Enrique Marty En Salamanca
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04 Hotel Médula 06 El loco 08 Katia 10 La Familia 11 Fantasmas 16 Noche de los muertos 20 Clínica 24 Barbería Altamira 26 Musterhaus 30 Nephew 34 Video Stills (Cera I, II y III) 40 Flaschengeist 52 Calle Apocalipstick 64 Lebensborn 65 The Perfect Kiss 66 Aim the brood! 68 No peguen al caballo 70 Verónicas Hotel Médula Galería Enrique Guerrero. México D.F., 2004. 05 El Loco P.S.1. New York, 2003. 07 Katia La familia Centro de Arte Reina Sofía. Espacio Uno. Madrid, 2000. 10 Fantasmas A.E.C.I. Buenos Aires Fantasmas Galería Luis Adelantado. Valencia, 2004. 12 13 14 15 Noche de los muertos Museo de Arte Contemporaneo de Querétaro. Querétaro, México, 2005. 16 17 18 19 Clínica Proyecto para stand Galería Espacio Mínimo. Arco 2006. 20 21 22 23 Barbería Altamira Galería Altamira. Gijón, 2005. 24 Musterhaus K4 Galerie Munich, 2006. 26 27 28 29 Nephew Witzenhausen Galerie Amsterdam, 2006. 30 31 32 33 Video Stills (Cera I) 35 Video Stills (Cera II) 36 37 Video Stills (Cera III) 38 39 Flaschengeist M.U.S.A.C. León, 2005. Fotos cortesía MUSAC e Imagen Mas 40 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 Calle Apocalipstick Galería Espacio Mínimo. Madrid, 2006. 52 53 54 55 56 57 58 60 61 62 63 Lebensborn Galería Llucià Homs. Barcelona, 2005. 64 The Perfect Kiss Bryce Wolkowitz Gallery, Nueva York. 2004. 65 Aim at the brood! Deweer Galerie. Otegem, Bélgica, 2006. 67 68 No peguen al caballo Casas y calles 2004. 69 S/T Sala de Verónicas. Murcia, 2006. 72 73 74 75 23 78 79 ras el montaje de su proyecto en la Sala Verónicas Tde Murcia, me he encontrado con Enrique Marty en Salamanca. Durante 48 horas se muestra inagota- ble conduciéndome de un rincón a otro de una ciudad vieja y joven a un tiempo. Con la grabadora y el por- tátil como pedúnculos corpóreos, realizo una de las entrevistas más productivas, flexibles, dilatadas y enig- máticas que he hecho. Visito su estudio en una casa desvencijada puntuada por innumerables habitaciones llenas hasta los topes de obra, de mutantes colgados de ganchos, de extremidades melladas sin dueño, de Enrique Marty. Te deseo recortes de prensa pinchados de las paredes. Son pala- bras sueltas, recursos con los que construir una ima- nadas de la torre. Comemos en la cafetería del Da2 gen. Reconozco el váter mugriento al haber sido utili- donde una codorniz degollada mortifica mi digestión zado en una de sus imágenes más intensas –“es sólo y provoca que discutamos sobre el sentimiento de pintura”, advierte Enrique, siempre atento-. Tiene culpa. En el impresionante Convento de San Esteban, razón: en ocasiones las cosas están ya ahí, sólo hay de los padres dominicos, la iglesia a la que Enrique que activarlas. El primer día hacemos una larga sesión acudía de niño a misa con sus padres, pasamos la de trabajo frente al ordenador donde desfilan algunas tarde. Es la iglesia en la que se confesaba la mística de las obras que recogerá esta publicación y que ha Teresa de Ávila desde un estrecho nicho del claustro y realizado en los últimos tres años. Son muchas. que prestó ayuda a Ignacio de Loyola; también un Enrique Marty produce de una forma extraordinaria lugar de peregrinación donde los creyentes, y los no tanto cualitativa como cuantitativamente. tanto, depositan sus peticiones a un santo milagroso a través de un curioso sistema: un archivador con cajon- citos situado en una monumental sacristía. Pedigüeña, no me resisto a cursar mi solicitud y Enrique Marty me avisa: “Cuidado con lo que pides, que se cumple”. Charlamos sentados en la Escalera de Soto acompaña- dos de música gregoriana y una iluminación dramáti- ca que subraya lo que se debe mirar: un relieve poli- cromado de María Magdalena. Seguimos en el coro alto, bajo el primer cuadro de Rubens que Enrique recuerda haber visto; allí hablamos en susurros hasta que empieza una misa y debemos salir. Visitamos la reconstrucción de una logia masónica que hay en el Archivo de la Guerra Civil o el Huerto de Calisto y Estudio de Enrique Marty Melibea. Esta entrevista, lamentablemente, no recoge las voces y murmullos de una ciudad en la que los Al día siguiente, una espléndida mañana de primeros espacios religiosos y los laicos se comunican con flui- de julio, me presenta sus espacios icono de la ciudad dez, de forma natural. y hacemos la entrevista como en un rosario de pre- guntas y respuestas que se cruzan y repiten hasta la En Verónicas, un espacio difícil pero que bien interve- noche. Empezamos en la Plaza Mayor, donde la tuna nido puede resultar un regalo, Enrique Marty ha reali- provoca una mueca de disgusto en su, normalmente, zado un trabajo distinto: nada de transformar el espa- rostro impasible. Seguimos sentados en los tejados de cio neutralizándolo o negándolo al solaparlo de obje- la catedral vieja, donde mientras recuerda su infancia tos y elementos arquitectónicos, sino que ha subraya- y hablamos de su trabajo, intentamos sortear los gru- do sus connotaciones arquitectónicas y culturales, en pos de turistas y las insistentes e intermitentes campa- cierto modo ha despertado su memoria de su letargo 81 y la memoria del imaginario del espectador. Bajo el cru- cero hay una cripta cuya situación queda señalada con una losa de mármol veteado y con argollas. La intervención es mínima: la apertura de la cripta, trucos de teatro que esconden cierta complejidad técnica, sonido, incienso y una escultura colgada de la Convento de San Esteban. Salamanca. cúpula. Durante el montaje le comenté que me parecía que se había encontrado con un monstruo y, simple- mente, lo había acariciado. Su intervención es mínima, acostumbrado como tiene al espectador no sólo a col- gar cuadros o situar esculturas, sino a crear una abi- garrada escenografía en la que éste entra. Volvió tiempo atrás el espa- cio y lo mantuvo en suspen- so. Es una obra de gran componente barroco, en el sentido histórico. Mantiene el tiempo suspendido, recrea una escenografía en la que el espacio es un espacio otro, o un espacio que remi- te metafóricamente a otro espacio –de forma similar a los misterios religiosos que, Montaje en la Sala Verónicas. 2006. como el de Elche, se repre- sentaban en el ábside de las iglesias-; es de una espectacularidad que utiliza recur- sos propios del siglo XVII. Me refiero a que el concep- to de espectáculo del que se sirve no es el generado por las sociedades postindustriales, que convierten al espectador en un mirón complaciente, sino el practi- cado por los jesuitas desde sus púlpitos y que tan bien describiera James Joyce en El retrato del artista ado- lescente, el generado por el catolicismo de la Contrarreforma, retórico, conmovedor, que empujaba dentro de la escena al espectador, como usuario del hecho. Se me ocurren mil ejemplos, desde Caravaggio a Bernini. 82 ISABEL TEJEDA: Te he comentado repetidamente que lación que Kantor hizo creo que en Verónicas has realizado el menos marty de sobre esta obra de tea- todos los trabajos tuyos que conozco; incluso al ver tro para la exposición tus últimas obras en la sesión de trabajo que hicimos Présence Polonaise en ayer encuentro una mayor distancia cuantitativa en la el Pompidou, una obra intervención… que había realizado casi como una construcción ENRIQUE MARTY: La verdad es que de entrada no me literal que rememoraba planteo ningún estilo. No sé si este proyecto es más o el momento en el que menos marty que otros, porque nunca, jamás, me he descubrió las relaciones planteado un estilo o una línea estética. Viene de otro entre la memoria y la sitio, que, imagino, es una carga en que se suman miles muerte, estaba justo de cosas; desde mi experiencia vital, mi experiencia esté- sobre la cripta. Es curio- tica y artística y el presente absoluto. En realidad, plan- Marina Núñez. Carne. so, pero, pese al trabajo teo cada obra en ese mismo momento sin mirar atrás Sala Verónicas. Murcia, 2001-2002. de estos artistas y del hacia otros trabajos (por lo menos conscientemente). mío propio que te acabo Miro sólo un poco hacia delante, ya que en realidad de contar, de repente, cuando tú decidiste trabajar siempre pienso en el momento presente. Quizá por eso fundamentalmente con la cripta, me di cuenta de que no me planteo ningún estilo. muchísima gente que visita este espacio no sabía que ahí había una cripta. Los visitantes no sabían cómo lo Yo creo que la cuestión del estilo hay que concebirla de habías hecho, pensaban que simplemente había un un modo consciente. Es una cuestión que ha surgido más proyector de luz, que no había un agujero. ¿Te acuer- en otros periodos; en los 80, cuando se hablaba tanto del das? Había gente asustada que no se quería acercar. Y tema... les pasaba porque no sabían si se aproximaban a un abismo o a un truco conseguido. Es más sorprendente TEJEDA: Sin embargo, creo que tú lo tienes y bastante aún si piensas que las iglesias se construyen sobre marcado. Si no lo quieres llamar un estilo, considera criptas. Las pisan todos los días, sobre todo gente que que me refiero a una forma de hacer que es tuya. Por las visita asiduamente, y no son conscientes de que eso yo lo he llamado marty, y no estilo. está ahí. No es sólo que se haya perdido la memoria de Verónicas, un espacio que perdió su anterior uso reli- MARTY: Sí. Pero no está buscado. Es decir, la Sala gioso. ¿Preveías este desvelamiento? Verónicas de entrada es una iglesia.