Hablar De Piedras. Breviario Sobre Suzanne Belperron
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Hablar de piedras. Breviario sobre Suzanne Belperron. Carolina Toledo “ ...En esta visión un tanto alucinada que anima lo inerte y va más allá de lo percibido a veces me ha parecido captar en directo uno de los nacimientos posibles de la poesía.” Roger Caillois, sobre Piedras de Chinas . 2 Sussane Belperron (1900-1983) nació en Saint-Claude, un pequeño pueblo de Francia en la pintoresca Besançon , de tradición lapidaria y ciudad natal de la industria de la relojería, en el seno de una familia de clase media. Los ancestros de Belperron (abuelos paternos y maternos) se dedicaban precisamente al negocio lapidario y de relojería y ella, igualmente, mostró interés y aptitudes desde temprana edad para la profesión familiar, lo que la llevó a matricularse en la escuela municipal de Bellas Artes de Besançon . Fue una alumna distinguida y en 1918 ganó el primer lugar en la competencia anual de Artes Decorativas de su escuela, lo cual le dio difusión a su trabajo en la industria. Al poco tiempo se mudó a París en una jugada atrevida: dejó su ciudad natal sin contar con influencias de ningún tipo o una posición económica sobresaliente —y no hay que dejar de lado lo intrépido que significaba querer incursionar en una industria que aún en la mitad del siglo XX era mayoritariamente dominada por hombres en lo creativo y en el proceso de producción 1—. Sin embargo, llevó consigo lo más importante: su talento y todo su conocimiento, que hasta ese momento no había rebasado la barrera de lo teórico (Corbett and Landrigan 36). Al poco tiempo de su llegada a París, su audacia y trabajo dieron frutos y fue contratada como diseñadora para una de las firmas de alta joyería más importante del momento: la Maison Boivin . El lector de estas notas no debe echar a menos el valor de la Maison Boivin (y por añadidura, el de la hazaña de esta joven provinciale ) sólo porque ahora su nombre no le es tan familiar como un Cartier o un Tiffany & Co . Boivin fue una de las casas más innovadoras de la primera mitad del siglo XX y la predilecta para la intelligentsia internacional, con una clientela que iba desde Degas hasta Freud (Corbett and Landrigan 41), pero fue bajo la dirección de Jeanne Boivin en 1917, 1 Recordemos la cita de Juiet-Weir-de la Rochefocauld en su libro Women Jewellery Designers : “Ir onically, the world of jewellery making has by tradition always been a very masculine industry, even though the jewels are destined to be worn mainly by women.” Cita tomada de: http://www.thejewelleryeditor.com/jewellery/article/women-jewellery-designers-book-review/ (5/5/21) 3 después de la muerte de su esposo Rene Boivin, y con Belperron como diseñadora, que se posicionó a la vanguardia de la alta joyería. A veces nombrada como L’Atelier des Dame s, la Maison rompió con un modelo rancio al formar un matriarcado creativo con la Sra. Boivin como directora y Belperron como diseñadora. Tiempo después la fórmula continuaría con Juliette Moutard como sucesora de Belperron y después de ella, la misma hija de los Boivin: Germaine Boivin. En este punto, haría falta una intervención parentética para subrayar la trascendencia y el impacto que tuvo el papel de las mujeres diseñadoras y creativas en la primera mitad del siglo XX; haría falta mencionar a Jeanne Toussaint directora artística de Cartier de 1933 a 1978 (sí, aquellas icónicas panteras son parte de su legado) o la misma Gabrielle Chanel, quien además de romper con los códigos de la alta joyería tradicional con su única colección de alta joyería en 1932, llamó a la democratización del lujo con su custome jewelry y sus emblemáticas perlas falsas (aunque, ahora, ocurra lo contrario). Sin duda alguna, durante su trabajo con Boivin la visión artística de Belperron se afianzó a la vez que su repertorio visual y su estilo fueron madurando y evolucionando. De este periodo surgen diseños que revisitará a lo largo de su trayectoria (Corbett and Landrigan 52): las piezas de espirales con guiños a la joyería y ornamentos de la edad de bronce (Fig. 1, 2, 3, 4 y 5) así como sus piezas de gran formato en las llamadas piedras duras o con su diseño “bibendum” combinadas con diamantes y oro (Fig. 6 y 7). Un repertorio excepcional para la época de los años 20 que introdujo una paleta de color y de texturas novedosas que contrastaban con la rigidez de la alta joyería de entonces. Sin embargo, al final el crédito iba para la Maison , notemos, no para la diseñadora, algo acostumbrado en las grandes firmas en donde raramente los diseñadores tienen cara tras de sus creaciones. Con la personalidad de Belperron, esto debió ser un motivo mayor para buscar mejores oportunidades. 4 Después de trece años de trabajar con Boivin, y tras varias propuestas rechazadas para unirse a otras firmas —T iffany incluída —, Belperron se asoció con Bernard Herz en 1932, un comerciante de gemas de alta gama y perlas naturales. Fig. 1. Brazalete espiral de bronce. Siglo 14-12 a.C Fig. 2. Fíbula espiral de bronce. Siglo 2-1 a. C Fig. 3. Diseño en gouache por Belperron. Conjunto con motivos de espiral. 5 Fig. 4. Brazalete con motivo en espiral en plata, esmalte y turquesa para Boivin . Fig. 5. Broches convertibles en diamantes y oro gris, una de las especialidades de Belperron. Los motivos en espiral en esta pieza que pertenece ya a su asociación con B. Herz siguen presentes, pero de manera más estilizada. Fig. 6. Broche en cristal de roca, diamantes, esmeraldas y esmalte para Boivin . Las formas voluminosas en el cristal de roca de este broche doble crean una geometría sensual que contrasta con el estilo característico del Art Noveau. 6 Fig. 7. Anillo “Bibendum”, reintroducción del año 2015 para el relanzamiento de los diseños de Belperron. Oro gris y piedra de luna. Solo entonces la carrera de Belperron despegó, ya emancipada de las pautas de una marca y obtuvo el reconocimiento y libertad creativas necesarias para innovar. Por primera vez su nombre aparecía a la par de sus diseños en revistas como Vogue o Harper 's Bazaar . Las tonalidades de sus piezas se alejaban cada vez más de la paleta tradicional de la alta joyería rememorando los antiguos edificios de su ciudad natal con piedra de Chailluz y sus matices empolvados de colores azul y beige (Corbett and Landrigan 25) (Fig. 8, 9 y 10). Continuó con el juego de materiales semi preciosos como la calcedonia, el cuarzo smokey y la piedra de roca en tonos fríos combinadas con metal y/o diamantes llevados a extremos exquisitos. Sus diseños híbridos con piedras duras y un mínimo de metal resultaban sumamente innovadores para la época, además de que tampoco escapan de una altísima y arriesgada complejidad técnica en donde volumen y ligereza se conjuntaron magistralmente gracias, además, a la mano de uno de los colaboradores estrellas de Belperron, uno de los mejores lapidarios y joyeros que ha existido: Adrien Louart (responsable, por ejemplo, de desarrollar el famoso serti mystérieux para Van Cleef & Arpels ). Igualmente, Belperron supo añadirle su propio estilo a la geometría del Art Decó, el movimiento en boga, al añadir formas mucho más orgánicas y hasta curvas de gran sensualidad en sus diseños, así como su preferencia por las gemas de corte cabochon . 7 Fig 8. Ejemplo de la piedra de Chailluz en Besanzón, Francia. Ciudad natal de Belperron. Sus diseños caprichosos y de cualidades arquitectónicas dieron origen a nuevas técnicas de engastado como el sorti couteau que permitió la realización de complejas piezas que involucran el engastado de piedras desiguales (Fig. 10). Estas características hacen a las piezas de joyería de Belperron revolucionarias y las posicionan en un peldaño exclusivo dentro de la historia de la haute joaillerie. Fig. 9. Hololito tallado en calcedonia bicolor, oro gris y amatista en cabochon . 8 Fig. 10. Brazalete escultórico llamado “Camboyano” (ca. 1945-1975) tallado en ágata, engastado con diamantes y zafiros y de una patente influencia tribal. Influjo del exotismo en boga en la época, pero sobre todo ejemplo de la pasión de Belperron por las culturas extranjeras; haría falta, también, hablar de sus piezas piramidales, con chapitales que rematan en piedras preciosas o de las joyas en oro “virgen” (22 kilates) cusi sin pulir en donde rinde homenaje a la pátina atemporal de las civilizaciones de antaño. Fig. Cigarrera con esmeraldas con la técnica “serti couteau”. Gemas de cortes y tamaños desiguales se montan “a nivel” (sin bisel o uñas ) lo que genera un efecto impresionante y a la vez cotidiano, como un paseo por un empedrado. Esta difícil técnica fue desarrollada especialmente para Belperron por Adrien Louart, quien formaba parte del taller de orfebres, lapidarios y engastadores Groene et Darde. 9 Durante la ocupación Alemana en Francia, Herz, su socio, fue deportado debido a su origen judío, por lo que Belperron asumió el mando de la compañía de manera temporal. Tras la muerte de Bernard Herz en los campos de concentración, surgió la sociedad Herz-Belperron, comandada al cincuenta por ciento por el hijo de Herz, Jean y Belperron hasta su disolución en junio de 1974 (Raulet y Baroin 54). Las creaciones de Belperron llamaron la atención de importantes luminarias de la época y de los círculos artísticos de la avant-garde parisiense. Notables entre estos destacan la duquesa de Windsor y la excéntrica e influyente diseñadora Schiaparelli así como Diana Vreeland quien contribuyó fuertemente a su difusión al seleccionar sus diseños para distintas portadas y páginas de Vogue y Harper’s Bazaar, de las cuales fue una prestigiosa editora.