This dissertation has been 61-5116 microfilmed exactly as received

PEREZ, Carlos Alberto, 1929- JUEGOS DE ÇALABRAS Y FORMAS^DE ENGANO EN LA POESIA DE DON LUIS DE GONGORA. [Spanish Text],

The Ohio State University, Ph.D., 1961 Language and Literature, general

University Microfilms, Inc., Ann Arbor, Michigan JOEGOS DE PAIABRAS Y FORMAS DE ENGANO

EN LA POESIA DE

DON LUIS DE GONGORA

DISSERTATION

Presented In Partial Fulfillment of The Requirements for the Degree Doctor of Philosophy in the Graduate School of The Ohio State University

By

Carlos Alberto Perez Profesor en Letras

******

The Ohio State University

Approved by

Adviser Department of Romance Languages A Emilia y Manuel Solovera, buenos amigos,

ii ... y es que Dlos confundio a los de aquella terre de Babel, no con darles lenguaje confuse, slno haciendo que en el raismo suye elles se cenfundlesen, temando pledra for agua y agua per pledra; y esta fue la grandeza del mllagro: que ne le fuera tante confundirse hablando en lengua que ne sablan.

(M, de Angule y Pulgar, Eplst. Satlsfacterias^.)

111 INDICE

Pag.

Introduce Ion ...... 1

Cap. I Juegos fonetlcos...... 7

Cap. II Contracciones e invencion de vocablos 25

Cap. III Juegos fonetlcos y conceptuales...... 3 4

Cap. IV Juegos conceptuales...... 6 0

Cap. V Figuras enganosas...... 7 9

Cap. VI Foemas de juego y engano...... 1 0 3 Cap• VII La soledad confusa ..... m

Conclusion ...... 2^26

N o t a s 1 2 9

Blbllografia...... 2^23

Autoblografla...... 2 3 4

Iv INTRODUCCION

Pedro de Valencia, en su famosa carta censorla de

1 6 1 3 2, desaprueba ya los Juegos de palabras hechos por

Gongora en sus poemas mayores, Expllca su punto de vista

en pocas if neas : "Lo metaforlco es generalmente muy bueno

en V.merced, algunas veces atrevldo y que no guarda la

analogfa y correspondencla que se requlere; otras se funda

en aluslones burlescas y que no convlenen a este estllo

alto y materlas graves, como convenfan a las antlguas,

quae ludere solebas. ...V.m. que tlene belleza propla y grandeza natural, no se desfigure por agradar al vulgo dlclendo gracias y juegos del vocablo en poema grave y que va de veras."

Gongora acata la opinion del erudlto y, para bien o para mal, corrige los pasajes que este seffala como Into­

lérables. Con esta accl<5n, como dice Damaso Alonso, "Gdn- gora se contradecfa a sf mlsmo, negaba una de las cuall- dades Inherentes a su poetlca: la sutlleza, la asoclaclon entre lo Inconexo, el Juego de palabras, el chlste,"

Pellzmente Gongora dej<5 Intactos los Juegos de palabras de las Soledades sobre los cuales no cayo dlrectaraente la crftlca de Pedro de Valencia^. El poeta renunclo a algunos

versos pero no a la actltud que los habfa producIdo. Tlene razon Damaso Alonso, el Juego es inherente a la

poesfa de Gongora, as£ como también los otros elementos

que menclona en el pasaje cltado. A nosotros, en espe­

cial, nos Interesa la asoclaclon entre lo Inconexo. Y

aunque no compartlmos el tono reprobatorlo del erudlto

valenclaao, no podemos menos de admlrar su persplcacla al

concentrar su crftlca de la poesfa de Gongora en: lo meta-

forlco atrevldo, que no guarda la analogfa y corresponden­

cla que se requlere, las aluslones burlescas que no con­

vlenen al estllo alto y las materlas graves.

Loglcamente, Pedro de Valencia valora segun lo reque-

rldo y lo convenlente. Nuestro crltsrlo ha camblado,

Gongora corrige por respeto al amlgo, no por renuncla a sus

prlnclplos. Su opinion vale tanto o mas que la del erudlto y no serfa Justo que rechazararaos los Juegos de palabras

tan solo en vlrtud de la autorldad de este ultimo. Sln

lanzamos a declr que por usarlo Gongora el procedlmlenbo es bueno, convlene que dedlquemos a los Juegos de palabras una atenclon tan detenlda y comprenslva como la que se le ha dedlcado a otros elementos de su poesfa. Bergson ob­ serva que "a menudo solo se advlerte un llgero matlz dl- ferenclal entre el Juego de palabras, la met^fora poetlca y la comparaclon Instructlva.SI asf es, no hay razon alguna para relegar el Juego a la categoria de procedl- mlento inferior y desinteresarnos de el. En cuanto a la

propiedad de su presencia en composiciones sérias, ya no es gran problems. Cuando miraraos desde nuestro siglo, la mezcla de lo cdmico y de lo serio no se presents como un serio pecado, sino, por el contrario, como un fenomeno interesante de vastas implicaciones, incluso metaffsicas.

Esta actitud sin dogmas nos ha permitido rescatar del ol- vido muchas obras raaestras.

Estudiaremos pues el juego de palabras como parte del quehacer poetico de Gongora. Nos valdremos eri nuestra tarea de un concepto adicional; forma de engano. Hemos acunado esta expresion para poder referirnos a otros pro- cedimientos que sin ser juegos de palabras tienen estrecha relacion con ellos. En general se trata de juegos con re- presentaciones visuales o auditivas.

La expresion formas de engano tiene un doble sentido.

Désigna en primer lu.gar los procedimientos de que se vale el poeta para indueirnos a engano, para hacernos ver cosas que no existen, para no dejarnos ver lo que est^ delante de nuestros ojos. Por otro lado, formas de engano se refiere a. las figuras enganosas que creemos es tar viendo en virtud de los juegos del poeta. En ambos casos se trata de una extension, muy adecuada para nuestro proposito, del con­ cepto de Juegos de palabras. La Idea que tenemos de estes ultimes es la tradiclenal.

Cens1sten en su mayer parte en el use de una palabra en des

e mas sentides, en defermacienes feneticas, en aprexima-

cienes de vecables que difieren tan sole en unas pecas le­

tras e en la erdenacion de sus fenemas, Hubiérames queride

peder cifrarles en des e très formulas, Tarea tan inutil

cerne la de reducir el chiste a una sela ecuacion, El

tiempe y el buen humer se pierden Juntes en la empresa.

Faites de una formula abstracta encararemes el fenorae- ne en su manifestacion cencreta, tal cerne se da en un deter- rainade auter. Ne hay pues un rigide esquema intelectual preestablecide. Avanzaremes en base al analisis de cases particulares, Cemenzareraes per le que nos parece le mâs simple y seguiremes hasta llegar a le mas cerapleje, El camine ne es facil, Quiza, en primer lugar, le mas simple nos parecera tediesc y carente de impertancia, Nuestre interes se despertara cuande las fermas elementales cemlen- cen a agruparse, y recien entonces veremes que era importan­ te analizarlas en su ferma pura. En segunde lugar, el analisis de muches cases nos llevara a digresienes rela- cienadas cen el tema general que nos ecupa. Ne hay que elvidar, en ningun memento, que el hile de la explicacion esta en les juegos de palabras, ne en las fermas de engano

Tras cada desvie volveremes al camine real, El principle general de orden conslstira en que cada nuevo ejemplo de

juego tenga algo en comdn con el que le precede, y un

aspecto nuevo que asegure el avance de nuestra exposiclon.

Se podra discutir, en muchos casos, la ubicaclon de un

ejemplo. El 1uego de palabras es siempre multiple. Se lo

puede clasificar por sonldo, concepto, imagen, estructura,

intencion, oportunidad, y aun mâs elaborados puntos de

vista. Cada caso es trafdo a colacion para ilustrar un

aspecto que interesa, sin aducir con ello que dicho aspec­

to sea la esencia de ese juego, y ese el unico lugar que le

corresponde. La estrofa

de sus risuenos ojos desatada, fragante perla cada breve gota, por serâfica abeja fue devota, a bota peregrina trasladada. (348)5

por ejemplo, séria perfects ilustracion para juegos foné-

ticos (devota, a ^ota), sentido engafloso (de bota a bota).

Desde luego, no hemos analizado sino una infima parte

de todos los juegos que aparecen en la obra de Gongora.

Nos parecian ya muchos antes de comenzar nuestro trabajo.

Despues de profundizar en el tema y aguzar nuestra sensi-

bilidad en el analisis, hemos comenzado a descubrir muchos

otrso que antes ni siquiera habiamos sospechado estaban

alli. Esperamos que estos comentarios puedan ayudar a quienes padezcan nuestra raisma sordera. Pero, por supuesto, nuestra ambleIon es haber contri- buido al conocimiento de la poesia de Gongora en sus as- pectos mas diffolles. Terminâmes la exposiclon con un comentarlo del pasaje Inlclal de la Soledad primera. No pretendemos haber descublerto el secreto de la poetlca gongorlna. Creemos, en carablo, que nuestro comentarlo plantera la necesldad de leer a Gongora de una raanera dlstlnta. Hemos seguldo siempre nuestra tendencla natural: reducir el caos gongorlno a una linea de slgnlflcaclon.

Ahora proponemos la Investlgaclon y el goce de todo cuanto el poeta ofrece de confuse y ambiguë. La busqueda de multiples lecturas marginales y no su ellmlnaclon en nombre de un supuesto buen sentido. CAPITULO I

Juegos Fonetlcos

Comenzaremos con lo que posibleraente sea la manifesta­

cion mas rudimentaria del deseo de jugar con las palabras.

Nod referirnos a la deformacion de la palabra por alteracion de los elementos fonetlcos que la constituyen, es declr, p por alteracion del orden normal de sus consonantes, vocales o sflabas enteras, y por desplazamiento del acento a un lu- gardistinto del que le corresponde segun el uso corriente.

Alteraciones de este tipo son frecuentes en poesfa con el nombre de licencias poeticas, pero no nos referirnos a ellas cuando hablamos de juego por alteracion del sonido de la palabra. Viola u oceano, por ejemplo, no aparecen en gene­ ral por deseo de juego sino por necesldad metrica, y su acentuaclon, si bien distinta de la de la lengua de todos los df.as, ha sido aceptada como normal dentro de la lengua poetlca, Ningun autor esperara que nuestra sensibilidad se vea perturbada por la aparicion de taies palabras. Si en alguna circunstancia esta se sorprende, nuestra expe- riencia poetlca se encarga de tranquilizarla recordandole que se trada de una convencion de largo aceptada. De este modo, en la mayorfa de los casos, el desplazamiento del acento no lleva en si la intencion de ser notado como procedimiento especial, sino que cumple en forma poco 8

consplcua su mision de facilitar la tarea del poeta,

Pero se puede Jugar con el sonido de una palabra en

forma mas notoria e Intencional, es declr, movidos por el

deseo de hacer visible a todos la alteracion fonetica y

sin estar frente a un arduo problema metrico que de carac-

ter de necesldad a la distorsion que se présenta. Son es­

tas dos caracteristicas del Juego de palabras, afan de ser

notado por si misrao, sin perderse en servicialidad, y ab-

soluta libertad de presencia; el Juego no es hijo de la

necesldad. En estos casos el autor harâ maniflesta su

intencion de Juego al moverse mas alla de los '^mites que

otorga el uso poetico, utilizando un procedimiento que, si

bien es de la misma naturaleza que la dieresls, la sistole

o la diastole, no goza de la aceptacion y difusion que es­

tas tienen, Podemos decir que el Juego se debe aquü a un abuso de licencia o a una libertad excesiva del poeta,

Citemos un eJemplo tornado de un romance a la beatifi-

cacion de Santa Teresa, Romance complejo, lleno de Juegos y engafïos, pero en general serio, présenta hacia el final el siguiente pasaje

a la Beatificacion, laureada hasta las cejas, ha convocado Cordoba sus Lu can 08 y S'enecas, Si extranaren los vulgares y acusaren la licencia, escapularios del Carmen mis escapatorias sean, (6 9) 9

Gongora mlsmo siente la necesldad de la disculpa, pues es

évidente que lleva las licencias demaslado lejos; nlngiln

lector, tratandose de un poema serio, ha de aceptar Seneca y Cordoba sln sobresalto, y los mas lefdos, sln Indlgnaclon.

Este romance, si bien algo extrano en su afan conceptuoso, no parece reduclrse a un raero chlste poétlco.

Aunque no necesarlamente, pues tlene otras poslblllda- des, el juego por alteracion de sonldo es utlllzado general­ mente para provocar la rlsa, y poslblemente sea bastante dlffcll impedlr que produzca este efecto. Aventurando oplnlones, qulza las palabras alteradas hayan venldo a la mente de Gongora en el acto aflebrado o slmplemente apresu- rado de la composlclon, sln haber sido buscadas por el poe­ ta, Poslblemente su Intencion fuera escrlblr los dos ver­ sos con la acentuaclon normal y se encontre con la mala pasada que le jugaba el rltmo obllgado de las ifneas.

Lejos de evitar el accidente Gongora lo acepta y trata de salir del paso lo mejor posible. En esta Instancla parti­ cular, con una conclusion raplda, acuraulando otros juegos y haclëndose el gracloso, todo lo cual hace que la ultima docena de versos tenga un tono dlstlnto del de todos los que la anteceden, El juego en Cordoba y Seneca parece haber dlsparado el resorte que estaba retenlendo el esp£- rltu burlon del poeta, Todo esto es un poco una dlgreslon pero queremos hacer notar desde las relaclones entre jue- 10

gos de palabras y procesos subconsoientes, y, aderaas, algo

que todos hemos aprendido en el trato cotidiano, que para

muchos el juego de palabras es una tentacion irresistible,

tan irresistible como lo es para otros el preciosisimo de

lenguaje, Quiza arabas formas sean dos anomalfas de la ex­

presion de una misma naturaleza, asf como hace poco notamos

la naturaleza seme jante de las licencias poeticas y el tipo

de juegos que estâmes comentando.

Tomemos otro ejemplo, esta vez del soneto 312

El conde mi senor se fue a Napoles; el Duque mi senor se fue a Francia; principes, buen viaje, que este dfa pesadumbre daré a unos caracoles.

En este soneto no se ofrece ninguna disculpa, ni falta hace,

El soneto es francamente humoristico, la intencion de Juego

évidente; el tono de la composicion justifica el disparate de la rima, sin quitarle gracia y efecto coraico. Es impo-

sible decir cdmo se le ocurrio a Gongora el verso, Proba- blemente, como en el ejemplo anterior, surgio al tratar de meter la idea dentro del molde del endecasilabo, El lector se ve envuelto en el juego de la misma raanera. La ausencia de acento escrito en Napoles, o su presencia en Francia, hubieran sido insuficientes para obligamos a pronunciar de modo erroneo palabras de uso tan corriente; hubie^ramos mas bien sospechado un error de impresion, Pero establecido el ritrao en la primera parte de los versos caemos insensible- 11 mente en la equlvocaclon, nos vemos obllgados a cometerla.

Para destruir el juego, y con él el verso, tendriaraos que hacer un esfuerzo opuesto a la tendencla natural. Sin embargo no muchos estaran dlspuestos a desperdiciar ener- gfa en tal empresa. Y es caracterlstlco que el juego de palabras se aproveche de la natural pereza mental del lec­ tor. Sin duda el Juego que comentamos se ha aprovechado ya de la pereza mental, real o aparente, del autor, que parece haber renunciado a buscar una solucion mas de acuerdo con el decoro del oficio poétlco.

Si estos juegos nos parecen graciosos es porque sabe- mos existe una forma correcta de expresion que ha sido des- plazada, y esta expresion correcta esta présente en nuestra mente cuando leemos la que nos ofrece el poema. La forma correcta tiene asf una actualldad Imaglnarla, es declr, ex­ iste solo en tanto nuestra imaginaclon la evoca, movida por la expresion conslstente que se encuentra en.el verso. El lector, pues, entra en el juego aportando una Imagenj en los casos que anallzamos, una Imagen sonora. Pero, con to­ do, esta Imagen precarla esta como al margen de la composl­ clon, en una dimension que le es propla, dlstlnta de la del poema. Asi pues se ofrecen a nuestra percepclon dos Image- nés, una real, y otra enganosa, que parece estar allé, pero que no lo esta. 12 Hay algunas otras implicaciones en los dos ejemplos

a que nos hemos estado refiriendo, Estos juegos se produ-

cen, como ya lo hemos apuntado, por necesidad rftmica. En

un verso normal la estructura musical de la ifnea no es

parricularraente evidente en cuanto estructura; la sabemos

alii mas de lo que la percibiraos. No prestamos atenclon a

su caracter necesario y al gozar de la musicalidad del ver­

so la olvidamos por completo. Cuanto mas- compétente es el poeta, menos aparente es la rlgida estructura de la linea.

De la misma manera, la rima, que apuntala la estructura vertical del poema, si luce en cuanto musica, se esconde en

cuanto procedimiento obligado. En el buen poema, de acuer­ do con el precepto clasico, no se nota el esfuerzo que cos- to producirlo.

En el ejemplo del romance no puede ser mas evidente la necesidad de poner un acento en la peniiltima silaba. Es inutil resistirse en nombre de la propiedad y el sentido comiîn. El contenido del verso pasa a segundo lugar, su- peditado a la urgencia de llenar el esquema. En el ejemplo tornado del soneto, ademas de ser notoria la organizacion horizontal del verso, se deja ver tamvien la organizacion vertical de la estrofa. La composicion cobra un aspecto desgarbado, y en este desgarbo reside la cualidad humoris- tica del procedimiento, el cual pone de maniflesto la 13 pretendlda falta de habllidad tecnlca del autor, en qulen no podemos menos que pensar al leer el poema, Asf, por efecto del Juego, nos vermos obllgados a conslderar a un mlsmo tlempo, una forma verbal que no esta presente, un procedimiento llterarlo y el autor del poema, El contenido de la composlclon, o acaso la composlclon misma, parece haber pasado a un segundo piano de Importancla, y a esto contrlbuye no poco la sospecha de rlplo que desplerta la aparente torpeza del poeta, Y a declr verdad, los versos que van a contlnuaclon de los que hemos estado comentando, parecen ser el producto de una verborragla Incontrolada,

Hemos dlcho unas llneas mas arrlba que los juegos de palabras a que nos estabamos refiriendo nos obllgabah a prestar atenclon al procedimiento poetico mlsmo a la vez que nos hacfan conslderar la pretendlda ausencia de talento del autor, Dljlmos tamblen que en los buenos poetas des- aparece el artlflclo tecnlco y no es visible tampoco el esfuerzo puesto en la composlclon, Sln embargo, queremos menclonar el caso de un procedimiento llterarlo que gozo de gran prestlglo entre los poetas culteranos y en el cual, lejos de dlslmularse, se hace oetentaclon de la tecnlca y alarde de las dlflcultades vencldas. Nos referlmos a la composlclon en rimas esdrujulas que Gongora utlllzo en un poema dedlcado a una traduceIon de Los Lusladas, Tomas 14

/ Navarro anota que el efecto comlco que ahora produce no

existîa entonces, aunque algunos autores evitaban utllizar-

lo en ocaslones sérias^, Reproducimos la primera estrofa

Suene la trompa belica ^ del Castellano calanio, dandoles lustre y ser a las Lusiadas, y con su rima angelica en el celeste talamo encumbre su valor entre las Hiadas, Napeas y hamadrfadas; con amoroso cantico y espfritu poetico, celebran nuestro beticg del Mauritano mar al mar Atlantico, pues vuela su Calfope desde el bianco Prances al negro Etiope, (3 8 3 )

El artificia esta a la vista y es tan contrario a la natu-

ralidad del decir castellano que estâmes tentados de pronun­

ciar Lusiadas, Hiadas, hamadriadas, Caliope y Etiope para

aligerar la tension de la rima esdrujula sostenida. A decir verdad los dos versos que cierran la segunda estrofa sugle-

ren la fatiga del mismo poeta

que el amador miserrimo crudamente castiga el lecho ilfcito, y a Goa y su potencia dos veces la sujeta a su obediencia,

Asi, en lugar de abusarse de nuestra pereza, como en los Jue* gos analizados, aquf se nos llama a la participacion activa y vigilante, libre de desfallecimientos,

Si en los ejemplos de los juegos se producla el efecto de ripio por descuido, no se escapa aqu£ a una cierta im- presidh de ripio por necesidad, Y el autor que antes se 15

quedaba satisfecho con cualquler sonldo que le vinlera a la

boca y se ajustera al rltmo, aparece ahora revolviendo el

caudal de la lengua para encontrar las piezas de su rompe-

cabezas, El simple que se dlvertla es ahora jugador de

ajedrez.

El soneto 350, A Jupiter, en rima aguda, suglere pare-

cldas conslderaclones. La composlclon se refiere a la muer*

te de un hljo del duque de Medina Sldonla, fulmlnado por un

rayo. Es un poema que, como muchos otros de Gongora, nos

deja preguntandonos si el poeta estaba hablando en serio

Tonante monsefIor,ide cuando acâ fulminas jovenetos? Yo no sé cuanta pluma enslllaste para el^que slrvléndote la copa adn hoy esta.

El garzén frlgio, a qulen de bello da tanto la antlguedad, “besara el pie al que raucho de Espana esplendor fue, y poca màs fatal ceniza es ya.

Ministre, no grifafïo, duro^si, que en Llparls Steropes forjo, , pledra dlgo bezahar de otro Plrit,

las hojas Infamo de un alhelf, y los Acroceraunlos montes no. lOh Jupiter, oh, mil veces tu!

Quevedo le hublera llamado soneto hermafrodlto. La rima forzada le da extrana rlgldez y pone como un punto final a

cada verso. En los versos tercero y quinto la fuerza del agudo detlene la lectura normal y practlcamente Implde el encabalgamiento. El ralatlvo que adqulere un fuerte acento 16 que no es natural, y la forma ^ queda separada del tanto que la complementa y que deberia pronunciarse con mas én- fasls. Puede apllcarse al desplazamiento del acento en la frase o en la expresion lo ya dicho con respecto a su des­ plazamiento en la palabra.

En el romance 32, la acentuaclon de la vocal final ^ verso por medio, no résulta tan rfgida y, surnada al carac­ ter burlesco del pema, es francamente juguetona. Da la

Impresion de que el poeta no supiera como zafarse de la rima que adopto al comienzo.

Dijimos, al referirnos al romance 69, que despues del

Juego que dio motivo a nuestro comentarlo, la composicion parecfa desatarse y el autor seguir sin discriminacion el caprico de su inspiracion o sus asociaciones mentales. En esos doce versos finales nos encontrabamos con dos expre- siones latinas,

Todo va con régla y arte; que, a Dlos gracias, arte y régla nos dejo Antonio. Produzca todo escuchante la orega. At carmen potest produci, como verdolàga en nuerta, a eaalquier pie concede la autorldad Nebrissensia; como sea_pie de Carmen, calce cânarao o vaqiieta; y asi, qucd scripsi, scripsi, a dos de octubre, en Trasierra. 17

Por cierto no es la unica vez

|0h relna torpe, relna no, mas loba llbldlnosa y fiera, flamma dal ciel su le tue trezze plovai (385)7

Por el momento prescindlremos en nuestro comentarlo de los juegos de slgnlflcado que pudlere haber y, del mlsmo modo que en los casos anteriores, consideraremos el proce­ dimiento como juego fonético,

El efecto aqui, como en los casos de Napoles y Francfa, reside en la presencia inesperada de un elemento que no pertenece al âmblto del Idloma dentro del cual nos estamos movlendo. En aquellos casos reconocfmaos la extravagancla u para comprenslon nos reraitfamos a la verdadera forma que habfa sido desplazada. Ahora se trata de un salto de una lengua a otra, SI nuestro conocimiento de la lengua Inter- polada es tan perfecto que no necesltamos traducir para en- tender, se trata de un verdadero salto, Lo misrao ocurre cuando la expresion forinea es muy conocida

Lo torneado del cuello, y del pecho el alabastro tentaclones son, senor; sed libéra nos a malo. (64) 18 Pero si nuestro conocimiento no nos permite actuar con tan­

ta agllidad debemos traducir y reducir la expresion a nues­

tra propia lengua, evocando as{ la presencia de la frase

sustituida. Este procedimiento tiene caracter temporal,

pues una vez descifrado el sentido la traduccion sera in- necesaria en las lecturas subsiguientes, De este modo, en la mayorfa de los casos en que inopinadamente nos encontra- mos con expresiones de otras lenguas se produce siempre un salto como de chispa eléctrica entre dos polos contrarios.

Gran parte del goce esta en esa chispa que activa nuestra sensibilidad, y otra buena parte en la sensacidn de estar, por unos segundos, en un territorio extrano al que hemos sido transportados sin haber hecho un viaje. Si bien no hay traduccion que provoque la presencia de la forma espa- nola, la sentiraos por su ausencia. Queremos senalar la dualidad de este momento en que, lectores del poema, nos hallamos en una multiple situacion lingüistica,

El soneto A Jupiter, citado anteriormente, sin estar por completo en otra lengua, exigxa a su modo traduccion.

De la naturaleza de estos juegos verbales es, a nuestro juicio, el empleo de neologismos. Si bien dentro del mismo sistema prosodico, y al fin de cuentas reduciraos a nuestra pronunciacion las frases latinas e italianas que encontra- raos, el neologismo es en esencia una palabra de otra lengua. 19

Las palabras de Gongora ya no nos chocan como cosa nueva, pues en su mayorla son hoy parte del lenguaje corriente^.

Pero basta recordar como el vocabulario de su rival le so- naba a Quevedo a jerigonza y latiniparla, segun lo advlerte en su aguja de navegar cultos9.

Pulgores, arrogar, joven, presiente. Candor, construye, métrica armonia; Poco wucho, si no, pupuracla, Heutralidad, conculca, erige, mente. Puisa, ostenta, librar, adolescente, Senas traslada, pira, frustra, harpia

y muchos otros, le sonaban a voces de otras playas, Peli-

/ ces los que no solo tuvieron la oportunidad de experimenter la novedad, sino que ademas supieron gozar de ella, Quere- i.ios pensar que Quevedo, por mas que lo haya negado, disfruto de estos hallazgos gongorinos.

Un caso especial dentro de los juegos en varies idiomas lo constituye el soneto en cuatro lenguas

Las tablas de el bajel despedazadas (signun naufragii pium et crudele), dei tempio sacro con le rote vele, ficaraon nas paredes penduradas.

De el tiempo las injurias perdonadas et Orionis vi nimbosae stellae racoglio le smarrite pecorele nas ribeiras do Betis espalhadas,

Volveré a ser pastor, pues marlnero quel Dio non vuol, che col sue strale sprona do Austro 08 assopros e do Oceam as agoas; haciendo al triste son, aunque grosero, di questa canna, gia selvaggia donna, saudade a as feras a aos penedos magoas. 20

Si bien el espanol es nuestra lengua, desaparece aquf un poco como punto de referenda. La igual distribucion del poema en las distintas lenguas, a pesar del sacrlficio del latfn en los tercetos, hace que pasemos de una a otra sin pensar en cada caso que nos estamos apartando del castella­ no. El mecanismo del soneto ha producido la desaparicion de un centre de referenda lingufstica, El que cada estro­ fa comienceen espanol no basta a nuestro juicio para que este goce de mayores prerrogativas que los otros. Es el punto inicial pero no el fonde de la composicion. La idea no es entender en funeion del castellano slno el que nuestro pensamiento se deslice de un verso a otro canibiando de color como un camaleon. No hay aqux tensicfn entre dos lenguas y salto, sino suceslon y paso. Al hablar del final del ro­ mance 69 anotâbaraos la aparente falta de control del autor sobre su material, Aqu£ tenemos lo mlsmo, pero en nivel mas elevado, El autor desaparece como voluntad selective; no le vemos tratando de mantener la unldad idiomatica del soneto y este parece desarrollarse por su cuenta. Las cua­ tro lenguas se ceden el puesto como las cuatro figuras de una danza que tejen sus pasos sin estorbarse.

En otras composiciones la mezcla de la lengua se halla justificada por la nacionalidad de quien habla en las mis- mas, Por ejemplo, en la letrilla 169, el dlalogo entre un portugués y un castellano a proposito del Nacimiento, Si 21 bien el texte esta repartidc entre dos personajes, las len- guas se traban a perfeccion en el dialogo rapide con rimas que enlazan les dos modes de expresion:

Castellano: ,De,o tambien casta el buey? Portuguese Gerapao, fico em extreme. Castellano: .Luego era tore? Portuguese * .Era o Demo, era muita que os Marei pancada i Castellano: .A mi? Portuguese ' ,A vox, ao Reii Castellano: Liquidado se lia. Portuguese .Palades? Castellano: Haga nuestras amiètades muchas enmelada h'ojuela. Portugues : .A que tangem en Castella?

Como en el soneto en cuatro idiomas, no poderaos decir que se trate de una composicion en una lengua con interpola- ciones de otra. En esta pasamos sin transicion de una len­ gua a otra, con el efecto de salto de que hemos hablado an­ tes, y en este caso, con alternancia regular y sostenida a lo largo de la composicion.

Otra forma de jugar con el idioma es deforraarlo, no en ocasiones aisladas, sino consistenteraente. Gongora lo hace en varias ocasiones con distintos pretextos. En la letri-

1 1a 1 7 1, por ejemplo, la composicion esta escrita en el espanol corrompido de un moro 22

1. Si del terano nemego oyes, vosanzed, el rabla, roneon tener yo en Arabia con el pasa e con el hego, 2. Yo estar xeque. Se comraego, andar, manteca, seniora, mel vos e serva madora corneras senior el vejo

Algualete, hejo, del Senior Alah, ha, ha, ha.

En la letrilla 174 se trata de un dialogo entre negros,

y, como en la composicion recien citada, se utilizan pala­

bras s in significado para construir un rittuo

1. Tu prima sarâ al memento escravita do nacimiento, 2. .E que sara, primo, tu? 1. Sara bu. Se chora o menin Jesu, 2. Elamd, calambil, cambu, elamd.

En la letrilla ll4 uno de los personajes, que esta llo-

rando, utiliza un lenguaje entre vulgar e iaiantil

A . -,Por que liera la Isabalitica? fftue chiribicà? B, -Cheriba un ochavo de oro, danme un cualto de pata, y lloro. A. -.Quien del amor hizo bravos los mas dulces deseqojos? .Qule'h dio perlas a tus ojos, que no las redima a ochavos? B. -Un viejo de los diabos que adora y no saquifica.

En los très casos que anteceden la referenda al espa­ nol normal es inevitable y nuestra atencion se reparte entre 23

el disparate de las palabras dadas por el poema y las nor­

males que han sido desplazadas. Por razones de significa- i- do son estas las que prevalecen, aunque ausentes. Es im-

poslble leer toda la coraposicl6n sin sentir la necesidad

de enternder, para lo cual es necesario seguir el camino

invorso y restltulr las forma légitimas de la lengua,

Tenemos que ver a traves de cada forma presente la que es

inteligible. En el siguiente caso la reduccion no es

necesaria; se trata solaraente de la imltacion del ceceo de

los gltanos

Volteador afamado, dale a tu alma una vuelta

dana dina

Que si contrita y abzuelta llega a comer extg pan, no la taza le daran, zino el caliz que hoy se gana.

A la dina dana dina, la dina dana, vuelta zoberanal (14-1)

Esta.pronunciacion e s intercalada en I67 cuando un pas­ tor imita el ceceo, casi sobre el final y por sdlo ocho li- neas

A1 nino buscando van, pues que van cantando del con tal coro: "Tamarz, que zon miel y oro, Tamaraz, que zon oro y miel, a voz el cachopinito, cara de roza, la palraa oz guarda herraoza del Egito. 24

En este caso la composicion provee el punto de referenda,

el castellano, y el dialecto incorporado es una especie de

intermedio musical en otra clave.

Hemos tratado se senalar las consecuencias mas signi- ficativas del Jugar con la lengua, Comenzamos por un caso de caprichosa deformacidn y terminâmes con el comentario de deformaciones mas sisteraaticas, La intencion ha sido mos- trar distintas formas de Juego con el elemento fonetico, y los efectos que con ellas se logran. Podriamos aportar al- gunos otros ejemplos muy particulares, pero nuestras obser- vaciones caerlan en la repeticion. La mayorfa de los nue- vos casos presentarfan solo distintas combinaciones de los

Juegos y efectos arriba estudiados, Lo dicho basta, a nuestro Juiclo, para caracterizar el procedimiento. CAPITULO II

Gontraccioaes e invencion de vocables.

Hablamos eu el capitule anterior de deferniacienes

de la palabra, A veces la deformacion era natural, per-

tenecla a la naturaloza de la lengua hablada. De este se

aprovecha Gongera en 113

Alla, darâs, raye, en cas de Tamaye.

donde el apocope de casa, nada ferzado, ceraun en la lengua

hablada vulgar, le permite ajustar la palabra al ritrao del

verse, El use perriite tanbien centraccienes que pueden ser

usadas para faciliter la tarea del peeta. En là letrilla

100 Gongora présenta un case uiuy particular

Si en tode le cage sey desgraciada, jque quiere caga?

Si la i:;ala intencion ne fuera obvia desde el primer verse,

la insistencia en el juego cenfirmaria la sespecha y luego,

clare esta, lo har£a el reste del texte. La centraccion ne

es enteramente natural, ya que la e_ de que haga se résisté a desaparecer totalmente, y tampece es necesaria, ya que

la sinalefa le hubiera bastade al auter para elaberar su

verse.

25 26

Ente un caso como este ya no es posible llmitarse al comentario del carablo fonetico* Desde el punto de vista

del significado la situacion es compleja y confunde al lec­

tor. A pesar del juego este interpréta primero si en todo

lo que hago soy desgraciada, ^que quiere que haga? Esto

implica que el lector debe hacer un esfuerzo para restaurer

la leccion correcte, haciendo desaparecer le palabra que ac-

tualniente se le ofrece.

No obstante, no es tan facil eliminar un sentido que

se ofrece en forma tan concrete, y el significado de la pa­

labra présente no puede ser descartado: la imaginaclon del

lector es puesta en movimiento en determinada direccion,

segun lo deseaba el autor. Ahora se requiere un nuevo ajus­

te de vision. Las palabras resultado de la contraccion no

se ajustan a la sIntaxis del perfodo: en ambos casos hace

faite el pronombre relative y en el segundo el verbo deberfa

estar en subjuntivo, El paclente y regocijado lector debe

proveer lo que faite. Estâmes pues en presencia de un texte

que en si no signiflca nada, pero que cobra sentido con la aproximacion de un interprété. No se puede decir, al menos

en este caso, que uno de los sentidos es mas real que el

otro, pero si que es mas facil de obtener y sostener en la

imaginaclon. En efecto, es muy dlffcil considerar al mismo

tlempo dos signlficados tan poco relacionados; nuestra imn- 27 ginacion se comporta como cuando esta en presencia de las figuras réversibles de los psicologos. En estas las figu­ ras aparecen o desaparecen segun sus superficies sean con- sideradas como forma o fondo dentro del cuadro total. Pero hay figuras que tienen mas consistencia que otras, es decir, se presentan co,.io forma durante mas tlempo, antes de pasar a ser fondo, cediendo su puesto a las otras. En nuestro caso los sentidos que hago y que haga seon mas visibles que los otros, requleren menos esfuerzo de parte del lector para aparecer en foco, con mas nitidez. Las imagenes sugeridas por cago y caga quedan en el trasfondo. Estan présentes pero como al margen de la ifnea del sentido priraario, con el cual tienen poca o nlnguna relacion. Las estâmes creando nosotros movides por el artificio del autor. En realidad no estan en el texte, no existen, pero tienen aparlencia de ver- dad, y por ello las llamamos forma de engano,

Encontramos en la obra de Gongora otros ejemplos de contraccion de distinta naturaleza. No se trata en elles de un accidente de pronunciacion sino de una acumulacion deli- berada de palabras. El siguiente pasaje es de la Fabula de

Firamo y Tisbe

Temerosa de la fiera aun mas que del estornudo de Jdpiter, puesto que sobresalto fue machueho, huye Tisbe , perdiendo en la fuga el mante; fatal descuido que prêtonecio hara al senor Piramiburroi (74) 28

No nos atreveraos a decir que una de las intenclones del juego sea sugerir que el fatal descuido hara burro al senor

Paramo, con olvldo del corapleraento directo protoneclo an­ tes usado, pero hay que anotar que la sintaxis gongo" na hace que a veces aparezcan lecciones de existencla eflmera.

Fragmentes que parecen tner un sentido, sentido que des- aparece en cuanto continuâmes leyendo o reorganizamos la estructura gramatical. Estas frases que por un memento nos parecen realmente existir son tambien, en el sentido que un poco antes hemos indicado, formas de engano. En el texto que tenemos delante el sentido que no ofrece du- das es al burro del senor p'ramo. Nuevamente la deforma­ cion de la lengua facilita el trabajo del autor, que con la excusa del juego se permite cualquier licencia. El lector, como de costumbre, se las arregla como puede para mejor entender. Aqui tlenc que verselas con una conden- saciori del pensamiento, coii una palabra que le ofrece al mismo tlempo dos conceptos en puja por hacerse uno. De las dos palabras Pxramo es la que sufre Lias deterioro al perder su acentuacion esdrdjula y su vocal final, elementos ambos muy caracterizadores. Al faltar el acento en la pri­ mera ya antlcipamos que se va a decir otra cosa, y, tenlen- do en cuenta las très primeras silabas, no puede tratarse sino de piramidal. As! la palabra creada se parece mas al resultado de acoplar piramidal y burro que al mal casamlen- • 29 to de Piramo y burro. Piramidal pasa a la categoria de un prefljo intensificador de burro ; un burro piramidal, grande como las piramides,- Notese que interpretada asi esta pala­ bra tiene la misma estructura del protonecioque la antecede, y que tomando burro en sentido adjetival hay casi identidad de significado en uno de los elementos del compuesto. La proxiniidad de los vocablos, ambos creados para la ocasion - protonecio con toda legitimidad -, nos recuerda que el jue­ go de palabras de este tipo es tambien parodia o uso o in- discriminado de un procedimiento corriente de la lengua, la derivaclon de palabras,

SI nombre de Piramo no se ha perdido por completo; lo estabamos esperando a continuacion de senor, y la palabra que ocupa su puesto tiene con él cinco letras en comun,

El vocable nuevo esta pues en lugar de un nombre propio bien conocido y en esa funciôn, como lo indica la mayuscu- la. La construcci($n de la frase, a la cual aludimos al comienzo del analisis, hace que por el memento lo olvide- raos, dada la posibilidad de que sea compleraento directo de hara, en lugar de protonecio. Asi pues todo esta trabado; el juego es un memento complejo y no es__ posible reducir la explicacion a decir que se trata de la simple union de dos palabras, sin mas consecuencias que la produccion de un chiste. 30

Otro caso de parecida dlflcultad

Hanrae ^dlcho, hermanas, que tenels cosqulllas de ver al que hizo a Hermana Mar^ca. Porque no movais el mismo os envfa de su misma mano su persona misma: digo su aguilena filomocosia, (24)

Compuesta de fllos, -amigo-, moco y el sufljo ia, la pala­ bra puede referirse tanto a la nariz en particular como al rostro en general. Al ser una palabra no impuesta por el grupo su sentido no es claro por si mismo. Debemos guiar- nos por lo que conociraos, en este caso aguilena, Desgra- ciadamente dicha palabra se aplica tanto a rostros como narices, El sufijo ia, que se une a nombres y adjetivos de origen griefo, se une aqui a una expresion proveniente del latin mueeus ; se lo usa en general para indicar dig- nidad o cargo, y, por extension, la jurisdiccion de los mismos. En consideracidn a esto ultimo podria interpretar- se : lugar donde irapera, reina o se destaca, la nariz. Por otra parte la expresion aparece como el équivalente de per- so/ia, Esta podria reierirse solamente a la cara, en su acepcion etimologica de mascara, o a la totalidad del indi- viduo, como lo sugiere la descripci&n compléta que sigue.

En este ultimo caso aguilena fllomocosia nos sugiere un titulo del tipo de augusta senoria y otros semejantes. 31

Asf el juego présenta al lector una multiplieidaci de sen­

tidos de entre los que puede elegir con libercad. En esta

situacion el lector es obligado a participer en la créacion

del poema, estableciendo que^ significado ha de tener la

palabra, y rechazando otros que podrfan estar allf a juste

titulo,

8in embargo la contraccion no es necesariamente un

juego complejo, como lo muestra el siguiente ejemplo, en el que Gongora saluda a un irascible amigo diciendole

Buenas noches, gran senor del pueblo de Grunlmaque,

Aquf grunir y otra palabra se unen para designar un lugar que représenta en forma simbolica el caracter del personaje aludido. La otra palabra podra ser un derivado de la grie- gayi^«f^9, batalla como prone Alemany y Self a en su Vocabulario de las obras de Gongora, o una forma del antiguo verbo ma car, magullar, Aunque sin un significado preciso, la palabra apunta a dos niveles de una misma idea de violencia entre los que seguramente alternaba el amigo, El romance se refiere concretamente a una disputa por razones de juego.

La palabra es un poco centauro, con su division simetÿica en dos partes de igual extension, Puestos a desentranar el sentido podemos dar primacfa a cualquiera de ellas sin que se pierda la otra, e incluse es facil considerarlas al mis­ mo tiempo, como si fueran el acoplamiento natural de grune 32 y o gruna y maque.

Gongora présenta en el soneto 288 un caso excelente de fusion de conceptos y vocablos

Corona [jterques^ de Ayamonte, honor del dfa, estas piedras Jpezares) que dio un enferrao a un sano hoy 08 tiro, mas no escondo la mano, porque no digan que es cordobes£a;

La palabra cordobesïa, inventada por Gdngora de acuerdo con las reglas de la derivacion, es perfectamente aceptable con el sentido de cosa propia de un cordobis. Pero no puede ne- garse que en la misma esta présente la idea de cobard^a.

En primer lugar, porque la palabra cobardfa es la que es­ tâmes anticipando en razon del contexte. Luego, el sufijo ia, aunque usado con todo derecho para expresar cualidad, no es exactamente el que corresponde, ua que ada es el indicado para expresar las acciones propias de cierta clase de personas; cordobesada séria la forma requerida, Por ul­ time, la semejanza de sonidos de las palabras base, corddbes y cobarde. Asi pues esperamos la palabra cobardia, recono- cemos la primera silaba y cuando la palabra cambia todavia vemos los fonemas de la palabra antlclpada. Al llegar al final reconocemos a como la ultima silaba de cobardia mas que como el sufijo empleado para la derivacio'n. Asi la palabra cordobesia absorbe completamente el otro con- cepto, que aparece como cabalgando sobre la entera pala­ bra. El todo significa que la cobardia, al menos en su 33

opinion de algunos, es caracterfstica propia de los cordo-

beses. Hotese que esto no se desprende de^la palabra sola.

Si inventamos el endecasflabo : La saludo con gran cordobes&b

reconoceremos allf que la palabra evocada es cortesfa o,

quiza, si nuestra imaginacion es influida por la necesidad

de completar el Metro, cortesanfa. El fenoineno se produce

porque si se trata de saludar a una dama anticipâmes que la

manera ha de ser certes; la saludo, en este caso, con la

cortesfa propia de los cordobeses, Esto nos recuerda el

faraoso ejemplo de Freud, el del rico que trata a un pobre

familionarlamente (Fav.iilionar ), con la diferencia de que en

el chiste aleman los dos sentidos estan efectivaniente en la

palabra. En nuestros dos ejemplos, uno de los sentidos es

como arrojado sobre la palabra real por la fuerza de con-

juracion del texto, Pero como en el ejemplo de Freud, en

el de Gongora hay una condensacion de todo un proceso men­

tal que se sintetiza en un solo vocablo. Reproche del poe- ta a los que hablan mal de los cordobeses a la mener oportu- nidad, viniere al caso o no. La ocasion la dio el poeta que imprudentemente usé el verbo tirar en el sentido amplio de dar, y en relacion con piedras cuya particular naturale­ za no esta muy Clara en el soneto. Tlrar y piedras, en su sentido mas comun, son ampliaraente explotados en el poema. CAPITULO III

Juegos fonéticos y conceptuales

En todos los ejemplos que hasta aqu£ hemos consldera- do, de una manera u otra la lengua era alterada por el jue­ go. Cuando no se deformaban las palabras mlsmas, la conti- nuldad del discurso sufrfa por la Interpolacldn de elemen­ tos extranos al idioma, Dichas irregularidades alertaban nuestra sensibilidad antes que notaramos las perturbaciones del concepto,

Queremos ahora llaraar la atencion sobre otra forma de despertar interés o detener al lector en el curso de la lectura para hacerlo recapacitar sobre lo lefdo, sea para entender o siraplemente valorar las ocurrencias. Nos refe- rimos al juego por aproximacion de palabras o silabas de sonido semejante. Siguiendo el criterio que ya hemos empleado en otras ocasiones, dejamos de lado los casos que son aceptados como procediraientos literarios valides o de prestigio. Asi, aunque contienen juego, a su modo»nos desentsndemos de casos como el de

Sali6 el Sol, y entre arminos escondida, sonolienta beldad con dulce sana salted al no bien sano pasajero. (258)

La aliteracidn es aqui un mono retdrico que nos interesa, solo para anotar que nos recuerda la coraposicidn I67, ya comentada, en que se imltaba el ceceo de los gitanos. Como

34 35

en aquel caso esta estrofa constituye una especie de inter­

medio sonoro que nos aparta por un mornento de la ifnea prin­

cipal y que, al ser un elemento distlnto que requiere aten-

clc5n particular, hace que atendaraos con mayor Intensldad y

learnos co.ï mas culdado, lo que requiere mas energia y tlem­

po.

Los poetas utilizan de varias otras maneras estas aproximaclones. Tomamos varlos ejemplos de Gongora mismo.

Cabecljuntos murmuran [los roclnes] , très a très y cuatro a cuatro, de sus araos lo prlmero, por mas parecer crlados, (33)

Quiza Involuntariaiaente la segunda linea citada recuerda el verso latino 0 terquo quaterque beatli Medla^te la ex- presio.i se obtlene aqui Uiia estructura slmetrlca.

Abundan tambien las repeticlones totales o parclales de parejas de palabras en versos consecutivos con efecto de entrecruzamlento

destacase el Ingenio, y algunos papeles borro a devoclon de una ausente, a quien ausente y dévoto con tiernos ojos escrlbo y con dulce pluma lloro. (33)

En este caso particular la repeticion présenta la estructu­ ra que se ha de repetir en los dos ultimos versos cltados, una forma especial de juego que no es todavla el mornento de coraentar. 36

En muchos lugares, como en el lenguaje cotidlano, la

repetlcidn facilita la hilacion de las ideas, y es caso

frecuente en Gongora

Haganse tontos cenizas, que con cenizas de tontos discretos cuelan sus pafîos, manchados, pero no rotos, (33)

En el siguiente ejemplo el nombre de la pastora pare­

ce haber sido determinado por el deseo de producir el efec­

to sonoro

para que de esta vega el campo raso borde saliendo Plerida de flores ; (221)

Un caso parecido al que antecede se encuentra en el roman­

ce 25

Melisendra melindrosa, cansada tambien, se apea para aolr al senor Pierres de Paris aquestas nuevas :

Aqui lo que tenemos prlmero es el nombre de la Joven, y

luego debemos buscarle el adjetivo conveniente. Sin dejar

de lado la posibilidad de que en la realidad Melisendra ya

haya sido efectivamente mellndrosa, nos parece que el autor

hubiera usado la palabra aunque su significado hubiera sido

otro cualquiera. Las dos palabras tienen un sonido tan pe­

culiar que estsin invitando al juego, y la tentaclén de ha­

cer un juego de palabras es siempre dificil de resistir.

Los dos terminos se acompafîan tan bien que se insinua la sospecha de alguna relacion de significado. La hay sin 37

duda en sus raices latinas m e U s a , abeja, y mel, miel;

pero diflcilmente el autor esta usando la palabra en el

sentido etimologico que entonces se le atribufa: dulce co­

mo la miel. El autor nos ha enganado al desviar nuestra

atencion hacia un probletna que no existe, pero que ha con-

sumido nuestro tiempo y energia, El autor se ha burlado

de nosotros y a juegos como este le llamamos tambien, en

virtud de su intencion y en sentido dinamico, formas de

engano. No ya porque las imagenes suscitadas tengan una realidad enganosa, sino porque el autor trata de hacernos

creer que esconde un conejo en su sombrero, cuando en reali­ dad esta vacio.

En el romance 32 hay un ejemplo que no deja lugar a dudas

Preguntadlo a ml vestido, que rlendose de mi, si no habla por la boca, habla por el bocaci.

El vestido no tlene boca como las personas pero habla por el bocaci. No perdamos tiempo tratando de encontrar una ralcion etimologica. Un vocablo viene del latin bucca y el otro del arabe bogazi. El verdadero juogo de signlficados esta en hablar, usado prlmero como articular palabras y luego Sii el sentido de expresarse o darse a entender de cual­ quier modo. 38

En el siguiente pasaje si hay relacion entre el adje­

tivo y el nombre propio

Porque ^si no Montesino, montane3 desea catar a Francia, y con el de Guisa tener estrecha amistad; que tanta hambre, no solo cata a Paris la ciudad, sino a la Mesa Redonda de los Doce comen pan. (73)

La referenda a Montesino no es necesaria pero parece

habérsele ocurrido al autor por asociacion de ideas y pa­

labras, Nétese el juego fonetico de si no Montesino. Este hobre, nacido en las montanas, sin ser un Montesino, que nacio igualraente entre montes, desea tambien catar a Fran­

cia. La alusion esta todavla mas fuera de lugar cuando se

considéra el uso simultanée del otro sentido de catar: el hidalgo del romance no sdlo desea ver a Francia sino tam­ bien saborear su cocina. A muy pocos se les hubiera ocu­ rrido pensar que porque deseaba ir a Francia este hidalgo era el famoso Montesino, o que para querer ir a Francia haÿ que ser Montesino. La aclaracio^n es enteramente innecesa- ria, Pero la incongruente aproximacion de los personajes se ajusta al juego general de la segunda parte del poema, en que toda referenda a lo cotidiano va acompanada por asociacion de palabras de una referenda a un piano mas elevado de figuras de tradicional prestigio, en oposicion a la persona del hidalgo en desgracia. 39

En algunas oportunidades la repeticion de sonidos es

perfecta, gracias a que en una misma palabra coinciden dos

signlficados, y asi puede utllizarsela por partIda doble

Cruzados hacen cruzados, escudos pintan escudos, y tahures muy desnudos con dados ganan condados; ducados dejan ducados, y coronas Majestad,

jverdadi (115)

En la cuarta ifnea citada notaraos el artificio ingenioso que permite la continuacion del procedimiento sin que haya verdadera repeticion. Aunque no es este el lugar no pode­ mos resistir la tentacidn de coraentar la estrofa. En los dos prlmeros versos parece establecerse un procedimiento sistenatlco, lo cual créa una tension de espera. En el tercero se rompe y luego, en el cuarto verso lo esperado se produce, pero en seguida ^os damos cuenta de que el autor esta haciendo trampa. El orden establecldo no era slmple- raente horizontal, repeticion de una palabra con dos senti­ dos y en la misma linea, sino tambien vertical; el lado de­ recho estaba destinado a las dignidades y sus simbolos, el izquierdo a las distintas monedas. En el cuarto verso el laso derecho estd intacto, pero el izquierdo cojea, y tiene gracia en cuanto muestra el ingenio del autor al salir del apuro en que estaba - y por cierto que lo hace con mas de- coro que en el caso de Hapoles y Francia-. En el quinto 40 verso volvewos al slsteraa del principle, en el sexto,al iniciarse el verso con el nombre de una moneda, antlcipamos la repeticion, que no se produce, aunque Majestad encaja en la linea vertical de las dignidades, Pero nuestra expecta­ tive no se ve frustrada solaraente porque no se repite el sonido. Esperabamos tambien que el autor usara en la segun­ da mitad el otro significado de la palabra. Corona,que es slmbolo tipico de la monarqufa, y majestad,el tratamiento caracteristico de los reyes. Gabe preguntarse aqui si majestad esta usada en el sentido de trono, o de calidad de grave y sublime, y, en estrecha relacion, si coronas alude a las monedas o a la corona de oro que confiere la dlgnidad real. En este ultimo caso el ultimo verst) resuel- ve la estrofa en una perogrullada y se opone en forma humo- ristica a la presuntuosa observacién moral de los anterio- res.

En el romance 73^ del que hablamos a proposito de

Montesino, encontramos otro ejemplo interesante relacionado con los juegos por repeticion de sonidos que ahora comenta- mos

No esta Espana para pobres donde esconde cada cual en el area de No he lo que vais a demander. 4l No se trata de repeticion en sentido literal, pero en el verso estan presenres dos palabras distintas, la real, la del texto, y la que nos vemos obligados a pensar. La imagen del area de Noe que se forma en nuestra Imaginacion por homofon£a, es enganosa*no tiene nada que ver con lo que se esta diciendo, pero como en muchos casos, el poeta logra burlarse de nosotros lanzandonos por un camino que no lleva a ninguna parte. No se le puede negar el derecho de hablar metaforicamente de esconder la limosna "en el cofre de no tengo". Pero el poeta sab£a que el sentido de area de Noe, con el cual estâmes tan familiarizados nos iba a llevar de la nariz a un callejon sin salida, lo que nos obliga a dar marcha atras y reconsiderar lo lefdo.

Como en el caso anterior no hay en el siguiente verda­ dera repeticion, pero se nos obliga a hacerla por nuestra cuenta. "Pater noster, yo soy polio del huevo que ya empollastes, con vuestra pluma me honro; dejadme caer en esta tentacion de semidocto. Ya que lo soy de la haz, hacedme del reves tordo, doctor digo, ya sea una borla Glralda del Capitolio," (65)

Tenemos que dar vuelta la palabra y constatar que se trata del mismo sonido; la c_ cae facilmente en la pronunciacion descuidada o vulgar, El Juego apunta directamente al hecho de que las dos palabras son el resultado de la distinta ordenacion de os mismo fonemas, El juego de conceptos que 42

pudiera haber detras de esto no es tan claro, Qulza haya

alusidn a alguna peculiarldad fislca del personaje, en su

cabello o su rostro, o acaso se aluda a su manera de vestlr.

Llterali.ieiite el personaje esta pidlendo que se le haga un

tordo co.ipleto, del derecho y del reves. La aproximacion del titulo acadeulco al nombre del pajaro es dégradante para el prlmero. La palabra tordo es usada corrlentemente en algunos parses para designar en l'or ma despectlva a los doc- tores, en especial cuando dan en activldades politlcas.

La comparacldn de los sonidos de dos palabras es un procedimiento con el que rrecuenteraente se trata de aprove- char el hecho de que dos Ideas muy apartadas o contrarias se expresan con vocablos casi Iguales. La Intencion es asombrar mostrando que gran diferencia de contenldo hay entre dos palabras tau Iguales en la aparlencia.

El juego a veces tlene un cierto aire de descubrlmlento, de haberse sacado a luz alguna oscura relacion entre objetos de naturaleza dlferente:

Quince meses ha que duermo, porque ha tantos que repose sobre piedras como pledra, sobre plumas como plomo. (33)

Hemos comentado antes una estructura de este tlpo. En este caso la relacion vertical compensa la falta de perfecta

Igualdad entre las dos partes del verso. Aqui nos engana- mos al pensar apresuradaraente que hay oposicion entre plu- 43

mas, y piedras. Si estas son como el pesado métal, pierden

su cualidad fundamental de ser livianas y queda asf elimi-

nada la diferencia, con lo que la igualdad de sonidos se

hace tambien de conceptos. De este modo hay dos ecuaciones

horizontales y dos verticales, escondidas tras el velo de

la aparlencia aslrnetrica.

llotese que los dos ultimos versos del trozo citado se

oponen a los del principlo. El autor déclara que hace

quince aiïos que duerme y reposa, ^Pero como es esto posi­ ble, sobre piedras y plumas de plomo? Volvemos atras y reparamos que dormir esta usado en su sentido amplio de no reparar en la realidad, y reposer en el de acostarse, sin necesariamente descansar.

En el siguiente caso la relacion es véhiculé de la ironia y s'mbolo del hecho real: la l’acilidad con que la dama en cuestlon tergiversa con sus actes lo que ha prome- tido, Dij'o que acero séria en esperar y sufrir; fue despues ^cera, y si acero, ella se tomo de orin. (3^)

Hay compléta oposicion entre ambos conceptos, pero la seme­ janza de los signos llngüistlcos parece indicar que con raucha facilidad se paaa de una cosa a orea, al par que ironlcamen- te se muestra la polarldad de las dos actitudes. Senalaraos 44

de paso que la expresion "toraarse de orxn", que Indica la

corruptibilldad de la dama, puede Interpretarse en sentido

erotico por referenda a orina, o con menos desvergiienza,

como sustituto de oro, El acero de la tercera linea indica

que el uso tradicional que se le da en la primera, sfmbolo de firnieza y estabilldad, es equivocado; con lo que cera y acero tienen bastante en comun en su uso adjetival, El poeta recien descubre ahora cual era el veradero sentido de las palabras de su amiga.

En otras oportunidades es el autor el que se da a entender a médias, con reticencias,

Milagros hizo, por cierto, un Alcalde, y lo vi yo, que siendo vivo le dio aimas de oro a un gato muerto, y aun es de tanto concierto, que se iguala y no se ajusta, y si acaso a dofla Justa algo entre platos le viene, deja la verdad,^ y tiene a Platon por mas amigo;

y digan que yo lo digo. (110)

El juego no se reduce a dos palabras sino que incluye una ausente, justlela. Es casi seguro que el reeraplazar dona

Justlcia por dona Justa se debe a asociacion de sonidos y necesidades do rima y métro, Pero aqui el reemplazo de un vocablo por otro que en cierta medida expllca su significa­ do profundo, aporta al_conjunto algo mas que un adorno mu­ sical, Se sugiere una relacion de sentido con ajusta y asi la palabra se incorpora a la serle, por demas enredada, que 45

antecede ; concerter, Igualar, ajuster. Lo que caractérisa

a todos los terminos de la serie es tener un significado en

comun, convenir en algo, y tros particulares; esto nos lle­

va a preguntarnos si el autor mantiene un mismo significado

o los combina, El problems surge por el efecto de atrac-

cion de unas palabras sobre otras. Es decir, la proximidad

sugiere igualdad y correspondencia. Esta es una de esas

oraciones que se entienden con mas facilidad si se las en-

frenta como un todo eiT lugar de ir entendlendo a medida que

las palabras se suceden en la l£nea, El pensamiento, que

siempre trata de adivinar lo que viene y relaclonar con lo

pasado, se extravfa en esta selva de multiples posibilida-

des y ialsas conexiones. Nos preguntarnos si en estos dos

versos hay comunidad de sentido entre ajusta y Justa, dando

por sentado que esta es indudablemente la Justicia, A nues­

tro juicio el sentido de la i’rase que antecede es; este

Alcalde que obra milagros es capaz de poner de acuerdo

(concertar) las cosas mas contradictories, pues es capaz de igualarse sin ajustarse, Pero el gran concierto del

Alcalde es solo apariencia; lo que el hace, simplemente, es allanarse a todo (igualarse) y no cuqplir con lo que de­ be (ajustandose a su obligacion). De ser correcte pues nuestra interpretacion, no hay relacion directa de sentido entre Justa y ajusta. 46

El: la ml s ma estroi’a eacontrainos aproxlmados platos y

Platon. Sia la presencia de la primera palabra el nombre

del filosoro grlego hublera sugerido solamente la asocia-

ciori con plata, en razon del contexto,

Otro ejemplo notable, resultado de una aproximacion

es el del romance 73» Un soldado esta tratando de remendar

las cuchilladas de sus calzas

Repararlas pretendfa, si se pueden rèparar cuchilladas tan mortales con una aguja no m^s.

.Mecanlca valentfai Dien que su terneridad le va entrando en un confuse laberinto criminal, Donde fincara, no obstante que con fin particular envaine su âedo el misno dédalesimo dedal, porque le ha metido el hilo, y ha de quedarse, o andar requiriendo a fojas clento las verdes bragas de Adam.

La posicion de dedalisimo entre dos palabras de significa- do relacionado hace que se produzca con facilidad el senti- do de superlative de dedal, reforzando el enfasis dado per mismo, con el cual tendrfa una relacion de funcion. Sin embargo la palabra esta asociada a Dedalo en razon del laberinto en que se encuentra el personaje, del cual espera escapar con ayuda del dedal. El hilo nos recuerda el epi- sodio de Ariadna. Como en las figuras réversibles que ya hemos mencionado, la palabra cambia de sentido segun nues- — - 47 tra atenclon se deja llevar por la asociacion vertical o la horizontal. A la doble conexion que la suJeta a la serie horizontal hay que anadir que nos résulta mas facil verla como superlative del utensilio de costura que como superlative del nombre del artifice ingenioso. En general hacemos superlatives con sustantivos comunes, no con nom­ bres propios. Dirlamos que el autor est^ tratando de ale- jar nuestra atencion de otro sentido, haciendo lo posible porque no lo veamos en la primera lectura. Es una especie de Juego de ocultaraiento, y aqul el procedimiento utiliza- do fue hacer que el color del objecte se confundiera con el del fonde.

En el siguiente pasaje, por el contrario, se trata de salvarnos de les significados de la palabra que la serie amenazaba devorar

Con pocos libres libres (libres digo de expurgaciones) paso y me paseo, ya que el tiempo me pasa como h'igo. (312)

El sentido de pasa, que hablamos imaginado estaba asociado a la idea de pasar y su vecina pasear, adquiere nuevo signi- ficado en su relacion con higo; el tiempo nos transforma en una pasa seca, como lo hace con los higos. Por asociacion con frutas en general no esta del todo ausente la idea de pasar el punto de madurez apropiado y. como ocurre en todos estos casos, la idea de ser pasado por el tiempo, una vez suscitada tampoco desaparece enteramente. Ambas lecciones 48 quedan flotando al margen del texte, como en contrapunto,

aportando su color al pasaje, y gozando de esa existencia

enganosa a que ya nos hemos relerldo anteriormente.

Gualquler regalo de durazno o pera acoto suyo, si podra un aralgo escotar un discipulo de Scoto. (296)

El autor parece haberse dejado llevar por el juego x'one-

tico y el slgniricado no nos résulta claro, A nuestro

juicio qulere decir sinplemente: acepto cualquler regalo

suyo, una caja de frutas e.i este caso, si es que le esta

peri.iltldo a un amigo despojar de algo a un fralle francis-

cano, discipulo de Scoto. Se sugiere que no es posible

escotar a un escotista, no por razones de respeto religiose

sino porque séria una contradiccion logica, Con igual in-

consistencia la oracion concesiva sugiere afinidad encre acotar y escotar.

En los casos que anteceden era elemento fundaueiital para la produccion del Juego la similitud de sonidos de los vocables que se aproximaban. Pronto vames a entrar a ocu- parnos de juegos mas estrictamente conceptuales. Pero antes, a modo de crans le ion, queremos comentar algiuios juegos en que la repeticlon es mas bien el resultado de jugar con el con- tenido de la palabra. 49

Un caso muy l’recuente os repetir la frase para aclarar su slgiiiricado, el cual, por supiesto, no es el que todos crexanios, Ya heiuos topado con un caso

Con pocos llbros libres (libres digo de expurgaciones), paso y me paseo, (312)

Llbros sugiere f^cllmente libres por complacencla de juego fonétlco, pero el autor se da cuenta de que puede ser mal entendldo, y para ello expllca el slgnlflcado que usa. Cla­ ro esta, pudo haber dlcho la primera vez, libres de expur­ gaciones y no hublera necesltado hacer aclaracion alguna,

Estaba pues en su Intenclon hacernos llegar el otro sentido.

No hay contradiccion, algun llbro llbertlno pudo haber 11e- gado a sus manos sln expurgaciones. ksi el sentido general es que el poeta pasa su tiempo paseandose en compania de ll­ bros de una u otra indole. Tamblén se nos ocurre que con el procedimiento de declr algo en un sentido y expllcarlo en otro, el autor desvia nuestra atenclon de otro posible slgni- ficado que él no qulere deraasiado visible. Con pocos llbros no necesita ser solamente complemento de compania, podria ser oracion explicative. La estrofa podria Interpretarse ; puesto que hay tan pocos llbros libres de expurgaciones, no los leo, paso (me niego, como en el juego), y me paseo.

Esta lecclon podria arrojar alguna luz sobre el ultimo ter- ceto que no nos parece del todo claro, especlalraente en su primer verso. 50

Saliendorae estotro dia, candldislrao lector, a tomar el Sol, que hogano se usa tomar hasta el Sol, (63)

Es de uotarse que la acotaclon no guarda verdadera relacion

con lo que se esta diclendo. Saltamos a una idea ajena a

la sltuacic5ii actual y que desencadena por su cuenta una

serie de consideraciones, en este caso moralizantes, Este

tipo de juego dispersa el pensaraiento, es decir, lo vuelca en dos sentidos, y apunta el hecho de que la lengua conspi­ ra contra la continuidad logica y unlvoca del discurso. En realidad todo juego apunta a esta supuesta deficiencia del habla. A 1 retomar el discurso no podemos raenos de asombrar- nos al ver que lejos fuimos a dar de nuestro camino.

Esto mismo ocurre cuando expresiones tradicionalmente asociadas a alguna ocurrencia histdrica son separadas de su referenda a la misma. La expresidn no se da nunca entera­ mente disociada del hecho original, y lo arrastra consigo el pasaje en que se la emplea, produciendo en la lectura un raoraento de incongruencia y dispersion. En el siguiente ejem- plo se dirige Gongora al castlllo de San Cervantes, y le dice : 51 de el sagrado Tajo, viendo debajo de los membrlllos engerlrse tantes mlembros, lo callas a sus marldos, que es mucho, a fe, por aquello que tienes tu de Cervantes, y que ellos tlenen de ciervos. Entre todas las mujeres sir^s bendlto, pues slendo en el mlrar atalaya, eres pledra en el sllenclo. (3^)

Aunque la expresion subrayada esta usada en un solo sentido,

es Iraposlble dejar de pensar en la salutacion angelica y coi-

traponer la oportunidad en que fue dicha a là desvergonzada

circunstancia con que ahora se la asocia. No hay en reali- dad, entre ambos moments, ninguna relacion. En el mismo

ejeraplo vemos algo parecido con la expresion hablar en len­ gua s de fuego; quiza por nuestra cuenta la hubiéramos refe- rido a la venida del Esplritu Santo sobre los disclpulos, pero el autor, por si acaso, se encarga de hacernoslo notar.

Lo hace diciendonos: no se trata de esto, y con su referen- cia hace que lo tengamos présente como concepto o como re- presentacion, sino de esto otro. Ya sabemos que Gongora usa con mucha frecuencia en su obra mas ambiciosa este pro­ cedimiento que podemos llamar duplicacion de imagenes. En la poesfa elevada el aspecto de incongruencia desaparece debido a que, en general, hay una relacion de oposicion en­ tre lo real y lo evocado. 52

De trompa milltar no, o destemplado son de cajas, fue el sueno Interrumpldo; de can si, embravecldo contra la seca hoja que el viento repeld a alguna coscoja (8 .1, 171 & 175)

En un pasaje famoso la "presencia" de lo que no esta sirve

para activar la sensacldn real y aumentar el ntlmero de co­

lores meaclonados. Nos referimos al eplsodio de las galli-

nas, que pierden su casera opacldad por referenda a su

...lasclvo esposo vigilante [qu(| dotaéstico es del Sol nuncio canoro, y -de coral barbado- no de oro cine, sino de pdrpura, turbante. (S. 1, 293 & 296)

esta implicite la comparacidn del ai'rimal con un poderoso

sultan, dueno de un serrallo. Es de notarse que en la pri­

mera redaccion de las Soledades Gongora se las ingénia de la misma manera para proyectar el color amarillo en la imagi­

na do n del lector, y esta vez hablando de las gallinas que escamotera del cuadro en la Soledad definitive:

Quien las no breves sumas de pendientes gallinas baja a cuestas -si corales las crestas, azabache las plumas-, tan saludables en edad cualquiera, que su borla creyera les dio la Medicina, ^ a ser gualda la que es ; irpura final 53

Dljimos al comentar el empleo de expresiones con refe-

rencias historicas, que remitfan, por lo general, a las

circunstancias de las cuales habfan sido tomadas, Al mis­

mo orden de procedimiento pertenece la incorporacion al

texto de referencias literarias que desvfan nuestra atencion

si no hacia otra circunstancia, hacia otra composicio'n. El

romance 93 explota sistematicaraente el procedimiento al po-

ner al final de cada estrofa trozos de canciones populares,

con lo que continuaraente estaraos pasando del piano de la

creaclon nueva del poeta al de algo que sabemos creado hace

ya tiempo.

El romance l4 se inicia con la evocacion de un célébra^

do verso de Garcilaso

Aqui entre la verde juncia quiero (como el bianco cisne que envuelta en dulce armonfa la dulce vida despide) despedir mi vida amarga.

Es recuerdo de la Egloga tercera

Cerca del agua, en un lugar floride, estaba entre la hierba degollada, cual queda el bianco cisne cuando pierde la dulce vida entre la hierba verde.

El romance 10 se cierra con una burlesca referenda al tema

literario qua aparece, por citar un caso, en la Egloga se- gunda de Virgilio 54

nec sum adeo informis : nuper me in litore vidi, cum placidura ventis staret mare; non ego Daphnira iudice te metuam, si nunquam fallit imago.

Dice Gongora

mframe, ninfa gentil, que ayer me miri en un charco, y Vi que era rubio y zarco como Dios hizo un candil,"

Es la misma referenda que en estilo elevado aparece en la

Soledad segunda

Las que el cielo mercedes hizo a mi forma, .oh dulce mi enemigai lisonja no, serenidad lo diga de limpia consultada ya laguna (v.570-574)

Por supuesto los poemas mayores estan saturados de es­ tas referencias a textos clasicos, A veces lo evocado es todo un tema y la nueva version del poeta forma en el con­ texte una especie de parentesis literario dentro de lo que séria el piano real de la obra. Recuerdese la evocacidn del fin de los Slglos de Oro y el elogio de la vida retirada, srabos en la primera Soledad. Los dos pasajes estan llenos de referencias a diferentes autores, y cada linea es una alusidn, El procedimiento se hace treta evidente en los poetas gongoristas posterlores, en cuyos centones desaparece lo que el poeta escribe y todo es referenda. 55

El caso siguiente nos vuelve a nuestro tema de los

juegos por aproximacic?a de sonidos. Habla un caballo

"Servf a Condes, servi a Reyes, hasta que por varlos casos tendimus in Latium, digo, me mirais tendido y lacio. (32)

Tan solo la semejanza exterior Just ifica que se traiga de

los cabellos la cita de Virgilio, El animal parece creer

que esa es la traduccion del pasaje latino. De este mismo

tipo son los juegos que separando las palabras en sus com-

puestos dan lo que parece ser el sentido etimologico o la explicacidn de su contenido.

Gamai'eo de la moza ser el necio pretendia, y a la verdad era l'eo, aunque cama no ten l'a". (26)

En la letrilla 123 parece haber una relacion de continuidad

logica entre las dos expresiones

ella batlendo el plumaje se levante al mozuelo, y 6:1 levantandose al vuelo la derribo un arcabuz ; que a la area hacen el buz las pajaritas del cielo.

La explicacion casi nos convence de que ese es une de los verdaderos sentidos de arcabuz.

Eli el ejemplo siguiente queda la impresion de que en el nombre de la moneda, de origen arabe, estuviera la idea de ver en su forma latina. 56

Toda la tierra he corrldo, el mar he visto en latin, mare vidl muchas veces, pero no maravedf, (44)

La aproximacion es tan buena que se rompe en dos la palabra

espanola, por imitacion de la construccidn latina, y nos ha­

ce emprender la busqueda de un significado para la palabra

mara. Vedi, con su acento agudo tiene toda la autoridad de

un pretérito castellano, équivalente romance de vidi.

Todos estos ultimos casos son formas de engano a la

vez que juegos de palabras. Para que puedan producirse es

necesario que los vocablos envueltos en ellos no esten muy

separados, a fin de que el oido pueda identificarlos facil- mente. El resultado es que frecuentemente aparezcan en ver­ sos bimembres o correlativos, estableciendo una estructura simetrica, como en varios de los casos que hemos visto.

Constituyen, a nuestro juicio, una categorfa especial den­ tro de dichos procedimientos. Ya hemos mencionado algunos casos de recursos estructurales de admitido valor poetico, como las construcciones cruzadas del tipo de

y en el corazdn le deja dos arpones pénétrantes? Dos pénétrantes arpones que son los ojos suaves (20)

Aquf no se juega con el sentido de las palabras o su sonido sino que se trata de un procedimiento retorico serio o, digamos, no es juego sino parte del quehacer poetico tradi- 57

clonal, Esto no qulta que a veces el poeta no haga su tra-

bajo con buen humor

Esparcidos imagina piramo por el fragoso aroabuco, •ebdrneos dird o divinos? aivinos digo y ebiîrneos, los bellos miembros de Tisbe, (74)

A Gongora parece haberle hecho gracia este procedimiento

que, en verdad, tiene algo de ripio, y lo emplea con fre­

cuencia en composiciones comicas.

Con todo, la mayorfa de estos procedimientos juegan

con nuestro pensaraiento. La repeticion de las palabras ha­

ce quo nos demoremos en una idea, es decir, la repeticion

duplica el tiempo que a esta idea le corresponde habitual-

niente, a la vez que la inversion aotua a mode de freno al

hacernos pensar que pudiera haber tambien alteracio'n de

significado.

Puede haberlo, por cierto, como en el caso siguiente

décima va condolida de vuestro fracaso, pues si a lo claudicante no es, visitaran a lo honrado un pie no bien concertado diez mal concertados pies. (l32)

Se refiere aqul al pie dislocado de un amigo y a los versos de la decima que le envfa, El verbo visltar que se utiliza no es ajeno al juego pues refuerza la idea de pies, en el ultimo renglon, como parte del cuerpo humane. Contribuye 58 Igualmente claudicante, en su doble acepcion de cosa que cojea y cosa defectuosa en general.

En los versos bimembres puede haber tambien mera repe­ ticion, como en este pasaje del romance 30

la ha11a la Luna y la deja el Sol, anadj^endo slerapre pasIon a pasldn, memorla a meraorla, dolor a dolor.

Es recurso corrlente en la ifrlca popular, Puede darse

Igualmente con juego de sentidos, como en esta variante del carpe diem

,.,mudad antes parecer que parecer," (82)

La palabra es usada prlmero como opinion, despues como aparlencla, con lo que el verbo es blraembre en cuanto al slgnlflcante pero no en caunto al significado.

En otro lugar se establece una doble figura simetrica, por Igualdad y por oposlcldn,

"Barco ya de vistas, dljo, angosto no, sino augusto, (74)

Ell el soneto 295 se recurre a la repeticion parcial pa­ ra produclr una verdadera superposlcldn de Imagenes que fa­ cilita la comparacidn. 59

.qulen, pues, se maravllla^de este hecho, saôiendo que halla ya paso mas llano, la boisa ablerta el rico pelicano, que el pelicano pobre ablerto el pecho?

El numéro de combinaciones posibles es grande. Pero seguir citando ejemplos séria mostrar en versos bimembres o correlaclonados la mayorla de los tlpos de juegos de sonido que hemos comentado en este capltulo^^. CAPITÜLO IV

Juegos conceptuales

Pasanios ahora a ocuparnos de los juegos de sentido,

Aunque en nuestros comentarios anteriores nos detuvlraos en ellos, fue en general al pasar, al referIrnos al Juego con los elenentos fonétlcOs. Ahora queremos enfocar estos pro­ cedimientos en cuanto afectan el contenido de la palabra.

Aqui la poesfa de Gongora se vuelve una selva de ejemplos. l'-'Ias que tratar de hacer una clasificacion por especie s que nos permitan conocerla, intentaremos establecer un camino gara cruzarla sin perdernos.

Senalanos primero el empleo ambiguo de una expresion:

Dieron entonces las Oiice, y al mismo punto dejaron au pl^tlca los rocines, sus quinolas los lacayos. Cualquler docto en esta lengua podra manana temprano ir a escuchar otro poco las mulas de los letrados, (33)

La composicion registre el dialogo maldeciente de un grupo de caballos a la puerta de Palacio, Si no soi.ios mal pensa- dos la invitacion no puede ténor mas sentido que el de ir a escuchar otro dialogo seme jante. Pero todo el romance nos ha predlspuesto a pensar mal y no podemos menos de tomar la alusion que se desprende como si fuera el sentido primordial.

60 61

El autor, que ha clespojado de caracter personal a su critl-

ca mediante el subterfuglo de los caballos parlarichines,

linge Inocencia al tior.ipo que nos guiiïa el ojo. Si se le

piden explicaciones dira que la lengua le ha Jugado una ma­

la pasada al producir un segundo sentido que no estaba en

su intension. Y es de .lotarse que en este caso tiene razon

el autor. El segundo sentido se desprende de la construe-

d o n misma, sin que él tenga que esforzarse en sacarlo a

la luz. El uso corriente de nombres de animales en senti­ do adjetival hace que a veces nos enc-ontreraos sorpresiva- mente en el acte de insultar a alguien sin haber tenido la

intension de hacerlo. La inesperada situacion posas veces deja de produclr hilaridad, y el procedimiento, utilizado con intenclon, es chiste comun. Su gracia consiste en declr veladamente y sin responsabilidad lo que no nos atreveriamos a decir en forma ablerta. Hay aderaas una sensacion de que la lengua, que deberia estar a nuestro servlclo, se ha independlzado y actua por su cuenta. La perturbacion fundamental del pensamiento consiste en en- contrarse de pronto diclendo dos cosas diferentes, que no implican contradiccion y pueden ser aceptadas a la vez.

Los cuatro versos que incluyen el juego son en realidad ocho. 62

En el pasaje siguiente los multiples sentidos de la pa­

labra no se manifiestan por efecto de nuestra malicia, sino

que surgen por asociacion con las palabras circundantes;

Trepan los gitanos, y bailan ella;

otro nudo a la boisa Mientras que trapan.

Gitanos de Corte, que sobre su rueda les mostro Fortuna a dar muchas vueltas. Si en un costal otros han dado cien trépas, en un zurron estos dar^n cuatrocientas. Desvanecen hombres, mas quien hay que pueda, vienâo andar de manos, no dar de cabeza? Y si unos dan brincos de rubles y perlas, otros como locos tiran estas piedras. (53)

Trepar significa escalar, dar volteretas, cometer fraude y agujerear. En el transcurso de la estrofa se alude a todos estos sentidos por asociacion con otras formas o expresiones que se prestan a parecida confusion. Bailar, dar vueltas, andar (caminar) de manos, dar brincos, refuerzan la idea de voltereta. Dar vueltas en la rueda de Fortuna, desvanecer, dar de cabeza, aluden a la idea de subir escalando. Las trépas en el zurron nos recurdan la idea de horadar; es lo que suelen hacer los gitanos mientras sus mujeres distraen 63

a las vxctinias bailaado. Tambien es proplo de los gitanos

enganar a los simples, y andar de manos signiiica tambien

robar,

En el contexte los varios signii'icados no se molestan

unos a otros y pueden ser considerados al mismo tiempo. El

Trepan los gitanos de las doc lineas que establecen el tema

es de por si bastante indeiinido. imestro primer movimien-

to 03 interpretarlo en relacion con el baile, do las gita-

nas, Pore tengamos presente quo, como se nos aclara mas adelante, se trata de gitanos de la Corte y no de los ca-

minos. Es posible que el trepar se refiera a las posicio-

nes quo escalan, gracias, quiza, a sus esposas. Por otra

parte puede sugerir quo estos hacen el ridicule, andando con

los pies en el aire, mientras sus esposas se entregan a la

Vida galante y, asl, mientras trepan, echan dinero a la boi­

sa . El tema del cornudo consentido y aprovecliado aparece varias veces en las composiciones menores de Gongora, La referencia a la rueda de Fortuna, en la siguiente estrofa,

sin anular la idea de cabriolas, refuerza la idea de subir

0 escalar posiciones. En seguida surge el significado de horadar boisas para robar, que se refuerza con el andar de manos o hurtar, expresion que renueva la imagen de un hom- bre dando la voltereta, El dar de cabeza, o caer, en cam- bio, nos vuelve al escalar posiciones en la rueda mudable 64

de la diosa, Volvenos a la imagen de cabriola con el dar

brincos de rubies y perlas, es decir, a la perfeccion, aun­ que en realidad lo que se esta diclendo es que algunos, dando un nudo a la boisa, regalan joyas pequenas, brincos,

por ejemplo, en tanto que otros son mas generosos. Al lle­ gar aquf ya estâmes un poco mareados, pero no nos queda mas remedio que seguir adelante. No citaremos toda la composi­ cion, En la segunda estrofa aparece el ruisenor de Boc­ caccio, en la tercera nos enteramos de como se bénéficia la moza economicamente, En estas dos estrofas el estribi- llo parece referirse a las mujeres de la Corte, y el trepar aparentemente tiene solo el significado de subir, Pero en la cuarta y quinta estrofas, refiriéndose otra vez a los gitanos, se insiste mas en la idea de quitar dinero, Lo mismo en las dos ultimas, refiriéndose a otros personajes de la Corte, En definitiva, lo unico que hemos averiguado sobre la palabra es que cada uno trepa como mejor puede, hombres y mujeres, y todos hacen un nudo a la boisa. Se modifica asl nuestra vision del estribillo desde la primera vez que aparece, pues ahora sabemos que se refiere a ellas y ellos por igual.

La lectura del pasaje es trabajosa y no por dificul- tas sintactica. La idea central es oscura, y no por su profundidad, Lo que pasa es que persistentemente se ofrece 65 a nuestros ojos la Imagen de un horabre camlnando sobre sus manos y dando una voltereta. Esta Imagen enganosa, que esta ahi solo en vlrtud de la iniperfe colon del lengua je, imperfecto en cuanto no désigna en forma unfvoca, perturba la linearidad elemental del discurso.

En los poemas mayores la lectura se vera perturbada tambien por estas imagenes que aparecen aqui y alla en vlrtud del desarreglo gramatical o el uso figurado de las voces.

...la encina, honor de la montana que pabellon al siglo fue dorado: (Pol, 85-86) nos hara ver una encina dorada antes de que establescamos la concordancia con siglo, y aun trataremos de encontrar la montana dorada que sirvlo de pabellon a la edad fexiz. Y veremos al dies y su corona antes de darnos cuenta de que los cabreros "que a Vulcano tenlan coronado" (8 .1 , 93) sola­ mente se calientan al fuego. Tonia razon Quevedo cuando se burlaba en el comontarlo que sigue a su Ejemplo hermafrodi- to : roi.iance latin^^: "Y despucs que el aprendiz de culto se ha dado por vencido, y dlcho que es la pledra filosofal, o el fénlx, o la aurora, o el pelicano, o la carantamaula, - es un romance a la boca de una mujer en toda cultedad.

Esto es mas facll que pedir prestado.-- 66

En el romance que comentanios. Trepan los gitanos, el autor nos obllga en muchos casos a hacer desfilar ante nuestros ojos todas las imagenes suscitadas por la riqueza signii'icativa de las palabras, hasta que encontramos la que i.iejor encaja en el contexte. En los poemas culteramos 11e- gauos a la comprenslon o a la vision del sentido despues de eliminar todas las representaciones accidentales que se nos han i'ormado.

En un pasaje del romance 26 las lecciones son solamen­ te dos :

Pense/ rendir la mozuela el Alférez de mentira, soldado por cien mil partes, y rompido por las mismas.

Soldado desprende dos imagenes gracias a la atraccion de las vecinas Alferez y rompido. El personaje es soldado segun lo muestran todos los distintivos que se enumeran en la composicion, los cuales, como de soldado pobre, estan tan rotos como su persona; o bien, el alférez ha reparado cuidadosamente, con la ayuda de la aguja y el medico, todo cuanto se le habia destrozado, Segén como leamos se forme­ ra una figura distinta, como en las Imagenes réversibles de que hablaraos en otra oportunidad. Al adopter una lectura rechazamos la otra. El texto existe en razon de nuestra actitud configuradora, no en si mismo. En tanto no nos de- 67

/ cldlmoG vemos las dos imagenes sobrepuestas, como en una doble impresion fotografica, Si queremos comprender de- bemos hacer un esfuerzo para prestar atencion a una sola de las figuras.

Habiar.ios senalado algunos casos en que naturalmente ambos significados so nos ofrecen en el verso, produciendo interprotaciones ambiguas,-o mas bien, doblemento validas.

En forma opuosta, el juego, muchas veces, nos obliga a des- doblar la palabra, a extraer su segundo sentido, al que de otro i.'.odo no nos hubiéramos molestado en considerar,

Caminaba.i en verano, y pasébanlo en las ventes " los dos nietos de Pepino con su abuelo, y agua fresca. (25)

El nombre comdn no nos hubiera molestado, escondido en el uso do la palabra como noi.ibro propio. Todos estos juegos con nOi'.ibrcs propios denotan que se prosta mas atencion a la palabra en su misi.ia quo a la realidad designada.

Las manos de Alejandro haceis escasas, segunda la capilla del de Ales, Izquierdo Esteban, si no Esteban zurdo. (3 '!8)

Con estos versos cierra un soneto de agradecimiento a Fray

Esteban Izquierdo, El juego tendrua facil justificacion si el personaje en cuestion hubiera sido realmente zurdo, lo que nos hemos podido averiguar, Suponemos que no lo era pues

Chacén, siompre tan Interesado en este tipo de informacion. 68

no dice nada al respecte. Gongora no qulere quedarse sin

su jego y por lo tanto busca otras asoclaciones que le per-

nltan hacer sallr a luz algun significado de la palabra iz­

quierdo. Se vale de la cualldad de torpeza que en su tiempo

se atribuia a los que no usaban la mano diestra, opinion que

pasa al lenguaje en la expresion no ser zurdo, équivalente

de la otra no ser manco. Fray Esteban, tan generoso como

Alejandro y tan hzbll como Alejandro de Hales, no es zurdo,

aunque se llarne Izquierdo.

Otras veces Gongora se vale del significado mas éviden­

te. La muerte de la relna dona Margarita, en 1611, le dio

ocaslon para varias compsiciones en que juega con su nombre,

y no siempre con la seriedad que correspondra a la ocasidn:

Reales fiestas le impidid al de Humena la ya engastada Marsarlta_en plomo, aunque no hay toros para ï’rancia, como los de Guisaùdo su comida y cena.

Las ceremonies funebres impidleron que se despidiera al du-

que de Humena, en su viaje a Francia, con las celebraciones

del caso. Se juega igualmente con la referencia a Guisando,

nombre de los campos cerca del Escorial, El juego es con

toda la expresion toros de Gulsaüdo, que no désigna verda­ deros animales sino los boceles de pledra de la epoca de los romanos que se encuentran en dichos campos. Pero si nos fl-

jamos atentamente descubriremos que la alusidn a estos res- 69

oos arquitoütoaicos es cov.ipletanieiito llusoria, Toros no

alude ni a animales ni a piedras, el vocable esta utilizado

eu el sentiuo general de ilestas, A Francias, es decir, al

duque de Humena o Mayena, embajador en dicha ocasion, no le

Interesan mas Fiestas que las de corner, Los toros de Gui­

sando no podrxau gozar de una existencia mas enganosa,

A veces el placer del ju=go consiste en esoonder el nombre, en ponérnoslo delanue y tratar de que no lo veamos en seguida, cono hacia Petrarca con el nombre de Laura,

Palida restltuye a su elemento su ya esplendor purpureo casta rosa, que en planta dulce un tiempo, si espinosa, gloria del Sol, lisonja rue del viento, (311)

Para descubrir el jucgo tenemos que saber que el soneto es­ ta dedicaao a la muerte de dona Guiomar de Sa, y que esta era la mujer de Juaxi Fernandez de Espinosa. En su aspecto

Visual este prooeaimiento nos recuerda los dibujos-acertijo de las revistas inrantiles: en un paisaje cualquiera hay que uescubrir rostros y Figuras escondidas, invisibles en un primer momento porque no pertenecen al paisaje real, sino que estân i'ormadas accidentalmente por la corabinacion de lirït^s de los objetos actuales.

Un buen ejemplo de ocultamiento se encuentra en el soneto que comienza: 70

Un culto RisCO en venas hoy suaves concetüosaraente se desata, (3 3 6)

Se refiere al maestro Risco que acaba de escriblr un llbro de musIca. El soneto es para la dedicatorla y termina di­ clendo

este, si numeroso, dulce escucha torrente, que besar desea la playa de tus ondas, oh raar, siempre serenas.

Si arraonloso leno silva mucha atraer pudo vocal, Risco atraya un mar, uones hoy todo a sus arenas.

No es tanto Risco lo que se oculta, como el nombre de Fray

Diego de Ilardones, oblspo de Cordoba, a quien Iba dedlcado el llbro. Aparece en la ultima linea, resultado de la con- juncion de dos palabras pertenecicntes a dos diferentes grupos. El ocultamiento es tambien forma discreta de pedir al obispo que sea para el autor un mar de dones, haciendo honor al significado "etimologico" de su apellido.

üi al autor le^da trabajo a veces conseguir que una palabra resume un significado, en otras oportùaidades uebe

ëvitar que el lector o el oyente se de Je llevar por lo mas obvio,

oc esta hablanuo do las desventuras de las damas de

Francia durante la guerra, cuando todos los hombres lian dejado la corte para ir a polear: Y1

De tocios los doce Pares y sue ..ones abroauucio, que calzaban bragas de raalla, y do aLjero los panturlos, ,De que nos slrven, amiga, pet os x'uertes, yeluos lucios? Ariiiados honibros quereir.os arniados, poro desnudos. (;^)

Por supuc-sto ha habido nala iatenclon en el poeta, que ha

ereauo una inagen para destruirla en seguida, Esto de es-

cribir con la nano lo que se ha de borrar con el codo pare-

cc naberle producido a Gongora gran diversion, pues usa el

procedimiento con rrecuericia. En el romance 2-r usa y abusa

de él. Cltamos unos pocos versos:

[tien^ bare os en la sierra, y en cl rlo vinas, molinos de acelte que haceii harina; un jardin de flores, y una rnuy gran s il va de varia leccion.

Oonoce niuy bien las Siete (Jabrillas, la Bociaa, el üarro y las très i-iarias ; sabe alzar figura si halla por dicha o rey, o caballo o sota caida; (24)

ïiotese la incongruenda de tërminos al comienzo del pasaje

citado. Se présenta un elemento real que se anula por una determalnacion que no le cuadra y que, aderiias, lo convierte en un absurdo imposible. En los Juegos subrayados los sen- tidps que no se utilizan se desvaneuen como los espejismos 72 y, lo mlsmo que estes, nunoa pasaron de ser una llusidn.

Son Irases centaure, que no acaban slendo lo que eraplezan.

En esta llnea de engano se encuentra un reeurso que es mâs juego con el pensamlento que con las palabras. La fra­ se coiiiieiiza a decir algo pero no lo dice; a mitad de caralno la idea da media vuelta y la oracidn acaba en lo que empie- za. El autor proraete y no da nada,

Acuérdate de mis ojos, que est^ii, ouando estoy ausente, enoima de la nariz, y debajo de la Trente.“ (19)

Dicen que es alla la tierra lo que por acà es el suelo, (l8 )

Desde Sansuena a Paris dijo un raedidor de tierras que no habia un paso mas que de Paris a Sansuena, (23)

El procedimiento constituyd la ulencia de Pero Grullo. Se * créa una expectative que no se satisiace. Parcce que el pensamlento se recogiera sobre si mlsmo porque el autor np tuvlcra iuerza para llevarlo adelante, ya porque no tiene nada que decir, y es, luego, ripio, ya porquc no quiere coiih prometerse.

Slempre dentro de stos juegos entre la punto y el cabo présentâmes otro procedimiento que, basado generalnente en un juego de palabras, es siempre forma de engano. 73

Es tan rudo su ueroeû, que puede sanar el solo niai de madré, ... (65 )

Da la iupresion de que el autor, despues de soltado cl rudo neccsitaba terr.ilao do couparaelo.., y, dalto de otro i.iO-

Jor, rocurrio al que le odrecra, por asoeiaelon de sonldos, la palabra ruda, roi.iodio traulelo^al de uieno ua 1 . Por supuestü, .iO hay wiuguna relaeioa entre las dos palabras en-

Vdeltas en el juego.

La <.:is!.ia Inconsisteneia de sentido présenta el sigulen- te pasaje, en donde se describe el rostro de una daua;

la ceja entre parda y negra, i.iuy mas larga que sut il, y los ojos Lias coiapuestos que son los de' '‘guis'vVi qui", (32)

El juego se basa en el aobie sentido de eorapuesto : adornado y eoastltuido por partes (reiereneia a la raellidad con que el pronou.bre latino se co...bina e.. diversas 1 or La s). Goiuo en el easo anterior, el poeta parece haber reeurrido a lo pri-

..iOro que se le vino a la cabesa por asociacion de ideas o, por nejor decir, de palabras. Se trata ue una coiaparacion con caracter ue ripio.

...viste coleto de ante, vlrgen de todo piquete.

...porque el espanol en las lides que le raete nace niâs î'ugas con el que Guerrero en un motete. (35) n

El procedimiento no deja de tener su gracia, Demuestra in- genio por parte del poeta, puesto en una situacion en la que a nenudo nos encontraraos y de la cual salitaos, general- taente, con me nos brillo, Con muciia frecuencia, en ei'ecto, nos vemos obligados a decir que una cosa es mas esto o lo otro "que no sé que". De pronto nos heraos encontrado faltos de un término que nos permitiera cerrar la comparacion que comeniiamos imprudentemenjte'en un moraento de entusiasmo des­ criptive,

Con alguna réserva anotamos el siguiente ejemplo, ya que en él la palabra peregrina podrfa estar usada solamcnte en su avepcion de cosa extrna. Envia aqul a las monjas que desean conocer al autor de Hermana î-larlca

...su conaxcion, que es tau peregrina como cuantas vienen de Erancia a Galicia. (2^)

Probablemcnte se trata de un caso de ioriiia reversible, es decri, uno de esos cases en que el texte cambia de sentido segun el sigiiiiicado de la palabra que prevalezca en el acte de la loctura. Eirva el ejemplo para mossrar como los dis- clntos procedimientos y electee puedon prosentarso juntes en una sola cireunstancia. 75

iîn loo vcrsoü siguientes tenemos otra vez duplication

de üentido:

En llorar conviertan mis ojos, de hoy mas, el sabroso oiiclo del duloe mirar, pues que no ce puedon nejor ocupar, yo.idosc a la guerre quien era rai pas.

Dejaduic llorar or il la s del i.iar,

lio lao ^pOiigais l'reno ni querais culpar; que lo uno es justo, lo otro por doi.ias. (3 )

El sentido do la ultima irase es: que lo uuo (llorar) es sogaii justicia, lo otro pon^r rreno a r.ii llanto), inutil,

Pero las rcierencias seguuaas de los vocablos unpleados iiacon que se presented las iaeas do exacte y encesivo que no tiêiion rolacion con el sentido total oel pasaje, El juogo nos desvla de lo que ostamos diciondo hacia algo que parece toner sentido. Pero iracasa.nos en el intonto de aconodar lo sugoridû con el cuerpo del poema, iîos quedamos as! on el jujgo, prestando atencidn al procedimiento niismo, Esto es un adorno, si, pero no aporta signiricauo al contexte. Es una décoration barroca,

don la misma iiico.isistencia se présenta esta imagen : 76

àeame el ,tapador_de corcho y el gaban de pano verde, el lanzon en cuyo hierro Be hah orlnado los mesës, (19)

Se entiende que los raeses han orlnado u oxldado el métal,

pero el inesperado pronombre reilexivo présenta oiertamente

una imagen rnuy distinta, Esta imagen, a pesar de su pinto- resquisimo y iuerza descrlptlva, no aporta mucho a la Idea de vejez que deberfa estar apoyando. Procedimiento malicio-

80 que nos pone ante las narices una escena â la que las conveniences, generalraente, prohiben referirse en pûblicoj y, en el caso particular que coraentamos, ni siquiera es permitiuo usar la palabra que describe la accion, El autor pretende inocencia, como si luera, lo mismo que en el caso de exacto y exceslvo, una mala pasada de la lengua sobre la cual no tiene control. Es la lengua, una vez nias, movlen- dose por su cuenta, la que présenta una imagen que no esta- ba en la intencion del autor,

El juego de palabras es veiilculo elicaa para toda cla- so de inconvcnlencias, gracias a la protondlda impersonali- dad de algunos ue los prouedimientos y a la aparlencia de irresponSabilidad con que el autor pueue exuusarse.

En los juegos con re-orencias escatologluas los obje- tos mcntados indirectamente slenden a salir a la superficie.

La gracia està en hacerlos perder su caracter de privados 77

sin por olio oi’ender gravenento el oicio del pdbllco. Re-

cuerdese cl ejenplo ya anallzado eon otro proposito

Si en todo lo cago soy desgraciada, (lOO)

Lo L.iSLio ouurre en los juegos de caracter erotico, En

ostos .'-Itlnos, sin ei.ibargo, tenenos la inprosioi: de que el

objcto proiiibido tie.ide a desaparocer, supla^tado por un ob-

jcto do caracter'stioas notariales parecidas, pero con iuo.»or

grado de provocacion;

"Violante, que un tiei.ipo i'uiste pelota de mi trinquete, de ..iis botoncs ojal y de mis cintas ojete;

El ultii..ü térniino ..os lleva uel piano erotico al escatolo-

gico,

El juego de palabras puede escoedor bastante bien las

alusienes laas desvergousaeas y précisas.

"Ve./curosa z uiste tu, que tuviste en esta era, [de ralta de hoi.ibrei^ un moro para la brida y otro para la jineta, (25)

Y en la i.iisma coi..posicion, utilisando un objeto que reeia-

plasa lo inniencionable :

"Por i;iadai.ia de Valois se cargaroii de rode las cuatro o sois caballerotes, como cuatro o seis entenas. 78

Uso i.iûuarorico da las cosas, erapleo indistinto de dos eleuientos reales, de naturaleza dii’erente poro seuejaate en algua detalle significative que nos vemos obligados a consi­ dérer para que haya congruencia, Tenemos que reducir la dis­ persion a la unload. Uecesitamos cordura. GAPITULO V

Figuras enganosas

üii oodos los cases coraentados dab fa dcsviaclon del ca- ialao a seguir, dlvagaclon, reparte de nuestra atencion en des dlroccienes dlstlntas, censlderadon simultanés de des e mas unidades dlferentes, Recordabames al final del capi­ tule la neoesidad de cerdura, Lo normal es seguir una sola dlreccion y enfecar una cesa a la vez. Le que mas nos irri­ ta en el que centinuamente juega cen las palabras es su aparente falta de contlnuldad en el discurse, su falta de cencentracion. Parece fijarse mas en el sentido de las pa­ labras que en el significade total de la frase, y asi cada vocable se le parte en las multiples referencias que le atribuye la lengua, Gensecuencia de este era la presencia en nuestra inaginacion de multiples representacienes mas e menes cenectadas al tema central, las claies, si ne impedian tetalmeiitc la comprc.ision, dificultaban al me^os la visian,

Ya ne me s comentade muchas de esas imageries marginales al hablareo les juegos que las eriginaban, Trataremes ahera mas directamente esta multlplicacion de figuras, se relaoion- ea 0 :.e ^on el juego de palabras, Hablaremos en termines de doble pcrcepcion y en le posible ne nos referIremes a meta- foras o imagenes litorarias, Kstas, si bien produces una representacion accidentai junte a la de la cesa de la cual se esta realmente iiablande, tlenden siempre a la u^ldad, es-

79 80

tan centraaas en cl objeto que el poeta trata de caraoterl-

zar. Se las utillza a maaera de sinonimos, para decir lo

mlsmo pero con un raatlz dlstinto, con un color nuevo o cla-

ridad mayor. Si nos apartamos del objeto de que se esta

hablaado para pasar a la imagen, sabemos siempre que este

apunta al primero, y que es en beneficio de este que la di-

gresidn se ha producidOj, Sn la diversion el poeta conserva

el control de los dos elemtnos y su relacion, Sabe a lo

que va y para que. Sin embargo, Gongora, a voces, parece

olvldar su destino:

la novia sale de villanas cionto a la verde ilorida palizada, cual nueva lenix en lla^antes plumas matutinos del sol rayos vestIda, de cuanta surca el aire aeompanada monarquia canora; y, vadeando aubes, las espuinas del rey corona de los otros rios: en cuya orilla_el vicnto hereda aiiora pcquefios no va clos de xunerales barbares trol'eos que el Jlglpto erigio a los Ptolomeos. (S.l, 9’:ü-ybï)

uâmaso Alonso cita este pasaje e.i su estuuio A lus ion y

elusion evi la poesia du Gongora^^, Scnala "que el mal proce-

üe de una soiïvnaea selectiva capaz de reprimir el iuopor-

tuno y tumultoGO cncaucna..iie.:te ce las alusiones.V A decir

verdad, cuando llegamos a las piramiues la novia ne quedado atras e.: el rocueruo. Sia ta..ta transiciOn, el cclebrado pasaje de las galli..as q..e los mozos treen a la coda :..uestra 31 un salto total del objeto real al que se pasa a describlr.

Adivinanios la identidad del objeto présente por aquello do que su "lasclvo esposo vigilante, doméstlco es del sol nuncio canoro" y todo lo dernas. Hernos citado el pasaje con anterioridad. Danaso Alonso senala que el poeta recurre a este procedimiento para no utillzar el nombre vulgar del ave.

Poro no puede pasar inadvertido que con la palabra ha des- aparecido tamblon la galllna, Asu, por cuatro intenses ver­ sos, nos olvidamos de lo présente para concentrâmes en o- tra cosa sin conslstencia actual y que, aunque relacionada con la primera, no es estrictamente su descripcion. Dlrjfa- mos, usando un termine que ya emplearamos, que el galle goza de una ezlstencia marginal, pero, no obstante, se présenta con mas claridad que el elemtno real. Marc Chagall^^ tiene^ un cuado tritulado Los amantes. Sse es el tema, pero toda la superficie de la tela est^ ocupada por un enorme gallo quo usurpa la atoncion debida a la paroja, relegada a deta-

11e accesorio. El plntor utlliza el animal para despertar en el espectador un sentimiento do alogrfa y fuerza vital, convenionte a su tema. Gongora esta haciendo lo mismo, apro- vechandose también del tradicional sirabolismo del animal,

El gallo aporta a la escena lo que no podrfan ofrecer las gallinas por si solas: lascivia, fuego, barbas de coral, turbante de sultan, grlto viril. Como en el cuadro del artista ruso, reduce a detalle los elementos actuales de la 82 boda, los relega a un rlncon.

En el siguiente pasaje no hay desplazamlento, slno superposicion y, por clerto, no de dos iraagenes slno de dos realldades. Se trate de la transformaclon de Acls en rlo, en la estrofa final del Pollfemo;

Sus mlembros lastlmosamente opresos del escollo fatal fueron apenas, que los pies de los àrboles mas gruesos calzd el liquide aljdfar de sus venas, Corrlendo plata al fin sus blancos huesos, lamlendo flores y argentando arenas, A Dorls llega,^que con llanto plo, yerno le saludd, le aclamd rlo. (Pol. 497-504)

La slmultaneldad del accidente y el camblo, la vision de la sangre pero ya corrlendo aljofar liquide, sus huesos, que lejos de desvanecerse, corren ahora plata, y Dorls, que le saluda yerno y rlo, todo contrlbuye a la superposicion de las dos Imagenes en vlrtud de la perslstencla de la prime­ ra, el cuerpo del joven, en nuestra senslbilldad. El cam­ blo se produjo tan a tlempo que se nos ha evltado ver su muerte. Slgue slendo el mlsmo bajo otra aparlencia. Le vemos ahora vestldo de aguas. Pensâmes, buscando una llys- tracldn, en las Dafnes de Bernlnl o Pollalyolo, cogldas en el camblo, arboles y nlnfas a la vez, o ni lo uno ni lo otro.

Las metamorfosls pueden por clerto ser presentadas de muy dlstlnta manera. En la canclcm que lleva el numéro 384 se encuentra : 83

mas sirvate de aviso en tu curso el de aquella no tan cruda ni bella, a quien ya sabes que el Pastor de Anfriso con pie menos ligero la siguio ninfa, y alcanzd raadero,"

El proceso ha desaparecido, sdlo se ve el comienzo y el

fin. En el ^rbol no reconoceraos la joven que fbamos persi-

guiendo. Pero en la mayorfa de las transformaciones a que

alude Gdngora se conserva en la representacion el tdrmino

inicial, a veces apenas oscurecido por la aparlencia nueva.

En algunas visiones de su naturaleza creen adivinarse los

ecos de antiguas transformaciones no registradas en la mi- tologfal5.

De alcides le llevd luego a las plantas, ^ que estaban, no muy lejos, trenzandose el cabello verde a cuantas da el fuego luces y el arroyo espejos. (S.l, 559-662)

Engafîo de la noche y de los movedizos fuegos de artificio,

pero vision intensa de las mujeres que viven en las ramas

del arbol. Si hay juego de palabras es a traves del latin,

que en_la palabra coma une los significados de copa y cabe-

llera.

En otras circunstancias, por el contrario, un verbo

inesperado, un adjetivo, un detalle, producen el efecto de que la naturaleza se ha vuelto ser humano, claramente visi­ ble. 84

slgue la dulce escuadra montanesa del perezoso arroyo el paso lento, en cuanto él hurta blando, entre los olmos que robustes besa, pedazos de cristal, (S.l, 541-545)

No hay que olvldar tampoco con que frecuencia los fenomenos

de la naturaleza aparecen en Gongora descrlptos en base a

hlstorlas mltologlcas que, mas que expllcaclones fantastl-

cas, son,el hecho mlsmo;

Tras la bermeja Aurora el Sol dorado por las puertas salia del Oriente, ella de flores la rosada frente, él de encendldos rayes coronado. (210)

En el siguiente pasaje se nos Imponen también dos Ima­ genes :

Ojos eran fugitives de un pardo escollo dos fuentes, humedeclendo pestanas de jazmlnes y claveles, cuyas làgrlmas rlsuenas, quejas repltlendo alegres entre concentos de llanto y murmuflos de torrente, llsonjas hacen undosas tantas al Sol, cuantas veces meraorlas besan de Dafnes en sus mados laureles. (77)

No se trata del paso de una cosa a otra. Se trata de dos cosas superpuestas y no queremos llamar metafora al proce­ dimiento. No se trata de decir que las fuentes eran como otra cosa, es la vision de la otra cosa la que prevalece a lo largo de la estrofa gracias al encadenamlento de pardo, pestanas, lagrlmas, quejas, llanto, murmurlos, besan. El 85

poeta ve los ojos y el rostro a que pertenecen,

El destino de estas aguas es desaparecer. Tras haber

sido cuanto heraos vlsto se hacen cabellos y acaban en ador-

nos de ventanal, gracias a las imagenes que se superponen

a otro eleraento del paisaje:

Despreciando al fin la cuirüire, a la caraapana se atreven, a donde en raarmol dentado que les peina la corriente, sus dos cortinas abrocha (digo, sus raàrgenes breves), con un alamar de plata, una bien labrada puente.

Parece que el poeta le fuera impsible concentrarse en

la vision de la realidad y todo le creara representacienes

iraaginarias que se sobreponen a lo actual y crean una mayor

o mener confusion visual o conceptual. El pasaje recién ci­

tado nos recuerda las figuras de Max Ernst en que, en una masa amorfa, producto de una doble impresion, adivinamos

vagamente figuras conocidas o trozos de las mismas.

En el siguiente ejemplo hay superposicion de parte so­ bre parte :

Sobre trastes de guijas cuerdas raueve" de plata Pisuerga, hecho citara doliente; y en robustas clavijas de alamos, las ata hasta Simancas, que le da su puente: al son deste instrumento partfa un pastor sus quejas con el viento. (390)16 86

La palabra clave es puente, en su slgniflcado arqultectonl-

0 0 y como parte de un Instrumento de cuerdas. Podrfa haber

sido el origen de toda la alucinaclon, Juntamente con el

pastor que acorapasa su cancidn con las aguas. Es efecto

notable el que la figura pequena del Instrumento se agranda hasta cubrlr el palsaje, o que este se reduzca hasta caber en las dimensions de la cftara. Nos hace pensar en las escenas de Arclmboldo, con su doble Impresion de objetos que no guardan entre sf mas relacion que la formai que les da el artista.

Gongora nuestra clerta aflcldn a camblar las cosas en

Instrumentes mils le os. En casl todos esos momentos hay superposicion de Imagenes:

El peregrlno, pues, haciendo en tanto Instrumento el bajel, cuerdas los remos, al cdflro encomlenda los extremes deste metrlco llanto; (S.2, 112-115)

En magnlflca sfntesls:

Beldad oclosa créera en sus Jardines ^tal vez al son de un laud con ramas, que eran cuerdas de un laurel. (82)

Aun los Instrumentes le sugleren Instrumentes ;

efectos, si no, dulces, del concento _ que, en las luclentes de marfll clavijas,Ilos dedo0 las duras cuerdas de las negras guijas ^ hlcleron a su curso acelerado, (8.1, 3^5-3^8) 87 Las aves seran cltaras de pluma (8.1, 556) o esqullas dul­ ces de sonora pluma (S.l, 177).

La letrllla l45 se basa £ntegramente an enganos audi- tlvovisuales :

No todas la voces ledas son de Slrenas con plumas, cuyas humldas espumas son las verdes alamedas. 31 suspendldo te quedas a los suaves clamores.

No son todos ruisenores los que cantan en~bre las fTores, slno campanitas de platâlcampanitas Plata que tocan a la Alba; slno trompetleas de oro, que hacen la salva a los Èoles que adoro.

Lo artlflcloso que admira, y lo dulce que consuèia, no es de aquel vlolfn que vuela ni de esotra Inquiéta lira; otro Instrumento es qulen tira de los sentldos mejores.

Trompetlcas y campanitas son de dlffcll IdentlfIcaclon.

Es de notarse el eloglo de los dos sentldos en el ultimo verso. Las figuras ae superponen por efecto de la fuerte

Impresion de la muslca sobre nuestra senslbilldad. El ojo se va tras el ofdo. La referenda cultural a las slrenas surge por asoclaclôn con el acto de quedar suspenses al escuchar la muslca; el resultado es la transformaclon del bosque en plelago. Vlollnes y liras son enganos del ver; campanitas y trompetlcas, enganos del oir. 88

En el caso, anterior, por asociacion de ideas, vinie- ron las sirenas a nuestra imaginacion y luego las vimos en el paisaje que estabamos contemplando. La mdsica contribu- yo a nuestro engano. El proceso ee da otras dos veces en la poesia de Gongora. El engano es favorecido por el en- candilamiento de nuestros ojos. Las referencias cultura- les toman cuerpo en el resplandor.

Salamandria del Sol, vestido estrellas, latiendo el can del cielo estaba, cuando, -polvo el cabello, hûmedas centellas, si no ardientes aljofares sudando- llegc? Acis, y de arabas luces bellas dulce Occidente viendo al sueno blando, su boca dio -y sus ojos, cuanto pudo, al sonoro cristal- al cristal mudo. (Pol, 1 8 5-1 9 2)

Es la estacion de la canicula. El sol esta pues sobre una constelacion de verano. Mirâmes al astro radiante que oculta las estrellas, nos ciega su fuero. Sabemos , lo dice Plinio, que la salamandria, que vive en las Hamas, tiene su piel pintada de estrellas. Surge la imagen de un animal en la hornalla celeste. Pero las estrellas que se dibujan en nuestra imaginacion estan alli realmente, aunque no las^yeamos. Son las de la constelacion del Can mayor, latiendo en el cielo, latiendo como laten o ladran los pe- rros, latiendo como laten o palpitan las estrellas. El ver­ bo es clave para la creacion de la imagen. La figura del perro es fundamental, y no solo por el elemento sonoro que 89 aporta a la escena de la siesta estival. Si irreal en cuan­ to forma animal es muy concrete en cuanto a las estrellas que trazan el dibujo, Los versos siguientes, por el con­ trario, presentan como irrealidades (elementos metaforicos no présentes en la escena) centellas, occidente, luces be­ llas (soles). Creemos que la realidad de las estrellas contribuye a la intensidad de las figuras de las metaforas.

En el piano visual es un fenomeno de engano por atraccion, parecido al que descubrimos en el piano conceptual al analizar el juego dedo...dedalfsimo dedal. En aquel caso la atraccionde las palabras vecinas pon^a en vigencia un significado que, por no ser realmente utilizado, perdfa intensidad. Esto, como dijimos, quitando fuerza al senti­ do real, la referenda a Dedalo. Aqujf, en detriment o de la cosa real, cobre actualidad lo que solo exist^a como termino metaforico.

El otro Instante de encandilaraiento o deslumbramiento a que nos referfamos es el famôso comienzo de las Soleda- des.

Era del ano la estacion florida en que el mentido robador de Europa -media luna las armas de su frente, y el Sol todos los rayos de su pelo-, luciente honor del cielo, en campos de zafiro pasce estrellas; (S.l, (1-6) 90

Nos parece notar una primera intencion de engano. En rau- chos juegos de palabras el autor nos hacfa creer que iba a habiar de un tema y luego se desvlaba hacia otro. En este principle, hasta la qulnta ifnea pensamos que el autor esta hablando de Jiîpiter y que cerrara el période reflrlendose a alguna de sus hazanas: la estacion en que hizo esto o lo otro. La estacion florida nos recuerda que Europa fue arrebatadOk por el tore cuando salio a recoger con sus ami- gas las flores del campe. Luciente honor del cielo puede facilmente aplicarse al mayor planeta. Luna y sol prestan a la descripcion del padre de , comienzo de su transformaclon en hermoso animal. La figura del toro esta ciertamente en la estrofa, pero recien el verbo parecer la establece como centre del parrafo y da preciso sentido a la referenda de tiempo. Observese que el sol es real, es el astro sobre la constelacion en esa epoca del ano; la luna, en camblo, esta présente solo como imagen de los cuernos.

Tan cerca del sol deslumbrante no podria ser percibida por el ojo. Sin embargo, la luna nos parece igualmente con- creta, ya que es usada con la misma intencion pictorica,'

Es como si la presencia y aproximacion de los dos astros formara, por engano optico, como en cuadro surrealista, la imagen del toro. 91

Gongora, con risa, nos présenta una figura asi cons-

truida, su misma figura:

Cuando sola te Imagines, para que de mi te acuerdes_ ponle a un pantuflo agulleno un reverendo bonete.

Mira, amlga, tu pantuflo, porque veras, si le vleres, __ que se parece a ml cara como una leche a otra leche. (19)

Es otra figura a lo Arclmboldo. En el pasaje Inlclal de

las Soledades se trata de poner un semlcriculo sobre un cir­

cule complete, lo cual, si no es del todo una cabeza, es

ciertamente el simbolo o signe con que se escribe la cons­ telacion de Taure.

Pero la figura no se reduce aqui al Jerogliflco. En

su afan de hacernos verl el toro celeste, que ya no tenemos la Imaginacion de los antlguos que lo descubrleron, elpoe­ ta se vale tamblen de una transposlclon. En el proceso de dlstlnguen cuatro series verticales de palabras

media luna - armas - (cuernos) - de sù frente

sol - rayos - (hebras) - de su pelo

luciente - honor - (constelacion) - del cielo 92

Los termines entre paréntesls designan en forma direc-

ta los objetos de que se esta hablando, pero no estan en

el poema, han sido desplazados. No obstante, su reemplaza-

miento por los termines de la segunda columna no anula cora-

pletamente la presencia del toro raptor de Europa, Lo que

le es proplo aparece con caracter secundarlo, en forma de

especificaciones de armas y rayos, en la cuarta columna,

Lo mismo declmos de constelacion y del cielo.

En la primera columna media luna es una imagen; lucien­

te un adjetivo -aun como participle présente en sentido la­

tine, desifna al objeto por una de sus cualidades sin nom-

brarlo. Sol es el unico elemento real de la primera colum­ na, y rayos, en el centre de todo el grupo, la unica otra realidad mencionada directamente.

Es alll, en pleno reverbero, donde la alquimia del poeta produce la imagen deslumbrante, Rayos es realidad del sol e imagen de la crin. En el primer verso citado, las armas (figura) de su frente, son como la media luna

(imagen) de su pelo no son como sino son los rayos (reali­ dad) del sol, El resto de la cita es cielo y paisaje, o paisaje del cielo:

en campos de zafiro pace estrellas. 93 Referenda terrestre y equlvalencla astral. Esta mis­ ma transposlclon aparece en otras oportunldades y en todas ellas es simbolo de nueva vida,

,,,; poco el^luciente venablo en Ida aprovecho el mozuelo, que estrellas plsa ahora en vez de flores. (293) Ya en nuevos campos una es hoy de aquellas flores que llustra otra mejor aurora, cuyo caduco aljofar son estrellas, (310)

Pero es el escudo del cardenal Sandoval el que le per- mlte explotar la transposlclon con mayor Juego visual:

Generosa pledad urnas hoy bellas con raajestad vlncula, con decoro, a las herolcas ya cenlzas santas

de los que a un campo de oro clnco estrellas dejando azules con mejores plantas, en campo azul estrellas plsan de oro, (343)

La transposlclon se ha hecho por el trueque de los colores, sin camblo de formas,

Hablamos un poco mas arrlba de encandllamlento. En la luz que nos cegaba velamos las figuras de la fantasia. Son, a otras horas, las penumbras, las que Juegan con nuestras representaclones,

No bien pues de su luz los horlzontes -que hacian désignai, confusamente - montes de agua y plélagos de montes- desdorados los slente,,, (S.l, 42-45) 94

Se Justifies la confusion del Joven. La transfigura-

cion no es solo literaria, y a diferencia de lo que ocurrfa

con el escudo de los Sandoval y el cielo, no se truecan

aquf los colores sino la naturaleza misma de las cosas. Es

importante efecto; mirando al punto lejano donde la costa

corta el horizonte, la realidad se invierte, el agua se ha­

ce tierra, y viceversa. Cuando el Joven vuelve a descender

la montana entra en el valle como quien se sumerje en el

mar, hechas aguas las sombras:

con pie ya mas seguro déclina al vacilante breve esplendor de mal distinta lumbre: farol de una ^cabana que sobre el ferro esta, en aquel incierto golfo de sombras anunciando el puerto. (S.l, 5 6-6 1)

Pero no es solo cuestion de mayor o menor luz. Frente a ciertas realidades, a cualquier hora, nos restregamos los

ojos y no podemos establecer cual de dos realidades estâmes viendo.

Al que de^ sedas armado, tal para Cadiz camina, que ninguna détermina si es bandera o si es soldado, (1 0 6)

El cabrero que muestra al Joven el paisaje, al dfa si­ guiente del naufragio, pone en su cabeza una semilla de angano. Dice refiriéndose a si mismo: 95

las estrellas nocturnas luralnarlas eran de sus almenas, [el castlllo en rulna0 cuando el que ves sayal .fue limpio acero. (S.l, 215-217)

Confusion entre las luces de las almenas y las del cielo.

Pero lo que nos interesa es que, cuando el pastor escapa

tras el torrente de la casa ;

Bajaba entre si el Joven admirando, armado a Pan o semicapro a Marte, en el pastor mentidqs, ... (S.l, 233-2 3 5 )

La realidad misma se confunde ante Polifemo, hiperbole

de la naturaleza;

"Maritime Alcion, roca eminente sobre sus huevos coronaba, el dla que espejo de zafiro fue luciente laplaya azul de la persona mlaj mireme, y lucir vi un sol en mi frente, cuando en el cielo un ojo se vela: neutra el agua dudaba a cual le presete : o al cielo humane o al clclope celeste. (Pol. 417-424)

Reconocemos, al pasar, el tema clasico del espejo de las aguas que ya hemos comentado. sl, la naturaleza se ha ex-

cedido al dar tamano a Polifemo; tambien se ha excedido en

otros cases e igualmente nos confunde. Acis tiene suerte al

poder distinguir por algun accidente :

su boca dio -y sus ojos, cuanto pudo, al sonoro cristal -al cristal mudo. (Pol. 1 9 1-1 9 2)

Parece haber identidad de materia entre las dos realidades, y aunque el Joven se reparte entre las dos, hay también 96

unldad en su sensibllldad, ya que no es facil dlsoclar las

dos Impreslones simultaneas: frescura, belleza, transparen-

cia de la fuente; frescura, belleza, transparencla de Ga­

latea, Tamblén se bebe con los ojos.

Y la blancura de Cintla, en el romance 77, no se pier-

de en el palsaje porque

treguas hlzo su coturno, entre la nieve y la nieve.

Estas criaturas de cualidades excepcionales abundan

en el mundo de Gongora y el poeta, muchas veces, como el

agua en el caso de Polifemo, vacila.

En los dos casos que preceden los terminos de compa-

raclon estaban vecinos en el espaclo: el anime quedaba sus- pendldo entre los dos, admlrado de la semejanza que acababa de Imponersele al verlos contiguos. Pero cuando uno de los terminos no esta présente el autor sale en busca del otro, y entonces la semejanza ya no ee le impone. El poeta con­ sidéra las Imagenes que vlenen a su mente y a veces escoge una; otras veces se queda con dos o mas, o mejor, oscila entre una y otra; si no es esto es esto otro. La formula es por demas conocida y Damaso Alonso la ha estudiado deta- lladamente. Al hablar de algunos tipos de Juegos de pala­ bras (Napoles, soneto en cuàtro lenguas), dijimos que el poeta estaba ausente como voluntad selectora, que parecia 97 le era Imposible controlar el curso de la obra, que le era

dlficil rehusarse a las Ideas o imagenes que se le ofrecian

por asoclacion. Le mismo nos parece ahore, cuando puestas

en la balanza dos figuras distintas, el poeta no escoge, se

queda con las dos. Buen cliente, diria Quevedo, para la

"plateria de los cultos" y la "roperia de los soles." Pero

comprar mas de lo que se necesita es senal de abundancia, y

no hemos de criticar, por cierto, la riqueza de la poesfa de

Gongora.

Su mundo esta lleno de dudas. En algunos casos no

puede determinar las causas de las cosas

el ya sanudo arroyo, ahora manso: merced de la hermosura que ha hospedado, efectos, si no, dulces, del concento de la mdsica de las serranas (8 .1, 3#3-3&5 )

A veces no parece confiar en la imagen tradicional, la que

ha comprado;

Lo que lloro la Aurora -si es nectar lo que llora-, y, antes que el Sol, enjuga - la abeja que madruga (8.1, 321-324)

Otras veces, cuando es original, duda de que pueda hacerse

entender, y por lo tanto explica.

y mucha sal no solo en poco vaso, mas su ruïna bebe, (el arroyt^ y su fin, cristalina mariposa -no alada, sino undosa-, en el farol de Tetis solicita (8 .2 , 4 -8 ) 98

Pero volvamos a los seres mlsmos. No es culpa del poeta si a veces no puede decidirse. Que puede decir frente a la

Pupureas rosas sobre ^Galatea la Alba entre lilios candidos deshoja: duda el Amor cual mas su color sea, o purpura nevada, o nieve roja, (Pol. 105-108)

El problema, claro esta, reside en la exacta proporcion de los componentes. Es el dilema del poeta clasico frente al

Minotauro:

semibovemque virum semivirumque bovem^?.

El erabarazo de la percepcidn llega al pensamiento y a tra- ves de e'ste plantea un problema lingufstico: determinar cu^L de los elementos ha de ser el nucleo, cual su adjetivo. Lo sencillo, por supuesto, hubiera sido hablar de la contextu- ra rosada de la joven. Pero Gongora, con ojo prismatico segün tradiciones clasicas, restituye a la paleta los colo­ res que halla mezclados en la naturaleza, Lo hace en otros pasajes:

sobre las dos mejillas milagrosas, de qulen mezcladas leche y sangre mana, (222)

, t En este otro soneto la discriminacion de los colores esta asociada a la confusa situacidn espiritual del autor:

pues la por quien helar y arder me siento (mientras en ti se mira), Amor retrata de su rostro la nieve y la escarlata en tu tranquilo y blando movimiento, (220) 99

En el caso particular de Galatea el poeta se ha queda-

do perplejo. Parece haber comenzado a restaurar los colo­

res originales para luego no atreverse del todo, anadiendo

elmatlz complementario que en el momento inicial nos hlzo

creer Iba a separar. Pero su tardfo arrepentimlento no ré­

cupéra el color rosado de la nlnfa. La estructura slmetrl-

ca refuerza la Intensldad de los colores blanco y rojo de los adjetlvos. En lugar de amlnorar la intensldad de las sengaclones provocadas por purpura y nieve, se rebelan y refuerzan el tono de los colores slmpatlcos. La slmetr^a de los colores se impone (rojo-blanco-blanco-rojo) y élimi­ na la dlferente simetria de los elementos gramatlcales

(sustantlvo-adjetlvo-sustantlvo-adjetlvo). Nevada y roJa se intensiflean para que haya equllibrlo, pierden su carc- ter dependlentes de adjetlvos, se llberan de su funcldn.

Tendemos a dlsoclarlos de los sustantlvos para agruparlos segun el efecto visual: nieve nevada y purpura roja. El poeta ha hecho desaparecer del cuadro, completamente, el color rosado, y, no obstante, si le acusaran de ello, po- drla declr, que aparece dos veces en la linea, El procedl- mlento nos trae a la memorla los juegos de palabras en que, de var&os modos, hacia que el slgnlflcado mas obvlo de una palabra pasara a ser el menos évidente. 100

No es el del color el unico problema que tanto al au­ tor como al lector les plantea la hermosura de la nlnfa.

Los versos que preceden a los reclen comentados ofrecen su- tllezas de naturaleza semejante:

Nlnfa, de Doris, hlja la mas bella, adora, que vio el renlo de la espuma, Galatea es su nombre, y dulce en ella el terno Venus de sus gracias suma. Son una y otra lumlnoaa estrella luelentes ojos de su blança pluma: si roca de cristal no es de Neptuno, pavdn de Venus es, cisne de Juno, (Pol. 97-104)

De nlngun modo negaremos la Interpretaclon tradicional del pasaje. Las dos estrellas son los dos ojos, la blanca pluma es su tez de cisne; de la union de estos elementos surge la referenda cruzada a Venus y juno. Esta es la expllcacion que ublca en un todo armonlco cuanto en una pri­ mera lectura nos pareclo dlsperso. Pero mientras ordenamos el rompecabezas descubrlmos otras lecclones. Interpreta- clones que duran segundos, tan solo, pero que impresionan una figura o un sentido en nuestra Imaglnaciôn. Son como chlspas que saltan ocaslonalmente y que, aunque fugaces, p producen un destello y aun pueden Inlclar una llama. Gran parte del placer de la lectura de Gongora es hacer saltar la carga electrlca, olr el pequeno chasquldo que nos alerta, ver una ifnea multlpllcarse en sentldos

Son una y otra luralnosa estrella. 101

Ya los Juegos de palabras nos han avlsado que el sentido de un vocablo no es necesariamente el que sugieren sus vecinos, en este caso, luclentes ojos. El sentido, la luZ| puede venir de un lugar remote, como vlmos a proposlto de dedal£slmo« Tamblén aquf podemos Interpretar en vlrtud de lo que antecede: Venus y Galatea, son, una y otra, estre­ lla lumlnosa. En segulda nos es dado pensar que la blanca pluma es la espuma de Doris, padre de la nlnfa y espejo de

Venus, en cuyas aguas ambas se comparan. Y asl, este rfo, si por su movimiento no es cristal Inmovll, bianco por la espuma y azul por sus agua, es pavon de Venus y Cisne de

Juno, si, la otra leccion es mas facll, pero ya no nos se­ ra poslble volver a leer esta estrofa sin ser molestado por el sentido que acabamos de exponer. Como en el caso de algunos Juegos de palabras, una Interpretaclon no Implde la otra. Ocurre solamente que una de las verslones tine mas fuerza de presencla, se résisté mas a pasar a segundo piano, a ser una mera representaclon marginal.

Notemos lo que hacen al poema estos versos o estrofas o locuslones de Valencia multiple. El verso

Son una y otra lumlnosa estrella se desdobla la atracclon que ejercen sobre el, dandole sen­ tido, los versos que anteceden y slguen. Lo mlsmo ocurre con todo el grupo (Son una y otra...cisne de Juno). Versos 102 y estrofas que con un sentido miran hacia el pasado, con otro a lo que viene. En la superposiclon de sus lecturas hace nldo la continuidad del discurso. Continuldad que no es hilacion de ideas sino trabazon de Imagenes, flulr de representaclones, engarce de figuras. CAPITULO VI

Poeraas de Juego y engano

"Confusion sobre confusion, laberinto sobre laberin-

to"^®, el artifice ingenioso va construyendo su obra.

En el transcurso de nuestra exposicion hemos hablado

de Juegos o enganos que afectan a toda una composicion: el

soneto an cuatro lenguas, el poema en versos esdrujulos,

romances de rima sostenida, etc.,. Se encuentran en gran

abundancia, en la obra de Gongora, composiciones de Juego

constante, Los equlvocos se suceden unos a otros y en mu-

chos casos se encadenan gracias a lementos comunes, En-

contramos en todas estas obras todos los procedimientos

que hemos venido analizando y somos victimas de los efectos

que estos recursos producen sobre nuestra sensibilidad y

razon: multlplicidad de imagenes, duplicacion de sentidos,

lecturas ilusorias, flasa coherencia, dispersion, Nuestro

pensamiento se pierde en el laberinto y nos damos de cabeza

en las paredes mientras buscamos un hilo de sentido que nos

lleve al ultimo verso. La habitacion del Minotauro era un

dominio cerrado y poco tenia que ver con el resto de la arquitectura de la isla, Lo mismo estas composiciones,

construcciones singulares que no guardan relacion con el procedimiento habitual de la lengua, Recorrerlas es per- / derse mil veces, Para cruzarlas tendremos que emplear mas

103 104 tiempo y energla de lo que es necesarlo para la lectura de un poema en estllo tradicional y de la mlsma extension ma­ terial. Nuestra mente, acostumbrada a un cierto tiempo o velocldad de lectura, tratarâ de marchar a ese paso y se encontrara con que no es poslble : esos poemas no son para ser leidos en forma linear, sino para explorarlos en todos sus escondrljos, gozando de todas las lecclones poslbles, vlendo todas las figuras que hay que ver, cayendo en todos los lazos, volvlendo tras cada experlencla al camlno cen­ tral. Son textos que desaffan los procedimientos habitua­ is s del pensar.

Gongora mezcla, generalmente, en un mlsmo poema, todas las varledades de juegos y enganos de su répertorie. Que- remos sln embargo senalar que en algunos mementos utlllzo slstemâtlcamente, o al menos con clerta constancla, una sola forma o procedimiento.

En el romance 73, Al pie de un alamo negro, por ejem- plo, se Juega slstematlcamente en la segunda mltad de la composicion, con nombres de personas, cludades, paises o dlgnidades. De este romance provenla el ejemplq de Monte- sino que ya hemos anallzado.

En el romance 24, Hanme dlcho, hermanas, del cual tam- bl^n hemos anallzado trozos, ee Insiste en el procedimiento 105 de crear una imagen que en segulda se destruye.

Es su Reverencia un gran coronlèta, porque en Salamanca oyo teologia, sln perder manana su lecolon de prima, y al anochecer lecclon de sobrlna; y as! es, desde entonces persona entendIda si a su oldo tanen una chlrlmia;

En este tono se slgue enganafldo y desenganando al lector.

Este juego o engano alternado se da, en muchos casos, en la estructura mlsma de los poemas. Hablamos muy al principle de este trabajo del romance A la Beatlflcaolon de

Santa Teresa (69). All£ habfamos notado como el poema, a partir de un juego fonétlco, se ponfa decIdldamente_coraleo.

En el romance l6. Noble desengano, escrlto velnte anos an­ tes, aparece el mlsmo procedimiento, en forma todavfa mas marcada. La composicion coralenza con toda serledad desa- rrollando el tema del naufraglo de amor que da comlenzo a las Soledades. RepentInamente, en la mltad del poema, el autor déclara:

Pero ^qulen me mete en cosas de seso, y en hablar de veras en aquestos tlempos, donde el que mas trata de burlas y juegos, ese es qulen se vlste mas a lo moderno? 106

y sfguese un disparatarlo. Se establece asf una tension

entre el principle y el cabo del poema. Se hace con el

sentlmlento lo que se hàc^a con el sentido en algunos Jue­

gos de palabras. Nos quebramos Juntamente con la composicion,

De lo serlo a lo ridicule; caida, Pero otras veces se mar­

cha en dlrecclon contraria y se nos lieva a lo sublime, cuan­

do menos lo esperabamos.

Los romances 34, Castillo de San Cervantes, y 36, A vos dlgo, senor Tajo, comlenzan en disparate y acaban en maravl-

11a, El prlmero de elles se burla, al principle, del castl-

llo semlderruldo, y concluye en una séria medltaclon sobre los estragos del tiempo en los edifices y en la belleza de

las mujeres, La descrlpclon burlesca del Tajo deseraboca en palsaje estupendo.

En estas dos composiciones tenemos la Impreslon de que el poeta, a pesar de su Intenclon burlesca, no pudo sustra- erse a la verdad, que el mundo se le Impuso, Recordamos la falta de voluntad que le hemos notado en otros lugares. En el ejemplo que va de lo serlo a lo comlco^^, lo mlsmo; pero en el lo que parece haberle faltado es la voluntad de hacer llteratura, es declr, el poder de mantenerse en un nlvel de expreslon que no era necesariamente refiejo de la realldad verdadera, la que se nos ofrece en la segunda parte del 107 poema. La aventura amorosa comlenza en parafrasis clasIca y termina en ducha malollente. El verdadero desengano que se anuncia en el primer verso de la composicion es ver las cosas tal como son, sin su aderezo literario.

Mayor indeterminacion se ve en la estructura del ro­ mance 21, Las estrofas se alternan y como en el soneto en cuatro lenguas perdemos el punto de referenda, en este ca­ so, de referenda eraocional:

No lleva por la marlota bordada cifra, ni empresa en el campo de la adarga, ni en la banderilla letraj porque es el moro idiota, y no ha tenido poeta de los sastres deste tiempo, cuyas plumas son tijeras. Los ojos tiene en el rlo, cujras ondas se le lie van, y el envueltas en las ondas lleva sus lagrimas tiernas. Tanto llora el hideputa, que si el ano de la seca llorara en dos hazas mfas, acudiera a diez anegas.

Los versos serios, lefdos de corrido, forman un buen romance. Los otros son su anulaciôn sistematica, El lite- rato compone y su duende se le r£e. En realidad no se tra­ ta de una alternanoia sino de una superposicion. Vemos la manifestacion externa del quehacer poetico y al mismo tiem­ po elpensamiento secreto del autor. Se nos lleva a ver lo que sucede en el acto de la creaclon en la cabeza del poeta. 108

En las composiciones enteramente paradolcas, como la Fabula de PÏramo y Tlsbe, en las que todo es burla de un modèle ausente, nos quedamos, en cambio, de este lado de la "llte­ ratura".

Otros Juegos y formas enganosas, base de toda la com­ posicion, se encuentran sobre todo en los sonetos. El so­ neto 3 3 6, ya estudiado, ee basa integramente en el slgnlfl­ cado comiin del apellldo Rlsco, El Juego con el apellldo

Espinosa, soneto 310, que comentamos en otro lugar, organl- za tamblén toda la composicion. Se vallo de este procedi­ miento con mucha frecuencla.

En el soneto 303, Senora dona puente segovlana, todo tlene su centro en la Imagen de que la puente llora por sus ojos, con lo cual es comparable a una vluda sln consuelo.

El soneto 2 7 6, Jura Plsuerga a fe de caballero, los rfos Plsuerga y Esgueva toman aspecto humano, y en base a esto se engarza en la composicion una serle de Juegos esca- tologlcos y figuras enganosas.

Conslderamos flnalmente el romance 5, cuya primera es­ trofa plantea un Juego muy particular que se man^lene a tq- do lo largo del poema: 109

En el caudaloso vio donde el mure de rai patria se mira la gran corona y el antlguo pie se^lava, desde su barca Alcion suspiros y redes lanza, los suspiros por el cielo y las redes por el agua,

y sin tener mancilla rairabele su araor desde la orilla,

Los priraeros cuatro versos presentan una raagnifica forma enganosa. Corona y pie, por su proxiraidad y multi­ ple valor, crean la figura de un viejo raajestuoso.

Teneraos dos imagenes de la fortaleza, una superior y otra inferior, invertida; una recortada contra el cielo, otra suraergida en las aguas. La superficie de estas es el cristal del espejo, limite de las dos formas y de las dos direcciones. Luego, en el sexto verso, el Joven ejecuta dos acciones simultaneas, completamente distintas pero ex- presadas en base a un mismo verbo. Este verbo es el punto de contacte, el cristal, de las dos acciones, las cuales tienen dos direcciones diferentes, como los muros. Notese bien, sin embargo, que suspiros y redes suben, los priraeros hacia el aire, las segundas hacia las almenas reflejadas.

Gongora Juega con esta dualidad durante todo el poema, siem- pre en base a verbes ambivalentes. Suspiros y redes salen a un tiempo y se van a su centro, desde el corazon y desde la barca. Tambien 110

hleren el agua los reraos y los ojos de ella el alma.

El deseo arma la barqullla de otros reraos y el corazon de otras alas; y el pescador, en su canto, qulere

dar vlento al vlento y olas a las olas.

Este es el segundo estrlbillo de la composicion. La repe- tici<5n o duplicacion de las palabras parece establecer la

Clara distincion de los dos dominios y acabar el desccn- cierto. Cesan a partir de ella los verbos en coraun y el pescador se dirije, separadamente, a sus suspiros y a sus redes. CAPITULO VII

La soledad confusa

Al hablar de los enganos de los sentldos comentamos el pasaje Inlcial de la Soledad primera. Hâbiamos encontrado allü un engano deslurabrante, el toro celeste, y otro cre­ puscular, la confusion de montes y aguas por efecto de la distancia y la luz del atardecer. En esta hora incierta, el Joven,

entre espinas crepusculos pisando, riscos que aun igualara mal, volando veloz, intrepida ala, menos cansado que confuso, escala, (8.1, 48-51)

La confusion del joven es explicable, y no solo por el efeo to luminoso que le hace ir pisando, delante, el crepusculo que deberia estar a sus espaldas. Al traspasar la cumbre, arbitre del mar y la campana, el joven se encuentra con otro mar, el mar de sombras, engano, ya sabemos, de la no- che. El joven comienza ahora un segundo naufragio. Avanza guiado por la mal distinta lumbre:

farol de una,cabana que sobre el ferro esta, en aquel incierto golfo de sombras anunciando el puerto. (3.1, 59-61)

Incierto es la palabra clave. Estâmes en el golfo pero tambien en zona de montes. Nada impide interpretar puerto en el sentido de lugar de la costa y en el de paso o refu-

111 112 gio en la montana. No hay que olvldar que lo que parecïa ser un farol serâ mas tarde la hoguera de los pastores. El joven tendra durante un buen rato esta falsa Impreslon.

Pero por el momento la luz es el

farol de una cabana ^ que sobre el ferro esta,

Gramaticalmente tanto el farol como la cabana podrian estar sobre el ferro, el ancla. La luz podrïa incluse servir a manera de boya para prévenir a los que anduvleran de noche cerca de la embarcaclon. La f u n d on mas Importante de fe­ rro es establecer que la luz estaba flja en un lugar. Pero al mlsmo tiempo produce una sensaclon espaclal. La luz es- ta„en la superficie del agua, el ferro en lo hondo. La ca­ bana pues esta en lo alto, en la sierra (No pues de aquella sierra...la gente parec^a que hospedo al forastero)^36-139.

No deja de perturbâmes un poco la slmllltud de las palabras cerro y ferro; qulza ambas estuvleran en la Intenclon del poeta y haya habldo superposiclon de Ideas con sustltuclon de palabras. La confusion de la percepclon llega al len­ gua je. El poeta estaba a punto de declr que era la luz de una cabana sobre el cerro anunciando el paso, refuglo o puerto, pero la Impreslon de golfo se Impuso y se sustltuyo cerro por ferro, palabra que produce a su vez la modlflca- clon del sentido de puerto. Es dlficll decldlr si la f

Inlclal del verso anterior Influyo en el juego. 113 La Incertldumbre continua.

"Rayes -les dice- ya que no de Leda trémulos hijos, sed de mi fortuna termine luminoso." (8.1, 62-64) Los tremulos hijos de Leda pueden ser los fuegos de San

Telmo en los mastiles, como interpréta Damaso Alonso, o las estrellas Castor y Polux. En ambos casos la luz esta en lo alto, pero su ubicacion es incierta: aun a pesar de las ti- nieblas bella nos la hace ve; en medio de las tinieblas del golfo que tratan de oscurecerlaj aun a pesar de las estre­ llas Clara la coloca alla en lo alto, compitienc^ en bri- llo con las estrellas mas bajas. Hacia esta estrella, pues, norte de su aguja, encamina el Joven sus pasos. Luego, ya sabemos, la luz se hace una hoguera y el Joven se encuentra a salvo entre los pastores de la edad de oro. Mundo feliz pero no libre de confusion, como sabemos por algunos pasa­ jes que ya hemos analizado.

El camino no es menos diffcil para el lector. Si la realidad es poco definida, tambien lo es el texto. La pri­ mera dificultad es la sintaxis revuelta que ofrece diferen­ tes sentidos de ser entendida cabalmente.

Lagrimosas de amor dulces querellas da al mar) que condolido, ...

El mar parece condolerse y se tiene la impreslon de que va a ser el sujeto de la oracion siguiente. Pero luego el su-

Jeto es gemido, y este es el que parece condolerse y tratar 114

de hacer algo.

fue a las ondas, fue al vlento el misero gemldo,

Fue parece ser forma déL verbo ir, en lugar del verbo copu-

lativo.

Lagrimosas de amor dulces querellas

De amor puede tener como ndcleo a lagrimosas o a querellas.

cuando entregado el misero extranjero en lo que ya del mar redimid fiero,

Entregado en; esperabamos la preposicion a del sentido mas

habituai, entregado a . Por un momento en parece iniciar un

complemento de lugar queindica donde el peregrine se entre-

ga a algo, desesperacion, liante.

Desnudo el Jc>ven, cuanto ya el vestido Oceano ha bebido,

Vestido, opuesto en la linea a desnudo, parece ser un par­

ticiple pasado; se trata del vestido oceano. Luego el

oceano ha bebido. En el verso siguiente

restitüirle hace a las arenas;

Le puede referirse a oceano. El joven obliga al oceano a

restituir cuanto ha bebido, (el oceano antes ha sorbido y

vomitado.)

y al sol le extiende luego,

Lo puede tambien referirse a oceano, pero no hay como ex-

plicar que el joven lo extienda al sol. La falsa imagen co­ mienza a desvanecerse y nos avisa que ibamos leyendo mal. 115

"Ray0 8f les dice, ya que no de Leda tiçémulos hlJos, sed de ml fortuna termine luminoso.

Termine luminoso qulere declr tanto meta de luz, mojon lu­ minoso, como final fellz.

farol de una cabana que sobre el ferro esta...

Ya dljlmos que el farol o la cabana pueden estar sobre el ferro.

No lejos de un escollo coronado de secos juncos, de callentes plumas, al^a todo y espumas.

La ultima ifnea parece referirse al escollo y no al Joven.

Hay correspondencla de colores; algas y espumas podrfan de- corar la base con los mlsmo tonos de Juncos y plumas. Tam­ bien tenemos un poco la Impreslon de que estos ultimos no fueran mas que Imagen de lo que realmente cubr^a el escollo, algas y espumas.

Llego pues ^el mancebo, y saludado, sln ambleIon, sin pompa de palabras, de los conducldores fue de cabras, que a Vulcano tenfan coronado.

AmbleIon y pompa contrlbuyen a que aparezca el slgnlflcado de coronado que no se esta usando. No se puede evltar la

Idea de majestad en cuadro campeslno. Recuerda vagamente algunas escenas de Velazquez. El Joven es reclbldo sln la adulaclon Interesada y la retorlca de la gente de palaclo.

El discurso del Joven es comparaclon de esta corte campesl- na y la palaclega. 116

-breve tabla- delfin no fue pequeno al Inconslderado peregrlno que a una Libia de ondas su camlno flo, y su vida a un leno.

El sentido de leno como barco desaparece un poco, Pa­ rece aludlr mas a la tabla que salvo al Joven, de la cual ee habla en los cuatro prlmeros versos de la estrofa,

El can ya, vigilante, convoca, despldlendo al camlnante;

^Le atrae o le rechaza? Aunque los vocablos pueden compa- glnarse facllmente, hay algun desconclerto. Se requlere una expllcacion que no esta en el texto, que ofrece una condensaclon del pensamiento.

Se ofrecen al lector otras contradlcclones de li.iagenes,

al Inconslderado peregrlno que a una Libia de ondas su camlno flo,

El naufraglo es dlficll de Imaglnar sobre la representaclon de un deslerto de arena, Tambien,

-breve tabla- delffn no fue pequeno, y la robusta enclna cabe en la Imagen de la mariposa que se pierde en el fuego,

Tambien requlere un esfuerzo compaglnar los terminos contradlctorlos de 117

Venclda al fin la odLrabre^9

arbitre igual e inexpugnable muro-,

...animal tenebroso, cuya frente carro es brillante de nocturne dfa:

Centradiccienes aparente, lecturas falsas, imagenes absur-

das, gran poder sugestive del texte en razon de su momen­

tanés inceherencia.

Ya sabemos que Gongora no ténia interes en ser claro a

la primera lectura. Alfonso Reyes ha comentado el ejemplo

mas notable, la octava del Polifemo que comienza

Erizo es el zurron de la castaTia.

Se dieron de ella muchas interpretaciones, aun en vida del

autor. Se la acuso incluso de ser una mala estrofa. Pero

Gongora se empecino en dejarla como estaba y no facilite su

explicacion. Solo sabemos que se la confio en secreto a D.

Martin de Angulo y Pulgar, quien aprovecho la confidencia

para burlarse de los que se esforzaban vanamente en aclarar

el enigma^O.

Podemos facilmente imaginar que las Soledades encie- rran muchos otros secretos. En el portico mismo, la dedi­

cator ia al duque de Bejar, encontramos un ejemplo que puede / * ser clave del procéder de Gongora. Nos servira, al mismo tiempo, para ver como el conocimiento adecuado de los jue­ gos y formas de engano puede ayudarnos en la lectura de las Soledades. 118

Pasos de un peregrlno son errante cuantos me dicté versos dulce musa en soledad confusa, perdido unos, otros inspirados, (Dedicatoria, 1-5)

déjate un rato hallar del pie acertado que sus errantes pasos ha votado a la real cadena de tu escudo. (Dedicatoria, 30-32)

Damaso Alonso pone en prosa los dos pasajes: "Todos

estos versos, dictados por una dulce musa, son pasos de un

peregrlno errante, pasos y versos, perdidos unos en confusa

soledad, inspirados otros ..."déjate hallar por algun tiem­

po del pie acertado (del pie acertado -armonioso- de mi ver­

so; de mi mismo pie, acertado pues a ti se dirige para can-

tarte; del pie del peregrlno, héroe de rai poema, acertado

porque a ti se consagra) -deja que, tendido td sobre la hierba, llegue yo a cantar mis versos- déjate hallar de es­ te pie que ha dedicado o consagrado sus pasos a la real ca­ dena que orla tu escudo." Y en nota al primer pasaje, aîïade Alonso, que le pare clé conveniente seguir muy de cer­

ca la vaguedad del poema^l.

La interpretaclon es buena, pero queremos raultiplicar la confusién anadiendo otras poslbles lecturas. 119

Senalamos algunos de los multiples valores de las pa­ labras clave:

ACERTADO: 1. Que da en el bianco.

2. Hecho con aclerto.

ERRANTE: particlplo activo de

ERRAR: 1, No acertar.

2. Ander vagando de un lado a otro.

3. Divagar el pensamiento, la iraaginacion, la atencion.

PASOS: 1. Movimiento del pie en la marcha.

2. Mudanza que se hace en el baile.

3. Mudanza que se hace en la voz al cantar.

Pasos de garganta 22 En sentido amplio. cancidn diflcll.

4. Pasaje o trozo de una obra. En sentido amplio puede significar estrofa.

5. Lance o suceso digno de reparo.

PERDIDOS: 1. Extraviados.

2. Escritos sin éxito.

PEREGRINO! 1. El que anda por tierras extranas^S.

2i Extrano.

3. Hermoso.

PIE: 1. Extremidad del miembro inferior^^.

2. Cada uno de los metros que se usan para versificar en la poesxa castellana. 120

SON: 1. Voz del verbo ser.

2. Sonldo hecho con arte, muslea.

3. Pig. Cancion.

Esta ultima palabra es clave para varias interpreta­ ciones. Estre otras muchas, los versos dictados por la mu­ sa:

a). Son, o cuentan, los pasos de un peregrine errante,

b). Son (sobreentendido; esta dado por la pausa en­

tre los dos versos) los pasos de un peregrine son

(cancion, musica) errante.

Esta segunda interpretaclon présenta las siguientes po- sibilidades de acuerdo a los significados multiples de los pasos : 1.) Pasos de la voz. 2.) Episodios o estrofas.

3.) Sucesos notables. 4.) Mudanzas de un baile. - de un peregrine : 1.) Musica. 2.) Cancion. - errante : 1.) Que no acierta. 2.) Que vaga de un lugar a otro. 3») Que di- vaga.

De_todas las combinaciones poslbles, segun estos gru- pos, senalamos dos que nos parece dibujan en nuestra iraagi­ nacion figuras mas seductoras:

a). Estos son los pasos (de una danza) para acompanar

una musica extrana o hermosa. Alusion a los des-

plazamientos de las palabras en viertud de la

sintaxis del poeta. _ 121 b). Estos son los pasos de la voz (gorjeos, In-

flexiones, y no as ouestIon de sentido) para

acompanar una milslca hermosa o extrana, Aluslwi

a un texto que, en primera lectura, se oye pero

no se entlende.

Los versos 30 a 34 de la dedicatorla se encuentran en

estrecha relacion con l6s ya comentados. Los repetimos:

dejate un rato hallar del pie acertado que sus errantes pasos ha votado a la real cadena de tu escudo.

Vimos al analizar el comienzo de la Dedicatoria que uno de los significados de errante era que no acierta. Es-

to perraite interpretar perdidos unos como expresion refcri- da a versos y no exclusivamente a los pasos del joven pere- grino. Es disculpa del poeta en la introduceicm de su obra,

Ahora, en la linea 31, puede interpretarse que pide al duque prestar atencion a los versos acertados, es decir, a los inspirados. Errantes y pasos pueden ser interpretados se- gün sus diferentes sentidos y en varias combinaciones. La expresidn votar pasos presents distintas posibilidades.

Gongora la usa en carta a D, Tomas Tamayo de Vargas, fecha- da el l8 de Junio de 1614^5, Es pues, poco posterior a las

Soledades.

Del P. Juan de MAriana he sido siempre, yendados los ojos, reverente admirador, y àe manera detreto, que Tg he votado pasos; a S. b. 1. manos per esta, mientras no desempeho vocaimenie mi deseo. 122

Alemany y Selfa, en su V o c a b u l a r » explica votar pasos reflrlendose al pasaje arriba citado: "Defenderlo o en- salzarlo. Debe aludir aqu£ G&igora a las contrariedades que tuvo en su vida el P. Mariana en favor del cual debio declararse Gongora, en los pasos o actos de la vida, a que se reficre.”

Tambien serla posible interpretar que Gongora ha vi- sitado en Toledo al P. Mariana, ha dirigido bus pasos ha- cia el, El siguiente pasaje Justifica este sentido.

...amp^reme tu sombra, peregrino.

Hilar^ tu raemoria entre las gentes, cantar^^enmudeciendo ajenas famas, y votare a tu teraplo mi camino. (2 5 6)

Los versos 30 y 31 de la Dedicatoria pueden tambien ser interpretados en este sentido. Es posible que Gongora los tuviera présentes al escribir su carta, Pero votar es tam­ bien dedicar algo, a manera de exvoto. For ejemplo, en carta del 26 de novlembre de 1621, dice Gongora:

he votado,,,la Reina, a quien como a templo, he votado,,,la las .larcias de ml naufraglo.^T

Si interpretamos pasos como estrofas, o episodios del poema, es facil entender que los dedica a la nobleza del duque de Bejar, Desgraciadamente no sabemos si ha dedicado

(o quiza simplemente enviado) alguna composicion al P,

Mariana, por quien parece sentir tan alto respeto. 123

Existe aun otra poslbilidad, Gongora podrfa estar Ju- gando con el verbo botar, salir de prisa. Sus pasos se han dirigido apresuradaraente hacia el duque. La diferencia ortografica no constituye problems, Citamos en la intro- duccion un Juego semeJante:

Por serafica abeja fue, devota, a bota peregrins trasladada,

Cerca del final de nuestro trabajo comienza a preocu- parnos como dar una idea total de la poesfa gongorina, El poeta nos ofrece una primera solucion, Volveraos, para ter- minar, al comienzo de la Dedicatoria:

cuantos me dicto versos dulce musa en soledad confusa, perdidos unos, o€ros inspirados.

Esta es la puntuacidn que da Pulché-Delbosc, Nos pa­ rece la mas poética porque perraite leer: los versos me fue- ron dictados en soledad confusa, Podria ser en un lugar incierto, como el golfo de sombras que atraviesa el Joven naufrage, pero tambieh podrfa aludir a la soledad del poe­ ta en su camara, cuando en el acto de la creacion ideas, imagenes y palabras se lanzan sobre e^l, en caos que el de­ be ordenar, Gdngora pone orden con ingenio, pero no anula la riqueza expresiva del memento confuso, El poeta informa la materia pero no se pierde el goce de las asociaciones fortuitas. Su obra tiene un pensamiento claro, pero tam- 12k bien nos Geja ver como el pensamiento busca su cauce para escapar a la confusion.

Damaso Alonso establece una puntuaclon dlferente:

Cuantos me dlcto versos dulce musa: en soledad confusa perdidos unos, otros inspirados.

Sabemos que segun su version en prosa perdidos en so­ ledad confusa es referenda a los pasos del joven. Ya sa­ bemos, a través de nuestro andflisas, hasta que punto es confusa la realidad en que se encuentra el peregrino. Pero también Soledad es el t£tulo del poema, y, volviendo a nue@- tra interpretacidn, de los versos dictados por la musa fue- ron algunos inspirados, otros se perdieron en la confusa

Soledad que dedica al duque de Bejar.

Hablaraos en este capitule de pasos de garganta, es de­ cir, quiebros de la voz. Dice el diccionario de la Real

Academia en su definicidn de quiebros: "Adorno que consiste en acompanar una nota de otras muy ligeras, que suelen ser de una hasta cuatro, y que, indicando aparente indecision en la nota asi afectada, le dan, siendo oportunas, mucha dulzura y gracia." La definicion explica con toda preci­ sion el valor y sentido estetico de todas las lecturas que propusimos. Considérâmes la nota a la interpretacidn de

Damaso Alonso, y apliqueraos a la obra del peta, sin limi- 125 taclon alguna, la definicion de este procedlmlento musical. CONCLUSION

Poco ha dicho Gongora acerca de su poesfa. Lo mas explicite es una carta en respuesta a otra que le escrlbie- ron criticando su obra. La fecha es incierta, 1 6 1 3 o l6l4.

La acusacldn, ya entonces, es de oscuridad. Gongora Justi­ fica sus Soledades con el ejemplo del "estilo entrincado de

Ovidio." Uno de los mérites de su estilo es que obliga a aguzaréL ingenio. Este es lo que el destinatario de la car­ ta debe hacer, "si tiene capacidad para quitar la corteza y descubrir lo que encubren" las Soledades > Y agrega; "De- mas que honra me ha causado hacerme escuro a los ignorantes, que esa es la distinclon de los hombres doctos, hablar de manera que a ellos les parezca griego."

Con respecte a las experiencias del lector, del admi- tido por su cultura al entendimiento de la poesia, asegura

Gongora, tras invocar la autoridad de San Agustin, que "que- dara mas deleitado, cuanto, obligandole a la especulacion por la oscuridad de la obra, fuera hallando debajo de las sombras de la oscuridad asimilaciones a su concepto."

Viene a continuas ion la referenda la torre de Babel que Martin de Angulo y Pulgar parafrasea en la cita que pusimos al comienzo de este trabajo:

126 127

No 108 confundlo Dios a ellos con darles lenguaje confuso. slno en el mlsmo suyo ellos se confunaieron,tomando Dledra Dor agua y agua poror pledra; Que esa fue la grandeza de la saBldurïasa______gel que confundlo aguel soberblo Intento. Ÿo"lîô envio confusas las Soledades, slno las mallclas de las voluntades en su mlsmo lengua.le hallan confu­ sion por parte del su.leto inflclonado con ellas.^o

Seguimos, por lo vlsto, tenlendo malicla y vlendo con­

fusion, Pero de algdn modo nos la hemos ingeniado para sa-

car provecho de nuestro pecado original. La confusion gon­

gorina es para nosotros motive de alabanza. La experlencia

literaria de nuestro siglo nos ha liberado de la necesidad

de entender racionalmente un poema, Lo disfrutamos en las

palabras o en las imjCgenes. Prescindimos de la coherencia,

Podrlamos disfrutar del poema aun sin tener la necesaria ayuda de la explicacidn en prosa. Una linea de Gongora,

nocturno el lobo de las sombras sale, tendra un sentido dentro del contexte; pero para nosotros se habla, al menos por unos mementos, del lobo nocturno de las

sombras, animal tan consistante como ïel rubio cuervo del d£a", "el oso bianco del viento" o "la vaca del vieJo raundo" que hallamos en algdn autor moderno^9.

Gongora no es un acertijo con solucidn imica. Tiene una mejor y otras muy buenas. 128

Reclen hacia el final de su vida, y por razones no estrictamente literarias, comenzo Gongora a preocuparse por la publicacion de sus obras. En tren de conjeturas podemos imaginar que veia ya como la palabra impresa, con puntuacion fija y la aprobacion del autor, podrfa reducir la riqueza de la palabra transmitida en forma menos consistente.

Al concluir Horacio el libro tercero de sus Odas escri- bio el famoso

Exegi monumentum aere perennius, regalique sity pyramidum altius

Quiza, con la bendiciôn del poeta podriamos poner al fin de su obra unos versos que, para hacer por nuestra cuenta un ultimo juego, pertenecen al priraero de sus romances

Una torre fabrique del viento en la raridad, mayor que la de Nembroth, y de confusion igual. NOTAS

Citado por AJtonso Reyes en Cuestiones gongorinas (M&drid, 1927), p.179.

El texto de la carta, en las dos versiones que se conservan, puede verse en Mille y Giménez, Juan e Isabel, ed. Obras complétas de Luis de Gongora y Argote, 4 edicidn (Madrid, 1956)% pp. IO7O-IO91. La carta ha sido estudiada por DeTmaso Alonso en "Gongora y la censura de Pedro de Valencia". Estudlos y ensayos gongorinos (Màdrid, 1955) PP.

Veanse, por ejemplo, los siguientes pasajes de la Soledad primera;

El bosque dividido en islas pocas, fragante productor de aquel aroma -que traducido mal por el Egipto, tarde le encomendrf el Nilo a sus bocas, y ellas mas tarde a la gulosa Grecia-y clavo no, espuela si del apetito (491-496)

Ellas en tanto en bovedas de sombras. pintadas siempre al fresco (612-613) segunda primavera de vlllapas que -parientas del novio aun mas cercanas que vecinos sus pueblos- ••. (619-621)

Los fuegos -cuyas lenguas, ciento a ciento, desmintieron la noche algunas horas, (680-68#

Bergson, Henri, La risa (Buenos Aires, 1953)» p.92.

Utilizamos la numeracion de Juan e Isabel Mill^ y Giménez, ed. Obras complétas de Luis de Gdhgora y Argote, 4 edicion (Madrid, 1956). Citamos siempre por esta edicion aunque se han verificado todos los

129 130

trozos comentados en la edicion de R. Poulché- Delbosc, Obras poetleas de D. Luis de Gongora, 3 vols. (tîew Vork,

Cfr. Navaroo, Tomas, Metrlca espanola (Syracuse, New York, 1956), pp. 243-244.

7 Verso Inlclal del soneto 136 de II canzonlere. 8 Para este aspecto vease Alonso, Damaso, La lengua poetlea de Gongora (Madrid, 1950).

Cfr. Quevedo, Francisco de, "Libro de todas las cosas y otras muchas m^s", Obras satfricas y fes- tivas (Madrid, 1948), pp. 149-150). 10 Cfr. Alonso, Damaso, ed. Las Soledades, 3 edicion (Madrid, 1956), p. 191- H T T O

11 Para mas ejemplos y otro enfoque del problema vea­ se D. Alonso, "La simetria bilateral", Estudios y ensayos gongorinos, pp. 117-173. 12 Cfr. Quevedo, Francisco de, Obras satfricas y fes- tivas, pp. 1 5 0-1 5 1.

13 Cfr. D. Alonso, Estudios y ensayos gongorinos. pp. 97-99. 14 Se mencionan en este capitule los nombres de va* rios pintores contemporaneos. Tenemos bien pré­ sente la diferencia entre el arte de nuestro si» glo y el de Gongora. Solo queremos dar un ejem- " >plo Visual concreto de las imàgenes que nos sugie- ren los juegos y enganos del poeta. 131

15 Vease el comentarlo de D, Alonse-en "Aluslon y - elusion en la poesia de Gongora", Estudios y en­ sayos gongorinos, pp. 1 0 8-1 1 0. . l6 Vease el comentarlo de D. Alonso en "Poesla ara- blgoandaluza y poesfa gongorina", Estudios y en­ sayos gongorinos, pp. 46-48.

17 Ovldlo, Arsamatorla, llbro II.

Es ^curioso este pasaje del romance a la beatlflca- clon de Sta. Teresa:

Patrlarca, pues, de a dos, dlvldlda en dos fue entera, medio mon.la y medio fralle, Soror Angel, fray Teresa. Monja ya y fralle, beata hoy nos la hace la Iglesla. (6 9)

1 8 Prase cltada por Alfonos Reyes en Cuestlones gongo» rlnas, p. 71. Par la fuente vease en ïa mlsma obra PTIF.

19 En este pasaje se forma tambien la Imagen de "la cumbre del mar siempre sonante." 20 Cfr. A. Reyes, Cuestlones gongorinas, pp. 77-79. Vease el anàllsls complete de esta estrofa y sus diferentes Interpretaclones en Vllanova, Antonio, Las fuentes y los temas del PoUfemo de Gongora, 5 vols’. (Madrid, l957), Î, 545-57b.------

21 Veanse los tres pasajes cltados en D. Alonso, ed. Las Soledades, pp. 115, II8 y 18 7 respectlvamente. 22 Gongora Juega con esta expresion en la Soledad,I, 550-555. 132

Slrenas de los montes su concento a la que menos del sanudo viento pudiera antigua planta temer ruina o reoelar-fraeaso, pasos hiciera dar el raenor paso de su Pie o su garganta.

23 Recuerdesf el juego con peregrino citado en la in- troduccion y el del romance 54:

el mismo os envia

...su condicion, que es tan peregrina como cuantas vienen de Francia y Galicia, 24 Hemos coraentado en la pagina este Juego con la palabra pie.

décima va condolida de vuestro fracaso, pues si a lo^claudicante no es, visitaran a lo honrado un pie no bien concertado diez mal concertados pies. (182)

25 Cfr. M. Y G., ed. Obras complétas, p. 699« 26 Cfr. Alemany y Selfa, Bernardo, Vocabulario de las obras de D. Luis de Gongora y Argote (Madrid. 1936)-. Esta obra ha siidb de gran ayudà ^ r a nuestro traba­ jo .

27 Cfr. M. y G., ed. Obras complétas, p. 1006. 28 Cfr. M. y G., ed. Obras complétas, pp. 8 9 4-8 9 8.

Vease tambien Reyes, A., Cuestlones gongorinas, pp. 1 7 5-1 7 9.

29 Las tres expresiones pertenecen a Federico Garcia Lorca, veanse sus poemas Cancidn para la luna, Veleta y Llanto por Ignacio 6anchez Mejia. BIBLIOGRAPIA

Textes utlllzados :

Foulché~Delbosc. H., ed, Obras poetlcas de D. Luis de Gon~ ^ora,^Luls de Gongora y A r g o t e , por, 3 vols, (Üew Ÿork,

Mille y Gimenez,- Juan e Isabel, ed, Obras complétas, Luis de Gongora y Argote, por, Cuarta edicion ^Madrid, 1956,)

Obras citadas:

Alemany y Selfa, Bernardo, Vocabulario de las obras de Don Luis de Gongora y Argote (Madrid, 1930,)

Alonso, Damaso, Estudios y ensayos gongorinos (Madrid, 1955.) La lengua poetica de Gongora (Madrid, 1950,) ed. Las Soledades, Luis de Gongora y Argote, tercera edicion (Madrid, 1956,)

Navarro, Tomas, Metrica espanola (Syracuse, New York, 1956,)

Quevedo, Francisco de, Obras^satlricas y festivas (Madrid,

Reyes, Alfonso, Cuestlones gongorinas (Madrid, 192?,)

Vilanova, Antonio, Las fuentes y los temas del Polifemo de Gongora, 6 vols, (Madrid, 195*r»)

Queremos hacer especial raenclon de los siguien­ tes trabajos no citados en nuestro estudio:

Gates, Eunice Joiner, The^metaghors of^Luis de Gongora

Milner, Zdislas, "Cultisme et conceptisme dans l'oeuvre de Quevedo", Les langues neo-latines, n,153 (Mai 1 9 6 0 ,1 "La formation des figures poétiques dans l'oeuvre cultiste de G&igora", Les langues neo-latines, n,l$4 (Juin 1 9 6O,)

153 AUTOBIOGRAPIA

Yo, Carlos Alberto Perez Fernandez, naci el 2 de ene- ro de 1 9 2 9 en Bolivar, provlncia de Buenos Aires, Repdbllca

Argentina, Curs^ mis estudios secundarios en el Colegio

Nacional de dicha ciudad. En 19^9 ingrese en la Pacultad de Pilosofia y Letras de la universidad de Buenos Aires,

Egrese de la misma en 1955 con el titulo de Profesor de ensenanza secundaria, normal y especial en Letras, En 1 9 5 1 fui designado Auxiliar tecnico ad-honorem del Institute de

Literature espanola de la mencionada Pacultad de Pilosofia y Letras, En 1956 y 1957 fui profesor de Literature espa­ nola, Latino americana y Argentina, en el Colegio Nacional de Mor

Estados Unidos, Cursé estudios en Iowa State University donde me desempene tambien como Graduate-Assistant, Desde septiembre de 1 9 5 8 hasta el presente he seguido cursos en

The Ohio State University, en donde al mismo tiempo he ocupado sucesivamente los cargos de Assistant-Instructor e

Instructor,

134