EJ Burgata Alonso De Ojeda
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EJ burgatA Alonso de Ojeda ----n11n411111• Como consecuencia de perseverantes investigaciones, después de roi conferencia de hace diez arios, puedo ampliar las noticias adquiridas sobre este famoso explorador del Nuevo Mundo, para salir al paso de un pro- yecto de estatua anunciado por la radio. Si entonces hubo argumentos para distinguir a las varias personas conocidas por el mismo nombre y apellido, hoy, con algunos testimonios más, no sólo se afianza la identificación del hijodalgo Alonso de Ojeda, sino que se destaca particularmente por su nacimiento en la torre de los Infanzones de Ojeda. No he logrado averiguar el nombre de la población que quiere glori- ficar su recuerdo con la dedicatoria de una estatua, pero creo que sola- mente Burgos cuenta con los principales fundamentos para exaltar la me- moria de aquel brioso muchacho que alcanzó a distinguirse en el sitio de Granada; del valiente Capitán que fue con Colón en su segundo viaje a América, del primer español que pisó el Continente americano, del intré- pido explorador que descubrió el lago de Maracaibo y del venturoso fun- dador del sitio de Venezuela. Nos hallamos ante el viejo problema de aclarar el misterio que rodea- ba al personaje que nos ocupa, enigma que había permanecido sin solu- ción aparente, porque en la supuesta fecha de su nacimiento aún no se habían generalizado las disposiciones del Cardenal Cisneros para el regis- tro de bautizados en las iglesias parroquiales. El único detalle personal que se conoce debido a sus directas declara- ciones fue, sin duda, presionado por las circunstancias, cuando tuvo que deponer corno testigo ante el Juzgado en Santo Domingo, en el ario 1513, y decir que tenía entonces 40 arios cumplidos, poco más o menos. Caballero de recta conciencia y sentimientos religiosos, nacido para ser orgullo de familia y de gloria para el pueblo que le vió nacer, se desta- ca en la historia de su vida, para admiración de todas las generaciones, — 469 — para que la nación y el lugar valoren y enaltezcan el honor de haber sido la cuna de un héroe, de un patriota y de un mártir. Este intrépido explorador, titulado Caballero de la Virgen, por don Vicente Blasco Ibáñez, y distinguida la nobleza de su nacimiento con el apelativo de hijodalgo, por su origen y cuna en la torre de los Infanzcnes de Ojeda, es reconocido burgalés en documentos testamentarios y por historiadores de más elevada consideración. No hubiera vuelto a escribir nuevamente sobre este particular, des- pués de mis recientes artículos aparecidos en el Boletín Americanista, pu- blicado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelo- na; en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia, de Venezuela, Y en la revista «Shell » , de Caracas, si no me hubiera recordado la oportu- nidad de hacerlo la divulgación de un proyecto de estatua anunciado por la radio. Ya deslindé en mis anteriores conferencias y escritos, las diferencias existentes entre los diversos Abusos de Ojeda aparecidos al final del siglo XV y a principios del siglo XVI, y ya advertí también que el registrado bajo el número 2776 en el libro de pasajeros a Indias, no puede confun- dirse con el qu ., fue de Capitán con Cristóbal Colón. Si estos principios han sido olvidados, y no otras manifesíaciones nuevas se pueden alegar, es incomprensible la tenaz insistencia de soste- ner una infundada versión, y dar carácter de nacimiento a lo que sólo fue atribución de vecindad. Porque la referida certificación de embarque del libro de pasajeros a Indias, solamente dice; Alonso de Ojeda, hijo de Fernando de Ojeda y de María de Atienza, vecinos de Cuenca, 10 de septiembre de 1513». Como se ve, alude a tres personas avecindadas en Cuenca, y a una fecha en que el hijodalgo Alonso de Ojeda estaba residiendo en la ciudad de Santo Domingo, de la isla española, aquejado de la pierna mal curada, que le produjo la muerte dos arios después. Aparte de este primera aclaración que anula la identificación con el hijodalgo Alonso de Ojeda, queda la referente a la vecindad, que es in- d udablemente la originaria de la leyenda del nacimiento. En relación con este asunto, hay que mencionar una referencia que transcribe un protocolo de Cuenca del ario 1518, cuya principal cita, diri- gida a un Alonso de Ojeda, dice: « Su hermana Beatriz le hace traspasa- c ión de unas casas que eran de sus padres Fernando de Ojeda y María de Atienza, situadas en la calle de San Andrés». Si antes ya hemos encontrado un fundamento para demostrar que el Alonso de Ojeda embarcado el 10 de septiembre de 1513, era otro distin- to al hijodalgo que fue con Colón; ahora, con esta alusión al año 1518, — 470 — es aún más determinante, cuando se sabe que había muerto en el invierno de 1515 a 1516. Pero no paramos aquí, porque volviendo a la fecha de embarque, en- contramos otro fundamento para distinguir y separar a cada uno de los dos homónimos, porque el hijodalgo que fue con Colón no podía decir en 1513 que era vecino de Cuenca, cuando llevaba veinte años recorriendo América, y antes, acaso otros diez más, residiendo en casa del Duque de Medinaceli, o en campaña, sirviendo bajo sus banderas. En párrafos precedentes, se han encontrado tres fundamentos irre- batibles para anular cuanto el citado registro de embarque pudiera con- fundirse con el hijcdalgo Alonso de Ojeda. Y después de estas tres aclaraciones, vamos a enfrentarnos con una carta de soldada de Alonso de Ojeda, por la que se concierta poner a su servicio un muchacho de corta edad (protocolo del escribano Alonso de Molina, 1527). Justificación de Alonso de Ojeda de tener caballo para entrar en suertes de cargos públicos (Archivo Municipal, legajo 1495, expte, 26), y por último, testamento otorgado en el ario 1552, en el que ordena «que su cuerpo sea enterrado en la iglesia de Santo Domingo, de la ciudad de Cuenca». Como se ve, estos documentos citados de los años 1527 y 1552, como el anterior de 1518, hacen referencia a uno o varios Alonsos de Ojeda, completamente distintos a nuestro hijodalgo, que murió durante el invier- no de 1515 a 1516. Además de los exponentes presentados anteriormente, quiero aludir a una carta fechada en Cuenca, en la que, refiriéndose z protocolos de los antiguos escribanos públicos, se dice. «Insistentemente figura un Alonso de Ojeda... dados los años en que se certificó su otorgamiento, hace su- poner fundadamente se refiera a dicho navegante..., los aludidos antece- dentes no son precisamente referidos a fechas y hechos de sus primeros arios, sino más bien del transcurso medio y final de su vida». Este documento hace referencia a un Alonso de Ojeda distinto a nuestro protagonista, porque mientras este enfermo depone como testigo en Santo Domingo, en pleito incoado entre la Corona y los herederos de Cristóbal Colón, y nutere allí en el invierno de 1515 a 1516, el otro o los los otros embarcan en Sevilla en septiembre de 1513; su hermana le tras- pasa unas casas el ario 1518; aparecen en protocolos de 1527 y 1552, y en otros escribanos públicos, durante el transcurso medio y final de su vida. Como otro caso que merece consideración, debe citarse un escrito recibido de un amigo residente sn Cuenca, quien, refiriéndose a un su- puesto Alonso de Ojeda, dice: «debió nacer en Cuenca, el ario 1470. Su padre, don Andrés de Ojeda, Caballero de Sierra, se encuentra avecinda- — 471 — do en Cuenca, en los padrones de la parroquia cic Santa María, en los años 1473, 1475 y 1478. También figura en los empadronamientos de la Parroquia de San Andrés, de los arios 1483 hasta 1507, Hernando de Ojeda, hermano de Alonso, y que desempeñó el cargo noble de tesorero de la Casa de la Moneda, en esta ciudad». Esta citada carta alude a la supuesta existencia de un Alonso de Ojeda, presunto hijo de don Andres de Ojeda, que en 1473, 1475 y 1478, estaba empadronado en la parroquia de Santa María, y de él mismo, o de otro pretendido Alonso de Ojeda, a quien se hace hermano de Hernando de Ojeda, que de 1483 a 1507 estaba empadronado en la parroquia de San Andrés. No se alcanza a distinguir si se trata de uno o de dos supuestos Abusos de Ojeda. En caso de ser uno sólo, ya se ha visto al principio cómo embarcaba en Sevilla el 10 de septiembre de 1513, y en caso de ser dos, el segundo se identifica con el avecindado en Cuenca, otorgando pro- tocolos en fechas posteriores a la muerte del hijodalgo que fue con Cris- tóbal Colón. Lo que sí llama la atención son los desconcertantes intentos de crear relaciones familiares, porque en el registro de embarque número 2776, dice que su padre era don Fernando de Ojeda; mientras en esta carta se le llama Andrés de Ojeda, y para complicar más la cuestión, al final agre- ga que Hernando (es de suponer el referido Fernando) era hermano de Alonso. El análisis que se ha hecho para distinguir a tantos Alonsos de Ojeda, nos ha descubierto a otras varias personas del mismo nombre y apellido, que se citan a continuación, como existentes a finales del siglo XV y principios del XVI, casi todas relacionadas con los asuntos de América, como sigue: 1. Alonso de Ojeda de Mendoza, natural de Carmona, historiador del siglo XVI, que describe Enciclopedia Espasa, y don Mario Méndez Be- jarano, en su Biblografía Hispánica, como autor de un libro titulado «La conquista de Nueva España». 2. Alonso de Ojeda, residente en Cornudilla (Burgos) en el ario 1527, que dice tener una hija llamada Catalina.