Eisler, Riane
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VOLUMEN 1 PLACER SAGRADO Sexo, Mitos y Política del Cuerpo RIANE EISLER Traducción de Elena Olivos © Riane Eisler, 1996 © EditorialCuatro Vientos, 1998 Placer Sagrado Volumen 1: Sexo, Mitos y Política del Cuerpo Derechos Reservados para todos los países de habla hispana Registro de Propiedad intelectual: 104.448 I.S.B.N Obra Completa 956-242-048-5 I.S.B.N. Volumen 1: 956-242-049-3 Traducción Elena Olivos. Digitación y verificación: Paulina Correa Imagen de portada: "¡Al fin juntos!" obra sobre papel, 58 x 76 cm, de Eduardo Urculo Diseño de portada: Josefina Olivos Composición y diagramación: Héctor Peña 2ª Edición, 1999 http://www.cuatrovientos.net SERVICIOS GRÁFICOS PUCARÁ ADVERTENCIA Este archivo es una copia de seguridad, para compartirlo con un grupo reducido de amigos, por medios privados. Si llega a tus manos debes saber que no deberás colgarlo en webs o redes públicas, ni hacer uso comercial del mismo. 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Contenidos PLACER SAGRADO ............................................................................................... 1 RIANE EISLER ...................................................................................................... 1 PERMISOS ....................................................................................................... 202 Prefacio a la edición en español Este libro surge en una encrucijada histórica, es decir, aparece en un momento en el que, por una parte, se expande la conciencia de que los seres humanos pertenecemos a un presente cultural que nos lleva a la negación de lo humano en la destrucción de la biosfera, y por otra, en un momento en que nos parece fascinar la expansión tecnológica con la promesa de que todo es posible con ella si la sabemos usar. ¿Será verdad lo que digo? En mi opinión, lo humano surge con el vivir en el lenguaje como el modo cotidiano de coexistencia de nuestros ancestros no menos de unos tres millones de años atrás. Cuando surge lo humano, nuestros ancestros no eran como nosotros somos ahora. A juzgar por los restos fósiles, tienen que haber sido más pequeños de talla, con un rostro más simiesco y con un cerebro más o menos un tercio del nuestro actual. Ya eran bípedos y sin duda vivían en grupos pequeños de unos cinco a ocho individuos de distintas edades. ¿Cómo pudo originarse en ellos el vivir en el lenguaje? El lenguaje es un modo de convivir haciendo cosas juntos en una dinámica recursiva de coordinaciones conductuales que se han establecido en la misma convivencia. Es decir, vivir en el lenguaje es un modo de convivir en coordinaciones de coordinaciones de conductas y haceres propios del convivir compartiendo el espacio, la comida y el placer, de una manera conservada de generación en generación en el aprendizaje de los niños. Ciertamente, éstas son afirmaciones difíciles de fundamentar, pero hay argumentos de distinta naturaleza para apoyarlas, y quiero enumerar algunos de ellos. Veamos una argumentación de carácter sistémico general: • Cada vez que en la historia de un conjunto de elementos se conservan ciertas relaciones, se abre espacio para que todo lo demás cambie en torno a lo que se conserva. Así surgen los linajes, ya sea como familias en la conservación generación tras generación de un apellido, o como clases de seres vivos en la conservación generación tras generación de un modo de vivir a través del vivir de los hijos. Así, los seres humanos actuales somos el presente de la historia de conservación del vivir en el lenguajear que nos hizo humanos gracias a los niños de nuestros ancestros. Ésta no es una afirmación banal. Nosotros los adultos hacemos el presente, pero nuestros niños hacen la historia. Veamos ahora una argumentación de carácter biológico: •Los seres humanos actuales existimos tan plenamente en el lenguajear que desaparecemos sin él. Nuestro rostro, nuestro sistema nervioso, nuestra dinámica respiratoria, nuestro modo de vivir y convivir tienen características que deben haber surgido en el curso de muchas generaciones de cambios en torno a la conservación del vivir en el lenguaje. Es decir, la mayor parte de nuestras características como seres humanos son el resultado de una historia de transformaciones anatómicas, fisiológicas y conductuales que han surgido en torno a la conservación generación tras generación del vivir en el lenguaje. Los seres humanos somos biológicamente humanos, y podríamos decir que lo somos literalmente en cuerpo y alma. Veamos una argumentación de carácter evolutivo: • Nada ocurre en el devenir de los seres vivos que su constitución genética no permita. Pero también sucede que la constitución genética no determina desde sí el curso que sigue el vivir de un organismo, sino que el curso que sigue el vivir de cada ser vivo surge momento a momento en el entrelazamiento recursivo de su constitución genética y las circunstancias que le toca vivir desde su concepción. Ese entrelazamiento no ocurre como un juego de modulaciones recíprocas en el que la constitución genética y las circunstancias del medio determinan diferentes aspectos del vivir, sino que surge como algo nuevo en un proceso epigenético de carácter sistémico. Lo que hace de la epigénesis un proceso sistémico es que no hay determinación previa de lo que sucede a lo largo de ella, sino que todo surge en el fluir del vivir de un organismo de novo, en un proceso de entrelazamiento de dos dinámicas deterministas independientes: la del organismo con su constitución genética y la del medio con su dinámica estructural autónoma. De modo que, en sentido estricto, no podemos hablar propiamente de determinación genética, ya que incluso aquellos rasgos que un observador ve como heredables porque él o ella los ve, reaparecen asociados a la constitución genética del ser vivo en la sucesión de generaciones. Surgen en un proceso de epigénesis que se repite de manera sistémica generación tras generación en una dinámica que involucra tanto a los seres vivos como al medio que los contiene. De esto resulta que los linajes surgen, se conservan o cambian en el proceso evolutivo sólo si se da la conservación sistémica de las distintas dinámicas epigénicas que permiten la repetición de los distintos modos de vida que las caracterizan. Veamos una argumentación de carácter relacional: • En la conservación sistémica generación tras generación de la dinámica epigénica que asegura que se repita un modo de vida, la conducta juega un papel central porque determina momento a momento el encuentro del organismo y el medio. Y en el ámbito de la conducta, las emociones tienen un carácter fundamental, porque definen momento a momento el espacio relacional en que un organismo se mueve. Esto es, la conducta en general y las emociones en particular determinan cómo vive un animal y dónde está en cada momento. Al mismo tiempo, el fluir de la conducta y las emociones es esencialmente dependiente de los hábitos que los animales adquieren en su vivir individual, y en los mamíferos como nosotros, esos hábitos se configuran en la convivencia de las crías con la madre y otros adultos. En la sucesión de generaciones, esto convierte al devenir de estos animales en un proceso conservador de los modos de vida adquiridos en la infancia. Por lo tanto, la conservación o la no conservación de una generación a otra de hábitos conductuales y emocionales en el aprendizaje de las crías es básicamente lo que determina el curso que sigue el devenir de un linaje al asegurar o no de una generación a otra la repetición de la dinámica epigénica que lo define. Veamos una argumentación de carácter conductual y emocional: • Los seres humanos existimos en el lenguajear, pero vivimos y actuamos en redes de conversaciones. El conversar ocurre en el convivir en el entrelazamiento del emocionar y el lenguajear. Al distinguir distintas emociones en otros animales o en nosotros mismos, lo que distinguimos son modos de relacionarse, clases de conductas relaciónales que definen distintos modos de ser que dan a las distintas conductas su carácter como acciones de una clase u otra. Así, un movimiento, un gesto, es una invitación o una agresión según la emoción desde donde se realiza o se recibe. Antes del origen del vivir en el lenguaje, nuestros ancestros tienen que haber vivido en el emocionar coordinando su conducta en el fluir de sus emociones en la convivencia. Cuando se origina el convivir en el lenguaje en nuestros ancestros, hace no menos de tres millones de años, tiene que haberse originado entrelazado con el emocionar del convivir cotidiano, de modo que lo que debe haberse originado en el origen de lo humano es el convivir en conversaciones en la coordinación de los haceres y emociones de la vida cotidiana. En estas circunstancias, ¿qué podemos decir con respecto al origen de nuestro linaje en el contexto que nos ocupa, que es "El Placer Sagrado"? El placer sagrado es la sexualidad, ¿pero qué hace al sexo sagrado? Este libro muestra muchos aspectos de la historia de desacralización del sexo en la violencia contra la mujer y las emociones desde la ceguera de una cultura que destruye los fundamentos de la comprensión de la biosfera y el cosmos en su dinámica sistémica.