Nosferatu. Revista de cine (Donostia Kultura)

Título: El extraño Señor Ulmer

Autor/es: Partearroyo, Toni

Citar como: Partearroyo, T. (1994). El extraño Señor Ulmer. Nosferatu. Revista de cine. (14):62-69. Documento descargado de: http://hdl.handle.net/10251/40890

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Entidades colaboradoras:

The Ma11jrom Planet X ( !951), de Edgar G. Ulmer

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El extraño Señor Ulmer Toni Partearroyo

unque adentrarse en los ignotas, una actitud de desprecio con que fueron realizadas, inclu­ pantanos de la serie Z de ante este tipo de cine sería tan in­ so dentro de sus irrisorios presu­ A la ciencia-ficción estado­ justa y errónea como, por otro puestos, y algunas de ellas contie­ unidense de los años 50, a la caza lado, la sobrevaloración de algu­ nen valiosas demostraciones de de tesoros ocultos, pueda ser una nas publicaciones "fanáticas". cómo, con ingenio e imagina­ empresa tan ardua y poco remu­ Todas estas películas -incluso las ción, se pueden superar las más neradora como rastrear las cloa­ más cochambrosas- llaman la extremas carencias aun en un gé­ cas del "pomo" en busca de joyas atención por la exultante libertad nero, hoy por desgracia, tan des- orbitadamente costoso como la rrativo, la inefable habilidad de de, según sus propias declaracio- ciencia-ficción. Es cierto que, la cámara para trascender las nes, estaba obligado a acabar un como sucede también en el cine necedades más triviales y cons- filme el viernes para empezar X, el atractivo de muchos de estos truir imágenes que van mucho otro el lunes siguiente, rodando ftlmes rara vez está a la aJtura de más allá del tmpe contenido lite- tma media de ocho planos diarios. su título (recuerdo, con especial ral del material dramático". Esta De ese ritmo febril surgieron, sin frustración, The Brain Eaters, facultad, casi de alquimista, para embargo, algunas de sus mejores 1958) -en castellano: "Los devo- extraer de lo deleznable, si no y más personales obras (Detour, radores de cerebros"-, uno de los siempre oro, sí con frecuencia tul por ejemplo, rodada en cuatro grandes bodrios de Bruno V eSo- producto personal e interesan- días). Por otro lado, su experien- ta) o de sus sugerentes carteles te, o, en el peor de los casos, cía en la PRC le había enseñado a publicitarios, pero, ocasional- alguna(s) secuencia(s) memora- seguir a rajatabla la primera regla mente, la búsqueda perseverante ble(s), está presente a lo largo de de oro del cineasta de serie Z: las se ve recompensada con hallaz- toda su filmografía, pero quizás películas hay que construirlas en gos que, a pesar de sus obvias li- de manera más explícita en sus tomo a aquello que tenemos a mitaciones, nos sorprenden por incursiones en la ficción científi- mano. La acción de The Man un alarde de humor o de inventi- ca: from Planet X se sitúa en tm islo- va, un punto de vista sabrosa- (1951), The Amazing Transpa- te perdido de la costa escocesa mente subversivo o un grado de rent Man (1960) y Beyond the porque esa localización pennite delirio inusitado. Time Barrier ( 1960). "enc=---- diente y libérrimo de las produc- 50.000 dólares), rodado a veloci- labras de Bill Wanen (2), "lapri- :r:j cienes de presupuesto ínfimo, el dad de vértigo (seis días), con un mera película donde se combi- que fuera colaborador de, en- guión nada brillante (perpetrado nan la ciencia-ficción y el terror e ::J tre otros, Murnau, Lang, Lu- por los propios productores, Au- gótico, probablemente la última e ::J bitsch, Griffíth, Stroheim, Vidor, brey Wisberg y Jack Pollexfen), anterior a Afien, el octavo pasa- e ::> Walsh, Eisenstein, dio la espalda unos actores en su mayoría ano- jero (Alíen, Ridley Scott, 1979)". a las grandes compañías de Ho- dinos y unos decorados pertene- Otra regla de oro: más de un gé- ·~ Ilywood y se recluyó, más o me- cientes nada menos que a Juana nero, más de un público. nos voluntariamente, en las cata- de Arco (Joan ofAre, Víctor Fle- curnbas de los estudios paupérri- ming, 1948), haya acabado sien- La premura y la escasez de me- mos, para hacer un cine personal do lo que se ha dado en llamar "un dios de la serie Z exigen una eco- aunque fuese literalmente de la pequeño clásico de la ciencia-fic- nomía rigurosa, una filosofia de nada. La amplia retrospectiva ción" y una de las obras más per- lo esenciaJ aplicada tanto al guión que Filmoteca Española le dedi- sonales de su autor? como a la producción; en este có el pasado año pennitió com- sentido, The Man from Planet probar, entre otras cosas, hasta La respuesta a este acertijo dice X es "el" vademécum. Person

Lawrence parece, pues, inicial­ mente, el personaje encargado de conducir la narración, y así lo hace durante las primeras secuen­ cias del filme; sin embargo, no tardan en sucederse escenas y puntos de vista que corresponden a otros personajes y que se desa­ rrollan en ausencia del reportero: la secuencia del encuentro de Enid (Margaret Field), la hija del profesor Ell iot (Raymond Bond), con el extraterrestre; la de la visita del profesor Elliot y Enid al X-iano, a su vez espiados por el malvado y ambicioso cien­ tífico Mcars (William Schallert); las de este último interrogando y más tarde mal tratando al aliení• gena (reveladoras, por cierto, de la pereza inexcusable de los guio­ nistas: ¿cómo es posible que Elliot y Lawrcnce dejen solo al extraterrestre con alguien tan poco de fiar como Mears?), etc. Edgar G. U/mer Esta altcmancia en los puntos de The Manfrom Planet X ( 1951). de Edgar G. Ulmer

vista tiene un claro propósito que tea sistemáticamente su rostro si- "una criatura horriblemente e :J opera en el espectador a nivel in- tuándole primero de espaldas a monstruosa con una cabeza tan t::r:j consciente: si vemos las cosas a nosotros y luego interponiendo grande como la de dos hombres través de Jos ojos del héroe, de la unas columnas entre la cámara y ·~ juntos y unos ojos como los de un ~ chica, del padre de ésta e incluso el personaje; inmediatamente an- bacalao muerto". A pesar de es- e del "malo" de la película, ¿por tes de iniciarse e!jlashback, la cá- tos comentarios tan poco halaga- qué no verlas también a través de mara pasa del cuaderno donde dores, lo cierto es que la aparien- ::e-- los del X-iano? está escribiendo a un primer pla- cia del hombre del planeta X, le- ~j no de su cara, pero en ese preciso jos de ser amenazadora, induce a t Ulmer riza el rizo: hace que el es- instante Lawrence se lleva la una cierta conmiseración: es de e ~ pectador se identifique al princi- mano a los ojos y sus facciones se talla menuda, cabezón, tiene se- e ~ pio del filme con un héroe con- vuelven a quedar ocultas: ¿por rías dificultades para desplazarse e J vencional (Lawrence), para lue- qué ese empeño en que no llegue- y tanto su escafandra como su sis- go, poco a poco, cambiarle "de mos a ver su rostro?; ¿por la inep- tema de ventilación artificial, le ·~ bando'', y conseguir, al final de la titud del actor para reflejar un confieren una notable vulnerabi- película, que el público se sitúe al momento especialmente dramá- lidad. Pero más importante que lado del "enemigo", del antihé- tico o para dificultar aún más eso es su actitud en absoluto ofen- roe por excelencia del cine de nuestra identificación con el per- siva: véase la escena en la que él ciencia-ficción, del alienigena; o sonaje? ntismo se interrumpe el suntinis- que, al menos, comprenda sus ra- tro de gas que le es vital para po- zones y vea también las cosas Por el contrario, hay muchos de- ner a prueba la buena voluntad de desde su punto de vista. Más aún: talles en el filme que favorecen la Jos terrícolas; o el hecho de que siendo mal pensados, cabe ínter- simpatía del espectador hacia el sólo utiliza su anna para defen- pretar la elección de Robert Ciar- X-iano (y que, según parece, no derse (y ésta no ocasiona lesiones, ke -un mediocre actor de faccio- estaban en el guión). En primer simplemente anula la voluntad nes demasiado suaves y expresi- lugar, su aspecto, que en un deter- de forma transitoria); nótese vidad no mayor que la de una pal- minado momento alguien descri- también que el X-iano, siempre mera- como una fotma más de no be como: "una caricatura sinies- dispara su "pistola" de rayos en facilitar la identificación del pú- tra, distorsionada por la presión, off, es decir, fuera de cuadro, blico con el héroe tradicional. con una grotesca y horrible imi- mientras que las acciones agresi- Otro detalle curioso a este respec- !ación de una cara"; más tarde vas de los humanos se muestran to es que, en la primera aparición otro personaje se mostrará aún con abundancia de planos, sobre de Lawrence, Ulmer nos escamo- más despiadado en su retrato: todo cuando los soldados acribi- llan sin piedad al extraterrestre. 1951, con el que la película de Ul­ no sólo es un lugar triste y confu­ mer guarda más de una semejan­ so, es una trampa mortal, un lugar El único pecado del X-iano es ser za), pero ninguno con la virulen­ "irrespirable", y en eso coincide "diferente", hablar una lengua cia y el pesimismo de The Man también con muchos otros perso­ que no entendemos y empeñarse, from Planet X. Ese plano casi fi­ najes de Ulmer, que a menudo como cualquiera de nosotros, en nal del planeta X rectificando con mueren o ven peligrar su vida por vivir a toda costa: es, en definiti­ brusquedad su trayectoria y ale­ asfixia o ahogamiento. va, un emigrante. A diferencia de jándose de la Tierra como alma la mayoría de las películas de que lleva el diablo, tras la des­ Si, como bien señala Jolm Belton ciencia-ficción de su época, Thc trucción del alienígena y su aero­ (5), "la arquetípica situación Man from Planet X hace mayor nave por los "bazookas" del ejér­ ulmeriana consiste en uno o más hincapié en aquello que nos ase­ cito, no es fácil de olvidar, y dota personajes atrapados sin salva­ meja al "visitante", que en aque­ a la película de una carga de pesi­ ción en un ambiente extraño y llo que nos diferencia de él (de mismo equiparable a la de De­ hostil", habría que concluir que el hecho, el uso de la palabra "hom­ tour. personaje "ulmeriano" por exce­ bre" en el título ya apunta en esa lencia, más aún que Al Roberts dirección). Esta constante y sub­ ¿Cómo no iba a simpatizar Ul­ (Tom Neal) en Detour, es el visi­ terránea insistencia del filme en mer, emigrante de origen hebreo tante de X por su carácter de que veamos las cosas desde el conocido en cierta época como outsider en grado sumo, varado punto de vista del "otro", y domi­ "el director de las minorías" por en un mundo desconocido, "des­ nemos nuestras tendencias agre­ sus películas para públicos ju­ viado" -como Roberts-, por la sivas hacia todo aquél que venga díos, ucranianos, armenios, meji­ ambición y la estupidez hwna­ "de fuera", nos lleva al tema que canos, indio-americanos, orien­ nas, de su objetivo -confirmar las realmente le interesa a Ulmer: la tales o de raza negra, con otro condiciones de habitabilidad de sangrienta actitud xenófoba y pa­ emigrante que por su condición la Tierra y facilitar el acceso a ella ranoica que caracteriza al hom­ de alienígena, es el "X-tranjero" de sus congéneres, ciudadanos de bre desde tiempos inmemoriales por antonomasia? A este respec­ un planeta helado y agonizante (cuando Lawrence inquiere a to, es bastante significativo que el que se dirige hacia el nuestro a Enid sobre el origen del ton·eón cineasta encabezara su artículo ti­ gran velocidad-, y hostigado sin en el que están alojados, ésta res­ tulado "La responsabilidad del tregua por los tenícolas; también r:::r ponde que era una construcción director" (4) adoptando el punto al igual que Roberts y otros per­ defensiva contra los vikingos; de v ista de un extraterrestre: sonajes de Ulmer, el X-iano es la más tarde el X-iano será recluido "Hoy, al visitante de Marte (con víctima perpleja de una sucesión en las mazmon·as del mismo edi­ permiso de Orson Welles), este de acontecimientos aciagos e ficio). Muchos otros filmes de lugarfascinante entre el desierto irracionales, a los que habrá de ciencia-ficción de los años 50 y el Océano Pacifico que el mun­ enfrentarse en vano y en soledad. abordan la xenofobia y la para­ do conoce afectuosamente como noia (el pionero quizá sea Ulti­ Hollywood, puede parecerle un Ulmer consiguió trasladar a las mátum a la Tierra/The Day the lugar triste y confuso". Para el imágenes de The Man from Pla­ Earth Stood Still, Robert Wise, hombre del planeta X, la Tierra net X no sólo un buen número de sus obsesiones, sino también el peculiar estilo visual que le ca­ racteriza, aunque, eso sí, debida­ mente adaptado a las estrecheces presupuestarias; así, por ejemplo, se mantiene el uso del encuadre (a menudo en ligero contrapicado) y de la composición de los planos como medio de subrayar las ten­ siones entre los personajes o su si­ tuación de aislamiento, pero, en cambio, los stmtuosos travellings de sus películas anteriores se ven sustituidos por una hábil combi­ nación de zooms y panorámicas (si no recuerdo mal elt'mico The Maufrom tra­ Plauet X ( 1951 ). velling del filme se reserva para de Edgar G. Ulmer el momento crucial en que 1

Tite Man from P/anet X (1951), de Edgar G. Ulmer

e :J LX::Jt ' Lawrence avanza hacia la aerona­ plejidad (recuérdese en Psicosis de once días, dan fe de sus mise­ ·~ ve, dispuesto a enfrentarse con el la utilización de la bombilla osci­ rias, y obligan a Ulmer a jugar e ::1 X-iano) que confieren gran dina­ lante para "animar" la calavera de con un número de elementos mismo a las escenas en el páramo. la madre de Nonnan Bates). Pero cada vez menor, como si el desti­ Ulmer eligió como director de es en las escenas nocturnas y ne­ no se hubiese confabulado a em­ >=---- fotografía a John L. Russell, un blinosas en tomo a la aeronave barcarle en una carrera suicida, :r:J operador rápido y eficaz, espe­ donde Ulmer y Russell consi­ dictada por el "más dificil toda­ c....--::1..... cialmente dotado para el terror guen sus mayores logros; como vía", hacia la nada o hacia la abs­ gótico; años después, Hitchcock ha dicho Carmelo Marabello (6): tracción absoluta. En Beyond e :J le llamaría para rodar Psicosis "las noches y las brumas garanti­ the Time Barrier, ni la historia, e => (Psycho, 1960) y la mayoría de zan a la serie B el control del es­ ni el guión, ni los personajes me­ los episodios que él mismo diri­ pacio, su propia autonomía; recen tal nombre, y, en conse­ ·~ gió para su serie de televisión Al­ CO!!fieren al cine la paradoja de cuencia, el filme acaban protago­ fred Hitchcock Presents. En lo invisible y permiten la presen­ nizándolo los deslumbrantes de­ The Man from Planet X Russell cia de/fuera de campo en el espa­ corados geométricos de Ernst rectme a las más diversas fuentes cio del encuadre, sugiriendo la Fegte (la geometría, recuérdese, de luz (linternas, velas, pantallas expectativa de una revelación". es el lenguaje utilizado por Mears luminosas, chimeneas, rayos, re­ La acumulación de estos y otros para comunicarse con el X-iano flectores, etc.) para justificar efectos, unida a una banda sonora en The Man from Planet X), ex­ unos efectos de iluminación que especialmente elaborada, consi­ celente director mtístico de ori­ contribuyen poderosamente a gue materializar un clima som­ gen alemán, colaborador de, en­ crear una atmósfera inquietante a brío y de pesadilla, típicamente tre otros, Prestan Sturges -Un lo largo de todo el filme; hasta el "ulmeriano", que sigue conser­ marido rico (The Palm Beach X-iano tiene una bombilla en el vando hoy toda su fuerza. Story, 1942)-, Mitchell Leisen intetior de su escafandra que ilu­ -Una chica afortunada (Easy mina su rostro desde un ángulo Mientras que The Man from Living, 1937)-, y Billy Wilder inferior con el fin de dar vida a lo Planet X testifica la grandeza de -Cinco tumbas al Cairo (Five que es tan sólo una máscara, y el la serie Z, Beyond the Time Ba­ Graves to Cairo, 1943)-. En The espectador acaba creyendo ver en rrier ( 1960) y The Amazing Amazing Transparent Man, una simple careta expresiones ta­ Transparent Man ( 1960), roda­ donde apenas hay decorados, se les como miedo, angustia o per- das simultáneamente en un plazo puede decir que el protagonista es

· · ~ virtuahnente la nada, disfrazada Texas State Showground (feria the Time Barrier y de The de invisibilidad. estatal de Texas) y de una serie de Amazing Transparent Man imágenes "prestadas", por un también son víctimas de aconte­ El interés fundamental de ambas lado de archivos militares y, por cimientos funestos sobre los que películas radica en que, por un otro, del filme Journey to the no tienen ningún control: el des­ lado, y a pesar de todas las difi­ Lost City, un montaje abreviado tino se las ha ingeniado para po­ cultades, siguen siendo inequívo• de dos películas de Fritz Lang nerles la zancadilla. La historia de camente "ulmerianas"; y, por realizadas en 1959 -El tigre de Beyond the Time Bar rier re­ otro, ejemplifican a la perfección Esnapur (Der Tiger von Eschna­ cuerda la de El tiempo en sus determinadas características de la pur) y La tumba india (Das In­ manos (The Time Machine, serie Z. Asimismo, resultan muy dische Grabmal)-, estrenado en George Pal, 1960): un piloto mi­ ilustrativas acerca de las influen­ EE.UU. en 1960. Este aprovecha­ litar, el mayor Bill Allison (de cias cinematográficas de Ulmer. miento de materiales ajenos con­ nuevo Robert Clarke, aquí ejer­ Mientras que The Man from duce una vez más al "cóctel de ciendo también de productor), Planet X remite en algunos mo­ géneros": Beyond the Time Ba­ supera la velocidad de la luz con mentos -como, por ejemplo, esa rrier combina las peliculas de un nuevo modelo de avión-cohe­ breve escena en la que los aldea­ viajes en el tiempo con las de ci­ te y se ve trasladado, desde 1960, nos se recluyen en sus casas por vilizaciones perdidas (y algunos al año 2024, donde descubre una temor a la "criatura"- aMurnau y, toques de melodrama), mientras extraña civilización subtenánea, más concretamente, a su Nosfe­ que en The Amazing Transpa­ cuyos habitantes, salvo pocas ex­ ratu (Nosferatu, Eine Symphonie rent Man, las localizaciones ur­ cepciones, son sordomudos y es­ des Grauens, 192 1), y también al banas detenninan una trama de tériles a causa de una misteriosa pasado expresionista de su autor, gansters asociada a la de ciencia­ "plaga" cósmica que, según sa­ Beyond the Time Barrieres una ficción. Sin embargo, a diferen­ bremos más tarde, tuvo su origen especie de variación sobre las cia de The Man from Planet X, en las numerosas pruebas atómi• metrópolis subtenáneas de Fritz que injerta el terror gótico (y has­ cas realizadas en nuestra época; r??:·t ::) 1 Lang, y The Amazing Transpa­ ta algunos ingredientes del wes­ Allison es hecho prisionero y rent Man una actualización de tern y del cine negro) en la fic­ obligado a aparearse con la única El hombre invisible (The Invisi­ ción científica con resultados no­ mujer fértil, en un intento deses­ ble Man, James Whale, 1933) y vedosos, aquí la hibridación de perado de garantizar la supervi­ otras películas de terror de la géneros se queda simplemente en vencia de los ciudadanos subte­ Universal de los años 30, de las eso y ni siquiera aporta una míni­ náneos; éstos, por otro lado, es­ que Satanás sigue siendo una de ma solidez a la trama. tán en guerra con otra raza de las obras maestras. mutan tes deformes y calvos, de la Desde el punto de vista argumen­ que, por razones de presupuesto, Si The Man from Planet X sur­ tal, hay semejanzas muy signifi­ sólo vemos tres ejemplares, ¡in­ ge en tomo a los decorados de cativas entre las tres películas. Al cluso en la rebelión final supues­ Juana de Arco, Beyond the igual que el hombre del planeta X tamente multitudinaria! En The Time Barrier está urdida alrede­ y tantos otros personajes de Ul­ Amazing Tr ansparent Man, un dor de las instalaciones de la mer, los protagonistas de Beyond experto en desvalijar cajas fuer­ tes curiosamente apellidado Faust (Douglas Kennedy), es ayudado a escapar de la cárcel por un megalómano, el mayor Kren­ ner (James Griffith), y obligado a convertirse en "el asombroso hombre transparente" probando un suero que produce la invisibi­ lidad total; dicho suero es una in­ vención del doctor Ulof (Ivan Ttiesault), también él prisionero de Krenner y forzado a colaborar en su maquiavélico plan de crear un ejército invisible para domi­ nar el mundo. En un momento determinado Ulof confesará que ninguna de sus acciones ha sido por propia elección, algo que le emparenta con muchos otros per­ Beyond the Time ni Barrier ( 1960), sonajes de Ulmer. Ni él Faust de Edgar G. Ulmer tienen escapatoria: sus días están contados por haber sido expues­ tos a una dosis letal de radiactivi­ dad durante los sucesivos experi­ mentos con el suero. Tampoco Allison, en , tiene mejor suerte: con­ sigue volver a su época invirtien­ do el proceso que le condujo al futuro, pero lo hace convertido en un anciano decrépito cuyo rostro arrugado nos interroga en silencio y con expresión angus­ tiada segundos antes de que un fundido en negro de paso al The End. en las escenas que sirven de epílo• from Planet X? Quizá sí, pero lo go: Beyond the Time Barrier que es más dudoso es que hubiera "Una prisión puede ser un lugar condena las pruebas nucleares y podido hacerla con el mismo gra­ sagrado". La frase es de The concluye con la frase lapidaria de do de control sobre todos los ele­ Naked Dawn, pero encuentra un militar mirando fijamente a la mentos del filme o adoptando un también su significación en Be­ cámara: "Tenemos mucho en que punto de vista tan original y, por yond the Time Barrier y The pensar"; The Amazing Trans­ qué no decirlo, tan subversivo. Amazing Transparent Man. La parent Man se despide con una reclusión de los protagonistas, pregunta -"¿Qué haría usted?"-, entre otras peripecias, provoca en dirigida al espectador y referida a NOTAS éstos una especie de "ilumina­ la conveniencia o no de desarro­ ción" que les hace adoptar un llar, con fines militares, una fór• l. Myron Meisel: "Edgar G. Ulmer: comportamiento más solitario o mula capaz de volvemos invisi­ the Primacy ofthe Visual", en el libro Kings ofthe B's, de Todd McCarthy y una actitud de mayor responsabi­ bles. Finalmente The Man from Charles Flynn, E. P. Dutton & Co., lidad. De regreso a 1960, Allison Planet X termina con un diálogo NewYork, 1975. advierte a sus colegas militares entre Lawrence y Enid, en el que X' ::J 1 • sobre las peligrosas consecuen­ ésta se pregunta qué habría suce­ 2. Bill Warren: Keep Watching the cias que sus experimentos atómi­ dido si Mears no hubiese tortura­ Skies! American Science Fiction Mo­ e ::2 cos pueden tener en un futuro. Al do al hombre del planeta X; el pe­ vies ofthe Fifties, vol. I (1950-1957), e ::2 McFarland & Company, Inc., North final de The Amazing Transpa­ riodista responde: "Puede que Carolina, 1986. e ~ rent Man, Faust abandona el ta­ hubiera sido la mayor bendición lante egoísta de que ha hecho gala para nuestro mundo; o quizá la 3. Luc Moullet, Bertrand Tavernier: ·~ durante todo el filme y sacrifica peor de las catástrofes. ¿Quién "Entretien avec Edgar G. Ulrner", en su propia vida para salvar a su puede saberlo?". También noso­ Cahiers du Cinéma n. 122, agosto país y al mundo del ejército invi­ tros podemos preguntamos que 1961. sible que Krenner pretende for­ habría sucedido si Ulmer hubiera 4. "Edgar G. Ulmer: The Filmma­ mar. Ambos filmes, al igual que desarrollado su carrera en los ker's Responsability", reproducido en The Man from Planet X, son grandes estudios en lugar de re­ la monografía Edgar G. Ulmer, publi­ morality plays, es decir, dramas cluirse en la serie Z (el propio Ul­ cada conjuntamente por los festivales alegóricos con los que Ulmer mer debió preguntarse a sí mismo de Bergamo y R.imini, en 1989. pretende ofrecemos a la vez una muchas veces qué habría sido de 5. John Belton: Howard Hawks, lección moral y un mensaje paci­ él y de su obra si en 1934 Carl Frank Borzage, Edgar G. Ulmer. The fista: las tres películas terminan Laenunle, Jr., el productor de Sa­ Hollywood Professionals, vol. 3, The trágicamente con una destruc­ tanás, no le hubiese "desterrado" Tantivy Press, London!New York, ción masiva y una gigantesca ex­ de Hollywood por enamorarse, y 1974. plosión que, en el caso de The más tarde provocar el divorcio, Amazing Transparent Man y de Shirley Castle, secretaria de 6. Carmelo Marabello: "Detour: There is an An-ow Saying One Way Street", The Man from Planet X, re­ producción en el mismo filme y a en la monografia Edgar G. Ulmer, cuerda mucho a la de la bomba la sazón esposa de Max Alexan­ que fue publicada conjuntamente por atómica. El carácter moralizante der, sobrino de Laemmle). ¿Hu­ los festivales de Bergamo y Rimini, o aleccionador se ve subrayado biera podido hacer The Man en 1989.