Universidad de Castilla-La Mancha

Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes

Departamento de Producción Vegetal y Tecnología Agraria

TESIS DOCTORAL

DINÁMICA Y COMPETENCIA DE LA FLORA ARVENSE EN FORESTACIONES DE TERRENOS AGRÍCOLAS

Doctorando: José Antonio Monreal Montoya

Directores de la Tesis: Miguel Ángel Copete Carreño Olga Botella Miralles

Albacete, junio de 2018

Universidad de Castilla-La Mancha Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes Departamento de Producción Vegetal y Tecnología Agraria

TESIS DOCTORAL

DINÁMICA Y COMPETENCIA DE LA FLORA ARVENSE EN FORESTACIONES DE TERRENOS AGRÍCOLAS

Doctorando: José Antonio Monreal Montoya

Directores de la Tesis: Miguel Ángel Copete Carreño Olga Botella Miralles

Albacete, junio de 2018

A Antonio Del Cerro Barja, que se fue sin que me pudiera despedir y a quien estoy seguro que, como a mí, le hubiera ilusionado este día

RESUMEN

RESUMEN

La forestación de terrenos agrícolas abandonados en Castilla-La Mancha ha tenido una gran aceptación por parte de los agricultores durante estos últimos años, recibiendo ayudas de la Unión Europea y de la propia Comunidad Autónoma. En los últimos 20 años se han forestado en Castilla La-Mancha cerca de 120.000 ha de terrenos agrícolas, correspondiendo 30.000 a la provincia de Albacete.

Sin embargo, dichas forestaciones no siempre han tenido el éxito esperado, y en muchos casos, el porcentaje de marras ha sido muy elevado, alcanzando en ocasiones más del 80%. Esto se debe a las propias características de los suelos agrícolas, carentes de inóculos micorrícicos y con un gran número de propágulos de malas hierbas que hace difícil, en algunas ocasiones, el establecimiento de la vegetación forestal.

En este trabajo se ha realizado un estudio en la provincia de Albacete, con clima seco y semiárido, donde las forestaciones pueden verse notablemente afectadas no solo por la competencia de las malas hierbas, sino también por las escasas precipitaciones. Los objetivos que se han planteado son: el estudio de la flora arvense presente en las forestaciones, tanto la flora aérea como su banco de semillas, su dinámica con el paso del tiempo y la competencia que ejerce con las plantas forestales.

El estudio de la evolución de la flora arvense con la edad de las forestaciones nos aporta información sobre la dinámica de colonización de herbáceas y leñosas, así como de los cambios en la comunidad de flora arvense a partir de la transformación de un terreno agrícola a forestal. Para conocer la dinámica de la flora arvense, se han seleccionado 36 forestaciones en la provincia, divididas en tres grupos de edad, de 1 a 7, de 8 a 14 y de 15 a 21 años. En cada una de ellas se han recogido datos de la flora aérea presente y del banco de semillas del suelo.

Para la flora aérea se ha analizado el factor posición en la forestación, referido a la mayor o menor distancia al perímetro de la parcela y su cobertura, mientras que para el banco de semillas del suelo se ha tenido en cuenta la profundidad a la que estaban las semillas y el número de semillas/m2, recogiéndose muestras a dos profundidades, de 0-2 y de 2-5 cm. Tanto para la flora aérea como para el banco de semillas y para cada una de las forestaciones, se han calculado diferentes índices de diversidad, comparando además dichas comunidades a través del Coeficiente de Similitud de Sörensen.

Por otra parte, para estudiar la competencia y la eficacia del control de malas hierbas en las forestaciones, se ha diseñado una forestación mixta, con Pinus halepensis (60%), Quercus ilex (20%) y Retama sphaerocarpa (20%), a la que se han aplicado cuatro tratamientos: control, escarda semimecánica, escarda mecánica y escarda química. En dicha forestación se ha analizado el efecto de los tratamientos sobre el crecimiento y supervivencia de las plantas forestales.

Los resultados revelan que, con la remoción del terreno durante los primeros años de la forestación aumenta la diversidad de flora arvense, disminuyendo posteriormente con el tiempo. El catálogo de especies de flora arvense que aparece en estos suelos es, en general, bastante estable y el reclutamiento de nuevas especies es lento y restringido fundamentalmente a herbáceas provenientes de parcelas no muy alejadas. Se ha comprobado que, a partir de los 7 años, el número de especies de flora arvense presentes en las forestaciones disminuye aproximadamente en un 25 % y la cobertura del suelo que proporcionan dichas especies se reduce en más de un 70 % a partir de los 14 años.

Con respecto al banco de semillas del suelo, los resultados indican que el número de semillas/m2 presente en el suelo disminuye con la edad de la forestación, y puede reducirse hasta en un 50% al cabo de 20 años, sobre todo en el perfil superficial del suelo (0-2 cm). Por otra parte, los resultados muestran también que se produce una disminución en el número de especies presentes en el banco de semillas.

Se ha calculado también la distancia de estas parcelas agrícolas a masas forestales, para comprobar la influencia que tiene esta distancia sobre la llegada de nuevas especies vegetales, incluidas las leñosas. De los resultados del estudio se deduce que tanto el paso del tiempo, como la distancia hasta la masa forestal más cercana están relacionados con la mayor presencia de especies leñosas en las forestaciones.

En cuanto a la importancia de la competencia de la flora arvense, los datos muestran durante el primer año un valor medio de 28,82 % de marras, la mayor parte de Pinus halepensis. Se ha observado igualmente que las parcelas control presentan la mayor mortalidad (43,06 %), indicativo, por tanto, de una gran competencia en las primeras edades de las plantas, sobre todo frente a los tratamientos mecánico y químico que han resultado ser los más efectivos con una mortalidad del 15,28 % y 23,61 %, respectivamente.

Los resultados obtenidos en relación a la flora arvense y su banco de semillas permiten observar su evolución en el tiempo y su relación con el estado de las forestaciones, las posibles reacciones ante una perturbación y las posibilidades futuras de colonización de herbáceas y leñosas en forestaciones jóvenes o adultas. Todo ello podría contribuir a una mejora de la gestión de las reforestaciones.

SUMMARY

SUMMARY

The afforestation of abandoned agricultural land in Castilla-La Mancha has been well accepted during the last years by farmers, and has received funds from both the European Union and the Autonomous Community. In the last 20 years, about 120,000 hectares of agricultural land have been forested in Castilla-La Mancha, 30,000 of which correspond to the province of Albacete.

However, the percentage of failed replanting has in many cases unexpectedly reached more than 80%. This is mainly due to the quality of these agricultural soils, which lack mycorrhizal inocula and contain a large number of weed propagules, making highly difficult to establish the forest vegetation.

In this context, we have studied the province of Albacete, with a dry and semi-arid climate, and where afforestation can be significantly affected not only by weed competition, but also by limited rainfall. The main objectives of this work are: to study the weed flora present in afforestation, including the aerial flora and its seed bank, to analyse its dynamics over time and to describe the competition this weed flora exerts over forest .

The study of the weed flora evolution during the age of the forestation provides information about the dynamic of both herbaceous and woody colonization, as well as the changes in the weed flora community from the transformation of an agricultural land to a forest. To know the dynamics of weed flora, 36 forestations have been selected in the province, divided into three age groups, from 1 to 7, from 8 to 14 and from 15 to 21 years old. In each one of them, data of both aerial flora and seed bank of the soil have been collected.

In the case of aerial flora, the location factor inside the afforestation has been analysed, which refers to the distance to perimeter of the plot and its coverage. For the seed bank, we have taken into account two depths when collecting the seeds (0-2 and 2-5 cm), and we counted the number of seeds/m2. In addition, we have calculated several diversity indexes for both the aerial flora and the seed bank and for each one of the afforestation. Finally, we have applied the Sörensen’s Coefficient of Similarity in order to compare these communities.

On the other hand, in order to study the competence and efficacy of weed control we have designed a mixed afforestation with Pinus halepensis (60%), Quercus ilex (20%) and Retama sphaerocarpa (20%), to which we have applied four different treatments: control, semi-mechanical weeding, mechanical weeding and chemical weeding. We have analysed the effect of the treatments on growth and survival of the forest plants.

The results reveal that the removal of the soil during the first years of afforestation increases the diversity of weed flora, and then decreases later with time. The catalogue of weed flora species that appears in these soils is, in general, quite stable and the recruitment of new species is slow and restricted mainly to herbaceous plants from close plots. We prove that, from 7 years, the number of species of weed flora present in afforestation decreases by

approximately 25%, and the soil coverage provided by these species is reduced by more than 70% from 14 years.

In the case of the soil seed bank, the results indicate that the number of seeds/m2 decreases with age, and can be reduced up to 50% after 20 years, especially in the surface soil (0-2 cm). On the other hand, the results also show that there is a decrease in the number of present species in the seed bank.

The distance of the agricultural plots to forest stands has also been calculated to verify the influence of this distance on the arrival of new plant species, including woody ones. This study concludes that both the passage of time and a higher distance to the closest forest mass correlate with a greater presence of woody species in afforestation.

Regarding the importance of the competition of weed flora in afforestation, the data show a mean failure percentage of 28.82% during the first year, mainly from Pinus halepensis. In addition, we have observed that the control plots have the highest mortality rate (43.06%), indicating a high level of competition during the firs years of the plants, when compared to mechanical and chemical treatments, which have turned out to be more effective, with mortality rates of 15.28% and 23.61%, respectively.

The results obtained on weed flora and its seed bank could allow us to predict their evolution over time and to correlate it to the afforestation stage. In addition, we would be able to estimate their reaction to distress and the probability of herbaceous and woody colonization in young or adult afforestation. Altogether, our workflow and methodology would highly contribute to an improvement in the management of reforestation.

ÍNDICES

II

ÍNDICE GENERAL

1. INTRODUCCIÓN 1

2. OBJETIVOS 5

3. ANTECEDENTES 9

3.1. Forestaciones en terrenos agrícolas 11

3.2. Características diferenciales de los suelos agrícolas y forestales 15

3.3. Flora arvense en terrenos agrícolas abandonados o marginales 17

3.4. Banco de semillas del suelo en terrenos agrícolas y marginales 23

3.5. Competencia de la flora arvense con las primeras edades de la forestación 25

3.6. Control de la flora arvense en forestaciones de terrenos agrícolas abandonados 27

4. MATERIAL Y MÉTODOS 31

4.1. Localización de las zonas de estudio 33 4.1.1. Forestaciones ya instaladas 34 4.1.2. Forestación a instalar para este trabajo 36

4.2. Características edáficas y climáticas de la zona de estudio 37 4.2.1. Suelo 37 4.2.2. Clima 38

4.3. Vegetación 39

4.4. Diseño experimental 40 4.4.1. Estudio de la flora aérea 40 4.4.1.1. Cuantificación de la diversidad 40 4.4.2. Estudio del banco de semillas 42 4.4.2.1. Cuantificación de la diversidad 43 4.4.3. Cálculo de la distancia a masas forestales 44 4.4.4. Estudio de la competencia y control de la flora arvense con las primeras edades de la forestación 45

4.5. Tratamiento estadístico 51

5. RESULTADOS Y DISCUSIÓN 53

5.1. Caracterización de las forestaciones estudiadas 55 5.1.1. Flora arvense existente en las forestaciones 57

III

5.1.2. Familias encontradas en la flora arvense 58 5.1.3. Familias encontradas en el banco de semillas 60

5.2. Evolución de la flora arvense con la edad de las forestaciones 61 5.2.1. Riqueza específica 61 5.2.2. Cobertura de la flora arvense 63 5.2.3. Diversidad en las forestaciones 65 5.2.4. Estudio de las especies leñosas 69

5.3. Evolución del banco de semillas del suelo con la edad de las forestaciones 70 5.3.1. Riqueza específica 70 5.3.2. Número de semillas/m2 de suelo 72 5.3.3. Diversidad 74 5.3.4. Estudio de las especies leñosas en el banco de semillas 79

5.4. Relación entre la colonización de plantas y semillas y la distancia a masas forestales 81

5.5. Coeficiente de similitud de Sörensen 82

5.6. Caracterización de la forestación experimental 85 5.6.1. Flora arvense y banco de semillas de la parcela experimental 85 5.6.2. Índice de similitud de Sörensen 88 5.6.3. Familias de flora arvense en la parcela experimental 88

5.7. Competencia y manejo de la flora arvense durante los primeros años de la forestación 90 5.7.1. Influencia del método de control de la flora arvense en la supervivencia de las plantas forestales 91 5.7.1. Influencia del método de control de la flora arvense en el crecimiento en diámetro y altura de las plantas forestales 93

6. CONCLUSIONES 99

7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 105

8. AGRADECIMIENTOS 121

IV

ÍNDICE DE ANEXOS

ANEXO I. LOCALIZACIÓN DE LAS FORESTACIONES 127

Tabla 1. Localización y superficie de las diferentes forestaciones estudiadas 129

Tabla 2. Localización y superficie del campo experimental de la ETSIAM 130

ANEXO II. CARACTERIZACIÓN Y ANTECEDENTES DE LAS FORESTACIONES 131

Tabla 1. Caracterización de las 36 forestaciones estudiadas 133

Tabla 2. Caracterización de la parcela del campo experimental de la ETSIAM 134

Tabla 3. Antecedentes de las 36 forestaciones estudiadas 135

Tabla 4. Antecedentes de la parcela del campo experimental de la ETSIAM 136

ANEXO III. ANÁLISIS DE SUELOS 137

Tabla 1. Resultados de algunos parámetros edáficos analizados para las muestras de suelo de las 36 forestaciones estudiadas 139

Tabla 2. Resultados de algunos parámetros edáficos analizados para las muestras de suelo del campo experimental de la ETSIAM 140

ANEXO IV. CLIMOGRAMAS 141

Figura 1. Climograma de la estación meteorológica de Albacete 143

Figura 2. Climograma de la estación meteorológica de Balazote 143

Figura 3. Climograma de la estación meteorológica de Pozocañada 143

Figura 4. Climograma de la estación meteorológica de Bonete 143

Figura 5. Climograma de la estación meteorológica de Chinchilla de Montearagón 143

Figura 6. Climograma de la estación meteorológica de Motilleja 143

Figura 7. Climograma de la estación meteorológica de San pedro 144

Figura 8. Climograma de la estación meteorológica de Munera 144

V

Figura 9. Climograma de la estación meteorológica de Abengibre 144

Figura 10. Climograma de la estación meteorológica de Barrax 144

Figura 11. Climograma de la estación meteorológica de Madrigueras 144

Figura 12. Climograma de la estación meteorológica de Pétrola 144

ANEXO V. BLOQUES Y PARCELAS DEL DISEÑO EXPERIMENTAL 145

Figura 1. Diseño de bloques al azar 147

Figura 2. Diseño de parcelas al azar 148

Figura 3. Diseños de parcelas y tratamientos 149

ANEXO VI. INVENTARIO DE LA FLORA ARVENSE Y DEL BANCO DE SEMILLAS DE LAS FORESTACIONES 151

Tabla 1. FLORA ARVENSE (FA). % de cobertura de cada especie para las parcelas A, B y C de las diferentes forestaciones estudiadas 153

Tabla 1.1. Forestación 2/11003 153 Tabla 1.2. Forestación 33/16 153 Tabla 1.3. Forestación 30/204 153 Tabla 1.4. Forestación 30/126 154 Tabla 1.5. Forestación 30/125 154 Tabla 1.6. Forestación 29/27 155 Tabla 1.7. Forestación 14/10 155 Tabla 1.8. Forestación 44/16 156 Tabla 1.9. Forestación 60/60 156 Tabla 1.10. Forestación 45/5005 157 Tabla 1.11. Forestación 26/34 157 Tabla 1.12. Forestación 51/85 158 Tabla 1.13. Forestación 39/2 158 Tabla 1.14. Forestación 56/14 159 Tabla 1.15. Forestación 28/25 159 Tabla 1.16. Forestación 1/138 160 Tabla 1.17. Forestación 25/122 160 Tabla 1.18. Forestación 24/60 161 Tabla 1.19. Forestación 7/1 161 Tabla 1.20. Forestación 25/114 162 Tabla 1.21. Forestación 43/48 162 Tabla 1.22. Forestación 15/41 163 Tabla 1.23. Forestación 141/4 163 Tabla 1.24. Forestación 130/105 164 Tabla 1.25. Forestación 130/104 164 Tabla 1.26. Forestación 66/10 165 Tabla 1.27. Forestación 58/5032 165 Tabla 1.28. Forestación 70/55 166

VI

Tabla 1.29. Forestación 73/9 166 Tabla 1.30. Forestación 76/104 167 Tabla 1.31. Forestación 136/1 167 Tabla 1.32. Forestación 33/4 168 Tabla 1.33. Forestación 2/82 168 Tabla 1.34. Forestación 114/13 169 Tabla 1.35. Forestación 80/4 169 Tabla 1.36. Forestación 515/1547 170

Tabla 2. BANCO DE SEMILLAS (BS). Nº de semillas de cada especie para las diferentes profundidades y forestaciones estudiadas 171

Tabla 2.1. Forestación 2/11003 171 Tabla 2.2. Forestación 30/204 171 Tabla 2.3. Forestación 33/16 172 Tabla 2.4. Forestación 30/126 172 Tabla 2.5. Forestación 30/125 173 Tabla 2.6. Forestación 29/27 173 Tabla 2.7. Forestación 14/10 173 Tabla 2.8. Forestación 44/16 174 Tabla 2.9. Forestación 60/60 174 Tabla 2.10. Forestación 45/5005 175 Tabla 2.11. Forestación 26/34 175 Tabla 2.12. Forestación 51/85 176 Tabla 2.13. Forestación 39/2 176 Tabla 2.14. Forestación 56/14 177 Tabla 2.15. Forestación 28/25 177 Tabla 2.16. Forestación 1/138 178 Tabla 2.17. Forestación 25/122 178 Tabla 2.18. Forestación 24/60 178 Tabla 2.19. Forestación 7/1 179 Tabla 2.20. Forestación 25/114 179 Tabla 2.21. Forestación 43/48 180 Tabla 2.22. Forestación 15/41 180 Tabla 2.23. Forestación 141/4 181 Tabla 2.24. Forestación 130/105 181 Tabla 2.25. Forestación 130/104 182 Tabla 2.26. Forestación 66/10 182 Tabla 2.27. Forestación 58/5032 183 Tabla 2.28. Forestación 70/55 183 Tabla 2.29. Forestación 73/9 184 Tabla 2.30. Forestación 76/104 184 Tabla 2.31. Forestación 136/1 184 Tabla 2.32. Forestación 33/4 185 Tabla 2.33. Forestación 2/82 185 Tabla 2.34. Forestación 114/13 186 Tabla 2.35. Forestación 80/4 186 Tabla 2.36. Forestación 515/1547 187

VII

1. ANEXO VII. INVENTARIO DE LA FLORA ARVENSE Y DEL BANCO DE SEMILLAS EN LA PARCELA EXPERIMENTAL 189

Tabla 1. Inventario de la flora arvense presente en el campo experimental antes de realizar la forestación 191

Tabla 2. Datos de cobertura de cada una de las especies de flora arvense por parcela, en el campo experimental un año después de realizada la forestación (%) 192

Tabla 3. Número de semillas de cada especie por parcela y estrato de profundidad en la forestación experimental 194

VIII

ÍNDICE DE TABLAS DE LA MEMORIA

Tabla 1. Características diferenciales de los suelos agrícolas y forestales 16

Tabla 2. Especies arvenses excepcionalmente competitivas citadas en forestaciones 21

Tabla 3. Media (± desviación típica) de los diferentes parámetros edáficos analizados para las muestras de suelo de las zonas estudiadas 37

Tabla 4. Estaciones meteorológicas utilizadas, incluyendo la altitud, temperatura media anual y precipitación media anual 38

Tabla 5. Datos de la Estación meteorológica Los Llanos con 702 m de altitud, ubicada muy próxima a la parcela experimental y que incluye la temperatura media anual y precipitación media anual 39

Tabla 6. Cobertura de las 36 forestaciones estudiadas en función de la edad 55

Tabla 7. Riqueza de especies en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela en las 36 forestaciones estudiadas 62

Tabla 8. Cobertura del suelo de la flora arvense en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela en las 36 forestaciones estudiadas 64

Tabla 9. Índice de Shannon en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela en las 36 forestaciones estudiadas 66

Tabla 10. Índice de Simpson en función de la edad de la forestación y de la posición en la parcela para las 36 forestaciones estudiadas 67

Tabla 11. Índice de Pielou en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela para las 36 forestaciones estudiadas 68

Tabla 12. Resumen de los diferentes Índices de diversidad calculados (media ± desviación estándar) en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela 69

Tabla 13. Porcentaje de especies leñosas en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela para las 36 forestaciones estudiadas 70

Tabla 14. Número de especies del banco de semillas (Riqueza específica) en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas 72

Tabla 15. Número de semillas/m2 en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas 73

IX

Tabla 16. Índice de Margalef del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas 75

Tabla 17. Índice de Shannon del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas 76

Tabla 18. Índice de Simpson del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas 77

Tabla 19. Índice de Pielou del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas 78

Tabla 20. Resumen de los diferentes Índices de diversidad calculados del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas 79

Tabla 21. Porcentaje de especies leñosas del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas 80

Tabla 22. Distancia de las forestaciones estudiadas a masas forestales (km) 82

Tabla 23. índice de Sörensen entre la flora aérea de los diferentes grupos de edad de las forestaciones 83

Tabla 24. índice de Sörensen entre le flora aérea de las diferentes posiciones de las parcelas en las forestaciones 83

Tabla 25. índice de Sörensen entre los bancos de semillas de los diferentes grupos de edad en las forestaciones 83

Tabla 26. Índice de Sörensen entre la flora aérea y el banco de semillas del suelo, y entre las dos profundidades diferenciadas en dicho banco 84

Tabla 27. Número de especies y diversidad del banco de semillas y de la flora arvense en las parcelas control de la forestación experimental 86

Tabla 28. Número de especies leñosas de la flora aérea en las parcelas control de la forestación experimental 87

Tabla 29. Número de especies leñosas del banco de semillas en las parcelas control de la forestación experimental 87

Tabla 30. Índice de Sörensen entre la flora aérea y el banco de semillas del suelo, y entre las dos profundidades diferenciadas en dicho banco en la parcela experimental 88

X

Tabla 31. Porcentaje de mortalidad presentada en 2014 según especie y tratamiento 92

Tabla 32. Porcentaje de mortalidad presentada en 2015 después de la reposición de marras según especie y tratamiento 92

Tabla 33. Porcentaje de la mortalidad acumulada en 2016 según especie y tratamiento 93

Tabla 34. Porcentaje de mortalidad acumulada en 2017 según especie y tratamiento 93

Tabla 35. Crecimiento medio anual y desviación estándar, por especie y tratamiento, al final de la experiencia 94

Tabla 36. Crecimiento medio absoluto y desviación estándar, por especie y tratamiento, al final de la experiencia 97

.

XI

ÍNDICE DE FIGURAS DE LA MEMORIA

Figura 1. Superficies forestadas en Albacete y Castilla-La Mancha durante los años 1994-2013 11

Figura 2. Formas biológicas definidas por Raunkiaer 20

Figura 3. Dinámica de las semillas presentes en el banco de semillas del suelo 23

Figura 4. Mapa de localización del campo experimental y de las forestaciones estudiadas 33

Figura 5. Forestaciones de diferentes edades: 1 de (1-7 años), 2 de (8-14 años) y 3 de (15-21 años) 35

Figura 6. Detalles de la preparación del suelo (1), plantación (2), colocación de protectores (3) y tutores (4) 36

Figura 7. Señalización de las parcelas de muestreo de flora arvense en diferentes forestaciones: a (1 -7 años), b (8 -14 años) 40

Figura 8. Estudio del banco de semillas utilizando el método directo (estudio de las semillas grandes bajo lupa) y el método indirecto (germinación de las semillas pequeñas en bandejas) 42

Figura 9. Imagen que ilustra la metodología seguida en la determinación de la distancia de una forestación a una masa forestal 44

Figura 10. Vista aérea de la parcela experimental en el campo de prácticas de la ETSIAM realizada con un dron y en la que se observan parcelas con diferentes tratamientos 45

Figura 11. Forestación experimental con la distribución de parcelas y tratamientos 46

Figura 12. Representación de las parcelas experimentales con el marco de plantación y la distribución de las especies 47

Figura 13. Parcela tratada con escarda semimecánica en la que se observa la vegetación cortada a ras de suelo 48

Figura 14. Parcela tratada con escarda mecánica en la que se observa el repaso con la motoazada alrededor de las plantas (a) y la vegetación arrancada, y parcialmente enterrada, por el cultivador (b) 49

Figura 15. Parcela tratada con escarda química en la que se observa ya la vegetación parcialmente seca 50

XII

Figura 16. Detalle de una parcela control en la que no se realiza ningún tratamiento 50

Figura 17. Cobertura media de las forestaciones en función de la edad 56

Figura 18. Principales familias encontradas en la flora aérea en las 36 forestaciones estudiadas (%) 59

Figura 19. Principales familias encontradas en el banco de semillas en las 36 forestaciones estudiadas (%) 60

Figura 20. Cobertura media de la flora arvense (%) según grupo de edad y posición de la parcela 63

Figura 21. Índice medio de Shannon según edad de la forestación (Grupos 1,2 y 3) y posición de la parcela (A, B, y C) 65

Figura 22. Índice de Simpson según la edad de la forestación (Grupos 1,2 y 3) y posición en la parcela (A, B y C) 67

Figura 23. Número medio de especies de semillas en el banco edáfico por edad y profundidad 71

Figura 24. Número medio de semillas/m2 por edad de la forestación y profundidad 74

Figura 25. Principales familias encontradas en la flora arvense de la parcela experimental (%) 89

Figura 26. Principales familias encontradas en el banco de semillas de la parcela experimental (%) 89

Figura 27. Estado en el que se encontraban las parcelas control el 2º año de la forestación 90

Figura 28. Crecimiento medio en diámetro por especie (mm) 94

Figura 29. Crecimiento medio en altura por especie (cm) 95

Figura 30. Crecimiento medio en diámetro por tratamiento (mm) 96

Figura 31. Crecimiento medio en altura por tratamiento (cm) 96

XIII

XIV

1.- INTRODUCCCIÓN

Introducción

2

Introducción

1.- INTRODUCCIÓN

Con la reforma de la Política Agraria Común (PAC) en 1992, se desarrolló en España un régimen de ayudas que ha fomentado las inversiones forestales en explotaciones agrarias. Entre 1994 y 2013 se han forestado más de 700.000 ha de terrenos agrícolas abandonados, de las cuales 120.000 ha corresponden a Castilla La-Mancha y cerca de 30.000 ha a la provincia de Albacete (CARMONA, 2008; MAPAMA, 2017). En dicha provincia, las forestaciones se han realizado con densidades entre 650 y 1100 plantas/ha y con especies arbóreas y arbustivas, predominando pinos y encinas entre las primeras y retama y coscoja entre las segundas.

En estos proyectos, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha aporta ayudas al establecimiento de las plantaciones y a los cuidados posteriores. Algunas de estas tareas deben ir dirigidas a mantener la forestación, y entre ellas se incluye el control de malas hierbas o flora arvense (término utilizado en la actualidad para nombrar las plantas que invaden los cultivos).

En general, el banco edáfico de los suelos agrícolas es rico en semillas y propágulos de plantas herbáceas, y muchas de ellas, denominadas malas hierbas, pueden ser muy competitivas (por nutrientes, espacio, luz y agua) con las plantas forestales sobre todo en los primeros años de su vida (DAVIES, 1987; BAZIN, 1995). La aparición de dicha competencia en terrenos agrícolas abandonados puede ser en muchas ocasiones un obstáculo importante para el establecimiento de las forestaciones. La vegetación herbácea tiene una gran capacidad para competir por el agua y los nutrientes cuando estos escasean en el suelo, disminuyendo el crecimiento de las forestaciones e incluso provocando la mortandad de las plantas (VAN LERBERGHE & BALLEUX, 2001).

En esta situación, resulta crucial el control de las malas hierbas para la consolidación de las forestaciones. Pero para llevar a cabo un control eficaz de las malas hierbas, es necesario tener un conocimiento previo de la dinámica de la flora arvense a lo largo del tiempo, desde el inicio de la forestación y durante los primeros años hasta que las plantas recién instaladas superan dicha competencia. Igualmente, es fundamental tener un conocimiento exhaustivo del banco de semillas de las zonas forestadas.

El estudio de la evolución de la flora arvense con la edad de las forestaciones nos aporta información sobre la dinámica de colonización de herbáceas y leñosas, así como sobre los cambios en la comunidad de flora arvense a partir de la transformación de un terreno agrícola a forestal.

En el sector forestal español no ha existido una tradición extendida de control de la vegetación herbácea durante la fase de establecimiento de las repoblaciones, salvo el desbroce mecánico durante la preparación del terreno. Sin embargo, esta situación empezó a cambiar desde el momento en el que se iniciaron las plantaciones de árboles forestales en terrenos agrícolas abandonados.

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Introducción

Los terrenos que han estado sometidos a una actividad agrícola prolongada, tienen dificultades para el arraigo de las plantas forestales, debido fundamentalmente a la alteración de los factores físicos, químicos y biológicos que la dicha actividad genera en el suelo, a lo que se añade la existencia en el mismo de una gran presencia de flora arvense (GARCÍA, 1998).

Aunque el inicio de las forestaciones en terrenos agrícolas abandonados en España es relativamente reciente (1994), existen algunas experiencias sobre el tema que demuestran la importancia del control de malas hierbas en los primeros años de la plantación, destacando diversos ensayos de control químico con herbicidas (PEÑUELAS et al., 1995).

La lucha química se muestra como una de las técnicas más eficaces, dado que no remueve la tierra y ayuda a conservar mejor la humedad almacenada en el suelo, no modifica la estructura del suelo y evita los problemas de erosión. Sin embargo, no todo son ventajas ya que podrían aparecer posibles daños de fitotoxicidad y alteraciones en el medio ambiente.

En la bibliografía aparecen diversos ensayos sobre el control de malas hierbas con distintas técnicas: escarda manual, escarda mecánica, escarda química, mulch de protección, etc., obteniéndose diferentes resultados según las características edáficas y climatológicas de cada zona (PEÑUELAS et al., 1996).

Sin embargo, es mucho más escasa la información sobre la dinámica de la flora arvense y su banco de semillas a lo largo del tiempo en las forestaciones. Su estudio nos podría permitir conocer cómo evoluciona la comunidad de malas hierbas a partir de la transformación de un terreno agrícola a forestal y poder así entender su funcionamiento.

En la zona de estudio (la Mancha) con clima seco y semiárido, las forestaciones en terrenos agrícolas pueden verse afectadas de manera importante, en su desarrollo y supervivencia, debido tanto a las escasas precipitaciones como a las propias características de los suelos agrícolas, carentes de inóculos micorrícicos y con un gran número de propágulos de malas hierbas (OROZCO & MONREAL, 1997; CARMONA et al., 2007).

Ante esta situación, nos planteamos estudiar la flora arvense y los bancos de semillas del suelo y su variación a lo largo del tiempo en las forestaciones ya existentes, así como determinar la eficacia del control de malas hierbas en el éxito de las forestaciones.

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2.- OBJETIVOS

Objetivos

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Objetivos

2.- OBJETIVOS El objetivo general de esta Tesis Doctoral es conocer la dinámica de la flora arvense y sus bancos de semillas en las forestaciones de terrenos agrícolas abandonados, y comprobar la eficacia de diferentes tratamientos contra malas hierbas en el establecimiento de dichas forestaciones. Para ello se han realizado una serie de experiencias con los siguientes objetivos parciales:

1.- Determinar la diversidad de especies de malas hierbas, presentes en forestaciones de diferentes edades y localizaciones, para analizar el efecto de la edad y de la distancia a masas forestales adultas. 2.- Cuantificar el banco de semillas del suelo de las forestaciones estudiadas para el objetivo anterior, con el fin de analizar los mismos efectos antes mencionados. 3.- Realizar una forestación y llevar a cabo el seguimiento de la competencia de las malas hierbas durante los tres primeros años de vida de las plántulas forestales, en función de distintos tratamientos aplicados a la flora arvense.

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Objetivos

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3.- ANTECEDENTES

Antecedentes

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Antecedentes

3.- ANTECEDENTES

3.1.- Forestaciones en terrenos agrícolas

Con el Reglamento (CEE) 2080/92, se inicia un régimen comunitario de ayudas a las medidas forestales en la agricultura, con dos finalidades:

a) Utilización alternativa de las tierras agrarias de bajos rendimientos a través de la forestación.

b) El desarrollo de actividades forestales en las explotaciones agrarias.

En la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, a través de la Consejería de Agricultura, se regulan estas normas con las Órdenes 13/05/93, 24/11/94, 25/04/96, 31/01/01 y 15/05/08, en las que se van subsanando lagunas, corrigiendo errores y prolongando o modificando las ayudas hasta el año 2013, cuando se terminan estas en Castilla-La Mancha y se hace la última forestación.

En estos veinte años (1994 – 2013) se han forestado en Castilla-La Mancha más de 120.000 ha de terrenos agrícolas, con una superficie forestada en Albacete próxima a las 30.000 ha (Figura 1). Estas cifras representan un 17% y 4% respectivamente de la superficie forestada en nuestro país en el mismo periodo, que ha superado las 700.000 ha.

Figura 1.- Superficies forestadas en Albacete y Castilla-La Mancha durante los años 1994-2013 (Elaboración propia con datos de la JCCM de Castilla-La Mancha).

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Antecedentes

En estos proyectos, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha aporta ayudas al establecimiento de las plantaciones y a los cuidados posteriores. Estos trabajos deben ir dirigidos a mantener la forestación, y entre ellos se incluye el control de malas hierbas. Así mismo se incluye dentro de las ayudas una prima compensatoria por hectárea y año durante los primeros 20 años (DORADO et al, 2007).

En general, el término forestación, que es él se ha utilizado durante todo el documento, según el Diccionario Forestal de la Sociedad Española de Ciencias Forestales (2005), se define como el establecimiento de vegetación forestal en terrenos donde no existió nunca o ha estado ausente durante cierto tiempo. Para la Legislación Española se pueden forestar aquellos terrenos que no estén catastrados como forestales y que hayan tenido aprovechamiento agrícola o ganadero de forma regular al menos durante los últimos 10 años.

El abandono de tierras agrícolas en zonas marginales es un problema que afecta a muchas zonas de España, bien porque los núcleos urbanos quedan alejados, o bien porque resulta difícil, por las condiciones topográficas del terreno, pasar del tipo de agricultura tradicional al actual, basado en la mecanización y en la intensificación de los cultivos (SÁNCHEZ, 1995).

Pero este problema no existe solo en España, en las últimas décadas se han forestado terrenos agrícolas abandonados en diversas partes del mundo, tanto en nuestro continente (Portugal, Francia, etc.), como en otros, Australia, USA y África, existiendo diferentes trabajos que muestran los resultados, pero también las inquietudes sobre el futuro de estas forestaciones en cuanto a gestión y biodiversidad (LEMIEUX & DELISLE, 1998; CHAPMAN & CHAPMAN, 1999; BROCKERHOFF et al., 2008; KUSHLA, 2009; PIRES & XAVIER, 2010; BREMER & FARLEY, 2010).

La mayoría de los investigadores coincide en que los suelos abandonados definitivamente por la agricultura evolucionan de forma diferente según las condiciones climáticas, situación fisiográfica y acción antrópica, con tendencia general hacia la reforestación, siendo un fenómeno muy lento. A veces esta sucesión progresiva puede ser incluso nula, cuando el grado de degradación es muy elevado y las condiciones son poco favorables. En estas ocasiones es necesario intervenir (FRANCIS, 1990).

Existen diferentes estudios sobre la evolución natural de los terrenos agrícolas abandonados y su colonización por la vegetación forestal (FRANCIS, 1990; RUIZ DE LA TORRE, 1990a; SÁNCHEZ, 1995; BOCCANELLI, 1999), coincidiendo todos ellos en que esta restauración que se da de forma natural es muy lenta, y mucho más dificil en climas adversos.

Las forestaciones, como cualquier masa forestal de nueva creación, producen en el medio ciertas modificaciones, y pueden generar una serie de beneficios (CARMONA, 2008), tanto ecológicos (regulación del ciclo del agua, freno a la erosión, absorción de CO2 y fijación de carbono y protección de la diversidad), como económicos y sociales (generación de empleo, educativos y de ocio, fijación de poblaciones y promoción de áreas rurales desfavorecidas).

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Antecedentes

Si bien la mayoría de los técnicos e investigadores están de acuerdo en los beneficios que producen las forestaciones, muchos de ellos destacan que dichas forestaciones no han cumplido el verdadero objetivo que pretendían (MONTOYA, 1997). Hay que recordar que forman parte de la Política Agrícola Comunitaria (PAC) y que uno de sus objetivos era el abandono de tierras y su transformación a terrenos forestales, mientras que muchas de las forestaciones se han realizado en eriales y pastizales con clara vocación forestal, e incluso en algunos casos ya ocupadas por vegetación arbustiva (MAPA, 2006). En este sentido, otros autores señalan que, en algunos suelos degradados, con características edáficas y climáticas muy difíciles, los matorrales deberían ser conservados (OROZCO & LÓPEZ, 1993).

Según MONTIEL & GALIANA (2004), aunque la forestación de tierras agrícolas ha favorecido en algunos casos la restauración de paisajes forestales degradados (zonas con riesgo de erosión, tierras marginales fincas agrarias, terrazas, etc.), también ha contribuido a la homogeneización de dicho paisaje cuando ha afectado a parcelas enclavadas en superficies forestales que desempeñaban una función ecológica y paisajística fundamental (retamares, atochares, etc.) como elemento de diversificación, complementariedad y contraste.

En este sentido LASANTA et al. (2015) realizan un estudio sobre la gestión de las tierras de cultivo abandonadas y el impacto de las forestaciones en el medio ambiente, haciendo una revisión del estado del arte en Europa.

Destaca también la incertidumbre que plantean algunos investigadores sobre la mejora de la biodiversidad, dado que en muchas forestaciones no se han incluido nada más que una o dos especies arbóreas y en el mejor de los casos alguna especie arbustiva, habiéndose realizado la mayoría de ellas con altas densidades (BREMER & FARLEY, 2010), lo que dificulta la colonización de la flora silvestre del entorno.

Según RUIZ DE LA TORRE (1993b) la densidad de plantación no debería exceder de 1000 plantas/ha (un marco de 3 x 3,5 m), dado que en el futuro y desde el punto de vista económico parece inviable la eliminación de los pies sobrantes. Para este mismo autor es muy importante tener en cuenta el temperamento de la especie que se va a instalar, dado que uno de los principales factores que pueden hacer fracasar una plantación en suelos desnudos es la insolación directa.

Otros autores también indican que una de las dificultades para conseguir que estas forestaciones alcancen una mayor diversidad será, en el futuro, la falta de gestión forestal (BROCKERHOFF et al., 2008).

Sobre la diversidad, si se consideran los niveles evolutivos de las comunidades en las que participan especies vegetales, para las forestaciones de terrenos agrícolas abandonados habría que buscar aquellas especies que puedan adelantar etapas de sustitución y, por tanto, alcanzar pasos intermedios más evolucionadas, como es el caso de los pinos en este tipo de situaciones semiáridas (RUIZ DE LA TORRE, 1993b).

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Antecedentes

GIL & PRADA (1993) también coinciden en que los pinos son especies adecuadas para repoblar terrenos pobres que van a padecer prolongadas sequias y temperaturas extremas.

Es importante indicar, además, desde el punto de vista del manejo futuro de plagas que, si aumenta la biodiversidad, se puede favorecer la salud de estas forestaciones, dado que hay una mayor abundancia y diversidad de enemigos naturales en aquellos ecosistemas que son más diversos en especies vegetales. Esto se basa en que en un entorno complejo existe mayor disponibilidad de alimento suplementario suministrado por plantas, así como una mayor diversidad de presas, huéspedes y microhábitats.

Por otra parte, una forestación en un terreno agrícola no se convierte automáticamente en una excelente masa forestal, y no aporta siempre los resultados esperados. Para ello es necesario que existan unas condiciones favorables, medios económicos, un seguimiento regular y ciertos conocimientos técnicos, cosas de las que no siempre va a disponer el propietario (MONTOYA, 1997; MONSALVE, 1997).

Los terrenos que han estado sometidos a una actividad agrícola prolongada, tienen dificultades para el arraigo de las plantas forestales, debido fundamentalmente a la alteración de los factores físicos, químicos y biológicos que la actividad agrícola genera en el suelo, a lo que se añade la existencia en el mismo de una gran presencia de comunidades herbáceas (PEÑUELAS et al., 1996).

En la zona de estudio (La mancha-Centro) con clima seco y semiárido, las forestaciones en terrenos agrícolas abandonados pueden verse notablemente afectadas por la flora arvense. Tanto por las escasas precipitaciones como por las propias características de los suelos agrícolas, carentes de inóculos micorrícicos y con un gran número de propágulos de malas hierbas (OROZCO & MONREAL, 1997).

Las forestaciones en tierras agrícolas se caracterizan, por tanto, por la gran abundancia de especies vegetales (malas hierbas) de crecimiento mucho más rápido que las plantas forestales, con las que compiten por el espacio y la luz, por los nutrientes y sobre todo por el agua (VAN LERBERGHE & BALLEUX, 2001; DAVIES, 1987).

Todo ello puede hacer necesario el control de estas malas hierbas mediante escardas manuales, mecánicas, químicas, etc., aunque esta necesidad se suele limitar a los primeros años del establecimiento de la forestación (GARCÍA & MONTERO, 1996).

Durante los últimos 75 años de intensa actividad repobladora en España, no ha existido una tradición extendida de control de la vegetación herbácea durante la fase de establecimiento de las repoblaciones, salvo el desbroce mecánico durante la preparación del terreno (GARCÍA & MONTERO, 1996). Sin embargo, esta situación empezó a cambiar desde el momento en el que se iniciaron las plantaciones de árboles forestales en terrenos agrícolas abandonados.

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Antecedentes

Algunos autores ya indicaban que, con el encarecimiento y la disminución de la disponibilidad de mano de obra forestal, sería interesante la utilización de fitocidas en las prácticas selvicolas, realizando una exposición de sus diferentes posibilidades (GONZÁLEZ, 1974).

Aunque el inicio de las forestaciones en nuestro país es relativamente reciente (1994), existen algunas experiencias que demuestran la importancia del control de malas hierbas en los primeros años de la plantación, destacando diversos ensayos de control químico con herbicidas, y otras técnicas: escarda manual, escarda mecánica, mulch de protección, etc. (PEÑUELAS et al., 1996; GONZÁLEZ & SANTÍN, 2001; COELLO & PIQUÉ, 2012), obteniéndose diferentes resultados según las características edáficas y climatológicas de cada zona.

Es de destacar también la gran importancia que tiene el banco edáfico de los suelos agrícolas (rico en semillas y propágulos de plantas herbáceas) ante una posible perturbación del ecosistema (MARTINEZ, 2009). Pero en el caso que nos ocupa puede ser en muchas ocasiones también un obstáculo importante para el establecimiento de las forestaciones (DAVIES, 1987). La vegetación herbácea tiene una gran capacidad para competir por el agua y los nutrientes cuando estos escasean en el suelo, disminuyendo el crecimiento de las forestaciones e incluso provocando la mortandad de las plantas.

Ante esta situación, puede resultar crucial el control de las malas hierbas para favorecer la consolidación de las forestaciones (GARCÍA & MONTERO, 1996). Pero para llevar a cabo un control eficaz de las malas hierbas, es necesario tener un conocimiento previo de la dinámica de la flora arvense y el banco de semillas del suelo a lo largo del tiempo, desde el inicio de la forestación y durante los primeros años hasta que esta supera dicha competencia.

Es interesante, por tanto, profundizar en el estudio de la evolución de la flora arvense con la edad de las forestaciones y su banco de semillas del suelo lo que aportaría información sobre la dinámica de colonización de herbáceas y leñosas, así como de los cambios en la comunidad de flora arvense a partir de la transformación de un terreno agrícola a forestal.

Existen numerosos trabajos sobre la dinámica de la flora arvense en suelos agrícolas (SAAVEDRA, 1987; FRAGA et al., 1993; CHAMORRO et al., 2003; CHAMORRO et al., 2007; CIRUJEDA et al., 2007). Se pueden mencionar también numerosos estudios sobre el banco de semillas del suelo, tanto en terrenos agrícolas como forestales (REINE & CHOCARRO, 1993; MARAÑON, 1998; FERRANDIS et al., 1999a; MENCHÉN et al., 2001). Sin embargo, es muy escasa la información sobre la dinámica y evolución de la flora arvense, y su banco de semillas a lo largo del tiempo en las forestaciones de terrenos agrícolas abandonados (ZHANG et al., 2014).

3.2.- Características diferenciales de los suelos agrícolas y forestales

Las áreas tradicionalmente forestadas en España han sido de monte, con una fertilidad edáfica normalmente autosuficiente y, frecuentemente, con escasa vegetación herbácea (DÍAZ, 1997). Lo anterior contrasta con las condiciones que

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Antecedentes encontramos en los terrenos agrícolas abandonados que se han forestado en nuestro país durante las últimas décadas (Tabla 1).

Como ya se ha indicado, los problemas más importantes para el establecimiento con éxito de las forestaciones en terrenos agrícolas son fundamentalmente la alteración de los factores físicos, químicos y biológicos que la actividad agrícola genera en el suelo, y la existencia en el mismo de una gran presencia de comunidades herbáceas. Por ello, resulta muy interesante la utilización de plantas micorrizadas, o leguminosas que mejoren las condiciones del suelo para el establecimiento de las plantas (REY- BENAYAS, 2005).

Algunos autores (OCAÑA & GARRIDO, 2005) indican además que los suelos agrícolas han sufrido fuertes modificaciones en su morfología, como la pérdida de diferenciación de horizontes, la compactación y la formación de costras que pueden dificultar la penetración de las raíces de algunas especies forestales. La acción humana repetida ha favorecido además una mineralización rápida de la materia orgánica (WALL & HYTÖNEN, 2005).

Tabla 1.- Características diferenciales de los suelos agrícolas y forestales (Modificado y ampliado de DÍAZ, 1997).

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Antecedentes

Las técnicas asociadas a la agricultura conllevan una serie de efectos importantes sobre las propiedades del suelo. Por un lado, se modifica su textura con labores como despedrado, aporte de tierras, etc., y por otro se altera su estructura con los arados (preparación del suelo, apisonado, etc.). Esta inestabilidad acaba afectando a la porosidad del suelo, y por tanto al contenido de aire y agua, disminuye así mismo la capacidad de absorción y por tanto la capacidad de cambio, propiciando unas variaciones del pH más bruscas (SÁNCHEZ, 1995).

Otros autores destacan como diferencia importante entre suelos agrícolas y forestales, la presencia de una capa orgánica (cubierta forestal) que marca la dinámica de los suelos forestales y ejerce una gran influencia sobre las propiedades físicas y biológicas del suelo, permitiendo el desarrollo de una gran variabilidad de microorganismos, con un ciclo de nutrientes más dinámico y una mayor presencia de hongos frente a las bacterias, más numerosas en suelos agrícolas. Al mismo tiempo, ésta cubierta forestal proporciona mejores condiciones de humedad y unas temperaturas más uniformes que en los suelos agrícolas y, además, puede proteger contra el impacto de las gotas de lluvia y por tanto contra la erosión (PRITCHETT, 1986).

Es importante considerar también la presencia de elementos exógenos en los suelos agrícolas, como fertilizantes y plaguicidas químicos que pueden ocasionar problemas a las plantas forestales y favorecer, sin embargo, el desarrollo de la vegetación competidora mejor adaptada.

Todos estos aspectos diferenciales hacen que los suelos agrícolas vean mermado su poder amortiguador frente a posibles cambios que puedan producirse.

SOBANSKI & MARQUES (2014) y NICKELSON et al. (2015) indican que, tanto las características del suelo como el uso previo de la tierra van a tener una gran importancia en el éxito de la forestación.

3.3.- Flora arvense en terrenos agrícolas abandonados o marginales

La Real Academia Española de la Lengua, en 2001, define el término maleza como abundancia de malas hierbas que perjudican a los sembrados, pero existen otras definiciones más aproximadas. Según la European Weed Research (1978) una mala hierba es toda planta que interfiere con los objetivos del hombre.

Desde un punto de vista agronómico BLATCHLEY (1912) la define como una planta fuera de lugar o que crece donde no es deseada, y VILLARÍAS (1992) como aquella planta que dificulta el crecimiento de las plantas que cultivamos.

Desde un punto de vista ecológico, BLATCHLEY (1912) propone como definición que mala hierba es una planta que compite con el hombre por la posesión del suelo.

Una de las definiciones más aceptadas en nuestro país es la de PUJADAS & HERNÁNDEZ (1988), que define mala hierba como planta que crece siempre

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Antecedentes o de forma predominante en situaciones marcadamente alteradas por el hombre y que resulta no deseable por él en un lugar y momento determinado.

Ante la dificultad de clasificar de forma objetiva a una planta como buena o mala, aparece entonces la expresión arvense, para incluir a todas aquellas plantas que crecen en ambientes antropizados. Así FONT QUER (1953), utiliza el término arvense para definir a los vegetales que crecen en tierras cultivadas, clasificando así a las plantas en función del hábitat que ocupan como arvenses, ruderales y nitrófilas. Siendo la vegetación ruderal y nitrófila la que encontramos en los lugares más transitados por las personas y el ganado; en orillas de caminos y carreteras, espacios suburbanos, vertederos, escombreras de piedra, majadas y sesteaderos de ganado y campos de cultivo abandonados. Estos lugares son en general ricos en nitrógeno, destacando como plantas características las ortigas y las malvas.

Lo que parece claro es que en general, todos los autores están de acuerdo en que la flora arvense incluye todas aquellas plantas que crecen de forma predominante en situaciones marcadamente alteradas por el hombre. Todas estas plantas generalmente poseen ciertas características ecológicas que les permiten adaptarse a dichos ambientes, como son una fácil dispersión, alta capacidad de persistencia y una gran capacidad de competencia (GARCÍA & FERNÁNDEZ, 1991).

Otros autores, sin embargo, inciden en señalar los efectos positivos que puede representar la flora arvense, destacando la protección del suelo contra la erosión, la mejora de la actividad biológica del suelo, aporte de nutrientes al suelo y cobijo de la fauna auxiliar (SANS, 2006; PYWELL et al., 2011).

Las malas hierbas, en general, son plantas capaces de invadir nuevos hábitats, persistir en ellos y competir de forma ventajosa con las plantas cultivadas. Para comprender qué es una planta invasora es necesario conocer algunos términos que utilizan los botánicos para clasificar las plantas en función de su origen y los medios por los que han llegado y se mantienen en un territorio. En la definición de estos términos seguimos principalmente los criterios de RICHARDSON et al. (2000) y PYŠEK et al. (2004).

La flora de un territorio está formada por las plantas autóctonas y las alóctonas.

Las plantas autóctonas son aquellas que se han originado en un territorio o han llegado hasta él sin intervención humana (sea ésta intencionada o no) procedentes del área donde se han originado.

Las plantas alóctonas, o exóticas, son las que se encuentran en un territorio debido a la introducción intencionada o accidental por parte del hombre, o que han llegado sin intervención del hombre desde territorios donde son alóctonas.

Entre aquéllas cuya introducción ha sido intencionada se encuentran las plantas alóctonas cultivadas, como el girasol Helianthus annuus L. o la hierba

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Antecedentes de la pampa Cortaderia selloana (Schult. & Schult.f.) Asch. & Graebn. empleadas en cultivos agrícolas o en jardinería, respectivamente.

Algunas plantas alóctonas cultivadas crecen espontáneamente de modo ocasional, como sucede con la remolacha Beta vulgaris L. en terrenos removidos; estas especies se denominan en algunas floras plantas subespontáneas.

De las plantas alóctonas no cultivadas muchas han llegado acompañando a las semillas de plantas cultivadas, como sucede con Heteranthera reniformis Ruiz & Pavón. mala hierba de los arrozales.

Las plantas naturalizadas son aquellas plantas alóctonas que consiguen establecerse en el medio natural y mantienen sus poblaciones al menos durante 10 años, sin intervención directa del hombre, mediante el reclutamiento de semillas u órganos vegetativos capaces de desarrollarse por sí mismas.

Las plantas invasoras son aquellas plantas naturalizadas capaces de producir descendencia, a menudo en gran número y a considerable distancia de los progenitores, teniendo por tanto la capacidad potencial de extenderse en un amplio territorio.

Para considerar una planta invasora algunos autores consideran un requisito adicional que produzca impactos negativos sobre la biodiversidad, como sucede en la definición de UICN (2000): planta invasora es aquélla especie alóctona que se establece en hábitats o ecosistemas naturales o seminaturales y que es un agente de cambio y amenaza de la biodiversidad natural.

Las malas hierbas, que constituyen la flora arvense, son en ocasiones plantas invasoras, pero no siempre; su principal característica es que crecen en lugares donde no se desea su presencia y que normalmente tienen efectos económicos o ambientales en actividades agrícolas o forestales. La amapola Papaver rhoeas L. es una mala hierba autóctona, mientras que el estramonio Datura stramonium L. es una mala hierba alóctona invasora.

Las plantas pueden clasificarse también en función de la posición de las yemas de recambio durante la estación desfavorable (por frío, calor, falta de agua, etc.) en las denominadas formas biológicas o biotipos, establecidos por RAUNKIAER (1934). La mayor parte de las malas hierbas de nuestro territorio son terófitos, aunque también hay algunos hemicriptófitos (menos adaptados a estas condiciones del suelo), geófitos, hidrófitos y unos pocos caméfitos. Las principales formas biológicas vienen expresadas en la Figura 2.

Terófitos: plantas que completan todo su ciclo de desarrollo durante la estación favorable. Son anuales y pasan la estación desfavorable en forma de semilla. Son terófitos: Amaranthus blitoides S. Wats., Conyza canadensis (L.) Cronquist., Datura stramonium L., Xanthium echinatum Murray subsp.italicum (Moretti) O. Bolòs, & J. Vigo, etc.

Hemicriptófitos: plantas herbáceas con las yemas de recambio en la superficie del suelo o inmediatamente debajo. Pueden ser cespitosos, rosulados,

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Antecedentes erectos, trepadores, etc. Son hemicriptófitos: Cortaderia selloana (Schult. & Schult.f.) Asch. & Graebn., Bromus catharticus Vahl., etc.

Geófitos: plantas con las yemas de recambio en tallos subterráneos como bulbos, rizomas o tubérculos. Son geófitos: Reynoutria japonica Houtt., Paspalum paspalodes (Michx.) Scribner., etc.

Caméfitos: plantas herbáceas o leñosas que viven varios años y con las yemas por encima del suelo, pero a menos de 25 cm de altura. Normalmente son matas. Se pueden reconocer subtipos: fruticosos, sufruticosos, pulvinulados, suculentos, trepadores, reptantes, graminoides, etc. Son caméfitos: Hieracium castellanum Boiss. & Reuter., Stipa gigantea Link., etc.

Fanerófitos: plantas normalmente leñosas que viven varios años, con las yemas a más de 25 cm de distancia del suelo. En ocasiones se distinguen los nanofanerófitos, que son aquellos con las yemas a menos de 3 m. Son los árboles, arbustos y algunas plantas herbáceas. Son fanerófitos: Ailanthus altissima (Mill.) Swingle. y Robinia pseudoacacia L.

Hidrófitos: plantas con las yemas de recambio sumergidas en el agua. Son hidrófitos: Scirpus mucronatus L., Heteranthera reniformis Ruiz & Pavón., etc.

Figura 2.- Formas biológicas definidas por Raunkiaer (Herbario de la Universidad Pública de Navarra).

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Antecedentes

Aunque las malas hierbas de los cultivos han recibido en general menos atención desde un punto de vista botánico y ecológico que la vegetación natural de los espacios poco alterados, cabe destacar, entre otras, las aportaciones realizadas en España en las últimas décadas por GARCÍA & FERNANDEZ (1991), SANS & FERNÁNDEZ (1997), VILLARIAS (2002), MONTSERRAT (2003), CARRETERO (2004) y RECASENS & CONESA (2009).

Fuera de España aparecen también textos importantes en los que se estudia la botánica, ecología y taxonomía de las comunidades de malas hierbas de diferentes cultivos (HOLZNER, 1982; STREIBIG, 1988; RUGGERI & RIGOTTI, 1991; VIGGIANI & ANGELINI, 1993; JAUZEIN, 1995; WILSON & KING, 2003; DI TOMASO, 2007).

Para algunos autores los estudios de la cuantificación de la flora arvense en zonas cultivadas pueden presentar problemas, dado que los agricultores controlan regularmente las malas hierbas, y por tanto dicha vegetación es solo una muestra de la vegetación potencial (SAAVEDRA, 1987). Esto nos indica que los estudios de la flora arvense en terrenos cultivados presentan características diferenciales muy marcadas respecto a los estudios realizados sobre la vegetación espontánea en terrenos no alterados por el hombre.

Tabla 2.- Especies arvenses excepcionalmente competitivas citadas en forestaciones (ORTEGA et al., 1999).

Lactuca serriola L. Portulaca oleracea L.

Papaver rhoeas L Salsola kali L.

Conyza canadensis L. Avena spp.

Malva spp. Capsela bursa-pastoris Moench.

Polygonum aviculare L. Raphanus raphanistrum L.

Lolium rigidum Gaud. Lamium amplexicaule L.

Chenopodium album L. Convolvulus arvensis L.

Sonchus oleraceus L. Sisymbrium irio L.

Amaranthus retroflexus L. Bromus spp.

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Antecedentes

Los cultivos de cereales de invierno en las tierras mediterráneas, en los que se han realizado gran parte de las forestaciones, presentan una flora arvense perfectamente diferenciada debida a la especificidad de las labores agrícolas realizadas durante años. No obstante, el uso de herbicidas ha propiciado que algunas especies como Vaccaria hispanica (Miller) Rauscher. y Agrostemma githago L. se encuentren en regresión en áreas cerealistas, mientras que otras como Papaver spp., Avena spp., Centaurea spp. Lolium rigidum Gaudin. y Coronilla scorpioides (L.) W.D.J. Koch., entre otras, sean muy abundantes (SANS, 2006).

GONZÁLEZ & MARTÍN (2009) citan como especies más abundantes en cultivos de cereales manchegos Avena sterilis L. Bromus diandrus Roth. Y Lolium rigidum entre las monocotiledóneas y Galium tricornutum Dandy. Y Veronica hederifolia L entre las dicotiledóneas.

En el caso de los huertos y cultivos leñosos de secano la flora espontánea es extraordinariamente diversa según sean las labores agrícolas y las características del suelo, destacando Diplotaxis erucoides (L.) DC., Euphorbia spp., Solanum nigrum L., Amaranthus spp., Chenopodium spp. y un largo etcétera (SANS, 2006).

En cultivos de espliego en secano GONZÁLEZ & MARTÍN (2009) destacan diferentes especies de los géneros Bromus y Lolium, y entre las plantas típicas arvenses Capsella bursa-pastoris (L.) Medik., Convolvulus arvensis (L.) Roemer & Schultes., Geranium molle L., Lactuca serriola L. Lamium amplexicaule L. y Veronica hederifolia L.

Es importante destacar también las estrategias de reproducción de muchas de estas plantas en su mayor parte anuales, pioneras y oportunistas, como una gran producción de semillas en el caso de Diplotaxis erucoides (L.) DC. y otras cruciferas, o la rápida extensión de los órganos vegetativos en Cynodon dactylon (L.) Pers. y Convolvulus arvensis L.

En el caso de las forestaciones en terrenos agrícolas abandonados, se dispone de poca información sobre la dinámica de la flora arvense y su banco de semillas (incluyendo la diversidad de frutos indehiscentes y propágulos) con el paso del tiempo. Su estudio podría permitir conocer cómo evoluciona la comunidad de malas hierbas a partir de la transformación de un terreno agrícola a forestal y poder así entender su funcionamiento, la dinámica de colonización de herbáceas y leñosas, y los cambios en la comunidad.

En la provincia de Albacete, las forestaciones se han ubicado en cultivos de secano donde la flora espontánea es extraordinariamente diversa, destacando entre otras especies Diplotaxis erucoides (L.) D.C., Euphorbia serrata L., Solanum nigrum L., Amaranthus spp. y Chenopodium spp. (SANS, 2006).

Entre las especies de flora arvense muy competitivas, destacan aquellas que tienen gran porte y vigor como Chenopodium album L. y Lactuca serriola L., o aquellas que se comportan como cespitosas como Bromus diandrus Roth. Algunas de estas plantas encontradas en forestaciones se citan en la Tabla 2.

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Antecedentes

SÁNCHEZ (1995) destaca también la importancia que puede tener en el futuro la vegetación que se encuentra en los lindes de los cultivos, donde se asientan gran cantidad de especies esperando la oportunidad de dispersarse, destacando además de las herbáceas (ruderales), las leñosas (tomillares).

Ante esta situación, se plantea el estudio de la flora arvense bajo dos perspectivas distintas: por una parte, el conocimiento de las malas hierbas presentes en las forestaciones ya realizadas, y por otra parte su variación con la edad de la forestación.

3.4.- Banco de semillas del suelo en terrenos agrícolas y marginales

El banco de semillas del suelo está constituido por todas las semillas viables presentes en él, bien en la superficie o enterradas. Este banco puede ser transitorio, cuando la mayor parte de las semillas germinan en el mismo año de su dispersión, o persistente, cuando al menos una parte importante de las semillas permanecen en el suelo más de un año (FERRANDIS et al., 1999b).

La reserva de semillas duradera puede permitir que la población se recupere después de una perturbación intensa o prolongada, por lo que la magnitud y composición de estas reservas de semillas y su dinámica pueden jugar un papel importante en la regeneración de las comunidades vegetales en ambientes mediterráneos (MARAÑON, 2001).

Figura 3. Dinámica de las semillas presentes en el banco de semillas del suelo (HARPER, 1977).

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Antecedentes

Una vez incorporadas al suelo, las semillas deben de tener, por una parte, algún mecanismo de letargo para evitar su germinación mientras están enterradas, y al mismo tiempo alguna estrategia para detectar las condiciones ambientales favorables o estímulos para desencadenar la germinación. Entre los mecanismos que inhiben la germinación se encuentran los endógenos (residen en el embrión) y los exógenos (residen en la cubierta). Por otra parte, entre las estrategias para detectar las condiciones favorables para la germinación destacan la temperatura (el frío y el calor), la luz, y la concentración alta de nitratos en el suelo (BASKIN & BASKIN, 1998).

Otros autores coinciden con estos estudios sobre las condiciones de germinación de las semillas en el suelo, destacando la mayoría de ellos que los principales factores que van a influir en esta son, además de la luz y la temperatura, ciertas sustancias en el suelo (salinidad), la profundidad de enterramiento y algunos aspectos morfológicos de la semilla (HERRANZ et al., 2003; COPETE, 2005; SAATKAMP et al., 2011; TORRA et al., 2016).

Los bancos de semillas del suelo son dinámicos (Figura 3), recibiendo un aporte o lluvia de semillas de las plantas próximas o de otras lejanas, algunas de ellas germinan en cuanto las condiciones sean favorables (banco activo), pero otras permanecen en letargo (banco latente). La salida de las semillas del banco se puede dar por senescencia, descomposición por ataque de microorganismos, germinación letal (germinan a bastante profundidad y no pueden emerger) o por predación (THOMPSON et al., 1997; MALL & SINGH, 2013).

El banco edáfico de los suelos agrícolas es rico en semillas y propágulos de plantas herbáceas, y muchas de ellas, denominadas malas hierbas, pueden ser muy competitivas (por nutrientes, espacio, luz y agua) con las plantas forestales sobre todo en los primeros años de su vida (DAVIES, 1987). La aparición de dicha competencia en terrenos agrícolas abandonados puede ser en muchas ocasiones un obstáculo importante para el establecimiento de las forestaciones. Cuando el agua y los nutrientes escasean en el suelo, la vegetación herbácea que procede del banco de semillas del suelo puede tener una gran capacidad para competir, disminuyendo el crecimiento de las forestaciones e incluso provocando la mortandad de las plantas (VAN LERBERGHE & BALLEUX, 2001).

En esta situación, resulta crucial en muchas ocasiones el control de las malas hierbas para la consolidación de las forestaciones (GARCÍA & MONTERO, 1996). Pero para llevar a cabo un control eficaz de las malas hierbas, es necesario tener un conocimiento previo de la dinámica de la flora arvense a lo largo del tiempo, desde el inicio de la forestación y durante los primeros años hasta que ésta supera dicha competencia, y del banco de semillas de las zonas forestadas.

Por otra parte, en las manchas de densa vegetación, las condiciones son bastante desfavorables para el establecimiento de nuevas plántulas, debido principalmente a la competencia que ejercen las plantas adultas, ya instaladas, por el espacio, luz, agua y nutrientes. Por este motivo, el reclutamiento de plántulas suele quedar reducido a algunos lugares donde algún tipo de perturbación ha creado claros.

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Antecedentes

Como se ha indicado anteriormente, existen estudios sobre la flora arvense en campos de cultivo, sin embargo, es escasa la información sobre la dinámica de la flora arvense y su banco de semillas a lo largo del tiempo en las forestaciones.

Según diferentes estudios llevados a cabo por diversos autores en bosques mediterráneos de la Península Ibérica (FERRANDIS et al., 1996; TRABAUD et al., 1997; CALVO et al., 1999; DIAZ-VILLA et al., 2000), se puede indicar que la densidad de semillas en el banco es relativamente alta, bastante diversa, con presencia de especies leñosas, y que la composición de especies del banco se corresponde solo parcialmente con la vegetación epigea.

Por otra parte, IZQUIERDO & RECASENS (1990) encuentran también en suelos agrícolas cultivados un gran número de semillas de plantas arvenses y con una gran diversidad de especies.

El estudio de la evolución de la flora arvense con la edad de las forestaciones nos aporta información sobre la dinámica de colonización de herbáceas y leñosas, así como sobre los cambios en la comunidad de flora arvense a partir de la transformación de un terreno agrícola a forestal.

ZHANG et al. (2014) estudian la evolución del banco de semillas del suelo en forestaciones con eucaliptus de tierras cultivadas abandonadas y con diferentes rangos de edad, y aunque observaron pérdida de biodiversidad no encontraron diferencias significativas con el paso del tiempo.

Dentro de la dinámica de la comunidad vegetal es interesante conocer también la semejanza o similitud en la composición y abundancia de especies, entre el banco de semillas del suelo y la fase de plantas adultas reproductoras. Hay que tener en cuenta que la composición del banco de semillas solo nos da una historia parcial de la vegetación que ocupaba un hábitat.

Ante esta situación, nos planteamos el estudio de la flora arvense a través de los bancos de semillas del suelo y su variación a lo largo del tiempo en las forestaciones ya realizadas y poder así entender su funcionamiento.

3.5.- Competencia de la flora arvense con las primeras edades de la forestación

Como se ha indicado anteriormente, los terrenos cultivados que han estado sometidos a una actividad agrícola prolongada, pueden tener dificultades para el arraigo de las plantas forestales, debido fundamentalmente a la alteración de los factores físicos, químicos y biológicos que la actividad agrícola genera en el suelo, y a la existencia en el mismo de una gran presencia de comunidades herbáceas (WAGNER et al., 1989; PEÑUELAS et al., 1996).

En las tierras de cultivo abandonadas que son forestadas, predomina por tanto la vegetación herbácea competidora, que en condiciones meteorológicas normales pueden formar, en primavera fundamentalmente, una masa densa de más de medio metro de altura que puede llegar a cubrir, durante los primeros años, las plantas forestales introducidas (SERRADA, 1990).

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Antecedentes

En una forestación de terrenos agrícolas se pueden dar diferentes situaciones de competencia; a: Intraespecífica, dentro de la misma especie arvense; b: Interespecífica, entre las diversas especies de malas hierbas; c: Interespecífica, entre las plantas forestales y las especies de malas hierbas. En algunos casos podríamos añadir además una cuarta situación, competencia intraespecífica entre las propias plantas forestales.

Algunos autores hacer referencia a diferentes situaciones en las forestaciones, zonas en las que ya existen algunos árboles y arbustos (zonas adehesadas), zonas ocupadas anteriormente por cultivos cerealistas de baja productividad, y zonas abandonadas de cultivos leñosos o eriales que ya presentan algunos arbustos colonizadores, estas zonas van a requerir cuidados culturales diferentes (NAVARRO & ZARAGOZA, 2001)

La comunidad de malas hierbas compite con las plantas forestales, al menos durante los primeros años, por el agua y los nutrientes disminuyendo el crecimiento de las forestaciones e incluso provocando la mortandad de las plantas. Para PARDOS (1990) también es importante tener en cuenta los fenómenos de alelopatía que pueden producir algunas plantas al secretar sustancias que inhiben el desarrollo de otras.

En un estudio realizado en Palencia sobre una forestación con Pinus pinea L., HERRERO & GUTIÉRREZ (2006) destacan que el mayor desarrollo de la flora arvense alrededor de las plantas se produce en los momentos en los que hay una mayor competencia por el agua.

Según PARDOS (1990), la competencia puede definirse como la concurrencia que se establece entre diversos organismos por una misma fuente de energía o de materia cuando la demanda está en exceso sobre la disponibilidad. Para ZARAGOZA et al. (1993) este término se define como la captura de los recursos limitados que realiza un individuo a expensas de otro.

Según señala SERRADA (1990), se puede diferenciar desde el punto de vista fisiológico entre competencia, cuando dos plantas tienen una misma necesidad y una de ellas reduce las opciones de la otra para satisfacerla, e interferencia, cuando la proximidad de una planta altera la fisiología de otra ya sea positiva o negativamente.

Otros autores pronostican las dificultades, que puede haber en el futuro, para la regeneración natural de las forestaciones (PARDOS, 1990) debido a la posible competencia de las herbáceas.

ARCHIBALD et al. (2011), en un estudio realizado en Australia, destacan que la colonización del suelo por especies exóticas en forestaciones de terrenos agrícolas abandonados, puede presentar mayor competencia sobre las plantaciones forestales que la instalación de plantas nativas, alcanzando cifras de mortalidad superiores comprendidas entre el 10% y el 40%.

PECOT et al. (2007) y NAVARRO et al. (2010) destacan la influencia del dosel arbóreo sobre la supervivencia de plantas y semillas en el suelo, y la productividad del sotobosque, destacando diferentes técnicas de eliminación de

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Antecedentes la vegetación (franjas o claros) para aumentar el crecimiento de las futuras plantas de la forestación.

3.6.- Control de la flora arvense en forestaciones de terrenos agrícolas abandonados

Está comprobado que los terrenos agrícolas que han estado sometidos a una actividad agrícola prolongada, tienen dificultades para el arraigo de las plantas forestales, debido fundamentalmente a la alteración de los factores físicos, químicos y biológicos que la actividad agrícola genera en el suelo, a lo que se añade la existencia en el mismo de una gran presencia de flora arvense (GARCÍA, 1998).

Ante esta situación, resulta crucial el control de las malas hierbas para favorecer la consolidación de las forestaciones (GARCÍA & MONTERO, 1996).

La flora dominante en muchos de los cultivos agrícolas abandonados está formada fundamentalmente por especies arvenses, terófitas, mediterráneas y muy agresivas, entre las que se encuentran géneros como Avena, Lolium, Sonchus, Anacyclus, Chenopodium, Papaver y Matricaria, alcanzando en estos terrenos gran desarrollo en escaso tiempo (DE PRADO & JORRÍN, 2001).

Las estrategias dirigidas a procurar el éxito de las forestaciones deben ir dirigidas a favorecer la sustitución de estas especies agresivas progresivamente, evitando la competencia de las mismas, sobre todo y si es posible alrededor de los plantones. El tratamiento de la vegetación fuera de las líneas de plantación debería mantener el establecimiento de una cubierta vegetal (NAVARRO & ZARAGOZA, 2001).

En España no existe una tradición en el control de la vegetación herbácea o leñosa durante la fase de establecimiento de las repoblaciones o en otras tareas forestales en el monte, salvo el desbroce mecánico durante la preparación del terreno (GARCÍA & MONTERO, 1996) o el control de malas hierbas en viveros forestales.

En determinadas zonas pascícolas de nuestro país se han venido aplicando desde hace tiempo técnicas de control de la vegetación accesoria en praderas y pastizales. Tal es el caso de los pastizales de Galicia y Asturias, donde el control de tojos y ericáceas era casi obligatorio para que el ganado dispusiera de hierba, utilizando en estos casos labores mecánicas, ensayos con herbicidas e incluso el fuego, y las dehesas de encinas y alcornoques donde los pastizales anuales se ven invadidos por jaras, jaguarzos, cantuesos, tomillos y torviscos y ha sido necesario emplear métodos de control similares a los anteriores (ZULUETA, 1990).

No nos podemos olvidar también la importancia que ha tenido a lo largo de la historia la presencia de la ganadería en nuestros montes para el control de la vegetación arbustiva (RIGUEIRO, 1979).

Es interesante destacar también, los desbroces que se hacen habitualmente en nuestro país con un carácter preventivo contra incendios

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Antecedentes forestales, pero en este caso, el objetivo principal de dichas tareas no es evitar la competencia.

Según el Diccionario Forestal de la Sociedad Española de Ciencias Forestales (SECF, 2005), los términos desherbar o desbrozar se pueden definir como la acción de eliminar o reducir de una superficie la presencia de hierbas o arbustos.

Las técnicas de desbroce han ido evolucionando con el tiempo, pero se pueden clasificar según la superficie a tratar en: desbroce localizado alrededor de la planta, desbroce por calles, desbroce total y desbroce de taludes y bordes de caminos. Por otra parte, según el sistema utilizado podemos hablar de desbroce manual, desbroce mecanizado (con aperos de labranza) o semimecanizado (con motodesbrozadoras) y desbroce químico. A lo largo del tiempo, en nuestro país, también ha sido útil el uso del fuego para eliminar la vegetación arbustiva, y el control de la vegetación por medio del pastoreo (SERRADA, 1990).

Aunque el inicio de las forestaciones en España es relativamente reciente (1994), existen algunas experiencias sobre el tema que demuestran la importancia del control de malas hierbas en los primeros años de la plantación, destacando entre otros el control de malas hierbas con escarda manual, escarda mecánica, escarda química, mulch de protección, etc., obteniéndose diferentes resultados según las características edáficas y climatológicas de cada zona (PEÑUELAS et al., 1996; ORTEGA et al., 1999).

Más recientemente COELLO & PIQUÉ (2012) y COELLO et al. (2017) han ensayado nuevas técnicas para el control de la vegetación competidora en forestaciones de tierras agrarias, destacando el uso de diferentes tipos de astillas y bioplásticos.

NAVARRO-CERRILLO et al. (2009), en una forestación con encinas en el sur de España, estudiaron la influencia de una cubierta de leguminosas herbáceas (mulch de protección) sobre la supervivencia de las plántulas forestales, obteniendo una supervivencia en las encinas superior en casi un 75% a la de las parcelas control.

Otros estudios relacionados con el tema indican que la sombra que pueden ejercer algunas especies arvenses sobre los plantones de encina y otras especies forestales, pueden mejorar su supervivencia (HERNÁNDEZ et al., 1995; REY-BENAYAS et al., 2002).

De manera similar, BALANDIER et al. (2009) indican, que la siembra directa de especies forestales con cultivos de cobertura puede mejorar el microclima y la disponibilidad de recursos inducida por la diversidad de la vegetación.

Diferentes autores, sin embargo, indican que, en el caso de especies de crecimiento lento es indispensable, en terrenos cultivados, ayudar a las plantas forestales a tomar ventaja dentro del entorno competitivo en el que se van a

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Antecedentes encontrar, al menos durante el periodo anterior a la primera estación seca (REY- BENAYAS et al., 2005).

Desde que se iniciaron en 1994 las forestaciones en terrenos agrícolas, se han realizado diferentes ensayos de escarda química para el control de la flora arvense en las forestaciones con distintos resultados (PEÑUELAS et al., 1997; MOSQUERA & RIGUEIRO, 1997).

En la bibliografía también aparecen algunos ensayos llevados a cabo en forestaciones de terrenos agrícolas sobre el control de malas hierbas con el uso de herbicidas de preemergencia, destacando algunos problemas de fitotoxicidad en Pinus halepensis Mill. (GONZÁLEZ & SANTÍN, 2001) y en Pseudotsuga menziesii (Mirb.) Franco. (HART et al., 2010).

Por otra parte, JIMÉNEZ & CABEZUELO (1995), han evaluado la fitotoxicidad de numerosos herbicidas sobre plantones de Quercus rotundifolia Lam., detectando que existe una excelente tolerancia por parte de dichos plantones de encina a determinados grupos de herbicidas.

Existen diversos trabajos sobre la utilización de herbicidas para el control de malas hierbas, en viveros (PEÑUELAS et al., 1995; ORTEGA et al., 2000) en repoblaciones (MOSQUERA & RIGUEIRO, 1997; KOGAN & ALISTER, 2010) y en forestaciones de tierras agrícolas (PEÑUELAS et al., 1996; GONZÁLEZ & SANTÍN, 2003; RISTAU et al., 2011).

La lucha química se muestra como una de las técnicas más eficaces, dado que no remueve la tierra y ayuda a conservar mejor la humedad almacenada en el suelo, no modifica la estructura del suelo y evita los problemas de erosión. Sin embargo, no todo son ventajas ya que podrían aparecer como ya se ha indicado, posibles daños de fitotoxicidad y alteraciones en el medio ambiente (SERRADA, 1995).

Se pueden destacar diferentes estudios sobre la utilización de herbicidas en el sector forestal relacionados con aspectos ambientales como la fitotoxicidad (MOSQUERA & RIGUEIRO, 1997; YAMASHITA et al., 2009) o la lixiviación en el suelo (PASSOS et al., 2015). Sobre la fitotoxicidad se ha detectado que algunas especies forestales son muy sensibles a determinados grupos de herbicidas, como es el caso del abedul, mientras que otros estudios indican que para determinados tipos de suelos es conveniente tener en cuenta la lixiviación para evitar problemas medioambientales.

TRAN et al. (2015) indican que algunos herbicidas aplicados en el sector forestal pueden tener gran persistencia en el suelo, y afectar a la supervivencia o desarrollo de ciertas especies forestales

De los diferentes estudios realizados, frente a la tolerancia de las especies forestales, parecen dar mejores resultados en forestaciones los herbicidas de acción residual frente a los de doble acción residual y contacto o los de translocación (JIMÉNEZ & CABEZUELO, 1995).

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Antecedentes

Es importante también destacar que la realización de las aplicaciones debe ir dirigida a la línea de plantación o a los alrededores del plantón, dado que con ello disminuimos la cantidad de herbicida a emplear y el coste de la aplicación. No debemos olvidar que la competencia se va a producir fundamentalmente durante los primeros años y que la vegetación que aparece en las calles no va a producir una competencia apreciable sobre los árboles. Al mismo tiempo esta flora arvense que queda puede reducir los riesgos de erosión y aportar otros efectos positivos como ya se ha referido antes.

Pero para llevar a cabo un control eficaz de las malas hierbas, es necesario tener un conocimiento previo de la dinámica de la flora arvense a lo largo del tiempo, desde el inicio de la forestación y durante los primeros años hasta que esta supera dicha competencia. El estudio de la evolución de la flora arvense con la edad de las forestaciones nos aporta información sobre la dinámica de colonización de herbáceas y leñosas, así como de los cambios en la comunidad de flora arvense a partir de la transformación de un terreno agrícola a forestal.

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4.- MATERIAL Y MÉTODOS

Material y métodos

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Material y métodos

4.- MATERIAL Y MÉTODOS

4.1.- Localización de las zonas de estudio

Para la localización de las zonas de estudio se solicitó en el año 2013, a la Dirección Provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural en Albacete, una relación de las forestaciones realizadas en el marco de las ayudas comunitarias a las forestaciones de tierras agrícolas. Con la ayuda de los Técnicos y de los Agentes Medioambientales, de la mencionada Dirección Provincial, se seleccionaron y visitaron 36 forestaciones, teniendo en cuenta que en dicha selección deberían estar representados de forma homogénea todos los rangos de edad.

Todas las forestaciones seleccionadas quedaron incluidas en las hojas 6- 8 y 7-8 del Mapa Forestal de España a escala 1:200.000 (RUIZ DE LA TORRE, 1990b & 1993a) y, lo más importante, todas se seleccionaron de modo que pertenecieran al mismo sector biogeográfico con objeto de evitar distorsiones en los resultados. En concreto, el sector elegido ha sido el Manchego, por ser el más representado en la provincia de entre los diez existentes (SÁNCHEZ et al., 1997).

Figura 4.- Mapa de localización del campo experimental y de las forestaciones estudiadas. Elaboración propia.

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Material y métodos

Las forestaciones están ubicadas en parcelas procedentes de antiguos cultivos agrícolas o terrenos marginales de la provincia de Albacete, en los términos municipales de San Pedro, Albacete, Madrigueras, La Roda, Abengibre, Chinchilla de Montearagón y Bonete, incluidas casi todas ellas dentro de las denominadas comarcas agrarias de la Mancha y el Corredor de Almansa (Anexo I).

Por otra parte, la forestación realizada para este estudio está ubicada en el campo experimental de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes (ETSIAM) en la Ctra. de Las Peñas a 3,2 km de la ciudad de Albacete, dentro de la hoja 6-8 del Mapa Forestal de España a escala 1:200.000. Para la elaboración del mapa de localización de todas las forestaciones, se ha utilizado el programa informático gvSIG 1.12.0. (Figura 4).

4.1.1.- Forestaciones ya instaladas

En la primavera de 2014 se visitaron las 36 forestaciones seleccionadas, y se agruparon por edades, dividiéndose en tres grupos de similar tamaño (12 forestaciones/grupo), de 1 a 7 años, de 8 a 14 años y de 15 a 21 años (Figura 5). Para la selección de las parcelas, además de la clasificación por edades, también se tuvo en cuenta la accesibilidad para facilitar la toma de datos en las sucesivas visitas.

Durante estas visitas se caracterizó cada una de las forestaciones, registrando los siguientes datos: número de especies presentes y porcentaje de representación de cada una de ellas, marco de plantación, diámetro de copa de las diferentes especies, cultivo anterior a la forestación, labores realizadas, estimación de la pedregosidad y presencia de herbáceas y leñosas (Anexo II).

La pedregosidad se estimó con una escala de tres niveles: baja (cuando era menor del 10%), media (entre el 10% y el 30%) y alta (mayor del 30%). Para la estimación del diámetro de copa se utilizaba la media del diámetro en cruz, medido con una cinta métrica. Esta medida se tomaba de 10 plantas de cada una de las especies utilizadas en la forestación, que junto con el porcentaje de cada una de las especies y la densidad de plantación permitió calcular posteriormente la cobertura.

La altitud media de las forestaciones es de 811,5 msnm y la pendiente media del 6,3%. En casi todas ellas se incluyen pinos y encinas como especies arbóreas y retama y coscoja como arbustivas.

En dichas forestaciones se han realizado diferentes visitas a lo largo de estos años para realizar los diferentes trabajos: el análisis edáfico y otros parámetros de caracterización de las forestaciones (2014), el estudio del banco de semillas del suelo (2015) y el inventario de la flora aérea (2016). Todos estos trabajos se han completado en los laboratorios de la ETSIAM de Albacete.

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Material y métodos

Figura 5.- Forestaciones de diferentes edades: 1 de (1-7 años), 2 de (8-14 años) y 3 de (15-21 años).

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Material y métodos

4.1.2.- Forestación a instalar para este trabajo

La parcela que se ha utilizado para la plantación tiene 3200 m2, y dejó de cultivarse hace unos 25 años, encontrándose cubierta de especies ruderales con predominio de las siguientes: Chondrilla juncea L., Malva sylvestris L., Silene vulgaris (Moench.) Garcke., Salvia verbenaca L., y Hirschfeldia incana (L.) Lagr. Foss.

A principios de noviembre de 2013, se realizó la preparación del suelo por medio de una labor cruzada con cultivador, y un pase de ripper con un solo rejón, en las líneas de plantación para romper la posible costra caliza y permitir a las plantas una buena penetración en el suelo. A los pocos días se llevó a cabo la plantación de forma manual con azada (Figura 6).

La planta utilizada fue de dos savias y en contenedor, mezclando tres especies (pino carrasco, encina y retama) en las proporciones que se indicarán más adelante. En cada planta se colocó un protector de malla para evitar los posibles daños de conejos y un tutor de cañizo clavado en el suelo para evitar su inclinación. La parcela tiene una pendiente casi nula (1,7%) y una altitud de 692,4 msnm.

Figura 6.- Detalles de la preparación del suelo (1), plantación (2), colocación de protectores (3) y tutores (4).

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Material y métodos

4.2.- Características edáficas y climáticas de la zona de estudio

4.2.1. Suelo

Los suelos de la zona de estudio pertenecientes a la hoja 6-8 están incluidos casi en su totalidad en el régimen de humedad del suelo Xérico, es decir que la mayoría de los años, la zona de suelo colonizada por las raíces de las plantas permanece totalmente seca de forma consecutiva al menos 45 días y otros 45 días totalmente húmeda (USDA, 1985). Domina aquí el orden Inceptisol configurando la llanura manchega, y solo en dos forestaciones, San Pedro y La Roda aparece el orden Alfisol como rañizos residuales. Los primeros incluyen el grupo Xerochrept, de color claro a causa de su pobreza en materia orgánica, mientras que los segundos el grupo Haploxeralf de color rojo y más evolucionado (MAPA, 1986).

En el caso de los suelos representados en la hoja 7-8, y dentro de la zona de estudio, aparece además de los anteriores, en el régimen de humedad del suelo Arídico, el orden Aridisol, siendo una de sus características el poseer un horizonte cálcico o petrocálcico típico del grupo Calciorthid.

Se puede señalar que, en la mayor parte de la zona de estudio, la alta desecación estival de las capas superficiales del suelo dificulta una actuación eficaz por parte de los microorganismos humificadores, aunque la presencia del ion calcio ayuda a conferir estabilidad estructural.

Tabla 3.- Media (± desviación típica) de los diferentes parámetros edáficos analizados para las muestras de suelo de las zonas estudiadas.

% Materia Conductividad C.I.C. % Carbonatos pH Orgánica (dS/m-1) (cmol(+)kg-1)

1,98 (± 0,74) 35,01 (± 14,74) 8,39 (± 0,17) 0,295 (± 0,077) 10,65 (± 2,68)

En este trabajo se han recogido muestras de suelo tanto del campo experimental, como de las 36 forestaciones estudiadas. Para ello se recogieron, con una pala hasta una profundidad de 30 cm, tres muestras por parcela y se mezclaron en una única bolsa para trasladarlas al laboratorio de la ETSIAM de Albacete, donde se realizó su análisis. Un resumen de los resultados se muestra en la Tabla 3. La metodología utilizada para los análisis está basada en los métodos oficiales de análisis del MAPA (1994).

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Material y métodos

En relación con los parámetros físico-químicos del suelo, cabe reseñar que nos encontramos con un nivel de carbonatos alto, típico de los suelos agrícolas de la provincia, siendo el nivel de M.O. entre bajo y normal y con un nivel alto de pH, indicándonos que los suelos son moderadamente básicos, y con un grado de saturación dominado por el calcio (V = 100%).

Los valores de capacidad de intercambio catiónico (CIC) son en general normales-altos, estando dichos valores bien correlacionados con el porcentaje de arcilla y de materia orgánica que presentan (Anexo III).

En cuanto a la salinidad no se esperan problemas, dado que se encuentra dentro de los parámetros normales.

4.2.2. Clima

El clima de la zona de estudio es mediterráneo, con bastante homogeneidad entre las diferentes zonas. Según el Mapa de UNESCO-FAO (1963), el tipo climático sería fundamentalmente mesomediterráneo acentuado, con un periodo de entre 75 y 100 días fisiológicamente secos. Según RIVAS- MARTÍNEZ (1987) la zona de estudio se encuentra en el piso bioclimático mesomediterráneo (Tm: 13ºC - 17ºC) y ombroclima seco (Precipitación: 350 mm - 600 mm). Según la clasificación climática de Köppen aparecen los climas Semiárido frío (BSk) y Mediterráneo (Csa). Los datos han sido obtenidos de http://es.climate-data.org e incluyen el periodo 1982-2012 (Anexo IV). Las estaciones meteorológicas utilizadas y los datos más importantes aparecen en la Tabla 4.

Tabla 4.- Estaciones meteorológicas utilizadas, incluyendo la altitud, temperatura media anual y precipitación media anual.

Estación Altitud (m) Tm (ºC) P (mm) Abengibre 611 14,4 390 Albacete 689 14,2 384 Balazote 790 13,8 411 Barrax 735 14,0 407 Bonete 894 13,2 456 Chinchilla de Montearagón 877 13,3 430 Madrigueras 693 14,0 399 Motilleja 676 14,1 395 Munera 932 13,0 461 Pétrola 859 13,4 433 Pozocañada 805 13,7 413 San Pedro 844 13,6 421

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Material y métodos

Como se observa en la Tabla 4, la temperatura media anual está comprendida entre 13ºC y 14,4ºC y la precipitación media anual entre los 384 y 461 mm, lo que concuerda con el piso bioclimático mesomediterráneo.

En el caso concreto de la forestación realizada para este estudio es importante destacar, sin embargo, que los datos climatológicos de los últimos tres años fueron verdaderamente extremos, como se muestra en la tabla X, y aun así se puede decir que la forestación ha tenido éxito, debido seguramente a la adaptación de las especies mediterráneas a estas duras condiciones (Tabla 5).

Tabla 5.- Datos de la Estación meteorológica Los Llanos con 702 m de altitud, ubicada muy próxima a la parcela experimental y que incluye la temperatura media anual y precipitación media anual.

Año Tm (ºC) P (mm) 2014 15 281 2015 14,8 323 2016 14,9 337

4.3.- Vegetación

La zona de estudio está incluida en su totalidad dentro de la región mediterránea, en la provincia corológica Castellano-Maestrazgo-Manchega (PEINADO & MARTÍNEZ, 1985; MONJE, 1988) y dentro de la serie de vegetación Mesomediterránea castellano-aragonesa basófila de la encina o Quercus ilex subsp. rotundifolia Lam. (Bupleuro rigidi-Querceto rotundifoliae sigmetum).

Estos encinares son los más extensos en la provincia de Albacete, y pertenecen al piso bioclimático mesomediterráneo con sustratos calizos. Aun así, son pocos los lugares donde llega a dominar la encina, estando normalmente el terreno cubierto por sus etapas de sustitución: coscojares, romerales, tomillares, cerverales, atochares, pinares xerófilos o una mezcla de ellos (HERRANZ, 1991a & 1991b).

Debido a la continentalidad tan acusada que han de soportar dichos encinares, en la clase Quercetea ilicis, son escasos los arbustos y lianas perennifolias característicos de bosques mediterráneos más benignos (HERRANZ, 1993a & 1993b). En la zona de estudio aparecen entre los más representativos Quercus coccifera L., Juniperus oxycedrus L. y Rhamnus lycioides L.

En los claros que va dejando el encinar aparecen caméfitos y nanofanerófitos de la clase Ononido-Rosmarinetea, entre los que cabe citar Rosmarinus officinalis L., scorpius (L.) DC., Genista pumila subsp. mugronensis Vierh., Thymus vulgaris L., Lavandula latifolia Medik., Lithodora fruticosa (L.) Griseb., Salvia lavandulifolia Vahl., Helianthemum cinereum (Cav.)

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Material y métodos

Pers., H. pilosum (L.) Pers., Linum suffruticosum L., Bupleurum fruticescens Loefl. ex L., Dorycnium pentaphyllum Scop., albidus L., etc.

Con la degradación de los encinares, aparecen herbáceas vivaces y otros terófitos de la clase Lygeo-Stipetea, de los cuales destacan Brachypodium retusum (Pers.) Beauv., Phlomis lychnitis L., Koeleria vallesiana (Honckeny.) Gaud., Helictotrichon filifolium (Lag.) Henrard., Stipa tenacissima L., S. capillata L., etc. (HERRANZ, 1993a & 1993b).

4.4.- Diseño experimental

4.4.1.- Estudio de la flora aérea

Para el estudio de la flora aérea o flora real, durante el mes de mayo de 2016, en cada una de las forestaciones se marcaron tres parcelas de 3 x 3 m, la primera en el margen (A), y las otras dos a 25 (B) y 50 (C) metros respectivamente, hacia el interior de la forestación. En cada extremo de la parcela se colocaba un jalón y se iban recolectando y anotando todas las especies presentes, estimando para cada una de ellas un porcentaje de cobertura (Figura 7). En el caso de no poder identificar una especie se recogía y asignaba un número, para después en el laboratorio de la ETSIAM proceder a su identificación (Anexo VI).

a b

Figura 7.- Señalización de las parcelas de muestreo de flora arvense en diferentes forestaciones: a (1 -7 años), b (8 -14 años).

4.4.1.1.- Cuantificación de la diversidad

Con el objeto de comprobar en qué momento se produce la mayor diversidad de flora arvense, se han calculado diversos índices, por una parte, los basados en cuantificar el número de especies presentes, y por otra los basados en el estudio de la estructura de la comunidad.

De este segundo grupo aparecen a su vez los índices que se basan en la dominancia, y los que se basan en la equidad.

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Material y métodos

Se han calculado para cada una de las forestaciones y posición de las parcelas (A, B y C) los siguientes índices:

Riqueza específica (S):

S: número total de especies de un lugar determinado

Índice de diversidad específica de Shannon-Wiener (H´):

푯’ = − ∑ 풑풊 ∗ 풍풏 풑풊

pi: proporción de individuos de la especie i respecto al total de individuos (es decir la abundancia relativa de la especie, pi = ni / N

ni: número de individuos de la especie i

N: número total de individuos de todas las especies

Este índice puede considerarse como una medida de la incertidumbre para predecir a que especie pertenecerá un individuo elegido al azar de una muestra, y tiene en cuenta la cantidad de especies presentes en el área de estudio (riqueza de especies), y la cantidad relativa de individuos de cada una de esas especies (abundancia), varía de 1 – 5, considerándose un valor alto de diversidad a partir de 2,5.

Índice de dominancia de Simpson (λ):

ퟐ 흀 = ∑ 풑풊

Este Índice indica la probabilidad de encontrar dos individuos de la misma especie en dos extracciones sucesivas al azar, y también incorpora como el anterior la riqueza específica y la abundancia. Varía de 0 -1, siendo en este caso la máxima diversidad cuanto más se acerca a 0. Esto parece que constituye una propiedad opuesta a la diversidad, y muchos autores plantean una transformación apropiada para obtener una cifra correlacionada positivamente con la diversidad como 1 - 흀.

Índice de equidad de Pielou (J´):

푯′ 푱′ = 푯′풎풂풙 Este índice mide la proporción de la diversidad observada en cada parcela estudiada y su relación con la máxima diversidad esperada, y varía de 0 -1, siendo la mayor equidad cuando más se acerca a 1.

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Material y métodos

Coeficiente de similitud de Sörensen (Is):

Por último, con el objetivo de comprobar la similitud/disimilitud o distancia entre diferentes comunidades, se ha calculado también el Coeficiente de similitud de Sörensen, para comparar la similitud de la flora arvense entre los diferentes grupos de edad y entre las distintas posiciones de las parcelas en la forestación.

ퟐ풄 푰 = 풔 풂 + 풃 c: número de especies comunes entre dos lugares

a y b: número de especies de cada uno de los lugares a y b

Este índice nos indica la similitud/disimilitud de dos comunidades, y toma valores entre 0 – 1, siendo la mayor similitud cuanto más próximo a 1.

4.4.2.- Estudio del banco de semillas

Para el estudio del banco de semillas del suelo o flora potencial, y con la finalidad de evitar la nueva incorporación de semillas al suelo durante los meses de mayo y junio, durante el mes de abril de 2015, en cada una de las forestaciones se seleccionaron 3 puntos de muestreo, el primero en el margen y los otros dos a 25 y 50 metros hacia el interior de la forestación (posiciones A, B y C respectivamente). En cada uno de estos puntos se recogió una muestra cuadrada de suelo con una pala de 15 cm de ancho de hoja (0,15 x 0,15 m), y para cada una de las profundidades de 0-2 y de 2-5 cm, con la finalidad de conocer la distribución vertical de las semillas en el suelo. Posteriormente se mezclaron las tres muestras de cada profundidad en una única bolsa.

Figura 8.- Estudio del banco de semillas utilizando el método directo (estudio de las semillas grandes bajo lupa) y el método indirecto (germinación de las semillas pequeñas en bandejas).

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Material y métodos

En el laboratorio se secaron las dos muestras de cada forestación y se eliminaron los elementos gruesos a través de un tamiz de 1 cm de luz, homogenizándose hasta 500 cc las muestras de la zona superficial del suelo (0- 2 cm) y a 750 cc las más profundas (2-5 cm).

Para la extracción de las semillas se pasaron las muestras por un tamiz de 0,5 mm de luz primero y por otro de 0,25 mm de luz después (MARAÑÓN, 1995). Las semillas mayores de 0,5 mm se estudiaron bajo lupa (método directo) en el laboratorio de la ETSIAM (Figura 9), descartándose las rotas o inviables (FERRANDIS, 1999a & 1999b; PIUDO & CAVERO, 2005). Para su identificación se utilizaron colecciones de semillas anteriores de la provincia de Albacete, o la escasa bibliografía existente al respecto como FLOOD (1986) y MARTIN & BARKLEY (2000).

Por otra parte, las mayores de 0,25 mm y menores de 0,5 mm se sembraron en un umbráculo, con malla de poro pequeño (más de 10 hilos/cm2) para evitar la entrada de otras semillas arrastradas por el viento (MARAÑÓN, 1995), en bandejas con una mezcla de sustrato y arena estéril para su germinación y estudio e identificación posterior (método indirecto) (Figura 9).

La siembra se realizó en el mes de marzo y se hizo el seguimiento hasta el mes de noviembre del mismo año, dado que algunas especies germinan en otoño (HERRANZ et al., 2003). La identificación de las plántulas en este caso se realizó con la ayuda de los trabajos de RUIZ (1970), VILLARIAS (2002) y RECASENS & CONESA (2009) y el apoyo del profesor de botánica de la ETSIAM (Anexo VI).

4.4.2.1.- Cuantificación de la diversidad

Para el estudio y cuantificación de la diversidad en el banco de semillas, se ha calculado la riqueza específica, el índice de biodiversidad de Shannon- Wiener, el índice de dominancia de Simpson, el índice de equidad de Pielou y el número de semillas/m2 para cada una de las forestaciones y diferentes profundidades. Todos estos índices están descritos en el apartado de flora aérea. Como en este caso disponíamos además del número de individuos de cada especie, se ha calculado también el Índice de diversidad de Margalef.

Índice de diversidad de Margalef (DMg):

푺 − ퟏ 푫 = 푴품 풍풏 푵

S: número total de especies de un lugar determinado

N: número total de individuos de todas las especies

Este índice nos relaciona el número de especies (S) con el número de individuos (N) de una población, y se considera una diversidad alta cuando es mayor de 2.

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Material y métodos

Como en el caso anterior, con el objetivo de comprobar la similitud/disimilitud o distancia entre diferentes comunidades en el banco de semillas del suelo, se ha calculado también el Coeficiente de similitud de Sörensen (Is), entre los distintos grupos de edad y entre los diferentes estratos de profundidad en el banco de semillas.

Por último, se ha estudiado la similitud (Is), entre la flora real (comunidad aérea de malas hierbas) y la flora potencial (banco de semillas).

4.4.3.- Cálculo de la distancia a masas forestales

Para analizar la influencia de la distancia a masas forestales sobre la diversidad de flora arvense en las forestaciones, se calculó la distancia que existía entre estas y la masa forestal más cercana.

Para calcular las distancias de las diferentes forestaciones a masas forestales se ha utilizado el programa informático QGIS-2.6.1. Brighton y se ha procedido de la siguiente forma.

1.- A partir de las coordenadas UTM de las forestaciones se crea una capa vectorial con su localización.

2.- A continuación, se carga la capa creada y la de los límites de la provincia y términos municipales de Albacete.

Figura 9.- Imagen que ilustra la metodología seguida en la determinación de la distancia de una forestación a una masa forestal. Elaboración propia.

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Material y métodos

3.- Seguidamente se cargan las capas vectoriales de masa forestales de la provincia de Albacete, que incluyen los montes públicos ordenados, montes públicos no ordenados, y montes privados.

4.- Por último, se crea un buffer de 2 km alrededor de cada forestación para ver su posible intersección con las masas forestales más próximas y se mide la distancia desde el centro de la forestación al punto más cercano de una masa forestal (Figura 8).

4.4.4.- Estudio de la competencia y control de la flora arvense con las primeras edades de la forestación

Para el estudio de la respuesta de la forestación a la competencia de la flora arvense, en la forestación realizada en el campo de experiencias (Figura 10), se programó un diseño experimental con doce bloques al azar y con cuatro tratamientos por bloque, obteniéndose así 48 parcelas (Anexo V). La forma de los bloques y parcelas fue rectangular, salvo en algún extremo que para adaptarnos al perímetro del terreno se optó por hacerlas triangulares (Figuras 11 y 12).

Figura 10.- Vista aérea de la parcela experimental (delimitada en rojo) en el campo de prácticas de la ETSIAM realizada con un dron y en la que se observan parcelas con diferentes tratamientos.

Cada parcela tiene una superficie de 62,5 m2 y cada bloque de 4 parcelas 250 m2, lo que hace un total de 3000 m2, sin incluir los 25 cm de separación entre las distintas parcelas (Figuras 11 y 12). La densidad de plantación ha sido de 1600 plantas/ha y con un marco de 2,5 x 2,5 m (10 plantas/parcela), utilizando

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Material y métodos para ello 480 plantas. Para la elaboración de los planos de bloques y parcelas se ha utilizado el programa informático AUTOCAD 2018.

Antes de realizar la preparación del suelo y la plantación se realizó, en septiembre de 2013, un inventario de la flora arvense de la parcela para seguir su evolución posterior (Anexo VII). Más tarde, durante los meses de abril y mayo de 2104 se volvió a realizar otro inventario, incluyendo en este caso tanto el banco de semillas del suelo como la flora aérea, y según las metodologías descritas en el apartado anterior. En ambos casos se muestrearon las parcelas control en las que no se había realizado ningún tratamiento con la vegetación (Anexo VII).

Figura 11.- Forestación experimental con la distribución de parcelas y tratamientos. Elaboración propia.

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Material y métodos

Para dicha forestación se emplearon las siguientes especies y porcentajes:

- Pinus halepensis Mill. 60%

- Quercus ilex subsp. ballota (Desf.) Samp. 20%

- Retama sphaerocarpa (L.) Boiss. 20%

En cada una de las 48 parcelas se instalaron 6 pinos, 2 encinas y 2 retamas, siguiendo en general la distribución que aparece en la Figura 12. En total se plantaron 288 pinos, 96 encinas y 96 retamas. Las parcelas se identificaron con diferente pintura en los protectores de las plantas que forman las esquinas de cada parcela, rojo para el desbroce químico, amarillo para el desbroce mecánico, blanco para el desbroce semimecánico y verde para las parcelas control.

Durante el mes de noviembre de los años 2014, 2015, 2016 y 2017 se midieron el diámetro en la base (con calibre electrónico) y la altura total (con regla de madera graduada en milímetros) de cada planta para calcular el crecimiento anual, y en el caso que así fuera, anotar la muerte de la planta.

Figura 12.- Representación de las parcelas experimentales con el marco de plantación y la distribución de las especies. Elaboración propia.

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Material y métodos

En cada uno de los bloques se programaron cuatro tratamientos distintos de eliminación de malas hierbas. Dichos tratamientos se llevaron a cabo durante el mes de mayo de los años 2014, 2015 y 2016.

Los métodos utilizados para la eliminación de malas hierbas fueron los siguientes:

- Escarda semimecánica. En este caso se cortaba la vegetación a ras de suelo. Para ello se ha utilizado una desbrozadora de doble hilo Husquarna, modelo 245R, cilindrada de 44,3 cc, peso de 8,6 kg y una potencia de 2/2,7 CV (Figura 13).

- Escarda mecánica. Para este tipo de tratamiento se realizaba una pasada por el centro de la parcela con el cultivador arrancando y enterrando parcialmente la vegetación herbácea antes de que pudiera diseminar las semillas. Las características del equipo son las siguientes: cultivador de 7 rejas (4+3) y una anchura de trabajo de 180 cm, empujado por un tractor New Holland T3030 y 49 CV (Figura 14). La zona alrededor de las plantas se repasaba antes con una motoazada Powerground de 168 cc, 5,5CV de potencia, y 90 cm de anchura de trabajo.

Figura 13.- Parcela tratada con escarda semimecánica en la que se observa la vegetación cortada a ras de suelo (comparar con parcela control limítrofe a la derecha).

- Escarda química. La aplicación del herbicida se realizó en forma de pulverización centrífuga dirigida en las calles de la parcela. El

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Material y métodos

herbicida utilizado ha sido Glifosato 36% p/v a dosis de 4,5 l/ha, y con un equipo atomizador-micronizador de UBV portátil de 5 litros de capacidad modelo Pulmic Saga 35 con batería de 3 voltios y con pantalla protectora para evitar que el herbicida mojara las plantas forestales (Figura 15). Este herbicida produce un buen control de plantas anuales y vivaces dado su carácter sistémico y de absorción foliar.

Figura 14.- Parcela tratada con escarda mecánica en la que se observa el repaso con la motoazada alrededor de las plantas (a) y la vegetación arrancada, y parcialmente enterrada, por el cultivador (b).

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Material y métodos

Figura 15.- Parcela tratada con escarda química en la que se observa ya la vegetación parcialmente seca (en los extremos aparece la pintura roja que indica los límites de la parcela).

- Control. En estas parcelas no se realizó ninguna operación. Sin embargo, fueron utilizadas durante el mes de abril y mayo de 2014 para realizar el inventario de la flora aérea y el estudio del banco de semillas del suelo (Figura 16).

Figura 16.- Detalle de una parcela control en la que no se realiza ningún tratamiento.

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Material y métodos

4.5.- Tratamiento estadístico

En el tratamiento de los datos se ha utilizado el paquete estadístico STATGRAPHICS Centurion XVI 16.0.07., el cual te permite realizar diferentes análisis dependiendo de si los datos proceden de variables cuantitativas o cualitativas.

Con los análisis ANOVA (simple o multifactorial) se consigue comparar una variable respuesta cuantitativa con uno o varios factores cualitativos, de tal forma que se puede comprobar si existen diferencias significativas.

Un análisis de regresión lineal, simple o múltiple, se utiliza, sin embargo, para relacionar una variable respuesta cuantitativa con una o diferentes variables explicativas continuas y obtener así una recta de regresión, una nube de puntos y una R2. Lo que nos permite determinar si se ajusta el modelo lineal obtenido y existe una correlación en los datos.

Para el estudio de la flora arvense se han realizado diversos análisis estadísticos (ANOVA) con la variable dependiente diversidad (Índice de Shannon-Wiener, Índice de Pielou, etc.) y los factores edad de la forestación (tres niveles) y posición de la parcela dentro de la forestación (tres niveles). En el análisis, en algunas ocasiones, se han excluido los valores erróneos detectados por el programa estadístico. Para la búsqueda de diferencias significativas entre los niveles de cada factor se ha empleado el Test LSD (Least square difference) de rangos múltiples con una significación del 95%.

Cuando se ha relacionado la cobertura de la flora arvense con la cobertura de la forestación, al tratarse de dos variables cuantitativas, se ha utilizado un análisis de regresión lineal simple.

Como método de comprobación de la influencia de la distancia a masas forestales sobre la diversidad de flora arvense en las forestaciones, se ha realizado un análisis de regresión lineal múltiple considerando como variable respuesta el número de especies y como variables explicativas continuas, la distancia y la edad de la forestación (tres niveles).

En el estudio del banco de semillas se han realizado diversos análisis estadísticos (ANOVA) con las variables dependientes diversidad (Índice de Shannon-Wiener, Índice de Pielou, etc.) y semillas/m2, y los factores edad de la forestación (tres niveles) y profundidad del suelo del banco de semillas (dos niveles). En el análisis también se han excluido los valores erróneos detectados en el tratamiento de los datos. Para la búsqueda de diferencias significativas entre los niveles de cada factor se ha empleado el Test de rangos múltiples de LSD (Least square difference) con una significación del 95%.

Para la comprobación de la influencia de la distancia a masas forestales sobre el banco de semillas del suelo en las forestaciones, se ha realizado igualmente un análisis de regresión lineal múltiple considerando como variable respuesta el número de semillas/m2 y como variables explicativas continuas la distancia y la edad de la forestación (tres niveles).

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Material y métodos

En el caso concreto de las especies leñosas encontradas en la flora arvense o en el banco de semillas, para su estudio, se ha utilizado en el primer caso un análisis de regresión lineal múltiple incluyendo como variables explicativas la edad de la forestación (tres niveles) y la distancia a masas forestales, y en el segundo caso un ANOVA Multifactorial con las variables explicativas categóricas edad (tres niveles) y profundidad (2 niveles).

Por último, con el diseño experimental de bloques al azar, se han realizado diversos análisis de varianza con todos los parámetros considerados, crecimiento en diámetro basal de las plantas, crecimiento en altura total y porcentaje de marras. En estos casos se han considerado como variables cualitativas la especie (tres niveles) y el tratamiento (cuatro niveles).

En todos aquellos casos en los que los datos aparecían registrados como porcentajes con una distribución binomial, se ha realizado su ajuste y transformación por medio del cálculo del arcoseno. Esta transformación normaliza la distribución de los datos y estabiliza las varianzas, resultando útil tanto para los análisis estadísticos ANOVA como para la utilización de regresiones.

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5.- RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Resultados y discusión

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Resultados y discusión

5.- RESULTADOS Y DISCUSIÓN

5.1.- Caracterización de las forestaciones estudiadas

Las forestaciones estudiadas presentan una superficie media de 10,81 ha, siendo la mínima de 1,25 ha y la máxima de 40,20 ha. La pedregosidad se puede considerar media (según tres niveles: alta, media y baja) en un 55% de las forestaciones, siendo en el 25% de los casos baja y alta en solo un 20%. La pendiente está comprendida entre el 0,6% y el 20,9%, aunque más del 80% no alcanzan el 10 %, y la altitud entre los 631,2 y los 971,6 msnm (Anexos I y II).

Las especies arbóreas más utilizadas en las forestaciones estudiadas son Pinus halepensis Mill. y Quercus ilex subsp. ballota, (Desf.) Samp. pero también aparece Pinus pinea L. y en algún caso muy concreto Pinus pinaster Ait. Entre las arbustivas se han encontrado Retama sphaerocarpa (L.) Boiss., Quercus coccifera L. y Ramnus lycioides L.

La especie dominante en la mayoría de los casos es el pino carrasco (67%), siendo en un 15% de las forestaciones la encina y en un 6% el pino piñonero. En el 12% restante no hay una especie dominante (Anexo II),

La cobertura de las forestaciones varía desde el 5,14% en el caso del 1er Grupo de edad hasta el 54,17% en las del 3er Grupo (Tabla 6). Hay que indicar que este parámetro no solo está relacionado con la edad de la forestación, sino también con la proporción de cada especie utilizada en la forestación y con la densidad de plantación.

Tabla 6.- Cobertura de las 36 forestaciones estudiadas en función de la edad.

Cobertura de la forestación (%) GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) 1 0,33 26,82 50,07 2 1,00 27,01 56,00 3 21,81 15,15 83,33 4 0,67 50,27 56,01 5 4,34 21,33 77,78 6 8,54 26,77 69,44 7 5,47 21,80 46,99 8 2,37 34,00 20,09 9 5,56 40,80 36,36 10 2,39 26,82 56,64 11 2,51 30,63 55,69 12 6,76 51,34 41,67 Media 5,14 31,06 54,17 Desviación 5,84 11,23 17,48 Estándar

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Resultados y discusión

Como se observa en la Tabla 6, la 3ª forestación del Grupo 3 presenta una cobertura del 83,33%, esto se debe a que es una forestación monoespecífica de Pinus halepensis, mientras que la 8ª forestación del mismo grupo presenta una cobertura del 20,09%, en este caso las especies son Quercus ilex y Quercus coccifera.

Según RUIZ DE LA TORRE (1993b), el recurrir a la utilización de las diferentes especies de pinos en suelos degradados, como algunos de los suelos agrícolas utilizados para las forestaciones, es casi indispensable, dado que reúnen las condiciones necesarias de heliofilia, xerofilia y frugalidad para instalarse y pervivir en dichos terrenos. Se ha de buscar, por tanto, el favorecer a las especies susceptibles de dar paso y buena acogida en el futuro a otras de temperamento más delicado, que puedan alcanzar con el tiempo sistemas de mayor estabilidad y diversidad.

En la misma línea, GIL & PRADA (1993) indican que los pinos tienen una morfología adaptada a climas extremos, con gran capacidad de almacenar agua en tallos y hojas y con un rápido cierre de estomas cuando escasea el agua. Son, por tanto, especies adecuadas para repoblar terrenos pobres que van a padecer prolongadas sequias y temperaturas extremas.

Para comprobar la variación de la cobertura de las forestaciones con el paso del tiempo se ha realizado un ANOVA simple con la variable cobertura de la forestación y el factor edad (tres grupos) y el resultado nos indica que existen diferencias significativas entre los tres grupos de edad (Figura 17), F2,35 = 46,50; p < 0,001.

Cobertura media de las forestaciones por grupo de edad c 55,0

50,0

45,0

40,0

35,0 b 30,0

25,0

20,0

15,0

10,0 a 5,0

0,0 GRUPO 1 (1-7 años) GRUPO 2 (8-14 años) GRUPO 3 (15-21 años)

Figura 17.- Cobertura media de las forestaciones en función de la edad. Letras diferentes denotan diferencias significativas.

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Resultados y discusión

Estos datos nos indican que ya entre el primer grupo de edad y el segundo, es decir en apenas siete años, la cobertura de la forestación aumenta de forma importante y por tanto la llegada de luz al suelo se reducen de manera considerable. Así, en el tercer grupo de edad se observa que, si no se realizan tareas selvícolas, la entrada de nuevas especies (herbáceas y leñosas) y su instalación, tendrá grandes dificultades (KONCZ et al., 2011).

Algunos autores ya indican en sus trabajos que la ausencia de la gestión forestal puede ir en detrimento de la diversidad, y por el contrario la realización de clareos y claras puede tener efectos importantes en la productividad y diversidad del sotobosque (BROCKERHOFF et al., 2008; VÁZQUEZ-PIQUÉ et al., 2009; NAVARRO et al., 2010).

En todas las forestaciones se detecta, en mayor o menor medida, la presencia de plantas herbáceas, pero solo han aparecido especies leñosas de forma espontánea, en menos de la mitad de ellas (47%).

También es importante destacar que el 73% de las forestaciones se han realizado sobre cultivos abandonados de cereales o leñosas, mientras que el 27% restante se han instalado sobre eriales o espartizales. Los autores BREMER & FARLEY (2010) indican que, aunque con la forestación en los terrenos agrícolas abandonados puede aumentar la diversidad, no ocurre lo mismo cuando se trata de reemplazar la vegetación en terrenos colonizados ya por vegetación forestal, ya sean montes o praderas.

En este sentido, en los resultados obtenidos, en las parcelas forestadas sobre cultivos la riqueza de especies presenta una media de 38,42, frente a la media del número de especies en forestaciones sobre eriales o espartizales que alcanza un valor de 34,7.

El marco de plantación predominante es de 4 x 3 m, pero aparecen entre las más antiguas 3 x 3 m y entre las más recientes 4 x 4 m. Las densidades de plantación varían por tanto desde los 625 pies/ha hasta los 1111 pies/ha. Como puede observarse, aunque en algunos casos las densidades no son muy altas, en comparación con las repoblaciones forestales tradicionales, sí que pueden presentar un problema en el futuro, para sus propietarios, por la falta de rentabilidad de muchas de estas forestaciones y por tanto para la realización de trabajos selvícolas (RUIZ DE LA TORRE, 1993b).

Entre los antecedentes de las forestaciones estudiadas se puede indicar que, casi en el 90% de estas se han repuesto las marras, en el 45% se han realizado, al menos durante el primer año, escardas o laboreos para el control de la vegetación arvense, y que salvo en casos muy aislados no se han realizado clareos, podas o riegos.

5.1.1.- Flora arvense existente en las forestaciones

Se han identificado 157 especies en la flora aérea y 98 especies en el banco de semillas (Anexo VI). En algunos casos, debido a la dificultad de la identificación de plántulas, tanto de vegetación aérea como del banco de semillas, no ha sido posible precisar la especie, y solo se ha reflejado la familia

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Resultados y discusión o el género. Solo en unos pocos casos en los que no se ha podido determinar ni siquiera la familia, se han contabilizado como especies sin identificar.

En este sentido ARMENGOT et al. (2011) en un estudio realizado sobre 22 parcelas de cultivos de cereales mediterráneos, obtienen 122 especies en la vegetación aérea y 92 en el banco de semillas del suelo, cifras inferiores a las obtenidas en este estudio. Esto viene a corroborar lo mencionado en párrafos anteriores por BREMER & FARLEY (2010), que observaban como las forestaciones sobre terrenos agrícolas pueden llegar a incrementar su biodiversidad. JOSE-MARÍA & SANS (2011) destacan la importancia del sistema de cultivo utilizado con anterioridad en la riqueza de especies de flora arvense. Señalando, en un estudio en Cataluña, la gran diferencia que se puede encontrar en parcelas gestionadas convencionalmente (121 especies) o con agricultura ecológica (143 especies). En la flora aérea, los géneros que cuentan con un número de especies más elevado han sido Bromus (4), Silene (3), Centaurea (3), Plantago (3), Reseda (3), Euphorbia (3), Crepis (3), Medicago (3), Helianthemum (3) y Teucrium (3).

En el banco de semillas, los géneros que cuentan con mayor número de especies han sido Silene (3), Alyssum (2), Arenaria (2), Diplotaxis (2), Papaver (2), Sisymbrium (2), Sonchus (2), y Veronica (2). Se observa una clara discordancia entre géneros dominantes en la flora aérea y géneros dominantes en el banco de semillas (THOMPSON, 1992).

En general y para toda la flora arvense, desde el punto de vista biológico, destacan principalmente los terófitos como Anacyclus clavatus (Desf.) Pers., Biscutella auriculata L., Bromus rubens L., Centaurea melitensis L., Diplotaxis virgata (Cav.) DC., etc. Apareciendo en menor medida otras formas, los hemicriptófitos como Capsella bursa-pastoris L. y Chondrilla juncea L. o geófitos como Convolvulus arvensis L. y Muscari spp.

En cuanto a la cobertura media de la flora aérea, destacar la diferencia que existe entre las forestaciones del 3er Grupo (20,62%) frente a las del 1er Grupo (69,76%) (Tabla 8). Se observa claramente que este parámetro está directamente influenciado por la cobertura de la forestación, y que disminuye conforme va pasando el tiempo.

5.1.2.- Familias encontradas en la flora aérea

Como se puede apreciar en la Figura 18, destaca como principal familia Compositae (Asteraceae) (25%). Parece lógico si se considera que es una de las familias con mayor diversidad en el mundo. A continuación, aparecen Gramineae y Leguminosae con un 13% y 9%, respectivamente.

Los porcentajes de representación de estas tres familias, coinciden con otros estudios de comunidades de malas hierbas en terrenos cultivados. En un estudio de comunidades de flora arvense en Andalucía, SAAVEDRA (1987) destaca que las principales familias que aparecen, según el número de géneros

58

Resultados y discusión y especies, son Compositae, Gramineae y Leguminosae. Hay que recordar, que en estas familias predominan las especies hemicriptófitas, y que estas suelen dominar la flora arvense aérea (REINE & CHOCARRO, 1993).

Estos mismos autores en un trabajo realizado sobre una comunidad herbácea del Pirineo Central, destacan que en la vegetación aérea predominan de una manera importante las gramíneas (68,52%) frente a las leguminosas (7,61%).

Es interesante destacar la familia Leguminosae por la importancia que puede representar a la hora de facilitar la instalación de las plantas forestales en estos suelos agrícolas, fijando el nitrógeno y enriqueciendo los suelos. Como familias de interés melífero destacan también Lamiaceae y Cistaceae.

MONTEIRO et al. (1995) en un estudio sobre flora arvense en cultivos de oleaginosas, obtienen unos datos similares a los de este estudio, destacando la importancia de las familias Compositae (18,2%), Gramineae (18%) y Leguminosa (8,5%) y hasta 30 familias vegetales.

Los resultados nos indican que, durante los primeros años de las forestaciones, existe una gran diversidad de plantas como lo demuestra la presencia de hasta 30 familias que incluyen herbáceas y leñosas y que van apareciendo progresivamente con el paso del tiempo.

Principales familias en la flora aérea (%)

Euphorbiaceae Compositae Resedaceae 21 Gramineae Rubiaceae 25 Leguminosae Campanulaceae Caprifoliaceae Lamiaceae Geraniaceae Linaceae 3 Cruciferae Primulaceae 3 Caryophyllaceae Chenopodiaceae Convolvulaceae 3 Cistaceae Hypericaceae 3 Papaveraceae 13 Apiaceae Plumbaginaceae 5 Boraginaceae Polygalaceae Rosaceae 7 Plantaginaceae Scrophulariaceae 9 8 Thymelaeaceae Otras Valerianaceae Xanthorrhoeaceae

Figura 18.- Principales familias encontradas en la flora aérea en las 36 forestaciones estudiadas (%).

59

Resultados y discusión

5.1.3.- Familias encontradas en el banco de semillas

En la Figura 19, se puede apreciar como la principal familia vuelve a ser Compositae (Asteraceae) (17%) junto con las Cruciferae (17%). Sin embargo, aparecen otras familias con gran representación en el banco de semillas del suelo como son Caryophyllaceae (14%) y Papaveraceae (10%). A continuación, vuelven a aparecer Leguminosae (9%) y Gramineae (7%). Como en el caso anterior destacar la presencia de hasta 27 familias, lo que nos da una idea de la diversidad vegetal presente en el banco de semillas del suelo.

Es interesante destacar también las familias Chenopodiaceae (7%) importante en ambientes ruderales y Lamiaceae (7%), que como se dijo anteriormente tiene un importante carácter melífero. En gran parte de estas familias presentes en el banco de semillas, predominan las especies terófitas.

Las diferencias observadas en el porcentaje de representación de las familias entre la flora aérea y el banco de semillas, como es el caso de la Gramineae, del 13 % y 7% respectivamente, se puede explicar por el hecho de que estas aportan semillas solo transitoriamente y por tanto no permanecen mucho tiempo en el suelo, es decir no forman parte del banco de semillas permanente.

Principales familias del banco de semillas (%)

Compositae

17 Cruciferae

36 Caryophyllaceae Caprifoliaceae Papaveraceae Geraniaceae 17 Malvaceae Leguminosae Plantaginaceae Polygonaceae Chenopodiaceae Primulaceae Rubiaceae 4 Gramineae Scrophulariaceae 14 6 Anacardiaceae Lamiaceae Cistaceae 7 Hypericaceae 10 Euphorbiaceae Portulacaceae 7 Ranunculaceae 7 9 Boraginaceae Resedaceae Solanaceae Otras Umbelliferae Valerianaceae

Figura 19.- Principales familias encontradas en el banco de semillas en las 36 forestaciones estudiadas (%).

60

Resultados y discusión

En un trabajo realizado en el sur de Suecia sobre un terreno agrícola abandonado durante 18 años, MILBERG (1995) no detectó diferencias significativas en los cambios producidos en el banco de semillas.

Según REINE & CHOCARRO (1993), es bastante frecuente que la forma biológica dominante en la flora aérea sean los hemicriptófitos, sin embargo, en el banco de semillas predominan mayoritariamente los terófitos.

Si consideramos las familias Gramineae y Leguminoae separadas de las especies arvenses podemos observar, además, que efectivamente en el banco de semilla del suelo aparecen de forma mucho más importante las familias típicas consideradas arvenses Cruciferae, Caryophyllaceae, Papaveraceae y Chenopodiaceae, con mucha más escasa representación en la flora aérea. Estos resultados coinciden con los de otros autores en tierras cultivadas de Europa Central (STREIBIG, 1988; THOMPSON et al., 1997), pero difieren de otros trabajos realizados en suelos forestales, en los que familias como Leguminosae están muy representadas (TRABAUD et al., 1997). Es importante destacar que en el banco de semillas del suelo, el número de especies de gramíneas se reduce casi un 50% en comparación con las encontradas en la vegetación aérea.

Según REINE & CHOCARRO (1993), en un estudio de pastizales del norte de España, el banco de semillas está dominado por las plantas denominadas arvenses (45,62%), apareciendo otros grupos como las gramíneas (17,45%) y las leguminosas (9,45%) en menor cantidad. Esto confirma los datos de que en el banco de semillas del suelo las especies de flora arvense superan a las gramíneas y leguminosas de una manera importante.

5.2.- Evolución de la flora arvense con la edad de las forestaciones

5.2.1.- Riqueza específica

En este apartado se muestran los datos obtenidos de la flora aérea, dejando el estudio del banco de semillas para un apartado posterior.

Los resultados muestran un mayor número de especies de flora arvense (flora real) en el grupo de forestaciones de menor edad estudiadas (1er Grupo), con una media de 26,57 frente a 20,42 y 20,80 del 2º y 3er Grupo respectivamente (Tabla 7). Si no consideramos la parcela A por el efecto borde, el resultado es mucho más evidente 24,83 frente a 18,38 y 17,75 (Anexo VI).

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la Riqueza específica es un índice muy relacionado con el tamaño de la muestra (ESCOLÁSTICO et al., 2006), y en las forestaciones estudiadas aún con grandes diferencias de superficies, se ha muestreado el mismo número de parcelas para todas ellas.

Este índice, según algunos autores, se debe de considerar más bien como índice de riqueza y no de diversidad y tiene sus limitaciones a la hora de hacer comparaciones, ya que nos obliga a contabilizar todas las especies de una comunidad (HURLBERT, 1971).

61

Resultados y discusión

En el análisis estadístico realizado (ANOVA Multifactorial) se ha utilizado como variable la Riqueza específica y como factores la edad (tres grupos) y la posición de la parcela (tres grupos). Los resultados nos indican que existen diferencias significativas entre el primer grupo de edad y los otros dos F2,107 = 11,52; p < 0,001, y entre las tres posiciones de las parcelas F2,107 = 17,41; p < 0,001. Se observa, por tanto, que la Riqueza específica disminuye con el paso del tiempo y desde la parcela exterior hacia la más interior. Es decir que la nueva incorporación o desaparición de especies de flora arvense está relacionada con la edad de la forestación y con la distancia desde el borde de la forestación hacia el interior.

Tabla 7.- Riqueza de especies en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela en las 36 forestaciones estudiadas.

Número de especies 1er GRUPO 2do GRUPO 3er GRUPO Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) A B C A B C A B C 1 23 23 25 23 21 16 27 16 10 2 20 17 18 33 28 25 38 29 29 3 27 35 19 25 19 18 29 22 15 4 32 20 23 14 11 10 23 17 16 5 31 24 24 32 26 19 17 16 18 6 25 27 26 23 16 16 24 15 16 7 29 37 34 27 15 16 28 23 14 8 33 26 25 23 25 21 31 35 33 9 22 28 17 17 21 15 25 17 9 10 30 19 17 23 19 14 29 13 13 11 43 28 21 22 24 17 26 15 11 12 36 30 33 29 17 12 26 16 8 Media 29,25 26,17 23,50 24,25 20,17 16,58 26,92 19,50 16,00

Desviación 6,47 6,07 5,66 5,53 5,01 3,96 5,02 6,61 7,69 Estándar

Para comprobar si existe una relación de dependencia entre el número de especies de flora arvense y la cobertura de la forestación se ha realizado un análisis de regresión lineal simple, encontrándose un modelo estadísticamente significativo (F1,35 = 7,90; p = 0,0081) con la siguiente ecuación de regresión: Nº Especies Totales = 44,803 - 14,746 x Cobertura de la Forestación (%) y una R2 = 18,87 %. Se observa que el número de especies de flora arvense disminuye con la cobertura de la forestación. En este caso el modelo solo explicaría algo menos del 19% de los casos.

62

Resultados y discusión

Los resultados sobre la flora aérea arrojan un número medio de especies por forestación de 22,48, aunque cabe destacar que en algún caso concreto se llegan a alcanzar hasta 43 especies. TRABAUD et al. (1997) encuentran 24 especies en suelos forestales, una cifra que se asemeja bastante a la obtenida en este trabajo. Por otra parte, REINE & CHOCARRO (1993) obtienen algo más (34) en una comunidad pratense.

Cobertura media de la flora arvense por grupo de edad y posición en la parcela (%) 100

90

80 c c 70 c 1er GRUPO 1-7 años 60

50 b 2do GRUPO 8-14 años 40 a a 30 a a 3er GRUPO 15-21 años 20 a

10

0 A B C

Figura 20.- Cobertura media de la flora arvense (%) según grupo de edad y posición de la parcela (A, B y C). Letras diferentes denotan diferencias significativas.

5.2.2.- Cobertura de la flora arvense

Los datos revelan que la cobertura del suelo de la flora arvense es mayor en el grupo de forestaciones de menor edad estudiadas (1er Grupo), con una media de 69,76% de cobertura del suelo frente a 33,17% y 20,62% del 2º y 3er Grupo, respectivamente (Tabla 8), habiéndose observado, en este caso, que en la parcela A por el efecto borde las diferencias son también importantes 75,60% frente a 46,01% y 29,03%, respectivamente. Esto indica que, en los primeros momentos de la forestación, la superficie del suelo está cubierta por la flora arvense y por tanto existe una mayor competencia con las plantas recién instaladas, aunque al mismo tiempo dicha vegetación ayuda a una mayor protección del suelo. Por otra parte, es lógico que las parcelas del borde de la forestación tengan más facilidad para reclutar nuevas especies, debido fundamentalmente a una mayor luminosidad.

Los resultados del análisis estadístico (ANOVA Multifactorial), utilizando como variable la cobertura de flora arvense y como factores la edad (tres grupos) y la posición de la parcela (tres grupos), nos indican que existen diferencias significativas entre los diferentes grupos de edad (F2,107 = 56,04; p <

63

Resultados y discusión

0,001) y entre la posición más externa y las interiores (F2,107 = 6,67; p = 0,0019).

Como en el caso de la Riqueza específica también se detecta en este caso una disminución de la cobertura de la flora arvense con el paso del tiempo y hacia el interior de la forestación (Figura 20).

Tabla 8.- Cobertura del suelo de la flora arvense en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela en las 36 forestaciones estudiadas.

Cobertura de la flora arvense (%) GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) A B C A B C A B C 1 75,30 65,30 70,10 45,30 35,30 15,30 12,00 5,10 3,00 2 85,10 80,30 90,30 60,10 40,30 35,20 80,20 60,20 50,30 3 85,30 60,30 95,20 70,20 45,30 40,30 25,30 20,00 10,00 4 60,30 45,30 30,00 30,20 25,30 20,30 10,30 6,30 4,30 5 80,30 80,20 70,00 85,30 80,30 55,30 10,30 8,60 6,20 6 95,20 85,20 75,30 10,00 4,30 3,10 20,10 15,20 15,00 7 95,00 90,00 80,00 20,10 8,30 15,00 30,10 10,10 6,00 8 85,10 80,30 65,10 45,30 20,20 10,00 75,10 70,30 60,30 9 30,20 60,30 35,10 10,00 8,10 4,00 6,10 2,70 1,10 10 75,20 55,10 55,00 75,20 30,30 35,00 25,30 7,00 3,00 11 70,20 60,00 50,00 35,10 25,20 35,10 25,30 6,00 6,00 12 70,00 65,30 60,30 65,30 30,30 20,10 28,30 12,00 5,20 Media 75,60 68,97 64,70 46,01 29,43 24,06 29,03 18,63 14,20

Desviación 17,62 13,81 20,00 25,56 20,55 16,05 24,09 22,39 19,65 Estándar

Se ha realizado también un análisis de regresión lineal simple para comprobar la relación de dependencia que existe entre la cobertura de las forestaciones (Tabla 6) y la cobertura de la flora arvense (Tabla 8), resultando un modelo lineal simple estadísticamente significativo (F1,35 = 28,98; p < 0,001), con la expresión: Cobertura de Flora (%) = 0,637 - 0,228 x Cobertura de la Forestación (%) y una R2 = 46,02 %. Se observa que existe una relación entre la cobertura de la flora arvense y la cobertura de la vegetación forestal. Esta ecuación se ajusta de manera importante en más de un 46% de los casos.

64

Resultados y discusión

5.2.3.- Diversidad en las forestaciones

Con respecto al índice de diversidad de Shannon, se observa una tendencia a disminuir desde las forestaciones recién implantadas hasta aquellas que están instaladas desde hace tiempo (15-21 años) con valores de 2,45 del 1er Grupo frente a 2,22 del 3er Grupo. De la misma manera si no tenemos en cuenta la parcela situada al borde de la forestación las diferencias aumentan desde 2,39 del 1er Grupo a 2,09 en el 3er Grupo (Tabla 9).

Se ha realizado un ANOVA multifactorial con la variable Índice de Shannon y los factores edad de la forestación (tres grupos) y posición de la parcela (tres grupos). Se han eliminado algunos valores atípicos detectados en el tratamiento de los datos, y el resultado nos indica que existen diferencias significativas entre el primer grupo de edad y los otros dos (F2,104 = 4,81; p = 0,0035) y entre la posición de la parcela más externa y la demás (F2,104 = 5,99; p = 0,0101) (Figura 21).

Índice medio de Shannon por edad y posición de la parcela

3,00 c c bc bc 2,50 abc abc ab a a 2,00 1 1,50 2

1,00 3

0,50

0,00 A B C

Figura 21.- Índice medio de Shannon según edad de la forestación (Grupos 1,2 y 3) y posición de la parcela (A, B, y C). Letras diferentes denotan diferencias significativas.

Con estos resultados se observa que la diversidad disminuye con el paso del tiempo y desde la parcela más externa a la más interna. Esto se puede explicar por la mayor cobertura de la vegetación forestal con el paso del tiempo y desde el borde de la parcela al interior de la forestación, evitando el paso de la luz y compitiendo de una forma más importante que en los primeros años desde la plantación.

El índice de Shannon es sobre todo un índice informativo, que tiene en cuenta además del número de especies presentes en la comunidad, cómo se distribuye la abundancia entre las diferentes especies, dando igual peso a todas ellas. El cálculo de este índice nos ha permitido comparar la diversidad de las diferentes comunidades estudiadas.

65

Resultados y discusión

Tabla 9.- Índice de Shannon en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela en las 36 forestaciones estudiadas.

Índice de Shannon GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) A B C A B C A B C 1 2,67 2,82 2,81 2,54 2,32 2,06 3,03 2,58 2,24 2 1,48 1,18 1,20 3,00 2,99 2,81 1,84 1,71 1,79 3 2,14 2,96 1,51 2,72 2,41 2,45 2,51 1,79 1,90 4 2,94 2,65 2,63 1,97 1,80 1,45 2,23 1,97 2,10 5 2,71 2,36 2,44 2,60 2,25 2,02 2,07 1,83 2,39 6 2,45 2,56 2,64 2,92 2,61 2,61 2,65 2,29 2,25 7 2,43 2,63 2,54 2,54 1,96 1,50 2,24 2,50 2,29 8 2,48 1,73 2,39 2,51 2,84 2,58 1,57 1,41 1,27 9 2,56 2,59 2,24 2,64 2,46 2,43 3,12 2,76 2,15 10 2,99 2,56 2,59 1,99 2,15 1,83 3,13 2,26 2,40 11 3,26 2,84 2,30 2,27 2,17 1,49 2,68 2,38 1,76 12 2,81 2,48 2,62 2,56 1,82 1,66 2,60 2,18 1,91 Media 2,58 2,45 2,33 2,52 2,31 2,07 2,47 2,14 2,04 Desviación 0,46 0,51 0,49 0,32 0,37 0,49 0,50 0,40 0,33 Estándar

Sobre el Índice de Simpson hay que tener en cuenta que toma un valor más pequeño cuanto mayor es la diversidad, por lo tanto, en este caso también se da la circunstancia de que es mayor la diversidad en las forestaciones más jóvenes, 0,15 frente a 0,16 y 0,18 respectivamente (Figura 22). Si descartamos, como en casos anteriores, las parcelas del borde de la forestación las diferencias son todavía más importantes, 0,16 frente a 0,18 y 0,20 (Tabla 10). Con el estudio estadístico (ANOVA Multifactorial) se ha comprobado que no existen diferencias significativas entre grupos de edad (F2,107 = 0,91; p > 0,05), pero sí aparecen respecto a la posición entre la parcela exterior y la interior (F2,107 = 2,95; p = 0,049).

Este índice es una medida de la dominancia, y les da mayor peso a las especies más abundantes, subestimando por lo tanto las especies escasas o raras. Aunque este índice fue uno de los primeros utilizados en estudios de comunidades, actualmente ha sido reemplazado por el índice de Shannon, dado que les da el mismo peso a todas las especies.

Los resultados de este índice nos indican que no hay diferencias en la estructura de la comunidad entre las forestaciones más jóvenes y las de mayor edad, pero sí nos reflejan que la parcela del borde de la forestación y la más interna presentan diferencias en su estructura.

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Resultados y discusión

Tabla 10.- Índice de Simpson en función de la edad de la forestación y de la posición en la parcela para las 36 forestaciones estudiadas.

Índice de Simpson GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) A B C A B C A B C 1 0,08 0,07 0,09 0,11 0,14 0,17 0,06 0,09 0,11 2 0,38 0,50 0,47 0,07 0,06 0,08 0,28 0,32 0,30 3 0,25 0,07 0,35 0,08 0,11 0,10 0,13 0,30 0,23 4 0,07 0,08 0,09 0,19 0,22 0,34 0,20 0,26 0,24 5 0,09 0,13 0,13 0,11 0,14 0,17 0,19 0,23 0,14 6 0,13 0,11 0,09 0,06 0,08 0,08 0,09 0,12 0,13 7 0,15 0,10 0,13 0,15 0,26 0,45 0,17 0,12 0,12 8 0,17 0,32 0,15 0,11 0,08 0,12 0,33 0,51 0,56 9 0,10 0,11 0,15 0,08 0,16 0,12 0,05 0,07 0,12 10 0,06 0,10 0,09 0,20 0,17 0,21 0,05 0,12 0,10 11 0,05 0,08 0,15 0,15 0,21 0,35 0,09 0,11 0,28 12 0,11 0,13 0,12 0,13 0,29 0,29 0,09 0,17 0,16 Media 0,14 0,15 0,17 0,12 0,16 0,21 0,14 0,20 0,21 Desviación 0,09 0,13 0,12 0,04 0,07 0,12 0,09 0,13 0,13 Estándar

Índice de Simpson medio por grupos de edad y posición en la forestación

0,25 ab ab b 0,2 ab ab ab ab 0,15 ab 1 a 2 0,1 3

0,05

0 A B C

Figura 22.- Índice de Simpson según la edad de la forestación (Grupos 1,2 y 3) y posición en la parcela (A, B y C). Letras diferentes denotan diferencias significativas.

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Resultados y discusión

Tabla 11.- Índice de Pielou en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela para las 36 forestaciones estudiadas.

Índice de Pielou GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) A B C A B C A B C 1 0,85 0,90 0,87 0,81 0,76 0,74 0,92 0,93 0,97 2 0,49 0,42 0,42 0,86 0,90 0,87 0,51 0,51 0,53 3 0,65 0,83 0,51 0,85 0,82 0,85 0,75 0,58 0,70 4 0,85 0,89 0,84 0,75 0,75 0,63 0,71 0,70 0,76 5 0,79 0,74 0,77 0,75 0,69 0,69 0,73 0,66 0,83 6 0,76 0,78 0,81 0,93 0,94 0,94 0,83 0,85 0,81 7 0,72 0,73 0,72 0,77 0,73 0,54 0,67 0,80 0,87 8 0,71 0,53 0,74 0,80 0,88 0,85 0,46 0,40 0,36 9 0,83 0,78 0,79 0,93 0,81 0,90 0,97 0,98 0,98 10 0,88 0,87 0,91 0,63 0,73 0,69 0,93 0,88 0,93 11 0,87 0,85 0,75 0,73 0,68 0,53 0,82 0,88 0,74 12 0,78 0,73 0,75 0,76 0,64 0,67 0,80 0,78 0,92 Media 0,77 0,75 0,74 0,80 0,78 0,74 0,76 0,74 0,78 Desviación 0,11 0,15 0,14 0,09 0,09 0,14 0,16 0,18 0,18 Estándar

Los resultados del Índice de Pielou nos indican que las comunidades de flora arvense estudiadas, con diferentes edades de la forestación y distinta posición en el seno de la misma, presentan una distribución de la abundancia de las especies en la comunidad muy equitativa (Tabla 11). Para comprobar la existencia de diferencias significativas en esta variable, Índice de diversidad de Pielou, en función de los factores edad de la forestación (tres grupos) y posición de la parcela (tres grupos), se ha realizado un ANOVA Multifactorial, no encontrando diferencias significativas ni entre los grupos de edad (F 2,107 = 0,17; p > 0,05), ni entre la posición de las parcelas (F2,107 = 0,18; p > 0,05). En los valores obtenidos eliminando la parcela del borde (A), tampoco aparecen diferencias significativas.

Este índice nos explica si la distribución de las especies es equitativa, y como se observa en nuestro caso, no hay diferencias entre las diferentes muestras estudiadas.

En la Tabla 12 se muestra un resumen de los diferentes Índices de diversidad calculados para las comunidades de flora arvense estudiadas, en los que se comprueba, como se ha indicado anteriormente, que existe una mayor diversidad en los primeros años de instalación de la forestación y en las parcelas exteriores, pero pocas diferencias en la estructura y equitabilidad de las comunidades.

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Resultados y discusión

Tabla 12.- Resumen de los diferentes Índices de diversidad calculados (media ± desviación estándar) en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela.

GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 Índices (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) A B C A B C A B C 2,58 2,45 2,33 2,52 2,31 2,07 2,47 2,14 2,04 Shannon ± 0,46 ± 0,51 ± 0,49 ± 0,32 ± 0,37 ± 0,49 ± 0,50 ± 0,40 ± 0,33

0,14 0,15 0,17 0,12 0,16 0,21 0,14 0,2 0,21 Simpson ± 0,09 ± 0,13 ± 0,12 ± 0,04 ± 0,07 ± 0,12 ± 0,09 ± 0,13 ± 0,13

0,77 0,75 0,74 0,8 0,78 0,74 0,76 0,74 0,78 Pielou ± 0,11 ± 0,15 ± 0,14 ± 0,09 ± 0,09 ± 0,14 ± 0,16 ± 0,18 ± 0,18

Es importante destacar que, aunque la diversidad de la flora arvense disminuye con el paso del tiempo, nos encontramos ante estados más evolucionados de vegetación y por tanto con posibilidades de mejorar las condiciones edáficas y microclimáticas que pueden ayudar a alcanzar etapas más altas en la sucesión vegetal.

Para RUIZ DE LA TORRE (1993b) la diversidad biológica crece con el grado de madurez, y las diferentes etapas evolutivas se miden por el incremento de los índices de diversidad, pero al mismo tiempo considera también que aumentar la diversidad es favorecer el incremento de la madurez y su mantenimiento el máximo tiempo posible.

5.2.4.- Estudio de las especies leñosas

Algunos trabajos han puesto de manifiesto desde hace tiempo el efecto facilitador de los matorrales en la restauración de zonas degradadas del bosque mediterráneo (VILLA et al., 2012). Dichos autores obtuvieron mejores resultados en una plantación de encina y rebollo bajo Cytisus multiflorus (L´Hér.) Sweet. que, en suelo desnudo, por eso parece importante conocer el proceso de colonización y las especies de leñosas que van instalándose en forestaciones de terrenos cultivados abandonados.

Como se ha indicado antes, las leñosas han aparecido en un 47% de las forestaciones estudiadas, destacando algunas especies de los géneros Artemisia, Helianthemum, Helichrysum, Teucrium y Thymus. entre otros. El número de especies leñosas encontradas en este estudio en las diferentes forestaciones alcanza valores comprendidos entre 19-24 según los diferentes grupos de edad.

69

Resultados y discusión

Tabla 13.- Porcentaje de especies leñosas en función de la edad de la forestación y de la posición de la parcela para las 36 forestaciones estudiadas.

Porcentaje de especies leñosas según la edad y posición en la forestación 1er GRUPO 2do GRUPO 3er GRUPO Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) A B C A B C A B C 1 0 0 8,00 4,30 9,50 0 3,70 0 10,0 2 0 0 0 3,00 0 8,00 0 0 3,40 3 11,10 2,90 0 0 0 0 0 0 0 4 21,90 0 0 14,30 27,30 20,00 26,10 17,60 6,30 5 0 0 8,30 3,10 3,80 5,30 11,80 12,50 11,10 6 0 0 0 0 0 0 33,30 40,00 31,30 7 10,30 2,70 5,90 11,10 6,70 12,50 25,00 13,00 35,70 8 6,10 7,70 4,00 0 0 0 9,70 14,30 3,00 9 9,10 7,10 0 0 4,80 6,70 0 0 0 10 10,00 0 0 13,00 10,50 7,10 6,90 15,40 0 11 9,30 3,60 4,80 13,60 16,70 23,50 7,70 13,30 9,10 12 5,60 0 6,10 44,80 47,10 41,70 23,10 31,30 0 Media 6,94 1,99 3,08 8,95 10,53 10,40 12,27 13,82 9,15 Desviación 6,51 2,86 3,42 12,68 14,10 12,56 11,65 12,67 12,10 Estándar

En la Tabla 13 se presenta el porcentaje de leñosas aparecidas en las diferentes forestaciones por edad (tres grupos) y posición (A, B y C), y los resultados revelan que las leñosas van apareciendo con el paso del tiempo, un 4,00% en las forestaciones más jóvenes (1er Grupo) y 9,96% y 11,75% en las forestaciones del 2º Grupo y 3er Grupo, respectivamente. Esta diferencia no se observa, sin embargo, según la posición de la parcela en la forestación. Al realizar el análisis estadístico (ANOVA Multifactorial), se comprueba que, aunque para la posición de la parcela no existen diferencias significativas (F2,107 = 0,27; p > 0,05), sí que se observan entre el primer grupo de edad y los demás (F2,107 = 5,06; p = 0,008). Lo que nos indica que a partir del 2º Grupo de edad (8-14 años) se incrementa la presencia de leñosas.

5.3.- Evolución del banco de semillas del suelo con la edad de las forestaciones

5.3.1.- Riqueza específica

En el banco de semillas del suelo (flora potencial) los resultados muestran igualmente un mayor número de especies en el grupo de forestaciones de menor edad estudiadas (1er Grupo), con una media de 21

70

Resultados y discusión especies frente a 17,63 y 18,79 del 2º y 3er Grupo respectivamente. Del estudio también se desprende que la Riqueza específica es mayor en el tramo de suelo más profundo, 18,75 para la profundidad de 0-2 cm y 19,52 para la profundidad de 2-5 cm (Tabla 14).

Se ha realizado un ANOVA Multifactorial, con la variable número de especies y con los factores edad de la forestación (tres grupos) y profundidad del suelo (dos grupos), obteniéndose que el factor edad sí es significativo (F2,71 = 5,58; p = 0,0058), pero no el factor profundidad (F1,71 = 0,86; p > 0,05). Como ocurría con el estudio de la flora arvense, la Riqueza específica del banco de semillas es mayor en las forestaciones recién instaladas frente a las de mayor edad, detectándose diferencias significativas entre el primer grupo de edad y los otros dos (Figura 23).

Nº medio de especies de semillas en el banco edáfico por edad y profundidad

24 23 c bc 21 abc 20 ab a ab 18 17 15 14 0-2 cm 12 11 2-5 cm 9 8 6 5 3 2 0 GRUPO 1(1-7 años) GRUPO 2 (8-14 años) GRUPO 3 (15-21 años)

Figura 23.- Número medio de especies de semillas en el banco edáfico por edad y profundidad. Letras diferentes denotan diferencias significativas.

En el banco de semillas, el número medio de especies por forestación se aproxima a 19,2, estas cifras son menores a las obtenidas por otros autores y en diferentes situaciones como MARAÑON (1985) en pasto bajo arbolado 29 especies y FERRANDIS et al. (1999b) en suelos de matorral 32 especies. Sin embargo, es importante destacar que se han encontrado en algunas de las forestaciones estudiadas en este trabajo hasta 28 especies (Anexo VI).

En un trabajo realizado en un prado de siega, REINE & CHOCARRO (1993) obtienen 53 especies totales en el banco de semillas.

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Resultados y discusión

Se puede observar también que, aunque no se encuentran diferencias significativas, la tendencia tanto en el número de especies del banco de semillas, como en el número de semillas/m2 (que veremos a continuación) es a aumentar con la profundidad, lo que podría indicarnos que nos encontramos ante bancos de semillas persistentes de larga duración (THOMPSON et al., 1997).

Tabla 14.- Número de especies del banco de semillas (Riqueza específica) en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas.

Número de especies 1er GRUPO 2do GRUPO 3er GRUPO Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 1 21 19 20 18 23 21 2 18 18 16 15 14 17 3 16 19 22 22 21 23 4 25 25 15 15 16 19 5 18 22 20 17 22 16 6 19 18 13 17 22 17 7 28 25 18 18 20 15 8 24 26 18 17 14 25 9 11 19 20 21 15 22 10 26 27 16 15 17 17 11 21 26 17 16 19 23 12 19 14 15 22 16 17 Media 20,50 21,50 17,50 17,75 18,25 19,33 Desviación 4,74 4,21 2,65 2,60 3,31 3,31 Estándar

5.3.2.- Número de semillas/m2 de suelo

Por lo que se refiere al número de semillas en el suelo, los resultados muestran una tendencia a disminuir desde el grupo de forestaciones de menor edad estudiadas (1er Grupo), con una media de 20511,0 semillas/m2 frente a 12704,0 y 14645,0 del 2º y 3er Grupo, respectivamente. Del estudio también se desprende que el número de semillas/m2 de suelo es mayor en el tramo de suelo más profundo con 7159,3 para la profundidad de 0-2 cm y 8794,0 para la profundidad de 2-5 cm (Tabla 15). Se ha analizado a través de un ANOVA Multifactorial la variable número de semillas/m2 con los factores edad de la forestación y profundidad del suelo, observándose diferencias significativas en

72

Resultados y discusión

la edad (F2,71 = 3,48; p = 0,0364), pero no en la profundidad del suelo (F1,71 = 1,69; p > 0,05). En este caso el número de semillas/m2 es superior en las forestaciones más jóvenes, y estas diferencias significativas se observan entre el primer grupo y los demás (Figura 24).

Estudios realizados por ALBORCH et al. (2003) obtienen unas cifras comprendidas entre 1225 y 5779 semillas/m2, en taludes de carreteras y zonas próximas. Estas cifras bajas podrían explicarse por las duras características ambientales que pueden presentar estos taludes en cuanto a termicidad y falta de humedad.

FERRANDIS et al. (1999b) obtienen en el pastizal de la raña en Cabañeros hasta 19.200 semillas/m2, aunque hay que tener en cuenta que este tipo de formaciones, en la época posterior a la dispersión, está considerado como uno de los ecosistemas con un mayor banco de semillas.

REINE & CHOCARRO (1993) contabilizan 4.893 semillas/m2 en un pastizal del Pirineo Central, una cifra muy inferior a la obtenida en las forestaciones estudiadas. Hay que tener en cuenta, en este caso, que se trata de una comunidad de herbáceas, permanente y sometida a pastoreo.

Tabla 15.- Número de semillas/m2 en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas.

2 Número de semillas por m 1er GRUPO 2do GRUPO 3er GRUPO Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 1 4178 8311 5778 4667 8578 14533 2 7022 7067 6044 7600 3156 4133 3 6267 8978 8267 9422 9511 7822 4 12711 12400 5778 6800 4578 3911 5 10400 10489 5067 5822 6133 3289 6 6533 11822 4133 4267 3022 5244 7 19067 24756 11956 7867 3511 2489 8 4622 5511 6000 4578 5156 9467 9 4000 4311 9333 10978 2933 6711 10 7156 10356 5422 6000 13200 32089 11 22578 23511 3333 3556 7067 13689 12 8089 6000 3733 6044 3422 2089 Media 9385 11126 6237 6467 5856 8789 Desviación 5945 6575 2488 2203 3214 8412 Estándar

73

Resultados y discusión

El número de semillas/m2 es un parámetro que se adecúa más que el número de especies para comparar los resultados de diferentes trabajos, dado que no siempre coincide el número de muestras o la superficie muestreada.

Nº medio de semillas/m2 por edad y profundidad

13000

11800 b

10600 ab 9400 ab

8200

7000 a a a 0-2 cm 5800 2-5 cm

4600

3400

2200

1000

-200 GRUPO 1(1-7 años) GRUPO 2 (8-14 años) GRUPO 3 (15-21 años)

Figura 24.- Número medio de semillas/m2 por edad de la forestación y profundidad. Letras diferentes denotan diferencias significativas.

5.3.3.- Diversidad

El Índice de Margalef nos muestra que existe una mayor diversidad en el banco de semillas del suelo en las forestaciones recién implantadas (Tabla 16), con 3,78 para el 1er grupo frente a 3,68 para el 3er grupo. Se observa también que la mayor diversidad aparece en el estrato más profundo con 3,64 (2-5 cm) frente a 3,59 (0-2 cm). Hay que tener en cuenta que este índice no considera la proporción de individuos de cada especie y que está muy relacionado con el tamaño de la muestra. Para comprobar la relación entre el índice de Margalef, con la edad de la forestación y la profundidad del suelo se ha realizado un ANOVA Multifactorial, no encontrándose diferencias significativas en ninguno de los casos (F2,71 = 2,51; p > 0,05 y F1,71 = 0,13; p > 0,05). Los resultados nos muestran en general una diversidad alta (> 2), pero también indican que no existen diferencias entre las diferentes comunidades estudiadas.

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Resultados y discusión

Tabla 16.- Índice de Margalef del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas.

Índice de Margalef GRUPO 1 (1-7 años) GRUPO 2 (8-14 años) GRUPO 3 (15-21 años) Nº 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 1 4,40 3,44 3,90 3,65 4,18 3,45 2 3,36 3,35 3,05 2,72 3,05 3,53 3 3,03 3,39 4,02 3,92 3,73 4,25 4 4,24 4,26 2,88 2,78 3,24 4,02 5 3,12 3,84 4,01 3,28 4,26 3,49 6 3,61 3,04 2,65 3,51 4,98 3,35 7 4,45 3,80 3,04 3,28 4,35 3,48 8 4,95 5,19 3,47 3,45 2,73 4,48 9 2,22 3,93 3,55 3,63 3,34 4,19 10 4,92 4,77 3,12 2,85 2,81 2,43 11 3,21 3,99 3,71 3,42 3,55 3,84 12 3,46 2,65 3,16 4,27 3,45 4,16 Media 3,75 3,80 3,38 3,40 3,64 3,72 Desviación 0,84 0,71 0,46 0,46 0,68 0,55 Estándar

Con respecto al índice de diversidad de Shannon, se observa una tendencia muy ligera a disminuir desde las forestaciones recién implantadas hasta aquellas que están instaladas desde hace tiempo (15-21 años), con un valor medio de 2,18 del 1er Grupo frente a 2,12 del 3er Grupo. Por el contrario, este Índice difiere del Índice de Margalef, asignando ligeramente una mayor diversidad al tramo más superficial del suelo (Tabla 17). Sin embargo, al realizar el análisis estadístico (ANOVA Multifactorial) con la variable Índice de Shannon y los factores edad de la forestación y profundidad del suelo, tampoco se han encontrado diferencias significativas en ninguno de los dos factores (F2,71 = 0,32; p > 0,05 y F1,71 = 0,34; p > 0,05).

Al contrario que en el índice de Margalef, en este caso el índice de Shannon es bajo, es decir indica una diversidad baja, pero coincide con él en no encontrar diferencias entre las comunidades estudiadas. Hay que recordar que este índice está muy influenciado por la abundancia de cada una de las especies y que basta con que algunas especies destaquen de una manera importante para disminuir la diversidad total.

El índice de Shannon nos está informado por tanto de la riqueza específica presente en la comunidad y de cómo se distribuye la abundancia entre las diferentes especies. Si consideramos que la diversidad es alta según el índice de Margalef, el índice de Shannon nos indica que existen muchas

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Resultados y discusión diferencias en la representación de cada una de las especies y, por tanto, considera que se reduce la diversidad.

Tabla 17.- Índice de Shannon del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas.

Índice de Shannon 1er GRUPO 2do GRUPO 3er GRUPO Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 1 2,25 1,84 2,30 2,37 1,67 1,03 2 2,35 2,34 2,08 1,56 1,80 2,35 3 2,01 1,94 2,43 2,18 2,33 2,24 4 2,32 2,56 2,14 2,12 2,40 2,54 5 2,00 2,03 2,26 1,85 2,40 2,46 6 2,35 1,78 1,99 2,12 2,82 2,02 7 2,42 2,16 1,89 1,99 2,74 2,29 8 2,74 2,86 2,28 2,45 1,74 2,34 9 1,69 2,27 1,79 1,63 2,43 2,44 10 2,35 2,32 1,88 1,27 1,41 0,99 11 1,70 1,77 2,57 2,53 1,80 1,91 12 2,15 2,14 2,08 2,47 2,15 2,62 Media 2,19 2,17 2,14 2,04 2,14 2,10

Desviación 0,30 0,33 0,23 0,40 0,45 0,55 Estándar

En el banco de semillas, el Índice de Simpson nos indica que en este caso también se da la circunstancia de que es mayor la diversidad en las forestaciones más jóvenes, 0,18 frente a 0,21 y 0,23, en las del 2º y 3er grupo, respectivamente. Al mismo tiempo, como el Índice de Shannon, nos está indicando que existe una mayor diversidad en el tramo más superficial del suelo (Tabla 18). En el análisis estadístico (ANOVA Multifactorial) con la variable Índice de Simpson y los factores edad de la forestación y profundidad del suelo, tampoco se han encontrado diferencias significativas para ninguno de los dos factores (F2,71 = 0,67; p > 0,05 y F1,71 = 1,02; p > 0,05).

Los resultados del índice de Simpson nos indican, por una parte, que hay una alta diversidad en las comunidades estudiadas (próximo a 0) y por otra que no existen diferencias entre ellas. Hay que recordar que este índice subestima aquellas especies que tienen poca representación.

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Resultados y discusión

Tabla 18.- Índice de Simpson del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas.

Índice de Simpson GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 1 0,18 0,30 0,13 0,13 0,36 0,64

2 0,13 0,12 0,17 0,33 0,31 0,13

3 0,20 0,23 0,13 0,20 0,14 0,18

4 0,14 0,11 0,17 0,15 0,12 0,11

5 0,20 0,22 0,17 0,26 0,15 0,13

6 0,15 0,28 0,20 0,17 0,08 0,25

7 0,15 0,19 0,27 0,24 0,09 0,16

8 0,09 0,09 0,14 0,11 0,27 0,15

9 0,29 0,20 0,31 0,36 0,11 0,12

10 0,19 0,19 0,28 0,53 0,45 0,60

11 0,30 0,30 0,10 0,10 0,35 0,28

12 0,11 0,16 0,17 0,14 0,17 0,09

Media 0,18 0,20 0,19 0,23 0,22 0,24 Desviación 0,06 0,07 0,07 0,13 0,13 0,19 Estándar

Los resultados del índice de Pielou nos indican que las comunidades del banco de semillas estudiadas, con diferentes edades de la forestación, no muestran prácticamente diferencias, es decir son muy equitativas. Sí que aparecen algunas diferencias entre el tramo superficial (con mayor diversidad) y el tramo más profundo del suelo (Tabla 19). Sin embargo, en el análisis estadístico (ANOVA Multifactorial) con la variable Índice de Pielou y los factores edad de la forestación y profundidad del suelo, no se han encontrado diferencias significativas para ninguno de los dos factores (F2,71 = 0,04; p > 0,05 y F1,71 = 0,94; p > 0,05).

En el mismo sentido que el índice de Simpson, este índice nos indica que existe, en general, una alta diversidad (próximo a 1) pero sin diferencias significativas entre las comunidades estudiadas.

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Resultados y discusión

Tabla 19.- Índice de Pielou del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas.

Índice de Pielou 1er GRUPO 2do GRUPO 3er GRUPO Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 1 0,74 0,63 0,77 0,82 0,53 0,34 2 0,81 0,81 0,75 0,58 0,68 0,83 3 0,72 0,66 0,79 0,71 0,76 0,71 4 0,72 0,79 0,79 0,78 0,87 0,86 5 0,69 0,66 0,75 0,65 0,78 0,89 6 0,80 0,61 0,77 0,75 0,91 0,71 7 0,73 0,67 0,65 0,69 0,92 0,84 8 0,86 0,88 0,79 0,86 0,66 0,73 9 0,71 0,77 0,60 0,53 0,90 0,79 10 0,72 0,70 0,68 0,47 0,50 0,35 11 0,56 0,54 0,91 0,91 0,61 0,61 12 0,73 0,81 0,77 0,80 0,77 0,92 Media 0,73 0,71 0,75 0,71 0,74 0,72 Desviación 0,07 0,10 0,08 0,14 0,14 0,19 Estándar

Se ha observado que, en el banco de semillas, el número de especies, el número de semillas/m2 y el índice de Margalef dan mayores valores en el tramo más profundo del suelo frente a los demás índices de diversidad, que aumentan en el tramo superficial. Esto podría explicarse por el hecho de que estos últimos índices también tienen en cuenta la proporción de cada una de las especies y, por tanto, pueden reflejar el predominio de unas especies frente a otras.

En la Tabla 20 se muestra un resumen de los diferentes Índices de diversidad calculados para las comunidades del banco de semillas del suelo, en los que se comprueba, como se ha indicado anteriormente, una tendencia a una mayor diversidad en los primeros años de instalación de la forestación y en el tramo superficial del suelo (0-2 cm), pero en contraposición con los resultados del estudio de la flora arvense, no se detectan diferencias significativas en ninguno de los índices de diversidad con la edad de la forestación o con la profundidad de enterramiento de las semillas, salvo en la Riqueza específica en relación con la edad de la forestación.

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Resultados y discusión

Tabla 20.- Resumen de los diferentes Índices de diversidad calculados del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas.

GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 Índices (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 0-2 cm 2-5 cm 3,75 3,80 3,38 3,40 3,64 3,72 Margalef ± 0,84 ± 0,71 ± 0,46 ± 0,46 ± 0,68 ± 0,55 2,19 2,17 2,14 2,04 2,14 2,10 Shannon ± 0,30 ± 0,33 ± 0,23 ± 0,40 ± 0,45 ± 0,55 0,18 0,20 0,19 0,23 0,22 0,24 Simpson ± 0,06 ± 0,07 ± 0,07 ± 0,13 ± 0,13 ± 0,19 0,73 0,71 0,75 0,71 0,74 0,72 Pielou ± 0,07 ± 0,10 ± 0,08 ± 0,14 ± 0,14 ± 0,19

De los resultados obtenidos, relacionados con la diversidad, de la flora aérea y del banco de semillas, se deduce que mientras en el primer caso varía con el tiempo, en el segundo no se aprecian diferencias significativas, lo que podría explicarse por la existencia de un banco de semillas permanente, mucho más estable que la vegetación aérea.

5.3.4.- Estudio de las especies leñosas en el banco de semillas

El número de especies leñosas totales en el banco de semillas (5-6) ha sido mucho menor que en el caso de la flora aérea, destacando las pertenecientes a los géneros Atriplex, Retama, Teucrium y Thymus, entre otros.

No cabe duda que el número de especies leñosas presentes en el banco de semillas en el suelo, es mucho mayor en terrenos forestales, como se deduce de trabajos realizados por TRABAUD (1994) donde recolectan entre 5- 7 especies/m2.

En otro trabajo, realizado en el pastizal de la raña (Cabañeros), solo aparecen tres especies leñosas, Cistus ladanifer L. Cistus salviifolius L. y Rosmarinus officinalis L. (FERRANDIS et al., 1999b).

Algunos autores destacan también la gran abundancia y persistencia que pueden tener en los bancos de semillas forestales las familias de Cistáceas y Ericáceas, llegando a dominar el banco en algunas comunidades forestales (FERRANDIS et al., 1996; TRABAUD et al., 1997).

En la Tabla 21 se presenta el porcentaje de especies leñosas aparecidas en el banco de semillas del suelo en las diferentes forestaciones, por edad (tres grupos) y por profundidad del suelo (dos grupos), y los resultados revelan que las leñosas tienen una lenta introducción en el banco de semillas, no

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Resultados y discusión observándose apenas diferencias ni entre edades ni entre profundidades. El análisis estadístico (ANOVA Multifactorial) corrobora que no existen diferencias significativas en el número de leñosas ni respecto al factor edad, ni respecto a la profundidad (F2,71 = 1,62; p > 0,05 y F1,71 = 0,09; p > 0,05).

En algunos casos la ausencia de leñosas en el banco de semillas puede explicarse por el pequeño tamaño de dichas semillas para su detección por el método directo y su posible dormición que impediría la emergencia de plántulas por el método indirecto.

Sobre este asunto hay que recordar que, en general, nos encontramos en terrenos que han sido durante mucho tiempo cultivos sometidos a una antropización continuada y, por tanto, la introducción de semillas de especies leñosas en el banco de semillas será lenta. Hará falta antes, que las pocas especies que se desarrollen en estas forestaciones fructifiquen y aporten sus semillas al banco, y que los agentes dispersores procedentes de áreas forestales limítrofes desempeñen paulatinamente su papel.

Tabla 21.- Porcentaje de especies leñosas del banco de semillas en función de la edad de la forestación y la profundidad en el suelo para las 36 forestaciones estudiadas.

Porcentaje de especies leñosas en el banco de semillas 1er GRUPO 2do GRUPO 3er GRUPO Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años) 0-2 cm 2 - 5 cm 0-2 cm 2 - 5 cm 0-2 cm 2 - 5 cm 1 0 5,3 0 0 4,3 0 2 0 0 0 0 0 0 3 0 0 0 0 0 0 4 4,0 4,0 0 0 0 0 5 0 0 0 0 4,5 12,5 6 0 0 0 0 0 0 7 3,6 4,0 0 0 0 0 8 0 0 0 0 0 0 9 0 0 0 0 0 0 10 3,8 0 0 0 0 0 11 0 0 5,9 0 0 0 12 0 0 0 0 0 0 Media 1,0 1,1 0,5 0 0,7 1,0 Desviación 1,7 2,0 1,7 0 1,7 3,6 Estándar

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Resultados y discusión

5.4.- Relación entre la colonización de plantas y semillas y la distancia a masas forestales

Como ya se indicó en el apartado de metodología, se han calculado las distancias de las forestaciones a las masas forestales más cercanas (Tabla 22) con el objeto de comprobar si existe relación entre estas y la velocidad de colonización de herbáceas y leñosas. Para comprobar la relación de dependencia entre la presencia de leñosas y la distancia a masas forestales, se han realizado diferentes análisis de regresión lineal con las variables respuesta número de especies leñosas presentes en la flora aérea y en el banco de semillas del suelo.

Los resultados nos indican que no se encuentra un modelo lineal estadísticamente significativo que relacione la dependencia entre la presencia de leñosas en el banco de semillas, la edad de la forestación y la distancia a masas forestales (F1,35 = 1,42; p > 0,05), pero sí para la presencia de leñosas en la flora arvense (F2,35 = 5,38; p = 0,0095). Dicho modelo tiene por expresión la ecuación: Leñosas (%) = 0,174 + 0,009 x Edad - 0,043 x Distancia, con una R2 = 24,59 %. En este caso, sí se ha observado una mayor presencia de especies leñosas en la flora aérea cuando la distancia a masas forestales es menor, explicando más de un 24% de los casos.

Estos resultados coinciden con otros trabajos sobre la restauración natural de terrenos cultivados abandonados, en los que sí se demuestra la importancia del paso del tiempo en la incorporación de especies leñosas (SÁNCHEZ, 1995; ZAPATA et al., 2013).

Para observar la importancia de esta distancia en la incorporación de semillas al banco del suelo se ha realizado un análisis de regresión tanto con el número de semillas/m2 y como con el Índice de Shannon, no encontrándose un modelo lineal significativo que relacione el número de semillas/m2 con la distancia a masas forestales (F1,35 = 1,54; p > 0,05), ni la diversidad del banco de semillas (Índice de Shannon) con este mismo factor (F1,35 = 0,76; p > 0,05). Tampoco parece existir por tanto una relación entre el número de semillas/m2 y la diversidad del banco de semillas del suelo con la distancia a masas forestales.

Algunas de las razones que podrían explicar esta circunstancia pueden estar relacionadas con la forma de dispersión de las semillas: el viento, los animales, la escorrentía, etc.; de tal forma que una forestación situada lejos de una masa forestal puede, sin embargo, recibir aporte de semillas por los animales (aves) que de otro modo no llegarían. En este sentido ZAPATA et al. (2013) realizaron un estudio sobre la dispersión de semillas por parte de las aves en cultivos de secano abandonado.

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Resultados y discusión

Tabla 22.- Distancia de las forestaciones estudiadas a masas forestales (km).

Distancia de las forestaciones a masas forestales (km)

GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 Nº (1-7 años) (8-14 años) (15-21 años)

1 1,98 0,73 0,58 2 0,67 1,28 0,56 3 0,86 6,55 3,95 4 0,77 0,54 1,15 5 0,03 4,79 1,28 6 2,55 0,88 0,97 7 0,13 0,67 1,63 8 2,17 0,55 0,10 9 0,02 0,36 2,76 10 0,18 0,00 1,89 11 0,14 1,94 0,00 12 2,35 0,87 0,00 Media 0,99 1,60 1,24 Desviación 0,99 2,00 1,19 Estándar

5.5.- Coeficiente de similitud de Sörensen

Se han realizado diferentes comparaciones, a través del Índice de Sörensen, para comprobar la similitud o disimilitud entre diferentes comunidades. En la Tabla 23 se muestran los valores de este Índice para las comunidades de flora arvense relacionándolas por parejas de entre los tres grupos de edad, observándose que el mayor grado de similitud (0,66) se da entre las forestaciones más jóvenes (1er Grupo) y las intermedias (2º Grupo), mientras que el menor grado de similitud (0,63) se da entre este 1er Grupo y el 3er Grupo, que es el de más edad.

En la Tabla 24 aparece el índice de Sörensen para relacionar las comunidades de flora arvense, también por parejas, de entre las tres posiciones que ocupaban las parcelas en cada forestación, observándose que el menor grado de similitud (0,80) se da entre las parcelas de borde (posición A) y las parcelas más interiores (posición C). Sin embargo, en general se puede decir que en los tres casos existe un alto grado de similitud entre las diferentes comunidades relacionadas, superior al que se ha calculado al comparar por edades de la forestación. Esto nos indica que la posición de las

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Resultados y discusión parcelas en la forestación no afecta de manera importante a la similitud o disimilitud de dichas comunidades arvenses.

Tabla 23.- Índice de Sörensen entre la flora aérea de los diferentes grupos de edad de las forestaciones

Índice de Sörensen

1º Grupo 2º Grupo 1º Grupo 2º Grupo 3º Grupo 3º Grupo

Flora aérea 0,66 0,65 0,63

Tabla 24.- Índice de Sörensen entre le flora aérea de las diferentes posiciones de las parcelas en las forestaciones

Índice de Sörensen

Parcelas Parcelas Parcelas A-B B-C A-C

Flora aérea 0,82 0,83 0,80

Tabla 25.- Índice de Sörensen entre los bancos de semillas de los diferentes grupos de edad en las forestaciones

Índice de Sörensen

1º Grupo 2º Grupo 1º Grupo 2º Grupo 3º Grupo 3º Grupo

Banco de 0,80 0,78 0,73 semillas

En la Tabla 25 se muestran los valores de este Índice para las comunidades del banco de semillas, relacionándolas por parejas de entre los tres grupos de edad, observándose que el mayor grado de similitud 0,80 se da entre las forestaciones más jóvenes (1er Grupo) y las intermedias (2º Grupo), mientras que el menor grado de similitud 0,73 se da entre este 1er Grupo y el 3er Grupo, que es el de más edad. Es de destacar la gran similitud que presenta el banco de semillas entre los diferentes grupos de edad de las

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Resultados y discusión forestaciones en contraposición con la baja similitud que se observa en el caso de la flora aérea.

Por último, para comprobar la similitud/disimilitud entre la comunidad de flora aérea y la del banco de semillas se ha calculado, de la misma forma, el Índice de Sörensen, observándose un valor bajo, es decir poca similitud, siendo menor aún, cuando se relaciona con el estrato más profundo del suelo. Sin embargo, hemos comparado también los dos estratos del banco de semillas y en este caso el Índice de Sörensen nos indica que hay una gran similitud 0,82 (Tabla 26).

La similitud entre el banco de semillas del suelo y la flora aérea, en comunidades de herbáceas, ha sido estudiada por otros autores como PIERCE & COWLING (1991) y REINE & CHOCARRO (1993) obteniendo coeficientes de similitud de 0,50 y 0,62, respectivamente, mayores a los obtenidos en este trabajo que con un coeficiente de 0,32 muestran poca similitud. En este sentido se sabe que determinadas especies arvenses tienen estrategias de reproducción fundamentalmente vegetativa y otras como las gramíneas, especies hemicriptófitas, no incorporan muchas semillas al banco del suelo permanente y, sin embargo, dominan en la flora aérea.

Tabla 26.- Índice de Sörensen entre la flora aérea y el banco de semillas del suelo, y entre las dos profundidades diferenciadas en dicho banco.

Índice de Sörensen Banco de Banco de Banco de semillas semillas semillas total (0-2 cm) (2-5 cm)

Flora aérea 0,31 0,31 0,30

Banco de semillas - - 0,82 (0-2 cm)

ALBORCH et al. (2003), en un estudio sobre la relación entre la flora espontánea y el banco de semillas en taludes de carretera, obtienen un Coeficiente de similitud de Sörensen de 0,15, inferior al obtenido en este trabajo. Según estos autores la aparición de nuevas especies está muy relacionada con la flora de lugares próximos, y esta debe pasar dos filtros, el primero sería la capacidad de dispersión e incorporación al banco de semillas y el segundo filtro sería la capacidad de germinación y desarrollo en las condiciones ambientales en las que se va a encontrar. De sus resultados concluyen que es mucho más importante el segundo filtro, y aunque las semillas puedan llegar, no son capaces de germinar.

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Resultados y discusión

5.6.- Caracterización de la forestación experimental

La parcela experimental presenta una superficie de 0,32 ha y la pedregosidad se puede considerar media (según los niveles citados anteriormente). La pendiente es casi nula (1,7%) y la altitud de 692,4 msnm (Anexo I y II).

Las especies arbóreas instaladas en la forestación han sido Pinus halepensis Mill., Quercus ilex subsp. ballota, (Desf.) Samp. y Retama sphaerocarpa (L.) Boiss.

Entre los antecedentes de la forestación destacar que, siendo un terreno agrícola abandonado hace unos 25 años, se constató la abundante presencia de herbáceas, pero se encontraron muy pocos restos de especies arbustivas, como es el caso de algún ejemplar aislado de Retama sphaerocarpa (L.) Boiss. Pistacia lentiscus L. y Rosmarinus officinalis L.

El marco de plantación utilizado ha sido de 2,5 x 2,5 m que, aunque muy pequeño, nos permitía incluir un mayor número de plantas y por tanto disponer de un mayor número de datos, dado que la competencia entre las plantas forestales durante los tres primeros años podría considerarse prácticamente nula. La densidad instalada por tanto fue de 1600 plantas/ha.

Durante el primer año se aportó un riego de instalación a las plantas forestales y, aun así, hubo una importante mortalidad de alguna especie, como es el caso del pino que alcanzó una media de 28,82%, por lo que se repusieron marras.

5.6.1.- Flora arvense y banco de semillas de la parcela experimental

Se han identificado 74 especies de flora arvense y 67 especies del banco de semillas (Anexo VII). En algunos casos, debido a la dificultad de la identificación de plántulas, tanto de flora arvense como del banco de semillas, no ha sido posible precisar la especie, y solo se ha reflejado la familia o el género. Solo en unos pocos casos en los que no se ha podido determinar tampoco el género se han contabilizado como especies sin identificar.

Los géneros que cuentan con un número de especies más elevado en la flora aérea han sido Silene (3), Centaurea (3) y Sisymbrium (3).

En el caso del banco de semillas, los géneros más abundantes son Astragalus (2), Euphorbia (2), Fumaria (2), Galium (2), Hippocrepis (2), Papaver (2), Silene (2) y Sisymbrium (2).

La cobertura media de la flora arvense resultante en las parcelas control ha sido del 51,8%, con un mínimo del 35,5% y un máximo del 75,5%, y el número de semillas/m2 de suelo alcanza la cifra de 19933, de las cuales 11867 corresponden al tramo más profundo (2-5 cm) y 8066 al tramo superficial del suelo (0-2 cm) (Anexo VII).

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Resultados y discusión

Tanto en la riqueza específica media (27,33 y 31,25) como en el Índice de Shannon (2,16 y 2,26) se ha encontrado que la diversidad es algo mayor en la flora arvense que en el banco de semillas, superando incluso este índice la cifra de 2,50 en tres de las parcelas estudiadas, lo que se considera un buen índice de diversidad (Tabla 27). Los resultados obtenidos muestran que existe una mayor biodiversidad en la comunidad de flora aérea frente al banco de semillas, y dentro de este el Índice de Biodiversidad de Shannon-Wiener es más elevado para el intervalo de profundidad comprendido entre 2 y 5 cm. Esto nos vuelve a indicar, como ocurría en el estudio de las 36 forestaciones, que la acumulación de semillas a mayor profundidad refleja un banco de semillas permanente.

Tabla 27.- Número de especies y diversidad del banco de semillas y de la flora arvense en las parcelas control de la forestación experimental.

Diversidad en la parcela experimental Banco de semillas Flora arvense Parcelas Nª de Índice de Nª de Índice de especies Shannon especies Shannon 1T 34 2,30 27 2,02 2T 27 2,34 33 2,39 3T 23 2,32 28 2,06 4T 27 2,16 38 1,57 5T 27 1,90 27 2,55 6T 26 2,09 21 2,27 7T 23 2,10 34 2,22 8T 26 2,04 32 2,59 9T 30 2,48 34 2,35 10T 33 1,74 36 2,63 11T 28 2,17 32 2,25 12T 24 2,32 33 2,28 Media 27,33 2,16 31,25 2,26 Desviación 3,52 0,21 4,69 0,29 Estándar

Para la caracterización de la parcela experimental, en el estudio de la flora arvense, se diferenciaron las especies leñosas de las herbáceas, encontrando que apenas un 2,30% de las especies son leñosas (Tabla 28).

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Resultados y discusión

Tabla 28.- Número de especies leñosas de la flora aérea en las parcelas control de la forestación experimental.

Nº de especies totales y leñosas (flora aérea) Parcelas Nº especies totales Nº especies leñosas % 1T 27 0 0 2T 33 1 3 3T 28 0 0 4T 38 1 2,6 5T 27 1 3,7 6T 21 0 0 7T 34 1 2,9 8T 32 1 3,1 9T 34 1 2,9 10T 36 1 2,8 11T 32 1 3,1 12T 33 1 3 Media 31,3 0,8 2,3 Desviación Estándar 4,7 0,5 1,4

Tabla 29.- Número de especies leñosas del banco de semillas en las parcelas control de la forestación experimental.

Número de especies leñosas (banco de semillas) Profundidad (0-2 cm) Profundidad (2-5 cm) Nº Nº Nº Nº Parcelas % % especies especies especies especies leñosas leñosas totales leñosas totales leñosas 1T 19 2 11 26 0 0 2T 21 0 0 23 0 0 3T 15 1 6,7 17 2 12 4T 18 0 0 21 0 0 5T 20 0 0 21 0 0 6T 18 0 0 23 0 0 7T 19 0 0 17 0 0 8T 21 1 4,8 22 0 0 9T 22 0 0 26 0 0 10T 26 0 0 28 0 0 11T 22 1 4,5 23 1 4 12T 19 1 5,3 23 1 4 Media 20,0 0,5 2,6 22,5 0,3 1,7 Desviación 2,7 0,7 3,6 3,3 0,7 3,6 Estándar

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Resultados y discusión

En el estudio del banco de semillas (Tabla 29) el porcentaje de especies leñosas es todavía más bajo, con un 2,15%, siendo menor también el número de especies totales (leñosas y herbáceas) con 21,25 especies frente 31,30 en la flora aérea.

5.6.2.- índice de similitud de Sörensen

De forma paralela, se ha calculado el Coeficiente de Similitud de Sörensen para comparar la comunidad de flora arvense (flora real) y la comunidad del banco de semillas del suelo (flora potencial), encontrando que, aunque la similitud en este caso (campo experimental) es algo mayor que en la media de las forestaciones estudiadas: 0,43 frente a 0,31, existe también un elevado grado de disimilitud entre dichas comunidades (Tabla 30). Por el contrario, sí que hay una gran similitud entre los dos estratos de profundidad del banco de semillas con un valor de 0,87 para este índice.

Tabla 30.- Índice de Sörensen entre la flora aérea y el banco de semillas del suelo, y entre las dos profundidades diferenciadas en dicho banco en la parcela experimental.

Índice de Sörensen Banco de Banco de Banco de semillas semillas semillas total (0-2 cm) (2-5 cm)

Flora aérea 0,43 0,38 0,38

Banco de semillas - 0,87 (0-2 cm)

5.6.3.- Familias de flora arvense en la parcela experimental

Como se puede apreciar en la Figura 25, en el inventario de la flora arvense, destaca en cuanto al número de especies la familia Compositae (Asteraceae) (24%). A continuación, aparecen las familias Cruciferae y Gramineae con un 16% y 12%, respectivamente. Por último, las familias Papaveraceae (8%), Caryophyllaceae (7%) y Leguminosae (7%) muestran porcentajes de representación muy semejantes.

En el estudio del banco de semillas del suelo, aunque las principales familias siguen siendo las mismas que en el apartado anterior, observamos algunas diferencias con respecto al inventario de flora aérea. Por una parte, el número de especies de la familia Compositae baja de un 24% a un 14% y la familia Cruciferae del 16% al 11% y, por otra parte, el número de especies de leguminosas supera al de otras familias como Papaveraceae, Caryophyllaceae y Gramineae (Figura 26).

88

Resultados y discusión

Principales familias de flora arvense % (parcela experimental) Compositae 12 Cruciferae 24 3 Gramineae 3 Papaveraceae 3 Caryophyllaceae 3 3 Leguminosae Boraginaceae 7 Convolvulaceae Chenopodiaceae Dipsacaceae 16 Plantaginaceae Euphorbiaceae 7 Geraniaceae Rubiaceae Polygonaceae Primulaceae 8 12 Umbelliferae Ranunculaceae Otras Resedaceae Rosaceae

Figura 25.- Principales familias encontradas en la flora arvense de la parcela experimental (%).

Principales familias del banco de semillas % (parcela experimental) Compositae Cruciferae 17 14 Leguminosae Papaveraceae 3 11 Caryophyllaceae 5 Gramineae Anacardiaceae 5 Euphorbiaceae Boraginaceae 11 Caprifoliaceae 5 Lamiaceae Cistaceae Plantaginaceae Convolvulaceae 5 Hypericaceae 11 Rubiaceae Malvaceae 8 Polygonaceae 9 Chenopodiaceae Resedaceae Otras Valerianaceae Verbenaceae

Figura 26.- Principales familias encontradas en el banco de semillas de la parcela experimental (%).

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Resultados y discusión

5.7.- Competencia y manejo de la flora arvense durante los primeros años de la forestación

Como se ha indicado anteriormente, durante el primer año se produjo una importante mortalidad de pinos (28,82%), pero también es cierto que esta mortalidad apareció fundamentalmente en las parcelas control (43,06%). Lo que indica la fuerte competencia a la que se vio sometida la forestación después de la remoción del terreno durante el primer año.

Los resultados del inventario inicial de flora arvense antes de realizar la forestación arrojan una cifra de 41 especies, sin embargo, un año después con el estudio de la flora en las parcelas control aparece la cifra de 74 especies (Anexo VII), lo que revela que con la remoción del terreno durante los primeros años aumenta la diversidad de flora arvense, disminuyendo posteriormente con el tiempo conforme se deja de remover el suelo.

Esta explosión de plantas herbáceas, que durante mucho tiempo han estado sometidas por el agricultor, llegan a formar un tapiz que puede hacer inviable durante los primeros años la plantación forestal. Para NAVARRO et al. (2006) los principales factores que afectan al éxito de una forestación son los de estación (meteorológicos y edáficos), pero incluye también la preparación del terreno, la fecha de plantación y el control de la vegetación herbácea (Figura 27).

Figura 27.- Estado en el que se encontraban las parcelas control el 2º año de la forestación (obsérvese el color verde de una esquina de la parcela control).

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Resultados y discusión

5.7.1.- Influencia del método de control de la flora arvense en la supervivencia de las plantas forestales

Las Tablas comprendidas entre la 31 y 34, muestran las marras encontradas durante el periodo 2014-2017, tanto por especie, como por tratamiento. En ellas se observa que el primer año hubo una gran mortalidad de pinos (28,82%), que, podría deberse al carácter heliófilo de esta especie que no soporta el sombreado inicial debido a las especies arvenses y al protector. Sin embargo, una vez realizada la reposición de marras se observa que, al final del estudio, como cabría esperar, la especie más afectada ha sido la encina con un 16,17% de marras frente al 9,03% de pinos y 9,38% de retamas.

También es de destacar que los resultados por tratamientos, arrojan al final una cifra de mortalidad superior en las parcelas con desbrozado semimecánico (R2; 12,96%) y sobre todo en las parcelas control (T; 21,30%), frente a las observadas en el desbrozado mecánico (R1; 9,72%) y químico (R3; 2,78 %) (Tabla 33).

En el análisis estadístico (ANOVA Simple) se ha comprobado la relación de dependencia entre la variable respuesta mortalidad total y el factor cualitativo tratamiento, obteniéndose diferencias significativas entre el tratamiento control y los otros tres (F3,143 = 3,23; p = 0,0243). Estos resultados nos confirman que cualquier tratamiento de eliminación de las malas hierbas durante los primeros años disminuye la mortalidad de plántulas forestales.

BARREDA et al. (2001) en una forestación en Toledo obtuvieron con diferentes tratamientos contra malas hierbas, pase de cultivador o herbicidas, durante los dos primeros años unas marras del 2,18% y del 8,14% respectivamente, consideradas casi inevitables para una forestación en el sur de España.

REY BENAYAS (1997), también en Toledo en una forestación con encinas, estudió la supervivencia de las plantas bajo diferentes tratamientos, obteniendo una mortalidad del 47% en las parcelas control. En este estudio, los valores de mortalidad de encina obtenidos en las parcelas sin tratamiento de la vegetación arvense han sido inferiores (29,17%).

NAVARRO & MARTÍNEZ (1997) indican que la realización de binas y gradeos en una forestación puede reducir el número de marras a menos del 10% durante los primeros años, estos datos concuerdan con los obtenidos en este trabajo.

Aunque no se puede descartar del todo algún problema de fitotoxicidad en alguna planta a lo largo del ensayo, se observa en las diferentes tablas de mortalidad que las parcelas tratadas con herbicida (R3) presentan una mayor supervivencia que el resto de los tratamientos.

91

Resultados y discusión

Tabla 31.- Porcentaje de mortalidad presentada en 2014 según especie y tratamiento.

Mortalidad obtenida en 2014 según especie y tratamiento Desviación Especie R R R T Media 1 2 3 Estándar Pino 15,28 33,33 23,61 43,06 28,82 12,02

Encina 4,17 8,33 8,33 16,67 9,38 5,24

Retama 25,00 12,50 12,50 12,50 15,63 6,25

Media 14,81 18,06 14,81 24,07 17,94 4,37

Tabla 32.- Porcentaje de mortalidad presentada en 2015 después de la reposición de marras según especie y tratamiento.

Mortalidad obtenida en 2015 según especie y tratamiento Desviación Especie R R R T Media 1 2 3 Estándar Pino 0,00 5,56 0,00 11,11 4,17 5,32

Encina 4,17 0,00 0,00 4,17 2,08 2,41

Retama 4,17 4,17 4,17 4,17 4,17 0,00

Media 2,78 3,24 1,39 6,48 3,47 2,15

Se han realizado análisis estadísticos para cada una de las especies con la mortalidad como variable y los tratamientos como factores, obteniéndose diferencias significativas para el pino, pero no para la retama y la encina. Los resultados de dicho análisis son los siguientes: Pino (F3,47 = 8,94; p < 0,001), Retama (F3,47 = 0,13; p > 0,05) y Encina (F3,47 = 098; p > 0,05). Estos resultados nos indican que la especie más sensible a la competencia de la flora arvense durante los primeros años es el pino. Como se ha indicado anteriormente y dado su temperamento heliófilo, el pino se ve algo afectado por el sombreado provocado por las malas hierbas y los protectores, mientras que a la encina estas circunstancias pueden ayudarla a aumentar su supervivencia al tener un temperamento más delicado, hecho este que ya han comprobado diferentes autores (VILLA et al., 2012).

92

Resultados y discusión

Tabla 33.- Porcentaje de la mortalidad acumulada en 2016 según especie y tratamiento.

Mortalidad obtenida en 2016 según especie y tratamiento Desviación Especie R R R T Media 1 2 3 Estándar Pino 1,39 8,33 0,00 19,44 7,29 8,88

Encina 4,17 16,67 0,00 20,83 10,42 9,92

Retama 4,17 4,17 8,33 4,17 5,21 2,08

Media 3,24 9,72 2,78 14,81 7,64 5,74

Según SOUTH & MITCHELL (1999), existe también una relación entre el manejo de la vegetación y el tamaño de las plantulas forestales. Así, determinaron que a partir de 10 mm de diámetro en el cuello, las plantas alcanzan unos porcentajes de supervivencia mayores.

Tabla 34.- Porcentaje de mortalidad acumulada en 2017 según especie y tratamiento.

Mortalidad obtenida en 2017 según especie y tratamiento

Desviación Especie R R R T Media 1 2 3 Estándar Pino 4,17 9,72 0,00 22,22 9,03 9,66

Encina 16,67 20,83 0,00 29,17 16,67 12,27

Retama 8,33 8,33 8,33 12,50 9,38 2,08

Media 9,72 12,96 2,78 21,30 11,69 7,69

5.7.2.- Influencia del método de control de flora arvense en el crecimiento en diámetro y altura de las plantas forestales

Como se puede observar en la Tabla 35, el mayor crecimiento medio anual en diámetro correspondió a la retama (4,15 mm), siguiéndole a continuación el pino (1,73 mm). Esto es lógico si pensamos que para la medida del diámetro de la retama se tomaba el total de todos los brotes de cepa. En el caso de la altura es, sin embargo, el pino la especie con un mayor crecimiento medio anual 12,26 cm, frente a los 8,74 cm de la retama.

93

Resultados y discusión

Tabla 35.- Crecimiento medio anual y desviación estándar, por especie y tratamiento, al final de la experiencia. Diámetro (Ø) en mm y altura (h) en cm.

Tratamiento Especie Media ± R1 R2 R3 T Desviación Estándar Ø 1,76 1,23 2,68 1,04 1,73 ± 1,12 Pino 12,26 ± h 13,24 8,52 18,04 7,97 7,10

Ø 0,38 0,29 0,52 0,25 0,37 ± 0,37 Encina h 3,75 3,24 5,65 2,29 3,88 ± 2,36

Ø 4,6 2,84 6,66 2,43 4,15 ± 3,52 Retama h 8,88 5,22 15,89 4,78 8,74 ± 7,41

Media ± Ø 2,08 ± 2,05 1,38 ± 1,29 2,98 ± 2,88 1,21 ± 1,53 Desviación 15,12 ± Estándar h 10,66 ± 6,81 6,81 ± 4,35 6,23 ± 5,16 8,12

Crecimiento medio en diámetro por especie (mm) 4,5 c

4,0

3,5

3,0

2,5 a 2,0

1,5

1,0 b

0,5

0,0 Pino Encina Retama

Figura 28.- Crecimiento medio en diámetro por especie (mm). Letras diferentes denotan diferencias significativas.

94

Resultados y discusión

Crecimiento medio en altura por especie (cm)

14,00 a 12,00

10,00 c

8,00

6,00 b 4,00

2,00

0,00 Pino Encina Retama

Figura 29.- Crecimiento medio en altura por especie (cm). Letras diferentes denotan diferencias significativas.

En los análisis estadísticos llevados a cabo (ANOVA Simple) para comprobar si existen diferencias significativas entre las tres especies en relación al crecimiento en altura y en diámetro, los resultados confirman dichas diferencias tanto para el diámetro (F2,430 = 97,44; p < 0,001) como para la altura (F2,430 = 53,35; p < 0,001), tal y como muestran las Figuras 28 y 29. Esto nos indica que hay una relación de dependencia entre los crecimientos en diámetro y altura y las diferentes especies. También es importante destacar, que cuando se trata de crecimientos por tratamiento se comprueba que en los dos casos (diámetro y altura), los mayores crecimientos medios anuales se dan en el tratamiento R3 (desbroce químico) con valores de 2,98 mm y 15,12 cm, respectivamente. Los crecimientos más bajos se producen tanto para el diámetro como para la altura en las parcelas control (Tabla 35).

Con los análisis estadísticos (ANOVA Simple) se comprueba que para la variable dependiente crecimiento en diámetro, existen diferencias significativas entre los diferentes tratamientos (F3,430 = 16,78; p < 0,001) (Figura 30).

Para la variable dependiente crecimiento en altura los análisis estadísticos nos indican que también en este caso existen diferencias significativas entre tratamientos (F3,430 = 45,78; p < 0,001) (Figura 31).

Concretamente, los resultados nos muestran que, tanto en el crecimiento en diámetro como en el crecimiento en altura, el tratamiento que mejores resultados arroja es el desherbado químico (R3) seguido del desherbado mecanizado (R1), no apareciendo diferencias significativas entre los tratamientos (R2) desherbado semimecanizado y (T) tratamiento control.

95

Resultados y discusión

Crecimiento medio en diámetro por tratamiento (mm)

3,5 c 3,0

2,5 b 2,0 a 1,5 a

1,0

0,5

0,0 R1 R2 R3 T

Figura 30.- Crecimiento medio en diámetro por tratamiento (mm). Letras diferentes denotan diferencias significativas.

Figura 31.- Crecimiento medio en altura por tratamiento (cm). Letras diferentes denotan diferencias significativas.

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Resultados y discusión

Tabla 36.- Crecimiento medio absoluto y desviación estándar, por especie y tratamiento, al final de la experiencia. Diámetro (Ø) en mm y altura (h) en cm.

Tratamiento Especie Media ± R1 R2 R3 T Desviación Estándar

Ø 5,33 3,75 7,73 3,11 5,12 ± 3,13 Pino 37,69 ± h 40,31 26,96 53,27 26,88 19,77

Ø 1,20 0,84 1,71 0,78 1,18 ± 1,18 Encina 11,63 ± h 11,33 9,74 16,74 6,89 7,00 12,06 ± Ø 13,48 8,45 19,31 6,77 10,06 Retama 26,41 ± h 26,79 15,65 47,60 15,10 22,65

Media ± Ø 6,20 ± 5,82 4,20 ± 3,84 8,67 ± 8,39 3,51 ± 3,80 Desviación 32,41 ± 21,53 ± 44,79 ± 20,63 ± Estándar h 20,52 13,45 23,30 15,54

Podemos observar en la Tabla 36, que en este caso también se repiten los resultados obtenidos anteriormente en los crecimientos medios anuales, siendo el mayor crecimiento medio absoluto en diámetro el de la retama (12,06 mm), siguiéndole a continuación el pino (5,12 mm). En el caso de la altura es, sin embargo, otra vez el pino la especie con un mayor crecimiento medio absoluto con 37,69 cm, frente a los 26,41 cm de la retama. En los resultados por tratamiento se observa que el incremento producido en las parcelas tratadas con herbicidas frente a las parcelas control se aproxima al 60% en diámetro y al 55% en altura.

En relación con la productividad de la masa forestal también existen diferentes trabajos que estudian la importancia del manejo de la vegetación herbácea en plantaciones forestales. En un estudio sobre Pinus radiata D. Don. en Galicia, se obtienen incrementos de hasta el 31,68% con el control de la vegetación accesoria (ÁLVAREZ et al., 2013).

Otros autores destacan la importancia del control de la vegetación accesoria en plantaciones de abeto Douglas y abedul, aumentando de forma considerable la supervivencia de las plantas forestales (ROSE et al., 1999; WILLOUGHBY et al., 2006).

Para HERNANDO et al. (1997) en un estudio en la comunidad de Navarra, el control de la competencia de las malas hierbas incrementa los crecimientos medios relativos en altura y diámetro hasta en un 75%.

97

Resultados y discusión

Para algunos autores, para favorecer la mayor cobertura de la vegetación forestal y evitar el desarrollo de la vegetación competidora, es indispensable la gestión forestal y dentro de esta las actividades relacionadas con la eliminación de la competencia (THIFFAULT et al., 2010; JYLHÄ & HYTÖNEN, 2006).

En un trabajo realizado en Solsona (Lérida) por COELLO & PIQUÉ (2012) aparece la aplicación de herbicidas en forestaciones como la técnica que mejores resultados da en el crecimiento en altura y diámetro de las plantas, frente a otras técnicas como acolchado de biofilm, astilla forestal y madera fragmentada procedente de poda urbana.

Los resultados revelan también, que cuando se trata de crecimientos por tratamiento se comprueba que en los dos casos (diámetro y altura), los mayores crecimientos medios absolutos se dan en el tratamiento (R3) desbroce químico con 8,67 mm y 44,79 cm respectivamente. Los crecimientos más bajos se producen tanto para el diámetro como para la altura en las parcelas control.

Estos resultados coinciden con los de otros autores, en diversos países, para el roble, el eucalipto y el castaño y con diversas técnicas de eliminación de malas hierbas. Siendo en la mayoría de los casos los tratamientos con herbicidas los que aportan los mejores resultados (BELAIR et al., 2014; DA SILVA et al., 2012; EZELL et al., 2007).

98

6.- CONCLUSIONES

Conclusiones

100

Conclusiones

6.- CONCLUSIONES

Tomando como base los objetivos propuestos y, en relación a los resultados obtenidos, con el presente trabajo se ha llegado a las siguientes conclusiones:

1- Los resultados nos permiten confirmar que las forestaciones monoespecíficas de pinos con altas densidades, pueden alcanzar en algunos casos una cobertura superior al 50% a partir de los primeros 7 años, y mayor del 80% a partir de los 14 años. Dicha cobertura puede reducir considerablemente la llegada de luz al suelo y, si no se realizan tareas selvícolas, la entrada e instalación de nuevas especies (herbáceas y leñosas), tendrá grandes dificultades.

2- La familia más abundante recolectada es Compositae, con una presencia del 25% en la flora aérea y del 17% en el banco de semillas. Sin embargo, en la flora aérea, aparecen de forma importante Gramineae (13%) y Leguminosae (9%), mientras que en el banco de semillas predominan las familias típicamente arvenses como Cruciferae (17%), Caryophyllaceae (14%) y Papaveraceae (10%).

3- La Riqueza específica de la flora arvense disminuye con el paso del tiempo 26,57 especies en el 1er grupo de edad (1 a 7 años) frente a 20,42 y 20,80 especies en el 2º (8 a 14 años) y 3er (15 a 21 años) grupo, respectivamente. Igualmente, este índice también disminuye con la distancia desde el borde hacia el interior y a medida que aumenta la cobertura de la forestación.

4- Por otra parte, la cobertura de la flora arvense también disminuye con el paso del tiempo. Igualmente, esta disminución se presenta desde el borde hacia el interior y a medida que aumenta la cobertura de la forestación.

5- La presencia de leñosas en la vegetación aérea se incrementa a partir del 2º Grupo de edad (8-14 años), aunque estas diferencias no se observan en las diferentes posiciones de las parcelas en la forestación.

6- Se ha observado a través del índice de Shannon que la diversidad de la flora arvense disminuye con el paso del tiempo y desde la parcela más externa a la más interna.

7- Mediante el índice de Simpson se ha comprobado la ausencia de diferencias en la estructura de la comunidad entre las forestaciones más jóvenes y las de mayor edad. Sin embargo, si se han encontrado diferencias en la estructura entre la parcela del borde de la forestación y la más interna.

8- No hay diferencias en la equitabilidad entre las diferentes comunidades estudiadas, según los datos obtenidos del índice de Pielou.

9- La Riqueza específica del banco de semillas es mayor en las forestaciones recién instaladas frente a las de mayor edad, pero no se observan diferencias significativas entre los dos estratos de profundidad estudiados.

101

Conclusiones

10- El número de semillas/m2 es mayor en las forestaciones más jóvenes. Sin embargo, no se han encontrado diferencias entre las diferentes profundidades de suelo estudiadas.

11- Los índices de diversidad calculados para el banco de semillas reflejan en algunos casos una alta diversidad, pero sin diferencias entre los grupos de forestaciones de diferente edad o entre los diferentes estratos de profundidad.

12- No se ha detectado una relación entre la presencia de especies leñosas en el banco de semillas con la edad de la forestación o con la profundidad del banco de semillas.

13- Se ha observado una mayor presencia de especies leñosas en la vegetación aérea, cuando la distancia a masas forestales es menor, pero no ha ocurrido lo mismo con la flora asociada al banco de semillas.

14- Los valores del índice de Sörensen obtenidos nos indican una gran similitud entre las diferentes comunidades estudiadas, salvo entre la flora aérea y el banco de semillas donde la similitud es escasa.

15- Los resultados confirman que cualquier tratamiento de eliminación de las malas hierbas durante los primeros años disminuye la mortalidad de plántulas forestales, siendo el pino la especie más sensible.

16- De los resultados de los tres primeros años se desprende que la especie con mayor crecimiento en diámetro es la retama. En el caso de la altura, la especie con mayor crecimiento resultó ser el pino.

Conclusiones generales:

Como conclusión general se puede indicar que, aunque la diversidad de la vegetación herbácea disminuye con el tiempo, las especies leñosas se van incorporando lentamente. Esto no ocurre con el banco de semillas que, aun presentando un número de especies leñosas mucho menor, permanece bastante estable durante muchos años, lo que nos indica que es un banco de semillas permanente. Se confirma la disimilitud entre la flora aérea y el banco de semillas.

La importancia del paso del tiempo y la distancia a masas forestales están muy relacionadas con la introducción e instalación de especies más evolucionadas.

Sería interesante incluir un número más elevado de especies arbustivas en las forestaciones para aumentar su estabilidad, dadas las ventajas que aportan ciertas especies a la mejora del suelo o al control natural de plagas.

Como prospectiva para futuros trabajos, se debería plantear la reducción de la densidad de plantación y la necesaria gestión de las forestaciones para facilitar el establecimiento y la adecuada evolución de las comunidades hacia ecosistemas más diversos y estables.

102

Conclusiones

Dentro de las tareas a realizar en las forestaciones es importante controlar la flora arvense durante al menos los dos primeros años, fundamentalmente en la zona que rodea a las plantas forestales, para de esta manera conseguir el éxito de la forestación.

103

Conclusiones

104

7.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Referencias bibliográficas

106

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7.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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8.- AGRADECIMIENTOS

Agradecimientos

122

Agradecimientos

8.- AGRADECIMIENTOS Quiero expresar mi agradecimiento por su apoyo y colaboración a las personas e instituciones que de algún modo han estado ligadas a la realización de este trabajo, y en concreto: A los Directores de esta Tesis, el Doctor Ingeniero de Montes Miguel Angel Copete Carreño y a la Doctora en Ciencias Biológicas Olga Botella Miralles por su ánimo y ayuda a la hora de realizarla, y sobre todo por su amistad. A la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes y al Departamento de Producción Vegetal y Tecnología Agraria, por su colaboración y apoyo en la disposición de los medios necesarios para la realización de los trabajos de campo y de laboratorio. A la Dirección Provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural en Albacete, y de forma especial a Javier Carmona García por facilitarme todos los datos que le solicité sobre forestaciones. A todos los Agentes Medioambientales de la provincia de Albacete, por su predisposición a acompañarme para localizar las forestaciones cuando lo necesité. A algunos alumnos de la E.T.S.I.A.M., que me ayudaron a realizar la forestación experimental para esta Tesis, pero sobre todo a Yolanda Espín Montoro, por las horas de trabajo que me ha ahorrado en la confección de gráficos y tablas. Al personal de administración y servicios José María Nuñez Sahuquillo, Eduardo Carabantes Castellón y Jesús Claramunt González, por su apoyo en los trabajos de laboratorio y en la parcela experimental. A los profesores José María Herranz Sanz y Pablo Ferrandis Gotor, por su apoyo científico cuando lo necesité. Al profesor Manuel Esteban Lucas Borja, por aclararme cada vez que se lo pedí las dudas en el tratamiento estadístico de los datos. A Oussama Ahrazem, porque siempre que lo llamaba por teléfono para pedirle ayuda me decía: “cuando quieras”. Por su ayuda en la revisión bibliográfica. A mis compañeros de la E.T.S.I.A.M., por su apoyo moral y constante y por su amistad. A Mónica Fernández y Sara Diaz, por su ayuda con el inglés. A mis hermanos, Eduardo, Lola, Llanos, Marisa (†), Angelita, Javier, Elena y Pili, porque sé que se van a ilusionar tanto como yo. A mis padres, Eduardo e Isabel, porque seguro que se habrían sentido orgullosos de mí.

123

Agradecimientos

A Silvia, Martín y Alicia, porque el tiempo que le he dedicado a esta Tesis ha sido a costa de no dedicárselo a ellos, espero devolvérselo. Gracias a todos.

124

ANEXOS

126

ANEXO I Localización de las forestaciones

127

128

Tabla 1.- Localización y superficie de las diferentes forestaciones estudiadas.

X UTM Y UTM Superficie Nº Polígono Parcela TM ETRS89 ETR89 (ha) 1 571197 4299627 2 82 San Pedro 3,4 2 625138 4340841 15 41 Abengibre 1,24 3 600356 4344102 43 48 Madrigueras 2,1 4 612294 4325813 25 114 Albacete 5 Chinchilla de 5 615967 4305842 26 34 22,56 Montearagón 6 604623 4289084 130 104 Albacete 3,01 7 604567 4289103 130 105 Albacete 2,77 8 642484 4307711 2 11003 Bonete 6,8 9 608209 4326934 24 60 Albacete 8,1 10 582729 4305308 515 1547 Albacete 1,55 Chinchilla de 11 622266 4289025 73 9 2,3 Montearagón Chinchilla de 12 615776 4292305 66 10 30,03 Montearagón Chinchilla de 13 614698 4323642 1 138 2,6 Montearagón Chinchilla de 14 624995 4291989 70 55 2,8 Montearagón Chinchilla de 15 613582 4295047 58 5032 10,99 Montearagón Chinchilla de 16 633180 4305096 33 16 13,27 Montearagón Chinchilla de 17 621607 4299777 44 16 14,22 Montearagón Chinchilla de 18 620983 4286442 76 104 1,35 Montearagón Chinchilla de 19 606309 4305045 51 85 9,3 Montearagón 20 589506 4323660 39 2 Albacete 40,19 21 579150 4323800 33 4 Albacete 30,77 Chinchilla de 22 616943 4297586 60 60 24,92 Montearagón 23 554668 4323927 136 1 La Roda 4,41 24 607898 4284234 141 4 Albacete 1,86 25 607955 4331734 7 1 Albacete 20,69 Chinchilla de 26 626267 4305669 29 27 15,75 Montearagón 27 602264 4324670 28 25 Albacete 23,44 28 581885 4312767 80 4 Albacete 1,55 29 586325 4298825 114 13 Albacete 4,44 30 609892 4325160 25 122 Albacete 25,12 Chinchilla de 31 614891 4311271 14 10 5,33 Montearagón Chinchilla de 32 626939 4307977 30 204 3,66 Montearagón

129

X UTM Y UTM Superficie Nº Polígono Parcela TM ETRS89 ETR89 (ha) 33 588524 4317017 56 14 Albacete 11,83 Chinchilla de 34 621482 4306050 45 5005 10,34 Montearagón Chinchilla de 35 626715 4307334 30 125 17,23 Montearagón Chinchilla de 36 626877 4307299 30 126 15,25 Montearagón

Tabla 2.- Localización y superficie del campo experimental de la ETSIAM.

X UTM Y UTM Superficie Nº Polígono Parcela TM ETRS89 ETR89 (ha) 1 597199 4313069 69 42 Albacete 0,32

130

ANEXO II Caracterización y antecedentes de las forestaciones

132

Tabla 1.- Caracterización de las 36 forestaciones estudiadas.

(m)

(años)

(%)

Altitud Altitud

Parcela

(msnm)

Polígono

Especies

Marco Marco

Edad

cada especie especie cada

Presencia de Presencia

Pendiente (%) Pendiente Pedregosidad Encina, coscoja y 2 82 3 80-10-10 4x4 841,4 3,8 Media retama Pino piñonero, 15 41 3 80-10-10 4x3 631,2 5,2 Media encina y coscoja Pino carrasco, 40-40- 43 48 encina, retama y 3 4x3 718,3 1,7 Alta 10-10 coscoja Encina, pino 65-20- 25 114 carrasco, retama y 4 4x3 682,8 1,2 Media 10-5 coscoja Pino carrasco, 26 34 4 80-10-10 4x3 840,5 9 Media encina y coscoja Pino carrasco, 130 104 encina y espino 4 40-35-25 4x3 883,2 10,3 Alta negro Pino carrasco, 130 105 encina y espino 4 80-10-10 4x3 886,1 8,7 Alta negro Encina, retama y 2 11003 4 60-20-20 4x4 879,9 1,3 Baja coscoja Encina pino 24 60 carrasco y 6 55-30-15 4x3 676,7 1,7 Baja piñonero Pino carrasco, 515 1547 6 80-10-10 4x3 714,9 1,3 Media encina y coscoja Pino carrasco, 73 9 6 50-40-10 4x4 884,8 5,3 Media encina y coscoja Pino carrasco, 66 10 7 80-10-10 4x3 857,6 3,7 Baja encina y retama Pino carrasco, 1 138 9 80-10-10 4x3 692,5 1,8 Media encina, coscoja Pino carrasco y 70 55 10 80-20 4x3 898,4 4,1 Media encina Pino carrasco y 58 5032 11 50-50 4x3 832,1 5,1 Baja encina Pino carrasco y 33 16 12 80-20 4x3 971,6 12,5 Media encina Pino carrasco y 44 16 12 80-20 4x3 869,0 4,1 Baja encina Pino carrasco y 76 104 12 80-20 4x3 857,9 5,8 Baja encina Pino carrasco y 51 85 12 80-20 4x3 791,9 3,4 Media encina Pino carrasco, 39 2 encina y pino 13 50-30-20 4x3 683,6 1 Media piñonero

133

(m)

(años)

(%)

Altitud Altitud

Parcela

(msnm)

Polígono

Especies

Marco Marco

Edad

cada especie especie cada

Presencia de Presencia

Pendiente (%) Pendiente Pedregosidad Pino carrasco y 33 4 13 80-20 4x3 695,0 0,6 Media encina Pino carrasco y 60 60 13 80-20 4x3 886,4 6,5 Baja encina 136 1 Encina y coscoja 14 95-5 4x3 869,5 6,1 Media Pino carrasco, 141 4 encina y espino 14 70-20-10 4x3 927,5 20,9 Alta negro Pino piñonero, 7 1 15 40-40-20 4x3 683,5 12,5 Baja carrasco y encina Pino carrasco, 29 27 16 80-10-10 3x3 947,5 8,8 Media piñonero y encina 28 25 Pino carrasco 18 100 3x3 674,8 2,7 Baja Pino carrasco y 80 4 19 80-20 3x3 703,3 0,7 Media encina Pino carrasco y 114 13 19 80-20 3x3 777,4 3 Alta encina Pino piñonero y 25 122 20 50-50 3x3 687,4 7,9 Media carrasco 14 10 Pino carrasco 20 100 3x3 928,5 19,7 Media 30 204 Pino carrasco 20 100 3x3 917,6 9,4 Alta Pino carrasco y 56 14 21 80-20 3x3 687,6 1,4 Alta encina 45 5005 Encina y coscoja 21 80-20 3x3 899,8 13,7 Media Pino piñonero, 30 125 21 70-25-5 3x3 918,1 12,5 Media carrasco y rodeno Pino carrasco, 30 126 21 70-25-5 3x3 914,3 9,5 Media piñonero y rodeno

Tabla 2.- Caracterización de la parcela del campo experimental de la ETSIAM.

(años)

(%)

Altitud Altitud

Parcela

(msnm)

Polígono

Especies

Marco (m) Marco

Edad

cada especie especie cada

Presencia de Presencia

Pendiente (%) Pendiente Pedregosidad Pino carrasco, 69 42 1 60-20-20 2,5x2,5 692,4 1,7 Media encina y retama

134

Tabla 3.- Antecedentes de las 36 forestaciones estudiadas (* escasa).

Riego

malas malas

Podas

marras

Cultivo Cultivo

Parcela Control hierbas

Clareos

anterior leñosas

Polígono

Presencia Presencia Presencia

herbáceas

Reposición Reposición Laboreo 1º 2 82 Cereales Sí No año, después Sí No No No perímetro 15 41 Cereales Sí Sí (*) Laboreo 1º año Sí No No No Escarda 43 48 Viña Sí Sí (*) Sí No No No manual 1º año Escarda 25 114 Cereales Sí Sí (*) Sí No No No manual 1º año 26 34 Cereales Sí Sí No Sí No No No 130 104 Espartizal Sí Sí No Sí No No No 130 105 Erial Sí Sí No Sí No No No 1100 2 Cereales Sí No Laboreo 1º año Sí No No No 3 24 60 Cereales Sí No No No No No No 515 1547 Cereales Sí Sí Laboreo 1º año Sí No No No 73 9 Cereales Sí *) Sí (*) Laboreo 1º año Sí No No No 66 10 Cereales Sí Sí No Sí No No No 1 138 Cereales Sí Sí No No No No No 70 55 Cereales Sí Sí No Sí No No No 58 5032 Cereales Sí No No Sí No No No 33 16 Cereales Sí (*) Sí (*) No Sí No No No 44 16 Cereales Sí (*) Sí (*) Laboreo 1º año Sí No No No 76 104 Cereales Sí Sí No Sí No No No 51 85 Cereales Sí Sí Laboreo 1º año Sí No No No 39 2 Cereales Sí No Laboreo 1º año Sí No No No 33 4 Cereales Sí No No No No No No 60 60 Cereales Sí Sí Laboreo 1º año Sí No No No 136 1 Erial Sí Sí No Sí No No No 141 4 Erial Sí (*) Sí No Sí No No No 7 1 Cereales Sí (*) Sí (*) Laboreo 1º año Sí No No No 29 27 Espartizal Sí Sí No No No No No 28 25 Cereales Sí (*) No Laboreo 1º año Sí No No No 1º 80 4 Cereales Sí (*) No Laboreo 1º año No Sí Sí año 114 13 Espartizal Sí (*) Sí (*) No Sí No No No 25 122 Cereales Sí Sí (*) No Sí No No No 14 10 Erial Sí (*) Sí No Sí No No No 30 204 Erial Sí Sí No Sí No No No 56 14 Cereales Sí No Laboreo 1º año Sí Sí Sí No 45 5005 Cereales Sí Sí No Sí No No No 30 125 Espartizal Sí (*) Sí Laboreo 1º año Sí No No No 30 126 Espartizal Sí (*) Sí No Sí No No No

135

Tabla 4.- Antecedentes de la parcela del campo experimental de la ETSIAM (* escasa)

Riego

malas malas

Podas

marras

Cultivo Cultivo

Parcela Control hierbas

Clareos

anterior leñosas

Polígono

Presencia Presencia Presencia

herbáceas

Reposición Reposición Los 3 años 1º 69 42 Erial Sí Sí (*) Sí No No posteriores año

136

ANEXO III Análisis de suelos

138

Tabla 1.- Resultados de algunos parámetros edáficos analizados para las muestras de suelo de las 36 forestaciones estudiadas.

)

1

-

ateria ateria

%

pH

CIC CIC

Parcela

Textura

Polígono

Orgánica

% M %

ad ad (dS/m

Carbonatos

(cmol(+)/kg)

Conductivid ISSS: Franco arenosa 7 1 1,67 40,95 8,59 0,228 8,17 USDA: Franco arenosa ISSS: Franca 24 60 1,50 37,53 8,57 0,387 9,36 USDA: Franca ISSS: Franco arcillo-arenosa 25 114 1,63 48,30 8,65 0,217 11,67 USDA: Franca ISSS: Franco arenosa 25 122 1,71 49,49 8,72 0,258 9,87 USDA: Franca ISSS: Franco arenosa 1 138 1,96 40,45 8,57 0,422 8,89 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arenosa 15 41 2,00 19,36 8,69 0,441 9,99 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arcillo-arenosa 43 48 2,12 21,28 8,39 0,306 11,70 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arcillosa 2 82 2,36 31,74 8,73 0,243 14,31 USDA: Franca ISSS: Franco arcillo-arenosa 80 4 1,77 46,56 8,63 0,216 13,02 USDA: Franco arcillo-arenosa ISSS: Franca 28 25 1,90 37,58 8,34 0,273 9,74 USDA: Franco limosa ISSS: Franco arcillo-arenosa, 56 14 Franco arcillosa 2,56 40,75 8,34 0,328 12,81 USDA: Franca ISSS: Franca 39 2 1,61 33,23 8,47 0,231 9,63 USDA: Franco limosa ISSS: Franco arcillosa 114 13 1,70 39,94 8,45 0,268 11,05 USDA: Franca ISSS: Franco arenosa 130 105 1,95 27,05 8,43 0,243 9,88 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arenosa 130 104 1,77 27,02 8,42 0,239 10,03 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arcillo-arenosa 141 4 1,61 33,14 8,23 0,265 11,21 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arcillo-arenosa 136 1 1,47 56,60 8,23 0,326 11,68 USDA: Franca ISSS: Franco arenosa 515 1547 4,36 40,83 8,21 0,279 15,30 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arenosa 33 4 2,22 38,41 8,2 0,334 9,54 USDA: Franco limosa ISSS: Franco arenosa 44 16 0,72 5,03 8,49 0,388 5,80 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arenosa 76 104 2,35 34,05 8,3 0,362 9,88 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arenosa 45 5005 2,03 37,92 8,26 0,243 9,88 USDA: Franco arenosa

139

)

1

-

ateria ateria

%

pH

CIC CIC

Parcela

Textura

Polígono

Orgánica

% M %

ad ad (dS/m

Carbonatos

(cmol(+)/kg)

Conductivid ISSS: Franco arenosa 29 27 3,45 40,91 8,12 0,345 12,23 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arenosa 14 10 3,39 59,73 8,21 0,234 12,06 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arenosa 26 34 1,53 28,14 8,36 0,365 9,03 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arenosa 33 16 1,98 37,3 8,35 0,459 10,16 USDA: Franco arenosa ISSS: Arcillosa gruesa 2 11003 1,93 6,36 8,37 0,422 20,41 USDA: Franco arcillosa ISSS: Franco arenosa 73 9 1,79 66,75 8,22 0,249 8,87 USDA: Franco arenosa ISSS: Arenoso 58 5032 0,8 3,9 8,53 0,331 3,60 USDA: Arenoso franca ISSS: Franco arcillo-arenosa, 60 60 Franco arenosa 1,59 29,09 8,34 0,233 9,97 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arcillo-arenosa 70 55 1,03 7,27 8,33 0,419 9,76 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arcillo-arenosa 66 10 USDA: Franco arcillo- 1,63 17,42 8,22 0,162 12,09 arenosa, Franco arenosa ISSS: Franco arenosa 30 125 1,83 35,95 8,24 0,208 9,38 USDA: Franco arenosa ISSS: Franca 51 85 1,82 54,15 8,26 0,243 10,16 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arenosa 30 204 3,53 32,21 8,33 0,220 11,63 USDA: Franco arenosa ISSS: Franco arenosa 30 126 2,68 46,27 8,1 0,268 10,71 USDA: Franco arenosa

Tabla 2.- Resultados de algunos parámetros edáficos analizados para las muestras de suelo del campo experimental de la ETSIAM.

)

1

-

%

pH

CIC CIC

% M. M. %

Parcela

Textura

Polígono

Orgánica

ad ad (dS/m

Carbonatos

(cmol(+)/kg)

Conductivid ISSS: Franco arcillosa 69 42 1,35 42,72 8,52 0,260 9,77 USDA: Franco arenosa

140

ANEXO IV Climogramas

142

Figura 1.- Climograma de la estación Figura 2.- Climograma de la estación meteorológica de Albacete meteorológica de Balazote

Figura 3.- Climograma de la estación Figura 4.- Climograma de la estación meteorológica de Pozocañada meteorológica de Bonete

Figura 5.- Climograma de la estación Figura 6.- Climograma de la estación meteorológica de Chinchilla de meteorológica de Motilleja Montearagón

143

Figura 7.- Climograma de la estación Figura 8.- Climograma de la estación meteorológica de San Pedro meteorológica de Munera

Figura 9.- Climograma de la estación Figura 10.- Climograma de la estación meteorológica de Abengibre meteorológica de Barrax

Figura 11.- Climograma de la estación Figura 12.- Climograma de la estación meteorológica de Madrigueras meteorológica de Pétrola

144

ANEXO V

Bloques y parcelas del diseño experimental

146

Figura 1.- Diseño de bloques al azar.

147

Figura 2.- Diseño de parcelas al azar.

148

Figura 3.- Diseño de parcelas y tratamientos.

149

150

ANEXO VI Inventario de la flora arvense y del banco de semillas de las forestaciones

152

Tabla 1. FLORA ARVENSE (FA). % de Tabla 1.2. FA / Forestación 33/16 Cobertura (%) cobertura de cada especie para las Nº Especie A B C parcelas A, B y C de las diferentes forestaciones estudiadas. 1 Alyssum granatense 1 2 Andryala ragusina 0,1 0,1

3 Astragalus sesameus 3 3 4 Bromus sp. 2 5 Centaurea sp. 0,2 6 Erodium cicutarium 1,1 Tabla 1.1. FA / Forestación 2/11003 7 Eryngium campestre 2 2 1 Cobertura (%) Nº Especie 8 Filago vulgaris 0,1 A B C 9 Helichrysum italicum 5 3 3

1 Andryala ragusina 2 10 Linum setaceum 0,1

2 Biscutella auriculata 0,1 11 Medicago minima 10 10 11 3 Bromus diandrus 3 2 4 12 Sin identificar (1) 0,1 0,1 4 Bromus tectorum 50 55 60 13 Sin identificar (2) 0,1

5 Centaurea sp. 0,1 14 Sonchus sp. 0,5 0,3 0,2 6 Cirsium arvense 0,3 0,3 2,5 15 Taraxacum sp. 0,5 0,1 0,1

7 Cirsium echinatum 1,5 16 Teucrium capitatum 3

8 Cirsium sp. 10 4 17 Thymus vulgaris 5 3 3 9 Convolvulus lineatus 0,2 0,1 0,1 18 Vulpia sp. 0,8 0,7 0,6

10 Erodium cicutarium 2 Total 30,2 25,3 20,3 11 Eryngium campestre 0,4 1 12 Euphorbia serrata 0,1 13 Filago vulgaris 0,2 0,1 14 Herniaria cinerea 0,1 Tabla 1.3. FA / Forestación 30/204 Cobertura (%) 15 Hieracium sp. 0,1 0,1 Nº Especie Hirschfeldia incana A B C 16 0,1 17 Hordeum murinum 5 2 4 1 Atractylis humilis 0,1 0,1 Lactuca sp. 2 Brachypodium retusum 3 2,5 1 18 0,1 0,3 Leontodon taraxacoides 3 Convolvulus lineatus 0,1 19 0,2 0,3 0,2 Medicago minima 4 Echium asperrimum 0,3 0,2 20 1 2 2 21 Onopordum sp. 0,3 5 Erodium cicutarium 1 22 Papaver sp. 0,1 0,1 6 Eryngium campestre 2 1 2 23 Salsola kali 10 12 15 7 Euphorbia sp. 0,1 0,1 0,1 8 Filago vulgaris 0,1 24 Sin identificar 0,1 0,1 Sisymbrium runcinatum 9 Genista scorpius 1 1 25 0,2 0,1 26 Sonchus sp. 0,1 0,1 10 Helianthemum ledifolium 1 2 Taraxacum sp. 11 Helianthemum violaceum 1 1 3 27 0,2 0,5 Trigonella polyceratia 12 Helianthemum cinereum 0,3 0,1 28 0,2 0,1 Total 85,1 80,3 90,3 13 Helichrysum italicum 3

14 Hippocrepis bourgaei 0,1 15 Leuzea conifera 0,1 16 Medicago minima 0,1 1 17 Phlomis lychnitis 0,3 18 Salvia verbenaca 0,2 0,2 19 Sanguisorba minor 0,1 0,1 0,1 20 Sisymbrium runcinatum 0,2 21 Sonchus sp. 1 0,8 1 22 Stipa tenacissima 3 2

23 Taraxacum sp. 0,1 24 Teucrium capitatum 1 1 25 Teucrium gnaphalodes 2 2 2 26 T. pseudochamaepitys 0,2 0,1 27 Thymus vulgaris 2 2 28 Vulpia sp. 0,2 0,1 0,2 Total 20,1 15,2 15

153

Tabla 1.4. FA / Forestación 30/126 Tabla 1.5. FA / Forestación 30/125 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Arenaria serpyllifolia 0,2 1 Andryala ragusina 0,2 Asterolinon linum- 2 Astragalus sesameus 0,2 0,2 0,2 2 0,1 0,3 stellatum 3 Atractylis humilis 0 0,1 3 Astragalus sesameus 0,1 0,1 4 Centaurea sp. 0,1 0,1 4 Brachypodium retusum 3 5 Coronilla scorpioides 0,1 5 Centaurea melitensis 0,2 0,1 0,1 6 Erodium cicutarium 0,1 0,2 0,1 6 Cirsium sp. 2,5 7 Eryngium campestre 0,3 0,3 0,3 7 Clypeola jonthlaspi 0,3 8 Euphorbia exigua 0,2 8 Erodium cicutarium 0,3 0,1 0,1 9 Euphorbia falcata 0,1 0,1 9 Euphorbia exigua 0,1 10 Galium parisiense 0,1 0,1 10 Filago vulgaris 0,1 11 Helianthemum ledifolium 0,2 11 Galium parisiense 0,2 12 Hieracium sp. 0,2 0,2 12 Graminea 0,1 13 Hippocrepis bourgaei 0,1 13 Helianthemum ledifolium 0,1 0,1 0,1 14 Koeleria vallesiana 0,2 0,2 0,2 14 Hieracium sp. 0,2 15 Lactuca sp. 0,3 0,2 0,2 15 Hippocrepis ciliata 0,1 0,1 16 Leuzea conifera 0,2 0,2 16 Lactuca sp. 0,3 0,2 17 Medicago minima 0,1 0,1 0,1 17 Legousia castellana 0,1 18 Phlomis lychnitis 0,2 18 Medicago minima 0,2 0,1 0,2 19 Plantago albicans 0,1 19 Neatostema apulum 0,2 20 Salvia verbenaca 0,1 0,1 0,1 20 Phlomis lychnitis 0,2 0,1 21 Sanguisorba minor 0,2 0,2 21 Plantago albicans 0,1 22 Silene colorata 0,1 22 Salvia verbenaca 0,2 0,2 23 Sin identificar 0,1 23 Sisymbrium runcinatum 0,3 0,2 0,2 24 Sonchus sp. 0,2 0,1 0,1 24 Sonchus sp. 0,1 1,5 25 Stipa tenacissima 2 25 Stipa tenacissima 3 2 26 Teucrium capitatum 1,5 1 26 Taraxacum sp. 0,3 0,2 0,2 27 Teucrium gnaphalodes 1,5 27 Teucrium capitatum 2 2 1,5 28 T. pseudochamaepitys 0,2 0,1 0,1 28 T. pseudochamaetitys 0,5 29 Thapsia villosa 0,1 29 Urtica urens 0,3 30 Thymus vulgaris 4 3 Total 10,3 8,6 6,2 Total 10,3 6,3 4,3

154

Tabla 1.6. FA / Forestación 29/27 Tabla 1.7. FA / Forestación 14/10 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Andryala ragusina 0,1 0,1 1 Andryala ragusina 0,5 0,1 Asterolinon linum- Asterolinon linum- 2 0,1 2 0,1 stellatum stellatum 3 Astragalus sesameus 0,2 0,2 3 Astragalus sesameus 1 0,5 1 4 Biscutella auriculata 0,1 Brachypodium 4 0,1 5 Carduus sp. 0,2 distachum 6 Centaurea melitensis 0,1 5 Brachypodium retusum 4 7 Chondrilla juncea 0,2 6 Centaurea melitensis 0,4 8 Cirsium arvense 1 0,5 7 Centranthus calcitrapae 0,1 9 Cirsium sp. 0,3 8 Chondrilla juncea 0,2 10 Coronilla scorpioides 0,1 9 Coronilla scorpiodes 0,1 0,1 11 Erodium cicutarium 0,1 10 Eryngium campestre 2 1 1 12 Eryngium campestre 1 1 0,5 11 Euphorbia sp. 0,2 13 Euphorbia exigua 0,1 12 Genista pumila 1 14 Euphorbia falcata 0,1 13 Graminea 0,3 0,2 1 15 Filago vulgaris 0,1 0,1 14 Helianthemum cinereum 3 16 Galium parisiense 0,1 Helianthemum 15 3 1 17 Graminea 0,1 violaceum 18 Helianthemum hirtum 1 1,2 16 Hippocrepis ciliata 1 0,5 19 Helianthemum ledifolium 0,2 17 Juniperus oxycedrus 4 Helianthemum 18 Lactuca sp. 0,2 20 0,1 0,1 salicifolium 19 Leuzea conifera 0,3 Helianthemum 20 Linum setaceum 0,1 0,1 21 1 violaceum 21 Medicago minima 0,5 0,5 1 22 Helichrysum italicum 0,5 2 0,5 22 Plantago albicans 0,3 23 Hieracium sp. 0,2 23 Rosmarinus officinalis 3 24 Hippocrepis ciliata 0,3 24 Salvia lavandulifolia 0,1 25 Koeleria vallesiana 0,5 0,5 25 Salvia verbenaca 0,2 0,1 0,2 26 Lactuca sp. 0,1 26 Sanguisorba minor 0,1 0,5 0,5 27 Leuzea conifera 0,1 27 Sonchus sp. 0,1 28 Linum setaceum 0,1 28 Taraxacum sp. 0,2 29 Medicago minima 1,5 1,2 0,3 29 Teucrium capitatum 3 30 Muscari sp. 0,1 30 Thymelaea tartonraira 1 31 Neatostema apulum 0,1 0,1 31 Thymus vulgaris 4 2 32 Phlomis lychnitis 0,2 0,3 0,1 32 Xeranthemum inapertum 0,1 33 Plantago albicans 0,1 0,1 0,3 Total 28,3 12 5,2 34 Salvia verbenaca 1 35 Sanguisorba minor 0,2 36 Sideritis tragoriganum 3 37 Sin identificar 0,1 38 Sonchus sp. 0,1 0,1 39 Taraxacum sp. 0,1 0,2 0,2 40 Teucrium capitatum 5 2 1 41 Teucrium gnaphalodes 4 42 Thymus zygis 10 Total 30,1 10,1 6

155

Tabla 1.8. FA / Forestación 44/16 Tabla 1.9. FA / Forestación 60/60 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Arenaria serpyllifolia 0,5 0,1 1 Andryala ragusina 1 Asterolinon linum- 2 Astragalus sesameus 0,3 0,1 2 0,1 stellatum 3 Bromus sp. 0,2 3 Astragalus sesameus 0,5 4 Centaurea melitensis 0,8 0,3 0,3 4 Biscutella auriculata 0,1 5 Chondrilla juncea 1 0,3 0,3 5 Carduus sp. 0,5 0,3 6 Cirsium arvense 0,3 0,3 6 Centaurea melitensis 0,5 0,5 0,3 7 Compuesta 0,3 0,2 7 Chondrilla juncea 0,3 0,3 8 Convolvulus arvensis 0,1 8 Convolvulus arvensis 0,1 0,1 9 Crepis sp. 0,1 0,1 9 Ctenopsis delicatula 0,1 0,1 10 Erodium cicutarium 0,1 10 Erodium cicutarium 0,3 0,1 11 Eryngium campestre 1,5 0,5 0,5 11 Eryngium campestre 1,5 0,5 0,5 12 Euphorbia serrata 3 12 Euphorbia exigua 0,5 0,3 0,2 13 Filago vulgaris 0,2 13 Euphorbia serrata 0,2 14 Galium parisiense 0,3 0,2 0,1 14 Filago vulgaris 0,3 0,2 15 Helichrysum italicum 0,5 15 Galium parisiense 0,2 16 Herniaria cinerea 0,3 0,1 16 Graminea 0,1 17 Hippocrepis ciliata 0,3 17 Herniaria cinerea 0,5 18 Lactuca sp. 0,5 0,6 0,3 18 Hieracium sp. 0,2 0,1 19 Leontodon taraxacoides 1 0,2 0,3 19 Lactuca sp. 0,5 20 Linum setaceum 0,1 0,1 20 Leontodon taraxacoides 1 0,5 0,3 21 Medicago minima 0,3 0,1 0,1 21 Linum setaceum 0,1 0,1 0,1 22 Neatostema apulum 0,5 0,3 22 Medicago minima 0,5 0,3 0,2 23 Sanguisorba minor 0,2 0,3 0,2 23 Muscari sp. 0,1 24 Sisymbrium runcinatum 1 0,3 24 Neatostema apulum 0,5 25 Taraxacum sp. 0,5 0,2 0,2 25 Plantago albicans 0,5 0,3 26 Teucrium capitatum 1 26 Sanguisorba minor 0,2 0,1 0,1 27 Vicia sp. 0,2 27 Silene colorata 0,3 Total 10 8,1 4 28 Sin identificar 0,2 29 Sisymbrium runcinatum 0,5 30 Taraxacum sp. 0,5 0,3 31 Veronica arvensis 0,1 Total 10 4,3 3,1

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Tabla 1.10. FA / Forestación 45/5005 Tabla 1.11. FA / Forestación 26/34 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Alyssum granatense 0,2 0,2 0,2 1 Aegilops ovata 0,5 2 Andryala ragusina 0,3 2 Alyssum granatense 3 5 3 Arenaria serpyllifolia 0,3 0,2 3 Andryala ragusina 1,5 Asterolinon linum- 4 Arenaria serpyllifolia 0,2 0,3 4 0,1 stellatum 5 Asteriscus aquaticus 0,5 0,5 0,5 5 Astragalus sp. 0,1 6 Astragalus sesameus 10 6 Bellardia trixago 0,2 0,4 7 Atractylis humilis 0,3 7 Bromus rubens 0,5 0,5 8 Bromus rubens 0,2 0,3 0,5 8 Bromus sp. 0,2 0,5 0,5 9 Bupleurum baldense 0,3 0,2 9 Bromus tectorum 0,2 0,3 0,5 10 Centaurea aspera 5 5 1,5 10 Carlina corymbosa 0,5 0,3 11 Centaurea melitensis 0,3 0,5 1 11 Centaurea melitensis 0,5 0,5 0,5 12 Centranthus calcitrapae 0,2 12 Centranthus calcitrapae 0,2 0,5 0,5 13 Cerastium glomeratum 0,2 13 Cirsium sp. 0,3 0,2 0,2 14 Cirsium sp. 3 5 10 14 Coronilla scorpioides 0,5 0,5 15 Crepis capillaris 3 2 15 Crepis sp. 0,2 0,1 16 Crepis vesicaria 5 16 Crepis vesicaria 0,3 0,2 0,3 17 Crupina vulgaris 1 17 Crupina vulgaris 0,2 18 Diplotaxis virgata 0,5 18 Diplotaxis virgata 0,2 0,2 19 Echinops ritro 0,3 19 Erodium cicutarium 0,1 20 Echium asperrimum 0,5 5 2 20 Eryngium campestre 0,3 0,2 0,2 21 Echium vulgare 1 21 Euphorbia falcata 0,3 22 Erodium cicutarium 0,2 22 Filago vulgaris 0,3 0,1 0,1 23 Eryngium campestre 0,3 0,3 1 23 Galium parisiense 0,1 24 Euphorbia serrata 5 24 Genista scorpius 2 25 Filago vulgaris 1 0,2 0,2 25 Graminea 0,1 0,1 26 Galium parisiense 0,1 0,1 26 Helianthemum violaceum 30 1,5 27 Geranium molle 0,2 0,2 0,1 27 Helichrysum italicum 3 2 3 28 Helianthemum asperum 10 28 Herniaria cinerea 0,1 Helianthemum 29 5 4 29 Lactuca sp. 0,3 0,1 0,2 salicifolium 30 Leontodon taraxacoides 0,6 5 4 30 Helichrysum italicum 10 15 31 Limonium echioides 0,3 0,2 31 Hippocrepis ciliata 0,5 32 Linaria glauca 0,1 32 Hirschfeldia incana 2 10 5 33 Linum setaceum 0,1 33 Hordeum murinum 0,4 34 Medicago minima 30 50 45 34 Leontodon taraxacoides 1 1 2 35 Neatostema apulum 0,3 0,2 0,2 35 Linaria glauca 0,1 36 Pallenis spinosa 0,1 36 Linum setaceum 0,2 37 Petrorhagia nanteuilii 0,1 0,3 37 Lolium rigidum 1 38 Polygala monspeliensis 0,3 0,8 0,4 38 Medicago minima 30 20 20 39 Retama sphaerocarpa 0,5 39 Narduroides salzmannii 0,2 0,2 40 Rosmarinus officinalis 5 40 Neatostema apulum 0,5 41 Scorzonera laciniata 0,2 41 Ononis natrix 1 42 Silene colorata 0,3 0,3 42 Onopordum acanthium 1 1 43 Sin identificar 0,2 0,1 0,1 43 Petrorhagia nanteuilii 0,2 44 Sisymbrium sp. 0,2 44 Plantago lagopus 0,5 0,3 45 Stipa lagascae 0,5 45 Salsola kali 0,3 46 Taraxacum sp. 0,2 46 Salvia verbenaca 1 0,3 0,3 47 Teucrium capitatum 2 47 Sanguisorba minor 10 10 5,5 48 Tragopogon porrifolius 0,2 0,2 0,4 48 Scorzonera laciniata 0,5 0,5 49 Trigonella polyceratia 0,2 49 Sin identificar 0,5 50 Vulpia ciliata 0,2 0,1 0,1 50 Sonchus asper 0,5 51 Xeranthemum inapertum 0,3 51 Teucrium capitatum 0,5 Total 75,1 70,3 60,3 52 Thymus zygis 5 53 Trigonella polyceratia 0,2 0,2 54 Turgenia latifolia 0,1 1

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Tabla 1.11. FA / Forestación 26/34 Tabla 1.13. FA / Forestación 39/2 55 Valerianella echinata 0,5 Cobertura (%) Nº Especie 56 Velezia rigida 0,3 A B C 57 Vulpia ciliata 0,2 0,3 1 Anacyclus clavatus 0,2 58 Xeranthemum inapertum 0,5 2 Astragalus hamosus 2 0,2 0,2 Total 95 90 80 3 Astragalus sesameus 0,1 4 Bromus rubens 1 1 0,5 5 Bromus tectorum 1 0,2 0,2 6 Carduus tenuiflorus 15 12 10 7 Centaurea melitensis 10 12 8 Tabla 1.12. FA / Forestación 51/85 8 Centranthus calcitrapae 0,1 Cobertura (%) Nº Especie 9 Compuesta 0,1 A B C 10 Convolvulus arvensis 0,2 1 Andryala ragusina 7 4 10 11 Crepis vesicaria 0,2 0,5 2 Arenaria serpyllifolia 0,1 12 Diplotaxis virgata 0,5 5 3 Astragalus sesameus 1 0,2 13 Echium asperrimum 0,1 4 Bromus rubens 0,1 14 Erodium cicutarium 0,1 5 Campanula erinus 0,2 15 Eryngium campestre 2 8 5 6 Carduus tenuiflorus 0,5 0,4 0,5 16 Filago vulgaris 0,5 0,5 0,5 7 Centaurea melitensis 0,3 0,2 0,3 17 Galium parisiense 0,2 0,1 0,1 8 Centaurea sp. 0,3 18 Herniaria cinerea 5 0,1 9 Centranthus calcitrapae 0,1 0,2 19 Hirschfeldia incana 9 10 Compuesta 0,3 20 Hordeum murinum 1 11 Coronilla scorpiodes 0,3 21 Lactuca sp. 0,5 0,3 0,3 12 Crepis sp. 1 0,3 0,4 22 Lactuca tenerrima 0,5 13 Echium vulgare 0,5 23 Leontodon taraxacoides 1,5 10 15 14 Erodium cicutarium 0,1 0,2 24 Limonium echioides 0,1 15 Eryngium campestre 0,5 0,3 0,5 25 Lolium rigidum 0,2 16 Euphorbia serrata 1 26 Lophochloa cristata 2 1 17 Filago vulgaris 0,5 0,2 0,3 27 Medicago minima 0,5 0,2 0,2 18 Galium parisiense 0,2 0,1 0,1 28 Ononis reclinata 2 4 2 Helianthemum 19 0,3 29 Phlomis lychnitis 8 3 2 salicifolium 30 Salsola kali 1 1 20 Helichrysum italicum 1,5 0,3 0,5 31 Silene colorata 5 21 Hypericum perforatum 1 32 Sisymbrium runcinatum 15 20 10 22 Leontodon taraxacoides 2 0,3 0,4 33 Sonchus asper 0,3 0,2 0,2 23 Limonium echioides 0,8 0,5 34 Taraxacum sp. 0,5 24 Medicago minima 0,5 0,1 0,1 35 Trigonella monspeliaca 0,5 0,3 0,3 25 Narduroides salzmannii 0,1 36 Trigonella polyceratia 0,2 0,2 0,2 26 Neatostema apulum 0,3 37 Vulpia ciliata 0,2 0,1 27 Picnomon acarna 0,4 Total 85,3 80,3 55,3 28 Pistacia lentiscus 0,5 29 Retama sphaerocarpa 0,5

30 Salvia verbenaca 0,2 31 Sanguisorba minor 0,1 32 Silene conica 0,1 33 Taraxacum sp. 0,2 34 Teucrium capitatum 0,5 Total 20,1 8,3 15

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Tabla 1.14. FA / Forestación 56/14 Tabla 1.15. FA / Forestación 28/25 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Arenaria serpyllifolia 0,3 0,1 1 Andryala ragusina 0,1 Asterolinon linum- 2 Arenaria serpyllifolia 0,1 2 0,1 stellatum 3 Astragalus sesameus 0,5 3 Astragalus sesameus 0,1 4 Bellardia trixago 0,2 0,1 4 Astragalus sp. 0,1 0,1 0,1 5 Bromus rubens 0,3 0,1 5 Bromus diandrus 0,2 6 Carduus tenuiflorus 1,5 0,5 6 Campanula erinus 0,2 7 Centaurea melitensis 5 10 4 7 Carduus tenuiflorus 0,5 8 Centranthus calcitrapae 0,2 0,1 8 Centaurea aspera 0,3 9 Chondrilla juncea 0,3 9 Chondrilla juncea 0,2 10 Convolvulus arvensis 0,2 10 Convolvulus arvensis 0,1 11 Eryngium campestre 5 3 2 11 Echium vulgare 0,3 12 Euphorbia serrata 0,3 0,2 12 Erodium cicutarium 0,2 13 Filago vulgaris 0,5 0,1 0,2 13 Eryngium campestre 0,5 14 Galium parisiense 0,5 0,2 0,1 14 Filago vulgaris 0,2 0,2 15 Geranium molle 0,2 0,2 15 Galium parisiense 0,3 0,1 0,1 16 Herniaria cinerea 0,1 0,2 0,1 16 Galium tricornutum 0,2 17 Hieracium sp. 0,2 17 Herniaria cinerea 0,2 0,1 18 Hirschfeldia incana 0,1 18 Hippocrepis ciliata 0,2 19 Hordeum murinum 0,3 19 Leontodon taraxacoides 0,2 0,2 20 Lactuca tenerrima 0,2 0,2 20 Lophochloa cristata 0,1 21 Lathyrus cicera 0,2 0,1 21 Marrubium vulgare 0,2 22 Leontodon taraxacoides 5 3 1,5 22 Medicago minima 0,3 0,1 23 Linum setaceum 0,1 23 Narduroides salzmannii 0,1 0,1 24 Lophochloa cristata 0,3 24 Nonea vesicaria 0,2 25 Marrubium vulgare 0,5 25 Papaver hybridum 0,1 26 Medicago minima 0,5 0,5 0,3 26 Rumex pulcher 0,2 0,2 27 Narduroides salzmannii 0,1 27 Salsola kali 0,5 0,2 0,1 28 Nonea vesicaria 0,1 0,2 28 Silene colorata 0,2 29 Onopordum acanthium 2 0,5 29 Silene micropetala 0,2 30 Salsola kali 0,2 30 Sisymbrium runcinatum 0,2 31 Silene colorata 0,3 0,3 0,3 31 Taraxacum obovatum 0,2 0,2 32 Sin identificar 0,2 32 Taraxacum sp. 0,2 0,1 33 Sisymbrium runcinatum 0,5 33 Veronica persica 0,3 0,3 0,1 34 Sonchus asper 0,3 0,3 34 Vulpia ciliata 0,1 35 Sonchus oleraceus 0,2 Total 6,1 2,7 1,1 36 Taraxacum sp. 0,2 0,1 0,1 37 Veronica persica 0,3 Total 25,3 20 10

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Tabla 1.16. FA / Forestación 1/138 Tabla 1.17. FA / Forestación 25/122 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Alyssum alyssoides 0,1 1 Alyssum alyssoides 0,1 0,1 0,1 2 Anacyclus clavatus 0,3 0,5 2 Anacyclus clavatus 0,2 3 Andryala integrifolia 2 1,5 1 3 Arenaria serpyllifolia 0,5 0,3 4 Andryala ragusina 2 1 4 Astragalus sesameus 0,5 1,5 0,3 5 Avena barbata 1,5 1 0,5 5 Avena barbata 0,2 6 Bellardia trixago 2 1 6 Bromus rubens 0,2 0,2 0,2 7 Bombycilaena erecta 5 7 Bupleurum baldense 0,2 0,5 0,3 8 Bromus rubens 0,2 0,2 0,2 8 Carduus tenuiflorus 12 5 5 9 Carduus tenuiflorus 2 9 Centaurea melitensis 20 15 10 10 Carthamus lanatus 2 3 10 Centranthus calcitrapae 0,2 11 Centaurea melitensis 2 1 11 Chondrilla juncea 0,3 0,2 12 Chondrilla juncea 5 4 2 12 Coronilla scorpioides 2 13 Convolvulus arvensis 1 13 Crepis vesicaria 0,5 14 Conyza canadensis 2 14 Erodium cicutarium 0,2 0,1 0,1 15 Coronilla scorpioides 5 15 Eruca vesicaria 0,3 16 Crepis sp. 1 1 16 Eryngium campestre 0,5 0,5 0,5 17 Crupina vulgaris 2 1 0,5 17 Filago vulgaris 0,5 0,5 18 Eryngium campestre 5 3 18 Galium parisiense 0,2 0,1 0,1 19 Filago vulgaris 2 1,5 1 19 Herniaria cinerea 0,5 0,3 20 Galium parisiense 0,5 0,5 0,5 20 Hieracium sp. 0,2 21 Helichrysum italicum 10 21 Hippocrepis ciliata 0,5 22 Helichrysum stoechas 5 22 Hordeum murinum 0,1 0,1 23 Herniaria cinerea 0,5 23 Leontodon taraxacoides 35 30 25 24 Leontodon taraxacoides 3 2 1,5 24 Linaria glauca 0,1 25 Linum strictum 1 0,5 0,1 25 Linum strictum 0,4 26 Lolium rigidum 0,2 0,2 26 Lolium rigidum 0,2 0,1 27 Lophochloa cristata 0,1 27 Lophochloa cristata 0,3 0,2 28 Medicago minima 0,5 28 Medicago minima 0,1 0,2 0,3 29 Melilotus sulcatus 0,1 29 Neatostema apulum 1 1 0,5 30 Paronychia capitata 1 30 Nonea vesicaria 0,3 0,3 31 Petrorhagia nanteuilii 0,1 0,1 31 Ononis reclinata 0,3 0,4 32 Phlomis lychnitis 2 32 Petrorhagia nanteuilii 0,2 0,2 33 Polygala monspeliaca 5 5 2 33 Picnomon acarna 0,3 34 Scabiosa turolensis 2 34 Plantago albicans 0,2 0,2 0,2 35 Scorzonera laciniata 1 1 1 35 Reseda undata 0,2 36 Silene micropetala 1 1 1 36 Silene colorata 0,5 0,4 0,2 37 Sin identificar 0,2 37 Sin identificar 0,2 38 Sonchus asper 1 2 1 38 Sisymbrium austriacum 0,5 39 Sonchus oleraceus 0,5 39 Sisymbrium runcinatum 0,5 40 Tragopogon porrifolius 1 0,5 0,3 40 Sonchus asper 0,5 0,5 41 Trigonella polyceratia 5 3 1 41 Taraxacum sp. 0,2 42 Velezia rigida 1 0,5 42 Teucrium capitatum 2 43 Vicia peregrina 1 1 43 Torilis arvensis 0,5 0,3 44 Vulpia ciliata 0,1 0,1 44 Trigonella monspeliaca 0,8 1 0,8 Total 60,1 40,3 35,2 45 Trigonella polyceratia 0,5 0,5 0,2 46 Valerianella eriocarpa 0,2 47 Veronica persica 1,5 48 Vulpia ciliata 0,2 0,1 0,1 49 Xeranthemum inapertum 0,2 0,2 Total 80,2 60,2 50,3

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Tabla 1.18. FA / Forestación 24/60 Tabla 1.19. FA / Forestación 7/1 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Anacyclus clavatus 25 12 10 1 Alyssum alyssoides 0,2 2 Bromus diandrus 5 2 Arenaria serpyllifolia 0,1 3 Bromus rubens 16 15 10 3 Astragalus sesameus 0,3 4 Carthamus lanatus 1,5 10 4 Brachypodium retusum 1 5 Centaurea melitensis 1,5 0,5 1 5 Bromus rubens 0,2 6 Chondrilla juncea 1 0,5 0,5 6 Bromus tectorum 0,3 7 Cnicus benedictus 5 7 Campanula erinus 0,1 8 Convolvulus arvensis 3 3 2 8 Carduus tenuiflorus 0,5 9 Crepis vesicaria 1 0,5 0,5 9 Carthamus lanatus 0,5 10 Euphorbia serrata 2 10 Centaurea melitensis 1 0,5 0,3 11 Filago vulgaris 0,2 0,5 0,5 11 Centranthus calcitrapae 0,1 0,1 12 Galium tricornutum 0,8 2 12 Chondrilla juncea 0,5 13 Glaucium corniculatum 0,5 13 Coronilla scorpioides 0,3 14 Herniaria cinerea 0,1 0,5 14 Crepis capillaris 0,3 15 Hordeum murinum 1 0,5 15 Erodium cicutarium 0,2 0,2 16 Lactuca serriola 3 3 0,5 16 Eryngium campestre 0,5 0,3 0,2 17 Lathyrus cicera 3 1 17 Filago vulgaris 0,2 18 Leontodon taraxacoides 3 4 5 18 Galium parisiense 0,2 0,1 19 Lolium rigidum 15 0,5 0,2 19 Herniaria cinerea 0,3 0,2 20 Onopordum acanthium 5 8 10 20 Hypericum perforatum 0,5 21 Papaver rhoeas 1 21 Lactuca viminea 0,5 0,3 22 Petrorhagia nanteuilii 0,5 0,5 0,5 22 Leontodon taraxacoides 0,5 23 Salsola kali 3 1 1 23 Limonium echioides 1 0,5 24 Scabiosa stellata 0,5 24 Linaria glauca 0,1 25 Scorzonera laciniata 0,5 25 Linum strictum 0,1 26 Silene micropetala 3 3 2 26 Marrubium vulgare 1 27 Silybum marianum 3 5 27 Medicago minima 0,2 0,2 28 Sin identificar 0,2 28 Neatostema apulum 0,8 29 Sisymbrium austriacum 8 5 29 Nonea vesicaria 0,2 30 Sonchus oleraceus 0,5 1 0,5 30 Onopordum acanthium 1,5 31 Sonchus tenerrimus 0,5 31 Plantago albicans 0,3 32 Taraxacum sp. 0,5 0,5 0,5 32 Reseda phyteuma 0,5 33 Tragopogon porrifolius 0,5 33 Salvia verbenaca 0,5 0,2 34 Trigonella polyceratia 0,5 0,5 34 Sanguisorba minor 0,2 0,2 35 Vicia peregrina 15 3 35 Silene colorata 0,2 36 Vulpia ciliata 0,1 0,1 36 Sonchus asper 0,3 Total 95,2 85,2 75,3 37 Sonchus oleraceus 0,3 38 Stipa tenacissima 0,5 39 Teucrium capitatum 0,5 0,3 Total 12 5,1 3

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Tabla 1.20. FA / Forestación 25/114 Tabla 1.21. FA / Forestación 43/48 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Alyssum alyssoides 0,3 0,5 1 Aegilops ovata 0,5 0,5 2 Anagallis arvensis 0,5 0,5 0,5 2 Aegilops triuncialis 0,5 0,5 3 Arenaria serpyllifolia 0,1 3 Alyssum alyssoides 0,5 0,2 4 Asteriscus aquaticus 10 20 2 4 Anacyclus clavatus 1 5 Bromus hordeaceus 0,5 0,5 0,5 5 Andryala integrifolia 3 5 6 Bromus rubens 1,5 1,5 10 6 Andryala ragusina 0,5 7 Bromus tectorum 0,5 7 Anthyllis vulneraria 2 8 Carduus tenuiflorus 8 10 5 8 Astragalus sesameus 0,2 9 Carthamus lanatus 4 9 Avena fatua 0,5 0,1 0,1 10 Centaurea melitensis 15 10 5 10 Bromus rubens 0,2 0,1 0,1 11 Centranthus calcitrapae 1 3 5 11 Bromus tectorum 0,1 12 Chondrilla juncea 3 12 Centaurea aspera 1 2 13 Convolvulus arvensis 0,5 0,3 13 Centaurea melitensis 1 1,5 14 Echium vulgare 2 14 Chondrilla juncea 5 15 Erodium cicutarium 0,5 15 Convolvulus arvensis 0,3 16 Eryngium campestre 1 1 16 Conyza canadensis 1 17 Filago vulgaris 2 2 2 17 Coronilla scorpioides 1 18 Galium fruticescens 0,5 18 Crepis vesicaria 5 19 Galium parisiense 5 10 5 19 Crupina vulgaris 0,5 Helianthemum 20 Dactylis glomerata 0,5 20 10 10 20 salicifolium 21 Diplotaxis virgata 2 21 Helianthemum violaceum 5 22 Echium vulgare 3 2 1 22 Herniaria cinerea 1 0,3 23 Erodium cicutarium 0,5 0,2 23 Lactuca serriola 0,5 24 Eryngium campestre 5 3 24 Lactuca sp. 0,5 25 Euphorbia serrata 2 1 25 Leontodon taraxacoides 1 1 1 26 Filago vulgaris 0,3 0,1 0,5 26 Limonium echioides 0,5 1 2 27 Galium parisiense 0,1 27 Lophochloa cristata 0,2 0,2 0,2 28 Helichrysum italicum 30 40 10 28 Minuartia hybrida 0,1 29 Helichrysum stoechas 15 20 29 Neatostema apulum 0,5 30 Hordeum murinum 0,5 0,5 0,5 30 Nonea vesicaria 0,5 0,3 31 Lactuca serriola 0,5 31 Onopordum acanthium 5 5 3 32 Lactuca tenerrima 0,5 32 Papaver rhoeas 0,2 0,2 33 Leontodon taraxacoides 1 0,5 33 Reseda undata 5 34 Lolium rigidum 0,5 0,1 34 Scorzonera laciniata 0,5 35 Medicago minima 2 3 20 35 Silene colorata 0,2 36 Medicago turbinata 2 36 Sin identificar 0,2 37 Paronychia capitata 0,3 0,2 37 Sisymbrium runcinatum 1,5 0,5 38 Petrorhagia nanteuilii 1 38 Sonchus asper 0,5 0,5 0,5 39 Picnomon acarna 3 5 39 Valerianella coronata 0,2 40 Plantago albicans 2 1 40 Vulpia ciliata 0,5 0,5 0,5 41 Rumex sp. 0 0,5 Total 80,3 80,2 70 42 Salvia verbenaca 2 43 Sanguisorba minor 1 44 Scabiosa simplex 1 45 Silene gallica 0,5 0,5 46 Silene micropetala 1 1 47 Silybum marianum 3

48 Sin identificar 0,2 1 49 Sisymbrium orientale 3

50 Stipa lagascae 0,5 51 Tragopogon porrifolius 1 52 Vulpia sp. 0,1 Total 85,1 80,3 65,1

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Tabla 1.22. FA / Forestación 15/41 Tabla 1.23. FA / Forestación 141/4 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Alyssum granatense 0,1 0,1 1 Ajuga iva 0,2 2 Asteriscus aquaticus 5 4 3 2 Andryala ragusina 0,5 0,5 3 Astragalus sesameus 0,2 3 Anthyllis cytisoides 0,3 4 Bombycilaena erecta 0,2 0,4 0,2 4 Artemisia campestris 3 5 Brachypodium retusum 2 5 Artemisia herba-alba 3 5 6 Bromus rubens 0,2 6 Bromus rubens 0,5 0,3 0,1 7 Bupleurum baldense 0,2 7 Cistus clusii 1 1 8 Carduus tenuiflorus 1 8 Echium vulgare 0,5 9 Carthamus lanatus 2 9 Eryngium campestre 3 2 2 10 Centaurea aspera 1 10 Euphorbia serrata 0,3 11 Centaurea melitensis 0,5 1 1 11 Filago vulgaris 0,2 0,2 0,2 12 Echium vulgare 1 0,5 12 Helianthemum cinereum 3 1,5 1 13 Erodium cicutarium 0,5 0,5 0,5 13 Helianthemum violaceum 3 1 14 Eruca vesicaria 5 3 2 14 Helichrysum italicum 5 2 15 Eryngium campestre 2 3 2 15 Helichrysum stoechas 20 15 10 16 Euphorbia serrata 0,5 0,5 16 Herniaria cinerea 0,1 0,1 0,1 17 Filago vulgaris 1 17 Hippocrepis ciliata 0,1 18 Hedypnois cretica 2 3 18 Medicago minima 0,1 0,1 0,1 Helianthemum 19 Ononis reclinata 0,3 19 1 violaceum 20 Paronychia capitata 0,5 20 Helichrysum italicum 1 21 Phagnalon rupestre 0,3 21 Herniaria cinerea 0,2 0,5 22 Reseda lutea 0,2 22 Leontodon taraxacoides 0,5 0,5 0,5 23 Retama sphaerocarpa 3 23 Limonium echioides 0,5 1 1 24 Rosmarinus officinalis 2 24 Linaria glauca 0,1 Santolina 25 5 25 Medicago minima 0,1 0,1 0,2 chamaecyparissus 26 Melica ciliata 0,3 26 Scabiosa stellata 0,3 27 Onopordum acanthium 4 3 27 Sin identificar 0,2 28 Phlomis lychnitis 3 28 Stipa parviflora 2 1 0,5 29 Plantago albicans 5 5 3 29 Teucrium capitatum 4 1 30 Reseda phyteuma 10 5 3 Teucrium 30 1 1 31 Reseda undata 0,3 5 0,5 pseudochamaepitys 32 Retama sphaerocarpa 2 31 Thymus vulgaris 5 2 33 Salvia verbenaca 1 4 5 32 Trigonella polyceratia 0,2 0,1 0,1 34 Sesamoides canescens 0,3 Total 65,3 30,3 20,1 35 Sideritis tragoriganum 1 36 Sin identificar 0,2 37 Sisymbrium austriacum 5 5 3 38 Sisymbrium runcinatum 2 39 Teucrium capitatum 3 40 Thymus vulgaris 0,5 41 Velezia rigida 0,2 Total 60,3 45,3 30

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Tabla 1.24. FA / Forestación 130/105 Tabla 1.25. FA / Forestación 130/104 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Alyssum alyssoides 0,3 1 Asteriscus aquaticus 3 2 Arenaria serpyllifolia 0,2 Asterolinon linum- 2 0,3 3 Asteriscus aquaticus 0,5 stellatum 4 Bromus rubens 10 5 5 3 Atractylis humilis 2 5 Bromus tectorum 0,2 4 Bombycilaena erecta 0,5 6 Carduus platypus 3 5 Bromus rubens 5 2 3 7 Carduus tenuiflorus 2 1 1 6 Carduus tenuiflorus 2 2 2 8 Centaurea aspera 3 2 7 Centaurea melitensis 5 5 5 9 Centaurea melitensis 4 4 8 Centranthus calcitrapae 3 10 Centranthus calcitrapae 0,2 9 Chondrilla juncea 5 11 Chondrilla juncea 1 1 10 Convolvulus arvensis 0,5 12 Convolvulus arvensis 0,5 0,5 11 Echium vulgare 8 10 5 13 Crepis capillaris 0,2 12 Erodium cicutarium 0,3 14 Dactylis glomerata 0,2 13 Eryngium campestre 3 15 Echium vulgare 3 5 14 Filago vulgaris 8 1 4 16 Eryngium campestre 3 3 2 15 Galium parisiense 1 0,5 0,5 17 Euphorbia serrata 2 16 Glaucium corniculatum 3 2 18 Filago vulgaris 3 5 2 17 Helianthemum hirtum 3 19 Galium parisiense 3 2,5 0,3 18 Herniaria cinerea 2 20 Geranium molle 0,5 19 Lactuca serriola 2 2 21 Helianthemum hirtum 1 20 Lactuca tenerrima 1 22 Helichrysum italicum 2 21 Leontodon taraxacoides 1,5 1 23 Herniaria cinerea 0,3 0,2 22 Limonium echioides 0,2 10 10 24 Lactuca sp. 3 2 1 23 Lolium rigidum 0,2 25 Lactuca tenerrima 1 0,5 0,5 24 Lophochloa cristata 0,2 26 Leontodon taraxacoides 3 3 2 25 Medicago minima 0,5 27 Limonium echioides 3 5 15 26 Ononis pusilla 2 2 28 Linum strictum 0,5 27 Onopordum acanthium 3 29 Lolium rigidum 0,2 0,2 0,1 28 Rapistrum rugosum 5 30 Lophochloa cristata 0,1 0,1 29 Reseda phyteuma 0,5 31 Medicago minima 1 30 Rosmarinus officinalis 2 32 Medicago rigidula 0,2 31 Salsola kali 5 1 1 33 Narduroides salzmannii 0,1 32 Scolymus hispanicus 5 3 2 34 Ononis pusilla 3 2 1 33 Sin identificar 0,3 35 Ononis spinosa 1 34 Sisymbrium orientale 4 36 Onopordum acanthium 1 35 Sisymbrium runcinatum 6 3 7 37 Papaver rhoeas 0,2 36 Sonchus asper 2 1 2 38 Picnomon acarna 0,5 0,5 0,3 37 Teucrium capitatum 2 39 Plantago lagopus 0,5 38 Tragopogon porrifolius 1 40 Rapistrum rugosum 3 39 Vulpia ciliata 0,2 0,1 41 Retama sphaerocarpa 5 10 5 Total 75,2 55,1 55 42 Salvia verbenaca 0,5 43 Sanguisorba minor 0,3 0,5 44 Scolymus hispanicus 3 3 9 45 Sin identificar 0,2 46 Sisymbrium orientale 1 47 Sonchus asper 0,5 0,5 48 Sonchus sp. 1 1 1 49 Torilis arvensis 0,3 50 Trigonella monspeliaca 0,3 51 Vulpia ciliata 0,3 0,5 0,2 Total 70,2 60 50

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Tabla 1.26. FA / Forestación 66/10 Tabla 1.27. FA / Forestación 58/5032 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Anacyclus clavatus 3 2 25 1 Alyssum granatense 0,5 0,3 0,2 2 Andryala ragusina 10 5 5 2 Andryala ragusina 3 0,5 3 Atractylis cancellata 5 2 3 Asteriscus aquaticus 0,5 4 Avena barbata 0,2 4 Atractylis humilis 2 5 Bellardia trixago 0,2 0,2 5 Bromus rubens 0,5 1 0,5 6 Bromus diandrus 0,2 0,1 6 Carduus tenuiflorus 3 7 Bromus rubens 0,2 7 Centaurea aspera 8 2 0,5 8 Carduus tenuiflorus 0,3 8 Centaurea melitensis 3 9 Carthamus lanatus 0,5 9 Chondrilla juncea 3 1 1 10 Centaurea aspera 2 10 0,5 10 Compuesta 0,2 11 Centranthus calcitrapae 0,1 11 Convolvulus arvensis 0,1 0,3 0,1 12 Chondrilla juncea 3 2 3 12 Eryngium campestre 0,5 0,5 0,5 13 Convolvulus arvensis 1 1 1 13 Euphorbia serrata 0,8 0,5 14 Coronilla scorpioides 2 14 Filago vulgaris 3 0,5 0,5 15 Crepis capillaris 1 15 Galium parisiense 0,1 0,1 16 Crepis vesicaria 5 16 Hedypnois cretica 3 2 17 Crupina vulgaris 3 Helianthemum 17 0,5 18 Echium vulgare 1 salicifolium 19 Eruca vesicaria 2 1,5 18 Herniaria cinerea 0,1 0,1 0,1 20 Eryngium campestre 5 3 3 19 Lactuca sp. 0,5 0,5 0,5 21 Euphorbia serrata 5 2 20 Lactuca tenerrima 1 22 Filago vulgaris 0,5 1 21 Leontodon taraxacoides 0,5 2 23 Galium parisiense 0,1 22 Lolium rigidum 1 0,3 24 Helichrysum italicum 3 2,5 23 Medicago minima 0,3 0,2 0,2 25 Helichrysum stoechas 1 24 Neatostema apulum 3 26 Herniaria cinerea 0,1 0,1 25 Paronychia argentea 3 27 Hippocrepis ciliata 0,2 26 Plantago lagopus 10 0,3 0,3 28 Hordeum murinum 0,3 27 Salsola kali 0,5 29 Lactuca serriola 1 28 Salvia verbenaca 1 0,5 0,3 30 Leontodon taraxacoides 0,5 29 Sanguisorba minor 0,4 31 Lolium rigidum 0,2 0,2 0,2 30 Scolymus hispanicus 3 32 Mantisalca salmantica 0,5 31 Sonchus asper 0,5 0,3 0,3 33 Medicago minima 2 2 50 32 Trigonella polyceratia 0,2 0,3 34 latisquama 0,5 1 33 Vulpia ciliata 0,1 0,1 35 Pallenis spinosa 0,5 34 Xeranthemum inapertum 0,2 0,2 36 Paronychia capitata 0,2 Total 45,3 20,2 10 37 Petrorhagia nanteuilii 0,2 38 Picnomon acarna 3 2 0,5 39 Plantago albicans 40 3 40 Salsola kali 0,5 41 Salvia verbenaca 1 42 Scabiosa stellata 0,2 43 Silene colorata 0,3 44 Sin identificar 0,3 0,3 45 Sonchus asper 1 0,5 0,5 46 Teucrium capitatum 3 47 Tragopogon porrifolius 0,2 48 Trigonella polyceratia 0,2 49 Vicia peregrina 0,3 0,2 Total 85,3 60,3 95,2

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Tabla 1.28. FA / Forestación 70/55 Tabla 1.29. FA / Forestación 73/9 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Aegilops ovata 0,3 1 Alyssum granatense 0,3 1 2 2 Alyssum alyssoides 0,3 0,2 2 Andryala ragusina 5 10 5 3 Andryala ragusina 5 7 3 Asteriscus aquaticus 1 4 Arenaria serpyllifolia 0,2 4 Bromus rubens 0,3 0,8 0,3 5 Asteriscus aquaticus 1 5 Bromus tectorum 0,2 0,5 6 Bromus rubens 1 2 0,3 6 Carduus tenuiflorus 1 2 7 Bromus tectorum 0,2 0,2 0,1 7 Centaurea aspera 0,5 0,5 8 Carduus tenuiflorus 0,3 8 Centaurea melitensis 0,3 9 Centaurea melitensis 10 0,5 2 9 Centranthus calcitrapae 3 10 Chondrilla juncea 5 1 0,5 10 Chondrilla juncea 1 0,5 0,5 11 Convolvulus arvensis 0,2 11 Convolvulus arvensis 0,5 0,2 12 Erodium ciconium 5 0,5 12 Coronilla scorpioides 2 5 10 13 Eryngium campestre 5 8 3 13 Crepis capillaris 0,2 14 Filago vulgaris 1 5 3 14 Cynodon dactylon 10 Helianthemum 15 Echium vulgare 1 2 5 15 0,5 1 salicifolium 16 Eryngium campestre 0,5 0,3 16 Helichrysum italicum 1 17 Euphorbia serrata 0,5 17 Herniaria cinerea 0,5 0,5 18 Filago vulgaris 3 3 3 18 Lactuca sp. 0,5 19 Helichrysum stoechas 10 19 Lactuca viminea 3 20 Lactuca sp. 0,2 20 Leontodon taraxacoides 0,5 0,2 0,1 21 Limonium echioides 4 2 2 21 Limonium echioides 0,2 22 Linaria glauca 0,1 22 Linum strictum 0,3 0,2 23 Lolium rigidum 0,1 23 Lolium rigidum 0,1 24 Medicago minima 0,2 0,2 0,2 24 Marrubium vulgare 0,5 25 Neatostema apulum 2 25 Medicago minima 0,5 5 4 26 Onopordum acanthium 0,5 3 26 Neatostema apulum 1 0,5 0,3 27 Picnomon acarna 0,3 0,5 0,3 27 Phlomis lychnitis 2,5 28 Rosmarinus officinalis 5 28 Plantago albicans 0,5 29 Sanguisorba minor 0,5 1 1 29 Reseda undata 0,5 Santolina 30 2 30 Salvia verbenaca 1 chamaecyparissus 31 Sin indentificar 0,1 31 Scabiosa stellata 1 32 Teucrium capitatum 1 32 Sin identificar 0,2 33 Trigonella polyceratia 1,5 33 Sonchus sp. 0,5 1 34 Vulpia ciliata 0,2 0,3 0,1 34 Stipa parviflora 0,5 Total 45,3 35,3 15,3 35 Teucrium capitatum 5 36 Vulpia ciliata 0,1 0,2 0,1 Total 30,2 60,3 35,1

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Tabla 1.30. FA / Forestación 76/104 Tabla 1.31. FA / Forestación 136/1 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Andryala ragusina 15 3 3 1 Andryala ragusina 0,4 2 Astragalus sesameus 0,3 0,5 0,5 2 Asteriscus aquaticus 2,5 3 Atractylis cancellata 0,2 3 Brachypodium retusum 5 0,2 4 Atractylis humilis 0,5 0,3 4 Carduus tenuiflorus 0,3 5 Bellardia trixago 0,3 5 Carlina corymbosa 5 1 1 6 Centaurea aspera 0,3 0,5 6 Centaurea aspera 0,5 0,3 0,2 7 Chondrilla juncea 0,5 0,2 7 Centaurea melitensis 1 8 Convolvulus arvensis 0,3 0,3 0,2 8 Centranthus calcitrapae 0,1 9 Echium vulgare 0,5 0,3 9 Chondrilla juncea 0,5 10 Erodium cicutarium 0,3 10 Compuesta 0,2 11 Eryngium campestre 5 10 10 11 Diplotaxis virgata 0,5 0,3 12 Euphorbia serrata 5 3 12 Echium vulgare 0,5 0,3 0,2 13 Filago vulgaris 0,2 0,2 0,2 13 Eryngium campestre 2 14 Helianthemum hirtum 5 14 Filago vulgaris 0,5 15 Helichrysum italicum 15 2 10 15 Galium parisiense 0,5 0,4 0,4 16 Hippocrepis ciliata 0,2 16 Helianthemum sp. 0,2 0,2 17 Leontodon taraxacoides 0,5 17 Helichrysum italicum 10 10 10 18 Lolium rigidum 0,2 18 Helichrysum stoechas 5 5 19 Medicago minima 25 3 6 19 Herniaria cinerea 0,1 0,1 0,1 20 Medicago rigidula 0,2 20 Iberis pectinata 0,5 21 Ononis sp. 1 21 Lactuca sp. 0,2 0,5 0,2 22 Pallenis spinosa 3 22 Medicago minima 0,2 23 Plantago albicans 0,3 23 Melica ciliata 0,5 24 Salsola kali 0,3 0,3 0,3 24 Narduroides salzmannii 0,1 25 Salvia verbenaca 2 25 Plantago albicans 0,2 0,3 26 Sanguisorba minor 0,3 26 Reseda lutea 0,5 0,3 27 Sin identificar 0,2 27 Retama sphaerocarpa 1,5 1 28 Sonchus sp. 0,5 28 Sanguisorba minor 0,2 0,6 0,4 29 Stipa parviflora 0,3 Santolina 29 2,5 18 30 Teucrium capitatum 1 chamaecyparissus 31 Thymus vulgaris 2 30 Sisymbrium orientale 0,3 0,3 0,1 32 Trigonella monspeliaca 0,2 31 Sonchus sp. 0,5 0,5 33 Trigonella polyceratia 0,3 0,3 32 Staehelina dubia 0,5 0,5 34 Vicia sp. 0,5 33 Veronica persica 0,1 0,2 Total 75,2 30,3 35 34 Vulpia ciliata 0,2 Total 35,1 25,2 35,1

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Tabla 1.32. FA / Forestación 33/4 Tabla 1.33. FA / Forestación 2/82 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Arenaria serpyllifolia 0,2 0,2 0,2 1 Anacyclus clavatus 5 3 15 2 Bromus rubens 0,2 2 Andryala integrifolia 1 1,5 3 Campanula erinus 0,2 0,1 3 Avena barbata 0,2 0,2 0,2 4 Carduus tenuiflorus 2 1 0,5 4 Bromus diandrus 0,3 5 Centaurea aspera 1 1 5 Bromus rubens 6 10 8 6 Centaurea melitensis 5 4 2,5 6 Centaurea aspera 3 2 7 Compuesta 0,2 7 Centaurea melitensis 2 1,5 8 Crepis capillaris 3 3 4 8 Chondrilla juncea 2 2 1 9 Diplotaxis virgata 3 5 5 9 Conyza canadensis 1 10 Echium vulgare 10 10 Crepis capillaris 10 4 2 11 Erodium cicutarium 2 11 Diplotaxis virgata 5 5 3 12 Eryngium campestre 0,5 0,2 12 Erodium cicutarium 1 5 13 Euphorbia serrata 0,2 13 Eruca vesicaria 10 5 3 14 Filago vulgaris 6 5 4 14 Eryngium campestre 4 15 Galium parisiense 0,1 0,1 0,1 15 Euphorbia serrata 1 2 16 Hedypnois cretica 5 0,5 16 Filago vulgaris 1 5 3 17 Heliotropium europaeum 0,3 17 Helichrysum italicum 3 18 Herniaria cinerea 5 5 4 18 Herniaria cinerea 0,2 19 Hirschfeldia incana 5 10 6 19 Hirschfeldia incana 3 2 2 20 Lactuca sp. 0,5 20 Lactuca serriola 5 3 2 21 Lophochloa cristata 0,2 21 Lolium rigidum 0,2 0,1 0,1 22 Marrubium vulgare 0,3 22 Mantisalca salmantica 1 23 Medicago minima 0,5 0,5 23 Melilotus sulcatus 0,3 24 Neatostema apulum 3 2 24 Onopordum acanthium 5 3 25 Nonea vesicaria 0,4 0,3 25 Pallenis spinosa 1 26 Onopordum acanthium 10 1 26 Papaver rhoeas 0,3 27 Salvia verbenaca 2,5 27 Picnomon acarna 5 3 28 Sisymbrium runcinatum 5 28 Reseda undata 0,2 29 Trigonella monspeliaca 3 4 3 29 Salvia verbenaca 2 2 2 30 Trigonella polyceratia 3 3 3 30 Scabiosa stellata 1 31 Veronica persica 0,2 31 Sin identificar 0,1 32 Vulpia ciliata 0,1 32 Sonchus asper 10 5 5 Total 70,2 45,3 40,3 33 Teucrium capitatum 2 34 Torilis arvensis 2 35 Trigonella monspeliaca 3 2 1 36 Vicia sp. 0,3 Total 75,3 65,3 70,1

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Tabla 1.34. FA / Forestación 114/13 Tabla 1.35. FA / Forestación 80/4 Cobertura (%) Cobertura (%) Nº Especie Nº Especie A B C A B C 1 Arenaria serpyllifolia 0,1 1 Arenaria serpyllifolia 2 0,5 0,2 2 Asteriscus aquaticus 0,5 0,3 0,2 2 Astragalus sesameus 1,5 1 0,5 3 Bromus rubens 0,2 0,1 3 Brachypodium retusum 1 4 Callipeltis cucullaris 1 0,5 0,5 4 Bromus rubens 0,8 0,1 0,1 5 Campanula erinus 0,1 5 Campanula erinus 0,5 6 Carduus tenuiflorus 0,3 6 Carlina corymbosa 0,5 0,3 7 Carlina corymbosa 0,5 0,3 0,2 7 Centaurea aspera 2 8 Centaurea aspera 2 8 Centranthus calcitrapae 0,2 9 Centranthus calcitrapae 0,1 9 Chondrilla juncea 1 10 Crepis capillaris 0,2 10 Convolvulus arvensis 0,2 Cynoglossum 11 Conyza canadensis 1 11 0,5 cheirifolium 12 Coronilla scorpioides 2 12 Diplotaxis virgata 0,5 13 Dactylis glomerata 0,2 13 Erodium cicutarium 0,1 0,1 14 Diplotaxis virgata 1,5 14 Eryngium campestre 2 1 0,5 15 Eryngium campestre 0,5 0,5 15 Euphorbia falcata 0,5 16 Filago vulgaris 1 0,3 16 Filago vulgaris 1 0,3 17 Galium fruticescens 0,3 17 Galium parisiense 0,1 0,1 18 Galium parisiense 0,1 0,1 18 Helichrysum italicum 1 0,5 19 Helichrysum italicum 1 0,5 19 Limonium echioides 1 0,2 20 Herniaria cinerea 0,3 0,1 0,1 20 Linaria glauca 0,1 21 Hirschfeldia incana 1,5 21 Linum strictum 0,2 0,1 22 Lactuca serriola 1 22 Medicago minima 0,1 0,1 0,1 23 Lamium amplexicaule 1 23 Melica ciliata 5 24 Lophochloa cristata 0,8 0,1 0,1 24 Neatostema apulum 3 0,5 25 Medicago minima 0,1 0,1 0,2 25 Ononis reclinata 3 1 0,5 26 Salsola kali 1,5 26 Reseda undata 0,3 27 Silene micropetala 0,5 27 Sanguisorba minor 0,2 28 Sin indentificar 0,4 28 Sin identificar 0,1 29 Sisymbrium runcinatum 1,5 29 Stipa parviflora 3 30 Sonchus asper 1 0,3 30 Teucrium capitatum 2 1 0,5 31 Teucrium capitatum 1 Total 25,3 6 6 32 Trigonella polyceratia 0,3 1 0,5 33 Vulpia ciliata 0,3 0,1 0,1 Total 25,3 7 3

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Tabla 1.36. FA / Forestación 515/1547 54 Turgenia latifolia 0,2 Tabla 1.36. FA / Forestación 515/1547 55 Vulpia ciliata 0,2 0,1 0,1 Cobertura (%) Nº Especie Total 70 65,3 60,3 A B C 1 Alyssum granatense 2 2 2 Anagallis arvensis 0,5 0,6 0,3 3 Andryala ragusina 15 4 Arenaria serpyllifolia 2 0,2 5 Artemisia herba-alba 1,5 6 Asphodelus fistulosus 5 7 Asteriscus aquaticus 0,5 8 Astragalus sesameus 0,2 9 Atractylis cancellata 0,3 0,2 10 Avena barbata 2 10 2 11 Bromus rubens 0,5 0,3 0,2 12 Bupleurum baldense 0,2 0,3 0,2 13 Campanula erinus 0,1 0,1 14 Carduus tenuiflorus 1 1 1 15 Carthamus lanatus 0,5 16 Centaurea aspera 2 17 Centaurea melitensis 1 1 1 18 Centaurea ornata 0,6 19 Coronilla scorpioides 0,4 0,4 20 Crepis vesicaria 2 21 Diplotaxis virgata 5 3 3 22 Echium vulgare 1 23 Erodium cicutarium 0,5 24 Eruca vesicaria 5 2 1 25 Eryngium campestre 1 5 5 26 Euphorbia serrata 5 2 27 Filago vulgaris 1 0,5 0,2 28 Galium parisiense 0,1 0,1 0,2 29 Helichrysum italicum 3 30 Herniaria cinerea 1 1 31 Hippocrepis ciliata 0,3 32 Hirschfeldia incana 0,5 0,5 33 Hordeum murinum 0,3 34 Leontodon taraxacoides 0,5 35 Linum strictum 0,5 0,6 0,2 36 Medicago minima 0,2 0,3 0,5 37 Neatostema apulum 0,5 38 Onopordum acanthium 2 39 Orobanche sp. 0,2 40 Pallenis spinosa 0,5 41 Plantago lanceolata 20 12 5 42 Reseda phyteuma 0,2 43 Reseda undata 5 15 10 44 Salsola kali 0,5 45 Salvia verbenaca 3 2 2 46 Sanguisorba minor 0,2 47 Silene micropetala 0,2 48 Sin identificar 0,2 49 Sonchus asper 0,5 0,5 50 Stipa parviflora 1 0,2 51 Teucrium capitatum 3 52 Thymus mastichina 3 53 Torilis arvensis 0,2

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Tabla 2. BANCO DE SEMILLAS (BS). Nº de semillas de cada especie para las diferentes profundidades y forestaciones estudiadas.

Tabla 2.2. BS / Forestación 30/204 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 9 56 Amaranthus sp. Tabla 2.1. BS / Forestación 2/11003 2 6 10 Arenaria serpyllifolia Nº Especie 0-2 2-5 3 5 1 Asterolinon linum- 1 Aegilops geniculata 4 4 2 stellatum 2 Alyssum alyssoides 2 1 5 Bromus sp. 2 3 Amaranthus sp. 2 2 Bupleurum Asterolinon linum- 6 2 8 4 6 16 semicompositum stellatum 7 Cerastium glomeratum 3 5 Camelina microcarpa 4 4 8 Chenopodium album 2 4 6 Chenopodium album 14 18 9 Conyza canadensis 1 2 7 Conyza canadensis 4 1 10 Descurainia sophia 1 8 Descurainia sophia 4 11 Echinops strigosus 2 9 Euphorbia sp. 1 12 Echium plantagineum 2 10 Galium parisiense 6 2 13 Erophila verna 1 11 Geranium molle 34 28 14 Spergularia sp. 10 10 12 Herniaria cinerea 1 15 Euphorbia falcata 4 13 Hypecoum inberbe 1 16 Fumaria officinalis 2 14 Lactuca serriola 2 17 Galium parisiense 2 1 15 Papaver hybridum 28 24 18 Herniaria cinerea 2 16 Papaver roheas 26 21 19 Hippocrepis ciliata 2 17 Roemeria hybrida 3 4 20 Malva sylvestris 6 4 18 Rumex sp. 1 1 21 Marrubium vulgare 2 19 Salvia verbenaca 8 4 22 Minuartia hybrida 7 20 Sonchus asper 2 23 Resedea phyteuma 2 21 Sonchus oleraceus 1 24 Silene gallica 2 22 Xeranthemum inapertum 13 24 25 Sin identificar 2 Total 158 159 26 Sonchus asper 1

27 Sonchus oleraceus 1 1

28 Veronica persica 1 29 Xeranthemum inapertum 3 2 Total 68 118

171

Tabla 2.3. BS / Forestación 33/16 Tabla 2.4. BS / Forestación 30/126 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 16 16 1 Alyssum alyssoides 42 23 2 Alyssum granatense 2 2 Amaranthus sp. 4 3 Amaranthus sp. 4 10 3 Arenaria serpyllifolia 7 2 4 Arenaria serpyllifolia 5 4 Atriplex halimus 2 5 Cerastium glomeratum 1 5 Atriplex sp. 2 6 Chenopodium album 4 30 Bupleurum 6 2 7 Conyza canadensis 2 semicompositum 8 Descurainia sophia 1 7 Cerastium glomeratum 6 3 9 Diplotaxis virgata 1 8 Chenopodium album 10 10 Spergularia sp. 9 15 9 Chondrilla juncea 4 11 Galium parisiense 7 1 10 Conyza canadensis 2 1 12 Herniaria cinerea 1 11 Spergularia sp. 4 6 13 Medicago minima 2 12 Euphorbia sp. 4 14 Minuartia hybrida 7 15 13 Galium parisiense 29 3 15 Polygonum aviculare 28 34 14 Herniaria cinerea 4 4 16 Portulaca oleracea 3 15 Hippocrepis ciliata 2 4 17 Roemeria hybrida 1 16 Lactuca serriola 1 18 Solanum nigrum 2 17 Minuartia hybrida 4 4 19 Sonchus asper 1 18 Papaver roheas 1 20 Sonchus oleraceus 2 1 19 Parentucellia sp. 3 21 Xeranthemum inapertum 39 23 20 Salvia verbenaca 4 Total 130 153 21 Silene gallica 2 4 22 Sin identificar 2 23 Sonchus asper 1 24 Sonchus oleraceus 2 25 Teucrium capitatum 6 26 Veronica hederifolia 1 27 Veronica persica 1 3

28 Xeranthemum inapertum 3

Total 138 74

172

Tabla 2.5. BS / Forestación 30/125 Tabla 2.6. BS / Forestación 29/27 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 20 15 1 Alyssum alyssoides 5 1 2 Amaranthus sp. 2 10 2 Amaranthus sp. 16 20 3 Arabis parvula 2 3 Anchusa azurea 2 4 Arenaria serpyllifolia 4 4 Arenaria serpyllifolia 1 1 5 Bromus sp. 2 Bupleurum 5 6 4 6 Cerastium glomeratum 2 1 semicompositum 7 Chenopodium album 20 20 6 Cerastium glomeratum 9 2 8 Chondrilla juncea 3 7 Conyza canadensis 2 2 9 Conyza canadensis 1 1 8 Erophila verna 3 1 10 Erophila verna 1 3 9 Spergularia sp. 7 5 11 Spergularia sp. 3 1 10 Galium parisiense 4 4 12 Galium parisiense 18 3 11 Herniaria cinerea 2 2 13 Hordeum murinum 1 12 Hornungia petraea 3 14 Malva sylvestris 4 13 Medicago minima 2 15 Minuartia hybrida 3 1 14 Minuartia hybrida 4 16 Nigella arvensis 6 2 15 Papaver hybridum 3 17 Parentucellia sp. 5 16 Papaver roheas 1 1 18 Polygonum aviculare 2 17 Polygonum aviculare 2 19 Silene gallica 4 18 Silene gallica 2 20 Silene vulgaris 6 19 Sin identificar 2 2 21 Sin identificar 2 6 20 Sonchus asper 1 22 Sonchus oleraceus 4 21 Sonchus oleraceus 3 23 Trifolium angustifolium 2 22 Veronica persica 2 1 24 Veronica persica 2 23 Xeranthemum inapertum 2 5 25 Xeranthemum inapertum 4 5 Total 79 56 Total 103 88

Tabla 2.7. BS / Forestación 14/10 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 1 2 2 Arenaria serpyllifolia 1 3 Cerastium glomeratum 4 1 4 Chenopodium album 6 4 5 Conyza canadensis 1 2

6 Diplotaxis virgata 1 7 Erophila verna 14 4 8 Spergularia sp. 23 7 9 Galium parisiense 2 3 10 Herniaria cinerea 1 1 11 Hippocrepis ciliata 2 6 12 Marrubium vulgare 2 4 13 Minuartia hybrida 14 2 14 Papaver hybridum 2

15 Papaver roheas 1 1

16 Silene gallica 2 17 Sonchus oleraceus 1 18 Veronica persica 2 5 19 Xeranthemum inapertum 1 1 Total 77 47

173

Tabla 2.8. BS / Forestación 44/16 Tabla 2.9. BS / Forestación 60/60 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Amaranthus sp. 6 1 Alyssum alyssoides 3 3 2 Arenaria sp. 8 2 Amaranthus sp. 112 142 3 Bromus sp. 1 3 Arenaria serpyllifolia 1 4 Capsella bursa-pastoris 2 1 4 Arenaria sp. 10 14 5 Chenopodium album 14 30 5 Cerastium glomeratum 1 6 Conyza canadensis 3 6 Chenopodium album 8 7 Descurainia sophia 1 7 Chondrilla juncea 1 8 Euphorbia sp. 1 1 8 Conyza canadensis 2 1 9 Fumaria officinalis 2 9 Descurainia sophia 1 10 Galium parisiense 1 1 10 Erophila verna 1 11 Herniaria cinerea 5 2 11 Galium parisiense 5 5 12 Lactuca serriola 2 1 12 Glaucium corniculatum 1 1 13 Marrubium vulgare 4 13 Lactuca serriola 1 1 14 Papaver hybridum 34 13 14 Marrubium vulgare 12 40 15 Papaver roheas 6 3 15 Papaver hybridum 4 16 Polygonum aviculare 14 8 16 Papaver roheas 16 2 17 Roemeria hybrida 1 17 Parentucellia sp. 1 18 Salvia verbenaca 2 18 Polygonum aviculare 2 2 19 Sonchus asper 1 19 Roemeria hybrida 2 20 Sonchus oleraceus 1 20 Rumex sp. 1 21 Xeranthemum inapertum 20 21 Sisymbrium runcinatum 1 Total 93 96 22 Sonchus asper 7 4 23 Sonchus oleraceus 1 1 24 Taraxacum sp. 1 25 Trifolium angustifolium 2 26 Veronica persica 6 2 27 Xeranthemum inapertum 25 11 Total 210 247

.

174

Tabla 2.10. BS / Forestación 45/5005 Tabla 2.11. BS / Forestación 26/34 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Abutilon theophrasti 6 1 Alyssum alyssoides 59 87 2 Alyssum alyssoides 47 48 2 Alyssum granatense 4 3 Alyssum granatense 4 3 Amaranthus sp. 62 104 4 Amaranthus sp. 2 2 4 Androsace maxima 14 6 5 Arenaria serpyllifolia 1 5 Arenaria serpyllifolia 7 11 6 Bromus sp. 1 6 Arenaria sp. 14 28 7 Camelina microcarpa 4 20 7 Bromus sp. 7 2 8 Cerastium glomeratum 1 8 Cerastium glomeratum 39 19 9 Chenopodium album 4 9 Chenopodium album 130 198 10 Conyza canadensis 1 1 10 Conyza canadensis 3 2 11 Crupina vulgaris 2 11 Cynodon dactylon 2 1 12 Erophila verna 2 12 Spergularia sp. 7 2 13 Spergularia sp. 6 13 Fedia cornucopiae 2 14 Euphorbia sp. 1 1 14 Fumaria officinalis 2 15 Fumaria officinalis 6 30 15 Galium parisiense 2 16 Galium parisiense 7 5 16 Geranium molle 12 10 17 Minuartia hybrida 1 17 Herniaria cinerea 6 7 18 Papaver hybridum 53 18 Hordeum murinum 1 1 19 Papaver roheas 5 1 19 Marrubium vulgare 8 16 20 Parentucellia sp. 2 20 Medicago minima 10 21 Resedea phyteuma 2 21 Minuartia hybrida 1 3 22 Roemeria hybrida 4 22 Nigella arvensis 12 8 23 Sisymbrium orientale 1 23 Papaver roheas 1 24 Sonchus asper 1 24 Plantago lanceolata 2 25 Sonchus oleraceus 1 2 25 Polygonum aviculare 2 2 26 Veronica hederifolia 3 26 Portulaca oleracea 1 27 Veronica persica 35 12 27 Sin identificar 12 28 Xeranthemum inapertum 3 1 28 Sonchus oleraceus 2 Total 116 213 29 Thymus vulgaris 6 6 30 Trigonella monspeliaca 2 31 Veronica hederifolia 4 2 32 Veronica persica 1 33 Xeranthemum inapertum 19 15 Total 429 557

175

Tabla 2.12. BS / Forestación 51/85 Tabla 2.13. BS / Forestación 39/2 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 28 25 1 Alyssum alyssoides 27 53 2 Arenaria serpyllifolia 10 4 2 Amaranthus sp. 8 3 Arenaria sp. 6 4 Asterolinon linum- 3 4 4 Bromus sp. 1 stellatum Bupleurum 4 Bromus sp. 2 2 5 4 semicompositum 5 Conyza canadensis 4 1 6 Camelina microcarpa 4 6 Descurainia sophia 1 1 7 Centranthus calcitrapae 6 7 Diplotaxis virgata 2 8 Chenopodium album 2 28 8 Erophila verna 2 9 Conyza canadensis 2 2 9 Euphorbia sp. 1 10 Diplotaxis erucoides 1 10 Galium parisiense 10 7 11 Diplotaxis virgata 3 11 Herniaria cinerea 2 3 12 Spergularia sp. 1 2 12 Papaver hybridum 1 1 13 Galium parisiense 29 1 13 Papaver roheas 3 2 14 Herniaria cinerea 2 14 Parentucellia sp. 6 4 15 Malva sylvestris 4 15 Polygonum aviculare 6 2 16 Marrubium vulgare 132 76 16 Portulaca oleracea 3 17 Minuartia hybrida 2 2 17 Roemeria hybrida 1 18 Papaver hybridum 4 4 18 Rumex sp. 1 1 19 Papaver roheas 7 2 19 Silene gallica 2 20 Polygonum aviculare 2 20 Sin identificar 1 21 Sin identificar 8 2 21 Sisymbrium runcinatum 1 2 22 Sisymbrium runcinatum 3 22 Sonchus oleraceus 3 23 Sonchus asper 1 23 Veronica hederifolia 1 1 24 Sonchus oleraceus 1 24 Xeranthemum inapertum 35 38 25 Xeranthemum inapertum 22 9 Total 114 131 Total 269 177

176

Tabla 2.14. BS / Forestación 56/14 Tabla 2.15. BS / Forestación 28/25 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 10 9 1 Alyssum alyssoides 17 2 2 Amaranthus sp. 14 2 Amaranthus sp. 6 10 3 Arenaria serpyllifolia 1 3 Arenaria sp. 8 12 4 Arenaria sp. 5 22 4 Bombycilanea erecta 2 2 5 Bromus sp. 1 5 Chenopodium album 24 42 6 Chenopodium album 10 36 6 Chondrilla juncea 1 7 Conyza canadensis 2 2 7 Conyza canadensis 1 8 Descurainia sophia 6 5 8 Descurainia sophia 1 9 Diplotaxis virgata 1 9 Diplotaxis erucoides 1 10 Erophila verna 1 10 Diplotaxis virgata 3 1 11 Spergularia sp. 3 1 11 Spergularia sp. 2 12 Galium parisiense 3 3 12 Euphorbia sp. 1 3 13 Heliotropium europaeum 2 13 Fumaria officinalis 6 14 Herniaria cinerea 3 14 Galium parisiense 39 13 15 Lactuca serriola 2 15 Glaucium corniculatum 2 16 Malva sylvestris 6 16 Herniaria cinerea 8 5 17 Minuartia hybrida 1 17 Lactuca serriola 2 18 Papaver hybridum 3 20 18 Marrubium vulgare 56 58 19 Papaver roheas 12 15 19 Minuartia hybrida 1 20 Parentucellia sp. 3 3 20 Papaver hybridum 2 21 Roemeria hybrida 4 2 21 Papaver roheas 2 22 Sisymbrium runcinatum 1 22 Parentucellia sp. 1 23 Sonchus oleraceus 1 1 23 Polygonum aviculare 8 2 24 Xeranthemum inapertum 2 1 24 Roemeria hybrida 1 Total 66 151 25 Silene gallica 4 26 Sin identificar 2 27 Sisymbrium runcinatum 1 1 28 Sonchus asper 1 29 Sonchus oleraceus 3 30 Veronica persica 5 2 Xeranthemum inapertum 31 24 2 Total 214 176

177

Tabla 2.16. BS / Forestación 1/138 Tabla 2.18. BS / Forestación 24/60 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 5 1 Alyssum alyssoides 11 9 2 Amaranthus sp. 2 2 Amaranthus sp. 10 10 3 Arenaria serpyllifolia 1 3 Arenaria serpyllifolia 2 2 4 Chenopodium album 28 34 4 Arenaria sp. 6 18 5 Conyza canadensis 3 1 5 Bromus sp. 1 6 Descurainia sophia 1 6 Chenopodium album 18 48 7 Galium parisiense 4 2 7 Conyza canadensis 1 2 8 Herniaria cinerea 1 2 8 Descurainia sophia 1 1 9 Lactuca serriola 1 9 Euphorbia sp. 1 10 Marrubium vulgare 6 90 10 Galium parisiense 5 2 11 Papaver roheas 1 11 Glaucium corniculatum 2 12 Parentucellia sp. 12 1 12 Herniaria cinerea 8 7 13 Polygonum aviculare 42 20 13 Lactuca serriola 1 14 Portulaca oleracea 1 14 Marrubium vulgare 48 128 15 Silene gallica 2 15 Medicago minima 4 16 Sin identificar 1 16 Papaver roheas 6 1 17 Sisymbrium orientale 1 17 Parentucellia sp. 2 18 Sonchus asper 1 1 18 Polygonum aviculare 10 26 19 Trigonella monspeliaca 2 19 Roemeria hybrida 3 2 20 Veronica hederifolia 1 20 Sambucus nigra 2 21 Veronica persica 19 8 21 Silene gallica 2 22 Xeranthemum inapertum 9 4 22 Sisymbrium runcinatum 1 Total 136 171 23 Xeranthemum inapertum 9 3 Total 147 266

Tabla 2.17. BS / Forestación 25/122 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 1 2 Amaranthus sp. 2 2 3 Arenaria serpyllifolia 1 4 Bromus sp. 1 5 Chenopodium album 4 10 6 Chondrilla juncea 7 7 Conyza canadensis 2 8 Descurainia sophia 1 9 Spergularia sp. 2 10 Fumaria officinalis 2 11 Galium parisiense 1 1 12 Glaucium corniculatum 1 1 13 Herniaria cinerea 6 10 14 Lactuca serriola 1 15 Marrubium vulgare 38 22 16 Papaver hybridum 1 17 Papaver roheas 1 5 18 Parentucellia sp. 5 19 Roemeria hybrida 5 20 Silene gallica 2 21 Sin identificar 1 3 22 Sisymbrium runcinatum 1 1 23 Xeranthemum inapertum 5 18 Total 71 93

178

Tabla 2.19. BS / Forestación 7/1 Tabla 2.20. BS / Forestación 25/114 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 5 8 1 Alyssum alyssoides 13 17 2 Amaranthus sp. 10 10 2 Amaranthus sp. 4 3 Arenaria serpyllifolia 2 3 Arenaria serpyllifolia 3 1 4 Arenaria sp. 4 4 4 Arenaria sp. 2 Asterolinon linum- Asterolinon linum- 5 4 6 5 2 2 stellatum stellatum 6 Atriplex halimus 2 6 Bromus sp. 4 2 7 Centranthus calcitrapae 2 2 7 Centranthus calcitrapae 78 86 8 Chenopodium album 2 2 8 Chondrilla juncea 2 9 Conyza canadensis 2 1 9 Conyza canadensis 1 10 Diplotaxis virgata 1 10 Cynodon dactylon 1 11 Spergularia sp. 2 2 11 Descurainia sophia 9 3 12 Euphorbia sp. 1 12 Diplotaxis virgata 4 13 Galium parisiense 37 16 13 Spergularia sp. 36 12 14 Glaucium corniculatum 2 1 14 Euphorbia sp. 1 15 Herniaria cinerea 2 1 15 Fumaria officinalis 2 2 16 Lactuca serriola 1 16 Galium parisiense 1 3 17 Marrubium vulgare 108 260 17 Herniaria cinerea 2 2 18 Minuartia hybrida 2 3 18 Marrubium vulgare 52 66 19 Papaver roheas 1 1 19 Minuartia hybrida 19 10 20 Parentucellia sp. 2 20 Papaver roheas 3 4 21 Portulaca oleracea 1 21 Plantago lanceolata 1 22 Roemeria hybrida 1 2 22 Roemeria hybrida 3 23 Sisymbrium orientale 1 23 Sambucus nigra 8 24 Sisymbrium runcinatum 1 1 24 Sisymbrium runcinatum 2 25 Sonchus asper 1 1 25 Sonchus oleraceus 1 26 Sonchus oleraceus 1 26 Xeranthemum inapertum 3 3 27 Xeranthemum inapertum 1 Total 234 236 Total 193 327

179

Tabla 2.21. BS / Forestación 43/48 Tabla 2.22. BS / Forestación 15/41 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 2 6 1 Alyssum alyssoides 40 52 2 Amaranthus sp. 12 26 2 Alyssum granatense 2 3 Arenaria serpyllifolia 1 2 3 Amaranthus sp. 6 4 4 Arenaria sp. 8 4 4 Arenaria serpyllifolia 4 6 5 Arrhenatherum elatius 4 Bupleurum 5 6 2 6 Chenopodium album 2 10 semicompositum 7 Chondrilla juncea 3 6 Cerastium glomeratum 3 18 8 Conyza canadensis 2 1 7 Conyza canadensis 3 1 9 Descurainia sophia 1 2 8 Diplotaxis virgata 1 10 Diplotaxis erucoides 1 9 Spergularia sp. 13 18 11 Diplotaxis virgata 2 10 Euphorbia sp. 1 2 12 Erophila verna 3 11 Fumaria officinalis 74 34 13 Euphorbia sp. 13 12 Galium parisiense 1 2 14 Galium parisiense 5 3 13 Glaucium corniculatum 1 5 15 Glaucium corniculatum 1 14 Herniaria cinerea 1 Helianthemum 15 Malva sylvestris 8 14 16 2 salicifolium 16 Marrubium vulgare 14 20 17 Herniaria cinerea 2 2 17 Papaver hybridum 1 4 18 Malva sylvestris 4 18 Papaver roheas 12 16 19 Marrubium vulgare 4 14 19 Portulaca oleracea 2 20 Medicago minima 2 20 Roemeria hybrida 2 3 21 Papaver roheas 2 4 21 Rumex sp. 1 2 22 Parentucellia sp. 1 22 Scorpiurus muricatus 4 23 Plantago lanceolata 3 23 Sin identificar 2 24 Polygonum aviculare 2 24 Sisymbrium runcinatum 2 7 25 Portulaca oleracea 2 25 Solanum nigrum 1 26 Roemeria hybrida 1 3 26 Sonchus asper 1 27 Silene gallica 2 2 27 Sonchus oleraceus 1 28 Sin identificar 20 2 28 Taraxacum sp. 1 29 Sisymbrium orientale 1 29 Thymus vulgaris 44 56 30 Sisymbrium runcinatum 1 30 Veronica hederifolia 2 31 Sonchus asper 3 1 31 Xeranthemum inapertum 44 1 32 Sonchus oleraceus 1 Total 286 279 33 Veronica hederifolia 3 34 Veronica persica 11 11 35 Xeranthemum inapertum 2 6 Total 104 124

180

Tabla 2.23. BS / Forestación 141/4 Tabla 2.24. BS / Forestación 130/105 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Amaranthus sp. 2 16 1 Alyssum alyssoides 49 81 2 Arenaria serpyllifolia 1 2 Amaranthus sp. 116 68 3 Arenaria sp. 12 3 Arenaria serpyllifolia 7 3 4 Bromus sp. 1 4 Arenaria sp. 18 18 5 Chenopodium album 20 43 5 Bromus sp. 1 6 Cirsium arvense 4 6 Capsella bursa-pastoris 8 7 Conyza canadensis 1 2 7 Cerastium glomeratum 11 17 8 Descurainia sophia 1 8 Chenopodium album 24 28 9 Spergularia sp. 7 2 9 Conyza canadensis 1 10 Euphorbia sp. 1 2 10 Descurainia sophia 4 1 11 Galium parisiense 2 2 11 Diplotaxis erucoides 1 12 Herniaria cinerea 3 3 12 Euphorbia sp. 1 2 13 Hippocrepis ciliata 2 13 Galium parisiense 5 3 14 Hypericum perforatum 4 14 Glaucium corniculatum 1 15 Lactuca serriola 3 15 Herniaria cinerea 2 16 Marrubium vulgare 12 16 Lactuca serriola 2 2 17 Minuartia hybrida 2 2 17 Marrubium vulgare 244 266 18 Papaver hybridum 4 18 Minuartia hybrida 2 19 Papaver roheas 2 4 19 Papaver hybridum 6 20 Plantago lanceolata 2 20 Papaver roheas 4 21 Polygonum aviculare 20 6 21 Polygonum aviculare 4 2 22 Portulaca oleracea 2 22 Roemeria hybrida 3 23 Sonchus oleraceus 2 23 Senecio vulgaris 1 24 Veronica hederifolia 1 24 Sisymbrium orientale 1 1 25 Veronica persica 1 25 Sisymbrium runcinatum 5 5 26 Xeranthemum inapertum 18 8 26 Sonchus asper 2 2 Total 84 136 27 Sonchus oleraceus 3 28 Veronica hederifolia 1 29 Veronica persica 1 1 30 Xeranthemum inapertum 8 1 Total 508 529

181

Tabla 2.25. BS / Forestación 130/104 Tabla 2.26. BS / Forestación 66/10 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 7 13 1 Alyssum alyssoides 3 2 Amaranthus sp. 8 8 2 Amaranthus sp. 2 2 3 Arenaria serpyllifolia 3 3 Arenaria sp. 4 10 4 Arenaria sp. 18 10 4 Cerastium glomeratum 1 5 Atriplex sp. 2 5 Chenopodium album 52 76 6 Bromus sp. 1 3 6 Chondrilla juncea 1 7 Camelina microcarpa 2 2 7 Conyza canadensis 1 8 Capsella bursa-pastoris 1 13 8 Descurainia sophia 1 4 9 Centranthus calcitrapae 2 9 Euphorbia sp. 5 1 10 Cerastium glomeratum 2 10 Galium parisiense 2 11 Chenopodium album 64 94 11 Herniaria cinerea 2 12 Conyza canadensis 2 12 Lactuca serriola 1 13 Cynodon dactylon 1 13 Papaver hybridum 14 9 14 Descurainia sophia 1 2 14 Papaver roheas 6 6 15 Diplotaxis erucoides 3 15 Polygonum aviculare 26 56 16 Diplotaxis virgata 1 1 16 Roemeria hybrida 2 5 17 Spergularia sp. 1 17 Salvia verbenaca 4 18 Euphorbia sp. 1 2 18 Sisymbrium runcinatum 1 2 19 Fumaria parviflora 2 19 Sonchus asper 6 1 20 Galium parisiense 11 10 20 Sonchus oleraceus 1 21 Glaucium corniculatum 1 1 21 Veronica persica 1 2 22 Herniaria cinerea 5 26 22 Xeranthemum inapertum 17 16 23 Lactuca serriola 1 1 Total 141 202 24 Marrubium vulgare 6 18 25 Minuartia hybrida 2 26 Papaver roheas 2 1 27 Polygonum aviculare 2 28 Roemeria hybrida 1 1 29 Sin identificar 12 4 30 Sisymbrium orientale 3 31 Sisymbrium runcinatum 1 7 32 Sonchus asper 1 33 Sonchus oleraceus 2 34 Veronica persica 1 35 Xeranthemum inapertum 3 1 Total 161 233

182

Tabla 2.27. BS / Forestación 58/5032 Tabla 2.28. BS / Forestación 70/55 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 15 1 Alyssum alyssoides 4 2 2 Amaranthus sp. 2 2 Amaranthus sp. 8 26 3 Arenaria serpyllifolia 6 4 3 Arenaria serpyllifolia 1 4 Cerastium glomeratum 11 11 4 Arenaria sp. 12 5 Chenopodium album 12 12 5 Bromus sp. 1 6 Conyza canadensis 2 1 6 Capsella bursa-pastoris 1 7 Descurainia sophia 1 7 Chenopodium album 4 16 8 Dianthus sp. 2 8 Conyza canadensis 2 1 9 Erophila verna 3 5 9 Descurainia sophia 6 6 10 Euphorbia sp. 1 10 Erodium ciconium 4 11 Galium parisiense 4 4 11 Fumaria officinalis 2 12 Glaucium corniculatum 1 12 Fumaria parviflora 2 13 Herniaria cinerea 1 13 Galium parisiense 1 14 Marrubium vulgare 2 2 14 Herniaria cinerea 3 4 15 Minuartia hybrida 1 15 Lactuca serriola 1 16 Papaver hybridum 2 16 Marrubium vulgare 4 17 Papaver roheas 26 6 17 Medicago minima 2 18 Parentucellia sp. 5 18 Medicago rigidula 6 19 Polygonum aviculare 22 22 19 Papaver hybridum 1 20 Portulaca oleracea 1 20 Papaver roheas 29 8 21 Roemeria hybrida 3 21 Polygonum aviculare 4 8 22 Sonchus oleraceus 2 22 Portulaca oleracea 1 23 Veronica hederifolia 1 23 Roemeria hybrida 2 5 24 Veronica persica 7 24 Silene vulgaris 4 25 Xeranthemum inapertum 32 6 25 Sisymbrium runcinatum 1 Total 135 103 26 Sonchus oleraceus 1 27 Trigonella monspeliaca 6 28 Xeranthemum inapertum 31 15 Total 130 105

183

Tabla 2.29. BS / Forestación 73/9 Tabla 2.31. BS / Forestación 136/1 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Amaranthus sp. 6 6 1 Alyssum alyssoides 8 14 2 Conyza canadensis 1 1 2 Amaranthus sp. 4 3 Descurainia sophia 1 3 Arenaria serpyllifolia 2 4 Dianthus sp. 6 4 Centranthus calcitrapae 12 12 5 Diplotaxis erucoides 1 5 Chondrilla juncea 3 6 Euphorbia sp. 5 6 Conyza canadensis 2 2 7 Galium parisiense 1 7 Spergularia sp. 6 3 8 Herniaria cinerea 2 2 8 Euphorbia sp. 2 9 Hypecoum inberbe 1 9 Fumaria officinalis 2 2 10 Lactuca serriola 4 10 Galium parisiense 6 5 11 Marrubium vulgare 44 40 11 Herniaria cinerea 3 12 Minuartia hybrida 1 12 Marrubium vulgare 2 13 Papaver hybridum 3 13 Minuartia hybrida 3 1 14 Papaver roheas 4 5 14 Papaver roheas 1 4 15 Polygonum aviculare 2 15 Portulaca oleracea 1 16 Roemeria hybrida 6 16 Retama sphaerocarpa 2 17 Senecio vulgaris 1 17 Roemeria hybrida 2 18 Silene gallica 6 2 18 Sambucus nigra 6 12 19 Sin identificar 1 19 Sin identificar 13 7 20 Sisymbrium runcinatum 3 20 Sonchus oleraceus 1 3 21 Sonchus asper 17 5 21 Veronica hederifolia 1 22 Taraxacum sp. 2 22 Veronica persica 1 23 Xeranthemum inapertum 5 3 23 Xeranthemum inapertum 3 4 Total 90 97 Total 75 80

Tabla 2.30. BS / Forestación 76/104 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 3 98 2 Amaranthus sp. 2 3 Arenaria serpyllifolia 1 4 Chenopodium album 6 2 5 Conyza canadensis 3 2 6 Euphorbia serrata 2 7 Euphorbia sp. 1 8 Fumaria officinalis 2 9 Fumaria parviflora 2 10 Galium parisiense 3 3 11 Glaucium corniculatum 1 12 Lactuca serriola 1 13 Papaver hybridum 61 3 14 Papaver roheas 10 8 15 Polygonum aviculare 10 4 16 Roemeria hybrida 1 2 17 Rumex sp. 2 18 Salvia verbenaca 8 2 19 Sonchus oleraceus 1 20 Veronica hederifolia 1 21 Veronica persica 3 22 Xeranthemum inapertum 9 Total 122 135

184

Tabla 2.32. BS / Forestación 33/4 Tabla 2.33. BS / Forestación 2/82 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 5 9 1 Alyssum alyssoides 1 2 Arenaria serpyllifolia 2 1 2 Amaranthus sp. 20 3 Arenaria sp. 12 8 3 Arenaria serpyllifolia 2 4 Chamaesyce prostrata 4 4 Arenaria sp. 4 10 5 Chenopodium album 50 86 Asterolinon linum- 5 6 6 Chondrilla juncea 2 stellatum 7 Conyza canadensis 2 6 Biscutella sp. 2 8 Descurainia sophia 3 1 7 Chamaesyce prostrata 12 9 Diplotaxis erucoides 1 1 8 Chenopodium album 4 2 10 Diplotaxis virgata 5 2 9 Conyza canadensis 2 2 11 Euphorbia sp. 1 10 Descurainia sophia 1 12 Galium parisiense 12 12 11 Dianthus sp. 2 13 Herniaria cinerea 3 5 12 Spergularia sp. 1 14 Hornungia petraea 1 13 Euphorbia sp. 1 2 15 Lactuca serriola 4 1 14 Fumaria officinalis 2 16 Marrubium vulgare 16 22 15 Galium parisiense 5 2 17 Papaver hybridum 2 1 16 Galium tricornutum 2 2 18 Papaver roheas 1 17 Glaucium corniculatum 1 19 Parentucellia sp. 3 5 18 Herniaria cinerea 1 20 Polygonum aviculare 20 16 19 Lactuca serriola 1 1 21 Salsola kali 2 20 Marrubium vulgare 36 98 22 Sisymbrium runcinatum 4 3 21 Papaver hybridum 3 1 23 Sonchus asper 2 5 22 Papaver roheas 8 4 24 Sonchus oleraceus 1 5 23 Pistacia lentiscus 2 25 Trigonella monspeliaca 2 24 Polygonum aviculare 10 16 26 Xeranthemum inapertum 32 23 25 Roemeria hybrida 1 1 Total 186 212 26 Sin identificar 2 27 Sisymbrium runcinatum 5 28 Sonchus oleraceus 2 29 Taraxacum sp. 1 Total 94 187

185

Tabla 2.34. BS / Forestación 114/13 Tabla 2.35. BS / Forestación 80/4 Nº Especie 0-2 2-5 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 9 56 1 Alyssum alyssoides 4 2 Amaranthus sp. 92 148 2 Amaranthus sp. 196 552 3 Arenaria serpyllifolia 3 3 Arenaria serpyllifolia 3 4 Arenaria sp. 8 26 4 Arenaria sp. 28 50 Bupleurum 5 Capsella bursa-pastoris 1 5 8 semicompositum 6 Chenopodium album 18 58 6 Centranthus calcitrapae 4 12 7 Chondrilla juncea 9 7 Chenopodium album 6 8 8 Conyza canadensis 1 1 8 Chondrilla juncea 2 9 Descurainia sophia 4 9 Conyza canadensis 2 1 10 Spergularia sp. 1 10 Descurainia sophia 1 11 Euphorbia sp. 2 3 11 Diplotaxis erucoides 1 12 Fumaria officinalis 2 12 Diplotaxis virgata 1 4 13 Galium parisiense 3 13 Spergularia sp. 3 2 14 Herniaria cinerea 2 2 14 Euphorbia sp. 2 15 Minuartia hybrida 1 15 Galium parisiense 3 2 16 Papaver roheas 1 1 16 Herniaria cinerea 8 7 17 Parentucellia sp. 5 17 Marrubium vulgare 6 18 Plantago lanceolata 1 18 Minuartia hybrida 1 19 Polygonum aviculare 4 19 Papaver roheas 1 20 Roemeria hybrida 1 1 20 Parentucellia sp. 6 3 21 Sin identificar 5 4 21 Polygonum aviculare 4 6 22 Sisymbrium runcinatum 1 22 Sin identificar 2 23 Solanum nigrum 14 22 23 Sisymbrium orientale 1 1 24 Trigonella monspeliaca 2 24 Sisymbrium runcinatum 3 3 25 Xeranthemum inapertum 10 6 25 Sonchus asper 1 Total 297 722 26 Sonchus oleraceus 1 27 Veronica persica 1 28 Xeranthemum inapertum 2 6 Total 159 308

186

Tabla 2.36. BS / Forestación 515/1547 Nº Especie 0-2 2-5 1 Alyssum alyssoides 26 27 2 Arenaria serpyllifolia 10 3 Bromus sp. 1 Bupleurum 4 2 semicompositum 5 Capsella bursa-pastoris 1 6 Cerastium glomeratum 10 9 7 Clypeola jonthlaspi 24 8 Conyza canadensis 1 9 Diplotaxis virgata 1 2 10 Erophila verna 19 11 11 Spergularia sp. 34 37 12 Euphorbia sp. 4 1

13 Fedia cornucopiae 2 14 Fumaria parviflora 4 15 Galium parisiense 14 16 Herniaria cinerea 1 17 Hippocrepis ciliata 2 18 Hornungia petraea 2 19 Lamium amplexicaule 2 2 20 Minuartia hybrida 6 19 21 Plantago lanceolata 2

22 Sin identificar 12 23 Sonchus oleraceus 1 2 24 Xeranthemum inapertum 21 5 Total 182 135

187

188

ANEXO VII Inventario de la flora arvense y del banco de semillas en la parcela experimental

190

Tabla 1.- Inventario de la flora arvense presente en el campo experimental antes de realizar la forestación.

Inventario de la flora arvense (2013) Nº Especie 1 Amaranthus sp. 2 Anacyclus clavatus (Desf.) Pers. 3 Anchusa azurea Mill. 4 Avena fatua L. 5 Bartsia trixago L. 6 Bromus diandrus Roth 7 Carlina corymbosa L. 8 Centaurea aspera L. 9 Chenopodium vulvaria L. 10 Chondrilla juncea L. 11 Chrozophora tinctoria (L.) Raf. 12 Crepis vesicaria L. 13 Crupina vulgaris Pers. Ex. Cass. 14 Cynodon dactylon (L.) Pers. 15 Eryngium campestre L. 16 Euphorbia chamaesyce L. 17 Euphorbia serrata L. 18 Filago vulgaris Lamk. 19 Galium sp. 20 Geranium sp. 21 Heliotropium europaeum L. 22 Hirschfeldia incana (L.) Lagr.-Foss. 23 Lactuca viminea (L.) J. Presl & C. Presl 24 Lophochloa cristata (L.) Hylander 25 Malva sylvestris L. 26 Mantisalca salmantica (L.) Briq. & Cavill. 27 Marrubium vulgare L. 28 Medicago sativa L. 29 Moricandia arvensis (L.) DC. 30 Papaver rhoeas L. 31 Piptatherum miliaceum (L.) Coss. 32 Plantago lagopus L. 33 Reseda phyteuma L. 34 Retama sphaerocarpa (L.) Boiss. 35 Salsola kali L. 36 Salvia verbenaca L. 37 Sanguisorba minor Scop. 38 Scabiosa sp. 39 Schismus barbatus (L.) Thell. 40 Silene vulgaris (Moench) Garcke 41 Tragopogon porrifolius L.

191

Tabla 2.- Datos de cobertura de cada una de las especies de flora arvense por parcela, en el campo experimental un año después de la forestación (%) (para este inventario se han utilizado las 12 parcelas control).

% de cobertura de cada especie Especies 1T 2T 3T 4T 5T 6T 7T 8T 9T 10T 11T 12T Adonis annua 0,1 0,1 0,1 0,1

Aegilops geniculata 0,1 0,1

Alyssum alyssoides 2 0,1 2

Anacyclus clavatus 10 6 10 15 0,1 12 0,1 5 3 4 2

Anagallis arvensis 0,1

Astragalus hamosus 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Avena fatua 2 0,1 2 0,1 0,1 3 0,1 0,1 0,1

Biscutella auriculata 0,1 0,1 0,1

Bombycilaena erecta 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Bromus diandrus 0,1 0,1 0,1 0,1 1 0,1 0,1

Bromus rubens 15 5 5 7 0,1 4 0,1 12 3 0,1 15 10 Buglossoides arvensis 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Camelina microcarpa 0,1

Cardaria draba 0,1 0,1

Carduus bourgeanus 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Carduus tenuiflorus 0,1

Carthamus lanatus 0,1 0,1 0,1

Caucalis platycarpos 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Centaurea aspera 0,1

Centaurea benedicta 0,1 0,1 0,1 0,1 2 0,1 0,1 2

Centaurea melitensis 0,1 0,1 0,1 3 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Chenopodium vulvaria 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Convolvulus arvensis 0,1

Crepis vesicaria 5 0,1

Cynodon dactylon 0,1 0,1

Descurainia sophia 0,1 0,1 0,1 0,1 3 0,1 0,1 1 0,1

Diplotaxis virgata 0,1

Echinaria capitata 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Erodium ciconium 2 0,1 5 3 0,1 2 0,1 3 5 3 0,1

Eruca vesicaria 0,1 0,1 0,1 2 0,1 1 1 0,1 0,1 2 0,1

Eryngium campestre 0,1 0,1

Euphorbia serrata 10 0,1 2 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Filago germanica 0,1 0,1

Fumaria parviflora 3 1 2 0,1 0,1 0,1 1 5 0,1 0,1 0,1

Galium parisiense 0,1

Galium tricornutum 18 12 0,1 25 8 6

Glaucium corniculatum 2 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Herniaria cinerea 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Hirschfeldia incana 1 0,1 1 0,1 0,1 5 3 3 3 2

Hordeum murinum 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Hypecoum imberbe 0,1 0,1 8 6 0,1 0,1 2 0,1 3

Lactuca serriola 0,1 0,1

Lactuca tenerrima 10 10 10 15 0,1 10 10 0,1 0,1

Lolium rigidum 4 3 5 3 6 8 0,1 15 1 30 5 5 Mantisalca salmantica 0,1

Medicago minima 0,1 0,1 0,1

Medicago sativa 0,1

Moricandia arvensis 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 1 0,1

Nonea micrantha 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Ononis sp. 0,1

Papaver hybridum 0,1 0,1 0,1 12 0,1 0,1 0,1

Papaver rhoeas 3 10 3 4 5 5 0,1 2 6 2 0,1 3

192

Especies % de cobertura de cada especie Picnomon acarna 0,1 0,1

Plantago albicans 0,1 0,1 0,1

Plantago lagopus 0,1 1 0,1 0,1 0,1 0,1

Podospermum laciniatum 0,1 0,1

Polygonum aviculare 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Reseda phyteuma 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Roemeria hybrida 1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Rostraria cristata 0,1

Salsola kali 0,1

Sanguisorba minor 0,1

Scabiosa atropurpurea 0,1

Senecio vulgaris 2 0,1

Silene gallica 0,1

Silene sp. 0,1 0,1

Silene vulgaris 7 5 0,1 2 4 8 0,1 9 5

Sisymbrium crassifolium 1

Sisymbrium orientale 0,1 0,1 0,1 1 3 0,1 0,1

Sisymbrium runcinatum 3 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 3

Sonchus sp. 0,1 0,1 0,1

Xeranthemum inapertum 0,1 0,1

Vaccaria hispanica 0,1

Vicia peregrina 5 0,1 0,1 0,1 0,1 1 1

Cobertura total 70,6 45,1 50,8 55,8 45,9 60,3 35,5 50,2 41,3 75,5 50,2 40,4

Tabla 3.- Número de semillas de cada especie por parcela y estrato de profundidad en la forestación experimental (para este inventario se han utilizado las parcelas control).

Nº de semillas de cada especie Especies 1T 2T 3T 4T 5T 6T 0-2 2-5 0-2 2-5 0-2 2-5 0-2 2-5 0-2 2-5 0-2 2-5 Alyssum alyssoides 4 12 15 15 3 3 18 21 2 2

Amaranthus sp. 4 3 5 2

Asperula arvensis 1

Astragalus hamosus 1 5 16 1

Astragalus sesameus 2 8 1

Avena fatua 1

Arenaria sp. 1

Bupleurum semicompositum 8 20 9 15 1 3 1 1 8

Bromus sp. 1 2 1 3

Camelina microcarpa 2 1 1 2

Centranthus calcitrapae 2 1 1

Chamaesyce prostrata 1 2

Chenopodium album

Chondrilla juncea 1 1 1 1

Colutea arborescens 1 1

Convolvulus arvensis 1

Conyza canadensis 1 2 29 39 7 12 7 11 1

Crupina vulgaris 1 1

Cynodon dactylon 1 1

Descurainia sophia

Dianthus pungens 11 13 8 7 3 2 2 1 1

Diplotaxis virgata

Echinops strigosus

Eruca vesicaria 2 3 3 1

Euphorbia chamaesyce

Euphorbia serrata 1

193

Especies Nº de semillas de cada especie Fumaria officinalis 1 15 22 2

Fumaria parviflora 1 6 9 1 1

Galium parisiense 5 5 1 6 16 12 2 7 4 7 3 7 Galium tricornutum

Glaucium corniculatum 1

Helianthemum salicifolium

Heliotropium europaeum 3

Herniaria cinerea 4 7 4 9 2 2 6 6 4 5 3 3 Hippocrepis bourgaei

Hippocrepis ciliata 1 2

Hordeum murinum 2 2 1 1 1 1 2

Hypecoum inberbe

Hypericum perforatum

Lamium amplexicaule 1

Malva sylvestris 1

Mantisalca salmantica 1

Marrubium vulgare 2 6 4 1

Medicago minima 3 1 1 1 1

Papaver hybridum 1 1 1 5 1 1 2 57 50

Papaver rhoeas 1 6 6 1 4 6 5 4 2

Pistacia lentiscus 1 1 3

Plantago lanceolata 38 64 41 83 9 18 134 241 1 15 11

Polygonum aviculare

Reseda phyteuma

Roemeria hybrida 7 12

Rosmarinus officinalis

Rostraria cristata 3

Sambucus nigra

Schismus barbatus 1

Senecio vulgaris

Silene gallica 22 35 16 27 8 14 4 9 8 6 1 3 Silene vulgaris 2 2 1

Sonchus oleraceus 1 1 1 1 1

Sisymbrium runcinatum 1 1 1 1

Sisymbrium orientale 1

Stellaria media 1 1

Tragopogon porrifolius 6 1 1 1

Trigonella monspeliaca 113 111 54 78 52 68 44 62 25 49 17 13 Verbena officinalis 1

Veronica arvensis 3 1

Veronica hederifolia 1 1 24 30 2 7 9 6 8 4 6

Xeranthemum inapertum 17 11 10 10 22 28 4 9 4 16 18 19 Nª de semillas total 234 307 230 340 141 191 238 394 92 151 140 153

194

Tabla 3.- (Cont.) Número de semillas de cada uno de los estratos de profundidad en la forestación experimental (para este inventario se han utilizado las parcelas control).

Nº de semillas de cada especie Especies 7T 8T 9T 10T 11T 12T 0-2 2-5 0-2 2-5 0-2 2-5 0-2 2-5 0-2 2-5 0-2 2-5 Alyssum alyssoides 1 1 28 28 4 8 1 3 1 3 1 2 Amaranthus sp. 7 6 4 18 55 3 6 6

Asperula arvensis

Astragalus hamosus 9 11 17 5 7 3 8 13 27 16 18 19 Astragalus sesameus 8 6 25 47 29 48 10 18 48 49 13 56 Avena fatua

Arenaria sp. 1 6

Bupleurum semicompositum 10 27 16 27 1 8 5 4

Bromus sp. 1 2 1 1 1

Camelina microcarpa

Centranthus calcitrapae

Chamaesyce prostrata 1 2 2

Chenopodium album 4 2

Chondrilla juncea 3

Colutea arborescens

Convolvulus arvensis 1

Conyza canadensis 14 29 5 14 0 5 0 13 4 31 7 47 Crupina vulgaris

Cynodon dactylon

Descurainia sophia 1

Dianthus pungens 2 1 4 3

Diplotaxis virgata 1

Echinops strigosus 1

Eruca vesicaria

Euphorbia chamaesyce 1 1 4

Euphorbia serrata

Fumaria officinalis 1 1 2 1 2 2 1 1 1

Fumaria parviflora 1 8 2 1 2

Galium parisiense 3 2 1 2 6 9 4 4 1 1 2

Galium tricornutum 2 6

Glaucium corniculatum 1 3

Helianthemum salicifolium 1 4

Heliotropium europaeum

Herniaria cinerea 2 6 9 14 2 2 5 3 2 6 5

Hippocrepis bourgaei 35 65 39 66

Hippocrepis ciliata 1 2

Hordeum murinum 1 1 2 1 1

Hypecoum inberbe 1 1 1

Hypericum perforatum 1 2

Lamium amplexicaule 1

Malva sylvestris 1

Mantisalca salmantica

Marrubium vulgare 1 4 4 2 13 25 1 1 1

Medicago minima 2 1 0 0 1 2 0 0

Papaver hybridum 1 2 2 5 4

Papaver rhoeas 2 5 2 4 6 2 2 2 1 1

Pistacia lentiscus

Plantago lanceolata 30 27 2 7 2 3 2 2 2 2

Polygonum aviculare 1 1 1

Reseda phyteuma 1 1 10

Roemeria hybrida 3 1 2 1

Rosmarinus officinalis 1

195

Especies Nº de semillas de cada especie Rostraria cristata

Sambucus nigra 2 1

Schismus barbatus 1

Senecio vulgaris 3

Silene gallica 4 3 12 8 8 30 9 16 10 5 6

Silene vulgaris 1 1 2 3 3 3

Sonchus oleraceus 1 1 1 3

Sisymbrium runcinatum 1 1

Sisymbrium orientale 2 1

Stellaria media 1 1

Tragopogon porrifolius

Trigonella monspeliaca 43 42 43 40 57 82 40 35 72 73 58 49 Verbena officinalis

Veronica arvensis

Veronica hederifolia 14 24 4 14 3 10 1 11 3 29 6 46 Xeranthemum inapertum 23 52 15 21 32 45 5 17 18 10 11 13 Nº de semillas total 133 188 226 269 183 310 134 256 247 309 180 337

196