LO SOTERIOLÓGICO COMO DINAMISMO EN LOS MANUSCRITOS DE SANTA THÉRÈSE DE LISIEUX ANÁLISIS Y REFLEXIÓN TEOLÓGICA DESDE EL MANUSCRITO C TEOLOGÍA ESPIRITUAL

Monografía para obtener el título de Maestría en Teología Directora: DRA. MARÍA LUCÍA JIMÉNEZ DE ZITZMANN

ASTRID OVIEDO MOLINA

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Teología Bogotá, D.C. Julio de 2009 2

ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS ...... 4

INTRODUCCIÓN...... 6

I. CONTEXTUALIZACION‎ HISTÓRICA, FAMILIAR Y VIDA RELIGIOSA...... 15 1. Francia en la época de Thérèse de Lisieux ...... 15 2. La Iglesia en el siglo XIX...... 16 3. Lugar de Origen y residencia ...... 18 3.1. Alençon ...... 18 3.2. Lisieux ...... 19 4. Ambiente familiar ...... 19 4.1. María Zelie Guérin Madre de Thérèse...... 20 4.2. Louis Martin Padre de Thérèse ...... 21 4.3. Los hermanos de Thérèse ...... 24 4.4. Los tíos Guérin y sus hijas ...... 25 5. El Carmelo...... 26 5.1. Los Fundadores del Carmelo ...... 26 5.2. Carmelo de Lisieux ...... 28 6. Sus hermanos sacerdotes ...... 31 6.1. Mauricio Belliére (1874 - 1907) ...... 31 6.2. Adolfo Roulland (1870 - 1934) ...... 32 7. Thérèse ...... 32 7.1. Vida ...... 32 7.2. Obra...... 36 7.3. Influencias a nivel de lecturas ...... 37

II. ANALISIS SINCRÓNICO ...... 39

III. ANÁLISIS BÍBLICO - DIÁCRÓNICO DE LOS TÉRMINOS: FÉ, AMOR Y SUFRIMIENTO...... 44 1. Fe y Amor Cimientos Del ―Sufrimiento‖ de la Santa...... 44 1.1 Fe...... 44 1.1.1. Análisis diacrónico bíblico del término fe...... 44 1.1.2. Confrontación con el texto bíblico desde la experiencia de fe de Thérèse...... 53 1.2 Amor ...... 70 1.2.1 Análisis diacrónico Bíblico del término Amor...... 70 1.2.2. Confrontación con el texto bíblico desde la experiencia de amor de Thérèse...... 76 2. Sufrimiento...... 84 2.1 Análisis diacrónico Bíblico del macrocampo Semántico “Sufrimiento.” ...... 84 2.2 . Confrontación con el texto bíblico desde la experiencia sufriente de Thérèse...... 94

IV. COMENTARIO TEOLÓGICO DE LAS ACCIONES SOTERIOLÓGICAS SIGNIFICADAS POR EL MACRO CAMPO SEMÁNTICO SUFRIMIENTO...... 117 1. Contexto Inmediato. Thérèse y la priora ...... 119 1.1 Acción Soteriológica: “Jesús sabía muy bien que su florecita necesitaba el agua vivificante de la humillación.” ...... 123 1.1.1 Sufrimiento como Humillación. Análisis diacrónico...... 123 3

1.1.2 Confrontación teológica desde la experiencia de humillación de Thérèse...... 129 2. Contexto Inmediato. La mesa de los pecadores...... 150 2.1. Acción Soteriológica: “Permitió que mi alma se viese invadida por las más densas tinieblas” . 150 2.1.1. Sufrimiento como Tinieblas. Análisis diacrónico...... 151 2.1.2. Sufrimiento como Tinieblas. Hermenéutica teológica de la cita...... 154 2.2. Acción Soteriológica: “Él no me ha enviado esta prueba hasta el momento en que tenía fuerzas para soportarla (salmo 102,8); antes, creo que me hubiese hundido en el desánimo...” ...... 162 2.2.1. Sufrimiento como Prueba. Análisis diacrónico...... 162 2.2.2. Sufrimiento como Prueba. Hermenéutica Teológica de la cita...... 164 2.3. Acción Soteriológica: “Jesús me ha presentado más de un cáliz amargo y lo ha alejado de mis labios, antes de que lo bebiera, pero no sin antes darme a probar su amargura. (Lucas 22.42) ” ...... 169 2.3.1. Sufrimiento como Amargura. Análisis diacrónico...... 170 2.3.2. Sufrimiento como Amargura. Hermenéutica teológica de la cita...... 170 3. Contexto Inmediato. La Llamada a las misiones...... 173 3.1. Acción Soteriológica: “Jesús callaba, no increpaba a la tempestad...” ...... 173 3.1.1. Sufrimiento como Silencio de Dios. Análisis diacrónico ...... 173 3.1.2. Sufrimiento como “Silencio de Dios”. Hermenéutica teológica de la cita...... 174 3.2. Acción Soteriológica: “Yo quise coger sin tardanza, esa copa que Jesús me ofrecía...... 176 3.2.1. Sufrimiento como Copa. Análisis diacrónico ...... 177 3.2.2. Sufrimiento como Copa. Hermenéutica teológica de la cita...... 178 4. Contexto inmediato ―La Caridad‖...... 180 4.1. Acción Soteriológica: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” ...... 180 4.1.1. Sufrimiento como entregar la vida. Análisis Diacrónico...... 180 4.1.2. Sufrimiento como entregar la vida. Hermenéutica Teológica de la cita...... 181

V. ¿ES EL SUFRIMIENTO, VIVIDO A LA MANERA DE THÉRÈSE DE LISIEUX, DINAMISMO SALVÍFICO DE CRISTO PARA EL CREYENTE HOY? ...... 187 CONCLUSIONES...... 187

BIBLIOGRAFIA ...... 198

4

AGRADECIMIENTOS

Al haber concluido los estudios y la investigación para optar por el título de Magister en Teología, en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, siento una inmensa gratitud con Dios, que me ha permitido a través del conocimiento, y de sucesivas aproximaciones al sufrimiento a lo largo de mi vida y especialmente en estos tres últimos años, vislumbrar el espacio infinito del cielo. Siento como cuando de niña, iba al Planetario y deslumbrada ante la inmensidad de la esfera celeste, contemplaba su grandeza. Hoy igual que entonces la acción divina se manifiesta a través de multitud de estrellas luminosas y maravillada, las contemplo, y experimentó el abrazo amoroso del Padre, segura de que todas son posibilidades para acercarnos a Él, a través de su Hijo, quien obra maravillas en quien le abre su corazón como lo hizo Thérèse. El Señor conociendo mi ―incapacidad‖, ha tenido la fineza de mostrarme el amplio espectro divino, hablándome y abriendo mi entendimiento para comprender grandes verdades y me invita ahora a estar atenta, abierta, sin planes preparados a aceptar el camino por el que día a día quiera conducirme hasta que tenga a bien llevarme junto a Él.

Ante este gran gozo, recuerdo a todos quienes me han apoyado en esta etapa del camino y pido para ellos la intercesión de Santa Thérèse de Lisieux para que obtengan la gracia divina de resolver sus necesidades y muy especialmente que los atraiga por las riberas infinitas del amor de Jesús. A riesgo de excluir algunos, los enunciaré por grupos: A mi familia de cuna y mi familia religiosa, por sus oraciones, sacrificios, paciencia en el tiempo que no pude dedicarles, espero que toda esta experiencia teológica y mística se revierta ahora sobre ellos. A todos los amigos que me han apoyado elevando sus oraciones al Señor. Al Padre Víctor Urbano, quien me ayudó a comprender que el amor de Dios continua operando hoy, al estar cerca en el camino de cristificación de su vida y al iniciarme en el proceso de comprensión del valor del sufrimiento redentor. A la Universidad Javeriana, a todos y cada uno de los profesores y compañeros que contribuyeron en mi proceso de formación, en especial al padre Alberto Parra, Director del Postgrado de la Facultad de Teología por sus orientaciones en cada etapa de mis estudios, por haber tenido la sabiduría para ubicarme en el grupo de investigación adecuado para realizar la monografía de acuerdo a mis expectativas, y por su gestión para que pudiera concluir mis estudios, y al secretario Carlos Villamizar por su ayuda administrativa y sus concesiones.

Mención de agradecimiento tengo que evidenciar al grupo σωτηρ (soter), y muy especialmente a la Dra. María Lucía Jiménez, directora del presente estudio, quien me enseñó el método de investigación, colaboró con sus profundos conocimientos teológicos y espirituales, su amor, su paciencia y por el extenso tiempo que empleamos para poder culminar con éxito la tarea que parecía tan imposible frente a mis capacidades. No olvidaré nuestras charlas en el ―mirador‖ todas las semanas desde febrero del año 5

2007, para adentrarnos en el misterio divino. A la par que íbamos avanzando en el trabajo, enriquecía profundamente mi vida espiritual, con sus sabias inspiraciones. Así como Thérèse y Celine, maestra y discípula elevábamos nuestras almas hacia el cielo, descifrando la acción salvadora de Jesucristo en la Santa. A su familia también tengo que agradecer su apoyo y acogida, en especial a su esposo, por el tiempo que correspondía a su vida familiar y le quitamos sin ninguna queja de su parte.

Nuevos retos se plantean, con las enseñanzas de Jesús, que Thérèse me ha permitido aprender: releer nuevamente mi vida con los distintos elementos adquiridos, contemplando las maravillas que el Señor ha hecho en mí; continuar en la búsqueda del hilo conductor de mi vocación y aceptar lo que el Señor disponga en el más completo abandono… Pero sobre todo, con el fortalecimiento adquirido, ponerme al servicio de la evangelización, con la mayor entrega de mi vida en ―amor, alegría, sencillez‖ a favor de quienes lo necesiten y en especial en el desarrollo de nuestro carisma, en el que el amor a Cristo y a la Iglesia nos llevan a caminar junto a sus pastores, apoyando la dimensión mística y profética de su consagración. De inmediato, se presenta la oportunidad de colaborar en este año declarado por Benedicto XVI, Año Sacerdotal, en el que se quiere promover el compromiso de renovación interior de los sacerdotes, para una mayor eficacia de su ministerio, a través de las diferentes actividades programadas, y de la oración por los sacerdotes, motivo que nos une ahora más profundamente con Santa Thérèse del Niño Jesús y de la Santa Faz.

6

INTRODUCCIÓN.

La Comunidad Hijas de la Inmaculada, comienza su búsqueda de identidad apostólica en un mundo que se desarrolla en medio de conflictos económicos, políticos, crisis de valores, ausencia de fe, facilismo, falta de compromiso, violencia y superficialidad, pero al mismo tiempo vive la necesidad permanente de su tiempo, de trascender, buscar y encontrar sentido y significado a la vida, características del momento histórico presente. Dicha Congregación nace en 1995 y es aprobada eclesiásticamente en el año 2005. Como cofundadora de esta Comunidad y consciente del momento en que vivimos, con el trabajo de investigación realizado, busco desde mi fe en Cristo, y en su Evangelio, apoyos significativos y esenciales para nuestra vida religiosa y sustentar el desarrollo del carisma, en la actividad de evangelización, entendida como ayuda al sacerdote en su labor mística y profética1. Con este fin, se hace necesario por un lado, el fortalecimiento, de nuestra pertenencia a Cristo, y nuestra identidad cristiana para responder a las exigencias de cada momento, puesto que el Carisma no puede ser proyectado si nosotras mismas no somos verdaderas creyentes y practicantes. Por otro lado, esta investigación, debe arrojar claridad suficiente para entender y vivir nuestra misión a la manera de nuestra patrona, Thérèse de Lisieux.

Pensamos que Thérèse, catalogada por Pío X como la Santa más grande de los tiempos modernos, y por Juan Pablo II como maestra de vida espiritual, debe proyectarnos su luz, para que la Comunidad enriquecida con una verdadera identidad cristiana, pueda ser agente salvador para aquellos a quienes se dirige nuestra misión. Sabíamos que ella buscó con su vida y amor servir a Cristo y a la Iglesia, que tuvo un especial amor a las misiones y que su intercesión por medio de la oración y de sus cartas fue muy viva para con los sacerdotes, pero no conocíamos la manera como Cristo actuó en ella para lograr transformarla en un verdadero agente salvífico con una total identidad en su seguimiento y a quien entregó su vida en favor nuestro. Al reconocer que era muy poco lo que sabía de la Santa surgió la necesidad de llegar a conocerla, no sin preguntarme si esta niña de 24 años, escondida en un convento de clausura desde la edad de 15 años, podría ser agente salvador para nuestro tiempo y para nuestra Comunidad.

Esta investigación se realiza con base en el Método Teológico Semántico, concebido y desarrollado por los doctores Pedro Ortiz Valdivieso S.J. y la Dra. María Lucía Jiménez de Zitzmann para el estudio de los textos bíblicos, considerando que estos fundamentalmente contienen el mensaje soteriológico de la revelación, llegada a su plenitud en Jesucristo. El método se propone encontrar en el texto, el dinamismo soteriológico significado por comportamientos que abarcan la totalidad de la acción humana.

Voy a detenerme en algunas explicaciones sobre el método, hechas por los autores del mismo, para que el lector de esta monografía comprenda la herramienta utilizada para el desarrollo de esta investigación. El

1. ―El estilo como vivimos el carisma se concreta en: Servir a Cristo y a la Iglesia con amor, alegría, sencillez y total entrega mediante el apoyo al sacerdocio ministerial y a la vida religiosa en el acompañamiento y la evangelización, a ejemplo de Jesús itinerante‖. Estatuto No 4 Comunidad Hijas de la Inmaculada. 7 método2 ―es una herramienta centrada en el texto en primer lugar, por ser el lenguaje el transmisor privilegiado del mensaje que se quiere analizar y comunicar. El texto escrito encuentra su primera aplicación en el conocimiento y uso de las categorías estructurales de la interpretación bíblica, donde la confesión de fe que se expresa en la totalidad de los textos, es inseparable de su discurso y donde cada discurso suscita modos de expresión que son teológicamente significativos. De modo que, las formas del discurso, son absolutamente inseparables de su contenido teológico y por eso podemos afirmar que existe una indisoluble comunión entre la confesión de fe, el relato y la interpretación teológica. Por lo tanto, no es posible interpretar los significados, sin hacer el largo y dispendioso trabajo de un estudio de las formas de expresión‖3.

El método integra, de manera dinámica cuatro miradas sobre el texto, para encontrar a través de ellas el sentido y el significado que quiso darle el autor al texto y el alcance de ambos para nosotros hoy. El texto, superando distancias ―gramaticales, filológicas, y culturales debe adaptarse plenamente al lector de hoy, inmerso en una nueva Comunidad lingüística, para que ―el sentido del texto como objeto de la hermenéutica, salga al mundo que el texto revela ante sí mismo, en primer lugar, y hasta nosotros, en un segundo momento”.4

La primer mirada o plataforma del análisis es el análisis sincrónico del texto, a través de éste, el texto como objeto de la investigación se libera, como dice la doctora Zitzmann: ―De la tentación de introducir prematuramente categorías existenciales de comprensión. La hermenéutica sincrónica nos invita a mostrar que la etapa necesaria entre la explicación de la estructura del texto y la auto comprensión es, en primer lugar, el despliegue del texto en su propio contexto. Este mundo es el que forma y transforma, según su intención, el ser mismo del lector‖.5

El análisis sincrónico parte de una revisión analítica para encontrar en el texto estudiado los dinamismos salvadores de Dios, de Cristo, del Espíritu, de la Comunidad misma y su alcance para el creyente de todos los tiempos. ―Con el aporte fundamental de la semántica, se analizan las distintas partes que conforman el texto, se explicitan las acciones soteriológicas y los campos semánticos que las significan, sus afinidades, oposiciones y otras determinaciones que ayudan a clarificar el sentido de la acción‖6. Es muy importante, para esta mirada metodológica el estudio de los contextos, tanto inmediato como general, porque ellos sostienen y dan razón al sentido y significado de los textos y de las acciones soteriológicas contenidos en ellos.

2 El método semántico teológico nace a partir de la tesis doctoral de la Dra. María Lucía Jiménez de Zitzmann en la que se preguntaba acerca de lo soteriológico cristiano no como tema y en forma estática sino dinámica, es decir, sobre la manera como Jesucristo salva y continua salvando. Para describir el método, se utilizan como fuentes, los libros y documentos que han escrito los autores del método, los aportes del grupo de investigación swthvr ―Soter‖ y los comentarios orales de la doctora María Lucía Jiménez de Zitzmann. 3 Jiménez de Zitzmann María Lucía, Estudios sobre el método Semántico Teológico. Abril 2007 4 Ibid. 2008 5 Ibid. 6 Ortiz, Pedro y Jiménez de Zitzmann María Lucía, Análisis Semántico Teológico del Nuevo Testamento, 55. 8

En esta etapa inicial, centrarse en el mundo del texto, conlleva un primer momento de distanciamiento con la realidad actual que va a ser informada a través de la interpretación, lo cual aparece no como contrapeso, sino como condición. Luego, nos ponemos en diálogo y apertura con comentaristas que ven la realidad del texto desde otras ópticas, para finalmente proceder desde el sentido y el significado que nos ha comunicado la organización del texto a trascender, informar, al mundo abierto y desplegado por el mismo texto. El hecho de darle, ―dentro de esta mirada metodológica la justa importancia al texto como referente, no significa que el análisis desde la primera plataforma hermenéutica (la sincrónica) no se encuentre buscando una interpretación dialógica y dinámica, una real comunicación con el autor y su contexto, con el agente de la acción, con sus destinatarios inmediatos y remotos y con el lector mismo. Es bueno saber que todo se tiene en cuenta, para poder lograr que los posteriores dinamismos, que conllevan, precisamente el impacto del sentido del texto en sus destinatarios, sean elocuentes y comunicables dando sentido al texto para hoy. En el valor del sentido de la acción se tienen en cuenta las condiciones de inteligibilidad y las motivaciones que haya despertado, tanto en el investigador, como en los destinatarios de éste7.

Esta nueva forma de abordar el texto, entonces, no se queda en el análisis sincrónico del mismo, sino que en la segunda mirada, extrae de él los campos semánticos para comprender su camino significativo, plataforma denominada ―análisis diacrónico de los términos‖, con el fin de conocer su significado primigenio, y las diferentes maneras de entenderse a través de los tiempos, llegando a una comprensión suficiente para aprehender su sentido dentro del texto objeto de interés. Este análisis unido a la primera plataforma, brindará elementos importantísimos para el análisis de la acción explícita.

Con la ayuda de las dos plataformas de análisis, la sincrónica del texto y la diacrónica del término, se obtiene un criterio para analizar los aportes de los distintos autores. Al ponerse en ―diálogo y apertura con diferentes comentaristas y métodos que ven la realidad del texto desde otras ópticas, abriéndose a una serie ilimitada de lecturas, ellas mismas situadas en condiciones socioculturales diferentes a las nuestras, se amplía la comprensión del texto y se acrecienta la posibilidad de conocer la acción significativa y el sentido que tiene para nuestra propia realidad. ‖8

La tercera plataforma, es el comentario teológico del texto, que supone el análisis sincrónico y diacrónico, el profundo conocimiento del contexto tanto inmediato como amplio y el diálogo con los comentaristas y el investigador, para profundizar aún más y conocer mejor el sentido y el significado del texto en su propio contexto.

Por último y con todos los datos anteriores, se construye la cuarta plataforma que consiste en la aplicación del estudio a la realidad la cual se encontrará iluminada por la inteligibilidad del texto como totalidad.

7 Jiménez, De Zitzmann María Lucía, Apuntes De Clases Sobre Hermenéutica, 2007. 8 Jiménez, De Zitzmann María Lucía,, Estudios Sobre El Método Semántico Teológico. Abril 2007 9

Con los distintos elementos que se hayan encontrado como más significativos en el análisis del texto, se procede a enriquecer la realidad, de tal manera que estos dinamismos salvadores continúen aconteciendo y que así como en su momento pudieron dar sentido y significado a los creyentes sigan hoy salvando al mundo incorporándolo a un ―nuevo nacimiento‖.

Como ya he anotado, el método fue diseñado para explorar el texto con ―una nueva mirada‖, aplicándolo al estudio de acciones soteriológicas en la Sagrada Escritura. No obstante, con la presente investigación, y con otras anteriores a ésta, se comprueba su riqueza y posibilidades ya que se ha aplicado también a textos no bíblicos. Es el caso del análisis de los Manuscritos de Thérèse de Lisieux, con el cual pretendemos, en palabras de la doctora María Lucía Jiménez de Zitzmann, citando a Ricoeur9 que ―el sentido del texto, como objeto de la hermenéutica salga en primer lugar al mundo que el texto revela ante sí mismo y hasta nosotros en un segundo momento‖.

Siguiendo lo propuesto por el Método Semántico Teológico, realicé una primera lectura de los Manuscritos de Thérèse, a través de la cual ratifiqué, que no solo no la conocía, sino que lo importante para la Santa no era ella misma, sino la manera como Dios acontecía en ella, haciéndose Uno con ella. A medida que avancé en la investigación fui encontrando resultados sorprendentes, no solo me libere de asociarla solamente a sentimientos de ―dulzura‖ y de ―piedad‖, sino que a través de este estudio, ―dejando hablar a la Santa‖, a diferencia de muchos autores que hablan sobre ella, descubrí su solidez como persona y conociéndola de manera auténtica, desapareció su imagen infantil, dando paso al conocimiento del acontecer salvífico de Dios en ella, revelándoseme como un ser extraordinario que abre las páginas de un seguimiento a Cristo, pleno de novedades, motivador para cualquier tipo de cristiano. El ser extraordinario que es Thérèse, comunica los auténticos valores del Evangelio a través de su vida, en su relación con Dios y con el prójimo teniendo como fundamento la sencillez, la pequeñez, la pobreza y la humildad. De modo alguno, desconocemos los valores de ―infancia espiritual‖ que la santa nos revela. Al contrario, esta monografía recoge muchos de ellos, haciendo ver que vivir y asumir ―su camino‖ es una empresa de gigantes que solo se puede asumir en la más profunda madurez de la fe, entendida como entrega amorosa a Dios en el otro. Entrega en una total ausencia de egoísmo, de amor propio, de orgullo, de búsqueda de reconocimiento, porque según Thérèse estos serían obstáculos insalvables para el acontecer de Dios en ella y por lo tanto, impedimentos para su misión como agente soteriológico de sus hermanos.

En la primera etapa, a través del análisis sincrónico del texto, se encontraron las acciones salvadoras de Dios y de Cristo, significadas por multitud de campos semánticos. Fue necesario escoger dentro de los dinamismos soteriológicos el que con mayor frecuencia aparecía significando la acción de Cristo en ella.

De los Manuscritos de Thérèse, para el análisis se escogió el Manuscrito C, porque es el que presenta mayor número de acciones soteriológicas, y porque al analizarlo comprendimos que dicho Manuscrito

9 Ricoeur, Paul: ―Del texto a la acción‖ Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires 1926 10 contiene la síntesis de las experiencias místicas y salvadoras de Thérèse y por lo que desde Él, como último escrito de la Santa, se nos permite dar una mirada retrospectiva a toda su vida y comprobar a través del análisis, la validez de lo afirmado. Este Manuscrito lo elaboró Thérèse con la intención de ser utilizado para la redacción de la nota necrológica que sería publicada después de su muerte y la misma Thérèse le atribuía mucho valor. ―En su lecho de muerte, concedía gran importancia a esta publicación y veía en ella un medio de apostolado‖10.

Al construir el análisis del Manuscrito C, se encontraron, en solo el capítulo X, 125 acciones soteriológicas significadas por una inmensa variedad de campos semánticos como: amor, humillación, crecimiento, voluntad, esperanza, justicia, pequeñez, recompensa, camino, entrega, fe, gracia, perdón, compasión, enfermedad, combate, confianza, amargura, sufrimiento, tentación, libertad, misión, enseñanza, oración, que integran como una bella totalidad lo necesario para lograr el deseado fortalecimiento, de nuestra pertenencia a Cristo, y nuestra identidad cristiana, no obstante, abarcar el estudio de todos estos campos sería una labor que excede el alcance de la Monografía.

Una vez encontradas las acciones soteriológicas en el manuscrito C, surgió la pregunta por el campo semántico más significativo y ¿cómo escogerlo? Se seleccionó el macrocampo del Sufrimiento, en primer lugar, porque, es el eje alrededor del cual se agrupan las diversas expresiones lingüísticas que sirven para determinar el alcance, dentro del texto de la acción salvadora que queremos estudiar. Los campos semánticos agrupados bajo este macro campo nos revelan que la acción salvífica se expresa dentro de una gran variedad de términos que hacen parte del lenguaje de la vida cotidiana de la Santa.

En segundo lugar, el sufrimiento abarca dinamismos soteriológicos en la Santa desde el comienzo hasta el final de su vida. Thérèse vivió el sufrimiento, hasta lo humanamente imposible de sobrellevar, cabría preguntarse ¿cómo un ser humano puede soportar tanto dolor, en todas las etapas de su vida y tan diferentes clases de sufrimientos?: Dolor físico extremo ocasionado por haberse gangrenado internamente su cuerpo; dolor inmenso de no sentir la presencia física de sus seres queridos, desde la muerte de la Madre a su más tierna edad, hasta la enfermedad y muerte de su padre, alejado de ella en los momentos de su penosa enfermedad y muerte; sufrimiento por la incomprensión de la mayoría de las hermanas de su Comunidad que no entendían nada de su amor, de su paz, de su agonía, de su camino espiritual; sufrimiento por ser víctima del resentimiento social de algunas hermanas; y el atroz sufrimiento vivido por el silencio de Dios, la oscuridad de la fe, en la última etapa de su vida.

En tercer lugar, porque, el sufrimiento de la Santa llegado al culmen al final de su vida, puede ser luz que ilumina la nuestra. Vivimos una época en la que el sufrimiento no tiene sentido ni significado para los creyentes incluso, para los religiosos y religiosas de hoy. Thérèse de Jesús pudo darle significado y sentido al sufrimiento en el momento más doloroso de su vida, desde una fe que crecía en la más

10 Teresa de Lisieux, Obras Completas. Introducción 71

11 tremenda oscuridad. ¿No será esa fe luz para la nuestra?, ¿No será su fortaleza respuesta a nuestra debilidad? ¿No serán sus reflexiones profundamente bíblicas, luz para que podamos hoy leer y vivir el evangelio de Jesucristo? ¿Por qué el sufrimiento abarca en esta Santa la esperanza, la fe, la gracia, el perdón, la enfermedad, el combate, la confianza sin límites en el amor de Dios?

El sufrimiento sintetiza de manera profundamente significativa el lazo de comunión de la Santa con Cristo y con el prójimo y al mismo tiempo revela sus inmensas luchas. El ser analizado y comprendido puede responder a la pregunta: ¿Es el sufrimiento vivido a la manera de Thérèse de Lisieux dinamismo salvífico de Cristo para el creyente hoy? El análisis del macro campo sufrimiento, como dinamismo salvador en el capítulo X del manuscrito C, permite encontrar no solo el significado de dicho sufrimiento en el Manuscrito de la Santa, sino el sentido que éste alcanza en nuestra propia realidad como dinamismo salvador.

El análisis sincrónico culminó con la selección de las acciones soteriológicas de Cristo, que expresan la acción salvadora, cobijadas bajo el macro campo semántico sufrimiento en el capítulo X del Manuscrito C, las cuales se consignan en el capítulo II de esta investigación. El macro campo sufrimiento se estudió a través de 7 acciones soteriológicas significadas por los campos: humillación, tinieblas, prueba, amargura, silencio de Dios, copa y entrega. Estas acciones son las más representativas de dicho macrocampo, al estudiarlas con los campos semánticos, contextos inmediatos anteriores y posteriores, expresiones afines, expresiones opuestas y otras determinaciones, permiten abarcar, la totalidad del capítulo X del Manuscrito C, titulado la prueba de la fe.

Se examinó cada acción en francés y su traducción castellana, esto se hizo, porque no siempre las traducciones son fieles al original. El texto de los Manuscritos autobiográficos que se utilizó para el estudio es el publicado por la editorial Monte Carmelo, en 1992, basado en la edición crítica realizada, para ―la nueva edición del Centenario‖, al que se le aplicaron nuevos enfoques críticos y contiene el texto escrito por Thérèse, sin arreglos ni correcciones. El estudio de las poesías se toma de una de las primeras publicaciones de la ―Historia de Un Alma‖, Versión castellana publicada en 1910, traducida por el P Romualdo de Santa Catalina O.C.D. La razón para usar esta traducción es que fue escrita por un poeta y en cambio en la traducción literal se pierden el ritmo y la armonía.

Realizar el análisis sincrónico del macro campo sufrimiento, permitió descubrir que la fe y el amor son los fundamentos sobre los que cobra sentido y significado el ―sufrimiento‖ como dinamismo soteriológico de Cristo. Para cada uno de ellos, fe amor, y sufrimiento se realizó el análisis diacrónico, estudio de los términos y su significado en el mundo bíblico, sobre todo en el Nuevo Testamento y su confrontación teológica desde la experiencia de fe, amor y sufrimiento de Thérèse, contextualizados en los tres Manuscritos, en las Cartas, y en las Poesías, es decir, en la obra completa de Thérèse para desde el Manuscrito C, el cual, como explicamos, es la cumbre que ilumina la totalidad de su vida, poder analizar consecuente y certeramente desde la plataforma sincrónica y diacrónica las acciones soteriológicas 12 significadas por el macro campo del ―Sufrimiento‖ dentro de la oscuridad de la fe. Con base a los conocimientos obtenidos hasta este momento de la investigación, se realizó un diálogo con otros autores, que permitió continuar profundizando en el significado del texto y ayudó a conocer el sentido que la autora quizo comunicarnos. Este análisis, consignado en el capítulo III, permitió comprobar que la Santa iluminada por la gracia vive a plenitud la vida cristiana que se señala en la Sagrada Escritura. La confrontación entre lo que Thérèse entiende y vive y el mensaje bíblico, constituyó un reto que arrojó una luminosidad increíble no solo sobre la santidad y fe a toda prueba de esta niña extraordinaria sino su solidez teológica fundamentada en el escrito que le dio fuerza y contenido a la totalidad de la vida: la Sagrada Escritura. Con razón se le dio el título de ―Doctora de la Iglesia‖.

Antes de proceder a la hermenéutica teológica de las acciones, fue necesario realizar una cuidadosa revisión de la Bibliografía para entender la fisonomía de Thérèse, la influencia de su familia, de la Comunidad del Carmelo, el contexto en el cual vivió en Francia a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, síntesis que se consigna en el capítulo I de la investigación.

En la hermenéutica teológica de las acciones soteriológicas, capítulo IV se recogen para ser analizados los parámetros señalados en la plataforma de análisis sincrónico, para encontrar el significado de la acción explícita; el significado de los términos dentro del campo bíblico que arrojó el análisis diacrónico; el contexto amplio e inmediato en el que se originan las acciones; lo escrito por otros comentaristas sobre la forma de asumir el sufrimiento, para encontrar el significado y sentido del sufrimiento a nivel salvífico en Thérèse y su contexto. Con base en todos estos elementos, en el capítulo V, se incluye la actualización del mensaje de la Santa, comunicando la importancia del sufrimiento como acción salvadora para el mundo de hoy.

Una vez concluida la investigación, se puede afirmar que su importancia radica en el dejar hablar a la Santa al mundo actual, partiendo del análisis del manuscrito C escrito en 1897, constatando que el dinamismo salvador de Dios en ella, se deja sentir aún en el tiempo presente en quienes deseen seguir su ejemplo. El sufrimiento no se ha examinado nunca hasta ahora como acción soteriológica, en los escritos de Thérèse de Lisieux, hay vacíos en el conocimiento que se tiene de ella, en su obra y en su extraordinaria autoformación bíblica. Esta fue confrontada en los términos que utilizó Thérèse para dar a conocer las acciones soteriológicas de Cristo en ella, con los diccionarios bíblicos que nos ofrecen su real y profundo sentido. Con esta investigación, se obtiene un conocimiento de los escritos de la Santa desde una nueva óptica, descubriendo las acciones soteriológicas a partir del manuscrito C, con un énfasis en la búsqueda de los elementos bíblicos que caracterizan su pensamiento. Esto ha sido posible por la utilización del método Semántico Teológico, herramienta que como contenido y procedimiento hizo posible resolver las necesidades planteadas al asumir la investigación y por otro, los Manuscritos de la Santa y toda la extensa bibliografía revisada que ayudó a conocerla.

13

Podemos afirmar con seguridad, que a pesar de los numerosos estudios que se han publicado sobre Thérèse de Lisieux hasta hoy, no se ha construido sobre los Manuscritos una mirada metódica para encontrar en el texto, lingüísticamente analizado, que el núcleo que polariza el dinamismo salvador es el macrocampo semántico del sufrimiento. Por lo tanto, esta monografía tiene características innovadoras tanto a nivel de la forma de investigar como de su contenido, encontrándose estas dos innovaciones profundamente unidas. En cuanto a la forma, se aplica el método de análisis al texto como referente, lo cual no se ha hecho hasta ahora. En relación al contenido, permite al texto comunicar el significado y el sentido del sufrimiento de Thérèse de Lisieux como acción salvadora de Dios, de Jesucristo en ella y a través de la Santa a todos aquellos a los cuales puede llegar su dinamismo salvador. Se revela para los lectores una nueva luz sobre la fe en Jesucristo quien da sentido al dolor de Thérèse. Mediante esta investigación y sus resultados, se va a informar al mundo, a través de nuestra Comunidad y de aquellos a quienes llega nuestro apostolado, el valor del sufrimiento para el mundo de hoy, constituyéndose en una valiosa herramienta de teología espiritual.

Hoy el sufrimiento se vive de manera equivocada, no se le encuentra significado. La vida religiosa evita las privaciones, sacrificios y entrega dolorosa por los demás. El responder a la pregunta de investigación planteada: ¿Es el sufrimiento vivido a la manera de Thérèse de Lisieux dinamismo salvífico de Cristo para el creyente hoy?, es comunicar desde la fe el significado que Santa Thérèse le da a su propio sufrimiento, un sufrimiento no buscado y cristianamente asimilado y el sentido del sufrimiento cristiano que podemos apropiarnos desde la Santa. No se trata de un dolor masoquista, ni la Santa, ni el mundo, debemos buscar el sufrimiento por el sufrimiento. Lo auténticamente cristiano es el seguimiento de Cristo quien nos invita a seguirlo también en su pasión y la apropiación de ese dolor con la radicalidad, sentido y significado que Cristo dio a su propio dolor. Es importante saber que Thérèse de Lisieux siguió a Cristo de la manera más radical y por eso es ella agente salvador para el mundo hoy. Desde el seguimiento cristiano, hay que asumir el riesgo que Cristo asumió en el camino del sufrimiento. El sufrimiento es algo inevitable en la vida humana, no se puede eludir, hay que amarlo por lo que produce para nuestra santificación y salvación. El cristiano desde el Cristo sufriente impregna de significado y sentido su vida de creyente. Es allí, donde Thérèse encuentra el sentido de su entrega. En la acción salvadora de Cristo entendida por Thérèse como sufrimiento, no solamente Cristo es agente de salvación, sino que ella es consciente de ser ella misma un agente salvífico porque se reconoce desde su más tierna edad, fiel a Cristo, fiel a la Iglesia, fiel a su familia, fiel a su Comunidad, fiel a su fe y al mundo. Es sorprendente como el dolor ofrecido en medio de una crisis de fe por una niña de 24 años a punto de morir tenga tanto valor, sentido y significado para ella y para los lectores de sus obras en todos los tiempos.

Las situaciones que vive hoy el mundo, piden respuestas concretas, atrayentes, eficaces en la evangelización, para volver la mirada a Cristo y dejar operar su acción salvadora. Por eso, el camino recorrido por Santa Thérèse, puede constituirse en una respuesta a los desafíos que el testimonio del Evangelio enfrenta hoy. Pocos santos han invitado a tantos laicos a seguir a Jesús. El carisma de Thérèse de Lisieux ha trascendido los límites de una vida religiosa conventual. A pesar de toda la ―piedad‖, su 14 mensaje se libera a través de unos textos claros, verídicos, que reflejan lo más íntimo de su ser e invitan a solidarizarse de la manera más real con los no creyentes, con los pecadores de todos los tiempos y a devolver a Cristo, a todo tipo de cristianos: niños, jóvenes, matrimonios, célibes, de cualquier estado de vida.

El sufrimiento de Thérèse, una niña en la plenitud de su juventud, viviendo el dolor con tanta madurez, ayuda hoy a entender y a vivir el rigor del dolor, de la injusticia, y de la muerte en tantas personas inocentes. El sufrimiento de Thérèse es un dolor que conlleva un conocimiento del ser humano en una profundidad impresionante para no dejarse seducir por los halagos ni doblegar por los insultos, vivido en medio de la humillación, en medio del dolor físico y espiritual, enseña a enfrentar las pruebas, bebiendo el cáliz como Cristo lo vivió, en una total entrega de su vida para la salvación de todos.

Es importante resaltar el recorrido diacrónico que se hace desde los campos semánticos que significan la acción soteriológica en el Manuscrito C, confrontándola con la totalidad de la obra de Thérèse, este estudio permite dar solidez al análisis teológico de las acciones significadas por el macrocampo del sufrimiento.

Por último, es necesario dar a conocer la manera como se realizó la monografía. Como es usual en las investigaciones del grupo swthvr ―Soter,‖ el aprendizaje inicial del método Semántico Teológico, se realiza grupalmente, en la práctica investigativa de los estudiantes, en continuas reuniones semanales durante el semestre. En esta etapa, empecé a comprender el método y realicé la ―primera mirada‖ del texto mediante el análisis sincrónico. Posteriormente, la tutoría personal, se efectúa con sucesivos encuentros en los que se avanza en la comprensión e implementación del método; el conocimiento del texto a ser analizado, la complementaria formación teológica que se requiera y el diálogo dinámico sobre los avances de la investigación. Sin estos encuentros con la tutora, no es posible la realización de la monografía. En el desarrollo del presente estudio, fue muy favorable, la tutoría con la Dra. María Lucía Jiménez, no sólo por ser coautora del método, sino por el conocimiento que tenía acerca de la Santa.

15

I. CONTEXTUALIZACION‎ HISTÓRICA, FAMILIAR Y VIDA RELIGIOSA11

En este trabajo investigativo damos una importancia primordial al análisis de los contextos que nos permiten comprender y situar dentro del texto las acciones soteriológicas de Cristo, acontecidas en la vida de Thérèse de Lisieux. Se esbozan en éste capítulo, los aspectos más relevantes sobre las circunstancias en las que vivió, el lugar, el tiempo, la cultura, describiendo el ambiente de Francia en el siglo XIX, de Alençon su ciudad natal y de Lisieux donde vivió desde los cuatro años y se desarrolló su entorno familiar y la realidad del Carmelo en la que se desenvuelve su vida religiosa. En estos lugares, se plenifica su relación con el prójimo y con Dios. Es importante también conocer su obra 12 y dentro de ella lo relacionado con el manuscrito C, contexto amplio de todas las acciones que con base en el análisis sincrónico realizado se analizan en esta investigación.

1. Francia en la época de Thérèse de Lisieux

La influencia política de principios de siglo XIX, llega a Thérèse en el recuerdo de sus abuelos, que vivieron el final del gobierno de Napoleón I y fueron testigos de los grandes cambios que experimentó el país en este período. El abuelo paterno, de Thérèse, Pierre François Martin (1777 – 1865) fue capitán del ejército francés, participante en las expediciones del Imperio y promovido a capitán de infantería en 1816, se destacó por su adhesión a la dinastía real de los Borbones, y fue condecorado bajo la Restauración (1814-1838) con la orden real y militar de San Louis. Su abuelo materno, Isidore Guerín (1789-1868) quien había participado en las batallas napoleónicas, ingresó en el ejército en el regimiento de infantería, hizo las primeras prácticas militares en Wagram y siguió en el ejército hasta la caída del imperio. Fue condecorado por Napoleón III con la medalla de Santa Elena. En 1819 se alistó en la gendarmería.

Nacen en el período de la República los padres de Thérèse, Louis Martin (1823-1894) y Zelie Marie Guérin (1831-1877), a quienes en su juventud les corresponde vivir desde el comienzo del nuevo régimen en la historia de Francia, bajo el gobierno de Louis Napoleón III, el segundo imperio, hasta el nacimiento de la Tercera República, como un sistema de gobierno provisional, que sería reemplazado por la monarquía al morir Enrique V y sucederle Louis-Felipe hijo.

La vida de Thérèse (1873- 1897) se enmarca en la historia de Francia con el surgimiento y primeros decenios de la III República. En febrero de 1875 se constituyen las bases del gobierno republicano, en 1880 se dictan una serie de decretos anticlericales que intentan disolver la compañía de Jesús y el cierre de

11 En el presente trabajo se siguen las indicaciones del ―Instructivo, políticas y Procedimientos de la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana, Oficina de Publicaciones.‖ No obstante, nos tomamos la libertad de implementar los siguientes procedimientos particulares: Dada la gran cantidad de citas textuales que se consignan en este documento, son resaltadas con letra cursiva, y los aspectos a destacar dentro del texto, son subrayados. 12 Ordóñez Villaroel, Manuel Trad. Teresa De Lisieux, Obras completas. 1992, pp 271 16 numerosos conventos. La Iglesia en cabeza de León XIII (1878- 1903), comprende que no puede oponerse a la República ante el avance de la secularización y que se requieren nuevos métodos de evangelización. Los gobiernos que le sucedieron se caracterizaron por ser extremadamente débiles. Fueron, años de lucha por la existencia y formación de las nuevas instituciones, en medio de los avances del positivismo y el liberalismo, hasta 1946, en el que se proclama la cuarta república.

La familia Martin, familia de Thérèse de Lisieux, según el ambiente político y económico, de la época puede asimilarse a la categoría propia de la pequeña burguesía13. Los padres laboran en el mundo artesanal. Zelie Guerín, desde antes de contraer matrimonio, había montado una fábrica de encajes, característicos en esta población, conocidos como de ―punto de Alençon‖. El Sr Martin desde muy joven aprendió el oficio de relojero y se instaló en 1850 en Alençon, dedicándose a éste oficio durante ocho años antes de casarse. Para ayudar a su esposa, Louis Martin, deja su relojería-joyería a su sobrino y se dedica a la administración de la empresa de encajes: escogía los diseños, realizaba la perforación de los dibujos en el pergamino, se encargaba de los suministros y pedidos y realizaba la comercialización del producto.

Con el fruto de su trabajo, llevaban un nivel de vida propio de una familia culta y acomodada que les permitía, efectuar paseos como los que realizaban en verano a la playa de Trouville con la familia Guerín; y las peregrinaciones y viajes de Louis Martin en compañía de sus hijas, y el contar con la ayuda de empleadas para los oficios de la casa.

Thérèse heredó de su padre, una inclinación especial al Antiguo Régimen, es decir a la monarquía que presidió los destinos de Francia. Al Señor Martín que tenía un espíritu caballeresco, le gustaba contarle la historia de las batallas y de las campañas napoleónicas bajo el Primer Imperio y Thérèse de niña afectuosamente llamaba a su padre: ―rey de Francia y de Navarra‖.

2. La Iglesia en el siglo XIX

La Iglesia a principios de siglo, surge como un factor de orden y de estabilidad en medio de la efervescencia política. El régimen concordatario instituido en 1801 (y vigente hasta 1905) la vigoriza y surgen muchas corrientes espirituales, sociales, literarias y artísticas. Thérèse vive cuando se presenta el declive de este período, con una fuerte ola de anticlericalismo (1879-1901) y una doble lucha cuyos polos fueron: la confrontación continuada con la república por la defensa de los valores cristianos de la sociedad, y el conflicto dentro de la misma Iglesia por el crónico enfrentamiento de los partidos católicos.

La lucha de la república liberal y laica se produce ante la situación del catolicismo francés, pujante sobre todo por la acción de los religiosos en la enseñanza y la asistencia caritativa. El conflicto se planteó sobre

13 Palomares Jesús María, Universidad de Valladolid, Francia en tiempos de Teresa de Lisieux. Sociedad y política religiosa durante la III República, 39 17 todo en dos aspectos: contra las órdenes religiosas y contra la enseñanza católica. Este proceso culminó con la separación de la Iglesia y el Estado, la imposición de la enseñanza pública, gratuita y laica y otras disposiciones y normas que afectaban el culto y las expresiones religiosas.

Dentro del catolicismo de fin del siglo debe tenerse en cuenta el despertar de la conciencia social cristiana, que llega a un alto grado de sensibilización sobre todo por el impulso recibido con la publicación de la encíclica ―Rerum Novarum‖ 14 en 1891.

Otras formas y manifestaciones religiosas de fin del siglo fueron la devoción al Santísimo Sacramento; los Congresos Eucarísticos, el primero de los cuales tuvo lugar en Avignon, 1876, Besançon en 1878 y Lille en 1881; la Adoración Nocturna; la conformación de grupos y órdenes de adoradores; la devoción al Sagrado Corazón de Jesús sobre todo la de carácter reparador, cuyo símbolo fue el templo de Montmartre en 1891 y las peregrinaciones especialmente a Roma. La familia Martín tenía una gran devoción a los grandes lugares de las peregrinaciones nacionales como, Paray Le Monial, Nuestra señora de las Victorias de París, y sobre todo el Sagrado Corazón de Montmartre. 15.

La devoción a la Virgen fue también nota característica de la piedad en el catolicismo francés de esta etapa. La fiesta de la aparición de Lourdes fue establecida por León XIII en 1891, pero el santuario ya se había convertido en centro de devoción universal, cuya máxima expresión fueron las peregrinaciones a la gruta de Massabielle. La Sra. Guérin en junio de 1887 hizo una peregrinación a este lugar con sus tres hijas mayores, para pedir su curación.16

El movimiento misionero también debe contarse como característica de este período, con un aumento a través del tiempo como signo del despertar de la religiosidad después de la revolución de 1789. En los últimos decenios del siglo, alcanzó fuerza favorecido por situaciones políticas como el colonialismo. Thérèse estuvo abierta al espíritu misionero, apadrinó a algunos misioneros y es explícita su vocación misionera y su disposición a realizarla manifestando su disponibilidad para trasladarse a un Carmelo en tierra de misión, el Carmelo de Saigón.

En la época en que vivió Thérèse de Lisieux, se desarrolló también con auge la mentalidad rigorista del ―jansenismo‖, que tenía poca afinidad con el pensamiento bíblico y hacía mucho daño a la vivencia y a la comprensión del mensaje evangélico de Jesús. ―El cristianismo en buena parte debido a la influencia jansenista, se vive más en las dimensiones del temor que del amor, una ascesis del mérito, una piedad utilitaria marcada por un fuerte sacramentalismo e insistencia en las obras de misericordia17‖.

14 León XIII, Carta encíclica Rerum Novarum. 15 Álvarez Tomás y Martínez Blat Vicente, O.C.D, Diccionario de Santa Teresa de Lisieux 16 Celia Guerín de Martin, Cartas a Mi familia (fragmentos) 1863-1877. Carta 209, 467. 17 Navarro Gracia, Acercamiento a Teresa de Lisieux. Respuesta, desde su femineidad, al plan de Dios sobre ella, 167 18

La familia de Thérèse y ella misma, no son ajenas a la influencia de la sociedad, a la Iglesia y a la vida religiosa de la época en la cual viven. Se podría citar un ejemplo, sobre todo para ver como los superan y transforman. En primer lugar, se puede considerar como algo no usual el hecho de que Zelie y Louis no consumaron el matrimonio durante nueve meses, luego comprendieron con la ayuda de un sacerdote, que el amor en el matrimonio es algo integral y que los niños son la sublimación del inmenso amor que se profesan.

En la educación de sus hijas, Zelie Guérin no se olvida del espíritu de sacrificio y de auto exigencia que reaviva permanentemente en diálogo epistolar con su hermana religiosa, Marie Louise Guérin, Sor María Dositea (1829 - 1877) en la Visitación de Mans, deudora de una espiritualidad ―dolorista‖ y reparacionista. Así, el ideal de santidad que quiere infundir a sus hijas, según algunos comentaristas, no está exento de una fuerte impronta moralizante y rigorista, que desencadenará frecuentes problemas de escrúpulos: todo ha de estar centrado ―en el espíritu de sacrificio y en un perfeccionamiento moral extremo‖ 18

3. Lugar de Origen y residencia

3.1. Alençon

Alençon es la ciudad natal de Thérèse de Lisieux. Por sus raíces familiares, Thérèse es en primer lugar, Thérèse de Alençon. Allí es donde nace, el 2 de enero de 1873, en San Blas, una casa situada frente al ayuntamiento. Alençon es testigo inolvidable de los ―años soleados‖ de su niñez,19 se identifica sobre todo para ella, con la imagen de sus padres.

Los padres de Thérèse se alimentaban de la espiritualidad franciscana en el convento de las Clarisas de la calle de la Media Luna, paralela a la calle San Blas, detrás del Ayuntamiento. Louis Martín reservaba para las hermanas de Santa Clara el producto de su pesca y Zelie Guérin, miembro de la tercera orden de San Francisco, asistía a las charlas que allí se transmitían para las Madres cristianas. Tiempo después, Leonie ingreso a esta Comunidad en un primer intento para consagrarse en la vida religiosa, lo cual no duró sino siete semanas.

El 15 de nov. de 1877, las cinco hermanas Martín, ante la muerte de su Madre, acompañadas por su tío, dejan la casa de la calle San Blas en Alençon. El Sr Martin tuvo que quedarse por algunos días más en Alençon, para terminar de organizar sus negocios.

18Six, Jean François La verdadera infancia, 68. 19 Thérèse de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 100. 19

3.2. Lisieux

Lisieux es una ciudad francesa, situada en el departamento de Calvados, en la región de la Baja Normandía. La pequeña población de Lisieux, desde el 15 de noviembre de 1877, es el lugar que recibe y acoge a Thérèse con apenas cuatro años de edad y siete meses después de la muerte de la Madre, Zelie. Con unos 18.600 habitantes se consideraba la ―primera ciudad industrial de Calvados‖, por sus manufacturas de lino, de telas de hilo de paño, curtiembres, lagares y destilerías. En Lisieux, la familia Martín se instaló en una casa a la que pusieron por nombre ―Los Buissonnets‖. Allí, se desarrollan gran parte de los episodios narrados en los primeros capítulos del Manuscrito ―A‖. Thérèse vivió aquí desde el 16 de noviembre de 1877 hasta el 9 de abril de 1888, fecha de su entrada al Carmelo.

4. Ambiente familiar

Muchas personas y factores contribuyeron al conocimiento de Dios y a la espiritualidad de Thérèse, pero ninguno tanto como sus padres, Louis Martin y Zelie Marie Guérin. Declarados Venerables el 26 de Marzo de 1994, y beatificados por el Papa Benedicto XVI el 19 de octubre de 2008. Louis y Zelie contrajeron matrimonio el 13 de julio de 185820 Zelie contaba con 26 años y apenas conocía a Louis hacia tres meses. Vivieron en unión espiritual cerca de nueve meses, por sugerencia de su confesor, abandonan este tipo de vida y ―a partir de entonces, ven la voluntad de Dios en la humilde y amorosa manera de actuar de un matrimonio consumado.‖21 Entre 1860 y 1877, ―se suceden los acontecimientos felices y desgraciados: las alegrías de los nacimientos y las penas de los duelos, las agradables reuniones de familia y las pruebas de la guerra.‖22 Tuvieron 9 hijos, 7 mujeres y 2 hombres, los niños y dos niñas murieron pequeños. Marie Louise, (Sor María del Sagrado Corazón 1860 – 1940); Marie Pauline, (Madre Inés de Jesús 1861 -1951); Marie Léonie, (Sor Francisca Thérèse 1863 – 1941); Marie Hèléne 1864 – 1870 +; Marie Joseph 1866 – 1867 +; Marie Jean Baptiste 1867- 1868 +; Marie Céline, (Sor Genoveva de la Santa Faz 1869 – 1959); Marie Melanie Thérèse 1870-1870 +; Marie Françoise Thérèse, (Sor Thérèse del niño Jesús y de la Santa Faz 1873 – 1897). Cuando nació Thérèse sus padres tenían cincuenta el padre y cuarenta y dos años la Madre.

De sus padres y hermanas, recibió el amor, esta es la base de su relación con Dios, la filiación será el rasgo característico de su espiritualidad: ―El sentimiento de amor a Dios y la conciencia de ser amada por Él, en Thérèse empezó a desarrollarse por lo que veía en la familia y por sus relaciones con su padre. En ella nunca se respira el jansenismo‖23 como se dijo en el numeral 3.2

20 El 13 de julio de 1927, Pío X extendió a la Iglesia universal el rezo del oficio y de la misa de Santa Teresa del Niño Jesús. 21 Robert Cadéot, Luis Martin, Padre incomparable de Santa Teresita. Testigo para nuestro tiempo (1823-1894), 62 22 Ibid., 71. 23 Navarro Gracia, Acercamiento a Teresa de Lisieux. Respuesta, desde su femineidad, al plan de Dios sobre ella, 169. 20

Thérèse consideró a su familia una tierra selecta donde sus hermanos eran ―lirios deslumbrantes de blancura‖24. En su casa se sentía muy bien, no así en el colegio, la abadía benedictina donde realizó sus primeros estudios y donde no pudo adaptarse a sus compañeras.

En familia fueron sentadas las bases para que Thérèse pudiera, con la ayuda de la gracia, practicar la caridad, no negarle nada a Dios, realizar sacrificios, orar por la conversión de los pecadores, olvidarse de sí misma, desarrollar su espíritu y disponerse para seguir el camino de la entrega y el amor a Dios.

4.1. María Zelie Guérin Madre de Thérèse.

Nació en 1831 en Gandelain (Orne), el padre de Zelie, Isidore Guérin, nació en Orne, en 1809 En 1828 se casó con Louise Jeanne Macé quien se dedicaba a las labores del hogar y del campo. Tuvieron tres hijos, Marie Louise, quien ingreso a la Comunidad de la Visitación de Mans, con el nombre de María Dositea; Zelie Marie e Isidore, quien compró la farmacia Fournet en Lisieux y se casó en 1866 con Elisa Cèline Fournet y tuvieron dos hijas Jeanne, que se casó con el Doctor Francis la Nèele y Marie, Sor María de la Eucaristía y un hijo, Paúl, muerto al nacer.

Zelie consideraba que vivió una vida difícil, y así le escribía a su hermano Isidore: ―nunca he disfrutado de la vida, no, lo que se dice disfrutar, nunca. Mi niñez y mi juventud fueron tristes como un sudario, pues si a ti mamá te mimaba, tú sabes que conmigo era demasiado severa, aunque era muy buena, no sabía llevarme, así que mi corazón sufrió mucho.‖ 25 A los once años se trasladan a vivir a Alençon. Zelie era una mujer piadosa, fiel a sus creencias religiosas, se sentía llamada a cuidar a los pobres y a los enfermos, algo que no desaparecerá de su vida y que tendrá oportunidad de practicar. 26 A los dieciocho o diecinueve años pide entrar a la Comunidad de las Hijas de la Caridad, las hermanas de San Vicente de Paúl, quienes consagran su vida al Señor al servicio de los más pobres y necesitados, pero no es aceptada su solicitud, al no reconocerse en ella vocación para la vida religiosa.

Aprendió encajes y bordados, donde las damas de la Adoración, especialmente el oficio de encajera (―dentellière‖) y lo hacía tan bien que a la edad de 20 años ya tenía un taller propio: ―Fabrique de Pont d’Alençon‖.

Sus dificultades en la infancia no produjeron en ella resentimiento, llevó a su hogar un gran amor, el amor maternal de Dios, la ―atmósfera del amor; pero es sobre todo, la atmósfera en que se ora.‖27 También a ella se deben los hábitos de orden y trabajo, una gracia exquisita, una formación cristiana y el deseo de alcanzar la santidad., Thérèse heredó de su mamá, Inteligencia, realismo y eficacia, según Antonio Olea ―sobre todo, la claridad de mente y la fuerza extraordinaria de su voluntad para

24 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A, 86. 25 Celia Guerín de Martin, Cartas a Mi familia (fragmentos) 1863-1877, 44. 26 Olea, Los padres de Santa Teresita, ―Martin, Celia‖, 68. 27 Von Baltasar Hans Urs Teresa de Liseux. Historia de una Misión, 124. 21 afrontar con realismo todas las situaciones difíciles que van surgiendo en su vida. Hay rasgos que recibe especialmente de su Madre. Por ejemplo, la concreción y la facilidad que tiene para expresar por escrito los acontecimientos de su vida. Así como la perenne sonrisa y la mirada profunda (cf. PN 18).‖ 28

Zelie era inteligente y tenia aptitudes para la escritura, gracias a sus numerosas cartas se conoce la religiosidad del hogar y el desarrollo progresivo de Thérèse en los primeros cuatro años de edad. Su energía vital no disminuye con su enfermedad, un cáncer mamario que se declara en 1876 y que la lleva a la muerte, ―mostrará una energía y una entereza dignas de resaltar a lo largo de todo el período que dura su enfermedad de cáncer‖. 29 La personalidad dinámica de Zelie y el amor del que rodeó a su familia, permite comprender el grave vacío que provoca su ausencia, en el hogar, cuando fallece a los 46 años de edad, el 28 de agosto de 1877.

4.2. Louis Martin Padre de Thérèse

El Padre Don Louis Martín, nació en Burdeos en 1823. Era hijo de Pierre François Martin nacido en Orne en 1777, se casó en 1818 con Fanie Boureau (1780-1883) y tuvieron 4 hijos, Pierre, Marie Anne, Louis Joseph, Anne Françisca. Thérèse no conoció a ninguno de sus tíos paternos, pues murieron antes de su nacimiento. Al licenciarse del ejército, fue a Alençon y se dedicó a la educación de sus hijos y a la realización de obras de caridad.

Durante su infancia, Louis Martin siguió los varios destinos de su padre, trasladándose a Aviñón, Estraburgo y Alençon donde se establecieron en 1830. Fue educado en una academia militar, aunque parece no culminó su educación secundaria. ―Se inició suficientemente en el estudio del francés hasta poder apreciar el mérito de los libros selectos y darse con estudio personal a la lectura de los autores clásicos, lo que le permitiría más tarde sazonar con citas literarias las veladas en familia.‖30

En 1842 y 1843, se dedica a aprender el oficio de relojero, en septiembre de 1843, realizó una primera visita a la ermita del puerto del Gran San Bernardo que le permitió reflexionar sobre este estilo de vida. Posteriormente regresó a Estraburgo donde perfeccionó su aprendizaje de relojero, en casa del amigo de su padre, Aime Mathié y en el idioma alemán. En 1845, viaja nuevamente a la ermita del Gran San Bernardo, para solicitar su ingreso. El abad le propone aumentar su formación en humanidades y en latín. Louis dura dos años estudiando con el propósito de volver a presentarse, pero finalmente decide abandonar este proyecto.

28 Olea, Los padres de Santa Teresita, ―Martin, Celia‖, 39. 29 ídem. 50. 30 Ibid., 22. 22

En 1850, regresa a Alençon donde se instala en la casa de sus padres. Desde los 27 años hasta los 35, se dedica al trabajo artesanal de relojero, al comercio de la joyería, a las prácticas religiosas, y a las buenas obras. Jamás abrió la relojería un domingo, éste día lo entregaba como sacrificio al Señor asistiendo a Misa, y sus momentos de descanso los utilizaba en la pesca y caza que eran su entretenimiento preferido. En esta época adquirió la casa situada cerca del puente de Sarthe, en el número 15 de la calle de Pont Neuf, en donde instala su relojería joyería. También en 1857, compró ―el Pavillon‖, a las afueras de la ciudad, donde le gustaba retirarse para leer y rezar.

Louis formaba parte de la Congregación del Santísimo Sacramento, participando en las adoraciones nocturnas mensuales, asistía a retiros espirituales, y a las procesiones del Corpus Christi y concurría a peregrinaciones a Sées, a Nuestra Señora de las Victorias en París, y a Chartres. Era lector del periódico La Croix, donde Thérèse en 1887 lee la noticia de la conversión y ejecución de Pranzini. Asistió a algunas representaciones teatrales y a las conferencias que tenían lugar en el círculo de Alençon.

En diciembre de 1876, se enfrenta a la dura realidad del cáncer de su esposa y el 28 de agosto de 1877, queda viudo con cinco hijas menores de edad. Por el bien de sus hijas se desplaza a Lisieux. Louis y sus hijas, se trasladaron a una casa de campo en Lisieux, a la que denominaron ―les Buissonnets‖, ayudados por Isidore Guérin y su esposa, quienes allí viven. Esta fue idea de Zelie antes de morir, quien consideró necesaria la compañía y apoyo de su hermano y su cuñada para su esposo y sus niñas.

En Lisieux el Sr. Martin, se dedica a la organización de la casa, la educación de sus hijas, la asistencia a la Iglesia, la administración de sus ingresos, las labores de la huerta y el corral de gallinas y pájaros. Continuó con la pesca y los viajes a Alençon. Pasó la semana Santa en París en 1883, con María y Léonie. Todos iban al Círculo Católico, algunas veces a la playa de Trouville o en Deauville, a la casa de los Guérin o a Saint Ouen le Pin, a la casa de la Sra. Fournet, Madre de la esposa de Isidore.

De agosto a octubre de 1885, viaja a Tierra Santa por el Bósforo, con regreso por Roma, dejando a María encargada de Léonie, Céline y Thérèse, pues Pauline ya había ingresado al Convento de las Carmelitas. Durante estos dos meses, mantuvo comunicación por carta con sus hijas.

En octubre de 1886 entrega su segunda hija al Carmelo, su alegría se mezcla con la tristeza de su partida, como lo expresa a María: ―Dios no podía pedirme mayor sacrificio, creí que no me dejarías nunca, Y me abrazó para ocultar su emoción‖31 También en esta época, Leonie entra intempestivamente a las Clarisas de Alençon, retirándose en diciembre del mismo año, a causa de un eccema.

Los años 1887 y 1888, son años de muchos acontecimientos, en los que la vida de Louis Martin está marcada por la evolución de la vida espiritual de sus hijas. Desde la entrada de la primera al Carmelo, Pauline, luego Marie, los intentos de Leonie, Thérèse y por último Celine. Louis llora de alegría y

31 Ibid., 126 23 manifiesta: ―Ven, ante el Santísimo Sacramento a agradecer al Señor las gracias que concede a nuestra familia y que se escoja esposas en mi casa. Sí, Dios me hace un gran honor pidiéndome mis hijas‖.32 Su salud, se va deteriorando, se acentúa la arteriosclerosis cerebral manifestándose en pérdida de la memoria, trastornos mentales, dificultad para caminar, dolores de cabeza, estados depresivos y de excitación.

En febrero de 1889, se recrudece la enfermedad, presentándose delirio, alucinaciones persecutorias y su cuñado Isidore se ve en la obligación de internarlo en el sanatorio de Bon Saveur de Caen. Esta fue una prueba muy dura para sus hijas, por ―la separación, la clasificación – de la enfermedad - dentro de una categoría despreciada, y los rumores calumniosos‖, 33 y también por ser responsabilizadas de su enfermedad, sobre todo a Thérèse por su temprana entrada al Carmelo. En Caen, estuvo 3 años en medio de ―antiguos alcohólicos, pobres desgraciados, héroes o víctimas de numerosas aventuras en el transcurso de sus vidas y que llevan el peso de las miserias del mundo‖34. Al cabo de los cuales regresó a Lisieux, donde fue asistido por sus hijas Céline y Leonie y por su cuñado Isidore Guerín y su esposa, hasta el momento de su fallecimiento en La Musse, en julio de 1894.

De toda su vida descrita anteriormente, ¿qué podemos destacar como influencia para Thérèse? Se mencionan como rasgos principales de su fisonomía: ―su espíritu de fe, superior a toda prueba, su generosidad heroica al entregar a Dios cada una de sus hijas, su ternura y su corazón paternal para con su ―reinita‖, su fin humillado y sublime‖35. Virginia Raquel Azcuy señala, que los tres rasgos más interesantes y típicos del padre, son: ―Su ternura, su autoridad y su interioridad‖36. Thérèse viendo la bondad y mansedumbre de su padre, aprendió el amor maternal de Dios; reconoció su autoridad, cuya ―función principal es la de velar por el orden, es decir, las Reglas exteriores de la vida: la atención a todas las prácticas religiosas, la fidelidad a los principios, la puntualidad y el cumplimiento exacto del plan cotidiano.‖37 Su gran espíritu religioso fue siempre para toda su familia una fuente de constante inspiración para la vida cristiana.

Olea menciona que Thérèse heredó de su padre: ―una serie de cualidades importantes. Destacando la hipersensibilidad plena de ternura y de emotividad. Característica que le ocasionará muchos de sus sufrimientos. Pero será también la fuente de su extraordinaria capacidad para el amor. Recibirá también del padre su vena artística, el gusto por la vida interior, el amor a la naturaleza y la capacidad inventiva. Le encantará como a su padre inventar historietas y poseerá una habilidad especial para el arte de la mímica.‖38

32 Ibid., 149. 33 Ibid., 187. 34 Ibid., 188. 35 M.M. Philipon O.P. Doctrina espiritual de Santa Teresita del Niño Jesús, 17. 36 Azcuy, Virginia Raquel Teresa De Lisieux: Un Genio De Mujer, o la fascinación de una mujer con genio, 9. 37 Ibid.,10. 38 Olea, Los padres de Santa Teresita, 39. 24

El centro de la familia es el padre, es ―humanamente tan venerado, querido, casi divinizado, que es para Thérèse la unidad inmediatamente dada y jamás disuelta de la autoridad y del amor. En relación con su padre, a quien no temió jamás ni por un momento, aprende Thérèse que obediencia y amor forman indiscutiblemente un todo y que en el fondo, son una misma cosa. En la autoridad del padre, aprende a comprender lo que es la autoridad de Dios.‖39. La imagen y destino de su padre se convierte para Thérèse ―en representación sensible de los misterios divinos‖40así, considera que con ocasión de la enfermedad mental del padre, ―se unió más estrechamente a los misterios de la pasión‖

4.3. Los hermanos de Thérèse

Maríe Louise, (1860-1940) es la hermana mayor y madrina de Thérèse. Carmelita en la Comunidad de Lisieux, con el nombre de María del Sagrado Corazón. Nació en Alençon en 1860. En el nuevo hogar de los Buissonnets en Lisieux, Marie desempeña funciones de Madre de Celine, ama de casa, especialmente después del ingreso de Pauline al Carmelo. Asiste a Thérèse en su enfermedad de infancia. La guía durante su período de escrúpulos (1885-1886) e influye decisivamente en la formación humana y espiritual de Thérèse. Entra al Carmelo en 1886, dos años antes de Thérèse, profesó en 1888. Marie falleció en 1940, habiendo disfrutado de la elevación de Thérèse a los altares.

Marie Pauline – Madre Inés, (1861-1951) es la hermana, ―Madrecita‖ y superiora de Thérèse. Nace en Alençon, estudia en el colegio de la Visitación de Mans (1868-1877), donde se destaca por ser una estudiante brillante. Entra en el Carmelo con el nombre de Sor Inés de Jesús (1882), toma el hábito en 1883 y profesa en 1884. Es elegida priora del Convento en 1893 hasta 1896. Desempeña los cargos de: ecónoma (1896-1899), superiora (1899-1902), priora (1902-1908) y nuevamente priora a la muerte de la Madre María de los ángeles. Pauline es inteligente y de grandes cualidades humanas, con gran fuerza de voluntad, es emprendedora, con dones para la pintura y la poesía. Dotada de prudencia y equilibrio psíquico. Es hábil para las relaciones humanas y sociales. Saca adelante sus proyectos, sin enfrentamientos inútiles. Es la hija preferida de Zelie Guerín. Es testigo excepcional de la vida de Thérèse y de su historia posterior a la muerte. Desde pequeña, el ideal de Thérèse es Pauline, desea parecerse en todo a ella (Man A). Al morir Zelie, su Madre, Thérèse escoge a Pauline para que sea su mamá. En ella ve Thérèse el retrato de su Madre, es ella quien le ayuda a superar la pena por la pérdida de la Madre. Es la gran educadora de Thérèse primero en la casa y luego en el Carmelo. Después de sus padres, fue Pauline la que más influyó en la vida de Thérèse. Le propuso los grandes ideales de su vida y Thérèse los realizó.

Marie Leonie Sor Francisca Teresa (1863-1941), es la tercera de la hermanas Martín nació en Alençon en 1863. ―Se encontraba bastante sola entre las dos mayores y las dos pequeñas, Céline y Thérèse. De salud delicada, de temperamento más ingrato que las otras, preocupó siempre a su Madre. A pesar de

39 Von Baltasar Hans Urs Teresa de Liseux. Historia de una Misión, 121. 40 Ibid., 123. 25

sus esfuerzos, su tía Dositea en Le Mans no pudo mantenerla en el pensionado. En Alençon, la criada la asustaba un poco, cuando la encerraba. Aún así, tenía buen corazón, estaba ávidad e cariño, pero se mostraba menos capacitada que sus hermanas‖41. De 1871 a 1881 es pensionista en las benedictinas de Lisieux. Luego inicia su postulantado en las clarisas de Alençon (1886), pero ese mismo año regresa a casa. Prueba en la Visitación de Caen, pero vuelve a Salir al año siguiente. En 1893 regresa a la Visitación, saliendo nuevamente y vive con la familia de su tío, regresando a la Visitación en 1899, para profesar en 1900 y permanecer allí hasta su muerte en 1941.

Siguen luego tres hermanos muertos Marie Hélène (1864-1870), Marie Joseph (1866-1867), y Marie Jean Baptiste (1867- 1868) que junto con Marie Melanie Thérèse (1870) nacida antes de Thérèse, se convirtieron en sus intercesores en el cielo.

Marie Celine, (1869-1959) Al entrar en el Carmelo adoptó el nombre de María de la Santa Faz, y al tomar el hábito lo cambio a Genoveva de Santa Thérèse. Nació en Alençon en 1869, compañera de infancia de Thérèse y testigo transmisor de la espiritualidad de Thérèse. Estuvo al cuidado de su padre en su penosa enfermedad. A la muerte del señor Martín, entra al Carmelo y es formada por Thérèse quien es maestra de novicias. Hace con Thérèse la ofrenda al Amor Misericordioso en 1895. Fue nombrada asistente de enfermería cuando se agravó Thérèse y participó en la recolección de sus ―últimas Conversaciones‖.

Es la hermana predilecta de Thérèse con quien tiene las mayores confidencias espirituales. A los cuatro años de haber entrado en el Carmelo les escribe: ―Cuanto más amamos a Jesús y nos queremos en Él, tanto más nuestro cariño se hace más fuerte, hasta el punto que más bien es unidad que unión lo que existe entre nuestras dos almas‖42

Asistió de cerca a la muerte de Thérèse y participó en el proceso de beatificación (1923) y celebró la canonización (1925). Gracias a ella se conocen hoy fotografías auténticas de Thérèse, de las religiosas que componían la Comunidad y del ambiente del claustro.

Elaboró toda una serie de escritos, acerca de la biografía, la familia, y la espiritualidad de Thérèse. Escribió en 1926 ―Novísima Verba‖, ―Consejos y recuerdos‖ en 1952 y muchos otros escritos.

4.4. Los tíos Guérin y sus hijas

Isidore Guérin (1841-1909) tío de Thérèse, se casó en Lisieux con Céline Fournet (1847-1900), sus hijas Jeanne Guérin casada con el doctor Francis la Néele (1858- 1916) y Marie Guérin, sor María de la Eucaristía (1895) completan el círculo familiar de Thérèse. Isidore Guérin pasó su juventud en Alençon,

41 Gaucher, Guy La pobre Leonia en Teresa de Lisieux, Vida, Doctrina y ambiente, 1863- 1941, 53. 42 Von Baltasar Hans Urs Teresa de Liseux, Historia de una Misión, 130. 26

en 1862 fue a París en donde estudio farmacia, regresa a Lisieux, compra la farmacia del Sr Fournet y se casa con su hija Céline. Este matrimonio apoyó mucho a Louis y sus hijas después de la muerte de la mamá de Thérèse.

5. El Carmelo

5.1. Los Fundadores del Carmelo

Thérèse de Ávila (1515 – 1582)

Thérèse conoció fragmentos de la obra de Santa Teresa de Ávila, la Regla y las Constituciones del Carmelo que estudió como novicia y los libros que se encontraban en la biblioteca del monasterio, y que consultó especialmente cuando la nombraron asistente de de novicias.

Hay varios rasgos de la Madre Teresa que ha incorporado Thérèse en su vida espiritual, y que señala Tomás Álvarez43: - Los grandes deseos, ―Teresita ha anotado en uno de sus apuntes íntimos: ―No es presunción el deseo de practicar las virtudes en grado heroico, a imitación de los santos; ni tampoco el anhelo del martirio‖. Versión de un pasaje del Libro de la Vida (13,4). - El deseo de dar la vida por otros, como Cristo. ―Mil vidas daría yo por salvar un alma‖ Camino de perfección (1,2) - Oración por otros: ―¿Qué me importa a mí estar hasta el fin del mundo en el purgatorio, si con mis oraciones salvo una sola alma‖ Camino de Perfección 3,6 - Intenso sentido apostólico de la vocación contemplativa: ―Nunca me pesará haber trabajado únicamente por salvar almas. Cuánto me alegra saber que nuestra Madre Santa Teresa pensaba del mismo modo‖ (DE 4.6.1.) - La amistad con Cristo:‖Santa Teresa tenía mucha razón al decir a nuestro Señor que la abrumaba de cruces cuando ella emprendía por él grandes trabajos: ―¡Ah, Señor, no me extraño de que tengáis tan pocos amigos, pues los tratáis tan duramente!‖ (L 178). - El hito del ideal contemplativo: ¡sólo Dios! Entre sus notas, Teresita transcribe íntegro el poema de la Santa: ―Nada te turbe… ¡sólo Dios basta!‖ - El dolor es el crisol del amor. El amor todo lo puede: las cosas más imposibles no le parecen difíciles. (7 Moradas cap. 4,15) - Escriben la historia de su vida, narrando las misericordias del Señor. - Sentido apostólico: ―Al no poder ser misionera por la acción, quise serlo por el amor y la penitencia, como Santa Teresa mi seráfica Madre‖ (Carta 189). - Las dos tienen un profundo amor a la Iglesia. Thérèse afirma: ―Quiero en una palabra, ser hija de la Iglesia como lo era nuestra Madre Santa Teresa de Jesús‖ (C33 v).

43 Tomás Alvarez O.C.D. Las dos Teresas, madre e hija en Teresa de Lisieux, Vida Doctrina, Ambiente, p 108. 27

Podríamos concluir también con Tomás Álvarez, Teresa y Teresita coinciden en ―la función profética de testigos fuertes del misterio de Dios. Las dos pertenecen a la raza de profetas escritores que como Jeremías o san Pablo, escriben la propia autobiografía (la propia historia de salvación), y desde ella testifican ―las misericordias de Dios‖ (las cantan)‖. 44

Hay también grandes diferencias entre las dos Teresas, que vivieron en contextos históricos y religiosos, experiencias humanas profundamente diversas. Una de las más grandes es la ausencia de fenómenos místicos extraordinarios que vivió ampliamente la Madre Teresa, mientras que Thérèse señala algunas y manifiesta su deseo de no tenerlas para que todas ―las almas pequeñas‖ puedan seguir su camino.

Juan de la Cruz45 (1542- 1591)

Thérèse reconoce en ella la influencia del santo. A los 14 años le inspiraba las pláticas en el Mirador, y lo profundiza en el comienzo de su vida religiosa: ―¡Cuántas luces he encontrado en las obras de nuestro padre San Juan de la Cruz! A la edad de 17-18 años, no tenía otro alimento espiritual‖ 46 y hasta los últimos días de su vida le acompañan el ―Cántico espiritual‖ y la ―Llama de Amor Viva‖. Sus palabras son el vehículo para expresar su experiencia espiritual, vivir y morir a cada instante.

Ella pudo vivenciar las experiencias místicas que describe Juan de la Cruz, en sus poemas y se identifica con su doctrina. De él aprende a comprender el sentido de la humildad para subir a las cumbres de la unión con Dios. El santo le enseña también que ―en la vida espiritual es más importante verse libres de los obstáculos que nos impiden la invasión de Dios en nosotros que adquirir nuevas virtudes‖.47 También inspirada por Él, comprende que para ofrecerse a Dios ―no es necesario ser una víctima perfecta. Basta presentarse a Dios tal y como uno es. El abismo de nuestra miseria atrae el abismo de su Misericordia.‖48

Comprende la esencia de los escritos de su padre espiritual del Carmelo, núcleo de su experiencia: amor, vocación de Iglesia, fe oscura y segura, Cruz, esperanza, muerte y gloria. Centrándose en el amor, encuentra en las estrofas 25 a 29 del Cántico Espiritual su inspiración. El amar como ―plenitud de vida cristiana, eclesial, carmelita… ya no tiene ni quiere otro oficio, solo ejercitarse en el amor: amar y ser amada‖ 49

El amor para ambos no es un sentimiento aislado, sino ―el don total y efectivo de la vida entera, con la consiguiente renuncia a todo lo que no es amor de Dios‖50 Como dice el santo en la ―Subida al Monte Carmelo‖: ―Amar es despojarse por amor de todo lo que no es Dios. (2 S 5,7). También es citada por

44 Tomas Alvarez, Las dos Teresas: dos doctoras. En Teresa de Lisieux, profeta de Dios, Doctora de la Iglesia. 208. 45 Pierre Descouvemnont Teresa y Lisieux 170 y De Meester Conrad Vida Doctrina y Ambiente 114-116. 46 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A 244. 47 Ibid. 48 Ibid. 49 Federico Ruiz O.C.D. Teresa y San Juan de la Cruz 115. 50 Ibid. 28

Thérèse la expresión ―el amor no se paga sino de sí mismo con amor, en el ―ha encerrado Teresita su ideal de vida… de modo parecido en el acto de Ofrenda al Amor Misericordioso figura una sentencia de Juan de la Cruz de gran alcance o resonancia en el espíritu de la oferente y de la ofrendada. ―Estoy, pues, segura, dice, de que escucharéis mis deseos: lo sé, ¡Oh, Dios mío!, cuánto más queréis dar, más hacéis desear‖51

En la prueba de fe experimentada por Thérèse, ―habla con los mismos términos y ejemplos del maestro: tentaciones de blasfemia, e incluso toma por alivio el morir. Y también los mismos síntomas positivos: interpretación de las experiencias en clave de fe, confianza en Dios que nunca abandona, solicitud para servirle…‖52

También como en la influencia de la Madre Teresa, no tomó de Juan de la Cruz grandes expresiones de manifestaciones místicas y purificaciones. Se presentan diferencias propias de los distintos contextos históricos y de la experiencia personal de Dios. Hay variantes frente a ellos en la forma como desarrolló y vivenció la idea de abandono – víctima y el identificarse en la prueba de fe vivida, con los pecadores y ateos sin serlo, para interceder por ellos.

5.2. Carmelo de Lisieux

El Carmelo de Lisieux fue fundado por tres hermanas del Carmelo de Poitiers, Athalie y Desiree Gosselin y Caroline Gueret, el 24 de agosto de 1838. Fue establecido de acuerdo con la Regla reformada de Santa Teresa de Ávila. Dos monjas del Carmelo de Poitiers las acompañaron, la Madre Isabel de San Louis, la priora y la hermana Genoveva de Santa Thérèse, sub priora y maestra de novicias.

El día que Thérèse entró en el Carmelo, el monasterio cumplía 50 años de existencia. Los edificios no tenían calefacción y un río próximo hacía que el ambiente fuera frío y húmedo. El edificio se acabó de construir en 1852 y se dedicó al igual que la capilla a ―María concebida sin pecado‖. La Comunidad por ésta época está constituida por 26 religiosas, con un promedio de edad de 47 años. Se respira un espíritu de rigor, penitencia y mortificación, y ello, favorecido notablemente por la corriente del ―jansenismo‖ 53 ―Los Carmelos franceses en su mayoría, siguen una espiritualidad propia de la época, como es la de la inmolación, reparación y sacrificio por los pecados y los pecadores.‖54 Entre los diferentes Carmelos, predominan advocaciones propias el mundo devocional del siglo XIX y el mundo reparador, tales como: Corazón de Jesús, Santa Faz, la devoción al niño Jesús que propaga el espíritu de infancia, y la devoción de la Preciosa Sangre.55

51 Rodríguez José Vicente O.C.D. El Maestro y la discípula. Teresa de Lisieux y San Juan de la Cruz, 211. 52 Federico Ruiz O.C.D. Teresa y San Juan de la Cruz 115. 53 Cuyas características se comentaron en el Contexto de la Iglesia en el siglo XIX, p 16 54 Fernández Frontela L. Javier, El Carmelo teresiano Francés en el siglo XIX, 68. 55 Ibid., 69. 29

El Carmelo de Lisieux era un Carmelo misionero: se extendió con su fundación en Saigón, constituyendo el primer Carmelo del extremo Oriente. El fervor misionero de Teresita surge y crece en ese ambiente de finales del siglo XIX. Más adelante, su vocación misionera se desarrolló cuando fueron confiados a sus oraciones los dos misioneros, los PP. Bellière y Roulland, a quienes dirigió cartas muy bellas y profundas de comunión en la oración.

Al entrar al Carmelo, la vida de Thérèse estuvo centrada en el coro y la oración litúrgica como también en la oración personal, en la vida de celda dedicada al estudio o la oración, una vida ascética y penitencial, de la que no pidió ser dispensada en su enfermedad. En la vida conventual, tuvo que enfrentarse por primera vez, con el trabajo manual, lavando platos, ropa y cultivando el huerto, actividades que nunca realizó antes de entrar en la Comunidad. Allí, muchas de sus compañeras eran de la clase social más baja y eran un tanto ásperas en su forma de relacionarse.

Madre Genoveva

La Madre Genoveva de Santa Thérèse, nació en 1805. Entró en el Carmelo de Poitiers el 26 de marzo de 1830. Es enviada como fundadora a Lisieux el 16 de marzo de 1838. Fue elegida cinco veces priora. Era ―venerada por las hermanas por su ―actividad totalmente impregnada de oración.‖

Cuando entra al Carmelo Thérèse la Madre tiene 83 años, la impresionó su abandono. De ella ―más de una vez recibí grandes consuelos… Sirve a Dios con paz y alegría… Jesús vivía en ella y la hacía hablar y actuar…‖56 Admiraba su santidad en la sencillez, sin actos extraordinarios. ―Sí esa santidad me parece la más auténtica, la más Santa, y es la que yo deseo para mí, pues en ella no cabe ilusión‖57 Thérèse siempre consideró una gracia muy grande el hecho de haber conocido y haber vivido ―con una Santa, no de esas inimitables, sino una Santa que se santificó por medio de virtudes ocultas y ordinarias‖58.

Durante el fuerte invierno de 1891 (de 86 años) murió. Es la primera muerte a la que asiste Thérèse, después de la muerte de su mamá, recuerda, y esta, la de la Madre Genoveva, le pareció ―encantadora‖. Thérèse, recogió la última lágrima que derramó la Madre Genoveva y la guardó como reliquia. Posteriormente sueña que a ella le dice que le deja el corazón.

María de Gonzaga, priora del Carmelo de Lisieux.

Si bien, en la primera acción, vamos a escuchar a la propia Santa, referirse a la Madre, el contexto de su relación con ella, es necesario conocerlo ya que ella ocupa un lugar primordial en el desarrollo de la vida religiosa de la Santa.

56 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, p 234 57 Ibid. 58 Teresa de Lisieux Obras Completas, Manuscrito A p 234 30

¿Quién era la Madre María de Gonzaga? Su nombre era María Adela Rosalía Davy de Virville, nació en Caen el 20 de febrero de 1834, su padre era magistrado, tenía siete hermanos. ―nació en una familia de la pequeña nobleza… Es alta, distinguida, ardiente y apasionada, en ocasiones generosa y ciertamente excesiva y violenta. Físicamente, es de naturaleza robusta, no ha sabido nunca lo que es enfermedad.‖59

Estudió en la Visitación de Caen, donde adquirió la devoción al Sagrado Corazón. Entró en el Carmelo en 1860, cuando era superiora la Madre Genoveva, hizo su profesión religiosa en 1862. El superior, del Carmelo, el abate Cagniard, la fue colocando en cargos directivos, para aprovechar sus capacidades y esperanzado en que poco a poco iría cambiando su carácter, lo que no sucedió. Así, fue nombrada subpriora el 8 de julio de 1866 y luego priora el 22 de octubre de 1874, desempeñando este cargo durante 22 años60, con los intervalos previstos por la Regla de la Comunidad: la elección es por tres años, pudiendo ser reelegida, pero a los seis años de gobierno tiene que dejar el cargo a otra religiosa. Van der Meersch escribe: ―Es ciertamente orgullosa y ávida de poder. Las elecciones son para ella asunto capital y veremos que en la elección de 1896 mostrará una vejación y un sufrimiento de amor propio muy poco cristianos, porque no ha sido reelegida hasta el séptimo escrutinio.‖61

La Madre María de Gonzaga era inteligente, de porte elegante, distinguida, de trato agradable, tenía encanto natural a pesar de su mirada penetrante. Su opinión era muy respetada por el clero del lugar y gozaba de amplias simpatías fuera del Claustro. A nivel interno, era muy celosa de su autoridad y soportaba con dificultad el ver pasar el poder a otra hermana, causando grandes dificultades en la Comunidad. Era de temperamento variable, a veces con arranques de euforia y otras veces se sumía en una profunda melancolía por cualquier situación insignificante. Trataba las situaciones comunitarias según el capricho del momento, marcando al Monasterio con su fuerte personalidad.

Se entregaba a veces a grandes mortificaciones, como el flagelarse con ortigas, sobre todo, en los inicios de su vida religiosa. Esto no era muy bien visto por la Madre Genoveva que le aconsejaba: ―Tenga cuidado, Madre – le advirtió la fundadora en una de esas ocasiones. – Pues sin una gran prudencia y un gran discernimiento todo eso no es más que vanidad y alimenta el amor propio. Enseñe a sus hijas a quebrantar su voluntad, a practicar la caridad, a cumplir con perfección toda la Regla. Ahí está la verdadera, la buena penitencia que agrada a Dios‖.62

La Madre Inés, manifestó: ―Practicó penitencias extraordinarias, y hubiera llegado a ser un alma elevada, muy generosa, con un corazón de oro, a no ser por esos desgraciados contrastes de humor, y por

59 Van der Meersch Macence. Vida de Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia, 54. 60 Fue elegida priora el 28 de octubre de 1874, y reelegida en 1877, luego obtiene en 1880 y 1881 dos prolongaciones de su cargo. Después de una interrupción obligatoria entre 1882 y 1886, de nuevo es elegida priora el 3 de enero de 1886 y luego en 1889; luego obtiene otra prolongación hasta el 20 de febrero de 1894. Luego viene una interrupción obligatoria donde hace elegir a sor Inés de Jesús, pasando a ser ella maestra de novicias. Se hace elegir el 21 de marzo de 1896, y luego en 1899, para un total de veintidós años. Jean Francois Six ―El Carmelo de Lisieux‖. P 22 61 Van der Meersch Macence. Vida de Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia, 55. 62 Ibid. 31 una pasión de envidia, las más de las veces inconsciente, que fue creciendo con los años y ocasionó frecuentes choques, muchas susceptibilidades y hasta escenas terribles.‖63

La Madre Gonzaga era rígida en cuestiones de disciplina, sin embargo, en muchas ocasiones no lo era consigo misma: ―Todos los días, cierta dama de afuera, acude a parlotear con ella durante horas con el más completo desprecio hacia el reloj de arena, que teóricamente señala la duración máxima de tiempo del locutorio. Se pasa revista a todos los chismes de la ciudad. Por otra parte, el Carmelo entero trabaja para la familia de la Madre de Gonzaga. Regalos, bordados, imágenes pintadas… Es un nunca acabar‖64.

En 1875, después de la inundación del monasterio que dañó toda la planta baja, emprendió con audacia la reparación y ampliación del convento, solicitando ayuda financiera de sus antiguas amistades de juventud, obra que terminó de realizar a los diez y ocho meses.

Murió el 17 de diciembre de 1904, de un cáncer en la lengua muy doloroso, reconociendo sus errores con humildad, cariñosamente rodeada por las tres hermanas Martin, poniendo su confianza en la ayuda celestial de ―su‖ Teresita, muerta hacia siete años. La Madre Inés narra en el Proceso Ordinario, de beatificación de Thérèse, que la Madre María de Gonzaga le había dicho en su lecho de muerte: ―Madre mía, aquí ni una sola alma se ha hecho tan culpable como la mía, y sin embargo confío en Dios y en mi Teresita: ella me obtendrá la salvación‖65

6. Sus hermanos sacerdotes

6.1. Mauricio Belliére (1874 - 1907)

En octubre de 1895, dos días después de celebrar la fiesta de Santa Teresa de Ávila, a Thérèse le confía la Madre Inés al seminarista Belliére quien pide que una carmelita le ayude a perseverar en su vocación y que se ocupe en su oración y sacrificios, de su apostolado cuando sea ordenado sacerdote.

Thérèse ofrece por él su continua oración y sacrificio, en las diez cartas que le escribe, le imparte su espíritu y sus enseñanzas. En las once cartas de Maurice descubrimos a un hombre ideal para seguir el camino descubierto por la Santa: ―débil y necesitado, sensible, impresionable, y agudamente consciente de sus propios pecados. Ella no le pidió ninguna gran conquista y no le impuso un ideal tan alto que no pudiera alcanzarlo. No fue la virtud de Maurice lo que suscitó en ella su amor hacia él. Ella lo quiso en su fragilidad humana, del modo en que era, como una hermana quiere a un hermano. Nunca lo criticó y nunca dudó del profundo valor interior que se ocultaba bajo sus limitaciones‖66

63 Madre Inés de Jesús, en Teresa de Lisieux. Procesos de beatificación y canonización, selección, 466. 64 Ibid 65 Madre Inés de Jesús, en Teresa de Lisieux. Procesos de beatificación y canonización, selección, 52. 66 Ahern Patrick, Maurice y Teresa, la salvación por la confianza, p 209 32

6.2. Adolfo Roulland 67 (1870 - 1934)

El seminarista Roulland, próximo a su ordenación sacerdotal el 28 de junio de 1896 pide al padre Norberto quien va a predicar en el Carmelo de Lisieux del 22 al 24 de junio, que interceda en el Monasterio, para que una hija de Santa Teresa tome especial cuidado de su apostolado. La Madre María Gonzaga encomienda esta labor a Thérèse quien la acoge en obediencia.

En Jesús Thérèse establece correspondencia con su hermano misionero. El 30 de julio de 1896, ya sabiendo de su enfermedad y en la prueba de la fe, le escribe ―En Dios, hermano la distancia no podrá separar nunca nuestras almas. La muerte misma hará más íntima nuestra unión. Si voy pronto al cielo, pediré a Jesús el permiso para ir a visitaros a Su Tchuen (China) y continuaremos juntos nuestro apostolado.‖68

7. Thérèse

69 7.1. Vida

Nace el 2 de enero de 1873 en Alençon, dos días después es bautizada en la iglesia de Notre-Dame, recibiendo los nombres de Maríe Francisca Thérèse. En Alençon pasa los primeros cuatro años de su vida, rodeada del cariño de sus padres y sus hermanas. La felicidad de la infancia fue interrumpida por el sufrimiento, pues la señora Martin fallece el 28 de agosto de 1877, en medio de grandes sufrimientos. Este acontecimiento transforma la vida de Thérèse. ―no le hablaba a nadie de los profundos sentimientos que me embargaban‖70 y su carácter se tornó extremadamente sensible. Desde ese momento, adopta a su hermana Inés como Madre.

La muerte de Zelie en agosto de 1877 ha marcado de un modo definitivo la historia teresiana; así lo muestra el simple hecho de que Thérèse, al mirar su vida retrospectivamente, divida su biografía teniendo en cuenta este acontecimiento: con esta muerte termina la infancia feliz (1873-77) y comienza ―la etapa más dolorosa‖ (1877-1886), y hasta la gracia de Navidad (1886) , a los trece años, puede superar las consecuencias de esta muerte y comenzar bajo otro signo la tercera y última etapa que se extiende hasta su propia muerte en 1897 (cf. Ms A 13r.45r/ss).

67 Pierre Descouvemnont Teresa y Lisieux, 264. 68 Ibid., 266. 69 Se inserta como Anexo No 1, una cronología de su vida, de gran utilidad para el análisis de las acciones soteriológicas por cuanto permite tener en cuenta la evolución de su pensamiento y acciones durante su vida. 70 Teresa De Lisieux, Obras completas. Manuscrito A, 103. 33

El 15 de noviembre de 1877 a los cuatro años se trasladan para Lisieux para estar más cerca de sus tíos. Sus hermanas la envuelven de ternura y especialmente su padre que le muestra un ―amor verdaderamente maternal‖71 y paternal. Ellos le proporcionan también una formación a la vez exigente y llena de amor. Pauline se encarga de la educación de Thérèse quien aprende rápidamente a escribir. A los ocho años y medio entra como mediopensionista a la Abadía de las Benedictinas, pero no consigue integrarse al grupo. A pesar de sus buenos resultados en el estudio y del cariño de las religiosas, Thérèse no logra adaptarse y pasa los ―años más tristes de su vida‖72. Es de anotar la inmensa diferencia de una niña como Thérèse, con niñas mayores, extremadamente bruscas y ordinarias que no tenían reparo en manifestarle su envidia

En el verano de 1882, a los nueve años, se entera de la decisión de Pauline de entrar al Carmelo, lo cual ocurre en el verano de 1882, y provoca una alteración en la salud de Thérèse. En marzo de 1883, la salud de Thérèse empeora por la partida del Señor Martín con María y Leonie a París para las celebraciones de la semana Santa, ―la niña es presa de un temblor nervioso, seguida de crisis de terror y de alucinaciones‖. El 6 de abril se recupera para la toma de hábito de Pauline, recayendo al día siguiente. Tras cinco semanas de angustia, el 13 de mayo de 1883, día de Pentecostés, se produce milagrosamente su recuperación por la ―encantadora sonrisa de la santísima virgen‖73.

Thérèse durante mucho tiempo sufre pensando que ha simulado esta enfermedad y de haber mentido al presumir una sonrisa de la virgen. De estos sufrimientos se liberará hasta finales de 1887 y comienzos de 1888. Ya recuperada, disfruta de unas vacaciones en familia en Alençon, a donde no habían vuelto después de la muerte de su Madre.

El 8 de mayo de 1884, a los once años, Thérèse hace su primera comunión. Había sido preparada por María su hermana, con la orientación también de Pauline a través de las cartas que le envió desde el Carmelo. ―Thérèse recoge cada día docenas de flores para el niño Jesús: rosas, violetas, margaritas, flor de espino, lirios, misotas, etc. La niña las perfuma con jaculatorias amorosas (breves oraciones, sugeridas también por Pauline). Por la noche anotaba el total en el ―precioso librito‖ que la carmelita había preparado para ella. De esta manera, el simbolismo de la flor va a hacer parte de su vocabulario, para comunicar su espiritualidad.‖74 El 22 de mayo, en la fiesta de la ascensión recibe por segunda vez la Eucaristía experimentando la gracia de la unión íntima con Jesús y el 14 de junio recibe el sacramento de la confirmación, siendo plenamente consciente de lo que implica el don del Espíritu Santo como participación personal en la gracia del gran acontecimiento de Pentecostés.

En agosto pasa una temporada de vacaciones en Saint-Quen le Pin en una propiedad de la Madre de la señora de Guerín. En 1885 y 1886 sufre un largo período de escrúpulos, que maduran su alma a través de

71 Ibid. 72 Ibid. 73 Ibid. 74 Ibid. 27. 34

los consejos de su hermana Maríe. Pero ella entra también en octubre en el Carmelo, y entonces tiene que recurrir a sus hermanitos fallecidos, quienes responden a la invocación y obtienen para ella la paz.

El 25 de diciembre de aquel año 1886 recibe la gracia que ella llama de su conversión: su hipersensibilidad queda instantáneamente dominada. Para siempre vivirá dentro del más sano equilibrio, superando la emotividad, emprendiendo una carrera de gigante por el camino de la perfección.

En julio del 87, a los catorce años, ante una estampa del Crucificado, se despierta en su alma el deseo de salvar las de sus hermanos los hombres75. Esta sed no hará más que crecer a lo largo de su vida. La primera por la que se interesa es por la del criminal Prancini, que morirá en el cadalzo habiendo besado el crucifijo, antes de morir.

Thérèse desea ingresar a la vida contemplativa en la Comunidad del Carmelo donde se encuentran sus dos hermanas mayores, Marie y Pauline. Desde los dos años empezó a sentir la llamada. Su deseo de atender al llamado de Jesús, escuchado desde la más tierna infancia, crece día a día. El 29 de mayo de 1887 pide el permiso a su padre, que se lo concedió emocionado. Pero tenía entonces ¡quince años! Las dificultades no se hicieron esperar. Heroicamente se dispuso a vencerlas, pasando por todas las instancias, el superior del Carmelo, el obispo de Bayeux y hasta una peregrinación a Roma del 4 de noviembre al 2 de diciembre, a la que va con su padre y Céline para pedir al Papa León XIII, el anhelado permiso. Finalmente, el obispo, monseñor Hugonin, daba el 28 de diciembre la autorización, pero solo hasta el 9 de abril de 1888, fue recibida en el Claustro. La toma de hábito (preside monseñor Hugonin) tuvo lugar el 10 de enero de 1889, el 8 de septiembre de 1890, fiesta de la natividad de la Virgen, realizó su profesión y el 24 de septiembre del mismo mes la toma del velo negro. Encarna el ideal de la Madre Teresa de Ávila, como nadie después de ella lo había realizado: "He venido (al Carmen) para salvar las almas y sobre todo a fin de rogar por los sacerdotes." 76

―La vida externa de Thérèse del Niño Jesús y de la Santa Faz en el convento se resume en pocas líneas: Observancia perfecta y amorosa de las Reglas y constituciones de la Orden. Generosidad hasta en los más mínimos detalles en la obediencia y en la caridad con sus hermanas religiosas. Pobreza delicada y minuciosa. Sonrisa en los labios siempre, Igualdad de trato con todas‖77. Todo asumido por una fe heroica y una profunda alegría interior.

Cuando, en febrero de 1893, fue elegida priora su hermana Inés, ésta nombró maestra de novicias a la Madre Gonzaga, pero le dio como ayudante a Thérèse. Fue probada de manera especial por la enfermedad de su padre Louis Martin, quien muere el 29 de julio de 1894. Thérèse camina hacia la santidad, enfrentando la prueba con valentía, insistiendo en la centralidad del amor y en el valor del

75 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A p 166. 76 Ibid., 217. 77 Baldomero Jiménez Duque. Vida de Teresita de Jesús, 50. 35

sufrimiento. Cuando, en marzo de 1896, vuelve la Madre Gonzaga a ser priora, reteniendo el cargo de maestra de novicias, siguió sirviéndose de la Santa para que realizara el trabajo. Fue así, sin título, Maestra efectiva de novicias hasta morir. En ese cargo delicado dio muestras de una prudencia extraordinaria y sobrenatural. Enseñó a sus novicias a conducirse por el camino de la entrega, pequeñez y perfecto abandono, que se conoce como ―infancia espiritual‖, lo cual consiste en reconocerse niño ante Dios, dentro de la humildad y sencillez y en la confianza sin límites en su bondad y misericordia infinitas. Es la pobreza de espíritu característica del Evangelio de Jesús.

Se consagró como víctima al Amor Misericordioso, a los veintidós años, el 9 de junio de 1895, fiesta de la Santísima Trinidad. Pocos días después —el 14 de junio—, al hacer el ejercicio del vía crucis en el coro, sintió su alma herida, abrasada, sumergida totalmente en el amor. Fue una gracia mística de valor inestimable.

El 2 y 3 de abril de 1896, a los veintitrés años, sufrió las primeras hemoptisis que denunciaban la tuberculosis pulmonar, asumida como la visita del Esposo. poco a poco, todo lo invadió. Sufrió calladamente cuanto pudo. Los últimos años fueron terribles de dolor, sufrió para hacer fecundo su mensaje. Pero, además, pocos días después de las primeras hemoptisis su alma se vio sumergida en una prueba de fe muy dura, su alma se vio invadida de las más densas tinieblas, hasta el día de su muerte. La intención apostólica de tal prueba la alienta a sufrir, sentándose a la mesa de los pecadores ―... ¡OH Jesús!, si es necesario que la mesa manchada por ellos sea purificada por un alma que os ame, yo quiero comer sola el pan de la prueba hasta que os plazca introducirme en vuestro reino luminoso. La sola gracia que os pido es la de no ofenderos jamás."

Por su vocación de carmelita ella se siente esposa de Jesucristo y Madre de las almas. Pero eso se explícita en ella en una multitud de vocaciones que le queman el alma: vocación de guerrera por Cristo, de sacerdote, de apóstol, de doctora, de mártir... Era imposible vivirlo externamente todo. Pero los capítulos 12 y 13 de la Carta primera a los Corintios le dieron la solución: ―Comprendí que el amor encerraba en sí todas las vocaciones, que el amor lo era todo, que el amor abarcaba todos los tiempos y lugares…En una palabra, ¡que el amor es eterno…!. Entonces, al borde de mi alegría delirante, exclamé: ¡Jesús, amor mío…, al fin he encontrado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor..!. Sí, he encontrado mi puesto en la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor… Así lo seré todo…¡¡¡ Así mi sueño se verá hecho realidad…!!!"78

Así, con grandes sufrimientos de cuerpo y alma, pero rebosando amor y paz, asumió su muerte, como lo narra Céline en las Últimas Conversaciones: "Yo no he dado a Dios más que amor. Él me devolverá amor. Después de mi muerte haré caer una lluvia de rosas." "Amar, ser amada, y volver a para hacer amar al Amor." "Presiento que mi misión va a comenzar: la misión de hacer amar a Dios como yo

78 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito B, 261. 36

le amo, de enseñar mi caminito a las almas." El 29 de septiembre pudo exclamar: "Lo he dicho todo... Todo está cumplido. ¡Sólo cuenta el amor!"

El 30 fue una larga agonía. "No me explico cómo puedo sufrir tanto si no fuese por mi ardiente deseo de salvar almas..." "No, yo no me arrepiento de haberme entregado al Amor..." A las siete y unos minutos de la tarde el postrer grito: "¡OH..., le amo! ¡Dios mío..., os amo!‖.

Fue beatificada el 29 de abril de 1923 por el papa Pío XI, y canonizada por el mismo el 17 de mayo de 1925. En 1927 es proclamada patrona de la misiones pese a no haber abandonado nunca el convento, pero siempre el dinamismo de su oración alcanzó a los misioneros y a través de ella y el sacrificio de su vida se convirtió en Cristo, en agente soteriológico, haciéndose una con ellos. El 19 de octubre de 1997 es declarada Doctora de la Iglesia, siendo la tercera mujer en conseguir ese nombramiento. Anteriormente habían sido declaradas doctoras Santa Teresa de Jesús, y Santa Catalina de Siena.

7.2. Obra.

Manuscritos

Después de las poesías y las cartas, se cuenta con los Manuscritos autobiográficos como textos auténticos de Thérèse. El Manuscrito A fue redactado por Thérèse a lo largo del año 1895 se centra en el relato de su infancia, y fue escrito a petición de la Madre priora Inés de Jesús. En este manuscrito, Thérèse describe: los primeros años de su infancia -especialmente el acontecimiento de su primera comunión y de la confirmación-, la adolescencia, hasta la entrada en el Carmelo y su primera profesión; El Manuscrito B escrito entre el 14 y 15 de septiembre de 1896, narra su ―doctrina‖ a petición de su hermana María (María del Sagrado Corazón), habla de su vocación en la Iglesia, Esposa de Cristo y Madre de las almas y el Manuscrito C durante el mes de junio y a principios de julio de 1897, sugerido por la Madre Inés a la Madre María de Gonzaga, para que Thérèse pudiera escribir la historia de su vida religiosa (última parte del Manuscrito). En este, dedica páginas que enuncian la prueba de la fe: una gracia de purificación que la sumerge en una larga y dolorosa noche oscura, esclarecida por su confianza en el amor misericordioso y paterno de Dios, el abandono confiado en sus manos, la unidad entre el amor a Dios y el amor al prójimo, y su vocación misionera en la Iglesia.

Escribió además 266 cartas, dirigidas a parientes, religiosas, a «hermanos» misioneros, de gran valor en el ejercicio de la dirección espiritual. Adicionalmente, forman parte de sus escritos 54 poesías, algunas de ellas de gran densidad teológica y espirituales, inspiradas en la Sagrada Escritura. También escribió, oraciones, composiciones poéticas y teatrales, creadas y representadas para su Comunidad y por ella misma, con motivo de algunas fiestas, según la tradición del Carmelo. Se cuenta también con la colección de las palabras pronunciadas por ella durante los últimos meses de su vida conocidas como Novissima verba, o Últimas Conversaciones, recopiladas por su hermana Celine (Genoveva de Santa Thérèse). 37

El Manuscrito C

Cuando la Madre Inés de Jesús, (Pauline) viendo que sor Thérèse estaba muy enferma, persuadió a la Madre María de Gonzaga, que era la priora, para que pidiera a Thérèse que escribiera la historia de su vida religiosa, escrito que podría utilizarse para publicar su ―circular necrológica‖. La Madre María de Gonzaga le encomendó esta labor a Thérèse el 3 de junio de 1897, tres meses y 27 días antes de su muerte, labor que emprendió inmediatamente y que suspendió a comienzos de julio, debido a su gran debilidad. Thérèse supo desde el principio que este Manuscrito estaba destinado a su publicación, más no pensó que ocurriría lo mismo con los otros dos Manuscritos. ―En su lecho de muerte, concedía gran importancia a esta publicación y veía en ella un medio de apostolado‖. Thérèse lo escribió directamente sin ningún borrador previo, ―al primer golpe de inspiración, siempre sin tachaduras. Pero se vio frecuentemente interrumpida en su quehacer, a causa de su enfermedad y por las idas y venidas de las enfermeras y de las novicias, deseosas de aprovecharse de sus últimos días… ‖79

7.3. Influencias a nivel de lecturas

Puede decirse que todos los libros espirituales que Thérèse leyó, fueron acercándola a la Sagrada Escritura. En su familia, leían los libros de ―L´Anne liturgique‖ de Dom Güeranger, el gran impulsor de la renovación litúrgica, en las enseñanzas en la Abadía de las Benedictinas, aprendió de memoria el Catecismo, con numerosos textos bíblicos de referencia. Uno de los fundamentos para su formación bíblica fue ―La Imitación de Cristo‖ (1418) de Tomás de Kempis,80 libro de su primera formación antes de entrar en contacto directo con la mística de Teresa de Ávila y Juan de la Cruz. Thérèse reconoce su influencia: ―desde hacía mucho tiempo yo me venía alimentando con la ―flor de harina‖ contenida en la Imitación. Este era el único libro que me ayudaba pues no había descubierto todavía los tesoros escondidos en el Evangelio. Me sabía casi de memoria casi todos los capítulos de mi querida Imitación, y ese librito no me abandonaba nunca… En casa de mi tía se divertían mucho a costa de eso, y abriéndolo al azar, me hacían recitar el capítulo que tenía ante los ojos‖ 81

Poco a poco, Thérèse fue apartándose de la espiritualidad de la Imitación y encontrando su espiritualidad propia a medida que va conociendo el pensamiento bíblico.

Leyó también a los 14 años, ―Fin del Mundo presente y misterios de la vida Futura‖ del Abate Arminjon, del cual escribe: ―Esta lectura fue también una de las mayores gracias de mi vida. La hice asomada a la

79 Madre Inés de Jesús, en Teresa de Lisieux, procesos de beatificación y canonización. Proceso ordinario, 55. 80 Tomás de Kempis Imitación de Cristo, 423. 81 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito A 169. 38 ventana de mi cuarto de estudio y la impresión que me produjo es demasiado íntima y demasiado dulce para poder contarla…‖82

A partir de los 15 años lee a San Juan de la Cruz, como ya habíamos anotado antes. ―Juan de la Cruz le ofrece no solo un nutrido repertorio de textos bíblicos, sino también una forma determinada de leer la Escritura y de usarla, como confirmación, complemento y formulación de la propia experiencia espiritual. Como lo afirma Von Ballthasar, Juan de la Cruz fue para ella ―un guía para la Escritura‖ 83

Otra fuente de acercamiento a la Biblia en Thérèse son las celebraciones litúrgicas antes de entrar al Carmelo y ya en él, la lectura del Oficio Divino, que le permitió conocer los salmos y otros textos bíblicos.

En el Carmelo, Thérèse no tuvo acceso directo a la Biblia completa, disponía del Manuel du Chrétien, que contenía el ordinario de la misa, las horas del Oficio Divino, el Salterio, el Nuevo Testamento y la Imitación de Cristo. Conoce los Evangelios casi de memoria, los hace encuadernar en un pequeño libro y los lleva junto a su pecho, y hace de ellos la norma de su vida y la luz que transparenta en todas las páginas de sus obras. Confiesa que en determinadas ocasiones sólo el Evangelio le servía de alimento. Pudo acceder a muchos textos del Antiguo Testamento a través de los apuntes que su hermana Céline le proporcionó al ingresar al convento.

Son algunas características de su lectura de la Biblia: un continuo contacto que le lleva a descubrir el significado que tienen en su vida. Los textos bíblicos iluminan momentos y acontecimientos importantes de su propia vida, recordamos entre otros: Las imágenes y textos de la Escritura de las Cartas a Corintios 12 y 13 para hablar, por ejemplo, de su vocación: ser ―el amor en el corazón de la Iglesia‖; para entender la pequeñez, una frase del libro de los Proverbios, le ayudó a comprender el abandono como un niño en brazos de su padre; su deseo de interceder por los pecadores se inspira en Juan 19,28, ―¡Tengo sed!‖; en los momentos de la penosa enfermedad de su padre, recuerda los textos del siervo sufriente de Isaías.

La Palabra de Dios le ayuda a discernir sus experiencias personales, le ayuda a confirmar lo que vive. ―Teresa muestra con evidencia que la Biblia no es una teoría, no es un conjunto de verdades a las cuales hay que someter el entendimiento, no es una revelación externa a la cual haya que adaptar la propia fe; la Palabra de Dios es la voz del mismo Dios que sigue hablando, llamando y actuando en la vida de los creyentes de todos los tiempos‖84

82 Ibid., 169. 83 Agustí Borell, O.C.D. Horizontes infinitos. Teresa de Lisieux y la Biblia. 245. 84 Ibid., 251. 39

II. ANALISIS SINCRÓNICO

En la vida de Thérèse podemos constatar que Dios amándola la invitó a la intimidad y unión con Él y ella le respondió sabiéndose amada y abriéndose a su acontecer salvador, permitiéndole ser en ella hasta convertirse en comunión con Él, en su agente soteriológico, no solo de quienes compartieron con ella su vida en la tierra, sino de aquellos que dejándose alcanzar por su dinamismo a través de sus escritos, testimonio de su espiritualidad, viven asimilándola en el Espíritu netamente evangélico de la Santa. Consideramos que podemos ratificar lo afirmado, a través de la aplicación que se hizo del método semántico teológico a sus escritos.

Después de un dispendioso trabajo de análisis, en busca de las acciones soteriológicas en los Manuscritos autobiográficos de Thérèse, se comprobó que el Manuscrito C revelaba el culmen de la vida de la Santa y decidimos escogerlo como texto referente para el análisis.

Las acciones soteriológicas encontradas en este Manuscrito, revelaron la riqueza de la acción divina en una vida cuya respuesta fue plena, puesto que buscó siempre amar al Amor (Dios), hacer lo que a Él le agrada entregándole su vida en completo abandono y total confianza. Al hacer la lectura con el método semántico teológico, (―nueva mirada‖), se encontraron 125 acciones soteriológicas para el capítulo X (primero del Manuscrito) y 63 acciones para el capítulo XI (segundo del Manuscrito), significadas por múltiples campos semánticos que acompañan y determinan la acción (Ver Anexo 2). Abordar el análisis de todas ellas excedería el alcance de esta investigación, por eso, se hizo una selección. Se concretó el análisis al capítulo X: ―La prueba de la Fe‖, del Manuscrito C, teniendo en cuenta, que el sufrimiento estuvo presente en la totalidad de la vida de la Santa, que fue el hilo conductor de su vida, llega al máximo al final de su existencia, y su testimonio lo encontramos en el Manuscrito C, escrito realizado pocos días antes de su muerte.

El presente trabajo presenta siete acciones soteriológicas que cobijadas por el macrocampo del ―sufrimiento‖ acompañan la totalidad de la experiencia vital de Santa Thérèse de Lisieux, dan luz a su identidad, a su misión, y a la manera de asumir la realidad desde una espiritualidad totalmente impregnada por el Evangelio de Jesús, que tiene mucho que decir aún para nosotros hoy. Estas acciones soteriológicas se expresan a través de términos como: humillación, tinieblas, prueba, amargura, silencio de Dios, copa, entrega, y reflejan el dolor más profundo vivido por Thérèse en la ―prueba de la fe.‖

Como resultado de éste análisis también se pudo constatar que la fe y el amor son los cimientos que dan sentido y significado al ―sufrimiento‖ como dinamismo soteriológico de Cristo en la Santa, haciéndose necesario el estudio detallado de éstos tres términos: fe, amor y sufrimiento, como segunda plataforma del método, para el posterior análisis de las acciones soteriológicas.

40

El método exige que una vez que se han encontradas las acciones, ya enmarcadas dentro de los amplios contextos trabajados, se contextualicen dentro del texto mismo para proceder a su análisis sincrónico, fundamento primero para la hermenéutica de cada una de las citas. Estos contextos se enumeran a continuación y serán comentados en el análisis de las citas:

Contexto General: Manuscrito C Contexto Amplio: Capítulo X, ―La prueba de la Fe‖ Contextos Inmediatos:

1. Thérèse y la priora, donde la acción se encuentra significada por el campo semántico: 1.1. Humillación como sufrimiento 2. La mesa de los pecadores. Contexto de tres acciones soteriológicas cuyos campos semánticos son: 2.1. Tinieblas como sufrimiento 2.2. Prueba como sufrimiento 2.3. Amargura como sufrimiento 3. La llamada a las misiones, contexto que corresponde a los campos semánticos: 3.1. Silencio de Dios como sufrimiento 3.2. Copa como sufrimiento 4. La Caridad, contexto de la acción significada por el campo semántico: 4.1. Entrega, abandono a la voluntad divina y darse a los demás.

A continuación se relacionan las acciones soteriológicas seleccionadas, que se estudiarán:

1. Contexto Inmediato. Thérèse y la priora

1.1. Acción‎Soteriológica:‎“Jesús‎sabía‎muy‎bien‎que‎su‎florecita‎necesitaba‎el‎agua‎vivificante de la‎humillación.” « Jésus savait bien qu’il fallait à sa petite fleur l’eau vivifiante de l’humiliation »

Campos Semánticos: Sufrimiento como Humillación. Como Agua vivificante. Expresiones afines: ―Era demasiado débil para echar raíces sin esa ayuda, y quiso prestársela, Madre, por medio de usted‖. (Jesús se sirve de la Madre para proporcionarle humillación). Expresiones Opuestas: ―Tratar con miramientos‖ ―Recibir elogios y caricias‖ Otras determinaciones: ―La educación recia y maternal que usted me dio.‖. ―Sé muy bien, Madre querida, que a través de usted me habla Dios.‖ 41

2. Contexto Inmediato. La mesa de los pecadores. 2.1. Acción‎Soteriológica:‎“Permitió‎que‎mi‎alma‎se‎viese‎invadida‎por‎las‎más‎densas‎tinieblas”‎ “Il permit que mon âme fut envahie par les plus épaisses ténèbres”

Campo Semántico: Sufrimiento como ―Tinieblas.”‎‎ Expresiones afines: ―El pensamiento del cielo, tan dulce para mí, sólo fue en adelante motivo de lucha y de tormento...‖ ―Me es imposible descubrir en mi alma la imagen tan dulce de mi patria‖ ―El Rey de aquella patria del sol radiante ha venido a vivir 33 años en el país de las tinieblas‖ ―Él sabe muy bien que, aunque yo no goce de la alegría de la fe, al menos trato de realizar sus obras.‖ ―No gozar de la alegría de la fe‖ Expresiones Opuestas: ―Gozar de la alegría de la fe‖ ―El pensamiento del cielo, tan dulce para mí…‖ ―El Rey de aquella patria del sol radiante‖ ―El Rey, Luz del mundo‖ Otras determinaciones: ―Jesús me hizo conocer por experiencia que realmente hay almas que no tienen fe, y otras que, por abusar de la gracia, pierden ese precioso tesoro, fuente de las únicas alegrías puras y verdaderas.‖ ―Las tinieblas no supieron comprender que este Rey divino era la luz del mundo... Jn 1,5‖. ―Sé que el país en el que vivo no es mi patria y que hay otro al que debo aspirar sin cesar‖. Hch 11, 13-16

2.2. Acción‎Soteriológica:‎“Él‎no‎me‎ha‎enviado‎esta‎prueba‎hasta‎el‎momento‎en‎que‎tenía‎ fuerzas‎para‎soportarla‎(salmo‎102,8);‎antes,‎creo‎que‎me‎hubiese‎hundido‎en‎el‎desánimo...”‎ « Il‎ne‎m’a‎envoyé‎cette‎épreuve‎qu’au‎moment‎où‎j’ai‎eu‎la‎force‎de‎la‎supporter,‎plus‎tôt‎je‎ crois‎bien‎qu’elle‎m’aurait‎plongée‎dans‎le‎découragement .»

Campo Semántico: Sufrimiento‎‎como‎“Prueba.” Expresiones afines: ―Ahora hace que desaparezca todo lo que pudiera haber de satisfacción natural en el deseo que yo tenía del cielo...‖ ―Madre querida, ahora me parece que nada me impide ya volar, pues no tengo ya grandes deseos, a no ser el de amar hasta morir de amor... (9 de junio)‖. Expresiones Opuestas: Hundirme en el desanimo 42

Otras determinaciones: ―Cuando canto la felicidad del cielo y la eterna posesión de Dios, no experimento la menor alegría, pues canto simplemente lo que quiero creer‖

2.3. Acción‎Soteriológica:‎“Jesús‎me‎ha‎presentado‎más‎de‎un cáliz amargo y lo ha alejado de mis labios, antes de que lo bebiera, pero no sin antes darme a probar su amargura. (Lucas 22.42)‎” « Jésus m’a présenté plus d’un calice amer mais pas avant de m’en avoir fait savourer l’amertume. »

Campo Semántico: Amargura como Sufrimiento (Cáliz amargo) Expresiones afines: ―Acepté no sólo desterrarme yo a un pueblo desconocido, sino que también – lo cual me resultaba mucho más amargo- acepté el destierro de mis hermanas.‖ Expresiones Opuestas: ―Convivir los hermanos unidos‖. Otras determinaciones: Intuía claramente que vivir con las propias hermanas, cuando una no quiere hacer la menor concesión a la naturaleza, iba a ser un motivo de continuo sacrificio.

3. Contexto Inmediato. La Llamada a las misiones.

3.1. Acción Soteriológica:‎“Jesús‎callaba,‎no‎increpaba‎a‎la‎tempestad...” « Jésus‎se‎taisait,‎il‎ne‎commandait‎pas‎à‎la‎tempête… »

Campo Semántico: Sufrimiento como silencio de Dios. (tempestad) Expresiones afines: ―Por tu amor lo acepto todo. Si así lo quieres, acepto sufrir hasta morir de pena‖. Expresiones Opuestas: Impedirle partir Otras determinaciones: ―Acepté no sólo desterrarme yo a un pueblo desconocido, sino que también -lo cual me resultaba mucho más amargo- acepté el destierro de mis hermanas.‖.

3.2. Copa como sufrimiento.

Acción Soteriológica: “Yo quise coger sin tardanza, esa copa que Jesús me ofrecía. « J’ai voulu saisir cette coupe que Jésus me présentait » Campo Semántico: Sufrimiento como copa

43

Expresiones afines: ―Preguntándome si quería beber ese cáliz hasta las heces‖. ―Él, retirando la mano, me dio a entender que se conformaba con mi aceptación.‖. Expresiones Opuestas: Retirar la mano. No aceptar. Otras determinaciones: ―El me dio la vocación del destierro total y me hizo comprender todos los sufrimientos que en él iba a encontrar.‖

4. Contexto Inmediato. La Caridad.

4.1. Acción‎Soteriológica:‎‎‎“Nadie‎tiene‎mayor‎amor‎que‎el‎que‎da‎la‎vida‎por‎sus‎amigos” « Il n’y a pas de plus grand amour que de donner sa vie pour ceux qu’on aime »

Campo Semántico: Sufrimiento como Entregar la vida, Abandono a la voluntad divina y darse a los demás. Expresiones afines: ―No había profundizado en estas palabras de Jesús: «El segundo mandamiento es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Expresiones Opuestas: ―No amar como Dios ama‖ ―No soportar los defectos de los demás, extrañarse de sus debilidades ―La caridad encerrada en el fondo del corazón‖ Otras determinaciones: ―La caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no extrañarse de sus debilidades, en edificarse de los más pequeños actos de virtud que les veamos practicar. Pero, sobre todo, comprendí que la caridad no debe quedarse encerrada en el fondo del corazón.

Como podemos ver en éste análisis, además de ubicar la acción y su contexto dentro del texto, se manifiestan las distintas maneras que usa Thérèse para expresar su sufrimiento aceptado y vivido como Don salvador de Cristo, aconteciendo en ella. Las expresiones afines nos permiten ver la misma acción pero ya vivida y asimilada por ella misma. Las expresiones opuestas muestran todo aquello que obstaculiza la acción soteriológica y las ―otras determinaciones‖ nos ayudan a comprender de manera más completa el texto.

El análisis comprende la relacionalidad con el agente salvífico y la manera como este actúa en el beneficiario de la acción. En el caso de las acciones que vamos a analizar siempre es Cristo el agente y Thérèse la beneficiaria, por esta razón lo especificamos aquí y no lo mencionamos en cada una de las acciones. 44

III. ANÁLISIS BÍBLICO - DIÁCRÓNICO DE LOS TÉRMINOS: FÉ, AMOR Y SUFRIMIENTO.

En este capítulo de la investigación se hace necesario profundizar en el significado bíblico de los términos claves, confrontados con la manera como la Santa no solo los entiende sino los encarna dinamizándolos en su propia vida. En la primera parte, se presentan los cimientos del sufrimiento: fe, y amor y en la segunda, el sufrimiento. Estos tres términos, fueron contextualizados en los tres Manuscritos, en las Cartas, y en las Poesías, es decir, en la obra completa de Thérèse, para desde el Manuscrito C, el cual, como explicamos, es la cumbre que ilumina la totalidad de su vida, poder analizar consecuente y certeramente desde las plataformas sincrónica y diacrónica las acciones soteriológicas significadas por el macrocampo del ―Sufrimiento‖ dentro de la oscuridad de la fe, contexto amplio de todas ellas.

1. Fe y Amor Cimientos Del “Sufrimiento” de la Santa.

1.1 Fe.

Se le da una gran importancia a éste término porque la fe de Thérèse llegó a un grado heroico, al vivir en la última etapa de su vida la prueba de la fe, dentro de la más profunda oscuridad y fue en ella donde derrocho su amor sin límites a Dios y a los seres humanos, especialmente a los pecadores, permaneciendo firme en la fidelidad a Dios y a todos. Se expone a continuación su significado en los textos bíblicos y se confronta dichos significado, con lo vivido, entendido y expresado por Thérèse en la totalidad de su obra. Sólo así podemos apreciar y entender lo que afirma en las acciones soteriológicas del Manuscrito C.

1.1.1. Análisis diacrónico bíblico del término fe.

El término fe, hace referencia a la confianza y a la autenticidad derivada de una relación con una persona o cosa. La fe humana es abrirse al otro, es confiar en él. La fe cristiana va dirigida a Dios, lleva a conocerlo, a amarlo, y no se limita al conocimiento sino que une a la persona integralmente con Él. Al designio salvífico de Dios en el tiempo, el ser humano debe responder con la fe.85.

La variedad del vocabulario hebreo de la fe, refleja la complejidad de la actitud personal del creyente. Predominan las raíces hebreas: ―aman‖ que se traducen por solidez y seguridad, y a las que corresponden los vocablos del grupo pivst (pist) (en latín fido, fides, credere, veritas). De otra parte, la raíz ―batah‖ que denota seguridad y confianza y corresponde sobre todo los derivados del radical peivq (peith) (en latín spes, sperare, confido). Teniendo en cuenta esto, vamos a relacionar sólo lo que tiene especial sentido y significación en la vida de Thérèse.

85 O. Becker, en Coenen Lothar, Beyrether Enrich y Bietnhard Hans, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 170-175. 45

Derivados del radical peivq (peith). Se relacionan los principales usos del término:

El término peivqw (peítho) convencer, persuadir, creer a otro, es característico del pensamiento griego, pues el hebreo no posee ninguna palabra con este significado. En el NT, en Pablo se encuentra (22 veces). Las conjugaciones del verbo amplían el significado del término, expresando la tentativa de convencer a alguien para que adopte una determinada idea o realice una determinada acción. Así en Hechos 13,43 Pablo ante los judíos pertenecientes a la sinagoga y ante los griegos, trata de persuadirles a perseverar fieles a la gracia de Dios; en 18,4 discutía y se esforzaba por convencer a judíos y griegos; en 19,8, intenta persuadir a sus oyentes de la realidad del Reino de Dios y en 28,23 intenta persuadirles acerca de Jesús.

La palabra pevpoiqa (pépoitha) traduce al hebreo tener confianza, estar convencido, confiar firmemente, estar seguro. Es utilizada también cuando denota esperanza ejlpivzw (elpizo). Se utiliza con mucha frecuencia en el N. T., especialmente en Hechos (17 veces), Mt, Heb y Lc. No aparece en Marcos, en Juan, cartas de Pedro, Judas y Apocalipsis, así como tampoco en 1 Cor, Ef, Col, 1 Tes, 1 Tim, Tit.

Tiene también otros significados como pevpoiqa (pépoitha), en la que caracteriza una situación a la que se llega con convicción firme, después de haber deliberado sobre ella, como en Lc 20,6; Rom 8,38. En el mismo sentido se menciona oJti pevpoiqa (hoti pépoitha): tener la firme convicción de que… También epi pevpoiqa (epí pépoitha), que es traducido por confiar en, presupone una convicción ya adquirida que se convierte en fundamento de la actuación posterior Puede tratarse de la confianza que se tiene de creerse justo como en Lc 18,9; o el no poner la confianza en sí mismo de 2 Cor 1,9 y Mc 10, 24 y Lc 11,22, o de la confianza en el buen sentido del hombre: 2 Cor 2,3; 2 Tes 3,4 o en la confianza en el Señor: Gál 5,10; y como esperanza en el futuro en Fil 2,24. pevpoiqa con en se encuentra en Fil 3,3 s: ―sin poner nuestra confianza en‖. Es empleado en Mt 27,43 y Heb 2,13, en el sentido de abandonarse en las manos de Dios. Confiar en Dios que es creer en Jesucristo y en 2 Cor 1,9 se identifica con poner la confianza en Dios que resucita a los muertos.

En los LXX, se traduce pepoivqhsiV (pepoíthesis) por confianza, seguridad, como en 2 Re 18,19. En el N. T. se encuentra únicamente en Pablo (6 veces): En Fil 3, 3-4 se refiere a la seguridad que nace de la observancia de la ley; En 2 Cor 3-4, y 2 Cor 10, 2 expresa la confianza que surge de la misión apostólica; 2 Cor 8,22 hace referencia a la confianza en los hombres que se traduce en confianza en Dios:; En 2 Cor 1,15, el convencimiento de Pablo, se fundamenta en su esperanza; En Ef 3,12, Jesucristo nos da valor para llegar confiadamente a Dios.

Se utiliza también el sustantivo pivtanologiva (pithanología), como en Dn 7,27: ―…Su reino es un reino eterno y todos los poderes le servirán y obedecerán.‖ Y en Col 2,4 hace referencia a métodos de persuasión.

46

peiqomai (peíthomai): Obedecer, creer, es utilizado de diversas maneras según la conjugación del verbo. En Hech 17,4 se usa para expresar que Pablo hace una exposición doctrinal con éxito. En Hech 5, 39 muestra como se acepta el argumento de Gamaliel y en Hech 23, 21 se aconseja no dejarse inducir a una falsa determinación. También pude significar dejarse convencer como en Hechos 27,11. En Hechos 28,24 se expresa con pivstiV (pístis) en el sentido de creer, dar crédito y se usa también en el sentido de seguimiento a una persona en Hechos 5, 36-37. En Lc 16,31 se emplea para no dejarse persuadir, mientras que en Hech 21,14 se traduce por dejarse persuadir; en Hech 26,26 y Heb 13,8 estar convencido; En Gál 5,7; Heb 13,17,Sant 3,3 obedecer;

En Rom 2,8, la rebeldía a la verdad apeiqevw (apeithéo) se traduce por ser desobediente y en Gál 5,7 desobediencia a la verdad peismonhv (peismoné) y en Gál 5,8, a la persuasión que no proviene de Dios. apeiqevw (apeithéo): ser desobediente se emplea 13 veces: 5 en Rom; 4 en 1 Pe, el sustantivo y el adjetivo sólo se encuentran 6 veces en las cartas pastorales, aparte de Ro 1,30, Lc y Hech. ajpeivqeia (apeitheia): desobediencia se usa 2 veces en Rom, 2 veces en Ef y 2 en Heb.

peiqarcevw (peitharchéo) obedecer, hacer caso, se utiliza en hechos 5,29 para expresar la obediencia a Dios, en Hechos 27,21 la obediencia a los hombres, y en Tit 3,1 es comparada con la sumisión a los príncipes.

ajpeiqhvV (apeithés): desobediente se encuentra en Hechos 26,19 para enfatizar en la no desobediencia de Pablo a la aparición celestial en Damasco; En los demás pasajes donde aparecen ajpeiqhvV (apeithés), ajpeivqeia (apeitheia) o apeiqevw (apeithéo) se designan situaciones de desobediencia, de no confiar en Dios de no realización de la voluntad de Dios, que no se aplican a la vida de Thérèse.

Vocablos del grupo pivst (pist)86

En el ámbito lingüístico hebreo, el verbo aman significa ser leal, fiel. Puede aplicarse al ser humano como en Num 12,7; y también a Dios, que guarda su alianza y su gracia a los que le aman como expresa Dt 7,9. En Num 12,7; 1 Sam 3,20; Os 12,1 se emplea en el sentido de ser fiel a, ser de la confianza de.

La fe del A. T. corresponde al griego pisteuein (pisteuein) involucrando confianza en las personas y creencia en las palabras: ―El término del A.T. sin embargo, comporta un elemento más fuerte de reconocimiento y obediencia. Por eso los mandamientos divinos pueden ser objetos de fe (Dt 9,23), y creer en Dios es reconocerlo como tal en una unidad de confianza, esperanza, temor y obediencia. Esta fe tiene su fundamento en las acciones pasadas de Dios, y tiene su propia relación con el

86 O. Michel, en Coenen Lothar, Beyrether Enrich Y Bietnhard Hans, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 175-184.

47

pasado en la forma de fidelidad. Pero también se relaciona con el futuro como certeza de que Dios va a hacer lo que ha prometido, y con el presente como obediencia a los mandatos en demostración de la fidelidad a la alianza‖.87

La raíz aman tiene afinidad con batah pepoivqhmai ejlpivzw (pepoitemai elpizó): sentirse seguro, dejarse en manos de y se reconoce a Yahvé como la garantía de la seguridad (Jer 39,18; 2 Re 18,30). Existe también una valoración negativa como en Hab 2,18 y Os 10,13, que hace referencia a una falsa seguridad.

En Ex 4, 1-9. 27-31, la fe está ligada a la misión encomendada por Dios. Así Moisés es llamado para llevar a Israel a su tierra (Ex 3, 1-15), y él ―como si viera lo invisible, responde a este gesto divino con una fe que se mantendrá firme (Heb 11, 23 -29).88‖ Israel es llamado a creer en Dios y en Moisés con absoluta confianza (Núm 14,11).

La alianza consagra la implicación de Dios en la historia de Israel. Escuchar a Yhavéh es ante todo creer en él (Dt 9,23), su vida y muerte dependen de su fidelidad a Dios (Dt 30, 15-20). El Dios fiel (de la raíz hebrea Nifal) guarda la alianza con los que lo aman y le obedecen. (Dt 7,9). La alianza exige entonces la fe (Sal 78,37). Al justo se le promete la vida por su fidelidad en Hab 2,3-4. Fidelidad y fe van estrechamente unidas. En los LXX se cambia el sentido, al traducir ―el justo vivirá por mi fidelidad‖ La fidelidad unida a la fe, es signo distintivo de la justicia. En Ex 14,31 y 15,1 se alaban las acciones salvíficas de Dios en himnos y confesiones. En la tradición de Qumrán, se aplica a los miembros de la Comunidad, el texto de Hab 2,4, Dios quiere salvarlos por su fidelidad: ―Sucumbirá quien no tiene el alma recta, mas el justo por su fidelidad vivirá‖. Esto implica una adhesión incondicional al conocimiento que a él se le ha revelado.

Proclamar las maravillas del pasado, especialmente las del éxodo, era para Israel confesar la fe (Dt 26,5-9) que se transmitía de generación en generación (Ex 12,26; 13,8; Dt 6,20). ―Así, Israel conservaba la memoria del amor de Yahvé, su Dios.‖ (Sal 136).89

Las dificultades en la existencia de Israel implicaron atentar contra su fe, lo cual fue denunciado por los profetas: la idolatría (Os 2,7-15); el culto exterior (Am 5,21). ―Los profetas proclaman la omnipotencia del Dios de Israel, creador del mundo, señor de la historia, roca de su pueblo. Los ídolos no son nada. No hay Dios fuera de Yahvé: pese a todas las apariencias, merece siempre una confianza total‖90

87 Kittel, y Friedrich, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 830 88 Dufour León, Vocabulario de Teología Bíblica, 328 89 Ibid. 90 Ibid., 329 48

En Isaías, la subsistencia del pueblo se funda en la confianza en Dios. El que cree puede estar seguro de la protección divina. La fe conduce a la salvación.

―La comunión con Dios lleva consigo una exigencia que el hombre cumple cuando confía‖.91 Dios promete a Abraham una tierra y una descendencia numerosa (Gen 12,1 ss) Contra toda verosimilitud, Abraham cree en Dios. En Gn 15,6, se habla de la fe de Abraham como disposición para recibir la gran promesa, pues él depositó su confianza en la palabra de Dios y pone toda su existencia en función de esa promesa (Gén 22). Abraham se constituye en el tipo mismo del creyente (Eclo 44,20), en precursor de los que descubrirán al verdadero Dios (Sal 47,10) o a su Hijo. ―Un día se cumplirá la promesa en la resurrección de Jesús, descendencia de Abraham (Gál 3,16; Rom 4,18-25). Abraham será entonces el ―padre de muchos pueblos‖ (Rom 4,17s; Gén 17,5): todos los que en la fe se unirán con Jesús‖.92 Cuando en el N.T. se utiliza el grupo de palabras relacionado con pivstiV (pístis) pisteuvw (pisteuo) es continuación de la tradición judía. En Gál 2,16, Jn 1,12; 3,18 La fe es creer en Jesucristo. En 1 Tes 4,14 y Rom 10,9 se vincula la fe a un determinado acontecimiento de la historia de Jesús y en Jn 20,31 se afirma que los signos escritos en el evangelio de Juan han sido escritos ―para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre‖.

Según Leon Dufour, el salterio entero es proclamación de la fe de Israel en Yahvé: Dios único (Sal 18,32; 115) creador (8, 104), todopoderoso (29), señor fiel (89) y misericordioso (136) para con su pueblo (105). ―Pero los más altos testimonios de fe son oraciones, en las que la fe de Israel se expansiona en una confianza individual de rara calidad. Fe del justo perseguido, en Dios que lo salvará tarde o temprano (7; 11; 27; 31; 62); confianza del pecador en la misericordia de Dios (40, 13-18; 51; 130); seguridad apacible en Dios (4; 23; 121; 131) más fuerte que la muerte (16; 49; 73): tal es la oración de los pobres, reunidos por la certeza de que por encima de toda prueba (22) les reserva Dios la buena nueva (Is 61,1; Cf Lc 4,18) y la posesión de la tierra (Sal 37,11; cf Mt 5,4)93‖. En los salmos 111, 7 y 119,66 se manifiesta que sus mandatos son dignos de fe, de confianza. ―El hombre piadoso conoce la voluntad de Dios a través de los mandamientos, y sabe que él recibe de ellos sabiduría y ciencia94‖. En las dificultades de la vida, confía en los mandamientos como hijo de Dios, obediente a su palabra.

Los términos he emin y emunah describen en el A.T. un acto vital de confianza. Los profetas saben que la fe ha de pasar por la tribulación y el juicio antes de alcanzar la salvación futura. En el judaísmo tardío, la confianza radica en la actitud del individuo. La fe basta como expresa Proverbios 30,8 en el que se pide a Yahvé solamente la ración necesaria.

En la literatura apocalíptica, la esperanza en el futuro exige la fe. En el judaísmo helenístico, la fe entra en oposición con el paganismo. En Sab 2,1 ss y 3, 1ss se confronta la concepción de vida del impío y el justo.

91 O. Michel, en Coenen , Beyrether y Bietnhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 177 92 Dufour León, Vocabulario de Teología Bíblica, 328 93 Ibid., 330 94 O. Michel, en Coenen , Beyrether y Bietnhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 178. 49

La fe se sitúa dentro de la doctrina de la sabiduría y de la justicia. La fe entra en la esfera de la interpretación filosófica y pasa a ser un modo de pensar y una virtud.

En los sinópticos, en las narraciones de los milagros se hace referencia a la fe del enfermo o quienes lo rodean, como se expresa en: Mc 2,5; 5, 34.36; 10,52; Mt 8,10. En ellos se menciona la confianza en la misión de Jesús y en su poder de salvar a quien lo necesita. En la confianza del hombre en Dios, en su fe, se centra la posibilidad para que Dios realice su obra. En Mc 6,56 se menciona que en Nazaret se le rechaza y no puede hacer milagros. El rechazo de la fe tropieza con una actitud correspondiente por parte de Jesús. No es que Jesús no pueda hacer milagros, como lo manifiesta en otros casos en los que va más allá de la situación concreta (Mc 9,23; 11,22-24; Lc 17,5-6; Mt 17,20) sino que se subordina a la fe, y se somete a sus posibilidades. En la tradición sinóptica al hablar de la fe, solo hay afirmaciones de alcance limitado. Hay influjos anteriores como en Mc 1,15 en el que se invita a arrepentirse y hacer penitencia para acoger el mensaje de la salvación. No hay que olvidar que todo llamamiento y afirmación de Jesús implican la fe, el conocimiento, la decisión, la obediencia, la sumisión. La predicación de Jesús solo es entendible con la pluriformidad de la fe y de la confianza. La fe de Jesús no es algo abstracto sino que se aplica de inmediato a la realidad.

El poder de la palabra es corroborada con imágenes como la de la fe que mueve montañas, (Mc 11,23) o el sicomoro que es arrancado (Lc 17,6). En Mc 11,24 s se vincula la súplica a la promesa del poder de la palabra.

La fe en Dios (Mc 11,22) es estar abierto a las posibilidades que Dios establece y un contar con Dios, pues lo que puede obrar el ser humano es poco frente a lo que Dios puede realizar.

En Juan la respuesta a la revelación salvífica del Padre en la persona de Jesucristo, la da el hombre en la fé. Esta desempeña un papel indiscutiblemente importante en el cuarto evangelio, sin embargo, nunca aparece como sustantivo. La palabra pistsis no aparece jamás. En cambio el verbo pisteuo aparece 98 veces, significando el dinamismo del creer. Para Juan la fe nunca podrá ser algo abstracto, sino un dianmismo gratuito y soteriológico que conduce al ser humano a responder en el amor al amor divino para ser conducido por Cristo a la esencia de Dios.

El uso del verbo es común en Juan y suele denotar la aceptación del mensaje. Se le añaden partículas como oti, eiV. Cuando se usa con eiV significa creerle a Jesús o a sus palabras. ―creer en Jesús es lo mismo que venir a él, recibirlo a él, amarlo (1,12; 5,43; 8,42)‖.95

La fe procede del testimonio legitimado por Dios. Vino un hombre enviado por Dios, ―para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran pisteuvswsin (pisteusosin) por él‖. (Jn 1,7). La fe se centra

95 Kittel y Friedrich, Diccionario teológico del Nuevo Testamento, 834. 95 O. Michel, en Coenen , Beyrether y Bietnhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 835. 50 en Jesús y en su gloria divina. Hay que creer en Jesús (4,39; 6,35) y en su nombre (Juan 1,12; 2,23), esto implica a su vez creer en Dios, porque Jesús y el Padre son uno.

Fe y conocimiento, (Jn 6,69) conocimiento y fe (Jn 17,8; 1 Jn 4,6) no son procesos diferentes y separados entre sí, tienen un fin: ―hablan de la aceptación del testimonio desde diferentes puntos de vista: solo la fe que acepta el testimonio conoce; y viceversa: el que conoce la verdad se orienta hacia la fe‖96.

Existe una estrecha relación entre fe y vida. El que cree en el Hijo no perecerá, sino tendrá la vida eterna (Jn 3, 16-18; 11,25). ―la fe reviste así la grandeza trágica de una opción apremiante entre la muerte y la vida, entre la luz y las tinieblas: y de una opción tanto más difícil cuanto que depende de las cualidades morales de aquel al que se propone (Juan 3,19-21).‖97 También, surge una tensión entre el que no comulga con el mundo, y el que es del mundo (Jn 3,20; 7,7; 15,18.23). El creyente se lanza a realizar la voluntad de Dios, evitando los mecanismos de acción del mundo (1 Jn 2,15-17). En la 1 Carta de Juan 5,4: ―La victoria que vence al mundo es nuestra fe.‖ Se plantea adicionalmente una doble consigna entre el que tiene fe sin haber visto (Jn 20,29) y el que no ve y sin embargo ama (1 Pe 1,8).

En Pablo, volver a Dios consiste en creer (1 Cor 15, 2 .11). La fe es un don de Dios (1 Cor 12,3), es la aceptación del mensaje de la salvación y un orientar la vida según el Evangelio. (Rom 1,8; 1 Cor 2,5-15). Es una fe salvífica que se funda en la Cruz de Jesús y en la resurrección (1 Cor 15, 3-4.11). La fe no es ―una disposición sino una aceptación del mensaje relacionada con la confesión ( Rm 10,9) … La fe es el modo de vida de aquellos que ahora viven en Cristo (Gal 2,19-20). Como negación de la voluntad egoísta, la fe es el acto supremo. Es correlativa a la gracia, la cual se yergue en antítesis a las obras que ameritan un pago. Pablo no contrapone el contenido de las obras sino el modo de su realización. Las obras no valen cuando son una razón para jactarse…lo que Pablo rechaza es la actitud de sentirse seguro de uno mismo frente a Dios, o el intento de llegar a estarlo. La fe es la verdadera obediencia posibilitada por el acto de gracia de Dios en Cristo.98

Creer es una manera característica de cumplirse la expresión de San Pablo: ―Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí‖. ―La fe cristiana es saber y conocer en el sentido eminente y característico de la palabra: acceso a la realidad de Dios que ha pronunciado en Jesucristo su palabra definitiva y ha realizado su insuperable acción reveladora.‖99

96 Ibid., 183 97 Dufour León, Vocabulario de Teología Bíblica, 334. 98 Bultmann, en Kittel y Friedrich, Diccionario teológico del Nuevo Testamento, 834. 99 Hecker Honrad, en Sacramentum Mundi, Enciclopedia Teológica, Tomo Tercero , 135. 51

La justicia que procede de la fe es un don de la gracia, (Rom 4,4-8) se opone a toda vanagloria humana, y hace imposible una relación del hombre con Dios basada en las obras de la ley. El ser humano tiende a envanecerse de sus obras, a apoyarse en ellas, y pretende alcanzar su destino sobrenatural con sus propias fuerzas, pero esto no es compatible con el acto de fe, que requiere que el ser humano reconozca su insuficiencia. En Rom Pablo afirma que la fe es la única condición requerida por Dios para justificar al hombre. ―Aun cuando su conciencia no le reproche nada delante de Dios (1 Cor 4,4) cuenta solo con Dios que ―obra en él el querer y el hacer (Fil 2,13) Realiza, pues, su salvación ―con temor y temblor‖ (Filp 2,12). Pero también con una gozosa esperanza (Rom 5.1-11; 8, 14-39): su fe le asegura ―el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús‖ (Rom 8,38s; Ef 3,19). ‖100

Afirma Pablo, ―Antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse. De manera que la ley fue nuestro pedagogo hasta Cristo, para ser justificados por la fe‖ Rom 3, 23-24. Por la fe, somos hijos de Dios en Cristo Jesús, uno en Cristo y descendencia de Abraham (Gál 3,26-29).

Pablo reconoce el carácter provisional de la historia: ―vivimos desterrados lejos del Señor‖ y orientados a un fin escatológico, mientras ―caminamos en fe y no en visión‖ (1 Cor 5 6-7). La fe lleva consigo confianza, afianzamiento y esperanza: ―nuestra salvación es en esperanza… ¿Cómo es posible esperar una cosa que se ve? El grupo de virtudes teologales, fe, esperanza y caridad se presenta a menudo en sus epístolas, como en 1 Cor 13,13. se encuentran juntos amor y fe en 1 Tes 3,6; 2 Tes 1,3, Flm 5; paciencia en el sufrimiento y fe en 2 Ts 1,4; caridad y paciencia en el sufrimiento en 2 Tes 3-5. Lo que no se capta ni se ve es el objetivo que se abre a la fe y a la confianza de la existencia cristiana. ―La luz de Cristo continúa poniendo al descubierto el punto flaco de la doctrina de la ley (Gál 2,21) y de la sabiduría especulativa (1 Cor 1,17) y la resurrección abre el camino a la nueva existencia que se nos da en el bautismo (Rom 6,4; 2 Cor 5,17)101. Lo único decisivo es la fe salvadora que actúa por el amor, ya no importa el estar circuncidado o no. (Gál 5,6). Por el bautismo se establece un nuevo orden de cosas y la voluntad de Dios alcanza su plenitud en el amor. El bautizado, justificado, experimenta la lucha entre espíritu y carne (Rom 8,4 ss; Gál 5,16 ss) y se siente impulsado a realizar las tareas del Espíritu. En la medida en que se entregue a las tareas del Espíritu la fe adquiere fuerza. (1 Cor 2,4). ―Estar en la fe como estar en la gracia o en Cristo, significa ser una nueva criatura (2 Cor 5,17)‖.102

La fe supone una posición autocrítica constante: ―dado que el evangelio encuentra en la Cruz de Jesús su fundamentación última y a la vez su culminación suprema, la fe también ha de ajustarse continuamente a esa norma. Así se convierte en un movimiento vital que se deja enderezar continuamente hacia su objetivo‖.103

100 Dufour León, Vocabulario de Teología Bíblica, 333. 101 O. Michel, en Coenen, Beyrether y Bietnhard Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 182. 102 Bultmann en Kittel y Friedrich, Diccionario teológico del Nuevo Testamento, 834. 103 O. Michel, en Coenen, Beyrether y Bietnhard Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 182 . 52

En Efesios 4,5 exhorta Pablo a tener ―un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos‖ hasta que ―lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado del hombre perfecto, a la plena madurez de Cristo‖ (Ef 4,13). Se recomienda al que sigue a Dios una nueva forma de vida: ―corre al alcance de la justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad, de la paciencia en el sufrimiento, de la dulzura‖ (1 Tim 2,6-11).

En Otros libros del N.T. como en el libro de los Hechos, creer es en primer lugar, acoger esa predicación de los testigos, el Evangelio (15,7) la palabra (2,41), confesando a Jesús como Señor. Se cree en Dios (16,34) o en el Señor (5,14; 18,8). Se exhorta a la fe en unión a la promesa de salvación escatológica (16,31). Se cree en las Escrituras (24,14; 26,27) y se habla de una continuidad de la fe, análoga a la historia de la salvación (2 Tim 1,5). ―El que ha creído en la palabra, introducido en la Iglesia por el bautismo, participa en la enseñanza, en el Espíritu, en la ―liturgia‖ de la Iglesia (2, 41-46). En efecto, en ella, realiza Dios su designio obrando la salvación de los que creen (2, 47): la fe se desarrolla en la obediencia a este designio (6,7; 2 Tes 1,8). Se despliega en la actividad (1 Tes 1,3; Sant 1,21 s) de una vida moral fiel a la ley de Cristo (Gál 6,2; Rom 8,2; Sant 1,25; 2,12); actúa por medio del amor fraterno (Gál 5,6; Sant 2,14-26). Se mantiene en una fidelidad capaz de afrontar la muerte a ejemplo de Jesús (Hechos 7,55-20), en una confianza absoluta en aquel ―en quien ha creído‖104.

En Hebreos se estructura la historia de los antepasados a partir del concepto de fe. En 11,1, se define la fe: ―es garantía de lo que se espera; la prueba de lo que no se ve‖. La fe está orientada hacia el futuro y lo invisible está estrechamente ligado. En 12,1-11, Jesucristo se presenta como el pionero y consumador de la fe.

En las cartas pastorales, en 1 Tim 1,5, el mandamiento de la caridad es fundamentado de un modo nuevo, en un corazón limpio, una conciencia recta, y una fe sincera. En Tit 1,13-2,2 s establece una nueva norma, conservar sana la fe.

En Santiago se expresa que la fe tiene que ser probada (1,3) y exige el comportamiento contrario a la confianza viva y a la confesión de fe (1,6-8). La fe en cuanto confesión y confianza no puede salvar. Fe y obediencia van ligadas, solo mediante ―un comportamiento que se ajuste a los mandamientos de Dios puede llegar la fe a su realización (2,2)‖105.

104 Ibid., 333. 105 O. Michel, Coenen , Beyrether y Bietnhard , Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 184. 53

1.1.2. Confrontación con el texto bíblico desde la experiencia de fe de Thérèse.

Para examinar la experiencia de fe de Thérèse, partimos de lo expuesto en el análisis diacrónico, reconociendo que la fe es un don (1 Cor 12,3), que implica la respuesta del ser humano a la propuesta del mensaje salvífico ofrecido por Dios en Jesucristo, como orientación de la vida según el Evangelio. (Rom 1, 8; 1 Cor 2,5)106.

Después de estudiar cuidadosamente la totalidad de los Manuscritos teresianos podemos sintetizar en cuatro formas diferentes la respuesta de Thérèse desde la fe: Como don amoroso de Dios; Como testimonio y enseñanza de su familia; Como manifestación personal a Dios y en respuesta a la llamada como favor divino.

En primer lugar, la fe de Thérèse como don amoroso de Dios.107 ―Durante toda mi vida, Dios ha querido rodearme de amor‖.108 Está convencida del amor de Dios y en ello radica su confianza pevpoiqa (pépoitha) 109 y esperanza de ir por el camino que el mismo le ha indicado, colocando toda su existencia en sus manos. Dios le permite ver todas las cosas sobrenaturalmente, por lo tanto, toda la historia de su vida según ella, no es sino manifestación110 de: « ¡Las misericordias del Señor!»,111 tema que trataremos más adelante, en la cconfrontación teológica desde la experiencia de amor de Thérèse. Proclamar las maravillas del pasado es en ella como en el pueblo de Israel, confesar la fe,112 no es narcisismo o egoísmo, pues ella no narra su vida para hablar de sí misma, sino para proclamar la obra de Dios en ella y así servirle a los demás. Es sólo un medio o instrumento de Dios, para el beneficio de los otros. Además, no debemos olvidar que está inmersa en una espiritualidad religiosa en la que se acostumbraba a revisar permanentemente la vida frente al Evangelio113 y ella lo hace de manera explícita en sus escritos por obediencia a la Madre, sin pensar que dichos Manuscritos, con excepción del Manuscrito C, van a ser conocidos por la Comunidad y en el futuro por todo el mundo.

Para esbozar rápidamente la oferta de amor de Dios a Thérèse, y su respuesta, sin adentrarnos en el siguiente tema, vamos a apoyarnos en la bellísima poesía ¡Vivir de Amor! (No 17) 114 escrita el 26 de

106 Ver Análisis diacrónico p 44-52 107 Fe cristiana que lleva a conocer y amar a Dios. Análisis diacrónico p 44-52 108 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A, 87. 109 En el sentido de confianza, seguridad y también esperanza ejlpivzw (elpizo).Análisis diacrónico p 44-52 110 Thérèse como el pueblo de Israel, proclama las maravillas de su vida, especialmente para confesar la fe, conservando la memoria del amor de Yahvé, su Dios.‖ Análisis diacrónico, p 44-52. 111 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A, 83. 112 Dt 26, 5-9 Análisis diacrónico p 44-52 113 No solamente para ver las maravillas del Señor en la vida, sino para reparar faltas y hacer penitencia. Ver contexto, p 15-38 114 No se toma la traducción literal del texto de las Obras completas, porque dicha traducción destruye el ritmo y la armonía de la poesía en francés. Es tomado de uno de los primeros libros que se publicaron de Thérèse antes de su canonización: Historia de un alma escrita por ella misma. Noviembre de 1910 p 367. Traducción de Fray Eladio de Santa Teresa. C.D. Esta poesía es la número 17 en las Obras Completas escrita el 26 de febrero de 1895. P 659 54 febrero de 1895, tres meses antes de ofrendarse al amor misericordioso, en la época en la que empieza a redactar el Manuscrito A, gozando de un punto de vista privilegiado sobre el presente, el pasado y el futuro en la relectura de su vida. Es un poema escrito en forma espontánea en oración ante el Santísimo, en la época de Cuaresma, un año antes de su primera hemoptisis. Encontramos en él su pensamiento teológico acerca de la fe, el amor, el sufrimiento escrito en forma poética. Extractamos algunas estrofas, las colocadas a la izquierda reflejan la acción de Dios y las de la derecha la respuesta de Thérèse:

(1) En la tarde de amor inolvidable, dijo Jesús, con sencillez sublime y dulce voz: Si alguno quiere amarme con alma fiel, que guarde mi palabra; mi Padre y yo vendremos presurosos, y su pecho será nuestra morada. (2) Vivir de amor es vivir a ti unida Verbo increado, palabra de mi Dios. Ya tú sabes, Jesús, que yo te amo, Con tu fuego me abrasas y tu amor.

Con tu cariño atraigo á mí a tu Padre, Y establece en mi alma su morada. ¡Oh Santa Trinidad! Yo te aprisiono Con el fuego que arroja mi mirada ―¡Vivo de amor!‖ (3) Vivir de amor, vivir es de tu vida, glorioso Rey, de elegidos Señor, tú vives por mí oculto en una hostia, de los santos seguro galardón; Por ti quiero ocultarme, Jesús mío; conviene a los amantes soledad; tu corazón y el mío en armonía, que es mi dicha mirarme en tu bondad ―¡Vivo de amor!‖

(4) Vivir de amor, no expresa, en este suelo, Descansar en la cima del Tabor, Es seguir a Jesús en el Calvario, Es contemplar la Cruz cual dulce don.

55

Vida de dicha, sin pruebas ni trabajos, gozaremos tan sólo allá en el cielo; más ahora sufriendo aquí con pena, podré dichosa vivir en el Carmelo; ―¡Vivo de amor!‖

(5) Vivir de amor es darse sin medida, Sin cobrar en el mundo algún salario, Prodigar sus favores á porfía; Quien siente amores no sabe ya contarlos. ¡Oh! Corazón divino, mar inmenso De ternura y amor profundo y ancho, Á ti toda me entrego, nada tengo, Sólo un tesoro en esta vida guardo ―¡Amarte siempre!‖

(6) Vivir de amor, todo temor ahuyenta Y los recuerdos de pasadas faltas, Que es el fuego de amor tan poderoso, Que le sobra poder para borrarlas.

Horno encendido de ardorosa lumbre, Quiero vivir entre tus dulces brasas, Y allí habitar, dichosa entre delicias, Entonando canciones inspiradas: ―¡Vivo de amor!‖

(14 )¡Morir de amor dulcísimo martirio, ¡mi vida yo he pasado en desearlo, Afinad vuestras liras, querubines, El fin de mi destierro no es lejano…

Consume ya mi seno, dardo ardiente, Hiere mi corazón, que está abrasado; Haced verdad mi sueño, ¡oh Jesús mío!, Esa dicha yo espero de tu mano: ―¡Morir de amor!‖ 56

15 ―¡Morir de amor!‖, tal es de mi esperanza El sostén; cuando vea aquestos lazos Que al mundo me sujetan destruidos, Y el fin de mi destierro ya cercano, Dios mío tú serás mi recompensa, Tú mi amor infinito, apasionado; Tú vendrás a llevarme en tu ternura Al cielo hermoso y bello que he soñado: ―¡Vivir de amor!‖

El poema parte de la invitación de Jesús a amarlo con fidelidad, guardando su Palabra, para que pueda realizarse la inhabitación trinitaria (Juan 14,23). Thérèse, entiende que su respuesta tiene que ser vivir unida al amor de Jesús, que como el fuego abrasa, e inflama su espíritu y atrae al Padre, para que more en su alma. Vivir de amor es dejar de ser ella para que Cristo viva en ella (Ga 2,20), por él quiere vivir en su presencia, contemplándolo en soledad (como le inspira Juan de la Cruz, soledad necesitan los amantes), escuchándolo. Vivir de amor no es buscar descanso y consuelo sino seguir la senda del Señor, el camino de la Cruz, es con penas vivir aquí en este lugar de destierro. Vivir de amor es darse con amor gratuito, oblativo, generoso, entregándolo todo con el único deseo de amarlo siempre (recordando que ―El que ama corre, vuela, es alegre, es libre…, todo lo entrega. Imitación III,5). Vivir de amor es saber que Dios perdona las faltas y purifica.

Continua el poema en las estrofas que no hemos colocado para no hacerlo demasiado largo, manifestando que vivir de amor es reconocer la flaqueza y saber que está siempre para levantarla y concederle por su gracia el no caer. Es manifestarse a través de la caridad practicada con sus hermanas. Es esperar con fe la celestial orilla, cuando pronto la fe haya roto su velo, la esperanza quede atrás ante la eminencia de la vida eterna y persista el amor. La certeza de la prontitud de su partida radica tal vez en el creer en lo expresado por San Juan d la Cruz: ―la conducta divina de llevarse consigo antes de tiempo a las almas que mucho ama y el secreto para consumirse en pocos años en las hogueras del amor‖.115 Es muy posible que estas lecturas hayan ratificado lo que ella desde niña presentía, que su vida sería corta y que por eso, debía aprovechar al máximo el tiempo para amar a Jesús confiando siempre en su designio salvador. Es también Vivir de amor en continua intercesión para que los pecadores vuelvan a su gracia y alaben a Dios. Es Imitar a María Magdalena, ungiéndolo con el perfume de su amor, gastando su vida amándolo en pérdida fecunda.

115 Barrios Moneo, C. M.F. La espiritualidad de Santa Teresa de Lisieux, p 129 57

Al final, en la penúltima estrofa, manifiesta Thérèse por primera vez, su deseo de morir por amor, aludiendo a la Llama de Amor cuya operación que consume sin pausa y transforma enuncia Juan de la Cruz. Con la certeza que expresa en la última estrofa de lograr como recompensa el poseer a Dios, en un abrazo de amor eterno.

En segundo lugar, la fe de Thérèse como don testimoniado y enseñado por su familia116 (lo que de ellos recibió) le adoctrinaron en los misterios trinitarios, encarnación, redención, le introdujeron en la vida sacramental, le prepararon para actuar en función de la vida eterna117, y a depositar su confianza no en sí misma sino en el Señor, 118este aspecto fue mencionado en el contexto familiar.119 Por el amor y ejemplo de su familia aprendió la obediencia120 no por temor sino en respuesta a su amor, sabiendo que sus indicaciones siempre buscarían su bien, lo cual facilitó su obediencia a Dios121 siendo fiel a la Palabra recibida a través del Evangelio. No le tenían que repetir una corrección más de una vez pues no volvía nunca a cometer la falta. Esto le sirvió más tarde en su vida religiosa, acogiendo la autoridad de la Madre Gonzaga como si fuera la palabra de Dios mismo y aceptando sin protestas las indicaciones de sus hermanas de Comunidad, muchas veces absurdas, pero que ella por caridad y obediencia aceptaba con humildad, llegando al heroísmo.

Los padres le enseñaron a orar, de su mamá aprendió la oración que repetía de niña: ―Dios mío, te ofrezco mi corazón; tómale si quieres, para que ninguna creatura pueda adueñarse de él, sino sólo tú, mi buen Jesús‖122 La Madre de TThérèse escribe en una de sus cartas: no sabe hablar más que de Dios, y por nada del mundo dejaría de rezar sus oraciones.123 De su padre escribe: no tenía más que mirarlo para saber cómo rezan los santos...124 y recuerda que ―Todas la tardes me iba a dar un paseíto con papá. Hacíamos juntos una visita al Santísimo Sacramento, visitando cada día una nueva Iglesia.‖ 125

También los padres iban con sus hijas a las funciones religiosas.126 Así, ella aprendió a vivir con mirada de fe y amor contemplativo la celebración litúrgica: ¡Qué día el domingo...! Era la fiesta de Dios, la fiesta del descanso… Escuchaba con mucha atención los sermones, aunque no entendía casi nada. El primero que entendí, y que me impresionó profundamente, fue uno sobre la pasión, predicado por el Sr. Ducellier, y después entendí ya todos los demás.127 La familia también realizaba oración comunitaria, ―subíamos

116 En el sentido de tener confianza y estar convencidos del amor de Dios pevpoiqa (pépoitha) y poner su esperanza en Él ejlpivzw (elpizo). En análisis diacrónico p 44- 52 117 El que cree en el Hijo tendrá la vida eterna Jn 3, 16-18; 11,25. Análisis diacrónico p 44-52 118 epi pevpoiqa (epí pépoitha) 2 Cor 1,9; Mc 10, 24; Lc 11,22. Análisis diacrónico p 44-52 119 Contexto p 15-38 120 No hay en ella lugar a la ajpeiqhvV (apeithés) desobediencia de ninguna naturaleza. 121 peiqarcevw (peitharchéo) Obedeincia a Dios, Hechos 5,29. Análisis diacrónico p 44-52 122 En Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito A 108; notas 1058. 123 Celia Guerin, ―Cartas a mi Familia‖, carta No 192, 4 de marzo de 1877, 427. 124 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A. 113. 125 Ibid., 105. 126 Ibid., 97. 127 Ibid., 111. 58 para rezar las oraciones en común‖. Refiriéndose a la alegría del domingo señala: Aquella alegre jornada, que pasaba con tanta rapidez, tenía también su fuerte tinte de melancolía. Recuerdo que mi felicidad era total hasta Completas. Durante esta Hora del Oficio, me ponía a pensar que el día de descanso se iba a terminar, que al día siguiente había que volver a empezar la vida normal, a trabajar, a estudiar las lecciones, y mi corazón sentía el peso del destierro de la tierra... y suspiraba por el descanso eterno del cielo, por el domingo sin ocaso de la patria...128

Oraba en compañía de sus hermanas, Thérèse, escribe refiriéndose a su hermana Pauline: ―Por la mañana, tú te acercabas a mí, preguntándome si había ofrecido ya mi corazón a Dios; luego me vestías, hablándome de él, y a continuación rezaba mis oraciones a tu lado. 129 Recibía también enseñanzas de ella: ¡Cómo me gustaban las fiestas...! Tú, Madre querida, sabías explicarme tan bien todos los misterios que en cada una de ellas se encerraban, que eran para mí auténticos días de cielo. Me gustaban, sobre todo, las procesiones del Santísimo. ¡Qué alegría arrojar flores al paso del Señor...! Pero en vez de dejarlas caer, yo las lanzaba lo más alto que podía, y cuando veía que mis hojas deshojadas tocaban la sagrada custodia, mi felicidad llegaba al colmo...130 (Tenía entre siete y ocho años).

Fue preparada por su hermana María para recibir los sacramentos de la confesión y primera comunión. ―me hablaba ella de las luchas de la vida y de la palma que se entregará a los vencedores... María me hablaba también de las riquezas inmortales que podemos atesorar fácilmente cada día, y de la desgracia que sería pasar junto a ellas sin querer tomarse la molestia de extender la mano para cogerlas. Luego me enseñaba la forma de ser Santa por la fidelidad en las cosas más pequeñas. Me dio la hojita «El renunciamiento», que yo meditaba con auténtico placer...‖ 131

Con Céline oraba de una manera muy especial: ―Con la mirada hundida en la lejanía, contemplábamos la blanca luna que se elevaba lentamente por detrás de los altos árboles...132 Hacían también conferencias espirituales133 y percibían la gracia de sentir su presencia. Esto lo expresa Thérèse, en el poema ―Lo que yo amaba‖134 ―pasearme por los campos de verde y florido suelo; El radiante azul del cielo Con su variado matiz; El gorjeo de las aves Saltando de flor en flor… ¡Todo era un himno de amor!

128 Ibid., 112. 129 Ibid., 105. 130 Ibid., 110. 131 Ibid., 141. 132 Ibid., 171. 133 Ibid., 97. 134 Teresa de Lisieux, Historia de un Alma p 510; Obras Completas p 664 59

Y mi pecho era feliz…

Me extasiaba conversando Con la dulce hermana mía, Pues para ambas sólo había Un alma y un corazón.

Thérèse tiene la certeza de haber recibido dones muy grandes en esta época: ―Me parece que recibíamos gracias de un orden tan elevado como las concedidas a los grandes santos...! No había lugar para la duda, ya no eran necesarias la fe ni la esperanza: el amor nos hacía encontrar en la tierra al que buscábamos. … Por una gracia acogida con fidelidad, me otorgaba cantidad de gracias nuevas...135

De Leonie recibió el amor traducido en canciones y regalos. Con base en el regalo que Leonie les hizo a Celine y a ella, la canasta de retazos con su muñeca, y el hecho de haberle dado la libertad de escoger y de escogerlo TODO, le permitió a Thérèse interpretar toda su vida:

―Más tarde, cuando se ofreció ante mis ojos el horizonte de la perfección, comprendí que para ser Santa había que sufrir mucho, buscar siempre lo más perfecto y olvidarse de sí misma. Comprendí que en la perfección había muchos grados, y que cada alma era libre de responder a las invitaciones del Señor y de hacer poco o mucho por él, en una palabra, de escoger entre los sacrificios que él nos pide. Entonces, como en los días de mi niñez, exclamé: «Dios mío, yo lo escojo todo. No quiero ser Santa a medias, no me asusta sufrir por ti, sólo me asusta una cosa: conservar mi voluntad. Tómala, ¡pues "yo escojo todo" lo que tú quieres...!136

Thérèse comprende que el camino de perfección que la conducirá hacia Dios implica renunciar a hacer su voluntad y aceptar todos los sufrimientos y dificultades que se le presenten en la vida y convertirlos en actos de amor con lo cual irá construyendo el camino de santidad.

Sentía a sus ―hermanos del cielo‖ como intercesores: experimentó su ayuda para eliminar sus escrúpulos, y ―pronto la paz vino a inundar mi alma con sus olas deliciosas, y comprendí que si era amada en la tierra, también lo era en el cielo... 137

En tercer lugar, su respuesta personal a Dios.138 Siendo la fe un don gratuito, que no se puede merecer, a través de su oración y de la práctica cristiana pide al Señor que la conserve siempre bajo su guía, para que su divina luz le muestre permanentemente el camino del cielo hacia donde espera llegar. ―Hice el propósito de no alejar nunca mi alma de la mirada de Jesús, para que pueda navegar en paz hacia la

135 Ibid., 171. 136 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito A, 98. 137 Ibid., 161. 138 Fe pivstiV (pístis) es creer en Jesucristo. Análisis diacrónico p 44-52 60 patria del cielo...139 Concibe la fe en el sentido evangélico como la preferencia de la verdad de Dios a la propia verdad, ―porque le amo más que a mí misma y siento en el fondo de mi corazón que ello es verdad, porque soy más suya que mía‖140 Es la fe, el fundamento de su vida, la que la conduce en la búsqueda incesante de amar a Dios, agradarle en todo y le hace experimentar profundamente el amor filial141.

Expresó su búsqueda de Dios desde su infancia, a través de oraciones142, sacrificios, cultivo de la virtud, meditaciones, los ejercicios de las prácticas143 Su oración infantil era espontánea y profunda: ―Pienso, en Dios, en la vida..., en la ETERNIDAD, bueno, pienso... Ahora comprendo que, sin saberlo, hacía oración y que ya Dios me instruía en lo secreto‖.144 Fue una enamorada de Dios, desde niña lo llevaba en su corazón, trataba familiarmente con él y hablaba constantemente de él: ―con gran familiaridad. mis pensamientos se hacían muy profundos, y sin saber lo que era meditar, mi alma se abismaba en una verdadera oración... La tierra me parecía un lugar de destierro y soñaba con el cielo...‖145 En su colegio: El catecismo, y sobre todo la Historia Sagrada, eran mis asignaturas preferidas, las estudiaba con verdadero placer.146 A través de estas lecturas aprendió a amar el Dato Revelado.

Más tarde cuando, constata la eficacia de la oración escribe: ¡Qué grande es, pues el poder de la oración! Se diría que es como una reina que en todo momento tiene acceso libre al rey y que puede alcanzar todo lo que pide147 Y en su plenitud siente que ―la oración es un impulso del corazón, una simple mirada lanzada hacia el cielo, un grito de gratitud y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra, es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús.‖148El que quiera comprender a Thérèse no puede hacerlo si no entiende esa fuente inagotable de vida que representó para ella la oración. Una oración especial que lleva la Palabra a la vida como se anotó en el contexto.149

Poco antes de su profesión, experimenta sequedad en la oración: ―La sequedad se hizo mi pan de cada día‖150 ¡Qué paradoja, en una vida religiosa, de carmelita contemplativa!, pero ella no se angustia, Thérèse cree que Dios quiere que ella experimente ese nuevo estado en su vida, y piensa que las tinieblas aunque dolorosas pueden ser luminosas y hay que comprender el camino por el que quiere llevarla el Señor. ―Acepta todo. Se da cuenta de que lo único importante es acomodarse a los planes de Dios aunque nos

139 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A, 119. 140 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C, 285. 141 Por fe somos hijos de Dios en Cristo Jesús, Análisis diacrónico p 44-52 142 Se proclama la fe pivstiV (pístis) en la oración. Análisis diacrónico p 44-52 143 Fe pivstiV (pístis) como modo de vida de los que viven en Cristo. (Gál 2, 19-20) Análisis diacrónico p 44-52 144 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 141. 145 Ibid., 106. 146 Ibid., 105. 147 Ibid., Manuscrito C p 308 148 Ibid.,308 149 Ver contexto. Numeral 7.3, influencia a nivel de lecturas p 37-38 150 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 224. 61 resulten oscuros e incomprensibles. Luego dirá que ―la perfección consiste en ser lo que Dios quiere que seamos‖ (Manuscrito A). No hay que ir a Dios con un proyecto trazado de antemano. Se ha de estar siempre a su disposición. Eso es lo que la Santa empieza a comprender‖151

Fue de gran importancia en su vida, la recepción de los sacramentos: del bautismo, la penitencia, la Eucaristía, la confirmación. Siendo justificada al recibir la gracia santificante en el bautismo, se siente impulsada a realizar las tareas del Espíritu152 y se esforzaba por no empañar su vestidura bautismal. En su primera confesión escribe: ―me confesé con gran espíritu de fe, y hasta te pregunté si no tendría que decirle al Sr. Ducellier que lo amaba con todo el corazón, ya que era a Dios a quien le iba a hablar en su persona... Al salir del confesonario, me sentía tan contenta y ligera, que nunca había sentido tanta alegría en mi alma. Después volví a confesarme en todas las fiestas importantes, y cada vez que lo hacía era para mí una verdadera fiesta‖.153 En su primera comunión, como respuesta al amor de Jesús que entra en su corazón, le entrega su libertad y recibe en cambio, la misma fuerza de Dios‖154 La segunda vez que recibe la comunión expresa: ―¡Qué dulce recuerdo he conservado de esta segunda visita de Jesús! De nuevo corrieron las lágrimas con inefable dulzura. Me repetía a mí misma sin cesar estas palabras de san Pablo155: «Ya no vivo yo, ¡es Jesús quien vive en mí...!»‖156, y cada vez que podía recibir la comunión, pues no era usual en su época recibirla diariamente, valoraba que Jesús entrara en su corazón. La confirmación la experimenta como sacramento de amor: ―¡Qué gozo sentía en el alma! Al igual que los apóstoles, esperaba jubilosa la visita del Espíritu Santo... Me alegraba al pensar que pronto sería una cristiana perfecta, y, sobre todo, que iba a llevar eternamente marcada en la frente la Cruz misteriosa que traza el obispo al administrar este sacramento...‖157

Alaba a Dios admirando su poder y su sabiduría, lo conoce en la belleza de la creación158: ―¡Me gustaban tanto el campo, las flores y los pájaros! A veces intentaba pescar con mi cañita. Pero prefería ir a sentarme sola en la hierba florida. Entonces mis pensamientos se hacían muy profundos, y sin saber lo que era meditar, mi alma se abismaba en una verdadera oración... La tierra me parecía un lugar de destierro y soñaba con el cielo...159 (No tenía más de ocho años). Al respecto escribe también: ―Tenía yo seis o siete años cuando papá nos llevó a Trouville. Nunca olvidaré la impresión que me causó el mar. No me cansaba de mirarlo. Su majestuosidad, el rugido de las olas, todo le hablaba a mi alma de la grandeza y del poder de Dios.160

151 Francisco Ibarmia en Teresa de Lisieux, profeta de Dios, 290. 152 Gal 5,16; Rom 8,4 Análisis diacrónico p 44- 52 153 Teresa de Lisieux, Obras completas, Manuscrito A, 110. 154 André Combes, Santa Teresa de Lisieux y su misión. Las grandes leyes de espiritualidad teresiana. 28. 155 Expresión de fe en el creer en la presencia real de Cristo y su acción transformadora. P 44-52 156 Fe como acceso a la realidad de Dios que se pronuncia en Jesucristo. Análisis diacrónico p.44-52 157 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 147. 158 Es fe pivstiV (pístis) en Dios, proclamar la omnipotencia del Dios de Israel, creador del mundo. Análisis diacrónico p 44-52 159 Ibid., 106. 160 Ibid., 118. 62

Reconoce a Dios en la historia y en las criaturas descubre su presencia, porque acoge a Dios desde lo más íntimo de su ser. Buscaba la presencia de Dios en quienes la rodeaban tratando de ver siempre lo bueno y evitando mirar sus defectos. Ejemplo de ello es su forma de relacionarse especialmente con la Madre Gonzaga, a quien obedecía como si su voz fuera la voz de Dios. Esto se analizará posteriormente en el campo semántico ―sufrimiento como humillación.‖

Medita la Palabra de Dios para penetrarla profundamente y llevarla a la vida, estando atenta y abierta a las verdades que Dios le revela a la humanidad y a ella particularmente161 y que le permitirán lograr realizar su misión y alcanzar la santidad por la gracia de Dios162 y reconocer que en ello no hay mérito de su parte, sino una total insuficiencia163. Aunque Dios la haya preservado de pecado mortal y solo manifieste imperfecciones, cuenta solo con Dios que obra en ella164 y realiza su salvación. Es esto lo que le da solidez, fidelidad pistovvvn (to pistón)165 y lealtad a su respuesta al Señor y le permite sobrellevar dificultades y sufrimientos sin desfallecer.

Es bueno aclarar aquí que diferimos de Von Balthasar quien señala que es una ―sombra‖ en la vida de Thérèse, es la actitud del Padre Pichón quien ante la confesión general de vida que le hizo ella, le manifestó: ―en presencia de Dios, de la santísima Virgen y de todos los santos, declaro que nunca has cometido ni un solo pecado mortal.‖166 Balthasar dice: ―Cabe incluso preguntarse (a juzgar por la conducta de Thérèse que exclamó ―Sólo la gratitud llenaba mi corazón‖) si el padre no le dijo en el fondo, que no había cometido jamás pecado alguno. Porque a partir de este momento, obediente como es, no hablará ya nunca de pecado, sino únicamente de imperfecciones: se había matado la conciencia del pecado. Se la ha sustraído – y esto será de las más graves consecuencias para su misión – en un punto último y esencialísimo, de la Comunidad de los pecadores, se la ha relegado definitivamente al aislamiento de la santidad‖167

Por el contrario, por lo manifestado en sus Manuscritos, y analizado en esta investigación, creemos por un lado, que no teniendo pecado mortal es lógico que hable de imperfecciones y de su inmensa gratitud a Dios, pues no se atribuye mérito alguno para sí misma. Por otro, ella siempre tuvo la conciencia de sus faltas y su nada frente a Dios en quien se apoya siempre. Como ejemplo puede citarse, que en uno de sus últimos días estando muy enferma y con fiebre, vino una hermana a pedirle su ayuda inmediata para un trabajo de pintura. Ante la insistencia de esta hermana, Thérèse logró impacientarse. En la noche escribe a la Madre Inés: ―tu hijita ha vuelto a derramar hace un momento dulces lágrimas; lágrimas de

161 Análisis diacrónico p 44-52 162 Rom 4, 4-8 Análisis diacrónico p 44-52 163 Creer que se alcanza el destino sobrenatural con sus propias fuerzas es incompatible con el acto de fe. Análisis diacrónico p 44-52 164 Fil 2,13; Análisis diacrónico p 44-52 165 Fidelidad como respuesta al pacto de amor que le ofrece el Señor y lo descubre en las Escrituras. Análisis diacrónico p 44-52 166 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 218. 167 Balthasar Hans Urs Von, Teresa de Lisieux, Historia de una misión, 104. 63 arrepentimiento, pero aún más de gratitud y de amor… ¡yo que predico tan bien a las demás! Me alegro que hayas visto mi imperfección…! 168 Y expresa más adelante que sintió una contrición perfecta, por lo tanto, para ella fue una verdadera falta.

En la prueba de fe, se llega a identificar con los pecadores como lo analizaremos más adelante en la acción soteriológica del sufrimiento como prueba. Poder experimentar su amor misericordioso y reconocer su pequeñez en el más completo abandono es precisamente la razón de ser del camino de santidad que recorre y nos ofrece.

En la Sagrada Escritura, encuentra Thérèse sin cesar su alimento y su fuerza, porque, en ella, no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es realmente: la Palabra de Dios (1 Ts 2,13)169. Escuchar la Palabra es creer en Dios pivstiV (pístis) 170, es reconocerlo en una unidad de confianza, esperanza, y obediencia, con la certeza de contar con su protección e ir por el camino seguro que conduce hacia Él171.

Tiene la capacidad de expresar y comunicar su experiencia de la Palabra de Dios en símbolos, alegorías, parábolas y poesías, llenos de belleza y lirismo, realiza una comunión orante mediante imágenes, profundizando en su vida interior; tiene sabiduría para comprender la Palabra y tiene el don del Consejo172, para ser luz para otros y persuadirlos peivqw (peítho)173, llegando a su corazón ya sea con dulzura y amor o con firmeza según lo requiera el caso. En la capacidad de hablar con claridad y con la verdad, podemos citar el ejemplo de la conversación que tuvo Thérèse con su compañera postulante que le hablaba de charlas no espirituales y cómo tuvo éxito al hablarle sin ofenderla y haciéndola cambiar. 174 Aún las hermanas profesas acudían en secreto en busca de sus sabios consejos. Thérèse misma busca el consejo de la Madre Genoveva a quien considera Santa, y de quien se deja persuadir por el tipo de santidad que le inspira.

Puede afirmarse que el Espíritu Santo, abrió el espíritu de Thérèse a la comprensión de la Escritura (cf. Lc 24,45). ―Es sobre todo el Evangelio lo que me ocupa durante mis oraciones; en él encuentro todo lo que es necesario a mi pobre alma. En él descubro siempre nuevas luces, sentidos escondidos y misteriosos‖.175 Todo lo demás le resulta vacío y por eso su lectura se va ciñendo cada vez más a la Escritura, no podía con oraciones bellas que le aburrían y hasta se dormía176. Con todo su ser, Thérèse se

168 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 218. Notas, 590. 169 A través de la Palabra conoce sus designios y sus mandatos son dignos de fe pivstiV (pístis). Análisis diacrónico p 44-52. 170 Análisis diacrónico Hechos 15,7, p 44-52 171 La fe conduce a la salvación. Análisis diacrónico p 44-52 172 No utilizando persuasivos discursos de sabiduría humana peiqovV (peithós). Análisis diacrónico p 44-52 173 A confiar en Dios y seguir sus enseñanzas o a cambiar comportamientos. Análisis diacrónico p 44-52 174 peiqomai (peíthomai) como el éxito de una sugerencia. El lograr convencer. Análisis diacrónico p 44-52 175 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 245. 176 Ibid., 230. 64 somete libre y continuamente a la Palabra de Dios, da el sí a la Revelación y su respuesta es en completa "obediencia a la fe" (Rom 1,5; 16,26).

La fe trinitaria de Thérèse: gracias al don de la fe, los contenidos del misterio constituyen un mundo vivo y real, en el que se mete como si hubiera participado a semejanza de los profetas y de los apóstoles y en el que puede anunciar como si hubiera visto y oído, lo que ha contemplado, (1 Jn 1, 1-2): ―Todas las grandes verdades de la religión y los misterios de la eternidad sumergían mi alma en una felicidad que no era de esta tierra... Vislumbraba ya lo que Dios tiene reservado para los que le aman (pero no con los ojos del cuerpo, sino con los del corazón). Y viendo que las recompensas eternas no guardaban la menor proporción con los insignificantes sacrificios de la vida, quería amar, amar apasionadamente a Jesús y darle mil muestras de amor mientras pudiese177... Copié varios pasajes sobre el amor perfecto y sobre la acogida que Dios dispensará a sus elegidos cuando Él mismo sea su grande y eterna recompensa. Y repetía sin cesar las palabras de amor que habían abrasado mi corazón...‖178 El dinamismo y el realismo de la fe de Thérèse se fundamentan en los misterios centrales del cristianismo: la Santísima Trinidad, tal como ella la ha experimentado, referida a su propia vida: Dios como Padre amoroso creador del universo, representa la paternidad, la bondad, la misericordia; en sus brazos nos sentimos seguros. ―Thérèse supo comprender también que en un corazón de Padre todo es amor y misericordia. Su concepción del misterio de Dios no reviste el concepto de una teodicea que se esfuerza en unir a la divina Esencia todos los atributos físicos y metafísicos de la divinidad. Pero su mirada infantil sondeó los más íntimos sentimientos del corazón divino.‖179 Experimenta al Padre siempre bueno y misericordioso independientemente de la experiencia de fe que atraviesa, ya sea una fe viva o un estado de sequedad, libre de sus consolaciones, expuesto a la desolación y al silencio de Dios, no pierde la paz ni el sentido de realidad ante las alabanzas o las humillaciones y desprecios procurados por sus hermanas de Comunidad. La alegría interior permaneció intacta aún en las más dolorosas tribulaciones.

Jesús, el Hijo180 encarnado, muerto y resucitado, invita a los hombres a participar de su vida y obra, a Él podemos ofrendar el amor. Cree en Jesús, va a él, lo recibe, lo ama, cree en su Palabra.181 Thérèse siente que Jesús es el Verbo encarnado, es imagen de Dios, nos revela lo que Dios es. A veces hasta ―habla‖ indistintamente a Dios o a Jesús, como en la narración que hace de la fiesta de la Trinidad en la que hizo su ofrenda al Amor misericordioso y manifiesta la gracia de comprender ―cuánto desea Jesús ser amado‖ y después manifiesta la necesidad de almas que se inmolen como víctimas de amor y pregunta ―¿Dios mío… no tendrá necesidad de ellas tu amor misericordioso?‖182 Manifiesta a la Madre Inés: ¡que dicha que Dios se haya hecho hombre para que pudiéramos amarlo! No manifiesta en reparación de nuestras ofensas para restaurar la relación con Dios hecha por el pecado del ser humano, sino para revelarnos su

177 El que cree en el Hijo no perecerá, sino tendrá la vida eterna (Jn 3, 16-18; 11,25). Análisis diacrónico p 44-52 178 Ibid., 169-170. 179 Philipon, O.P. El mensaje de Teresa de Lisieux, 72. 180 Fe es creer en Jesucristo, Gal 2,16; Jn 1,12. Análisis diacrónico p 44-52 181 pistovV eiV Jn 1,12; 5,43; 8,42. Análisis diacrónico p 44-52 182 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 246. 65 amor. Esta cercanía de Dios que experimenta es la que le permite establecer relaciones más familiares con él, apropiarse de sus palabras y asemejarse cada vez más a Él.

En la encarnación también le conmueve como Dios se abaja por amor, hasta nacer como un niño, en el más completo despojo e impotencia. Es el ejemplo para su camino de santidad, seguir siendo pequeña como un niño. Y el recuerdo del niño Jesús lo lleva en su nombre de religiosa: Thérèse de l'enfant Jesus.

Jesús es cercano: ―una de las características de sor Teresa es que no le gusta estar recordando escenas de la vida de Jesús. Prefiere dirigirse directamente al Jesús actual en actitud de oración o comunicación con él. Lo considera como un amigo que siempre está a su alcance y la acompaña‖.183 El mayor signo de la cercanía y del amor de Jesús es su deseo de quedarse con nosotros en la Eucaristía.

También Jesús es cercano para Thérèse por cuanto sufre por amor, su dolorosa pasión es un acto de amor que culmina en la resurrección y esta actitud de Jesús la ilumina para ofrecer sus sufrimientos en actitud de redención como lo hizo Jesús. Recordemos que su misión se inicia con la inspiración al contemplar a Jesús en la Cruz y ofrecer sus oraciones y sacrificios por atraer al asesino Pranzini hacia Jesús. Adicionalmente Thérèse por sugerencia de la Madre Inés empezó a contemplar la imagen de la Santa Faz y ―ve‖ su imagen en el rostro de su padre enfermo. También incorporó este nombre a su nombre de religiosa: Thérèse de l'enfant Jesus et de la Sainte Face.

El Espíritu Santo quien le ayuda a llegar a ser cristiana perfecta a través de sus inspiraciones, de abrir el entendimiento y le concede la sabiduría para comprender las Escrituras. En la confirmación, con la visita del Espíritu podrá llegar a ser una ―cristiana perfecta‖184. Es Él quien le da la inmensa fortaleza para transformar el sufrimiento en amor.

Solo en Dios Thérèse ha encontrado la verdad185 y la alegría que la han acompañado durante toda su vida. Ella es consciente de que ha sido creada por Dios y preservada del pecado por el amor de Dios186. Ha vivido plenamente según la verdad, reconociendo el amor de Dios y buscando complacerle desde su más tierna edad: ―Jesús velaba por su pequeña prometida y quiso que todo redundase en su bien; incluso sus defectos, que, corregidos a tiempo, le sirvieron para crecer en la perfección...‖187

Thérèse responde a la invitación que siente Dios le hace, en una cuarta forma acogiendo la llamada como favor divino188. ―Pero Dios hizo conmigo lo que cuenta Ezequiel (16, 8-13) en sus profecías: «Al pasar junto a mí, Jesús vio que yo estaba ya en la edad del amor. Hizo alianza conmigo, y fui suya... Extendió su

183 Francisco Ibarmia, en Teresa de Lisieux, Profeta de Dios, Doctora de la Iglesia, 299. 184 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A 147. 185 El hombre que es de la verdad, oye el llamado de Dios y responde a la fe. El que conoce la verdad se orienta hacia la fe. Análisis diacrónico p 44-52 186 El que cree pivstiV (pístis) puede estar seguro de la protección divina. Ver análisis diacrónico p 44-52 187 Ibid., 95. 188 Ibid., 161. 66 manto sobre mí, me lavó con perfumes preciosos, me vistió de bordados y me adornó con collares y con joyas sin precio... Me alimentó con flor de harina, miel y aceite en abundancia... Me hice cada vez más hermosa a sus ojos y llegué a ser como una reina...»189

Desde muy joven, a los trece años, comprendió el llamado y la misión encomendada por Dios190: ―Hizo de mí un pescador de almas, ( Lucas 5, 8-11) y sentí un gran deseo de trabajar por la conversión de los pecadores, deseo que no había sentido antes con tanta intensidad... Sentí, en una palabra, que entraba en mi corazón la caridad, sentí la necesidad de olvidarme de mí misma para dar gusto a los demás, ¡y desde entonces fui feliz...!‖191

Por la fe, somete completamente su inteligencia y su voluntad192 Entiende que: ―para ser Santa había que sufrir mucho193 Desde que experimenta el llamado y comprende el sentido del sufrimiento y de su Misión194: Tomé la resolución de estar siempre con el espíritu al pie de la Cruz para recibir el rocío divino que goteaba de ella, y comprendí que luego tendría que derramarlo sobre las almas... No eran todavía las almas de los sacerdotes las que me atraían, sino las de los grandes pecadores; ardía en deseos de arrancarles del fuego eterno... Y para avivar mi celo, Dios me mostró que mis deseos eran de su agrado ―195 Con la lógica de su fe, comprende que: ―La esencia de su vocación consiste en inmolarse enteramente por amor de Jesús y de las almas sobre su propia Cruz de contemplativa totalmente entregada al sacrificio del amor‖196

Su primera intercesión por la conversión de otros es narrada así por Thérèse: ―Oí hablar de un gran criminal que acababa de ser condenado a muerte por unos crímenes horribles. Todo hacía pensar que moriría impenitente. Yo quise evitar a toda costa que cayese en el infierno, y para conseguirlo empleé todos los medios imaginables. Sabiendo que por mí misma no podía nada, ofrecí a Dios todos los méritos infinitos de Nuestro Señor y los tesoros de la Santa Iglesia; y por último, le pedí a Céline que encargase una Misa por mis intenciones…‖197 La respuesta del Señor no se hizo esperar198, el criminal antes de ser ejecutado besó el crucifijo y ―¡Qué respuesta de inefable dulzura‖...!199

189 Ibid., 168. 190 La fe ligada a la misión. Análisis diacrónico p 44-52 191 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 165. 192 En la confianza de Thérèse en Dios, en su fe pivstiV (pístis), se centra la posibilidad para que Dios realice su obra en ella. Análisis diacrónico p 44-52 193 La fe pivstiV (pístis) ha de pasar por la tribulación y el juicio antes de alcanzar la salvación futura. Análisis diacrónico p 44-52 194 Todo llamamiento y afirmación de Jesús implican la fe pivstiV (pístis), el conocimiento, la decisión, la obediencia, la sumisión. Análisis diacrónico p. 44-52 195 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 166. 196 André Combes, Santa Teresa de Lisieux y su misión, las grandes leyes de la espiritualidad Teresiana. P 30 197 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 166. 198 En Mc 11,24 se vincula la súplica a la promesa del poder de la palabra. La fe pivstiV (pístis) mueve montañas. Análisis diacrónico p 44-52 199 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 167. 67

En los obstáculos que se le presentaron para lograr su entrada al Carmelo, escribe, ―no dejé de esperar contra toda esperanza‖200 y comenta: Esta prueba fue muy dura para mi fe, tal vez porque nunca antes había tenido dificultades que vencer sin sentir de inmediato la respuesta positiva de parte de Dios a sus buenas peticiones. Pero Aquel cuyo corazón vela mientras él duerme me hizo comprender que él obra auténticos milagros y cambia las montañas de lugar en favor de quienes tienen una fe como un grano de mostaza, pero que con sus íntimos, con su Madre, él no hace milagros hasta haber probado su fe201. ¿No dejó morir a Lázaro, a pesar de que Marta y María le habían hecho saber que estaba enfermo...? Y en las bodas de Cana, cuando la Virgen le pidió que ayudara a los anfitriones, ¿no le contestó que todavía no había llegado su hora...? Pero después de la prueba, ¡qué recompensa! ¡El agua se convierte en vino...! ¡Lázaro resucita...! 202 Finalmente logra su ingreso a la Comunidad del Carmelo con una convicción firme pevpoiqa (infra pépoitha), 203de ser llamada allí por el Señor y ello se convierte en fundamento de su vida religiosa. Así Thérèse considera que Jesús después de haberla probado durante mucho tiempo, colmó todos los deseos de su corazón y confiando en Él siguió por los caminos que él le indicó, abandonándose completamente en sus manos.

La enfermedad de su papá la interpreta a la luz de la fe, como una verdadera pasión para completar los sufrimientos de Cristo y fue asumida por ella como el mayor sufrimiento de su vida. Ante la ausencia del Sr Martin en la ceremonia de profesión escribe: ―El día de mis bodas estuve realmente huérfana de padre en la tierra, pero pudiendo mirar con confianza al cielo y decir con toda verdad: «Padre nuestro, que estás en el cielo».204

Su enfermedad es asumida viviendo la fe de manera heroica, y es allí en el sufrimiento donde puede demostrar su fe205. ―su entrada en la vida eterna no estaba lejos… La esperanza de ir al cielo me volvía loca de alegría‖, 206 En los momentos de oscuridad vividos, Thérèse siempre estuvo tratando de encontrarse con Dios: ―A veces, cuando mi espíritu está tan seco que me es imposible sacar un solo pensamiento para unirme a Dios, rezo muy despacio un «Padrenuestro», y luego la salutación angélica. Entonces, esas oraciones me encantan y alimentan mi alma mucho más que si las rezase precipitadamente un centenar de veces...‖207 Es en el sufrimiento extremo donde se identifica más con Jesús, y en donde se demuestra que su fe es salvífica fundada y asociada a la Cruz de Jesús y a su Resurrección.208

200 Ibid., 206. 201 pivst (peith), fe como estar abierto a las posibilidades que Dios establece. Análisis diacrónico p 44-52 202 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C, 212. 203 Decisión segura después de haber orado y deliberado sobre ella y convicción de su actuación posterior Oti pevpoiqa. Análisis diacrónico p 44-52 204 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C, 228. 205 Mc 2,5, Mt 8,10. Análisis diacrónico p 44-52 206 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito B, 277. 207 Ibid, Manuscrito C, 309. 208 1Cor 15, 3-4.11. Análisis diacrónico p 44-52 68

Por la fe, vive en una continua conversión, confianza, entrega, amor. En su experiencia de Dios, vive la fe, unida a la caridad y a la esperanza, gracias a la acción del Espíritu en la que Cristo se le revela como el Amado, el que la ha amado primero y desde siempre y la ha preservado del mal.

Dios penetra toda su existencia, vive de la fidelidad de Dios a sus dones y promesas, de la entrega confiada a su servicio. Su vida entera se rige por los principios de fe, "El justo vivirá por la fe" (Rm 1, 17; Ha 2, 4). Jesús es la luz que ilumina su camino. Su gozo está en todo lo que lleva a procurar gloria y honra a Dios. Vive según las enseñanzas de la fe, sabiendo que para lograr la vida eterna, es mejor la pobreza que la riqueza, la mansedumbre que la violencia, la humildad y la pequeñez que la arrogancia, el empeño en lograr la perfección que la vida mundana, la misericordia que la dureza de corazón, pero sin pedirlas, acepta lo que el Señor le envié, lo que a él le agrade. En este contexto construye su vida alrededor de una forma simplificada de unión interior con Cristo. Tiene una fe madurada en la experiencia de comunión con Dios, a través de la oración y manifestada en coherencia moral de vida y en dimensión de servicio.

Puede anotarse también que por gracia de Dios, Thérèse nunca, por voluntad propia, puso en peligro su fe, ella reconoce que leía mucho pero que nunca tuvo lecturas que le hicieran daño, y pide perdón a Dios si en su afán de instruirse, no con soberbia intelectual, poco antes de su ingreso al Carmelo, lo descuido a Él. Antes de su viaje a Roma, se encomienda a Dios para que no se le presenten actos que le hagan perder la pureza. Su fe no se quedaba en el plano teórico sino que la fomentaba con la práctica de los principios cristianos y la realización de actos de fe, sobre todo cuando sufre la prueba de fe. ¿Cuál fue el cambio que experimentó en su fe? Esbocemos rápidamente aquí el cambio en su fe, porque al enlizar la acción soteriológica de la prueba como sufrimiento, será ampliamente analizada.

Cuando se encuentra escribiendo el Manuscrito C por pedido de la Madre Gonzaga, se encuentra viviendo la más dolora experiencia de su vida, no puede percibir la luz sobreabundante que la ha iluminado siempre en su camino. Ahora, está en medio de espesas tinieblas. En una carta a la Madre Inés escribe: ―yo doy gracias a mi Jesús de que me haga caminar entre tinieblas, y consiento con gusto pasar toda mi vida así, en este túnel donde El me ha hecho entrar; sólo una cosa deseo: que mis tinieblas obtengan la luz de los pecadores‖209.En estas palabras encontramos la plenitud de sentido y significado absolutamente bíblico que Thérèse le da sus sufrimientos. Ella, como Jesús, no se pregunta, el ¿por qué de su dolor? Sino el ¿para qué de éste?

Esta prueba de fe210 es experimentada por Thérèse poco después de la manifestación de su penosa enfermedad211 con la primera hemoptisis la noche del jueves al viernes santo, del 2 al 3 de abril de 1896. Ocurre desde la pascua del 5 de abril de 1896 hasta el final de sus días: ―Esta prueba no debía durar sólo unos días, o unas semanas: no se extinguirá hasta la hora marcada por Dios..., y esa hora no ha sonado

209 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Carta a la Madre Inés 112, 440. 210 La fe tiene que ser probada Sant 1,3 Análisis diacrónico p 44-52 211 Es una fe salvífica que se funda en la cruz de Jesús y en la Resurrección (1 Cor 15, 3-4.11). Análisis diacrónico p 44-52 69 todavía...‖ 212. Este es el contexto que enmarca nuestras acciones soteriológicas y que ciertamente nos hacen ver la grandeza de la fe cristiana cuando se vive como lo hizo Thérèse en medio del dolor.

Antes de esta dolorosa experiencia, afirma Thérèse: ―No me cabía en la cabeza que hubiese incrédulos que no tuviesen fe. Me parecía que hablaban por hablar cuando negaban la existencia del cielo, de ese hermoso cielo donde el mismo Dios quería ser su eterna recompensa‖213. Pero al llegar la pascua, pudo sentir ella misma la ausencia de la fe: ―Jesús me hizo conocer por experiencia que realmente hay almas que no tienen fe, y otras que, por abusar de la gracia, pierden ese precioso tesoro, fuente de las única alegrías puras y verdaderas‖.214 De repente, se le concede el conocimiento, no externo sino íntimo, experimental, de los que no tienen fe, viéndose ella misma inmersa en su mundo. "Dios permitió que mi alma fuera invadida por las más espesas tinieblas y que el pensamiento del cielo, tan dulce para mí, no fuera en adelante sino motivo de lucha y tormento. " Thérèse se encuentra en compañía de los incrédulos, y como Jesús quien se sienta a su mesa, ella lo hace, aunque no participe de los sentimientos de ellos. Jesús le permitió experimentar que realmente hay almas que se hallan en tinieblas, y tomó así conciencia del drama de los incrédulos desde su propia realidad.

Esta prueba es descrita por Thérèse como silencio, sequedad, ―tinieblas‖, ―negro túnel‖, ―oscuridad‖, ―espesa niebla‖, ―oscura tormenta‖ ya no se trata de un velo, sino de un muro que se levanta hasta el cielo. En las notas recogidas por sus hermanas durante su enfermedad, encontramos los mismos rasgos característicos: ―el cielo es tan negro que no veo ninguna claridad. Habla de un agujero negro, en el que no se distingue ya nada‖. Vive una profunda sequedad espiritual, ―exacerbada al extremo, que la priva de toda ayuda sensible, de todo consuelo y fervor de parte de Dios y deja aparentemente al alma abandonada a los desesperados esfuerzos de sus propias fuerzas… Lo que a Thérèse le es sustraído es el sentimiento, la evidencia, la fuerza victoriosa de la fe, pero en modo alguno la fe misma.‖215

Como Abraham, Thérèse en medio de esta prueba, cree contra toda esperanza216 haciendo más actos de fe que durante toda su vida y con la certeza de que por encima de la tribulación y sequedad espiritual, alcanzará la salvación217 pues Dios le permitirá, caminando en fe sin percibir la presencia de Dios, dejar el destierro y regresar a la patria celestial218 para continuar trabajando por la salvación de los pecadores y aumentar la eficacia de su misión. En una fe que lleva consigo confianza, fortaleza y esperanza, una fe que opta por la luz en medio de las tinieblas,219 que cree sin ver220 y que a pesar de no ver ama221.

212 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C, 278. 213 Ibid. 214 Ibid. 215 Balthasar Hans Urs Von Teresa de Lisieux, Historia de una misión, 353. 216 Análisis diacrónico p 44-52 217 Is 61,1; Lc 4,18; Sal 37,11; Mt 5,4 Análisis diacrónico p 44-52 218 1 Cor 5, 6-7 Vivimos desterrados, lejos del Señor. Análisis diacrónico p 44-52 219 Jn 3,19-21 Análisis diacrónico p 44-52 220 Jn 20,29 , Heb 11,1 Análisis diacrónico p 44-52 221 1 Pe 1,8 Análisis diacrónico p 44-52 70

Esta prueba será analizada más adelante, en las acciones soteriológicas, por el momento podemos concluir: ―Fe es confiar en el amor. Santa Teresita en el último año y medio de su vida, se ve privada de todos los alicientes que le prodigó la fe, en el pasado, sin embargo, es en ese momento de su existencia, en el que refuerza con todo el valor su confianza imperturbable en el Amor. No ―ve‖, pero sigue confiando y esa confianza se traduce en esperanza férrea, única capaz de sostenerla en este tiempo de sufrimiento y oscuridad: ―aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo…‖222

1.2 Amor

1.2.1 Análisis diacrónico Bíblico del término Amor.

En griego hay distintos términos que expresan el amor. En primer lugar citamos a Filevw (filéo) que se utiliza para describir la inclinación hacia una persona o cosa. La relación de amor entre parientes y amigos, el amor fraterno, y la ―benevolencia‖ que puede tener como objeto dioses, personas y cosas. Un amor que se da sin pensar en recibir, y que implica un acto trascendental de auto sacrificio. En segundo lugar mencionamos a e[rwV (éros) que denota el amor concupiscente, posesivo, amor de necesidad o de deseo, amor absorbente. En tercer lugar, ajgapavw (agapao), sinónimo de Filevw (filéo) y utilizado algunas veces como si no hubiera diferencia entre estas palabras. Es el término más usado en la Biblia, utilizado por los LXX para traducir la palabra ―aheb‖. A continuación vamos a analizar el significado en la Biblia de ajgapavw (agapao) y más delante de Filevw (filéo). ajgapavw (agapao) ajgavph (ágape) y ajgaphtovV, (agapétos) aparecen en el N.T. con un total de 320 veces. ajgapavw (agapao) aparece 143 veces especialmente en Jn (37 veces) y en las cartas de Jn (31 veces), ajgavph (ágape) 116 veces especialmente en las cartas de Jn (21 veces) y ajgaphtovV 61 veces, de los cuales en las cartas de Juan (10 veces), Rm (7 veces) y 2 Pe (6 veces).223

En los LXX el verbo amar corresponde al hebreo ―aheb‖ se traduce por ajgapavw (agapao) y de él se deriva el sustantivo ajgavph (ágape), designan un amor sereno en el sentido de aprecio o aceptación amistosa. Puede referirse a personas y cosas y expresa también las relaciones entre Dios y el ser humano y las relaciones mutuas entre los hombres. En el A. T. el ―fenómeno del amor se experimenta como una fuerza espontánea que empuja hacia una persona o cosa. Así amor significa, ante todo, la atracción vital de un sexo hacia el otro,‖224 como, en el Cantar de los Cantares en donde se canta la fuerza de la pasión amorosa.

222 Jiménez de Zitzmann María Lucía, Comentarios. 223 G Schneider en Balz, Schneider, Diccionario Exegético del Nuevo Testamento I 25. 224 W Günter en Coenen, Beyreuther, Bietenhard Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 111. 71

El amor también se refiere a la amistad, la paternidad, la maternidad y en sentido amplio como una característica del cristiano, como lo describe el libro del Levítico 19,18: ―Amarás a tu prójimo como a ti mismo,‖ con un amor que lleva a acoger desinteresadamente al otro y a respetar sus derechos.

En el AT Dios interviene en la naturaleza, en el ser humano, en el pueblo, con justicia, fidelidad, amor, gracia y el ser humano intenta responder con júbilo, alabanza y obediencia, pero cayendo muchas veces en infidelidad. Dios permanece siempre fiel a su pueblo por su amor y gracia de elección, llegando hasta el amor que sufre y padece (Is 53).

Aunque en el Génesis, en los relatos de la creación no aparece la palabra amor, éste se manifiesta en la obra creadora en sí y en la bondad expresada a Adán y Eva: ―Dios quiere darles la vida con plenitud: pero este don supone una libre adhesión a su voluntad.‖.225

El hombre pecó y el amor de Dios se hizo explícito a través de su misericordia, mediante el plan de salvación. Llama a Abraham, a ser su amigo (Is 41,8) ―expresando su amor en forma de amistad‖226, haciéndolo confidente de sus secretos (Gén 18,17). Abraham responde dejando su patria siguiendo la llamada de Dios (12,1) y respondiendo a su amor, yendo a sacrificar a su único hijo, a quien ama (Gén 22,2). Moisés a quien Dios hablaba cara a cara, es enviado a liberar a su pueblo. Él ―tuvo la revelación de la ternura inmensa de Dios, de un amor que, sin sacrificar nada de la santidad, es misericordia. (Ex 34,6)‖227.

Los profetas elegidos y amados por Dios, a quienes revela sus secretos (Am 3,7) son los primeros en expresar el amor de Dios como un amor esponsal, Oseas, Jeremías y Ezequiel revelan que Dios es el esposo de Israel, el cual sin embargo no cesa de ser infiel. ―Según Oseas, la divinidad de Dios no se manifiesta en su poder aniquilador, sino en la firmeza de su misericordia amorosa, que precede a todo amor humano y se compadece de la infidelidad de su pueblo (6,49 sin por eso abandonarlo al caos‖.228 Jeremías habla del amor eterno de Dios (31,3) que ayuda al pueblo pecador incesantemente.

En el Dt, Dios recuerda a su pueblo, que su amor es gratuito (Dt 7,7) recordándole que debe amarlo y obedecer sus mandatos (7, 6-11), amándolo ―con todo el corazón, (6,5) con toda el alma y con todas las fuerzas‖ lo cual se expresa mediante actos de adoración y de obediencia (Dt 11,13; 19,19), el cumplimiento de los mandamientos (Ex 20,6; Dt 10,12) y el amor al prójimo (Lv 19,18).

Israel después de la prueba del exilio, ―descubre cada vez más que la vida con Dios es un diálogo de amor… adquiere más convicción de que Dios se dirige al corazón de cada uno: Dios no ama sólo la

225 Dufour Xavier León, Vocabulario de teología bíblica, 76. 226 Ibid. 227 Ibid. 228 W Günter en Coenen, Beyreuther, Bietenhard Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 112. 72 colectividad (Dt 4,7) o a sus jefes (2 Sa 12,48s), sino a cada judío, sobre todo al justo (Sal 37, 25-29; 146,8), al pobre y al pequeño (Sal 113, 5-9)‖.229

En el N. T. el amor divino se expresa en un hecho trascendental, el Hijo de Dios, se encarna, viniendo a vivir como Dios y como hombre. Estableciéndose el diálogo de amor entre Dios y el hombre. En consecuencia, el término ajgavph (ágape) está ligado a otros conceptos como fe (pivstiV), justicia (dikaiosuvnh), gracia (cavriV ) y otros atributos que son propios de Dios.

La venida de Jesús es un acto supremo del amor del Padre, Dios se da a conocer (Jn 1, 18), expresa su amor (Rom 8,39, 1 Jn 3,1; 4,9) en su propio Hijo (Mc 1,11; 9,7; 12,6). Este amor es llevado al extremo, consintiendo la muerte de su propio Hijo para dar la vida a la humanidad (Rom 5,8; 8,32).

El evangelista Juan señala la importancia del amor, como expresión y contenido total de la fe: ―Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.‖ Jn 3,16. El prototipo del amor es el amor del Padre hacia el Hijo y la correspondencia de este hacia él. El que ama a Jesús será amado también por el Padre (Jn 14,3.6). Quien ama a Jesús y guarda a su palabra (Jn 15,9) recibe el amor del Padre y vendrán a él para hacer morada en él (Ef 14,23).

En la primera de sus cartas, Juan nos habla de la fuente del amor: ―el amor es de Dios, ha nacido de Dios y conoce a Dios‖ (4, 7); de cómo se ama al conocer a Dios, porque Él es Amor (4,8); y nos aclara que el amor consiste en que Él nos amó primero y ―nos envió a su Hijo como víctima de expiación por nuestros pecados.‖ (4,10) Por esto, sabiendo que Dios nos ha amado de esta manera, ―nosotros debemos amarnos unos a otros‖. (4.11), así Dios mora en nosotros y ―su amor ha llegado en nosotros a la perfección‖. (4,12), permaneciendo en su amor, permanecemos en Dios (4,16). También en Juan, el ser y el actuar de Dios se describen con la palabra ajgavph, (agápe), y se habla del amor preexistente, de la preexistencia del lovgoV, (lógos), Palabra.

En los sinópticos, lo central es la proclamación del Reino de Dios inaugurado con y en Jesús y en el comportamiento que él exige. Dios envía a su Hijo único quien a través de su Palabra y obra debemos seguir para salvarnos. El amor de Dios se expresa con la palabra ajgavph (ágape) y siendo Dios misericordioso y compasivo, se utilizan también para manifestar el amor términos como oijktirmovV, compasión, misericordia. (Lc 6,36); e[leoV, misericordia, compasión. (Lc 1,50); ejleevw, tener compasión, ser misericordioso. (Mt 18,33).

Jesús ama, viviendo en oración y acción de gracias (Mc 1,35); estando en conformidad con la voluntad de Dios (Jn 4,34; 6,38); escuchando continuamente al Padre y transmitiendo solo lo que oye (Jn 5,30; 8,26), dando su vida por todos (Mc 10,45), haciendo el bien (Hechos 10,38), mostrando su misericordia acogiendo a pobres, enfermos, y pecadores; perdonando a los enemigos (Lc 23,34); y entregándose hasta

229 Ibid p 77 73 la muerte (Mc 14,41). La misericordia de Dios y el perdón de los pecados que trae, lleva a un amor nuevo y desbordante (Lc 7:47).

En los relatos de la pasión se aprecia claramente la misericordia y el amor como dinamismo salvador para el ser humano como en (Mc 14, 24, Mt 26,28). En la Cruz, Jesús revela la intensidad de su amor. ―Era preciso que Jesús sufriera (Lc 9,22; 17,25; 24, 7.26) para que se revelara plenamente su obediencia al Padre (Fil 2,8) y su amor a los suyos (Jn 13,1). Totalmente libre, (Mt 26,53; Jn 10,18) a través de la tentación y del aparente silencio de Dios (Mc 14,32-41; 15,34), en la radical soledad humana (Mc 14,50; 15,29-32), perdonando sin embargo y acogiendo todavía (Lc 23,28.34.43; Jn 19,26), llega Jesús al instante único del más grande amor (Jn 15,13)… Por la Cruz es Dios plenamente glorificado (Jn 17,4); el ―hombre Jesús‖ (Tim 2,5) y con él la humanidad entera merece ser amada por Dios sin reserva (Jn 10,17)230.

Siendo este el camino trazado por Jesús, el seguimiento implica compromiso total, guardar sus mandamientos (Jn 14,15; 21,23) y seguirle renunciando a todo (Mc 10, 17-21), confianza total (Mt 5: 29- 30; 6, 24 ss), renunciar a las riquezas y a la vanagloria (Mt 6,24 b), no resistencia a la persecución (Mt 10, 17) ni a la participación en el sufrimiento: ―En la medida en que el discípulo obra así, es reconocido por Dios (Mt 10, 37 ss; 25,31 ss; Lc 6, 22 ss). El amor es sacrificial, para responder al amor del Padre es necesario el Don del Espíritu, que derramado en Pentecostés (Hechos 2, 1-36) recuerda las enseñanzas de Jesús, y transforma el corazón.

El amor a Dios se traduce en amor al hermano, al necesitado. Amando al prójimo amamos a Jesús mismo y respondemos al amor con que Dios nos amó (1 Jn 3,16; 4,19s). ―La caridad es la actividad esencial de los discípulos de Jesús, según la cual serán juzgados (Mt 25, 31-46). Tal es el testamento dejado por Jesús: ―Amaos los unos a los otros como yo os he amado‖ (Jn 13,34s). El acto de amor de Cristo sigue expresándose a través de los actos de los discípulos‖231.

En esto, Jesús superó la tradición judía, amando a los enemigos y exhortándonos a hacerlo: Mt 5,43 ss. El discípulo tiene que ir más allá de la reciprocidad del amor. Lc y Hechos muestran ejemplos de cómo debe ser el amor al prójimo, especialmente en el relato del buen samaritano (Lc 10,25-28), en el que el amor es misericordia activa.

En Pablo, hablar de amor ajgavph (ágape) es hablar de amor de Dios (Rom 5,8; 2 Cor 9,7), ese amor que Dios demostró en Cristo. El amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo. Es también hablar de fe y esperanza radicales, pues es ―lo esperado por la fe ―contra toda esperanza‖.232 (Rom 4,18).

230 Dufour Xavier León, Vocabulario de teología bíblica, 78. 231 Ibid., 81. 232 Karl Rahner en Sacramentum Mundi, 116. 74

El amor de Dios al ser humano es amor de predilección de escogido, ajgaphtovV (agapetós). Los elegidos, klhtovi (kletoi) son los amados ajgaphtovi (agapetoi), a ellos se dirigen las recomendaciones de Pablo en Col 3, 12- 15. El amor de elección de Dios coloca a los creyentes fuera del juicio de la ira de Dios.

El amor a Dios se manifiesta de forma evidente en la obra de salvación de Jesucristo: ―la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros‖ (Rm 5,8). Cristo demostró en la Cruz (2 Cor 5,14) cuál era su amor (Rom 8, 35) y cómo a través de su exaltación reina su amor.

El obrar de Dios se designa como amor, y es descrito en 1 Cor 13: conoce todo, actúa según sus dones, conoce los misterios y la ciencia, tiene plenitud de fe, es generoso, entrega su vida a través de su Hijo, es amable, no es envidioso ni jactancioso, no es engreído, no busca su interés, no se irrita, no toma en cuenta el mal, es justo, no se alegra de la injusticia, se alegra con la verdad, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Finaliza Pablo esta descripción mencionando: ―Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad‖. (1 Cor 13,13).

En Ef 5,22 se plantea el amor de elección de Dios, comparando las relaciones de marido y mujer, con el amor entre Cristo y la Comunidad, siendo ésta la escogida, el nuevo Israel que ha llegado a la fe en Cristo y que es planteada desde Oseas como relación matrimonial, en la que el amor divino es capaz de superar toda infidelidad y oposición, compadeciéndose y perdonando.

La acción amorosa de Dios es más fuerte que todo y Pablo de esto tiene la certeza: ―¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos más que vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.‖ En la Resurrección llega a la plenitud la obra de amor de Dios, en Cristo Dios reconcilió al mundo con Él. (2 Cor 5,19).

Pablo fundamenta el amor al prójimo en el amor de Dios. El creyente, al reconocerse pecador, entra en el ámbito del amor de Dios, se convierte en amante y es impulsado por este amor mediante el espíritu (Rm 5,5). La respuesta del hombre al amor de Dios es descrita por Pablo mediante las expresiones fe pivstiV, (pístis), conocimiento gnw:siV (gnosis) y también amor ajgavph, (agápe). El conocer de Dios y el ser conocido por él son una misma cosa, así también el amar y ser amado. El que se reconoce amado (Rom 8,37) se vuelve activo en el amor (Gál 5,6). Estar en Cristo, lleva a sentirse identificado con él hasta expresar como Pablo: ―ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí‖ (Gál 2,20) y se transformado en una nueva creatura (2 Cor 5,17). 75

El amor es entonces compendio y síntesis, a él se subordinan profecía profhteiva (propheteía), fe pivstiV, (pístis), conocimiento gnw:siV, (gnosis), y confianza ejlpivV, (elpís), ―no en el sentido de una gradación sino como fuerzas parciales de una potencia poderosa que lo penetra y vivifica todo.‖233 En Pablo, el amor es el mayor de los dones del espíritu, en el contexto de 1 Cor, mientras que en Gálatas 5, 13.22, espíritu pneu:ma, (pneuma) y amor se colocan uno junto al otro y se menciona el amor como fruto del espíritu.

Pablo manifiesta que ajgavph, (agápe) es la fuerza que aúna y edifica a la Comunidad. Sin amor es imposible la vida común, con él se logra edificación (1 Cor 8,1; 2 tes 1,3).

Pablo hace una síntesis del contenido práctico del amor: ―el que ama al prójimo, ha cumplido la ley… La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud.‖ (Rm 13,8ss). Aquí coloca fe pivstiV, (pístis) y ajgavph, (agápe) juntos frente a la ley novmoV (nómos). Dado que Jesús es el amor y entregó su vida por los pecadores, la ley queda cumplida. Amar al prójimo es cumplir la ley, es vivir en la nueva realidad de Dios por la fuerza del perdón. En 1 Tes 4,9 llama al amor mutuo ―amor fraterno‖ filadelfiva, (filadelfia).

El amor de Cristo se mostró como amor a la Iglesia (Ef 5,25), en la entrega que el hizo como ―ofrenda y sacrificio a Dios‖ (Ef 5,2).

En Santiago, 1, 12 se enfatiza en la alegría de quien pasa la prueba y se le otorga la ―corona de la vida‖. Dios se la prometió a ―aquellos que le aman‖ Santiago muestra ―lo que significa que la fe actúe por el amor, p. ej. no despreciando a los pobres (2:14) o no reteniendo lo que es un derecho (5:1 ss). El amor es la ley del nuevo Reino (2:8) exigida y posibilitada por la fe‖. 234

El uso de Filevw (filéo). En los LXX aparece raramente predomina el uso de ajgapavw (agapao) y ajgavph (ágape).

En el N.T. el verbo Filevw (filéo) se encuentra principalmente en Mt y Jn. No hay una diferencia sustancial con ajgapavw (agapao). El sustantivo filoV se usa para designar el amigo y a otras personas con quienes se está vinculado por la fe.

En Mt 10,37 se usa filw:n para expresar amor más allá del plano del parentesco, indicando que en el Reino de Dios los lazos tradicionales de amistad y parentesco son superados a favor de la familia de Dios.

233 W Günter en Coenen, Beyreuther, Bietenhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 115. 234 E Stauffer en Kittel y Friedrich, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 17. 76

En Juan 11, 3 36 se usa filei:V señalando que Jesús y Lázaro se querían. En Jn 21 15, se demuestra que no hay límites tan claros entre ajgapavw (agapao) y Filevw (filéo), pues el primer término es usado por Jesús en los versículos 15 y 16 y luego utiliza Filevw (filéo) en el versículo 17. También en Jn 5, 20 y 16,27 es utilizado Filevw (filéo) en boca de Dios.

En Pablo se usa en 1 Cor 16,22 se expresa que el amor hacia el Señor es condición para la salvación y en Tit 3,15: ―Saluda a los que nos aman en la fe‖ ampliando el concepto de amor humano como amor en la fe.

En el N. T. aparece el amigo filoV en varios pasajes, entre otros: Lc 7,6; Jn 11,11; Hech 10,24. También se usa para indicar una persona con la que se simpatiza: Lc 16,9. filoV es utilizado para expresar el amor divino a los impíos: Mt 11,19 y Lc 7,34. También en Lc 12, 4 y Jn 15,14 Jesús llama a sus discípulos amigos: ―Ellos llegaron a Él como pecadores y mediante su amor de entrega convertidos en amigos (Jn 15,13)‖.235

1.2.2. Confrontación con el texto bíblico desde la experiencia de amor de Thérèse.

Fundamentándonos en el análisis diacrónico, vamos a confrontar con todos los significados bíblicos del amor, la manera como lo vive y entiende Thérèse. Su amor a Dios y al prójimo se constituye en la fortaleza, sentido y significado de su vida. Es ese amor el que le permite seguir sufriendo, amando a todos, dentro de la más profunda oscuridad y los más atroces sufrimientos. El trabajo que aquí presentamos es el que nos permite valorar el alcance soteriológico de las acciones significadas por el campo semántico del ―sufrimiento‖. Señalamos como en el análisis de la fe, la armonía de lo que Thérèse entiende y vive con el significado del mensaje bíblico.

Dios es amor nos dice el apóstol Juan (Jn 4,8). ―El Dios que Thérèse ama con todo su corazón no es un Dios abstracto… es el Dios hecho hombre, el Verbo encarnado. Thérèse ama a un Dios que es su hermano,‖236 su amigo237, su esposo, su amado. Ante ella Dios se muestra con ternura, bondad y misericordia infinitas.

Son muchas las manifestaciones de amor de Dios 238que experimenta Thérèse en su vida. ―Sólo él fue siempre mi dulzura inefable. 239 Ella resume los principales: ―Él la hizo nacer en una tierra Santa e impregnada toda ella como de un perfume virginal. El hizo que la precedieran ocho lirios deslumbrantes

235 W Günter en Coenen, Beyreuther, Bietenhard Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 118. 236 André Combes, Santa Teresa de Lisieux y su misión, Las grandes leyes de la espiritualidad teresiana. 23. 237 Amor de Dios en forma de amistad, como Abraham. Análisis diacrónico p 70-75 238 Dios quiere dar la vida en plenitud. Amor ajgavph (ágape). Análisis diacrónico p 70-75 239 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito A, 147. 77 de blancura. El, en su amor, quiso preservar a su florecita del aliento envenenado del mundo; y apenas empezaba a entreabrirse su corola, este divino Salvador la trasplantó a la montaña del Carmelo.‖ 240 Son acciones salvíficas de Dios que encierran y dinamizan la vida de Thérèse. Ella se siente infinitamente amada por Dios, ―Durante toda mi vida, Dios ha querido rodearme de amor. Mis primeros recuerdos están impregnados de las más tiernas sonrisas y caricias... 241 Aún después de la muerte de su Madre, el papá y sus hermanas le prodigaron un inmenso amor: ―Nunca le faltaron todas esas ayudas, Jesús hizo que las encontrase incluso bajo la nieve del sufrimiento.‖242 Este amor fue esencial para su desarrollo: ―Mi vida discurría serena y feliz. El cariño del que vivía rodeada en los Buissonnets me hacía, por decirlo así, crecer.‖243 El sentirse amada fue su gran motor, ―el amor no sólo me hace correr sino volar...‖ 244

El amor de Dios es gratuito y se hace explícito a través de su bondad y misericordia245 pues reconoce que en ella ―no había nada capaz de atraer sus miradas divinas, y que sólo su misericordia ha obrado todo lo bueno que hay en ella...‖246 También se da cuenta que sin su ayuda habría podido caer muy bajo ―... Lo sé muy bien: «Al que poco se le perdona, poco ama». Pero sé también que a mí Jesús me ha perdonado mucho más que a Santa María Magdalena, pues me ha perdonado por adelantado, impidiéndome caer‖. 247 y añade más adelante, ―El quiere que yo le ame porque me ha perdonado, no mucho, sino todo. No ha esperado a que yo le ame mucho, como Santa María Magdalena, sino que ha querido que YO SEPA hasta qué punto él me ha amado a mí, con un amor de admirable prevención, para que ahora yo le ame a él ¡con locura...!‖248

El amor de Dios es un amor que desciende, Dios se dirige al corazón de cada uno, estableciendo un diálogo de amor249. ―Abajándose de tal modo, Dios muestra su infinita grandeza. Así como el sol ilumina a la vez a los cedros y a cada florecilla, como si sólo ella existiese en la tierra, del mismo modo se ocupa también Nuestro Señor de cada alma personalmente, como si no hubiera más que ella.‖250

El amor de Thérèse a Dios no es un ―sentimiento más entre otros muchos, una emoción, una delicadeza de corazón que pueda compaginar con todas las debilidades, con todos los caprichos de la infancia251. Desde el despertar de su conciencia, Thérèse por la gracia de Dios ha establecido un vínculo con Dios, una relación filial y una amistad con Jesús y vive de esta fidelidad sin desfallecimiento: ―Desde la edad de tres años no he negado nada a Dios.‖

240 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito A, 86. 241 Ibid., 87. 242 Ibid., 104. 243 Ibid., 119. 244 Ibid., 239. 245 Amor ajgavph (ágape) que se traduce en misericordia oijktirmovV, Análisis diacrónico p 70-75 246 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito A 86. 247 Ibid., 151. 248 Ibid. 249 Análisis diacrónico p 70-75 250 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A 85. 251 André Combes, Santa Teresa de Lisieux y su misión, Las grandes leyes de la espiritualidad teresiana. 24. 78

Thérèse corresponde a ese amor, en su sencillez y pequeñez, amando a Dios sobre todas las cosas y a su prójimo por amor a Él252. Su amor a Dios creció con ella y fue perfeccionándose cada día más. Antes de entrar en el Carmelo, ―crecía en el amor de Dios. Sentía en mi corazón unos ímpetus que no conocía. A veces tenía verdaderos transportes de amor… mi único cielo era el amor, y sentía como San Pablo (Rom 8, 35-39) que nada podía apartarme del objeto divino que me había hechizado‖253. Comprendió que ―el único bien que vale la pena es amar a Dios con todo el corazón y ser pobres de espíritu aquí en la tierra...254

Para manifestar su amor a Dios, obraba para agradarle, trataba de no disgustarlo, se dolía de sus faltas, pero reconociendo su imperfección se alegraba de ser objeto de su amor, cumplía sus preceptos y aceptaba con resignación, con amor y alegría las duras pruebas y sufrimientos que Él le permitía vivir, oraba por la conversión de los pecadores y especialmente por los sacerdotes, y se postraba ante el Santísimo no para sentir consuelos sino para consolarlo.

El acto supremo del amor de Dios es el envío de su Hijo. A través de Él se da a conocer y manifiesta su amor. 255 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.‖ 256 Thérèse lo considera desde su infancia su único amigo: ―No sabía hablar con nadie más que con él. Las conversaciones con las criaturas, incluso las conversaciones piadosas, me cansaban el alma... Sentía que vale más hablar con Dios que hablar de Dios‖. 257 Es un amor que recibe lo que Dios le da y ella corresponde acercándose a Él por la gracia divina actuando en ella: ―Los dones que Dios me ha prodigado (sin yo pedírselos), en lugar de perjudicarme y de producirme vanidad, me llevan hacia él. Veo que sólo él es inmutable y que sólo él puede llenar mis inmensos deseos...‖ 258

―Ella se hizo vacío para Dios y por eso Cristo está en ella, ha dejado ser a Cristo en ella por eso es consciente de la transparencia de su corazón‖259. Como lo expresa san Pablo, ―a fin de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado; y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Esta vida en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí‖260. Por obra de Dios, ella renunció a todo aquello que no fuera Dios, evitando el pecado que sería llenarse de sí misma, no dejando lugar a Él. ―ninguna cosa va a ser en ella obstáculo al dinamismo propio de la gracia santificante. La historia de su

252 Dt 6,5 Análisis diacrónico p 70-75 253 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A 180. 254 Ibid., 140. 255 Jn 1,18; Rom 8,39; 1 Jn 4,9; Mc 1,11. Análisis diacrónico p 70-75 256 Jn 3,16 Análisis diacrónico p 70-75 257 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito A 155. 258 Ibid., 240. 259 Comentarios Jiménez de Zitzmann María Lucía. 260 Gal 2, 19-20 79 vida no es, en el fondo otra cosa, que el cumplimiento y la manifestación de lo que Dios puede hacer cuando no encuentra nada que entorpezca su libertad soberana‖261.

La vida de Thérèse ―fue una continua renuncia y una continua acogida a Cristo abrasando la Cruz. Esa acogida fue la que le dio a ella esa inmensa fortaleza para el sufrimiento, llevándola a creer y seguir confiando a pesar de la oscuridad en que vivió su fe en el último año de su vida‖262. Ella practicaba con la ayuda de la gracia, incesantemente actos fervorosos, y mortificaciones. Preparándose para ser la prometida de Jesús, oraba, doblegaba su voluntad, callaba palabras de réplica, prestaba servicios sin esperar nada a cambio. Ya en el Carmelo: ―Hacía también grandes esfuerzos por no disculparme, lo cual me resultaba muy difícil, sobre todo con nuestra maestra de novicias, a la que no quería ocultarle nada… Me aplicaba, sobre todo, a la práctica de las virtudes pequeñas, al no tener facilidad para practicar las grandes. Así, por ejemplo, me gustaba plegar las capas que dejaban olvidadas las hermanas y prestarles todos los pequeños servicios que podía…mortificar mi amor propio, lo cual me aprovechaba mucho más que las penitencias corporales...263

Amó como Jesús: Viviendo en oración y acción de gracias,264 Escuchando continuamente al Padre265; obrando en conformidad con la voluntad de Dios 266; Procurando hacer el bien 267; Desgastando su vida, intercediendo por otros268; obrando misericordiosamente intercediendo por pobres, enfermos, y pecadores; 269 perdonando a quien la ofendía y buscando la compañía de las hermanas menos queridas.270 Ofrece su vida, vive de amor y se entrega hasta morir de amor271

El día de su profesión (8 de septiembre de 1890), oficialización de su entrega total, aprovechando las gracias recibidas, obra con el amor de Dios que se expresa en compasión hacia las creaturas en su amor al pobre y al pequeño. 272, con el amor de Jesús, que ofrenda su vida, ―¡Cuántas gracias pedí aquel día...! Me sentía verdaderamente reina, así que me aproveché de mi título para liberar a los cautivos y alcanzar favores del Rey para sus súbditos ingratos. En una palabra, quería liberar a todas las almas del purgatorio y convertir a los pecadores... Pedí mucho por mi Madre, por mis hermanas queridas..., por toda la familia, pero sobre todo por mi papaíto, tan probado y tan santo... Me ofrecí a Jesús para que se

261 André Combes, Santa Teresa de Lisieux y su misión. Las grandes leyes de la espiritualidad teresiana. 25. 262 Comentarios Jiménez de Zitzmann María Lucía 263 Teresa de Lisieux, Obras completas, Manuscrito A , 226-227. 264 Mc 1,35 Análisis diacrónico p 70-75 265 Jn 5,30; 8,26 Análisis diacrónico p 70-75 266 Jn 4,34; 6,38 Análisis diacrónico p 70-75 267 Hechos 10,38 Análisis diacrónico p 70-75 268 Mc 10,45 Análisis diacrónico p 70-75 269 Análisis diacrónico p 70-75 270 Lucas 23,34 Análisis diacrónico p 70-75 271 Mc 14,41 Análisis diacrónico p 70-75 272 Amor misericordioso y compasivo. (Sal 113, 5-9) e[leoV Análisis diacrónico p 70-75 80 hiciese en mí con toda perfección su voluntad, sin que las criaturas fuesen nunca obstáculo para ello...‖273 Thérèse comprende que la única manera de regresar a Dios y ser una con él es a través de su fe en el amor comunicada a través de la oración oblación de su vida en un ―ruego‖ por otros. Su oración es dinámica busca el bien, la conversión de los pecadores274 la salud y la alegría para todos: ―soy oh Jesús esposa tuya, soy carmelita, soy por mi unión contigo Madre de las almas‖275

Su entrega al Señor no es para deleitarse y engolosinarse en la intimidad con Dios: ―me he ofrecido a Jesús, no como quien desea recibir su visita para propio consuelo, sino, al contrario, para complacer al que se entrega a mí‖276. Cómo lo complace? Orando para escuchar sus indicaciones, dando gracias, amando a todos recibiendo con los brazos abiertos lo que la vida le ofrece: alegría, paz, dolor, angustia, todo lo vive en la dimensión de la ofrenda para agradar a aquel que siempre la ha amado, con un amor oblativo277, sin envidias ni jactancioso, que no busca su interés, no es engreído, no se irrita, no toma en cuenta el mal, es justo, no se alegra de la injusticia, se alegra con la verdad, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.278 Con un amor cimentado en la fe y con la esperanza de la vida eterna, que la asemeja y une cada vez más a Jesús. 279

Ella comprendió que lograría la santidad dejándose amar por Dios, y correspondiéndole, se ofrece como víctima al amor misericordioso: ―Abandonando a otras almas el deseo de ofrecerse como víctimas a la justicia divina, Thérèse elegirá ofrecerse a su amor y su misericordia. Se consagra no al sufrimiento sino al amor. En esto se resume el movimiento fundamental de la espiritualidad teresiana: en entregarse continuamente al amor, como a un fuego, paras ser rápidamente consumida por él. El acto de ofrenda al Amor misericordioso no es tan sólo término y corona del camino de infancia, sino que constituye también el medio más esencial del mismo.‖ 280

El amor de Dios al ser humano es amor de predilección de escogido. 281 Thérèse es consciente de que Dios ―fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él… El no llama a los que son dignos, sino a los que él quiere, o, como dice san Pablo: «Tendré misericordia de quien quiera y me apiadaré de quien me plazca. No es, pues, cosa del que quiere o del que se afana, sino de Dios que es misericordioso» (Cta. a los Romanos, cap. IX, v. 15 y 16).282 Comprendiendo esto, Thérèse desea responder a ese amor recibido de antemano, con su deseo de ―ser carmelita sólo por él‖. 283. Abrasada por su amor siente que su vocación

273 Teresa de Lisieux, Obras completas, Manuscrito A 231. 274 El amor lleva a trabajar por la expansión del Reino de Dios. Análisis diacrónico p 70-75 275 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito B 258. 276 Ibid., 237. 277 Ama como ama Jesús al Padre. Análisis diacrónico p 70-75 278 1 Cor 13, 4-7 Análisis diacrónico p 70-75 279 1 Cor 13,13 Análisis diacrónico p 70-75 280 Philipon, O.P. El mensaje de Teresa de Lisieux, 73. 281 ajgaphtovV (agapetós). Los elegidos, klhtovi (kletoi) son los amados ajgaphtovi (agapetoi), a ellos se dirigen las recomendaciones de Pablo en Col 3, 12- 15. Análisis diacrónico p 70-75 282 Teresa de Liiseux, Obras completas, Manuscrito A 84. 283 Ibid., 127. 81 va más allá y apoyándose en San Pablo descubre: ―¡Mi vocación es el amor! y su puesto en la Iglesia: ―en el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor… Así lo seré todo…‖284

En Ef 5,22 se plantea el amor de elección de Dios, como amor esponsal, comparando las relaciones de marido y mujer285, con las de Dios y su escogido, en el que el amor divino es capaz de superar toda infidelidad y oposición, compadeciéndose y perdonando. Thérèse siente el amor de Dios como un amor de fusión, recordando el día de su primera comunión escribe ―desde hacía mucho tiempo, Jesús y la pobre Teresita se habían mirado y se habían comprendido... Aquel día no fue ya una mirada, sino una fusión. Ya no eran dos: Thérèse había desaparecido como la gota de agua que se pierde en medio del océano. Sólo quedaba Jesús, él era el dueño, el rey. 286

Balthasar considera que el desposorio, en contraste con la gran Thérèse, no lo vivió Teresita… el que Dios sea su Padre, es idea que la domina hasta las lágrimas.287 Thérèse estaba más atenta a lo que sintiera Jesús su Amado, más que en describir y buscar el amor sensible. Lo importante es cumplir su voluntad y hacerlo feliz, porque así ella lo es también, sin importar si ella está gozando o sufriendo en ese momento. Barrios Moneo manifiesta que ―la unión permanente de amor se va a realizar en ella, mediante la avenida de los torrentes de amor represados en Dios… de la unión en el dolor y la amargura, es suficiente garantía no sólo de su compatibilidad con el matrimonio, sino de su maravillosa perfección.‖288

Y señala que desde el día en que efectuó la ofrenda al amor misericordioso (9 de junio de 1895) se llevó a cabo la ―unión y estancia de Dios en su alma, unión que ella experimenta incesantemente a cada instante.‖ Manifiesta: ―nunca le he oído hablar, pero siento que está en mí. A cada instante me guía y me inspira lo que debo decir o hacer‖ revela la unión permanente o presencia continua del Señor. Los testimonios de sus hermanas y de algunas religiosas en el proceso de canonización atestiguan la presencia constante de Dios en ella. De otra parte, considera que a partir de la ofrenda al amor misericordioso, ―ella queda como vacía de sus obras buenas y de sus tesoros al sentir los raudales que la anegaron en el Amor. Desde entonces quedó confundida con los tesoros del Esposo. Era la pobreza de espíritu reclamada tantas veces por San Juan de la Cruz. Su riqueza, su único tesoro, Dios sólo Dios. Y con Él, inmensamente rica. Lo de ella, de Dios, y lo de Dios de ella. Thérèse mejoraba de condición en su nuevo estado de matrimonio espiritual‖289

El 8 de septiembre de 1896, un año después de la ofrenda al amor misericordioso, y sexto aniversario de su profesión, Thérèse ya enferma y en medio de su prueba de fe, redactando una carta a su hermana María del Sagrado Corazón, el posterior Manuscrito B, recuerda el sueño que tuvo con la Madre Ana de Jesús,

284 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito B 261. 285 Amor Dios como amor esponsal. Análisis diacrónico p 70-75 286 Teresa de Lisieux, Obras completas, Manuscrito A 144. 287 Balthasar, Thérèse de Liseux. Historia de una Misión, 126. 288 Barrios Moneo, C.M.F. La espiritualidad de Santa Teresa de Lisieux, 33. 289 Ibid., 37. 82 fundadora del Carmelo francés en mayo de ese año en el que le revela que Dios vendría pronto a buscarla y que Él está contento con sus pobres acciones y deseos y no le pide nada más. Esta aprobación divina le hace sentir gran impulso a su amor: ―el amor, que en Dios es uno, se diversifica en el alma de la Santa como la luz ante el cristal de un prisma,‖290 ella menciona:

―Ser tu esposa, Jesús ser carmelita, ser por mi unión contigo Madre de almas, debería bastarme… pero no es así… sin embargo siento en mi interior otras vocaciones: siendo la vocación de guerrero, de sacerdote, de apóstol, de doctor, de mártir, En una palabra, siento la necesidad de realizar por ti, Jesús, las más heroicas hazañas… quisiera morir por la defensa de la Iglesia en un campo de batalla… Pero, sobre todo y por encima de todo, amado Salvador mío, quisiera derramar por ti hasta la última gota de mi sangre…291 ¿Cómo puede Thérèse realizar sus sueños? ―hay cosa más ajena de una carmelita enclaustrada que tomar la espada? ¿No existe imposibilidad para una mujer ser sacerdote? ¿Es que puede una criatura ser apóstol desde el principio de los tiempos hasta la consumación de los siglos? ¿Cómo subir a la cátedra desde la penumbra del Carmelo? ¿Por qué desear todos los tormentos de los mártires y aun los reservados a los cristianos del tiempo del anti Cristo?292‖

Ella misma sabe que su realidad hace incompatibles sus aspiraciones y como es su costumbre acude a la Escritura y en la primera carta de San Pablo a los Corintios,293 leyó que no todos pueden ser apóstoles, o profetas o doctores, pues los carismas están distribuidos. Pero inconforme continuó con su lectura y en 12,31 aceptó la invitación de San Pablo ―¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente‖ y en el capítulo 13 de la carta encontró la solución: ―La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto de diferentes miembros, no podía faltarle el más necesario, el más notable de todos ellos. Comprendí que la Iglesia tenía un corazón, y que ese corazón estaba ardiendo de amor… Comprendí que solo el amor podía hacer actuar a los miembros de la Iglesia… Comprendí que el amor encerraba en sí todas las vocaciones, que el amor lo era todo, que el amor abarcaba tiempos y lugares… En una palabra, ¡que el amor es eterno!... Entonces al borde de mi alegría delirante, exclame: ¡Jesús, amor mío…, al fin he encontrado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor!... Si, he encontrado mi puesto en la Iglesia, y ese puesto, Dios mío, eres tú quien me lo ha dado… En el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor…Así lo seré todo…‖294

Apoyada en San Pablo Thérèse ―comprende, que es el amor el combustible sagrado que anima a la Iglesia, el que transforma a los hombres en mártires y en apóstoles… y ese amor es suyo, le arde en el

290 Barrios Moneo, C.M.F. La espiritualidad de Santa Teresa de Lisieux 93. 291 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito B, 258-259. 292 Barrios Moneo, C.M.F. La espiritualidad de Santa Teresa de Lisieux 94. 293 1 Corintios 12, 12.21.29 294 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito B 261. 83 alma‖.295 Es el amor el que le va a permitir realizar su misión, por amor acepta el sufrimiento para ofrecerlo por los pecadores, por amor acepta todo, lo da todo, con una proyección misionera, apostólica, universal. Para realizar esta misión, se hace necesario estar siempre iluminada por la luz divina y dejarse consumir por el fuego de su amor. ¿Pero cómo puede ser posible esto, estando en medio de la prueba de fe que le acompaña hasta el final de su vida? Thérèse no se deja vencer, en la parábola del pajarillo y el águila, expresa que ella, el pajarito, se mantendrá bajo el ala y la luz del Águila y que a pesar de su pequeñez e imperfecciones se abandonará en espera de que el Águila dorada venga a buscarla y la lleve hasta el hogar del Amor por toda la eternidad.

El amor a Dios se traduce en amor al hermano al necesitado: ―La caridad es la actividad esencial de los discípulos de Jesús, según la cual serán juzgados (Mt 25, 31-46). Tal es el testamento dejado por Jesús: ―Amaos los unos a los otros como yo os he amado‖ (Jn 13,34s). El acto de amor de Cristo sigue expresándose a través de los actos de los discípulos‖296. El amor a Dios nos hace amar al prójimo. Amó a los pecadores y se sentó a su mesa. No teniendo enemigos dentro de su Comunidad, buscaba la compañía de las que eran menos aceptadas. Vencía el mal con muestras de amor y servicio, venciendo el mal con bien.

―El amor fue, pues, el único móvil de todos los actos de Santa Thérèse del Niño Jesús. Amor que irrumpía cada vez con mayor fuerza a medida que ella iba avanzando en la vida. ―vuestro amor, Dios mío, me ha prevenido desde la infancia. Ha crecido conmigo y ahora es un abismo cuya profundidad no puedo sondear‖ 297 Dios correspondiendo al creciente amor de Thérèse, derramó sobre ella gracias más intensas a través del sufrimiento físico y espiritual, pues ―Ofrecerse como víctima al Amor es ofrecerse a todas las angustias, pues en el amor no se vive sin dolor‖.298 ―Para Teresita como para todos los santos a partir de Cristo, el deber fundamental del hombre consiste en amar a Dios.‖299 Y al prójimo y con ello se logra la santidad.

Después de llevar una vida de amor, en el que el sufrimiento ha sido el mecanismo para ejercitar el amor, ―lo normal será, pues, que el sufrimiento corone en ella la obra del amor… fundada en San Juan de la Cruz ejercita ella el amor en el sufrimiento para lograr su pronta consumación y su rápido vuelo a Dios, como exige el místico doctor‖. 300 En medio de inmensos dolores, transcurre su muerte, profesando su fe y su amor como lo expresa en sus últimas palabras mirando el crucifijo: ―¡Sí, lo amo… ¡Dios mío…, te amo!‖301

295 Barrios Moneo, C.M.F. La espiritualidad de Santa Teresa de Lisieux 96. 296 Dufour Xavier León, Vocabulario de teología bíblica, 81. 297 Philipon, M.M. O.P. El mensaje de Teresa de Lisieux, 102. 298 Balthasar Hans Urs Von Teresa de Lisieux, Historia de una misión, 48. 299 Philipon M.M. O.P. El mensaje de Teresa de Lisieux, 147. 300 Barrios Moneo, C.M.F. La espiritualidad de Santa teresa de Lisieux, 136. 301 Teresa de Lisieux, Obras completas, Últimas conversaciones, 976. 84

2. Sufrimiento.

El análisis de éste término, resultó ser bastante amplio, pero por el contexto bíblico que sustenta el análisis de las acciones ameritó no ser acortado.

2.1 Análisis diacrónico Bíblico del macrocampo Semántico “Sufrimiento.”

El verbo ―sufrir‖, pavscw (pascho) designa en principio un estar afectado por algo. kakwvV pavscein sentirse mal, encontrarse en una situación difícil y eu pavscein encontrarse bien. Como lo que se añade es con frecuencia algo negativo, se hace necesaria alguna palabra adicional que le dé un valor positivo a la palabra pavscw (pascho) si no la lleva, debe entenderse en sentido negativo: padecer, sufrir, morir.

En los LXX el término pavscw (páscho) se encuentra solo 22 veces, puesto que el hebreo no tiene término equivalente. Sirve por una parte para traducir el hebreo hámal, sentir compasión (Ez 16, 5; Zac 11,5), y por otra parte para la traducción de halah, afectar, impresionar (Am 6,6). to pavqoV (Tó pathos) tampoco tiene una clara traducción al hebreo. En Job 30,31 es la traducción de ebel, que fuera de este pasaje, se traduce más adecuadamente como tó penqoV (to penthós) luto, duelo (Is 60,20). Pero esencialmente lo que el griego quiere expresar con pavscw (pascho) y sus derivados se presenta en el A.T., aun cuando no existan términos hebreos equivalentes. Por este motivo, el sufrimiento se expresa mediante sentimientos y disposiciones del alma: dolores de parto, angustia en general, (ébel, sirim), escalofrío y temblor (hil), el carácter irritado y quejumbroso del enfermo o doliente (ka’as), actitud de duelo (ebel), lamentos y gestos del sufriente (misped).302

En el A.T. se encuentran diversos aspectos relacionados con el sufrimiento. Uno de ellos plantea la pregunta sobre la causa del sufrimiento. Existe la idea de que cada acción produce fatalmente su efecto: la acción mala origina el sufrimiento. Por otra parte, se considera que toda persona es responsable de las decisiones que asume, es decir, quien obra mal tendrá que sufrir, como lo menciona la poesía sapiencial, ―el que cava una fosa caerá en ella, al que rueda una piedra le caerá encima‖ (Prov 26,27). Estas dos ideas Según Gärtner, indican que ―Israel se esforzó por comprender la actuación histórica de Yahvé que lleva al sufrimiento‖ 303. De Dios procede solo el bien pero permite el mal en virtud de la libertad concedida al hombre.

Según Bauer, en el Antiguo Testamento, la causa más profunda del sufrimiento es ―la turbación de la relación entre Dios y el hombre por el pecado. Como séquito del pecado vinieron al mundo los dolores del parto, múltiples molestias, fatigas y sufrimientos relacionados con la preocupación del sustento de la

302 Johannes Bauer , Diccionario de Teología Bíblica, 995. 303 B Gärtner, Sufrimiento, en Coenen, Beyrether y Bietnhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Vol IV, 237. 85 vida, la enfermedad y la muerte (Gn 3, 16-19; Sab 2,24)‖304. Esta relación entre sufrimiento y pecado, ―recorrerá todo el Antiguo Testamento: si un hombre sufre, es que ha cometido un pecado, ya por él mismo, ya por un miembro de su familia (2 Sam 6,7; 21,19). Inversamente se establecerá una relación entre la ausencia de pecado y la ausencia de sufrimiento: antes de la culpa original no sufre el hombre y cuando se quiere representar la situación paradisíaca del fin de los tiempos, se menciona la ausencia de sufrimiento (Is 65, 17-19; Ap 21,4)‖305. Se tienen también como causas del dolor, las pruebas y resistencias en el servicio de Dios y la compasión con el pueblo de Dios.

Junto a la búsqueda de la causa del sufrimiento, surge el cuestionamiento acerca de la finalidad. ―Profetas y sabios, deshechos por el sufrimiento, pero sostenidos por su fe, entran progresivamente en el misterio (salmo 73,17). Descubren el valor purificador del sufrimiento, como el del fuego que separa el metal de sus escorias (Jer 9,6; Sal 65,10), su valor educativo, el de una corrección paterna (Dt 8,5; Prov 3,11s) y acaban por ver en la prontitud del castigo un como efecto de la benevolencia divina (2 Mac 6,12-17; 7, 31-38)‖306

En Prov 12,1; 13,1 se presenta una finalidad pedagógica: el sufrimiento conduce a una enmienda. En Gén 22 y en el salmo 30, el sufrimiento ―Tiene por fin forzar al hombre a decidirse por Dios o contra Él y poner así a prueba su fidelidad y piedad. El sufrimiento tiene que sacar al hombre de la seguridad en sí mismo, recordarle su deuda con Dios e iniciar así el proceso de curación (Ex 15,26; Jer 30,17; 33,6)‖307

El libro de Job se enfrenta a la concepción del dolor en la que existe un nexo causal entre la culpa y el sufrimiento, este tipo de concepción no puede ser aceptado por Job para sí mismo (Job 6,24). Job reconoce que el ser humano no puede enjuiciar a Dios quien está por encima del mismo hombre (9, 32 s) e invita a no subordinarse ciegamente a un fácil esquematismo teológico de culpa sufrimiento, pero si a subordinarse a Dios. ―En Job tener fe supone comulgar con los sufrimientos humanos, en especial de los más desvalidos, pasar por un combate espiritual y aceptar finalmente que a Dios no se le puede encasillar en categorías humanas… En Job se trata de decirle al inocente transido por el dolor injusto, que Dios lo ama y que su legítimo reclamo de justicia para él y para otros alcanza su plenitud y urgencia en el universo de la gratuidad‖308.

Job descubre que el sufrimiento es una prueba, ―es el camino hacia la sumisión ante Dios todopoderoso y soberano (Job 38,1-42,6)‖309. El sufrimiento conduce a estrechar la relación con Dios. Bernhard Fraling menciona que entre las últimas palabras de Job encontramos lo siguiente: ―tan solo de oídas te conocía yo,

304 Johannes Bauer , Diccionario de Teología Bíblica, 997. 305 J.Dhelly.. Diccionario Bíblico, 1189. 306 Xavier León Dufour, Vocabulario de Teología Bíblica, 872. 307 Johannes Bauer , Diccionario de Teología Bíblica, 998. 308 Gustavo Gutiérrez. Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente. Una reflexión sobre el libro de Job, 55. 309 Diccionario De Ética Cristiana y Teología Pastoral. Editorial Clie 1086. 86 pero ahora mis ojos te han visto‖ 310 (Job 42,5) y se pregunta si el sufrimiento se convierte en el lugar de una posible experiencia de Dios.

El sufrimiento del inocente se presenta asimismo como un sufrimiento de carácter redentor, sufrimiento ejemplar de los elegidos, que está asociado con su misión (Num 11,11, 1 Re 19, Os 1-3, Jer 15,10; 18,18; 20,14). Este tipo de sufrimiento concebido como salvador se encuentra indisolublemente unido al sufrimiento en sustitución.

La idea del sufrimiento en sustitución de otros se desarrolla con una fuerza especial en el ―mensaje del siervo doliente‖ (paiV qeou) Su sufrimiento se entiende como reparación por los pecados de otros (Is 53, 4-6), obtiene para todos la paz y la curación. El siervo de Yahvé, Es en algún sentido la antítesis del justo antiguo que sufría momentáneamente y recuperaba luego su felicidad multiplicada (José, Tobit). El siervo de Yahvé se nos presenta, por el contrario, como el más inocente entre los hombres y a la vez el más castigado y desfigurado por el sufrimiento, hasta el punto de perder su fisonomía humana. Su sufrimiento le viene no solo de los hombres que lo acosan sino del mismo Dios que parece castigarlo ejemplarmente. Y sin embargo, el siervo acoge su misión misteriosa no con rebeldía y encono, sino con aceptación sincera, y llega a descubrir el sentido redentor del dolor. No se explicita el sentido del misterio, pero se hace ver el valor propiciatorio de una vida ofrecida en sacrificio en comunión con toda la humanidad. En el siervo se concentra la dramática situación de todos los seres humanos y se insinúa un significado heroico y amoroso del sufrimiento. Aunque algunas figuras del Antiguo Testamento parecen esbozar ya la figura del siervo, como Moisés (Ex 17,11ss; 32,30ss), Job, o Jeremías (Jer 8, 18-23), sin embargo, el conjunto de los pasajes (Is 52, 13-53,12), parece una descripción anticipada de la pasión de Cristo‖311

Para los hijos de Dios, el sufrimiento constituye la delicada (12,21) conducción por parte de Dios a la penitencia (Sab 12,19). Sin embargo, la interpretación del sufrimiento no es pedagógico – antropocéntrica, sino que se orienta teológico-soteriológicamente. Según 2 Macabeos también el que teme a Dios sufre como castigo por sus pecados (7, 18.32), sin embargo, se puede también pensar en un sufrir gozoso de tipo martirial ―por temor a Dios‖ (6,30).‖ 312

Una actitud ascética que busca voluntariamente el dolor a fin de vencer los instintos inferiores o para fortalecer el cuerpo, es totalmente extraña al hombre del Antiguo Testamento, sin embargo, sabe soportar ejemplarmente el dolor inevitable, sobre todo cuando lo exige el servicio de Dios.

310 Hans Rotter Y Günter Virt Nuevo diccionario de moral cristiana, 552. 311 J.L. Idígoras, S.J. Vocabulario Teológico desde nuestra realidad, 333. 312 B Gärtner, Sufrimiento, en Coenen, Beyrether y Bietnhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Vol IV, 238. 87

El verbo pavscw, se encuentra 42 veces en el N.T. haciendo referencia a los sufrimientos de Cristo y a los de su pueblo. No aparece ni en las citas o referencias del A.T. ni en el evangelio de Juan o en sus cartas, ni en el Apocalipsis (excepto 2,10). De las cartas católicas se usa sólo en 1 Pe y Pablo lo utiliza raras veces (junto con sympáscho un total de 9 veces), mientras que los sinópticos, Hech y Heb, lo utilizan con frecuencia. En Mt 17, 15 refiriéndose al endemoniado, se utiliza pavscein para manifestar que lo pasa muy mal. En Marcos 5, 26 y Mt 27,19 polla pavscein significa aguantar, soportar muchas cosas.

En 1 Tes 2,14 pavscw hace referencia al sufrimiento de los cristianos en las persecuciones. Así mismo en Fil 1, 29 se expresa que es una gracia sufrir por Cristo y en Rom 8,17 se explicita que si compartimos sus sufrimientos seremos también con Él glorificados.

J Kremer señala varios aspectos de la primera carta de Pedro. En 1 Pe 2, 19-20 pavscw significa soportar, ―refiriéndose al trato injusto que reciben los esclavos, y designa además la suerte parecida que tienen que sufrir todos los cristianos‖313 (1 Pe 2,21). En 1 Pe 4,1 se menciona ―quien padece en la carne ha roto con el pecado‖, queriendo expresar que ―quien sufre en seguimiento de Cristo muestra así que ha roto con el pecado‖314 En 1 Pe 4,12-19 el sufrimiento de los cristianos se relaciona con el comienzo del juicio de Dios. Y en 1Pe 5,10, exhortando a los jóvenes manifiesta que el sufrimiento presente es muy poco comparado con la gloria eterna. En los estudios hechos dentro del grupo σωτηρ Soter, hay uno sobre la acción salvadora de Cristo, entendida como sufrimiento en la primera carta de Pedro315. En este estudio, se menciona que el sufrimiento cristiano es el hilo conductor de la carta que revela al creyente la acción salvadora de Cristo, quien lleva a la humanidad a su verdadero seguimiento, rompiendo con el pecado y encontrando su verdadera identidad.

Menciona B Gärtner, que el sustantivo ―pavqhma páthema se encuentra sólo en Pablo (8 veces, de ellas dos, en plural, en el sentido de pasiones: Rom 7,5, Gál 5,24) en 1 Pe (4 veces) en Heb (3 veces) y en 2 Tim 3,11. sunkakopaqew Synkakopatheo es utilizado únicamente en 2 Tim (dos veces, junto con kakopaqew kakopatheo (otras 2 veces), empleado también en Sant 5, 1) y se refiere únicamente a la humanidad en el seguimiento de Cristo. Que Cristo se sometió al sufrimiento o que era pasible paqhtoV (pathetos) se afirma únicamente en Hech 26, 23; en Heb 4, 15, se dice que El que ha sido exaltado es capaz de compadecerse, y en Heb 10, 34 que sus seguidores también son capaces de compadecerse sumpqew (sympatheo)316.

Los términos pavscw páscho y pavqhma páthema son utilizados muy poco en los sinópticos, y tampoco en Juan. Parecería que según el término como tal, el sufrimiento, no aparecería suficientemente representado

313 Horst Balz Gerhard Schneider. Diccionario Exegético del Nuevo Testamento Vol II, 823. 314 Ibid., 824. 315 Villanueva, Jorge Luis O.P. ―El sufrimiento en la primera carta de Pedro como expresión de la acción soteriológica de Jesucristo‖ 316 B Gärtner, Sufrimiento, en Coenen ,Beyrether y Bietnhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Vol IV, 238. 88 en los textos, sin embargo, la realidad es otra, se encuentra íntimamente vinculado a las situaciones que lo ocasionan como pasa en el Antiguo Testamento.

En Gál 3, 4 y en Lc 13,2 pavscw páscho, se traduce por ―experimentar‖ algo negativo. La mujer de Pilato tuvo que experimentar en el sueño angustias (Mt 27,19). Este grupo de palabras sirve preferentemente para describir el sufrimiento de Cristo y de sus seguidores.

El sufrimiento de Cristo

Para comprender el concepto del sufrimiento en el N. T., hay que partir de la pasión de Jesús y de lo que Él sufrió durante toda su vida en múltiples formas. Nació en un pesebre, ―porque no tenía sitio en el albergue‖. Soportó la debilidad del ser humano, naciendo como un niño, que depende de sus padres. Desde pequeño, sufrió persecuciones, Herodes busca al niño para matarle y sus padres huyendo lo llevan a Egipto.

Participó de la forma de vida del ser humano, sintió hambre (Mt 4,2; Mc 11,12), sed (Jn 4,7; 19,28); cansancio (Jn 4,6-7;Mc 4,37-38), no tuvo ―donde reclinar la cabeza‖ (Mt 8,20, Lc 9, 57). Como todo ser humano, se le presentaron dolores, tristezas, turbación (Jn 12, 27), angustias, (Mt 26,37-39) tentaciones de bienes materiales, (Lc 4,3-4), de poder, (Lc 4,5-8), de triunfalismo (Lc 4,9-12). Sintió soledad, muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con Él, ―Jesús dijo entonces a los doce, ―¿también vosotros queréis marcharos?‖ (Jn 6, 67); al ser apresado ―todos los discípulos le abandonaron y huyeron‖ (Mt 26,56) y en la Cruz, se sintió abandonado por su mismo Padre (Mt 27,46).

Sintió incluso la desconfianza de la gente de su pueblo, se sorprendían de su sabiduría porque lo reconocían solo como el hijo de un carpintero (Lc 4, 22); también se menciona que sus parientes lo consideraban ―fuera de si‖ (Mc 3,21). No encuentra comprensión en su pueblo (Mt 27,25; Jn 19,15), halla resistencia en los dirigentes del mismo, en el templo ―los judíos asombrados‖ no creían en Él porque era un hombre sin estudios (Jn 7,15); en Mt 27, 20 se manifiesta que ―los sumos sacerdotes y los ancianos persuadieron a la gente para que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús‖. Fue ultrajado hasta su muerte ignominiosa en el mismo martirio de la Cruz; el pueblo lo increpaba para que se salvara a sí mismo (Lc 23, 35), los soldados se burlaban de él (Lc 23, 36) y uno de los crucificados a su lado lo insultaba (Lc 23, 39).

En el desarrollo de su misión, Jesús se sintió incomprendido por sus propios discípulos, que tenían miedo (Mc 4,40), no llegaron a conocerlo (Jn 14,9), no fueron interlocutores apropiados a Él y no eran capaces de realizar sus obras. Por ello manifiesta: ―!Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros y habré de soportaros?‖ (Lc 9, 41). De otra parte, aunque había realizado grandes signos, delante de los judíos, no creían en Él (Jn 12,37), se escandalizaban de Él, (Mt 13, 57; 15,12) hasta sus 89 mismos discípulos (Jn 6,61). Ciudades enteras rechazaron su mensaje como Corozaín y Betsaida (Lc 10, 13-15). Jesús llegó a expresar que ―un profeta no goza de estima en su patria‖317.

Jesús soportó muchas calumnias y persecuciones. Los sumos sacerdotes y los fariseos lo tildaron de impostor (Mt 27, 63), embaucador (Jn 7,47), pecador (Jn 9,24), blasfemo (Jn 10,33), decían que tenía el poder de Beelzebul (Lc 11,15). Era perseguido para tomarle preso (Jn 7, 30-32; 10,39; 11,57). Fue apresado, sometido a torturas, a un juicio ilegal, y a una muerte vergonzosa (Mt 26,47- 27,55).

Jesús ilustra el misterio del sufrimiento en su propia vida, con un dolor sin pecado personal, con lo cual queda destruida la dependencia entre el pecado y el sufrimiento. ―La Cruz grado supremo y símbolo del dolor, es donde se realiza principalmente el misterio de la redención. Hacia esa Hora ha orientado Jesús su vida entera‖.318 Cristo no suprime el dolor sino que lo despoja del carácter de castigo y de consecuencia del pecado. Cristo muestra que ―la Cruz es el camino indispensable para el amor y a través del cual surge el Reino (Mt 16, 24ss; Lc 24, 25-26). El dolor aceptado y dirigido al servicio de los hermanos se convierte en instrumento indispensable del amor. Es el grano de trigo que ha de morir para producir fruto abundante (Juan 12, 24)‖319.

En palabras de François Varone, ―Jesús no busca sufrir, sino vivir una praxis positiva, aunque tuviera por ello que padecer cruelmente, Jesús no debía ni quería sufrir en lugar de nosotros, sino emplear su vida, hasta el final, en salvarnos. El sufrimiento es, pues, la ocasión para Jesús de revelar el amor que nos tiene, y la estremecedora posibilidad para nosotros de reconocerlo y seguirlo. Con respecto a Dios, el sufrimiento es también para Jesús la ocasión y el trance obligado para vivir hasta las últimas consecuencias de la condición humana el conocimiento amoroso que el tiene de Dios, su Padre, empleándose con todo su ser en arrancar del corazón de los seres humanos el desconocimiento de Dios e inaugurar el espacio en el que, un día, Dios lo será todo en todos‖320. pavscw páscho puede usarse en relación con la pasión de Jesús de dos maneras: en primer lugar, refiriéndose a la muerte de Jesús, cuando se mencionan juntas la pasión y la resurrección (Lc 24,46; Hechos 3, 18.15; 17,3), la pasión y la entrada en la gloria (Lc 24,6), la pasión y el manifestarse vivo (Hechos 1,3), sin una mención expresa de la muerte, aunque esta se encuentra implícita. Aquí, el sufrimiento de Jesús debe entenderse como pavqhma tou qanatou (páthema tou thanatou) muerte. En segundo lugar, las afirmaciones del primer anuncio de la pasión en Mc 8, 31 y Lc 9,22, el polla pavqein (polla patheim), ―sufrir mucho, puede referirse, solamente a los sufrimientos que precedieron al interrogatorio ante el sumo sacerdote, pero probablemente, no se refieren a la muerte de Jesús, puesto

317 Juan 4, 44-45 318 Ermanno Ancilli. Diccionario de Espiritualidad. Tomo Tercero, 425. 319 J.L. Idígoras, S.J. Vocabulario Teológico desde nuestra realidad, 335. 320 François Varone El Dios sádico ¿Ama Dios al sufrimiento? 235. 90 que el ser entregado a la muerte se menciona aparte como un tercer miembro de la afirmación polla pavqein polla pathein no puede ser un concepto superior y más amplio que abarque los otros tres: el ser rechazado, el ser muerto y el resucitar‖321. De la afirmación de Lc 17, 25, ―tenía que padecer mucho‖, indica ―de parte de Dios el destino de Jesús es un polla pavqein y de parte de los hombres un apodokimasqhnai (apodokimasthénai) es un ser rechazado. Mateo16, 21 amplifica este polla pavqein y lo aplica a los sucesos que sobrevinieron a Jesús hasta su muerte: ―padecer mucho a mano de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar‖322. El sufrimiento de Cristo siempre estuvo abierto a la confianza en el Padre, por eso muerte y resurrección aparecen unidas.

La pasión de Jesús en el N.T no es casual, sino que se encuentra situada bajo el ―tener que ser‖ anunciado por el AT, para el cumplimiento de las Escrituras. Así el autor de Hebreos puede decir que Jesús, a semejanza del macho cabrío expiatorio (Lv 16, 27), padeció fuera de las puertas de la ciudad de Jerusalén (13, 11-13), para santificar al pueblo mediante su propia sangre. Luego, en el versículo 13, se menciona el ―cargar con su oprobio‖, lo que ―muestra que pavscw significa aquí la muerte voluntaria, aceptada y sufrida con obediencia: una muerte que, además del carácter de sacrificio que sirve para la santificación (borrar los pecados), poseía el carácter de oprobio y era presentada ante los lectores como modelo alentador‖323

Se menciona en B Gärtner: El tiempo histórico – salvífico de los sufrimientos de Cristo adquiere su dimensión soteriológica por el hecho de que la pasión de Jesús, tomada como sacrificio expiatorio (ofrenda) por nuestros pecados, tiene el carácter de sustitución o representación (Hebreos 13,12; 1 Pe 2,21 y passim) y puede ser atestiguada conforme a este sentido con citas de Is 53 (1 Pe 2, 22.24 con Is 53, 9.5). Así Jesús, por haber padecido la muerte (Heb 2,9 s) por los creyentes, es el causante archgóV de su salvación, redención324.

Tanto en los sinópticos como en Hebreos la palabra pavscw páscho es utilizada únicamente en relación con Cristo (fuera de Hebreos 10,32). ―Es sobre todo en Hebreos donde se destaca la unicidad, la suficiencia e incompletabilidad del sacrificio expiatorio de Jesús: su pasión representativa o supletoria ocurrió efapaz de una vez para siempre (.Heb 7,27; 9,12; Rom 6,10; 1 Pe 3,18)325‖.

Los sufrimientos de Jesús, su pasión ―vicaria‖ no significa para sus seguidores la liberación del sufrimiento humano, sino la liberación para el sufrimiento humano. El padeció y fue probado como

321 B Gärtner, Sufrimiento, en Coenen, Beyrether y Bietnhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Vol IV, 239. 322 Ibid. 323 Horst Balz Gerhard Schneider, Diccionario Exegético del Nuevo Testamento Vol II, 826. 324 B Gärtner, Sufrimiento, en Coenen, Beyrether y Bietnhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Vol IV, 239. 325 Ibid., 240 91 nosotros (Heb 2,18), pero sin pecado (4, 15); Habiendo sufrido y superado la muerte, se compadece de las debilidades del ser humano. Su sufrimiento fue para Él prueba, en él aprendió la obediencia (5,8). Como probado por el sufrimiento Jesús es modelo y ejemplo upogrammoV (hypogrammós):1 Pe 2, 21. Su sufrimiento contiene la exigencia de seguirle en el sufrir (1 Pe 2, 21; Heb 13, 12 s). Esto es lo que realiza el verdadero discípulo. ―Los cristianos tienen que ser transformados en la muerte de Jesús, crucificados para el mundo, para compartir la vida del Resucitado, que es salvación (Rom 6,1-11, Juan 3, 3-8; 1 Juan 3,14)‖326. El cristiano acoge el sufrimiento como camino de redención, entrega y amor.

En Lc 24,46 y Hech 17,3, se mencionan juntos el sufrimiento y la pasión, Cristo tenía que padecer y resucitar. El argumento no es si Jesús por ser Dios, pudo padecer, sino que como hombre integral en su capacidad de sufrir pavqontoV sarki (pathóntos sarkí) revela la acción soteriológica. En otras palabras, el significado del sufrimiento de Cristo, se encuentra en el dinamismo salvador.

Según afirma Estrada, ―en el caso de Jesús, lo novedoso no es el mal, -la Cruz- sino la forma de abordarlo. No rechaza el sufrimiento, ni éste le deshumaniza ni endurece. Muere como vivió: perdonando a los que le hicieron el mal, alentando al buen ladrón y preocupándose del futuro de su Madre. El ―Jesús para los demás‖ que nos presentan los evangelios es coherente en la vida y en la muerte‖327. Por otra parte, Jesús es alguien capaz de compadecerse, conoce el sufrimiento de los hombres y no lo desprecia, ―no se comportó frente al sufrimiento de una manera puramente pasiva; doquiera lo encontró luchó contra él por amor a quienes sufrían, como se advierte en las curaciones y en los milagros de los panes. Así puso de manifiesto el amor del Padre.‖328

El sufrimiento puede representar una participación en la pasión de Cristo (Col 1,24) y un encuentro con Él (2 Cor 4,10). El sufrimiento se convierte en una invitación a unirse a la obra redentora de Cristo y en una posibilidad de participar más profundamente en su amor autosacrificial. En este amor el creyente participa también en la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, es decir, la vida eterna. El amor autosacrificial de Dios también destruye la autojustificación humana y protesta contra el pecado de Adán. Con el amor redentor de Cristo, el sufrimiento ha sido transformado en un medio de amor creciente. ―La victoria de Cristo sobre la Cruz ha otorgado a los cristianos el poder de afirmar y de dar gracias a Dios por las tristezas y tribulaciones, que realizan su cada vez más grande semejanza con Cristo, así como por los gozos y las cosas agradables de la vida. En Cristo, la destrozada unidad de la existencia es restaurada‖.329

326 Lavatourelle René, R Fisichella S Pie Nonot. Diccionario de Teología fundamental, 1399. 327 Juan A Estrada, ―Desde el sufrimiento encontrarse con Dios‖, 250. 328 Hans Rotter Y Günter Virt Nuevo diccionario de moral cristiana, 554. 329 Lavatourelle René, R Fisichella S Pie Nonot. Diccionario de Teología fundamental, 1400. 92

―El cristiano acepta y vive en Cristo, la realidad de mirar integralmente lo alegre, lo triste, los triunfos, los fracasos. Todo sirve para su construcción, cuando se encuentra dinamizado por el amor agradecido y oblativo de quien sigue al Señor‖330

El sufrimiento de los seguidores de Cristo.

Los autores del N.T. usan pascein (pascein) también para referirse a los sufrimientos de los creyentes. En Hechos 9,16 se menciona que el Señor dijo a Ananías refiriéndose a Pablo: ―Yo le mostraré cuanto tendrá que padecer por mi nombre‖. ―El pascein (pascein) no es una consecuencia necesaria sino una validación del apóstol como vaso escogido (2 Co 11,23 ss)‖331.

La idea neotestamentaria de la koinwniva (koinonia) solidaridad, (cena del Señor) es inseparable de la idea de sacrificio. El que esté provisto de los mismos sentimientos de Cristo, tiene que sufrir corporal y espiritualmente con él (1 Pe 4, 1, 2 Cor 11, 23 ss). ―Así, la fe del cristiano va acompañada del sufrimiento con Cristo (Fil 1,29), que le hará semejante al crucificado (Fil 3,10); debe aceptar la prueba teniendo los ojos fijos en Jesús quien soporto el sufrimiento de la Cruz (Heb 12,1.4)‖332. Sufrir ―como cristiano‖ (1 Pe 4,16) significa solidarizarse con el sufrimiento de Cristo (1 Pe 4,13; Flp 3,10), padecer con él sumpascomen (sympáschomen) (Rom 8,17); más aún, el sufrimiento de Cristo y el de la Comunidad pueden – en el sentido de unión mística identificarse (2 Cor 1,5).

La Cruz, que los discípulos de Jesús han de llevar en pos de Él, ―significa no apegarse ni depender de las personas más queridas (Mt 8, 19-22), renunciar a la gloria y al poder (Mt 10, 43s); llevar como secuelas injurias, odio y persecución y hasta la muerte (Mc 13, 1-13) y exigirse la abnegación de sí mismo hasta la entrega de la propia vida (Mc 8,34)‖ 333. Es un signo de elección y consiguientemente, motivo de gozo, por eso Jesús proclama bienaventurados a los que por causa suya sufren injurias, calumnias y persecuciones.

Gärtner señala también que ―El sufrimiento común une a las diversas Comunidades entre sí (1 Tes 2, 14; 1 Pe 5,9), así como a una Comunidad en sí misma. La solidaridad en la confesión de una misma fe dentro de una Comunidad (1 Cor 12, 26; Heb 10, 34) exige no solo un tener compasión sino un padecer conjuntamente que se comprometa existencialmente334‖.

No cualquier sufrimiento es sufrimiento por Cristo, se requiere que se sufra por razón del servicio o la vocación, o sea que se sufra como cristiano (1 Pe 4, 16), que el sufrimiento sea injusto (1 Pe 2, 19 s), que

330 Jimenez de Zitzman María Lucía, comentarios. 331 Kittel y Friedrich, Editores, Compendio del Diccionario teológico del Nuevo Testamento. 332 J. Dheilly. Diccionario Bíblico, 1190. 333 Johannes Bauer, Diccionario de Teología Bíblica, 1002 334 B Gärtner, Sufrimiento, en Coenen, Beyrether y Bietnhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Vol IV, 240. 93 sea un sufrimiento según el designio de Dios, que se lleve a cabo en nombre de Jesucristo (Hech 9, 16; Fil 1, 29) o por el evangelio (2 Tim 1,8), y dentro de una perspectiva de esperanza – de sufrimiento por el Reino de Dios (2 Tes. 1, 5).

Para Cristo el sufrimiento no es un fin en sí mismo, sino un medio para llegar a la perfección en la plenitud del amor (Heb 2, 10), esto mismo debe significar el sufrimiento para sus seguidores (1 pe 5,9), deben padecer buscando el objetivo o la meta de la basileia tou deou (basileía tou theou). Por este motivo, frente a la esperanza de la gloria eterna, se desvanece el tiempo de padecer (1 Pe 5, 10). ―En Rom 8,18 sostiene Pablo que los sufrimientos actuales son cosa de nada comparados con la gloria futura, ya que el sufrimiento puede considerarse como un privilegio que concede (Fil 1, 29; 1 Pe 2, 19) el ―Dios que es toda gracia‖, el cual ―ha llamado a su eterna gloria‖ (1 Pe 5, 10)‖335. El cristiano no aguarda al final sino que tiene los ojos puestos en el objetivo o la finalidad del sufrimiento. Adicionalmente, Pablo considera que no solo el hombre sino la creación padece mientras camina hacia Dios (Rom 8,18 ss).

El evangelio de Juan considera todo el camino de Cristo únicamente bajo el aspecto de la glorificación y por eso no utiliza la palabra pavscw (pascho) pero incluye como la máxima expresión de la gloria, la muerte de Jesús en la Cruz. Es decir el sufrimiento de Cristo en el momento máximo de abandono y dolor se constituye en Juan en el ―trono de su gloria‖.

Pablo en Filipenses 3,10 indica como objetivo de su nuevo modo de vida su conocimiento de Cristo, el poder de su resurrección y la Comunión en sus padecimientos.

En el N.T. se mencionan juntos la pasión y la glorificación (Rom 8,17; 1 Pe 5,1 10), así como la pasión y la paciencia (2 Tes 1, 4 s; Heb 10,32), y así señala Pablo también su solidaridad con los Corintios como una comunión en los sufrimientos y en el consuelo (2 Cor 1, 7).

Pablo no sólo padece como Cristo siguiendo su ejemplo (1 Pe 2, 20s) y por Él, es decir por amor de Cristo (2 Cor 4,11), sino también con Él (Rom 1,17). Sus padecimientos vienen de su estar en Cristo. En lo que día a día soporta, lleva constantemente en su propio cuerpo, la muerte de Cristo (2 Cor 4,10). Por haber muerto en el bautismo con Cristo, como expone Rom 6,2 ss y haber resucitado a una vida nueva, puede y debe configurarse también con la muerte de Cristo (Fil 3,10). ―De ahí que pueda llamar, a sus sufrimientos, sufrimientos de Cristo (2 Cor 1,3; Fil 3,10; Col 1,24) y a las huellas de las heridas que ha sufrido en el ejercicio de su apostolado, ―cicatrices ―stigmata‖ de Jesús‖ (Gal 6,17)‖.336

El sufrimiento da al cristiano conciencia de su propia debilidad y pobreza, y lo preserva de construir según sus propias fuerzas, en lugar de edificar sobre la virtud de Dios (2 Cor 1,9). Sus sufrimientos redundan en bien de la Iglesia, porque no pueden separarse de su actividad apostólica (2 Cor 11, 23-29), no solo

335 Ibid.. p241 336 Bauer, Diccionario de Teología Bíblica, 1003. 94 porque sirven de consuelo a otros (2 Cor 1,4-7), sino que contribuyen a la edificación del cuerpo de Cristo (Col 1,24). Si en Él opera la muerte, así sucede para que en otros opere la vida (2 Cor 4, 12-16). El dolor deja de ser en Pablo, un problema, una amarga necesidad, para ser gracia, por eso puede alegrarse en sus sufrimientos (Col 1,24) y no sucumbir ante ellos por la virtud de Cristo que vive en él. Más aún, a la luz de la gloria venidera (escatología) sus sufrimientos no le parecen dignos de tenerse en cuenta (Rom 8,18; 2 Cor 4,17).

En sentido escatológico se orienta también el Apocalipsis. ―El autor, utilizando las antiguas imágenes proféticas, muestra la felicidad del cristiano, vencedor en la Jerusalén celestial, diciendo ―porque el cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos (Ap 7,17) y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatiga, porque el mundo viejo ha pasado‖ (Ap 21, 4)‖337.

2.2 . Confrontación con el texto bíblico desde la experiencia sufriente de Thérèse.

En este numeral, más que hablar sobre el sufrimiento de la Santa queremos escuchar su voz y dar a conocer la manera cómo ella entiende y vive su sufrimiento, desde la narración que hace al final de su vida, consignada en el manuscrito C.

Estas palabras: ―Pero si en mi niñez sufría con tristeza, ahora ya no sufro así: lo hago con alegría y con paz, soy realmente feliz de sufrir,‖338 nos proporcionan el marco de referencia del dinamismo soteriológico del sufrimiento en la Santa, sufrimiento característico de la totalidad de su vida. Es importante encontrar en las palabras y en la vida misma de Thérèse las respuestas a estos interrogantes: ¿Por qué sufría con tristeza y ahora con alegría y paz? ¿Cómo un ser humano puede sufrir con alegría? Solo en la fe podemos entender, acudiendo a la interpretación que hace Thérèse del sufrimiento de Jesucristo, la manera como ella lo vive sin perturbar su paz y su alegría interior, dándole sentido y significado.

Ya en el Manuscrito A, Thérèse escribe, en 1895, dos años antes de morir, cuando ya ha pasado la muerte de su padre y contempla la presencia del sufrimiento como un presente continuo a lo largo de su vida: ―Me encuentro en un momento de mi existencia en el que puedo echar una mirada hacia el pasado; mi alma ha madurado en el crisol de las pruebas exteriores e interiores. Ahora, como la flor fortalecida por la tormenta, levanto la cabeza y veo que en mí se hacen realidad las palabras del salmo XXII: «El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas... Aunque camine por cañadas oscuras,

337 J Dhelly Diccionario Bíblico, 1191. 338 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito C p 276 95

ningún mal temeré, ¡porque tú, Señor, vas conmigo!» Conmigo el Señor ha sido siempre compasivo y misericordioso..., lento a la ira y rico en clemencia... (Salmo CII, v. 8).339

El trabajo que nos proponemos construir se realiza desde el manuscrito C donde se condensan las acciones soteriológicas de Cristo vividas por la Santa en los últimos momentos de su existencia. Desde allí, Thérèse da una mirada retrospectiva obedeciendo a los deseos de la Madre Gonzaga, quien le pide que consigne por escrito sus experiencias en la vida religiosa. Por eso, en esta etapa del trabajo nos parece importante dar con Thérèse, la mirada sobre el sufrimiento que la ha acompañado a lo largo de su historia. Desde este contexto le permitimos a ella narrarlo para comprender de manera mucho más profunda el dinamismo soteriológico de Cristo aconteciendo en ella. La manera de leer el sufrimiento de Thérèse en estas páginas conlleva una confrontación entre el análisis que hicimos sobre el significado bíblico de la experiencia de sufrir a la luz de la Palabra de Dios y el que vive Thérèse y su manera de comprenderlo y afrontarlo340. Si en cualquier momento detectáramos que la Santa se saliera de los parámetros de significación y sentido que le da al sufrimiento, la Escritura, tendríamos argumentos suficientes para poner en entredicho la posibilidad de este trabajo.

Viendo Thérèse su propia historia y cómo el sufrimiento la ha acompañado siempre desde su infancia lo interpreta y vive con carácter constructivo y salvífico. Considera que las situaciones dolorosas vividas desde entonces, la han fortalecido para poder asumir sin desesperarse los atroces sufrimientos que tiene que afrontar en la última etapa de su vida asumiéndolos en forma profundamente cristiana. Teniendo esto en cuenta, podemos señalar tres etapas en la vida de Thérèse: - En la primera, el sufrimiento de su infancia en que no vislumbra el horizonte de la alegría en el sufrir, -La segunda, en la cual comienza a vivir el sufrimiento caracterizado por la experiencia de la niñez, encontrando en todo motivos para sufrir y ofrecer a Dios su dolor, - En la tercera, podríamos hablar de un dolor oferente a la luz de la pasión de Cristo, el sufrimiento se hace comunión con Él y la llena de gozo. El sufrimiento se hace redentor, salvífico.

I. Primera etapa: Se pueden mencionar los sufrimientos sin ―virtud‖341, donde todavía no existe amor al sufrimiento, pero sí sufrimientos de debilidad y de separación, que ella vive y comprende más tarde como grandes aportes a su formación, pavscw (pascho)342.

La enfermedad y muerte de la Madre de Thérèse inicia los grandes sufrimientos de la niña a los cuatro años de edad (28 de agosto de 1877). Este acontecimiento tuvo grandes repercusiones en ella pues su

339 Ibid, Manuscrito A, p 85. 340 En estas páginas colocaré entre paréntesis la palabra en griego que recoge el modo como Thérèse vive el sufrimiento conforme al sentido que le da a dicho término la sagrada Escritura consignado en el aporte diacrónico en las páginas 84-93 341Thérèse: escribe, ―me conformaba con sufrir en silencio, sin quejarme… Pero no tenía la suficiente virtud para sobreponerme a esas miserias de la vida y mi pobre corazoncito sufría mucho…‖ Obras Completas, Manuscrito A, 121. 342 Sufrimiento en su valor educativo, Análisis diacrónico p 84-93 96 mamá representaba la seguridad, la paz, el amor, el vínculo afectivo más próximo e indispensable para ella. Ante la muerte de la Madre, su sentimiento de tristeza y angustia fue interiorizado y trató de no comunicarlo, creyendo que la virtud consistía en el callar. De otra parte, tampoco tuvo la adecuada atención de su familia, también afectada por el inmenso dolor: ―No recuerdo haber llorado mucho. No le hablaba a nadie de los profundos sentimientos que me embargaban... Miraba y escuchaba en silencio... Nadie tenía tiempo para ocuparse de mí, así que vi muchas cosas que hubieran querido ocultarme.‖ 343

Thérèse describe la incidencia de este sufrimiento en su carácter: ―a partir de la muerte de mamá, mi temperamento feliz cambió por completo. Yo, tan vivaracha y efusiva, me hice tímida y callada y extremadamente sensible. ( pavscw páscho).344Bastaba una mirada para que prorrumpiese en lágrimas, sólo estaba contenta cuando nadie se ocupaba de mí, no podía soportar la compañía de personas extrañas y sólo en la intimidad del hogar volvía a encontrar mi alegría.‖345

La niña, a ejemplo de su hermana Céline, estableció un nuevo vínculo afectivo, escogiendo a su hermana Pauline como Madre, quien mostraba cualidades muy similares a las de su mamá y había sido admirada por ella y por Thérèse desde muy temprana edad. También, busca de alguna manera, la forma de protegerse encontrando seguridad en el comportamiento maternal de su padre y en el amor recibido de sus otras hermanas, alejándose de los extraños. Sentía soledad ante la ausencia del núcleo familiar pavscw (páscho):346 ―Hasta los paseos que dábamos antes de volver a los Buissonnets dejaban en mi alma un sentimiento de tristeza. En ellos la familia ya no estaba completa, pues papá, por dar gusto a mi tío, le dejaba a María o a Pauline la tarde de los domingos‖ 347

La época escolar fue para ella una etapa difícil, (kakwvV pavscein)348, convivía con niñas poco delicadas, ordinarias, con las que no podía relacionarse ni compartir sus juegos: ―He oído decir muchas veces que el tiempo pasado en el internado es el mejor y el más feliz de la vida. Para mí no lo fue. Los cinco años que pasé en él fueron los más tristes de toda mi vida... La pobre florecita había sido acostumbrada a hundir sus frágiles raíces en una tierra selecta, hecha expresamente para ella. Por eso se le hizo muy duro verse en medio de flores de toda especie, que tenían a menudo raíces muy poco delicadas, y obligada a encontrar en una tierra ordinaria la savia que necesitaba para vivir...‖349

Soportaba en silencio la envidia que despertaba en algunas de sus compañeras de colegio, es allí, cuando tiene contacto con personas externas a su familia, y después, durante toda su vida, que fue víctima de envidia. Una de sus compañeras, ―de 13 a 14 años de edad, era poco inteligente, pero sabía imponerse a

343 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A, 103. 344 Sufrimiento que le quita la seguridad y la paz. Análisis diacrónico, p 84-93 345 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A, 104. 346 Sufrimiento que se expresa mediante sentimientos y disposiciones del alma: angustia en general, (ébel, sirim). P 84-93 347 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A 112. 348 Sufrimiento como sentirse mal, encontrarse en una situación difícil Análisis diacrónico p 84-93 349 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A 120. 97 las alumnas, e incluso a las profesoras. Al verme tan joven, casi siempre la primera de la clase y querida por todas las religiosas, se ve que sintió envidia —muy comprensible en una pensionista— y me hizo pagar de mil maneras mis pequeños éxitos...350.

También experimenta un sufrimiento que proviene de la dificultad de compartir con personas muy diferentes a ella y que es acogido aunque aún imperfectamente en su sentido redentor, soportándolo y ofreciéndolo (paiV qeou)...351 ―Dado mi natural tímido y delicado, no sabía defenderme, y me contentaba con sufrir en silencio, sin quejarme ni siquiera a ti (Pauline) de lo que sufría...‖ 352 La única forma de recuperarse era volviendo a su hogar donde era colmada de afecto: ―Gracias a Dios, todas las tardes volvía al hogar paterno, y allí se expansionaba mi corazón. Saltaba al regazo de mi rey, diciéndole las notas que me habían dado, y sus besos me hacían olvidar todas las penas...Buena necesidad tenía la pobre niña de estas alegrías de la familia. Sin ellas, la vida del internado habría sido demasiado dura para ella.‖353.

Como es natural, si se sentía ajena al ambiente, le costaba dificultad involucrarse en los juegos de otras niñas, no lo pasaba bien y tenía que soportar muchas cosas que para ella no eran agradables. ―Tenía que jugar, no con mi Céline, cosa que me gustaba mucho cuando estábamos las dos solas, sino con mis primitas y con las pequeñas Maudelonde. Era para mí un verdadero martirio, y como no sabía jugar como las demás niñas, no era una compañera agradable‖354. Thérèse siendo una niña distinta a las otras y educada en un ambiente diferente al de sus compañeras, no lograba integrarse rápidamente, no le era fácil el trato con otros niños. Se le dificultaba adaptarse a nuevos ambientes y para lograrlo sufría mucho. En su afán por no molestar a otros trataba de complacer y se hacía violencia, polla pavscein 355

En la infancia, sentía miedo a quedarse sola en su habitación: ―…las tinieblas le daban miedo...‖356 gracias a su hermana Pauline pudo superar estos miedos, pues ella la mandaba a recoger cosas a las habitaciones lejanas, ―De no haber sido tan bien dirigida, me habría vuelto muy miedosa, mientras que ahora es difícil que me asuste por nada...‖ 357.

A estos sufrimientos y unidos en el dolor por la separación tan dolorosa de su Madre, se añaden otras separaciones que ponen a prueba la estabilidad emocional y temperamental de Thérèse. Al contemplar en el texto la manera como Thérèse, describe las separaciones vemos unas que conscientemente le causaron mucho dolor y otras muy tempranas que a pesar de ser ella demasiado pequeña para tener conciencia

350 Ibid., 120- 121. 351 Sufrimiento aceptado en silencio. La prepara para encontrar el sentido redentor del dolor. Análisis diacrónico p 84-93 352 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A, 120- 121. 353 Ibid. 354 Ibid., 121. 355 Sufrimiento como el soportar muchas cosas Análisis diacrónico p 84-93 356 Teresa de Lisieux Obras Completas, Manuscrito A, 113. 357 Ibid. 98 tuvieron que incidir de alguna manera en su personalidad. Se recogen todas para irnos formando un cuadro completo sobre la presencia del dolor en la vida de esta Santa: Las separaciones vividas por Thérèse, como el alejamiento de la niña de la mamá, en marzo de 1873, por la imposibilidad de Zelie de amamantarla; la muerte de Zelie la Madre (28 de agosto de 1877); la entrada de Pauline a la Comunidad del Carmelo (2 de octubre de 1882); posteriormente la entrada de Léonie a las clarisas (7 de octubre de 1886) la entrada de María al Carmelo; (15 de octubre de 1886), todas estas separaciones tuvieron serias repercusiones en su vida. También tuvo otro tipo de sufrimientos como la enfermedad y muerte de su papá, las dificultades para su ingreso al Carmelo, el horror de separarse de su hermana Celine al ingresar Thérèse al Carmelo, la vida de Comunidad, la incomprensión de quienes la rodeaban, su enfermedad, la prueba de la fe, que se mencionaran más adelante en el desarrollo de la monografía. Por ahora, veamos en cada una de estas separaciones, lo que sintió, como lo vivió, que consecuencias le ocasionó y como fue superado.

La niña a los dos meses y medio es arrancada de su mama por cuanto Zelie no podía amamantarla, para entregarla a la nodriza Rosalie Taillé, permanece año y medio con ella y luego regresa a casa: Esto explica el apego extraordinario y la dependencia absoluta que desarrolla con su mama. ―esta criaturita no quiere dejarme ni un instante y no se aparta de mi lado. Le gusta mucho salir al jardín, pero si yo no estoy allí no quiere quedarse y se echa a llorar hasta que me la traen.358‖ También recordamos lo que cuenta la mamá a su hija Inés en una de sus cartas, cuando la niña tiene dos años y 10 meses: ―Oigo a Teresa llamarme: ―¡Mamá, mamá!‖ Tantos peldaños, tantos ―¡Mamá!‖. Y si por desgracia, me olvido de contestarle una sola vez: ―¡si hijita!‖se queda allí sin avanzar ni retroceder‖359. Al regresar a la casa se aferra a su mamá y siente su entorno verdadero, pues a pesar del cariño de la nodriza ella estaba por fuera de su hogar.

A la separación por la muerte de la mamá que ya se comentó antes, tenemos que añadir las múltiples separaciones que golpearon dolorosa y conscientemente en el corazón de Thérèse. Habiéndose convertido Pauline en su segunda Madre, su entrada al Carmelo (2 octubre de 1882) cuando Thérèse tenía nueve años, le proporcionó un dolor muy grande. Thérèse no tiene salida el Señor llama a su hermana y ella amando también a Jesús no le pude decir que no se la lleve. ―Comprendí que Pauline iba a dejarme para entrar en un convento, comprendí que no me esperaría y que iba a perder a mi segunda Madre... ¿Cómo podré expresar la angustia de mi corazón...? 360 Sintió un profundo dolor, más aún cuando se le ocultó este acontecimiento y ella se enteró accidentalmente cuando oyó hablar a su hermana con María: ―Si me hubiese ido enterando poco a poco de la partida de mi Pauline querida, tal vez no hubiera sufrido tanto; pero al saberlo de repente, fue como si me hubieran clavado una espada en el corazón‖361 Es difícil entender que no se le comunicara a la niña esta decisión para que la fuera asimilando, y creyeran que era mejor ocultarle su partida buscando causarle una menor aflicción.

358 Celia Guérin, ―Cartas a mi familia‖, 242. 359 Ibid., 307. 360 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 126. 361 Ibid. 99

Quizás sus hermanas, sus tíos y el propio papá a pesar de tener por ella un inmenso cariño, no lograron permitirle a la niña tener un adecuado proceso de duelo para tantas penas, no pudo exteriorizarlas suficientemente y por lo tanto no fueron digeridas. Es posible que tantas separaciones tuvieran como consecuencia la ―misteriosa enfermedad‖ de la que hablaremos más adelante. Thérèse experimenta el sufrimiento ocasionado por el duelo de la ausencia de su hermana y manifiesta su lamento362: .Lloré lágrimas muy amargas, pues aún no comprendía la alegría del sacrificio. 363 Era débil, tan débil, que consideró una gracia muy grande el haber podido soportar una prueba como aquella, que parecía muy superior a mis fuerzas...

Como consecuencia de este duelo, Thérèse comienza a contemplar la vida desde una perspectiva tremendamente realista: ―En un instante comprendí lo que era la vida. Hasta entonces no me había parecido tan triste, pero entonces se me apareció en todo su realismo, y vi que no era más que un puro sufrimiento pavscw (pascho) y una continua separación‖.364 De otra parte, intenta continuar sus actividades, aún careciendo de interés o perdiendo su significado a causa de la separación, e intenta mantener los lazos con Pauline pero ella le dedica escasos minutos en el locutorio, a deferencia con sus primas, aún a costa del desconcierto y del terrible sufrimiento vivido por la niña.

Como consecuencia de tantas experiencias dolorosas acumuladas, sufrimientos en silencio, un ambiente en donde se le mimaba pero no se le hablaba de estas situaciones dolorosas, un mal manejo a nivel sicológico de la ternura e inmensa capacidad afectiva de la niña, Thérèse se enfermó ―sin causa aparente‖. Se siente sola y desprotegida: su Madre está en el cielo, su hermana la abandona para irse a un convento, su padre y sus otras hermanas la aman pero no hablan con ella para no ―lastimarla‖, Dios la ama y está con ella pero permite y proporciona llevándose a Pauline, todo este dolor. Thérèse entonces se siente confundida, y cae en cama con terribles estados febriles durante los cuales, deliraba diciendo cosas sin sentido, se desmayaba, no podía expresarse pero escuchaba todo lo que se decía y hacía a su alrededor, ella escribe: ―No sé cómo describir una enfermedad tan extraña. Hoy estoy convencida de que fue obra del demonio, pero durante mucho tiempo después de mi curación creí que había fingido estar enferma, y eso fue para mi alma un verdadero martirio.

¿Por qué dice que es acción del demonio? Es posible que ella creyera que esa fuerza maléfica quería acabar con la vida de una persona que haría tanto bien a su familia, al mundo y a la Iglesia.

Thérèse argumenta que se necesitaba un milagro para su curación. Después de días de sufrimiento, y en la ausencia de su mamá busca consuelo en la Madre de Jesús: ―De repente, la Santísima Virgen me pareció hermosa, tan hermosa, que yo nunca había visto nada tan bello. Su rostro respiraba una bondad

362 Lamentos y gestos del sufriente (misped). Análisis diacrónico p 84-93 363 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 126. 364 Sufrimiento como prueba, como desestabilización. Análisis diacrónico, p 84-93 100 y una ternura inefables. Pero lo que me caló hasta el fondo del alma fue la «encantadora sonrisa de la Santísima Virgen» (13 de mayo de 1883).365. La Virgen le consiguió la gracia de la curación. Thérèse ―Ve que María le sonríe‖ ¿Qué fue lo que realmente ocurrió? Ante la angustia que experimenta se caen sus defensas, se enferma, y le sobreviene ese estado febril y llega hasta convulsionar. La medicina no logra su curación, sólo cuando Thérèse experimenta la presencia del cielo, el amor de su Madre celestial, se realiza la curación instantánea. Esta curación se ve acompañada por la gratitud eterna de Thérèse con su hermana María quien junto con Céline y su papá le brindó toda clase de cuidados. Esta experiencia espiritual, a los 10 años le permitió superar definitivamente sus miedos y curarse de la enfermedad, que nunca más volvió a presentarse en su vida.

Su hermana María contó en el Carmelo la curación de Thérèse atribuida a la Virgen y empieza para la niña otro sufrimiento, ahora, como combate espiritual pavscw (pascho) 366: ―al ver que las carmelitas se imaginaban otra cosa muy distinta (mis sufrimientos del alma respecto a mi enfermedad ya habían comenzado), me imaginé que había mentido... Seguramente, si hubiera guardado mi secreto, habría conservado también mi felicidad. Pero la Santísima Virgen permitió este tormento para bien de mi alma. Sin él, tal vez hubiera tenido algún pensamiento de vanidad, mientras que, tocándome en suerte la humillación, no podía mirarme a mí misma sin un sentimiento de profundo horror... ¡Sólo en el cielo podré decir cuánto sufrí...!‖367

Estas separaciones son superadas por Thérèse, los recuerdos de su mamá y los momentos compartidos con Pauline, son asociados a sentimientos de inmenso amor, mezclados con tristeza, pero no ya con un dolor tan agudo y la nostalgia, se va convirtiendo en aceptación de la realidad. Experimenta las circunstancias de la vida y aprende a vivir canalizando su capacidad de afecto hacia nuevas relaciones. Las separaciones no terminan, por un lado, María, el 15 de octubre de 1886, ―el único sostén de mi alma... María era quien me guiaba, quien me consolaba, quien me ayudaba a practicar la virtud, ella era mi único oráculo‖368. Por otra parte, la separación de Léonie quien ingresaría con las Clarisas. ―Al dejar Alençon, yo pensé que Léonie se quedaría con las clarisas, por lo que me alejé de la triste calle de la Media Luna con el corazón muy apenado‖369. A diferencia de Marie, Léonie no se quedó definitivamente en el convento. Thérèse siente que su familia se hace cada vez más pequeña y nuevamente experimenta el sufrimiento de la separación, pavscw (pascho).

A raíz de lo proporcionado por tan agudos y constantes sufrimientos que no dependían para nada de ella misma, empieza a sentir un deseo de ser reconocida por sus buenos actos y entra en un estado de extrema sensibilidad. Después del ingreso de María al Carmelo, la niña por agradar a Dios realiza actividades domésticas que antes no hacía y al no ser reconocida sufre mucho.

365 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 134. 366 Sufrimiento como combate espiritual es vivido por Job . Análisis diacrónico p 84-93 367 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 136. 368 Ibid.,156. 369 Ibid.,161. 101

―Como he dicho, hacía esas cosas únicamente por Dios, y por tanto no tenía por qué esperar el agradecimiento de las criaturas. Pero sucedía todo lo contrario: si Céline tenía la desgracia de no parecer feliz y sorprendida por mis pequeños servicios, yo no estaba contenta y se lo hacía saber con mis lágrimas... Debido a mi extremada sensibilidad, era verdaderamente insoportable. Si, por ejemplo, sucedía que hacía sufrir involuntariamente un poquito a un ser querido, en vez de sobreponerme y no llorar, lloraba como una Magdalena, lo cual aumentaba mi falta en lugar de atenuarla, y cuando comenzaba a consolarme de lo sucedido, lloraba por haber llorado. Todos los razonamientos eran inútiles, y no lograba corregirme de tan feo defecto‖370. Thérèse se sentía muy querida por sus familiares pero solo reconocida por su papá.

Experimentó también otras separaciones menores como el viaje del Sr. Martin, María y Léonie a París (25 de marzo de 1883), el regreso al colegio sola, sin Céline (octubre de 1885). En estas pequeñas separaciones, muestra también el miedo a enfrentar la vida sin ayuda. Cuando Céline terminó sus estudios, Thérèse tuvo que volver sola al colegio, y ―no tardó en caer enferma‖371 por lo cual fue retirada del colegio. Es como si en cada una de las separaciones reviviera el miedo experimentado con la muerte de la Madre a los cuatro años de edad.372

Al hacer una lectura retrospectiva de su vida Thérèse empieza a comprender que frente al vacío que le genera la ausencia de sus seres queridos, lo único que podría no perturbarla es darle alegría al sufrimiento y esto solo lo logra elevando sus ojos al cielo, como podremos comprenderlo también nosotros en la tercera etapa de su vida. Comienza entonces a enfrentar las situaciones dolorosas en forma diferente, y desde esta perspectiva en la cual se sitúa para mirar el pasado, reconoce que ciertamente, su espíritu se ha desarrollado en medio del sufrimiento pavscw (pascho)373.

El sufrimiento no solo se manifiesta en separaciones durante la infancia de la Santa, también durante ella, comienza a conocer lo que significa sufrir con alegría. En el día de su primera comunión (8 de mayo de 1884) derrama lágrimas de alegría, son lágrimas que manifiestan el valor positivo del sufrimiento, eu pavscein 374 ―Aquel día, sólo la alegría llenaba mi corazón; y yo me unía a mi Pauline, que se estaba entregando de manera irrevocable a quien tan amorosamente se entregaba a mí...‖375 Ciertamente hay una mezcla de alegría inefable por recibir a Jesús en su corazón y de dolor causado por la ausencia de sus seres queridos, su mamá y Pauline.

370 Ibid p 163-164. 371 Ibid p 153 372 Antonio Vázquez Fernández, ―La aventura vital y familiar de Teresita‖, 113. Este autor, sicólogo, manifiesta: ―La primordial y básica relación de Teresita con la madre, en cuanto figura materna, constituyente de su ser- en – el mundo, ha constituido para ella una larga cadena de separaciones más o menos traumáticas… Desde un punto de vista simbólico vivencial, se puede hablar en efecto, de una serie de muertes maternas en torno al acontecer físico de la muerte de su madre biológica cuando sólo contaba la niña cuatro años y medio, como referente central.‖ 373 Sufrimiento como valor purificador Análisis diacrónico, p 84-93 374 pavscw (pascho) en sentido originario como un estar afectado por algo positivamente. 375 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 145. 102

En la confirmación (14 de junio de 1884) recibió la fuerza para enfrentar el sufrimiento. ―Aquel día recibí la fortaleza para sufrir, ya que pronto iba a comenzar el martirio de mi alma...‖376 Hasta este momento, los dolores y sufrimientos que había vivido, pueden contenerse en la etapa de la infancia, en la cual muchas veces se siente indefensa ante el dolor. Ahora, recibe el don de la fortaleza divina para sufrir, antes tuvo la ayuda de la familia, ahora cuenta con la ayuda de Dios.

Derrama lágrimas de alegría también, en su segunda comunión, un mes después. ―De nuevo corrieron las lágrimas con inefable dulzura. Me repetía a mí misma sin cesar estas palabras de san Pablo: «Ya no vivo yo, ¡es Jesús quien vive en mí...!» 377 Thérèse tiene aquí otra experiencia mística. En la anterior, la sonrisa de María le había hecho sentir la solidaridad con ella, de lo divino, el amor de Dios proveniente de afuera, ahora, la experiencia de Dios viene de adentro, experiencia inefable de la comunión con Cristo donde el acontecer divino vive en ella. Esta experiencia mística y el inicio de la conciencia del valor y significado del sufrimiento cristiano es lo que caracterizará en adelante la vida de Thérèse. Esta primera etapa culmina con inmensa alegría. A pesar de todo este dolor la niña tiene un temperamento profundamente alegre que a pesar de todo permaneció en ella y se manifiesta en su buena disposición ante todo lo que se le presenta: el amor a la naturaleza , a su familia a los pobres a todo el mundo,

II. Segunda etapa: caracterizada por el Amor al sufrimiento. Se puede contemplar a Thérèse con los rasgos de la niñez, pero abierta a encontrar al sufrimiento como motivo y valor purificador, pavscw (pascho). 378

El día que recibió la segunda comunión, comenzó a sentir el deseo de sufrir. En la preparación para éste sacramento, María le habló del valor del sufrimiento, pero naturalmente, no quería que la niña sufriera: ―diciéndome que probablemente yo no transitaría por ese camino, sino que Dios me llevaría siempre como a una niña...‖ 379 Al día siguiente, después de comulgar, reflexionó sobre lo que le había dicho María y sintió nacer en su corazón: ―un gran deseo de sufrir, y, al mismo tiempo, la íntima convicción que Jesús me tenía reservado un gran número de cruces380.

Experimentó tanto consuelo y comprensión sobre el sentido del sufrimiento, que: ―se convirtió en mi sueño dorado‖. Tenía un hechizo que me fascinaba, aun sin acabar de conocerlo. Hasta entonces, había sufrido sin amar el sufrimiento; a partir de ese día, sentí por él un verdadero amor‖ 381 Entiende aquí Thérèse inspirada por la Imitación de Cristo, que el sufrimiento pavscw (pascho) la conduce a estrechar su

376 Ibid., 148. 377 Ibid., 146. 378 En su perspectiva de sufrimiento como valor purificador, valor educativo, y muestra de la benevolencia divina. Análisis diacrónico p 84-93 379 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A 146-147. 380 Ibid., 381 Ibid., 146-147. 103 relación de amor con Dios382. A los 11 años vive el deseo de amar como único absoluto a Dios y encontrar alegría sólo en Él. Con frecuencia al comulgar, inspirada en las palabras de la Imitación de Cristo383 repetía: ―¡Oh, Jesús, dulzura inefable! cámbiame en amargura todos los consuelos de la tierra‖384

En esta etapa, comulga con Jesús en la incomprensión de algunos de sus allegados,385 creía que sus tíos no tenían un buen concepto de ella. ―Todas mis profesoras me tenían por una alumna muy inteligente. Pero no sucedía lo mismo en casa de mi tío, donde pasaba por ser una pequeña ignorante, buena y dulce, sí, pero poco capaz y torpe...‖386 Amando enormemente a su familia, se sintió subestimada por el tío cuando iba a entrar al convento.

El temor de ofender a Dios, y el deseo de practicar la virtud le ocasionó, la enfermedad de los escrúpulos. ―Durante el retiro para la segunda comunión me vi asaltada por la terrible enfermedad de los escrúpulos (17- 21 mayo de 1885- octubre de 1886)... Hay que pasar por ese martirio para saber lo que es. ¡Imposible decir lo que sufrí durante un año y medio...! Todos mis pensamientos y mis acciones, aun los más sencillos, se me convertían en motivo de turbación387. Esto produjo en ella grandes sufrimientos pavscw (pascho) perturbando su ser. 388

Thérèse temía en cada uno de sus actos y por cualquier motivo ofender a Dios, tenía que comentar a María todo tipo de pensamientos para que ella pudiera aconsejarle lo que realmente debía confesar. La entrada de su hermana en el Carmelo, la deja abandonada y no tiene a quien confiar su tormento. Fue necesario otro milagro del cielo, a través de sus hermanitos muertos, para recuperar la confianza en Dios: ―Me dirigí a los cuatro angelitos que me habían precedido allá arriba, pues pensé que aquellas almas inocentes, que nunca habían conocido ni las turbaciones ni los miedos, deberían tener compasión de su pobre hermanita que estaba sufriendo en la tierra… ya que se hallaban en situación de disponer de los tesoros divinos, debían tomar de ellos la paz para mí y mostrarme así que también en el cielo se sabe amar... La respuesta no se hizo esperar. Pronto la paz vino a inundar mi alma con sus olas deliciosas, y comprendí que si era amada en la tierra, también lo era en el cielo...389 Nuevamente aquí, el experimentar el amor de Dios en la comunión de los santos, le permitió vivir la experiencia mística de la fidelidad y misericordia divinas y recuperar la paz.

Para demostrar el amor a la Virgen, Thérèse vuelve al colegio, pidiendo permiso para ingresar en la congregación de la Santísima Virgen, en la Abadía. La condición que se le puso fue el asistir al colegio

382 Sufrimiento como camino de experiencia de Dios Análisis diacrónico p 84-93 383 Kempis, Imitación de Cristo, III, 26,3. La influencia de la obra ―Imitación de Cristo‖ en Thérèse, se ha descrito en el contexto. 384 Teresa de Lisieux Obras Completas, Manuscrito A, 147. 385 A Jesús, sus parientes lo consideraban fuera de sí Análisis diacrónico, p 84-93 386 Teresa de Lisieux Obras Completas, Manuscrito A, 149. 387 Ibid., 152. 388 Sufrimiento como angustia. Análisis diacrónico p 84-93 389 Teresa de Lisieux, Obras Completas Manuscrito A, 161. 104 dos días a la semana: ―Este permiso, lejos de agradarme, me costó enormemente‖390. En esta oportunidad se sentía también muy sola. ―Como en los días de mi vida de internado, cuando me paseaba triste y enferma por el enorme patio, yo repetía siempre estas palabras, que hacían renacer la paz y la fuerza en mi corazón: «La vida es tu navío, no tu morada». Cuando era pequeñita, estas palabras me levantaban la moral. Y todavía hoy, a pesar de los años, que hacen que desaparezcan tantos sentimientos de piedad infantil, la imagen del navío sigue cautivando mi alma y la ayuda a soportar el destierro... ¿No dice la Sabiduría que la vida es «como nave que surca las aguas agitadas sin dejar rastro alguno de su travesía...?391» Pensar que los sufrimientos son de esta tierra de destierro y se acabaran cuando se llegue a la meta, la patria celestial, hace que sean más llevaderos.

III. Tercera etapa en la que adquiere la fortaleza y vive la plenitud del sufrimiento, en paz, calma y serenidad, sin abatimientos por nada pasajero. Es una etapa en la que el sufrimiento adquiere su carácter redentor, asociado con su misión. Se hace consciente de su fuerza salvífica, y camina hacia Jesús unida a él. Ya en este momento, el dolor, la alegría y la paz no son contradictorios ni excluyentes entre sí.

La noche de navidad el 25 de diciembre de 1886, recibió la gracia de salir de su niñez, lo que Thérèse denomina ―la gracia de mi total conversión‖.392 Empieza una nueva etapa en la que gana fuerza para soportar las dificultades polla pavscein:393 ―Jesús, el dulce niñito recién nacido, cambió la noche de mi alma en torrentes de luz... En esta noche, en la que él se hizo débil y doliente por mi amor, me hizo a mí fuerte y valerosa; me revistió de sus armas, y desde aquella noche bendita ya no conocí la derrota en ningún combate, sino que, al contrario, fui de victoria en victoria y comencé, por así decirlo, «una carrera de gigante. Se secó la fuente de mis lágrimas, y en adelante ya no volvió a abrirse sino muy raras veces y con gran dificultad‖394. En la repartición de los regalos de navidad, Jesús quería hacerle ver que ya era hora de librarse de los ―defectos de la niñez‖, al reaccionar con madurez ante la indisposición de su padre, cansado de la celebración infantil que se realizaba cada año. Thérèse sin afectarse por la actitud del papá, empezó la celebración con alegría y naturalidad, ―¡Teresita había vuelto a encontrar la fortaleza de ánimo que había perdido a los cuatro años y medio, y la conservaría ya para siempre...!‖ 395

Una vez fortalecida, empieza a sentir un deseo de trabajar por la conversión de los pecadores, haciéndolo mediante oraciones y sacrificios. Sus sufrimientos pavscw páscho adquieren una dimensión soteriológica al ser ofrecidos en reparación por los pecados de otros.396 En una nueva experiencia mística, comprende que Jesús hace de ella como de sus apóstoles, ―un pescador de almas, y sentí un gran deseo de trabajar

390 Ibid p 155 391 Ibid 392 Ibid p 164. 393 polla pavscein soportar, aguantar muchas cosas. p 105 Marcos 5,26 y Mt 27,19. Análisis diacrónico p 84-93 394 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A p 164. 395 Ibid p 165 396 Al estilo de Jesús, que es el causante archgóV de su salvación, redención, Análisis diacrónico p 84-93 105 por la conversión de los pecadores, deseo que no había sentido antes con tanta intensidad... Sentí, en una palabra, que entraba en mi corazón la caridad, sentí la necesidad de olvidarme de mí misma para dar gusto a los demás, ¡y desde entonces fui feliz...‖!397 En este momento el gran don de Dios fue sacarla de pensar solo en sí misma. Empezó también, al contemplar la pasión de Jesús, que fue además como prefiguración, la primera homilía que entendió cuando era aún muy pequeña y era llevada por su padre a la Eucaristía.

El deseo de trabajar por la conversión de los pecadores tiene un doble aspecto, por un lado, luchar por que las almas no desaprovechen el sacrificio redentor de Jesús: ―La sangre de Jesús. Un domingo, mirando una estampa de Nuestro Señor en la Cruz, me sentí profundamente impresionada por la sangre que caía de sus divinas manos. Sentí un gran dolor al pensar que aquella sangre caía al suelo sin que nadie se apresurase a recogerla. Tomé la resolución de estar siempre con el espíritu al pie de la Cruz para recibir el rocío divino que goteaba de ella, y comprendí que luego tendría que derramarlo sobre las almas...‖ 398 Por otra parte, Thérèse interpreta el grito de Jesús en la Cruz como la necesidad de salvar almas: ―También resonaba continuamente en mi corazón el grito de Jesús en la Cruz: « ¡Tengo sed!». Estas palabras encendían en mí un ardor desconocido y muy vivo... Quería dar de beber a mi Amado, y yo misma me sentía devorada por la sed de almas... No eran todavía las almas de los sacerdotes las que me atraían, sino las de los grandes pecadores; ardía en deseos de arrancarles del fuego eterno... Y para avivar mi celo, Dios me mostró que mis deseos eran de su agrado‖399. La sangre se derrama en ella400 para recogerla y salvar a otros. Se coloca junto a Jesús, para escuchar las palabras de Jesús y comprende el ―tengo sed‖, como la llamada a la entrega para calmar su sed y procurar que su sangre, el dolor, caiga en ella y no se pierda el valor redentor de la sangre de Cristo.

Pranzini, un criminal condenado a muerte fue por quien primero elevó su oración de intercesión y sus sacrificios, (paiV qeou) sufrimiento en función de otros401. ―Yo quise evitar a toda costa que cayese en el infierno, y para conseguirlo empleé todos los medios imaginables. Sabiendo que por mí misma no podía nada, ofrecí a Dios todos los méritos infinitos de Nuestro Señor y los tesoros de la Santa Iglesia; Mi oración fue escuchada al pie de la letra... Pranzini no se había confesado, había subido al cadalso, y se disponía a meter la cabeza en el lúgubre agujero, cuando de repente, tocado por una súbita inspiración, se volvió, cogió el crucifijo que le presentaba el sacerdote ¡y besó por tres veces sus llagas sagradas...! A partir de esta gracia sin igual, mi deseo de salvar almas fue creciendo de día en día. Me parecía oír a Jesús decirme como a la Samaritana: « ¡Dame de beber!» Era un verdadero intercambio de amor: yo daba

397 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 165. 398 Ibid., 166. 399 Ibid. 400 En la película de Mel Gibson, ―la pasión,‖ quien recoge la sangre derramada es la Virgen María. Es significativo que el artista sugiera lo que la Santa entiende tan bien. La Virgen María, participa como nadie del sufrimiento de su Hijo, y es ella quien en comunión con Él, dinamiza lo soteriológico en la Iglesia, como Madre de ésta. 401 Sufrimiento en función de otros Análisis diacrónico p 84-93 106 a las almas la sangre de Jesús, y a Jesús le ofrecía esas mismas almas refrescadas por su rocío divino. Así me parecía que aplacaba su sed. Y cuanto más le deba de beber, más crecía la sed de mi pobre alma, y esta sed ardiente que él me daba era la bebida más deliciosa de su amor...‖402

Thérèse reflexiona: ―Viendo que las recompensas eternas no guardaban la menor proporción con los insignificantes sacrificios de la vida, quería amar, amar apasionadamente a Jesús y darle mil muestras de amor mientras pudiese...‖403 Es el dinamismo del amor que le permite querer sufrir para manifestar su amor a Cristo. Pensar que el sufrimiento presente es poco comparado con la gloria eterna es la fuerza que le permite resistir las dificultades, pavscw (pascho).

Thérèse tiene claridad sobre la importancia del sufrimiento, no como un fin en sí mismo sino un medio para ser perfecto o acabado en el amor. 404 Es el sufrimiento que experimentan los seguidores de Cristo405, quienes deben padecer buscando el objetivo o la meta de la basileia tou deou (basileía tou theou). Por este motivo, frente a la esperanza de la gloria eterna, se desvanece el tiempo de padecer. 406 También ―En Rom 8,18 sostiene Pablo que los sufrimientos actuales son cosa de nada comparados con la gloria futura, ya que el sufrimiento puede considerarse como un privilegio que concede (Fil 1, 29; 1 Pe 2, 19) el ―Dios que es toda gracia‖, el cual nos ―ha llamado a su eterna gloria‖ (1 Pe 5, 10)‖407. En una carta al Padre Roulland manifiesta Thérèse como el camino de la Cruz es el camino de los seguidores de Jesús: ―En esta tierra donde todo cambia, una sola cosa permanece inmutable: la conducta del rey del cielo con sus amigos. Desde que levantó el estandarte de la Cruz, ha de ser su sombra donde todos combatan y alcancen la victoria‖408.

Thérèse siente deseos de entrar en el Carmelo y para lograrlo tiene que pasar muchas pruebas. ―En fin, que si no hubiese tenido verdadera vocación, me hubiera vuelto atrás desde el primer momento, pues en cuanto empecé a responder a la llamada de Jesús me encontré con obstáculos‖.409 Hacemos referencia aquí a lo mencionado en el análisis sincrónico, el escogido responde al llamado venciendo dificultades,410 ―El pascein no es una consecuencia necesaria sino una validación del apóstol como vaso escogido (2 Co 11,23 ss)‖411.

Thérèse tiene que vencer obstáculos. Hasta este momento ha sufrido las separaciones. Ahora ella va a ser la causante del dolor de su padre quien es la persona que más ama sobre la tierra. Es un gran sacrificio el

402 Análisis diacrónico, p 84-93 403 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, p 169-170. 404 Hebreos 2,10 405 1 Pe 5,9 Análisis diacrónico, p 84-93 406 1 Pe 5,10 Análisis diacrónico, p 84-93 407 Citado en el análisis diacrónico p 84-93 408 Teresa de Lisieux, Obrs Completas, Carta al P Roulland, No 226, 586. 409 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 173. 410 Hechos 9,16 en el llamado de Pablo. Análisis diacrónico, p 84-93 411 Análisis sincrónico p 84-93 107 separarse de él, quien cree que no va a resistir. Confiar su deseo al padre fue motivo de sufrimiento para Thérèse, quien supo defender su causa y el Señor Martín quedó convencido, que era un deseo de Dios. Por el contrario, su tío no le dio permiso y le prohibió hablarle de su vocación antes de cumplir los 17 años y hasta llegó a decirle que para dejarla partir haría falta un milagro. ―Vi claro que todos mis razonamientos serían inútiles, así que me fui con el corazón sumido en la más profunda amargura. Mi único consuelo era la oración. Suplicaba a Jesús que hiciese el milagro que exigía mi tío, ya que sólo a ese precio podría yo responder a su llamada‖412.

Pasó bastante tiempo hasta que Thérèse se atreviera a hablar a su tío; le costaba mucho ir a su casa: ―Antes de hacer brillar en mi alma un rayo de esperanza, Dios quiso enviarme un martirio sumamente doloroso, que duró tres días. Nunca como en aquella prueba comprendí de bien el dolor de la Santísima Virgen y de san José mientras buscaban al divino Niño Jesús... Me encontraba en un triste desierto, o, mejor, mi alma parecía un frágil esquife, abandonado sin piloto a merced de las olas tempestuosas... Lo sé, Jesús estaba allí, dormido en mi barquilla; pero la noche era tan negra,413 que me era imposible verle. Ni una luz. Ni siquiera un relámpago que viniese a surcar las sombrías nubes... Es cierto que es muy triste el resplandor de los relámpagos; pero, al menos, si la tormenta hubiese estallado abiertamente, habría podido ver por un momento a Jesús... Pero era la noche, la noche profunda del alma... Y como Jesús en el huerto de la agonía, me sentía sola, sin encontrar consuelo alguno ni en la tierra ni en el cielo. ¡¡¡Como si el mismo Dios me hubiese abandonado...!!!‖414 Thérèse asocia sus sufrimientos a los de Cristo pavscw páscho 415

Después de obtener los permisos en familia se encontró Thérèse con la oposición del superior del Carmelo, y luego del obispo de Bayeux. Ante estas negativas, escribe Thérèse ―Mi alma estaba hundida en la amargura, pero también en la paz, pues lo único que buscaba era la voluntad de Dios.‖416 Como Jesús Thérèse experimenta la necesidad de cumplir la voluntad de Dios hasta sus últimas consecuencias.417

Ante la negativa del obispo de Bayeux, Thérèse emprende el viaje a Roma. En este viaje comprendió su vocación de carmelita: ―el único fin de nuestras oraciones y de nuestros sacrificios es ser apóstoles de apóstoles, rezando por ellos mientras ellos evangelizan a las almas con su palabra, y sobre todo con su

412 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 177. 413 En la explicación de las notas de pie de página del libro de las obras completas de Teresa, en estudio, se menciona que tuvo que ser muy dura la prueba por las imágenes que utiliza, como si fuera un presentimiento de la prueba de la fe de los últimos años. P 1069. 414 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 177. 415 Se une al sufrimiento de Cristo en el abandono que experimenta en el inicio del camino de la muerte en cruz. Análisis Diacrónico p 84-93 416 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 187. 417 pavscw (pascho) significa aquí la muerte voluntaria, aceptada y sufrida con obediencia. Análisis Diacrónico p 84- 93 108 ejemplo...‖418 Lo sufrimientos y oraciones de Thérèse redundan en bien de la Iglesia, 419 contribuyen a la edificación del cuerpo de Cristo420

En el viaje tenía pensamientos muy profundos, en relación al sufrimiento que da sentido a la vida religiosa, en el olvido de sí misma, en la renuncia y la insignificancia de las penas ante la recompensa de la vida eterna: ―La vida religiosa se me aparecía tal cual es, con sus sujeciones y sus pequeños sacrificios realizados en la sombra. Comprendía lo fácil que es replegarse sobre uno mismo y olvidar el fin sublime de la propia vocación, y pensaba: Más tarde, en la hora de la prueba, cuando, prisionera en el Carmelo, no pueda contemplar más que una esquinita del cielo estrellado, me acordaré de lo que estoy viendo hoy; y ese pensamiento me dará valor; y al ver la grandeza y el poder de Dios —el único a quien quiero amar—, olvidaré fácilmente mis pobres y mezquinos intereses. Ahora que «mi corazón ha vislumbrado lo que Jesús tiene preparado para los que lo aman», no tendré la desgracia de apegarme a unas pajas...421 Thérèse tiene conciencia de lo que significa entregarse a Jesús teniendo en cuenta su debilidad y sabe que no debe construir según sus propias fuerzas422

En Roma, en el Coliseo al recordar los mártires que perdieron la vida allí, ―Pedí la gracia de morir también mártir por Jesús, y sentí en el fondo del corazón que mi oración había sido escuchada...‖423 Thérèse comprende que el seguimiento de Cristo debe ser radical, hasta ofrendar su vida, ―exige la abnegación de sí mismo hasta la entrega de la propia vida‖424 Pidió el martirio y Dios se lo otorgó. Al examinar su vida y en especial sus últimos años, podemos afirmar, que Thérèse realmente fue mártir.

Thérèse experimento un gran sufrimiento antes de la audiencia con León XIII, meditaba y colocaba en boca de Jesús: ―te reservo cruces y tribulaciones; así te harás digna de poseer ese reino por el que suspiras. Si fue necesario que Cristo sufriera, para entrar así en su gloria, si tú quieres tener un sitio a su lado, ¡tendrás que beber el cáliz que él mismo bebió...! Ese cáliz me lo presentó el Santo Padre, y mis lágrimas fueron a mezclarse con la amarga bebida que se me ofrecía‖.425 El Papa no le dio una respuesta inmediata, solo le manifestó: ―Entrarás si Dios lo quiere‖426 A pesar de la tristeza, Thérèse soporta las pruebas teniendo fijos los ojos en el Señor:427 ―En el fondo del corazón yo sentía una gran paz, puesto que había hecho absolutamente todo lo que estaba en mis manos para responder a lo que Dios pedía de mí.

418 Teresa De Lisieux Obras completas. Manuscrito A, 190. 419 2 Cor 1,9 Análisis diacrónico p 84-93 420 Col 1, 24 Análisis diacrónico p 84-93 421 Teresa De Lisieux Obras completas. Manuscrito A, 193. 422 Análisis diacrónico p 84-93 423 Teresa De Lisieux Obras completas. Manuscrito A, 199. 424 Mc 8,34. Análisis diacrónico p 84-93 425 Teresa De Lisieux Obras completas. Manuscrito A, 202. 426 Ibid., 203. 427 Hebreos 12, 1.4 Abandonarse en las manos del Señor, quien soportó el sufrimiento hasta la cruz. Análisis Diacrónico p 84-93 109

Pero esa paz estaba en el fondo, mientras la amargura inundaba mi alma, pues Jesús callaba. Parecía estar ausente, nada me revelaba su presencia...‖428

Esta es una época de profundas reflexiones y las prácticas que la preparan para la entrega al Señor y el seguimiento del camino de la Cruz. Thérèse en el seguimiento al Señor, abandona toda su vida en sus manos, para que sea Él quien la conduzca429: ―Desde hacía algún tiempo, me había ofrecido al Niño Jesús para ser su juguetito. ...En Roma Jesús agujereó su juguetito. Quería ver lo que había dentro. Y luego, una vez que lo vio, satisfecho de su descubrimiento, dejó caer su pelotita y se quedó dormido... Imagínate, Madre querida, lo triste que se sentiría la pelotita al verse tirada por el suelo... Sin embargo, no dejé de esperar contra toda esperanza‖430.

Según Francisco Ibarmia, en todo el proceso vivido para su entrada al Carmelo, es la primera vez que Thérèse no encuentra una respuesta inmediata a sus peticiones al Señor. Antes de las dificultades que ha tenido que sortear en éste proceso de solicitar su ingreso al Carmelo, ―lleva una vida de piedad como le han enseñado, y no tiene dificultades para acercarse a Dios con cierta familiaridad… una joven que vive con esta religiosidad, piensa espontáneamente que Dios tiene que bendecir todas sus empresas buenas… ¿Cómo podía permitir el niño Jesús que se dilatara su ingreso en el arca Santa?‖431 Ahora, puede experimentar algo nuevo en su relación con Dios y por esto habla de ser el juguete del niño Jesús que se ha quedado dormido. Así expresa, ―el carácter misterioso de Dios principalmente su aparente desentendimiento de nuestros asuntos. ―El niño Jesús está dormido‖. No nos dice nada, no interviene como se espera de él. Lo que exige es el abandono. Hay que entregarse incondicionalmente a Él.‖432

Thérèse entregó en manos del Señor la posibilidad de ingresar al Carmelo, después de haber abordado todas las instancias humanas, se abandonó en sus manos. La carta de aceptación llegó el 28 de diciembre, pero no se lo comunicaron porque se había decidido que la entrada a la Comunidad no tuviera lugar hasta después de la cuaresma. Esta fue una espera muy larga para Thérèse, pero redundó en crecimiento espiritual, en el abandonarse a la voluntad de Dios, afianzar su fidelidad y en la práctica de las virtudes: ―Mis mortificaciones consistían en doblegar mi voluntad, siempre dispuesta a salirse con la suya; en callar cualquier palabra de réplica; en prestar pequeños servicio sin hacerlos valer; en no apoyar la espalda cuando estaba sentada, etc., etc... Con la práctica de estas naderías me fui preparando para ser la prometida de Jesús, y no sabría decir cuan dulces recuerdos me ha dejado esta espera...‖433

428 Teresa De Lisieux Obras completas. Manuscrito A, 205. 429 Como se afirma en 1 Pe 4, 1-2 el que esté provisto de los mismos sentimientos de Cristo, tiene que sufrir corporal y espiritualmente con él. Estudio diacrónico p 84-93 430 Teresa De Lisieux Obras completas. Manuscrito A, 205. 431 Ibarmia Francisco, Imagen de Dios, Rostro de Jesús. En Teresa de Lisieux, Profeta de Dios, Doctora de la Iglesia 288. 432 Teresa De Lisieux Obras completas. Manuscrito A, 205. 433 Ibid., 214. 110

Aunque llevaba el alma sumida de tristeza, pues ―No encontraba ayuda alguna en la tierra, que me parecía un desierto agostado y sin agua. Sólo en Dios tenía puesta toda mi esperanza...434‖ Supo trascender esta situación, teniendo claro su horizonte y experimentó la alegría que brota del alma. ―Comprendí bien que la alegría no se halla en las cosas que nos rodean, sino en lo más íntimo de nuestra alma; se la puede poseer lo mismo en una prisión que en un palacio. La prueba está en que yo soy más feliz en el Carmelo, aun en medio de mis sufrimientos interiores y exteriores, que entonces en el mundo, rodeada de las comodidades de la vida y sobre todo de la ternura del hogar paterno...‖435

El 9 de abril de 1888 fiesta de la Anunciación, ingresó en el Carmelo. Fueron sentimientos encontrados los que experimentó: por un lado, el sacrificio de la separación, por otro, la alegría de lograr el cumplimiento de la voluntad de Dios y su máximo deseo de complacerle. ―Por fin, mis deseos se veían cumplidos. Mi alma sentía una PAZ tan dulce y tan profunda, que no acierto a describirla. Y desde hace siete años y medio esta paz íntima me ha acompañado siempre, y no me ha abandonado ni siquiera en medio de las mayores tribulaciones‖436.

El camino de seguimiento a Jesús en su vida religiosa, fue acompañado permanentemente de sufrimiento, 437 lo que la hizo cada vez más semejante al crucificado.438 ―Sí, el sufrimiento me tendió los brazos, y yo me arrojé en ellos con amor... A los pies de Jesús-Hostia, en el interrogatorio que precedió a mi profesión, declaré lo que venía a hacer en el Carmelo: «He venido para salvar almas, y, sobre todo, para orar por los sacerdotes». ―Es un ideal profundo y altamente soteriológico. Es este dinamismo el que se encuentra a lo largo de la revelación: La acción amorosa y salvífica de Dios que se entrega al ser humano en su Hijo Jesús. Thérèse sabe que eso es lo esencial y por eso pone su vida en comunión con Cristo, para participar de ese ideal: la salvación. Se ofrece por los pecadores y los sacerdotes, con unos y otros se identificó, como lo menciona en el Manuscrito C‖439

Thérèse tiene claro que cuando se quiere alcanzar una meta, hay que poner los medios para ello: ―Jesús me hizo comprender que las almas quería dármelas por medio de la Cruz; y mi anhelo de sufrir creció a medida que aumentaba el sufrimiento Durante cinco años, éste fue mi camino. Pero, al exterior, nada revelaba mi sufrimiento, tanto más doloroso cuanto que sólo yo lo conocía‖. 440

El Carmelo, fue ambiente adecuado para experimentar el sufrimiento redentor en toda su magnitud, comenzando desde la difícil relación con la Madre como se describió en el contexto; en la dificultad para expresar lo que acontecía en su interior a la maestra de novicias, a su confesor y sin la posibilidad de seguir siendo orientada por sus hermanas quienes tampoco conocían y entendían el camino por donde la

434 Ibid., 207. 435 Ibid. 436 Ibid., 216. 437 Filipenses 1,29 438 Filipenses 3,10 439 Jiménez de Zitzmann María Lucía, Comentarios. 440 Teresa De Lisieux Obras completas. Manuscrito A, 217. 111 conducía el Señor. El deseo de sufrir en Thérèse significa solidarizarse con los sufrimientos de Cristo, padecer con él sumpascomen (sympáschomen). 441 Es además no un deseo masoquista de sufrir sino un deseo que corresponde a la inspiración que ha tenido de obtener almas para Jesús a través de la Cruz. Es así comprensible entonces que mientras más sufre, más almas ganará para Jesús.

Thérèse da otro paso más adelante, sabe que tiene ―que abrirse a la sombra de la Cruz; las lágrimas y la sangre de Jesús fueron su rocío, y su Faz adorable velada por el llanto fue su sol...‖ y comprende por inspiración divina que ―la verdadera sabiduría consiste en «querer ser ignorada y tenida en nada», en «cifrar la propia alegría en el desprecio de sí mismo». Sí, yo quería que «mi rostro», como el de Jesús, «estuviera verdaderamente escondido, y que nadie en la tierra me reconociese». Tenía sed de sufrir y de ser olvidada... ¡Qué misericordioso es el camino por donde me ha llevado siempre Dios! Nunca me ha hecho desear algo que luego no me haya concedido...‖442

La enfermedad de su Padre en 1888 fue para las Martin, motivo de gran tribulación. Thérèse escribe a la Madre Inés: ―Tú ya conoces, Madre querida, nuestras amarguras del mes de junio —y, sobre todo, las del día 24— del año 1888. Esos recuerdos han quedado demasiado grabados en el fondo de nuestros corazones para que haga falta escribirlos... ¡Cuánto sufrimos, Madre querida...! ¡Y aquello no era más que el principio de nuestra tribulación...!‖443 El hecho de recluir a su papá en un sanatorio para enfermos mentales, mezclado con todo tipo de personas, la imposibilidad de acompañarlo, las murmuraciones escuchadas sobre el origen de la enfermedad:

―Desgarraron nuestros corazones ante los sufrimientos de aquel a quien más tiernamente amábamos en la tierra... Recuerdo que en el mes de junio de 1888, cuando empezaron nuestras primeras angustias, yo decía: «Sufro mucho, pero creo que puedo soportar todavía mayores sufrimientos». No sospechaba entonces los que Dios me tenía reservados... No sabía que el 12 de febrero (de 1889), un mes después de mi toma de hábito, nuestro padre querido bebería el más amargo, el más humillante de todos los cálices... ¡¡¡No, ese día ya no dije que podía sufrir todavía más...!!! Las palabras no pueden expresar nuestras angustias; por eso, no intentaré describirlas. Algún día, en el cielo, nos gustará hablar de nuestras gloriosas tribulaciones, ¿no nos alegramos ya ahora de haberlas sufrido...? Sí, los tres años del martirio de papá me parecen los más preciosos, los más fructíferos de toda nuestra vida. No los cambiaría por todos los éxtasis y revelaciones de los santos‖.444

El sufrimiento se revela, como se expresa en Hebreos 2,10, medio para ser perfecto o acabado en el amor - Mi corazón rebosa de gratitud al pensar en ese tesoro que debe de despertar una Santa envidia en los

441 1 Pe 4,13: ―Participar en los sufrimientos de Cristo‖; Flp 3,10: ―comulgar con los padecimientos de Cristo‖ Análisis diacrónico p 112 442 Teresa De Lisieux Obras completas. Manuscrito A, p 220. 443 Ibid., 221. 444 Ibid., 224. 112

ángeles de la corte celestial... Mi deseo de sufrir se vio colmado. La enfermedad del padre, ―su martirio, puede ser llamado por Thérèse ―tesoro‖, superior a todos los éxtasis y revelaciones; porque en la figura de su padre, destrozado física y moralmente, ella ha reconocido el rostro del Esposo, la faz dolorida del que se esconde. Y ha comprendido que sólo escondiéndose podrá hallarle‖.445 Podríamos decir que Thérèse avanza más en el proceso de sufrimiento, o de acercamiento a Jesús, descubriendo por experiencia un nuevo aspecto de Jesús, su rostro dolorido.

Thérèse manifiesta que el lazo de unión con sus hermanas fue el sufrimiento, sufren por la misma causa. El sufrimiento de Cristo y el de sus hermanas se identifican alcanzando una unión mística.446 Manifiesta especialmente esta unión con su hermana Céline, a la que estuvo unida desde que empezó a ofrecer su sufrimiento por la salvación del asesino Pranzini, con la que compartió sus prácticas espirituales poco antes de entrar en el Carmelo: ―elegían aquí en la tierra por único lote «el sufrimiento y el desprecio‖.447 y a la que exhorta continuamente a través de sus cartas: ―Sí, Céline, siento que Jesús nos pide a nosotras dos que apaguemos su sed dándole almas, sobre todo almas de sacerdotes. [2rº] Siento que Jesús quiere que yo te diga esto, porque nuestra misión es olvidarnos de nosotras mismas, anonadarnos..., ¡somos tan poca cosa...! Y no obstante, Jesús quiere que la salvación de las almas dependa de nuestros sacrificios y de nuestro amor. Él nos mendiga almas. ¡Comprendamos su mirada!, ¡son tan pocos los que saben comprenderla! Jesús nos concede la gracia insigne de instruirnos él mismo, de revelarnos una luz escondida... Céline..., la vida será corta, la eternidad sin fin... Hagamos de nuestra vida un sacrificio continuado, un martirio de amor, para consolar a [2vº] Jesús. El no quiere más que una mirada, un suspiro, ¡pero una mirada y un suspiro que sean sólo para él...! Que todos los instantes de nuestra vida sean sólo para él‖448.

Expresa en esta carta citada, la relación entre el sacrificio, el sufrimiento hasta el martirio, el abandono y la intercesión por las almas, para llevarlas a Jesús, con un énfasis, la petición por las almas de los sacerdotes. Es también de destacar que no busca consuelo en Jesús sino por el contrario, consolarlo a Él.

A partir de la toma de hábito, y como preparación para la profesión, Thérèse iluminada sobre la perfección religiosa, se esmeró en continuar por dicho camino, llevando la Cruz aún en los detalles más pequeñas de su existencia: a. Respecto al voto de pobreza, comprendió que ―la pobreza consiste en verse una privada, no sólo de las cosas superfluas, sino también de las indispensables.‖449

445 Martínez Emilio J, La ternura es el rostro de Dios, 49. 446 2 Cor 1,5 análisis diacrónico p 84-93 447 Teresa De Lisieux Obras completas. Manuscrito A, 225. 448 Teresa De Lisieux Obras completas. Carta 96 a Celina, 15 de octubre de 1889 p 422 449Teresa De Lisieux Obras completas Manuscrito A, 226. 113 b. Hacía también grandes esfuerzos por ―no disculparme, lo cual me resultaba muy difícil, sobre todo con nuestra maestra de novicias, a la que no quería ocultarle nada‖.450 (Pobreza como no pensar en sí misma) c. Realizaba actos de vencimiento, ―Debido a mi poca virtud, estos actos de vencimiento me costaban mucho, y tenía que pensar que en el juicio final todo saldrá a la luz. Me hacía también esta reflexión: cuando uno cumple con su deber, sin excusarse nunca, nadie lo sabe; las imperfecciones, por el contrario, se dejan ver enseguida...‖451(Pobreza como humildad). d. Se dedicaba sobre todo, a la práctica de las virtudes pequeñas, manifestando no tener facilidad para practicar las grandes. e. Se esforzaba por mortificarse, ―el amor a la mortificación, que era tanto mayor cuanto que no me permitían hacer nada para satisfacerlo...... Las únicas mortificaciones que podía hacer sin pedir permiso consistían en mortificar mi amor propio, lo cual me aprovechaba mucho más que las penitencias corporales...‖452 (pobreza como humildad) En todo encontraba alegría, porque buscaba con estas acciones el bien de los demás. f. Los oficios que realizaba la encaminaban también en el camino de perfección: ―El refectorio, que fue mi oficio nada más tomar el hábito, me ofreció más de una ocasión para poner mi amor propio en su lugar, es decir, debajo de los pies... Es cierto que para mí era una gran alegría, querida, estar en el mismo oficio que tú y poder ver de cerca tus virtudes. Pero esa misma cercanía era para mí motivo de sufrimiento‖.453 g. Los ejercicios espirituales de preparación, para la profesión perpetua no lograron cambiar el estado de su alma: ―Esos ejercicios, no sólo no me proporcionaron ningún consuelo, sino que en ellos la aridez más absoluta y casi el abandono fueron mis compañeros. Jesús dormía, como siempre, en mi navecilla... Mis ejercicios para la profesión fueron, pues, como todos los que vinieron después, unos ejercicios de gran aridez. Sin embargo, Dios me mostró claramente, sin que yo me diera cuenta, la forma de agradarle y de practicar las más sublimes virtudes‖454. En todo cuanto se mortificaba y hacia encontraba el sufrimiento como común denominador.

Antes de la profesión, Thérèse es atacada por el ―espíritu del mal‖ en forma de tentación, que le hace experimentar dudas acerca de su vocación: ―La víspera, se levantó en mi alma la mayor tormenta que había conocido en toda mi vida... Nunca hasta entonces me había venido al pensamiento una sola duda acerca de mi vocación. Pero tenía que pasar por esa prueba. Por la noche, al hacer el Viacrucis después de Maitines, se me metió en la cabeza que mi vocación era un sueño, una quimera... La vida del Carmelo me parecía muy hermosa, pero el demonio me insuflaba la convicción de que no estaba hecha para mí, de que engañaba a los superiores empeñándome en seguir un camino al que no estaba llamada... Mis tinieblas eran tan oscuras, que no veía ni entendía más que una cosa: ¡que no tenía vocación...! ¿Cómo describir la angustia de mi alma...? Me parecía

450 Ibid p 227 451 Ibid. 452 Ibid. 453 Ibid. 454 Ibid., 230. 114

(pensamiento absurdo, que demuestra a las claras que esa tentación venía del demonio) que si comunicaba mis temores a la maestra de novicias, ésta no me dejaría pronunciar los votos. Sin embargo, prefería cumplir la voluntad de Dios, volviendo al mundo, a quedarme en el Carmelo haciendo la mía. Hice, pues, salir del coro a la maestra de novicias, y, llena de confusión, le expuse el estado de mi alma... Gracias a Dios, ella vio más claro que yo y me tranquilizó por completo. Por lo demás, el acto de humildad que había hecho acababa de poner en fuga al demonio, que quizás pensaba que no me iba a atrever a confesar aquella tentación. En cuanto acabé de hablar, desaparecieron todas las dudas‖.455 Aprende aquí Thérèse cómo vencer la tentación, destruyendo los argumentos del demonio, sacando a la luz el conflicto y descubriendo la verdad.

El 24 de septiembre de 1890, tuvo lugar la ceremonia de mi toma de velo, en medio de la ausencia del papá y sus allegados. ―Fue un día totalmente velado por las lágrimas... Papá no estaba allí para bendecir a su reina... El Padre estaba en Canadá... Monseñor, que iba a ir a comer en casa de mi tío, estaba enfermo, y tampoco vino. Todo fue tristeza y amargura... Sin embargo, en el fondo del cáliz había paz, siempre la paz... Aquel día Jesús permitió que no pudiese contener las lágrimas, y mis lágrimas no fueron comprendidas... De hecho, ya había soportado pruebas mucho mayores sin llorar, pero entonces me ayudaba una gracia muy poderosa; en cambio, el día 24 Jesús me abandonó a mis propias fuerzas, y demostré lo escasas que éstas eran‖456.

Al final de su vida, en abril de 1896, casi año y medio antes de su muerte, Thérèse experimenta los más grandes sufrimientos de su vida: enfermedad física acompañada de prueba espiritual.

En la noche del jueves santo, de 1886, después de haberse quedado hasta media noche en el monumento, al acostarse se le presentó una expectoración de sangre fresca. Ella inmediatamente pensó que se iba a morir: ―Estaba íntimamente convencida de que Jesús, en el aniversario de su muerte, quería hacerme oír una primera llamada. Era como un tenue y lejano murmullo que me anunciaba la llegada del Esposo...(Mt 25,6)‖457 Thérèse al otro día se incorporó a las actividades normales y pidió a la Madre Gonzaga que no le diera nada especial pues se sentía bien y no recibió asistencia médica inmediata. En la noche del viernes santo, le repitió la hemoptisis y ella concluye: ―Jesús me dio la misma señal de que mi entrada en la vida eterna no estaba lejos…458 Gozando por este entonces de una fe viva este acontecimiento de su enfermedad era interpretado por ella con gran alegría como la oportunidad de encontrarse muy pronto con el Señor. A través de su enfermedad física Thérèse puede decir como San Pablo, ―Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo lo que falta a las tribulaciones de Cristo en mi carne, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia‖, 459 especialmente en su ofrecimiento por los sacerdotes. El gozo que experimenta y la forma como enfrentó su enfermedad revela

455 Ibid., 231. 456 Ibid., 232. 457 Ibid., 277. 458 Ibid., 277. 459 Col 1,24 115 la comprensión bíblica del significado del sufrimiento, ofrecido con alegría por la santificación de otros460 Thérèse en su cuerpo llevó la muerte de Cristo, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestro tiempo461.

Thérèse con el sufrimiento, de su enfermedad, se identifica con el siervo de Yahvé, imagen de Jesucristo en su dolorosa pasión, que ella experimenta ahora físicamente, y que ha venido experimentando a lo largo de su vida en el aceptar la humillación, la soledad, el abandono, la incomprensión y en su lucha diaria de ascetismo y ofrecimientos.

El sufrimiento físico fue acompañado del sufrimiento espiritual. No obstante, mi amor al sufrimiento no decreció, por lo que pronto mi alma participó también en los sufrimientos de mi corazón. La sequedad se hizo mi pan de cada día. Mas aunque estaba privada de todo consuelo, era la más feliz de las criaturas, pues veía cumplidos todos mis deseos...‖462 Faltaba aún, la prueba más dura de su historia, el mayor sufrimiento moral: ―Pero ¡qué extrañada se quedaría mucha gente si la prueba que desde hace un año vengo sufriendo apareciese ante sus ojos...!‖463

Thérèse nos ubica describiendo la prueba como el cambio que experimenta en su fe, que ya habíamos anunciado en el capítulo de la fe y que será analizado más profundamente en el análisis de la acción soteriológica de la prueba como sufrimiento. Sólo limitémonos a decir que pasó de experimentar una fe viva a una oscuridad más profunda que su continua sequedad en la oración. El sólo pensar en el cielo era motivo de lucha y de tormento, se planteaba si existiría cielo, en una lucha interna sin poder hacer mayores comentarios por no afectar la fe de sus hermanas, por no sentirse comprendida y por el temor de blasfemar de Dios.

Después de examinar el sufrimiento en su vida, estamos de acuerdo con su afirmación: ―¿existe acaso un alma menos probada que la mía?464Todos los sufrimientos a los que tuvo que hacer frente en el curso de su vida, no solamente los relativos a su enfermedad física, la fortalecieron cada vez más en su fe en Dios y en una confianza inalterable en Él. Supo encontrar la forma de ser feliz, llenándose del amor de Dios entregándose a su servicio. No son sufrimientos provenientes del pecado cometido, como lo expresan algunos libros del Antiguo Testamento en los que se presenta el sufrimiento como castigo de Dios por esta causa. Se sitúa más bien en el plano del sufrimiento de Job, sufrimiento del inocente que sirve para la conversión de sí mismo y de otros y especialmente el sufrimiento de Jesús, sufrimiento redentor, que por el infinito amor del Padre, es enviado para salvarnos, para ayudarnos a ―entrar en la vida‖. Thérèse como Jesús vence el pecado con su obediencia y venció la muerte con las manifestaciones de su gloria después de su muerte. Se hizo en su sufrimiento partícipe del sufrimiento redentor de Cristo.

460 2 Cor 1,6 461 2 Cor 4, 8-11.14 462 Teresa De Lisieux Obras completas. Manuscrito A, 224. 463 Ibid. 464 Ibid. 116

Podríamos decir, que el sufrimiento descrito en el análisis diacrónico esboza lo contrastado con el sufrimiento en la vida de Thérèse quien experimentó dolor físico, tristeza, separación, abandono, abatimiento, oscuridad, soledad en grado extremo., hasta preguntarse ¿cómo podría vivir en el cielo en ausencia de sufrimiento?: ―Hace mucho tiempo que el sufrimiento se ha convertido en mi cielo sobre la tierra y realmente me cuesta trabajo concebir cómo podre aclimatarme a un país en que reina la alegría sin mezcla alguna de tristeza‖465

Desde esta perspectiva es que encontramos que el sufrimiento como acción soteriológica ha sido el hilo conductor de la vida de Thérèse, llega al culmen y desde este grandísimo dolor, ella ofrece su vida a Dios en medio de la angustia que le produce la oscuridad de la fe. No obstante, no cede a la tentación y llena su corazón de amor para renovar a cada instante su opción por Cristo, por los pecadores por la Iglesia, por su Comunidad, por su familia.

465 Balthasar Hans Urs Von. Teresa de Lisieux, Historia de una misión, 71. 117

IV. COMENTARIO TEOLÓGICO DE LAS ACCIONES SOTERIOLÓGICAS SIGNIFICADAS POR EL MACRO CAMPO SEMÁNTICO SUFRIMIENTO.

Como hemos venido diciendo en esta investigación se encontró en primer lugar, que el macrocampo sufrimiento es el hilo conductor de la totalidad de la vida de Thérèse de Lisieux, sufrimiento al estilo de Jesús, que llega al culmen en lo relatado en el manuscrito C escrito autobiográfico realizado (3 de junio de 1897) pocos días antes de su muerte (30 de septiembre de 1897). En segundo lugar, se pudo comprobar que el sufrimiento está fundamentado en los pilares, de la fe y el amor, vividos y comprendidos por la Santa en absoluta coherencia con el mensaje bíblico.

Este macrocampo del sufrimiento en dicho manuscrito C, se ve expresado a través de acciones soteriológicas de Cristo significadas por diferentes campos semánticos: humillación, sufrimiento, tinieblas, cáliz amargo, silencio de Dios, copa y caridad vividos en medio del más alto dolor físico y en medio de una prueba de la fe.

Thérèse en todas las acciones es la beneficiaria directa de todas ellas y Jesús es el agente de la acción soteriológica, el que la va conduciendo por el camino que Él ha dispuesto para su salvación y la realización de su misión a favor de otros. Por eso dentro de la plataforma del análisis sincrónico del texto no incluimos estas relacionalidades presentes en todas las acciones.

Como ya se había planteado en el análisis sincrónico, las acciones se desarrollan en un contexto general: el Manuscrito C, un contexto amplio, el capítulo X, la prueba de la fe y cuatro contextos inmediatos, que ayudan a comprender el contenido de las acciones. ―Thérèse y la priora‖; ―La mesa de los pecadores‖; ―La llamada a las misiones‖ y ―la caridad‖. A continuación vamos a describir brevemente, el contexto general y el amplio y los inmediatos se van desarrollando en el análisis de las acciones.

El Manuscrito C, contexto general, fue dirigido por Thérèse a la Madre María de Gonzaga, consta de dos capítulos, el primero, que constituye el capítulo X del libro de los Manuscritos Autobiográficos, se titula ―la prueba de la fe‖ y el segundo, capítulo XI del libro, se titula ―lo que usted me confió‖.

El capítulo X, la prueba de la fe, contexto amplio, comprende las siguientes partes: 1. Thérèse y su priora. Comienza con una narración a su priora de la experiencia de su vida religiosa bajo su dirección. 2. El ascensor divino. ―signo‖ en el que se inspira Thérèse, para elevarse hasta Jesús, y lograr la santidad, a pesar de su pequeñez. 3. Primeras hemoptisis. Comienzo de su enfermedad y ―gozo‖ de Thérèse al pensar que Jesús la llama a su presencia. 118

4. La mesa de los pecadores. Thérèse experimenta que hay almas que no tienen fe, siendo ella misma invadida por densas tinieblas. 5. La vocación misionera. Manifiesta el deseo de Thérèse de agradar al Señor donde quiera que la colocara. 6. La caridad. Thérèse descubre que ―la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no extrañarse de sus debilidades, en edificarse de los más pequeños actos de virtud que les veamos practicar‖. 466 Todos estos apartes, se encuentran enmarcados dentro del más atroz sufrimiento debido a la oscuridad de la fe y a la enfermedad que destroza la vida de una niña de 24 años.

El capítulo XI, lo que usted me confió, comprende las siguientes partes: 1. Novicias y hermanos espirituales. Thérèse discurre sobre la propiedad de los bienes que vienen directamente de Dios como las intuiciones de la inteligencia y el corazón y los pensamientos profundos. 2. Instrumentos de Dios. Thérèse reconoce que el Señor siempre se ha servido de sus criaturas como de instrumentos para realizar su obra en las almas. 3. El pequeño pincel. Thérèse manifiesta ser un pincelito que Jesús ha escogido para pintar su imagen en las almas. 4. Poder de la oración y el sacrificio. Para guiar a las almas por los caminos de Jesús Thérèse manifiesta que su fuerza se encuentra en la oración y en el sacrificio; ―son las armas invencibles que Jesús me ha dado, y logran mover los corazones mucho más que las palabras‖467. 5. Práctica de la caridad. Con Sor San Pedro, por ser una hermana que no era fácil de llevar, muestra la ocasión para practicar la caridad. Thérèse considera que su alma es muy pequeña y por lo tanto, no puede ofrecer a Dios más que cosas muy pequeñas. 6. Los misioneros. Thérèse se dedica a orar especialmente por la salvación del alma de dos misioneros que le han confiado. Con sus oraciones y sacrificios les ayuda a salvar muchas almas, les comunica sus pensamientos y los anima a amar más a Dios. 7. ―Atráeme, correremos‖, un medio muy sencillo de cumplir mi misión. Todo lo que pidamos al Padre en su nombre nos lo concederá. 8. Fin del Manuscrito C. Siento que cuanto más abrase mi corazón el fuego del amor, con mayor fuerza diré Dios «Atráeme».

Como se puede apreciar, el Manuscrito C contiene una importancia infinita para conocer la interioridad de Thérèse y por eso es escogido para realizar esta investigación. Desde él se revisará retrospectivamente el dinamismo soteriológico de Cristo actuando en la Santa y se comprenderá la verdadera identidad de ella misma.

466 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito C 287 467 Ibid., Introducción 30. 119

1. Contexto Inmediato. Thérèse y la priora

Es importante describir aquí el contexto inmediato en el que se desarrolla la primera acción, en la relación entre Thérèse y la Madre Gonzaga, a quien está dirigido el Manuscrito C.

Por un lado, la Madre Gonzaga, apreciaba a Thérèse, fue quien la recibió en la Comunidad, la que le puso el nombre de Thérèse del niño Jesús. Se cree que ―sin su benevolente autoridad, nunca hubieran sido admitidas en el Carmelo en la misma Comunidad las cuatro hermanas Martin y su prima María Guerín‖468. Le sentía gran aprecio, no obstante era muchas veces dura e injusta en las pruebas a las que la sometía. Su apreció quedó registrado en una carta a la Sra. Guerín y en cartas dirigidas a otros Carmelos, así como en la nota al margen del acta de profesión de Thérèse, a raíz de la muerte de ésta:

―Esta flor, más del cielo que de la tierra, fue cortada por el divino jardinero a la edad de 24 años y nueve meses, el 30 de septiembre de 1897. Los nueve años y medio pasados entre nosotras dejan en nuestras almas el perfume de las más hermosas virtudes que pueden llenar la vida de una carmelita: modelo acabado de humildad, de obediencia, de caridad, de prudencia, de desasimiento y de regularidad. Desempeñó el difícil cargo de maestra de novicias con una sagacidad y una perfección que no tienen igual más que en su amor a Dios‖469.

En segundo lugar, ¿Cómo ve Thérèse a la Madre Gonzaga? Thérèse quería mucho a la Madre, no obstante, consideraba que se ocupaba muy poco de ella: ―nuestra Madre estaba enferma con frecuencia y tenía poco tiempo para ocuparse de mí. Sé que me quería mucho y que hablaba muy bien de mí. Sin embargo, Dios permitió que, sin darse cuenta, fuese MUY DURA. No podía Cruzarme con ella sin tener que besar el suelo. Y lo mismo ocurría en las escasas conferencias espirituales que tenía con ella...‖470

Thérèse sentía que la Madre era dura con ella, sometiéndola a muy duras pruebas, no obstante, Thérèse es capaz de amarla, no por sus condiciones sino porque Thérèse ve en ella la imagen de Dios. Con una actitud realista, no solo ve humanamente sus cualidades y defectos sino que con su madurez, es capaz de ir más allá y ver en ella la representación visible de Dios. Ve lo positivo de la Madre, porque tiene esa capacidad de ver a Dios en todas las personas, pero no deja de ver las grandes limitaciones que María Gonzaga tiene como priora, y es capaz de hablar con ella, acerca de lo que no considera admisible y logra ayudarla en momentos muy difíciles con una inmensa madurez y una caridad extraordinaria, acompañada de claridad y sinceridad.

468 De Mester Conrad Teresa de Lisieux, Vida, doctrina, ambiente, 101. 469 María de Gonzaga en, Álvarez Tomás y Martínez Blat Vicente, O.C.D. Diccionario de Santa Teresa de Lisieux, 422. 470 Teresa De Lisieux, Obras completas Manuscrito C, 218 -219. 120

Thérèse también sabía que era apreciada por la Madre y no adoptó una posición ventajosa, no fue aduladora buscando beneficios sino que se sitúa en un plano de profunda obediencia y entiende su relación con la Madre, en el amor y en la franqueza, hasta el punto de llamarle la atención de la manera más delicada, sobre lo que no estaba bien.

Thérèse trata a la Madre con inmenso respeto, pero con entera libertad, profundamente humilde y profundamente conocedora de la verdad. No se sitúa ante ella en un plano de inferioridad, se considera más hija que subordinada, cuando se trata de expresar sus impresiones sobre su vida religiosa escribe: ―Perdóneme, Madre, mi sencillez infantil. Yo sé que me va a permitir hablarle sin andar rebuscando lo que a una joven religiosa le está permitido decirle a su priora. Tal vez no siempre me mantenga dentro de los límites prescritos a los súbditos; pero, Madre, me atrevo a decir que la culpa será suya, pues yo la trato como una hija, ya que usted no me trata como priora sino como Madre...‖471

Thérèse en un plano de obediencia y humildad, no se siente ni inferior ni superior a la Madre, no conoce complejos, está muy segura de sí misma y no se sitúa en campos de inferioridad en las relaciones, de tal manera que se pueda coartar su libertad, pero por otro lado es inmensamente discreta y jamás infidente, ni para con la Madre ni para con nadie que haya depositado en ella su confianza, por eso, se convierte en instancia de consulta de confiabilidad, para toda la Comunidad.

Un ejemplo de la relación de Thérèse con la Madre, de su franqueza, y su capacidad de discernimiento es la carta 190472, dirigida a ella, escrita el 29 de junio de 1896, en la que Thérèse escribe una parábola para consolar a la Madre Gonzaga ante la difícil situación que vive a raíz de la votación y elección para un nuevo priorato, en el que fue elegida priora al séptimo escrutinio. En la parábola, la Madre es la pastora, las hermanas profesas las ovejas; las jóvenes hermanas del noviciado los corderos y el corderito Thérèse. Dice Thérèse: ―la pastora se puso triste; ya no encontraba alegría en cuidar a su rebaño y, ¿habrá que decirlo?, a su espíritu se asomó el pensamiento de alejarse de él para siempre…‖. Y añade: ―felizmente, amaba todavía a un corderito, muchas veces le tomaba entre sus brazos, le acariciaba y, como si el cordero fuese su igual, la pastora le confiaba sus penas y a veces lloraba con él… Thérèse manifiesta también sus sentimientos hacia la Madre, expresando que el corderito ―al ver llorar a su pastora, se afligía y buscaba en vano en su corazoncito la forma de consolar a su pastora, a la que amaba más que a sí mismo‖. Thérèse trascendiendo a la situación que se presenta, la interpreta como una prueba del Señor, que se sirve de las mismas hermanas de la Comunidad, para llevar a cabo la obra de santificación en el alma de la Madre, quitándole los apoyos humanos para llenar su alma exclusivamente de su Amor. Es de anotar que el caso para Thérèse no es fácil, conoce las ambiciones de la Madre y su relación con su propia y amadísima hermana, la Madre Pauline, candidata también al priorato del monasterio.

471 Ibid.. p 272 472 Teresa De Lisieux, Obras completas, Cartas, 541. 121

En tercer lugar, ¿Qué opinaban de la Madre María de Gonzaga quienes la conocieron?:

Según declaraciones de la Madre Inés, (Pauline), en el documento que ella se vio precisada a incluir en el proceso apostólico de la canonización de Thérèse, acerca del ambiente vivido en el Carmelo de Lisieux, bajo el mandato de María Gonzaga, se pueden mencionar varios acontecimientos sobre el comportamiento de la Madre:

- Siendo subpriora la Madre Gonzaga, en 1867, ―desapareció hasta la noche tras una crisis de envidia, y varias hermanas, enviadas a buscarla, la encontraron agazapada en un rincón del jardín, detrás de una escalera. A regañadientes y alborotada, se dejó llevar a la celda de la priora, y ya iba a tirarse por la ventana (un primer piso) cuando una hermana conversa la atrapó.‖473 - Desempeñando el cargo de priora, la Madre Gonzaga, en muchas ocasiones imponía su voluntad, sin tener en cuenta la opinión de las hermanas consejeras. En la admisión de las hermanas, ―se dejaba seducir por las ventajas exteriores: la distinción, el encanto de una bonita voz, y sobre todo por el afecto que se le demostraba‖474. Por este motivo, se menciona, que se aprobaron dos religiosas histéricas, una de ellas indiscreta, mentirosa y cleptómana. - Para evitarse problemas las hermanas obraban diplomáticamente, ―en ciertos casos, para evitar un escándalo, no había otro remedio que obrar solapadamente y con mucho miramiento‖.475 - La Madre Gonzaga tenía criterios absurdos para conceder la sagrada comunión: ―llegó a prometer como recompensa una comunión a la hermana que cogiese una rata. Por el contrario, otras veces la prohibía por un motivo insignificante‖. En 1891, se expidió un decreto en el que se prohibía a las superioras el derecho a regular las comuniones de sus Comunidades, la Madre Gonzaga en principio lo aceptó, pero al ver que el confesor concedía la comunión diaria a unas hermanas y a otras no, suscitó en ella la envidia y temiendo el abate Youf su reacción, decidió conceder el mismo número de comuniones para todas las religiosas. - No acataba la Regla, al tener un gato en el convento, al que salía a buscar en la noche, llevando a las hermanas novicias, alterando el silencio riguroso. - Las hermanas enfermas eran afectadas por las arbitrariedades de la Madre Gonzaga. A veces tenían que hacerse tratamientos a escondidas de ella, a pesar de que ella no estuviera de priora. María Gonzaga opinaba que había enfermedades ―que no había antes, y curarlas es un pecado‖476 - Ejercía estrecha vigilancia sobre el confesionario del predicador de los retiros, controlando el tiempo en el que las hermanas permanecían con él.

473 Madre Inés de Jesús, en Teresa de Lisieux. Procesos de beatificación y canonización, selección, 467. 474 Ibid.. 475 Ibid.. 476 Ibid.. 122

- Durante el tiempo que no podía ejercer el priorato, se mostraba muy afectada. ―veía con pena que la autoridad se le escapaba de sus manos y que los cariños se concentraban en otra persona y no en ella‖477, mostrándose de muy mal humor. - Al acercarse las elecciones, organizaba campaña electoral. ―La Madre Genoveva para mantener la paz, se retiraba humildemente, al terminar sus tres años, dejando los seis siguientes para la Madre María de Gonzaga‖478. Después de la muerte de la Madre Genoveva, la Madre Gonzaga inclinó la votación del capítulo hacia la Madre Inés, de Jesús, pretendiendo inclinarla a su favor. ―pero cuando vio que la nueva priora se tomaba en serio su autoridad, la hizo objeto de mil persecuciones479‖. Después impidió la reelección de la Madre Inés, siendo elegida nuevamente pero hasta el séptimo escrutinio, lo cual la hizo sufrir enormemente. - Para reservarse la alegría y el honor de las profesiones intentó retrasar las de sor Genoveva de la Trinidad y la de sor María de la Trinidad, pero solo logró con el apoyo de las religiosas a las que ella había inclinado a su favor, retrasar la de María de la Trinidad. - La Madre Inés, al ser elegida priora, nombró a la Madre María Gonzaga maestra de novicias y le sugirió a Thérèse en el cargo de auxiliar, de esta tarea. En el ejercicio de esta función, Thérèse ―suscitó muchas veces su envidia y hubo de esconderse constantemente para seguir cumpliendo su humilde oficio de auxiliar del noviciado‖.480 Expresa también la Madre Inés: ―Cuando notaba que la influencia de la sierva de Dios, se hacía demasiado efectiva, o también cuando su humor versátil la trastornaba, entonces se ensombrecía y trataba a sor Thérèse duramente‖.481 - En 1896, cuando fue elegida priora nuevamente la Madre Gonzaga, retuvo el cargo de maestra de novicias y mantuvo en el de auxiliar a Thérèse. ―Pero también como antes, cuando esta parecía ser o hacer alguna cosa, la Madre priora se picaba, la humillaba y se enfadaba con ella‖482. - Abusaba de su autoridad recibiendo visitas en el locutorio y favoreciendo a su familia, a su Hermana, la señora ―X‖ mediante préstamos y hospedaje en el locutorio del superior, y una estancia del torno exterior, rodeada de atenciones. - Las hermanas sufrían en silencio y cuando intentaron presentar sus quejas, ―confesores y superiores atemorizados ante un ascendiente que les parecía imposible destruir sin poner en peligro grave a la Comunidad, aconsejaron paciencia ―por mantener la paz y para que nada trascendiera fuera del monasterio‖483. Thérèse consciente del problema, expresaba: ―la Comunidad parece andar en la cuerda floja. Es un verdadero milagro el que Dios obra a cada instante para que se mantenga en equilibrio‖.484

477 Ibid.. 468. 478 Ibid., 469. 479 Ibid. 480 Ibid.. 471. 481 Ibid.. 475. 482 Ibid.. 476. 483 Ibid.. 473. 484 Ibid.. 474. 123

- La Madre Gonzaga, para justificar su severidad, decía refiriéndose a Thérèse: ―a una alma de ese temple no hay que tratarla como una niña, ni temer humillarla a cada momento‖.485 - Thérèse misma escribe: ―… ¡Qué gracia inestimable!… ¡Cómo actuaba Dios visiblemente a través de la que estaba en su lugar...! ¿Qué habría sido de mí si, como pensaba la gente del mundo, hubiese sido «el juguete» de la Comunidad...? Quizás, en lugar de ver a Nuestro Señor en mis superioras, no me hubiera fijado más que en las personas; y entonces mi corazón, que había estado tan protegido en el mundo, se habría atado humanamente en el claustro...‖486

1.1 Acción Soteriológica: “Jesús sabía muy bien que su florecita necesitaba el agua vivificante de la humillación.” Jésus savait bien qu’il fallait à sa petite fleur l’eau vivifiante de l’humiliation

Campos Semánticos: Sufrimiento como Humillación. Como Agua vivificante. Expresiones afines: ―Era demasiado débil para echar raíces sin esa ayuda, y quiso prestársela, Madre, por medio de usted‖. (Jesús se sirve de la Madre para proporcionarle humillación). Expresiones Opuestas: ―Tratar con miramientos‖ ―Recibir elogios y caricias‖ Otras determinaciones: ―La educación recia y maternal que usted me dio.‖. ―Sé muy bien, Madre querida, que a través de usted me habla Dios.‖

Por tratarse en esta acción de un campo semántico tan importante para la vida de Thérèse: ―el sufrimiento como humillación,‖ siendo la humildad una de las virtudes que más trabajó la Santa desde niña, se integran al análisis de esta acción el análisis diacrónico del término unido a la hermenéutica de la cita y a la confrontación en la vida de la Santa y la interpretación que ella intuye de dicha virtud.

1.1.1 Sufrimiento como Humillación. Análisis diacrónico.

Hay dos grupos de palabras, en la Biblia, prau

485 Ibid.. 575 486 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito C 219. 124 actitud de subordinación forzosa o voluntaria. También se utiliza ejpieivkeia (epieíkeia) y ejpieikhvV (epieikés) que no tienen un equivalente hebreo adecuado y se refieren a la humildad como prueba.

―En el núcleo central del testimonio bíblico aparece el ―ser humilde,‖ prau

―Yahvé es el Dios de los humildes (Salmo 25,9; 149,4; 34,3) escucha y consuela a aquellos de quienes los hombres no se compadecen, (Is 29,19; Job 36,15) hasta que se logren cambiar las circunstancias existentes y se pongan a su favor (Is 26,6; Sal 37,11; 147,6). Así, el vocablo ―aní‖ y sobre todo ―anaw‖, además de designar a los pobres en sentido estricto, pasan a ser una autodenominación religiosa, de aquellos, que en una situación de necesidad, solo buscan humildemente la ayuda de Yahvé o la han encontrado‖489. Así también en los pasajes mesiánicos del A.T. se menciona, que el rey salvador constituido por Dios será el defensor de todos los pobres y desheredados (Sal 45,5; 72; Is 11,4; 61,1).

En Zac 9,9 ―ani‖ se usa como título honorífico del Mesías, ―Siendo humilde se acerca a los pobres y desheredados, no tiene posesiones, ni medios para ejercer poder, ni derecho alguno sobre la tierra‖490.

La versión de los LXX modifica el sentido de estas palabras cuando en algunos pasajes (Zac 9,9) prays, pasando de expresar una situación real, una merma que experimenta la persona en su propia manera de

487 Bauder. En Coenen , Beyreuther , Bietenhard , Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. 314. 488 Ibid.. 315. 489 Ibid.. 490 Ibid.. 125 existir en su contexto socioeconómico, significa la virtud de la mansedumbre o de la humildad. Este significado domina también en el Eclo (1,27; 4,8; 10,28).

En el Nuevo Testamento El término epikeia que se encuentra en Pablo, Sant, 1 Pe, Hech y prays en Mt. El influjo veterotestamentario sólo puede reconocerse con claridad en Mt; en los demás casos predominan el uso de los vocablos en el sentido helenístico.

Praýs y epieikeia son signos distintivos de la soberanía de Cristo. Jesús rechaza la fuerza como medio de instaurar el reino de Dios, su acción sobre la tierra es la del rey salvador pacífico y desprovisto de poder conforme a una imagen inspirada en el AT (entendida en sentido griego: Mt 11,29; 21,5; Zac 9,9). En 2 Cor 10,1 cita Pablo la praytés y la epikeia como actitudes características de Jesús durante su vida terrestre y exhorta a la Comunidad a seguir su ejemplo.

Las palabras designan también un comportamiento que se exige al ser humano. Aparecen también como prácticas concretas derivadas del amor cristiano (Gál 5,23; 1 Tim6, 11; 1 Pe 3,4) y de la sabiduría divina (Sant 3,17). Estas virtudes establecen normas que favorecen la recta convivencia entre cristianos y no cristianos (Fil 4,5; Tit 3,2). Los cristianos deben dar ejemplo de estas virtudes (Sant 3,13), especialmente los que dirigen la Comunidad (1 Tim 3,3).

En el texto griego de Mt 5,3 aparece prays como un signo distintivo de la vida del discípulo: es una virtud que hace alcanzar el reino de los cielos. También aquí Jesús está a favor de los pobres de quienes habla el A.T. (Sal 37, 11): a los que ahora sufren opresión, pasan por aprietos y se sienten despreciados se les promete que las circunstancias cambiarán y los que nada poseen participarán del reino de Dios sobre la tierra.

Cuando el NT invita a la prau

491 Kittel y Friedrich, Diccionario teológico del Nuevo Testamento. 2003 126 moderación. Y tapeinóth que se refiere al resultado o efecto de la acción de humillarse: la humildad, la impotencia, mientras que tapeivnwsiV (tapeinosis) expresa el proceso de humillación. H Esser hace énfasis, en ―la diferencia fundamental entre la valoración griega y la valoración bíblica por lo que se refiere a este grupo de palabras: partiendo de la imagen antropocéntrica del hombre que poseen los griegos, la humildad es un escándalo, - cuando se entiende como servil, cuando menoscaba la dignidad humana - algo que hay que evitar, algo que hay que desterrar del pensamiento y de la acción ; dentro de una imagen teocéntrica del hombre, este grupo de palabras expresa sobre todo aquel acontecimiento que pone al hombre en una adecuada relación con Dios y, por tanto, con el prójimo‖.492

En los LXX tapeinovV (Tapeinos) y sus derivados se encuentran unas 270 veces: 66 veces el adjetivo, 160 veces el verbo y 40 el sustantivo tapeivnwsiV (tapeinosis). El sentido básico hebreo es de ―agacharse‖, ―inclinarse‖, y luego ―humillarse‖. De aquí resultan sentidos como humildad, modestia, sumisión, acatamiento y aflicción.

Los LXX emplean todas estas expresiones y las utilizan sobre todo para ―expresar la fe en Yahvé: es Dios mismo, el que a través de su intervención en la historia, humilla a los soberbios y arrogantes y escoge y salva a los humildes‖493(1 Sa 2,7 y Ez 21:31). Esto es expresado de distintas maneras. En los profetas como amenaza de juicio al que se contrapone la promesa. Isaías expresa que el Mesías establece el derecho para los mansos y pronuncia sentencia contra los oprimidos (Is 11:4). La alianza de paz de Dios es para siempre con los sencillos (Is 54, 10-11). Se fija en los humildes y contritos de espíritu (66:2). A partir de Sofonías, buscar a Dios es buscar la pobreza que es la humildad (Sof 2,3). En la oración del pueblo, se cantan ―Las humillaciones sufridas por Israel en las derrotas y en el exilio, estas le hicieron adquirir conciencia de la impotencia radical del hombre y de la miseria del pecador que se separa de Dios. Así se inclina el hombre a volverse a él con un corazón contrito (Sal 51, 19), con esa humildad hecha de dependencia total y de docilidad confiada que inspira las súplicas de los salmos. (Sal 25; 106; 130; 131)‖494.

Salmos y Lamentaciones lo expresan a través de la certidumbre del que ora para ser escuchado por Dios (Salmo 102:17). El auxilio de Yahvé está con los humildes (Sal 25,9; 131; 149,4). Dios exalta a aquellos que externa o internamente están oprimidos (Sal 18:27;34:18). Dios se fija en los sencillos (Salmo 138:6).

La literatura sapiencial, lo expresa en sus sentencias de sabiduría, como experiencia vital y Regla de vida. La humildad consiste sobre todo en someterse al orden divino del mundo (Job 22,29; Prov 3,34; Eclo 3, 17 ss. Por eso, la actitud de la humildad comprende también el recto conocimiento de sí mismo: ―Hijo conserva tu alma en la humildad, y júzgate como tú mereces‖ (Eclo 10,31).

492 W. Bauder en Coenen, Beyreuther,Bietenhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. 314-317. 493 Ibid.. 317. 494 Dufour Xavier Leön Vocabulario de Teología Bíblica. Edición revisada 401. 127

En el N.T. ―Tapeinos‖ y el grupo de palabras relacionadas se utilizan 34 veces en el N.T, se encuentran en textos como Mateo 4, Lucas 7, Hechos 2,2, Efesios 1, Filipenses 4, Colosenses 3, Santiago 4, y 1 Pedro 4. ―Tapeinos‖ se emplea 8 veces, ―tapeinóo‖ 14 veces, ―tapeinosis‖ 4 veces, ―tapeinophrón‖ 1vez, y ―tapeinophrosýne‖ 7 veces (utilizado en Hechos y en Cartas).

En Mateo y Lucas, el uso de este grupo de palabras está relacionado al anuncio de la llegada del reino de Dios. Lucas en el Magnificat (Lc 1, 46-55), expresa que María ensalza con palabras del Antiguo Testamento, (1 Sam 1,11; Sal 113,5 s) la grandeza de Dios ―porque ha mirado la humillación de su esclava‖495 El término esclava, refuerza el concepto de humildad. En 1, 52 se manifiesta: ―exalta a los humildes‖ (1 Sam 2,7; Job, 5,11; Sal 75,8; Ez 21,31), ―es entonces la humildad el camino que Dios ha elegido y quiere y en el cual introduce a los pobres y a los pequeños, a los que privilegia frente a los ricos y a los poderosos496‖.

Se corrobora también aquí que, ―Las promesas del A. T. acerca de la acción escatológica de Dios (Sal 147,6; Job 5, 11; 1 Sam 2,7) comienzan a cumplirse cuando Dios derriba de sus tronos a los poderosos y exalta a los de corazón pobre y humilde‖497

En Lucas 3, 1 ss Juan Bautista prepara el camino de Dios, ―que los montes y colinas se abajen‖ de acuerdo con la profecía del Deutero Isaías (40, 3 ss). Y en 14,11 y 18,14 hace la promesa a los que se humillan delante de Dios que serán ensalzados. La humildad del publicano lo coloca en una relación correcta con Dios.

Por su rebajamiento Cristo nos salva e invita a sus discípulos a servir a sus hermanos por amor (Lc 22.26), a fin de que Dios sea glorificado en todos. (1 Pe 4,10).

En Mateo 11,29, ―es la actitud con que se caracteriza a Jesús, y el camino que recorrió hasta la meta suprema”498, Él, quien se conduce por la vía de la humildad, exhorta a seguir su ejemplo. Jesús como enviado del Padre cumple su voluntad con humildad, los hombres han de comportarse con humildad frente al reino de Dios y frente a sus hermanos. En palabras de D Monguillo, ―la mansedumbre subraya el carácter sereno, fuerte y paciente de la humildad, que se manifiesta sobre todo en las relaciones con los demás y que induce a elaborar las situaciones que contrastan con ella como reflejo del abandono a Dios, de la paz que sigue a la conciencia de estar en su amor499‖

495 Lucas 1, 48. 496 Nuevo Diccionario De Espiritualidad, Dirigido por Stefano de Flores, Tullo Goff, 666. 497 Diccionario Exegético Del Nuevo Testamento. Horst Balz Gerhard Schneider ( Eds) 1678. 498 Nuevo Diccionario De Espiritualidad. Dirigido por Stefano de Flores, Tullo Goff, 666. 499 Ibid.. 668. 128

En Mt 23, 12, se expresa también que los que se humillan (tapieinoún heautón) serán ensalzados por el Padre. El fundamento de esta promesa radica en el propio camino de Jesús que se expone en su llamamiento salvífico. En Mateo 11,28-30, el es humilde ante los hombres y delante de Dios, es decir totalmente necesitado de él, rendido ante él y por eso puede llamar a los que están necesitados, rendidos, abrumados, y prometerles el descanso definitivo si le siguen.

En Mateo 18,1-5 Jesús exhorta a humillarse, a hacerse como niños, nos invita a darnos cuenta de la posición de abandono que debemos tener ante Dios, a depositar nuestra confianza en Él, a esperarlo todo de Dios y no esperar nada de sí mismo ni de los otros. La humildad y la pequeñez se hacen alegría y bienaventuranza, pues nos harán partícipes del reino de los cielos.

En Hechos 8, 33, se interpreta la humillación de Jesucristo, a partir de la cita de Isaías 53,8. En Hechos 20,19, se menciona el ejemplo de Pablo al conducirse con humildad ante las asechanzas de los judíos, es la actitud que Pablo observa en el servicio al Señor.

En Pablo, según Filipenses 2,3 la tapeinofrosuvnh es la actitud fundamental de los cristianos con miras a la unidad de la Comunidad. Esta actitud se opone a las actitudes del egoísmo y la jactancia, que perjudican y destruyen la vida comunitaria. ―la humildad hace que se estime al otro como más importante que uno mismo – independientemente de toda jerarquía social -. El humilde no busca su propia ventaja sino que quiere servir a otros (v. 4)500.

En Filipenses 2, 6-11, se deduce que la auto humillación de Jesucristo funda e inaugura una nueva vida en Él, bajo su soberanía y conforme a su espíritu de servicio. Jesucristo se hizo obediente hasta la muerte en Cruz, sin tener más apoyo que la promesa de la fidelidad de Dios.

En Filipenses 4,12-13, menciona Esser: ―Pablo entiende todo su ministerio apostólico como un seguimiento del Señor, que le ha capacitado para ello en virtud de su propia exaltación, adquirida a través de la auto humillación. Por eso es capaz de pasar necesidad, (hambre, estrecheces, privaciones ) de humillarse a través del trabajo corporal, para así poder predicar el evangelio gratuitamente (2 Cor 11, 7) y elevar a la Comunidad a través del mensaje‖501.

Pablo percibe la acción de Dios en el sufrimiento manifestado de múltiples maneras y en la alegría, en la satisfacción y en la paz por el deber cumplido: en los fracasos con que es humillado (2 Cor 12, 21), en las discordias que se le presentan, en el consuelo que se les da a los humildes (2 Cor 7,5 cf Is 49, 13), en las tribulaciones y luchas internas y en las buenas noticias que llegan de sus Comunidades. La humildad, el sufrimiento, el perdón, la pobreza, van unidas.

500 Horst Balz Gerhard Schneider, Diccionario exegético del Nuevo Testamento. 1680. 501 W Bauder en Coenen, Beyreuther, Bietenhard , Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. 319. 129

En Romanos 12, 3.16 Jesús intenta fomentar esta actitud a los apóstoles, les exhorta a ser humildes en contra de la arrogancia, atraídos más bien por lo humilde. El humilde, no se fía de su propio juicio. ―El humilde reconoce que ha recibido de Dios todo lo que tiene (1 Cor 4,7); siervo inútil (Lc 17,10), no es nada por sí mismo (Gal 6,3), sino pecador (Is 6,3 ss; Lc 5,8)‖502 ―La humildad está íntimamente unida con el amor ( 1 Cor 10, 24; 13,4 ) debe ser la postura fundamental frente al hermano503‖ (Rom 12, 9).

En Col 3,12, la humildad se une a la compasión que es la actitud de donde brota como una fuente la acción de Jesús. La tapeinofrosuvnh es ―una de las cinco virtudes que el cristiano debe realizar en sus propias acciones. Y en Ef 4,2 se invita a revestirse de humildad soportándose y perdonándose mutuamente, lo cual redunda en unión y cohesión dentro de la Comunidad.

En Santiago 1,9 se utiliza el término para designar al pobre desde el punto de vista social, quien tiene derecho a su exaltación, mientras que el rico debe gloriarse en su humillación (tapeinosis). También en 4,6, lo mismo que en 1 Pe 5,5c se manifiesta que Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes y se exhorta a la humildad como una presteza al servicio mutuo, como móvil de la vida del cristiano que exhorta a vivir todos unos para otros y para Dios.

León Dufour concluye: ― En el A.T. la palabra de Dios lleva al hombre a la gloria por el camino de una humilde sumisión a Dios, su creador y su salvador. En el N. T. la palabra de Dios se hace carne para conducir al hombre a la cima de la humildad que consiste en servir a Dios en los hombres, en humillarse por amor para glorificar a Dios salvando a los hombres.504

1.1.2 Confrontación teológica desde la experiencia de humillación de Thérèse.

Acción Soteriológica: ―Jesús sabía muy bien que su florecita necesitaba el agua vivificante de la humillación.‖

Para poder certificar la humildad de Thérèse, significada en su vida como sufrimiento causado por la humillación y llegar a la virtud positiva y alegre de la humildad, se va a analizar la acción soteriológica y a confrontar sus actitudes con el contenido bíblico, en la inmensa gama de matices de prau

La primera acción soteriológica refleja a Thérèse siempre unida a Dios, y la forma de entender toda su existencia como una permanente acción divina en ella. Su vida fue una continua novedad, una experiencia constante, de un ver a Cristo en cada acontecimiento. Él está en el corazón de todo lo que le sucede, Él

502 Dufour Xavier León Vocabulario de Teología Bíblica. 400. 503 Sacramentum Mundi Enciclopedia Teológica Tomo tercero., 555. 504 Dufour Xavier León Vocabulario de Teología Bíblica. p 402 130 sabe lo que necesita Thérèse para crecer, y considera que la humillación es un instrumento altamente eficaz para fortalecerla. De este instrumento se sirve Dios, para que la Madre la coloque en situaciones en las que a través del sufrimiento causado por la humillación, pueda avanzar en el camino hacia la santidad.

El campo semántico humillación se constituye en el núcleo primero de la acción soteriológica de Cristo, humildad que es aprendida con base en la humillación causada. La humildad entendida en sus acepciones, prau

El contexto anterior de la acción soteriológica nos permite conocer las causas y las motivaciones para que dicha acción aparezca dentro del texto. Hace alusión, en primer lugar, a la solicitud de la Madre María de Gonzaga, quien pide a Thérèse escribir sus experiencias de vida religiosa, petición que ella asume en la obediencia, inspirándose en los salmos 70, 17-18508 y especialmente en el 88,2 que dice: ―cantaré por siempre el amor de Yahvé.‖ Se propone, entonces, en el manuscrito C, continuar cantando ―las misericordias del Señor,‖ que ya había comenzado a narrar, en relación con su infancia, en el Manuscrito A, dirigido a la Madre Inés (su hermana Pauline).

En sus Manuscritos hace una narración detallada de lo que considera Thérèse ―misericordias de Dios‖, refiriéndose a: ―todos los momentos de su vida, ya sean más o menos importantes, alegres o dolorosos, en los que se ha mostrado la ternura de Dios hacia ella. Unas veces esta Presencia ha sido clara y cercana, otras oculta y lejana, pero es siempre Dios quien, gratuitamente, le ha concedido su gracia, sin mérito alguno, por parte de Thérèse. La misericordia de Dios es su gracia que se derrama a favor de la humanidad y que Thérèse ha experimentado…‖ 509

Para responder al deseo de la Madre, Thérèse, intenta expresar sus sentimientos, su gratitud a Dios y a la Madre Gonzaga misma, considerando que ella representa visiblemente a Dios quien a través suyo le habla a Thérèse. Esta es otra determinación importante de la acción soteriológica de Cristo que nos encontramos analizando, el poder ver como Presencia Divina, a la Madre Gonzaga, conociendo sus

505 Análisis diacrónico p. 123-128 506 Mateo 11,29 Análisis diacrónico p. 123-128 507 prau

En el contexto anterior a la acción, manifiesta también Thérèse la relación cercana que la une a la Madre, en un doble sentido, por una parte, sintiéndose como hija suya, recordando que la conoció desde temprana edad, que fue ella quien creyó en su vocación, y le ratificó el nombre que la niña había pensado para su vida religiosa: ―Thérèse de l’Enfant Jésus‖. Reconoce en segundo lugar, que ella fue el instrumento utilizado por Dios para recibir su ofrenda al entregar su vida a Él, en la Comunidad del Carmelo. Esto revela que Thérèse no se deja obnubilar por el dolor causado por la humillación sino que es capaz de trascenderlo tapeinovV (tapeinos) para seguir amando a la persona que lo causa512, fijándose más bien en las cualidades y dones que el Señor a través suyo le ha regalado.

Adicionalmente, dentro de este mismo contexto anterior, Thérèse recuerda que ella en ese momento se encontraba compartiendo el sufrimiento de la Madre, acompañándola y ayudándole a interpretar su difícil elección para el cargo de Priora en marzo de 1896, ―tras una humillante votación capitular que decidió su candidatura sólo en el séptimo escrutinio‖513. Thérèse le hace ver a su superiora, que ésta es una oportunidad para compartir los sufrimientos de Cristo, quien se sirve de la situación para que ella comprenda que al quitarle los apoyos humanos, es Él, quien debe ―llenar, su amante corazón‖514. Es interesante la actitud de Thérèse, quien responde con infinita nobleza, ejpieikhvV (epieikés)515 siendo apoyo y compañía para la Priora. Es ésta la manera como Thérèse, ―la nada‖, ―la pequeña‖ sostiene a ―la grande‖ y le da sentido cristiano a su orgullo herido.

Su respuesta a las humillaciones es apoyo, para que la Madre también pueda crecer. Se ve muy bien que Thérèse ha meditado seriamente la palabra de Dios. En el cuarto Evangelio, Juan, nos narra el lavatorio de los pies (13,1-10), en este pasaje nos hace ver que solo por el camino de la humillación y del servicio

510 Hechos 8, 32-33, se interpreta la humillación de Jesucristo a partir de la cita de Is 53,8, tal como se señaló en el análisis diacrónico p 123-128 511 prau

Lavar los pies sucios no era una tarea digna a realizar por un Señor. Ese es precisamente el motivo de escándalo, el contraste entre la actitud de Jesús que realiza un oficio propio de los no tenidos en cuenta, de los minusvalorados, siendo Él, el Señor y Maestro. Sus discípulos no comprenden el gesto de Jesús y quedan desconcertados, especialmente Pedro, quien lo manifiesta, pues su concepción del Mesías estaba asociada a la imagen de majestad, de grandeza. Pero Jesús se despoja de su gloria, no solo se abaja haciéndose hombre sino que se humilla a la condición de esclavo (Fil 2,7) y nos muestra que su grandeza consiste en abajarse, en el humilde servir, en la manifestación radical del amor hasta el despojo total de sí mismo, tapeinovV (tapeinos)516. Thérèse se humilla por devolver en servicio amoroso, las humillaciones de la priora.

La acción soteriológica del presente texto, cuenta con dos acciones opuestas, a la acción salvífica de Cristo en Thérèse: ―tratar con miramientos‖ y ―recibir elogios y caricias‖. Ella no recibió desde su ingreso en el Carmelo, ―mimos, halagos y caricias‖ y lo agradece a la Madre Gonzaga pues esto hubiera dificultado la acción de Dios en ella. Para Thérèse el halago, la adulación, los mimos, representan en primer lugar, un peligro para que Cristo pueda acontecer salvíficamente, y por otro lado, un impedimento para la santidad, por eso es una acción opuesta a la acción salvífica. La humillación le hace entender la dimensión de la pobreza evangélica en la cual el pobre, sin ningún tipo de seguridades humanas se apoya y se fortalece en la voluntad divina, esperando todo de Dios517 tapeinovV (tapeinos)518 y sabiendo que Él nunca va a fallarle.

Thérèse optó libremente por aceptar la humillación, abajándose como lo haría Jesús, ella comprendió que entre más prescindiera de ella misma, Dios podría ser todo en ella y por eso habla del agua vivificante de la humillación, segundo campo semántico que se encuentra en el texto significando la acción soteriológica de Cristo. Es así, como Thérèse cumple la voluntad de Dios, dando la vida, humillándose, haciéndose vacío para Dios, desprovista de orgullo y aceptando sufrimientos, desprestigio, dolores y viviéndolos con amor y paz. En la vida cristiana hay que tener una jerarquía de valores, nuestro Señor dice ―busca‖ primero el Reino de Dios y todo se os dará por añadidura (Mateo 6, 33). Thérèse lo comprendió, Dios fue su absoluto, todo lo demás relativo. Ella vivió esta dimensión y comprendió que así

516 tapeinovV (tapeinos) como abajamiento. Ver análisis diacrónico p123-128 517 Salmos 25, y 131. Análisis diacrónico p 123-128 518 tapeinovV (tapeinos) como esperar todo de Dios. Ver análisis diacrónico p 123-128 133 la alabaran o despreciaran vivía por el amor de Cristo y para construir su Reino y todo lo demás estaría al servicio de éste propósito (Eclesiástico 3,17-20)519 tapeinovV (tapeinos520)

Es claro, que la personalidad de Thérèse no se forma solamente en el Carmelo, desde su niñez es consciente de haber recibido una amorosa y a la vez recia educación, donde no existieron halagos ni miramientos. Escribe Thérèse pensando en la formación que le dio su hermana Pauline: ―A veces me pregunto cómo pudiste educarme con tanto amor y delicadeza, y sin mimarme, pues la verdad es que no me dejabas pasar ni una sola imperfección, cuidabas de alejar de mí todo lo que pudiese empañar mi inocencia, y sobre todo no dejarme escuchar ninguna palabra por la que pudiese deslizarse la vanidad en mi corazón‖.521 Thérèse agradece las enseñanzas y correcciones de sus hermanas, las lleva a la práctica y valora sus esfuerzos, pues siendo muy jóvenes, cuando murió la mamá, a los 17 años de María y 16 años de Pauline, asumieron el rol de Madres.

¿Cómo podemos comprender qué una joven haya podido entender desde los 15 años que si la hubieran tratado con ―mimos, con halagos y caricias‖, esto hubiera sido un obstáculo para que Cristo aconteciera en ella? Se ve que Thérèse conoce muy bien la psicología humana y a ella misma. Es muy posible, que si hubiera recibido todo aquello que alimentara su orgullo no hubiera podido discernir entre su gusto por una vida cómoda y lo que le brindaba la vida religiosa, como aporte para el desarrollo de su verdadera vocación y abandono a la voluntad divina y el fortalecimiento de un amor absolutamente fidedigno a Cristo y a su Comunidad. Amor, que debería trascender tanto a las manifestaciones de afecto como a los rechazos y humillaciones, prueba de una madurez que consiste en no ser más por recibir alabanzas ni menos por vivir desprecios o humillaciones. Thérèse comprende muy temprano todo esto, pero ahora en vísperas de su muerte, a los 24 años, dando una mirada retrospectiva a su vida religiosa, agradece inmensamente las humillaciones porque han sido ellas, el vehículo de comunión con su amado Jesús y el instrumento para lograr la fortaleza prau

A nadie le gusta ser humillado y todos comprendemos que la humillación hace sufrir. Sabemos que la reacción humana ante la humillación es la rabia, el rencor, y la minusvaloración de la autoestima. Thérèse

519 Eclesiastico 3,17-20 Análisis diacrónico p 123-128 520 tapeinovV (tapeinos) como regla de vida. Ver análisis diacrónico p 123-128 521 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A, 113 - 118-119 522 prau

¿Cómo llegó la Santa a tan alta humildad?: Thérèse comprende que no se llega a ella, sin pasar por el sufrimiento de la humillación. Se logra viendo al agente de esta como instrumento de Dios, aprovechando todas las oportunidades que el Señor nos coloca en la vida, no viendo al agresor como un ser despreciable, no guardando rencores y esto sólo es posible si el corazón está lleno de Dios. Lo ha entendido, en primer lugar, meditando a lo largo de su vida, en la Sagrada Escritura, la vida de Jesús, la humildad de María, la actitud de personajes de la Escritura, el camino de perfección de los santos, el ejemplo de sus padres, las enseñanzas de sus hermanas de sangre y el comportamiento de unas pocas hermanas de la Comunidad. En segundo lugar, a través del camino recorrido en su propio proceso: en la práctica de la mansedumbre, paciencia, obediencia, mortificación, renuncia a su propio protagonismo, y dolor por sus imperfecciones.

La actitud de Thérèse revela el conocimiento de la Persona de Cristo, quien no rehusó rebajarse, ―no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de esclavo…y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de Cruz‖527. No quiso aferrarse a su condición, se despojó de lo suyo, se vació de si mismo tapeinovV (tapeinos)528, no de la naturaleza de Hijo de Dios sino de la gloria que le correspondía a ella. Asumió la naturaleza humana, sometida al sufrimiento y a la muerte, privado de gloria, viviendo la obediencia al Padre hasta el extremo sacrificio. El siervo sufriente derramó su vida en la muerte, se humilló a sí mismo, se encarnó en la humillación, haciéndose el último de los hombres, asumiendo la condición de siervo, pues ―no vino a ser servido sino a servir‖.529

Thérèse lo sabe muy bien, Jesús nos dio la vida a través de su humillación. Es más, siente la cercanía de Jesús, de tal manera, que comprende que Jesús se encarnó, sufrió, murió y resucitó por ella, estableciendo una estrecha relación entre ―la salvación de Cristo como acontecimiento histórico y su propia historia de salvación.‖530: Thérèse entiende la encarnación del Hijo de Dios, desde el Amor que se humilla hasta lo

524 tapeinovV (tapeinos) como oportunidad de crecer viviendo para Dios. Ver análisis diacrónico p 123-128 525 1 Pe 5, 5-6 Análisis diacrónico p 123-128 526 tapeinovV (tapeinos) como móvil de la vida del cristiano,. Ver análisis diacrónico p 123-128 527 Filipenses 2,8´Análisis diacrónico p 123-128 528 tapeinovV (tapeinos) como anonadamiento, vaciamiento. Ver análisis diacrónico p 123-128 529 Marcos 10,45 Anaálisis diacrónico p 123-128 530 Recaredo José Salazar Centelles, ―En el corazón de la Iglesia mi madre yo seré el amor. Jesús y la iglesia como misterio de amor en Teresa de Lisieux‖ 102. 135 más ínfimo del ser humano para transformarlo y elevarlo a su esencia divina, ―El Hijo desciende hasta la nada, que es la humanidad, para transformarla en fuego, que es la vida en el Espíritu… para Thérèse , este ―descenso‖ de Dios es signo de su grandeza: ―humillándose de tal modo, Dios muestra su grandeza infinita531‖

En la Oración para pedir la humildad, Thérèse recuerda las palabras de Jesús : ―aprended de mi que soy manso y humilde de corazón, y vuestra alma encontrará descanso532‖ y pide al Señor su gracia, para poner en práctica las enseñanzas de Jesús, abajándose con humildad y mansedumbre prau

Cristo, en su vida, fue débil, despreciado, marginado en la sociedad535, se colocó en defensa de la mujer536, del leproso537, del enfermo538, del pecador539, fue manso y humilde.540 Jesús tuvo actitudes que verdaderamente causaron escándalo en su época pero que fueron llevando a transformar la relacionalidad humana, como el ir a comer a la casa del pecador para acogerlo; hablar con la mujer en la calle que en su época no era tenida en cuenta, para confiarle su verdadera identidad de Mesías, aunque era una desprestigiada samaritana y ella se siente acogida y su anuncio sirve para mover a su pueblo extranjero a seguirle; va a comer a la casa del fariseo y una mujer de mala conducta le derrama un perfume fino en sus pies y Él resaltando su gesto la acoge y hasta el día de hoy, como Él lo afirma la tenemos a ella como ejemplo.

La humildad ―es la actitud con que se caracteriza a Jesús, y el camino que recorrió hasta la meta suprema”541 Él, quien se conduce por la vía de la humildad, delante de Dios y de los hombres, por ello puede consolar y auxiliar a los que están necesitados, rendidos, abrumados, y prometerles el descanso

531 Ibid, 105 532 Mt 11,29. 533 prau

La Virgen María es ejemplo de humildad, de pequeñez545, tapeinovV (tapeinos)546 para Thérèse: ―Tú me haces comprender que no es cosa imposible caminar tras tus huellas, oh Reina de los santos; al practicar tú siempre las virtudes humildes, el camino del cielo dejaste iluminado.547 Thérèse ve en María el modelo para el creyente: a la humildad de la Virgen María, corresponde su grandeza, se humilla hasta lo más ínfimo y Dios la eleva a la más alta dignidad tapeinovV (tapeinos)548. María atribuye esta obra a la pura bondad de Dios, ―que miró la humillación de su esclava‖ (Lc 1,48). Fue pura elección de Dios y María se abrió a Él, por eso, la ―llamarán bienaventurada, todas las generaciones‖549. María comprende su nada ante Dios y se constituye en la figura más grande después de Cristo, pues dio el Sí a lo divino, en nombre de la humanidad.

Thérèse escribe: ―Cuánto te amo, María, cuando te dices esclava del Dios a quien arrobas con tu dulce humildad. Esta virtud oculta te torna omnipotente y a tu corazón traes a la Santa Trinidad‖550. En palabras de Recaredo, la humildad de María es la que atrae al Verbo que se hace kénosis y ―atrae‖ a la Trinidad y la hace Todopoderosa551. Todas las promesas de Dios se cumplen en María, ella nos enseña que si queremos ser grandes a los ojos de Dios, debe ser la humildad la condición de nuestra identidad cristiana.

Es inspirada también por la actitud de humildad del publicano552, quien se colocó en una relación correcta frente a Dios, reconociendo su amor y su grandeza, frente a la pequeñez e insignificancia del ser humano tapeinovV (tapeinos)553. Esta actitud fundamental es la que Thérèse encuentra reflejada en la Magdalena al final del Manuscrito C: ―repito llena de confianza la humilde oración del publicano, pero, sobre todo, imito la conducta de la Magdalena. Su asombrosa, o, mejor dicho su amorosa audacia que cautiva el corazón de Jesús, seduce al mío‖554. La Magdalena también inspira a Thérèse, para cuestionar las palabras

542 Mt 11,28-29 543 Lucas 22,26 544 1 Pedro 4,10 545 Lucas 1,48 546 tapeinovV (tapeinos) como pequeñez. Ver análisis diacrónico p 123-128 547 Teresa De Lisieux, Obras completas Poesías: ―Por qué te amo María‖. 737 548 tapeinovV (tapeinos) como vía de exaltación. Ver análisis diacrónico p 7123-128 549 Lucas 1, 46-56 550 Teresa De Lisieux, Obras completas Poesías: ―Por qué te amo María‖. 737 551 Recaredo José Salvador Centelles, ―En el corazón de la Iglesia mi madre yo seré el amor. Jesús y la Iglesia como misterio de amor en Teresa de Lisieux‖. 141. 552 Lucas 18, 10-14 553 tapeinovV (tapeinos) como situación que coloca al hombre en una adecuada relación con Dios. Ver análisis diacrónico p 123-128 554 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito C 326. 137 de la Escritura: ―a quien poco se le perdona poco amor muestra‖555, argumentando que al que se le ha preservado de caer, por la misericordia de su gracia, ama también inmensamente, porque se le ha librado de caer.

De sus hermanas de Comunidad, recibió el ejemplo y la inspiración de la Madre Genoveva, fundadora del Carmelo de Lisieux, ―más que con sus palabras, la Madre Genoveva ilumina a Thérèse , la orienta hacia ese camino de sencillez y humildad, que ella misma conoce tan bien‖556 Como lo mencionamos en el contexto, Thérèse admira de su ―fundadora‖ que se haya santificado por medio de virtudes ocultas y ordinarias, que se note la presencia de Jesús en ella en lo que dice y hace y que su santidad sea posible de imitar!!!

Siente también un profundo respeto por su maestra de novicias, María de los Angeles, expresando de ella: ―era una verdadera Santa, el tipo acabado de las primitivas carmelitas,‖557 Era de sorprender que siendo de origen aristócrata, realizaba las tareas más humildes.

Si bien Thérèse desde su juventud, veneraba con su familia la Santa Faz de Jesús, tal como está representada en el velo de la Verónica conservada en la basílica de San Pedro en Roma, fue la Madre Inés, a su vez influenciada por la Madre Genoveva, quien ―demostró a su hermana pequeña que la faz desfigurada del salvador debía animarla a vivir en la humildad, a permanecer muy escondida, a ser cada vez más el ―jardín cerrado‖ en el que el pudiese complacerse, una ―pequeña Verónica‖ que le consolara.558‖ La devoción de Thérèse a la Santa faz, es esencialmente contemplación de su amor más que un sentido reparador, es posición de abandono ante Dios, depositando toda su confianza en Él y esperándolo todo de Él, prau

¿ Thérèse cómo recorre el camino ? Para llegar a la humildad, vive por conseguir fuerza espiritual tapeinovV (tapeinos) 560 que le permite salir de su ―debilidad‖. En la acción soteriológica que se analiza, se refleja en la manera como se somete a la autoridad severa de la Madre, aceptándo conscientemente esa autoridad viendo en ella al mismo Dios. En la primera carta de Pedro, 2, 18-25, se narra la importancia de la sumisión: ―porque es meritorio tolerar penas por consideración a Dios, cuando se sufre injustamente… pues si obrando el bien soportáis el sufrimiento, esto es meritorio ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos un modelo para que sigáis sus huellas‖.

555 Lucas 7, 47 b 556 Van der Meerch, Maxense. Vida de Teresa de Lisieux, Doctora de la Iglesia, 84 557 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A, 219 558 Descouvemont Pierre, Teresa y Lisieux, 137 559 prau

Desde la cumbre de la santidad de Thérèse en vísperas de su muerte, vamos a contemplar cómo ese punto de llegada tuvo un proceso en el que, fue descubriendo y redescubrendo el valor de la humildad, y el cual nos ayudará a conocer el perfil de la Santa, en relación con lo que ella entenderá como requisito esencial para la santidad.

En su vida familiar.

La acción de doblegarse, dominarse, vencerse, moderarse, condescender561, es cultivada por Thérèse desde la más tierna edad. Ella lo relata en el manuscrito A: ―bastaba que me dijeran que algo no estaba bien para que se me quitasen las ganas de hacérmelo repetir dos veces...562. Siendo muy pequeña, sentía también el deseo de revelar sus faltas como cuando le confiesa a su Madre que ha ofendido a Céline, o a su padre, que ha dañado el papel, de la pared. La Madre de Thérèse también manifiesta que la niña, a la edad de tres años ―quiere ponerse a veces a hacer prácticas...‖563, que eran los sacrificios de crecimiento espiritual habituales en la familia de Thérèse.

Thérèse es consciente de sus faltas desde su más tierna edad y de su necesidad de repararlas, tapeinovV (tapeinos)564, en su infancia es señal de docilidad, de obediencia, más delante de comprensión del amor de Dios, del conocimiento del Evangelio, y signo de su inmensa madurez y salud espiritual. Ella narra un episodio de su infancia en el que se alteró porque su empleada Victoria, no atendió rápidamente a sus requerimientos y ―levantándome, le dije a gritos que era mala y, saliendo de mi dulzura habitual, empecé a patalear con todas mis fuerzas.... ―565. Al darse cuenta de su falta, Thérèse dice: ―lloré lágrimas de sincero arrepentimiento, con el firme propósito de no volver a hacerlo nunca...‖566

En 1883, después de transcurridos seis meses de la entrada de Pauline en el Carmelo, Thérèse empezó a padecer de una enfermedad que se le manifestaba con síntomas diversos como temblores, continuo delirio, desmayos, como lo expresamos en el contexto de la vida de la Santa567 . El pensar que era una enfermedad fingida, fue para Thérèse motivo de continua pesadumbre y es interpretado por ella como una señal de amor para hacerla crecer: ―Dios, que, sin duda, quería purificarme, y sobre todo humillarme, me dejó en este martirio íntimo hasta mi entrada en el Carmelo…‖568 Más que la enfermedad, la hizo sufrir la posibilidad de no haber sido sincera, lo cual muestra la delicadeza de conciencia de Thérèse. La serenidad viene con la paz que le da el saber que no fingió. Thérèse quiere poner todo sobre la mesa ante Dios, quiere arrepentirse, poner remedio.

561 tapeinovV (tapeinos) como proceso de vencerse, dominarse. Ver análisis diacrónico p 123-128 562 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A. p 95 563 Celia Guerin madre de Santa Teresita "Cartas a mi familia" 370. 564 tapeinovV (tapeinos) como reparación. Ver análisis diacrónico p 123-128 565 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A. p 108 566 Ibid., 108. 567 Contexto p 15-37 568 Ibid., 139

La humildad como olvido de sí misma tapeinovV (tapeinos)569, en Thérèse está entrelazada con el amor y el sufrimiento y con el móvil de su vida, como se deduce del análisis que ella misma hace de un episodio de su infancia, que ya hemos mencionado en el contexto, en el que Léonie les regala a Céline y a ella una cesta llena de vestiditos de muñecas y de retazos, y Thérèse alargando la mano manifestó: «¡Yo lo escojo todo!»570, Interpretando este acontecimiento ahora en la edad adulta, comprende que el proceso para santificarse es el olvidarse de sí misma, no hacer su voluntad, buscar lo perfecto, que es Dios mismo, y realizar todo esto implica sufrir mucho, es escogerlo ―todo‖, aún el dolor.

Aquí vemos la comunión de Thérèse con el querer divino, que es el mayor grado de perfección que la hace indiscutiblemente semejante a Jesús. Ella entrelaza la humildad con la voluntad de Dios siendo su único temor el apartarse de la divina voluntad. En su vida, está Cristo actuando en ella de tal manera, que siente que también ella ha venido para hacer la voluntad del Padre, y así vive el sufrimiento, a la manera de Cristo, quien sabe que la vía dolorosa la tiene que asumir para hacer la voluntad de Dios. Thérèse entiende su humildad en el contexto de su propia fragilidad y debilidad, en su pequeñez, en su nada tapeinovV (tapeinos)571. El 8 de mayo de 1884, día de su primera comunión, dice: ¡Me sentía tan débil, tan frágil, que quería unirme para siempre a la Fuerza divina...!572

Siguiendo el ejemplo de Jesús, comprende, que Él se hizo vacío para Dios y así ella tiene que vaciarse de sí misma para que Dios la llene de su gracia. Más tarde, cuando siente que el Señor la colma de gracias menciona: Porque yo era débil y pequeña, se abajaba hasta mí y me instruía en secreto en las cosas de su amor. Si los sabios que se pasan la vida estudiando hubiesen venido a preguntarme, se hubieran quedado asombrados al ver a una niña de catorce años comprender los secretos de la perfección, unos secretos que toda su ciencia no puede descubrirles a ellos porque para poseerlos es necesario ser pobres de espíritu...573 Es una humildad que no teme reconocer la grandeza de Dios en ella, en este caso, la Sabiduría que reconoce poseer.

Es también signo de humildad, el ser considerado insignificante tapeinovV (tapeinos)574, pues el concepto de otros sobre nosotros, muchas veces nos causa dolor. Thérèse sufre sola, sin mamá, en casa de su tío: ―pasaba por ser una pequeña ignorante, buena y dulce, sí, pero poco capaz y torpe... No me extraña esa opinión que mis tíos tenían de mí, y que sin duda aún siguen teniendo, pues apenas hablaba y era muy tímida, y cuando escribía, mi letra de gato y mi ortografía, que no es más que normalita, no eran para

569 tapeinovV (tapeinos) como olvido de sí. Ver análisis diacrónico p 123-128 570 Teresa de Lisieux Obras Completas Manuscrito A, 98. 571 tapeinovV (tapeinos) como pequeñez. Ver análisis diacrónico p 123-128 572 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 145. 573 Ibid., 172. 574 tapeinovV (tapeinos) como insignificante. Ver análisis diacrónico p 123-128 140 entusiasmar a nadie...575 Aunque Thérèse sabe el concepto en que la tienen, lo ofrece al Señor, aceptando su nada, para dejarse llenar por Cristo.

De otra parte, Thérèse tiene claras las prácticas del amor cristiano. Reflexionando su viaje a Alençon en agosto de 1883, cuando tenía diez años concluye: ―Y veo que todo es vanidad y aflicción de espíritu bajo el sol..., y que el único bien que vale la pena es amar a Dios con todo el corazón y ser pobres de espíritu aquí en la tierra...‖576

A esta edad de 10 años escribe Thérèse, Dios ya la había hecho comprender ―que la verdadera gloria es la que ha de durar para siempre y que para alcanzarla no es necesario hacer obras deslumbrantes, sino esconderse y practicar la virtud de manera que la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.577.‖ Por gracia de Dios, a esta misma edad , Dios le había hecho vislumbrar que llegaría a ser una gran Santa, y en su razonamiento intuía que lo lograría no apoyándose en sus méritos. En actitud humilde reconoce que ha recibido todo de Dios, tapeinovV (tapeinos)578 y su progreso espiritual, su virtud no es algo que haya logrado por esfuerzo propio sino que es fruto de su unión con Cristo. Todo lo ve como obra del Espíritu Santo quien la llevará a la Santidad.

Thérèse es consciente de la acción de Dios en ella y no posee una falsa humildad, la humildad es la verdad tapeinovV (tapeinos), como lo consideraba también la Santa de Ávila. Así Thérèse afirma, ―nuestro Señor me muestra la verdad; me doy tan perfectamente cuenta de que todo viene de Él‖, Von Baltasar dice: ―La humildad no es ninguna virtud, sino la evidencia de que no se tiene ninguna virtud, porque ―todo procede de Él‖579. Thérèse piensa, que no tiene nada propio de que gloriarse y que sólo a Dios pertenece la gloria de los dones que el Señor le ha concedido: ―Me parece que si una florecilla pudiera hablar, diría simplemente lo que Dios ha hecho por ella, sin tratar de ocultar los regalos que él le ha hecho. No diría, so pretexto de falsa humildad, que es fea y sin perfume, que el sol le ha robado su esplendor y que las tormentas han tronchado su tallo, cuando está íntimamente convencida de todo lo contrario La flor que va a contar su historia se alegra de poder pregonar las delicadezas totalmente gratuitas de Jesús. Reconoce que en ella no había nada capaz de atraer sus miradas divinas, y que sólo su misericordia ha obrado todo lo bueno que hay en ella...580

En su experiencia de vida religiosa.

La primera acción soteriológica que nos encontramos analizando, está escrita, al principio del manuscrito C y condensa sus experiencias en la vida del Carmelo durante sus primeros 6 años, desde su entrada en

575 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A, 149. 576 Ibid., 140. 577 Ibid., 138. 578 tapeinovV (tapeinos) como abandono. Ver análisis diacrónico p 123-128 579 Von Balthasar, ―Teresa de Lisieux‖ historia de una misión, 46 580 Ibid., 86. 141

1888. Thérèse escribe desde el comienzo de su autobiografía, en el manuscrito A: ¡Las ilusiones! Dios me concedió la gracia de no llevar NINGUNA al entrar en el Carmelo. Encontré la vida religiosa tal como me la había imaginado. Ningún sacrificio me extrañó. Y sin embargo, tú sabes bien, Madre querida, que mis primeros pasos encontraron más espinas que rosas...581

El resaltar con mayúsculas la palabra NINGUNA es de la autora y la descripción de sus primeros años con más espinas que rosas revela lo vivido por Thérèse en su vida religiosa. Además, no tener ilusiones al entrar a la vida religiosa refleja la madurez de su decisión a pesar de su juventud, su conocimiento de la realidad y la conciencia de lo que estaba asumiendo, es decir, entra a la vida religiosa provista de la más auténtica verdad.

Refiriéndose a la Madre María de Gonzaga expresa en el manuscrito A: Sé que me quería mucho y que hablaba muy bien de mí, sin embargo, Dios permitió que, sin darse cuenta, fuese MUY DURA. No podía Cruzarme con ella sin tener que besar el suelo. Y lo mismo ocurría en las escasas conferencias espirituales que tenía con ella...582Aquí destaca Thérèse con mayúsculas la palabra MUY DURA, sin entrar en mayores detalles, e interpreta esa dureza como acción de Dios: ¡Qué gracia inestimable...! ¡Cómo actuaba Dios visiblemente a través de la que estaba en su lugar...! ¿Qué habría sido de mí si, como pensaba la gente del mundo, hubiese sido «el juguete» de la Comunidad...? Quizás, en lugar de ver a Nuestro Señor en mis superioras, no me hubiera fijado más que en las personas; y entonces mi corazón, que había estado tan protegido en el mundo, se habría atado humanamente en el claustro... Gracias a Dios, no caí en esa trampa. Cierto, que yo quería mucho a nuestra Madre, pero con un afecto puro que me elevaba hacia el Esposo de mi alma...583

El amor a la priora era en Cristo y a través de Cristo, aunque tenía más motivos para no quererla, había incluso razones para odiarla, pues podría pensarse que la Madre en lugar de ayudarle a aliviar la enfermedad, que le llevó a la muerte contribuyó a acentuarla. Thérèse nunca pensó en atribuirle ninguna culpaa ella, más bien , la soportó con la paciencia entendida como fortaleza inmensa en el sufrimiento.

Encontró Thérèse, en la mano dura de la Madre un don divino, un regalo de Dios recibido durante los nueve años de su vida religiosa, para fortalecerla y poder enfrentar la vida del claustro y los sufrimientos y dolores que la llevarían a la muerte, practicando en su vida cotidiana, virtudes en grado heroico como la humildad tapeinovV (tapeinos), indisolublemente unida al amor, a la fe, a la esperanza, a la prudencia y a la virtud de la paciencia.

581 Ibid, 217. 582 Ibid., 218. 583 Ibid., 219. 142

La fortaleza en la humillación adquirida por Thérèse, se manifestó de dos formas, en ―el heroísmo de la pequeñez‖ y en el ―heroísmo de la grandeza‖584.

El heroísmo de la humildad vivido en lo que ella llama‖ las cosas pequeñas‖: 1. En sus dificultades ―en la oración, aridez y distracciones, que la ayudarán a tornarse pequeña y a convertirse en un granito de arena, adaptándose al terreno del árido desierto. Las dificultades no destruyen su amor, antes bien aumentan su sed de amor.‖585 2. En la realización de los oficios humildes, que le asignan y los que realizó con gran alegría, tales como el trabajo en la ropería, durante nueve meses; el oficio en el refectorio (comedor) durante dos años, el barrer el pasillo, la escalera, y la jardinería; las labores de la sacristía hasta el mes de junio de 1892 y los diversos trabajos de pintura. En 1893 fue nombrada tornera y en marzo de 1896 adscrita de nuevo a la sacristía. Al caer gravemente enferma se le colocó en la ropería, de auxiliar de una hermana neurasténica. 3. En los contratiempos surgidos en la vida comunitaria: ―Sor San Vicente de Paúl, la magnífica ―bordadora‖ de la Comunidad, le hace ver que no se desenvuelve bien en los trabajos manuales. Y le pone ella misma un apodo: ―la gran cabrita‖. Estos ―alfilerazos‖ le duelen, pero Thérèse no deja de ofrecérselos a Jesús por la conversión de los pecadores‖.586 Sor Marta de Jesús ―frecuentemente cede a la tentación de herirla con sus mordaces sarcasmos. Difícilmente soporta ver que Thérèse es admitida a la profesión quince días antes que ella…Por tres años consecutivos 1891, 1892 y 1893, Thérèse renuncia al silencio riguroso de su retiro personal por hablar todos los días con su compañera escuchar sus dificultades y darle algunos consejos. Sor Marta ni siquiera se da cuenta del sacrificio que le impone a Thérèse‖.587 4. En el buscar en la recreación la compañía de las hermanas poco queridas. 5. En evitar reproducir el ambiente familiar en el convento, es decir, acercarse y compartir con sus hermanas de familia. 6. En el sufrir con paciencia los defectos y debilidades de las hermanas de la Comunidad. 7. En el fijarse en las cualidades más que en los defectos de los demás, viendo en ellos el rostro de Cristo. 8. En el comer alimentos que no fueran de su agrado, y los que la cocinera le servía en estado de descomposición. 9. En el no protegerse del frío, no apoyar la espalda al estar sentada. 10. En el hacer todo con mucho esmero y diligencia.

Todas estas dificultades, así como las caídas y lo que ella considera faltas cometidas, la hacen humilde, pero esta humildad consiste, en suma, en enfrentar las dificultades: desapareciendo, anonadándose como el grano de arena, viviendo el amor de una manera más pura.

584 Marín Royo Antonio, O.P. Santa Teresa de Lisieux. Doctora de la Iglesia, 171. 585 De Mester Conrad Las manos vacías, el mensaje de Teresa de Lisieux, 53. 586 De Mester Conrad Teresa de Lisieux, Vida, doctrina, ambiente, 115. 587 Ibid., 117 143

La humildad ―vivida en el heroísmo‖ se refleja en la magnanimidad, tapeinovV (tapeinos)588 vivida por la Santa como una disposición hacia dar más allá de lo que se considera normal, de entregarse hasta las últimas consecuencias, de asumir sin miedo, nuevos retos de avanzar pese a todas las adversidades, de aspirar a cosas grandes y perfectas: ―Pensando que había nacido para la gloria y buscando la manera de llegar a ella, me fue revelado interiormente que mi gloria consistiría en ser Santa‖.589 También narrando lo que le ha sucedido en su infancia, expresa que desde muy temprana edad, recibió la gracia de comprender que iba a llegar a ser una gran Santa, y siendo conocedora de sus ―imperfecciones‖, no desiste de tal idea, sino que confía plenamente en el Señor quien realizará su obra en ella. Consciente de su necesidad, lo busca humildemente y contribuye con sus esfuerzos permitiendo la acción del Espíritu. En el momento de escribir el Manuscrito A expresa: ―Este deseo podría parecer temerario, si se tiene en cuenta lo débil e imperfecta que yo era, y que aún soy después de siete años vividos en religión. No obstante, sigo teniendo la misma confianza audaz de llegar a ser una gran Santa, pues no me apoyo en mis méritos —que no tengo ninguno—, sino en Aquel que es la Virtud y la Santidad mismas. Sólo él, contentándose con mis débiles esfuerzos, me elevará hasta él y, cubriéndome con sus méritos infinitos, me hará Santa‖. 590 Cconsciente de su impotencia, con un sentimiento profundo de su nada y su dependencia total de Dios, en su debilidad, sabe que Dios actúa en ella.

Otro aspecto importante que recuerda Thérèse es cuando la Madre Inés, elegida priora, le confió la responsabilidad de dirigir a las novicias, en 1893, a los 20 años de edad. A pesar de su juventud e inexperiencia pudo realizar esta labor en forma extraordinaria, no por sus propios méritos, sino reconociendo que el ―Señor se suele complacer en conceder la sabiduría a los pequeños‖ y citando el texto de Lucas 10,21 recuerda que Jesús bendice a su Padre por: ―haber escondido sus secretos a los sabios y entendidos y habérselos revelado a los más pequeños‖. La búsqueda de Dios implica en Thérèse la humildad que es pequeñez y pobreza espiritual (Sof 2,3). Hasta sus últimos días exhortaba a sus hermanas: ―Permanecer pequeño es reconocer nuestra propia nada: esperarlo todo de Dios como el niño lo espera todo de su padre.591‖

Como hemos mencionado, pequeñez y grandeza subsisten simultáneamente en la vida de Thérèse, también es paradójico que sienta el deseo de ser desapercibida y que este no le impida a la vez, anhelar todas las vocaciones, ansiar llegar hasta el confín de la tierra para ganar almas para Dios, y pretender pasar su cielo, haciendo el bien en la tierra.

Thérèse no solo desea agradar a Jesús y sintiendo que ha recorrido el camino y está próximo el final de su vida, reconoce que es: ―demasiado pequeña para sentir vanidad, soy demasiado pequeña también para

588 tapeinovV (tapeinos) como magnanimidad. Ver análisis diacrónico p 123-128 589 Teresa De Lisieux, Obras completas, Manuscrito A, 139. 590 Ibid., 139 591 Teresa de Liseux, Obras Completas, Últimas Conversaciones 9 de agosto de 1897 144 hacer frases bonitas con el fin de hacerle creer que tengo una gran humildad. Prefiero reconocer con toda sencillez que el Todopoderoso ha hecho obras grandes en el alma de la hija de su divina Madre, y que la más grande de todas es haberle hecho ver su pequeñez, su impotencia‖592. La más grande obra de Jesús en ella ha sido haberla hecho humilde.

La humildad de Thérèse también, se refleja en la manera en que resolvía sus dificultades, era una persona sencilla que no se sentía amenazada por nadie y que no tenía que andar luchando contra la priora o sus hermanas de Comunidad por ―sus derechos‖. Ella fue reflejo de la humildad Bíblica tapeinovV (tapeinos) siendo lo opuesto a la soberbia, la arrogancia, y la vanagloria, habiendo trabajado durante su vida para eliminar el orgullo propio, pues ―Thérèse sentía instintivamente que el orgullo es el mayor y principal obstáculo para la santidad… En posesión de esta verdad básica Santa Thérèse del Niño Jesús tomará como modelo hasta el fin de su vida al ―pequeñuelo.‖593 Corroborando lo dicho por Thérèse, menciona Phillipon: ―Nuestro mayor enemigo es nuestro propio ―yo‖. Para elevarnos hasta la perfección contamos demasiado con nuestras propias fuerzas y nos imaginamos obrar maravillas hasta el momento en que las caídas nos hacen experimentar nuestra nada.594 Contrario a lo que algunos comentaristas decían que ella se miraba demasiado así misma.

Thérèse en su experiencia de vida, fue concentrándose cada vez más en lo esencial: el vivir para Dios. Comprendió que su vida tenía sentido en el agradar a Dios sin ninguna desviación. Fue consciente de que la plenitud de su vida se alcanzaría en el encuentro definitivo con el Señor al llegar a la unión con Él. Encuentra el abandono, la confianza en Dios, la humillación, el sufrimiento, como condiciones para lograrlo. Es de advertir que todo esto se encuentra sustentado en los pilares de la fe y el amor, tan valorados en esta investigación. Así como fueron los fundamentos de la vida de Thérèse, deben ser los de todo cristiano, por ser la esencia del mensaje salvador de Dios en Cristo. Son las ―flores‖ que no desaprovecha y que constituyen su camino, al que su hermana María denomino ―la pequeña doctrina‖ y posteriormente se conoce como ―camino de infancia espiritual‖. Thérèse lo expresa muy bien en una carta a Sor María del Sagrado Corazón: ―cuanto más débil se es sin deseos ni virtudes, más cerca se está del Amor consumidor y transformante‖.595 Philipon expresa: ―La infancia espiritual es un compendio del Evangelio. Como base: la conciencia de nuestra pequeñez y de nuestra nada ante Dios; como término: el triunfo del amor; y como medios de llegar a Él, el abandono a la Providencia, es decir la fe más confiada y más audaz en la paternidad divina; y en respuesta al Amor misericordioso una fidelidad absoluta y sonriente a nuestro deber de estado en el sencillo marco de una vida ordinaria, en el lugar donde Dios nos ha colocado, bajo el impulso constante y el dominio creciente del amor.‖596

592 Teresa de Liseux, Obras Completas, Manuscrito C 276 593 Philipon, O.P. ―El mensaje de Teresa de Lisieux‖ 82. 594 Ibid., 595 Teresa de Liseux, Obras Completas, Carta a Sor Maríe del Sagrado Corazón, 555. 596 Philipon, O.P. ―El mensaje de Teresa de Lisieux‖ 79. 145

El camino de la infancia espiritual, mal llamado también ―caminito‖, ―deja a un lado los caminos extraordinarios597, para poderse ofrecer a todas las personas que viven una realidad común. El camino de la ―simple y amorosa confianza‖ nos sitúa en aquel estado del alma que nos hace niños ante Dios, y, además, es un camino ―corto‖, pues enseguida nos coloca en el término: el Amor. La única condición que se pide a cada persona que se propone recorrerlo es poner su vida al servicio del amor de Dios e intentar realizar su voluntad.‖598 Thérèse hace de lo cotidiano algo extraordinario, para encontrarse con Dios y ser agente soteriológico para los demás. No busca otras posibilidades para el encuentro con Dios, vive extraordinariamente en su día a día, entendiendo que la vida es una oportunidad de amar.

Thérèse pone en práctica esos dones con la gracia de Dios, no solo en la vida cotidiana, sino en ―la noche oscura de la fe,‖ viviendo con alegría, con su mirada fija en Dios, sin fenómenos extraordinarios, se lanza a alcanzar su meta para ―entrar en la Vida‖. Thérèse comprendió que su vida era un don de Dios en toda su magnitud, no solamente en su aspecto físico, en el que su cuerpo pasiones y sentimientos eran enfocados hacia Dios, sino como una gracia, lo trascendental que la urgía a vaciarse de sí misma para dejar actuar a Dios en ella.

En su vida, aunque de tan sólo 24 años de existencia, experimentó desde muy pequeña que su cuerpo, intelecto, espíritu, le pertenecía por completo a Dios y sólo a Él, vivía para Él y en Él debía apoyarse. Fue consciente de su ―nada‖ y de la necesidad de esperarlo todo de Dios, sin afligirse de la propia debilidad. La debilidad más bien debía ser considerada motivo de alegría porque es la oportunidad de obrar Dios en ella y de glorificarlo a Él. En su cotidianidad, supo elevarse a lo trascendente, con la esperanza en la eternidad; en cada instante, vivió radicalmente, el camino hacia la meta, más aún cuando sintió la llamada de Dios para dejar su existencia terrena.

Examinaremos ahora, la humildad que percibieron en ella quienes la conocieron:

11. La Madre Inés de Jesús, (Pauline) comenta que desde su infancia Thérèse fue ejercitada en la humildad, evitando cuidadosamente dedicarle alabanzas. En el Carmelo, le expresó muchas veces que el Señor la había hecho comprender que ―la verdadera sabiduría consiste en desear ser ignorada tapeinovV (tapeinos)‖599 y que el desprecio era un deseo de su corazón: ―pero habiendo reconocido que el desprecio era todavía algo demasiado glorioso para mí, me he apasionado por el olvido‖,600 dice Thérèse.

597 Borau Jose Luis y otros autores piensan en caminos extraordinarios como éxtasis, visiones, apariciones, locuciones, desdoblamientos. 598 Borau Jose Luis, ―Teresa de Lisieux , un camino evangélico para el siglo XXI‖ 78. 599 Madre Inés, Teresa de Lisieux. Procesos de beatificación y canonización, selección, 90. 600 Ibid., 91 146

También expresa la Madre Inés, ―en medio de las humillaciones que nos ocasionaba la enfermedad de mi padre, me dijo que sus deseos se veían colmados, puesto que le tocaban en suerte el sufrimiento y el desprecio.‖601 En lugar de desanimarse por las faltas pequeñas que se le escapaban como la mencionada antes: el enrojecerse trasluciendo impaciencia cuando cuatro meses antes de su muerte, en los dolores atroces de su enfermedad, se le pidió que colaborara en un trabajo de pintura muy delicado, o cuando rechazó dulcemente un jugo de carne que le producía ganas de vomitar, decía: ―Me resigno a verme siempre imperfecta, y encuentro en ello mi alegría. Cuento con descubrir en mi, nuevas imperfecciones.‖602.

12. María del Sagrado Corazón, (María Martin), hermana mayor de Thérèse, comentó refiriéndose a ella, que Thérèse se había esforzado toda su vida por pasar sin ser notada y que un día antes de su profesión (la de María) le había hecho la petición de que rogara por ella: ―pedid que vuestra hijita sea siempre un granito de arena muy oscuro, muy escondido a todas las miradas, que solo Jesús pueda verlo. Que se haga cada vez más pequeño, que se reduzca a nada‖603. Anota María, que su humildad no le impedía ver los dones que Dios le había concedido, atribuyéndole a Él sus méritos.

13. Su hermana Genoveva de Santa Thérèse (Céline) manifiesta: ―La sierva de Dios se ejercitó siempre en la humildad. Siendo niña, en esa edad en que todos desean hacerse mayores, ella manifestaba el deseo de seguir siendo pequeñita de talla. Más tarde, en su lecho de muerte, comentaba con alegría el hecho de que a pesar de sus nueve años vividos en religión, había permanecido siempre en el noviciado, sin pasar a formar parte del capítulo y considerada siempre como ―una pequeña604‖. También manifiesta que Thérèse sentía íntimamente su propia debilidad y estaba convencida que sin una ayuda muy particular de Dios no habría podido salvarse. Expresa Sor Genoveva, que en Thérèse la humildad consistía en buscar el olvido y por esto le recomendaba: ―tenemos que parecernos a Jesús, al Jesús cuyo ―rostro estaba escondido‖ (Is 53,3).605‖ En opinión de Sor Genoveva, en la humildad se funda su ―caminito de infancia‖: ―En efecto, sintiéndose débil e incapaz para todo bien, no viéndose ―con talla suficiente - como dice ella – para subir la ruda escalera de la perfección‖, se echó en brazos de Dios y estableció en ellos su morada606.

601 Ibid., 90 602 Ibid., 91 603 Ibid., 201 604 Ibid., 270 605 Ibid., 272 606 Ibid. 147

Thérèse ―no sólo ponía buena cara ante las humillaciones, sino que se humillaba a sí misma colocándose siempre en el último lugar, obedeciendo a todas, guardando silencio cuando no era interrogada; era humilde hasta en las cosas más pequeñas‖607. Fueron muchas los consejos que recibió Sor Genoveva de Thérèse, para enseñarle la humildad: ―basta con humillarse, con soportar las propias imperfecciones: - y las de los demás - he aquí la verdadera santidad‖. 608

14. El Padre Almiro Pichon, S. J. conoció a Thérèse desde los 10 años, fue director espiritual de María y de toda la familia, cuando ella entró a la Comunidad, asistió a un retiro que el predicó y realizó una confesión general con él. Él padre Pichón expresó: ―Esta niña me pareció de una virtud excepcional, sobre todo desde el punto de vista de la humildad y del olvido de sí misma, refiriéndolo todo a Dios. Nunca pude sorprender en ella el menor desfallecimiento, el menor desmayo, la más ligera flexión de la voluntad en la práctica de la perfección‖.609

15. Sor María de la Trinidad y de la Santa Faz, prima de Thérèse, recuerda que ella la exhortaba a hacerse cada vez más humilde y pequeña, y le decía: ―!que gracia tan grande es la humillación¡ si comprendiésemos cuán sustancial es este alimento para el alma, lo buscaríamos con avidez‖. 610 Le manifestaba que le gustaría ser desconocida y no tenida en nada y le recomendaba aceptar las correcciones y aún los desprecios. En las poesías que escribió para ella, siempre le recomendaba tomar la humildad de Jesús como modelo. Fue invitada por Thérèse a ofrecerse como víctima al Amor el 30 de noviembre de 1895, aclarándole que la preparación que Dios pedía para hacer tal ofrenda era reconocer humildemente su indignidad. Hablaba constantemente de la confianza, del abandono, de la sencillez, de la rectitud, de la humildad del niñito, y le recomendaba: ―Consentid, pues, en tropezar a cada paso, incluso en caer, en llevar vuestras cruces débilmente; amad vuestra impotencia, y vuestra alma reportará más provecho que si, llevada por la gracia, cumplieseis con entusiasmo acciones heroicas, que os llenarían el alma de satisfacción personal y de orgullo.‖611

Con lo anterior, terminamos la visión que sobre la humildad de Thérèse tuvieron algunas de las personas que más la conocieron. Ahora pasaremos a hablar sobre el contexto posterior, a la acción que nos encontramos analizando. En este contexto como veremos, Thérèse manifiesta que habiendo recorrido el camino de la humillación y estando fortalecida, Jesús cambia el medio utilizado para hacerla crecer, ahora con alabanzas, cuidados, reconocimiento, no sin recordar incesantemente que es ―pequeña‖ y débil... y

607 Ibid. 608 Ibid. 609 Ibid., 356. 610 Ibid., 196 611 Ibid., 388. 148 que tener esto presente hace que ninguna alabanza recibida ―lograría añadir ni una gota de falsa alegría a la verdadera alegría que saborea en su corazón al ver lo que es en realidad a los ojos de Dios: una pobre nada, y sólo eso‖612. Sabe con certeza que ningún halago le haría retroceder pues atribuye a Dios todo lo bueno que él ha querido poner en ella. Esta actitud refleja el grado de madurez logrado por Thérèse, en el que ha alcanzado la humildad y puede recibir lisonjas sin afectarse.

También en el Manuscrito A, manifiesta Thérèse, el estado en el que se encuentra ya su alma: ―Me encuentro en un momento de mi existencia en el que puedo echar una mirada hacia el pasado; mi alma ha madurado en el crisol de las pruebas exteriores e interiores‖ 613.

Thérèse, en busca de la santidad, descubre la voluntad de Dios, obedeciendo a Jesús tratando de complacer a la Madre, siendo consciente que desde su pequeñez, debe encontrar la forma de ir al cielo, de caminar hacia la perfección por un camino que se adecue a sus posibilidades. Meditando en la Sagrada Escritura, se inspira en el libro de los Proverbios: ―El que sea pequeñito, que venga a mí.‖614 Prov 9,4, y el texto de Isaías 66,13: ―Como uno a quien su Madre consuela así yo os consolaré‖ e Is 66,12: ―sobre las rodillas seréis acariciados‖, concluyendo que: ―¡El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! Y para eso, no necesito crecer; al contrario, tengo que seguir siendo pequeña, tengo que empequeñecerme más y más‖,615 hasta llegar a afirmar: ―tengo que ser nada para que Jesús sea todo en mí‖.616 En la concepción de Thérèse, la santidad se logra haciéndonos pequeños entre los brazos de Dios, consientes de nuestra debilidad y confiados en su amor de Padre. El medio de llegar a la santidad ―no tiene nada de creado, ni esfuerzos de voluntad, ni prácticas de mortificación, ni nada que sea producto de la imaginación y que pueda dar gusto al amor propio o al orgullo: es el ―ascensor‖, es decir, la intervención especial y personal de Dios mismo en nuestra vida y el consentimiento de nuestra libertad a esta constante iniciativa del Salvador‖.617

Como en el evangelio de San Juan, Jesucristo ofrece a la samaritana el agua de la vida, aquí la humillación es considerada por Thérèse como el agua vivificante, que le permitirá acercarse a Él, es el manantial que la conduce dentro de este contexto, a la Vida Eterna. Jesús le ayuda a calmar su sed de encontrarse con Él a través del camino del sufrimiento y la humillación. Siguiendo este camino no volverá a tener sed: ―El que beba el agua que yo le daré no volverá tener sed‖ (Juan 4,14). Jesús como en el encuentro con la samaritana, sabe muy bien cuál es la manera de conducir a Thérèse, respondiendo a la sed profunda que tiene de una ―vida... en abundancia‖618,

612 Teresa de Lisieux, Obras Completas. Manuscrito C, 272. 613 Teresa de Lisieux, Obras Completas. Manuscrito A, p 85 614 Proverbios 9,4 615 Ibid., 274. 616 Ibid. 617 Combes André, Santa Teresa de Lisieux y su misión. Las grandes leyes de la espiritualidad teresiana, 33. 618 Juan 10,10 149

En su profundo encuentro con Jesús, Thérèse acepta la humillación, como camino, para unirse más a Cristo portador del Agua Viva, acepta beber el agua vivificante, que la conduce a la vida eterna, vida plena que ya empezó en su vida terrena.

Esta agua viva es el ―Espíritu Santo que Jesús quiere darle a cada ser humano para calmar su sed. Pero si Jesús es contemplado como ―Aquel que sacia toda sed. El mismo a su vez, tiene sed del amor de su criatura. De esta forma, Thérèse llega al cambio amoroso con Jesús del cual la sed es el símbolo: dando su amor a Jesús, este apaga la sed que experimentó durante su pasión, pero, al mismo tiempo, se apaga la sed de la criatura, que recibe el agua verdadera, el agua del Espíritu Santo, con lo que se realiza el intercambio de amor entre Jesús y su criatura‖.619

Thérèse considera que la humillación es el agua vivificante que la va a construir como Santa. Se encuentra imbuida del Evangelio de Cristo. Es consciente de que el humillarse y sufrir con mansedumbre las propias imperfecciones: es para ella la verdadera santidad.

En Thérèse se comprueban las palabras de la Escritura: ―Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.» Lc 14,11. Humillación y sufrimiento en la vida de Thérèse son dos realidades que se reclaman como hilo conductor de toda su vida.

¿Cómo se sitúa la Santa ante Dios? Ella, a través de su vida va comprendiendo que la suficiencia es el peor enemigo para el acontecer divino. Cristo no está en la persona suficiente, la humildad es el camino que Dios ha elegido y quiere y en el cual se introducen a los pequeños. Thérèse, poco a poco va haciendo de lo que considera sus imperfecciones una oportunidad para hacerse vacío para ser llenada por Dios. (Pobreza evangélica). Thérèse con verdadera humildad, acepta la voluntad de Dios, en todas las circunstancias de la vida: sufrimiento, desprestigio, humillación y la vive todo con amor y paz. Para Thérèse, la humildad como núcleo de la santidad, integra la fe, el amor, la paciencia, el olvido de sí misma, la fortaleza, la alegría y la paz.

Sin fe, no se puede tener humildad, también para beber del agua de la vida se necesita tener fe en Jesús: ―el que tenga sed que venga a mí‖620 y Thérèse en medio de una prueba de fe, que estudiaremos en la siguiente acción soteriológica, creyendo, sin ver la luz, bebiendo de la fuente viva que es Cristo, fuente que se da en abundancia, se transforma ella misma en manantial, pues ―El hombre que cree se convierte él mismo en un manantial, en un oasis del que brota agua fresca y cristalina, la fuerza dispensadora de vida del Espíritu creador‖621

619 Recaredo José Salvador Centelles, ―En el corazón de la Iglesia mi madre yo seré el amor. Jesús y la Iglesia como misterio de amor en Teresa de Lisieux‖. 115-116 620 Juan 7,37 621 Ratzinger Joseph, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, 291. 150

2. Contexto Inmediato. La mesa de los pecadores.

En este capítulo se llega al culmen del sufrimiento de la Santa. El contexto inmediato es La mesa de los pecadores y se expresa a través de distintos campos semánticos: aquí examinaremos: tinieblas, prueba, amargura, silencio de Dios y copa. En cada campo, se efectúa el análisis diacrónico, para mostrar la precisión con la que la Santa expresa lo que vive y resaltar la coherencia con el pensamiento bíblico.

2.1. Acción Soteriológica: “Permitió que mi alma se viese invadida por las más densas tinieblas” “Il permit que mon âme fut envahie par les plus épaisses ténèbres‖

Campo Semántico: Sufrimiento como ―Tinieblas.”‎‎ Expresiones afines: ―El pensamiento del cielo, tan dulce para mí, sólo fue en adelante motivo de lucha y de tormento...‖ ―Me es imposible descubrir en mi alma la imagen tan dulce de mi patria‖ ―El Rey de aquella patria del sol radiante ha venido a vivir 33 años en el país de las tinieblas‖ ―Él sabe muy bien que, aunque yo no goce de la alegría de la fe, al menos trato de realizar sus obras.‖ ―No gozar de la alegría de la fe‖ Expresiones Opuestas: ―Gozar de la alegría de la fe‖ ―El pensamiento del cielo, tan dulce para mí…‖ ―El Rey de aquella patria del sol radiante‖ ―El Rey, Luz del mundo‖ Otras determinaciones: ―Jesús me hizo conocer por experiencia que realmente hay almas que no tienen fe, y otras que, por abusar de la gracia, pierden ese precioso tesoro, fuente de las únicas alegrías puras y verdaderas.‖ ―Las tinieblas no supieron comprender que este Rey divino era la luz del mundo... Jn 1,5‖622. ―Sé que el país en el que vivo no es mi patria y que hay otro al que debo aspirar sin cesar‖. Hch 11, 13-16

622 Es una acción soteriológica que se coloca como afín para examinarla de manera conjunta con la acción soteriológica 3 aquí examinada. 151

2.1.1. Sufrimiento como Tinieblas. Análisis diacrónico.

Hay dos grupos de palabras que expresan lo oscuro, lo sombrío, lo tenebroso, en contraposición a la claridad, y a la luz. El primer grupo se deriva de skovtoV (skótos), y se refiere en primer lugar a lo perceptible por la vista y en segundo lugar a su sentido ético religioso, al considerar que la ausencia de luz da entrada a la maldad, al pecado, llegando a considerarse la oscuridad misma como mala. Es así como se constituye otro grupo de palabras nuz (nýx) noche, que utilizadas en sentido simbólico tienen el mismo contenido que skovtia (skotía), tinieblas. 623 nuz (nýx) noche, tinieblas, expresa el lapso de tiempo durante el cual no brilla la luz del sol. En sentido metafórico se utiliza para expresar: oscuridad, tinieblas, ceguera, impotencia, muerte.

En el A.T. se emplea nuz (nýx) para reflejar tiempo de temor (Sal 91,5), de ladrones (Jer 49,9), del crimen sexual (Jue 19,25), del asesinato (Neh 6,10), del ocultismo (1 Sam 28,8). También se menciona como el tiempo de Dios que muestra el camino mediante la columna de fuego (Ex 13,21) que se manifiesta a través de sueños (Gn 20,3) y visiones (Dn 7,2; a 1,8).

En el N. T. aparece nuz (nýx) 61 veces 20 en los sinópticos, 16 en Hech, 11 en Pablo, 6 en Jn, 8 en Ap. Esta palabra se usa en sentido temporal, cuando Jesús camina sobre las aguas (Mt 14,25), cuando pasa la noche orando (Lc 6,12). También es utilizada cuando Nicodemo va a buscar de noche a Jesús (Jn 3,2); en la huida de Saulo en Damasco (Hechos 9,25), cuando Judas sale de noche, después de haber probado el bocado que Jesús le dió. (Juan 13,30); en la noche niega Pedro a Jesús (Mt 26,34). También señala, que de noche cumplen su misión los ángeles (Hechos, 5,19; 12,7), se manifiesta Dios a los hombres a través de visiones (Hechos 16,9; 18,9;23,11) y les comunica su voluntad en sueños (Mt 2, 12.22).

En sentido simbólico nuw (nýx) significa lo mismo que skovtia (skotía), tinieblas, oponiéndose a luz fuV (phos). En Juan 11,10 se emplea para expresar que ―si uno anda de noche, tropieza porque no está la luz en él‖.

En Pablo, nuw (nýo) se opone a día, hJmevra (héméra) como en Rom 13,12 ―La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos pues, de la obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz.‖ En Tes 5, 5-8 se nos exhorta a obrar como hijos de la luz, para obtener la salvación. Después de la oscuridad del fin de los tiempos (Lc 17,34; Ap 8,12) que llegará ―como un ladrón de noche‖ (1 Tes 5,2) el justo entrará en la Jerusalén celestial, en la que ya no habrá más noche (Ap 21,25), porque el Señor irradiará luz sobre ellos‖ (Ap 22,5).

623 W Bauder, en Coenen, Beyreuther, Bietenhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. Volumen II 287. 152

La palabra skovtoV (skótos) significa oscuridad, tinieblas. Se refiere a la oscuridad que se experimenta y afecta la existencia. Puede utilizarse para significar muerte, ceguera, algo secreto o engañoso, falta de claridad de una persona o de un objeto, falta de conocimiento o visión624.

El tema de la luz atraviesa toda la revelación bíblica manifiesta Leon Dufour. ―La separación de la luz y de las tinieblas fue el primer acto del Creador (Gén 1,3s). Al final de la historia de la salvación la nueva creación (Ap 21,5) tendrá a Dios mismo por luz (21,23). De la luz física que alterna acá abajo con la sombra de la noche se pasará así a la luz sin ocaso que es Dios mismo (1 Jn 1,5)‖. 625

En el ámbito cosmológico, la oscuridad está asociada con el caos y la creación comienza con la luz. La palabra poderosa de Dios venció a la oscuridad. La luz del día emergió del caos original (Gén 1,1-5). La oscuridad está relacionada con la destrucción y la creación con la salvación.

La luz manifiesta la presencia de Dios y se expresa en diversas teofanías: ―Es el vestido en que Dios se envuelve (Salmo 104:2). Cuando aparece su resplandor es semejante al día, de sus manos salen rayos (Hab 3,3). La bóveda celestial, sobre la que reposa su trono es resplandeciente como el cristal (Ex 24,10; Ez 1,22)‖626. Las tinieblas, no excluyen la presencia de Dios puesto que Él puede sondearlas (Salmo 139, 11 Dan 2,22). ―Sin embargo, la tiniebla por excelencia, la del seol, es un lugar en que los hombres son arrancados de su mano (Salmo 88:6-13)‖627.

En Isaías 45,7 se manifiesta que Dios modela la luz y crea las tinieblas. También Dios puede cambiar las tinieblas en luz (Isaías 42, 16 ss). Ninguna oscuridad puede escondernos de él (Job 34,22) porque para Él no hay tinieblas, ―la oscuridad no es oscura‖.

En el libro de la Sabiduría se argumenta que la sabiduría es reflejo de la luz eterna, superior a toda luz creada (Sab 7,27) y en el Eclesiastés 11, 7 ―Dulce es la luz y bueno para los ojos ver el sol‖, asociando la luz a la vida (Job 3,16 y Salmo 58,9).

La presencia de Dios en el A. T. es una presencia tutelar, señala Dufour: ―Con su ley ilumina Dios los pasos del hombre‖ (Prov 6,23; Sal 119,105); es también la lámpara que le guía (Job 29,3; Sal 18,29). Librándolo del pecado ilumina sus ojos (Sal 13,4); es así su luz y su salvación (Sal 27,1). Finalmente, si el hombre es justo, le conduce hacia el gozo de un día luminoso (Is 58,10; Sal 36,10; 97,11; 112,4), mientras que el malvado tropieza en las tinieblas (Is 59,9s) y ve extinguirse su lámpara (Prov 13,9; 24,20; Job

624 Kittel y Friedrich, Editores En Alemán. Diccionario Teológico Del Nuevo Testamento.1028. 625 Dufour Xavier León Vocabulario de Teología Bíblica. 493. 626 Ibid.., 627 Ibid., 153

18,5s). Luz y tinieblas representan así finalmente las dos suertes que aguardan al ser humano, la felicidad y la desgracia‖.628

En el N. T., se encuentran varios significados: En Mateo 8, 12 se indica que el mundo inferior es un lugar de tinieblas, en Marcos 15,33 se menciona que hubo oscuridad sobre la tierra en el momento de la muerte de Jesús y señala el abandono de Dios.

En Lucas 1, 78-79, se asocia la venida de Jesús con la profecía de Isaías (Is 8, 23: 9 1,2): ―por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de lo alto, a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz‖ y en Mateo 4,15.16 se describe el cumplimiento de esta profecía: ―el pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz.‖ La oscuridad es signo del fin de los tiempos (en Mc 13, 24; Joel 3, 1-5; Hechos 2, 17-21) en el que se acabará la maldad y prevalecerán los justos.

En Mt 17, 2 se anticipa el estado de Cristo Resucitado, al mostrar a Jesús ―su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz‖.

En las Cartas Paulinas, en Ro 13,12 se invita a rechazar las obras de las tinieblas, a eliminar la oscuridad característica del paganismo y revestirse de las armas de la luz. Y en 1Cor 4:5, se manifiesta que la oscuridad, lo escondido serán puestos de manifiesto al ser iluminados por la venida del Señor. También se plantea en Ro 1:21, el oscurecimiento del corazón al no glorificar a Dios habiéndolo conocido.

En Col 1, 13 se menciona el poder de la tinieblas y la liberación por parte de Dios mediante su Hijo que nos llamó de las tinieblas a la luz (1 Pe 2,9; Efe 5,8). En Efe 6,12 se manifiesta el combate espiritual de los creyentes contra los espíritus del mal presentes en las tinieblas.

Juan: ―La luz en las tinieblas brilla y las tinieblas no pudieron eclipsar la luz,‖ Jn 1,9 presenta a Jesús como la luz del mundo en oposición a la oscuridad, a las tinieblas (8:12). En 3:20-21 menciona que ―el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad va a la luz para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios‖ En 12:35 se expresa que el que camina en tinieblas no sabe a dónde va. También caminar en tinieblas rompe la comunión con Dios (1 Juan 1:6).

628 Ibid., 154

2.1.2. Sufrimiento como Tinieblas. Hermenéutica teológica de la cita.

Acción Soteriológica: ―Permitió que mi alma se viese invadida por las más densas tinieblas‖

Thérèse en el contexto anterior a la acción, le recuerda a la Madre Gonzaga que durante su vida ha pasado por muchas clases de pruebas, las cuales han sido ampliamente comentadas en la ―Confrontación teológica desde la experiencia sufriente de Thérèse.‖629

Thérèse escribe del 3 de junio al 25 de agosto de 1897, el Manuscrito C, donde narra lo que le ha venido ocurriendo desde abril de 1896. En esa fecha, comenzó su enfermedad física que le anunciaba su pronta partida al cielo y ella convierte este anuncio en motivo de alegría. ―Era como un tenue y lejano murmullo que me anunciaba la llegada del Esposo.‖630

En el tiempo pascual, época del comienzo de su enfermedad, Jesús permitió que ella pasara de tener una fe viva alegre y clara, en donde la ―esperanza de ir al cielo la volvía loca de alegría‖631 y ―el pensamiento del cielo constituía toda su felicidad‖632 a experimentar el verse invadida por las más densas tinieblas y conocer por experiencia que hay personas que no tienen fe o la han perdido, dilapidando así la ―fuente de las únicas alegrías puras y verdaderas.‖633 Hasta ésta época de su vida, a Thérèse no le cabía en la cabeza, que alguien no tuviera fe, le parecía que ―hablaban por hablar cuando negaban la existencia del cielo‖634

Thérèse utiliza la expresión ―tinieblas, nuz (nýx) (noche, tinieblas)635, que significa el lapso de tiempo durante el cual no brilla la luz del sol. La luz en el Evangelio de Lucas se encuentra asociada con la venida de Jesús: ―por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, nos visitará la LUZ que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.‖636. Entonces lo que describe Thérèse es la imposibilidad de percibir, de experimentar la presencia de Dios, de reconocer como lo hacía hasta entonces que Jesús es la luz de los hombres que brilla en las tinieblas (Jn 1,5). Jesús permite que ella atraviese esta situación, sentándola a la mesa de los ―incrédulos‖, a los que ella antes ―no podía entender‖.

Estos ―incrédulos‖, viven en skovtoV (skótos), oscuridad, 637 sin fe, afectando toda su existencia, no dando gloria a Dios,638 habitando en tinieblas, ―en la sombra, cautivos de hierros y miserias, por desafiar las

629 Confrontación teológica desde la experiencia sufriente de Thérèse p 94-116 630 Teresa de Lisieux, Obras completas, Manuscrito C 277. 631 Ibid. 632 Ibid., 278. 633 Ibid. 634 Ibid. 635 Análisis diacrónico p 151-153 636 Profecía de Isaías, Is 8,23; Lc 1,78-79 Análisis diacrónico p 151-153 637 Análisis diacrónico p 151-153 155

órdenes de Dios, por despreciar el proyecto del Altísimo‖639, operando en la maldad, ―Su boca rebosa fraude y doblez, oculta su lengua maldad y perfidia‖640 Obran el mal aborreciendo la luz y sin acercarse a la luz, ―para que no sean censuradas sus obras‖641

Thérèse antes de la prueba, podía ―ver‖ la luz, manifestar la presencia de Dios, sentirse conducida hacia el gozo de un día luminoso,642 gozaba de la alegría de la fe, expresión opuesta a la situación en que se encuentra ahora. Antes, experimentaba que Dios iluminaba sus pasos, 643 era la lámpara que la guiaba,644 la libraba del pecado iluminando sus ojos,645 era fácil sentir que era su luz y su salvación.646 Ella, que ha podido disfrutar de la dicha de poseer a Dios y sentirlo cerca, al dejar de percibirlo, no por su decisión o su pecado, sino por obra de Jesús, agente de la acción soteriológica, lucha por creer que existe cielo. Ahora, experimenta desolación y angustia, al no poder ―ver‖ la luz.647 No ver conlleva la posibilidad de tropezar, de caer, de negar la existencia de Dios.

El duro combate espiritual al que se enfrenta, ―No gozar de la alegría de la fe‖, expresión afín, a la invasión de oscuridad que vive, es tan contrario a lo que desde pequeña experimentaba y vivía, la alegría, la esperanza de una vida feliz y eterna. Thérèse a pesar de todo se mantiene firme, amando a Dios, expresándole su amor por medio de la relación con sus hermanas, viéndolo en los dones e imperfecciones de ellas y suyos, realizando heroicos actos de fe y proclamándolo a través de sus cartas, poesías y escritos. Como lo afirma en la expresión afín ―Él sabe muy bien que, aunque yo no goce de la alegría de la fe, al menos trato de realizar sus obras.‖

―La vida de Thérèse había estado caracterizada por la alegría de creer, su dinamismo la había conducido a ofrecer su vida al interior de un convento a los 15 años, todo le revelaba la presencia de Dios. Ahora, esa alegría de la fe se siente esfumada, sin embargo, no pierde la fuerza que le da la verdadera alegría de la comunión permanente con ese Dios a quien no puede ver, pero que le da la fuerza para continuar realizando las obras de la fe. Una fe que para ella no es perceptible pero que su voluntad la hace heróica y por eso afirma que en ese año de tan intenso sufrimiento ha hecho más actos de fe que en toda su vida‖648 ―Madre querida, la imagen que he querido darle de las tinieblas que oscurecen mi alma es tan imperfecta como un boceto comparado con el modelo. Que Jesús me perdone si le he disgustado. Pero él sabe muy bien que, aunque yo no goce de la alegría de la fe, al menos trato de realizar sus obras‖. ―Creo que he hecho más actos de fe de un año a esta parte que durante toda mi vida‖.

638 Jeremías 13,16, Análisis diacrónico p 151-153 639 Salmo 107, 10 Análisis diacrónico p 151-153 640 Salmo 10, 7-8 Análisis diacrónico p 151-153 641 Juan 3,20, Análisis diacrónico p 151-153 642 Is 58,10; Sal 36,10; 97,11; 112,4 Análisis diacrónico p 151-153 643 Prv 6,23; Salmo 119-105. Análisis diacrónico p 151-153 644 Job 29,3 Salmo 18,29 Análisis diacrónico p 151-153 645 Sal 18,29 Análisis diacrónico p 151-153 646 Sal 27,1 Análisis diacrónico p 151-153 647 Juan 11,10, Análisis diacrónico p 151-153. 648 Jiménez de Zitzmann, María Lucía diálogo en tutoría. 156

Sentir la ausencia del ―amado‖, hace que todo lo relacionado con Él también sea un continuo sufrimiento. Esta situación se describe en la expresión afín: ―El pensamiento del cielo, tan dulce para mí, sólo fue en adelante motivo de lucha y de tormento...‖ En medio de la profunda oscuridad, ni los recuerdos le sirven de consuelo: ―me es imposible descubrir en mi alma la imagen tan dulce de mi patria‖, expresión afín que describe la realidad dura y oscura que le toca vivir.

Para expresar aunque sea un esbozo de lo que se siente en esa oscuridad, manifiesta ―es preciso haber peregrinado por este negro túnel para comprender su oscuridad‖649 y se vale de una alegoría.650 Sigamos los pasos de este pasaje para ir comprendiendo el pensamiento y lo que está experimentando:

- ―Me imagino que he nacido en un país cubierto de espesa niebla, y que nunca he contemplado el rostro risueño de la naturaleza inundada de luz y transfigurada por el sol radiante‖. Describe su imposibilidad de experimentar, el ―ver‖ o ―sentir‖ a Dios, su dificultad de evidenciar las realidades divinas en este momento de su vida. No puede contemplar el rostro de Dios, ni la obra de la creación, el ser humano y la naturaleza, iluminados por la presencia divina bajo la influencia de Cristo resucitado, cuyo rostro se torna ―brillante como el sol‖ y sus vestidos ―blancos como la luz‖651

- ―Es cierto que desde la niñez estoy oyendo hablar de esas maravillas. Sé que el país en el que vivo no es mi patria y que hay otro al que debo aspirar sin cesar… Lo mismo que a Cristóbal Colón su genio le hizo intuir que existía un nuevo mundo, cuando nadie había soñado aún con él, así yo sentía que un día otra tierra me habría de servir de morada permanente.‖ Es otra determinación de la acción soteriológica que ayuda a explicitar lo que la Santa quisiera vivir. La morada celestial: ―La ciudad no necesita ni de sol ni de luna que la alumbren, porque la ilumina la gloria de Dios, y su lámpara es el Cordero. Las naciones caminarán a su luz, y los reyes de la tierra irán a llevarle su esplendor. Sus puertas no se cerrarán con el día -porque allí no habrá noche- y traerán a ella el esplendor y los tesoros de las naciones. Nada profano entrará en ella, ni los que cometen abominación y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero.‖652

Como Abraham que: ―Por la fe, peregrinó hacia la Tierra Prometida, como extranjero‖, así desde pequeña, Thérèse pensaba en: ―La tierra como un lugar de destierro y soñaba con el cielo...comprendía que sólo en el cielo la alegría sería sin nubes,‖653 donde ―ya no habrá noche.

16. T expresa que ―Esto no es una historia inventada por un habitante del triste país donde me encuentro, sino que es una verdadera realidad, porque el Rey de aquella patria del sol radiante ha venido

649 Teresa de Lisieux, Obras Completas Manuscrito C, 278. 650 Ibid., 278-281. 651 Mateo 17,2 Análisis diacrónico p 151-153. 652 Ap 21,23-27; Ap 22,5 Análisis diacrónico p 151-153. 653 Teresa de Lisieux, Obras Completas Manuscrito C 278. 157 a vivir 33 años en el país de las tinieblas.654 En esta expresión afín, hace alusión al misterio de la encarnación, en el que Jesús, Dios hecho hombre viene al mundo, vino a revelar quién es el Padre, que está presente en todo, desde el comienzo de la creación y a reconciliarnos con Él. Dios asumió un rostro humano, el de Jesús, y nos permite conocer a través de Él, el rostro de Dios. En su rostro vemos realmente quién es Dios y cómo es Dios. Jesús es la fuente de la vida y la luz verdadera que al venir al mundo nos ilumina a todos. Como ella lo expresa, el es ―El Rey, Luz del mundo‖. Manifestarlo y reconocerlo como Dios encarnado es un acto de fe, opuesto a las tinieblas que hablan de la ausencia de ese mismo Dios. Aceptar la existencia de Jesús, tal como fue descrito en la confrontación teológica desde la experiencia de fe de Thérèse655 es ir en contra de las tinieblas. Afirmar que Jesús es ―El Rey de aquella patria del sol radiante‖ es una manifestación opuesta a la oscuridad o tinieblas en las que está sumergida y no puede sentirlo. Es aceptar la inmanencia del Dios que nos ama y salva en Jesús de Nazaret. Es reconocer que en su humanidad, habita toda la plenitud de la divinidad (cf. Col 2, 9), es saber que Dios anonadándose, asumió nuestra condición en todo, menos en el pecado. Sin embargo, ese Jesús, que pasó por el mundo haciendo el bien, también pagó en esta vida una cuota altísima de sufrimiento, no fue aceptado, vino a los suyos y los suyos no lo recibieron, vino a dar vida y fue asesinado, predicó la Verdad y fue acusado de blasfemo, amó al Padre, sobre todas las cosas y en el momento de la cumbre de su dolor sintió la ausencia de ese Padre a quien había entregado su vida. Thérèse se siente identificada con Jesús, con su vida, vive la pasión de Cristo a sus 24 años, ―en la agonía que se prolongará hasta el 30 de septiembre de 1897, muere con una sonrisa en los labios y cantando al Amor que dio sentido y significado a su vida siempre, ―¡Oh!...¡Le amo!...¡¡¡Dios mío…os… amo!!!656‖657

- ―Las tinieblas, ¡ay!, no supieron comprender que este Rey divino era la luz del mundo...‖ Es esta Otra determinación que expresa que Cristo es rechazado por el ser humano. Muchos “no conocen” a Cristo, luz del mundo, mientras que otros no lo acogen o, incluso, lo rechazan, centrados en sí mismos, y cerrados al conocimiento y al amor de Dios. Se rechaza la trascendencia divina, lo cual lleva consigo, un alejamiento de Dios, extravío e insatisfacción, indiferencia y soledad, odio y violencia, un mundo sin sentido. Las tinieblas, los pecadores, no comprenden que Jesús es la luz del mundo (Jn 1,4), pues el que lo sigue “no caminará en la oscuridad sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12). Para seguirlo hay que escuchar la Palabra del Padre y hacer su Voluntad que es lo que hace el Hijo y Thérèse ha seguido este camino trazado por Jesús para conducirnos al Padre. Las tinieblas no han comprendido la luz y son incapaces de acogerla (Jn 1,5), pero no la ―eclipsaron‖, ―la luz en las tinieblas brilla y las tinieblas no lo eclipsaron‖ (Juan 1, 5)

- Al vivir Thérèse esta prueba de fe, ella comprende que Jesús la invita a identificarse con el incrédulo, a comer el pan de la falta de fe, ―Pero tu hija, Señor, ha comprendido tu divina luz y te pide perdón para sus hermanos. Acepta comer el pan del dolor todo el tiempo que tú quieras, y no quiere

654 Ibid. 655 Confrontación teológica desde la experiencia de fe de Thérèse p 53-69. 656 Sor Genoveva de Santa Teresa, Procesos de Beatificación y Canonización 286. 657 Jiménez de Zitzmann, María Lucía diálogo en tutoría. 158 levantarse de esta mesa repleta de amargura, donde comen los pobres pecadores, (Mateo 9, 10-11) hasta que llegue el día que tú tienes señalado...‖ Ella ahora, sintiéndose invadida por las tinieblas puede comprender la gravedad del peligro en el cual se encuentran los que no creen y pide perdón por ellos, conoce la necesidad de testimoniar con lágrimas de la alegría y en medio de la oscuridad, el mensaje de Salvación, del Evangelio que da la Vida, la Luz, la Esperanza, la Alegría y el Amor!. Pues solo en Jesús, Hijo unigénito del Padre, Dios se revela totalmente y hace partícipe de su vida a todo ser humano que lo reconoce como Salvador. Thérèse ofrece su sufrimiento en reparación por los pecadores, para que puedan ser iluminados por ―la luz sin ocaso que es Dios mismo‖, 658 en el que no hay tiniebla alguna, para que todos podamos caminar en la luz, con Él, en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús, nos purifique de todo pecado.

17. La oración de Thérèse la lleva a preguntarse: ¿Y no podré también decir en nombre de ellos, en nombre de mis hermanos: Ten compasión de nosotros, Señor, porque somos pecadores...? ¡Haz, Señor, que volvamos justificados...! Lc 18,13 Que todos los que no vivimos iluminados por la antorcha luminosa de la fe la veamos, por fin, brillar... Thérèse intercede en nombre de los pecadores, pero identificándose con ellos, apela a la misericordia divina, para obtener el perdón y la justificación y gozando del infinito amor del Padre, puedan acoger ―a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda sino que tenga vida eterna” (San Juan 3:16). Pide con ellos, ser justificada por el don de la gracia, mediante el perdón de sus pecados (cf. Ro 3:23-25; Hechos 13:39 y San Lucas 18:14); la liberación del dominio del pecado y la muerte (Ro 5:12-21) y la aceptación de la comunión con Dios. Thérèse pide que todos puedan unirse a Cristo, a su muerte y a su resurrección (Ro 6: 5), que puedan acogerse al Espíritu Santo, para estar en Cristo y ser liberados del pecado (Ro 8:1-2 y 9-11). Ahora, que está velada, también para ella, la “antorcha luminosa de la fe”, enarbola la “antorcha de la caridad”, pidiendo compasión por sus hermanos pecadores, ella se encuentra sentada a su mesa.

- Completa su oración invadida por el amor más profundo e incondicional: ―¡Oh, Jesús!, si es necesario que un alma que te ama purifique la mesa que ellos han manchado, yo acepto comer sola en ella el pan de la tribulación hasta que tengas a bien introducirme en tu reino luminoso... La única gracia que te pido es la de no ofenderte jamás...‖ Thérèse se ofrece como Cristo, por la redención de los pecadores, durante lo que le queda de vida. Así como Jesús vino al mundo para hacernos conocer al Padre, Thérèse se sienta en la mesa de los pecadores, para sentir su realidad y compenetrándose con ella interceder ante el Señor por ellos, sabiendo que, solo por la gracia, mediante la fe en Cristo y su obra salvífica y no por ningún mérito propio, es aceptada por Dios y puede recibir al Espíritu Santo que renueva los corazones, capacitándolos y motivándolos a obrar bien. Solo, la fe conducirá a todos a renovar su vida y alcanzar la plenitud en la vida eterna. Solo, con el perdón y la misericordia que Dios imparte como don y nosotros recibimos en la fe, también don divino, nunca por mérito propio, obtendremos la justificación. Por amor no le importa seguir sufriendo si con su sufrimiento, redentor como el de Cristo, sirve para que otros puedan pasar de la mesa de los pecadores a la mesa del Padre.

658 1 Jn 1,5. Análisis diacrónico p 151-153. 159

- Invadida por las ―más densas tinieblas‖, hace actos heroicos de fe y de amor porque sigue confiando en ese Amor y pide perdón para sus hermanos pecadores en medio de la atrocidad de su dolorosa experiencia: ―Las tinieblas que me rodean se hacen más densas, penetran en mi alma y la envuelven de tal suerte, que me es imposible descubrir en ellas la imagen tan dulce de mi patria ¡Todo ha desaparecido...!. Cuando quiero que mi corazón, cansado por las tinieblas que lo rodean, descanse con el recuerdo del país luminoso por el que suspira, se redoblan mis tormentos‖.

- Ante semejante profesión de fe, surge más fuerte el ataque del mal, que prevalece en las tinieblas: ―Me parece que las tinieblas, adoptando la voz de los pecadores, me dicen burlándose de mí: «¿Sueñas con la luz, con una patria aromada con los más suaves perfumes?; ¿sueñas con la posesión eterna del Creador de todas esas maravillas?;¿crees que un día saldrás de las tinieblas que te rodean? ¡Adelante, adelante! Alégrate de la muerte, que te dará, no lo que tú esperas, sino una noche más profunda todavía, la noche de la nada». En estas frases revela Thérèse la angustia de esta prueba que Dios ha permitido que ella viva cuando precisamente su vida en la tierra toca a su fin, cuando más necesidad tenía de una fe luminosa. Es horrible pensar lo que sentiría la Santa en aquellos momentos.

―Los ―Teresianistas‖ hablan sobre su dolor pero creo que se quedan cortos en cuanto a la heroicidad de ésta niña inocente que enfrenta a la muerte tras una enfermedad tan absurdamente adquirida. En lugar de buscar culpables o explicaciones razonables el amor infinito a su Señor la conduce por el camino de un abandono voluntario y firme a su sabiduría infinita y sin buscar entender, comprende más allá de la razón, que su sufrimiento y muerte adquirirán sentido y significado en la medida en que a la Luz de la Palabra divina, pueda ofrecer su vida en favor de los otros, especialmente de los pecadores. Experimenta como Jesús la ausencia de Dios, todo para ella se hace oscuro, sin embargo, comprende que en el mundo hay muchas personas que por no tener fe sucumben en el lodo del pecado y de la muerte eterna, entonces ella la que ha vivido de la confianza y del amor a su Señor se identifica con ellos y se sienta a su mesa sabiendo que al compartir con ellos su oscuridad, la luz divina a quien ofrece su sufrimiento su vida como rescate por ellos alumbrará salvando el camino de todos.‖ 659 Los ataques del mal en los que recae la duda son los que por más tiempo atormentan el corazón de Thérèse.

Su preocupación de no ofender a Dios es de tal naturaleza que teme incluso describir sus tormentos interiores: "No quiero escribir más, temo blasfemar... tengo miedo incluso de haber dicho demasiado... Tendría miedo de ofender a Dios si expresara con palabras tales pensamientos"660. Se puede ver también, otra razón en su silencio y en su prudente reserva, el querer evitar que se contagien con su mal quienes viven con ella. Sor Genoveva dirá en el Proceso Apostólico: "No hablaba de ello a nadie por temor a contagiar a las demás su indecible tormento"661. A sor María del Sagrado Corazón, al contestar a sus

659 Jiménez de Zitzmann María Lucia, Comentarios en Tutoría. 660 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C, 280. 661 Sor Genoveva de Santa Teresa, Proceso de Beatificación y canonización 656. 160 preguntas sobre el estado de su alma, ―respondió de una manera vaga y cambió la conversación662. Comprendí entonces que no quisiera decirme nada "por temor de hacerme partícipe de sus tentaciones". Al P. Madelaine le dirá: "Procuro que nadie sufra mis penas"663.

Es en estos momentos, cuando renueva la integralidad heroica de su compromiso con Dios, con Jesús, haciendo actos de fe, tratando de realizar sus obras. (expresión afín), después de una noche en la que las tentaciones se han hecho más acuciantes: ¡Ah!, he hecho muchos actos de fe,...‖ hablando a la Madre Inés de estos pensamientos tenebrosos, dice: Los sufro forzosamente, pero cuando los sufro, no dejo de hacer actos de fe. En otros momentos en que se siente menos acorralada ―hace numerosos actos de fe implícitos, bien afirmando con serenidad cuando esté en el cielo... o diciendo a Dios que le ama, bien haciendo la señal de la Cruz que le exige un esfuerzo considerable. Besa su crucifijo con ternura. Incluso tendrá que expresar con firmeza: Después de la muerte la vida es eterna. Pedirá con insistencia recibir el sacramento de los enfermos y manifestará su alegría por administrárselo‖664. Es coherente y vive su ―camino: da sin contar, sin estar pendiente de los buenos actos que realiza, practica la virtud en todo momento, vence la tentación en situaciones de la vida cotidiana, demuestra su amor a la hermana menos aceptada, con sonrisas, grandes atenciones y delicadeza, actúa por amor a Dios, escogiendo lo que a Él le agrada. Pone su confianza en Dios y se llama sierva inútil, después de hacer lo que creía tenía que hacer. En una palabra, soporta terribles sufrimientos físicos y espirituales y no obstante, manifiesta su deseo, o mejor, la certeza de trabajar por el bien de las almas y de llevar a cabo una acción póstuma: "Volveré".

- ―Cada vez que se presenta el combate, cuando los enemigos vienen a provocarme, me porto valientemente: sabiendo que batirse en duelo es una cobardía, vuelvo la espalda a mis adversarios sin dignarme siquiera mirarlos a la cara, corro hacia mi Jesús y le digo que estoy dispuesta a derramar hasta la última gota de mi sangre por confesar que existe un cielo; le digo que me alegro de no gozar de ese hermoso cielo aquí en la tierra para que él lo abra a los pobres incrédulos por toda la eternidad‖(p 280). El término combate, empleado por Thérèse, define bien sus reacciones ante los asaltos de la duda. No se contentó con sufrir pasivamente el tormento, luchó valientemente, adoptando varios sistemas de defensa: resistencia sin concesiones, táctica de huida, afirmación de su fe, abandono en Dios. Considera prudente no exponerse al combate cuando la derrota es segura. Se niega a detenerse en esos pensamientos que le sugiere el espíritu del mal; les da la espalda sin dignarse mirarles la cara, sabiendo que no es solamente inútil, sino muy peligroso examinarlos de cerca, discutir con ellos para medir su validez. Supera todo no con la razón sino paradójicamente, con la fe, con el amor

Como Cristo que se hizo hombre para asemejarse a sus hermanos (Hb 2, 17) está prueba que experimenta Thérèse la lleva a estar dispuesta a compartir la mesa con sus hermanos pecadores, como San Pablo estando dispuesto a todo por sus hermanos ( Rom 9,3), para que vuelvan a Dios. El sensibilizarse al

662 Sor María del Sagrado Corazón, Proceso de Beatificación y canonización 634. 663 Godofredo Madelaine Proceso de Beatificación y canonización 412. 664 Madre Inés, Proceso de Beatificación y canonización 567. 161 sentarse en la mesa de los pecadores, le permitirá ofrecer sus tremendos sufrimientos por ellos, para que por la gracia de Dios, puedan despojarse de las obras de las tinieblas y revestirse de las armas de la luz (Rom 13,12)665, obrando como hijos de la luz, hijos del día, para obtener la salvación. Con las armas de la luz: la oración, los sacramentos, la penitencia, la escucha atenta de la Palabra de Dios, la vigilancia y el ayuno, podrán resistir el combate y mantenerse firmes (Efesios 6,12)666. Como Pablo exhorta a los Tesalonicenses, Thérèse se reviste de ―la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación‖ (Tes 5, 5-8)667. Thérèse en la vida eterna, probando que también en ella la luz brilló sobre las tinieblas y que sigue gozando por toda la eternidad, de la presencia de Dios, en la ausencia de sufrimiento y con la plenitud de los dones del Señor podrá perfeccionar el desarrollo de esta misión de intercesión. Por eso, firme en esa esperanza que la sostiene, en los últimos días de su paso por la tierra, y ahora convertida en certeza afirma: "Después de mi muerte haré caer una lluvia de rosas‖

La actitud de Thérèse ante la prueba, es también enseñanza para el mundo de hoy: ―Nosotros nos hemos sentido depositarios y dueños de la fe y hablamos de ese don como desde una cumbre donde los que no la tienen son menospreciados por no tenerlo. Thérèse experimenta el dolor de sentirse privada del don de la fe y se solidariza con los pecadores que no la tienen y comprende que haciéndose una con ellos puede servir de vehículo de comunión entre ellos y Cristo a quien a pesar de no sentir ni ver, ama con todas las fuerzas de su corazón, cosa que ellos no hacen. El sufrimiento de Thérèse es inmenso porque en este momento de agonía, ve que su corta vida en la tierra, se ve privada de lo que más ansía tener y no puede poseer. Ante esta ausencia ora y ofrece más actos de fe que durante toda su vida, por eso creo que la fe de Thérèse de Lisieux es auténticamente heroica‖668

Se ha debatido por parte de varios comentaristas si la prueba que atravesó la Santa, es la noche oscura descrita por San Juan de la Cruz. Al respecto, Von Balthasar considera que no es noche oscura, porque en ella no queda espacio para alegrías certidumbres y esperanzas, y al describir en una de sus más fuertes expresiones sobre la tentación, dice: ―yo no creo ya en la vida eterna. Me parece que después de esta vida mortal no hay nada. Todo ha desaparecido. Solo queda el amor.‖ Más si queda el amor y Teresa sabe que queda, no se trata de la noche oscura del alma… La noche de Teresa se queda en una seminoche, como la que domina en el ―subterráneo‖ en que no penetran los rayos del sol: ―Un subterráneo en que sólo veo una claridad semivelada, la claridad que esparcen en torno a sí los ojos bajos de la faz de mi Amado‖.669

665 Análisis diacrónico p 151-153. 666 Análisis diacrónico p 151-153. 667 Análisis diacrónico p 151-153. 668 Jiménez de Zitzmann, María Lucía, Diálogo en Tutoría. 669 Balthasar Von Teresa de Lisieux, Historia de una Misión p 355 162

2.2. Acción Soteriológica: “Él no me ha enviado esta prueba hasta el momento en que tenía fuerzas para soportarla (salmo 102,8); antes, creo que me hubiese hundido en el desánimo...” ―Il ne m’a envoyé cette épreuve qu’au moment où j’ai eu la force de la supporter, plus tôt je crois bien qu’elle m’aurait plongée dans le découragement‖

Campo Semántico: Sufrimiento‎‎como‎“Prueba.” Expresiones afines: ―Ahora hace que desaparezca todo lo que pudiera haber de satisfacción natural en el deseo que yo tenía del cielo...‖ ―Madre querida, ahora me parece que nada me impide ya volar, pues no tengo ya grandes deseos, a no ser el de amar hasta morir de amor... (9 de junio)‖. Expresiones Opuestas: Hundirme en el desanimo Otras determinaciones: ―Cuando canto la felicidad del cielo y la eterna posesión de Dios, no experimento la menor alegría, pues canto simplemente lo que quiero creer‖

2.2.1. Sufrimiento como Prueba. Análisis diacrónico.

En los LXX, se utiliza el verbo dokimavzw (dokimázo) cuando se quiere probar algo en el crisol y se considera que Dios es el que prueba al ser humano o estos le piden a Dios que los examine, y acrisole, para hacerlos crecer (Salmo 17,3; 26,2; 139,1). En profetas como Jeremías (9,7) y Zacarias (13,9) la prueba está relacionada con el juicio.

En el Nuevo Testamento dovkimoV (dókimos) es utilizado por san Pablo, en varios sentidos: en Romanos 14, 18: ―Pues quien así sirve a Cristo, se hace grato a Dios y aprobado por los hombres‖ expresa superar la prueba como aceptación y reconocimiento por parte de Dios; en Romanos 16,10 dice: ―Apeles, ha dado buenas pruebas de sí en Cristo;‖ en 2 Cor 10,18 expresa: ―no es aprobado el que a sí mismo se recomienda, sino aquel a quien el Señor recomienda‖. Y en Cor 11,19 se anuncia la necesidad de la prueba, ―para que se ponga de manifiesto quiénes son los auténticos entre vosotros.‖

El término ajdovkimoV, (adókimos) por su parte, se utiliza para expresar lo que no resiste la prueba, algo inauténtico que es reprobado y rechazado no da el fruto esperado por Dios (Rom 1,28; 1 Cor 9,27; Tit 1,16).

El verbo dokimavzw (dókimázo) es empleado en dos sentidos, para probar, examinar, discernir, o para dar reconocimiento a quien ha pasado la prueba. En el primer caso, se citan Lc 12,56, 1 Cor 3,13; cuando se 163 refiere a sí mismo se utiliza en 1 Cor 11,28; Gál 6,4. En 1 Tes 5,21 se habla de examinarlo todo y en 1 Jn 4,1 de poner a prueba la inspiración. En el segundo caso, en Rom 14,22, 2 Cor 8,22, 1 Tes 2,4, se usa como reconocer, dar por bueno y para reprobar o rechazar.

Dokimh (dókimé) se utiliza también en dos sentidos, en, uno activo como verificación o puesta a prueba a través de las penalidades como en 2 Cor 2,9; 8,2. En otros casos, se trata de verificar la autenticidad de la fe como en Rom 5,4; 2 Cor 9,13; 13,3 ; Fil 2,22. dokivmion, se emplea en San 1,3 y en la 1 Pe, 1,7 se resalta la autenticidad del cristiano cuya fe ha sido acrisolada como el oro.

En Lc 19, 12 se menciona que quien recibe la gracia de Dios, debe examinarse. En Heb 6,8 se menciona que el que se aparta de Dios es subjetivamente incapaz de conversión y de dar frutos, constituyéndose en tierra baldía (Heb 12,17). En Mc 12,10 y 1 Pe 2,4 se menciona ajpodokimavzw (apodokimázo), para expresar que Jesús, ―La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido‖

H Haarbeck destaca: ―En la puesta a prueba, se trata de saber si el don de Dios ha sido utilizado rectamente. Timoteo a quien le ha sido confiada la ―palabra de la verdad‖ ha de manifestarse como un obrero irreprensible mediante la predicación fiel de la palabra (2 Tim 2,15). ‖670 Por el contrario, a los que no honran a Dios conforme al conocimiento que se les ha dado, ―los entregó Dios a su mente insensata, adókimon nou:n, (adókimon noûn) para que hicieran lo que no conviene‖ (Rom 1, 28). El significado de dokimavzw (dókimázo) parece aquí muy cercano al de peiravzw (peirázo), pero aunque los dos términos se refieren a prueba, el primero enfatiza en el resultado positivo de la prueba el segundo implica una inducción al mal.

En 1 Cor 3,13, Pablo resalta que todo ministerio dentro de la Iglesia y todo el fruto que de él surja es sometido a prueba y al juicio de Dios, comprobando que la fe sea vivificada (v. 5) y la Comunidad edificada (v. 16). ―El que haya sido probado en la fe (Sant 1,12) recibirá la corona de la victoria, la vida eterna‖671.

La prueba se realiza en esta vida, Dios examina el interior del ser humano, para comprobar o dar prueba, de ser un buen cristiano (Rom 16,10). San Pablo nos habla también de la puesta a prueba de la fe a través de la obediencia: ―Os escribí también con la intención de probaros y ver si vuestra obediencia era perfecta‖. (2 Cor 2,9). La prueba se concreta en: 18. Buscar lo que es grato a Dios (Fil 1,10; Ef 5,10) y lo que es mejor (1 Tes 5,21). Para ello se requiere el discernimiento de espíritus (1 Jn 4,1).

670 H Haarbeck en Diccionario teológico del nuevo Testamento, Vol. III 435. 671 Ibid., 436. 164

19. Examinar la fidelidad. En 2 Cor 13,5 se mencionan juntos: peiravzw, dokimavze, y ejpiginwvskw ―Examinaos vosotros mismos si os mantenéis en la fe. Poneos a prueba a vosotros mismos. ¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros? ¡A no ser que os encontréis ya reprobados!‖: +Eautou;V peiravzete eij ejste; ejn th:/ pivstei, eJautou;V dokimavzete` h] oujk ejpiginwvskete eJautou;V o{ti =Ihsou:V risto;V ejn uJmi:n~ eij mhvti ajdovkimoiv ejste. ―Si Cristo está en nosotros, no podemos ser ajdovkimoi inauténticos, de lo contrario nuestro cristianismo es falso.‖ 672 20. Amar al prójimo. Mediante el interés por los demás, se prueba la fe a través del amor. (2 Cor 8-9). 21. No perder la esperanza en medio de la tribulación. Es vivir en la fe, poniéndose en las manos de Dios, compartiendo los dones recibidos de Dios (2 Cor 8,2), practicando la paciencia (Sant 1,2 s) y superando las tentaciones ( 1 Pe 1, 6s).

2.2.2. Sufrimiento como Prueba. Hermenéutica Teológica de la cita.

Acción Soteriológica: ―Él no me ha enviado esta prueba hasta el momento en que tenía fuerzas para soportarla (salmo 102,8); antes, creo que me hubiese hundido en el desánimo...‖

El campo semántico ―prueba‖ es el término usado por Thérèse para describir su sufrimiento en esta acción soteriológica y está muy relacionado con las demás acciones paraqué conforman este estudio, dentro del capítulo X, ―la prueba de fe,‖ que hace parte del Manuscrito C.

En el contexto anterior, se manifiesta que la prueba le roba todo goce a Thérèse, pero a pesar de ello, puede exclamar paradójicamente: «Tus acciones, Señor, son mi alegría» (Sal 91). El Salmo 91 es el canto del hombre justo al Dios Creador, se creía en la concepción del Antiguo Testamento, que el justo recibía bienestar, alegría y larga vida como consecuencia natural de su existencia honesta y fiel. No obstante, Job en el Antiguo Testamento y Jesucristo en el Nuevo Testamento, demuestran el valor del sufrimiento humano, concebido en perspectiva de eternidad, como causante de alegría y paz, tal como lo hemos señalado antes, en la confrontación teológica, desde la experiencia sufriente de Thérèse.

Ella lo sabe muy bien y lo expresa: ― ¿Existe alegría mayor que la de sufrir por tu amor...? Cuanto más íntimo es el sufrimiento, tanto menos aparece a los ojos de las criaturas y más te alegra a ti, Dios mío‖673. Uniéndose con fe y amor a la pasión de Cristo, Thérèse participa en su lucha victoriosa sobre el mal y sobre la muerte: ―pero si, por un imposible, ni tú mismo llegases a conocer mi sufrimiento, yo aún me sentiría feliz de padecerlo si con él pudiese impedir o reparar un solo pecado contra la fe...‖ Según sus palabras, Thérèse vive la prueba de la fe, infinito amor, entendiendo la utilidad de su sufrimiento como reparación por los pecados contra la fe.

672 Ibid p 436 673 Teresa de Lisieux, Obras completas, Manuscrito C p 280 165

Es además, una actitud evangélica la que asume también Thérèse, sufre en secreto (Mt6, 3) y ora en secreto (Mt 6,6). En la expresión de sus sentimientos a través de las poesías que escribe ―debo de parecerle un alma llena de consuelos, para a quien casi se le ha rasgado ya el velo de la fe. Y sin embargo, no es ya un velo para mí, es un muro que se alza hasta los cielos y que cubre el firmamento estrellado...cuando canto la felicidad del cielo y la eterna posesión de Dios, no experimento la menor alegría, pues canto simplemente lo que quiero creer‖ 674.

La fe sigue permaneciendo en ella, pero su luz invisible ya no es percibida, que ya no siente el gozo de la presencia del Señor. Se niega a compadecerse de sí misma, a buscar consolaciones. "¡Hace tanto bien y da tanta fuerza no decir nada de sus penas!"675. Thérèse no se contentó con resistir enérgicamente a los asaltos del adversario, ni utilizó su táctica de huida más que para atacar a su vez, afirmando deliberadamente su fe676 en la verdad que estos pensamientos procuraban inducirla a negar. ―En cada nueva ocasión de combate corro hacia Jesús, le digo que estoy dispuesta a derramar hasta la última gota de mi sangre para confesar que hay un cielo‖677.

En una carta a sor María del Sagrado Corazón, la Santa había descrito, de forma simbólica el mismo fenómeno, comparándose a un pajarito asaltado por la tempestad. Le parece que no existen más que las nubes que lo envuelven, pero él sabe que detrás de las nubes sigue brillando su Sol y está dispuesto a seguir esperando con confianza en medio de su impotencia, con una fe contra toda esperanza, en completo abandono, sin hundirse en el desánimo, situación opuesta, hasta el día en que pueda ser levantado y llevado a morar con su Sol por toda la eternidad. En su alegoría del pajarito escribe:

―¿Qué será de él? ¿Morirá de pena al verse tan impotente...? No, no, el pajarillo ni siquiera se desconsolará. Con audaz abandono, quiere seguir con la mirada fija en su divino Sol. Nada podrá asustarlo, ni el viento ni la lluvia. Y si oscuras nubes llegaran a ocultarle el Astro del amor, el pajarito no cambiará de lugar: sabe que más allá de las nubes su Sol sigue brillando y que su resplandor no puede eclipsarse ni un instante. Es cierto que, a veces, el corazón del pajarito se ve embestido por la tormenta, y no le parece que pueda existir otra cosa que las nubes que lo rodean. Esa es la hora de la alegría perfecta para ese pobre y débil ser. ¡Qué dicha para él seguir allí, a pesar de todo, mirando fijamente a la luz invisible que se oculta a su fe...!‖ Durante todo el tiempo que tú quieras, Amado mío, tu pajarito seguirá sin fuerzas y sin alas, seguirá con los ojos fijos en ti. Quiere ser fascinado por tu mirada divina, quiere ser presa de tu amor... Un día, así lo espero, Águila adorada, vendrás a buscar a tu pajarillo; y, remontándote

674 Ibid., 281 675 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C, 280. 676 La victoria que vence al mundo es nuestra fé pivstiV (pístis) 1Carta de Juan 5,4. Análisis diacrónico p 162-163. 677 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C, 280. 166

con él hasta el Foco del amor, lo sumergirás por toda la eternidad en el ardiente Abismo de ese amor al que él se ofreció como víctima‖678

Las poesías que compuso desde abril de 1896 a junio de 1897 decían explícitamente: "Sin arrimo y con arrimo / sin luz y a oscuras... ". (P 30, del 30 de abril de 1896); "Mi Jesús me sonríe cuando a él suspiro, y entonces no siento ya la prueba de la fe". "Cuando la tempestad se alza en mí alma" (P 36, del 15 de agosto de 1896). Las confidencias que jalonan las últimas conversaciones demuestran que Thérèse sufrirá esta prueba hasta su último suspiro. En algunos momentos, experimenta alivio en esta prueba: ―A veces, un rayo pequeñito de sol viene a iluminar mis tinieblas, y entonces la prueba cesa un instante. Pero luego el recuerdo de ese rayo, en vez de causarme alegría, hace todavía más densas mis tinieblas.‖679

El Señor que conoce el amor de Thérèse, le permite la prueba dokimavzw (dokimázo) con la cual crece y se fortalece en su debilidad. 680 Ella reconoce la bondad y misericordia del Señor que no le permite esta prueba sino hasta el momento en que está preparada para soportarla. Es una prueba impuesta por Dios para purificar su fe, como lo expresa la expresión afín: ―Ahora hace que desaparezca todo lo que pudiera haber de satisfacción natural en el deseo que yo tenía del cielo...‖ 681Sus sufrimientos físicos, humanamente insoportables, se acompañan y acrecientan con sus sufrimientos espirituales, hasta su muerte, para llevarla, a través de una paciencia heroica, a una fe totalmente despojada de toda huella de satisfacción natural.

Si Thérèse se mantiene con firmeza, es solamente porque Dios la tiene de su mano, a pesar de no experimentar sino tinieblas y no sentir esta ayuda, que Él le va suministrando poco a poco, enforma imperceptible, pues ella tiene más bien la impresión de estar completamente abandonada en su prueba, en sus sufrimientos físicos y espirituales. Experimenta que en sus densas tinieblas, come el pan del sufrimiento, sentada a la mesa de los pobres pecadores, sintiendo la ausencia de Dios como si hubiera caído en la increencia, creyendo que el cielo le está totalmente cerrado y que hasta los santos la abandonan y no son los consuelan externos que sus hermanas le prodigan los que pueden aliviar este indescriptible tormento.

Esta prueba es para ella ocasión de aprendizaje, de demostrar su fe y su esperanza. En la soledad de esta prueba tan dura, se presenta la oportunidad de dirigirse al Padre «en lo secreto» de su corazón, donde sólo él «ve», como dice Jesús en el Evangelio (cf. Mt 6, 4. 6. 18).

678 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito B, 265 679 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C, 281. 680 Salmo 17,3; 26,2; 139,1 Análisis diacrónico p 162-163. 681 Teresa de Lisieux, Obras Completas, 281. 167

¿Cómo pasó la prueba Thérèse?682:

22. Buscando siempre lo que es grato a Dios (Fil 1,10; Ef 5,10) y lo que es mejor, viviendo como ―hija de la luz‖, con frutos de bondad, justicia y verdad, examinando continuamente cuál es la voluntad divina, en permanente discernimiento, 683 a través de la meditación de la Sagrada Escritura que ―le permitió construir la casa sobre la roca‖ (Mt 7, 24-27) y ―no participar en las obras de las tinieblas‖ (1 Tes 5,21).

23. No respondiendo a los ataques del adversario, no deteniéndose en los pensamientos que le sugería el espíritu del mal, guardando silencio para no contagiar a las hermanas, afirmando deliberadamente su fe, promoviendo y viviendo en el corazón, actos de fe con mayor intensidad y calidad que los hechos antes en su vida684.

24. Mirando fijamente a la luz invisible que se oculta a su fe, 685 examinando la fidelidad, obrando el bien. (2 Cor 13,5).

25. Reconociendo su nada frente a Dios: ―Reconoce que en ella no había nada capaz de atraer sus miradas divinas, y que sólo su misericordia ha obrado todo lo bueno que hay en ella...‖ Esto ha sido ampliamente desarrollado en la acción soteriológica significad apor la acción soteriológica del ―sufrimiento como humildad‖.

26. Promoviendo actos de fe y amando al prójimo, probando la fe a través del amor (2 Cor 8-9). Demostrando el amor con obras.686

27. No perdiendo la esperanza en medio de la tribulación y los ataques del espíritu del mal. Viviendo en la fe, poniéndose en las manos de Dios, compartiendo los dones recibidos de Dios (2 Cor 8,2), practicando la paciencia (Sant 1,2 s) y superando las tentaciones ( 1 Pe 1, 6s).

Thérèse es colocada en el crisol, allí es aceptada, reconocida por Cristo, 687 muestra su adhesión a Él, obrando como una buena cristiana cumplidora el Evangelio688 es recomendada por Él689, 690 demuestra su autenticidad691 y da el fruto esperado por Dios692, no se apartó de Él, no fue tierra baldía.693

682 Análisis diacrónico p 162-163. 683 1 Jn 4,1 Análisis diacrónico p 162-163. 684 Hermenéutica teológica de la acción soteriológica tinieblas p 164-168 685 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito B 265. 686 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito B 263. 687 Rom 14,18 dovkimoV (dókimos) en el sentido de aprobado, reconocido, aceptado. Análisis diacrónico p 162-163. 688 Rom 16,10 para dar buena prueba de fe en Cristo. Análisis diacrónico p 162-163. 689 Heb 6,8 Análisis diacrónico p 162-163. 690 2 Cor 10,18 Análisis diacrónico p 162-163. 691 Cor 11,19 Análisis diacrónico p 162-163. 168

La prueba le permitió demostrar la calidad de su cristianismo y construir sobre sólidos cimientos694. La prueba de fe que atraviesa Thérèse aumentando ―la paciencia ha de culminar en una obra perfecta para que seáis perfectos e íntegros, sin que dejéis nada que desear‖695. El amor y fidelidad a Cristo se prueba: ―a fin de que la calidad probada de vuestra fe, más preciosa que el oro perecedero que es probado por el fuego, se convierta en motivo de alabanza, de gloria y de honor, en la Revelación de Jesucristo. A quien amáis sin haberle visto; en quien creéis, aunque de momento no le veáis, rebosando de alegría inefable y gloriosa; y alcanzáis la meta de vuestra fe, la salvación de las almas‖696.

Thérèse es probada en el sufrimiento físico y espiritual lo cual le permite verificar su obediencia a Cristo y su identificación con Él697. Como lo manifiesta el apóstol Pablo: ―nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado‖.698

Lo que motiva esta confianza total no son sus méritos personales, o una vida ejemplar, es el infinito Amor misericordioso, que le hace experimentar una paz admirable, aunque sufriendo las enfermedades que azotan su cuerpo y su alma. Paradójicamente en medio de este sufrimiento, la alegría y la paz la invadían, hasta el extremo que sus hermanas estaban sorprendidas por ello y olvidaban a veces la gravedad de su enfermedad pidiéndole consejos, hostigándola con preguntas y solicitando consuelos. Experimentaba una paz sobrenatural, porque no hay otra fuente para ella que ,que la gracia divina presente en el fondo del corazón de Thérèse, vaciada de sí misma, y en una íntima unión con Dios.

Cristo vivió el sufrimiento en todo su rigor, dolor físico, psicológico y espiritual: "¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27, 46), hasta la muerte de Cruz. Este sufrimiento, tiene un profundo valor redentor, para pagar la deuda ocasionada por el pecado y unir al hombre con Dios. Con su entrega amorosa al Padre, en el momento del mayor desamparo, sufrimiento y amor reconcilió al género humano con Dios. El misterio de la Cruz de Cristo manifiesta la gravedad del pecado y la inmensidad del amor del Redentor del hombre.

Jesús fue probado en el sufrimiento, constituyéndose en ―piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios‖. Thérèse cual piedra viva, asemejándose a Cristo y por su mediación, ofrece su sacrificio físico y espiritual, para ser agradable a Dios699.

692 Lc 19,12 Análisis diacrónico p 162-163. 693 Heb 12,17 Análisis diacrónico p 162-163. 694 1 Cor 3,13-14 dokimavzw (dókimázo) Análisis diacrónico p 162-163. 695 Santiado 1,3 dokivmion Análisis diacrónico p 162-163. 696 1 Pe 1,6 Análisis diacrónico p 162-163. 697 2 Cor 2,9 Dokimh (dókimé) Análisis diacrónico p 162-163. 698 Rom 5,3-5 Análsisis diacrónico p 162-163. 699 1 Pe 2,4 Análisis diacrónico p 162-163. 169

“Entregando su vida‖, Thérèse demostró que el don de Dios ha sido utilizado rectamente y se mostró como ―obrero irreprensible‖700 Se puede calificar ― bienaventurada‖ pues soportó la prueba y se cumplieron en ella las palabras de la Escritura: ¡Feliz el hombre que soporta la prueba! Porque, superada la prueba, recibirá la corona de la vida que ha prometido el Señor a los que le aman‖.701

En esta noche de tinieblas, Thérèse, experimentando la ausencia de Dios, incrementa su fe, el amor y la esperanza, abriéndose a Él con humildad y mansedumbre, para gozar de su amor y de su misericordia, comprobando que es un Padre amoroso, en las horas del gozo y en los momentos del dolor. Al final de su vida expresa: ―Ahora no tengo ya ningún deseo, a no ser el de amar a Jesús con locura... Mis deseos infantiles han desaparecido… Tampoco deseo ya ni el sufrimiento ni la muerte, aunque sigo amándolos a los dos. Pero es el amor lo único que me atrae... Durante mucho tiempo los deseé; poseí el sufrimiento y creí estar tocando las riberas del cielo, creí que la florecilla iba a ser cortada en la primavera de su vida... Ahora sólo me guía el abandono, ¡no tengo ya otra brújula...! Ya no puedo pedir nada con pasión, excepto que se cumpla perfectamente en mi alma la voluntad de Dios sin que las criaturas puedan ser un obstáculo para ello‖.

En la vida de fe, de Thérèse y también en el dolor expiatorio de la oscuridad, su referencia fue la Cruz de Cristo, lo cual la hizo triunfar ante la prueba de la fe por el amor a Jesús. Aún a oscuras, vivía en fe y esperanza, con la certeza que aún en las tinieblas ampara Dios su alma y le concede la fuerza necesaria para desarrollar y vivir muy radicalmente la caridad.

2.3. Acción Soteriológica: “Jesús me ha presentado más de un cáliz amargo y lo ha alejado de mis labios, antes de que lo bebiera, pero no sin antes darme a probar su amargura. (Lucas 22.42) ” « Jésus m’a présenté plus d’un calice amer mais pas avant de m’en avoir fait savourer l’amertume ».

Campo Semántico: Amargura como Sufrimiento (Cáliz amargo) Expresiones afines: ―Acepté no sólo desterrarme yo a un pueblo desconocido, sino que también – lo cual me resultaba mucho más amargo- acepté el destierro de mis hermanas.‖ Expresiones Opuestas: Otras determinaciones: Intuía claramente que vivir con las propias hermanas, cuando una no quiere hacer la menor concesión a la naturaleza, iba a ser un motivo de continuo sacrificio.

700 2 Tim 2,15 ajpodokimavzw (apodokimázo), Análisis diacrónico p 162-163. 701 Sant 1,12 Análisis diacrónico p 162-163. 170

2.3.1. Sufrimiento como Amargura. Análisis diacrónico.

Hay varios términos para expresar la amargura y sus relacionados: pikrovV (Pikrós) se define como amargo al paladar; pikriva (pikría) tiene el sentido de severidad o amargura; pikraivnw (Pikraíno) significa amargar y pikraivnomai (picraínomai) amargarse.

Para el análisis de la acción soteriológica, en el Antiguo Testamento aparecen los términos pikrw:V utilizado por el profeta Isaías quien anuncia que va a llorar amargamente (Is 22,4), y el término pikraivnw (Pikraíno) empleado por Job 27:2 cuando Dios lo pone a llorar amargamente.

En el Nuevo Testamento se usa pikrovV en St 3:14 se habla de no tener en el corazón amarga envidia y ambición: ―no os jactéis ni mintáis contra la verdad.‖ En Ap 10, 9-10 se menciona, toma el ―librito‖ te amargará las entrañas, pero en tu boca será dulce como la miel. ―El vidente encuentra amargo el mensaje de Dios o sea que le resulta doloroso proclamarlo‖.702 El llanto de Pedro es descrito con el adverbio pikrw:V para expresar su inmensa desesperación (Mt 26,75).

En Efesios 4:31 se menciona pikriva (Pikría) dentro de una lista de vicios: ―No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis sellados para el día de la redención. Toda amargura, ira, cólera, gritos, maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre vosotros.‖

2.3.2. Sufrimiento como Amargura. Hermenéutica teológica de la cita. Acción Soteriológica: ―Jesús me ha presentado más de un cáliz amargo y lo ha alejado de mis labios, antes de que lo bebiera, pero no sin antes darme a probar su amargura. (Lucas 22.42) ‖

Con el contexto anterior a la acción, se dice que al principio de su enfermedad le pedía a Dios que la curara o la llevara pronto al cielo porque: ―no quería ser una carga para su Comunidad, mientras que ahora, un año después, en completo abandono, acepta estar enferma toda la vida, así sea ésta muy larga, si eso le agrada a Dios. Lo único que desea ahora es que su vida ―acabe rota por el amor‖703. No teme una vida larga ni rechazar la prueba sabiendo que el Señor es la roca (Salmo 143, 1-2) sobre la que se apoya, Él que le ha dado las armas necesarias en los momentos de luz y oscuridad. Sólo con la ayuda divina puede superar la prueba, solo con la ayuda del cielo, podrá salir victoriosa de las densas tinieblas que la invaden, salvarse de las ―aguas caudalosas‖ (versículo 7). Tiene la certeza que Dios no la abandonará en su lucha para salir de las tinieblas, contra el espíritu del mal (Ef 6,12).

702 W Michaelis en Kittel p 818 703 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C 282 171

Ante los grandes deseos de trabajar por la gloria, que manifiesta Thérèse, Jesús le ha presentado más de un cáliz amargo 704 en su vida, el cáliz del sufrimiento y el de la humildad, ambos descritos ya en este documento. Estos son los cimientos sobre los que la Santa debe fortalecer su fe, para alcanzar la vida eterna donde se unirá por toda la eternidad al Amor.

Después de haber narrado todo tipo de sufrimientos y penas a lo largo de su vida, nos comenta una nueva amargura que ha estado experimentando: Cuando Thérèse manifiesta su vocación y su deseo de entrar al Carmelo se piensa muchas veces que lo hace por seguir a su hermana Pauline y estar cerca de ella. Ella tiene que aclarar en la redacción del manuscrito C: ―Yo no vine al Carmelo para vivir con mis hermanas, sino sólo pro responder a la llamada de Jesús‖705 es Jesús quien la ha movido a responder a su llamada y sólo Él quien la ha movido a actuar siempre. A sus hermanas les está eternamente agradecida lo mismo que a sus Padres, por haber sentado las bases de su fe y amor en Dios como lo consignamos en los cimientos de la fe y el amor que dan sentido y significado a la totalidad de su vida.

Se temía por parte de algunas de las hermanas que la edad de Thérèse, fuera un impedimento, para que la niña viviera las austeridades del Carmelo, añorando sus experiencias de vida familiar, pero no fue así, ella desde el principio supo sujetarse a los procedimientos y silencios impuestos por la Regla y los cumplía no como pesadas normas sino con el espíritu con el que fueron inspirados por el Señor ha su fundadora, sabiendo que todo estaba encaminado a su mayor crecimiento espiritual. Recordemos, que sintiendo que su compañera postulante en las conversaciones que les eran permitidas se salía de éste objetivo, Thérèse le habló francamente y suspendieron estas charlas. Así también con sus hermanas nunca pidió ninguna licencia: Ella misma lo expresa en la determinación que amplía el significado de la acción: ―Intuía claramente que vivir con las propias hermanas, cuando una no quiere hacer la menor concesión a la naturaleza, iba a ser un motivo de continuo sacrificio‖706.

Thérèse que se apoya siempre en la Escritura, menciona esta vez en el salmo 132,1: ―tenía razón el rey David, cuando cantaba: Ved que dulzura, que delicia convivir los hermanos unidos. Es verdad, y yo lo he experimentado muchas veces, pero esa unión tiene que realizarse en la tierra a base de sacrificios.‖ 707 Es esto lo que ha significado la convivencia con sus hermanas, un continuo sacrificio no solo para Thérèse sino para ellas, pues Thérèse no busca en ellas mimos, consuelos, ni desahogos. Muchas veces no les comunica sus sufrimientos como se comprueba con el hecho de que la Madre Inés se enteró un año después de haber comenzado su terrible enfermedad de lo que Thérèse sufría. Tampoco, María se entera de los sufrimientos espirituales de la prueba de la fe. También sus hermanas sufren de ver el tratamiento al que la somete la Madre Gonzaga y ella a su vez sufre profundamente cuando la Madre Gonzaga trata con poca delicadeza a la Madre Inés, intenta retrasar la profesión de su hermana Celiné y retrasa la de su prima

704 pikraivnw (Pikraíno), como a Job a quien Dios puso a llorar amargamente. Análisis diacrónico p 169. 705 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C 282. 706 Ibid. 707 Ibid. 172

María Guerín. En fin, todas ellas experimentan el mismo sufrimiento y Thérèse razona: ―¡Cómo se puede decir que es más perfecto alejarse de los suyos…? ¿Se les ha reprochado el volar juntos a recoger la palma del martirio...? Al contrario, se ha pensado, y con razón, que se animaban mutuamente, pero también que el martirio de cada uno de ellos se convertía en el martirio de todos los demás.‖ 708

Thérèse hace aquí una aclaración de cómo ella concibe el amor en la vida religiosa, considerando que el afecto natural, ―crece al hacerse más puro y más divino‖.709 Así lo experimenta Thérèse ―en la vida religiosa a la que los teólogos llaman martirio‖ 710 y que ya hemos descrito antes en el contexto, como se vivía en su Comunidad, ella ha sido capaz de trascender para ver en el rostro de sus hermanas de sangre, y en todas las hermanas, el rostro de Jesús. Por eso expresa: ―soy feliz de combatir en familia por la gloria del rey de los cielos.‖ 711 Subrayando el término familia, para hacer caer en cuenta que se refiere a la familia religiosa y no sólo a sus hermanas Martin, las cuales naturalmente se encuentran incluidas.

Sabiendo la altura a la que quiere llegar y reconociendo su pequeñez y su debilidad, el Señor le presenta más de un cáliz amargo con el fin de que pueda establecer bien sus cimientos. Thérèse debe beber el ―cáliz amargo‖ de la pasión, experimentar la amargura712 para alcanzar la meta, para convertir su debilidad en fortaleza. Dios le concede la gracia de participar en el sufrimiento, así como Él por medio de su sufrimiento hizo que el hombre no muriera sino alcanzara la ida eterna, ella tiene la posibilidad de participar del sufrimiento redentor de Cristo.

Thérèse al hacer referencia al ―cáliz amargo‖, recuerda a Jesús en el huerto, puesto de rodillas cuando oraba diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.» Lc 22,42. Jesús, sabiendo que todo era posible para el Padre, con una confianza extraordinaria en Él, en un momento en el que lo sentía ausente, acepta su voluntad, para culminar la obra comenzada así termine en la muerte, cruenta de la Cruz. Porque la fidelidad a Dios y a los seres humanos es precisamente su dinamismo y designio salvador.

Thérèse manifiesta que Jesús ha apartado de ella ese cáliz no sin antes darle a probar su amargura. En el contexto posterior a la acción, Thérèse narra, uno de los momentos más difíciles, de esta amargura que hemos venido examinando en esta acción. Fue cuando se consideró el traslado de la Madre Inés a un Carmelo extranjero. Contemplar la posibilidad del ―destierro‖ de su hermana fue un motivo de amargura, pero ella estaba dispuesta a vivirlo, aceptando este sufrimiento hasta morir de pena. Este desplazamiento no ocurrió, Jesús se conformó con su aceptación, por eso en la descripción de la acción menciona Thérèse que Jesús le presentó el ―cáliz amargo‖ pero que lo alejó de sus labios, no sin antes permitirle sentimientos de angustia y tristeza, englobados en el término ―amargura‖ Pocos meses más tarde, se

708 Ibid., 283. 709 Ibid. 710 Ibid . 711 Ibid. 712 pikriva (pikría) amargura. Análisis diacrónico p 169. 173 contempló la posibilidad de la partida de Sor Genoveva y sor María de la Trinidad, ocasionándole nuevos y profundos sufrimientos de dolor. Estos traslados tampoco se llevaron a cabo.

El contemplar estas posibilidades hizo soñar a Thérèse con la posibilidad de desplazarse a otro Carmelo, ―donde nadie me conozca, donde tenga que sufrir la pobreza, la falta de cariño, en una palabra el destierro del corazón‖. 713 Su propósito era: ―sacrificarme por Él de la manera que a Él más le agradase‖ (Mt 6,10).714 Jesús le hizo comprender los posibles sufrimientos de este ―destierro‖, ―preguntándome si quería beber el cáliz hasta las heces. Yo quise coger sin tardanza esa copa que Jesús me ofrecía; pero Él, retirando la mano, me dio a entender que se conformaba con mi aceptación‖715

En esta acción muestra Thérèse, cómo Jesús, agente de la acción, quiere probarla en todo. Si comparamos estas pruebas con su enfermedad y con la noche de la fe, estas podrían parecer menores. Pero un corazón como el de Thérèse las recibió aceptando la inmensa amargura que le causaban. Un corazón sensible no puede catalogarse ni etiquetarse para hacer recetas desde afuera sobre lo que es el sufrimiento que debe vivir.

3. Contexto Inmediato. La Llamada a las misiones.

3.1. Acción Soteriológica: “Jesús callaba, no increpaba a la tempestad...” « Jésus se taisait, il ne commandait pas à la tempête… »

Campo Semántico: Sufrimiento como silencio de Dios. (tempestad) Expresiones afines: ―Por tu amor lo acepto todo. Si así lo quieres, acepto sufrir hasta morir de pena‖. Expresiones Opuestas: Impedirle partir Otras determinaciones: ―Acepté no sólo desterrarme yo a un pueblo desconocido, sino que también -lo cual me resultaba mucho más amargo- acepté el destierro de mis hermanas.‖.

3.1.1. Sufrimiento como Silencio de Dios. Análisis diacrónico

Si bien el silencio ilumina el diálogo entre Dios y el hombre, en la Biblia se habla en varias ocasiones de silencio de Dios: Hay un silencio de Dios, que no parece ya muestra de su amor sino de su ira divina716. Para exhortar a su pueblo no habla ya Dios por medio de los profetas (Ez 3,26). En algunas ocasiones se calla ante el triunfo de la impiedad (Hab 1,13); no responde a la oración (Job 30,20; Sal 83,2).

713 Teresa de Lisieux, Obras completas, Manuscrito C 285. 714 Ibid. 715 Ibid. 716 Dufour Leon Xavier Vocabulario de Teología Bíblica 103 174

Este silencio de Dios es interpretado por el pueblo como un castigo (Is 64,11), como un alejamiento de Dios (Sal 35,22), como un enmudecer (Sal 28,1). El silencio interrumpe la comunicación: ―Si Yahvé no viniese en mi ayuda, pronto habitaría en el silencio‖. (Sal 94,17); ―Los muertos no alaban a Yahvé, ninguno de los que bajan al Silencio; Nosotros, los vivos, bendecimos a Yahvé, desde ahora y por siempre‖. (Sal 115,17).

También Dios puede inspirar al hombre tiempos de silencio, en momentos de expiación ante las faltas (Job 40,4; 42,6; Ro 3,19). En Mt 26,6 se habla del silencio de Jesús en los momentos de la pasión, ante las preguntas del sumo sacerdote Caifás.

3.1.2. Sufrimiento como “Silencio de Dios”. Hermenéutica teológica de la cita. Acción Soteriológica: ―Jesús callaba, no increpaba a la tempestad...‖

En el contexto anterior a la acción Thérèse recuerda que el 2 de agosto de 1896, partió el padre Roulland hacia la misión en China y se estaba considerando la posibilidad de enviar a la Madre Inés a otro Carmelo, como lo hemos expuesto en la anterior acción soteriológica. Y mientras surgían múltiples pensamientos en su mente e invadida por la tristeza, pensando en lo sufrimientos que tendría que pasar en otras tierras, y que ella no podía hacer nada para impedir su partida, vuelve los ojos al Señor, pero ―Jesús callaba.‖717 Jesús duerme como en la narración de los sinópticos sobre la tempestad calmada718, no escucha las súplicas, no cesa el viento, el mar interior sigue convulsionado, las grandes olas sacuden la barca, la llenan de agua y parece hundirse y Jesús no conmina las tinieblas, no se puede recobrar la normalidad.

En su interior, parece como si Thérèse, sin manifestarlo externamente, expresara las palabras de Job: ―Te pido auxilio y no respondes, me presento y no haces caso,‖ 719 o su súplica parafrasea las palabras del Salmo: ―¡Oh Dios, no estés en silencio, no estés mudo e inmóvil, oh Dios.! 720

Thérèse sabe que Dios es un Dios solícito, que ha manifestado su poder en la obra de la Creación, en su familia, que ha hecho maravillas en su vida, amándola, cuidándola, preservándola de pecado con su gracia, que la ha complacido tanto en pequeños detalles, como la nieve del día de su profesión, el envío al monasterio de los ―aciagos‖, las flores que le agradaban en Alencon, como en las respuestas inmediatas ante sus preguntas, como el saber si Jesús estaba contento con ella; el saber si su papá estaba en el cielo, la entrada de Céline al Carmelo de Lisieux y tantas otras manifestaciones divinas que hemos descrito antes, especialmente en la hermenéutica teológica de la fe, el amor, y el sufrimiento. En éste tiempo, sentía su presencia y notaba su poder. Él le hablaba, la inspiraba, la guiaba, era natural sentir su impulso y provocar su alegría, era fácil escuchar ―su dirección espiritual‖. Era su amigo solícito, que inspiraba claramente sus

717 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C 283. 718 Mc 4, 35-41; 719 Job 30,20, Análisis diacrónico p 173 720 Salmo 83,2 175 decisiones, y se manifestaba palpablemente en sus alegrías y sufrimientos, haciendo explícito su amor, permitiéndole experimentarlo y tener una fe viva y clara.

Él que fue siempre su guía, que la condujo hasta el Carmelo, que le inspiró deseos de santidad, que le concede la Sabiduría para comprender el mensaje de las Escrituras y aplicarlo en su vida en su vocación y misión y en el acompañamiento a las novicias, está ahora en silencio. En esta prueba que no ha durado unos pocos días, sino que lleva más de un año, se encuentra callado. No oye su voz, no lo ve, sus recuerdos de otros tiempos atormentan su alma. No siente su presencia, es como si estuviera ausente de su vida, y ni siquiera puede expresar lo que siente por temor a ofenderlo. Jesús, ahora obra en el silencio y ella inmersa en las tinieblas no lo escucha. En estas decisiones que se están tratando de tomar en su Comunidad, no siente su ayuda, no siente su cercanía inspiradora. Parece como si no existiera, no responde, no puede contar con Él. No ve por ningún lado sus señales, no siente el soplo de su Espíritu. ¿Cómo tomarlo en cuenta en sus decisiones? En esta tierra de ―destierro‖ bien podría exclamar: ―¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?‖721

Pero Thérèse, en medio de este profundo sufrimiento y amargura, sigue postrada y fiel ante Él, intensificando sus actos de fe, expresando lo que quiere creer, sufriendo en silencio, uniéndose al silencio de Jesús y diciéndole a Jesús lo que dice en la expresión afín: ―Por tu amor lo acepto todo. Si así lo quieres, acepto sufrir hasta morir de pena‖. 722Jesús responde aceptando solo su ofrecimiento sin alejar a la Madre Inés de su cercanía.

En el contexto posterior, se menciona que meses más tarde se habló de la partida de Sor Genoveva y de Sor María de la Trinidad, causando nuevamente sufrimiento al pensar en las penalidades, trabajos y decepciones que tenían que pasar. La situación se resuelve sin el traslado de estas religiosas, atribuyendo el hecho al descubrimiento de la Voluntad de Dios por parte de la Madre Gonzaga.

Pero Jesús aún no se pronuncia, no conmina en tono severo a las tinieblas, no cesa la tempestad y Thérèse continúa en la oscuridad. El cielo seguía cargado de nubarrones, pero en su interior, ―el fondo de mi corazón seguía en calma y en paz.‖ 723 Su fe continúa siendo probada como la de los apóstoles. Tendrá que vivir hasta el fin de sus días, en medio de aguas agitadas, con Jesús en la barca aparentemente dormido, aunque permitiendo con su gran bondad que ella crezca para que la unión con el Amor sea más perfecta y su inmensa gloria perdure en la eternidad y se cumpla también éste anhelo que ha sido el móvil de su vida y por el cual le ha entregado su sufriente vida. Y sólo el abandono en manos del Señor, le permite trascender estas penas como lo expresa en la otra determinación de la acción: ―Acepté no sólo desterrarme yo a un pueblo desconocido, sino que también, lo cual me resultaba mucho más amargo

721 Salmo 22,2; Mt 27, 45-47 722 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C 284. 723 Ibid. 176 acepté el destierro de mis hermanas.‖724 Esto le actualiza el dolor causado a consecuencia de las separaciones que vivió desde niña como mencionamos en el contexto725.

Habíamos dicho antes, en la confrontación teológica del amor726 que desde que pensó en entrar al Carmelo Thérèse empieza a sentir que Dios no responde como antes a su apremiante llamada, que no es tan rápido como ella espera y lo manifiesta con el simbolismo del ―niño Dios dormido‖ 727 Ahora, utiliza esa misma imagen, Jesús, está dormido en la barca y no increpa a la tempestad. Jesús, no le deja oír su voz, y así comprende ella que más que valerse de sus propias fuerzas y pensamientos para resolver las diferentes situaciones que se le presentan, debe abandonarlo todo en las manos de Dios, para que sea Él quien obre. Según Borell, citando a Thérèse, dice: ―La Escritura, que es la voz del Amado, y que es el Amado en persona, permite a Teresa superar su aparente ausencia… sin embargo, la Escritura puede volverse oscura‖ ―y este vasto campo – de la Escritura – nos parece un desierto árido y sin agua… en vez de la paz y de la luz, sólo encontramos turbación, o, al menos, tinieblas‖ (Carta 165 de Thérèse). Pero ni siquiera en este caso la oscuridad es total; pronto vuelve a resonar la voz de Jesús, y, como no podía ser de otro modo, con palabras bíblicas728.

En varias ocasiones Thérèse escribe sobre la importancia de la Sagrada Escritura para comprender lo que vive su alma, en carta al Padre Roulland le dice: ―… tomo en mis manos la Sagrada Escritura. Entonces todo me parece luminoso, una sola palabra abre a mi alma horizontes infinitos, la perfección me parece fácil: veo que basta con reconocer la propia nada y abandonarse como un niño en los brazos de Dios. 729 El silencio de Dios, lleva entonces a Thérèse a comprender la pedagogía divina, solo abandonándose completamente a Él y dejándolo que sea Él quien obre a través de ella, podrán resolverse las dificultades, que ocasionan sus sufrimientos.

3.2. Acción Soteriológica: “Yo quise coger sin tardanza, esa copa que Jesús me ofrecía. « j’ai voulu saisir cette coupe que Jésus me présentait »

Campo Semántico: Sufrimiento como copa Expresiones afines: ―Preguntándome si quería beber ese cáliz hasta las heces‖. ―Él, retirando la mano, me dio a entender que se conformaba con mi aceptación.‖. Expresiones Opuestas: Retirar la mano. No aceptar. Otras determinaciones:

724 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C p 283 725 Contexto p 15-37 726 Confrontación teológica del amor p 76-83 727 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito A 213 728 Borell A, Horizontes infinitos, Teresa de Lisieux y la Biblia, 260. 729 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Cartas p 587.

177

―El me dio la vocación del destierro total y me hizo comprender todos los sufrimientos que en él iba a encontrar.‖

3.2.1. Sufrimiento como Copa. Análisis diacrónico

En la Sagrada Escritura, se emplea el sustantivo pothvrion, correspondiente al hebreo ―kos,‖ aquí vamos a hacer referencia al sentido metafórico de su empleo.

En el Antiguo Testamento, En el Salmo 11,6 y 16,5 la copa adquiere el significado de destino ―Yahvé es la parte de mi herencia y de copa, tú aseguras mi suerte‖ (Sal 16,5). En el Salmo 23,5, ―gozar de la bondad del Señor hace que la copa rebose‖. El Salmo 74 menciona que en el día del juicio, ―Yahvé empuña una copa un vaso con vino drogado: lo escanciará, lo sorberán hasta las heces, lo beberán los malvados de la tierra‖. En el salmo 116,13, en acción de gracias, por el bien que el Sr ha hecho se ofrece el salmista a ―alzar la copa de la salvación invocando su nombre‖.

En el Nuevo Testamento, En Mc 10, 38-39, se asocia el cáliz a la muerte. ―¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?» Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado‖. La imagen de la copa en la oración de Getsemaní, simboliza el destino de muerte: Mt 26, 36-46: ―Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo.» Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieres tú‖ La copa aquí se refiere a la muerte que acepta Jesús para la salvación del mundo.

En Juan 18, 10-11, Jesús replica a Pedro cuando corta la oreja del siervo del sumo sacerdote: ―«Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?».

En la última cena, en el relato de Mateo y Marcos: ―Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre.» Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25. En Lucas, Jesús toma la primera copa y da gracias, y al final de la cena, toma nuevamente la copa, diciendo: «Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que se derrama por vosotros‖. Lc 22-20. «Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en memoria mía.» En 1 Cor 10 16, Pablo presenta la copa de ―bendición de la última cena como ―comunión‖ con la sangre de Cristo‖, es decir como la participación real en la muerte de Cristo.730 También San Pablo recuerda explícitamente que la cena eucarística está orientada hacia la última venida del Señor: ―Cada vez que coméis este pan y bebéis este cáliz, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga‖ (1 Co 11, 26).

.730 H Patsch, en Kittel p 1100 178

Por medio de la copa se efectúa el juicio según las obras, en el Apocalipsis 18,6: ―en la copa que ella preparó preparadle el doble‖.

3.2.2. Sufrimiento como Copa. Hermenéutica teológica de la cita. Acción Soteriológica: ―Yo quise coger sin tardanza, esa copa que Jesús me ofrecía. Mt 20, 21-23‖

En el contexto anterior a la acción, Thérèse intenta explicar a la Madre Gonzaga el deseo que siempre ha tenido de ir a misión a otro Carmelo. Su anhelo de ―cambiar por una tierra extranjera el oasis donde vivo tan feliz bajo su mirada maternal‖731.

Este deseo no es por un gusto personal sino por la oportunidad de sufrir que puede brindar al Señor. Esta es la copa, el sufrimiento ofrecido voluntariamente. En esto, se estaría identificando con Jesús mismo, en el sufrimiento. Es el camino que el Señor le ha permitido vivir para lograr su unión con Él, quien es también su heredad y su copa misma.732 Si ésta es una oportunidad para aumentar su entrega al servicio de Dios, se encuentra dispuesta a acoger este nuevo sufrimiento como el más preciado tesoro, que la llevará a unirse más a Él, porque fuera de Él, a quien ama no hay nada, que la motive.

Thérèse estaría cambiando la ―dulce y fácil‖ misión que tiene en el Carmelo de Lisieux, donde ella considera que vive sin preocupaciones, sin pobreza, rodeada de atenciones maternales y del gran amor de sus hermanas, todo lo terreno que ama, por un monasterio pobre, donde nadie la conozca, donde le falte el cariño, ―en una palabra el destierro del corazón.‖733

Thérèse no tiene para ofrecer al Carmelo que la reciba invaluables servicios especiales, no iría tampoco a una vida religiosa activa de evangelización, sino a continuar en tierras de misión desarrollando la función de carmelita, de orar, amar y sacrificarse: ―Mi único objetivo sería, pues, hacer la voluntad de Dios 734y sacrificarme por él de la manera que a él le agradase.‖735

Thérèse plantea esta ―copa‖, sabiendo que estando dispuesta a sufrir por amor, cualquier cosa que le suceda no le ocasionaría ninguna decepción y la mayor alegría sería una sorpresa inesperada. No le basta la entrega que ya ha realizado en el Carmelo de Lisieux y los actos continuos de amor que realiza con sus hermanas, ahora se le ocurre una mayor entrega en la misión. Está dispuesta a aumentar su entrega, a ir a otras tierras y a manifestar como el salmista: ―Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre de Yahvé‖,736 Thérèse llamando ―copa‖ al sufrimiento como lo vivió Jesús quien nos lo enseñó en el

731 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuscrito C, 284. 732 Salmo 115, 6 Análisis diacrónico p 176 733 Teresa de Lisieux, Obras completas, Manuscrito C 285. 734 Mt 6,10, venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. 735 Teresa de Lisieux, Obras completas, Manuscrito C 285. 736 Salmo 115, 13 Análisis diacrónico p 176 179

Evangelio: " Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa "; y utiliza también el término ―copa‖ cuestionando a Santiago y a Juan, "¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?", 737 o cuando objeta a Pedro: ― La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?», 738 significando claramente la muerte que aceptaba para la salvación del mundo, redimiendo al ser humano del pecado.

Thérèse en su enfermedad no pudo desplazarse a lejanas tierras, pero teniendo en cuenta lo expresado en la acción ―sufrimiento como tinieblas‖739, en la que se expresa que ella manifiesta ―se que el país en el que vivo no es mi patria y que hay otro al que debo aspirar sin cesar,‖740 se comprende que viviendo en esta tierra y en medio de tinieblas considere que el Señor le dio la vocación del destierro total, y le hizo comprender toda clase de sufrimientos, ―preguntándome si quería beber ese cáliz hasta las heces,‖ 741 como lo manifiesta ésta expresión afín, es decir, si estaría dispuesta a aceptar el sufrimiento hasta el extremo.

Cuando hace referencia a ―beber el cáliz‖, también nos recuerda los relatos de la última cena, y específicamente las palabras de Jesús sobre la ―copa‖.742 Al expresarse en términos de beber la copa, Thérèse es invitada a entrar en la alianza de la vida, a dejarse alimentar por Jesús, para transformarse en Él. En Marcos y en Mateo las palabras sobre la ―copa,‖ evocan la alianza en la sangre de los sacrificios del Sinaí, en ellas, ―Jesús no manda a sus discípulos que hagan ninguna ―aspersión‖ con su sangre; les dice que beban de la copa. Y no se bebe para purificarse, sino para alimentarse, para vivir mejor.‖743 En Lucas y Pablo, se hace énfasis en la "nueva alianza" anunciada por el profeta Jeremías, y se destaca la anticipación del horizonte de luz gloriosa propia del Reino de Dios: ―Y, tomando la copa, dadas las gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios" (Lc 22, 15-18).

Thérèse bebiendo la copa como los discípulos de Jesús, entra a participar de la nueva alianza. Como ellos, no es ―rociada‖ con su sangre redentora en forma pasiva, ―sino que actúa y se une a la fidelidad de Jesús para recibir una vida nueva,‖744 por ello, está pensando siempre en hacer a cada instante lo que a Él el agrada, y en sufrir hasta morir de amor. El sufrimiento así, se constituye en su mayor alegría, porque se encuentra asociado a la Pasión de Cristo, a su Muerte y a su Resurrección.

El beber juntos, expresa la comunión con Cristo, donde la ―copa de comunión‖ con la sangre de Cristo es ―copa de bendición que es comunión‖.745

737 Mc 10,38-39 Análisis diacrónico p 176 738 Juan 18, 10-11 Análisis diacrónico p 176 739 Hermenéutica teológica de la acción, ―Sufrimiento como tinieblas‖154-161 740 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C 278. 741 Ibid., 285. 742 Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22,19-20; 1 Co 11, 23-27 Análisis diacrónico p 176 743 Xavier León Dufour, ―La fracción del pan‖ 197. 744 Ibid. 745 1 Cor 10,16, copa de bendición, análisis diacrónico 180

Jesús aquí también como en el traslado de sus hermanas a otras tierras, aparta la copa, conformándose con el ofrecimiento, (Mc 10,38), el futuro reservado a Thérèse es otra.

4. Contexto inmediato “La Caridad”.

4.1. Acción Soteriológica: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” « Il n’y a pas de plus grand amour que de donner sa vie pour ceux qu’on aime »

Campo Semántico: Sufrimiento como: Entregar la vida, Abandono a la voluntad divina y darse a los demás. Expresiones afines: ―No había profundizado en estas palabras de Jesús: «El segundo mandamiento es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Expresiones Opuestas: ―No amar como Dios ama‖ ―No soportar los defectos de los demás, extrañarse de sus debilidades ―La caridad encerrada en el fondo del corazón‖ Otras determinaciones: ―La caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no extrañarse de sus debilidades, en edificarse de los más pequeños actos de virtud que les veamos practicar. Pero, sobre todo, comprendí que la caridad no debe quedarse encerrada en el fondo del corazón.

4.1.1. Sufrimiento como entregar la vida. Análisis Diacrónico.

En el Nuevo Testamento el amor se representa como un don divdwmi (didomi), el dar es característico de él. Jesús que es amor, es don de Dios. Dios le otorga todo: Le da sus obras (5:36), sus discípulos (6:37), su nombre (17:11), todas las cosas (3:35). Jesús mismo da su vida (Mc 10:45), se da así mismo (Ga 1:4), da su cuerpo (Lc 22:19).

Interesa para el análisis de la acción soteriológica, el término paradivdwmi (paradidwmi) en lo relacionado con la pasión de Jesús, la acción de ―entregar el espíritu, el cuerpo; entregarse a sí mismo‖,746 expresada en los siguientes textos bíblicos: 28. Mc 9,31: El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará. (también en Mt 17,22-23 y Lc 9,44-45). 29. Mc, 10,45: Tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.

746 F Büchsel en Kittel p 167 181

30. Juan19:30, Jesús poco antes de morir, habiendo cumplido todo, entrega su Espíritu: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el espíritu; 31. 1 Cor 11,23b: la noche en que era entregado, tomó pan, dando gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se entrega por vosotros; haced ésto en memoria mía. 32. Creer en Jesús es reconocer que la entrega de Jesús es por cada uno de nosotros, Gál 2,20: ―y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Esta vida en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí‖; 33. La entrega de Jesús es un acto del amor del Padre, quien ―no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?‖ Rm 8,32; 34. Siendo el móvil de la entrega de Jesús el expresado en Rm 4,25 ―quien fue entregado por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación‖. 35. El que sigue a Jesús es entregado a la muerte, 2 Co 4,11 ―Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal‖. 36. El amor es característica previa a la entrega, como escribe Pablo en 1 Co 13:3: ―Aunque reparta todos mis bienes, y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha.‖

4.1.2. Sufrimiento como entregar la vida. Hermenéutica Teológica de la cita. Acción Soteriológica: ―Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos‖

En el contexto anterior a la acción soteriológica, Thérèse comenta a la Madre Gónzaga, que profundizando en las palabras de Jesús, mencionadas en Mt 22, 39 y manifiestas en la expresión afín: ―Amarás a tu prójimo como a ti mismo‖ comprendió de manera perfecta lo que significa el amor, la caridad. Lo importante para expresar el amor a Dios, es no solo expresarlo de palabra, pues ya lo escribe Mt 7,21-23, hace falta cumplir la voluntad de Dios y ella está consignada en cada página de la Sagrada Escritura.

Reflexiona Thérèse, en el contexto de la última cena, cuando el amor de sus discípulos de Jesús ardía, y el de Él mismo llega a su culmen, instituyendo el inefable misterio de la Eucaristía, anunció su entrega a ellos, aceptando su próxima muerte voluntariamente, y les dio un mandamiento nuevo que revela el sentido y el significado de su vida, de su sufrimiento, y de su entrega: ―os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros.‖747 El amor al prójimo tiene como referente, la entrega que Cristo hizo en su vida: «En esto hemos conocido lo que es el amor: en que Él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos» (1 Jn 3, 16). Este mandamiento, tiene como medida el amor de Cristo, un amor sin límites por el otro y el que así lo cumpla, puede ser reconocido como verdadero discípulo: « En esto conocerán todos

747 Juan 13,34 182 que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros» (Jn 13, 34-35). Por lo tanto, la medida para comprobar la adhesión a Cristo será el ejercicio diario y visible de la caridad hacia los otros, especialmente hacia los más necesitados. Sólo interesándose por el otro y sus necesidades, se muestra concretamente el amor a Jesús. De no realizarlo así, la caridad sería imperfecta, o nula, pues la indiferencia frente al otro, no sería una entrega al estilo de Cristo.

Thérèse profundizando, se pregunta ¿Y cómo amó Jesús a sus discípulos, y por qué los amó? 748 Y se responde que no era propiamente por sus cualidades pues entre Él, Ciencia y Sabiduría infinita y ellos, pobres pescadores, existía una distancia infinita y así los amó y amó también a toda la humanidad y quiso morir en la Cruz, demostrando la magnanimidad de su entrega, su disposición de dar más allá de lo que se espera, de entregarse hasta las últimas consecuencias, de emprender sin miedo, de avanzar pese a cualquier adversidad.

Con el parámetro que el Señor nos coloca, Thérèse analiza cómo ha sido su entrega y el amor a sus hermanas y juzga que su amor ha sido imperfecto y lo expresa en esta determinación que sirve para dar énfasis a la acción soteriológica: ―vi que no las amaba como las ama Dios. Sí, ahora comprendo que la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no extrañarse de sus debilidades, en edificarse de los más pequeños actos de virtud que les veamos practicar. Pero, sobre todo, comprendí que la caridad no debe quedarse encerrada en el fondo del corazón: Nadie, dijo Jesús, enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa‖.749

¿En qué radica la dificultad? En que no sólo debemos amar, compartir, acompañar, alegrar a los que nos parecen agradables, sino ―a todos los que están en la casa, sin exceptuar a nadie‖750. Ésto con nuestros propios esfuerzos parece una tarea imposible, y Thérèse analizándose reconoce: ―Tú conoces mejor que yo mi debilidad, mi imperfección. Tú sabes bien que yo nunca podría amar a mis hermanas como tú las amas‖751 La única forma de poder hacerlo es que Jesús dentro de ella las ame: ¡Y cómo amo este mandamiento, pues me da la certeza de que tu voluntad es amar tú en mí a todos los que me mandas amar...!752 Solo uniéndose cada vez más a Jesús, podrá llenarse de su amor y actuar como el lo hubiera hecho y amar así a sus hermanas. Desde la misma mirada de Jesús, podrá ver las virtudes más que los defectos, sus buenas intenciones más que los desaciertos de ellas. Así también sus obras buenas, sus virtudes sólo deben ser consideradas como acciónes de Jesús quien actúa en ella. Se comprende entonces como no escatima Thérèse en aceptar el sufrimiento como camino para unirse cada vez más a Dios y el deseo de

748 Teresa de Lisieux, obras completas Manuscrito C p 287 749 Teresa de Lisieux, Obras completas Manuecrito C. P 287 750 Ibid p 288 751 Ibid 752 Ibid 183 cumplir siempre su voluntad. Hace actos caritativos con la ayuda de Jesús ―prefiriendo y regalando con su más amable sonrisa a las religiosas que le eran menos simpáticas, escogiendo por compañeras de recreación a las que más le repugnaban, y por particulares confidentes las que más le molestaban, hasta ganárselas con su carácter hechizante‖753 Tiene pensamientos y actitudes profundamente evangélicas, teniendo en cuenta las palabras de Jesús: ―No juzguéis, y no os juzgarán‖.754

Thérèse considera que la caridad no sólo se debe quedar en simples sentimientos sino en obras, por eso, practica haciendo actos de virtud con las hermanas que le resultan difíciles, pensando que para Dios, Padre amoroso, deben ser agradables, oraba por ellas y les hacía favores, les sonreía, trataba de no contestar cuando no estaba de acuerdo con lo que hacían o decían y cuando era imposible resistir, ―huía‖. Se esfuerza al máximo por cumplir el mandamiento nuevo, ―Sabía muy bien que esto le gustaba a Jesús, pues no hay artista a quien no le guste recibir alabanzas por sus obras. Y a Jesús, el Artista de las almas, tiene que gustarle enormemente que no nos detengamos en lo exterior, sino que penetremos en el santuario íntimo que él se ha escogido por morada y admiremos su belleza‖.755

Thérèse es muy solicita para prestar los servicios que requieren sus hermanas e incluso siempre está dispuesta para no protestar cuando le toman sus ―pertenencias‖. En un acto de renuncia total, analiza el voto de pobreza, considerando que por éste, ha renunciado a los bienes de la tierra y por lo tanto, no tiene, derecho a quejarse si le quitan algo que no le pertenece. Reconoce que pensar y actuar de esa manera, solo es posible con la ayuda divina: ―Sólo la caridad puede ensanchar mi corazón. Y desde que esta dulce llama lo consume, Jesús, corro alegre por el camino de tu mandato nuevo... Y quiero correr por él hasta que llegue el día venturoso en que, uniéndome al cortejo de las vírgenes, pueda seguirte por los espacios infinitos cantando tu cántico nuevo, que será el cántico del amor‖.756

La entrega en el servicio, debe llevarla a renunciar a sus últimos derechos, a no esperar nada a cambio por su generosidad, a donarse olvidándose de sí misma. El obrar así, movida por la gracia, lleva a inundarla de paz ―...! No, no existe alegría comparable a la que saborea el verdadero pobre de espíritu‖.757

Thérèse piensa que ni siquiera sus pensamientos le pertenecen: ―Si alguna vez me ocurre pensar y decir algo que les gusta a mis hermanas, me parece completamente natural que se apropien de ello como de un bien suyo propio. Ese pensamiento pertenece al Espíritu Santo y no a mí, pues san Pablo dice que, sin ese Espíritu de amor, no podemos llamar «Padre» a nuestro Padre que está en el cielo. El es, pues, muy libre de servirse de mí para comunicar a un alma un buen pensamiento. Si yo creyera que ese pensamiento me

753Balthasar Hans Urs Von, Teresa de Lisieux, Historia de una misión, 63. 754 Lc 6,37 755 Teresa de Lisieux, Obras Completas, Manuscrito C, 290. 756 Ibid., 293 757 Ibid., 294 184 pertenece, me parecería al «asno que llevaba las reliquias», que pensaba que los homenajes tributados a los santos iban dirigidos a él‖.758

Después de examinar el contexto anterior a la acción soteriológica, en el que Thérèse hace esa profunda disertación sobre la caridad, volvamos a retomarla: ―Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos‖. Jesús es el máximo ejemplo de dar la vida. Thérèse trata de cumplir página a página el Evangelio y así con la ayuda de la gracia va configurándose con Cristo, hasta entregar su propia vida. Cristo fue siempre el motor de su vida, su único amor, su razón de existir, desde el momento en que recibe su segunda comunión, no es ya más Thérèse, es Cristo quien vive en ella.

¿Bajo qué presupuestos es posible esta entrega al estilo de Cristo? Como veíamos en la confrontación teológica desde la experiencia de amor de Thérèse, ella se siente profundamente amada y por ello quiere corresponder a ese gran amor, con la totalidad de su vida. Esto a su vez, presupone una vida de fe ―La vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí‖ (Gá 2,20).

Thérèse quiere corresponder a ese amor con la ofrenda de su vida, ella manifiesta que ya no se pertenece a sí misma, es propiedad de Dios: ―Hace ya mucho tiempo que no me pertenezco a mi misma, vivo totalmente entregada a Jesús. Por lo tanto él es libre de hacer de mí lo que le plazca‖759 En un crecimiento progresivo de amor llega hasta el final a desear solo vivir de amor, en medio del dolor, alentada solo con la Palabra de Dios, animada por el Espíritu para desear el martirio, pensando como san Pablo que los sufrimientos de esta vida no son nada comparados con la gloria futura, una gloria que desea, no para su propio descanso, sino para seguir trabajando sin tregua en el desarrollo de su misión. ―Thérèse comprende la vida eterna como la comunión plena con Dios, para seguir trabajando por amor y llevar a la humanidad a Dios, es decir, el dinamismo soteriológico de Dios, de Cristo, de la Iglesia, de ella misma seguirá actuante mientras exista alguien a quien salvar‖.760

Poco a poco su vida entera, ha sido un honrar y amar a Dios con el corazón, no sólo de palabra, sino con sus acciones en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, con los pensamientos, con los sentimientos, con sus deseos, desde lo más profundo de su ser, y , en correspondencia a lo que Dios ha querido que ella experimente en su entrega: sufrimiento, humillaciones, tinieblas, amargura, que le han permitido configurarse con Cristo, vivir lo que Él mismo padeció en su paso por la tierra. Éste fue su camino hacia el cielo, las tinieblas por las que tuvo que atravesar le ayudaron a constituirse en templo de Dios, santificada por el testimonio de una férrea fe. Como Jesús, ―derrama su sangre‖ en el martirio de cada día, actualizando a través de su enfermedad física y su dolor interior, la pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

758 Ibid., p 299. 759 Ibid., 285. 760 Jiménez de Zitzmann, Diálogo en Tutoría. 185

El completo abandono en manos de Jesús, hace posible que Dios, la Trinidad more en ella, y viva en su vida diaria, compenetrándose con Cristo, a través de su Palabra y transformando desde su sufrimiento al mundo, ofreciéndole una imagen del Dios amoroso que se abaja hasta la pequeñez de su creatura y haciéndose uno con ella, participa de sus sufrimientos haciéndolos suyos enseñándonos a vivir Thérèse transfigurada en Cristo, nos permite ver el rostro amoroso, bondadoso y perfecto de Dios.

Thérèse sabe que Dios la ha llamado no por sus méritos, ella por su gracia responde a su llamado, y percibe que Dios la quiere para colaborarle en la salvación de la humanidad, atrayéndola hacia Él, para beneficiarse de su sacrificio redentor. El medio para colaborar con Cristo en dicha salvación es el sufrimiento, entonces, se hace cada vez más apremiante su deseo de sufrir, más bien de aceptar todo lo que le sucede, interpretándolo y viviéndolo como lo haría Jesús, para ganar almas para Él. Encontrar este sentido del sufrimiento transformó su vida y le dio impulso, y fuerza a su entrega total e incondicional, hasta convertir su existencia en: Testimonio de, fe absoluta en medio de la prueba, vivida en la oscuridad de la fe que la acompañó hasta los últimos días de su vida. Amor incondicional a Dios y a su prójimo: sus hermanas de familia y religiosas, su familia, sus misioneros, los sacerdotes y sus amados pecadores. Y esperanza de regresar a su verdadera Patria celestial, para seguir trabajando más eficazmente por la salvación de las almas. Su ímpetu por la conversión de los pecadores, la convirtió en verdadera misionera desde su convento de clausura.

Podríamos como ella, apropiarnos de las palabras de la Sagrada Escritura: Thérèse, fue separada del mundo, para ser destinada, no para una vida sosegada, sino ―tomada de entre los hombres y constituida en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados‖ (Hb 5,1). Sufrió mucho en la misión que Dios le asignó, pero Dios estuvo con ella, aún en la oscuridad de la fe, cuando ella no lo sentía. Siempre nos preguntamos, ¿Cómo pudo aguantar tanto sufrimiento, tantas pruebas? Por una confianza en Dios, sin límites, y una fidelidad absoluta al amor divino. Él está correspondido con un amor filial a ejemplo del amor de Jesús, ni la oscuridad podrá separarla del amor de Jesús, asi como tampoco fue más fuerte el amor de su papá cuando quiso corresponder tan rápidamente a la llamada del Señor y fue capaz de intentar todo lo humanamente posible para ingresar al Carmelo a la edad de 15 años. Tenía que comenzar a temprana edad, a recorrer el camino del encuentro con el Señor, amándolo profundamente, aceptándolo todo, no desperdiciando ―flores‖ para el desarrollo de su misión. Thérèse se constituye en un instrumento en manos del Señor, su propiedad, en servicio incondicional, siempre buscando agradar al Señor, con deseos de cumplir la misión aún después de la muerte que consideraba ―entrar en la vida‖, por eso acepta el sufrimiento, crucificándose con Cristo, uniéndose plenamente a Él, identificándose con el siervo sufriente, oprimida y humillada, sin abrir la boca.

Entre Jesús y Thérèse se construye a través de la vida, una unión profunda, sin perder su identidad. Fe y amor sostienen el mecanismo que el Señor le ha colocado en sus manos para el desarrollo de su misión que le llevará a la santificación, el sufrimiento, expresado a través de las siete formas en las que hemos profundizado: humillación, tinieblas, prueba, amargura, silencio de Dios, copa, y entrega. 186

Thérèse escribe su manuscrito C, al final de su vida, en completa paz, en medio del infinito sufrimiento físico y espiritual, contemplando las maravillas que el Señor ha hecho en ella, despidiéndose de sus hermanas, con la certeza de la santidad alcanzada, al estilo de San Pablo, y con la convicción de seguir ayudando desde la otra vida, tal como lo ha hecho, según los innumerables milagros realizados, tal como ella lo propuso: ayudar a los niños sin bautismo, a los sacerdotes, a los pecadores y a las familias. Sintiéndose hija de Dios, padeció con Cristo, para ser glorificada junto con Él, como se comprueba en las innumerables manifestaciones de la gracia de Dios en ella que ha realizado después de su muerte en todo el mundo, porque ―ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres, pero la mayor de ellas es la caridad‖. En esta acción soteriológica encontramos el colofón de la vida de Thérèse de Lisieux.

187

V. ¿ES EL SUFRIMIENTO, VIVIDO A LA MANERA DE THÉRÈSE DE LISIEUX, DINAMISMO SALVÍFICO DE CRISTO PARA EL CREYENTE HOY?

CONCLUSIONES.

Al comenzar a abordar la obra de Thérèse De Lisieux, nos planteábamos la pregunta, que hemos tomado como título de éste capítulo y que hemos respondido en el desarrollo de la monografía. Thérèse de Lisieux vivió el sufrimiento, ligado al misterio de la redención de Cristo, y allí encontró y dinamizó su misión. A los 14 años comprendió la importancia de la muerte en Cruz de Jesucristo y quiso colaborar con la salvación de la humanidad. Creyó que para ganar almas para Dios, debía seguir el mismo camino de sufrimiento de Jesús. Solo al entender lo salvífico del sufrimiento, ligado al misterio pascual, se entiende la aceptación que del sufrimiento hizo Thérèse, con el propósito de obtener la luz de la fe para todos aquellos que se apartan de Dios y de la Iglesia. Se explica así, que experimente incluso el deseo de sufrir, hasta llegar a sentir que es dulce todo padecimiento por amor a Dios.

No se trata de empezar a buscar sufrimientos, a Thérèse, específicamente le correspondió sufrir desde la más tierna infancia, y ella misma tuvo que aprender a vivir en el sufrimiento, hasta que entendió que podía ―ganar almas‖ a través de él. Si sabemos que los sufrimientos son potencialmente útiles y encierran en sí el dinamismo salvador, será más fácil aceptar la cruz de cada día, enfrentar las vicisitudes de la vida desde el amor de Cristo, para ofrecerlas por la salvación de los pecadores. No será necesario entonces preguntarse ¿Por qué le tocó sufrir así? ¿Por qué a ella?, interrogantes que el ser humano se plantea frente a las enfermedades y dolores que surgen en la vida.

Tanto en el mundo de Thérèse, como en el nuestro, se abren las puertas del apostolado del sufrimiento intercesor. Nosotros hoy a la manera de Thérèse deberíamos como ella, sentarnos a la mesa de los pecadores, no solo para rezar, desde afuera, sino haciendo parte de su realidad pecadora, intercediendo ante Dios, desde nuestro pecado, ofreciendo nuestro dolor para salvarlos.

El Método Semántico Teológico utilizado para el análisis de esta investigación, invita a tener el texto como referente, lo cual ayudó a encontrar el mensaje que quiso transmitir Thérèse, invitándonos a oírla a ella, más que a hablar sobre ella y comprender que dicho mensaje sigue teniendo influencia sobre todo tipo de personas que se acerquen a conocerla hoy. Cada una de las plataformas del análisis, fue ayudando eficazmente, en las sucesivas lecturas de la obra realizadas, hasta llegar a comprender el dinamismo salvador de Jesucristo como sufrimiento, en la vida de la Santa, permitiéndonos iluminar la realidad actual.

El análisis metodológico, arrojó resultados sorprendentes en el desarrollo de la misma, los cuales se mencionan en los 26 puntos que señalaremos en este capítulo. Se unirán a las conclusiones aquí 188 presentadas extraídas de la vida y pensamiento de Thérèse, tal como se han llegado a conocer a través de la monografía, las actualizaciones para el momento en que vivimos:

1. Se han escrito numerosos libros sobre Thérèse, su vida y su ―pequeña obra.‖ Se ha pasado de múltiples escritos, dedicados a reproducir su biografía, que se quedan en la superficialidad de la piedad pueril y en la imagen dulzona que muchos creyeron captar y que distorsionó totalmente la verdadera, hasta llegar a estudios muy rigurosos sobre algún aspecto de su mensaje. Pero ninguno de ellos había descubierto lo soteriológico que se encierra en cada una de las páginas de su obra. Mediante esta investigación se ha podido probar que la acción soteriológica de Jesucristo, significada por el macrocampo del sufrimiento, constituye el hilo conductor de la vida de la Santa, que la identifica plenamente con Cristo para poder constituirse ella misma en agente salvífico para la humanidad. Esto no ha sido probado hasta ahora, por quienes han estudiado su obra. Ciertamente, se ha escrito mucho sobre sus Manuscritos, sus Poesías y sus Cartas, pero siempre desde la subjetividad de quien escribe. En esta investigación hemos querido escuchar la voz de la Santa, desentrañando a través del acontecer de Cristo en ella, lo que ella misma quiso comunicar.

2. La inmensa riqueza de acciones y campos semánticos encontrados en la primera mirada del texto, plataforma de análisis sincrónico (Anexo No 2), revela el dinamismo de la acción salvadora de Cristo, que se expresa en la cotidianidad de la existencia, en la transformación continua y permanente de quien le permite obrar en su vida. Continuar trabajando en dichas acciones deja abierta la puerta a nuevas investigaciones. No obstante, creemos que fue uno de los mayores aciertos de esta investigación, el haber encontrado mediante el análisis sincrónico, la importancia infinita del sufrimiento, a través del cual obró Cristo, como agente salvador en su vida, y comprobar que el capítulo X del Manuscrito C, contiene el culmen de las experiencias místicas vividas en el sufrimiento por Thérèse. Los campos semánticos que revelaron bajo el macro campo semántico del sufrimiento esa acción salvadora fueron: humillación, tinieblas, prueba, amargura, silencio de Dios, copa, entrega de la vida.

3. Constatar que el sufrimiento vivido por Thérèse, manifiesta la obra salvadora de Jesús, es corroborar lo que se revela en las Sagradas Escrituras, el anuncio de Cristo, que da a conocer la salvación a través de su pasión muerte y Resurrección, dándonos a todos una vida nueva, en un acto supremo de amor, trazando el camino de aquel que está dispuesto a seguirle. Thérèse encontró el sentido trascendente del sufrimiento, viviéndolo iluminada por el Evangelio de Jesús, ella contribuyó a presentarlo como posible para todos y a vivirlo de manera nueva. Podría decirse que Santa Teresa de Lisieux, es la única santa ―mártir‖ que nos ha comunicado el proceso y la manera de vivir gozosamente el martirio. Se constituye en ejemplo para el mundo, pues ella, una niña de 24 años, sin mayor instrucción, iluminada por el Espíritu, lo comprende y ―deja obrar a Jesús en su vida‖ hasta el fin, invitándonos a todos a hacerlo a través de nuestra vida ordinaria. Esta es la grandeza que se nos ofrece, pues sufrimientos los tenemos todos y siempre ha existido 189

sufrimiento en la humanidad y lo habrá, pero aprender a canalizarlo como dinamismo y gozo salvador es lo novedoso.

4. Encontrar el dinamismo salvador de Jesucristo en Thérèse de Lisieux, es conocer su vida. Es admirar las ―maravillas‖ que obro Dios en ella, durante su corta existencia. Lo primero que habría que resaltar es la percepción y vivencia de un Dios misericordioso que se abaja hasta su creatura. Thérèse aprende el amor a Dios en su familia, allí se le enseñó cómo comunicarse con Él y cómo agradarle. Luego, lo experimenta en la creación, en sus creaturas, en la oración y en la meditación. Poco a poco va ensanchando su corazón y es tan fuerte su vivencia que al sentirse amada por Dios en Cristo, experimenta la necesidad de no pensar ya en sí misma, sino solo en Él, encontrando mil maneras para agradarle.

5. La familia de Thérèse es luz para la familia cristiana hoy por que es allí donde el niño aprende a amar, a tener sentimientos constructivos por los demás, a trascender. Hoy tanta ciencia, tanta sicología, tanta pedagogía y nunca como ahora viven los niños soledad, desamor, violencia y abandono. A la manera de lo que los padres y hermanas de Thérèse hicieron con la niña dentro de la más absoluta sencillez, los papas de hoy, podrían aprender a darle al niño seguridad, desafíos a su inteligencia y a su posibilidad de amar mediante el ejemplo del amor entre ellos y a los demás vivido en la presencia permanente de un Dios que nos ama.

6. Thérèse tiene fe en Dios, Padre amoroso, en contraposición al Dios temible y castigador de su tiempo. Solo conoce al Dios amor, que en el acto supremo de ternura hacia su creatura envía a su Hijo para salvarla. Y ese gran acto de amor de Dios, es correspondido por Thérèse con la más absoluta fidelidad, encontrando en su libertad para amar, la fuente de su propia felicidad correspondiendo en cada acto de su vida al amor infinito de Dios. Aún en medio de la tribulación es más fuerte la paz y el gozo de seguir amando, tanto en los momentos en que experimenta una fe luminosa como en aquellos que vive a lo largo de su penosa enfermedad en la más profunda oscuridad.

7. Thérèse cree en Jesús y estrecha sus lazos de unión con Él dándole desde muy temprana edad una orientación trascendental a su vida. Va solidificando su amor, por medio de encuentros con Jesús con lecturas espirituales fundamentalmente de los fundadores del Carmelo y la Imitación de Cristo. Pero ante todo, fue guiada por el Espíritu a través de la Palabra de Jesús. Que importante sería hoy fomentar desde nuestra propia realidad el amor a la Sagrada Escritura, enseñar a los niños a conocerla, proporcionar de manera amable ratos de silencio y oración. Ante el ruido ensordecedor de nuestra época, crear espacios para aprender a escuchar y abrir la mente y el corazón a formas amables de enseñar la Palabra de Dios.

190

8. El hecho de haber comprendido por primera vez una homilía referente a la pasión de Cristo, cuando era todavía muy pequeña, el contemplar las llagas de Cristo crucificado a los 14 años y ya religiosa la imagen de la Santa Faz, permitieron a Thérèse penetrar en el misterio del sufrimiento de su Dios y Señor y comprender cuan ligado se encuentra el dolor al misterio del amor divino. En el sufrimiento de Cristo, comprende la necesidad de responder a la llamada del Señor que ha sentido desde niña, encuentra el sentido de su vida y la grandeza de su misión. Es significativo el amor de Thérèse a la Eucaristía, es en ella que comprende el misterio de la unidad, de la permanencia, de la gratuidad de un Dios que se entrega para ser en ella sin dejar de ser Él. ―Ya no vive Thérèse, es Cristo quien vive en ella,‖ es el misterio del amor participativo de Jesús, el cual se hace uno en ella, por medio de su cuerpo y de sangre.

9. Inspirada por Jesús crucificado, decide estar a los pies de la Cruz, para que el misterio de la redención de Cristo no sea infructuoso. Así, el comienzo de la misión de Thérèse es la contemplación de las llagas del crucificado, aún antes de consagrarse como religiosa y a la edad de catorce años. Jesús ―compró‖ a la humanidad con su sangre, Thérèse no puede permitir que tan valioso tesoro se desperdicie. Comprende que su sufrimiento es acogido por Jesús a cambio de la salvación de los que no tienen fe, y no desaprovecha tan grande intercambio, ofreciendo todo cuanto le permite sufrir el Señor. La esencia de su vocación consiste en inmolarse enteramente por amor a Jesús y a las almas.

10. Dios en el mayor acto de amor, envió a su Hijo al mundo, para que el hombre recuperara la vida, para que no muriera y tuviera la posibilidad de llegar a la vida eterna. Thérèse se sitúa mediante un acto de amor, y una confesión de fe, en el mismo querer de Jesús, quien busca que el pecador no muera sino entre en la vida eterna. Entonces ella le ofrece su sufrimiento por aquellos que por no tener fe, se arriesgan a perder la vida y ella unida a ellos busca conducirlos a la presencia eterna de Dios.

11. Thérèse como Jesús, desea vencer el pecado y la muerte con su sufrimiento. Jesús lo hace al asumir el dolor que puede proporcionarle su fidelidad al Padre, fidelidad que lo lleva a vivir libremente su pasión y muerte de cruz, culmen del sufrimiento humano, que tiene, por ser así vivido y ofrecido el carácter redentor. Por medio de la cruz, cumplió la obra de la salvación, la redención del género humano. Cristo recorre el camino del sufrimiento consciente de su carácter salvífico. De su cruz, brotan manantiales de agua viva. Thérèse Ofrece oraciones y sacrificios por los pecadores, por mediación de Jesús. Como Jesús que va en busca del hombre pecador, necesitado, ella se sienta a la mesa de los pecadores, identificándose con ellos. Thérèse, intercede por ellos mediante actos continuos de amor expresados a través de los múltiples sufrimientos, de su vida hasta llegar al culmen de ellos como lo expresa en el Manuscrito C, en su enfermedad de la tuberculosis y en la prueba de la fe que experimenta en el último año y medio de su vida. Por su fe, con su sufrimiento, se hizo partícipe 191

del sufrimiento redentor de Cristo. En sus propios sufrimientos revive los de Cristo, dándoles nuevo significado: ―aunque al presente vivo en carne, vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí ». Thérèse en el sentido de colaborar con la salvación es que manifiesta su deseo y su agrado en el sufrir, no en un sentido masoquista de buscar el sufrimiento por el sufrimiento. Con sus sufrimientos se abrió a la acción salvífica de Dios, logró la fortaleza en medio de su debilidad y pequeñez. Su sufrimiento es el camino de la gracia para la transformación de la humanidad.

12. Es necesario aclarar que Thérèse no está proponiendo una vida de sufrimiento por el sufrimiento en sí, para alcanzar la salvación. Lo que ella ha comprendido, y nosotros al realizar la investigación, es que dicho sufrimiento es soteriológico si se vive, como nos lo propone Cristo, en el más completo abandono, a su voluntad y amor. Ella no buscó sufrir, aprendió que los sufrimientos que se le presentaban en su vida, a la luz de Cristo, cobraban una nueva dimensión porque tenían un valor unitivo y salvífico y en consecuencia, no había que escatimar esfuerzos para afrontarlos, puesto que podían ser ofrecidos por la salvación de los pecadores.

13. Su deseo de colaborar con Jesús en la salvación de las almas, la llevó a señalar un camino, no de éxtasis y manifestaciones sobrenaturales, sino el camino seguido por Jesús y mencionado en el Evangelio, un camino que no es de pasividad, de ausencia de sufrimiento, no fácil de seguir y solo se logra de la mano de Jesús. Thérèse nos exhorta a tener una vida con sabor a Evangelio, que transforme nuestra vida y nos relacione más profundamente con Dios, llevándonos a comprender el verdadero sentido de la cruz y del sufrimiento, de la oración, de la abnegación evangélica y de la santidad.

14. Constituirse en agente salvador como Thérèse implica muchas cosas, entre ellas: el olvidarse de sí mismo, dejar de ser uno mismo para que Cristo viva en nosotros; abandonarse a la voluntad de Dios y entregar la vida, a su servicio, siguiendo el camino de la Cruz, para a través de ella, llegar a la Resurrección; Responder al amor de Dios con fidelidad, guardando su Palabra; Seguir el camino que nos indique el Señor con docilidad; reconocer nuestra debilidad y pequeñez frente a Dios; vivir en continua intercesión por otros, para que Jesús llegue a ser el centro de nuestra vida; Cultivar la fe, a través de la oración, y el encuentro con Jesús en la Palabra, y los sacramentos; reconociendo a Dios en la historia y en la de todos los seres creados; respondiendo a la llamada del Señor en la disponibilidad; afrontando todas las circunstancias de la vida con mirada de fe y amor.

15. Thérèse no olvida que no hay mérito de su parte, en sus obras buenas y en sus progresos. En especial se siente profundamente agradecida porque sabe que Dios ha tenido con ella un amor preveniente que le ha impedido caer, le ha perdonado por anticipado y ahora sus faltas son imperfecciones que no llegan a apartarla de Dios. Aún si hubiera tenido una vida de pecado Thérèse sabe que el amor de Dios supera toda 192

justicia es sobre todo tremendamente misericordioso, al fin y al cabo, Jesús acompaña al hombre pecador entregando voluntariamente su vida para reconciliar al ser humano con Dios, para que el amor trascienda la justicia, la deuda que había ocasionado el pecado y que separaba al hombre de Dios.

16. El sufrimiento como humillación revela la acción salvadora de Jesús en Thérèse. Asumiendo la humillación, aprende a vivir y a conocer la humildad, entiende su existencia como una permanente acción divina en ella. Jesús sabe lo que necesita para crecer y sale a su encuentro suministrándole la humillación, a través de quienes la rodean, como medio que la ayudará a fortalecerse. Thérèse acepta la humillación para identificarse en su sufrimiento, con el de Cristo, y continuar acercándose a Él. Ella no se deja amilanar por los sufrimientos que le causan las humillaciones sino que los trasciende, amando a quienes se los causan. Thérèse acepta las humillaciones, como Jesús, hasta el despojo total de sí misma y sin contar con apoyos humanos, le sirve para volver su mirada a Cristo. Ella comprende que entre más humillaciones reciba y se abaje, Dios podrá ser todo en ella. Entonces, cada vez más se hace vacío para Dios, aceptando desprestigios, dolores que le causan amarguras externas, pero interiormente la inundan de paz, pues sabe que al despojarse de su orgullo, y de todo lo suyo, se llena su corazón del amor divino y se configura cada vez más con Cristo. Es en su debilidad, en su insignificancia y pequeñez como se hace más fuerte, y da rienda suelta a sus ―temerarios deseos‖ de alcanzar la santidad, pues sabe que la va a lograr no por sus méritos sino a través de Jesús inmerso en ella, con el fuego de su amor consumidor y transformante.

Su Comunidad es el medio adecuado para llenarse de la presencia divina, porque es allí donde no debe desaprovechar las oportunidades de dar a conocer el amor de Dios, en medio de envidias, desamor, falta de cumplimiento de la Regla y más aún del Evangelio, por parte de algunas hermanas. Sólo a partir de la profunda unión con Dios, se explica que Thérèse pueda aceptar las humillaciones y ver a sus hermanas, e incluso a los pecadores no con sus propios ojos sino con los ojos y sentimientos de Jesús, desde su amorosa perspectiva. Así al mirar a su prójimo con la mirada de Cristo, ve sus imperfecciones, pero las perdona ofreciéndoles su sonrisa y amor, e invitándolo a que transforme su conducta. En esto trasciende sus obligaciones como religiosa, va más allá de ser piadosa y cumplidora de la Regla, vive con el Espíritu de Dios, imbuida del amor de Dios, para dar ese amor a los demás. Así como Cristo, que en su condición divina no adoptó una condición de superioridad ante nosotros, sino que, ocupó el último puesto, hasta llegar al ―escándalo de la cruz‖ y en completa soledad, deposito su confianza en el Padre, y nos redimió, devolviéndonos la vida. Así como en la actividad formativa de las novicias se siente como un ―pequeño pincel‖ en las manos de Dios, Thérèse se sitúa frente Dios, sabiendo que solo por su gracia puede colaborar en la obra salvífica de Jesús. En síntesis, Thérèse convierte la humillación, pasándola de algo negativo, a lo más positivo: la virtud de la humildad.

193

17. El sufrimiento como tinieblas revela la acción salvadora de Jesús en Thérèse. En medio del sufrimiento, en sus variadas expresiones, Thérèse sigue creyendo en la bondad misericordia y amor de Dios, permaneciendo firme, aunque este envuelta en las más densas tinieblas. No desfallece, espera aunque no ―vea‖ ni tenga a quien confiar la oscuridad en que se encuentra, tiene miedo de expresarse por no blasfemar y contagiar de sus dudas a sus hermanas y con plena humildad se abandona como un niño en brazos de su Padre, confiando plenamente en Él. Es en esta forma como se sienta a la mesa de los pecadores identificándose con ellos e intercediendo por ellos, sintiendo una inmensa compasión, pues sabe el riesgo que se corre al no sentirse la presencia de Dios. En la época en que ella más se siente abandonada de la fe es cuando hace más actos de fe, y ofrece sus sufrimientos para que los pecadores puedan despojarse de las obras de las tinieblas y revestirse de las armas de la luz. Las tinieblas la acompañaron hasta el momento de su muerte y en medio de ellas, muere heroicamente, declarando que Dios es Amor. No se arrepiente de haberse entregado a Él. El es el Amor el que le da la fuerza para entrar en la vida.

18. El sufrimiento como prueba revela la acción salvadora de Jesús en Thérèse Vivió en medio de pruebas, ausencias y separaciones. Las múltiples pruebas de su vida, le permitieron fortalecerse en su debilidad y purificar su fe, llegando a reconocer su nada frente a Dios y a demostrar la calidad de su entrega y su total confianza en Él.

19. El sufrimiento como amargura revela la acción salvadora de Jesús en Thérèse. Su convivencia con las hermanas de familia fue otro motivo de luchas y amarguras, pues el martirio de cada una de ellas se convierte en su propio martirio. A través de sus escritos, Thérèse ―Enseña la aceptación inmediata de las limitaciones de la vida religiosa…aceptación de la voluntad de Dios manifestada a través de acontecimientos y mediaciones humanas…vivencia de la caridad fraterna, fuente de renuncias y vencimiento de sí misma…‖.761 Thérèse debe beber todo cáliz que le ofrece el Señor, para seguir agradándole, fortaleciéndose e identificándose con Cristo.

20. Experimenta también el sufrimiento como silencio de Dios, por su amor lo acepta todo. Su fe es probada en todo, para que su unión con Jesús sea más perfecta y su gloria perdure por toda la eternidad. El silencio de Dios la lleva a comprender que debe seguir abandonándose completamente en manos del Señor.

21. El sufrimiento como copa, revela la acción salvadora de Jesús en Thérèse. Ella comprende que el sufrimiento que le permite vivir Jesús, es su heredad y su copa. Esta dispuesta a aumentar su entrega, a soportar nuevas pruebas y sufrimientos hasta el extremo. Thérèse bebe la copa de su sangre, que Jesús le ofrece como signo de la nueva alianza, asociado a la pasión, muerte y resurrección del Señor.

761 Camilo Maccise, O.C.D. ―Actualidad e influjo de Teresa de Lisieux en el mundo de Hoy‖. 750-753 194

22. Al final de su vida también advierte, que esa unión con Cristo que ella experimenta, es unión con todos, y se esfuerza en practicar la caridad que empieza con las hermanas de su Comunidad. La comunión con Cristo la lleva a abrirse a los demás, especialmente a los más necesitados. Y es allí donde llega a encontrar su verdadera vocación, ―en el corazón de la Iglesia será el amor,‖ porque en todas las demás vocaciones por sublimes que ellas sean, no encuentra ella la suya. El amor es el que mueve al ser humano, y por eso ella invadida del amor de Dios, quiere transmitir ese amor a todos los seres humanos, su apostolado cobra una dimensión universal, su prójimo son todos los que deseen volverse a Dios y ella desea sembrar ese deseo en el corazón de todos los que lo necesiten, las ―almas pequeñas sedientas del amor divino‖. Thérèse quiere hacerse eco del amor de Dios para atraer a todos hacia Él.

23. La entrega en el servicio la lleva a renunciar a todos sus derechos, nada le pertenece, ni sus inspiraciones que son obra del Espíritu, ni siquiera ella se pertenece a si misma, es propiedad de Dios que puede hacer lo que quiera de ella. No espera nada a cambio de su generosidad olvidándose de si misma.

24. El mundo de hoy, sujeto a las acechanzas del pecado, necesita más que nunca entender y vivir el sufrimiento redentor, para lograr su propia salvación. Hoy también Thérèse nos invita a no pasar de largo ante los pecadores, nos pide que nos sentemos a su mesa, y que ofrezcamos nuestros sufrimientos para atraerlos hacia Jesús. El sufrimiento se hizo presente en la vida de Thérèse, como lo hemos visto en la monografía para evidenciar el Amor de Cristo, para transformar a los pecadores, incluidos aquí los consagrados al Señor y los sacerdotes.

25. El camino recorrido por Thérèse, es un camino que cobra vigencia en la actualidad, es tremendamente actual, hoy que se quiere volver la mirada hacia la doctrina social de la Iglesia, quiere recordarnos que solo con el amor de Jesús, el amor que a ella la llena y la mueve, podremos pensar y ayudar efectivamente a quien más lo necesite, pero sobre todo para que todos volvamos la mirada hacia Jesús y así podamos mirarnos unos a otros y contribuyamos a la expansión del Reino de Dios en esta tierra, mientras nos encaminamos a nuestra patria celestial. El mundo de hoy, quizá más que en la época en la que vivió Thérèse, se caracteriza por el ateísmo y los conflictos sociales. En su última Carta Encíclica, ―Caritas In Veritate‖, del Papa Benedicto XVI, sobre El Desarrollo Humano Integral en La Caridad y en La Verdad, establece el siguiente diagnóstico de la sociedad actual: ―Una sociedad caracterizada por graves problemas socioeconómicos. Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales‖. 762

762 Benedicto XVI, Caritas in Vertate. La Caridad en la Verdad, Numeral 5 p 9. 195

No obstante hay valores que persisten a través del tiempo: ―Todos los hombres perciben el impulso interior de amar de manera auténtica; amor y verdad nunca los abandonan completamente, porque son la vocación que Dios ha puesto en el corazón y en la mente de cada ser humano. Jesucristo purifica y libera de nuestras limitaciones humanas la búsqueda del amor y la verdad, y nos desvela plenamente la iniciativa de amor y el proyecto de vida verdadero que Dios ha preparado para nosotros‖. 763

En todos los tiempos es necesario el cultivo de los valores cristianos: ―La verdad, rescatando a los hombres de las opiniones y de las sensaciones subjetivas, les permite llegar más allá de las determinaciones culturales e históricas y apreciar el valor y la sustancia de las cosas. La verdad abre y une el intelecto de los seres humanos en el logos del amor: éste es el anuncio y el testimonio cristiano de la caridad. En el contexto social y cultural actual, en el que está difundida la tendencia a relativizar lo verdadero, vivir la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral‖ .764

Ante los conflictos de la sociedad actual, se propone en primer lugar, volver nuestra mirada a Dios, que fue uno de los propósitos de la Santa desde su más tierna infancia. En segundo lugar, la adhesión a los valores del cristianismo, así como ella lo hizo, en continua adhesión al Evangelio. Menciona el Papa, se necesita formar cristianos ―con los brazos levantados hacia Dios en oración, cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don. Por ello, también en los momentos más difíciles y complejos, además de actuar con sensatez, hemos de volvernos ante todo a su amor. El desarrollo conlleva atención a la vida espiritual, tener en cuenta seriamente la experiencia de fe en Dios, de fraternidad espiritual en Cristo, de confianza en la Providencia y en la Misericordia divina, de amor y perdón, de renuncia a uno mismo, de acogida del prójimo, de justicia y de paz. Todo esto es indispensable para transformar los «corazones de piedra» en «corazones de carne» (Ez 36,26), y hacer así la vida terrena más «divina» y por tanto más digna del hombre‖765. Se plantean los principios que movieron a Thérèse, el experimentar a Dios como Padre amoroso: ―Que junto al Hijo unigénito, todos los hombres puedan aprender a rezar al Padre y a suplicarle con las palabras que el mismo Jesús nos ha enseñado, que sepamos santificarlo viviendo según su voluntad, y tengamos también el pan necesario de cada día, comprensión y generosidad con los que nos ofenden‖.

26. Thérèse logró su anhelo de ser ―el amor en el corazón de la Iglesia‖, fue fuerza para la Iglesia, en el corazón de la Iglesia se constituyó verdaderamente como fuente de amor, porque en ella a

763 Ibid., Numeral 1 p 5 764 Ibid., Numeral 4 p 7 765 Ibid., Numeral 79 p 107 196

través del sufrimiento logró unirse a Jesús, Acto supremo del Amor del Padre, Camino, Verdad y Vida. Aún para otras confesiones religiosas Thérèse es fuente de inspiración: ―Los protestantes que han leído los escritos de Teresa han confesado que han encontrado en ellos, la centralidad de la Palabra de Dios, la confianza en su misericordia, el desapego de sus propios méritos delante de la justicia divina… la espiritualidad de Teresa de Lisieux abre horizontes de dialogo con la reforma protestante… los ortodoxos han descubierto en Teresa una persona abierta a la acción del Espíritu presente en la vida de la Iglesia guiándola, al igual que a cada uno de los creyentes, en el Hijo y en su seguimiento, hacia la casa del Padre. Igualmente admiran la profunda devoción mariana de la Santa que la contempla como la madre de Dios y, al mismo tiempo, como nuestra madre y modelo en el camino de seguimiento de Jesús‖

Finalmente, podemos decir que podemos ver en las acciones soteriológicas y en los campos semánticos estudiados, los hilos maravillosos con los que Jesús tejió el sufrimiento a lo largo de su vida. Lo soteriológico se manifestó a través de todas estas experiencias, en su cotidianidad, Jesús fue tejiendo majestuosamente con hilos invisibles la obra salvadora en ella y en quienes ella cobijó y abraza con su apostolado, para que se manifieste la vida eterna y cobre sentido tanto sufrimiento.

Thérèse como San Pablo puede expresar: ―Ahora me alegro de mis padecimientos por vosotros‖, después de haber vivido el sentido salvador del sufrimiento, hilo conductor de su vida. Esta fue la mina que ella bien supo aprovechar, para ofrecerla por la redención de los pecadores. Ni ella misma pensaba que fuera posible sufrir tanto y de tan diversas maneras, dolores físicos y espirituales, que han sido planteados en la confrontación teológica con la experiencia sufriente de Thérèse y que hemos estudiado en las siete acciones soteriológicas.

Además de los aportes antes mencionados que ayudaran a nuestra comunidad, Hijas de la Inmaculada, a fortalecer nuestra pertenencia a Cristo, nuestra identidad cristiana, y nuestro apostolado, para responder desde nuestro carisma a las exigencias del mundo actual, señalaremos algunas luces que la Santa nos ofrece, iluminando la vivencia de nuestros Estatutos.

1. Estar abiertas a la acción del Espíritu Santo, para responder a la luz del Evangelio a las exigencias que requiere hoy el mundo. Siguiendo las huellas de Thérèse, encarnaremos el Evangelio para mostrar hoy, la presencia viva de Jesús.

2. Viviremos nuestra vida religiosa, descubriendo en cada acontecimiento de la historia, de la Iglesia, y de nuestra vida, la voz de Dios que habla e invita a su amor y a su servicio en todo ser humano, haciendo a Dios presente en aquel a quien servimos 197

3. Impregnaremos del espíritu de Jesús, toda nuestra acción apostólica sostenida por la contemplación, desde nuestro carisma. Para que ―Orar y servir amando sea la fórmula inseparable de nuestra vida‖766. Thérèse nos inspira al estilo de Jesús, a vivir un amor recíproco incondicional, que exige disponibilidad para el servicio sin reservas; prontitud para acoger al otro tal como es, sin juzgarlo (cf Mt 7,1-2) y poder ver en las hermanas y con quienes compartimos y evangelizamos la presencia de Jesús, para centrarnos en sus cualidades más que en sus imperfecciones y a perdonar hasta setenta veces siete (Mt 18,22).

4. Como lo hizo Thérèse posibilitaremos, a nuestra vida fraterna, el llegar a ser escuela de amor y de comunión. Solamente una vida llena del Amor de Dios y del amor a Dios, a la manera de Thérèse posibilitará nuestra comunión fraterna al servicio a los demás dentro de la simplicidad de la vida cotidiana. Vivenciaremos las luces que Thérèse arroja sobre la caridad, donde el cimiento fundamental de la unidad nos inspirará en la vivencia del mandamiento nuevo, amándonos unas a otras como Él nos ha amado (Cfr. Juan 13,34).

5. El mensaje de nuestra evangelización llegará a ser, si la presencia de Thérèse nos anima, testimonio del amor del Padre, centrado en la Salvación de Jesucristo, bajo el signo de la esperanza, para poder así ―Evangelizar amando‖ y lograr que nuestro apostolado sea una prolongación de la Contemplación.

6. Asumir en libertad los consejos evangélicos de Castidad, Pobreza y Obediencia como respuesta al llamado amoroso de Dios, viviéndolos con el radicalismo evangélico que ella lo hizo. Vivir la pobreza, entendida con base en la profunda humildad adquirida a través de la humillación, en el entender que nada es propio, ni sus pensamientos, en el vivir para otros. desprendimiento interior y ejercicio de vivir las bienaventuranzas evangélicas. colocando todo en manos de la Providencia y en la absoluta confianza en la acción de Dios en nuestra vida. Que el amor nos lleve a poner todo en común; tanto los bienes espirituales, como los materiales,767 compartiendo nuestra vida espiritual, intelectual, afectiva, de trabajo, con sencillez, reconociendo nuestras cualidades y limitaciones. Descubrir la fecundidad de la castidad, en la maternidad espiritual , como ella lo hizo, con sus hermanas y con los sacerdotes, que es generadora de vida para la Iglesia. Asumir la obediencia, con espíritu de fe y de amor en el seguimiento de Cristo, obediente hasta la muerte, 768 mediante el discernimiento de la voz eclesial, histórica y comunitaria que se presenta en nuestro camino y descubrir en ella la misma voz de Dios, que nos llama e invita a configurarnos con Él, desde un aspecto concreto en el ejercicio de nuestra vida cristiana.

766 1 Jn 4,20. Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares, Dimensión Contemplativa de la Vida Religiosa, N° 4-6 767 VC N° 42 768 C. 601 198

7. BIBLIOGRAFIA

1. Álvarez Tomás y Martínez Blat Vicente, O.C.D. directores de un equipo de especialistas en Santa Thérèse de Lisieux, P. Fernando Domingo, O.C.D. diseño. Diccionario de Santa Thérèse de Lisieux, Burgos Editorial Monte Carmelo. 1997. 2. Ancilli Ermanno. Diccionario de Espiritualidad. Tomo Tercero. Barcelona, Editorial Herder. 1984. 423-427 pp. 3. Azcuy, Virginia Raquel. Thérèse De Lisieux: Un ―Genio De Mujer‖ o la fascinación de una ―mujer con genio‖ Colección Karmel 1983 P 150 4. Barrios Moneo, C.M.F. La espiritualidad de Santa Thérèse de Lisieux. Tomo II. Grandes problemas de su "transformación" De la academia claretiana de estudios místicos. p 273 5. Bauer Johannes, Diccionario de Teología Bíblica, Barcelona, Editorial Herder 1967, 996-1003 6. Bengoechea Ismael Thérèse de Lisieux. Genialidades y sorpresas Editorial Monte Carmelo. 1996. Burgos P175 7. Biblia de Jerusalén. Nueva edición revisada y aumentada.Editora Española Desclee de Brouwer Bilbao, S. A. Bilbao 1975 Nueva edición revisada y aumentada. 1836 8. Blat Vicente, María de Nazaret y Thérèse de Lisieux Colección Karmel 1983 P 124 9. Cadéot Robert Louis Martin, padre incomparable de Santa Teresita. Testigo para nuestro tiempo (1823-1894), Madrid, Editorial de Espiritualidad. Triana, 9- 28016. 243 pp. 10. Juan pablo II, Carta apostólica «Divini Amoris Scientia» por la que se proclama a Santa Thérèse del Niño Jesús y de la Santa Faz Doctora de la Iglesia universal 1997 11. Carvajal Hernando Uribe. Vocación de naufrago. Una lectura de Thérèse de Lisieux. Monte Carmelo. 1997 12. Ciro García El corazón de la fe. El camino de Thérèse de Lisieux. Monte Carmelo Burgos 1998 p 166 13. Combes Andres. Santa Thérèse de Lisieux y su misión Las grandes leyes de la espiritualidad Teresiana. Ediciones Dinos 1957. pp324 14. De Mester Conrad Dinámica de la confianza Génesis y estructura del "camino de infancia espiritual" de Santa Thérèse de Lisieux Monte Carmelo, Burgos p 439 15. De Mester Conrad Las manos vacías, el mensaje de Thérèse de Lisieux. Editorial Monte Carmelo. 184 p 16. De Mester Conrad Thérèse de Lisieux, Vida, doctrina, ambiente. Burgos España. Editorial Monte Carmelo. 1996 p 290 17. Descouvemont Pierre, Thérèse y Lisieux, Madrid Editorial espiritualidad. Triana, P 335 pp 18. Dhelly J. Diccionario Bíblico. Barcelona. Editorial Herder 1970. 1189-1191 pp. 19. Diccionario De Ética Cristiana y Teología Pastoral. Editorial Clie 1085-1087 pp 199

20. Dufour Xavier León Vocabulario de Teología Bíblica. Edición revisada y ampliada Barcelona, Editorial Herder 1978. 872-877 pp. 21. Equipo del Teresianum, bajo la dirección de Tomás Alvarez y Simeón de la Sagrada Familia, Thérèse de Lisieux. Procesos de beatificación y canonización (selección) Burgos, Editorial Monte Carmelo, 1996, p 792. 22. Estrada Juan A, ―Desde el sufrimiento encontrarse con Dios‖, en Selecciones de Teología, Vol 39 No 156 Octubre-diciembre 2000, pp 245-251 23. Fernández de Mendiola Domingo. Hacia un mundo con corazón. Mensaje de Thérèse de Lisieux. Editorial Monte Carmelo, Burgos 1997 203 p 24. Fernández Frontela L. Javier, O.C.D. I.T. San Estebán, U. Pontifica Salamanca. El Carmelo teresiano Francés en el siglo XIX, en Emilio J. Martínez González, coordinador, Thérèse de Lisieux Profeta de Dios, Doctora de la Iglesia, Actas del Congreso Internacional, Salamanca, 30 de noviembre 4 de diciembre de 1998, Salamanca, Ediciones Universidad pontificia Salamanca, Carmelitas Descalzos, Centro Internacional Teresiano Sanjuanista de Avila, 1999, 767 pp 25. Florent Lucien. El camino del Carmelo Verbo Divino Navarra 1981P174 26. Gärtner B, Sufrimiento, en Coenen Lothar, Beyrether Enrich Y Bietnhard Hans, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Edición preparada por Mario Sala y Aracelly Herrera. Vol IV, Salamanca, Sígueme 1984, 236 -245 pp. 27. Gaucher Guy Así era Thérèse de Lisieux. Editorial Monte Carmelo Burgos 1985 2688 p 266 28. Gaucher Guy La pasión de Thérèse de Liseux Editorial Monte Carmelo Burgos, 1979 303 p 29. Gea Escolaro José Sendero hacia Lisieux Colección Carmelo Burgos 1995. 30. Gerhard Kittel Y Gerhard Friedrich, Editores En Alemán Geoffrey W. Bromiley traductor al inglés. Compendio del Diccionario teológico del Nuevo Testamento. Libros Desafío 2003. 31. Gil de Muro Eduardo. Con las armas en la mano, Un acercamiento a Santa Teresita del niño Jesús. Segunda edición. Editorial Monte Carmelo Burgos 1998. P 300 32. Giovanna della Croce. Thérèse de Lisieux, el pequeño camino de la misión. Comunicación sin fronteras" P 135 33. Giovanno, M., El jansenismo en España. Estudio de las ideas religiosas en la segunda mitad del siglo XVIII, Madrid 1972. 34. Gracia Navarro, carmelita misionera, Barcelona. Acercamiento a Thérèse de Lisieux. Respuesta, desde su femineidad, al plan de Dios sobre ella, en Emilio J. Martínez González, coordinador, Thérèse de Lisieux Profeta de Dios, Doctora de la Iglesia, Actas del Congreso Internacional, Salamanca, 30 de noviembre 4 de diciembre de 1998, Salamanca, Ediciones Universidad pontificia Salamanca, Carmelitas Descalzos, Centro Internacional Teresiano Sanjuanista de Ávila, 1999, 767 pp. 35. Guitton Jean. El genio de Thérèse de Lisieux Edicep, España 1996 36. Gutiérrez.Gustavo Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente. Una reflexión sobre el libro de Job. Salamanca, Ediciones. Sígueme, 1986. 48-58 pp. 200

37. Horst Balz Gerhard Schneider ( Eds) II Traducido por Constantino Ruiz – Garrido Diccionario Exegético Del Nuevo Testamento. Ediciones Sígueme. Salamanca 1998. P 1678 38. http://www.mercaba.org/DicTEO/jansenismo.htm (consultado el 13 de marzo de 2008) 39. http://www.uca.edu.ar/esp/sec_teologia/images/azcuy/TEsp05II5biografiateresita2 (anexo5).doc (consultado el 15 de mayo de 2008) 40. Ibarmia, Francisco, Imagen de Dios rostro de Jesús en Emilio J. Martínez González, coordinador, Thérèse de Lisieux Profeta de Dios, Doctora de la Iglesia, Actas del Congreso Internacional, Salamanca, 30 de noviembre 4 de diciembre de 1998, Salamanca, Ediciones Universidad pontificia Salamanca, Carmelitas Descalzos, Centro Internacional Teresiano Sanjuanista de Avila, 1999, 767 pp 41. Idígoras J.L., S.J. Vocabulario Teológico desde nuestra realidad, Lima, Centro de proyección cristiana, 1979, 332-337 pp. 42. Jacques Gautier, Francisco Javier Sancho Fermín, Tengo sed: Thérèse de Lisieux y la Madre Thérèse Traducido por Francisco Javier Sancho Fermín Publicado por Desclée de Brouwer, 2005, 117 pp 43. Jiménez de Zitzmann María Lucía, Encuentro en Samaría, Estudio Exegético de Jaun 4, 1-42‖, Colección Teología Hoy No 38, Bogotá, Cargraphics, 2002, 240 pp 44. Jimenez De Zitzmann, María Lucia, La Acción Soteriológica de Jesucristo en los cuatro Evangelios a través de los Campos Semánticos que la significan, Pontificia Universidad Javeriana, Santa fe de Bogotá, 2000. 45. Juan Pablo II Carta el sentido cristiano del sufrimiento humano. Editorial Paulines 87 p 46. Lafrance Jean Thérèse de Lisieux, guía de almas (ensayo de pedagogía teresiana) Editorial de espiritualidad Triana Madrid 227 p 47. Lavatourelle René, R Fisichella S Pie Nonot. Diccionario de Teología fundamental, Ediciones Paulines 1992. 1395-1400 pp 48. León XIII, Carta encíclica Rerum Novarum, sobre la situación de los obreros. Roma, 15 de mayo de 1891. 49. Marín Royo Antonio, O.P. Sant Thérèse de Lisieux. Doctora de la Iglesia. BAC. Madrid 1998. p 268 50. Martínez Blat Vicente, Las Manos llenas. La vida de oración según Thérèse de Lisieux. Editorial de Espiritualidad. Triana, 9 - 28016 Madrid 246 p 51. Martínez Emilio J Martínez, Coordinador Thérèse de Lisieux profeta de Dios, Doctora de la Iglesia. Universidad Pontificia de Salamanca, Centro Internacional de Avila 1999 P 767 52. Martínez Emilio J Martínez, La ternura es el rostro de Dios: Thérèse de Lisieux. Editorial de Espiritualidad. Triana, 9 - 28016 Madrid.223 53. Maxense Van der Meerch. Vida de Thérèse de Lisieux, Doctora de la Iglesia, Ediciones Palabra 54. Monseñor Guy Gaucher. La pobre Léonie 1863- 1941 en De Mester Conrad Thérèse de Lisieux, Vida, doctrina, ambiente. Burgos España. Editorial Monte Carmelo. 1996, 290 pp 201

55. O. Becker, en Coenen Lothar, Beyrether Enrich Y Bietnhard Hans, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Edición preparada por Mario Sala y Aracelly Herrera. Vol IV, Salamanca, Sígueme 1984, 236 -245 pp. 56. Olea, Los padres de Santa Teresita, ―Martin, Celia en T. Álvarez, Diccionario de Santa Thérèse de Lisieux, Burgos Editorial Monte Carmelo. 1997. 442-444. 57. Ordoñez Villaroel Manuel, O.C.D. Traductor. Cartas a mi familia, Fragmentos, 1863-1877, Celia Guérin Madre de Santa Teresita. Burgos, Editorial Monte Carmelo p 526. 58. Ordóñez Villaroel, Manuel Trad. Thérèse De Lisieux, Obras completas Manuscritos, cartas, poesías, últimas conversaciones, escritos diversos Burgos: Editorial Monte Carmelo, Tercera edición 1992, 271 pp. 59. Ortiz Pedro Valdivieso y Jimenez de Zitzmann Marie Lucia, Análisis Semántico-Teológico del Nuevo Testamento, Ed., Facultad de Teología, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2006 60. P Crisógono Vida y Enseñanzas de Santa Teresita Editorial de espiritualidad Madrid, Madrid 2004. P 347 61. P Ismael de J. Muñoz Santa Teresita de Lisieux y su caminito Editorial Bedout Medellín 1959 P 317 62. P Liagre, C.S. Sp Una espiritualidad evangélica (Thérèse de Lisieux). Introducción a la edición española por M Riber, S. M. R 4 edición. Editoril de Espiritualidad Triana, 9 28016 Madrid 149 p 63. P Marie Eugenio del niño Jesús. Tu amor crecio conmigo Thérèse de Lisieux P 183 64. Palomares Jesús María, Universidad de Valladolid, Francia en tiempos de Thérèse de Lisieux. Sociedad y política religiosa durante la III República, en Emilio J. Martínez González, coordinador, Thérèse de Lisieux Profeta de Dios, Doctora de la Iglesia, Actas del Congreso Internacional, Salamanca, 30 de noviembre 4 de diciembre de 1998, Salamanca, Ediciones Universidad pontificia Salamanca, Carmelitas Descalzos, Centro Internacional Teresiano Sanjuanista de Avila, 1999, 767 pp. 65. Parajón Mario. Santa Thérèse de Lisieux. BAC Madrid, 1987 p 270 66. Patrick Ahern Maurice y Thérèse. La salvación por la confianza. La correspondencia entre Thérèse de Lisieux y un jóven sacerdote atribulado. Vozdepapel 2005 67. Philipon M.M O.P. El mensaje de Thérèse de Lisieux. Editorial Balmes Barcelona 1960 P 157 68. Philipon M.M. O.P. Doctrina espiritual de Santa teresita del niño Jesús. Traducción de Monseñor Eusebio Ricaurte. Grupo Impresor Ltda 1949 Reimpresión Medellín, octubre de 1994 228 p. 69. Piat Esteban José Historia de una familia una escuela de santidad. Burgos, Editorial Monte Carmelo pp 445. 70. Raymond Edward Brown, Joseph A Fitzmyer, Roland E. Murphy. Comentario bíblico "san Jeronimo". Ediciones Cristiandad, 1972. P 605 71. Recaredo José Salvador Centelles, En el corazón de la iglesia mi Madre yo seré el amor. Jesús y la Iglesia como misterio de amor en Thérèse de Lisieux. Premio Bellarmino 2001 Analecta Gregoriana. Pontificia Universidad Gregoriana. Roma 2003. P 453 202

72. Robert Cadeot. Louis Martin Padre incomparable de Teresita Editorial de Espiritualidad. Madrid 2008 73. Rodríguez José Vicente. Thérèse de Lisieux la soñadora. Doctora para el milenio. Editorial San Pablo P 214 74. Rotter Hans Y Virt Günter, Directores Nuevo diccionario de moral cristiana. Barcelona Editorial Herder 1993. 552-555 pp. 75. Ruiz Garrido Constantino, traductor, Horst Balz Gerhard Schneider. Diccionario Exegético del Nuevo Testamento Vol II, Salamanca, Ediciones Sígueme 1998 821-827 pp. 76. Sacramentum Mundi Enciclopedia Teológica Tomo tercero. Barcelona Editorial Herder 1984 p 555. 77. Santa Teresita del niño Jesús. ―Thérèse vida en el amor‖ Sep 29-oct 5 Exposición de fotografías audiovisuales y publicaciones sobre la vida de Santa Teresita, Santa fe de Bogotá. 78. Sion Victor La verdad de Thérèse de Lisieux. Editorial Monte Carmelo. Burgos. 1998. traducción, Manuel Ordoñez Villareal P 230 79. Six Jean Francois Thérèse de Lisieux en el Carmelo" Editorial Herder Barcelona 1981. P419 80. Six Jean Francois Una luz en la noche. Los 18 últimos meses de Thérèse de Lisieux. 1996 Editorial San Pablo Madrid. 81. Six Jean François El Corazón de la mística Teresiana, en Emilio J. Martínez González, coordinador, Thérèse de Lisieux Profeta de Dios, Doctora de la Iglesia, Actas del Congreso Internacional, Salamanca, 30 de noviembre 4 de diciembre de 1998, Salamanca, Ediciones Universidad pontificia Salamanca, Carmelitas Descalzos, Centro Internacional Teresiano Sanjuanista de Avila, 1999, 767 pp. 82. Six, La verdadera infancia, 68 83. Stefano de Flores, Tullo Goff, adaptación a la edición española Augusto Guerra. Nuevo Diccionario De Espiritualidad. Dirigido por Ediciones Paulines. P 666 84. Thérèse de Lisieux Epistolario. Prólogo, traducción y notas Vicente martínez Blat. Centro de espiritualidad, San José de Costa Rica, 1996 p 296 85. Thérèse de Lisieux Obras Recreativas. Prólogo, traducción y notas Vicente martínez Blat. Centro de espiritualidad, San José de Costa Rica, 1996 p 296 86. Thérèse de Lisieux Ultimas conversaciones. Prólogo, traducción y notas Vicente martínez Blat. Centro de espiritualidad, San José de Costa Rica, 1996 p 296 87. Thérèse de Lisieux. "El amor es mi vocación". Editorial San Pablo. 2006 88. Varone François El Dios sádico ¿Ama Dios al sufrimiento?. Colección Presencia Teológica 4, Santander , Editorial Sal Terrae 230-243 pp 89. Vásquez Borán José Louis Un camino evangélico para el siglo XXI. Bac Madrid 2003 P 129 90. Vázquez, Dinámica psicológica y religiosidad de Thérèse de Lisieux, Revista de Espiritualidad 31 (1972) 408-451. 203

91. Villanueva Jorge Luis. O.P. El sufrimiento como acción soteriológica de Jesucristo en la primera carta de Pedro. Tesis de Maestria, Pontificia Universidad Javeriana. Directora María Lucía Jiménez de Zitzmann 92. Von Baltasar Hans Urs . Thérèse de Liseux. Historia de una Misión. Herder 1998. Versión castellana de Daniel Louis Bueno 93. W Bauder, De Mester Conrad, Las manos vacías, el mensaje de Thérèse de Lisieux. Burgos. Editorial Monte Carmelo. 184 p. 94. W Bauder, Humildad, en Coenen Lothar, Beyreuther Erich, Bietenhard Hans, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. Volumen II Salamanca, Ediciones Sígueme , 1985 P 314.