GABINO PONCE HERRERO (ED.)

LA CONQUISTA CRISTIANA DEL VALLE DEL VINALOPÓ TERRITORIO Y FORTALEZAS

AYUNTAMIENTOS DE SALINAS, SAX Y VILLENA PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE APORTACIÓN AL POBLAMIENTO ISLÁMICO Y A LOS EFECTOS DE LA CONQUISTA CRISTIANA DELS CAPDETS Y BOGARRA

Luz Pérez Amorós Museo Arqueológico de Villena

1. INTRODUCCIÓN

El origen de la población islámica en y su paula tina desaparición tras la conquista cristiana adolece de falta de documentación escrita y de trabajos de campo sistemáticos. A partir de la invasión de las tropas aragonesas aparecen las primeras citas sobre Els Capdets y Bogarra. Sin embargo, la fundación de un Señorío y su perduración hasta el siglo XV propicia la escasez de fuentes documentales. Por lo tanto, hemos de recurrir a los datos que nos proporcionan el paisaje, la arqueología y la toponimia, siquiera para aproximarnos al periodo de transición de la población islámica a la colonización cristiana de principios del s.XIII.

2. MARCO GEOGRÁFICO

En el término municipal de Caudete confluyen los territorios de Valencia, Murcia y Castilla-La Mancha. Limita al norte con , al Sur con Villena, al Este con el valle de los Alhorines (Villena) y al Oeste con Yecla (Fig. 1). El paisaje se caracteriza por una serie de alineaciones montañosas, de dirección SO-NE, dispuestas al N y S de un amplio valle donde se encuentra la población. El conjunto montañoso del N lo forman el cerro El Revolcador, la Sierra Oliva y el Cinchado; al Sur, el Peñón Grande y la Sierra Lácera se prolongan hacia el término de Yecla, al igual que la cadena montañosa del Cuchillo, emplazada un poco más al norte, en el valle de Montealegre. Al 110 Luz Pérez Amorós

Fig. 1 .-Mapa de Caudete y la comarca. Fuente: Instituto Geográfico Nacional y L. Pérez pie de estas elevaciones hay amplios guijarrales de cantos procedentes de la denudación de sus laderas, mientras que en las cañadas NO-NE y al sur del municipio, los suelos son más profundos y las formaciones diluviales han originado fértiles huertas. Al norte, la Huerta de Arriba comprende los terrenos desde las inmediaciones de la Encina hasta el término de Yecla, y al Sur, la Huerta de Abajo, se prolonga hasta el linde con Villena. El paisaje hidrológico de estas llanuras se caracteriza por extensas y profundas ramblas. En la zona norte, de Este a Oste se localizan los barrancos del Guilopo y del Agua que desde Almansa desaguan en el Derramador; la Rambla del Collado, que nace entre el Cerro el Cinchado y la Sierra Oliva y discurre hasta el Puente del Molino; el Barranco de los Anteojos, desde la vertiente sur de la Oliva hasta las inmediaciones de las Casas de la Huerta de Arriba, y, finalmente, la Rambla del Cañizar que desde Almansa cruza entre el Cerro Carriles y el Revolcador hasta desaparecer en los Aljibes. En la mitad sur se localizan la Rambla de San Vicente, desde el paraje de los Cuadrones hasta la partida del Blanco; la Rambla Honda desde los Altos del Temprano también hasta el Blanco, y, por último las Ramblas de la Toconera. En el trazado viario, destaca una red de caminos antiguos relacionados con la Via Augusta a su paso por la zona. El principal ramal, de dirección E-O, es el denominado Camino de Aníbal, que coincide con el camino viejo de Fuente la Higuera a Caudete. A su llegada a la población se une con la carretera de Yecla en dirección a las Peñicas y desde aquí continúa por la Vereda de Montealegre hacia el Cerro de los Santos. Otros ejes secundarios Aportación al poblamiento islámico y a los efectos de la conquista cristiana... 111

de dirección NO-SE, están comprendidos en la bifurcación de la vía Augusta, son los caminos viejos de Caudete a Beneixama y a Villena, el de Casas del Campo y los del Blanco. En las inmediaciones del casco urbano confluyen la mencionada vereda de Montealegre y la de Santa Ana que desde la vertiente sur de la Sierra Oliva se dirige a la población, hasta llegar al cerro homónimo. Del camino de Murcia, en las proximidades del barrio del Moto, parten dos vías: la colada de las Vacas que rodea el casco urbano por el Sur y se dirige hacia el norte, cerca de la Ermita de San Antón, junto al camino viejo de Fuente la Higuera, y una cañada en dirección a Villena que se une en el linde Caudete-Villena con la Cañada Real de Almansa al Collado de Salinas.

3. AGUA, CAMINOS Y VESTIGIOS

La presencia de recursos acuíferos y de vías de comunicación son factores indispensables en la elección del hábitat, convirtiéndose en vertebradores del poblamiento en las diferentes etapas del poblamiento de un territorio. En la zona a estudio, al este de la Huerta de Arriba, entre las fincas del Palacio y La Alcoraya, se conserva un pozo madre de raigambre histórica denominado Nacimiento de Bogarra. Se halla en el fondo de una gran depresión, a modo de hoyo, reforzado con paredes de mampostería que conforman una planta pseudo-poligonal. En la cara interna de la pared oeste presenta tres muretes escalonados a modo de refuerzo. En todos sus lados, excepto en el tramo noreste que está desmoronado, se abren galerías abovedadas de manipostería para la filtración y conducción del agua. En la península, esta técnica para la captación de aguas, mediante galerías subterráneas, se remonta al mundo romano, con fines de consumo y de riego para los cultivos (Arasa, 2012:12). Creemos que existe algún indicio constructivo de ese periodo por la presencia en el terreno de algún resto dudoso de mortero que sería necesario analizar en profundidad. Además, hemos observado la presencia de un sedimento gris que puede estar relacionado con la existencia de una mota de tierra para contener el agua, anterior a la obra de manipostería. Basándonos en el contexto cultural de la zona, sabemos que este punto de agua atrajo a grupos de la cultura ibérica que se instalaron en las proximidades. En efecto, en 1959 aparecieron restos de esculturas zoomorfas de una destacada necrópolis de finales del s.V aC (Sánchez Jiménez, 1959). Posteriormente, en nuestras prospecciones arqueológicas localizamos el poblado, separado de aquélla por el nacimiento de agua, así como restos de un pilar estela (Pérez, 1990). Este yacimiento toma el nombre del paraje de Capuchinos por la proximidad de las ruinas de un convento de franciscanos Menores Capuchinos. A unos 300 m al S, los romanos también construyeron sus viviendas en la finca de La Alcoraya. 112 Lu: Pérez Amorós separada de Capuchinos por el camino viejo de la Encina. Efectivamente, en la superficie se hallaron restos romanos hace unos años. No en vano, las fuentes del s.XIX dicen que en este lugar se descubrieron sepulcros de piedra labrada con “... con dos momias humanas en su interior... de gran ” estatura, y dos ánforas muy antiguas (Roa y Erostarbe, 1896:175). Sin embargo, es muy probable que con la llegada de los musulmanes al territorio se realizara parte de la obra que vemos en la actualidad. Estos nuevos pobladores focalizaron sus esfuerzos en la implantación y regulación del regadío con el fin de ampliar las zonas de huerta. La presencia de un manantial hizo que se asentaran en las tierras cercanas de La Alcoraya, cuyo nombre significa “la pequeña alquería” (Pocklington, 2010:148), y también en la denominada Vega de Bogarra hacia donde canalizaron el agua. Destacan dos acequias madre, una que se dirige a dicha vega, hasta el Balsazo, paraje en el que hemos documentado restos ibéricos y musulmanes, y la otra que alcanzaría los terrenos situados a espaldas del Santuario de Gracia. Finalmente cabe añadir como muestra de la abundancia de agua en este sector, la construcción de un lavadero público de principios del siglo XX, según los datos municipales, emplazado frente a la Ermita de San Antón, cerca de la mencionada alquería, y aguas abajo de la acequia de Bogarra unas edificaciones de un antiguo molino en la intersección con la carretera de Caudete-Fuente la Higuera, punto denominado el Puente del Molino. Por otra parte, los vestigios hallados en la Rambla de San Vicente y la del Paraíso también aportan datos históricos sobre su aprovechamiento desde antiguo. En la primera, se conservan restos de acequias obrados al pie de la elevación de las Peñicas, cerro madre de la población de Caudete. Paralelo a estas conducciones corre un camino en dirección al casco urbano. En las afueras, entre el vial y la rambla se emplaza la balsa de “El Moto” y un lavadero, actualmente desaparecido. Las conducciones de agua atravesaban los bancales del Real, inmediatos al castillo, en los que hemos descubierto restos romanos y musulmanes. Desde esta zona se dirigían a la calle de La Canal, actualmente del Santísimo Sacramento, para abastecer la fuente de la Plaza de la Iglesia. En la intersección de la rambla con el camino de Murcia se halla el “Puente del Molino de San Miguel” próximo a las terrazas de cultivo de la Casita del tío Alberto, en las que a mediados del siglo XX, se descubrió una cabeza escultórica femenina de época ibérica, y cien metros más abajo el resto del cuerpo. Respecto a la Rambla del Paraíso, desde su nacimiento partían dos acequias mayores con una red de acequias menores. Regaban la zona del Batán y de los Molinos. En la primera, como su nombre indica, se conservan los restos de un batán para picar esparto y un molino llamado del Ratón, que podrían remontarse al siglo XVI. En la segunda, se Aportación al poblamiento is/ámico y a los efectos de la conquista cristiana... 113

Fig.2.- Paraje El Real. Al fondo la Iglesia de Santa Catalina y la muralla del Castillo de Caudete. Fuente: L. Pérez conservan cinco molinos de cereal a lo largo del camino homónimo, que han sufrido sucesivas transformaciones y cuyo origen alcanzaría el siglo XVIII. En cuanto al trazado viario existe una red de caminos flanqueada por asentamientos antiguos y medievales. Los de época antigua - La Alcoraya y Santa Ana- jalonan el mencionado Camino de Aníbal, del cual se conoce un tramo en el camino viejo a Fuente la Higuera (Ponce y Simón, 1986). Su recorrido llega hasta el pie del Cerro de Santa Ana, asentamiento ibero- romano, y a partir de ahí enlaza con la traviesa o vereda de Montealegre en dirección hacia el Cerro de los Santos. De la vertiente E de las Peñicas parte la vereda que se dirige a Villena y Salinas. En su travesía se encuentran cercanos El Real, el núcleo islámico del castillo y la villa de Caudete (fig.2), y al S, en dirección a Villena, el núcleo ibero-romano de Santa Margarita, en el área catastral romana de la partida del Blanco. Otro eje destacado es el Camino Viejo de Caudete a Beneixama, integrado en la trama viaria romana del corredor Caudete-Villena (Roselló, 1980: 5-14). En tomo a él destacan en la vega caudetana los asentamientos de Bogarra y la Ermita de Gracia, y en Villena diversos puntos en la Partida del Campo, entre los que señalamos la villa romana de Casas del Campo (Pérez y Henández, 2006: 93- 102). Igualmente, en el valle de Beneixama se conocen yacimientos de época antigua y medieval, como La Solana, entre la Canyada y Camp de Mirra, de los siglos II-I aC, y reocupado en época islámica, y, la bassa del reg de Beneixama, de época romana (Martí, 2004:5). 114 Lu: Pére: Amorós

Figs. 3 y 4.- Cerámicas romana e islámica almohade. El Real. Fuente: L. Pérez

4. POBLAMIENTO MUSULMÁN

Según los restos arqueológicos conocidos, parece existir en la comarca una discontinuidad entre el periodo tardorromano e islámico. Los trabajos de campo realizados en Villena, en la finca de La Fuentecilla revelan la existencia de cerámicas del siglo VII al X (Esquembre y Boronat, 2010); por otra parte, en la Partida del Campo localizamos materiales de los siglos VII y IX (Pérez y Hernández, 2006). En ambos casos se trata de reducidos lotes obtenidos en recogidas selectivas superficiales, insuficientes para probar la existencia de asentamientos visigodos y emirales. Por el momento, sólo en La Corona podríamos presuponer la presencia de un pequeño asentamiento rural muy modesto con ajuar cerámico fechable en el siglo IX. Su emplazamiento en una pequeña elevación, junto al camino viejo de Caudete a Villena, en una zona de marjal, (Pérez y Hernández, 2006:98), concuerda con el modelo propuesto por Sonia Gutierrez para la época emiral, basado en modestos asentamientos subordinados a otro principal encumbrado (Gutierrez, 1996:318), que no aparece en la zona hasta la época califal. Asimismo, en la Solana de Camp de Mirra se localizó un silo con una jarra en su interior, y restos de sepulturas, que han sido datados entre los siglos VIII y X (Martí, Aportación al poblamiento is/ámico y a los efectos de la conquista cristiana... 115

Fig.5.- Cerámica cristiana bajomedieval. El Real. Fuente: L. Pérez

2004:6). A tenor de estos datos pensamos que el periodo visigodo-emiral en la comarca se caracteriza por un hábitat rural disperso, que al parecer no es una perduración de las antiguas explotaciones rústicas romanas pero se establece en las proximidades. Sin embargo, sí se dan reocupaciones en épocas posteriores, como ocurre en El Real, junto al Castillo de Caudete, donde se mezclan materiales tardorromanos de los siglos V-VI (Fig.3) con otros almohades (Fig. 4) y cristianos (Fig.5). También en Bogarra existe un paréntesis desde época ibérica hasta momentos almohades o tal vez califales, puesto que recientemente hemos hallado en los fondos de Soler un fragmento inédito de ataifor califal. Por otra parte, en Casas del Campo Soler también recuperó alguna cerámica inédita califal. Un poco más al N, cerca de la Casa Nueva, en la partida del Campo, documentamos en superficie mezclas de materiales tardorromanos del siglo VII y almohades de los siglos XII- XIII. Igualmente ocurre en el valle de Beneixama - Vergeret, Benasaura I, el Foseguer, Casa Candela- y en el de Sax, en cuyo término destacan los hallazgos de la Colonia de Santa Eulalia, con materiales tardorromanos y medievales de cronología incierta, las Suertes con cerámicas ibéricas, romanas, e islámicas de los siglos X al XII, y El Chorrillo yacimiento ibérico, romano y almohade (Galvañ, 2005:131-149). 116 Luz Pérez Amorós

Es durante el periodo califal, cuando se inicia un proceso de islamización del territorio. Efectivamente, a finales del s. X y principios del XI, se construye la fortificación de Salvatierra de Villena sobre los restos de un poblado ibero- romano, en la cresta rocosa de la Sierra de la Villa, a unos 700 m de altura. En este lugar se ha documentado un asentamiento estable que controlaba las cuencas de Almansa, Caudete, Yecla, Biar y Sax. En las excavaciones realizadas en la Peña de Sax se descubrió otro asentamiento califal (Segura y Simón., 2001). En ambos casos, se trata de hábitats fortificados en altura con una población significativa. Por el contrario, los restos conocidos en el llano son escasos y puntuales. En el corredor Caudete-Villena-Sax destacan Bogarra, las Casas del Campo y las Suertes con una presencia meramente testimonial de cerámica califal, al igual que ocurre en el casco urbano de Villena. En definitiva, se producen concentraciones de población en altura de cierta importancia, mientras que las zonas llanas muestran una débil presencia musulmana que se verá incrementada en etapas posteriores. Efectivamente, tras el periodo califal, el área a estudio, vinculada al territorio murciano, se convirtió en un foco de inmigración intenso durante los siglos XI y XII. Importantes contingentes de población almorávide se instalaron en las zonas urbanas y rurales atraídos por la abundancia de agua y las fértiles tierras. Poco después, la presión de nuevas oleadas de grupos almohades llevó a la construcción de fortificaciones, tendencia que se manifiesta en el Valle del Vinalopó durante la fase almohade. A este momento pertenecen los castillos de Caudete, Almizra (Camp de Mirra), La Atalaya (Villena), Biar, Petrer, las torre de Negret (Beneixama) y posiblemente la Torre oriental de la Peña de Sax (Azuar, 2004:280). En cuanto a la organización del territorio, Azuar distingue en el Valle del Vinalopó varios distritos cástrales: Biar, Villena y Alicante. En el de Villena, que limita al N con el Corredor de Almansa y al Sur con el Castillo de La Mola de Novelda (Azuar, 2004:284), se integra el Castillo de Caudete, orientado hacia la cuenca del Vinalopó sobre la que detenta un amplio control visual. Existe una jerarquía en este espacio capitalizada por el Castillo de La Atalaya y su centro urbano o medina, documentado en el eje Santiago-Santa María. No en vano, el tercer califa almohade mandó construir entre 1172 y 1199 dicha fortificación militar para controlar el territorio y alojar a sus tropas en las expediciones pertinentes (Azuar, 2004:274). De hecho, las fuentes escritas musulmanas citan Bilyana (Villena) como cabeza de uno de los distritos de Murcia (Tendero, 2015:34). En definitiva, esta fortaleza principal ejercía su dominio sobre los husun y las alquerías de su distrito, comprendidas en un radio entre los 13 y los 22 km, con el fin de lograr una ordenación fiscal, política y defensiva del territorio ante amenazas musulmanas o cristianas Aportación al poblamiento islámico y a los efectos de la conquista cristiana... 117

(Azuar, 2000: 471-499). Centrándonos en la documentación sobre Caudete, las primeras menciones sobre la población musulmana aparecen en la Crónica de Jaime I cuando dice: “...e haguem dels moros los Capdets e Bugarra... (Crónica, ” c.343:130). Ambos lugares también aparecen en el tratado de Almizra, cuando se estipula la frontera entre Castilla y Aragón, y pasan a formar parte junto a Villena y Sax de la frontera castellana (Crónica, c. 348:132). La permanencia de los moros tras la conquista queda reflejada en un documento de 1271, en el que se acuerdan los diezmos de Caudete, entre el deán de Cartagena y los señores de Caudete, don Gregorio y doña Guiralda de Santa Fé:

“Et esta composición nos otorgamos de tener et de guardar en la uida de uos amos et en la de uostro fijo o de uostra fija que eredara Alcaudet mientre será poblado de moros, et después que fuere poblada de christianos que nos dedes los diezmos bien et complidament, assí commo el derecho de Santa Eglesia lo manda. ”(C.O.D.O.M., doc.XLVII).

Cómo se organizaron en el territorio es una cuestión que abordamos desde varios ámbitos. En cuanto al nombre plural “Els Capdets” J. Sánchez lo vincula a la dispersión de poblamiento en el término (Sánchez Díaz, 1956). También aparece citado en las fuentes cristianas en singular, como “Alcabdef ’ (1253), “Capdet” (1256), “Alcaudet” (1271) y “Alcapdete” (1305), (codom II, 16, 42 y 177; Pretel Marín 1986, 169). En cuanto a su origen, J. Corominas opina que todos ellos proceden del latín caput aquae “manantial”, literalmente “cabeza de agua”, y su evolución fonética es: caput aquae > mozárabe, cabdác > árabe, (al-)Qabdiq >castellano, Alcabdec, Alcabdet, Caudete (Pocklington, 2010:140). Otras interpretaciones le atribuyen un significado diferente. Según Monlau de la raiz del ablativo capite derivaría capitetum, del bajo latín (Monlau, 1856:217). lgualmente, Peñaroja cree que el origen del nombre está más relacionado con capitetum que con caput aquae (Peñaroja, 1990:352). En esta línea, José María Soler interpreta en el Pacto de Almizra, al referirse al lugar situado entre Almizra y los Capdetes, que éstos equivaldrían a los Cabezos, aunque no alude de forma explícita a su ubicación (Soler, 2006:51). Por otra parte, según Martínez Ruiz, el topónimo Alcaudique viene del árabe al-qaid “colina alargada” y el árabe da k k plural dikak “superficie, colina aplanada (Martin Ruiz, 2002:257). Partiendo de estas premisas y de los testimonios arqueológicos, hay que señalar que la población musulmana de los Capdets se asienta en dos montículos situados al pie de otra loma mayor amesetada denominada Las Peñicas, por lo que consideramos que el topónimo hace referencia a estas modestas elevaciones 118 Luz Pérez Amorós

Fig.6.- Cerca de la villa. 1: El Castillo; 2: La villa; 3: El Real; 4: Las Peñicas; 5: Santa Ana. Fuente: Google Earth y L. Pérez

sobre las que se asienta la población. Según J. Sánchez, el Caudete árabe lo formaban, entre otros lugares, la villa, al pie del castillo, circundada por murallas, y la población extramuros de los barrios del Cerro de San Cristóbal (Santa Ana) y San Sebastián (El Real) (fig.6). Es decir, habla de arrabales que denomina “los Tres Puntos”: San Cristobal, San Sebastían y San Antón próximo a la finca de la Alcoraya (Sánchez, 1956:43-44). Otros lugares que cita en su obra, repartidos por el término son: Almizra, a piedemonte, al E de la Sierra Lácera, que hemos identificado con unas ruinas modernas, de planta rectangular, emplazadas al pie del Peñón Grande, en los Palancares o Corral de los Frailes; y por útlimo, la Oliva y Bogarra, en la huerta, al noreste y sureste de la población, respectivamente. La incierta ubicación del poblado de La Oliva, a una hora de camino desde el casco urbano, creemos que debe relacionarse con una alquería ubicada en las inmediaciones del Nacimiento de Bogarra, concretamente en la finca de la Alcoraya, lugar que por su toponimia y las características geográficas y culturales del entorno consideramos el más idóneo. En el ámbito de la arqueología, los datos conocidos corroboran la mayoría de los puntos mencionados y proporcionan una cronología relativa basada en el estudio de los materiales que han suministrado en algunos casos los trabajos de campo realizados. Respecto al castillo, las excavaciones arqueológicas efectuadas con Aportación al poblamiento islámico y a los efectos de la conquista cristiana... 119

motivo de un proyecto de investigación, conservación y puesta en valor efectuado en 1999-2004, permitieron conocer la planta primigenia de la edificación y su fábrica. Se trata de una fortificación con cuatro torreones unidos por lienzos que forman una planta cuadrangular. La torre principal se sitúa en el ángulo suroriental, en las inmediaciones del acceso al interior del castillo. La fábrica de los lienzos es de tapial revestido con manipostería y las torres presentan un cuerpo macizo de tapial hasta una cota y revestimiento de mampostería. En el interior se halló una estancia alargada paralela a la muralla que une las torres meridionales, donde se constató fábrica de tapial calicostrado, y al exterior, en la excavación de la ladera sur se documentó un aljibe rectangular que estaría abovedado. Estas características arquitectónicas y las cerámicas islámicas encontradas en los niveles estratigráficos fechan el origen del castillo en un momento indeterminado del siglo XII (Simón y Segura, 2007:101-103). En cuanto al emplazamiento, sobre un cerro de unos 25m sobre el nivel medio de la población (550 m s.n.m), su escasa altura no le impide tener una buena visibilidad, alcanzando un radio de Sur a Este de unos 40 km que abarca las sierras de los términos de Caudete, Yecla, Villena, Sax Biar y Petrer. Al pie del castillo se extiende la villa. Desconocemos los restos musulmanes que pueda albergar, excepto algún tramo de muro que, según informaciones verbales, puede existir en la parte trasera de una vivienda de la antigua calle del Muro, actual Virgen de Gracia; a esta noticia hay que añadir un escrito de los Libros Capitulares de Actas del Ayuntamiento fechado el 20 de enero de 1749 sobre la denuncia hecha por don José Requena Ortín acerca del estado ruinoso en que se encuentran las Casas de la Cárcel Vieja de la Villa “cuyas paredes son de tapia antigua”, edificación que corresponde a la actual Lonja de la Plaza de la Iglesia'. Según Sánchez Díaz la muralla se extiende desde la calle el Muro hasta el final de la calle ancha (actual Virgen de Gracia), y de ahí asciende por la calle nueva (actual calle Dean Martínez) hacia la calle la Canal (actual Santísimo Sacramento), hasta enlazar con el castillo (Fig.6). A lo largo de su recorrido cita tres puertas: en la Lonja o Plaza de la Iglesia, al final de la calle Ancha donde se emplaza la Puerta de La Villa, y en La Canal. En nuestra opinión, este perímetro cercado suscita dudas sobre su origen musulmán dado que no se cita en las fuentes escritas ni tampoco la arqueología ha podido verificarlo hasta la fecha. En cuanto a los restos localizados extramuros, ya hemos mencionado que al sur de la

1. "Caudete, su historia, sus gentes, sus fiestas, sus monumentos’’. Andrés Bañón Martínez. Blog digital Amigos de la Historia de Caudete. Sección Historia. 120 Luz Pérez Amorós

M

Fig.7.- La torre de Bogarra (Caudete). Fuente: L. Pérez

fortaleza, en el Real hallamos materiales islámicos de los siglos XII y XIII. Por otra parte, en la denominada Torre de Bogarra (Fig. 7), enclavada a unos 3km al sureste del castillo, también se han efectuado trabajos arqueológicos. En las prospecciones de Soler realizadas en 1971, documentó gran cantidad de cerámica, tejas y esqueletos humanos, esparcidos al N, S y E de una torre de argamasa de planta hexagonal. Además, recogió información verbal sobre la existencia de muros de casas que fueron arrasados por las labores agrícolas en la parcela situada al N de la torre, concluyendo que el y acimiento ocuparía unas 2,5 ha (Soler, 1979:17-19). Tres Iustros después, en nuestras exploraciones corroboramos estos datos así como la fábrica de tapial de la construcción, a base de mortero y mampostería. Igualmente, observamos que el lado S de la torre presenta una apertura ocasionada intencionalmente, y que en la esquina SO, se abre un pozo de unos 90 cm de diámetro, con canalillos en las paredes de la construcción para la recogida de aguas en su interior. En cuanto al material cerámico, constatamos de época musulmana restos cerámicos de los siglos XII y XIII. Recientemente, en las revisiones de los fondos cerámicos obtenidos por el arqueólogo villenense hemos observado la presencia de un fragmento de ataifor califal (s. X-XI) con la decoración vidriada en verde manganeso muy erosionada. En resumen, los testimonios materiales que conocemos anteriores a la conquista cristiana muestran un poblamiento modesto y disperso con dos Aportación al poblamiento islámico y a los efectos de la conquista cristiana... 121 núcleos principales: el hisn de los Capdets, y la alquería de Bogarra, a los que habría que añadir la alquería de la Oliva o la Alcoraya, en las inmediaciones del Nacimiento de Bogarra. Estos lugares formarían una unidad territorial, tal y como entendemos en la Crónica de Jaime I cuando se citan los moros de Els Capdets e Bogarra. En cuanto a la alquería de la Oliva aparece citada por primera vez como “la heretat apellada Oliba” en 1422 cuando el señorío de Caudete pasa a ser propiedad del patrimonio real de la corona catalano- aragonesa (Domenech, 1995).

5. LA CONQUISTA CRISTIANA

Como ya hemos mencionado, las fuentes escritas medievales sobre Caudete empiezan con la llegada de los cristianos al territorio murciano. Los pactos de 1243 y 1244 entre Castilla y Aragón muestran la lucha sostenida por ambos reinos en el avance de la conquista por Valencia y Murcia. La crónica de Jaime I narra que tras la conquista de Valencia en 1239, el rey dio licencia a varios caballeros para efectuar incursiones con sus tropas por tierras musulmanas del reino de Murcia. Cuando llegaron hasta Villena y Sax los sarracenos se resistieron a sus ataques hasta que por fin, después de varios intentos, los calatravos de Alcañiz y las tropas almogávares, al servicio del monarca aragonés, conquistaron en 1240 las poblaciones de Villena, Sax, Salinas, y obtuvieron “dels moros los Capdets e Bugarra”. Estas adquisiciones, al igual que las incorporaciones de Játiva, Enguera y Mogente, por parte de Castilla, generaron un conflicto entre ambas coronas por no respetar lo estipulado en el Tratado de Cazola de 1179, firmado por Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón, Los hechos se resolvieron en 1244, con la firma de un nuevo pacto firmado en Almizra por el infante Alfonso y Jaume I. En consecuencia, se recuperaron los lugares indebidamente ocupados y se aseguraron los límites fronterizos entre ambos reinos, pasando Caudete, Bogarra, Villena y Sax a la corona de Castilla. Simultáneamente a las luchas mantenidas con Aragón, don Alfonso aprovechó la crisis política del reino de Murcia, fragmentado en señoríos y con un rey en la capital no reconocido. Esta desmembración territorial y el temor de la expansión cristiana provocaron la demanda de un protectorado a Castilla que fue estipulado en el Tratado de de 1243. Los firmantes, un hijo del rey Ibn Hud, diversos señores del reino y don Alfonso, corroboran la división política del dominio islamita (Torres Fontes, 1995-1996:280- 281). Tras la estabilidad fronteriza lograda con la firma de Almizra, se inicia un proceso de consolidación del territorio murciano que abarca desde 1243 a 1266. Se ocuparon progresivamente los castillos y las ciudades conforme 122 Luz Pérez Amorós

a lo estipulado en Alcaraz, en un intento de mantener la convivencia y la paz con los musulmanes. Sin embargo, la implantación progresiva de la política feudal y el paulatino incumplimiento de los derechos de la población musulmana, dan al traste con el protectorado en 1252, acentuándose a partir de este momento los excesos de poder durante el reinado de Alfonso X que desencadenaron las revueltas mudéjares de 1264-1266. El modelo territorial de los asentamientos cristianos obedecía a dos planteamientos diferentes ciudades y señoríos. Uno de los objetivos iniciales en la ocupación del reino murciano era asegurar las tierras conquistadas, especialmente en las zonas fronterizas con Aragón. Entre ellas se encontraba Caudete donde se fundó un Señorío. Este modelo jurisdiccional supone un cambio transcendental en la política alfonsí, ya que se sustituye la entrega en tenencias de castillos en 1243 por la concesión de señoríos por juro de heredad, privilegio otorgado a los caballeros más distinguidos que le habían acompañado en sus campañas militares (Fontes, 1995-1996: 284-285). En efecto, días después del pacto de Almizra, el infante don Alfonso donó a Sancho Sánchez de Mazuelo, tenente en 1243 de Peñas de San Pedro y de otros castillos, el Señorío de Caudete y la torre de Pexin, en recompensa por sus intentos en la obtención de Alcira para la corona castellana (Torres Fontes, 1995-96: 286). Existe un documento de un traslado valenciano por el cual se confirma dicha merced en 1244:

“...ab plaer del dit Rey son pare e de la Reyna dona Berengela sa mare, dona e atorga al dlt en Sancho Sáncheç e a tots los seus lo dit castelll e vila de Capdet, prop de Bogarra, e la torre de Pexin, que es entre Yecla e Chinchella, los quals dos lochs li dona per heredat (Soler, ”. 1979:12).

Al parecer, con estos privilegios se pretendía consolidar el dominio castellano en tierras de frontera. Sin embargo, los abandonos, cambios y traspasos de los señoríos mermaban la pretendida estabilidad. De hecho, el señor de Caudete, Sancho Sánchez de Mazuelo establece un convenio en 1253 con Pelayo Pérez para entregar sus posesiones a la orden santiaguista (Pretel, 1986:169) pero al no hacerse efectivo vende en 1256 el señorío de Caudete y la Torre de Pexin a Don Gregorio, un importante personaje en el reinado de Alfonso X. En efecto, aparece en la relación del Repartimiento de Sevilla, Murcia y Cartagena y fue encargado por el rey de repartir por caballerías y peonias a los pobladores de Almansa y otros lugares del entorno (Soler, 2006:97). Según las averiguaciones de Domenech Mira, el nuevo señor trató de poblar la villa y el Castillo de Caudete en la década de los setenta, conforme a los fueros, franquicias y libertades de Chinchilla otorgados por Sancho IV (Marco y Aportación al poblamiento islámico y a los efectos de la conquista cristiana... 123

Domenech, 1995). Por esas fechas, ya hemos mencionado un acuerdo de 1271, entre la diócesis de Cartagena y don Gregorio que manifiesta la presencia casi exclusiva de moros, a pesar de las revueltas mudéjares de 1264. Asimismo, según el autor, bajo la jurisdicción señorial de Don Gregorio y poco después de su hijo don Johan García se asentaron pequeños y medianos propietarios alodiales de procedencia desconocida. Pero no se logrará un poblamiento significativo y estable hasta 1305, bajo la soberanía aragonesa, a raíz de la Sentencia de Torrellas, cuando Johan García, después de rendir pleito homenaje a Jaume II, otorga la Carta Puebla a cien pobladores cristianos. En este documento se estipula la partición exacta de los lotes de tierra, dando a cada uno de los pobladores ocho tahullas de tierra de riego y ocho yugadas de tierra albar, bajo la obligación de construir sus casas mayores en el término. Bajo esta fórmula legal se sientan las bases de unas relaciones feudales, en el marco de unas condiciones y contraprestaciones económicas, militares e incluso personales, entre el señor y los repobladores (Domenech 1993). En la firma del escrito aparece Johan García como alcaide del Castillo de Villena. Su nombre también figura en varios documentos de 1306 en los que aparece como testigo en los pleitos homenaje de los castillos de Yecla, Sax, Salvatierra y Villena, este último cuando es sustituido en la alcaidía de Villena por Ramón d’Urg (López, 1999: 129-133). Pero su cese en el cargo no fue óbice para la continuidad de sus relaciones de vasallaje con don Juan Manuel, ya que interviene como su intermediario en las cuestiones que mantiene con Jaume II y también trata temas en su nombre en la corte del monarca aragonés. Este nexo con el señor de Villena continúa con Pero Eiximeno, hijo de Johan García, en 1329. Bajo su gobierno, tras prestar homenaje por el castillo y lugar a Alfonso IV de Aragón, continúan las relaciones vasalláticas con el Señorío de Villena, haciendo de emisario de don Juan Manuel para recoger la carta de concesión del Ducado de Villena, firmada en 1336 por Pedro IV (Soler, 2006:98). Un año después, Pedro el Ceremonioso confirma los privilegios del señorío a García Jofre, hermano de Pero Eiximeno. Hay que destacar que era vecino de Villena en 1345, y que por su condición de hidalgo notorio gozaba de los privilegios concedidos por don Juan Manuel: libre de los pechos y pedidos como lo eran los fijosdalgo de Castilla (Soler, 2006:94). El acontecimiento político más importante bajo su gobierno fue la guerra con Castilla de 1356 a 1370, periodo en el que se mantuvo fiel a Aragón y asumió la defensa de la villa, bastante complicada por el hostigamiento de las tropas castellanas. Probablemente la escasez de recursos y la débil respuesta a los ataques provocó a partir de 1360, fecha en la que todavía permanece bajo soberanía aragonesa, una rendición hasta que la villa fue 124 Luz Pérez Amorós

2

3 *

Fig.8.- Cerámica islámica almohade. Bogarra (Caudete). Fuente: L. Pérez

recuperada en 1366 (Menargues, 2002: 117-118). Tras este paréntesis, Garcia Jofre continua gobernando Alcaudete hasta su muerte en 1376. Con la llegada de Johan García II, clérigo de la Orden de Santiago, se produce un conflicto sucesorio en el que Martin I medió mediante una carta fechada en 1401, para que no se le perturbase en la posesión del lugar, alegando que los fueros del lugar de Caudete no prohibían a los religiosos heredar bienes de realengo (Soler, 1979:13). Según Menargues, esta circunstancia podría haber dado lugar a un cambio de linaje en la figura de García Jofre de Lisón, en palabras del autor: “el único Lisón con papeles que hemos podido hallar vinculado a Caudete” (Menargues, 2002:118). El final del Señorío llega con este personaje en 1422, obligado a subastar el castillo y la villa por deudas contraídas. En consecuencia, la corona catalano-aragonesa, compra dichos bienes con el compromiso de no poder ser enajenados del patrimonio real. A partir de este momento se suceden una serie de acontecimientos relacionados con la guerra de Castilla y la enajenación de la villa del patrimonio real, en contra de lo estipulado, hasta su vuelta a la Corona en 1470. Si contrastamos la documentación histórica con los datos arqueológicos, comprobamos que están correlacionados. Los trabajos de campo realizados en el paraje de Bogarra, El castillo y bancales adyacentes (El Real), permiten realizar algunas precisiones sobre la población en el marco temporal de la Aportación al poblamiento islámico y a los efectos de la conquista cristiana... 125 conquista cristiana. Centrándonos en las intervenciones, destacamos los sondeos realizados recientemente en la torre de Bogarra. El análisis de los materiales arqueológicos ha permitido precisar los datos crono-culturales de la construcción identificando un periodo islámico de finales del s. XII - primera mitad del XIII (fig.8). Asimismo, Simón y Segura no descartan que la alquería se remonte al siglo XI, por lo que la torre se incorporaría al asentamiento por necesidades defensivas. Incluso podríamos retrasar el origen de la ocupación a la época califal por la presencia de algún resto cerámico de este periodo. Además, a estos resultados añadimos la presencia de cerámicas bajomedievales, representadas por algún fragmento vidriado de cocina, y otro decorado de paredes gruesas, perteneciente a una tinaja. Al parecer, según estos datos, con la conquista cristiana se despoblaría el lugar quedándose prácticamente vacío y sin cultivar hasta finales del siglo XV. De hecho, Lozano dice que en 1488, Bogarra tenía de ochenta a cien vecinos con sus viviendas agrupadas alrededor del torreón. Cuestión que consideramos acertada pero que se debe verificar mediante trabajos de excavación en el espacio de la alquería. Otro núcleo importante de población musulmana se halla junto al castillo, al sur de la fortaleza. Al igual que ocurre en Bogarra, los sondeos realizados en este espacio mostraron la presencia de restos cerámicos almohades y bajoomedievales. Este arrabal mudéjar cuando se abandona a finales del siglo XIII, se convierte en un barrio cristiano en el que se levanta una ermita bajo la advocación de San Sebastián en el siglo XVI. Respecto a la villa no tenemos testimonios ante la ausencia total de excavaciones arqueológicas. Las menciones al castillo se inician con la ocupación cristiana bajo la jurisdicción del Señorío en 1244. Permaneció en Castilla hasta la conquista de Murcia por Jaime II, pasando en 1304 a la corona catalano- aragonesa y permaneciendo en ella hasta las primeras décadas del siglo XVIII. La investigación arqueológica realizada desde 1999 a 2004 ha sido indispensable para verificar su origen musulmán. Con la ocupación cristiana, la fortificación islámica se rehabilitó y refortificó para adaptarla a las necesidades de uso de los nuevos señores. Además, su ubicación fronteriza motivó cierta preocupación por mantenerla en buen estado debido a las contiendas entre Castilla y Aragón que obligaron a la realización de reformas para mejorar la eficacia defensiva y ofensiva. En efecto, bajo la soberanía catalano-aragonesa sufrió los ataques castellanos en la Guerra de los dos Pedros y la Guerra de Castilla. Existe un documento fechado el 28 de octubre de 1359 que manifiesta el intento en la guerra con Pedro I de “restaurar lo dit castell de Capdet; en la pérdua del qual castell, con vos sabéis, va molt a nos e a la cosa pública del regne de Valencia En ”.la guerra 126 Lu: Pérez Amorós

Fig. 9.- Antemural meridional del castillo de Caudete. antes de su restauración. Fuente: L. Pérez de Castilla tuvo que resistir los intentos de impedir su aprovisionamiento de artillería desde Valencia, quedando sitiada en 1429, hasta ser rescatada por las tropas valencianas que fueron derrotadas en las inmediaciones de Canyada. (Hinojosa., 1987:152-155). Una de las reconstrucciones más visibles es un antemural que curiosamente solo se añadió en tres de sus lados (Simón y Segura, 2007 99-103). Está coronado por almenas de forma cuadrangular, rematadas con tejadillo a cuatro aguas, y saeteras alternas. Además, desde su base arranca un alambor de acusada pendiente que alcanza casi los dos tercios de la altura total del antemural (Figuras 9 y. 10). Por otra parte, en el recinto interior de la fortaleza se reforzaron los lienzos y torres con mampostería trabada con mortero de cal, encontrándose indicios de revestimiento en algunos puntos. Paralelos de este tipo de actuaciones -antemural, alambor, chapado de mampostería- los encontramos en el Castillo de la Atalaya de Villena, cuya imagen actual representa el estilo arquitectónico propio del linaje de los Pacheco, titulares del Marquesado de Villena durante el siglo XV. A principios de esta centuria es cuando debió de construirse el antemural y su alambor en el Castillo de Caudete, debido a su participación en la Guerra de Castilla (1429-1430) motivo por el que “se fortificó, artilló y aprovisionó” (Hinojosa, 1987:152-155). Es probable que la inminente guerra no permitiera finalizar su construcción por la ladera meridional del cerro, a cuyos pies se sitúa la Iglesia de Santa Catalina. En cuanto a los restos Aportación al poblamiento is/ámico y a los efectos de /a conquista cristiana... 127

Fig. 10.- Vista general del Castillo de Caudete con antemural restaurado. Fuente: L. Pérez materiales documentados en los niveles estratigráficos, el conjunto cerámico más abundante corresponde a las cerámicas de reflejo dorado, seguidas por las decoradas en azul y en verde manganeso. Destaca una moneda de Jaime I fechada entre 1238-1276 (Simón y Segura, 2007:103).

6. CONCLUSIONES

Ea documentación medieval sobre Caudete continúa siendo escasa para conocer la evolución del poblamiento desde la antigüedad tardía hasta la conquista cristiana. Sin embargo, las últimas aportaciones arqueológicas han puesto al descubierto aspectos relevantes en la comarca, relativos a leves indicios de poblamiento visigodo-emiral y califal que es preciso verificar mediante estudios sistemáticos para conocer el proceso de islamización. Según las investigaciones realizadas en el Valle del Vinalopó, la población islámica, previa a la conquista cristiana, fonnaba una entidad territorial desde el corredor de Almansa hasta el Castillo de la Mola, compuesta por husun y alquerías gobernadas y administradas por una fortificación estatal: el Castillo de la Atalaya y la madina de Villena. En Caudete se citan dos núcleos de población musulmana en la crónica de Jaime I, Els Capdets y Bogarra que forman una unidad dentro del iqlim o distrito de Villena. Los trabajos de prospección arqueológica demuestran 128 Luz Pérez Amorós además la existencia de otros puntos poblados en el territorio como El Real, y posiblemente la Oliva, citada por las fuentes escritas y que identificamos con la Alcoraya, a la sazón un pequeño caserío. A raíz de la conquista cristiana se produce un cambio jurisdiccional en la comarca con la fundación de señoríos que conllevan profundas transformaciones políticas, económicas y sociales. La información sobre el señorio de Cabdet es muy escasa. A partir de su creación, la población mudéjar se concentra en torno al Castillo de Caudete, en el arrabal de El Real, coincidiendo probablemente con el desalojo de la alquería de Bogarra. Su emigración a causa de la guerra de 1296 en territorio murciano, coincidiría con el otorgamiento de la Carta Puebla en 1305, que atrae al primer contingente importante de colonos cristianos. A partir de este momento se asientan en la villa y paulatinamente se realizan tareas de refortificación en el castillo y en la propia villa, tal y como muestran las excavaciones arqueológicas en la fortaleza, y las fuentes escritas y verbales sobre la existencia de tapia y muro en algunos puntos del perímetro de la villa.

7. BlBLIOGRAFÍA

ARASAI GIL, F. (2012): “Aproximación arqueológica: técnicas y materiales constructivos de las galerías drenantes”. Las galerías de agua en la cuenca hidrográfica del Júcar. Un patrimonio hidraúlíco en el Mediterráneo Español. Patrimonio Hidráulico, n°3: 11-19. Universitat de Valencia AZUAR RUIZ, R. (1983):”Panorama de la Arqueología Medieval de los Valles Alto y Medio del Vinalopó (Alicante). Lucentum, II: 349-383. Alicante AZUAR RUIZ,R.(2000): “Ciudad y territorio en el Sharq al-Andalus”. Ciudad y territorio en al-Andalus, Actas II Jornadas de Arqueología Medieval. L.Cara (coord.). Granada: 471-499 AZUAR RUIZ, R. (2004): “Campesinos fortificados frente a conquistadores feudales en los valles del Vinalopó”. De la medina a la vila. II Jornadas de Arqueología Medieval. Petrer-Novelda del 3 al 5 de octubre de 2003: 263- 291. Alicante C.O.D.O.M.: Colección de Documentos para la Historia del Reino de Murcia, II. Documentos del siglo XIII. Ed. Juan Torres Fontes. Academia Alfonso X el Sabio. Murcia DOMENECH MIRA, F.J. (1993): “La carta puebla de don Johan García a los pobladores de Caudete: notas para el estudio de la repoblación bajomedieval de su término”. Revista de Fiestas de Moros y Cristianos. Caudete DOMENECH MIRA, F.J., MARCO SASTRE, F.G. (1995): “Apuntes para la historia medieval del Castillo de Caudete”. Revista de Fiestas de Moros y Aportación al poblamiento islámico y a los efectos de la conquista cristiana... 129

Cristianos. Asociación de Comparsas. Ayuntamiento de Caudete ESQUEMBRE BEBIÁ, M.A., BORONAT SOLER, J.D. (2012): “Aparcamiento de vehículos y acopio de materiales, futuro DIC. Partida Ea Puentecilla, polígono 16, parcela 122 (Villena)”. Intervenciones arqueológicas en la provincia de Alicante 2010 FERRERI MALLOL, MaT. (1996): Els sarrains del regne de Murcia durant la conquesta de Jaume II (1296-1304). Institució Milá i Fontanals. CSIC, 173-200 GUTIERREZ LLORET, S.; GRAU MIRA, I. (2012): “El territorio tardoantiguo y altomedieval en el sureste de Hispania: Eio - Iyyuh como caso de estudio”. Anejos de Archivo Español de Arqueología, LXI: 171-198. Simposio Internacional Visigodos y Omeyas. El territorio. CSIC. Instituto Arqueológico. Mérida HERNÁNDEZ ALCARAZ, L„ PEREZ AMOROS, L , (1994): “Aportación al estudio de los asentamientos con escultura ibérica al noroeste de la Contestania”. Fortificaciones y castillos de Alicante. Valles del Vinalopó, Petrer, 1991:187-207 HINOJOSA MONTALVO, J. (1987): “Las fronteras valencianas durante la guerra con Castilla (1429-1430)” Saitabi, 37. Valencia JIMÉNEZ ALCAZAR, F.J. (2005): “La crisis del reino musulmán de Murcia en el siglo XIII”. Historia. Instituciones. Documentos, 32: 193-210. Universidad de Murcia LÓPEZ SERRANO, A. (1999): Jaime II, don Juan Manuel y el Señorio de Villena. Vi11ena:Instituo de Cultura Juan Gil-Albert MARTÍ, R.; MENARGUES, J.; PÉREZ AMORÓS, L. (2006). “Qüestió de camins i séquies (O com retrobar el passat antic i medieval de la Valí)”. Rev. Moros i Cristians del Camp d ’Almirra. El Camp d’Almirrá, 41-46 MARTINEZ RUIZ, J. (2002): El lenguaje del suelo (Toponimia). Publicaciones de la Universidad de Jaén MENARGUES GIMENEZ, J.M. (2002): “¿Fueron los Lisón señores de Caudete?. Algunas precisiones sobre genealogía e historia medieval”. Revista de Moros y Cristianos. Ayuntamiento de Caudete, 112-119 NAVARRO PALAZÓN, J. JIMÉNEZ CASTILLO, P. (2009): “El poblamiento andalusí tras la conquista castellana”. Los palacios en la Baja Edad Media peninsular: intercambios e influencias entre Al-Andalus y los Reinos Cristianos. Proyecto de Investigación del VI Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica 2008-2011. Escuela de Estudios Árabes, CSIC, Granada PÉREZ AMORÓS, L. (1990): La carta arqueológica del término municipal de Caudete (). Tesis de licenciatura. Universidad de Alicante. 130 Luz Pérez Amorós

PÉREZ AMORÓS, L.(2001): “Lo Castell de Capdet. Documentación y arquitectura de una fortaleza valenciana”. Col-leccio l ’Algoleja, 4. Centre d’Estudis Locáis del Vinalopó. 61-66 PÉREZ AMORÓS, L., HERNÁNDEZ ALCARAZ, L.(2006): “Noticias sobre las prospecciones arqueológicas efectuadas en la partida del Campo (Villena, Alto Vinalopó). Recerques del Museu d ’Alcoi, 15 PÉREZ AMORÓS, L., GALVAÑ CASTAÑO, R. (2005): “ Prospecciones arqueológicas”. Historia de Sax. Comparsa de Moros de Sax, vol.111:70-177 PRETEL MARIN, A. (1986): Conquista y primeros intentos de repoblación del territorio albacetense. Del periodo islámico a la crisis del siglo XIII. I.E.A. serie I. Núm. 27 POCKLINGTON , R. (2010): “Toponimia ibérica, latina y árabe de la provincia de Albacete”. Al -Basit, 55, p. 140 PONCE HERRERO, G., SIMÓN GARCÍA, J.L. (1986): “La romanización en Almansa. Bases para su estudio”. Cuadernos de Estudios Locales, n°3. Asociación Torre Grande. Almansa PONCE HERRERO, G., SIMÓN GARCÍA, J.L. (1988): “Contribución al estudio del itinerario de la Vía Augusta. Los restos de una calzada en el Corredor de Almansa”. I Congreso de Historia de Castilla-La Mancha. Vol.4. Hegemonía cultural y cambios sociales, 161-170 ROSSELLÓ VERGER, V.M. (1980). “Residuos de catastro romano en Caudete y Villena”. Estudios Geográfico?,. Madrid: 5-13 SÁNCHEZ DIAZ, J. (1956): Historia de Caudete y su Virgen de Gracia. Diputación de Albacete. M.I. Ayuntamiento de Caudete SÁNCHEZ JIMÉNEZ,J. (1959): “Escultura ibérica zoomorfa descubierta recientemente en Caudete (Albacete). Congreso Nacional de Arqueología, VI. Oviedo SIMÓN GARCÍA, J.L. 2004: “Alquerías fortificadas del Vinalopó”. II Jornadas de Arqueología Medieval. De la medina a la Villa. Petrer. Págs. 107-138 SIMÓN GARCÍA, J.L. (2007): “Arqueología de la arquitectura como paso previo a la gestión de castillos y fortalezas: los casos de Chinchilla, Almansa y Caudete (Albacete)”. I Congreso de Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha. La gestión del Patrimonio Histórico regional. 258-261. Valdepeñas (Ciudad Real) SIMÓN GARCÍA, J.L., SEGURA HERRERO, G. (2007): “Las fortalezas orientales de Albacete. Del olvido a la puesta en valor.”. Arqueología de Castilla-La Mancha. I Jornadas. Cuenca, 13-17 diciembre 2005. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha. 99-103 SIMÓN GARCÍA, J.L. (2011): “El poblamiento islámico en el Corredor de Aportación al poblamiento islámico y a los efectos de la conquista cristiana... 131

Almansa y las tierras de Montearagón: los andalusíes olvidados”. Jornadas de Estudios Locales, n°9. 169-266. Almansa SOLDEVILA F. (1971): LES QUATRE GRANS CRÓNIQUES. Crónica del Rei Jaume I el Conqueridor, 3-402. Selecta SOLER GARCÍA,J.Ma. (1976): “Aportación al estudio del Pleito de los Alhorines”.ICongreso de Historia del Pais Valenciano. Vol.lII: 15. Valencia SOLER GARCÍA,J.Ma. (2006): Historia de Villena. Desde la Prehistoria hasta el siglo XVIII. Fundación Municipal José María Soler. Villena