Cuando Bogotá Era Un Café Por Juan Gustavo Cobo Borda
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EDICIÓN DE OCHO PÁGINAS BOGOTÁ, COLOMBIA. SEPTIEMBRE - OCTUBRE DE 2013 PÁGINA 1 HOJAS DE CAFÉ BOGOTÁ EN UN CAFÉ PUBLICACIÓN GRATUITA DEL INSTITUTO DISTRITAL DE PATRIMONIO CULTURAL WWW.PATRIMONIOCULTURAL.GOV.CO PROGRAMA DE REVITALIZACIÓN DE CAFÉS ENTIDAD ADSCRITA A LA SECRETARÍA DE CULTURA, RECREACIÓN Y DEPORTE CALLE 12 B NO 2-58 DEL CENTRO TRADICIONAL DE BOGOTÁ h DE LA ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ. g 3550800 Cuando Bogotá era un café Por Juan Gustavo Cobo Borda CAFÉ WINDSOR, TINTO Y SIFÓN Y en alguna forma se susci- taban varios hechos culturales y El café Windsor, en la calle políticos que transformarían el 13 con la esquina de la séptima, país. Las caricaturas de Rendón frente a la oficina de los correos, demolían la hegemonía con- fue uno de los primeros refugios servadora, la revista Los nuevos y donde gentes venidas de todo el la revista quincenal Universidad país se daban cita. fundada por Germán Arciniegas Allí arribarían Ricardo en 1921 incorporaba ensayistas Rendón, Luis Tejada y León de como Baldomero Sanín Cano y Greiff, provenientes de la Vi- Luis López de Mesa y se abría ge- lla de la Candelaria. Por allí se nerosamente hacia una América asomaría Germán Arciniegas, Latina ignorada hasta entonces, bogotano y sabanero de ha- con figuras como José Carlos cienda y ordeño administrada Mariátegui y la reforma univer- por su padre, para encontrarse sitaria de Córdoba, Argentina. con Gregorio Castañeda Ara- Finalmente, se constituirían las gón, quien traería el yodo y la primeras organizaciones socia- sal marina desde Santa Marta, a listas y comunistas, con figuras esa atmósfera de humo y puerta como María Cano e Ignacio To- vaivén, quizás de emboladores rres Giraldo. Muchos círculos en el estrecho espacio, donde el en expansión se constituyeron a tinto se alternaba con el sifón. partir de los cafés, en esa ciudad Donde los negociantes de gana- andina aislada del mundo. do y trigo de Sogamoso convi- Con razón Germán Arcinie- vían con un vikingo que decla- gas recordó en 1996, en El Tiem- maba : “esta mujer es una urna/ po : “Lo del Windsor no se re- llena de místico perfume”. petirá jamás. No tiene nada que Augusto Ramírez More- ver con las cafés de París o de no reconstruyó la nómina del Viena. Es el café de los hombres Windsor: solos que no se quitan el som- “Todas las tardes a las cinco brero y recitan sonetos, consu- y todos los domingos de una a miendo tinto o sifón, mientras siete de la tarde se reunían León en la calle rueda el tranvía de de Greiff, Carlos Perez Amaya, mulas, sube el partido liberal y Alejandro Mesa Nicholls, Luis para no romper la costumbre Tejada, Carlos Pellicer, Rafael bogotana, llueve a cántaros y se Vásquez, Luis Vidales, Ricardo muere de frío”. Rendón, Germán Pardo Gar- Más joven que Germán Arci- cía, Rafael Bernal Jiménez, Juan niegas (1900-1999) Alberto Lle- Lozano y Lozano, Palau Rivas, ras Camargo (1906-1990) tam- Café y ciudad. 1948. Fotografía de Sady González. Colección Archivo de Bogotá. Francisco Umaña Bernal, Alber- bién tendría en el Windsor su to y Felipe Lleras, Jorge Zalamea, base de operaciones, justificada de entonces. Revive Lleras Ca- además, de tiempo en tiempo, Vuelven a destacarse allí las Alberto Angel Montoya, Ciro en aquel entonces por su traba- margo aquellos tiempos cuando algún licor fuerte, whisky, bran- siluetas de León de Greiff, “en la Mendia, Gabriel Turbay, Jorge jo en los periódicos liberales El evoco a Ricardo Rendón (1976). dy, ron o aguardiente , o grandes calle 14 con la carrera 7ª, de pre- Eliecer Gaitán y Rafael Jarami- Tiempo y El Espectador porque “En ellos se freían empanadas, jarros de cerveza negra o rubia ferencia en la acera suroriental, llo. Durante cinco horas se to- los cafés eran también prolon- cuyas grasas de cerdo extendía que llegaba en toneles, en gran- enfrente de una droguería” que maba el café tinto, se recitaban gaciones de las salas de redac- un excitante olor en el recinto es- des carros tirados por perche- miraba desplazarse la vida de la poesías inéditas, se leían prosas ción, antes de entrar a laborar y trecho y las afueras inmediatas… rones imponentes. Aquello era calle y luego se hundían en el acabadas de salir del horno” luego que ya la edición circulaba Se tomaba, desde luego, café, barato, al alcance de nuestra po- por toda la pequeña parroquia mucho café, negro y amargo, y breza”. véase página 3 PÁGINA 2 BOGOTÁ, COLOMBIA. SEPTIEMBRE - OCTUBRE DE 2013 Editorial BOGOTÁ EN UN CAFÉ Por MAría Eugenia Martínez Delgado. Directora Instituto Distrital de Patrimonio Cultural - I - organismo no indiferenciado fallido, una alegría deportiva, Dos imágenes. sino plurívoco y compuesto cuya las malicias laborales, la mor- La primera. Una calle vista des- forma ha de ser significativa y sig- bosa curiosidad por los muer- de una cierta altura, tal vez desde nificante. tos– y de los grandes hechos del una ventana de un segundo piso. La ciudad comienza a reconocer tiempo que pasa –la guerra, las La segunda. Un espacio interior la extraordinaria importancia guerras, la realidad, las palabras con mesas, piso de baldosín con de los espacios donde la ciudad para nombrarla, un país distante formas que se repiten, grandes se auto-representa, se piensa a y sin embargo tan cercano–, de ventanales hacia una plaza. sí misma, el lugar en donde se cine, del vecino. Hablan de ciu- En la primera se ven grupos de reúne la colectividad para parti- dad. personas que en círculos en las cipar –y no solo para asistir– a la ¿Dónde hablan? esquinas, o recostados contra construcción de su forma. una pared de piedra, o frente Sigue Mejía Pavony: - IV - a una vitrina, o caminando en “Establecer la existencia de esta La forma de una ciudad es en- medio de la calle, comparten la situación de cambio y determi- tonces la expresión de una vo- palabra. nar su magnitud solo es posible cación territorial específica y En la segunda, grupos de perso- si entendemos, primero, que particular: se formaliza y se con- nas alrededor de una mesa, o de una ciudad es mucho más que sagra un territorio como espacio pie frente a una barra, o recosta- un ensamble diacrónico de edi- dinámico para la construcción dos contra una pared decorada ficaciones; segundo, que la ciu- común del conocimiento; un con cuadros, o frente a un libro dad es un nudo de relaciones territorio donde el tiempo está abierto, comparten la palabra. sociales que al espacializarse da sometido a una tensión cons- ¿De qué hablan? forma a un lugar humanamente tructiva, a una actividad corpó- construido; tercero, que aunque rea e inteligente que produce - II - estas relaciones son particulares subjetividad. En su ensayo Los itinerarios de la a un sistema social determinado, Parafraseando a Toni Negri -Re- transformación urbana. Bogotá, el espacio que construyen puede flexiones sobre lo inmaterial (Spi- 1820-1910, Germán Mejía Pa- ser duradero ya que los cambios noza-Marx… y hoy)-, podemos vony reflexiona: entre los sistemas sociales no dan decir que la forma urbana rige Café-bar Estoril. Fondo Manuel H. Colección MdB-IDPC. “Signos que dan razón de una sig- necesariamente fin al lugar cons- los encuentros y la actividad de nificativa y profunda situación de truido.” una singularidad que constru- cambio en Bogotá durante el siglo ye las nociones comunes. “Las La segunda, un café del centro cafés, plazas y teatros, parques XIX son, entre otros, la conversión - III - nociones comunes (uno de los de la ciudad y su configura- y santuarios. En ellos está la de sus plazas y plazuelas en par- Dos imágenes. Para ser exactos, descubrimientos fundamenta- ción pública: mesas contra las ciudad reflejada y, sobre todo, ques; la erección de monumentos dos imágenes de ciudad. les de la Éthica de Spinoza) se paredes (tres sillas) y mesas en puesta en forma. a los héroes patrios y la transfor- En la primera, grupos de perso- originan desde la imaginación el centro del espacio (cuatro Para el Instituto Distrital de Pa- mación de la ciudad en elemento nas, incluso parejas, ocupan la y establecen una curiosa armo- sillas), una barra sin taburetes, trimonio Cultural, en el marco simbólico de la nueva ideología; calle compartiendo la palabra: nía entre las leyes de la razón y paredes limpias con pocos cua- de su Plan de Revitalización del la implantación de una racionali- hablan de negocios, del clima, las de la imaginación. La razón dros, una máquina para la mú- Centro Tradicional, recuperar la dad positiva en la nomenclatura y del gobierno de la ciudad, de aprovecha aquí la disposición sica, luces altas, botellas de licor memoria de los cafés tradicio- el uso en ella de nombres de per- los pequeños hechos del tiempo de la imaginación de hacernos tras la barra, máquinas para la nales de la ciudad y promover sonas ejemplificantes del civismo que pasa –un enamoramiento presentes y disponer para la ac- preparación del café, pocillos, su significado cultural significa republicano; la inserción de sabe- fallido, una alegría deportiva, ción las cosas que se nos enfren- carteles en algunas paredes. precisamente asumir el patrimo- res liberales en el manejo de los las malicias laborales, la mor- tan”. Gran cantidad de gente que nio cultural como ámbito funda- asuntos urbanos; la dependencia bosa curiosidad por los muer- ocupa ese espacio compartien- mental de comprensión y cons- y sujeción de los organismos de tos– y de los grandes hechos del - V - do la palabra. trucción del fenómeno urbano, gobierno de la ciudad frente al tiempo que pasa –la guerra, las Dos imágenes de ciudad.