SEMINARIO-I-2014 Último.Pmd
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Revista de Estudios Extremeños, 2014, Tomo LXX, N.º Extraordinario, pp. 615-636 615 Alumnos del Seminario: curso 1955 ÁNGEL PIÑERO VALADÉS Jefe Administrativo (Empresa privada, sector automoción) [email protected] RESUMEN El presente estudio acomete el análisis de una promoción (1955-56) de niños, o de jóvenes, que ingresaban en el Seminario con la esperanza de alcan- zar el sacerdocio. Los datos adjuntos permiten proclamar la calidad de la Formación y Educación recibida entre sus paredes, a través de las semblanzas y perfiles personales que se ofrecen. PALABRAS CLAVE: Seminario Diocesano de San Atón (Badajoz). Su trans-cendencia en la Formación y Educación dentro del ámbito de Extremadura. Semillero de sacerdotes y de profesionales laicos. Curso 1955-56. ABSTRACT The present study undertakes the analysis of a children or young people promotion (1955-56), who were accepted in the Seminary, hoping to reach the priesthood. The attach information allows to proclaim the received training an education quality within its walls, through the similarities and personal profiles that are offered. KEYWORDS: Saint Aton’ s Diocesan Seminary (Badajoz). Its training and education importance in Extremadura (Spain). Source of priests and lay professionals. Course 1955-56. Revista de Estudios Extremeños, 2014, Tomo LXX, N.º Extraordinario. I.S.S.N.: 0210-2854 616 ÁNGEL PIÑERO VALADÉS Las siguientes líneas tienen como objetivo, no un estudio diacrónico para fijar o definir la influencia que ejerció el Seminario, antiguamente llamado Conciliar1, de Badajoz sobre sus alumnos, a lo largo de los años y de los siglos2, desde su fundación, dando a conocer personajes históricos3, de la literatura y otros famosos -que esa tarea ha sido realizada y difundida por sabios expertos- sino mostrar pruebas fehacientes de la eficacia de la educación y de la forma- ción que se impartía entre sus paredes, en un curso de hace 58 años, que inició los estudios eclesiásticos en el llamado Primero de Latín, 1955-1956. La repercu- sión de tal influencia puede medirse por el dinamismo profesional con el que los alumnos, futuros sacerdotes o futuros profesionales laicos, impregnaron a la sociedad de su entorno o que pudieron difundir en sus respectivos ambientes y en su propio desarrollo vital; palpar cómo unos hijos de la gleba extremeña, en su mayoría, eran convertidos en correa de transmisión de la cultura por toda la nación, al servicio de la paz y de la prosperidad. Es evidente que los esfuerzos de los Seminarios desde su erección, orde- nada en la sesión vigésimo tercera del Concilio Tridentino, de 15 de julio de 1563, estaban encaminados a la germinación y fructificación de las vocaciones sacerdotales, pero era inevitable la realidad de la expresión bíblica “multi sunt vocati, pauci vero electi ”4: efectivamente, unos alcanzaban las sagradas órde- nes y otros, curso tras curso5, generalmente la gran mayoría, se reintegraban progresivamente al laicado de donde procedían, con la huella indeleble de su paso por el Seminario. En algunos casos, cuando el abandono de los estudios se produjo de forma involuntaria, no dejó de ocasionar serios problemas, según las circunstancias personales del afectado. La encuesta ha tenido como punto de referencia, y como expresión del componente humano en el que se fundamenta, el conjunto de alumnos que, 1 Ahora llamado Diocesano. Véanse, aparte de otras divulgaciones más o menos recientes, el Anuario Eclesiástico de 1927, sobre el Seminario Conciliar. Sobre su organización y su régimen léase el Anuario de 1928; para la cuestión disciplinar, vid. El Reglamento dado por el Obispo Ilmo. Sr. Dr. D. Ramón Pérez Rodríguez. Los anuarios fueron publicados por Eugenio Subirana, Editor Pontificio. Barcelona. 2 Partimos, como decimos más abajo de un curso, de hace 58 años 3 Por citar uno solo: Manuel Godoy. 4 Muchos acudieron a la llamada, pero pocos los seleccionados. 5 Léase lo que ya detallaban los Anuarios eclesiásticos sobre el promedio, por decenios, de alumnos y de ordenados. Revista de Estudios Extremeños, 2014, Tomo LXX, N.º Extraordinario. I.S.S.N.: 0210-2854 ALUMNOS DEL SEMINARIO: CURSO 1955 617 ingresando en el Seminario Diocesano de San Atón en el mes de octubre del año 1955, finalizaron el primer Curso de Humanidades en el mes de junio de 1956. Dícese, y es posible (pues no hemos accedido a las actas de la Secretaria de dicho Centro), que iniciaron este curso 72 alumnos; pero en realidad, a tenor del Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Badajoz nº 7, del sábado 21 de julio de 1956, los examinandos fueron 66, cuya lista, pues fue pública, se detalla en páginas siguientes. El método utilizado para recabar datos individuales, más abajo reseña- dos, ha sido el de la vía oral, mediante el teléfono, o dando posibilidad, al que así lo deseara, de remitir por escrito un breve extracto de su “curriculum”. Conviene aclarar que, de esos 66 alumnos, sólo cinco no han sido entrevista- dos, por no haber sido posible su localización. Por lo tanto nos referimos a un conjunto de 61 alumnos, entre los cuales incluimos a nueve fallecidos (con excepción de un caso, FVB); sobre ellos, sus familiares nos han proporcionado algunas noticias que permiten establecer estas breves semblanzas. Sin embar- go, para el cálculo de porcentajes, hemos tomado como base la cifra de 66 alumnos y hacemos, en su caso, uso del redondeo. En las conversaciones, mantenidas con todos y cada uno de los alumnos relacionados, aunque no conste de manera general, se afirma con rotundidad y se proclama la benefactora influencia de las enseñanzas recibidas durante el internado en el Seminario de San Atón; de manera primordial se resalta el espí- ritu de trabajo y el de superación, el del orden y el de la disciplina, el de las normas primarias de educación y de comportamiento social. Si con una visión retrospectiva analizáramos o pusiéramos en discusión aquellas normas y los sistemas académicos, caeríamos, sin duda, en el vicio del “presentismo históri- co”, es decir, criticar la historia el pasado con los parámetros del presente, vicio del que pretendemos huir. La historia debe ser narración fiel de lo ocurrido en el pasado, según las circunstancias sociales y culturales que condicionaron la vida de esos tiempos a los que nos referimos. En la década de los años cincuenta, dieciséis años tras la contienda civil, la situación de Extremadura era deprimente. En los colegios (también en el Seminario de San Atón) se repartían alimentos de origen norteamericano: la leche en polvo, mantequilla y queso; el paro endémico y la eventualidad laboral del jornalero eran una constante, y el estado de precariedad económica, des- graciadamente, la norma. Muchos trabajadores salían a buscar trabajo fuera de la región, sobre todo en la ejecución de grandes obras de construcción civil, mediante la intermediación de prestamistas. La plaza pública de los pueblos siguió siendo, cada tarde, el punto de contratación de trabajadores para las Revista de Estudios Extremeños, 2014, Tomo LXX, N.º Extraordinario. I.S.S.N.: 0210-2854 618 ÁNGEL PIÑERO VALADÉS labores agrarias. Julio Cienfuegos Linares, al prologar en 1962 Un luchador extremeño, del Ingeniero Manuel Martín Lobo, escribió: Van perfilándose ya los nombres de los realizadores de esta gran obra de la recuperación extre- meña de nuestros días, de la que justamente ahora se cumple su X aniversa- rio. A partir de diciembre de 1945, fecha en que el Caudillo visita por prime- ra vez la provincia de Badajoz, se empieza a sentir La comezón de un resur- gimiento extremeño, se empieza a vivir el desasosiego de la gran aventura pronosticada para nuestra tierra… Es de suponer que escribía soñando. La realidad superó a la fantasía y comenzó la gran inmigración (a otras zonas de España) y la emigración hacía otras naciones. Extremadura exportó sus talentos para dejar la productividad en los sitios de destino. Una tarea en la que, al pare- cer, seguimos empeñados. La burocracia para solicitar ser admitido a la prueba de selección (examen de Ingreso6 en el Seminario) no era tarea fácil, “mutatis mutandis”. Debía remi- tirse a la Secretaría de Estudios del Seminario una solicitud escrita de puño y letra del aspirante, dirigida al Excmo. Sr. Obispo, acompañada de la partida de bautismo y de confirmación, si la tuviere. Era necesario el certificado de buena conducta, expedido por el párroco, y también debía presentar el aspirante un certificado médico, donde se manifestara que no padecía enfermedad contagio- sa alguna y de estar capacitado para un régimen de internado. Si la documenta- ción no era entregada antes del 15 de agosto, se daba por no admitido al examen, que generalmente tenía lugar en el mes de septiembre. Una vez superada la prueba de ingreso en el Seminario, el alumno que suspendía en cualquiera de los cursos, o no se presentaba al examen de alguna asignatura del curso anterior, a no ser por razón de enfermedad, quedaba inca- pacitado para seguir disfrutando beca o pensión del Seminario. Si se aprobaba en septiembre, podía pasar el alumno al curso siguiente, pero perdía el derecho a seguir disfrutando de la beca o pensión que hubiera tenido el curso anterior. A partir del año 1957, según dispuso la Comisión de Economía y Hacienda del Obispado, ya no se concedían pensiones ni becas en los dos primeros cursos de Latín. Esta norma se siguió aplicando cada año a un curso más, con el objeto de conceder becas solamente a partir de los estudios de Filosofía 6 Véanse las normas para el Curso 1956-1957 en el Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Badajoz, nº 7, p. 89. Revista de Estudios Extremeños, 2014, Tomo LXX, N.º Extraordinario. I.S.S.N.: 0210-2854 ALUMNOS DEL SEMINARIO: CURSO 1955 619 Para opositar a becas o partes de pensión, la materia de examen era lo estudiado en el curso anterior.