Brel, Brassens
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Los Cuadernos de Música BREL, BRASSENS José Luis Atienza «J' arrive, j' arrive Mais pourquoi moi, pourquoi maintenant Pourquoi déja et ou aller? J'arrive, bien sur, j'arrive Mais je n'ai jamais ríen fait d'autre qu' arriver» (J. Brel, «J'arrive») «S'il faut aller au cimetiere J'prendrai le chemin le plus long J'ferai la tombe buissoniere J'quitterai la vie a reculons» (G. Brassens, «Le Testament») Jacques Brel. i la resistencia dramática y transcen Brel y Brassens, con muy pocos más (Léo Fe dente del uno, cuyo desgarrado grito rré, en Francia, Lluis Llach en España), consi -«pero por qué yo, por qué ahora/por guen elevar la canción a esa rara altura de obra qué ya y dónde ir?»- nos deja doloro maestra en que normalmente sólo se admiten -a Nsamente escocidas las entrañas, ni la inane volun veces con un exceso de facilidades- otro tipo de tad socarrona del otro de hacerle trampas a la creaciones: novela, poesía, pintura, escultura, noble y negra drama -«cogeré el camino más lar música, arquitectura ... Claro que novelistas, poe go/haré novillos/dejaré la vida a regañadientes»-, tas, etc., consideran con desconfianza, cuando no sirvió para ahorrarles la subida a ese tren que con displicencia, lo que, en el mejor de los casos, parte siempre a destiempo, en el que uno va inde suelen juzgar como «arte menor» (4). Pero la ca fectiblemente sólo y precediendo a todos, no pu pacidad conmocionadora de las obras de Brel y de dieron retrasar su turno en «la danza esquiva» de Brassens, su sagacidad para hacernos penetrar de la que no supieron «por cosa ninguna que sea forma nueva la realidad, su fuerza develadora, su escapar» (1). Jacques Brel y Georges Brassens éxito en su intento de conectar originalmente con nos pasaron la vez un día de otoño, con tres años los problemas que interesan, divierten o angustian de diferencia: el 9 de octubre de 1978 el primero, a los hombres, su ingenio para hacer, en torno a el 29 del mismo mes de 1981 el segundo. Indife esos problemas, preguntas nuevas o reformular las rente, ¡ya!, para ellos, irritante para nosotros por ya conocidas, o para proponer respuestas vírgenes que nos anuncia la nuestra, su muerte nos hizo que si no aproximan a la verdad, alejan al menos, tomar conciencia del hueco que habían llenado y jubilan un poco más la mentira... les han ganado seguirán llenando, del lugar que se habían cons sobradamente el derecho a codearse con lo que truido en el arte de nuestro tiempo. Y digo cons podríamos llamar -acéptese la falta de respeto- el cientemente en el «arte», no en el «musical», no «arte convencional». A uno y cuatro años respec en la canción, ¡ni en la poesía!, sino en todo ello al tivamente de la desaparición de sus autores, las mismo tiempo, es decir en una parcela del arte de creaciones de Brassens y de Brel no han dejado de nuestro tiempo. ¿Poetas? ¿Cantantes? «Chanson crecer, de ganarse audiencia, de afianzarse como niers», respondían ambos cuando se les interro-. «canciones de cabecera» de millones de personas gaba al respecto, renunciando discretamente al tí de distinta generación y de diversos horizontes. Y tulo de poetas con el que el fervor de sus adeptos ello independientemente de la distancia que les pretendía revestirles (2), desmarcándose, al separa... o pese a lo que les une. mismo tiempo, del devaluado vocablo cantante. Pocas obras, en efecto, tan distintas y tan seme Pero eran poetas, que escribían canciones «pas jantes. Abordando el mismo tipo de temas (mujer, comme les autres»; y también eran cantantes, que amistad, muerte, burguesía -en el sentido flauber interpretaban sus textos -¡ y los de otros! (3)- de tiano dé depositaria de la «betise»-, amor, ter forma singular e inimitable. nura... ), su clima vital, lingüístico y musical es 28 Los Cuadernos de Música demasiado vieJo»- ofrecen ejemplos, renuncia a toda dignidad -«déjame convertirme/en la sombra de tu sombra/en la sombra de tu mano/en la som bra de tu perro»-, incapaz de aceptar la soledad (5). «Madeleine» más que la historia de un amor, es la crónica de un dolor, donde lo que se relata es la diaria muerte -«el último tranvía se va/ .../Ma deleine no vendrá»- y el inmediato renacer -«ma ñana esperaré a Madeleine/volveré a traer lilas/las traeré durante toda la semana»- de una esperanza insensata -«Madeleine es mi Navidad/ ...mi hori zonte/la América mía»- (6). «Mathilde» es un agarrarse a un clavo ardiendo, es dar coces contra el aguijón, arrojarse a las fauces del león, autocondenarse a la destrucción con irreprimible necesidad -«Maldita Mathilde, porque estás aquí» (7). La mujer es, en definitiva, en el mundo artístico de Brel, un mal imprescindible e inevitable: « Yo sé yo sé que este próximo amor Será para mí la próxima derrota Sé ya a la entrada de la fiesta j Georg es Brassens. La ho a seca que será el alba Yo sé yo sé sin conocer tu nombre Que seré tu próxima captura dispar y la puesta en escena de sus piezas no Sé ya que es mediante su murmullo puede ser más diferente. Pero ambos permanecen Como los estanques encarcelan los ríos. en todo ello profundamente humanos. Porque lo Pero por más que uno haga por más que uno diga que les separa es precisamente aquello que estruc Que un hombre con experiencia vale dos tura contradictoriamente la conciencia humana. Y Por más que uno haga por más que uno diga es en esa conciencia -¡ o en la inconsciencia! Es bueno estar enamorado» (8). donde lo que parecía irreconciliable se unifica. George Brassens y Jacques Brel ponen en escena En el sistema de Brassens las cosas ocurren de el claroscuro de nuestro paisaje interior y el de manera distinta. No existe la enfermiza y dolorosa nuestra sociedad: aquél es primitivo, éste culti conciencia que apunta casi siempre en «l'abbé vado; el primero medieval, moderno el segundo; Brel», como él mismo motejara a su colega. La juglar el uno, showman el otro; Sancho el francés, clarividencia sobre la imposibilidad de un acuerdo Don Quijote el belga. está también ahí, pero el placer prevalece: placer sexual inequívocamente confesado, ya venga de la La relación hombre-mujer es siempre dramática relación carnal nunca desaprovechada -«la chica en Brel, cuando no deriva a la tragedia. El sado que pertenece a todos tiene buen corazón/me da al masoquismo parece ser el componente esencial de feliz azar/los trocitos de su piel ocultos/que los lo que los otros llaman amor y el hombre es, en la·· demás no han tocado» (9)-, relación que es capaz lid, inevitable perdedor. de salvar el silencio indescifrable que separa la En «Ne me quitte pas» -una de sus canciones vida de la muerte -«antes de ir a cortejar/las her más conocidas y peor comprendidas, aunque mosas almas de las condenadas/ sueño aún con un desde luego no la mejor como la ignorancia ale amorcillo/aún sueño con meterme entre faldas» gremente afirma- el héroe, que comienza pidiendo (10)-, ya de la autosatisfacción -«Quand je pense una tregua -«todo puede olvidarse/olvidar el tiem a Fernande/Je bande je bande»; placer que nace po/de los malentendidos/y el tiempo perdido»-, de la glorificación del cuerpo ofrecido en espectá avanza en su súplica ofreciendo lo imposible culo gozosamente reconocido -«el juego debió -«perlas de lluvia/llegadas del país/donde nunca agradar a la ingenua/porque a la fuente con fre llueve»-, trucándose en afortunado buscador de cuencia/ del todo desnuda se fue a bañar/rogando a inexistentes tesoros que servirán para cubrir el Dios que hiciese viento» (11)-, o de la simple cuerpo que se niega «de oro y de luz», y tras proximidad fisica que augura una hipotética aven apostar por la repetición de posibles azares de los tura -«un rinconcito de paraguas/a cambio de un que la historia -«te hablaré de aquellos amantes rincón de paraíso» (12). que vieron dos veces/encenderse sus corazones» Si la búsqueda imposible y la espera sin objeto y la naturaleza -«frecuentemente se ha visto/vol están también presentes en Brassens, el fracasoes ver a surgir fuego/del antiguo volcán/que parecía encajado sin asomo de acidez -«Cuando corrí 29 Los Cuadernos de Música que Brel · y Brassens concuerdan en situar por encima del amor (20), a no ser que sea la única forma de amor posible si definimos éste como «el hecho de que todos somos solidarios» (21). Si a. una mujer puede sucederle otra, si una pasión perdida puede ser reemplazada por una pasión encontrada, un amigo desaparecido, es decir, muerto físicamente («Nunca he perdido un amigo en el camino, los únicos amigos que he perdido y de los que me he apartado son los que han muerto») (22), no puede ser substituida -«Cuando uno de ellos faltabaa bordo/es que había muerto/sí pero jamás nunca jamás/se cerraba su aguja en el agualcien años después puñetero destino/faltaba todavía» (23). De esta insaciable conciencia de ausencia nacen canciones como «Le vieux Léon» Brel. -«Hace ahora un rato/quince años de desgracia/mi viejo Léon/que te marchaste ...» (24) o la incompa ciego a la cita con Marinette/la bella decía «te rable «Jojo», sin duda uno de los mejores poemas adoro» a un sucio tipo que la abrazaba/con mi de amistad nunca escritos: ramo de flores tenía el aire de un imbécil madre mía» (13)-, y si el poeta de Sete tiene plena con «Jojo ciencia de que la libertad y la independencia están Ya no vuelvo a ninguna parte en juego en la relación con la mujer, hace de ello Me visto de nuestros sueños una cuestión de hecho y no, como Brel, una tra Huérfano hasta los labios gedia hamlética: Pero feliz de saber Que ya vengo a ti «Todos los sonámbulos, los adivinos me han A seis pies bajo tierra Jojo Dicho sin malicia No has muerto Que en sus brazos en cruz sufriría mi A seis pies bajo tierra Ultimo suplicio Todavía te amo» (25).