Los autores españoles del XVI

Cuando se inicia el siglo XVI, ya hacía tiempo que los músicos españoles y sus obras eran conocidos por el resto de Europa: baste a modo de ejemplo citar a Bernard Ycart, maestro ca- talán del siglo XIV, del que podemos encontrar obras en el Codex Faenza, en su reescritura de 1473 y 1474. Pero al igual que con los Cancioneros Musicales hay un incremento notable de figuras reseñables. Si bien es cierto que los desastres naturales o accidentales, las guerras, la ma- la intención y el desconocimiento han dado lugar a que de muchos autores no tengamos noticias ni obras, y de otros muchos apenas conozcamos datos ni composiciones. A pesar de ello, un siglo tan prolífico musicalmente nos da amplia materia de la que hablar y disfrutar: sirva como ejemplo la relación que sigue, de un centenar de autores. Una vez más, no puede considerarse como una lista exhaustiva ni implica ningún orden de prelación.

1. Aguilera de Heredia, Sebastián (1561-1627). Nació el año 1561 en Zaragoza, donde fue bautizado el 15 de agosto de ese mismo año, y en la que falleció el 16 de diciembre de 1627. Como en otros muchos casos, se co- noce poco de su vida. Se supone que fue discípulo de Juan Oriz, su antecesor como orga- nista en la Seo de Zaragoza, y se especula con que Melchor Robledo participara en la formación musical tanto de Aguilera como de Pedro Ruimonte. Sí se sabe que en 1582 era estudiante del Estudio General de Zaragoza. En 1584 es ordenado sacerdote, pero no se conoce nada de su dedicación profesio- nal, excepto que se encontraba destinado en la Iglesia de san Pablo, aunque se supone que ya era organista y con méritos, puesto que un año más tarde, en noviembre de 1585, fue nombrado primer organista de la catedral de Huesca. De su estancia en Huesca, que duró hasta 1603, poco sabemos excepto que el ca- bildo le concedió una subida salarial en 1594 y que fue el encargado de supervisar la construcción de un gran órgano en la catedral por el organero logroñés Gaspar Marín que tiene en cuenta las grandes novedades del momento, las dulzainas y los registros partidos. A finales de noviembre de 1603 toma posesión como primer organista de la Seo de Zaragoza. Mucha debía ser la consideración que suscitaba en el cabildo zaragozano cuan- do, apenas año y medio más tarde, recogen en sus documentos un acuerdo capitular que incluye dispensar a Sebastián de sus obligaciones litúrgicas, tanto de sacerdote como de organista, y destinan fondos para la contratación de un suplente que atienda esas obliga- ciones, según el propio acuerdo, «Atendido que mosén Sebastián Aguilera es persona eminente en el ministerio de organista y que la iglesia le desea acomodar en lo que pudie- re, le hacen merced de eximirle de la obligación de residir en el coro en las horas canóni- cas, con tal, empero, que no haga falta en los días solemnes en los cuales se hubiere de ta- ñer el órgano…».

76

En 1605 solicita el arreglo del órgano de la Seo, reparación de la que se encarga Gaudisto de Lupo, que había trabajado en la construcción del de Huesca, incorporando las mismas novedades. Algunos autores hablan de la Escuela organística de La Seo de Za- ragoza, de la que Sebastián de Aguilera sería fundador, su discípulo Jusepe Ximénez el continuador y, más tarde, el genial Sebastián Durón. También se ha destacado por otros autores la coincidencia temporal y geográfica de dos grandes maestros, el propio Aguilera y Pedro Ruimonte, concluyendo que solo se puede deber a un gran aprendizaje de ambos que coincide con la presencia en Zaragoza del gran polifonista Melchor Robledo. En 1618 publicó en el propio Zaragoza su libro de música vocal Canticum Beatis- simae Virginis Deiparae. Octo modis seu tonis compositium, quaternis vocibus, quinis, senis et octonis concinendum (Zaragoza, Pedro Cabarte, 1618), que contiene magníficat a cuatro, cinco, seis y ocho voces, de una calidad contrapuntística indiscutible, que desde entonces ha mantenido sus obras en el repertorio de las grandes catedrales. Según el prólogo de la obra, es el propio Sebastián quien diseña y dirige los trabajos de realización de los tipos musicales para la imprenta, consiguiendo así que la impresión se realizase en Zaragoza, lo que le permitía el control y supervisión de todo el proceso. Este interés en garantizar la fidelidad y calidad musical de la edición nos recuerda a Tomás Luis de Vic- toria, fallecido 11 años antes, y ambos realizan personalmente una venta de sus libros en- tre distintas catedrales. En cuanto a su obra para órgano solo tenemos conocimiento de 18 piezas. La reco- nocida categoría en su época, sus más de cuarenta años de ejercicio profesional, y lo que eran las obligaciones habituales del primer organista de una gran catedral, unido, en este caso, a la liberación de gran parte de sus obligaciones rutinarias, nos hace presumir que gran parte de su obra se ha perdido. Macario Santiago Kastner define las siguientes características de Sebastián:

• Una lógica y clara construcción que no resulta árida ni cerebral.

• Tendencia a concentrarse en un solo tema, eludiendo las divagaciones temáticas.

• Cultivo de la forma en dos o tres secciones, en las que el tema unitario aparece dife- renciado y modificado por otro ritmo y otros valores, variando también el compás de sección a sección.

• Generosa riqueza armónica y cromática sin perder por ello la sobriedad.

• La técnica le sirve para fines expresivos pero no para exhibir destreza o mecanismo.

• Sencillez en la expresión musical con un lenguaje noble y equilibrado. Se considera que su mayor contribución se recoge en los cuatro tientos de medio registro de bajo, los medios registros más antiguos. Es el primer autor que distingue entre tiento y discurso, diversificación que posteriormente se consolidaría y sería desarrollada por otros, entre ellos, Correa de Arauxo. La Ensalada y el Discurso sobre los saeculorum aportan también una complejidad estructural que se aparta de lo habitual en la época. También se aparta de lo habitual el

77

tratamiento de las cadencias, recurso raro en su tiempo y que llegará a ser un elemento ca- racterístico de la música para tecla del XVIII. Aun así, el análisis de esta exigua producción, de sus características técnicas y cali- dad, ha llevado a muchos autores a considerarle el personaje clave del órgano español, si- tuado cronológicamente entre Cabezón y Correa de Arauxo. 2. Álamo, Lázaro de. Maestro de capilla en la catedral de México desde 1556 hasta, posi- blemente, 1570 o 1571. Fue el primer maestro de capilla profesional con que contó di- cho templo. No tenemos más noticias de él. 3. Alberch Vila, Pere (1517-1582). En 1536 era organista de la catedral de Barcelona. Jun- to con Mateo Flecha el Viejo, es el más importante autor reconocido de la música catala- na. Juan Bermudo lo califica como uno de los mejores intérpretes del momento. Entre sus obras hay que citar el impreso Odarum (quas vulgo madrigales appella), publicado en Barcelona, 1561. También es autor de las ensaladas el «Bon Jorn» y «la Lucha». 4. Aldomar, Pedro Juan. Solo sabemos de él que en 1506 era maestro de capilla de la cate- dral de Barcelona y que en 1508 era músico al servicio de la corona de Aragón, en la ca- pilla de Fernando II el Católico. Según el Oxford Index, en 1509 sucedió a Juan de Es- pinosa como maestro de capilla de la catedral de Toledo. Se conservan obras suyas en el Cancionero Musical de Palacio y en el Cancionero Musical de Barcelona. 5. Anchieta, Juan de (¿1462 Azpeitia?-1523 ¿Azpeitia?). En 1489 era cantor y capellán de Isabel la Católica, actividad que compagina a partir de 1495 con el cargo de maestro de capilla del Príncipe Don Juan. En 1504 estaba en Flandes al servicio de la reina Juana I, con la que permanece hasta 1508, en que se deshace la capilla. En 1512 estaba al servicio de Fernando II el Católico hasta la muerte de este en 1516, pasando al servicio de Carlos I hasta que lo jubila en 1519. Nos han llagado obras suyas en el Cancionero Musical de Segovia, en el Cancionero Musical de Palacio, en el Arte novamente inventada pera aprender a tanger de 1540, en el Cancionero Musical de Barcelona, en el Manuscrito 2/3 de Tarazona y en el ms. 5-5- 20 de la Biblioteca de la Colombina. Es de destacar que su responsorio «Libera Domine» es uno de los dos responsorios más antiguos de Europa y que es el autor español más significativo del Cancionero Musical de Segovia. 6. Aranda, Mateo de (¿?-Coímbra 1548). Estudió en Alcalá de Henares e Italia. Maestro de capilla de la catedral de Évora. Nombrado por Juan III catedrático de música de la Uni- versidad de Coímbra en 1544. De su labor como teórico musical nos ha llegado Tractado de canto llano (Lisboa, 1533) y Tractado de canto mensurable u contrapuncto (Lisboa, 1535). 7. Arratia, Juan de. En 1598 aparece ejerciendo como organista de la Capilla Real de Gra- nada, pendiente de ser ordenado sacerdote para concederle la correspondiente capellanía, lo que ocurrió en 1599, manteniéndose en este destino hasta 1601. Organista de la cate- dral de Sigüenza. Un libro de tientos adquirido por Juan IV de Portugal, hoy perdido. También se tiene constancia documental de que en 1601 la catedral de Granada adquiere un «libro de Juan de Arratia».

78

8. Baena, Gonzalo de (c. 1476-d. 1540). Nacido probablemente en Sevilla. Al servicio de Manuel I y Juan III de Portugal. Se conoce su publicación Arte novamente inventada pe- ra aprender a tanger (Lisboa, 1540), que es un conjunto de partituras (una de él mismo), escritas mediante una tablatura que permite «enseñar a tañer un instrumento de tecla sin necesidad de maestro» 9. Baena, Lope de (1476-1506). De este autor nos han llegado siete obras en el Cancionero Musical de Palacio. 10. Bermúdez, Pedro (Granada, c. 1558-Puebla, 1605). Ingresó en la catedral de Granada como niño del coro, donde estudió con Santos de Aliseda y Rodrigo de Ceballos. Maestro de capilla en la Colegiata de Antequera entre 1584 y 1586, cantor en la Capilla Real de Granada hasta 1597, se embarca para Cuzco, donde llega en 1597, de cuya catedral es maestro de capilla durante siete semanas. Es nombrado maestro de capilla de la catedral de la actual Antigua Guatemala hasta 1603, en que obtiene el cargo de maestro de capilla en la catedral de la Puebla (México) hasta 1605. 11. Bermudo, Juan (c. 1510-c. 1561). Uno de los más grandes teóricos musicales, único no profesional de la música. Publicó el Libro primero de la declaración de instrumentos (Osuna, 1549), que debían haber sido cuatro libros; el Arte Tripharia (Osuna, 1550), y su obra más reconocida, en la que reúne los cuatro libros de 1549 y el Arte Tripharia: se trata de la Declaración de instrumentos musicales (Osuna, 1555). 12. Boluda, Ginés de (1545 Hellín-d. 1604). Maestro de capilla de la catedral de Cádiz en 1578, catedral de Cuenca, catedral de Sigüenza, maestro de capilla de la catedral de To- ledo en 1581. Obras en el Archivo Capitular de Toledo (Códice 25), y Biblioteca de San Lorenzo del Escorial 13. Cabezón, Antonio. (Se trata de él posteriormente al interpretarse una obra suya en el con- cierto). 14. Cabezón, Hernando de (Madrid, 1541-Valladolid, 1602). Hijo de Antonio de Cabezón, es conocido especialmente por haber publicado Obras de música para tecla, arpa y vi- huela de Antonio de Cabeçon recopiladas y puestas en cifra por Hernando de Cabeçon (Madrid, 1578), que recoge las «migajas» de la sabiduría musical de su padre Antonio y algunas obras suyas y de su tío Juan. Fue organista suplente de la Capilla Real en 1559, de la catedral de Sigüenza desde 1563, y organista de la Capilla Real desde 1566 hasta su muerte. Sin duda sus méritos musicales han quedado eclipsados por la fama de su padre. 15. Cabezón, Juan de (c. 1510-1566). Hermano de Antonio de Cabezón, y también eclipsado por la fama del mismo, fue organista de la capilla real de Felipe II, viajando con este y su hermano como músicos de cámara. Solo se conserva el Glosado a cinco voces sobre la canción «Pues a mí desconsolado, tantos males me rodean», en el libro publicado por su sobrino. 16. Cairos, Francisco. Solo sabemos que fue maestro de capilla en la catedral de la Puebla entre 1579 y 1603.

79

17. Cárceres, Bartomeu. (Se trata de él posteriormente al ser uno de los autores del progra- ma). 18. Castillo, Diego del (c. 1544-1601). Organista de la catedral de Sevilla y músico del Rey Felipe. Vicente Espinel nos dejo su opinión sobre quiénes eran los cuatro maestros del órgano, el gran Antonio de Cabezón, el divino Salinas, el virtuoso Francisco de Peraza y el puro, singular, docto y discreto Diego del Castillo. Excepto del primero, gracias al libro de su hijo Hernando, no se conservan obras, lo que no significa que no existiesen. En el caso de Diego del Castillo, en un inventario del Monasterio de San Lorenzo del Escorial se encuentran relacionados cuatro libros de música de Diego del Castillo, a los que se califica como «cosa de estima» y ordena «guár- dese entre las cosas de precio». 19. Ceballos, Rodrigo de (Huelva, c. 1525-Granada, 1591). En 1553 era copista en la cate- dral de Sevilla, en 1556 maestro de capilla en la catedral de Málaga y en 1561 obtiene el mismo cargo en la Capilla Real de Granada. Pueden encontrarse obras suyas en el libro de signatura ms. 3 de la Capilla Real de Granada, en el Cancionero de Medinaceli y en el Li- bro de motetes y salves, Archivo Capitular Sevilla, ms. 1. 20. Cepa, Juan. (Se trata de él posteriormente al ser uno de los autores del programa). 21. Chacón (¿?-d. 1558). Cancionero de Medinaceli. Ensaladas de Flecha (1). Sucedió a Flecha el viejo en Sigüenza. 22. Clavijo del Castillo, Bernardo (c. 1545-1626). Hermano de Diego del Castillo. En 1593 sucede a Salinas en la Cátedra de Música de la Universidad de Salamanca hasta 1603. So- lo se conoce una obra en un manuscrito del Escorial. 23. Córdoba, Alonso de. Dos obras en el Cancionero Musical de Palacio. Cátedra de Música de la Universidad de Salamanca desde 1480. El apellido Córdoba, en este contexto, da lugar a ciertas controversias ya que era el apellido de varios músicos, y en muchos docu- mentos solo se cita «Córdoba»; probablemente sea Alonso Martínez de Córdoba o Alonso Ruiz de Córdoba, músicos al servicio de Fernando II el Católico. 24. Correa de Arauxo, Francisco (1584-¿?). Nace en Sevilla en el año 1584. De origen humilde, nada se conoce de su infancia y adolescencia ni, consecuentemente, de los primeros pasos y aprendizaje en la música. Solo podemos hacernos una idea del ambiente musical en el que creció: hablamos de la Sevilla de finales del siglo XVI, con un desarrollo musical a lo largo de ese siglo, y principios del siguiente, que nos permite nombrar a Cristóbal de Morales, Juan Bermudo, Pedro Fernández de Castilleja, Juan Vásquez, Alonso Mudarra, Juan Navarro, Francisco de Pe- raza, Francisco Guerrero, Ambrosio Cotes, Alonso Lobo y un largo etcétera. Algunos au- tores consideran que fue discípulo de Francisco de Peraza, organista de la catedral de Se- villa siendo Francisco Guerrero el maestro de capilla. En 1599 oposita a la plaza de organista de la Iglesia Colegial del Divino Salvador (por entonces el segundo templo en importancia de Sevilla) y gana la plaza con solo quin- ce años. En 1608 es ordenado sacerdote.

80

Por su deseo de promoción profesional y económica, aspira a las plazas de organista de la catedral de Sevilla (1613), Málaga (1614), Toledo (1618) y Murcia, sin que ocupase ninguna de ellas. Su relación con el cabildo de El Salvador era por esas épocas buena, y en 1624 le aumentan la retribución asignada por acuerdo del cabildo solo por la eminencia de su arte, añadiendo: «la eminencia de su arte es tan conocida, y las ventajas que hase a muchos de los organistas que tañen las yglesias catedrales de el Reino, que todo pide se le aumente el salario para que se le pague lo que merece y esta yglesia asegure tan buen ministro». En 1626 se publica en Alcalá de Henares su obra Libro de Tientos y discursos de música práctica y theorica de órgano intitulado Facultad Orgánica, generalmente conoci- do por Facultad Orgánica. El aumento de sueldo no parece ser suficiente y, unido a otras disputas, incluida la obligación añadida y no remunerada de tocar con una capilla musical creada en el Salvador a partir de 1618, desemboca en un percance ocurrido durante unos oficios en El Salvador, que acaban con Correa de Arauxo en prisión en 1630, «por el ruido quel susodicho causó y lo que el pueblo se alborotó y escandalissó». Terminada la causa, vuelve a El Salvador, pero el ambiente ya está enrarecido y el piensa en irse y el cabildo en deshacerse de él. En 1636 es nombrado organista de la catedral de Jaén y en 1640 de la catedral de Segovia. En 1641 recibe la invitación desde Sevilla, ahora de la catedral, a opositar a la plaza de organista, ya que es el más eminente que hoy se conoce en este arte, pero opta por quedarse en Segovia, en donde murió en 1654. Su libro, Facultad Orgánica, es una de las obras más importantes de la música es- pañola, con un alto valor artístico e histórico, y presenta las siguientes características:

• se utiliza notación cifrada, no la notación figurada,

• sus obras son específicamente para ser interpretadas con órgano, lo que resulta una gran novedad,

• desarrolla la gran novedad en el órgano de su época con los tientos de medio registro, es decir, compuestos para órgano con registro partido,

• contiene 69 obras graduadas en dificultad desde el principiante a la excelencia. Precisamente en un tiento para principiantes, dice Correa el cual he querido poner, aunque de mis principios, para que los nuevos compositores se animen a estudiar, viendo lo que hice entonces y lo que hago ahora, y para que los viejos no se ensobervezcan si vieren algo digno de enmienda, considerando que la diferencia que hay de lo primero a lo postrero esa misma habrá de lo postrero a lo porvenir, dándome Dios vida, y en otro momento anun- cia más publicaciones, aunque lamentablemente solo contamos con este documento de su música de juventud, no conociendo lo que hubo de lo postrero a lo porvenir. Cerramos estas notas biográficas con unas palabras sobre este libro de Andrés Cea, director de la Academia de Órgano de Andalucía, la Facultad orgánica se yergue como un imponente y solitario monumento. Por su perfección formal y técnica, una de las cum-

81

bres de la música de tecla europea, contemporánea de Titelouze, Frescobaldi, Sweelinck, Bull o Scheidt. Por su profunda belleza e inusual lirismo, uno de los repertorios más fre- cuentados por organistas actuales de todo el mundo. 25. Cotes, Ambrosio (Villena, Alicante, c. 1550-Sevilla, 1603). Niño del coro de la Iglesia Arciprestal de Santiago de Villena, donde en 1576 es nombrado maestro de capilla, en 1581 de la Capilla Real de Granada, en 1596 de la cate- dral de Valencia y en 1600 de la catedral de Sevilla, donde sucede a Francisco Guerrero. De gran prestigio en su época, se ha perdido gran parte de sus obras, aunque se con- servan 25 obras polifónicas y 4 son texto (para interpretación por ministriles) provenien- tes de la Capilla Real de Granada, una misa en la catedral de Valencia, tres motetes en el Colegio del Patriarca de Valencia, así como algunas copias en catedrales sudamericanas. 26. Covarrubias, Bartolomé: maestro de capilla en la catedral de la Puebla entre 1571 y 1579. 27. Pedro do Cristo (Coímbra, c. 1550-Coímbra 1618). (Se trata de él posteriormente al ser uno de los autores del programa). 28. Daza, Esteban (Valladolid, c. 1537-Valladolid, c. 1593). Es el autor del Libro de música de cifras para vihuela, intitulado El Parnaso o, simplemente El Parnaso, publicado en Valladolid en 1576, siendo el último de los libros de este tipo. 29. Doyz, Juan (¿?-1568). Organista de la Capilla Real de Granada al que sucede Francisco Fernández Palero. En 1552 obtiene el cargo de organista de la catedral de Málaga hasta 1568. Citado por Juan Bermudo como uno de los cinco mejores tañedores de España. 30. Enzina, Juan del (1468/9-1529). Entre las diversas grafías que de este autor se ven y leen, hemos utilizado la que apa- rece en el facsímil del Cancionero de las obras de editado por la Real Academia Española de la Lengua, edición que refunde los dos únicos ejemplares conoci- dos, el de la Biblioteca Nacional y el del Monasterio del Escorial, ambos incompletos pe- ro complementarios, lo que nos permite conocer la totalidad de este documento. Con casi total seguridad nació en 1468, con el nombre de Juan de Fermoselle. So- bre el lugar de su nacimiento algunos autores se inclinan por el apellido original, Fermo- selle, pueblo situado a unos 60 km al suroeste de la ciudad de Zamora, junto a la frontera con Portugal. Otros autores se inclinan por pueblos cuyo nombre incluya su adoptado apellido, como la Encina, pueblo salmantino situado a unos 100 km al suroeste de Sala- manca, próxima a la frontera con Portugal y junto al linde con la comarca cacereña de las Hurdes. También hay autores que afirman que nació en Salamanca. Algunos estudios afirman que era de origen humilde, hijo de zapatero; otros sin em- bargo opinan que era de familia acomodada, seguramente de comerciantes, lo que es más congruente con la carrera de Juan y la de sus hermanos: Diego, catedrático de música en Salamanca; Antonio, procurador, y Miguel, capellán en la catedral de la misma ciudad; tantos hijos tan bien colocados por un zapatero no parece normal en esa época. Estudió el bachillerato en leyes siendo discípulo de Nebrija, pero el hecho de ingre- sar en el coro de la catedral por su excelente voz y la proximidad con su hermano Diego,

82 hace pensar que tuvo que tener formación musical. Recibió las órdenes menores y en 1490 era capellán. En 1492 se traslada a Alba de Tormes como maestro de capilla en la casa de don Fa- drique Álvarez de Toledo, duque de Alba. Ese mismo año se realiza la representación de dos Églogas que son consideradas el origen del teatro profano español. Entre 1493 y 1496, Juan del Encina estrena para el duque 8 Églogas, tanto sacras como profanas. En 1496 se publica la primera edición de su cancionero, que contiene, entre otras obras, 60 poemas para ser cantados, principalmente villancicos y romances. Además incluía el Arte de poesía castellana, el primer tratado español sobre versificación publicado en lengua vernácula, así como su traducción de las Bucólicas de Virgilio. En 1497 se representa El triunfo del Amor, ante el Príncipe Don Juan, heredero de las coronas de España, que fallece ese mismo año en Salamanca, hecho que lleva a Juan del Encina a escribir la Tragedia trovada a la dolorosa muerte del Príncipe Don Juan y a componer el conocido Triste España sin ventura. No ajeno a este dolor estaba, en sus propias palabras incluidas en la tragedia, que el fallecimiento hubiese ocurrido «agora que quiso por suyo tomarme». En 1498 intenta conseguir la plaza de cantor en la catedral de Salamanca, que pier- de ante Lucas Fernández, estrena una Égloga y marcha a Roma. En Roma, Juan del En- cina cuenta con el aprecio y protección de los Papas Alejandro VI (el Papa Borgia), Julio II (el Papa guerrero) y León X (el Papa Medici), de los que obtiene, respectivamente, be- neficios de la diócesis de Salamanca, la arquidiócesis de Málaga y el Priorato Mayor de la catedral de León. Además, consta documentalmente que, frente a ciertos problemas con el cabildo de Málaga, obtuvo de León X bula sobre la diligencia de su ausencia, para que estando fuera de su iglesia, en corte de Roma, por suya propia causa o ajena, no pudiese ser privado, molestado ni perturbado, no obstante la institución, erección o estatutos de la dicha igle- sia. En 1513 presenta la Égloga de Plácida y Victoriano, su última obra poética, en la casa del cardenal de España ante el Papa. También existe constancia documental de los altos representantes eclesiásticos que disfrutaron de dicha representación en un ambiente poco edificante. En 1519 se ordena sacerdote, y el Papa le otorga plaza en la catedral de León. Ese mismo año peregrina a Tierra Santa, recogiendo su experiencia en un libro de viajes. En 1523, tras la muerte de León X, ocupa su plaza en León, donde permanece has- ta su muerte en 1529. En 1534 se trasladan sus restos a Salamanca donde es enterrado bajo el coro de la catedral. El académico Clemente Terni le define como «cantore per natura e per scuola, compositore, poeta e dramaturgo, Encina non è solamente, come si suol dire e scrivere, il padre del teatro spagnolo, ma anche uno dei cardini della música rinascimentale, special- mente se si inquadra nella storia delle forme musicali».

83

Su Cancionero es el primer libro español de este tipo de un solo autor. Solo recoge texto, pero no se puede obviar la presencia de la música porque no se encuentren penta- gramas; está en sus villancicos, género del que se considera maestro, en sus romances y en sus Églogas, ya que la música y la danza eran usadas en su representación. Rafael Mitjana afirma que en las Églogas la música juega un papel tan importante que algunas de ellas pueden considerarse como verdaderas zarzuelas u óperas cómicas. Si bien no se visualiza la música en su propio Cancionero, encontramos en otros muestra de su genio, así en el Cancionero Musical de Palacio se conservan 63 obras, me- reciendo una atención inusitada (un 14% de sus 458 obras) entre otros grandes autores como Millán, Pedro de Escobar, Francisco de la Torre, Francisco de Peñalosa, , Juan de Urrede, Juan de Triana, , Juan de Cornago, y otros muchos menos afamados. También conocemos su música por el Cancionero de Segovia, el de Upsala, el de Barcelona, el de Elvas, el Frottole de la Biblioteca Marucelliana, un manuscrito florentino y la Defensa de la Música moderna, de João IV de Portugal. 31. Escobar, Pedro de (Oporto, 1465-Evora c. 1535). Músico portugués que desarrolló su profesión en España y cuyas obras profanas conocidas se escriben sobre textos en castella- no. Estuvo en la capilla de Isabel I la Católica hasta 1499 y fue el maestro de capilla en la catedral de Sevilla entre 1507 y 1514. De él conocemos obras en el Cancionero Musical de Palacio, en el Cancionero Musical de Elvas, Manuscrito 2/3 de Tarazona, Códice 21 de la catedral de Toledo, Biblioteca Colombina manuscrito 5-5-20. Aunque durante mu- cho tiempo se pensó que era la misma persona que Pedro do Porto, recientes investigacio- nes han demostrado que no es así. 32. Escobedo, Bartolomé (c. 1500-1563). Estudió y fue miembro del coro de la catedral de Salamanca. Compañero de Cristóbal de Morales en Roma en la capilla papal, donde pasó buena parte de su vida desde 1536. En el registro de entrada se dice que es sacerdote de Zamora; se ausenta en 1541 y reaparece en 1545 hasta 1554. Obras suyas en los códices 13, 15 y 17 de la catedral de Toledo y en Capilla Sixtina, ms. 39 (misa soggetto cavatto Philippus Rex Hispaniae). 33. Espinar, Jerónimo. Maestro de capilla de la catedral de Ávila. Fue el primer maestro de Tomás Luis de Victoria. 34. Espinel, Vicente (1550-1624). Vicente Espinel es un curioso personaje que, al igual que Bermudo, no destacó co- mo compositor, pero sí es una figura destacada tanto de la música como de las letras. Estudió, de forma no continuada, en Ronda, Salamanca y Granada, donde obtuvo el grado de Bachiller en Artes a los 39 años. Hasta ese momento había vivido de su voz, su guitarra, y de sus esporádicas épocas de militar, así como de beneficios eclesiásticos con- cedidos aun antes de ordenarse y que perdió por su poca ordenada vida. Justo es a los 39 años cuando da un giro a su vida y, aunque sigue con su costum- bres poco edificantes, se ordena sacerdote a los 41 años; más tarde, a los 49, obtiene en Alcalá el título de Maestro de Artes.

84

Generalmente es recordado como el creador de la estrofa «espinela», en el mundo de las letras, y en el de la música por añadir la quinta cuerda a la guitarra. Prácticamente amigo de todo el mundo (Góngora o los hermanos Leonardo y Lu- percio de Argensola, por ejemplo), admirado por muchos (Lope de Vega o Alonso de Er- cilla, por citar dos), favorecido por las grandes casas (como muestra, el duque de Medina Sidonia o el hijo del conde de Puñoenrostro) y por la Iglesia (citemos al Obispo Francisco Pacheco de Córdoba o al también Obispo Fadrique Vargas Manrique), le permitió el ac- ceso a mucha información, lo que unido a su fino ingenio le permitió ser el autor de una abundante producción en la crítica y comentario de muchas obras y actividades de su tiempo, opiniones generalmente acertadas y aceptadas, lo que le convierte en una fuente de información sobre el arte y la sociedad de gran valor. 35. Espinosa, Juan de. Ministril al servicio de Fernando II el Católico. Nos han llegado dos obras en el Cancionero Musical de Palacio. Autor de libros de teoría musical: Retractatio- nes de los errores e falsedades que escribió Gonzalo Martínez de Biscargui (Toledo, 1514), Tractado de principios de música práctica e theórica sin dexar ninguna cosa atrás (Toledo, 1520) y Tractado breve de principios del canto llano (Toledo, c. 1520). 36. Esquivel, Juan de (Ciudad Rodrigo, c. 1562-c. 1625). Maestro de capilla de la catedral de Oviedo, en 1585 de Calahorra, de Ávila, y de Ciudad Rodrigo desde 1608. Autor de Missarum liber primus (Salamanca, 1608), Motecta festorum et dominicarum (Salamanca, 1508), Psalmorum, hymnorum, Magnificarum, et B Mariae quatuor antiphonarum de tempore, necnon missarum tomus secundus (Salamanca, 1513). 37. Fermoselle, Diego de: Hermano de Juan del Encina. Mantuvo la cátedra de música de la Universidad de Salamanca (1503-1522) y nos ha llegado una obra suya en el Cancionero Musical de Palacio. 38. Fermoselle, Juan. (Véase Enzina, Juan del). 39. Fernandes, Gaspar (1566-1629). Maestro de capilla. Portugués de origen, fue maestro de capilla de la catedral de Puebla. 40. Fernández de Castilleja, Pedro (1480-1574). En 1497 ingresa en la catedral de Sevilla, donde llega a ser el maestro de capilla desde 1514 hasta su fallecimiento. Le sucede Fran- cisco Guerrero. Podemos encontrar sus obras en el Manuscrito 2/3 de Tarazona, y en el Archivo capitular Sevilla ms. 1. Gozó de gran prestigio, siendo esta una de las razones de que mantuviera el cargo durante sus últimos años a pesar de que su salud no le permitía ejercerlo, encargándose de sustituirle Guerrero. 41. Fernández Hidalgo, Gutierre (c. 1553-1620). Fue el músico hispano más importante en la América del XVI. Maestro de capilla en las catedrales de Bogotá, Quito, Lima, Cuzco y Sucre. 42. Fernández Palero, Francisco (Tendilla, 1533-Granada, 1597). Alrededor de 1533 nace en Tendilla, en la provincia de Guadalajara, a menos de 30 km al suroeste de su capital. Era descendiente de Martín Fernández Palero, secretario y camarero del cardenal Mendoza. Pocos datos existen de su biografía, hasta que a la edad

85 de 20 años figura como ganador de la oposición a la plaza de capellanía de órgano de la Capilla Real de Granada. La Capilla Real de Granada fue creada en 1504 por los Reyes Católicos, mediante Real Cédula, para albergar sus restos mortales dentro de la catedral de la recientemente conquistada ciudad andaluza. Para tal fin, y para que perdure, se crea legalmente la insti- tución y se determinan sus estatutos, se le asigna un lugar, la capilla propiamente dicha construida entre 1505 y 1517, y se la dota de medios económicos y de los servidores pre- cisos, entre ellos los que atenderían las cuestiones musicales. Mantuvo todo su esplendor hasta que en el reinado de Felipe II, al finalizar en 1584 la construcción de El Escorial, se sitúa en este lugar la capilla funeraria de la casa Real Española, tras lo cual se inicia un lento declinar. La Capilla fue desde su creación una institución de gran relevancia en la península. En cuanto al apartado musical, contaba con una capellanía de órgano que fue ocupada por Pedro de Villada (posteriormente en la catedral de Sevilla) y Juan Doyz (que ganó su plaza en 1544 en competencia con Francisco de Peñalosa, y que en 1552 pasó a la catedral de Málaga), incluidos ambos por Juan Bermudo en el grupo de los más grandes tañedores es- pañoles de mediados del siglo XVI. La Capilla fue puesta bajo la advocación de san Juan Bautista y san Juan Evangelista, lo que sin duda tuvo que ver con el recuerdo del Príncipe Don Juan, fallecido en 1497. En 1552 Juan Doyz es nombrado racionero de la catedral de Málaga, dejando va- cante la plaza de la capellanía de órgano, que es ganada por oposición por Palero, que permanece en la Institución hasta su muerte. Pese a su juventud debía ser admitido como maestro, ya que en el Libro de cifra nueva de Luys Venegas de Henestrosa figuran trece obras con su nombre, teniendo 24 años en el momento de su publicación (Alcalá, 1557). En 1558 es nombrado organista de la catedral de Sigüenza por el cabildo de la misma, «por estar informados de que era uno de los más insignes del reyno». No debe ol- vidarse la importancia de la catedral de Sigüenza en los siglos XV y XVI, siendo algunos de sus obispos Pedro González de Mendoza (el cardenal Mendoza) o Fadrique de Portugal y contando en su nómina con músicos como Cristóbal de Morales, Mateo Flecha el Viejo, Francisco Salinas o Hernando de Cabezón. Como Palero no deja su puesto en Granada, es nombrado en su lugar Francisco Sa- linas, el gran músico y teórico, que por aquella época retornaba a España tras dejar su cargo de maestro de capilla en la corte de Nápoles; tal era su relevancia que inspiró la «Oda a Salinas» de Fray Luis de León y obtuvo el reconocimiento de Vicente Espinel, que afirmó que era el más docto varón en música especulativa que ha conocido la anti- güedad. En 1561 es nombrado maestro de capilla de la Real de Granada el onubense Ro- drigo de Ceballos, al que debió unir amistad, ya que, a la muerte de este último, Palero fue su albacea testamentario. En 1566, Palero es reprendido por hablar mucho en el coro, cumplir mal las misas a su cargo, faltar con frecuencia a su oficio de organista, tomar partituras y usar mangas de

86

seda; por motivos iguales o similares se reprende a Rodrigo de Ceballos. Pero a Palero se le añade otra amonestación, la de tocar al órgano música profana, seguramente sus glosados. En 1569 Salinas es nombrado organista en la catedral de León, y el cabildo de la catedral de Sigüenza vuelve a llamar a Palero. Ante su negativa es nombrado Hernando de Cabezón. En 1585 es encargado por el cabildo de la catedral de gestionar el pago a Tomás Luis de Victoria de unos libros de música, lo que parece mostrar que conocía su obra y que debió tener contacto con él, al menos epistolar. En 1591 se da vista a una causa motivada por su enfrentamiento con Ambrosio Cotes, maestro de capilla, muestra del fuerte carácter de ambos. Por otro lado, este tipo de rencillas entre autoridades de similares cargos no eran raras en los cabildos catedrali- cios. En los 44 años que estuvo en la Capilla Real fue designado, en varias ocasiones, jurado en los tribunales de acceso a diversos puestos musicales, tanto en Granada como en Málaga, así como consejero en la adquisición o reparación de órganos de la ciudad. Como recompensa a sus servicios se le concedió el derecho a ser enterrado en la propia Capilla Real. El 26 de septiembre de 1597 fallece Francisco Fernández Palero en Granada. 43. Figueroa, Bernardino de (¿?-1551). Primer maestro de la Capilla Real de Granada. 44. Flecha el Joven, Mateo (Prades, 1530-Solsona, 1604). Sobrino de Mateo Flecha el Viejo. Ingresa como niño cantor en la capilla musical de las Infantas María e Isabel, hijas de Carlos I y hermanas de Felipe II, en Arévalo (Ávila) en 1543. En este puesto estuvo bajo la dirección de su tío. Ingresa en la orden del Carmelo en 1552 y se traslada a Valencia. Probablemente en esta época, siendo su tío maestro de capilla de la corte del duque de Calabria, recopi- la las Ensaladas de Flecha el Viejo. En 1564, como tarde, se traslada a Roma, donde sufre prisión por una deuda. En 1568 obtiene licencia de su orden para trasladarse a la corte austriaca, como capellán de la emperatriz María. Ese mismo año publica en Venecia Il Primo Libro de Madrigali, donde él mismo se presenta como «capelano de la Imperatrice nostra signora et músico de la M. Cesarea». En 1570, al fallecer Maximiliano I, pasa al servicio de Rodolfo II, que en 1579 le concede la dignidad de Abad de Tihany (Hungría). En 1581 publica en Praga las Ensaladas de su tío Mateo Flecha el Viejo. Ese mismo año, la emperatriz retorna a España al enviudar, fijando su residencia en el Mo- nasterio de las Descalzas Reales, en Madrid. Nuestro autor la acompaña en el viaje y permanece un tiempo a su lado.

87

En 1585 Tomás Luis de Victoria inicia su retorno a España, para ser nombrado capellán de la emperatriz María, sucediendo en este cargo a Mateo Flecha el Joven, aunque no es nombrado hasta 1586, tomando posesión del cargo en 1587. En 1586, Fle- cha retornó a la corte de Rodolfo II, en la ciudad de Praga. En 1599 abandona la orden carmelita e ingresa en la de los benedictinos, retornan- do a España como abad del Monasterio de la Portella (Solsona), donde fallece. 45. Flecha el Viejo, Mateo (Prades, 1481-Monasterio de Poblet, 1553). Hablaremos de él posteriormente al ser uno de los autores del programa. 46. Franco, Hernando (Galizuela, 1532-1585). Niño de coro en Segovia. Músico que se tras- ladó a las Américas en 1554. En 1575 maestro de capilla de la catedral de Méjico (1575- 1585). 47. Fuenllana, Miguel de (Navalcarnero, c. 1500-Valladolid, 1579). Desde 1560 al servicio de Isabel de Valois (esposa de Felipe II). Vinculado a la corte de Felipe II hasta 1568. Sirve a la marquesa de Tarifa. Entre 1574 y 1578 en la Capilla Real de Sebastián de Por- tugal. Autor del Libro de música para vihuela intitulado Orphenica Lyra o, de forma abreviada, Orphénica Lyra, que se publica en Sevilla en 1554 con 188 obras en 6 volú- menes. Citado por Bermudo como uno de los mejores tañedores. 48. García de Basurto, Juan (Calahorra, c. 1490-1546). En 1517 cantor de la catedral de Tarazona y en 1518 su maestro de capilla. En 1521 maestro de la Iglesia del Pilar de Za- ragoza y, en ese mismo año, maestro de capilla de la catedral de Palencia, hasta 1524. En 1539 aparece al servicio de la emperatriz Isabel. En 1539, maestro de capilla del cardenal Juan de Tavera. En 1543, primer maestro de la capilla del príncipe Felipe (Felipe II). Maestro de capilla de la catedral de Tarazona. Se conservan poca obras, en el Códice 5 de la catedral de Tarazona y en el Maestro de Luis de Milán, habiéndose perdido la mayor parte, entre otras los Dichos de Pasión en Tarazona y Lamentaciones y libro de motetes de diversos autores. 49. García Zorro, Gonzalo (c. 1548-1617). Es el primer autóctono de Sudamérica que accede al grado de maestro de capilla. 50. Garcimuñoz. No tenemos ningún dato de la biografía de este autor que poder ofrecer, pues o no existen o no los conocemos. Sí podemos hablar de su música, de la que encon- tramos tres muestras en el Cancionero Musical de Palacio: «Pues bien para esta», «Una montaña pasando» y «Ya murieron los placeres». Lo más destacable de Garcimuñoz, desde un punto de vista histórico, quizás sea la segunda obra citada. Junto a otras dos obras del mismo cancionero, «Por las sierras de Madrid» y «Tú que vienes de camino», ambas de Francisco de Peñalosa, conforman los primeros vestigios de ensaladas. Muchas discusiones se mantienen sobre si se trata de ensaladas o de una evolución musical que desembocaría en un género que alcanza su máximo esplendor con los Mateo Flecha, el Viejo y el Joven.

88

Sobre este género dice Margit Frenk: «La ensalada era un genero poetico-musical que se caracterizaba sobre todo por la intercalation de citas de cantares, refranes, rimas in- fantiles, romances, pasajes biblicos en latin, etc., en medio de un texto un tanto extenso, frecuentemente narrativo, frecuentemente alegorico, que se iba interrumpiendo a cada pa- so, cambiando de situation, de ritmo y de tono. Abunda en muchas de ellas el dialogo, y suelen tener elementos claramente teatrales»3, añadiendo: «Es difícil dar una definición más concreta del género, por la gran flexibilidad que lo caracteriza. […] En otras palabras, todo es posible en este género». Considerando lo dicho, podríamos considerar a la obra de Garcimuñoz la más anti- gua Ensalada conocida, ya que reúne algunas de las características más propias del géne- ro, reúne tres textos independientes («Ay triste de mi ventura», «Madre mia, muriera yo» y «Super flumina babilonis»), combina distintos metros y concluye con una sentencia en latín. Bajo este prisma, podríamos considerar a Garcimuñoz el padre de un estilo musical tan genuinamente español. 51. Guerrero, Francisco (Sevilla, 1528-Sevilla, 1599). (Se trata de él posteriormente al ser uno de los autores del programa). 52. Guerrero, Pedro (Sevilla, c. 1520-¿?). Compositor. Hermano y primer maestro de Fran- cisco. Fuenllana lo recoge en su Orphenica Lyra. Estuvo relacionado con la catedral de Sevilla y en 1560 era cantor en Santa María la Mayor de Roma. Suyo es el Liber primus Epigramatum Petri Guerrero Hispalensis a 4, 5 y 6, que, adquirido por Joao IV des- apareció en el Terremoto de Lisboa de 1755. Se conservan de él 3 Obras en el Cancione- ro de Medinaceli y algunas intabulaciones para vihuela. 53. Gutiérrez de Padilla, Juan (c. 1590-1664). Maestro de capilla de la colegiata de Jerez de la Frontera. Se trasladó a Sudamérica, donde en 1629 era maestro de capilla de la catedral de Puebla, siendo previamente asistente de Gaspar Fernandes. 54. Infantas, Fernando de las (Córdoba, 1534-c. 1610). Huérfano de padre desde los doce años, parece que recibió una esmerada formación musical de Alonso de Vieras, maestro de capilla de la catedral de Córdoba, que contaba con una capilla «bien dotada de cantores y ministriles»; en este ambiente también pudo coincidir con Rodrigo de Ceballos. En 1558 se traslada a la corte y recibe la protección de Felipe II, del que, según parece, fue consejero. Vivió en Roma entre 1572 y 1597; en 1577 tiene un enfrentamiento con Gregorio XIII y Palestrina por la reforma tridentina del canto llano, llegando a terciar en su defensa Felipe II. En 1584 abandona la música para dedicarse en exclusiva a la Teo- logía. Publicó Sacrarum varii Styli cantionum liber 1, 2 y 3 (Venecia, 1578-1579), y Plura modulationum genera quae vulgo contrapuncta appellantur super excelso Gregoria- nu canto (Venecia, 1579). 55. Lagarto, Pedro (c. 1475-1543). Realizó toda su carrera en la catedral de Toledo, desde mozo de coro a maestro de capilla. Sus obras pueden encontrarse en los Cancioneros Mu- sicales de la Colombina, de Palacio y de Segovia.

3 Frenk, Margit. «La poesía de González de Eslava: Entre la vieja España y la nueva». Calíope: journal of the Society for Renaissance and Baroque Hispanic Society, vol. 4, nº 1-2, 1998, pp. 72-85, ISSN 1084-1490. 89

56. Lobato, Diego (c. 1538-c. 1610). Primer mulato maestro de capilla, lo fue del Convento de san Andrés en Quito. 57. Lobo, Alonso (Osuna, 1555-Sevilla, 1617). Infante de coro de la catedral de Sevilla a los once años. Se licenció en la Universidad de Osuna, donde también llegó a ser maestro de capilla de la colegiata. Ayudante de Francisco Guerrero en Sevilla entre 1591 y 1593. Sintió gran admiración por su maestro Guerrero, del que usó sus temas en la composición de misas parodias. Desde 1593 fue el maestro de capilla de la catedral de Toledo, donde sin duda tuvo que tener contacto con la obra de Cristóbal de Morales. En 1604 pasa a ser el maestro de capilla de la catedral de Sevilla hasta su muerte. También tuvo relación epistolar con Tomás Luis de Victoria. Aunque su nombre era prácticamente desconocido hasta hace pocas fechas, va ocupando poco a poco el lugar que le corresponde entre los más grandes compositores españoles, como ya era reconocido en su tiempo, tal como muestran los muy prestigiosos cargos que ostentó. Liber primus missarum (Madrid, 1602). Institución Colombina, Archivo de música de la catedral de Sevilla, Libro de polifonía nº 16, Him- nario para los santos de Sevilla (copia del XVIII). En el catálogo del archivo de música del Monasterio de San Lorenzo del Escorial, de Samuel Rubio, figuran varias obras en los li- bros de facistol. 58. Logroño, Francisco (Toledo, ¿?-Santiago de Compostela, 1571). Compositor. Maestro de capilla de la catedral de Santiago de Compostela desde 1536 hasta su fallecimiento, en 1571. Libro de diez misas entregado al cabildo desaparecido como casi toda su obra, ex- cepto lo que se le atribuye en el códice 5 de Tarazona y en ms. 5 y 6 del archivo capitular de Santiago de Compostela. 59. Mena, Gabriel (¿?-1528). Poeta y músico, miembro de la capilla de Fernando II de Aragón (¿1500?-1516) y del Almirante de Castilla Don Fadrique Enríquez. Nos han lle- gado 19 obras musicales en el Cancionero Musical de Palacio, y respecto a su labor como poeta, figura en el Cancionero General de 1511. 60. Milán, Luis de (d. 1506-1559). Según el profesor Escartí, fue destinado a la carrera ecle- siástica, aunque finalmente se casó. Es posible que estuviese al servicio de los virreyes de Valencia, posteriormente al servicio de Juan III de Portugal, al que dedicó su libro El Maestro, y en 1542 vuelve a la corte de Germana de Foix y el duque de Calabria en Va- lencia. Es el primer autor español de un libro de tablatura para la enseñanza de un instru- mento, El Maestro (Valencia, 1536). Además, sus obras no son versiones de las de otros autores, sino de elaboración propia. También publicó libros no de música, pero de intere- sante información al respecto, a saber, El libro de motes de damas y caballeros (1535) y El cortesano (1561). 61. Millán, Francisco. Compositor. Cantor en la capilla de Fernando II el Católico. Poste- riormente en la capilla de Don Fadrique Enríquez, Almirante de Castilla. Se conservan 25 obras en el Cancionero Musical de Palacio. 62. Morales, Cristóbal (Sevilla, c. 1500-Málaga 1553). Compositor.

90

Nació en Sevilla y murió en Málaga, según unos, o Marchena, según otros. En una continuidad temporal casi ininterrumpida, forma con Guerrero (1528-1599) y Victoria (1548-1611) la tríada de platino en un Siglo de Oro. Morales, maestro de Guerrero, y es- te, amigo de Victoria. Fue niño cantor en la catedral de Sevilla, maestro de capilla en Plasencia, miembro de la capilla papal con Pablo III, donde fue compañero de Jacques Arcadelt, Bartolomé Escobedo, Constanzo Festa y Pedro Ordóñez. Volvió a España como maestro de capilla de la Catedral Primada de España, Tole- do, donde fue maestro de Francisco Guerrero y donde siguió componiendo. Los trabajos de Michael Noone sobre el códice 25 de la catedral de Toledo nos han aportado docu- mentación de gran valor con obras de Morales, la mayor parte, y otros autores, entre ellos Guerrero. Posteriormente entra al servicio del duque de Arcos, en Marchena, de donde pasa a ser maestro de capilla de la catedral de Málaga hasta su muerte. Escribió 22 misas, 81 motetes, 18 Magníficat, 11 himnos y 5 conjuntos de lamen- taciones, aparte de unas pocas obras profanas. Casi toda su composición es sacra, pero no exclusivamente, como fue luego el caso de Victoria. En sus misas se inspiró tanto en mo- tetes de Josquin des Prez o Nicolas Gombert, como en los temas de las canciones «Dezil- de al caballero» (Cancionero de Upsala) o «La caça» (ensalada de Mateo Flecha). Sus obras se editaron múltiples veces y por toda Europa, ante una aceptación tan general y amplia de su obra que le convirtieron en un auténtico éxito para las imprentas. Sin embargo, dada la amplia admiración e interés que causa entre musicólogos y amantes de la polifonía, llama la atención que la producción discográfica sea muy escasa. Publicó Missarum Liber primus y Missarum Liber secundus (Roma, 1544). 63. Morata, Ginés de. De su biografía no se conocen datos excepto que fue el primer maestro de la capilla de los duques de Braganza. Sus obras pueden encontrarse en el Cancionero Musical de Medinaceli (12) y diversos manuscritos de la capilla de los duques de Bragan- za. Aún siendo escasa la producción musical que nos ha llegado, los entendidos le valoran como un compositor de primera línea. 64. Mudarra, Alonso (c. 1510-Sevilla, 1570). Muy niño entra al servicio del duque del Infan- tado, con el que estuvo en Italia en 1529 acompañando a Carlos I. En 1546 es nombrado clérigo de la catedral de Sevilla, donde permanece hasta su muerte. En Sevilla coincidió con Francisco Guerrero, con el que colaboró. La obra que le ha hecho famoso son sus Tres libros de música en cifras para vihuela (Sevilla, 1546), siendo la obra más famosa «Fantasía que contrahaze la arpa a la manera de Ludovico». 65. Narváez, Luis de (Granada, c. 1500-1547). Nuestras primeras noticias son que en 1538 estaba al servicio del comendador mayor Francisco de los Cobos, al que dedica su libro. Tras la muerte del condestable en 1547, entra al servicio de Carlos I, y es también maes- tro de cantorcicos de la capilla de Felipe II en 1548. Ese mismo año acompaña a Felipe II en su viaje junto a Cabezón.

91

En cuanto a su habilidad como intérprete, podemos recordar las palabras del escri- tor y cortesano Luis Zapata en su Miscelánea (1593): «Fue en Valladolid en mi mocedad un músico de vihuela llamado Narváez, de tan extraña habilidad en la música, que sobre cuatro voces de canto de órgano de un libro echaba en la vihuela de repente otras cuatro, cosa, a los que no entendían la música, milagrosa, y a los que la entendían, milagrosísima». Como se ha indicado, su obra fundamental es Los seys libros del Delphin de música de cifras para tañer Vihuela (Valladolid, 1538), donde se incluyen las primeras diferen- cias para vihuela. El Delphin eclipsó su trabajo en el campo de la polifonía. 66. Navarro, Juan (Marchena, c. 1530-Palencia, 1580). Es seguro que conoció a Cristóbal Morales, del que se le supone discípulo. Coincidió y tuvo relación con Juan Bermudo y Francisco Guerrero. Cantor en la catedral de Málaga hasta 1555. Entre 1562 y 1564 es maestro de capilla en la Colegiata de Valladolid (posteriormente catedral); de 1564 a 1566 es maestro de capilla de la catedral de Ávila, donde es maestro de Tomás Luis de Victoria, pasando a la catedral de Salamanca hasta 1574, en que se traslada a Ciudad Ro- drigo hasta 1578: ese año toma posesión de su último destino: maestro de capilla de la ca- tedral de Palencia. Es autor del libro Psalmi, hymni ac Magnificat totius anni (Roma, 1590), editado póstumamente por Francisco Soto de Langa. También lo encontramos en el Cancionero de Medinaceli. En el Archivo de la catedral de Valladolid, en un manuscrito de la Parro- quia de Santiago de Valladolid y en la catedral de Málaga. Vicente Espinel lo califica de «gran compositor», Eslava dice de él que sus obras son «realmente magistrales» y Samuel Rubio resalta que era el autor preferido de las capillas de «Ávila, Burgos, Cuenca, Évora, Capilla Real de Granada, Guadalupe, Murcia, Palen- cia, Plasencia, Salamanca, Segovia, Sevilla, Toledo, Valladolid y Zaragoza». Juan Navarro ha atraído la atención de nuestros musicólogos actuales. 67. Ordóñez, Alfonso (Extremadura, ¿?-Palencia, 1551). En 1529 era maestro de capilla de la catedral de Santiago de Compostela, puesto que ocupó hasta 1536. En 1541 ya era el maestro de capilla de la catedral de Palencia, donde permaneció hasta su muerte. 68. Ortiz, Diego (Toledo, ¿?-Nápoles, ¿?). Maestro de capilla de los virreyes de Nápoles hasta 1570, en el que se le pierde la pista. Publicó el Trattado de glosas sobra cláusulas y otros géneros de puntos en la música de violones nuevamente puestos en luz (Roma, 1553), para viola de gamba y clavicémbalo, y Musices liber primus hymnos, magnificas, Salves, mo- tecta, psalmos (Venecia, 1565), de polifonía. También se encuentran obras suyas en ma- nuscritos de la Biblioteca Vaticana y de la Biblioteca Nacional de Austria y en el Silva de Sirenas de Valderrábano. 69. Pastrana, Pedro de (Toledo, ¿?-d. 1548). Al iniciarse el siglo, figura como cantor en la capilla musical de Fernando II de Aragón, entre 1527 y 1534. Posteriormente, en 1535, es maestro de capilla de la de los duques de Calabria. En 1547 es nombrado maestro de la capilla del príncipe Felipe. Podemos encontrar sus obras en el Cancionero Musical de El- vas, en el Cancionero Musical de Barcelona, en el manuscrito Tarazona, ms. 17 y en el códice 21 de la catedral de Toledo. Se le atribuye una pieza del Cancionero de Uppsala.

92

70. Peñalosa, Francisco de (Talavera de la Reina, c. 1470-Sevilla, 1528). Generalmente acep- tado como el compositor más relevante de su época, es sin duda el de más amplia produc- ción conocida, y del que se conserva una obra más completa; sin embargo, por razones desconocidas, no ha motivado una investigación biográfica y musicológica suficiente. Trató todos los géneros, tanto sacros, litúrgicos o no, como profanos, con villanci- cos, canciones y una ensalada. En 1498 es nombrado capellán y cantor de la Capilla Real del rey Fernando I de Aragón. Cantor y profesor de música en la corte de los Reyes Católicos. En 1503 se le asigna el mayor sueldo hasta ese momento en la Capilla Real. Permaneció en este puesto hasta la muerte de Fernando II en 1516. En 1506, por influencia del Rey, es nombrado canónigo de la catedral de Sevilla «en ausencia», aunque diversos litigios hacen que los beneficios correspondientes no sean reales hasta muchos años después. En 1511 es nombrado profesor de música del infante don Fernando, futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. En 1512, Lu- cio Marineo Sículo cita a Francisco de Peñalosa como «Pignalosa musicorum princeps». En 1517 viaja a Roma después de la muerte de Fernando II de Aragón, entrando al servicio de la Capilla Papal, donde parece que fue el cantor predilecto de León X. Coin- cide con Antonio de Ribera y Juan Escribano. En 1520 vuelve a Sevilla, donde forma parte del cabildo catedralicio, aunque no de la capilla musical. Algunos autores le consi- deran el eslabón entre la generación de Josquin des Prez y Cristóbal de Morales. Entre otras fuentes, podemos encontrar obras suyas en el Cancionero Musical de Palacio, en el Cancionero Musical de Barcelona, en el Arte novamente inventada para aprender a tanger de Gonzalo de Baena, en el libro de polifonía núm. 12 de la Biblioteca de la Universidad General de Coímbra o en el manuscrito 2/3 de Tarazona. Por su origi- nalidad y revolucionaria estructura, llama la atención su obra «Por las sierras de Madrid», recogida en el Cancionero Musical de Palacio. Coincide temporalmente con Cristóbal de Morales niño del coro, y algunos autores suponen que pudo participar en su formación. Falleció el 11 de abril de 1528 en Sevilla, siendo enterrado en su catedral. 71. Peraza, Francisco de (Salamanca, 1564-Sevilla, 1598). En 1584 gana su plaza como or- ganista de la catedral de Sevilla, despidiéndolo en 1590 por una larga ausencia no autori- zada, aunque lo restableció en el cargo al año siguiente. Solo se conserva de él un tiento en la Facultad Orgánica de Correa de Arauxo, «Medio registro alto de Primer Tono», que ha sido calificado como extraordinario. Vicen- te Espinel se refiere a él, «el virtuoso Francisco de Peraza», como uno de los cuatro gran- des del órgano junto a Cabezón, Salinas y Diego del Castillo. Por su lado, Francisco Gue- rrero dijo de él que «tenía un ángel en cada dedo». Amigo de Francisco Guerrero y maestro de Correa de Arauxo, fue retratado por Francisco Pacheco, suegro de Diego Velázquez, al que se debe una colección de retratos de hombres ilustres, que incluye el único retrato conocido de Francisco Guerrero. En la restauración del Monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes (Palencia) aparecieron unos pocos papeles sueltos con música, entre ellos una «Hoja suelta. Tamaño

93

folio, “quarto tono media dulçayna de Peraza a dos tiples”» que, estudiado por Ismael Fernández Cuesta, le lleva a pensar que entre todos los músicos de la saga de los Peraza, la obra es del «amigo de Francisco Guerrero». 72. Pérez de Alva, Alonso (-1504). Cantor de la catedral de Sevilla en 1482. Cantor y ca- pellán de la Reina Isabel I en 1491. En ese mismo año es nombrado maestro de capilla de la catedral de Sevilla, desaparece en 1497 y reaparece en el cargo en 1503 hasta su muer- te en 1504. Podemos encontrar sus obras en el Cancionero Musical de Palacio y en el Manuscrito 2/3 de Tarazona. 73. Pérez Materano, Juan (¿?-c. 1561). Primer maestro de capilla del Nuevo Mundo (Carta- gena de Indias). Obtuvo dos licencias para publicar su libro Canto llano y canto de órgano (1554 y 1560), pero no parece que se editase o ha desaparecido. 74. Pisador, Diego (Salamanca, 1510-d. 1557). Publicó el Libro de música de vihuela (Sala- manca, 1552). De los siete libros fundamentales de la música instrumental española, es el que tiene un número significativo de erratas, y su autor parece el menos competente, con gran valor histórico pero poco musical. Criticado por Juan Bermudo en su Declaración de instrumentos musicales diciendo: «Si los buenos componedores de canto de órgano que hay en España supiesen sacar y mudar las cifras en punto, verían la música que algunas llevan, indigna de nombre de música». 75. Ponce, Juan (c. 1476-d. 1520). No se sabe prácticamente nada de su biografía. Nos han llegado 12 obras suyas en el Cancionero Musical de Palacio. 76. Porto, Pedro de. Cantor de la capilla de Isabel I, entre 1489 y 1499. Hasta fechas recien- tes se ha confundido con Pedro de Escobar, aunque modernas investigaciones parecen demostrar que no lo son. Solo se conserva un Magníficat en el Códice 2/3 de Tarazona. 77. Raval, Sebastián (1550-1604). Compositor. Tras ser herido en el sitio de Maastricht fijó su residencia en Italia. En 1593 edita un libro de madrigales a 5 en Venecia; en 1591, otro en Roma con madrigales a 3, 5 y 8; en Venecia, en 1593, Il primo libro di canzonette a quatro voci. Maestro de capilla de la corte virreinal de Palermo. 78. Ribera, Antonio de (¿?-¿?). Compositor. De biografía prácticamente desconocida, casi solo se conoce de él que estuvo como mozo de coro y cantor en la catedral de Sevilla apren- diendo de Alonso Pérez de Alva y de Francisco de la Torre hasta 1498; después no se sabe nada de él hasta que aparece en 1520 en la capilla pontificia, no estando en sus nóminas en 1529, volviendo a desaparecer. Su obra sacra conocida se conserva en el ma- nuscrito 2/3 de Tarazona. Por otra parte, nos han llegado dos obras en el Cancionero Musical de Palacio. 79. Ribera, Bernardino de (¿?-¿?). Maestro de capilla de la catedral de Ávila de 1559 a 1562, tiempo en el que fue el maestro de Tomás Luis de Victoria, en opinión de muchos enten- didos un «maestro decisivo». En 1562 pasa a ser maestro de capilla de la catedral de To- ledo. 80. Rivaflecha, Martín de (c. 1479-1528). También llamado Rivafrecha. Maestro de capilla de Palencia en 1503, paréntesis entre 1521 y 1523, donde aparece en Calahorra, y vuel-

94

ve a Palencia. En ese intervalo la catedral de Santiago de Compostela intenta contratarlo. Hay obras suyas en el manuscrito de la Biblioteca Colombia, ms. 5-5-20, y en el manus- crito 454 de la Biblioteca de Catalunya. 81. Robledo, Melchor (¿Segovia?, c. 1510-1586). Compositor. Entre 1549 y 1566 maestro de capilla de la catedral de Tarragona. En 1569 maestro de capilla en la Seo de Zaragoza hasta su muerte. Casi todas sus obras en manuscritos posteriores a 1600, Manuscrito 6 de la Biblioteca del Orfeón Catalán, Manuscrito 2 de la Colegiata de Alquezar. Manuscrito ms. 4 del Archivo Capitular de Tarazona y ms. 8. Perdido un libro con cuatro pasiones. Muy considerado en España y Sudamérica. 82. Ruimonte, Pedro (Zaragoza, 1565- Zaragoza, 1627). Se supone que aprendió con Mel- chor Robledo. Mozo de la capilla del archiduque Alberto de Austria. Desde 1601 hasta 1614, maestro de música de la capilla y cámara de sus Altezas Serenísimas. Autor del Missae Sex IV, V, et VI vocum (Amberes, 1604), Cantiones Sacrae IV. V. VI. et VII. vocum et Hieremiae Prophetae Lamentationes sex vocum y el Parnaso Español de Madrigales y Villancicos a quatro, cinco y seys (Amberes, 1614). En manuscritos encon- tramos obras suyas en El Escorial y en la Seo de Zaragoza. 83. Salamanca, Roque de (¿?-¿?). Maestro de capilla de la catedral de Salamanca. Catedrático de Música de la Universidad de Salamanca entre 1590 y 1593. 84. Salinas, Francisco (Burgos, 1513-Salamanca, 1590). Estudió en la Universidad de Salamanca. Al servicio del Arzobispo de Compostela con el que se traslada a Roma cuando es nombrado cardenal en 1538, donde traba amistad con Tomás Luis de Victoria y Orlando di Lasso. En- tre 1553 y 1558 es organista de la capilla del virrey de Nápoles con el maestro Diego Ortiz. Entre 1559 y 1563 es organista de la catedral de Sigüenza, y de la catedral de León, entre 1563 y 1567. Catedrático de Música en la Universidad de Salamanca (1567-1590). Es uno de los más grandes entre los teóricos musicales, habiendo publicado en esta materia Musices liber tertius (Burgos, 1566) y De música libri septem (Salamanca, 1577). No nos ha llegado composición alguna. Fue uno de los más admirados músicos de su época. Baste recordar la «Oda a Sali- nas» de Fray Luis de León, o los elogios al «divino Salinas» de Vicente Espinel. 85. Sánchez de Badajoz, Garci (Écija, c. 1460-c. 1526). Músico y poeta, nos han llegado ocho obras en el Cancionero Musical de Palacio. 86. Santa María, Tomás de (¿-1570). Organista y teórico de la música, es conocido sobre todo por esta última faceta, siendo obligada su consulta para conocer las normas a seguir en su tiempo en la composición de los glosados. Destaca su libro Arte de tañer fantasía (Valla- dolid, 1565). Sobre él dice la musicóloga Maricarmen Gómez Muntané: «… se nos presen- ta hoy como una prefiguración muy acertada y transcendente de lo que será el acompa- ñamiento continuo barroco». 87. Soto, Francisco. Fue un organista compañero de Antonio de Cabezón en la corte. Pode- mos encontrar obras suyas en el libro de cifra nueva de Venegas de Henestrosa. 88. Soto de Langa, Francisco (Soria, 1534-Roma, 1619). Posiblemente fue de la catedral del Burgo de Osma. En 1561 ingresa como cantor en la capilla del Papa, donde permaneció 95

hasta su jubilación en 1611, siendo durante cinco años el maestro de capilla. Participó acti- vamente en el Oratorio de san Felipe Neri, para el que compuso gran cantidad de laudes, algunas de las cuales publicó en cinco antologías. Fue amigo de Tomás Luis de Victoria. 89. Tapia, Francisco de. Maestro de música del colegio de infantes de Toledo. Podemos en- contrar alguna de sus obras en Instituto Español de musicología, ms. 1. 90. Tordesillas. Compositor del que se conservan obras en el Cancionero Musical de Palacio y en el Manuscrito 2/3 de Tarazona. 91. Torre, Francisco de la (¿Sevilla?, c. 1460-Sevilla, 1507). Lo encontramos en 1464 como cantor de la capilla de la catedral de Sevilla, hasta 1485. En 1483 en la Capilla de Fer- nando II el Católico como capellán cantor, hasta 1494. Entre 1497 y 1503 ejerce de ma- estro de capilla de la catedral de Sevilla por ausencia de Pérez de Alva. Se encuentran obras suyas en el Cancionero Musical de Palacio, en el Cancionero Musical de Segovia, en el Cancionero Musical de la Colombina, en el Manuscrito 2/3 de Tarazona, en el Manus- crito 5 de la catedral de Valladolid y en los códices 1 y 21 de la catedral de Toledo. Su responsorio «Ne recorderis» es una de las dos composiciones polifónicas del rito de difun- tos más antiguas de Europa, y se encuentran copias en numerosas fuentes españolas, por- tuguesas y de Hispanoamérica; la otra es «Libera me Domine de Juan de Anchieta». Francisco de la Torre es especialmente conocido por la danza denominada la «Alta reco- gida» en el Cancionero Musical de Palacio. 92. Torrentes, Andrés de (c. 1510-d. 1604). Maestro de capilla de la catedral de Toledo du- rante tres periodos, desde 1539 hasta 1580. Encontramos obras de este autor en los Ma- nuscritos 10, 12, 13, 16, 17, 18, 25, 33, 34 de la catedral de Toledo. 93. Troya, Alfonso de (¿-1516). Cantor en la catedral de Palencia en 1479. En 1494 cantor en la catedral de Toledo. En Roma, antes de 1497, en la capilla Pontificia hasta 1515. Procurador en Roma del cardenal Cisneros. Hay 3 obras suyas en el Cancionero Musical de Palacio. 94. Valderrábano, Enríquez de (c.1500-c.1557). Prácticamente nada se conoce de su biograf- ía, e incluso las fechas de nacimiento y muerte que se han dado resultan muy discutidas. Solo se sabe que Juan Bermudo lo sitúa al servicio del conde de Miranda. Publicó el Libro de música de vihuela, intitulado Silva de Sirenas, o simplemente Silva de Sirenas (Valladolid, 1547), con 179 obras, cuyos géneros son denominados de muy diversas maneras, siendo de destacar que es la primera vez que aparece el término fu- ga. Se divide en siete libros: • Libro I: polifonía religiosa y 2 fugas a 3 (Vihuela sola). • Libro II: Segundo Libro de motetes y otras cosas para cantar contrabaxo y en otras partes tenor (1 voz y vihuela). • Libro III: el qual trata de motetes, canciones, villancicos y otras cosas para cantar en falsete (1 voz y vihuela). • Libro IV: para tañer dos juntos en dos vihuelas. • Libro V: el qual trata de fantasias (vihuela sola). • Libro VI: el qual trata de partes de misas, dúos, canciones y sonetos (vihuela sola).

96

• Libro VII: el qual trata de pavanas, y diferencias sobre guardame las vacas, y para discantar sobre el Conde claros, por dos partes con otro discante facil (vihuela sola). Su trabajo fue muy apreciado por Bermudo, sobre el que escribe: «…según lo hizo el excelente Anríquez». 95. Valera, Juan de (¿?-¿?). Fue maestro de capilla de la catedral de Sevilla entre 1505 y 1507. Una obra en el Cancionero Musical de Palacio. 96. Vásquez, Juan (Badajoz, c. 1500-d. 1572). Nació en Badajoz y murió en Sevilla. Generalmen- te se afirmaba que la fecha de su muerte era algo posterior a 1560, pero recientes investiga- ciones apuntan que era el maestro de capilla del duque de Medina-Sidonia en 1572. Ingresa como cantor en la catedral de Plasencia en 1511. No se vuelve a tener noti- cias suyas hasta 1530, cuando es contratado como cantor por la catedral de Badajoz y donde es nombrado el mismo año maestro de los niños cantorcicos; en 1535 sochantre, y en 1538 abandona Badajoz. En 1539 figura como cantor en la catedral de Palencia, desde donde se da a cono- cer en capillas y palacios castellanos, y en 1541 figura en Madrid como cantor de la capi- lla del Arzobispo de Toledo. En 1545 es nombrado maestro de capilla de la catedral de Badajoz; sobre 1548 se sabe que estuvo en la corte del duque de Braganza. En 1551 se traslada a Sevilla al servicio de Antonio de Zúñiga y establece contacto con Francisco Guerrero y, a través de este, con Cristóbal Morales y, según investigaciones más recientes, en 1572 era maestro de capilla del duque de Medina-Sidonia. La obra de Juan Vásquez era muy conocida en su época, incluso antes de ser edita- da, y así Valderrábano publica la versión para vihuela de «Quién me otorgase señora» 13 años antes que saliese de la imprenta la partitura de Vásquez. No solo conocida, era muy apreciada, y así Juan Bermudo, en su obra Declaración de instrumentos musicales, acon- seja el estudio de los villancicos de Vásquez junto a las obras de Cristóbal de Morales, Nicolas Gombert o Josquin des Prez. Conocemos tres libros publicados por él: Villancicos y canciones a tres y a cuatro (Osuna, 1551), Agenda defunctorum (Sevilla, 1556), y Recopilación de sonetos y villanci- cos a cuatro y a cinco voces (Sevilla, 1560), aunque debió escribir algunos más, según unos versos de Alonso de Barrera. Además, parte de su obra fue transcrita para instru- mentos por Miguel de Fuenllana (Orphénica Lyra), Diego Pisador (Libro de música de vihuela) y Enríquez de Valderrábano (Silva de Sirenas). 97. Venegas de Henestrosa, Luis (Écija, c. 1510-Guadalajara, 1570). Es conocido por su Li- bro de cifra nueva para tecla, harpa y vihuela (Alcalá de Henares, 1557). Aunque con gran valor histórico, especialmente por el sistema de cifra y por contener algunos autores de los que no hay otra fuente, es una edición muy criticada por los numerosos anónimos falsos, parodias, amputaciones y mezclas de diversos autores sin mucha justificación. 98. Victoria, Tomás Luis de (Ávila, 1548-Madrid, 1611). (Se trata de él posteriormente al ser uno de los autores del programa).

97

99. Vivanco, Sebastián de (Ávila, c. 1550-1622). Entró como niño del coro en la catedral de Ávila y, tanto por lugar como por fechas, se le supone maestros comunes con Victoria (Gerónimo de Espinar, Bernardino de Ribera y Juan Navarro). Fue maestro de capilla de la catedral de Lérida en 1576, maestro de capilla de la catedral de Segovia en 1577, en 1587 de la de Ávila, breve estancia en Sevilla y regresa a Ávila; en 1602, maestro de ca- pilla de la catedral de Salamanca, y en 1603, catedrático de música de la Universidad de Salamanca, año en el que recibe el grado de maestro de artes «honoris causa». La obra que nos ha llegado de este autor son tres libros: Liber magnificarum (Salamanca, 1607), Liber missarum (Salamanca, 1608), y Liber motectorum (Salamanca, 1610). El profesor Gray- son Wagstaff afirma que «en varios sentidos, el legado de Lobo y Vivanco es comparable al de Guerrero y Victoria. Los cuatro fueron compositores sumamente dotados que lleva- ron al límite viejos estilos y técnicas, cuya obra forma parte de un patrimonio universal». 100. Zorita, Nicasio (c. 1545-c. 1593). Sirvió en la catedral de Valencia. Maestro de capilla de la catedral de Tarragona en 1578. Nicassi Çorita Chori, Sanctae, metropolitane, Ecclesie Tarraconensis, Magistro motectorum que partim quartenis, partim quinis vocibus conci- nantur (Barcelona, 1584) y Manuscrito 6 del Orfeó Catalá.

Hasta aquí una breve relación de autores españoles del siglo XVI. Aunque son los que ma- yoritariamente centran la atención de Cancioneros Musicales Españoles, esta atención no es exclusiva; la definición de español en nuestro proyecto es algo más abierta que la simple nacio- nalidad de los autores, por ello es conveniente recordar también a unos pocos autores extranje- ros, que, usando alguna de las lenguas españolas en sus composiciones, o no, tuvieron gran transcendencia en la música ibérica. Aunque autores extranjeros estuvieron trabajando en la península ibérica antes del siglo XVI, el gran evento de la incorporación de la música flamenca al acervo cultural español se pro- duce tras la boda de Juana I de Castilla, «la Loca», con Felipe I de Castilla, «el Hermoso», que incorpora a su séquito la Grande Chapelle, con nombres tan destacados como Pierre de La Rue, , Thomas Crecquillon, y otros muchos. Baste aquí recordar a algunos de esos autores de relevancia para la música española del siglo XVI.

101. Agricola, Alexander (Gante, 1446-Valladolid, 1506). Como cantor estuvo en los Países Bajos, Milán, donde fue cantor de la capilla del duque, y en Florencia en la capilla de Lo- renzo de Medici; en la catedral de Cambrai, en la corte francesa y de nuevo en Florencia, en la catedral. Miembro de la «Grande chapelle» de Felipe I el Hermoso. Encontramos sus obras en los manuscritos «Firenze, Biblioteca del Conservatorio di Musica Luigi Cherubini, MS Basevi 2439», «Petrucci, Canti C numero cento cinquanta», «Rom, Biblioteca Casanatense, ms. 2856», «Firenze, Biblioteca Nazionale Centrale, MS Banco rari 229», «Petrucci, Harmonice musices odhecaton A» y «Hradec Králové, Krajske Muzeum, Knihovna, MS II A 7».

98

Muestra clara de su influencia en la música española, es la presencia de sus obras en el manuscrito «Segovia, Archivo Capitular de la Catedral, ms. s. s.», más conocido como Cancionero de Segovia. Fallece en Valladolid, en 1506 víctima de la peste. 102. Brudieu, Joan (c. 1520-1591). Francés, se traslada a España en 1538. Cantor y maestro de capilla de la Seo de Urgel hasta su muerte, excepto un año (entre 1578 y 1579) en que fue maestro de capilla de Santa María del Mar de Barcelona. Publicó De los madrigales, Barcelona, 1585. 103. Cerone, Pedro (1566-1625). Teórico italiano. Trabajó en la capilla de Felipe II y Felipe III de 1593 a 1606. Es conocido por su obra El Melopeo y Maestro, Nápoles, 1613. 104. Clemens non Papa, Jacobus (Ypres, c. 1510-c. 1556). Trabajó en San Donatien, en rela- ción con la corte de Carlos I; en Amberes, en Ypres y en Dixmuide. Podemos encontrar las siguientes obras suyas: Missa cum quator vocibus, 1556; Missa cum quator vocibus, 1557; Missa cum quinque vocibus, 1557; Missa cum quinque vocibus, 1558; Souter- liedekens, 1556; Recuil des fleurs produictes de la divine musicque a trois parties, 1560 (3 libros). Muestra de la presencia de su obra en España es el «manuscrito 769 de la Biblioteca de Montserrat». 105. Crecquillon, Thomas (¿1505?-¿1557?). Maestro de la capilla flamenca de Carlos I en Bruselas. Famoso fue por sus obras sobre el tema «Mort m’a privé», a 4v (Amberes, 1543), a 5v (Amberes, 1545), y la misa parodia de igual nombre (Amberes, 1546) dedi- cada a la muerte de la emperatriz en 1539. Publicado por Tielman Susato, Tiers livre de chansons, 1544, y por Du Chemin, Neufiesme livre, Unziesme libre, Douziesme libre, Sixiesme, Huictiesme y Trieziesme libres. En el ámbito español podemos encontrar obras suyas en el Libro de Cifra Nueva de Luis Venegas de Henestrosa. 106. Gombert, Nicolas: posiblemente discípulo de Josquin des Prez, maestro de mozos de la capilla flamenca, del que se le retira hacia 1540 por un escándalo de pederastia. Su obra se puede encontrar en el Cancionero de Uppsala (Dezilde al caballero), en la Silva de Si- renas de Enríquez Valderrabano, en el Liber quindecim missarum (Roma, 1536), en el Primus Libri viginti missarum (Paris, 1532), y en los Códices 10, 13 y 17 de Toledo. 107. La Rue, Pierre de (1452-1518). Perteneció a la «Grande chapelle», como cantor y com- positor, donde coincidió, entre otros, con Alexander Agricola. Es especialmente conocida su misa parodia «L’homme armé», basada en un tema popular. Podemos encontrar obras suyas en los Manuscritos de la Biblioteca de Montserrat 769 y 773, en el de Tarazona 3 y una larga lista.4 108. Obrecht, Jacobus (c. 1458-Ferrara, 1505). Aunque no estuvo en España, era muy consi- derado por nuestros grandes compositores del momento, muchos recogían su obra y estu-

4 Se puede consultar en Pierre de la Rue and Musical Life at the Habsburg-Burgundian Court, de Honey Me- coni, publicado Oxford University Press, 2003. 99

diaban sus técnicas y composiciones, y así lo encontramos en el Cancionero Musical de Segovia. 109. Wreede, Juan de. Más conocido por su nombre castellanizado, Juan de Urrede o Urreda. Maestro de capilla de Fernando II el Católico junto con Enrique, Francisco de la Torre, Juan Pérez de Gijón y Madrid. Obras en el Cancionero Musical de Palacio, en el de Se- govia, en el de la Colombina y en el manuscrito Tarazona 2/3. Especialmente celebrada su obra «Nunca fue pena mayor». Da idea de lo conocido y respetado que era, el hecho de que encontramos dos citas en el Juego trovado de Jerónimo del Pinar. Para nosotros tiene un significado especial su Pange lingua, obra polifónica a 4 vo- ces que usa como tema base el canto llano de la liturgia hispana, es decir es un Pange lin- gua «more hispano». Aunque muchos entendidos mantienen que la obra no era de gran calidad, lo cierto es que ha sido una de las obras más publicada de nuestra historia y ha servido como inspiración de gran cantidad de autores para escribir, a su vez, pangelinguas basados en el himno hispano, lo que llevó a nuestra Asociación a crear una línea de trabajo basado en el Pange lingua «more hispano», que ha dado lugar al programa de concierto del igual nombre y, esperamos que próximamente, a una publicación.

100