Música Grabada
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
MÚSICA GRABADA EL AÑO 2000, NO CAMBIÓ, NO CAMBIÓ Manuel de la Fuente Vidal. Coordinador de la Guía de Madrid de ABC ENTREVISTAS FÉLIX BUGUET. Presidente de Blanco y Negro MIGUEL ÁNGEL GÓMEZ. Presidente de AFYVE 1. INTRODUCCIÓN 2. LOS DATOS DEL MERCADO MUNDIAL 3. EL MERCADO ESPAÑOL ELAÑO2000 NOCAMBIÓ, NOCAMBIÓ Manuel de la Fuente Vidal Coordinador de la Guía de Madrid de ABC ulminada ya aquella travesía del desier- de la edición musical en nuestro país, los bro- to que era la producción discográfica chazos, generalmente espesos, que pintan un C hace algunas décadas, hemos viajado cuadro, y vaya cuadro, lleno de soplagaitas –y hasta un supuesto oasis en el que, por publicar y que nos perdonen los gaiteros–, guaperas, y los editar, se publican y se editan hasta los cantos de que, por docenas, se empeñan en que cunda el los gorriones en la plaza. Los árboles del volu- caos de confundir el quejío con el lamento, la men de títulos alumbrados a menudo no dejan pasión con el recalentamiento, la velocidad de ver el bosque animado de la calidad, y ni son to- lo popular con el tocino de lo hortera. Total, dos los que están, ni están todos los que son, si- que para comprarse un disco más vale fiarse de no más bien nos sobran, no solo los motivos, lo que le digan las amistades, aunque sean peli- como a Sabina, sino centenares de títulos, de so- grosas, que de lo sentenciado por las cifras con- listas, de grupos, de nombres, de apellidos, que tantes, y evidentemente sonantes, o malsonan- no hacen sino pulular por los andurriales de la tes, de las listas de ventas.Y el año 2000 no fue música editada en España, proceda de aquí al la- una excepción, sino, más bien, un estado de ex- dito o de allende las fronteras y los océanos. cepción en el que imperó, una vez más, la dic- Desde luego, los aficionados tienen dónde tadura de lo cursi, lo ordinario y lo mediocre. elegir: o fabada o judías con chorizo. El mime- Pero aquí, como en los toros, el respetable tie- tismo, la fotocopia y la clonación sistemática son ne la última palabra, y es, al fin y al cabo, el que algunas de las pinceladas que dibujan el lienzo ha de dar la nota. 187 Medio país, y medio planeta, andaba metido azul al agua era Roberto Carlos, que corría la en los berenjenales del cambio de siglo, en la ca- banda del éxito con su 30 grandes canciones,en misa de once varas del presunto fin del milenio, tanto Tracy Chapman editaba un magnífico ál- pero lo cierto es que el día de Nochevieja de bum, Telling stories, que pasaría casi inadvertido, y 1999 el que hacía época era Miliki, con su disco otro viejo veterano, curtido en el frente de los A mis niños de treinta años. setenta, volvía a mostrar su maravilloso juego de La relación de «perseguidores» por las cimas muñeca con las seis cuerdas: es decir, Santana su- de las listas de ventas tampoco era una nómina bía a la red de un modo muy Supernatural y un baladí: Enrique Iglesias, Miguel Bosé, Celine Dion, corazón, más que partío, esquinao. Luis Miguel... y Sabina, siempre Sabina, que seguía Entre nuestros paisanos, volvía a aullar Juan sacándole todo el jugo, toda la chicha y toda la Perro, al que le sonaron las tripas en Mr. Hambre, limoná a sus 19 días y 500 noches. y se editaban discos «independientes» de gran Había otra vez un circo, y el bueno de Don calidad, pero modesta repercusión, como los Miliki aún seguiría diciéndonos «¡Hola, Don Pepi- nuevos trabajos de Happy Loosers, Manta Ray, o to; hola, don José!» hasta después de Navidades se producía el magnífico regreso de Siniestro To- y Reyes, justo hasta el día en que debía sucum- tal en su Vida y tiempo de Jack Griffin, o el debut bir ante los efectos de una de las drogas más le- de dulces cantautoras como Maldemores. tales que se clavan en la vena del pop de nues- Entre tanto galimatías, a pesar de haberse su- tros días: Celine Dion y un álbum con más me- perado ya los rigores del invierno, instalados al fin laza que un contenedor de mermelada. en la primavera, a fines de marzo, a buena parte Y en esto... no llegó Fidel, sino Tamara –no la de la afición le dio por empezar a pegarle al Os- ex de Genil y Paco Porras, que como las bicicle- borne, Bertín, con fruición, y a paladear con ganas tas fue para el verano–, sino la joven cantante su Sabor a México. Santana seguía voleando con que comenzaba a repartir sus «gracias» a «pu- precisión, continuaba el diluvio de Maná, Tamara ñaos» por medio país. Mientras, como caído del proseguía derrochando Gracias, Lou Reed rozaba cielo, empezaba el diluvio desenchufado de Ma- el Ecstasy, pero como fruta madura estaba a pun- ná, y llegaba, pero con un par, Jones,Tom Jones, to de caer Mónica Naranjo y su Minage, a tres y el tigre de Gales, que rugía de nuevo en Reload hasta cuatro semanas en la cúspide de los discos y un recopilatorio que le cubría de Gold hasta las más vendidos, que soportaba con soltura la Ac- patillas. Poco importaba que en esas mismas fe- ción directa y contundente de Barricada, el regre- chas salieran a relucir gemas como la de las gra- so de clásicos como Paul Weller con Heliocentric baciones para la BBC de los Who, que regresa- o la irrupción de una de las más agradables sor- ran The Cure con Bloodflowers o que el jazz lati- presas nacionales del año, el dúo Amaral y esa no empezara a calentar y recalentar el ambiente maravilla llamada Una pequeña parte del mundo. invernal con Heart of a legend, de Chico O’Farrill, Nombres bastante propios de la música po- porque quien se llevaba el gato que está triste y pular coincidían por aquel entonces, que por 188 mayo era por mayo, en las estanterías: Gloria Es- Rock Indiana: El show empieza. Las maquetas, tefan (Alma caribeña), Alan Stivell (Back to donde quedaba claro que mamá, cuando quiera, Breizh), Barry White (Ultimate collection), Rafaella cumple cien años. Julio seguía pasándose el vera- Carrá (Tutto Carrá), Joe Jackson (Summer in the no a la luz de su Noche de cuatro lunas, y, fra- city) o el irrepetible Woody Guthrie, al que un ternalmente, desde Irlanda, The Corrs, a punto puñado de artistas, el orgullo de los yanquis, de- de caramelo, se echaban al monte de las listas dicaba ‘Til we outnumber’em, un álbum tan sor- con In blue.Y Estopa seguía repartiendo ídem de prendente y corajudo como minoritario. ídem, y otro joven flamenco, José «El Francés», Mientras, desde Brasil, Marisa Monte regalaba se incorporaba con toda el Alma a la tripulación sensualidad en Memories, chronicles..., y desde de los más queridos por el público. Se reedita- Santurce a Bilbao venía por toda la orilla cantau- ban cuatro obras maestras de The Byrds,pero el toril el tercer y sensacional trabajo de Tontxu, mercado no estaba para exquisiteces y delica- que se daba con Un canto en los dientes, prácti- tessen del country-rock, sino para la espesa pan- camente el mismo canto que hacía que los Ca- ceta de la zafiedad, y gritaba a los cuatro vientos mela no fuesen un camelo, como su propio «no cambié, no cambié», a pesar de regresos co- nombre pudiera indicar, sino todo lo contrario, mo el de Revólver (con ese San Pedro, muy pro- unos vendedores de aquí te espero con su Sim- bablemente la mejor canción del año), la siem- plemente amor, que les alejaba para siempre de pre divertida e histriónica Orquesta Mondragón, las gasolineras y los delirios de camionero. Esto- y Manolo Tena, que se iba por las ramas de in- pa empezaba a repartir eso, precisamente, y el ternet y el mercado virtual con su estimable In- inigualable Julio, el cantante que mejor va de pe- sólito. nalti, editaba Noche de cuatro lunas, que de nue- Pero lo mejor estaba por venir.Tras la relam- vo le situó en el cuarto creciente de los vende- pagueante reaparición de Madonna e móbile y dores. su delicioso Music, en las puertas del pop patrio En plenas torrideces de julio, surgido de las ti- ya repiqueteaban los nudillos más populares: nieblas de la cantera de un pequeño, pero ma- Alejandro el Magno, Sanz otrora, que con El al- tón, sello discográfico, Raúl se colocaba al borde ma al aire lo enseñaría todo durante meses y del área del triunfo con Sueño tu boca; La Unión meses a partidarios y detractores sobre lo que hacía la fuerza, por supuesto, con otro «grandes es vender los discos por millones. Como suena. éxitos», mientras que dos joyas de muy diversos Deshecho el nudo gordiano de la crítica, Alejan- materiales pero idéntica generosidad en quilates dro el Grande se hizo dueño y señor de las lis- salían al mercado: los Sueños sencillos, de Pablo tas de éxito y apenas dejó hueco para los Cha- Guerrero, cuya personalidad y talento seguían yanne, Serrat-Tarrés, Hevia, Ella Baila Sola, el ho- lloviendo a cántaros, y una sobredosis de nostal- menaje a Luis Eduardo Aute, el soberbio Calle gia para cuarentones o treintañeros precoces, 54 –a Trueba de bomba–, el Vivo de Luis Miguel, bien movida y removida por la inquieta gente de o El viaje de Copperpot, extraño título con el que 189 fueron todo oídos para el público La Oreja de to los que se las suelen zampar, y el flamenqueo Van Gogh, o la irrupción, desde las latitudes del siguió apareciendo hasta en la sopa de casi to- folk que más calienta de la gallega Mercedes dos los menús discográficos.