I. LAS

BE ENRIQU.E QUINTO.

COMEDIA EN TRES ACTOS.

PERSONAS eTcIZÍ ler^erA° de In8Iaterra. Williant, ayuda de cámara de Enrique. &I favoriu de la Pnn- cesa. CoPp} Capitán corsario?*^ ^ & Bey, sobrina de Copp,

Ly terc«o en el°piries • C3PítaI de In8laterra' E1 Act0 Prímerc 1 Palacio del Príncipe, y en la casa de Vinos de Copp ei segundo.

acto primero.

El Teatro figura una sala de Palacio¿ ESCENA PRIMERa. á los esposos que aman á sus mugeres, y en fin, jg'**'0*» / a Ceñir. esos chistes y esas gracias propias de vuestro carácter, dan muy suficiente causa ^T7uSlPli"ta* para que todos os miren como un hombre de extremada OÍ ? » malicia , y muy peligroso. i * ^osa extraña! Cond. Peligroso? amable Clara, que'h0 y° a SU marid° eso es darme vanidad. C/<¿ No qU1Cra? Ciar. Entendámonos; yo hablaba ,'Wo se trata en quanto á la sociedad. direTtamV°S 56 10 *mpidais Cond. Y bien, porque se acompaña ctameme , mas va nuestro Príncipe conmigo, porque me permite yaya ?iú° stra favorita maña con su Alteza a todas partes, P°ner siempre en ridículo donde diversiones halla, l 2 . Las Mocedades me juzgáis cómplice suyo y que el Príncipe es... en sus extravíos? Vaya, Cond. Amable, seria cosa graciosa generoso , siempre anda que yo á su lado tratara con jóvenes calaberas, de ser un grave Catón* y en esto lleva ventaja y censurar quanto haga. á la Corte de su esposas No Señora, eso queda pues ya veis que si se trata para aquellos, que no se hallan de pluralidad de votos, en edad de disfrutar mas locos que sabios se hallan. los placeres ; y en venganza Pero en fin, dexemos esto, se ocupan en criticarlos. y hablemos, preciosa Clara, Mas si la Princesa trata de nuestros proyectos. de culpar nuestra conducía, Ciar. Cómo... Riéndole* no es estraño que lo haga: pues que aun tienes esperanzas es regular que una esposa amorosas ? que no está muy obsequiada, Cond. Por qué no? se queje de su marido: el lustre de nuestras casas Pero vos, amable Clara, es igual, lo son los bienes, que disfrutáis su favor, ambos tenemos las gracias como yo logro la gracia de nuestros amos, y en fin, del Príncipe, me parece nuestra boda está ajustada tenéis experiencia larga como por razón de estado, de las cosas de la Corte si exceptuáis la viva llama para hacerme tan amarga de amor que en mi pecho enciende*1 censura: nuestros papeles vuestras prendas soberanas. son iguales: no se trata Ciar. Y qué pruebas me habéis dado sino solo de agradar. de esa pasión extremada Estaréis vos (verbi gracia) para que la crea yo? de buen humor; y con todo, Cond. Como qué pruebas, madam3? si veis triste á vuestra ama, pues que es una friolera, lloráis qual la Magdalena: que en medio de la ilustrada yo por mi parte , si se halla sociedad de este Palacio, el Príncipe muy alegre, sin reparar en la fama me rio , sin tener gana, que tiene vuestra virtud, y parecemos dos locos. sabéis que yo siempre hablaba i Esto es en buenas palabras de vos con muchos elogios? saber fingir, mas no importa: Ciar. Me elogiasteis? Todos, si tenemos maña Cond. A mas pasa para no perder el puesto mi fineza: Conocisteis que tenemos en la gracia la Duquesa , esa dama de nuestros amos, dirán sentimental y patética? que de esta ficción se saca Ciar. Qué la ha sucedido? mucho provecho, y que hacemos Cond. Se halla perfectamente en usarla. inconsolable: he reñido Ciar. Mas con esta diferencia, con ella. que la Princesa mi ama Ciar. O i patarata; es sensible, virtuosa, no lo creo. de los sabios apreciada. Cond. Os lo aseguro de Enrique Quinto. 3 por mi honor, ya está acabada Cond. Es cierto. la intriga de esos amores. Ciar. Juzgo , que de buena gana Ciar. Me haréis creer que no es chanza; la vierais á vuestro lado. pero cómo os sujetáis Cond. Y si es linda la muchacha á llevar la enorme carga me alegrará mucho mas; del yugo del matrimonio? pero de nuestra alianza Qué aventura es la que causa hablemos. una determinación Ciar. Querido Conde, tan violenta y tan extraña sois un loco; pero vaya, en vos? capitulemos los dos: Cond. La necesidad; si usando de la ventaja mi hermano ha muerto , y la casa que la amistad y el ingenio no tiene mas heredero os han dado sobre el alma que yo: ya veis, pues, madama, del Príncipe , conseguís que soy el último Conde dexe sus calaberadas de Rochester, y se traía y sus paseos nocturnos, de que no muera conmigo disfraces y extravagancias; mi familia. si conseguís restituirle Ciar. Es acertada á una esposa que le ama* esa determinación, en ese caso os prometo... p«ro yo hasta aquí pensaba Cond. Yo reformador, madama! que teniais una sobrina. qué dirán los cortesanos! Cond. Puede, pero no sé nada, queréis que exponga mi fama, con todo , algunos parientes por hacer que... debo tener; pues mi hermana, Ciar. Yo os conozco, a quien nunca conocí, Señor Conde, y sé que nada cometió la extravagancia os es imposible: el amo de casar con un sugeto como á un tierno amigo os trata: que no la igualaba en nada: vos sois un hombre instruido: A Indias marchó con su esposo, además teneis la gracia y luego tuvimos carta ó el don de decir verdades, de que los dos habian muerto. y verdades muy amargas; . Mi hermano , como se hallaba de modo, que aunque se sientan, el gefe de la familia, se rien como una chanza. y gobernaba la casa, Cond. Oh! no olvidéis otra gracia no quiso reconocer que tengo. el fruto de esta alianza, Ciar. Qual es > que él llamaba extravagante, Cond. La maña porque mi señora hermana de hacer que se me destierre no casó con otro Conde. algunas quantas semanas Yo hice diligencias varias, cada año. después de muerto mi hermano» Ciar. Y si la muger para saber dónde para que vos pretendéis se allana aquesa pobre sobrina, á sufrir estos desaires...? pero todaS fueron vanas, Cond. Vaya, combatís mi alma de modo , que no es posible por lo qual juzgo que ha muerto. que resista; ya es de Clara Ciar. Si vive, y pobre se halla, será compasión. este corazón. * Las Mocedades Ciar. Ah Conde, que le causase disgusto, s¡ el corazón igualara lo que ahora placer le causa. vuestra cabeza..! En fin vamos, Buscaremos este medio; ha de quedar aceptada la acción es de la mas alta mi proposición, ó no? moral , y me costará Cond. Pues que lo queréis me basta, perder por ella la gracia qualquier que sea el peligro del Principe, mis pensiones, que en este negocio haya, y pasar por... Cosa rara me sacrifico gustoso. es el mundo. Yo en mi vida Voy á complacer á Clara,. hice mas que extravagancias un Principe á corregir, y locuras , y con todo y que aborrezca sus raras tengo sentada mi baza aventuras y disfraces; de hombre de bien; y una yez, mas ya veis que mi esperanza uua no mas, que se trata será.... de ser hombre de razón, Ciar. Conseguir mi mano. me expongo á pasar la plaza A Dios Conde , voy prendada de ridículo: no importa, de vuestra condescendencia, sea lo que quiera, mi alma y comienzo a creer que me ama no abandonará la empresa; vuestro corazón , pues veo y las locuras que me haga sacrificar en mis aras... cometer mi juicio , luego Cond. Nada menos que el furor entre los brazos de Clara, de su Alteza, y luego vaya le toca al amor por fuerza, á decir que yo no sé pues que son por él, premiarlas. quererla bien... fase Clara* ESCENA IIL ESCENA II. Bicho y Eduardo* El Conde. Cond. Intrincada tond. Ola, mi recomendado es la empresa. Convencer aquí se acerca; qué cara á un joven que 'libre , vaga tan macilenta , Eduardo, por los campos del placer, qué tienes? y traerle á las estancias Eduard. No tengo nada Suspirando. sombúas de la razón: Señor Conde. volver á una esposa el alma Cond. O , suspirito! y el corazón de su esposo, para un page es demasiada por cierto que es delicada melancolía : será la comisión y aun penosa; por casualidad, que te hallas fuera de eso , Enrique ama enamorado ? demasiado sus placeres Eduard. Así es; y aventuras, para que haya decidme , no es la desgracia esperanza de... con todo, ma_y°r que puede contarse? á la verdad, en sus varias S.ñor , yo qUe me preciaba aventuras solo halla de insensible; yo que era diversiones... si encontrara vuestro modelo , y que gracias algún peligro... En efecto, ? c'ertas aventurillas, si esto fuese, se lograría iba ya cobrando fama del de Enrique Quinto¿ mayor atolondrado Cond. Vaya, vaya, conozco que amas de veras, ccZ°u enamorarmee" h Corte ? > ahora saIg5 * Cowá- Hombre ! pues que das pruebas tan claras de ridículo. Acabemos: fs Pos‘ble te propasas vive en Palacio cu dama? basca ese punto?punto ? Eduard. No señor. ¿ditard. Ay, Señor! Cond. Pues donde vive? *l es que de mi no se apiada Eduard. Su deliciosa morada yuestro corazón , yo voy es una casa de vinos. a quedar sin honra y fama; Cond. Ah, Ah, qué locura! a combatir con un hombre Eduard. Calla, e m mÍVUÍC¡° W* haya; y qué extraño es que allí viva? ' fiel, el ñus amante, su tío puso la casa de vinos que hay en el barrio " alg»na dama Eduar. No tal: rd“ard- No señor. sabéis que tengo la gracia de cantar bien , y además hablo la lengua italiana: con que así paso por maestro CTE" de la niña. Cond. Te disfrazas, i ¡f °„ras .c.om° se liara* t, u querida ? y eres el signor,.* \ %'d' No señor: Eduard. Georgim, serbo di iei. *^mbre es Bcty. “* caramba, Cond. Es extraña tu aventura; vive Dios y dí;SQUué n0mbre muY ilustre: que tiene todas las traza^ es en ue ftor,da estancia 5 de novela : el tio fue reside q,u CSa deidad corsario , y si tu dama las n ’ S,erido SIIS gracias puede ser una Princesa que en cielo la trasforma? que robaron los piratas Se ríe el Conde, ll*ard y • , al otro lado del niar. Señor r' dj"“ es'3 £l’ uni «sa... Eduard. Señor, dexemos las chanzas á m; ^onde, no os riáis yo no diré que mi dueño costa. sea Princesa ni ¡ufanía, Las Mocedades pero á veces he pensado, Veo voy envejeciendo, que es algo mas que... Indeciso. y la misma edad me habla Cond. Calla de reforma. que estás loco. El Príncipe aquí Enriq. Bello Apóstol ! viene, marcha á la antesala, Me haces reir con esas chaflzí que otra vez discurriremos, de filósofo ; tú finge ^ sobre si ha de ser tu dama lo que quieras; por mas que*1? hija del Emperador ninguno te ha de creer. del Mogol. Cond. Harán mal: sale de mi 3 Eduard. A mí me basta, esta determinación, y sea lo que se fuese... V. derecha. y quedará comprobada para todos los ridiculos, ESCENA IV. mirándola afianzada con el santo matrimonio. El Conde. Enriq. Con que de veras te ✓ y es esa prueba de juicio? .|¡ Cond. Pobre muchacho j se halla Cond. Si no lo es, al menos se expuesto á sacrificarse recibida como tal al amor de una intriganta, en el mundo. Ladi-Clara... , que le ha conocido el flaco, Enriq. Consiente en darte la ^ y sabe sacar ventaja Una muger de sus gracias, de su inocencia; pues yo su carácter y honradez, lo he de impedir; á esa casa quiere ser tu esposa? vaya iié esta noche , y quizás, si los mayores bribones si Enrique me acompaña han de triunfar de las altas puede proporcionarse virtudes. mi plan de reforma. Es rara Cond. Es natural, la idea > pero con todo, por lo mismo que nos faltafl; | no debo desampararla. que las busquemos. Bueno fuera que lograse Enriq. Bien dices, servir á la hermosa Clara, pero mira , si te casas, desengañar á mi Príncipe, yo te haré un epitalamio y libertar de una trampa burlesco. á su page. Cond. Pues honra tanta . * me quiere hacer vuestra Alfe.j() ESCENA V. puede comenzar; pues se h*1 hechos los preparativos Dicho y Enrique. de mi boda deseada. A otro dia que me case, Enriq. Conde mió, dejo la Corte , las galas, \amos; están ya trazadas y los mundanos placeres, las lineas, para esta noche? y voy con mi esposa arn*1 No has imaginado nada á establecerme en mi qu‘Dt ’ de nuevo? si acaso para habitarla Cond. Todo al contrario; me dan licencia mis muefio ahora mismo haciendo estaba acreedores. las mas serias reflexiones, Enriq Qué aun se halla sobre mi vida pasada. hipotecada? de Enrique Quinto. 7 Cond. El amor que hacéis vos? de las musas que entusiasma, Enriq. Calumnia clara: y hace olvidar los cuidados tú no haces mas que animarme terrestres, han sido causa á hacerlas. para que fie mis bienes Cond. Yo no pensaba á cierca gente honrada, que así juzgaseis de mi: que de antemano me dieron cabalmente imaginaba los réditos. que fueseis mi defensor, Enri Esto para, pero ya perdí... en que yo habré de pagar Enriq. La fama quando te cases tus trampas* de hombre de bien, no es verdad? Cond. En verdad , Piíucipe mió, Cond. Señor... que esa maldita canalla Enriq. Esto es una chanza, de usureros os conoce pero debes confesar, mas que yo: me dan palabra que en todo el Reyno no se nalla de que poseeré mis bienes un libertino mas fino. quando me case. Cond. Vuestra Alteza se desayra Enriq. Descansa á sí propio. en ese punto, y hablemos Enriq. Malicioso! de esta noche : hay que pasarla Merezco acaso esa amarga en broma , y asi decide. reprensión , porque me gusta Cond. Pero , -Señor, si prepara correr disfrazado varias vuestra esposa un bayle. de las- concurrencias públicas? Enriq. Es cierto, y en fin , qué es lo que *e saca ni siquiera me acordaba. de mis paseos nocturnos, Cond. Allí verá vuestra Alteza si no muy ciertas ventajas todas las mejores damas p3ra algunos infelices? de Corte. la Cond. Varias viudas consoladas, Enriq. Sí, y el rédio varias huérfanas... con ellas : sabes que mi alma Enriq. MordaZ) aborrece la etiqueta, Quién me enseña la inconstancia y que donde placer halla, sino tú? pero acabemos: allí se fija , y en fin, esta, noche se declara, que hallo en la vida privada que la tendré que pasar la debida recompensa en el bayle de mi amada de los disgustos, que pasa esposa , lleno de tédio. mi corazón en la vida peio en fin , tú me acompañas, publica : mira qué mala y rabiarás como yo. y qué fastidiosa noche Cond. Un asunto de importancia en ese bayle me aguarda. me obliga á no acompañaros. ond. Es cierto ; mas vuestra esposa. Enriq. Y qué cosas de importancií Es digna de ser amada: tienes tu que hacer?, serán yo la respeto de veras, en punto de amores: va>a. mas su virtud ya es tan rara, Cond. La cosa es de las mas gravi tan austera... Enriq. Sepámosla ya* Cond. No sabéis Cond. Se trata que me aborrece, y me trata de una pasión verdadera. de cómplice en las locuras £rtríy Hombre, una pasión me espam $ Las Mocedades Y eres el héroe?' ropas para disfrazarnos Cond. Con ser de marineros... el confidente me basta. Will. Pues trata Enriq. Y dices que la tal niña, vuestra Alteza de... que es de la pasión la causa, Enriq. Secreto: es bellísima en extremo. y sobre todo > que vaya - Cond. sí, un ángel en carne humana bien prevenido el bolsillo; Enriq. Y dónde vive esa niña- puede ser que al paso salga tan hermosa? algún pobre... Cond. En una casa Will. Está muy bien. de vinos, que hay en el barrio Cond. Yo tengo que hablarte, aguardé" de Suncuark: como la alaban Aparte á Willians. de tan bella , yo he resitelto Enriq. Silencio , que Ladi-Clara verla, por poder juzgarla. se acerca. Enriq. Oyo también tengo voto en punto de buenas caras, ESCENA VIL y quiero asistir al juicio. Cond. Vuestra Alteza no repara Dichos y y Ladi-Clara. lo que dirá la Piincesa? Enriq. Que soy un loco: ya clama Ciar. Mi ama me envia siempre lo mismo. á deciros que os aguarda Cond. Y si el Rey esta noche en el festín supiese... que previene. Enriq. Mas me embaraza Enriq. Ah, Ladi-Clara, ese cuidado, que el otro; que yo no puedo asistir! pero en fin , no temas nada, En este momento acaban pues evitarlo sabremos. de traerme ciertos pliegos Cond. Y si acaso por desgracia de la m3yor importancia: os sucediese algún lance? Ayúdame tú... Ap. al Conde¡ Emiq. A la hora de esta (á Dios gracias) Cond. Su Alteza ninguno me ha sucedido. siente dejar desayrada En fin , ya está preparada á su esposa; sin embargo, la aventura,: llamaremos los asuntos de la Patria á Willians, porque dé traza son antes que los placeres. de buscarnos los vestidos. Toda esta noche la pasa Willians tiene tanta maña, Aparte con viveza á Clara. que me sirve en quanto quiero. en una casa de vinos. Cond. Yo le hablaré dos palabras. Ap. Enriq. El gabinete de Francia exige cierta respuesta. ESCENA VI. Cond. O! ya miráis que se trata, no menos , que de la suerte Dichos y y Willians. de una Provincia: (se habla Aparte á Clara. Wi.'l. S ñor, qué mandáis? de la de una. jovencita, Enriq. Dispon graciosa y de buena cara.) que á eso de las nueve dadas, Enr¡qt El Conde me ayudará, c>té mi coche en la plaza pues en tales circunstancias de Palacio : ten buscadas siempre tomo sus consejos. de Enrique Quinto. /tparfc ¿ Wtiltam, que se acerca. ESCENA PRIMERA; Oran secreto, vigilancia... y dinero... A Dios Miladyj Copp y Bety. n^i Secretario me aguarda, y no puedo detenerme. Copp. Cáspita! qué bebedores Rochescer, no me acompañas? Vas. son esos dos marineros: °nd. Sí, señor. En esta noche aunque yo soy Capitán la lección, luego mañana de corsario , y muy experto, nai destierro ; á ocho dias ' si no tomo providencia nos casamos; ó se acaba de virar de bordo , creo la opinión qiJe yo he formado - que salgo de allí á remolque. de la virtud de las damas... ya]'e' Bety. Tío, yo quisiera verlos. ESCENA VIII. Copp. No hay para qué : ya tú sabes, que jamás salir te dexo Ladi- Clara. á las salas que concurre su^eh0mbre! mas y° Ie P«dono la gente. su poco juicio, si alcanza Bety. Aun siguen bebiendo? a corregir á su Alteza. Copp. Y gritando como locos. ero si cae en desgracia Sobre codo, el uno de ellos por esto... No hay que temer- combida á quantos ve entrar» Enrique tiene un alma y dice; vamos, que quiero sumamente generosa, regalar á mis hermanos. y al Conde tampoco falta No , si siempre hace lo mismo talento para cubrirse. hallará muchos parientes. que esté y0 destinada Qualquiera se hace al momento a servir de recompensa pariente de la familia Por esta acción! á mi ama del que paga. debere sacrificarme; Bety. Con «fecto, y vos no los conocéis? e"Vcel Conde0fi?H’ qprendas"é 1° SCdignas hal,an Copp. Lleve el diablo, si me acuerdo de estimarle? Si ilegara® de haberlos visto jamás. * C0l:reg!rIe. qué triunfo el mío; y pucs es(á Bety. Serán muy ricos, supuesto que tanto dinero gastan. *a suerte, tener paciencia, Copp. Como buenos marineros y ver lo que me prepa[a saben gastar y triunfar. destino : mientras tanto, A su edad yo fui lo mesmo: oy a contar sin tardanza el dia que había presa «la Princesa el asunto regular, tenia aliento enfi<1Uer su esP0S0 no se halla para llamar á mi mesa ‘a función , que en verdad toda una armada. e rnuy §ravc importancia. Bety. Lo creo: siempre fuisteis generoso, querido rio. Copp. Me alegro acto segundo. de poderlo ser contigo: *lT( Sin vanidad decir puedo, atr0 rePr'>'”ta un quarto de una que eres la mejor muchacha casa de vinos. de Inglaterra, y por lo mesmo # Las Mocedades ce quiero tanto: al mirarte tres dias sin parecer me parece que estoy viendo por casa! no, pues no es esto á mi pobre hermano Juan... lo tratado. mas vaya no hablemos de esco> Eduard. Perdónate, que será como aquel dia; signorina , que inquesto tempo y luego por mi tormento é sufrido molto. esta sensibilidad Bety. Cómo? maldita... pero tracemos es que estuvisteis emfermo? de otra cosa mas gustosa: Eduard. O, sí, mala malatía No ha venido tu maestro fue la pena de no veros. de música? Bety. También yo estuve rabiando Bety. Hace tres dias, porque no veniaisj yo creo, que no parece , y los mesmos que adelantaremos poco que tampoco canto yo. con estas faltas. Copp. Quieres decirme con eso, Eduard. Protesto que no puedes cantar nunca ser puntual. sino con él. Bety. No me traéis Bety. Por lo menos aquella canción? canto mejor á su lado. Eduard. Y espero Copp. Es gracioso con extremo que soto voce después, tu maestro, y me hace reir al piano la cantaremos. con su italianado acento, Bety. Bien; pero no me miréis quando dice, Signor Copp, como acostumbráis; me quedo sono humilissimo serró, cortada, y no sé cantar. é la patronina é Vela Eduard. Signora, non habete mi^ par che per que... y yo no entiendo Bety. Sí, miedo , de no agradaro*' la mitad de lo que dice. Eduard. Amable inocencia! debo Dentro voces. Ponch, vino. sujetar la pasión mia, Copp. Repara aquellos y tratarla con respeto. como dan cuenta de sí. Ya gastan mucho, y no quiero ESCENA IV. que en mi casa así se arruinen: voy á ver que hacen... Dichos y Copp. ESCENA ir. Copp. O, que tenemos aquí al Señor Georgini. Bety. Eduard. Servo Bety. Qué bello humilissimo. carácter! de cada vez Copp. Querido le estimo mas: quánto siento Bety , se enfadaba, viendo no venga el Señor Georgini! que no veníais: cuidado, ^ Vos teneis, señor maestro, sed puntual , porque no es b la culpa de que yo esté enojar á sus discípulos. ^g, de mal humor; pero creo Eduard. Yo non veiiiri pió Pre que allí viene , así es verdad. perché... perché... ESCENA IIL Copp. Porque eres un tonto , y un majadero, Bety , y Eduardo disfrazado. en no ver mas amenudo Bety. Vaya, os portáis con efecto! á tus amigos. de Enrique Quinto. 11 Bety. Se fueron ESCENA VI. esos hombres? Copp, Ni un canon Eduardo y el Conde. los hace dexar el puesto. Eduard. Avete gente ; yo parto Cond. La bulla signor. de esos locos , como un Templo Copp. No signor, quiero me ha dexado la cabeza. que toméis el Te con Bety, Pero ola, el Señor Maestro A Eduardo. viene á seguir sus lecciones? y conmigo. Eduard. Sí, signor Comte. Bety. Lo celebro. Cond. Silencio: Vos me ayudareis á hacerle no soy Conde en esta casa. si gustáis. Eduard. Cómo? Copp. Añadiremos Cond. Me llamo Guillermo, alguna fruta, y botellas y su Alteza tiene el nombre de España : esos Marineros de Jayme. nos han de hacer compañía; Eduard. Pues cómo es esto? tienen un formal empeño su Alteza viene con vos? en brindar con un valiente Ah, sin duda el rostro bello como yo : ya ves que tengo, de Bety..! como por razón de estado, Cond. Signor Georgini, que aceptarlo, pues no debo calla, no tengamos celos; reusar medir el vaso nosotros aquí venimos con ninguno. tan solo con un obgeto Bety. Pero siento inocente. que los tengáis á la mesa. Eduard. Cómo! Enrique Copp. No temas: son en extremo y el Conde de marineros amables, y bien criados: se visten , para venir dicen que en la mesa haremos á ver á una niña, y luego nuestra cuenca , y he querido dicen que es con inocencia? complacerles; fuera de esto, Cond. La prueba que darte puedo me valdré de esta ocasión, es que te quedes aquí: para despedir el resto (este para mis intentos de borrachos que allí quedan. puede servir) sobre todo, Aguárdate, que allí veo no seas tan indiscreto uno de los convidados; que nos descubras. recíbele tú , é iremos A Eduardo. Eduard. Muy bien: nosotros á prevenir pero , Señor , yo recelo la colación. que su Alteza me conozca. Cond. Como hace tan poco tiempo ESCENA V. que le sirves, no es muy *ac Eduardo. tres ó quatro veces creo Bduard. Esto es bueno: que te ha visto, y ademas, en el Palacio soy page, este vestido , tu acento aquí me dan'el empleo italiano , y sobre todo cómo ha de pensar , que dentro de Maestro de Ceremonias. de esta casa está su page? Mas no es el Conde el que veo? cómo en tal trage..? cuidado con el secreto, # 12 Las Mocedades pues si descubrieses algo... yo sono así perque enseño Eduard. O, no temáis: por mi mesmo á cantar. tengo ínteres en callar Enriq. 0,sete músico? Remedándole» quienes somos. Conde, su rostro es el mesmo Cond. Te prevengo» que el de mi page Eduardo. que por mas que sea el peligro Todo lo que sigue en tono baxoyy tep*' en que aquí miréis expuesto rudos de Enrique. a su Alceza, no le des favor por ningún pretexto. Eduard. Mi semblante hizo el efecto Trátale del mismo modo que esperaba. que si fuese un marinero» Cond. Se asemeja como su disfraz presenta. (dos un poco: pero es diverso Eduard. Vuestros designios no entien- el ayre. sin embargo , si su Alteza Emiq. Y algo mas alto se hallase en qualquiera riesgo, es Eduardo. no pudiera obedecer Cond. Y tiene el pelo vuestra orden. mas obscuro... con qué Yaya, Cond. Ese celo, os divertís? por tu Príncipe es laudable; Enriq. Te protesto pero todos mis proyectos que nunca me he divertido son una burla, y no mas* mas á mi gusto. Te advierto yo velaré por mí mesmo me acuerdes ese Oficial para que su Alteza esté retirado, que allá dentro seguro s y en fin te advierto, ha venido con nosotros. que en todo este pian que miras, Cond. Está muy bien. las órdenes obedezco Enriq. Por su aspecto de su esposa. me parece un hombre honrado. Eduard. De ese modo Cond.No hay un picaro mas diestro Ap> no hay que replicar. en todo Londres. Cond. Silencio: Enriq.'Si vieras que aquí se acerca su Alteza, y qué abrazo tan estrecho volvamos al fingimiento, me dio, quando yo le dixe y hacer bien nuestros papeles. que quizás vendiia tiempo en que le sirviera de algo. ESCENA VIL Cond. Aprovechó aquel momento para robarle el bolsillo. Dichos y enrique• Enriq. Dice que aun está muy bueno para servir, y que un gefe Enriq. Y bien , amigo Guillelmo, lo retiró : no, yo quiero quándo vemos á esa niña? que mañana en el despacho Eduard. Véase aquí el objeto me lo acuerdes. inocente de venir Cond. Ya yo tengo á visitarlos. notado el nombre en mi libro Cond. Callemos: ¿p. de memorias; pero creo Camarada, aqueste joven Alto. que debeis desconfiar es su amante, y es su maestro de lo que en aquestos puestos de música. se dice. Eduard. Sí seúore, Enriq. Todo al contrario: , , 2e Enrique Quinto. . 13 aquí hay pocos fingimientos: hablaros ? los hombres no disimulan Bety. Por qué no? Forie la mesa. sus caracteres y genios, en mi vida yo me niego sino solo quando hablan á hablar á nadie. con nosotros , que nos vemos Enriq. Divierte constituidos en grandeza. á ese maestro, que le veo Aquel que se queja en medio enojado , porque yo Al Conde. de sus iguales, y estando miro á la nina. enere d placer y el estruendo Cond. Ya entiendo: de la mesa , creerle: escucha... su Alteza dice Le aparta. por fuerza es muy verdadero que estas triste , y por lo raesmo el motivo de la queja quiere que yo te divierta. que manifiesta su acento. Eduard. Para hablar al mismo tiempo " A*1 • si yo pudiera ver con Bety. unidos así los miembros Cond. No seas tonto, de toda la gran f3mi|ia qué importa que la hable? que en adelante mii cetro Eduad. Es cierto. 5a de gobernar: pudiera Bety. No os molestéis: es Georgini « un momento, A Enrique que la quiere ayudar a Ver todo el mal que debiera prepar, el Te. hlc” ’ y Cl bie“ ‘1Ue PucJo quien me ha de ayudar. Cond. Por ahora , aquí tenemos Cmd- A¡' > qué corazón que hablar sobre ciertas obras E es el vuestro! de música. T4’ °d0S, esos "aarineros, Eduard. Hay un infierno baxo aquel ayre grosero semejante ! de franqueza, siempre ocultan Bety. Ea soltadme unos corazones buenos la mano. y sencillos; si ,ú vieras Enñq. Si es un modelo su’poipülav ga"legOríaPr'S"’d0 de belleza. O quán delicioso es esto Bety. Muchas gracias. de ser amado! Enriq. La verdad , quágtos sugetos Cond‘ Ya viene la piden? Bety. No tengo novios. p a5ui cl Capitán. Enriq. Disimuláis? nrt Bety y Copp que traen u me¡* Enriq Y jamás dice que os adora? P°nla aquí. Criado con los platos y cinco vasos. Bety. Nada menos: Q-Ue d,cesí ío que dice es que le gusta ‘>ue es en extremo mirarme, que le parezco , «ociosa tu dama. muy hermosa, que si canto ¡ crd-Va- siente palpitar su pecho: *' Qyeridica i no podemos pero él es muy prudente 14 Las Mocedades para hablar de amor. bizarro ; venga esa mano; Enriq. Qué ingenio, ya vereis que yo me precio Quiere abracarla , ella lo rehúsa , y de bebedor, y soy digno Eduardo se desespera. de brindar con vos. que sencillo corazoní Copp. Convengo Cond. Gracioso quadro! en que brindemos, por mí, Enriq. Permite soy sumamente modesto, que te abrace y brindo con todo el mundo; Bety. Estaos quedo: se entiende, si el vino es bue*1' Georgini. Música pta. Emiq. Sea por la amable Bety* # ESCENA IX. Copp. O, por elia un vaso ente10' si vieseis quanto la amo! Dichos y Copp. Bety. Querido tio..! Copp. Mudemos Copp. Por qué das voces? de conversación , sino Bety. Este Señor Marinero, ya vereis que me enternezco, que quiere darme un abrazo y me tengo que marchar. , a mi pesar. Cond. La queréis con mucho extr^ Copp. Cómo es eso? Copp. Mas que si fuese hija mis» en casa de Copp, jamás Enriq. Es bellísima en efecto, . se ha de faltar al respeto. y mi admiración... Se Itl*1* Criado con el Ponch. Copp. Despacio*. que es debido. admiradla desde lejos. Enriq. No juzgué, Camaradas, la canción que mi tributo ofreciendo de mesa ; yo quando bebo á la belleza, pudiera... siempre canto. Copp. Ah, si es tributo > va bueno, Bety. Pero tio? pero mil demonios lleven queréis ahora que cantemos á quien juzgue... aquella canción tan fea? Eduard. Non é certo, Copp. Cómo fea? Yo me acuerdo Signor Copp , que non le piace la cantaba quando era que den á la bella amplexos? corsario, y además de eso, Copp. A menos que ella consienta; si no sé otra. pero por fuerza... Bety. Pero... Cond. Dexemos Música. Copp. Vaya, esa cuestión. si no quieres que cantemos, Copp. Por dexada. canta tú sola. Es fueiza disimulemos Enriq. Es verdad, alguna cosa á la edad: con eso disfrutaremos yo también allá en mis tiempos, de su voz angelical. ^ en mirando una muchacha... Copp. Y no sabes algo nuevo? Vaya, la hoja doblemos. Eduard. Sí, yo traygo á la ^ p Bety , sírvenos, el Té, una cabatina il metro, y el Ponch. del Comte de Rochester. floS Enriq. Yo le prefiero Copp. Pues ya no puede ser & al Té: viva la alegría: Rochester! si el demonio Capitán , sois un sugeto se lo llevara! con eso de Enrique Quinto. *5 el mundo solidaria debiera estar en Palacio? con un picaro de menos. Eduard. Qué dice , Signor..? r”nJílue «neis mil razones. Con violencia. ° t> ^ero > que os ha hecho Enriq. Qué encuentro! Rochester? Cond. Con qué Bety es su sobrina? CoPP‘ Y por qué quieres Eduard. O Dio, quanto celebro Sue te cuente mis secretos? tal nueva... Rochester! solo el nombrarle Copp. Pues qué te importa? me lleva el diablo. Eduard. Ma con un tio tan bueno Be,y> Os recuerdo, la signorina podrá... que me disteis la palabra Copp. Valiente negocio haremos: de olvidarle. si no tuviese sino á el, Cond. Yo deseo para dotarla , yo creo, saber quáles relaciones que moriría soltera. nay entre los dos. Cond. Pero, Señor, yo no entiendo Enriq. Lo mesmo como puede ser.... quiero yo. Copp. Qué diablos i

Enr¡aAH- aH> 3hj 10 P°cque me interesa. Mi hermano Juan Morwray, PP“ ^ ' S1J el marinero Jayme á quien Dios tenga en el cielo, nos hace el honor extremo era Oficial de la armada de interesarse en mis cosas. del Rey > casó de secreto ««ndds: yo aborrezco con la hermana de Rochester. a Rochester, como vos; Cond. Juan de Morwray! en efecto, es un libertino. Coppi Y luego, así se llamaba. Enriq. En fin, con un corazón mas duro vuestro hermano... que una peña. Copp. Fue un sugeto Eduard. Ma su ingenio muy estimado de todos; e repetable. Copp. Yo , á él valia con quinto y tercio mas que yo ; pues que yo fui y á- su ¡Ogenio desprecio. Decidme, pues, uo ei siempre un perdulario , un necio, vergüenza que jamás quise aprender: que consienta... me embarcaron de pequeño Bety- Tio, veo en un navio mercante que vais á contar... en clase de marinero. UPP; Qué importa! Desde allí pasé á Piloto, m tu ni yo no tenemos y para mi último ascenso que temer. fui Capitán de un corsario. °n¿- Per<> es culpable Hice mis viages, y luego Rochester ? volví á Londres, cabalmente C°PP‘ Eso está bueno. quando se estaba muriendo p' ’ Señor> ? muy culpable. mi pobre hermano. Ahora mismo 1 ues como iba diciendo, me parece que lo veo n° es una mala vergüenza, vestido con su uniforme.

F I N.

CON UCENCIA:

valencia: en LA IMPRENTA de MARTIN peris. año 1817.

Se bailará en la ¡¡breña de ¡a Viuda de Jo, ef Car lo, Navarro, calle de l»j£ ja de la Sedal asimismo un gran surtido de Comedias antiguas / tnoae Tragedias, Autos Sacramentales , Saynetesy Uoipersohales.