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Juan Eslava Galán 1000 SITIOS QUE VER en ESPAÑA al menos una vez en la vida

Introducción

n España no hay menos de cincuenta o cien mil lugares interesantes. Si en- Ecuestáramos a su población probablemente saldrían muchos más. Hace me- dio siglo que recorro los caminos de esta piel de buey (con los pingajillos

sueltos de sus islas) y si en ese tiempo he (por supuesto, la mejor), pero que cuan- aprendido algo es que sus tierras encie- do llega al lugar que le impusieron se des- rran un mundo increíblemente variado enfurruña rápidamente, en seguida capta (y variable) en todas sus manifestaciones sus ventajas, se acomoda a él y lo agrega visibles y tangibles y hasta en lo que no a la lista de sus lugares favoritos, o sea: se ve, en el carácter individualista de sus lo descubre con su acrisolada experiencia gentes. de viajero y a la vuelta de la excursión lo Una lista de mil lugares que vale la alabará ante los amigos como un descubri- pena visitar es necesariamente incomple- miento personal. ta, soy consciente de ello. Por eso he in- Este libro es, por lo tanto, una mace- tentado que mi censo fuera lo más equi- donia de lugares interesantes en la que he librado posible, que incluyera los lugares procurado incluir los variados gustos de esenciales de España para un afi cionado al los españoles. Soy consciente de que para arte, al paisaje, a los museos, a la gastrono- algunos lectores faltarán lugares (que qui- mía, a los lugares insólitos o misteriosos, a zá yo mismo habría incluido, de conocer- la historia, al exotismo, a las fi estas, a la los), pero también de que no sobran, de arqueología e incluso al lector, tan abun- que todos los que este libro incluye nos dante, que abomina de los viajes y cuando dejarán un recuerdo agradable o por lo quiere ver mundo se limita a conectar con menos inolvidable (pienso en ciertas fi es- el National Geographic Channel o adquiere tas que podríamos califi car de excesivas). una revista especializada. He procurado que no sea, ni parezca, una Estos mil lugares que presento aquí a exhaustiva guía de viajes. A veces, metido la benevolencia del lector conforman una en harina, mencionaré una escena que pre- lista que no pretende ser exhaustiva (obje- sencié, un retazo de conversación que al- tivo a todas luces imposible), pero sí equi- cancé a escuchar, una anónima opinión, librada y representativa del gusto del es- una refl exión… Si menciono una iglesia pañol medio, ese ser apacible y raramente quizá solamente lo haga para señalar un irritable que protesta mucho cuando se le capitel en el que aparece una escena sexual lleva la contraria, que no cede fácilmen- explícita que no debemos perdernos; si se- te cuando alguien le propone una meta de ñalo un museo quizá solo comente la exis- viaje distinta a la que él tenía en mente tencia de cierto cuadro, que puede no ser

el más famoso, pero que guarda cierto sería más tolerante y, por lo tanto, menos interés para el viajero curioso. Final- desdichado. Así como don Pío (Baroja) mente, para no hacerme prolijo, diré afi rmaba que el carlismo se quita leyen- que soy consciente de que los españoles do, me atrevería yo a afi rmar que la into- viajamos para comer y beber (aunque lerancia y la cerrazón se quitan viajando. siempre con otros pretextos, lo sé): por Además, el viaje siempre nos brinda mo- eso he tenido en cuenta las excelencias mentos de felicidad y armonía, ¿qué más gastronómicas de cada lugar… si las hu- podemos pedirle a la vida? Viajeros o no, biera. Incluso en alguna ocasión me he espero que disfruten del libro y que su lec- permitido aconsejar al lector que se lle- tura los estimule a visitar alguno de los lu- ve un bocadillo. gares aquí descritos. Siempre he pensado que el dinero me- jor gastado es el que invierte uno en viajar Cordialmente, y que si el español estuviera más viajado JUAN ESLAVA GALÁN

COMUNIDAD DE ANDALUCÍA Almería Cádiz Córdoba Granada Huelva Jaén Málaga Sevilla

Almería Almería, el espejo de la bahía

l pacífi co viajero, confrontado con el primer verso del himno de Almería (Guzla Ede gárrulo andaluz…), reprimirá la tentación de salir corriendo. Antes bien debe confi ar en que la ciudad, que no es responsable de ese desaguisado poético

perpetrado en los años treinta del pasado que hace cuarenta años, e incluso más re- siglo, lo compensará debidamente cuan- cientemente, eran aduares africanos achi- do deambule por sus calles y conozca a sus charrados por el sol y en lugar de la anti- amables y emprendedores habitantes. gua miseria (cantada por Juan Goytisolo Almería es una tierra de contras- en Campos de Níjar) encuentra ciudades tes. Está enclavada en el único desierto surgidas casi de la nada, de un urbanis- de Europa (que ocupa buena parte de su mo moderno y solvente, hasta es posible provincia, se interna en la vecina Gra- que un poco hortera quizá, y se admira de nada y sigue aumentando), pero en los la profusión de ofi cinas bancarias, tiendas llanos que esos cerros pelados y pedrego- de ocio y coches caros y de la multicultu- sos delimitan, en los que tantos spaghet- ralidad de la gente que pasa por la acera: ti westerns se rodaron en los años sesen- almerienses autóctonos, veraneantes nór- ta, han crecido vergeles bajo plásticos en dicos colorados como cangrejos, polacas y unos inmensos invernaderos en los que se rusas de bellas formas y ojos azules, mus- producen buena parte de las verduras ex- culosos donceles, subsaharianos de varia- tratempranas de Europa, un oro verde co- dos cantares, fi ables magrebíes y algunas diciado por los más exquisitos mercados. otras etnias minoritarias que en esta tie- El viajero regresa a pueblos de Almería rra cálida se funden y armonizan.

La catedral del sol luciente

l viajero espera encontrar una catedral y se encuentra, más bien, con un castillo, Euna iglesia-fortaleza rectangular de bien escuadrados sillares y hasta una torre del homenaje tardía (siglo XVII). La plaza de armas, ruidosa de acentos guerreros,

se ha transformado en un claustro silen- de Portocarrero: un sol con rostro humano cioso y recoleto (siglo XVIII) en el que nos del que parten destellos. ¿Hay algo de paga- sobresalta el alboroto de una paloma que no en esta súbita evocación solar o es sim- levanta el vuelo de un seto dormido. En plemente el adorno que quiere representar uno de los muros nos sorprende el relieve en la severidad castrense del entorno?

Entramos en el peculiar edifi cio co- con girola, separadas por pilares que sos- menzado en 1524 por el obispo Fernández tienen altas bóvedas nervadas en forma de de Villalán y ¿qué encontramos en su in- estrella. terior? Los perfi les militares quedaron fue- En el centro de la girola destaca la be- ra. Vemos una hermosa iglesia, tres naves llísima capilla sepulcral del Santo Cristo, levantada para cobijar el sepulcro de Fer- nández de Villalán, obra de Juan de Orea. Vale la pena contemplar sin prisa la histo- ria de la Redención que se narra en imá- genes en el retablo de la capilla mayor (si- glo XVIII). Entre las obras de arte que esta cate- dral atesora destacan tres lienzos de Alon- so Cano (La Anunciación, La Asunción y Santa Teresa), otros del artista fl amenco Wolfants y un Murillo que si no es de la mano del maestro debe de serlo de su es- cuela.

La Alcazaba que sube y baja montes

os califas de Córdoba fortifi caron Almería con una estupenda alcaza- Lba que guardaba el activo puerto a través del cual comerciaban con el Me- diterráneo y el Magreb. Una potente escuadra aquí radicada protegía

ese comercio y mantenía a raya a las po- este de la fortaleza se encuentra el baluar- tencias rivales cristianas o musulmanas. te del Espolón, una batería poligonal de La Alcazaba de Almería, reconstruida tras tipo Vauban, en su mayor parte restaurada el devastador terremoto de 1522, sufrió (1975-1980), que incorpora algunas mam- un paulatino abandono hasta que en el si- posterías originales. En el centro del patio glo XIX se desalojó al monipodio de men- hay una cisterna de tres naves. En la esqui- digos que habitaba sus ruinas y se acome- na no roeste de esta sección, junto al muro tió su reconstrucción. que la divide desde la parte central, hay Un empinado sendero enlosado nos una torre nazarí (siglo XV) con un mirador conduce a la puerta del primer recinto o en lo alto que atalaya la bahía y nos trae a albacara que en caso de peligro servía de la memoria los versos del moro melancóli- campamento de tropas auxiliares y de refu- co: «¡Valle de Almería: cuando te contem- gio de la población civil. Vigila la entrada plo siento mi corazón vibrar como vibra al la hermosa torre de los Espejos. En la punta ser blandida una espada de la India!».

En la parte central de la Alcazaba el vi- sitante se encuentra con un mundo de rui- nas y reconstrucciones pertenecientes a un palacio nazarí de la primera mitad del siglo XIV que reemplazó a otro anterior, cons- truido por el rey taifa Abu Yahya Muizz al- Dawla (1052-1091). Quedan restos de una arcada en ruinas y el complejo de baños públicos (reconstruido en 1975). En torno al palacio, vestigios de viviendas separadas, probablemente pertenecientes a miembros importantes de la corte del siglo IX. En la parte más alta de la fortaleza destacan las torres redondas, que derivan de una refortifi cación de 1492 a 1534. Es interesante la cisterna de dos naves bajo la parte central del patio.

Museo Arqueológico de Almería: el muro del tiempo

lmería es la primera provincia de España en importancia arqueológica, ade- A más de la esquina europea con menos precipitaciones y más horas de sol al año. Desde tiempos remotos ha sido tierra de acogida y puente entre gentes y culturas llegadas de África o de nominada Nube de Siret, homenaje al in- Europa en el cauce de la vía natural: Al- geniero belga Luis Siret (1860-1934), que mería, Hoya de Baza, Guadix, curso del llegó a Almería en 1880 contratado por la Guadiana Menor, pasos de Sierra Morena Compañía Minera de Sierra Almagrera y y anchuras de la Meseta central. consagró sus ocios a la arqueología exca- El museo de Almería, inaugurado en vando los yacimientos almerienses de los 2006, es uno de los museos más interesan- que proceden los tesoros arqueológicos del tes e innovadores de España y una visita museo. obligada para el viajero culto interesado Aparte de las colecciones de objetos en las culturas de El Argar y Los Millares, arqueológicos sobriamente expuestas con del III y II milenio antes de nuestra era, las criterios didácticos, destaca una columna más importantes de la prehistoria peninsu- estratigráfi ca de trece metros de altura que lar, ambas radicadas en tierras almerienses. atraviesa las tres plantas de la edifi cación En el vestíbulo del museo nos sorpren- y nos muestra los dieciséis estratos sucesi- de una espectacular estructura aérea de- vos, desde la roca madre hasta la actuali-

dad, que componen la secuencia histórica con los que los aristócratas del poblado de los yacimientos almerienses. se enterraban. Destaca el de una niña De los primeros asentamientos agrí- de alta cuna cuya familia muestra pres- colas y ganaderos del Neolítico pasamos tigio social y quizá dolor por su tempra- al poblado fortifi cado de Los Millares, su na desaparición dotándola de un esplén- vida cotidiana expuesta mediante obje- dido ajuar. tos de uso diario y un audiovisual y sus En la planta tercera, en la sala dedi- creencias de ultratumba a través de los cada a la época romana destaca el Baco ajuares funerarios encontrados en su ne- de Chirivel y una colección de lápidas crópolis. funerarias de esclavos, monedas, anzue- En la planta segunda, remontando el los, ánforas de salazones, de vino y acei- tiempo, entramos en el poblado de El Ar- te, ungüentarios de vidrio y cerámica de gar (II milenio antes de nuestra era), un terra sigillata. La sala siguiente, el Cubo recorrido en rampa y zigzag que reprodu- del Islam, nos presenta objetos proce- ce el acceso al poblado de Fuente Ála- dentes de la temprana república maríti- mo. Admiramos junto a la peculiar cerá- ma de Pechina y de la posterior Madinat mica argárica los impresionantes ajuares Al-Mariyya.

Ruta por la cultura de El Argar

a ruta de El Argar abarca varios poblados de la Edad del Bronce (entre L 1800 y 1300 a. C.). Destaca el de Antas, descubierto y excavado por Luis Siret.

El Argar, cultura que sucede a la de Los Los argáricos construyen casas rectan- Millares, se caracteriza por la explotación gulares divididas internamente por ta- y comercialización de yacimientos mine- biques y sepultan a sus muertos indivi- rales, los avances en técnicas agropecua- dualmente en cistas o pithoi (pithos). En rias, el cuidado de las vías de comunica- el yacimiento se puede observar como la ción y una organización social y fronteriza cultura de la muerte está muy desarrollada más compleja. en los túmulos funerarios.

Cuevas de Almanzora (Cueva Museo)

a población de Cuevas de Almanzora no solo ofrece típicas viviendas troglodi- Ltas, monumentos diversos y arquitectura popular, también cuenta con diecisie- te kilómetros de moderna y bella costa.

Merece la pena pasear tranquilamen- completa colección de utensilios que te por sus calles para contemplar bellos muestran cómo se desarrollaba la vida monumentos y las casas burguesas de es- cotidiana de los modernos trogloditas, tilo barroco y neoclásico. Es de especial una vida sorprendentemente cómoda interés la Cueva-Museo, de mediados del si la comparamos con la de otros con- siglo XX, con tres habitaciones: vestíbu- temporáneos suyos: al menos el efecto lo-distribuidor-almacén; cocina-come- cueva les garantizaba una temperatura dor y dormitorio. agradable tanto en invierno como en En la Cueva-Museo observamos una verano.

Poblado prehistórico de Los Millares

l viajero por tierras almerienses no debe perderse una visita a Los Millares, un Epoblado que fl oreció entre los años 2600 y 1800 a. C. aproximadamente. Está en el término de Santa Fe de Mondújar, bien señalizado, no tiene pérdida.

Los habitantes de Los Millares, qui- bres. Desde el promontorio se pueden ob- zá unas 1500 personas, se dedicaban a servar hasta un total de quince fortines la metalurgia del cobre aprovechando exteriores emplazados en las elevaciones la cercanía de la sierra de Gádor, donde cercanas. explotaban buenos yacimientos de este En Los Millares destacan las necrópo- mineral. El poblado, al que puede acce- lis con tumbas colectivas en cuevas arti- derse cómodamente en automóvil, está fi ciales. Los ricos ajuares hallados en es- situado en un promontorio defendido tas tumbas sugieren la existencia de una por los barrancos del cauce del río An- sociedad organizada y muy avanzada en darax y la rambla de Huéchar. Esta es- cuanto a creencias y complejos ritos fu- tratégica posición le permitía controlar nerarios. las vías de acceso. La cultura de Los Millares enlaza la Tras visitar el centro de interpretación, Edad de Piedra con la de los Metales. Sus el visitante recorre el poblado rodeado pobladores utilizaban todavía la piedra por tres murallas sucesivas jalonadas por para fabricar las diferentes armas, dioses torres de planta semicircular y bastiones y utensilios domésticos, pero ya incorpo- defensivos, que también pudieron servir raban herramientas de cobre como mate- para almacenar excedentes alimenticios, rial novedoso de trabajo y de comerciali- fundamentalmente trigo, cebada y legum- zación.

Desierto de Tabernas (Almería)

media hora escasa de Almería visitamos Tabernas, el único desierto de Eu- A ropa, 2000 km2 de tierras áridas y montes pelados delimitados por las sierras de Filabres y Almadilla.

Los cerros pedregosos que confor- Convertido en Parque Natural y centro man el territorio tabernario constituyen ecológico de primer orden, Tabernas pre- un bello conjunto paisajístico en el que senta un paisaje sugestivo y una biodiver- predominan sus espectaculares tonos sidad única en colores y texturas. Para rea- blanquecinos, azafranados y grisáceos. lizar una estimulante excursión debemos En Tabernas llueve poco, pero cuando proveernos del equipo necesario, un calza- lo hace se emplea tan a fondo que sus do adecuado y agua en abundancia, sin ol- cauces secos o ramblas se convierten en vidar un buen desayuno de tostadas regadas torrentes. En ellos, al amparo de la esca- con el excelente aceite de Tabernas, quizá sa humedad, crecen verdes adelfas, pitas acompañado del rico embutido de la zona. y chumberas. Una fauna menor de la- El pintoresco pueblo de Tabernas, lim- gartos, erizos, grajillas, vencejos, alcara- pio, blanco, sin tejados, al amparo de un vanes y cogujadas introduce una pince- cerro pelado, cuenta con una arquitectu- lada de vida en la estática estampa del ra popular adaptada para retener la esca- yermo. sa lluvia.

Un poblado del Oeste americano

n Tabernas el viajero descubrirá un paisaje de cine, el desierto que tantas veces Eha contemplado en spaghetti westerns como El bueno, el feo y el malo o La muerte tenía un precio, asociados a los nombres del director Sergio Leone y

el músico Ennio Morricone. Los produc- tores cinematográfi cos rodaron mucho en estas soledades entre las décadas de 1960 y 1980 debido a su similitud con los desiertos norteamericanos. Después la industria decayó, pero aún puede vi- sitarse un espectral poblado del Oeste por cuya única calle pasearon actores y actrices ilustres, como Clint Eastwood, Sean Connery, Anthony Quinn, Clau- dia Cardinale, Alain Delon, Brigitte

Bardot, Raquel Welch y Orson Welles, 1969, cuando era soldado en Almería (a entre otros. falta de Afganistanes, el Ejército alquilaba Cuando los peliculeros encontraron sus tropas a los peliculeros). La película, otros países más baratos donde rodar (un de Sergio Leone, se tituló Agáchate, maldi- exceso de picaresca local también contri- to. No debimos de agacharnos lo sufi cien- buyó a ello), el poblado quedó desierto y te, porque, después de una larga jornada abandonado, pero algunos extras locales de rodaje, suprimieron la escena. Desco- no se resignaron a morir y constituyeron razonado, me metí a escritor. un Parque Temático del Poblado del Oes- Media docena de antiguos extras, uno te que aún atrae a los turistas más cinéfi - de los cuales asevera haber visto una teta los. En el poblado no falta la característica a Claudia Cardinale en el curso de un ro- calle principal donde los pistoleros cele- daje, matan sus melancolías y se ganan bran sus duelos, con su saloon, su ofi cina la vida escenifi cando peleas para los vi- del sheriff y calabozo, su tienda-colmado, sitantes en un ambiente que ya conocen su barbería, su hotel y su ofi cina bancaria. los espectadores de la película 800 balas, En las afueras, un fuerte de troncos verti- de Álex de la Iglesia (2002). Aparte de cales con sus torres de vigilancia y su más- presenciar el breve espectáculo el visitan- til vacío añora la guarnición de soldados te puede alquilar un caballo para pasear azules con pañuelos amarillos al cuello, por el desierto, visitar el jardín de cactus los «cuchillos largos», como los llamaban o disfrutar de las áreas de juego tanto para los indios. El que esto suscribe intervino los pequeños como para los mayores. Hay de extra en uno de estos fi lms, verano de restaurante con buffet y piscina.

Isla de San Andrés

omo antesala del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, el viajero divisa la Cpequeña isla de San Andrés, una ballena varada frente al municipio de Car- boneras, a 400 metros de la playa de la Puntica. Destaca la rica pradera

de alga vidriera que crece en su superfi cie abarca dos islotes (la «isla grande» y la y otorga un tono negruzco a sus limpias y «isla chica»). En sus numerosas grutas y claras aguas. Es un lugar privilegiado para cuevas habita una importante fauna ma- bucear y a ello se aplican, con deleite y rina compuesta por castañuelas, meros, aplicación, numerosos escudriñadores del mojarras, doncellas, tordos, sargos, obla- fondo marino. Otros, más domésticos y das, espetones y charranes, esos pacífi cos mansos, nos conformamos con el Natio- animales que buscan aislamiento y repo- nal Geographic. so. También lo habitan gaviotas y golon- Su hectárea y media de extensión drinas de mar.

Agua Amarga y un antiguo crimen pasional

i el viajero desea un pueblo marinero apacible y tranquilo, con barcas de pesca Stodavía en activo reposando en sus bonitas playas frecuentadas por nudistas, debe visitar Aguamarga o Agua Amarga.

Otro de sus encantos es un casco urba- ro Pérez Pino, hermano del marido de su no bien conservado de casas blancas con hermana (su cuñado), y la boda se había ventanas de azules (un detalle muy medi- fi jado para el 23 de julio de 1928. La no- terráneo hoy casi perdido en nuestra pe- che de la víspera, ya con el cura avisado nínsula) y balcones llenos de fl ores. y el banquete listo, la novia se fugó con En los alrededores del pueblo, en direc- su primo Francisco Montes, del que esta- ción a la vecina Carboneras, entre fron- ba enamorada. El cuñado afrentado, José dosos huertecicos, se encuentra una impo- Pérez de nombre, persiguió a los amantes, nente mole de origen volcánico, coronada y cuando los alcanzó, a una legua escasa, con una torre y un faro en funcionamiento. mató al muchacho de un tiro de escope- En estos parajes se sitúa el histórico ta e hirió a la cojita. Le cayó cadena per- cortijo del Fraile, donde se desarrolló el petua que al fi nal se quedó en ocho años, drama rural propio de la España profun- como siempre ocurre. Una cruz blanca da que inspiró a Federico García Lorca sus pintada sobre un balate señala el lugar Bodas de sangre. Francisca Cañadas, la hija exacto donde José mató a Francisco, fren- del encargado del cortijo, una muchacha te al cortijo de la Capellanía, en la vecina guapa y cojita, estaba prometida a Casimi- barriada de Los Martínez.

Carboneras

l viajero recordará los carteles de los años sesenta que el Ministerio de In- Eformación y Turismo editaba para captar turistas. El pueblo de la imagen era Carboneras: playas mediterráneas, pintorescas casas blancas, ventanas de

color azul y ocre, junto a turistas, hippies, Bien, todo eso se ha mantenido mila- caballeros en burro-taxis. Los 16 kilóme- grosamente y, además, se ha moderniza- tros de costa resguardada por el islote de do con todas las comodidades inventadas San Andrés y la suculenta oferta gastro- desde entonces sin que el pueblo perdiera nómica, basada en pescados y mariscos, su encanto. sumada a la hospitalidad de los habitan- El nombre del pueblo nos recuerda que tes de Carboneras, prometían un gran fu- en el siglo XVI la Corona construyó el cas- turo turístico. tillo de San Andrés para descorazonar a

los contrabandistas. Los carboneros que ríes, aunque fue rehecha en tiempos cris- actuaban estacionalmente en la comar- tianos. ca acabaron asentándose al amparo de la Si el viajero desea una playa más tranqui- fortaleza y se convirtieron en marineros, la diríjase a la del Algarrobico, a cuatro ki- agricultores y ganaderos. lómetros de Carboneras, dirección Mojácar, El edifi cio más antiguo de Carboneras, ya Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. En la torre del Rayo, tiene basamentos naza- ella se rodó, en 1962, Lawrence de Arabia.

Parque Natural Cabo de Gata-Níjar

l Parque Natural Cabo de Gata-Níjar es de origen volcánico y en- E globa el espacio protegido marítimo-terrestre de mayor superficie y relevancia ecológica de todo el mar Mediterráneo occidental europeo.

Ostenta la Carta Europea de turismo sos- El Cabo de Gata es a la vez cuna de tenible. civilizaciones y vía de paso de múltiples Junto al faro del cabo de Gata, el via- culturas que dejaron huella. En su espacio jero encuentra los arrecifes de las Sirenas, podemos encontrar asentamientos neo- uno de los paisajes más espectaculares de líticos, restos fenicios, griegos, romanos, España. Abruptos y oscuros roquedos que musulmanes. La diversidad histórica de la contrastan con el mar azul y una vegeta- zona hace de este lugar un sitio único para ción y fauna singulares. observar la evolución de nuestra cultura.

Mojácar, patria del Índalo

l pueblo de Mojácar se asienta sobre un balcón natural con vistas al magnífi co Epaisaje de las estribaciones de la sierra de Cabrera. Llama la atención lo bien conservado que se encuentra y la amabilidad y hospitalidad de sus gentes.

Al viajero atribulado por el estrés la- el tiempo tiene aquí otro ritmo. Embe- boral, por la deriva del cónyuge y de los lésese en la contemplación de sus casas hijos, el acoso fi scal, la marcha de la Liga blancas, de perfi les redondeados, casi or- de fútbol y otros sinsabores de la vida gánicos, con sus ventanas y celosías azu- moderna lo confortará deambular despa- les. Durante el paseo podemos admirar sus cio por sus calles estrechas y escalonadas interesantes monumentos, como la iglesia mientras nota, con sorpresa y alivio, que de Santa María o la fuente de los Doce

Caños, foro de las mujeres mojaqueñas fi gura esquemática inspirada por una pin- que acudían con los típicos cántaros en tura rupestre que representa a un hombre la cabeza para abastecerse de agua. Es tra- o a un dios cuyos brazos abiertos sostie- dición que en este histórico lugar se fi rmó nen media circunferencia sobre su cabe- la entrega de los pueblos de la comarca a za (¿el arco iris, un arco de caza, un salu- los Reyes Católicos. El mirador del Casti- do al sol?). llo ofrece impresionantes vistas del valle Los índalos de otros tiempos, pintados de las Pirámides y un mapa a vista de pá- con almagre (arcilla roja), solían colgarse jaro de la costa subyacente, con sus pla- a la puerta de casas y cortijos para alejar yas abiertas y sus calas recónditas. Des- los malos espíritus. Adquiera uno y al re- pués de contemplar la puesta de sol y de greso a su gran urbe de cemento y acero, colmar los pulmones con el yodado aire de humos y agobios, póngalo en el recibi- marino, abiertos los apetitos terrenales dor de su hogar o quizá en su estudio, so- tras la colmatación del espíritu, degusta- bre la gaveta en la que guarda la corres- remos las ricas tapas locales en algunas de pondencia bancaria. sus tabernas o cenaremos relajadamente La localidad cuenta con variada oferta antes de entregarnos al sueño reparador entre deportiva y folclórica, como la po- o a la íntima tarea que la humana natura pular corrida de cintas a caballo, que se demanda; en esto cada cual obre según su celebra el día 28 de agosto. Las mocitas albedrío y ganas. solteras colocan sus cintas en una cuerda De las artesanías locales mencionare- para que las ensarten los mozos del pueblo mos solo los llamados «muñecos mojaque- corriendo a caballo. ros» (el Índalo local). La Almería artísti- Se cree que en Mojácar nació Walt ca y arqueológica tiene por símbolo esta Disney.

Barrio de la Alfarería de Sorbas

n encantador pueblo blanco colgado sobre un barranco es la primera vi- Usión que recibe el visitante que llega a Sorbas por el camino de la costa. Se cree que su nombre signifi ca «olla de arena», en alusión a su acendrada tradición alfarera atestiguada por varios safían la ley de la gravedad. Notables son hornos medievales y mantenida en los al- las viviendas de aristócratas y terratenien- fares abiertos al público de su barrio de la tes como el duque de Valoig, el marqués Alfarería o las Cantarerías. del Carpio o el duque de Alba. El visitante pasea por las calles estre- En los alrededores del pueblo, direc- chas y empinadas para recrearse en los es- ción Níjar, se encuentra el Paraje Natural pléndidos miradores instalados sobre el del Karst conocido como «Yesos de Sor- vacío, como nidos de golondrina que de- bas», entre la sierra de los Filabres y la de

Cabrera. Vale la pena embarcarse en una lómetros de galerías horadadas en la roca excusión para admirar las más de mil ca- de yeso, una roca cristalina que devuelve, vidades excavadas, con gran cantidad de con poderoso refl ejo, la luz del casco mi- galerías de estalactitas y estalagmitas, y ki- nero del visitante.

El Malecón de Garrucha

res puertos, el deportivo, el comercial y el pesquero justifi can que desde el Tsiglo XVIII la burguesía almeriense y la de otras provincias andaluzas se afi - cionara a veranear en la playa de las Escobetas de Garrucha. Terratenientes y propietarios de minas, y posteriormen- y descansar a orillas del Mediterráneo. te la clase media y los turistas, convivían En época nazarí el pueblo era conocido en el Malecón, precioso paseo marítimo como Almorac. En el siglo XVI se consoli- de casi dos kilómetros, con pintorescas ta- dó como uno de los puertos pesqueros más bernas de pescadores y lujosos restauran- importantes del Mediterráneo. tes donde triunfan, sobre cualquier otro Merece la pena levantarse al amanecer condumio, los famosos gambones de Ga- para asistir a la salida de los barcos pes- rrucha, de textura y sabor exquisitos, pro- queros y luego aguardar su regreso a media cedentes de los caladeros locales. tarde para asistir, en la lonja del puerto, a Garrucha es un lugar ideal para pasear la subasta del pescado fresco.

Subasta de pescado en Adra

dra, la antigua Abdera descrita por el geógrafo griego Estrabón, es un pue- Ablo monumental de tradición marinera y agrícola. Un paseo por su casco antiguo muestra al viajero la grandeza de esta población, con sus murallas, casas señoriales como la del marqués de al original sistema de subasta, la variedad Valdecañas, y edifi cios religiosos como la de especies marinas que afl oran en las re- iglesia de la Inmaculada Concepción. des, entre ellas el pez poéticamente llama- El excitado revoloteo de las gaviotas do «pija de príncipe». anuncia la llegada a puerto de los hom- Merece el esfuerzo una visita de corte- bres de la mar tras la faena pesquera. Es el sía al patrón de Adra, san Nicolás de To- momento de encaminarse al puerto para lentino, domiciliado en la ermita de San presenciar (o participar en) las subastas Sebastián, delimitación del yacimiento ar- de pescado de la lonja, entre las siete y queológico del cerro de Montecristo. Este ocho de la mañana y entre las seis y sie- edifi cio del siglo XVII en forma de cruz la- te de la tarde. El profano admirará, junto tina, ubicado sobre el antiguo cementerio

romano de la ciudad, atesora lápidas fune- racterísticos de la Alpujarra. Las mudan- rarias con inscripciones latinas y vestigios zas se ejecutan por parejas, si bien en el de la antigua industria de la salazón y el robao el número de intérpretes aumenta garum, aquella nauseabunda salsa hecha al producirse el «robo» de la mujer por de entrañas de pez fermentadas al sol que parte de un grupo de hombres. La música los romanos apreciaban como condimen- que acompaña a estos bailes es la misma to universal de todo tipo de platos y bebi- del trovo; destacan el laúd, la , das. Tenía el eructo tan poderoso que, se- el violín y la guitarra, acompañados por gún el poeta latino, podía decirse: «Ecce, las castañuelas. garum est». Son los abderitanos singularmente afi - Para los más festeros, cerca de Adra, cionados a las tracas japonesas en sus feste- en Alquería, se celebra en la última se- jos, una afi ción que también ha arraigado mana de agosto la manifestación folcló- en la granadina Cúllar Vega, donde tiran rica de las «Mudanzas y robaos». Se trata medio millón de petardos para celebrar la de bailes unidos a la «fi esta del trovo» ca- resurrección de Jesús. Eso es devoción.

Vélez-Blanco, el castillo expoliado

a preciosa localidad de Vélez-Blanco, al norte de la provincia de Almería, Lentre Murcia y Granada, disfruta de espléndidos paisajes de fuertes con- trastes, mar azul, bosques frondosos y zonas áridas. En su suelo no es difícil

encontrar vestigios de antiguos poblado- de Caravaca, el del Mesón, el de la Plaza, res desde el Paleolítico acá. el de la Alameda, etc.). Como sede que fuera del poderoso mar- Cuando se visita Vélez-Blanco hay que quesado de los Vélez, la ciudad cuenta con reponer fuerzas degustando las sabrosas y un interesante patrimonio arqueológico y nutritivas migas de harina, acompañadas monumental. Destaca el imponente castillo con remojón picante, pimientos asaos, de los Fajardos, de estilo renacentista (1506- uvas, rábanos y aceitunas picadas al estilo 1515), con su notable torre del homenaje y local (aliñadas con ajos, cáscara de naran- el patio revestido con mármol de Macael ja, romero y tomillo). De postre, los «bil- que el antiguo propietario del castillo ven- baos» y los «mantecados dormidos». dió a un americano que lo desmontó piedra En el término municipal se encuentra a piedra y se lo llevó a Nueva York (hoy se la cueva de los Letreros (en el cerro Mai- contempla en el Metropolitan Museum). món), con sus interesantes pinturas rupes- Deambulando por calles estrechas y re- tres, entre las que destacan las fi guras del torcidas unas; rectas y anchas otras, sor- Brujo, el grupo de las mujeres fecundantes prende la abundancia de fuentes y aljibes y la fi gura del Índalo, con los brazos alza- (el de los Cinco Caños, el de la Novia, el dos en forma de arco.

Iglesia de la Encarnación de Vélez-Rubio

l viajero que pretenda visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación Ede Vélez-Rubio (uno de los edifi cios religiosos más característicos y valiosos del barroco almeriense y andaluz), deberá partir con tiempo sobrado, ya que

por el camino le van a salir al paso las municipales responsables de su manteni- majestuosas casas señoriales, unas barro- miento (me refi ero al mantenimiento del cas, otras modernistas y algunas con estilo patrimonio, no del terremoto, que este ya propio, el llamado estilo «velezano», que se mantiene solo). adornan su casco monumental, sin me- El templo consta de tres naves, con nospreciar las igualmente interesantes ca- planta de cruz latina, y una enorme cú- sitas de arquitectura popular. pula coronando el crucero. Son admira- La mencionada iglesia de la Encarna- bles el retablo mayor, de Francisco Zesta ción fue erigida en 1573 por el marqués (1769-1777), y las ricas capillas laterales de los Vélez y restaurada tras el famoso te- en las que encontramos notables imáge- rremoto de Lisboa (1755), que causó casi nes, entre ellas un san Antonio de Salzi- tantos estragos en el patrimonio andaluz llo. Su grandiosa fachada está fl anqueada como la suma de los párrocos y regidores por dos torres de 37 metros de altura.

El puerto de Aguadulce

guadulce es uno de los puertos andaluces más glamurosos, aunque de mo- Aderna construcción. En esta localidad predomina el turismo con posibles procedente tanto de Almería como del resto de la Península. La dolce vita

se prolonga sin estridencias hasta altas ho- las artes de la navegación explorarán las ras de la madrugada, con una excelente recónditas calas de aguas transparentes y oferta comercial y de ocio. serenas en las que les precedieron los mer- Por la mañana, mejor temprano, el caderes fenicios, los piratas berberiscos, límpido aire apenas maculado por el aro- los corsarios ingleses y el inmortal Ulises, ma de los churros, el puerto de Aguadul- si es que llegó a este punto, lo que es du- ce presenta la otra cara tranquila, playas doso pero no absolutamente imposible a cristalinas bajo un cielo azul infi nito. Los poco que le echemos imaginación y bue- que gustan del mar y se han iniciado en na voluntad.

Alpujarra almeriense (tierra de vinos)

l abrigo de Sierra Nevada se encuentra la Alpujarra almeriense, quizá una Atierra pobre para vivir, pero cuyo paisaje condensado y prolijo, agreste y ver- tical, resuelto en quebradas y hondones, es de los más hermosos que podemos

contemplar en la piel de buey de España. nosas que fl uyen de la entraña de la tierra La Alpujarra es rica en aguas y vinos que, a 47,5 °C. En otros pueblos alpujarreños, si no curan, alivian los males del cuerpo y como Benahadux, no está de más detener- los del espíritu. Los pueblecitos blancos o se en la zona arqueológica de la antigua del color mineral de la pizarra aparecen y Urci, ciudad iberorromana citada en las desaparecen entre espectaculares vistas de fuentes clásicas y portillo histórico por el sierra y valles que tienen al río Andarax que se coló el cristianismo en España. como arteria principal. El Museo Etnográfi co de Terque bien Es aconsejable visitar la Alpujarra merece una visita para conocer el modo cuando fl orecen los almendros y los ce- de vida tradicional de estas tierras, secu- rezos, en la temprana primavera, o en el larmente aisladas y autosufi cientes. joven otoño, cuando la arboleda vacila Los afi cionados al vino honrado, sin entre el verde y el ocre y el obstinado ma- cursilerías ni dengues, sabrán apreciar los torral sigue a lo suyo. caldos alpujarreños y quizá muestren inte- Es conveniente comenzar la ruta de rés en el Museo de la Uva de Barco y en la los pueblos alpujarreños almerienses en Bodega y Viñedos del Campillo de Albo- Alhama de Almería, borbollón de aguas loduy, con cata y degustación garantizada. frías, balneario de fuentes bicarbonatadas, Este paraje enológico, único en su clase, sulfatadas, cálcicas, magnésicas y ferrugi- crece entre los 700 y 900 metros.

La rebelde Laujar de Andarax

a capital de la Alpujarra almeriense es Laujar de Andarax, a los pies de Sie- Lrra Nevada, frente a la sierra de Gádor, arroyuelos fríos que bajan del des- hielo al amor de los angostos valles. En Laujar se afi ncó transitoriamente el

último rey moro de Granada, Boabdil, cuando el caudillo rebelde Aben Hume- antes de partir para Marruecos, viudo ya la declaró capital del ilusorio reino de y triste. Sin embargo sus cinco minutos las Alpujarras durante la sangrienta re- de notoriedad histórica los vivió Laujar belión de 1560. Sofocada la sublevación

por las tropas castellanas, quemaron su muerto lo llevan en un pepino, / el pepi- mezquita con los moros dentro, de lo que no era de aceite, / muerto lo llevan en un da fe el Aljibe de los Mártires. bonete, / el bonete era del cura, / muerto Destaca en Laujar la iglesia mudéjar de lo llevan a la sepultura». la Encarnación, siglo XVII, construida so- Laujar tiene como patrón a san Vicente bre la primitiva mezquita. En su interior Mártir (22 de enero). El pueblo conserva admiramos una bella Inmaculada del ta- la tradición del voto u ofrenda, consisten- ller de Alonso Cano y algunos cuadros de te en que cada vecino lleve a la plaza una la escuela holandesa. carga de leña para el «chisco» u hoguera Otra visita interesante en Laujar es el municipal. Otras hogueras menores arden convento de San Pascual Bailón, de 1691. en honor del santo en cada barrio, y a ve- Es fama que este fraile, sobre ser de na- ces en cada calle, el 21 de enero, tras el tural depresivo y triste, andaba amarga- toque de oración. do por las chanzas y bromas a que daba El viajero afi cionado a la poesía no pie su comprometedor apellido: «bailón». seguirá adelante sin degustar un «ence- Preguntando por el convento, un rapaz le bollao de matanza» y una cumplida ra- cantó a este viajero una cancioncilla que ción de «choto al ajillo» en homenaje tiene por protagonista al titular: «San Pas- al famoso vate local, Francisco Villa- cual Bailón, / muerto lo llevan en un se- espesa (1877-1936), que tanto añoraba rón, / el serón era de paja, / muerto lo lle- estos condumios en su hambreada vida van en una caja, / la caja era de pino, / madrileña.

El paraíso de La Ragua

l viajero que aparca a un lado de la carretera, bajo un pino, al remontar el Epuerto de La Ragua (2 000 metros de altura), y se apea a colmar los pulmones con el aire cristalino y frío mientras contempla el sobrecogedor paisaje, debe

saber que está hollando con sus plantas un Laguna Seca, la pista cara norte del Chu- lugar histórico: el paso natural frecuenta- llo y la pista al Hornillo. do desde la remota prehistoria que comu- El alojamiento lo suministra un alber- nica las tierras de Granada y Almería, pa- gue-refugio con capacidad para treinta raíso a horcajadas entre dos comarcas tan y dos personas. Dispone de circuitos de pintorescas como el Marquesado del Ze- acondicionamiento físico, circuitos per- nete y la Alpujarra. manentes de orientación, circuitos de ha- En La Ragua hay seis pistas para es- bilidad de bicicleta de montaña, una red quiar, a saber: el circuito de Bayárcal, el de de senderismo y otra para los amantes del Ferreira, la pista de Laroles, la pista de la pedal. Agotador, ¿no?

El Ejido, mar de plásticos

ace cincuenta años El Ejido era un pueblecito costero del poniente almeriense Hcuyos tres mil habitantes se ganaban la vida honrada y trabajosamente con la pesca y la escasa agricultura de que era capaz una tierra semidesértica.

De pronto, ¡plaf!, el Instituto Nacional nero sufi ciente para costear un prestigio- de Colonización ensaya la aplicación so Festival de Teatro de El Ejido (desde de cultivos enarenados bajo invernade- 1973, entre mayo y junio); una Agrupa- ro con un novedoso riego por goteo in- ción Musical Ejidense (desde 1983) que ventado en Israel y, ¡zas!, aquel desierto ofrece interesantes conciertos, entre ellos de arena y famélicos lagartos del Campo uno de marchas procesionales; un con- de Dalías empieza a producir tomates, pi- curso de piano y, por agosto, sendos festi- mientos, calabacines, judías y otras ver- vales internacionales de música pop, rock duras en cultivos bajo plásticos que cre- y electrónica en el insólito marco del cas- cen y crecen sobre el desierto hasta cubrir tillo de Guardias Viejas (siglo XVIII, cons- por completo tantas hectáreas de terre- truido por Carlos III). no que hoy constituyen, como queda di- Las fi estas patronales de El Ejido, de- cho, la única obra humana visible desde dicadas naturalmente a san Isidro Labra- la Luna (junto con la Muralla china). Si dor, compiten en brillantez y jolgorio con el desierto ha sucumbido tragado bajo el las de la patrona, la Virgen Niña o Divi- mar de plásticos, el antiguo Dalías tam- na Infantita. bién quedó engolfado por el nuevo, una Entre las dunas, lagunas y playas vír- ciudad próspera y multirracial cuyos ha- genes del Paraje y Reserva Natural Pun- bitantes gozan de altísima renta per cá- ta Entinas-Sabinar, refugio de numerosas pita. El Ejido no tendrá estupendos mo- especies de aves, extiende sus verdores el numentos ni palacios, como otros lugares prestigioso campo de golf Almerimar, su- de pasado insigne, pero tiene una calle fi cientemente arbolado para que sus usua- con la más alta concentración de ofi cinas rios jueguen a la sombra, que ya metidos bancarias por metro lineal que se registra en el siglo XXI el bronceado va siendo cosa en Europa y su Ayuntamiento recauda di- de albañiles.

Cádiz

Cádiz, tacita de plata

a urbe más antigua de Occidente, Cádiz, la columna de Hércules, el non plus Lultra, es una bellísima ciudad del siglo XVIII que parece anclada en medio de su bahía. Al principio de sus tiempos, Cádiz era dos islitas enfrente de la costa,

un asentamiento comercial fenicio bien comunicado y fácil de defender, una esta- ción en las navegaciones de cabotaje pú- nicas camino de los metales de Huelva y del secreto Atlántico. Después de los fe- nicios, Cádiz sedujo a Roma con sus pro- caces puellae gaditanae, alegres putitas du- chas en las artes del entertaining que se hicieron imprescindibles en los banque- tes pudientes. Luego sucedieron otras Cá- diz: la de los desembarcos de los moros, la del comercio con las Indias, la que saquea- ron los ingleses, la del comercio america- no que huele a especias, a canela y a pa- losanto, la Cádiz ilustrada de las Cortes y nes odiosas; lo mismo podría haber es- la actual, vivida y comercial, vagamente crito doctores por la Universidad de Na- decadente, que suma y sigue las anteriores varra). y las deja ver por los múltiples desconcho- El viajero es animal de costumbres y nes de su alegre y desgarrada casaca. ha hecho de su visita a Cádiz una cere- El viajero, que tiene recorrido Cádiz monia precisa que repite con pocas varia- de otras veces, ha entregado ya el cora- ciones tres o cuatro veces al año. A Cá- zón antes de traspasar las recias murallas diz, como a Venecia, que tiene vocación por la puerta de Tierra. Es una ciudad en- de isla, es mejor llegar por mar, en bar- tre dos mares, pero tan aérea como mari- co humilde con bancos de listones y bri- nera; ciudad entre dos continentes, pero sa marinera. En El Puerto de Santa Ma- tan americana como europea y africana; ría, junto a la plaza de las Galeras Reales, ciudad entre dos elementos, la tierra y el donde está la fuente que surtía de aguada mar, pero tan eólica que en ella contien- a los galeones antiguos, está el embarca- den el levante y el poniente, ciudad sa- dero de donde sale cada dos horas el va- lada, «salada claridad» machadiana, pero porcito de El Puerto, la vetusta motonave su mismo blancor es de azúcar, de pan de Adriano III que cruza las tranquilas aguas azúcar caribeño, en el desenfado de sus de la bahía. Rafael Alberti, marinero en gentes, en lo apacible de su vivir, ciudad tierra y poeta, pidió en su testamento que que solo se pertenece a sí misma, tacita sus cenizas se arrojaran a la bahía desde de plata, blanca acuarela con veladuras este vapor. Desembarcamos en Cádiz en el de color, Cádiz reposada y sabia, honda y rincón del puerto frente a la excesiva pla- escéptica, Cádiz del vino y del fl amenco, za de Sevilla y vamos paseando hasta los del duende, del quejío, de los cabales, del jardines de Canalejas. A la derecha queda sentido común, Cádiz de vuelta de todo. la plaza de San Juan de Dios, con su ele- El viajero entra en una ciudad don- gante Ayuntamiento neoclásico que tiene de los analfabetos saben más que muchos frontón de templo griego y balconada ex doctores por Deusto (dicho sea a voleo profeso para que los gobernantes saluden y sin ánimo de establecer comparacio- al pueblo que aclama con su mijita de gua-

sa, harto de verlos pasar desde el fondo de de El amor brujo. Al visitante le llama la los siglos. Hay en el Ayuntamiento un re- atención la policromía suave de las fl echas loj que da las horas y los cuartos al compás pintadas en tonos rosa, celeste y ocre.

La catedral bicolor

a calle Pelota va a desembocar en la plaza de la Catedral de la Santa Cruz. El Ltemplo mayor gaditano es obra del siglo XVIII y aun del XIX, por lo que refl eja la sucesión de estilos y gustos: empieza como templo barroco con cierto viraje al

rococó y termina en depurado neoclá- La cúpula de azulejo dorado de la cate- sico. dral recuerda las obras de la lejana Bizan- Al viajero le llama la atención que me- cio o las de la más cercana Italia. Notables dia fachada sea rojiza y la otra media blan- son las bóvedas del altar mayor y la sille- ca. Esta variación de los materiales no se ría del coro. hizo por capricho sino por limitaciones En la cripta se encuentran sepultados presupuestarias. En las partes más nobles los ligeros restos de Manuel de Falla, hijo del templo se empleó mármol genovés, en predilecto de la ciudad, aunque menos la fachada simple caliza de canteras cerca- alegre que la madre, y los del escritor José nas y en los cerramientos laterales la pie- María Pemán, que le hizo versos a Franco dra ostionera con la que está construido y a Lola Flores. medio Cádiz, muy porosa y dejando bien Dos altísimas torres campanario ocha- a la vista los sedimentos marinos de con- vadas enmarcan la fachada. La torre de Po- chas de almejas y ostiones de los que está niente es visitable y ofrece a los viajeros es- compuesta. pléndidas vistas de la ciudad y su entorno.

Oratorio de San Felipe Neri

a iglesia Oratorio de San Felipe LNeri de Cádiz es un templo barro- co de planta elíptica, construido

entre 1685 y 1719 y algo rehecho des- pués de que lo afectara el terremoto de Lisboa en 1755. El viajero contemplará con admiración la cúpula, encamonada, de doble tramo con ocho ventanales, y el retablo mayor alhajado con una Inmacu- lada Concepción, de las mejores que pin- Monumento a la Constitución de 1812.

tó Murillo. En este marco incomparable ción de vistosos uniformes para una ce- se celebra desde 1807 dos veces al año, en remonia de mucho lucimiento y evidente las fi estas de la Inmaculada y de San Juan, trascendencia. la investidura de nuevas damas y caballe- En el exterior del oratorio, de aspecto ros de la Real y Benemérita Institución bastante insípido, unas lápidas conmemo- de los Caballeros Hospitalarios de San ran el centenario de las Cortes de Cádiz Juan Bautista, lo que requiere la realiza- que dieron luz a la Constitución de 1812.

Plaza de las Flores

n Cádiz el viajero debe transitar sin prisa por la calle Compañía, así nombrada Epor una casa de jesuitas, y penetrar en su iglesia ignaciana-tridentina, teatro a lo divino, una sola nave, púlpito italiano de mármol taraceado, para admirar

los palcos celados con espesos cortinajes de las gentes, su trato y su gracia. Ver gen- carmesí y decorados al gusto rococó. La tes y catar vinos es tan aleccionador o más calle se estrecha, bulliciosa y comercial, que ver museos. hasta la plaza de las Flores, tan animada y Después del curiosear por el mercado, el alegre, con sus quioscos de fl ores y un par viajero suele cambiar de rumbo y callejear de cafeterías de tono popular. Entrando en por calles estrechas y rectas, asomándose la plaza, a la izquierda, hay una freiduría de vez en cuando a ver un patinillo inte- donde puede y debe degustarse un pape- rior acristalado. Abundan las casas de los lón de pescaíto frito (dicho sea de paso: siglos XVIII y XIX, armónicas fachadas con este difi cilísimo plato tan sencillo de apa- bellos balcones y cancelas, así como puer- riencia se prepara en Cádiz mejor que en tas y contrapuertas de caoba, de la que car- otros sitios). Allí al lado está el mercado gaban como lastre los navíos de Indias. de abastos, rectangular y trajinero como La plaza de la Mina es un lugar apaci- un campamento romano. No es mala idea ble donde las palomas zurean, las jóvenes la de dar un despacioso paseo fi ngiendo parejas dominguean, los ancianos toman ser inspector de consumos para observar el sol y los jovenzuelos molestan con el los raros peces en él expuestos y el ajetreo monopatín.

Museo Arqueológico y de Bellas Artes de Cádiz

uestos en Cádiz es muy aconsejable visitar, en el Museo Arqueológico y de PBellas Artes, los sepulcros antropomorfos fenicios descubiertos en el subsuelo de la ciudad, así como otras notables piezas que ha ido alumbrando el tiempo.

Después no es malo seguir el paseo por el cronista, como es asiduo, se permite apla- popular barrio de la Viña y comer en al- zar cosas para otra visita y aviva el paso guno de sus fi gones pescaderos. Todavía se para llegar al muelle a tiempo de tomar podría visitar alguna iglesia, la misterio- el vapor del Puerto de Santa María por- sa Santa Cueva de la calle Rosario (pro- que quiere comer marisco y pescaíto, gam- bable oráculo fenicio de Astarté cristiani- bas, langostinos, almejas, calamares, chi- zado), el Oratorio de San Felipe Neri, el pirones, choco frito, puntillitas, huevas, castillo de San Sebastián o los palacetes en la prosaicamente denominada Ribera barrocos del barrio de Santa María recon- del Marisco, por los cocederos y freidurías vertidos en casas de vecinos por la gene- instalados al otro lado del Guadalete, jar- ral decadencia del comercio indiano. Este dines por medio.

Los carnavales de Cádiz

ás animado que el mercado de Cádiz solo se conoce el carnaval, la segun- Mda semana de febrero. A muchos observadores les parece que en tiempo de carnavales la chocarrería y la cutrez señorean la ciudad. A otros, por

el contrario, los carnavales les encantan y Las agrupaciones carnavalescas gadita- no se pierden uno. Es que hay gente pa tó, nas son de cuatro clases: coro, unas treinta como dijo el torero Guerrita cuando supo personas, con guitarra y bandurria; compar- que Ortega y Gasset era pensador. sa, unas quince personas, con guitarra, caja La esencia del carnaval son esas copli- y bombo; , unas diez personas, con llas que propenden al critiqueo de la ac- el pito de carnaval, y cuarteto, cuatro perso- tualidad o la autocomplacencia y cateta nas con pitos de caña. El coro es el piropo; la exaltación de los valores eternos de la ciu- comparsa, el sentimiento; la chirigota, la gra- dad y sus gentes. cia, y el cuarteto, lo cómico, así los defi nen.

Sanlúcar de Barrameda

anlúcar de Barrameda es un pueblo que ha nacido de pie, en la desemboca- Sdura del Guadalquivir, frente al Coto de Doñana, en aguas procelosas que guardan tesoros de pecios antiguos, alijos de droga y langostinos, productos

de campos maternales, aluvión negro y al- ría criaba un viejo cuervo que imitaba la barizas blancas, corazón de manzanilla. voz del ama llamando a sus hijos: ¡Rosa, El viajero callejeó por el Barrio Alto, Rosa!, ¡Qué dolor del!, y la parroquia de bodegas de Barbadillo, castillo de San Santa María de la O, pequeña catedral Diego, en cuyo patio la guardesa Ma- gótico-mudéjar, increíble hacinamien-

to de estilos y obras de arte en un joyel los extraños tritones góticos de las Co- precioso. vachas. De mañana esta calle bulle con El viajero se detuvo a contemplar la la animación del mercado de abastos, ventana manuelina que decora la adus- principalmente pescados. Por aquí se ta fachada blanca del palacio ducal de sale a la plaza del Cabildo, hermoso es- Medina Sidonia, sin cuyo archivo, al pacio donde las palmeras conviven con cuidado ahora de la viuda de la «duque- las buganvillas, ágora, senado y menti- sa roja», no podría escribirse la histo- dero, Ayuntamiento, Ateneo, recomen- ria andaluza e incluso la española. Ba- dable heladería La Ibense, bares y taber- jando ya la cuesta que va al Barrio Bajo nas. El viajero callejeó con placer por la se pasa ante el capricho neomudéjar del Bolsa y la Trasbolsa admirando muy be- palacio de los duques de Orleans y Bor- llas fachadas de casas decimonónicas y bón, y, ya en la cuesta de Belén, frente a aun anteriores.

Bajo de Guía en Sanlúcar de Barrameda

la hora del aperitivo este viajero, entre cuyas acendradas virtudes no fi gura A la de la templanza, se instala en una terraza del antiguo barrio marinero de Bajo de Guía, en la desembocadura del río Guadalquivir, con el Parque y Coto de Doñana en la orilla de enfrente. más exigentes connaisseurs incluso aseve- Una sucesión de restaurantes y comede- ran que sabe distinto si se bebe en el Ba- ros ha ahuyentado las modestas casitas de rrio Alto o en el Bajo, y si se bebe en la pescadores de una sola planta de la prime- canónica caña (vaso estrecho con el culo ra línea de playa y la actividad gastronó- pesado y macizo) que si te la sirven en una mica ha sucedido a la pesquera. El viajero, copa de jerez, pero eso es ya cogérsela con que es un espíritu sensible, cena langos- papel de fumar. tinos pescados a escasos metros de allí y ¿Qué se puede pedir en Bajo de Guía?: los pasa con media botella de manzanilla. un gaditano combinado de pescaíto fri- Esa combinación excelsa le hace olvidar, to (choco, puntillitas, pijotas y acedías); y hasta perdonar, la irremediable horterez marisco (langostinos de Sanlúcar, «los ti- del decorado, el ladrillo visto, las lámpa- gres»), gambas, galeras (antes marisco de ras de forja estilo remordimiento y los res- los pobres hoy ascendido a la mesa de los tos de naufragio dispersos por las paredes ricos); guisos marineros (urta a la roteña, y colgando de las vigas del techo. Es cosa atún en amarillo o encebollado, raya en conocida que la manzanilla es tan fi el a amarillo…); pescado a la plancha (pez es- su patria que cuando la apartas tres leguas pada, marrajo…), tortillitas de camaro- de ella ya comienza a saber distinto. Los nes.

Medina Sidonia del poderoso duque

edina Sidonia es, además de pueblo, el famoso título ducal de los Guzma- Mnes, cuyas posesiones se extendían por Huelva, Sevilla y Cádiz. El duque de Medina Sidonia era tan poderoso como un rey y, desde luego, más rico

que el rey de España. Baste decir que in- deado de fértiles llanuras. Las calles son cluso estuvo tentado de descubrir Amé- estrechas y pinas, en los barrios popula- rica por su cuenta cuando apadrinó a res hay hileras parejas de casitas encala- Colón. das, con tiestos fl oridos en las ventanas. Medina Sidonia es un pueblo que lo En las calles principales se ven edifi cios tiene todo: 15 000 habitantes, feraz agri- de mucho fuste y solera, ninguno como el cultura, excelente cabaña ganadera (in- palacio de los duques, con sus patios de cluso ganaderías bravas) y caza abundan- piedra y sus brocales de pozo tallados en te, bellas mujeres, hombres apolíneos, una sola pieza. tertulias cofrades, coros rocieros… No en De la antigua muralla se conservan tres vano se establecieron aquí los fenicios de puertas: las del Arco de Belén, la puerta Sidón después de tantear por todo el Me- del Sol y la de la Pastora. Partiendo de diterráneo, quizá engolosinados por los esta última el visitante callejeó por las ca- riquísimos alfajores que expenden en la lles Cuna y Desconsuelo hasta la iglesia de confi tería de la plaza. Detrás de los feni- Santa María de la Coronada, gótica, con cios llegaron, con la misma común opi- hermoso retablo mayor renacentista. En nión, los romanos, los visigodos y hasta la plaza, bajo la pared encalada del reloj los bizantinos. Se pueden visitar las an- de sol, había reunión de comadres de toda tiguas cloacas romanas en el centro del edad, que comentaban animadamente las pueblo. telenovelas venezolanas y las que el pro- El caserío y las ruinas del castillo están pio pueblo genera sin necesidad de guión situados sobre un cerro de 300 metros ro- previo.

Benalup de Sidonia

l viajero pernoctó en Medina Sidonia y al día siguiente tomó la carretera de EVejer de la Frontera para visitar la ermita de los Santos, construida sobre tem- plo visigodo del siglo VII, a poco más de un kilómetro del cruce del Ventorrillo

del Carbón. Tomando la carretera comar- mil habitantes, la famosa Casas Viejas de cal que sale a la izquierda se llega a la an- la insurrección anarquista en 1934, du- tigua pedanía de Benalup de Sidonia, tres rante la Segunda República. Todavía se

está discutiendo si el presidente don Ma- jos de la laguna de La Janda, histórico lu- nuel Azaña ordenó o no a los guardias ci- gar donde, según algunos, los invasores viles que la reprimieran con «tiros a la moros derrotaron a Rodrigo, último rey barriga». De todo aquello no quedan re- godo. También se puede uno asomar a las cuerdos materiales, que este pueblo nues- ruinas del castillo de Ben Alupo, fuerte tro prefi ere vivir de espaldas a su histo- torreón central, en un valle amenísimo, ria. Hay muchas antenas de televisión y cobijando unas escuelas abandonadas y una moderna gasolinera. Si de algo vale arruinadas. Y para más ruinas, las del lu- la visita es por curiosear en las pinturas gar del Cuervo, construcción de la orden rupestres en el Tajo de las Figuras, no le- de los ermitaños.

El Puerto de Santa María

l Puerto de Santa María, el pueblo del poeta Rafael Alberti, plaza de toros Efamosa, penal del que se fugó el Lute, desembocadura del Guadalete, meca de neogourmets, pueblo blanco de calles rectas y casas señoriales con grandes

balcones protegidos de grises guardapol- primer mapa americano de Juan de la vos de pizarra. Después de excederse con Cosa, porque me temo que cuando estas el marisco, el visitante da un paseo diges- palabras se impriman ya habrá pasado a tivo hasta la iglesia prioral, gótico-rena- mejor vida. centista, donde hay una panoplia de es- De El Puerto a Sanlúcar va una carre- pingardas y sables moriscos «tomados al tera recta entre viñedos y lisas semen- enemigo en Marruecos, en 1860» y una teras dejando a la derecha, a lo lejos, la cruz de madera llevada en la Santa Misión cintita de ladrillo rojo con cúpula cen- de los padres franciscanos, año 1951. Re- tral de la prisión Puerto de Santa Ma- gresando al muelle conviene detenerse en ría 2; creo que ya no se llama prisión el castillo de San Marcos, mudéjar, con su sino centro de detención penitenciaria corazón de mezquita y sus muros pintados o algo así. Y el recreo en los centros es- de cenefas góticas hace cincuenta años. colares será, muy pronto, segmento lú- Hay lápidas memoriales a Cristóbal Co- dico, así como un vendedor de pipas es lón, vecino del pueblo, y una cabeza de ya «técnico expendedor de semillas de bronce de Juan de la Cosa, marino y car- girasol» y un psicólogo «terapeuta emo- tógrafo. No sé si mencionar el bello y re- cional» y un colchón «equipo de descan- ciente azulejo que reproduce el famoso so». Pa matarlos.

Yacimiento fenicio de Doña Blanca

l yacimiento fenicio del castillo de Doña Blanca está situado a los pies E de la pequeña sierra de San Cristóbal, en El Puerto de Santa María. Se extiende ante una extensa llanura de marisma y salinas, en gran parte

colmatada por los aluviones del río lla roja apisonada y techumbre de cubierta Guadalete. vegetal. Casi todas contaban con su pro- En Doña Blanca se han localizado los pio horno de pan. restos más extensos y mejor conservados Básicamente este tipo de vivienda se del urbanismo fenicio arcaico de todo el mantiene en los restos del urbanismo de Mediterráneo central y occidental. Los época tardía (siglos IV y III a. C.). En este restos de casas del siglo VIII a. C. se en- tiempo se detecta la presencia de lagares, cuentran al exterior del primer recinto piletas y calles bien delimitadas. amurallado y próximas al puerto comer- Desde sus comienzos la ciudad fenicia cial. Las viviendas se disponen aprove- se fortifi có con una recia muralla con bas- chando la ladera, mediante un sistema de tiones. Delante de la muralla se ha loca- terrazas artifi ciales. Tienen tres o cuatro lizado un foso arcaico en forma de V ex- habitaciones con zócalos de mamposte- cavado en la roca y de una anchura de ría, alzado de adobes revocados de arcilla 8,5 metros. En la falda de la sierra de San y encalados, hogares para el fuego, bancos Cristóbal se extiende una enorme necró- a lo largo de las paredes, suelos de arci- polis de cien hectáreas.

Jerez de la Frontera

erez, la ciudad de los vinos y los caballos, de los Primo de Rivera y de Lola Flo- Jres, de Bertín Osborne y del alcalde Pacheco, de Ruiz-Mateos y de Dolores la Pirriñaca, que cuando cantaba la boca le sabía a sangre. Es ciudad, no pueblo,

que se sabe importante, que tiene has- nal y husmeó por sus alrededores, por la ta aeropuerto y circuito de alta veloci- catedral, las iglesias, los palacetes, las ca- dad. Los vinos domiciliados en Jerez, aun- sas patricias, los parques y alamedas, pero que no siempre naturales de ella, son: el todo eso, con ser un tesoro, se puede ver amontillado, que liga bien con el jamón en otros lugares. El viajero se sintió más de Jabugo; el fi no, que se compenetra a atraído por lo que no puede verse más que la perfección con el marisco, y el oloroso en Jerez: a saber, su hermosa Cartuja, sus dulce, que va bien a los postres. bodegas, su escuela de arte ecuestre. Y por El viajero aparcó en la plaza del Are- las alcachofas de Casa Juanito.

En la Cartuja, monasterio de pasmo- Las bodegas de Jerez pueden visitarse sa belleza, hay una estupenda sillería de cualquier día, pero el espectáculo de alta coro. Hasta hace poco la regentaban unos doma en el picadero-coliseo solo se cele- frailes que, preocupados por la castidad, bra los jueves y fi estas grandes. Luego la vetaban la entrada de mujeres, pero ahora ciudad ofrece un largo etcétera de atracti- la han traspasado a una orden de monjas vos para visitantes de gustos muy concre- francesas (algunas francamente gráciles) tos: es capital mayor del cante fl amenco y que no ponen impedimento alguno. cuenta con un museo de relojes.

Real Escuela de Arte Ecuestre de Jerez

a Real Escuela de Arte Ecuestre de Jerez se encuentra en una mansión pa- Llaciega del siglo XIX denominada El Recreo de las Cadenas o Palacio Gar- nier. Destacan sus establos, plaza de arena y elegantes cobertizos para los

arreos. También cuenta con una guarni- tulado «Así bailan los caballos anda- cionería y un hospital equino de los más luces». importantes del mundo. A modo de ritual ancestral, se celebra La joya de la Real Escuela son los cada martes y jueves a las doce horas el caballos hispanoárabes, cuyo adiestra- baile de los caballos, que muestra perfec- miento forma parte del espectáculo ti- ción, belleza y ritmo.

Arcos de la Frontera

iguiendo la carretera N-342, donde el pantano termina y se abre nuevamente el Scauce del Guadalete, está Arcos de la Frontera, borbollón incesante de casas blan- cas saltando de peña en peña desde el borde mismo del abismo, pueblo asomado

a un tajo vertiginoso que ha excavado el cerrado que el arca de Noé se posara so- río Guadalete, nido de águilas que domina bre Arcos cuando se asentaron las aguas los llanos de Majaceite, desde el castillo del diluvio, como algún erudito local de- de los duques de Arcos y el caserío, y que fi ende, tampoco quiere ponerlo en duda. desciende suavemente por la parte opues- Menos dudoso le parece sin embargo que ta para asomarse al lago donde un vapor- este sea el pueblo más bonito de España o cito de paletas se hace llamar Mississippi. por lo menos el más bonito de Andalucía, El visitante es respetuoso con las tra- como lo califi có Azorín, que entendía mu- diciones locales y aunque no cree a puño cho de pueblos.

Arcos es lugar propicio para los amo- adquiridos por Santa María y le revalidó res alegres y para las amistades tiernas. sus títulos de Mayor, Matriz, Más Anti- El viajero pasó el día en Arcos tan rica- gua y Principal. Para que quedase memo- mente, callejeando y pagando visitas a ria perdurable del fallo y los lugareños no sus catedralicias iglesias rivales: la de la volviesen a las andadas, el papa les envió, Asunción, gótico-mudéjar y renacentista, para testimonio del pleito y del fallo, una fachada plateresca y coro barroco, torre imagen del Niño Jesús que cada día del poderosa que domina el paisaje, y la de Corpus sale en procesión vestido de pro- San Pedro, gótico-renacentista, hermoso curador, con su tricornio, sus calzas, sus retablo plateresco y buenas pinturas. Así medias, su guerrera y su vara de mando. como los habitantes de Constantinopla Los de San Pedro son testarudos y solo estaban enfrentados en dos bandos, los acatan el fallo pontifi cio a regañadientes verdes y los azules, los de Arcos están di- y porque no hay más remedio, por eso han vididos entre Santa María y San Pedro y alterado la letra del Ave María para evitar esta rivalidad escinde familias y condicio- favorecer a la parte contraria, que al ene- na amistades. migo ni agua, y rezan con gran devoción: Santa María, por ser la parroquia más «San Pedro, Madre de Dios, ruega por no- antigua, tenía derecho preferente a repi- sotros pecadores…». Los de San Pedro car campanas de misa mayor y a ocupar exhiben en su iglesia las momias de san el altar mayor de San Pedro en las gran- Fructuoso y san Víctor; los de Santa María des ceremonias. Los de San Pedro, dis- solamente tienen las de san Félix. conformes, conculcaban los derechos de En el alcázar de Arcos había una to- la parroquia rival doblando sus campanas rre de los Necios. El domingo de Resu- cuando les venía en gana e ignorando las rrección los mozos del lugar corren el toro preferencias del clero de Santa María. El «del aleluya» por aquellas cuestas y angos- confl icto se enconó hasta tal punto que en turas. Tiene Arcos miradores asomados al el siglo XVIII trascendió del tribunal epis- vacío en los que nos creeremos pájaros: el copal y acabó en la Rota romana. Doce de la Peña, el de San Agustín o el de Aba- años se demoró el fallo del Santo Padre, des, desde el paseo de Boliches o en la ca- pero al fi nal Roma reconoció los derechos lle Peña Vieja.

Vejer de la Frontera, el pueblo de las tapadas

ejer de la Frontera es una antigua población cimentada sobre vestigios Vprehistóricos (dólmenes, tajo de las Figuras), fenicios, romanos, visigodos y árabes, un hermoso pueblo blanco sobre un cerro, calles retorcidas y empinadas que a veces se abren lo sufi - tre las dos aceras y escale el desfi ladero en- ciente para que una palmera arraigue en- calado en busca de sol y luz. Hay también

patios vegetales. Y tiestos fl oridos en las de azulejos. La iglesia del Divino Salva- ventanas enrejadas de fragua. dor es un buen ejemplo de convivencia Aquí se adensa la historia en los evoca- de estilos: una iglesia mudéjar con toques dores nombres de La Janda y Trafalgar. La románicos que no terminaron de demoler Janda es una reseca llanura, antes laguna, los que quisieron transformarla en góti- donde el rey godo Rodrigo se jugó la co- ca para avanzar más acordes con los nue- rona a una carta, la perdió, y así comenzó vos tiempos (el siglo XVI). El híbrido re- la dominación musulmana de España. El sultante no ofende a la vista ni falta a la cabo Trafalgar, testigo marítimo de la fa- armonía. lla de Majaceite, es el promontorio frente En las fi estas del pueblo salen las ta- a cuyas costas se riñó la célebre batalla en- padas, en traje adusto y misterioso, muy tre la armada hispanofrancesa y la británi- femenino, que con el único ojo que de- ca el 21 de octubre de 1805. Los ingleses, jan asomar tras el velo roban voluntades y mejores estrategas y más certeros artille- encienden deseos. A principios de febrero ros, vencieron por goleada. los carnavales con y comparsas Hay en Vejer tres iglesias, un conven- incluyen una tortillá (o sea, «tortillada»), to, un castillo árabe, un recinto murado y fi esta popular en la que se reparte tortilla una plaza de España, circular, con fuente gratis para naturales y visitantes.

Tarifa, a los cuatro vientos

arifa, extremo meridional de Europa, distante solamente 14 kilómetros del TÁfrica misteriosa y cautivadora: moros, desiertos, selvas, hambrunas, jirafas, mosca tse-tsé, diamantes.

Desde el mirador del Estrecho, a poca dicho que es de tierra fi rme, baño de asien- distancia de la ciudad, se ven cruzar los to en lebrillo mediado y martillo a mano petroleros que entran y salen del Medite- por si acaso, así que se despidió del mo- rráneo. Es como la platea de un teatro. El lesto levante, viento que, además de mo- escenario está concurridísimo. lestar, loquea al personal, y buscó refugio Trescientos sesenta y cinco días al año, en el Club Náutico, cuya cocina encontró uno más si es bisiesto, sopla en Tarifa ven- buena y honrada, sencilla y natural. daval, unas veces de poniente y otras de El viajero se informó, por un cartel mu- levante. El viento se combina con las co- nicipal, de los acontecimientos históricos rrientes marinas que produce la confl uen- más relevantes de esta ciudad; aquí la pla- cia del Atlántico con el Mediterráneo ya donde desembarcaron las pateras de Ta- para hacer las delicias de intrépidos nave- riq, cargadas de inmigrantes, para iniciar la gantes eólicos llegados de todo el mundo conquista musulmana de España; aquí el para practicar el windsurf en las playas de castillo desde cuyos muros Guzmán el Bue- Bolonia, el Cañuelo y Valdevaqueros. El no arrojó el cuchillo: «Si no hay acero en el viajero no sabe cabalgar las olas, ya tiene campo ahí tenéis el mío, matad al niño, ca-

brones, que yo no pienso rendir el castillo». A las afueras de la ciudad han insta- Para recuerdo de la gesta queda una torre lado un centro de energía eólica. El cu- octogonal, con una ventana tapiada desde rioso se detuvo a contemplar los molinos la que se dice que Guzmán arrojó el puñal. girando al soplo del levante, que pare- El viajero visitó el interesante casti- ce cosa de ciencia fi cción, y luego pro- llo califal. De la muralla que defendía a siguió su camino por la falda de la sie- la población de los ataques piratas que- rra de la Luna. Por aquí la costa se nos da menos. Tiene una pintoresca puerta va poniendo bravía y hasta hay que cru- de Jerez abrumada de hiedra y una plaza zar dos puertos de montaña para llegar del Ayuntamiento, húmedos muros sali- a Algeciras. Hay playas recoletas donde trosos de edifi cios moriscos, musgo y ver- coexisten pacífi camente bañistas homo dín, jardines geométricos y palmeras. con hetero.

Bolonia, rumor de olas

unos 16 kilómetros de Tarifa se encuentra la ciudad romana de Baelo Clau- A dia, del siglo I, con algo más de trece hectáreas de extensión. Cuenta con foro, casas, baños, muralla, vías, puerto, tinajas de salazón de pescado, puente,

templos, basílica, teatro, todo ello orga- cual se desarrollaba la vida administra- nizado en torno a la cuadrícula determi- tiva, todo ello bien adaptado a una to- nada por las dos calles principales que pografía aterrazada, gran lección para los se cortan perpendicularmente, el decu- urbanistas. manus maximus, orientada de este a oes- La ciudad albergaba una próspera co- te, y el cardo maximus, de norte a sur. munidad dependiente en gran medida del En la confl uencia de ambas se encontra- comercio marítimo y una necrópolis con ba el foro o plaza pública, en torno al más de un millar de tumbas.

Parque Natural de Grazalema

l Parque Natural de la Sierra de Grazalema está situado entre las provincias de ECádiz y Málaga. Declarado Reserva de la Biosfera, disfruta de un clima espe- cial con inviernos fríos y lluviosos y veranos templados.

Su singular orografía y climatología re- pintoresco pueblo que le presta el nombre, percute en el paisaje y crea grutas y bellas que tiene la particularidad de ser la loca- cascadas con especies de fl ora únicas. lidad española donde más llueve al cabo Antes de adentrarse en el Parque Natu- del año, más que en Santiago de Compos- ral de Grazalema merece la pena visitar el tela.

Grazalema es un pueblo para pasearlo sin A los viajeros que disfrutan con el pai- prisas, deteniéndose cuando sea menester saje les impresionarán las paredes vertica- para ver trabajar a sus amables artesanos les y panorámicas de las gargantas de la o para charlar con los vecinos del lugar o Seca y la Verde. contemplar el agua que fl uye cantarina en la Una de las mejores fechas para viajar a fuente romana de la plaza de España. Graza- Grazalema es el mes de marzo, cuando re- lema cuenta con un buen legado artesanal cibe la visita de bandadas de pájaros mi- de buenos paños y mantas de pura lana des- gratorios. Es una oportunidad única para de el siglo XVIII. Los interesados visitarán observar miles de aves desde el mirador con aprovechamiento el Museo Textil. del Bollar. Entre enero y julio nidifi ca y Cercano a Grazalema, a 17 kilómetros, cría el buitre leonado. se encuentra El Bosque, donde está ubica- Entre la sierra de Grazalema y la Pun- do el Centro de Recepción de Visitantes ta de Tarifa encontramos alcornocales y del Parque Natural, que cuenta con infor- quejigales tapizados de brezo, jara, bre- mación precisa para realizar excursiones y cina y madroño, además de angostos va- actividades. Se puede practicar senderis- lles fl uviales o «canutos», restos de ve- mo, espeleología o ala delta. getación relíctica del Terciario y mucho pinsapar. En estos parajes vive una va- riada fauna de ciervos, jabalíes, melon- cillos, corzos, ginetas y nutrias, amén de águilas, alimoches, búhos reales y buitres leonados. Existe un centro de recepción de visitantes en Huerta Grande-Barria- da El Pelayo, carretera N-340, km. 72, 11207 Algeciras (Cádiz) y Cortes de la Frontera, así como puntos de informa- ción en Medina Sidonia y Alcalá de los Gazules.

Ubrique, la de los cueros

brique, casas blancas en calles empinadas, en la falda del monte que por Ualgo se llama El Calvario, carretera serpenteante, bosquecillos de quejigos y alcornoques, huertecillas, naturaleza rozagante, casitas de veraneo, algunas pretenciosillas y horteras, otras blancas y Magreb, en cuyos zocos podrá adquirir, por humildes, auténticas; alegres arroyuelos de cuatro chavos, variados artículos de pesto- cantarinas aguas... Ubrique tiene fama por sa badanilla con los que atufar los armarios. su industria de marroquinería pero el turis- Aquí la gente sabe vender sus productos, ta mercantil, el acaparador de gangas, suele goza de saneados ingresos y, aunque se des- salir chasqueado. Para gangas debe viajar al loma trabajando, también sabe divertirse.

«Dos gustos tiene el dinero», catequizó una iglesia antigua que ha sido reconver- un tabernero al parroquiano, «el primero tida en biblioteca pública, un convento de ganarlo y el segundo gastarlo. Si lo guar- capuchinos y la fi nca «Ambiciones», esta das se te pudre y te pudre por dentro. ¡Que privada, donde cotidianamente representa ruede, que traiga y lleve la vida!». el teatro de la vida la compañía del diestro Aparte de industrias del cuero, hay Jesulín de Ubrique.

Olvera, sobre su losa

lvera se encuentra asentada en una cumbre, que la señorean sus dos joyas Opatrimoniales, el castillo y la iglesia de la Encarnación. Monumentos a los que hay que subir paseando por sus calles blancas, estrechas, empinadas

y cuajadas de fl ores. El esfuerzo, sin ser ex- cesivo, vale la pena. En los bares del pueblo presumen de ser- vir conejo a la brasa y verdura de la zona: ta- garninas, espárragos trigueros y espinacas del tiempo, cocinados con el buen aceite local. A cuatro kilómetros de Olvera se en- cuentra Torre de Alháquime, pequeño y encantador pueblo productor de la mejor matalahúva de Andalucía. Un poco más lejos (a 15 kilómetros) se puede visitar el interesante peñón de Zaframagón, gran- dioso escarpe calizo de unos 584 metros, re- serva natural muy abundante en aves, con su garganta del Estrechón, tallada por el río Guadalporcún, afl uente del Guadalete.

Setenil de las Bodegas

uchas de las casas de este pintoresco pueblecito se excavaron en la roca M de la montaña. Caminando por sus recoletas calles de vez en cuando sor- prenden al viajero rincones singulares y asombrosos miradores.

Otra de las agradables sorpresas es su Cerca de Setenil se encuentra el pue- variada y rica gastronomía, ensalzada con blo del Gastor, conocido como el balcón uno de los mejores aceites de Andalucía. de los Pueblos Blancos.

En sus inmediaciones puede visitarse el gaita gastoreña, singular instrumento mu- dolmen conocido como la Sepultura del sical a partir de excelentes cueros curtidos Gigante, uno de los mejores de la provincia. de su ganadería y de maderas de nogal, hi- Los artesanos de la comarca fabrican la guera o mimbre.

El Corpus oloroso de Zahara de la Sierra

maginen un barco de piedra que se hunde en el montuoso paisaje verdigrís y Ien el plano inclinado de su borda un caserío blanco, limpio, luminoso, tendi- do al sol, como si una bandada de palomas se hubiera posado sobre la recia

geología para amansarla. Arriba, en la celebra su espectacular Corpus Christi parte más alta, los restos del castillo naza- (desde el siglo XV, con adornos de fl ores y rí con su torre del homenaje (siglos XIII al ramas de plantas olorosas). XV) y vestigios intermitentes de la carco- A las siete de la mañana, puntuales mida muralla que rodeaba el pueblo con como británicos y disciplinados como su fuerte antemuro. alemanes, los vecinos se echan a las ca- Más abajo, contrapesando el castillo, lles y las adornan con fl ores, plantas y lo que queda de la iglesia mayor con su serrín teñido hasta ponerlas como un rara torre hexagonal (siglos XV al XVII). vergel oloroso. Mientras tanto, otras bri- Más abajo, la iglesia de Santa María gadas levantan altares callejeros de tre- de la Mesa, barroco tardío (siglo XVIII), cho en trecho. con su notable portada de mármol rosa. El visitante, que ha pasado la mañana Cercana, la torre del Reloj (siglo XVI) deambulando de un lado a otro para re- adosada a la antigua ermita de San Juan crear la vista y el olfato, llega a mediodía de Letrán, hoy desafortunadamente re- con apetito y dispuesto a saborear la co- hecha. cina serrana: cocido, guisado de carne y Zahara de la Sierra no decepciona nun- postre de dulces de sartén, los gañotes de ca, pero está especialmente bella cuando almendra y canela.

Algeciras, principio del Mediterráneo

lgeciras, gran ciudad (120 000 habitantes), gran puerto, antiguo nido Ade contrabandistas, hoy vado estival de las atestadas caravanas de la trashumancia magrebí que reparte el corazón entre la hogaza europea

y una patria madrastra donde siempre es Al viajero le gustaron el blanco y re- ayuno de Ramadán. coleto barrio de San Isidro, un pueblecito Los afi cionados a la arqueología bus- costero arraigado en la costra coriácea de carán vestigios de la Iulia Traducta roma- la ciudad portuaria, y la fuente de azule- na y de su Portus Albus. Sin duda encon- jos de la plaza Alta, donde visitó la igle- trarán interesantes los hornos romanos sia de Nuestra Señora de la Palma (siglo del Rinconcillo (en los que se fabrica- XVIII). En la plaza de Juan de Lima admiró ban las ánforas que la ciudad exportaba el barroco pero sencillo Hospital de la Ca- al Imperio, en especial la afamada salsa ridad (siglo XVIII), hoy Fundación de Cul- garum), así como la factoría de salazones tura, antes de alojarse en un mediano ho- de la calle San Nicolás, con sus piletas tel, de cenar en un mediano restaurante y excavadas en la roca, todo ello del si- de pasear nocturno en la noche perfuma- glo I. Seguirán la visita por el Parque Ar- da de mar. queológico de las Murallas Meriníes (si- La mañana siguiente amaneció alegre glo XIII) con sus torres, antemuro y foso con sol dorado sobre mar tranquila y el y los restos de la mezquita aljama (siglo viajero prosiguió su viaje hacia Gibraltar VIII) en los jardines del Hotel Cristina, pasando por San Roque y La Línea de la en la Villa Vieja. Concepción.

Benaocaz, la hembra lo más

l viajero encontró Benaocaz, 500 habitantes o pocos más y una fuente de cuatro Ecaños que necesitaría cuatro cañones para echar de sí toda la salud y la abun- dancia que le da la sierra. Sin ser destino turístico de masas, o precisamente

por ello, el viajero se encontró a gusto joyas y preseas y ofrecieron el tesorillo a paseando por sus callejas nazaríes y has- Isabel la Católica para ayuda en la guerra ta se asomó a la calzada romana que va de Granada. En la sobrada iglesia, alzada a Ubrique y a las simas de la Veredilla, sobre cimientos de mezquita, tiene urna y y de haber tenido más arranques y mejor altar el patrón san Blas. El santo, que en edad hubiera subido a las ruinas del cas- otros lugares menos civilizados limita sus tillo de Aznalmara, cruzando el río Taviz- virtudes a los males de garganta, extien- na, o al de Fátima, cerca del embalse de de aquí su jurisdicción a todo el aparato los Hurones. digestivo y particularmente al agradeci- Los serranos son, por lo que tiene ob- do estómago. En su fi esta los devotos lo servado el viajero, esforzados y hospitala- adornan profusamente con palmas de ja- rios. Benaocaz produce, además, mujeres món serrano, con guirnaldas de morcillas valientes y chacinas prietas que no sabe y chorizo en ristra y lo alumbran con ci- uno a qué gusto quedarse. Dice el refrán: rios de lomo embuchado y velas de salchi- «En Benaocaz, la hembra lo más», al pare- chón. También es gente golosa de gachas cer porque sus mujeres hicieron colecta de dulces o saladas.

El barrio marinero de La Atunara (La Línea de la Concepción)

n el municipio de La Línea de la Concepción, a orillas de la playa de Levante, Ese encuentra el antiguo barrio marinero de La Atunara, famoso por su fl ota pesquera de bajura, por la rica fauna marina de su vecindad y por su rica

gastronomía. Los pescadores de La Atu- una taberna y degustar un vino con su ca- nara saben de almadrabas, esas monterías zuelita de pescado al tiempo que lo infor- marinas en las que una vez al año se cap- man a uno sobre la pesca y venta de los turan los cebados atunes cuando en sus peces voladores en la época del verano, largas migraciones pasan por el Estrecho. un auténtico manjar que se viene elabo- El visitante de La Atunara pasea por rando de la misma forma que en época sus callecitas de casas de una sola planta, romana. blancas por la cal, con un osado contra- Todos los años en el mes de julio los punto de color en las tejas, puertas, ce- pescadores realizan una ofrenda fl oral a la losías y zócalos, una arquitectura popular Virgen del Carmen con una popular pro- honrada y veraz. No está mal entrar en cesión por mar y tierra.

Gibraltar

l viajero puede visitar Gibraltar por múltiples motivos: para blanquear dinero E(aunque recientemente ha desaparecido de la lista de los paraísos fi scales); para observar las monerías de los famosos macacos de la Roca o para constatar

que, a pesar de sus tres siglos de dominio Como es sabido, una escuadra angloho- colonial inglés, sus habitantes, los llani- landesa ocupó la roca en 1704 durante la tos, aún no han perdido el tufi llo gaditano. guerra de Sucesión y el tratado de Utrecht Gibraltar es el Mons Calpe de los roma- de 1713 cedió su soberanía a la Corona nos, una de las dos míticas columnas levan- británica. Gracias a su estatus colonial, los tadas por Hércules cuando visitó estas tierras actuales habitantes de Gibraltar, muchos para robar las manzanas de las Hespérides de ellos de ascendencia británica, anda- y los bueyes de Gerión. Sin embargo, su luza, genovesa, maltesa, portuguesa, árabe nombre actual deriva del árabe Yabal T¯ariq o judía norteafricana, son ricos (la quinta (äÍÑ âÖÌÜ), o sea, «la montaña de Tariq», renta per cápita más alta del mundo) y no alusivo al bereber que invadió y conquistó acaban de verle ventajas a la integración la península Ibérica para el islam en 711. en España y en su comarca del Campo de

Gibraltar, cuyo nivel de vida no alcanza na telefónica pintada de rojo, o degustar la media europea a pesar del esfuerzo con- una pinta de cerveza irlandesa (Guinness, junto de los Gobiernos español y andaluz concretamente) en un típico pub. Tam- y de la probada laboriosidad de los habi- bién puede visitarse el castillo de los Mo- tantes de la comarca. ros, con su airosa torre del homenaje, de En Gibraltar no hay mucho que ver, tapial y ladrillo, o las galerías (The Galle- admitámoslo, pero tampoco está de más ries), el túnel de 300 metros de longitud darse una vuelta por su única calle comer- excavado por el ejército inglés para abrir cial, llena de sucursales bancarias, y fo- varios portillos en el costado de la roca tografi arse junto a un bobby moreno que desde los que los hijos de la Gran Bretaña habla inglés con acento gaditano, o con- disparaban contra las baterías españolas templar la insólita estampa de una cabi- durante el asedio de 1779-1783.

Córdoba

Córdoba, lejana y sola

l viajero aparcó en la ribera izquierda del Guadalquivir y subió a la terraza de Ela torre de la Calahorra para contemplar la ciudad mesurada y honda, sabia y prudente. El visitante tiene por costumbre, cuando va a Córdoba, casi siempre

por mayo, andarse con estos protocolos. posada de sus habitantes. En las tabernas Córdoba es una gran señora, que tiene un más clásicas de Córdoba se calla más que arcángel por patrón. A Córdoba, como a se habla. Dos amigos cordobeses senta- Constantinopla y a Jerusalén, se le pide dos frente a sendos vasos de montilla en permiso antes de entrar, destocado y hu- una bodega, como todas las tardes desde milde. Otras grandes ciudades fi ngen ser hace cuarenta años. Cuando llevan una más de lo que son y no pueden evitar una hora sin despegar los labios, uno de ellos última impresión de vanidad y aire hue- comenta: «¡Qué bien se está hablando co. Córdoba es justo lo contrario: está en su sitio, callada, amable y distante. Aquí nacieron Séneca, Maimónides y Góngora. También, hay que reconocerlo, el pintor Julio Romero de Torres, que a ratos parece más sevillano que cordobés. «Cuando un músico muere en Córdoba –dice el fi ló- sofo medieval Averroes– venden sus ins- trumentos en Sevilla. Cuando un erudi- to muere en Sevilla, sus libros se venden en Córdoba». Esta Córdoba senequista y refl exiva se trasluce en la actitud más re- Típica bodega cordobesa.

poco!». Pasa otra hora y el otro respon- con jazmines. Huele a dama de noche y a de sentencioso: «Sí, pero mejor se está no dulce de convento. hablando ná». En la mesa cordobesa el viajero pide de La ciudad es refl exiva, pero también primero ajoblanco de almendra o salmore- es alegre con mesura, bella sin exceso y, jo, según la estación, y de principal estofa- desde luego, más romana que mora, más do de rabo de buey (que en Sevilla llaman de mármol liso que de recargado azulejo, cola de toro), o cordero en caldereta o a más de sencillo tiesto con geranios sobre la miel, según impulsos, pero algunas ve- la simple pared encalada que de reja con ces ha pedido fl amenquín y de postre pas- volutas, virgen con farolillos y macetero telería.

La torre de la Calahorra

ntes la torre de la Calahorra estaba desnuda, en su piedra. Ahora hay que A pagar para visitarla y, con la general decadencia de los tiempos, han insta- lado en ella un pretencioso museo de las tres culturas, quizá el único gesto excesivo y grandilocuente de la ciudad. tos, al islam en los arcos y los estribos, a Esto de las tres culturas da que pensar Castilla conquistadora en el pavimento. al viajero sobre los dislates de los políti- El viajero lo cruzó a pie, con parada bre- cos y la idealización del pasado para di- ve en el centro, donde está san Rafael ba- simular carencias o errores del presente. rroco, con el pedestal cuajado de cera de- Se ha puesto de moda desde la parida de rretida y candelitas ardiendo, para otear, la alianza de civilizaciones decir que en aguas abajo, los molinos y la noria de la la piel de buey de la Península convivie- Albolafi a. Aquí el Guadalquivir, río sabio, ron en pacífi ca armonía cristianos, mo- atempera su paso y va meciendo cañas y ros y judíos cuando la verdad es que eso ovas que le reverdecen barbas de gran pa- nunca ocurrió: lo que enseña la historia triarca. es que el poder dominante, fuera cristia- Al otro lado del río el viajero miró no o moro, abusaba de los otros dos, los la puerta del Puente, monumental, de breaba a impuestos y les recortaba las li- Juan de Herrera, algo hundida por el re- bertades. crecimiento de la ribera. Esa es la negra La Calahorra protegía el puente sobre suerte que acompaña a los monumentos el Guadalquivir. Como la ciudad misma, fl uviales, también a la Torre del Oro se- este puente tiene a Roma en los cimien- villana.

Mezquita catedral de Córdoba

a mezquita de Córdoba ocupa más de 25 000 m2 cuadrados y se sostiene sobre L856 columnas, unas de granito, otras de mármol veteado, otras de jade verde, todas distintas porque los moros las expoliaron de edifi cios romanos, visigodos

y bizantinos. La altura de los fustes de las sentes tiempos, menos heroicos y abne- columnas resultaba insufi ciente para una gados, aquel anónimo cautivo quizá hu- sala tan extensa, problema que resolvie- biese construido un artístico Taj Mahal ron creando una doble arquería con los ar- con palitos de cerillas. cos superiores huecos, copiándolo de los El visitante pasea por el interior de la acueductos romanos. Además, la alter- mezquita entre azogados grupos de nipo- nancia de dovelas blancas y rojas, de ins- nes cámara al cuello; de germanos unifor- piración bizantina, imprimió gran dina- mados de Afrika Korps; de sajones de san- mismo cromático a la obra. dalias y calcetines; de galos de roulotte y Una mancha en una columna de esta bocadillo. La unidad del edifi cio no radica mezquita es el aleph, lugar mágico y te- en sus visitantes, ni siquiera en las colum- rrible en el que confl uye la energía del nas ni en los capiteles, que son cada uno universo, léanme a Borges. Nadie sabe en de su padre y de su madre, sino en el airo- qué columna está ni es fácil averiguarlo so doble cuerpo de arcos superpuestos y en porque casi todas ellas son distintas y tu- la alternancia de colores. vieron su propia historia antes de con- En tiempos de Carlos V triunfó la tor- fl uir en este edifi cio. Hay otra colum- pe idea de incrustar una catedral renacen- na en cuyo mármol un cautivo cristiano tista en el corazón de la mezquita. Si des- rayó pacientemente, con la uña, duran- montaran esta catedral y la instalaran en te lustros, el signo de la cruz. Estas haza- otro lugar, que para algo han de servir los ñas perseverantes ponen en el visitante petrodólares, el monumento ganaría mu- pavor y grande admiración. En los pre- cho en perspectiva y otra vez podría ad- mirarse su magnífi co bosque de columnas. Mientras arbitraba estas reconstituciones, el viajero admiró el mihrab y la bóveda de nervios profusamente decorada que cubre la maxura de la mezquita. De la parte cristiana le llamaron la atención la sillería del coro, los púlpitos de la cate- dral, la custodia de Arfe (en el museo ca- tedralicio) y la capilla del Zancarrón, así llamada porque los moros veneraban en ella un hueso que aseguraban era del pie de Mahoma.

Calleja del Pañuelo (Córdoba)

l lado de la mezquita de Córdoba está el Patio de los Naranjos, lugar apacible Aen el que, desparramado a la sombra fresca de los muros, descansa y abreva el dócil rebaño turístico. En el patio hay naranjos y palmeras, dos cipreses

y un viejísimo olivo junto a la fuente ba- la calle Velázquez Bosco, fue a la calleja rroca del Caño del Olivo, donde las solte- de las Flores, que huele a cordobán y a jaz- ronas desahuciadas beben para encontrar mín, y por la calle Martínez Rucker, a la novio. En esto de encontrar novio el via- plazuela de la Concha. También pasó por jero tiene comprobado que cada tierra usa la calleja del Pañuelo, un adarve moris- su procedimiento. En Granada repican la co que en su parte más angosta solo mide campana de la Vela, en Nueva York acu- tres palmos, tránsito angostísimo don- den a una agencia matrimonial, en Tokio, de en 1957 se atascó una tejana culona al jefe de personal de la fábrica. que hubo de ser rescatada por el cuerpo de El viajero contempló el exterior de la bomberos, un evento sobradamente mere- mezquita por fuera y rezó el Ave María a cedor de verse conmemorado en una lápi- la Virgen de las Flores, bella y sensual a lo da, pero el mezquino Ayuntamiento ni si- divino, aunque un punto agitanada, que quiera le ha dedicado un modesto azulejo. recibe homenajes transeúntes en el altar- Es que estos municipios del sur viven de cillo de tupida reja. Luego, entrando por espaldas a la historia.

El buey destripado en la catedral

n la catedral de Córdoba, debajo de uno de los púlpitos barrocos que enmarcan Eel altar mayor, el visitante se sorprende ante la escultura, tamaño natural, de un buey echado en el suelo que agoniza con las tripas fuera.

El buey destripado de Córdoba tiene su leyenda: el animal reventó del esfuerzo de tirar de un carro sobrecargado de piedras destinadas a la construcción de la catedral y el cabildo lo hizo esculpir bajo el púlpito como homenaje a su sacrifi cio. La realidad es más prosaica: ese buey que vemos debajo del púlpito simboliza el evangelio de San Lucas (cuyo símbo- lo es un toro precisamente), y lo que pa-

recen tripas son, en realidad, nubes: las fi car que el evangelio, la buena nueva, nubes del cielo, que eximen al escultor la palabra de Dios, se difunde desde el de tallar un buey entero. El toro que sim- púlpito y resuena en el mundo con una boliza al evangelista está precisamente voz potente y clara como el mugido de en ese lugar, bajo el púlpito, para signi- un buey.

La Fiesta de los Patios en Córdoba

a cordobesa Fiesta de las Cruces, en la primera semana de mayo, en la que Ldistintas casas, calles y barrios compiten por el más bello arreglo de cruces fl o- rales (concurso organizado por el Ayuntamiento desde 1953), se prolonga en

la semana siguiente con la Fiesta de los Pa- tas y las plazas recoletas del casco antiguo, tios. Las casas tradicionales, tanto las priva- la Almudaina, el Blasón, el Churrasco… das como las comunitarias o públicas, que Salir de patios en Córdoba es asomar- tienen patio central de tradición romana se a un mundo complejo que combina la (que no árabe como muchos creen) abren arquitectura señorial con la popular, rejas en estos días sus cancelas de par en par, con- y balcones engalanados, un paseo por la cursen o no, para que los transeúntes y visi- belleza de lo permanente y arquitectónico tantes admiren el esplendor de las fl ores y el combinada y matizada por la de lo transi- arreglo del mobiliario y los adornos. Es uno torio y vegetal, las fl ores. de los espectáculos más hermosos que depa- La asociación Claveles y Gitanillas or- ra la primavera andaluza. Lucen los patios ganiza recorridos guiados por los veinticua- de guijo y mármol, de fuente y limonero, tro patios más hermosos en las Costanillas/ cuajados en esos días de claveles, geranios, San Lorenzo, San Agustín, Santiago, San gitanillas y otras fl ores no menos hermosas Pedro, la Axarquía, Judería y el Alcázar que realzan el encanto de las calles estrechi- Viejo, pero el visitante que vaya por libre no debe perderse los doce patios del palacio de Viana, un edifi cio del siglo XIV también conocido como Museo de los Patios, ni los patios de los conventos de la Encarnación, de las Capuchinas, de Santa Isabel de los Ángeles, del Corpus Christi y de la San- ta Cruz, a los que añadirá el de la sede del Círculo de la Amistad. Mucho patio quizá para una sola tacada, en día por lo general caluroso. Háganme un descanso en medio para tomar un vaso (medio, lo llaman) de Patio cordobés. montilla y un salmorejo fresquito.

Mitra y el Museo Arqueológico

l turista, callejeando, dio nuevamente con la catedral. De allí, tomando la Ecalle Encarnación, encaminó sus pasos hasta el antiguo palacio de los Páez de Castillejo, sede actual del Museo Arqueológico, y visitó una vez más su

instructiva colección de restos romanos sa del Sol, adorada por los romanos: un y árabes, sus brocales de pozo mudéjares joven tocado con gorro frigio degüella y su escultura de mármol de Mitra (siglo al toro sagrado, y de la herida brota un II), proveniente de la localidad de Cabra. chorro de trigo y vino al que acuden un La imagen representa a la divinidad per- perro, una serpiente y un cuervo mien- tras que un escorpión aferra con sus pin- zas los testículos del animal. El culto de Mitra compitió con el cristianismo du- rante siglos por el título de religión ofi - cial del Imperio romano. Como es noto- rio, venció el cristianismo y se apropió de los despojos del vencido: el banquete ritual de la eucaristía, la fi esta del do- mingo, la Navidad el 25 de diciembre y hasta la mitra, el báculo y el anillo de los obispos.

Museo Etnobotánico de Córdoba

orillas del Guadalquivir, próximo a la mezquita y al alcázar de Córdoba, A encontramos un Museo Etnobotánico, único en Europa, consagrado a las plantas autóctonas y a las americanas.

La visita nos ilustra sobre la histo- y selección de las especies silvestres y de ria agrícola y ecológica de la humanidad los animales más útiles, las dispersión de desde los primitivos pueblos recolecto- las especies cultivadas: trigo en Asia Me- res y cazadores al nacimiento y desarrollo nor y Europa, arroz en Oriente, maíz en de la agricultura y la ganadería, que trae Mesoamérica, las patatas en las regiones consigo el abandono de la vida nómada andinas, las especias… También señala por la vida sedentaria, la domesticación los intercambios entre el Viejo y el Nue-

vo Mundo: el impacto de la patata en Eu- ello se complementa con una instructiva ropa, el tomate, el cacao (chocolate), el exposición de aperos de labranza, prensas tabaco, la conservación de la biodiversi- y hornos y otros utensilios relacionados dad como clave para el futuro… La lec- con las diferentes formas de cultivar las ción que el museo propone de forma tan plantas en diferentes contextos. Destaca práctica y plástica conviene igualmente a un antiguo ingenio para partir las semi- los mayores y a los más pequeños. Todo llas del cacao.

Las ermitas de Córdoba

e Córdoba la llana, subiendo por una carretera dócil, escalamos el zócalo Dde la cercana sierra, en el lugar primero llamado cerro de la Víbora y luego desierto de Nuestra Señora de Belén donde están las ermitas, un conjunto

creado en el siglo XVII que prolongó la a la capilla comunitaria. Una bifurcación tradición eremítica traída de Oriente en y dos caminos: uno lleva a la capilla y al tiempos romanos por el obispo Osio. Ya cementerio; otro, a las ermitas. En el pe- no quedan ermitaños, que el último mu- destal de una cruz, un nicho tras cuya reja rió en 1957, pero aún resta la iglesia y las nos acecha una calavera monda. Su ins- trece ermitas, blanqueadas y dispersas en- cripción advierte al visitante: «Como te tre el verdor oscuro del monte. Es un lu- ves yo me vi. / Como me ves, te verás. / gar deleitoso y humilde, de grandes vistas Todo para en esto aquí. / Piénsalo y no sobre la ciudad y el valle, de olor a romero pecarás». Este viajero no quisiera enmen- y a cerro, sin más exceso que el del monu- darle la plana a nadie, y menos al cráneo mento al Sagrado Corazón, devoción im- descarnado de un santo varón que dio sen- puesta con singular encono por los padres tido a su existencia a base de disciplinas, jesuitas para contrarrestar los perniciosos rezos y ayunos, pero, habida cuenta de que efectos de la modernidad que apartaba de el papa Wojtyla suprimió las penas del in- la fe al rebaño cristiano a medida que lo fi erno, piensa que el mensaje de la cala- alfabetizaba. Su repercusión en los paisa- vera resulta hoy desacertado y más bien jes de España es bien conocida: pocas ciu- incita a apurar los placeres de la vida, a la dades o pueblos se han librado de lucir en gula, a la concupiscencia, a la molicie, al el punto más relevante del paisaje urbano carpe diem. En consecuencia, ¿no podrían o natural una descomunal imagen, o por sustituir la inscripción por otra que dijera, lo menos una cruz. por ejemplo, «A cachar, que el mundo se Estas sencillas ermitas han recibido la va a acabar»? visita de personas ilustres como Eugenia Al fi nal de una avenida de palmeras de Montijo, la reina Isabel II y los reyes está la ermita de la Magdalena, con su Alfonso XII y XIII. dura cama, su cayado y sus doce nichos Una senda entre apretados cipreses (el blanqueados sin inscripción alguna que árbol romano de la bienvenida) conduce identifi que al difunto.

Medina Azahara, la ciudad rescatada

cinco kilómetros de Córdoba están las ruinas de Medina Azahara, la ciudad Apalaciega comenzada en 936 por Abderramán III con intención de superar las ciudades palatinas de los grandes soberanos de Oriente. Durante casi medio siglo un ejército de obreros espe- prolongaba en parques y huertos en los cializados trabajó en este palacio acumu- que crecían las más variadas especies de lando riqueza y arte dentro de su doble árboles. perímetro de murallas. La magnitud de la 13 000 funcionarios y 4000 esclavos y obra se manifi esta en la lista de los ma- pajes de librea habitaban la ciudad palati- teriales empleados, de los que solo men- na. Solamente los peces de los estanques cionaremos las 4000 columnas, muchas consumían diariamente 12 000 hogazas de de mármoles de colores que debían im- pan y seis cargas de legumbres negras. La portarse de Francia, de Constantinopla, sala del trono, calculada para refl ejar la de Túnez y de distintos lugares de África. magnifi cencia del califa y asombrar a los No faltaban estanques, lagos, residencias embajadores de las potencias extranjeras, para los cortesanos, cuarteles, escuelas, era una maravilla que parece sacada de baños, caballerizas, almacenes y merca- Las mil y una noches: el techo estaba fo- dos. Fuera de las murallas, la ciudad se rrado de láminas de oro y las paredes y suelos de mármoles de colores. Cuando el sol penetraba por las ocho puertas de la estancia, los refl ejos de muros y ador- nos cegaban la vista. En el centro había una fuente de mercurio que, al agitarse, refl ejaba las luces como si la habitación se moviera. Estaba de Alá que nadie disfrutaría de tanta grandeza durante mucho tiem- po. En 1010, pocos años después del fin de las obras, los bereberes irrumpieron en Medina Azahara y la destruyeron e incendiaron, sin respeto alguno por el patrimonio. Desde entonces fue, como Itálica, campos de soledad, mustio co- llado, un despoblado adonde los cons- tructores de la ciudad acudían a pro- veerse de mármoles, fustes de columnas y fuentes. Hoy la están excavando y restauran el rompecabezas de sus yese-

rías y lápidas, una paciente labor que Córdoba sin dar un paseo melancólico abarcará varias generaciones. Sería im- y arqueológico por las ruinas de Medi- perdonable que el visitante abandonara na Azahara.

Baena aceitera

aena es pueblo agrícola de cereal, olivo y algo de huerta en las márgenes Bdel humilde río Marbella donde veranean los lugareños tan ricamente, sin paparazzi que los molesten, sin ajetreo social, sin pelmas, sin Puerto Banús.

En Baena hay un de Desarrollo y nombre hermoso y lorquiano. En Baena una Casa de la Cultura instalada en el an- este cronista almorzó revoltillo de habas tiguo pósito. En Baena se encontraron un con jamón y cebolla y un dulce de almen- famoso león ibérico y una cruz visigótica dra humildemente llamado «panecillo de no menos famosa que la del Museo Ar- cortijo». queológico Nacional, en Madrid. Lo que En Semana Santa se forman dos ban- no se pudieron llevar a Madrid es la Casa dos: los judíos coliblancos, hermanos del del Monte, bello edifi cio civil del siglo Santo Sepulcro, y los judíos colinegros, XVIII, en la plaza del pueblo, ni el hermoso hermanos de Jesús Nazareno, según el co- retablo italiano de la iglesia de la Madre lor de las crines que los tambores lucen de Dios, ni el artesonado mudéjar de la de en el casco. Baena es patria del geógrafo Guadalupe, ni el convento de San Fran- musulmán Ben Asgab y del polígrafo José cisco. Hay además un piadoso Museo de Amador de los Ríos. Semana Santa. En este pueblo residen los Núñez de En el barrio alto, que se llama la Alme- Prado, una familia que viene fabricando dina, subsisten las ruinas del antiguo casti- buenos aceites desde 1795. Una visita a llo y algunos retacillos del antiguo recinto la fábrica, previo concierto, puede resultar murado con su puerta del Arco Oscuro, muy instructiva.

Cabra bachillera

abra, fértil valle ceñido por la sierra de Cabra y bañado por el río de Ca- Cbra, es pueblo noble y antiguo, de reposadas arquitecturas, un pueblo señorial con cuidados jardines y palmeras. En tiempos de Roma fue una

de las mejores ciudades de la Bética y to egabrense es la iglesia de la Asunción, se llamaba Igabrum, que signifi ca «cabra templo grande, con cinco naves, con pre- montés», por eso sus naturales se llaman tensiones de catedral. La sillería del coro hoy egabrenses. El más notable monumen- consta de treinta y tres asientos de nogal

tallados con relieves alusivos a los márti- los condes de Cabra. A todos estos lustres res del pueblo. habría que sumar el de un famoso institu- El turista deambuló por las calles em- to-colegio fundado en 1610 para alumnos pinadas, angostas y empedradas de la Vi- pobres y virtuosos donde estudiaron Alca- lla Vieja, barrio antiguo y popular donde lá Galiano, el héroe de Trafalgar, Juan Va- quedan vestigios del castillo, incluso su- lera y Niceto Alcalá-Zamora, que fue pre- bió a un adarve y se asomó a las almenas sidente de la República. Un refrán sobrado a ver si el enemigo saqueaba las huertas. de mala uva asevera: «Bachiller por Cabra Continuando su paseo, pasó por la puer- y abogao por Graná, lo mismo que ná». El ta de una taberna donde un grupo de fe- prócer titular del instituto está delante lices parroquianos enfundados en pellizas de la fachada, en busto de piedra blanca. le daba al naipe, al morapio y a las labores Como iba siendo hora de almorzar, el de la Tabacalera mientras el televisor, en- visitante preguntó por una casa de comi- caramado en su púlpito rinconero, emitía das que fuera de confi anza y lo encami- imágenes de un baile por y más naron al Hostal San José, residencia de arriba la capa de ozono se iba al carajo, el la Iglesia y casa de ejercicios espirituales, que venga detrás que arree. Luego el visi- donde comió bien y barato. tante fue bajando al llano, donde viven Cabra produce buenos novelistas, los labradores acomodados, y curioseó por como Juan Valera, el autor de Pepita Ji- las casas principales, la del bachiller León, ménez, y José Calvo Poyato, el de La dama la natal de don Juan Valera, el palacio de del dragón.

La romería de los gitanos

l tercer domingo de junio la romería de la Virgen de la Sierra, en Cabra, Econvoca a unos 10 000 gitanos y no gitanos en el santuario del mon- te Picacho, a 1238 metros de altura. Hermosa ascensión, entre olivares,

curvas y más curvas, que sacó Aldomóvar una romería étnica tan signifi cativa como en una de sus películas. la de los gitanos de la Camarga francesa en Esta romería está vinculada a los Cór- Santa María del Mar. Si allí la Virgen reci- doba, una de las familias gitanas más em- be el nombre de la Sara, en Cabra la Vir- blemáticas de Cabra, y reúne no solo a los gen recibe el piadoso apelativo de la Maja- descendientes del patriarca gitano José rí, en el que algunos antropólogos quieren Córdoba, sino a numerosos gitanos llega- ver resonancias hindúes, de las mismas raí- dos de Francia, Italia, Holanda, Repúbli- ces de la etnia y la cultura gitanas. ca Checa, la antigua Yugoslavia e incluso El ritual de la romería gitana es singu- de Estados Unidos. El carácter gitano de la lar: los hombres bailan ante la imagen, ja- romería de Cabra, acentuado a partir de la leados por las mujeres, y, en el paroxismo década de los setenta, ha ido creciendo en de la devoción, se desgarran las camisas importancia y va camino de convertirse en impolutas hasta hacerlas jirones.

Sima de Cabra

n la Sima de Cabra, a unos cinco kilómetros de este pueblo cordobés, en el Ellano existente a la espalda del tajo de la Camarena, se encuentra, según la tra- dición, una de las bocas del infi erno. Incluso ha dejado su rastro en el Quijote.

La dama Casildea de Vandalia pide al Ca- do a medida que profundiza. El ofi cial de ballero del Bosque que descienda a esta cantería Fernando Muñoz Romero la ex- sima: «Otra vez me mandó que me preci- ploró en 1683 y encontró diversas gale- pitase y sumiese en la Sima de Cabra, pe- rías a diferentes alturas de las paredes, así ligro inaudito y temeroso, y que le conta- como crestones de estalactitas que desti- se lo que en aquella oscura profundidad se laban agua. En su informe dijo que la par- encierra (...) despeñeme en la sima y sa- te inferior de la sima era llana y amplia qué a la luz lo escondido de su abismo». «como el llanete de Santo Domingo, en La Sima de Cabra ha excitado la ima- la villa de Cabra». Es más del interés es- ginación de espeleólogos y público en ge- peleológico y cervantino que del público neral. En la boca mide solamente ocho en general, pero en cualquier caso las vis- metros de diámetro, pero después ahonda tas del campo, serrano y olivar, bien valen hasta los 120 de profundidad, ensanchan- la excursión.

Priego de Córdoba con sus cien fuentes

a capital del barroco cordobés, Priego, tiene iglesias sufi cientes para alhajar Lcinco ciudades. Se nota que en el siglo XVIII corrió el dinero y el gusto debi- do a la fl oreciente industria textil. Todavía resonaban sus fragorosos telares

en la Guerra Civil, como demuestra el berancia rococó que lo deja a uno boquia- hecho de que a mi padre, de soldado, lo bierto. El visitante debe pasear la calle Río mandara allí la superioridad para recoger para admirar sus casas señoriales de esplén- tela caqui, el color de moda aquella tem- dida rejería en una de las cuales nació don porada, y él aprovechaba para confrater- Niceto Alcalá-Zamora, el primer presiden- nizar con la población civil, que por su te de la República Española. Todavía se particular idiosincrasia le iba más noviear conserva la cuna de hierro en la que pasó que pegar tiros. sus primeros meses y el incómodo sofá en Priego es parada obligada para contem- el que falleció en Buenos Aires en 1949: la plar la espléndida portada de mármol de cuna y la sepultura, como en Quevedo. la iglesia de San Francisco y la capilla del Priego ha destacado siempre por su re- Sagrario en la iglesia de la Asunción, exu- jería. No hay más que darse una vuelta por

el pueblo para admirar muy bellas obras, pla la perspectiva de tejados y te jadillos incluso en ventanas de casas modestas que que cubre la iglesia del barrio de la Villa. no se pueden permitir otro dispendio. Hay una fuente de aguas delgadas y frías En los altos de Priego está el castillo de en la que apagar la sed antes de aventu- los Medinaceli, renacentista, de planta rarse por las callejas del Barrio Alto, por cuadrada, con robusta torre del homena- la calle Jazmines, angosta y blanca, con je. Desde la plaza del castillo se contem- las fachadas adornadas de macetas, por la plazuela de San Antonio y por la de San- ta Ana. El Barrio Alto, con sus empedra- das callejas retorcidas, es una especie de barrio de Santa Cruz sevillano, más mo- desto y pueblerino, pero también más auténtico, puro y verdadero. El visitante se retrató en el mirador del Adarve, des- de el que se disfruta de una panorámica de olivares y cerros grises. Luego descen- dió otra vez al llano y fue a ver la Fuente del Rey, alegría del agua, con más de cien caños.

Montilla, la de los vinos finos

n Montilla, el pueblo titular del famoso vino, se nota que han corrido paralelos, Ecomo en tantos pueblos de la campiña andaluza, el dinero y la devoción: hay cin- co iglesias notables y unos cuantos conventos, además de una torre de Santiago,

bella como una moza, y un palacio manie- (siglo XVI) recuerda en su portada el gó- rista del siglo XVI, el de los duques de Me- tico manuelino portugués. Este convento dinaceli. De las iglesias que este viajero atesora, además de un retablo mayor chu- visitó destacan la de San Sebastián (gó- rrigueresco muy valioso, una colección de tico-mudéjar, siglo XVI), edifi cada sobre la imágenes del Niño Jesús y otra no menos antigua mezquita mayor (que a su vez ocu- celebrada de reliquias entre las que se en- paba el solar de la iglesia visigoda), y la de cuentra un Lignum Crucis. Las monjas de San Francisco Solano (siglo XVII) por sus clausura elaboran delicados dulces que se retablos barrocos y la imagen del santo ti- pueden adquirir a través del torno con- tular, de escuela granadina. ventual. Hay otro convento famoso, el Del palacio de Medinaceli le pareció de Santa Ana (estilo toscano, siglo XVI), especialmente notable su armoniosa fa- igualmente alhajado con valiosos lienzos chada principal y el arco de medio pun- e imágenes. to que lo comunica con el convento de Una de las casas más antiguas del pue- Santa Clara, cuya iglesia gótico-mudéjar blo, situada en la calle del Arcipreste Fer-

nández Casado, es la de las Camachas, novio nervioso la víspera de matrimo- del siglo XVI, donde quiere la tradición niar. Nadie les pediría por la conversión que ejercieran su antiguo ofi cio las her- de los turcos ni de los herejes luteranos manas Camachas, mencionadas por Cer- ¡desgraciados! vantes en su Coloquio de los perros: Elvira En el antiguo castillo de Montilla, de- García, la Camacha propiamente dicha, rruido por los Reyes Católicos y rehecho y sus compañeras la Montiela y la Cañi- en el siglo XVIII, se ha instalado un Mu- zares, tres acreditadas brujas y alcahuetas seo del Vino. Después de visitar los mo- que, al parecer, existieron realmente. En numentos, el viajero da un paseo por el el patio de la casa, apoyado en la anti- barrio de la Escuchuela, estupendamente gua muralla, hay un pozo de aguas hon- conservado, y por hacer hora antes de al- das donde quiere el viajero pensar que las morzar se mete en una tasca a probar el Camachas practicaran sus conjuros sobre mosto hondo, fi losófi co y senequista de el refl ejo de la luna en el redondel del la tierra. Otros vinos sueltan la lengua, el fondo: para que la mujer que deseo se me montilla suelta el pensamiento. entregue, pediría un parroquiano; para En la confi tería Cayma, en la aveni- que mi natura no desfallezca al quinto da de Andalucía, hacen unos hojaldres de trance y se mantenga toda la noche fi r- mucho respeto, así como «cuajados» (dul- me como el batán del obispo, pediría un ces de tocino, huevo y almendra).

El Guijo, santuario precristiano

n el término municipal del pueblo cordobés de El Guijo, enclavado en las estri- Ebaciones de Sierra Morena, en el valle de los Pedroches, se venera a la Virgen de las Tres Cruces en una ermita enclavada junto a un poblado romano. Este es

uno de los «lugares de poder» en los que este y otros santuarios de la Virgen Ne- los buscadores de las Vírgenes Negras es- gra, etc. tán convencidos de que la tierra emana Al parecer, la primitiva ermita de las una energía telúrica de salutíferos efec- Tres Cruces, construida sin atender a las tos sobre los hombres, los animales y la normas astronómicas del santuario pre- naturaleza en general. Ello nos retrotrae, cristiano al que suplantó, no satisfacía a aseguran, a las religiones agrícolas pre- los devotos y por eso la demolieron en el cristianas, que fundaban sus fastos en el siglo XVI y la sustituyeron por la actual, ya calendario y en las estrellas, conocimien- orientada convenientemente. En el solsti- tos que se conservaban en los antiguos cio de verano, el 21 de junio, la fecha má- santuarios. El recinto sagrado era, al pro- gica del calendario matriarcal, el eje de la pio tiempo, un observatorio, lo que se ermita se alinea con la puesta de sol seña- manifi esta todavía en la orientación de lada por el pilar de piedra del recinto ex-

terior, un antiguo menhir hoy sustituido lle de los Pedroches, encontramos la er- por la cruz. mita de la Virgen de Luna, entre las loca- Es signifi cativa, aseguran, la lonja cir- lidades de Villanueva y Pozoblanco. Del cular, que tiene trazas de ser anterior a primitivo santuario matriarcal quedan el la propia ermita, así como el baptisterio pozo y los restos del dolmen. El camarín paleocristiano de la sacristía, uno de los de la Virgen se asienta sobre una mesa de testimonios más antiguos de la temprana piedra que emerge del suelo. El valle de implantación del cristianismo en la pe- las Bellotas (Fhas al-ballut), como llama- nínsula Ibérica. ban los moros a los Pedroches, es tierra No lejos de este lugar, sin salir del va- de misterios.

Pedroche, el de la torre

edroche, la Baedro romana, es un pueblo pequeño, blanco y limpio, con casas Pantiguas y una torre de granito portentosa, del siglo XVI, de casi 60 metros de altura, construida sobre trazas del reputado arquitecto Hernán Ruiz II

(el que cristianizó la Giralda de Sevilla) el 8 de septiembre hay romerías con pios- sobre el solar de la torre mayor del castillo tros (cofrades) a caballo. Las mujeres de demolido por los Reyes Católicos. El pri- Pedroche se llaman Piedrasantas. El via- mer cuerpo de la torre es un prisma cua- jero escuchó a una madre que llamaba a drado; el segundo, octogonal; el tercero, su hija: «¡Piedrita, Piedrita!». Le pareció el campanario, nuevamente cuadrangular, bello epíteto. orientadas sus aristas a los puntos cardi- El viajero callejeó por Pedroche hasta nales; el cuarto, formado por ocho colum- dar con un convento de clausura que te- nas en círculo, «los Mojinetes», remata en nía abierto el portón del compás: un lu- una gran bola con una veleta y una cruz gar delicioso, empedrado, con tres bolas de Fe. moriscas ensartadas en una lanza en el La patrona de Pedroche es la Virgen remate piramidal del ábside. Según la le- de Piedras Santas, residente en una ermi- yenda, la hermosa Cava, la hija o esposa ta al norte del pueblo, en medio de un del conde don Julián, violada por el últi- prado regado por el arroyo de Santa Ma- mo rey godo y causa indirecta de la con- ría. Dentro de la ermita se conservan los quista musulmana de España, se refugió bancos de madera donde antiguamen- en este pueblo y aquí hizo vida piadosa te se sentaban los delegados de cada una por el resto de su vida. El viajero dio en de las Siete Villas del valle cuando trata- pensar que la desventurada beldad goda ban el procomún. Cada asiento ostenta, fundara este convento y se hiciera sepul- en su respaldo, el nombre de la delega- tar en él, bajo losa anónima, en la porta- ción que lo ocupaba, como los pupitres da de la iglesia donde todo el que entre de la ONU. El domingo de Pentecostés y la pise.

La iglesia de la Asunción en Dos Torres

n repartidor de gaseosas al que el viajero abordó cuando con una caja de Ubotellas al hombro desempeñaba su misión, enumeró al forastero las tres maravillas que no debía perderse en el valle de los Pedroches: la iglesia

de San Juan de Hinojosa del Duque por consistentes vestigios de pasadas ferocida- fuera; la iglesia de Dos Torres por dentro des y, no obstante, se sintió a gusto vagan- y la torre de Pedroche. Como ya había do por sus calles estrechas y limpias, con visto la torre de Pedroche, se encaminó a casitas proporcionadas en las que contras- Dos Torres, impaciente por ver la famosa ta la cal con el oscuro granito de los din- iglesia por dentro. teles, jambas y ventanas. La iglesia de la Asunción tiene una ca- El viajero, antes de abandonar el pue- pilla mayor notable, cubierta de bóveda blo, penetró en una tasca e hizo frugal co- estrellada, que es, en efecto, de las cosas lación con el plato combinado de la casa: más notables que se pueden ver en el pue- dos huevos fritos con guarnición de lomo blo, pero al viajero, que viene algo ma- de orza, chorizo de humero y morcilla de leado de lo mucho que lleva visto, casi le cebolla. Debajo de los huevos aparecieron resultó más remunerador, como se dice cuatro torreznos gruesos como coturnos, ahora, asomarse a un par de casas que a pero el viajero se contentó con dos, que tie- tal efecto tenían el portalón abierto y des- ne alto el colesterol. De postre tomó unas cubrir muy buenos ejemplos de arquitec- perrunas de manteca, huevo y azúcar, unos tura popular de hace 50 o 100 años. roscos de anís y dos o tres mostachones. El Este pueblo tiene dos barrios, los dos vino era un tintorro corpudo con sabor a llamados con Torre. Antiguamente eran cuba que ayuda bien a bajar las pringues y rivales y, a pesar de tener bardas comu- tiene estentóreo y saludable el regüeldo.* nes, hacían vida aparte, cada cual con su parroquia y su Ayuntamiento. El viajero * No soy tan basto: de ser Vega-Sicilia habría constató que entre ellos todavía perduran puesto eructo.

Lucena, candelicas de boda

ucena luminosa y sabia, la de los vinos, tinajas y velones de bronce, la ciu- Ldad de los judíos que en la Edad Media brilló por sus científi cos, sus médicos y sus poetas hasta que el integrismo islámico de los almohades arrasó con

todo. Por cierto que los cirujanos judíos se de los que había bastante demanda en el habían especializado en fabricar eunucos, mercado musulmán. Cobraban altos pre-

cios, pero casi garantizaban que el pacien- —Bueno, como se diga. te no moría en el postoperatorio. El santuario de la Virgen de Araceli, En la plaza del pueblo están el Ayunta- patrona de la sierra de Aras, está en la miento y la iglesia de San Mateo, simple y cumbre de un cerro bravío, balcón pano- lineal, escuetamente decorada. Parece que rámico sobre las tierras y las sierras del todo el adorno se gastó en la capilla barro- contorno que Pedro Almodóvar retra- ca del Sagrario. El viajero escribe de oídas, ta en una de sus películas. Captaron la dado que encontró la iglesia cerrada como atención del visitante la bellísima reja casi todas las de nuestros pueblos. Es lo que cierra el camarín de la Patrona, ba- que trae la escasez de clero y la crisis de rroco despendolado, y las pilas de agua vocaciones. bendita, dos enormes conchas marinas —Es que había que abolir el celibato en cuyas orlas aparece la inscripción: clerical y permitir la ordenación de mujeres «Procedente del archipiélago fi lipino, se —opinó un culto ciudadano al que el via- colocó siendo capellán Francisco Reina, jero preguntó por el camino del santuario en 1893». de la Virgen—. Ellas sí que podrían hacer En el pueblo se conserva también la to- proselitismo; con ellas es que da gusto. rre del Moral, en la que se dice que estuvo —Querrá usted decir apostolado —lo preso Boabdil, último rey moro de Grana- corregí—, que todavía no somos protes- da, cuando lo derrotaron y capturaron en tantes. la batalla de Lucena.

Montoro, arte y naturaleza

brazada por un meandro del Guadalquivir, la bella localidad de Montoro, Alimítrofe con la provincia de Jaén, cuenta con un interesante patrimonio natural, cultural y monumental. El viajero callejeó sin rumbo por sus calles de casas encaladas y se recreó en la arqui- siglos XV-XVI). Notables son las iglesias de tectura popular simple y armoniosa, con San Bartolomé (gótico-mudéjar del siglo el contrapunto de algún antiguo torreón XV), Santa María de la Mota (del siglo XIII, que surge de pronto para recordarnos el capilla del castillo y sede del Museo Mu- legado histórico del pueblo y algún mira- nicipal) y la del Carmen (barroca, del si- dor desde el que atalayar el extenso paisa- glo XVIII). je de olivar. En la carretera de Montoro a Adamuz En el casco histórico de Montoro desta- se encuentra el molino de la Colorá, obra can la plaza de España y el antiguo palacio del siglo XVIII, transformado para turismo ducal de la Casa de Alba, convertido en rural. Casa Consistorial. Otro monumento dig- En las inmediaciones de Montoro po- no de admiración es el puente de las Don- demos visitar el Parque Natural Cardeña- cellas sobre el río Guadalquivir (construi- Montoro, con típica vegetación y fauna do por los propios vecinos durante los mediterránea: el lobo y el lince, el águila

imperial y la nutria. La zona más abrup- arroz con zorzales y chorizo o el revuelto ta y de más bellos parajes se encuentra de faisanes (setas). Para los golosos, tor- en los alrededores del río Víboras. Den- tas de almendra, pestiños de miel y so- tro del Parque se halla la pequeña aldea planos de canela. Todo engorda, pero un Venta del Charco, donde se puede de- día es un día. gustar la rica gastronomía de Montoro En la sierra de Montoro se ha rodado la y Cardeña: los platos camperos como el película La mula, de Michael Radford.

La fortaleza roquera de Zuheros

uheros, junto al tajo del río Ballón, es un pueblo pequeño y pintoresco de Ztrazado árabe y arquitectura popular, con miradores sobre el dilatado paisa- je de Sierra Morena. Algunas rejas de Zuheros recuerdan el antiguamente

importante rito de paso de «pelar la Destaca en Zuheros la pequeña fortale- pava». Veamos en qué consiste: ante el za del siglo IX excavada en la roca, sobre requerimiento del mozo, la lozana anda- un enorme risco desde el que se pueden luza sale a la reja y allí hablan en susurros, observar impresionantes panorámicas del las manos más o menos activas, meses o caserío y alrededores, una estampa muy años, hasta que el mancebo solicita al ca- romántica. Está muy reformada por aña- beza de familia «pedir la puerta» o «la en- didos renacentistas. trá». Hoy la costumbre cayó en desuso, En el pueblo se conservan restos del pa- como casi todo, y los padres de los novios lacio renacentista de los señores de Zuhe- encuentran de lo más natural que sus hi- ros (siglo XVI). Otra visita de interés ar- jos se coman la merienda antes de llegar queológico es la cueva de los Murciélagos, al campo. a escasos kilómetros del pueblo.

Villa romana de El Ruedo en Almedinilla

n Almedinilla, a diez kilómetros de Priego de Córdoba, el viajero afi cio- Enado a las piedras tiene tres cosas que ver: el pueblo ibero, la villa ro- mana de El Ruedo y el museo. Hay un centro de recepción de visitantes

donde lo atendería el guarda si no andu- Si ha habido suerte y consigue acceder, viera ausente en sus menesteres. verá que la villa romana de El Ruedo, del

siglo I, centro de una importante hacien- do romano, con una notable escultura de da agrícola, son unas ruinas cubiertas que Hipnos, dios del sueño asociado al con- pueden visitarse cómodamente desde una sumo de adormidera, una planta bastante pasarela que las circunda y permite con- frecuente en chortales y pozos de la co- templar los mosaicos. Como en toda casa marca. Recordemos a propósito que el me- romana de importancia, el cuerpo princi- jor ejemplar de falcata conocido se encon- pal es un espacioso patio cuadrado, con pe- tró en Almedinilla, aunque hoy está en el ristilo y fuente central, al que dan las habi- Museo Arqueológico Nacional. taciones señoriales. La decoración muestra En el cercano cerro de la Cruz se con- que los propietarios eran gente pudiente y servan las ruinas de un poblado ibero, con sofi sticada: suelos cubiertos de mosaicos, sus defensas, sus casas y sus espacios de muros estucados, comedor con triclinios y relación social, como se dice ahora. En calefacción por hipocausto. Con el fi n del Almedinilla existe cierta infraestructu- Imperio la villa decayó y quedó abandona- ra turística que incluye un comedor en da a su ruina, aunque la zona seguía pobla- el que se sirven los platos del recetario da, como demuestra el cementerio, cuyo de Apicio (siglo I), en donde no falta el uso se prolonga hasta los visigodos. vino caliente mielado o mulsum, ni un es- El museo consta de tres plantas; la pri- pectáculo de teatro y danzas, más o me- mera dedicada al olivo y al aceite; la se- nos romanas. La comida también es más gunda al mundo ibero y la tercera al mun- o menos romana.

Granada

Granada, cada vez más mora

l viajero no tiene por qué entrar en controversias sobre si Granada es o no la Ehistórica Illiberis o Elvira, sede episcopal visigoda y omeya. Lo seguro es que Granada fl orece cuando al-Ándalus, la España mora, se fragmenta en el mosaico

de autonomías que llamamos las primeras lejos de la chusma. La ciudad se extendió taifas. (Después de su reunifi cación, por hacia el llano por colinas y cerretes y solo los almorávides africanos, vendrían las se- después de 1950, en mala hora, se atrevió gundas taifas; a la nueva reunifi cación, por a invadir, y destruir, la feraz vega. los almohades, siguieron las terceras taifas Granada posee un rico patrimonio his- y ahora vivimos en las cuartas sin que se tórico-artístico tanto árabe como cristia- vislumbre reunifi cación alguna.) no: los conjuntos palaciegos de la Alham- La Granada primitiva se asentaba en su bra y el Generalife (siglos XIII al XV); el actual barrio del Albaicín, pero los reyes palacio renacentista de Carlos V, que aco- nazaríes, ya en el siglo XIII, emplazaron sus ge el Museo Provincial de Bellas Artes palacios (la Alhambra) en el cerro vecino, (artistas del XVI, Alonso Cano, Machuca) llamado la Sabika, al otro lado del Darro, y el fundamental Museo de la Alhambra.

Añadamos el pintoresco Albaicín, con dad se extiende el barrio del Realejo, que sus calles estrechas y empinadas, que co- desciende desde el Carmen de los Márti- bijan bellos cármenes (casas con jardín) res al Campo del Príncipe, con cármenes, con vistas a la Alhambra y meritorias igle- casas nobles y palacetes cristianos como la sias levantadas sobre las antiguas mezqui- Casa Museo de Manuel de Falla y la Casa tas (San Salvador, San Bartolomé o San de los Tiros. Más abajo, ya en el llano, la José), amén de pintorescas plazuelas con catedral, con la capilla real, y el Corral del miradores a la Alhambra y Sierra Nevada Carbón, antigua alhóndiga o fonda nazarí, (San Nicolás y San Cristóbal). y la alcaicería (un zoco todo rehecho en El Albaicín se prolonga en el cerro del el siglo XIX tras un incendio). Finalmen- Sacromonte coronado por la abadía cons- te, el mercado de fl ores de la plaza de Bib truida para celebrar el hallazgo de santas Rambla. reliquias y escritos apostólicos que resul- En la parte más moderna de Granada taron ser falsos (los plomos) y toda mina- se han levantado dos centros de interpre- da en su falda granadina de cuevas anti- tación que se cuentan entre los más mo- guamente habitadas por gitanos, hoy lugar dernos e interactivos de Europa: el cen- turístico trajinado por autobuses de turis- tro Memoria de Andalucía, de la Caja de tas que acuden al espectáculo fl amenco en Granada, y el Parque de las Ciencias. Es- tandas de 40 minutos, una consumición tos dos centros modélicos se complemen- garrafona incluida en el pack, y vayan sa- tan, el primero consagrado al pasado de liendo que aguarda el turno siguiente, no Andalucía, desde la geología a la historia, se enfríen los asientos. pasando por su geografía natural y huma- Al pie del Albaicín, camino de la ciu- na, y el segundo a la biosfera y la historia dad moderna, al pasar por el paseo de los de la ciencia. No lejos está el restauran- Tristes, ribera del Darro, bueno será dete- te Los Santanderinos, donde este viajero nernos para visitar el baño árabe de El Ba- degustó unos percebes canónicos, como ñuelo y el Museo Arqueológico, que aquí dedo de carpintero, que decía Cunqueiro, no hay turnos y te puedes quedar cuanto y un rubio de roca pescado en Almería. tiempo gustes, aparte de que es gratis. En Granada hay muy buena bollería arte- En la zona menos empinada de la ciu- sanal y pastelería.

Catedral de Granada

a catedral de Granada se comenzó en estilo gótico según los planos de Enri- Lque Egas, que se inspiraba en la de Toledo, pero seis años después, cuando ya estaban levantados los cimientos de sus cinco naves, se hizo cargo de las

obras Diego de Siloé. Para entonces en Es- ño sin desaprovechar la ingente inversión paña soplaban los renovadores vientos ar- realizada en los cimientos góticos plantea- tísticos llegados de Italia y se decidió que ba un problema constructivo: ¿cómo adap- fuera renacentista. Cambiar al nuevo dise- tar el pilar fasciculado gótico, de enorme

grosor, capaz de sostener las altas bóvedas, rios. El retablo, obra de Felipe Bigarny al diseño de la columna de orden clási- y Alonso Berruguete, renacentista con co propugnado por la nueva estética? Si- apuntes góticos, representa en los relie- loé concibió la feliz idea de levantar grue- ves del sotobanco (la parte inferior) la sas pilastras cuadradas disimuladas por la conquista de Granada y el bautismo de adición de media columna clásica en cada los moriscos. cara y sobre los medios capiteles corintios Los túmulos de los Reyes Católicos, del remate un potente entablamento que obra de Domenico Fancelli, en mármol de ejerciera la función de un verdadero ca- Carrara, con profusión de relieves y escul- pitel, contribuyendo a elevar la columna turas renacentistas, muestran a los reyes hasta la altura deseada. La felicísima idea algo favorecidos. El que esto escribe tie- arraigó en otras catedrales e iglesias rena- ne oído que la cabeza de Isabel se hunde centistas andaluzas (Jaén, Málaga) y pasó más en el almohadón porque era más lista a América. y el cerebro le pesaba más; pero la verdad Lo más admirable de la catedral de es que si echamos mano de la historia es Granada es su amplia girola y su estupen- posible que no haya habido rey o político da fachada principal, barroca, diseñada más inteligente y zorro que su esposo, Fer- por el polifacético Alonso Cano a modo nando de Aragón, el príncipe propuesto de arco triunfal, con portadas y lienzos por Maquiavelo. Lo que no quiere decir empotrados. que Isabel no fuera una reina estupenda, Paredaña con la catedral puede admi- a cada cual lo suyo. Está propuesta para rarse, tras pasar por taquilla, la soberbia santa, no digo más, aunque lo tiene algo capilla mayor, gótica y renacentista, co- crudo. menzada en 1504 para mausoleo real de la El túmulo sepulcral de Juana y Felipe dinastía, aunque solo reposan en ella los es obra del español Bartolomé Ordóñez, féretros de los Reyes Católicos, el de su en un estilo parecido al anterior. Mejor no hija Juana la Loca y el del yerno, Felipe el comentamos la densidad de estas cabezas. Hermoso. Como es sabido, el resto de los En la sacristía se exponen la corona y soberanos despojos está en El Escorial por el cetro de Isabel, así como sus joyas, li- voluntad de Felipe II. bros, reliquias, tapices y pinturas, muchas El visitante admirará el estupendo re- de ellas fl amencas de R. van der Weyden tablo mayor y los monumentos funera- y otros afamados maestros.

La Alhambra

emos quedado en que Mohamed I al-Ahmar edifi có una alcazaba sobre la Hcolina Sabika, frente al Albaicín, aprovechando los muros de un antiguo castillo zirí (una dinastía anterior). El nuevo castillo, más bien alcazaba, se

llamó Qalat al-Hambra, o «castillo rojo», al óxido de hierro contenido en la argama- por el aspecto rojizo del conjunto, debido sa. De ahí procede la palabra Alhambra.

enorme torre del homenaje, obra de Yu- suf I para impresionar a propios y extraños y para compensar los reveses de su políti- ca exterior. Este rey de una próspera Gra- nada jugó fuerte contra Castilla y cuan- do esta lo derrotó en la batalla del Salado (1340) y le arrebató Algeciras y Gibraltar, comprendió que era mejor dedicarse a ad- ministrar su reino y a emprender grandes obras en la Alhambra. La Alhambra vista desde el Generalife. La torre de Comares es, por fuera, vista desde la ciudad, una amedrentadora forta- Los descendientes de al-Ahmar cons- leza comparable a las enormes torres del truyeron sus residencias palaciegas en el homenaje que los cristianos levantan en interior de aquella alcazaba, especialmen- sus castillos, pero desde dentro del pala- te Yusuf I y su hijo Mohamed V, a media- cio, vista desde el patio de los Arrayanes, dos del siglo XIV, en el momento de ma- parece más bien un escenario teatral, un yor esplendor de la dinastía. El resultado consabido marco incomparable en el que es un palacio abigarrado que no responde representar la grandeza del sultán que ha a ningún plan preconcebido porque está instalado en ella su salón del trono. Los formado simplemente por la yuxtaposi- sucesivos arcos de acceso, con sus calcula- ción de construcciones de diferentes épo- dos claroscuros, acentúan la impresión de cas y funciones. lejanía. El embajador o visitante al que el En el extremo más apuntado del cerro sultán ha concedido audiencia penetra en de la Sabika se levanta la fortaleza de la Alhambra, el castillo que protege al res- to de la alcazaba, un recinto cerrado que consta de torre del homenaje, la llamada de la Vela, y un heterogéneo dédalo de muretes, las viviendas de la guarnición militar, rodeado de murallas. Hay que cru- zar una explanada, con un pozo de agua ri- quísima y fresquita, para llegar, a través de la puerta del Vino, al núcleo de palacios de la Alhambra. El conjunto central de la Alhambra es el patio de los Leones construido por Mohamed V, la clásica reproducción del jardín oriental que representa el paraíso, frecuente en palacios musulmanes. Jun- to a esta zona privada está la zona públi- ca, la de las audiencias, en el patio de los Arrayanes y el palacio de Comares, con su Patio de los Leones.

la enorme sala cúbica y queda anonada- Al otro lado de la Alhambra, después do ante la belleza de sus muros cubiertos de los palacios, se extienden los jardines de delicadas yeserías. Levanta la mirada al de El Partal y el barrio de los funcionarios techo y descubre una enorme bóveda de y servidores de la casa real. El camino co- complejo diseño geométrico, en aparien- necta con el Generalife, la residencia ve- cia casi ingrávida, que representa los siete raniega del sultán. cielos del islam. Dirige su mirada al sultán En la Alhambra los materiales cons- dueño de tanta grandeza y no consigue tructivos modestos, ladrillo y tapial, se di- distinguir los rasgos de su rostro porque el simulan, según la tradición islámica, re- trono, que está situado en el amplio hueco vistiéndolos de acabados nobles: yeserías, de la ventana central, eje de la torre, que- placas de mármol o azulejos. En los te- da a contraluz, silueteando una fi gura le- chos, estupendas bóvedas de yeso, mocá- jana, casi divina sobre el fondo de tejados, rabes, o complejas techumbres de madera cipreses y alminares del Albaicín. decorada.

El Corral del Carbón

l Corral del Carbón es una antigua alhóndiga (edifi cio público destinado a Ehospedar a los comerciantes y sus productos y a almacenar cereales para abas- tecer la ciudad). En tiempos cristianos se instalaron en él las carbonerías,

después fue corral de comedias (siglo XVI) ello al amparo de un vistoso alero sos- y corral de vecinos (siglo XVII). Actual- tenido por canes. mente se destina a proyectos y actos cul- Al amplio patio empedrado, simple y turales. armonioso del corral se abren tres pisos Los muros exteriores del Corral del de galerías sostenidas por pilares de pie- Carbón son irrelevantes y se encuen- dra (el bajo) o de ladrillo (los superiores). tran embutidos en el caserío que lo cir- Los inquilinos acomodaban sus mercade- cunda. En contraste, la entrada se en- rías y animales en la planta baja, ocupada marca en una estupenda portada con por almacenes y cuadras, y se hospedaban arco de herradura apuntado enmarca- en las dos altas. En el centro del patio to- do por pilares del mismo material y be- davía subsiste un pilar de piedra con dos lla decoración vegetal geométrica, todo caños.

Parador de Granada

l viajero da en pensar que su posada es el lugar más privilegiado del mundo. EEl parador se asienta en el convento franciscano que fundaron los Reyes Ca- tólicos tras la conquista de la ciudad en 1492. La reina Isabel nunca prometió

vestir la misma camisa hasta que se con- nació hace siglo y pico en las cocinas de la quistara Granada, como mucha gente cree abadía donde reinaba a la sazón una glo- (y por eso los franceses llaman isabelle al riosa saga de cocineros, los Titos. La rece- color amarillento). Lo que prometió fue ta no es complicada siempre que se dis- edifi car este monasterio con su iglesia jun- ponga de los ingredientes necesarios: en to a los palacios moros. una sartén capaz, de hierro, con sus re- En este lugar hubo anteriormente una fuerzos remachados, sobre la cual se haya mezquita y un palacio construido por Yu- hecho por tres veces la señal de la cruz, suf I (1332-1364). se depositan unas cuantas criadillas fi na- El viajero, cansado de corretear monu- mente cortadas en rodajas y bañadas en mentos, se asoma a los jardines y miradores vinagre desde la noche anterior. Una vez y contempla, casi al alcance de la mano, las mareadas las criadillas se añaden sesadas, torres de la Alhambra, las fuentes del Ge- en proporción parecida, si no mayor, y so- neralife, los muros rojos del Albaicín y las bre este perfumado condumio se vierten cumbres blancas de Sierra Nevada. los huevos someramente batidos. El aña- Es el parador más solicitado de toda la dido de patata, tomate y guisante que hoy red de paradores españoles, especialmen- sirven por tortilla al Sacromonte no tiene te por huéspedes americanos, japoneses e nada que ver con la genuina y es de juzga- ingleses. do de guardia. Aquellas tortillas volumi- El viajero, antes de irse a la cama, cenó nosas y gruesas como un cantoral estaban copiosamente una muy granadina tortilla calculadas para alimentar a dos canónigos, al Sacromonte, versión light de la genuina pero el legendario abad don Zótico jamás y auténtica. Esta tortilla, una de las apor- compartía la suya, pretextando que se la taciones españolas a la cultura universal, hacían sin sal por prescripción médica.

Mirador de San Nicolás

l mirador de San Nicolás es punto de encuentro de turistas y granadi- Enos a la caída de la tarde para contemplar una puesta de sol espectacular. Washington Irving la describió como el más bello atardecer del mundo,

el sol poniente derramado sobre las rojizas cipales con el traje de los domingos) por torres de la Alhambra. las angostas callejas del Albaicín, hasta el El presidente Clinton, en su visita a mirador de San Nicolás ¿A qué otro lugar Granada, manifestó su deseo de volver a podía referirse mister presidente? Clinton contemplar la Alhambra desde el punto se apeó entre la nube de escoltas, se asomó en que lo había enamorado cuando estu- a las estupendas vistas y declaró: vo en la ciudad en sus años de estudiante. —No, no es este el sitio que yo recor- El protocolo municipal lo condujo (cho- daba. rro de limusinas repletas de agentes con Estupor y pesar en los munícipes por el pinganillo en el oído y barandas muni- el lamentable fallo, y vuelta a los coches.

Lo peor fue que en la apretada agenda del El mirador es el escenario preferido por presidente no quedaba espacio para una las novias granadinas para el reportaje de segunda prueba en un mirador diferente. boda. Al fondo de la Alhambra y Sierra No obstante, desde entonces las agencias Nevada le añades la belleza y la felicidad de turismo americanas venden el lugar de una novia morenilla y risueña, tan bo- como «el mirador donde Clinton confesó nita aunque sea feílla, y es como bañar de que era la más bella visión del mundo», y miel al mazapán de azúcar, que un día es allá van los turistas americanos a repetir la un día y tiempo habrá para el desamor y experiencia presidencial. los desengaños de la vida.

Catacumbas del Sacromonte

n el Sacromonte de Granada, subiendo las siete cuestas de su viacrucis (lo que Ehoy se hace en coche, cómodamente), se levanta una interesante abadía cuyo símbolo repetido por todas partes es la estrella de David. Este edifi cio se levantó

como consecuencia de una famosa su- martirizado por los romanos junto a doce perchería religiosa que a punto estuvo de correligionarios. subvertir los cimientos de la religión. El El monte Valparaíso cambió su nombre 15 de marzo de 1595 el buscador de teso- a Sacromonte y el arzobispo de Granada ros Sebastián López exploraba una cue- amplió las cuevas, las comunicó interna- va en las laderas de aquel monte, enton- mente por medio de catacumbas y edifi có ces llamado Valparaíso, cuando encontró junto a ellas la abadía como lugar de culto una lámina de plomo con una inscripción cristiano en homenaje a los mártires. Poco latina que rezaba: «Cuerpo quemado de después se descubrió que los plomos eran san Mestión mártir. Fue martirizado en falsifi caciones perpetradas por eruditos tiempo del imperio de Nerón». Informa- moros que intentaban concordar el cris- do del hallazgo, el arzobispo de Granada, tianismo con el islam para suavizar la per- don Pedro de Castro, envió un equipo de secución de que eran objeto. Descubierta cavadores que no tardó en realizar nuevos la superchería, se desinfl aron los entusias- y sorprendentes hallazgos: calaveras, hue- mos, pero la abadía y las catacumbas per- sos humanos y una segunda lámina con la duraron, así como el patronazgo de san inscripción sepulcral de san Hiscio, discí- Cecilio y su fi esta. pulo del apóstol Santiago, y un libro es- En el día señalado, las devotas entran crito en planchas de plomo: De Funda- en las catacumbas (la cueva sagrada) a mentum Ecclesiae, con caracteres apenas probar la virtud de dos grandes piedras, legibles. En días y años sucesivos, hasta una negra y otra blanca, que, según la 1599, aparecerían nuevas láminas, que creencia popular, ayudan a encontrar ma- suministraban las primeras noticias acer- rido (la blanca) o a librarse de él (la ne- ca del santo granadino san Cecilio, uno gra). Últimamente andan muy igualadas de los míticos Siete Varones Apostólicos, las preferencias.

El viajero interesado en estos temas vi- selección de los famosos plomos así como sitará con aprovechamiento las catacum- otras joyas que la abadía atesora, entre bas del Sacromonte, verá o incluso tocará ellas una notable mesa taraceada de már- las piedras santas y admirará una cuidada mol.

Casa Museo de la Huerta de San Vicente

a Huerta de San Vicente era la casa de veraneo de la familia del poeta y dra- Lmaturgo García Lorca a la que el poeta regresaba en verano, entre 1926 y 1936, para reencontrarse con sus raíces y escribir con sosiego sus obras de

mayor empeño, entre ellas Bodas de sangre en la fértil vega, entre acequias y arbole- o Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. Aquí das. Hoy, con la expansión del casco urba- recibía la visita de amigos, a los que ense- no, ha quedado dentro de Granada, pero ñaba la Alhambra, y se retrataba tocando la han medio preservado poniéndola bajo el piano. Aquí también se refugió cuando la protección de un patronato y dedicán- estalló la guerra, pero como no se sentía dola a parque y jardines. seguro se trasladó a casa de sus amigos los La casa de la Huerta, de principios Rosales, de donde lo sacaron las milicias del siglo XX, acondicionada como mu- derechistas para asesinarlo en el barranco seo, guarda diversos objetos personales de Víznar. del poeta, fotos, dibujos, cuadros y ma- En tiempos del poeta la Huerta de San nuscritos. Tiene tienda de libros y re- Vicente estaba a las afueras de la ciudad, cuerdos.

La cueva y ermita de San Torcuato en Fonelas

os primeros pasos del cristianismo en España están vinculados a san Torcuato, Luno de los míticos Siete Varones Apostólicos que, según la tradición, evangeli- zaron España enviados por san Pedro. En el desierto de Face Retama, término

del pueblo de Fonelas (cerca de Guadix), glo I. La piadosa tradición señala aquí su está la ermita sepulcro de San Torcuato, sepulcro pero otras tradiciones no me- en el lugar donde lo martirizaron en el si- nos piadosas advierten que sus restos fue-

ron trasladados en el siglo X a Celanova un corralillo con verjas, pared por medio (Orense), si bien la catedral de Guadix del altar mayor. Sostiene la tradición que atesora tres reliquias: el brazo santo, la san Torcuato plantó este olivo, el único ár- mandíbula santa y el santo calcáneo, hue- bol en medio del desierto, que fl orecía y so cuboideo del pie que, bajo el astrágalo, daba fruto milagrosamente en un solo día. apoya directamente contra el suelo. El aceite obtenido de él devolvía la salud a Tras varios kilómetros de polvorien- los enfermos, por lo que el lugar se convir- to carril sin asfaltar por un monte pelado tió en un centro de peregrinación. Un día y desértico encontramos un interesante el santero que lo cuidaba, movido de codi- conjunto mozárabe formado por un ere- cia, intentó comerciar con el aceite y des- mitorio excavado en la roca blanda de la de entonces perdió sus virtudes curativas. montaña, las apartadas ruinas romanas de El 15 de mayo, día de San Torcuato, un aljibe y el modesto edifi cio que alberga se celebra la romería del santo con misa, la ermita del santo, quizá del siglo XVII. cánticos, músicas y copiosa merienda El cenobio es un laberinto de estancias campestre cuyo único rival es la celebrada en el que distinguimos la modesta sala ca- olla de San Antón, un contundente coci- pitular, celdas, cocinas, dependencias y do de garbanzos, habas secas, col, hueso de una iglesia bastante espaciosa que conser- espinazo, costillas, tocino, morcilla, care- va pinturas del siglo XVIII. ta, patas de cerdo y patatas con el que el Cerca del cenobio está la ermita de San pueblo conmemora la fi esta del santo, el Torcuato con su olivo santo, que crece en 17 de enero.

Baños de Alicún y el acueducto atlante

años de Alicún es un oasis y una estación termal en medio del desierto de BGuadix (Granada), no lejos de Fonelas. Aquí brota un potente manantial de aguas sulfato bicarbonatadas cálcico magnésicas nitrogenadas y radiactivas

que surgen a 35 °C. La cercanía de los va- balneario para encontrar restos de dólme- lles del Gor y el Fardes, afl uentes del Gua- nes circulares y de corredor, así como pie- diana Menor, la vía tradicional de las mi- dras de molino árabe utilizadas para mar- graciones africanas (que remontaban estos car lindes y la galería de una mina de agua territorios desde Almería), explica la ri- de origen islámico. Los restos arqueológi- queza arqueológica de sus alrededores, con cos se repiten en los cerros del entorno, restos que abarcan desde el Paleolítico su- algunos trabajados por profundos surcos perior, Neolítico, Edad del Cobre y cultu- de torrenteras en los que se puede practi- ra de El Argar hasta la más reciente épo- car barranquismo. ca islámica. Basta pasear por la pequeña En torno a la meseta, frente al balnea- meseta existente frente al remozado hotel rio, existe un acueducto de un kilómetro

de extensión que alcanza en algunos tra- del muro al tiempo que contribuyen a fre- mos hasta diez metros de altura. Lo que nar la corriente del canal, lo que no pare- singulariza este acueducto es que no pa- ce fortuito. Algunos autores han sugerido rece obra humana sino producto espontá- que pudiera ser obra de alguna civilización neo de la paciente sedimentación de las antigua e incluso lo han relacionado con sales disueltas en el agua a lo largo de si- la cultura atlante, esa fantasía de Platón glos o incluso de milenios. Lo extraño del de la que su discípulo Aristóteles decla- caso es que el acueducto, que es macizo e ró que «no era más que una fábula de su irregularmente ancho, describe una serie maestro. El hombre que la soñó, la hizo de meandros que aseguran la estabilidad desvanecerse».

Almuñécar, el pequeño Caribe

70 kilómetros de Granada se encuentra el importante enclave turístico de A Almuñécar, capital de la llamada Costa Tropical, un segmento de la costa gra- nadina que, debido a sus circunstancias geofísicas, disfruta de un privilegiado microclima que se mantiene entre los demos observar las piletas donde fermen- 18 °C de temperatura media en invier- taba al sol, durante meses, una mezcla de no y los 25 en verano, lo que posibilita entrañas de pescados grandes y diversa el cultivo de frutos como la caña de azú- morralla menuda. Este revoltijo putrefac- car, cultivo tradicional desde época na- to convenientemente prensado destilaba zarí, hoy en decadencia, al que han su- un líquido de fuerte sabor, la salsa garum, cedido otros más rentables: piña, mango, imprescindible en las mesas elegantes del aguacate, guayaba, chirimoya, papaya o Imperio para combinar con toda clase de litchi. platos y bebidas. En Almuñécar, además de excelentes La oferta cultural de Almuñécar se playas y exquisita gastronomía, encuen- completa con el Museo de la Cueva de tra el viajero los vestigios de un impor- los Siete Palacios, instalado en una cons- tante pasado histórico, empezando por trucción subterránea romana, quizá depó- su castillo islámico, hoy de San Miguel. sitos de un templo de Minerva. La pieza Cerca de su costa establecieron los feni- más atractiva de la colección es un insó- cios una de sus más importantes factorías, lito vaso de cuarzo egipcio de la época de Sexi (de donde deriva el gentilicio sexi- Apofi s I, siglo XVII a. C., como denotan tano). En época romana fue la próspera sus inscripciones jeroglífi cas. Seguramente Sexi Firmum Iulium, conocida por sus in- procede del saqueo de una tumba y llegó dustrias de salazón. Cerca de la playa, en a Almuñécar en el lote de un comercian- el campo arqueológico de El Majuelo, po- te fenicio.

Salobreña, cinco playas y un castillo

alobreña (la antigua Selambina fenicia) está considerado el pueblo más bo- Snito de la llamada Costa Tropical. El pueblo, blanco y limpio, con fl ores en los balcones, se extiende por la falda de un monte en cuya eminencia se alza

la antigua alcazaba nazarí remozada des- El paseante tiene a su disposición pués por los cristianos para vigilancia y re- dos parques excelentes, el de las Flo- fugio frente a los piratas magrebíes. res y el de la Fuente, con pavos reales El castillo presenta tres recintos sucesi- y mercadillo nocturno. El bañista pue- vos: el interior corresponde al antiguo al- de ejercer su afición en cinco playas: la cázar nazarí; los otros dos son ampliacio- de la Charca o Solamar, hermosa, fami- nes cristianas de fi nales del siglo XV. La liar, con chiringuitos y niños que hacen fortaleza está ahora preparada para la paz castillos de arena; la del Cambrón, pe- y presta al visitante sus refrescantes y al- queña y recoleta, ideal para broncear- tos miradores desde los que se puede con- se con las ubres al aire; la del Caletón, templar el mar o la tierra, la trama urbana con buenos fondos marinos; la de Salo- extendida a sus pies, la vega, las sierras e breña, por mal nombre Cagadilla, lar- incluso el destello remoto de las nieves de ga pero estrecha y pedregosa, y la de la Sierra Nevada. Guardia.

Alhama y la cultura del agua

solo 58 kilómetros de Granada, a los pies de la sierra de Tejeda, y al borde de Ados desfi laderos, encontramos el pintoresco pueblo de Alhama de Granada, el lugar de veraneo tan querido por los sultanes de la Alhambra (recordemos

el romance: «¡Ay, de mi Alhama!») y el tografía encontrarán multitud de bellos balneario de aguas termales favorito de encuadres y los que se inclinan por la la aristocracia nazarí. En Alhama po- arqueología industrial la huella de anti- demos callejear por un pueblo que en- guos molinos harineros que el río movía. cierra un completo muestrario de arqui- En el pueblo o su entorno no faltan mo- tectura popular en sus barrios modestos numentos tan atractivos como el puen- o de mansiones burguesas en sus calles te romano, la torre vigía de Torresola- acomodadas, o, si somos afi cionados al na, la plaza de los Presos con su pósito senderismo, podemos explorar las verdes (antigua sinagoga del siglo XIII) y su her- profundidades de los dos tajos que la li- mosa fuente, el caño Wamba, adornado mitan, en los que los afi cionados a la fo- con los escudos de los Reyes Católicos

y de su nieto Carlos V, la iglesia Mayor El 2 de febrero se celebra la Candelaria de la Encarnación y la llamada Casa de con fuegos o «candelas» vecinales y can- la Inquisición, de bella fachada en góti- ciones pícaras o románticas, según gustos, co isabelino. sin que falten bebidas frías o calientes.

El barranco de Poqueira

l barranco de Poqueira es un profundo tajo cortado desde el pico Veleta, en la Ecara sur de Sierra Nevada, por donde discurre el río Poqueira alimentado por el deshielo de las nieves altas.

Casi colgados del barranco y de sus dizos muy peculiares, y las potentes chi- cuestas se encuentran los pueblos de meneas casi cilíndricas coronadas con una Pampaneira, Bubión y Capileira, cuyos pequeña losa. tranquilos habitantes compaginan las úl- El más bajo de los tres pueblos, Pampa- timas comodidades y tecnologías con las neira, es famoso por la feria de artesanía delicias de la vida de un pueblo de mon- que se celebra en su recoleta plaza y por taña. Atraídos por la paz que se respira, sus fuentes, en particular la Chumpaneira, por el aire puro, por las delgadas y frías cuyas aguas tienen la virtud de propiciar aguas y la vida sana, se han establecido que el que las bebe encuentre pareja. en estos parajes una comunidad budista Bubión, el pueblo de en medio, es el y un menudeo de artistas, con algún hip- más pequeño de los tres, pero goza de las pismo residual. vistas más hermosas, aunque algunos pre- En la arquitectura popular de estos pue- fi eren las que se disfrutan desde el mirador blos destacan los «tinaos», casas de formas del Tajo del Diablo, a las afueras del veci- cúbicas que se encabalgan a distintos ni- no Capileira, el segundo pueblo más alto veles formando calles, plataformas y pasa- de España con sus 1436 metros.

Trevélez, jamones y trovos

El pueblo más alto de la Península es Trevélez, a 1476 metros de altura sobre el nivel del mar, acreditada meca del turismo alpujarreño.

El pueblo se divide en tres barrios lez, de los que proceden nombre y ba- imaginativamente denominados de rrios. Arriba, del Medio y de Abajo. Corre la La pintoresca arquitectura popular se leyenda de que el pueblo es fundación caracteriza por encaladas casas de pizarra de tres hermanos enemistados, los Vé- que rematan en «terraos», techos planos

con enormes chimeneas, y por las calle- fritos o al horno. El visitante que tras juelas irregulares y escalonadas en las que triscar por los pueblos sienta agujetas se abren pequeñas plazas. en los muslos puede también degustar Trevélez es conocido por sus dulces y unas migas de pastor, unas papas a lo suculentos jamones curados al aire se- pobre con chorizos y huevos fritos o rrano y por las truchas de su río, dos choto al ajillo, y para postre potaje de elementos que casan excelentemente castañas.

Estación de esquí de Sierra Nevada

a estación de esquí de Sierra Nevada, con sus más de veinte pistas marcadas, se Lencuentra a 25 kilómetros de Granada, faldeando las cumbres más elevadas de la Península (Mulhacén, 3482 metros; Veleta, 3394).

Es el lugar perfecto para disfrutar de adquisitiva y estatus. La calidad de las la alta montaña, tanto en invierno como instalaciones y servicios, además de su di- en verano, cuando los numerosos arroyos, vertido ambiente, consagran esta estación ríos, acuíferos y barrancos recorren las la- invernal como un punto de encuentro deras de la sierra. para los amantes de la nieve reconocido Tanto los amantes de la aventura como a nivel internacional. los que prefi eren la tranquilidad y el des- Es el único lugar del mundo donde canso encontrarán un auténtico paraíso, puedes esquiar por la mañana y, tras una un sol deslumbrante, una nieve compac- hora y pico de coche por cómoda carrete- ta y limpia, cafeterías, bares, restauran- ra, con breve parada para un café y un ali- tes, discotecas y otros espacios de inte- vio de vejiga, bañarte por la tarde en una rrelación social donde exhibir capacidad playa soleada.

Baza: damas y guerreros

a ciudad de Baza está situada en un estratégico cruce de vías naturales que comu- Lnica la costa mediterránea, el sureste de la Meseta y la Alta Andalucía por el valle del Guadiana Menor. Tan privilegiada posición explica que en su territorio se

acumulen vestigios de los sucesivos pue- las cercanas ruinas de la ciudad iberorro- blos y civilizaciones que desde la remota mana de Basti, capital de la histórica Bas- prehistoria han señoreado la Península. tetania. En su necrópolis se encontró la El viajero puede comenzar su visita por famosa Dama de Baza.

romana, y medieval y moderna). Las me- jores piezas son una reproducción de la Dama de Baza (el original está en el Mu- seo Arqueológico Nacional) y el guerrero de Baza, imagen de un aristócrata baste- tano. También se conservan aquí algunas de las bombardas utilizadas durante el si- tio de Baza por los Reyes Católicos. Junto a la plaza Mayor están la Alhón- diga (siglo XVI), con su bello patio portica- do; el arco de la Magdalena; el Casino de Artesanos, neoclásico con elementos mu- déjares; y el palacio de los Enríquez, rena- centista, de inspiración italiana, con mag- nífi cos artesonados mudéjares. Proseguimos nuestra visita por la puerta del Peso con su fuente abrevadero, los Caños Dorados (siglo XVII). Las Balconadas de Dama de Baza. son dos casas mudéjares (siglo XVI) que so- breviven con sus característicos balcones de Ya en el pueblo, nos dirigimos a la plaza madera sobre canes, sus pies derechos y sus Mayor, amplia y jalonada de edifi cios mo- celosías. Completan el catálogo del mudéjar numentales: la iglesia Mayor (siglo XVI), bastetano las Antiguas Carnicerías —balco- concatedral de la diócesis de Guadix-Ba- nada de madera con galería, algorfa volada za, con sus tres naves, sus bóvedas de cru- sobre la calle— y la pintoresca placeta de cería y su girola, comenzada en estilo gó- los Moriscos o «de las Tetas», en el barrio tico y reconstruida, tras un terremoto, en de San Juan, a la que presta nombre su casa estilo renacentista; la antigua cárcel (siglo más singular. Podríamos añadir los baños XVIII), hoy Ayuntamiento; el antiguo Se- de la Judería, junto a la puerta de Salomón. minario Menor (siglo XVII), con elemen- La plaza de toros de Baza, aunque solo tos mudéjares; el Museo Municipal, aloja- ha cumplido un siglo, ofrece la singularidad do en un bello edifi cio del siglo XVI. Este de que está parcialmente excavada en la consta de cuatro salas (prehistoria, ibera, montaña, como algunos circos romanos.

Guadix y sus viviendas trogloditas

a ciudad de Guadix, la antigua Acci romana, se encuentra a 47 kilómetros de LGranada. Es uno de los asentamientos humanos más antiguos de la Península y sede de las primeras diócesis de Hispania.

Da gusto pasear por la plaza Mayor por- cubiertas, el altar mayor, el coro y los ticada mientras se degusta un delicioso fe- púlpitos. lipe (dulce típico de la localidad que se La fachada, con dos cuerpos y remate, puede comprar en la antigua confi tería de se caracteriza por una impactante alter- la plaza) o discurrir bajo el arco de San nancia de líneas cóncavas y convexas. Torcuato, el varón apostólico que la tra- En la parte más alta de Guadix está el dición asentó en Guadix. barrio de Santiago, la mayor acumulación Cuenta Guadix con una fuerte alcaza- de cuevas habitadas de España, con sus en- ba desde la que se disfrutan buenas vistas tradas y ventanas encaladas y sus chime- a la ciudad y a las vegas que verdean en neas cónicas, igualmente encaladas, que sus alrededores. despuntan aquí y allá sobre las áridas co- La joya de Guadix es su ecléctica ca- linas. Algunas cuentan incluso con jardín tedral (siglos XVI-XVIII), sede diocesana y garaje. Una visita a la Cueva Museo de inaugurada por el varón apostólico san Guadix nos convencerá de que no se vive Torcuato en el siglo I. En ella se dis- tan mal en una cueva. Aparte de todas las tinguen tres etapas: gótica, renacentis- comodidades de un piso actual, el moder- ta y barroca. Esta última es la más visi- no troglodita cuenta con una temperatu- ble porque corresponde a las fachadas, ra estable que oscila entre los 18 y 20 °C.

La defensa de Montefrío

amos a Montefrío, el Hisn Montefrid en el reborde de la cordillera Bética, Vmuralla del reino nazarí, el pueblo que junto con Moclín e Íllora defen- día la vega de Granada de las incursiones cristianas. La carretera comarcal

A-335 discurre por un paisaje de cerros y que desemboca en la población, entre fa- lomas cubiertos de olivos, con alguna que rallones de piedra pacientemente tallados otra huerta y algo de monte. por el río. A la vuelta de una curva aparece una El visitante aparca en la plaza, frente enorme laja de piedra levantada por un a la Encarnación, una iglesia enorme, de lado: en la cima, un castillo remontado planta circular inspirada en el castillo de de campanario, y por el dorso duro, un Sant’Angelo de Roma. La iglesia o roton- pinar apretado que baja hacia un pueblo da data solamente de 1802. de casitas blancas agrupadas en torno a la La ascensión por calles pinas de sue- peña. El pueblo medieval se arracimaba lo de cemento y piedra depara la obser- arriba, en torno al castillo, el espacio que vación de pintorescos rincones y un va- hoy ocupan los pinos. Después de la con- riado muestrario de arquitectura popular, quista, la población fue bajando al llano. con algún que otro descanso a la sombra Vale la pena detenerse a un lado de la ca- de un emparrado, en poyo de piedra, a la rretera y disfrutar de la vista antes de que puerta de una casa. la carretera se pierda por un tajo hondo En la cúspide de la peña un llanete sus-

tenta la iglesia de la Villa, de armoniosa peña, largo como una cinta, los cerros cu- portada renacentista. biertos de olivos, los montes de peña y ar- El último domingo de mayo celebran busto, los valles umbríos, las higueras, los aquí la fi esta del rayo, un voto que le hi- almendros… cieron a la Virgen en 1766 cuando cayó Hay en el pueblo un puente romano un rayo en la iglesia abarrotada de gente que sigue cumpliendo sus funciones en la sin herir a nadie. Hoy dirían que fue cosa carretera de Algarinejo. de suerte, pero en aquel entonces era la A cinco kilómetros del pueblo, por la Providencia. carretera de Íllora, están las Peñas de los Junto a la iglesia hay una fortaleza del Gitanos, un parque arqueológico y para- siglo XV ya proyectada para resistir asedios je natural interesantísimo: sobre el fondo artilleros: achatado perfi l, muros bajos y de una muralla de roquedal calizo labrado gruesos, formas redondeadas y aspilleras por el tiempo con formas caprichosas, en terminadas en círculo para disparar armas terrazas y suaves colinas cubiertas de hier- de fuego. ba, se suceden más de cien tumbas megalí- La cúspide del peñasco es un privilegia- ticas y los restos de los sucesivos poblados do mirador que domina un bello y varia- allí asentados: prehistórico, iberorromano, do paisaje: el pueblo apiñado al pie de la visigodo y andalusí.

La ciudad medieval de Íllora

esde la carretera, antes de llegar al pueblo, se disfruta de la hermosa vista de DÍllora que inspiró las palabras del cronista Hernando del Pulgar en 1456: «Esta villa está puesta en un valle donde hay una vega muy extendida,

y en aquel valle está una peña alta que El viajero aparca en la plaza de San Roge- señorea todo el circuito; y en lo alto de lio y visita la iglesia de la Encarnación, otra aquella peña está fundada la villa, de fuer- traza de Diego de Siloé, arrimada a la peña, tes torres e muros». un edifi cio de rotunda volumetría, sencillez Por el lado más accesible de la peña y proporción: el ideal renacentista y clási- aún subsisten las fuertes murallas que la co. Dentro hay bellos retablos barrocos que cercaban. Arriba, el castillo rodeado de contrastan con la arquitectura que los co- precipicios; a media ladera, unos cuantos bija, lo que ocurre casi siempre en España: almendros, con cuyos frutos el alcaide de una generación hace el templo y la siguien- la fortaleza haría ajoblanco fresquito para te, con un gusto distinto, decora y amuebla sobrellevar las centinelas del verano, en las capillas. Por eso al templo gótico le co- la noche calurosa y perfumada. La vista rresponden las capillas renacentistas; al re- se esparce por el llano: olivares, allozares nacentista, las capillas barrocas y al barro- abajo, verdes huertas entre acequias que co, las capillas neoclásicas: la estética del espejean y, al fondo, las nieves de Sierra hijo siempre contra el padre y con el abuelo. Nevada. El afi cionado a la historia puede visi-

tar un interesante museo de historia local ascensión hasta el castillo, calle Almeni- en el antiguo Ayuntamiento. Vale la pena llas adelante, pasando bajo la puerta del callejear entre casonas de labradores ricos siglo X, para ingresar en la ciudad medie- y reponer fuerzas con unos típicos retor- val que conduce al castillo por callejas de cidos de hojaldre antes de emprender la casas encaladas.

Castillo de La Calahorra

n la vertiente norte de Sierra Nevada, junto al pueblecito de La Calahorra, Ese alza una magnífi ca fortaleza (siglo XVI) que constituye visita obligada para los amantes de los castillos e incluso de la arquitectura en general.

Edifi cado entre 1509 y 1512, es el primer da a la realidad porque tanto la traza como edifi cio español en el que triunfa el estilo la decoración, los artistas e incluso los ma- renacentista. teriales proceden de Italia. Hasta la arca- La Calahorra se alza sobre un cerro da superior (tiene dos) se talló en mármol amesetado y árido batido por los vientos. de Carrara. Por fuera es una fortaleza de su tiempo: En la galería baja, los arcos de me- planta rectangular con potentes torres cir- dio punto sobre columnas corintias sos- culares cubiertas con cúpulas en los ángu- tienen una decoración renacentista que los y troneras para la artillería que baten repite los escudos de los Fonseca y los todos los ángulos. Es también una maqui- Mendoza. Los arcos de la galería superior naria perfecta desde el punto de vista mi- se apoyan en columnas de capitel corin- litar, que contempla hasta el más mínimo tio profusamente decoradas. Las galerías detalle. Para evitar que los disparos de una se cubren con bóvedas de arista; las sa- tronera puedan alcanzar con «fuego ami- las que dan a las galerías, con artesona- go» a los defensores de la torre vecina so- dos de variadas formas. Por todas partes bresale una piedra de defl exión en el cen- tro del muro. Salvamos la única puerta de acceso, pe- queña, al pie de una torre, que luce el es- cudo de María de Fonseca (segunda espo- sa del marqués del Zenete). Penetramos en un angosto zaguán, al que se abre el cuerpo de guardia. De repente nos sor- prende un patio tan bello y palaciego que nos parece que corresponda a un edifi cio distinto, quizá a un palacio romano o fl o- rentino. Es una impresión bastante ajusta-

triunfa la decoración renacentista italia- a 13.30 y de 16 a 18, y el resto de los na con profusión de temas míticos y gru- días mediante cita previa llamando al tescos. 958 677 098 o escribiendo a La Calaho- El castillo abre los miércoles de 10 rra, Granada 26500.

El Cristo del Paño, en Moclín

oclín era la llave de Granada, el castillo que guardaba la frontera de los Mmoros amenazada por Alcalá la Real. En el lugar de este encumbrado cerro, bajo las almenas desdentadas de su castillo, se levanta el santuario

del Cristo del Paño, una iglesia fundada Set un brotecillo del árbol. Murió Adán, por los Reyes Católicos sobre la antigua lo sepultaron en el monte Gólgota y plan- mezquita del barrio alto del castillo. taron sobre la tumba aquel árbol que, con La romería del Cristo del Paño, a prin- el tiempo, hizo talar Salomón para sacar cipios de octubre, es una de las más céle- de él la viga maestra de su palacio. La viga bres de Andalucía. Lo que se procesiona es fue después aprovechada para tender un un lienzo de gran tamaño que representa a puente sobre un arroyo y fi nalmente sumi- Jesús Nazareno caído con la cruz a cuestas nistró los maderos de la Cruz. y apoyada la mano, signifi cativamente, so- La romería del Cristo del Paño presen- bre el tocón de un árbol talado. En el sim- ta vestigios de cultos ancestrales. A ella bolismo medieval se trata del árbol que su- acudían las mujeres estériles deseosas de ministró los maderos para la cruz de Jesús, descendencia, lo que inspiró al poeta y el árbol de la vida que crecía en el Paraíso dramaturgo Federico García Lorca su obra terrenal. Adán, cuando estaba en el lecho Yerma, estrenada en 1934. de muerte, envió a su hijo Set a pedirle Yerma es una campesina casada sin al ángel guardián del Paraíso un poco de amor y obsesionada porque quiere ser ma- aceite de aquel árbol para ungir su cadáver. dre. Cuando descubre que su marido no El ángel guardián se apiadó y le entregó a quiere tener hijos, lo degüella.

Huéscar: el canal fantasma

l viajero tiene diversos motivos para visitar Huéscar, municipio granadino ya Epegado a las provincias de Albacete y Jaén. Uno puede ser averiguar por qué le declaró la guerra a Dinamarca en 1809 (y solo fi rmaron las paces en 1981);

otro puede ser que allí se cría una exce- melancólicas y se solaza en contemplar las lente oveja segureña cuyas chuletillas son obras faraónicas e interrumpidas sine die una delicia. Otro, que le gustan las ruinas del canal de Carlos III, ilustre precedente

uan Eslava Galán sostiene que el di- escenarios del capitán Alatriste (El País- Jnero mejor gastado es el que invier- Aguilar, 2006) y La ruta de las ballenas te uno en viajar. Desde su juventud ha (Imagine Ediciones, 2006), que describe el viajado bastante por los antiguos domi- recorrido del ferrocarril transcantábrico nios del Imperio romano y, en especial, (Premio Ciudad de Llanes, 2006). por España. Ha recorrido a pie la ruta de Gran viajero y entusiasta partidario de los cátaros (1967); el Camino de Santia- escapar del terruño y merodear por el mis- go desde Jaca (1983) y los caminos me- celáneo mundo (paradójicamente la mejor dievales de Jaén (1977-1983). Es autor manera de conocer tu propia tierra y sus de varios libros de viajes: Paradores his- gentes), reconoce, sin embargo, que como tóricos (Lunwerg, 1997); Las rutas del oli- en la casa de uno no se está en ninguna vo en Jaén (Junta de Andalucía, 2000); parte y que ese es uno de los placeres del Las rutas del olivo en Andalucía (Funda- viaje: regresar al sillón de orejas y al fami- ción José Manuel Lara, 2001); Un jardín liar botijo aromatizado con anís. Nunca ha entre olivos (Las rutas del olivo en España) atormentado a los amigos con las diapositi- (RBA Editores, 2002); El paraíso disputa- vas o los vídeos caseros del último viaje. do (El País-Aguilar, 2004), que abarca la ruta de los castillos por las provincias de Para saber más, Ciudad Real, Jaén y Granada); Viaje a los www.juaneslavagalan.com

1000 sitios que ver en España al menos una vez en la vida Juan Eslava Galán

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© Juan Eslava Galán, 2009

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Primera edición en libro electrónico (PDF): julio de 2011

ISBN: 978 84 270 3940 7 (PDF)

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