Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas Facultad de Ciencias Agropecuarias Departamento de Agronomía

Incidencia de Diabrotica balteata (Leconte) y ruficornis (Oliver) asociados a Phaseolus vulgaris (L)

Trabajo de Diploma

Autor: Robert Machado Pérez Tutor: MSc. Yordanys Ramos González

Santa Clara, 2015

Pensamiento "Hagamos el propósito de redoblar nuestro esfuerzo, y juremos antes nosotros mismos que si un día nuestro trabajo nos pareciera bueno, debemos luchar por hacerlo mejor, y si fuera mejor debemos luchar por perfeccionarlo, conociendo de antes que para un revolucionario nada será nunca suficiente bueno y ninguna obra humana será jamás suficiente perfecta" Fidel Castro Ruz.

Dedicatoria El presente trabajo de diploma va dedicado a todas las personas que confiaron en mí y que directa e indirectamente me apoyaron en la realización del trabajo. A la memoria de mi querido papá Roberto Machado Sarduy que siempre me acompaña y que lo extraño infinitamente en el pasar de la vida. En especial quiero dedicarlo a mi mama Reina por haber sido el pilar fundamental de mi vida que con toda su paciencia, sacrificio y amor; comprendió mis sueños. A mi esposa María del Carmen Rodríguez Martin, por haber llegado a mi vida en el momento justo, por apoyarme e inspirarme a seguir hacia adelante, por su amor, comprensión y paciencia infinita. A todos mis profesores, que me han enseñado con honestidad, responsabilidad y abnegación inquebrantable a resolver los diferentes problemas que afronta esta profesión.

Agradecimientos A lo largo de mi vida, siempre he tratado de ser reciproco con las personas que han participado de manera positiva en el enriquecimiento de mi mente; y es así que agradezco a las siguientes personas: A Dios por demostrarme tantas veces su existencia y con ello darme fuerzas para salir adelante después de cada tropiezo. Al MSc Yordanys Ramos Gonzáles por su incondicional guía a través de todo este proceso; sin su conocimiento, paciencia y apoyo el desarrollo de esta investigación no habría tenido éxito. Al Dr.C Ubaldo Alvares Hernández por sus sugerencias realizadas y por facilitarme la parcela docente para montar el experimento. Al Dr.C Boris Luis Martínez Jiménez y al MSc. Robeisi, por su apoyo en la búsqueda bibliográfica. A mi esposa María del Carme Rodríguez Martin, por su apoyo y comprensión en el desarrollo del presente trabajo. A mi familia que me apoyó anímica y moralmente durante la realización de mí carrera y del presente trabajo y me impulsaron a dar siempre lo mejor de mí. Y a todos lo que por ingratitud de mi memoria no están aquí.

Resumen

Con el objetivo de determinar la fluctuación poblacional, infestación y control de los crisomélidos asociadas al frijol común, se realizó un estudio en la finca ´´Día y Noche´´ del municipio de Santa Clara, provincia de Villa Clara. Se sembraron tres cultivares de diferente color de testas (negra, roja y blanca) en bloques al azar. La llegada de los primeros crisomélidos sucedió en la fase fenológica V2 (segundo nudo), el pico poblacional ocurrió en la fase fenológica V4 (cuarto nudo) donde se registró el 36 % de la población de insectos y la migración de los mismo sucedió en la fase fenológica (R3). La mayor infestación producida por estos insectos plagas fue en la variedad Bonita 11 con un 11,96 %, y la especie de mayor consumo foliar diario fue (Oliver) quien consumió 0,66 cm2 del área foliar del cultivo. El cultivar Bonita - 11 de testa blanca, fue la más preferida por los crisomélidos, mientras que el cultivar de granos con testa negra fue la más tolerante. La cepa de B. bassiana (Bb 18) aplicada para el control de D. balteata y C. ruficornis, logró una mayor patogenicidad con el 45 y 50% respectivamente de los insectos muertos a los 3 días de inoculación, además alcanzó colonizar el 100% de los insectos tratados a los 7 días. Con la aplicación del insecticida Metamidofos a su concentración recomendada y concentración media se alcanzó un 100% de mortalidad a los 3 y 4 días respectivamente.

Índice P. 1 Introducción 1 2 Revisión bibliográfica 3 2.1 Generalidades del cultivo del frijol 3 2.2 Fenología de frijol 4 2.3 Principales plagas del frijol en Cuba 6 2.3.1 Generalidades de Diabrotica balteata 7 2.3.2 Biología de Diabrotica balteata 8 2.3.3 Generalidades de Cerotoma ruficornis 9 2.3.4 Biología de Cerotoma ruficornis 10 2.4 Generalidades de los hongos entomopatógenos. 10 2.4.1 Clasificación de los hongos entomopatógenos. 11 2.5 Antecedentes de control de B. bassiana en coleópteros. 11 3 Materiales y métodos 15 3.1 Descripción del experimento 15 3.2 Fluctuación poblacional de las especies de crisomélidos 15 3.3 Evaluación del porcentaje de infestación de los crisomélidos sobre las 16 variedades estudiadas 3.4 Determinación del consumo foliar diario y la preferencia varietal de estos 17 coleópteros en condiciones de laboratorio 3.5 Evaluación de diferentes métodos de control en condiciones de laboratorio 18 3.6 Procesamiento estadístico 18 4 Resultados y discusión 20 4.1 Fluctuación poblacional de los crisomélidos asociados al frijol común en 20 época intermedia 4.2 Infestación producida por los crisomélidos al frijol común 23 4.3 Consumo foliar diario y preferencia de los crisomélidos en el frijol común 26 4.4 Evaluación de la patogenicidad de Beauveria bassiana y del insecticida 29 Metamidofos en D. balteata y C. ruficornis en condiciones de laboratorio. 5 Conclusiones 33 6 Recomendaciones 34

1. Introducción El frijol común (Phaseolus vulgaris L.) es la especie más conocida del género Phaseolus de la familia Fabaceae con más de cincuenta especies de plantas, todas nativas de América. Es una planta anual y se cultiva en todo el mundo. Existen numerosas variedades y de ellas se consumen tanto las vainas verdes como los granos secos (Rosas, 2003; Rosas et al., 2004). El frijol es la leguminosa más importante en la dieta diaria de los cubanos, por necesidades nutricionales y por estar al alcance de la mayoría (Quintero et al. 2004). En nuestro país, existe un amplio grupo de factores de origen climático, edáfico y biótico que atentan contra el rendimiento del cultivo. Entre ellos podemos citar los siguientes: época de siembra, características físicas, químicas, biológicas y fisiográficas del suelo, preparación del terreno, rotación de cultivos, profundidad de tape de la semilla, incidencia de arvenses y el amplio complejo de plagas y enfermedades. Este último factor puede provocar la pérdida total de los cultivos, causando graves consecuencias económicas y sociales (Echemendía et al. 2010). Gómez et al. (2009) dan a conocer a Empoasca kraemeri (Ross y Moore), Bemisia tabaci (Genn) y Aphis craccivora (Koch), como principales plagas de la fase vegetativa del frijol. Además podemos citar a los crisomélidos Diabrotica balteata Leconte. y Cerotoma ruficornis Oliver., los cuales producen las mayores afectaciones en las fenologías tempranas del cultivo, aunque pueden incidir en casi en todo su ciclo (Martínez et al., 2007). Los crisomélidos ocasionan entre un 20 y 25 % de pérdidas agrícolas, debido a que los adultos se alimentan del follaje, agujereando las hojas y causando reducción del área foliar, lo que provoca una disminución de la capacidad fotosintética de la planta (Martínez et al., 2007). Es de conocimiento las especies de crisomélidos que inciden sobre las leguminosas alimenticias, pero la información existente sobre su fluctuación población e incidencia es insuficiente y no es del conocimiento de muchos productores. Por todo lo anteriormente expuesto se formuló la siguiente hipótesis:

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La fluctuación poblacional e incidencia de (Coleoptera: Chrysomelidae) asociados al frijol común, así como su control, pueden brindar un aporte de interés para el manejo de esta plaga. Para validar esta hipótesis nos formulamos el siguiente objetivo general: Determinar la fluctuación poblacional, infestación y control de los crisomélidos asociados al frijol común. Del cual se derivan los siguientes objetivos específicos: 1. Determinar la fluctuación poblacional de los crisomélidos asociados al frijol común. 2. Determinar el porcentaje de infestación de los crisomélidos sobre las variedades estudiadas. 3. Evaluar el consumo foliar y la preferencia varietal de estos coleópteros en condiciones de laboratorio. 4. Evaluar diferentes métodos de control de estos coleópteros.

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2. Revisión bibliográfica 2.1 Generalidades del cultivo del frijol.

México, como parte de Mesoamérica es considerado como uno de los centros de origen más importantes del mundo de varias especies de fríjoles del género Phaseolus, entre ellos el que más destaca por su valor comercial es el Phaseolus vulgaris. Existen antecedentes de que esta planta se cultiva desde hace aproximadamente 8 mil años (Kohashi-Shivata 1991). La gran diversidad de climas y nichos ecológicos, ha favorecido el desarrollo de una gran diversidad de frijoles: negros, azufrados, flores, bayos, pintos, ayocotes, espolón, combas, entre otros, lo cual constituye una oferta muy variada para el mercado y responde a diferentes preferencias y precios (Singh, et al., 1991 y Voysest, 1983).). Brasil se destaca como el país más productor y consumidor del mundo, seguido de los Estados Unidos, México, Argentina Canadá, Colombia Nicaragua y Honduras. Entre los países asiáticos, China, Irán, Japón y Turquía son los mayores productores de frijoles y en África las naciones con mayor producción son Burundi, Etiopia, Malawi, República de Sudáfrica y Ruanda. Más reciente se destacan en Europa como países productores: Albania, Bielorrusia, Bulgaria, Croacia, Grecia, Italia. Moldavia, Polonia, Rumania, España y Ucrania (Voysest, 1983; Singh, 1999). El frijol es cultivado principalmente por sus vainas verdes, granos tiernos y granos secos, aunque en algunos países de Latinoamérica y África se consumen las hojas y flores jóvenes como vegetales frescos. Además, las hojas verdes, los tallos y las legumbres pueden ser utilizados como alimento para el ganado, al igual que los restrojos de las plantas secas que son usados también como abono para aumentar la materia orgánica del suelo y como combustible para cocinar. En zonas de Perú y Bolivia también se consumen las semillas tostadas (Singh, 1999). En los países desarrollados se consume principalmente el fríjol verde, como hortaliza, que presenta un elevado contenido en vitaminas, minerales y fibras y menor contenido calórico, y por el contrario, en países en vías de desarrollo se consume de forma mayoritaria el fríjol de grano, que es la principal fuente proteica diaria de la población (Rodrigo, 2000). Existen además distintas preferencias por

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parte del consumidor en cuanto a tamaño, color, forma y brillo de la semilla en distintos países y regiones en un mismo país.

En Cuba, fundamentalmente en la provincia de Villa Clara se sembraron en el período 2004-2005, 5612 ha de frijoles con un rendimiento promedio de 0,4 t. ha-1. (MINAGRI, 2005). Estas cifras dan una idea de la necesidad de explotar todos los recursos posibles para incrementar los niveles de producción actuales si se quiere mantener los índices de consumo establecidos sin incrementar excesivamente los niveles de importación que en la actualidad alcanzan la cifra de 48414000 (FAO, 2002). 2.2 Fenología del frijol Durante el desarrollo de la planta de frijol ocurren cambios morfológicos y fisiológicos que sirven de base para identificar las fases o etapas por las que transita el cultivo desde siembra a cosecha. En genotipos de diferente hábito y ciclo biológico, una etapa determinada puede ocurrir en diferente tiempo. Por lo anterior, referirse a una etapa de desarrollo para la realización de una práctica o la aplicación de un tratamiento al cultivo, es de mayor precisión, que referirse a los días después de la siembra. El ciclo biológico de la planta de frijol se divide en dos fases sucesivas principales: fase vegetativa y fase reproductiva. La fase vegetativa se inicia con la germinación de la semilla y termina con la aparición de los primeros botones florales. En esta fase se desarrolla la estructura vegetativa (hojas, tallos, nudos, ramas, complejos axilares) necesaria para iniciar la actividad reproductiva de la planta. Por su parte, la fase reproductiva da inicio con la aparición de los botones florales, hasta la madurez de cosecha (Fernández et al. 1991). En las plantas de hábito indeterminado continúa la formación de estructuras vegetativas, aun en presencia de órganos reproductivos; es decir, en una planta de este tipo, podemos encontrar formación simultánea de hojas, tallos, ramas, flores y legumbres. De acuerdo con Fernández et al. (1991), en frijol se identifican 10 etapas de desarrollo o fenológicas. Las primeras cinco correspondientes a la etapa vegetativa: germinación (V0), emergencia (V1), hojas primarias (V2), primera hoja trifoliada (V3) y tercera hoja trifoliada (V4); las cinco etapas restantes, a la etapa

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reproductiva: prefloración (R5), floración (R6), formación de vainas (R7), llenado de vainas (R8) y madurez fisiológica (R9) (Gerardo e Ignacio, 2003 y Peláez et al. 2003) La planta de frijol produce y distribuye materia seca en diferentes partes y órganos, según la etapa de desarrollo en proceso; los órganos compiten entre sí, por nutrimentos y agua, elementos que casi siempre están en cantidades limitadas (White, 1991). Los órganos compiten por estos recursos y se definen prioridades; los tejidos reproductivos (flores y vainas), tienen prioridad máxima; les siguen hojas y raíces y finalmente los tallos. Bajo condiciones de alta demanda, puede ocurrir translocación de nutrimentos de un órgano a otro, por ejemplo, la movilización de carbohidratos de los tallos a las vainas. La manera como se produce, acumula y distribuyen los fotosintatos entre las diferentes partes de la planta, es de gran importancia para la mejora genética y producción de grano de un cultivo. Las hojas son el principal órgano de producción o fuente de fotosintatos; en contraste, las raíces, tallos, flores y vainas, son los órganos de demanda y acumulación de los productos de la fotosíntesis (White e Izquierdo, 1989). En frijol, generalmente la demanda de fotosintatos por los órganos de acumulación (vainas), es mayor que la fuente; en consecuencia, se producirá un aborto de flores y frutos. La literatura menciona a una serie de características de la planta que en conjunto contribuyen a la producción, por lo que se identifican como componentes del rendimiento. Tales características son: número de vainas por planta, número de semillas por vaina y peso de semilla. La investigación ha mostrado que al incrementarse uno de los componentes, tiene efectos negativos sobre otro. Este efecto de correlación negativa, se conoce como efecto de compensación; es decir, que al seleccionar para altos niveles de un componente, probablemente se traducirá en bajos niveles de otro y no resultará en un incremento en rendimiento (White e Izquierdo 1989). No obstante el fenómeno de compensación, no elimina la posibilidad de identificar una combinación óptima entre los componentes y deja abierta la posibilidad de seleccionar líneas de alto rendimiento.

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2.3 Principales plagas del frijol común en Cuba

Según Martínez et al. (2007) las principales plagas del frijol común son: Empoasca kraemeri (Ross y Moore), Aphis craccivora (Koch), Bermisia tabaco (Gennadius), Cerotoma ruficornis y Diabrotica balteata.

Empoasca kraemeri: es el insecto plaga más importante que actúa sobre las diferentes variedades de Phaseolus. El daño causado se conoce como "quemado de saltahoja" y es producido por los adultos y las ninfas, cuando punzan las hojas, los pecíolos y los tallos de la planta para succionar los jugos que le sirven de alimento.

Aphis craccivora: estos áfidos succionan la savia de las partes terminales, retoños, envés de las hojas jóvenes o en las partes florales (Ramos et al. 2010). Cuando esta plaga sobrepasa el umbra económico produce cambios fisiológicos que inducen modificaciones en el metabolismo de este cultivo (Carmeli, 1987). Aguilar et al. (2005) hacen referencia a la importancia de los virus que puede transmitir, específicamente del mosaico común del frijol.

Bermisia tabaci: el daño directo causado por la ninfa ocurre cuando éstas succionan los nutrientes del follaje, el cual se presenta con amarillamiento, moteado y encrespamiento de las hojas, seguidos de necrosis y defoliación. El daño indirecto es causado por la transmisión de un geminivirus (Echemendía et al. 2010)

Durante la década de los setenta en Cuba, se diagnosticaron los primeros síntomas de amarillamiento en el frijol, causados por el mosaico dorado del frijol, asociado a poblaciones de moscas blancas (Blanco y Bencomo, 1978). Este virus provocó una destrucción de más de 1000 ha del cultivo. Posteriormente, con la presencia del biotipo B. Bemisia tabaco, a finales de la década de los noventa, la enfermedad alcanzó afectaciones del 90% y se convirtió en el principal patógeno viral del frijol común en el país (Blanco y Faure, 1994; Vázquez, 1999).

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2.3.1 Generalidades de Diabrotica balteata Le Conte:

Nombre: Diabrotica balteata Le Conte Ubicación taxonómica:  Reino: Animalia  División: Uniramia  Clase: Insecta  Orden: Coleóptera  Familia: Chrysomelidae  Género: Diarotica  Especie: Diabrotica balteata (Le Conte)

Del orden Coleoptera, una de las especies más conocidas es D. balteata por sus elevadas poblaciones en las plantas cultivadas y en la vegetación espontánea, tanto en las zonas llanas como en las montañas (Lozada et al., 2004). A esta especie se le conoce de manera vulgar como doradilla, tortuguita, tortuguita verde y conchuela voladora. Este género está constituido por 354 especies descritas, en su mayoría con una distribución Neotropical (Eben y Espinosa, 2004). El género Diabrotica está subdividido en tres subgrupos: fucata con más de 300 especies distribuidas principalmente en Centro y Sudamérica; virgifera, con 24 especies distribuidas principalmente en Norteamérica; signifera, con 11 especies de distribución restringida en Sudamérica (Mayorga et al. 2012). Este insecto plaga es uno de los primeros en incidir en varias hortalizas de importancia económica como la col (Brassica oleracea var. capitata L.), tomate (Solanum lycopersicum L.), lechuga (Lactuca sativa L.), ají (Capsicum frutescens L.), pimiento (Capsicum annuum L.) y cebolla (Allium cepa L.). Presenta también altos niveles poblacionales en maíz (Zea mays L.), papa (Solanum tuberosum Sw.), frijol (Phaseolus vulgaris L.), boniato (Ipomoea batatas L.), calabaza (Cucúrbita moschata, Duch.), pepino (Cucumis sativus L.), melón (Cucumis melo L.), berenjena (Solanum melongena L.) y girasol (Helianthus annuus L.)

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Las mayores consecuencias negativas de las infestaciones por crisomélido se producen por la incidencia de los adultos en las hojas, y en muy pocas ocasiones se observan y relacionan las lesiones que producen las larvas en el sistema radical de las plantas, que muchas veces llegan a producir la muerte, por lo que el conocimiento de la biología de esta especie puede contribuir a mejorar su manejo (Méndez, 2007).

2.3.2 Biología de Diabrotica balteata Según Méndez 2007, esta especie de crisomélido realiza metamorfosis halometábola. Sus huevos son de forma alargada, coloración blanquecina y miden alrededor 0,39 mm de longitud y 0,19mm de ancho. Se localizan semienterrados aproximadamente entre 0,20 y 0,30 mm en grietas u otros accidentes del suelo, en las proximidades de las plantas. Su desarrollo embrionario demora alrededor de siete a ocho días en condiciones de laboratorio y de siete a nueve en condiciones naturales. Las larvas son de color blancuzco recién salidas de los huevos y adoptan una coloración parda en el transcurso del tiempo. Completamente desarrolladas miden aproximadamente 5,7mm de longitud y se alimentan de las raíces con gran voracidad. El estado larval transcurre entre 37 y 41 días. Las pupas son de tipo exarata y color blanco amarillento, envueltas por una cápsula terrosa a 0,25mm de profundidad y próxima a las raíces. El estado pupal transcurre entre 12 y 15 días, tanto en condiciones de laboratorio como naturales (Martínez et al. 2007) Los adultos son de forma oval, los extremos de los élitros cubren el último segmento abdominal. La coloración de los recién emergidos es amarillenta, aunque se delimitan las tonalidades que caracterizan definitivamente a la especie, y que en el transcurso de dos a tres horas es verde brillante, con cuatro manchas amarillas y transversales en cada élitro. La primera semeja dos círculos uno al lado del otro; la segunda y la tercera tienen forma alargada, y la última, pegada al

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ápice del ala, es más o menos triangular. La longitud desde la cabeza hasta el extremo de los élitros es de aproximadamente de 4,9 a 6,1mm. El adulto es de forma oval, los extremos de los élitros cubren el último segmento abdominal. La coloración de los recién emergidos es amarillenta, aunque se delimitan las tonalidades que caracterizan definitivamente a la especie, y que en el transcurso de dos a tres horas es verde brillante, con cuatro manchas amarillas y transversales en cada élitro. La primera semeja dos círculos, uno al lado del otro; la segunda y la tercera tienen forma alargada, y la última pegada al ápice del ala, es más o menos triangular. La longitud desde la cabeza hasta el extremo de los élitros fue de 4,9 a 6,1mm (Wilcox, 1965). Las hembras depositan los huevos en oquedades, grietas o cualquier otro accidente del suelo, y al eclosionar las larvas alcanzan las raíces de las plantas que les sirvieron de hospedantes a los adultos, aunque necesariamente no siempre ocurre así. Al concluir el desarrollo larval la pupa queda encerrada en una cápsula terrosa construida por la larva. 2.3.3 Generalidades Cerotoma ruficornis Nombre: Cerotoma ruficornis (Oliver) Posición taxonómica:  Reino: Animalia  División: Uniramia  Clase: Insecta  Orden: Coleóptera  Familia: Chrysomelidae  Género: Cerotoma  Especie: Cerotoma ruficornis (Oliver) Cerotoma ruficornis conocido como tortuguilla de la hoja o tortuguilla roja es otra especie de crisomélido que está presente en todo el territorio nacional. Causa daños de importancia en las fenologías tempranas, aunque incide casi en todo el ciclo completo, asociando sus mayores apariciones a las épocas de lluvia. Los adultos se alimentan del follaje, agujereando las hojas y causando reducción del

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área foliar. Esta plaga constituye un vector de los virus del Moteado amarillo (BYSV) y del Mosaico del chícharo de vaca (CPMV) (Martínez et al., 2007). Ataca también a la soya (Glycine max L), papa (Solanum tuberosum Sw.) y boniato (Ipomoea batatas L). Es transmisor de virus y otros patógenos de las plantas, aunque de forma relativamente limitada (Marrero et al., 2004). 2.3.4 Biología de Cerotoma ruficornis Realiza metamorfosis holometábola. Los huevos son colocados en el suelo, debajo de hojas secas y cerca de las raíces de las plántulas, las larvas neonatas son de color blanco lechoso y luego se oscurecen. Todos los estadios larvales se alimentan de las raíces de las plantas, las pupas son de color blanquecino y miden 4 mm de largo y el adulto es de color amarillo ocre, de cuerpo ovalado, los élitros son anaranjados con manchas negras y la cabeza negra (Martínez et al., 2007). Los mayores efectos se aprecian en fenologías tempranas del cultivo, aunque incide casi en todo el ciclo completo. Esta plaga constituye un vector de los virus (Marrero et al., 2004). 2.4 Generalidades de los hongos entomopatógenos. El control biológico es una disciplina muy amplia basada en el principio natural en que muchas especies de organismos se alimentan, viven y se reproducen sobre otras, cuyas poblaciones son reguladas por las primeras en los diferentes ecosistemas (Madrigal, 2001, Tellez et al., 2009 y Meyling y Eilenberg , 2007). Existe un grupo de organismos fungosos que son patógenos obligados o facultativos de los insectos, conocidos como hongos entomopatógenos. Su crecimiento y desarrollo está limitado principalmente por las condiciones ambientales externas, en particular por la humedad, la radiación solar y la temperatura, que determinan la adecuada esporulación y germinación de las conidias (Tanada y Kaya, 1993). Los entomopatógenos son microorganismos eucariontes sin clorofila y pueden ser unicelulares o pluricelulares; son filamentosos y sus paredes contienen quitina o celulosa; su reproducción es sexual o asexual (con o sin conidias); las conidias se originan a partir de los conidióforos y se diseminan por el viento, el agua y otros agentes (Kuno et al., 1982). Son considerados como los patógenos más promisorios contra insectos, ya

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que pueden infectarlos directamente a través de la penetración de la cutícula y poseen múltiples mecanismos de acción que les confieren una alta capacidad para evitar que el hospedero desarrolle resistencia (Hayek y Leger, 1994).

2.4.1 Clasificación de los hongos entomopatógenos. Los hongos entomopatógenos infectan individuos en todos los órdenes de insectos, en su mayoría al orden Hemiptera, Diptera, Coleóptera, Lepidoptera, Hymenoptera y Orthoptera (Ferron, 1978 y Driesche et al., 2008). Los estados inmaduros (ninfas y larvas) son más a menudo infectados por los hongos que en adultos, mientras que los estados de huevo y pupa no son frecuentemente infectados. La mayoría de estos hongos son patógenos obligados o facultativos que causan en el insecto enfermedades denominadas micosis (Tanada y Kaya, 1993). Los hongos entomopatógenos se encuentran clasificados taxonómicamente en el phylum Ascomycota, subphylum Pezizomycotina de la clase Sordariomycetes, subclase Hipocreomycetidae (Rehner y Buckley, 2005). Pertenecen al orden Hypocreales de la familia Clavicipitaceae (Hawksworth et al., 1983) donde ejercen un papel muy importante en la reducción natural de poblaciones de insectos y ácaros fitófagos en la agricultura, silvicultura y otros agroecosistemas (Humber, 1989). La familia Clavipitaceae presenta un elevado grado de adaptabilidad expresado por sus características patológicas, biológicas, genéticas y ecológicas, manifestando su gran variabilidad de formas y estructuras entre los diferentes géneros y especies existentes (Humber, 1981). Se conocen más de 100 géneros y 700 especies, entre los más importantes se destacan Beauveria, Metarhizium, Entomophthora, Aschersonia, Fusarium, Hirsutella, Paecilomyces y Lecanicillium siendo estos los de mayor importancia en el control biológico por la susceptibilidad en los insectos plaga y por su fácil multiplicación.

2.5 Antecedentes de control de B. bassiana en coleópteros Los insectos del orden coleóptera son más comúnmente infectados por B. bassiana (Feng y Johnson, 1990). Así, 16 géneros de coccinélidos depredadores

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han sido reportados como hospederos de éste hongo entomopatógenos (Magalhaeset al., 1988). Según Todorova et al., 1994, dos cepas de B. bassiana produjeron diferentes grados de toxicidad en larvas de Coleomegillas maculata (De Geer), las larvas del coccinélido son susceptibles a todas las concentraciones del hongo. Una de las cepas causó una mortalidad insignificante, mientras que la más virulenta ocasionó hasta un 77.8% de mortalidad por contacto. Este hongo es virulento a la catarina Hippodamia convergens (Guérin-Méneville) y posiblemente también a otros coccinélidos. Sin embargo, es necesario realizar investigaciones más avanzadas que determinan los efectos en laboratorio y en campo, donde interactúan varias especies (James y Lighthart, 1994). Este hongo reduce significativamente las poblaciones de larvas y adultos de la catarina de la papa Leptinotarsa decemlineata (Say) (Anderson et al., 1988). En un experimento realizado con aplicaciones en diferentes dosis de B. bassiana, todas las larvas de éste escarabajo, mueren antes de pupar (Fargues et al., 1994). Las larvas de L. decemlineata, difieren en susceptibilidad a la infección natural por B. bassiana (Todorova et al., 1994), éste hongo es un agente de control promisorio para L. decemlineata dadas las experiencias en Francia, Polonia y Rusia (Hajek et al., 1987). La aplicación de B. bassiana en el suelo reducen la emergencia de adultos de Diabrotica undecimpunctata (Mannerheim) y el daño a la raíz es menos severo en el suelo tratado con el hongo que en los suelos infestados con la plaga, sin tratamiento conidial. El crisomélido Cerotoma arcuata (Olivier) es susceptible a B. bassiana (Magalhaes et al., 1998). El escarabajo Ceratosanthes hilariana Cogniaux (Coleóptera: Chrysomelidae), es infectado por los hongos B. bassiana y M. anisophae (Daoust y Pereira, 1986). Asimismo B. Bassiana infecta a Cosmopolites sordidus (Germar) (Coleóptera: Curculionidae), por lo que este hongo es un factor importante en la mortalidad de los adulto de esta plaga en el sudeste de Florida. Este hongo también infecta a Metamasius hemipterus (L). En Puerto Rico, Cuba y Brasil, donde se considera un

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agente de control que ocurre en forma natural. La mayoría de los picudos muertos infectados con B. bassiana se encuentran adheridos en la parte baja o caídos de la planta del plátano (Peña et al., 1995). B. bassiana es patogénico al tercer estadio larval del picudo del plátano, causando mortalidades de 63- 97% en los 35 días posteriores a la exposición de esporas. Con la finalidad de infectar a la hembra durante la ovoposición y a las larvas al eclosionar los huevecillos, se pueden realizar aplicaciones de B. bassiana durante las oviposturas de la hembra de C. sordidus (Kaaya et al., 1993). El adulto de Chalcodermus bimaculatus (Boheman), se considera menos susceptible a B. bassiana que la larva (Quintela et al., 1990). Las larvas y los adultos del picudo del nogal pecanero Curculio caryae (Hom), son infectados por B. bassiana, sin tomar en cuenta el lugar, tipo de suelo o prácticas de manejo de plagas (Harrison y Gardner, 1991). La virulencia de los hongos entomopatógenos contra este picudo depende del modo de aplicación y el aislado del hongo (Harrison et al., 1993). En experimento realizado, los aislados de B. bassiana fueron virulentos al picudo del maíz almacenado, Sitophilus zeamais (Mostch), en laboratorio por lo que B. bassiana es un agente potencial para el control microbiano de esta plaga (Adane et al., 1996). El adulto del escarabajo Alphitobius diaperius (Panzer) (Coleóptera: Tenebrionidae) es menos susceptible a la infección con B. bassiana que la larva. Algunas larvas infectadas logran pupar y la esporulación ocurre en la pupa. Los adultos generalmente repelen la infección y la mortalidad no excede el 27% (Steinkraus et al., 1991). En muestreos realizados de escarabajos de las familias Carabidade y Staphylinidae, se presentaron niveles de infección bajos (Carabidade: 7.65, Staphylinidae: 7.0%), el hongo B. bassiana infectó hasta un 67% de la población de stafilínido Anotylus rugosus (Fabricius) y 37% del 37% del estafilínido Gyrohypnus angustatus (Stephens). Este hongo predomino ya que fue colectado de las dos familias en todos los sitios de estudio (Steenberg et al., 1995).

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La mayoría de los aislados probados producen un bajo porcentaje de mortalidad (menos de 25%) en un período de 10 días a la broca del café Hypothenemus hampei (Ferrari) (Coleóptera: Scolytidae), lo anterior podría indicar una pérdida de la virulencia y la necesidad de aumentarla a través de la infección con hospederos de la misma especie o una especie altamente (Varela y morales, 1996). Cuando B. bassiana aislada de escarabajos del género Phyllophaga spp, (Coleóptera: Scarabaeidae) ocasiona un alto porcentaje de mortalidad en larvas del mismo insecto. Este hongo es ligeramente infeccioso cuando se administra en el alimento de las larvas; sin embargo, el hongo parece estar asociado más específicamente con el segundo y tercer estadio larval (Poprawski y Yule, 1991).

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3. Materiales y Métodos

El trabajo se realizó en la finca Día y Noche, de la UBPC “28 de octubre”, perteneciente a la Empresa de Cultivos Varios “Valle del Yabú”, ubicada en la carretera de Camajuaní km 6 ½ , en el municipio de Santa Clara, provincia de Villa Clara; sobre un suelo Pardo Mullido Medianamente Lavado según Hernández et al. (1999).

Descripción del experimento

Se sembraron tres variedades comerciales de frijol con diferente color de testa (negra, roja y blanca) (tabla 1). Se utilizó un diseño de bloques al azar con tres replicas y parcelas 11.25 m2 (5 m de largo por 2.25 m de ancho), el marco de siembra utilizado fue de 0.45 m entre surcos por 0.04 m entre plantas. Tabla 1. Variedades de frijol evaluadas Nombre de la variedad Color de la testa Triunfo 70 Negra Bonita 11 Blanca Hatuey 24 Roja

3.1 Fluctuación poblacional de las especies de crisomélidos.

Para determinar la fluctuación poblacional de las especies de crisomélidos se cuantificó con una frecuencia semanal el número de insectos de cada especie que se presentaron en cada variedad. Para esto se tuvo en cuenta las fases fenológicas (tabla 2) según García (1996) y las variables climáticas que fueron suministrados por la Estación Experimental Agrícola Álvaro Barba Machado de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV).

Tabla 2. Fases fenológicas del cultivo del frijol Estados vegetativos Estados reproductivos Ve (Emergencia) R1 (Prefloración) Vc (Nudo cotiledonal) R2 (Floración) V1 (Primer nudo) R3 (Formación de la legumbre) V2 (Segundo nudo) R4 (Llenado de legumbre)

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V3 (Tercer nudo) R5 (Inicio de maduración) Vn (Número de nudos) R6 (Maduración completa)

3.2 Evaluación del porcentaje de infestación de los crisomélidos sobre las variedades estudiadas.

Para evaluar la intensidad de ataque se tuvo en cuenta el número y dimensiones de las perforaciones presentes en las hojas trifoliadas. Para esto se realizó muestreos semanales. Se contabilizaron las perforaciones existentes y se determinó el grado de afectación según la escala de daños propuesta por Marrero (2003) (tabla 3).

Tabla 3. Escala de daño para la evaluación de la intensidad de ataque de los crisomélidos.

Gradología Descripción

Grado 0 Hojas sanas

Grado 1 1 o 2 perforaciones independientes en el limbo de las hojas.

Grado 2 De 3 a 10 perforaciones independientes en el limbo de las hojas.

Grado 3 De 11 a 16 perforaciones independientes en el limbo de las hojas y

algunas grandes por unión de lesiones pequeñas.

Grado 4 Más de 16 perforaciones grandes por unión de lesiones pequeñas.

Grado 5 Hojas totalmente destruidas por perforaciones.

Una vez que se obtuvo los grados de afectación, se determinó el porcentaje de infestación mediante la fórmula de Townsend y Heuberger (1943).

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Donde: p: Porcentaje de infestación. n: Número de trifolios en cada categoría de ataque. v: Valor numérico de la categoría de ataque.

N: Número total de hojas.

5: Último grado de la escala

3.3 Determinación del consumo foliar diario y la preferencia de estos coleópteros en condiciones de laboratorio.

La determinación del consumo foliar diario de los crisomélidos tuvo lugar en el laboratorio de Fisiología y Bioquímica, perteneciente a la Facultad de Ciencia Agropecuarias en la provincia de Villa Clara. Se tomaron 9 individuos de cada especie, los cuales se ubicaron individualmente en placas de Petri de 12 cm de diámetro y se les proporcionó una hoja trifoliada de frijol de cada variedad con su área foliar previamente conocida. En el pecíolo de las hojas se situaron motas de algodón humedecidas para evitar la pérdida de turgencia celular del alimento tal como lo expone Marrero et al. (2004).

Para determinar el área foliar se utilizó la siguiente fórmula

∑(l*a)*0.73

Donde: l: largo de cada foliolo a: ancho de cada foliolo

0.73 (coeficiente de área foliar según Lazarov (1965)).

Transcurridas 24 horas de montado el experimento se llevó a cabo la medición de las áreas perforadas mediante una regla milimetrada. Estas mediciones se efectuaron 3 veces y el experimento contó con 3 réplicas por especie en cada variedad y tuvo una duración de 3 días.

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3.4 Evaluación de diferentes métodos de control en condiciones de laboratorio

Para la evaluación del control de crisomélidos en el cultivo del frijol, se realizó un experimento en condiciones controladas. Se aplicaron sobre los insectos cuatro tratamientos y un control absoluto (Tabla 4). Tabla 4. Tratamientos empleados para el control de crisomélidos en el cultivo del frijol común. No Medidas de control Dosis de aplicación 1 Control absoluto Agua destilada y estéril 2 Tamarón 600 CS (Metamidofos) Concentración 600 g L-1 recomendada 3 Tamarón 600 CS (Metamidofos) Concentración media 300 g L-1 4 Beauveria bassiana (Cepa Bb 1) 2.5 g L-1

5 Beauveria bassiana (Cepa Bb 18) 2.5 g L-1

Se tomaron 20 insectos de cada especie de crisomélido para cada tratamiento y se colocaron los mismos en placas de Petri de 12 cm de diámetro con un papel de filtro humedecido. Los biopreparados y el insecticida químico fueron asperjados sobre los insectos y luego se colocó una hoja de frijol para su alimentación. El experimento constó de 3 réplicas.

Posteriormente los insectos fueron colocados en una cámara climática a 25 oC, 75 % de humedad relativa y 16 horas luz: 8 horas oscuridad.

Se realizaron evaluaciones cada 24 horas para determinar el porcentaje de insectos muertos.

3.5 Procesamiento estadístico

Los resultados obtenidos fueron analizados estadísticamente utilizando el programa STATGRAPHICS PLUS versión 5.1. En el caso de la infestación y el

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consumo foliar diario se realizó un análisis de varianza simple con la posterior aplicación de la prueba de Duncan. En el caso de la preferencia varietal se realizó un análisis de varianza no paramétrico de Kruskal-Wallis. Para la comparación de medias se utilizó la de la Prueba Múltiple de Rangos la cual está contenida en el programa STATISTIX versión 1.0.

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4. Resultados y Discusión

4.1 Fluctuación poblacional de los crisomélidos asociados al frijol común en época intermedia.

Figura 1. Fluctuación poblacional de los crisomélidos y su relación con la fenología y las variables climáticas.

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En la figura 1 se puede observar que la llegada de los primeros crisomélidos sucedió en la fase fenológica V2 (segundo nudo), donde se registraron 20 insectos de C. ruficornis y 4 ejemplares de D. balteata, representando de esta forma el 8.7 y 2% respectivamente del total de insectos cuantificados. A partir de esta fase fenológica existió una cierta estabilidad en cuanto al número de insectos detectados, hasta la aparición del pico poblacional en la fenofase V4 (cuarto nudo) donde se registró el 36 % de la población de insectos. Durante este estadio de la planta, se pudo observar un mayor número de C. ruficornis (65 insectos) con respecto a D. balteata (18 insectos). El descenso de las poblaciones de crisomélidos ocurrió durante las fases fenológicas R1 y R3 donde se detectó un 20.4 y un 18.0 % de insectos respectivamente en estos estadios reproductivos de la planta. La migración de los adultos sucedió a finales de esta última fase fenológica (R3). Estos resultados coinciden con los obtenidos por Aviles et al. 2004, donde hacen alusión que los primeros insectos que incidieron en el cultivo del frijol fueron los crisomélidos D. balteata y C. ruficornis. Estas dos especies estuvieron presentes desde inicios del desarrollo de la planta (V1) hasta la etapa reproductiva (R1-R5), ocupando más del 50% del total de insectos druante todo el ciclo del cultivo, siempre alimentándose de las hojas y con relativo frecuencia de los botones y pétalos de las flores. Investigaciones realizadas por Pérez et al. (1998) en el cultivo de la lenteja (Lens culinaris Medikus), dieron a conocer dos picos poblacionales uno antes de floración y otro en maduración. Pineda y Ávila 2004 demostraron que las poblaciones de Cerotoma sp. y Colaspis sp. presentaron los máximos niveles entre las fenofase (V3) y formación de las legumbres (R3). Hernández y Barquero (2003) y Chavarin et al. (2003) señalan que la fase vegetativa del frijol, comprende desde el proceso de germinación hasta la emisión de la quinta hoja trifoliada. De forma general en esta fase vegetativa se observó una estabilidad con valores de 18,26 y 21,3% del total de crisomélidos

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cuantificados respectivamente, no siendo así en la fase de fructificación, donde los valores oscilaron entre 23,48 y 5,22% de ejemplares cuantificados. La siembra del cultivo del frijol se efectuó en un período seco, dicho período favoreció la llegada de los primeros crisomélidos. En las primeras cuatro fases fenológicas del cultivo (emergencia, nudo cotiledonal, primer nudo y segundo nudo) se registraron bajos valores de precipitaciones, lo que favoreció el aumento de las poblaciones de estos insectos plagas. Las primeras precipitaciones registradas alcanzaron valores de 2,48 mm como promedio semanal. Este cambio en las variables climáticas se produjo en la fase fenológica V4. En esta última fase los valores de temperatura máxima y temperatura mínima fueron de 26,48 Co y 18,1 Co respectivamente, donde se registró la mayor diferencia entre estas temperaturas en todo el ciclo del cultivo, que pudo haber sido el factor determinante en el pico poblacional. Los resultados coinciden con Domínguez et al. (2003) y Domínguez (2006), quienes analizaron el factor temperatura (°C) para el estudio de la dependencia en los insectos, en donde demuestran que los insectos plagas en Cuba, alcanzan el pico poblacional cercano a los 30º C. Durante el trascurso del ciclo de vida del cultivo del frijol se registraron cuatro precipitaciones en diferentes fases fenológicas. El descenso de las poblaciones de las especies D. balteata y C. ruficornis, pudo haber sido por la incidencia de precipitaciones promedios semanales de 12.57mm semanal, siendo esta la más significativa, en la cual las temperaturas máximas llegaron a alcanzar rangos de hasta 28 Co y las mínimas de hasta 18º C, donde hubo una diferencia de 10 Co entre el día y la noche. Estos factores fueron muy determinantes en el descenso paulatino del número de insectos, el cual se acentuó en la fase R3, también la fenología del cultivo influyó en este sentido ya que pudo estar dado porque el cultivo se encontraba en senescencia y los insectos estaban emigrando hacia otros cultivos más suculentos.

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Ramos et al. (2010), expone que en una fase fenológica cuando existen diferencias en los valores de temperatura, ocurre un descenso de las poblaciones de los insectos plagas. Maldonado (2000) determinó la fluctuación de varios crisomélidos pertenecientes a la región de Tamaulipas, México. Este autor hizo alusión en que las estaciones del año más importantes para el Bosque de encino-pino, fueron el otoño, el verano y la primavera. De manera general estableció que el otoño es el más importante para todas las localidades donde se llevaron a cabo los muestreos en los cuales se colectó un total de 8832 crisomélidos, lo que constituyó el 51 %. Después, según este autor le siguió en importancia el verano con un total de 3500 crisomélidos, por su parte la primavera alcanzó el tercer sitio y el verano fue el menos abundante. De acuerdo con los valores de abundancia registrados por estación del año, Maldonado (2000) observó que el otoño fue el más abundante para la mayoría de las localidades en estudio y fue durante esta estación donde se registraron los valores máximos de temperatura media anual y de humedad relativa, así como también las precipitaciones más altas, por lo que es de esperarse que estos parámetros fuesen una fuerza selectiva en el resultado obtenido y se pudo señalar que los crisomélidos son unimodales, con un máximo poblacional en esta época del año para la mayoría de las localidades. También este autor observó que durante la época seca (invierno y primavera) las poblaciones de las subfamilias de Chrysomelidae (excepto Alticinae, Bruchinae, Eumolpinae, e Hispinae), fueron bajas siendo este aspecto más crítico en invierno, debido principalmente a que en esta época se presentaron las menores temperaturas, e incluso en esta estación la disponibilidad del alimento disminuyó respecto a la primavera y verano, por lo que el factor temperatura jugó el rol más importante en la distribución de las poblaciones de los crisomélidos.

4.2 Infestación producida por los crisomélidos al frijol común

En la figura 2, se muestra el porcentaje de infestación de los crisomélidos en el frijol común. De las tres variedades en estudio, Bonita 11, de grano de testa

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blanco fue la más susceptible con un 11,96% de infestación, después la variedad Hatuey 24, de grano de testa roja con 7,65%. Estas dos variedades no mostraron diferencias significativas entre ellas, pero sí con la variedad Triunfo 70 de granos con testa negra que mostró mayor tolerancia ante el ataque de estos insectos con tan solo un 4,04% de infestación.

Ninguna de las variedades estudiadas superó 25% de infestación, que es el umbral de daño económico de este cultivo, reportado por Centro Nacional de Sanidad Vegetal en Cuba (2001). Estos resultados estuvieron dados por el control de malezas que se tuvo durante el ciclo biológico del cultivo, donde se aplicaron métodos físicos como: arranque manual y escarda con azada. Según Álvarez (2013) este tipo de labores favorece la disminución de las poblaciones de plantas indeseables, que sirven de hospedantes a insectos y organismos patógenos.

Figura 2. Porcentaje de infestación de los crisomélidos en el frijol común.

Autores Hammond (2001) y Rossetto Monteiro (1980), exponen que estos resultados pudieron haber tenido una repercusión directa en el proceso de crecimiento y la actividad fotosintética de la planta, debido a la progresiva pérdida

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de los meristemos apicales, tejidos responsables del crecimiento primario, lo que impidió la reposición del follaje consumido, a pesar del hábito de crecimiento de estas variedades.

Según Centella et al. (2003) y Finar y Jergo (2006) la tolerancia de una variedad ante el ataque de los insectos se le atribuye a muchas causas, dentro de las cuales las más comunes son las morfológicas (contenido de pelos o tricomas, índice de esclerofília, contenido de fibras, arquitectura de la planta) y las bioquímicas (contenido de metabolitos secundarios).

Las mayores consecuencias negativas de las infestaciones por crisomélidos se producen por la incidencia de los adultos en las hojas pequeñas que pueden llegar a comer completamente los cotiledones. A las plantas adultas, aunque el daño directo sea limitado, puede ocasionar serios problemas sobre todo a través de la transmisión de enfermedades (Martínez et al. 2007). Es de interés destacar que los crisomélidos también atacan las flores y las legumbres inmaduras del frijol y la soya (Bolaños, 2001). La mayoría de las pérdidas en los rendimientos ocurren cuando estos insectos se alimentan de las legumbres en desarrollo, las lesiones pueden ocasionar legumbres pequeñas, facilitan la penetración de patógenos fúngicos y se producen legumbres vanas, semillas con apariencia arrugada y decoloradas (Rice, 1996). Las capas externas de las legumbres son dañadas inicialmente por las lesiones alimentarias de los insectos quedando solamente una fina epidermis que recubre la semilla, aunque cuando se presenta infestación severa, se alimentan de la semilla en formación. Es importante desarrollar los muestreos al inicio del llenado de las legumbres hasta su madurez. Cabe resaltar que las leguminosas poseen una tasa de recuperación de la defoliación hasta un 30%, en la etapa reproductiva la afectación no debe superar el 15% (Aragón y Molinari, 1997), ya que los daños impiden alcanzar el 95% de eficiencia fotosintética, condición necesaria para que ocurra el inicio de la formación y llenado de las legumbres, el incremento del número de granos por unidad de superficie y su peso final. Estos componentes están fuertemente

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asociados al rendimiento y son dependientes de la tasa de crecimiento del cultivo entre la floración y llenado del grano. Esta exigencia fisiológica condiciona la necesidad de que la plantación alcance la máxima tasa de crecimiento durante esta fase (reproductiva), lo cual favorece un desarrollo óptimo en la etapa de plenitud de la semilla y su maduración fisiológica (Ponce et al. 1997).

4.3 Consumo foliar diario y preferencia de los crisomélidos en el frijol común

Tal como muestra la figura 3, la especie de mayor consumo foliar diario fue C ruficornis, la cual llegó a consumir como promedio 0,66cm2 del área de una hoja trifoliada en un solo día. El consumo de esta especie difirió significativamente del de D. balteata, quien tan solo se alimentó de 0,29cm2 de hoja.

Estos resultados pudieron tener una estrecha relación con el porcentaje de insectos de las especies que incidieron en el cultivo (tabla 4) en la que C ruficornis mostró el 81,29% de aparición con respecto al total de insectos detectados. Autores como Aragón y Molinari (1997) exponen que estos hábitos alimenticios pudieron tener una influencia notable, ya que estas especies se pueden alimentar de las legumbres y flores de la planta, lo que las hace ser más agresivas.

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Figura 3. Consumo foliar diario de dos especies de crisomélidos en el frijol común.

Barras con letras distintas denotan diferencias significativas según prueba de Duncan para P<0,05. Estos resultados coincidieron con los obtenidos por Marrero et al. (2004) quienes determinaron el consumo foliar diario del complejo de crisomélidos en condiciones de laboratorio. Maecolaspis brunea (Bechyné) fue la especie de mayor consumo foliar con diferencias estadísticas significativas respecto al consumo de las dos especies restantes. Estos autores encontraron el consumo foliar diario de las especies A. ruficornis y D. balteata dentro del rango (0,7-1,5 cm2). Sin embargo, M. brunnea provocó defoliaciones diarias muy superiores a lo informado para estas dos especies, observándose abundantes lesiones, a partir de los bordes foliares, lo cual difiere de las típicas perforaciones en forma de munición, descritas para estos insectos.

Como se muestra en la figura 4 de las tres variedades estudiadas la más preferida por estos insectos plagas fue Bonita - 11 de granos con testa blanca con una afectación diaria de 0.67 cm2 de área foliar. La variedad de granos de testa roja mostró una predilección media con afectaciones de 0.45 cm2, mientras que con 0.31 cm2 la variedad de testa negra fue la menos preferida.

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Figura 4. Preferencia de los crisomélidos por variedades de frijol común Medias con letras distintas en una misma columna denotan diferencias significativas según Prueba Múltiple de Rangos para P<0.05. Según González et al. (2003), el daño foliar por un herbívoro puede ser hasta diez veces más en hojas jóvenes que en hojas maduras, incluso dentro de la misma planta. Investigaciones realizadas por el mismo autor, sobre la diferenciación sexual del daño y la preferencia en el consumo foliar, exponen que las plantas hembras presentaron un 47,5 % de consumo foliar, con respecto a las plantas machos. En adición a lo anterior, las plantas hembras en la época lluviosa exhibieron 17,54 % más de daño respecto a la época seca, en tanto, las plantas machos mostraron 1,3 % de mayor herbivoría en la época lluviosa que en la época seca. Las Plantas macho registraron un incremento en la herbivoría de un 7,8 %, mientras que las plantas hembras tuvieron un incremento del 9 % (González et al., 2003). Por otra parte Sánchez-Ramos et al. (2010) realizaron análisis de la herbivoría de los crisomélidos (% de área foliar consumida día-1) sobre la palmilla (Chamaedorea radicalis Mart.) durante tres épocas del año en un bosque tropical subcaducifolio y un bosque mixto templado en el estado de Tamaulipas, México. Los resultados mostraron mayor consumo foliar al inicio de la época lluviosa (0,17 % por día), mientras que en la época seca obtuvo el menor registro (0,09 % por día). La tasa de herbivoría diaria durante el final de las lluvias fue de 0,13 %. Estos valores son más altos de los comúnmente descritos para estos hábitats. Fernández y Arias (1989) estimaron el consumo foliar diario de los crisomélidos en Brazil. Sus investigaciones evidenciaron que las perforaciones ocasionadas por A. ruficornis y D.balteata presentaron tasas de consumo promedio de 0.5-1,25 cm2 de follaje/día, siendo similares a los resultados promedio de 0,7-1,5 cm2 de follaje/día, constatados por estudios de nocividad del complejo de crisomélidos desarrollados sobre frijol. Estos autores argumentan además que los daños mecánicos ocasionados por este complejo destruyeron las hojas del cultivo casi en su totalidad y que estos organismos pueden ocasionar defoliación irreversible a pesar de la capacidad

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fisiológica de recuperación del cultivo. Las lesiones de los adultos se caracterizaron por perforaciones en forma de munición, rara vez en los bordes, con una drástica disminución del área fotosintética. El conocimiento del área foliar consumida en 24 horas, pudiera aportar un conocimiento relevante para el estudio de la nocividad de este complejo insectil, posibilitando estimar el daño potencial y su influencia sobre las plantas afectadas, a partir de su impacto sobre el follaje del cultivo, y su posible recuperación; si se tiene en consideración la abundancia y voracidad de estos individuos defoliadores y la carencia de información sobre sus tasas de consumo (Marrero et al., 2004).

4.4 Evaluación de la patogenicidad de Beauveria bassiana y del insecticida Metamidofos en D. balteata y C. ruficornis en condiciones de laboratorio.

En las figuras 5 podemos apreciar el efecto de dos cepas de Beauveria bassiana (Bb 1 y Bb 18) y dos concentraciones de un insecticida sintético sobre D. balteata. Entre las cepas de B. bassiana aplicadas para el control de D. balteata, Bb 18 logró una mayor patogenicidad con el 45% de los insectos muertos a los 3 días de inoculación, además alcanzó a colonizar el 100% de los insectos tratados a los 7 días. Por otra parte los primeros síntomas de muerte con la aplicación del aislado Bb 1 se evidenciaron a los 4 días después de la inoculación (23%), pero en este sentido el aislado solo alcanzó el 85% de insectos muertos. Con la aplicación del insecticida Metamidofos pudimos observar que tanto con la concentración recomendada y la concentración media se alcanzó un 100% de mortalidad a los 3 y 4 días respectivamente.

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Figura 5. Patogenicidad de dos cepas de Beauveria bassiana (Bb 1 y Bb 18) y dos concentraciones de un insecticida sintético sobre D. balteata.

En el experimento efectuado con C. ruficornis, pudimos apreciar que ambos aislados de B. bassiana causaron el 100% de mortalidad de los insectos, con la diferencia de que Bb 18 ejerció su patogenicidad a los 3 días de inoculación con el 55% de los insectos muertos y a los 6 días ya había ejercido un control total sobre estos crisomélidos. Bb 1 ejerció el 100% de infestación a los 9 días. El empleo de Metamidofos indujo un 100% de mortalidad en este crisomélido. En este caso la muerte del total de los insectos evaluados sucedió respectivamente a los 2 y 3 días de aplicación de la concentración recomendada y la concentración media de este insecticida.

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Figura 6. Patogenicidad de dos cepas de Beauveria bassiana (Bb 1 y Bb 18) y dos concentraciones de un insecticida sintético sobre C. ruficornis.

El hongo entomopatógeno Beauveria bassiana (Balsamo) Vuillemin constituye una alternativa capaz como agente de control de plagas importantes (Quesada-Moraga et al., 2006). Este hongo constituye un enemigo natural de un amplio rango de insectos y arácnidos, además posee una distribución cosmopolita (Rehner, 2005). Akuste et al. (2013) han demostrado que este entomopatógeno además de encontrarse en los suelos, puede tener capacidad endofítica y colonizar los tejidos de los diferentes órganos del cultivo del frijol como las hojas, tallos y raíces y por tanto los insectos pueden quedar infectados debido a la alimentación o el contacto con estos tejidos. Estudios realizados por Anderson et al. (1988) para lograr el control del crisomélido Leptinotarsa decemlineata (Say) con B. bassiana, demostraron la efectividad del mismo cuando detectaron una micosis del 98% en larvas del tercero y cuarto instar de estos insectos plagas con una humedad relativa mayor al 90%. Tanto el estado líquido o sólido, de este hongo se puede emplear para el control de muchos órdenes de insectos, tal es el caso del pentatómido Oebalus pugnax (Fabricius) el cual fue tratado en condiciones de laboratorio con una formulación líquida donde se evidenció que la muerte del número de insectos evaluados

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ocurrió a los 7 días después de aplicado el bioproducto (Patel et al., 2006) Por otra parte, Güerri-Agulló et al. (2011) emplearon una formulación sólida de este entomopatógeno para el control del coleóptero Rhynchophorus ferrugieneus (Coleoptera: Dryophthoridae) lo que provocó entre el 70 y 85% de mortalidad en condiciones de campo. Según Lannacone y Lamas (2002) los insecticidas sintéticos tienen la ventaja causar la muerte de los insectos plagas en un menor período de tiempo en comparación a otros métodos de control. Estos autores realizarón una comparación entre el efecto del insecticida carbámico Cartap y dos insecticidas botánicos sobre Chrysoperla externa (Hagen) (Neuroptera:Chrysopidae). Durante el experimento se evidenció que la concentración recomendada del insecticida químico causó la muerte del 100% de la población de insectos a las 24 horas de empleado, mientras que la concentración media logró alcanzar este indicador a las 72 horas. Aunque por muchas décadas, los pesticidas químicos han sido un método práctico usado por los campesinos y agricultores para el control de plagas económicas, su efecto tóxico sobre los organismos beneficiosos, aguas superficiales, los residuos que incorporan en los alimentos y la resistencia química que presentan las plagas a estos, ha obligado a los científicos al desarrollo de nuevas medidas de control como el empleo de medios biológicos (Shajid et al., 2012). Muchos autores han estudiado el efecto combinado de hongos entomopatógenos e insecticidas químicos, tal es el caso de Patel et al., (2006) quienes evaluaron la compatibilidad de B. bassiana con cinco insecticidas y el efecto de estos últimos en la esporulación y germinación de este hongo. Como resultado de este estudio se obtuvo que la mejor combinación fue la de B. bassiana e Imidacloprid, quienes recomendaron esta combinación para el manejo integrado de plagas. Patel et al., (2006), demostraron que las mezclas de B. bassiana e insecticidas químicos proveyó el mejor control para pentatómidos que el uso del entomopatógeno solo.

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5. Conclusiones

1. La llegada de los primeros crisomélidos sucedió en la fase fenológica V2 (segundo nudo) y el pico poblacional ocurrió en la fenofase V4 (cuarto nudo) donde se registró el 36% de la población de insectos.

2. La mayor infestación producida por estos insectos plagas fue en la variedad Bonita 11 con un 11,96 %, además fue la más preferida con un consumo foliar diario de 0,67cm2.

3. La especie de mayor consumo foliar diario fue C. ruficornis con 0,66 cm2, mientras D. balteata mostró una alimentación diaria de 0,29 cm2.

4. La cepa de B. bassiana (Bb 18) aplicada indujo una mayor patogenicidad sobre los crisomélidos. Las dos concentraciones de Tamarón lograron matar a las poblaciones de los insectos tratados.

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6. Recomendaciones

1- Repetir estos experimentos bajo otras condiciones edafoclimáticas.

2- Evaluar el efecto de otros entomopatógenos en el control de los crisomélidos.

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