas­ terio, desde su fundación hasta 1835. Para ello nos hemos servido de la documentación existente en el Archivo Nacional, de Madrid, Sección de Clero Secular y Regular, singularmente del L ib ro del Consejo del monasterio de Zelorio (1673-1751); de la documentación existente en el archivo de la Congregación de S. Benito de Vallado-

(7) E. M a r t ín e z , El monasterio de Celorio (Oviedo, 1981) 67. (8) Id. Ibíd., 68. (9) Publicado con la contestación del limo. Sr. D. José María Patac de las Traviesas, con el título: El monasterio de Celorio (Oviedo, 1981). 634 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL lid (Vol. I, f. 246ss); del P. Gregorio de Argaiz (10), que publicó el primer abadologio del monasterio hasta su tiempo (1677), del Mo- nasticon hispanicum, de la Biblioteca National de París (11); de las M emorias de Fr. Andrés Iñiguez y de las noticias que aporta D. Elviro Martínez en el Discurso citado (12). Hemos puesto también a contribución las actas de los capítulos generales de la Congregación de Valladolid (3 Vols. 1500-1805) exis­ tentes en el monasterio de Sto. Domingo de Silos, y otras fuentes manuscritas e impresas, según la distinta procedencia y ulterior destino de los abades celorianos. Con este trabajo hemos querido dar el catálogo completo de los abades de Celorio, superando los errores y omisiones en nombres y fechas, de los abadologios del P. Argaiz (que llega hasta 1677), del Monasticon hispanicum (que no pasa de 1721) y del propio D. Elviro Martínez, en la obra citada, aunque él ya lo da como provisional. Desde luego que en honor de la verdad, debemos reconocer que hay sin duda lagunas en lo que se refiere a los siglos XI-XVI, no así en los siglos XVII-XIX, que creemos es completo en cuanto a nombres de abades y fechas de gobierno de los mismos. Pero a pesar de estas limitaciones, obligadas por la falta de documentación, esperamos que nuestro trabajo vendrá a llenar una laguna histórica del monasterio y al mismo tiempo será como la espina dorsal alrededor de la cual el futuro historiador del mismo tendrá que reconstruir su historia, que desgraciadamente está todavía por hacer.

(10) En La Perla de Cataluña. Historia de Nuestra Señora de Monserrate (M adrid, 1677) 405-409. (11) Sección de manuscrits espagnols, Ms. n. 321, ff. 228-v-232v. (12) Cf. nota n. 9. ABADOLOGIO DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 635

SIGLAS Y ABREVIATURAS

ACG Actas de los Capítulos Generales, de la Congregación de S. Benito de Balladolid, existentes en el monasterio de Silos (Bur­ gos), 3 Vols. (1500-1805). Archivo Histórico Nacional, de Madrid, AHN, Clero Sección de Clero secular y regular, Libros y legajos. ------, Códices = Ibid., Sección de códices. ARGAIZ G. DE ARGAIZ, La Soledad Laureada por San Benito y sus hijos, VI (Madrid, 1675). BERGANZA = F. DE BERGANZA, Antigüedades de Espa­ ña, II (Madrid, 1721). Consejo = Libro del consejo desta cassa de San Sal­ vador de Zelorio (1673-1751), del AHN, Clero, Lib. 8782. Gradas 1833 = Archivo del monasterio de S. Pelayo de Oviedo, Fondo S. Vicente, Gradas de los monjes de la Congregación de S. Benito de Valladolid, para uso del P. Mro. Fr. Bar­ tolomé Mayor. Año de 1833, Ms. s. n. I BARRA J. IBARRA, Historia del monasterio bene­ dictino y de la universidad literaria de Ira- che (Pamplona, 1940). M. Hisp. = Monasticon hispanicum, de la Biblioteca Nacional de París, Sec. manuscrits espag­ nols, n. 321 (Siglo XVIII). MARTINEZ E. M AR TIN EZ, El monasterio de Celorio (Oviedo, 1981). ZARAGOZA E. ZARAGOZA PASCUAL, Los Generales de la Congregación de S. Benito de Valla­ dolid, 5 Vols. (Silos, 1973-1984), vol. 6 (en preparación). ------, Espinareda = Id., Abadologio del monasterio de San An- drés de Espinareda (Siglos X I-X IX ), en Archivos Leoneses, n. 73 (1983) 171-189. ------, Galicia - Id., Abadologio benedictino gallego ( Siglos XVI-XIX), en Stvdia Monastica, vol. 27/1 (1985). ------, Samos — Id., Un abadologio inédito de Samos, del siglo XVIII, en Ibid., vol. 22/2 (1980) 307- 343. 636 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

ABADOLOGIO DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO (SIGLOS XI-XIX)

1. GONZALO 1083-1112 (1).

2. PEDRO SUÁREZ 1112-1146 (2).

3. GONZALO MENÉNDEZ 1146-1173. Luego fue obispo de Ovie­ do (3).

4. LÁZARO 1173-1192. Fue elegido el 23 de mayo de 1173 (4).

5. JUAN 1192-1200. El Monasticon hispanicum y E. Martínez citan a los siguientes abades: Sancho García (1121-25), Pela- yo Pérez (1125-44), Rodrigo Arnaldo (1144-50), Pedro Francis­ co (1153-54), Guillermo (1165), Rodrigo (1176), Lucas (1187) y Rodrigo (1198). Deben ser los abades cluniacenses, tras la instauración de la observancia de Cluny (5). 6. JUAN PÉREZ 1200-1226.

7. GONZALO DE CELORIO 1226-1247.

8. G U TIERRE ALONSO ...1295-1307...

9. SANCHO GARCÍA ...1321...

10. Maestro RUBIO... 1335...

11. JUAN PÉREZ ...1340-1347...

12. FERNANDO M AR TÍN E Z ...1352-1380...

13. DOMINGO PÉREZ ...1386-1408.

14. LU IS GONZÁLEZ 1408-1456.

(1) M. Hisp., f. 231r.

(2) A H N , Clero, Leg. 4940; España Sagrada, vol. 38, 226; M a r t í n e z , 27. (3) A H N , Clero, Leg. 4940, 4947. (4 ) E. F e r n á n d e z M a r t ín , Registro de escrituras del monasterio de San Salvador de Celorio, Bol. Inst. de Estudios Asturianos, n. 78 (1973) 108. (5 ) M a r t ín e z , 27ss. ABADOLOGIO DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 637

15. SANCHO GARCÍA DE STO. TORIBIO 1456-1476 (6).

16. DIEGO SUÁREZ 1476-1496.

17. G U TIE RR E PÉREZ TAMES 1496-1498. Era natural de Celo- rio.

18. GUTIERRE GONZÁLEZ 1499... Fue el último abad claustral.

19. G U TIE RR E SÁNCHEZ TAMES ...1506... (7).

20. JUAN DE ESPINOSA 1517-1522. En 1517 se introdujo la ob­ servancia vallisoletana. Este abad era profeso del monasterio de San Salvador de Oña, donde había tomado el hábito el 7 de setiembre de 1504. Fue a Celorio en compañía de Fr. Juan de Estella, a quien nombró prior de S. Antolín de Bedón. Luego fue abad de S. Pedro de Villanueva (1541-44), pero murió siendo abad de Celorio (8).

21. G U TIE RR E DE BARRO 1522-1528?

22. GARCÍA DE SAN TIBULTIO 1528P-1529. Comendatario. Re­ nunció a la abadía en noviembre de 1529. La bula de unión del monasterio a la Congregación fue expedida el 10 de no­ viembre de 1529. Y Fr. Martín de Piasca, abad de S. Vicente de Oviedo, tomó posesión del monasterio en nombre de la Congregación el 19 del mismo mes y año (9).

23. FRANCISCO DE STO. TORIBIO 1529-1535. Fue el primer abad de la Observancia (10).

25. JUAN DE ESTELLA 1544-1547. El General Fr. Alonso de Toro intentó unir el monasterio de Celorio al de S. Vicente de Oviedo, unión que ratificó el Capítulo General de 1541, pero no se llevó a cabo, sino por un trienio, pues Juan de Estella fue elegido abad de S. Antolín de Bedón el 3 de mayo de 1535,

(6) El M. Hisp., añade el abad Sancho González (1451-56), pero posible­ mente se trata de Sancho García. (7) A H N , Clero, L ibro 8873. (8) A r g a iz VI, 495. (9) Z a r a g o z a II, 258. (10) A H N , Clero, Leg. 7704. 638 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

pero cuando el Capítulo de 1544 decidió que Celorio fuera independiente y se le uniera el monasterio de S. Antolín de Bedón, Fr. Juan de Estella pasó a ser abad de Celorio. Los abades de S. Antolín de Bedón que conocemos fueron: Mi­ guel (1174), que comenzó la iglesia; Juan (1205), que acabó la iglesia, según reza una inscripción del arco toral de la ca­ pilla mayor; Nicolás (1205), comendatario; Fernando Alvaro (1258); Femando Pérez (1342); Gonzalo Sánchez (1387); Die­ go Suárez de la Guianda (1448-95); Juan de Lerma (1508); Pedro de Posada, natural de cerca de S. Antolín, arcediano de Tineo y abad comendatario de S. Pedro de Villanueva (f 1524); Francisco Ortiz (1540), canónigo de León, último abad comendatario, y Fr. Juan de Estella, presidente (1529-35) y abad (1535-41). Este último era natural de Estella (Navarra) y había tomado el hábito en Oña el 11 de enero de 1514. Fue también abad de Samos (1508-15, 1523-24) (11). Hasta nosotros han llegado las actas de visita de los mo­ nasterios de S. Antolín y de Celorio, pasadas los días 4 y 6 de noviembre de 1541, respectivamente. En ellas se manda al abad de Bedón, que no haga más obras hasta que el gene­ ral de la Congregación lo determine; que renueve el Smo. cada 8 días y arda la lámpara del mismo todos los domingos y festivos, y ardan dos candelas sobre el altar durante la salve y vísperas diarias; que se administre diligentemente el sacramento de la Extremaunción, y que no pague capelo ni derecho alguno al obispo de Oviedo, sino que se una con los otros monasterios de la región para seguir el pleito contra esta demanda. Al abad de Celorio, los mismos visitadores, Hernando de Heras, abad de Espinareda, y Juan Guitar, or­ denan que no viaje a Castilla ni a otras partes sin verdadera necesidad, «porque en los muchos caminos hemos hallado que ha gastado la sustancia del monesterio», y que no pague derecho alguno al obispo de Oviedo, sino que se una con los otros monasterios en el pleito que tienen entablado contra la pretensión del obispo; que arda siempre la lámpara del Smo. en los domingos y fiestas, y que sobre el altar ardan dos candelas en la misa y vísperas cotidianas (12).

(11) Ibíd.; Clero, Lib. 8873, ff. 4v, 6v. (12) G. de A r g a iz , La Perla de Cataluña. Historia de Ntra. Sra. de Montse- rrate (M adrid, 1677), ff. 406v-407r; E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Actas de visita de la Congregación de S. Benito de Valladolid, en Archivos Leoneses, n. 71 (1982) 49-52. AB ADO LOG 10 DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 639

26. JUAN DE ESPINOSA 1547-1548? Murió antes de acabar el trienio.

27. JUAN DE ESTELLA 1548-1550. Murió en 1550; hizo en Celo- rio una nueva iglesia y parte del monasterio.

28. FRANCISCO DE FUENTES 1550-1551.

29. JUAN LÓPEZ DE BELORADO 1551-1553. Era natural de Be- lorado (Burgos) y profeso de S. Pedro de Cardeña, sobrino del abad del mismo nombre. Fue abad de S. Pedro de Villa- nueva (1553-56) (13).

30. PEDRO DE PORRAS 1553-1559. Era profeso de S. Millán de la Cogolla, donde había tomado el hábito la víspera del após­ tol S. Mateo, en setiembre de 1518 (14).

31. JUAN DE LECINIANA 1559-60. Era natural y profeso de Oña. Fue abad de Oña (1562-65), prior de Sto. Toribio de Liébana (1560-62) y abad de Nájera, donde murió el 8 de octubre de 1566 (15).

32. ANDRÉS DE VILLALBA 1560-1562. Era profeso de Sahagún y fue abad de San Pedro de Villanueva (1559-60) (16).

33. JUAN DE BOZO 1562-1565. Era profeso de S. Pedro de Ar- lanza. Había sido abad de S. Salvador de Cornellana (1559-62), procurador general de la Congregación en Madrid y definidor (1565-68), y abad de Arlanza (1565-68). Las Constituciones de 1563 ordenaron que el monasterio de S. Pedro de Villanueva fuera unido al de Celorio, pero las protestas de los vecinos obligaron a Felipe II a mandar a los visitadores (21 de julio de 1564) que no lo ejecutaran por el momento (17).

(13) G. de A r g a i z , La Perla, o. c., 407. (14) A H N , Clero, Lib. 6085, Libro de gradas de monjes de S. Millán de la Cogolla (Siglos XVI-XVII), Ms. s. f. (15) A r g a iz V I, 501 (16) E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Abadologio de S. Pedro de Villanueva, en Bol. del Inst. de Estud. Asturianos, n. 116 (1985), 910. (17) Z a r a g o z a II, 355. 640 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

34. JUAN DE ROBLES 1565. Era natural de Medina del Campo (Valladolid) y profeso de Montserrat, donde había tomado el hábito el 25 de junio de 1519. Fue abad de los monasterios de Ribas de Sil (1535-36), Eslonza (1534-35), Montes (1536-41), Frómista (1531-34), Nájera (1551-55), Arlanza (1555-58) y San Martín de Santiago (1562-65). Renunció a la abadía de Celorio a los siete meses y se retiró a Montserrat, donde murió en opinión de santidad el 25 de mayo de 1572. Fue excelente predicador y muy observante. Escribió diversas obras, entre ellas una dedicada a distribuir eficazmente las limosnas. Ano­ tó también la santa Regla; preparó los originales de las Constituciones de 1546 y tradujo y comentó en castellano, los cuatro evangelios (18).

35. JUAN SARMIENTO 1565-1568. Era profeso de Celanova y había sido definidor general (1559-62). Luego sería abad de S. Andrés de Espinareda (1578-81) y de S. Benito de Zamora (1574-76) (19).

36. ANTONIO DE GRIXALVA 1568-1574. Era profeso de Celano­ va y fue abad de Celorio por un sexenio, siendo reelegido luego por un trienio (1580-83). Murió en Celorio en 1583. Fue también abad de S. Pedro de Villanueva (1577-80) (20).

37. JERÓNIMO DE BARAONA 1574-1580. Fue elegido por un sexenio. Era profeso de Celanova y había sido mayordomo del monasterio. Cercó la huerta de Celorio e hizo el claus­ tro (21).

38. ANTONIO DE GRIXALVA 1580-1583 (22). 39. FRANCISCO DE SAHAGÜN 1583-1585? Era profeso de Saha- gún. Murió sin acabar el trienio.

40. JERÓNIMO DE BARAONA 1585. Murió a los dos meses de abadiato (23).

(18) A C G I, f. 167; E. Z a r a g o z a , Abadologio del monasterio de San Pedro de Montes (Siglos VII-X IX ), en Archivos Leoneses, n. 74 (1983) 323-324. (19) Z a r a g o z a , Espinareda, 178. (20) M. Hisp., f. 269r. (21) G. de A r g a iz , La Perla, o. c., 407. (22) M. Hisp., f. 269r. (23) Ibíd., f. 230v. ABADOLOGIO DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 641

41. HERNANDO DE CORREA 1585-1586. Los monjes eligieron a Fr. Juan Sarmiento y a Juan de San Martín, monje de Oña, que no quisieron aceptar. Entonces en tercera votación eli­ gieron a Hernando de Correa, profeso de Cardeña, que acep­ tó. Este era natural de Belorado (Burgos) y había tomado el hábito el 13 de noviembre de 1545. Había estudiado en Salamanca y era predicador. Fue electo abad de Cardeña el 1 de octubre de 1587, pero a causa de sus achaques que le impedían asistir a los actos de comunidad, por consejo del General de la Congregación, renunció al abadiato. Murió en Cardeña el 11 de octubre de 1591 (24).

42. JUAN DE GUEMES 1586-1589. Era natural de Villaverde de Pe- ñaforada (Burgos) y profeso de Oña. Fue prior de Sto. Toribio de Liébana (1592-95), buen teólogo y predicador. Asistió al Concilio de Trento con otros monjes de la Congregación (25).

43. PLÁCIDO DE VERGARA 1589-1592. Era natural de Mondra- gón (Guipúzcoa) y profeso de Montserrat, donde había toma­ do el hábito el 1 de diciembre de 1574. Fue abad de S. Benito de Bages y de S. Vicente de Oviedo (1592-94), donde murió en 1594 (26).

44. DIEGO DE LEDESMA 1592-1595. Era profeso del monasterio de Ntra. Sra. de la Misericordia de Frómista. Ocupó los car­ gos de regente de estudios del Colegio de Salamanca y defi­ nidor general (1589-92). El Capítulo General de 1589 le dio licencia para graduarse en la Universidad de Salamanca, pero no lo hizo, porque el Capítulo General de 1592 le dio licencia para graduarse en la Universidad de Santiago de Compostela o en la de Irache. Fue abad de Samos (1595-98), predicador de Sahagún y definidor general (1598-1601) (27).

45. JUAN CORTÉS 1595-1598. Era natural de Ribera (Extrema­ dura) y profeso de Cardeña, donde había tomado el hábito el 7 de marzo de 1569. Fue predicador y abad de S. Salvador

(24) B e r g a n z a II, 321. (25) A r g a iz V I, 507. (26) E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Abadologio del monasterio de San Vicente de Oviedo (Siglos VIII-XIX), en Bol. del Inst. de Estud. Asturianos, n. 114 (1985) 356. (27) Z a r a g o z a , Samos, 329; Z a r a g o z a III, 377. 642 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

de Cornellana, abad de Cardeña (1606-07) y de S. Isidro de Dueñas (1601-04). Murió en Cardeña en 1607 (28).

46. DIEGO DE MONROY 1598-1601. Era hijo de Gonzalo de Mon- roy y María de Guevara, emparentados con los Duques de Alba. Tomó el hábito en el monasterio de Ntra. Sra. de la Misericordia de Frómista y ocupó los cargos de abad de Lorenzana (1588-89), Celorio (1598-1601), S. Pedro de Tenorio 1607-10) y S. Martín de Madrid (1613-16), donde murió en 1616 (29).

47. NICOLÁS DE HOYOS 1601-1604. Era profeso de Cardeña y ocupó los cargos de abad de S. Esteban de Ribas de Sil (1589-92) y de S. Isidro de Dueñas (1592-95). Murió en opinión de santidad en Valladolid, alrededor de 1610 (30).

48. PEDRO MARTINEZ 1604-1607. Era natural de Guereñu (Bur­ gos) y había tomado el hábito en Sta. María la Real de Nájera el 23 de setiembre de 1574. Fue abad de Nájera (1612-13), Obona (1613-17), Villanueva (1598-1601) y Valvanera (1625-27), donde murió en 1627. En Celorio mejoró la hacienda y la sacristía (31).

49. ALVARO DE SOTOMAYOR 1607-1610. Era natural de Valle Miñor o de La Guardia (Pontevedra) e hijo de familia noble. Tomó el hábito en Celanova en 1586. Fue predicador de Ce- lanova (1604-07), abad de Celorio (1607-10) y de Celanova (1610-13, 1621-23), definidor (1617-21), y general de la Congre­ gación (1623-24). Murió en Celanova el 28 de mayo de 1624 (32).

50. MIGUEL DE CALAHORRA 1610-1613. Era profeso de Car­ deña.

51. DIEGO DE MARQUINA 1613-1617. Era natural de Estadilla (Huesca) y profeso de Montserrat, donde había tomado el

(28) B e r g a n z a II, 322, 326. (29) Z a r a g o z a , Galicia, 127. (30) B e r g a n z a II, 322; D.M. Y á ñ e z , Historia del Real Monasterio de San Isidro de Dueñas (Palencia, 1969) 318. (31) G. de A r g a i z , La Perla, o. c., 408; E. Z a r a g o z a , Abadologio de ... V¿- llanueva, o. c., 913. (32) Z a r a g o z a IV, 85-93 (Biografía completa). AB ADO LOG 10 DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 643

hábito el 31 de octubre de 1573, tras haber pasado algunos años en la escolanía del propio monasterio. Fue músico nota­ ble, mayordomo de Montserrat, secretario de la Congregación 1601-04), abad de S. Feliu de Guixols (1604-07) y visitador (1613-17). Dice de él el P. Gregorio de Argaiz: «Alcancéle a conocer y era de venerable presencia, rostro agradable y bien compuestas canas, que representaban sus méritos». Murió en 1624 (33).

52. JUAN DE MIRANDA 1617-1621. Era profeso de Oña, de don­ de también había sido abad (1608-10). Murió en Valladolid, durante la celebración del capítulo general de 1621 (34).

53. MAURO DE TOSANTOS 1621-1625. Era natural de Briviesca (Burgos) y había tomado el hábito de Oña, donde fue prior y abad (1641-45, 1649-53). Fue también definidor (1645-49) (35).

54. JUAN DE RUEDA 1625-1629. Era natural de Auñón y había tomado el hábito en el monasterio de Ntra. Sra. de Sopetrán el 12 de marzo de 1604. Murió en su villa natal poco después de acabar de ser abad de Celorio (36).

55. DIEGO MANRIQUE DE AY ALA 1629. Era natural de Nogales (Palencia) y de familia noble. Tomó el hábito en Oña, de donde luego fue abad (1613-17, 1621-25). Fue también prior de S. Juan del Campo y de Sto. Toribio de Liébana (1617-21). Murió en el Capítulo General de 1629, en el que había sido elegido abad de Celorio (37).

56. DIEGO VALCARCE 1629-1633. Era natural de Bembibre o de Sousas de Laciana y había tomado el hábito en el monasterio de S. Claudio de León en 1605 o en 1609. Era maestro en teología. Fue abad de S. Pedro de Villanueva (1645-49) y de

(33) G. de Z a r a g o z a , La Perla, o. c., 406; E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Abadolo- gio Guixolense (Siglos X -X IX ) (Sant Feliu de Guixols, 1982) 64. (34) A r g a iz IV , 508. (35) Z a r a g o z a IV, 495. (36) E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Los monjes de Sopetrán, en Wad-Al-Hayara, n. 5 (1978) 125. (37) G. de A r g a i z , La Perla, o. c., 408. 644 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

S. Claudio de León (1629-33, 1637-41, 1649-51). Murió en 1651 en León (38).

57. GABRIEL DE PINEDA 1633. Murió a los tres meses.

58. BERNABÉ DE ALVARADO 1633-1637. Era natural de Colin- dres (Santander) y había tomado el hábito en el monasterio de S. Juan de Burgos el 28 de noviembre de 1598. Fue admi­ nistrador del Hospital del Papa Sixto IV de Burgos y defini­ dor (1637ss), en cuyo cargo murió antes de 1641. Fue religioso ejemplar. Durante su abadiato el monasterio contaba con una comunidad de más de 30 monjes, entre maestros, cole­ giales y pasantes (39).

59. IÑIGO CASTAÑIZA 1637-1641. Era natural de Villadiego (Burgos) y sobrino del venerable Fr. Juan de Castañiza. Tom ó el hábito en Oña, de donde fue abad (1627-29). Murió casualmente en Celorio, donde había ido a aclarar unas cuen­ tas hacia 1635 (40).

60. MATÍAS DE LA GUERRA 1641-1645. Era natural de la ciudad de Sevilla y profeso del monasterio de Montserrat, donde ha­ bía tomado el hábito el 24 de julio de 1620 (41).

61. LORENZO DEL HOYO MALDONADO 1645-1649. Era natural de Penagos (Santander) y había tomado el hábito en Oña. Fue abad de Oña (1653-57), definidor general y vicario de las benedictinas de S. Pelayo de Santiago de Compostela (1649-53) (42).

62. AGUSTÍN BARRÓN 1649-1653. Era natural de Villanueva del Conde (Burgos) y había tomado el hábito en Oña. Ocupó los cargos de prior de Oña (1641-49) y de S. Pedro de Tejada, donde murió de apoplejía a los dos años de priorato, en 1655 (43).

(38) Z a r a g o z a , Sarrios, n. 37, 39, 42; J.M. F e r n á n d e z C a t ó n , Catálogo del Archivo Histórico Diocesano de León, n. 250, 253, Fondo S. Claudio de León. (39) Libro Becerro del monasterio de S. Juan de Burgos, Ed. de M . M u ñ o z , en Bol. del Exmo. Ayunt. de Burgos (Burgos, 1951-52) 204. (40) A r g a iz V I, 513.

(41) G. d e A r g a iz , La Perla, o. c., 408. (42) A r g a iz V I, 521. (43) Id., VI, 520-521 ABADOLOGIO DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 645

f 63. ANTONIO VENEGAS 1653-1654. Era natural de Córdoba y profeso de Samos. Era tan buen predicador que alcanzó el título de predicador general de la Congregación. Fue abad de Valvanera (1633-37), Villanueva (1640-41), S. Juan de Poyo (1645-49) y de Celorio (1653-54). Renunció al abadiato en 1654 por enfermo, y se retiró a Córdoba, donde murió poco des­ pués (44).

64. JOSÉ DE AGÜERO 1654-1657. Era natural de Palencia y ha­ bía tomado el hábito en Cardeña el 26 de febrero de 1624, siendo ya maduro. Fue lector de artes en el colegio de S. Juan de Poyo y de teología en varios colegios de la Congregación, además de catedrático de Sto. Tomás en la Universidad de Oviedo (1653-55), maestro general, abad de Celorio (1654-57), Espinareda (1661-65), Cardeña (1673-77) y El Espino (1681-85), y definidor (1677-81). Murió en Cardeña el 24 de diciembre de 1687 (45).

65. JOSÉ DE MUÑARRIZ 1657-1661. Era natural de Estella (Na­ varra) y había tomado el hábito en Nájera el 19 de marzo de 1608. Fue abad de Celorio (1657-61), Obarenes (1641-45) y Tenorio (1637-41). Fue excelente predicador. Murió el 4 de abril de 1665 (46).

66. PEDRO VÉLEZ DE GUEVARA 1661-1665. Era natural de Bur­ gos y profeso del monasterio de S. Juan Bautista de la misma ciudad. Fue predicador general y abad de S. Juan de Burgos (1649-53) y graduado por Irache el 6 de octubre de 1639.. Mu­ rió siendo definidor general (1665-68) en Nájera, en 1668 (47).

67. PLÁCIDO DE ESLES 1665-1669. Era profeso del monasterio de S. Juan de Burgos, donde había tomado el hábito en 1836. Parece era natural de Adionza?, en las Montañas de Burgos. Fue administrador del Hospital del Papa Sixto IV, en la capital burgalesa; abad del colegio de San Juan de Poyo (1660-61), secretario del General (1669-73) y vicario de las benedictinas de San Plácido de Madrid, donde murió. Se

(44) M. Hisp., f. 291r; Z a r a g o z a , Galicia, 98. (45) B e r g a n z a II, 349. (46) A H N , Códices, n. 89-B, f. 24r. (47) M . Hisp., i. 308r; I b a r r a , 344. 646 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

había graduado en filosofía, teología y cánones en la Univer­ sidad de Irache el 5 de junio de 1662 (48).

68. BERNARDO DIAZ 1669-1673. Era natural de Haro (Logroño) y había tomado el hábito en Oña en el mes de julio de 1621. Fue prior de Oña, abad de Obona (1653-57), procurador ge­ neral de la Congregación en Madrid (1657-61), abad de Celorio (1669-73) y acompañado del General de la Moneda (1675-77). Murió en Oña, tras larga enfermedad, el 20 de noviembre de 1685, siendo ya muy anciano (49).

69. ALONSO DIAZ DE NEILA 1673-1676. Era natural de Torre­ cilla de Cameros (Logroño) y había tomado el hábito en Nájera el 9 de febrero de 1630. Se graduó en filosofía, teolo­ gía y cánones en la Universidad de Irache el 21 de junio de 1649. Fue predicador general, abad de Nájera (1661-65) y Sevilla (1666-69), definidor (1669-73) y abad de Celorio (1673- 76), donde murió en marzo de 1676 (50).

70. ANTONIO DE SANDOVAL 1676-1677. Fue elegido para acabar el cuatrienio de su antecesor. Era natural de la ciudad de Valladolid y había tomado el hábito en el monasterio de Sahagún en 1627. Fue procurador general de la Congregación en Roma (1657-61) y abad de Sahagún (1665-69, 1677-78), además de maestro en teología y definidor general (1669-73). Murió el 5 de marzo de 1678 (51).

71. JERÓNIMO SOLÍS 1677-1681. Era natural de la ciudad de Sa­ lamanca y profeso de Celanova. Fue lector de teología en el colegio de S. Vicente de Oviedo y en la Universidad ovetense, donde se había graduado. Fue abad de S. Claudio de León 1661-65), secretario de la Congregación (1665-69) y abad de Celanova (1669-73) (52).

72. ESTEBAN VELARDE 1681-1685. Era natural de las Monta­ ñas de Burgos y había tomado el hábito en el monasterio de S. Juan de Burgos, de donde fue abad (1673, 1689-93) y

(48) M . Hisp., f. 311v; I b a r r a , 386. (49) Arch. Samos, Ms. 43, f. 183v. (50) A H N , Codices, n. 89-B, f. 31r; M . Hisp., f. 437r; I b a r r a , 405. (51) G. de A r g a i z , La Perla, o. c., 409; Consejo, f. 12r. (52) G. de A r g a iz , La Perla, o. c., 409. ABADOLOGIO DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 647

administrador de su Hospital. Fue también abad de Obona, procurador general de la Congregación de Madrid (1669-73), visitador (1673-77) y secretario de la Congregación (1677-81). Murió en S. Juan de Burgos el 25 de diciembre de 1701 (53).

73. ISIDRO ORTIZ 1685-1689. Era natural de Almazán y había tomado el hábito en Sopetrán el 6 de setiembre de 1653. Fue abad de Sopetrán (1677-81), vicario de las benedictinas de S. Payo de Santiago de Compostela (1681-85) y abad de Ce- lorio (1685-89). Murió el 30 de julio de 1692 (54).

74. DIEGO CASTEJÓN 1689-1693. Era profeso del monasterio de Montserrat de Madrid, de donde fue también abad (1682-83, 1697-1701). Fue maestro y predicador general y del rey, abad de S. Pedro de Eslonza (1695-97), y escritor. Publicó varias poesías y sermones, y una historia de la Iglesia de Toledo, que consta de dos volúmenes (Madrid, 1645). Murió en Montserrat de Madrid en 1702 (55).

75. JOSÉ DE NÓBOA 1693-1697. Era natural de Monforte de Le- mos (Lugo) y profeso de Samos, de donde también fue abad (1701-05). Fue abad de S. Claudio de León (1677-81) y de Ce- lorio (1693-97), visitador (1697-1701) y definidor (1705-08). Murió en Samos el 15 de agosto de 1708 (56).

76. PLÁCIDO CORONA Y GUZMÁN 1697-1701. Era hijo de D. Antonio Corona, capitán de infantería, sargento mayor y gobernador de la plaza de Flix. Tomó el hábito en Montserrat el 3 de diciembre de 1678. Tras estudiar en Salamanca, fue predicador de Montserrat de Madrid, prior de S. Juan de Poyo y de S. Esteban de Ribas de Sil y abad de S. Pedro de Tenorio (1693-97), Celorio (1697-1701) y abad perpetuo de San Victorián en Aragón (1702-22), donde murió tras una larga estancia en S. Juan de la Peña, el 18 de noviembre de 1722 (57).

(53) A H N , Clero, Lib. 8782, ff. 12v, 19r; M. Hisp., f. 310r. (54) E. Zaragoza Pascual, L os abades de Sopetrán (1372-1835), en Wad- Al-Hayara, n. 8 (1981) 441; Consejo, f. 23r. (55) Consejo, f. 32v; E. Z a r a g o z a , Abadologio del Monasterio de San Pe­ dro de Eslonza (Siglos X-X1X), en Archivos Leoneses, n. 75 (1984) 180. (56) Consejo, f. 39v; Z a r a g o z a , Samos, 338. (57) Consejo, i. 4 7 r; Z a r a g o z a , Galicia, 128. 648 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

77. JUAN MORIZ 1701-1705. Era natural de Villavicencio y había tomado el hábito en S. Claudio de León el 6 de agosto de 1670. Fue abad de S. Claudio de León (1685-93), predicador de S. Vicente de Oviedo (1681-85), de S. Martín de Madrid (1693-97), de Montserrat de Madrid (1697-1701), de S. Claudio de León (1705-09) y predicador real. Fue también visitador (1693-97), definidor general (1705-09.) y abad de los colegios de Celorio (1701-05) y Oviedo (1717-21) y de la Universidad de Irache (1709-13). Murió el 28 de diciembre de 1723 (58).

78. ROSENDO DOMINGUEZ 1705-1707. Era profeso de Oña > había sido mayordomo de S. Martín de Madrid y de Oña. Murió siendo abad de Celorio el 2 de noviembre de 1707 (59).

79. JOSE LAGUNA 1707-1709. Fue elegido para acabar el cuatrienio de su antecesor. Era natural de Soto de Cameros (Logroño) y profeso de Samos, de donde fue abad (1685-89, 1693-1701), además de procurador general de la Congregación en Madrid (1681-85) y La Coruña (1689-93) y abad de Espinareda (1709- 13). Era maestro en teología y fue elegido abad de Celorio en noviembre de 1707 (60).

80. ANTONIO LARREA 1709-1713. Era natural de Viana (Nava­ rra) y había tomado el hábito en Lorenzana el 21 de abril de 1676. Fue pasante de Ribas de Sil (1685-89), visitador (1705-09), maestro de estudiantes del colegio de S. Juan de Poyo (1689-93) y de Irache (1693-97), lector de teología en el colegio de Oviedo (1697-1701, 1713-17), abad de Lorenzana (1701-05), lector de casos de moral de Montserrat de Madrid y visitador (1705-09), abad de Celorio (1709-13), definidor general (1713-17), maestro en teología y examinador sinodal del arzobispado de Toledo (61).

(58) Consejo, i. 50 r; E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Abadologio del monasterio de San Claudio de León, en Archivos Leoneses, n...... (1985). (59) Biblioteca Nacional, de Madrid, Ms. 7574, Necrologio del monasterio de Oña, f. 310r. (60) Consejo, f. 60r; Z a r a g o z a , Samos, 337, 338; Z a r a g o z a , Espinareda, 183. (61) Consejo, f. 61v; M . Hisp., f. 388r; Z a r a g o z a , Galicia, 88. Lorenzana. ABADOLOGIO DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 649

81. JOSÉ VELARDE 1713-1715. Era profeso del monasterio de S. Juan de Burgos y había sido administrador del Hospital del Papa Sixto, del mismo monasterio. Murió en Celorio e-1 3 de octubre de 1715 (62).

82. DIEGO PARRA 1715-1717. Había tomado el hábito en Cela- nova y sido procurador general de la Congregación en Madrid (1709-13). Luego fue definidor (1717-18). Murió el 28 de fe­ brero de 1718 (63).

83. JOSÉ GONZÁLEZ 1717-1721. Era natural de Soria y había tomado el hábito en S. Martín Pinario de Santiago de Com- postela el 27 de marzo de 1680. Fue actuante de Salamanca, pasante de los colegios de Ribas de Sil y Obarenes, lector de artes y de teología moral del monasterio de Valladolid, maestro de estudiantes de S. Juan de Poyo, regente de estu­ dios de Irache, Poyo y Oviedo, abad de Celorio (1717-21), definidor (1721-25), visitador (1725-29) y abad de San Martín de Santiago (1729-33). Era también maestro general de la Congregación (64).

84. OSORIO ARAÜJO 1721-1725. Era profeso del monasterio de Lorenzana, donde había tomado el hábito el 10 de mayo de 1679. Fue vicario de S. Plácido de Madrid (1701-05) y de S. Pelayo de Oviedo (1705-09), abad de Lorenzana (1713-17, 1729-33) y de Celorio (1721-25), además de definidor general (1717-21, 1725-29) (65).

85. JERÓNIMO DE VILLAZÓN 1725-1727. Era natural de Pravia (Asturias) y profeso de Sahagún, donde había tomado el hábito en 1687. Era maestro en teología. Murió alrededor del 22 de diciembre de 1727 (66).

86. VIDAL MARTÍNEZ 1727-1729. Fue elegido para acabar el cuatrienio de su antecesor. Se llamaba Vidal Martínez de

(62) Consejo, ff. 69r, 72r. (63) Consejo, ff. 72r-73v; M. Hisp., f. 269v. (64) Consejo, f. 76v.; Z a r a g o z a , Galicia, 123. (65) Consejo, f. 89v; Z a r a g o z a , Galicia, 89. (66) Consejo, f. 102v; A H N , Clero, L ib . 8785; E. Z a r a g o z a , Un siglo y medio de tomas de hábito en el monasterio de Sahagún, en Archivos Leoneses, n. 59 y 60 (1976) 65. 650 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

Fresneña y había nacido en Belorado (Burgos). Tomó el há­ bito en el monasterio de Nájera el 8 de diciembre de 1690 y fue maestro en teología (67).

87. FELIPE DE QUINTANA 1729-1733. Era maestro en teología, graduado por Irache el 27 de mayo de 1705. Había profesado en el monasterio de San Feliu de Guixols, de donde fue tam­ bién abad (1721-25), tras ser lector de artes en el colegio de S. Benito de Bages. Fue visitador (1725-29) y abad de Celorio (1729-33). Acabado su abadiato celoriano regresó a su monas­ terio de profesión, donde murió el día de Pascua de Resu­ rrección (15 de abril) de 1744. El sacristán del monasterio, P. Narciso Llistosella, le elogia como «varón de vida ejem­ plar, de mucha caridad para con los pobres y de trato afable y caritativo con los monjes» (68).

88. MILLÁN ESQUERRO 1733-1737. Era natural de Autol (Lo­ groño) y profeso de Samos, donde había tomado el hábito el 12 de noviembre de 1697. Fue maestro general, abad de Ce- lorio (1733-37) y de Samos (1741-45) y visitador general (1737-41) (69).

89. PEDRO PERALES 1737-1741. Era maestro general y profeso de San Claudio de León, donde había tomado el hábito el 13 de agosto de 1713. Fue abad de Celorio (1737-41), definidor (1741-45), abad de S. Claudio de León (1745-49) y visitador (1749-53) (70).

90. MARTÍN RUIBAMBA 1741-1745. Era profeso de S. Claudio de León, donde había tomado el hábito el 1 de abril de 1716. Fue pasante de Obona (1729-33), abad de Espinareda (1733-37) y de Celorio (1741-45), definidor general (1745-49) y abad de S. Claudio de León (1749-53) (71).

(67) Consejo, f. 102v; AHN, Códices, n. 89-B. (68) Consejo, f. 108r; E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Abadologio Guixolense, o. c., 87-88. (69) Z a r a g o z a Galicia, 115. (70) A H N , Clero, Lib. 8785. Mandó hacer el índice de Escrituras del Ar­ chivo de Celorio que se halla en el A H N , Clero, Lib. 8873. E. Z a r a g o z a , A ba­ dologio de ... León, o. c. (71) E. Z a r a g o z a , Abadologio de ... León, o. c. AB ADO LOG 10 DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 651

91. BENITO MUÑOZ 1745-1749. Era natural de Barreda, en la Montaña de Burgos, y había tomado el hábito en Oña el 7 de abril de 1702. Fue predicador de Sahagún y de Valladolid. Murió el 2 de enero de 1760. El necrologio de Oña dice que era «de natural apacible y muy ajustado religioso» (72).

92. ISIDORO RUBIO 1749-1753. Era natural de Cintruénigo (Na­ varra) y profeso de S. Pedro de Arlanza. Tenía dos hermanos más benedictinos, Anselmo Rubio y Benito Rubio, este últi­ mo profeso de Valvanera, además de un sobrino homónimo en Oña. Fue abad de Ribas de Sil (1741-45), definidor (1745- 49), abad de Celorio (1749-53) y de S. Juan de la Peña, promovido por Fernando VI en 1758. Fue académico hono­ rario de la Real Academia de la Historia, desde el 22 de mayo de 1761. Murió en 1780. Dejó muchos escritos, pero publicó con el seudónimo Manuel Trincado, cura de Cin­ truénigo: Compendio histórico y cronológico (Madrid, 1755 y 1761) (73).

93. JOSÉ SALGADO 1753-1757.

94. JOSÉ TOST 1757-1761. Era natural del arzobispado de Ta­ rragona y había tomado el hábito en el monasterio de San Feliu de Guixols en 1717. Fue pasante y secretario del conse­ jo de Eslonza (1730-33), pasante de Celorio e Irache (1733-35), lector de teología de Celorio (1735-38) y de Valladolid (1738- 41), lector de teología de San Juan de Poyo (1745-49) y abad de S. Feliu de Guixols (1749-53) y de Celorio (1757-61), y General de la Congregación (1761-65). Murió en S. Martín de Madrid, donde era conventual, el 20 de febrero de 1767 (74).

95. FACUNDO LLANO 1761-1765. Era natural de Robledo (Astu­ rias) y había tomado el hábito en Sahagún en 1721. Fue maestro en teología y abad de Sahagún (1777-78). Murió el 5 de marzo de 1778 (75).

(72) Biblioteca Nacional, de Madrid, Ms. 7574, f. 317r. (73) J. P é r e z de Ú r b e l , Varones insignes de la Congregación de Vallado- lid (M adrid-Pontevedra, 1967) 200; Z a r a g o z a V, 174, 184, 195, 560, 539, 547;

I b a r r a , 515. (74) Z a r a g o z a V, 173-181 (Biografía extensa). (75) ACG III B, f. 23v; E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Abadologio del monasterio de San Benito de Sahagún (Siglos X -X IX ), en Archivos Leoneses, n. 77 (1985) 129. 652 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

96. ISIDORO ESTÉBANEZ 1765-1769. Era natural de Infiesto (Asturias) y había tomado el hábito en S. Juan de Corias el 7 de diciembre de 1745. Fue lector de artes de Obona (1761- 65), abad de Celorio (1765-69), definidor general (1769r73, 1777-81), abad de Corias (1773-77), lector de teología moral de Montserrat de Madrid (1769-73, 1785-89), catedrático de Concilios Provinciales (1777-81) y abad de Irache (1789-93), donde se había graduado en filosofía y teología el 14 de junio de 1777. Fue también abad del colegio de Lérez (1781-85) (76).

97. MANUEL YEBRA 1769-1773. Era natural de S. Andrés de Mirandela (Lugo) y profeso de S. Martín de Santiago, donde había tomado el hábito el 26 de junio de 1738. Fue pasante de Eslonza (1745-49), actuante del Capítulo General de 1745, secretario de la Congregación (1749-53), predicador de uno de los monasterios de Madrid (1753-57) y de su monasterio de profesión (1757-61, 1765-69). Fue también abad de los monasterios colegios de Lérez (1761-65), Celorio (1769-73) e Irache (1785-88), donde murió en 1788. Dejó algunos manus­ critos, entre ellos una historia del monasterio de Irache, y reeditó la Vida de San Veremundo, Abad de Irache, del P. So­ to y Sandoval (Pamplona, 1788) (77).

98. PABLO JOSÉ DE CASTRO 1773-1777. Era natural de Ponte­ vedra y profeso de Corias, donde había tomado el hábito el 25 de noviembre de 1753. Ocupó los cargos de pasante (1765- 69) y abad (1773-77) de Celorio, lector de vísperas de teología en S. Vicente de Salamanca (1769-73), y de teología moral en Santiago de Compostela (1777-81) y Corias (1793-97), además de abad de S. Pedro de Villanueva (1781-83) y de Corias (1789-93) (78).

99. MANUEL DE LLANO 1777-1781. Era natural de S. Román (Asturias) y había tomado el hábito en Samos el 1 de mayo

(76) A C G II B , f. 51r; E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Abadologio del monasterio de San Juan de Corias (Siglos XI-XIX), en Bol. del Inst. de Estud. Asturianos, n. 116 (1985) 1.050. (77) I b a r r a , 472; E. Z a r a g o z a , Dictionnaire d’Histoire et de Géographie Ecclésiastiques, Hiebra o Yebra (Manuel de). (78) A C G III B, f. 88v; E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Abadologio de...Corias, o. c., 1.050-1.051. ABADOLOGIO DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 653

de 1748. Fue abad de Celorio (1777-81) y secretario de la Con­ gregación (1781-85) (79).

100. PLÁCIDO RICO 1781-1785. Era natural de S. Román de Hor­ nija (Valladolid) y había tomado el hábito en Oña el 15 de enero de 1758. Profesó el 20 de abril de 1760 y tras estudiar en los colegios, fue pasante de Celorio (1769-77), regente de estudios de Eslonza (1777-81), abad de Celorio (1781-85) y lec­ tor de teología moral de S. Juan de Burgos (1785-89) y de S. Martín de Madrid (1789-93) y abad de Oña (1793-97) (80).

101. SIMÓN ROBLES 1785-1789. Era natural de Reinosa (Santan­ der) y profeso de Celanova, donde había tomado el hábito el 24 de abril de 1749. Fue predicador de Santiago (1761-65) y Carrión (1765-69), abad de Celanova (1773-77), predicador de Santiago (1777-81), abad de Celorio (1785-89) y visitador (1789-93). Murió el 27 de setiembre de 1807 (81).

102. VEREMUNDO PÉREZ PAZOS 1789. Fue elegido en el Capí­ tulo General de 1789, pero parece murió al poco tiempo. Había sido lector de Obona (1773-77) y de teología moral de S. Claudio de León (1781-85), además de regente de Poyo (1785-89) (82).

103. FACUNDO LLANO 1789-1792? Era abad del monasterio en agosto de 1789. Había nacido en Pintueles (Asturias) el 14 de diciembre de 1750, y tomado el hábito en Sahagún el 15 de febrero de 1768. Debió morir en 1792, porque no se hallan más noticias suyas (83).

104. MAURO CAMPO 1792?-1793. Asiste como abad de Celorio al Capítulo General de 1793. Era natural de Filgueira (Lugo) y profeso de Celanova, donde había tomado el hábito el 15 de junio de 1754. Fue predicador de Monforte de Lemos (1777- 81), de Montserrat de Madrid (1781-85) Santiago (1785-89),

(79) ACG III B, ff. 106r, lllr, 130r. (80) Ibíd., ff. 106v, 125v, 132r, 147r, 159v; Bibl. Nacional, Ms. 7574. (81) ACG III B, f. 149v; Gradas 1833; Z a r a g o z a , Galicia, 78. Celanova. (82) A C G III B, ff. 89v, 126v, 146v, 164v. (83) Gradas 1833. 654 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

acompañado del General (1789-92), abad de Celorio (1792P-93), abad de Celanova (1797-1801) y predicador general (1801ss). Murió el 23 de diciembre de 1820 (84).

105. JERÓNIMO GONZÁLEZ PILOÑA 1793-1797. Había sido pa­ sante de Celorio (1781-85), de donde luego sería también lector de artes (1785-89) y abad (1793-97), tras ser lector de teología moral de Samos (1789-93) y luego sería regente de estudios del colegio de S. Vicente de Oviedo (1797-1801) (85).

106. JOSÉ SAMANIEGO 1797-1801. Era natural de Toro (Zamora) donde había nacido el 21 de marzo de 1756 y profeso de Sahagún. Fue pasante de Celorio (1785-89), lector de teología de Ribas de Sil (1789-93) y de Samos (1793-97), abad de Celo- rio (1797-1801), examinador sinodal del abadiato de Sahagún (1802-04), abad de Sahagún (1804-05), definidor general (1805- 14), visitador (1814-18) y General de la Congregación (1818-22). Murió en Toro el 3 de agosto de 1822 (86).

107. JUAN ÍÑIGUEZ 1801-1805. Era natural de Tarancón (Cuen­ ca) y había tomado el hábito en el monasterio de S. Claudio de León el 29 de marzo de 1767. Fue definidor (1797-1801, 1805-14), visitador (1814-18), abad de S. Claudio de León (1793-97), vicario de Vega de la Serrana (1797-1801), predi­ cador de Sahagún (1777-81), S. Martín de Madrid (1781-85) y de S. Claudio de León (1805-14), además de abad de Celorio (1801-05) (87).

108. MANUEL IGLESIAS 1805-1814. Era natural de S. Esteban del Molar (León) y había tomado el hábito en Samos el 21 de mayo de 1762. Profesó el 2 de octubre de 1763 y fue pasante de Lérez (1773-77), lector de artes de Espinareda (1777-81), catedrático de Cano de la Universidad de Irache (1781-85), donde se graduó en filosofía y teología el 14 de octubre de 1784. Luego ocupó los cargos de lector de teología moral y S. Escritura de Samos (1785-89), procurador general de la Congregación en La Coruña (1789-97) y en la Chancille-

(84) A C G III B, f. 167r; Z a r a g o z a , Galicia, 79. (85) A C G III B, ff. 186v, 189r, 126v, 146v, 160r, 197v. (86) Ibíd., f. 203v ; Z a r a g o z a VI (en preparación : Biografía completa). (87) A C G III B, f. 225r; E. Z a r a g o z a , Abadologio de ... León, o. c. ABADOLOGIO DEL MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE CELORIO 655

ría de Valladolid (1801-05), abad de Celorio (1805-14), alargán­ dose su abadiato por razón de la Guerra de la Independencia, que no permitió reunir Capítulo General hasta 1814. Fue también abad de Espinareda (1797-1801), visitador (1814-18) y abad de Samos (1824-25), cuya abadía renunció por enfer­ medad, muriendo poco después, el 2 de febrero de 1825 (88).

109. BERNARDO SAMANIEGO 1814-1818. Era natural de Toro (Zamora) y sobrino del General José Samaniego, ex abad de Celorio. Tomó el hábito en Celanova el 17 de julio de 1780. Fue predicador de los monasterio de Santiago (1789-93), Celanova (1793-97), M onforte de Lemos (1797-1801), San Feliu de Guíxols (1801-05) y Celanova (1805-14), además de abad de Celorio (1814-18) y visitador (1818-24). Fue elegido abad de Espinareda en el Capítulo General de 1824, pero no aceptó el nombramiento. Murió hacia 1831 (89).

110. MIGUEL GODOS 1818-1823. Era natural de cerca de Sahagún y había tomado el hábito en Corias el 23 de noviembre de 1794. Enseñó teología en Salamanca (1805-14) y filosofía en Obona (1814-18). Fue abad de Celorio (1818-23) y de Corias (1813-14) y General de la Congregación (1823-24). Después de la exclaustración de 1835 fue examinador sinodal del obispa­ do de Oviedo, hasta su muerte el 23 de junio de 1850. Publicó algún sermón y formó parte de la Real Junta de elección de materias para la Biblioteca de la Religión (90).

111. BARTOLOMÉ CONDE 1823-1824. Era natural de Cigales (Va­ lladolid) y profeso del monasterio de S. Martín de Santiago de Compostela, donde había tomado el hábito el 15 de no­ viembre de 1793. Fue predicador (1805-14) y abad de Santiago (1828-32), definidor (1832-59) y presidente de la Congregación

(88) ACG III B, ff. 90v, 256v; P. A r ia s , Historia del Real Monasterio de Samos (Santiago, 1950) 332; M a r t ín e z , 38; E. Z a r a g o z a , Dictionnaire d’His- toire et de Géographie Ecclésiastiques ; Gradas 1833. (89) ACG III B, ff. 160v, 182r, 200r; AHN, Clero, Lib. 8789; Gradas 1833 ; E. Z a r a g o z a , Necrologio benedictino vallisoletano ( 1803-1834), en Studia M o ­ nástica, vol. 25 (1983) 263. (90) Arch. Congregación de Valladolid (Silos), vol. 31, f. 627r; Z a r a g o z a VI (en preparación: Biografía completa). 656 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

(1851-59), tras la muerte del P. José Blanch, abad de Mont­ serrat. Murió en 1859 (91).

112. BENITO BRIONES 1824-1828. Era natural de San Millán de la Cogolla (Logroño) y había tomado el hábito en Corias el 16 de junio de 1799. Fue lector de artes de Obona (1818-24), secretario de la Congregación (1828-32), abad de Corias (1832- 35) y de Celorio (1824-28), secretario de la Congregación (1828-32), y lector de casos de conciencia de Corias (1832-35). Fue abad de Corias hasta su muerte por causa de la exclaus­ tración general de 1835, tras la cual fue examinador sinodal del obispado de Oviedo (1846) (92).

113. RAMÓN ALEGRÍA 1828-1832. Nació en El Busto (Logroño) el 25 de julio de 1774 y fue hijo del matrimonio Rafael Ale­ gría y Anamaría Cruz de Cebada. Tomó el hábito en Sahagún el 8 de- octubre de 1790, y profesó el 15 de agosto de 1791. Fue predicador de Sahagún (1801-05) y de S. Martín de Ma­ drid (1805-14), abad de Sahagún (1818-24), definidor general (1824-28), abad de Celorio (1828-32) y visitador (1832-35). Desconocemos el lugar y fecha de su muerte, tras la exclaus­ tración de 1835 (93).

114. ALVITO MAESTRO PETITE 1832-1835. Era natural de Villal- pando (León) y había tomado el hábito en S. Millán de la Cogolla el 14 de junio de 1794. Fue asante de Espinareda (1805-14), abad de S. Millán (1824-28), definidor (1828-32) y abad de Celorio (1832ss). Fue abad de Celorio hasta su muer­ te, por razón de la exclaustración de 1835. Fue el último abad del monasterio celoriense.

(91) Gradas 1833 ; Z a r a g o z a , Galicia, 125; M a r t ín e z , 38. (92) Gradas 1833 ; M a r t ín e z , 38. (93) M a r t ín e z , 39; E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Abadologio de ... Sahagún, o. c., 132. CRONICAS

DONACION DE LOS HERMANOS PORRUA

Los asturianos hermanos Porrúa, que regentan una gran edito­ rial en México y que está acreditadísima en la nación y fuera de ella, teniendo en cuenta su asturianismo, han tenido la feliz idea de obsequiar al Instituto de Estudios Asturianos con una colección de las obras publicadas por su editorial, en conjunto unos dos mil volúmenes. El día 13 del pasado mes de junio se hizo la entrega oficial y solemne de dicha biblioteca, con la asistencia del Minis­ tro para Asuntos Culturales de la Embajada de México en España, doctor Jorge Hernández Campos; el Consejero de Educación y Cul­ tura del Principado de Asturias, D. Manuel de la Cera; el Alcalde de Oviedo, D. Antonio Masip; el Director del I.D.E.A., Sr. Casariego, y numerosísimo público, que desbordaba el Salón de Actos. «La Nueva España» daba cuenta precisa de los actos, así como «La Voz de Asturias», la prensa gijonesa y «El Oriente de Asturias», de Llanes. He aquí la crónica aparecida en «La Nueva España»:

Formalizada la entrega al IDEA de la biblioteca de los hermanos Pérez Porrúa

JESÜS EVARISTO CASARIEGO: «MÉXICO ESTARÁ SIEMPRE PRESENTE, FISICA Y ESPIRITUALMENTE, ENTRE NOSOTROS»

Oviedo, J e sú s G. M a e s t r o

«México estará siempre presente entre nosotros», declaró ayer el Presidente del Instituto de Estudios Asturianos, Jesús Evaristo Casariego, en el transcurso del acto, celebrado en la sede del IDEA, en el cual los hermanos Pérez Porrúa entregaron formalmente una biblioteca compuesta de más de mil volúmenes. Estuvieron pre­ sentes, entre otros, el Consejero de Educación y Cultura, Manuel Fernández de la Cera; el Alcalde de Oviedo, Antonio Masip, y el Agregado Cultural de la Embajada mexicana en España, Jorge Her­ nández Campos. El acto fue abierto con unas breves palabras pronunciadas por Francisco Pérez Porrúa, que destacó muy especialmente la nostal­ gia y el calor humano que tanto él como su hermano han sentido siempre por Asturias, encarnado hoy en la entrega de tan enjun- diosa biblioteca. Seguidamente, el historiador y miembro del IDEA Elviro Mar­ tínez tomó la palabra para subrayar «la vitalidad de los pueblos del Norte», y para defender, posteriormente, el sentido cristiano de la colonización, «empresa en la que se asocia el orgullo, la no­ bleza y la audacia». A continuación, el Director del IDEA, Jesús Evaristo Casariego, recordó el papel de Asturias, como sana y fecunda región, difusora de su acervo cultural, a través de personalidades como Valdés Salas, Jovellanos, Campomanes, Luis Vives. Señaló, finalmente, que «México estará siempre presente en nosotros; espiritualmente en nuestra gratitud, y físicamente, en los anaqueles cubiertos de li­ bros». El Alcalde de Oviedo, Antonio Masip, tras pronunciar unas breves palabras, hizo entrega a los hermanos Porrúa, junto con Manuel Fernández Avello, de «El libro de la ciudad de Oviedo». Jorge Hernández Campos, Ministro para Asuntos Culturales de la Embajada de México en España, pronunció un discurso de alien­ to y esperanza a la difusión del libro, al que considera como la «máxima manifestación del pensamiento humano». Contrapuso, fi­ nalmente, la actividad del editor y del librero, a la sana y saludable soledad del lector y del escritor. El acto terminó con unas breves palabras del Consejero de Educación y Cultura, Manuel Fernández de la Cera, que recordó muy profundamente al asturiano benemérito, «incapaz de satisfa­ cer su vida hasta que no dé cima a sus propósitos de corresponder con el cariño y el recuerdo de su patria chica...». — 659 —

SEMBLANZA

Con motivo de la entrega de los libros de la Editorial Porrúa al IDEA, nuestro colaborador publica en el mismo periódico la siguiente «Semblanza»:

L O S HERMANOS PORRÜA

Jo s é I g n a c io G r a c ia N o r ie g a

Los hermanos Pérez Porrúa han vuelto a Asturias para hacer entrega de la biblioteca que compone el fondo de su casa, «Edito­ rial Porrúa», al Instituto de Estudios Asturianos: más de 2.000 libros, donación valiosísima no sólo por la diversidad temática de las obras, sino también por la calidad de Isa ediciones. «Editorial Porrúa» ha editado los libros más variados: desde la «Biblioteca Jurídica» a la colección «Sepan cuantos...»; desde colecciones de­ dicadas exclusivamente a la literatura hispanoamericana, hasta las que acogen a la literatura universal: desde traducciones de Esquilo a cantos mayas y aztecas, muchas veces al cuidado del erudito Angel Garibay K. Los hermanos Pérez Porrúa, de Pie de la Sierra, en el concejo de Llanes, marcharon a México muy jóvenes, recla­ mados, como tantos otros, por unos tíos, José, Indalecio y Fran­ cisco, que ya eran libreros; el paso siguiente sería el de convertirse en editores; el de pasar de la publicación de boletines bibliográficos a la edición de «Las cien mejores poesías mexicanas». La actividad editorial mexicana fue muy importante; y tuvo gran importancia en España, en época todavía cercana, en la que numerosos libros no eran asequibles aquí. «Ediciones Porrúa» o el «Fondo de Cul­ tura Económica» (cuyo raro rótulo obedece a una errata: debiera haber sido «Fondo de Cultura Ecuménica» lograron llenar este va­ cío más que satisfactoriamente. Cierto historiador tendencioso y demagogo, además de ignoran­ te, como él mismo reconoció al pedir vacaciones para poner al día sus reducidos conocimientos, acostumbra a despreciar a los india­ nos y de modo muy especial a los de la zona oriental, de quienes escribió: «Esta comarca oriental, con centro en la antigua villa de Llanes, fue siempre, pero sobre todo desde la muerte de Posada Herrera, entronizador de la corrupción electoral en España, un feudo conservador a ultranza que volvió la espalda a la industriali­ zación y se refugió en el cultivo del folklore y de las costumbres — 660 — tradicionales». Ejemplos como el de los hermanos Porrúa descali­ fican al autor de estas palabras, nacidas no se sabe si de la igno­ rancia o del resentimiento; o el de don Juan Sánchez Galán, que construyó a sus expensas la escuela de Meré, «en prueba de su amor a la enseñanza», según consta en la lápida de la fachada. Los hermanos Pérez Porrúa hicieron su fortuna con los libros, y libros trajeron a su Asturias, para uso y deleite de sus paisanos; pues, como dice Montaigne, «en general me gustan más los libros en que se usa la ciencia, en vez de los que la adornan». Y donaron la biblioteca al IDEA con la seguridad de que en este docto insti­ tuto será bien aprovechada; pues, como dijo San Anselmo, «poner un libro en manos de un ignorante es tan peligroso como poner una espada en manos de un niño». El libro, que para Montaigne era el más discreto de los amigos, «es una de las posibilidades de felicidad que tenemos los hombres», según Borges. Para Emerson, la biblioteca es una especie de gabinete mágico: un gabinete má­ gico y portentoso, pues, regalaron los hermanos Porrúa al IDEA. Porque el libro es mucho más que un objeto. «De los diversos ins­ trumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro — dijo Borges— . Los demás son extensiones de su cuerpo. El mi­ croscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de su voz; luego tenemos el arado y la espada, extensio­ nes de su brazo. Pero el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación». Además» en el acto de la donación de libros al IDEA, los her­ manos Porrúa nos ofrecieron, como decía Manolo de la Cera, emo­ cionado, una escena bellísima, qre pensábamos que ya no pertenecía a esta época: la de la donación de un indiano. Habíamos oído hablar de ellas en épocas pasadas: de escuelas, de caminos, de hospitales, de lavaderos, de puentes... Con este gesto de los her­ manos Porrúa, volvemos al viejo espíritu indiano, que tanto en­ grandeció material y culturalmente a Asturias, hasta el punto de que, como dijo Palacio Valdés, «por todas partes ha herido mis ojos la huella que la caridad de los indianos ha dejado en esta tierra». LIBROS

P o r M i g u e l d e l R io

CRONICA DE LOS REYES DE ASTURIAS Y LEON.— Edición preparada por Jesús E. Casarie­ go. — Biblioteca Universitaria «Everest». — León, 1985.

Un grupo selecto de profesores universitarios, principalmente asturianos, organiza la «Biblioteca Universitaria», bajo el patrona­ to de la acreditada Editorial «Everest». El primer tomo que este grupo universitario ofrece a sus estudiantes y lectores es una edi­ ción de la Crónicas de los reinos de Asturias y León, revisadas y anotadas por el señor Casariego que hace muy poco tiempo inició esta misma tarea en el libro publicado por IDEA «Historias as­ turianas de hace más de mil años». En este volumen de iniciación a la Historia medieval, se publican, discuten y anotan debidamente las Crónicas Albeldenses, tanto en su versión Rotense, como en la denominada «Ad Sebastianum»; la Crónica de Sampiro; la llama­ da «Nomina Leonesa», la Historia Silense y como final la Crónica de Pelayo, Obispo de Oviedo. No hay mucho que decir de este libro, aparte, sin duda alguna, de su gran utilidad para el estudioso; porque la labor del señor Casariego es sobradamente conocida y su competencia en esta cla­ se de trabajos está sobradamente acreditada en anteriores publi­ caciones del mismo carácter. Hay que hacer constar, sin embargo, el interés que tiene la reducción de los topónimos antiguos a su denominación actual. La edición del libro, muy cuidada, como corresponde a la edi­ torial sobradamente acreditada. Suponemos que el éxito coronará el esfuerzo realizado y acreditará también al grupo de asesores de la Biblioteca Universitaria, que presididos por el señor Elviro Mar­ tínez, incluye en su nómina a los señores Caso (Francisco), Javier Fernández Conde, Martínez Rodríguez, Menéndez Peláez, Joel Saug- nieux y el ilustrador Solas del Val. — 662 —

Eloy Gómez Pellón y Gema Coma González: FIES­ TAS Y RITUALES DE ASTURIAS.—PERIODO ESTIVAL.—Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Principado de Asturias.—Oviedo, 1986.

Las fiestas tienen un contenido más que el de simples expan­ siones en días determinados para divertirse, comer bien y bailar y danzar. Si nos fijamos bien, en todas nuestras tradicionales fies­ tas encontramos algunas circunstancias que las hacen «especiales» y características. Y es que en todas ellas late algo ancestral, algo que se ha ido sedimentando y que hoy día acaso inconscientemente no sabemos precisar. El estudio de nuestros regocijos populares puede explicarnos mucho de esta personalidad que tienen nuestros festejos y la íntima satisfacción que ellos nos producen, al margen lógico de la «folixa» y divertimiento. Este estudio etnológico y folklórico estaba un tanto abandona­ do. Felizmente está surgiendo una juventud que trata de penetrar en todo ello y nos va ofreciendo algo de lo mucho que encuentra y de lo que aún puede hallar. Un ejemplo manifiesto de ello es este libro, que don Eloy Gómez Pellón y Gema Coma González dedican a las fiestas y rituales de Asturias en su época de verano: San Juan, San Pedro, el Salvador, la Asunción y San Roque, dándonos, además, por propina un es­ tudio sobre la «Danza Prima», materia que parece inagotable, a pesar de los estudios de los Menéndez Pidal (Juan y Ramón), Ca- nella, Cabal, Caso, Daniel Nuevo, Cobas, etc. El libro que comentamos es jugosísimo y ameno, documentado y sugerente. Y merece un elogio definitivo, que sirva de estímulo para que los autores sigan investigando en la dirección en que se han iniciado. Y elogio también a la Consejería de Educación, Cul­ tura y Deportes, que ha hecho la publicación, esmerada y bella del libro de Eloy Gómez y Gema Coma. — 663 —

F. Redondo: SAN TIRSO DE OVIEDO A TRAVES DE LA HISTORIA.—Oviedo, IDEA, Principado de Asturias, 1986.

Don Feliciano Redondo fue durante muchos años —cerca de cuarenta— párroco de San Tirso, uno de las parroquias ovetenses de más historia y antigüedad, después de su fundación por el Rey asturiano Alfonso II el Casto. El señor Redondo, además de su intensa labor parroquial no dejó de interesarse por el edificio mismo y sus avatares, teniendo en cuenta que una serie de estilos y reformas fueron introducién­ dose en la construcción y por ello puede hablarse de una etapa pre-románica de San Tirso, una segunda etapa románica que se trunca por el incendio del año 1521, que precisa una reparación inmediata, hasta que en el siglo XVIII se hace una restauración barroca que, con algunos arreglos posteriores da forma a lo que de sus edificios se conserva. Mucho tiempo y muchas vicisitudes que el historiador reconoce, sobre todo acudiendo a la investiga­ ción sobre el terreno mismo y a la documentación que se conserva. El espíritu investigador del señor Redondo lo había acreditado ya con algunos trabajos anteriores poco difundidos, pero de un indudable interés, que contribuyeron a conformar un buen inves­ tigador y buen historiador. En esta iglesia de San Tirso se conserva el sepulcro de una figura destacada de la vida ovetense: Doña Balesquita Giráldez, fundadora de la cofradía de su nombre, que aún hoy día perdura y muy lozanamente por cierto. Detalles arquitectónicos y constructivos, interpretación diversa de pasajes documentales, nuevas lápidas y su lectura, todo ello se hace a través de este trabajo, declaración magnífica de toda una vida consagrada al estudio amoroso de un monumento de los más importantes de los que posee nuestra ciudad de Oviedo.

Marino Busto: DICCIONARIO DE GONZALEZ POSADA Y ACADEMIA ASTURIANA DE LE­ TRAS.— Prólogo de Jesús Neira Martínez. Epílogo de Jesús E. Casariego.— «Biblioteca Literaria As­ turiana». Vol. I.— Principado de Asturias, Institu­ to de Estudios Asturianos.— Oviedo, 1986.

Marino Busto es Cronista Oficial de Carreño, con todo mereci­ miento. Es un hombre trabajador incansable, sin un minuto de — 664 — descanso; y acaso por ese tesón es un hombre de suerte. Porque unos manuscritos que se daba por seguro que habían desaparecido vienen a parar a las manos de Marino así por las buenas o por la insistencia en la búsqueda. Lo cierto es que el canónigo asturiano en Tarragona, Carlos González Posada que, también de Carreño y también infatigable, revuelve todo para sacar a luz los asturianos que han tenido alguna actividad, ofreciéndose la Biblioteca Astu­ riana ya conocida por el público astur. De sus manuscritos había un Diccionario del bable, del que en la correspondencia con Jove­ llanos se hace frecuente mención. Y ese manuscrito había desapa­ recido, hasta que cayó en manos del señor Busto, que lo edita ahora iniciando una colección, «Biblioteca Literaria Asturiana», que bajo la dirección de José María Martínez Cachero, editará libros raros y curiosos. Refiriéndonos concretamente al trabajo que acaba de aparecer y que comentamos, la «Academia Asturiana de Buenas Letras» na­ ció, a fines del XVIII, de la mutua colaboración de Carlos Posada y Jovellanos. La idea no llegó a cuajar definitivamente, pero quedó el «Vocabulario» que había iniciado Posada y que es éste que apa­ rece, con toda su ingenuidad, su amor a la lengua «viva de nuestro pueblo», sus logros etimológicos, sus frases ilustrativas, incluyendo el término que se define, sus referencias a autores que escriben en bable. Realmente es un Diccionario modelo. Hemos de anotar que además de los términos dialectales se estudian también, aunque no muy ampliamente, pueblos y lugares, se aportan algunos refranes. Son dignos de destacarse también los capítulos iniciales del señor Marino Busto, y el Epílogo del señor Casariego sobre el I.D.E.A. y las falas asturianas, transcribiendo la abundante biblio­ grafía que este Instituto ha publicado sobre el bable.

Jesús Martínez: NAVIA MEDIEVAL.— Principado de Asturias.— Instituto de Estudios Asturianos.— Oviedo, 1986.

El señor Martínez Fernández es médico. Nadie lo diría al ver este libro, modelo de investigación histórica de un pueblo incluso en sus más viejas etapas, cuales son los castros y asentamientos primitivos. Y es que el señor Martínez ha dedicado muchos años y muchos afanes al estudio de todo lo que en la historia de Navia y sus tierras se relaciona, sin dejar por ello de atender a sus labo­ res profesionales. — 665 —

Pero, desde luego, lo que nos interesa es que la ejecución de trabajo, de estudio y de investigación, dentro de las complejidades que encierran, está perfectamente dominado por el señor Martínez que desde hace algún tiempo, por lo menos desde 1963, nos venía haciendo entregas de sus realizaciones. Se comienza por estudiar los castros de Navia, su evolución hacia la privatización de la propiedad, la construcción de calzadas para dar lugar a los «fundi», germen de la «villas» romanas y más tarde la circulación monetaria, la adopción de latín, etc., dando lugar a una vida social que se enmarca en el medievalismo que estudia el autor en capítulos tan sugerentes como los del acontecer humano, los monasterios e iglesias y su influencia y más tarde, en el siglo X III, el Alfoz, la Puebla, etc. Todo un trabajo magnífico de estudio de restos arqueológicos, de reconocimientos sobre el terreno, de consulta de documen­ tos, etc. Un estupendo libro de historia de Navia, insustituible, por lo menos por ahora.

Autores varios: EL MARQUES DE SANTA CRUZ DE MARCENADO 300 AÑOS DESPUES.— Princi­ pado de Asturias.— Instituto de Estudios Asturia­ nos.— Oviedo, 1985.

El IDEA organizó en su día un ciclo de conferencias sobre la figura y personalidad del Marqués de Santa Cruz para festejar el tercer centenario del nacimiento de tan notable figura de la histo­ ria militar y científica, así como literaria del señor Navia Osorio, al mismo tiempo que el Instituto editaba las «Reflexiones milita­ res» debidas a su pluma y su saberes militares. Las conferencias pronunciadas con motivo del aludido ciclo se editan en este volumen que ofrece un extraordinario interés, puesto que la figura del genial Marqués es estudiada por personalidades del relieve de Pérez Montero, José Luis Azcárraga, Miguel Alonso Báquer, Jesús González, Francisco Tuero Bertrand, Julio Fonseca, Gonzalo Anes, el P. Patac y el Sr. Casariego. Son todos estos con­ ferenciantes Catedráticos, Miembros de la Armada, Profesores de la Escuela Superior del Ejército, Economistas, Magistrados del Tribunal Supremo, etc. Y por eso, sus trabajos tienen un indudable valor y merecen conservarse reunidos para consulta y lectura re­ posada. MUY IMPORTANTE

Por decisión de la Junta de Gobierno del Instituto de Estudios Asturianos el BOLETIN se convierte en TRIMESTRAL en vez de CUATRIMESTRAL como lo era hasta ahora

En consecuencia ofreceremos al lector CUATRO NUMEROS AL AÑO

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Formalizada la entrega al I.D.E.A. de la biblioteca de los hermanos Pérez Porrúa ...... 657

Los hermanos Porrúa ...... 659

LIBROS

“Crónica“ de los reyes de Asturias y León”, edición preparado por Je­ sús E. Casariego, por Miguel del Río ...... 661

“Fiestas y rituales de Asturias. Período estival”, por Eloy Gómez Pe­ llón y Gema Coma González, por Miguel del Río ...... 662

“San Tirso de Oviedo a través de la historia”, por F. Redondo, por Miguel del Río ...... 663

“Diccionario de González Posada y Academia Asturiana de Letras”, por Marino Busto, por Miguel del Río ...... 663

“Navia medieval”, por Jesús Martínez, por Miguel del Río ...... 664

“El Marqués de Santa Cruz de Marcenado 300 años después, por auto­ res varios, por Miguel del Río ...... 665

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