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Un virrey en el ocaso del virreinato peruano: el marqués de Villagarcía

María del Carmen Martín Rubio Un virrey en el ocaso del virreinato peruano: María del Carmen Martín el marqués de Villagarcía Rubio Universidad Complutense, Madrid DOI: 10.4438/2340-5724-AMA-2009-17-78 Viceroy at the decline of the peruan viceroyalty: marquis of Villagarcía

Resumen Abstract

La Guerra de Sucesión, surgida en The Succession War, which took place Europa a comienzos del siglo XVIII, in Europe at the beginning of the 18th motivó que la economía de las colonias C., brought about the American colo- americanas se viera debilitada, debido a nies weakening due to some conces- las concesiones otorgadas, por Felipe V, sions given by Philip V to the belli- en los tratados de paz fi rmados al tér- gerent nations in the peace treaties mino del confl icto. Esa circunstancia, signed at the end of the confl ict. This unida a la gran corrupción existente en circumstance, added to the considera- todas las áreas gubernativas y a incon- ble corruption existing in every gover- trolados ataques de piratas ingleses, pro- nment area and also to the unbridled vocaron que, en 1740, el antes esplen- attacks committed by English pirates, doroso Virreinato peruano se hallara led the magnifi cent Peruvian Vicero- sumido en el caos y la pobreza. En las yalty into chaos and poverty. Along presentes páginas, mediante el estudio these pages, through unprecedented de documentación inédita, se ponen de data research, it is shown how Viceroy manifi esto los esfuerzos realizados por el Villagarcía, the forerunner of indepen- virrey Villagarcía para contener el con- dence, tried hard to restrain the con- trovertido clima social, precursor de la troversial atmosphere which was occu- independencia, que ya entonces se vivía. rring at that moment. Palabras clave: Villagarcía, Felipe Keywords: Villagarcía, Philip V, Ver- V, Vernon, Anson, Jorge Juan, Ulloa, non, Anson, Jorge Juan, Antonio de Pizarro, Lima, Portobelo, Cartagena de Ulloa, Pizarro, Lima, Portobelo, Car- Indias, Paita, La Habana, México, navíos, tagena de Indias, Paita, La Habana, corregidores, minería, azogue, inquisi- Mexico, ships, mayors, mining, quick- ción, impuestos. silver, Inquisition, taxes.

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I. Introducción de San Francisco, Observantes de Noya, poco tiempo, preparó los objetos per- Santa María la Real de Arévalo, Cister sonales necesarios para su nueva vida, España comienza el siglo XVIII con de Armentera y Agustinas Recoletas de dejó ordenadas las administraciones una guerra internacional surgida en Vista Alegre. El rancio abolengo de su patrimoniales y organizó el séquito que Europa a causa del problema dinástico familia y las altas funciones desempe- debía acompañarle. del último monarca de la Casa de Aus- ñadas por sus antepasados hizo que En abril de 1735 Villagarcía salió tria, que llevó consigo la entronización fuera preparado para prestar servicios hacia Cádiz junto con el séquito y su de un Borbón, de la cual salió muy a la Corona. Fue “menino” de Carlos segundo hijo Mauro Fernando, pero no debilitada por la pérdida de Gibraltar, II y, al alcanzar la mayoría de edad, pudo llegar hasta el 10 de mayo debido Menorca y las posesiones de Flandes. ocupó cargos de gran responsabilidad, a las lluvias y a los malos caminos. Ciertamente, los territorios americanos entre ellos, el de capitán de infantería En la ciudad, donde se hallaban pre- quedaron al margen de la contienda, del de Lombardía, el de Caba- parados los navíos Nuestra Señora del pero se vieron afectados por las con- llos Corazas en el Estado de Milán y, en Carmen, “el ”, y “el Incen- cesiones realizadas en los tratados de dos ocasiones, el de asistente, superin- dio”, en los cuales iba a viajar, tuvo que paz fi rmados a su término y por la casi tendente y capitán general de Sevilla, esperar dieciocho días; mas por fi n, el total incomunicación con la metrópoli en cuyo desempeño hubo de contro- 28 levaron anclas los dos buques. En durante los años iniciales del confl icto. lar el despacho y recibo de las fl otas “el Conquistador”, al mando del capi- Estas circunstancias hicieron que la que transitaban a América. Por haber tán Francisco de Liaño, viajaba el virrey pesada administración colonial, instau- demostrado absoluta fi delidad y honra- con el teniente de navío Jorge Juan rada desde la conquista, continuase sin dez en estos trabajos, Felipe V le nom- y en “el Incendio”, a las órdenes de cambios en la primera mitad del siglo, bró Mayordomo de Semana de Palacio Agustín de Iturriaga, ; a pesar de los graves acontecimientos y, por último, Virrey del Perú el 16 de ambos marinos se dirigían a Quito para surgidos en todo el sur del continente, diciembre de 1734, cuando ya había integrarse en una misión científi ca fran- de los que se desprendía la necesidad heredado el título de Marqués de Villa- cesa, que tenía previsto medir el grado de establecer urgentes reformas en las garcía. en el meridiano. antiguas estructuras gubernamentales. Según correspondía a su noble Al cabo de 43 jornadas de nave- Como consecuencia de esa situa- estirpe, Antonio José contrajo nupcias gación llegaron sin ningún obstáculo ción, la sociedad peruana se encon- a los 26 años, el 15 de febrero de 1694, a Cartagena de Indias. Allí descansa- tró marcada por innumerables facto- con la ilustre dama extremeña Clara ron unos días y el 25 de julio “el Con- res negativos, los cuales sumieron a Benita de Monroy y Barrionuevo, Mar- quistador” se hizo de nuevo a la mar. la mayoría de las gentes en el caos y quesa de Monroy y de Cuzano, también Aunque encalló en el bajío de las Tor- la pobreza, excepto a algunas fami- “menina” y dama de la reina madre tugas, no muy distante de Cartagena, lias dineradas que continuaron mante- Mariana de Austria. De la unión nacie- gracias a la pericia del capitán Liaño, niendo el control de la economía. Las ron ocho hijos, pero sólo lograron vivir el mismo día continuó navegando. reformas administrativas no se llevaron tres pues, a pesar de su privilegiada Ya sin ningún contratiempo, el navío a cabo hasta la segunda mitad del siglo, situación social, no pudieron sobrevivir arribó a Portobelo, en Panamá, el 4 de por lo que en las cinco primeras déca- a las frecuentes epidemias de tifus, pes- agosto y seguidamente puso rumbo das, a los gobernantes no les quedó tes y gripes que entonces se producían. a esta capital. Sus tripulantes aguar- más opción que valerse de las decanta- daron allí, desde el 16 de agosto al 4 das instituciones locales y de los recur- de septiembre, a la nave “Almiranta” sos a su alcance, sin apenas contar con III. El viaje a Perú de la Armada Real de las Indias, que ayuda de la Corona. Bajo esas adversas llegaba a las órdenes del comandante circunstancias, el Marqués de Villagar- No cabe duda de que Felipe V debió general Jacinto de Segurola para tras- cía se vio obligado a gobernar el Virrei- de valorar muy positivamente la efi ca- ladar al virrey a tierras peruanas. Aun- nato peruano de 1736 a 1745. cia demostrada por Villagarcía en los que el trayecto era corto, por las fuertes importantes empleos que le entregó corrientes y los vientos contrarios, “la durante su juventud y madurez; de otra Almiranta” no pudo arribar a Paita, la II. El Marqués de Villagarcía forma no le habría elegido para gober- primera ciudad costera del Virreinato, nante de un territorio tan levantisco hasta el 21 de noviembre y como no Antonio José de Mendoza Caamaño como siempre había sido Perú, máxime se había previsto el retraso, los viaje- y Sotomayor, Marqués de Villagarcía, cuando tenía ya una edad avanzada: ros apenas tuvieron víveres durante nació el 13 de marzo de 1667 en el sesenta y siete años, lo que en esa ese tramo. A partir de Paita, el virrey pueblo segoviano Vegas de Matute. Era época signifi caba ser un anciano. Qui- recorrió en literas, proporcionadas por Caballero de la Orden de Santiago, ter- zás por tal motivo, Antonio José rechazó los corregidores de las provincias que cer Marqués de Villagarcía, Vizconde el nombramiento, pero se vio obligado atravesaba, los entonces inhóspitos de Barrantes, Conde de Monroy y de a aceptarlo ante fuertes presiones reci- caminos del norte peruano; fi nalmente, Cusano; Señor de Vista Alegre, Ruvia- bidas del Monarca. Desde luego, Felipe el 3 de enero de 1736 entró en Lima. nes, Lamas, Fuentes, Valdesar y Villana- V no se equivocó; el nuevo virrey Había tardado siete meses y veintidós sur, y además patrono de los conventos estaba pletórico de energías, ya que, en días desde que salió de Madrid.

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IV. Recibimiento en Lima la corrupción de los funcionarios esta- Lima y, sobre todo ello, la incorregible tales. La producción minera se hallaba corrupción de las autoridades aduane- Pero Villagarcía no entró aquel día en en mínimos debido a la falta de mano ras, que permitían la entrada de mer- la capital del Virreinato. El protocolo de obra barata para el laboreo de las cancías extranjeras y el impago de aran- ordenaba que primero se instalase en minas y, por idéntica razón, también celes sobre las llagadas desde España. un palacio militar, situado en el puerto las haciendas agrícolas veían mermadas de El Callao, con objeto de que fuera sus cosechas. Obviamente, estas cir- cumplimentado por las autoridades cunstancias habían acarreado el empo- VI. El gobierno de Villagarcía gubernativas. Es de suponer que llegaría brecimiento del erario público y una muy cansado, sin embargo a las pocas fuerte disminución en los tributos rea- Toda esta problemática evidencia que horas comenzó a presidir actos ofi cia- les. Además, desde comienzos del siglo en 1736 había una fuerte crisis comer- les. Dos días después se desplazó a la se habían venido sucediendo continuas cial en el Virreinato peruano. A pesar de Capilla de la Legua, situada a mitad de sublevaciones indígenas por los abu- ello, Felipe V pidió a Villagarcía que la camino entre El Callao y Lima, donde el sos que infringían los encomenderos a superase abriendo los tradicionales mer- virrey anterior, José de Almendariz, Mar- los indios; de ahí que sus comunidades cados de Portobelo; de ahí que el virrey, qués de Castelfuerte, le hizo entrega del estuviesen muy convulsionadas. Pero, en cumplimiento de la orden, desde que bastón de mando. En la tarde del 6 pasó sin duda, los máximos problemas pro- comenzó a gobernar, pusiese el máximo secretamente a Lima; iba conducido por venían de los incontrolados ataques de empeño en realizar una nueva feria. Castelfuerte, por los miembros de la piratas y corsarios extranjeros, quienes Con objeto de prepararla, se reunió fre- y por los del Tribunal de impunemente destruían ciudades, roba- cuentemente con los comerciantes lime- Cuentas, quienes le hicieron una gran ban sus riquezas y sembraban el terror ños y les apremió a que invirtiesen sus ceremonia de bienvenida. Cuando hubo entre la población capitales; éstos decían que no tenían terminado se instaló en el palacio que La Corona, conocedora de la difícil dinero sufi ciente, dado que aún les que- sería su morada, ubicado en la Plaza de situación que existía en el Caribe y en daban artículos sin vender de la feria Armas, que era la antigua casa de Fran- todo el cono sur americano, entregó a anterior, celebrada en 1731; pero, ante cisco Pizarro. Villagarcía instrucciones encaminadas a la insistencia de Villagarcía, consiguie- Al día siguiente el de la ciu- conseguir un mejor funcionamiento en ron reunir 11.641.575 pesos. dad le ofreció un fastuoso recibimiento, las áreas gubernativas. De ahí que, nada El 13 de febrero de 1537 salieron que Villagarcía contempló bajo un riquí- más llegar, el virrey enviase órdenes a de Cádiz rumbo a Panamá los navíos simo palio; desde él pudo advertir que las autoridades para que cumplieran de registro, que transportaban las mer- muchos vecinos adinerados compe- con sus obligaciones, especialmente a cancías españolas a cargo del teniente tían en el lujo de sus carrozas y en los los ofi ciales responsables de las Cajas general D. Blas de Lezo; sin embargo, ostentosos trajes de sus criados. A esta Reales, que eran los administradores de hasta el 27 de junio de 1739 el virrey ceremonia siguieron otras, revestidas la Hacienda, quienes presentaban muy no pudo participar a Felipe V que se también de una impresionante parafer- confusas sus recaudaciones de impues- había hecho a la vela la Armada del Sur nalia, en las que las instituciones perua- tos. Al no conseguir que las aclarasen, desde el puerto de El Callao, rumbo a nas le dieron la bienvenida. Ante aque- ni con multas, no le quedó otra opción la ciudad de Panamá, llevando el cre- lla atmósfera de opulencia, cualquiera que revisar personalmente las cuen- cido caudal destinado a la feria de Por- podía pensar que se hallaba en el país tas que éstos enviaban cada mes, pero tobelo1. Esta alta cantidad hacía presa- más poderoso del mundo, y el virrey, ni aún así logró contener sus trampas, giar que las ventas iban a ser ventajosas adulado por las autoridades de máxima pues en mayo de 1745, el Tribunal de para el comercio de España, puesto que jerarquía y por gentes de gran estatus Cuentas le informó de un fraude come- al haber podido liquidar los mercaderes social y económico (Antonio de Ulloa, tido en la Caja de Lima por valor de los géneros atrasados, durante el largo 1748: 55. T. II), debía de sentirse como 30.437 pesos. tiempo transcurrido, habían aumentado una especie de dios terrenal. Ahora Por otra parte, el monopolio del sus capitales de forma considerable, y en bien, la realidad del Virreinato no era la comercio peruano, que tradicional- aquellos momentos eran mayores que el que Lima mostraba en el recibimiento, mente había sido el gran negocio de valor de las mercancías que se hallaban sino otra muy distinta que Villagarcía muchas familias y de la propia Corona, cargadas en los navíos de registro. Mas, iba a conocer nada más comenzar su se encontraba en total declive. Varias desgraciadamente, tampoco entonces se gobierno. causas habían potenciado su empobre- cumplieron las halagüeñas previsiones cimiento: la concesión hecha a Inglate- porque, cuando todavía se hallaban los rra, en el Tratado de Utrech, del llamado navíos esperando para poder pasar a V. Un Virreinato en quiebra Navío de Permiso, mediante el cual los Portobelo, el 22 de noviembre de 1739, británicos podían comerciar libremente la ciudad fue invadida por una escuadra En aquellos momentos, los comercian- en los territorios americanos; el tráfi co inglesa al mando del almirante Wernon, tes se quejaban de que sus benefi cios ilegal, que estaba apareciendo en Bue- quien seguidamente, en abril de 1740, eran muy escasos por los altos impues- nos Aires, procedente de la colonia por- se apoderó también de Chagres y del tos que soportaban y por el enorme tuguesa de Sacramento; una red de con- castillo de San Lorenzo, que era su for- contrabando comercial que generaba trabando que operaba desde Panamá a taleza defensiva.

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El ataque y saqueo de Portobelo plata; de ahí que el ministro José Patiño supuso un gran revés para el comercio pidiera un informe sobre el yacimiento entre Perú y España aunque, por suerte, al superintendente. Éste respondió que el dinero de los comerciantes todavía Huancavelica producía en aquellas no había llegado a la ciudad, dado que, fechas la mitad de lo que había produ- cuando fue invadida, los navíos de regis- cido en el siglo XVII y que el défi cit se tro aún se encontraban en Panamá. Para debía al fraude existente, al engaño de protegerlo, el virrey ordenó el 28 de los mineros en los asientos y a la escasa febrero de 1740 que se mantuviese allí y tecnología moderna que se aplicaba en que si no se tenía sufi ciente seguridad, las extracciones, si bien los empresarios que se llevase a Guayaquil y después mineros recibían ayudas de la Corona. a Quito y, que en caso de hallarse la Esos hechos hacían que el azogue resul- costa invadida por ingleses llegados por tara mucho más caro que el de Alma- el Cabo de Hornos, que se condujese a dén, por lo que se necesitaba terminar algún punto de la costa de México. Al con el sistema de asientos e implantar el mismo tiempo intentó darle mayor pro- mismo empleado en la mina española. tección forzando a los comerciantes de Teniendo en cuenta estas recomendacio- Lima a que armasen el buque de guerra nes, en 1735 fue nombrado gobernador “la Rosa” con el fi n de que procediera a superintendente, con plenas facultades, su custodia2. A pesar de esta medida, el el consejero de Indias, Jerónimo Sola y 11 de mayo, viendo el virrey el peligro Fuente. Bajo sus directrices, desde 1736, que corría el gran capital si permanecía en que Villagarcía asumió el cargo, se mucho tiempo en la ciudad caribeña, encontró la beta principal, cuyo rastro dispuso que la fl ota se dirigiera a Ecua- se hallaba perdido y se eliminó el uso dor y que en Cartagena se desembarca- de la pólvora, mejorando así el trabajo ran todos los efectos europeos, para que de los mitayos. fueran conducidos por una larguísima La mayor cantidad de mercurio que ruta interior hasta Guayaquil. se consiguió, a precio más bajo, bene- Finalmente llegaron las mercancías fi ció la extracción de plata en Potosí y a esta urbe y también los comercian- otros yacimientos; pero, sin duda, hubo tes peruanos con el dinero destinado un factor muy positivo: la disminución para efectuar las compras. A pesar de del quinto, tributado por los mineros ello, la feria establecida en Guayaquil a la Corona, al diezmo. El Consejo de no se celebró con normalidad, dado Indias había considerado la necesidad que se dividió en mercados ambulan- de rebajar los impuestos a que estaban tes situados en muchos lugares, por lo sujetos los minerales y, aunque en prin- que, según los comerciantes, en lugar cipio la propuesta se hizo sólo para la de ganancias, tuvieron grandes pérdi- plata, después se tomó la decisión de das. Y parece cierto, puesto que los bajar la tributación de todos, incluido el marinos Jorge Juan y Antonio de Ulloa azogue; la ordenanza comenzó a apli- comprobaron que en 1744 no se habían carse el 3 de junio de 1736. El virrey acabado de vender sus géneros (Jorge escribió a Felipe V, el 24 de julio del Juan y Antonio de Ulloa, 1747: 182). mismo año, que con esta medida habría Otra consecuencia derivada del desas- una baja en los benefi cios reales, pero tre ocurrido en la feria de Portobelo que pasados algunos años se incremen- fue que, de ahí en adelante, la Corona tarían por lograrse mayor producción. abrió al tráfi co comercial el Cabo de No se equivocó, pues, efectivamente, en Hornos y el puerto de Buenos Aires, lo poco tiempo los diezmos superaron al cual llevó consigo un fuerte aumento quinto del año 1736. Véase: del contrabando, puesto que en esta En 1736 se obtuvieron 85. 410.2 ciudad se vendían junto con las mer- pesos cancías legales otras más baratas, intro- En 1737, 183. 704.3 ducidas ilegalmente a través de la colo- En 1738, 159. 252.7 nia de Sacramento. En 1739, 183. 295.6 La minería era también un área En 1740, 170. 229.4 necesitada de activar. El gobierno de En 1741, 179. 573.6 1 Audiencia de Lima, lg. 642. AGI. Madrid estaba muy preocupado por el En 1742, 161. 276.6 2 azogue, o mercurio, de Huancavelica, En 1743, 166. 131.1 Audiencia de Lima, lg. 642. AGI. imprescindible para la obtención de la En 1744, 155. 926.33 3 Audiencia de Lima, lg. 642. AGI.

Falta explicación referencia 3

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Respecto a la Hacienda parece que de todos los fondos existentes e incluso Antonio José de Mendoza no encontró endeudar mucho más a la Hacienda mucho desfase, pues según refl eja Cas- para intentar proteger a un Virreinato telfuerte en su Relación de Gobierno, se tan extenso como era el peruano, más hallaban pagados todos los salarios y gas- a la zona del Caribe, lugares en los que tos fi jos dependientes de ella. Esta situa- resultaba muy costoso y difícil organizar ción suponía empezar a gobernar con la defensa. cierta tranquilidad, aunque no del todo, pues las arcas estaban totalmente vacías y había algunas deudas pendientes. VII. Los gastos originados Sin embargo, Villagarcía logró elevar por la guerra la Hacienda y en 1737 pudo mandar a Felipe V una remesa de 241.000 pesos, pertenecientes a la parte que le corres- La primera necesidad alarmante de pondía de los impuestos recaudados (D. dinero surgió a partir del 22 de noviem- Andrade-Vaudelwilde y Contreras, 1990: bre de 1739, cuando el almirante Wer- 186). Consiguió enviar ese dinero por non tomó por sorpresa Portobelo. Des- haber disminuido los gastos estatales pués de haberse retirado el almirante unos 100.000 pesos, aunque en ese año de su suelo, a Villagarcía no le quedó sólo se llegaron a recaudar 1.070.147 más remedio que reforzar aquella plaza pesos, casi 130.000 menos que en el para prevenir futuros ataques y también anterior4. Asimismo mandó al coman- la de Cartagena, otro puerto clave del dante de la fl ota de los galeones, Blas comercio muy apetecido por los ingle- de Lezo, 60.000 pesos para pagar los ses. Fortalecer estos enclaves portuarios sueldos de la tripulación; al gobernador estratégicos requería mucho dinero y de Chile el situado anual y otras canti- Villagarcía no sabía de dónde sacarlo, ya dades que se debían de antes por los que no podía contar con ayuda mone- gastos derivados de la expulsión de los taria de la Península. Ciertamente, en portugueses de la isla de Sacramento5. diciembre de 1739, con el fi n de que También reedifi có y reparó la muralla pudiera socorrer a la Escuadra del Sur y del presido de El Callao con fondos pro- defender a los puertos caribeños y a las vinentes de la sisa, sin dejar de hacer ciudades del Virreinato, desde Madrid se entrega de 4.000 pesos a la Casa de los le habían remitido despachos para que Niños Expósitos de Lima, 2.000 al Hos- se valiera indistintamente de los cauda- pital Real de San Andrés y 520 por los les y ramos de la Real Hacienda8, pero salarios de juez, contador y escribano la autorización le sirvió de muy poco ya del juzgado recaudador de la sisa6; ade- que, por entonces, las arcas peruanas más giró al nuevo gobernador de Chile, comenzaban a tener un claro défi cit. José Manso, 50.000 pesos de plata y El desfase se fue incrementando fuer- 50.000 más en ropa para el ejército7. temente a lo largo del año 1740, debido Igualmente, entre 1738 y los primeros a los gastos producidos por el bloqueo meses de 1739, en los que la Hacienda de la colonia de Sacramento, el aumento había llegado a ingresar 2.368.506 pesos, de los gastos fi jos que requería Buenos Villagarcía hizo efectiva a la Corona otra Aires y por más de medio millón de remesa que ascendió a 586.043 pesos, pesos que el virrey hubo de entregar aunque había tenido de gastos milita- al comandante general de los galeones, res y fi jos 838.676 pesos (E. Rodríguez Blas de Lezo9. En consecuencia ya no se Vicente, 1964: 22). pudieron pagar los salarios de los fun- Pero muy pronto este saneamiento cionarios públicos, las cantidades corres- de la Hacienda se vio enturbiado y fre- pondientes a los intereses devengados 4 Audiencia de Lima, lg. 642. AGI. nado por la declaración de guerra que de los censos, los costos de las plazas 5 La colonia de Sacramento era clave para en 1740 España hizo a Inglaterra, en fuertes, ni las rentas de otros ramos. los territorios del Plata y su principal defensa de sus provincias de Ultramar. En medio de tan difíciles circuns- abastecedor comercial. A partir de esa fecha, al virrey le fue tancias económicas, las noticias de nue- 6 imposible remitir ninguna otra canti- vos ataques ingleses eran cada día más Audiencia de Lima, lg. 415. AGI. 7 dad; ni siquiera pudo hacer frente a los insistentes. Ante el inminente peligro, el Audiencia de Lima, lg. 639. AGI. propios gastos producidos por la admi- virrey convocó al Consulado de mercade- 8 Audiencia de Lima, lg. 642. AGI. nistración, dado que al ser inminente la res con el propósito de que armase, a su 9 Audiencia de Lima, lg. 1486. AGI. invasión inglesa, tuvo que echar mano costa, un navío para enviarlo a reconocer

[158] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165 UN VIRREY EN EL OCASO DEL VIRREINATO PERUANO: EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍA el sur del Pacífi co. Debió de convencer 500 soldados, cuyo mantenimiento cos- con facilidad a sus miembros ya que taba 30.000 pesos al mes. También hubo aprobaron el proyecto y, con gran rapi- de hacer frente a nuevos gastos produ- dez, construyeron un barco que se llamó cidos por la compra de cañones para El “Santa Rosa”, el cual el 28 de febrero de Callao, la paga de los soldados, el abaste- 1740 partió a las islas de Juan Fernández cimiento de dos barcos de la Armada del con la misión de comprobar si se habían Sur, enviados a Panamá, y 16.000 pesos introducido buques británicos por la que entregó a los misioneros del Cerro zona del Cabo de Hornos. La exploración de la Sal. Financió estas cantidades con aportó un poco de sosiego a la inquieta 300.000 pesos donados por el Consu- sociedad peruana, pues el “Santa Rosa” lado, quien gravó a un tres por ciento el regresó el 5 de abril sin haber avistado oro y la plata del tesoro de los comer- ningún navío enemigo. ciantes conducido a Quito, y con 200.000 Algo después, el 2 y el 5 de julio, pesos, gravados al uno y medio por Villagarcía volvió a reunirse con los ciento, provinentes de cantidades dadas comerciantes y les pidió que constru- por diferentes particulares, cajas de cen- yeran dos nuevos buques. Éstos, por sos, amortizaciones y monasterios12. temor a poner en peligro el comercio Ahora bien, las necesidades eran en Guyaquil y Tierra Firme, acordaron muchas y cada día se planteaban nue- armar un navío: “el Socorro” y carenar vos problemas que sólo se podían resol- “el Sacramento”10. Por la misma época ver con dinero; véase: el 25 de octubre el virrey vio la necesidad de restaurar de 1740 el Virrey de Nueva Granada, el de El Callao y también debió Sebastián de Eslava, había pedido continuar los trabajos de fortifi cación 300.000 pesos para asistir a las fuerzas en Buenos Aires. Además, junto con navales y a las tropas de tierra, que al el dinero que hubo de mandar para la mando de D. Rodrigo de Torres habían defensa de Cartagena, después del ata- llegado a Cartagena el 23 de ese mes; que de Wernon, el 28 de febrero del el Rey ordenó que dicha cantidad fuera mismo año remitió también mil pesos a proporcionada por Villagarcía. El 21 de Panamá. Esta última cantidad ya no tuvo febrero del siguiente año comunicó a más remedio que sacarla del patrimonio Felipe V que había enviado los 300.000 perteneciente al Rey11. pesos; en cambio, el 30 de marzo le Por otro lado, en enero de 1740 hizo saber la gran difi cultad que tenía Villagarcía había conseguido la fabrica- en remitir a Santa Fe de Bogotá 100.000 ción de ocho galeotas de remo y vela pesos más, como parte de otros 300.000 en Lima y seis más en Guayaquil, todas que el Virrey Eslava había vuelto a ellas provistas de artillería menor, que pedir para la manutención de los 12 podía ser manejada con facilidad por la navíos que conformaban la escuadra del tripulación. Estas galeotas estaban des- teniente Rodrigo de Torres13, ya que las tinadas a vigilar las costas e impedir el arcas estatales se hallaban exhaustas por desembarco de los enemigos. Con objeto haber tenido que enviar, urgentemente, de que dirigiesen su construcción, hizo 50.000 pesos y algunos géneros que fal- ir a Lima a los dos tenientes de navío, taban en la Concepción (Chile) para el Jorge Juan y Antonio de Ulloa, quienes sustento de la escuadra de José Pizarro, se hallaban en Quito. En esa ocasión, antes de que ésta llegase a dicho puerto. la maquinaria gubernativa dio muestras Hasta entonces el virrey, según las de gran efi cacia, porque los trabajos se necesidades que fueron apareciendo, realizaron tan rápidamente que las ocho había cubierto los gastos quitando galeotas, construidas en Lima, se halla- dinero de un sitio para ponerlo en ban ya navegando en 1741. otro y apelando al Consulado de Lima, Aunque apenas contaba con recur- pero como escribió en su Relación de sos monetarios, el virrey volvió a dar Gobierno a su sucesor, José Manso de muestras de su efi cacia al formar, por Velasco, llegó un momento en que ya aquellos mismos días, dos regimientos no hubo ninguna posibilidad de obtener de caballería de 500 soldados cada uno, más fondos del Consulado ni de parti- 10 Papeles Importantes, lg. 25, expt. 19. AHAL de los cuales 120 hombres estuvieron a culares; a la vez, el Erario se hallaba tan 11 cargo del Tribunal de la Santa Cruzada. agotado que ni siquiera se podían pagar Audiencia de Lima, lg. 642. AGI. 12 Asimismo, preparó otro regimiento de las cargas ordinarias del reino y mucho Audiencia de Lima, lg. 1468. AGI. infantería, igualmente compuesto por menos las extraordinarias; sin embargo, 13 Audiencia de Lima, lg. 642. AGI.

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no se podía dejar de defender las costas deuda de 2.672.357 pesos, 5 reales14. del Caribe y de todo el continente sura- Pese a todos los esfuerzos realizados por mericano de los ataques ingleses. Ante Villagarcía, la administración virreinal la caótica situación, no le quedó otra había fallado una vez más, por lo que opción que establecer sobre la pobla- la Hacienda cayó en absoluta bancarrota. ción un impuesto extraordinario (Villa- Sin embargo, en tan dramáticas circuns- garcía, 1745: 17). tancias, el virrey sostuvo la guerra y lo A tal fi n, el 16 de febrero de 1741 hizo con el sacrifi cio particular de los convocó en junta general a todos los tri- propios ciudadanos, quienes nunca le bunales del Virreinato para comunicarles negaron su apoyo. que era imprescindible gravar los efec- tos y géneros de la tierra, que entraban en Lima y en las demás ciudades, villas VIII. La guerra y lugares, y que el Cabildo de la capi- con Inglaterra tal propondría la fórmula bajo la cual debía ejecutarse. La junta general estimó que antes de imponer el gravamen, era El 30 de octubre de 1739, Inglaterra necesario justifi car la insufi ciencia de los declaraba la guerra a España objetando diferentes ramos de la Real Hacienda. incumplimiento del Tratado de Utrech Por tal motivo, el fi scal de la Audien- con respecto al navío de permiso y a cia se vio obligado a pedir razón del su comercio en las colonias de Ultramar; dinero existente en las instituciones del por su parte, España la declaraba el 28 Estado. Cuando pasados casi diez meses de noviembre. En Perú no se supo hasta llegaron los informes, todas autentifi ca- el 31 de marzo de 1740, aunque el almi- ron la total falta de liquidez que tenía la rante Wernon había tomado por sor- Hacienda en sus diferentes ramos y a la presa la ciudad caribeña de Portobelo dramática información se unió la noti- en diciembre de 1739. La declaración de cia de que, el 4 de diciembre, el almi- guerra se hizo pública a través de un rante Anson había invadido el puerto de bando publicado por el virrey en Lima Paita. Un día después, el 5 de diciembre y El Callao que había sido mandado por de 1741, la junta general resolvió llevar Felipe V. Entre otras razones, el bando adelante la propuesta del virrey decía que, aunque la Corona había En consecuencia, el 8 de diciembre hecho muchas negociaciones con el fi n se resolvió que, a excepción de la carne, de evitar el confl icto bélico, Inglaterra pan, velas y manteca, se gravasen y pen- no las había aceptado. sionasen todos los frutos y efectos que Como se ha señalado, antes de llegar entraban en Lima y en las demás ciuda- la noticia de la declaración de guerra a des del reino y que cada persona contri- Lima, el 2 de diciembre de 1739, el almi- buyese con la cuota que se le impusiese, rante Wernon, enviado al Caribe con incluidos los eclesiásticos, hasta llegar a una gran fl ota compuesta por 50 navíos alcanzar dos millones de pesos, y que a de guerra, 130 de transporte y 13.000 todo ello se uniese lo que se recaudara hombres, atacó por sorpresa a Portobelo en los impuestos del comercio. con seis buques y la tomó sin apenas Pero el cobro del impuesto no fun- oposición, apoderándose del castillo cionó bien, dado que se fue recaudando de Todofi erro junto con los navíos que en muy pequeñas cantidades y durante se hallaban anclados en la bahía. Ante mucho tiempo. Villagarcía apenas pudo este hecho, que cogió desprevenida a hacer frente a los inagotables gastos de la población, a la mañana siguiente se la guerra con el gravamen establecido, rindió el jefe militar de la plaza. Ya due- tal y como en un principio se había ños de la ciudad, los ingleses destruye- pretendido, ni pudo contar con otros ron las murallas defensivas y se apoderó recursos del propio Virreinato, ya que de todas las armas y riquezas que había; no había de donde sacarlos, y en España después distribuyó 10.000 pesos a sus tampoco existían fondos para ayudar a hombres. paliar tan difíciles circunstancias. De ahí Wernon, una vez desbastado Por- que, en julio de 1745, cuando se hizo tobelo, el 24 de diciembre, emprendió cargo del gobierno Manso de Velasco, en rumbo hacia Jamaica llevándose toda la 14 Conde de Superunda. En Alfredo Moreno las Cajas Reales únicamente había 6.407 artillería existente en los castillos y en la Cebrián 1983, 285-291. pesos y la Hacienda tenía contraída una urbe; pero a los cuatro o cinco días de

[160] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165 UN VIRREY EN EL OCASO DEL VIRREINATO PERUANO: EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍA su salida, se desató una fuerte tormenta intensos. Llegó un momento en que los con viento norte que le causó grandes cascos y las arboladuras de los buques destrozos: hundió uno de sus buques estaban destrozados; como consecuen- y algunos otros quedaron tan afecta- cia, uno de ellos se hundió y perecie- dos que cuatro tuvieron que regresar ron todos sus tripulantes; los demás, en a la boca de Portobelo para ser repa- malas condiciones, arribaron al Río de rados, por hallarse desarbolados15. El la Plata y a Buenos Aires; Pizarro, total- mismo Wernon hubo de girar al oeste mente maltrecho, a Montevideo16. con su propio navío al haber quedado Por su parte, la escuadra de Anson, ladeado, pero al fi n pudo reparar los después de soportar enormes calamida- buques y dirigirse a Jamaica. En dicha des, consiguió pasar el Cabo de Hornos isla se volvió a preparar y a primeros y llegar al Pacífi co Sur el 7 de marzo de abril regresó a Portobelo; desde allí de 1741. El 19 del mismo mes también tomó el castillo de Chagres, tras lo cual se desataron terribles tormentas y tem- nuevamente se refugió en Jamaica. Ade- porales, que duraron siete semanas, a más, Inglaterra envió una impresionante consecuencia de los cuales algunos de escuadra, de 1.400 hombres, contra las los navíos se fueron a pique y otros provincias españolas de Ultramar, al quedaron inservibles para seguir nave- mando del almirante Anson, compuesta gando. Solo tres, muy deteriorados, por 6 navíos provistos de 226 cañones entre los que se hallaba “el Centurión” (R. Vargas Ugarte, 1956: 188-189). de Anson, pudieron llegar en julio a las Al conocer la Corona española el islas de Juan Fernández con 626 hom- despliegue naval efectuado por los bres, muchos de ellos enfermos. británicos, preparó una fl ota de cinco Incomprensiblemente, los navíos bri- buques en el puerto de El Ferrol, que tánicos estuvieron en dichas islas, hasta fue puesta bajo el mando del teniente el mes de septiembre, sin ser vistos, ni general de marina Frey José Alfonso molestados por barcos españoles pese Pizarro, Caballero de la Orden de San a la vigilancia establecida por el virrey. Juan y gentilhombre de cámara del Casi tres meses más tarde, cuando Rey. La escuadra, que transportaba 500 Anson tuvo recompuestos los buques y hombres de tierra, ofi ciales, armas y un fortalecida la tripulación, sabiendo que escuadrón del regimiento de Portugal, la escuadra de Pizarro no había remon- destinado a servir en Chile, salió del tado el Cabo de Hornos y que todavía puerto de Santander en octubre de 1740. las autoridades virreinales no tenían Las intenciones del general Pizarro eran noticias de su presencia en la isla de seguir el rastro de Anson en el Pacífi co Juan Fernández, situó sus barcos en la sin combatir en aguas europeas y ade- ruta de Valparaíso a Paita, con el fi n de lantarse a pasar el Cabo de Hornos para apoderarse de todas las naves que trafi - atacar a los buques británicos en el sur caban con Chile y Panamá. En esa ruta de dicho océano; de ahí que zarpara capturó un navío con carga de 24.000 una semana antes que los ingleses con pesos; pero para el inglés, más impor- provisiones para cuatro meses. tante que el dinero, fue la información La fl ota española arribó al Atlántico que le proporcionaron los pasajeros americano el 5 de enero de 1741; se sobre los derroteros de los barcos espa- hallaba en Buenos Aires para reponer ñoles. víveres, cuando supo que Anson tam- En los días siguientes el comodoro bién se encontraba en aquellas aguas. acondicionó el buque hispano y se Sin esperar los víveres, se dirigió al Cabo deshizo de uno suyo que estaba muy de Hornos y lograron pasarlo sin gran- deteriorado. Después dispuso que otro des difi cultades, mas el 7 de marzo se de sus navíos fuera a la zona de Paita, desató una terrible tempestad que dejó mientras que él con “el Centurión” y el los barcos a la deriva y de nuevo fueron apresado se situaba frente a El Callao. arrastrados al Atlántico. En un alarde de El 18 de septiembre el buque, que se valentía, los marineros, sin apenas ali- hallaba por Paita, capturó un barco mentos, aguantaron las gélidas tempera- español de 600 toneladas; como estaba turas y los bamboleos provocados por en buen uso, el capitán inglés también la mar, esperando que se calmara para decidió deshacerse de su maltratada 15 volver al Pacífi co; pero los vientos y las nave y trasladarse a aquél con sus hom- Dionisio Alcedo y Herrera. Ms. 1622. BPRM. 16 corrientes contrarias fueron cada vez más bres. Así reforzado, navegó rumbo norte Audiencia de Lima, leg. 642.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165 [161] MARÍA DEL CARMEN MARTÍN RUBIO

y a la altura de Barranca se apoderó de ante un posible ataque. Los buques arri- pertrechados con una gran cantidad de otro buque español que hacía la ruta de baron el 22 de marzo al puerto de Perico armas y municiones. Guayaquil a El Callao. Más tarde Anson sin hallar rastro de Anson; mas, poco Los buques había llegado el 23 de se unió a ellos y juntos avanzaron hasta después, llegó la noticia de que, para octubre de 1740, pero como el peligro las islas de Lobos; en la ruta apresaron atacar a Panamá, el 15 de abril había se cernía por todo el Caribe, Rodrigo un navío de 270 toneladas, que bajo vuelto a aquel puerto y al de Chagres, de Torres tuvo que internarse en las bandera española iba capitaneado por procedente de Jamaica, la armada del Antillas. A Cartagena sólo se destinaron el veneciano Marcos Mesona. El vene- almirante Wernon, compuesta de 53 seis navíos mandados por el guipuz- ciano, al ver a los dos navíos españo- navíos de todos los tamaños, con 2.500 coano Blas de Lezo17, los cuales, obvia- les, confundido, se aproximó sin ningún hombres y 500 negros. En efecto, el mente, no eran sufi cientes para repeler recelo; se acercó tanto que fácilmente almirante inglés, conociendo las haza- a los ingleses y tampoco para controlar fue aprehendido por los británicos, junto ñas realizadas por Anson en el Mar del a los numerosos barcos que ejercían con sus 43 tripulantes. Uno de ellos, Sur, supuso que éste tendría ya sitiada contrabando en aquellas aguas. Por su que era un prisionero irlandés, comu- la ciudad y que sería fácil saquearla si parte, el virrey, que hacía tiempo sos- nicó a Anson que en Paita se encontra- él atacaba al mismo tiempo por tierra; pechaba los propósitos de Wernon, ban almacenadas grandes cantidades pero Wernon no sabía que Anson ya no había enviado otra escuadra compuesta de plata y mercancías procedentes del se encontraba en aquellos parajes: el por una fragata y cuatro navíos, la cual comercio ilícito, que la ciudad tenía comodoro había llegado a Panamá y, sin en esas fechas se hallaba en el puerto escasa población y muy pocas defensas. decidirse a tomarla, se abasteció de agua de Perico. Cuando se advirtió que era Asimismo le informó de que en su bahía y continuó hacia México. inminente el ataque de los ingleses a se hallaban fondeados seis barcos y que Nada de esto se sabía en Lima, de Cartagena, de cada buque se sacaron alguno transportaba caudales a México. ahí que el 11 de junio de 1742, Villa- 35 hombres, un total de 150, y se envia- La captura de este buque había garcía mandase a las costas del Pacífi co ron a la palaza con la misión de ayudar tenido lugar el 10 de noviembre de 1741. otro socorro compuesto por dos com- a los defensores. En San Miguel de Piura y en Paita nadie pañías con 50 hombres y algunos víve- Wernon aguardaba en Portobelo la se había preocupado por el suceso. No res al mando del jefe de escuadra José llegada de Anson; suponía que el almi- sospecharon que Anson se podía pre- Pizarro que había llegado desde Buenos rante todavía se hallaba en aquellos sentar acto seguido en la bahía de Paita. Aires a Chile atravesando los Andes. No parajes y que entre los dos saquearían Mas el comodoro, deseoso de adquirir alcanzó a desplazar mayor número de con facilidad los territorios antillanos. un buen botín, rápidamente fondeó en tropas porque había pocos hombres y Creyendo que se repetiría el éxito que ella y, durante la noche del 14, aunque armas disponibles y no podía dejar sin había obtenido en Portobelo, despachó se hallaban varados los seis barcos espa- defensas al El Callao, la ciudad de Lima, cartas a Inglaterra diciendo que pronto ñoles, sólo se apoderó del que transpor- los puertos cercanos a la capital, ni a sería dueño de Cartagena de Indias. taba el dinero a México, y lo incorporó otros lugares del Mar del Sur. Los dos Para realizar su propósito, en marzo de a su fl ota; luego hundió una barca de buques estuvieron un año patrullando 1741, se presentó en la ciudad con 50 tres palos y dos barcazas de remos que por el sur de Chile y por los alrededores navíos de guerra, 100 de transporte y también se hallaban en el puerto. de la isla de Juan Fernández y en enero 28.000 hombres entre marinos y solda- El saqueo y quema de Paita eviden- de 1743 se les unió la fragata destacada dos; en cambio, los defensores sólo eran ció la presencia de Anson en el Mar del en Chile, la cual había sido el único unos 3.000 y únicamente disponían de Sur. El éxito obtenido por el inglés, más barco de la fl ota de Pizarro que había seis buques. la dirección tomada después de retirarse logrado pasar el Cabo de Hornos. Desde Conociendo la alta desproporción de aquellas costas, hicieron suponer a el 24 de febrero los tres barcos unidos existente entre unos y otros, los británi- Villagarcía que Panamá podía ser su navegaron por el Pacífi co sin encontrar cos se hallaban tan seguros de la victoria próximo objetivo. Con el propósito de ningún rastro de los enemigos. que hasta acuñaron monedas con la ins- protegerla, el virrey preparó apresurada- Sin embargo, Wernon, al ver la facili- cripción: “el orgullo español abatido por mente una nueva fl ota, compuesta por dad con que había obtenido las fabulo- el almirante Wernon”. Pero no contaron siete barcos y, al mismo tiempo, envió sas riquezas de Portobelo, no renunció a con que Cartagena se encontraba muy otros dos a las islas de Juan Fernández continuar saqueando otras ciudades del bien preparada para la defensa, pese y a las costas de Chile para que, unidos engranaje comercial caribeño; de entre a la manifi esta minoría de sus tropas. a una fragata, que allí se hallaba desta- ellas Cartagena se presentaba como una Al frente de ellas se hallaba el propio cada, impidieran a los enemigos cruzar plaza muy golosa. La Corona y el virrey Virrey de Nueva Granada, Sebastián de el Cabo de Hornos. sabían que necesitaba ser protegida Eslava, su gobernador Melchor de Nava- La escuadra del virrey salió de El rápidamente, por cuyo motivo, al poco rrete, y el general Blas de Lezo quien, Callao el 3 de febrero de 1742 con la tiempo de haber sido invadida Portobelo, para cerrar la boca del puerto, había orden de enfrentarse al enemigo en desde Madrid se envió directamente al hecho cavar trincheras y fortalecer los cualquier paraje donde lo encontrara Caribe al teniente general Rodrigo de castillos con cañones de grueso calibre. y, en caso de no hallarlo, dispuso que Torres con una escuadra compuesta por Ante la certeza del triunfo, el 13 de entrase en Panamá y desembarcasen las doce navíos, un paquebote y un brulote, mayo de 1741 dos navíos ingleses fon- tropas, armas y víveres para socorrerla a bordo de los cuales iban 2.500 soldados dearon en la ciudad sobre la punta de

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Canoa. Ante el desembarco, los defenso- Antonio José de Mendoza no sólo res reforzaron las trincheras y acordona- tuvo que defender todas las costas sura- ron todo su contorno con armas. Se ini- mericanas del peligro inglés; junto a este ció una contienda en la que los sitiados grave confl icto bélico, hubo de hacer se defendieron con enorme furia por lo frente a otros muchos sucesos como la que muchos de los atacantes perecieron quema de Panamá, en febrero de 1737, ante las murallas y otros, heridos, murie- y la de Tucumán, en Argentina, también ron de fi ebres, disentería y escorbuto. por aquellas fechas. Igualmente hubo de Como estrategia, los defensores hicie- socorrer a Valdivia y a varias provincias ron creer a los ingleses que su escua- de Chile a consecuencia del terremoto dra estaba integrada por cuatro buques que asoló aquel país el 24 de diciem- grandes, aunque ninguno pasaba de 30 bre del mismo año. Asimismo, fueron cañones, y que contaban con 500 hom- constantes los auxilios a la gobernación bres para defender la ciudad. Wernon, de Buenos Aires, ante los confl ictos pro- al enterarse del supuesto armamento y vocados por los portugueses y por las también de la marcha de Anson, deci- sublevaciones de los indios de Tucu- dió retirarse a Jamaica, el 20 de abril mán. A todos estos lugares se vio pre- de 1742, con la mitad de la tropa, si cisado a enviar hombres, armas, víveres bien la mantuvo sitiada hasta el 28 de y dinero. mayo con la otra mitad. En esa fecha, Además debió hacer frente a rebelio- tras haber tenido nuevamente muchas nes que se produjeron dentro del propio bajas, levantó el cerco. Los defensores Virreinato, entre las que cabe destacar tuvieron unas 600 pérdidas pero, a con- las de Asillo, Cochabamba, Oruro, etc. secuencia de varias heridas, el 7 de sep- Una de ellas, protagonizada en la sierra tiembre murió el valiente general Blas central peruana por el indio Juan Santos de Lezo18. Atahualpa, llegó a sembrar el terror en Pese al fracaso, Wernon no se dio por aquellos parajes e incluso en Lima. vencido. En Jamaica de nuevo reparó sus barcos y, deseando resarcirse de los dos desastres sufridos, decidió saquear IX. La rebelión Cuba y con tal propósito invadió la isla. de Juan Santos Atahualpa Al conocerse en Santiago, la capital, el arribo de los ingleses, su gobernador armó una gran tropa y la mandó contra En junio de 1742 se sublevó este mes- los invasores. El 3 de octubre de 1742 el tizo en las montañas de la selva central ejército reclutado llegó hasta ellos, sin correspondiente a los departamentos de que se hubieran percatado de su pre- Pasco, Junín y Ayacucho, en protesta sencia y les obligaron a salir de la isla. por el castigo que un doctrinero había Cuando Villagarcía se enteró de la infringido a uno de los caciques de la derrota sufrida por los británicos, no zona. En pocos días atacó y destruyó los fi ándose de las noticias que llegaban, 25 pueblos que conformaban las misio- situó la escuadra de Pizarro en el Caribe nes franciscanas del Cerro de Sal, Chan- y mandó otros dos navíos a las islas de chamayo y Oxabamba, y extendió la Juan Fernández pues, aunque Anson y rebelión por el oriente de Jauja y Tarma Wernon habían regresado a Inglaterra, hasta los límites de la Audiencia de ofi cialmente la guerra continuaba, por Charcas. En todos estos territorios fue- lo que mantuvo en pie los tres regimien- ron asoladas las misiones, martirizados tos de infantería y caballería que había o despedidos los misioneros, asesinados levado y la guarnición del presidio de los europeos que se hallaban en ellas, 17 El Callao. Asimismo, envió dos fragatas arrasadas las haciendas y borrados los Blas de Lezo ha sido uno de los grandes para protección de las costas chilenas, caminos (Villagarcía 1745: 22). estrategas con que ha contado la Marina con 30 cañones cada una y 350 hom- El 1 de julio Villagarcía envió a los española. De 1720 a 1733 participó bres por barco, las cuales había puesto corregidores de las principales ciudades limpiando de corsarios ingleses los Mares a las órdenes de los marinos Jorge Juan de la zona 6.000 pesos, más 100 arcabu- del Sur y en la liberación de Orán. En y Antonio de Ulloa. Parecía que el riesgo ces con la pólvora necesaria y ordenó 1734 Felipe V le nombró Teniente General de invasión había pasado, pero no se al corregidor de Tarma que fuese a los de la Armada y Comandante General de sabía lo que todavía podía ocurrir. La territorios convulsionados, acompañado Cartagena de Indias. incertidumbre llevaba a continuar des- de 150 hombres, conocedores de aquel 18 Relación de lo ocurrido en Cartagena de plegando la máxima vigilancia. hábitat, y que dos piquetes de caballería, Indias. Manuscrito 19704-16. BNM.

ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165 [163] MARÍA DEL CARMEN MARTÍN RUBIO

de 30 soldados cada uno, se situasen en había escrito al Rey diciendo que Villa- los límites de la selva con el fi n de res- garcía no había conseguido sujetar a los guardarlos. indios levantados y que su rebelión se A partir de ahí se entabló una gue- había extendido a Tarma, distante 45 rra de guerrillas en la que Juan Santos leguas de Lima, unos 132 kilómetros. se apoderó de varios pueblos, asaltó las Decía también que de estos aconteci- haciendas y mató a mucha gente. Ante mientos y de las lentas providencias la caótica situación, el Virrey destacó practicadas derivaba una gran afl icción dos compañías más de caballería con en aquel reino, dado que nadie sabía en 100 hombres, provistas de cuatro caño- qué podía acabar el movimiento rebelde, nes de campaña. También envió gran a menos que la Divina Providencia diera cantidad de municiones y el dinero sufi - algún feliz suceso a las armas de Su ciente para la supervivencia de la tropa Majestad. Por otra parte, el 22 de sep- y escribió a los capitanes del Rebelde tiembre, el general Rodrigo de Torres conminándoles a que le abandonasen a también había escrito, desde La Habana, cambio de indulto, salvoconductos y un a Felipe V diciendo que el Virrey Eslava premio generoso; pero estas medidas no le había hecho saber el peligro existente tuvieron el efecto deseado, por el con- en el Virreinato peruano. trario, los sublevados continuaron arra- Ante esos informes, en Madrid se sando pueblos y matando gente19. pensó que Villagarcía ocultaba la dra- En vista de esos sucesos, el virrey mática situación descrita por las altas mandó un ejército de 212 soldados, el autoridades y, automáticamente, fue cual tras peinar la zona por dos lados, destituido del cargo. Luego se demostró estableció un fuerte en Quirimiri, lugar que no eran ciertos, porque su sucesor, colindante con la selva. Seguidamente, Manso de Velasco, Conde de Superunda, el ejército se retiró dejando en el fuerte envió un gran ejército en busca de San- 96 hombres con municiones y víveres tos Atahualpa y tampoco logró encon- sufi cientes hasta que llegara una nueva trarlo. Nunca más se volvió a tener noti- remesa; pero Santos Atahualpa se apo- cias de su persona. deró de los víveres cuando eran lleva- Villagarcía había pedido a Felipe V dos al fuerte y después lo sitió. Al cono- su cese de gobernante en el año 1741, cer Villagarcía estos hechos, envió 250 aduciendo, entre otros achaques, que soldados y volvió a prometer el perdón tenía 75 años y que había perdido audi- a quienes abandonaran a Santos; sin ción. El Rey contestó en enero de 1742 embargo, cuando los soldados llegaron diciendo que enviaría una persona para a Quirimiri, encontraron todo destruido sustituirle en el cargo y, efectivamente, y a los defensores muertos (Mario Castro en noviembre del mismo año fue nom- Arenas, 1973: 35). brado Virrey del Perú Sebastián Eslava, Ante tales hechos, Villagarcía pensó mas éste no aceptó el nombramiento que no había forma de encontrar a los argumentando razones de salud, por lo rebeldes dentro de su intrincado territo- que Villagarcía hubo de seguir al frente rio, puesto que protegidos por la pro- del intricado gobierno virreinal, a pesar pia selva, atacaban y luego huían. En de sus problemas físicos. cambio, los soldados que enviaba, iban De repente, el Monarca reaccionó a una muerte segura al no conocer, ni cesando a Villagarcía, inesperadamente, estar acostumbrados a vivir en tan difí- mediante una Real Cédula, fechada el 24 cil entorno. Por ello, decidió reforzar las de diciembre de 1744, en la que nom- guarniciones destacadas en Tarmas y braba para sustituirle “sin la menor dila- Jauja, levar un batallón de infantería con ción” al gobernador de Chile José Anto- 100 hombres de la zona y colocarlos en nio Manso de Velasco. A Villagarcía no se puntos estratégicos, desde los que se notifi có entonces su cese, ni el nombra- pudieran impedir los ataques de San- miento; no supo nada del relevo hasta el tos Atahualpa. Estas medidas surtieron 9 de julio del año siguiente, fecha en la efecto, pues en octubre de 1744 el virrey que fue informado por el embajador del comunica a Felipe V que no había nove- nuevo virrey, cuando a éste sólo le falta- dad digna de añadirse sobre la revuelta. ban tres jornadas para llegar a El Callao. Sin embargo, el 15 de mayo de 1744, Con tan escaso tiempo Antonio José el Virrey del Nuevo Reino de Granada, de Mendoza hubo de prepararse para 19 Audiencia de Lima, leg. 983. Sebastián de Eslava, desde Cartagena entregarle el bastón de mando y realizar

[164] ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA XVII (2009) PÁGS. 154-165 UN VIRREY EN EL OCASO DEL VIRREINATO PERUANO: EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍA la Memoria de Gobierno. La imprevista a España. Durante ese tiempo se vio sufrir un accidente del cual no podría llegada no sólo sorprendió a Villagarcía obligado a vivir con ciertas limitacio- recuperarse: falleció a los 79 años y sino también al pueblo peruano, por lo nes, ya que no se había enriquecido nueve meses. Sólo su corazón, custo- que la gente lanzó el bulo de que, al con las adjudicaciones de empleos, y diado por su hijo Mauro, pudo llegar efectuarse la ceremonia del relevo en El hubo de seguir sufragando los gastos a España; su cuerpo sirvió de comida Callao, el viejo virrey quiso apedrear al de su equipo personal sin recibir nin- a los peces del Océano Atlántico. No nuevo (Ricardo Palma, 1953: II: 258). guna paga. Al fi n, el 10 de agosto de cabe duda de que Antonio José de A partir del cese, Villagarcía esperó 1746 embarcó en “el Héctor”. Entonces Mendoza fue un hombre honrado e un año la llegada de un buque que ofre- no podía sospechar que cuatro meses íntegro, que puso toda su vida al ser- ciera algunas garantías para regresar más tarde, frente a Buenos Aires, iba a vicio de su Rey Felipe V.

Bibliografía a) Libros

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b) Documentos

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